tantos regalos como desee tu corazón

19

Click here to load reader

Upload: gabyaep

Post on 17-Dec-2015

81 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Uber XG Tantos regalos como desee tu corazón: Lady Bardo Silvia odia festejar su cumpleaños y odia más los regalos que le dan, pero un día en la librería se encuentra con Laura que le da un libro sin que se entere y cada vez que la encuentra se encarga de darle algo que realmente quiere.

TRANSCRIPT

TANTOS REGALOS COMO DESEE TU CORAZN

Lady_Bardo

Primera parte

Coloc una bola mas a la rama del rbol, y di por finalizado la tarde de adornos. Acababan de comenzar las fiestas de navidad y su casa ya estaba lista para recibirla. A la navidad y a todos sus amigos, que el da cuatro iran a verla, para celebrar el da de Reyes.

Era curioso, pero no mentira. Desde haca mas de diez aos, echando clculos, desde que se independiz, celebraba el da de Reyes un da antes, al igual que su cumpleaos. Y todo eso se deba a su mas secreta pecularidad, su gran rareza, un pequeo sentimiento en su interior. Mas bien, una disconformidad, porque todo lo que la regalaban en navidades, o en su cumpleaos, sin importar el regalo, jamas la haba satisfecho. Lo nico que le provocaban, era una molesta desgana por tener que aceptarlos.

Odiaba sentirse egosta y desconsiderada ante los detalles de los demas, pero no poda evitarlo. Sin embargo haba logrado mitigar aquel sentimiento de asco por los regalos con un pequeo truco: si los regalos se los daban cualquier da menos el de su cumple o el da de reyes, era mucho menor el sentimiento de rechazo. Y por esta razn cada ao celebraba un da antes las dos fechas.

Pero aquello tan solo era una medida provisional hasta que consiguiese superar aquel rechazo por cada regalo. Y para conseguir aquello buscaba la ayuda de su mejor amiga, Laura. Esta, de profesin funcionaria, haba estudiado psicologa, pero ante la falta de salidas, haba acabado en hacienda. Asi que para no olvidar todo lo aprendido en sus estudios, practicaba con su amiga, intentando hacerla superar aquella mana y a menudo manteniendo largas conversaciones, para intentar conseguirlo. Pero de estas charlas jamas sacaba nada en claro:

"Solo hay una hiptesis" coment Laura. "No rechazaras algo porque si. Simplemente ha de haber algo mejor, algo que conseguiste en algun momento y que dej el listn demasiado alto" resumi. "Seguramente esperars volver a recibir un regalo de esa magnitud y hasta entonces todo te parecera poco."

"Pero no quiero que sea asi!"

"Pues tan solo te queda la opcin de recibir ese regalo especial, o averiguar de una vez cual puede ser y convencerte de que tampoco es tan maravilloso" sise. "Nos decantamos por la segunda opcin?" Silvia asinti con la cabeza. "Bien. Pues veamos, cundo comenzaste a rechazar cada regalo?"

"Creo que cuando me march de casa. Si, no recuerdo espantarme asi por algun regalo mientras estaba con mis padres, ni recuerdo ningun regalo que me gustase despues de independizarme."

"Estupendo. Entonces a de ser algo de ese momento" celebr "enumera regalos."

"No se... no recuerdo ninguno en especial. Quizas, mi piso. Lo compraron mis padres y me lo dieron como regalo de carrera" contest poco convencida.

"No, eso no puede ser. Tiene que tratarse de algo mas... no se, quizas mas sentimental. Algo tan superficial como un piso no puede marcarte tanto como para rachazar todo lo demas. Y menos a alguien como tu, que no le interesa lo material" coment desechando la idea, mientras Silvia se encoga de hombros, sin saber que aadir.

Julia, como casi todos los demas, aprovechaba para hacer las compras de navidad cuando mas agobiante era, es decir, apenas unos das antes. Asi que entre toda la marabunta de gente se mova como poda entre los escaparates del centro comercial acompaada por Daniel, uno de sus mejores amigos.

