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CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

Importancia

Las circunstancias presentes, no determinan, ni cambian las verdades inmutables de

la Palabra de Dios. Nos mantenemos firmes, porque Él ha sido fiel, y Él no cambia. El

primer camino que escogemos, cuando las cosas no salen bien, es echas la culpa a

alguien. Y como Dios está en control y reinando sobre todo, entonces el directo

responsable de nuestra desgracia, según nosotros, es Dios. Nunca nuestra desobediencia.

Objetivos

Describir un estudio del libro de Malaquías, un profeta pos-exílico. El estudio nos

mostrará el propósito, del autor, el tema del libro, etc. esto nos ayudará a entender con

mayor claridad el mensaje que el autor transmitió al pueblo en la época pos-exílica. Y las

circunstancias por las que atravesaba el pueblo cuando recibió el mensaje.

Procedimiento

Mediante un estudio, del libro del profeta Malaquías, se expondrán los detalles

más importantes del libro, que permitan llegar a una comprensión más clara y precisa. Se

estudiarán el contexto histórico, político, religioso, cultural y social, en el cual se

escribió, y se dará una interpretación del mismo.

2

Limitaciones

Tomando en cuenta que la Biblia cuenta con mucho para escudriñar sobre el

presente tema profético, y también que hay bastante bibliografía al respecto, este trabajo

está centrado principalmente en el libro de Malaquías. De todos modos, al final del

trabajo se presenta una bibliografía que será de mucha utilidad a quienes desean

profundizar estudios sobre el tema profético.

3

CAPÍTULO II

MALAQUÍAS: UNA RESPUESTA CÍNICA AL AMOR DE DIOS

Datos introductorios

Malaquías, es el último de los profetas menores, y el último de todos los profetas

antes de los 400 años de silencio. Este libro cuenta con cuatro capítulos, cincuenta y

cinco versículos, y mil setecientas ochenta y dos palabras. La palabra que más se repite es

“Jehová”, esta se repite 48 veces, en la RVR60.

Encontramos veintisiete preguntas, que marcan el estilo de diálogo que marca

Malaquías, un poco similar al libro de Habacuc. “¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú

hermano de Jacob? ¿Dónde está mi honra? ¿Dónde está mi temor? ¿En qué hemos

menospreciado tu nombre? ¿En qué te hemos deshonrado? ¿No es malo? ¿No es malo?

¿Cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? ¿Quién también hay de vosotros que

cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano?”1

¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por

qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de

nuestros padres? ¿Por qué? ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y

por qué uno? ¿En qué le hemos cansado? ¿Dónde está el Dios de justicia? ¿Y quién

podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se

manifieste? ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? ¿En qué te hemos

robado? ¿Qué hemos hablado contra ti? ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que

andemos afligidos en presencia de Jehová de los ejércitos?

1 Biblia del diario vivir. Versión Reina-Valera 1960 (1997). Todos los textos bíblicos serán tomados de esta versión, salvo en los casos cuando se hagan las respectivas llamadas bibliográficas de otra versión.

4

Autor y fecha

En Malaquías 1:1, se cita el nombre del profeta “י Dָאִכ Gְל Iַמ” (Malaquías), palabra

descrita como “nombre, propio, humano, singular, masculino, normal”. Y

aunque los teólogos liberales, no lo toman como un nombre propio, sino que

lo toman como “un mensajero”, es decir, indefinido, que no se sabe de qué

mensajero se habla.

En general los críticos liberales sostienen que originalmente el libro era anónimo. Puesto que el hebreo (y también el griego) tiene una misma palabra para “mensajero” y “ángel”, varios padres de la iglesia consideraban que el profeta era un ángel encarnado.2

La LXX, traduce el nombre Malaquías “αγγελου” directamente. Tal vez porque el

término hebreo “Malakí de lo mismo que H4397; ministrativo; Malaqui, un profeta:-

Malaquías.”3 Viene del término hebreo “Malák ְך Vָא Gְל Iַמ de una raíz que no se usa sign.

