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3 1 CIL II, 2, 7, nº 221 2 Santos, 1958: 141. 3 Los tres solares fueron unicados y uƟlizados como lugar de almacén. En 1986, se realizó una inter- vención arqueológica para valorar la existencia de restos arqueológicos (Murillo y Araque: 1987). 4 Aunque inéditos, se da noƟcia de los trabajos en Vicent 1973, 673 y s. y Marcos y Vicent 1983, 244 y s. 5 Roldán, 1992: 258, n. 13, Fig. 1. Este mismo año, el Seminario de Arqueología de la UCO, encabe- zado por P. León, desarrollaba un proyecto de invesƟgación en torno a la zona de Altos de Santa Ana. En este contexto, un sondeo arqueológico situado próximo a la Cuesta de Pero Mato deparó el hallazgo de un pavimento y un contrafuerte de contención que fue relacionado con los restos encontrados al interior del Museo Arqueologico (León et alii, 1993: 167 y s). EL TEATRO ROMANO DE CÓRDOBA Juan de Dios Borrego de la Paz A pesar de que su existencia se encontraba atesƟguada desde el siglo XIX a través de fuentes epigrácas 1 , la historia más reciente del Teatro Romano de Córdoba no comenzó a escribirse hasta 1946, cuando el Museo Arqueológico Provincial se preparaba para ocupar su sede actual en la Plaza de Jerónimo Páez. Su director entonces, Samuel de los Santos, idenƟcó erróneamente como parte del graderío una escalinata curva aparecida durante las obras de reforma 2 y conservada in situ en el “paƟo de epigraİa” FIG. 1. Su sucesora en el cargo entre los años 60 y 80, Ana Mª Vicent, gesƟonó la compra de tres solares colindantes con vistas a la futura ampliación de la insƟtución, sin intuir que, Ɵempo después, se exhumaría en ellos un importante sector del teatro romano 3 . Entretanto, emprendió excavaciones de manera intermitente en el llamado “PaƟo Romano”, conƟguo al anterior, donde descubrió parte de un enlosado de piedra, canalizaciones y otras estructuras que no lograron ser interpretadas en conjunto 4 . La relación existente entre los disƟntos restos excavados al interior del Museo no llegó a entreverse hasta 1992, proponiéndose sucintamente que la escalera encontrada sirviera en realidad como acceso a una plaza pública 5 . En 1994 con objeto de dilucidar el aterrazamiento de este sector de la ciudad, el Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba planicó una campaña de excavación que pretendía individualizar y levantar el plano de todas las estructuras halladas en el “PaƟo Romano”. Sólo entonces se reconocieron tres terrazas que rodeaban dos grandes muros concéntricos de sillería cuyo diámetro, de más de 120 m, hizo plantear la hipótesis de que se tratara de la cimentación de fachada del Teatro Romano de Córdoba.

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1 CIL II, 2, 7, nº 2212 Santos, 1958: 141.3 Los tres solares fueron unifi cados y u lizados como lugar de almacén. En 1986, se realizó una inter-

vención arqueológica para valorar la existencia de restos arqueológicos (Murillo y Araque: 1987).4 Aunque inéditos, se da no cia de los trabajos en Vicent 1973, 673 y s. y Marcos y Vicent 1983, 244 y s.5 Roldán, 1992: 258, n. 13, Fig. 1. Este mismo año, el Seminario de Arqueología de la UCO, encabe-

zado por P. León, desarrollaba un proyecto de inves gación en torno a la zona de Altos de Santa Ana. En este contexto, un sondeo arqueológico situado próximo a la Cuesta de Pero Mato deparó el hallazgo de un pavimento y un contrafuerte de contención que fue relacionado con los restos encontrados al interior del Museo Arqueologico (León et alii, 1993: 167 y s).

