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ENFOQUE Migrar al Norte Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos / 4 Marcelo M. Suárez-Orozco Migración internacional y desarrollo en el Gran Caribe / 14 Ernesto Rodríguez Chávez La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos en México y Centroamérica / 24 Juan Manuel Sandoval Palacios «Irse pa´fuera»: los modos de vida móviles de los migrantes circulares entre Puerto Rico y los Estados Unidos / 39 Jorge Duany Los desplazados, nuevo fenómeno migratorio / 50 Ana María Aragonés La emigración cubana entre dos siglos / 60 Antonio Aja Díaz Derechos políticos y voto en el exterior: el caso de México / 71 Leticia Calderón Chelius CULTURA IDEOLOGIA SOCIEDAD no. 26, julio-septiembre de 2001. Nueva época. SUMARIO CONTROVERSIA 81 / Martí en la República Ana Cairo Marlen Domínguez Roberto Fernández Retamar Ricardo Hernández Otero María de los Ángeles Pereira Pedro Pablo Rodríguez Carmen Suárez León ENTRETEMAS 108 / Espacios y tiempos reales e imaginarios en el arte Federico Álvarez 113 / Nombrar la Revolución María del Pilar Díaz Castañón Liliana Rodríguez Suárez 120 / La seguridad hemisférica y el sistema interamericano Roberto M. Yepe LECTURA SUCESIVA 130 / Puntos de contacto entre la narrativa histórica y literaria Jorge Ibarra CORRESPONDIENDO 138 / Cintio Vitier, Harold Schinoff

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ENFOQUEMigrar al Norte

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos / 4

Marcelo M. Suárez-Orozco

Migración internacional y desarrollo en el Gran Caribe / 14

Ernesto Rodríguez Chávez

La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos

en México y Centroamérica / 24Juan Manuel Sandoval Palacios

«Irse pa´fuera»: los modos de vida móviles de los migrantes

circulares entre Puerto Rico y los Estados Unidos / 39

Jorge Duany

Los desplazados, nuevo fenómeno migratorio / 50

Ana María Aragonés

La emigración cubana entre dos siglos / 60

Antonio Aja Díaz

Derechos políticos y voto en el exterior:el caso de México / 71Leticia Calderón Chelius

CULTURA IDEOLOGIA SOCIEDAD

no. 26, julio-septiembre de 2001. Nueva época.

SUMARIO

CONTROVERSIA81 / Martí en la RepúblicaAna CairoMarlen DomínguezRoberto Fernández RetamarRicardo Hernández OteroMaría de los Ángeles PereiraPedro Pablo RodríguezCarmen Suárez León

ENTRETEMAS

108 / Espacios y tiempos reales e imaginarios en el arteFederico Álvarez

113 / Nombrar la Revolución María del Pilar Díaz CastañónLiliana Rodríguez Suárez

120 / La seguridad hemisférica y el sistema interamericanoRoberto M. Yepe

LECTURA SUCESIVA

130 / Puntos de contacto entre la narrativa histórica y literaria Jorge Ibarra

CORRESPONDIENDO

138 / Cintio Vitier, Harold Schinoff

Marcelo M. Suárez-Orozco

4

no. 26: 4-13, La Habana, julio-septiembre de 2001.

Marcelo M. Suárez-OrozcoMarcelo M. Suárez-OrozcoMarcelo M. Suárez-OrozcoMarcelo M. Suárez-OrozcoMarcelo M. Suárez-Orozco

La migración en gran escala hacia los Estados Unidosprocedente de México, Centroamérica y el Caribe

caracteriza las principales tendencias de lo que en laactualidad académicos estadounidenses denominan «lanueva inmigración».1

Existen numerosos datos sobre ella. El Serviciode Inmigración y Naturalización (INS) genera grancantidad de datos sobre diferentes indicadores, al igualque el Buró del Censo y los departamentos de Justicia,de Trabajo y de Comercio, entre otros. Si bien, entérminos generales, los datos sobre la inmigración legalson bastante fiables —aunque los conjuntos de datosa gran escala comparten diferentes limitaciones—, sucalidad disminuye notablemente cuando nosremitimos a ese mundo más oscuro —pero bastantesustancial— de la inmigración ilegal o indocumentada.

A principios del decenio de los años 90, a medidaque el tema de la inmigración hacia los Estados Unidosse politizó,2 en los medios de difusión, la política ylos círculos semiacadémicos comenzaron a difundiersecifras extravagantes. Estas afirmaciones seconcentraban en la inmigración ilegal procedente deAmérica Latina (en especial de México y América

Central), el Caribe (Haití y República Dominicana) yAsia (China).

Se decía que «millones» de inmigrantes ilegalesentraban en los Estados Unidos cada año, y que la cifratotal de estos residentes superaba los diez millones yaumentaba en proporción geométrica. Se apuntaba,además, que los controles fronterizos, especialmenteen la frontera sur de los Estados Unidos con México,se habían derrumbado literalmente. Estas aseveracionesresultaron, en su mayoría, distorsiones de la realidad.

Tras una exhaustiva investigación de los datosdisponibles, un grupo de expertos del Consejo Nacionalde Investigaciones (NRC), dedicado a estudiar estenuevo tipo de inmigración concluyó, en 1997, que cadaaño penetran en territorio de los Estados Unidos entre200 000 y 400 000 nuevos inmigrantes ilegales comopromedio. El grupo calcula que en la actualidad lapoblación total de inmigrantes ilegales en los EstadosUnidos oscila entre dos y cuatro millones de personas.

Se ha podido calcular que en los últimos años casila mitad de todos los extranjeros ilegales en los EstadosUnidos penetran en el territorio de ese país por lafrontera sur con México. Entre aquellos que entran «sin

Profesor. Universidad de Harvard.

Inmigración latinoamericanaInmigración latinoamericanaInmigración latinoamericanaInmigración latinoamericanaInmigración latinoamericanaen los Estados Unidosen los Estados Unidosen los Estados Unidosen los Estados Unidosen los Estados Unidos

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos

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inspección», la gran mayoría son mexicanos ycentroamericanos.3 La otra mitad corresponde a«visitantes con visa quedados». Estos últimos suelenllegar a los aeropuertos internacionales estadounidensescon los documentos reglamentarios y, sencillamente,permanecen después de que han expirado. Estapoblación es muy heterogénea. La mayoría de losestadounidenses se sorprendería al conocer que en laactualidad los canadienses constituyen un importantegrupo de inmigrantes ilegales en los Estados Unidos.Otros datos sugieren que lejos de haberse«derrumbado», la vigilancia en la frontera sur es, enefecto, la más fuerte en todo el mundo.

En los Estados Unidos, actualmente, los inmigrantesson, en su mayoría, latinoamericanos y constituyen ungrupo altamente heterogéneo. Existen tres formacionessociales diferenciadas que conforman lo que hedenominado en este ensayo el nuevo SistemaInteramericano de Inmigración (SII), a saber: 1) un flujomás o menos ininterrumpido de inmigración legal eilegal en gran escala procedente de México (que despuésde 1980 ha experimentado un rápido crecimiento),estructurado por poderosas fuerzas económicas yprácticas socioculturales que no parece afectado poriniciativas de políticas unilaterales; 2) «oleadas» máslimitadas en el tiempo (a diferencia de los «flujos»ininterrumpidos) de inmigración en gran escalaprocedente de América Central —desplazando a Cubaa principios de los años 80, como la principal fuentede personas que buscan asilo en todo el mundohispanoparlante; y 3) un patrón caribeño de intensamigración circular tipificada por la experienciadominicana en Nueva York, donde en estos momentosconstituye el mayor grupo de inmigrantes.

En el caso de la inmigración mexicana, la fronteracomún Estados Unidos-México, la gran masa deciudadanos mexicanos que en la actualidad residen enla parte norteamericana de «el límite» (lo que genera,entre otras cosas, un poderoso mercado y medios decomunicación masiva hispanoparlantes), y su altaconcentración en un reducido grupo de estados, hacenpensar en un fenómeno que se diferenciasignificativamente de otros tipos de migraciones hacialos Estados Unidos. La existencia de una cifraimportante de inmigrantes mexicanos indocumentados(se calcula que cerca del 40% de los ilegales en losEstados Unidos son mexicanos) distingue a este grupode otros, aunque, quizás, no de los nuevos que lleganprocedentes de América Central.

A principios de los años 80, la intensificación de lastensiones provocadas por la Guerra fría en la regiónde América Central, provocó desplazamientos en masade la población. Si bien en el decenio de los años 60

—y otra vez por poco tiempo en los 804 — los cubanoshabían ocupado una posición preponderante en lo quese refiere a refugiados latinoamericanos en los EstadosUnidos, la década de los 80 se caracterizó por unainmigración en gran escala procedente de regionesasoladas por la guerra en El Salvador, Guatemala yNicaragua. Se cree que en los primeros años 80 más deun millón de centroamericanos se radicaron en losEstados Unidos. Según un estimado, «uno de cada seissalvadoreños reside en estos momentos en los EstadosUnidos».5

Con frecuencia, durante la Guerra fría la política deasilo preconizada por los Estados Unidos se empleócomo instrumento para castigar a los enemigos yrecompensar a los amigos. El gobierno no concedióen ningún momento la categoría oficial de refugiado ala gran mayoría de las personas procedentes de regionesasoladas por la guerra en América Central, que buscabanasilo en ese país.6 Por otra parte, hasta hace muy pocotiempo, a los cubanos se les concedía, más o menosautomáticamente, el estatus de refugiados.

A las grandes masas de salvadoreños yguatemaltecos que escapaban de regímenespatrocinados por los Estados Unidos, se les calificabarápidamente de «refugiados económicos». En los años90, muchos centroamericanos estaban en un limbo legal,algunos como extranjeros ilegales, otros bajoprotección temporal contra la deportación. En laactualidad, la reunificación familiar ha provocado unflujo relativamente escaso, pero constante, deinmigración desde América Central hacia los EstadosUnidos.

La experiencia dominicano-caribeña esparadigmática de lo que sociólogos y antropólogos dela inmigración llaman circuitos migratoriostransnacionales.7 Este patrón se caracteriza por unconstante ir y venir —no solo de personas, sino tambiénde bienes e información— principalmente entre las islasde La Española y Manhattan, donde los dominicanos,como se dijo, constituyen en estos momentos el mayorgrupo de inmigrantes.8

La inmigración: historia y destino

La inmigración es la fuerza impulsora de unasignificativa transformación en la sociedadestadounidense. Es poco probable que otrosfenómenos sociales afecten la naturaleza futura de sucultura como la constante oleada de esta «nuevainmigración». En 1945, la población de los EstadosUnidos estaba conformada por un 87% de blancos,un 10% de negros, un 2,3% de hispanos y un 0,5% deasiáticos. Las proyecciones demográficas sugieren que

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en el próximo medio siglo, hacia el 2050, estaremosante un perfil totalmente diferente: el 52,8% de lapoblación será blanca, 13,6%, negra; 24,5%, hispana y8,3%, de origen asiático.9 Estas cifras del censo sonharto problemáticas. Suponen que las categorías étnicas(como la de «hispanos») son constantes y más o menosestáticas. Dadas las cambiantes prácticas sociales y losmodelos culturales de etnicidad, conjuntamente con laselevadas tasas de matrimonios interétnicos en losEstados Unidos, existen razones para sospechar queestas categorías constituyen constructos en constanteformación y transformación. Por ello, resultasencillamente imposible predecir quién se consideraráa sí mismo «hispano» en el año 2050. No obstante, nosería desacertado suponer que para ese entonces losEstados Unidos serán una importante naciónposindustrial con minorías étnicas como una partesignificativa de su población total.

En los Estados Unidos, la inmigración es a la vezhistoria y destino. Es tema dominante en la narrativafundacional de la nación, que explica cómo el país sehizo realidad.10 Por ende, se da por sentado que todainmigración posterior deberá ajustarse a esta narrativacuasi sagrada.11 Ello hace pensar entonces en la ampliapregunta que guiará la labor de la próxima generaciónde investigadores sobre la inmigración: ¿en qué sediferencia y se asemeja el actual Sistema Interamericanode Inmigración respecto a la inmigración en gran escaladel siglo XIX? ¿Todo lo que hacen los mexicanos,dominicanos y salvadoreños es, sencillamente,reproducir la gramática de una narrativa ya contada—si bien con acentos diferentes— por inmigrantesirlandeses, italianos y rusos un siglo atrás? ¿O lasexperiencias de los inmigrantes actuales constituyen unfenómeno totalmente diferente que demanda establecernuevas categorías de análisis y nuevas respuestaspolíticas?

Desde 1965, los Estados Unidos han admitidooficialmente a más de 20 millones de nuevos inmigrantes.A partir del año 1990, la tasa de inmigración haaumentado hasta alcanzar el millón de inmigrantes poraño, como promedio. Los mexicanos ycentroamericanos —junto con los caribeñosprocedentes de Cuba y la República Dominicana—son los principales protagonistas latinoamericanos enla «nueva inmigración».

En el año 1990, la cifra de inmigrantes legalesprocedentes de México superaba la de Europa en suconjunto. En la actualidad, hay casi tantos «hispanos»(término aplicado por la Oficina del Censo, que incluyeno solo a los inmigrantes, sino también a ciudadanosde ese origen nacidos en los Estados Unidos) comociudadanos en Argentina (aproximadamente 30 millones

de personas). En 1997, vivían en los Estados Unidos7 millones de inmigrantes mexicanos, cifra que constituyeun tercio del total de la población del país nacida en elextranjero.12 Más del 25% de todos los inmigrantesmexicanos en los Estados Unidos ha llegado al país enlos últimos cinco años, de acuerdo con el EstudioBinacional sobre Migración, de 1997. Hoy en día losinmigrantes mexicanos representan el 40% del total dela población de origen mexicano en los Estados Unidos.

El término «nueva inmigración» se refiere, en buenamedida, a la procedente de América Latina, el Caribe yAsia. En estos momentos, predomina lalatinoamericana. En el decenio de los 80, más del 47%de todos los inmigrantes en los Estados Unidos eranlatinoamericanos o caribeños. En la cada vez más ampliaesfera de los estudios migratorios, la inmigraciónlatinoamericana está siendo objeto de importantesinvestigaciones y teorías.

Existen tres observaciones preliminares que nospodrían ayudar a enmarcar la naturaleza del nuevoSistema Interamericano de Inmigración. En primerlugar, las investigaciones indican que los profundoscambios económicos y socioculturales que estánteniendo lugar en las Américas harán de la inmigraciónlatinoamericana hacia los Estados Unidos unfenómeno a largo plazo. En la parte estadounidensede «la línea» existe una sostenida demanda —«adicción»sería el término más apropiado—de trabajadoresinmigrados.13

Si bien es probable que las fortísimas corrientes demigración latinoamericana —en especial de mexicanosy de otros países del continente— hacia los EstadosUnidos durante los años 80 y 90, a la larga, disminuiránsu intensidad, es de suponer que en los próximosdecenios seguirá siendo la predominante.

En segundo lugar, los nuevos datos indican que elimpulso migratorio de que estamos siendo testigos enla actualidad, está determinado por poderosas fuerzaseconómicas y socioculturales que resultan difíciles decontener con iniciativas políticas unilaterales, como losmúltiples esfuerzos por establecer controles fronterizos.Las redes transnacionales de contratación de mano deobra, la reunificación familiar y las diferencias salarialessiguen actuando como poderosos contextos para lainmigración latinoamericana.

En tercer lugar, los datos sugieren que losinmigrantes latinoamericanos llegan a los EstadosUnidos para permanecer en ese país. En efecto, en laactualidad la probabilidad de que estos, en particularmexicanos y centroamericanos, se asienten de manerapermanente en los Estados Unidos es mayor que enépocas anteriores.14 De hecho, hasta hace muy pocotiempo la experiencia mexicana estuvo dominada por

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos

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un «patrón temporero» de migración circular iniciadapor inmigrantes del sexo masculino y dirigida a unaganancia económia. Las políticas y las prácticas socialesde los inmigrantes mexicanos obstaculizaron suasentamiento a largo plazo en los Estados Unidos.15

Hoy la situación es otra. Es demasiado pronto parapredecir si el actual patrón migratorio cíclicodominicano-caribeño se mantendrá o sí, con el tiempo,los dominicanos se sumarán a los mexicanos paragenerar un impulso migratorio que favorezca supermanencia en territorio estadounidense.

Dadas estas tres características fundamentales de lanueva inmigración, hay dos esferas básicas deinvestigación respecto del estudio del SII que adquiriráncada vez mayor importancia.

Primero, necesitamos saber más sobre cómo estepatrón de inmigración latinoamericana sin precedentesestá transformando la parte estadounidense de lafrontera. En la actualidad es evidente que en muchaspartes del país la inmigración latinoamericana estátransformando visiblemente el estilo de vidanorteamericano. Pronto, los Estados Unidos seconvertirán en el segundo país en el mundo que poseela mayor cifra de hispanoparlantes.16 Al igual que en el«nuevo» New York Times, la vida étnica en los EstadosUnidos ya no estará regida por titulares «negros» y«blancos». A todas luces, la inmigración latinoamericanaestá transformando de manera palpable el espaciopúblico17 y las instituciones sociales, incluidas lasescuelas,18 los centros de trabajo,19 los negocios20 y loslugares de culto.21

Segundo, necesitamos conocer más sobre cómo lospropios inmigrantes se transforman con el tiempo. Lainmigración es un proceso interminable que afecta, dediferentes formas, las experiencias no solo de lospropios inmigrantes sino de sus hijos y nietos. Lapermanencia de los latinoamericanos en la parteestadounidense de «el límite» nos obligará a desarrollarmodelos más complejos para entender las adaptacionesa largo plazo de los inmigrantes y, en especial, de susdescendientes.

Lo «nuevo» en el Sistema Interamericanode Inmigración

En la literatura académica, por lo general, sedenominan nuevos inmigrantes a los posteriores a 1965.22

La gran mayoría de estos son personas que nopertenecen a la raza blanca, no hablan inglés, son noeuropeos que emigran de países «en desarrollo» enAmérica Latina, el Caribe y Asia.23 En los últimos años,la «reunificación familiar» y en menor medida las

«preferencias basadas en el empleo» han impulsado lamigración hacia los Estados Unidos.

En la actualidad, la población de inmigrantes esaltamente heterogénea. En las escuelas públicas de lasdos ciudades más importantes de los Estados Unidos(Nueva York y Los Ángeles) se hablan más de cienidiomas; hace apenas treinta años y, de hecho, durantegran parte de el siglo XX, en las escuelas de inmigrantesse hablaban mucho menos lenguas europeas.

En términos de antecedentes y capacidadeseducacionales, hoy en día los inmigrantes constituyenun grupo mucho más complejo que nunca antes. Seencuentran en dos extremos: están entre los máseducados y capacitados y, a la vez, entre los menoseducados y capacitados en los Estados Unidos. Losinmigrantes tienden a estar sobrerrepresentados en lacategoría de personas con doctorados —e incluso,ganadores del Premio Nobel—, así como lo están enla categoría de personas que no han logrado terminarla enseñanza media. Si bien la mayoría de ellos sonobreros con baja calificación —que invaden el altamentesegmentado mercado estadounidense de fuerza detrabajo— muchos son profesionales, como porejemplo, más de una séptima parte de todos losinmigrantes mexicanos en los Estados Unidos. Entérminos técnicos, los inmigrantes presentan en laactualidad la tendencia de ser más «bimodales» en superfil socioeconómico que nunca antes.24

En los últimos años, los antropólogos y sociólogoshan sostenido que lo más novedoso de los «inmigrantesde nuevo tipo» es que son actores en un escenariotransnacional.25 La transportación en masa y lastecnologías de punta en la comunicación parecenconspirar a favor de su traslado hacia los EstadosUnidos, movimiento incomparable con el patróncaracterístico de la antigua inmigración transoceánicaprocedente de Europa.

Actualmente, el traslado de personas, productos,información y símbolos desde y hacia el territorio estámucho más generalizado que antes.26 Los inmigrantesirlandeses del siglo XIX no podían mantener el nivel eintensidad de contacto con su país de origen que hoylogran los mexicanos y dominicanos. Varios estudiosindican que la naturaleza constante de la inmigraciónlatinoamericana hacia los Estados Unidos «revitaliza»permanentemente prácticas sociales y modelosculturales que, de lo contrario, se tornarían obsoletos.De hecho, en ciertas zonas del sudoeste, la inmigraciónlatinoamericana —en particular procedente deMéxico— está generando una poderosa infraestructuradominada por medios de información en español(radio, televisión y prensa), nuevas dinámicas demercado,27 y nuevas identidades culturales.

Marcelo M. Suárez-Orozco

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Otro rasgo predominante del nuevo marcotransnacional es que, aun cuando logran integrarse en lavida social, económica y política en sus nuevas tierras,28

los inmigrantes siguen siendo protagonistas principalesen las esferas económica, política y cultural de sus países.Las remesas que envían y sus inversiones se hanconvertido en un renglón vital en los diferentes paísesemisores, como es el caso de El Salvador —en el que,en 1996, las remesas constituyeron la principal fuentede divisas y alcanzaron un valor de más de mil millonesde dólares—, República Dominicana y México. Segúnestimados del Estudio Binacional sobre Migración, de1995, las remesas procedentes de México fueronequivalentes al 57% de las utilidades en divisas, comoresultado de las inversiones directas, y al 5% del totalde ingresos aportados por las exportaciones.29

También, desde el punto de vista político, losinmigrantes adquieren cada vez mayor protagonismoe influencia en los procesos políticos «aquí» y «allá».Algunos observadores han señalado que el resultadode las más recientes elecciones presidencialesdominicanas se determinó, en gran medida, en NuevaYork, donde sus emigrantes constituyen mayoría entrelos últimos grupos llegados a la ciudad.30 Por su parte,políticos mexicanos —especialmente los de laoposición— han «descubierto» recientemente el valorpolítico que representan sus siete millones de inmigrantesen los Estados Unidos. La nueva iniciativa de doblenacionalidad, en virtud de la cual los inmigrantesmexicanos que adquieran la ciudadanía estadounidenseconservarían un grupo de derechos políticos y de otraíndole en México, es también consecuencia de estenaciente esquema transnacional.

En cuanto a la cultura, los inmigrantes no solo logranremodelar el sistema de valores y actitudes de sus nuevascomunidades, sino son también responsables de lassignificativas transformaciones sociales en sus países deorigen. Peggy Levitt sostiene que las «remesas sociales»dominicanas afectan los valores, los modelos culturalesy las practicas sociales de aquellos que dejan detrás.31

Ante las facilidades que brindan el transporte en masay las nuevas tecnologías de comunicación, el SII nocuenta con las estructuras suficientes para «parar en seco»las oleadas procedentes del país de origen, que otroracaracterizara la experiencia transoceánica. Hoy, losinmigrantes tienen mayores probabilidades de estar«aquí» y «allá» —logrando así que cada vez más losespacios nacionales pierdan sus fronteras32— y, en eseproceso, provocan transformaciones, tanto en su paíscomo en otros.

Otra característica del SII es que en la actualidad losinmigrantes llegan a un país diferente desde el puntode vista económico, social y cultural, al que acogió —sibien de forma ambivalente— a las oleadas anteriores

de inmigrantes. Desde el punto de vista económico, laanterior oleada de inmigrantes se produjo en vísperasde la gran expansión industrial en la que los trabajadoresy consumidores inmigrantes desempeñaron un decisivopapel.33

En estos momentos, los inmigrantes son actores enuna economía altamente globalizada y cambiante, en laque el desequilibrio es cada vez mayor. Como nuncaantes, los de elevada calificación invaden, de modocreciente, industrias demandantes de personal con unaalta densidad de conocimientos.34 En el otro extremo,los de baja calificación —muchos procedentes deAmérica Latina—, se agrupan en cantidades ascendentesen los sectores de bajos salarios. Algunos estudiososhan señalado que a diferencia de los anteriores empleosde bajos ingresos en las industrias, los tipos de empleosque se ponen hoy a disposición de los trabajadoresmenos calificados, no ofrecen posibilidad alguna depromoción.35

Otro aspecto que define el Sistema Interamericanode Inmigración es la concentración cada vez máselevada —en unos pocos estados— de grupos deinmigrantes en grandes zonas urbanas, polarizadas portensiones raciales. Alrededor del 85% de todos losmexicanos radicados en los Estados Unidos reside entres estados: California, Texas e Illinois. Algunossociólogos han indicado que, como resultado de lacreciente segmentación de la economía y la sociedad,muchos inmigrantes latinoamericanos de baja calificación«muestran mayor tendencia a residir y trabajar enentornos cada vez más segregados de las zonasblancas».36

El estudio de la inmigración latinoamericana en losEstados Unidos pone al descubierto varias paradojas,deliciosas desde el punto de vista analítico. Este temaune y divide a la vez a un continente marcadamenteasimétrico. Mientras que los poderosos interesesestadounidenses han obtenido jugosas utilidades, graciasa la inmigración en gran escala, la inmigraciónlatinoamericana genera también una enormeambivalencia en términos de la opinión pública y lasactitudes estadounidenses. Si bien la inmigraciónproduce cuantiosas riquezas para América Latina—particularmente en países donde tienen lugar grandesoleadas migratorias hacia los Estados Unidos, talescomo México, El Salvador y la RepúblicaDominicana—, esta pierde un importante capitalhumano, toda vez que muchos de sus ciudadanos másambiciosos y emprendedores optan por buscar fortunaal norte de «el límite». Las iniciativas políticasencaminadas a obstaculizar el cruce de las fronteras—en teoría dirigidas a impedir las cuantiosas oleadasde migrantes mexicanos indocumentados hacia losEstados Unidos— están provocando, al parecer, una

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos

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disminución del número de mexicanos que regresan a supaís, tras probar fortuna en los Estados Unidos.

La mexicana es paradigmática de la nuevainmigración en los Estados Unidos —en particularde personas de baja calificación, no europeos y noanglófonos que se trasladan del sur al norte en grannúmero—, y un caso singular que debe ser examinadoindependientemente del resto de las inmigraciones. Losmexicanos en los Estados Unidos son a la vezinmigrantes y no inmigrantes: la población originalno se trasladó hacia ese país; fueron los EstadosUnidos los que salieron a su encuentro cuandodespojaron a México de una enorme parte de suterritorio en la región norte.

Los inmigrantes mexicanos recién llegados son—en el sentido más exacto de la metáfora, utilizadapor Douglas Massey y sus colegas, —«personas queregresan a Aztlán». Ningún otro grupo deinmigrantes comparte este singular hecho histórico conlos mexicanos —aunque, por supuesto, losnorteamericanos nativos y los afronorteamericanoscomparten con ellos el hecho de que sus primerasexperiencias en los Estados Unidos fueron como«minorías involuntarias», y no como inmigrantes«voluntarios». Estos grupos se encontraron en unaposición subordinada respecto de una mayoríadominante euronorteamericana, que no solo los explotóeconómicamente, sino que los desacreditó psicológicay culturalmente, calificándolos de seres inferiores,violentos y haraganes.

Una versión de este marco simbólico define laforma en que muchos ven a los inmigranteslatinoamericanos en los Estados Unidos. En los últimosaños, ello ha tomado la forma de un sentimiento casihistérico, antinmigrante, que se concentra en granmedida en la frontera sur. Algunas modalidades de loque George De Vos ha denominado «descréditopsicológico»37 generan dobles vínculos culturales,imposibles, en especial, para muchos niños inmigranteslatinoamericanos a los que se les pide que se«americanicen» al tiempo que reciben dosis tóxicas deviolencia emocional y simbólica. El ethos antinmigranteen muchas partes de los Estados Unidos hace que elproceso de norteamericanización —ya de por sícomplejo desde el punto de vista psicológico— se torne

incluso más difícil para muchos niños latinoamericanos.Muchos jóvenes inmigrantes mexicanos respondierona lo que consideraron un ataque de la Propuesta 187(someter a votación la iniciativa en virtud de la cual sedenegaría a inmigrantes ilegales toda una serie deservicios sociales, entre ellos, la escuela a los niños),desplegando con orgullo —algunos consideran que enactitud desafiante— banderas mexicanas, endemostraciones realizadas en las calles de Los Ángeles,San Diego y San Francisco. Algunos observadoresseñalaron que el incidente de las «banderas mexicanas»generó represalias y aseguró la aprobación de lapolémica propuesta.

La extensa frontera mexicano-estadounidenseconecta a dos regiones que se diferenciansustancialmente entre sí. La paradoja resultainterminable: la frontera con más puntos vulnerablesdel mundo y la más celosamente custodiada es unalínea que, a la vez, separa y une a dos culturas, dosidiomas, dos economías. Otro de los rasgos que hacende la migración latinoamericana hacia los EstadosUnidos un fenómeno singular —a diferencia del restode las migraciones actuales hacia los Estados Unidos—es que, tanto la proximidad como la dimensión soncuestiones que tomar en cuenta. En estos momentos,en los Estados Unidos existe una sustancial masa deinmigrantes que está generando una fuerza impulsorademográfica y cultural, cuyos efectos se harán sentiren las próximas décadas. Tienden a establecerse engrandes grupos en unos pocos estados —los mexicanosen California, Texas e Illinois; los cubanos, dominicanosy centroamericanos, en la Florida y Nueva York.

El explosivo desarrollo de los medios deinformación de habla hispana, las nuevas tecnologíasde comunicación, que conectan de forma instantánea agrandes masas de inmigrantes latinoamericanos con susregiones de origen; el movimiento desde y hacia losEstados Unidos y América Latina que ocurre cadatemporada entre los inmigrantes con medios para ello;las más o menos ininterrumpidas oleadas de reciénllegados, conjuntamente con los cambiantes modelosculturales y prácticas sociales relativas a la etnicidad,estructuran las adaptaciones culturales e identidades delos inmigrantes latinoamericanos de forma singular.Algunos datos sugieren que los inmigrantes

La inmigración es la fuerza impulsora de una significativatransformación en la sociedad estadounidense. Es pocoprobable que otros fenómenos sociales afecten la naturalezafutura de su cultura como la constante oleada de esta «nuevainmigración».

Marcelo M. Suárez-Orozco

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latinoamericanos (en especial los mexicanos, peroconsidero que ello también es aplicable a losdominicanos y centroamericanos) muestran tendenciaa conservar su idioma natal con más frecuencia queotros, como los procedentes de Asia.38 Más queseguir una trayectoria lineal hacia la asimilación en prode la norteamericanización, grandes grupos delatinoamericanos inmigrantes y sus hijos estánconformando nuevas identidades culturales y estilos deadaptación híbridos.

El gran número de inmigrantes latinoamericanosindocumentados en los Estados Unidos también sedistingue por su experiencia de las de otrosinmigrantes. En la actualidad, en los Estados Unidosviven entre 2 y dos millones y medio de mexicanosindocumentados; menos significativos son los datosrelativos a otros grupos de latinoamericanos. En eldecenio de los 80, dos millones de inmigrantesmexicanos indocumentados legalizaron su situación, envirtud de la Ley de Reforma y Control de laInmigración (IRCA), de 1986.

Las débiles sanciones adoptadas por losempleadores en virtud de la IRCA, la sostenidademanda de mano de obra inmigrante en diferentessectores de la economía estadounidense,39 la permanentediferencia salarial entre el norte y el sur, y las poderosasredes transnacionales sociales que vinculan a los pueblosy ciudades latinoamericanos con los Estados Unidos,40

así como el fracaso de los esfuerzos latinoamericanosen pro de la liberalización para generar empleos consalarios razonables —hoy día más de 15 millones demexicanos en edad laboral están buscando empleo41—,generan un fuerte impulso relacionado con la sostenidainmigración no autorizada, impulso que hasta elmomento no se ha visto disminuido por el crecientecontrol fronterizo internacional.

Otra de las paradojas es que las nuevas iniciativasde control fronterizo hacen cada vez más probableque inmigrantes indocumentados latinoamericanosdispuestos a regresar a su país estén ahora considerandola posibilidad de permanecer por más tiempo en losEstados Unidos.42 Grandes grupos de indocumentadospobres y con baja calificación son marginados yobligados a vivir, según Leo Chávez, «vidas en lasombra», sin perspectiva alguna de integración almainstream . Particularmente preocupante es lamarginación de numerosos niños indocumentados, ala luz de leyes adoptadas recientemente, que losexcluirían de los servicios financiados con fondospúblicos.43 Las consecuencias a largo plazo de lamarginación de grandes grupos de inmigrantes puedenser harto negativas en términos económicos, sociales yhumanos.

El patrón de marginación no afecta solo aindocumentados. Si bien los inmigranteslatinoamericanos constituyen un grupo muyheterogéneo, muchos de ellos son trabajadores con bajacalificación. Estos trabajadores están penetrando unaeconomía estadounidense que enfrenta profundastransformaciones, incluidas grandes pérdidas en elsector fabril. Es una economía caracterizada por unacreciente desigualdad, que hace que las perspectivas deascenso en su condición social de trabajadores con pocao ninguna calificación sean escasas o nulas. Esta nuevapanorámica —conjuntamente con la profundizaciónde patrones de segregación étnica y racial—,conformará las adaptaciones a largo plazo de estosgrupos de trabajadores latinoamericanos.

Investigaciones superficiales y contradictorias

Un aspecto crucial de la inmigración latinoamericanaen los Estados Unidos, sobre el que no se ha estudiadoni teorizado con suficiente profundidad, es el de lasexperiencias infantiles. Los niños inmigrantes constituyenel sector de más rápido crecimiento en la poblacióninfantil de los Estados Unidos. En la actualidad, el 48%de los matriculados en escuelas de la ciudad de NuevaYork proceden de hogares donde el jefe de familia esinmigrante. En California hay casi un millón y mediode menores en edad escolar, clasificados como conCapacidad Limitada en Inglés (LEP). Asisten a escuelaspúblicas estadounidenses en un momento en quenumerosos distritos importantes de las ciudades sedeterioran. Los niños latinoamericanos inmigrantessuelen matricular en escuelas altamente segregadas,pobres y violentas. Estas escuelas tienen exceso dematrícula y falta de profesores. La educación bilingüe—polémica eterna en los Estados Unidos— enfrentóen 1998 ataques directos en California, el estado másafectado por la inmigración latinoamericana. Auncuando los niños latinoamericanos inmigrantes obtienenresultados extraordinariamente buenos en las escuelas,como grupo suelen recibir notas inferiores a las de otrosniños inmigrantes, en exámenes de rendimiento. Suelentener también tasas de suspensos y deserción escolarmás elevadas que otros niños inmigrantes.44 Si bien lamayoría de los jóvenes inmigrantes que abandonan laescuela antes de graduarse se sumarán a sus iguales enla economía étnica y el sector de los servicios, otros,con seguridad, se integrarán a la cultura de la pandilla,listos para socializar rápidamente a los recién llegadosen una economía alternativa de lucro en la que elconsumo y el tráfico de drogas constituye una partecada vez más significativa del sistema de valores yactitudes económicas y culturales.

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos

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Las investigaciones actuales en torno a la inmigraciónson bastante desiguales. Durante los años 60 losesfuerzos se concentraron en temas como la raza, lapobreza y la educación, con mayor énfasis en losafronorteamericanos y blancos pobres. A partir deldecenio de 1980 —momento de creciente inmigraciónhacia ciudades estadounidenses—, no se han logradomayores progresos en los estudios sobre temas urbanos.Conocemos mucho sobre algunos asuntos y casi nadasobre otros. Gran parte del trabajo investigativorealizado hoy en torno a la inmigración es superficial ycontradictorio, como, por ejemplo, el relativo a lasconsecuencias fiscales de la inmigración. Sobre el temade la niñez, las investigaciones realizadas resultan másbien escasas, poco se ha indagado sobre la educaciónbilingüe, el trabajo, la salud y los estudiantes en lasescuelas del nivel medio y la transición al superior, y elentorno laboral. Se carece de investigaciones básicassobre diferentes problemas. ¿Por qué las niñasinmigradas obtienen mejores resultados en las escuelasque los varones? ¿Por qué unas escuelas muestranmejores resultados que otras en la educación de niñosinmigrantes? ¿Por qué, al parecer, con el tiempo, muchosniños inmigrantes abandonan su optimismo y fe en lasescuelas como vía fundamental para su ascenso en lacondición social?.

Otra esfera en la que se precisa de una investigaciónbásica es la de la inmigración y la ciudadanía. Cada vezes mayor la cantidad de inmigrantes latinoamericanosque abrazan la ciudadanía estadounidense y se inscribencomo electores. Lejos estamos de vislumbrar lasconsecuencias políticas, a largo plazo, de esta tendencia.Con el crecimiento demográfico, ¿se producirá unaumento de la participación latinoamericana en la políticaelectoral de los Estados Unidos? ¿A qué se parecerá elproceso político en regiones del país donde losciudadanos estadounidenses de origen latino prontoconstituirán mayorías? ¿El crecimiento de la poblaciónlatina significará necesariamente un mayor poder político?¿Cómo se comportarán los electores conservadoreslatinos en el contexto de la política bipartidistaestadounidense?45 ¿Surgirán nuevas formas de alianzastransnacionales en las que participen, por ejemplo,inmigrantes recién llegados de México, ciudadanosmexicano-estadounidenses que ya han logradoestablecerse y mexicanos en México? ¿Afectará la iniciativamexicana de doble nacionalidad el comportamientopolítico a largo plazo de inmigrantes mexicanosnaturalizados en los Estados Unidos? ¿Han disminuido,con la creciente transnacionalización, el sentido político yel nacionalismo? ¿Es el número cada vez mayor desolicitudes para obtener la ciudadanía entre los inmigranteslatinos el resultado de su necesidad instrumental, a la luzde la legislación punitiva que limita su acceso a

determinados servicios con financiamiento público?¿Qué quedará entonces del sentido emocional o yexpresivo de la ciudadanía?

Tales interrogantes preocuparán, sin dudas, a lapróxima generación de observadores de la experienciapolítica de los latinos en los Estados Unidos.46

Toda vez que, al parecer, la inmigración de AméricaLatina en los Estados Unidos será un fenómeno a largoplazo, es preciso conocer más sobre las actitudespúblicas respecto de la inmigración. Una investigaciónrealizada por Espenshade y Belanger en la Universidadde Princeton, sugiere que en los últimos años losestadounidenses han experimentado una «crecienteansiedad en torno a la presencia de inmigrantes en losEstados Unidos».47 De hecho, según sus datos, en elaño 1990, más del 60% del público estadounidensedeseaba que la inmigración disminuyese. Según susresultados, los mexicanos, conjuntamente con otroslatinoamericanos y caribeños, clasificaban entre losinmigrantes menos favorecidos por la opinión públicaen ese país. Son considerados por muchos como menosdados al trabajo duro y más proclives a hacer uso de laseguridad social que otros inmigrantes, como losasiáticos o los europeos. Mientras que la mayoría delos norteamericanos —en una proporción de 2 a 1—opina que el gobierno de los Estados Unidos deberíahacer más para controlar la inmigración, losinvestigadores de Princeton observaron que losafroamericanos, los estadounidenses de origen asiáticoy los de origen hispano suelen tener ideas más proinmigrantes que los blancos.

Según el estudio de Princeton, el público está muypreocupado con la inmigración ilegal. Considera quees un asunto serio y que el gobierno debe tomarmedidas al respecto —especialmente contra lainmigración ilegal—, pero la coloca en una posiciónmenos prioritaria que otros asuntos más urgentes, comoel delito, el empleo y la economía. Sugiere quehistóricamente ha existido una poderosa correlaciónentre el sentimiento antinmigrante y el desempleo. Yconcluye que las condiciones macroeconómicas inciden,como es evidente, en la formación de la opiniónpública.

Las ansiedades del público respecto a la inmigración—en particular la ilegal— han inspirado la adopciónde nuevas iniciativas legislativas y de política. En ellas seincluye la nueva legislación sobre bienestar social, queprohibe a los nuevos inmigrantes hacer uso de serviciosque cuentan con financiamiento público; la legislaciónmigratoria de 1997, según la cual una persona quepatrocine a un familiar procedente del extranjerodebe ser capaz de demostrar ingresos superiores al125% del nivel de pobreza (19 500 dólares al año enuna familia de cuatro miembros), y una serie de

Marcelo M. Suárez-Orozco

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iniciativas de control fronterizo para desalentar lainmigración ilegal. Es preciso contar con datoslongitudinales para examinar las consecuencias a largoplazo de estas iniciativas políticas.

La inmigración continuará siendo un poderosovector de cambio. Es preciso comprender cómo seestá transformando a ambos lados de «la línea». Si sereducen las capacidades de empleo en los EstadosUnidos y mejoran las condiciones salariales en AméricaLatina, pudieran disminuir las históricamente elevadascorrientes migratorias, pero no es probable quedesaparezcan: la reunificación familiar y las redestransnacionales seguirán desempeñando su papel en lainmigración. De ahí la importancia de elaborar unprograma básico de investigación para examinar lascausas y consecuencias, a largo plazo, de la migraciónlatinoamericana hacia los Estados Unidos, para teneruna mayor comprensión teórica de las múltiples víasque adoptan los inmigrantes latinoamericanos en sulargo proceso de adaptación. Es preciso lograr undiálogo interdisciplinario más fluido.

Traducción: Gladys Tarrau.

Notas

1. Véase B. Edmonston y J. Passel, Inmigration and Ethnicity: the integrationof America´s Newest Arrivals, The Urban Institute, Washington DC,1994; B. O. Hing, Making and Remaking Asian American ThroughInmigration Policy, Stanford University Press, Stanford, 1993.

2. Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing: Mexican Immigration inInterdisciplinary Perspectives, DRCLAS/Harvard University Press,Cambridge, 1998.

3. Susan González-Baker et al., «U.S. Immigration Policies and Trends:The Growing Importance of Migration from Mexico», en MarceloSuárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit., pp. 79-105.

4. En 1980, más de 129 000 marielitos llegaron a la Florida en unaspocas semanas.

5. S. Mahler, «Immigration and Gender in Transnational Perspective»,artículo presentado al Harvard Graduate School of Education,Cambridge, 1997, p. 37.

6. Marcelo Suárez-Orozco, Central American Refugees and U.S. HighSchools: A Phychosocial Study of Motivation and Achievement, StanfordUniversity Press, Stanford, 1989.

7. Véase L. Basch et. al., Nations Unbound: Transnational Projects,Postcolonial Predicaments and Deterritorialized Nation-States, Gordon andBreach Science Publishers, Basel, Suiza, 1995.

8. Como se sabe, el estatus jurídico de los puertorriqueños —elmayor grupo de caribeños en los Estados Unidos— no los considerainmigrantes. (N. del E.)

9. Oficina del Censo, Population Projections of the United States by Age,Sex, Race and Hispanic Origin: 1995 to 2050, Government PrintingOffice, Washington DC, 1996; Consejo de Investigación Nacional,The New Americans: Economic, Demographic and Fiscal Effects ofImmigration, National Academy Press, Washington DC, 1997.

10. Aunque es discutible, todos los temas definitorios en la experienciaestadounidense —incluido el asentamiento en Plymouth Rock, eltransporte involuntario de esclavos africanos y la gran expansiónindustrial del siglo XX— se ubican en los antecedentes de la inmigración.

11. Las estructuras elementales de esta narrativa pudieran incluir lossiguientes «mitemas», según Levi-Strauss (Structural Anthropology, BasicBooks, Nueva York, 1963, pp. 206-231): 1) campesinos europeospobres, pero 2) trabajadores 3) esforzados, 4) deseosos de dar a suviejo mundo contraproducente, opiniones, valores e idiomas —sibien no su acento— para 5) convertirse en estadounidenses prósperos,orgullosos y fieles. Estos mitemas conforman los candentes temasque suscitan el actual debate sobre cuestiones migratorias, como si seles debe permitir o no a los inmigrantes el acceso a los serviciossociales y de bienestar social, y si se debe dar educación bilingüe a losniños inmigrantes.

12. Susan González-Baker et al., ob. cit.

13. Wayne Cornelius, «The Structural Embeddedness of Demandfor Mexican Immigrant Labor: New Evidence from California», enMarcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit., pp. 115-144.

14. Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit.

15. Jorge Durand, «Migration and Integration: Intermarriages amongMexicans and Non-Mexicans in the United States», en MarceloSuárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit., pp. 209-221.

16. Toda vez que los inmigrantes latinoamericanos —en especial losmexicanos— muestran un patrón de «fidelidad lingüística» en el queconservan más que otros inmigrantes, como los asiáticos, su idiomanativo tras asentarse en los Estados Unidos, y dada la existencia depoderosos medios de información de habla hispana y de una ampliaestructura comercial en numerosas grandes ciudades norteamericanas,podemos predecir que el idioma español —así como las nuevasversiones híbridas de «espanglish»—, seguirá ejerciendo su influenciaen los Estados Unidos en el siglo XXI.

17. Ricardo Ainslie, «Cultural Mourning, Inmigration andEngagement: Vignettes from the Mexican Experience», en MarceloSuárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit., pp. 285-300; DavidGutiérrez, «Ethnic Mexicans and the Transformation of “American”Social Space: Reflections on Recent History», en Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit.

18. H. T. Trueba, Latinos in the United States: The Emerging Majority inOur Schools and Society, Harvard Graduate School of Education,Cambridge, 1996; G. Orfield, Latino Immigrants in Education: RecentTrends, Harvard Graduate School of Education, Cambridge, 1995.

19. R. Waldinger, «Social Capital or Social Closure? ImmigrantNetworks in the Labor Market». Ponencia presentada en laConferencia sobre Inmigración y Reconstrucción Sociocultural,DRCLAS/Harvard University, 1997.

20. Wayne Cornelius, ob. cit.

21. D. L. Eck, «Neighboring Faiths», Harvard Magazine, n. 99, 1996.

22. Alejandro Portes y R. Rumbaut, Immigrant America, Universityof California Press, Berkeley y Los Ángeles, 1996; B. O. Hing, ob. cit.

23. B. Edmonston y J. Passel, ob. cit., p. 41.

24. Algunos académicos, como Georges Borjas («Tired, Poor onWelfare», Arguing Immigration, Simon and Schuster, Nueva York,1994), han señalado que lo novedoso de esta inmigración es que—en comparación con los ciudadanos no inmigrantes— en laactualidad en grandes grupos de inmigrantes se observa una tendenciaa un bajo nivel de instrucción y calificación. Este argumento, conocidodesafortunadamente como el «argumento de la disminución en la

Inmigración latinoamericana en los Estados Unidos

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calidad» sostiene, en esencia, que el nuevo rasgo que se observa esque, a partir de 1965, los Estados Unidos han estado «importandopobreza». Según afirman algunos observadores, con los años estenuevo patrón de inmigración ha colocado una pesada carga sobre lasestructuras del Estado de bienestar social, en particular sobre lossistemas de educación, salud y justicia penal. Otros especialistas entemas migratorios han rechazado algunos de esos argumentos. Elrelativo a la «disminución en la calidad» contribuyó en gran medida acrear el marco intelectual que favorece la adopción de nuevaslegislaciones migratorias punitivas. Para una reseña general de lasmúltiples iniciativas adoptadas en los últimos tiempos sobre la nuevainmigración, véase Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit.,pp. 257-361).

25. Peggy Levitt, «Future Allegiances: The Social and PoliticalImplications of Transnationalism». Artículo presentado al CentroRockefeller de Estudios Latinoamericanos, Harvard University, 1997;S. Mahler, ob. cit.; L. Basch et al., ob. cit.

26. Haciéndonos eco de las exquisitas palabras de Luis Rafael Sánchez,en la actualidad muchos inmigrantes de nuevo tipo no residen ni aquíni allá, sino en la «guagua aérea».

27. J. Steinhauer, «A Minority Market with Major Sales», The NewYork Times, 2 de Julio de 1997.

28. Véase Wayne Cornelius, ob. cit.; Jorge Durand, ob. cit.

29. Sin embargo, Wayne Cornelius (ob. cit.) sostiene que con eltiempo los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos muestranmenor tendencia a invertir en el mejoramiento de la infraestructurafísica en sus comunidades de origen. De hecho, aduce que un rasgonovedoso de la experiencia mexicana en los Estados Unidos es quetoda vez que los inmigrantes deciden, cada vez en mayor número,permanecer en la parte estadounidense de «el límite», solo regresan asus comunidades de origen para pasar temporadas de descanso.(Estudio Binacional sobre Migración, «Binational Study: MigrationBetween Mexico and the United States», 1997, p. VII.

30. P. R. Pessar, A Visa for Dream, Allyn and Bacon, Boston, 1995.

31. Peggy Levitt, ob. cit.

32. L. Basch et al., ob. cit.

33. J. Higham, Strangers in the Land: Patterns of American Nativism,New Brunswick y Londres, 1955.

34. R. Waldinger y M. Bozorgmehr, Ethnic Los Angeles, Russell SageFoundation, Nueva York, 1996.

35. Alejandro Portes, «Children of Immigrants: SegmentedAssimilation and its Determinants», The Economic Sociology ofImmigration: Essays on Network, Ethnicity and Entrepreneurship, RussellSage Foundation, Nueva York, 1996. Gran cantidad de energía se hadedicado a evaluar las consecuencias económicas de la inmigración.Los resultados de las investigaciones realizadas sobre ello, están lejosde ser concluyentes. De hecho, con frecuencia son contradictorias.Algunos economistas sostienen que los nuevos inmigrantes constituyenuna carga para los contribuyentes y, en general, una influencia negativasobre la economía de los Estados Unidos; otros insisten en que losinmigrantes siguen siendo un capital importante. El estudio másautorizado y reciente sobre los efectos económicos, demográficos yfiscales de la inmigración, realizado por el Consejo Nacional deInvestigación (NRC) concluye que «la migración produce gananciaseconómicas netas para los residentes nacionales». No solo losinmigrantes «aumentan la disponibilidad de mano de obra y ayudan aproducir nuevos bienes y servicios», sino que también su presencia«permite emplear de forma más productiva a los trabajadoresnacionales, especializándolos en aquellas producciones de bienes enque sean relativamente más eficientes. La especialización en el

consumo rinde también una ganancia». El NRC calcula que las«ganancias internas» relacionadas con la inmigración «pueden estar enel orden de entre mil millones y 10 mil millones de dólares anuales».Por otra parte, en términos fiscales, los datos que aporta el NRCindican que los «inmigrantes reciben más en servicios que lo quepagan en impuestos». Si bien existen diferencias notables entre losestados —California, por ejemplo, recibe un impacto negativo mayorque otros—, en opinión del grupo de especialistas, si se sacase lamedia «del impacto fiscal neto de todos los hogares estadounidensesen los que el jefe de familia es un inmigrante, respecto de todos loshogares autóctonos, la carga sería del orden de entre 166 y 226dólares por hogar autóctono». El estudio de la NRC indica ademásque si bien la inmigración es una ganancia en términos económicos engeneral, los inmigrantes han contribuido a la modesta reducciónexperimentada en los salarios de los trabajadores de baja calificación;un 5% de la reducción de que experimentaron los salarios en lasescuelas secundarias, a partir de 1980, puede atribuirse a los nuevosinmigrantes. No obstante, no existen pruebas que nos permitan sugerirque la nueva inmigración haya «perjudicado» la condición económicade los afroamericanos.

36. J. Waldinger y M. Bozorgmehr, ob. cit., p. 20. En efecto, losnuevos datos obtenidos indican que, en la actualidad, los hijos deinmigrantes mexicanos matriculan, cada vez en mayor número, enescuelas pobres, en las que prima la segregación racial. Véase MarceloSuárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit., pp. 276-280.

37. George De Vos, Social Cohesion and Alienation: Minorities in theUnited States and Japan, Westview Press, Boulder, 1992.

