teatro político en en america latina

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DE CARABOBO FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES MENCIÓN ESTUDIOS CULTURALES TEATRO POLÍTICO EN AMÉRICA LATINA, ESTÉTICAS Y METÁFORAS EN EL TEATRO POLÍTICO DE LOS NOVENTA (La dramaturgia política de Héctor Levy-Daniel) Tesis presentada como requisito para optar al título de: Doctor en Ciencias Sociales. Mención: Estudios Culturales Tesis Doctoral de: Carlos Fernando Dimeo Álvarez Tutor: Prof. Dr. Alejandro García Malpica VALENCIA, OCTUBRE DE 2007

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Tesis presentada por Carlos Dimeo como requisito para optar al título de:Doctor en Ciencias Sociales. Mención: Estudios Culturales

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  • REPBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DE CARABOBO

    FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES

    MENCIN ESTUDIOS CULTURALES

    TEATRO POLTICO EN AMRICA LATINA, ESTTICAS Y METFORAS EN EL TEATRO POLTICO DE LOS NOVENTA

    (La dramaturgia poltica de Hctor Levy-Daniel)

    Tesis presentada como requisito para optar al ttulo de: Doctor en Ciencias Sociales. Mencin: Estudios Culturales

    Tesis Doctoral de: Carlos Fernando Dimeo lvarez

    Tutor:

    Prof. Dr. Alejandro Garca Malpica

    VALENCIA, OCTUBRE DE 2007

  • ACTA DE APROBACIN DE PROYECTO DE TESIS DOCTORAL

  • UNIVERSIDAD DE CARABOBO

    FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD DIRECCIN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS

    DOCTORADO EN CIENCIAS SOCIALES MENCIN ESTUDIOS CULTURALES

  • NDICE

    Introduccin .......................................................................................................................... 11 Captulo I .............................................................................................................................. 27

    MNIMA DEFINICIN DE LO POLTICO Y DE LA POLTICA ............................ 27 La libertad como existencia humana y poltica en el mundo. ................................................. 50

    CAPTULO II ...................................................................................................................... 61 TRANSICIONES INICIALES Y TEATRO POLTICO ............................................... 61

    Notas inciales a la produccin terica de un teatro poltico ................................................... 63 El expresionismo alemn y los movimientos estticos y de la escenas posteriores ................. 76

    LA TRANSICIN BRECHTIANA Y LATINOAMRICA .......................................... 93 La transicin hacia la re-lectura de Brecht ............................................................................. 95

    EL TEATRO INGLS Y LA TRANSICIN POLTICA ........................................... 107 Edward Bond Harold Pinter: teatro de la sospecha y de la intimidacin .......................... 109

    CAPTULO III .................................................................................................................. 115 CONSTRUCCIN DE UN TEATRO POLTICO EN AMRICA LATINA ............ 115

    Primer Tiempo: desde el principio de los sesenta hasta finales de los ochenta .................... 117 Segundo Tiempo: dcada de los noventa hasta hoy ............................................................. 136

    CAPTULO IV .................................................................................................................. 149 IMAGINARIO POLTICO A TRAVS DE LA OBRA DE HCTOR LEVY-DANIEL ......................................................................................................................................... 149

    Introduccin al teatro Poltico de Hctor Levy-Daniel ....................................................... 151 El contexto poltico de la Argentina: la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel ..................... 162 Violencia til Violencia intil ........................................................................................... 163

    ROMMER, LOS LTIMOS CRMENES (1993) ......................................................... 169 Las formas del poder en Rommer, los ltimos crmenes. .................................................. 176 Rommer, y sus vinculaciones al poder. ................................................................................ 178

    MEMORIAS DE PRAGA (1996) ................................................................................... 181 Memorias de Praga o: El sueo de la razn produce mounstros ....................................... 183 La no rebelin sistemas concentracionarios ...................................................................... 190 Praga el campo de concentracin ...................................................................................... 195

    INSTRUCCIONES PARA EL MANEJO DE MARIONETAS (1997) ......................... 201 Antropofagia de la poltica o poltica antropofgica ............................................................ 203 Metafsica de la poltica en Instrucciones para el manejo de las marionetas ..................... 207

    LA POSTERGACIN (1998) ........................................................................................ 213 El paria y el parvenu (exiliados y hurfanos - desterrados y recin llegados) ........................ 215

    DESPEDIDAS (1999) ..................................................................................................... 219 SERENA DANZA DEL OLVIDO (2000) ..................................................................... 231 EL ARCHIVISTA (2001) ............................................................................................... 241 LOS INSENSATOS (2001) ............................................................................................ 247

    CONCLUSIONES ............................................................................................................ 265 BIBLIOGRAFA ............................................................................................................... 279

  • Introduccin

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    Estoy aqu sobre esta ciudad como un tbano sobre

    un noble caballo para picarlo y aguijonearlo y mantenerlo despierto.

    Scrates Hacia la dcada del sesenta, el teatro en Amrica Latina era poltico, se significaba

    poltico, se hizo anunciar como un arte enraizado profundamente con lo poltico. Muchos fueron los caminos por los cules trascendi lo poltico y la poltica en el teatro latinoamericano. Mucha lucha, mucha concienciacin ideolgica, dogma, doctrina, expresiones, metforas, ideas subterrneas que prescribieron una forma muy particular de hacer y de decir el teatro y la vida.

    No digo mal, no hablo impropiamente al tratar de recordar los mitos que abastecieron las formas de expresar y proporcionarnos un teatro poltico en Latinoamrica. Cmo olvidar los teatristas latinoamericanos que daran al traste con una serie de propuestas escnicas que pondra al arte teatral en boga durante aquellos aos; aquellos que devinieron de un poder complejo constituido desde la cosmovisin Europea, Eduardo (Tato) Pavlovsky, Griselda Gambaro, Mario Benedetti, Enrique Buenaventura, Augusto Boal, Andrs Lizarraga, Oswaldo Dragn, Alberto Adellach, Csar Rengifo, Rodolfo Santana, Gilberto Pinto, Santiago Garca, Teresa Rally, Atahualpa de Cioppo, entre otros. Aqullos que pertenecieron a una generacin devenida de otras tantas apariciones menudas y fuertes de lo que se denomin Teatro Poltico, tales como Erwin Piscator, Bertolt Brecht, Harold Pinter, Arthur Miller, Peter Weiss, Peter Handke, etctera.

    Me viene a la memoria, el recuerdo, la aoranza, la nostalgia de un teatro otro, particularmente significativo que se hizo en Amrica Latina. Un teatro que no slo preconizaba ideas escnicas, sino tambin ideas de compromiso social, ideas de pertenencia, arraigo, identidad. Es una vinculacin nostlgica, no la ma, sino la de esos que promulgaron una esttica a favor de un cierto romanticismo heroico. Sin embargo, algo queda, porque aquellos aos que se desvanecieron producto de ciertas nuevas formas de la produccin cultural y poltica, parecieran retomar y reencontrarse con sus discursos, y sus actos.

    Hoy ms que nunca el teatro no es slo un desembarco de lo social, parafraseando a Duvignaud, no es solamente tampoco un teatro poltico en esencia, sino ms bien un teatro que se vincula a la poltica desde distintas maneras y distintos lugares, distintos espacios y modos.

    Este teatro se piensa ahora desde otras perspectivas y sentidos. Sin abandonar sus posturas ideolgicas, constantemente ha estado enfrentado a procesos de ndole fascista, totalitarista, de una ndole matricial que arroba desde la ignominia y festeja sobre la ignorancia de los pueblos su status en el poder. Este teatro poltico sugiere que las formas de produccin de ciertos discursos, lenguajes y crticas no han fenecido, al contrario hay una forma de afianzamiento de estas marcas y huellas que instituyen cada vez ms la experiencia poltica en el teatro.

  • 14

    Entendamos que no se trata tan slo de experiencias polticas, o de lo poltico, se trata fundamentalmente de acercamientos, de discusin, de accin poltica.

    Se ha discutido mucho en torno a la distincin entre una definicin por un teatro poltico y otra que diferencia rotundamente entre teatro y poltica. Las expresiones al respecto son variadas y diferentes. Muy pocos aseguran hoy, que pueda haber un teatro poltico, as como no puede haber nunca un teatro feminista, un teatro infantil, un teatro humor, etc. En esta investigacin se define especialmente que todo teatro es absolutamente poltico, porque desde la idea de Arendt, atae a lo pblico.

    El teatro sera segn Arendt, una res pblica, lo que por dentro y por fuera va con nosotros, lo que produce el pensar y an mucho ms all el reflexionar. El teatro puede ser lo que lleva a encontrar esa relacin propia y nica de la condicin humana. As que, desde esta perspectiva, todo teatro es especialmente poltico, se articula poltico, se asume poltico.

    En la dicotoma Teatro y Poltica, tambin subyace una vieja vergenza ideolgica, y filosfica, tal vez segn Hegel cientfica: no mezclar la esttica con lo social, con la vida misma y mucho menos con la poltica. Esto refrenda la potencia del pensamiento burgus. Un pensamiento, que oprime, aplaza cualquier otra forma de produccin social que intente redescubrir distintas formas, relaciones y modos de produccin de los que subyacen en el modo de produccin capitalista, que ms que una ideologa, es una forma, un modo de la economa.

    Estas condiciones, relaciones y modos, se establecen en los mbitos de la poltica, de la economa, de la produccin cultural, de lo social. Todo se revierte en esa economa del lenguaje que ofrece valor de capital al pensamiento en tanto ese pensamiento est dirigido al capital mismo. No as, si la idea de ese capital, habla en torno al teatro. Este viejo resquemor representa la ganancia obtenida por el capitalismo, frente a las formas de produccin del arte que se generaron entre la dcada de los sesenta y los ochenta. Por ello, hoy, algunos de los representantes del hecho teatral imponen que no se pueda pensar en trminos de poltica o de un teatro poltico, sino que slo es posible establecer (si all cupiera) una distincin: Aquella que se activa nica y exclusivamente, entre Teatro y Poltica. Vieja disputa que intenta, en el fondo desmontar una categora; la que se intenta constatar aqu y la que se reproduce como teatro poltico.

    Teatro y poltica, se asume entonces a partir de la dcada del noventa, desde el discurso de orden, se asume como discurso dominante, signo y concepto que impera en el tono de la ley, para darnos explicaciones de qu ha dado cuenta el teatro despus a partir de esta dcada en nuestro continente.

    No ha habido un intercambio pues, en las estructuras de las relaciones sociales y de sus vinculaciones con el mundo, de tal forma que este teatro poltico, se ha vuelto eufemstico, pues ha desviado sus objetivos principales.

    Ahora, es un teatro que intenta decir algo, y que no sabe decir, o que no puede, o que no se atreve. Cuando se performa la idea de teatro y poltica, el enfoque se vuelve difuso, se dispersa, pierde la capacidad explosiva que otrora augurara en aquel momento, el llamado teatro poltico.