EL TEATRO ROMANO DE CÓRDOBA Juan de Dios Borrego de la Paz

A pesar de que su existencia se encontraba ates guada desde el siglo XIX a través de fuentes epigráfi cas1, la historia más reciente del Teatro Romano de Córdoba no comenzó a escribirse hasta 1946, cuando el Museo Arqueológico Provincial se preparaba para ocupar su sede actual en la Plaza de Jerónimo Páez. Su director entonces, Samuel de los Santos, iden fi có erróneamente como parte del graderío una escalinata curva aparecida durante las obras de reforma2 y conservada in situ en el “pa o de epigra a” FIG. 1.

Su sucesora en el cargo entre los años 60 y 80, Ana Mª Vicent, ges onó la compra de tres solares colindantes con vistas a la futura ampliación de la ins tución, sin intuir que, empo después, se exhumaría en ellos un importante sector del teatro romano3. Entretanto, emprendió excavaciones de manera intermitente en el llamado “Pa o Romano”, con guo al anterior, donde descubrió parte de un enlosado de piedra, canalizaciones y otras estructuras que no lograron ser interpretadas en conjunto4. La relación existente entre los dis ntos restos excavados al interior del Museo no llegó a entreverse hasta 1992, proponiéndose sucintamente que la escalera encontrada sirviera en realidad como acceso a una plaza pública5.

En 1994 con objeto de dilucidar el aterrazamiento de este sector de la ciudad, el Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba planifi có una campaña de excavación que pretendía individualizar y levantar el plano de todas las estructuras halladas en el “Pa o Romano”. Sólo entonces se reconocieron tres terrazas que rodeaban dos grandes muros concéntricos de sillería cuyo diámetro, de más de 120 m, hizo plantear la hipótesis de que se tratara de la cimentación de fachada del Teatro Romano de Córdoba.

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La confi rmación se produjo en 1996 cuando la con nuidad de sendos muros pudo constatarse también en los sótanos de la Casa Nahmias, al otro extremo de la Plaza de Jerónimo Páez. Asimismo una excavación realizada en la calle Rey Heredia6 sacó a la luz un enlosado y peldaños similares a los presentes en el “pa o de epigra a”, dando a entender que el edifi cio de espectáculo estaba enmarcado por cinco terrazas que lo rodeaban de forma más o menos simétrica7.

Iden fi cado el teatro fehacientemente, se abrieron varios sondeos en el solar des nado a la ampliación del Museo entre los años 1998 y 2000. Los trabajos, dirigidos por Á. Ventura, defi nieron la ar culación interna del teatro en torno a tres galerías situadas a dis ntos niveles. Además volvió a intervenirse en el “Pa o Romano”, donde esta vez se obtuvo una completa visión diacrónica de la vida y ocaso del edifi cio8.

Finalmente las tareas de cimentación del nuevo edifi cio se iniciaron en 2001, revelando la en dad de unos restos que hasta entonces sólo habían podido intuirse. No obstante al ritmo marcado por las obras, la apertura de todo el solar propició que el conocimiento sobre el teatro romano se incrementara exponencialmente FIG.29.

La inauguración de las nuevas instalaciones en 2011, refl eja la complejidad que ha supuesto la construcción de la ampliación sobre los ves gios del teatro romano. Afortunadamente el edifi cio de espectáculo no ha podido encontrar mejor garante para su conservación que el propio Museo Arqueológico, cons tuyendo sus restos uno de los mayores atrac vos para quienes lo visitan en el presente.

Fig. 2: Fotogra a aérea del yacimiento durante las obras de Ampliación del Museo Arqueológico en 2002.Fotogra a: Kitoli.

Fig. 1: Córdoba. Mapa de la ciudad an gua. Autor: S. de los Santos. Nega vo Parlasca. DAI 2350. Cortesía de A. Ventura

6 Carrasco, 2001. 7 Ventura, 1996: 154 y s.8 Ventura, 1999; Ventura y Monterroso, 2002.9 Ventura et alii, 2002; Idem, 2003.

