suplemento-100 centenario

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    NUESTRO MENSAJE

    EN EL CENTENARIO

    l final llegó el momento. Nuestro diario, el diario de nuestro pueblo celebra su centenario. Cuánta emoción en cada uno de los que formamos EL 9 DE  JULIO y cuántas demostraciones de afecto de nuestros lectores, de nuestros

    comerciantes, de las instituciones y de la comunidad toda.Un siglo no es simplemente un punto de llegada y celebración, es el haber alcanzadouna meta. El haber hecho posible consolidar un sueño forjado en 1909 en una realidad  para el periodismo local. En estos 100 años ha pasado de todo en la vida del diario, que de un humilde pliego semanal se transformó en el vespertino de mayor tiraje de la región y en un símboloindiscutido de 9 de Julio. Una simple imprenta dio vida con el correr del tiempo a unaempresa periodística con más de 20 personas en relación de dependencia. Hay algo que caracterizó a EL 9 DE JULIO en sus 100 años de existencia: su indepen-

    dencia periodística y su permanente vinculación con los lectores, que han ido pasandode generación en generación la “sana costumbre” de recibir y leer el diario todas lastardecitas.¿Quién no recuerda alguna nota social, cultural o deportiva del Diario?. En estos cienaños hemos reflejado gran parte de lo que pasó en 9 de Julio y en las localidades del  partido (a las que llegamos todas las tardes), por ello la importancia de nuestro archi-vo histórico.Vale la pena recordar con emoción a los últimos forjadores de este presente de festejos: fundamentalmente a Antonio y Alberto Aita. El primero de ellos fue el director eideólogo de EL 9 DE JULIO por más de 60 años y Alberto, que también lo dirigióluego de la muerte de Antonio, fue el encargado del taller. Ahora los tiempos cambiaron, la computación y la informática reemplazaron loslinotipos y las máquinas de escribir, pero el espíritu sigue intacto: tratamos todos losdías de buscar las noticias de 9 de Julio para que la gente pueda enterarse lo que pasa. Es más, en la época actual la gran cantidad de medios audiovisuales y gráficos sumanmayor competencia y la gente accede por diversas vías a la información. Por eso la

    importancia de haber seguido siendo una opción válida para la comunidad. Esta fecha tan importante nos encuentra en nueva casa (desde el año 2000) con reno-vados talleres, una sala de redacción, archivo, taller, expedición y muchas comodida-des que superan ampliamente nuestras anteriores oficinas. No es fácil en el momento actual conducir el Diario, cuyos ingresos se nutren de las suscripciones y publicidades de comercios, industrias e instituciones. Nuestra convic-ción es no perder la independencia que fue bandera de nuestro diario durante sus primeros 100 años, aún pese a ser penalizados como en el actual momento por laadministración municipal, que nos cercenó el 100% de la pauta publicitaria. Pese a ello, seguimos trabajando para dar lo mejor a nuestros lectores. En este suplemento presentamos, a modo de síntesis, los hechos más significativos enla vida social, cultural, educativa y deportiva de nuestro querido 9 de Julio. Agradecemos una vez más a todos aquellos vecinos de la ciudad y las localidades del  partido que nos hacen sentir tan bien en este festejo y nos comprometemos a seguir haciendo de nuestro diario la voz de la gente, la voz de aquellos que no puedenexpresarse por sus propios medios, la voz de aliento en los aciertos y la voz de reclamo frente a los problemas. Trataremos, como siempre, de ser un espacio abierto para las

    inquietudes de toda la comunidad de 9 de Julio y de los pueblos del interior.

    LA DIRECCION

    A   

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    «El 9 de Julio», su primer diseño

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    Si bien el Diario “El 9 de Julio” siempre

    formó parte de mi vida porque mi tío

    Antonio (hermano soltero de mi madre)

    vivió en casa toda su vida, su fallecimien-to me puso de cara a un compromiso y

    a una oportunidad: seguir sus pasos al

    frente de su diario, ese que constituyó el

    fiel testimonio de una vida dedicada al

     periodismo lugareño.

    En 1995 dejé mi carrera docente y cum-

     plí el mandato de su voluntad comunica-

    do a través de un documento testimo-nial.. Primero como socia de Alberto

    Aita y luego a fines de 2000 como co-

     propietaria junto a mi hermana Ana Ma-

    ría, asumí como directora de EL 9 DE

    JULIO.

    La tarea no es sencilla, pero el periodis-

    mo es una de las profesiones más gratas

    que le puede tocar ejercer a una perso-

    na. Desde el Diario uno observa cómo

    se desenvuelven las cosas en nuestro

     pueblo y trata de relacionarse para en-contrar solución a los problemas que vi-

    ven todos los días los vecinos.

    Agradezco el trabajo de todo el perso-

    nal del diario, con quiénes hemos exten-dido lazos que nos llevan a formar una

    gran familia. Es un honor trabajar codo a

    codo con gente valiosa, que todos los

    días y cada uno en su puesto, hacen has-

    ta lo imposible para que el Diario esté en

    la calle.

    Reconozco la dedicación de cada uno,

    de los periodistas que nos acompañan,

    de la recepcionista, los administrativos,redactores, diseñadores, publicistas, en-

    cargados de archivo, personal del taller 

    y también, de cada uno de los distribui-

    dores y nuestros queridos canillitas que

    saben a qué hora y dónde dejar el diario

    en cada casa.

    Aunque lo digo muchas veces en priva-

    do, hoy lo puedo hacer público: me en-

    orgullece trabajar con mi hermana Ana

    María Manfredi de Scandizzo, y con mi

    sobrina Carolina, que es la “sangre jo-

    ven” que impulsará el futuro de EL 9 DE

    JULIO.

    Párrafo aparte para los amigos. Para los

    de siempre, los que vienen por trayecto-

    ria familiar, por los vínculos afectivos ha-

    cia Antonio y para los que la vida me ha

    dado desde que estoy a cargo del Dia-

    rio: algunos que incursionan en institucio-nes, en política, en reparticiones oficiales

    y otros que simplemente se han acerca-

    do para aportar ideas o para encontrar 

    una palabra de apoyo. A los amigos sin-

    ceros, les digo que en el Diario los que-

    remos mucho y siempre van a estar en

    nuestro corazón.

    Y finalmente, mi gran reconocimiento en

    este centenario a la razón de ser de EL 9

    Suplemento Especial - Página 5Suplemento Especial - Página 5Suplemento Especial - Página 5Suplemento Especial - Página 5Suplemento Especial - Página 5

    «El Diario siempre formó parte de mi vida»

    DE JULIO: nuestros queridos lectores,

    y a nuestros estimados anunciantes que

    con su apoyo nos permiten permanecer 

    a través del tiempo, a quienes va dedica-

    do nuestro esfuerzo de todos los días.

    Gracias por seguir estando cerca de EL

    9 DE JULIO, gracias por seguir ayudán-

    donos a superarnos…

    Afectuosamente

    ESTELA ROSA MANFREDI AÍTADIRECTORA

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    A partir de 1943 algunos medios de prensadel país comenzaron a ser objeto de la cesu-ra. Para el año siguiente, la clausura de losperiódicos, de portura crítica para con elgobierno de turno, se hizo evidente.

    Para 1909 los dos periódicos que circula-ban, en la promisoria ciudad de 9 de Julio,con mayor importancia eran «El Luchador»y «El Provenir».El primero, «órgano del Partido Autonomis-ta», defendía la posición del gobierno local yrespondía a los ideales políticos de la clasegobernante. Fundado un trieño antes, teníacomo director a Juan Gallupi di Cirela, unprofesor de esgrima que en su Italia natalhabía ostentado título nobiliario.«El Porvenir», por su parte, fundado el 2 de

     junio de 1895 se hallaba bajo la direccióndel perspicaz publicista BenjamínFernández, otrora fundador del comité localde la Unión Cívica Radical. De marcada ten-dencia liberar -entiéndase este término apli-cado al liberalismo de la época- oponía condureza a las autoridades municipales, al cleroy a la enseñanza religiosa, en muchas oca-siones con ataques explícitos y personales.Esta era la realidad, si así cabe expresarlo,en la que debió surgir «EL 9 DE JULIO», elotoñal sábado 15 de mayo de 1909.La redacción, administración y talleres fue-ron instalados en un modesto edificio relati-vamente pequeño. El equipo impresor esta-ba compuesto por una pequeña minerva apedal, marca «Diamant» (la misma, en laactualidad, se conserva expuesta en la sededel Diario), donde se estampaban las pági-nas que llegaban al lector dos veces por se-mana (miércoles y sábados).El tamaño de sus páginas era, para enton-ces, y teniendo en cuenta los demás periódi-cos del lugar, una verdadera innovación. Lasdimensiones eran de 35 por 26 centímetros,y la diagramación solía realizarse a tres co-lumnas, de 7 centímetros cada una.Al ingresar a la redacción instalada en aquelprimitivo edificio, nadie podía dejar de expe-rimentar una agradable sensación interior.Apenas se dejaban atrás la sobria puerta deacceso y el escaparate donde se exhibíanlas novedades, se divisaba inmediatamenteuna biblioteca pendiente, sobre una de lasparedes laterales, sobre la cual formabanarmoniosa fila una regular cantidad de grue-sos volúmenes; y por encima de sus lomosera factible ver un sinnúmero de señaladotesque indicaban sitas y textos. Sobre una granmesa trabajaban los redactores. Más atrás,el jefe de redacción impartía las principalesdirectiva y corregía las pruebas de imprenta.En el primer cuarto de 1911, el periódico sehallaba bajo la dirección de Valentín Pérez, ylas instalación habían sido ubicadas en unavivienda de la calle Catamarca (hoy RamónN. Poratti) al 579. Por entonces, también sehallaba a cargo de la hoja el fotógrafo Pérez(1887-1974), quien también trabajaba como

    El Diario “El 9 de Julio”, devenir histórico de cien añosfotógrafo en el estudio de Rafael Adobato ydescollara más tarde en ese oficio en la lo-calidad de América.El 1º de enero de 1912, la imprenta pasó amanos de la firma comercial integrada por Mariano Caccialanza, Santiago de la Torrey José Schiaffino. En el último, debió ocupar la dirección, atrayendo hacia sí un cuerpode redactores de basto prestigio. Entre aque-llos cabe recordar a Francisco Camps, di-rector, más tarde, de «Miniaturas» y «El Im-parcial»; D. Fontanarrosa; Alfredo Pastorino;Pedro J. Molinari y Francisco De María. Enla jefatura de la redacción se hallaba el jo-ven maestro José G. García, quien con eldevenir del tiempo se destacará en los ám-bitos culturales de la sociedad nuevejuliense.Por esta época comenzaban a editarse al-gunos suplementes especiales, con tipogra-fía en color e ilustraciones también colorea-das en varios tonos.En 1915, con motivo de la Exposición Uni-versal de Filadelfia, en los Estados Unidos,fueron expuestos varios ejemplares del pe-riódico. Con poco más de un lustro de exis-tencia, mereció ser distinguido con un diplo-ma y una medalla de honor.A lo largo de la década de 1920, el periódicoparece buscar una consolidación, de lamano de los directores Manuel H. Acosta ySalvador Gómez, respectivamente. Ademásde incrementarse el tamaño den el formatodel papel, creció el número de artículos ycolaboraciones, y los suscriptores pudierongozar de los beneficios de un consultorio mé-dico (atendido por el doctor Arturo Loruzzo) yasesoramiento jurídico.El 28 de junio de 1928, se llevó a cabo en 9de Julio un importante Congreso de la Pren-sa, al cual asistieron representantes de losmedios gráficos más importantes de la Pro-vincia de Buenos Aires. Allí ya se había con-cebido, entre los periodistas locales, la ideade crear una entidad que los nucleara.Fue así que, por iniciativa de Miguel Navelloy Ambrosio Martínez, fue fundado el Círculode Periodistas de 9 de Julio, siendo el repre-sentante de EL 9 DE JULIO uno de los miem-bros de la junta directiva.

