teatro udec, una mirada etnográfica

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UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPTO. DE SOCIOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA TEATRO UDEC: UNA MIRADA ETNOGRÁFICA NOMBRE: IVÁN MUÑOZ CURSO: SEMINARIO DE ESPECIALIZACIÓN DOCENTE: RODRIGO HERRERA FECHA: 10 DE JULIO DE 2014

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Page 1: Teatro udec, una mirada etnográfica

UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓNFACULTAD DE CIENCIAS SOCIALESDEPTO. DE SOCIOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA

TEATRO UDEC: UNA MIRADAETNOGRÁFICA

NOMBRE: IVÁN MUÑOZCURSO: SEMINARIO DE

ESPECIALIZACIÓNDOCENTE: RODRIGO HERRERAFECHA: 10 DE JULIO DE 2014

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INTRODUCCIÓN

En la presente observación etnográfica, se trabajó en el frontis del Teatro Universidad de

Concepción -o Teatro Concepción-, ubicado frente a la plaza Independencia, en la calle O'Higgins de

la ciudad de Concepción. Antiguamente se ubicaba en Barros Arana con Orompello, desde su

construcción en 1885.Actualmente ese espacio está ocupado por el mall del centro. En 1962, David

Stitchkin, rector de la UDEC de esa época decidió trasladarlo a su ubicación actual, donde estaba el

antiguo Teatro Central, en el edificio Olivieri. Se inauguró en el 7 de enero de 1963, desde ahí ha

operado hasta nuestros días. El teatro tiene capacidad para 1122 personas.

Para realizar el trabajo, se realizó una observación no participante y se hizo en tres jornadas

distintas. Los días sábado 21 de junio entre las 10 y las 14 horas, miércoles 25 entre las 13 y 17

horas, y el viernes 4 entre las 19 y 22 horas. Esto para ver como se concentraba la actividad en ese

espacio, el cual es bastante concurrido en la ciudad.

En esta observación se pretende describir las rutinas que pueden surgir en un espacio urbano

específico y como estas van generando ciertos patrones y relaciones que pueden ir surgiendo de

movimiento tanto de gente, como de objetos. cuerpos, etc. de acuerdo a diferentes aspectos

estudiados en clases. El lugar lo elegí por lo concurrido que suele ser y por la infinidad de veces que

he pasado por ahí, en las cuales suelo pasarlo por alto, ante lo cual me pareció interesante la idea de

poder desarrollar algo en ese espacio. Lo mismo tiene que ver con el haber podido observar que

mucha gente suele hacer lo mismo, pasar por ahí pero sin quedarse a contemplarlo ni a detenerse ni

quedarse en un punto específico, sino simplemente pasar por ahí, siguiendo sus caminos. Esto

también fue porque en la antropología se suele estudiar una cultura a partir de los fenómenos

cotidianos, en el día a día de los miembros de cada cultura y de la sociedad. Por esto sólo me

dediqué a la observación no participante.

Cabe destacar además que para realizar este trabajo, se debe considerar la obra de Ítalo

Calvino “Las Ciudades Invisibles”, sobre las descripciones de Marco Polo a Kublai de algunas

ciudades.

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DESARROLLO

Era el sábado 21 de junio, poco antes de las 10 am, las puertas del teatro UDEC estaban

recién abiertas, estaban ya puestos los diferentes letreros que están en la entrada. De a poco

empezó a transitar la gente en el sector, se me acerca un caballero y me pregunta si tenía que hacer

algo en el teatro, le expliqué y no me puso problema alguno. El tránsito de autos y micros no estaba

lento como esperaba ver, todo lo contrario, los tráficos eran tal cual un día de semana cualquiera.

Empieza a asomarse gente a la boletería del teatro, tres personas compran entradas para alguna

función de una obra pronta a llevarse a cabo, afuera se instalan un par de carritos confiteros, y en la

esquina uno verdurero. La plaza Independencia está con una gran cantidad de gente que veía a un

grupo de folkloristas que se encontraban presentando canciones para la gente.

Sigue asomándose gente al teatro, y unos jóvenes se me acercan a pedirme fuego, les dije

que no fumaba, por lo que se volvieron a su rincón, estaban más adentro, casi en la puerta de

entrada al teatro mismo, eran cuatro chicos y dos chicas. Tras esto, una señora pasa vendiendo

parches curita. Durante el medio día, la cantidad de personas aumenta en el sector, la vereda que

está justo afuera del teatro está copada de gente, como suele ocurrir en sitios urbanos de áreas más

metropolitanas. A las pocas horas hay más gente que se acerca a comprar en boletería, luego unos

niños de un grupo de scouts pasan al teatro, los recibe el guardia que había en la puerta y entran

para hacer un recorrido por el teatro.

