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EL ALUMNO CON DISCAPACIDAD MOTORA (ATENCIÓN TEMPRANA Y EDUCATIVA) Carlos Fernández Fernández - Psicólogo - El niño con Discapacidad Motora 0

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EL ALUMNO CON DISCAPACIDAD MOTORA (ATENCIÓN TEMPRANA Y EDUCATIVA)

Carlos Fernández Fernández - Psicólogo -

El niño con Discapacidad Motora 0

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INDICE 1.- El alumno con Discapacidad Motora. Concepto y delimitación. - Definición - Localización 2.- La Discapacidad Motora: Clasificación y formas. 2.1. Discapacidades de origen cerebral 2.1.1. Parálisis Cerebral 2.1.2. Traumatismos Craneoencefálicos 2.2. Discapacidades de origen espinal 2.2.1. Espina Bífida 2.2.2. Poliomielitis anterior aguda 2.2.3. Lesiones medulares degenerativas 2.2.4. Traumatismos medulares 2.3. Discapacidades de origen muscular 2.3.1. Miopatías o distrofias musculares progresivas 2.4. Deficiencias de origen oseo-articular 3.- Características 3.1. El desarrollo intelectivo 3.2. El desarrollo afectivo 3.3. El desarrollo psicomotor y del lenguaje 4.- Evaluación y diagnóstico 4.1. La movilidad 4.2. La comunicación 4.3. La motivación 4.4. La afectividad y la socialización 4.5. El contexto 4.6. Las áreas de trabajo o curriculares

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5.- La respuesta habilitadora-educativa. Técnicas de intervención. El acceso al Curriculum. Las adaptaciones instrumentales. 5.1. Principios metodológicos 5.2. La adaptación del Curriculum: - Adaptación de los elementos de acceso al Curriculum - Adaptación de los elementos básicos del Curriculum 6.- Otra recomendaciones de cara al trabajo - Bibliografía

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1.- EL ALUMNO CON DISCAPACIDAD MOTORA. CONCEPTO Y DELIMITACIÓN.

DEFINICIÓN. Sujeto que tiene una alteración en el aparato locomotor, que se traduce en dificultades en la ejecución de sus movimientos o ausencia de los mismos. Puede ser transitoria o permanente. El grado de afectación es variable. El niño estará limitado en algunas actividades que son propias de la edad, lo que constituye un aspecto vital de cara al trabajo a realizar. La alteración motriz puede ir asociada a otros trastornos. Esta asociación se ha de delimitar de forma individual, y estar en función de los criterios de evaluación. Así, y en primer lugar, se ha de ver en qué zona se sitúan su desarrollo, cómo tiene la manipulación, cómo es su comunicación, para adaptar adecuadamente los materiales que se le quieren presentar; solamente si el niño no responde a esta propuesta estimular se puede pensar en la existencia de posibles trastornos asociados, como pueden ser: perceptivos, intelectivos o emocionales, que dificulten la repuesta. Estos trastornos se deben entender más como funcionales que como estructurales de la propia deficiencia. LOCALIZACIÓN. La alteración motora puede estar localizada en :

- Las zonas motoras cerebrales - La médula espinal - El sistema muscular - El sistema óseo-articular - En dos o más de las expuestas.

2.- LA DISCAPACIDAD MOTORA: CLASIFICACIÓN Y FORMAS.

Existen varias clasificaciones de la deficiencia motora, según sea la fuente a la que se acuda. Aquí nos vamos a centrar en su clasificación atendiendo a su origen.

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2.1.- DEFICIENCIAS DE ORIGEN CEREBRAL:_

2.1.1. PARÁLISIS CEREBRAL

Definición.-

Hace unos años la definición más común era: “Desorden motor persistente, aparecido antes de la edad de los 3 años, debido a una lesión neurológica no progresiva, que interfiere en el desarrollo del SNC y del cerebro.” Se puede considerar la P.C. como un trastorno global de la persona que lo tiene, ya que dicha lesión neurológica no sólo pudo afectar a los aspectos motores, sino que generalmente origina diversas alteraciones en grupos musculares y en complejos nerviosos que atañen a los sentidos, y en determinadas funciones, que obstaculizan el desarrollo normal. En la actualidad y a través de la Confederación ASPACE definimos: La Parálisis Cerebral es un trastorno global de la persona consistente en un desorden permanente y no inmutable del tono, la postura y el movimiento, debido a una lesión no progresiva en el cerebro antes de que su desarrollo y crecimiento sean completos. Esta lesión puede generar la alteración de otras funciones superiores e interferir en el desarrollo del Sistema Nervioso Central. El sentido que se aplica a los términos utilizados es el siguiente:

1.- Desorden permanente. La lesión neurológica es irreversible y persistente a lo largo de toda la vida. Las células nerviosas destruidas no se regeneran.