    ARTURO Y JOSE MARIA DE LA PLAZAEn noviembre de 1929, Arturo de la Plazaadquirió el fondo editorial de EL 9 DE JU-LIO, así como las instalaciones ya traslada-das a un local de la avenida Vedia, luego dehaber pasado por uno de la calle San Luis.Como el propietario no poseía experienciaen la actividad periodística, confió la direc-ción a su hermano José María, quien ya ha-bía dirigido dos pequeñas tiradas «La Hojadel Pueblo» y «El Heraldo».

     En abril de 1930 el periódico fue trasladadoa un edificio más amplio, también en la ave-nida Vedia, y donde hubo funcionado por espacio de siete décadas.Por este tiempo, pudo ser clara la ideologíaimperante en el medio de prensa y, funda-mentalmente, impuesta por sus directivos. Alextremo de ser llevados al componedor al-gunas polémicas, innecesaria controversia,con el director del periódico «El Gráfico».

    ANTONIO Y ALBERTO AITAEl febrero de 1935, los hermanos Antonio yAlberto Aita adquirieron la empresa. Antonioya trabajaba desde hacía más de diez añoscomo tipógrafo; mientras que Alberto «Reca»(nacido en 1917), se había incorporado alestablecimiento en 1933 después de haber trabajado en la imprenta de «El Porvenir»,de Juan, Vicente y Teófilo Galluppi.La dirección le fue confiada al reconocidoescritor Juan Farías, y completaban el plan-tel Ismael Martínez y los hermanos Juan yCarlos Martíno. También, se hallaba integra-do otro zagas periodista, Alfredo Mastrangioli,quien firmaba sus trabajos con elpseudónimo de «Higio Tranmas».Fue Antonio Aita el director que permaneciópor mayor período de tiempo al frente de EL9 DE JULIO. Asumió en 1943, luego de unbreve interinato directorial de Pascual Aiello.Su hermano, Alberto, a partir de entoncescomenzó a ocuparte de la administración,además de la tarea en el taller.

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    Fachada del primer edificio que ocupó en «El 9 de Julio» en 1909.

    El taller de «El 9 de Julio» a comienzos de la década de 1930.

     Antonio Aita (izquierda) y Alberto Aita (derecha), en el sector de tipografía del entonces periódico «El 9 de Julio» promediando la década de 1940.

    Frente a ello, EL 9 DE JULIO debió realizar un «alto en el camino». El sábado 4 de mar-zo de 1944, un ejemplar con las mismascaracterísticas, diseño y secciones que con-formaban habitualmente EL 9 DE JULIOsalió a la calle, pero con la denominaciónde «Voz Nuevejuliense». Lo que se desea-ba, frente a la situación imperante, era pre-sentar a esta como una nueva publicación,pues, comenzaba a numerarse desde el 1.

     En agosto de 1950, EL 9 DE JULIO, publi-có una nota relacionada con la prisión quedebía soportar el dirigente de la Unión Cívi-ca Radial, doctor Ricardo Balbín. En conse-cuencia, la administración local de Correos-reproduciendo una actitud del Ministerio deComunicaciones- resolvió la no distribucióndel periódico.Esta situación, de breve duración pero con-siderable, fue planteada por el diputado JuanM. Casella Piñero, en la 11ª Sesión Ordina-ria de la Legislatura bonaerense, del 22 deagosto de ese año(6).En junio de 1955, el director Aita junto convarios vecinos debió soportar la privación desu libertad y el Diario fue clausurado.En septiembre de ese año, al estallar la Re-volución Libertadora, el periódico se encon-traba clausurado. Los tipógrafos debieronsortear la tapia posterior para ingresar al edi-ficio y preparar la edición... Un titular, congrandes tipos, aplaudía jubilosamente:«Cayó el tirano».

    NUEVOS TIEMPOSUn año más tarde, en 1956, comenzó apublicarse diariamente, con un tamaño de50 x 35 cm.En 1966, se producía una importante tirada

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    Desde entonces, se iniciaron las gestionesen favor de trasladar la dirección, adminis-tración, expedición, talles y Archivo, a un edi-ficio más amplio y moderno. Lo primero, fuereasentar la planta de impresión, la que co-menzó a funcionar -en las nuevas instalacio-nes- el 18 de diciembre de ese año.

    Ya el 29 de diciembre de 2000, «El 9 deJulio» funcionaba a pleno en el confortableedificio -de la esquina de Avda. Vedia y Sar-miento-, que habría de ser inaugurado ofi-cialmente el 15 de mayo de 2001. En octu-bre del mismo fue implementado otro servi-cio a los lectores: la posibilidad de recibir una edición vespertina los días sábados.En la actualidad, el Diario edita seis suple-mentos, los cuales son realizados comple-tamente en nuestra redacción y talleres:Deportes (lunes), «La Fem 9» (martes),«Vivamos mejor» (miércoles), «La Mo-vida del 9» (jueves), «El Suplementoodel Viernes» (viernes) y «El 9 de JulioRural» (sábado).

    «El Diario que aqui todo el mundo lee»En la década de 1980, el entonces director de Radio 9 de Julio, Licenciado Héctor Tinetti le sugirió a Antonio Aita que «El 9 de Julio» era el Diario que «todo el mundolee». Desde entonces, aúnque no era publicado, se consideró a esta frase como elslogan del Diario.Recién en 1991 comenzó a utilizarse diariamente, colocada debajo del nombre .

    Mariano Arroyo Vázquez,el fundador de «El 9 de Julio»

    Los redactores y tipógrafos le admiraban,pues le consideraban un auténtico maes-tro. Parco y reservado, difícilmente se le vie-

    ra arrugar el seño, aún en las más conside-rables dificultades. Hablaba poco y escu-chaba mucho. Aguardaba el momentooportuno para expresar sus ideas, siemprecon prudencia y mesura.Con igual templanza escribía en bellos ca-racteres, muchos de ellos utilizados paracomponer tanto textos en prosa como enverso. Su pluma era firme y ecuánime, tan-to en la poesía como en la nota editorialmás combativa.Así fue, en su personalidad y en sus carac-teres humanos, Don Mariano ArroyoVázquez, el fundador y primer director de“El 9 de Julio”, un maestro, un escritor y upoeta, de prosa ágil y vibrante.Nacido en España hacia 1873, era hijo deMariano Arroyo y Catalina Vázquez. Des-pués de emigrar a la Argentina alternó elperiodismo con la docencia.En 9 de Julio colaboró eficazmente con va-rias hojas periodísticas de su tiempo, talescomo «El Luchador», y dirigió -a partir de1907- el periódico «El Escolar». Este últi-

    mo perteneciente al Colegio Cavallari, casade estudios donde dictaba clases.Ligado a la colectividad ibérica, se incor-poró como miembro de la Sociedad Espa-ñola de 9 de Julio.

    Fundó “El 9 de Julio” en 1909 y lo dirigióhasta alrededor de 1911, aunque aún des-pués de dejar la labor directiva se mantu-vo ligado a la redacción, colaborando consus notas, casi siempre esclarecedoras.El 27 de abril de 1905 había contraído ma-trimonio religioso en la Parroquia de San-to Domingo, en 9 de Julio, con MaríaBaesso.

    Mariano Arroyo Vázquez dejó de existir el7 de abril de 1940. Cuatro días más tarde,en el salón comedor del Hotel «Gaspar»el Círculo de Periodistas de 9 de Julio letributó un homenaje póstumo.

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    diaria, con una plana automática, modelo1956. El personal, además de los tipógrafos,estaba formado por un fotógrafo, undiagramador, y tres redactores.Desde enero de 1980, su formado es«tabloide», incrementándose en número depáginas, impresas -desde entonces- con el

    sistema offsett.En septiembre de 1995, como consecuen-cia del fallecimiento de Antonio Aita, asumióla dirección, su hermano Alberto, incorpo-rándose la docente Estela Rosa ManfrediAita, sobrina de ambos.Poco menos de un lustro más tarde, el 15 denoviembre de 2000, Estela R. Mandrefi Aitaasumió la dirección del Diario «El 9 de Ju-lio».A partir de entonces, habrá de concretarseen el tradicional Diario, una importantetrasformación. Desde los estilos dediagramación gráficas, buscando los me-dios más avanzados, hasta la impresión grá-fica, procurando la mejor calidad.

    Don José Ramón Costa,dirigió interinamente «El 9 de Julio»

    alrededor de 1930.

    Mariano Arroyo Vázquez.

    15 de mayo de 2001. Inauguración del nuevo edificio del Diario Suplementos semanales editados,

    en la actualidad, por «El 9 de Julio».

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    La entrevista que publicamos a continua- ción fue realizada por el periodista Car- los Graziolo, para la Revista «La Venta- na» en el año 1990. En ella se refleja, en

    buena medida, la personalidad de Anto- nio Aita, un periodista de raza.Si algún día a alguien se le ocurriera dibujar el edificio de “EL 9 DE JULIO” debería po-nerlo a él a su frente; está incorporado alpaisaje del diario de la ciudad desde los 10años y ya pisa la baldosa de los 80.En la misma jaula crió a la política y al perio-dismo. Amplio y democrático, ayer contra elperonismo, hoy con él en el FREJUPO, lesda cabida a todos en su vespertino.Alta desgrana con simpatía anécdotas, sue-ños y la fecunda experiencia de una vida quele ha otorgado paciencia y humildad.¿Cuál es su ascendencia?-Mis padres eran italianos. Ambos fallecidosrelativamente jóvenes: de 55 mi madre y de57 años mi padre, en el término de 17 me-ses.¿Cómo fue su niñez? Sus padres ¿Quéhacían?-Mi padre era verdulero y quintero y mi ma-dre atendía los hijos: éramos 10 hermanos.

