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Pasajes difciles de la Biblia Cmo leer la Biblia? Qu sentido tiene para los catlicos este Libro en su conjunto y en sus distintas partes?A veces resulta difcil comprender algunas pginas de la Biblia, especialmente del Antiguo Testamento. Leemos en ocasiones escenas, acciones, algunas presentadas como rdenes divinas, que hoy nos parecen contrarias a la justicia y a la bondad, que vemos como incompatibles con el modo de ser de Dios. Las dificultades pueden superarse si aprendemos a leer la Biblia en su conjunto y en sus partes segn los criterios de interpretacin de la Iglesia catlica. Vamos a recordar esos criterios y aplicarlos a un pasaje concreto. Encontramos en el libro de Josu un pasaje que narra la conquista de Jeric. Josu pide a los israelitas que consagren como anatema para Yahveh todo lo que se encontraba en la ciudad, menos a Rajab la prostituta y a su familia. Las murallas de Jeric caen, y los israelitas asesinan a hombres y mujeres, jvenes y ancianos, e incluso a los animales (cf. Jos 6,1-27). Un poco ms adelante leemos cmo los gabaonitas, que vivan en la zona, estaban convencidos de que exista una terrible orden divina de exterminio. Tras haber engaado a Josu y conseguido una forma de coexistencia pacfica con los israelitas, explican el motivo de su mentira: Le respondieron a Josu: Es que tus siervos estaban bien enterados de la orden que haba dado Yahveh tu Dios a Moiss su siervo, de entregaros todo este pas y exterminar delante de vosotros a todos sus habitantes. Temimos mucho por nuestras vidas a vuestra llegada y por eso hemos hecho esto (Jos 9,24). Surge la pregunta al leer estos pasajes: Dios habra dado la orden de exterminar a los pueblos que vivan en Palestina? En otras palabras: es posible que Dios haya pedido a Josu que cometiese un acto que hoy nos parece claramente injusto? Qu culpa podran tener los civiles desarmados, los ancianos y los nios, las mujeres y los jvenes, para ser asesinados? Adems, cmo justificar la conquista de una ciudad asentada durante muchos aos en un lugar concreto? Qu derecho tenan los israelitas de iniciar una guerra de invasin contra poblaciones que durante siglos haban vivido en aquella regin? Son preguntas, es cierto, que nacen desde nuestro tiempo histrico, y que pueden parecen fuera de sitio al ser aplicadas a una poca muy diferente de la nuestra. Sin embargo, sabemos que el asesinato de inocentes o que la guerra de exterminio son actos que siempre van contra la justicia, aunque un pueblo haya llegado a un nivel de ceguera que le impida ver la malicia de sus acciones. Pero entonces, cmo Dios permiti en el pueblo elegido una actitud y unos comportamientos tan gravemente injustos? No pudo haber revelado a los israelitas que nunca es lcito asesinar a inocentes, ni expulsar a una poblacin de la tierra en la que vive? En el camino hacia la respuesta, hemos de tener presente qu es la Biblia para la Iglesia. Luego podremos recordar los criterios de interpretacin que la Iglesia usa para leer cualquier pasaje de la Biblia, y aplicarlos al relato de la conquista de Jeric. Preguntmonos, para empezar: qu sentido tiene para los catlicos la Biblia en su conjunto y en sus distintas partes? Como ensea el Concilio Vaticano II, la Iglesia considera que Dios ha inspirado todos los libros

recogidos en el canon (la lista de escritos que constituyen la Biblia). Decir que estos libros estn inspirados significa afirmar que exponen con certeza y sin ningn error lo que Dios quiere ensearnos para nuestra salvacin, porque estn escritos gracias a la accin del Espritu Santo (cf. Dei Verbum, n. 11). Dios es el Autor de los distintos libros de la Biblia, y tambin es autor el hombre (escritor sagrado) que redacta bajo la luz de Dios y segn sus talentos y cualidades humanas (cf. Dei Verbum, n. 11). Encontramos, as, dos acciones en los escritos sagrados: por un lado, la accin por la que Dios quiere comunicar su Palabra; por otro, la accin del hombre que comprende y expresa el mensaje segn su modo de pensar.Pasajes difciles de la Teniendo esto presente, podemos preguntarnos: cmo leer, cmo interpretar cada texto? Biblia

La lectura de la Biblia, en la Iglesia, se realiza segn unos criterios generales y, siempre, bajo la gua del magisterio (del Papa y de los obispos que ensean unidos entre s por lazos de comunin y en plena sintona con el Papa). Vamos a ver esos criterios generales de interpretacin y aplicarlos a nuestro pasaje. a. Primero, hay que identificar cul es el gnero literario usado por el autor de cada libro. Segn dice Dei Verbum (n. 12), para entender rectamente lo que el autor sagrado quiso afirmar en sus escritos, hay que atender cuidadosamente tanto a las formas nativas usadas de pensar, de hablar o de narrar vigentes en los tiempos del hagigrafo, como a las que en aquella poca solan usarse en el trato mutuo de los hombres. En el caso de la conquista de Jeric, el autor escoge el gnero de campaa militar, segn la mentalidad de una poca histrica en la que grupos humanos y tribus enteras pensaban que el derecho de conquista podra justificar la eliminacin de las poblaciones vencidas. Adems, el pueblo de Israel (y el autor sagrado es hijo de su pueblo) pensaba que ese derecho de conquista, como tantas otras tradiciones, vena directamente de Dios. Hoy, ciertamente, reconocemos la atrocidad de la matanza de inocentes en cualquier guerra, del pasado o del presente. Pero aquel tiempo era muy diferente. Hemos de recordar, adems, que Dios, en la elaboracin de la Biblia, condesciende (cf. Dei Verbum n. 13) con los hombres y permite que elementos importantes de su mensaje queden expresados a travs de palabras escritas por hombres frgiles, incluso pecadores, en un ropaje que nos puede parecer indigno, pero que es simplemente eso: lo que pensaba y viva un grupo humano en una etapa concreta de su historia. Hace falta, por tanto, no limitarnos a la letra del texto escrito para evitar el peligro de caer en el fundamentalismo. Ello nos lleva a recurrir a otros criterios de interpretacin sumamente importantes. Presentamos ahora conjuntamente dos de esos criterios: b. La Biblia necesita leerse con el mismo Espritu con que se escribi para sacar el sentido exacto de los textos sagrados (Dei Verbum n. 12). En ese sentido, toda la Escritura adquiere comprensin plena a la luz de Cristo, que es el culmen de la Revelacin y centro del mensaje que Dios quiere transmitir a los hombres. c. Hay que leer la Escritura en su unidad, de forma que ningn pasaje sea considerado de modo aislado, como si por s mismo fuese suficiente para expresar el mensaje de Dios a los hombres. Adems, el Antiguo Testamento, que contiene algunas cosas imperfectas y adaptadas a sus tiempos (Dei Verbum n. 15) ha de leerse e interpretarse desde la plenitud de comprensin que

recibe con el Nuevo Testamento (cf. Dei Verbum n. 16). Volvamos a nuestro texto para iluminarlo con los dos criterios que acabamos de mencionar. El Nuevo Testamento (el Antiguo Testamento se comprende en plenitud desde el Nuevo Testamento, desde Cristo) ofrece dos textos que interpretan el pasaje que estamos considerando del libro de Josu. El primer texto se encuentra en la Carta a los Hebreos. All leemos lo siguiente: Por la fe, se derrumbaron los muros de Jeric, despus de ser rodeados durante siete das. Por la fe, la ramera Rajab no pereci con los incrdulos, por haber acogido amistosamente a los exploradores (Hb 11,30-31). El segundo texto se encuentra en la Carta de Santiago: Ya veis cmo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. Del mismo modo Rajab, la prostituta, no qued justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y hacindoles marchar por otro camino? (Sant 2,24-25). Estos dos pasajes del Nuevo Testamento interpretan la conquista de Jeric y el privilegio dado a Rajab en clave de fe y de obras: quien cree y se comporta de modo correcto se beneficia de la accin salvfica de Dios. No se habla de los otros aspectos del libro de Josu (la conquista de la ciudad, la entrega al anatema de hombres, mujeres, nios, animales), que quedan en la sombra y no son vistos como relevantes respecto de la pregunta con la que debemos leer la Biblia: qu mensaje salvfico ofrece un pasaje concreto? La respuesta de estos dos textos del Nuevo Testamento para el pasaje que estamos considerando es clara: la fe lleva a la salvacin, la falta de fe provoca la ruina de los hombres. d. Damos un paso adelante con la ayuda de otros criterios de interpretacin. Uno se refiere a la Tradicin viva de la Iglesia. Como ensea el Concilio Vaticano II, la Sagrada Escritura debe ser leda teniendo en cuenta la Tradicin viva de toda la Iglesia y la analoga de la fe (Dei Verbum n. 12, cf. nn. 8-10). Nos fijamos ahora en la Tradicin. Qu entendemos por Tradicin viva? En ella se recoge la predicacin que los Apstoles legaron a los obispos que les sucedieron, y que se convierte en una transmisin viva, llevada a cabo en el Espritu Santo, que es distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, la Iglesia con su enseanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree (Catecismo de la Iglesia Catlica n. 78, que cita Dei Verbum n. 8). De modo especial, los Santos Padres recogen y reflejan esta Tradicin viva, y nos permiten acceder en su integridad a la Revelacin de Dios (que est recogida tanto en la Tradicin como en la Escritura). Lo que acabamos de decir explica por qu el cristianismo no es una religin del libro: no se basa simplemente en un texto sagrado en el cual se encontrara todo y al cual se debera recurrir siempre, directamente, sin intermediarios ni interpretaciones. Sobre este punto, el Catecismo de la Iglesia catlica n. 108, explica: Sin embargo, la fe cristiana no es una religin del Libro. El cristianismo es la religin de la Palabra de Dios, no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo. Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espritu Santo, nos abra el espritu a la inteligencia de las mismas (cf. Lc 24,45). e. Otro criterio, ya mencionado, es la analoga de la fe. Por analoga de la fe se entiende la trabazn profunda que existe entre las verdades cristianas, dentro del conjunto de la Revelacin. En otras palabras, no se puede sacar de un pasaje bblico una conclusin que vaya contra lo que entendemos en la lectura completa de la Biblia y de la Tradicin.

