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En Mu no existía el dinero. Obreros, navegantes, maestros, labradores, artesanos, no trabajaban para obe- decer, ni sometían a nadie en su beneficio. El comercio era intercam- bio. El trabajo era fruto de la capa- cidad y el deseo de crear. No se competía, se convivía. Esa sabidu- ría no llegó a otras comarcas: como tales ideas amenazaban su dominio, los poderosos ordenaron eliminar a los mensajeros. Sin embargo, no pudieron evitar las re- beliones. Desde entonces quedó planteado el siguiente interrogante: ¿aquella sabiduría será inevitable? el periódico de lavaca junio 07 / año 1 / número 5 Valor en kioscos $ 5 ¿ qué laburo? en negro mal pago basura insalubre informal trucho inestable flexibilizado precario Sin Patrón clandestino esclavo Todas tenemos cara de puta La diversión al poder El primer capítulo de Ninguna mujer nace para puta de María Galindo y Sonia Sánchez, donde analizan temas con los que nadie se mete, con el lenguaje y la fuerza de un feminismo de otra clase. Como para ir metiéndose en este libro que es un martillo: rompe y construye. En el lejano oeste, con El Culebrón Timbal, el grupo que hizo de todo donde no había nada, según la opinión de los Redondos. En el centro, Luis Felipe Noé da clases de rebeldía. Y en los bordes, She Devils juega a dos bandas: punk rock y kumbia queer. Volvió la conflictividad laboral, que no es un efecto meteorológico sino el resultado de una pelea de fondo: el reparto de la torta. Las nuevas formas en que se organizan viejas luchas. El rol de las asambleas y la opinión pública. La puja contra empresarios K y sindi- calistas obesos. Y un clásico: cómo reacciona el poder.

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Page 1: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

En Mu no existía el dinero. Obreros,navegantes, maestros, labradores,artesanos, no trabajaban para obe-decer, ni sometían a nadie en subeneficio. El comercio era intercam-bio. El trabajo era fruto de la capa-cidad y el deseo de crear. No secompetía, se convivía. Esa sabidu-ría no llegó a otras comarcas: como tales ideas amenazaban sudominio, los poderosos ordenaroneliminar a los mensajeros. Sin embargo, no pudieron evitar las re-beliones. Desde entonces quedó planteado el siguiente interrogante:¿aquella sabiduría será inevitable?

el periódico de lavacajunio 07 / año 1 / número 5Valor en kioscos $ 5

¿qué laburo?

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Todas tenemos cara de puta La diversión al poder

El primer capítulo de Ninguna mujer nace para puta de María Galindo y Sonia Sánchez, donde analizan temas con los que nadie se mete, con el lenguaje y la fuerza de un feminismo de otra clase. Como parair metiéndose en este libro que es un martillo: rompe y construye.

En el lejano oeste, con El Culebrón Timbal, el grupo que hizo de todo donde no había nada, según la opinión de los Redondos. En el centro, Luis Felipe Noé da clases de rebeldía. Y en los bordes,She Devils juega a dos bandas: punk rock y kumbia queer.

Volvió la conflictividad laboral, que no es un efectometeorológico sino el resultado de una pelea de fondo:el reparto de la torta. Las nuevas formas en que se organizan viejas luchas. El rol de las asambleas y laopinión pública. La puja contra empresarios K y sindi-calistas obesos. Y un clásico: cómo reacciona el poder.

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2 JUNIO 2007MU

rente al Hipódromo Argenti-no, Tribuna Carlos Pellegrini,sobre Avenida del Libertador,600 chicas y muchachos dechalecos coloridos cortan par-

te del tránsito, saltan para desentumecersedel frío, tiran petardos y cantan “Preparenlos bidones, preparen kerosén, vamos aquemar el barco y al hipódromo tam-bién”. Banderas y pancartas:

Ksino ‘apuesta’ 1.300 familias. Ksino = Cristóbal López.CGT nos entregás. Con los trabajadores no se juega. No al complot político.

Ocupan cuatro de los cinco carriles de laavenida y son trabajadores de CasinoPuerto Madero. Están allí porque el sectorde tragamonedas del hipódromo tambiénpertenece a Casino Club, sociedad del em-presario vinculado al kirchnerismo, Cris-tóbal López. Los jóvenes de chaleco na-ranja pertenecen a conteo, los cajeros delcasino. Las chicas de chaleco celeste sonslots, asistentes de las máquinas tragamo-nedas y de los clientes que suelen desearincinerarlas (a las máquinas y a las slots).Los de chaleco rojo son los tradicionalescroupiers de las mesas de ruleta y juegosde cartas, actividades prohibidas en laCiudad de Buenos Aires, razón por la cualel pionero ingenio menemista hizo que es-te casino fuera flotante: al instalarse endos barcos ya no está en suelo porteño, ypor lo tanto evade la legislación.

Las chicas –muchas de ellas han sidopromotoras– encienden petardos y cantan“hay que gritar, para volver a laburar”. Lacámara del canal tn (sigla que significaría“todo noticias”) se enciende para que elmovilero entreviste a uno de los delega-dos. Leonardo declara: “El conflicto lo ge-nera Cristóbal López, empresario estrecha-mente vinculado al presidente Kirchner...”pero el camarógrafo decide apagar la cá-mara y el movilero, disimulando, pregun-ta alguna cosa sobre el futuro. Leonardo sequeda con la boca abierta, hasta que lacierra. Aparecen radios y canales a cubrirlo que les resulta crucial: la lentitud deltránsito para quienes se dirigen hacia elnorte, víctimas de un comprensible fasti-dio exacerbado por las radios que hablande “caos”. Varios automovilistas, sin em-bargo, saludan afectuosamente a los ma-nifestantes. “Son clientes que nos recono-cen” confiesa un croupier. Una señorabaja la ventanilla eléctrica de su nave pla-teada, y antes de seguir rumbo a la Pana-mericana country les deja un saludo: “laconcha de tu madre”.

Otro de los jóvenes croupiers la escu-cha y explica perplejo: “No querría moles-tar a la gente, ¿pero cómo nos hacemosoír, si en este país nadie te da pelota?”

Así, cientos de chicas y muchachos, uni-versitarios, “buena presencia”, que ganan3.000 pesos (mejor dicho: se han ganadoganar 3.000 pesos) y en muchos casos ja-más habían pensado arriesgarse a terremo-tos huelguísticos, movilizaciones, piquetes

o experiencias de democracia directa, ter-minaron haciendo visible un negocioasombroso, enfrentando al oficialismo go-bernante, empresarios menemistas y kirch-neristas de biografía oscura, la fantasmalcgt obesa, traficantes de divisas, señorasde autos plateados, casinos en aguas insa-lubres, sindicatos patronales, adoradoresdel jamón serrano, patotas y medios de co-municación que apagan las cámaras ape-nas estos chicos empiezan a dar nombres ya contar simplemente por qué quieren tra-bajar sin que les maten el cerebro.

En tiempos globales a los que la británi-ca Susan Strange bautizó como Capitalismode Casino (por el nivel de especulación,apuesta, improductividad y psicopatía eco-nómica) la situación del casino flotante deBuenos Aires puede resultar un modeloasombroso, aunque todo parece demostrarque cualquier mesa de ruleta o póker es unámbito mucho más razonable que aque-llos en los que las fichas de menor valorson las personas, y el juego es el poder.

Guía para entender el juego

os trabajadores salieron a la callepor dos problemas simultáneos:1) El casino cerró sus puertas.

2) Les quieren cambiar el encuadramientogremial (traducción: desorganizarlos y ha-cerles perder todo lo que han ganado).

El casino posee dos barcos, el Princess yel Estrella de la Fortuna, que cerraron el 2de mayo cuando bajaron de los mismoslos marineros y los capitanes, que respon-den al Sindicato de Obreros MarítimosUnidos (somu). Sin dicho personal, por re-glamentaciones del mundo marino, Prefec-tura impide que los barcos operen (aunqueestén anclados en el puerto). La empresadice que el problema nace por un “conflic-to intersindical” entre el somu y Aleara, elsindicato de trabajadores de juegos de azar(“alea” significa azar en latín, y “ra” designaa la azarosa República Argentina).

Los empleados del casino, en cambio,denuncian que el cierre es un lock out pa-tronal. El croupier Federico explica paso apaso la cuestión. Conviene seguirlo paraentender el embrollo:

“El casino es de la empresa españolaCirsa Corporation, que llegó a Argentinaaliada al menemismo. Se sabe que ahorase asocia en un 50% Cristóbal López, due-ño de Casino Club, empresario que finan-ció todas las campañas de Kirchner enSanta Cruz y acá”.

“Nosotros le pasamos por encima anuestro sindicato Aleara, y venimos desdehace un año y medio ganando una seriede conquistas económicas y condicionesde trabajo. Tenemos una asamblea dondetodos intervenimos. Los delegados hacenlo que decide la asamblea”.

“Acá no hay sindicalistas profesionales,ni dirigentes. Manda la asamblea. Desdeque esto empezó, no pudieron despedirmás a nadie. Quisieron, pero el año pasa-do logramos reincorporar a 170 despedi-

F

L

Mientras Cristóbal López, unempresario fuertemente ligado alkirchnerismo, estaba negociandoel 50% de la compra del casinoflotante de Puerto Madero, unsindicato ligado al oficialismo forzó su cierre. Los trabajadorestuvieron que salir a denunciar lamaniobra, proteger sus derechosy exigir lo obvio: que no los con-fundan con marineros.El caso revela la verdadera dificul-tad para organizarse sindicalmen-te hoy en Argentina, cuando hay que enfrentarse a empresarios,sindicatos y políticos al mismotiempo. Pero también dónde estála fortaleza para librar esas bata-llas: el poder de las asambleas.

LA TRAMA OCULTA DEL CONFLICTO DEL CASINO FLOTANTE

Kasino

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dos haciendo un piquete en las puertas delos barcos durante una semana. La empre-sa, obvio, no nos quiere.”

“Los que siempre nos quisieron son losdel somu, sindicato dirigido por OmarCaballo Suárez, amigo de la empresa ymucho más del kirchnerismo. Su alianzacon un empresario como Cristóbal Lópezes obvia”.

“El somu es un sindicato vertical. Parala empresa es ideal porque negocia apuertas cerradas”.

“El somu hace bajar a los marineros yobliga a cerrar el barco. Con eso nos pegaa nosotros y, al mismo tiempo, CristóbalLópez puede presionar a Cirsa para que levenda más barato su 50%.

Cegetistas amorosos

arios medios españoles coincidenabsolutamente con la visión de Fe-derico y plantean que el catalán

Manuel Lao Hernández, propietario de Cir-sa, está bajo lo que denominan “una extor-sión” kirchnerista que busca quitarle elmonopolio porteño de los casinos. LaoHernández estaría saboreando el tipo demedicina que aplica en otras latitudes –laempresa está desparramada por Latinoa-mérica, además de España– y que lo trajo aArgentina apañado por Carlos Menem a fi-nes de los 90. Por esos años, Aleara era unsindicato inexistente en la Capital, y se loinstaló para encuadrar a los empleados co-locando a su frente al entonces menemista–si es que la denominación significa algo–e inspector del ministerio de Trabajo, Da-niel Amoroso, hoy legislador porteño ma-crista (se solicita disculpas a los lectorespor el cúmulo de ataques a la lengua).

La lucha de Caballo versus Amoroso(¿podrá patentarse como juego de mesa?)es así digerida por sus principales vícti-mas, según la explicación de Federico: “Elsomu sería el fin de nuestra organización.En cambio, en Aleara tenemos nuestrospropios delegados, nuestra autolegisla-ción. Tuvo que terminar aceptándonos pa-ra seguir funcionando, porque somos elprincipal aporte que tienen. Otro detalle,somos trabajadores de juegos de azar. Nosomos marineros”.

Omar Caballo Suárez, es un sindicalis-ta ortodoxo de una conducta inflexible:siempre fue oficialista, y su grado de kirch-nerismo actual le da impunidad hasta pa-ra insultar ministros, entre otros corcove-

3JUNIO 2007 MU

El 9 de enero de 2006 estaban juntando fir-mas para que la empresa y el sindicato losautorizaran a nombrar sus propios delega-dos. Respuesta del departamento de recur-sos humanos: cuatro despidos. “La gente sehartó, se levantó y desde esa vez no nospudieron frenar” cuenta Leandro. Huboparos dentro del barco y piquetes afuera,impidiendo la entrada. Consiguieron rein-corporar a esos despedidos, siempre conuna organización basada en la asambleahorizontal. Pablo y Maxi: “Somos 18 dele-gados, pero no dirigentes. Nadie mejor quelos propios trabajadores para decidir loque hay que hacer”.

El gesto de desagrado es unánimecuando se menciona la palabra “política”(entendida como “políticos”). En una delas asambleas a las que asistió mu, uncroupier brindó una definición casi cientí-fica: “En Argentina la política es esto: elgobierno acapara todo en manos de susamigos para que hagan negocios en sunombre. Y los opositores están en contraporque no pueden hacer negocios ellos”.Hernán: “Yo milité en la universidad enun partido de izquierda, pero nos hacíanhablar de Yugoslavia, de las internas con-tra otros partidos, qué sé yo, nada en se-rio, me harté y me fui. Ésta es la verdade-ra política” dice señalando a suscompañeros que saltan con chalecos decolores. “Para mi los trabajadores tenemosque ocupar el espacio porque si no losocupan la burocracia y la burguesía. Sigoteniendo mirada de clase ¿no?”

Mariana, otra promotora que terminócomo slot: “Queremos trabajar, y quere-mos dirigirnos nosotros mismos, no quevengan a matonearnos”. Federico estáemocionado con todo lo que se logró: “Nonos gana Aleara, ni el somu, ni el gobier-no nacional, ni López, ni Lao, ni el Minis-terio de Trabajo, ni los matones”. Gastón,otro delegado, sufrió amenazas y lo ataca-ron una noche de marzo cuando iba a sutrabajo. “Agarrá el fierro que me persigue”gritó el agresor a su compañero que lo es-peraba en un Fiat, cuando se dio cuentade que Gastón en lugar de retroceder, loenfrentaba. Huyeron, pero las denunciasestán hechas.

Leonardo: “En esta empresa no hay li-bertad de expresión, es como un terroris-mo ideológico, manejado por los sindica-tos”. Allí cree que está la cuestión esencial:“Yo soy trabajador, mis compañeros tam-bién, no hay militancia. Yo estoy a favor deeso, ser autoconvocados. Los dirigentesgremiales acá son los que tienen relacio-nes con el patrón. Se manejan con la nece-sidad de la empresa, no del trabajador. Encambio los movimientos de asamblea sonla democracia en serio, absorben la necesi-dad real de la gente y le dan fuerza. Esta-mos peleando por nuestra libertad”.

Posdata urgente: al cierre de esta ediciónel conflicto seguía abierto. Hasta que sedemuestre lo contrario, los trabajadoresno parecen dispuestos a dejarse llevar. Nisiquiera por el azar. Van a lo seguro:apuestan por ellos mismos.

1.500.000 pesos, y lo calculan porque Lo-tería declara que el 20% que le correspon-de diariamente es de 300.000 pesos. Sola-mente en propinas se dejan arriba de80.000 pesos diarios (pasan a la caja deempleados, una de las conquistas de lostrabajadores). Los días de fin de semanaingresan unas 12.000 personas, y ademásde las 170 mesas de juego hay unas 2.000tragamonedas.

Cristóbal y la burguesía nacional

i Alfredo Yabrán sabía que el ma-yor poder lo tiene quien pasa de-sapercibido –no se olviden de Ca-

bezas– hay varios empresarios actualesque siguen esa conducta. “De Cristóbal Ló-pez hay una sola foto” cuentan los trabaja-dores del casino, que armaron con ella va-rias pancartas donde se lee “Kristóbal”.Datos: se lo supone de 48 años, hijo de es-pañoles, nacido en Comodoro Rivadaviadonde su familia vendía verduras y pollos.La leyenda cuenta que su primer negocioocurrió a los 19 años (durante la dictadu-ra), cuando logró convertirse en proveedorde ypf en Comodoro Rivadavia, y terminóasociado implícitamente al petrolero Die-go Ibáñez. De allí en más, con indudableaudacia y apoyos poderosos, López fueconstruyendo su fuerza a través del juego,las tragamonedas, luego los casinos, com-pra de inmuebles y campos y esa biogra-fía un tanto enigmática lo pone hoy comotitular de Oil m&s, empresa que junto aotro desapercibido, Lázaro Báez, se adjudi-có 15 de 16 pozos petroleros licitados en laprovincia de Santa Cruz en 2006 (cada lec-tor puede imaginar quién levantó el pulgarpara aprobar la licitación). López tiene unavión que Kirchner conoce de memoriacomo candidato, posee empresas de trans-porte de carga, de turismo santacruceño,recolectoras de residuos, barrios privados,campos, exporta aceite a Italia, tiene másde la mitad accionaria de un canal de ca-ble de Comodoro, y el diario El Patagónico.Es socio de Federico de Achával en el hi-pódromo privatizado de Palermo, ganóproyectos de exploración petrolera en Bra-sil, y se lo supone eje del proyecto de ener-gía eólica Vientos de la Patagonia, impul-sado por el ministro Julio De Vido. Si elkirchnerismo intenta, como sostienen tan-tos pensadores, reconstruir algo parecidoal peronismo, la clase trabajadora estaríarepresentada por señores como Hugo Mo-yano, o su prole, y la burguesía nacionalpor empresarios como Cristóbal López. Elfin de este relato queda abierto.

Hagan sus apuestas

os trabajadores del casino teníanotros problemas. Entre 2001 y 2005hubo unos mil despidos. Leandro:

“Siempre sin causa y con una prepotenciatotal. El objetivo es tenernos con el cerebromuerto, es un tipo de obediencia debida”.

os. La publicación alternativa Ámbito Fi-nanciero ha relatado que en un encuentroen la cgt se produjo el siguiente diálogoentre Suárez y uno de sus congéneres:

–Todo lo que flota en el río es mío–anunció Suárez.

–¿Y la mierda que flota también es tuya? –También, pero no te hagás el vivo. Sintetizando: Suárez, cual hipocampo

de agua dulce, considera que los trabajado-res del casino flotan en el río, y deberíanhacer sus aportes a la caja del somu. Peromucho más importante aun es que el re-clamo del somu para encuadrar a esosempleados obligando a cerrar los barcos,formó parte –dicen los trabajadores, losmedios españoles y los locales, y nadie seatreve a desmentirlos– de la abierta pre-sión del kirchnerismo para obligar al due-ño de Cirsa a negociar con Cristóbal Ló-pez. Lao Hernández no tiene la vidasencilla. Nunca se repuso del todo de la ca-ída de Aníbal Ibarra, político con el que sele atribuyen relaciones casi tan fraternalescomo las que antes tuvo con Fernando Dela Rúa y antes aún con Carlos Menem. Tu-vo, además, entre su personal a MiguelÁngel Egea, integrante de la Triple A, sociodel menemista Alberto Kohan y tambiénde represores de la esma como Jorge Radi-ce y Jorge Tigre Acosta.

Jamón del medio

olviendo a Lao, más recientemen-te, en diciembre de 2006, cuandollegaba desde Barcelona en su

avión privado, le detectaron un cargamen-to secreto de jamones serranos, lo cual se-ría reprobable, pero que además estabanrellenos de euros. Más precisamente,500.000 euros en billetes, según reveló elperiódico contrainformativo Clarín. LaAduana pasó por alto el tráfico de jamo-nes, pero denunció el de divisas, y Laoquedó un tanto a merced de los buenosoficios oficiales. Cirsa declaró formalmen-te ser ajena a cualquier situación de lava-do de dinero, tema por el que casualmen-te la investiga en España el juez BaltasarGarzón, basándose en que internacional-mente el negocio de los casinos “constitu-ye una de las principales fuentes de lava-do de dinero sucio en el mundo”.

Entre esas peripecias y el cierre del ca-sino desde el 3 de mayo, Lao terminó pac-tando. El 31 de mayo se anunció el final fe-liz de la historia: Cristóbal López compró aCirsa la mitad del casino y dejó trascenderque invertirá 100 millones de dólares enesta Unión Transitoria de Empresas queforma con los españoles menemistas.

El negocio es flotante, y líquido, aun-que nadie brinda cifras exactas. En el capi-talismo de casino, lo mejor es que se sepapoco y nada. El Casino Puerto Madero, se-gún los medios españoles, deja 60 millo-nes de euros al año (240 millones de pe-sos, o casi 700.000 pesos de ganancia pordía). En cambio, los trabajadores estimanque la ganancia diaria es por lo menos de

V

V

S

sub.

co

op

es el porcentaje de empresas en lasque no hay delegados gremiales, segúnrelevamientos del Ministerio de Trabajo.

87,6% L

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4 JUNIO 07MU

mezcla inédita: militantes de la izquierdaapartidaria, del mst, del po, un radical yvarios peronistas, incluso uno que manejauna unidad básica. Ninguno está con lacgt ni con la cta. Consideran que sufuerza no proviene del alineamiento conlos dirigentes de las centrales o el sindica-to, sino de las asambleas que se hacen porsector y por línea.

Pianelli: Nuestro riesgo es convertirnosen aparato. Pérez: Casi todos respetamos el métodode la decisión en asamblea....Pianelli: (Corrige) ...cuando hay asam-bleas. Porque muchas veces nos institu-cionalizamos y aparece la estructuraaparatesca. Pero cuando hay un con-flicto laboral y empiezan las asambleasla cosa cambia, los amigos empiezan atener discusiones y los que estaban pe-leados empiezan a encuadrarse. Todose ordena.Pérez: Cuando el carro se mueve, losmelones se acomodan.

Tres días antes de este encuentro, cuandoempezó el conflicto, el subte paró. Para ga-rantizar la medida, los delegados se tirarona las vías. En otras oportunidades han va-rado formaciones en puntos clave, como el

Propuestas:Este aumento no es tal porque consisteen el blanqueo de sumas que ya cobrá-bamos en negro.Metrovías recibe 200 millones al añode subsidios. Con eso, el boleto deberíaser gratis.Hay que mostrar las ganancias de laempresa. Un mensaje simple: ellos ga-nan mucho, nosotros también quere-mos ganar mucho. Los sueldos no son sólo para comer yvestirse, tienen que servir para accedera la cultura y el esparcimiento.

Roberto Pianelli: La pelea por la opi-nión pública es la más difícil. Noso-tros tenemos una base fuerte, que estádispuesta, pero con eso solo no alcan-za. Tenés que poner de tu lado a la so-ciedad. No hubiéramos podido redu-cir la jornada laboral de ocho a seishoras si no hubiéramos tenido una ba-se fuerte, ése fue el ancho de espadas,pero el ancho de espadas solo no jue-ga. Ganamos con una pelea rabiosapor la opinión pública. Llegó el mo-mento en que no había nadie en Ar-gentina que no supiera que queríamoslas seis horas, y que el trabajo en elsubte era insalubre.

Melones

on mostachos negros y camisa deGrafa, Charly Pérez parece salidode una película italiana (¿La clase

obrera va al paraíso?). Es trotskista hastalos huesos; lo curioso no es eso, sino quetenga al lado, impulsando la misma medi-da, a Gastón Reyes, que es también dele-gado, pero militante de la organizaciónkirchnerista Libres del Sur. En los 25 inte-grantes del cuerpo de delegados hay una

1.900, los sueldos de la mayoría de las cate-gorías fueron rebajados y la jornada laboralaumentó dos horas. En la actualidad, un tra-bajador de subte tiene una jornada de seis,estabilidad en su puesto y el sueldo prome-dio más alto del país.

Vacas

iércoles, cinco de la tarde en Cons-titución. Es la hora pico y la genteentra y sale en manada de la línea

C. Los delegados encaran una medida atí-pica: liberan los molinetes para que lospasajeros viajen gratis.

Primero, deben anular la cámara de vi-deo que –colgada del techo– vigila todoslos movimientos. Un boletero –pelo cortoal ras, camisa blanca de Metrovías, enga-ñosa apariencia de empleado del mes–empuña un palo de escoba, lo apoya en labase de la cámara y la empuja hacia arri-ba. La cámara cede, gira y queda mirandoal techo. Otro va a un molinete y anula sufuncionamiento: ya está listo para pasarsin pagar. La respuesta de la empresa tam-bién es rápida: cambia la programaciónde los monitores, que dejan de pasar mú-sica para difundir un comunicado a panta-lla roja, estilo Crónica: “Metrovías informaque los molinetes no serán liberados y lla-ma a la reflexión para que los delegadosno pongan en peligro la integridad físicade los pasajeros”. Igual, la gente cruza aborbotones por los pasos destrabados.