Entraron en una librera deslizndose entre la gente que taponaba la entrada y poco a poco fueron mirando las estanteras de la tienda.

"Eh, morena, qu te parece este libro?" pregunt Daniel ensendole un libro, titulado Sexo para torpes.

"Que te puede venir muy bien" brome viendole ponerse rojo.

"No!" exclamo "me refera para tu hermano. Puede ser un regalo divertido."

"A ti te haria gracia recibir eso delante de toda tu familia?" pregunt Julia. "Si dices que si, creer que eres realmente un to muy raro" aadi.

"No, la verdad es que no me gustara" contest resignado, antes de avanzar por otras estanteras "tengo un regalo perfecto para tu madre" dijo alegremente juguetn.

"Un libro? Para mi madre eso nunca puede ser un buen regalo."

"Quizs este si" murmur burlon. "Asi quizas comprenda de una vez que no te van los tos" sonri, mientras media tienda se giraba para mirarle y despues mirar a Julia. "Vale, lo he dicho muy alto, verdad" susurr. "Perdona" se disculp tendindole el libro. Julia lo recogi, leyendo el ttulo en voz alta. "Safo, la sensualidad transformada en poesa. Recopilacin de todos sus poemas."

"Suena fantstico" sonri. "Pero claramente esto no se lo puedo regalar a mis padres" sonri.

"Pero aun asi te lo llevas?" pregunt viendo que se dirigia hacia la caja.

"Claro, para mi" admiti. Se colocaron en la interminable cola para pagar la compra, mientras Julia se sumergi en la lectura de las primeras pginas. Con una sonrisa comenz a leer el poema que encabezaba el libro. Era uno de sus favoritos...

Me parece igual que un dios

El hombre que frente a ti

se sienta

Y a tu lado atento escucha

Mientras hablas con dulzura

Y encantadora sonries...

Sumergida en aquellas bellas palabras, haban terminando la cola y el dependiente esperaba para cobrarla. Cerr el libro y se lo entreg. El hombre con voz monotona dijo:

"Son 1795 euros, quiere que se lo envuelva?"

"Si, por favor."

"Pero si es para ti, no?" pregunt Daniel mirndola extraado, mientras el dependiente comenzaba a sumergir el libro en papel de adorno y lazos.

"Lo se" respondi extraada. "Pero bueno, nunca se sabe, no?" pregunt sonriendo antes de salir de la tienda con su nueva compra ya envuelta y en su bolsa. El centro comercial comenzaba a cerrar y la densidad de gente se reduca. Tan solo algunas terrazas quedaban abietas. Y en una de ellas descansaban relajadas Silvia y Laura disfrutando un dulce y calentito chocolate.

"En tu ltimo cumpleaos desenvolviste el regalo. Y cuando abriste la caja encontraste el ordenador que queras, tal y como lo habias pedido. Pero no te hizo feliz, sabras explicar por qu?"

"Casi que hoy no tengo muchas ganas de hablar de ese tema, te importa dejarlo para otra ocasin?" rog.

"No, no te preocupes" sonri. "Otro da continuar con mi interrogatorio" brome. "Nos vamos?" propuso antes de levantarse de aquella mesa y abandonar la terraza. Silvia andaba junto a Laura hacia la salida, pero casi sin darse cuenta, pues pensaba en sus cosas. Es cierto que no quera hablar de aquel tema, que no quera comentar su necesidad por ese regalo especial y su rechazo a los demas, pero sin embargo no podia quitrselo de la cabeza.

"Cuidado!" oy que exclama Laura. Saliendo de sus pensamientos la mir extraada, justo cuando not como se chocaba contra alguien. Se gir corriendo hacia aquella persona.

"Perdona, no mir por donde iba" susurr buscando la mirada de aquella persona. Unos ojos azules completamente tranquilos la sonreiron, antes de que una dulcsima voz la contestase.

"No te preocupes. te has hecho dao?"

No, no" tartamude atropellada, por la sonrisa y la voz de aquella dulcsima morena.

