t francisco r. pastoriza* comunicar cultura · un receptor masificado, disperso y anónimo a...

4
Francisco R. Pastoriza* omo en préstamo el títu- lo de unas jornadas orga- nizadas por el Consello da Cul- tura Galega en Santiago de Com- postela el pasado mes de abril, en las que nos reunimos profe- sores, expertos, investigadores y profesionales del periodismo cultural para intercambiar cono- cimientos y experiencias en tor- no a la actividad de informar so- bre la cultura desde los medios de comunicación. El periodismo cultural canali- za la información que se genera en torno al mundo de la cultura, le da un tratamiento como espe- cialidad diferenciada y difunde esa información para que llegue a los consumidores habituales de otro tipo de noticias. Para ello se establecen unas pautas de producción diferenciadas y se utilizan unos mecanismos narra- tivos propios. Partiendo de una situación ciertamente precaria, el perio- dismo cultural ha alcanzado en nuestro país un nivel similar al de los medios de comuni- cación de los países europeos y una calidad profesional que ha experimentado asimismo un progreso considerable, a pesar de las muchas reticencias exis- tentes en las propias empresas de comunicación hacia esta es- pecialidad informativa y de los obstáculos que tiene que supe- rar al negárseles los medios de que disponen otras áreas de in- formación, así como de que los responsables de los servicios in- formativos tiendan a destinar a las secciones de cultura a aque- llos periodistas primerizos, re- cién licenciados o menos intré- pidos, para que cubran una in- formación supuestamente exen- ta de responsabilidad y para la que parecería que los errores y el desconocimiento de la mate- ria no suponen un serio incon- veniente. Actualmente la información cultural está firmemente asenta- da como una especialización más de los contenidos de los medios de comunicación y ocu- pa un espacio cada vez más im- portante, unas veces por una ver- dadera preocupación del me- dio, otras porque la información cultural prestigia a sus soportes y es rentable para la considera- ción social de éstos, y en ocasio- nes también por intereses co- merciales a los que el medio es- tá vinculado. En los medios de comunicación la cultura apare- ce en la forma que Abraham Moles definiera como “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y las vanguardias con el utilitarismo y el consu- mo: la que coloca en una misma página del periódico la subasta de un cuadro de Picasso y el úl- timo escándalo de Amy Wi- nehouse; en un mismo progra- ma de radio una sinfonía de Beethoven y el último éxito de hip-hop; en un mismo programa de televisión las declaraciones de un premio Nobel de literatu- ra y las imágenes promociona- les de la última entrega cinema- tográfica de la saga Torrente. Además, ahora, tanto la obra cul- tural como el creador están me- diatizados por nuevos agentes culturales como la editorial, la galería de arte, la casa discográ- fica, el empresario de espectácu- los, las instituciones públicas y privadas... que colocan tanto al autor del producto cultural co- mo a su consumidor en una nueva relación con las estructu- ras sociales y de mercado. La in- fluencia que la estrategia de es- tos nuevos protagonistas de la cultura tenga sobre los medios de comunicación va a condicio- nar en el futuro el concepto mis- mo de cultura. Cultura e industria cultural Ahora, cuando hablamos de cultura, y sobre todo cuando ha- blamos de información cultural, hay que tener en cuenta un nue- vo concepto que mediatiza y condiciona tanto una como otra: el concepto de industria cultural, un concepto que con- tiene en sí mismo una cierta consideración peyorativa al su- ponérsele parte de una estrate- gia de producción capitalista pensada para el consumo y que persigue un beneficio de tipo económico en lugar de una fina- lidad cultural. Los medios han potenciado este concepto de cultura, bautizado por la Escue- la de Frankfurt también como cultura de masas, propio de las sociedades modernas en las que la cultura está muy condi- cionada por la comunicación: un mensaje efímero emitido por una elite de comunicadores a un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima de la tradición y le- gitiman como cultura produc- tos de dudosas características culturales. Además, difuminan las fronteras de calidad entre la alta cultura y la cultura de ma- sas al concederles un mismo tra- tamiento (otros movimientos como la New Left o los Cultural Studies atribuyen sin embargo a la cultura de masas un impor- tante valor de análisis social). En todo caso, los me- dios de comu- nicación son en la ac- tualidad el me- jor cauce para di- vulgar la cultura y de ahí la responsa- bilidad del perio- dismo cultural. Al contrario de lo que piensan mu- chos responsa- bles de los me- dios de comunica- ción, se trata de una actividad profesional de las que exigen una mayor y más ri- gurosa prepara- ción por parte de los periodis- tas que ejer- cen la espe- cialidad, que tienen el deber de proporcio- nar acceso al capital cultural a quienes no po- seen los códigos, la formación intelectual y la sensibilidad ne- cesarias para asimilarlo y con- vertirlo en gratificante. El perio- dismo cultural tiene la obliga- ción de hacer comprender una información que no está al al- cance de todos los ciudadanos porque requiere una prepara- ción que muchos no han tenido la posibilidad de adquirir. Y de- be hacerlo, además, utilizando un lenguaje que conmueva y se- duzca, que despierte en los re- El periodismo cultural tiene una importante responsabilidad frente a los poderes que promueven la banalización de la cultura Comunicar Número 658 Sábado, 15 de mayo de 2010 Cultura T ---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE Estantería original del diseñador Ron Arad. En los medios de comunicación se tiende hacia la “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y el vanguardismo, con el utilitarismo y el consumismo Francisco R. Pastoriza* omo en préstamo el títu- lo de unas jornadas orga- nizadas por el Consello da Cul- tura Galega en Santiago de Com- postela el pasado mes de abril, en las que nos reunimos profe- sores, expertos, investigadores y profesionales del periodismo cultural para intercambiar cono- cimientos y experiencias en tor- no a la actividad de informar so- bre la cultura desde los medios de comunicación. El periodismo cultural canali- za la información que se genera en torno al mundo de la cultura, le da un tratamiento como espe- cialidad diferenciada y difunde esa información para que llegue a los consumidores habituales de otro tipo de noticias. Para ello se establecen unas pautas de producción diferenciadas y se utilizan unos mecanismos narra- tivos propios. Partiendo de una situación ciertamente precaria, el perio- dismo cultural ha alcanzado en nuestro país un nivel similar al de los medios de comuni- cación de los países europeos y una calidad profesional que ha experimentado asimismo un progreso considerable, a pesar de las muchas reticencias exis- tentes en las propias empresas de comunicación hacia esta es- pecialidad informativa y de los obstáculos que tiene que supe- rar al negárseles los medios de que disponen otras áreas de in- formación, así como de que los responsables de los servicios in- formativos tiendan a destinar a las secciones de cultura a aque- llos periodistas primerizos, re- cién licenciados o menos intré- pidos, para que cubran una in- formación supuestamente exen- ta de responsabilidad y para la que parecería que los errores y el desconocimiento de la mate- ria no suponen un serio incon- veniente. Actualmente la información cultural está firmemente asenta- da como una especialización más de los contenidos de los medios de comunicación y ocu- pa un espacio cada vez más im- portante, unas veces por una ver- dadera preocupación del me- dio, otras porque la información cultural prestigia a sus soportes y es rentable para la considera- ción social de éstos, y en ocasio- nes también por intereses co- merciales a los que el medio es- tá vinculado. En los medios de comunicación la cultura apare- ce en la forma que Abraham Moles definiera como “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y las vanguardias con el utilitarismo y el consu- mo: la que coloca en una misma página del periódico la subasta de un cuadro de Picasso y el úl- timo escándalo de Amy Wi- nehouse; en un mismo progra- ma de radio una sinfonía de Beethoven y el último éxito de hip-hop; en un mismo programa de televisión las declaraciones de un premio Nobel de literatu- ra y las imágenes promociona- les de la última entrega cinema- tográfica de la saga Torrente. Además, ahora, tanto la obra cul- tural como el creador están me- diatizados por nuevos agentes culturales como la editorial, la galería de arte, la casa discográ- fica, el empresario de espectácu- los, las instituciones públicas y privadas... que colocan tanto al autor del producto cultural co- mo a su consumidor en una nueva relación con las estructu- ras sociales y de mercado. La in- fluencia que la estrategia de es- tos nuevos protagonistas de la cultura tenga sobre los medios de comunicación va a condicio- nar en el futuro el concepto mis- mo de cultura. Cultura e industria cultural Ahora, cuando hablamos de cultura, y sobre todo cuando ha- blamos de información cultural, hay que tener en cuenta un nue- vo concepto que mediatiza y condiciona tanto una como otra: el concepto de industria cultural, un concepto que con- tiene en sí mismo una cierta consideración peyorativa al su- ponérsele parte de una estrate- gia de producción capitalista pensada para el consumo y que persigue un beneficio de tipo económico en lugar de una fina- lidad cultural. Los medios han potenciado este concepto de cultura, bautizado por la Escue- la de Frankfurt también como cultura de masas, propio de las sociedades modernas en las que la cultura está muy condi- cionada por la comunicación: un mensaje efímero emitido por una elite de comunicadores a un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima de la tradición y le- gitiman como cultura produc- tos de dudosas características culturales. Además, difuminan las fronteras de calidad entre la alta cultura y la cultura de ma- sas al concederles un mismo tra- tamiento (otros movimientos como la New Left o los Cultural Studies atribuyen sin embargo a la cultura de masas un impor- tante valor de análisis social). En todo caso, los me- dios de comu- nicación son en la ac- tualidad el me- jor cauce para di- vulgar la cultura y de ahí la responsa- bilidad del perio- dismo cultural. Al contrario de lo que piensan mu- chos responsa- bles de los me- dios de comunica- ción, se trata de una actividad profesional de las que exigen una mayor y más ri- gurosa prepara- ción por parte de los periodis- tas que ejer- cen la espe- cialidad, que tienen el deber de proporcio- nar acceso al capital cultural a quienes no po- seen los códigos, la formación intelectual y la sensibilidad ne- cesarias para asimilarlo y con- vertirlo en gratificante. El perio- dismo cultural tiene la obliga- ción de hacer comprender una información que no está al al- cance de todos los ciudadanos porque requiere una prepara- ción que muchos no han tenido la posibilidad de adquirir. Y de- be hacerlo, además, utilizando un lenguaje que conmueva y se- duzca, que despierte en los re- El periodismo cultural tiene una importante responsabilidad frente a los poderes que promueven la banalización de la cultura Comunicar Número 658 Sábado, 15 de mayo de 2010 Cultura T ---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE Estantería original del diseñador Ron Arad. En los medios de comunicación se tiende hacia la “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y el vanguardismo, con el utilitarismo y el consumismo