2.- No inmutable. Que la lesión neurológica no es progresiva no quiere decir que las

consecuencias no cambien involutiva o evolutivamente.

3.- Desorden del tono, la postura y el movimiento. El trastorno neuromotor es el elemento característico.

4.- Lesión no progresiva en el cerebro. La lesión no aumenta ni disminuye, es decir, no es

un trastorno degenerativo. 5.- Antes de que su desarrollo y crecimiento sean completos. La lesión se produce en un

período de tiempo en el cual el sistema nervioso central está en plena maduración.

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6.- Otras funciones superiores. La lesión puede afectar además de la función motora al resto de funciones superiores: atención, percepción, memoria, lenguaje y razonamiento. El número de funciones cerebrales dañadas y la intensidad del daño van a variar en función de:

a) El tipo, localización, amplitud y disfunción de la lesión neurológica. b) El nivel de maduración anatómico en que se encuentra el encéfalo cuando esta

lesión se produce.

7 Interferir en el desarrollo del S.N.C. Una vez producida la lesión va a repercutir en el proceso madurativo del cerebro y por lo tanto en el desarrollo del niño.

Esta alteración es, junto con la espina bífida, la más frecuente, y la que más repercute en el ámbito escolar.

Tipos de P.C.-

- Espástica.- Provoca pérdida de movimientos voluntarios por el aumento del tono muscular.

- Atetósica.- Provoca movimientos involuntarios, continuados y lentos. Hay fluctuación del tono.

- Atáxica.- Provoca trastornos de la coordinación y de la estática. - Mixtos.- Son los más frecuentes

Alteraciones y déficits.- Las alteraciones y déficits que presenta un niño con parálisis cerebral son

muy variados, y se diferencian notablemente de un niño a otro; no obstante hay unos trastornos que por su incidencia estadística son comunes en la parálisis cerebral.

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La alteración motriz. Puede abarcar: carencia o dificultad de desplazamiento; dificultad en

la manipulación; lentitud; imposibilidad de determinados movimientos o movimientos incoordinados. Todo ello constituye un obstáculo en los primeros años de vida, ya que el niño desde que nace asimila datos, con lo que va perfeccionando su conocimiento; a ello contribuye de forma esencial la afectividad y el movimiento, que a través del ensayo-error, matiza la integración del mundo que le circunda.

Así visto, tenemos que en este primer periodo fallan: el movimiento, la coordinación óculo-manual y la prensión, influyendo negativamente en la incorporación de esquemas, como la lateralidad, la direccionalidad, el espacio exterior, el esquema corporal y la noción del tiempo.

Además este trastorno motor es persistente en todo el desarrollo, con lo que se ve afectada también su capacidad de juego.

En muchos casos la manipulación y posteriormente la escritura se verán seriamente comprometidas, lo que dependerá de la afectación de los miembros superiores.

Alteraciones del lenguaje:

Este tipo de alteración después de las motrices, son las de más alta incidencia, entre el 65% y el 70% de los casos. Las dificultades del lenguaje dependen en gran medida del tipo de P.C. así, el espástico, con excesiva tensión muscular, tiene un lenguaje explosivo con largas pausas, e incluso puede bloquearse sin emitir voz; el atetósico produce un lenguaje que va desde pequeños fallos en la articulación hasta la carencia de habla; el atáxico habla de forma arrítmica. Su causa puede ser plurifactorial: déficit cognitivo, trastorno de la realización motora (disartria), o trastornos psicosociales.

En el niño con parálisis cerebral. se dan todos los trastornos del habla.

Alteraciones sensitivas:

Presentan una incidencia del 40 al 50% de los casos, en cuanto a la vista y el

oído, y en mucha menor proporción en el resto. A nivel visual el trastorno puede ser: de la visión y la motilidad ocular, como

déficit visual por atrofia óptica, ceguera de origen central, pérdida de la visión binocular, estrabismo (50% de los casos), defectos de refracción o nistagmus.

A nivel auditivo se presentan alteraciones significativas en un 10-15% de los niños con parálisis cerebral severa .

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Trastornos epilépticos

Crisis epilépticas se dan en un 25-30% de los niños con PC. Pueden ser generalizadas o parciales.

La gravedad de una crisis no va ligada a la intensidad de sus manifestaciones sino a su duración. Sus manifestaciones pueden pasar inadvertidas.

