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TEMA 8: LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
La geografía de la población estudia las relaciones entre la población y el espacio. Suelen ser objeto de
estudio el movimiento natural de la población (nacimientos y muertes) y los movimientos
migratorios (Inmigración e emigración).
Las fuentes demográficas
En España tenemos una serie de fuentes demográficas que nos sirven para analizar los movimientos
naturales de la población española:
El censo, recuento individualizado. Recoge datos demográficos, económicos, culturales y
sociales de la población del país. Se realiza cada 10 años en los acabados en 1.
El padrón municipal, registro de los vecinos de un municipio. Recoge datos demográficos,
económicos y sociales en menor número de datos que el censo. Se actualiza el 1 de enero y es
dinámico se modifica constantemente por nacimientos, defunciones y cambios de residencia
El registro civil anota nacimientos, matrimonios y defunciones.
Otras fuentes: estadísticas y encuestas realizadas de forma periódica por el INE o por entidades
privadas.
Con estos datos el INE elabora estadísticas de Movimiento Natural de Población.
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La distribución de la población
1. Características de la distribución
La población total de España ascendía en 2015 a 46,45 millones de personas. Su distribución espacial
se analiza mediante la densidad de población, que relaciona la población de una zona con su superficie
en kilómetros cuadrados.
Menos de 1: extremadamente baja // 1-25: muy baja // 25-50: baja //50-100: media // Más de 100:
alta
La densidad de población española ha aumentado a lo largo del tiempo hasta alcanzar 92 hab/km2
(2015), un valor moderado e inferior a la media europea (110 hab/km2). Sin embargo, esta cifra media
esconde fuertes desequilibrios espaciales.
– Las áreas de alta densidad, se localizan en Madrid, la periferia peninsular (sobre todo en el área
Mediterránea), Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla. (Más de 120 hab/km2).
– Las áreas de baja densidad, se sitúan en el interior peninsular, correspondiendo las cifras más bajas,
a algunas áreas de montaña (menos de 10 hab/km2).
2. Factores explicativos de la distribución
Los factores explicativos de la distribución de la población son naturales y humanos; principalmente,
los acontecimientos políticos y las actividades económicas. Su incidencia ha variado a lo largo de la
historia.
a) En la época preindustrial, de economía básicamente agraria, tuvieron más peso los factores
naturales, de modo que las mayores densidades se situaban en las costas, valle de los ríos y
yacimientos mineros. No obstante, también influían los factores humanos como la capitalidad de un
reino (Córdoba, Toledo o León). Así, Hasta en el siglo XVI, Castilla alcanzó una gran prosperidad
económica, y se convirtió en la zona más poblada de la Península. Sin embargo, en el siglo XVII, la
crisis económica y demográfica, de la que Castilla tardó más en recuperarse, dio lugar a movimientos
de población hacia la periferia o hacia el continente americano. El vaciamiento de la población se
produjo, con más fuerza, en las zonas mesetarias y áreas de montaña. Durante el siglo XVIII, y a
consecuencia de las mejoras de las condiciones de vida de la población, se produjo una recuperación
de la población española, aunque con un fuerte desequilibrio, siguiendo en el interior peninsular, el
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área menos densamente poblada. Para ello, los monarcas ilustrados acudieron a planes de
repoblamiento de zonas casi despobladas, con el plan de ministro Olavide para repoblar Sierra
Morena.
b) En la época industrial, entre mediados del siglo XIX y la crisis de 1975, se consolidaron y
agudizaron los contrastes en la distribución de la población. En esta época, los factores físicos
perdieron importancia, en favor de los factores humanos, principalmente económicos. Las zonas
industriales, (País Vasco, Madrid y Cataluña) y el boom del turismo (costa Mediterránea), acentuaron
los desequilibrios territoriales. Se inicia en este periodo, el éxodo rural y el despoblamiento del
interior. Es la época del crecimiento urbano y los planes de urbanización.
c) En la época postindustrial, a partir de la crisis de 1975, tienden a mitigarse los contrastes. Se
promueven procesos de desconcentración demográfica y económica que favorecen un mayor
equilibrio. Se busca la calidad de vida y parte de la población abandona las grandes ciudades para
asentarse en núcleos urbanos de menor tamaño. Las grandes ciudades se estancan en su crecimiento
en favor de las ciudades cercanas. Se empieza a revitalizar algunas zonas rurales.
El movimiento natural de la población española.
El movimiento natural de la población es el crecimiento o decrecimiento de la población de un lugar
por causas naturales; es decir, por el balance entre la natalidad (9.02%0 en 2015) (número de
nacimientos en una población en un año) y la mortalidad (9.06 %0) (número de defunciones en una
población en un año).
El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Existen
diversas tasas para medir factores relacionados con el movimiento natural de la población. En 2015 e
decrecimiento natural se situaba en torno al -0.04%0. En el año 2015, se ha confirmado un cambio de
tendencia en el comportamiento de la población en España, la mortalidad ha sido más alta que la
natalidad por lo que, el crecimiento natural de la población española en negativo (mueren más personas
de las que nacen).
1. Los regímenes demográficos
En la evolución del movimiento natural de la población española se distinguen diversas etapas o
regímenes demográficos a lo largo de los cuales la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural
presentan rasgos homogéneos. Estas etapas son el régimen demográfico antiguo (altas tasas de
natalidad y mortalidad con crecimientos naturales débiles), la transición demográfica (descenso de la
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tasa de mortalidad) y el régimen demográfico moderno (bajas tasas de mortalidad y natalidad con
crecimientos bajos). El paso de unas etapas a otras ha sido más tardío que en otros países europeos
debido al retraso en la implantación de la revolución industrial, la mentalidad tradicional y el retraso
económico.