Por la tarde, estudiantes de la Facultadde Sociales se disfrazan de vacas y protes-tan contra Metrovías por la mala calidadde los servicios.

La opinión pública

ueves por la mañana en un barfrente a la estación Primera Junta.Tres delegados explican su estrate-

gia: “Si hay paro, la gente nos putea. Y laempresa sale a decir `estos tipos que ga-nan de 3 mil a 4 mil quinientos pesos mi-ren lo irracionales que son: perjudican aotros que cobran un tercio´”.

El conflicto comenzó cuando la uta, elsindicato que representa (legalmente) alpersonal del subte, aceptó una propuestade aumentos de Metrovías. Firmó elacuerdo a la vieja usanza, sin participar alcuerpo de delegados para evitar que lasasambleas de trabajadores que regulan(realmente) la vida interna de los subterrá-neos discutieran su aceptación o rechazo.Ahora las medidas de fuerza buscan quese reabra la negociación.

En el café, los delegados dicen que lo delos molinetes fue bueno, pero a medias.¿Por qué?

Porque todavía no tenemos un discur-so claro. Nos falta explicar a la opiniónpública qué queremos. Nadie entiendequé pedimos y lo que se ve desde afue-ra es que nos estamos agarrando atrompadas con la uta, nada más.

¿Qué quieren?Más plata. Es un conflicto salarial.

Rápidamente se arma una discusión so-bre los argumentos que deberían ponerseen juego:

icen en el subte que en unaépoca, Metrovías clasificaba asus empleados en rojos yazules. Había empezado aconvertir en kioscos sus bole-

terías y el plan era que los boleteros losatendieran, pero ocurrió que muchos senegaron o pidieron un pago mayor porocuparse de esa tarea extra. Desde enton-ces, la empresa pasó a distinguir a su per-sonal con dos colores: los rojos eran losque estaban dispuestos a colaborar y losazules, los que no.

¿Rojo y azul parece infantil? Es posible,y de hecho la anécdota pertenece a losaños iniciales de la concesión. Hoy Metro-vías apela a un estilo más directo. Divideal personal en tres grupos: terroristas, mer-cenarios y apóstoles.

La diferenciación en estos grupos apa-rece en el Plan de Recursos Humanos quela empresa lanzó cuando perdió el primergran conflicto laboral por aumentos desueldos, en el año 2004. Está inspirado enlas teorías de uno de los popes de la orga-nización empresaria, el español Luis Hue-te, y forma parte de un nuevo combo deestrategias patronales de la Argentina mo-delo 2007.

Así define los tres términos este nuevodiccionario empresarial:

Terrorista: empleado insatisfecho. Si la com-pañía gana o pierde le importa muy poco.Contagia a los demás su mala disposición.Tiene mucha tolerancia a la frustración por-que se ha ido adaptando a ella como formade vida. Actitud muy negativa.

Mercenario: da según lo que reciba. Esaquel que entra a horario, pero al que nose le puede pedir que empiece un pocoantes ni que se quede un poco más. Cons-tituye el grupo más numeroso, el gran pro-medio. Actitud indiferente.

Apóstol: el que está enamorado de la em-presa. Llega temprano y nunca se va a lahora de salida, por si puede ayudar en al-go más. Pone todo su esfuerzo en el traba-jo y se siente satisfecho por ello. Actitudtotalmente positiva.

La clave de una exitosa gestión empre-sarial es fidelizar a los apóstoles, incluir alos mercenarios y aislar a los terroristas, esla conclusión de esta teoría.

Fuera del manual

ubo otra época en que un conflic-to laboral tenía tres actores: laempresa, los trabajadores y el go-

bierno. El arma más fuerte de los sindica-tos era el paro y el de las empresas, losdespidos. Períodos de conflicto se alterna-ban con otros de paz social. Sin embargo,para contar esta historia es mejor dese-char esas ideas: ninguna sirve para des-cribir lo que ha estado pasando en lossubsuelos de la ciudad, veinticinco me-tros debajo del asfalto.

Desde que en 1994 el servicio fue conce-sionado hasta hoy, en los subtes casi todo sesalió de ese manual sindical. Y es curiosoque sea en este lugar donde más derechoslaborales se recuperaron. A partir de la con-cesión, de 4.600 empleados quedaron

D

H

C

Recursos humanosSUBTERRÁNEOS, EL GREMIO QUE MÁS GANÓ

Lograron una jornada de 6 horas y los salarios más altos de Argentina apoyándose en las asambleas y con cam-pañas dirigidas a la opinión pública. La empresa también cambió sus tácticas: del despido a la cooptación.

J

de aumento salarial lograron los trabajadores del subte con respecto adiciembre de 2001. El salario promedio es el más alto delpaís: 2.393 pesos.

151%

Esta es la diapositiva que ilustra el Plan Estrátegico de Metrovías que clasificaa los empleados en terroristas, mercenarios y apóstoles. El power point com-pleto contiene 35 diapositivas y puede leerse en www.lavaca.org

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5JUNIO 07 MU

tiene una línea activa (un 0800) exclusiva-mente dedicado a solucionar los proble-mas del personal (por ejemplo, en la liqui-dación de los sueldos), creó un cuerpo deasistentes sociales para las familias, hacefestivales, da ascensos a todo el mundo.Hicieron este gran giro cuando empeza-mos ganar todos los reclamos.” Ésa sería la política de premios. ¿Y los castigos?

Pianelli: No hay castigos.¿No hay castigos?

No.

Reyes saca de su bolsillo un llavero en elque se lee “Subte”. “Regalo de la empre-sa”, muestra.

Pianelli: La empresa aprende de lo quehacemos nosotros y nosotros de la em-presa, hay un avance mutuo. Por ejem-plo, generamos canales de comunica-ción, pero ellos también lo hacen.Antes te daban los comunicados en tupuesto y todo el mundo los tiraba al ta-cho la basura, ahora te los mandan a tucasa. Cuando empezamos a recuperarel cuerpo de delegados enviaban car-tas. Primero decían “hay que gente queatenta contra”, refiriéndose a nosotros,pero después fue lo opuesto, en vez deir al enfrentamiento usaron otra táctica.Por ejemplo, Recursos Humanos sacóuna revista, Comunicándonos, con fotosde los hijos, actividades, anuncios decasamientos, noticias sobre los compa-ñeros que tuvieron familia.Charly Pérez: Cuando nosotros estába-mos en la clandestinidad usábamos laactividad social, un partido de fútbol,una fiesta, y todo esto fue tomado porellos. Hubo un período en el que man-daron una asistente social a la casa decada uno, para ver cómo cooptaban. Yfue bastante riguroso el trabajo que hi-cieron. Iba la asistente, preguntaba quéproblemas tenía esa familia. Llevó untiempo que la gente se diera cuenta deque la empresa no te daba nada, sinoque se llevaba información. Armaron ungrupo de trabajo que es como si fueraun cuerpo de delegados de la empresa.Gastón Reyes: Si necesitás un psicólogote lo mandan.

¿Y ustedes?Pianelli: Nosotros hicimos la páginaweb, editamos películas, publicamos unlibro, repartimos señaladores. A la últi-ma campaña la hicimos con un cd y lallamamos “Siete años de lucha”. Elloshacen llaveros, nosotros lupines. El másdemagógico que hicimos fue uno quedecía “Cuerpo de delegados con la se-lección nacional”. Hicimos un libro conel proyecto de convenio colectivo de tra-bajo, con buen diseño, realmente lindo.El día que lo empezamos a regalar ellosecharon a su gerente de marketing. Y apartir de ese momento cambiaron elformato de las revista, apareció Esencia,empezaron a hacer cosas de muchamás calidad y a decir “somos parte dela misma familia”, a dar. Reparten sinmirar si fuiste un tipo que tiró piedras.Son políticas de cooptación. En la déca-da del 90 no lo necesitaban, no sólo porlos despidos sino porque los pibes en-traban a trabajar pensado que iban aser gerentes. Ahora no.

ábado, en el Hotel Bauen. El cuer-po de delegados se reúne a discutircómo seguir el conflicto. No hay

acuerdo interno. No sólo sobre qué hacer,sino incluso sobre cuál es exactamente lasituación. ¿Es un indicio de debilidad? Elpapel de la debilidad, en esta historia, esextraño. Cuando más débiles estaban, sinel respaldo del sindicato tradicional, apare-ció el espacio para las asambleas. Cuandomenos apoyo conseguían del Estado, en-contraron la potencia del acompañamien-to social. Pianelli dice: “Y al revés: cuandotodos los delegados ya son expertos, curti-dos en lo sindical, las cosas empiezan a fa-llar”. Como si las fórmulas no funcionaranexactamente según lo esperado. O como side cada debilidad, siempre se pudiera lle-gar a una nueva fuerza.

cruce de Diagonal Norte, para bloquear lacirculación de los trenes. Para hacer un pa-ro hoy, entonces, tener fuerza interna no al-canza. “Parecerá novedoso –dice Pérez–, pe-ro lo que hacemos no es más querecuperar un viejo método de la claseobrera. Si vamos a un paro y los subtesfuncionan ¿qué clase de paro sería?”

Plan

a sede central de Metrovías, en el ba-rrio de Once, no tiene el aspecto deostentación prepotente de las empre-

sas privatizadas. Es casi una oficina públi-ca: el viejo edificio municipal donde fun-cionaba la antigua administración delsubte. La entrevista es con Daniel Paglie-ro, el gerente de Recursos Humanos. ¿Qué cambió para la empresa con esta nuevaorganización sindical?

Lo que se dificulta es la posibilidad detener un interlocutor con el cual sentar-te y resolver los problemas. Es decir,hoy tenemos enfrente una multiplici-dad de representaciones, cada una delas cuales puede generar un conflicto,por cualquier razón. Por ejemplo, he-mos tenido un paro en el subte en soli-daridad con un reclamo salarial en elGarrahan. Cualquiera te puede garanti-zar el conflicto, pero ninguna de de laspartes puede garantizarte de por sí lapaz social.

Pagliero sostiene: “La empresa acaba deotorgar uno de los aumentos más impor-tantes de los últimos tiempos. El incre-mento es muy alto, lleva el salario pro-medio por encima de los tres mil pesos,y a pesar de esto tenemos una situaciónconflictiva”.¿Es decir que la diferencia que reclama elcuerpo de delegados no es significativa?

No sabemos cuál es el monto que re-claman.

¿No?Lo que plantean, más que cuantifica-ciones, son estrategias de comunica-ción hacia los medios. Nosotros hici-mos toda la negociación con la uta ylos delegados, y lo que apareció sobreel final fue una disputa por quién lide-raba estas mejoras, si el sindicato o elcuerpo de delegados.

Le muestro entonces la copia el Plan deRecursos Humanos, con el gráfico dondepuede leerse “terroristas, mercenarios yapóstoles”. Le pregunto quiénes son los te-rroristas y quiénes los mercenarios. Paglie-ro desmiente que el documento pertenez-ca a Metrovías. “Esto no es el plan oficialde la compañía –dice–. Pero sí puedo decirque me parece correcto trabajar en fun-ción de que el objetivo sea tener gente conactitud positiva.”¿Cuál es el plan, entonces?

A lo que apunta la compañía es a forta-lecer la relación con cada uno de nues-tros empleados. Tenemos un programallamado “Esencia” que es de beneficiosdirigidos al personal y a sus familias.Tenemos programas de formación queapuntan a que las personas crezcan yproyecten una carrera para toda la vidacon nosotros. Creemos que pensar entérminos de grupos (señala el gráfico)es un error. Del mismo modo, a vecesescucho hablar del cuerpo de delega-dos como si fuera un grupo, cuando enrealidad es algo heterogéneo.

Lupines

os vientos de cambio no afectan,entonces, sólo a la vida gremial, si-no también a las estrategias empre-

sarias. Queda claro que no es época dedespidos. Lo que se usa es otra cosa: la“inclusión”. Estrategias para que el grue-so (¿los mercenarios?) tenga una actitudmás “positiva”.

Los delegados corroboran: “Metrovíasgestiona préstamos para sus empleados,

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Claudio Lozano es economista, diputado nacional, integra los equipos de in-vestigación de la CTA, y describió a MU algunas claves sobre el presente delmundo laboral.

Las comparaciones no se pueden hacer con 2002, cuando el país estaba pa-ralizado, sino con el último momento previo a la crisis, que es 1998. (Paraanalizar el clima, hay que comparar invierno con inviernos anteriores, no in-vierno con verano.)

Es mentira que haya un crecimiento con empleo: hay una tasa de actividadque es 18% mayor, pero el mismo porcentaje de desempleo, más un 35%de la población en situación de pobreza y un 15% en situación de indigencia:4 millones más de pobres y 3 millones más de hambrientos.

Los salarios de los que trabajan son 23% más bajos que en el 98. La tasa deempleo clandestino es del 42%. No más del 38% de la fuerza de trabajo es deasalariados formales. Y hasta si se compara con 2001, la masa total de ingre-sos populares (salarios, jubilaciones, planes sociales y cuentapropistas) estabaen el orden del 32% de la riqueza generada y hoy es del 27%, 4 ó 5 puntos in-ferior a la de plena crisis. El contexto de desigualdad es superior al de los 90.

De los 3 millones y medio de puestos generados, la mayor parte son en ne-gro, incluso en el Estado, con contratados tomados como proveedores confactura, para no abonarles las cargas sociales y no darles estabilidad.

Todo esto decreta el final de la fantasía que tiene el sindicalismo formal deexpresar la realidad laboral. El sindicalismo se estructuró en torno a la afi-liación y organización del trabajador formal, que hoy es apenas el 38% deltotal: una minoría.

Los instrumentos de política distributiva no funcionan. El salario mínimo ni si-quiera opera para ese 38%, porque no abarca a los estatales provinciales ymunicipales. Más de la mitad de los trabajadores cobran debajo del mínimo.Sería mucho más relevante discutir un ingreso mínimo para todos los hogares.

Los convenios colectivos abarcan sólo al 17% de los trabajadores. Pero ni si-quiera allí hay beneficio, porque el gobierno no elevó el mínimo, el piso, y lepuso techo a las discusiones paritarias, del 16,5%. Ni sube el piso ni deja li-bre el techo. La política oficial sólo preserva la renta empresarial, avaladapor la CGT.

La tendencia es a una mayor conflictividad social, que se desplazó de lasorganizaciones de desocupados de 2002 al protagonismo de la práctica sin-dical, de acuerdo al nivel de autonomía y organización que los trabajado-res tengan.

El fenómeno mayoritario, y el límite que opera contra los trabajadores, es laausencia de libertad sindical. La batalla que los empresarios ganaron a par-tir de 1976 fue diezmar las luchas gremiales, y tener como socios a los sindi-catos, que ayudan a evitar la organización de los trabajadores en cada esta-blecimiento. Sin libertad sindical para que los trabajadores se organicen yelijan como quieran, toda disputa es una abstracción. Una sociedad más jus-ta no es el resultado de una política desde arriba, sino de un equilibrio defuerzas en la sociedad, que hoy no existe.

Muchas luchas escapan a esta lógica: subtes, el paro de ATE, los trabajadoresde neumáticos y tantas más. No tienen, en todo caso, una herramienta queexprese al conjunto.

La lógica de este esquema económico se basa en una mayor pauperizaciónde la sociedad y en una mayor explotación de la fuerza laboral. El gobiernono parece querer modificar el régimen de concentración económica ni el pa-trón de desigualdad. Hay excedentes fiscales, más actividad, pero el poderadquisitivo es cada vez menor. El consumo popular representa apenas el40% del total. El resto se concentra en sectores de altos ingresos.

Hay un régimen institucional y de poder que no considera razonable modifi-car la distribución del ingreso. Se instala un discurso conservador que mirasólo el presente en función de la crisis. ‘Ojo, que estábamos peor’: es unatrampa que implica bancar la injusticia y la desigualdad por comparacióncon el pasado. Cuando ese discurso se diluye y se cuestiona, aparecen otrasestrategias para garantizar la renta empresaria, la represión, matan gente,poderes que resguardan ’el orden’.

La condición de origen de este modelo es la desigualdad. Con los recursosque hay podría plantearse un régimen distinto. Pero implicaría que quieneslo han conducido, y creen que les va bien, cambien de lógica. No hay ningu-na estrategia política que esté planteando ese tipo de cambio.

Empieza a verse un nuevo escenario de conflictividad social que va a sermayor, en un contexto además de desaceleración del crecimiento económi-co. Ya no hay una discusión solamente sobre la resistencia frente al cierre defuentes de laburo, sino también sobre la libertad de organización de los tra-bajadores, y el modo de convertir esas luchas en una expresión global. Senotaría algún cambio en el poder si hubiese políticas de alcance universal(asignación universal para todos los niños, por ejemplo), políticas que recu-peren la soberanía sobre la explotación de los recursos naturales (minería,petróleo, bosques, suelos, agua), y participación de la sociedad en las deci-siones a través de mecanismos de democracia directa y procesos de libertadque permitan que los trabajadores se organicen.

El final de la fantasía

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a pregunta podría ser: ¿cuán-to dura toda la vida? Para lle-gar a alguna respuesta, la se-cuencia atraviesa primeroAvellaneda, que sigue siendo

en buena parte un museo de la industriaarrasada por alguna guerra económica,con galpones vacíos, ventanas rotas, callesdesiertas. Al 2000 de Hipólito Yrigoyenhay un edificio enorme. Conviene mirarhacia arriba: se ve un relieve en piedra, fe-chado en 1941, que representa el trabajode obreros perfectos, grises e impávidos.Más arriba hay un cartel que remonta aun pasado más reciente –los 60 y los 70-con una esperanza propia de muchos pro-ductos ideológicos, culturales y políticosde esa época: “Durax toda la vida”.

Cuando se abre el portón azul se ingre-sa a una ciudad con edificios y calles an-gostas que ocupan cuatro hectáreas, con60.000 metros cubiertos. Hay surtidoresde nafta en desuso y un camioncito de losaños 50 –sin puertas, resucitado con pa-ciencia y con alambres- trasladando mate-riales entre los edificios de la planta.

Aparecen algunos de los trabajadores,muy distintos a los del relieve. No son im-pávidos, ni grises. Son personas orgullo-sas y amables que introducen a una aven-tura: “Cuando pudimos entrar, en el año2002, nos quisimos morir. La fábrica esta-ba destruida, se habían robado casi todo:las matrices, las herramientas, las compu-tadoras”, explica Osvaldo Donato, pelocorto, bigotito bajo la nariz, sonrisa tímida.¿Quién había cometido el robo? Osvaldopone los brazos en jarra, arquea veloz-mente las cejas y precisa: “Los patrones,apoyados por el sindicato”. Osvaldo tieneun aire de Carlitos Chaplin: “Mis compa-ñeros me dicen que me faltan el bastón yel sombrerito”.

La fábrica alberga zonas oscuras y si-lenciosas. Una escenografía de máquinaslatentes, vidrios rotos en el techo y un as-pecto de esa fundición del final de la pri-mera Terminator. El resto es una especiede volcán de hornos llameantes, artefac-tos que escupen vidrio incandescente, unalava que émbolos y prensas aplastan agolpes sobre matrices con forma de vasosy platos. Y todo se va cocinando sobre cin-tas que se mueven sobre infinitas horna-llas. Es literalmente un terremoto: el pisotiembla con cada trompada mecánica,una percusión atronadora que jamás –ja-más- se detiene. “Este ruido lo extrañába-mos” grita Osvaldo, con una sonrisa de fe-licidad que Chaplin solo tenía cuandopodía darle un beso a una chica. La fábri-ca y esta música de metal pesado suenatodos los días, todo el día, salvo en Navi-dad y Año Nuevo cuando de todos modosse mantienen los hornos encendidos, sóloque no a 1.500, sino apenas a 800 grados.El fuego nunca se apaga.

Osvaldo y Miguel Morronnielo señalanuna zona donde cientos de platos van gi-rando de a uno como en una danza ex-puesta a miles de pequeñas llamas y cul-minan bajo un chorro de aire frío.Cuentan un secreto: “Eso no lo hacen ni si-quiera los monopolios, para achicar gas-tos. Es un paso industrial más, pero permi-te que lo que estamos produciendo tengaverdadera resistencia. El secreto es el tem-plado del material”. La relación entre re-sistencia y temple no debería figurar sóloen los manuales sobre cristalería. Migueles un hombre de 59 años que parece curti-do en la piel y en el alma. En cine dirían:un duro. “Yo me jubilé, pero vine paraaportar lo que pueda. Aquí están miscompañeros. Pateamos para el mismo la-do.” Saluda dándome la mano izquierda,con una elegancia austera. Osvaldo luegome sorprenderá al hacerme notar un deta-lle arqueando las cejas y diciendo “¿Te dis-te cuenta?”. Estas máquinas capaces demanejar cristales con delicadeza de orfe-bre, son capaces también de arrancarle elbrazo a un hombre como Miguel. Ocurriócuando la empresa era privada. Se jubiló yahora volvió con sus compañeros. Tieneun brazo ortopédico. Lo noto cuando se vafumando, con la mano izquierda.

6 JUNIO 2007MU

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Obreros de otra claseEs una de las cientos de fábricas gestionadas por sus trabajadores que pudieron pro-ducir a partir de la nada, literalmente. En Cristal Avellaneda, esta batalla comenzócon un par de escobas, siguió con la reconstrucción de los hornos y avanza hoy con110 personas que tienen una misma convicción: no bajar los brazos.

DURAX, RECUPERADA Y SIN PATRÓN

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acto, empezaron la inconcebible tarea dereactivar el lugar. Nadie podía imaginarque con ese pequeño gesto, las 60 perso-nas que decidieron quedarse estaban de-clarando formalmente una batalla colecti-va contra la resignación. “Habíamos oídoque había otras fábricas que se organiza-ban como cooperativas. Así que armamosla nuestra: Cristal Avellaneda”, dice Jeróni-mo. “Estuvimos casi un año limpiando,tratando de reconstruir esto sin cobrar unpeso”. No hay metáfora: Osvaldo, porejemplo, no tenía ni un peso para viajaren colectivo. “Me venía en bicicleta: 74cuadras de ida y 74 de vuelta. Las conté ytodo. Hoy sé que viajar en colectivo es unlujo”. Varios de sus compañeros ni siquie-ra tenían bicicleta, así que caminaban ki-lómetros para ir a la planta. Vendieron car-tones, chapas, chatarra, o los canjeabanpor comida. “Debajo de las máquinas en-contrábamos vidrios rotos que vendíamosa algunas fábricas de cristal de la zona porunos pesos, y también encontramos pla-tos, vasos que van quedando de descarte.Los limpiábamos, los metíamos en cajo-nes de manzanas, y salíamos a hacer eltrueque por verdulerías, panaderías, carni-cerías.” La idea era que, al menos, hubieraalgo que comer. “Estábamos como en laedad de las cavernas. ¿Sabés por qué? (setoca el estómago) Por el hambre y el frío”.Tránsito Ricardo es otro de los trabajado-res que volvió a la planta: “Lo que pasa esque es distinto contarlo que vivirlo. Se mepone la piel de gallina de acordarme, y te-nés que tener... esto” dice arqueando lasmanos a la altura de los pantalones.

Jerónimo mira una de las máquinas enmedio del estruendo, y grita para hacerseoír: “Para mi fue una decisión muy dura. Yotenía un buen trabajo de maestro mayor deobras, y en un momento tuve que elegir. Mecostó mucho. Me costó mi familia”. Jeróni-mo se separó de su mujer. Osvaldo luego ex-plica: “El tema es que llegás a tu casa y algu-na moneda para el morfi tenés que llevar”.

¿Y por qué un obrero que tenía trabajoen medio del océano de la desocupación,eligió quedarse en la cooperativa? Jeróni-mo: “Yo sentía que éste era mi lugar, es co-mo un bichito. Y no es cuestión de hablarde política, pero uno lo lleva adentro:mostrar que la gente trabajadora puedemanejar una empresa, puede perfeccio-narse, educarse. Yo al principio perdí que-dándome, pero la meta era ganar, y ganartodos juntos”. O sea: Jerónimo sufrió unamutilación familiar, pero tomó su decisióny la asume. Detrás suyo pasa Miguel, fu-mando con su mano izquierda. Nuncamencionó el tema de su brazo. En CristalAvellaneda pasa algo raro en compara-ción con otros territorios: nadie se queja.