La actitud adecuada a tomar en caso de crisis es: importante el no alarmarse; verificar la seguridad del niño evitando riesgos de traumatismo, acomodándole de forma que facilitemos su respiración y evitemos las inhalaciones de eventuales vómitos. Cuando la seguridad esté controlada, hay que dejar que la crisis finalice sin intervenir demasiado. Es muy importante seguir las pautas médicas en cuanto a suministrar medicación.

Trastornos perceptivos:

Pueden tener origen central y alteran el conocimiento del mundo exterior.

Afectan a la capacidad de integrar e interpretar las sensaciones propioceptivas (provienen de la actividad del propio cuerpo) y extereoceptivas (proceden del mundo exterior). Es decir, el conocimiento, además de sus complicados complejos neurológicos, se organiza a partir de las respuestas de cada sentido a los estímulos exteriores.

Estas alteraciones pueden ser catalogadas de disfunciones cerebrales, aún sin estudiar adecuadamente. Entre ellas se pueden citar a nivel neurológico:

- La agnosia (trastorno del conocimiento aun a pesar del buen funcionamiento de los sentidos, la inteligencia y la conciencia. El objeto percibido no es reconocido, no se identifica por referencia al contenido de la memoria).

- La astereognosia (no reconocimiento del objeto puesto en la mano).

- La apraxia (perdida de la capacidad de ejecutar movimientos voluntarios aprendidos, no atribuido a la parálisis, a trastornos de la coordinación, etc.)

- La asomatognosia (pérdida de la representación cortical de los miembros paréticos).

A nivel pedagógico, las dificultades disléxicas como síntomas y la dificultad de atención, muy característico esto último en los niños con parálisis cerebral.

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Trastornos emocionales Estos se suelen producir debido a que el trastorno motor provoca una mala

adaptación al entorno social, un aislamiento, aumentando con ello las posibilidades de desarrollar alteraciones psicológicas y emocionales: bajo umbral a la frustración, hiperdependencia, vulnerabilidad en la adolescencia, depresión, ansiedad, hiperemotividad, labilidad y/o inmadurez afectividad,...

Déficits intelectuales

Según algunas estadísticas tenemos: Un 50% de los casos presentan un CI inferior a 70, siendo el 39% de

estos con déficit cognitivo severo y profundo. Un 25% de los casos presentan un CI entre 70 y 90 Un 20% de los casos presentan un CI entre 90 y 110 Un 5% de los casos presentan un CI superior a 110 Es muy importante resaltar la dificultad y, por tanto, la precaución que hay

que tener a la hora de diagnosticar a un niño con parálisis cerebral en función de su CI, ya que hemos de adaptar las pruebas y en ocasiones con ello nos salimos de los baremos establecidos.

2.1.2. TRAUMATISMOS CRANEOCEFÁLICOS Son consecuencia de lesiones localizadas (producidas por contusiones) o

difusas (producidas por conmoción) del cerebro, resultando de la sacudida de la masa encefálica en la caja craneana. Suelen ir acompañados de pérdida de conciencia (coma) de profundidad y duración variables.

Suelen presentar: - Lentitud gestual e intelectual extrema, que no se corresponde con

el deterioro mental que pudiera suponerse. - Movimientos parásitos parecidos a los de los atetósicos o de los

atáxicos por su marcha inestable.

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2.2. DISCAPACIDADES DE ORIGEN ESPINAL

2.2.1. ESPINA BÍFIDA

Definición: Enfermedad congénita en la que las vértebras no se desarrollan bien en el embrión, dejando un hueco en la región lumbar o en la lumbo-sacra posterior, por donde sale la médula espinal.

Tipos:

- Espina bífida abierta.- El canal neuronal está expuesto al exterior, los arcos vertebrales y la piel se desarrollan inadecuadamente.

- Mielomeningocele.- Un segmento de médula mal formada, unido a las células epiteliales, forma una hernia dorsal.

- Meningocele.- Del mismo tipo, pero la bolsa no contiene células nerviosas.

- Espina tumoral.- La hernia está constituida por un tumor que puede o no englobar raíces de nervios raquidianos.

- Espina bífida oculta.- Implica la ausencia de fusión de una o más vértebras, y no entraña, la mayoría de las veces, ningún signo motor clínico.

Características:

- Parálisis, que puede ir desde un ligero entumecimiento hasta la parálisis completa de los miembros inferiores.

- Pérdida total o parcial de la sensibilidad cutánea - Problemas esfinterianos por incontinencia - En un 20% de los casos hay problemas en la circulación del

líquido cefaloraquídeo, que puede dar lugar a hidrocefalia si no se interviene quirúrgicamente para implantar una válvula.