38. Alejandro Portes y L. Hao, «English First or English Only?».Ponencia presentada a Second Generation Conference, en el Institutode Economía Jerome Levy, del Bard College, Nueva York, 1997.

39. Wayne Cornelius, ob. cit.

40. Jorge Durand, ob. cit.

41. En 1997, los salarios reales en México representaban el 60% delos devengados en 1980, aunque en algunos sectores de la economía(como el de la industria automotriz) han aumentado.

42. Susan González-Baker et al., ob. cit.

43. Marcelo Suárez-Orozco, et al., «Cultural, Educational and LegalPerspectives on Immigration: Implications for School Reform», en J.Heubert, ed., New Perspectives on School Reform, Yale University Press,New Heaven, 1998.

44. Alejandro Portes y L. Hao, ob, cit.

45. ¿Se llevarán los demócratas más partidarios de la inmigración lamejor parte de sus votos? ¿O los republicanos —más conservadoresdesde el punto de vista cultural y más hostiles a la inmigración—recibirán los beneficios?

46. Cabe afirmar que de alguna forma el atractivo de ciudadanía selimita a sus aspectos instrumentales. En otras palabras, hoy día laspersonas, en su mayoría, retoman el tema de la ciudadanía con finesprácticos. ¿Sucederá entonces que la más reciente legislación referidaa la inmigración hará que el concepto de ciudadanía pierda su valorintrínseco? Véase Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit.

47. Thomas Espenshade y M. Belanger, «Immigration and PublicOpinion», en Marcelo Suárez-Orozco, ed., Crossing:…, ob. cit.

48. J. Steinhauer, ob. cit. p. 3.

© , 2001.

Ernesto Rodríguez Chávez

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no. 26: 14-23, La Habana, julio-septiembre de 2001.

Ernesto Rodríguez ChávezErnesto Rodríguez ChávezErnesto Rodríguez ChávezErnesto Rodríguez ChávezErnesto Rodríguez Chávez

En las dos últimas décadas, el debatesobre la relación entre el incremento de la migración

internacional y el desarrollo ha sido abundante ennuestro continente, tanto en los Estados Unidos yCanadá, principales receptores de inmigrantes en elhemisferio, como en aquellos de América Latina y elCaribe que constituyen importantes plazas deemigración y, en algunos casos, a la vez, de inmigración.Más recientemente, el debate se ha extendido a losproblemas del control y efectos de la migración y hallamado la atención de gobiernos y organizaciones de lasociedad civil, así como en foros y organizacionesregionales e internacionales que actúan en el continente.

El presente artículo pretende esbozar, en ese contexto,algunos elementos generales de la relación migracióninternacional-desarrollo, a fin de ubicar el fenómeno entoda su multidimensión. En particular, tratará lamanifestación de esta relación en países emisores demigrantes en las condiciones actuales de la región delCaribe.

De forma general, el trabajo expresa como hipótesisla necesidad de comprender y analizar la realidad y laspolíticas migratorias regionales, a la par de los asuntos

del desarrollo integral y la planificación económica. Enel presente, la migración actúa directamente en toda lavida del Caribe. Los proyectos sociales o modeloseconómicos que no contemplen esta variable puedenser poco efectivos o tener consecuencias negativas en elfuturo. Las medidas de ajuste estructural en las economíasnacionales, así como los proyectos integracionistas,deberán asegurar que la migración reciba una altaprioridad en las agendas de política doméstica y exterior,además de considerar de manera cuidadosa susconsecuencias en la toma de decisiones coyunturales, enlo económico, social y político. Una estrategia dedesarrollo nacional en los países del Caribe no debeestimular el éxodo masivo de su población, perotampoco puede frenarlo en lo inmediato.

De igual manera, tomamos como premisahipotética que la profundidad del impacto de lamigración sobre el desarrollo y viceversa, está sujeta alos diferentes factores del flujo migratorio, las dimensiónde las economías relacionadas, la cultura y las políticasaplicadas por los Estados al respecto. Para los paísesdel Caribe, la relación migración internacional-desarrollo,tiene un significado especial en el comienzo del nuevo

Investigador. Centro de Estudios sobre América (CEA), La Habana,y Centro de Estudios Latinoamericanos, UNAM, México.

Migración internacionalMigración internacionalMigración internacionalMigración internacionalMigración internacionaly desarry desarry desarry desarry desarrolloolloolloolloollo

en el Gran Caribeen el Gran Caribeen el Gran Caribeen el Gran Caribeen el Gran Caribe

Migración internacional y desarrollo en el Gran Caribe

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siglo, debido, sdemás, a las pequeñas dimensionesgeográficas de la mayoría, la proporción de supoblación que vive en la diáspora, el lugar principalque ocupan, en muchos casos, las remesas monetariasde los emigrados en el total de sus exportaciones, y lacreciente transnacionalización de su migración.

La relación migración internacional-desarrollo esparte inseparable de la historia, la geografía, la economíay la política en el Caribe. Es un proceso que está en labase de la evolución de países receptores y emisoresde migrantes, y que expresa una relación recíproca, enla cual, históricamente, un componente condiciona alotro, al margen de sus orígenes y beneficios para cadapaís en sus aspectos demográfico, económico, político,social, familiar e individual.

La migración en el Gran Caribe

La migración en el Gran Caribe —tanto legal comoindocumentada— creció de modo sostenido en lasúltimas décadas, principalmente hacia los EstadosUnidos, Canadá y Gran Bretaña, pero también entrepaíses de la propia región.1

Esta es la subregión del mundo que más migrantesemite en la actualidad a los Estados Unidos, en númerosabsolutos y en proporción a la población de sus países.Incluso si se separa a México, que es el principal emisorde migrantes del mundo, los grancaribeños son latercera parte del total de inmigrantes en los EstadosUnidos. La cercanía geográfica la convierte en un áreade extremo interés geopolítico y económico para elgobierno estadounidense, lo que genera prácticas ydecisiones políticas y económicas que trascienden losasuntos migratorios y afectan, de hecho, la de losEstados del área.2

Los inmigrantes legales admitidos en los EstadosUnidos desde el Gran Caribe en las últimas tresdécadas, han crecido en forma sostenida y representanel 44% del total de inmigrantes entre 1971 y 1998. Estecrecimiento fue de 95% en los años 80 respecto a ladécada del 70, y de 42% en los años 90 respecto a ladécada del 80. Hay que considerar que estoscrecimientos varían según países y períodos. En el casode las islas del Caribe, el incremento mayor ocurrió enlos años 70 respecto a los 60. En el caso de México yCentroamérica, el salto mayor fue en los años 80respecto a los 70. En estos años la inmigración deMéxico aumentó en 246% y la de Centroamérica en159%. El aumento tan significativo de la inmigraciónmexicana —a fines de los años 80 e inicios de los 90—responde a la legalización de más de dos millones demexicanos por la acción de la Immigration Reformand Control Act de 1986. En el caso de los

centroamericanos el aumento de los años 80 es claroefecto de la extensión de la guerra en países como ElSalvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras. Esimportante aclarar que estas cifras están reflejando losaños de obtención de la residencia permanente comoinmigrante; estas personas podían haber llegado añosantes a los Estados Unidos mediante diferentes vías ycondiciones de legalidad migratoria, o comoindocumentados, según el caso.

Si a las cifras anteriores les sumamos los inmigrantesindocumentados de esos países que en 1996 no habíanpodido legalizar su situación como residentespermanentes en los Estados Unidos, el volumen totalde inmigrantes seria superior en cerca de 4 millones. Osea, estaríamos hablando de más de 12 millones deinmigrantes del Gran Caribe a los Estados Unidos entre1971 y 1998. De este total general es importante separara México, con una relación histórica y geográfica especialcon los Estados Unidos y que aporta casi 7 millonesde inmigrantes. Otros cinco pequeños países de la regiónconcentran 3 millones de inmigrantes en los añosmencionados; ellos son, en orden de mayor volumende inmigrantes, El Salvador, República Dominicana,Cuba, Jamaica y Haití.

La diáspora del Gran Caribe representa unporciento de su población mayor que el de ningunaotra área en el mundo. Sobre todo en el Caribe insulary Centroamérica fluctúa desde un 6% hasta un 25% dela población en la gran mayoría de los países.3 En Cuba,República Dominicana y Haití, es alrededor del 9%; enJamaica y El Salvador, 18%; y en Barbados, 25%. Suscomunidades y enclaves étnico-culturales se hanconsolidado —y extendido sus redes hacia los paísesde origen— en ciudades como Los Ángeles, NuevaYork, Miami, Nueva Jersey o Chicago. En la PequeñaHabana y el Pequeño Haití, en Miami; así como enWashington Heights, en Nueva York, cubanos, haitianosy dominicanos, respectivamente, tienen el barrio.Costumbres, música, comida, ropa, política,microeconomía y algo más, en su estilo y tradición, nofaltan.

Este proceso ha sido el resultado simultáneo de dostendencias. Por una parte, el aumento acelerado de lainmigración proveniente del Caribe, en los años 70 y80, debido a múltiples factores económicos y políticosen los países emisores. Por otro, los cambios en lalegislación y la política inmigratoria norteamericana, quedesde la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965hasta hoy, tienden a un fuerte y sostenido principio dereunificación familiar como base de la acciónmigratoria. Finalmente, otros cambios facilitaron lainmigración por intereses políticos en casos específicosal margen de las restricciones o concesiones generales

Ernesto Rodríguez Chávez

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que se debaten en la actualidad para la emigraciónindocumentada e, incluso, legal.

El Gran Caribe experimenta un proceso simultáneode emigración e inmigración que responde a la dinámicade los «polos emergentes de crecimiento económico»y los conflictos políticos del área; este proceso secomplementa, en muchos casos, con el caráctertriangular de esta emigración hacia los Estados Unidos.Mientras los mexicanos se van hacia los EstadosUnidos, México es una base importante para losemigrantes centroamericanos, una parte de los cualesse queda en ese país, y otros lo utilizan como tránsitohacia el Norte. Belice y Costa Rica son importantesreceptores de emigrantes de países vecinos. Venezuelarecibe gran cantidad de trabajadores colombianos enla zona fronteriza y, a la par, ambos países, sobre todoColombia, emiten migrantes hacia los Estados Unidos.La República Dominicana recibe haitianos como fuerzade trabajo barata. Los dominicanos van hacia PuertoRico en busca de mejores opciones de empleo y lospuertorriqueños emigran de forma definitiva otemporal hacia los Estados Unidos; de manera directao a través de otro país, los haitianos y dominicanostambién buscan llegar a los Estados Unidos. Mientraslos habitantes de Trinidad y Tobago emigran al exterior,sus puestos de trabajo son cubiertos por trabajadoresde las pequeñas islas del Caribe oriental.

El éxodo en el Caribe presenta una amplia seccióntransversal de sus sociedades, donde se experimentatanto la «fuga de cerebros», como de mano de obracalificada, semicalificada o no calificada, en una medidamás que proporcional a su presencia en la estructurade la población general de cada país o manifestarse entodos. Sin embargo, hay aspectos específicos quedenotan la demanda de fuerza de trabajo en los paísesreceptores y la selectividad del flujo migratorio. Porejemplo, hay una sobrerrepresentación de adultosjóvenes de 20 a 39 años de edad entre los que emigran.La composición por sexo varía según el país de destinoy el de origen; en algunos casos dominan los hombresy en otros las mujeres. En algunas de las islas del Caribelos inmigrantes provienen de grupos ocupacionalesmedios o altos; y sus niveles de escolaridad sonrelativamente altos respecto a las sociedades de origen.4

El origen de los grandes flujos de emigrantes en elGran Caribe es resultado de múltiples factoresestructurales e individuales, coyunturales, históricos ygeográficos, que interactúan con las políticas migratoriasaplicadas por países receptores y emisores. Estos vandesde los desajustes económicos y sociales provocadospor modelos como los de economía de exportación olos neoliberales, hasta los mecanismos que generan laregionalización de la economía y los problemas dedeterioro del medio ambiente. La sostenida crisiseconómica o política en diversos países del área, unosdespués de años de guerra civil o dictaduras militares,y otros con revoluciones en el poder, ha llevado amuchos a tomar el camino de la emigración. Susdeterminantes se han hecho más complejas y han dejadoatrás los antiguos esquemas de explicación económicao política de forma unilateral.

La acción del poder político y económico de lasgrandes potencias actúa como un estimulantepermanente de la emigración. Ese poder impone suspatrones de vida, conducta y consumo, en países conescasos recursos. Sus estructuras de organización socialy cultural son transformadas o cambiadas, en ocasiones,por esa fuerza mayor que se impone a nivel general através del poder político y de las transnacionales. Estaafecta a cada individuo mediante poderosos mediosde difusión, participantes directos o indirectos en esepoder hegemónico, que no deja espacio alguno a otraperspectiva nacional.

Las determinantes actuales de la emigración en laregión generan un sistema de autorreproducciónintrínseco, en el que, además de los factores estructuralese individuales de propulsión, intervienen aspectoshistóricos —étnicos y culturales— generados por lapropia migración.5 A su vez, la migración continuadatrae ciertos fenómenos sociales que siempre terminanpor provocar más emigración. Fuertes flujos, que ensu inicio constituyen resultado estricto de hechoseconómicos o políticos, y actúan como motor expulsorde emigrantes —estimulado o no por las políticasmigratorias—, van envolviendo, al unísono, fuerzassociales, que con el tiempo hacen crecer el papel de lascomunidades de inmigrantes en la dinámica del propioflujo migratorio y sus modalidades.6 Estas comunidadesintervienen como facilitadoras de la emigración y de la

El éxodo en el Caribe presenta una amplia sección transversalde sus sociedades, donde se experimenta tanto la «fuga decerebros», como de mano de obra calificada, semicalificada ono calificada, sin que esto sea proporcional a la estructurade la población general de cada país.

Migración internacional y desarrollo en el Gran Caribe

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recepción inicial de los recién llegados. Lo individual yfamiliar comienza a competir con las fuerzasmacroestructurales.

La emigración resultante de conflictos sociales ypolíticos que han sacudido a países como Cuba,Nicaragua, El Salvador y Guatemala, entre otros,resultado de la lucha por la redistribución general delas riquezas, alcanzó altos niveles en los años 60 y 80,especialmente hacia los Estados Unidos. Con laemigración política de un país pobre a uno rico, losrefugiados encuentran en el nuevo medio, además deseguridad, condiciones de vida superiores. Se asimilan,establecen enclaves étnicos y redes de familia que facilitanla emigración futura de familiares y amigos. Luego,cuando las condiciones esenciales que motivan ese tipode emigración desaparecen, el flujo migratorio continúay se hace irreversible, bien con «nuevos refugiados» ocon «inmigrantes económicos», según los catalogue lapolítica del país receptor.

Por ser países de baja densidad de población engeneral, con economías pequeñas y escasos recursosnaturales en su mayoría, el impacto demográfico yeconómico de la emigración es mayor en el Caribeinsular y Centroamérica, que en otras partes del mundo,tanto desde los efectos de la salida, como del retornotemporal o definitivo, el envío de remesas financieraso la realización de pequeñas inversiones. El reciclajemigratorio es hoy un fenómeno dominante que seconvierte en un modo de vida para muchos de estospaíses. La migración ha tenido y continuará teniendouna creciente influencia política y económica en paísesemisores y receptores de migrantes. Al margen de sucomponente básico de movilidad de fuerza trabajo enel área, la caribeña posee una dimensión sociopolíticaesencial, mayor que en otras regiones.

Las remesas monetarias desde el exterior constituyenhoy en día un factor decisivo en la economía de muchasde estas naciones: representan una de las tres primerasfuentes de entrada de divisas. Países como RepúblicaDominicana, El Salvador, México y Cuba han tomadoimportantes decisiones políticas o económicas internaspara facilitar la entrada de los recursos financierosprovenientes de sus emigrantes.

La nueva dimensión del efecto de la migración sobrelos países emisores no es el asunto de origen y destinode los migrantes y sus consecuencias; es latransnacionalización de la actividad del emigrante conel crecimiento de la interrelación país de origen-comunidad emigrada. El impacto sobre el país emisores doble, primero con la salida de los emigrantes, luegocon su llegada directa o indirecta, remesas financieras,turismo, inversiones, nuevas formas de organizaciónsocial, etc.7

La creciente dependencia de algunas de estaseconomías respecto a las remesas financieras de susemigrantes, así como el proceso de migración deretorno, transforma estructuras económicas y socialesen algunas localidades, y hasta en regiones y países dondeel peso de la comunidad transnacional se multiplica eincide en los destinos económicos, políticos, sociales yculturales de la nación de origen.

El vínculo migración internacional-desarrollo se hacemás fuerte cada día en todo el Caribe, tanto desde laperspectiva de apreciar la falta de desarrollo y ladiferencia de este en relación con otros países, comoen su papel determinante de la emigración, así como lainfluencia que pueden provocar los emigrados sobresus países de origen en las condiciones actuales.

Migración internacional y desarrollo:historia y enfoques

Un análisis integral de la relación migracióninternacional-desarrollo en países emisores deemigrantes, en su sentido histórico y multidimensional,obliga a considerar los últimos quinientos años deldecursar de la humanidad y del desarrollo del capital anivel mundial. Con la conquista y colonización deAmérica y otras zonas de África y Asia, nuevosterritorios entraron en interacción con la economíaeuropea, y el capital logró extenderse como forma deproducción a nivel mundial desde el siglo XVI. Esto esbien conocido. Pero lo importante es que esos nuevosterritorios no solo sirvieron de fuente de metalespreciosos, materias primas en general y mercado paralas manufacturas de la naciente industria europea, sinoque permitieron, además, asimilar todo el excedentede fuerza de trabajo que se originaba en Europa, comoresultado del gradual incremento de la productividady, en especial, de la transformación de la agricultura.Los nuevos territorios no solo fueron fuente de riquezapara las potencias colonizadoras, sino también, a travésde la emigración, un importante factor de equilibriodemográfico para Europa. Los ejércitos coloniales ylos nuevos colonos civiles sirvieron de válvula de escapeeconómica y social a la dinámica del desarrollo en losdiferentes países europeos. Un ejemplo fue laemigración hacia Cuba mediante el ejército español,que permaneció hasta fines del siglo XIX.8

La emigración intercontinental tuvo un papel vitalen el desarrollo económico europeo. Por lo general,esto no se reconoce, pero fue clave en la definitivatransformación de muchos países, que pasaron desociedades rurales a potentes Estados industriales.9 Laemigración sirvió de importante factor de equilibrioen las transformaciones económicas, sociales y

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demográficas durante fines del siglo XIX y principiosdel XX. Se ha documentado la relación entre aquellospaíses europeos10 que tuvieron un desarrollo económicoprimero, sus ritmos de industrialización y sus altosíndices de emigración en el siglo XIX, como por ejemplo,Gran Bretaña.

Hasta hoy, resulta bastante común encontrar que,para muchos, el debate en torno a la relación migracióninternacional-desarrollo se reduce a enfocar la falta dedesarrollo como determinante fundamental delincremento del flujo migratorio, sobre todo a partir delos grandes desniveles que existen en los ingresos y lacalidad de vida de las poblaciones de América Latina yel Caribe respecto a los Estados Unidos y Canadá, parareferirnos solo al hemisferio occidental. En esa relación,el subdesarrollo general de los países latinoamericanos—en particular la falta de empleos, la carencia deservicios sociales elementales, los bajos niveles deingreso, la búsqueda de mejores condiciones de vida,la falta de acceso a la educación y la cultura, lamarginación, la desertificación de los suelos, la carenciade participación y representación política— aparececomo impulsor fundamental de la movilización decientos de miles de personas en busca de nuevasopciones y fronteras territoriales.

Aunque gran parte de los textos que relacionan lamigración internacional y el desarrollo, estánencaminados a la relación con el crecimiento económicoy en particular con el mercado de fuerza de trabajointernacional, tratamos de entender el desarrollo en susentido integral y más amplio, siguiendo una concepciónque abarca calidad de vida, acceso a los servicios,educación, cultura e información, participación políticay conservación del medio ambiente. No obstante,muchas referencias pueden quedar en la relación con elcrecimiento económico de manera formal.

En teoría migratoria, ese enfoque responde, en loesencial, a la perspectiva estructuralista de análisis delvínculo migración internacional-desarrollo, en la que seasume como causa fundamental de la emigración, eldominio de unas regiones sobre otras y el intercambiodesigual entre países centrales y periféricos dentro delsistema capitalista mundial.11

Sin dudas, esa dinámica migración internacional-subdesarrollo es válida, y explica buena parte del asunto.Pero no agota la complejidad de su interrelación, puesno facilita el entendimiento de la multiplicidad de lascausas, motivaciones y aspiraciones de los que decidenabandonar su país en un momento dado, o el porquéde diferentes tipos de emigrantes para diferentes paísesy épocas. No argumenta la existencia de grandes flujosde emigrantes durante procesos de cambios en prodel desarrollo económico en algunos países. Ni tampocoexplica el papel que han tenido los inmigrantes en la

conformación y desarrollo de otros, o el peso que tienehoy el aporte económico de los emigrantes en laeconomía de sus naciones de origen o en el desarrollolocal de determinadas comunidades, a partiresencialmente de las remesas monetarias, el retorno yla migración circular.

En la actualidad, la migración internacional es unproceso complejo, que involucra elementoseconómicos, sociales, políticos, culturales, ambientalesy étnicos, de carácter nacional, binacional e internacional.Este proceso ha actuado y actúa de forma simultáneaal desarrollo y la modernidad de los Estados nacionales,en múltiples direcciones. Todos los procesos de cambioen un país, una región o el mundo, han generadohistóricamente migración interna y externa, de maneravoluntaria o involuntaria, en forma legal oindocumentada, según las regulaciones vigentes entrelos Estados y las políticas aplicadas en torno a lamigración.

La modernidad, en su más amplio sentido, implicala modernización, el progreso y el desarrolloeconómico y tecnológico en particular, y el intelectual,12

y lleva un proceso obligado de cambio y ruptura, demovilización humana y traspaso de fronterasterritoriales, ya sea por la necesidad de capitalizaciónde ese proceso modernizante, como razón del equilibrioentre lo que se destruye y se genera a nivel social o, a lapar, como resultado propio de esa modernizacióntecnológica e intelectual, que facilita u obliga al cambiomental y a la movilidad territorial de algunos individuoso grupos sociales enteros. El cambio mental en losindividuos lleva, en ocasiones, al traslado territorial másallá de las fronteras nacionales, o viceversa. No importala razón de ese traslado: la cuestión es que ocurre. Puedeser de índole económica, política, social, ecológica,personal, intelectual, religiosa, cultural, o consecuenciade varias al mismo tiempo, como sucede en la mayoríade los casos.

En general, las transformaciones que implican lamodernización y el desarrollo, o cualquier cambio social(aunque sea regresivo), obligan a los individuos aajustarse a ellos, a emigrar de territorio o a protagonizarnuevos cambios que equilibren la realidad imperantecon su concepción ideal de la vida. En la realidad vigentehasta hoy, los individuos existen bajo las disposiciones,las normas y sistemas imperantes en cada Estado-territorio, y tienen la necesidad de luchar o reacomodarseante el cambio parcial o radical operado en su lugar deorigen, o al que llegan como inmigrantes.

Sin dudas, la relación entre modernidad, desarrolloy migración, crece en la medida en que se incrementa latradicional internacionalización de la relación capital-trabajo, y la industria, la ciencia y la tecnología, enespecial, el transporte y las comunicaciones, alcanzan

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ritmos cada vez más acelerados de desarrollo. Elconocimiento se hace más universal e interdependiente,y el individuo rebasa cada vez más sus fronteras localesen lo conceptual y territorial, en lo normativo yfuncional. A nivel individual, la migración pudiera serla búsqueda del equilibrio razón-ser (realizable o no)que nos sugiere Alain Touraine como símbolo demodernidad13 y que tan distante está a nivel social.

Separándonos de otros factores que determinanflujos masivos de migración voluntaria o forzada endeterminados países y períodos, podemos afirmar quela migración internacional y el desarrollo interactúan, sepresuponen y se generan al mismo tiempo, ya sea porla expansión del desarrollo o por la falta de este, pordesequilibrio estructural de las economías o porcompensación. Tanto en países receptores, comoemisores de migrantes, no se puede ver una relacióncausal unidireccional en el vínculo migración-desarrollo.La migración puede ser causada por el atraso y elsubdesarrollo en algunos casos; pero, a su vez, puedeser causa de desarrollo para otros países. La migraciónhumana actúa a nivel interno y externo de un país, en lamedida en que las transformaciones socioeconómicasy sus políticas la impulsan de manera consciente o no.La dinámica de las transformaciones particulares decada país, y de la modernidad en general, imponenrequerimientos que, de una u otra forma, se reflejan enlos movimientos migratorios, los que sin dudas tienencada día más fuerza en el mundo.

La profundidad del impacto de la migración sobreel desarrollo en cualquier país, y viceversa, está sujeta adiferentes factores de sus flujos, como cantidad ycaracterísticas de los migrantes, intensidad, distribucióngeográfica, monto de las remesas financieras, retorno,dimensión de la economía nacional y políticas aplicadasrespecto a la migración, y el uso de sus recursos porlos Estados emisores y receptores de migrantes.

Efectos de las migraciones en el desarrollocaribeño

Para el caso de América Latina y el Caribe, laemigración tampoco puede verse como el simplevínculo con el subdesarrollo. Numerosos estudios handemostrado, desde hace años, que el crecimiento delflujo migratorio se expresa tanto en relación conperíodos de expansión económica de muchos de lospaíses emisores de emigrantes (Puerto Rico, México,Colombia, República Dominicana), como conprocesos de estancamiento o retroceso económico,sujetos o no a conflictos políticos (Haití yCentroamérica). A pesar de estos últimos casos, laemigración actúa y actuará siempre como válvula de

escape a conflictos económicos y políticos. Se trata, sinembargo, de no considerar que esta válvula de escapees la solución de los conflictos a largo plazo, o dereducir su análisis a esta función, sino de reconocer queesta emigración ya ha conformado fuertescomunidades en otros países y toma otra dinámica, enrelación no solo con la situación de su país de origen.La relación de la teoría de la válvula de escape con laemigración la retomaremos más adelante con ejemplosprácticos.

Podría suponerse que el crecimiento económico yla industrialización de un país conducen a disminuir elpotencial emigratorio de este. Esta aseveración se basaen el supuesto de que, en la medida en que crezca elProducto Interno Bruto (PIB), aumenten las inversionesy las exportaciones, se reduzca la inflación, se estabilicenla balanza de pagos y la comercial, y la economía, engeneral, muestre síntomas de mejor salud, la poblaciónpodría mejorar su situación, tener más acceso al empleo,mejores ingresos percápita y servicios sociales. Sinembargo, la realidad es que un rápido crecimiento odesarrollo económico implica inevitablemente algunaemigración externa en relación con el nivel de integracióneconómica y cercanía del país emisor y el receptor. Estosaspectos, a su vez, indicarán la mayor o menorimportancia de esa emigración para el desarrollo delpaís emisor y del receptor de migrantes.

El modelo de industrialización intensiva practicadaen Puerto Rico en los últimos cincuenta años promovióun alto índice de inversión de capital extranjero ytecnología avanzada, conjuntamente con el estatuspolítico de Estado Libre Asociado a los Estados Unidosy la transferencia de fondos federales que esto últimoha posibilitado. Este modelo permitió sostenidos ritmosde crecimiento del PIB y del ingreso percápita, confondos para servicios sociales que implicaron un radicalcambio en los estándares de vida de la poblaciónpuertorriqueña, casi similares a los de los EstadosUnidos. Sin embargo, también llevó a profundizar lasdesigualdades sociales y el incremento del desempleo.Mientras una parte de los obreros pasó a ser fuerza detrabajo muy bien pagada, otro grupo quedódesempleado. El incremento de la inversión extranjerano cubría el crecimiento de la población y el declivedel sector agrícola. El desarrollo de Puerto Rico trajouna contradicción endémica interna; a la prosperidadse unió en forma directa el desempleo, el subempleo yel desplazamiento de parte de la población.14

El modelo de desarrollo basado en la exportaciónimplementado en otras economías del Caribe insular,similar al de Puerto Rico, ha traído crecimientoeconómico, pero no ha contenido el flujo emigratorio;antes bien, este ha crecido en la medida en que lasposibilidades lo han permitido para cada grupo

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nacional.15 Como resultado de estas estrategias dedesarrollo, la producción agrícola y la fuerza de trabajoempleada en la agricultura han descendido en la mayoríade los países, mientras el desempleo en la ciudad, asícomo las diferencias sociales, han aumentado. Buenaparte de la población económicamente activa está fueradel mercado laboral o participa de forma marginal.Como se conoce, los países del Caribe insular son losde más alta proporción de emigración hacia los EstadosUnidos, con respecto a su población.

Otro elemento que interviene en el caso de las islascaribeñas es la complementación migratoria entre estaseconomías y la función intermedia de algunas respectoa los Estados Unidos como destinatario final derealización de buena parte de la fuerza de trabajo. Enel proceso de transformación económica de algunospaíses, muchos de sus obreros agrícolas abandonan esetrabajo y van en busca de mejores opciones en lasciudades o directamente al exterior. Esta mano de obraes sustituida por inmigrantes provenientes de economíasmás débiles, quienes, con posterioridad, emigran a laciudad y a los Estados Unidos. En la actualidad, loshaitianos constituyen el 90% de la mano de obra de laindustria azucarera de la República Dominicana y el30% en la recolección cafetalera.16 A la par, los haitianosincrementaron su emigración legal hacia los EstadosUnidos en un 150% en la década de los 80 respecto ala de los 70.17 Simultáneamente, los dominicanosemigran a Puerto Rico y luego a los Estados Unidos.República Dominicana es el país de América Latina yel Caribe que mayor número de inmigrantes haaportado a los Estados Unidos en los últimos veinteaños, con excepción de México, y si sumamosinmigrantes legales y no legales, más sus descendientes,la cifra de dominicanos en ese país para 1995 era casiigual a la de cubanos: alrededor de un millón depersonas.

La emigración desde América Latina y el Caribe enlos últimos cincuenta años —como ocurrió en Europaa fines del siglo XIX y principios del XX— hadesempeñado un papel importante en el cicloeconómico interno y externo de la mayoría de los paísesemisores de emigrantes. Las transformacioneseconómicas internas, en especial en la agricultura y eldesarrollo de la industria, han llevado en diferentesépocas a la emigración hacia las ciudades y al exterior,según el ciclo económico de cada país.

A lo largo del siglo XX, en el Caribe se estimuló laemigración por los gobiernos de muchos países,apoyados en la teoría de la válvula de escape. Accionabael supuesto de que esta ayudaba al desarrollo, al reducirdesempleo y gastos sociales, aliviar tensiones y exportardescontento. Así ha ocurrido en Puerto Rico, RepúblicaDominicana, Jamaica y Trinidad y Tobago, entre otros.

Esta teoría de la válvula de escape como parte de laestrategia de desarrollo en el Caribe, ha sido cuestionadapor autores como Jorge Duany, con el fundamento deque décadas de continuada emigración en la región nohan resuelto los problemas socioeconómicos, sino quelos han acentuado.18 Se señala, además, cómo laemigración no ha constituido una estrategia efectiva dedesarrollo en el Caribe, sino una salida parcial y temporala los problemas de la población, que trae aparejadosotros, como la pérdida de los recursos invertidos eneducación, salud y servicios sociales para la formaciónde esos emigrantes (más cuando se trata de fuerza detrabajo profesional o calificada), el incremento de ladependencia externa, los problemas psicológicos en lapoblación por la ruptura familiar, entre otros.

En las últimas décadas, la articulación económicade países emisores y receptores de emigrantes,impulsada por el llamado fenómeno de laregionalización o la globalización económica —y, enparticular, por el desarrollo de la economía informal ylas redes económicas familiares a nivel transnacional—pone más al descubierto la debilidad de las economíaspobres que se sujetan a las más ricas. En ese sentido, lademanda de fuerza de trabajo de las economíaspoderosas regula, en ocasiones, el flujo migratorio. Elvertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías y suextensión a la producción en las economíasdesarrolladas, está dominando hoy el movimiento másimportante de fuerza de trabajo calificada hacia esospaíses. La regionalización no ha hecho sino acentuar lainterdependencia de las economías: los que llevan laavanzada tecnológica toman lo que necesitan y expulsanel resto.

El modelo neoliberal de crecimiento económico,basado en la liberalización de la circulación de bienes ycapital, un fuerte proceso de privatización y la integraciónde bloques económicos bajo el dominio de lasempresas multinacionales, estimula la migracióninternacional, pero al mismo tiempo la restringe aconsideraciones de orden político, social o ideológico.Esta es una falla estructural del modelo.19 En la mayoríade los tratados o acuerdos de integración regional, lamigración no aparece como objeto de negociación,para impedir la homologación de las condicionessalariales de los trabajadores. Y cuando esto se haintentado, como en el caso del Pacto Andino, ha sidoinviable en la práctica.20

La diferencia en los ingresos, tanto a nivel nacionalcomo respecto a otros países, seguirá actuando comoestimulador primario de la emigración, aunque no seael único factor ni pueda verse en forma aislada; es decir,en relación con el resto de los factores sociales, políticosy sobre todo individuales. Un incremento de los

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ingresos no es efectivo para el decrecimiento de laemigración, o para evitar el éxodo de los talentos.21 Silos mayores ingresos están dados solo a algunossectores de la población, como resultado de los ajustesneoliberales, entonces las desigualdades sociales y losproblemas se multiplicarán, y la emigración crecerá.

Hasta ahora, el análisis se ha detenido, en lofundamental, en los efectos de los modelos dedesarrollo implementados en el Caribe sobre laemigración y el impacto inmediato que puede provocaresta en la economía nacional. En otras palabras, se hacentrado en las causas estructurales que originan los flujosmasivos de emigrantes y las consecuencias directas dela salida al exterior de fuerza de trabajo calificada y nocalificada.

El balance entre costos y beneficios de la emigraciónen el Caribe es complejo en la cuantificación exacta,por la no disponibilidad de datos o la falta de veracidad,en muchos casos, de los existentes, en cuanto avolúmenes de emigración, retorno, remesas, etc.Igualmente, es difícil medir los costos directos eindirectos en educación, salud y otros servicios socialesque llevan consigo los emigrantes como componentesdel valor de su fuerza de trabajo, o el valor agregadoque traen estos trabajadores cuando retornan.22

Impactos económicos: remesas, retornosy transnacionalidad

Otra parte del análisis del impacto de la emigraciónsobre el desarrollo nacional de los países de origen enla cuenca del Caribe, se relaciona con los efectosposteriores que provoca ese flujo migratorio, a partirdel envío de remesas y el retorno parcial o definitivo.

El elemento anterior incrementa considerablementela complejidad de la migración en el Caribecontemporáneo, a partir del impacto multidimensionalde este fenómeno en lo económico, a nivel macro ymicro, en lo territorial, social, político y cultural, por elaccionar de las redes transnacionales de migrantes y elaumento de las relaciones de interdependencia económicaentre Estados emisores y receptores de migrantes.

El análisis previo nos obliga a reconocer la relacióndel todo y la parte en el vínculo entre migracióninternacional y desarrollo en el Caribe, a partir deconsiderar el carácter internacional de la economíacapitalista y la importancia de las unidades locales(Estados, regiones, poblados).23 Igualmente, la especialsituación de la migración en el Caribe y su impactomultidimensional nos conduce a reconocer laimportancia de considerar la diversidad en el área, parapensar en modelos y estrategias de desarrollo.24

El efecto de las remesas financieras y los procesoseconómicos, sociales o políticos, es positivo y negativoal mismo tiempo, como se ha señalado. La balanzasolo se podrá inclinar hacia el lado positivo si la políticalocal y nacional logra maximizar esos recursos en prodel beneficio social. En países como El Salvador,República Dominica o Jamaica, entre otros, las remesasconstituyen un elemento indispensable para elfuncionamiento de sus economías. En la RepúblicaDominicana, son superiores al valor de lasexportaciones de azúcar, representan la tercera partedel valor total de sus exportaciones y el 10% del PIB.25

De igual manera, tienen un fuerte impacto en economíaslocales de diversos estados de México comoMichoacán, Jalisco, Guanajuato, Guerrero y Zacatecas.26

A nivel macroeconómico, las remesas pueden tenerun efecto positivo sobre la balanza de pagos del país,facilitar el incremento del PIB y los niveles de inversiónpequeña y mediana, y estimular el ahorro.27 Pueden seruna respuesta efectiva a las fuerzas del intercambiodesigual y los desniveles salariales. También puedenayudar a la transición de formas del desarrollo omodelos de acumulación;28 y permiten la entradadirecta de divisas al país para su ejecución inmediata, loque beneficia siempre a una economía nacional carentede grandes entradas de moneda dura.

A su vez, incrementan la dependencia externa de laeconomía nacional, la hacen muy vulnerable, al no serestos ingresos resultado de la producción nacional y elcomercio, y propiciar la inflación y la desigualdad social,desestimulando la productividad en el trabajo de losno vinculados a los ingresos provenientes de laemigración. Las remesas se convierten en factorpotencial de inestabilidad económica o política; tambiénpueden conducir al desarrollo distorsionado entreregiones, y entre la ciudad y el campo. En general,esconden el declive económico en el país con una ventajatemporal de pequeña fortuna.29

Por otra parte, es bien conocido que su efecto mayorse presenta a nivel microeconómico, o sea, familiar—en primera instancia—, o local en algunas zonas conaltos índices de emigración. Muchas investigaciones handemostrado que la inmensa mayoría de esos recursosvan al consumo personal y no a la inversión productiva.30

Por ejemplo, en El Salvador, el país centroamericanoque más remesas recibe, según las investigaciones, nohay evidencias claras de que su incremento haya ayudadosignificativamente al desarrollo productivo del país.31

A nivel familiar esta entrada de recursos beneficia elingreso y la calidad de vida de esos núcleos, peroincrementa la desigualdad respecto al resto de las familiasy potencia patrones foráneos de vida y consumo, aportamás beneficios individuales que sociales y hace declinar

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en algunos el interés por la búsqueda de un desarrollopropio, al crear dependencia de un ingreso externo.

Un fuerte flujo de remesas a una localidad, puedecontribuir a incrementar las inversiones en servicios ypequeñas industrias, impulsar determinados programase inversiones de beneficio público y compensar dealguna manera los efectos de la reducción del ingreso yel empleo por los ajustes estructurales, así comocontribuir a la estabilidad financiera. Pero provoca elsurgimiento de élites económicas y políticas locales; laestructura de las familias se transforma con el cambioen el papel de cada miembro de la familia; se creannuevas redes y organizaciones comunitarias; y la culturay la política local pueden ser alteradas desde el exterior.32

La forma de aprovechar los aspectos positivos delas remesas en el desarrollo no se limita a políticasaisladas, dirigidas selectivamente a los emigrantes y losreceptores de divisas. Las remesas deben ser encauzadasen estrategias más amplias para promover y financiarel desarrollo equitativo. Ello implica incorporar losrecursos de los emigrantes a los programas dedesarrollo existentes para que así se beneficien lasfamilias más pobres.33

Por su parte, el retorno de emigrantes, unido al envíode remesas, transforma las instituciones sociales,económicas, políticas y culturales de los países o regionesdonde este fenómeno es fuerte, como en RepúblicaDominicana y El Salvador, y zonas específicas deMéxico. Determinadas regiones de la RepúblicaDominicana han cambiado su estructura productiva ypasado a ser sociedades de servicios, dependientes dela emigración. Muchos de los retornados inviertencapital y sacan provecho de las destrezas productivasadquiridas en el exterior. Esto ayuda a la economía yestimula, al mismo tiempo, la emigración.34

El aumento de la transnacionalización de laemigración no disminuye el control del Estado y de lasfuerzas del capital internacional sobre los emigrantes.Lo que está ocurriendo es un proceso de reacomodode fuerzas. La transnacionalización, además de ser partede la expansión empresarial del capital, llega ahora a laactividad de los individuos, a la hora de realizar su fuerzade trabajo en el mercado internacional. El Estado pasaa tener algunas funciones extraterritoriales, al intentarcontrolar las transferencias económicas de losemigrantes y el capital político que estos representan,para defender los intereses nacionales en el exterior ocomo fuerza política interna.35

Conclusiones

De acuerdo con nuestro análisis respecto a larelación migración-desarrollo en el Caribe, quedan

claros varios hallazgos. Primero, los procesos dedesarrollo parcial y de crecimiento económico en laregión no han resuelto los problemas económicos ysociales de subsistencia y existencia de buena parte dela población, y no han desestimulado la emigraciónmasiva. Segundo, durante décadas la emigraciónmasiva como parte de la estrategia de desarrollotampoco ha resuelto los problemas de este. Tercero,el efecto de la emigración sobre el desarrollo tieneelementos positivos y negativos, en especial respectoal impacto de las remesas financieras y la actividadeconómica de la emigración de retorno. Cuarto, loscambios estructurales de la economía de la regiónpueden influir en el flujo emigratorio, pero no lo vana frenar. La emigración está sujeta hoy a un conjuntode factores de acumulación causal que hacen que semantenga en el futuro, al margen de los cambios,cualesquiera que sean. Quinto, para mitigar los efectosnegativos de la migración y potenciar los positivos,hay que implementar políticas dirigidas a disminuirlagradualmente con un vínculo efectivo entre elcrecimiento económico, la distribución equitativa y lamigración. Sexto, las políticas estatales de integraciónregional deben contener este aspecto como parte delos problemas que coordinar, y deben unificarestrategias migratorias frente a la política de los paísescentrales y los organismos financieros internacionales.

Todas las políticas establecidas para cortar losflujos de migrantes —fundamentalmente deindocumentados—, pueden ser efectivas solo en elcorto plazo; las presiones migratorias van relacionadascon la dinámica de los países emisores y receptores.Solo cambios estructurales en los modeloseconómicos de acumulación y en la política social,que tengan en cuenta la acción transnacional de lascomunidades de emigrantes, podrán modificar lamigración hacia sus formas más constructivas en ellargo plazo.

Los beneficios de la emigración para el desarrollode los países emisores existen, pero los mecanismospara su aprovechamiento y para amortiguar los efectosnegativos que inevitablemente trae este fenómenosocioeconómico, resultan poco efectivos. Nuestrospaíses, de manera general, deben buscar políticas quepermitan movilizar los recursos de la diáspora yponerlos en función del desarrollo nacional, comoúnica fórmula de fomentar su capital humano, en vezde perderlo.

Es necesario establecer mecanismos decooperación regional que faciliten la informaciónmigratoria, los análisis y la evaluación de políticas, afin de poder coordinar políticas concertadas quealivien los principales problemas negativos delfenómeno migratorio.

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Notas

1. En el Gran Caribe incluimos todos los países con costas en el marCaribe, es decir, las islas más México, Centroamérica, Colombia,Venezuela y Guyana.

2. Anthony Maingot, «Todos los caminos llevan al Norte: crisiseconómica y migraciones en el Caribe», en Andrés Serbin y JosephTulchin, comp., El Caribe y Cuba en la posguerra fría, InstitutoVenezolano de Estudios Sociales y Políticos (INVESP), EditorialNueva Sociedad, Caracas, 1994, pp. 263.

3. U.S Bureau of the Census, 1990 Census of Population and HousingSummary, Tape File 1A, 1C y 3A, Washington DC, 1991; U.S.Bureau of the Census, 1990 Census of Population and Housing, CPH-L-150, Selected Characteristics by Hispanic Origin, U.S. GovernmentPrinting Office, Washington DC, 1993; Robert A. Pastor, «Migrationand Development: Implications and Recommendations for Policy»,en Sergio Díaz-Briquets y Sidney Weintraub, eds., Determinants ofEmigration from Mexico, Central America and the Caribbean, WestviewPress, Boulder, 1991, p. 301.

4. Jorge Duany, «Más allá de la válvula de escape. Tendencias recientesen la migración caribeña», Nueva Sociedad, Caracas, n. 127, 1993,pp. 85-86; Barry B. Levine, ed., The Caribbean Exodus, Praeger,Nueva York, 1987.

5. Alejandro Portes, «Unauthorized Immigration and ImmigrationReform: Present Trends and Prospects», en Sergio Díaz-Briquets ySidney Weintraub, eds., ob. cit., pp. 75-98.

6. Susan Forbes, «Development and Politically GeneratedMigration», en Sergio Díaz-Briquets y Sidney Weintraub, eds., ob.cit., pp. 215-40.

7. Mario Lungo, «Migración internacional y desarrollo. Unacambiante relación multidimensional», en Migración internacional ydesarrollo, t. I, Fundación Nacional para el Desarrollo, San Salvador,1997, pp. 17-40; Alejandro Portes, «Comunidades transnacionales:su surgimiento e importancia en el sistema mundial contemporáneo»,Temas, n. 5, La Habana, enero-marzo de 1996, pp. 109-121.

8. Manuel R. Moreno Fraginals y José J. Moreno Masó, Guerra,migración y muerte. (El ejército español en Cuba como vía migratoria),Ediciones Jucar, Madrid, 1993.

9. Douglas S. Massey, «Economic Development and InternationalMigration in Comparative Perspective», en Sergio Díaz-Briquets ySidney Weintraub, eds., ob. cit., p. 15.

10. Ibídem, pp. 17-9.

11. Alejandro Portes, «Migration and Underdevelopment», Politicsand Society, n. 8, 1978, pp. 1-48; Jorge Duany, «Hacia un marcoteórico de la emigración caribeña», El Caribe contemporáneo, n. 21,1990, pp. 66.

12. Alain Touraine, Crítica a la modernidad, Ediciones Temas deHoy, 1993, pp. 9-14.

13. Ibídem.

14. Luis M. Falcón, «Migration and Development: The case ofPuerto Rico», en Sergio Díaz-Briquets y Sidney Weintraub, eds.,ob. cit., p. 178.

15. Anthony Maingot, ob. cit.

16. Ibídem, p. 265.

17. U.S. Immigration and Naturalization Service, ob. cit.

18. Jorge Duany, «Más allá de la válvula de escape...», ob. cit.,pp. 97-9.

19. Mario Lungo, ob. cit., p. 35.

20. Ana María Aragonés y Juan Manuel Sandoval, Integracióneconómica regional y transnacionalización de la fuerza laboral migratoria enel contexto de la «globalización», México, (mimeo), 1996, pp. 7-8.

21. Peter Gregory, «The determinants of International Migrationand Policy Option for Influencing the Size of Population», enSergio Díaz-Briquets y Sidney Weintraub, eds., ob. cit., pp. 49-74.

22. Robert A. Pastor, ob. cit., pp. 302-3.

23. Véase Jaime Osorio, «La construcción (o desconstrucción) deAmérica Latina como problema teórico», Mitos y Realidades enAmérica Latina Hoy, n. 8, primavera de 1997, pp. 297-318.

24. Véase Gert Rosenthal, «La evolución de las ideas y las políticaspara el desarrollo», Revista CEPAL, n. 60, diciembre de 1996,pp. 7-20.

25. Howard J. Wiarda, «The Economic Effects of Emigration: TheDominican Republic», en Beth J. Asch, ed., Emigration and Its Effectson the Sending Country, Center for Research on Immigration Policy,RAND, Santa Mónica, 1994, pp. 153-84.

26. Fernando Lozano Ascencio, Bringing It Back Home.Remittances to Mexico from Migrant Workers in the United States,Monograph Series, n. 37, Center for U.S.-Mexican Studies,University of California, San Diego, 1993; Rodolfo Tuirán, coord.,Migración México-Estados Unidos. Presente y futuro, ConsejoNacional de Población (CONAPO), México, D.F., 2000.

27. Lilian Autler, «Una potencial alianza para el desarrollo. Remesasy movimiento cooperativo en El Salvador», en Migración internacionaly desarrollo, ob. cit., p. 97.

28. Charles B. Keely y Bao Nga Tran, «Remittances From LaborMigration: Evaluations, Performance and Implications», InternationalMigration Review, a. 23, n. 1, 1989, pp. 500-525.

29. Ibídem.

30. Beth J. Asch, ed., ob. cit.

31. Mario Lungo, ob. cit.

32. Mario Lungo, Katherine Eekhoff y Sonia Baires, «Migracióninternacional y desarrollo local. El caso de Santa Elena Usulután,en El Salvador», en Migración internacional y desarrollo, ob. cit., 1997,p. 50.

33. Lilian Autler, ob. cit., p. 138; Katherine Eekhoff, «Lasasociaciones salvadoreñas en Los Angeles y su rol para el desarrollonacional», en Migración internacional y desarrollo, ob. cit., 1997, p. 9.

34. Jorge Duany, «Más allá de la válvula de escape...», ob. cit.;Howard J. Wiarda, ob. cit.

35. Luis Guarnizo, «El surgimiento de formaciones socialestransnacionales. Las respuestas de los Estados mexicano ydominicano a la migración transnacional», en Migración internacionaly desarrollo, ob. cit., pp. 210-203.

Juan Manuel Sandoval Palacios

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no. 26: 24-38, La Habana, julio-septiembre de 2001.

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Con el fin de la Guerra fría —por el desplome ydesarticulación del bloque soviético a fines de los

años 80 y principios de los 90—, los Estados Unidoshan venido impulsando una serie de estrategias paraestablecer completamente su dominio hegemónico enel llamado Nuevo orden mundial. El liderazgoestadounidense al frente de este nuevo orden,correspondiente al período de la Posguerra fría, parecehaberse logrado al fín. Y, con ello, quizá se repita elfenómeno ocurrido al terminar la Segunda guerramundial, pero con un futuro aún más incierto para laUnión Americana en esta nueva fase de acumulacióncapitalista, denominada eufemísticamente«globalización», dentro de un mundo más complejo ycambiante, y frente a competidores económicos muypoderosos.

Una de las estrategias desarrolladas por el gobiernoestadounidense para avanzar en el afianzamiento desus intereses geoeconómicos a nivel regional, en su afánpor globalizar estos intereses, fue concretada durantela llamada Cumbre de Las Américas, realizada enMiami, en diciembre de 1994. Los treinta y tres jefes

de Estado aceptaron unánimemente la propuesta hechapor William Clinton de crear un Área de LibreComercio de las Américas (ALCA) para el año 2005.1

Durante la última década, el desarrollo económicode la Unión Americana ha sido constante,2 en contrastecon la Comunidad Europea y la CooperaciónEconómica del Pacífico Asiático (APEC, por sus siglasen inglés) —de la cual muchos países han sufridorecientemente un fuerte colapso financiero—, lo queles permitió a los Estados Unidos arrogarse el liderazgomundial durante la Vigésimotercera reunión Cumbredel Grupo de los siete países más industrializados delmundo (G-7), realizada los días 21 y 22 de junio de1997, en Denver, Colorado, donde se definieron laspolíticas que regirán el Nuevo orden mundial bajo lahegemonía de ese país. Esta nación se consolida asícomo la mayor potencia del mundo, debido al escenarioeconómico de bonanza que ha alcanzado en estadécada.3

A propuesta de los Estados Unidos, en lamencionada Cumbre de Denver, los líderes del G-7 yRusia (algunos analistas lo llaman ya el G-8), estos secomprometieron a combatir la inmigración ilegal [sic]

Investigador. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.

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La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos en México y Centroamérica

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en sus fronteras, y a intercambiar tecnología einformación de inteligencia para luchar contra esefenómeno.