Fecundación in vitro

ientras tanto, decidieron construir,solos, sin créditos, sin subsidios, res-catando ladrillos que iban encon-

trando, un pequeño horno de 500 kilos enel que empezaron a hacer ceniceros sopla-dos, que Osvaldo y sus compañeros salían avender en bicicleta. Los que crean que so-plar y hacer botellas es fácil, deberían visi-tar este lugar. Los trabajadores deben tomarla masa incandescente con una vara hueca,darle una forma redondeada para que nocaiga, y soplarla haciéndola girar sobre unmolde que, a su vez, gira frenéticamente. To-do un malabarismo a centímetros del fuego.

En cuanto comenzaron a producir, reci-bieron el apoyo de algunos viejos clientesde Cristalux, bazares sobre todo, que lescompraban el producto. “Ellos también esta-ban contra la pared porque quedaron enmanos el monopolio Rigoleau, que a su vezfue comprado por la familia Cattorini quemaneja todo el mercado de envases”, narraOsvaldo. Así, pudieron empezar a cobrar:“Como cooperativa no recibimos salario si-no un anticipo de retorno. Al principio 10 ó20 pesos por semana, para nosotros era unahazaña” explica Osvaldo. Se lanzaron a re-cuperar el horno de diez toneladas y resca-taron una prensa para hacer platos: pero no

Un león vendiendo Durax

a historia indica que la fábrica na-ció en 1896 y se automatizó en los40. En los 60 comenzó la produc-

ción seriada de vajilla templada que se po-pularizó al infinito bajo el eslogan “Durax,toda la vida”. Un aviso televisivo mostra-ba a un vendedor que rompía decenas deplatos para demostrarle a una señora cuá-les convenía comprar. Lo echaban, pero eltipo se iba fanfarroneando: “Soy un leónvendiendo Durax”. La empresa llegó aocupar a 900 obreros, exportaba a 20 paí-ses, tenía maquinarias y matrices para fa-bricar una variedad de unos 1.500 produc-tos, incluyendo artesanías en cristal.

En los 90 empezó otra historia. “Ya enel 94 nos redujeron el sueldo a la mitad yal que no le gustaba, se iba” cuenta Jeróni-mo Niz. “Te imaginás: gente que había es-tado aquí siempre no iba a irse dejando eltrabajo y la indemnización.” De todos mo-dos, la planta empezó a achicarse mientrasla empresa, menemismo mediante, organi-zaba el vaciamiento y la quiebra. Jeróni-mo: “Hicieron lo siguiente: inventaron otraempresa, con dos escritorios, un teléfono yun galpón. Supongamos que los vasos te-nían un costo de 20 centavos, y se vendíanen el mercado a 60. Bueno: esta empresafantasma, compraba toda la producción deCristalux a 25 centavos y los vendía a 60”.Otro paso que cuenta Jerónimo: “Bastarde-aron el producto, no usaban la materia pri-ma que tenían que usar, planificaron todopara fundir a la empresa”.

Lo lograron. Cristalux fue a la quiebraen 1999 y en diciembre de 2000 cerró.“Me enteré primero, porque entraba a las4 de la mañana” cuenta Osvaldo. Se fue-ron congregando detrás suyo 400 hom-bres y mujeres con la sensación de queese portón azul cerrado era, en realidad, laentrada abierta al abismo. Conviene recor-dar: era la época de la recesión pura, de ladesocupación masiva. La Alianza de radi-cales y progresistas, redondeando la des-trucción menemista.

Los trabajadores confiaron en el gremio,confiaron luego en obtener los salariosadeudados y la indemnización, confiaronen encontrar otro trabajo. Todo se rompió,como cristales que ya no duraban nada.

En el año 2002 los vecinos les advirtie-ron que la fábrica estaba siendo secreta-mente desmantelada. Osvaldo: “Fuimos lla-mando y visitando a cada compañero. Nosjuntamos el 25 de mayo de ese año, y diji-mos: tenemos que quedarnos para que nonos sigan robando”. Instalaron una carpaen la puerta de la fábrica, mientras pedíanal juzgado de la quiebra la habilitación pa-ra ingresar. “Solamente nos apoyaba ungrupo de viejitos de La Plata y Fecotra (Fe-deración de Cooperativas de Trabajadores,que les brindó asesoramiento legal). Algu-nos teníamos subsidios para desocupadosque duraron unos meses”, dice Osvaldo.

Lo que los empresarios no roban

o quisieron ocupar la fábrica sinoesperar la autorización judicial,que llegó en julio de 2002. “Fue

una alegría, pero cuando vimos lo que ha-bía quedado nos vinimos abajo.” De losmoldes y matrices para 1.500 productos,quedaban sólo unos 15. Para que se tengauna noción: una moldería y el juego de au-tomatización para hacer un determinadomodelo de plato, cuestan arriba de 40.000pesos. “Apuntaron a llevarse lo más caro,pero habían hecho algo peor: apagaron loshornos. Los que trabajamos en esto sabe-mos lo que significa: cuando lo apagás convidrio adentro, matás al horno, porque elvidrio se convierte en una piedra”.

¿Qué hicieron ante todo ese panora-ma? Luego de una recorrida azorada porlas entrañas del gigante muerto, Osvaldovio algo que la patronal y el sindicato ha-bían omitido del saqueo. Los empresariosno roban escobas. Osvaldo la tomó, ar-queó velozmente las cejas y empezó a ba-rrer. Se sumaron otras escobas y, con ese

encajaban uno con la otra. Como en una fe-cundación, el vidrio incandescente necesitauna inclinación para fluir desde el hornohacia la prensa y era imposible ajustar lasdos partes del proceso. Osvaldo todavía seasombra: “No le encontrábamos la vuelta,hasta que decidimos hacer un trabajo egip-cio. Como no podíamos levantar el horno(tiene el tamaño de una habitación) baja-mos el piso e instalamos la prensa un metroy medio más abajo. Ahí pudimos trabajar”.

Hoy no usan ese horno “egipicio” por-que tuvieron que desmantelarlo en partepara reconstruir el gran horno de 43 tone-ladas, y automatizar todo el proceso, perolo muestran como uno de sus grandes or-gullos: pudieron romper los límites, inclu-so sobre los que creían estar parados.

Datos sin patrón

asa Manuel Verón, 63, que trabajaaquí hace más de 40 años. ¿Es me-jor trabajar con patrón o en coope-

rativa? Cuando habla no hay discurso; haypalabras: “Ahora es mejor. Antes me dirigí-an. Ahora nos cambió la vida. Hablamos,nos pedimos opiniones y decidimos noso-tros lo que vamos a hacer”. Un dato econó-mico que aporta Jerónimo: “Estamos en unpromedio de 1.000 pesos por mes, porquetodavía nos falta remontar mucho. Hay di-ferencias entre alguien que trabaja en de-pósito o en un horno, pero no son las quehabía en la sociedad anónima, donde losobreros ganaban 800 y los gerentes 8.000.Acá, si hay diferencias, son chicas”.

Recién después de mucho tiempo,cuando ya estuvieron funcionando, reci-bieron algún apoyo oficial. En un país quesubsidia a la petroleras, las mineras y a lasprivatizadas, por poner sólo algunos ejem-

plos, una cooperativa como Cristal Avella-neda recibió 450 toneladas de vidrio departe del Ministerio de Trabajo. Y el Insti-tuto Nacional de Asociativismo y Econo-mía Social (inaes) cumplió su función alaprobar un subsidio de 300.000 pesosdestinado a compra de materia prima. “Eslo único, y nos vino muy bien” reconoceOsvaldo; el dato es cómo ese apoyo per-mitió que la cooperativa generase nuevosempleos. De los 60 que habían ingresado,hoy ya son 110 los asociados. Jerónimo:“No queremos que nos regalen nada. Loque necesitaríamos es créditos blandospara recuperar otro horno. Son dos millo-nes de pesos, que podríamos empezar apagar apenas el horno esté funcionando”.

¿Cuál es la fortaleza de esta experiencia?Osvaldo habla del producto: “Hacemos lamejor vajilla, pero recién le pusimos la mar-ca Durax cuando pudimos restablecer lafórmula exacta de fabricación, que es secre-ta”. El secreto, se sabe, está en el contenidoy no en la apariencia. “Estamos en todos losbazares, y en varios supermercados.” Ya hi-cieron varias exportaciones a Brasil, Bolivia,Chile y próximamente, Paraguay. Y el granobjetivo, o el gran sueño, es recuperar elotro horno hoy destruido, que les permiti-ría triplicar la producción y llegar a 500puestos de trabajo.

¿Cuál es la debilidad? Osvaldo no habladel mercado, sino de ellos mismos: “Hayuna palabra muy castigada que es concien-cia. Para mí es importante. No tenemosque caer en la inercia de la sociedad anó-nima, que es fichar, trabajar y listo”. Agarrauna columna: “Esto es nuestro, hay que en-tenderlo”. La inercia de las sociedades anó-nimas es un tanto zombi. “Pero no es bue-no tomar conciencia sólo si te golpeás. Acáhay un calor humano, un compañerismo.Qué sé yo, ves la parte humana del otro,que está peleándola con vos”. Cuando sele pregunta cuál es la principal característi-ca de trabajar sin patrón, Osvaldo usa unapalabra que jamás suele aplicarse a cues-tiones laborales: “Lo principal es la liber-tad. Que no es hacer cualquier cosa, sinodecidir juntos qué es lo que queremos ha-cer”. Es difícil saber cuánto dura toda la vi-da, pero en Cristal Avellaneda, al menos,se percibe que eso ocurre mientras hay lla-mas encendidas, escobas a mano, capaci-dad de inventar soluciones, resistencia a laresignación y esa fórmula secreta que aquíllaman libertad. Osvaldo completa lo queestaba diciendo: “Y yo sé que lo que quie-ro hacer con los demás muchachos es algoque aprendí acá: nunca bajar los brazos”.

7JUNIO 2007 MU

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MLa actriz norteamericana Susan Sarandon miró al obrero vestido de marrón, yle recitó lo que le había escrito en inglés: “Gracias por compartir con nosotrostu increíble historia. Desde ahora, cada vez que vea a Chaplin, voy a pensaren Donato”. Luego, su marido, el actor y director Tim Robbins, agregó en purospanglish: “Donato, sos un inspiration”. La pareja había sido invitada al Festi-val de Cine de Mar del Plata en 2006. Tenían apenas un día libre en BuenosAires, que aprovecharon para ir a Avellaneda a conocer, junto a lavaca, unafábrica sin patrón, movilizados por los comentarios de sus amigos canadien-

ses Naomi Klein (autora de No Logo) y Avi Le-wis (director de la película La Toma (The Ta-ke) sobre las fábricas recuperadas enArgentina. La recorrida fue emocionante. Ceroactitud-star y mucho de atenta curiosidad,preguntaron, fotografiaron y escucharon, víaintérprete, el relato de los obreros.

En un momento de la recorrida, Sarandon to-mó un vaso y le avisaron que tenía una falla.“Ahora que estoy más vieja, me gusta quelas cosas tengan algún defecto”. Finalmentese llevó un cenicero, pese a que no fuma: “Espara recordar lo que aprendí hoy, y recobrar

fuerzas cada vez que ande en uno de esos días”. Robbins: “Aquí uno percibeideas nuevas y sencillez del corazón. Hay tantas fábricas cerradas y desocupa-dos en Estados Unidos, que esto inspira muchísimo. Trabajadores que sin que-jarse, sin pedir nada, recuperan también una identidad colectiva”. Sarandonfinalmente dijo: “Es muy tranquilizador conocer cómo puede actuar la fuerzadel espíritu humano bajo la adversidad, en estos tiempos donde tantas per-sonas se comportan como ovejas. Ver que la gente común puede producir co-sas tan extraordinarias es una esperanza en el futuro y para todos”.

De Hollywood a Avellaneda

Cristal Avellaneda vende sus productosa través de un distribuidor, para evitarlos tratos abusivos de los hipermerca-dos. Pero atiende encargos directos, sipreviamente se solicitan por teléfono,fax o mail. Dirección: Av. Hipólito Yrigoyen 2008, Avellaneda.Tel: 4218-5320 / Fax: 4368-6302Mail: [email protected]

Page 8: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

El bacilo de la esclavitud

na no es Ana. Quiere preser-var su verdadera identidadporque teme perder su traba-jo por el solo hecho de decirquién es. Está muy preocupa-

da por no poder continuar ganándose lavida en el mismo lugar en el que se enfer-mó de tuberculosis: un taller de costuraclandestino del Bajo Flores. Su voz se es-cucha un tanto engolada, tal vez por elbarbijo celeste que le cubre media cara yque se infla y se desinfla con cada pala-bra que pronuncia. La joven, de 19 años,es una de los quince bolivianos interna-dos durante la última semana de mayo enel pabellón Koch del Hospital de Infeccio-sas Francisco Muñiz, también conocidocon el poco feliz apodo de “Hospital delas Pestes”.

El dato de la nacionalidad de Ana y sulugar de trabajo merecen especial aten-ción. El 39 por ciento de los 1.200 casos detuberculosis declarados el año pasado enla Capital Federal correspondió a personasde origen boliviano, según subraya Anto-nio Sancineto, coordinador de la Red deAtención a la Tuberculosis de la Ciudad deBuenos Aires. Para comenzar a develar porqué la enfermedad se ensaña con los in-migrantes del Altiplano más que con nin-gún otro grupo o sector, el médico –quelleva 38 años asentado en el Muñiz– deta-lla cuáles son los factores de riesgo paraadquirir el bacilo:

El primer caldo de cultivo es el hacina-miento, cuando en un ambiente vivenmás de tres personas y alguna de ellasestá contagiada. El máximo riesgo de contagio está da-do por la permanencia de seis horas omás, junto a un paciente infectado. Enencuentros ocasionales, como puedeser un viaje en subte o compartir unaclase, la posibilidad de transmisión dela enfermedad es mínima.La mala alimentación debilita el siste-ma inmunológico y facilita el contagio.La pobreza y la desnutrición aumentanla posibilidad de contraer el bacilo.

a vida de Ana –que es casi lo mis-mo que decir su trabajo– cumplecon todos los requisitos necesarios

para contraer la tuberculosis. La joven vi-ve en el taller de costura donde la emple-an a cambio de una paga de veinte centa-vos por prenda que cose. Comparte lahabitación con su madre, su padre, sus treshermanos y su beba de dos meses. Conella viven, también, otras tres costurerasinternadas en el Muñiz con el mismo diag-nóstico. Cada una de ellas, a su vez, convi-ve con sus respectivas familias.

Ahora que describe su labor en el tallerde costura, Ana retrae la voz. Habla paraadentro, casi hay que adivinarle las pala-bras. Cuenta que trabaja todos los días, ex-cepto los domingos; que la jornada labo-

ral arranca a las 6 de la mañana y finalizarecién a las 8 de la noche. Únicamente elsábado termina un rato antes, a la hora dela merienda. Tiene sólo una hora de des-canso, al mediodía, destinada a almorzar.El propietario del taller –“también es boli-viano, me duele que un connacional noshaga esto”, se lamenta– les provee el al-muerzo, por lo general un guiso “bien a laargentina”. Sólo una vez a la semana serompe la rutina alimentaria: como si fuerauna recompensa, el dueño les ofrece fide-os mostachole, a la usanza boliviana, bienpicantes y acompañados con papas.

En la planta alta del pabellón se alojanlos hombres. Diez bolivianos intentan ga-narle la batalla a la tuberculosis. El únicoque no trabaja en un taller textil es albañil,pero está acompañado de un amigo costu-

rero que fue a visitarlo y a consolarlo: “Note preocupes, hace tres meses yo estuve in-ternado aquí y mira que bien estoy ahora”.Los varones parecen aun mucho más reser-vados que las mujeres, ante cualquier pre-gunta sobre su vida prefieren bajar la mira-da. Apenas uno se anima a romper el hielocon una insólita pregunta: “¿Cómo es elgusto del asado argentino?”

Tal vez por esa inquietud gastronómicasus ojos se mueven con sagacidad cuandoadvierte a ese hombre con barbijo y guan-tes de látex que entra al pabellón arrastran-do un carrito con bandejas con comida. To-dos los que ingresan a la sala –seanpacientes, visitas o personal hospitalario–deben hacerlo con las fosas nasales y la bo-ca cubiertas. “El bacilo ataca los pulmonesy se contagia a través del aire, ingresandopor las vías respiratorias”, explica Sancine-to, acodado en una caja que almacena cen-tenas de blister dorados que contienenmedicación para combatir la enfermedad.El tratamiento –explica el médico– es casisiempre ambulatorio. La internación quedacomo un recurso extremo, cuando la vidadel paciente corre riesgo, cuando no hayposibilidad de que se aloje en un lugar dig-no y, en algunos casos, cuando no se puedegarantizar la ingesta de la medicación.

Es la pobreza, estúpido

ancineto señala que la cantidadde pacientes bolivianos infectadoscon tuberculosis se fue incremen-

tando en los últimos diez años. El HospitalPiñero, ubicado en la zona de influenciadel Bajo Flores –donde se asienta gran par-te de la comunidad boliviana y de los ta-lleres textiles clandestinos– atendió en2006 a 136 nuevos casos de tuberculosiscada cien mil habitantes, mientras que elpromedio en toda la red sanitaria de laciudad fue de 40.

Otro hospital que se encuentra en elárea de residencia de la comunidad boli-viana es el Santojanni, ubicado en Mata-deros. Allí, más del 79 por ciento de loscasos de tuberculosis atendidos por el ser-vicio de Neumonología en 2005 –últimaestadística disponible– correspondió a per-sonas inmigrantes.

“Cuando decimos inmigrantes, esta-mos diciendo bolivianos, indocumenta-dos hombres y mujeres jóvenes que tra-bajan en una industria textil clandestina,en un ambiente de insalubridad, en gene-ral, y de hacinamiento, en particular. Lascaracterísticas de los talleres y las condi-ciones de trabajo que se desarrollan enellos constituyen un factor relevante en latransimisión de tuberculosis”, explicitaCarlos Boccia, autodefinido como un mé-dico de trinchera

Con tanto paciente atendido, Boccia co-menzó a comprender sus limitaciones y ainocularse ciertas dosis de impotencia: “Lacondición de ilegalidad –tanto la laboralcomo la referida a la documentación– enque se encuentran los pacientes impidenun apropiado combate contra la enferme-dad. No se puede realizar cualquier inter-vención médica en los talleres de costura,porque eso inhibiría las consultas de loscasos. Cuando los pacientes vienen al

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El mayor porcentaje de los casos de tuberculosis corresponde a costureros bolivianos. Tres hospitales porteños reve-lan números y causas y un estudio de la uba detalla lo que hay detrás de cada enfermo: el 60 por ciento vive enel Bajo Flores, el 89 por ciento es pobre y el 90 por ciento trabaja en negro. ¿A quién le importa?

TUBERCULOSIS Y TALLERES CLANDESTINOS

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inmigrantes son víctimas de la tratade personas con fines de explotaciónlaboral, según el informe “Quién esquién en la cadena de valor del sectorindumentaria textil”.

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Page 9: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

De acuerdo con un trabajo presentadoel 29 de mayo pasado por la OrganizaciónInterrupción junto a la Fundación El Otro–una entidad que trabaja, entre otras co-sas, para garantizar la participación ciuda-dana y la responsabilidad social de lasempresas–, se estima que en Argentina vi-ven entre 100.000 y 130.000 inmigrantesbolivianos que son víctimas de la explota-ción sexual o laboral. El 20 por ciento delpbi boliviano se explica –según ese estu-dio– por las remesas de los talleres de con-fección radicados en Argentina.

“Las autoridades de la Nación y las au-toridades policiales saben de la existenciade trabajo esclavo en la Ciudad de Bue-nos Aires y tienen autoridad y competen-cia para la inspección. Es una cadena deresponsabilidades y complicidad que seextiende hasta la frontera, que implicatanto al Estado como a las empresas”, de-claró para ese informe Mercedes Assorati,coordinadora de fointra, el programaque diseñó contra la trata de personas laOrganización Internacional para las Mi-graciones. “Prácticamente, en Argentinael trabajo esclavo no tiene sanción pe-nal”, denunció.

Después de que se incendiara el tallerde la calle Luis Viale, el gobierno de laCiudad salió con una agresiva campañapublicitaria y empapeló Buenos Aires conla leyenda: “El trabajo esclavo mata”. Tam-bién se anunció el Plan Nacional de Regu-larización del Trabajo y el plan PatriaGrande para paliar la indocumentación delos inmigrantes. Sin embargo, los índicesde tuberculosis en los costureros bolivia-nos continúan demostrando que el pro-blema aún no encuentra solución.

La complicidad de altos funcionarios yahabía quedado expuesta, de manera explíci-ta, cuando el mismísimo cónsul bolivianoparticipó de las manifestaciones en las quelos talleristas exigían el cese de las clausurasde los locales clandestinos que habían co-menzado a producirse por la presión de laopinión pública tras el incendio de la calleLuis Viale. El diplomático argumentaba a fa-vor del sistema de explotación con el únicojustificativo de la existencia de patrones cul-

hospital, lo hacen con la seguridad de queno serán denunciados a las autoridades”.

Según estándares internacionales, ca-da enfermo de tuberculosis infecta al 20ó 30 por ciento de sus contactos. Por eso,una de las primeras preguntas que se lehace a una persona a la que se le diag-nosticó el bacilo es con quiénes se fre-cuenta, para tratarlos preventivamente.“Los pacientes mencionan apenas a dos otres familiares, pero sólo uno de ellos seacerca al hospital. Por la propia condiciónde ilegalidad, no existen para el sistemade salud, excepto cuando dejan de sercontactos para convertirse en enfermos.Este tipo de control es un fracaso debidoa la raíz socioeconómica del problema,que trasciende las posibilidades del que-hacer médico”, reconoce Boccia. Y define:“Se trata de un problema de la pobreza.Entonces es un problema de la política.Como decía el sanitarista Ramón Carri-llo, frente a las enfermedades que generala miseria, frente a la tristeza, la angustiay el infortunio social de los pueblos, losmicrobios, como causas de enfermedad,son unas pobres causas”.

La asociación entre tuberculosis-comu-nidad boliviana-trabajo esclavo ya habíasido estudiada por el Instituto de Tisio-neumonología de la Universidad de Bue-nos Aires –del cual depende el pabellónKoch– sobre casos atendidos en el año2004. El trabajo comienza describiendoque la mitad de los casos atendidos en ellapso investigado correspondía a inmi-grantes y, de ellos, más del 75 por cientoeran bolivianos. A través de una encuestarealizada a los pacientes que portaban tu-berculosis, los responsables del estudiodetectaron que:

más del 60 por ciento vivía en el BajoFlores,cerca del 68 por ciento trabajaba comocosturero,un 37 por ciento dormía en el lugar deempleo,el 89 por ciento se encontraba con lasnecesidades básicas insatisfechas, el 62por ciento vivía hacinado y el 75 porciento comía en el lugar de trabajo, tres de cada cuatro trabajaban más de40 horas semanales y compartían el am-biente laboral con más cuatro personas,un 94 por ciento carecía de coberturade salud, el 90 por ciento establecía su relaciónlaboral de palabra, sin contratos ni reci-bo de sueldo alguno y el 77 por cientocarecía de Documento Nacional deIdentidad, lo que dificultaba su inser-ción en el mercado laboral formal.

Con todo este panorama, el dato más difícilde comprender, tal vez, sea que el 85 porciento llevaba al menos cinco años de anti-güedad en su lugar de empleo. “El que notrabaja, no come”, explica Sancineto.

“La suma de estos factores –pobreza,vulnerabilidad social, vivienda y trabajosindignos– favorecen el desarrollo de la en-fermedad en inmigrantes a medida quepasan los años, viviendo en nuestra Ciu-dad en esa situación social”, concluye eltrabajo elaborado por el Instituto de Tisio-neumonología de la uba.