- La inteligencia no está implicada, aunque pueden presentarse importantes dificultades de aprendizaje en su primera infancia, y de integración social en su adolescencia. Estas dificultades pueden estar causadas por: la hidrocefalia; la falta de experiencias por hospitalizaciones; falta de desplazamiento y manipulación; alteraciones del carácter.

- Este tipo de niños están sometidos desde muy pequeños a situaciones dolorosas y sentimientos de miedo y ansiedad, produciendo sentimientos de fracaso personal.

- Las dificultades psicopedagógicas más a tener en cuenta son la motricidad fina, aspectos de tipo perceptivo, la atención y la memoria.

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2.2.2. POLIOMIELITIS ANTERIOR AGUDA

Definición: Enfermedad infecciosa que ataca las neuronas motoras de la

médula, provocando parálisis flácida e importantes deformidades óseas de grado variable.

Su incidencia actualmente no es significativa, debido a la vacunación en los países occidentales.

2.2.3. LESIONES MEDULARES DEGENERATIVAS.

2.2.4. TRAUMATISMOS MEDULARES.

2.3. DISCAPACIDADES DE ORIGEN MUSCULAR. 2.3.1.MIOPATÍAS A DISTROFIAS MUSCULARES PROGRESIVAS.

Son enfermedades primitivas caracterizadas por una disminución progresiva de la fuerza muscular voluntaria.

2.4. DEFICIENCIAS DE ORIGEN OSEO-ARTICULAR

2.4.1. Malformaciones congénitas 2.4.2. Distrofias óseas

2.4.3. Microbianas

2.4.4. Reumatismo de la infancia

2.4.5. Lesiones por desviación del raquis

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3.- CARACTERÍSTICAS 3.1.- Desarrollo intelectivo

Es importante resaltar que en un porcentaje significativo la inteligencia no se encuentra implicada en sus potencialidades, sin embargo sí pueden aparecer dificultades de aprendizaje, sobre todo en los casos de parálisis cerebral y de espina bífida, debido principalmente a la falta de experiencias por las dificultades de desplazamiento y/o manipulación. Ello implica una desinformación en los datos imprescindibles para una correcta programación de las funciones intelectuales, como por ejemplo la percepción témporo-espacial, la direccionalidad, el esquema corporal, etc.

3.2. Desarrollo afectivo. Dependerá del grado de afectación y de la actitud que para él hayan tenido las

personas de su entorno, sobre todo sus padres. Visto así, analizaremos dos variables importantes, que son:

a) La familia

La familia es el elemento fundamental en la formación y el desarrollo del niño. Como se dijo anteriormente, uno de los factores importantes para el desarrollo de la persona es la afectividad, en cuanto a refuerzo familiar se refiere, que recibe este tipo de niños en sus progresos. Es evidente que el nacimiento de un niño con alguna alteración supone un replanteamiento ansiógeno por parte de padres y familiares, que no esperan el desafortunado acontecimiento, que va a influir en su relación con el niño. Es decir, todos los valores familiares se derrumban, al menos de momento, ya que no ofrecen una salida válida para enfocar y adecuarse al nuevo problema que ha venido inesperadamente, ya que los padres tenían la idea de un hijo normal.

Las reacciones familiares van desde el estupor hasta la desidia, pasando por

angustia, rebeldía, desesperación, vergüenza o miedo. Ello se traduce en temor al futuro que les hace centrarse en intentar de cualquier forma justificar el hecho en alguna causa, ello en muchas ocasiones les lleva al poco recomendable aislamiento social.

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Los momentos críticos son:

- En el descubrimiento de la minusvalía. En el primer hijo la reacción es mayor. Posteriormente (sobre todo en los casos más graves) se pasa de la depresión a una cierta esperanza mientras dura la infancia.

- En el distanciamiento progresivo del niño normal, en donde esa esperanza se disipa, ya que el avance de la edad por sí solo no supone grandes mejoras.

- Acercamiento a la edad adulta del niño discapacitado. Los sentimientos son de desilusión y pesimismo, ya no solo es el conocimiento de la minusvalía, sino la persistencia de la misma. Ello suele llevar a una actitud negativa de excesivos cuidados externos, despreocupándose de los logros propios del adolescente. Se ha de procurar que esta fase sea lo más corta posible y que adopten una actitud positiva de mejora.

- Cuando llega al estado adulto la actitud familiar se suele tornar en rebeldía y despecho hacia la sociedad. Aunque si bien es cierto ésta se solidariza cada vez más con la problemática del minusválido y genera actitudes más positivas.