1.1. El régimen demográfico antiguo: hasta principios del siglo XX
El régimen demográfico antiguo se mantuvo en España hasta principios del siglo XX. Se caracteriza
por altas tasas de natalidad y de mortalidad y por un crecimiento natural bajo con momentos
incluso, de descenso de población.
a) La natalidad presentaba valores elevados debido a las siguientes causas principales:
1. El predominio de una economía y una sociedad rurales,
2. La inexistencia de sistemas eficaces de controlar los nacimientos.
3. Escaso papel de la mujer en la sociedad y en la toma de decisiones en la planificación familiar.
4. La fuerte influencia de la Iglesia que preconiza unas familias con elevados número de hijos.
b) La mortalidad general era alta y oscilante. Sus causas eran el bajo nivel de vida y las precarias
condiciones médicas y sanitarias como: la dieta alimenticia era escasa y desequilibrada. Las
enfermedades infecciosas producían muchas defunciones.
Además de la elevada mortalidad general, había momentos de mortalidad catastrófica causada
por epidemias, guerras y malas cosechas.
La mortalidad infantil presentaba también valores elevados (escasa salubridad en los partos y
mala alimentación de las madres y los hijos). La esperanza de vida era baja, en torno a los 30-35
años.
c) Como consecuencia de las altas tasas de natalidad y de mortalidad, el crecimiento natural era
bajo con momentos de moderado crecimiento, como los siglos XVI y XVIII y de retroceso o
estancamiento, como los siglos XIV y XVII.
1.2. La transición demográfica: 1900-1975
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La transición entre el régimen demográfico antiguo y el actual tuvo lugar entre 1900 y 1975
paralelamente a la modernización e industrialización del país. En comparación con otros países de
Europa occidental, se inició más tarde.
a) La natalidad descendió de forma suave y discontinua.
– En los años veinte (1920-1930), la natalidad se recuperó del descenso iniciado a principios de
siglo gracias a la prosperidad económica.
– Entre 1930 y 1956 se reanudó el descenso. Las causas fueron la crisis económica de 1929 y la
inestabilidad política de la Segunda República (1931-1936); la Guerra Civil (1936-1939 y
los años de crisis de la postguerra.
– Entre 1956-1965 tuvo lugar una recuperación de la natalidad que algunos autores interpretan
como el baby boom posbélico retrasado. Se debió al desarrollo económico que siguió al final del
bloqueo internacional y de la autarquía, la mentalidad católica de las familias y la política
natalista del régimen. En esta década se inicia la emigración de muchos españoles a Europa, lo
que disminuirá el crecimiento, sobretodo, a finales de la década y a principios de la siguiente.
– Entre 1965 y 1975 (últimos años del desarrollismo) disminuyó de nuevo el tamaño de la
familia. La causa fue la consolidación de un modo de vida industrial y urbana, con graves
problemas de vivienda, que redujo el valor económico de los hijos. A esto hay que añadir el
papel nuevo de la mujer, que se incorpora al mundo laboral y aumenta su papel en la toma de
decisiones en la planificación familiar.
b) La mortalidad general descendió de forma acusada y continua. Las causas se pueden sintetizar
en las siguientes:
1. El incremento del nivel de vida se manifestó en la mejora de la dieta y en el crecimiento
del nivel educativo y cultural, que permitió intensificar la prevención y abandonar
costumbres tradicionales nocivas para la salud (Excepto el periodo comprendido entre el
36-50 que son los años de guerra, hambre, racionamiento y enfermedades infecciosas
como el tifus o la tuberculosis) que junto con los avances sanitarios que consistieron en
una mejora de la higiene privada y pública: servicios de agua potable, alcantarillado,
recogida de basuras).
2. Los avances médicos más destacados fueron las vacunas y la comercialización de los
antibióticos y la extensión de la sanidad pública (seguridad social). Los avances
sanitarios consistieron en la mejora de la higiene privada y pública (servicios urbanos de
agua potable, alcantarillado y recogida de basuras).
3. La mortalidad infantil también disminuyó por los avances médicos y de higiene en el
parto. La esperanza de vida se elevó hasta superar los 70 años.
c) Como consecuencia, el crecimiento natural de la transición fue alto, especialmente entre 1920-
1965, cuando la mortalidad descendió fuertemente, mientras la natalidad pasaba por dos
máximos separados por la Guerra Civil. Desde 1965, el crecimiento se recortó, al estabilizarse la
mortalidad en cifras bajas, extenderse la emigración europea y restablecerse el descenso de la
natalidad.
1.3. El régimen demográfico actual: a partir de 1975
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El régimen demográfico actual se extiende desde 1975 hasta nuestros días. Este nuevo régimen se
caracteriza por los siguientes hechos:
a) La natalidad descendió a partir de 1975 hasta situarse en cifras bajas. En esta situación se
distinguen dos momentos:
– Entre 1975 y 1998 tuvo lugar un brusco descenso de los nacimientos. Así, en 1981, el índice
sintético de fecundidad alcanzó la cifra de 2,1 hijos por mujer –el límite que permite reemplazar
a la población y continuó decreciendo hasta alcanzar su valor mínimo en 1998 (1,15 hijos por
mujer).