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    En otro sentido, para este teatro que se deslinda inclusive de s mismo; ese que se dio a denominar antes, como teatro poltico, reconstruye una bsqueda que no puede zafarse de su propia voluntad de poder. Es un engao distanciar dos categoras que pueden y deben de alguna forma permanecer juntas o relacionadas, pues teatro poltico y teatro y poltica, reubican los mecanismos de produccin de sentido y prcticas de significados de lo poltico en la escena, y frente a ella.

    A pesar de ello, a pesar de este enfrentamiento; persiste durante y despus de los noventa, este teatro que todava, si se dice, o se le puede denominar como poltico. Es un teatro que si, se hace llamar poltico en todo el sentido del trmino, tal y como ste lo requiere. Y este, teatro poltico, sigue agitando, sigue demandando al espectador (especialmente) un ejercicio de actividad, de accin poltica. No pareciera as, que se pueda pensar de otra forma, que no fuese construir la accin poltica a partir de la escena, esto es: un teatro que habla slo en clave de agitacin poltica.

    Estos signos de la escena, los podemos hallar fcilmente, en el meeting, en la congregacin religiosa, en la reunin clandestina, etc. No slo en la reunin, y en el encuentro, o en cualquier actitud hierofnica que use la escena como lugar de destello de esos signos, sino tambin, podemos reconocer que hay un teatro sobre la escena, que se plantea problemas polticos y que en este en s del hecho teatral es cuando an ms, se hace poltico. Por ende, y ms all de la dicotoma teatro poltico y teatro y poltica, definimos la existencia de un teatro que es en todo su acontecer y en toda su dimensin poltico.

    Esta idea nos resulta contundente, pues el teatro no intenta demostrar, sino que muestra, que lleva a cabo sobre la escena, y que posee una capacidad connatural de sntesis de los procesos histricos y de las ideas que lo circundan.

    A propsito del texto, en el prlogo del libro de Louis Althusser La revolucin terica de Marx.1, Althusser, nos refrenda de qu manera este tiempo permaneci en la memoria de sus participantes. As, Althusser, nos traduce en su texto, una memoria poltica, una memoria filosfica, un tiempo, y dos ciencias, una burguesa y una proletaria.

    En lo que Althusser intitula Prefacio Hoy2 pone varios aspectos de manifiesto que concretan estas definiciones, y otras que se impusieron para la publicacin de este libro. Bsicamente, saca a colacin tres fundamentales, en el cual nos explica; Primero: Tiene una razn pragmtica para su publicacin, pues las revistas dnde aparecen estos ensayos, estn agotadas o ya no se imprimen; Segundo: que inclusive estos artculos y ensayos en su estado inacabado, o indefinicin, posean de todas formas, un sentido; y tercero: que es por lo que finalmente asiente ms fuertemente a su publicacin, es porque Althusser los considera: los documentos de determinada historia. En este sentido, es que necesario destacar que Althusser agrega: Casi todos estos textos nacieron de una coyuntura: reflexin sobre una obra, respuesta a una crtica o a objeciones, anlisis de un espectculo, etc.3

    Sin embargo, un poco ms adelante nos explica detalladamente que esta reflexin fue producto de una misma historia y una misma poca, en la que l y otros jvenes del 1 Louis Althusser, La revolucin terica de Marx, Trad., Madrid: Siglo XXI., 1967. 2 Ibidem, p.11 3 Ibidem p.13

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    momento se vieron, en cierto modo, obligados a adherirse a una actividad poltica, independientemente del paso que cada uno aport a su pensamiento filosfico. Parafraseando a Althusser, este fue el tiempo de las grandes huelgas y de las manifestaciones en masa, el tiempo del llamado de Estocolmo4, y del Movimiento por la paz, tiempo en el cul surgi la prdida de toda esperanza por la Resistencia.

    Desde nuestra lectura, esta es la mirada nostlgica de Althusser, de aqul entonces, y tambin de aquel Althusser. Como l mismo pone de manifiesto, hombres sin obras pero que construan la poltica y lo poltico, desde la perspectiva de toda obra que pasaba por sus manos, por sus cuerpos. Lucha que constituida desde la confrontacin de clases, fue armada intelectualmente generando el debate con el objetivo (por dems poltico) de mirar una nueva concepcin histrica y filosfica. Jvenes de origen pequeoburgus o burgus, instruidos en la existencia de las clases, de su lucha y de su significacin5.

    En este sentido entonces es necesario acotar, lo que Louis Althusser, un poco ms adelante nos aclara y distingue entre una memoria poltica y una memoria filosfica, dos tiempos as, demarcados claramente, uno por la lucha poltica, armada inclusive, otra por la lucha ideolgica, el debate de ideas, la confrontacin de carcter intelectual, etc.

    Jvenes aventureros en los avatares de sus acciones, armados de los textos tericos ms importantes para la poca, y trazados por un solo corte; el de la lucha de clases. Dos memorias y un solo tiempo, diferenciados por el corte de las clases y por lo que el propio Althusser concreta como: []Tiempo cuya caricatura puede resumirse en una frase: bandera izada que flamea en el vaco: ciencia burguesa, ciencia proletaria6.

    Althusser legaliza, magistralmente, estas dos ciencias, que desde cierta mirada empiezan a aparecer en el discurso, y en la prctica del teatro latinoamericano que se sucede entre las dcadas del sesenta y de los ochenta.

    En el mismo sentido que Althusser, nos convoca en su Prefacio hoy del texto antes citado, se podran asumir tambin, algunas posturas similares que definen un marco de la accin poltica del teatro, en este continente; al respecto, podemos acotar desde Manuel Galich lo que refrenda en torno una concepcin de la historia: [d]esde el punto de vista de la ciencia histrica contempornea: el materialismo histrico. Nadie puede pretender una visin virginal, desinteresada y neutral de la historia. Esa visin no existe7.

    El teatro poltico de aquellos aos para nada tuvo que ver con una visin desinteresada de la historia. El teatro tena una particular manera de articularse en Amrica Latina, y obviamente ese tena que ver con la lucha del proletariado frente a la burguesa. Y como no hay historia desprovista de alguna ideologa, o de pensamiento, no podemos apartar un teatro poltico de la historia. As todo arte igualmente es comprometido y todo arte es poltico, pues en esencia todo acontecimiento, accin, tributo a lo humano es particularmente dialctico. 4 En 1950 se firm el Llamado de Estocolmo, documento de inspiracin comunista que reclamaba la prohibicin del armamento atmico. 5 Las cursivas resaltan palabras del propio Althusser. 6 Ibidem, p.14 7 Manuel Galich., Cmo trabajamos La Denuncia., Revista Conjunto N19., Enero Marzo 1974., pp. 36 39.

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    El presente trabajo se inici indagando sobre una pregunta, que de algn a forma u otra, todava no se haba hecho el teatro y los teatristas latinoamericanos, esto es: las diferencias existentes en Amrica Latina, entre un teatro poltico y uno de agitacin.

    Sin embargo, a partir de la indagatoria llevada a cabo, derivaron sobre los propsitos de un tema en el que era ms pertinente hablar, de: distintas construcciones de lo poltico y por ende de lo social a travs de 40 aos de historia de teatro (19602000), pero y desde este lapso, referirnos especficamente las que ataen en especial a la dcada de los noventa (1990 2000), como punto crucial para un giro de lo poltico en el teatro latinoamericano. No solamente las construcciones de lo poltico, sino tambin aquellas que refieren directamente a la poltica.

    A la luz de la historia del teatro latinoamericano, pareca obvio, que los teatristas de la dcada del sesenta y del setenta se haban dedicado a hacer un claro teatro de agitacin, ms que, expresamente a hacer un teatro poltico. Esta vieja dicotoma (poltica vs. Agitacin) aparentemente superada en los sesenta y los setenta se reinventa a partir de los noventa en virtud de los nuevos destinos y sentidos que Amrica Latina encuentra. Distintas expresiones, a travs de distintos medios as parecen confirmarlo, en este sentido Rubn Marino expresa:

    Nuestro teatro es de agitacin en la medida en que se trasmiten objetivamente conceptos y crticas actuales que toman al hombre como proceso para analizarlo. De esto surge forzosamente la polmica: Qu hacer?, Qu es lo correcto?, Cul es la posicin justa, honesta y verdadera? Los problemas, sern, entonces, la pasividad pequeo burguesa, la deshumanizacin, el hambre, la oligarqua, la muerte, el enfrentamiento con la burguesa, etc. Se supone que no todos estarn de acuerdo, y es ah cuando la agitacin se convierte en toma de conciencia, en lucha de clases.8

    Por todo esto llegar a la cuestin para definir la existencia de un Teatro Poltico en Amrica Latina, se torna difcil y compleja, en especial cuando la cuestin poltica se vuelve hoy, singularmente difusa, dispersa, incontrolable.

    En prrafos anteriores hemos asegurado que en relacin con el concepto que nos propone Arendt sobre lo pblico y lo poltico, podramos asegurar entonces que todo teatro es poltico; pero resulta y parece necesario aclarar que nuestra posicin asume la defensa, en relacin con otras que difieren al respecto en este particular. Es por ello que nos plantearemos la pregunta al mismo tiempo de cules son los signos referenciales para demarcar la existencia de un teatro poltico, o si por el contrario como aseveran otros teatristas del continente, no es posible abordar el hecho escnico desde esta perspectiva sino antes bien de la distincin entre teatro y poltica. De tal modo que la pregunta por lo poltico en el teatro, surge inevitablemente en un doble sentido, esto es: Lo poltico en el teatro? La teatralidad de lo poltico? La poltica en el teatro? o la distincin Teatro y poltica?

    Indudablemente, fue claro para los teatristas que se escenificaban entre los 60 y los 80 que la escena era un campo de lucha, un espacio de combate, de conquista ideolgica, un

    8 Rubn Marino, LOQUEPASA lleva la agitacin al escenario, Revista Conjunto N 11 12., Enero Marzo 1974., pp. 36 39.

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    espacio de liberacin frente al declarado marco de opresin ejercido por las burguesas latinoamericanas de aquellos aos.

    En el terreno ideolgico el marxismo fue tambin la teora por excelencia que discutan y actuaban los grupos, teatros, dramaturgos etc. Pero la confrontacin poltica y terica que la escena se plante en estas dcadas devino discurso dbil a partir los 90. El discurso de lo poltico en el teatro apareca entonces como disuelto, el discurso de lo poltico se olvid, y el arte y la esttica teatral finalmente se disolvan en otras constelaciones, referenda de apenas un llamado sistema esttico teatral, puramente teatral, olvidado de todo o de casi todo.