Es claro que si aplicamos la analoga de la fe es imposible interpretar la conquista de Jeric como si Dios hubiera ordenado un genocidio, sencillamente porque Dios es amante de la vida y, si no amase algo, no lo habra creado (cf. Sab 11,24-26). Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y as viva (cf. Ez 18,23). El Hijo no vino para condenar, sino para salvar a todo el que crea (cf. Jn 3,16-18). El seguidor de Cristo no puede desear que caiga fuego del cielo para destruir a los que no reciben al Seor (cf. Lc 9,51-56). Desde la ayuda y la integracin de otros pasajes bblicos podemos llegar a una lectura correcta del libro de Josu. Si, adems, vemos la Tradicin viva de la Iglesia y las enseanzas constantes de los Papas y de los obispos, aparece claramente que la Iglesia no ha defendido nunca un derecho de conquista que implique la destruccin completa de un pueblo, sino que ms bien ha condenado siempre cualquier crimen de inocentes, tambin en tiempo de guerra, porque va contra el quinto mandamiento, y porque nadie debera apoyarse en la Biblia para justificar ninguna guerra de agresin ni, mucho menos, el exterminio de un pueblo. Podemos aadir aqu que el pasaje de la conquista de Jeric, como otros pasajes bblicos, fue interpretado por algunos Escritores eclesisticos y Santos Padres de un modo alegrico, como una figura que esconda un significado ms profundo. Por poner un ejemplo, Orgenes (siglos IIIII) vea en la ciudad de Jeric una imagen del mundo; en Rajab, que acogi a los exploradores, encuentra un modelo de todos aquellos que reciben a los apstoles por la fe y la obediencia; en el hilo escarlata que cuelga en su casa (cf. Jos 2,18) descubre una seal de la Sangre salvadora de Cristo (cf. Orgenes, Homilas sobre el libro de Josu, 6,4). Existe, ciertamente, el peligro, ya sealado por santo Toms de Aquino y recordado en un importante documento de la Pontificia Comisin Bblica (El pueblo judo y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, n. 20), de exagerar en el uso de la alegora y olvidar la importancia de los datos histricos. Lo que encontramos en el libro de Josu, en un estilo que ciertamente no es el de un cronista ni el de un historiador en el sentido moderno de la palabra, es la narracin de la conquista de una de las ciudades de la tierra prometida. La conquista de Jeric es un dato histrico de un enorme dramatismo. Se coloca, por un lado, en el camino de Israel, el pueblo que sale de Egipto, que es ayudado por Dios para librarse de la opresin de los egipcios, que recibe unos mandamientos y unas promesas. Por otro lado, en el momento de la llegada, del asentamiento, de la conquista de unas tierras segn un deseo divino que responde a la lgica de la promesa: si el pueblo ser fiel, podr vivir en libertad y tener una patria propia. La ocupacin de la tierra prometida se realiz, como dijimos, segn modos que reflejan una mentalidad muy lejana a la nuestra. El hecho de la matanza, de haber ocurrido, sigue un modo de pensar en el que el derecho de conquista permita tomar medidas muy fuertes sobre los vencidos. Pero la lectura correcta del hecho, en el contexto de una intervencin de Dios en la historia, no puede prescindir de que por encima de una accin injusta, y con un pueblo todava necesitado de una profunda conversin, Dios estaba preparando un camino para ofrecer la salvacin a los hombres, si stos la aceptaban con una fe como la que, en un modo imperfecto, encontramos en Rajab. Adems, notamos que la misma narracin bblica no nos habla de un exterminio completo de los pueblos que vivan en Palestina. Como vimos, los habitantes de Gaban hicieron alianza con Josu (cf. Jos 9,3-27). Otros pueblos no fueron conquistados, y sern motivo de continuas guerras y aflicciones para los judos. El autor sagrado interpret este hecho como parte de la voluntad de Dios, que habra querido probar a su pueblo para ver si mantena o no su fidelidad. Sabemos que el pueblo no fue fiel: se uni con los pueblos vecinos y cay en la idolatra y en numerosos males y derrotas (cf. Jue 2,20-3,8).

Est claro que siempre ser incorrecto considerar a los pueblos vecinos simplemente como objeto de odio o de desprecio por parte de Dios. Aunque Israel tiene clara conciencia de ser un pueblo elegido, predilecto, amado, necesita reconocer que su eleccin est en funcin del amor que Dios tiene tambin a otros pueblos. Lo seala expresamente la Pontificia Comisin Bblica en el documento antes citado: La eleccin de Israel no implica el rechazo de las dems naciones. Al contrario, presupone que las dems naciones pertenecen tambin a Dios, pues la tierra le pertenece y todo lo que en ella se encuentra (Dt 10,14), y Dios ha dado a las naciones su patrimonio (32,8). Cuando Israel es llamado por Dios mi hijo primognito (Ex 4,22; Jr 31,9) o las primicias de su cosecha (Jr 2,3), esas mismas metforas implican que las dems naciones forman parte igualmente de la familia y de la cosecha de Dios. Esta interpretacin de la eleccin es tpica de la Biblia en su conjunto (El pueblo judo y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, n. 33). Es posible, adems, realizar una lectura ms precisa sobre este relato y sobre los diversos pasajes del Antiguo Testamento que hablan del anatema. En qu consiste el anatema? En consagrar a Dios el botn y los despojos de los derrotados, para evitar cualquier contaminacin con las religiones presentes en Palestina. En Dt 13,13-19 la orden de destruccin completa afecta no slo a los extranjeros, sino a aquellas ciudades de Israel (es decir, a los mismos judos) que se aparten de la Alianza y den culto a otros dioses. En realidad, ya vimos que no todos los pueblos fueron exterminados. Con el pasar del tiempo, muchos de los pueblos hostiles dejaron de existir en Palestina. Entonces, cmo entender el anatema? Lo explica el documento que citamos antes: En el tiempo de la composicin del Deuteronomio as como del libro de Josu, el anatema era un postulado terico, puesto que en Jud ya no existan poblaciones no israelitas. La prescripcin del anatema pudo ser el resultado de una proyeccin en el pasado de preocupaciones posteriores. En efecto, el Deuteronomio se preocupa de reforzar la identidad religiosa de un pueblo expuesto al peligro de los cultos extranjeros y de los matrimonios mixtos (El pueblo judo y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, n. 56). En ese contexto, pueden darse tres interpretaciones del anatema, expresados en el mismo n. 56 del documento que acabamos de citar: -primero, teolgico: reconocer la tierra como un dominio del Seor; -segundo, moral: evitar al pueblo cualquier posible tentacin que pueda daar la propia fidelidad a Dios; -tercero, sociolgico: la tentacin del pasado que puede darse en el presente de mezclar la religin con las formas ms aberrantes de recurso a la violencia (El pueblo judo y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, n. 56). Esa tercera interpretacin del anatema, podemos decirlo con seguridad, no corresponde al proyecto de amor de Dios. En otras palabras, Dios no quiso de ningn modo que fueran eliminados seres inocentes en la conquista de ciudades por parte de los judos. Quiz para ms de uno quedara por responder una pregunta que surge al leer la Biblia: por qu no simplificar el texto sagrado? No sera mejor dejar de lado un Antiguo Testamento difcil de entender, con pasajes como el de la conquista de Jeric que resultan escandalosos? No lograramos as un cristianismo ms asequible al mundo moderno? La respuesta est en comprender la naturaleza de la Biblia: es un nico libro, en el que Cristo

ocupa el lugar central, y en el que cada pieza tiene su valor. El Antiguo Testamento no es un lastre, sino un elemento clave de la Revelacin, un conjunto de libros que nos lleva a comprender mejor la accin salvadora de Dios en su Hijo encarnado. Como recordaba la Pontificia Comisin Bblica en el texto antes citado: Sin el Antiguo Testamento, el Nuevo sera un libro indescifrable, una planta privada de sus races y destinada a secarse (El pueblo judo y sus escrituras sagradas en la Biblia cristiana, n. 84). O, como deca san Agustn, en el Antiguo Testamento est velado el Nuevo, y en el Nuevo est la revelacin del Antiguo (La catequesis de los principiantes, IV,8). En conclusin, los pasajes difciles de la Biblia adquieren su inteligibilidad a la luz de una lectura realizada dentro de la fe de la Iglesia, segn unos criterios de interpretacin que nos dan la llave para la comprensin de un texto que narra una historia maravillosa: la de la llamada de un Dios que ama a los hombres; y la de la respuesta de los hombres que, en medio de las mil peripecias de la vida, y con lmites debidos a las distintas pocas de la historia, se dejan guiar y maduran su respuesta de amor a quien tanto nos ha amado.

6a. sesin. Interpretacin de la BibliaConocer los principios y criterios de la interpretacin bblica.

I. INTRODUCCIN La Palabra de Dios fijada y condensada en un texto definitivo hace muchos siglos, por ser palabra de salvacin est destinada a todos los hombres de cualquier poca y nacin. Problemas que tenemos que resolver en este captulo: Cmo acortar la distancia entre los siglos remotos de la composicin textual de la Escritura y nosotros? Cmo hacer para que la Palabra divina siga siendo viva, actual y salvfica? Cada uno interpreta la Biblia a su manera o hay unos principios de interpretacin? Qu es lo ms importante en la Biblia: lo que a m me dice o lo que en s dice? A qu se debe el que haya tantas clases de Biblia, tantas traducciones distintas? Por qu los protestantes predican algunas verdades diferentes a la Iglesia Catlica, si la Biblia es la misma para todos? II. OBJETIVO DOCTRINAL: Conocer los principios y criterios de la interpretacin bblica. III. OBJETIVO VIVENCIAL: Leer, meditar e interpretar la Biblia con el mismo sentido de fe con el que fue escrita y leda en la Iglesia durante todos estos siglos. IV. TESIS: Siendo la Biblia mensaje divino en palabras humanas, su interpretacin presupone en primer lugar la fe en la Palabra de Dios, y luego el progresivo descubrimiento de su mensaje profundo. Este progresivo descubrimiento lo realiza la Iglesia toda meditando la Palabra divina con la asistencia del Espritu de la Verdad, con la ayuda del Magisterio del Papa y dems obispos que ensean con la autoridad de Cristo, y con el apoyo de los telogos y exegetas. La hermenutica bblica tiene por objeto establecer una mediacin entre el antiguo texto y el hombre contemporneo, recurriendo al uso de los mtodos ms apropiados, con el fin de hacer el texto vivo y actual. Estos son los criterios teolgicos recogidos por la encclica Providentissimus Deus (1893) del papa Len XIII: hay que interpretar la Biblia con la luz y la gracia del mismo Espritu Santo que la ha inspirado; conformidad de la exgesis con la

interpretacin que la Iglesia ha hecho y hace de la Escritura; la exgesis no debe estar en contra del consenso unnime de los Padres de la Iglesia; y debe tener en cuenta la analoga de la fe. Tambin admite criterios histrico-crticos: recomienda el estudio de las lenguas orientales y la ciencia crtica textual o literaria; admite, aunque todava tmidamente, la crtica histrica. V. EXPLICACIN DE LA TESIS: 1. Definicin de trminos a) Exgesis: es la explicacin actualizada de un texto bblico. El exegeta tiende un puente entre el texto que ya tiene muchos siglos y el hombre contemporneo, con sus inquietudes y preguntas existenciales de hoy. Slo comprenderemos verdaderamente un texto cuando un determinado evento o contenido, alcanzado mediante una metodologa exegtica correcta, es traducido en su significado al hombre de hoy y a la historia contempornea, y como tal vuelve a revivir en eventos y palabras, aqu y ahora, su mensaje universal. b) Hermenetica: es una parte de la ciencia bblica que tiene por objeto establecer una mediacin entre el antiguo texto y el hombre contemporneo, recurriendo al uso de los mtodos ms apropiados, con el fin de hacer el texto vivo y actual. c) Heurstica: es la parte de la hermenetica que descubre los distintos sentidos de la Biblia, sea por los estudios de los investigadores, sea por las enseanzas del Magisterio. d) Crtica: es el estudio racional de los textos, cualesquiera sean, para determinar su sentido, las intenciones del autor, el tiempo y circunstancias en que fue escrito, el gnero literario y la forma estilstica. Este estudio crtico se impone tambin en la interpretacin de la Biblia, por estar escrita en lenguaje humano.