Las causas han sido:
o La situación económica ha retrasado la edad del matrimonio, con el consiguiente
acortamiento del período fértil de la mujer. Además la incorporación de la mujer al
mundo laboral fue masiva, reduciéndose así el tiempo para poder tener y cuidar hijos. Las
leyes españolas nunca han sido favorables en la conjugación entre vida familiar y vida
laboral.
o La sociedad española ha experimentado cambios de mentalidad y de valores desde la
transición a la democracia (1975) que han colaborado al descenso de la natalidad. Se han
difundido los anticonceptivos y se ha legalizado el aborto en ciertos supuestos. Además,
los gastos que ocasionan y la dedicación que requieren los hijos compiten con el deseo de
los padres de disponer de más ingresos para el consumo y de más tiempo libre para el
ocio.
– Desde 1998, la natalidad ha experimentado una ligera recuperación debida a la inmigración
aunque, tras la crisis del 2008, las cifras de nacimientos se ha vuelto a atascar. En el año 2015, se
ha confirmado un cambio de tendencia en el comportamiento de la población en España, la
mortalidad ha sido más alta que la natalidad por lo que, el crecimiento natural de la población
española en negativo (mueren más personas de las que nacen).
Las tasas de fecundidad femenina se han estancado y se cifran en torno a los 1.3 hijos por mujer, lejos
del 2.01 necesario para el relevo generacional.
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b) La mortalidad general se mantiene en cifras bajas, aunque desde 1982 experimenta un ligero
ascenso debido al envejecimiento de la población. En la actualidad, la tasa de mortalidad en España
alcanza los 9%o
Las causas de la mortalidad general han cambiado. Disminuye la importancia de las enfermedades
infecciosas y aumentan las llamadas tres "C": enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes
de carretera. Además, están creciendo las enfermedades ligadas al envejecimiento, como el Alzheimer
o demencia senil, y las enfermedades degenerativas, y las llamadas “enfermedades sociales”,
relacionadas con ciertos estilos de vida y hábitos sociales, como el alcoholismo, el tabaquismo y la
drogadicción.
La mortalidad infantil es hoy muy baja y principalmente neonatal en torno al 3.32 (2015) niños
muertos por cada mil antes de cumplir el año.
La esperanza de vida ha aumentado también gracias a los progresos de la medicina hasta los 83.3 años
en 2014. La mujer vive más años, 86.2, mientras que el hombre llega a los 80.2.
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– Por sexos, la esperanza de vida es mayor para las mujeres. En la actualidad, estas diferencias
tienden a reducirse, debido a la aproximación del estilo de vida entre ambos sexos.
– Por edad, las mayores ganancias en esperanza de vida desde 1975 se registran en el grupo de las
personas más ancianas.
– Por estatus social, la esperanza de vida es más alta cuanto mayor es la cualificación profesional y
el nivel económico.
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c) El crecimiento natural en el régimen demográfico actual descendió hasta 1998. Desde entonces
ha crecido levemente debido a la ligera recuperación de la natalidad gracias a la aportación de la
emigración extranjera hasta el 2014. En la actualidad, el crecimiento de la población española es
negativo a partir de 2015, las defunciones están superando a los nacimientos. Con estas perspectivas, la
población española está atascada, en retroceso y cada vez más, envejecida.
2. Los desequilibrios territoriales en el movimiento natural de la población
Actualmente, todas las comunidades autónomas poseen bajas tasas de natalidad, de mortalidad y de
crecimiento natural. No obstante, existen ciertos contrastes y desequilibrios evidentes. Esta estructura
depende a su vez de causas heredadas y actuales:
– Las causas heredadas son el distinto comportamiento tradicional de la natalidad y las diferencias de
desarrollo económico, causantes de las migraciones. Aún hoy, existen ligeros cambios de
comportamiento entre las provincias con predominio de la vida rural o con ciudades pequeñas y
medias, que las provincias dominadas por las grandes áreas metropolitanas.
– Las causas actuales son los nuevos factores de desarrollo económico a partir de la crisis y la
inmigración extranjera, que desde 1998, aporta población joven y aumento de la natalidad. A partir de
2008, a consecuencia de la crisis, algunas regiones han sufrido más el descenso de la natalidad que
otras, aunque, en líneas generales, todas se vieron afectadas.
a) Las comunidades autónomas con mayor dinamismo demográfico
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En general, presentan una estructura demográfica relativamente más joven, causada por un
comportamiento tradicional más natalista (Andalucía, Murcia y las ciudades de Ceuta y Melilla), por
haber sido foco de inmigración interna en épocas pasadas (Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana,
Baleares) o por recibir una fuerte inmigración extranjera.
b) Las comunidades autónomas en declive demográfico (Galicia y las comunidades del interior
peninsular), por la prolongada incidencia de la crisis industrial de 1975 y por contar en la actualidad con
menor inmigración extranjera.
Con todo, España tiene una densidad de población de 92 habitantes por kilómetro cuadrado, con
densidades mayores en la costa y en la capital, y vacíos demográficos en el interior. Los motivos
económicos son los causantes de estos desequilibrios.
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Los movimientos migratorios
Las migraciones son los movimientos de población en el espacio.
Emigración, salida de población de su lugar de origen o nacimiento.
Inmigración, llegada de población a un lugar de destino por distintos motivos.
Saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración. SM= I-E si es positivo, indica
inmigración, si es negativo, emigración
1.- Las migraciones interiores
Son los movimientos de población dentro de las fronteras de un país.
1.1. Las migraciones interiores tradicionales
Las migraciones tradicionales se desarrollaron del el siglo XIX hasta 1975. Los motivos eran laborales
y los flujos unidireccionales, del campo a la ciudad (éxodo rural) para trabajar en la industria o en los
servicios. El perfil era de una persona joven poco cualificada, dedicada al campo y que, por la
mecanización de las áreas rurales, se ve en la obligación de acudir a la ciudad en busca del empleo
creciente en la industria, primero, y los servicios, después.
Los tipos de migraciones fueron
- Estacionales y temporales, para trabajar en la agricultura o en la construcción.
- Definitivas del campo a la ciudad para conseguir trabajo o ingresos más altos.
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Las migraciones tradicionales tuvieron su auge entre el último tercio del s. XIX y la década de 1960. En
un principio, tenían voluntad de retorno: Siega, vendimia, recolección de aceitunas, también se
desplazaban a las ciudades a trabajar en las épocas del año en las que el campo no daba tanto trabajo.
Éxodo rural: tuvo lugar entre 1900-1975. Es una migración entre áreas rurales y urbanas con carácter
definitivo o de larga duración. Motivación económica. Los lugares emisores son ambas Castillas,
Extremadura, Aragón, Galicia y Andalucía Oriental. Se dirigían a Cataluña, País Vasco y Madrid
primeramente, más tarde también a las nuevas áreas industriales del Mediterráneo y el valle del Ebro y a
las zonas turísticas de Levante, Baleares y Canarias. Se pueden distinguir tres etapas:
o Primer tercio del siglo XX: La filoxera y el inicio de la mecanización trajo un exceso de mano
de obra que se dirigió a Madrid, Barcelona y el País Vasco. En muchos caso era una migración en
Cascada: aldea-cabecera comarcal-capital de provincia- metrópoli
o Durante la guerra civil y la posguerra: Las duras condiciones de vida hace que el proceso se
estanque y que incluso aumente el número de regresos de la ciudad al campo.
o Entre 1950-75: Es cuando el proceso alcanza su mayor volumen, las causas habría que buscarlas
en la mecanización del campo, el desarrollo de la industrialización en las ciudades y el boom turístico.
Así las zonas de destino se ampliaron y formaron dos ejes peninsulares el del Mediterráneo –desde
Gerona a Alicante- y el del Ebro- desde el País Vaco a Tarragona-. A ello se le unía Madrid, las Islas
Baleares y Canarias. La migración iba directamente hacia las grandes ciudades.
Las consecuencias de las migraciones interiores tradicionales.
Las migraciones interiores tradicionales, especialmente el éxodo rural, han tenido numerosas
repercusiones:
– En el plano demográfico son las responsables de los desequilibrios en la distribución de la
población: vaciamiento del interior y grandes densidades en la periferia. También han influido en la
estructura por sexo y por edad al ser el hombre tradicionalmente el emigrante, más que la mujer.
– En el plano económico, en las áreas rurales, en un primer momento, las migraciones permitieron
aumentar los recursos de la población, pero con el tiempo fue, pues al marchar la gente más joven y
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capacitada, descendieron la productividad y el rendimiento. En las ciudades, la inmigración masiva
provocó problemas de suelo, vivienda, circulación, equipamientos y servicios.
– En el plano social se produjeron problemas de asimilación, al pasar los emigrantes de una
comunidad rural, a una gran sociedad urbana y competitiva. La integración no se produce en
general hasta la generación siguiente. El desarraigo de los emigrantes rurales a la ciudad fue
intenso, sobre todo en Cataluña y País vasco (charnegos y maquetos).
– En el aspecto medioambiental, en las zonas de procedencia de los emigrantes quedaron
abandonados y se deterioraron ecosistemas tradicionales; sobre todo, de montaña. En las grades
ciudades, el crecimiento acelerado debido a la inmigración creó problemas de contaminación
atmosférica, ruido, etc.
1.2. Las migraciones interiores actuales
Las migraciones actuales se desarrollaron desde 1975. Los motivos son más variados: laborales
residenciales y de retorno. Los flujos pluridireccionales, se dirigen hacia municipios urbanos de otras
provincias, medianos y pequeños, incluso rurales. El perfil es diverso persona joven, mayor, poco
cualificada o cualificada.
Desde 1975, el éxodo rural decayó. Con la crisis las antiguas áreas migratorias como eran el País Vasco,
Cataluña y Madrid perdieron su atractivo y el saldo migratorio fue negativo o se redujo
sustancialmente. Se produjo el retorno de antiguos emigrantes jubilados y de parados a sus áreas de
origen. Actualmente el éxodo rural presenta valores muy bajos. Los emigrantes se dirigen a los centros
de actividad económica de su propia provincia o CC.AA.
Las consecuencias de las migraciones interiores actuales
– Las migraciones laborales acrecientan los desequilibrios demográficos y económicos entre las
regiones y en el interior de las comunidades autónomas y provincias. El turismo, el comercio y la
administración se convierten en los sectores claves de atracción migratoria. En menos medida
destacamos la construcción y las actividades agrarias, con un carácter más estacional.
– Las migraciones residenciales intraurbanas causan el envejecimiento de las áreas urbanas centrales
emisoras e incrementan la población de las periferias receptoras, que exigen dotaciones de
equipamientos y servicios. Además, muchas áreas urbanas se convierten en lugares de trabajo y
pierde el factor residencial al ser los precios del suelo muy altos.