    Aparentemente el espritu teatral, especialmente combativo, de los sesenta y los ochenta habra terminado. E inclusive si podemos agregar, hasta esta nocin de poltica habra terminado y por ello ya no surga posibilidad alguna, para la liberacin y la transformacin de procesos sociales usando como medio el teatro.

    Lo efmero se patentiz en formas muy concretas y con sentidos muy especficos, y de aquel resplandor (imaginar social), de aquel aparecer (ser) arendtiano que confirma algo ms que la simple aparicin en el mundo, slo qued una transparencia sutil y desgastada de lo que en otro tiempo se habra denominado teatro poltico. Casi se podra plantear, que este modo de lo teatral, es decir este, modo poltico que se puso y se confront en lo teatral, apenas se suscit como en un ilusorio espejismo del tiempo, de aquel que se fue tras la dcada de los sesenta y los ochenta. Los noventa auguraron el fin de lo poltico y por ende el fin de un teatro poltico.

    Qu qued atrs? Qu hizo desaparecer a este modo de teatro? Qu expir en los debates y las formas del discurso poltico? Los nuevos formatos de la poltica parecan haber arrasado con ese planteamiento de polmica ideolgica en todos y cada uno de los terrenos donde se planteaba; y el teatro pareca haber sido uno de ellos, la res, qued disuelta. La mcula de lo poltico en lo teatral se expandi hasta disolverse, desmoronarse, deshacerse. La huella del pasado, el referente histrico se volvi efmero, procaz, descontinuado; en un slo trmino desapareci, o tal vez las fauces del capitalismo salvaje volvieron aicos al tiempo y a sus acontecimientos. Todo se volvi y se torn puro acto, la expresin puro acto, el teatro puro acto, la poltica puro acto. No hubo ms deseos de acontecimientos, sentidos y significado, todo al final quedara slo, acto del acto.

    El inicio de los noventa nos dej caer en un espacio vaco y consecuentemente tal como lo define Peter Brook, en un teatro mortal. Pero tambin quiz en los noventa se volvi en busca del tiempo perdido. Este volver sobre el viejo resplandor que ahora luca opaco, trajo como consecuencia una inevitable confrontacin que ya se haba puesto en el tapete de la escena teatral.

    El lenguaje usado por los teatristas de los noventa que conjuraban nuevos/otros rituales ideolgicos para un teatro poltico. Obviamente los tonos con que se matizaron las expresiones de un teatro poltico, fueron distintas, y las cadenas de discurso que all se expresaron tambin fueron distintas, fue otra esttica de lo poltico, fue tambin otro marco de accin para la poltica, fue precisamente ese lugar de la confrontacin histrica y desmn del capitalismo lo que trajo a escena otra vez discusin por lo activo de la poltica, por lo activo del sujeto, ya no aquel histrico, que nos propuso el marxismo, sino ahora el espculo

  • 19

    arendtiano, este que aparece y que slo se refrenda con la autenticacin de un otro resplandor posible.

    Crueles episodios y enfrentamientos para recuperar las promontuosas categoras arendtianas sobre el ser, pero obviamente nicas para un sentido de la aparicin en lo poltico y una revitalizacin de acto de la escena, pues slo la escena se tornaba capaz de volver sobre la idea del aparecer, ya que, lo que le confera al sujeto estaba debilitado.

    Auge y cada del marxismo en el teatro, aparicin de otro modo de pensar la poltica y lo poltico en la escena, otros enunciados y otras perspectivas del asunto eso significaron los noventa. No slo un paso, una transicin, un transportar, sino tambin, fin e inicio de algo que era intervenido por lo poltico. Ahora yo no sera la denuncia (en muchas ocasiones eufemsticas) ahora se produca, se generaba una confrontacin histrica sin precedentes, el debate (anunciado por Arendt) hosco, agrietado y lleno de intrngulis, lugares fortuitos, atmsferas entre lo que se debate en el espacio pblico y espacio privado, la uncin entre lo que Hannah Arendt misma categorizara: vita activa / vita contemplativa. Relacin entre lo oculto y lo que se devela, entre lo sagrado y lo divino. Para emular a Peter Brook: transiciones, apariciones y desapariciones entre un Teatro Ritual / Teatro Sagrado / Teatro Mortal / Teatro Tosco.

    Para un Plan Expositivo de la obra. No merece concretar todos estos argumentos, sin antes explicar entonces cul es

    nuestro plan expositivo y cules fueron los caminos y seas por los que avanzamos en el presente trabajo. De esta manera podremos dar cuenta del por qu nos planteamos todava la dicotoma Teatro Poltico Teatro y Poltica. En segunda instancia cul ha sido nuestro recorrido histrico y finalmente por qu hemos llegado a la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel.

    En relacin con los objetivos que nos planteamos, fueron los siguientes; como objetivo general nos propusimos entonces: Conocer los elementos y las formas de las epistemes y construcciones de un teatro poltico y su configuracin en el orden de representaciones sociales en Amrica Latina a partir de los noventa. Considerando la vinculacin entre teatro y sociedad, teatro y poltica a travs de las fuentes de anlisis. De all cmo el teatro utiliza, expresa, lo poltico a travs de sus metforas, tomando en consideracin una perspectiva esttica de la cul sin ella no sera posible a la vinculacin arte - sociedad.

    Es decir que colocamos en la deriva los actos, hechos y significantes que rodearon al teatro durante los sesenta, los setenta y los ochenta, para estudiar el giro y la forma que el llamado Teatro Poltico, daba en la dcada de los noventa.

    Partimos de los noventa en consecuencia de que despus de realizado el arqueo bibliogrfico pertinente determinamos que gran parte del estudio que se haba hecho en relacin con la temtica planteada, abarcaba precisamente las tres dcadas antes mencionadas; Sin embargo, muy poco estaba estudiado el tema a partir de esta dcada. De tal forma que debamos hacer una reconstruccin histrica de los sesenta, setenta y ochenta para dar cuenta entonces de qu ocurrira posteriormente, en los noventa.

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    Desde este punto de inicio, se construy un esquema base de trabajo y de temticas, que ms adelante vamos a describir. De este esquema base nos trazamos entonces las lneas y objetivos especficos que delinean nuestro proyecto. Previamente cabe destacar que fue necesario colocar cinco objetivos especficos y no tres como comnmente sucede, pues nos pareca necesario sugerir el trabajo as, como una forma de poder dar cuenta al respecto de la temtica estudiada y en virtud de lo extenso y complejo del tema.

    En este sentido, derivamos de nuestro objetivo general, los siguientes objetivos especficos: 1.- Identificar los elementos discursivos, metforas y formas de lo poltico para el teatro, a partir de sus influencias ms importantes. A estas influencias las denominamos transiciones para dar cuenta de cierta duracin y ciertos tiempos que acontecieron en el teatro de Europa y extensivamente de Amrica Latina.

    La primera transicin tuvo que ver con: La transicin Piscator Brecht Weiss Mller. Especficamente un corte diacrnico y sincrnico del teatro Alemn, como generador directo del concepto de Teatro Poltico. En esta transicin se estudian los distintos conceptos e ideas que promulgaron especialmente Piscator y Brecht, junto a otros que secundaron la obra de estos autores, en especial nos referimos a Peter Weiss, como fuente directa de un teatro poltico y Heiner Mller, como uno de los ltimos grandes continuadores de la esttica de Brecht, especficamente en el uso de la tcnica con dos de sus elementos principales, entfremdung y verfremdung.

    Preguntando a Piscator: es o imaginamos un teatro poltico sin un accionar poltico, sin un juego poltico? Esta idea del accionar no va slo con una concepcin de actividad. Tambin un teatro de propaganda y por ende un teatro poltico, no pretender jams sufrir algn intento de ser mirado como un perturbador de lo ideolgico o como un propagador de lo ideolgico.

    El elemento pedaggico en el teatro poltico surge con Piscator. Piscator anuncia una diferencia sustancial entre el actor profesional y aquel que hace teatro poltico (es decir un actor que es proletario). Los actores del teatro burgus son profesionales, los actores del teatro proletario (como le nombra el propio Piscator) son aficionados, oficiantes. Los actores del teatro poltico deben tener una clara conviccin poltica y de las implicaciones polticas que hay en aqul que hace un teatro poltico. Desde la mirada de Piscator este teatro tiene que construirse en actividad y no en ilusin o fantasa. El teatro proletario y del proletariado mira con acritud cualquier intencin de producir el arte por el arte. El teatro poltico nace pues en contra de la belleza. El problema esttico de un teatro as, puede slo comenzar con una aguda crtica a todos los saberes, un duro cuestionamiento de los problemas a los que se enfrenta el hombre en una conglomerada y controversial realidad (si es tal). De esta manera, para poder hacer un teatro bajo estas condiciones, ste debe perder su condicin de especular, espectacular, reverberante, devocional, misticismo, inclusive religiosidad. Puesto que este teatro poltico no es para nada edulcorante, no otorga ningn tipo de concesin a nadie (ni siquiera en el debate de su discurso) no se maneja con eufemismos pues de hacerlo as corre el riesgo de utilizar un lenguaje de profunda ambigedad. Piscator atenaza las hebras de estos hilos muy finamente e introduce un elemento fundamental para el teatro poltico: lo pedaggico (no se confunda con lo didctico de Brecht). Ms all de la condicin poltica del actor, esta es una cuestin de carcter profundamente ideolgico y en esencia fundamentalmente pico. Es necesario pues confrontar las ideas (a mi juicio) con tres

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    personajes fundamentales del universo del pensamiento, a saber, Althusser, Marx, Arendt; all vamos a encontrar un vasto campo para la discusin sobre los temas de la ideologa, la teora y la praxis poltica. Un objetivo del teatro poltico estar en determinar desde estos nombres cmo funcionan los elementos de la ideologa en el teatro y cules son sus implicaciones.

    El tema de lo pico en el teatro poltico de Piscator y luego en el propio Brecht nos llevar a vislumbrar, a dar un giro, una vuelta de tuerca a las teoras de Lukcs. Es Lukcs quien a nuestro juicio, mejor define el problema de lo pico en la novela. Desde este lugar cmo la teora es fundamental para dar cuenta de esos elementos y esas construcciones de lo pico, haciendo tambin este concepto extensible al hecho teatral.

    De all cambiamos el sentido de este teatro poltico que tiene su fuente en la repblica de Weimar, a otras de las transiciones importantes sobre el tema, y que generalmente no se estudian por considerarlas de otra ndole, nos referimos a la que est asentada en el teatro ingls. La llamamos la transicin Bond Pinter, aunque debemos aclarar que no hemos hecho un corte diacrnico en el estudio de este teatro poltico, sino antes bien un corte de carcter sincrnico.