Upload: others

Post on 13-May-2020

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: T Francisco R. Pastoriza* Comunicar Cultura · un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima

Francisco R. Pastoriza*

omo en préstamo el títu-lo de unas jornadas orga-

nizadas por el Consello da Cul-tura Galega en Santiago de Com-postela el pasado mes de abril, en las que nos reunimos profe-sores, expertos, investigadores y profesionales del periodismo cultural para intercambiar cono-cimientos y experiencias en tor-no a la actividad de informar so-bre la cultura desde los medios de comunicación.

El periodismo cultural canali-za la información que se genera en torno al mundo de la cultura, le da un tratamiento como espe-cialidad diferenciada y difunde esa información para que llegue a los consumidores habituales de otro tipo de noticias. Para ello se establecen unas pautas de producción diferenciadas y se utilizan unos mecanismos narra-tivos propios.

Partiendo de una situación ciertamente precaria, el perio-dismo cultural ha alcanzado en

n u e s t r o país un nivel similar al de los medios de comuni-cación de los países europeos y una calidad profesional que ha experimentado asimismo un progreso considerable, a pesar de las muchas reticencias exis-tentes en las propias empresas de comunicación hacia esta es-pecialidad informativa y de los obstáculos que tiene que supe-rar al negárseles los medios de que disponen otras áreas de in-formación, así como de que los responsables de los servicios in-formativos tiendan a destinar a las secciones de cultura a aque-llos periodistas primerizos, re-cién licenciados o menos intré-pidos, para que cubran una in-formación supuestamente exen-ta de responsabilidad y para la que parecería que los errores y el desconocimiento de la mate-ria no suponen un serio incon-veniente.

Actualmente la información

cultural está firmemente asenta-da como una especialización más de los contenidos de los medios de comunicación y ocu-pa un espacio cada vez más im-portante, unas veces por una ver-dadera preocupación del me-dio, otras porque la información cultural prestigia a sus soportes y es rentable para la considera-ción social de éstos, y en ocasio-

nes también por intereses co-merciales a los que el medio es-tá vinculado. En los medios de comunicación la cultura apare-ce en la forma que Abraham Moles definiera como “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y las vanguardias con el utilitarismo y el consu-mo: la que coloca en una misma página del periódico la subasta de un cuadro de Picasso y el úl-timo escándalo de Amy Wi-nehouse; en un mismo progra-ma de radio una sinfonía de Beethoven y el último éxito de

hip-hop; en un mismo programa de televisión las declaraciones de un premio Nobel de literatu-ra y las imágenes promociona-les de la última entrega cinema-tográfica de la saga Torrente. Además, ahora, tanto la obra cul-tural como el creador están me-diatizados por nuevos agentes culturales como la editorial, la galería de arte, la casa discográ-

fica, el empresario de espectácu-los, las instituciones públicas y privadas... que colocan tanto al autor del producto cultural co-mo a su consumidor en una nueva relación con las estructu-ras sociales y de mercado. La in-fluencia que la estrategia de es-tos nuevos protagonistas de la cultura tenga sobre los medios de comunicación va a condicio-

nar en el futuro el concepto mis-mo de cultura.

Cultura e industria cultural Ahora, cuando hablamos de

cultura, y sobre todo cuando ha-blamos de información cultural, hay que tener en cuenta un nue-vo concepto que mediatiza y condiciona tanto una como otra: el concepto de industria cultural, un concepto que con-tiene en sí mismo una cierta consideración peyorativa al su-ponérsele parte de una estrate-gia de producción capitalista pensada para el consumo y que

persigue un beneficio de tipo económico en lugar de una fina-lidad cultural. Los medios han potenciado este concepto de cultura, bautizado por la Escue-la de Frankfurt también como cultura de masas, propio de las sociedades modernas en las que la cultura está muy condi-cionada por la comunicación: un mensaje efímero emitido por una elite de comunicadores a un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima de la tradición y le-gitiman como cultura produc-tos de dudosas características culturales. Además, difuminan las fronteras de calidad entre la alta cultura y la cultura de ma-sas al concederles un mismo tra-tamiento (otros movimientos como la New Left o los Cultural Studies atribuyen sin embargo a la cultura de masas un impor-tante valor de análisis social). En todo caso, los me-dios de comu-nicación son en la ac-tualidad el me-j o r

c a u c e para di-vulgar la cultura y de ahí la responsa-b i l i d a d del perio-d i s m o

cultural. Al c o n t ra r i o

de lo que piensan mu-

chos responsa-bles de los me-

dios de comunica-ción, se trata de una

actividad profesional de las que exigen

una mayor y más ri-gurosa prepara-

ción por parte de los periodis-tas que ejer-cen la espe-c i a l i d a d , que tienen el deber de proporcio-

nar acceso al capital cultural a quienes no po-seen los códigos, la formación intelectual y la sensibilidad ne-cesarias para asimilarlo y con-vertirlo en gratificante. El perio-dismo cultural tiene la obliga-ción de hacer comprender una información que no está al al-cance de todos los ciudadanos porque requiere una prepara-ción que muchos no han tenido la posibilidad de adquirir. Y de-be hacerlo, además, utilizando un lenguaje que conmueva y se-duzca, que despierte en los re-

El periodismo cultural tiene una importante responsabilidad frente a los poderes que promueven la banalización de la cultura

Comunicar

Número 658

Sábado, 15 de mayo de 2010

CulturaT

---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE

Estantería original del

diseñador Ron Arad.

En los medios de comunicación se tiende hacia la “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y el vanguardismo, con el utilitarismo y el consumismo

Francisco R. Pastoriza*

omo en préstamo el títu-lo de unas jornadas orga-

nizadas por el Consello da Cul-tura Galega en Santiago de Com-postela el pasado mes de abril, en las que nos reunimos profe-sores, expertos, investigadores y profesionales del periodismo cultural para intercambiar cono-cimientos y experiencias en tor-no a la actividad de informar so-bre la cultura desde los medios de comunicación.

El periodismo cultural canali-za la información que se genera en torno al mundo de la cultura, le da un tratamiento como espe-cialidad diferenciada y difunde esa información para que llegue a los consumidores habituales de otro tipo de noticias. Para ello se establecen unas pautas de producción diferenciadas y se utilizan unos mecanismos narra-tivos propios.

Partiendo de una situación ciertamente precaria, el perio-dismo cultural ha alcanzado en

n u e s t r o país un nivel similar al de los medios de comuni-cación de los países europeos y una calidad profesional que ha experimentado asimismo un progreso considerable, a pesar de las muchas reticencias exis-tentes en las propias empresas de comunicación hacia esta es-pecialidad informativa y de los obstáculos que tiene que supe-rar al negárseles los medios de que disponen otras áreas de in-formación, así como de que los responsables de los servicios in-formativos tiendan a destinar a las secciones de cultura a aque-llos periodistas primerizos, re-cién licenciados o menos intré-pidos, para que cubran una in-formación supuestamente exen-ta de responsabilidad y para la que parecería que los errores y el desconocimiento de la mate-ria no suponen un serio incon-veniente.