    Una familia que vivió siempre bien, con mo-destia, pero bien.Nunca faltó ni techo ni pan. Yo era el tercerode esos 10 hermanos y cuando fallecieronmis padres ya tenía 24 años.¿En qué día y en qué año nació?El 12 de enero de 1911.Entonces, ¿Usted conoció la crisis delos años 30?-Sí, absolutamente. Esa crisis fue de falta detrabajo, pero el que lo hacía alimentaba atoda la familia. Bastaba que lo hiciera unoen la casa para que no faltara la comida. Encambio la crisis de hoy es muy distinta parael que trabaja. La particularidad de aquellafrente a esta crisis actual, que tanto perjudi-ca el bienestar de la Nación y que ha entris-tecido al pueblo, es que antes, las cosas parala subsistencia diaria estaban al alcance delque lograba trabajo.¿Cómo fueron esos años mozos?-Siempre anduve en distintas actividades quehacen a la comunidad. Soy uno de los fun-

    dadores del Club Agustín Alvarez, cosa queme da alegría recordarlo porque fue una ins-titución, es, que viene cumpliendo una lindatarea, así que responde a los anhelos inicia-les. Lo fundamos en 1929: yo fui el primer tesorero. En 1932 cuando estaba haciendola conscripción me comunicaron los ami-gos que me habían elegido presidente.¿Así que conscripto y presidente?-Sí, fui elegido mientras estaba en el “exte-rior”.Agustín Alvarez fue una institución que nodescuidó el aspecto cultural. Recuerdo quese le dio basamento a la biblioteca, adqui-riendo los primeros libros, considerados ensu momento, los más importantes. Fueroncomprados en el remate de un señor Pazos,un español muy ilustrado que se desprendióde sus cosas.¿Esa fue la primera incorporación a laBiblioteca “Arturo Cano”?-Sí. Arturo Cano fue un no vidente. Un hom-bre realmente ejemplar. Careciendo de vi-

    sión desde los 12 años (la había perdido acausa de la viruela) no fue un hombre al quehubo que darle sino que dio siempre. Fueperiodista, hermano de Enrique P.Cano quefue director de un periódico que se llamó “ElGráfico”. Allí colaboraba, ayudando asimis-mo a los jóvenes escolares que se acerca-

    ban a él para resolver problemas de colegio.Con todos tuvo una disposición permanentey de buen ánimo. Atendió honoríficamente labiblioteca que hoy lleva su nombre, con una

    consecuencia envidiable.¿Hasta cuándo estuvo en el Club?-Hasta el año 1955 aproximadamente; casi25 años en forma ininterrumpida.También fui presidente muchos años de laCooperadora de la Escuela Nº 24 en el ba-rrio “Crosa” cerca de la Iglesia Nuestra Se-ñora de Luján, en la calle Río Paraná.¿Qué llegó primero para usted, el perio-dismo o la política?-Puedo decir que ambos llegaron de lamano: porque el periodismo que antes sehacía en cada imprenta, respondía a un co-lor político determinado. Antes había quedecir que yo empecé aquí en este mismoedificio; una mañana, el 1º de diciembre de1921 (aún no tenía 11 años) pasaba con mipadre por aquí quien señalándome la puer-ta me dijo: “…te encontré trabajo en estelugar…si queres venir…” Así comencé avenir a esta casa.En 1927 hicimos un primer ensayo periodís-tico con un amigo: Justo P. Avendaño, que

    tenía cierta experiencia ya que al hacer elservicio militar en la marina había aprendi-do el manejo tipográfico, porque había unaimprenta a bordo del buque al que estabaasignado. Era un periódico deportivo: “ElGol”, duró un año, mejor dicho lo que dura-ba un torneo de fútbol. Luego vino el descan-so y ya no salió más.¿Ud. ya trabajaba en “EL 9 DE JULIO”?-Si, entonces el propietario era Arturo De laPlaza, fallecido recientemente, que fue unbuen patrón y buen amigo. El director era suhermano José María. La toma de “coman-do” fue en 1935.¿Desde entonces Ud. es Director del Dia-rio?-En 1935, Arturo De la Plaza, nos ofrece a mihermano Alberto y a mí la compra, con faci-lidades, del taller de imprenta. Juan Farías,otro colaborador, me preguntó si iba a editar el diario. Yo dudaba un poco, ante lo que élse ofreció a colaborar ejerciendo la direc-ción y yo la administración. Un año más tar-

    de Farías se va a Buenos Aires y pasé a ejer-cer la dirección hasta hoy.Se vivían todavía los coletazos de la crisis delaño 30, pero no obstan te había una satura-ción de periódicos en 9 de Julio. Muchosmás de 10 circulando mensualmente. To-dos en base a mucho sacrificio , pero segu-

    ramente no tanto porque se hacían con gus-to. Eran los tiempos de armar los textos letrapor letra y para hacer la edición siguientevolver las letras a su lugar en las cajas.

    Era una tarea terrible…- Sí, pero el obrero gráfico adquiría una agili-dad envidiable, cosa que parecía imposibleporque se manejaban millares de letras por día. Aún así, es posible encontrar en las co-lecciones, números especiales: era una ver-dadera proeza y no sé de dónde salían tantafé, tanto empuje y tantos deseos de hacer.“EL 9 DE JULIO” ¿siempre tuvo apari-ción diaria?-No. De acuerdo a cómo se podía estabanlas ediciones en la calle. Fue semanal, bise-manal, trisemanal. Entre fines de 1955 y prin-cipios de 1956 comenzó a salir todos los días.Alguna vez, ¿Salía los domingos también?-Siendo bisemanal aparecía los domingosporque se distribuía por correo y ese día elcartero también repartía correspondencia.Era otra Argentina, ¿Verdad?-Sí. Era otra Argentina.¿Cómo llega Ud.a a política?En la época que se llamó del fraude y la vio-lencia. Mi primer puesto fue fiscal de una

    mesa por la Unión Cívica Radical a los 18años. ¿El motivo? No sé; era un partido po-pular bregando por la institución de los dere-chos del ciudadano impuesto a través de laLey Saenz Peña con la implantación del votosecreto y obligatorio.En esa década del ’30, esa voluntad fue bur-lada con violencia para quien pretendía ejer-cer su voluntad soberana. El fraude tuvomuchos matices. Desde el secuestro de lalibreta por parte de la policía que se queda-ba con ella, llegada el día del comicio y nose tenía la libreta para sufragar. También conesas libretas secuestradas se mandaban aterceros a votar.Una vez estaba fiscalizando una mesa en laEscuela Nº 3, el presidente de la mesa eraperiodista para colmo, dirigía “El Pueblo…¿Diario Conservador?- Sí, y que me disculpe el amigo Monsalvo,porque el trato era cordial. Llega entoncesun volante al que él saluda en voz alta por sunombre y apellido correcto. Cuando me acer-

    can la libreta veo que el nombrado no eraquién estaba registrado en la misma. Enton-ces me negué, por supuesto, a que votara.Ante esta situación el presidente de mesapidió ser reemplazado por el vice, porqueera violento que yo, que estaba en otro perió-dico, estuviera viendo cómo se consumaba

    el fraude. Había ciertos escrúpulos de algu-na manera.También existió el vuelco de padrones. Sevotaba normalmente durante todo el día y

    cuando llegaba el cierre de comicio se cam-biaban los votos. Tal es así que en CarlosCasares hubo una elección en que el resul-tado fue 5000 a 1. ¡Se les fue la mano!Así, que fui asistiendo a las distintas for-mas de fraude.Los periódicos se caracterizaban por su tin-te político, ya que nacían bajo cada divisióny subdivisión que se producía en la políticalugareña. Por eso hubo tantos periódicos.Así “El Liberal” era socialista; “EL 9 DE JU-LIO” radical; “El Pueblo” conservador; “ElPorvenir” respondía a la corriente local delfauzonismo que en el orden nacional era elAlvearismo o antiperonistas. “El Gráfico” delos Hnos.Cano, socialista; “El Faro” conser-vador.¿Por qué había tantos periódicos?-Porque todos respondían a un problemapolítico personal, aún con todo el esfuerzoque demandaba hacerlos en esta época,pero todos imprimían sus 300 ó 400 ejem-plares.

    La actuación en periodismo le daba tam-bién una certificación de tipo político alque andaba en esa tarea.La política también era más violenta a títulopersonal. Una vez me mandaron a la impren-ta de “El Tribuno” porque tenían una guillo-tina más grande que la nuestra: allí arriba delas cajas de letras había revólveres y otrasarmas. Era un diario que tenía asumida conactitud más violenta con la política en el tonode sus escritos en cuanto a mayor agresivi-dad, ironía, etc. Así es que florecían los perió -dicos. Algunos perduraron, otros duraban loque duraba una campaña política. Después del radicalismo ¿Dónde va us-ted?-En el radicalismo seguí militando hasta queel partido tomó distintos canales. Uno enca-bezado por Arturo Frondizi y otro por RicardoBalbín.Yo, como otros, comencé a militar en la co-rriente frondicista en la época en que Moi-sés Lebenshon que fue una figura extraordi-

    naria de la política argentina, hizo el Movi-miento Intransigente; aunque las obras noson de un solo hombre, sino del conjunto. Elimpulsó una corriente visible que derrotó aloficialismo partidario, lo que parecía muydifícil. Lebenshon hizo un aporte muy buenoal mejoramiento de la política argentina, por-que combatió la práctica del favor personalque en la política criolla ha tenido una vigen-cia muy prolongada. Lebenshon surgió des-de la ciudad de Junín donde fundó el diario“Democracia” que aún se edita bajo la di-rección de su hijo. Para nosotros tuvo la fata-lidad que murió a los 44 años. Fue un hom-bre que marcó una etapa; una etapa cons-tructiva y que hubiese hecho falta todavía por su talento.Aquí éramos 10 ó 12 los que nos incorpora-mos a aquella llamada interna que se dabaen el partido siguiendo a Lebenshon. Fueuna verdadera revolución dentro del partidoluchando contra los viejos capistotes.¿Y después?

    - Fui Diputado Provincial por la Unión CívicaRadical en el período 1952-1955. _Cuandoel partido se abre oficialmente en la UniónCívica Radical por un lado y Unión CívicaRadical Intransigente por otro, nuestro gru-po sigue a esta última y luego continuamoscon el Movimiento de Integración y Desarro-

     Antonio Aita, un periodista de raza

    Antonio Aita, en 1987, en su mesa de trabajo.