Es que realmente, hay un tránsito abundante de transeúntes que simplemente pasaban, a eso

de las 13 horas no hay mucho cambio en esto, porque el tránsito de gente y autos es constante. Sin

embargo, poco después de las 13:30. el tránsito de gente disminuye de manera gradual, al punto de

que a las 14 horas esta disminución se hizo más notoria, había cada vez menos gente, aunque no al

punto de no quedar nadie, ya que al menos la entrada del teatro estaba más concurrida. Al mismo

tiempo, hay que considerar que en plena entrada del teatro está el bar o pub Al Passo, el cual ya

comenzaba a abrir sus puertas y varios jóvenes se encontraban ya afuera de este para entrar.

Acá también tiendo a fijar la mirada hacia la iglesia catedral, las afueras llevaban horas siendo

casi masivamente concurridas, habían ahí unos niños de un colegio, que no distinguí cual era, y justo

al frente, a un costado de la plaza en la calle Caupolicán había un bus estacionado que los estaba

esperando, mientras en la plaza el tránsito de gente ya había disminuido de manera considerable, y al

mismo tiempo la gran mayoría de las tiendas del centro que estaban ahí ya estaban cerrando sus

puertas, no así con el teatro, que seguía abierto y era cada vez más la gente que se acercaba a

comprar entradas a la boletería o a hacer alguna consulta con respecto de una función de una obra

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que se iba a llevar a cabo allá, el guardia se me acerca a preguntar si estaba “haciendo una tarea”, ya

que de todos los jóvenes que suelen juntarse ahí, nunca me había visto, le dije que era algo así, que

en unos días volvería a continuar. Cuando me iba yendo, la cantidad de pasantes seguía

disminuyendo.

A los varios días, el miércoles 25 quise ir en un horario diferente, pero en lo posible estar la

misma cantidad de horas. Llegué poco después de las 13:16 y el panorama era muy distinto al del

sábado, porque había mucha gente transitando, pero casi nadie en las puertas del teatro, de hecho,

yo era el único que estaba ahí, más el guardia y la señora que atendía la boletería. Justo afuera, todo

era muy distinto, autos y micros no cesaban de pasar, sólo cuando estaba el semáforo en rojo se

generaba una especie de silencio relativo. Al ver afuera de la iglesia, había mucha gente, lo mismo en

la plaza, durante muchas horas pasaban grandes cantidades de personas, y muchas estaban

sentadas en los bancos que están en toda la plaza, en las esquinas la cuadra donde está el teatro,

los carritos de confites y verduras seguían ahí después de las 13 horas y no se movieron durante

muchas horas, a diferencia del sábado que estuvieron un breve instante ahí.

Fue en esta instancia donde me empecé a percatar que habían ritmos en el pasar, estos eran

relativos en diferentes instancias como ya había registrado del sábado. Sin embargo, el miércoles,

como cualquier otro día de semana, era todo mucho más rápido y si no era constante, iba cada vez

aumentando su rapidez. Algo que el día sábado no había observado y que en esta ocasión fue

imposible pasar por alto, fue el tránsito de peatones en las esquinas, a la espera de la luz verde del

semáforo peatonal, yo que muchas veces suelo transitar ahí, hacer algo tan cotidiano como cruzar la

calle, termina siendo un poco tedioso, ya que es muy poco el tiempo el que uno tiene para poder

cruzar, además los autos siempre se terminan por así decir “tirándose encima de uno”. Entonces, en

esta ocasión, pude ver a la gente que suele estar en la misma situación que yo al querer cruzar la

calle. Termina siendo una especie de lucha o de estar siempre alerta al entorno.

Similar situación pude apreciar cuando pasadas las 15 horas, pasa un tipo corriendo veloz con

una cartera, y atrás otros persiguiéndolo mientras una chica gritaba: “agárrenlo, agarren a ese ladrón,

se lleva mi cartera, agárrenlo”. Muchos se quedaron mirando, mientras unos dos o tres salieron a su

búsqueda, la víctima de este lanzazo quedó con una especie de crisis nerviosa, al no saber qué

hacer, y al poco rato se le acercan dos carabineros, que siempre suelen estar instalados ahí con sus

retenes móviles y otros vehículos que están siempre estacionados en la plaza. Acá me es inevitable

recordar a George Simmel, quien describe la personalidad sociológica del hombre urbano, que vive

constantemente con un estímulo nervioso intenso, al punto que está siempre a la defensiva del resto

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de la urbe, como el estar preparado para no ser pasado a llevar.

Esto también lo describe como diferente de la vida del hombre rural, que está en una

constante emotividad y que es mucho más estable que el urbano. Simmel plantea que el hombre

urbano actúa más acorde al entendimiento y razón, y que la emocionalidad sería una especie de

desprotección. Ante esto, “Estas capacidades intelectuales propias de la vida metropolitana, desde

esta perspectiva, se ven como una forma de preservar la vida subjetiva, ante el poder avasallador de

la vida urbana” (Simmel).