2. Diversos sentidos de la Biblia a) Sentido literal: no significa interpretar al pie de la letra el texto, sino tratar de buscar el sentido que le dio el autor mismo de ese texto, teniendo en cuenta la intencin del autor, el auditorio a quien se diriga, la situacin de su tiempo y el gnero literario empleado. Este sentido literal requiere del uso de la crtica en sus dos vertientes: literaria e histrica. Primero, crtica literaria: analiza el gnero literario en que est escrito ese libro de la Biblia. Segundo, la crtica histrica: descubre la historia literaria del libro o pasaje bblico en cuestin, ubicando la poca y cultura en que se escribi y as conocer la intencin teolgica del autor. b) Sentido espiritual: supera el conocimiento del autor humano, aunque se apoya en sus escritos. Se desprende no de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas palabras. Este sentido espiritual se divide a su vez en: sentido pleno y sentido tpico. Sentido pleno: significa ver ese texto a la luz de la totalidad de la Escritura, a la luz de la Tradicin y echando mano de la analoga de la fe. Es un sentido ms profundo que el sentido literal. 1. A la luz de la totalidad de la Escritura significa que ese texto analizado hay que entenderlo en conexin con otros textos de la Sagrada Escritura que lo explicitan o lo profundizan. 2. A la luz de la tradicin significa que no se puede analizar un texto sin tener en cuenta la

interpretacin de la Tradicin viva de la Iglesia, que viene analizando esos textos desde los orgenes. Esta Tradicin viva est reflejada, sobre todo, en la doctrina de los Santos Padres de Oriente y Occidente, y en la liturgia 16. 3. La analoga de la fe significa la conexin que tienen las verdades de la fe entre s. Pongamos un ejemplo: Isaas 7, 14: Pues bien, el Seor mismo va a darnos una seal: He aqu que una doncella est en cinta. Y va a dar a luz un hijo. Y le pondr por nombre Emmanuel. Mateo 1, 22-23: Todo esto sucedi para que se cumpliese el orculo del Seor por medio del profeta: Ved que la virgen concebir y dar a luz un hijo y le pondrn por nombre Emmanuel. Sentido tpico: es leer toda la Biblia en referencia a Cristo, en quien la Escritura tuvo su plenitud. Cristo es el nuevo Adn, el nuevo Abel, el nuevo Jos, el nuevo Moiss, el Siervo doliente de Isaas, el nuevo Jons, etc. Cristo viene a ser el modelo y la figura de cuanto est contenido en la Escritura.

3. Diversos principios y criterios de interpretacin catlica de la Biblia a) Lectura en el espritu. Hay que leer la Biblia con el mismo Espritu con que ha sido escrita. Debe ser una lectura espiritual, centrada en Cristo. Debe ser una lectura interiorizada que va transformando interiormente a quien lee la Biblia. b) La intencin del autor. El autor divino es el Espritu Santo. El autor humano es el instrumento del que Dios se sirvi y a quien inspir para que dijera solo y todo lo que Dios quera. La constitucin Dei Verbum , n.12 dice: Para descubrir la intencin del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los gneros literarios. Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa ndole histrica, en libros profticos o poticos, o en otros gneros literarios. El intrprete indagar lo que el autor sagrado dice o intenta decir, segn su tiempo y cultura, por medio de los gneros literarios propios de su poca. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en tiempo del escritor, y tambin las expresiones que entonces se usaban en la conversacin ordinaria. c) El contenido y la unidad de toda la Biblia. El intrprete o exegeta cientfico ha de estar capacitado para descomponer y analizar separadamente cada una de las piezas de un libro o de un autor; pero como cientfico creyente ha de saber tambin, teniendo a mano los resultados de sus estudios cientficos, recomponer las piezas del escrito bblico y redescubrir en toda su belleza la verdad unitaria del mensaje. Cul es el contenido de la Escritura? El contenido de la entera Escritura es la salvacin, llevado a su plenitud en Cristo y por Cristo. Cul es la unidad de toda la Escritura? La unidad del tema es la salvacin en Jesucristo. Y la unidad de autor: Dios es el autor de los libros sagrados. El Nuevo Testamento dar su sentido ltimo y definitivo al Antiguo. d) La Tradicin viva de toda la Iglesia. Tradicin quiere significar primeramente la Tradicin apostlica, en la que y de la que naci el Nuevo Testamento y la Escritura cristiana. Tradicin viva, es decir, que progresa en la Iglesia con la asistencia del Espritu Santo. Toda la Iglesia constituye la Tradicin viva y por ello toda la Iglesia contribuye a la correcta interpretacin de la Escritura: los Padres, los fieles cristianos, lso exegetas, el Magisterio. ste ltimo goza del carisma de la interpretacin autntica, bajo la gua del mismo Espritu Santo que inspir el texto sagrado. La Tradicin tiene una funcin hermenutica de gua y de norma, porque nos ofrece un horizonte de comprensin. Es como el lecho por el que corre el ro de la Palabra de Dios y de su comprensin ininterrumpida.

e) La analoga de la fe. La analoga de la fe es la conexin coherente de la fe objetiva de la Iglesia, el nexo interno de los misterios entre s, de que habla el Vaticano I (cfr DS 3016). Por consiguiente, cualquier verdad o expresin de la revelacin y de la fe ha de verse a la luz de las otras y en conexin con ellas, para poder entenderla rectamente y que quede abierta a una ulterior y ms profunda comprensin. Otros principios a tener en cuenta, y que estn implcitos en los ya mencionados anteriormente: a) El contexto del fragmento: Hay que tener el cuenta el contexto para interpretar correctamente un texto bblico. Para ello haremos cuatro crculos concntricos: Primer crculo: abarca los versculos anteriores y posteriores al texto. Segundo crculo: ver el contenido global y el objetivo del libro en el que se encuentra ese texto. Tercer crculo: tener en cuenta otros escritos del mismo autor. Cuarto crculo: ver el contenido global y el objetivo de toda la Biblia. Pongamos un ejemplo: Marcos 4, 10-12 Y cuando se qued solo, los que le acompaaban junto con los doce le preguntaron por el significado de las parbolas. Y les deca: A vosotros se os ha trasmitido el misterio del Reino de Dios; en cambio, a los que estn fuera todo se les anuncia en parbola, de modo que los que miran miren y no vean, y los que oyen oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone. Primer crculo: - Versculos anteriores: Mc 4, 1-9: Parbola del sembrador. -Versculos posteriores: Mc 4, 13-20: explicacin de la parbola Segundo crculo: el contenido global y objetivo del libro. - Intencin de Marcos: demostrar que Jess es Hijo de Dios - Jess incomprendido y rechazado por los hombres Tercer crculo: otros escritos del mismo autor. - San Marcos no tiene otros escritos. Cuarto crculo: La Biblia en su conjunto. Contenido: La historia de la Salvacin Objetivos: - Dar a conocer al Dios que se revela. - Conocer al hombre. - Conocer el plan de Dios para el hombre b) El estilo del libro: es decir, el gnero literario o formas de expresin de las que se sirve el autor para expresar su pensamiento. c) El sentido literal: Tener en cuenta el momento y el lugar en que se escribi.

d) Armona del sentido literal y el sentido espiritual: P.e. Lc 14, 26: Si alguno viene en pos de m y no odia a su padre y a su madre y a la esposa y a los hijos y a los hermanos y a las hermanas, hasta su propia vida, no puede ser mi discpulo. Cul es el sentido literal? Quiere decir simplemente que en el orden de los valores, Jess ocupa el primer lugar, an frente a los padres. Cul es el sentido espiritual? Amars al Seor tu Dios con todo tu ser. Todo lo humano queda en segundo trmino, tratndose de Dios. P.e. Mt 18, 6: Pero al que escandalice a uno de estos pequeos que creen en m, ms le valdra que le colgasen al cuello una piedra de molino, de las mueve el asno, y lo arrojen al fondo del mar. Cul es el sentido literal? Mxima severidad para los que corrompen a la niez y juventud, en doctrina o conducta. Escndalo es literalmente todo lo que hace tropezar a los que creen, matando su fe o deformndola. Cul es el sentido espiritual? Poner todos los medios para evitar el escndalo, especialmente con los nios, porque grave es el escndalo dado por aquellos que tienen responsabilidad en la formacin de otros. P.e. Mt 18, 8-9: Si tu mano o pie te escandaliza, crtalo y arrjalo lejos de ti. Ms vale entrar en la vida manco o cojo, que ser arrojado al fuego eterno con las dos manos o los dos pies. Cul es el sentido literal? Debemos renunciar a todo, para evitar la ocasin de pecado. San Pablo ensea a dejar an lo lcito, cuando puede escandalizar a un ignorante (cf. 1 Cor 8, 9ss). Cul es el sentido espiritual? Obrar siempre correctamente para que nuestro ejemplo acerque y no aleje a otros de Dios, de Cristo, de la Iglesia. Hay otros muchos textos bblicos para sacar el sentido, por ejemplo: Interpretar en su sentido literal y en su sentido espiritual este texto de san Mateo 18, 9: Si tu ojo te escandaliza, crtatelo. O este texto de Mateo 19, 12: Hay eunucos que nacieron as del vientre de su madre, los hay que fueron hechos eunucos por los hombres y los hay que a s mismos se hicieron tales por el reino de Dios. El que se sea capaz de hacer esto que lo haga!. O el siguiente: Mateo 5, 39-41: Pero yo os digo que no hagis frente al que os ataca. Al contrario, al que te abofetee en la mejilla derecha, presntale tambin la otra; al que te quiera llevar a juicio para quitarte la tnica, djale tambin el manto; al que te obligue a ir con l un kilmetro, vete con l dos. Hay un texto difcil: Mateo 5, 32: Pero yo os digo que todo el que se separe de su mujer, excepto en caso de concubinato, la expone a cometer adulterio, y el que se casa con una mujer divorciada comete adulterio. Cristo afirma la indisolubilidad del matrimonio. El inciso aparentemente exceptivo del v. 32, que slo consigna Mateo, delo que se deduce que responde a la situacin peculiar de la iglesia a la que se dirige Mateo, compuesta de cristianos venidos del judasmo y de la gentilidad, se refiere a matrimonios nulos por haber sido contrados en grados de parentesco prohibidos por la ley (cf. Lev 18) y que los judos haban permitido a sus

proslitos. Es el significado de porneia en la literatura rabnica. Tambin se podra reflexionar este texto de Po XII: As como Cristo se hizo semejante al hombre, menos en el pecado, as las palabras de Dios expresadas en lenguaje humano, se han hecho en todo semejantes al modo de hablar humano, menos en el error (Po XII, en su encclia Divino Afflante Spiritu). e) El sentido de determinadas palabras: es clsica la palabra hermanos de Jess. Algunos protestantes aprovechan esta palabra para negar la virginidad de Mara. No saben que el trmino hermano abarca tambin a primos y parientes cercanos. f) Objetividad de juicio: al interpretar un texto bblico, no olvidemos el influjo de nuestras actitudes personales, positivas o negativas, sobre la lectura del texto. Debemos dejar a un lado las actitudes negativas y aprovechar las positivas para lograr el mayor fruto. Algunas actitudes negativas son: actitud crtica, apertura excesiva, superficialidad, rigorismo, desconfianza. Lo ms importante es leer la Biblia con mucha humildad y apertura de corazn, y con mucha docilidad a la enseanza del Magisterio de la Iglesia, nica garanta de que no haremos decir a la Biblia lo que nos conviene. Estos principios no son frmulas mgicas para abrir la combinacin de una caja complicada. Son pistas de apoyo para entresacar el mensaje de Dios en la Biblia. Lo ms importante es la fe: creo que Dios es el autor de la Escritura; creo que el Espritu Santo ha inspirado a los autores sagrados; creo que el Espritu Santo asiste al Magisterio para la autntica interpretacin de la Sagrada Escritura, creo que la Tradicin contribuye a la recta interpretacin de la Escritura, creo que los fieles cristianos, con su vida guiada por la fe, constituyen tambin la tradicin viva. Sin fe, no se entender nunca la Biblia en toda su profundidad.