El párrafo dedicado a la inmigraciónindocumentada se incluyó en el capítulo «Delincuenciatransnacional organizada», del Informe de los Ministrosde Relaciones Exteriores de este grupo. El compromisofue anunciado por la secretaria de Estado, MadeleineAlbright, la víspera del cierre de la Cumbre. Estepárrafo apunta que:

Para contrarrestar el tráfico ilegal de personas a lo largo denuestras fronteras, nos comprometemos a asegurar quenuestras leyes y acciones apunten hacia las organizacionescriminales organizadas. Nuestros expertos han desarrolladopuntos centralizados de contacto para un intercambio másinmediato y efectivo de información de personas queoperen redes de tráfico de ilegales y de cómo operan esasredes.4

Los Estados Unidos, Alemania, Italia y Francia sonlas naciones de este grupo que más problemas tienencon la inmigración, mientras que para Canadá, Japón,Reino Unido y Rusia, la situación no es tan grave.

Esta es la primera vez en los veintitrés años dehistoria del G-7 (al que se ha sumado Rusia) en que seincluye en alguna de sus declaraciones finales unareferencia a la inmigración indocumentada, y aunqueestá matizada, constituye un paso en materia deconcertación política mundial. En la cumbre de 1991,los líderes de este grupo solo se refirieron a la migraciónen términos muy generales, cuando declararon que

la migración [internacional] ha hecho y puede hacer unavaliosa contribución al desarrollo económico y social [yque] existe una creciente preocupación acerca de las presionesmigratorias en todo el mundo, las cuales se deben a unavariedad de factores políticos, sociales y económicos.5

Como pasos previos para impulsar laglobalización de estas políticas, la Unión Americanahabía venido impulsando algunas estrategias pararegular la migración (particularmente laindocumentada) en su ámbito geográfico inmediato,en especial mediante dos mecanismos que se hanestado desarrollando rápidamente y que han sentadolas bases para hacerlo a nivel continental a través deun tercer mecanismo:a) Las nuevas leyes estadounidenses sobre inmigración

(que criminalizan a los inmigrantes indocumentados,pero también a los legales) y contra el terrorismo—aprobadas por el Congreso de ese país enseptiembre y abril de 1996, respectivamente. Aquíse establecen algunas medidas que regionalizan, dehecho, tales políticas —como por ejemplo, elcombate al tráfico de indocumentados y elestablecimiento de «estaciones de preinspección» en

diez aeropuertos de países de los cuales parten elmayor número de extranjeros inadmisibles hacia losEstados Unidos.6

b) La Conferencia Regional de Migración, celebradaen Puebla, México, en marzo de 1996. Los diezpaíses que conforman las áreas de Norte yCentroamérica acordaron tomar medidas paracontrolar los flujos de migrantes indocumentadosextrarregionales, combatiendo para ello a lasorganizaciones criminales que trafican con losindocumentados.7 Esta Conferencia se ha realizadoya en otras cuatro ocasiones en Panamá (1997),Ottawa, Canadá (1998), San Salvador, El Salvador(1999) y Washington D.C., Estados Unidos (2000) ySan José de Costa Rica (2001).

c) La Segunda Cumbre de las Américas, realizada enel mes de abril de 1998, en Santiago de Chile. LosJefes de Estado y de Gobierno de todo el continente(con excepción de Cuba) incorporaron en suDeclaración y en el Plan de Acción el problemamigratorio, haciendo énfasis en el derecho soberanode cada Estado a formular y aplicar su propiomarco jurídico y políticas migratorias. Y a estableceracuerdos bilaterales o multilaterales, pero de carácterlimitado.8 Estas políticas y acuerdos, sin embargo,estarán constreñidos por las medidas tomadas enlos mecanismos mencionados en los dos puntosanteriores.

En el proceso de transnacionalización del modeloeconómico neoliberal, las élites tecnócratas queactualmente detentan el poder en América Latina—que asumen como propio dicho modelo y del queson los representantes a nivel local—, también están deacuerdo en impulsar medidas similares o «made inUSA» respecto a la problemática migratoria. Y elgobierno mexicano es el que más ha colaborado paraello, al apostar —junto con el estadounidense— a quela solución al problema migratorio se dará, a largo plazo,por los beneficios del Tratado de Libre Comercio deAmérica del Norte (TLCAN). De hecho, esta cuestiónfue aceptada tácitamente desde antes de iniciarse lasnegociaciones del tratado, según se verá más adelante,y con ello se establecieron las bases para dejar fuera ladimensión migratoria como parte de tratados deintegración económica y comercial en el nivel continental.Con ello se expone a los trabajadores emigrados deestos países a sufrir las consecuencias de las políticasestadounidenses, que buscan regular y controlar losflujos y los mercados laborales, y que soninstrumentadas de manera unilateral por los EstadosUnidos con la colaboración de otros.

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Pero estos procesos de integración regional yglobalización económica, que a su vez provocan unaregionalización y globalización del fenómenomigratorio, de acuerdo con las necesidades deacumulación del capital —por lo que la migración detrabajadores adquiere la forma de un mercado mundialde fuerza de trabajo, un verdadero ejercito industrialde reserva que puede ser reclutado en cualquier partedel mundo, de manera selectiva9—, también tendráncomo consecuencia la regionalización y globalizaciónde las luchas por defender los derechos plenos de lostrabajadores migrantes, llevadas a cabo por diversasorganizaciones sociales y políticas.

La migración laboral México-EstadosUnidos y el TLCAN

Uno de los grandes ausentes del TLCAN es lamigración laboral a los Estados Unidos, dígase laindocumentada o aun la legal, a las cuales se les trata deponer cada vez más trabas por medio de leyesrestrictivas (como las aprobadas en 1996 por elCongreso estadounidense). Y su ausencia responde aun acuerdo tácito establecido entre ambos gobiernosdesde antes de la negociación del TLCAN, para noreglamentar dicha migración bajo el supuesto de que ellibre comercio será la solución a largo plazo.

El punto de partida donde se establece este falsopuente —y, por ende, la complicidad entre ambosgobiernos— es el año de 1986, cuando se aprueba elActa de Reformas y Control a la Inmigración (IRCA-1986), mejor conocida como Ley Simpson-Rodino.Esta incluyó un mandato para que el Congresoestadounidense creara la Comisión para el Estudio dela Migración Internacional y el Desarollo EconómicoCooperativo. La Sección 601 del Acta, Ley Pública99-603, del 6 de noviembre de 1986, o Ley Simpson-Rodino, dice:

La Comisión, en consulta con los gobiernos de México yotros países expulsores de mano de obra en el hemisferiooccidental, examinarán las condiciones que contribuyan,en México y los otros países mencionados, a la inmigraciónno autorizada a los Estados Unidos y [deberá explorar]programas de inversión y comercio recíproco mutuamentebeneficiosos para aliviar tales condiciones.10

La Comisión fue instaurada, pues, para informar alPresidente y al Congreso de los Estados Unidos sobrelos programas necesarios para aliviar dichas condiciones.Sus doce miembros fueron nombrados por elCongreso con representantes de este, del gobiernofederal y de los estatales —se entiende que de lasentidades con mayor inmigración—, de la academia ydel sector privado; y llevó a cabo, entre los años de

1988 y 1990, una serie de audiencias públicas en lascuales presentaron testimonio decenas de funcionariosde gobierno, académicos, religiosos, activistas de losderechos humanos de los inmigrantes y refugiados,líderes comunitarios, y otros. Al mismo tiempo, seefectuaron diversas investigaciones por parte deespecialistas de los Estados Unidos, México,Centroamérica y el Caribe, enfocadas a responder ados asuntos planteados como objetivos de la comisión:a) las condiciones que contribuyeron a la migración noautorizada de países del hemisferio occidental a losEstados Unidos; y b) las iniciativas de desarrolloeconómico que podrían ser tomadas cooperativamentepara aliviar las presiones que causa la emigración en lospaíses expulsores.11

En México, esta Comisión trabajó muyestrechamente con el Consejo Nacional de Población(CONAPO) —una entidad intersecretarial—, designadopor el entonces presidente Miguel de la Madrid paraser la contraparte oficial.

La selección de investigadores calificados fuedecidida en consulta con CONAPO y el gobierno deZacatecas (1992).12 La Comisión también trabajóestrechamente con El Colegio de México en el diseñode los estudios llevados a cabo por académicosmexicanos. Otros estudios sobre el país se realizaronen cooperación con centros de investigación de lasUniversidades de Texas en Austin, y de California enSan Diego, dirigidos por Sidney Weintraub y WayneCornelius, respectivamente.

La Comisión Ascencio, como también se le conoce,presentó su informe en 1990. Aquí se establecen algunasrecomendaciones que, según su presidente, fueron bienrecibidas por los gobiernos de los países involucrados.Las conclusiones enuncian:

1. Aunque hay otros factores importantes, la búsqueda deoportunidades económicas es la motivación primaria de lamayor parte de la migración no autorizada a los EstadosUnidos.2. Mientras que el crecimiento económico para la creaciónde empleos es la solución última para reducir estas tasasmigratorias, el proceso de desarrollo económico mismotiende a estimular la emigración, a corto y mediano plazos,al crear expectativas y facilitar la capacidad de la gente paraemigrar. El desarrollo y la disponibilidad de nuevos ymejores trabajos en su país, sin embargo, es la única manerapara disminuir las presiones migratorias, con el tiempo.13

La Comisión, apunta el informe, «está convencidade que un amplio comercio entre los países expulsoresde mano de obra y los Estados Unidos es, a largoplazo, el remedio más importante para solucionar elproblema que le fue mandado analizar». Para ella, lasconsecuencias de la migración no deben anularnecesariamente otras consideraciones en la formulaciónde políticas, pero deben recibir atención explícita.

La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos en México y Centroamérica

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Sus recomendaciones se refieren fundamentalmentea «impulsar una mayor integración económica de lospaises expulsores a los Estados Unidos a través deacuerdos de libre comercio». Entre las recomendacionesespecíficas se destacan las siguientes:

! Los Estados Unidos deberían acelerar el desarrollode un área de libre comercio México-EstadosUnidos, y alentar la incorporación de Canadá a unárea de libre comercio norteamericana.

! Los Estados Unidos deberían examinar el efectodel libre comercio norteamericano sobre el comerciode otros países del hemisferio occidental, paraminimizar cualquier daño. También deberían apoyarun comercio libre más amplio dentro del hemisferio,pero deberían permitir que la iniciativa viniera delos países interesados.

! Los Estados Unidos deberían apoyar las peticionesde fondos a las instituciones financierasinternacionales para el mejoramiento deinfraestructura en regiones del interior de Méxicocapaces de albergar actividades de maquiladoras.

! Los países expulsores de emigrantes deberíanfomentar la modernización tecnológica fortaleciendoy asegurando la protección de la propiedadintelectual, y removiendo los impedimentosexistentes para la inversión.

! Las instituciones financieras internacionales deberíandar prioridad a los proyectos de desarrollo queenfoquen el crecimiento descentralizado de lasregiones más pobres de México.

! Si se concluye un acuerdo de libre comercio México-Estados Unidos, o se desarrolla un acuerdo de librecomercio norteamericano, la cuestión de la estructuradebería ser considerada en las negociaciones y serparte del acuerdo.Al año siguiente, 1991, comenzaron las pláticas sobre

el TLCAN entre los Estados Unidos y México, a lascuales se sumó, de manera inmediata, Canadá.

En esta perspectiva, resulta claro que al asumir—como lo sostiene el informe mencionado— que elasunto migratorio es fundamentalmente económico, yapostarle todo al TLCAN como única solución a esteproblema —entre muchos otros—, el gobierno deCarlos Salinas aceptó tácitamente las reglas del juegoimpuestas unilateralmente por los Estados Unidos enlo referido a la migración. Ambos gobiernosconsideraban que la liberalización económica ycomercial de México fijaría, a largo plazo, la mano deobra emigrada en su propio territorio. Además se lerequeriría, para ser contratada, de ser ciertas las grandesinversiones que supuestamente fluirían una vez que

entrara en vigor el TLCAN, y se prevé —como tambiénlo apunta el informe— que se canalizarían en laimplantación de maquiladoras en regiones del interiorde México.

Se observa con claridad cómo el manejo de laproblemática migratoria por parte de los dos gobiernosse apegó estrechamente a las recomendaciones de laComisión Ascencio, la cual, sin embargo, no proponíasoluciones a corto y mediano plazos, dejando a losinmigrantes indocumentados expuestos a la xenofobia,la discriminación y la violencia que se ejerce en todassus formas a lo largo de la frontera entre México y losEstados Unidos.

Aun a largo plazo no se preveía que la migraciónhacia los Estados Unidos vaya a dejar de fluir, inclusosi no hubiera un excedente de la fuerza laboral paraentonces, debido «al juego de factores económicos deexpulsión-atracción», como lo sostuviera hace algunosaños Sidney Weintraub, uno de los principalespromotores e ideólogos del TLCAN y de lavinculación a este del fenómeno migratorio.14

Debemos considerar que dentro de este «juego defactores de atracción-expulsión», la economíaestadounidense dependería para su crecimiento en laspróximas décadas, de la fuerza laboral de las minoríasraciales y étnico-nacionales (afroamericanos, chicano-latinos, asiáticos), mujeres e inmigrantes, por cuestionesfundamentalmente demográficas —el envejecimientode la población estadounidense en general y de losangloamericanos en particular—, sobre todo si estosinmigrantes tienen un perfil de mayor calificación.15

Por ello, el gobierno mexicano no intentó negociarningún acuerdo laboral a corto y mediano plazos conlos Estados Unidos sobre trabajadores inmigrantes. NiSalinas de Gortari, ni Zedillo —quien continuó talespolíticas— impulsaron medidas más drásticas para exigirel fin de la violencia contra los inmigrantes mexicanos,particularmente a lo largo de la frontera común, que seha venido militarizando aún más para tratar,supuestamente, de detener la inmigraciónindocumentada.16 Las notas y reclamos diplomáticosal gobierno estadounidense, las peticiones oficiales a laONU y a la Corte Interamericana de DerechosHumanos de la OEA para que analicen la violencia encontra de los indocumentados en la frontera, así comolas limitadas medidas de protección a los mexicanosen los Estados Unidos, instrumentadas por las oficinasconsulares en esa nación, no han sido ni serán suficientespara detener tal violencia y violación de los derechosde los mexicanos.17

A fines del régimen de Zedillo se iniciaronnegociaciones —de forma secreta, aunque luego fueronpuestas en evidencia durante una presentación de laCanciller Rosario Green al Congreso— para un acuerdo

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sobre migración laboral, el cual fue retomado porVicente Fox al tomar este la presidencia a fines de 2000.Como analizaremos más adelante, es parte de losesfuerzos realizados por los gobiernos estadounidensey mexicano para regular los mercados laborales demano de obra migratoria en América del Norte yCentroamérica.

Las nuevas leyes estadounidensesde inmigración, contra el terrorismoy de reformas al sistema de bienestar

La base para avanzar en la regulación de los flujosmigratorios en el continente, regionalizando las políticasestadounidenes de inmigración y otras, está dada en laslegislaciones que al respecto ha impulsado ese país apartir de 1996. Se trata de un problema relacionadocon la reconstitución misma de la nación. Desde elpunto de vista geoeconómico, por la necesidad decontar con una mano de obra calificada y de bajo costoen cualquier parte del hemisferio occidental, para podermantener los niveles de competitividad —en términosde productividad, calidad y eficiencia—, frente a losotros bloques geoeconómicos imperiales de Europa yAsia dentro de la lucha que sostienen por hegemonizarlos mercados mundiales. Y en el aspecto político-ideológico, por el debate —impulsado principalmentepor fuerzas reaccionarias— sobre la necesidad deconstruir un nuevo proyecto nacional, o reconstruir lanación, excluyendo a los nuevos inmigrantes, sobre todoa los de origen latinoamericano (la mayoría de los cualesproviene de México) y asiático.18

En este marco, desde la década de los 80, las políticasestadounidenses sobre inmigración han intentado, portodos los medios posibles, una disminución y un mayorcontrol de la fuerza laboral indocumentada ydescalificada, al mantener su flujo al mínimo necesariopara ciertos sectores productivos, y elevar, al mismotiempo, la calificación de los inmigrantes con ciertotiempo de residencia en los Estados Unidos (LeySimpson-Rodino o IRCA-1986); modificar el perfil delinmigrante por uno de mayor calificación y depreferencia europeo (Ley de Inmigración Bush, 1990);y criminalizar la inmigración indocumentada para hacerlamás vulnerable y explotable, así como reducir losbeneficios de los inmigrantes legales para abaratar sufuerza laboral (Ley de Reforma a la Inmigración Ilegaly la Responsabilidad de los Inmigrantes, o IIRAIRA,1996; y Ley de Responsabilidad Personal yReconciliación de Oportunidades de Trabajo, 1996).19

Además, enfocando a los inmigrantes —en especial alos indocumentados—, como los chivos expiatorios,al culparlos de estar vinculados con todos los males de

esa nación, incluidos el narcotráfico y el terrorismo,como lo supone la actual Ley de Inmigración y la Leyde Sentencia de Muerte Efectiva y Antiterrorismo,aprobadas por el Congreso en 1996; aunque ya en 1986,el Procurador General del gobierno de Reagan, EdwinMeese III, se refería a la existencia de un vínculo entremigración indocumentada y narcotráfico.

Estos inmigrantes han sido utilizados como banderapor muchos políticos republicanos y demócratas paraelegirse o relegirse en diversos puestos, que van desdelas legislaturas locales hasta la presidencia de la República,pasando por las gubernaturas y el Congreso federal.Los grupos nativistas, racistas y supremacistasconsideran a los inmigrantes «de color» (latinos yasiáticos, pero en particular a los mexicanos) comoexcluibles de la nación estadounidense, y sobre ellosenfocan su chauvinismo y xenofobia, conmanifestaciones que no escapan a la violencia, sobretodo en la región fronteriza con México.

Las cifras dan cuenta de ello, cada vez con mayordramatismo. Según el Servicio de Inmigración yNaturalización (SIN), cada año se incrementa el númerode deportados. Y aunque se trata, en su mayoría, decampesinos y trabajadores rurales o urbanos, un buennúmero son profesionales que cruzan la frontera, cadavez en mayor cantidad. Las muertes en el intentotambién van en aumento.

Estos incrementos de detenciones-deportacionesvejaciones y muertes, se deben a las medidas adoptadaspor el gobierno estadounidense en los últimos añoscon el aumento de la militarización —una verdadera«guerra de baja intensidad»20— en la frontera entreambas naciones que incluye, entre otras cosas, lasllamadas Operaciones Bloqueo (El Paso, Texas),Guardián (San Ysidro, California), Salvaguarda(Nogales, Arizona), Ferrocarril (suroeste de los EstadosUnidos). Ellas implican una mayor vigilancia con másagentes de la Patrulla Fronteriza, equipos de cómputo,helicópteros, lentes infrarrojos, etc.

A partir del 1° de abril de 1997, estas medidas seincrementarían debido a la entrada en vigor de la nuevaley sobre migración. Entre las propuestas de esa Leyestán las siguientes:21

! A partir de abril de 1997 y hasta el año 2001, laPatrulla Fronteriza aumentaría anualmente en 1 000nuevos agentes (hasta sumar 4 000), además de 300nuevos elementos de apoyo en laboresadministrativas.

! La ley IIRIRA autorizó un presupuesto de 12millones de dólares para la instalación de nuevasbardas fronterizas.

! El Procurador General queda autorizado paraadquirir equipos de vigilancia como avionetas,

La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos en México y Centroamérica

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helicópteros, vehículos de doble tracción, aparatosde visión nocturna y sensores.

! El Procurador General de los Estados Unidos tuvode plazo hasta el 31 de octubre de 1998 para poneren funcionamiento cinco «estaciones depreinspección», en igual número de aeropuertosextranjeros de los que parten el mayor número deextranjeros inadmisibles hacia ese país. Y hacer lomismo, a partir del 31 de octubre del año 2000, conotros cinco aeropuertos extranjeros.

! Se autorizó un aumento de 300 nuevos inspectoresen cada uno de los tres años fiscales (1997, 1998 y1999) para dedicarse a la investigación del tráfico deindocumentados y de las empresas o patrones queocupan a estos trabajadores.

! El fraude o mal uso que se haga con documentosoficiales se castigará con penas de cinco a quinceaños de cárcel. La pena se aumentará hasta veinteaños si el hecho se relaciona con tráfico de drogas.

! En el caso de un flujo masivo de extranjeros hacialas costas de los Estados Unidos o las fronterasterrestres, el Procurador General podrá autorizar aoficiales de policía locales o estatales a desempeñarfunciones de oficiales de inmigración.

! El Procurador General y el Secretario de Defensadeberán organizar uno o más programas pilotospara determinar la viabilidad de bases militares comocentros de detención.En relación con la Ley antiterrorista firmada en abril

de 1996,22 esta expande en gran medida el poder delFBI para monitorear e investigar las actividades deindividuos y organizaciones estadounidenses y a los nociudadanos. Bajo esta ley, el Secretario de Estado puededeclarar a cualquier organización extranjera como«organización terrorista», basado en la determinaciónde que el grupo «amenaza la seguridad nacional de losEstados Unidos». El gobierno no está obligado arevelar evidencia para justificar su análisis. Similarmente,los no ciudadanos acusados de terrorismo pueden serdeportados sobre la base de evidencias que nuncapodrán ver.

Esta ley autoriza la deportación inmediata depersonas que entran a los Estados Unidos sin inspeccióno que buscan entrar sin los documentos apropiados.También constituye una amenaza para las comunidadesde color, al extender dramáticamente la autoridad delos policías locales para hacer arrestos por violacionesa leyes de inmigración. Con la aprobación de unaautoridad local o estatal, el Congreso autoriza a la policíalocal a arrestar y detener personas indocumentadas enlos Estados Unidos y que han sido convictas previamentepor algún delito. Los oficiales locales o estatales debenobtener confirmación apropiada del SIN acerca delestatuto de tales individuos, que pueden permanecerdetenidos hasta tanto el SIN pueda ponerlos en custodiafederal con propósito de deportación.

Por su parte, la Ley de reformas sociales (1996)elimina una serie de medidas y programas en perjuiciode personas de bajos recursos, entre las cuales seencuentran muchos inmigrantes legales, sobre quienesrecaerá el 44% de los recortes de tales programas.23

Estas nuevas leyes no solo criminalizan a losinmigrantes —con tal de bajar los costos del valor desu fuerza laboral—, sino también buscan excluir a unabuena cantidad a partir de su deportación de territorioestadounidense o aun mediante los mecanismos de«preinspección» en los lugares de origen de los migrantes.Establece no solo una selección de la mano de obranecesaria, sino también —como ya se ha mencionado—regionaliza las políticas migratorias de los EstadosUnidos, principalmente en el hemisferio occidental, dedonde emigran la mayor cantidad de personas. Serefrendan así los lineamientos a seguir dentro del áreageográfica contigua (México y Centroamérica), perotambién del proyecto de integración económicacontinental (ALCA), al que fluirían los capitales —no lafuerza laboral migratoria.

La Conferencia Regional sobre Migracióny la Segunda Cumbre de las Américas

Como ya he mencionado, las recomendaciones dela Comisión Ascencio para solucionar el problema dela migración a largo plazo se refieren fundamentalmente

En el proceso de transnacionalización del modelo económiconeoliberal, las élites tecnócratas que actualmente detentanel poder en América Latina —que asumen como propio dichomodelo y del que son los representantes a nivel local—,también están de acuerdo en impulsar medidas similares o«made in USA» respecto a la problemática migratoria.

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a «impulsar una mayor integración económica de lospaíses expulsores a los Estados Unidos a través deacuerdos de libre comercio». Al haber aceptado lasreglas del juego de no incluir la dimensión migratoriadentro del TLCAN, bajo el supuesto de que el librecomercio sería la solución a largo plazo para estaproblemática, México colaboró para hacer de esteacuerdo comercial el modelo de integración económicaregional, a través de la creación del ALCA. Así, losEstados Unidos han podido dejar la dimensiónmigratoria fuera de las negociaciones generales para laintegración de los países a esta área, relegándola aposibles acuerdos bilaterales o multilaterales limitados.24

Y, con ello, se logra mantener bajo el costo de estamano de obra, ya que de integrarse a algún tratado,implicaría la negociación de algunas cláusulas sobrecondiciones laborales y de bienestar de tales trabajadores.

En esta perspectiva, bajo la presión de los EstadosUnidos, y como parte de las condiciones impuestas algobierno mexicano al otorgarle el paquete financierode ayuda durante la crisis posdevaluatoria a principiosde 1995, México aceptó impulsar la regulación de losflujos migratorios, y tratar de avanzar en laregionalización de esta regulación en Centroamérica.

Durante los días 13 y 14 de marzo de 1996, enPuebla, se celebró, a instancias de México, la ConferenciaRegional sobre Migración, con la participación de Belice,Canadá, Costa Rica, El Salvador, los Estados Unidos,Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

Los gobiernos participantes emitieron unComunicado conjunto, en el que se espresaba, entreotras cuestiones, que

[l]os gobiernos reconocieron que los orígenes,manifestaciones y efectos de la migración incluyendorefugiados, son temas importantes en la agenda de lacomunidad internacional [...] los gobiernos destacaron lanecesidad de cooperar recíprocamente para promover elcrecimiento económico y el empleo, con el fin de reducirlos niveles de pobreza [...] reconocieron la necesidad depromover la cooperación regional dirigida a atenuaraquellos factores estructurales que motivan la migración enla región, sin prejuicio de los programas de cooperaciónbilateral.

Los gobiernos reconocieron el derecho soberano yel interés legítimo de cada país para salvaguardar susfronteras y aplicar sus leyes migratorias, observandosiempre un estricto respeto a los derechos humanos delos migrantes, tal como se definen en la DeclaraciónUniversal sobre Derechos Humanos de 1948, yotros instrumentos internacionales pertinentes,independientemente de su nacionalidad, raza, edad,religión, sexo o condición migratoria.

Entre los acuerdos, estaban los siguientes:1. Promover el desarrollo y adopción de un enfoque

integral, objetivo y de largo plazo sobre el fenómeno

migratorio, que atienda de manera efectiva tanto asus causas como sus manifestaciones.

3. Promover el desarrollo económico y social de laregión mediante el fomento del comercio y lasinversiones productivas, así como la instrumentaciónde políticas económicas y sociales como elementosque, a la par de la cooperación internacional, puedancontribuir a la atención de algunas de las causas dela migración.

9. Alentar a los Estados de la región, y en particularaquellos con fronteras comunes, a promovermecanismos de consulta sobre asuntos migratoriosy de protección de los derechos humanos de losmigrantes [...]

12. Establecer un intercambio de legislaciones yprocedimientos migratorios como recursos parael uso de los países de la región en el análisis, revisióny mejoramiento de leyes y procedimientosmigratorios.

13. Afirmar la importancia de tomar medidas parafacilitar la migración documentada.

14. Con pleno respeto a la soberanía nacional yjurisdicción territorial de cada país, y en el marcode los arreglos jurídicos establecidos con otrosEstados, coordinar esfuerzos para combatir a lasorganizaciones criminales dedicadas al tráfico demigrantes.

15. Promover el establecimiento, en las legislacionesnacionales de los Estados que no la tienen, latipificación penal de la actividad de traficar conmigrantes, con el fin de contribuir a la erradicaciónde las organizaciones de traficantes que operan enla región.

17. Ampliar la cooperación regional en materia deasistencia técnica y capacitación para perfeccionarlos sistemas nacionales de investigación, manejo depruebas y enjuiciamiento de los traficantes demigrantes.

20. Promover el intercambio de información ycooperación regional orientada a la asistencia técnicay capacitación de recursos humanos, para controlarlos flujos de migrantes indocumentadosextraregionales.

21. Impulsar mecanismos más eficaces para la luchacontra la falsificación y adulteración de documentosmigratorios.

En la Reunión Técnica de la Conferencia Regionalsobre Migración, celebrada los días 22 y 23 de octubrede 1996, «con el propósito de dar seguimiento yconcretar los acuerdos alcanzados» en esa Conferencia,se discutió la propuesta de México, enviada el 14 deagosto a los gobiernos involucrados:

La regionalización de las políticas inmigratorias de los Estados Unidos en México y Centroamérica

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El gobierno de México considera de vital importanciagarantizar la permanencia de la Conferencia Regional sobreMigración como un foro de diálogo y consulta en la materiaque facilite la atención eficaz de todas las manifestacionesdel fenómeno migratorio en la región, que coadyuve a lamejor comprensión de los flujos mismos; y, sobre todo,que propicie la construcción de la confianza recíproca entrelas autoridades responsables de la política migratoria decada país, tanto en el ámbito de su aplicación nacional,como en sus ramificaciones internacionales.Con el fin de lograr los objetivos anteriores, el gobierno deMéxico propone a los participantes en la reunión técnicaacuerden las modalidades para el funcionamiento de unGrupo Regional de Consulta sobre Migración.25

La propuesta incluía un esquema para la reunióntécnica, con objetivos, fecha, sede, nivel de participación,organismos invitados, formato y agenda.

Obviamente, la propuesta fue aceptada. México llevala voz cantante en ese grupo, al impulsar laregionalización de las políticas estadounidenses demigración, que buscan excluir de cualquier acuerdobilateral o multilateral a la fuerza laboral migrante, asícomo criminalizarla (sobre todo a la indocumentada),para poder ejercer un mayor control sobre ella. Dehecho, la realización de estos acuerdos por parte delgobierno mexicano, junto con la necesidad dereglamentar otros aspectos migratorios consideradosen el TLCAN, llevaron al gobiereno de Zedillo aimpulsar lo que ha denominado como la «nueva políticamigratoria».

Recientemente, se han empezado a estableceralgunas bases para definir una política general respectoa la problemática migratoria mexicana, después de quepor mucho tiempo no se intentó definir política algunaal respecto. Sin embargo, esta vez no se consideraninguna posibilidad de establecer acuerdos laboralescon los Estados Unidos. Según el subsecretario dePoblación y Servicios Migratorios de la Secretaría deGobernación, César Bécker, durante la gestión zedillista«la política migratoria del gobierno mexicano se formulay aplica a partir del reconocimiento de que somos unpaís de origen, destino y tránsito de importantes flujosmigratorios».26

Los veinte programas de trabajo implementadospor el Instituto Nacional de Migración dentro de losobjetivos definidos por esta nueva política —entre loscuales se encontraban el Programa Frontera Sur,Programa Nacional de protección a Migrantes,Combate al Tráfico de Migrantes, Programa deModernización de los Servicios Migratorios en Puertosy Aeropuertos, Programa contra la Corrupción,Programa Paisano, Programa de Atención a Migrantes,etc.—; y el marco jurídico establecido para tales aspectos,mediante la iniciativa de reformas a la Ley General dePoblación enviada por el presidente Ernesto Zedillo al

Congreso, apuntaban principalmente a ejercer mayorcontrol sobre los flujos migratorios, tanto de mexicanoshacia los Estados Unidos, como de otros países —sobre todo centroamericanos— a México; y a establecermayores sanciones al tráfico de indocumentados, todobajo la bandera de «salvaguardar los derechos humanosen el país» y dar cumplimiento a «los compromisosinternacionales adquiridos en la materia, en especial connuestros vecinos países de Centroamérica», y para «darcongruencia a las acciones de política exterior y contarcon la autoridad moral para defender los derechos delos mexicanos en los Estados Unidos».27

Por otro, los programas y reformas apuntan tambiéna establecer mayores facilidades para el ingreso dehombres de negocios, inversionistas, académicos,científicos y técnicos, lo cual está de acuerdo con elcapítulo XVI del TLCAN sobre «Entrada temporalde personas de negocios». Este capítulo muestra, unavez más, que el TLCAN no es solo un acuerdo sobrecomercio. Incluye muchos elementos que sobrepasanel alcance estrictamente comercial y que no se encuentranen instituciones como el GATT —ahora inmerso en laOrganización Mundial del Comercio (OMC). En estecapítulo se abordan parcialmente temas migratorios.Facilitar la entrada temporal de personas de negociosse presentó por los negociadores como unaconsecuencia derivada del conjunto del TLCAN. Si sequiere intensificar el comercio y la inversión entre lospaíses signatarios, parece conveniente estimular la entradade agentes que realicen tales actividades. Sin embargo,no es una necesidad insuperable, ni la única alternativa.De no haberse pactado, los inversionistas ocomerciantes extranjeros se verían obligados a contratarpersonal mexicano, lo que tendría efectos sobre elempleo de múltiples profesiones. Aumentar la ofertade empleos profesionales constituye una necesidadurgente en México, según reflejan variados estudios quemuestran el gran porcentaje de profesionales que no sededican a su carrera. Como se ha visto, el TLCANavanza en la libre movilidad del capital —mercancías,servicios, inversiones, personas de negocios—, peroexcluye la movilidad del factor mano de obra.28

Y esto es importante, si se considera la existencia deuna cláusula en el TLCAN dirigida a aceptar laintegración de otro país o grupo de países, lo cual puedeser aprovechado una vez establecidas las bases y lostiempos de la integración del ALCA. En 1997, elpresidente Clinton propuso al Congreso estadounidenseaprobar la «vía rápida» (Fast Track) para acelerar laintegración. Para tratar de conseguir el voto positivodel Congreso, en el informe que el ejecutivo presentósobre los saldos de los tres primeros años del TLCAN,se recurrió inclusive a «maquillar» cifras de sus logrosen cuanto a generación de empleos; también se sostuvo

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que al favorecer el crecimiento de México, se contuvoel fenómeno migratorio.29 Finalmente, la campaña porel Fast Track fue derrotada. Como se sabe, Clinton nopresentó su iniciativa al Congreso.

La política migratoria seguida por Zedillo respondea los lineamientos de las políticas de inmigración de losEstados Unidos y a la regionalización de estas, así comoa los intereses de la Unión Americana dentro delTLCAN. Esto se muestra claramente en la «DeclaraciónConjunta adoptada por el presidente de México y elpresidente de los Estados Unidos sobre Migración»,firmada durante la visita de Clinton a la ciudad deMéxico, a principios de mayo de 1997, una de lasrespuestas de que el TLCAN no se renegociaría. Enesta declaración, se afirma:

Durante los dos últimos años, a través de variosmecanismos, nuestros gobiernos han sostenido consultase intercambios de información y han alcanzadosignificativos avances en el tratamiento bilateral de asuntostales como protección consular y los derechos humanos delos migrantes, así como los esfuerzos para combatir eltráfico de personas. Este diálogo constructivo representaun primer paso que debe conducir a propuestas específicaspara administrar, en beneficio mutuo, la migración entrenuestras naciones.30

Para lograr tal objetivo —sostiene el documento—los dos gobiernos reafirmaron su compromiso defortalecer la cooperación bilateral para la administraciónde este fenómeno. Y entre los principios rectores estáel de «el derecho soberano de cada Estado a formulary aplicar sus leyes migratorias en la forma que mejorconvenga a sus intereses nacionales, siempre deconformidad con las normas del derecho internacionaly en un espíritu de cooperación bilateral».31

Sin embargo, los Estados Unidos marcan la pautapara aplicar sus leyes migratorias como mejor convienea sus intereses. El gobierno mexicano está colaborandocon muchas de estas medidas —sobre todo en la zonafronteriza—, con acciones anti-crimen y contra el tráficode personas. Las llevan a cabo grupos policiacosespeciales llamados Beta. También existen accionesimplementadas por otras dependencias policiacas, entrelas cuales se cuenta la militarizada Policía FederalPreventiva (PFP) y el ejército, con el pretexto delcombate al narcotráfico. En la frontera sur, el gobiernomexicano está aplicando medidas migratorias copiadaso «made in USA».32 Se trata de la clase de medidas quese aplicarán en la regionalización de estas políticas demigración en México y Centroamérica (y que seextenderán a todo el continente), como lo demuestrael Plan de Acción de la Conferencia Regional deMigración, conformada por los diez países deNorteamérica y Centroamérica, aprobado en laSegunda Conferencia Regional de Migración, en Ciudadde Panamá, los días 13 y 14 de marzo de 199733 y el

Comunicado Conjunto de la Tercera ConferenciaRegional de Migración, que se celebró en Ottawa,Canadá, los días 26 y 27 de febrero de 1998.34 Losviceministros expresaron su beneplácito por los avancesque esta Conferencia venía alcanzando en cuanto a suinstitucionalización y consolidación. Además de analizarlas metas alcanzadas en el proceso de puesta en prácticadel Plan de Acción mencionado —entre ellos, elseminario sobre Combate al Tráfico Ilegal de Migrantes(Managua, Nicaragua, en enero de 1998); el seminariosobre Política Migratoria y Derechos Humanos de losMigrantes (Washington, D.C., U.S.A., en abril) y elseminario-taller sobre Migración y Desarrollo (Ciudadde México, mayo), acordaron la inclusión de nuevasactividades para el desarrollo de los objetivosadoptados en ese plan, propuestos en la Reunión delGrupo Regional de Consulta sobre Migración(denominadas hasta entonces como ReunionesTécnicas), efectuada los días 13 y 14 de noviembre de1997, en San José de Costa Rica.35

La Cuarta Conferencia Regional sobre Migraciónse realizó en San Salvador, El Salvador, el 28 y 29 deenero de 1999. En el Comunicado Conjunto losviceministros y jefes de delegaciones participantes,analizaron, entre otras cuestiones,

el impacto de la situación creada en Centroamérica por elhuracán Mitch en materia migratoria, y su significado parael cumplimiento de los objetivos incorporados en el Plande Acción. Coincidieron en que la Conferencia es un foroidóneo para atender los aspectos migratorios derivados deeste desastre natural, aplicando la visión integral planteadopor el proceso de Puebla, con énfasis en el vínculo entremigración y desarrollo.

En este sentido acordaron:Someter ante las más altas autoridades de sus respectivospaíses, la necesidad de concentrar los esfuerzosinternacionales en sectores estratégicos que generen empleo,garantizando que los proyectos de reconstrucción ydesarrollo que se presenten a las diversas institucionesfinancieras internacionales incorporen de manera explícitala consideración de la variable migratoria.36

Pero el huracán Mitch provocó que el gobierno deGuatemala impusiera serias restricciones a lamovilización de personas de los países del llamado C4(Honduras, El Salvador, Nicaragua y la propiaGuatemala), principalmente a los dos primeros, cuyosnacionales ya no podrían transitar libremente por elterritorio guatemalteco, como hasta entonces lo habíanhecho, y ahora tendrían que tener un pasaporte y la visacorrespondiente para poder llegar hasta la frontera conMéxico.

La Quinta Conferencia Regional sobre Migracióntuvo lugar en la capital estadounidense, los días 23 y 24de marzo de 2000. En ella los viceministros y jefes dedelegación reiteraron el compromiso político de sus

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gobiernos en el sentido de preservar y fortalecer esteforo de diálogo y cooperación. Para ello adoptaron la«Declaración sobre el fortalecimiento de la ConferenciaRegional sobre Migración».37

En esta conferencia se acordó, entre otrascuestiones, que

las actividades a desarrollar a lo largo del año 2000, en elmarco del Plan de Acción, estarán orientadas a laconsolidación de una visión sostenible sobre el futuro dela CRM, con base en los principios de dignidad,responsabilidad y seguridad en la atención del fenómenomigratorio.38

Durante la VI Conferencia Regional de Migración(San José de Costa Rica, 19-23 de marzo de 2001), sepresentó para su discusión un memorándum deentendimiento para ser firmado entre cada Estadomiembro de la Conferencia Regional de Migración(CRM) y la Organización Internacional para lasMigraciones (IOM) y que permitiría ayudar a los paísesde Norte y Centroamérica en el retorno voluntario delos migrantes extra-regionales que hayan agotado todoslos medios legales para ello. El memorándum, titulado«Términos de Instrumentación del Programa Generalde Cooperación de la Conferencia Regional deMigración para el Retorno de Migrantes Extra-regionales», establece un mecanismo para que «los paísesde la Conferencia Regional de Migración cooperen enel retorno voluntario de migrantes extra-regionales asus países de origen o a su última residencia habitual, asolicitud explícita de la Organización Internacional paralas Migraciones». Esta iniciativa partió del gobierno delos Estados Unidos, cuyo Departamento de Estadoplanea firmarla con la IOM en el otoño del 2001.

A lo largo y ancho de la región, los gobiernos hanincrementado las medidas de reforzamiento de lasfronteras y del interior y la deportación de migrantesindocumentados. Las sanciones penales han venido acomplementar procedimientos administrativos queresultan en la expulsión de migrantes. Se hanincrementado los esfuerzos para enfrentar a loscontrabandistas y traficantes de indocumentados, peropoco se ha hecho para establecer mecanismosadecuados para proteger a las víctimas de estos, y ensu lugar simplemente se les trata como deportables.Los gobiernos han incrementado la cooperación paradetener el flujo de migrantes por medio de arreglosbilaterales o multilaterales que se enfocan sobre losmigrantes extra-regionales. Por ejemplo, durante losmeses de septiembre y octubre de 2000, la DirecciónGeneral de Migración de Guatemala instrumentó unproyecto piloto denominado plan «Coyote 2000», cuyosobjetivos eran: 1) capturar y deportar a extranjerosindocumentados que permanecían sin documentos enese país; y 2) terminar con las bandas de traficantes de

seres humanos en el país y en la región, para lo cual serequiere de acciones coordinadas con los gobiernoscercanos. De acuerdo con el director de Migración deGuatemala, Luis Mendizábal, el plan operativo contócon el apoyo de los gobiernos de El Salvador,Honduras, Panamá y México, pero el «principal soporte»del programa provino de la embajada de EstadosUnidos, la cual cubrió los fondos económicos del plan.

Mendizábal señaló que debido a la posicióngeográfica de Guatemala, los traficantes ven a este paíscomo ideal para introducir a los indocumentados,quienes deben luego viajar a México y de ahí tratar depenetrar en territorio estadounidense. Señaló que hastaese momento habían sido detectadas cinco bandas detraficantes, de las cuales dos operan en la zona fronterizacon México y las otras en la parte norte de México.Explicó que la zona fronteriza de Guatemala conMéxico, en especial Tecún Umán, ha experimentadoun fuerte repunte de violencia delincuencial yprostitución debido a que esa ciudad llega la mayoríade extranjeros que son deportados desde México. Endos semanas de acciones del Plan Coyote se capturó amás de mil indocumentados, que cuales fuerondeportados a sus respectivos países. La mayoría eransalvadoreños, hondureños, peruanos, ecuatorianos,nicaragüenses, colombianos e incluso paquistaníes.39

Como puede verse, la regionalización de laregulación de los flujos migratorios en el área deNorteamérica y Centroamérica está en marcha demanera formal. Pero ya se prevé la ampliación de estaregulación de manera que incluya al resto del continente.Desde la Primera Conferencia Regional sobreMigración, donde se propuso efectuar un segundoencuentro en Panamá, se consideró la posibilidad deinvitar como observadores a algunos paísessudamericanos. A esta reunión no asistieron más quelos diez países de la Conferencia, pero contó con laparticipación de representantes de la OrganizaciónInternacional para las Migraciones (OIM), la ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe (CEPAL),el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el AltoComisionado de Naciones Unidas para Refugiados(ACNUR). Ahí se decidió celebrar la tercera reuniónen Ottawa, a la que se invitarían, en calidad deobservadores, algunos países de América del Sur y delCaribe. Y, en efecto, asistieron representantes deColombia, Ecuador, Jamaica, Perú y RepúblicaDominicana, países propuestos en la Reunión delGrupo de Consulta sobre Migración realizado en CostaRica. Además, el gobierno de la República de Argentinasolicitó formalmente participar en calidad deobservador en la Conferencia Regional. La RepúblicaDominicana presentó su solicitud para formar partecomo miembro de la Conferencia Regional sobre

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Migración; sin embargo, los viceministros plantearonla necesidad de tener lineamientos para aceptar nuevosmiembros antes de tomar una decisión. Enconsecuencia, instruyeron al Grupo Regional de Consultaa elaborarlos antes de su próxima reunión. Loslineamientos deberían incluir las condiciones para nuevasmembresías, así como los criterios para la participaciónde observadores. Para la Cuarta Conferencia Regionalsobre Migración, en San Salvador, se acordó invitarcomo observadores a Colombia, Ecuador, Jamaica,Perú, República Dominicana y el Banco Interamericanode Desarrollo (BID).

Allí se consideró el tema de la membresía y sedecidió aceptar la solicitud de República Dominicanapara incorporarse como miembro de este foro,considerando sus sólidos vínculos de cooperación conpaíses del área en temas de interés; se aceptó, asimismo,la solicitud de Argentina para incorporarse comoobservador.

En la Quinta Conferencia se acordó aceptar lasolicitud de la Comisión Interamericana de DerechosHumanos para incorporarse como organismointernacional observador de este Foro, «en virtud de laestrecha relación entre la protección de los derechoshumanos y el fenómeno migratorio».

Por otro lado, en la Declaración y el Plan de Acciónde la Segunda Cumbre de las Américas se incluyó elasunto migratorio. Sin embargo, sus enunciados ypropuestas no rebasan el marco establecido en laConferencia Regional sobre Migración y, por supuesto,están dentro del espíritu del Tratado de Libre Comerciode América del Norte (TLCAN), donde no se incluyóel tema bajo el supuesto de que el libre comercio serásu solución.

Pero esta inclusión se debió más que nada a laspresiones de organizaciones no gubernamentales,sindicales, campesinas e indígenas a lo largo delContinente, y en particular las que organizaron laCumbre de los Pueblos de las Américas de formaparalela a la mencionada II Cumbre en Santiago deChile; aunque esta cuestión se plantea más en términosde la promoción de los derechos humanos de losmigrantes, como se puede ver en el Plan de Acción.40

A manera de conclusiones

Los acuerdos alcanzados durante la Tercera Cumbrede las Américas, que reunió a 34 jefes de Estado yexcluyó al de Cuba, constituye un paso importante delproyecto hegemónico de los Estados Unidos deintegración regional hemisférica, no obstante que elgobierno de este país no hubiera logrado que dichafecha se adelantara dos años por la oposición de Brasil

y el condicionamiento de Venezuela; y no obstante lasimportantes movilizaciones que las organizaciones delos así llamados «globalifóbicos» realizaran en todo elcontinente oponiéndose a este proyecto integrador,pero principalmente en Quebec, donde también se llevóa cabo la Segunda Cumbre de los Pueblos de lasAméricas, convocada por la Alianza Social Continental(conformada esta durante abril de 1998 en la Ciudadde Santiago de Chile por organizaciones sociales ysindicales de muchos países) para discutir propuestasalternativas de integración.

El acelerado proceso de integración económicaregional promovido por los Estados Unidos en lasúltimas dos décadas como parte de su llamada NuevaGran Estrategia, para crear un bloque geoeconómicobajo su hegemonía, y hacer frente a los otros dosbloques (Unión Europea encabezada por Alemania yAPEC con Japón al frente) en la lucha por controlarlos mercados mundiales, logró crear un modelo deintegración subordinada con el Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN), puesto envigor en enero de 1994 entre los Estados Unidos,México y Canadá. En la Tercera Cumbre se dio unimportante salto en la consolidación del TLCAN conla norteamericanización de los mercados de energía(mediante una carta de intención firmada entre losmandatarios Bush, Chrétien y Fox), que pone adisposición de la reserva estratégica de los EstadosUnidos los hidrocarburos mexicanos petróleo y gas; yde los mercados laborales (mediante acuerdos aún depalabra, pero que ya están negociándose) disponiendode la mano de obra mexicana para los sectorescanadiense y estadounidense, a través de la ampliaciónde un memorándum de entendimiento sobretrabajadores agrícolas temporales para incluir el sectorde servicios; y el establecimiento de un programa detrabajadores huéspedes, respectivamente.

A partir de la creación del TLCAN, México ha sidoel principal impulsor de este tipo de integraciónsubordinada con Centroamérica. Ha establecidotratados de libre comercio con Costa Rica (1994),Nicaragua (1997) y más recientemente con los paísesdel llamado Triángulo del Norte (Guatemala, ElSalvador y Honduras). Este último fue aprobado porlos gobiernos de estos países y ratificado por susrespectivos congresos a fines de 2000, y entró en vigora partir del primero de enero de 2001. Estos tratadosson una réplica del TLCAN, y aún se han incorporadoen ellos aspectos del malogrado Acuerdo Multilateralde Inversiones (AMI), un intento de las grandescorporaciones para crear una «Constitución Mundialdel Capital». Actualmente el gobierno mexicano seencuentra negociando tratados de libre comercio más

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con dos países centroamericanos, Belice y Panamá, ycon República Dominicana en el Caribe.

Con estos tratados —que no son solo de librecomercio, sino de inversiones y de derechos depropiedad intelectual—, México ha venidocontribuyendo a crear un área completamentesubordinada a la economía estadounidense que buscaaprovecharse de las ventajas comparativas de la manode obra barata y los recursos naturales. Para ello el PlanPuebla-Panamá, propuesto por el presidente VicenteFox con el propósito de integrar el sur-sureste deMéxico con Centroamérica, trata de crear lascondiciones para tener acceso a los recursos energéticosy de biodiversidad y que las grandes corporacionestransnacionales estadounidenses buscan rentabilizar; asícomo regular los flujos migratorios centroamericanosy del sur-sureste de México canalizándolos como manode obra barata para las industrias maquiladoras, losgrandes proyectos hidrológicos, silvícolas y el sectorservicios —turismo, comercio, etc. Además, se persiguecrear un puente entre América del Norte y Américadel Sur para facilitar el desarrollo de ALCA.

La exclusión de derechos laborales y aspectosambientales en los tratados firmados por México conlos países centroamericanos —incorporados, aunquede manera muy débil, en sendos tratados decomplementariedad laboral y ambiental al TLCAN,gracias a la lucha de diversas organizaciones, partidospolíticos y congresistas de México, los Estados Unidosy Canadá—, obedece a los intereses de las grandescorporaciones, que ven en dichos aspectos ventajascomparativas regionales (mano de obra barata; recursosenergéticos y de biodiversidad, etc.) y, por ende, laposibilidad de una mayor rentabilidad de los mismos

La regulación del mercado laboral en el nivel regional(América del Norte y Centroamérica) requiere de unamano de obra barata, movible hacia los Estados Unidosy Canadá, o dentro de los propios territorios nacionalespara ser empleada principalmente en las industriasmaquiladoras que se están extendiendo por estosterritorios. Pero esta regulación implica la incorporaciónde unos trabajadores y la exclusión de otros delmercado laboral norteamericano —léase los EstadosUnidos y Canadá.

Desde las negociaciones del TLCAN, la migraciónlaboral quedó excluida, bajo el supuesto de queprecisamente el libre comercio sería la solución a largoplazo de la migración mexicana, por el flujo deinversiones que generarían empleo, el establecimientode industrias maquiladoras en todo el país, y los apoyosfinancieros internacionales para proyectos de desarrolloen las zonas expulsoras de migrantes. Este falso vínculode libre comercio como solución a la migración laborales el modelo para excluir a esta de todo tratado

comercial bilateral o multilateral en el continenteamericano. De esta manera, la mano de obra migrantequeda sujeta a regulaciones específicas para mantenerel carácter de ventaja comparativa regional por su bajocosto. Mediante diversos mecanismos, la mano de obramigrante mexicana se ha ido incorporando a losmercados laborales estadounidense y canadiense, acambio de que el gobierno mexicano establezcacontroles estrictos en su frontera sur para excluir a lamano de obra centroamericana y de otros países.