"Vamos?" pregunt Laura mientras comenzaba de nuevo a andar hacia la salida. Silvia la sigui como pudo, alejndose de aquella morena, que se despidi de ella con otra sonrisa igual de embaucadora. "Ponte el babero, o mojars todo el suelo" musit Laura en su odo, haciendola sonrojar.

"No es cierto! Es que me pill desprevenida."

Mientras las vea alejarse, Julia no poda quitar la sonrisa de su boca, cuando algo la sac de su fantasa. "No puedes dejar de ligar ni cuando vamos de compras?" brome.

"Qu dices? Tan solo era amable."

"Mentira" se burl. "No se cual de las dos embauc a la ota, pero os habeis quedado hablando como tontitas."

"Sabes, quizas en parte tangas razn" contest siguiendo a aquella chica desconocida con la vista. Aquel rostro angelical y pillo a la vez, aquel precioso pelo rubio y cortito. Suspir. "Se que puede parecer tonto o incluso rozar la locura, pero ya se que quiero hacer con el libro de Safo."

"No se si preguntar."

"Da igual que lo hagas, te contestar de todas formas" respondi. "Quiero regalrselo a ella."

"Lo dices en serio?" pregunt incrdulo mirando fijamente a su amiga.

Una mano se pos sobre el hombro de Laura. La mujer se sobresalt sorprendida, mientras junto con Silvia vea a un hombre sonrindolas. Estaba recto, pero respiraba raro, como intentando disimular que estaba sofocado, como si hubiese tenido que correr mucho. Laura lo mir extraada, hasta que el respir hondo y dijo:

"Perdn, teneis hora?"

"Eh, si, las diez y veine minutos" contest extraada. Daniel se fij en Julia. Estaba cerca de aquella chica rubia, pero si osaba acercarse a sus bolsas para dejar su regalo, la veran a la primera. Tena que lograr que se giraran.

"Y sabras decirme si aquel reloj va en hora?" pregunt sealando a sus espaldas. Ambas giraron la cara mientras Julia quemaba los ltimos centimetros de separacin.

"Ese reloj de ah?" pregunt Laura sorprendida.

"Si, ese" respondi el convencido, viendo como con toda la naturalidad y calma del mundo Julia dejaba caer el paquete dentro de una de las bolsas de la mujer rubia.

"Ese reloj es un dibujo, igual que el resto de figuras que adornan esa pared. Asi que como dibujo que es, esta parado. Y no, no creo que vaya en hora" respondi exasperada antes de comenzar a andar con Silvia a su lado. Casi en la salida se gir y mirndolo a lo lejos, jade. "Joder, que tio mas raro."

"Mierda" murmur Silvia tambien girada

"Qu pasa?"

"Mrale" pidi "cerca suyo esta esa morena. Y por culpa de sus tonteras no le vi cuando debi de pesar junto a nosotras" gimi saliendo del centro comercial. "Bueno..." se resign "lo tenemos todo?"

"No se. Revisemos. Regalos para los padres?" pregunt en voz alta, mientras ambas rebuscaban en las bolsas.

"Si."

"Para los del grupo?"

"Tambien."

"Y... para mi?" pregunt. Silvia la mir misteriosa y sonriendo de medio lado dijo:

"Quizs" ech un ltimo vistazo a las bolsas, antes de centrarse en una de ellas. La mir extraada y metiendo la mano en ella sac un regalo ya envuelto. "Creo que tengo un paquete tuyo" sise extraada. Laura lo recogi y mr su forma de arriba abajo.

"No. Es un libro y yo hoy no compr ninguno."

"Yo tampoco" asegur. "Lo desenvolvemos?"

"Deberiamos?" pregunt, antes de que Silvia asintiese con la cabeza. "Bueno, pues brelo tu, no vaya a ser una bomba" brome, mientras Silvia rompa el envoltorio con prisas.

Y entonces una sensacin la recorri de pies a cabeza. Un torrente de alegra la dej en el sitio. Hacia tanto tiempo que no senta aquella experiencia, que casi la haba olvidado. Mir aquel regalo inesperado y murmur euforica. "Me encanta" Laura la mir como si no la estuviese escuhando.