    La transicin Bond Pinter, anexa una serie de comentarios sobre otros autores que abordan lo poltico desde distintas perspectivas. Esto puede verse en particular en la obra de Samuel Beckett (1906-91) destacadamente, con sus textos como Esperando a Godot, o ms especficamente Fin de Juego, quien adems, influy en otros escritores entonces, tales como Harold Pinter y Tom Stoppard. A su vez Pinter ha marcado significativa influencia en dramaturgos de su poca y posteriores como Joe Orton (1933-67) en obras como, Loot (Botn, 1965) y Funeral Games (Juegos funerarios, 1968). Todo esto en el marco de un teatro poltico alimentado por toda una generacin, por ejemplo la de 1968 y su movimiento.

    La fecha 1968 fue tan decisiva para teatro ingls como lo fue la de 1956. El acontecimiento ms importante y significativo, si apuntamos que se deben a los sucesos que han ocurrido fuera de Inglaterra, fundamentalmente se corresponde con la rebelin de estudiantes franceses en mayo. Esta ola sigui por toda la Europa (intervencin militar por parte de los pases involucrados en el pacto de Varsovia que acaba con liberalizacin checa) y Amrica (protesta contra la intervencin en Vietnam). De all surge tambin la presentacin (en el marco de estas transiciones) de Edward Bond como otros de los autores que irn a poner refrenda al tema poltico en Europa y especialmente en la Gran Bretaa. Se enmarca el tema desde un absurdo que aborda los problemas de la violencia social y de las nuevas formas de control poltico, especialmente el que destacamos en la obra de Pinter, el policial.

    En el marco de esta Europa, la de Piscator, la de Brecht y la de Pinter, bajamos entonces a la transicin Europa Amrica Latina. En este punto hacemos tambin un muy sutil acercamiento a algunas posturas polticas en la dramaturgia norteamericana; Arthur Miller con La muerte de un viajante, Panorama desde el puente, Incidente in Vichy, etc., Clifford Odets con sus dramas representados durante aquellos aos por el Group Theatre9 , que 9 Lee Strasberg, Harold Clurman y Cheryl Crawford fundaron el Group Theatre (1931-1941), todava hoy considerada la mejor de todas las compaas norteamericanas de teatro. El Group Theatre era la primera compaa americana entrenada completamente para funcionar como conjunto. Entre los miembros invitados a formar parte de esta compaa notable estaban Roberto Lewis y Elia Kazan. El Group Theatre finalmente se disolvi en 1941, por razones que se extendan desde las cuestiones financieras hasta las " diferencias artsticas.

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    mostraban un compromiso sociopoltico el cual rozaba un teatro propagandista, con una orientacin ideolgica de extrema izquierda.

    As pues, se estrenaron y representaron las obras de Odets, tales como Waiting for Lefty Esperando al zurdo (1935), crnica de una huelga boicoteada intilmente por la patronal, que en el intento de impedirla no duda en recorrer al asesinato como giro central para discutir la temtica de lo poltico. Luego vendra Despierta y canta (1935), sobre la vida de los judos pobres del barrio neoyorquino del Bronx, Till the Day I Die Hasta el da en que muera (1935), sobre el suicidio de un comunista alemn prisionero de los nazis, Paradise Lost Paraso Perdido (1936), sobre la decadencia de una familia burguesa en el clima gris de la Depresin, entre otras. Durante la dcada de 1940, el dramaturgo releg progresivamente la problemtica sociopoltica para conceder ms espacio al anlisis psicolgico. Es necesario destacar que de estos dramaturgos en especial de los norteamericanos, tratamos de hacer una mencin simple para no dejar de mostrar cmo se constituye el teatro poltico de aquellos aos.

    Luego de estas consideraciones sobre la fuente del teatro poltico en Europa y Estados Unidos respectivamente agregamos en nuestra investigacin las transiciones y posturas tericas en Amrica Latina de lo poltico en el teatro. Un estudio de cmo se produjeron las bases de las cules el teatro poltico latinoamericano se gener para dar cuenta no slo de su experiencia teatral, sino tambin de su experiencia social y transformativa de aquellos aos. Pero, como hemos refrendado antes, la cuestin devino de las propias influencias y referencias europeas representadas en la tradicin teatral de aquellos, para dar paso a una forma particular de lo que es el teatro poltico en Amrica Latina.

    Tratando de iniciar el debate en el tema, debemos decir primero que result necesario tocar algunas cosas que tenan que ver con el teatro poltico desde algunos de sus orgenes: Como hemos descrito y explicaremos detalladamente en nuestro trabajo, en un teatro poltico, hay algunos componentes que lo van colocando en una fuerte ascendencia con la performatividad, con una forma especial de performatividad.

    A partir de esta consideracin una serie de elementos se van exponiendo tratando de dar cuenta de qu es lo fundamental en el teatro poltico de Amrica Latina, entre ellos expondremos: el elemento ideolgico (no el teatro como constructor de ideologa); el elemento discursivo (no hay discurso hay mensaje); el elemento propagandstico (no hay tema como idea hay direccionalidad, sentido, prctica en la palabra, el lenguaje no metafrico es performativo, directo, abrupto); el elemento pedaggico (no es moralizante, acta desde el lugar del saber); el elemento militante (el teatro poltico tiene que ser militante, activo); el elemento didctico (el teatro poltico tiene que ubicarse en el contexto de cmo devolver el saber devolver el saber en estrategia por lo tanto de prctica de sentido y produccin de significado); y finalmente el teatro poltico es claramente normativo (y/o crtico)

    La pregunta para Amrica Latina y el debate de ello me parecen esenciales, fundamentales, no es una cuestin de simple formalidad terica. Algunos mitos aristotlicos Las tres cuartas partes de los miembros de Group Theatre eran izquierdistas. No es pues extrao que se interprete a personajes proletarios de las obras de Clifford Odets

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    del teatro se han derrumbado en este universo hbrido (Garca Canclini) que se llama Amrica Latina. Se derrumban precisamente desde el campo de esta teora sobre lo pico (Aupada por Bertolt Brecht).

    Hay temas y problemas muy complejos que tenemos para confrontar sobre todo con aquellos que nos dicen de una gran trama que se va armando en espacio, tiempo, accin. La gran trama de lo pico de Brecht, o la ilusin creada por la concepcin aristotlica de Stanislavsky, teatro pico contra teatro naturalista, otra performatividad distinta que aborda lo poltico desde una compleja construccin de orden y de sentido. Nuestro teatro parte de all pero se desprende cuando aborda lugares, espacios y tonos que no son tan vinculantes con la epicidad de Brecht, o con lo natural de Stanislavsky.

    El teatro poltico no se forja sobre una intelectualizacin de los sentidos, sino ms bien sobre una palabra que llega directo a lo hondo, no est con rodeos, por ello se hace muy cercano a la idea de propaganda. Es poltico el teatro en tanto se separa del arte burgus (que lustra y lastra, que lava, que clorodiza toda accin poltica).

    Un teatro que va buscando slo en las formas estticas en la belleza no puede producir propaganda y por ende no se construye en lo poltico. En el teatro burgus no hay performatividad de la poltica. De esta manera retornamos a la cuestin Qu es lo fundamental en el accionar poltico del teatro? y sobre todo aquel ms representativo de la dcada de los noventa. Si aseguramos la posibilidad (desde una fuente posmoderna en lo poltico del teatro) entonces es posible augurar que entre lo que Piscator llamaba propaganda y lo que llaman los posmodernos performatividad hay una cierta amistad, un cierto espacio de cercana.

    De esta manera se hicieron necesarias hacer algunas acotaciones para aclarar a qu precisamente nos referimos cuando expresamos en torno a este carcter, pico antes de hablar de lo poltico en el teatro. Se hace imperioso esclarecer ciertas categoras y perfilar desde qu lugar se controlan. Si ellas se producen hoy como prcticas de sentido y produccin de significado o si abandonan estas cuestiones. Estas nociones devienen en ideologa, performance, pica, dramtica, trgica, poltica, didctica o pedaggica, entre otras.

    A partir de estos breves inicios y toda vez que pudimos afirmar una cierta continuidad de lo poltico en el teatro latinoamericano, tratamos entonces de definir el espectro de estudio del teatro poltico para determinar la base a investigar en los noventa y as, especificar si era posible construir que haba una continuidad entre de temas y de propuestas entre estas dcadas.

    Tomamos la dramaturgia y los procesos creadores de los sesenta y setenta como base terica y de trabajo para lo que se desarrollara posteriormente, en el teatro de los noventa. Entre los grupos, creadores y procesos teatrales que estudiamos para determinar la construccin de lo poltico en el transcurso de estas dcadas revisamos: El grupo de teatro Cuatrotablas, el grupo Yuyachkani con Miguel Rubio Zapata y Teresa Ralli (Per) incluimos tambin Notas sobre teatro de Miguel Rubio Zapata, Enrique Buenaventura con el Teatro Experimental de Cali, La Candelaria con Santiago Garca fundado en 1972 (Colombia), tambin Augusto Boal, Teatro de Arena de So Paulo, Gianfrancesco Guarnieri, Oduvaldo Vianna (hijo), Plinio Marcos, Nelson Rodrigues (Brasil), The Mime Theatre Troupe de San Francisco, el Bread and Puppet (EEUU), Walter Acosta, Ricardo Prieto, Mario Benedetti,

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    Atahualpa del Cioppo, Grupo El Galpn (Uruguay), Carlos Somigliana, Osvaldo Dragn, Roberto Cossa, Ricardo Monti, Eduardo Pavlovsky, Germn Rozenmacher, Alberto Adellach, Norman Briski, Libre-Teatro-Libre de Crdoba, Teatro Abierto 1981, 1982, 1983, el Teatro X la identidad como experiencia potica, escnica y poltica, Daniel Veronese, Hctor Levy-Daniel(Argentina), Raquel Carri, Teatro Estudio de Enrique Revuelta, Conjunto Dramtico de Oriente (Escudero, 1978), Grupo Teatro Escambray (Cuba), Teatro Colectivo de Alburquerque (Chicano), Grupo Aleph, Jorge Daz, (Chile), Grupo de Teatro Ollantay, Malayerba dirigido por Arstides Vargas (Ecuador), Colectivo Nacional del Teatro (Puerto Rico), Teatro de Los Andes dirigido por Csar Brie (Bolivia) Csar Rengifo, Gilberto Pinto, algunos textos de Rodolfo Santana (Venezuela).

    Uno de los objetivos demarc el campo terico de estudio, sobre manera para dar cuenta de una definicin de lo poltico en relacin con nuestro trabajo terico. De all es consecuencia la parte inicial de esta tesis; es decir no podemos tipificar la accin poltica de los grupos activistas y organizarlas en relacin con el hecho escnico, sin antes establecer un plan de accin y de trabajo sobre esta temtica, porque el sistema de relaciones generadas entre teatro y poltica en la dcada de los noventa, son muy sutiles y requiere para su comprensin una definicin concreta en torno al concepto de poltica. Para ello se busc, identificar las epistemes que construyen la nocin de lo poltico a travs de la tesis de Hannah Arendt y delimitarlas en el discurso dramatrgico de Hctor Levy-Daniel.