Actualmente la información

cultural está firmemente asenta-da como una especialización más de los contenidos de los medios de comunicación y ocu-pa un espacio cada vez más im-portante, unas veces por una ver-dadera preocupación del me-dio, otras porque la información cultural prestigia a sus soportes y es rentable para la considera-ción social de éstos, y en ocasio-

nes también por intereses co-merciales a los que el medio es-tá vinculado. En los medios de comunicación la cultura apare-ce en la forma que Abraham Moles definiera como “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y las vanguardias con el utilitarismo y el consu-mo: la que coloca en una misma página del periódico la subasta de un cuadro de Picasso y el úl-timo escándalo de Amy Wi-nehouse; en un mismo progra-ma de radio una sinfonía de Beethoven y el último éxito de

hip-hop; en un mismo programa de televisión las declaraciones de un premio Nobel de literatu-ra y las imágenes promociona-les de la última entrega cinema-tográfica de la saga Torrente. Además, ahora, tanto la obra cul-tural como el creador están me-diatizados por nuevos agentes culturales como la editorial, la galería de arte, la casa discográ-

fica, el empresario de espectácu-los, las instituciones públicas y privadas... que colocan tanto al autor del producto cultural co-mo a su consumidor en una nueva relación con las estructu-ras sociales y de mercado. La in-fluencia que la estrategia de es-tos nuevos protagonistas de la cultura tenga sobre los medios de comunicación va a condicio-

nar en el futuro el concepto mis-mo de cultura.

Cultura e industria cultural Ahora, cuando hablamos de

cultura, y sobre todo cuando ha-blamos de información cultural, hay que tener en cuenta un nue-vo concepto que mediatiza y condiciona tanto una como otra: el concepto de industria cultural, un concepto que con-tiene en sí mismo una cierta consideración peyorativa al su-ponérsele parte de una estrate-gia de producción capitalista pensada para el consumo y que

persigue un beneficio de tipo económico en lugar de una fina-lidad cultural. Los medios han potenciado este concepto de cultura, bautizado por la Escue-la de Frankfurt también como cultura de masas, propio de las sociedades modernas en las que la cultura está muy condi-cionada por la comunicación: un mensaje efímero emitido por una elite de comunicadores a un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima de la tradición y le-gitiman como cultura produc-tos de dudosas características culturales. Además, difuminan las fronteras de calidad entre la alta cultura y la cultura de ma-sas al concederles un mismo tra-tamiento (otros movimientos como la New Left o los Cultural Studies atribuyen sin embargo a la cultura de masas un impor-tante valor de análisis social). En todo caso, los me-dios de comu-nicación son en la ac-tualidad el me-j o r

c a u c e para di-vulgar la cultura y de ahí la responsa-b i l i d a d del perio-d i s m o

cultural. Al c o n t ra r i o

de lo que piensan mu-

chos responsa-bles de los me-

dios de comunica-ción, se trata de una

actividad profesional de las que exigen

una mayor y más ri-gurosa prepara-

ción por parte de los periodis-tas que ejer-cen la espe-c i a l i d a d , que tienen el deber de proporcio-

nar acceso al capital cultural a quienes no po-seen los códigos, la formación intelectual y la sensibilidad ne-cesarias para asimilarlo y con-vertirlo en gratificante. El perio-dismo cultural tiene la obliga-ción de hacer comprender una información que no está al al-cance de todos los ciudadanos porque requiere una prepara-ción que muchos no han tenido la posibilidad de adquirir. Y de-be hacerlo, además, utilizando un lenguaje que conmueva y se-duzca, que despierte en los re-

El periodismo cultural tiene una importante responsabilidad frente a los poderes que promueven la banalización de la cultura

Comunicar

Número 658

Sábado, 15 de mayo de 2010

CulturaT

---> PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE

Estantería original del

diseñador Ron Arad.

En los medios de comunicación se tiende hacia la “cultura mosaico”, aquella que iguala las informaciones relacionadas con el clasicismo y el vanguardismo, con el utilitarismo y el consumismo

Page 2: T Francisco R. Pastoriza* Comunicar Cultura · un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima

ceptores el interés por la belleza y los valores antes que la apeten-cia por la mercancía. El periodis-ta cultural, además, es una voz que debe interpretar la realidad cultural, por lo que ha de tener una especial capacidad de aná-lisis crítico y de contextualiza-ción.

El ámbito en el que se desa-rrolla la información cultural abarca una amplísima gama de manifestaciones de difícil trata-miento para el periodista, que no suele ser especialista más que en algunos de los géneros de la amplia variedad que abar-ca esta especialización (cine, teatro, arte, música...) y que tiene que enfrentarse diariamente a una información múltiple, de una gran dificultad de compren-sión e interpretación, con cons-tantes aportaciones de nuevos valores, nuevos protagonistas, nuevas tendencias y nuevas de-nominaciones que exigen una constante actualización y una labor de documentación supe-rior a la de cualquier otro ámbi-to informativo. Además, los dife-rentes medios crean sus propios códigos de transmisión cultural, adecuados a las características de su específico modo de difu-sión. A todo lo cual hay que aña-dir las presiones de un entorno industrial-cultural que pone sus prioridades en los resultados económicos antes que en la di-fusión de la calidad, y lo hace a través de la cultura de la distrac-ción y el entretenimiento, cuan-do no de la banalidad, convir-tiendo a la cultura en un meca-nismo de evasión y no en un es-pacio de enriquecimiento inte-lectual y de la sensibilidad. Por desgracia, este es el concepto predominante de cultura, el que se fomenta a través de los más poderosos medios de comuni-cación.

Hoy, la presencia de una rica actividad cultural en nuestra realidad social es un hecho in-discutible y cada vez más valo-rado y seguido por los ciudada-nos, como corresponde a un pa-ís desarrollado y a una sociedad interesada por su vida cultural. Se celebran cada vez con mayor frecuencia exposiciones y con-ciertos, se editan y se presentan libros y publicaciones, se estre-nan películas y obras de teatro, se conceden premios importan-tes, se dictan conferencias, se convocan todo tipo de actos culturales y hay un interés creciente en el ámbito de los intercambios entre las diver-sas culturas presentes en nuestras socie-dades. Por for-tuna, la cultura un hecho ca-da vez más co-tidiano que interesa a una gran cantidad de personas y este inte-rés se aprecia en cómo los pe-riódicos dedican un espacio ca-da vez mayor a la sección de Cultura. Y al interés de la infor-mación diaria por la cultura se suma uno de los fenómenos más importantes de la prensa es-pañola actual, cual es la edición de suplementos culturales en la práctica totalidad de los gran-

des periódicos nacionales y aún regionales, un fenómeno con niveles de calidad nunca antes alcanza-dos en la pren-sa española. Hay que seña-lar también la calidad y varie-dad de las re-vistas cultura-les, de marca-da tendencia a la especializa-ción. Y hay que destacar la cre-ciente presen-cia de la cultu-ra en los me-dios on line. A medida que se vayan aplican-do los nuevos avances tecnoló-gicos, la información cultural encontrará en el ciberperiodis-mo el medio más eficaz para lle-gar a la sociedad de la manera más más completa, al dar cabi-da a informaciones cada vez

más comple-jas integradas por fuentes multimedia de naturaleza es-crita, sonora y visual. Esta uti-lización de textos, sonidos e imágenes, fi-jas y en movi-miento, y el ac-ceso instantá-

neo, a través de links, a fuentes de orígenes diversos, a docu-mentación complementaria y a una amplia diversidad de ele-mentos, va a proporcionar a la información cultural una di-mensión cada vez mayor en el nuevo medio.

Cultura y televisión Frente a esta presencia nota-

ble de la información cultural en

los medios escritos, se aprecia un déficit de contenidos culturales

en los programas informativos y en la programación de la televi-sión. Este medio, que tiene todas las propiedades (imagen, sonido, voces, músicas) para convertirse en el gran divulgador de la cultu-ra en toda su riqueza plástica y todas las ventajas para hacer lle-gar un mensaje más claro y efec-

tivo a la mayor parte de la so-ciedad, por los altos índices de audiencia que cosecha, ha te-nido desde siempre una sorprendente alergia a la in-formación cul-tural (en la am-plia oferta de la nueva TDT no existe ningún canal dedicado a la cultura). La televisión ape-nas recoge en sus programas y en sus informa-tivos una míni-ma presencia de la actividad cultural de la que hablába-mos. Además, en lugar de po-

tenciar sus valores más enrique-cedores, casi siempre lo hace desde su relación con las indus-trias culturales y el consumo, cuando no desde el escándalo.

[email protected] (*) Profesor de Información

cultural de la Universidad Complutense de Madrid

Beethoven y el rapero DJ Lord

(Public Enemy).

Pablo Picasso y Amy Winehouse.