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    llo .¿Usted finaliza su labor por el golpe de1955?No. Porque el período Legislativo terminónormalmente. Fue un período de tres añosque empezó el 1º de Mayo de 1952 y termi-nó el 30 de abril de 1955. Previamente hubo

    un golpe abortado en junio. En esta oportu-nidad me tocó estar 15 días en la comisaríalocal. No como representante de la autori-dad, sino como preso político (risas)…perorecibimos buen trato…¿Era más folclórico el tema del preso po-lítico de entonces en el que hemos co-nocido en los últimos años?- Sí, era una forma de agredir al ciudadanopara demostrarle que sin la voluntad del co-misario no podía hacer nada. Yo estaba enla casa de Arturo Cano y alguien nos avisaque habían detenido a varios vecinos. Meapersoné entonces hasta la comisaría, encuya guardia, estaba el suboficial Cerdeira,un buen vecino; después de las conversa-ciones previas que siempre se hacen le pre-gunté si era cierta la versión que daba comodetenidos a algunas personas, lo que confir-mó nombrándome a algunos de ellos:Valenzuela, Maldonado, Tisera, el curaGüida, etc. Le agradecí la información y losaludé para retirarme, pero Cerdeira me dijo:

    …sabe, lamentablemente usted tampoco seva a poder ir porque hay orden de detenerloa usted también…” así que yo me metí presosolo…Yo había apuntado pedirle una anécdo-ta, pero con esa es suficiente…- De cualquier manera el Comisario Funesera una bellísima persona que nos dispensóbuen trato y que no nos hizo sufrir ningunaconsecuencia más que la privación de la

    libertad, que por otra parte era lo más impor-tante.¿De qué se los acusaba?-Eramos gente que de alguna manera tenía-mos gravitación en la lucha política de laoposición. Aunque de ninguna manera no-sotros podíamos haber ido a tirar bombas a

    Plaza de Mayo.¿Tiene enemigos políticos usted?No. Creo que nunca los he tenido. Hubo c lau-suras, emblecamiento del frente del edificio,a veces trascendían las amenazas, pero yosiempre digo que pasada una cantidad deaños de distancia, viene el análisis y enton-ces el Peronismo más por presencia quepor acción ejerció cierta intolerancia hacialas fuerzas opositoras, pero uno analiza quesi ellos tiraban con piedras, nosotros con flo-res no les tirábamos, ¿no es cierto?. Así quehabía un poco de tal reacción a tal acción.Hay que recordar las cosas como son. Pa-sados esos tiempos, las columnas del diarioestán abiertas a todas las corrientes de opi-nión, hay respeto por la idea ajena. Hay unafrase de Estrada muy clara:”…estoy en con-tra de lo que usted dice, pero defenderé has-ta la muerte su derecho a decirlo” que en-cuadra perfecto en las normas periodísticasen cuanto a la idea ajena.¿Cuántas horas por día dedica a su ta-

    rea?-Creo que el periodista es periodista perma-nente las 24 horas del día porque va por lacalle y lo hace pensando en su labor.Con el Diario ¿ganó amigos o ganóodios?-Creo que gané amigos. Porque siempre hi-cimos la tarea con el juego limpio. Se puededisentir con los amigos, pero esos disensosson atendidos en su verdadera dimensión.

    ¿Qué cosas le ha dejado el periodismo?-La de hablar en alta voz sobre lo que hace alinterés del pueblo.¿Qué cosas le ha quitado?-Considero que la vida siempre me dio y enconsecuencia también el periodismo.¿Cómo ve al periodismo actual?

    -En lo que se refiere a diarios con muy buennivel. El de las ciudades del interior hacien-do esfuerzos no compensables…¿Qué lee para informarse?-De todo. Hasta lo que es malo para saber que lo es.¿Qué es usted políticamente?-Militante del Movimiento Nacional que polí-ticamente se expresa a través del MID.¿Alguna vez cedió en su línea de con-ducta profesional?-Me agradaría que la respuesta la de la co-munidad o quienes me conocen.¿Cómo es su relación con los demás me-dios locales?-La de muy buenos amigos.¿Cómo se mantiene “EL 9 DE JULIO”?¿Cuántas personas trabajan en él?Lo mantienen lectores y avisadores. A ello sepuede agregar aportando perseverancia yno sacar cuentas. Actualmente trabajan en-tre todos los sectores 15 personas. Habríaque sumar los repartidores.

    ¿Da ganancias como para continuar pu-blicándolo?-Si medimos sobre el capital invertido y ladedicación brindada, somos muy maloscomerciantes…¿Qué piensa del momento actual?-Seguimos en una etapa de indetenible re-troceso.¿Qué salida le ve?-Entrar en las vías del desarrollo del aparato

    productivo. Eliminando el estatismo en todolo posible. Reducir el aparato burocrático.Es decir, gobernar para el país como en al-guna etapa de la vida nacional ya se hizo.Los medios de comunicación del país¿sirven para comunicarnos?-Los medios de comunicación del país son

    siempre retaceados; es decir que la comu-nicación es intencionada; el hombre no haalcanzado a disfrutar de la plenitud de la li-bertad como debe ser bien entendida. Por-que los medios modernos de difusión (Ra-dio y TV) no han tenido la libertad total delmanejo. En el caso de la TV porque siempreha estado en manos del Estado y actualmen-te lo está en buena parte y entonces el acce-so es controlado. El país carece de una for-ma de libertad total mientras esos mediossean manejados por el Estado. Siempre pasauna cosa interesante: los gobiernos son es-tadistas mientras ejercen ese gobierno ycuando están por irse se ponen privatistas,como para poder tener algún medio en susmanos después de dejar el poder.Lamentablemente, no hay la grandeza sufi-ciente para que sea respetada la libertad deexpresión y tienen gravitación en ella losmanejos ideológicos que se utilizan de di-versas formas.Debemos seguir luchando para que la liber-

    tad de expresión sea total. Yo no sufro, niningún colega, creo, sufre consecuenciasde opresión contra el periodismo; debemosser justos en eso ya que nadie nos controlani nos llama la atención, ni se nos rechazala circulación por correo, ni tenemos pro-blemas de abastecimiento de papel, sufri-mos solamente el problema de afrontar elfuncionamiento de una empresa periodísti-ca.

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    Desde la tranquilidad de la mañana has-ta el frenetismo de la tarde, que encuen-tra su culminación en ese último minuto

    cercano, o ya pasado de la hora de cie-rre, pero siempre con la adrenalina a flor de piel. Así se vive cada día, cada horamarcada por el reloj de pared ubicadosobre el cartel del archivo de publicacio-nes periodísticas “Escribano RicardoGermán López”, nombre otorgado enhonor a uno de los colaboradores fielesdel diario “El 9 de Julio”.Justamente en el archivo comienza suactividad de la mañana Néstor, el prime-ro en llegar: prende las luces de la sec-ción, separada de la redacción por unmostrador, y comienza su paciente tra-bajo de hormiga, desempolvando librosy tomando apuntes de vidas, institucio-nes locales, innumerables historias queserán pasadas a su vieja computadora.Unos minutos más tarde, llega Martín, unperiodista de pura cepa que no tiene pro-

    blemas en desdoblarse en las innume-rables tareas que exige un medio delinterior, y comienza su trabajo -computadoras ya prendidas, siempre enred-, de reparto de notas y colocaciónde avisos que se dispondrán en las pá-

    ginas del diario. No es tarea fácil, pero lavoluntad y la costumbre la hacen siem-pre posible, a pesar de los contratiem-

    pos que siempre puedan surgir.A las 9 horas, empieza a llegar el resto:Patricia, una “multifunción” de más queprobada eficiencia que conoce el funcio-namiento del diario a la perfección, quediagrama páginas pero está siempre dis-puesta a dar una mano en lo que sea; yHugo, diagramador tanto de las prime-ras como de las últimas páginas -estructuradas en tandas- eficiente y deta-llista, uno de esos hombres que quierenque la tierra los trague cada vez que co-mete un error. También llega Diego, elmás joven de la redacción, con notaspara desgrabar, fotos para bajar en elFotoshop, o algún destino donde unanota exija presencia; puede ser desdeun accidente de tránsito hasta una confe-rencia de prensa, desde una nota decolor hasta la de más candente actuali-

    dad y mayor interés público.A la misma hora en que la redacción esocupada por parte del equipo de traba-

     jo, llega la secretaria, Inés, que puedeencontrarse al entrar con un pequeñogrupo de gente que requiera atención,

    (por una suscripción, un reclamo, un avi-so, tantos pueden ser los motivos comolas palabras de un diario), y que siempre

    disfruta de su trato cordial y amabilísimo.Apenas unos minutos más tarde, llegaCarolina, la primera en ocupar la admi-nistración y la primera en abrir la oficinade dirección, para sumergirse en el mun-do de los números, que en este caso vade la mano del de las palabras. A pesar del romanticismo que siempre se le acha-ca al periodismo, hay una realidad: losnúmeros tienen que cerrar, como las fra-ses. De eso se encarga la administrati-va, junto a su madre Ana, que quizá veafacilitada su tarea por su antiguo trabajode profesora de matemática y, junto a suhija, forman un equipo que trabaja contotal responsabilidad en el difícil mundode los balances y las cuentas.Ya desde la mañana, también se advier-te la presencia de Estela, la directora,que desde el teléfono de la cinta azul

    imparte algunas órdenes, y está atenta,vía radio, a los detalles de la ciudad, siem-pre llena de noticias, para transmitirlas ala redacción. La directora siempre estápresente, esté físicamente o no en eledificio de este diario que quizá tenga la

    puerta de entrada más grande de todoslos diarios del mundo. Impartiendo órde-nes, intercambiando opiniones con el

    personal, haciéndose cargo de las difi-cultades, supervisando todas las pági-nas, dictando una de las secciones deldiario donde se recogen opiniones ciu-dadanas, el clásico “Se dice”; una pe-queña editorial diaria en el corazón deldiario.El ritmo del trabajo no impide algunaamena charla de interés general o de fút-bol. También hay tiempo para que algúnvoluntario inicie el primer mate del día.Desde la apertura hasta el mediodía, lashoras desaparecen a una velocidad quesólo un medio periodístico puede re-gistrar. Construir cada diario podría com-pararse a una pequeña edificación, quetodos los días hay que armar desde labase hasta el techo. Esta idea asustaríaa más de un desprevenido, pero si seemprende con oficio y tesón, es tarea

    realizable.Hora del almuerzo: algunos se van acomer a sus casas, otros se quedan ypiden una hamburguesa o sandwiches.Todo depende del día; hay jornadasmucho más cargadas de trabajo que

    Un día de diario

    Foto: S.C. de D.F.