En resumen, se ha de tener presente que los progresos en estos niños son

vividos con una gran carga de ansiedad, que les es transmitida, y sus adquisiciones terminan más como un suspiro de alivio que como alegría reforzante por lo conseguido. A veces el adulto tiene una baja exigencia respecto a lo que el niño es capaz de hacer, sobre todo si se centra en el déficit y no en las potencialidades.

Nuestro trabajo en este campo ha de ir encaminado a propiciar un ambiente familiar adecuado.

b) La conducta personal del discapacitado motor.

El niño “normal” hasta los 8 ó 9 años no comienza a tener cogniciones

propias. El discapacitado motor no es diferente en este aspecto, y según su capacidad se retrasará más o menos en la cognición de sus propias limitaciones reflejando hasta dicha edad las situaciones de su ambiente inmediato.

Una característica importante es la hiperprotección e hiperdependencia familiar, lo que le conduce en muchas ocasiones a un infantilismo emocional, caracterizado por un umbral muy bajo a la frustración. La frustración puede generar conductas pasivas o agresivas. Las reacciones de tipo neurótico tienen un alto porcentaje de incidencia.

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Se tendrá en cuenta que el autoconcepto y la autoestima están alterados o al menos precisarán de especial atención. No suele tener más estrategias que la ley del mínimo esfuerzo, a través de la manipulación del adulto, con seducción o agresividad. Esta simbiosis con el adulto es para conseguir una seguridad que es ficticia, pues le deja insatisfecho. Además su atención y concentración aumenta cuando el adulto está cerca, lo cual es un refuerzo positivo para el último, sobre todo cuando se pretende que haga algo. Esta inseguridad, motivada por la hiperdependencia, llega hasta etapas muy avanzadas del desarrollo. Por ello es muy importante la integración escolar y social.

Suele reclamar excesiva atención del personal auxiliar, para ser ayudado aún

en actividades que puede realizar (explotación de su minusvalía). Cuando llega a la pubertad o adolescencia suele hacerse consciente de su

situación, haciéndose unos interrogantes de difícil contestación, como “¿qué será de mi futuro?”, “¿podré vivir el amor?” “¿y del trabajo, qué?”, etc. , lo que le conduce a una depresión, con lo que suele estacionarse en sus progresos. Ello es bastante perceptible, sobre todo en los casos de gran afectación física e inteligencia conservada; pero cuando supera dicha crisis (ahí es bueno contar con apoyo psicológico), suele surgir con una personalidad bastante mejorada. Es importante, pues, favorecer actividades que le lleven a un concepto real de sí a través del conocimiento de sus posibilidades y limitaciones.

3.3. Desarrollo psicomotor y del lenguaje. Los niños comienzan a ejercitar sus capacidades motrices antes del

nacimiento. Los primeros movimientos que existen son los reflejos, es decir, acciones involuntarias desencadenadas por estímulos de distinto tipo.

Pasados los primeros meses, las acciones reflejas se van sustituyendo por movimientos voluntarios. Este control voluntario se desarrolla conforme va madurando el SNC.

Los discapacitados motóricos no desarrollan este control de acuerdo a la edad

cronológica correspondiente. Este retraso o la anomalía de alguna función le lleva a desarrollar un esquema corporal deficiente. La alteración del tono muscular y las deficiencias de percepción le imposibilitan el control postural y el equilibrio. También existe una mala lateralización y adquisición de los conceptos espacio-temporales, a lo que habrá que dar prioridad en el tratamiento.

Si algo está alterado en estos procesos previos, es claro que se producirá un retraso en la adquisición del habla.

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4.- LA EVALUACIÓN Y EL DIAGNÓSTICO. El proceso de evaluación no es algo aséptico, sino que dependerá en parte de

nuestra concepción sobre lo que es la discapacidad motora, sus procesos de desarrollo, su proceso de enseñanza-aprendizaje y su evolución.

Los objetivos serán: - Ver el nivel de competencia del niño - Ver el nivel de competencia con ayuda de compañeros y/o adultos. - Adaptaciones curriculares.

Todo ello tiende a mejorar su aprendizaje y en consecuencia su desarrollo. Así pues hemos de identificar las necesidades educativas especiales del niño

partiendo de la evaluación y diagnóstico de su estado actual, sobre todo en los factores más importantes que dificultan su aprendizaje. Estos son:

4.1. La Movilidad Aunque existe una tradición evaluadora en la que se deducen las

adquisiciones cognitivas de los logros motores y manipulativos, en el caso de este tipo de población hemos de separar a veces en el tiempo y siempre en las técnicas, la evaluación de ambos procesos. Es más, la evaluación motora orientará sobre cómo trabajar los aspectos cognitivos y cómo evaluarlos.