    Escogimos a Hctor Levy-Daniel, como punto de llegada durante la dcada de los noventa, porque es uno de los pocos y muy pocos dramaturgos directores, que intenta dar cuenta de la cuestin en s, pues toda sus obras se van relacionando tanto con el campo de la historia, como con el campo de la poltica, de tal forma que permite retomar la polmica explicada a lo largo de esta introduccin.

    Hctor Levy-Daniel representa una marca en la nueva dramaturgia que aborda el tema de lo poltico, sin hacer exclusin o diferenciacin entre teatro y poltica. Levy-Daniel construye buena parte de sus obras desde una localidad que nos lleva a dar un nuevo sentido de lo que se ha significado poltico en Amrica Latina, y de lo que se ha significado teatro en este contexto.

    Sin que sea posible separar uno de otro o distanciar los caminos, sin que sea posible hablar de teatro en Amrica Latina, sin dar cuenta de que este teatro est integrado con la poltica de una manera directa y activa, cuando en los noventa nadie quera asumir la vinculacin entre teatro y poltica, la dramaturgia de Levy-Daniel estaba interrogando desde una perspectiva muy particular (la de Hannah Arendt para nosotros) sobre estas cuestiones.

    Ya no era Brecht, ya no era Piscator u otros, pero si surga la pregunta por el compromiso no slo con el arte, sino tambin con la sociedad. Fuera del mensaje, de la obra con mensaje, apareca un teatro que se vinculaba con la poltica y con lo poltico (el de Levy-Daniel) para tratar de dar cuenta de una serie de puntos de quiebre que mostraban una realidad social y poltica de lo que a partir de los noventa era y significaba Amrica Latina.

    As, luego de definir la poltica segn Arendt, pues son sus categoras las que ms se ajustan a la dramaturgia estudiada, colocamos all los ejemplos que demuestran cmo se pueden aplicar ciertas y algunas categoras para un estudio de un teatro poltico en Amrica Latina. Esto nos conduce a un siguiente punto, que sera: Describir cmo se construyen los

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    enunciados de lo poltico en la Dramaturgia de Hctor Levy-Daniel e interpretar los supuestos fundamentales de lo poltico que se construyen en la Dramaturgia de Hctor Levy-Daniel, como representacin del orden de la produccin de la poltica en Amrica Latina a partir de los noventa. Ambas propuestas las trazamos entre el tercer y cuarto captulo de este trabajo, para permitir construir una base slida en torno al conocimiento del teatro poltico en Amrica Latina.

    Desde este lugar entonces, finalmente se intenta, tal como lo describimos en nuestros objetivos, diagnosticar las definiciones de lo poltico que surgen de la construccin textual en la obra de Hctor Levy-Daniel, como ya se ha dicho desde la perspectiva arendtiana. En consecuencia con esta perspectiva hemos escogido algunas categoras de Arendt, seis a saber, que creemos pueden dar cuenta de este mapa de la poltica y de lo poltico en el teatro a travs de las obras de Hctor Levy-Daniel. Esta lista no fue limitativa para nuestro estudio sino al contrario forma parte de unos elementos particulares que encontramos, y que sin embargo, aumenta en relacin con lo que cada uno de los textos y obras en particular nos sugiere.

    En principio nos referimos especficamente a seis categoras enunciadas por Arendt, que son el punto de partida para el anlisis de lo poltico en las puestas en escena de Hctor Levy-Daniel, estas sera:

    Distancia del logos principio del nous: Como Arendt nos plantea una distancia entre la poltica y lo poltico, y como la poltico segn ella se transforma en un devenir, en tanto es un pensar para que pueda ser un acto, de all partimos para preguntar Cmo se produce y se analiza este cambio del logos al nous en la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel? Esta transicin ha sido efecto de una transmisin de lo poltico entre los sesenta y los noventa? O es slo producto de una estructura de la dramtica de Hctor Levy-Daniel.

    Luego tomamos, Regencias, diferencias, distancias entre acto de ser y acto de aparecer. En este sentido podemos categorizar las diferencias que establece Arendt entre Labor, Trabajo, Accin. As tenemos: (Labor = Ser) (Trabajo = Hacer) - (Accin = Aparecer). En la esfera privada se producen actos de ser, y en la esfera pblica actos de aparecer. Cundo se produce en la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel estos cambios? Qu poltiz el teatro de los sesenta entre estos actos y que politizara el teatro de los noventa? Cmo se construye la esfera de lo pblico y lo privado en la obra de Hctor Levy-Daniel?

    Resplandor Poltico: Arendt nos aclara una cierta nostalgia de la poltica, y lo pblico se produce como un resplandor. Habr en el teatro poltico de los noventa y la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel un resplandor poltico?

    En trminos de la libertad y de lo poltico. El autor, expresa ciertas metforas e ideas sobre la libertad en la sociedad argentina contempornea. Es la libertad de la conciencia? Es la libertad de ser? Es la libertad de los personajes? La nocin de libertad en Arendt, no tiene pretensiones metafsicas, ni ontolgicas, est refrendada en la condicin humana como parte de la poltica. La posibilidad que tengo de ir al espacio pblico y all constituir mi posibilidad poltica, por lo tanto mi libertad.

    Vida Comn / Vida en Comn: La pregunta aqu surge por establecer las diferencias entre los que es parte de la cotidianeidad y lo que pertenece a todos. All tambin van implcitas las diferencias entre casa/gora, lugar de la vida comn y la vida en comn espacio

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    privado y espacio pblico. Cmo se introduce lo poltico en lo pblico en la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel? Cmo se establece la esfera pblica a partir de lo privado y viceversa? Cmo se diferencia en la dramaturgia de Hctor Levy-Daniel, lo pblico y lo privado, espacio poltico y espacio social.

    Zoon Social / Zoon Politikon. Animal social, animal poltico. Cmo se construyen estas diferencias? Podemos en este nuevo giro poltico del teatro, determinar estas diferencias segn lo que categoriza Arendt? Cundo hay representacin social y cundo poltica en la obra de Hctor Levy-Daniel.

    As pues en el ltimo captulo de este trabajo hemos arrojado el corpus de la obra de Hctor Levy-Daniel a la teora poltica de Hannah Arendt como representacin del giro que ha dado el teatro poltico en Amrica Latina especialmente durante la dcada de los noventa. Desde este lugar el corpus de trabajo fue el siguiente: como primera instancia, comprendi el periodo 1993 2001 y las obras a estudiar fueron, Rommer, Los ltimos crmenes (1993), Memorias de Praga (1996), Instrucciones para el manejo de marionetas (1997), La postergacin (1998), Despedidas (1999), Serena Danza del Olvido (2000), El archivista (2001) y Los insensatos (2001), todas ellas en funcin de cmo se ha comprendido el teatro poltico en Amrica Latina.

    Partimos de un macrocosmos hacia la construccin de un microcosmos, de sitios muy pequeos, reducidos, mnimos, pues como el mismo Levy-Daniel explicar,en esos lugares es fcil detectar las trasgresiones y los conflictos10 El teatro para Levy-Daniel y su dramaturgia, es siempre la recensin de una metfora, y su desafo est en hallar maneras de relacionarlo con la realidad. Su teatro no es el de agitacin de los aos 60, cuando se buscaba modificar la realidad; al contrario su teatro camina otros sentidos, otras rdenes de lo poltico, pero lo ms interesante es que desde esta perspectiva casi alegrica, construye otro modo del teatro para pensar poltico. En este sentido su propsito ser indagar en una realidad desde un punto de vista poltico. La crisis del 2001 es su ms acaudalado tesoro, ya que preconiz, ponder el destino de un pas. Lo hizo cuando apenas el teatro imaginaba las consecuencias polticas que se avecinaban en la Argentina post-Menem. Con la crisis del 2001 en la Argentina como fondo para otra realidad distinta, desde su dramaturgia y su teatro, Hctor Levy-Daniel levanta un nuevo muro que repiensa lo poltico y enuncia lo poltico desde otros filos y otros marcos. Este ser el lugar central para la discusin de nuestra tesis.

    10 Entrevista realizada a Hctor Levy-Daniel en pgina 12; http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-702-2005-10-13.html

  • Captulo I

    MNIMA DEFINICIN DE LO POLTICO Y DE LA POLTICA

    Camaradas de Armas / Kampfgemeinschaft

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    Nosotros, los modernos, tenemos respecto de los griegos dos

    prejuicios que son como recurso de consolacin de un mundo que ha nacido esclavo y, que por lo mismo, oye la palabra esclavo con angustia: me refiero a esas dos frases la dignidad del hombre y la dignidad del trabajo. Todo se conjura para perpetuar una vida de miseria; esta terrible necesidad nos fuerza a un trabajo aniquilador, que el hombre (o mejor dicho, el intelecto humano), seducido por la Voluntad, considera como algo sagrado.

    Friedrich Nietzsche. La poltica no es de la muerte, es de la vida. Somos arrojados a un mundo que posee

    un sentido, y como tal un sentido que se vuelve o se torna poltico ante la vida y no ante la muerte. Tal cual, porque la vida es de los que hemos sido arrojados al mundo de los vivos, y no as al de los muertos.

    El sentido de este mundo est otorgado pues, por todo aquello que han dejado los vivos al morir, al desvanecerse. Segn Daniel Mundo por aquellos que al morir, al desaparecer de la compaa de los vivos, nos han dejado; un sentido a recordar, una tradicin, un mundo con sentido11

    Los que nacen o estn ya en el mundo (vivos) perciben y discuten si estas estructuras de orden pueden otorgarnos un marco de convivencia, en ese lugar se construye la poltica. Segn Arendt, la poltica slo puede ser en y del mundo de los vivos, porque consensua y conflicta verdad y justicia, verosimilitud y juicio. Adems de ello, son los perjuicios los que elaboran una dinmica de las acciones polticas y por ende humanas.

    Precede as, una distincin entre filosofa y poltica. Volvemos a Arendt para distanciar ambas, porque nos remite a un estar entre los hombres, a que construyamos un modo de relacin y de relacionarnos. De esta manera, no reduce la filosofa a la poltica o viceversa.

    De lo que Arendt intenta partir es que toda poltica implica un pensamiento; esto es entonces, que la cuestin poltica hace del pensar una labor, y viceversa, de esta labor de pensar surge la cuestin poltica misma, ya que Arendt prima que: lo poltico definira la existencia misma de lo humano. Esta labor entonces gira alrededor de lo humano y por ende de la definicin de lo poltico, una vez ms Daniel Mundo nos aclara: Lo poltico no remitira a algo, una cosa substancial, una actividad definible, remitira ms bien a una relacin, es una forma de relacin entre los hombres.12 Y slo al estar en relacin, es decir en el entre, es cuando entonces surge la poltica, slo en sociedad la poltica es posible. La cuestin poltica atae a los humanos que estn en el mundo, que estn vivos y que tienen como labor el pensar.