4. La Biblia y la Iglesia Dios no entreg su Palabra al individuo, sino a una comunidad, a su Pueblo; y ese Pueblo, hoy, no es otro que la Iglesia. Por otra parte, Dios tiene que querer de manera eficaz que su Verdad llegue ntegra a los hombres. Para llevar a cabo esto, ha confiado a su Iglesia la misin de transmitir su Palabra salvadora a todos los hombres, a fin de que participen de la vida divina. De esta misin o deber sagrado, nace el derecho que la Iglesia tiene de proclamar la divina Palabra. Ella, la Iglesia, es la depositaria y la guardiana del tesoro sagrado de la Revelacin y la nica intrprete autntica de la Biblia, siendo infalible en sus interpretaciones doctrinales sobre las cuestiones concernientes a la fe y a las costumbres. A este ejercicio divino y permanente de la enseanza de la Iglesia se le llama magisterio vivo. Segn esto, debe afirmarse que fuera de la Iglesia no se puede alcanzar el pleno conocimiento de la Palabra de Dios. En este sentido ha reaccionado siempre la Iglesia en sus enseanza ordinaria y en sus controversias contra los que desde el siglo II atacan la fe tradicional en nombre de la letra escrita. La predicacin apostlica, expuesta de un modo especial en los libros inspirados, deba conservarse hasta el fin de los tiempos por una sucesin continua. De ah que los apstoles, comunicando lo que ellos mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han aprendido de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo por la fe que

se les ha dado una vez para siempre. Esta tradicin, que deriva de los apstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del Espritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensin de las cosas y de las palabras transmitidas, ya por la contemplacin y el estudio de los creyentes, que las meditan en su corazn, ya por la percepcin ntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el anuncio de aquellos que con la sucesin del episcopado recibieron el carisma cierto de la verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios. As, pues, la Sagrada Tradicin y la Sagrada Escritura estn ntimamente unidas y compenetradas. Porque brotando ambas de la misma fuente se funden en cierto modo y tienden a un mismo fin, ya que la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios en cuanto se consigna por escrito bajo la inspiracin del Espritu Santo; y la Sagrada Tradicin transmite ntegramente a los sucesores de los apstoles la Palabra de Dios a ellos confiada por Cristo Seor y por el Espritu Santo para que, con la luz del espritu de la verdad, la guarden fielmente, la expongan y la difundan con su predicacin; de donde se sigue que la Iglesia no deriva solamente de la Sagrada Escritura su certeza acerca de todas las verdades reveladas que estn todas ellas implcitas en la Escritura-. Por eso se han de recibir y venerar ambas con un mismo espritu de piedad. La Sagrada Tradicin, pues, y la Sagrada Escritura, constituyen un solo depsito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a este depsito, todo el pueblo santo unido a sus pastores en la doctrina de los apstoles y en la comunin, persevera constante en la fraccin del pan y en la oracin, de suerte que prelados y fieles colaboren estrechamente en conservar, ejercer y profesar la fe recibida. Pero el oficio de interpretar autnticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida, como ya hemos dicho, ha sido confiado nicamente al magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en nombre de Jesucristo. Desde los comienzos de la historia de la Iglesia, algunos se sirvieron de falsas interpretaciones de textos bblicos para apoyar sus errores. El mal se acentu con la reforma protestante que proclamaba, por medio del libre examen, la interpretacin personal de la Sagrada Escritura. As se explica que los Papas Po IV (1559-1565), Clemente VIII (1592-1605) tomasen serias medidas, no para prohibir a los fieles la lectura de la Biblia, sino para limitarla. Pasado el grave peligro, las normas de la Iglesia se suavizaron y la cristiandad entera se inund de nuevo de nuevas versiones y ediciones bblicas bajo la aprobacin de los obispos. Es vana, por tanto, la tentativa de enfrentar a la Iglesia con la Biblia. La Biblia slo se comprende rectamente dentro de la Iglesia, pues conviene repetirlo- Dios no entreg su Palabra al individuo, sino a la comunidad, y es natural que esta comunidad la Iglesia, fundada por Jesucristo sobre san Pedro y asistida por el Espritu Santo- sea la nica llamada a interpretarla. 5. Interpretaciones protestantes de la Biblia Por qu los protestantes predican algunas verdades diferentes a la Iglesia catlica, si la Biblia es la misma para todos? Los protestantes tienen la Biblia como nica fuente de Revelacin, y adems, interpretada por cada uno a su manera. No aceptan ni la Tradicin ni el Magisterio de la Iglesia. A este principio protestante contestamos:

a) La misma Escritura excluye la interpretacin meramente privada: Spanlo bien, nadie puede interpretar por s mismo una profeca de la Escritura... (2 Pe 1, 20; cf. 1 Jn 2, 19-27; 1 Jn 4, 1-6). Sin la Tradicin no conocemos los libros cannicos. El subjetivismo, pues, destruye la unidad de la fe. b) Es ms, este principio protestante est en abierta oposicin al deseo de Cristo que quiso la unidad de la Iglesia (cf. Jn 17, 20-21; Ef 4, 4-6). Mientras la Iglesia catlica es una, desde su principio hasta hoy, las sectas protestantes se multiplican cada da y dividen el cuerpo de Cristo. Hoy hay ms de 2.000 sectas en el mundo, todas ramas del protestantismo. O existen mil verdades, lo que es absurdo, o son falsos los principios en que se fundamentan las sectas protestantes. c) Hay ms: ese principio protestante es imposible. Antes de inventarse la imprenta, pocos podan leer los manuscritos bblicos y la mayora no saba leer. Si Jess hubiera puesto la Biblia como nica salvacin, no todos hubieran podido salvarse. An hoy existen muchos pobres que no pueden leer y no pueden entender la Biblia. No se salvaran, por no haber sabido leer la Biblia? d) Es tambin incompleto. La Escritura y la Tradicin son dos fuentes donde est contenida la Palabra de Dios, como ya hemos explicado anteriormente. No son dos fuentes separadas, sino unidas. As lo afirma el concilio Vaticano II en la constitucin Dei Verbum, sobre la divina revelacin, en los nmeros 9 y 10. e) Adems, inseguro: Cmo saben los protestantes que la Biblia es Palabra de Dios y que las verdades de la Biblia son inspiradas y divinas? Ellos contestan: porque lo dice la misma Biblia. Pero esto es absurdo. Tambin los apcrifos dicen que son verdaderos y se firman con nombres de apstoles...y no es verdad! Yo tambin puedo escribir un libro y all decir que soy inspirado por Dios. Tiene que haber una autoridad, fuera de la Biblia, que garantice que la Biblia es Palabra de Dios. Todo escrito, ley o cdigo, requiere de un tribunal que lo interprete y resuelva las dudas. En qu pas se deja a cada uno que interprete la ley a su gusto personal? f) Y, por si fuera poco, contradictorio. Los protestantes dicen: Nosotros tenemos los pastores que nos explican la Biblia. Por una parte, creen que la Biblia es la nica regla de fe; y, por otra, admiten la enseanza de sus pastores. Rehsan el Magisterio de la Iglesia, que tiene la inspiracin del Espritu Santo e inclinan la cabeza a personas que no tienen ninguna autoridad y que se contradicen unos a otros.

5. Principales temas bblicos de las sectas protestantes, contrarios a la fe catlica o que no aceptan a) La autoridad del Papa: Dicen que Jess no constituy a Pedro cabeza visible de la Iglesia, que en la Iglesia no hay otra cabeza ms que Cristo, que la autoridad que Cristo dio a Pedro no se pasa a otros, porque no est escrito en la Biblia. Se apoyan en estos textos: a) Ef. 5, 23; b) 1 Cor 3, 11; c) Gal 2, 11. Nosotros les contestamos: a) Cristo sigue siendo cabeza de la Iglesia, pero el Papa es cabeza visible de Cristo aqu en la tierra. b) Cristo es el fundamento de la Iglesia como piedra angular; pero este fundamento se contina en la historia, en los apstoles. Nuestros textos fundamentales son: Mateo 16, 16-19; Jn 21, 15-17; Lc 22, 31-33. b) El sacerdocio cristiano: Dicen que Jesucristo no dio a los apstoles poder ordenar sacerdotes, que todo el que cree en Jess es verdadero sacerdote y puede predicar su evangelio sin necesidad de la ordenacin. Se apoyan en estos textos: a) 1 Pe 2, 9; b) Mt 23, 9-10. Nosotros les contestamos: a) Por el bautismo todo cristiano participa del sacerdocio comn de todos los fieles, pero Jess instituye en la ltima Cena el sacerdocio ministerial: b) Las palabras de Jess