– Las migraciones de retorno de emigrantes provocan el sobreenvejecimiento en las zonas
receptoras de jubilados. Por otra parte, la instalación jóvenes neorrurales con hijos en pueblos casi
deshabitados puede incidir positivamente en el mantenimiento de escuelas y de actividades
tradicionales.
– Los movimientos pendulares relacionados con el trabajo ocasionan problemas de circulación en
los accesos a las grandes ciudades en las horas punta, fines de semana y los relacionados con el ocio.
Esto trae un incremento de los ingresos en las zonas receptoras.
2.- Las migraciones exteriores
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Son movimientos de población fuera de las fronteras del propio país. Desde mediados del siglo XIX y
hasta la crisis de 1975, España fue un país de emigrantes. El destino, América y Europa occidental.
2.1. Emigración transoceánica o a ultramar
Aunque hubo un importante foco de emigración de valencianos hacia la nueva colonia francesa de
Argelia, el principal foco de interés del emigrante español se dirigió a América Latina.
Etapa de auge hasta 1914 que se inicia la Primera Guerra Mundial. Los países latinoamericanos
necesitaban inmigrantes para explotar sus recursos y construir grandes infraestructuras cono el canal de
Panamá, ferrocarriles y puertos. Fue una salida para los jóvenes que no podían vivir del campo. La
mayoría procedían de Galicia, Asturias y Canarias y su destino: Argentina, Cuba y Brasil. Las dos
últimas necesitaban mano de obra tras la abolición de la esclavitud. Perfil de emigrante: varón, soltero
de baja cualificación
Etapa de caída de la emigración (1914-1945) debido a las guerras, crisis de 1929 y posguerra que
ocasionó dificultad para salir al exterior por bloqueo internacional a España.
Etapa de recuperación de 1945 a 1960 por levantamiento del aislamiento internacional por parte de la
ONU y el cambio de actitud de Estados Unidos respecto al régimen de Franco. Los emigrantes siguen
siendo gallegos mayoritariamente, como destino se une Venezuela a los anteriores. El perfil cambió,
ahora son familias y los trabajadores tienen mayor cualificación, son técnicos y agricultores
preparados para poder desarrollar la economía e industria de los países receptores.
Etapa de descenso desde 1960 provocada por un declive en la economía latinoamericana. En la
actualidad predominan los retornos aunque existe emigraciones de técnicos de alta formación reclamados
por las multinacionales españolas que tienen negocios allí.
2.2. Emigración a Europa
Hasta mitad del siglo XX fue escasa y estacional, procedente del campo. También se fueron refugiados
políticos de la Guerra Civil.
El periodo de mayor auge fue de 1950 a 1973. Se trató de una emigración permanente. En Europa tras
la Segunda Guerra Mundial, para la reconstrucción económica se necesitaban muchos trabajadores que
no se cubrían con los del país. Por parte de España, favoreció la emigración el fuerte crecimiento
demográfico de estos años, la escasa industrialización de nuestro país y los elevados salarios europeos.
El perfil de los emigrantes: jóvenes poco cualificados, procedían de todas las regiones de España y los
destinos principales fueron Francia, República Federal Alemana y Suiza. Desempeñaron los trabajos
menos cualificados y peor retribuidos en la minería, la construcción la industria y el servicio doméstico.
A partir de 1973 la emigración decayó. Muchos regresaron. Ahora se mantiene una emigración
temporal para trabajar en tareas agrarias o de construcción.
En total, casi 2 millones de españoles salieron hacia Europa en esos años.
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2.3. Consecuencias de la emigración al exterior
Las migraciones exteriores, primero, a América Latina y, más tarde, a Europa han tenido importantes
consecuencias demográficas, económicas y sociales.
a) Las consecuencias demográficas se manifestaron en la disminución de los efectivos de población
españoles y en su distribución, pues la distinta participación de las regiones en las corrientes
migratorias ha contribuido a los desequilibrios actuales en el reparto espacial de la población.
b) Las consecuencias económicas fueron por una parte positivas, pues aliviaron el fuerte crecimiento
natural y el paro; además las divisas enviadas por los emigrantes contribuyeron a financiar el
desarrollo económico español y a reducir el déficit comercial. Pero también hubo consecuencias
negativas, porque muchos ahorros no favorecieron a las áreas de partida de los emigrantes, ya que los
bancos los invirtieron en las zonas más desarrolladas.
c) Las consecuencias sociales en los países de destino fueron el desarraigo, al incorporarse a sociedades
cuya lengua y costumbres desconocían; las penosas condiciones de vida, alejados de la familia y en
viviendas de poca calidad.
2.4. La emigración exterior en la actualidad
España ha dejado de ser un país de emigración. Razones: mayor formación de la mano de obra, aumento
del nivel de vida y competencia para encontrar puestos de trabajo, en los peor remunerados se compite
con otros emigrantes de países menos desarrollados y en los mejor pagados con los nacionales.
Tras la crisis de 2008, el panorama vuelve a cambiar, la entrada de emigrantes es cada vez menor,
mientras que aumentan el número de salidas de españoles hacia el extranjero. El perfil de emigrante
también cambia, siendo ahora un joven, de ambos sexos y con formación alta, quienes buscan trabajo en
aquellos países europeos y americanos que posibilitan mayores oportunidades de empleo.