"Te gusta?" pregunt confundida. "Sabes que eso se puede considerar un regalo?"

"Supongo" sonri ella mirando aquel libro, y abriendo sus primeras pginas.

"Entonces, por fn te ha gustado un regalo! Por fn!" celebr eufrica mientras Silvia se evada de los comentarios de su amiga leyendo un precioso poema, del que no apart la vista hasta su ltima lnea.

Mas que la hierba

Plida estoy

Y siento que poco me falta

Para quedarme muerta.

Pero todo puede soportarse

puesto que...

Segunda parte

Tres das despus, acompaando al invierno, las temperaturas haban bajado y la nieve de vez en cuando se dejaba caer, cubriendo las calles de un agradable color blanco. Y en un caf, a tres das de reyes, pero a dos de su propia celebracin, se encontraban Silvia y Laura. Con un caf daban por finalizada una agradable comida y una larga conversacin.

"Quizas suene repetitivo, pero no se me va de la cabeza el libro" sise Silvia.

"Cuntas veces te lo has leido ya?" pregunt burlona Laura.

"Ey, no tantas. Tan solo una. Menos el primer poema" confes. "Me encanta, es leerlo y cada vez volver a tener la sensacin de que es para m. Ademas es precioso."

"No se, quizs resulta que te gustan los regalos por sorpresa" murmur Laura.

"Te dije que no fuesemos andando" refunfu un joven castao, entrando por la puerta de un bar. "Hace demasiado fro!" tirit dejando escapar vao con cada palabra.

"Pens que las temperaturas haban subido" se excus Daniel, moviendo las manos que apenas senta.

"Pues no" exclam su compaero, mientras tras ellos dos, entraba otra chica mas en el bar.

"Bueno, ya eso da igual. Sentmonos y pidamos algo para entrar en calor" recomend Julia, mientras se hacan con una mesa. Dejaron sus cosas, mientras un camarero se acerc raudo y veloz a ellos. "Qu desean tomar?"

"Creo que tres chocolates calientes" decidi Daniel. "Y si puede ser acompaado de algunas porras."

"Por supuesto. Ahora mismo se lo traigo" asegur antes de volver a la barra y decir el pedido. Los tres amigos se quedaron en silencio tan solo disfrutando de la sensacin de volver a sentir calor en sus congelados cuerpos. Y en aquel silencio una voz algo conocida, lleg hasta ellos...

"... quizas resulta que te gustan los regalos por sorpresa. En fin, no te esperabas ese libro y te volvi loca, no?"

Aquella voz...? Los ojos de Julia se abrieron con fuerza. No poda ser...

Junto a ella, Daniel se gir rapidamente, al reconocer aquella voz. Mir a quien hablaba junto a ellos, encontrndose con aquella chica rubia y su amiga. Comenz a reir silenciosamente sin creerse aquella casualidad.

"Sa... sabes a quien tenemos detrs, verdad?" pregunt entre carcajadas. Julia no pudo evitar sonreir, pero sin atreverse a girarse como haba hecho su amigo.

"De que hablais?" pregunt el tercer chico que les acompaaba.

"De tonteras, Borja" minti Julia. "Estn las dos?" le susurr a Dani.

"Es alguna de tus ex?" pregunt Borja confundido.

"No, mejor todava" contest Daniel mientra comenzaban a escuchar la conversacin.

"Puede que tengas razn y me gusten los regalos sorpersa" admiti Silvia.

"Pero...?"

"Pero es que ademas tengo la sensacin de que por una vez no detesto los regalos de los dems, sino que tengo sed de ellos, pero en especial de uno."

"Por fn sabes de un regalo que te apetezca que te regalen?"

"Si, pero es un poco extrao" murmur avergonzada.

"Pero algo es algo" sonri su amiga. "Y cualquier progreso es bueno. Asi que dime de que se trata."

