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6 26 de octubre de 2018 TELESERIE ConCIENCIA Historias escapadas del laboratorio Una autorización masiva a traspasar las puertas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana y, a partir de hechos reales llevados a la ficción, adentrarse en un mundo desconocido para muchos Por JESSICA CASTRO, MARIETA CABRERA y BÁRBARA AVENDAÑO Q UIÉN en Cuba no ha sido beneficiado por los éxitos de sus centros científicos? Novedosos productos en- focados hacia la salud humana, los sectores agropecuario e industrial y el medioambiente, son fruto de la creatividad de los investigadores cu- banos. Sin embargo, pocos conocen cuánto rigor, tiempo y obstáculos acompañan esa heroicidad cotidiana. Para descubrir las historias de vida que laten en el interior de los laboratorios de una de estas institu- ciones, el realizador Rudy Mora pro- pone su serie televisiva ConCIEN- CIA –que se transmite por el canal Cubavisión–, en la cual cruza las puertas del Centro de Ingeniería Ge- nética y Biotecnología (CIGB) de La Habana y, como si también mirara a través de un microscopio, irrumpe en el alma de esos seres humanos. La premier de esta teleserie en homenaje a la ciencia cubana, reali- zada por RTV Comercial y la empre- sa mexicana Olympusat –encargada de financiar a los actores extranjeros y la producción fuera de Cuba–, tuvo lugar en el teatro del CIGB a inicios de julio último, al cumplirse 32 años de la fundación de esta institución científica. Allí, entre risas y emocio- nes, integrantes del equipo de filma- ción y del elenco artístico compartie- ron con los trabajadores del centro algunas de las escenas. Un equipo de la revista BOHEMIA también tuvo el privilegio de estar en la presentación, y pudo dialogar en exclusiva con el director y varios de los protagonistas reales, así como con algunos de los artistas que los interpretan. Agradecido por la oportunidad de acercarse a un mundo del que confesó no tenía la más remota idea ni existe una referencia cercana, Rudy Mora, guionista y director, considera este trabajo de mucha más complejidad que quizás otros anteriores. “La serie cuenta 10 his- torias en igual cantidad de capítu- los. Todos son monotemáticos, aun- que hay hilos conductores de uno a otro, y cada capítulo –de poco más de 60 minutos– está centrado en un área específica del centro, con la in- tención de abordar la mayor canti- dad de esferas posibles. LESTER PÉREZ ¿

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6 26 de octubre de 2018

TELESERIE ConCIENCIA

Historias escapadas del laboratorioUna autorización masiva a traspasar las puertas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana y, a partir de hechos reales llevados a la fi cción, adentrarse en un mundo desconocido para muchos

Por JESSICA CASTRO, MARIETA CABRERA y BÁRBARA AVENDAÑO

QUIÉN en Cuba no ha sido benefi ciado por los éxitos de sus centros científi cos? Novedosos productos en-

focados hacia la salud humana, los sectores agropecuario e industrial y el medioambiente, son fruto de la creatividad de los investigadores cu-banos. Sin embargo, pocos conocen cuánto rigor, tiempo y obstáculos acompañan esa heroicidad cotidiana.

Para descubrir las historias de vida que laten en el interior de los

laboratorios de una de estas institu-ciones, el realizador Rudy Mora pro-pone su serie televisiva ConCIEN-CIA –que se transmite por el canal Cubavisión–, en la cual cruza las puertas del Centro de Ingeniería Ge-nética y Biotecnología (CIGB) de La Habana y, como si también mirara a través de un microscopio, irrumpe en el alma de esos seres humanos.

La premier de esta teleserie en homenaje a la ciencia cubana, reali-zada por RTV Comercial y la empre-

sa mexicana Olympusat –encargada de fi nanciar a los actores extranjeros y la producción fuera de Cuba–, tuvo lugar en el teatro del CIGB a inicios de julio último, al cumplirse 32 años de la fundación de esta institución científi ca. Allí, entre risas y emocio-nes, integrantes del equipo de fi lma-ción y del elenco artístico compartie-ron con los trabajadores del centro algunas de las escenas.

Un equipo de la revista BOHEMIA también tuvo el privilegio de estar en la presentación, y pudo dialogar en exclusiva con el director y varios de los protagonistas reales, así como con algunos de los artistas que los interpretan.