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 20102

---> VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR

El periodista cultural ha de transmitir una pos-tura crítica que vaya más allá de las meras defini-ciones; ha de introducir en sus mensajes los pro-blemas de la sociedad y de la época en la que vi-ve, saber interpretar la potencialidad crítica de la obra de los creadores y llevarla a sus receptores con todas sus consecuencias, apelando a su for-mación y manteniendo siempre su responsabili-dad: considerar la cultura como la producción de fenómenos que contribuyen a transformar el sistema social. En nuestra época, la idea tradicio-nal de cultura está siendo sustituida, con la cola-boración de los medios de comunicación de masas, sobre todo de la televisión, por un nuevo concepto más cercano a la diversión y al entrete-nimiento que a la gratificación intelectual y esté-tica. Hay una alarma sobre la migración de la cultura desde las artes plásticas a la imagen cató-dica, desde la página impresa a la pantalla, desde el texto al hipertexto, bajo el denominador co-mún de imponer los valores del consumo a los de la reflexión. Las expresiones clásicas de la cul-tura, aquellas que tienen sus escenarios en el tea-tro, los museos o los libros, han tenido que dotar-

se de un plus de espectacularidad sensacionalis-ta, de escándalo o de originalidad perversa para merecer la atención de los medios, sobre todo de la televisión, consagrado el principio de que lo que no sale en la televisión no existe. El con-cepto que ahora se está gestando de cultura está en manos de las industrias culturales a través del control mediático de su mejor aliado, la televi-sión, ocupada en la captación de audiencias me-diante una programación superficial cuando no degradante. Los criterios de noticiabilidad que la televisión aplica a las informaciones culturales se relacionan más con el entretenimiento, la cu-riosidad, el espectáculo, la diversión o el morbo que con el interés social, la utilidad y el conoci-miento, la reflexión o la formación. Reemplaza la sustancia por la apariencia, prefiere la anécdota a la categoría, la promoción de lo vacuo a la del pensamiento crítico y la creatividad. Y este es el gran reto que tiene el periodismo cultural del si-glo XXI: el de mantener la información de la cul-tura en un ámbito alejado de intereses más pró-ximos al consumo y al comercio que a la forma-ción de la sensibilidad y de la crítica.

La función del periodismo cultural

La información cultural encontrará en el ciberperiodismo el medio más eficaz para llegar a la sociedad de la manera más completa

ceptores el interés por la belleza y los valores antes que la apeten-cia por la mercancía. El periodis-ta cultural, además, es una voz que debe interpretar la realidad cultural, por lo que ha de tener una especial capacidad de aná-lisis crítico y de contextualiza-ción.

El ámbito en el que se desa-rrolla la información cultural abarca una amplísima gama de manifestaciones de difícil trata-miento para el periodista, que no suele ser especialista más que en algunos de los géneros de la amplia variedad que abar-ca esta especialización (cine, teatro, arte, música...) y que tiene que enfrentarse diariamente a una información múltiple, de una gran dificultad de compren-sión e interpretación, con cons-tantes aportaciones de nuevos valores, nuevos protagonistas, nuevas tendencias y nuevas de-nominaciones que exigen una constante actualización y una labor de documentación supe-rior a la de cualquier otro ámbi-to informativo. Además, los dife-rentes medios crean sus propios códigos de transmisión cultural, adecuados a las características de su específico modo de difu-sión. A todo lo cual hay que aña-dir las presiones de un entorno industrial-cultural que pone sus prioridades en los resultados económicos antes que en la di-fusión de la calidad, y lo hace a través de la cultura de la distrac-ción y el entretenimiento, cuan-do no de la banalidad, convir-tiendo a la cultura en un meca-nismo de evasión y no en un es-pacio de enriquecimiento inte-lectual y de la sensibilidad. Por desgracia, este es el concepto predominante de cultura, el que se fomenta a través de los más poderosos medios de comuni-cación.

Hoy, la presencia de una rica actividad cultural en nuestra realidad social es un hecho in-discutible y cada vez más valo-rado y seguido por los ciudada-nos, como corresponde a un pa-ís desarrollado y a una sociedad interesada por su vida cultural. Se celebran cada vez con mayor frecuencia exposiciones y con-ciertos, se editan y se presentan libros y publicaciones, se estre-nan películas y obras de teatro, se conceden premios importan-tes, se dictan conferencias, se convocan todo tipo de actos culturales y hay un interés creciente en el ámbito de los intercambios entre las diver-sas culturas presentes en nuestras socie-dades. Por for-tuna, la cultura un hecho ca-da vez más co-tidiano que interesa a una gran cantidad de personas y este inte-rés se aprecia en cómo los pe-riódicos dedican un espacio ca-da vez mayor a la sección de Cultura. Y al interés de la infor-mación diaria por la cultura se suma uno de los fenómenos más importantes de la prensa es-pañola actual, cual es la edición de suplementos culturales en la práctica totalidad de los gran-

des periódicos nacionales y aún regionales, un fenómeno con niveles de calidad nunca antes alcanza-dos en la pren-sa española. Hay que seña-lar también la calidad y varie-dad de las re-vistas cultura-les, de marca-da tendencia a la especializa-ción. Y hay que destacar la cre-ciente presen-cia de la cultu-ra en los me-dios on line. A medida que se vayan aplican-do los nuevos avances tecnoló-gicos, la información cultural encontrará en el ciberperiodis-mo el medio más eficaz para lle-gar a la sociedad de la manera más más completa, al dar cabi-da a informaciones cada vez

más comple-jas integradas por fuentes multimedia de naturaleza es-crita, sonora y visual. Esta uti-lización de textos, sonidos e imágenes, fi-jas y en movi-miento, y el ac-ceso instantá-

neo, a través de links, a fuentes de orígenes diversos, a docu-mentación complementaria y a una amplia diversidad de ele-mentos, va a proporcionar a la información cultural una di-mensión cada vez mayor en el nuevo medio.

Cultura y televisión Frente a esta presencia nota-

ble de la información cultural en

los medios escritos, se aprecia un déficit de contenidos culturales

en los programas informativos y en la programación de la televi-sión. Este medio, que tiene todas las propiedades (imagen, sonido, voces, músicas) para convertirse en el gran divulgador de la cultu-ra en toda su riqueza plástica y todas las ventajas para hacer lle-gar un mensaje más claro y efec-

tivo a la mayor parte de la so-ciedad, por los altos índices de audiencia que cosecha, ha te-nido desde siempre una sorprendente alergia a la in-formación cul-tural (en la am-plia oferta de la nueva TDT no existe ningún canal dedicado a la cultura). La televisión ape-nas recoge en sus programas y en sus informa-tivos una míni-ma presencia de la actividad cultural de la que hablába-mos. Además, en lugar de po-

tenciar sus valores más enrique-cedores, casi siempre lo hace desde su relación con las indus-trias culturales y el consumo, cuando no desde el escándalo.

[email protected] (*) Profesor de Información

cultural de la Universidad Complutense de Madrid

Beethoven y el rapero DJ Lord

(Public Enemy).

Pablo Picasso y Amy Winehouse.

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 20102

---> VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR

El periodista cultural ha de transmitir una pos-tura crítica que vaya más allá de las meras defini-ciones; ha de introducir en sus mensajes los pro-blemas de la sociedad y de la época en la que vi-ve, saber interpretar la potencialidad crítica de la obra de los creadores y llevarla a sus receptores con todas sus consecuencias, apelando a su for-mación y manteniendo siempre su responsabili-dad: considerar la cultura como la producción de fenómenos que contribuyen a transformar el sistema social. En nuestra época, la idea tradicio-nal de cultura está siendo sustituida, con la cola-boración de los medios de comunicación de masas, sobre todo de la televisión, por un nuevo concepto más cercano a la diversión y al entrete-nimiento que a la gratificación intelectual y esté-tica. Hay una alarma sobre la migración de la cultura desde las artes plásticas a la imagen cató-dica, desde la página impresa a la pantalla, desde el texto al hipertexto, bajo el denominador co-mún de imponer los valores del consumo a los de la reflexión. Las expresiones clásicas de la cul-tura, aquellas que tienen sus escenarios en el tea-tro, los museos o los libros, han tenido que dotar-

se de un plus de espectacularidad sensacionalis-ta, de escándalo o de originalidad perversa para merecer la atención de los medios, sobre todo de la televisión, consagrado el principio de que lo que no sale en la televisión no existe. El con-cepto que ahora se está gestando de cultura está en manos de las industrias culturales a través del control mediático de su mejor aliado, la televi-sión, ocupada en la captación de audiencias me-diante una programación superficial cuando no degradante. Los criterios de noticiabilidad que la televisión aplica a las informaciones culturales se relacionan más con el entretenimiento, la cu-riosidad, el espectáculo, la diversión o el morbo que con el interés social, la utilidad y el conoci-miento, la reflexión o la formación. Reemplaza la sustancia por la apariencia, prefiere la anécdota a la categoría, la promoción de lo vacuo a la del pensamiento crítico y la creatividad. Y este es el gran reto que tiene el periodismo cultural del si-glo XXI: el de mantener la información de la cul-tura en un ámbito alejado de intereses más pró-ximos al consumo y al comercio que a la forma-ción de la sensibilidad y de la crítica.

La función del periodismo cultural

La información cultural encontrará en el ciberperiodismo el medio más eficaz para llegar a la sociedad de la manera más completa

Page 3: T Francisco R. Pastoriza* Comunicar Cultura · un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima

Ficción

1. El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras. María Dueñas (Temas de Hoy).

2. El asedio.El asedio.El asedio.El asedio. Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara).

3. Dime quién soy.Dime quién soy.Dime quién soy.Dime quién soy. Julia Navarro (Plaza & Janés).

4. Crimen en directo.Crimen en directo.Crimen en directo.Crimen en directo. Camilla Lackberg (Maeva).

5. La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados. Domingo Villar (Siruela).

6. Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme contigo.contigo.contigo.contigo. Federico Moccia (Planeta).