Se trata pues de conocer realmente las posibilidades motoras del niño, ya que

éste encuentra dificultades en su incidencia física en su medio ambiente. Para ello es necesario el asesoramiento y el trabajo en equipo con el médico, el fisioterapeuta, y el terapeuta ocupacional.

Factores a tener en cuenta:

- A la hora de presentarle los materiales, se han de observar el

campo visual y la capacidad manipulativa (pinza, señalización, prensión, etc.)

- Observación del trabajo y juego en el suelo - El desplazamiento - En el área motora del curriculum no se puede pretender seguir una

secuencia evolutivo-madurativa. - Situación mesa-silla

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4.2. La comunicación

Entendemos la comunicación como el intercambio entre dos o más sujetos a través de conductas verbales y no verbales.

Se trata de conocer realmente las potencialidades comunicativas, evaluando por separado lo que es capaz de expresar y lo que es capaz de comprender.

Conocer qué modalidad expresiva emplea a través de :

- Movimiento voluntarios en algún miembro del cuerpo - Recorridos visuales - Señalizaciones o gestos - “Si” o “no” con algún movimiento - Sonrisa o expresiones faciales - Emisión de sonidos o vocalizaciones - Habla poco inteligible - Habla inteligible

Observar si el niño muestra intención de comunicarse y con quienes.

4.3. La motivación

Recordemos que en el niño con problema motor, su actuación y competencia social y de desarrollo (curricular) están muy influidas por las expectativas que genera su ambiente más próximo. Ello influye a su vez en la motivación para elicitar respuestas y, posteriormente, en la respuesta misma.

De igual forma la incapacidad o dificultad para influir físicamente sobre su entorno inmediato le acarrean que la mayor parte de las experiencias estén fuera de su control, lo cual, junto con la sobreprotección familiar, refuerzan los comportamientos de aislamiento y pasividad. Con todo ello, la motivación se debilita.

Sería importante adecuar nuestro trabajo a su latencia de respuesta. Se ha de explorar todo lo que suponga refuerzos positivos para el niño,

aunque sean poco adecuados a su nivel de desarrollo general. Se trata de evaluar su sistema de incentivos, para ello es importante contar con guías de observación y autobservación.

4.4. La afectividad y la socialización.

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4.5. Evaluar el contexto, es decir:

- Barreras arquitectónicas - Organización de los servicios del centro para evitar largos

desplazamientos - Organización del espacio de los espacios y adaptación del

mobiliario - Crear, si fuera necesario, situaciones de trabajo individual - Orientar sobre la forma de colocar y situar al niño a lo largo del

día - Adaptaciones materiales. Promover aulas de recursos - Conocer Sistemas Alternativos de comunicación

4.6.- Evaluar las necesidades que presenta en cada una de las áreas de

desarrollo .

En resumen, para un buen diagnóstico se han de estudiar: - La historia clínica y la del desarrollo - Si tiene medicación en la actualidad y su influencia sobre su

conducta - La historia previa de aprendizaje (conductas no aprendidas por no

ejercitación suficiente, reforzamiento de conductas inadecuadas, insuficiente cantidad de refuerzos, estimulación aversiva, capacidad discriminativa, etc.)

- Entrevistas - Observación (asistemática y sistemática) - Tests propiamente dichos.

5.- LA RESPUESTA HABILITADORA-EDUCATIVA. TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN. El acceso al currículo. Las adaptaciones instrumentales.

5.1. Principios metodológicos.

Por lo que llevamos visto hasta el momento, se deduce fácilmente que el proceso de aprendizaje en el discapacitado motórico no será, en un porcentaje significativo, ni armónico ni continuo, y aunque no esté afectado intelectualmente, presentará lagunas que se manifiestan principalmente a la hora de seguir una escolaridad normal, por lo que se hace necesario el apoyo psicopedagógico y los tratamientos complementarios o de atención educativa complementaria.

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Muchas de las dificultades señaladas no son absolutas, están influidas por la falta de ejercitación y los reforzamientos inadecuados, etc. Por lo tanto, nuestra misión supone un gran esfuerzo de suplencia y adaptación de actividades y ejercicios, que el desarrollo social, sensorial y psicomotor exige en cada momento.