El haber presenciado el lanzazo fue como si se hubiese roto la rutina, como si hubiese habido

un cambio en el guión de lo urbano. Porque también fue ahí donde hubo una especie de

acercamiento hacia la chica que fue víctima del robo, varios se le acercaban como para ver qué le

había pasado o cómo podían ayudarle, etc. Hubo ahí un instante de relación empática para con la

joven. No obstante, después todo volvió a ser como antes, esa indiferencia ante el resto volvió a

todos y siguieron cumpliendo con sus rutinas, con sus caminos a seguir.

Así, esta indiferencia observada, no es más que la forma en que los penquistas se adaptan a

su entorno. Es “el tráfico como interacción mínima, definida por el respeto de las reglas y el deseo de

evitar colisiones; los espacios públicos de las calles, paseos, plazas y otros lugares”. Poco después

de las 17 horas no varía mucho el panorama. Es realmente impresionante el poder observar el patrón

rutinario de este sector de la ciudad.

Ya en el día viernes 4 de julio, me instalo en el lugar a eso de las 19 horas. Ya estaba oscuro,

y llegar hasta ahí me había presentado dificultad, porque tuve que llegar en medio del ritmo acelerado

de gente, autos, etc. A esto, agregar que la entrada del teatro estaba repleta de gente, primero había

una cantidad considerable afuera del bar Al Passo al que esperaban entrar, y al mismo tiempo había

una fila a la entrada esperando ver una función de música clásica que iba a ser ejecutada por la

Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción. Unos cuantos conocidos me ven y se acercan a

saludar, todos preguntando si venía a ver la función, a lo que respondí negativamente. Mientras esto

ocurría, con el pasar de las horas, el ritmo de la calle seguía siendo desenfrenado, lo que era

desagradable era la gran lluvia de bocinazos que había de las micros y autos, como si estuvieran en

una especie de carrera interminable.

De repente, justo donde estaba, la fila empieza a ser más larga con el pasar de las horas,

llegando incluso a formar hilera que iba desde la confitería que estaba al lado de la cafetería que está

próxima al teatro. Gente de todas las edades, ancianos, niños con sus padres, adolescentes, etc.

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Los carros de confites y verduras que habían en las esquinas ya estaban cerrando y se

empiezan a ir del lugar. De los kioskos, sólo uno cerró, al fijar la mirada hacia la plaza, entre las 20 y

21 horas el tráfico de gente disminuye de manera considerable. No así el flujo de la fila del teatro ni

de los autos y micros que pasaban por O'Higgins.

Un momento de tensión se vivió en la fila. Había una chica que llamaba reiteradamente por

teléfono, y a medida que volvía a llamar, se ponía como más nerviosa, hasta media histérica, en un

instante logra dar con la persona a la que llamaba diciéndole: “¿dónde estás? Apúrate de una vez

pues hueón, siempre haces la misma hueá, ya vamos a hablar acá”. Al rato, llega un tipo donde ella

con cara de aflixión y ella lo reprocha ahí diciéndole: “puta hueón, a la horita que llegas, pa' qué

chucha dices que me vas a acompañar si no quieres venir”, el “amonestado” le respondía: “ya pero

no te pongas así, yo te dije que iba a salir tarde de la pega, y pégate la cachá de que hay gente aquí,

esa hueá no se hace”. En ese momento todas las miradas de la fila se voltearon a esta pareja que

discutía, lo cual también significó un quiebre en la rutina. Varios después de que se calmaron, los

quedaban mirando como en gesto de desaprobación ante lo ocurrido.

Ahí mismo afuera, se instala otro carrito, pero vendiendo confites y café para la gente que

hacía la fila, en eso se me acerca una chica y me pregunta si quería comprar una entrada para la

función, porque ella estaba vendiendo la suya, le pregunté a cuánto, me respondió que me la podía

dejar en mil pesos. A lo que accedí, ya que por el entorno, me dieron ganas de escuchar música

clásica también. No hice la fila, hasta que terminara de observar. La iglesia estaba vacía por fuera,

salvo por un tipo que dormía afuera de ella junto a un perro. En la plaza ya quedaban pocas

personas, y en la fila la gente ya comenzaba a entrar a su función, por lo que la fila empezó a

acortarse. Cuando quedaron pocos, el señor del carrito empacó el carro y se fue. Su acción

representó un rol para suplir una necesidad en la ciudad. Como tenía su horario establecido de

estadía ahí -que era lo que duró la fila-, su papel correspondía al Aprovisionamiento de Hannerz, era

un “acceso asimétrico a los recursos materiales, a las prácticas de producción y de consumo”

(Hannerz).

