taller documentacion visual

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E l certamen del Salón Nacional de Artes Plásticas es, como la mayoría de los concursos que patrocina o promueve el INBA, una gran lo- tería, en donde los premios se otorgan mediante el dedazo mayoritario de los jurados, quienes silen- ciosamente guardan para sí los juicios de valor estético o de otro tipo en que se apoyaron para seleccionar las obras triunfadoras. Tanto los artistas como el público, y muy proba- blemente también las autoridades del INBA, desconocen los argumentos que hicieron posible el rechazo, la selección y la premiación de las obras en concurso. La falta de un veredicto razo- nado y público posibilita que todo mundo espe- cule sobre el proceder de los jurados: ¿eligieron de acuerdo con su gusto personal?, ¿premiaron a sus amigos?, ¿eligieron las tendencias de las cuales son partidarios?, ¿por qué el jurado, en vez de argumentar y avalar sus juicios para evitar malentendidos, prefiere callar? Dar a conocer públicamente el cómo y el por qué se hizo tal o cual designación podría desatar polémicas o posi- bles cuestionamientos, preferibles al silencio que vuelve invulnerable a cualquier juez: “En boca cerrada no entran moscas”. Esta actitud demuestra prepotencia, pues no explicar ni dar razón alguna a aquellos que se sometieron a su veredicto (el cual se expresó tan sólo con un o un no) signi- fica una falta de seriedad en su trabajo. Por ética profesional o por honestidad, los jurados deberían comprometerse con las decisiones toma- das a favor de las obras que ellos han premiado o promovido, argumentando el por qué de su

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  • El certamen del Saln Nacional de ArtesPlsticas es, como la mayora de los concursosque patrocina o promueve el INBA, una gran lo-tera, en donde los premios se otorgan mediante eldedazo mayoritario de los jurados, quienes silen-ciosamente guardan para s los juicios de valoresttico o de otro tipo en que se apoyaron paraseleccionar las obras triunfadoras.

    Tanto los artistas como el pblico, y muy proba-blemente tambin las autoridades del INBA,desconocen los argumentos que hicieron posibleel rechazo, la seleccin y la premiacin de lasobras en concurso. La falta de un veredicto razo-nado y pblico posibilita que todo mundo espe-cule sobre el proceder de los jurados: eligieronde acuerdo con su gusto personal?, premiaron asus amigos?, eligieron las tendencias de lascuales son partidarios?, por qu el jurado, en vezde argumentar y avalar sus juicios para evitarmalentendidos, prefiere callar? Dar a conocerpblicamente el cmo y el por qu se hizo tal ocual designacin podra desatar polmicas o posi-bles cuestionamientos, preferibles al silencio quevuelve invulnerable a cualquier juez: En bocacerrada no entran moscas. Esta actitud demuestraprepotencia, pues no explicar ni dar razn algunaa aquellos que se sometieron a su veredicto (elcual se expres tan slo con un s o un no) signi-fica una falta de seriedad en su trabajo.

    Por tica profesional o por honestidad, los juradosdeberan comprometerse con las decisiones toma-das a favor de las obras que ellos han premiadoo promovido, argumentando el por qu de su

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    eleccin y cules son los valores estticos, ideolgicos y conceptuales meri-torios que encontraron en ellas.

    Si el lenguaje de las artes visuales est conformado por imgenes-smbolosque requieren ser decodificadas y valoradas pues sus cualidades no sonobvias, es necesario entonces que la funcin de los jurados sea valorar, anali-zar, discutir, acordar y no sencillamente seleccionar y premiar segn undedazo mayoritario. No es suficiente que algunos jurados publiquen sus opi-niones personales sobre el certamen en el cual participan en forma de unasimple resea o crnica de los hechos, que escamotea el anlisis objetivo delas obras premiadas.

    Lo grave de esta situacin es que al no argumentar sus decisiones, el juradose desentiende de su funcin primordial que es la de fundamentar objetiva-mente el valor cultural de las creaciones artsticas que se presentan a concursocomo ya se dijo, ayudando a rescatar valores y a difundir el conoci-miento que aportan ciertas obras y estilos. El silencio de los jurados y el de lasautoridades del INBA provoca: 1) Que se piense en las creaciones artsticascomo resultado de una inspiracin inescrutable, contraria a todo juicio deobjetividad, racionalizacin o explicacin verbal del fenmeno; 2) que tantoel pblico como los artistas acepten o rechacen el veredicto del jurado, igno-rando (en el mejor de los casos slo intuyendo) el valor esttico de las obrascalificadas por valor esttico debe entenderse el conjunto de valores obje-tivos y no la apreciacin subjetiva o personal; 3) que se fomente la falta deeducacin esttica del pblico y de los artistas, pues al no sealarse,mostrarse o evidenciarse los valores estticos y cognoscitivos de las obraspremiadas stas son aceptadas en funcin del gusto, placer sensorial o psico-lgico que proporcionan, ms que por el placer cognoscitivo y cultural queproponen; 4) que la injerencia de los artistas en los concursos sea casi nula,pues ellos slo participan con sus obras y se limitan a observar resultados: eldesconocimiento de quines sern jurados evita que los artistas puedanimpugnarlos antes del certamen, ya que despus de ste el veredicto es inape-lable (lo cual salvaguarda a los incapaces que frecuentemente se cuelan silen-ciosamente en los concursos).