La problemática de la migración centroamericanaindocumentada a los Estados Unidos, pasando porterritorio mexicano, ha sido enfocada con políticasasistencialistas y desarrollistas preventivas —que nogeneran empleos—, pero principalmente restrictivas, afin de cerrar el paso de migrantes centroamericanos alos mercados laborales en los Estados Unidos, Canadáy aun en el propio México, excepto los ya establecidosde manera temporal en los dos primeros países, o alos que laboran como jornaleros agrícolas temporalesen las fincas chiapanecas, y en otros servicios e industrias(trabajo doméstico, comercio, construcción, etc.) peroen niveles muy locales. Ello no significa que estas políticashayan logrado detener completamente los flujosmigratorios, pero sí los han hecho más difíciles paralos migrantes. Estos deben recurrir a las redes detraficantes de personas, actualmente vinculadas a las delnarcotráfico, tráfico de armas y otros.

Desde su campaña electoral Fox sostuvo que unade sus prioridades sería solucionar la migraciónindocumentada. Durante una gira de tres días porCentroamérica, en septiembre de 2000, dijo que nopermitiría más abusos contra los migrantes de esaregión, para lo cual designaría un zar para la fronterasur. Y, más recientemente, se iniciaron las negociacionespara crear un nuevo acuerdo de inmigración con losEstados Unidos. En conversaciones de alto nivelrealizadas en Washington D.C., el 4 de abril de 2001,entre el secretario de Relaciones Exteriores, JorgeCastañeda, el secretario de Gobernación, Santiago Creel,el secretario de Estado, Collin Powell y el ProcuradorGeneral, John D. Ashcroft, se adujo que el «gobiernomexicano está preparado para quebrar el creciente flujode extranjeros que utilizan el país como un punto detránsito en sus esfuerzos para entrar a los EstadosUnidos».41

En una conferencia de prensa, después de lasconversaciones con Powell y Ashcroft, Creel dijo quela oferta representa un cambio en política del gobiernode oposición llegado al poder en diciembre pasado,finalizando siete décadas de gobierno de un solo partido.«Por primera vez, el gobierno mexicano estáreconociendo que tenemos una responsabilidadrespecto de los flujos migratorios» hacia los Estados

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Unidos. Creel dijo que a cambio de más avenidas legalespara que los mexicanos trabajen en los Estados Unidos,su gobierno estaba preparado para aumentar susintentos de detener a los extranjeros de cruzar su paísen su ruta hacia la frontera estadounidense. Creelmencionó los pasos específicos que México podríatomar para detener el flujo hacia los Estados Unidosilegalmente vía México. Entre ellos se incluye unreforzamiento más estrecho de la frontera de Méxicocon Guatemala; requerir a más ciudadanos extranjerosla obtención de visas para visitas a México; y atacar alos guardias fronterizos mexicanos corruptos quetrabajan con bandas internacionales de traficantes depersonas. Jorge Castañeda dijo que los funcionariosestadounidenses fueron «muy receptivos» a laspropuestas de la delegación para un nuevo acuerdo,que incluiría un programa de trabajadores huéspedes,un creciente número de visas permanentes, mayoresprotecciones para los trabajadores ilegales y un sistemaaún no definido para «regularizar» a los inmigrantesilegales mexicanos, que se cree suman más de la mitadde los seis millones de residentes indocumentadosestimados en los Estados Unidos.

La política migratoria seguida por el actual régimenfoxista, es una continuación de la que implementadapor el presidente Carlos Salinas de Gortari, bajo elsupuesto de que el libre comercio sería su solución alargo plazo; se permite que los Estados Unidosrefuercen o militaricen su frontera para impedir el pasode los indocumentados, estableciendo medidassimilares en la frontera sur mexicana. Esta política fuecontinuada por el presidente Ernesto Zedillo paraadecuar las regulaciones migratorias de México a lasestipuladas por el gobierno estadounidense,constriñendo, por un lado, el paso de migrantescentroamericanos y de otros países por la frontera surmexicana y penalizando el tráfico de indocumentadosen ambas fronteras; y, por otro, facilitando aún más laentrada de personas calificadas de acuerdo con elartículo XVI del TLCAN. A ello responden losesfuerzos, encabezados por el gobierno zedillista, deregionalizar las políticas estadounidenses de inmigracióna través de un foro que se ha venido institucionalizandodesde 1996 en la región de América del Norte,Centroamérica y el Caribe, la Conferencia Regional deMigración, que ampliará su membresía a otros paísesde América del Sur en la medida en que se vayadesarrollando la integración de ALCA.

Como se puede observar, todas las medidas llevadasa cabo respecto a las políticas sobre migración hanestado dirigidas a regular el mercado laboral de Américadel Norte utilizando la mano de obra barata de losmexicanos como ventaja comparativa en el nivelregional (Canadá, los Estados Unidos y México

principalmente vía las industrias maquiladoras esteúltimo); y el mercado laboral centroamericano de manode obra barata que sería empleada principalmente enlas industrias maquiladoras y otros proyectosproductivos del Plan Puebla-Panamá. A través de otrosmecanismos inscritos en ALCA, se regularánposteriormente los mercados del resto del continente.

Notas

1. International Trade Administration, U.S. Department ofCommerce, «Summit of the Americas Declaration of Principles»,Bussines America, The Magazine of International Trade, v. 115, n. 12,diciembre de 1994, pp. 5-7.

2. Michel Hirsh, «Looking Upward. Special Report: The DenverEconomic Summit», Newsweek, v. CXXIX, n. 25, 23 de junio de1997, pp. 12-5.

3. John Jelacic, «The World Economic Outlook for Trade», BusinessAmerica. The Magazine of International Trade, International TradeAdministration, U.S. Department of Commerce, v. 118, n. 4, abril,pp. 4-10.

4. «Los ocho más poderosos, contra la migración ilegal. Acuerdancooperación antiterrorismo», El Financiero, Sección Internacional,domingo 22 de junio de 1997.

5. P. L. Martin, «Trade, Aid and Migration», International MigrationReview, a. 26, n. 1, 1992, citado en Stephen Castles y Mark J. Miller,The Age of Migration. International Population Movements in the ModernWorld, The Guilford Press, New York, 1993.

6. «Illegal Immigration Reform and Immigrant Responsability Actof 1996 (IIRIRA)», Public Law, U.S., Government Printing Office;Washington D.C., septiembre; Dan Kesselbrenner, «The AntiterrorismLaw: New Threat to Immigrants», Network News. Quaterly Newsletterof the National Network of Immigrant and Refugee Rights, otoño de 1996,p. 7.

7. Conferencia Regional sobre Migración, COMUNICADOCONJUNTO de las delegaciones gubernamentales de Belice, Canadá,Costa Rica, El Salvador, los Estados Unidos, Guatemala, Honduras,México, Nicaragua y Panamá, Puebla, México, 14 de marzo de 1996.

8. Segunda Cumbre de las Américas, «Declaración de Santiago y Plande Acción», Santiago de Chile, 19 de abril de 1998.

9. Ana María Aragonés y Juan Manuel Sandoval, «Integracióneconómica regional y transnacionalización de la fuerza laboralmigratoria en el contexto de la globalización», Dimensión Antropológica,Instituto Nacional de Antropología e Historia, v. 8, septiembre-diciembre de 1996.

10. «Immigration Reform and Control Act», Public Law 99-603, 6de noviembre de 1986, U.S. Printing Office, Washington, D.C.

11. «Unauthorized Migration: Addressing the Root Causes. Hearingsbefore the Commission for the Study of International Migration andCooperative Economic Development. 1987-1990», To Accompanythe Final Report of the Comission, p. 1071; «UnauthorizedMigration: Addressing the Root Causes. Research Addendum,Sponsored by the Commission for the Study of InternationalMigration and Cooperative Development. 1987-1990», ToAccompany the Final Report of the Commission, v. I, pp.1-624.

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12. Consejo Nacional de Población y Gobierno del Estado deZacatecas, «Seminario sobre la migracion internacional y el desarrolloeconomico de México», 27 y 28 de febrero y 1 de marzo de 1991,Zacatecas.

13. Commission for the Study of International Migration andCooperative Economic Development, «Unauthorized Migration:an Economic Development Response. Report», Washington D.C.,julio de 1990.

14. Sidney Weintraub, «Implications of Mexican DemographicDevelopments for the United States», en Frank D. Bean, JurgenSchmandt y Sidney Weintraub, eds., Mexican and Central AmericanPopulation and U.S. Immigration Policy, The Center for Mexican AmericanStudies, The University of Texas at Austin, 1989.

15. Juan Manuel Sandoval, «Los trabajadores migratorios y el Tratadode Libre Comercio México-Estados Unidos», Primer Anuario de laDirección de Etnología y Antropología social, Coordinadora Isabel Lagarriga,Instituto Nacional de Antropologia e Historia; México, D.F., 1995,pp. 409-436.

16. Timothy Dunn, The Militarization of the U.S.-Mexico Border, 1978-1992. Low Intensity Conflict Doctrine Comes Home, The University ofTexas at Austin, 1996; María Jiménez, «Enforcement: A Tool toControl the Flow of Labor at the U.S.-Mexico Border», NetworkNews. Quaterly Newsletter of the National Network for Immigrant andRefugee Rights, primavera de 1997, pp. 3, 6; José Palafox, «Militarizingthe Border», Covertaction Quaterly, n. 56, primavera de 1996, pp.14-9;Juan Manuel Sandoval, «La frontera México-Estados Unidos en laperspectiva de la “seguridad binacional”», en Juan Manuel Sandoval,coord., Las fronteras nacionales en el umbral de dos siglos, Instituto Nacionalde Antropología e Historia, México, D.F., Colección Científica n.267, 1993, pp. 65-84.

17. Juan Manuel Sandoval y Francisco Javier Guerrero, «La actituddel gobierno mexicano ante la actual ola anti-inmigranteestadounidense», Revista del Senado de la República, v. 3, n. 7, México,D.F., abril-junio de 1997, pp. 184-203.

18. Jesús Martínez, «The Denationalization of Immigrants in theUnited States», en El mito de lo umbilical: los latinos en América delNorte, Actas del séptimo Congreso Internacional de Culturas Latinasen los Estados Unidos, Taxco, Guerrero, México, 7 al 11 de agostode 1996, Centro de Enseñanza para Extranjeros, UNAM, México,pp.273-84; Juan Manuel Sandoval, «Las nuevas políticas migratoriasen los Estados Unidos y el debate sobre la reconstitución de lanación: conservadurismo versus neoconservadurismo», en AliciaCastellanos y Juan Manuel Sandoval, coord., Nación, racismo e identidad,Editorial Nuestro Tiempo, S.A., México, 1998, pp. 89-116.

19. Véase Ana María aragonés y Juan Manuel Sandoval, ob. cit.;Rachel Timoner, «Welfare Repeal. The New Era of “States Rights”»,Network News. Quaterly Newsletter of the National Network for Immigrantand Refugee Rights, otoño de 1996, p. 13.

20. Ibídem; José Palafox, «“War on Drugs” Heightens Attacks onImmigrants at Border», Network News. Quaterly Newsletter of the NationalNetwork for Immigrant and Refugee Rights, primavera de 1997, v. II, a. 7,pp. 625-1257; Supplement, pp. 298.

21. Ana María aragonés y Juan Manuel Sandoval, ob. cit.

22. Ibídem.

23. Rachel Timoner, ob. cit.

24. Juan Manuel Sandoval, «La migración laboral México-EstadosUnidos en el marco del Tratado de Libre Comercio de América delNorte (TLCAN) y de la creación del Área de Libre Comercio de las

Américas (ALCA)». Ponencia presentada en el Foro Internacional enDefensa de los Derechos Plenos de los Trabajadores Migrantes y susFamilias, realizado en la Universidad Obrera de México, México,D.F., 7 y 8 de junio de 1997.

25. Reunión Técnica de la Conferencia Regional sobre Migracion,Propuesta de México, versión 4, 14 de agosto de 1996.

26. Palabras del Lic. César Bécker Cuéllar, subsecretario de Poblacióny Servicios Migratorios de la Secretaría de Gobernación, Memoria delforo de análisis de la política migratoria en México, Comisión de AsuntosMigratorios, Senado de la República, LVI Legislatura, 25 deseptiembre de 1996, pp. 17-8.

27. Secretaría de Gobernación, Subsecretaría de Población y deServicios Migratorios, Instituto Nacional de Migración, El entornomigratorio y las funciones, misión, objetivos, y programas del Instituto Nacionalde Migracion, Reunión con la Comisión de Asuntos Migratorios delSenado de la República, 18 de septiembre de 1996, p. 1.

28. Alberto Arroyo et al., Tratado de Libre Comercio de America delNorte. Análisis, crítica y propuesta, Red Mexicana de Acción frente alLibre Comercio. México, D.F., 1993, p. 223; Alberto Arroyo et al.,Espejismo y realidad: el TLCAN tres años después. Análisis y propuestadesde la sociedad civil, Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio,México, D.F., 1997.

29. Alicia Salgado, «Depende del Congreso de E.U. la adhesión demás países al Libre Comercio», El Financiero, 8 de julio de 1997, p. 23:Dolia Estévez, «Genera 311 000 nuevos empleos el TLC en EU:Casa Blanca; confía Clinton en el fast track», El Financiero, 9 de juliode 1997, p. 27; L. Acevedo et. al., «Balance positivo del Tratado.Favoreció el avance de México y frenó la migración: Washington», ElFinanciero, 10 de julio de 1997. Primera plana; Dolia Estévez, «Fuertedebate sobre los resultados del TLC en E.U.», El Financiero, 12 dejulio de 1997, p. 4; Dolia Estévez, «En busca del fast track, E.U.“maquilla” cifras del TLC», El Financiero, 16 de julio de 1997, p. 24.

30. «Declaración Conjunta adoptada por el presidente de México y elpresidente de los Estados Unidos sobre migración», El Universal, 9 demayo de 1997.

31. Ibídem.

32. Juan Manuel Sandoval, «La región fronteriza sur de México en elmarco de la seguridad nacional estadounidense», en Philippe Bovin,coord., Las fronteras del istmo. Fronteras y sociedades entre el sur de Méxicoy América Central, Centro de Investigaciones y Estudios Superioresen Antropología Social (CIESAS) y Centro Francés de EstudiosMexicanos y Centroamericanos (CEMCA), México, D.F., 1997, pp.155-61.

33. Segunda Conferencia Regional sobre Migracion, Plan de Acción,Panamá, 13 y 14 de marzo de 1997.

34. Tercera Conferencia Regional sobre Migración, ComunicadoConjunto, Ottawa, Canadá, 26 y 27 de febrero de 1998.

35. Reunión del Grupo Regional de Consulta sobre Migración, Minuta,San José de Costa Rica, 13 y 14 de noviembre de 1997.

36. Cuarta Conferencia Regional sobre Migración, Comunicado Conjunto,San Salvador, El Salvador, 28 y 29 de enero de 1999

37. «Declaración de los viceministros para el fortalecimiento de laConferencia Regional sobre Migración (Proceso Puebla)», WashingtonD.C., 24 de marzo de 2000.

38. Quinta Conferencia Regional de Migración, Comunicado Conjunto,Washington D.C., 23 y 24 de marzo de 2000.

Juan Manuel Sandoval Palacios

38

39. Haroldo Shetemul, «Con la ayuda de E.U. captura y deportaGuatemala a mil extranjeros ilegales», Excelsior, Mexico, D.F., 10de octubre de 2000.

40. PLAN DE ACCIÓNII Cumbre de las Américas

«[…] II. PRESERVACIÓN Y FORTALECIMIENTO DE LADEMOCRACIA LA JUSTICIA Y LOS DERECHOS HUMANOS.El fortalecimiento de la democracia, la justicia y los derechoshumanos es una prioridad hemisférica esencial. En este Plan deAcción, respaldamos nuevas iniciativas destinadas a profundizarnuestro compromiso a estos importantes principios.Específicamente, intensificaremos nuestros esfuerzos para promoverreformas democráticas a nivel regional y local, proteger los derechosde los trabajadores migrantes y sus familias, mejorar las capacidadesde nuestros sistemas de justicia y Ministerios del Trabajo pararesponder a las necesidades de nuestros pueblos, y alentar unasociedad civil firme y activa. Asimismo, resolvemos defender lademocracia contra las graves amenazas de corrupción, terrorismo ydrogas ilícitas, y promover la paz y la seguridad entre nuestrasnaciones. En conjunto, estas medidas consolidan nuestros logrosdemocráticos, reafirman nuestro compromiso a las institucionesdemocráticas y nos comprometen a construir un Hemisferio devalores compartidos. [...]

Trabajadores Migrantes

Los Gobiernos:

! Reafirman que la promoción y protección de los derechoshumanos y las libertades fundamentales de todos, sin hacerdistinción alguna por motivos de raza, género, idioma, nacionalidado religión, es una cuestión prioritaria para la comunidadinternacional y es responsabilidad de todos los Estados.

! Cumplirán con los instrumentos internacionales de derechoshumanos aplicables y, de conformidad con el ordenamientojurídico de cada país, garantizarán los derechos humanos de todoslos migrantes y sus familias.

! Velarán por el pleno cumplimiento y protección de los derechoshumanos de todos los migrantes, incluidos los trabajadoresmigrantes y sus familias, y adoptarán medidas efectivas, entreellas el fortalecimiento de la conciencia pública, para impedir yerradicar violaciones a los derechos humanos y eliminar todas lasformas de discriminación contra ellos, particularmente ladiscriminación racial, la xenofobia y la intolerancia conexa.

! Reafirman el derecho soberano de cada Estado a formular y aplicarsu propio marco jurídico y políticas migratorias, incluido elotorgamiento de permisos a los migrantes para entrar, permanecero ejercer una actividad económica, de conformidad plena con los

instrumentos internacionales aplicables sobre los derechoshumanos y en un espíritu de cooperación.

! Velarán por el pleno respeto y cumplimiento de la Convención deViena sobre Relaciones Consulares de 1963, particularmente enlo que se refiere al derecho que tienen los nacionales, sin importarsu condición migratoria, a comunicarse con un funcionario consularde su Estado en caso de ser detenidos.

! Protegerán los derechos de todos los trabajadores migrantes y susfamilias, de conformidad con el ordenamiento jurídico de cadapaís, adoptando medidas, en caso que no hubieran, para:

1)proporcionar, con respecto a las condiciones laborales, lamisma protección jurídica otorgada a los trabajadoresnacionales;

2) facilitar, cuando proceda, el pago de los salarios completosadeudados a los trabajadores que hayan regresado a sus países,y permitirles gestionar el traslado de sus efectos personales;

3) reconocer los derechos de ciudadanía y nacionalidad de loshijos de todos los trabajadores migrantes que puedan tenerderecho a los mismos, y todo otro derecho que ellos puedantener en cada país;

4) fomentar la negociación de acuerdos bilaterales omultilaterales, relacionados con el retorno de los beneficiosde seguridad social devengados por los trabajadores migrantes:

5)proteger a todos los trabajadores migrantes y sus familias,mediante el cumplimiento de la ley y campañas informativas,para evitar que sean víctimas de la explotación y el abuso porcausa del tráfico ilícito de personas;

6) impedir el abuso y maltrato de los trabajadores migrantes porparte de empleadores o de las autoridades encargadas de laaplicación de la política migratoria y el control de las fronteras; y

7) alentar y promover el respeto de la identidad cultural detodos los migrantes.

! Apoyarán las actividades de la Comisión Interamericana deDerechos Humanos con respecto a la protección de los derechosde los trabajadores migrantes y sus familias particularmente pormedio del Relator Especial para Trabajadores Migrantes». […]

Véase II Cumbre de las Américas, «Declaración de Santiago y Plande Acción», Santiago de Chile, 19 de abril de 1998.

41. Mary Beth Sheridan, «Mexico Proposes Immigration Pact ToCut Down Third-Country Passage», The Washington Post, 5 de abrilde 2001, p. A3.

© , 2001.

«Irse pa’ fuera»: los modos de vida móviles de los migrantes circulares entre Puerto Rico y los Estados Unidos

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no. 26: 39-49, julio-septiembre de 2001.

Jorge Duany

«Irse pa’ fuera»: los modos de vida móviles de los migrantes circulares

entre Puerto Rico y los Estados Unidos

Tradicionalmente se ha considerado la migración como un cambio de residencia que tiene lugar en

un solo sentido, y es único y permanente. Los discursos dominantes sobre la migración internacional, por lo general, se centran en la reubicación de trabajadores sobrantes de los países más pobres en los más ricos —en especial los Estados Unidos—, así como en su impacto sobre la sociedad receptora.1 No obstante, un axioma de la migración internacional es que todo flujo de personas genera otro en sentido contrario, que se corresponde con el primero. Los historiadores han investigado los movimientos masivos de retorno de América del Norte hacia el sur y el este de Europa —en especial hacia Italia y Polonia—, a fines del siglo xix y comienzos del xx. También se han estudiado los patrones contemporáneos de la migración de retorno hacia América Central, el sudeste asiático, África occidental y otras regiones del mundo.2 Menos conocida es la tendencia de algunos grupos de personas —como los mexicanos, los puertorriqueños, los dominicanos y los paraguayos— a ir y volver, o circular entre sus lugares de origen y de destino. Estos movimientos en dos sentidos —repetitivos y temporales— no encajan

bien en los modelos convencionales de migración. Como señalan Douglas Massey y sus colegas, los estudios actuales sobre la migración internacional siguen presos, en buena medida, en conceptos y métodos decimonónicos.3

La migración circular (también llamada migración de trasbordo, golondrina o de puertas giratorias) es un rasgo cada vez más común de los traslados internacionales de población. Aunque los movimientos de ida-y-vuelta han caracterizado desde hace bastante tiempo a muchos flujos de migrantes, la magnitud actual de la circulación no tiene precedentes. El constante cruce de fronteras en ambos sentidos ha sido bien estudiado en el caso de los migrantes recientes de México, América Central y el Caribe a los Estados Unidos. Entre otros factores, la proximidad geográfica a Norteamérica de países como México, la República Dominicana, Puerto Rico y El Salvador facilita la migración circular. Aunque la penetración económica, política y cultural de los Estados Unidos impulsa a las personas a trasladarse hacia ese país, a menudo los migrantes regresan al suyo cuando las condiciones socioeconómicas en el extranjero se hacen menos atractivas, y vuelven atrás

Profesor. Universidad de Puerto Rico.

Jorge Duany

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numerosos estudios sobre el movimiento masivo de retorno de personas de los Estados Unidos hacia la Isla.8 Los migrantes de retorno a Puerto Rico formaban parte de un tráfico de dos vías en gran escala de fuerza de trabajo, capital, bienes e información, que se aceleró después de la Segunda Guerra Mundial. Este flujo transnacional antecedió en varias décadas la tendencia actual a la globalización de los mercados financiero y laboral, solo que en el caso de Puerto Rico no se vio obstaculizado por barreras estatales formales. Técnicamente, Puerto Rico es un territorio no incorporado de los Estados Unidos, ni Estado de la Unión, ni nación soberana, sino un país dependiente cuya autonomía es limitada en su actual condición de Estado libre asociado. En sus desplazamientos entre la Isla y los Estados Unidos, los puertorriqueños no necesitan llevar documentos de viaje ni solicitar visas; la frontera entre los dos lugares es más cultural que jurídica. Pero en vez de limitarse a regresar a su patria (como habían hecho antes muchos otros migrantes), los puertorriqueños han diseñado un circuito complejo, que a menudo supone frecuentes desplazamientos en múltiples direcciones, y que no necesariamente comienza o termina en los mismos puntos.

El flujo circular entre Puerto Rico y los Estados Unidos no se ajusta a las visiones convencionales acerca de los movimientos de población considerados formas de movilidad lineales e irreversibles, desconectadas de manera permanente de las comunidades emisoras y tendientes a una inevitable asimilación en las sociedades receptoras. El modo de vida móvil de muchos puertorriqueños también subvierte los discursos dominantes sobre relaciones raciales, étnicas, de clases y de géneros, así como los conceptos legales de Estado y nación, incluidas las visiones sedentarias de lugar, comunidad y ciudadanía.

Entre otras cosas, la circulación en gran escala de personas, ideas y prácticas, con frecuencia no encaja en las posiciones más ortodoxas sobre la identidad nacional, que tienen su base en territorios, idiomas o culturas claramente circunscritos. Puerto Rico se ha convertido en «una nación en movimiento», debido, sobre todo, a la reubicación de casi la mitad de su población en los Estados Unidos y al constante flujo de personas entre la Isla y el continente.

La migración circular supone una definición más comprehensiva de la identidad cultural en Puerto Rico y en los Estados Unidos. En primer lugar, plantea la necesidad de un bilingüismo funcional en ambos lugares a fin de mantener la comunicación entre los que se quedan y los que se trasladan con frecuencia en cualquiera de las dos direcciones. Cada vez es mayor el número de puertorriqueños que no hablan solo español o solo inglés, sino que se ubican en algún

cuando la situación local resulta poco satisfactoria. Además, el creciente acceso a los medios masivos de transporte y comunicaciones ha aumentado la velocidad, la frecuencia y la intensidad de los contactos más allá de las fronteras nacionales.

El surgimiento de «modos de vida móviles» también está relacionado con los movimientos de población en gran escala en múltiples direcciones.4 Con la expresión «modos de vida móviles» quiero referirme a la ampliación de los medios de subsistencia de las personas en diversos ambientes locales, regionales y nacionales. La migración circular es solo una de las formas —aunque importante— del movimiento físico y socioeconómico que, obviamente, refleja prácticas de modos de vida móviles. Las personas que atraviesan con frecuencia fronteras geopolíticas también se mueven a lo largo de los límites de fronteras culturales como las del idioma, la ciudadanía, la raza, la pertenencia étnica y el género. De ahí que el desarrollo de modos de vida móviles tenga serias implicaciones para la construcción de los mercados laborales, los discursos sobre la ciudadanía y las políticas en lo relativo a los idiomas y las identidades nacionales. El concepto de modos de vida móviles resulta especialmente pertinente en el caso de los puertorriqueños, quienes son ciudadanos estadounidenses por nacimiento y, por tanto, circulan con más facilidad que otros grupos entre su país de origen y los Estados Unidos.

Una nación en movimiento

Quienes investigan la migración puertorriqueña han asumido, por lo general, que se trata de una reubicación permanente de mano de obra barata de la periferia en el centro del sistema capitalista mundial.5 Además, algunos estudiosos creían que la migración en gran escala de Puerto Rico a los Estados Unidos había llegado a su fin después del gran éxodo ocurrido entre 1945 y 1965. A inicios de la década de los 70, el número de los que retornaban comenzó a ser mayor que el de los que partían hacia los Estados Unidos, debido, sobre todo, a los aumentos del salario mínimo en la Isla y a la restructuración industrial de la ciudad de Nueva York, el centro tradicional de la diáspora puertorriqueña.6 Pero la emigración masiva se reinició en los 80; al mismo tiempo que continuaba el volumen de retorno, aumentaba la inmigración foránea, y surgía la migración circular como un fenómeno significativo.7 En resumen, el mejor enfoque para entender la migración puertorriqueña contemporánea es considerarla un flujo transitorio y pendular; un movimiento «de puertas giratorias» y no un desplazamiento irrevocable y unilateral.

Desde mediados de los 60, se han realizado

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punto intermedio del continuum del bilingüismo. En su estudio de El Barrio, de la ciudad de Nueva York, Ana Celia Zentella muestra cómo los migrantes han redefinido la condición de puertorriqueño de modo que incluya tanto a los que solo hablan inglés como a los que emplean alternativamente uno u otro código idiomático.9 Aunque los puertorriqueños asentados en la Isla siguen considerando que los llamados «nuyorricans» son culturalmente diferentes, el número creciente de personas con experiencias continentales y habilidades bilingües podría muy bien llegar a minar la percepción pública de que el que se traslada al extranjero necesariamente se torna más norteamericano y, en cierto sentido, menos puertorriqueño.

En segundo lugar, la migración circular erosiona aún más las definiciones convencionales de ciudadanía y nacionalidad que tienen como base el lugar de nacimiento o de residencia. Los migrantes puertorriqueños han desarrollado «bases hogareñas duales», una en los Estados Unidos y otra en Puerto Rico, lo que les permite mantener fuertes vínculos psicológicos con la Isla, aun cuando vivan en el extranjero durante largos períodos de tiempo. Como apunta Marisa Alicea, los desplazamientos frecuentes en el seno de comunidades y hogares ampliados, a veces muy separados en el espacio, se han convertido en una experiencia muy común para los puertorriqueños en las últimas cinco décadas.10 Esas residencias duales o múltiples les permiten a los migrantes circulares combinar varias fuentes de apoyo laboral, familiar y estatal. De ahí que sea cada vez más difícil trazar una línea divisoria entre la Isla y su diáspora, dado que una proporción sustancial de los puertorriqueños vive parte de su vida en ambos extremos del circuito migratorio. Los modos de vida móviles crean una zona fronteriza porosa entre las comunidades de la Isla y las radicadas en el exterior, zona que los migrantes constantemente atraviesan y transgreden, en ocasiones varias veces al año.

Algunos estudiosos y periodistas han señalado que la migración circular tiene un impacto negativo sobre el capital humano puertorriqueño. La carencia de una fuerte vinculación con los mercados laborales locales puede confinar a los migrantes circulares a los empleos manuales y de servicios no calificados, porque no pueden adquirir experiencia y habilidades ni en los Estados Unidos ni en Puerto Rico. Además, la migración circular puede acarrear interrupciones en los procesos de escolarización y de entrenamiento laboral, así como perturbaciones de la vida familiar.11 Desde este punto de vista, los desplazamientos frecuentes entre la Isla y el continente serían una de las razones fundamentales de los problemas socioeconómicos de los migrantes puertorriqueños. No obstante, otros estudiosos consideran esta circulación como una

estrategia flexible de sobrevivencia de las familias puertorriqueñas en la Isla y fuera de ella.12 En respuesta a circunstancias económicas cambiantes, tanto en los Estados Unidos como en Puerto Rico, muchas personas buscan mejores oportunidades de empleo en otro sitio y potencian sus recursos mediante un desplazamiento constante. Desde esta perspectiva, la migración circular constituiría una práctica de vida espacialmente ampliada. El debate académico sobre los migrantes circulares puertorriqueños no se ha resuelto hasta ahora debido a la carencia de datos, diseños de investigación y enfoques conceptuales adecuados.

Repensar la circulación

La migración circular ha sido un tópico ardientemente debatido, pero poco investigado por los estudiosos puertorriqueños. La obra pionera de José Hernández Álvarez subrayaba uno de los rasgos distintivos de la diáspora puertorriqueña desde los 60: el flujo constante de personas en ambas direcciones y por períodos de tiempo variados, esto es lo que se ha venido llamando «migración circular».13 En la medida en que los investigadores empezaron a reconceptualizar el flujo entre la Isla y el continente, comenzaron a utilizar el término circulación para captar el incesante movimiento de fuerza de trabajo y de capital. El término servía para enfatizar la creciente tendencia de los puertorriqueños y otros grupos a desplazarse repetida y temporalmente entre diversas localidades.14

Juan Hernández Cruz fue uno de los primeros científicos sociales que analizó de modo sistemático el movimiento de retorno a la Isla como parte del flujo circular producido por la creciente integración entre las economías de los Estados Unidos y Puerto Rico.15 Otros estudiosos han empleado la expresión de «trasbordadores» o el término «golondrinas», para referirse a los migrantes,16 o —echando mano a la imagen literaria acuñada por Luis Rafael Sánchez, de metafóricos pasajeros en un ómnibus aéreo17— «la guagua aérea». Artículos más recientes han ampliado el campo de los términos posibles para referirse a este movimiento: «migración de puerta giratoria», «múltiple», «frecuente», «repetitiva», «recurrente», «intermitente», «estacional», «cíclica» o «de reciclaje». Muchos de estos términos aparecen también comúnmente en estudios de la migración mexicana a los Estados Unidos.

Aunque los estudiosos difieren en lo referido a la terminología, magnitud e impacto precisos de la migración circular, en parte debido a los modos diferentes en que construyen sus muestras, la mayoría está de acuerdo en que la diáspora puertorriqueña se ha convertido en un movimiento bilateral y sostenido, de

Jorge Duany

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personas. Los estimados del volumen de la migración circular entre la Isla y el continente oscilan entre el 10 y el 45% del flujo total, en dependencia de las diversas definiciones, fuentes, métodos y enfoques. Según el censo de 1990, 130 335 personas fueron y vinieron entre la Isla y el continente —más del 23% de los que se fueron de Puerto Rico— durante la década de los 80. Más allá de las cantidades absolutas, lo cierto es que ese movimiento de ida y vuelta se ha convertido en un rasgo clave de la sociedad puertorriqueña contemporánea.

Los estudios recientes sobre transnacionalismo, hibridez y translocalidad resultan muy relevantes para entender la migración circular puertorriqueña. Conceptos actuales como los de fronteras divididas, circuitos transnacionales, culturas híbridas, Estado-nación desterritorializado y nación translocal,18 son útiles para volver a analizar la experiencia puertorriqueña en los Estados Unidos y en Puerto Rico. Por supuesto, al aplicar esos conceptos hay que tener en cuenta que Puerto Rico no es un Estado soberano, y que, por tanto, es preciso establecer con todo cuidado la distinción entre Estado y nación. Por ejemplo, las autoridades gubernamentales no controlan ni monitorean a los puertorriqueños que se mueven entre la Isla y el continente, a diferencia de lo que sucede en el caso de los que cruzan fronteras internacionales. No obstante, la experiencia subjetiva de muchos puertorriqueños, de la migración, como proceso dual de desterritorialización y reterritorialización, ha sido muy comentada en la literatura sobre el fenómeno. Como suelen decir los puertorriqueños, trasladarse a los Estados Unidos supone «irse pa’ fuera», de su país isleño, claro.

Esta expresión popular resulta muy reveladora. Sugiere una distinción clara entre un límite externo (afuera) y un núcleo interno (adentro) de un sentido nacional de lugar, cultura e identidad. Algunos estudiosos, incluso, han escrito sobre una comunidad puertorriqueña interna —es decir, la de quienes viven en la Isla— y otra externa, la de quienes viven en el continente. En la conversación diaria, los puertorriqueños rara vez hablan de la migración como tal, pero a menudo hacen referencia a la vida fuera de las fronteras de la Isla. De ahí se entiende que términos populares como «estudiar afuera» o «venir de afuera» se refieren implícitamente a los Estados Unidos. Como ha señalado el crítico literario Hugo Rodríguez-Vecchini, la situación contemporánea de Puerto Rico no se agota con los significados convencionales del término académico «migración».19 Para la mayoría de los puertorriqueños trasladarse a los Estados Unidos no supone ni asentarse de manera permanente en otro país ni emigrar de manera estacional. Aunque la descripción de toda la diáspora puertorriqueña como una forma de migración de transbordo puede ser exagerada, este

término capta la oscilación constante entre puntos de partida y de destino que caracteriza el movimiento de miles de puertorriqueños cada año.

Usualmente se ha descrito la diáspora puertorriqueña como un caso singular, especial, o anómalo, debido a la dependencia de la Isla con respecto a los Estados Unidos, a la naturaleza legal del flujo migratorio y al libre movimiento de trabajo y capital en ambas direcciones. De hecho, algunos creen que la migración puertorriqueña a los Estados Unidos debe ser considerada como un movimiento interno de población similar, por ejemplo, a la reubicación de residentes de Nueva York en la Florida, y no como una migración internacional.20 Desde una perspectiva diferente, se ha caracterizado a los puertorriqueños como inmigrantes coloniales, similares a los africanos y antillanos en sus metrópolis inglesa, francesa y holandesa. Además, la experiencia histórica de los puertorriqueños tiene paralelos sorprendentes con la de los pueblos americanos originales, los afronorteamericanos, los norteamericanos de origen mexicano, los hawaianos, los filipinos y otros «pueblos conquistados» de las Américas. Todos estos grupos perdieron el control de sus territorios como resultado de la guerra y la ocupación.21

A pesar de las peculiaridades de la migración puertorriqueña a los Estados Unidos, en especial debido a su naturaleza colonial, resulta improductivo —desde un punto de vista teórico— analizarla como una situación excepcional. Sostengo la hipótesis de que el caso puertorriqueño representa una forma especial, pero no única, de transnacionalismo, a pesar de la ausencia de un Estado-nación soberano en la Isla. En términos estrictos, los puertorriqueños no son migrantes internacionales, porque no atraviesan una frontera política de importancia al trasladarse de la Isla al continente, pero son transnacionales en el sentido de que se mueven de una cultura nacional territorialmente circunscrita a otra. Las diferencias geográficas, climáticas, religiosas, de relaciones raciales y de otras costumbres son lo bastante grandes como para crear fronteras simbólicas entre los Estados Unidos y Puerto Rico, semejantes a las que existen entre aquel país y México o la República Dominicana. Las similitudes y diferencias entre las prácticas transnacionales de los puertorriqueños y las de otros grupos migrantes (como los mexicanos) merecen una mayor reflexión.22

Muchos de los resultados e interpretaciones de la migración transnacional se pueden aplicar al caso puertorriqueño. Las redes densas de parentesco caracterizan al circuito transnacional entre Puerto Rico y los Estados Unidos, de la misma forma en que lo hacen en el caso de México. Los rituales de viaje, como las elaboradas fiestas de bienvenida y despedida

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asociadas con el traslado al extranjero («irse pa’ fuera») y con el regreso, no difieren sustancialmente en Puerto Rico y en la República Dominicana. Además, el trasiego entre la Isla y el continente supone traspasar fronteras culturales, lingüísticas y geográficas significativas. Los puertorriqueños que van hacia los Estados Unidos tienen que aprender algo de inglés, mientras que los que regresan deben mantener su competencia en español. A su vez, el estudio de los migrantes circulares de Puerto Rico podría contribuir a conceptualizar diferentes tipos de cruce de fronteras, en dependencia del estatus de ciudadanía de las personas. Según Michael Kearney, los migrantes puertorriqueños atraviesan límites (borders) —entendidos como zonas de contacto geográficas y culturales—, pero no fronteras (boundaries), los lindes legales de las naciones.23 De ahí que un enfoque transnacional sobre la circulación de las personas entre Puerto Rico y los Estados Unidos debe resultar fructífero por razones tanto empíricas como teóricas.

El caso de Puerto Rico muestra con claridad que el cruce de límites no se restringe a los movimientos a través de las fronteras estatales. En realidad, muchas personas crean campos fluidos de relaciones sociales, económicas y políticas en diversos escenarios: locales, regionales, nacionales y transnacionales. El movimiento constante en múltiples direcciones parece indicar la ampliación espacial de prácticas de vida personales y familiares a zonas geográficas distantes, pero socialmente conectadas. En esas situaciones cambiantes, resulta difícil ubicar la cultura puertorriqueña en un paisaje particular, sea en la Isla o en los Estados Unidos. La frecuente movilidad de la población puertorriqueña tiende a quebrar las distinciones convencionales entre puntos de origen y de destino, entre lugares de nacimiento y de residencia. En consecuencia, el examen de los recientes flujos transnacionales a Puerto Rico y desde él, podría constituir un aporte a los debates contemporáneos sobre la relación entre los pueblos, las culturas, los lugares y las identidades. En particular, los migrantes circulares ponen en tela de juicio las imágenes espacialmente localizadas de vida, trabajo y patria.

En resumen, una gran proporción de los puertorriqueños sigue yendo y viniendo entre la Isla y el continente durante períodos de tiempo relativamente

largos. En segundo lugar, las prácticas de vida móviles son más frecuentes en comunidades con historias recientes de migración a los Estados Unidos que en aquellas con tradiciones de migración más antiguas. Por otra parte, los puertorriqueños que van y vienen entre la Isla y los Estados Unidos han ampliado geográficamente sus estrategias de sobrevivencia a un número de destinos mayor que en el pasado. La circulación entre la Isla y el continente es más común entre los hombres, las personas de edad, los que cuentan con una mejor educación y los trabajadores relativamente calificados. El traslado frecuente se asocia con un número mayor de parientes que viven en el continente. Por último, la circulación tiende a mejorar la situación ocupacional y educacional de la persona, y también su dominio del inglés.

Estudio de la circulación Cuatro comunidades fueron encuestadas, en julio

y agosto de 1998, en Puerto Rico. (Una de ellas de modo parcial entre julio y septiembre de 1996.) Se escogió la muestra en varios municipios —las unidades administrativas de base del gobierno local de la Isla, básicamente equivalentes a los condados en los Estados Unidos— para establecer un punto de comparación y generalización. Se seleccionaron comunidades que representaran una variedad de tamaños de población, regiones, composiciones étnicas y bases económicas. La muestra abarcó comunidades de los municipios de San Juan, Cataño-Guaynabo, Cidra y Loíza, por tanto, incluyó el centro urbano mayor de la Isla, dos franjas urbanas contiguas en el área metropolitana de San Juan, un pueblo de tamaño mediano en la zona montañosa del interior y otro pequeño en la costa nordeste. Según los estándares locales, Loíza es una comunidad predominantemente negra y Cidra tiene mayoría blanca, mientras que entre la población de San Juan y la de Cataño-Guaynabo predomina la mezcla racial.24

Respecto al número total de viajes realizados por todas las personas incluidas en la muestra, más del 77% nunca se había trasladado a los Estados Unidos, cerca del 20% había viajado allí una vez y un 3% había realizado dos o más viajes. De los que habían estado

Las diferencias geográficas, climáticas, religiosas, de relaciones raciales y de otras costumbres son lo bastante grandes como para crear fronteras simbólicas entre los Estados Unidos y Puerto Rico, semejantes a las que existen entre aquel país y México o la República Dominicana.

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en el extranjero, el 13,4% eran viajeros múltiples. Esta cifra es ligeramente superior a algunos de los estimados previos de los migrantes circulares y muy inferior a otros. Por tanto, la circulación de personas entre Puerto Rico y los Estados Unidos no se ha incrementado sustancialmente, sino que continuó siendo un flujo estable en la década de los 90.

Las tasas de migración oscilaban entre un mínimo de un 18,3 % en Cataño-Guaynabo hasta un máximo de 27,6% en Loíza, mientras que San Juan (21,9%) y Cidra (25,1%) ocupaban lugares intermedios. El número promedio de viajes realizados por los loiceños duplicaba el de los residentes en Cataño-Guaynabo. Además, Loíza mostraba la incidencia más alta de viajes múltiples (5,9%), mientras que San Juan tenía la más baja (2%) y Cidra (2,3%) y Cataño-Guaynabo (2,7%) proporciones intermedias. No resulta sorprendente que Loíza exhiba las tasas de desempleo y pobreza mayores de la muestra, mientras que Guaynabo ostenta las menores. Por tanto, los resultados confirman que el volumen de la migración puertorriqueña —sobre todo de la migración circular—, varía de un municipio a otro. Como confirman Massey et al., hay más probabilidades de que las personas se trasladen al extranjero si viven en una comunidad con una alta presencia de migrantes, porque están mejor conectadas socialmente a esas personas.25 Para los miembros de una comunidad así, los modos de vida móviles pueden ser un componente esperable de la vida.

Además, la proporción de miembros de núcleos familiares que aún se encuentran en los Estados Unidos varía de un municipio a otro. En San Juan y Loíza el porcentaje de los que viven en el extranjero es relativamente alto (39,6% y 37,7% respectivamente), mientras que en Cataño-Guaynabo y Cidra las proporciones son mucho menores (26,1% y 23,4% en cada caso). En total, alrededor de un tercio de los miembros de los núcleos familiares vivía en el continente en el momento en que se aplicó la etnoencuesta. Esta cifra es mucho más baja que el 45% que se obtuvo en las entrevistas a mexicanos, realizadas por el Mexican Migration Project.

Alrededor de un tercio de los residentes en San Juan hicieron su primer viaje en los años 40 y los 50, mientras que más de la mitad de los residentes en Loíza viajaron por primera vez en los 70 y los 80. Proporcionalmente, más loiceños hicieron su viaje más reciente durante los 90, que los de los demás municipios. El año medio de la primera salida osciló entre 1968, en San Juan, y 1978, en Loíza, mientras que Cidra (1971) y Cataño-Guaynabo (1973) ocupaban posiciones intermedias. El año medio de la salida más reciente varió aún más, de 1969 en San Juan a 1981 en Loíza. Por tanto, la migración al exterior procedió primero de San Juan, después de Cidra y

Cataño-Guaynabo y finalmente de Loíza. Más personas abandonaron la Isla durante la década de los 80 que en cualquier otra. Estas fases de los flujos migratorios están probablemente relacionadas con el agotamiento de diversas estrategias de desarrollo puestas en práctica por el gobierno puertorriqueño a partir del programa de industrialización de 1947.26

Es obvio que San Juan tiene una historia más larga de migración al exterior que las otras tres zonas. Este resultado se relaciona con la incidencia de la migración interna procedente de otros municipios hacia San Juan, como demuestra su mayor proporción de residentes nacidos en otros lugares (32,3%). Históricamente, la capital ha servido de trampolín hacia los Estados Unidos. Además, muchos migrantes que no nacieron en San Juan se han asentado allí tras regresar a la Isla. De ahí que la capital también cuente con la mayor proporción de residentes nacidos en los Estados Unidos (8,3%). De cualquier modo, los viajes múltiples son más frecuentes en las comunidades con tradiciones migratorias recientes que en las que cuentan con antiguas historias de migración al continente.

La duración de la estancia en los Estados Unidos también varía en los cuatro municipios. En general, la estancia promedio en el extranjero aumentó ligeramente entre el primer viaje y el más reciente de 136,7 a 137,4 meses. Los residentes de San Juan tendían a permanecer en el extranjero un tiempo mucho más largo que los de otros lugares: más de catorce años y medio. Por el contrario, los residentes en Loíza permanecieron en el continente solo nueve años en ambas ocasiones. Excepto en el caso de los residentes en San Juan, los migrantes permanecieron más o menos el mismo tiempo en su viaje más reciente que en el primero. Parece ser que muchos puertorriqueños posponen su regreso a la Isla, en vez de acortar su estancia en los Estados Unidos. Esta tendencia puede estar relacionada con las continuadas dificultades económicas de la Isla, sobre todo después de la derogación de la sección 936 del U.S. Internal Revenue Service (Oficina Tributaria Interna), que les concedía exenciones de impuestos a las empresas norteamericanas que se radicaran en Puerto Rico.

Se ha escrito mucho sobre la creciente dispersión de la población puertorriqueña en los Estados Unidos. El análisis de datos recientes del censo parece apuntar a un abandono de zonas tradicionales de asentamiento en grandes centros urbanos del nordeste y el medio-oeste, a favor de ciudades más pequeñas del nordeste y el sudeste. No obstante, cuando se compara el lugar de destino del primer viaje y del viaje más reciente de los viajeros múltiples, se observa que su concentración en Nueva York y en otras ciudades de la costa nordeste sigue siendo muy alta. Casi un tercio de los viajeros

«Irse pa’ fuera»: los modos de vida móviles de los migrantes circulares entre Puerto Rico y los Estados Unidos

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múltiples fue a Nueva York en su primer traslado a los Estados Unidos, y casi un cuarto lo hizo en su segundo traslado. En su primer viaje al extranjero, lugares de concentración de migrantes, después de Nueva York, fueron Buffalo, Filadelfia y New Haven. En su viaje más reciente, los viajeros fueron con más frecuencia a Boston, Hartford y Providence. De ahí que los resultados apoyen discretamente la hipótesis de que los puertorriqueños se desplazan entre áreas metropolitanas diferentes a las del pasado. Sin embargo, el movimiento de ida y vuelta tiende a seguir la concentración tradicional de los puertorriqueños en la ciudad de Nueva York y otros centros de la diáspora.

Los datos indican también la presencia de fuertes vínculos entre municipios específicos de Puerto Rico y ciertas ciudades de los Estados Unidos. El principal destino de los residentes de Loíza es Boston, mientras que la ciudad de Nueva York domina el tráfico de personas de Cataño-Guaynabo y San Juan. Para los residentes de Cidra, Chicago, Hartford y Newark son importantes destinos secundarios; los residentes de Loíza viajan con más frecuencia a Filadelfia y New Haven. Los migrantes de Cataño-Guaynabo también se trasladan a Filadelfia y a Miami, mientras que muchos sanjuaneros se asientan en Chicago y en varios lugares que no forman parte de áreas metropolitanas. Cada uno de los municipios ha tendido a formar sus propias «comunidades hijas»27 en los Estados Unidos, sobre todo en la ciudad de Nueva York, y en Chicago y Boston. En resumen, cada comunidad emisora ha desarrollado un circuito migratorio que la conecta con varios puntos de la diáspora.

La encuesta buscó igualmente las características sociodemográficas de los que han viajado varias veces, los que lo han hecho una vez y los que no han viajado. Lo primero es que los hombres tenían más probabilidades que las mujeres de trasladarse una vez o más. Como promedio, los viajeros múltiples eran cinco años mayores de los que lo habían hecho una vez y trece años mayores de los que no habían viajado. La educación media de los que migraron en una o varias ocasiones era de un grado más que la de los no migrantes. Un porcentaje mayor de los viajeros múltiples había nacido en Puerto Rico y no en los Estados Unidos o en otros países. Más de la mitad estaba desempleada o no estaba incorporada a la fuerza laboral, sobre todo las amas de casa y los jubilados. De los que trabajaban, la gran mayoría eran operarios, jornaleros, artesanos y empleados de reparaciones. Estos datos apoyan mi hipótesis sobre el perfil socioeconómico de los migrantes circulares puertorriqueños. La circulación es más común entre los hombres de mediana edad con educación secundaria y trabajos manuales.

Entre los viajeros múltiples, la proporción de las

personas desempleadas o no incorporadas a la fuerza de trabajo decreció considerablemente entre su primer y su último viaje a los Estados Unidos. El cambio fundamental (de 31,4% a 8,6% del total) se produjo en los estudiantes y las personas menores de dieciséis años que no estudiaban ni trabajaban durante su primer viaje y que estaban trabajando durante el segundo. En cuanto a los que tenían empleo, la proporción en las categorías ocupacionales de trabajo intelectual y calificado aumentó de modo significativo, sobre todo entre los artesanos y empleados en reparaciones y los dedicados a labores de apoyo administrativo. De forma inversa, la proporción de trabajadores agrícolas y de servicios decreció de manera sustancial. Los resultados apuntan al hecho de que ir y volver de la Isla al continente tiende a mejorar la situación ocupacional de los puertorriqueños.

Los viajeros múltiples tenían, en proporción, más parientes —padres, hermanos mayores, tíos, tías, etc.— residentes en los Estados Unidos que los que migraron una vez. Solo en el caso de primos, estos últimos tenían más en el extranjero que los viajeros múltiples. Además, tanto los viajeros múltiples como quienes viajaron en una sola ocasión, habían establecido relaciones estrechas con nuyorricans en el trabajo y el hogar. Sin embargo, en proporción, los viajeros múltiples tenían menos amigos en el extranjero que los que viajaron una sola vez. Los datos confirman que la migración recurrente está vinculada con redes de parentesco muy tupidas en los Estados Unidos. Esos vínculos sociales ayudan a los migrantes a conseguir trabajo, vivienda y apoyo financiero y emocional para la transición entre la vida en la Isla y en el continente. Las obligaciones familiares son también una de las razones fundamentales para que las personas —sobre todo las mujeres— vayan y vuelvan, además de conseguir empleo, mejorar la situación económica, estudiar y jubilarse.