"Es un peluche con forma de caballo. Tuve uno as cuando era una pequeaja. Lo recuerdo suave como nada y con una cara graciossima" lo describi sin perder la sonrisa. "Ya te dije que era raro."

Daniel mir a su amiga sin llegar a creerse lo que vea. Julia recoga sus cosas a una velocidad bestial, como con prisa por irse. "Te marchas?"

"Si, pero ahora vuelvo."

"No iras a...?" pregunt, cuando por la cara de Julia supo que estaba en lo cierto. "Cmo vas a comprarle ese caballo?" susurr.

"Por que yo le regal ese libro, que ahora le hace desear ese caballo. Ademas ella se merece el peluche, y conozco una juguetera muy cerca de aqu" resumi antes de levantarse de la mesa. "No dejis que se vayan" les susurr, antes de salir corriendo del local.

"Pero la conoce de algo?" pregunt Borja sorprendido. Daniel neg fervientemente con la cabeza. "Y le regal un libro y ahora un peluche?" pregunt atnito. Daniel de nuevo contest igual de extraado y con un gesto, encogindose de hombros.

De nuevo se abri la puerta del local, pero tanto Silvia como Laura, ocupadas en recoger sus cosas para marcharse no se dieron cuenta. Se trataba de Julia, que intentando pasar desapercibida se acerc hasta la barra y comenz a hablar con un camarero. Daniel y Borja la miraban sin perderse detalle, mientras ella sonstena una sospechosa bolsa que segundos despues entreg a aquel camarero.

"Qu le estar diciendo?"

"Ni idea."

El camarero asenta con la cabeza obediente, cuando Julia termin de contar lo que pareca una explicacin. El camarero aadi algo ms y Julia le ofreci algo de dinero.

"Le est soborrnando para que haga algo" susurr Borja.

"No, mira." El camarero sonri agradecido y deneg su ofrecimiento, mientras coga el la bolsa. Julia le sonri sincera mientras volva a guardar aquel dinero. Y con aquella sonrisa volvi a la mesa junto a sus dos amigos.

"Nos puedes contar que ests tramando?" pregun curioso Daniel.

"Luego" respondi con prisas. "Habeis terminado ya?" pregunt mirando sus chocolates terminados y el plato de los churros vacio.

"Si, es que tardabas mucho" se excus Borja.

"No os preocupeis. En ese caso nos vamos?" pregunt.

"Claro" respondi Daniel, levantandose hacia la salida.

"No, por la salida no, por la puerta de atrs."

"Es parte de tu plan?"

"Quizas" brome. "No quiero que nos crucemos cuando vuelvan a entrar" contest mirando hacia la puerta. Ambos siguieron su mirada y vieron que por la puerta salan charlando aquella chica rubia y su amiga. "El camarero nos deja marcharnos por detrs" anunci, mientras abandonaban la mesa.

"Eh! Eh! Chicas, perdonad!" grit una voz desde la puerta del bar. Silvia continu andando con Laura, sin darse por aludida, hasta que al ver que aquellos gritos no cesaban, se gir por casualidad. "'Tu, si t!" sonri el camarero, acercndose hacia ellas.

"O... ocurre algo?" pregunt Silvia.

"Si, creo que se ha dejado su cartera."

"Est seguro?" pregunt mirando dentro de su bolso. "Eso es imposible. No la he sacado del bolso. De echo..." sise cogindola "...est aqu."

"Pues hemos mirado un carnet y la foto es exactamente igual que usted" se excus el joven camarero.

"Vamos a ver por si acaso?" pregunt Silvia mientras tanto Laura como aquel chico comenzaban a andar hacia el bar de nuevo. Nada ms asomarse el camarero seal a la mesa donde antes haban estado sentadas y pregunt "Es o no suyo?"

Silvia se llev las manos a la boca, sin llegar a crerselo. Sobre la mesa, como quien no quera la cosa, se encontraba un paquete envuelto con un papel decorado con juguetes y regalos. Y la forma era inconfundible. Se trataba de... un caballito? Se acerc dudosa a la mesa, mientras encontraba una servilleta sobre el regalo. Y en letras grandes pona: Para una bella persona de una amiga.