No Ficción

1. El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente. Eduard Punset (Destino).

2. Las armas y las letras.Las armas y las letras.Las armas y las letras.Las armas y las letras. Andrés Trapiello (Destino).

3. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

4. La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento. María Jesús Álava (La Esfera).

5. Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones. Fernando Trías de Bes (Temas de Hoy).

6. Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Española.Española.Española.Española. RAE (Espasa Calpe).

En Galego

1. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

2. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

3. Unha historia que non vou Unha historia que non vou Unha historia que non vou Unha historia que non vou contar.contar.contar.contar. Cid Cabido (Xerais).

4. 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua galega.galega.galega.galega. X.H. Costas (Laiovento).

5. O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga. Luis García Mañá (Xerais).

El poder DORI COUÑAGO Arcopress. 292 páginas

Mujer inquieta y volcada en la escritura, Dori Couñago, ponteve-dresa de Reboreda, regresa a la palestra editorial con dos nue-vos títulos. “El poder ” es una obra que ayuda a ver el vaso siempre medio lleno y la vida como un regalo. “Cuando estimas tu liber-tad y tu autonomía acabas por ser tu mejor compañía. Cuando afirmas y crees en tus metas na-die, excepto tú, te impedirá al-canzarlas. Cuando notes que el perdón es una costumbre habrás empezado a vivir de verdad”,di-

ce la autora. Y cuando uno es ca-paz de controlar su mente y sus pensamientos habrá encontrado su poder a través de esta auténti-ca guía de belleza interior. La es-

critora gallega juega a ser maga fusionando la mente con el alma para mostrar al lector que los otros son simplemente parte de la escena, y que sólo uno mismo es realmente el protagonista de su vida.

Lo dice una escritora que co-noce el duro camino a recorrer hasta conseguir, como ella afir-ma, “amarme como amaba a los otros y sentir por mí idéntico sentimiento que por las perso-nas que admiro”. Y aunque se declara eternamente optimista, ha escrito también su obra más dolorosa, “Hombres vacíos y mu-jeres sin brillo” (Ipunto Edicio-nes), un libro que enseña a per-cibir comportamientos de mal-tratadores mediante narracio-nes de mujeres de muy diversa índole que han pasado por este difícil trance. Dori Couñago pre-senta el próximo día 20 en Vigo en La Casa del Libro ambos títu-los. T. G.T. G.T. G.T. G.

El mes más cruel PILAR ADÓN

Impedimenta. 195 páginas

Una muchacha que sigue los pasos de un gato, dos des-conocidas que se ven obliga-das a compartir una vivienda durante unos días, una madre que aterroriza a su hijo para que nunca se vaya de casa, una mujer que espera la lle-gada de un joven que ha de librarla de su aburrimiento..., son algunos de los catorce re-latos que componen el nuevo libro de Pilar Adón, escritora madrileña considerada una de las más sólidas figuras de la nueva narrativa española. “El mes más cruel” es una es-merada colección de recetas para sobrevivir a la pérdida, a la separación, la locura y el miedo. Historias nuevas y bri-llantes sólidamente contadas a través de una prosa ágil que invita a descubrir un mundo donde todo es posible. T. G.T. G.T. G.T. G.

Shoninki. El arte del disimulo NATORI MASAZUMI

Kairós. 160 páginas

En el Japón tradicional, el arte de la guerra, así como las relaciones sociales, estaban oficialmente regidos por el Bushido, el código del honor de los samuráis. Pero éste te-nía un lado secreto: el arte del Ninjutsu. Los ninjas, expertos en infiltración, inteligencia, es-pionaje y contraespionaje po-seían unos valores y una tradi-ción que los distinguía de los simples ladrones. Su arte, tan-to invisible como indispensa-ble, se transmitía en el seno de escuelas secretas, basán-dose en unos pocos manua-les escritos en un lenguaje co-dificado. El Shôninki, redacta-do por el maestro ninja Natori Masazumi en 1681, es el texto de referencia del Ninjutsu. El título aúna la estrategia con la disciplina espiritual. T. G.T. G.T. G.T. G.

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 2010 3

Los más vendidos

Manual para vivir de verdad

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

La copa dorada HENRY JAMES

Alba, 683 páginas

Luis M. Alonso

hesterton describió a Henry James (1843-1916)

como a un americano que había reaccionado contra América e impregnado su sensible psicolo-gía de todo lo inglés en su aspec-to más anticuado y aristocrático. Por esa, entre otras razones, su-pongo que eligió Rye para vivir. Quienes hayan estado en esa pe-queña población del este de Sussex, situada entre Dover y Hastings, sabrán lo que allí signi-fican las sombras del pasado, y la anglofilia que puede despertar la ciudadela encaramada en la colina, la torre Ypres, las empina-das callejuelas, las casitas de la-drillo cubiertas de hiedra con sus macizos de geranios y el abrigado puerto que tanto le gustaba a Daniel Defoe. En Rye James vivió los últimos años de su vida, entre 1898 y 1916, en Lamb House, la casa de West Street. En ella, pasó largas temporadas su hermano William y, como contó también Chester-ton, tuvo tiempo de reverenciar a los antepasados que la habían habitado. “Creo que, en cierto modo, él se consideraba real-mente una especie de mayordo-mo o custodio de los misterios y secretos de una gran casa por la que los fantasmas podrían ha-

berse paseado con todo el dere-cho del mundo”. De hecho, se-gún la leyenda, aquel americano con ínfulas europeas habría ras-treado en el árbol genealógico de la familia desaparecida hasta encontrarse con un vulgar des-cendiente, empleado de comer-cio, que vivía en el norte indus-trial –¡madre mía, qué triste!, diría uno de los niños del Ritz de Evelyn Waugh–, para invitarlo personalmente a conocer el ho-gar de los ancestros. Cabe imagi-narse a Henry James, envarado, con la elegante vacilación con que impostaba el acento, reci-biendo a aquella persona ajena al pastel. De la vacilación impos-tada del autor de Retrato de una dama hizo uno de sus trajes el gran Chesterton: “No la compara-ría, según la perversa frase de Mr. H. G. Wells, con un elefante inten-tando coger un guisante, pero es cierto que parecía poseer una

probóscide flexible y extremada-mente sensible que se abría pa-so por una selva de hechos que para nosotros resultaban a me-nudo indivisibles”. Henry James logró sentirse en el extranjero como en casa, eso sí, evitando mostrar el asombro y la inocencia con que describe a algunos de sus compatriotas per-sonajes literarios frente a la sofis-ticación europea. Como ocurre en Retrato de una dama (1881) y La copa dorada (1904), la última y más compleja de sus grandes novelas, que ahora devuelve Al-ba a la actualidad con una nue-va edición con traducción de Andrés Bosch y prefacio de Ale-jandro Gándara. Escribe Gánda-ra sobre los giros de una llave: el primero de ellos, el de la inven-ción de la voz narrativa, que se si-túa en un lugar completamente distinto al conocido en la novela decimonónica. El segundo, el que abre la puerta de una nueva sensibilidad del narrador aboca-do a bucear en las conciencias de sus personajes. A James se le conoció por “el Maestro”, debido a una escritura inteligente, com-pleja, que explora las intrigas dramáticas y psicológicas por debajo incluso de la más simple de las interacciones humanas y de los acontecimientos. Además de esa profundidad se distinguió por su gran conocimiento del lenguaje, sin embargo, algunos detractores criticaron su estilo por ampuloso y barroco. En La copa dorada, un multimi-

llonario americano, Adam Verver, decide, de igual manera que compra y colecciona antigüeda-des, regalarle como marido a su hija, Maggie, un príncipe romano, Americo, refinado pero sin dine-ro, al mismo tiempo que elige pa-ra contraer segundas nupcias a una joven compatriota, amiga del noble, que vuelve a revivir con este último, en una situación opulenta, el amor al que ya se habían entregado en la pobreza. Adulterio, intriga y el secreto de una copa agrietada se juntan en la trasfondo de la novela. Alguien le ha atribuido al au-tor de La copa dorada un senti-do del humor que yo jamás he encontrado en la lectura, mu-chas veces esforzada y quizás demasiado entusiasta, de sus li-bros. El propio Chesterton cuen-ta cómo, a pesar de ser una per-sona con fama de sutil, fue inca-paz de percibir, a propósito de una anécdota que ambos vivie-ron, la ironía de la mejor come-dia en la que tomó parte. Volva-mos a Rye, porque fue allí donde sucedió. Henry James y su her-mano William se encontraban de visita de cumplido en la casa que había alquilado Chesterton

en la aldea inglesa donde vivía el escritor norteamericano. De repente al anfitrión y a sus invita-dos los sorprendieron un amigo miembro del Parlamento y un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores que llegaban sin un penique en el bolsillo, des-pués de un accidentado viaje por Francia. Les dejo con Ches-terton: “Allí, al otro lado de la me-sita de té, estaba Europa, estaba aquella cosa vetusta propia de Francia e Inglaterra, los herede-ros del terrateniente inglés y del soldado francés; andrajosos, sin afeitar y pidiendo cerveza a gri-tos, que ignoraban con total des-vergüenza la diferencia entre po-breza y riqueza, repantigados, in-diferentes y seguros de sí mis-mos. Desde el otro lado de la mesa, los contemplaba el refina-miento puritano de Boston, y la distancia que los separaba era mayor que el Atlántico”. Enfun-dado en su levita, James no salía de su asombro ante aquellos dos lunáticos y sólo tuvo certeza de la clase social a la que pertene-cían cuando uno de los presen-tes sugirió trasegar una botella de Oporto y salir en procesión religiosa por las calles de Rye. Lejos de perder la compostura puritana que confusamente atri-buía al viejo mundo, al final tenía razón Gore Vidal cuando escri-bió que, pese a intentarlo, no ha-bía nada que James hiciera co-mo un inglés, ni tampoco como un norteamericano. Tenía su pro-pio mapa.