Agradecido por la oportunidad de acercarse a un mundo del que confesó no tenía la más remota idea ni existe una referencia cercana, Rudy Mora, guionista y director, considera este trabajo de mucha más complejidad que quizás otros anteriores. “La serie cuenta 10 his-torias en igual cantidad de capítu-los. Todos son monotemáticos, aun-que hay hilos conductores de uno a otro, y cada capítulo –de poco más de 60 minutos– está centrado en un área específi ca del centro, con la in-tención de abordar la mayor canti-dad de esferas posibles.

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ni nosotros, tampoco qué íbamos a hacer. Estuvimos perdidos un tiem-po. Rudy tuvo la paciencia de tratar de enseñarnos, de irnos orientando, porque yo no tenía idea de cómo ha-cer ese trabajo, qué podía aportar, y mucho menos cómo la vida y el tra-bajo nuestros podían convertirse en algo así”, interviene la doctora.

A fi n de lograr ese propósito, convocaron primero a un grupo de personas entre los de más años en el CIGB, y después a otro de jóve-nes. “Todos demostraron desde el principio un sentido de pertenen-cia muy grande para contribuir con este proyecto y apoyaron muchísi-mo”, evoca Lidia Inés.

Tanto cooperaron los investiga-dores, que hasta algunos hicieron de extras. Tal es el caso de Daniel Palenzuela, del d e p a r t a m e n t o de Biología Sis-témica, el cual Lidia dirigió por mucho tiempo. “Ella nos pidió hacer ese papel y no podíamos negarnos. No re-cibimos prepara-ción previa, solo nos dieron un bo-cadillo que había que aprenderse y practiqué dos o tres veces antes de entrar en es-cena”, afi rma.

Igual colabora-ción del personal hubo durante la filmación en las áreas, en los la-boratorios, pues el trabajo no se interrumpió. “Y eso también es un éxito, haber podi-do simultanearlo todo sin afectar nada”, destaca Lidia.

Filmar en esascondiciones adi-cionaba una nue-va complejidad. En opinión de Ru-dy, estaban con-

GILBERTO RABASSA

GILBERTO RABASSA

“Las historias parten de hechos reales llevados a la fi cción. Todos los personajes, con sus confl ictos, existen en el centro. Durante un año visité y me senté en los labora-torios a ver cómo en esos sitios tra-bajaban, hablaban, se movían, qué discutían; conversé mucho con los científi cos, grabé anécdotas…, para poder lograr un nivel de verosimili-tud lo más cercano posible a la rea-lidad. Así fui extrayendo las ideas. Elaboraba un posible argumento y a la otra semana lo debatíamos, me hacían sugerencias y poco a poco fui conformando el guion. A esto se sumó la asesoría de la doctora en Ciencias Lidia Inés Novoa, quien me alertaba cuando algo no era correcto científi camente”, explica Rudy Mora.

Cuenta el director de la serie que para cada escena estaba previsto el procedimiento que iba a realizar el personaje con instrumental real. Tres o cuatro días antes la docto-ra preparaba los experimentos, le explicaba al actor en qué consis-tían y él los ensayaba hasta que se lograba que ella dijera: “Ya está creíble. Así es como se hace”. Solo entonces ensayaban la escena y la fi lmaban.

Todo el equipo de realización coin-cide al afi rmar que no hubiera habi-do serie sin la doctora Lidia, por dos razones fundamentales: “en primer lugar porque es una gran profesio-nal y, en segundo, porque nos dedicó buena parte de su tiempo, incluso fuera del trabajo. Yo la llamaba a las 11 de la noche, a cualquier hora…, y ella me atendía. Eso se lo agradezco porque no es lo común”, reconoce Mora.

Del sueño a la realidad

Cuando la dirección del CIGB orien-tó a la doctora Novoa contactar con RTV Comercial para hacer algún programa que refl ejara la ciencia en Cuba, el trabajo y la vida de los cien-tífi cos, ella pensó que lograr enten-derles y hacerlo arte, era bien difícil.

“En un inicio creímos que era un documental o una serie histórica, pero después de varios contactos con el equipo de realización, comprendi-mos que el objetivo era una telese-rie. No sabíamos qué querían ellos

trarreloj. “Si solo se podía trabajar tres días en la planta, en ese tiempo había que hacer las escenas, sin parar”.