despachar como delegado; mensajero; espec. de Dios, i.e. ángel (también profeta,

sacerdote o maestro).- embajador, enviado, mediador, mensajero, ángel.”4

En el Tárgum arameo de Jonatán se considera que Esdras el escriba era Malaquías. Se alega que no se dice nada sobre el linaje del profeta ni sobre el lugar en que nació. Lo mismo puede decirse de Abdías y Habacuc. La tradición judía considera que Malaquías (así como Hageo y Zacarías) era miembro de la Gran Sinagoga. Ningún libro profético del Antiguo Testamento nos ha llegado en forma anónima, por lo que podemos estar seguros de que Malaquías era el nombre del último profeta de Israel.5

Con respecto a la fecha, comentan que esta profecía pudo haber sido escrita

después del tercer regreso a Israel, y como se menciona en el libro de Malaquías, que ya

se estaban realizando los sacrificios, y por sacerdotes. Entonces se puede decir, que fue

después de la reconstrucción del templo, por Nehemías.

2 Charles Lee Feinberg, Los profetas menores (1989): 359.3 James Strong, Nueva concordancia Strong exhaustiva. (2003): H4401.4 Ibíd.: H4397.5 Feinberg, Los profetas: 359.

5

En contraste con Hageo y Zacarías, Malaquías no nos da la fecha de su profecía. Pero unas ciertas evidencias internas nos ayudan a llegar a una fecha de alrededor del 430 a.C. Probablemente, Malaquías ejerció su ministerio al mismo tiempo que Nehemías. Hicieron frente a cuestiones similares. Por ejemplo, el templo estaba construido, pero se usaba mal (Mal.1:7-10 con Neh.3:10); había corrupción en el sacerdocio (Mal.1:7-2:9 con Neh.13:1-9); había matrimonios mixtos con paganos (Mal.2:11-16 con Neh.13:23-28), y había descuido de las ofrendas de Dios (mal.3:8-12 con Neh.13:10-13).6

Tema y propósito

Podemos ver que bajo el liderazgo de Nehemías hubo un periodo de avivamiento

(Nehemías 10:28-39), pero los sacerdotes y el pueblo andaban fríos en su relación con

Dios y se hicieron superficiales y mecánicos en cuanto a la observancia de la ley. Y

aunque eran culpables de los pecados denunciados por Malaquías (sacerdotes perezosos,

negligencia en los diezmos y matrimonios con mujeres extranjeras), la gente estaba

confusa porque no sabían porqué Dios no estaba satisfecho con ellos.

El tema de Malaquías es que la sinceridad hacia Dios y una santa manera de vivir son absolutamente esenciales a los ojos del Señor, si su favor ha de ser derramado sobre las cosechas y sobre el bienestar económico de la nación. Israel debe vivir en conformidad con su elevada vocación de nación santa y esperar la venida del Mesías. Quien, por medio de un ministerio de sanidad como también de juicio, llevará a la nación a la realización de sus más acariciadas esperanzas.7

Malaquías escribió para responder y aclarar esa confusión al pueblo y a los

sacerdotes, para dar a conocer y para reprender sus pecados, su apatía espiritual y sus

actitudes negativas. Malaquías terminó también su profecía con una palabra de

exhortación acerca de la venida del mensajero del Señor quien prepararía el camino para

el Mesías.

Repetidamente el Señor se refirió a su pacto con Israel (cp.2:4; 5, 8, 10, 14; 3:1), recordándoles, desde sus palabras de apertura, de su infidelidad a su relación de amor/ matrimonio con ellos (cp.1:2-5). El amor de Dios por su pueblo inunda el

6 Paul N. Benware, Panorama del Antiguo Testamento (1994): 247.7 Gleason L. Archer, Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento (1987): 474.

6

libro. Al parecer las promesas hechas por los profetas anteriores del Mesías venidero que traería la liberación final y las bendiciones que durarían toda una época y el aliento de las promesas recientes (ca.500 a. C.) de Hageo y Zacarías, solo habían hecho al pueblo y a sus líderes que estuvieran más determinados en su satisfacción espiritual.8

Trasfondos

En el contexto histórico, el libro de Malaquías, fue escrito aproximadamente entre

el 433 y 410 a. C., en el tercer retorno a Israel, el cual encabeza Nehemías. Estas fechas

se las obtienen únicamente por las comparaciones realizadas con el libro de Nehemías, y

las similitudes en sus temas.