La frecuencia y el significado de las prácticas de vida móviles difieren significativamente según el género. Estudios previos han caracterizado la circulación femenina entre Puerto Rico y los Estados Unidos como una «circulación atada», porque dependen en buena medida de las decisiones de otros para trasladarse, en especial parejas masculinas, padres y otros parientes. La mayoría de las mujeres puertorriqueñas no migran para trabajar fuera de la casa ni en busca de empleo; en general, se trasladan para «atender a su hogar o grupo familiar»,28 o sea, para servir de sostén a los modos de vida móviles de los núcleos familiares transnacionales. Las mujeres que circulan realizan buena parte del trabajo no remunerado —como cuidar de los niños, los enfermos y los ancianos— necesario para mantener redes de parentesco a grandes distancias. La movilidad femenina tiende a concentrarse en ciertos puntos críticos del ciclo de la vida, como el matrimonio, el

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divorcio y el retiro.Sobre el uso que hacen los jefes de núcleos familiares

de los idiomas, como era de esperar, entre los viajeros múltiples había un gran porcentaje de personas que hablaba inglés con frecuencia —o siempre— en el hogar, en el trabajo, con los amigos y en el vecindario. Los resultados confirman que los viajeros múltiples emplean el inglés más comúnmente y en más situaciones que los que solo se trasladan una vez. Como ya se expuso, los migrantes circulares necesitan ser más plenamente bilingües para triunfar en los Estados Unidos y en Puerto Rico. Este patrón podría tener efectos a largo plazo en la identidad cultural puertorriqueña, aunque la etnoencuesta no preguntó específicamente sobre este tópico. Entre otras consecuencias, podría contribuir a erosionar la convicción, de vieja data, de que ser puertorriqueño equivale a hablar español. En la ciudad de Nueva York la condición de puertorriqueños de los niños angloparlantes criados en el continente no se debate tanto como en la Isla; el origen familiar y las tradiciones culturales son los sellos de la identidad. Quizás la migración circular ampliará la definición monolingüe de español de la cultura puertorriqueña también en la Isla.

En resumen, los resultados de este estudio ayudan a trazar una imagen más ponderada de los migrantes circulares puertorriqueños que la ofrecida por descripciones periodísticas y académicas previas. En primer lugar, la mayoría de los puertorriqueños no va y viene entre la Isla y el continente, sino que permanece asentada en uno de los dos lugares. Los que circulan lo hacen fundamentalmente entre sus comunidades de origen en la Isla y unas pocas ciudades del nordeste de los Estados Unidos, como Nueva York, Boston, Filadelfia, Hartford, New Haven y Providence. Cierto grupo de personas tiene más probabilidades de trasladarse con frecuencia: los hombres de mediana edad con un buen nivel de educación y empleados en labores manuales. El desplazamiento en ambos sentidos suele tener un efecto positivo sobre la situación ocupacional de la persona. Los viajeros múltiples tienen una red de parientes mayor en los Estados Unidos, dominan mejor el inglés y lo emplean en más situaciones que los que solo han viajado una vez al extranjero. De ahí que el modo de vida móvil de muchos puertorriqueños amplíe

sus oportunidades económicas, sus relaciones sociales y sus prácticas culturales.

Conclusiones

Buena parte del conocimiento existente sobre los movimientos internacionales de población tiene como base la premisa de que las personas se trasladan una sola vez, en una única dirección, y que se asientan de manera permanente en otro país. Durante la última década, muchos estudiosos han contribuido a repensar los flujos transnacionales de personas que no se adaptan al patrón clásico de la migración internacional. Las personas a menudo retornan a su país después de pasar algún tiempo en el extranjero y, con menos frecuencia, se vuelven a trasladar al primer destino o a uno diferente. La estrategia de la migración recurrente de México a los Estados Unidos, sobre todo de los trabajadores agrícolas estacionales, ha sido bien estudiada desde inicios del siglo xx.29 En la base de datos del Mexican Migration Project, cerca del 44% de los migrantes había hecho dos o más viajes a los Estados Unidos. Entre los puertorriqueños, la migración circular ha sido notable, al menos desde la década de los 60. Según los resultados aquí analizados, alrededor del 13% de los que se han trasladado al extranjero ha realizado múltiples viajes. Comparados con los viajeros frecuentes de México, los de Puerto Rico tienen más probabilidades de ser legales, mujeres, mayores y desempleados; de tener un mayor nivel educacional, poseer una calificación y ser migrantes por un largo período de tiempo.

En general, los resultados del estudio apuntan a una importante revaluación de la migración circular puertorriqueña. Como promedio, los viajeros múltiples entre la Isla y el continente tienen un nivel de educación más elevado que los no migrantes, y es más probable que tengan empleo, comparados con quienes migran una sola vez. Los viajeros múltiples están más concentrados, que los no migrantes y los que migran una vez, en empleos manuales no calificados. Pero la situación ocupacional de la mayoría de las personas mejoró entre su primer y su último viaje a los Estados Unidos. La migración circular tiende a incrementar el

Los viajeros múltiples tienen una red de parientes mayor en los Estados Unidos, dominan mejor el inglés y lo emplean en más situaciones que los que solo han viajado una vez al extranjero. De ahí que el modo de vida móvil de muchos puertorriqueños amplíe sus oportunidades económicas, sus relaciones sociales y sus prácticas culturales.

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capital humano de los puertorriqueños, a contrapelo de afirmaciones anteriores sobre el tópico. Además, los migrantes recurrentes tienen un nivel mayor de bilingüismo y mayor cantidad de parientes en el extranjero que los que migran una sola vez. Para triunfar, los modos de vida móviles requieren de capacidades en ambos idiomas y de redes sociales extensas.

El resultado de que la movilidad frecuente de los puertorriqueños no deteriora su posición socioeconómica contradice buena parte de lo que hasta ahora se había tenido por cierto en lo relativo a la migración circular. Un problema recurrente de trabajos anteriores sobre este tópico es que no distinguían con claridad las causas y los efectos de la circulación. De ahí que resultara difícil saber si las personas se trasladaban con frecuencia en busca de una vida mejor o si, por el contrario, la expansión espacial de sus medios de subsistencia los llevaba a trasladarse de continuo. Los resultados de este estudio apoyan, con datos empíricos, la segunda hipótesis. En otras palabras, muchos puertorriqueños van y vienen entre la Isla y los Estados Unidos porque sus estrategias de subsistencia se han ampliado geográficamente para incluir varios mercados laborales, múltiples lugares de asentamiento, redes de parentesco extendidas y prácticas bilingües y biculturales como resultado de la migración transnacional. Cuando las oportunidades económicas están distribuidas de manera desigual en el espacio —como ocurre en el caso de Puerto Rico y los Estados Unidos— las personas diseñan prácticas de vida móviles mediante la circulación y otras formas de movilidad física, social y económica.

Antes de ter minar, quiero subrayar tres consecuencias relevantes de la migración circular para los puertorriqueños de la Isla y de la diáspora. En primer lugar, los resultados de este estudio parecen indicar que, en sí misma, la circulación no explica la penuria y el sufrimiento de los puertorriqueños a ambos lados del Atlántico. En realidad, la fluidez de los movimientos poblacionales puertorriqueños constituye una estrategia de sobrevivencia productiva para muchos hogares dentro y fuera de la Isla, dada la incapacidad de los mercados laborales locales para absorber a más trabajadores. La circulación es una vía para movilizar recursos personales y familiares diseminados en el espacio y que trascienden las fronteras geoculturales. Constituye un conjunto de prácticas de vida móviles en dos o más localidades. Para la mayoría de las personas, los traslados múltiples constituyen una forma de adquirir calificación y educación, y de mejorar su nivel educacional. El desplazamiento bilateral de los puertorriqueños es uno de los vínculos transnacionales clave entre sus comunidades en Puerto Rico y en los Estados Unidos, sobre todo a lo largo de la costa

nordeste. Más que en el caso de otros migrantes, la cotidianidad de los migrantes circulares depende de redes sociales densas y múltiples que trascienden las fronteras nacionales.

La segunda implicación de la migración circular entre Puerto Rico y los Estados Unidos es la movilización y flexibilización de las identidades culturales más allá de categorías prolijamente circunscritas al idioma, territorio o ciudadanía. Es obvio que los migrantes circulares tienen que adquirir habilidades de bilingüismo y biculturalidad para sobrevivir en ambientes puertorriqueños y norteamericanos. Al crear «bases domiciliares» (home bases) dobles o múltiples también desafían los criterios estándares de asignar residencia permanente a un único lugar durante un período de tiempo prolongado. Por último, la ciudadanía norteamericana parece ser más un asunto de conveniencia práctica que un sello de identidad emocional para los que viajan con frecuencia entre la Isla y el continente. El hecho de que una proporción tan grande de los puertorriqueños haya vivido en el extranjero —muchos de ellos más de una vez—, de que la mayoría tenga parientes y amigos en los Estados Unidos; y de que mantengan fuertes vínculos con las comunidades nuyorricans, parece indicar que en las últimas cinco décadas Puerto Rico se ha transnacionalizado profundamente como resultado de la migración, la circulación y otros procesos sociales. Para muchos puertorriqueños, en la actualidad la Isla quizás ya no representa una entidad nacional separada, una patria exclusiva, sino un punto de un extenso circuito migratorio, un polo en un continuum geográfico y cultural de lugares interrelacionados de residencia y de trabajo.

Mi última reflexión tiene que ver con lo que significa comparativamente la circulación para los puertorriqueños y para otros migrantes. A contrapelo de mis expectativas originales, los datos presentados revelan que la migración recurrente es mucho más común entre los mexicanos indocumentados que entre los ciudadanos estadounidenses de origen puertorriqueño. Volviendo a la sugerente distinción que hace Kearney entre límites y fronteras, los mexicanos atraviesan fronteras con más frecuencia que los puertorriqueños, aunque a estos les resulta más fácil, desde el punto de vista legal, traspasar los límites de los Estados Unidos. Atravesar barreras geopolíticas formales quizás aumente la probabilidad de ir y volver, al menos entre regiones limítrofes como el occidente de México y el sudeste de los Estados Unidos. Para los puertorriqueños, trasladarse al extranjero parece ser una decisión más prolongada y definitiva que para los mexicanos, muchos de los cuales se han acostumbrado durante generaciones a realizar frecuentes cruces del Río Grande. No obstante, los modos de vida móviles

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de muchos puertorriqueños que viajan desde y hacia la Isla erosionan las imágenes demasiado localizadas del espacio, la cultura y la identidad que han dominado el discurso y la práctica nacionalista en Puerto Rico, igual que en el resto del mundo. Aunque queda mucho por investigar sobre el tópico, se puede afirmar que «irse pa’ fuera» representa un descentramiento radical de la nación puertorriqueña.

Notas

1. Silvia Pedraza y Rubén G. Rumbaut, eds., Origins and Destinies: Immigration, Race, and Ethnicity in America, Wadsworth, Belmont, 1996; Alejandro Portes y Rubén G. Rumbaut, Immigrant America: A Portrait, segunda edición, University of California Press, 1996.

2. Dirk Hoerder, ed., Labor Migration in the Atlantic Economies: The European and North American Working Classes during the Period of Industrialization, Greewood, Westport, 1985; Dennis D. Cordell, et al., Hoe and Wage: A Social History of a Circular Migration System in West Africa, Westview, Boulder, 1996; Gerald Rosenblum, Inmigrant Workers: Their Impact on American Labor Radicalism, Basic Books, Nueva York, 1973.

3. Douglas S. Massey, Joaquín Arango et al., Worlds in Motion: Understanding International Migration at the End of the Millenium, Clarendon Press, Oxford, 1998.

4. Karen F. Olwig y Ninna N. Sorensen, «Mobile Livelihoods: Life and Work in a Globalizing World», propuesta de libro, Routledge Press, Londres, 1999.

5. Véase History Task Force / Centro de Estudios Puertorriqueños, Labor Migration Under Capitalism: The Puerto Rican Experience, Monthly Review Press, Nueva York, 1979; Virginia Sánchez Korrol, From Colonia to Community: The History of Puerto Ricans in New York City, segunda edición, University of California Press, Berkeley, 1994; para reseñas bibliográficas, véase María del Carmen Baerga y Lanny Thompson, «Migration in a Small Semi-Periphery: The Movement of Puerto Ricans and Dominicans», International Migration Review, a. 24, n. 4, 1990, pp. 656-683; Jorge Duany, «Common Threads or Disparate Agendas? Research Trends on Migration from and to Puerto Rico», Centro, a. 7, n. 1, 1994-95, pp. 60-77.

6. Edwin Meléndez, Los que se van, los que regresan: Puerto Rican Migration to and from the United States, 1982-1988, Political Economy Working Paper Series, n. 1, Centro de Estudios Puertorriqueños, Hunter College, Nueva York, 1993; Marta Tienda, «Puerto Ricans and the Underclass Debate», Annals of the American Academy of Political and Social Science, n. 501, enero de 1989, pp. 105-19.

7. Entre 1991 y 1995, la migración neta de Puerto Rico a los Estados Unidos se estimó en 168 475 personas, en comparación con 116 571 en la década de los 80. Véase Francisco Rivera-Batiz y Carlos E. Santiago, Island Paradox: Puerto Rico in the 1990s, Russell Sage Foundation, Nueva York, 1996. Nada más en 1994-95, emigraron de la Isla 53 146 personas, mientras que inmigraron 18 177. Autoridad de los Puertos, Oficina de Estudios Económicos (Puerto Rico), Compendio estadístico, San Juan, 1996.

8. Frank Bonilla y Ricardo Campos, Industry and Idleness, Centro de Estudios Puertorriqueños, Hunter College, Nueva York, 1986; Frank Bonilla y Héctor Colón Jordán, «“Mamá, Borinquen Me Llama!” Puerto Rican Return Migration in the 70s», Migration Today, a. 7, n. 2, 1979, pp. 1-6; Héctor Cordero-Guzmán, «The Socio-Demographic Characteristics of Return Migrants to Puerto Rico

and their Participation in the Labor Market, 1965-1980», Tesis de Maestría, Universidad de Chicago, 1989; María E. Enchautegui, Subsequent Moves and the Dynamics of the Migration Decision: The Case of Return Migration to Puerto Rico, Population Studies Center, University of Michigan, Ann Arbor, 1991; José Hernández Álvarez, Return Migration to Puerto Rico, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de California, 1967; Clara G. Muschkin, «Consequences of Return Migrant Status for Employment in Puerto Rico», International Migration Review, a. 27, n. 1, 1993, pp. 70-102.

9. Ana Celia Zentella, Growing Up Bilingual: Puerto Rican Children in New York, Blackwell, Malden, 1997.

10. Marisa Alicea, The Dual Base Phenomenon: A Reconceptualization of Puerto Rican Migration. Tesis doctoral, University de Northwestern, 1989; «Dual Home Bases: A Reconceptualization of Puerto Rican Migration», Latino Studies Journal, a. 1, n. 3, pp. 78-98, 1990.

11. Francisco Rivera-Batiz y Carlos E. Santiago, ob. cit., p. 62.

12. Mark Ellis, Dennis Conway y Adrian J. Bailey, The Circular Migration of Puerto Rican Women: Towards a Gendered Explanation, Working Paper n. 98-5, Population Institute for Research and Training, Indiana University, 1996; David Hernández y Janet Scheff, «Puerto Rican Ethnicity and U.S. Citizenship on the Puerto Rico-New York Commute», Ponencia presentada en el XX Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), Guadalajara, México, 17-19 de abril de 1997; Clara Rodríguez, «Puerto Rican Circular Migration Revisited», Latino Studies Journal, a. 4, n. 2, 1994, pp. 93-113.

13. José Hernández Álvarez, ob. cit.

14 Guy T. Ashton, «The Return and Re-Return of Long-Term Puerto Rican Migrants: A Selective Rural-Urban Sample», Revista/Review Interamericana, a. 10, n. 1, 1980, pp. 27-45; Dennis Conway, Mark Ellis y Naragandat Shiwdhan, «Caribbean International Circulation: Are Puerto Rican Women Tied-Circulators?», Geoforum a. 21, n. 1, 1990, pp. 51-66; Clara Rodríguez, «Puerto Ricans and the Circular Migration Thesis», Journal of Hispanic Policy, n. 3, 1988, pp. 5-9; Olwig y Sorensen 1999)

15. Juan Hernández Cruz, «¿Migración de retorno o circulación de obreros boricuas?», Revista de Ciencias Sociales, a. 24, n. 1-2, 1985, pp. 81-112.

16. Joseph P. Fitzpatrick, Puerto Rican Americans: The Meaning of Migration to the Mainland, segunda edición, Prentice-Hall, Englewood Cliffs, 1987; Aaron Segal, «Locating the Swallows: Caribbean Recycling Migration», Ponencia presentada en la XXII Conferencia Anual de la Asociación de Estudios del Caribe, San Juan, Puerto Rico, 27-31 de mayo de 1996; Carlos Torre, Hugo Rodríguez-Vecchini y William Burgos, eds., The Commuter Nation: Perspectives on Puerto Rican Migration, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1994.

17. Luis Rafael Sánchez, La guagua aérea, Cultural, Río Piedras, 1994.

18. Véase Juan Flores, Divided Borders: Essays on Puerto Rican Identity, Arte Público Press, Houston, 1993; Roger Rouse, «Mexican Migration and the Social Space of Postmodernism», Diáspora, a. 1, n. 1, 1991, pp. 8-23; Linda Basch et al., Nations Unbound: Transnational Projects, Postcolonial Predicaments and Deterritorialized Nation-States, Gordon and Breach, Nueva York, 1994; Néstor García Canclini, Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad, Grijalbo, México, 1990; Agustín Laó, «Islands at the Crossroads: Puerto Ricanness Traveling between the Translocal Nation and the Global City», en Frances Negrón-Muntaner y Ramón Grosfoguel, eds., Puerto Rican Jam: Essays on Culture and Politics, University of Minnesota

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Press, Minneapolis, 1997, pp. 169-188.

19. Carlos Torres, Hugo Rodríguez-Vecchini y William Burgos, eds., ob. cit., p. 53.

20. Véase Guy T. Ashton, «Professor’s Report on Travel Patterns Fails to Surprise», The San Juan Star, 30 de septiembre de 1999, p. 78.

21. Véase José Hernández, Conquered Peoples in America, quinta edición, Kendall/Hunt, Dubuque, Iowa, 1994.

22. Este estudio ha empleado los mismos instrumentos, método de selección de la muestra y procedimiento que investigaciones anteriores y actuales realizadas por el Latin American Migration Project, en México, la República Dominicana y Paraguay. Véase Mexican Migration Project, Population Studies Center, University of Pennsylvania, http: //www.lexis.pop.upenn.edu/mexmig.

23. Michael Kearney, «Borders and Boundaries of the State and Self at the End of Empire», Journal of Historical Sociology, a. 4, n. 1, 1991, p. 53.

24. El tamaño de la muestra osciló entre 100 y 200 núcleos familiares en cada comunidad, para un total de 650 núcleos, y 2 989 individuos. Se censó a las comunidades casa por casa, y se seleccionó los núcleos por métodos aleatorios simples. Para clasificar como entrevistado, los jefes de núcleo tenían que haber nacido en Puerto Rico o en los Estados Unidos, siempre que fueran de ascendencia puertorriqueña.

25. Douglas S. Massey et al., ob cit.

26. James Dietz, Economic History of Puerto Rico: Institutional Change and Capitalist Development, Princeton University Press, Princeton, 1986; Emilio Pantojas-García, Development Strategies as Ideologies: Puerto Rico’s Export-Led Industrialization Experience, Lynne Rienner/Editorial de la Universidad de Puerto Rico, Boulder/Río Piedras, 1990.

27. Douglas S. Massey, Rafael Alarcón et al., Return to Aztlan: The Social Process of International Migration from Western Mexico, University of California Press, Berkeley y Los Ángeles, 1987.

28. Luz H. Olmeda, «Aspectos socioeconómicos de la migración en el 1994-95», en Junta de Planificación de Puerto Rico, Informe económico al Gobernador, 1997, San Juan, 1998, pp. 6-12.

29. Douglas Massey, Rafael Alarcón et al., ob. cit.

© , 2001.

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no. 26: 50-59, La Habana, julio-septiembre de 2001.

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¿Por qué a los desplazados no se les concedeel estatus de refugiados?

Alessandro Sabiucciu

Los desplazados son un nuevo fenómeno migratorioen la historia del fin del siglo XX. Se trata de un

comportamiento poblacional que se está repitiendo entodas aquellas regiones en las que los pueblos luchanpor la democracia, la autonomía y el respeto a suidentidad: Ruanda, Kosovo, Timor, Chechenia y, porsupuesto, Chiapas.

Existe una marcada diferencia entre las condicionesque vivieron las poblaciones sometidas a las dos grandesconflagraciones mundiales de la primera mitad del sigloXX y lo que sucede al finalizar este, si bien la característicaen ambos momentos es el abandono, por todos estosgrupos, de sus regiones de origen. En el primer caso,aquellas poblaciones accedieron a diversos estatuslegales, entre los que se destacan el de refugiados y elde apátridas. Como señala Hannah Arendt, al referirseal caso de la Alemania nazi, estas acciones presuponíanuna estructura estatal con rasgos nítidos de totalitarismo.

Pero, tanto refugiados como apátridas, estabanprotegidos por las leyes internacionales y la comunidadde recepción se vería obligada a otorgarles los derechosderivados de tales legislaciones.

Los desplazados son también la consecuencia deun Estado autoritario, en el mismo sentido descritoprecedentemente, pero estas poblaciones sufren unatotal desprotección legal, ya que no se les asigna unestatus reconocido por organismos internacionales y,por lo tanto, no hay ninguna obligación para lascomunidades receptoras, más allá de ejercer lasolidaridad humana, que por supuesto no es poca cosa.

El antecedente del término «personasdesplazadas» surge en el marco de la Segunda guerramundial, con el expreso propósito de liquidar elde apátrida —reconocido por los organismosinternacionales—, y con ello las personas «desplazadas»se mantienen en una especie de «suspenso», mediante elcual se ignora prácticamente su existencia legal. De estaforma, al no reconocer el estatus de apátrida, se dapor hecho que esas personas deben ser repatriadas,aunque sea en contra de su voluntad. Sin embargo, comose pudo constatar una vez terminada la conflagración

Profesora. Universidad Nacional Autónoma de México.

Los desplazados, nuevo fenómeno migratorio

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mundial, la situación generalizada para todas estaspoblaciones fue que los exiliados pudieron acogerse alas leyes internacionales y las comunidades de recepciónaplicaron la legislación correspondiente.

Los desplazados no pueden acogerse a ningún estatuslegal; se les ha privado de sus derechos humanos, en elsentido que les asigna Hannah Arendt:

[P]ierden todas sus cualidades políticas distintivas que losconvierten en un especimen de una especie llamadahombre, de la misma manera que los animales pertenecena una determinada especie animal [...] la paradoja implicadaen la pérdida de los derechos humanos es que semejantepérdida coincide con el instante en el que una persona seconvierte en un ser humano en general —sin una profesión,sin una nacionalidad, sin una opinión, sin un hecho por elque identificarse y especificarse— representandoexclusivamente su propia individualidad absolutamenteúnica que, privada de expresión dentro de un mundocomún y de acción sobre este, pierde todo su significado.1

La vuelta de estos desplazados a sus regiones deorigen es prácticamente inevitable y no siempre se realizaen las mejores condiciones, aun cuando se desplieguengrupos de apoyo internacionales para vigilar sureincorporación.

Esta es una de las tantas consecuencias nocivas paralos desplazados, pues los organismos internacionalesciertamente vigilan que sus derechos humanos no seanviolados —aquellos que se les confieren por el hechode pertenecer a la raza humana— y la comunidad derecepción los acoge bajo el imperativo de lagenerosidad; pero, al no otorgarles el derecho depermanencia, se les impide el ejercicio pleno de susderechos humanos. Como señala esta autora, seencuentran privados,

no del derecho a la libertad, sino del derecho a la acción; nodel derecho a pensar lo que les plazca, sino del derecho a laopinión; es decir, se les priva del derecho a tener derecho,que significa vivir dentro de un marco donde uno esjuzgado por las acciones y las opiniones propias y un derechoa pertenecer a algún tipo de comunidad organizada.2

Esta especie de «limbo legal» en el que permanecenlos desplazados, marcará las condiciones de su retorno,pues con la salida de todos estos hombres y mujeresde sus comunidades se ha profundizado la destruccióndel tejido social, y su reinserción se hará no solo bajo elestigma de la derrota, sino con grandes dificultades parareincorporarse y hacer valer esos derechos humanos.Los gobiernos vencedores obligarán a estos miles depersonas a vivir refugiadas en su propia individualidad,mediatizando la posibilidad de expresarse y de actuar,aun cuando estos gobiernos pudiesen respetar losderechos que como humanos se les confiere.

Este nuevo fenómeno de masas solo puedecomprenderse en el marco del despliegue de laglobalización y de los proyectos neoliberales, cuyosimperativos se enmarcan en la necesidad de unificar al

mundo y presionar sobre las minorías, con el fin dehomogeneizar a los pueblos y lograr su integración,bajo los objetivos del mercado capitalista. La reacciónde los pueblos ante este proyecto castrador de lasdiferencias ha sido luchar por su identidad y autonomía,por todo aquello que los distingue como singulares ycontra la aniquilación de su cultura. Se niegan a «llegar acondiciones que, a pesar de todas las apariencias, sonlas condiciones de los bárbaros».3

En este artículo pretendemos hacer un análisiscomparativo de dos regiones, Kosovo y Chiapas, quesi bien se encuentran alejadas geográficamente, seidentifican por el grave problema de los desplazados,resultado de la ofensiva neoliberal contra losmovimientos de resistencia que se pronuncian contrala unificación económica, por la democratización desus Estados y contra las condiciones de la globalizaciónen el nuevo contexto geopolítico que los sentenció adesaparecer como pueblos. Ambas regiones luchan porsu identidad, por su singularidad, por restablecer suautonomía. No quieren ser excluidas de los proyectosnacionales, pero cuestionan la forma como losgobiernos se subordinan a los mandatos de losorganismos internacionales y se insertan en laglobalización, que los condena al ostracismo.

El conflicto de los Balcanes fue un claro laboratorioque puso en marcha la estrategia de los Estados Unidos.Se reforzó a la OTAN al desmantelar a Serbia, con lacomplicidad de los europeos y de la propia izquierda,la que, como señala Dora Kanoussi, «se ha convertidoen neoliberal», al ofrecer, con su participación, «lajustificación teórica y de principios a una política sinprincipios».4 Al mismo tiempo, la ONU fuesubordinada a la organización bélica y se le colocó comoun instrumento totalmente inoperante en la dimensióninternacional. A partir de ese momento, pareció quetomaba forma la política económica y militarhemisférica de los Estados Unidos para el presente siglo.

Para desarrollar la comparación entre este caso y elde Chiapas, es necesario empezar por detenernosbrevemente en caracterizar algunos aspectos de esteúltimo fenómeno.5

Los zapatistas y la identidad

La identidad de los indígenas en Chiapas es elresultado de un particular proceso que combina uncomportamiento migratorio distinto al que presentanlos demás indígenas en el resto del país —quienes enlas mismas condiciones de pobreza y marginación salenhacia otros estados de la República o traspasan lafrontera hacia Estados Unidos—, y que produjo ensus habitantes6 el reforzamiento de su apego a la tierra,a sus comunidades, costumbres y tradiciones. La

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identidad «no es algo dado o prestablecidoahistóricamente, sino una construcción que es relaboradade modo permanente como producto de laconfrontación, no solo con los miembros diferenciadosde la etnia, sino también con otros grupos culturales yclases sociales con los que está en permanente relación».7

En la selva Lacandona y Las Cañadas, región en laque se encuentran actualmente los miembros delEjército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) yparte importante de simpatizantes zapatistas, se hanproducido, desde principios del siglo XX y a partir delos años 50, un conjunto de movimientos que tuvieroncomo causa la presión sobre la tierra en la zona de LosAltos. Las propias autoridades alentaban a los tzeltales,choles, tojolabales y a los tzotziles de las tierras frías, yhasta algunos zoques, para que colonizaran laLacandona. A todos estos indígenas se les ofreciódeslindar una superficie importante de tierras en la selvafronteriza; sin embargo, los apoyos nunca llegaron yfueron ellos mismos los que se abocaron a la tarea deabrirla para el cultivo. En relación con la zona de LasCañadas, esta empezó a poblarse en la década de los60 con colonos tzeltales y choles, y hacia 1965 había12 000 personas en la región. Otro fenómeno queprodujo importantes movimientos hacia la selva fueronlos expulsados «religiosos» que buscaron asentarse allí.Estos indígenas lograron juntar sus esfuerzos con el finde democratizar internamente a sus pueblos.

Finalmente, habría que señalar otro tipo demovimiento hacia la selva producido en la década delos 80. Esta región fue el escenario en el que confluyeronlíderes agrarios, universitarios que participaron en elmovimiento del 68, maestros, catequistas, refugiadosguatemaltecos, etc., personajes que, sin duda,profundizaron una politización ya percibida en lascomunidades indígenas. Por todo ello no fue extrañoque las autoridades federales incrementaran lamilitarización de la zona por considerarla un «Estadode Seguridad Nacional», no solo por susimportantísimos recursos naturales; lo que pesómayoritariamente en dicha decisión fue el «posiblepeligro» que suponía la convergencia de tantosluchadores sociales.

Los indígenas de Chiapas no realizaron movimientosemigratorios ni siquiera como una «estrategia desobrevivencia», a pesar de que las fuentes de trabajo se

fueron cerrando en los últimos años. La mano de obraguatemalteca compite por salarios aún más bajos enlas fincas cafetaleras, escasean las tierras para cultivo ylos vaivenes de los precios de los productos creangraves crisis. Todos estos elementos configuran elcontexto que ha llevado a calificar a estas comunidadescomo de «alta marginalidad».

Este patrón migratorio estaría en la base de la luchapor la tierra, por la democracia, por la autonomía, y hapermitido establecer una simbiosis hombre-tierra quese refuerza mutuamente. Ni los golpes de la pobrezani la ofensiva militar han sido suficientes paraatemorizarlos ante la lucha que libran ni, por supuesto,para arrancarlos de sus lugares de vida.

Algo que merece la pena destacar es que laemigración erosiona y destruye el tejido social, poniendoen peligro la permanencia de la comunidad y el propiopatrimonio cultural. El hecho de emigrar producecambios en la percepción y objetivos de lucha de loshombres y mujeres que se trasladan hacia nuevoscontextos geográficos, económicos y políticos. Auncuando se resistan a perder su identidad, finalmente seproduce un cierto alejamiento de sus tradiciones, desus raíces. Por el contrario, los indígenas de Chiapaspermanecieron en sus comunidades —lo que impidióque se perdiera la memoria colectiva— y se incentivóla lucha, con la propuesta política de autonomía ydemocracia. La importancia de las comunidades sepotenció, pues los indígenas se sustentan en unaeconomía comunal agrícola. Su contacto con el procesoproductivo capitalista ha sido marginal y solo comoestrategia para complementar sus magros ingresos.

De esta forma, se fue consolidando una identidadque ha dado paso a la insurgencia de un fenómenocaracterizado por la convivencia en la diversidad étnica,lingüística y de credos. Esta ha reforzado sus lazoshistórico-culturales al grado de alcanzar unaconvergencia suficientemente sólida, que les hapermitido enfrentar al Estado mexicano bajo unapropuesta unitaria en la búsqueda de un nuevo proyectode nación incluyente, democrático y justo.

La Selva y Las Cañadas se fueron convirtiendo enun espacio de libertad, la «tierra prometida» quedefenderán y de la que ya nadie ha podido expulsarlos.Los acontecimientos a lo largo de estos cinco añosmuestran que, a pesar de las ofensivas del Estado

Los indígenas de Chiapas han sido un grupo humano carentede un importante conjunto de derechos que, por haber nacidoen cualquier Estado, deberían poseer, más allá del escuetoprincipio del derecho al voto.

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mexicano, los zapatistas siguen defendiendo su proyectoidentitario.

Autonomía y democracia

Los indígenas de Chiapas han sido un grupo humanocarente de un importante conjunto de derechos que,por haber nacido en cualquier Estado, deberían poseer,más allá del escueto principio del derecho al voto. Desdeel advenimiento de los llamados «gobiernos de larevolución», estos indígenas ni siquiera han podidoejercerlo libremente, pues siempre se les incautó porlos caciques nombrados por el Partido RevolucionarioInstitucional (PRI). Nos referimos al ejercicio de laciudadanía, entendida como la define Jorge Turner: «elconjunto de prácticas jurídicas, políticas, económicas yculturales que definen a una persona como pertenecientea una sociedad, lo cual tiene como consecuencia unflujo de recursos como personas y como grupo social».8En este sentido, los zapatistas luchan por que se respetensus derechos humanos, los que ellos mismos se handado dentro de su comunidad, y les sean reconocidossus sistemas normativos internos, que se expresan enusos y costumbres, garantizándose así el pleno ejerciciode los derechos humanos de los que habla HannahArendt.

Esto explica que el tipo de demandas yreivindicaciones del EZLN no se enmarque solo en elcontexto de las necesidades básicas —tierra, trabajo,educación, vivienda, alimentación—, sino en aquellascon un profundo distintivo social, legal y político, porlo que problemas como el de la democracia, laidentidad nacional, la autonomía, la ciudadanía, ladesigualdad, la injusticia o la soberanía, son recurrentesen su discurso. Todos ellos se han vuelto a discutir, apartir de los 90, entre intelectuales, estadistas, sociedadcivil, etc., debido a las transformaciones impresionantesque el mundo ha vivido en su conjunto, con la caídadel Muro de Berlín y el fin de la Guerra fría, laglobalización capitalista y la puesta en marcha del«modelo» neoliberal.

Como ha expresado el Subcomandante Marcos,para los zapatistas modernidad significa «democraciacomo derecho fundamental de todos los pueblosindígenas y no indígenas, pues sin democracia no puedehaber ni libertad ni justicia, ni dignidad, y sin dignidadno hay nada». Los indígenas zapatistas se rehúsan aaceptar la modernidad como la forma dehomogeneización con sus pretensiones castradoras delas diferencias y de las minorías, bajo el argumento dela «disfuncionalidad». Luchan por tener un papelproductivo, social, de participación, pero desde unaperspectiva igualitaria: «la aspiración de los pueblos

indígenas a ejercer su derecho a la diferencia culturalpasa por que se haga efectivo su derecho a la igualaciónpolítica, económica y social»9 para que «todos quepamosen la sociedad».

La propuesta política de los zapatistas incluye, entresus cuestiones fundamentales, la creación de municipiosautónomos, una de las formas más valiosas que recogensus anhelos de democracia,

para incorporar a los pueblos indígenas como parteslegítimas de la República, del Estado y la Nación [...][porque] desde la primera Constitución los pueblos indiosfuimos ignorados como sujetos de derechos específicos.En cada una de esas etapas históricas, se nos dejó fuera delos gobiernos y de la toma de decisiones nacionales [...]queremos decidir por nosotros mismos la vida de nuestrospueblos, así como nuestro futuro.10

Desde el levantamiento en 1994, el EZLN halogrado fundar municipios autónomos.11 El gobiernose niega a reconocerlos y ha emprendido una luchaferoz en contra de ellos, con todos los instrumentosrepresivos a su alcance, para tratar de desmantelarlos:ofensiva militar, grupos paramilitares, cuerpos deseguridad pública, etc.

Las ideas zapatistas en relación con la autonomía yla libre determinación se encuentran en gran medidaplasmadas en los Acuerdos de San Andrés. Eldocumento fue firmado por el EZLN y el gobiernoel 16 de febrero de 1996, después de casi cinco mesesde trabajo. Sin embargo, el presidente Ernesto Zedillolos desconoció unos meses después, hecho que provocóla ruptura y estancamiento del diálogo con los rebeldes.A partir de entonces la estrategia gubernamental ha sidode acoso permanente a los indígenas.

La autonomía es la expresión concreta del ejercicio delderecho a la libre determinación. Los pueblos indígenaspodrán, en consecuencia, decidir sus formas de gobiernointerna y sus maneras de organizarse política, social,económica y culturalmente. Dentro del nuevo marcoconstitucional de autonomía, se respetará el ejercicio de lalibre determinación de los pueblos indígenas en cada unode los ámbitos y niveles en que la hagan valer, pudiendoabarcar uno o más pueblos indígenas, conforme a lascircunstancias particulares y específicas de cada entidadfederativa. La autonomía de los pueblos indígenascontribuirá a la unidad y democratización de la vida nacióny fortalecerá la soberanía del país.12

Los pueblos indios han estado subordinados a lahegemonía de una sola de las culturas, a pesar de que lanación se caracteriza por ser un mosaico cultural. Se lesimponen normas de vida que chocan con su realidadcultural e histórica. Por ello, luchan porque sus formasde vida y de organización política sean incorporadasdentro del marco constitucional. Es una pretensión deigualdad jurídica que deben alcanzar todos loscomponentes culturales que integran la nación. Nopuede existir una verdadera igualdad cuando no existe

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respeto a la diversidad, a la pluralidad. En materiaeconómica reclaman la posibilidad de administrar losrecursos que corresponden a las comunidades en sucalidad de componentes de la nación mexicana. En ladefinición de un país para todos, los pueblos indígenasdeben participar.

Los indígenas reclaman autonomía como unaaspiración a la democracia, ya que las autoridadeselegidas por ellos podrán ser sancionadas por losmiembros de la comunidad cuando violen la rectitudcon la que deben actuar a través de la figura de«revocación de mandato».

La autonomía por la que luchan los indígenas deninguna manera significa independizarse de la nación,sino autoadministrar los recursos, o sea, participardirectamente en su asignación y reparto. En relacióncon los bienes naturales, reclaman sus derechosancestrales de uso, apropiación y conservación, quedurante siglos les han sido restringidos o arrebatados.El gobierno pretende imponerles formas de posesióny propiedad de la tierra ajenas a sus legítimosbeneficiarios, lo que ha provocado a lo largo de losaños el incremento de los latifundios y las haciendas.

Se reclama una adecuada representación política delas comunidades y pueblos indígenas en el Congresode la Unión y los congresos locales, con la incorporaciónde nuevos criterios en la delimitación de los distritoselectorales que les correspondan.

Todos estos conceptos forman parte de losAcuerdos de San Andrés, los que a su vez se sustentanen el Convenio 169 de la Organización Internacionaldel Trabajo (OIT), firmado y ratificado por el gobiernomexicano y que debió entrar en vigor el 6 de septiembrede 1991. El Convenio de la OIT propone que, dadoque en muchas partes del mundo los pueblos indígenasy tribales no gozan de los derechos humanos en elmismo grado que el resto de la población nacional, serespete a estos pueblos en su cultura, religión yorganización social y económica y en su identidadpropia, para que ningún Estado ni grupo se arrogue lafacultad de negar la identidad con la que ellos seafirman.

El artículo séptimo señala quelos pueblos interesados deberán tener el derecho de decidirsus propias prioridades en lo que atañe al proceso dedesarrollo en la medida en que esto afecte a sus vidas,creencias, instituciones y bienestar espiritual y a las tierrasque ocupan o utilizan de alguna manera y controlar en lamedida de lo posible su propio desarrollo económico, socialy cultural. Dichos pueblos deberán participar en laformulación, aplicación y evaluación de los planes yprogramas de desarrollo nacional y regional susceptiblesde afectarles directamente.

¿Por qué el gobierno de México firmó un Convenioque no pensaba cumplir, y unos Acuerdos que tendrían

el mismo destino? Carlos Montemayor sostiene que elgobierno mexicano sabía que el único camino para elrespeto y fortalecimiento de los pueblos indios erareconocer la autonomía y ello requería avanzar enreformas constitucionales. Y esto, nos dice Montemayor,nunca lo iba a aceptar, por lo que le apostó alagotamiento militar del EZLN en Las Cañadas, aldesgaste de sus bases sociales en Los Altos y al bloqueode nuevas bases en el Norte.13 Sin embargo, a pesar deque el gobierno ha incrementado la presencia militar(campamentos, cuarteles, retenes, zonas militares, centrosde operaciones), y sus cuerpos policiacos estatales yfederales (Policía de Seguridad Pública, Policía JudicialEstatal, Policía Judicial Federal, Procuraduría Generalde la República), así como grupos paramilitares, loszapatistas han continuado con su proyecto político decreación de municipios autónomos y, pese al gobierno,se han mantenido en la agenda tanto nacional comointernacional.

Los desplazados en Chiapas

El gobierno mexicano sabe que le será muy difícilderrotar a los zapatistas, a pesar de haber utilizado lapolítica de desgaste en todos los sentidos. Por supuesto,ha dejado de lado un último recurso, que seríamasacrarlos poniendo en marcha todo el aparato bélico,lo que hasta el momento se prevé como improbablepor las repercusiones que tendría a nivel internacional yen el propio país. Los zapatistas enfrentan al gobiernoa través de la resistencia civil, y han mostrado así suenorme fortaleza.

En vista de ello, el gobierno utiliza el recurso detodos los Estados antidemocráticos que no estándispuestos a negociar con los rebeldes: desplazar a lapoblación. El desplazamiento se ha convertido en elinstrumento eficaz de los gobiernos federal, estatal ymunicipal, para alcanzar los fines militares, económicosy políticos que subyacen en el manejo gubernamentalpara enfrentar el conflicto zapatista. Este puedeenmarcarse en una ofensiva claramente dirigida contralas comunidades simpatizantes y bases de apoyozapatista, con el fin último de aislar al EZLN y obligarloa la rendición.

Los desplazados son el triste corolario de la políticade confrontación del Estado mexicano. No solo esuna táctica de guerra, sino que se convierte en unaexigencia para tratar de fracturar el tejido social, culturaly político que ha dado fortaleza y solidez a lascomunidades zapatistas, y que estaría en la base de suextraordinario movimiento.

Manuel Hidalgo y Gustavo Castro detectanalgunos momentos en los que se producen los

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desplazamientos.14 Uno de ellos fue el 9 de febrero de1995, cuando el gobierno intentó capturar a laComandancia General del EZLN. Los militaresrecuperaron y ocuparon algunos de los territoriosganados por las fuerzas rebeldes, en 1994, en LasMargaritas, Ocosingo, Altamirano y San AndrésLarrainzar. Como resultado de esta confrontación,fueron desplazadas unas 12 000 personas, que huyeronhacia las montañas o se refugiaron en comunidadesvecinas. Algunos de estos desplazados —como fueronlos de Guadalupe Tepeyac y Nuevo Momón en LasMargaritas— ya no regresaron a sus comunidades yhasta la actualidad estas siguen ocupadas por el Ejército,que introduce la prostitución, el alcohol, la droga. Estaofensiva se caracteriza también por la destrucción delos cultivos, de todas las herramientas de trabajo, delos enseres de la vivienda, el robo de los documentosde identidad, como actas de nacimiento, credencialesde elector, certificados agrarios, etc. Estos militares sonapoyados por los propios grupos priístas que provocantambién desplazamientos de simpatizantes zapatistas.Desde 1996-97 entran en juego los grupos paramilitares—organizados y entrenados por el Ejército— que sehan ido multiplicando en el transcurso de los últimosaños. De acuerdo con Hidalgo y Castro, hoy se conocela existencia de 12 grupos que tienen presencia en 20municipios del estado de Chiapas15 y cuya finalidad noes solo tomar el control de un territorio determinado,sino paralizar los procesos productivos en manos delos indígenas. Destruyen caminos, queman viviendas,profanan templos, realizan emboscadas, atacan a todosaquellos pobladores que no pertenezcan al partidooficial. Toda esta violencia obliga a los indígenas aabandonar sus tierras y dirigirse a las comunidades máscercanas, para albergarse en campamentos cuyascondiciones son de una terrible precariedad. Unejemplo dramático de la actuación de los gruposparamilitares fue la masacre de Acteal, en diciembre de1997, en la que murieron 45 personas, la mayoría deellas mujeres, niños y ancianos que se encontrabanorando. Después de estos actos, los pobladores tuvieronque desplazarse. Su sobrevivencia es cada vez más críticapues la comunidad receptora se encuentra enfrentadaa enormes dificultades económicas y de espacio para

solventar las necesidades de todos sus habitantes. Sehabla de 10 000 desplazados por ese tipo deenfrentamientos.16

Desmantelar los municipios autónomos ha sido otravía que ha causado importantes desplazamientos. Elgobierno ha utilizado tanto la fuerza del Ejército comola de todos los cuerpos de seguridad del Estado. Losataques se iniciaron desde abril de 1998 con la ofensivadirigida contra el municipio autónomo Ricardo FloresMagón, continuada por los ataques a El Bosque y SanAndrés Larrainzar. Los que resultaron desplazados poresta confrontación optaron por huir hacia las montañas,donde viven a la intemperie, en condiciones muy durasy con temor a los grupos paramilitares y las fuerzaspoliciacas que los persiguen de manera constante. Labestialidad y desproporción de las fuerzas de seguridadpública que atacan a los habitantes de las comunidadesen los municipios autónomos es inconcebible. Porejemplo, el 10 de junio de 1998 llegaron a UniónProgreso, una comunidad de 180 personas, 56 vehículoscon alrededor de 1 200 efectivos militares. Les robarontodos los animales, el dinero de las ventas del café;rompieron todo lo que encontraron a su paso; los sacosde maíz y frijoles fueron abiertos con cuchillo ydesparramados por el suelo. Siete personas fueronapresadas, y unos días más tarde devolvieron suscadáveres a la comunidad.17

De acuerdo con la investigación de Hidalgo yCastro, hasta noviembre de 1998 había 21 159desplazados, que representaban alrededor de 4 063familias indígenas. El 98% se identificó como opuestoal régimen o al partido oficial y pertenecía a cincoagrupaciones distintas: Partido de la RevoluciónDemocrática (PRD), Sociedad civil Las Abejas, basesde apoyo del EZLN, ARIC-Independiente, y laOrganización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ).Solo el 2% se mostró a favor del régimen: PartidoRevolucionario Institucional y el presunto grupoparamilitar Paz y Justicia. Los desplazados se haninstalado en 44 campamentos distribuidos en13 municipios de los 111 que hay actualmente, por loque el problema afecta al 11,7% de ellos.18

Las consecuencias para estos hombres, mujeres,niños, ancianos, son múltiples y van desde pérdidas

Los pueblos no están luchando por proyectos secesionistas,sino por subvertir una realidad que ha sido marginada, enparte, del orden legal. [...] Quieren transformar el régimenactual por un Estado que haga posible la pluralidad y abralas puertas a la participación de todos los pueblos que loconforman.

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económicas (abandonar sus tierras, cultivos, dinero,herramientas de trabajo), hasta la dispersión y separaciónde su propios familiares en muchas ocasiones. Todosse encuentran inmersos en un terrible sentimiento deinseguridad y de zozobra, sobre todo si tomamos encuenta que muchos han perdido sus documentos deidentidad. Ya no son autosuficientes y, por lo tanto,dependen de los organismos no gubernamentales o dela sociedad civil para su alimentación, lo que afectaseveramente su estabilidad emocional. Es muy comúnescuchar de sus propios labios expresiones como «yono quiero vivir de la caridad pública, quiero trabajar enmis tierras, con mi familia». A través de los desplazados,se intenta minar las formas de resistencia civil de loszapatistas.

Con los desplazamientos, las comunidades hanperdido la posibilidad de retomar sus principalesactividades productivas, lo que les impide cubrir susmás urgentes necesidades de autoconsumo alimentarioy de ingresos. Bajo estas condiciones se pretende obligara los indígenas a recibir apoyo económico bajo diversasmodalidades, como pueden ser obras de infraestructurao proyectos productivos. No es sorprendente que elgobierno esté impulsando un millonario programaproductivo, financiado por el Banco Mundial, en laszonas de influencia zapatista, es decir, en116 comunidades de Las Cañadas, Ocosingo, LasMargaritas y Altamirano, en el que participan cincosecretarías de Estado. Contempla la construcción decaminos, apoyo a la ganadería, a la caficultura,reforestación, instalación de teléfonos satelitales, etc. Elgobierno está decidido a sostener estos programasaunque sea por la fuerza, por el expediente de la extremanecesidad de los indígenas. De esta forma, se utiliza lapresión económica y política para estrechar el cerco encontra del EZLN y de sus bases de apoyo. Estaestrategia no es nueva en América Latina, antes ha sidoinstrumentada en El Salvador y Guatemala por elejército, que al violar, asesinar y torturar a la población«aterroriza a los civiles, y el ejército puede ir aplastandola rebelión sin necesidad de enfrentar directamente a laguerrilla».19 Con los graves desplazamientos se pretendeinfringirle un golpe a la capacidad de lucha y resistenciazapatista.

El hostigamiento en contra de todos los municipiosindígenas es permanente. Cada vez se instala mayorcantidad de retenes militares con el objetivo deamedrentar a la población, que se ve forzada a transitarpor esos caminos y a quien se le exige documentos deidentificación con el pretexto de encontrar las armas yexplosivos que supuestamente trasiegan. Los efectivoscastrenses siguen incrementando su número en la región:en 1995 había siete cuarteles militares y cinco

campamentos y para 1999 ya sumaban 26 cuarteles y57 campamentos, con 60 000 efectivos.20

El desplazamiento de la población va acompañadodel encarcelamiento de indígenas. Se han registradoaproximadamente 540 detenidos en el penal de CerroHueco, en Tuxtla Gutiérrez.

Un problema acuciante para toda esta poblacióndesplazada es el retorno a sus comunidades, pues temenpor su seguridad y además porque han sido despojadosde sus tierras. Esto los obliga a permanecer en loscampamentos en condiciones muchas veces lamentables.Se va agudizando el enorme desequilibrio económicoy social de la región, como consecuencia de la maneraen que el gobierno intenta completar su políticacontrainsurgente.

Un hecho que incorpora un factor más deconflictividad a la región y que explica la renuencia delgobierno ante el proyecto zapatista, es, según algunasfuentes, la posible presencia de importantes yacimientospetroleros en numerosas regiones habitadas por lascomunidades indígenas zapatistas en el norte, el centroy el sur de la selva Lacandona, y no es casual que seajustamente en esas mismas regiones donde se haincrementado la presencia militar y paramilitar.21

Kosovo y la lucha por su identidady autonomía

En la Segunda guerra mundial, Yugoslavia fueocupada por los nazifascistas, quienes masacraron acientos de miles de sus pobladores; pero surgió unapoderosa resistencia popular, que daría origen a unejército guerrillero en el que participarían todas susnacionalidades y que fue capaz de derrotar —con laconducción del croata Josip Broz, «Tito»— a las tropasalemanas de ocupación. Yugoslavia se liberó de los nazisantes de la entrada de las tropas soviéticas, en octubrede 1944, con lo que sentó las bases para suindependencia de Stalin y para la «construcción de unexperimento único de colaboración entre las diferentesnacionalidades, culturas y religiones en una repúblicasocialista de tipo federal».22

Tito estableció una suerte de federalismo, sobre labase de la igualdad de las repúblicas y de las zonasautónomas. En este marco, a Kosovo se le concedióuna ayuda mucho mayor para compensar su atrasorelativo. Se benefició ampliamente del apoyo que leprestó la Federación y gozó de todas las libertadesculturales, económicas, lingüísticas, religiosas.23

Desde marzo de 1989, el Parlamento serbio anulóla autonomía de Kosovo y, desde esa fecha, losalbaneses de esa zona se rebelaron contra la anulacióndel estatus que antes le concedió competencia de Estado

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particular, para convertirse solo en una provinciaautónoma. Su presidente, Ibrahim Rugova, buscórecuperar la autonomía (que no la independencia)mediante la resistencia civil organizada, con la creaciónde estructuras legales y de enseñanza, paralelas a lasyugoslavas y por vías políticas y negociadas conBelgrado, sobre la base del respeto al carácter pluriétnicoy pluricultural de la región autónoma. Sin embargo,Slobodan Milosevic disolvió la Asamblea y el gobiernode esa región autónoma, por medio de la represiónsangrienta de todas las protestas.