Nueva edición de “La copa dorada”, la novela más compleja del maestro de la intriga psicológica

El mapa de Henry James

C

Ficción

1. El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras.El tiempo entre costuras. María Dueñas (Temas de Hoy).

2. El asedio.El asedio.El asedio.El asedio. Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara).

3. Dime quién soy.Dime quién soy.Dime quién soy.Dime quién soy. Julia Navarro (Plaza & Janés).

4. Crimen en directo.Crimen en directo.Crimen en directo.Crimen en directo. Camilla Lackberg (Maeva).

5. La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados.La playa de los ahogados. Domingo Villar (Siruela).

6. Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme Perdona, pero quiero casarme contigo.contigo.contigo.contigo. Federico Moccia (Planeta).

No Ficción

1. El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente.El viaje al poder de la mente. Eduard Punset (Destino).

2. Las armas y las letras.Las armas y las letras.Las armas y las letras.Las armas y las letras. Andrés Trapiello (Destino).

3. El secreto.El secreto.El secreto.El secreto. Rhonda Byrne (Urano).

4. La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento.La inutilidad del sufrimiento. María Jesús Álava (La Esfera).

5. Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones.Mil millones de mejillones. Fernando Trías de Bes (Temas de Hoy).

6. Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Nueva Gramática de la Lengua Española.Española.Española.Española. RAE (Espasa Calpe).

En Galego

1. A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados.A praia dos afogados. Domingo Villar (Galaxia).

2. A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros.A cociña de Larpeiros. Benigno Campos (Galaxia).

3. Unha historia que non vou Unha historia que non vou Unha historia que non vou Unha historia que non vou contar.contar.contar.contar. Cid Cabido (Xerais).

4. 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua 55 mentiras sobre a lingua galega.galega.galega.galega. X.H. Costas (Laiovento).

5. O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga.O grito de Ipiranga. Luis García Mañá (Xerais).

El poder DORI COUÑAGO Arcopress. 292 páginas

Mujer inquieta y volcada en la escritura, Dori Couñago, ponteve-dresa de Reboreda, regresa a la palestra editorial con dos nue-vos títulos. “El poder ” es una obra que ayuda a ver el vaso siempre medio lleno y la vida como un regalo. “Cuando estimas tu liber-tad y tu autonomía acabas por ser tu mejor compañía. Cuando afirmas y crees en tus metas na-die, excepto tú, te impedirá al-canzarlas. Cuando notes que el perdón es una costumbre habrás empezado a vivir de verdad”,di-

ce la autora. Y cuando uno es ca-paz de controlar su mente y sus pensamientos habrá encontrado su poder a través de esta auténti-ca guía de belleza interior. La es-

critora gallega juega a ser maga fusionando la mente con el alma para mostrar al lector que los otros son simplemente parte de la escena, y que sólo uno mismo es realmente el protagonista de su vida.

Lo dice una escritora que co-noce el duro camino a recorrer hasta conseguir, como ella afir-ma, “amarme como amaba a los otros y sentir por mí idéntico sentimiento que por las perso-nas que admiro”. Y aunque se declara eternamente optimista, ha escrito también su obra más dolorosa, “Hombres vacíos y mu-jeres sin brillo” (Ipunto Edicio-nes), un libro que enseña a per-cibir comportamientos de mal-tratadores mediante narracio-nes de mujeres de muy diversa índole que han pasado por este difícil trance. Dori Couñago pre-senta el próximo día 20 en Vigo en La Casa del Libro ambos títu-los. T. G.T. G.T. G.T. G.

El mes más cruel PILAR ADÓN

Impedimenta. 195 páginas

Una muchacha que sigue los pasos de un gato, dos des-conocidas que se ven obliga-das a compartir una vivienda durante unos días, una madre que aterroriza a su hijo para que nunca se vaya de casa, una mujer que espera la lle-gada de un joven que ha de librarla de su aburrimiento..., son algunos de los catorce re-latos que componen el nuevo libro de Pilar Adón, escritora madrileña considerada una de las más sólidas figuras de la nueva narrativa española. “El mes más cruel” es una es-merada colección de recetas para sobrevivir a la pérdida, a la separación, la locura y el miedo. Historias nuevas y bri-llantes sólidamente contadas a través de una prosa ágil que invita a descubrir un mundo donde todo es posible. T. G.T. G.T. G.T. G.

Shoninki. El arte del disimulo NATORI MASAZUMI

Kairós. 160 páginas

En el Japón tradicional, el arte de la guerra, así como las relaciones sociales, estaban oficialmente regidos por el Bushido, el código del honor de los samuráis. Pero éste te-nía un lado secreto: el arte del Ninjutsu. Los ninjas, expertos en infiltración, inteligencia, es-pionaje y contraespionaje po-seían unos valores y una tradi-ción que los distinguía de los simples ladrones. Su arte, tan-to invisible como indispensa-ble, se transmitía en el seno de escuelas secretas, basán-dose en unos pocos manua-les escritos en un lenguaje co-dificado. El Shôninki, redacta-do por el maestro ninja Natori Masazumi en 1681, es el texto de referencia del Ninjutsu. El título aúna la estrategia con la disciplina espiritual. T. G.T. G.T. G.T. G.

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 2010 3

Los más vendidos

Manual para vivir de verdad

Con la colaboración de: Casa del libro (Vigo)

La copa dorada HENRY JAMES

Alba, 683 páginas

Luis M. Alonso

hesterton describió a Henry James (1843-1916)

como a un americano que había reaccionado contra América e impregnado su sensible psicolo-gía de todo lo inglés en su aspec-to más anticuado y aristocrático. Por esa, entre otras razones, su-pongo que eligió Rye para vivir. Quienes hayan estado en esa pe-queña población del este de Sussex, situada entre Dover y Hastings, sabrán lo que allí signi-fican las sombras del pasado, y la anglofilia que puede despertar la ciudadela encaramada en la colina, la torre Ypres, las empina-das callejuelas, las casitas de la-drillo cubiertas de hiedra con sus macizos de geranios y el abrigado puerto que tanto le gustaba a Daniel Defoe. En Rye James vivió los últimos años de su vida, entre 1898 y 1916, en Lamb House, la casa de West Street. En ella, pasó largas temporadas su hermano William y, como contó también Chester-ton, tuvo tiempo de reverenciar a los antepasados que la habían habitado. “Creo que, en cierto modo, él se consideraba real-mente una especie de mayordo-mo o custodio de los misterios y secretos de una gran casa por la que los fantasmas podrían ha-

berse paseado con todo el dere-cho del mundo”. De hecho, se-gún la leyenda, aquel americano con ínfulas europeas habría ras-treado en el árbol genealógico de la familia desaparecida hasta encontrarse con un vulgar des-cendiente, empleado de comer-cio, que vivía en el norte indus-trial –¡madre mía, qué triste!, diría uno de los niños del Ritz de Evelyn Waugh–, para invitarlo personalmente a conocer el ho-gar de los ancestros. Cabe imagi-narse a Henry James, envarado, con la elegante vacilación con que impostaba el acento, reci-biendo a aquella persona ajena al pastel. De la vacilación impos-tada del autor de Retrato de una dama hizo uno de sus trajes el gran Chesterton: “No la compara-ría, según la perversa frase de Mr. H. G. Wells, con un elefante inten-tando coger un guisante, pero es cierto que parecía poseer una

probóscide flexible y extremada-mente sensible que se abría pa-so por una selva de hechos que para nosotros resultaban a me-nudo indivisibles”. Henry James logró sentirse en el extranjero como en casa, eso sí, evitando mostrar el asombro y la inocencia con que describe a algunos de sus compatriotas per-sonajes literarios frente a la sofis-ticación europea. Como ocurre en Retrato de una dama (1881) y La copa dorada (1904), la última y más compleja de sus grandes novelas, que ahora devuelve Al-ba a la actualidad con una nue-va edición con traducción de Andrés Bosch y prefacio de Ale-jandro Gándara. Escribe Gánda-ra sobre los giros de una llave: el primero de ellos, el de la inven-ción de la voz narrativa, que se si-túa en un lugar completamente distinto al conocido en la novela decimonónica. El segundo, el que abre la puerta de una nueva sensibilidad del narrador aboca-do a bucear en las conciencias de sus personajes. A James se le conoció por “el Maestro”, debido a una escritura inteligente, com-pleja, que explora las intrigas dramáticas y psicológicas por debajo incluso de la más simple de las interacciones humanas y de los acontecimientos. Además de esa profundidad se distinguió por su gran conocimiento del lenguaje, sin embargo, algunos detractores criticaron su estilo por ampuloso y barroco. En La copa dorada, un multimi-