Por estas fechas gobernaba en el imperio Persa, el rey Artajerjes I, quién estuvo del

464 a.C. hasta el 423 a.C. y luego entro Darío II, hasta el 404 a.C. Herbert M. Wolf dice

“En el año vigésimo de Artajerjes, 445 a.C., un alto funcionario de gobierno persa,

Nehemías recibió permiso para viajar a Jerusalén y conducir a su pueblo en la

reconstrucción de las murallas de Jerusalén.”9

“La verdad y el amor de Dios son cuestionados. Los líderes espirituales fallan. La

sociedad se vuelve secular y el pecado abunda. Estas condiciones caracterizaron los

tiempos del profeta Malaquías, quien inmutablemente afrontó tal situación de su día”10.

Es en este contexto social, y religioso que el profeta le toca llevar a cabo su labor

profética.

Después de la gran agitación de las guerras de los asirios, babilonios, medos y persas, vino un período de relativa paz a la parte del mundo antiguo que le correspondía a Israel. Los libros de los profetas previos al cautiverio fueron desarrollados en el crisol ardiente de las guerras internacionales y de las catástrofes. Bajo el dominio persa, sin embargo, al pueblo se le permitió volver a la tierra en paz. La amenaza constante de un conflicto internacional no se cernía sobre ellos.

8 Biblia de estudio MacArthur. Versión Reina-Valera 1960 (1997): 1217.9 Herbert M. Wolf, Hageo y Malaquías (1980): 59.10 Biblia de estudio LBLA. La Biblia de Las Américas (2003): 1275.

7

Los persas recaudaban impuestos pero, por otra parte, estaban complacidos de dejar en paz los judíos. Con todo, el déficit económico todavía era común durante este período.11

¿En qué nos amaste?

Ante la afirmación de Dios al pueblo de Israel, “Yo os he amado”, viene la primera

pregunta irónica del pueblo de Israel. A pesar de haber sido duramente castigados por no

seguir y servir a Jehová, y luego de haber sido liberados, y vueltos a restablecer en su

tierra, los Israelitas, no habían entendido, que lo que necesitaban era volverse a su Dios

de corazón.

Por ello es sorprendente oír la respuesta a la auténtica afirmación divina de amor: “¿En qué nos amaste?” ¿Cuál es la evidencia de que Tú realmente nos amas? Esta chocante réplica marca el tono de todo el libro, en el que afirmación tras afirmación es contestada por una nación ingrata. ¡Con cuánta presteza pueden los hombres echar en el olvido los maravillosos actos de gracia y amor de Dios por ellos!12

Que preciosa la misericordia de Dios, manifestada aquí, en una explicación de la

elección hecha de parte de Dios entre Jacob y Esaú. Una dulce respuesta, a una

insolencia, flagrante, de rechazo al amor declarado de Dios. Es importante evidenciar

claramente como la elección de Dios es una muestra de Su amor.

Los creyentes tenemos este precioso pasaje, que nos habla de la elección de Dios

para con nosotros los que hemos creído en Cristo Jesús, “Efesios 1:3-4 Bendito sea el

Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual

en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en él antes de la fundación del

mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,”

11Nuevo comentario ilustrado de la biblia (2003):1093.12 Wolf, Hageo y Malaquías: 69.

8

La evidencia del amor de Dios a Su pueblo Israel, radicaba en la preservación del

mismo, a pesar de todo lo que el mundo hiciera para destruirlo. Y la evidencia de esto es

relacionada con Esaú, los Edomitas, quienes, fueron destruidos y si intentaren levantarse,

de nuevo serán destruidos. Sin embargo el pueblo de Israel, tiene promesas de

restauración maravillosa. “Dios le recuerda a Israel que la ama, y este amor se mostraba

en que había escogido y preservado a Israel para sí.”13

En la historia subsiguiente de Israel, Dios bendijo a Jacob y a sus descendientes, y no bendijo a Edom, aunque su descendencia tuvo acceso a algunas promesas que Dios había dado a Jacob. Edom fue reducido gradualmente hasta ser un pueblo separado, que se desvaneció en la historia. Por el contrario, a Israel se le prometió ser una nación para siempre (Jer.31:35-37).14