Se sent junt a la mesa y mirando el paquete, ley una y otra vez aquella nota. Se la guard antes de coger el regalo y comenzar a romper el envoltorio con toda la suavidad de la que era capaz. Y como esperaba, unos ojazos y un hocico la sonrean en el rostro de aquel dulce caballo.

El da cuatro de Diciembre dos compaeras de piso comenzaban a recibir invitados y mas invitados en su casa. Aquel era el da de la peculiar celebracin de Reyes para Silvia y Laura. Y mientras tanto los invitados como sus regalos se iban colocando por la casa, llenndola de risas y conversaciones. Y entre toda esa gente, uno de aquellos amigos se acerc a Laura, que preparaba la mesa, mientras llegaban las pizzas que cenaran.

"Te diviertes?" pregunt Laura, mirndole.

"Muchisimo. Como siempre" admiti sonriente. "Te puedo hacer una pregunta?" La anfitriona asinti con la cabeza. "Por qu nuestra dulce rubita no sonrie?" pregunt preocupado mirando a Silvia. "No ser por los regalos, no?"

"Mas o menos" suspir. "La verdad es que este ao no es porque deteste recibir regalos" admiti. "Sino porque desea uno en particular."

"En serio? Pero eso es fantstico! Y de qu se trata?"

"Ah esta el problema, siente que quiere algo, pero no sabe explicar el qu" resopl Laura.

"Lo encontrar, seguro."

"Eso espero" contest mientras casi al instante llamaban al timbre. "Ya voy yo" anunciaron ambas anfitrionas a la vez. Se miraron antes de sonreir y acercarse a la puerta corriendo, intentando llegar antes que la otra, jugando como nias pequeas.

"Morena, te debo una muy grande" coment Daniel bajndose de la moto.

"Con muy grande te quedas corto" respondi Julia tiritando mientras abra el maletero de la moto. El viaje sobre esta la haba congelado por entero. "Cunto trabajo te queda?"

"Solo dos repartos ms. Me acompaas, no?" pregunt cogiendo las cuatro pizzas que haba en el maletero.

"Solo si luego salimos a tomar alguna copa e invitas tu a todas" respondi mientras andaban hacia la puerta.

"De acuerdo, chantajista" respondi l, llamando al timbre del hogar que haba encargado las pizzas.

"De verdad que tan aburrido es repartir pizzas, que necesitas que te acompae?" pregunt exasperada.

"Claro que si!" afirm convencido "si no fuese por ti, ahora estara en silencio, mientras espero a que abran la puerta" respondi bromista, hacindola reir. Pero aquella carcajada se detuvo al insntante cuando la puerta se abri.

"Te gan" celebr Silvia mirando triunfal a Laura mientras ambas abran la puerta.

Y en ese instante el mundo se detuvo por un segundo.

Tercera parte

Laura se dobl levemente jadeando por la carrera y por la risa, que aun le duraba, cuando observ que por el contrario Silvia se encontraba completamente rgida y mirando al frente. Sigui su mirada y se encontr con otra mujer, exactamente igual de rgida, que tampoco apartaba su vista de Silvia.

Dani no poda creerse la situacin. Realmente aquellas mujeres haban abierto la puerta? Atnito, mir a Julia quien continuaba paralizada y centrada en la dulce mujer rubia. De repente ella debi notar la mirada de su amigo, lo que la devolvi al mundo real. Julia agach la mirada y dej que sus mejillas se inundaran con un fuerte color rojo. Sonrojada? Dani nunca la haba visto as.

De repente Julia baj aun ms el rostro y di media vuelta dispuesta a andar hacia la moto de nuevo. Pero Dani no quiso permitirlo. La agarr del brazo, parando asi su caminar y la gir de nuevo hacia aquellas dos mujeres.

"Vens a la fiesta?" pregunt Silvia, que no recordaba haberla invitado, pero deseaba haberlo hecho.

Julia, completamente despistada tartamude. "Claro, Por qu no?"