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3. La inmigración extranjera
3.1. Características de la inmigración extranjera
España está recibiendo un elevado volumen de inmigrantes. Así, en 2016, la población extranjera
superaba los 4,41 millones. Se diferencian los extranjeros nacionalizados, españoles de pleno derecho;
los inmigrantes legales, que mantienen su nacionalidad y los ilegales, que no están regulados por las
administraciones.
Las causas por parte española, son necesidad de mano de obra en empleos de baja cualificación: en
construcción, agricultura, pesca, minería y servicios personales y limpieza. Las regularizaciones de
inmigrantes ilegales y el reagrupamiento familiar, han atraído a nuevos inmigrantes. Proceden de
África (Magreb y países Subsaharianos) y por los lazos histórico-culturales de América Latina.
También personas del centro y norte de Europa (muchos son jubilados con nivel de vida medio-alto),
otros, de países del Este.
Por parte de los inmigrantes extranjeros influyen motivos económicos (posibilidades de trabajo o de
negocio) y motivos políticos (persecuciones, falta de derechos políticos). Su destino principal son las
comunidades con grandes centros urbanos y de servicios: Recientemente, la saturación del mercado
laboral de estas regiones ha provocado algunas migraciones hacia las comunidades del interior y del
Cantábrico.
3.2. Consecuencias de la inmigración
a) Consecuencias demográficas: Los inmigrantes han contribuido decisivamente al crecimiento
demográfico.
b) Consecuencias económicas: La inmigración aporta población activa, que desempeña las tareas
más duras y peor remuneradas, colabora al crecimiento del PIB, aporta más dinero a las arcas públicas
del que consume en educación y sanidad.
c) Consecuencias sociales destacamos las siguientes:
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– Han surgido actitudes xenófobas o racistas.
– Muchos inmigrantes sufren duras condiciones laborales
– Las dificultades de integración, debidas a las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas,
pueden suscitar tensiones con la población autóctona.
3.3. La política inmigratoria española
España lleva a cabo una política inmigratoria con el fin de que la inmigración resulte beneficiosa para
todas las partes implicadas.
a) El marco de la política inmigratoria está constituido por:
– La política de la UE sobre asilo e inmigración. Supone el establecimiento de un sistema común
de asilo y de visados y la cooperación de los miembros contra la inmigración clandestina.
– La Ley de Extranjería regula todos los aspectos de la inmigración: entrada en el país,
modalidades de presencia (estancia o residencia), derechos y libertades, condiciones de trabajo y
procedimiento de expulsión o repatriación.
Con los últimos atentados vividos en París y Bruselas, la UE está planteando una nueva política de
inmigración con el objetivo de mejorar la seguridad aumentando el control y endureciendo las políticas
comunitarias en este sentido.
b) Las medidas principales de la política de inmigración española son las siguientes:
– La colaboración con los países emisores en el control de la emigración.
– La ordenación de los flujos, determinando el tipo de inmigrantes que necesita España y
organizando su llegada mediante la firma de convenios con los países de origen.
– El impulso de la integración de los inmigrantes.
– La lucha contra la inmigración clandestina y el terrorismo internacional.
Crecimiento real de la población
Crecimiento real es la suma del crecimiento natural más el saldo migratorio: CR=CN+SM.
Desde mitad del XIX y hasta principios del siglo XX el crecimiento fue bajo. Se elevó de 1900 a 1975
sobre todo en década de los 60 debido al crecimiento natural propio de la transición demográfica. Fue
muy bajo desde entonces y en la actualidad ha crecido por la inmigración aunque, desde el 2014, el CR
en España está siendo negativo.
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La estructura de la población española.
1. La estructura por sexo y edad de la población española.
1.1. La estructura por sexo
La estructura por sexo es la relación entre el número de hombres y mujeres que componen una
población. Se mide mediante las tasas.
Los factores que influyen en la estructura por sexo son el nacimiento siempre de un mayor número de
niños (unos 105 por cada 100 niñas), la mayor esperanza de vida de las mujeres y las migraciones, dado
que suelen emigrar más los varones. En España, estos factores hacen que en las edades jóvenes
predominen los hombres. Sin embargo, en la edad adulta madura se igualan y al final predominan las
ancianas
1.2. La estructura por edad
La estructura por edad es la composición de la población por grupos de edad: jóvenes (0-14 años);
adultos (15-64 años) y ancianos (65 años y más). Se mide calculando los índices. Esta se considera joven
cuando el porcentaje de jóvenes supera el 35% y envejecida, cuando el porcentaje de ancianos supera el
12%.
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Los factores que influyen en la estructura por edad son: la natalidad, en el número de jóvenes; la
esperanza de vida en el número de ancianos, y las migraciones, dado que los migrantes son
habitualmente jóvenes. En España, la estructura por edad se encuentra envejecida, pues los jóvenes
representan un bajo porcentaje y los ancianos están muy por encima del 12%. Las causas del
envejecimiento son el fuerte descenso de la natalidad desde 1975, que ha reducido el número de jóvenes
y el aumento de la esperanza de vida.
– Las comunidades con mayor porcentaje de jóvenes son las que poseen tasas de natalidad
relativamente más altas o las fuertemente inmigratorias (Madrid y litoral mediterráneo).
– Las comunidades más envejecidas son las que en el pasado se vieron muy afectadas por la
emigración y cuentan actualmente con bajas tasas de natalidad emigrantes (Galicia y el interior
peninsular).