La complicidad mata

omo demuestra el informe, la exis-tencia de talleres textiles clandesti-nos no es nueva. Pero el tema re-

cién se hizo público a partir del incendiode uno de ellos, el 30 de marzo de 2006,cuando dos costureros y cuatro niños mu-rieron carbonizados en un local de la calleLuis Viale al 400, de Villa Crespo. A partirde ese suceso, la Unión de TrabajadoresCostureros denunció a más de 70 marcascuyas prendas son confeccionadas con tra-bajo esclavo. Entre ellas, las afamadas Ko-siuko, Cheeky, Lacar, Soho y Glidado, unafirma que provee de camisas, pantalones,pulóveres, gorras, corbatas y charreteras ala Policía Federal.

turales distintos entre su país y Argentina.Después de que el cónsul boliviano fue

obligado a dejar el cargo por “negligenciaprofesional”, la representación diplomáticade ese país pareció, en primer lugar, admi-tir la existencia del problema. En la páginaweb del consulado se publica un artículotitulado “La tuberculosis mata”. Allí descri-be los síntomas de la enfermedad –fiebre,cansancio, pérdida de peso y tos por másde quince días, que puede o no estaracompañada de expectoraciones con san-gre– y enuncia una lista de obligacionesque deben cumplir los talleres de costura:

“Efectuar la Revisión Médica Ocupacio-nal de todas las personas de viven ytrabajan en el taller. Separar los ambientes de vivienda yde trabajo. Cuidar de no tener a niños en el am-biente de trabajo. Tener buena ventilación e higienizaráreas de trabajo, baños, cocinas y dor-mitorios.Cuidar de una alimentación adecuaday balanceada. Evitar sobrecarga de trabajo. Usar barbijo.”

na está recostada en su cama hos-pitalaria, con el elástico vencido ytapada hasta el cuello con una fra-

zada con la que intenta mitigar el frío deun pabellón que carece de sistema de cale-facción. La joven probablemente desco-nozca aquella página web del consulado,pero su relato pone en evidencia la letramuerta de la ley. “Nuestro patrón nuncaquería darnos barbijos, la pasábamos to-siendo a toda hora por el polvillo de las te-las que cosíamos”, se queja.

¿El dueño sabe que estás internada?No –contesta por primera vez con voz fir-me–. Si se entera no me da más trabajo.

A dos metros de distancia, una de suscompañeras internadas se reclina en la ca-ma con esfuerzo y replica con fastidio:

–¡Sí que sabe! Pero no le importa, noso-tros no le importamos a nadie.

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“Todos los viernes la empresa echa-ba a cuatro o cinco personas. En loúnico que podíamos pensar cuandose acercaba el fin de semana era aquién le iba a tocar. El sindicato nohacía nada e incluso entre nosotroshabía quienes trataban de justificarlos despidos. Ése fue el período enque tocamos fondo”, dice JorgeMontero, delegado de la refineríade la Shell en Dock Sud. Lo quecuenta pasó trece años atrás, en1994, pero sus consecuencias sesienten hasta ahora, porque fue enesa época cuando la compañía lle-vó al predio la famosa planta decoque, desarmada en Holanda porlas denuncias de contaminación. “Elcoque es el último residuo delpetróleo y tiene mucha cantidad debenceno, tolueno y xileno, los tresagentes cancerígenos”.

Para los vecinos comenzaron lasgargantas resecas, la aparición deronchas en la piel y por las nochesun olor que obliga a cerrar puertasy ventanas. Para quienes trabajabanen la refinería, el trabajo flexibiliza-do. Montero: “Una vez instalada, laplanta fue el primer lugar donde seintrodujo la multifunción: el mismoque la operaba tuvo que ocuparseademás de abrir y cerrar las cáma-ras. Y actualmente es donde tene-mos el mayor número de enfermos,porque las tareas son muy pesadasy hay poca gente”.

La refinería se reorganizó gre-mialmente poco después. Con unacomisión interna enfrentada al gre-mio (el Sindicato de Petroleros yGas Privado de Avellaneda), el pri-mer aumento de sueldos lo consi-guieron con una asamblea en laPlaza Alsina junto la sociedad defomento de Dock Sud. Para evitarlos aprietes en las huelgas, inventa-ron el paro sorpresivo con camina-ta: los delegados pasaban a buscarpor sus puestos a los operarios ydurante la medida de fuerza hacíanmarchas por el interior de la refine-ría. “También nos dio resultado unquite de colaboración que consisteen no usar la bicicleta. Parece unapavada, pero el predio tiene 120hectáreas y a pie tardábamos mediahora en llegar de un lugar a otro”,recuerda Montero. Ahora pruebanotro método curioso: hacen lasasambleas de trabajadores en lasede del sindicato al que estánenfrentados, para meterle presión.

En los últimos años recuperaronsalarios y estabilidad, entoncesempezaron a pasar a primer planootras preocupaciones, como lasalud. Están impulsando un juiciopara sentar el antecedente de que,contra lo que sostiene la Shell, en larefinería hay enfermedades labora-les. El objetivo es increíble: conse-guir que la Superintendencia deRiesgos de Trabajo haga inspeccio-nes en el predio. Hasta ahora nuncalas hubo: la Shell presenta un decla-ración jurada diciendo que no hayriesgos. Y asunto terminado.

En los 90, todos los viernes la empresaechaba a 4 ó 5 personas. Ahora, recu-peraron salarios y estabilidad y estánen la difícil batalla por la salud. Inven-taron métodos de protesta sorpresivospara que alguien controle a la Shell.

SHELL, EN DOCK SUD

Un caso insalubre

Wall Mart es una de las empresas más grandes del mercado global y el mayorminorista del mundo, con 6.500 tiendas y 1.800.000 empleados en ocho nacio-nes. La Human Rights Watch, organización estadounidense defensora de losderechos humanos, denunció en un informe que la compañía sobresale porotra cosa: “la magnitud y agresividad de su aparato antisindical”.

En la Argentina, recurre a mano de obra altamente especializada para llevara cabo estas políticas laborales. Según denuncia del cuerpo de delegadosel Director General de la Seguridad de Wal Mart Argentina es Alfredo OscarSaint Jean (h), militar retirado que en 1976 se desempeñó en Tucumán bajolas órdenes de Antonio Domingo Bussi. En 1979 fue destinado a Tandil y Azul,localidades ambas donde funcionaron centros clandestinos de detención,que formaban parte de la subzona 12, que tenía como jefe a su padre, el ge-neral Alfredo Oscar Saint Jean; procesado por la comisión de 33 delitos du-rante la dictadura militar. Su tío, Ibérico Saint Jean, gobernó la provincia deBuenos Aires en la misma época y con idénticos métodos criminales .

En 2006, Wall Mart obtuvo 11,3 billones de dólares en utilidades. En EstadosUnidos es el empleador privada más grande y cuenta con 4.000 tiendas. Pe-ro ninguna de ellas tiene representación sindical, dice Human Rights Watch,debido” a la sistemática política antisindical”.

Un ejemplo argentino de esta política es Gustavo Córdoba, 31 años y emplea-do desde hace ocho en la sucursal de Avellaneda. Lo despidieron dos veces.La primera vez en agosto de 2006, sin mediar causa alguna. Después de laintervención del Sindicato de Empleados de Comercio -presionado por lostrabajadores de Wall Mart- la empresa accedió a reincorporarlo. Pero le im-puso una condición: que desista de participar en las elecciones para delega-do. “Habíamos comenzado a organizar asambleas después de diez años por-que los delegados que teníamos jamás encabezaron un reclamo para que secumpliera el convenio laboral. La empresa identificó a los que apoyábamosel recambio y nos mandó el telegrama”. Córdoba cumplió con su parte y nose presentó a las elecciones. Pero este año comenzó agitado para el giganteminorista. El 4 de enero, desoyendo los consejos del sindicato de Comercio,los trabajadores hicieron una huelga exigiendo que la empresa les pagaratal como ordena la ley, los domingos trabajados. Wal Mart desconoció suobligación hasta que intervino el Ministerio de Trabajo. Poco después de esteéxito gremial, se produjo una nueva vacante en el cuerpo de delegados yotra vez le enviaron un telegrama de despido a Córdoba.

Los peores patrones del mundo

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Page 10: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

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Génesisa primera acepción conocida en lal len-gua francesa de la palabra “trabajo” serefiere al agobio de la mujer durante el

parto; remite al acto en que, por antonomasia,se confunden dolor y creación, acto en el quese reproduce, una y otra vez, como en todo tra-bajo, el misterio de la creación humana. Estosignifica, entre otras cosas, que las funcionesque hoy desempeña el trabajo en nuestras so-ciedades, en otras épocas las cumplían otrosmedios, otros sistemas.

Límitesas sociedades primitivas son un pri-mer ejemplo de sociedades no estruc-turadas por el trabajo. El tiempo dedi-

cado al abastecimiento es limitado: loscazadores y recolectores dedicarían de dos acuatro horas diarias a tales menesteres. Y estoes así porque, en esas sociedades, las llama-das necesidades naturales son igualmente li-mitadas. Nada les incita a producir más de lonecesario. Además, la actividad acometidacon vistas a la subsistencia no se realiza casinunca a título personal, ni por motivacionesexclusivamente individuales. El trabajo, portanto, se concibe como una obligación de ca-rácter social que no precisa retribución mate-rial alguna.

Griegosos filósofos griegos, más allá de algu-nas diferencias, comparten una mismaconcepción del trabajo: lo identifican

con tareas degradantes y en nada lo aprecian.Aristóteles lo expresa del siguiente modo:Dios, motor primero, mueve por amor. Las ac-tividades humanas se valoran en función desu mayor o menor semejanza con la inmovili-dad y la eternidad. De ahí el aprecio por elpensamiento, por la theoría, la contemplacióny, de manera general, la ciencia, sea matemáti-ca o filosófica. Otras actividades dignas de va-loración son la ética y la política. Frente a es-

Dominique Méda es filósofa, docente del Instituto de Estudios Políti-cos y jefa de Investigaciones del Ministerio de Trabajo francés. Amediados de los 90 editó El Trabajo - un valor en peligro de extinción,una historia filosófica del tema, con la ilusión de instalar un debatesobre un concepto que por entonces muchos anunciaban al borde de la desaparición. Ahora, cuando los vientos soplan hacia otrasmodas intelectuales, su texto quizá cobre un nuevo significado ypermita otros debates que recuperen el eje de su pregunta ¿qué roldesempeña el trabajo en nuestra sociedades?

tas actividades se oponen aquellas que nos li-gan a la necesidad y que convergen en distin-tos grados en el polo de las actividades noapreciadas, entre ellas el trabajo. Para los grie-gos el trabajo, de modo alguno, es soporte delvínculo social. La verdadera vida es la vida delocio y el objeto de la educación es prepararsepara vivirla.

Ventajaslgunos interpretan que este modo devida griego es posible gracias a la es-clavitud y solo dentro del reducido

marco de las ciudades. Sabemos, sin embargo,que los griegos dispusieron de algunas inven-ciones que hubieran podido perfeccionar, peroque no hicieron esfuerzos para desarrollarlas.¿Por qué? Porque la mano de obra esclava, gra-tuita, era abundante, pero sobre todo porque fi-lósofos y sabios no vieron ventaja alguna en elcrecimiento de la producción: aumentar la pro-ducción habría exigido asumir un proceder co-mercial ajeno al ideal de vida imperante. Talvez los griegos lograron percibir la vinculaciónexistente entre necesidades ilimitadas y unahumanidad abrumada por el trabajo, de suerteque consiguieron mesurar las primeras paraevitar ese efecto.

Romanosl Imperio romano, siguiendo la tradi-ción griega, desprecia el trabajo, consi-derándolo degradante y penoso. Sigue

siendo un asunto exclusivo de esclavos. De he-cho, hasta el final de la Edad Media en las so-ciedades occidentales el trabajo no se convierteen el eje de las relaciones sociales. Se podríapensar, no obstante, que la división de la socie-dad en dos –con una parte obligada a trabajary otra viviendo del producto de la primera–demuestra lo contrario. Pero, en realidad, el tra-bajo no estructura la sociedad puesto que nodetermina el orden social. Éste resulta de otraslógicas: de sangre, de rango, etc. Y esas lógicasson las que permiten que algunos vivan deltrabajo de los demás.

Opusl ocaso de la Edad Media será el esce-nario de una lenta conversión de losespíritus y de sus prácticas. Poco a po-

co, bajo el influjo del cristianismo, el cambiofavoreció la eclosión de una modernidad cen-trada en el trabajo. San Agustín expone su con-cepción: opone de manera radical el otium–convertido por entonces en sinónimo de pere-za– al trabajo. Y se refiere a él indistintamentecon dos término: labor y opus, términos quelos romanos habían diferenciado nítidamente.Trabajo y obra empiezan a confundirse, mien-tras se comienza a censurar el ocio. Por otraparte, San Agustín utiliza el mismo vocablo pa-ra aludir al trabajo humano y a la obra divina:opus Dei. Distingue, además, entre oficios infa-mes (ladrón, cochero, gladiador, cómico) y po-co honorables (fundamentalmente, los mercan-tiles) y aquellos que no atentan contra lahonestas: los agricultores y los artesanos. En lapráctica cotidiana, extramuros de los monaste-rios, el verbo laborare se especializa en suacepción agrícola: “labrar”.

Valoresrasladémonos ahora a 1776, año de lapublicación de las Investigaciones sobrela naturaleza y las causas de la riqueza

de las naciones, de Adam Smith cuando de re-pente queda claro que la riqueza es deseablepor encima de todo. El libro se centra en “Lascausas que han perfeccionado las capacidadesproductivas del trabajo” y el primer capítulo setitula “De la división del trabajo”. Y no es ca-

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UNA HISTORIA DE LA IDEA DEL TRABAJO

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“Mi crítica no consiste enrelativizar la posición deltrabajo, sino en llamar laatención sobre el lugarcentral que hoy tiene. Nose puede concluir que eltrabajo es el fundamentodel nexo social. Me pareceque el verdadero nexo so-cial es de naturaleza políti-ca.” Así definió el objetivode su investigación esta fi-

lósofa francesa para defen-derse de quienes la aso-cian con la idea de “el findel trabajo” que popularizóJeremy Rifkin. Pero hayotras críticas interesantessobre el ensayo, que de-baten sobre la cuestióncentral: los lazos socialesque teje esta noción deltrabajo. La mayoría estándisponibles en la Web.

Un texto para el debate

Con el sudorde tu frente...

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sual. Lo que fascina a Smith es la facultad deltrabajo humano adecuadamente organizadopara crear valor de manera exponencial. Si hu-biera que deducir una definición smithiana deltrabajo, ésta sería meramente instrumental: esla fuerza y/o mecánica que permite crear valor.

TiemposQué es lo que permite intercambiar ob-jetos? Para Smith la respuesta es: el tra-bajo. ¿Cómo medir ese intercambio?

Propone dos criterios: el tiempo y la habilidado destreza. El trabajo es el tiempo: el tiempo essu materia prima, sus constituyente. Si el traba-jo puede dividirse en cantidades idénticas, en-tonces se puede descomponer cualquier traba-jo complejo en unidades de trabajo sencillo yrecombinarlas. El trabajo es una cantidad deenergía cuyo valor es constante y cuyas posi-bles combinaciones mecánicas explican lasequivalencias entre esfuerzo, valor añadido yprecio de venta.

CambiosA qué se deben los esfuerzos por des-cubrir las leyes de enriquecimiento?¿Por qué esa repentina importancia

conferida al interés individual, convertido encategoría central de la naciente economía polí-tica? Se han propuesto muchas explicacionesde este momento histórico, el momento, en de-finitiva, de la fundación de la sociedad moder-na. Algunas explicaciones ven en la Revolu-ción Industrial, especialmente en su vertientetécnica, el desencadenante, primero, del au-mento de la productividad y, en consecuencia,del interés por la riqueza. Otras, remiten a loscambios demográficos, a la sobrepoblación ru-ral, a la constitución de grandes núcleos urba-nos, a una acumulación más intensa de capita-les. Ésta es la explicación de Max Weber1: elfenómeno no se habría dado sin una previaconversión de las mentalidades, una conver-sión que habría consistido en una revaloriza-ción de las actividades terrenales como conse-cuencia de una reinterpretación de los textosbíblicos. Las interpretaciones de Lutero y Calvi-no, aunque no pretendían exaltar las activida-des terrenales y recusaban el controvertidoconcepto de “obra”, produjeron no obstante,según Weber, ese resultado. Como si hubiesesido necesario un principio religioso para des-hacer la condena que pesaba durante siglos so-bre el ánimo de lucro.

Redefiniciónfines del siglo 18 el trabajo se percibe,por tanto, como un factor de produc-ción y como la relación contributiva en

virtud de la cual quedan vinculados el indivi-duo y la sociedad. La Encyclopédie de Dideroty Dálembert lo define como “la ocupación co-tidiana a la que el hombre por necesidad estácondenado y a la que debe su salud, sus sub-sistencia, su serenidad, su buen juicio y quizá,su virtud”.

Esenciaonocer es un poder. El proceso del co-nocimiento se concibe a semejanza delmodelo de la producción y el consu-

mo: el objeto de conocimiento sólo es un pre-texto para conocerse y para enriquecerse. Esteproceso en el que conocer es actuar, donde elconocimiento significa para el Espíritu sumer-girse en la Historia, ser la Historia, Hegel2 lodenomina trabajo. “El Espíritu se encuentra así mismo en el trabajo de su propia transfor-mación” escribe en las primeras páginas delPrefacio a la Fenomenología del Espíritu. Conello Hegel está destacando la aportación espe-cífica del siglo XIX: la construcción de una

de una cultura de “sociedad de servicios”, en laque cada uno se presenta como una capacidadmodelada exclusivamente para la utilidad deotros. Así, la actividad de transformación y pro-ducción de bienes o bien estará deslocalizada obien encargada a países menos ricos o bien in-visibilizada. Porque ¿qué es una sociedad deservicios? Es una sociedad que crea una culturaque no otorga diferencia entre trabajo y no tra-bajo. Si no hay empleos para todos, pero todosdeben tener derecho al trabajo y todos puedenhacer algo, basta con ampliar el campo de loque se considera trabajo para alcanzar esta ideade plena actividad que se presenta hoy comola solución a todos los problemas.

Preguntaste libro no pretende proporcionaruna nueva teoría sobre el trabajo quepudiera resolver los problemas, más o

menos graves, que padecen los países indus-trializados; tampoco pretende añadir nada ala historia de los sistemas filosóficos. Se pro-pone, más bien, hacer aflorar y aportar al de-bate público una serie de reflexiones filosófi-cas, antiguas y recientes, sobre el trabajo y, almismo tiempo, desarrollar un estudio críticode este concepto. Dos ideas están en el origende este propósito. La primera es que las cues-tiones legítimas que debieran plantearse so-bre el lugar, el sentido y el futuro del trabajose encuentran en la actualidad ocultadas porenfoques tecnocráticos y economicistas, aun-que en realidad son cuestiones que atañen atodos y que debieran, por tanto, ser objeto deun amplio debate público y político. El segun-do es demostrar que el análisis crítico y refle-xivo propio de la filosofía es, ahora más quenunca, necesario, especialmente para ayudar-nos a ubicar en la historia de las ideas y delas representaciones algunos conceptos quepensamos conocer bien y para poder replan-tear con mayor propiedad algunas de las pre-guntas del momento. No sólo se trata de sa-ber si la lucha contra la desocupación puederesultar más eficaz si se rebajan los aportespatronales o se conciertan medidas de reacti-vación. El estatuto mismo del trabajo es depor sí un asunto crucial de nuestras socieda-des puesto que configura uno de sus funda-mentos. Aunque en la actualidad conviene,sin duda, conocer la naturaleza de la crisisque padecemos, también importa saber elegirel tipo de sociedad en la que queremos vivir.Dicho de otro modo, se trata de saber si el de-venir de nuestras sociedades está, como senos intenta hacer creer, totalmente determina-do por la globalización del comercio, la inter-nacionalización de las relaciones y de las co-municaciones, de suerte que sólo quepaseguir adoptando, sin elección alguna, los cri-terios económicos y tecnocráticos que habránde “mantenernos a flote”, o si disponemosaún de la capacidad de decidir, siquiera par-cialmente, la evolución de nuestras socieda-des. Se trata de preguntarnos: ¿Queda algúnlugar para la elección de objetivos y fines, pa-ra aquello que solía llamarse política?

esencia del trabajo. Esto es, de un ideal de cre-ación y de autorrealización. Sobre estos presu-puestos Marx construye la oposición entre elverdadero trabajo, esencia del hombre, y el tra-bajo real, que no es sino una de sus formasalienadas.

Homo faberarx hereda de Hegel un concepto deltrabajo cuyo modelo es esencialmenteartesanal y técnico. El hombre trabaja-

dor es el homo faber: el que por el acto de cre-ar se descubre a sí mismo, el que expresa supersonalidad a través del objeto creado. De ahíque Marx pueda prescindir del Estado comosuperestructura para la regulación de la luchade intereses en el seno de la sociedad civil; és-ta se pacifica inmediatamente porque se basaen el intercambio entre iguales. El trabajo ad-quiere una triple cualidad; descubrirse a sí mis-mo, descubrir la sociabilidad y transformar elmundo. La representación del trabajo queconstruye la filosofía marxista revela el sueñosubyacente de una sociedad de individuos li-berados y autónomos que se expresan sin lími-te entre ellos, una sociedad con un orden paci-ficado donde la relación fundamentalconsistirá en expresarse.

Adulteraciónebido a la propiedad privada y a laequiparación del trabajo con una mer-cancía, las relaciones humanas quedan

desvirtuadas por una adulteración radical, dela que se deriva todo lo demás: la división deltrabajo para hacerlo más eficaz, la tendencia ala reducción de los salarios o al incremento deltiempo de trabajo para mejorar la rentabilidady, en general, la subordinación de todo el me-canismo de autoconservación y autovaloracióndel capital.

Derechomediados del siglo xix convergen enFrancia varios fenómenos que dejan amiles de obreros desocupados. A dife-

rencia de la Revolución Francesa, cuando lossans-culottes3 creyeron en el ideal del reparto dela propiedad, que garantizaría la posesión deuna pequeña parcela de tierra a todo el mundo,la Revolución de 1848 contribuye a sentar laidea de que los ingresos proceden esencialmen-te del trabajo y que sólo en torno a éste debenplantearse todas las cuestiones importantes. Elderecho a la vida se confunde, entonces, con elderecho a los medios de susbsistencia y, portanto, al libre ejercicio del trabajo.

Necesidadfinales del siglo xix ya no se trata desoñar con la esencia del trabajo, sinode hacer soportable su realidad. Como

dice Hannah Arendt: ”Nos hemos convertidoen una sociedad de trabajadores. Ya no sabe-mos por qué trabajamos ni por qué desplega-mos toda esa actividad con tanta sensación deurgencia. Hasta tal punto es así, que vivimosen una sociedad atada a la necesidad, una so-ciedad para la cual resulta terrible la perspecti-va de emanciparse de semejante esclavitud”.

Serviciooy en día las capacidades humanas so-lo se educan para ejercer un oficio, pa-ra ser útiles y rentables. Los individuos

usan de sí mismos como su medio de vida,movilizan sus capacidades con esa idea. Y lasociedad decide qué capacidades resultan deinterés y cuáles pueden dejarse en barbecho.La segunda consecuencia es el establecimiento

1 Max Weber (1864-1920). Economista, político ysociólogo alemán. Su obra más reconocida es La ética protestante y el espíritu del capitalismo.En La política como vocación definió al Estado co-mo una entidad que posee un monopolio en eluso legítimo de la fuerza, una definición que mar-có la ciencia política moderna en Occidente. 2 Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831). Filóso-fo alemán. Ni intentamos sintetizar en pocas líneastodo el sistema de pensamiento que representa suobra, tan fundamental como la de Kant. 3 Sans-culottes significa, literalmente, “sin calzo-nes” y es el término con que se identificaba a lossectores populares protagonistas de la RevoluciónFrancesa y la toma de La Bastilla (1789).

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12 JUNIO 2007MU

Allí ella no se apropia de la ciudad, nitiene un espacio que la contenga.

Allí ella se expone en una lucha por so-brevivir, donde además se juega la vida.

Estar parada en una esquina es partede un proceso de anulación porque pararesistirlo vas adormeciéndote poco a poco.

En esa esquina y a partir de esa soledadse construye una realidad paralela, donde elEstado tiene derecho a criminalizarte, elprostituyente a expropiar tu cuerpo, la socie-dad a vomitar en vos todas sus broncas.

Por todas estas razones esta soledad leda forma a la prostitución. Por eso com-prender la soledad de la puta es tocar conlas manos el fondo mismo de ese vacíoque dentro de ella se produce.

Ella no espera sino la soledad. Está naturalizada en su cotidianidad,

porque todo es soledad.¿Quién reconoce a la puta como suya?¿Acaso la puta tiene un padre que diga:

“ésta es mi hija”?¿Acaso la puta tiene una madre que di-

ga: “ésta es mi hija”?¿Qué mujer dice: “esta puta es mi amiga”?¿Hay un hermano que la nombre “her-

mana”?¿Hay un hijo que diga: “esta puta es mi

madre”?¿Hay una cultura que la nombre como

perteneciente, o una comunidad que lanombre como parte suya?

La respuesta es un único y rotundo no.Todos quieren expulsarla, al mismo

tiempo que la utilizan. De esa soledad total es de la que te es-

toy hablando.La puta si acaso habla es un monólogo,

un monólogo que poco a poco se va per-diendo porque deja de hablar hasta consi-go misma.