    De all que si intentamos elaborar una definicin de lo poltico, lo primero que en consecuencia de esto trataramos de exponer es que, lo poltico en cierta forma permanece oculto a nuestra vista. Lo poltico se esconde tras una mscara y slo aparece, cuando aparece,

    11 Mundo, Daniel. Crtica Apasionada (Una lectura introductoria a la obra de Hannah Arendt). Buenos Aires: Prometeo, 2003, p.19. 12 Ibidem p.19.

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    cuando se quita este antifaz, cuando deviene dilogo, discusin, cuando el resplandor le permite dar una voz, pero a la vez una voz que es mltiple que se torna dialgica.

    Si intentamos elaborar, apurar, dar una definicin de este concepto, es probable que encontremos quiz, que la idea de la poltica se diluya tambin en el marco de otras nociones y de otras impresiones que hacen an ms difcil la articulacin de una idea inicial particular del trmino como una categora. Realmente, Qu buscamos desentraar al plantearnos un concepto de poltica?

    Del mismo modo; para desentraar una idea de lo poltico, se confrontan algunas operaciones y algunas particularidades de los discursos que podramos acuar como propiamente polticos. Algunas cosas que tienen que ver con la praxis hacen jugar un bien fundado concepto de lo poltico y la poltica, algunas otras cosas que se perciben desde el mundo de la cultura hacen jugar tambin una ilusin en torno a un pensamiento poltico. En trminos de Arendt, la poltica juega en la accin, la cultura en los espacios de las ideologas.

    Ambos juego e imagen, accin e ilusin emplaza a los sujetos y sus naturalezas (en este caso lo poltico y la poltica) a enterrarse profundamente en el espacio que se conmuta en la teora y la praxis, pensamiento y accin.

    No habr ningn acto que persistentemente se vuelva poltico, sino hay vida, sino hay juego, sino hay cultura, sino hay espacio y lugar, y as una concepcin del tiempo. Lugares que trasvasan las fronteras de lo decible indecible, de lo imaginario y de lo real. A pesar de todo habr algo de lo que no podamos supeditarnos tan fcilmente que es, la naturaleza tan metafsica del concepto en cuanto tal de poltica y poltico. Esto significa que: las operaciones para desmantelar el cartel de la poltica, exigen apuntar a esta profunda percepcin metafsica del concepto, pues all es dnde diacrnica y sincrnicamente se ha instalado la idea que intentamos de alguna forma precisar.

    Hay una idea que se torna fundamental para explicar y tratar de fundar un concepto de Poltica, desde este lugar, nos explica Manuel Garca Pelayo:

    La poltica se despliega en la tensin, el conflicto y la lucha, sea entre conjuntos o constelaciones de Estados, sea entre Estados particulares, sea, dentro de stos, entre partidos, camarillas, intereses e ideologas; la poltica se nos muestra desde esta perspectiva como una pugna entre fuerzas o grupos de fuerzas, y, por tanto, dominada por el dinamismo.13

    Es base pues para entrar a definir la poltica, conocer que esta definicin es absolutamente dinmica, lo que hace de la poltica una particular forma de accionar sobre el mundo, tal cual como Arendt nos lo pide. Garca Pelayo asevera que slo hay poltica en la tensin de los opuestos, ello hace dinmica segn l la esta accin. Nuestra lectura fomenta la experiencia de Arendt, es decir; la cualidad del entre, estar entre; la cualidad de la diferenciacin Labor Accin Trabajo. Se conflicta y se consensua entonces porque la dinmica poltica nos lleva a esto, pero slo en el mundo, en el aparecer, en el resplandor de los otros.

    13 Garca Pelayo Manuel, Idea de la poltica, Caracas: Editorial Fundacin Manuel Garca Pelayo, 1999, p. 5

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    Nos referimos al mundo, que es permeable, mutable y algunas veces, hasta indefinible en su misma naturaleza. Por lo tanto no nos referimos la naturaleza propia del objeto, sino a lo que como naturaleza lo poltico atae. As que es un mundo distante de lo metafsico, y desde esta perspectiva enclavado en una cierta fenomenologa; en otras palabras un mundo ms virtuado sobre la experiencia. Es decir; no habra una naturaleza propia de la poltica, y de lo poltico, sino apareciere un concepto de mundo, sino hubiere una esperada mirada, percepcin geogrfica de este. En principio porque la poltica ha dejado de atacar y de mirar al cuerpo, ya que hay otros limbos desde dnde dominar al otro. El otro que entonces se encuentra mediado por el entre, por la condicin de sujeto otro. Fuera de esto, nada es poltico, pues si no hay mediacin entre los sujetos con lo otro; nada, segn Arendt, pudiera pensarse o tornarse poltico.

    Las tcticas de la poltica usadas sobre el cuerpo como juegos de sumisin, que antes eran el centro de todo lo que estaba denominado por la poltica, ya no existen. La poltica no domina el espacio conformado por lo real, sino ms bien ataca a ciertos otros espacios devenidos en el lenguaje, en lo psicolgico, en los imaginarios. Espacios que se resean en lo que Hannah Arendt define como el espritu. Finalmente, esta poltica y sus consecuencias ya no van al cuerpo sino que ahora atacan al alma.

    Un principio fundamental de cualquier acto poltico, y de sus posibles intercambios con los actores o sujetos en cuestin, es precisamente el trmino de que la poltica no se gesta, sino es en la disputa, en la diferencia, en el contacto con otro que es diferente a m.

    No se puede gestionar un acto, una accin, una actitud poltica sino se disiente y por lo tanto si no se conflicta con lo que se disiente, asimismo sino se llega o se logra tampoco a un consenso. Por lo tanto todo acto poltico nos pone en tensin constante con el otro, en enfrentamiento, en lucha, nos une en una batalla, pero al mismo tiempo nos obliga a consensuar. Todo acto poltico es pues en tanto tal, como ya habamos explicado a travs de Arendt y de Garca Pelayo, consenso y conflicto.

    Digamos as, que la poltica se gesta en la inconveniencia de las cosas, y por all en ese malestar, se conjuran los intercambios simblicos de ciertas experencialidades. Aunque la poltica misma, no se representa muchas veces como las experiencias pues ellas se agotan inevitablemente por la fuerza de lo cotidiano y de su repeticin. En muchos casos la repeticin condena las acciones de la poltica.

    No hay accin y experiencia, sin repeticin. Y ms bien esta repeticin produce la sensacin de evolucin y continuidad, de cambio, cuando que la poltica slo acta en la desconexin, en la fragmentacin de las propias acciones. Como todo lo que deviene de la poltica, y de lo poltico es imprevisto, la repeticin ser una estrategia defensiva del yo. Y aqu entramos en un debate complejo acerca de la cotidianeidad, de los hbitos, de la constitucin de comunidades y de un ethos fundante14.

    Slo estos ethos, estos hbitos y costumbres pretenden elaborar y dar cuerpo de la urdimbre en torno a lo social. Slo esta trama desarrollada a travs de este ethos fundante es capaz de constituir en la multitud lo que se denomina social, y por ende tambin lo poltico. 14 El uso del presente trmino pertenece a Paolo Virno, en Paolo Virno: Gramtica de la multitud: para un anlisis de las formas de vida contemporneas. Colihue, Buenos Aires, 2003.

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    Lo que est en juego es precisamente el sntoma de reproductibilidad y de la reproduccin. Slo se puede aparecer como sociedad y como poltico, en esta reproductibilidad y en esta repeticin. Pues en torno a ello se agrupan las personas que recurren a la reiteracin para afianzar y garantizar los modos en que resplandecen.

    Ahora bien, la modernidad trajo consigo aparejada una teora poltica, que marc una diferencia substancial, de la consigna poltica. Esto es: la poltica devino conveniencias, convenimientos, consenso, razn, orden, legalidad. La poltica dispuso al cuerpo en el estado de orden, fundamentacin del ser, de sus identidades, la poltica delimit e identific a los cuerpos, los puso en su sitio. La poltica le dio propiedad y marco de propiedad a los sentidos y constituy un cuerpo de estabilidades y no de inestabilidades. Parafraseando a Garca Pelayo, nos explica que la idea de poltica sustentada en la disputa, pertenece a la tradicin de un pensamiento Heraclitiano, en tal acuerdo (tcito) Garca Pelayo aduce: la guerra es la madre de todas las cosas, que todo se engendra en la discordia.

    Hasta bien entrada la medievalidad, y no sino hasta Maquiavelo, la poltica y el estado se conformaban o se conceban, como un estado de la guerra, como una espacio slo para la guerra, no aparecan otros modos de torpedear, de enderezar los asuntos. Por naturaleza el hombre viva en pleno estado de guerra, la guerra era el acto ms puro y supremo de la poltica, pues era dilecta de cierta frontalidad, contundente con el enemigo expedito. Tambin el lugar donde se debatan los procesos polticos estaba asentado en los campos de batalla. Poltica y guerra se presentaban al mismo nivel, no haba diferencias entres unas y otras.

    Es probable que esta concepcin del estado, de la poltica, y del estado de las cosas y los hombres, tenga que ver con la idea agustiniana de la libertad, pues si en el modo de Arendt el sentido de la poltica est representado por la bsqueda de la libertad entonces deberamos tratar comprender que significado tendra este concepto en el mundo de la medievalidad, siempre pasando por la interpretacin de Maquiavelo para saber que de nuevo se fund en este concepto de la poltica.

    La poltica pues fundada en el estado de guerra significa en el fondo un nuevo concepto de la libertad porque supone (a nuestro juicio) que fuera del nicho, fuera de la caverna, es posible slo una actitud a estar entre los hombres (y no separados de l mismo) y por lo tanto a librar la disputa por lo conflictos del hombre slo en el campo de la poltica.

    Y esto viene de que; slo en la libertad se puede hacer la poltica, porque desde all, esta me coloca fuera de un lugar seguro, en consecuencia, estar fuera, estar entre, ya es estar en la batalla misma, en la confrontacin, en la lucha. Y si bien, Maquiavelo no se pone en el lugar del entre, deviene de all, desde este lugar precisamente, la transportacin hacia una idea de libertad de lo que se deducira un nuevo concepto de la poltica, pues la poltica como lo declara Arendt, est slo en el lugar de reunin y no fuera de ste. Es as la confrontacin que surge entre la tesis de la libertad y la tirana

    En el refugio, en la casa, estoy oculto al mundo, y por ende oculto a la libertad. El refugio me proporciona seguridad, abrigo, calor humano, vida en familia, pero no libertad y mucho menos un lugar entre; el refugio me da la posibilidad de tener una vita contemplativa una vida en familia que no devuelve conflicto, pues si algo es contrario a la libertad es la

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    oscuridad del mundo en la casa, en la habitacin. Quien viva encerrado entre cuatro paredes asemeja su vida a llevada por los habitantes de aquella famosa caverna platnica.