Las consecuencias del envejecimiento son la desaceleración económica porque reduce la población
activa y la capacidad de innovación y la elevación de los gastos en pensiones, sanidad y cuidados
para los ancianos, que afectan a la viabilidad del Estado del bienestar. Con la llegada de la crisis,
estos servicios se han visto reducidos por los recortes de la administración, provocando un descenso
evidente en la calidad de vida de muchos ciudadanos.
2. La estructura económica de la población española.
La estructura económica de la población estudia la población que contribuye con su actividad al proceso
productivo y los distintos sectores en que se desarrolla esa actividad.
2.1. La población activa e inactiva
La población activa es el conjunto de personas, que en edad de trabajar (16-67), que busca un empleo
remunerado. Distinguimos, la población con empleo remunerado (ocupada) y a la que no tienen trabajo
y lo buscan, (población activa desocupada).
La población inactiva es la que no realiza un trabajo remunerado ni se encuentra disponible para
desempeñarlo, como pensionistas, rentistas, incapacitados y estudiantes. Existen diversos índices
para medir la actividad de una población, como la tasa de actividad, la tasa de paro y la tasa de
dependencia.
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2.1.1. La tasa de actividad
Es el porcentaje de activos de una población. Esta tasa divide la población activa entre la población
mayor de 16 años en edad de trabajar. Actualmente, en España, esta tasa se sitúa en torno al 59,5% en
2015.
a) La evolución de la tasa de actividad en España ha pasado por diferentes etapas:
- Entre principios del siglo XX y la década de 1990, la tasa de actividad descendió, debido a la
emigración y al aumento de la tasa de dependencia. El aumento de la tasa de dependencia de los jóvenes
se ha debido al retraso hasta los 16 años de la edad mínima legal para trabajar y a la prolongación de la
escolaridad obligatoria.
- Desde 1991, la tasa de actividad ha experimentado un fuerte crecimiento porque implantó un nuevo
sistema de elaboración de la Encuesta de Población Activa –EPA– y porque las mujeres continúan
incorporándose al mercado laboral.
b) La tasa de actividad presenta variaciones según el sexo, la edad y el territorio.
– En función del sexo, la tasa de actividad femenina, partiendo de cifras bajas y de descensos durante las
épocas más intensas del éxodo rural, aumenta desde la década de 1970. Este hecho se ha visto facilitado
por motivos ideológicos (cambio de mentalidad sobre su papel en la sociedad), demográficos (control de
la natalidad) y económicos (crecimiento del empleo en el sector terciario y necesidad familiar de un
segundo salario).
– En función de la edad, la tasa de actividad de las mujeres decrece, pues algunas desde los 30 años,
abandonan el trabajo al formar una familia, ante las dificultades para conciliar la actividad laboral y la
vida familiar. Además, las personas de más de 50 años y menores de 25 tienen más dificultades a la hora
de encontrar empleo.
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– En función del territorio, las tasas de actividad son más altas en las comunidades de mayor dinamismo
económico, Madrid, País Vasco, Valencia y Cataluña, y menor en las comunidades más pobres, como
Andalucía, Galicia, ambas castillas y Extremadura.
2.1.2. La tasa de paro
a) La evolución de la tasa de paro ha pasado por diferentes etapas:
– Hasta 1973 no fue un problema grave (no superaba el 3% de la población activa), Desde entonces se
han sucedido épocas de mayor paro en las crisis económicas y se en otras ha disminuido ante coyunturas
económicas más favorables o por reformas legislativas que flexibilizan el empleo y crean nuevos tipos
de contrato para facilitar el trabajo, sobre todo de los jóvenes.
– En la actualidad, las cifras de paro se deben principalmente al aumento de la productividad, que reduce
la necesidad de mano de obra, y a coyunturas económicas recesivas, como la iniciada en 2008, que ha
elevado nuevamente la población parada. En la actualidad, en 2015, las cifras de paro se sitúan en torno
al 24%. Existe una característica básica en nuestra tasa de paro y es su carácter estacional. Hay
periodos durante el año donde el paro desciende por las necesidades económicas del país (turismo).
b) La tasa de paro presenta variaciones en función del sexo (mayor paro femenino), la edad (mayor
desempleo juvenil), el nivel de instrucción (más paro cuanto menor cualificación), la época del año
(paro estacional tras la recolección de las cosechas y la reducción de la demanda hotelera en invierno) y
la comunidad autónoma (más paro en las de menor dinamismo económico y mayor peso de la
población joven, como Extremadura y Andalucía).
2.2. Los sectores económicos
La población activa se distribuye en tres sectores económicos: primario, secundario y terciario.
La evolución de estos sectores en España ha pasado por varias etapas desde principios del siglo XX.
a) El sector primario incluye las actividades dedicadas a la obtención de materias primas: Alcanza
cifras muy bajas (4,1% en 2015).
– En el primer tercio del siglo XX, su descenso estuvo relacionado con la fase inicial del éxodo
rural. Se recuperó en la Guerra Civil y la posguerra y después continuó su declive hasta la
actualidad. No obstante, todavía cabe esperar que baje más, a medida que la modernización agraria
obligue al abandono de las explotaciones poco rentables.
b) El sector secundario comprende las actividades destinadas a la transformación de las materias
primas: la industria y la construcción. A principios del siglo XX ocupaba a un escaso porcentaje de la
población debido al insuficiente desarrollo industrial. Desde entonces ha tenido un crecimiento
fluctuante hasta situarse en cifras similares a las de otros países industrializados europeos (20,9% en
2015).