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    otras, o días que comienzan tranquiloshasta que surgen noticiasimpostergables. Hay mucho, demasiadode imprevisible en el oficio periodístico,que, se sabe, no es para cualquiera.A las 13 horas, horario en que día por 

    medio se la ve a Nilda limpiando la re-dacción, se reinicia la actividad a pleno.A la tarde está el equipo a pleno: se sumaSergio, el creativo del diario, ya que ade-más de armador y diseñador de los su-plementos del diario, se encarga de ha-cer unos slogans y publicidades que nolo harían quedar mal en ninguna agenciapublicitaria. Luego llega Héctor, para ha-cer la página de sociales, aunque ya ha-bía cumplido una eficiente tarea la tardey noche anterior, cubriendo notas que ala mañana envió por mail. Reconocidohistoriador de la ciudad, siempre ama-ble, suele hacer un alto en su tarea parahacer café para todos.En medio de las tareas, se intercambianopiniones sobre algunas noticias, de ac-tualidad, local, nacional o internacional. Atodo el que quiera opinar se lo escucha.

    A veces se produce algún debate inte-resante, otras, pretendidamente humorís-tico, en duelos verbales inagotables, ar-mados por el sólo placer de conversar.A veces viene algún amigo de la redac-ción, a comentar algo nuevo o ya sabi-do. No hace falta girar para ver a los re-

    cién llegados, se reflejan en los gigan-tescos espejos de la redacción, en me-dio de los cuales se encuentra el retratode don Antonio Aita, el mítico director de“El 9 de Julio” por varias décadas, elhombre que le imprimió al diario un esti-

    lo informativo serio, priorizando siemprela función social y de defensa de intere-ses comunales que debe tener un me-dio.En esas primeras horas de la tarde, cuan-do por la avenida más ancha de la ciu-dad no pasa casi nadie, empiezan a ve-nir los operarios del taller: Coco, que selleva las primeras hojas de poliéster parala rotativa -luego de saludar a todos ydejar algún concepto sobre Boca, comohincha que es de este equipo, al igualque la mayoría de la redacción-, “Mitchell”,silencioso y eficiente, y Oscar, “el Ne-gro” –que además de trabajar en el dia-rio es cantante y fotógrafo, todos lo co-nocen en la ciudad. Empiezan a imprimir e intercalar páginas, y se los escuchahablar de fútbol, a través del portón quedivide el archivo del taller, por sobre el

    ruido de las máquinas.Más tarde llegarán Tobías, Mario, para su-marse al taller, doblar diarios e intercalar,y Tati en la expedición. En ese momentoestá el equipo completo, ese equipo conel que diario sale todos los días a en-contrarse con sus fieles suscriptores y a

    competir en los kioscos, con la infinidadde medios nacionales y provinciales,apoyado en su localía, en la gente de laciudad que siempre confió y nunca sesintió defraudada por su diario.Se acerca la hora de cierre. Patricialimpia la primera página, que esperaen blanco a que Martín termine la notaprincipal. En un costado de la primerapágina, Diego escribe adelantos de lasnotas que salen en el interior del diario,en una sección denominada sencillamen-te “dos”. Más abajo, se coloca una pe-queña imagen del suplemento del día.Hugo termina la contratapa, Héctor las so-ciales, Estela las lee y las entrega corre-gidas. Hay dos versiones de cada unade las páginas del diario: una en papel,para corregir, y otra en poliéster, para lle-var al taller, donde las máquinas espe-ran. En redacción, se las llama simple-mente, con un código netamente propio,hojas malas y hojas buenas.Los canillitas esperan afuera, en la partetrasera, para salir con sus bicicletas a suspuestos de venta, a hacer el reparto a

    suscriptores, que hacen sonar los teléfo-nos con reclamos si por alguna casuali-dad el diario se atrasó en su salida o nollegó a sus casas. El reparto manual esuna de las cosas que no cambió, en unmedio que pasó de las linotipos a lasimpresoras offset y láser, de la máquina

    de escribir a la computadora en red, dela noticia largamente esperada a la infor-mación inmediata de Internet; al que eldiario se adaptó, con su página digital,tres años atrás, para alegría de los cien-tos de nuevejulienses que están aleja-dos de su pago chico.Varios ojos miran la primera página.Los de la directora primero, los deDiego, los de Hugo, que se encargade la impresión final. Es una marcaregistrada de “El diario que aquí todoel mundo lee” poner una noticia de-sarrollada en la tapa, en lugar de te-ner sólo titulares.Pocos minutos después que la pri-mera página sea llevada al taller, eldiario se asoma a la calle, por pri-mera vez. Luego circulará por loshogares nuevejulienses, de la ciudady el partido. Se quedarán Martín yPatricia, adelantando trabajo para eldía siguiente. Y Estela, Ana y Caroli-na, continuando desde la direccióncon su dedicación “full time” al dia-rio. Hasta tarde, cuando ya Sergio

    haya llegado a preparar los suple-mentos que Claudia le envía para eldía siguiente. Uno más de los decenasde miles de días de un periódico cente-nario, aunque siempre renovado, porquenada puede avejentarse si cada día sevuelve a nacer.

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    ALBERTO AITA, EX DIRECTOR DEL DIARIO “EL 9 DE JULIO”

    La mayor parte de su vida se encuentra liga-da a más de siete décadas de historia delDiario

    “El 9 de Julio”. Allí, primero desde

    su oficio de gráfico, luego como responsa-ble de los talleres y, más tarde, como direc-tor, fue testigo de acontecimientos muy sig-nificativos en la historia del país, del mundoy, por supuesto, de esta comunidad.Alberto Aita nació el 8 de febrero de 1917, enel hogar formado por Antonio Aita (padre) yRosa Rosito. Su infancia transcurrió en lalegendaria Villa Garibaldi, su barrio, el barriode “Los Aita”.Su apodo de “Reca” le fue dado por el recor-dado jugador Humberto Juan Recanatini, un

     jugador de fútbol en Almagro y del Club “Gim-nasia y Esgrima” de La Plata, e integrante dela selección nacional que obtuvo la CopaAmérica 1927. En tiempos en que Alberto

     jugaba, Recanatini ocupaba el mismo pues-to en el club platense, razón por la cual se lecomenzó a llamar con ese apodo, que aúnmantiene.Aunque primero, por un breve lapso de tiem-po, trabajó como albañil, desde muy joven el

    destino lo hizo encontrarse con su verdade-ra vocación: la gráfica y el periodismo.Los periódicos “El Pueblo” y “El Porvenir”, elúltimo ubicado en la esquina de Corrientes ySalta, fue donde aprendió el difícil oficio detipógrafo, adquiriendo las primeras armasen las artes gráficas.Cuando “Reca “ ingresó a trabajar en “El 9de Julio”  el entonces periódico funciona-

    ba en la avenida Vedia entre San Luis (hoyCavallari) y Tucumán. De su llegada recuer-da: “Nosotros ingresamos a la imprenta de‘El 9 de Julio’  cuando pertenecía a Arturode la Plaza, un gran hombre, quien no sola-mente era nuestro patrón, sino también unamigo. Su hermano, José María de la Plaza,procurador, era el director del periódico”.“Primero –añade- comenzó mi hermanoAntonio y luego, por intermedio de él, meemplearon a mí. En ese momento estabatrabajando con los hermanos Galluppi, muybuenos patrones y amigos, en ‘El Porvenir’”.

    La singularidad de un trabajo artesanalSegún los recuerdos del propio “Reca” Aita,“en esa época eran muy pocas las maqui-narias que había; prácticamente era un tra-bajo muy artesanal”.En efectos, en los tiempos en que “Reca”ingresó a los talleres de “El 9 de Julio”, latipografía constituía el andamiaje esencialde los talleres gráficos que existían enton-ces en 9 de Julio. Se partía básicamente dela “composición” o diagramación con tipos

    (letras) sueltos o móviles. Los caracteres delos tipos de composición corriente eran decuatro clases: redondo, cursiva o bastardi-lla, versalitas y negritas; las versales eran lasmayúsculas correspondientes a cada unode estos caracteres.La letra generalmente estaba formada por un cuadrilongo de 63 puntos tipográficos dealtura, contada desde la base a la parte su-

    perior del ojo; el cuerpo in-variable, era la extensión

    del tipo considerada ensentido vertical; la anchuraera variable para la mayo-ría de las letras según lamayor o menor amplitud deldibujo de las mismas; el“cran” era una ranuraindicadora de la posiciónen que debía quedar la le-tra al ser trasladada rápida-mente al componedor.Los tipos comunes para lacomposición comprendíanlos cuerpos 6, 7, 8, 9, 10, el11, poco usado, y el 12.Además del alfabeto (ma-yúsculas o versales y minús-culas o de caja baja, consus correspondientes acentos y letras exóticas) y de lasdiez cifras arábigas, todoslos cuerpos disponían delos signos complementa-

    rios de la escritura, tales de cuerpos: 6, 8, 10, 12, 14, 16, 20, 24, 28,32, 36, 40, 48, 60, 72, 84, y, a veces, más;seguían, en orden de tamaño, las letras decartel, grabadas en madera o fundidas enaluminio. Estas titulares, finas, seminegras onegras, rectas o inclinadas y de diversidadde estilos, se podían renovar constantemen-te, según el gusto imperante.

    Un testigo viviente de las últimas siete décadas

    como: . , ; : - _ = ª º * ( ) ¿ ¡ + & / ‘. Independ ien-temente de estas letras y signos, existíancajas especiales que contienen otros deaplicación a diversos conocimientos cientí-ficos.Las titulares, constituidas por series del mis-mo carácter y fundidas en metal de impren-ta, tenían generalmente la siguiente escala

    Alberto Aita

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    Los filetes y los corchetes eran: fino, caña,azurado, negro, media caña, ondulado,descanterado, puntillado y corchete. Se lla-maba “corondel” a la línea vertical que sepa-raba las columnas.Había otra clase de material, cuyo objeto eraprecisamente no imprimir: blancos. Estos,cuando servían para separar unas de otraslas palabras, se llamaban espacios; los quese empleaban para lograr el entrante queseñalaba el comienzo de párrafo, se llama-ba cuadratines; si se destinaban a llenar elfinal de líneas cortas, cuadrados; para sepa-rar las líneas entre sí, regletas o interlíneas, yregleteado el acto de emplearlos. Para lasgrandes separaciones se empleaban cua-drados de los cuerpos 18, 24 ,36 y 48.La composición tipográfica a mano se reali-zaba tomando con la izquierda el compone-dor, que era un aparato de metal, provisto deuna corredera fijadora de la medida, en elcual se iban colocando con la derecha lostipos distribuidos en la caja hasta formar unalínea. Esta operación era lo que comúnmen-te se llamaba componer, con las operacio-nes inmediatas siguientes de justificar la lí-nea, sacarla del componedor, colocarla enel galerín o galera y formar con el número delíneas que se creía conveniente los paque-

    tes o galeradas.“Había que tener mucho cuidado de que nose cayera la página armada, que algunasveces podía suceder. Cuándo se‘empastelaban’, así se decía cuando secaían, lógicamente se desarmaba práctica-mente toda y había que hacerla nuevamen-te”, rememora “Reca”.