Otro tema predominante en esta sección, es que el amor de Dios, no es permisivo,

sino que castiga al que se rebela contra Él. Si los Israelitas, estaban aún padeciendo

necesidades, y no estaban en la abundancia que ellos antes habían tenido, esto era

producto de su propio pecado. Y el castigo enviado por Dios, no evidenciaba que Dios,

no los amaba, sino más bien evidenciaba que los amaba, ya que no los había castigado

hasta destruirlos por completo. “Nadie debería concluir que Dios no ama a Su pueblo

porque lo ha afligido, sino más bien que lo ama porque lo ha elegido.”15

“¡Se ha engrandecido…Israel!” Cuando vea el destino final de Edom, el pueblo de Israel, lleno de dudas, reconocerá que el Señor es el gran gobernante de las naciones. Dios señala que Él es el soberano de todas las naciones, y no solo de Israel.16

Otro punto que sobre sale en esta primera rebelión de Israel contra Dios. Y es que

su circunstancias adversas, en lugar de llevarle a examinarse como esta su caminar con

13 Benware, Antiguo Testamento: 249.14 John F. Walvoord, Todas las profecías de la Biblia. (2006): 370.15 Biblia de estudio MacArthur: 1218.16 Biblia de estudio NVI. Nueva Versión Internacional (2002): 1492.

9

Dios, lo llevo más bien a cuestionar a Dios. Olvidándose así, totalmente, que fue por

gracia, que Dios escogió a su pueblo, y no por méritos propios.

El pueblo en su ceguera, creada por los momentos de privaciones y sufrimientos, no puede ver las maneras en las que Dios muestra su amor hacia ellos. De hecho, al pueblo le molesta que Dios le recuerde su amor en el pasado. Si hubiésemos podido estar allá, es probable que escucháramos algo así: “Señor, no queremos que nos traigas recuerdos bonitos del pasado. Queremos acciones concretas y presentes de tu amor. ¡Tienes que respondernos en medio de esta sequía, de la plaga de langostas y de los enemigos que nos rodean!”. Existe un problema básico en el diálogo entre Dios y el pueblo. La respuesta del pueblo a la declaración del amor divino es egocéntrica; vista desde la perspectiva de quien solo quiere ser beneficiario: ¿En qué nos has amado? (v.2b). El pueblo bien hubiese podido decir: “Sí, Dios nos ha amado; pero ¿cómo lo hemos amado nosotros a él?”. En lugar de aprovechar el momento de crisis como tiempo de retrospección y autoexamen, el pueblo se dedicó a examinar y cuestionar a Dios.17

En resumen, el amor de Dios, debió haber llevado al pueblo de Israel a anhelar

volverse a Él. El amor de Dios, debió recordar al pueblo de Israel de que su existencia

actual, no era mérito propio sino producto de la elección de Dios, una prueba más del

amor de Dios.

El amor de Dios, no es como el amor humano, permisivo, socapador, egoísta,

perjudicial, enfermizo, etc., el amor de Dios, se muestra también en el castigo a sus hijos,

aunque no destruyéndole totalmente. El amor de Dios, debió conducir al pueblo de Israel

a responder en gratitud a Dios. El amor de Dios, debió llevar al pueblo de Israel a exaltar

y engrandecer el nombre de Dios entre todas las naciones.

Deuteronomio 7:7-10 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; 8 sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto. 9 Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; 10 y que da el pago en persona

17 Jesse Bryan, Harry Byrd, César Caruachín et al. Comentario Bíblico Mundo Hispano Oseas--Malaquías (2003): 378-379.

10

al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el pago.

¿En qué hemos menospreciado Tu nombre?