Los principios metodológicos son: a) La globalización.- Al tratarse en muchos casos de una alteración global

de la persona que lo tiene, hemos de tener en cuenta que todo progreso habilitador en el plano físico tiene su repercusión en lo psíquico, y al contrario, ya que el aumento de capacidad facilitará el esfuerzo de las personas que tienen relación con él. De ahí se deduce que aunque en él incide un equipo multiprofesional, y que cada profesional actúa en su área, el trabajo se ha de programar en conjunto con el fin de lograr un desarrollo lo más armónico posible. De igual manera, cuanto más globalizado sea su aprendizaje, mayor será su significación para el sujeto. Ello facilita la generalización.

b) La normalización.- Teniendo la perspectiva del niño normal, ya que hemos de tender a la mayor normalización posible. Además conviene tender siempre a esa referencia por bien de que nuestros propios criterios no se subjetivicen.

c) La precocidad.- Cuanto antes se diagnostique y se comience a trabajar, mejores resultados se obtendrán, debido a la mayor plasticidad de las neuronas en edad temprana

d) La individualización. Adaptar el diseño curricular a las necesidades individuales de cada alumno. El apoyo pedagógico debe centrarse en los esquemas de conocimiento que utiliza el alumno para interpretar las situaciones. Hemos de entender la individualización como complementaria a la socialización, y no como contrapunto.

e) Aprendizaje cooperativo u organización cooperativa de las actividades escolares, es decir, uno alcanza sus objetivos sólo si los otros lo alcanzan, v.g., el compañero-tutor de aprendizaje, modelo de conducta. Para ello se ha de preparar a los compañeros.

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5.2. Las Adaptaciones del Curriculum. El objetivo principal es analizar aquellos elementos del acceso al currículo que son necesarios adaptar para dar respuesta a las necesidades habilitadoras-educativas del discapacitado motor. Se ha de procurar facilitar un modelo de escuela integradora que permita a todos los alumnos: desplazarse libremente, explorar, comunicarse..., posibilitando la auténtica integración, actualmente inclusión, y desarrollo personal de los niños. Se entiende la adaptación curricular como la acomodación o ajuste de la oferta educativa común a las necesidades de cada alumno. Las adaptaciones de los elementos de acceso al curriculum son:

- Elementos personales.- El equipo de trabajo: psicólogo, pedagogo, trabajador social, profesores, fisioterapeuta, logopeda, terapeuta ocupacional, cuidadores. Se ha de contar también con la colaboración y coordinación médica.

- Elementos materiales que favorezcan el desplazamiento, la comunicación, la manipulación y la interacción.

- Organización de los elementos de acceso al currículo: • Trabajo individual y colaboración con o de la

familia • Agrupamientos flexibles de alumnos • Adscripción y agrupamiento de profesionales • Organización de tiempos, horarios y servicios para

que el alumno no quede sistemáticamente fuera de las actividades de su grupo-clase.

Las adaptaciones de los elementos básicos del curriculum son:

En general se refieren al “qué”, “cuándo” y “cómo” evaluar y enseñar (habilitar). Ello quedará reflejado en su programación. En particular, cada decisión tomada debe reflejarse en el dossier del alumno. Se trataría pues de la adaptación de objetivos, contenidos y/o actividades para adecuar su formulación, selección y secuenciación. Valgan algunos ejemplos:

- Temporalización para alcanzar el objetivo - Eliminación/introducción de contenidos (la expresión oral a un

alumno no vocal) - Priorización de objetivos, contenidos o áreas de desarrollo

(problemas de relacionarse) - Centrarse en los aspectos fundamentales del objetivo - Reformulación del objetivo

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Para ello hemos de tener en cuenta:

- El conocimiento del niño (visto en la evaluación) - Las áreas de desarrollo (curriculares).- en un modelo de

curriculum abierto, en cada etapa se determinan unos objetivos de áreas con unos bloques de contenidos que corresponden a dicho área.

6.-OTRAS RECOMENDACIONES A TENER EN CUENTA DE CARA AL TRABAJO

1.- Tener conocimientos de Psicología Evolutiva, lo cual es importante a la hora de la planificación del trabajo, teniendo presente y como referencia el desarrollo normal.

El anacronismo que se produce entre su edad de desarrollo y su edad cronológica. Normalmente el discapacitado motor, medianamente afectado, irá desfasado aunque sólo sea por falta de ejercitación adecuada; pero este desfase no es armónico en sus áreas, ya que sobre todo a nivel social y conductual suelen ir por delante de sus niveles psicopedagógicos. Esto es importante tenerlo presente para poder apreciar sus motivaciones con el fin de seleccionar los ejercicios a realizar.