    Todo el trabajo de la imprenta se vio facilita-do, notablemente, por la linotipo, una má-quina que compone matrices que luego for-man el molde de una línea, constituida por una barrita de metal. El primer linotipista, talcomo lo recuerda “Reca”, fue Delfor Acenelli,actualmente radicado en el conurbano bo-naerense, más precisamente en Temperley.Por aquellos años el trabajo era muy inten-so, tanto como en nuestro días, a excepciónque por entonces, cuando aún no existíanlos medios digitales, el trabajo era manual.“cuando era periódico, que salía los díasmiércoles y sábados, se terminaba durantela noche o en las primeras horas de la ma-drugada”

    Las relaciones personalesAlberto Aita, rescata de aquellos tiempos, lariqueza que existía en las relacionesinterpersonales. “En esos tiempos –recuer-da- el obrero y el patrón muchas veces tra-bajaban a la par, se ocupaban de ver quiénhacía más y mejor”.La camaradería no solamente existía entrelos empleados de un periódico, tambiénhabía una relación de amistad entre los dis-tintos medios.Para “Reca”, “en es época, aunque eran

    muchos los periódicos que circulaban en laciudad, no existían rivalidades”.“Había mucha amistad ente los distintos dia-rios que había entonces en el pueblo, inclu-so, gracias al trabajo de Miguel Navello, di-rector de ‘El Libertad’, se había conformadoun Círculo de Periodistas, que estaba inte-grado por los directores y periodistas de to-

    dos los periódicos”, explica “Reca”.

    Ejemplo de vidaAlberto Aita, “Reca”, es un ejemplo de vidapara las presentes generaciones. Formadoen una época fecunda, cuando se construíanlas bases de un sociedad nuevejuliensemoderna, es testigo del progreso de esta ciu-dad.Por espacio de un lustro, entre 1995 y2000, “Reca” dirigió el Diario “El 9 de

    Julio”, prosiguiendo el ideario de losfundadores y la impronta que le habíaimpreso su hermano Antonio en mate-ria periodística.“Reca” es además un ejemplo de laboriosi-dad. Aún cuando había sobrepasado losochenta años, invariablemente llegaba a lavieja redacción de “El 9 de Julio”, de la

    calle Vedia entre La Rioja y Cavallari, pocodespués de las siete de la mañana. Sola-mente hacía un alto en su trabajo hacia elmediodía y luego proseguía hasta el cierrede la edición.Siempre atento a todos los detalles de laedición cotidiana, distribuía los originales,disponía el formato de los textos y, con suspropias manos, diagramaba las páginas so-bre una matriz de papel. Por su lugar de tra-bajo pasaban los redactores del Diario, los

    fotógrafos, los comentaristas deportivos oalgún colaborador llevando un texto; no so-lamente ingresaba para llevar material parala edición del día, sino también para dialo-gar con “Reca”.Nuestro homenaje al hombre que, brindó alDiario “El 9 de Julio”, siete décadas de suvida.

    Alberto «Reca» Aita junto a su hermano Antonio y un empleado del taller.

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    Por Delfor Acenelli (*)(Desde Temperley)El día 15 de mayo del año 1909, levaba an-clas desde el puerto de la Fe y de la Espe-ranza, un humilde barco bautizado periódi-co El 9 DE JULIO  –con rumbo todavía in-cierto-, bajo la creación y dirección del co-nocido maestro y periodista nuevejuliense,don Mariano Arroyo Vázquez. Hoy, 15 demayo de 2009, esa nave llega, honrosa ymajestuosamente, a su gloriosa primera eta-pa: el puerto del centenario de su partida.Sí. Son cien años desde que el hoy diario El9 DE JULIO vio la luz. En ese extensísimorecorrido por la vida, fueron innumerableslos embates de las olas que debió sortear elbarco. En su primer cuarto de siglo, cambióvarias veces de dueño y dirección (por dis-tintas circunstancias, entre ellas la material,ya que eran años difíciles, hasta 1935, cuan-do, un joven tipógrafo, a su vez tripulante dela nave, se hizo cargo del timón hasta eseinstante en manos de don Arturo de la Plaza.Y ese joven era Antonio Aita (1911-1995)quien, junto a su hermano Alberto (“Reca”) yuna pléyade de tipógrafos asumía la enor-me responsabilidad de guiar el barco a tra-vés del tiempo. Y lo hizo con un cariño since-ro, ya que desde niño pertenecía al planteldel periódico.La tarea que emprendió Antonio fue, diga-mos ciclópea. Gigantesca. De aquel humil-de periódico, que se componía manualmen-te, llegó en su reemplazo la linotipo, llamada“composición en caliente”; de aquellaminervita donde se imprimía, que tanto fun-cionaba a electricidad como ¡a pedal! (pa-rece mentira, ¿no?), se pasó a una moder-

    na rotativa llamada “plana”; de aquella mo-desta tirada de 200-300 ejemplares por vez,hoy, con gran orgullo, se puede decir que lacifra de impresión llega a miles de ejempla-res diarios. Pero no todas fueron rosas en estos 74 añosde la dinastía Aita al frente de la imprenta y elhoy diario EL 9 DE JULIO. El periódico fueentonces, con su capitán Antonio al mando,un fiel servidor de la comunidad nueve-

     juliense, y, por otra parte, digno defensor de

    la libertad de expresión. Por eso, y dadas susconvicciones democráticas, sufrió censu-ras, clausuras, ataques a los bienes dela publicación, además de las consabi-das diatribas como consecuencia. Ya enla primera mitad de la década de 1940,sufrió la clausura del taller de imprentay el periódico (en esa época, me tocóvivirla, ya que pertenecía al plantel de

    EL 9 DE JULIO).Bien. Ya esos son recuerdos que se os-tentan con marcado orgullo. Hoy, al lle-gar a los cien años de existencia, ve-

    mos cómo sigue su vida periodística conmayúscula dignidad. El taller donde seimprime el vespertino es un orgullo parala ciudad, con su alta y actualizada tec-nología, y el diario uno de los decanosde la zona, y de gran predicamento enlas lides periodísticas. Sinceramente,un verdadero ejemplo para nuestra que-rida Nueve de Julio.Y así llega a sus cien años de vida. Desdehace casi una década, el diario tiene al fren-te a dos dignas discípulas del gran maestroque fue Antonio Aita. Se trata de las herma-nas Estela Rosa y Ana María Manfredi Aita(la primera de ellas nombrada heredera uni-versal del diario), sobrinas, a su vez, del inol-vidable Antonio, quienes, desde jovencitas,se nutrieron de la savia del periodismo y lasartes gráficas a la sombra de su tío. Son dosfieles y consagradas timoneles que lograronllevar el barco al puerto de la victoria.En este día, sin duda lleno de gloria paraEL 9 D E JULIO, son nuestros deseosde que sigan maniobrando el timón de

    la nave con la misma Fe y Esperanzadel puerto desde donde hace un siglo,partió y luchó con tanto ahínco para ven-cer a todas las tempestades que lo aco-metieron. Que el triunfo y la fe ganadorasean aliados de las hermanas de la di-nastía Aita por siempre jamás.(*) Primer linotipista del Diario «El 9 deJulio»

    Salvador Aliata y Antonio Aita, junto a la linotipo que usó Delfor Acenelli. Aliata losucedió en la función de linotipista, cuando Acenelli se radicó en Buenos Aires.

    LOS RECUERDOS DEL PRIMER LINOTIPISTA DE «EL 9 DE JULIO»

    «El 9 de Julio», una labor gigantesca

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    El Banco de la Provincia, protagonista del progreso nuevejulienseEl Banco de la Provincia de Buenos Aires noes solamente institución bancaria en insta-lar la primera sucursal en su tipo en estaciudad, es además uno de los activos prota-

    gonistas del progreso de la comunidad de 9de Julio, casi desde el tiempo de su funda-ción.En efecto, a finales la década de 1860 y co-mienzos de la siguiente, según lo testimo-nian algunas fuentes históricas -varios veci-nos, hacendados, o industriales-, que vivíanen el Partido de 9 de Julio comenzaron aoperar con el Banco de la Provincia. En esaépoca, la sucursal más cercana era la deChivilcoy, habilitada el 27 de noviembre de1865.La sucursal de 9 de Julio fue librada al servi-cio el 4 de mayo de 1885, por su primer administrador P. E. Calamaro. Debido a lacrisis económica, varias sucursales del inte-rior de la provincia fueron cerradas y, esasuerte corrió la de 9 de Julio, el 9 de febrerode 1895.La sucursal del Banco de la Provincia, lamisma que funciona en la actualidad, fue

    reabierta el 5 de septiembre de 1910. Sureinauguración motivó una banquete, quefue servido en el Bar y Cinematógrafo “SanMartín”, un punto obligado, en la época, paraeste tipo de evento.El primer personal de la sucursal estuvo for-mado por el gerente Ernesto D’Oliveira, elcontador Alfredo Grovetto, el tesorero Anatolio

    Perkins y el auxiliar Santiago Buldain. El con-sejo consultivo lo conformaron algunos ve-cinos con prestigio en el comercio y la in-dustria de la plaza local: Alberto Labarrie,

    Enrique Peláez, Vicente Ibáñez, RafaelElizalde, Alejandro Muzio y Fernando Lizaso.El edificio de la esquina de Libertad y aveni-da Mitre, que luego sería reformado, se veri-ficó promediando la década de 1910.A lo largo de la historia de 9 de Julio otrasentidades bancarias fueron instaladas en laciudad. Entre los que permanecieron por más largo tiempo, puede contarse el Bancode la Nación Argentina, cuya sucursal localfue fundada el 9 de mayo de 1892, y aúnexiste; el Banco Español del Río de la Plaza,que se estableció en 9 de Julio el 28 de di-ciembre de 1910 y ocupó, en su últimaépoca, el edificio donde se encuentra hoy elBanco de Galicia; el Banco Bisel, Banex, Fran-cés y el Banco Credicoop, prestigiosa institu-ción cooperativa que realiza una encomiableobra de apoyo a las entidades locales.El Banco Credicoop es un Banco coope-rativo propiedad de sus asociados, ges-

    tionado en forma democrática, herederoy continuador de la valiosa labor desple-gada desde los inicios del siglo XX por lascajas de crédito cooperativas. El BancoCredicoop Coop. Ltdo. nació bajo la orien-tación del Instituto Movilizador de FondosCooperativos, el que sigue guiandoinstitucionalmente a nuestra entidad.