Esta pregunta viene en respuesta a dos afirmaciones hechas por Dios, “soy yo

Padre”, “soy Señor”. Y está dirigida a los representantes del pueblo ante Dios, los

sacerdotes. Es decir, el juicio de Dios, siempre comienza por la casa de Dios, y luego

llega al pueblo (1:6-2:16). Y estas afirmaciones se relacionan con la anterior, en que el

amor de Dios no es permisivo. El amor de Dios es un privilegio para Israel, pero también

es una responsabilidad que no se puede evadir.

La afirmación del amor incondicional del Señor (vv.2-5) no sirve para absolver de culpa, por eso Malaquías pronunció la acusación en contra de los sacerdotes, los líderes espirituales de la nación. Les mostró que habían desdeñado los sacrificios a Dios (vv.6-14), su gloria (2:1-3) y su ley (2:4-9).18

La acusación que sigue a las dos afirmaciones de “soy yo Padre”, y “soy Señor”

que establecen responsabilidad. Es la de “menospreciáis mi nombre” “lo habéis

profanado” (v.6 y 12). Para ello Dios establece el estándar por el cual el pueblo de Israel

debió guiarse, “Malaquías 1:11 Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es

grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y

ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los

ejércitos.”

El profeta habla (v.6) en términos “padre-hijo” y “amo-criado”, que demandan del inferior lo mismo amor que honor y respeto (v.Ex.20:12; Pr.30:11). Y si eso demandan las relaciones humanas ¡cuánto más la relación con el Dios Creador y Soberano del Universo!19

18 Biblia de estudio MacArthur: 1218.19 Matthew Henry, Comentario bíblico de Matthew Henry (1999): 1059.

11

Es claro que, la ofrenda ofrecida a Dios, dice lo que piensa el oferente de su Señor.

Y la pauta humana que le pone Dios a los sacerdotes, es el ser humano más digno que

humanamente se tiene, el príncipe. Y era claro que ellos, jamás ofrecería tal ofrenda a sus

príncipes, ya que ellos se darían cuenta del desprecio realizado al ofrecérseles tal ofrenda.

Y también las consecuencias que tendrían, ya que el príncipe ofendido, les cobraría

cuentas de la ofensa. Era claro que no eran inocentes, eran culpables, y ellos eran

conscientes de sus actos. “tal acto constituía un insulto incluso para un príncipe terrenal,

cuánto más para el Rey de la Gloria.”20

Otro aspecto de esta acusación era que los sacerdotes se habían cansado de cumplir

los requisitos exigidos por la ley. En realidad era el mismo problema. Menospreciaban el

nombre de Dios, por esta razón no tenían en alta estima las ofrendas que se ofrecían al

Gran Rey. Y tampoco exigían que se cumplan con los requisitos de la ley. Pues como lo

harían, si no era de mucha estima para ellos el nombre de Dios. Él debía ser para ellos el

Gran Rey primeramente. “aunque no habían dicho en forma literal que la mesa del Señor

(el altar del sacrificios) fuera inmunda, lo expresaron en la práctica porque rehusaron

dirigir al pueblo a ser reverentes y ofrecer lo mejor de sí al Señor”21

Vosotros consentís en las ofrendas mezquinas y defectuosas por parte del pueblo sobre el altar para ganar el favor de ellos. Darío, y probablemente sus sucesores, les habían dado liberalmente víctimas para los sacrificios; sin embargo, no presentaban sino lo peor. Una religión barata, que cuesta poco, la repudia Dios, y por tanto no vale nada. Cuesta más de lo que vale, porque su valor es nada, y así en realidad resulta cara. Dios no desprecia la blanca de la viuda, pero sí desprecia la blanca del avaro. (Moore.)22

La solución es decidir de corazón dar gloria al nombre de Dios. Y el castigo

inminente si no hay esa decisión de corazón, es maldición, y vergüenza y humillación, 20 Biblia de estudio Ryrie. Versión Reina-Valera 1960 (1991): 1302.21 Biblia de estudio MacArthur: 1219.22 Roberto Jamieson, A. R. Fausset, y David Brown. Comentario Exegético Y Explicativo De La

Biblia - Tomo 1: El Antiguo Testamento. (2003): 975.

12

para los sacerdotes que debieran ser, honrados por el pueblo, más bien serían humillados,

serían tenidos en poco. Además de la pérdida del cargo como sacerdotes.