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EL ENTORNO URBANOAunque se conoce que en época republicana tuvieron lugar manifestaciones

teatrales, éstas debieron tener un carácter e mero y no contaron con un escenario perenne donde ser representadas10. En cambio, cuando tras las guerras civiles se produjo la ampliación augustea de Colonia Patricia, la construcción de un teatro en piedra estuvo programada inicialmente como uno de los elementos más caracterís cos del nuevo paisaje urbano, reservando a tal fi n un amplio espacio al interior del nuevo pomerium FIG. 3.

En principio, parece que su emplazamiento en el extremo nororiental del nuevo recinto estuvo determinado por la topogra a, aprovechando el mayor declive existente hacia la ribera del Guadalquivir. Sin embargo, más allá de la aparente idoneidad del terreno, la elección de este enclave entre la vieja fundación republicana y la nueva augustea, responde a la idea de crear un amplio espacio de costura y fácil transición entre ambas partes de la ciudad.

De esta forma, la construcción del teatro romano llevó aparejada la creación de un complejo aterrazado comunicado mediante escaleras que sirvió no sólo para salvar el desnivel del terreno, sino también para permi r el acceso fl uido del público a las representaciones. Se creó así un marco escenográfi co para el propio edifi cio de espectáculo que remite a paralelos helenís cos o a la arquitectura de los santuarios laciales de la península italiana. Por tanto, todo el conjunto responde a un proyecto urbanís co cuidadosamente planifi cado que evidencia además una clara voluntad por monumentalizar la capital de la Provincia Bae ca.

10 Sall. Hist, II, 70; Val Max, 9, 1, 5.

Fig. 3: Plano de situación del teatro romano de Cordoba en la ampliación augustea de la ciudad. En línea discon nua posible trazado de la muralla republicana fundacional en su lienzo meridional.

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La ejecución de este ambicioso plan conllevó el desmantelamiento del lienzo sur de la muralla republicana11 y la amor zación parcial de la necrópolis meridional12. Asimismo, hubo de dotarse previamente una infraestructura hidráulica adecuada para recoger el agua de lluvia que pudiera agolparse en las terrazas y que, además, encauzara varios veneros de agua que discurrían por la zona13.

De las cinco terrazas que envuelven al teatro, las que mejor se conocen son las orientales, conservadas al interior del Museo Arqueológico. La “terraza media oriental” está cons tuida por un pavimento de losas de caliza, delimitado al Sur por los muros de cimentación de la fachada y al Norte por dos tramos de escaleras que enmarcan un podio corrido sobre el que se sitúa el recinto de un Ara FIG.414. Estas escaleras comunican con la “terraza superior”, situada 4 m más arriba, de la que solamente asoman algunas losas bajo el Colegio de Sta. Victoria. Al sureste,

11 Ventura y Monterroso, 2002, 438 y s.12 La interpretación como monumento funerario de parte de las estructuras integradas en la ci-

mentación del teatro (Monterroso, 2002a: 135) se refuerza al haberse hallado, durante las obras de ampliación del Museo Arqueológico, una inscripción funeraria fechada en época republicana (Ruiz, 2009: 318 y s.).

13 Canalizadas bajo las terrazas circundantes, las aguas del venero de Sto. Domingo de Silos (Ven-tura, 1994: 126) y las Aguas de los Marqueses de Carpio (Ventura, 1996: 105, Fig. 9) convergen al interior del teatro.

14 Al recinto de altar se atribuyen dos relieves marmóreos decorados con cisnes sosteniendo una guirnalda, hallados al excavar el podium (Márquez, 1998: 186 y s.). Asimismo se ha propuesto la existencia de un templum rostratum, (Ventura, 1996: 113, n. 19), el cual se encuentra representado en la maqueta del teatro expuesta en la exposición.

Fig. 4: Fotogra a aérea de la terraza media oriental. Fotogra a: Kitoli.

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este espacio conecta con la escalinata curva conservada al interior del “pa o de epigra a”, cuyas losas se sitúan dos metros por debajo.