2.- Conocer los principios que rigen el aprendizaje y la modificación de

conducta, para descubrir las estrategias más convenientes a utilizar. Profundizar en el niño a través de la observación. 3.- Los principios que rigen la enseñanza del alumno discapacitado motor no

difieren de aquellos que presiden la actividad escolar en general, pero donde se ha de producir la flexibilidad es en el currículo, en la organización y en la metodología.

4.- No rebasar las posibilidades del niño, pero sí exigirle lo que pueda realizar,

como se les exige a los demás. No dejarse llevar por una falsa compasión y convertirse en unos segundos

padres de cara a perpetuar la dependencia del niño con el adulto. Ya se ha visto lo importante que es que ejercite sus potencialidades. Por ello se tiene que delimitar claramente lo que puede hacer, para irle graduando las actividades significativas. Hay que aprovechar todos los restos de movimientos.

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5.- Su ritmo de aprendizaje suele ser más lento en el tiempo, en el caso de los

que tienen afectación a nivel de miembros superiores. Por ello se impone la necesidad de hacer una selección de los ejercicios más significativos, para que no se descuelgue de los contenidos alcanzados por los demás. Ello conlleva a un replanteamiento del ritmo y desarrollo de los programas.

6.- Luchar por conseguir independencia en el niño, tanto física como psíquica.

Ello exige una lucha entre la simbiosis con el adulto que busca el niño y la independencia que pretende el profesional; el desenlace será decisivo para su quehacer posterior. Muy importante aquí es saber qué papel está jugando la familia, conocer su entorno inmediato y sus características respecto a la minusvalía. Se ha de intentar concienciar a las familias de las posibilidades del niño.

Conviene preparar y planificar las entrevistas a tener con los padres. Las expectativas positivas de las personas que le rodean mejoran su

rendimiento y la propia autoestima. Conseguir mayor autonomía le abre opciones a otras áreas. 7.- Se ha de tener en cuenta el grado de fatigabilidad y la falta de experiencia

de éxito, que le producen sensaciones de frustración ante su falta de habilidad. El alumno debe sentirse sujeto activo y no mero espectador. 8.- Aunque algunos o muchos trabajos sean personalizados se han de buscar

actividades de grupo que favorezcan la socialización e independencia. 9.- El decaimiento del interés del alumno por los ejercicios habilitadores, pues

estos suelen ser repetitivos en exceso, pero también necesarios para su mejora y mantenimiento. Esto se da sobre todo a partir de los 12-14 años, cuando adquieren la interiorización propia de lo que les rodea. A partir de estas edades conviene contar con sus opiniones y aprobación de los pasos que se vayan a dar haciéndoles partícipes.

10.- Puede ser de interés utilizar la memoria, ya que después algunos podrán

llegar a darle significado. 11.- La lectura y la escritura pueden llevar ritmos diferentes. 12.- Cuando se hayan agotado los recursos y tentativas de manipulación para

conseguir la escritura se han de explorar otros medios alternativos (ordenadores, método Bliss, etc.). Lo mismo ocurre con la comunicación oral.

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Muy importantes son las ayudas técnicas como mediadores para situarnos con mayor precisión en la zona de desarrollo próximo del alumno (distancia entre lo que un niño es capaz de hacer independientemente y adónde puede llegar con ayuda de adultos o compañeros), y motivarle en sus progresos.

13.- No hemos de olvidar tampoco el ocio y tiempo libre, en lo que en un

principio será necesaria nuestra presencia como estímulo mediador pero que, poco a poco, si las circunstancias lo permiten, iremos disminuyendo, para que él mismo aprenda a pedir ayuda cuando lo necesite, y a su vez ser útil, con lo que podrá ir asumiendo sus limitaciones al tiempo que descubrirá que es capaz de hacer cosas que no entraban en sus cálculos, tanto en calidad como en calidad.

14.- Nuestro objetivo será la normalización de su vida familiar y escolar y así

posibilitar, tras la adquisición de las habilidades funcionales necesarias, una vida adulta independiente.

Con todo lo expuesto, si conseguimos que el alumno, pasadas las etapas preoperatoria y operatoria, donde le es imprescindible el movimiento manipulativo y experimentador, y llegue a la etapa de pensamiento formal, aún con retraso, ya no dependerá tanto de la experimentación directa, y es como si se hubiera librado del lastre de su cuerpo. Este hecho de poder montar razonamientos sobre ideas, mecanismos y razones preestablecidas, le permite la misma agilidad en la adquisición de los conocimientos que en los “normales”. Es aquí donde hacen falta todos los automatismos antes mencionados, como la memorización, para poder utilizarlos en esta nueva fase en donde puede convertirse en un buen estudiante.

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