tarea del coordinador

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Papel del Coordinador Introducción: Coordinar significa reunir medios, voluntades, esfuerzos y ordenarlos metódicamente para una acción en y para una comunidad. La acción de coordinar se refiere entonces a la atención que merece el ordenamiento de la comunidad. Una adecuada coordinación facilita el desarrollo, el crecimiento y los ajustes del conjunto de las actividades, y permite la cohesión y armonía necesarias. Sin duda que es la comunidad toda y en ella cada uno de sus miembros, quienes tienen la responsabilidad de aquella armonía y ordenamiento, por eso los roles de coordinación se ejercen en y para la comunidad. El coordinador es un servidor de la comunidad que asume esta tarea específica de atender a que en el “cuerpo comunitario”, cada miembro ocupe su lugar, desempeñe su rol eficazmente y contribuya desde su lugar al crecimiento del conjunto. Por tanto, para comprender el rol del coordinador de catequesis, tendremos en cuenta algunos criterios eclesiológicos y catequísticos. Coordinador y comunidad: Su tarea se ha de orientar siempre a animar al conjunto de los catequistas en el espíritu comunitario y en trabajar en una catequesis permanente, que facilite al grupo cristiano su maduración en una fe adulta y comprometida. El Espíritu Santo, que inspira nuestra catequesis, es fuego, viento, aliento de vida, El impulsa, empuja, arrastra, anima, engendra profetas, testigos, mártires. Entonces el coordinador es un animador que constantemente hace lugar en la comunidad de catequistas para este accionar del Espíritu. A la vez, es un animador que permanentemente invita y alienta, para que los catequistas sean personas abiertas a las realidades del mundo, de la sociedad, de la vida, que están reclamando respuestas a los creyentes. Condiciones-del-catequista: El coordinador de catequesis debe ser un catequista maduro y debe tener claro en qué consiste su propia madurez y la de todos los catequistas con quienes trabaja. El documento del CELAM nos dice:

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formacion de cordinacion

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Page 1: Tarea Del Coordinador

Papel del CoordinadorIntroducción:Coordinar significa reunir medios, voluntades, esfuerzos y ordenarlos metódicamente para una acción en y para una comunidad. La acción de coordinar se refiere entonces a la atención que merece el ordenamiento de la comunidad.

Una adecuada coordinación facilita el desarrollo, el crecimiento y los ajustes del conjunto de las actividades, y permite la cohesión y armonía necesarias. Sin duda que es la comunidad toda y en ella cada uno de sus miembros, quienes tienen la responsabilidad de aquella armonía y ordenamiento, por eso los roles de coordinación se ejercen en y para la comunidad. El coordinador es un servidor de la comunidad que asume esta tarea específica de atender a que en el “cuerpo comunitario”, cada miembro ocupe su lugar, desempeñe su rol eficazmente y contribuya desde su lugar al crecimiento del conjunto. Por tanto, para comprender el rol del coordinador de catequesis, tendremos en cuenta algunos criterios eclesiológicos y catequísticos.

Coordinador y comunidad:Su tarea se ha de orientar siempre a animar al conjunto de los catequistas en el espíritu comunitario y en trabajar en una catequesis permanente, que facilite al grupo cristiano su maduración en una fe adulta y comprometida.

El Espíritu Santo, que inspira nuestra catequesis, es fuego, viento, aliento de vida, El impulsa, empuja, arrastra, anima, engendra profetas, testigos, mártires. Entonces el coordinador es un animador que constantemente hace lugar en la comunidad de catequistas para este accionar del Espíritu. A la vez, es un animador que permanentemente invita y alienta, para que los catequistas sean personas abiertas a las realidades del mundo, de la sociedad, de la vida, que están reclamando respuestas a los creyentes.

Condiciones-del-catequista:El coordinador de catequesis debe ser un catequista maduro y debe tener claro en qué consiste su propia madurez y la de todos los catequistas con quienes trabaja.