    El refugio representa pues, vivir en medio de la duda frente a los debates que conciernen a los hombres en el mundo, en el entre. Una vez ms significancia de estar fuera de la poltica, y no ser polticos. Desde otro lugar la libertad est representada por una vita activa una vida devuelta entonces en la luz, fuera de la casa, fuera del refugio propio, de la propiedad, vita activa devuelta slo entonces libertad.

    Regresando a Maquiavelo, tomamos una cita de Simona Forti a propsito del ensayo de Hannah Arendt, Qu es la autoridad?15, Forti explica:

    Aunque acostumbre a contar a Maquiavelo entre los escritores polticos que se diferencian de los filsofos polticos precisamente para mirar a lo poltico de manera directa, sin ninguna voluntad de obligarlo y de traicionarlo en el orden de este concepto, Arendt se ve obligada a recalibrar, sobre todo en el ensayo What is authority?, el juicio sobre el secretario florentino. Maquiavelo, en realidad, no poda limitarse a recuperar y a beber directamente de los archivos de la tradicin y de la experiencia romana. Deba proveer a la articulacin terica de aquellas mismas experiencias que los romanos no haban conceptualizado16 Y en la medida en que se vio obligado a traducir en concepto la experiencia de la fundacin, esta se clasific automticamente en las formas del hacer, formas caracterizadas por el recurso a la lgica medio fin y, en consecuencia, de la violencia.17

    La violencia, significa entonces un nuevo modelo que nos conduce a utilizar el conflicto como fuente de la libertad. El estado, el concepto moderno de estado, se perpeta en el poder por medio de la violencia, este es el sustrato de la nueva idea construida por Maquiavelo (en la concepcin romana del estado) que mucho despus refrendara Max Weber cuando asegura que el estado se reserva el uso de la fuerza y la violencia con el objetivo de mantener su estabilidad y perpetuarse en el poder.

    De esta manera como lo sugiere Maquiavelo, con el fin de aquel vetusto estado del monarca, el nacimiento de otro estado y de otra forma de la poltica surge a travs del imperio de la violencia y de la guerra.

    Otro ha sido as, en tiempos de Maquiavelo, el concepto e idea de libertad que ha surgido a partir de esta tesis. En este caso la idea o nocin de libertad prima sobre el concepto de autoridad. La autoridad maquiavlica, se construye en el concepto de libertad agustiniana, que significara casi la idea de un lasser faire a cada uno lo que quiera, lo que desee, lo poltico est conjugado por una accin a libre arbitrio. Pero este libre arbitrio, interpretado por Maquiavelo, para transformar la poltica en el estado de la guerra (mxima que nuevamente girar 180 con Karl Von Clausewitz) resulta al igual que en el mundo griego, un

    15 Hannah Arendt, Entre el pasado y el futuro, Qu es la autoridad?, Ediciones Pennsula, Madrid Espaa, ao 1996., pp. 101 - 154 16 Hannah Arendt, What is authority?, cit., pg. 138. Texto citado por Simona Forti, Vida del espritu y tiempo de la polis: Hannah Arendt entre filosofa y poltica, cit., p.381 - 382 17 Simona Forti, Vida del espritu y tiempo de la polis: Hannah Arendt entre filosofa y poltica, Editorial Femeninas, Madrid., p.381

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    concepto bastante distante del de libertad que hoy da suponemos. Recalquemos: bastante poco tendr que ver con nuestra idea de libertad.

    En consecuencia el devenir circular de un concepto de historia y de poltica acuado desde esta nocin de libertad, nos trae una nueva fuente para explicar estos contenidos, que parten a travs del nuevo y moderno concepto de Maquiavelo y que va en trascendencia hasta hoy con Arendt.

    Si volvemos atrs, la constitucin del estado dominado por la fuerza presuma que slo se podra constituir el estado, as en la discordia, as en la guerra. Pero todava en el tiempo de Maquiavelo, la maquinaria estatal no se supona tan poderosa y entera. Al contrario quienes estaban vinculados a las guerras eran seores privados que patentaban el poder mediante sus propias armas, y no las del estado. De hecho no exista todava en el renacimiento tardo, una concepcin de estado en cuanto tal (hoy tenemos, al menos desde Max Weber, otra forma de concebirlo), que le permitiera al estado mismo desarrollar un concepto de la poltica.

    La poltica estaba supeditada a la cuestin de la guerra. De esta forma en el siglo XV y XVI la poltica perteneca o estaba en el dominio de los seores de la guerra. Este concepto est muy bien aclarado por Eric Hobsbawm en su libro Entrevista sobre el siglo XXI Al respecto Hobsbawm declara:

    Es un fenmeno nuevo, respecto al siglo XX. Caracterstica de una nueva era. Surge, en parte de una relativa desintegracin del poder de los estados en algunas zonas del mundo. Y resucita figuras que, de hecho, al menos en Europa, no existan desde los siglos XV y XVI: los seores de la guerra. Gentes que consiguieron influir en los asuntos polticos porque disponan de un ejrcito privado propio.18

    Y evidentemente todo acto de la poltica alberga en su seno, la violencia (como acto puro de la constitucin de la poltica) y la guerra que es la manifestacin prctica de la repeticin de la violencia.

    La modernidad, construy desde sus epistemes de la racionalidad y del estado, exactamente el opuesto de la poltica, al menos de este sentido de la poltica operada por la guerra, y administrada desde la violencia.

    En la tesis sobre el estado, la poltica y las acciones que el prncipe debe tomar en relacin con su ejercicio de poder, Maquiavelo instituye y constituye un cuerpo legal a la poltica. Le da a la poltica un espacio de legalidad, y por primera vez se empieza a pensar en la idea de un estado y en lo que concierne a su gobernabilidad, esto es: obligaciones, deberes, derechos. Pues hasta Maquiavelo, incluyndolo a l mismo, el estado y la manera como se conceba el estado y sus polticas se vinculaban slo, como ya hemos dicho con la guerra y especialmente con la violencia.

    El estado de Maquiavelo, ser entonces as la representacin y la concepcin del Estado Moderno. Los valores y elementos que Maquiavelo elabora en El Prncipe son una representacin constituida del despliegue, serie de tcnicas y modos, que ofrecen gobernabilidad, estabilidad, cuerpo y definicin al estado. Tener un concepto de estado a 18 Eric Hobsbawm, Entrevista sobre el siglo XXI, Editorial Crtica, Barcelona Espaa 2000, p.29

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    partir de la tesis de Maquiavelo, implica entender otra formas de interpretar el mundo, de entenderlo de otra forma. Estado, ser uno de los conceptos ltimos de la racionalidad poltica en la modernidad.

    An ms, la idea de Estado, en el sentido como lo traduce Maquiavelo es un concepto propio de la modernidad, en este sentido Norberto Bobbio expresa al respecto:

    La primera fuente para un estudio autnomo de las instituciones frente a las doctrinas est constituida por los historiadores: comentando a Tito Livio, Maquiavelo reconstruye la historia y el ordenamiento de las instituciones de la repblica romana; Vico, para reconstruir la historia civil de las naciones desde el estado ferino hasta los grandes doctos que desean que lo que saben sea tan antiguo como el mundo [1744, ed. 1967, p.72] y para su investigacin desea comportarse como si no hubiese libros en el mundo [Ibd.; p.115] [] Posterior al estudio de la historia viene el estudio de las leyes que regulan las relaciones entre gobernantes y gobernado, el conjunto de las normas que constituyen el derecho pblico (tambin una categora doctrinal).19

    Tambin es necesario destacar la diferencia entre el Estado como institucin y el Estado como acto regulador de la poltica y de la doctrina poltica, que establece y define Norberto Bobbio en Estado, Gobierno y Sociedad 20 . Bobbio, explica que para una constitucin de la historia de las instituciones que conforman la produccin de una poltica, es necesario primero (y as ocurre segn l) una historia de las doctrinas polticas y pasa seguidamente a mostrar cmo han sido los escritores, tal cual como l mismo lo menciona, quienes van dando curso a estas definiciones o posiciones en el contexto histrico de la poltica. Bobbio los identifica de la siguiente forma: Hobbes con el Estado absoluto, Locke con la monarqua parlamentaria, Montesquieu con el estado limitado, Rosseau con la democracia, Hegel con la monarqua constitucional, etc21.

    La poltica (en el estado contemporneo) se legaliza como una institucin que se percibe en las tentativas que operan y ofrecen los discursos, y no las armas. Las armas (en el estado moderno) son tomadas all donde la poltica pareciera que nada puede hacer, y luego slo as se define una nueva sentencia de la poltica. Con el nacimiento moderno de la poltica las armas slo se usan all donde la poltica ya nada puede hacer, all donde las palabras ya no median. Desde aqu se reafirma la posicin que perspectiviza la poltica de otra forma, atento a eso, Karl Von Clausewitz nos define una nueva constitucin de la poltica, y esta se cataloga en: all cuando ya nadie puede decir o expresar nada, cuando ya no existe mediacin alguna slo queda el camino de las armas, la confrontacin total, la guerra total, que en palabras de Clausewitz se construye en su frase ms popular y axiomtica La guerra es la extensin de la poltica por otros medios.

    Una nota aclaratoria me parece que es importante colocar aqu, porque Hannah Arendt, asegura que la guerra no es evidentemente el trmino de toda accin poltica, al modo de Clausewitz, Arendt piensa que todava en la guerra puede haber actos, acciones, 19 Norberto Bobbio, Estado, Gobierno y Sociedad, para una teora general de la poltica, Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1999. p.69 20 Op. Cit. P.68 21 Op. Cit. P.69

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    voluntades22, que administran la poltica o una cierta forma de la poltica, quiz que acta en un mnimo espacio, pero que todava refrenda una mnima condicin poltica. Para Arendt, siguiendo con toda la tradicin de la modernidad, el trmino de la poltica slo aparece con el exterminio y el silencio del otro, deviene as solamente en aniquilamiento y desaparicin sistematizada y sistemtica del otro; y esta ltima condicin es fundamental para el concluir con el estado de la poltica; refinadas solamente en: la sistematizacin del exterminio o la sistematizacin para el aniquilamiento del otro, especialmente a travs de la excesiva burocratizacin del estado y de los procesos que en el estado se perpetan como un mecanismo que vuelve perverso todo sistema23.