Malaquías les desafió diciéndoles que, si no corregían sus caminos, Dios les maldeciría, y mancharía sus rostros con el estiércol del sacrificio, mostrando así Su desprecio por ellos (2:1-3). En vez de ser sacerdotes que no honraban al Señor, debían ser por el contrario, las fuentes de instrucción de la verdad de Dios (v.7). Pero por el contrario, ellos hacían tambalear al pueblo de Israel (v.8). El resultado fue que ellos mismos eran despreciados por la gente (v.9).23

La relación del pecado de los sacerdotes con el del pueblo era directa. Ya que al no

haber en los labios del sacerdote la ley de Dios, por haberse apartado ellos del camino,

hacían también tropezar al pueblo de Dios. Y la relación del menosprecio del pueblo al

sacerdocio también era directa. Era fruto de que los sacerdotes se habían apartado del

camino.

Al menospreciar los sacerdotes la ley de Dios, dio como resultado, el menos precio

del pueblo de la ley de Dios. El pueblo se dio licencias que la ley no daba, como eran la

de casarse con mujeres extranjeras y como la de ser desleales con la mujer de su

juventud. “Malaquías amonesta al pueblo en un pasaje en el que se refiere a que se ha

“quebrantado la fe”. Menciona de forma concreta dos tipos de pecado: el matrimonio con

mujeres paganas y el divorcio. Por su puesto, ambos estaban íntimamente

relacionados.”24

En resumen, la responsabilidad del Pueblo de Israel está establecida, y los

parámetros de la grandeza de Dios también. Por tanto, los sacerdotes, en su sublime

responsabilidad debe decidirse de corazón dar gloria a Dios y cumplir con el pacto

establecido. Y el pueblo debe buscar de la boca del sacerdote la ley, y guardarse también

en espíritu.

23 Walvoord, profecías: 371.24 Biblia de estudio NVI: 1493.

13

¿En qué le hemos cansado?

La afirmación aquí es que las palabras del pueblo de Israel habían hecho cansar a

Jehová. Y esta eran: “Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se

complace;”. Tal afirmación, no puede sino venir de un corazón endurecido, al cual, el

castigo de Dios por causa de su pecado, no lo llevo a reflexionar que debía arrepentirse y

volverse a Dios, sino que más bien lo llevo a auto-justificarse, y a pensar que Dios

favorece a los impíos.

Habían sufrido tantas pruebas durante el exilio y después de él, que estaban dispuestos a creer que Dios se complacía en la causa de los impíos y los favorecía, a los paganos que disfrutaban de prosperidad, en contra de los piadosos. Se quejaban de que Dios no juzgaba la impiedad con suficiente severidad. Y si no era así, ¿dónde estaba el Dios de justicia de quien oían hablar continuamente?25

La respuesta de Dios no se deja esperar, en 3:1, encontramos la promesa de un

mensajero, que lo vemos cumplido en Juan el Bautista, como dice “Mateo 11:10-11

Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El

cual preparará tu camino delante de ti. 11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer

no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de

los cielos, mayor es que él.”, y además la venida de Cristo (el ángel del pacto), que

irónicamente dice “a quien deseáis vosotros”.

Ahora Dios responde al reto impío del versículo anterior. Él enviará Su mensajero, una promesa que tuvo un cumplimiento pasado y parcial en Juan el Bautista, pero que espera un cumplimiento pleno y futuro cuando Elías (4:5) prepare el camino del Señor, el mensajero del pacto (BAS) a quién deseaban (ironía). La ironía aquí consiste en que cuando Él vino (Su primera venida), la nación de Israel no le deseó, sino que le crucificó.26

25 Feinberg, Los profetas: 369.26 William MacDonald, Comentario bíblico de William MacDonald. (2004): 516.

14

Aquí, en este capítulo, Malaquías hace mención tanto a la primera como a la

segunda venida, ya que en el v.1 encontramos lo sucedido con Juan el Bautista y Cristo,

en la primera venida, pero los v.2-5, hacen mención a lo que encontramos en el libro de

Apocalipsis (su segunda venida).

