tarea ii: corriente subsuperficial perú-chile

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Trabajo II Dinámica del Océano: Sistemas de Borde Oriental Corrientes Regionales: Corriente Subsuperficial Perú-Chile Sebastián Cornejo Guzmán Rodrigo Ibáñez San Martín

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Breve revisión bibliográfica de la Corriente Subsuperficial Perú-Chile

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Page 1: Tarea II: Corriente Subsuperficial Perú-Chile

Trabajo II

Dinámica del Océano: Sistemas de Borde Oriental

Corrientes Regionales: Corriente Subsuperficial Perú-Chile

Sebastián Cornejo Guzmán

Rodrigo Ibáñez San Martín

Departamento de Geofísica, Universidad de Concepción, Casilla 160-C, Concepción, Chile.

15 de abril del 2015

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Resumen

El Sistema de la Corriente de Humboldt o de Perú-Chile (HCS) alberga uno de los cuatro sistemas de surgencia más productivos de borde oriental (EBUS), esta alta productividad es sólo consecuencia de la compleja dinámica que conforman al HSC, donde un flujo hacia el

polo de origen ecuatorial es parte importante tanto en los procesos, la regulación y variabilidad del sistema, este flujo es denominado como la Corriente Subsuperficial Perú-Chile (PCUC). Este flujo fue reportado por primera vez por Gunther en 1936, a partir de la expedición Williams Scoresby (1931). Al ser un flujo con origen ecuatorial es la principal

fuente de variabilidad dentro del HSC debido a los eventos de El Niño (ENSO). Este trabajo pretende entregar una revisión de las principales características de la PCUC, a partir de una

pequeña revisión bibliográfica.

Introducción

El Pacífico Sur Oriental (PSO) comprendido entre los 5°N-~45°S y los 70°O y ~100°O (Figura 1), alberga uno de los cuatro sistemas de surgencia más productivos de el borde oriental (EBUS), el que se denomina Sistema de la Corriente de Humboldt (HCS). Es de destacar que sólo la parte norte del sistema (frente a Perú) produce alrededor del 10% de la producción mundial de peces [Chávez et al., 2008].

El HCS caracteriza a las costas de Chile y Perú por la generación de afloramientos de aguas frías y ricas en nutrientes, lo que conduce la alta productividad biológica de la región. Este afloramiento en el HCS es impulsado principalmente por los flujos hacia el ecuador, por los vientos favorables a la surgencia que poseen un marcado de ciclo estacional, y la variabilidad intraestacional.

En cuanto a las principales características de la circulación oceánica de la región (Figura 1), podemos identificar en alta mar, la Corriente Oceánica del Perú (POC); frente a la costa se puede identificar un flujo superficial hacia el ecuador representado por la Corriente Chile Perú (PCC), la que también es conocida como

la Corriente de Humboldt; también es posible identificar la Contracorriente Perú-Chile (PCCC), que fluye hacia los polos a unos pocos cientos de kilómetros de la costa [Strub et al., 1998]; del trabajo Strub et al., 1998, se identifica un jet costero denominado como la Corriente Costera de Chile (CCC) que fluye hacia el ecuador, y por último la Corriente Subsuperficial Perú-Chile (PCUC), la que es de nuestro interés para este trabajo.

La PCUC durante la historia ha sido comúnmente denominada como la "Corriente de Gunther" (Brandhorst, 1963; Robles, 1976), dado a que E. R. Gunther en su trabajo “A report on the oceanographical investigations in the Peru coastal current” de 1936, reporto por primera vez a este flujo ecuatorial subsuperficial.

Este flujo se caracteriza como lo detecto Gunther por ser un flujo con aguas de alta salinidad, bajo oxigeno y alto contenido de nutrientes, dado a su origen a partir de la Corriente Subsuperficial Ecuatorial (EUC), de la que se hablo en el trabajo anterior.

La PCUC es la principal fuente de surgencia costera debido al efecto combinado de los vientos favorables y la aceleración de Coriolis, de aquí el interés

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Figura 1. Esquema de circulación generalizada para el sistema de surgencia costera y esquemática de las aguas de surgencia, ambos para el PSO. (Extraído de Tarazona et al.,

2003)

de estudiar esta corriente, tanto por el área física, biológica y química.

Un interesante punto de estudio es la conexión de la PCUC y los eventos de El Niño (ENSO), como lo presentado por Montes et al. (2011), en donde por medio del modelo oceánico regional (ROMS), determino la variabilidad que genera el ENSO sobre este flujo y las posible implicancia sobre el HCS.

Corriente de Gunther

La presencia de este flujo hacia el polo fue reportada por primera vez por Gunther en 1936, quien basó su descripción en las distribuciones de temperatura, salinidad y

oxígeno sobre una sección meridional a unos 180 kilómetros de la costa entre los 2°S y los 35°S (Figura 2), durante la expedición Williams Scoresby en septiembre de 1931. Gunther mediante botellas captadoras de agua y de termómetros exploró las profundidades del mar en la región. Desde una sección a lo largo de la costa, distinguió claramente una capa de agua de origen subecuatorial, con alta salinidad y muy bajo contenido de oxígeno. Esta represento la contribución temprana más grande al conocimiento del sector de la Corriente de Humboldt.

A pesar de poseer un temprano descubrimiento, no fue hasta 1961 cuando Wooster y Gilmartin describieron por

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Figura 2. Aproximación esquemática de la expedición Williams Scoresby en septiembre de 1931.

medio de mediciones in situ, generalidades de la PCUC. Ellos decidieron llamar al flujo como Corriente Subsuperficial Perú-Chile. Su artículo provocó un nuevo interés en la región, generándose nuevas expediciones con el fin de estudiar las aguas adyacentes a Sudamérica.

En 1969, White mostró la posible fuente de la PCUC a partir de las observaciones tomadas por el R/V ALAMINOS durante febrero y marzo de 1967, dando como origen de este flujo a la EUC a partir de su separación en las Islas Galápagos. Este nacimiento de la PCUC se encontraría frente a Perú entre los 5°S y 10°S.

Usando velocidades geostróficas y diagramas T-S desde una serie de cruceros, Silva et al., 1979, trazaron esta

corriente a los 48°S, logrando en 1983

determinar que este flujo posee una marcada señal anual.

Mediciones ya realizadas en los 90s muestran un flujo de la PCUC máximo en la primavera austral (Shaffer et al., 1995), mostrando una variabilidad intraestacional.