Dado que el desnivel existente entre las dis ntas terrazas es insufi ciente para disponer los arcos que, a ciencia cierta, debieron abrirse en la fachada, debe intuirse la existencia de un segundo tramo de escaleras para acceder a la “terraza inferior”. Del mismo modo deben recomponerse otros peldaños para acceder al teatro dos metros por encima de la cota donde se sitúa la “terraza superior” FIG.5.

La diversifi cación de las entradas debió servir para que los espectadores accedieran estra fi cadamente hacia una determinada zona de la cavea. De esta forma la arquitectura del teatro cordobés se adecua al discrimina ordinum, es decir, la distribución del público sobre el graderío en función del rango social, estrictamente jerarquizado en época romana.

Fig. 5: Plano de situación del teatro romano de Cordoba en la ampliación augustea de la ciudad. En línea discon nua posible trazado de la muralla republicana fundacional en su lienzo meridional.Autor: J. D. Borrego.

15 Vitr. V, III.

DESCRIPCIÓN Y CARACTERIZACIÓN ARQUITECTÓNICA DEL TEATRO.

El teatro se asentó orientando el graderío en dirección sureste en contra de las normas vitruvianas15. Para su erección se empleó un sistema mixto, que aprovechó parcialmente el terreno para disponer la zona más baja, mientras que para el resto se construyeron potentes substrucciones como si de un edifi cio en llano se tratara.

El primer rasgo que defi ne la cavea es su magnitud, 124,27 m —420 pedes—, dimensiones que hacen del cordobés el mayor teatro romano conocido en Hispania y que permiten parangonarlo a los edifi cios de espectáculo de la propia Roma.

El graderío se divide en tres sectores o maeniana: la ima cavea, distribuida en 6 cunei por medio de 5 vomitorios; la media cavea organizada en 12 cunei separados mediante vomitorios y scalariae alternos; y la summa cavea,

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repar da en 7 sectores y culminada por una por cus in summa grada one. Desgraciadamente poco o nada se conoce hasta el momento de la zona inferior, la más rica, que atañe a la orchestra, los aditus y la frons scaenae16.

La ima cavea se encuentra excavada en el terreno geológico, recortado en un plano inclinado y regularizado con opus caemen cium para disponer las fi las de gradas. Éstas, recuperadas en gran número durante las excavaciones, son todas de mármol blanco, con sección en forma de trapecio rectangular y unas dimensiones que oscilan en torno a los 45 cm de altura y 75 cm de profundidad, acordes a los preceptos vitruvianos17. Cada cunei debió contar con 14 fi las, según las disposiciones de la Lex Iulia Theatralis, que regulaba la distribución de los espectadores en el graderío.

Los restos conservados en el yacimiento corresponden a los dos cunei centrales, los cuales se encuentran separados por un vomitorio axial. En el occidental se conservan in situ la 9ª y 10ª fi la de gradas, así como las huellas de otras sucesivas sobre la preparación de hormigón FIG. 6. Por detrás de las gradas existe un vacío debido a que donde el terreno no era homogéneo —ni en altura ni en consistencia—, el cuneus se suplementaba con obra de sillería. En este caso los bloques de piedra fueron saqueados, pero han dejado huella en la base de hormigón sobre las que asentaban.

Cada cunei de la ima cavea se cerraba por dos tramos afrontados de escaleras que permi an ascender a un pasillo o praecinc o existente tras la úl ma fi la de asientos. De estos accesos únicamente quedan las cajas de cimentación excavadas en el terreno.

16 Para una explicación pormenorizada del proceso reconstruc vo del teatro consúltese Ventura, 2006. 17 Vitr. V, VI, 3. Tanto por material y pología, las gradas permiten plantear la voluntad de construir

un Theatrum Marmoreum inspirado en la epidermis de los grandes teatros de Roma en época augustea. Monterroso, 2006.