Como ocurre tan a menudo en el Antiguo Testamento, la primera y la segunda venida de Cristo son consideradas como un solo evento. Ninguno de los profetas parece haber entendido la separación de esos sucesos por un largo intervalo de tiempo en el medio.27

En resumen, la solución es la misma, volverse a Dios y esperar en Él, porque Sus

promesas nunca van a fallar. La solución nunca es atribuir a Dios injusticia, porque,

simplemente no entendemos su actuar. Esta queja me parece muy similar a la que

presenta el Apóstol Pedro cuando dice:

2 Pedro 3:3-4 sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores,

andando según sus propias concupiscencias, 4 y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su

advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas

permanecen así como desde el principio de la creación…2 Pedro 3:8-12 Mas, oh amados,

no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.

9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es

paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan

al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual

los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la

tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de

ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12

27 Walvoord, profecías: 372.

15

esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos,

encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!

¿En qué hemos de volvernos?

Y aquí aparece la clave del libro, “Malaquías 3:6 Porque yo Jehová no cambio;

por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”. Ningún otro juicio es válido, por

eso la acusación es que se habían apartado de las leyes de Jehová y las habían guardado.

Y la petición que Dios les hace es “volveos a mí, y yo me volveré a vosotros”. Y una

última vez más, viene la respuesta cínica en forma de pregunta ¿En qué hemos de

volvernos?

Pero el pueblo ha cauterizado su conciencia (v.7) y se niega a volverse arrepentido a Jehová, porque ha perdido el sentido del pecado. No han dado (vv.8, 9) a Dios los diezmos y las ofrendas que la Ley exige (Lv.27:30; Nm.18:21-24) y, por eso, no prosperan (v.11). Dios les dice con tierna condescendencia (v.10). “…probadme ahora en esto…” (Dt.28:2-12; Ez.34:25-31). Como si dijese: “si dudáis de mi bondad y de mi justicia, ¡haced la prueba!28

La reprensión se arrecia cuando Dios le dice a su pueblo, “vosotros me habéis

robado”. Y el pueblo enajenado de su responsabilidad, y pensando que el hecho de servir

a Dios era cosa de si quiero o no quiero, y no como algo que debía hacerse sí o sí. Este

pueblo responde ¿En qué te hemos robado?, y entonces Dios les aclara que, sus

padecimientos, eran producto de su robo a Dios, es decir, eran producto de la maldición

de Dios hacia ellos.

Y les clara por ello que un día Dios dejará bien en claro que aborrece la injusticia.

“Malaquías 3:18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el

28 Henry, Comentario: 1061.

16

malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.”, y el pueblo mismo se daría cuenta

de la diferencia entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

Pero entre el pueblo quedaba un remanente fiel a JEHOVÁ. Éstos serán librados y bendecidos, y reconocidos como posesión propia de Dios, siendo Su especial tesoro. William Kelly comenta: “los judíos mismos ya no se jactarán por ser meramente judíos. Se darán cuenta de la vanidad de lo externo; valorarán lo que es de Dios y aborrecerán más a los que son malos porque son judíos (v.18)””29

A partir de 3:16, comienza a hablar de un remanente especial que sí oirá la voz de

Jehová, y los denomina “los que temen a Jehová” o “los que piensan en Su nombre” o en

4:2 “los que teméis Mi nombre”. Estos verán la justicia de Dios, satisfecha, cuando Cristo

regrese por segunda vez. Y se los insta a esperar “el día” el cual Ryrie compara con “el

día de Jehová (Sof.1:14-18).”30, “Pero Malaquías también termina donde el mensaje del

Evangelio del NT empieza: la llegada de “Elías” que convocará y preparará al pueblo

para recibir al Mesías de Dios (Mar. 1:2–8).”31

Como algunos han explicado la predicación de Juan restauraría la armonía en las familias. Pero Lucas 1:16-17 substituye por “el corazón de los hijos a los padres,” “los rebeldes a la prudencia de los justos,” lo que da a entender que la reconciliación a efectuarse, era aquella entre descendientes desobedientes e incrédulos y los susodichos antepasados, Jacob, Leví, “Moisés,” y “Elías” (véase 1:2; 2:4, 6; 3:3, 4). La amenaza aquí es que, si esta restauración no fuera efectuada, la venida del Mesías resultaría “una maldición” para “la tierra”, eso es, la tierra de Judea, cuando rechazaron al Mesías en su primer advenimiento, aunque él trajo bendiciones (Génesis 12:3) a los que le aceptaron (Juan 1:11-13).32