"No, en verdad no venamos a la fiesta" le corrigi Daniel. "Sino a entregar estas pizzas" coment. "Son 56.90".

"De acuerdo" contest Laura ofuscada por la sensacin de conocer aquellas caras y no caer en quienes eran. De repente una luz la ilumin, mentalmente hablando. "Tu eres..." murmur sealando a Daniel. Este respir hondo preocupado "... el ripo raro que nos pregunt la hora!" aadi contenta, por haberlo resuelto. "Y t, su morena" coment mirando a ambas mujeres, sin darse cuenta de lo que estaba diciendo. Silvia se sonroj al segundo mientras Julia centraba su mirada en ella sin poder evitar sonrer.

Tanto Laura como Daniel no se perdan detalle de la situacin y del juego de miradas. Deseaban hacer algo. Laura mir al hombre de las pizzas y escondiendo la cartera que traa en las manos dijo sin ms. "Aqu no tengo dinero, pasa conmigo... t" aadi al ver que ni saba su nombre.

"Claro. Por cierto, me llamo Daniel".

"Encantada. Yo Laura." Y con aquella conversacin se metieron en la casa, cerrando la puerta tras de si cuando Silvia intent entrar, dejndolas fuera y juntas.

"Bueno..."

"Escucha..." resoplaron las dos a la vez. "T primero..." pidi Julia.

"No, no, mejor empieza t".

"Segura?" pregunt. "Quizs despus de lo que voy a decirte, pienses que estoy pirada".

"Cmo voy a pensar eso de t?" contest sonriendo. "Ademas casi no te conozco como para llegar a pensar eso".

"No estes tan segura" carraspe. No se vea capaz de contarle el secreto de los regalos, pero deseaba hacerlo. Busc una manera de empezar, cuando se le ocurri la forma perfecta. Respir hondo y recit. "Me parece igual que un dios..." se detuvo y al segundo la voz de Silvia tom el relevo.

"... el hombre que frente a t se sienta y a tu lado atento escucha" continu sonriendo. "Te gusta Safo?"

"Si. Me parece una poetisa impresionante" coment. "Y tuve la sensacin de que te gustara tanto como a m" aadi mirndola a los ojos y dejndose llevar por el brillo de estos, confes. "Por eso dej aquel libro en tu bolsa".

"T?"

"Crees que tu amiga se acordar de Silvia?" le pregunt Laura a aquel hombre, ya sentados comodamente en el saln.

"Seguro que s".

"Pero estas muy... muy convencido?"

"No lo has entendido aun, verdad?" pregunt l sonriendo como lo hara un nio. "Mi amiga, Julia, le hizo aquellos dos regalos" admiti.

"Bromeas, no?"

"Si as fuese, Cmo iba a saberlo?" pregunt l.

"Claro..." admiti. "T amiga est un poco loca, no?" brome sonriendo.

"Solo un poco? Jams se haba comportado as!" contest. "Pero creo que ese cambio se debe a que esta loca... pero de amor".

"Eso esta bien" dijo Laura. "Porque, sabes?, creo que ser plenamente correspondida".

"T crees?"

"S" confirm.

"Aunque no se conozcan, verdad?"

"S. Porque es como si no fuese as y fueran ntimas" susurr Laura, diciendo lo que l pensaba. Se miraron entre s antes de salir corriendo hacia la puerta.

Casi chocando contra esta, se hicieron con la mirilla, observando el rellano. All, iluminadas por una tenue lucecita, las dos mujeres se dejaban envolver por la otra y se dejaban llevar por sus labios, en un precioso beso.

Y en aquella dulce escena que desprenda amor, ambas se separaron para mirarse a los ojos con dos inmortales y sinceras sonrisas, antes de abrazarse estrechamente.

"Quiero darte un regalo ms, aunque no se si te gustar..." susurr en su odo.

"Tengo la sensacin de que ser mi predilecto entre los tres" contest confiada, rodeando su cuello mientras Julia la meca dulcemente entre sus brazos.

"Qu crees que se estarn diciendo?" pregunt susurrando Laura, tras haber visto aquel dulce beso.