No es una soledad evidente porque laves rodeada del prostituyente, del proxe-neta y de la puta sola que está al lado, pe-ro todo eso no forma una contención, sinomás vacío y soledad.

Los sentimientos que surgen en ese in-tercambio con el proxeneta y con el prosti-tuyente están hechos de coerción, de vio-lencia y de una imposición donde nocabe nada más.

Mientras que los sentimientos que sa-len en el intercambio con la otra puta queestá al lado están hechos de competencia,celos, resentimiento, envidias, donde sedesarrolla una especie de camaraderíaque al mismo tiempo que puede funcio-nar de cara a un arresto policial se esfuma,inmediatamente cambia la situación.

(...)El Estado, el proxeneta y el prostituyen-

te están muy conscientes de que nadie vaa dar la cara por una puta. Por eso los me-canismos de chantaje y explotación sedan en la más completa crueldad.

Y cuando una puta muere, no la recla-ma nadie tampoco.

Y cuando es asesinada, no hay justicia.Sos un número más.

Eso es consecuencia de la soledad afec-tiva, social y política.

Eso es consecuencia del aislamiento.Estás a merced de tus torturadores y

aunque es un hecho público, está tambiénpúblicamente aceptado.

Tu vida no tiene valor ante nadie. Saleen los diarios la noticia un día porque esparte de la crónica roja, porque la muertey el asesinato son parte del ornamento dela prostitución, pero tu vida no tiene unvalor como vida humana, sino únicamen-te como objeto que produce dinero.

Ésa es la soledad de la puta, una vidade soledad donde sólo esperas más sole-dad y una muerte en soledad, donde tam-poco esperas el paraíso. Por eso subrayo lasoledad de la puta como una condición dela prostitución.

La omisión de la puta

onia: La puta es omitida desde losdiscursos y la práctica política. Laputa es omitida en los debates que

incumben a toda su vida social.

aría: ¿Por qué hablas de la so-ledad de la puta?

Sonia: Hablo de la soledadde la puta porque ese tema

no se ha tocado. Nunca se menciona lasoledad de la puta. Es una soledad queviene de la forma, que dice cómo es elentorno de la puta. No es una soledadbuscada, es la soledad construida desdefuera, es un sentimiento de soledad en elmedio de tus relaciones.

María: ¿Por qué es importante hablar de lasoledad de la puta? ¿Acaso no es la mismasoledad a la que estamos condenadas to-das de alguna manera, por nuestra meracondición humana?

Sonia: Sí, pero creo que esta soledad es másprofunda. No pretendo medir el sentimien-to de mayor sufrimiento de unas respectode las otras. No es eso, pero es importanteentender que la soledad de la puta es lacondición para favorecer tu explotaciónporque es una soledad que te aísla y quehace de tu entorno un pozo que te provocasoledad. Nunca estás con otra, con otro. Esuna soledad maquillada desde la puta ydesde el entorno. Ese maquillaje es la men-tira. Es importante hablar de la soledad dela puta porque ella no se piensa sola, nopiensa que está sola.

María: Esta soledad que describes tambiénla veo en el ama de casa. Ella está aisladay el mundo que la rodea es el mundo alcual ella se debe. Pero ese mundo no laacompaña en su vida, ni en sus senti-mientos, ni en sus pensamientos. El mari-do tiene a los amigos y el trabajo, los hi-jos sus relaciones, mientras que ella noconstruye un mundo propio. Esta ahíadentro sola y de alguna manera aisladay para soportarlo tiene que mentirse. Paraeso tiene un montón de soportes, desdela telenovela, la radio, la iglesia y la ideageneral de que dentro de la casa y el ho-gar está a salvo y que esa labor le debedar sentido a su vida. Quizás ahí la situa-ción de la puta es distinta porque paramentirse operan en ella otros elementos ytodo la descalifica y condena. Quizá seríamuy interesante entender quién es la pu-ta en tus palabras antes que hablar de lasoledad de la puta.

La puta es una mujer

onia: La puta no nace puta. Antesde ser puta fue hija, hermana, ma-dre, esposa, lo que quieras. Su con-

dición de puta la despoja entonces no sólode su nombre, sino también de su entorno.Muchas compañeras quedan artificialmen-te pegadas a su entorno familiar, pero demanera muy muy frágil y sobre todo sonvínculos que subsisten cuando ellas son lasproveedoras.

La puta es la mujer que está a disposi-ción de recibir las condenas de todos losángulos y personajes de la sociedad.

Es la persona que no tiene decisión so-bre su cuerpo.

La puta es una mujer-máquina de ha-cer dinero.

La puta, además, ya frente a sí mismaes una mentira. Lleva otro nombre, maqui-lla su actividad poniéndole todo tipo desobrenombres.

La puta está enajenada de su propiocuerpo que es usado cotidianamente enun escenario de tortura.

Cuando la puta está parada en una es-quina, ¿acaso no crees que está sola de so-ledad en mayúsculas?

La soledad en la esquina no es cual-quier soledad.

La soledad en la esquina no es la mis-ma que la soledad en la cocina.

La esquina es el sitio de mayor expul-sión que pueda haber para la puta.

La esquina de la puta no es la esquinade la vendedora ambulante.

La soledad en la esquina es de exposi-ción y vulnerabilidad completa e ilimitada.

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Todastenemoscara de puta

ANTICIPO DEL LIBRO DE MARÍA GALINDO Y SONIA SÁNCHEZ

La frase “Ninguna mujer nace para puta” surgióen Bolivia, pasó por Argentina y regresa hoytransformada en libro. Es una bandera que agi-tan María Galindo y Sonia Sánchez en accionescallejeras, debates, y ahora en estas páginas enlas que analizan, desde la perspectiva de laputa, toda la maquinaria política, ideológica yfilosófica que la ignoró. Y sus porqués. Y al res-catar la mirada de la puta, obtienen una pers-pectiva única desde la cual avanzan con rigor ysin piedad: definen y denuncian fiolos (el Esta-do, el patriarcado) y parásitos (sindicatos, igle-sias y onegés). Se internan en territorios hastaahora prohibidos, como el de la maternidad dela puta o el pene del prostituyente. Definen lacalle como un territorio político y analizan unanueva forma de construir vínculos que permi-tan a las mujeres organizarse y rebelarse. Aquí,un adelanto del primer capítulo de este libroeditado por lavaca.

Dice María Galindo sobre el porqué de este libro: "La puta es la anfitrio-na del cambio social.Porque así como elama de casa puederecoger todo su sabersobre la vida y devol-verlo a todas las mu-jeres como fundamen-tal a la vida humana;así la puta puede re-coger todo su sabersobre el otro violento yprostituyente y devol-verlo a las mujeres. En ella y desde ella enrebelión, es que mu-chas cosas se puedenaclarar”.

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13JUNIO 2007 MU

Hasta en el tema de prostitución, la putaes omitida desde la perspectiva de mujer.

La omisión venida desde la sociedad, esprofunda y violenta. Ésta le sirve para res-guardar, cuidar, proteger al prostituyenteque está en la casa de todas y todos.

Esta omisión fortalece el desamparo yla vulnerabilidad a que estamos expuestaslas putas, porque no existimos en el imagi-nario colectivo como personas. Somos es-tadística necesaria para seguir engordandoel negocio de muchas y muchos, para ba-jar la desocupación del gobierno de turno,para los ensayos de vacunas y espermici-das en nuestros cuerpos, para marcar el lí-mite de la buena y la mala. La puta es lacara oculta de esta sociedad y de este Esta-do hipócrita y machista.

Por ello es necesaria su omisión, por-que es tremendo ver y encontrar en suinterior, en su cuerpo y alma –me refieroal cuerpo y alma de la sociedad–, encon-trar allí una Sonia. Esta omisión es en-gendrada en el mismo momento en quete paran en la esquina, que te encierranen los burdeles, que entras en el cuarto-celda, que repartes forros.

María: Creo que es importante explicar elconcepto de omisión que me parece preci-so e inmejorable.

Entiendo la omisión de la puta comouna expulsión más profunda que la propiaexclusión. Es una anulación completa de laexistencia de ella. Es una forma de conver-tirla en una existencia no sólo sin conteni-do y sin valor para la sociedad, sino sobretodo en una existencia que no afecta, ni in-terpela ninguna de las estructuras sociales.Por eso la presencia de las putas en todaslas sociedades y sistemas políticos y econó-micos del mundo parece no afectar la su-puesta coherencia del propio sistema. Llá-mese este sistema familia, llámese estesistema modo de producción, llámese estesistema neoliberal, llámese este sistema Es-tado de bienestar, llámese como se llame, laputa está ahí parada en la esquina, sóloque omitida.

La omisión tiene por esovarios sentidos y formas almismo tiempo:

Está la omisión a la quehaces referencia y que yo lellamaría filosófica, porque esla más profunda: el ser putano está presente como exis-tencia; la vida de la puta noestá ahí, no afecta, ni importa.

Está la omisión ideológica,que implica que la puta nosignifica, ni expresa nada; porlo tanto no es digna de ser in-terpretada su situación, ni me-nos es digna de poner encuestión nuestros conceptosde justicia, poder, economía,trabajo, etc.

Está la omisión política dela puta, que la niega como unsujeto. No le otorga identidadalguna con quien interlocutar y desde don-de ni la sociedad ni la política pueden pen-sarse. No sólo la familia está a salvo de laputa, sino que todas las estructuras socialeslo están también.

Podemos también, por supuesto, derivarde estas omisiones otras más, como es laomisión económica. La puta sostiene a to-do el universo que la rodea. Ella sostiene alproxeneta, a los hijos e hijas de éste, a todoel universo de locales y hoteles que él pro-duce y a todo el circuito que en torno de laputa se monta. Al punto que en muchospaíses la presencia de la puta resulta sereconómicamente vital para esa sociedad.Pensemos, por ejemplo, en Cuba, actual-mente, que con las putas y gracias a ellas engran medida sigue llamándose socialistabasándose en la omisión filosófica, ideoló-gica y política, porque si no debería llamar-se socialismo proxeneta por lo menos. Pen-semos en circuitos concretos de barriosenteros que viven en torno de consumirsus cuerpos, sus vidas y su presencia. Cir-cuitos enteros que jamás desaprovechanuna oportunidad para mostrar pública-mente su desprecio y su repudio.

El negocio de trata de mu-jeres que es el circuito mun-dial de la prostitución ymueve a las mujeres de Áfri-ca a Europa, de América Lati-na a Europa, y el turismo se-xual concentrado en sitiosconcretos, generan una canti-dad impresionante de dineroque también debería derivaren la renominacion de laglobalización no como aque-llos mecanismos que facili-tan el intercambio entre lospueblos, sino como aquellascondiciones que aseguran ellibre ejercicio mundial delproxenetismo. Sin embargo,la omisión económica deaquello que su actividad re-presenta esta ahí tambiéndisfrazada de hoteles y otras

actividades que tienen como centro y so-porte económico a la puta.

Sonia: Me da rabia y bronca pensar que estan profunda esta omisión como la necesi-dad de nuestra propia existencia. El tama-ño que tiene es el de un abismo que nosda la medida ilimitada de la doble moralde las sociedades.

No me refiero a esa visión del mal ne-cesario que somos, sino a la necesidadque tiene la sociedad de tenernos ahí enla esquina y negar al mismo tiempo el usoque se hace de nosotras. Es una omisiónque me hace pensar en un asesinato histó-rico, una expulsión de la historia.

María: Me parece impresionante cuando túademás señalas que la puta es omitidatambién e inclusive del y en el universode las mujeres. Es decir que cuando lasmujeres decidimos pensarnos como colec-tividad reiteramos la omisión de la putaque del patriarcado hemos aprendido. En-tonces la puta es una categoría de mujerque no afecta la categoría de mujeres quesí se pueden nombrar como tales.

Por eso hablar de la omisión de la putadesde el feminismo y replantearnos el lu-gar de la puta en el universo de las muje-res es no solamente subversivo sino im-prescindible. Es imprescindible hablar dela omisión de la puta en el pensamientofeminista no desde una especie de inclu-sión democrática de ellas en el universonuestro, el de las mujeres no-putas, sinopor el conjunto de significados que desdeellas se aporta para que la dominación so-bre todas las mujeres se derrumbe. Si estono lo entendemos, no tenemos claro nada.No es a partir de entender el triste papelque van cumpliendo parlamentarias en elmundo que vamos a subvertir el lugar delas mujeres en el mundo, sino por ejem-plo a partir de entender el lugar de la putay a partir de ella entender el lugar nuestroen las sociedades y los sistemas culturales,económicos y políticos.

Yo como lesbiana te puedo hablar deuna omisión bien profunda también, unaomisión que nos borra completamente delimaginario de las mujeres en una socie-dad concreta. Y desde esa omisión comolesbiana entiendo nuestra alianza comoindigesta, insoportable, innombrable e in-comprensible. Quizá la omisión de la putay la omisión de la lesbiana del universode las mujeres sean dos omisiones que secorresponden como dos puntas de unamisma tensión, la tensión de la otra quehay que anular para quedar ya completa-mente a salvo del mal. Ocupamos siem-pre el lugar de la otra innombrable, impre-sentable y que no puede y no debeocupar sitio ninguno, ni palabra en prime-ra persona, somos “la otra”.

Sonia: Siento necesario e imprescindiblehablar de la omisión venida desde el uni-verso de mujeres hacia nosotras las pu-tas. Es indignante y doloroso que otrasmujeres no te vean, no te sientan, no teescuchen; que reproduzcan el lenguaje yactitud del patriarcado reforzándolo. Ymi pregunta es: ¿por qué se sienten supe-riores? ¿Miedo a perder qué cosa tienen?

El libro está organizadocomo una conversaciónconceptual entre María ySonia. Tiene ocho capítu-los y 220 páginas. Los te-mas: la soledad políticade la puta, la materni-dad, el Estado proxeneta,los parásitos de la prosti-tución (sindicatos, oene-gés, iglesias, expertos yetc.), y cómo construiruna organización de mu-jeres que supere todasestas limitaciones. Serápresentado en Argentina,Bolivia y España, clásicocircuito del tráfico de per-sonas para su explotaciónsexual.

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una nueva zona roja. Nos afecta comosociedad, como comunidad, como Esta-do, porque allí mismo es donde se en-gendra la violencia, la expropiación, laexplotación sobre nuestros cuerpos ysubjetividades.

Sostener este debate entre nosotras lasputas es seguir aisladas, con un lenguajeempobrecido, reconociéndonos culpables,fortaleciendo nuestra vulnerabilidad, des-pojando de culpabilidad y responsabili-dad a nuestro entorno; es hacernos cargode la negligencia, despotismo, crueldad,maldad, hipocresía venidos de la Iglesia,políticos y funcionarios. Yo como mujerprostituida soy el resultado de ellos, delaccionar proxeneta del Estado, de la com-plicidad de la sociedad, de la hipocresíade la Iglesia y de muchas y muchos. Poreso es necesario el debate con la sociedadtoda, para que no se corran del lugar deresponsabilidad que les toca. Sé que esmeter el dedo en la llaga, sé que es un ac-cionar subversivo.

Debatir con la sociedad su complicidadcon el prostituyente, que son sus herma-nos, padres, primos, curas, y pastores.

Debatir con el Estado nuestra situación,que es producto y resultado de sus políti-cas, mal llamadas de “inclusión social”,políticas que nos siguen sosteniendo enlas esquinas, en los burdeles.

Debatir en las escuelas, en las plazas,en las casas, en la justicia el tema de laprostitución. Debatir en todos los espaciosprohibidos, y ajenos a la puta.

Debatir sobre la prostitución es poneren debate el lugar y significado políticodel cuerpo de las mujeres en una sociedadpatriarcal. Y lo importante de hacerlo des-de la prostitución es que no te permitequedar en conclusiones fáciles.

Sonia: El lugar de la no-puta es una especiede absurdo. (...) Como descubrimos cuan-do a Carolina le dijeron que no tiene carade puta y devolvió la pregunta: ¿qué caratiene una puta, sino la cara de toda mujer?Todas tenemos cara de puta y eso lo tenía-mos que descubrir juntas.

¿A cambio de qué nos omiten? ¿O acasocreen que la prostitución se transmite demujer a mujer? Siento que con esta acti-tud las mujeres no progresaremos enconquista o recuperación de espacios po-líticos, sociales, culturales, sino que se-guiremos siendo rehenes.

María: No creo que esta omisión a la quehaces referencia sea desde una posiciónde superioridad, sino desde una posi-ción de esclava obediente que acata elmandato de no juntarse con la otra. Y, eneste caso, no juntarse con la otra que esla portadora de toda la carga posible decondena social, de humillación y despre-cio. Es un acto que supuestamente la li-bra de todo aquello que la puta es. Poreso la pregunta “¿a cambio de qué ejer-ces esta omisión?” me parece que colocalas cosas en su lugar. Es una especie deobediencia a un chantaje por parte delsistema patriarcal. Un chantaje que colo-ca en principio como opuestas a la mu-jer puta de la mujer no puta, pero que almismo tiempo coloca a la puta comouna amenaza. Siempre puedes ser, al finy al cabo, considerada una puta. El ape-lativo de puta puede siempre recaer so-bre cualquiera de nosotras. Sobre nues-tro modo de vestir, de comportarnos, depensar, de vivir nuestros cuerpos. Recaefrecuentemente sobre las pequeñas de-sobediencias en la sexualidad y en elcomportamiento hacia los hombres. Enese sentido es un chantaje que acatamosobedientemente. Por eso la palabra putay todo el universo que la rodea a la putaes imprescindible también desde el pun-to de vista de la construcción de referen-cia e identidad para las mujeres. Por esoel hermanamiento y la complicidad sonal mismo tiempo que utópicos, funda-mentales en un proceso subversivo paraunas y otras. (...) Para decirlo clarito: laprostitución no es un debate de putas yentre putas, porque la prostitución nosafecta a todas y todos, no sólo a la puta,al prostituyente y al proxeneta. Así quetampoco en el debate vamos a admitir

Este libro es un sueño.Dicho de otro modo: un proyecto político al que dedicamos más de tres años. Comenzó a gestarse cuando putas, travestis y vendedores ambulantes se or-ganizaron para resistir la sanción de un Código que pretendía regular el es-pacio público porteño, aunque nosotros –como buenos periodistas– nos ente-ramos recién cuando fueron reprimidos y encarcelados. Siguió, luego, en loslargos viajes a la cárcel de Ezeiza, a donde fuimos cada viernes, durante ca-torce meses, para acompañar a tres mujeres presas por participar de esamanifestación. Viajes de ida y vuelta, cargados de preguntas sin respuestas,que nos fueron dejando exactamente como debíamos estar: impotentes. Así fue como conocimos a Sonia y a ese universo de experiencias que ellanos enseñó a llamar “mujeres en estado de prostitución”. Así fue como pudimos aprender el significado de uno de los temas funda-mentales que desarrolla este libro: la soledad política. Esa soledad que nos comprende en un doble sentido, por cómo la sufrimos ypor cómo la construimos. Esa soledad que pudimos identificar, por primera vez y con la claridad deuna revelación, al terminar de leer estas páginas.

En Argentina, antes de hablar de mujeres y política hay que persignarse an-te Santa Evita. La imagen del altar la representa con las manos en alto, surodete, la sonrisa gardeliana. El rezo es su frase: “Volveré y seré millones”.La inmortalizó en un acto que pasó a la historia con un título paradigmático:el renunciamiento. Evita, como se sabe, fue insultada con una palabra: puta. Fue en La Paz donde nos enseñaron el verdadero origen de la frase de Evita.La pronunció al morir, en 1781, el líder indígena Tupac Katari. Así, ese “volveré y seré millones” se transforma en un mensaje de resisten-cia que esconde –como todo texto subversivo- una herramienta oculta: elmovimiento indigenista triunfará, finalmente, si las mujeres se consagran aparir y a parir y a parir hasta poblar la tierra tanto como fuese necesario. Asíla maternidad se convierte en una misión política y en un rol militante y ab-soluto. Tan central, tan definitorio, que no habrá para las mujeres tiempo niespacio social para ningún otro. Por eso en Bolivia, las mujeres no hablan en público. Se lo considera un in-sulto; en público solo hablan las putas. Fue María quien nos hizo notar el significado de esta coincidencia. Puta no es una palabra. Es un límite, un techo, un cepo construido y sostenido socialmente, entre to-dos y todas, para dejar a salvo lo que debe estar del otro lado de esa fronte-ra, intocable. Puta, nos dijo María, es una palabra biográfica que moldea la identidad –nomeramente sexual, sino política o mejor dicho, también política–, a gusto delescultor: así será, esto dirá, deberá comportarse de este modo. De cualquierotra manera se es irremediablemente puta. Entendimos, entonces, la herramienta oculta en el mensaje de María. Seamos putas.

Lo que siguió es una consecuencia más de esta apuesta que para nosotrosadquiere ahora una lógica que nos justifica y nos da sentido. Nuestro primer libro lleva por título Sin patrón. Éste tampoco lo tiene. En este caso, no se trata tan solo de los que suele llamarse el ejercicio de la“palabra directa”, sino de la genuina elaboración de pensamiento crítico, elúnico que nos permite acercarnos con algún grado de verdad a la complejarealidad de estos tiempos, que son los nuestros y claman a gritos que losmiremos de frente y con los ojos bien abiertos. La inteligencia, sensibilidad y valentía de María y Sonia han hecho posibleestas páginas. En un sentido, iluminan una habitación a oscuras con un focopotente que nos permite, al fin, ver. Es la habitación donde nuestros hom-bres consumen cuerpos de mujeres. Ésa donde ellos ejercen cotidianamenteel viejo oficio de prostituyente, a cambio de nuestra complicidad. Al fin puede verse lo que somos, cómo somos y qué hacemos para que lascosas sigan como están. Pero en un sentido más profundo, lo que María y Sonia comparten con noso-tros es una ética y una filosofía política basada en la experiencia y el compro-miso con esa realidad que luchan cotidianamente por cambiar. Y lo que asísurge claramente, con esa luz propia que supieron darle, es una herramienta. Entonces, este libro es un martillo. Rompe. Y construye. El resultado es ese nuevo escenario que María y Sonia nos diseñaron paradebatir, con pasión, aquello que sólo se puede hacer, siendo. El resultado, finalmente, es nuestro sueño: no están –no estamos– tan solossi se acepta el desafío de conversar con la sinceridad y la profundidad queen estas páginas María y Sonia nos proponen.

los que hacemos lavaca

Carta de los editores: Seamos putas

Sonia Sánchez por Sonia Sánchez:“Soy mujer rebelde y argentina. Vengode grandes rupturas. Rupturas de orga-nizaciones donde di lo mejor de mídesde mi tiempo, mi fuerza, iniciativasy afectos profundos. No les tengo mie-do a la crisis, el conflicto o la soledad.Le tengo asco a los mecanismos quehacen que nuestros espacios organiza-dos por nosotras mismas se conviertanen nuestras propias jaulas. Este libroes para mí una forma muy concreta detener voz propia y no permitir que nun-ca más me la arrebaten.”

María Galindo por María Galindo:“Soy boliviana y desde hace más de 15años, con algunas hermanas, hemoshecho nacer Mujeres Creando, una or-ganización feminista autónoma quese planteó la creatividad como instru-mento de lucha y el cambio social co-mo un hecho creativo. Así construimosun espacio heterogéneo de indias, pu-tas y lesbianas, juntas, revueltas yhermanadas. Un espacio desde dondeimpugnar las barreras que el patriar-cado pone en la construcción de unvínculo subversivo mujer-mujer.”

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15JUNIO 07 MU

dinero del gas-oil. Los artistas viven de loque recaudan a la gorra y de la venta desus propios discos.

A cada lugar que viaja el Dino, siemprellega primero un adelantado, responsablede tejer contactos y armar el grupo debienvenida, organizador de giras y actos.“Después tenemos comités de despedida,ése siempre lo integran los funcionarios”,se ríe Schuap.

Contra el desierto

omo las viejas propaladoras, el co-lectivo recorre las calles de lospueblos convocando a los vecinos

a través de sus parlantes para que se con-centren en la plaza. Percusión de tambo-res, cortometrajes, murales y los malaba-res de un payaso que intenta salvar laúltima gota de agua que queda en el pla-neta, simbolizada con una bola de siliconatransparente que hace equilibrio sobre to-do su cuerpo. Recién después viene la mú-sica: mucho chamamé, candombe, guajiray música brasileña. Todo salpicado con to-ques de rock y blues.