Esa etapa, advierte la doctora No-voa, estuvo llena de problemas com-plicadísimos que se resolvían “por el talento y guía de Rudy, por el elenco de actores de lujo que nos honró al representarnos, y también por la competencia y disciplina del equipo técnico. En fi n, entre todos se pudo llevar nuestro mundo no solo a letras sino también a imágenes y sonidos”.

En este sentido vale resaltar, al decir de Rudy, el trabajo del fo-tógrafo Alexander Escobar, a quien se debe la exquisita visualidad de la serie, una de sus mayores virtudes.

Otro aspecto que la experta re-salta es la constancia de los artistas

Expectantes, parte del elenco de la teleserie y trabajadores del CIGB aguardaban la premier.

Rudy Mora (al centro) junto a Lidia Inés Novoa y Eulogio Pimentel, director general del CIGB, en la presentación de ConCIENCIA.

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ante la difi cultad para aprenderse los vocabularios científi cos “fueron fi eles, estudiaron muchísimo”. Lo ratifi ca Enrique Bueno, quien in-terpreta a Adriano, el director del Bioterio, la unidad encargada de las investigaciones preclínicas y la ex-perimentación en animales.

“Recibimos mucha preparación. Para nosotros como actores fue di-fícil porque había que aprenderse parlamentos largos, con palabras muy técnicas, y eso que se suavi-zaron para que el público pudiera digerirlas. Tuvieron que ayudarnos, y pasamos trabajo para darle orga-nicidad a los textos, a las escenas, ‘fi logenéticamente hablando’”, dice, y ríe, mientras recuerda uno de los términos cuyo signifi cado más le costó entender.

Acerca de este particular, Rudy destaca que los actores debieron me-terse a fondo en el mundo de la ciencia para creerse lo que estaban diciendo pues eran diálogos científi cos. Cuen-tan que Porto, por ejemplo, se mudó para la casa de la doctora Novoa para que le explicara qué era el proceso de fi ltración tangencial, porque era im-portante no aprender de memoria.

Refi ere el director que después que terminaba cada escena la revisa-ba una y otra vez con la doctora Lidia, para ver si lo que decía el actor estaba bien. “Aunque en la teleserie se aborda la vida de los científi cos del CIGB, en Cuba hay muchos de estos profesiona-les y era fundamental que lo que se dijera e hiciera desde el punto de vista de ciencia fuera totalmente corrobo-rado, sobre todo por la inmensa ma-yoría de ellos. Además, ConCIENCIA se pretende comercializar, por tanto visualizar problemáticas y

labores científi cas tenía que estar bien validado”.

De esto da fe Gerardo Guillén, director de Investigaciones Bio-médicas del CIGB, en cuya piel se puso el actor Renny Arozarena, quien usó la propia ofi cina del cien-tífi co, “y nos tiramos fotos juntos”, puntualiza el investigador.

“Es estimulante ver refl ejado en los medios masivos al sector cien-tífi co y a una institución como la nuestra, líder de la ciencia cubana en el mundo, en la cual hay recur-sos humanos formados por la Re-volución altamente comprometidos con lo que hacemos, en función de obtener productos novedosos capa-ces de impactar en la salud y la eco-nomía del país.

“No nos imaginábamos lo com-plicado de fi lmar un serial como este. El nivel de especialización de los artistas y del personal de apoyo, la perfección y seriedad con que tra-bajaban. Lo comparábamos, inclu-so, con los procesos de control de la calidad que segui-mos en el centro, porque, con vistas a que no hubiera pifi as, iban hasta el detalle.

“Además, tam-bién nos impactó la consagración y dedicación que d e m o s t r a r o n . Para no interfe-rir con la actividad que hacemos y evitar ruidos, fi l-maban de madru-gada, fi nes de se-mana, fuera de

nuestro horario de trabajo, como mismo lo hacemos nosotros, con un rigor similar”, resume Guillén.

Frente a un espejo

Ante un teatro abarrotado de pú-blico por la curiosidad de ver su realidad en pantalla, cuya versión aprobaba con murmullos y risas, Rudy Mora confesó que por pri-mera vez estrenaba una obra úni-camente para los protagonistas, quienes podrían valorar si era creí-ble. Allí estaban también, ansiosos por conocer el resultado fi nal de su desempeño, Manuel Porto, Blanca Rosa Blanco, Enrique Bueno, en-tre otros artistas e integrantes del equipo técnico.