Fig. 6: Estructuras de cimentación de la ima cavea (cuneus, gradas y vomitorio axial) y de la media cavea (Galería inferior, escalera axial, calerín y canalización de la galería anular intermedia). Fotogra a A. Ventura.

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De la media cavea sólo se conserva la estructura interna, es decir, las substruc ones sobre las cuales se mantuvo la pendiente del graderío. A nivel de cimentación este sector se ar culó en torno a dos galerías concéntricas de circulación, ubicadas a dis nta altura y comunicadas entre sí por tramos de escaleras radiales.

La galería anular inferior estaría formada por paramentos de opus quadratum cubiertos por una bóveda que serviría para sostener las primeras gradas de la media cavea, mientras que al exterior delimitaría simultáneamente un podium de separación entre ima y media cavea. Desde el interior de este corredor se daría paso a las escaleras afrontadas que suben a la ima cavea y también a los vomitorios —cuya salida a excepción del axial— se sitúa a media altura de cada cuneus.

El trazado completo de la galería anular inferior fue excavado en el terreno con el fi n de acomodar una canalización de drenaje para las aguas que afl uían al interior del edifi cio. Expoliada toda la fábrica, actualmente sólo es visible la plataforma de hormigón sobre la que asentaban las paredes de sillares de dicho canal, del que sólo se conserva el fondo de opus signinum que servía para impermeabilizarlo FIG. 6. Las aguas se encauzaban hasta en el vomitorio axial, a lo largo del cual el caudal descendía hasta el área de la orchestra para desembocar en el euripus.

Por tanto, el nivel de circulación de la galería inferior se encuentra situado a una cota bastante superior, un 1,5 m más arriba del nivel que puede verse hoy. Esta cota se encuentra marcada por el úl mo peldaño conservado de la escalera que, justo en el eje, comunicaba con la galería anular intermedia.

Las escaleras radiales se espacian rítmicamente, delimitando entre sí grandes macizos de sostén contenidos por la obra pétrea FIG. 7A. Al interior del yacimiento se iden fi can cinco, siendo la más evidente la axial, por conservar el peldaño anteriormente mencionado. Además, esta escalera presenta la par cularidad de cubrir la única canalización conocida que vierte sus aguas a la galería inferior FIG. 11. Por lo demás, la situación del resto puede iden fi carse por las plataformas de hormigón sobre las que cimientan, que en algún caso conservan los sillares que delimitan las paredes.

La galería anular intermedia presenta la misma estructura y función que la inferior, aunque, situada 4 m por encima, no se encuentra excavada en el terreno sino edifi cada sobre él FIG. 6. No ene acceso directo al exterior del graderío, por lo que se trata de un espacio de transición entre la galería inferior y las puertas de fachada. En esta ocasión sí se conservan, en sendos extremos, hasta dos hiladas de las paredes de sillares de la canalización que discurría bajo su pavimento; la cual sabemos que recibía agua directamente del exterior del teatro en cuatro puntos18.

Nuevamente de la galería intermedia parten otras escaleras radiales que comunican directamente con la fachada externa del teatro y que vuelven a delimitar nuevos macizos construc vos FIG. 7A. Afortunadamente se ha conservado completa una de ellas, cuyo primer peldaño permite conocer el nivel

18 Además de los veneros aludidos (Vid. n. 13.), en la galería anular intermedia desembocan otras dos canalizaciones más documentadas en el eje del teatro y al interior de la Casa Nahmias.

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Fig. 7: Teatro Romano de Córdoba:

A. Planta a nivel de cimientos. B. Planta a nivel del orden jónico. C. Planta a nivel del orden corin o.

Autor: A. Ventura/ M. Carmona.

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de suelo de la galería intermedia FIG. 8. El úl mo escalón se sitúa a la cota de la terraza media oriental, de modo que a través de un largo pasillo se podría acceder al corredor de fachada. Dado que la salida directa de esta escalera se localiza bajo la “terraza superior”, quien quisiera salir a la “terraza media oriental” debería quebrar su recorrido a través de la galería de fachada.