El aprovisionamiento que se dio ahí se pudo observar en la gente que hacía la fila, entre los

que compraban la entrada, esperaban y los que le compraban café o confites al señor del carro. Eran

servicios de varios tipos que permitían la satisfacción e interrelación de los individuos que ahí se

encontraban, de los actores sociales en la ciudad. Además permitían la convivencia entre ellos. En

esta convivencia, la relación que había se basaba también en el intercambio monetario -quienes

compraban entradas o le compraban algo al del carro o en el kiosko de la esquina que seguía

abierto-.

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Cuando grandes cantidades de personas deben hacer uso común de servicios e instituciones,

tiene que surgir un arreglo para ajustar los servicios e instituciones a las necesidades de la persona

promedio antes que a las de los individuos particulares. Las ventajas de los servicios públicos y de

las instituciones recreativas, culturales, y educativas, deben ser ajustadas a los requerimientos de las

masas. Similarmente, las instituciones culturales , tales como escuelas, cinematógrafos, radios y

periódicos, en virtud del carácter masivo de su clientela deben operar necesariamente como

influencias niveladoras. El proceso político tal como aparece en la vida urbana no podría ser

explicado sin tomar en cuenta los llamados a las masas hechos a través de modernas técnicas de

propaganda (Wirth, pág. 10)

Entre los ahora escasos transeúntes que pasaban fuera del teatro, pasa un grupo de chicos

en estado de ebriedad, que llevaban a uno que estaba muy mal físicamente, e iban hablando alzando

cada ves más la voz, y al mismo tiempo intentaban despertar al chico que llevaban, que iba como

desmayado a esas alturas, en eso, entran todos al bar Al Passo, llevando con cuidado al chico que

estaba semi desmayado. Es que al mismo tiempo ya eran hora para que empezara el ambiente de

bohemia en la ciudad. Así, poco antes de las 21:30, decido entrar al teatro a ver la función que ya

llevaba varios minutos comenzada.

Ante esto, y citando nuevamente a Wirth, en las interacciones sociales urbanas hay una gran

diversidad de relaciones y comportamientos bastante dinámicos que rompen con el carácter estático

de un comportamiento específico, lo que lleva a “destruir la rigidez de las líneas de casta y complicar

las estructuras de clase,produciendo asi un entramado de estratificación social mas diferenciado y

ramificado que el que se encuentra en sociedades mas integradas. La alta movilidad del individuo,

que lo introduce dentro del campo de estimulación de una gran cantidad de individuos diferentes y lo

sujeta a status fluctuantes en los grupos sociales diferenciados que componen la estructura social de

la ciudad, tiende a hacer que la inestabilidad e inseguridad en el mundo sea aceptada como una

norma. Este hecho ayuda a explicar, también, la sofisticación y el cosmopolitismo del individuo

urbano (Wirth, pag 9).

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Comparando con el texto de Calvino, ese espacio es dinámico, y es un lugar en donde de todo

puede pasar, pero que hay una estructura dada. En este caso, este punto sería como la Ciudad de

Diomira, ya que ahí Marco Polo la describe como una ciudad de cúpulas de plata, estatuas en bronce

de todos los dioses -estando el teatro frente a la plaza, siempre hay estatuas y monumentos, la pileta

sería un claro ejemplo-, calles de estaño, el teatro de cristal -el teatro mismo, ya que incluso por fuera

resulta un espacio agradable de observar-.

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CONCLUSIÓN

La ciudad es un espacio muy diverso y dinámico. En ella están todos los tipos de relaciones

sociales y comportamientos que puedan haber. Así los espacios urbanos no deben ser estudiados

como lugares específicos donde ocurren cosas interesantes, es en cualquier punto y cualquier tipo de

actividad cotidiana en donde pueden ocurrir muchos hechos a cualquier hora y cualquier día. Con

esto lo urbano pasa a ser una forma de vida diferente.

La vida urbana es toda una cultura distinta, constituye un lenguaje diferente, con sus propios

elementos y símbolos, y sobretodo, la vida urbana cuenta con una propia identidad. Además, las

interacciones urbanas, que mucho se observan como indiferentes o frías, son al mismo tiempo una

forma de socialización en ella. Si no fuera así, no sería posible socializar en la ciudad.

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BIBLIOGRAFÍA

Calvino, Italo. Las ciudades invisibles.Wirth,

Louis. El urbanismo como modo de viuda.

Simme, George. La metrópolis y la vida mentalHomobono,

José Ignacio. Antropología urbana: itinerarios teóricos, tradiciones nacionales y ámbitos temáticos en

la exploración de lo urbano. Zainak 19, 2000, 15-50

es.wikipedia.org/Teatro_universidad-de_concepción.