Milosevic inicia una verdadera guerra de exterminiocontra los albanokosovares y, ante la violencia desatada,la OTAN, con los Estados Unidos a la cabeza, decideresolver las matanzas étnicas a través de otras matanzas,pasando por encima de Naciones Unidas, sin recurriral Consejo de Seguridad. El 24 de marzo de 1999 sedio la orden de comenzar la operación FuerzaDeterminada, con la cual se cerró toda perspectiva desolución política, tanto para los kosovares como paraaquellos yugoslavos que se oponían a la brutalidad y alnacionalismo de Milosevic, y que han estado a favorde reconocer la autonomía que Kosovo tuvo entiempos de Tito.

La guerra desatada contra Milosevic por las fuerzasde la OTAN produjo una trágica cantidad de muertos,tanto serbios como kosovares, a los que se pretendíadefender.24

Con los desplazados se desestabilizó toda la regiónde los Balcanes, al agudizarse las condiciones, de por síya muy precarias, en que vivían desde antes de losbombardeos. Conflictos económicos, débilesequilibrios étnicos, frágiles independencias, todos ellosson problemas que sufren Albania, Montenegro,Macedonia, Croacia, Eslovenia. Países como Bulgariay Rumania han estado afectadísimos por el conflicto, apesar de lo cual se les obliga a pagar sus deudas externas.

Se aisló a Yugoslavia, al tener que abandonarla tantolos 1 200 observadores de la Organización para laSeguridad y la Cooperación en Europa, como todoslos periodistas extranjeros que fueron expulsados porMilosevic. Ante la falta de garantías, los representantesde la Cruz Roja Internacional y de las ONG tambiéntuvieron que dejar la región, con lo cual era difícilconocer las atrocidades del propio Slobodan Milosevicy sus huestes, y las barbaridades que la OTAN infligía alos civiles con los bombardeos.

Con los ataques de la OTAN, se eliminó a los milesde personas que votaron por la democracia en 1996 yque reclamaban respeto por los derechos humanos. Susbombas destruyeron, en el suelo de Kosovo, Serbia yMontenegro, las semillas de la democracia.25

Según Pietro de Barcellona,26 se trató de una guerracontra la democracia —dados los modos de decisión,

representación, y producción del consenso— en laque no participaron ni los pueblos ni los Parlamentos,solo los jefes de Estado, con lo que se violó la Cartade la ONU. Con los ataques de la OTAN, se debilitóa la oposición y a los pacifistas en Serbia, y Milosevicse reforzó por el sentimiento de defensa nacional.

Los Estados Unidos pretenden fabricar ununiverso homogeneizado, no por principios desoberanía, sino de comercio, economía, finanzas, librecirculación de capitales y mercancías, y «los pueblosde los Balcanes han pagado el terrible precio de todaesta operación de protección a los interesesnorteamericanos».27

Ahora Europa se encuentra enfrentada con ladecisión de los Estados Unidos de aceptar la particiónde los Balcanes por razas; es decir, una Yugoslaviapulverizada, sin oportunidades de autosuficiencia,dividida por fronteras, en lugar de una Yugoslaviamultiétnica.

En la operación emprendida por la OTAN, losEstados Unidos alcanzaron tres objetivos tácticosimportantes.28 En primer lugar, controlar los Balcanes,que han sido siempre un paso estratégico (hay querecordar que la Primera guerra mundial se inicia enesa región, por la importancia que tenía el dominiode los estrechos y por su situación de gozne entre elImperio Otomano y el Austro-húngaro), y que enestos momentos, se les supedita militarmente. Así, losEstados Unidos que podrán controlar las nuevas víasde provisión de energía de Europa con nuevosoleoductos y gasoductos, haciendo superfluos elpetróleo y el gas ruso. En segundo término, se buscóderrotar a Rusia como «potencia planetaria»,subordinándola a la OTAN y bloqueándole posiblesventas por conceptos de gas y petróleo. Finalmente,se mandó un claro mensaje a China a través del ataque«por error» a su embajada en Belgrado.

En relación con la necesaria política de alianzasdesplegada en la región, los Estados Unidos mostrarona ciertos países como Turquía, Arabia Saudita y Egiptoque ellos apoyaban a las poblaciones musulmanasamenazadas en Europa; y además ampliaron la OTAN,al permitir la incorporación de nuevos miembros:Polonia, Hungría y la República Checa. Con la guerrade los Balcanes, la Unión Europea ha mostrado queestá dispuesta a someterse a los designios de la CasaBlanca, al darle prioridad, en los conflictos, a las salidasmilitares sobre las negociadas. La OTAN se hafortalecido con los Estados Unidos a la cabeza y conabsoluta libertad para imponer sus condiciones.Pareciera, por lo tanto, que los Estados Unidos tienentodos los requisitos para convertirse en la únicapotencia del mundo globalizado.

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Conclusiones

Podría contestar a la pregunta que se hace AlessandroSabiucciu: «¿por qué a los desplazados no se les concedeel estatus de refugiados?», diciendo que los pueblos queluchan por la democracia, la autonomía y el respeto asu identidad y a sus diferencias étnicas y culturalesresultan peligrosos y deben ser eliminados, porque nose someten a la voluntad de los designios del grancapital, ni a los centros de poder que dominan lasdecisiones. La voluntad del proyecto neoliberal,enmarcado en esta globalización de fines del siglo XX,obliga a la homogeneización de todas las regiones bajolas exigencias de la nueva división del trabajo, cuyo ejearticulador es el mercado capitalista. La solidez de lasluchas por la identidad y por la igualdad en la diferenciacomporta una extraordinaria resistencia. Esto lo sabentodos aquellos que no están dispuestos a permitir eldesvío hacia proyectos alternativos. Y uno de losexpedientes utilizados es el de desplazados,separándolos de sus comunidades para intentar dar elgolpe de muerte a todos estos «subversivos». Por esose evita a toda costa que, en su penoso movimientohacia otras fronteras, puedan adquirir el estatus derefugiados, pues se encontrarían protegidos por ciertasleyes internacionales.

Los desplazados no tienen estatus jurídico y, por lotanto, están obligados al retorno, no importa bajo quécondiciones. Un ejemplo muy claro lo tenemos enKosovo, con el regreso de cientos de miles dedesplazados, lo que ha llevado a la región a una situaciónde total inestabilidad. Como se desprende del informede la ONU, se admite que las tropas de la OTAN noestán en condiciones de restablecer el orden.29 Así secompleta el cuadro de ofensiva brutal, desestabilizandoa la región, obligándola a acceder al apoyo exterior—léase deudas externas para su reconstrucción—, yde esta forma entrar en el círculo del infierno de lasubordinación a los grandes centros financieros delmundo: Fondo Monetario Internacional, BancoMundial, etc.

En el caso de los indígenas de Chiapas, losdesplazados no pasan fronteras internacionales, pero síabandonan a sus comunidades organizadas —sustentode su identidad—, con los mismos efectos:incertidumbre, precariedad, inseguridad, zozobra,tristeza; pero, a pesar de todo, el gobierno no ha podidodoblegarlos. Los indígenas desplazados de Chiapas sehan negado a volver a sus comunidades, pues estánconvencidos de que no existe la más mínima seguridadpara su retorno, además de que, al haberles robadotodas sus tierras, saben que no tendrían ningunacapacidad de autosuficiencia y estarían a merced delgobierno y sus programas económicos.

La autonomía por la que luchan estos pueblos noes la independencia de la nación, como pretenden losEstados Unidos en los Balcanes, lo que favorecería laseparación por razas y no por fronteras, y obligaría auna pulverización de la región, haciéndolaabsolutamente inviable y, por lo tanto, sometida ysubordinada a los designios de los grandes centrosfinancieros. Por eso es necesario enfatizar en que lospueblos no están luchando por proyectos secesionistas,sino por subvertir una realidad que ha sido marginada,en parte, del orden legal. Esta es una aspiración deinclusión digna, democrática, pretensión de igualdadjurídica, que debe alcanzar a todos los componentesde una nación. Quieren transformar el régimen actualpor un Estado que haga posible la pluralidad y abra laspuertas a la participación de todos los pueblos que loconforman. Esta situación se contradice, obviamente,con el proyecto excluyente y privatizador delneoliberalismo. He ahí la importancia del zapatismo yde su proyecto político, ético y democrático.

Cada vez surgen más pueblos que se adhieren a losmismos ideales. Como dice el Subcomandanteinsurgente Marcos, «la homogeneización y la hegemoníaempiezan a producir y alentar su contrario: lafragmentación y la multiplicación de las diferencias».

En el siglo XXI, proliferará la lucha de los pueblospor proyectos alternativos éticos, que pongan en el ejede sus preocupaciones la solidaridad, los derechoshumanos e individuales, la diferencia. Las redes socialesy el conocimiento entre unos y otros se incrementan,por alejados que estemos. Gracias a los avances en lainformática y las telecomunicaciones, están cada vezmás cerca e identificados. El gobierno mexicano se niegaa reconsiderar su proyecto neoliberal, aun cuando esteha tenido como resultado un gravísimo deterioro delas condiciones de vida de la población30 y choca defrente con la propuesta zapatista.

Los zapatistas decidieron oponerse a las fuerzaseconómicas que los quisieron excluir y optaron por «lamuerte para que otros vivieran». De esta forma, comodice Marcos, escriben un nuevo capítulo en la historiade los pueblos, desde «un invencible rincón de ladignidad rebelde».

Notas

1. Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Ed. Taurus, Madrid,1999, 2da. Edición, p. 381.

2. Ibídem.

3. Ibídem, p. 382.

4. Dora Kanoussi, «La guerra contra Yugoslavia», Memoria, MéxicoD.F., n. 125, julio de 1999, p. 21.

Los desplazados, nuevo fenómeno migratorio

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5. Este artículo fue escrito en el momento en que se desencadenó elfenómeno de los desplazadops en las dos regiones estudiadas. En lamedida en que ambos conflictos se encuentran en proceso, los nuevosacontecimientos, como la derrota electoral de Slovodan Milosevicen Serbia y del PRI en México, requerirían nuevas consideracionesacerca de sus implicaciones para la evolución de este fenómeno.

6. Véase Ana María Aragonés, «El EZLN, una historia migratoria.Puentes entre lo antiguo y lo moderno», en Dora Kanoussi, Elzapatismo y la política, Ed. Plaza y Valdés, México D.F., 1998.

7. Maya Lorena Pérez Ruiz, «La identidad entre fronteras», ponenciapresentada en el Coloquio sobre Identidades Emergentes, MéxicoD.F., octubre de 1990.

8. Citado por José Nunc, «La democracia y la modernización: treintaaños después», en Gerónimo de Sierra, comp., Democracia emergenteen América del Sur, CIIH-Coordinación de Humanidades, UNAM,México D.F., 1994.

9. Pablo Yáñez, «Globalización económica e identidad nacional»,Revista del Consejo, México D.F., julio de 1993.

10. «Regiones pluriétnicas (una propuesta hacia la autonomíaindígena)», documento presentado por el Consejo Ejecutivo delConsejo General de las Regiones Pluriétnicas de Chiapas, 1994.

11. En tres años, el EZLN logró crear los siguientes «municipiosrebeldes»: Libertad de los Pueblos Mayas, Tierra y Libertad Maya,Francisco Gómez; Flores Magón; San Manuel; San Salvador; 17 denoviembre; Miguel Hidalgo y Costilla; Ernesto Che Guevara; SanAndrés Sacamch’en de los Pobres; San Juan de la Libertad; SanPedro Chenalhó; San Catarina; Bovhil; Magdalena de la Paz; Jitotol;Cancuc; Ixtapa; Huituipán; Simojovel; Sabanilla; 1o. de Enero;Cabañas; Vicente Guerrero; Trabajo; Francisco Villa; Independencia;Benito Juárez; La Paz; José María Morelos y Pavón; Zinancatán.

12. Acuerdos de San Andrés, 16 de febrero 1996.

13. Proceso, n. 1126, 31 de mayo de 1998.

14. Manuel Hidalgo y Gustavo Castro, Población desplazada, CIEPAC,Chiapas, 1999.

15. Ibídem, p. 26.

16. Ibídem, p. 29.

17. Ana Colchero, «Chiapas, la sombra de la barbarie», La crisis,México D.F., julio de 1998.

18. Manuel Hidalgo y Gustavo Castro, ob. cit., p. 37.

19. Carlos Vilas y M. Mercado, Estado y revoluciones. Centroamérica1950-1990, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias enHumanidades, UNAM, Colección Alternativas, México D.F., 1994,p. 169.

20. Véase la información de Gilberto López y Rivas en La Jornada,México D.F., 12 de septiembre de 1999, p. 20.

21. Andrés Barreda, «El petróleo que no existía», La Jornada Semanal,México D.F., 12 de septiembre de 1999, y La Jornada, México D.F.,28 de agosto de 1999. Este autor presenta un importante estudioen relación con los recursos estratégicos insertando un conjunto de

mapas en los que se pueden visualizar de manera muy clara losyacimientos petroleros en las regiones zapatistas.

22. Guillermo Almeyra, «Los Balcanes, explosivo rompecabezas»,Perfil de La Jornada, México D.F., 29 de marzo de 1999.

23. En esa región autónoma, cuna histórica de Serbia, los habitantesalbanófonos son serbios islamizados y hablan un dialecto diferenteal de los clanes del norte de Albania, que a su vez son diferentes delos albaneses de la costa adriática, y su nivel de vida, de cultura, y delibertades es muy superior al de la atrasada Albania. GuillermoAlmeyra, ob. cit.

24. Se vuelve a producir ese fenómeno de masas de desplazados—ahora albanokosovares—, que en número de cientos de mileshuyeron de las zonas de combate, tanto por las amenazas de lasfuerzas militares, paramilitares y policiacas yugoslavas, como porlas bombas de la OTAN. Se calcula que 965 000 kosovares tuvieronque huir de su provincia, 124 000 lo hicieron en los meses quepreceden a la ofensiva de la OTAN, 59 000 llegaron a Macedoniadespués de los bombardeos, y luego se exiliaron en diferentes países,y 775 000 sobrevivían en los campos de refugiados diseminados enla región: 240 000 en Macedonia, 440 000 en Albania y el resto sereparte entre Montenegro y Bosnia. No se planeó nada para brindarayuda moral y material a los centenares de miles de desplazados, ylos campos de refugiados mostraban las terribles condiciones deexistencia de toda la población. Véase Anne Marie Mergier, «Elenfrentamiento entre la OTAN y Yugoslavia incrementa ladesestabilización política y social en los Balcanes», Proceso, MéxicoD.F., n. 1174, 2 de mayo de 1999, pp. 48-51.

25. Anne Marie Mergier, «Testimonio de sobrevivientes permitenasomarse a la situación de la Yugoslavia bombardeada», Proceso,México D.F., n. 1173, 25 de abril de 1999, pp. 44-8.

26. Pietro de Barcellona, «La verdad bombardeada», Memoria,México D.F., n. 125, julio de 1999.

27. Anne Marie Mergier, «El enfrentamiento entre la OTAN yYugoslavia...», ob. cit.

28. Alessandro Sabiucciu, «Una guerra texana para cancelar aEuropa», Memoria, n. 125, julio de 1999.

29. La Jornada, 21 de noviembre de 1999.

30. Un informe del Banco Mundial indica que 40 de cada 100mexicanos sobreviven con un ingreso diario que no supera los dosdólares, lo que coloca el ingreso per cápita del país por debajo delde las principales economías de América Latina. El 14,9% de losmexicanos sobrevive con un ingreso diario menor de un dólar. Estasituación coloca a México en situaciones similares a la de Rumaniay Venezuela, donde el 17,7% y el 11,8% de sus habitantes,respectivamente, sobrevive con ingresos diarios menores a un dólarestadounidense. Véase La Jornada, 17 de septiembre de 1999, p. 24.

© , 2001.

Antonio Aja Díaz

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no. 26: 60-70, La Habana, julio-septiembre de 2001.

Antonio Aja DíazAntonio Aja DíazAntonio Aja DíazAntonio Aja DíazAntonio Aja Díaz

LLLLLa emigración cubanaa emigración cubanaa emigración cubanaa emigración cubanaa emigración cubanaentrentrentrentrentre dos siglose dos siglose dos siglose dos siglose dos siglos

El movimiento de seres humanos en nuestro planetaconstituye un problema de difícil solución. Se

encuentra en el centro de las preocupaciones de lacomunidad internacional y, de hecho, en el núcleo delos conflictos globales de la humanidad.

A lo largo del siglo pasado, y en particular en suúltima década, las estadísticas indicaron ampliasoleadas migratorias, que se desplazaban a un ritmonunca antes visto. El carácter masivo de lasmigraciones aumenta debido a la diferencia en el nivelde vida entre países, la inestabilidad política, la pobrezay la búsqueda de mejores condiciones económicas ysociales, en general. No se descartan tampoco losmotivos religiosos, así como las consecuencias queprovocan los conflictos armados y los desastresnaturales.

Los destinos tradicionales de las principalescorrientes migratorias internacionales siguen siendo,en América del Norte, los Estados Unidos y Canadá;en Europa Occidental, Inglaterra, Holanda, Francia,Alemania, Bélgica, Suiza, España, Italia y los paísesnórdicos; Australia; y en el continente africano, laRepública Sudafricana. En América Latina, Argentina,

Venezuela y Costa Rica mantienen la primacía comoreceptores.

Mientras tanto, se diversifican los lugares emisoresde migrantes y nuevas corrientes se establecen desde elsur al norte, de la periferia al centro, e incluso dentrodel sur y del norte, y de los países centrales o periféricos.

El Caribe ha tenido una amplia presencia comoemisor de migrantes. República Dominicana, PuertoRico y Cuba han ocupado lugares de significación, tantopor los volúmenes de sus flujos migratorios, como porsus cualidades, en particular, a partir de inicios de ladécada de los 60.

La migración cubana se distingue quizás por suscondicionantes históricas, económicas y geopolíticas.Este no es un fenómeno nuevo ni específico del siglopasado, aunque adquiere rasgos diferentes con elproceso iniciado con el triunfo de la Revolución, ydespués de más de cuarenta años continúa presente.No obstante, según las cifras que aporta en el contextode los grandes flujos migratorios, el caso cubano noclasifica entre los primeros lugares en el mundo.

Hasta el primer tercio del siglo XX, Cuba mantuvosaldos migratorios externos positivos debido

Investigador. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales. Universidad de La Habana.

La emigración cubana: un resumen del siglo XX

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principalmente al aporte de la inmigración española yantillana. Si se analiza en términos de influencia en elcrecimiento de la población, esta se mantuvo a un ritmoque, hasta 1931, marcó un 2,9% a causa de lainmigración.1 Con el arribo del siglo XX y el nacimientode la República, la necesidad de reconstruccióneconómica de la Isla motivó la búsqueda de vías parael aumento de la fuerza de trabajo, entre ellas laimportación de mano de obra, en especial para laboresagrícolas. La influencia de esta inmigración en elcrecimiento de la población llegó al millón de personas.2

La crisis mundial de 1929 a 1933 y el consecuentecolapso de la producción azucarera observado en losprimeros años de la década de los 30, constituyen el finde la condición de Cuba como país de inmigración,que lo había distinguido durante toda su evoluciónhistórica. A partir de entonces comienzan a dictarseleyes de carácter restrictivo, que establecen requisitospara la entrada de extranjeros como inmigrantes.3

En el período censal de 1931 a 1943, la tasa decrecimiento demográfico desciende a 1,58 de promedioanual, debido, entre otros factores, al valor negativoque por vez primera asume el saldo migratorio externo,como consecuencia de la repatriación forzada deantillanos, promovida por el gobierno de GerardoMachado. A ello se une el movimiento poblacional decubanos hacia el exterior por causas políticas,económicas y, en general, de búsqueda de espaciossociales diferentes, en diversos momentos históricos,que caracteriza su tendencia hasta 1959.

Entre 1930 y 1950, emigran más de 35 145 personas,con destino predominante hacia los Estados Unidos.La cifra de cubanos registrados en territorionorteamericano entre 1950 y 1958, asciende a más de50 950.4

Como se conoce, la historia migratoria de Cubahacia los Estados Unidos se remonta al siglo XIX: en1870 se registraron más de 12 000 inmigrantes; el montoaumenta a 20 000 en 1890 y se duplica en 1910. Entre1891 y 1900 fueron admitidos allí 33 066 migrantesdel Caribe. Más de la mitad eran cubanos.5

Las causas que provocaron estas migraciones,incrementadas a partir de 1860, aunque presentancondicionantes diversas, tenían como elemento comúnlas contradicciones de orden político y la situacióneconómica imperante, agudizadas sobre todo desde1868, cuando el factor político constituyó la causaprincipal de las salidas de cubanos al exterior. Desdeentonces, los problemas económicos, políticos ysociales han estado presentes en los procesosmigratorios externos de Cuba, con particular énfasisen los momentos de crisis económicas, base de labúsqueda de nuevos horizontes y posibilidades,

fundamentalmente en los Estados Unidos, España yalgunos países del área del Caribe.

En las décadas de los años 20 y los 30, la emigracióndesde Cuba hacia los Estados Unidos la integranbásicamente sectores trabajadores —entre ellos mulatosy negros— que se establecen en Nueva York y NuevaJersey en busca de opciones laborales, y quienesprácticamente no tuvieron movilidad social, al continuaraños después en calidad de obreros, lo que los iguala alresto de los migrantes del Caribe en esa época.6

Los años 40 y los 50 esperan por ser estudiados enrelación con lo conocido sobre este proceso en el sigloXIX, para establecer la existencia de cadenas migratoriasy redes de parentesco, junto con los procesos de relacióncultural y, por tanto, de factores de atracción y expulsión,en especial en el flujo de migrantes cubanos hacia losEstados Unidos.

Hipótesis al respecto sugieren la posibilidad de queaun sin producirse el triunfo de la Revolución en 1959,la tendencia de la emigración desde la Isla hacia losEstados Unidos, y en general hacia diferentes confinesdel planeta, hubiera alcanzado matices de consideraciónen la última mitad del siglo XX, y con sujetos migrantespertenecientes, en esencia, a una población pobre,protagonista de una movilidad poblacional donde elfactor económico y social fuera predominante.7

La emigración en la Revolución

El año 1959 marca la modificación de loscomponentes migratorios tradicionales de Cuba, alcobrar un papel central, tanto los elementos políticos yeconómicos motivados por la propia evolución delproceso revolucionario, como por la contradicciónentre los Estados Unidos y Cuba, entre los cuales eltema migratorio ocupa particular espacio.

La historia de este proceso se inicia con la primeraoleada migratoria después del triunfo revolucionario,integrada por aquellos vinculados directamente, en elplano político, militar y también económico, con ladictadura de Fulgencio Batista, y continúa con otrascuya motivación política, económica y de reunificaciónfamiliar se presenta con matices diferenciales segúnetapas y flujos migratorios.

La ruptura del patrón migratorio tradicional cubanose produce no solo por el aumento de las cifras depersonas que emigran, sino por los actores socialesenvueltos en el fenómeno. Entre 1959 y 1999 habíanemigrado, por todas las vías posibles, hacia diferenteslugares del mundo más de 1 079 000 personas.8

Los Estados Unidos, el principal país receptor dela emigración cubana, modifican sustancialmente suactitud, al manejar el factor migratorio como parte de

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su política de hostilidad hacia la Revolución cubana, endiferentes etapas durante más de cuarenta años. Cubapasa a integrar el contenido de una política que sedesarrolla desde la década de los 50 para beneficiar,bajo la condicionante de «refugiados», a los migrantesde los países del entonces campo socialista. De estaforma, se aplican políticas de recepción, estímulo yrestricción selectiva de los cubanos, de acuerdo conlos presupuestos, en diferentes etapas, de la relaciónantagónica entre los dos países, la situación interna dela sociedad cubana y las tendencias y prioridades dela política inmigratoria norteamericana.

En tales marcos se inscriben el Programa deRefugiados Cubanos, a inicios de los 60, y la Ley deAjuste Cubano, de 1966. Esta se fundamenta en eltratamiento de «refugiado político» al inmigrantecubano, política vigente hasta nuestros días. Losacontecimientos desde 1999 hasta hoy, iniciados conla tragedia del caso del niño Elián González, vinierona corroborar la nefasta acción que significa la existenciade esta Ley. Solo un cambio en el conflicto bilateral,que implicara la eliminación del bloqueo y unaincidencia concreta en el tema migratorio, pudieramodificar ese tratamiento a nuevos inmigrantes deorigen cubano.

Aunque en menor grado, otros países sonreceptores de emigrados cubanos. Los casos másrepresentativos son Venezuela, México y España. Laexistencia de estos otros asentamientos de cubanosen el exterior responde a la determinación de residiren otro escenario geográfico diferente a los EstadosUnidos, a la existencia de redes de parentesco y a latradición en el flujo migratorio hacia estos lugares. Aello se une la utilización de países «puentes», y las realesposibilidades encontradas con posterioridad por losinmigrantes para su traslado hacia territorioestadounidense.

El proceso emigratorio se va a concretar enetapas o ciclos, con flujos que se diferencian en elorden cualitativo y cuantitativo, de acuerdo con susrasgos sociodemográficos y motivacionales. Sepresenta una diferencia significativa entre laemigración que se produce entre 1959 y 1962, eincluso hasta 1965, y el resto de las oleadas. Losprimeros migrantes se autodefinen como «exiliados»,y reciben los impactos directos de la acción de lapolítica migratoria de Cuba y su carácter defensivo,restrictivo y excluyente. Tal problemática impactaal resto de las oleadas hasta hoy.9

Para cada una de estas oleadas es necesario señalarel carácter multicausal que históricamente ha tenido elflujo migratorio, su vinculación con factores internosde la sociedad cubana, tales como las transformaciones

políticas y económicas y las contradiccionessocioclasistas que se producen, junto con la afectación,e incluso ruptura, de la relación familiar, con incidenciaparticular en la subjetividad de las personas.

Sobre todo en la década de los 90, los rasgos delflujo migratorio externo de Cuba se caracterizan porla combinación de la emigración definitiva y latemporal, y significativas cifras de visitas al país deemigrados cubanos, un estimado de más de 160 000,solo entre 1995 y 1997.

La composición y motivaciones de los emigrantescubanos en los 90 se diferencian, con respecto a otrasoleadas, en sus aspiraciones; hay un mayor predominiode elementos económicos —incluyendo la movilidadlaboral— en combinación con factores de ordenpolítico, y otros como la reunificación familiar y ladesconfianza en el proyecto social de la Revolución,para salir de la actual crisis.

Sobre esta dinámica es necesario apuntar doselementos de especial valor. El primero se refiere alciclo migratorio del cubano, a partir de la relación entrelos procesos de migración interna y externa en la Isla,de la continuación de uno en el otro. Tal comodemuestran investigaciones sobre el tema,10 ante la actualcrisis, una de las salidas de la población es la búsquedade nuevos espacios geográficos donde poder solucionarlos problemas de la vida cotidiana e, incluso, hallar unanueva orientación y perspectiva de futuro. La decisiónde emigrar es una elaboración racional, en la cual el quetoma tal determinación es el individuo, pero no comoactor aislado, sino con la intervención de otros,principalmente de la familia, en la que existe unadistribución de roles, por lo que a determinado sujetole puede tocar emigrar.

El otro elemento se refiere a la movilidad laboral,debido al impacto que la evolución de los procesos detrabajo ha ejercido sobre las migraciones externas delos 90 en Cuba, los probables efectos en esa y anterioresoleadas sobre la vida laboral de los migrantes, así comosobre los conceptos e imágenes de los trabajadorescubanos, sean o no migrantes potenciales. El problemaconvoca a una búsqueda más acuciosa de las conexionesentre migración y trabajo y, de modo inverso, entretrabajo y migración, en un escenario donde obstáculosde toda índole tornan imposible la regeneración delpatrón anterior de crecimiento.

A partir de 1995, la sociedad cubana promueve unconjunto de cambios sustantivos que incidendirectamente sobre el tema de la emigración. Estoselementos de cambio abarcan no solo el escenariointerno, sino también aquellos relacionados con elexterno, en particular con la política migratoria de Cubay hacia los emigrados, la dinámica de la emigración, yla relación migratoria con el principal receptor de esta.

La emigración cubana: un resumen del siglo XX

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De ellos se puede definir un conjunto de factores, cuyanaturaleza objetiva y subjetiva influye, como causa oconsecuencia, en el movimiento o traslado de personas.Estos son de tipo económico, familiar, psicosocial,político y jurídico, entre otros.

Para el estudio de la emigración cubana de fines delsiglo XX e inicios del XXI, es preciso abordar estosfactores en toda su magnitud; combinar los análisismacro y microsociales, con énfasis en los aspectos dedecisión individual, y desentrañar la dinámica propiade la emigración desde Cuba.

Las vías y formas del proceso migratorio externocubano, durante los últimos cuarenta años puedensintetizarse en los siguientes elementos:11

! La emigración legal hacia diferentes países con lacondicionante adicional de la definición de «refugiadopolítico» que le otorgan los Estados Unidos a lainmensa mayoría de los inmigrantes cubanos, y queincluso influye en la proyección de otros paísesreceptores. Por esta vía han emigrado cerca de900 000 personas. Se aprecia su carácter cíclico y, enel caso de los Estados Unidos, su sujeción a aspectosformales de la política inmigratoria norteamericana,y de su aplicación.

! Las salidas ilegales, dirigidas a territorionorteamericano, y que han incluido, en diferentesmomentos, la utilización de la Base Naval deGuantánamo, así como las islas Gran Caimán,Jamaica, Bahamas y República Dominicana, entreotras. Desde 1985, y hasta la firma de los AcuerdosMigratorios de 1994, el fenómeno de las salidasilegales desde Cuba ha involucrado a unas 82 500personas considerando tanto las salidas exitosas,como los intentos frustrados en territorio cubano.Con posterioridad y hasta el segundo semestre de2000, la cifra no supera las 7 500 personas entrequienes arribaron a las costas de los Estados Unidosy quienes fueron interceptados por el Servicio deGuardacostas y devueltos a Cuba, según lo pactadoen el Acuerdo Migratorio de 1994 y sucomplemento de 1995.12

! El traslado de más de 8 500 cubanos desde tercerospaíses hacia los Estados Unidos bajo el auspicio delPrograma «Éxodo», de la Fundación NacionalCubano-Americana (FNCA) hasta 1992.13

! Las negativas de regreso de cubanos que viajan alexterior en visitas temporales por asuntos oficialeso personales. Una parte significativa de susprotagonistas, hasta inicios de la década de los 90,finalmente llegaba a territorio de los Estados Unidos,tendencia que para fines del siglo pasado se diversificócon mayor incidencia en otros países.

! El regreso forzoso de inmigrantes cubanos, políticaque abarca a los «marielitos excluibles», los recluidos

en la Base Naval de Guantánamo en 1994 que nofueron aceptados por los Estados Unidos comoinmigrantes, junto a la devolución hacia Cuba de laspersonas que intentan arribar a territorionorteamericano por vía marítima y son capturadaspor el Servicio de Guardacostas de ese país, encumplimiento de los Acuerdos Migratorios de 1994y 1995. En este punto se incluyen los pequeñosgrupos de indocumentados cubanos devueltos porotros países que han firmado acuerdos con elgobierno cubano.

! La emigración temporal, como nuevo componenteen el flujo emigratorio cubano, con cifras deimportancia en el segundo lustro de la década delos 90, y que abarca disímiles sectores de la sociedadcubana, como consecuencia del proceso deflexibilización de la política migratoria de Cuba, ydel impacto del Período especial en el país.Desde 1959, y en consonancia con la politización e

ideologización que asume el tema migratorio entre Cubay los Estados Unidos, el acto de emigrar cobra elsignificado de «abandono de la patria» y, por ende,asume grados de estigmatización que se han mantenidohasta el presente, en particular en la definición de una«emigración definitiva».

A partir de la Crisis de Octubre de 1962, se habíasuspendido, de manera casi absoluta, la posibilidad desalir de Cuba hacia los Estados Unidos. Ya desdeentonces había comenzado la acción de la llamada teoríade la «olla de presión», entendida como parte de lamanipulación política del tema migratorio por losEstados Unidos. Esta se complementa con el bloqueopara fomentar el conflicto dentro de la Isla. En granmedida, sus consecuencias determinaron las oleadas ociclos migratorios, cuando las acciones de la partecubana posibilitaron hechos tales como Camarioca, en1965; Mariel, en 1980, y la llamada «crisis de losbalseros», de 1994, para dar salida a la interrupción delflujo migratorio y provocar conversaciones que handado por resultado la adopción de canales para sunormalización legal.14

Para el proceso migratorio externo de Cuba, 1994constituyó un punto de viraje y búsqueda denormalización en el caso del flujo hacia los EstadosUnidos. Los Acuerdos Migratorios incluyen medidasconcretas para intentar eliminar, o por lo menos reducir,el fenómeno de las salidas ilegales, por vía marítima,hacia ese país. No obstante, ello no significa la supresiónde toda preferencia al inmigrante cubano, ni laeliminación total de la entrada de indocumentadoscubanos a territorio estadounidense, como se puedeapreciar desde 1997 a la fecha.

Desde la firma de los Acuerdos y hasta fines de2000, han sido devueltas por las autoridades

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estadounidenses más de 2 800 personas capturadas enalta mar en su intento de arribar a las costas de losEstados Unidos, en unión de más de 480 que lo hicieronpor la Base Naval de Guantánamo.15 El control seestablece y se ejecuta, pero el fenómeno se mantiene,en tanto existen condicionantes en el país emisor y en elreceptor que lo propician, aunque el peso específico yorigen de cada una sea diferente.

Esas condiciones resultan difíciles de eliminar y, dehecho, se convierten en factores de alto riesgo para elcumplimiento de este importante acápite de losreferidos acuerdos, e incluso es una variable de riesgopara la seguridad de Cuba.

Un balance de los Acuerdos entre 1995 y 1999indica la estabilización del flujo regular legal de migrantesdesde Cuba, así como el corte, solo en determinadogrado, de la emigración ilegal por vía marítima, no asíel arribo de cubanos a los Estados Unidos por otrasvías, incluyendo el contrabando de personas.

Visas otorgadas por los Estados Unidos según acuerdomigratorio de 1994.*

son preferenciales en sí mismos, y de manera particularal instrumentar un sorteo migratorio especial para elcaso cubano. Como ejemplo mucho más puntual yexcepcional, se presenta el año 1995, según se apreciaen el total y desglose de las visas emitidas (ver Tabla).

La tendencia debe conducir al cumplimiento de lacifra mínima de lo estipulado, de acuerdo con un criteriode selectividad en los migrantes, como ocurrió entre1996 y 1999.

Desde otro ángulo, los Acuerdos posibilitan que elpaís receptor oriente selectivamente la composiciónsociodemográfica de los migrantes, a lo cual se adicionaque el sorteo-lotería —establecido como parte deaquellos—, permite realizar e incluso mantener unlevantamiento del potencial migratorio en la Isla, conla sistematicidad que se considere oportuna.

La práctica norteamericana de negar una alta cifrade solicitudes de visas para visitas temporales deciudadanos cubanos residentes en la Isla, ha estadopresente, en diferentes momentos, durante los últimoscuarenta años, Cobró particular fuerza a fines de ladécada de los 80. Entre 1990 y 1994 se denegó el 40, el60, y hasta el 80% de las solicitudes, lo cual agravó laproblemática migratoria entre los dos países, hasta elestallido de la crisis de los balseros en 1994. Conposterioridad, se denegaban aproximadamente nuevede diez solicitudes, hasta 1998. Tal medida, aunqueresponde al derecho que tiene todo país a dejar entraro no a determinado visitante, se convierte en unelemento desestabilizador del flujo migratorio entreambas partes, y potencia la intención de grupospoblacionales de emigrar definitivamente. En laactualidad, se aprecia una tendencia al cambio de estaacción, cuando se otorga un número importante devisas para personas con sesenta años o más.

El análisis del patrón migratorio cubano en la décadade los 90 indica un grupo de cambios, iniciados con laemigración del Mariel de 1980, y que se siguediversificando a fines de los 80. Estos tienen que vercon las relaciones Cuba-Estados Unidos, y conelementos que responden a las condicionantes internasde la sociedad cubana a finales del siglo XX, los cualesinciden en el complejo motivacional de las personasque toman la decisión de emigrar.

Diferentes estudios sobre este proceso aportanelementos centrales acerca del potencial migratoriocubano, y los rasgos sociodemográficos de estosmigrantes. Demuestran que, en la sociedad cubana, unade las salidas adoptadas ante la crisis es la determinaciónde emigrar, ya sea temporal o definitivamente.16

Según estudios realizados al respecto,17 el potencialmigratorio —con un soporte estimado de cuatro a cincoaños (1995-1999)— presenta una cifra mínima de490 000 personas y un tope cercano a las 800 000. Sus

Fuente: Estudio del CEAP, desde 1995 al primer semestre de 1999,sobre la base de fuentes oficiales de Cuba.* No incluye el descuento de las personas admitidas desdeGuantánamo a partir de 1995 como parte de los Acuerdos de 1994(5 000 anuales).** Incluye la cifra de visas otorgadas por «refugio político» segúnconsideraciones de la parte norteamericana y la categoría de Parolee,que significa visas por cuestiones humanitarias, otorgadasfundamentalmente a familiares y personas que integran el núcleofamiliar de aquellos que obtienen un visado como inmigrantes.

El cumplimiento de los referidos Acuerdos marcapautas en el orden de la regulación migratoria entreambas partes. Los Estados Unidos mantienen nivelesde preferencia a los inmigrantes cubanos, que van desdela vigencia de la citada Ley de Ajuste (ajusta el estatusinmigratorio de todo cubano que sea inspeccionado yaceptado por el Servicio de Inmigración yNaturalización de ese país, para obtener la residencia alaño y un día de estar en territorio norteamericano), eltratamiento del tema del refugio político (vinculado aesta), así como los propios Acuerdos Migratorios. Estos

1994–95 1995-96 1996–97 1997-98 1998–99 Total Según nivelesde clasificaciónpor Ley inmigratoriade E.U.

Refugiado-parolee**

Sorteonacional

Sorteointernacional

Total

6 244

14 602

5398

124

26360

5 006

3 000

7 000

335

15 341

5000

3 369

6 679

891

15 939

1 696

3 028

11 631

908

17 263

19 253

26 949

46 161

2 977

95 340

1 307

2 950

15 453

719

20 429

La emigración cubana: un resumen del siglo XX

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rasgos sociodemográficos son: sujetos jóvenes menoresde cuarenta años, mayormente entre los 25 y los 35, deraza blanca y sexo masculino de modo predominante;aunque existe una mayor cifra de mujeres, en estosmismos parámetros, que en oleadas pasadas. Susprincipales zonas de residencia son Ciudad de LaHabana (cerca del 65%), La Habana, Villa Clara,Camagüey y Pinar del Río. Sus niveles de instruccióncalifican entre medio y superior. En el actual potencialmigratorio cubano existe un alto número deprofesionales y técnicos, con los rasgossociodemográficos señalados.

Un medio de verificación del estudio del potencialmigratorio externo de Cuba, para fines del siglo pasado,son los resultados de la inscripción en el sorteo-loteríapara emigrar hacia los Estados Unidos. Según datosde ese país, la cifra de inscritos en 1995 fue de alrededorde 190 000; en el 96 alcanzó más de 400 000 y, ya en el99, casi arriba a la cifra de estimado máximo de personas(800 000) que optan por una visa de inmigrante.Estudios realizados en Ciudad de La Habana(1998-1999) verifican en gran medida los rasgossociodemográficos apuntados en el potencialmigratorio externo.

La sociedad cubana de los 90 está integrada porotros sectores que pueden o no estar comprendidosen este potencial y que no tienen la misma disposiciónhacia la emigración definitiva, ya sea por sus rasgossociodemográficos (entre los que sobresale el color dela piel), por no tener redes de parentesco en laemigración asentada en el exterior, por poseerantecedentes penales, o por pertenecer a sectoresprofesionales, técnicos e intelectuales que, por diversasrazones, no deciden emigrar definitivamente. Conexcepción de quienes tienen antecedentes penales, elresto se beneficia con los elementos de flexibilizaciónde la actual política migratoria de Cuba.

La población temporal con Permiso de Residenciaen el Exterior (PRE), establecido por Cuba en los años90, por sus cifras y rasgos sociodemográficos,motivacionales, así como dinámicas internas, abreinterrogantes que recién se comienzan a investigar, sobrela base de que es un fenómeno sociológico con mayorpresencia y proyección.

La emigración cubana total asentada en el exteriorse calcula entre 1 400 000 y 1 500 000 personas; lamayor parte se encuentra radicada en los Estados Unidos.El Censo de 1990 en ese país registró 1 043 932 personasde origen cubano. De acuerdo con el crecimiento ulteriorde esta cifra a partir de nacimientos, y de la emigraciónen los últimos cinco años, el monto de cubanos es de1 300 000, de acuerdo con los resultados del Censo 2000.18

Según los estimados del Centro de Estudios deMigraciones Internacionales de la Universidad de LaHabana y el censo realizado por la Dirección de Atencióna Cubanos en el Exterior (DACRE) del MINREX, sobrela emigración hacia diferentes países (excluyendo a losEstados Unidos), unos 130 000 cubanos residen enAmérica Latina, 37 000 en Europa, y más de 1 000 en elresto del mundo.19

Los principales asentamientos fuera de los EstadosUnidos se encuentran en España, Venezuela, PuertoRico y México, sin desconocer que también existencolonias importantes de cubanos en Costa Rica, otrospaíses de Centro y Sudamérica, así como en losantiguos países socialistas de Europa del Este,fundamentalmente en Rusia.

Los cubanos en los Estados Unidos:demografía y enclave

A partir de la dinámica histórica de la emigracióndesde Cuba hacia los Estados Unidos, y sobre la basede los datos del Censo de 1990 en ese país, así comoposteriores actualizaciones hasta los resultados inicialesdel Censo 2000,20 se pueden hacer algunasconsideraciones.

La población de origen cubano está radicada, demodo mayoritario, en el sur de la Florida, en especial enel Condado de Miami Dade, donde se calcula que viveel 59% del total ubicado en ese país. El 35% restante sedistribuye en áreas como Nueva Jersey (8,1%), NuevaYork (7,1%), California (6,9%), fundamentalmente enlas grandes ciudades de dichos estados. No obstante, sereporta presencia de cubanos en el resto de los estadosde la Unión.

La migración cubana se distingue quizás por suscondicionantes históricas, económicas y geopolíticas. Este noes un fenómeno nuevo ni específico del siglo pasado, aunqueadquiere rasgos diferentes con el proceso iniciado con eltriunfo de la Revolución, y después de más de cuarenta añoscontinúa presente.

Antonio Aja Díaz

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Los cubanos representan el 0,4% de la poblaciónnorteamericana y el 4,0 % de los hispanos radicados enlos Estados Unidos. El total de personas de origencubano registradas por el Censo 2000 es de 1 241 685,de las cuales cerca de un millón nacieron en la Isla. El48,4% es del sexo masculino y el 51,6% femenino. El83% se autodefine como blanco, un 4% como negro,menos de un 1% asiático y un 12% mestizo. El 20,3%posee alrededor de cuatro años de educación superior,similar al de la población estadounidense y once vecespor encima del resto de la hispana.

La edad media es de 39 años, la que supera en seisa la de la población estadounidense y en trece a la delos otros hispanos. A partir de ello, y teniendo en cuenta,entre otros factores, el hecho de que los índices denatalidad de la población de origen cubano son bajos,esta tiende a envejecer, si bien habría que analizar lasdinámicas de cambio introducidas a partir de los flujosmigratorios en la década de los 90, constituidaprincipalmente por jóvenes.21

El grupo etáreo más representado está entre los 30y 59 años (41,4% de la población total), en segundolugar figuran los que tienen 60 años o más (22,4% de lapoblación total), luego se ubican los jóvenes entre 15 y29 (21,3%) y por último, los que cuentan entre 0 y 14años, que constituyen el 15,6% de la población totalobjeto de análisis.

De manera general, la población joven de origencubano residente en los Estados Unidos representa el21,37% de su total. Predominan los adultos jóvenes,sobre todo los que tienen entre 25-29 años de edad, locual indica cierto envejecimiento, incluso dentro de esteestrato poblacional, en comparación con otros gruposde hispanos.

En múltiples oportunidades desde el ángulo políticoe incluso desde los medios de comunicación, tanto enCuba como en los Estados Unidos, se habla de lacomunidad cubana en ese país. Sin embargo, taldenominación, en uno y otro caso, resulta insustentablepartiendo de las cualidades sociológicas, psicológicas yeconómicas que fundamentan la determinación de unacomunidad de inmigrantes, incluyendo los procesosmedulares de su identidad.22

Si tomamos como punto de referencia esos propiosparámetros en el orden conceptual, se reconoce endiversos estudios23 la existencia de un enclavesocioeconómico, étnico-cultural, en el sur de la Florida.Su principal asentamiento radica en el condado deMiami Dade, y tiene particulares proyecciones políticastanto en su interior, como hacia el resto de los EstadosUnidos y el propio país de origen.

Dentro del Condado de Miami Dade, los cubanosse concentran en tres ciudades: Hialeah (74,1%), Miami

City (62,2%) y Miami Beach (47,9%). Si consideramosa todos los hispanos residentes en cada una de estasciudades, la presencia de personas de origen cubano essignificativa.

El enclave se caracteriza por un sólido sentido de«identidad cubana» entre sus residentes, fortalecido porun grupo importante de factores. Un análisis de laevolución cultural experimentada por el grupo de origencubano muestra que su proceso de acomodación a lanueva sociedad no debe ser caracterizado cómoaculturación lineal o simple incorporación decaracterísticas adoptadas del entorno, a expensas deaquellas asociadas a la cultura de origen.

Como señalan varios autores residentes en losEstados Unidos,24 el enclave socioeconómico y político(creado al calor e impulso del Programa de RefugiadosCubanos, a inicios de la década de los 60), facilitó yaún continúa facilitando, mediante mecanismos desolidaridad étnica, el desarrollo de una amplia red depequeños negocios. Estos negocios se unen a un elevadogrado de diversificación en los mercados internosreceptores de productos étnicos, a la consolidación ydesarrollo de su influencia en la dinámica económica ypolítica de la región y, finalmente, a la creación de unavasta gama de instituciones sociales, religiosas, artísticasy educativas en función de reforzar los rasgos culturalescubanos.

A esta dinámica se une la peculiaridad de la estructuray funcionamiento económico de la familia cubanaemigrada radicada en esa región,25 la cual promueve yfacilita la movilidad social ascendente entre susmiembros, con la incorporación de un númeroimportante de estos a la fuerza laboral. Existe una altatasa de empleo entre las mujeres, y una marcadatendencia a contar con la presencia de ancianos en elhogar, quienes contribuyen, de alguna forma, al ingresofamiliar. El cuadro se complementa con bajos nivelesde natalidad.

Estudios recientes26 indican que el grupo de origencubano en el sur de la Florida transita por un aumentode su heterogeneidad social y política, contraria a lavisión estereotipada y altamente divulgada, de unacomunidad caracterizada por el éxito económicogeneralizado y, por ende, la existencia de ampliossectores en la opulencia y el bienestar.

Nos encontramos ante una creciente estratificaciónsocial en el enclave, que determina una gama de interesessociales y económicos. Estos intereses fluctúan entregrupos de empresarios que manejan inversionesmultimillonarias en el sur de la Florida y países de laCuenca del Caribe, y otros que tienen representaciónen un extenso sector de pequeños empresarios, y hansido los mayores responsables de la creación y

La emigración cubana: un resumen del siglo XX

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mantenimiento del enclave económico. Este espectrose completa con la existencia de grupos profesionales,integrados en asociaciones de origen cubano, y unacreciente masa de trabajadores manuales, cuyas filas senutren frecuentemente con nuevas oleadas deinmigrantes que arriban a la comunidad.

Los años 90 marcan un hito en este proceso, con elarribo de cientos de personas cuya motivación básicaes de tipo económico, que representan a una importantemasa de población en busca de otros espacios laboralesy de mayores ingresos, aunque no signifiquennecesariamente una movilidad social ascendente en elplano profesional.

Del 35,5% restante de los cubanos en los EstadosUnidos poco se conoce, dada su dispersión geográficaen cincuenta estados de la Unión.27

Después de la Florida, en Nueva Jersey se localizael mayor número (87 085), los que, según estudiosrealizados a inicios del segundo lustro de la década delos 90, parecieran tener opiniones y actitudes másmoderadas, menos agresivas y un mayor acercamientohacia la Isla, en comparación con lo que se observa enMiami.28 Otro dato de interés en relación con lo antesseñalado es que el grupo etáreo más representado loconstituyen los que se encuentran entre los 25 y 34 añosde edad, mientras que los de 65 en adelante ocupan eltercer lugar.

Nueva York, ciudad con más cubanos residentesantes de 1959, ocupa actualmente el tercer lugar, en elpaís (en 1990 ascendían a 77 016) y es probablemente,donde resulta más evidente la heterogeneidad de estegrupo étnico en los Estados Unidos. A diferencia deNueva Jersey, el grupo etáreo más representado seencuentra entre los 55 y 64 años de edad, el 20,1%emigró antes de 1960, y el 10,8% a partir de 1980.29

La historia de organizaciones progresistas entre loscubanos de Nueva York, el distanciamiento de lasposiciones más intolerantes con respecto a la Isla, asícomo la ausencia de protagonismo al tratar de incidiren la política del gobierno norteamericano, son algunoselementos que pueden sustentar la hipótesis de lamoderación y un mayor acercamiento al país de origen,distinto del que se aprecia entre los residentes de laFlorida e incluso de Nueva Jersey.

El siguiente estado donde se reporta mayorconcentración de cubanos es California (75 034),localizados mayormente en Los Ángeles. La mayoríade los que aquí residen llegó con anterioridad a 1980;el 12% nació en el país y el 10,3% emigró entre 1980 y1990.30

Un análisis comparativo sobre los cubanos que vivenen los cuatro estados mencionados, indica que, adiferencia de los de Miami y Nueva Jersey, los de Nueva

York y California se desenvuelven en una dinámicadistinta, desde el ángulo económico, social y político;de ahí la probabilidad de que la actitud de estas personashacia su país de origen tenga diferentes matices.

Diferencias y actitudes

Para la conformación de un criterio al respectohabría que analizar detenidamente la situacióneconómica, y las tendencias y proyecciones políticas delos emigrantes de origen cubano en ese país, lo cual noconstituye objeto del presente trabajo. No obstante,intentaremos señalar un par de elementos al respecto.

Se precisan estudios que particularicen el análisiseconómico-social y ayuden a no sobredimensionar—ni subestimar— los procesos económicos y socialesdel principal asentamiento de la emigración cubana.

La situación económica, es uno de los temas menosestudiados en Cuba, lo que dificulta una valoraciónactualizada. Algunos datos indican que a inicios de los90, los cubanos en los Estados Unidos presentaban uncuadro de poca significación, comparado con el nivelempresarial norteamericano.31 Esta situación se modificasustancialmente si el marco de comparación es el delos hispanos en ese país, donde sí ocupan un relevantelugar, dado, en primer orden, por la situación específicadel enclave del sur de la Florida. Como hemos señalado,allí la importancia económica de la emigración cubanaes significativa, más aún en la medida en que ello sepuede traducir en fuerza o potencialidad política local.Aunque grupos específicos de cubanos han triunfadoeconómicamente, la mayoría ha tenido logros modestose, incluso, a inicios de la década de los 90, un 15% vivíabajo el nivel federal de pobreza, cifra que debe haberseincrementado en la actualidad.