Una de las primeras campañas em-prendidas con el Dino consistió en “jeto-near libros”. Juntaron once mil volúmenespara crear una biblioteca en una escuelamisionera. También conectaron a los do-centes con la Comisión Nacional de Bi-bliotecas Populares para que el proyectocrezca y tenga continuidad. Ahora el colec-tivo llegó a Buenos Aires en la Gira delAgua. “Vamos denunciando la privatiza-ción y la contaminación del agua en lasdistintas ciudades. Y también la deforesta-ción, porque si no hay monte, no hayagua. Es lo que pasa en Chaco, Formosa ySantiago del Estero, que se van transfor-mando en desiertos. Pero en nuestros es-pectáculos no buscamos tirar bombas, si-no inocular el virus de la conciencia conuna sonrisa. No le vamos a tirar el proble-ma por la cabeza a la gente, ¿cómo le va-mos a contar al tipo que trabaja en el AltoParaná que su empresa se tiene que ir yentonces él se va a quedar sin laburo? Poreso somos muy respetuosos. Como estra-tegia, usamos mucho el humor.”

Un ejemplo: en su paso por Buenos Ai-res, Schuap acompañó a los afectados porYacyretá hasta la Casa de Misiones enBuenos Aires. Allí le cantó una serenata algobernador Carlos Rovira y le entregó undiploma que acredita conocimientos encorrupción. También cantó para los veci-nos de Caballito que se oponen a las nue-vas torres porteñas y encabezó un “atenta-do cultural” frente al Palacio de las Aguas.Para terminar, el misionero acompañó alas Madres de Plaza de Mayo en su tradi-cional ronda de los jueves y se dio el gus-to de hacer bailar un chamamé a la mis-mísima Hebe de Bonafini.

Resto, y Liliana Herrero, entre otros. Peroun día, la organización fue desalojada delpredio que ocupaba: la Secretaría de Cul-tura local se había comprometido a pagarel alquiler, sin embargo nunca desembol-só un peso.

Joselo no se quiso dar por vencido ytrasladó su espacio al barrio donde vivíanlas personas que habían sido mudadas deYacyretá cuando comenzó a construirse larepresa. Allí empezó a familiarizarse conla temática del agua. “Nunca fuimos sol-dados del ejército verde, de estilo Green-peacce. Pero aprendimos que hay proble-mas que son coyunturales y otros que sonde fondo. Que el arte hable de esas cosasestá bueno.”

El problema fue la solución

n día había ido ese barrio la can-tante Liliana Herrero y Schuap te-nía que llevarla en su auto hasta

Resistencia, Chaco, para que abordara elavión que la trasladaría de vuelta a Bue-nos Aires. El viaje había empezado mal,porque en el vehículo no entraban todoslos equipos que había que transportar. Pe-ro encima, terminó peor: el Renault Fuegofundió el motor y la cantante perdió elavión. “Llevé el auto a la concesionaria yles dije que se los dejaba, que no teníaplata para arreglarlo. A la semana, me lla-maron y me dijeron que tenían la solu-ción a mis problemas: me trajeron el Mer-cedes 911, con cierta adaptación comocasa rodante. Cuando lo vi, pensé: ya queno tenemos espacio para trabajar, haga-mos un centro cultural móvil.”

Schuap pintó la carrocería con motivospropios del monte. En medio de los bi-chos, un campesino toca el acordeón.Montó en el interior cuatro cuchetas, ungrupo electrógeno y una heladera portátil.Después consiguió el auspicio de unacompañía de seguros y así obtuvo la póli-za que le permite viajar por todo el paíscon los papeles en regla. Una pintureríaaporta los materiales para los murales. Yla cooperativa yerbatera Titrayjú pone el

l chofer pone primera y elviejo colectivo MercedesBenz, modelo 61, comienza arodar. O, mejor dicho, a sal-tar. Corcovea como un caba-

llo por los cráteres que tapizan algunascalles. En uno de los asientos, el músicoJoselo Schuap hace malabarismos con laguitarra, para no derramar el mate. En elDino –así llaman al colectivo por consi-derarlo un verdadero dinosaurio– viajantambién un payaso, un muralista, un talle-rista literario, una fotógrafa, un malaba-rista, un sonidista y algún que otro colado.En cada pueblo al que arriban, estacio-nan con su arte. Además, despliegan uncine móvil y realizan emisiones radialesdesde un potente transmisor que va apre-tujado en uno de los portaequipajes. Y, sihace falta, también montan una improvi-sada agencia de noticias: el respaldo delasiento del chofer fue readaptado comoescritorio, donde descansa una computa-dora que en cualquier momento puedecomenzar a disparar cables informativosa todo el país.

La llamada “Gira del agua” está giran-do desde hace cuatro años y recorre unos2.500 kilómetros por mes. Ya llevó su artey sus protestas a una decena de provinciasy también a países limítrofes como Boli-via, Chile y Paraguay. Schuap sueña, aho-ra, con viajar por el resto del país, hastallegar a Ushuaia y visitar también nuevasnaciones, como Uruguay y Brasil.

l músico misionero comenzó apensar en un centro de difusióndel arte una vez que renunció co-

mo director de Cultura en su Posadas na-tal. “Cometí el error de ingresar a esemundo. Lo soporté un año. Me di cuentaque en el planeta de la dirigencia política,nada es real.”

Tras abandonar la función pública,Schuap decidió montar Chaloy, un espa-cio cultural en Posadas donde comenza-ron a desfilar artistas que nunca habíanllegado hasta entonces a Misiones: Hora-cio Fontova, Luis Salinas, Jaime Torres, Ja-vier Malossetti, la murga uruguaya Falta y

LA GIRA DEL AGUA

Mensaje rodante

El músico misionero Joselo Schuap recorre el país conuna campaña para denunciar un negocio que nos dejasecos: la privatización y contaminación del agua.

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CEn la ciudad chilena de Valdivia laempresa Arauco construyó en 2004una planta de celulosa, la mayor deSudamérica, con una capacidad deproducción anual de 550 mil tonela-das de celulosa tipo kraft.La Universidad Austral de Chile hi-zo una investigación sobre lo queprodujo, en realidad, esa planta. Susresultados fueron volcados en el do-cumental Santuario del río Cruces,un desastre ecológico, dirigido porGermán Ovando y con guión dePablo Villaroel. El trabajo muestra alhumedal del río Cruces, una granextensión de verde y agua dondehabía una fauna con más de cienespecies, entre ellas el cisne de cue-llo negro, una especie migratoriaque por su belleza se convirtió ensímbolo de la ciudad de Valdivia.Cada año llegaban al humedal paratener sus crías 500 parejas de cis-nes. El sitio fue categorizado en 1981por el Estado chileno como santua-rio de la naturaleza, para resguardarsu valor. Pero todo cambió a partirde la llegada de Arauco, cuando seinstaló 20 kilómetros aguas arriba.La planta comenzó a verter 77 mi-llones de litros diarios de residuosindustriales líquidos directamenteal río.El documental demuestra que Arau-co contaba con un permiso ambien-tal de la Comision Nacional de Me-dio Ambiente de Chile, queaseguraba que los residuos ambien-tales no producirían “impactos ne-gativos apreciables”. Las imágenesfilmadas muestran otra cosa. Verloes apreciar la distancia exacta quehay entre lo que se dice y lo se ha-ce. Y una pregunta: ¿Gualeguaychútiene cisnes de cuello negro?

Santuario del río Cruces, documentalproducido por la Universidad Austral deChile y dirigido por Germán Ovando.

Santuario del río Cruces, un desastreecológico puede verse en Internetlibremente, entre otros sitios enwww.lavaca.org

DOCUMENTALES

La profanación

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Page 16: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

mosaico se integra en nuestra música.Contamos historias de ficción para mos-trar la vida del Gran Buenos Aires”. Peropara evitar cualquier tipo de malos en-tendidos enseguida lanza una adverten-cia: “Ojo, le damos mucha importancia ala música y a los talleres, pero no nosquedamos ahí. Lo nuestro es una cons-trucción para el cambio social”.

Érase una vez un bondi

l primer show del Culebrón se re-alizó en La Trastienda, ese local–como se dice ahora, afrancesado–

de San Telmo. El segundo fue en FuerteApache. Y el tercero, en un asentamientode Budge. “Había una identidad adentronuestro que nos tiraba para el trabajo enlos barrios”, confiesa Balán.

Por ese entonces apareció el primer dis-co llamado El Culebrón Timbal. Estabaacompañado de un comic, dibujado por lavoz del grupo, cuyo protagonista estabainspirado en un personaje que en aque-llos días derrochaba centimiles en los dia-rios: Néstor Sopapita Merlo, un joven de21 años que murió baleado por la policíamientras intentaba asaltar, junto a su no-via, la casa en la que vivía una familia bo-liviana en una villa de Caseros.

Como muchas bandas de rock, aquelCulebrón soñaba con un colectivo pro-pio. Y rápidamente se dio el gusto: “Bus-camos un bondi medio fané en El Col-

menar, una cooperativa devecinos de Moreno que creósu propia línea de transpor-te. Lo pagamos a los pre-mios”, confiesa Balán. A bor-do del Carromato Cultural–tal como lo bautizaron-, elgrupo llegó a los piquetesmás bravos de La Matanza.“No era lo mismo para en-frentar la represión, queunos tipos corten una rutasolos a que aparezca un esce-nario montado, con una ban-da tocando”, argumenta elcantante. Aquellas experien-cias llevaron a Balán y lossuyos a grabar su segundodisco: Territorio.

Tal vez inspirados en aquel viaje ini-ciático del Che, El Culebrón recorrió abordo del viejo Mercedes Benz buenaparte de Latinoamérica: Uruguay, Chile,Bolivia, Perú y Brasil, donde visitó a losSin Tierra. “Nuestro delirio era llegar aChiapas, pero se nos rompió el micro enEcuador”, revela Balán. Aquel viaje durótres meses y derivó en una crisis. “Lospibes que querían un clásico grupo derock se fueron a la mierda y nos queda-mos los que buscábamos un proyectopolítico-cultural”, describe el cantante.

Los que emprendieron la nueva aven-tura alquilaron una casa abandonada enMonte Castro, en la que montaron un“conventillo cultural y solidario” que setransformó en un verdadero suceso. A talpunto, que el dueño –impresionado por eldesfile continuo de gente- decidió dupli-carles el alquiler en agosto de 2003, lo quepuso al Culebrón de patitas en la calle. Pe-ro Balán y su gente no se amilanaron.

ebajo de un tinglado del Mo-reno profundo, ocho músicosensayan para grabar su nue-vo disco custodiados por untítere de tamaño humano

con la fisonomía de Ernesto Che Gueva-ra. El líder revolucionario tiembla conesos extraños acordes que mezclan el rocksuburbano con la murga y el candombe.El cd, que se llamará El Cuenco de lasCiudades Mestizas, saldrá a la venta enpack junto a un cortometraje y a un có-mic, todo realizado por la Productora Es-cuela Cultural Comunitaria El CulebrónTimbal: un entusiasta emprendimientonacido en 1994 como una típica bandarockera juvenil que hoy se convirtió en elmotor político de treinta organizacionessociales de la zona oeste del Gran BuenosAires. Entre otras muchas cosas, ya logróimponer el presupuesto participativo enSan Miguel, nada menos que el munici-pio que supo ser la patria chica del otroracarapintada Aldo Rico.

Eduardo Balán, el polifuncional can-tante de la banda, marca un tres con susdedos y se larga a cantar. El Chivo, SergioDi Mario, asiente con su barba candadoy comienza a rasgar con furia la guitarra.Ambos formaron parte del embrión fun-dacional de El Culebrón, durante el apo-geo de la fiesta menemista. Ahora ori-llan los 40 y duplican en edad a loscuatro percusionistas del grupo, todoschicos formados en la Escuela de ArtePopular que la banda creó en 1999 en LaHuella, el predio del barrioCuartel v, de Moreno, dondela productora tiene su basede operaciones. Por allí cir-culan 250 jóvenes y adultosque a lo largo de dos añosaprenden teatro, escenogra-fía, plástica, producción au-diovisual, música, edición desonidos y murga.

“Queremos desarrollar unaproductora contundente y só-lida, que parezca un destinoposible para los pibes de losbarrios humildes. Tiene queser contundente en cuanto alo técnico, a lo político y a loestético. Las obras de teatrobarrial no tienen por qué te-ner malos textos, ni mala iluminación. Esolo que hace es reforzar la estigmatizacióny el lugar de la víctima. Hace falta otra es-cuela cultural, distinta a la que promuevela industria. Tiene que ser un modelo deorganización popular que asuma la tareade crear productos, acciones y estrategiasque tengan que ver con la cultura partici-pativa y democrática. Pero si hacemos bo-ludeces para pobres y viene un famosoque hace algo con calidad, perdemos”, seexplaya Balán, tan verborrágico comoapasionado.

El cantante se acerca al micrófono es-quivando latas de pintura y esculturas detelgopor. Anuncia: “Vamos con Bolita Bo-liyé”, uno de los temas que incluirá elpróximo disco. El Chivo se demora ali-sando su melena llovida y aprovecha pa-ra explicar: “Hacemos rock con muchodel conurbano. Acá hay una bocha de in-migración del norte, de países limítrofesy, de una manera no consciente, todo ese

rrios del Oeste fue Caretas y Robabro-ches, coordinada por Raúl Shalom –direc-tor de teatro y miembro del Culebrón– yescrita y actuada por los adolescentesdel barrio El Ceibo, quienes tambiénconfeccionaron el vestuario, compusie-ron la música y fabricaron los títeres gi-gantes con los cuales comparten el esce-nario. Basada en personajes reales, elnombre de la puesta hacía referencia ados bandas –“las de los pibes tranqui yla de los chorros”, explican los protago-nistas– que se enfrentaban entre sí hastaterminar unidas contra el policía, el veci-no que exige mano dura, el candidatoprometelotodo y el dealer de la zona.

El galán del rioba

l viejo Mercedes Benz, pintadode rojo furioso, todavía sigue ro-dando. Lleva tres enormes mas-

carones de papel maché en su frente.Mientras la banda ensaya, José Luis Sotopone primera, el motor ronronea y el ca-rromato cultural comienza a corcovearpor los cráteres de Moreno. Estacionafrente a una escuela, en el Barrio San Al-berto, para comenzar con los talleres queEl Culebrón organiza todos los sábadosbajo el nombre de Barrio Abierto. Tresdecenas de chicos que no superan losdiez años lo esperan. El chofer baja conmucho esfuerzo un escenario desmonta-ble y un sinnúmero de latas de galletitasy de aceite reconvertidas en coloridosinstrumentos de percusión. Los pibes sedividen en tres grupos, elaboran disfra-ces y empiezan a preparar diferentes per-formances que después representaránarriba del escenario.

Alejandro Bermúdez no para de sacarfotos con una pequeña cámara digital. Al-bañil, de 22 años, es uno de los integran-tes del Taller de Comunicación que con-forman los jóvenes del barrio Cuartel v.Ahora están por editar una publicaciónlocal que se llamará El Escarabajo y regis-tra lo que sucede en esta actividad paraescribir una nota. “Yo me acerqué al poli-deportivo de La Huella para participar enlos campeonatos de vóley. Después meenteré de que se estaba formando un gru-po de comunicación organizado por ElCulebrón y me interesó”, confiesa el re-portero que interrumpe abruptamente lacharla para no perderse la toma de la fi-nal del campeonato de bolita con que secierra la jornada.

La jueza del torneo de bochín es la in-sobornable Mariel Rosciano, coordina-dora de los talleres de Barrio Abierto. Larubia, de 27 años, es una de las últimasincorporaciones de El Culebrón, que ensu staff ya reúne a 17 integrantes. Actriz yproductora artística, decidió dejar atráslas luces de neón que la tuvieron, entreotras cosas, como protagonista de Reto-cadas-Humor Ovárico. “Ya no disfrutabadel mundo del espectáculo comercial.Esto es distinto, por ahí más agotadorpero más gratificante.”

Rosciano dice que su máximo objeti-vo consiste en formar gente para que elproyecto pueda continuar más allá de supresencia o la de los miembros históri-cos del Culebrón. También sueña con

Continuaron con su producción itinerantepor los barrios y grabaron su tercer disco,llamado 2163, el número de la calle Sana-bria donde estaba aquella vieja casonaque ya no los contenía.

Fiesta, que fantástica esta fiesta

quel disco lo presentaron en el te-atro Ateneo. Sin embargo, ya habí-an definido que su estética estaba

en las antípodas de un espectáculo tradi-cional y se asemejaba, más bien, a unafiesta: “Mientras que la primera variantesupone que unos actúan y otros miran,pasivos, la segunda opción implica unaconstrucción colectiva donde todos parti-cipan”, señalan. Por esa misma razón,aquella vez el público y los artistas se fun-dieron casi en una misma cosa.

Con esa filosofía festiva El Culebrónencara la mayoría de sus propuestas ar-tísticas. El Aguante Cultural tal vez sea laactividad-símbolo del grupo, en la quellegan a participar 1.200 vecinos. En cadauno de estos encuentros, desarrollados alaire libre en las plazas de los barrios, losartistas locales ocupan el escenario. Tam-bién se monta una radio abierta, una fe-ria de microemprendedores que apues-tan a la economía social, una carpa contalleres de arte y una exposición sobre eltrabajo de las organizaciones comunita-rias de la zona. Si bien por el momentose realizan seis aguantes por año, la ex-pectativa consiste en que en algún mo-mento haya uno por semana. “Es un mo-delo de acción pública cultural ymultisectorial que se organiza en un te-rritorio”, explica Balán intentando teori-zar sobre la movida que su grupo inven-tó. Pero enseguida se preocupa portraducir: “Fundamentalmente es un espa-cio de encuentro con la gente. El nuevomodelo cultural se hace localmente o nose hace. No es verdad que lo grande omasivo sea mejor que lo chico. Al poderle sirve abandonar el territorio, a noso-tros, que tenemos que dar una batallacultural, todo lo contrario. Queremos res-catar el poder que no está organizado.Cuando la gente logra darse una forma,se inventa poder. Hay que dejar de dele-gar y asumir protagonismo”.

Cada Aguante Cultural se organiza enconjunto con las organizaciones comunita-rias locales. En la acción conviven el clubde fútbol, la escuela, los grupos de rock ju-veniles, la murga y el ballet folklórico, elcentro de jubilados y la radio local, de ma-nera que la organización misma ya resultauna suerte de taller intensivo de planifica-ción participativa y comunicación vecinal.Un bastidor, apoyado en un costado delgalpón donde ensaya El Culebrón, tal vezsea el mejor símbolo del entramado quegenera este tipo de trabajos: decenas declavitos rotulados con el nombre de diver-sas entidades están unidos con un piolín,conformando una red que parece emularlas sólidas telas que tejen las arañas.

Los distintos proyectos del Culebrónse van retroalimentando unos a otros.Por eso, en los Aguantes también se ex-hiben producciones de la Escuela de Ar-te Popular. Una de las obras teatralesque más suceso causó en más de 15 ba-

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Comenzó con una banda de garage y hoy es una movida cultural que enlaza a más de cuarenta organizacionesbarriales. Hacen de todo -discos, radio, teatro, publicaciones, talleres, cortos, caravanas y ferias- con un mismoobjetivo: convertir la cultura en un territorio de encuentro y transformación social.

EL CULEBRÓN TIMBAL

El elogio menos pensadoles llegó de parte de Skayy Poli, los míticos inte-grantes de los Redoditosde Ricota. Fue cuando enuna entrevista publicadaen Rolling Stones les pre-guntaron sobre sus here-deros. “Si tengo que pen-sar en quiénes son loscontinuadores de los Re-dondos me fijo en lo quehace El Culebrón Timbal.Eso de inventar algo don-de antes no había nada.”

Aguante el lejano oeste

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En Barrio Abierto, una de las actividades que lleva a cabo ElCulebrón Timbal, los chicos realizan talleres de música, plásti-ca, murga, actuación y títeres. Sin embargo, los Aguantes Cul-turales son las movidas que los hicieron célebres. Llegan a

participar 1.200 personas que montan en las plazas de susbarrios radios abiertas, ferias de microemprendimientos, car-pas con talleres artísticos y escenarios donde actúan bandas ygrupos de teatro locales.

que la Escuela Popular de Arte no sea unmero lugar de esparcimiento sino tam-bién que ofrezca una salida laboral. Poreso, ya piensa en llevar a algunos de loschicos que participan de los talleres paraque trabajen con productores indepen-dientes que ella conoció en su otra vida.Además de los talleres, Mariel se encargade producir el cortometraje que acompa-ñará a El Cuenco de las Ciudades Mesti-zas. Si bien lo protagonizan personajesreconocibles en el barrio, se trata de unaficción fantástica que transcurre en elCruce de Derqui.

El actor principal es Cristian El MonoSoto, un joven de 22 años que trabaja enun vivero y coordina las actividades deBarrio Abierto junto a Rosciano. Casadoy con una niña recién nacida, el mucha-cho –a fuerza de filmación– se está con-virtiendo en el galán del barrio. “Hagode un pibe de la zona, que anduvo en ladroga, salió y quiere hacer una nueva vi-da. Se junta con un político que lo trai-ciona y termina teniendo un problema,porque lo mata”, describe mientras mue-ve ampulosamente sus manos, mancha-das de la témpera amarilla con las quehasta hace minutos pintaba los disfracesque confeccionaba junto a los chicos delBarrio San Alberto.

A los técnicos de la filmación –variosde ellos trabajan en Canal 9– les cuestacreer que Cristian no es un actor profe-sional. El muchacho integra un grupo te-atral autodidacta, Esperanza Joven.Cuenta que se acercó a El Culebrón por-que pocas cosas le dan tanta satisfaccióncomo “sacarles una sonrisa a los pibes”.Desde este año, la organización le pagacien pesos por coordinar el taller sema-nal. “No es fácil decidir a quién renta laorganización y a quién no, –admite Ba-lán– laburamos contra la cultura del asis-tencialismo. Se distribuyen los recursosen función del proyecto político-cultural.En el caso de Cristian, no nos podíamosdar el lujo de que abandone la coordina-ción de los talleres por ir a trabajar undía más al vivero.”

El Culebrón comenzó obteniendo re-cursos a través de subsidios provistos porel Estado o fundaciones nacionales e in-ternacionales. Hoy, el cincuenta por cientode su presupuesto proviene de los ingre-sos que genera la propia organización através de la venta de servicios a distintasentidades o al propio Estado: la edición depublicaciones, el diseño de afiches y pági-nas web, la provisión de talleres o recitalesson algunos de ellos.

El crecimiento de la organización obli-gó a sus miembros a tomar decisiones es-tructurales. Además de Rosciano, este añose integraron un gestor cultural y una mu-jer que proviene de unicef. “Cada vezcrecíamos más y no era fácil delegar. Ade-más, nos metíamos en discusiones grosassin herramientas teóricas para defender-las. Necesitábamos capacitarnos e incor-porar gente que nos ayude a dar la peleaconceptual, política y productiva”, señalaBalán, que enseguida advierte: “Pero en ElCulebrón estamos todos en igualdad decondiciones. No queremos convertirnosen una oenegé que elabora proyectoscon el mero objetivo de sostener a susequipos técnicos”.

La Posta

penas treinta pasos a la izquierdadel tinglado donde ensaya El Cu-lebrón, retumba otra música. “Es-

cuchá esto chabónnn, escucháaaa”, reco-mienda Julián Sánchez, de 19 años,arrastrando las palabras hasta que se des-vanecen en el aire. El Turco, como le di-cen, es locutor y operador de fm La Pos-ta, la radio comunitaria que El CulebrónTimbal creó junto a otras organizacionesen el predio de La Huella.

La cumbia está puesta al mango y ElTurco sigue el ritmo moviendo hasta el úl-timo músculo de su cuerpo. Con una ma-no sacude su mate cebado en vasito de

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cumpleaños y con la otra, el micrófono,que sólo deja de surcar el aire cuando elmuchacho decide intervenir –con esa voztan típica de programa bailantero– paraarengar a los oyentes: “Mucho mp3, mp4pero sabésss, chabónnn, los temas que yotengo están en mi tdk”.

La radio tiene un alcance de 8 kilóme-tros, se escucha en San Miguel, Pilar, elcentro de Moreno y José C. Paz. Su trans-misión es básicamente musical. Según elmomento, pueden escucharse chama-més, rock o música misionera. Y a la ho-ra de la merienda, canciones infantiles.Sin embargo, la función más importanteque cumple la emisora es la de brindarservicios. “Por la radio se difunden cam-pañas como la entrega de medicamentosoncológicos gratuitos, los horarios de lospartidos de la Liga de Fútbol Callejero,pedidos de vecinos, avisos de talleres decapacitación –explica Julián– Acá nadie

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por los cuatro municipios de la zona, enlos que habitan 1.200.000 habitantes.