    Es necesario que se precise aqu, que el nuevo concepto de poltica viene asentado en la fundacin del pensamiento de la modernidad y el fin de la medievalidad. Ser Maquiavelo desde esta postura quien instituir, no slo esta tendencia de la poltica, sino que adems es parte y reflejo directo de todo el modo de pensar de la cultura moderna.

    Cultura moderna, modo de pensar que influir sustancialmente en el resto de los estudiosos de la poltica. Desde este lugar se promovera la nueva ciencia poltica del estado que fue instaurada por Maquiavelo y su maquiavelismo. En torno a esto todava no queda muy claro qu pueda significar esta nocin de maquiavelismo en Maquiavelo, en parte porque para quienes utilizan la acepcin derogan de ella cualquier referencia positiva del trmino. El maquiavelismo termina siendo un castigo a la supuesta y fraudulenta venganza de Maquiavelo que llevara a cabo (desde su misma tesis poltica) contra el mismo estado monstico, pero antes bien contra los estatutos de una sociedad que mora: la medieval.

    Maquiavelo termina convirtindose en el albor de una nueva sociedad desde donde deriva gran parte de su crtica. El mundo haba dejado de ser ese lugar hosco, hrrido, terrible y desenfrenado, que la medievalidad llev en su seno y se transformaba ahora, en lugar amplio, de nuevas concepciones, de otras conquistas, pero sin abandonar las sutilezas del engao, la fuerza de la mentira y del simulacro que la poltica constantemente usa. Un cierto pragmatismo que inunda la condicin del prncipe como situacin perenne si se pretende consumar la victoria en la batalla. Maquiavelo seala, y de aqu la calificacin de bien organizada, que es primordial que en dicha repblica se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la repblica se desarmara. Ninguna de las otras formas de gobierno como la aristocracia, la tirana, la

    22 La palabra son nuestras, no son categoras de Arendt. 23 Emilio Toibero, EL GENOCIDIO JUDO Y EL CINE Algunas representaciones cinematogrficas de la Shoah.: Cuando la pensadora juda Hannah Arendt dio a conocer su hiptesis de la trivialidad del mal, no termin de entenderse que esa trivialidad que sealaba es la de la burocracia, en el sentido cannico de la palabra, es decir el que designa la organizacin del conjunto de los funcionarios pblicos. Fue en el siglo XX, y slo en ese siglo, donde fue posible institucionalizar burocrticamente el mal porque existieron, existen, sociedades altamente burocratizadas, en las cuales los ciudadanos adquieren mentalidad de funcionarios obedientes y dciles que un da llevan a cabo una tarea y al da siguiente otra, que bien puede ser la contraria, siempre que formen parte de actividades previamente ordenadas. Tan banal como fabricar electrodomsticos, distribuir cartas a travs del correo o por va electrnica, clasificar los comprobantes de los impuestos o reglamentar la circulacin de automviles en las calles fue para los burcratas alemanes realizar el conjunto de actos que llevaron a la muerte a millones de personas. La trivialidad no est en las gentes sino en el sistema y en el tipo de vida que el sistema desarrolla y en el tipo de actividad que los hombres realizan en semejante sistema.

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    democracia o la monarqua logran el equilibrio de los partidos dentro del rgimen por lo que son inestables.

    Maquiavelo pone en disputa, esto precisamente que son, las diferencias entre el poder eclesistico y el poder monrquico. No tanto porque Maquiavelo, pudiera ser considerado un anti-religioso, sino al contrario porque pugnaba contra la iglesia como institucin de estado, antes que, como figura de lo espiritual.

    La crtica maquiavlica va en la disputa que se ejerci entre un poder eclesistico y una monarqua absoluta. En este sentido Ernst Cassirer destaca que Maquiavelo, senta una profunda admiracin por Csar Borgia, no ya porque obviamente Csar Borgia estuvo vinculado a la iglesia (como Papa), sino ms bien por la manera como haba extendido el poder poltico de la iglesia a pesar de la transformacin que sufra el estado durante la modernidad. Realmente Maquiavelo no hace un anlisis o pone en discusin al hombre (Csar Borgia) sino que, trata de definir la [] la estructura del nuevo estado24 [] y al tratar de definir la estructura del nuevo estado ya se coloca en otro trmino de la poltica.

    El nuevo estado (y consecuentemente la poltica) devino de la fuerza y la potencia de Dios. No se pona en discusin el origen de que todo el poder provena de Dios. [] el origen divino del estado era universalmente reconocido25[] todava inclusive durante la modernidad misma, el concepto de estado dominado por la iglesia estaba en pleno vigor, y he aqu que realmente no se ataca a la iglesia o a lo religioso, en el caso de Maquiavelo. Tal cual, como define el mismo Cassirer, lo que hace es pasarla por alto, darle otro tono y casi tratarla con indiferencia.

    En esta cultura moderna, el estado ha abandonado todo recurso de esa memoria y se encuentra plagado de formas burocrticas, el estado se vuelve y se ha vuelto aparato, es decir, representaciones y tcnicas en las que opera el estado desde el punto de vista administrativo y define as una concepcin de la poltica.

    La poltica hoy, depende ms del estado y de su funcionamiento, de sus formas culturales de funcionamiento, que el estado de la poltica. Este devenir de la poltica supeditada al concepto y desarrollo del estado est vinculado directamente al desarrollo de tcnicas para disear el estado, lo que posteriormente Hannah Arendt titular en el concepto de Burocracia, como la forma ms tecnificada del estado moderno, contemporneo.

    Ahora bien, como Norberto Bobbio26 define, hay dos disciplinas que constituyen el estudio del estado, de los gobiernos, del poder, a saber: la filosofa poltica y la ciencia poltica27. Pretende Bobbio, explicarnos, la fuente para conocer y estudiar los problemas del estado es slo a partir de sus estructuras, funciones, elementos constitutivos, mecanismos, rganos, etctera. Y destaca la distancia y diferencia de las dos disciplinas que seran filosofa poltica y ciencia poltica 24 Ernst Cassirer, El mito del Estado, Fondo de Cultura Econmica, Mxico Distrito Federal ([1946] 1993), p.160 25 Op. cit. p.162 26 Norberto Bobbio, Estado, Gobierno y Sociedad, para una teora general de la poltica, Fondo de Cultura Econmica, Mxico 1999. 27 Segn Bobbio, esta son las dos disciplinas que desde una didctica del estudio del estado se imponen hoy da en las investigaciones de la poltica.

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    De esta manera, tanto desde una ciencia, como desde una filosofa poltica se pueden distinguir tres modos de interpretacin de la poltica en el contexto de la modernidad. Las tres representaciones estn representadas por: Toms Moro, Utopa, Thomas Hobbes a travs de philosophia civilis (filosofa civil) y el leviatn, y finalmente Maquiavelo con El prncipe quien adems es el nico fundador, segn Bobbio, de un ismo, (el maquiavelismo).

    A este triunvirato adems se puede agregar la obra de Friedrich Hegel en su libro Principios de filosofa del derecho que en realidad se aclara en el subttulo de este libro que es Principios de ciencia del Estado.

    Fundamentalmente de Moro, Hobbes y Maquiavelo, surge la historia de una teora poltica, y el ms importante de ellos Maquiavelo sacara a la luz una nueva episteme de la poltica mostrando su actividad especfica y en qu consiste y sus diferencias con repsecto a la moral.

    Aparecen a su vez, tres modos centrales en funcin de una filosofa poltica, que acto seguido y paralelamente comprenden tres tipos de investigacin, para dar cuenta de la constitucin de los estados, los gobiernos, de unas leyes que en estos deben ser obedecidas. Al respecto Bobbio declara:

    En la filosofa poltica estn comprendidos tres tipo de investigacin: a) sobre la mejor forma de gobierno o sobre la ptima repblica; b) sobre el fuindamento del Estado, o del poder poltico, con la consiguiente justificacin (o injustificacin) de la obligacin poltica; c) sobre la esencia de la categora de lo poltico o de la politicidad, con la disputa preponderante sobre la distincin entre la tica y la poltica.28

    Pero tambin aclara Bobbio, que lo que atae al problema del estado, es decir su estudio y/o conformacin, (mucho antes de Hobbes, Hegel, Moro) estaba vinculado a las [] estructuras, funciones, elementos constitutivos, mecanismos, rganos [], es decir todo lo que tiene que ver especialmente, con el aparato estatal, con la estructura burocrtica del estado, con la configuracin y el cuerpo del estado, con sus definiciones y con su operatividad. De estas tres grandes obras y autores se desprende cada una de las ideas centrales para la elaboracin de una historia de la poltica.

    Ahora bien, cul es la distincin real entre filosofa poltica y ciencia poltica contina Norberto Bobbio al establecer tres condiciones fundamentales para definir en prioridades, para distinguir la diferencia consustancial entre ambas categoras. As Bobbio define:

    Hoy entendemos por ciencia poltica una investigacin en el campo de la vida poltica que satisfaga estas tres condiciones a) El principio de verificacin o de falsificacin como criterio de aceptabilidad de sus resultados; b) el uso de las tcnicas e la razn que permitan dar una explicacin casual en sentido fuerte y tambin en sentido dbil del fenmeno indagado; c) la abstencin o abstinencia de juicios de valor, la llamada avaluatividad.29

    28 Op. Cit., p.71 29 Op Cit, pp. 71-72.

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    Parafraseando entonces a Bobbio, el principio de la filosofa poltica pues, no es explicar el estado y su funcionamiento, sino antes bien justificar las acciones del poder en el estado.

    Tal como Bobbio refiere, al no tener la poltica un carcter avaluativo su funcin esencial no est en determinar sus engranajes, marchas y contramarchas, sino ms bien objetar desde su lugar, o dar aprobacin a los actos de poder (no importa si estos resultan rritos o no). Esto significa que, la filosofa poltica est ms identificada con los problemas de la moral y los problemas de lo tico, antes que con la ley fundante de un estado.

    As la filosofa poltica analiza Bobbio, se define ms bien como un acto, acontecimiento que slo estima la justificacin del poder, y no as slo explicar a este, Bobbio lo dice claramente: [] como indagacin del fundamento ltimo del poder no pretende explicar el fenmeno del poder sino justificarlo, operacin que tiene por objeto calificar un comportamiento como lcito o ilcito [].30

    Pareciera evidente segn esta concepcin, que entonces obviamente no es posible tampoco que aparezca una filosofa poltica pues, sin antes tener que enfrentarse a estos problemas morales y ticos que constituyen lo social.

    En otro particular lo que refiere a la ciencia poltica se sustenta en los problemas de falsacin o verdad, en torno a los conflictos que se vinculan a la sociedad, y que se pueden estudiar slo desde una cierta emprica de las acciones polticas propiamente dichas.

    Segn Bobbio entonces la ciencia poltica pareciera derivar de todo lo referencial en torno a la esencia propia de la discusin y del tema poltico, pero, y esto es inevitable, escasamente puede