Dentro de la emigración cubana asentada en losEstados Unidos se ha ido produciendo un proceso deheterogeneización y diversificación social y económicaque debe continuar manifestándose, porque el flujodesde Cuba persiste y los nuevos migrantes no soloestán sujetos al normal proceso de adaptación einserción en la sociedad receptora, sino que tendránque enfrentar un contexto mucho menos favorecedorque el de los años 60, cuando arribaron las primerasoleadas después del triunfo de la Revolución cubana.

Desde otro ángulo, el patrón de asentamientohistórico de los cubanos que llegan a los EstadosUnidos, caracterizado por la concentración en el surde la Florida, no parece haber tenido variaciones conla emigración de los años 90. Ello aumenta la visibilidaddel grupo al no diluirse en el resto del territorioestadounidense. Es de esperar que se hagan más

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evidentes sus diferencias internas, las que hoy puedencatalogarse en tres grupos: la segunda generación (losnacidos en los Estados Unidos y los que se fueron muypequeños), los emigrados que arribaron antes de 1980y aquellos que lo hicieron a partir del éxodo del Mariely durante la década de los 90.32

El tránsito de una primera a una segundageneración migratoria ha ido acompañado, hasta elmomento, de una movilidad social ascendente, loque se expresa en que, como tendencia, losmiembros de la segunda generación de las oleadasmigratorias anteriores a 1980, ocupan los mejorespuestos de trabajo y reciben los más altos ingresoscomo grupo. Este proceso podría seguir un cursodiferente para la segunda generación de los queemigraron en 1980 y con posterioridad, dados loscambios experimentados en las condicionantes queinciden en la movilidad social de estas personas. Detal forma, la segunda generación en sí misma seríaheterogénea en su composición.

El otro elemento destacable se refiere a lastendencias y proyecciones polít icas de estaemigración, a partir de reconocer que se enmarca enun contexto cuya expresión mas acabada, según hanapuntado diferentes estudiosos del tema,33 dependedel marco polít ico estadounidense y de laspercepciones que sobre la evolución de la Revolucióncubana se forjan en esa emigración.

Si bien la intransigencia del «exilio histórico» semantiene y predomina el accionar de la derecha yultraderecha, también se vienen registrando cambios—en especial en el Miami cubano—, que reflejanuna profundización de su heterogeneidad política eideológica, con una tendencia que pareciera conducira la moderación. La apertura cultural y los vínculosfamiliares, incluyendo el tema de las remesas, sonelementos y canales básicos en este proceso.

Sin embargo, los acontecimientos en torno al casodel niño Elián González, evidenciaron el nivel deintransigencia y sentimiento anti-Revolución cubanaque continúa prevaleciendo en la ultraderecha deestos inmigrantes. El control de los medios decomunicación de habla hispana, sus influenciaspolíticas, y las presiones que ejercen en el «enclave»,los l leva a menudo a actitudes contrarias adeterminados principios sociales y jurídicos de lasociedad receptora. De esta forma, se alejan de lasposiciones de centro e incluso de derecha de estacomunidad, así como del resto de los cubanosresidentes en los Estados Unidos.

Más del 40% de las personas que conformen estaemigración en los próximos años, habrá vivido laexperiencia de la Revolución cubana durante una

buena parte de su existencia, por lo que portancaracteríst icas socioclasistas y demográficasdiferentes a las que distinguían a los protagonistasde las primeras oleadas, de lo que se derivaránnuevos y diferentes impactos en la configuración dela emigración cubana en los Estados Unidos.

Consideraciones finales

El análisis del proceso migratorio externo de Cubaen el siglo XX y, en especial, durante los últimos cuarentay dos años, muestra cómo se perfilan los rasgos quecaracterizan a la Isla como país de emigrantes, sin querepresente un caso destacado en el tremendo yconstante flujo poblacional en el planeta. Estacaracterística prevalece incluso si lo analizamoscomparativamente, en el contexto del principalasentamiento de cubanos, con el resto de losinmigrantes de todas partes del mundo, o con los deorigen hispano y del área caribeña y latinoamericana,en los Estados Unidos.

La condición de país de emigración entraña retosimportantes para el presente siglo, en los órdenesindividual, social, y nacional; lo familiar, cultural ydemográfico ocupan espacios de gran importancia,por los problemas que implica el fenómenomigratorio en cada una de estas esferas. Por solomencionar uno, el demográfico representa una seriaalerta, dada la situación de las tasas de crecimiento dela población cubana y su envejecimiento, en unescenario donde se mantiene un potencial migratoriode consideración, en contraste con las bajas tasas decrecimiento poblacional. Se corre el peligro de unaerosión etárea, de género, profesional y técnica deimportancia para el futuro del país.

Otra esfera de gran significación es la política, vistaen el contexto particular de la migratoria y de la deCuba hacia su emigración. La primera, en gran medidacontinua determinada por el estricto control de lasfronteras nacionales, a partir de una sustentación enelementos de la seguridad nacional, desde 1959 a lafecha; aunque en medio de un proceso dereformulación, o más bien de flexibilización, en ladécada de los 90. Esta política tiene elementos eimpactos diferenciales en determinados sectoresprofesionales, académicos e intelectuales, entre otros;los cuales inciden, de alguna manera, en el posiblereplanteo de la emigración definitiva hacia unatemporal.

En cuanto a la política de Cuba hacia suemigración, constituye un proceso de tendenciadinámica, en el que interactúan diferentes momentosque reflejan la complejidad y el carácter contradictorio

La emigración cubana: un resumen del siglo XX

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de las relaciones implicadas. Desde 1959 a laactualidad, confluyen en esta política tres factoresprimordiales: el estado del conflicto bilateral entreCuba y los Estados Unidos, la situación interna de laemigración cubana en el exterior, en especial la delprincipal país receptor y, no menos importante, lasituación del clima sociopolítico de Cuba.

La actuación de cada uno de estos factores ha sidodefinitoria en la política cubana hacia su emigración,donde aparecen definiciones del acto de emigrar comoabandono de la patria, la salida definitiva sin retorno, laconfrontación, el diálogo y el proceso de normalizaciónde las relaciones con la emigración, como elementosde una historia de más de cuatro décadas, con sólidasinterrelaciones en el orden político e ideológico.

En los últimos diez años se ha producido un grupoimportante de acciones y medidas, algunas de las cualesresponden al sentido de flexibilización de la políticamigratoria y significan el reconocimiento de cambiosen los tres factores primordiales antes mencionados,aunque se enmarcan, de forma más general, en lapolítica hacia la emigración.

El reto para Cuba radica, por una parte, en continuary potenciar aún más esta tendencia en su política, sobrela base de diferenciar su aplicación, a la vez que senormaliza y desarrolla la relación humana y objetivacon aquellos cubanos asentados en diferentes confinesdel mundo, que así lo quieran. Se trataría de propiciarel necesario flujo de cubanos en el mundo, encontraposición a una emigración definitiva, con lasconsecuencias negativas que, desde todos los ángulos,tiene para la Isla.

Notas

1. Raúl Castellón Hernández, La revolución demográfica en Cuba,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1998.

2. Ibídem.

3. Véase Revista Económica y Financiera, v. XXXI, n. 369, La Habana,diciembre de 1956, p. 25.

4. Census of Population, 1960. US Department of CommerceEconomic Statistics Administration. Bureau of the Census.

5. Antonio Aja, Emigración cubana, en proceso de preparación parasu edición, y Tesis de Licenciatura en Historia de Lidia Ordaz,tutoreada por el autor en el curso 2000-2001; Antonio Aja,«Principales tendencias de las migraciones externas en Cuba», TallerAcadémico Problemas y Desafíos para Cuba Contemporánea,Instituto Kellog para Estudios Internacionales, Centro Hesburgh,Universidad Notre Dame, 1998.

6. Gerald E. Poyo, Con todos y para el bien de todos, Editorial deCiencias Sociales, La Habana, 1998; «Cuban Communities in theUnited States: Toward and Overview», Seminar on Cuban AmericanStudies, mayo de 1984.

7. Antonio Aja, Emigración..., ob. cit.; Lisandro Pérez, «La emigracióny la crisis estructural de la República. 1946-1958», Temas, n. 24-25,enero-junio de 2001, p. 85.

8. Fuentes oficiales cubanas citadas en Antonio Aja, «Aproximaciónal flujo migratorio externo de Cuba en la década de los 90», AnuarioCEAP, Universidad de La Habana, 1996; «Cuban Emigration inthe 1990s», Cuban Studies, Pittsburgh, n. 30, 1999.

9. Existen varias periodizaciones de los flujos migratorios desdeCuba hacia los Estados Unidos a partir de 1959, realizadas porautores en Cuba y en el exterior. Estas toman en cuenta diversoselementos de corte histórico, sociodemográfico y político. En todoslos casos se distribuyen las cifras de emigrados cubanos en etapasque pueden abarcar momentos de alza o de baja en las salidas delpaís. En función del presente trabajo se asumen seis etapasfundamentales, 1959-1962, 1965-1973, 1980, 1984-1994 y 1995al presente. Cada una marca rasgos particulares en cuanto a cifrasde migrantes, vías utilizadas para emigrar y rasgos de las personasque emigran.

10. Antonio Aja y Guillermo Milán, «Estudio del potencialmigratorio externo de Cuba», Informe final de investigación, CEAP,Universidad de La Habana, 1995; Consuelo Martín, «Emigración,familia y vida cotidiana en Cuba», Tesis doctoral, Universidad deLa Habana, 2000.

11. Véanse, entre otros autores, Ernesto Rodríguez Chávez, «Elpatrón migratorio cubano: cambio y continuidad», Cuadernos deNuestra América, n. 20, La Habana, 1992; Félix Massud-Piloto,With Open Arms. Cuban Migration to the United States, Rowman andLittlefield, Nueva Jersey, 1988; Jorge I. Domínguez, «CooperatingWith the Enemy? U. S. Immigration Policies Toward Cuba»,Christopher Mitchell, ed., Western Hemisphere Immigration and U.S.Foreign Policy, The Pennsylvania State University Press, 1992; SilviaPedraza-Bailey, «Cuba’s Refugees: Manifold Migrations», en SilviaPedraza y Rubén G. Rumbaut, Origins and Destinies. Immigration,Race, and Ethnicity in America, Wadsworth Publishing Company,California, 1996; Antonio Aja, Emigración..., ob. cit.

12. Varios, Los balseros cubanos, Pinos Nuevos, Editorial de CienciasSociales, La Habana, 1996; Antonio Aja, Actualización 95-99,estimados del autor a partir de datos e informaciones publicadaspor el Servicio de Guardacostas de los Estados Unidos y el Gobiernode Cuba.

13. Se refiere a la firma de un acuerdo entre la FNCA, elDepartamento de Estado y el Servicio de Inmigración yNaturalización de los Estados Unidos, para patrocinar la entradade cubanos desde terceros países, sin costo para el gobiernonorteamericano, desde 1988 a 1992.

14. Se refiere a tres momentos importantes en el flujo migratoriodesde Cuba hacia los Estados Unidos a partir de 1959. Camarioca,en 1965, significó la solución dada por el Gobierno de Cuba a lainterrupción del flujo de emigrantes hacia los Estados Unidos,provocada por estos, como parte de la utilización del temamigratorio en su política contra la Revolución cubana. Cuba autorizóque los emigrados que quisieran recoger a sus familiares lo hicieranpor el puerto de Camarioca en la provincia de Matanzas. Por estavía emigraron unas 2 700 personas en dos meses, a la vez que lasituación creada obligó a la firma del Memorandum deEntendimiento entre los Estados Unidos y Cuba para organizar elflujo migratorio. Se abrió así la etapa de 1965 a 1973 en el flujomigratorio desde Cuba hacia los Estados Unidos. Mariel, en 1980,representa un momento de importancia en la relación migratoria.Los acontecimientos en la Embajada de Perú en La Habana, y larespuesta del Gobierno y la mayoría de la población cubana, marcan

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hechos relevantes en su historia. Desde el ángulo migratorio, seproduce un segundo momento (continuidad de Camarioca) porparte de Cuba, en respuesta a la interrupción por parte de losEstados Unidos del flujo migratorio desde Cuba y el incrementodel fenómeno de las salidas ilegales. Por el puerto del Mariel, en laprovincia de La Habana, emigran 125 000 personas hacia los EstadosUnidos y se inicia una nueva etapa en el flujo de cubanos hacia esepaís, caracterizado por la presencia de nuevos rasgossociodemográficos en los migrantes, que los diferencian de lascaracterísticas de las primeras oleadas en los 60 y 70. La crisis de losbalseros, en 1994, se refiere al fenómeno de las salidas ilegales porvía marítima. En el verano de 1994, la manifestación de estefenómeno arriba a su clímax —tenía un alza sostenida desde 1990en medio de la crisis económica del Período especial—-, cuandonuevamente Cuba revierte la situación creada con la interrupciónpor los Estados Unidos del flujo por vía legal y permite la salida demás de 36 700 personas. Como resultado final se llega a nuevosacuerdos migratorios entre los Estados Unidos y Cuba, en septiembrede 1994 y mayo de 1995, que regulan y favorecen el flujo migratoriolegal, pero no cierran definitivamente el problema de las salidasilegales.

15. Fuentes oficiales cubanas.

16. Antonio Aja, Guillermo Milán y Marta Díaz, «La emigracióncubana de cara al futuro. Estimación de su potencial migratorio yalgunas reflexiones en torno a la representación de los jóvenes en sucomposición», Anuario CEAP, Universidad de La Habana, 1995.

17. Antonio Aja, Guillermo Milán, «Estimación del potencialmigratorio externo de Cuba para fines de siglo», Informe final deinvestigación, CEAP, Universidad de La Habana, 1995.

18. Bureau of the Census, «Persons of Hispanic Origin in theUnited States, Census of Population», 1990,1990; U.S. Departamentof State, International Information Programs Washington File, 7 de marzode 2001. Diversity of U.S. Hispanic Population Highlighted inCensus Report, http://unsifo.state.gov.

19. Se toman en consideración los siguientes Informes deinvestigación, Guillermo Milán, «Estimado de cubanos residentesen el exterior», Anuario CEAP, Universidad de La Habana, 1995;DACRE, MINREX, «Los cubanos residentes en el exterior. Censoestadístico por países y consideraciones generales», 1997.

20. Bureau of the Census, ob. cit.; Thomas D. Boswell, «ADemographic Profile of Cuban Americans», Miami, 1994; MartaDíaz, «Los cubanos en el Censo de 1990 de los Estados Unidos,Notas para un debate», Anuario CEAP, Universidad de La Habana,1996; Miriam Rodríguez, «La emigración cubana: algunas de susprincipales características sociodemográficas y psicológicas», AnuarioCEAP, Universidad de La Habana, 1994; Marta Díaz, «Algunascaracterísticas sociodemográficas de los jóvenes de origen cubanoresidentes en los Estados Unidos», Anuario CEAP, Universidad deLa Habana, 1995.

21. Guillermo Milán, ob. cit.

22. Alejandro Portes y M. Zhou, «The New Second Generation:Segmented Assimilation and its Variants», en Annals of the AmericanAcademy of Political and Social Science, 1994; Marta Díaz y María I.Domínguez, «La segunda generación de la comunidad cubana en elsur de la Florida», Informe final de investigación, CEAP,Universidad de La Habana, 1997.

23. Carlos Álvarez, «Lo contextual y lo afectivo-simbólico en laidentidad cubana del sur de la Florida», Taller Cuba: Culturae Identidad Nacional, Unión de Escritores y Artistas de Cuba-Universidad de La Habana, 1995; Alejandro Portes, Robert D.Manning, «The Immigrant Enclave. Theory and EmpiricalExamples», en Susan Olzak, ed., Competitive Ethnic Relations,Academic Press, 1986; G. Grenier y Lisandro Pérez, «MiamiSpice: The Ethnic Cauldron Simmers», en Silvia Pedraza y RubénG. Rumbaut, ob. cit.; Lisandro Pérez, «Cubans in the UnitedStates», The Annals of the American Academy of Political and SocialScience, ob. cit., 1986.

24. Ibídem.

25. Ibídem; Lisandro Pérez, «Immigrant Economic Adjustmentand Family Organization. The Cuban Success Story reexamined»,Immigration Review, v. XX, 1986; Alejandro Portes, «The Social Originsof the Cuban Enclave Economy of Miami», Sociological Perspectives,v. 30, 1987; Consuelo Martín, «La emigración cubana y la familia»,Primer Encuentro Iberoamericano de Familia, Cuba, 1993;«Perspectiva teórica-psicosocial para el estudio de la familia cubanaemigrada», Anuario CEAP, Universidad de La Habana, 1995.

26. Carlos Álvarez, ob. cit.

27. Thomas D. Boswell, ob cit.; Marta Díaz, ob cit.; MiriamRodríguez, ob cit.; Marta Díaz, «Algunas características...», ob cit.

28. Ibídem.

29. Ibídem.

30. Ibídem.

31. Milagros Reinosa Martínez, Antonio Aja, «Reseña sobre laemigración cubana en los Estados Unidos», Informe final deinvestigaión, CEAP, Universidad de La Habana, 1996.

32. Marta Díaz, Antonio Aja, «Análisis comparativo de laemigración cubana hacia Estados Unidos, según año de entrada»,Anuario CEAP, Universidad de La Habana, 1997-1998.

33.Thomas D. Boswell, ob cit.; Marta Díaz, ob cit.; MiriamRodríguez, ob cit.; Marta Díaz, «Algunas características...», ob.cit.; «Reflexiones sobre la dinámica política en la emigracióncubana-americana y proyecciones de los Estados Unidos haciaCuba», Anuario CEAP, Universidad de La Habana, 1995; MilagrosMartínez Reinosa y María R. Gentile, «La inserción política de loscubanoamericanos en el sistema de los Estados Unidos», Informefinal de investigación, CEAP, Universidad de La Habana, 1996;Lisandro Pérez, «Cuban Miami», en Guillermo Grenier y AlexStepick III, Miami Now, University Press of Florida, 1992;Guillermo Grenier, «FIU Cuba Poll. Tables and Questions», 1997,IPOR, FIU; Jesús Arboleya, «Las corrientes políticas en lacomunidad de origen cubano en Estados Unidos», Tesis doctoral,Ministerio de Educación Superior, 1994.

© , 2001.

Derechos políticos y voto en el exterior: el caso de México

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no. 26: 71-79, La Habana, julio-septiembre de 2001.

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A partir de la década de los 80, América Latina sefue sumando a los procesos de transición hacia la

democracia.1 Aunque tardíamente en algunos casos, enla mayoría de los países el cambio político se convirtióen un signo en el continente. Un elemento central deeste proceso es la importancia que el voto adquiriócomo el instrumento que mejor sintetiza la credibilidady capacidad de influencia del ciudadano sobre el sistemapolítico. Los votos se cuentan, y cuentan. Este procesono solo removió la política interna de cada país, sinoque al mismo tiempo obligó a incorporar algunoscriterios que países de más larga tradición democráticavienen discutiendo desde tiempo atrás. Uno de estostemas es la extensión de los derechos políticos de losmigrantes internacionales, ya sea en los países a los quese incorporan como extranjeros, frente a sus países deorigen de donde continúan siendo ciudadanos.

El tema no se limita a discutir las preferenciaspartidistas, los problemas logísticos para llevar a caboelecciones en el exterior, o el derecho que tienen losemigrantes de participar en la política del país que losalberga o el que dejaron.2 En realidad, las implicacionesde este tema son aún más profundas, ya que conducen

a nuevas formas de representación y participaciónpolítica de los contingentes de ciudadanos que se radicanen el extranjero y muestran un activismo políticocreciente en los países a los que inmigran, pero tambiénrespecto a su sistema político de origen.3

Hacia una noción de ciudadanía moderna

Para algunos autores, la ciudadanía es hoy uno delos dilemas de las democracias más desarrolladas,debido a que en Occidente un número significativo depersonas constituyen minorías políticamente marginadas,lo que es contrario al principio universal de la ciudadaníacontemporánea.4 En esta línea, se afirma que si bien encada país los inmigrantes han sido incorporados alsistema social, educativo, laboral y político de diferentemanera, al no ser ciudadanos por nacimiento en unterritorio nacional y no compartir la identidad culturalmayoritaria, se mantienen políticamente marginados.Ante los crecientes flujos migratorios hay dosdimensiones de este tema. Una es si es posible excluir ymarginar de derechos a quienes no han nacido en el

Investigadora. Instituto José María Luis Mora, México.

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Estado-nación; la otra, si se considera que quien decideemigrar de su país de origen pierde sus derechospolíticos, a pesar de que en muchos casos mantienecon él fuertes vínculos sociales, culturales y económicos.Estas interrogantes corresponden a los desafíosfilosófico-políticos de un mundo globalizado, perosobre todo representan un cambio profundo en ladefinición de membresía política.

Uno de los rasgos más debatidos en todas lasdemocracias occidentales ha sido el desarrollo de leyesque permitan la extensión de los derechos y privilegiospara los extranjeros. Para la mayoría de los paísesreceptores, el flujo de trabajadores internacionalescomenzado después de la Segunda Guerra Mundial,consolidó, con el tiempo, comunidades que representanminorías étnicas marginadas y que difícilmente logranrevertir su desigualdad social, económica y política. Estoha abierto un gran debate sobre la necesidad deimplementar políticas hacia los migrantes que lespermitan ejercer sus derechos, con una verdaderaincorporación a las sociedades receptoras. La idea es,pues, que el reconocimiento y la extensión de derechosaceleran la incorporación de los inmigrantes en lassociedades en las que se insertan y no su negación orechazo. Sin embargo, la obtención de tales derechos ysu incorporación a la sociedad receptora no suponenque se asimilen a la colectividad nacional de maneraautomática, y mucho menos que pierdan su identidad.

En este nivel de la discusión hay dos conceptosteóricos inherentes a la reflexión. La idea es que con laextensión de los derechos a los inmigrantes se mina lasoberanía, pues se modifican elementos esenciales delconcepto de nación como territorio y se cambia elsentido de las fronteras geográficas. Sin embargo, laidea tradicional de soberanía está replanteándose antela creciente movilidad de los sujetos y los cambios enel control territorial, que se rigidizan o flexibilizan demanera arbitraria; pero que están lejos de la idea denación cerrada, limitada por fronteras intraspasables.Ahora han surgido nuevas leyes y normativas pararegularizar el tránsito y se piensa más en las comunidadeshumanas como trasnacionales, en el sentido de que, enmuchas ocasiones, incluyen a poblaciones que puedenvivir geográficamente separadas, pero que mantienenuna historia y un proyecto de futuro compartido quelas hace unidades indivisibles.5

La noción de derechos humanos es otro conceptocentral en esta reflexión; supone, entre otras cosas, elderecho del individuo por encima de su condición deciudadano. Por tanto, obliga a los Estados suscritos aestas normas de carácter internacional a respetar a lapoblación extranjera que vive en una nación. Estosugiere que el individuo está por encima de la nación y,en consecuencia, la soberanía en un sentido clásico, sería

secundaria cuando de derechos humanos se trata. Esteantagonismo constituye un punto medular del debatecontemporáneo. Aunque los Estados nacionales y suslímites persisten como una reafirmación de las prácticasregulativas de la migración y sus expresiones deidentidad nacional, los derechos universales del individuotrascienden estos límites y fronteras, lo que da lugar anuevos modelos de membresía. Más allá de losderechos que los sujetos merecen por su condición deciudadanos, de pertenencia nacional por nacimiento,están sus derechos humanos. Es absolutamenteinadmisible, desde un discurso democrático, lapersecución de los extranjeros, independientemente desu condición migratoria y su origen étnico, porque elsupuesto de los derechos humanos es aplicable a todoslos individuos de manera universal.

Ambas consideraciones teóricas —soberanía yderechos humanos— son la base en que se afirma lalucha por la extensión de derechos políticos para losextranjeros radicados en un territorio, más allá del queles otorga nacer en un territorio. ¿Quién habría de tenermás derechos en una sociedad, el que nació ahí poruna coyuntura de su historia familiar o quien decidiópertenecer a una comunidad que le ofreceoportunidades que su país de origen le niega?

Los inmigrantes: sujetos políticostrasnacionales

La participación política de los migrantes estálimitada de entrada por su condición de extranjeros enun país al que no pertenecen o de un Estado del queestán ausentes. Esto los coloca en una situación de no-ciudadanos, que los vuelve una minoría segregada en lasociedad en la que se insertan, pero también respecto asu país de origen, donde quedan en muchos casosimpedidos de participar políticamente. Esto varía depaís en país, ya que hay diferencias sustanciales, entérminos de leyes y procedimientos judiciales en losreceptores y, por tanto, hay diversidad en el trato quecada Estado da a sus minorías, y también en la políticaque cada uno ha desarrollado frente a sus ciudadanosen el exterior.6

Como ejemplo, se puede observar que en el casoeuropeo, los países que mantienen políticas másintegracionistas y tolerantes son Dinamarca y Suecia,resultado de una base de pluralidad religiosa quepermitió establecer patrones jurídicos que reconocenla diversidad que supone la inmigración. Suiza se señalacomo uno de los Estados más reticentes a incluir eltema de los inmigrantes como parte de la agendapolítica doméstica. Tanto Alemania como Francia hanlegislado de acuerdo con la propia naturaleza de su

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sistema político. Francia prohibía, hasta hace diez años,cualquier tipo de organización de inmigrantes y, a partirde entonces, el propio Estado ha promovido demanera regulada las organizaciones políticas y culturalesde inmigrantes, todo bajo su ojo vigilante. En el casoalemán —pese a la oposición de sectores ultra-derechistas que se han declarado contra la políticamigratoria—, el Estado ha debatido, bajo la defensade los principios democráticos, el hecho de ampliarlos derechos sociales de los ciudadanos a los no-ciudadanos, es decir, a los inmigrantes.

Uno de los resultados de este trato diferenciadohacia los migrantes, que varía de un Estado al otro, seobserva en las capacidades y estrategias políticas quelas minorías son capaces de articular para demandarsus derechos. Según Brubaker, conocido especialista encuestiones migratorias internacionales, pese a que losturcos proceden de una experiencia social y culturalcompartida, no actúan políticamente igual en Alemaniaque en Inglaterra.7 Mientras que en Alemania se hanestablecido una serie de criterios para regular suparticipación y sus derechos cívicos (derecho a votaren elecciones locales, apoyo a demandas como minoría,escuelas bilingües financiadas por el Estado), enInglaterra la lógica estatal ha sido, hasta ahora, la desuponer que la incorporación de las minorías deextranjeros se debe dar a través de su inserción en elmercado de trabajo, «dejar que las libres fuerzas delmercado se encarguen de asimilar a los extranjeros» y,por tanto, sus derechos políticos se sujetan también aesta directriz de incorporación vía mercado.

Si bien en la mayoría de los países desarrollados seha producido un crecimiento espectacular de derechossociales, no podemos olvidar que para la mayoría delos inmigrantes a nivel mundial, la marginalidad siguesiendo política, y es ahí donde se centra el debatecontemporáneo, que busca extender los derechos nosolo en términos sociales o cívicos, sino, sobre todo,políticos. Hasta ahora, aunque todo país con minoríasextranjeras discute sobre la ampliación de los derechos,el voto se mantiene como una prerrogativa de losciudadanos. De esta forma, como no-ciudadanos, losinmigrantes no pueden votar y aunque gozan dederechos sociales que difícilmente hubieran soñado ensu país de origen, después de un tiempo de radicar en

el exterior, trabajar, pagar impuestos, pertenecer, se dancuenta de que no poder votar los margina, pues supoder político es mínimo. Esto explica por qué laadquisición de la ciudadanía continúa siendo elprerrequisito para alcanzar una condición de igualdaddentro del país receptor.8

Activismo político frente al país de origen:con un pie en la casa

La exclusión de los migrantes de la vida políticacontradice el sentido teórico de la democracia moderna,que parte de un principio general de derechos políticosampliados y, por tanto, reconoce que la existencia deun sector considerable de la sociedad no puede estarajeno a la participación y representación política. Estoha hecho que en países como los Estados Unidos,Inglaterra, Suiza, Francia y Alemania se hayandesarrollado canales no electorales de participación. Aunsin derechos políticos, los inmigrantes tienen variasoportunidades de participar y ser representados a travésde organizaciones políticas.9 Su principal fuerza, segúnautores como Miller y Meehan, radica en su habilidadpara expresar su inconformidad mediantedemostraciones públicas, mítines, marchas, y accionessimbólicas como las huelgas de hambre.10

Estos canales de participación han generado unaamplia red de política trasnacional que, irónicamente,ha reforzado una mayor participación de losinmigrantes en sus países de origen (homeland participation)y no solo la búsqueda de representación en el país alque inmigraron.

El interés creciente de los inmigrantes por la políticade sus países de origen se puede explicar por cuestionesculturales, lealtades y prestigio; por consideracioneseconómicas —como mantener derechos en lapropiedad de la tierra—, pero también por razonespolíticas en las que la experiencia de migrar politiza alos sujetos y los confronta con nuevos valores políticos.Ello posibilita que puedan ser sujetos proclives a lademocratización de sus sistemas políticos de origen.11

Las dos vías de participación de los migrantes—tanto la búsqueda de representación en las sociedadesreceptoras, como el activismo político frente al sistema

Hay diferencias sustanciales, en términos de leyes yprocedimientos judiciales en los receptores y, por tanto, haydiversidad en el trato que cada Estado da a sus minorías, ytambién en la política que cada uno ha desarrollado frente asus ciudadanos en el exterior.

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político de su país de origen—, conforman lasexpresiones y las actitudes de los migrantes en general,aunque es su relación con el sistema político del paísdonde radican de manera más permanente, lo que lespermite alcanzar una condición de individuos conderechos, independientemente de la de ciudadanos.12

Uno de los rasgos más peculiares de la migracióncontemporánea es que sus comunidades mantienen elinterés y siguen la política de su país de origen. Esto seexplica porque en las condiciones de la globalización elimpresionante avance tecnológico de hoy permitemantener el contacto cotidiano entre países. Medios decomunicación como la televisión, el teléfono, la radio, elfax y el correo electrónico proveen de información, enmuchos casos, más amplia que la que reciben quienes seencuentran dentro de su territorio.13 Medios de transportecomo el automóvil, el ferrocarril y el avión acortan lasdistancias y facilitan el contacto. Estos elementos haninfluido en el interés que los migrantes mantienen en lapolítica de su lugar de origen, sobre todo porque lamayoría procede de países con economías empobrecidasy regímenes en proceso de democratización; sinembargo, casi todos tienen derecho a votar en el extranjeroen elecciones presidenciales.14

Los portugueses, en Francia, votan en su consulado,al igual que los colombianos en los Estados Unidos. Loscandidatos frecuentemente hacen campaña en busca devotos entre los inmigrantes nacionales como ocurre conlos líderes de los partidos italianos —quienes van a París—o los candidatos presidenciales de Perú, que se muevena Nueva York. Casi todos los políticos de alto nivelreconocen el poder político y económico de susciudadanos en el extranjero y procuran su apoyo.

El «voto de los migrantes» se está volviendo partesustancial en toda pugna política en países de alta expulsión.Uno de los casos más sofisticados de esta expresión esel de los argelinos, pues el gobierno subsidia a diversosgrupos de apoyo para contrarrestar la gran oposiciónpolítica que muestran los inmigrantes en el extranjero.Otro caso interesante es el de los colombianos: desdelas reformas electorales de 1991 incorporaron el derechono solo a votar en el exterior, sino a poder participaractivamente en la política nacional.

Participación política en la distancia: el casode México

Para poder ubicar la experiencia mexicana, vale lapena señalar que al hablar de los derechos políticos delos migrantes mexicanos hay que considerar, paraempezar, que estos se mueven en dos universos políticos.Lo que ocurre en su país natal y en el de residencia losafecta y, por tanto, la suma de eventos y el

entrelazamiento de circunstancias explica su necesidadde contar con mecanismos políticos para serconsiderados en ambas sociedades.

La carencia de derechos políticos es uno de losprincipales problemas que enfrentan estos migrantesen los Estados Unidos. Esto podría parecer exageradosi no se considera que las condiciones económicas ysociales del grupo son resultado de su marginalidadpolítica. Aunque en ese país los mexicanos tienen unpeso importante por ser la segunda minoría despuésde los negros, y la de mayor crecimiento demográfico,su número no se refleja dentro del sistema políticonorteamericano. Durante la campaña política por lagobernatura de California, en 1995, se hizo evidenteque la marginalidad política y la baja capacidad deinfluencia del grupo le impedían detener las leyes quelo perjudicaban directamente, en el nivel más cotidiano.La aprobación de la Iniciativa 187, que limitaba el accesoa servicios sociales de los extranjeros y, posteriormente,las nuevas leyes migratorias de 1996 —consideradasunas de las más restrictivas de todos los tiempos—,15

no solo mostraron que la época de las libertades civilesestadounidenses había quedado atrás, sino tambiénhicieron evidente que los mexicanos cuentan con pocosmecanismos políticos para revertir la xenofobia y elracismo creciente en aquella sociedad.

En México, su condición de emigrantes los marginade toda posibilidad de ejercer sus derechos políticosfundamentales, porque no cuentan con ningúnmecanismo para expresar sus opiniones, intereses yposiciones, a pesar de constituir la segunda fuente deingreso de divisas, calculadas en 5 000 millones dedólares anuales. Sus ahorros, por vía de las remesas,son recibidos con los brazos abiertos por el gobiernomexicano como un apoyo fundamental, no así sus ideasy sus opiniones.

En México se ha reconocido la vulnerabilidad delos migrantes en los Estados Unidos, en especial anteel creciente ambiente de linchamiento contra losmexicanos, sin embargo, lo que aún no acaba de seruna realidad, es el reconocimiento pleno del Estadomexicano sobre la necesidad de otorgarles derechospolíticos. Un mito que se ha repetido es señalar el pocointerés de los nacionales por el proceso electoral. Escierto que ocurrió así, sobre todo porque en el interiorde la misma sociedad mexicana el voto era un recursoque tradicionalmente utilizó la élite para preservarse enel poder. A partir de la década de los 80 esto comenzóa cambiar, con la demanda de la ciudadanía de convertirel proceso electoral en la vía para legitimar a losgobernantes. Este proceso ha sido largo y tortuoso,pero es ya una realidad. El interés por votar de losmigrantes no es entonces una demanda aislada y exótica,

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sino simple reflejo del debate interno que la sociedadmexicana ha mantenido por años.16

Dada la singularidad de este caso vale la pena aclararalgunos de los elementos que explican lascomplicaciones para aprobar y posponer la legislaciónconcerniente a permitir que los mexicanos pudieranvotar desde el exterior a partir de las eleccionespresidenciales del año 2000.

El primer elemento es el desconocimientogeneralizado que existe en el país sobre su comunidaden los Estados Unidos. Tanto en la opinión públicacomo en medios especializados se insiste en considerarlacomo un todo homogéneo, sin diferenciar susparticularidades, historias y perspectivas en lo políticoy económico. Esta confusión no es tan inocente y enrealidad sirve a quienes insisten en magnificar el potencialpolítico de los mexicanos en el exterior y con esto,manejar ante la opinión pública la idea de que millonesde mexicanos que no viven en el país podrían decidirsu destino político. Ciertamente serían millones los quetendrían derecho a votar, pero hay una gran diferenciaentre la estimación de 9 millones de potenciales votantesy el manejo de la cifra de 25 millones de mexicanosviviendo en el exterior.

Si bien los mexicanos en los Estados Unidosconforman una minoría racial y cultural con un pasadohistórico compartido, su historia presente, y sobre todosu estatus jurídico —es decir, su condición deciudadanos ante uno u otro país—, definen su condiciónpolítica y, en consecuencia, sus posibilidades de defensay desarrollo en cada sociedad.

La comunidad mexicana en los Estados Unidos secalcula en 19 millones de personas, de las cuales11 millones son mexicoamericanos o chicanos.17

Quienes son ciudadanos estadounidenses de origenmexicano comparten algunos de los problemas que,como minorías, aquejan a los mexicanos en los EstadosUnidos en general, en como el racismo y ladiscriminación; sin embargo, son ciudadanos de ese paísy, por tanto, cuentan con derechos ante el sistemapolítico norteamericano.18 Aunque el valor del votoentre los mexicoamericanos es un hecho novedoso quese ha ido incrementando en las últimas dos décadas, supotencial político ya no deja lugar a dudas y es unaparte fundamental del rompecabezas que define lascampañas y posturas de las principales fuerzas políticasestadounidenses: demócratas y republicanas. Más alládel debate sobre las desventajas estructurales que lacomunidad mexicoamericana enfrenta (las cuales nolas modifica el simple hecho de poder votar), la realidades que «poder votar» sí ofrece una vía para lograr influir,hacerse ver, modificar las condiciones que los marginan.Con este derecho también cuentan quienes son

mexicanos de nacimiento, pero se han naturalizado enlos Estados Unidos: cerca de 500 000 personas. Estenúmero se ha incrementado en 67 000 en 1995 y233 000 en 1996.

La comunidad mexicana en los Estados Unidos seconforma también por la población nacida en México,que llega a los 7 millones de personas aproximadamente.Este grupo se compone de residentes permanentes ytemporales. Unos cuentan con permiso legal para viviry trabajar en ese país. Esto les permite acceder aprácticamente todos los derechos sociales que se otorgana los ciudadanos estadounidenses, excepto los políticosde cualquier tipo.19 Se calcula que los mexicanosresidentes legales en los Estados Unidos llegan a las4 900 000 personas.20

Los residentes sin documentos —los ilegales—,tienen la condición de mayor vulnerabilidad, porqueson perseguidos y, además, los más afectados por lasnuevas leyes migratorias estadounidenses, que hanrestringido su acceso a servicios públicos, anteriormenteotorgados a cualquier persona bajo el principio de losderechos humanos universales, más allá de su condiciónmigratoria. Por su misma condición jurídica no tienenposibilidades de optar por la naturalización como unavía para buscar cierta seguridad ante el avance de la olaxenofóbica en los Estados Unidos21 y carecenabsolutamente de cualquier derecho político. Se calculaque 2 400 000 mexicanos residen allí de manera ilegal.22

Para reconocer la importancia de esa población demigrantes basta ver que representan el 3% de lapoblación total de los Estados Unidos, el 40% de lapoblación de ascendencia mexicana, y el 8% del totalde la población de México.

Cuando hablamos de la comunidad mexicana enlos Estados Unidos nos referimos a un grupo amplioy diverso que, a pesar del origen racial compartido,tiene una posición política distinta principalmentedefinida por su estatus jurídico de ciudadano, residentelegal o ilegal ante los Estados Unidos o ante México.Ahí esta también la deferencia para entender cada ley.

Un segundo elemento es la reticencia de algunossectores dentro de la clase política mexicana deincorporar a los emigrantes a la vida política nacional.Durante años, la migración se vio como una válvula deescape económico y político que permitía que millonesde personas resolvieran de manera individual susituación, sin crear presiones sobre el sistema e inclusiveayudando de manera directa al desarrollo de lascomunidades de alta expulsión migratoria. A partir delos cambios que empieza a experimentar México en sucamino hacia la democracia, un tema que empieza avolverse cada vez más evidente es la responsabilidaddel Estado con los ciudadanos radicados fuera de lasfronteras nacionales. Como veíamos en la primera parte

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de este artículo, al sumarse México a los patrones de lademocracia, se vuelve inevitable incorporar también eldebate sobre los límites y alcances de la nación, cuandola norma es que la comunidad trasciende sus fronterasnacionales y tiende redes más allá de su territorio.

En medio de un arduo proceso de negociacionesentre las principales fuerzas políticas mexicanas, en 1996,la Cámara de Diputados aprobó de maneraconcensuada un paquete de reformas constitucionales.Este incluye dos leyes que reconocen de facto laresponsabilidad del gobierno con sus ciudadanos en elexterior, al ofrecer la posibilidad de que desarrollenmecanismos que permitan modificar su marginalidadpolítica, no solo en los Estados Unidos, sino tambiénen México. Si bien este proceso comenzó con fuertesbríos, lo interesante es cómo finalmente se pospuso laaprobación de leyes secundarias que permitirían quemillones de mexicanos votaran fuera del país a partirde las elecciones presidenciales del año 2000. Decimosque es interesante porque este proceso fue un fiel reflejode cómo se maneja el sistema político mexicano alaprobar leyes que lo presentan como democrático, yposteriormente paralizan o posponen la extensión dederechos políticos.

Ley de la no pérdida de nacionalidadmexicana

Teniendo claras las diferencias dentro de lacomunidad mexicana en los Estados Unidos, podemosentender que esta ley va dirigida a los migrantesmexicanos que, al residir legalmente en el exterior ycumplir los requisitos que exija cada país, están encondiciones de optar por una nueva ciudadanía sinperder su nacionalidad. Esto implica que esta leybeneficia única y exclusivamente a los mexicanos quehan optado por una ciudadanía extranjera, calculadosen 1 500 000, pero no beneficia en lo más mínimo aquienes, aun siendo residentes legales en el extranjero,no pueden o no desean naturalizarse en otro país, ymucho menos a los que han migrado de modo ilegal,completamente al margen de esta ley. El supuesto enque esta descansa es que, al optar por la ciudadaníaestadounidense, los migrantes mexicanos tendrán laposibilidad de defenderse a través de las instanciaslegales de ese país. Pero, ¿de dónde salió esa idea?

Según señalamos, los mexicanos son el grupo demenor índice de naturalización en toda la historia delos Estados Unidos. La razón central se debe a que lostrabajadores mexicanos no tenían la intención depermanecer de manera definitiva allí, además de quemuchos argumentaban que con esto traicionaban sulealtad con México. Con el tiempo —a pesar de que

los migrantes continuaron manifestando su interés deir a los Estados Unidos por una corta temporada—,las tendencias mostraron que muchos de los que sefueron por poco tiempo se quedaron de maneradefinitiva, aunque mantuvieron su condición deextranjeros, porque no deseaban naturalizarse. No lesinteresaba, sobre todo, porque su estatus de residenteslegales les permitía acceder a los servicios públicos ybeneficios sociales que se otorgan a cualquier ciudadanoestadounidense. Podían trabajar, educar a sus hijos,contar con seguro de desempleo, jubilación. Solocarecían de derechos políticos plenos, no votar, noopinar, y esto no fue relevante por mucho tiempo—ni en Estados Unidos, ni en México.23

Uno de los grandes cambios en esta tendencia seprodujo a raíz de las nuevas disposiciones migratoriasde 1996, que afectan por primera vez no solo a losmigrantes ilegales, sino también a quienes han radicadode manera legal en ese país por largos años. Este hechopropició que la tendencia de una baja naturalizaciónentre los mexicanos empezara a cambiar y muchoscomenzaran a adquirir la ciudadanía estadounidense ennúmeros que sobrepasaron todas las expectativas.

En este contexto, el gobierno promovió la ley de«la no pérdida de nacionalidad mexicana», con elobjetivo de que quienes estén en condiciones denaturalizarse en otro país, lo hagan sin temor a perdersu nacionalidad. Es decir, apoyar el proceso denaturalización, entre quienes pueden hacerlo, sinmenoscabo de la lealtad con México, para adquirir asíderechos políticos en los Estados Unidos. Conanterioridad, México solo reconocía una nacionalidad;a partir de esta ley, se abre la posibilidad de que unmexicano adquiera otra e incluso varias nacionalidades,sin perder la de origen. Cabe insistir en que esta leysolo beneficiará a los migrantes con condiciones jurídicaspara naturalizarse en otro país, lo cual excluye a losmigrantes ilegales —la mayoría y el grupo que mayorcrecimiento va a mostrar los próximos años.

Doble nacionalidad vs. doble ciudadanía

El argumento en que se sustentó el debate en tornoa esta ley fue el de buscar mecanismos para conservarla lealtad y el orgullo nacional. Sin embargo, la razónque en realidad llevó a su aprobación fue desarrollarun nuevo tipo de relación económica con los mexicanosen el exterior. Al naturalizarse, muchos de los radicadosen el extranjero dejan de enviar, poco a poco, remesasal país, lo que implica un duro golpe para la economíanacional, sobre todo en el mediano plazo, cuando secalcula que aumentará el número de mexicanos que se

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naturalizarán en los Estados Unidos. Por tanto, lapromoción de otras vías de ingreso provenientes delos migrantes empezó a verse como un asuntoprioritario.

Por ello, una parte medular de la «ley de no pérdidade nacionalidad mexicana», propone reformas enmateria de inversión para promover que losnaturalizados en otro país, tengan condicionesfavorables para invertir en México, como es el caso dela compra de terrenos en zonas restringidasexclusivamente a mexicanos y otros mecanismos deinversión. El argumento de la inversión privilegiada aquien recupere la nacionalidad mexicana ha sido unpunto de gran debate en torno a esta ley. Las autoridadessaben a ciencia cierta que a pesar de que durante muchasdécadas estuvo prohibida la inversión de extranjerosen ciertas ramas y regiones, estos invirtieron a través deprestanombres y de distintos mecanismos de corrupciónque legalizaron la compra-venta de terrenosconstitucionalmente reservados a los mexicanos. Bastaver el caso de las playas de Rosarito, en Baja California,que desde hace por lo menos tres décadas estánfraccionadas por extranjeros en su casi totalidad.

Otra idea central de la ley es ofrecer un trato denacionales a aquellos mexicanos de origen que senaturalizaron en el exterior. Si bien este argumentopodría suponer condiciones ventajosas para quienesvisitan o invierten en México, la realidad es que en elpaís subsisten condiciones de mayor protección aquienes se acreditan como extranjeros que para losnacionales, por lo que este supuesto beneficio puedeimplicar, para un mexicano que recuperó sunacionalidad, el recrudecimiento de su vulnerabilidadante las autoridades mexicanas.

Pero el punto de mayor debate es el político —yaquí esta ley se cruza con la del derecho al voto en elexterior. El argumento en discusión se centra en ladiferenciación jurídica que se hace en México sobre losconceptos de ciudadanía y nacionalidad. Lanacionalidad mexicana, entendida como la identidad ypertenencia a un grupo social y cultural; la ciudadanía,en relación con derechos políticos.24 Esta definiciónconstituye el punto central del debate sobre la extensiónde los derechos políticos de los mexicanos residentesen el extranjero.

El Instituto Federal Electoral (IFE), encargado dehacer el estudio sobre las modalidades del voto en el

exterior, partió de una noción de ciudadanía ampliaque incluye, de acuerdo con la ley de nacionalidadmexicana, a los ciudadanos mexicanos por nacimiento,a quienes opten por una ciudadanía extranjera perorecuperen la mexicana, y a quienes siendo hijos de padreo madre mexicana hayan nacido fuera del territorionacional pero que por beneficio de la ley derecuperación de nacionalidad mexicana, teóricamente,serían considerados nacionales para los efectos no soloeconómicos, sociales y culturales que esto supone, sinotambién políticos.

Por su lado, voces como la de los juristas DiegoValadez y Jorge Carpizo encabezan la crítica a la Leydel derecho al voto en el exterior, que parte de la nociónamplia de ciudadanía. Esta incluye no solo a losmexicanos por nacimiento, sino también a losnaturalizados en otro país y a los hijos de los migrantes.Argumentan que esta noción de ciudadanía implica unpeligro para el sistema político mexicano, por lainfluencia que «intereses ajenos a la nación buscarían alparticipar en las elecciones mexicanas». Según estaposición, los derechos políticos deben restringirse aquienes conserven la ciudadanía mexicana ligada alterritorio nacional, porque es ahí, dicen, donde se afirmala lealtad.

Los argumentos de ambos lados son pertinentesporque en el fondo están abriendo el debate sobre eltipo de membresía política que México desarrollará enel presente milenio, justamente cuando el flujointernacional de migrantes se magnifica y losplanteamientos sobre la noción de ciudadanía, definidaa partir del Estado-nación, constituye un desafío teóricoy político derivado de la globalización. Lo que tal vezresulta exagerado en este debate es que bajo estosargumentos se han afincado las razones quepúblicamente se arguyeron para que el Partido de laRevolución Institucional (PRI) negara su voto en elSenado para legislar a favor de que millones demexicanos votaran desde el exterior, cuando quienespueden llegar a estar en la condición de doblesnacionales son un grupo numéricamente muy pequeñocon respecto al universo total de potencialesbeneficiarios.25

En el caso mexicano, las singularidades del Derechoque marca una distancia entre nacionalidad y ciudadaníapermiten entender las dificultades para legislar sobre eltema. Sin embargo, más que las complejidades del

Los argumentos de ambos lados son pertinentes porque en elfondo están abriendo el debate sobre el tipo de membresíapolítica que México desarrollará en el presente milenio

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Derecho, lo interesante es señalar que las voces a favory en contra de la extensión de los derechos políticosallende las fronteras cristalizan las contradicciones delsistema político mexicano frente a un tema como este.Revelan la relación que la nación mexicana ha tenido consus migrantes al percibirlos socialmente como un grupolejano, ajeno, aun cuando sea parte fundamental de lapoblación del país y un elemento fundamental para eldesarrollo social y económico de distintas regiones.Muestra, finalmente, cómo el Estado mexicano seenfrenta a cambios que lo desbordan, porque lo obligana definir nuevas formas de relación en contra de losprincipios en los que se basó el actual sistema político: laidea de una nación cerrada donde la lealtad la concentrabaun partido político en el poder por siete décadas.

Para concluir, temas como la nacionalidad, laciudadanía y, sobre todo, la responsabilidad del Estadocon sus ciudadanos en el exterior de mantener un vínculoformal, son hoy más una norma que una excepción.Los países de larga tradición democrática han llegadoa acuerdos, estrategias y acomodos para que susciudadanos puedan expresar su opinión ante lo queocurre en su país de origen a través del procesoelectoral. En los países que, poco a poco, se incorporanal sistema democrático el tema del voto en el exterior,de la extensión de los derechos políticos más allá de lasfronteras, es una recurrencia que llegó para quedarse.Más allá de las posibilidades de que un número elevadode electores sufragaran desde el exterior —cosa queno ocurre en ningún país del mundo—, lo relevante esque este derecho político elemental significa un avancede la vida democrática de un pueblo. Un fenómenoque implica reconocer que las naciones son más que unterritorio y que sus ciudadanos en el exterior son másque «tíos ricos de América» que contribuyen a laeconomía local sin recibir a cambio ningún derecho aopinar.

Notas

1. Sobre el debate en torno al desempeño de la transición a lademocracia, véase Darío Salinas Figueredo, coord., Problemas yperspectivas de la democracia en América Latina, UniversidadIberoamericana-ALAS, Triana Editores, México D.F., 1999.

2. Prestigiadas voces de académicos, juristas y políticos han expresadosu opinión sobre el tema. El evento llevado a cabo en diciembre de1998 en el Colegio de la Frontera Norte, Tijuana, fue quizás el másdestacado. Si bien fueron muchas las ponencias, una constante fuemirar a México como un caso único, excepcional y aislado, tantopor la dimensión de su comunidad en el exterior como por surelación compleja con los Estados Unidos. Difícilmente los análisisincorporaron otras experiencias y trascendieron el marco nacional.La dinámica internacional no fue referente ni punto de partida paraimaginar posibilidades al caso mexicano.

3. En Europa, Alemania tiene el mayor número absoluto demigrantes: representan el 7,5% de su población total. Otros paísescon alta población de tales son Bélgica (8,6% son extranjeros),Francia, 8%; Luxemburgo, 26,5%; y Suiza, 15%. En Dinamarcasolo el 1,8% son inmigrantes; en Holanda y Austria, 3,8% y 3,9%,respectivamente; Inglaterra, 4,5%; y Suecia, 4,6%. Actualmentehay 15 millones de extranjeros en Europa. De estos, 5 millonespertenecen a la Comunidad Económica Europea. La mitad tienenel estatus de residentes permanentes. Se estima que hay 3 millonesde extranjeros indocumentados residiendo en países de EuropaOccidental; también que el 10% de la población en los paísesdesarrollados es inmigrante. Este estatus los mantiene comoindividuos sin derechos políticos, al no ser ciudadanos.