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     Antiguo edificio del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

    Moderno edificio del Banco Credicoop.

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    “EL 9 DE JULIO” es el único medio perio-dístico del partido de 9 de Julio que logró

    alcanzar un siglo de vida. Desde 1909 hasta2009 han pasado muchas cosas. En cienaños la comunidad se transformó de la mis-ma manera que ocurrió con el diario, testigode la mayor parte de la historia de nuestroquerido 9 de Julio.Los medios gráficos (diarios y semanarios)fueron los primeros en aparecer, anticipán-dose a los medios electrónicos que nacie-ron una vez avanzado en el siglo XX. Deacuerdo a datos históricos, “La Defensa”marcó el camino en 9 de Julio en 1886 fun-dada por Carlos Jáuregui y le sucedierondiversas publicaciones caracterizadas conla pasión política de aquellos tiempos. En unprincipio, los diarios y periódicos tenían unsentido político muy marcado en una épocade aliados y adversarios.A principios del año 1900, la modalidad delperiodismo se empezó a moderar lentamen-te. Se sucedieron los periódicos a principiosdel siglo XX, entre ellos, uno que se llamaba“El Nueve de Julio” y que no era el mismoque “EL 9 DE JULIO” (nacido en 1909). Laideología política de cada publicación se-guía siendo manifiesta y se difundían los dis-tintos valores y premisas partidarias desdecada espacio: conservadores, radicales osocialistas.Las publicaciones en papel eran la únicaforma de llegar a la gente, a través de los

    denominados medios informativos. Los dia-rios cumplían un rol fundamental en aque-

    llos tiempos. Existen escasos registros deexperiencias aisladas de propaladoras quese hacían escuchar en altoparlantes en laplaza, u otras modalidades de la radiofoníapara difundir la actividad deportiva.“EL 9 DE JULIO” y los distintos colegas te-nían la constante misión de informar. Desdelos sucesos familiares, pasando por actossociales, culturales, políticos y deportivos denuestra “Patria Chica” hasta acontecimien-tos que sacudieron al mundo pasaron por nuestras páginas.El diario se presentó de distintas formas, co-menzando por el tamaño “sábana” de losprimeros tiempos hasta transformarse en“tabloide” de las últimas tres décadas, cuan-do surgió la necesidad de hacerlo. Los dis-tintos sistemas de impresión se utilizaron encada época, adaptándose en cada momentohasta llegar al offset.Los diarios recién tuvieron la campañía cons-tante de la radiofonía en los últimos 35 añoscuando se instaló en agosto de 1973, LT 33AM radio 9 de Julio. La televisión local (cir-cuito cerrado) surgió en 1979 con Canal 3.Las radios de frecuencia modulada se hi-cieron presentes en el aire de la ciudad afines de los años ’80, hasta que en los años’90 y 2000 tuvieron expansión en una impor-tante cantidad de emisoras hasta la actuali-dad, con perfil de entretenimiento y la incor-

    poración de información en los últimos años.El presente marca un interés por Internet,especialmente en los jóvenes, una herra-mienta para la comunicación, informacióny, sobre todo, muy utilizada para el entreteni-miento. EL 9 DE JULIO en la red informáti-ca, llegó a sus lectores dispersos en distin-tas ciudades del país, como así también anuevejulienses que se informan desde elexterior por la web. El diario en su versiónpapel mantiene la vigencia y su rol más quenunca, para seguir cumpliendo con su co-metido periodístico que resulta irreemplaza-ble.Durante un tiempo nuestro diario fue el úni-co medio escrito en llegar a los hogares.

    En la actualidad, sólo hay dos diarios en laciudad y un semanario que difunden infor-mación general, como así también otraspublicaciones que abordan temas particu-lares.Las exigencias del día a día, la sana compe-tencia de cada momento, los cambios de lasociedad y las reiteradas y duras crisis denuestro país no fueron obstáculos para con-vertirnos en “centenario”. EL 9 DE JULIO através de la historia tuvo muy buena inser-ción en la comunidad, que lo adoptó comopropio.Eso nos permitió crecer día a día, sin prisa,sin pausa y con un horizonte que está másallá de los cien años.

    «EL 9 DE JULIO», EL MEDIO INFORMATIVO CENTENARIO

     Según pasan los años

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    El 12 de octubre de 1922, el presidente radi-cal Hipólito Irigoyen entregó los atributos delmando presidencial a su correligionarioMarcelo Torcuato de Alvear, 1922-1928, ele-

    gido en elecciones libres. Después de la pri-mera guerra mundial ,1914, la década del20 fue signada por la bonanza y gobiernosprestigiosos. sin embargo, se detectaron si-tuaciones que delataban problemas que al-gunas vez estallarían. Al final de la década,los índices de inmigrantes anterior a la gue-rra no se habían recuperado, una gran masade residentes se aglomeraban en la capitalFederal. En el relativo estancamiento demo-gráfico influían aspectos a la salud y a la ca-lidad de vida. prevalecían índices inquietan-tes de morbilidad y mortalidad infantil y deincidencias de enfermedades infecto con-tagiosas. En la provincia de Buenos Aires lasífilis, la tuberculosis, las anquilostomiasis,la desocupación era permanente, y el alco-holismo la desnutrición y la falta de higieneconstituían realidades que eran dramáticas.En 1926, los comerciantes minoristas de 9de Julio vieron resentirse sus finanzas por elaumento de los volúmenes de las ventas alfiado y ya se estaba entrando en la antesala

    de la crisis que se iniciaría en 1929.Fundación de la sociedad

    Con la denominación de Sociedad UniónComerciantes e Industriales, el 3 de octubrede 1926, se fundó la entidad, para que losagrupara con el objetivo de prestarse ayudamutua en la concesión de creditos y cobrode cuentas. Firmaron el acta fundacional,Marino Amor, Pablo Aguila, Juan Buetto, Tito

    Blanco, Dante Berté, Manuel Castro, Fran-cisco Caldentey, Juan Crosa, Salvador Cantoni, Antonio Conca, Santos DeBenedetto, hermanos Diez, Victorio Di Nesta,

    Carmelo Elías, Francisco Fernández, AngelHidalgo, Santiago Locatto, Francisco López,Luis Montanaro, Fernando Nieto, JoséFernández Otero, Vicente Paladino, BlásRodríguez, Manuel Ruizo, Martín Saraberry,Raúl Scolari, Bartolomé Salamone, JoséViyella, Zacarías Ortelli y Francisco Villalba.La primera comisión directiva quedó consti-tuida con la distribución de cargos. presi-dente Francisco Caldentey, vicepresiden teJuan Crosa, secretario José Fernández Ote-ro, prosecretario José Viyella, TesoreroCarmelo Elías, protesorero Marino Amor, vo-cales Salvador Cantoni, FranciscoFernández, Francisco López, Vicente Pala-dino. Revisores de Cuentas Manuel Russo yJuan Ortelli.La institución se fue afianzando paulatina-mente, logrando la adhesión del comerciomayorista e industriales, con lo cual llegó aformar un número importante de defensacomercial, que subsiste hasta la fecha. Lasociedad obtuvo la personería Jurídica en

    1934. Hasta 1939 tuvo su sede social en lacalle Robbio enfrente de la comisaría, parapasar luego a la actual sede de AV San Mar-tín (primer Centenario hasta 1950), era edifi-cio antiguo que hace varios años fueremodelado.El nombre originario de la sociedad, fue sus-tituido en una asamblea extraordinaria cele-brada el 27 de noviembre de 1948, por el de«Cámara de Comercio e Industria, produc-

    ción y Bienes Raíces» de Nueve de Julio. Sehizo el cambio con el propósito de involucrar en él, otras actividades como las señaladas.En setiembre de 1966, el comerciante Ri-cardo Paladino ocupaba una vocalía en ca-

    rácter de suplente en la Federación Eco-nómica de la provincia de Buenos Aires(FEBA)Juan Carlos Strevezza por más de dos déca-das ejerció la Gerencia de la sociedad, ce-sando en sus funciones en 1970. VictorioLamana tuvo a su cargo el Registro de Con-tratos de cereales (1970), en ese tiempo lacámara era agente de retención. En la ac-tualidad preside la Comisión Directiva de la

    Cámara de Comercio e Industria, el comer-ciante Carlos Amerio, desempeñando el car-go de Gerente el Sr. Raúl Andrián, quienesrealizan una importante labor en la mencio-nada Institución.

    La historia de la Cámara de Comercio deIndustria de 9 de Julio es sumamente rica.Pasa por distantes etapas del siglo XX y delos primeros años del nuevo milenio,con grandes avances; desde la cons-trucción del actual edificio en la aveni-da San Martín hasta la incorporación deimportantes servicios para los socios,que redundan en beneficio del progre-so comercial de 9 de Julio.

    Cámara de Comercio e Industria. Historia y destino

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    Fachada del edificio de la Cámara de Comercio.

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    Una tragedia aeronáutica:18 DE DICIEMBRE DE 1941

    El jueves 18 de diciem-bre de 1941, en la pri-mera plana, “El 9 de Ju-lio” se ocupó de descri-bir un episodio trágico:un accidente aeroná-utico ocurrido en la ciu-

    dad de 9 de Julio. Un aviónse precipitó sobre una vi-vienda ubicada en la plan-ta urbana de la ciudad y,como consecuencia deello, falleció una joven avia-dora.

    El avión que cayóen una vivienda

    El campo es el motor de la econo-mía y el desarrollo local de 9 de Julioy la Región Pampeana. El 10 de oc-tubre de 1897 se creó la SociedadRural de 9 de Julio, cuyo primer pre-sidente fue Celedonio Salazar. Estaentidad a lo largo de su historia cum-plió una amplia actividad gremial delos productores.En tanto, el 31 de julio de 1932 que-dó constituida la Confederación deAsociaciones Rurales de Buenos Ai-res y La Pampa, tras una asamblearealizada en la ciudad de 9 de Juliocon la participación de diez Socie-dades Rurales.Listado de las Sociedades Rura-les Fundadoras de CARBAP: So-ciedad Rural de Ayacucho, Sociedad

    Rural de Mar del Plata, SociedadRural de Azul, Sociedad Rural deNueva de Julio, Sociedad Rural deBalcarce, Sociedad Rural de Tandil,Sociedad Rural de Bolívar, SociedadRural de Trenque Lauquen, Socie-dad Rural de Juárez, Sociedad Ruralde 25 de Mayo.

