tapir a bordo - planetadelibros...cuando el tapir conseguía doblar un par de rodillas hacia el lado...
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G
es una chica buena
en casi todo, incluso
consigue que un tímido
tapir se sienta como en
casa en una bulliciosa
ciudad.
es ese
tapir. Con la ayuda de
Mango cada día es un
poco más valiente.
Mientras vive sus
aventuras, que incluyen
un baile, un anillo de
diamantes y un peligroso
enemigo, ¿tendrá tiempo
para su mejor amiga?
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10207323PVP 12,95 €
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trabajó haciendo
bocadillos y como
canguro antes de
lanzarse a escribir.
Ahora es voluntaria en
Beanstalk. Ayuda a los
jóvenes con la lectura
y también regenta su
propia librería. Este es
su segundo libro.
estudió en la escuela
de arte de Chelsea y en
la Royal Academy. Le
ha encantado dibujar
desde que era una
niña y actualmente
tiene ya muchos libros
ilustrados. Es la hija
de Shirley Hughes,
reconocida autora
e ilustradora.
Ilustraciones de la sobrecubierta: © 2016 Clara Vulliamy
Tapir a bordo
P O L LY FA B E R C L A R A VU L L I AMY
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DESTINO INFANTIL Y JUVENIL, [email protected]
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Editado por Editorial Planeta, S. A.
Titulo original: Mango & Bambang. Tapir All at Sea© del texto: 2016 Polly Faber
© de la ilustración: 2016 Clara VulliamyPublicado mediante acuerdo con Walker Books Limited, London, SE11 5JH
© de la traducción: Paula Fernández Espriu, 2018© Editorial Planeta, S. A., 2019
Avda. Diagonal, 662-664, 08034 BarcelonaPrimera edición: junio de 2019
ISBN: 978-84-08-18100-2Depósito legal: B. 5.864-2019
Impreso en China – Printed in China
El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por cien libre de cloro
y está calificado como papel ecológico.
No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito
del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a través de la web
www.conlicencia.com o por teléfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.
Para Andy, que sabe bailar. Con amor, P. F.
Para Leah, hija y queridísima compañera. Con amor, C. V.
P O L LY FA B E R C L A R A VU L L I AMY
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Índice
Una afición para
Bambang
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Una carrera en el parque42-77
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El tapir famoso 114-143
El Museo de lo Inusual
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NOTICIAS DEL DÍA¡BAMBANGES UN HÉROE!
SE BUSCA
BESTIA
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Una afición para
Bambang
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—El problema son mis pies. No se
les dan bien las cosas complejas,
Mango. Además, tengo el hocico
demasiado ocupado en querer
probarlo todo y no puedo
sujetar la batidora con firmeza.
Bambang parecía triste al salir de la
clase de pasteles y postres de fantasía.
Tampoco tenía el mismo aspecto de tapir
de siempre. Sus habituales franjas negras
estaban llenas de harina y de azúcar glas,
y una mezcla de chocolate, mantequilla y
flores de azúcar le cubría la franja blanca,
el hocico y las orejas. En lugar de sobre
cómo hacer un pastel, la clase parecía
haber ido sobre cómo convertirse en uno.
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Pasteles y postres
de fantasía
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—Lo siento, Bambang. No era la
afición más indicada para ti. Había
pensado que quizá te gustaría
hacer algo mientras yo juego al
ajedrez, pero creo que es mejor
que no tenga nada que ver con los
postres.
Mango, la mejor amiga de
Bambang, analizó la lista de los
cursos del ayuntamiento. Los
había de todo tipo.
Cada jueves por la tarde,
Mango jugaba al ajedrez en
una de las salas. Bambang se
ponía un poco nervioso
cuando la observaba.
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A veces, eso hacía
que se metiera en líos.
Justo la semana pasada
había ocurrido un
pequeño incidente con el
dispensador de agua…
—¡Ah! —exclamó
Mango, con los ojos
puestos en la lista—.
¿Qué te parecería
bailar, Bambang?
¡Tienes unas patas
estupendas, y más
cantidad que la
mayoría de las
personas!
—¿Bailar? —dijo
Bambang—. ¡Sí, creo
que me gustaría!
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Había cursos de diferentes bailes.
Mango no estaba segura de cuál escoger.
Después de limpiar a Bambang, lo llevó
escaleras arriba hacia la clase de ballet,
que era la que le resultaba más familiar:
—El ballet no es lo mío porque tengo
piernas de karateca, pero tu complexión es
distinta.
En una habitación sin muebles y con
espejos en las paredes, había una fila de
niños pulcros, con medias y leotardos,
que se sujetaban a una barra. Mango
los observó doblar las rodillas, inclinarse
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y enderezarse de nuevo al ritmo de la
música un poco desafinada de un piano.
Una mujer muy erguida, con un moño
apretadísimo, se movía por la clase
mirándolos con atención. Sujetaba una
vara con la que ocasionalmente pinchaba
las partes de los niños que no estaban
donde debían. Mango supo enseguida que
eso tampoco era lo más indicado para
Bambang. No estaba segura de que tuviera
rodillas, y mucho menos de que pudiera
inclinarse.
—Bambang, yo creo… —empezó a decir,
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pero antes de que pudiera terminar,
la mujer erguida los vio y golpeteó
bruscamente el suelo con su vara.
—¡Vosotros! ¡Niña y bestia! Venid ahora
mismo a la barra y poneos con vuestros
ejercicios, por favor.
Esa señora, con su vara, esperaba
obediencia. Mango y Bambang
obedecieron.
Pronto desearon no haberlo hecho.
Mango estaba en lo cierto al preocuparse
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de que la profesora
utilizase la vara.
Pinchó muchísimo a
Bambang. Parecía que
tener cuatro patas no
le daba, por desgracia,
muchas ventajas.
Cuando el tapir
conseguía doblar un
par de rodillas hacia
el lado correcto, el
otro par iba hacia la
dirección opuesta.
Parecía que a sus
piernas les gustaba
enredarse las unas
con las otras.
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