“A mí me parece que esta serie, como su nombre, va a hacer concien-cia de la maravillosa y extraordina-ria labor que realizan los científi cos en este país –a quienes casi nadie conoce– para ayudar al pueblo,” pre-sume Manuel Porto “porque hemos

Actrices, actores y equipo técnico fi lmaron, incluso, en las áreas más restringidas del centro científi co.

Manuel Porto (Sebastián) y Luis Ángel Batista (José Carlos), personajes antagónicos en el capítulo que protagonizan.

Isabel Santos, esta vez en la piel de una investigadora.

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comprendido la grandiosidad de lo que ustedes hacen para Cuba y otras naciones”.

Al referirse a su personaje, Se-bastián, Porto comenta que aquel fue un gran científi co, uno de los fundadores, que ya está viejo, y pro-tagoniza un confl icto con un inves-tigador joven. “Pero lo que pasa es que los nuevos también deben con-siderar cómo preguntar, porque an-tes de correr hay que caminar”. Y revela que dentro del propio equipo de fi lmación promovían intercam-bios generacionales que ayudaban a desarrollar los personajes y la trama, la cual es tremendamente interesante.

Al lado del conocido actor hace un gesto provocador Luis Ángel Batista –José Carlos, el personaje antagónico, ingeniero de la planta de producción–, quien defi ende un proyecto para resolver las difi cul-tades que se están presentando con un antígeno que forma parte de una vacuna. “Y este hombre –señala a Porto– no quiere aceptar que estoy dando la solución. A la larga verán quién la tiene”, afi rma el intérprete…

Más adelante, al dirigirse al pú-blico asistente a la premier, el joven actor expresaría: “He escuchado comentarios cada vez que ven una escena, y es muy bonito que uste-des se reconozcan. Muchas veces las grandes proezas no llegan a la luz, se mantienen en el anonimato, y pienso que con este material la gente en Cuba y en el mundo pueda conocerlas”.

Si bien ninguno de los actores y actrices supusieron el trabajo exce-lente que hacen en el CIGB, mucho menos calcularon sus interiorida-des y difi cultades, que la serie trata, incluso en el plano personal.

Así lo cree Enrique Bueno, per-suadido de que ese es uno de los atractivos del producto audiovi-sual. “Viven en los edificios del frente del centro, lo que indica cuánta familiaridad puede haber, así como los problemas, porque el vecino puede ser el jefe, y cuando llegan al centro tienen que pedir cita para verse. Es decir, que en la labor de los científicos cuba-nos, como dice el dicho, la vida no es rosa”.

Tampoco lo fue para él cuando debió relacionar-se con el mono que desencadena la trama de su per-sonaje: “Lo tuve como un mes en mi casa, se hizo parte de mi fami-lia, no era uno de los animales del Bioterio, sino otro que la producción consiguió. No nos llevábamos bien al principio, pero después de varias mordidas que nos dimos, nos hicimosamiguitos”, asegura con mirada pícara.

De ese acercamiento que tuvie-ron al universo científi co les atrajo la pasión con que los investigadores se entregan por años a un proyecto. “Me propuse que se viera el nivel de encantamiento del científi co con respecto a lo que hace. Y lo defendí como tesis”, enfatiza Rudy Mora.

“Soy la primera sorprendida con los resultados de la teleserie”, ad-mitió al terminar la presentación en el CIGB, la actriz Blanca Rosa Blanco, quien interpreta a Laura, una doctora rodeada de problemas personales y laborales. “Siempre quise hacer ese personaje porque

“Soy la primera sorprendida con los resultados de la teleserie”, admitió al terminar la presentación en el CIGB la actriz Blanca Rosa Blanco, quien interpreta a Laura.

El director de la teleserie sigue una escena entre dos consagrados, Alden Knight y Nieves Riovalles.

si no hubiera sido actriz sería mé-dico, y quizás esto es lo más cerca-no a ese deseo. Les respeto mucho a ustedes por la labor humana y creativa que hacen todos los días para que este mundo sea un poco mejor”.

Por hacerlo posible, “son para mí algo especial”, añadió Porto, y aseguró que el grupo de artistas que pasó por allí no los va a olvidar nunca. “Gracias Rudy por darme esta oportunidad –fi nalizó un tan-to solemne el popular actor–, para luego rematar con una de las su-yas: “no vaya a ser que haya una segunda temporada”.

LESTER PÉREZG

ILBERTO RABASSA