    Realizar concursos de arte en los que se evite aclarar cules sern los criteriosque se tomarn en cuenta para valorar las obras, quines sern los jurados (noes lo mismo que participe Ida Rodrguez Prampolini a que el juez sea CarlosBlas Galindo), y resguardar la inmunidad del jurado al darle a su fallo la cate-gora de inapelable, en lugar de permitir la justificacin razonada, slopromueve la apata de los participantes, quienes se conforman con ser selec-cionados o esperar el premio gordo, ya que los concursos no les ayudan areflexionar, cuestionar o encontrar las cualidades o defectos de sus obras o lasde los dems participantes. Por lo general ni pblico ni participantes entien-den qu es lo que calific el jurado en las obras premiadas y al jurado pareceno importarle el facilitar el conocimiento esttico, al dejar de lado el mensajecodificado en la obra.

  • El certamen del Saln Nacional de ArtesPlsticas es, como la mayora de los concursosque patrocina o promueve el INBA, una gran lo-tera, en donde los premios se otorgan mediante eldedazo mayoritario de los jurados, quienes silen-ciosamente guardan para s los juicios de valoresttico o de otro tipo en que se apoyaron paraseleccionar las obras triunfadoras.

    Tanto los artistas como el pblico, y muy proba-blemente tambin las autoridades del INBA,desconocen los argumentos que hicieron posibleel rechazo, la seleccin y la premiacin de lasobras en concurso. La falta de un veredicto razo-nado y pblico posibilita que todo mundo espe-cule sobre el proceder de los jurados: eligieronde acuerdo con su gusto personal?, premiaron asus amigos?, eligieron las tendencias de lascuales son partidarios?, por qu el jurado, en vezde argumentar y avalar sus juicios para evitarmalentendidos, prefiere callar? Dar a conocerpblicamente el cmo y el por qu se hizo tal ocual designacin podra desatar polmicas o posi-bles cuestionamientos, preferibles al silencio quevuelve invulnerable a cualquier juez: En bocacerrada no entran moscas. Esta actitud demuestraprepotencia, pues no explicar ni dar razn algunaa aquellos que se sometieron a su veredicto (elcual se expres tan slo con un s o un no) signi-fica una falta de seriedad en su trabajo.

    Por tica profesional o por honestidad, los juradosdeberan comprometerse con las decisiones toma-das a favor de las obras que ellos han premiadoo promovido, argumentando el por qu de su

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    eleccin y cules son los valores estticos, ideolgicos y conceptuales meri-torios que encontraron en ellas.

    Si el lenguaje de las artes visuales est conformado por imgenes-smbolosque requieren ser decodificadas y valoradas pues sus cualidades no sonobvias, es necesario entonces que la funcin de los jurados sea valorar, anali-zar, discutir, acordar y no sencillamente seleccionar y premiar segn undedazo mayoritario. No es suficiente que algunos jurados publiquen sus opi-niones personales sobre el certamen en el cual participan en forma de unasimple resea o crnica de los hechos, que escamotea el anlisis objetivo delas obras premiadas.

    Lo grave de esta situacin es que al no argumentar sus decisiones, el juradose desentiende de su funcin primordial que es la de fundamentar objetiva-mente el valor cultural de las creaciones artsticas que se presentan a concursocomo ya se dijo, ayudando a rescatar valores y a difundir el conoci-miento que aportan ciertas obras y estilos. El silencio de los jurados y el de lasautoridades del INBA provoca: 1) Que se piense en las creaciones artsticascomo resultado de una inspiracin inescrutable, contraria a todo juicio deobjetividad, racionalizacin o explicacin verbal del fenmeno; 2) que tantoel pblico como los artistas acepten o rechacen el veredicto del jurado, igno-rando (en el mejor de los casos slo intuyendo) el valor esttico de las obrascalificadas por valor esttico debe entenderse el conjunto de valores obje-tivos y no la apreciacin subjetiva o personal; 3) que se fomente la falta deeducacin esttica del pblico y de los artistas, pues al no sealarse,mostrarse o evidenciarse los valores estticos y cognoscitivos de las obraspremiadas stas son aceptadas en funcin del gusto, placer sensorial o psico-lgico que proporcionan, ms que por el placer cognoscitivo y cultural queproponen; 4) que la injerencia de los artistas en los concursos sea casi nula,pues ellos slo participan con sus obras y se limitan a observar resultados: eldesconocimiento de quines sern jurados evita que los artistas puedanimpugnarlos antes del certamen, ya que despus de ste el veredicto es inape-lable (lo cual salvaguarda a los incapaces que frecuentemente se cuelan silen-ciosamente en los concursos).

    Realizar concursos de arte en los que se evite aclarar cules sern los criteriosque se tomarn en cuenta para valorar las obras, quines sern los jurados (noes lo mismo que participe Ida Rodrguez Prampolini a que el juez sea CarlosBlas Galindo), y resguardar la inmunidad del jurado al darle a su fallo la cate-gora de inapelable, en lugar de permitir la justificacin razonada, slopromueve la apata de los participantes, quienes se conforman con ser selec-cionados o esperar el premio gordo, ya que los concursos no les ayudan areflexionar, cuestionar o encontrar las cualidades o defectos de sus obras o lasde los dems participantes. Por lo general ni pblico ni participantes entien-den qu es lo que calific el jurado en las obras premiadas y al jurado pareceno importarle el facilitar el conocimiento esttico, al dejar de lado el mensajecodificado en la obra.