Aproximadamente al fi nal de la escalera se sitúa el límite correspondiente a la media cavea. A nivel epidérmico en este sector podrían contabilizarse hasta 20 fi las de gradas divididas en 12 cunei FIG. 7B. Para ar cular la división de este maenianum resulta fundamental un gran bloque de hormigón conservado hoy en la galería intermedia, Este elemento cayó encima de escalera anterior y fue lo que propició que ésta úl ma se conservara, de forma que con toda seguridad puede deducirse que procede de la parte superior de la cavea. El bloque presenta huellas de dis ntos elementos en todas sus caras. En la superior presenta huellas de cuatro fi las de gradas, divididas dos a dos, por un balteus o barandilla y una estrecha praecinc o FIG. 9A. En un lateral muestra una cara lisa con marcas del forro de una de las paredes de un vomitorio. Por úl mo, en la parte inferior, ostenta huellas del trasdós escalonado de una bóveda escalonada FIG. 9B. Su examen demuestra que debieron exis r divisiones internas acordes al discrimina ordinum.

Bajo la summa cavea, a nivel de la “terraza media oriental”, se sitúa una tercera galería que actúa como deambulatorio de acogida de los espectadores. Éstos, al traspasar los arcos de la fachada dispondrían de toda una batería de cámaras radiales que los distribuiría por las dis ntas partes del edifi co. Por un lado, se encuentran los pasillos que comunican con las escaleras y que conectan directamente con la galería anular intermedia FIG.7B / CGM —ya vistas—. Además, entre cada una ellas exis an tres cámaras divididas por cuatro muros radiales. En la mitad oriental del teatro, éstas corresponderían —en este orden— a una cámara ciega de sostén CC1, a una escalera de acceso directo a uno de

Fig. 8: Estructuras de cimentación de la media cavea. Escalera de que comunica la galería anular intermedia y el deambulatorio de fachada.Fotogra a: A. Monterroso.

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los vomitorios de la media cavea CVM o bien a otra cámara ciega CC2 y, por úl mo, al primer tramo de una escalera COJ que, girando por encima del pasillo de entrada a la galería intermedia, ascendería al segundo orden de fachada sobre la siguiente cámara ciega con gua del orden inferior.

Otra forma de acceder a la parte alta del teatro sería posible desde la “terraza superior”, por la que se accede directamente al segundo orden de fachada FIG.7B. Aquí exis rían nuevas cámaras que dan salida, por un lado, a la cima de la media cavea, donde se ubica una ancha praecinc o con acceso a las scalariae y, por otro, a puertas desde las que subir a la summa cavea, a través de escaleras afrontadas FIG.7C.

Coronando la cavea, tras cinco fi las de asientos se levantaría la columnata de la por cus in summa grada one, de la que se han podido iden fi car dis ntos fragmentos de su decoración arquitectónica19. A esta zona debe corresponder la aparición de un conjunto de reservas de asiento femeninas que permiten intuir la ubicación de un matroneo20.

Una vez visto de qué manera se organizó la cavea, queda por ver cómo se organizó la fachada del teatro romano. El único punto donde se ha podido excavar la estructura de fachada es en la terraza media oriental que, al ser el lugar donde se produce la mayor distribución de público al interior de edifi cio, cons tuye el punto de vista principal.

Por desgracia, sólo se conserva la estructura de cimentación por debajo del nivel de las losas de la plaza, compuesta por dos potentes muros de sillares. No obstante, a pesar de no haberse conservado ninguna estructura en alzado, en el transcurso de las excavaciones se pudo documentar un derrumbe parcial de la fachada compuesto por 69 bloques de arenisca21. De esta forma conocemos que las galerías exteriores del teatro, se ar cularon en altura mediante la superposición de tres arcadas encuadradas por órdenes arquitectónicos dispuestos bajo un entablamento horizontal, un sistema designado como “Theatermo v”.