Cada carroza es una síntesis del traba-jo anual. Son trasportadoras de creacióny denuncias, aunque –asegura Balán- laestética de El Culebrón está muy lejosdel arte de protesta. Para explicarlo, citaal filósofo francés Alain Badiou: “En estaépoca es políticamente potente estarmás cercanos a la comedia que a la tra-gedia, porque la tragedia siempre es elrelato de cómo los grandes poderes defi-nen el destino de los hombres. En cam-bio, la comedia, siempre es un relato quemuestra cómo los pequeños poderestransforman la realidad”.“La batalla –sigue Balán– hay que darla

contra la industria cultural, que es profun-damente antidemocrática. Los mecanis-mos más importantes de producción ydistribución cultural están formateadospor las empresas que nos miran a todoscomo clientes”, argumenta. “Pero mien-tras la producción del sistema es cada vezmás lineal y previsible –analiza– hay unfuerte movimiento de emancipación através de la acción cultural.”

Balán sueña con que la Caravana Cul-tural este año entre a la Capital. Tambiéncon crear un propio canal de televisióncomunitaria, con series y programas na-cidos en la Escuela de Arte Popular. Paramuchos, podría ser la utopía de un soña-dor. Pero él sabe que todo lo que vivehoy nació como una aventura juvenil,tocando rock and roll en un desvencija-do garage.

es profesional, todos estamosaprendiendo.”

fm La Posta nació comocomplemento del periódicoLa Posta Regional, una publi-cación que sostienen 35 orga-nizaciones sociales de More-no, Malvinas Argentinas, JoséC. Paz y San Miguel. Cadauna de ellas elabora sus pro-pios artículos y El Culebrónse encarga del diseño y laedición. Tanto el periódicocomo la radio cumplieron unpapel fundamental en el Mo-vimiento por la Carta Popu-lar, otra iniciativa que tuvocomo protagonista a la ban-da. Durante el año pasado, serealizaron 1.500 encuestas afamilias de 40 barrios paraconocer cuáles eran sus nece-sidades y demandas. El objetivo de lacampaña consiste en elaborar con ellasdiversosproyectos de ley y obligar a laslegislaturas locales a votarlos.

Bajo el lema “la democracia que que-remos es posible” y con los resultadosobtenidos se confeccionó una especie demanifiesto que fue publicado en la edi-ción de abril de La Posta Regional. Ade-más, las organizaciones se dividieron enseis comisiones: Economía Social, Depor-te y Fútbol Callejero, Derechos Huma-nos, Infraestructura y Servicios Públicos,Herramientas Legales y Cultura, coordi-nadas por El Culebrón Timbal.

Las organizaciones de SanMiguel son las que más avan-zaron con la Carta Popular.Lograron que el Concejo Deli-berante local aprobara la Leyde Presupuesto Participativo.Aunque, dicen, hecha la ley...Hasta ahora, la Comuna no fi-jó qué porcentaje del gastomunicipal quedará a cargo dela decisión de los vecinos. Poresa razón, Balán es el primeroque abandona el ensayo. “Metengo que rajar”, avisa a suscompañeros y emprende rau-do viaje hacia el Barrio Ma-nuelita, a 15 minutos de LaHuella. En la Unión de Fami-lias Obreras –una sociedad defomento fundada en 1956 porla militancia sindical– está apunto de comenzar una asam-

blea de organizaciones locales para deba-tir estrategias que ayuden a definir la si-tuación. “Con que sólo se determine undiez por ciento para el presupuesto partici-pativo, cada uno de los 30 barrios de SanMiguel contará con 400.000 pesos anua-les para las obras que considere necesa-rias, más allá de las que decida hacer porsu cuenta el gobierno”, explica el cantante.

Las organizaciones que conforman elMovimiento por la Carta Popular coinci-den, cada fin de año, en otra actividaddiseñada por El Culebrón: La CaravanaCultural por los Barrios. Nada menosque un desfile de carrozas que transitan

La banda de rock nació en 1994. Después de un viaje por América Latina, sus inte-grantes decidieron dedicar su arte a la transformación social. De los doce músicosque hoy componen el grupo, quedan tres de la formación original. Cuatro percu-sionistas salieron de la Escuela de Arte Popular que El Culebrón creó en 1999 en

La Huella, el predio de Moreno donde el grupo armó su base de operaciones junto a otras organizaciones sociales. Más de 250 jóvenes y adultos transitan cadaaño por esa experiencia creativa. Varios egresados participarán del cortometrajeEl Cuenco de las Ciudades Mestizas, de próxima aparición.

El Culebrón Timbal Dirección: Ruta 24 (ex 197) y BaigorriaParada Pascualone, Cuartel V, Moreno,Pcia. de Buenos Aires. Teléfono: 02320-452423Mail: [email protected]: www.culebrontimbal.com.ar

El Movimiento de la CartaPopular es uno de los tra-bajos que muestran queEl Culebrón Timbal buscatransformaciones políti-cas a partir de lo cultural.La iniciativa fue impulsa-da por la banda junto aotras organizaciones, yprovocó que los vecinosde cuatro municipios seorganicen para imponerlela agenda de gestión asus gobernantes. Los quemás lejos llegaron fueronlos de San Miguel, quie-nes consiguieron que laLegislatura local apruebela Ley de PresupuestoParticipativo.

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fuera también un generador de fuentes detrabajo. Por eso estudiamos en serio el te-ma del financiamiento. El desafío es nodistorsionar el objetivo. ”Por el momento,Radio Gráfica no cuenta con licencia ofi-cial, aunque conformó una asociación ci-vil, sin fines de lucro, con la expectativa delograrla. Semanas atrás se enteraron deuna denuncia formulada ante el comfer,por supuestas interferencias. Martina No-ailles, periodista de uno de los programasde la radio, cuenta: “Supimos que habíauna orden en la Comisión Nacional deComunicaciones para decomisar la radio”.Por temor a que se hiciera realidad estaamenaza, durante dos semanas no salie-ron al aire y se turnaron para cuidar losequipos, que son propiedad de la Coope-rativa. También hicieron una campañaque logró reunir el contundente apoyo degremios, legisladores, artistas y organiza-ciones sociales. “Ya nos reunimos con Ju-lio Bárbaro –titular del comfer– que nosderivó a un grupo de asesores. Ellos nosdijeron que estaban viendo de qué formase podría evitar que se efectivice la ordende la Comisión Nacional de Comunicacio-nes”, cuenta Martina. Pero el principalproblema es la propia Ley de Radiodifu-sión, hija de la dictadura. En esa letra unaexperiencia como Radio Gráfica no tienecabida. Un acuerdo provisorio fue la únicamanera de sortear los obstáculos y volvera transmitir desde el 89.1 de la fm. Allí es-tán ahora, sintonizando la realidad, recu-perando aire.

La grilla original ya marcaba el espíritude la radio: un ciclo sobre fábricas recu-peradas, otro de murgas y también un ra-dioteatro, El Vengador del Riachuelo, reali-zado por el Grupo de Teatro CatalinasSur. Además, se grabaron programas contestimonios de vecinos y otro de home-naje a los desaparecidos de la zona. “Peroojo: no queremos hacer una radio mili-tante, porque a la hora de escucharla teaburre. Aunque tenemos una clara postu-ra editorial nacionalista popular, no existeuna bajada de línea detrás de otra. Quere-mos una radio atractiva, que sea escucha-ble y le brinde servicios al barrio: con cla-sificados, mensajería y lugar para laagenda de la zona. Se trata de una radiourbana y por eso queremos sacarla a lacalle, que haya corresponsales populares,tener presencia en el barrio”, explica Vio-leta Burkart, una de las integrantes del co-lectivo de comunicación.

Desde la expropiación, Gráfica Patri-cios no paró de crecer. Cuando tomaron laplanta eran 28 trabajadores y dos añosdespués ya eran 65. A poco de andar,abrieron una escuela secundaria técnica,con especialización en el oficio gráfico. Ensus instalaciones también funciona uncentro de salud y el actor Norman Briskiofrece talleres de teatro. Ya sumaron la ra-dio y sueñan con la televisión. Semejantedesarrollo motivó que la Fundación Socialpara el Bienestar de la Gente –muy ligadaa Mauricio Macri- les ofreciera dinero parasu funcionamiento. “Le dijimos elegante-mente que no. Les explicamos que acer-carnos a ellos sería contradictorio connuestro espíritu autegestivo.”

El financiamiento, sin embargo, no esuna cuestión menor. “Pero si hubiésemosempezado por la cuestión del dinero, nun-ca lo hubiéramos hecho. Es todo un desa-fío encarar un proyecto comunitario sinque eso signifique pérdida económica.Porque hay que pagar la luz, el teléfono, alos operadores, los viáticos. También estála cuota de Sadaic y la del sindicato de Lo-cutores. Además, sería ideal que la radio

uando en marzo de 2003 lostrabajadores ocuparon laplanta de los Talleres Gráfi-cos Conforti reclamando elpago de salarios adeudados,

comenzaron a recorrer la planta y transi-taron por vericuetos jamás explorados.En el último piso descubrieron una bi-blioteca, un estudio de televisión y otrode radio. Desde allí, en la frecuencia 98.5,transmitía la fm Radio María, pertene-ciente a un sector de la Iglesia católica.“Al principio no le dimos mucha trascen-dencia porque necesitábamos comer. Peroal año, como el estudio también estabaexpropiado, empezamos a pensar en laradio propia. Muchas organizaciones delbarrio colaboraron con nosotros en elmomento de la toma y ésta es una mane-ra de devolverles lo que pusieron. Quere-mos que la radio sea una herramienta delos vecinos. Además, nosotros imprimía-mos, por ejemplo, El Cronista Comercial.Sabemos el poder político que tiene la co-municación. Entonces pensamos en apro-vechar la infraestructura para crear unpensamiento alternativo”, explica Eduar-do Montes, uno de los cooperativistas.

Los trabajadores hicieron un inventariode necesidades, área por área, y repararonlo que estaba descompuesto. Lo hicieroncon los fondos recaudados en los festivalessolidarios, donde actuaron Peteco Carabajaly Jaime Torres. Junto a periodistas, amigos yvecinos, comenzaron a dictar talleres de ca-pacitación técnica y artística y a discutir lalínea editorial y la programación. “Todo sedebate en la asamblea del colectivo de co-municación, donde los trabajadores tienenmucha participación. No queremos que pa-se como en otras fábricas, donde hay cen-tros culturales o actividades que les pasanpor el costado a los laburantes. Tambiénconsultamos con los vecinos, porque ellosserán la audiencia –señala Montes–. Así des-cubrimos que una de las principales de-mandas es un programa de prevención desalud que hacemos en colaboración con elHospital Argerich.”

RADIO GRÁFICA

Recuperar el aireLa Cooperativa Gráfica Patricios fue la primera empresa recuperada por sus trabaja-dores que tuvo su propia radio. Pueden escucharla los vecinos de Barracas, La Bocay San Cristóbal, a pesar de las amenazas de borrar su frecuencia: fm 89.1

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Radio Gráfica FM 89.1Contacto: Eduardo Montes y Violeta BurkartTeléfono: 4301-8267Dirección: Av. Patricios 1941, Cap. Fed. E-mail: radiográ[email protected]

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Traducciones en varios idiomasCorrecciones de estilo, ortografía, diseño Servicio de Desgrabaciones Redacción de [email protected]: 4981-7212

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Prensa y comunicaciónValeria Gatman

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20 DICIEMBRE 2007MU

asumir que para los Sin Tierra es positivoel triunfo de Lula, aun sabiendo que no vaa promulgar la reforma agraria. Para esemovimiento, que incluye a dos millonesde personas en cinco mil asentamientosrurales, no todo puede resumirse en laruptura con el capitalismo y el no pago dela deuda, entre otras cosas porque tieneque asegurar día a día un mínimo de ali-mentación a sus miembros. Y, sobre todo,porque su carácter antisistémico no pasapor “hacer un llamado a la expropiacióndel capitalismo” sino por intentar sobrevi-vir –a pesar y dentro del sistema– procu-rando no reproducirlo, lo que implicaalentar nuevas formas de trabajar, de auto-educarse, de cuidar la salud y un sin finde cuestiones que hacen a la vida cotidia-na. Y que tienen escasa relación con el dis-curso. La teoría revolucionaria clásica hasido puesta en cuestión por la práctica deunos cuantos movimientos (sobre todo losindígenas de Chiapas y Bolivia y los sintierra, pero cada vez más por las feminis-tas y otras supuestas “minorías”) en unpunto clave: la exigencia de una “ruptura”con el ancien régime como eje en torno alque deben giran los cambios. La lógica bi-naria reforma-revolución ha dejado defuncionar hace tiempo para explicar el ca-rácter de los procesos sociales.

Mirada eurocéntrica

ouraine sostiene que “en la mayo-ría de los países latinoamericanosla desigualdad se ha transformado

de tal forma en un dualismo estructural,que el continente parece incapaz de lograrlo que Gran Bretaña y otros países, inclui-dos Estados Unidos y Francia, pudieroncrear: algo que va más allá de la democra-cia política, pero que no la destruye e in-cluso la refuerza, es decir, una democraciasocial fundada en el reconocimiento delos derechos de los trabajadores”. Pareceabusivo tomar al Primer Mundo comoejemplo de democracia social, por dos ra-zones casi elementales: cada continente ycada país, en función de sus propios recur-sos, creará lo que pueda sin necesidad deponer por delante modelos que difícil-mente se adapten a estas realidades. Pare-ce difícil hablar de “derechos de los traba-jadores” en un continente donde dostercios, como mínimo, de la fuerza laboralson precarios e informales.

En segundo lugar, el sociólogo francésdeja de lado algo básico para quien se re-clame de izquierda. ¿Hasta qué punto las“democracias sociales” europeas, construi-das en el período de los Estados benefac-tores, no han sido lubricadas por el proce-so de exportación de capitales, o sea porel imperialismo? Todo indica que en lamayor parte de los países de América La-tina el primer paso democratizador debeser la descolonización y despatrimoniali-zación de los estados, que son una claraherencia colonial por donde se los mire.¿No fueron acaso los países del Norte ysus transnacionales los que impidieronque en esta parte del mundo funcionaraalguna forma de Estado del bienestar?¿Quiénes sustentaron a las elites localescada vez que corrían el riesgo de perder elmango de la sartén?

A esta altura de la historia, entre perso-nas de izquierda no debería dedicarsetiempo a explicar que “la lucha contra lasdesigualdades” que reclama Touraine, yque ciertamente está lejos de avanzar, re-quiere la ruptura con aquellos que se hanbeneficiado de esas desigualdades: entrelas que destacan las grandes empresas delPrimer Mundo, buena parte de ellas euro-peas, francesas y españolas. El desarrollis-mo y el proceso de sustitución de expor-taciones colapsaron, entre otras razones,por la actitud de esas empresas y de losgobiernos que las apoyaron. Y eso debe-ría ser casi un lugar común que los inte-lectuales de izquierda del Norte no debe-rían soslayar.

Mientras Petras cree que las farc yquienes piensan como ellas son el núcleo

de los “neoliberales pragmáticos” ubica aestos tres mandatarios y, sin mencionarlo,al actual presidente de Ecuador, RafaelCorrea. En el cuarto bloque, el de los “ne-oliberales doctrinarios”, coloca a MichelleBachelet (Chile), al presidente mexicanoFelipe Calderón y al colombiano ÁlvaroUribe, porque “siguen al pie de la letra losdictados de Washington”.

Touraine, en un artículo publicado enla revista Nueva Sociedad titulado “EntreBachelet y Evo Morales, ¿existe una iz-quierda en América Latina?”, ensaya unalectura más ambiciosa pero arranca conuna afirmación desconcertante: “Las cate-gorías de izquierda y derecha pierden sen-tido en América Latina”. Descartando estelenguaje, sostiene que el desafío que en-frenta el continente es “ubicar las luchassociales dentro de un marco institucionaly democrático”, como sucede en Europa yEstados Unidos. Y continúa con otra afir-mación también sorprendente: “Hoy Amé-rica Latina parece más lejos de encontraruna expresión política para sus problemassociales que hace treinta años”.

Para Touraine el principal problema dela izquierda es no haber construido un la-zo entre movimientos sociales y partidospolíticos, que sería la clave para su ansia-da institucionalización de lo social. De unplumazo descarta el amplio abanico queva desde el zapatismo a Lula. Del primerodice que la “esperanza nacida del alza-miento zapatista ha desaparecido”, y semuestra decepcionado con Lula por su“renuncia a elaborar un proyecto a la vezpolítico y social del cambio”. La conclu-sión es sencilla: “Esto nos obliga a hablarde un fracaso fundamental de las solucio-nes que podríamos llamar de izquierda enel conjunto del continente”.

Así como Petras se empeña en incluir ala fuerza a todo el complejo entramadode la izquierda político-social del conti-nente en cuatro categorías que suenanantojadizas, Touraine extrapola a nuestrocontinente una realidad que ha funciona-do bien en el suyo pero que –salvo que sepresuponga que todo el mundo debe asu-mir el recorrido europeo– no parece evi-dente que sea el camino adecuado urbi etorbi. Las preguntas se agolpan. ¿Creenambos analistas en la centralidad de lopolítico-partidario cuando todo indicaque en América Latina las sociedades ci-viles vienen desbordando estas institucio-nes? ¿Pueden seguir siendo la referenciaal imperialismo y la actitud hacia la deu-da externa la clave de bóveda para com-prender los sinuosos derroteros de losmovimientos? El “lazo” que defiende Tou-raine entre movimientos y partidos, ¿noha sido en la historia reciente la mejorforma de domesticar a los primeros al su-bordinarlos a los segundos?

Petras, que se ha distanciado del MST

por su “pragmatismo”, parece no querer

s casi un lugar común entrelos intelectuales del PrimerMundo considerar que enAmérica Latina el pénduloestá oscilando hacia la iz-

quierda. Se ha extendido la opinión deque nuestro continente es hoy una suertede laboratorio de alternativas, que no po-cos ven con entusiasmo y esperanza, qui-zá como contrapartida de la situación po-co atractiva que viven en sus propiospaíses, donde potentes movimientos –co-mo el que ganó las calles hace pocos añoscontra la guerra en Irak– lucen hoy desfi-brados y aletargados.

Sin la menor pretensión de agotar el te-ma, un breve repaso a recientes artículosde un puñado de intelectuales –los esta-dounidenses Noam Chomsky y James Pe-tras, el francés Alain Touraine y los auto-res de Imperio, Michael Hardt y ToniNegri– es suficiente para develar tanto elpredominio de un análisis simplificadorque rehúye las complejidades por las queatraviesa América Latina, como el trasladoa realidades lejanas de problemas domés-ticos del Primer Mundo.

La reducción a lo simple

n un reciente artículo titulado“América Latina: cuatro bloquesde poder” (La Jornada, 10-3-07) Pe-

tras sostiene que a nivel de organizacionesla “izquierda radical” del continente se re-duce a las Fuerzas Armadas Revoluciona-rias de Colombia (farc). En ese mismobloque incluye a “sectores” de movimien-tos urbanos y campesinos de Venezuela,de El Alto (Bolivia), del Movimiento de losSin Tierra de Brasil, así como parte de losmovimientos sociales de Ecuador, México,Perú y Argentina. El segundo bloque estáformado por lo que denomina como “iz-quierda pragmática”, entre las que destacaa Hugo Chávez, Evo Morales y Fidel Cas-tro, además de los grandes partidos de iz-quierda de Centroamérica y Sudamérica,los dirigentes del MST de Brasil, la centralsindical cta de Argentina, el prd de Mé-xico y el mas de Bolivia. Los considerapragmáticos porque “no hacen un llama-do a la expropiación del capitalismo ni alrechazo de la deuda ni a ruptura algunade relaciones con Estados Unidos”.

Sorprende, por ejemplo, que Petras in-cluya en la misma bolsa al Presidente cu-bano y al prd mexicano, uno de los par-tidos más moderados de la izquierdacontinental. Más aun, cree que Chávez esun radical pragmático que Estados Uni-dos “puede acomodar”, y sostiene que Cu-ba ya no es radical porque “le tendió lamano diplomática a Uribe (presidente deColombia), rechaza la izquierda revolucio-naria de las farc y respalda en público aneoliberales como Lula da Silva, NéstorKirchner y Tabaré Vázquez”. En el bloque

PETRAS, TOURAINE, CHOMSKY, NEGRI

El arte debajar línea¿Cómo cuentan Latinoamérica los intelectuales del Pri-mer Mundo? El escritor Rául Zibechi resume aquí losprincipales argumentos de los más importantes referen-tes del pensamiento progresista. Y los lugares comunesque repiten. Un llamado a la realidad.

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de la revolución latinoamericana, Tourai-ne sostiene: “el futuro político del conti-nente depende de las oportunidades deBolivia de construir y hacer realidad unmodelo de transformación social y, al mis-mo tiempo, ganar independencia respectoa la retórica de Chávez”. En su opinión, esel gobierno de Evo el mejor situado paravincular la lucha por la desigualdad con lalucha por la democracia. Pero no pareceque ese gobierno pueda hacer ambas co-sas, o alguna de ellas, sin desmontar unEstado colonial que excluye a dos terceraspartes de los bolivianos y que sostiene losintereses de empresas del Norte. Las difi-cultades que encuentra Evo para realizaruna efectiva nacionalización de los hidro-carburos enseñan una triple alianza entrelas multinacionales, los gobiernos donderesiden y las elites locales. Sin dar ese pa-so es impensable comenzar a luchar con-tra las desigualdades.

El papel de la crítica

emasiado a menudo la mirada delos intelectuales de izquierda delNorte define una agenda que no

está asentada precisamente en las necesi-dades, problemas o urgencias del Sur. Es elcaso de Negri y Hardt, quienes vienenmostrando sus simpatías por los gobier-nos progresistas y de izquierda del conti-nente pero desde una mirada bastante aje-na a la región. En una entrevista de finesde 2005, Hardt defiende la siguiente tesis:“Las alianzas de estos países pueden pro-vocar transformaciones en las relacionesinternas del Imperio”. En suma, son im-portantes como forma de frenar a GeorgeW. Bush y potenciar el multilateralismoque tantos analistas defienden. Lo cual pa-rece evidente que sería muy positivo parala salud de la humanidad y, aun, para lospueblos latinoamericanos. Pero la realidades harto más compleja: la gente no se hadedicado a luchar durante décadas pararesolver contradicciones del Imperio, aun-que el resultado bien pueda ser ése.

Incluso alguien tan mesurado y sensatocomo Noam Chomsky cae a menudo endescribir la realidad en negro sobre blanco.En el artículo “Latinoamérica declara su in-dependencia” señala: “Desde Venezuela aArgentina, la región se alza para derrocar ellegado de dominación externa de los últi-mos siglos”. Y un medio tan sólido y sen-sato como Le Monde Diplomatique, dirigidopor Ignacio Ramonet, suele lanzar las cam-panas al vuelo a la hora de celebrar proce-sos de cambio como el venezolano. El res-paldo de Ramonet al gobierno de Chávez,así como a la Revolución Cubana, formaparte de un compromiso saludable porparte de los intelectuales del Primer Mun-do. Pero ese posicionamiento se hace lasmás de las veces a costa de omitir las críti-cas o de dejar pasar orientaciones poco fe-lices como las que muestra el actual deba-te acerca del “socialismo del siglo xxi”lanzado por el Presidente de Venezuela. So-bre este tema, son precisamente los intelec-tuales europeos los que están en mejorescondiciones para fomentar un debate nece-sario y urgente, en base a la experienciadel “socialismo real”.

Es cierto que las intelectualidades euro-pea y estadounidense fueron y son fuentesde inspiración ineludibles para las izquier-das –políticas, sociales, académicas, cultu-rales– latinoamericanas. Pero este conti-nente está hoy en condiciones de hacersus propios análisis y diagnósticos y hastade proponer soluciones, las más de las ve-ces apoyadas en estudios nacidos en elNorte, aunque se registra una creciente“autonomía epistemológica”. Las relacio-nes interculturales, que de eso se trata, sonun desafío por el que apenas comenzamosa transitar. Y uno de los peores efectos quetienen los análisis simplificadores, comolos de Petras y Touraine, es el de fomentarun conjunto de certezas que no contribu-yen al debate ni abren el juego a la diversi-dad de opiniones, incluyendo a todos losinvolucrados en el cambio social.