El documento del CELAM nos dice:Condiciones-humanas:• Equilibrio psicológico; saber escuchar; autoestima y valoración de sí.• Conocer y respetar el ritmo del otro; responsabilidad y constancia.• Sensibilidad ante la realidad social y económica.

Condiciones-de-fe:• Espíritu evangélico y encuentro con Cristo; vida eclesial-sacramental; que transmita la fe de la Iglesia; comunión con los pastores.• Testimonio cristiano de vida; capacidad de trabajar en comunión; espíritu de alegría y esperanza.• Que busque su formación permanente; que conozca y sepa aplicar el material catequístico.

La-escuela-del-servicio:Cualquiera sea el lugar en el que debamos desempeñarnos como catequistas, el evangelio de Jesús inspira los criterios para ejercer toda autoridad “COMO SERVICIO.Desde la espiritualidad del servicio, se han de entender las funciones que nos toca asumir.

Page 2: Tarea Del Coordinador

Animar y coordinar la catequesis

Animar, es poner “anima”, alma, espíritu, fuerza interior que motiva, impulsa y sostiene. De allí que, si el catequista ha de ser siempre un animador en su tarea, el coordinador entonces, será a su vez un “animador de animadores”. Animar consiste en coordinar: personas, carismas, experiencias y acciones.

COORDINAR Es frecuente que se ponga el acento solo en lo funcional y se dedican todos los esfuerzos a “coordinar acciones”. La tarea es más amplia y comienza por las personas y sus carismas y entonces el esfuerzo se ha de centrar en alentar a la integración y rendimiento de las particularidades y riquezas de cada uno.De igual modo hay que rescatar las mejores experiencias de cada persona, de cada grupo, para hacerlas patrimonio de toda la comunidad. En este marco más amplio de personas, carismas y experiencias, cobra sentido la tarea práctica de coordinar las acciones necesarias.

ORGANIZAR:Organizar es ordenar, planificar y ejecutar la participación para hacer de esta un camino para la comunión eclesial. “Comunión y participación” ha de ser entendida así: la comunión es una meta que se alcanza por el camino de la participación.

Tomado del CELAM

Page 3: Tarea Del Coordinador

Imagen ideal de Catequista178. Como todo ideal éste es una luz en el camino que deseamos recorrer. Los ideales que se recuerdan en este Documento no enjuician sino que animan a la formación permanente dentro de las posibilidades de cada uno. Recordando aquellas expresiones de San Pablo: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” y “me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo”.

179. La Formación catequética aspira a lograr:- Una persona de espíritu evangélico que ha tenido un verdadero encuentro en Cristo.- Que dé un buen testimonio cristiano de vida.- Persona de oración y práctica sacramental que la lleve a estar unida a Cristo, como los sarmientos a la vid, recordando las palabras del Señor: “Sin mí, nada pueden”.- Que enseñe la fe de la Iglesia y no sus opiniones u opciones personales: “mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado” (Jn 7, 16).- Capaz de trabajar en equipo.- Con un conocimiento profundo del material catequético y de su empleo.- Preocupado por su formación permanente.- Integrado en una comunidad cristiana y en la pastoral de conjunto.Ubicado en la época, en la sociedad y en la comunidad que le toca vivir. Solo así podrá ser fiel al hombre y evangelizar desde la vida, proponer a la cultura de su medio el misterio de Cristo y hacer surgir expresiones originales de celebración y de actitudes evangélicas.- Con espíritu de alegría y esperanza para superar las dificultades y el cansancio y continuar la marcha, teniendo presente las palabras del Señor: “Yo estoy con ustedes todos los días hasta que termine el mundo” (Mt 27, 20b).