A par r de la catalogación de este material puede concebirse la presencia de dis ntos órdenes arquitectónicos para cada nivel; dórico en la “terraza media”, jónico en la “Superior” y corin o como cierre de la por cus in summa cavea FIG.1022.

19 Borrego , 2006.20 Ventura, 1999. Borrego 2006: 80 y s. 21 Monterroso y Ventura, 2002.22 Borrego, 2005.

Fig. 09: Bloque de opus caemen cium perteneciente a la media cavea.

A. Cara superior con huellas de gradas, balteus y praecinc o. B. Cara Inferior con marcas del extradós de una bóveda de dovelas escalonadas.

Fotogra a: J. D. Borrego.

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Las puertas de la cavea se calculan en número de 47. La situación de los vanos a lo largo del perímetro queda fijada a partir de una losa de piedra de mina conservada en la terraza media oriental que sirvió de umbral originariamente a uno de los arcos de ingreso y que permite concretar su anchura en 2.07 m. Los pilares eran cuadrangulares y presentaban la misma anchura. Cada uno estaba decorado con sendas pilastras en las esquinas, a modo de jambas de cada arco, y otra central mayor sobre la que asentaba el entablamento de cada orden.

Por la distancia de caída de las piezas halladas en el derrumbe se sabe que la mayoría de éstas formaba parte de los dos órdenes superiores, mientras que el inferior, el dórico, se supone que debió quedar en pie, en buena medida, siendo más fácil expoliar los sillares que lo componían. En cambio, se conoce que el orden jónico estaba formado por un podio corrido y carecía de basas, mientras que el corintio presentaba el orden completo. Completando la fachada se dispuso un ático rematado por cornisas de doble frente realizadas en piedra de mina, con una función de sostén de los postes de un posible velum.

La altura del orden dórico se calcula en 6.21 m a partir del desnivel existente entre “El patio de epigrafía” y la “terraza superior”, planteándose que fuera idéntica para el resto de pisos. Así, se estima que la altura total del edificio, tomada desde el pie de la ima cavea, alcanzó los 31 m —105 pedes—. Esta medida no resulta en absoluto casual al ser la cuarta parte del diámetro de la cavea y ser ésta la relación existente, habitualmente, entre el diámetro de la cavea y el de la orchestra, área a partir de la cual se genera todo el diseño de la planta del teatro.

Fig. 10: Esquema de fachada: Theatermo v. Autor: J. D.Borrego.

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LA VIDA DEL MONUMENTO

La construcción del teatro romano de Córdoba puede establecerse en un periodo comprendido entre el 15 a. C y el 5 d. C23. Estas fechas proponen un marco cronológico24 que enlaza con la ac vidad edilicia que se llevaba a cabo en Roma con la erección de los Teatros del Campo de Marte, en especial el de Marcelo25.

Lógicamente la imagen del teatro debió cambiar a lo largo del empo y algunas partes concretas del edifi cio debieron exornarse mediante actos evergé cos públicos y privados. Así, en época Antonina, a mediados del s. II, se detecta una reforma cuyo alcance arquitectónico resulta di cil precisar. Sin embargo, a este periodo pertenecen cinco relieves fragmentarios con personifi caciones de algunas provincias some das por el Imperio Romano. La interpretación de este conjunto lleva a proponer la disposición en la por cus in summa grada one de una representación alegórica de todos los pueblos del orbe conocido26.

El teatro romano estuvo en uso hasta que fue sacudido violentamente por un terremoto en el tercer cuarto del siglo III. La evidencia de este fenómeno quedó refl ejada en el desplome del recinto del ara de la terraza media oriental y, de manera más patente, en una enorme grieta que no sólo rompe el opus caemen cium que recubre el vomitorio axial, sino que también atraviesa el terreno geológico de parte a parte a lo largo de unos 8 m FIG.1127.