no van entendidas literalmente. De hecho Pablo se hace llamar padre varias veces y a llama a los cristianos hijos. Nuestros textos fundamentales son: Hechos 20, 28; 13, 2-4; 1 Tim 4, 14; 5, 22; 2 Tim 1, 6; Tito 1, 5; Heb 5, 1-4; Rm 10, 14-15; 1 Cor 4, 1; 1 Cor 3, 9; Sant 5, 14; Jn 20, 23 Y sobre todo, Lc 22, 19 y 1 Co 11, 23. c) Bautismo de los nios: Dicen que no vale bautizar a los nios, porque el bautismo exige la fe en Cristo y los nios no pueden tener fe, porque no entienden; que Jess se bautiz cuando tena 30 aos; que en la Biblia no consta que se haya dado el bautismo a los nios. Se apoyan en estos textos: a) Rom 5, 1; b) Mc 1, 9. Nosotros les contestamos: a) Jess ordena a sus discpulos de bautizar a todos, no prohbe bautizar a los nios; b) El bautismo cristiano no est relacionado con el bautismo de Jess en el Jordn, que fue un acto externo de purificacin y penitencia. El cristiano es bautizado y salvado en la muerte y resurreccin de Jess. Es una nueva vida que nos hace hijos de Dios, cmo no recibirlo desde el nacimiento? c) Pedro bautiza a toda la familia de Cornelio (Hech 10, 44-48), sin duda tambin habra nios. d) La confesin: Dicen que slo Dios puede perdonar los pecados. Se apoyan en estos textos: a) 1 Jn 1, 7: ya hemos sido perdonados por la sangre de Cristo; b) Sant 5, 6: confesarse entre los hermanos. Nosotros les contestamos: a) Mt 18, 18: Jess entrega a los apstoles el poder de atar y desatar; b) Jn 20, 19-23: Jess explicita aqu el poder de perdonar en su nombre; c) 2 Cor 5, 18; d) Hech 19, 18: los cristianos que haban pecado de magia fueron arrepentidos y lo confesaron a los apstoles. e) La Eucarista: Dicen que Jesucristo no est presente realmente en la Eucarista. Hay que entender todo en sentido figurado y simblico. La Cena es slo un recuerdo. El sacrificio de Jess en la cruz es perfecto, no es necesario perpetuarlo. Nosotros les contestamos: a) Jn 6, 4863: Jess promete la Eucarista con palabras claras y fuertes, tanto que los judos que escuchaban se escandalizaron; b) Mt 26, 26-28: Esto es mi cuerpo...Esta es mi sangre; c) Lc 22, 19: Haced esto en memoria ma; d) 1 Cor 11, 23-29; e) Hech 2, 42. Jess, cuando se le fueron muchos, no rebaj nada su doctrina sobre el Pan de vida. f) El celibato sacerdotal: Dicen que en ninguna parte de la Biblia se encuentra la ley corruptora del celibato sacerdotal. Se apoyan en este texto de 1 Tim 3, 2 y 12: Que el obispo sea casado. Nosotros le contestamos: a) Mt 19, 29: recompensa especial a quien se mantiene virgen. Era voluntad implcita de Jess el celibato a quienes se quieren consagrar a l en el sacerdocio, pues l mismo fue clibe. Por qu slo hasta el siglo III la Iglesia orden el celibato a los sacerdotes? La Iglesia va poco a poco reflexionando en las palabras de Jess, bajo la inspiracin del E.S.; no puede comprender todo de golpe; adems, Dios sigue su pedagoga con nosotros. Desde el siglo III ha sido una constante de la Tradicin de la Iglesia la defensa del celibato sacerdotal. A pesar de todo lo dicho, Pablo VI en su encclica sobre el Celibato sacerdotal no dice que el celibato sea esencial al sacerdocio ordenado; el Papa habla de ntima conveniencia. Este celibato es exigido en la Iglesia catlica de rito latino y en la Iglesia catlica de Oriente. g) El matrimonio: Dicen que el matrimonio no es un sacramento instituido por Cristo, pues no consta en la Biblia. Se apoyan en el texto de Mt 19, 9, donde parece que Jess permiti el divorcio por fornicacin. Nosotros les contestamos: a) Ef 5, 23-32: es un sacramentos, signo de amor de Cristo para la Iglesia; b) Mc 10, 1-12; Lc 16, 18; Mt 19, 3-8: Jess es terminante en esto: el matrimonio es indisoluble; c) 1 Cor 7, 10-11: Pablo advierte que quien se separe del cnyuge por grave motivo, puede hacerlo, pero que no puede casarse de nuevo. El texto de Mt 19, 9 es un poco oscuro y de difcil interpretacin. Pero no puede aislarse este texto de todos los dems. A la luz de estos textos, ese versculo se refiere a la posibilidad de despedir a la mujer (o al marido) en caso de infidelidad. Pero no dice la posibilidad de casarse de nuevo. h) La Virgen Mara: los protestantes creen que Mara es la Madre de Dios; pero no aceptan su virginidad. Dicen que no hay que dar culto a la Virgen; que la Virgen tuvo ms hermanos. Se

apoyan en estos textos: Lc 2, 7; Mt, 13, 55. Nosotros les contestamos: Mt 1, 16; Gal 4, 4; Lc 1, 26-35: Mara es virgen antes del parte, en el parto y despus del parto. Acerca de los hermanos de Jess hay que decir que hermano significa pariente prximo: sobrino, primo, to, etc. Adems a la Virgen no le damos el culto de adoracin (slo a Dios), sino el culto de especial veneracin por ser la Madre de Dios. i) La veneracin de los santos: Dicen que slo tenemos un mediador, Cristo. Acudir a los santos es sacrilegio. Adems estn gozando en el cielo, nada saben de nosotros. Se apoyan en 1 Tim 2, 5. Nosotros les contestamos: a) 1 Tim 2, 5: aqu mediador significa redentor. Cristo s es el nico redentor. Los santos no son redentores, sino intercesores ante Dios. Otros textos: 1 Re 18, 3-7; 2 Re 2, 15; Nm 21, 7; Job 42, 8; Apoc 5, 8. j) El culto de las imgenes: Dicen que la Biblia prohbe terminantemente hacerse imgenes, porque es un culto idoltrico (Ex 20, 4); que Dios no puede ser representado con estatuas de material humano (Hech 17, 29). Nosotros les contestamos: Lo que Dios prohbe es adorar a las imgenes como si ellas en s mismas tuvieran el poder de salvar; el mismo Dios manda construir estatuas e imgenes como signo de su presencia en medio del pueblo (Ex 25, 12-22; Nm 21, 8); Josu venera el arca de madera, postrado (Jos 7, 6). Las imgenes son un signo externo necesario para ayudarnos a ponernos en relacin con Dios-Espritu. Otros textos: Ex 7, 10; 2 Re 2, 14; 13, 21; Mt 9, 20; 14, 26; Hech 5, 15-16; 19, 12: el Seor se sirve de reliquias o cosas que pertenecieron a personas santas, para obrar sus maravillas: la vara de Moiss; el manto de Elas; los huesos de Eliseo; el vestido de Jess; la sombra de Pedro; los sudarios de san Pablo, etc. De manera que por medio de las imgenes, ante las cuales nos arrodillamos y oramos, adoramos a Cristo verdadero y veneramos a los santos, cuya semejanza tienen (Concilio de Trento). k) El purgatorio y los sufragios por los difuntos: Dicen que no existe el purgatorio y no sirven nuestras oraciones por los difuntos. La Iglesia, apoyndose en 2 Mac 12, 46, cree que mediante nuestros sacrificios, oraciones y buenas obras podemos ayudar a los difuntos que murieron en gracia de Dios y se estn purificando antes de llegar a la Gloria. Por el hecho de que la Biblia no contenga la palabra purgatorio no se puede concluir que el purgatorio no exista. Tampoco la Biblia presenta la palabra Trinidad y existe el dogma de la Santsima Trinidad, reconocido por los hermanos protestantes. VI. CONCLUSIN Concluyo con el nmero 12 de la constitucin Dei Verbum: Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano, por lo tanto, el intrprete de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe estudiar con atencin lo que los autores queran decir y lo que Dios quera dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intencin del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas los gneros literarios. Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa ndole histrica, en libros profticos o poticos, o en otros gneros literarios. El intrprete indagar lo que el autor sagrado dice e intenta decir, segn su tiempo y cultura, por medio de los gneros literarios propios de la poca. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en tiempo del escritor, y tambin las expresiones que entonces se usaban en la conversacin ordinaria. La Escritura se ha de leer con el mismo Espritu con que fue escrita: por tanto, para descubrir el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura, la Tradicin viva de toda la Iglesia, la analoga de la fe. A los exegetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sobre la interpretacin de la Escritura queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia,

que recibi de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la Palabra de Dios. Recomiendo tambin leer del Catecismo de la Iglesia catlica los nmeros 109- 119. Por tanto, la interpretacin de la Biblia no puede estar sometida a la arbitrariedad de los hombres o de los exegetas, ni a un individualismo feroz. La Biblia pertenece a toda la Iglesia, a todos sus miembros y a toda su historia, y por lo tanto la interpretacin de la misma es obra tambin de toda la Iglesia. En la Iglesia, como en el cuerpo hay miembros diferentes, hay diversos carismas; de entre ellos el Magisterio ha recibido el carisma de interpretar con autenticidad la Escritura y por tanto de juzgar sobre la ortodoxia de cualquier otra interpretacin de los miembros de la comunidad eclesial.

VII. ORACIN: Seor, dame la humildad suficiente para creer en tu Palabra, en la Tradicin viva de la Iglesia y en el Magisterio de la Iglesia, a quien t encomendaste la interpretacin autntica de tu Palabra de salvacin. Amn VIII. APNDICE 1: Mtodos cientficos de interpretacin Cuando se trata de interpretar la Biblia, la Iglesia, depositaria de la misma, nos da unos criterios o principios teolgicos que debern guiar una interpretacin correcta, y que hemos visto ya en esta leccin. Se requiere adems de estos principios teolgicos, de un mtodo cientfico de interpretacin. La exgesis catlica de por s no excluye ningn mtodo, pero el mtodo que se adopte habr de cotejarse con los principios teolgicos y ver si hay compatibilidad con ellos. Los Santos Padres utilizaron los mtodos filolgico y alegrico. Hoy se utilizan los mtodos diacrnico (aquellos que estudian el texto sagrado en su proceso de formacin) y sincrnicos (aquellos que estudian el texto sagrado en cuanto tal). 1. Mtodo diacrnico: Este mtodo echa mano de: a) La crtica textual: es la ciencia que trata de reconstruir a partir de los manuscritos disponibles el texto original de la Sagrada Escritura 17. La crtica textual es necesaria para corregir posibles cambios accidentales o deliberados de parte de los copistas. b) La crtica literaria: A su vez, echa mano de las fuentes literarias que analizan los textos bblicos para detectar y reconstruir eventuales fuentes utilizadas en la formacin de la sagrada Escritura, evidenciando las acentuaciones teolgicas y el ambiente vital. Tambin echa mano de los gneros literarios, ya explicados anteriormente. c) La crtica de las tradiciones: trata de detectar la prehistoria oral de tales textos, buscando descubrir las modificaciones que los textos, originalmente en circulacin bajo forma de percopas aisladas, han sufrido en el curso de la transmisin oral. Igualmente, pretende descubrir el grupo transmisor responsable de eventuales reelaboraciones ya en el estadio de la tradicin oral. d) La crtica de la redaccin: se propone reconstruir el proceso de redaccin y el papel del redactor. Se ha de estudiar en qu modo ha adquirido el texto su forma definitiva, cul era el material a disposicin del redactor, qu punto de vista le ha guiado en la seleccin, reelaboracin y sistematizacin del material, qu elementos aade, a qu lectores se dirige.