    DOS FECHAS HISTORICAS:1897 Y 1932

    Fundación de la Sociedad Rural

     y de CARBAP,en 9 de Julio

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    Un triste día de verano: El terremoto de San Juan15 DE ENERO DE 1944

    El 15 de enero de1944 ha quedadosignado, en la His-toria Argentina delsiglo XX, como undía trágico y triste. Alas 20.52, se produ-

     jo un violento terre-moto, con epicen-

    tro ubicado a 20 ki-lómetros al norte dela Ciudad de SanJuan, en las proxi-midades de La Laja,departamento Al-bardón.El terremoto destru-yó la Ciudad de San

    E s t ado  de una de las  calles  de la ciudad t r as  el t er r emo t o .

    Juan. Si bien las primeras es-timaciones hablaban de lapérdida de 10.000 habitantes,estudios posteriores indicaronque el número de muertos eneste terremoto pudo haber lle-gado a 5.000.Frente a esta tragedia, todo elpaís se sensibilizó y, de hecho,no tardaron en organizarsecientos de grupos de ayuda,

    aún en los lugares más dis-tantes. En 9 de Julio también,este hecho, tuvo su repercu-sión; así dan cuentas las no-tas aparecidas en la edicióndel 19 de enero de 1944.

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    El final de una gran guerra

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    El 6 y 9 de agosto de 1945, hacia elfinal de la Segunda Guerra Mundial,Estados Unidos lanzó los bombardeosatómicos sobre Hiroshima y Nagasaki.Para ello fueron empleados el armanuclear “Little Boy” y la bomba “FatMan”. Se estima que las bombas mata-ron a 140.000 personas en Hiroshima y80.000 en Nagasaki para finales de1945,[ ]de las cuales la mitad fallecie-

    ron los días de los bombardeos. Ade-más, las consecuencias para el futurofueron terribles.Sobre este acontecimiento, “El 9 deJulio” recogió dos breves notas de re-flexión(publicadas en esta página) en lascuales se acentúa la importancia de la con-servación de la paz en el mundo.

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    La bomba atómica, ese mal terrible

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     “EL 9 de Julio”: Vivencias y reflexionesPor Luis Antonio Barry (*)De los recuerdos que acumulo sobre “El 9de Julio”  que conocí y frecuenté en misaños juveniles tengo una vivencia singular 

    sobre los atardeceres. Sobre esos momen-tos en los que se cerraba la edición diaria enmedio de una febril actividad.Las circunstancias invitaban a sólo mirar, loque equivalía a no hablar ni interrumpir eltrabajo de nadie ya que el hacerlo podía ori-ginar una mirada muy fuerte o alguna pala-bra de igual calibre.Por allí estaba Antonio Aita en su cubículo deDirector tratando de darle forma a los últi-mos artículos mientras castigaba dactilar-mente a su vieja máquina de escribir.Más adentro su hermano Reca, un buenazopero con pocas pulgas para esos momen-tos tensionales, que recurría a las viejas téc-nicas de la tipografía para componer letrapor letra los últimos escritos destacados y,especialmente, los títulos.Cuando ya estaba la linotipo se lo veía senta-do frente a ella al “Negro” Denda, un moro-cho inteligente, amigazo y de buen talante

    que traducía al vocabulario del plomo lo quetenía en un papel frente a sus ojos. ¡ Lascosas que me decía cuando contribuía conalgún escrito muy largo….¡Dispersos por el estrecho salón algunosotros colaboradores para distintas tareas ytambién el inefable Martino con sus repeti-das maledicencias sobre la vida, el mundo yla ciudad.Todos estaban a esas horas envueltos enlos fuertes aromas que emanaban de las tin-tas y del plomo. Parecía ese toque fraganteque emanaba de un periodismo artesanal,

    amasado con sacrificios, impulsado por sa-nos ideales y respaldado con irreprochablesconductas.El escenario se complicaba cuando apare-

    cía un problema en las maquinarias al mo-mento de imprimir. Allí había tinta y grasa paraquien quisiera y hasta al propio Director se lopodía ver lejos de su máquina de escribir ymetido de cabeza en algún engranaje o ayu-dando a desarmar algún motor.Si antes dije que en esos momentos eramejor no hablar, cuando ocurría esto últimoera preferible contener hasta la respiración.Pero al fin siempre se salía adelante porquea esas máquinas las conocían mejor que asus propios cuerpos y sabían de sus dolen-cias y sobre las terapias que requerían.Parecía que era palpable el alivio que sesentía cuando se lograba superar el incon-veniente y la rotativa, cuando ya se la tuvo,comenzaba a expedir esas hojas, simplespero llenas de fervor y calidez.El ámbito y el clima que trato de describir meresultan tan presentes y tan vivenciales queme pareciera estar imaginariamente en ellos

    y en tiempo real. Con las mismas emocio-nes de aquellas horas, con igual admiraciónpara quienes me parecía que manejaban elmundo mágico de las noticias a través de sucondición de herederos de la Gaceta deMoreno o de las remozadas técnicas deGutenberg.El diario tenía esa virtud de permitir que algu-nas veces plasmaramos en letras y papelaquel mensaje con el que queríamos co-municarnos con los convecinos para expre-sarles ideas, convicciones, propósitos, sue-ños y todo ese bagaje de esperanzas para

    un mundo que todavía suponíamos en as-censo hacia la calidad. Para un país al queimaginábamos modelable hacia el progre-so constante con la suma de esfuerzos a la

    que se agregaba nuestra módica contribu-ción.Eso quedó registrado en las primeras letrasde molde a las que nos animábamos conotros amigos de la época y a quienes involu-cro en esta pluralización.Una Argentina querida pero aquejada por losvaivenes, amante de lo trunco, agraviada por las incomprensibles variaciones, lastimadapor el éxito de la deshonra, mareada por lascontradicciones, golpeada por las desigual-dades y la injusticia ha ido deshilachandoaquellas sanas y hasta románticas intencio-nes. Si volviera a releer aquellas páginas se mez-clarían en una triste mixtura esos buenos re-cuerdos del ayer con la mueca amarga de ladesilusionada constatación por las frustracio-nes posteriores y las contemporáneas.Pero para eso también está el diario, paraser testigo insobornable de lo que se dijo yde lo que ocurrió.

    “El 9 de Julio” al que nuevamente rindo mihomenaje por lo que fue y por lo que me signifi-có tuvo en su marcha de trabajo sacrificado ypor sus precariedades muchos de esos quepudiendo ser llamados errores eran sólo pro-ductos de esas mismas condiciones. Pero eranaprovechados para las amables bromas que laconvivencia lugareña nos permitía.Es así que en algunas oportunidades un ar-tículo se interrumpía con el consabido “con-tinúa en la última página”. Revisada ésta has-ta la minuciosidad nunca aparecía la “conti-nuación” y eso era motivo para ir por la no-che al diario, cuando ya se estaban apagan-do las luces del trabajo cotidiano, para re-clamar la parte faltante. Recuerdo que undía Antonio nos dijo: “no tienen otra cosa quehacer….” Y esa cordial respuesta terminó enun café compartido entre risas y bromas.Otra cuestión eran las fotos que se publica-ban. Generalmente eran rescatadas de unaserie de grabados que estaban amontona-dos en una repisa y cubiertos por esos pol-vos del tiempo de trabajo que no se detieneen detalles higiénicos. De allí que al impri-

    Luis Antonio Barry

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    mirlos a veces aparecían como una indes-cifrable mancha y por ello otro motivo paralas bromas de la noche al decir por ejemplo:“qué distinto salió Alende en la foto de hoy…”.Aseguro que era un manchón negro quesalvo por que abajo decía quien era bien

    podía tratarse cualquiera otro protagonista.Pero esas eran las técnicas posibles de en-tonces para un diario lugareño, rescatandoque sus valores estaban en otras cosas yesas son las que todavía hoy conmueven. En medio de todas estas peripecias y en lasúltimas horas de la tarde ya se agolpaban enla vereda los chicos que repartían el diarioesperandi el momento en que se les entre-gaban los ejemplares que recorrerían el apa-rato circulatorio de la ciudad llevando esefraternal mensaje de todos los días, con lasbuenas y las malas novedades.Quiero sumarme con estos modestos re-cuerdos a los merecidos homenajes que sebrindan a aquel inolvidable mensaje de cadadía que se adentraba en los hogaresnuevejulienses, concluyendo con aque-llo que alguna vez me dijo Antonio y quevarias veces repetí: ”muchos no sabenlo que cuesta mantener una hoja en la

    calle”. Y se mantuvo.(*) Abogado nuevejuliense radicadoen la ciudad de Bs.As.

     Amigo dilec to de «El 9 de Julio

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    Un hecho histórico: El voto femenino

    El 23 de septiembre de 1947, durante unacto frente a la sede de la CGT, Perón firmóel decreto presidencial que le dio valor institucional a la ley 13.030, que le otorgó alas mujeres de todo el país el derecho alvoto.El decreto presidencial fue recibido con or-gullo por la esposa de Perón, Evita, quiendesde la llegada del justicialismo al poder 

    en 1946 bregó por que la norma fuera unarealidad.La ley había sido sancionada primero en elSenado y el 9 de septiembre de 1947 votadafavorablemente por «unanimidad» por losdiputados en una sesión histórica.El voto femenino recién se estreno cuatroaños después, cuando el 11 de noviembrede 1951 más de 3.500.000 mujeres votaron

    por primera vez en la elección que reeligió aJuan Domingo Perón.De esta manera, también se cumplía un vie-

     jo sueño de luchadoras feministas como Ali-cia Moreau de Justo, Elvira Dellepiane deRawson, la poetisa Alfonsina Storni y SilvinaOcampo, quienes desde los albores del si-glo XX luchaban por la sanción de esta justanormativa.

    “El 9 de Julio”, también se hizo eco de estehecho auspicioso. Además, como dato cu-rioso, puede mencionarse que en la elec-ción de 1951, cuando votó por primera vez elpadrón femenino, fue elegido diputado por la UCR ante la Legislatura provincial por laCuarta Sección Electoral, Antonio Aita enton-ces director del Diario.

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    La llegada delPrimer Obispo

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    Desde las localidades: Dudignac y Quiroga

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    Por Roberto Rossi. (*)Dentro de poco “El 9 de Julio”cumple 100 años. Felicitaciones a

    este tradicional defensor del civis-mo.Mi relación con el diario ha trascen-dido en los últimos tiempos a tra-vés de algunos humildes escritosde mi autoría que me ha hecho elhonor de publicar. Pero esta afini-dad no es de ahora.Durante 20 años mi madre religio-samente se tomó la tarea de guar-darme los ejemplares que ella re-

    cibía en casa, para que cuando yoiba a visitarla desde Buenos Aires,me pusiera al tanto de lo ocurridoen mi ausencia y me sintiera liga-do al pago. Así recuerdo de esostiempos las secciones -entre otras- “Picotazos” y “Don Froilán se que-

    dó pensando”, las noticias del fút-bol local, la novedad de las canchasen otras ubicaci