En resumen, el pueblo de Dios, debía de volverse y someterse a su Señor, y esperar

confiado en que Él en su tiempo, haría justicia, y para ello enviaría primeramente un

mensajero que anuncie el día de Jehová, el cual será para juicio a los que no quieran,

29 MacDonald, Comentario: 516.30 Biblia de estudio Ryrie: 1305.31 Jesse Bryan, Harry Byrd, César Caruachín et al. Mundo Hispano: 394.32 Jamieson, Fausset, y Brown. Comentario: 981.

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soberbiamente, volverse a Él, y habrá justicia para todos aquellos que la anhelaron y la

aguardaron.

CAPÍTULO III

CONCLUSIÓN

Mientras estemos lejos de una relación estrecha con Dios, nos volveremos más

insensibles, y comenzaremos a menospreciar a Dios, y como resultado, incumpliremos

nuestros deberes para con Él, y seremos de tropiezo a nuestros propios hermanos y peor

aún a los inconversos. No hay excusas, Dios nos ama, y es justo, y ama la justicia, y eso

jamás cambiará. Aunque en las circunstancias presentes, pareciera lo contrario, un día

Dios vindicará Su nombre y los que esperan en Él, serán satisfechos de justicia.

Las enseñanzas para mi vida son: 1) Dios me ama, y la prueba más grande es que

soy salvo. 2) Dios me ama, y la prueba es que en su disciplina, Dios no me ha destruido

totalmente. 3) Dios me ama, y debo proclamarlo en mi familia y a todos los que me

rodean. 4) Dios es mi Padre y Señor, y debo honrarle y obedecerle siempre. 5) Dios es mi

Padre y Señor, nunca debo cansarme de andar en justicia y obediencia, rebajando los

parámetros establecidos por Él. 6) Dios es mi Padre y Señor, Debo de corazón decidirme

a dar gloria a Su nombre. 7) Dios no cambia, Su misericordia será para siempre conmigo.

8) Dios no cambia, debo recordar que nunca pasa por alto el pecado. 9) Dios no cambia,

el me bendice si le busco de todo mi corazón y mis acciones lo demuestran. 10) Dios

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harán justicia evidente en todo el mundo, y debo descansar seguro, de que el servirle es

ser sabio.

Las enseñanzas para mi iglesia serían: 1) Dios ama Su iglesia, la prueba más grande

es que Él la compro con la sangre de Su Hijo unigénito. 2) Dios ama Su iglesia, la prueba

es que Él la disciplina, pero no la destruye. 3) Dios ama Su iglesia, y debe ser una

proclamadora del amor de Dios a todo el que le busca. 4) Dios es el Señor de la iglesia, y

su deber es honrarle y obedecerle siempre. 5) Dios es el Señor de la iglesia, y por eso

nunca debe negociar la justicia y la verdad. Debe ser siempre la columna y baluarte de la

verdad. 6) Dios es el Señor de la iglesia, por ello debe decidirse de corazón y en un solo

corazón darle la gloria debida a Su nombre. 7) Dios no cambia, Su misericordia será para

siempre para con la iglesia, el nunca la abandonará. 8) Dios no cambia, la iglesia debe

recordar que siempre debe mantenerse santa porque Él siempre será Santo. 9) Dios no

cambia, Él bendecirá a Su iglesia si se vuelve a buscarle de corazón en hechos y en

verdad. 10) La iglesia será saciada de justicia en el día de Jehová.

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BIBLIOGRAFÍA

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Biblia de estudio Ryrie. Versión Reina-Valera 1960. Grand Rapids: Editorial Portavoz, 1991.

Orden para obras en varios tomos o volúmenes

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