e) La crtica histrica: tiene por objeto unir las afirmaciones de un texto con la realidad histrica. Trata de aclarar la relacin entre texto y evento, el paso del hecho histrico al texto escrito. No siendo la Biblia un texto primariamente de carcter histrico, sino testimonio de fe, no proporciona todas las informaciones que un historiador deseara. Sin embargo, permiten trazar una imagen histricamente cierta de los hechos. 2. Mtodo sincrnico: es aquel que analiza el texto, no en su fase de formacin, sino en su existencia definitiva y, tratndose de la Biblia, cannica. El documento de la Pontificia Comisin Bblica del ao 1993, titulado La interpretacin de la Biblia en la Iglesia presenta tres mtodos sincrnicos: a) El anlisis retrico: se limita a analizar los discursos que se encuentran en la Biblia. Esos discursos son analizados segn las partes del discurso en la retrica clsica: exordio, narracin, demostracin, refutacin y eplogo. b) El anlisis narrativo: estudia nicamente los textos narrativos de la Biblia, que son la mayora. La narracin consta de estos elementos: protagonista, antagonista y los comparsas; accin, nudo y desenlace; circunstancias del relato: lugar, tiempo y orden de la accin. Tratndose de un relato bblico, que es historia de salvacin hay que dar el salto al mensaje que se esconde detrs de esa narracin. c) El anlisis semitico: parte de dos presupuestos: (i) leer e interpretar un texto es descubrir y establecer las varias relaciones existentes entre los elementos del mismo texto; (ii) las relaciones fundamentales de cualquier texto son la oposicin o la equivalencia. La oposicin se aprecia sobre todo en los trminos antitticos: muerte-vida, fro-calor, luz-oscuridad. Enfermarse-curarse, viejo-nuevo, unir-separar, etc. La equivalencia se descubre principalmente en los sinnimos: querer-amar; soplar-alentar, templo-santuario, etc. Termino esta parte diciendo, una vez ms, esto: Todos los mtodos son buenos y aprovechables si respetan la letra y el espritu del texto de la Sagrada Escritura. Cada mtodo aporta su contribucin especfica a la comprensin de la Biblia y todos ellos llevan a una creciente maduracin de la fe de los creyentes. APNDICE 2: La actualizacin bblica Actualizar la Escritura es hacerla presente, viva y eficaz en la vida diaria de los hombres y en las situaciones simples o complejas de las sociedades humanas. En el ltimo captulo de la Dei Verbum existen textos que hacen referencia a esta actualizacin: Y en las Palabras de los Apstoles y de los Profetas hace resonar la voz del Espritu Santo...En los Libros sagrados, el Padre, que est en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos (n. 21). El uso del presente (hace resonar, sale amorosamente) muestra que la Palabra de Dios es viva en el hoy de la historia y posee carga actualizante de gran magnitud. La misma Constitucin del Vaticano II nos brinda la finalidad de la actualizacin: De modo que se multipliquen los ministros de la Palabra capaces de ofrecer al pueblo de Dios el alimento de la Escritura, que alumbre el entendimiento, confirme la voluntad, encienda el corazn en amor a Dios (Dei Verbum, n. 26). 1. Requisitos para la actualizacin: a) Oracin: ese dilogo con Dios por el que escuchamos al Dios revelador, somos interpelados por l y a quien damos una respuesta.

b) Lectura frecuente y asidua: esta lectura nos permitir irnos familiarizndonos con la Biblia, y de esta manera establecer la analoga (semejanza) entre el texto y la vida, entre la Palabra de Dios y la situacin del hombre. c) Estudio: con los mtodos que ya hemos explicado.

2. Diversos tipos de actualizacin: a) Actualizacin teolgica: es la llevada a cabo por un telogo, que busca en la Biblia las races desde y a travs de las cuales llega a la teologa la savia vital de la Palabra de Dios. b) Actualizacin litrgica: La liturgia cristiana es la actualizacin la historia de la salvacin por medio de los ritos y de la Palabra. Y se hace mediante el contexto en que la Palabra de Dios se sita; mediante la celebracin litrgica misma, y mediante la homila. c) Actualizacin pastoral: engloba la catequtica, el acompaamiento pastoral. d) Actualizacin espiritual: la forma ms importante y primera de actualizar la Escritura se realiza en el interior del hombre de modo que el hombre pase de ser animal carnal a ser espritu vivificante. El hombre toma la Biblia, es interpelado en su situacin existencial, y responde a lo que Dios le pide. e) Lectio divina: es una lectura, individual o comunitaria, de un texto, ms o menos largo, de la Escritura como Palabra de Dios, con el fin de desentraar su mensaje salvfico para uno mismo o para la comunidad en la situacin real y actual. Sigue cinco pasos: Lectura: se lee y se estudia atentamente el texto. Meditacin: Se encuentra la verdad escondida en el texto. Oracin: se abre el corazn a Dios. Contemplacin: se saborea la alegra de la dulzura eterna de Dios Operacin: aqu el alma se convierte, se decide a obrar el bien, a amar a Dios y al prjimo. El alma se transforma, gracias a este proceso de la lectio divina. Con todo lo dicho hasta ahora, ya estamos bien preparados para entrar al templo del Antiguo y del Nuevo Testamento, a fin de que la Palabra de Dios sea alimento que nutra nuestra vida, luz que gue siempre nuestros pasos hacia la vida eterna, mensaje de salvacin que llevemos generosamente a todos los hombres.

Para qu sirven los santos? Los santos nos sirven como modelos a imitar en la vivencia de virtudes, son puntos de referencia

Es importante rezar a los santos? Debemos venerarlos? Por qu son santos?

Todos fuimos creados por Dios para ser santos. Dios quiere que todos se salven (1Tm 2,4), pero para salvarse es necesario renunciar al pecado y seguir a Cristo con fe. Veneracin de los santos Los primeros santos venerados fueron los discpulos de Jess y los mrtires (los que murieron por Cristo). Ms tarde tambin se incluy a los confesores (se les llama as porque con su vida "confesaron" su fe), las vrgenes y otros cristianos que demostraron amor y fidelidad a Cristo y a su Iglesia y vivieron con virtud heroica. Con el tiempo creci el nmero de los reconocidos como santos y se dieron abusos y exageraciones, por lo que la Iglesia instituy un proceso para estudiar cuidadosamente la santidad. Este proceso, que culmina con la "canonizacin", es guiado por el Espritu Santo segn la promesa de Jesucristo a la Iglesia de guiarla siempre (Cf. Jn 14:26, Mt 16:18). Podemos estar seguros que quien es canonizado es verdaderamente santo. La Iglesia no puede contar la cantidad de santos en el cielo ya son innumerables y por eso celebra la Fiesta de todos los Santos. Solo se consideran para canonizacin unos pocos que han vivido la santidad en grado heroico. La canonizacin es para el bien de nosotros en la tierra y en nada beneficia a los santos que ya gozan de la visin beatfica (ven a Dios cara a cara). Los santos en el cielo son nuestros hermanos mayores que nos ayudan con su ejemplo e intercesin hasta llegar a reunirnos con ellos. La devocin a los santos es una expresin de la doctrina de la Comunin de los Santos que ensea que la muerte no rompe los lazos que unen a los cristianos en Cristo. Los Protestantes rechazaron la devocin a los santos por no comprender la doctrina de la comunin de los santos. El Concilio de Trento (1545-63) reafirm la doctrina catlica. Los santos interceden por nosotros. En virtud de que estn en Cristo y gozan de sus bienes espirituales, los santos pueden interceder por nosotros. La intercesin nunca reemplaza la oracin directa a Dios, quien puede conceder nuestros ruegos sin la mediacin de los santos. Pero, como Padre, se complace en que sus hijos se ayuden y as participen de su amor. Dios ha querido constituirnos una gran familia, cada miembro haciendo el bien a su prjimo. Los bienes proceden de Dios pero los santos los comparten. Los santos son modelos. Debemos imitar la virtud heroica de los santos. Ellos nos ensean a interpretar el Evangelio evitando as acomodarlo a nuestra mediocridad y a las desviaciones de la cultura. Por ejemplo, al ver cmo los santos aman la Eucarista, a la Virgen y a los pobres, podemos entender hasta donde puede llegar el amor en un corazn que se abre a la gracia. Al venerar a los santos damos gloria a Dios de quien proceden todas las gracias. Sin duda hay quienes se desvan de una sana devocin y hasta existen personajes que son venerados popularmente al margen de la Iglesia y no son sino. Estos errores no justifican que se descuide la autntica devocin sino mas bien resalta la importancia de la catequesis. Santos patronos Un santo puede ser declarado patrono de un pas, dicesis o institucin religiosa. Tambin hay santos patronos de diferentes gremios y causas. Adems, todos podemos elegir un santo patrono de nuestra devocin como modelo e intercesor. La santidad consiste en la participacin ms ntima en la vida de Dios. Todos estamos llamados a

la santidad: "vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial", (Mt 5,48). Algunos cristianos han reflejado con mayor herosmo y coherencia cmo se puede vivir en perfecta sintona con el Dios de la vida. No son superfluos los santos, pues nos ayudan a ver en la prctica cmo es posible dejarse poseer por el Espritu Santo y vivir segn las Bienaventuranzas. Los santos, adems de interceder por nosotros y concedernos favores, nos sirven como modelos a imitar en la vivencia de virtudes, como ejemplos de padres de familia, de misioneros, de catlicos comprometidos, etc. Ellos no nos sobran, pero tampoco suplen a Dios. Son personas que han entregado su vida y que Dios nos los pone como puntos de referencia.

Para qu sirven los santos?

La pregunta que Jess nos hace: Quin decs que soy yo?Veinte siglos despus, la historia sigue girando en torno a aquel hombre

Hace dos mil aos un hombre formul esta pregunta a un grupo de amigos (Evangelio de San Marcos 8, 27). Y la historia no ha terminado an de responderla. El que preguntaba era simplemente un aldeano que hablaba a un grupo de pescadores. Nada haca sospechar que se tratara de alguien importante. Vesta pobremente. l y los que le rodeaban eran gente sin cultura, sin lo que el mundo llama "cultura". No posean ttulos ni apoyos. No tenan dinero ni posibilidades de adquirirlo. No contaban con armas ni con poder alguno. Eran todos ellos jvenes, poco ms que unos muchachos, y dos de ellos -uno precisamente el que haca la pregunta- moriran antes de dos aos con las ms violentas de las muertes. Todos los dems acabaran, no mucho despus, en la cruz o bajo la espada. Eran, ya desde el principio y lo seran siempre, odiados por los poderosos. Pero tampoco los pobres terminaban de entender lo que aquel hombre y sus doce amigos predicaban. Era, efectivamente, un incomprendido. Los violentos le encontraban dbil y manso. Los custodios del orden le juzgaban, en cambio, violento y peligroso. Los cultos le despreciaban y le teman. Los poderosos se rean de su locura. Haba dedicado toda su vida a Dios, pero los ministros oficiales de la religin de su pueblo le vean como un blasfemo y un enemigo del cielo. Eran ciertamente muchos los que le seguan por los caminos cuando predicaba, pero a la mayor parte les interesaban ms los gestos asombrosos que haca o el pan que les reparta que todas las palabras que salan de sus labios. De hecho todos le abandonaron cuando sobre su cabeza rugi la tormenta de la persecucin de los poderosos y slo su madre y tres o cuatro amigos ms le acompaaron en su agona. La tarde de aquel viernes, cuando la losa de un sepulcro prestado se cerr sobre su cuerpo, nadie habra dado un cntimo por su memoria, nadie habra podido sospechar que su recuerdo perdurara en algn sitio, fuera del corazn de aquella pobre mujer -su madre- que probablemente se hundira en el silencio del olvido, de la noche y de la soledad. Y... sin embargo, veinte siglos despus, la historia sigue girando en torno a aquel hombre. Los historiadores -an los ms opuestos a l- siguen diciendo que tal hecho o tal batalla ocurri tantos o cuantos aos antes o despus de l. Media humanidad, cuando se pregunta por sus creencias, sigue usando su nombre para denominarse. Dos mil aos despus de su vida y muerte, se siguen escribiendo cada ao ms de mil volmenes sobre su persona y doctrina. Su historia ha servido como inspiracin para, al menos, la mitad de todo el arte que ha producido el mundo desde que l vino a la tierra. Y, cada ao, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo -sus familias, sus costumbres, tal vez hasta su patria- para seguirle enteramente, como aquellos doce primeros amigos.