CONDICIONES QUE DEBE REUNIR EL ASPIRANTE A CATEQUISTA181. A continuación brindamos algunas condiciones fundamentales en la persona que aspira a ser catequista.Como se indicó, la catequesis es una de las tareas dentro de esa “realidad rica, compleja y dinámica que comporta la evangelización”.Todo cristiano está llamado a trabajar en la evangelización, pero no todos están llamados a ser catequistas.

a) Condiciones humanas182. Estas pueden ser algunas de las condiciones que a nivel humano se le piden:- Poseer el equilibrio psicológico necesario para poder relacionarse normalmente tanto a nivel personal como grupal.- Capacidad para aprender a escuchar a otros, a aceptar sus críticas y, juntos, ir progresando en el ministerio y en el trabajo en equipo.- Actitud madura que le permite conocer sus cualidades y defectos para crecer y situarse correctamente en la realidad.- Capacidad para aprender a conocer y respetar el ritmo de los otros en sus caminos haciaDios.- Sensibilidad para aprender a conocer sus expresiones, más o menos imperfectas y las verdaderas cuestiones que condicionan a los catequizando.- Espíritu de responsabilidad y constancia para superar las dificultades.- Ser sensible y estar integrado en la realidad que vive el país: Económica, social, política, etc. b) Condiciones de Fe

Page 4: Tarea Del Coordinador

183. He aquí algunas de ellas:- Ser cristiano practicante.- Que tenga contacto con la Palabra de Dios y un cierto trato familiar con Él en la oración- Abierto a una continua conversión y a una vivencia de la comunidad eclesial.- Con espíritu de comunión hacia sus Pastores.- Que incluya en su vida el testimonio de compromiso en lo social de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia en este campo.- Que no falte en su caminar cristiano el aspecto ascético.- Interesado en su formación como cristiano y como ministro de la catequesis.Características prioritarias del catequista: Es evidente que un catequista debe tener muchas cualidades. Pero unas son más importantes que otras. He aquí las principales: 1. El compromiso eclesial: su vida está al servicio de la comunidad local y universal.2. El sentido misionero: no restringir su acción a quienes frecuentan el templo o al territorio de su propia parroquia.3. La iniciativa: no conformarse con realizar las actividades evangelizadoras comunes y rutinarias. Debe encontrar nuevas reas y medios para catequizar.4. La superación integral: educarse en los valores humanos, en las formas sociales, en la capacidad para analizar la realidad y en las virtudes humanas.5. El trabajo en equipo, el esfuerzo para no caer en la pereza, la programación seria del trabajo y el ansia de aprovechar las diversas oportunidades que encuentren para evangelizar más y mejor.6. La prudencia para no comprometer su acción evangelizadora por la participación en actividades partidistas o de ambigua moralidad, que obstaculicen la transparencia de su labor. De todos modos, se deben educar en la necesidad de comprometerse socialmente y decididamente en favor de la justicia, la verdad y la honestidad.7. La coherencia en su condición de evangelizadores, que no descuida su participación en las necesidades de la sociedad, de su vida familiar y de su compromiso con quien necesita ayuda.8. El sentido ecuménico que le lleve a no perder el tiempo en discusiones inútiles con miembros de otras sectas y saber respaldar el testimonio de auténtica fe ante quienes desean dialogar sinceramente.Un buen catequista, además de educar en la fe de quienes reciben sus cursos, puede tener unos frutos indirectos:1. Promover la vitalidad de la parroquia, al activar más a otros laicos.2. Promocionar socialmente a sus comunidades, actuando como contactos en programas de desarrollo social, educadores de los promotores y desarrollando actividades de unión y convivencia comunitarias3 Detectar y enviar vocaciones al Seminario, y a conventos de religiosas.4 Facilitar el acercamiento de católicos alejados con la parroquia, penetrar lugares a los que no alcanza la pastoral ordinaria del sacerdote o de los religiosos (CL, 28).5 Frenar el avance de las sectas: al formar más a los católicos.En resumen, un buen catequista se distingue por su profesionalidad. Es decir, su vocación se convierte en una acción responsable y amorosa. La profesionalidad hace que toda la vida del catequista refleje el mensaje que transmite con alegría. Para lograrlo, necesita capacitación especializada y experiencia. Por eso, debe vivir la obediencia ante la autoridad; la honestidad para dedicarse a su labor seriamente sin buscar compensaciones; y la decisión para mantener definida su vocación, a pesar de las crisis y limitaciones.