Se ignora en qué grado debió afectar el seísmo al edifi cio. Quizá el interior quedó arruinado y se desechó la idea de reconstruirlo. Sea como fuere, a par r de entonces el teatro comenzó a ser saqueado sistemá camente u lizándolo como cantera de la cual extraer materiales para otros edifi cios de la ciudad.

En principio la terraza media oriental se u lizó como lugar de desescombro de la ciudad y quedó cubierta por sucesivas capas de ver dos. El derrumbe del podio con el recinto de altar, permaneció desplomado in loco. Sus sillares, al no saquearse, evidencian que nunca hubo voluntad o capacidad para res tuir este espacio FIG. 12.

A fi nales del s. III se regularizan los aportes de escombros por primera vez y a lo largo del s. IV se suceden dis ntas rampas terrizas para acarrear materiales del teatro en dirección Norte. Este hecho ha planteado la hipótesis de que se

23 La cronología viene determinada respec vamente por la fecha de producción de la cerámica más reciente recuperada en los niveles anteriores a la construcción del teatro (Ventura y Monterroso, 2001: 439) y por una inscripción, con data consular, que debió erigirse una vez fi nalizadas las obras (CIL II, 2, 7, 225; Ventura 1999, 65).

24 Monterroso, 2003.25 Recientemente, el hallazgo de una tubería de plomo amor zada por las cimentaciones del teatro

ha servido para considerar la construcción del Aqua Augusta Vetus –el acueducto de Valdepuen-tes -como terminus post quem (Borrego, 2008: 116, Fig 5). Extrapolando los plazos de ejecución conocidos en otras obras de fi nanciación imperial, como lo debieron ser teatro y acueducto, se ha propuesto una fecha rela va comprendida entre el 13 y 8 a. C. (Ventura y Pizarro, 2011: 194 y s.).

26 Monterroso, 2003. 27 Nuevos argumentos sobre la cronología del terremoto, así como la forma en que éste afectó al

acueducto de Valdepuentes en Ventura y Pizarro, 2011: 198 y s.

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estuviera abasteciendo de materiales la construcción del Pala um Maximiani, puesto que es la única ac vidad edilicia conocida que puede jus fi car una ac vidad tan exhaus va en estos momentos28.

A inicios del s. V el expolio al interior del teatro había sido tan corrosivo que causó el desplome de la fachada hacia el exterior, obstruyendo el paso por las rampas de la terraza media oriental FIG.1229. A par r de entonces el proceso de saqueo durante esta centuria y la siguiente cambia de dirección hacia el Sur. En estos momentos los canteros acabarían por descarnar el teatro hasta dejar visto el traver no donde fueron excavadas la galería inferior y la ima cavea.

Una vez concluido el saqueo de la sillería, el yacimiento quedaría salpicado de piezas de mármol de las gradas y de otros elementos decora vos, constatándose un calerín a fi nales del s. V, conservado sobre la galería anular intermedia FIG.630.

Fig. 11: Grieta causada por el terremoto, que atraviesa el vomitorio axial y asciende por los cunei adyacentes. Fotogra a. A. Monterroso.

Fig. 12: Derrumbe del recinto de altar en la terraza media oriental. Al fondo, un tes go compuesto por las rampas terrizas que lo ocultaron. Sobre éstas puede observarse parte del desplome de la fachada del teatro romano. Fotogra a: A. Ventura.

28 En cualquier caso, el acopio de materiales hacia Cercadilla ha de explicarse dentro de un contexto general que afectaría a toda la ciudad, como así parece confi rmarlo un nuevo conjunto de mate-riales aparecidos a espaldas de la Gerencia Municipal de Urbanismo (Fuertes e Hidalgo, 2005, 86; Torreras, 2009).

29 Monterroso, 2005: 83 y ss. 30 Monterroso, 2002b:158 y ss.

Bibliografía:

Borrego, J. (2005): Estudio arquitectónico de la Terraza Media Oriental. El Theatermotiv del Teatro Romano de Córdoba. Memoria de Licenciatura. Universidad de Córdoba. Inédito.

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