llonario americano, Adam Verver, decide, de igual manera que compra y colecciona antigüeda-des, regalarle como marido a su hija, Maggie, un príncipe romano, Americo, refinado pero sin dine-ro, al mismo tiempo que elige pa-ra contraer segundas nupcias a una joven compatriota, amiga del noble, que vuelve a revivir con este último, en una situación opulenta, el amor al que ya se habían entregado en la pobreza. Adulterio, intriga y el secreto de una copa agrietada se juntan en la trasfondo de la novela. Alguien le ha atribuido al au-tor de La copa dorada un senti-do del humor que yo jamás he encontrado en la lectura, mu-chas veces esforzada y quizás demasiado entusiasta, de sus li-bros. El propio Chesterton cuen-ta cómo, a pesar de ser una per-sona con fama de sutil, fue inca-paz de percibir, a propósito de una anécdota que ambos vivie-ron, la ironía de la mejor come-dia en la que tomó parte. Volva-mos a Rye, porque fue allí donde sucedió. Henry James y su her-mano William se encontraban de visita de cumplido en la casa que había alquilado Chesterton

en la aldea inglesa donde vivía el escritor norteamericano. De repente al anfitrión y a sus invita-dos los sorprendieron un amigo miembro del Parlamento y un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores que llegaban sin un penique en el bolsillo, des-pués de un accidentado viaje por Francia. Les dejo con Ches-terton: “Allí, al otro lado de la me-sita de té, estaba Europa, estaba aquella cosa vetusta propia de Francia e Inglaterra, los herede-ros del terrateniente inglés y del soldado francés; andrajosos, sin afeitar y pidiendo cerveza a gri-tos, que ignoraban con total des-vergüenza la diferencia entre po-breza y riqueza, repantigados, in-diferentes y seguros de sí mis-mos. Desde el otro lado de la mesa, los contemplaba el refina-miento puritano de Boston, y la distancia que los separaba era mayor que el Atlántico”. Enfun-dado en su levita, James no salía de su asombro ante aquellos dos lunáticos y sólo tuvo certeza de la clase social a la que pertene-cían cuando uno de los presen-tes sugirió trasegar una botella de Oporto y salir en procesión religiosa por las calles de Rye. Lejos de perder la compostura puritana que confusamente atri-buía al viejo mundo, al final tenía razón Gore Vidal cuando escri-bió que, pese a intentarlo, no ha-bía nada que James hiciera co-mo un inglés, ni tampoco como un norteamericano. Tenía su pro-pio mapa.

Nueva edición de “La copa dorada”, la novela más compleja del maestro de la intriga psicológica

El mapa de Henry James

C

Page 4: T Francisco R. Pastoriza* Comunicar Cultura · un receptor masificado, disperso y anónimo a través de medios de comunicación centralizados que dan prioridad a la novedad por encima

nha muller misterio-sa á que a posteriori-dade chama Maríe

de France (entre nós María de Francia) escribiu por vol-ta do ano 1170 uns preciosos contos en verso do xénero dos chamados naquel tem-po lais. Ela puido ler as Meta-morfoses de Ovidio, como se-guro coñeceu a Arte de Amar do mesmo autor. En todo ca-so, na literatura fantástica e fortemente erótica de María aparecen algún casos de transformación dun home ou dunha muller en animal salvaxe. Así, no lais de Guige-mar sae unha dona misterio-sa que habita o bosco en fi-gura de cerva branca. E nou-tro, de título Yonec hai un amante que se transforma en azor para acudir voando aos cuartos nos que a súa amada se encontra aferrolla-da por orde dun marido ve-llo e ciumento. Aínda hai ou-tro lais, o titulado Bisclavret, que conta a estoria dun lo-bishome.

Todos os lais de María de Francia están referidos ao mundo mítico de Bretaña, a Grande e a Pequena. O uni-verso da materia de Bretaña brilla como en ninguna ou-tra obra medieval na de Ma-ría de Francia: “Temos visto moita marabilla que aconte-ceu en Bretaña” (“Meinte merveille avum veüe/ Qui en Bretaigne est avenue”). Ma-ría escribe no francés anglo-normardo do século XII.

No inicio do lais de Bis-clavret, María de Francia fai una interesante introduc-ción na que nos di que, pos-ta ela a escribir os lais, non pode esquencer o Biscla-vret. E precisa: “Bisclavret ten por nome en bretón/ Garulf lle chaman os normandos”. Nalgún tempo sentíase falar, e soía ocorrer, que moitos homes se facían Garulf (ou sexa lobishome). Este Bis-clavret ou Garulf ou Lo-bishome residía no bosco e era coma besta brava. Can-do está furioso devora os homes e comete maus fei-tos. Sempre nas selvas pro-fundas, insiste María de Francia.

Que o lobishome reciba en Normandía do século XII o nome de garulf ou garwulf non nos debe sorprender. Xa no Fondo dos Espellos de-mos noticia de que en todas as linguas xermánicas ao lo-bishome ou lobo da xente ou licántropo recibe o nome de werewulf, con diversas va-

riante, e que tal nome signifi-ca “home lobo”. Os norman-dos medievais puideron conservar no seu garulf o ve-llo nome escandinavo dos antigos normandos ou reci-bilo, mediante francés de adopción, dos francos. En to-do caso, nos actuais diccio-narios franceses segue a fi-gurar loup-garou, un pleonas-mo histórico, co significado de “lobishome”.

En canto a bisclavret, que María nos di ser o nome bre-tón do lobishome, ten sido interpretado de diferentes maneiras. J. Loth, en 1892, pensa que procede do bre-tón bisc “curto” e lavret “cal-zón”. Tal significado explíca-se porque o lobishome de María de Francia íspese na metamorfose da súa roupa. Máis tarde, H. Zimmer, procu-ra o étimo no tamén bretón bleiz lavaret “lobo que fala”. W. Sayers propón bleiz claffet “lobo tolo, ou alguén afecta-do polo tolemia da licantro-pía”.

En todo caso, o lais de Bisclavret conta a estoria dun barón de Bretaña que cada semana desaparecía durante tres días. Dunha vol-ta, o barón confesoulle á súa dona que naqueles días se convertía en lobishome. Dí-xolle onde se desvestía para se facer lobo e que, se al-guén lle levara a roupa, non voltaria e ser home nunca máis. A muller e o seu aman-te roubaron a roupa de Bis-clavret e este xa non puido recobrar a figura humana. Un día, andaba o rei á caza no bosco. Perseguiron un lo-bo, o cal, ao ver ao rei, púxo-se en actitude humilde e lambeulle as botas. O rei perdooulle a vida a Biscla-vret, que non outro era aquel lobo. Logo Bisclavret vai vivir, sempre como lobo manso, no Castelo do rei. Nunha ocasión en que ha-bía cortes, apareceron por alí a muller de Bisclavret e o seu amante, que xa casara con ela. O lobo tirouse con-tra o traidor. Logo Bisclavret arricoulle o nariz cos dentes á súa muller. O rei interro-gou ao cabaleiro e á muller. Eles contaron o seu segredo, ou sexa como lle retiran a roupa ao lobishome porque este non recuperase a forma de persoa. Logo o rei lle de-volveu a Bisclavret a súa roupa e este volveu ser ho-me e recibiu moitos favores do seu señor. A dona foi ex-pulsada do reino e moitas das súas descendentes femi-ninas naceron sen nariz.

Así foi a estoria de Biscla-vret. Non deste xeito esque-mático, senón de forma intri-gante a dura nola conta Ma-ría de Francia no seu lais.

Penso eu que na pasaxe de Lycaon das Metamorfoses de Ovidio, no conto do licán-tropo que sae no Satiricon de Petronio e neste lais de Bisclavret de que tratamos andan os mellores lobisho-mes da Literatura Universal.

Díxolle onde se desvestía para se facer lobo e que, se alguén lle levara a roupa, non voltaria e ser home. A muller e o seu amante roubaron a roupa de Bisclavret e este xa non puido recobrar a figura humana

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

O lobishome de

María de Francia

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 20104

Moncho

Reboiras

Recibimos no Fondo dos Espellos documenta-ción do Comité Moncho Reboiras. Un grupo de persoas preocupadas po-la memoria histórica reu-níronse para conmemo-rar o 35 aniversario da norte de Xosé Ramón Re-boiras Noia.

Reboiras, natural de Imo (Laíño, Dodro) viviu desde meniño en Teis (Vi-go). Foi meu alumno no Instituto Santa Irene, ta-mén de Vigo. O Padre Seixas introduciuno nun círculo galeguista de sig-no cristián progresista. Neles creceu e madurou. Logo, con Xosé González Martínez, achegouse á Asociación Cultural de Vigo e á UPG.