Quin, quin es este hombre por quien tantos han muerto, a quien tantos han amado hasta la locura y en cuyo nombre se han hecho tambin -ay!tantas violencias? Desde hace dos mil aos, su nombre ha estado en boca de millones de agonizantes, como una esperanza, y de millares de mrtires, como un orgullo. Cuntos han sido encarcelados y atormentados, cuntos han muerto slo por proclamarse seguidores suyos! Y tambin -ay!cuantos han sido obligados a creer en l con riesgo de sus vidas, cuantos tiranos han levantado su nombre como una bandera para justificar sus intereses o sus dogmas personales! Su doctrina, paradjicamente, inflam el corazn de los santos y las hogueras de la Inquisicin. Discpulos suyos se han llamado los misioneros que cruzaron el mundo slo para anunciar su nombre y discpulos suyos nos atrevemos a llamarnos quienes -por fin!hemos sabido compaginar su amor con el dinero. Quin es, pues, este personaje que parece llamar a la entrega total o al odio frontal, este personaje que cruza de medio a medio la historia como una espada ardiente y cuyo nombre -o cuya falsificacin- produce frutos tan opuestos de amor o de sangre, de locura magnfica o de vulgaridad? Quin es y qu hemos hecho de l, cmo hemos usado o traicionado su voz, qu jugo misterioso o maldito hemos sacado de sus palabras? Es fuego o es opio? Es blsamo que cura, espada que hiere o morfina que adormila? Quin es? Quin es? Pienso que el hombre que no ha respondido a esta pregunta puede estar seguro de que an no ha comenzado a vivir. Gandhi escribi una vez: "Yo digo a los hindes que su vida ser imperfecta si no estudian respetuosamente la vida de Jess". Y qu pensar entonces de los cristianos -cuntos, Dios mo?- que todo 1o desconocen de l, que dicen amarle, pero jams le han conocido personalmente? Y es una pregunta que urge contestar porque, si l es lo que dijo de s mismo, si l es lo que dicen de l sus discpulos, ser hombre es algo muy distinto de lo que nos imaginamos, mucho ms importante de lo que creemos. Porque si Dios ha sido hombre, se ha hecho hombre, gira toda la condicin humana. Si, en cambio, l hubiera sido un embaucador o un loco, media humanidad estara perdiendo la mitad de sus vidas. Conocerle no es una curiosidad. Es mucho ms que un fenmeno de la cultura. Es algo que pone en juego nuestra existencia. Porque con Jess no ocurre como con otros personajes de la historia. Que Csar pasara el Rubicn o no lo pasara, es un hecho que puede ser verdad o mentira, pero que en nada cambia el sentido de mi vida. Que Carlos V fuera emperador de Alemania o de Rusia, nada tiene que ver con mi salvacin como hombre. Que Napolen muriera derrotado en Elba o que llegara siendo emperador al final de sus das no mover hoy a un solo ser humano a dejar su casa, su comodidad y su amor y marcharse a hablar de l a una aldehuela del corazn de frica. Pero Jess no, Jess exige respuestas absolutas. l asegura que, creyendo en l, el hombre salva su vida e, ignorndole, la pierde. Este hombre se presenta como el camino, la verdad y la vida (Juan 14, 6). Por tanto -si esto es verdad- nuestro camino, nuestra vida, cambian segn sea nuestra respuesta a la pregunta sobre su persona. Y cmo responder sin conocerle, sin haberse acercado a su historia, sin contemplar los entresijos de su alma, sin haber ledo y reledo sus palabras? J. L. Martn Descalzo: Vida y misterio de Jess de Nazaret.La pregunta que Jess nos hace: Quin decs que soy yo?

Por qu rezar el Rosario?Son muchsimos los que por haber rezado con toda fe su Rosario lograron obtener una buena y santa

muerte y ahora gozan para siempre en el cielo

Cuentan los antiguos que cuando Santo Domingo de Guzmn empezaba a desanimarse al ver que en los sitios donde predicaba la gente no se converta y la hereja no se alejaba, le pidi a Nuestra Seora le iluminara algn remedio para conseguir la salvacin de aquellas personas y que Ella le dijo en una visin: "Estos terrenos no producirn frutos de conversin sino reciben abundante lluvia de oracin". Desde entonces el santo se dedic a hacer rezar a las gentes el Padre Nuestro y el Ave Mara y a recomendarles que pensaran en los misterios de la Vida, Pasin y Muerte de Jess. Muy pronto las conversiones fueron muy numerosas y las gentes de aquellas regiones volvieron a la verdadera religin. Hoy por hoy, despus de la Santa Misa, el Rosario es quizs la devocin ms practicada por los fieles. Los enemigos de la religin catlica (protestantes, etc.) han dicho y siguen diciendo horrores contra el Santo Rosario pero los catlicos han experimentado y siguen experimentando da por da los extraordinarios favores divinos que consiguen con esta santa devocin. Cuntas personas han logrado verse libres de pecados y de malas costumbres el dedicarse a rezar con devocin el santo Rosario! Cuntos hay que desde que estn rezando el Rosario a la Virgen Mara han notado como su vida ha mejorado notoriamente en virtudes y en buenas obras! Son muchsimos los que por haber rezado con toda fe su Rosario lograron obtener una buena y santa muerte y ahora gozan para siempre en el cielo. Ojal leyramos algn libro que hable de las maravillas que se consiguen con el rezo del Santo Rosario. Basta saber que el Rosario ha sido recomendado por muchos Sumos Pontfices y aprobado por la Iglesia Catlica en todo el mundo, y que a los que lo rezan se les conceden numerosas indulgencias. Se llama indulgencia la rebaja de castigos que tendramos que sufrir en la otra vida por nuestros pecados. La Iglesia Catlica con el poder que Jess le dio cuando dijo: "Todo lo que desates en la tierra queda desatado en el cielo", puede conceder a los fieles que por ciertas devociones se les rebaje parte de los castigos que tendran que sufrir en el purgatorio. "Se confiere una indulgencia plenaria si el rosario se reza en una iglesia o un oratorio pblico o en familia, en una comunidad religiosa o asociacin pa; se otorga una indulgencia parcial en otras circunstancias" (Enchiridion de Indulgencias, p. 67) Condiciones: 1. Que se recen las cinco decenas del Rosario sin interrupcin 2. Las oraciones sean recitadas y los misterios meditados 3. Si el Rosario es pblico, los Misterios deben ser anunciados Adems debe cumplirse: 1. Confesin Sacramental 2. Comunin Eucarstica 3. Oraciones por las intenciones del Papa Si no se cumplen las condiciones para la indulgencia plenaria, puede an ganarse indulgencia parcial. La indulgencia puede ser aplicada a los difuntos. La indulgencia plenaria solo puede ganarse una

vez al da (excepto en peligro de muerte). "Lo maravilloso del Santo Rosario no es la repeticin de las avemaras o de la mesa bien dispuesta que sostiene la imagen de la Virgen, sino la experiencia de la unidad que se conforma en todo el mundo entero para alabar y bendecir a Dios por los motivos inmensos de su amor para con la humanidad. Es una rica costumbre de la piedad popular donde la Santsima Virgen se hace universal y de mucha importancia para los creyentes. Es la magnfica oportunidad que tenemos todos de experimentar en la fe ese amor a Dios en Mara Santsima, a la cual le haba confiado esa misin salvfica. Es el santo rosario el lugar para reconocer a Mara Virgen como la Madre del Seor Jess y en el plano de la gracia, Madre de todos nosotros. Es a la vez el reconocimiento de que Dios a travs de Ella interviene a favor nuestro.

Por qu rezar el Rosario?

Es una oracin connatural a la gente sencilla que reconoce la elegancia de Dios para hacer nacer a Jess, el Salvador del vientre inmaculado de la Virgen Mara. Por eso en cada decena de las avemaras se medita el sufrimiento, la lucha y el triunfo en ese caminar de Jess por el camino de la vida, donde la Virgen estuvo presente y actuante para ayudarle a cumplir su misin salvadora. Mi madre sola decir, que el rosario era tan sagrado porque en el estaba todo Jess y toda Mara. Por eso, hoy en da, se hace necesario, que el santo rosario ocupe ese espacio tan vivo en los hogares". (P. Marcelo Rivas Snchez, Gracias mam por ensearme el Santo Rosario)

Ahorrarse el purgatorioBenedicto XVI nos acerca a la realidad ms cercana e insoslayable: la trascendencia eterna de los actos realizados en esta vida

El Demonio es un gran anestesista. Su oficio no se limita, como creen algunos, a ofrecerle al hombre placeres terrenos a cambio de su alma inmortal. Tambin conoce el arte de amortiguar dolores y paliar angustias, arte que ejercita por el mismo precio y que, en muchas ocasiones, le ha rendido mejores resultados que el catlogo de orgas con que sedujo al mismsimo Fausto. Un claro ejemplo de ello es el modo en que ha extirpado, en las conciencias de muchos catlicos, el miedo a su propia existencia. En la magistral pelcula Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995), Kevin Spacey sentencia ante un atnito inspector de polica: La mejor estrategia del Demonio ha sido convencer a la gente de que no existe. De este modo, el hombre no se defiende de l, y le abre las puertas de par en par. El resto del trabajo, para Satans, en un mero paseo triunfal. En la misma lnea de accin, el gran anestesista ha logrado infiltrar en muchas mentes piadosas el lenitivo que apacige la angustia provocada por el gran drama de la vida: la salvacin del alma. Lo ha logrado con un argumento tan burdo como tranquilizador: Dios, que es muy bueno, no permitir que nadie se condene. Al final, todos se salvarn y nadie ir al Infierno. Una vez que este pensamiento se ha alojado en la conciencia, la vivencia de la fe se transforma radicalmente. Eliminado, por la va de la anestesia, el problema del ms all, la religiosidad se centrar en el ms ac, y todo el discurso religioso versar sobre las realidades terrenas. El hombre ya no tiene que preocuparse por su salvacin eterna; ese asunto est solventado gracias a la bondad de Dios. Lo que debe hacer el hombre es esforzarse por transformar el mundo presente en un lugar ms justo.