– En el primer tercio del siglo XX, la población ocupada en el sector secundario creció con el
impulso dado a la industria y a las obras públicas por la dictadura de Primo de Rivera. Se frenó
durante la Guerra Civil y la posguerra, y aumentó considerablemente en los años de los planes
de desarrollo y el aumento de la construcción en las ciudades industriales y áreas turísticas
– Desde 1975, la población activa de este sector disminuyó por la crisis económica, que fue sobre
todo industrial y se produjo el trasvase de parte de su población al sector terciario. Además, la
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industria moderna utiliza nuevas tecnologías que requieren menos manos de obra y demanda cada
vez más servicios a la producción.
c) El sector terciario incluye las actividades que proporcionan servicios: transporte, comercio, turismo,
sanidad, educación o finanzas. A principios del siglo XX ocupaba también a un escaso porcentaje de
la población (17,8%), debido al bajo nivel de vida. Desde entonces ha crecido, salvo el paréntesis de
la Guerra Civil, hasta ocupar en la actualidad a la mayoría de la población (75% en 2015). Las causas
de este crecimiento han sido las siguientes:
– El aumento del nivel económico y del nivel de vida
– Los cambios operados en los otros sectores económicos han favorecido al sector terciario: la
mecanización agraria, primero, y la crisis industrial después.
– El incremento de los servicios públicos por la creación de la administración autonómica y
europea y el desarrollo del Estado del bienestar.
– La creciente incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar se realiza básicamente en este
sector.
La distribución espacial de la población ocupada por sectores económicos muestra un peso del
sector primario superior en el interior peninsular, Galicia, Andalucía y Murcia; el predominio del
sector secundario en La Rioja, Navarra, el País Vasco, y Cataluña, y la terciarización de Madrid,
las zonas turísticas de Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.
El futuro de la población española.
España está experimentando profundas transformaciones demográficas desde 1975. Ha dejado de ser un
país natalista, joven y emigratorio, para convertirse un país con una de las tasas de natalidad más bajas
del mundo, envejecido e inmigratorio. Estos cambios conllevan otros de orden económico, social y
cultural. Por eso, los expertos realizan proyecciones demográficas de futuro, para poder planificar temas
como la necesidad de plazas escolares o de residencias para la tercera edad; el gasto sanitario, o en
pensiones; las ayudas sociales; etc.
1. Futuro del movimiento natural
a) La tasa de natalidad, durante las décadas de 2020-2050 probablemente decrecerá, al llegar a la edad
fértil las mujeres españolas nacidas en la época de mayor descenso de la natalidad (1985-1995). La
fecundidad dependerá de la inmigración extranjera y de las pautas evolución de la fecundidad de las
mujeres españolas. La fecundidad se facilitaría con ayudas directas a la natalidad, medidas estables y
eficaces de apoyo a las familias.
b) La tasa de mortalidad, actualmente baja, crecerá hasta tasas medias debido al constante
envejecimiento de la población. Paralelamente, la esperanza de vida aumentará por las mejoras
sanitarias y de la calidad de vida.
c) El crecimiento natural, se ha vuelto negativo desde 2014 y se espera que continúe así sino cambian
las perspectivas demográficas.
2. Futuro de los movimientos migratorios
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a) Las migraciones de la población española mantendrán el predominio de las migraciones internas
interurbanas, intrarregionales e interprovinciales y un aumento moderado de la emigración al exterior.
b) La inmigración extranjera es muy difícil de prever, ya que depende de factores como el número de
retornos que se puedan producir y el mantenimiento de España como destino inmigratorio. Ambos
estarán condicionados a su vez por la evolución de la situación económica.
c) Futuro del crecimiento y de la estructura de la población
El lento descenso de la población continuará hasta 2050 por el envejecimiento de la población, el
aumento de la emigración hacia las áreas desarrolladas y el descenso de la de la inmigración. Estos
índices podrían variar en los próximos años.
En la estructura por sexo seguirán predominando los varones entre los jóvenes y, las mujeres, entre las
ancianas. No obstante, las diferencias numéricas entre los sexos tenderán a acortarse a medida que el
estilo de vida de las mujeres se aproxima al de los varones.
En la estructura por edad, hacia 2050 España será uno de los países más envejecidos del mundo.
Para paliar los problemas derivados del envejecimiento, existen diversas soluciones. La OCDE
recomienda el retraso en la edad de la jubilación, la eliminación de las prejubilaciones y el fomento de
los fondos de pensiones. Frente al gasto médico, la prevención y un uso más racional de los recursos
sanitarios. Y frente a los cuidados y atenciones que requieren los ancianos, la implantación de servicios
de apoyo y “respiro” a las familias que conviven con los ancianos y la creación de residencias para la
tercera edad.
d) En la estructura económica
La tasa de actividad crecerá hasta 2020, sobre todo la femenina. Para paliar la desaceleración económica
derivada de este hecho, debe fomentarse la incorporación al trabajo de jóvenes y mujeres y la
inmigración extranjera. También es necesario combatir la desigualdad de las mujeres en el empleo en
cuanto a salarios y acceso a los puestos de responsabilidad.
Por otra parte, el incremento de la terciarización de la actividad económica aumentará el porcentaje
de población empleada en el sector servicios, a costa de los otros dos sectores.