Reboiras, graduado xa na Escola de Peritos In-dustriais, convereteuse, con Xosé González, nun activista e nun dirixente importantísimo da clan-destina UPG. Escribiu tex-tos memorabeis, coma os informes da folga xeral de 1972, da que consti-túen hoxe a principal fon-te histórica. Foi motor da Frente Cultural e princi-pal editor do seu órgano impreso. Organizou o aparato central de propa-ganda da UPG e das orga-nizacións por ela dirixi-das. Creou xermes sindi-cais en toda Galicia, cos seus periódicos respecti-vos en cada localidade. Contribuiu a ligar todos eses xermes no SOG (Sin-dicato Obreiro Galego), do cal proceden a actual CUT e a actual CXTG, des-pois de moi complicadas vicisitudes e escisións. Ta-mén daquela UPG de Re-boiras procede a actual fración así chamada, e ta-mén a FPG. Finalmente, Reboiras foi o rganizador principal da fronte arma-da ou irmandiña nacio-nalista de resistencia ao franquismo.

En 1975 Xosé Ramón Reboiras Noia, coñecido familiarmente coma Pe-pe e, en círculos máis am-plios, coma Moncho, foi abatido a tiros pola poli-cía en Ferrol. Era o ano 1975, no que tamén foron inmolados outros dous mozos militantes galegos do FRAP: Sánchez-Bravo e Humberto Baena. Fran-co estaba morrendo e nin así o réxime paraba de matar.

Todos aqueles que quixeren colabo-rar coa súa opinión en NO FONDO DOS ESPELLOS poden escribir por co-rreo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

U

nha muller misterio-sa á que a posteriori-dade chama Maríe

de France (entre nós María de Francia) escribiu por vol-ta do ano 1170 uns preciosos contos en verso do xénero dos chamados naquel tem-po lais. Ela puido ler as Meta-morfoses de Ovidio, como se-guro coñeceu a Arte de Amar do mesmo autor. En todo ca-so, na literatura fantástica e fortemente erótica de María aparecen algún casos de transformación dun home ou dunha muller en animal salvaxe. Así, no lais de Guige-mar sae unha dona misterio-sa que habita o bosco en fi-gura de cerva branca. E nou-tro, de título Yonec hai un amante que se transforma en azor para acudir voando aos cuartos nos que a súa amada se encontra aferrolla-da por orde dun marido ve-llo e ciumento. Aínda hai ou-tro lais, o titulado Bisclavret, que conta a estoria dun lo-bishome.

Todos os lais de María de Francia están referidos ao mundo mítico de Bretaña, a Grande e a Pequena. O uni-verso da materia de Bretaña brilla como en ninguna ou-tra obra medieval na de Ma-ría de Francia: “Temos visto moita marabilla que aconte-ceu en Bretaña” (“Meinte merveille avum veüe/ Qui en Bretaigne est avenue”). Ma-ría escribe no francés anglo-normardo do século XII.

No inicio do lais de Bis-clavret, María de Francia fai una interesante introduc-ción na que nos di que, pos-ta ela a escribir os lais, non pode esquencer o Biscla-vret. E precisa: “Bisclavret ten por nome en bretón/ Garulf lle chaman os normandos”. Nalgún tempo sentíase falar, e soía ocorrer, que moitos homes se facían Garulf (ou sexa lobishome). Este Bis-clavret ou Garulf ou Lo-bishome residía no bosco e era coma besta brava. Can-do está furioso devora os homes e comete maus fei-tos. Sempre nas selvas pro-fundas, insiste María de Francia.

Que o lobishome reciba en Normandía do século XII o nome de garulf ou garwulf non nos debe sorprender. Xa no Fondo dos Espellos de-mos noticia de que en todas as linguas xermánicas ao lo-bishome ou lobo da xente ou licántropo recibe o nome de werewulf, con diversas va-

riante, e que tal nome signifi-ca “home lobo”. Os norman-dos medievais puideron conservar no seu garulf o ve-llo nome escandinavo dos antigos normandos ou reci-bilo, mediante francés de adopción, dos francos. En to-do caso, nos actuais diccio-narios franceses segue a fi-gurar loup-garou, un pleonas-mo histórico, co significado de “lobishome”.

En canto a bisclavret, que María nos di ser o nome bre-tón do lobishome, ten sido interpretado de diferentes maneiras. J. Loth, en 1892, pensa que procede do bre-tón bisc “curto” e lavret “cal-zón”. Tal significado explíca-se porque o lobishome de María de Francia íspese na metamorfose da súa roupa. Máis tarde, H. Zimmer, procu-ra o étimo no tamén bretón bleiz lavaret “lobo que fala”. W. Sayers propón bleiz claffet “lobo tolo, ou alguén afecta-do polo tolemia da licantro-pía”.

En todo caso, o lais de Bisclavret conta a estoria dun barón de Bretaña que cada semana desaparecía durante tres días. Dunha vol-ta, o barón confesoulle á súa dona que naqueles días se convertía en lobishome. Dí-xolle onde se desvestía para se facer lobo e que, se al-guén lle levara a roupa, non voltaria e ser home nunca máis. A muller e o seu aman-te roubaron a roupa de Bis-clavret e este xa non puido recobrar a figura humana. Un día, andaba o rei á caza no bosco. Perseguiron un lo-bo, o cal, ao ver ao rei, púxo-se en actitude humilde e lambeulle as botas. O rei perdooulle a vida a Biscla-vret, que non outro era aquel lobo. Logo Bisclavret vai vivir, sempre como lobo manso, no Castelo do rei. Nunha ocasión en que ha-bía cortes, apareceron por alí a muller de Bisclavret e o seu amante, que xa casara con ela. O lobo tirouse con-tra o traidor. Logo Bisclavret arricoulle o nariz cos dentes á súa muller. O rei interro-gou ao cabaleiro e á muller. Eles contaron o seu segredo, ou sexa como lle retiran a roupa ao lobishome porque este non recuperase a forma de persoa. Logo o rei lle de-volveu a Bisclavret a súa roupa e este volveu ser ho-me e recibiu moitos favores do seu señor. A dona foi ex-pulsada do reino e moitas das súas descendentes femi-ninas naceron sen nariz.

Así foi a estoria de Biscla-vret. Non deste xeito esque-mático, senón de forma intri-gante a dura nola conta Ma-ría de Francia no seu lais.

Penso eu que na pasaxe de Lycaon das Metamorfoses de Ovidio, no conto do licán-tropo que sae no Satiricon de Petronio e neste lais de Bisclavret de que tratamos andan os mellores lobisho-mes da Literatura Universal.

Díxolle onde se desvestía para se facer lobo e que, se alguén lle levara a roupa, non voltaria e ser home. A muller e o seu amante roubaron a roupa de Bisclavret e este xa non puido recobrar a figura humana

NO FONDO DOS

ESPELLOS X.L. MÉNDEZ FERRÍN

O lobishome de

María de Francia

FARO DE VIGO Sábado, 15 de mayo de 20104

Moncho

Reboiras

Recibimos no Fondo dos Espellos documenta-ción do Comité Moncho Reboiras. Un grupo de persoas preocupadas po-la memoria histórica reu-níronse para conmemo-rar o 35 aniversario da norte de Xosé Ramón Re-boiras Noia.

Reboiras, natural de Imo (Laíño, Dodro) viviu desde meniño en Teis (Vi-go). Foi meu alumno no Instituto Santa Irene, ta-mén de Vigo. O Padre Seixas introduciuno nun círculo galeguista de sig-no cristián progresista. Neles creceu e madurou. Logo, con Xosé González Martínez, achegouse á Asociación Cultural de Vigo e á UPG.

Reboiras, graduado xa na Escola de Peritos In-dustriais, convereteuse, con Xosé González, nun activista e nun dirixente importantísimo da clan-destina UPG. Escribiu tex-tos memorabeis, coma os informes da folga xeral de 1972, da que consti-túen hoxe a principal fon-te histórica. Foi motor da Frente Cultural e princi-pal editor do seu órgano impreso. Organizou o aparato central de propa-ganda da UPG e das orga-nizacións por ela dirixi-das. Creou xermes sindi-cais en toda Galicia, cos seus periódicos respecti-vos en cada localidade. Contribuiu a ligar todos eses xermes no SOG (Sin-dicato Obreiro Galego), do cal proceden a actual CUT e a actual CXTG, des-pois de moi complicadas vicisitudes e escisións. Ta-mén daquela UPG de Re-boiras procede a actual fración así chamada, e ta-mén a FPG. Finalmente, Reboiras foi o rganizador principal da fronte arma-da ou irmandiña nacio-nalista de resistencia ao franquismo.

En 1975 Xosé Ramón Reboiras Noia, coñecido familiarmente coma Pe-pe e, en círculos máis am-plios, coma Moncho, foi abatido a tiros pola poli-cía en Ferrol. Era o ano 1975, no que tamén foron inmolados outros dous mozos militantes galegos do FRAP: Sánchez-Bravo e Humberto Baena. Fran-co estaba morrendo e nin así o réxime paraba de matar.

Todos aqueles que quixeren colabo-rar coa súa opinión en NO FONDO DOS ESPELLOS poden escribir por co-rreo ordinario a:

X. L. Méndez Ferrín

FARO DE VIGO Rúa Uruguay, 10-A

Aptdo. Correos, 91. VIGO

CAIXA POSTAL

U