No es urgente, en adelante, hablar de Dios a quienes no creen, puesto que su salvacin est garantizada; lo que es urgente es paliar sus necesidades temporales y aliviar sus sufrimientos. De este modo, hemos transformado el sentimiento religioso en una mera inquietud social, y hemos convertido a la Iglesia en una enorme y milenaria ONG. En resumen, hemos decapitado la Fe, amputando en ella todo lo que se eleve por encima de nuestras cabezas. Por eso se agradece que el Papa, a quien Cristo ha encargado confirmarnos en la Fe, nos ayude a eliminar de nuestra sangre la anestesia inyectada por el Maligno y nos invite a levantar la vista hacia el verdadero drama de la Historia: la salvacin. Refirindose a Santa Catalina de Gnova, aprovech la ocasin para impartir una valiosa catequesis sobre el Purgatorio. En una Ahorrarse el purgatorio Iglesia en que, para multitud de cristianos, la curacin del cncer de un familiar se presenta como ms urgente que la confesin sacramental que ayude a ese enfermo a evitar el Infierno, las palabras del Pontfice no dejan de ser un soplo de aire fresco derramado a travs de la azotea. Como en la curacin de aquel paraltico que vio perdonados sus pecados en Cafarnam, alguien tena que levantar las losetas del techo, y el Papa no ha dudado en hacerlo. Ahora vemos el Cielo. En Catalina, en cambio, el purgatorio no est presentado como un elemento del paisaje de las entraas de la tierra: es un fuego no exterior, sino interior. Esto es el purgatorio, un fuego interior. La Santa habla del camino de purificacin del alma hacia la comunin plena con Dios, partiendo de su propia experiencia de profundo dolor por los pecados cometidos, en contraste con el infinito amor de Dios. Esquivando la simpleza de considerar el Purgatorio como un lugar ms all de las nubes o bajo la corteza terrestre, Benedicto XVI nos acerca a la realidad ms cercana e insoslayable: la trascendencia eterna de los actos realizados en esta vida. El pecado ciega el alma y la incapacita para el goce de las realidades divinas. An alcanzado el perdn en el Sacramento de la Penitencia, la herida infligida no ser cauterizada sin el fuego. Y ese fuego es el deseo insatisfecho de la contemplacin de Dios, el querer ver su Rostro por el deseo natural del alma y no poder gozarlo por la ceguera causada tras el pecado. El mismo dolor, que es dolor de amor y arrepentimiento, representado en forma de fuego, al abrasar el alma anhelante de la contemplacin divina, la va purificando y eliminando en ella todo apego a las realidades de este mundo. Ese dramtico proceso de purificacin es lo que conocemos como Purgatorio. Tras la escucha de las palabras del Pontfice, debera encenderse, en muchos cristianos, una llama de ese mismo fuego que los llevase a liberarse de las ataduras de este mundo. La oracin frecuente, la contemplacin asidua, la meditacin diaria de las realidades divinas va, en esta vida, desprendiendo el alma de los apegos y urgencias de la tierra para vincularla amorosamente a los gozos del Cielo. Unida a la santa prctica del ayuno y la mortificacin, esa oracin ser la que nos permita, ahora, realizar la purificacin que, de otro modo, sera necesario llevar a cabo tras la muerte. Pero, claro Cuntas personas, hoy da, estn preocupadas por ahorrarse el Purgatorio?

La imagen de DiosLa fe en Dios, su amor, la confianza en El son cosas bastante diferentes a lo que muchos cristianos piensan

Son muchas las oportunidades en las que escuchamos a personas preguntarse si realmente existe Dios, y si es as por qu no prueba su existencia otorgndonos lo que le pedimos o actuando como nosotros mismos quisiramos que acte.

Son frecuentes los cuestionamientos donde se expresa que si realmente Dios existe, por qu no dejan de suceder determinadas cosas en el mundo, sobre todo cuando se ve tanta injusticia, tantos sufrimientos, si en definitiva nos han enseado que Dios protege y ama a los buenos, a los que lo aman. Porque parece que muchas veces Dios se vuelve como sordo ante los pedidos de los hombres. Creo que una de las preguntas que debemos hacernos como punto de partida es la de qu imagen de Dios tenemos? Qu hemos aprendido o que nos han enseado respecto a Dios y a la religin? En muchas circunstancias nos encontramos con una manera de vivir el cristianismo como una forma de religiosidad que en el fondo no deja de ser un poco egosta, aunque tal vez creamos tambin piadosa.La imagen de Dios

Por qu digo esto: porque nos hemos quedado quizs con la imagen de Dios como la de aqul que es bueno y todopoderoso en la medida en que nos da todo lo que deseamos. Dios es bueno si me soluciona de manera digamos mgica todos mis problemas, y ms poderoso an ser si me los resuelve rpido. Dios es bueno y realmente existe si me concede ya todo lo que le pido, incluso si lo hace de una, es decir, con la primera oracin o pedido que le haga. Pero Dios no es alguien con quien puedo negociar, no es alguien a quien le doy tanto y l me da tanto, porque en ese caso, dejara de ser un Dios entendido como el Absoluto, el que todo lo puede, el que por pura Gracia y gratuitamente me da mucho ms de lo que soy capaz de ganar o merecer. Es cierto que Dios no concede todo lo que pedimos, pero en realidad nos concede todo lo que nos har bien y nos servir para nuestro bien y deberamos entender que la gran oracin no es la que hace que Dios quiera lo que yo quiero, sino quizs que yo logre llegar a querer lo que quiere Dios. La fe en Dios, su amor, la confianza en El son cosas bastante diferentes a lo que muchos cristianos piensan. Ser cristiano muchas veces ser saber comprender que Dios hasta puede llegar a permitir que nos sucedan ciertas cosas que humanamente hasta nos pueden parecer incomprensibles, pero que en el infinito amor que Dios nos tiene, logran un profundo sentido y son en el fondo para nuestro mejor bien. Por eso creo que nuestra imagen de Dios que podemos tener, podemos sintetizarla en darnos cuenta si tenemos un verdadero amor a Dios, si de verdad lo amamos como al Supremo que siempre estar pensando en nosotros y en nuestro bien, o nos quedamos con un Dios a quien de alguna manera podemos utilizar para nuestro provecho.

Dilogo entre creyentes y ateos?Carta semanal de monseor Francisco Gil Helln, Arzobispo de Burgos, para el domingo 10 de abril de 2011 sobre el Atrio de los Gentiles

El Templo de Jerusaln era el centro religioso del pueblo de Israel. Visitarlo, rezar en l y admirar su excepcional belleza era una aspiracin de todos los judos practicantes. Estaba dividido en secciones, cada una de las cuales estaba reservada a una determinada clase de personas.

Una de ellas se llamaba el Atrio de los gentiles, porque en ella se ubicaban los que no eran judos de raza o de religin pero estaban deseosos de conocer qu suceda en el Templo y Quin era el Dios de los judos. All esperaban a que pasara algn doctor de la Ley para que respondiera a sus preguntas. Tomando como referencia esta realidad, el Papa Benedicto XVI ha creado una iniciativa de dilogo interreligioso, a la que ha llamado tambin Atrio de los gentiles y cuya puesta en prctica ha encomendado al Pontificio Consejo de la Cultura. En ltima instancia se trata de instaurar un dilogo entre creyentes y no creyentes, ateos y agnsticos o, sencillamente, personas que han abandonado la fe. No es un foro docente que busque Dilogo entre imponer las propias ideas, ni una estructura de proselitismo religioso. Es un creyentes y ateos? espacio abierto en el que cada uno abre su inteligencia para exponer en Quin cree, en qu no cree, qu afirma ms all de los lmites de su razn. Se trata de hablar, de modo franco y amistoso, de las cuestiones que siempre han inquietado a los hombres y mujeres de todas las geografas y culturas: qu hay ms all de la muerte, por qu el hombre sufre, por qu triunfa el malvado y el inocente es despreciado y perseguido, cul es el sentido que tiene la creacin, etctera. Sobre todo, si existe Dios y cules son su naturaleza y peculiaridades. El Papa actual ya comenz este dilogo con el filsofo agnstico alemn Habermas y con el intelectual laico italiano Paolo DArcadis, dejando a un lado toda postura a la defensiva del creyente. Benedicto XVI no tiene miedo a la razn, porque el dilema en que acaban no pocos ateos es Dios o la Nada; dilema insostenible con la lgica ms profunda, porque Dios y Nada no son dos conceptos que se puedan contraponer. Como dice el pensador colombiano Nicols Gmez Dvila, el ateo nunca le perdona a Dios su inexistencia, siendo ms fcil creer en los dioses del Olimpo que en la inexistencia de Dios. Europa no pasa por un momento de esplendor en su pensamiento metafsico. Si en otro tiempo fue capaz de alumbrar las grandes universidades y brillar con la luz de poderosos filsofos y pensadores, en este momento es vctima de un pensamiento dbil que no cree que exista la verdad y, por tanto, no se pone en camino para encontrarla. Y qu es el hombre y qu sentido tiene su vida y cunto hace si no existe la verdad? El hecho de que la iniciativa del Papa haya celebrado sus dos primeras sesiones en las universidades de Bolonia y de Pars, las dos universidades europeas ms antiguas, ser el augurio de que las grandes preguntas han vuelto a la Universidad y vuelven a ser pan cotidiano de profesores y alumnos? Sea como fuere, lo cierto es que el encuentro de la fe y de la razn es fructuoso para el hombre y que la bsqueda de la verdad es la que permite promover la fraternidad ms all de las convicciones, sin negar las diferencias entre creyentes y no creyentes. Nada ms lgico que el Papa, en la videoconferencia dirigida a los jvenes que se haban congregado en Pars, les animase a derribar los muros del miedo al otro, al extranjero, al que no se os parece -miedo que nace con frecuencia del desconocimiento o de la indiferencia, y a construir puentes de dilogo. Abrirse al Dios desconocido o profundizar en el conocimiento amoroso de Dios facilita reconocer que nadie me es ajeno, que todos los hombres y mujeres son o pueden llegar a ser de mi familia.

Cadenas de oracin o cadenas de presin?Prometen grandes bendiciones en caso de seguirlas con fidelidad o presagian la desgracia para quien interrumpa la cadena

A nuestras casas y al e-mail llegan con cierta periodicidad mensajes que nos invitan a iniciar o continuar una cadena de oracin. Dichas cadenas provienen de diversas partes del mundo, las ms de las veces de Sudamrica y generalmente, prometen grandes bendiciones en caso de seguirlas con fidelidad o presagian la desgracia para quien se atreva a interrumpir la cadena, mencionando a rengln seguido los casos afortunados de personas que siguieron la cadena y las desgracias acaecidas a quienes la interrumpieron. Estas cadenas nos invitan a la oracin y a propagar la oracin entre nuestros conocidos. No hay duda que ofrecen un buen testimonio de hacer apostolado de la oracin. Pero ofrecer la condena y la desgracia o el premio seguro, no va de acuerdo con las enseanzas de la Iglesia. La oracin es una fuerza liberadora que permite elevar el alma para contemplar a Dios y conocer su divina voluntad sobre nuestras vidas. En la oracin, dice Juan Pablo II, Se realiza la experiencia viva de la promesa de Cristo: El que me ame, ser amado de mi Padre, y yo le amar y me manifestar a l (Jn. 14, 21). Se trata de un camino sostenido enteramente por la gracia, que requiere un intenso compromiso espiritual y que encuentra tambin dolorosas purificaciones (la noche oscura), pero que llega, de tantas formas posibles, al indecible gozo vivido por los msticos como unin esponsal. (Novo Millenio Ineunte cfr. no. 33). La oracin, por lo tanto, es una actividad del amor. En la oracin amamos a Dios y somos amados por l y el amor no se alimenta con premios y castigos. Su alimento es simplemente buscar el mayor bien de la persona amada. En la oracin, como deca el Beato Enrique de Oss: se busca amar ms a Dios, para que Dios sea ms amado. Es una accin espontnea que no busca la recompensa o huye del castigo, como lo proponen las cadenas de oracin. La perseverancia en la oracin, motivada por el amor y no por pre