"No lo s, pero tengo la sensacin de que del tiempo no estn hablando" brome igual de bajito.

Una catara de felicidad inund a Silvia, antes de contestar a Julia. "Y yo a ti. Ms de lo que jams cre posible". En medio de aquel torrente Sil sinti que el ltimo de los regalos deseados le haba sido concedido y que con l, todos los regalos normales, haban vuelto a recuperar su valor. Sonri feliz ante aquel pensamiento y volvi a besar aquellos dulces labios aun con ms cario y paulatinamente con ms pasin.

"Crees que ya estarn espindonos por la mirilla" pregunt Julia elevando una ceja y sonriendo de medio lado.

"Hmmm..." dud Silvia.

"No os estamos espiendo" se le escap a Daniel.

"Shhh" le espet Julia aunque ya no sirviese de mucho.

"Cotillas, nos abrs?" pregunt sonriendo Silvia.

"Sera estpido fingir que no estamos aqu, Verdad?" le pregunt Laura sonriendo a Daniel. Abri la puerta pretendiendo actuar casual y con una gran sonrisa dijo. "De verdad queris entrar?"

"S" repiti Silvia entre los brazos de Julia. "Tengo que hacer algo muy importante" alcaro, mientras la puerta de la casa se abra mostrando a sus dos curiosos amigos que las miraban como queriendo saber de que se trataba. Julia le di un beso en la mejilla a Silvia, antes de separarse de ella.

Agarr la mano de Daniel, y lo llev consigo dicindole. "Acompame un segundo" Y l obedientemente asi lo hizo mientras iban a la cocina.

"Te importa terminar los repartos t solo?" pregunt ella, esperando que no se enfadase.

"Despus de esto?" pregunt l que aun continuaba atnito. "Por supuesto que no me importa. Qudate con ella y no la dejes escapar".

"No te preocupes, eso no ocurrir" sonri Julia, con autntica felicidad.

"Qu era eso tan importante?" pregunt Laura mirando a su amiga.

"Crees que les importar cancelar la fiesta?" pregunt timidamente.

"Pues... no, no creo. En fin, apenas acaba de empezar y aun hay muchos que no han llegado. Lo cancelas por ella?" pregunt. "Porque si eso, se podra unir a la fiesta con los demas".

"Noo, mas bien quera posponerla para celebrar la nochebuena otro da".

"Qu da?"

"Maana".

"Maana? Ests segura? Y qu ocurrir cuando te den los regalos"

"Creo que mi mana por fn se ha acabado. Se que todos los regalos me volvern a encantar, sin importar que da lo reciba ni lo que sea".

"En serio?!" celebr Laura. "Eso es fantstico! Pero, Cmo a ocurrido ese cambio?"

"Recib el ltimo regalo que deseaba".

"Cul?" pregunt muerta de la curiosidad.

"Primero fue aquel libro... luego mi peluche... y por ltimo lo ms importante... su corazn".

"Asi que te quiere, eh?" sonri feliz Laura. "Me alegro de verdad" aadi abrazndola. "Ademas eso demuestra que la Navidad es la poca en la que ms cosas curiosas, por no llamarlas extraas, ocurren".

"Supongo" respondi Silvia riendo, mientras Julia volva de la cocina. "Nos vamos" se despid Silvia.

"Si, buenas noches" dijeron Laura y Daniel, vindolas marcharse de la casa.

"Asi que finalmente se acab toda esta locura" sonri Daniel.

"Al revs, no ha hecho ms que empezar".

"A qu te refieres?" pregunt Daniel.

"Pareca imposible que la rareza de Silvia se curara, pero tu amiga lo logr, gracias a que con tan solo amarla supo que era lo que ella quera, concedindole los extraos regalos que su corazn deseaba. Y con esos regalos y ese amor que han descubierto que sienten, creo que es como si Silvia hubiese vuelto a vivir. Seguramente comenzarn una nueva vida juntas y en ese caso esta no ha hecho ms que comenzar".

Fin!