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21JUNIO 2007 MU

Yuyo rebeldeLUIS FELIPE NOÉ EN EL MUSEO DE ARTE MODERNO

En el segundo piso del Palacio del Correo un museoperdido encontró un refugio provisorio y lo ocupó conuna muestra de este artista único. Ésta es la crónica deun encuentro cercano con él y su obra.

“El arte, especialmente la pintura, bus-ca los espacios entre las cosas. Lo innomi-nado. Hay una cantidad de cosas que notienen nombre. La poesía trata de asir esoy la pintura también”.

Su palabra pinta. “La palabra no es ortopedia de la ima-

gen, se intercala, se incluyen.”Y sus trabajos hablan. Un enorme

montaje en el fondo de la gran sala tieneen caótico orden imágenes de la historiaargentina. Es una suerte de cuadro vivo.

¿Por qué así Maestro?“No sé, es un despelote, la historia ar-

gentina es un despelote…”Yo busco alguna teoría brillante y él me

desarma todos y cada uno de mis inten-tos. Voy por más:

¿La preferencia, alguna en particular?“No están acá.”

iro al muñeco. Blanco. Me rindoante este hombre tan sencillo, tancontundente, tan artista…

“Como artista lo que me interesa es elclima. Mi tema es el caos. Caos es el verda-dero orden de la vida. Orden es estático ynada hay estático en la vida. Caos es elfluir de la vida…”

Entiendo entonces mi desconcierto: nopuedo explicar el caos porque, como el ta-lento, no tiene explicación. No es necesa-ria. Es imposible.

“Todos los que se metan con la palabrame interesan.”

Noé me está hablando ahora de JamesJoyce, pero yo siento que me arrincona.Claro, imposible para mi torpeza.

os estamos despidiendo, cuandome atrevo. Me han dicho que ustedpodría ser algo así como un rebel-

de que, artísticamente, está solo ¿Es así? Piensa. Se detiene. Sonríe. “Todo lo que dicen los demás de uno

en una dirección o exactamente lo con-trario, tiene algo de razón. ¿Ser rebelde ami edad? (se ríe nuevamente). Se estásolo porque sólo el artista puede deciresa cosa. Siempre uno sigue solo...”

No crea Maestro...

“El strip tease de la pintura finalizó. Enel Renacimiento se viste con la perspectiva,el claroscuro. Pero a partir del Romanticis-mo empieza a quitarse ropa para conocerseen su propia esencia. Empieza a mirar a suotra prima hermana, la música y su estruc-tura abstracta. La primera es la literatura.El arte abstracto deja demodé la idea de re-presentar con línea y colores. La línea cuan-do se abre se asemeja a los verbos y el co-lor, a un adjetivo calificativo.”

No es un casete o la letanía monótonade lo dicho mil veces. Muchas veces diceque no sabe, que no tiene idea, insiste consu concepción del despelote humano, co-mo si él participara de ese despelote… En-fatiza, recorre, me corrige, cuenta historiasy se apasiona. Es un hombre apasionado.A veces se detiene. Por momentos mira elvacío enorme de ese salón y en otros, sumirada me recorre con calidez, con firme-za. Despliega una erudición notable, perocon una sencillez griega.

“Lo que hay es una crisis de imago mun-di. Griegos, Renacimiento, entre otros, tení-an una imagen del mundo sin que hubiesenecesidad de recorrer autor por autor. Hoyeso está faltando.”

na señora con dos nenes duda yduda hasta que finalmente seacerca y le dice que los chicos

quieren saludarlo. La nena (¿seis?) le dice: –Te felicito, pintás muy bien...

Sonríe el maestro (niega ser un maes-tro) y me dice en un guiño: “Los mejores críticos son los niños”.

Maldito niño. Hace fácil lo que a míme hace temblar las rodillas...

Algunos náufragos de ese domingo a lamañana empiezan a acercarse tímidamen-te y escuchar todo lo que me va contando.Una suerte de visita guiada de lujo. Él metrata como si yo fuese la única persona enel mundo y como si mi vida dependiesede su explicación. Descanso en sus espal-das mientras sobrevuela por figuras y ex-plica que todo es pintura, que el anunciodel fin del arte es una pavada (bah, diceque son pelotudeces). Me deja sin alientocuando afirma:

No viene y casi, casi, siento alivio. Perono. Lo llamo por teléfono desde la tibiezadel sol en la puerta. Se olvidó y se vieneenseguida.

Uno de los plásticos más importantesde la Argentina del siglo xx baja del taxicon una caja de ravioles que compró enun supermercado chino para poder pagarel viaje con cambio, se disculpa y mecuenta que ayer cumplió 74 años. Es unhombre afable, de mediana estatura, abru-madoramente sencillo, que con toda natu-ralidad me pasa la caja de ravioles y sepone en manos del fotógrafo para todaslas tomas.

“Como artista lo que me interesa es el clima.” Me preparo para el desafío. ¿Cómo ar-

mar el juego para no hacer de mi ignoran-cia un estandarte, para no parecer afectadoy sabihondo, para no quedar en ridículo yaprovechar este momento? ¿Cómo?

“Las palabras pueden decir mucho menosde lo que pueden decir.”

Noé sonríe. Y me lleva puesto.Con una naturalidad avasallante, to-

ma decididamente el timón del decir y elexplicar. Recorre filósofos y corrientes depensamiento mientras piensa y meditaacerca de su propio decir.

río de domingo a la mañana.La salida del sur de BuenosAires rumbo a la malqueridaCapital la hice con un sustoextraordinario. Rezando para

que el Metropolitano (flamante estatiza-ción, post quema de Constitución) no seplantara en medio del viaje y entonces…

Ocho mil preguntas posibles, por lomenos media docena de encuadres paraabordar la entrevista a Luis Felipe YuyoNoé. El peso de los grandes. Uf. Otroenorme susto como antídoto a esa segu-ridad que a veces emana de mi profesióny que no es otra cosa que soberbia: el fa-moso baño de humildad aparecía final-mente (¡qué momento!).

La exposición está en el segundo pisodel palacio de Correos. Salas inmensas,blancas, vacías de gente, una especie desantuario sin fieles, de dioses aburridosesperando una adoración que tarda en lle-gar. Y el frío. Y yo tenso, charlando con elfotógrafo esperando que Él llegara. Mirésus obras. Una y otra y otra vez.

Cuánto vigor, cuánto color aun en elblanco y negro, cuánta musculosidad y ter-nura. No entiendo de estas cuestiones perolas amo y me gustan. No sé si se trata de en-tender, pero miro y siento y espero.

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22 JUNIO 2007MU

El rock kumbiancheroSHE DEVILS

Este trío que se lanzó con la potencia del rock punk para denunciar la hipocresía social ahora está experimentan-do en paralelo con un símbolo de la época: la cumbia villera. Pero con estilo propio, calidad musical, humor ymarca personal: kumbia queer. ¿El motivo? Para ellas el rock se ha convertido en una pavada atómica.

i el arte genuino consiste enla capacidad de creación yde romper las jaulas, She De-vils, mítica banda de muje-res del punk rock, está to-

mando una decisión puramente artística.Inés se pone seria y anuncia: “El punkrock lo toca la clase media, o sea yo tocopunk rock, pero la cumbia villera es delas clases bajas, las que están contandoen sus letras cómo es el barrio, cómo esla calle. Creo que hoy esa música estáocupando el lugar de rebeldía que debe-ría ocupar el rock o el punk. Y además esmucho más alegre”.

Pilar es más directa aun, por si hacíafalta: “El rock está convertido en una pava-da atómica y superficial, la cumbia suenamucho más real”.

A partir de esa definición, el trío SheDevils, productor de una avalancha de so-nido rockero en cada una de sus presenta-ciones y discos, se ha largado en paralelocon una experiencia novedosa y arriesga-da, que en realidad forma parte de la mis-ma lógica con la que han actuado siem-pre: buscar ese lugar de rebeldía y arte. Sinjaulas. Pero como las She Devils, dice lapropia Inés, son de clase media, su entra-da a la cumbia se produce a partir del hu-

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23JUNIO 2007 MU

para rockear terminaron bailando al rit-mo de la cumbia y tarareando algunosrocks adaptados y otras cumbias de con-sagrados como Gilda. De las She Devils,es Inés la más fanática del género: “Notiene mucha vuelta: el rock se volvió abu-rrido y la cumbia esta re buena”, senten-cia. “La cumbia villera cuenta lo que estápasando, cuenta la realidad y ocupa el lu-gar de rebeldía que tendría que ocupar elrock o el punk”, dice levantando la voz.Agrega: “A mí me copan Pibes Chorros,Metaguacha, Gilda. Ojo, hay cosas bue-nas y malas dentro de la cumbia, hay queir buscando”, aconseja.

A raíz de toda esta novedad, la bandaNo sos under les hizo un contacto con LosDragones de Puerto Madryn, banda decumbia con la que para este año van agrabar un disco: “!Mirá si terminamos ar-mando una movida por todos lados conespíritu cumbiero-punk–hacelo vos mis-mo!”, sueña Pilar.

Ali Wah Wah es la que impulsó el via-je a México. “Allá va a ser como acá, to-do a pulmón, y estamos re felices de po-der hacerlo así”, coinciden Inés y Pilar.Aunque no saben mucho aun sobre suitinerario, adelantan que Ali creó la gira“invadecuartos”, caracterizada por la in-tromisión de bandas en hogares de ami-gos de todo el país.

El pasaje del punk rock a la cumbia (ala que llaman kumbia) implica todo uncuestionamiento. Pilar: “El rock está bas-tante superficial, se ven bandas más pre-ocupadas por tener la última guitarraque salió que por hacer cosas nuevas.No hay novedad, las bandas nuevas noestán experimentando mucho”. Patricia:“Me gusta Intoxicados, las letras del Pityson muy buenas… pero en general creoque las letras de los nuevos grupos derock son todas iguales”. Inés, ha sido di-cho, le otorga el actual lugar de la rebel-día a la cumbia mucho más que al punko al rock.

La entrada de las chicas a la cumbia nose ha dado, sin embargo, por el lado de re-flejar la crónica de la realidad, sino másbien por la veta del humor. Una reivindica-ción de rebeldía, pero no explícita, sino im-plícita en la alegría y el baile, y la ruptura,contra un rock que sienten que hasta cuan-do dice cosas fuertes se ha vaciado.

Isla con chicas, por ejemplo, está ins-pirado en un tema de Madonna: “Ano-che una mina en San Telmo / me reco-mendó un lugar sensacional / lleno dechicas bonitas / yo ya quiero estar ahí,lejos de aquí”.

Chica de metal es, tal vez, la cumbia quemejor define el momento actual de estasmujeres. Algunas frases:

Siempre fue feliz con el blues de Pappo y su grupo RiffPero en un dos por tres se peinó el copete como Luis Miguel Se dejó llevar con los Metaguacha olvidó a Motorhead. Ahora es villera, todo gracias a mí Pero es roquera y así la conocíSe fue y me dejó.No aguantó la cumbia, regresó al rock

Tal vez no se trate de extrañar a nadie, si-no de reconocer que Patricia, Inés y Pilarson fieles a su lema punk, que están trans-formando inesperadamente en oleadas dekumbia: “Cambiar el mundo es hacer loque querés”.

mor y la creación de un nuevo grupo,Kumbia Queer, que se presenta del si-guiente modo en el sitio myspace dondese pueden escuchar sus canciones: “Seislocas punk and rollers aburridas del rockactual deciden autoexplorar su lado Kum-bianchero y Queer haciendo canciones dechicas para chicas”.

La enumeración de las influencias quereconocen sobre esta etapa es en sí mismaun manifiesto: Ze Do Caixao, Pibes Cho-rros, Black Sabbath, Lia Crucet, The Cure,Riki Maravilla, Ramones, Rigo Tovar,Nancy Sinatra, Celia Cruz, Ofelia y La chi-ca del calendario (cumbia en la que inter-pretan los sueños de un empleado de ta-ller mecánico ante el póster de unamodelo que exhibe lubricantes).

Gesto de liberación

as She Devils están por viajar aMéxico pero antes dieron un reci-tal en el cbgb de Buenos Aires.

Música fuerte sobre el escenario, una bolade resonancia producida por Patricia Pie-trafesa (bajo y voz), Pilar Arrese (guitarra yvoz) e Inés Laurencena (batería). Bailancon sus instrumentos y los sacuden parasacarles un sonido roto, bien punk rock.La actitud y la alegría que transmitencuando tocan es avasallante y la gente res-ponde: baila, salta, descarga.

La banda tiene un recorrido que estácumpliendo diez años. Se formó en 1997,tiene sello propio y tres discos editados.Su primer single se llamó El aborto ilegalasesina mi libertad y fue grabado junto ala extinguida banda amiga llamada FunPeople. Otro de sus singles se tituló Per-versos, desviados & invertidos, un discoque Patricia define como gay punk y que,al igual que el anterior salió a la ventacon una serie de notas vinculadas al te-ma. El concepto fue el de acompañar lamúsica con información y definía un esti-lo de las chicas, parte de la generación deartistas que leían Expreso Imaginario, PanCaliente y Mutantia, por hacer algo de his-toria que impulsó, además, el “hacelo vosmismo” que podría interpretarse como:no te resignes a las discográficas ni a na-die, y lanzate con tu propio proyecto a ha-certe oír.

Todo un estilo: las She Devils autopira-tearon su nuevo disco Horario Invertidopara presentarlo en ese show de fines demayo. “Lo editamos nosotras, y vamos ahacer copias para llevarnos a México”, ex-plica Pilar. Patricia define: “Es un discocorto, veloz, aglutinamos algunas cancio-nes nuevas con versiones y colaboracio-nes de amigos”.

Durante mayo organizaron un ciclo deconciertos de punk rock. Lo interesantede esta experiencia, según Patricia –quienpensó y organizó la propuesta– es la acti-tud de los grupos y de la gente que se in-volucró para organizar: “Desde el chicoque diseñó los volantes hasta los gruposque vinieron a probar sonido a horario, arepartir volantes, a ayudar a atender la fe-ria de discos y fanzines”. Distribuyeron lorecaudado con las entradas entre todos yPatricia regaló una botella de fernet a ca-da una de las bandas que participaron:“Mi sueño es poder darles plata o tener-les comida y cerveza pero todavía no sepuede”. Los grupos que se presentaronfueron Monchones, Distorsion Surf, Uto-pians, I Suck, Marcelo Pocavida, Os Maca-

bros, Vedettes y Chris Brush & The Blac-kulas. Además hubo proyecciones de vi-deo documentales de bandas y lecturasde poesía en las que estuvo Leonor Sil-vestri, entre otros escritores. “La convoca-toria es una excusa para hacer algo, no esque yo piense que el punk va a cambiarel mundo”, se excusa Patricia. “Lo impor-tante es juntarse y que de ese encuentrosurjan nuevas relaciones, más ideas.” En-tre quienes llegaron a los recitales se en-contraron con una chica de la banda Nosos under, de Puerto Madryn, el mismoespíritu de independencia y apertura deespacios.

Las She Devils promovieron ademásEl Musicalazo, que puso en superficie elproblema de falta de lugares para lasbandas chicas. Terminó siendo un exor-cismo callejero, dice Patricia. “Nos permi-tió gritar a todo volumen que no quere-mos aceptar las cosas como son.” ElMusicalazo consistió en tocar en Callao yCorrientes, aprovechando los cortes delos semáforos, e incluyó el reclamo con-tra el enjuiciamiento del músico DiegoAbrego, de la banda Exocet, procesadopor hacer un recital solidario –reunir co-mida para comedores comunitarios– sinpermiso policial.

¿Qué cantan las She Devils? En temascomo Nada, dicen: “Seguro querés gritar,seguro querés cambiar, sino te apurás unpoco, ya no va a importar”. No importaes un poema sobre la soledad urbana.L’ultimo gesto di liberazzione es un temadedicado a Soledad Rosas, la chica argen-tina que se suicidó en una cárcel italianatras haber participado en una toma deedificios. Y así, 43/70, Transformarme,Animadversión, Vuelta a ningún lugar, en-tre otros son temas que denuncian la hi-pocresía, o que revelan esa especie de es-truendoso pozo en el que se siententantos jóvenes. No es un dato menor quehayan logrado transformar tanta rabia ydolor en música y producción.

De Pappo a Metaguacha

n la edición 2006 del Festival Be-lladonna –un encuentro de variosdías entre mujeres dedicadas a la

música o a cualquier expresión artística,también organizado por She Devils, desdehace cinco años– las chicas conocieron aAli Wah Wah, guitarrista punk mexicana,y fanática de la cumbia. Fue Alí quien lassedujo con la idea de experimentar con elritmo cumbiero y terminaron formandouna banda paralela, a la que también sesumó la charanguista local, Juana Chang yotra mexicana, Rocktavia.

Las Kumbia Queer hicieron su debut el10 de febrero de este año ante un cente-nar de personas que, intrigadas y vestidas

E

La información sobre las She Devils, y la posibilidad de escucharlas en laweb la encontrás en: www.shedevilsgrrr.com.ar [email protected] www.fotolog.net/she_devils www.fotolog.net/garagelandbsas www.myspace.com/laskumbiaqueers

El fin del periodismo y otras buenas noticiasUna hipótesis y una guía sobre los nuevos medios sociales de comunicación

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Page 24: Tapa - lavaca · Title: Tapa.qxd Author: Lucas D'Amore Created Date: 1/13/2009 3:29:44 PM

Pese a la mejora de la economía, 4,7millones de personas trabajan sin benefi-cios laborales. Y cobran 65% menos quelos que están en blanco.

Esto representa, según cifras del INDEC, al42,9% de la gente que está en actividad.

El trabajo en negro está 10 puntos porencima del que existía en 1998. Estorepresenta a un total de 1,5 millón detrabajadores.

Los aumentos del empleo en negro másnotorios se registraron en la construc-ción, la industria manufacturera, en elservicio doméstico y en la administra-ción pública.

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por Carolina Golder

¿Dónde está Julio López?

CARTOGRAFÍAS

La presente edición de nuestro periódico MU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Ciancaglini,Diego Rosemberg, Quimey Lillo, Laura Vales,Sonia Sánchez, Javier Di Pascuale, CarlosMelone.Diseño: Lucas D’Amore y Nomi Galanternikpara mássustanciaCorrección: Graciela DaleoWebmaster: Diego GassiAtención online: María del Carmen VarelaFotografía: Sub, cooperativa de fotográfosImpresión: Cooperativa de Trabajo GráficaPatricios. Av. de Los Patricios 1941. Distribución en Capital: Vaccaro Sánchez y Cía. Moreno 794 9º, Capital.Tel/Fax: (011) 4342-4031/32. Distribución en Interior: DISA (DistribuidoraInterplazas SA). Pte. Luis S. Peña 1832/6(1135) Capital. Tel (54 11) 4305-0114/3160

MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Camargo 694 3º B, (1414) Ciudad Autónomade Buenos Aires, Argentina. Editor responsable: Claudia Adelina Acuñ[email protected] / www.lavaca.org

o parecía el lugar más apro-piado para la cita. Debatir so-bre la cultura del trabajo enun banco, templo de la espe-culación, sonaba raro. “Pero

es el auditorio del Banco Nación, que ayu-da a las pequeñas empresas”, se defendióel joven funcionario de la Secretaría deCultura que tenía a su cargo la organiza-ción de la jornada.

El muchacho estaba parado entre dospasillos. En uno se exponían para la oca-sión la serie Lucha, Transición y Desocupa-dos, del muralista militante Ricardo Carpa-ni. Puños al viento y gestos crispadosalternaban en las obras con leyendas del ti-po: “Solo el pueblo salvará al pueblo” o“Por una política y un sindicalismo al ser-vicio de la liberación”. El otro pasillo esta-ba cubierto de pinturas de punta a punta:eran los retratos de los presidentes del Ban-co Nación a lo largo de la historia, inclui-dos los más recientes como el menemistaHugo Santilli, el delarruísta Crhystian Co-lombo y la kirchnerista Felisa Miceli. Tam-bién estaba Juan Ocampo, el responsablede la entidad durante la última dictadura.Todos con amplias sonrisas.

Aunque también sonríe, Roberto Fellettino tiene asegurado su retrato: no es titularsino vicepresidente de la entidad. Sin em-bargo, fue el anfitrión que abrió el primerdebate. Proyectó un power point en el queresumió los logros económicos de la ges-

Ntión K, algo tan repetido durante la jornadacomo la condena a los 90. Enfatizó que esel momento de apoyar con créditos a laspequeñas y medianas empresas que gene-ran el 68 por ciento del empleo del país.Pero enseguida informó: “De cada 9 crédi-tos que damos a las pymes en el Nación,sólo uno va a un nuevo emprendimiento”.

Luego habló el vicejefe de gabinete bo-naerense Emilio Pérsico, aunque fue pre-sentado como dirigente del Movimientode Trabajadores Desocupados Evita. Elhombre de la barba de monje tibetano ex-plicó la importancia de la economía socialen su organización y dio un ejemplo: có-mo transformaron los roperos comunita-rios en talleres de costura. Alguien le pre-guntó sobre las condiciones laborales enesa forma de economía. Y mirando cóm-plice al Secretario de Empleo, que estabaen primera fila, contestó: “Hacemos todomal, están todos en negro. De a poco, lle-garemos a la integración.”

El último hombre de la mesa fue unfabricante de cierres, Marcelo Fernández,presidente de la Confederación GeneralEconómica, que añoró los tiempos de Jo-sé Gelbard “en que las ganancias se re-partían fifty-fifty entre empresarios yempleados”. Emulando al célebre HenryFord denunció: “Son otros los que quie-ren salarios bajos; nosotros queremosque nuestros empleados ganen bien pa-ra que consuman nuestros productos”. Y

cerró cursando una inesperada invita-ción a Pérsico: “¿Qué pasa si nos unimospara defender a la cultura del trabajo?¿Por qué no le hacemos un piquete a loscontenedores que traen secadores de pe-lo a un centavo?”

Un segundo panel sentó al filósofo JoséPablo Feinmann junto al secretario de Cul-tura José Nun y al sindicalista Hugo Moya-no. Se podría decir que era el debate este-lar. Los anuncios previos incluyeron elnombre del candidato porteño y ministrode Educación, Daniel Filmus, pero el ama-gue electoralista no se concretó.

Feinmann: “No hay cultura del trabajosin cambiar este sistema. Los esclavos dehoy –que Argentina los tiene– no poseen cul-tura del trabajo porque no trabajan, no pue-den crear, ni descubrir su libertad. Lo menosque podemos hacer en el país para restau-rarla es dar empleo con salarios dignos.”

Nun: “El problema de la Argentinacontemporánea no son los pobres sinolos ricos. Mientras que en Dinamarca elimpuesto a las ganancias aporta el equi-valente al 20% del pbi, en la Argentinaapenas el 3. Hagamos una reforma fiscalpara rescatar a los pobres”.

Moyano: “Hemos logrado avanzar, esmuy importante discutir salarios. Estuvi-mos 12 años sin hacerlo”.

Alguien del público reaccionó y le pre-guntó sobre la inacción sindical de los 90.Moyano se puso incómodo. Alegó que hu-bo una reacción tardía ante la sorpresa quegeneró que un peronista desguazara el Es-tado. También se justificó por “la fuerzaarrasadora del neoliberalismo y el aparatomediático que impulsaba el modelo. Mehablaban de la polivalencia funcional y noentendía de qué me hablaban”. Cuandocreyó que había logrado cerrar el tema,Feinmann lo retomó: “El peronismo fuecómplice. Mientras que la oligarquía apor-tó un plan, Menem le dio la base social”.

En el almuerzo no hubo pizza conchampán, sino empanadas de carne tucu-manas con Coca-Cola. De postre, alfajoresde miel de caña y cañoncitos con dulce deleche. Con la digestión llegó el tercer deba-te. Allí el diagnóstico generalizado fue quedesapareció la mano de obra calificada. Eloyente atento pudo enterarse, luego, por-qué desapareció: Juan Carlos Lascurain,presidente de la Unión Industrial, aunquese asumió como un ferviente combatientecontra la flexibilización laboral, habló co-mo fashion victim de otra moda. “Ahorahay que hablar de la flexiseguridad”, dijosin aclarar demasiado.

“Ha vuelto a valer la pena hablar detrabajo”, dijo el ministro de Trabajo CarlosTomada, antes de darle paso al pianistaMiguel Ángel Estrella, que cerró la jornadatocando un tema de Bach, “un campesino,pobre, con muchos hijos. Y varios se lemorían porque no le alcanzaba su salariocomo músico”.

lavaca es una cooperativa de trabajocreada en 2001. Editamos una páginade Internet que todas las semanas di-funde noticias bajo el lema anticopy-right. Mensualmente profundizamosestos temas en MU.

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