4. Yosemin Soysal, Limits of Citizenship, University of ChicagoPress, Chicago, 1994; Arturo Santamaría Gómez, La política entreMéxico y Aztlán. Relaciones chicano-mexicanas del 68 a Chiapas 94,Universidad Autónoma de Sinaloa-California State University,México D.F., 1994.

5. Un texto excelente en esta línea es Robert Smith «Los AusentesSiempre Presentes. The Imagining Making and Politics of a TrasnationalCommunity between Ticuani, Puebla, Mexico and New York City,Columbia University Press, Nueva York, 1994.

6. Yasemin Soysal, ob. cit.

7. William Brubaker, Immigration and the Politics of Citizenship inEurope and North America, University Press of America, 1989.

8. Harry Pachon, Proposition 187: Not the Whole Elephant, The ThomasRivera Center, California, 1994, pp. 1-3.

9. En el caso de los mexicanos en los Estados Unidos, la recientemovilización contra la iniciativa 187 en California sirve comoejemplo.

10. Véase Elizabeth Meehan, Citizenship and the European Community,1993, y Mark Miller, Political Participation and Representation of Non-Citizens, 1995.

11. Una referencia al caso mexicano la ofrece Jesús Martínez en sutesis de doctorado At the Periphery of Democracy. The BinationalPolitics of Mexican Immigrants in Silicon Valley, 1993.

12. En el caso mexicano es imposible tal comparación. De acuerdocon el Estudio Binacional de Migración (1997), el 98% de los mexicanosse concentran en los Estados Unidos. Sin embargo, la contribuciónteórica apunta más en el sentido de observar las estrategias deincorporación que el Estado norteamericano tiene frente a lasminorías de extranjeros para entender sus actitudes políticas. Lavinculación de ambas explica, a nuestro juicio, la experiencia políticade los mexicanos en los Estados Unidos. Véase Leticia CalderónChelius, Participación política de mujeres inmigrantes mexicanas en ElPaso, Texas, tesis de Maestría, Facultad de Ciencias Políticas ySociales, UNAM, México, D.F., 1993.

13. En el caso mexicano, el manejo de la información política enlos medios de comunicación es tan limitada y tendenciosa, que esmucho más fácil ver contrincantes políticos debatiendo sus posturasen un canal local de Los Ángeles.

14. Más de cuarenta países del mundo tienen reglamentado elderecho a votar en el exterior.

15. En abril de 1998 la Corte Suprema de los Estados Unidosdeclaró improcedente la legislación aprobada con la iniciativa 187.Sin embargo, las leyes migratorias de 1996 incorporaron losprincipios y regulaciones centrales de esta iniciativa.

Derechos políticos y voto en el exterior: el caso de México

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16. Si algo permite apreciar los cambios en la cultura políticamexicana es la visión ciudadana frente al voto. Pasar de un paísdonde por años el fraude electoral se consideraba intrínseco alsistema político a uno donde se considere que el voto puede influir,es sin dudas un dato novedoso.

17. Chicano es una definición política que surgió con el movimientode reivindicación étnica de la minoría mexicana durante los años70. Sin embargo, actualmente no toda la comunidad comparte estadefinición.

18. Ciertamente, la discusión sobre «los derechos políticos plenosde las minorías» es uno de los grandes debates contemporáneos. Apesar de que jurídicamente se estipula que las minorías deben serconsideradas y tratadas como iguales, esto no ocurre enprácticamente ninguna democracia liberal. Por tanto, la mayoría delos países enfrentan la necesidad de crear condiciones de accesopara esos grupos marginados, asumiendo la realidad de la ciudadaníadiferenciada. Los casos europeos son un punto de referenciaimportante. Véase Yosemil Soysal, ob. cit. .

19. Una de las características centrales de las nuevas leyes migratoriases que por primera vez afectan a los residentes legales en los EstadosUnidos, eliminando derechos históricos como el acceso a educación,seguro de desempleo, jubilación y seguro social público.

20. De este grupo, la tercera parte legalizó su residencia en losEstados Unidos a partir de la década de los 80. Alrededor de1,6 millones fueron admitidos entre 1981 y 1990 —entre otrascosas por la IRCA—, y 1,5 millones fueron admitidos entre1991-1995, principalmente bajo la cláusula de reunificación familiar.

21. Naturalización es el proceso jurídico a través del cual unextranjero obtiene la ciudadanía de un país. Vale la pena aclarar queno es un proceso simple y abierto a cualquiera que lo desee hacer enprácticamente ningún país. Implica requisitos en ocasiones difícilesde cumplir, y además entraña un conflicto personal porque implicauna decisión de vida que muchos migrantes no están dispuestos aenfrentar. Si bien las leyes migratorias norteamericanas se han vueltocada vez más rígidas para permitir la naturalización de los extranjeros,no es este el país con leyes más estrictas y excluyentes. Países comoAlemania y Francia tienen algunas de las leyes más severas al respecto.

22. El 22% de los migrantes temporales llegaron en los últimoscinco años como resultado de la crisis económica en México.

23. Los mexicanos son el grupo de extranjeros en los EstadosUnidos que menos opta por la ciudadanía norteamericana. Estatendencia ha cambiado en los últimos tres años con unimpresionante aumento del número de mexicanos que senaturalizan. Esto ha sido explicado primordialmente por el temorque causó entre los residentes legales la aprobación de la Iniciativa187 en California, las nuevas leyes migratorias a nivel federal.También los 2 millones de mexicanos que se legalizaron en 1986con la IRCA están llegando al ciclo natural en que los mexicanosque deciden naturalizarse lo hacen.

24. Los artículos del Código Federal de Instituciones yProcedimientos Electorales señalan que así como la ley de no pérdidade nacionalidad mexicana restituye ciertos derechos nacionales,limita otros. Para ser embajador, para servir a las fuerzas armadas,para ser magistrado o juez de distrito y para poder votar, se tendráque ser «mexicano por nacimiento que no adquiera otra nacionalidady estar en pleno goce de sus derechos políticos y civiles, estar inscritoen el Registro Federal de Electores y contar con credencial paravotar con fotografía».

25. De acuerdo con el Consulado de Los Ángeles, para junio de1998 se habían recibido 1 500 solicitudes para recuperar lanacionalidad. La mayoría provienen de mexicanos que tienen unoo dos años de haberse naturalizado. El 25% de los solicitantes sehicieron ciudadanos norteamericanos entre 1991 y 1995. Pocosson los mexicanos naturalizados antes de la década de los 90 que semuestran interesados en acogerse a esta ley. El promedio de edad delos solicitantes oscila entre 40 y 55 años. Se trata de personas que,a pesar de haberse naturalizado, no desisten de la idea de volver aMéxico al momento de jubilarse o para poder poner un negocio allí.

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no. 26: 81-106, La Habana, julio-septiembre de 2001.

Ana CairoMarlen Domínguez

Roberto Fernández RetamarRicardo Hernández Otero

María de los Ángeles PereiraPedro Pablo RodríguezCarmen Suárez León

Martíen la República

Ana Cairo (moderadora): Vamos a comenzar esta mesa redonda a la que nos convocala revista Temas y cuyo objetivo es reflexionar sobre cómo se produjo, en el períodode 1902 a 1958, la recepción martiana. El primer asunto que nos interesa es elrelacionado con el modo en que los hombres del siglo XX conocieron la obra de JoséMartí. Les propongo que este sea el punto inicial para la reflexión. Cómo seconocieron los textos martianos y a partir de ese conocimiento cómo se fuecomportando la recepción martiana.Roberto Fernández Retamar: La forma como se recibió, en la República cubanade 1902 a 1958, la obra martiana, tiene un título inicial básico, y es que poco antesde la instauración de esa República, en 1900 —es decir, el último año del siglo XIXy cinco años después de haber muerto Martí—, su albacea literario, Gonzalo deQuesada y Aróstegui, comenzó a publicar los tomos de lo que él llamó Obras de JoséMartí. No Obras completas, porque no lo eran, pero no cabe duda de que fue unaempresa de extraordinaria importancia. En total, en varios países y a lo largo decasi veinte años, entre 1900 y 1919, aparecieron quince tomos. Quesada habíafallecido en 1915, pero había dejado ya preparado el último tomo. Fue el primerconjunto de obras de Martí, y fue verdaderamente notable, pues de él se derivaronlas ediciones posteriores. Hoy es fácil juzgarlo críticamente, hacer ver susmanquedades, entre otras cosas lo mucho que faltaba por publicar, aspectos deedición, etc.; pero sin ese paso inicial no se hubiera ido más lejos. La colección,además, muy pronto incluiría comentarios muy interesantes sobre Martí, sobre suvida, su obra, sobre ambas. Es a partir de la publicación de estas Obras... que muchos

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materiales martianos se hicieron asequibles, no solo para los cubanos. Hay querecordar las reacciones ante ellas de autores como Rubén Darío, Unamuno o GabrielaMistral. Naturalmente, tuvieron una repercusión particular en la Isla.

Ana Cairo: Permítanme aportar unos cuantos datos que pueden ser de interés. Porejemplo, Gonzalo de Quesada y Aróstegui fue incorporando a los tomos, artículosescritos sobre Martí entre 1895 y los primeros años republicanos. Si bien la ediciónde Gonzalo de Quesada es valiosa, y tiene el mérito de ser la primera, realmente enlos años 20 y los 30 se trabajó más con la que hizo, entre 1918 y 1920, NéstorCarbonell. Esa es la que lee Julio Antonio Mella, esa es con la que trabaja RubénMartínez Villena, esa es la que circula en esa época. La de Quesada fue la que leyóMedardo Vitier, autor de Martí, su obra política y literaria, en 1911, que fue el primertexto valioso; pero realmente la gran eclosión de textos sobre Martí se producesobre todo en la década de los años 20. Y ahí la edición que se maneja es la de loshermanos Carbonell, que fueron grandes difusores de la obra martiana. Yo acabode revisar en estos días la revista Letras, y he comprobado que durante toda lasegunda intervención norteamericana casi no hay un solo número donde no aparezcaun texto de Martí. También en la revista El Fígaro se dieron a conocer textos inéditos:en 1909 apareció la trascendental carta a Manuel Mercado, fechada el 18 de mayode 1895. Él es el motivo subliminal para recordar que hay que sacar a losnorteamericanos de Cuba. Ahí, en Letras, se republica el texto sobre Casal, serepublican discursos de Martí, y otros materiales martianos. Los Carbonell habíancomenzado ya ese trabajo en el año 1905, pero entre el 18 y el 20, editan —sobretodo Néstor—, ocho tomos que tienen una amplia circulación. Luego estarían lasediciones que se hicieron fuera de Cuba, como las que realizaron, en el año 26,Armando Godoy y Ventura García Calderón. Una edición que se hizo en España—en la cual colaboró Juan Marinello y otros del grupo de la Revista de Avance—, esla de Alberto Ghiraldo, en el año 29. La primera gran edición popular fue, sin lugara dudas, la de Trópico. Este es quizás uno de los proyectos de mayor alcance,porque Trópico fue una cooperativa de intelectuales creada por Emeterio Santoveniacon otras personas, entre ellas Jorge Mañach, para producir libros baratos, yjustamente una de sus primeras líneas editoriales son las Obras completas de Martí en74 tomos. Esa es la que muchos de nosotros recordamos en casa, los tomitos sueltos,pequeños, y que salió entre 1936 y 1953. Luego comenzaría, en el 46, la de Lex—realizada por Manuel Isidro Méndez—, en dos tomos, que se van a reimprimirvarias veces: en el 48, en el 53...; esta es la última de las anteriores al 59, que circulabastante. Es la que lee Fidel Castro; se han publicado sus anotaciones en distintaspáginas. Después habría la otra gran empresa, las Obras completas de 1963. Pero parapoder hacerla, Gonzalo de Quesada hijo, la cabeza visible de la edición de Trópico,se apoya en esas experiencias.

Creo que es justamente ese clima de publicaciones y republicaciones quemencionaba antes lo que está en el sustrato de la posibilidad de comenzar a crearuna base para los estudios martianos. Y ello no solo en el país. Quizás Ricardopudiera recordar el proyecto de sacar a Martí fuera de Cuba que tienen Lizaso,Marinello...

Ricardo Hernández Otero: Sobre ese proyecto yo publiqué un trabajo en la revistaLetras Cubanas, pero después he encontrado nuevos elementos. Se trata de unaedición de Martí en Francia, y es interesante porque este fue un proyecto surgido enel Instituto de Cooperación Intelectual, antecedente de lo que sería después laUNESCO, que decide publicar una colección de grandes figuras de Hispanoaméricatraducidas al francés. Una de las representantes de América Latina en ese comité esGabriela Mistral, quien propone que se haga la edición por Cuba de un tomo de

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Martí. También estaba en esa comisión Mariano Brull, quien se dirige a las personasque él entendía podían hacer este trabajo en Cuba: Juan Marinello, Félix Lizaso yJorge Mañach. Se dividieron el trabajo, uno hablaría sobre el hombre, otro sobre elpensamiento, y otro acerca de la obra literaria. El proyecto llevó tiempo porque fueen el año 30 ó 31; Marinello estaba preso. Tuvieron que esperar por eso y por otrascircunstancias; en fin, Brull tuvo que trabajar bastante en este sentido, e incluso—son cosas que he encontrado después— en el año 31, cuando Gabriela vino a LaHabana, invitada por la Hispanocubana de Cultura, y dictó una conferencia en elteatro Principal de la Comedia, sobre la lengua de Martí, ella donó la recaudacióndel cobro de la entrada a esa conferencia para la edición de ese libro. Hay una seriede cartas cruzadas en este sentido, que sería bueno completar en un futuro, a travésde otros epistolarios como el de Marinello y demás, para ver bien la idea de esaprimera edición en lengua extranjera, que se logró finalmente. Recientemente,revisando la revista Proa, comprobé que después de aparecido el volumen, se vuelvea recordar que la conferencia de Gabriela permitió contar con una parte del dineropara esa edición.Pedro Pablo Rodríguez: Lo que ha dicho Roberto, y han completado Ana y Ricardo,sobre la importancia de contar con las obras de Martí es decisivo. Teniendoconocimiento de los textos, se puede decir que es casi conocido el hombre; pero yoestaba pensando mientras los oía en zonas del conocimiento que no han sidotrabajadas. Hay zonas, sobre todo de la cultura popular, que no están escritas. Y, enel caso de la recepción martiana, tenemos que pensar en los hombres de los primerosaños del siglo XX, que venían del XIX. Lo que quiero decir es: de qué manera la genteque conoció personalmente a Martí, y su labor como dirigente político, como escritory como hombre de cultura en general; los que lo oyeron o lo leyeron con frecuenciamientras vivió; los hombres de la emigración, por ejemplo, pudieron o no trasmitirese conocimiento y algún tipo de impresión personal a quienes no pudieron tenerese conocimiento directo. Un reciente trabajo de la historiadora Marial Iglesias estudiaun asunto habitualmente no examinado por los historiadores. Ella se valió de muydiversas fuentes para indagar, en este caso, de qué manera se fue manifestando laconciencia nacional a través del fenómeno que se produjo —a partir de 1899 con laretirada de la administración española—, de cambiarles los nombres a las calles detodos los pueblos de Cuba. La autora ha notado que prácticamente en todos hubo,desde entonces, una calle que se llama Martí. Esto me parece muy significativo,porque probablemente la mayoría de esos cubanos que adoptaron y acogieron esoscambios de nombre no habían leído a Martí.Marlen Domínguez: ¿De qué fecha estamos hablando?Pedro Pablo Rodríguez : 1899, cuando empieza la ocupación militarnorteamericana. Al cesar la administración española el 1° de enero, prácticamentetodas las alcaldías —excepto la de La Habana, que aunque también fue ocupadapor un libertador, este estaba de acuerdo con los norteamericanos— fueron ocupadaspopularmente, al extremo de que casi se creó un poder paralelo entre la estructuradel gobierno militar y las alcaldías en manos de oficiales del Ejército Libertador. Yuna de las primeras medidas que tomaron fue sustituir los nombres de las calles.Marial Iglesias ha detectado, hasta cuantitativamente, que en casi todos los pueblosse cambiaron los nombres de las calles y siempre había una calle Martí.

Hubo otras cosas que denotan esa conciencia. Por ejemplo, en el año 1900, unade esas imprentas que hacían almanaques con fechas relacionadas con los santos,el llamado santoral, hizo durante dos o tres años el santoral patriótico, y en él,como indica Marial, aparecían varias fechas de Martí; que recuerde en estosmomentos, el 28 de enero y el 19 de mayo. Indudablemente esto nos está revelandodos cosas, a mi juicio importantes: una que, de alguna manera, se estaba trasmitiendo

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un conocimiento de Martí por quienes tenían una evaluación más cercana, o conmayores elementos, hacia quienes no lo habían conocido; y otra, cómo, al mismotiempo se estaba tomando, por diversos sectores de la población, la personalidadde Martí; porque ese calendario, al reflejar el 28 de enero y el 19 de mayo, de hechoestaba iniciando una tradición, como también lo harían las cenas martianas, queempezaron en medio de la ocupación militar. Y eso no lo inventó el Estado cubano,no fue una medida oficial; eso surgió con cierta espontaneidad. Después tomaríanotro carácter, a partir de la segunda década del siglo XX, pero al principio era así.Quiero llamar la atención acerca de que hay una zona de estudio que valdría lapena ahondar, a partir de estos ejemplos tan significativos que ha señalado Iglesias;que habría que empezar a buscar, en muchos casos posiblemente en fuentes noescritas o en trabajos escritos expresamente para eso, las formas de trasmisión deese valor que fue Martí para la nacionalidad cubana, para la cultura cubana y paraesa nación en vísperas de convertirse en un Estado, en aquel difícil momento de laocupación militar.

María de los Ángeles Pereira: Es bien curioso, y articula perfectamente con loque acaba de decir Pedro Pablo, el fenómeno relacionado con la ejecución delMonumento a José Martí en el Parque Central de La Habana. El hecho significativoes que la obra se llevó a cabo por suscripción pública. Así se pudo reunir el dineronecesario para costear la realización escultórica, la cual, por cierto, durante muchosaños fue erróneamente atribuida al cubano José Villalta de Saavedra cuando, enrealidad, Villalta fue el contratista de la pieza, pero no su ejecutor. La obra fueesculpida en Florencia en 1902 por un italiano nombrado Giusseppe Neri y fuetraída a Cuba en 1903. Sin embargo, tuvo que aguardar más de dos años en losportales de la Manzana de Gómez hasta que, nuevamente mediante suscripciónpopular, se acopió el dinero suficiente para levantar el pedestal y proceder a sucolocación en el sitio que todavía ocupa. El Monumento fue inaugurado por elGeneral Máximo Gómez en la muy significativa fecha del 24 de febrero de 1905, apropósito del décimo aniversario del levantamiento del 95.

Lo que quiero resaltar es el hecho de que, para la selección de la figura a la cualse dedicaría este primer monumento conmemorativo de la República, que seemplazaría en el Parque Central —en sustitución de la estatua de Isabel II—, seinstrumentó la vía de una encuesta pública a todo lo largo y ancho del país; y lafigura que resultó ganadora de esa encuesta fue la de José Martí, seguida muy decerca por la de Carlos Manuel de Céspedes. Aquel fue un concurso público realizadoen el año 1900. Es decir, que el hecho tiene una conexión muy estrecha con lo queha comentado Pedro Pablo acerca de la temprana nominación de las calles, inclusoen pleno período de ocupación norteamericana. Y es que, efectivamente, ya seproduce una apropiación popular de la figura de José Martí, a quien por ese entoncestodavía se le conoce mínimamente por su obra escrita, pero a quien ya se le reconoceuna gran trascendencia por su obra vital.

Ricardo Hernández Otero: Sería interesante hacer una investigación sobre lapercepción de Martí en el imaginario popular, cómo se llegó a esa percepción, porqué vías, a través de quiénes se llega a algunas ideas que se mantienen hasta hoy.Por ejemplo, se lee a Martí y sobre Martí; los niños, los adolescentes, leen a Martí,lo estudian; pero muchos comparten una falsa leyenda de un Martí mujeriego,enamoradizo, gustador de licores espirituosos, para decirlo eufemísticamente; enfin, qué es lo que el pueblo en realidad piensa en lo interno, y por qué. Esa sería unaencuesta y una investigación muy interesantes y ayudarían, en ese aspecto y enotros muchos relacionados con Martí, a trazar estrategias para cambiar esa imagen,una visión sin bases objetivas, pero bastante extendida.

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Carmen Suárez León: Cuando leo los textos republicanos sobre Martí, me resultaespecialmente llamativo el entrelazamiento continuo de discursos diversos. Lapercepción de Martí se va construyendo a través de una pluralidad de discursos, deuna manera muy coral, con todas las ambigüedades, contradicciones y perversidadesque en ocasiones eso trajo. Está ese Martí popular, que es una parte tan entrañablede la nacionalidad cubana como la otra, con una integración que hunde sus raícesen la emigración, desde que empezaron a decirle «Maestro» y «Apóstol», cuando sepaseaba con una mujer negra por las calles de Cayo Hueso. En ese momentogerminal empieza a articularse toda una leyenda sobre la persona Martí. Aun estandoél vivo, y como es un hombre que está por encima del común, da lugar a una grancantidad de leyendas, de anécdotas, recreadas por ese discurso de la oralidad que seva produciendo desde que comienza su acción pública. Ya en el período republicano,después de su muerte en combate, después de todo lo que aquello significó, vaentrando de algún modo en la vida diaria de cada cubano y se produce como unanecesidad de legitimación del hombre cubano a partir de Martí. Y así se empieza adecir que era mujeriego o seductor. Uno puede encontrarse en una guagua —a míme pasó— con un letrero que diga «No hay amor como el de madre. José Martí». Esuna frase carcelaria, galanamente endilgada a Martí. Ese es un fenómeno quemerecería un estudio serio, científico, porque está perfectamente imbricado con elsentimiento de nacionalidad.

En las antípodas de esa apropiación popular, tan legítima, se encontraba eldiscurso oficial «martiano», de un cinismo vacuo e irritante, que buscaba ya no lalegitimación identitaria, como en el caso del pueblo, sino una especie de cosméticocordial para el poder, recurso con el cual se sintonizaba con los mejores sentimientospatrióticos, sin que la retórica de la invocación a Martí tuviera que ver con la prácticapolítica real.

Y en la capa culta de la población, los intelectuales —maestros, creadores,profesionales— se concentraban en el estudio sistemático de la vida y la obra deJosé Martí, a medida que avanzaba el siglo, y la dramática realidad republicanaexigía a los hombres de más decoro la transformación de la sociedad. Acción yreflexión martianas se articulaban de este modo en una pluralidad de voces y secomunicaban entre sí, como fundamento activo de la nación.Marlen Domínguez: Cuando Ricardo hablaba de que sería importante incorporareste tipo de estudio sobre las vías de percepción de Martí, recordaba yo algo queuna vez explicaba el profesor Retamar en la inauguración de uno de los cursos de laFacultad de Artes y Letras. Él hablaba de la reapropiación de las frases que a vecesestán trasuntadas, cambiadas y que se entienden no en su exacto sentido, pero quela gente las toma y le parecen muy útiles y muy apropiadas para una determinadacircunstancia. Esa noción se aplica a lo que mencionaba Ricardo. Respecto a lodicho por Carmen, también me parece muy interesante. Uno tiene —como pueblo,digo, no solo individualmente— un ideal de lo que es mejor ser, y según undeterminado código, es mejor ser mujeriego, por ejemplo; y ahí funciona lo que enlingüística se llama prestigio encubierto. No solo está la forma prestigiosa, quetodo el mundo puede reconocer como tal, sino la forma que es prestigiosa, opersonalmente se considera así, aunque uno no lo declare nunca. Me parece quetambién eso explica un tanto esos valores o, mejor, contravalores que se le atribuyena veces a Martí.Pedro Pablo Rodríguez: Uno revisa cualquier discurso de los políticos de la época,desde el principio de la República hasta los de Batista en la década de los 50, y leparece casi hasta ridículo el tipo de lenguaje que utilizan, la retórica que usan; peroesta retórica no fue necesariamente vacía desde el principio. Estoy convencido deque cuando la gente del Consejo de Secretarios, es decir, el Consejo de Ministros de

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Estrada Palma, y el propio Estrada Palma, hablaban de Martí en los inicios de laRepública, esa retórica no era necesariamente vacía. Será la práctica histórica, loque ellos hacían, lo que la va convirtiendo en vacía. Llama la atención que losprimeros políticos de la República inician y dan paso a una tradición consistente envalidar o intentar validar, con Martí, lo que estaban haciendo. Se dirigían sobretodo a quienes no aceptaban su obra y su acción política. ¿Por qué lo hacían? Enalgunos casos, puede ser que, en un momento dado, creyeran estar tratando deseguir a Martí, que fueran realmente sus seguidores, o que estaban influidos porMartí. Pero también sabían que —en la retórica política dirigida al conjunto de lossectores que trataban de albergar dentro de su actuación política, y a su propiaclientela— tenían que acudir a aquello. Aun el Partido de los Independientes deColor —los olvidados de siempre— calzó toda su propaganda de la lucha por losderechos sociales del negro, justamente con Martí, y por cierto en un sentido polémicocon lo que hacía el Partido Liberal, que era el que había capitalizado el voto negroen Cuba en las elecciones del año 1906, y en las de 1909, y que también lo siguiócapitalizando después, casi hasta el machadato. El Partido de los Independientesde Color no tuvo en sus filas a ningún intelectual reconocido, porque de losintelectuales negros, ninguno se afilió a ese partido. Morúa lo rechazó, como biensabemos, y Juan Gualberto Gómez no lo rechazó, lo defendió en el Senado (o en laCámara, no recuerdo bien ahora), pero no militó en él y lo criticó como un partidoracial. Pero escribían manifiestos, y lo que dicen en esos manifiestos una y otra vez,es que ellos lo que están buscando es la república «con todos y para el bien detodos»; o sea, utilizan la retórica martiana para justificar su acción en defensa de lajusticia social para el negro, lo cual me parece significativo. Los Independientes noproceden de las clases más altas, muchos tenían una militancia política en las filasde la independencia —incluidos sus principales dirigentes—, pero ni siquiera habíanterminado la guerra del 95 como generales. Ivonet tenía el grado de General, peroes un ascenso que se produce después del 95 a todo el que había participado en laguerra; o sea, es en el 98 cuando se acuerda ascender a todo oficial mambí al gradosuperior. Ninguno era, por tanto, de las más altas personalidades del EjércitoLibertador.Roberto Fernández Retamar: Esto me parece importante. Tiene razón PedroPablo cuando dice que se citaba a Martí con la voluntad de validar una política,cuya práctica iba a invalidar esa cita; y por otra parte, es relevante la mención de losIndependientes de Color y su remisión a la lección de Martí. Pero, en rigor, ya sehabía producido esta escisión antes de la República, a raíz de la muerte de Martí,cuando el delegado del Partido Revolucionario Cubano (PRC) es Estrada Palma;cuando el periódico Patria ya no es dirigido por Martí, sino por Varona —que no esel mejor Varona, digamos—, y se produce la escisión que da lugar al periódico LaDoctrina de Martí. Ahí hay un reclamo auténtico, un reclamo por revalidar la posiciónde la doctrina martiana, como sería después la posición de los Independientes deColor. Ese es el Martí radical, el que está lleno de futuridad.

Además, creo que es interesante lo que suscitó inicialmente Pedro Pablo, y loque han añadido después los demás compañeros, en el sentido de ver no solo lostextos de Martí. No voy a repetirlo; pero Carmen recordaba algo importante: queen vida de Martí, más allá del texto, Martí era ya una figura legendaria, es decir, esode que se le llamara Maestro y Apóstol viene desde entonces. No es cierto —comoen una ilustre biografía se ha dicho— que es después de muerto que empieza allamársele «el Apóstol»: se le llamaba Maestro y Apóstol en vida. Era una situaciónsingular. En la emigración se puede entender, porque Martí era un emigrado, vivíaentre los emigrados, muchos lo habían leído y otros lo habían escuchado, o lo habíanvisto; pero me llama la atención que en los treinta y ocho días que Martí pasa en la

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manigua, personas que no tenían por qué haberlo leído, no habían convivido con él,no lo habían escuchado, le dicen espontáneamente Presidente. Lo escucharían allí,en los campamentos, donde los arengaba, pero antes no. Sin embargo se le llamaPresidente; o sea, que ya en vida de Martí existía un aura (para usar esa palabra queWalter Benjamin ha empleado con acierto) que prosiguió después; porque en 1900no empieza nada, sino que continúa y, efectivamente, como Pedro Pablo recordaba,no hacía falta la publicación de los textos de Martí para que mucha gente queprovenía del siglo XIX ya supiera de Martí, empezando por esas cosas que se hanrecordado.

Yo solo quisiera aportar, en relación con esto, otro ejemplo que no pertenece alas letras. En cuanto a estas, creo que el primer texto posterior a 1902 que apela aMartí a partir de la situación nacional, el desafío terrible a que se enfrenta la Repúblicamediatizada, la República con Enmienda Platt, es el de Julio César Gandarilla,Contra el yanqui, con ese capítulo tremendo que es «Regresa, Martí», donde el autorse remite al Maestro, frente a la crisis que ya se ve clara en la República. Pero, comodije, quisiera recordar otro material, de otra naturaleza, que es el equivalente,pudiéramos decir, de este capítulo de Gandarilla. Me refiero a «Clave a Martí», deVillillo. Es un texto tremendo, decisivo, y tiene que ver con lo que se ha estadocomentando. Creo que todos lo recordamos: «Aquí falta, señores, una voz, ay, unavoz/ de ese sinsonte cubano, de ese mártir hermano/ que Martí se llamó...».Carmen Suárez León: ¿De qué época es?Roberto Fernández Retamar: No recuerdo el año, pero fue bien temprano en laRepública.Ricardo Hernández Otero: Creo que es de la segunda intervención.Roberto Fernández Retamar: Es posible, puede ser anterior al texto de Gandarilla.La idea de que si Martí viviera «otro gallo cantaría, la patria se salvaría y Cuba seríafeliz», es dramática, es realmente impresionante. Yo recuerdo, de niño, de muchacho,que se cantaba con gran emoción, con gran dolor, y es un texto no literario en elsentido tradicional del término, pertenece a la cultura popular, a la cancionística, ysin embargo es bien elocuente; o sea, que no tenemos que pensar solo en el Martíde los libros, en el Martí impreso, sino que hay que pensar en este otro Martí que seha evocado.Ricardo Hernández Otero: Sobre las formas alternativas de recepción martiana,también es muy interesante lo que sucede en el año 26, cuando por primera vez, meparece, se legisla y se declara el 28 de enero día feriado, conmemoración nacional,fiesta nacional —aunque como han dicho Ana y Pedro Pablo, los homenajescomenzaron antes. Y se puede comprobar cómo se utilizaba a Martí para todo, aunpara la propaganda mercantil. Las grandes tiendas de La Habana se suman alhomenaje, en ese año, y dedican sus vidrieras a Martí. Por ejemplo, la de El Encanto—una tienda por departamentos muy conocida, que además apoyaba la cultura, osea, otorgaba premios, patrocinaba actividades artísticas, etc.— exhibía un esbozode Martí hecho por López Méndez; en la parte de Galiano, cubriendo toda la vidriera,tenía un busto de Martí y varios tomos de sus mejores obras literarias. El bustohabía sido «cedido gentilmente por el doctor Lucilo de la Peña y daba realce a lavidriera una decoración pintada por nuestro artista Addia Yunkers representandola portada de uno de los más notables libros de Martí titulado Libertad». Fin de Siglotenía también su vidriera, o su exposición, que se llamaba «El nacimiento de unpueblo», y además, en el propio Encanto se vendían en esa ocasión, como homenajea Martí —esto se publicaba en la primera página del Diario de la Marina—, el tomouno de las Obras Completas, editadas en París por Armando Godoy y Ventura García

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Calderón, al precio de 45 centavos, lo que puede parecer barato o caro, según laeconomía de cada cual, pero me parece que fue una oportunidad para que lapoblación mayoritaria pudiera acceder a Martí. Hay un dato curioso: en ese momento,Marinello escribe, o publica, su primer texto dedicado especialmente a José Martí,que aparece en la sección que El Encanto le dedica, en el Diario de la Marina, alhomenaje. Aquí tengo el texto, no lo voy a leer completo, solamente decir, para queustedes vean cómo el martiano y el marxista que llegaría a ser Marinello pensabatodavía en aquel momento; la idea que aún tenía sobre la comprensión del puebloacerca de Martí. Dice un fragmento de ese texto: «El pueblo, el buen pueblo que élamó tanto, ignorará por siempre las más valiosas creaciones de su pluma de maravilla,pero, como su genio alcanzó a todos, a todo, hay muchos denarios en su legadointelectual que pueden pasar por todas las manos, mucha agua pura que el pueblo,puede y debe beber largamente. Esta parte de su labor, la de menos quilatesartísticos, porque el Maestro propiciaba en ella una fácil trascendencia, debe decirseen todo momento a los humildes». Es algo que me llamó la atención, esa especie deelitismo en una persona como Marinello. Pero bueno, repito, es el primer texto delos muchos que dedicó Marinello a Martí, y seguramente todavía están funcionandoen él las ideas sobre la incapacidad de las masas de acceder a la alta cultura.Ana Cairo: ¿Ese texto es del mismo año 26?Ricardo Hernández Otero: Del año 26. Es un artículo que sale en la columna deEl Encanto en el Diario de la Marina, anunciando la tienda, con dibujitos, una orla,y viene el texto de Marinello, y a mí me parece sintomático de lo que todavía en eseaño un intelectual como él podía pensar sobre estas cuestiones del arte, de la cultura;un hombre que ya estaba entregado a la lucha social, que ya había defendido aMella, que ya había participado en la Universidad Popular, y sin embargo todavíaen este sentido tiene esa concepción bastante elitista de la recepción de Martí.Ana Cairo: A propósito de lo que decía el profesor Retamar sobre Gandarilla, voya recordar un texto que es un poquito anterior. Es el de Juan Gualberto Gómez,publicado en la revista El Fígaro, en un número especial con motivo del 20 de mayode 1902 —justo el día en que se inaugura la República—, donde Juan Gualbertoescribe sobre los objetivos de la revolución del 24 de febrero, y explica (yo diría quepor primera vez de un modo claro) que la república que se funda no es la Repúblicamartiana, es la república a la que se había podido llegar, pero que el sueño martianoquedaba como reto para el devenir republicano. Creo que ese texto de Juan Gualbertotiene, en primer lugar, un gran valor programático; y, en segundo, refleja la conciencia,ya explícita, de que la República tendría por delante el volverse a plantear el proyectode cumplir con el sueño martiano. Me parece además muy dramático que, justo esedía, se dijera eso y además que la República se fundara al día siguiente del aniversariode la muerte de Martí. Eso, por cierto, motivó reflexiones interesantes. Estuverevisando la prensa de esos días de mayo de 1902: el 19 de mayo se declaró lutonacional; ese día se hicieron muchísimos actos en homenaje a Martí. En todas lasprovincias hubo actos, y se guardó luto desde las 12 y un minuto del 19 de mayohasta las 12 de la noche, cuando comenzaría el 20 de mayo. Y entonces se inicióuna tremenda fiesta. Ese tránsito del luto a la fiesta me parece muy significativo. El19, los cubanos llevaban luto —se usaba todavía en el traje la orla negra— yentonces, a las 12 de la noche se quitaron la orla y comenzó la fiesta. Pero, enrealidad, lo ocurrido el 20 de mayo se originó antes de la República. Desde 1900,cuando se realizaron las paradas escolares por primera vez. A partir del 28 de enerode 1900 comienzan las fiestas martianas, las cenas martianas, las canastillasmartianas; es decir, se va construyendo a lo largo de muchos años una verdaderafiesta popular que es lo que hace que el 28 de enero se convierta en día feriado, de

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hecho es lo que se le impone a la sociedad cubana: el 28 de enero como una fiestaa partir de la cual se van a llevar a cabo numerosas iniciativas, prácticamente tantascomo martianos hubo, y en muchos lugares. Por ejemplo, en Manzanillo, las cenasmartianas, o las recopilaciones como las que hizo Argilagos en Granos de oro. Todoese tipo de material hizo de Martí objeto de devoción popular, que es también unade las facetas del asunto. Hay personas que saben de memoria algún texto martiano,o que no se saben ninguno, y sin embargo profesan esa profunda devoción martiana,que incluso se observa fuera de Cuba. Donde quiera que hay comunidades cubanas,conozcan más o menos la obra martiana, a lo largo de los años también se ha idoconformando la devoción a la figura de Martí. Sería interesante saber, por ejemplo,cuántos bustos de Martí hay por el mundo, y calles martianas y escuelas martianas,etc. Estoy convencida de que la enorme mayoría de ellos son hijos de esascomunidades cubanas en distintas partes del mundo.Roberto Fernández Retamar. No recordaba ese texto de Juan Gualberto.Haríamos muy bien en republicarlo precisamente ahora, en la ya inminente vísperadel centenario de la República. La conciencia que tuvo de ese hecho un hombrecomo Juan Gualberto, gran compañero de Martí, es muy iluminadora para nosotros,porque, por supuesto, esa República enmendada, esa República mediatizada eranuestra República también, de esa República ha salido la nueva República.

En el editorial del número 22-23 de Temas, se dice muy acertadamente que esaRepública, cuyas lacras conocemos de sobra, o sea, República de corrupción, depolitiquería, fue también —y voy a citar a Temas—, «frustrada la epopeya, deresistencia a la dominación, de lucha por el mantenimiento de la identidad y ladignidad nacionales, de batallas sociales, de antimperialismo, de afán de reconquistarel ideal de nación». No hay que olvidar ese otro aspecto, no hay que tomar una cara,hay que tomar las dos caras. Esa otra cara es la que reclamó la herencia martiana; lareclamó en ejemplos que hemos mencionado y en muchos más, que seguramente sevan a mencionar más tarde.Marlen Domínguez: Una de las cosas que se aprecia en el texto de Juan Gualberto,y me parece interesante comparado con otros textos de ese momento, que giran entorno a la misma cuestión, es que insiste en la noción de pueblo. Eso no se ve tantoen otros de sus contemporáneos, por ejemplo, Manuel Sanguily o Salvador Cisneros,que habían escrito otros textos de ese mismo corte, en cuanto al asunto fundamental.Sin embargo, es Juan Gualberto el que insiste en la noción de pueblo, y eso meparece muy significativo, porque fue el que estuvo más cerca de Martí en un grupode cosas.Ricardo Hernández Otero: Es cierto que Martí se convierte, como ha dichoCarmen, en figura legitimadora para los políticos, y para la pompa y la academia;pero hay que recordar cómo, tempranamente, en la década de los 20, ya los másjóvenes empiezan a protestar contra este uso que se está haciendo de Martí. Ahíestá Mella, estará después Foncueva, que cuando se hace cargo de su página en elperiódico El Cubano Libre lo primero que va a publicar es «Nuestra América», comouna manera de que se conozca la obra martiana. Están los trabajos de Raúl Roa.Uno de los primeros, publicado en el año 26 en el suplemento del Diario de laMarina, antes de su renovación, es un ensayo sobre Martí poeta —antes ha publicadosobre Casal, sobre Manuel de la Cruz—, y es uno de los ensayos más largos quepublica Roa en esa época.Ana Cairo: A propósito de esto que dice Ricardo, hay dos aspectos que pudiéramosunir para el debate, porque están muy vinculados: la forma en que Martí influyó enel pensamiento político cubano y en buena medida en el pensamiento social, y eluso que se va a hacer de Martí en la praxis política. Por ejemplo, el intento tan

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interesante de Salvador Cisneros Betancourt, en la década de los 10, poco antes demorir, de volver a fundar un Partido Revolucionario Cubano. Eso me pareceimportante. Fue efímero, no lo pudo llevar a buen fin, entre otras cosas porquemuere; pero es un ejemplo de que ya en esa década hay conciencia de la necesidadde volver a crear un Partido Revolucionario Cubano que asuma esa tarea. Másadelante, en noviembre de 1923, Mella le da el nombre de Universidad PopularJosé Martí a un proyecto, precisamente para cambiar el sistema y los modos derelacionarse estudiantes y obreros. No podemos pasar por alto que, en mayo de1934, ya después de la caída de Machado, justo en febrero, se van a reorganizar lasfuerzas antimachadistas y se va a constituir un partido que se autodenomina PartidoRevolucionario Cubano, que hoy conocemos con el nombre de Partido Auténtico,y que, en 1947, en respuesta contestataria al Partido Auténtico, se va a crear elPartido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), para reclamar para sí el deber delcumplimiento de la revolución martiana, que es lo que está en el centro del debatedespués de la caída de Machado: cómo llevar a la práctica, cómo restructurar en lapraxis social una república de orientación martiana. Incluso los marxistas, ya desdeel propio Mella, y también después, en sus distintas tendencias, dentro o fuera delPartido Comunista, van a hacer apropiaciones muy interesantes y lecturas socialistasde Martí; es decir, a Martí lo van a considerar una de las vertientes formadoras deun marxismo a la cubana. Cintio Vitier ha comentado esta problemática en una desus Lecciones cubanas.

Pudiéramos llamar la atención, en la década de los 30, del caso de Raúl Roa, queasume con total claridad su condición de martiano y de marxista; pudiéramos hablarde Pablo de la Torriente Brau, que hace lo mismo; y quisiera recordar además queen 1942 se restructura el primer Partido Comunista de Cuba y cambia el nombre aPartido Socialista Popular; y exactamente en 1948, su secretario general, Blas Roca,va a hacer una lectura también apropiativa de Martí para el proyecto de loscomunistas cubanos de entonces.

Desde esta perspectiva de los usos políticos de Martí, también quisiera llamar laatención sobre toda la problemática del golpe de Estado del año 52 y cómo eso vaa estar asociado al centenario del natalicio de Martí el año siguiente, que de hechose va a convertir en un gran movimiento político contra la dictadura de Batista,desde los estudiantes, las mujeres, los intelectuales, hasta la creación de nuevasorganizaciones políticas, como la que a partir de 1955 se va a llamar Movimiento26 de Julio. Sus integrantes se van a autodenominar «Generación del Centenario deMartí». Hay que destacar La Historia me absolverá (el programa del Movimiento 26de Julio) escrito por Fidel Castro, quien se enorgullece de su filiación martiana, y dela impronta de Martí en los hechos hasta adjudicarle la autoría intelectual del asaltoal Cuartel Moncada. Todo esto da a Martí una amplia beligerancia pública quedeberíamos abordar.Pedro Pablo Rodríguez: Yo pienso que Ana ha acercado la cosa a los añosposteriores al machadato, que sin duda significan un cambio sustantivo en la políticacubana, porque lo que viene después del machadato es, por diversas vías, el intento—aunque con mediatizaciones impuestas por el poder— de transformar de algunamanera la república plattista. Hubo un éxito, sin duda, después del machadato, quefue el cese de la Enmienda Platt. Podría pensarse —quizás muchos lo pensaron—que la República, de alguna manera, alcanzaba una plenitud de soberanía, aldesaparecer aquel instrumento de la dominación norteamericana. De hecho, elestatus jurídico del país cambió, al abolirse la Enmienda Platt; pero tan importantecomo eso es que la política cubana varía mucho porque aparecen nuevos actorespúblicos, tanto individuos como sectores sociales. Esta gente y estos sectores quetimonean la política después de la caída de Machado, comparten el lenguaje, laretórica, el vocabulario y, en buena medida, las aspiraciones del proceso

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revolucionario anterior; todos son hijos de la revolución del 30; algunos se tornaronespurios, otros a lo mejor lo fueron siempre, otros fueron estableciendo determinadasconnivencias para sostener el régimen de dependencia, que se modernizó y se adecuóa las nuevas circunstancias. Ya no estaba la Enmienda Platt porque todo se lograbacon el mecanismo de control de la cuota azucarera, que fue realmente el verdaderodogal sobre la sociedad cubana, y la ley Costigan-Jones, que establecía las cuotasdesde 1935 hasta 1960, cuando la cuota azucarera fue el gran instrumento para detratar de controlar la Revolución y llevarla por «el camino correcto» a lanorteamericana. Esto, sin dudas, también transforma el uso de Martí en la política.Martí ha sido el gran crítico de la sociedad cubana por los políticos de oposición aMachado y por los revolucionarios durante los años 20 y los 30, cuando se trasciendela crítica al gobierno de Gerardo Machado y se convierte en una crítica a la sociedaden su conjunto, en una necesidad de transformar la sociedad, donde el paradigmaque se desea, desde el punto de vista nacional, se trata de buscar en Martí.

Es verdad que Mella fue, digamos, una clarinada; es cierto que Martínez Villenaevidencia también una formidable apropiación de Martí; pero no podemos olvidara Guiteras, porque, en mi humilde opinión, fueron él y Mella las dos figuras clave,y unos hombres realmente excepcionales como políticos. Lo poco de Guiteras quese conserva escrito indica una intención marcada de expresarse desde Martí, y cuandouno revisa los documentos y las entrevistas que se le hicieron, se da cuenta de quehay un espíritu martiano sistemático en sus palabras y en su proyecto político. Fuequizás uno de los pocos que se dio cuenta de que no se podía hablar de un régimensocialista desconociendo a Martí. Y de cierta manera, hasta el Partido RevolucionarioCubano (Auténtico) y Eduardo Chibás surgen de este proceso. Es decir, el intentode unidad revolucionaria, que hoy se olvida. Hoy está de moda destacar el fracasodel autenticismo, la frustración que significó para el pueblo cubano el autenticismo.El triunfo posterior de la Revolución cubana ha hecho primar un criterio muynegativo, que no es falso, pero que no permite apreciar qué fue realmente el PRC ensus inicios, y qué fue el gran intento de crear un partido unido de la revolución. Fueun intento que parecía que, al principio, iba a funcionar, porque prácticamente casinadie quedó fuera cuando se funda el PRC, y es sintomático que todos esos gruposde gente insatisfecha con el camino que está cogiendo el país, y que cree que hayque continuar por un camino de revolución para la transformación total de lasociedad, se llame Partido Revolucionario Cubano, es decir, que tomen el nombredel de Martí, que también fue un partido de unidad, como sabemos; que tuvo dentrode sí a los más diversos sectores sociales. La retórica inicial del PRC es tambiénmartiana por excelencia, hay que ver el programa político y los primeros documentosdel partido donde esa retórica se mantiene, y hasta en el lenguaje de sus figurasfundamentales, el propio Carlos Prío y el propio Chibás. Lo que pasa es que despuésles sucede lo mismo que a los políticos de la primera república. La gente se dacuenta de que hay un divorcio entre su retórica y la práctica, que la va tornandovacía durante ambos gobiernos auténticos. Pero la famosa «jornada gloriosa» de lavictoria electoral de Ramón Grau sobre el candidato batistiano fue celebrada confrases de Martí; el primer discurso de Grau está lleno, de cabo a rabo, de citas deMartí e intenciones martianas, que más allá de lo que quisiera el propio Grau, estánindicando el grado de compromiso que tenía que cumplir para satisfacer lasexigencias y los requerimientos de los que estaban con su partido.

La gente que oyó aquel gran espectáculo radial que fue la Constitución del 40hablan de que Grau empezó a desencantar porque no se expresaba bien, porqueandaba con su cantinfleo habitual. Pero a mí me parece, porque he leído varios delos discursos y de las intervenciones de Grau, que ese cantinfleo era evidentementeintencional, no era solo una falta de coherencia, una incapacidad de ser todo locoherente que quizás eran otros, como la mayoría de los líderes comunistas que

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estaban allí, que son de los más coherentes en sus expresiones, o Ricardo NúñezPortuondo, que era un hombre de derecha, de una brillantez expositiva sensacional.Yo creo que Grau, ex profeso, trataba de quedar bien con todo el mundo, y de ahí quesu empleo de Martí, desde la Constituyente, vaya siendo totalmente vacío. Claro, esel candidato del PRC(A), fue el presidente expulsado por los yanquis en el 34, fuela esperanza de Cuba, como se le decía entonces, y además la gente quería salir deBatista, y por todo eso ganó las elecciones en 1944. Pero después se evidencia queno hay cambio alguno.

Lo mismo va a ocurrir con Prío. Es increíble la cantidad de citas de Martí queutiliza en sus discursos. Evidentemente no le pasó a él —uno de los jóvenes delDirectorio Estudiantil Universitario que habían leído y estudiado y trabajadomuchísimo a Martí—, lo que le pasó a la gente de los primeros tiempos de laRepública. En ese sentido hay que destacar el discurso de Chibás, que por ciertoaún no ha sido estudiado. La palabra de Chibás. Era un orador de barricada. Era unorador de llamar constantemente al combate. En mi opinión, su lógica expositivaes francamente débil, es tautológico una y otra vez, pero evidentemente sabía utilizarcon habilidad argumentativa la palabra de Martí; casi siempre sostiene con Martí laargumentación que quiere defender. La utilizó en el famoso debate, en las sesionesde la Constituyente, sobre si condenar o no a la Unión Soviética por su ataque aFinlandia y por la ocupación soviética de los países del Báltico. En buena medida,Chibás fue el que más brilló en el debate parlamentario, y era difícil para loscomunistas argumentar y defender aquello; me parece que, a veces, algunos noestaban muy de acuerdo, pero estaban presionados por su propia posición política.En ese debate se utilizó el independentismo martiano para defender la independenciade Finlandia y los países bálticos.

Habría que analizar casos como el de Guiteras y el de Chibás; hasta qué puntosu lenguaje político está efectivamente moviéndose dentro del lenguaje de Martí.Esta línea de continuidad pudo haber sido traicionada en la práctica, pero de ahí vaa surgir la Generación del Centenario. De alguna manera, estos revolucionarios—ellos mismos lo dicen en el «Manifiesto del Moncada» que hizo Raúl GómezGarcía— no olvidaron a Guiteras, y por supuesto no podían olvidar a Chibás, porquetodos ellos, o al menos la aplastante mayoría de ellos, eran ortodoxos. Su militanciaen el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), de Chibás, fue el caldo de cultivo enla formación de estos políticos jóvenes o de estos jóvenes hacia la política. Martí,por tanto, forma parte de la política cubana, ya clara, definida totalmente, por lomenos desde la Revolución del 30, y no solo porque en ocasiones se emplee pararecordarlo, un 28 de enero o una fecha determinada, como había ocurrido antes,sino que ya forma parte abierta y necesaria del debate político. De ahí que sea tanimportante lo que Ana apuntaba sobre Blas Roca; fue sin dudas su trabajo de 1948el que situó claramente al Partido Comunista en esta línea de expresión política,cosa que no había hecho como partido anteriormente, aunque algunas personalidadesmarxistas o algunos miembros del Partido lo hubieran hecho.Ana Cairo: Quiero comentar, siguiendo lo dicho por Pedro Pablo sobre elpensamiento político, cómo también es un momento en que comienzan los estudioshistoriográficos. Por ejemplo, Julio Le Riverend hace su gran estudio sobre el PartidoRevolucionario Cubano de Martí, en 1941; y en 1942, se hace un ciclo deconferencias, con motivo del cincuentenario del PRC. A partir de entonces sereactualiza el pensamiento martiano. A ese ciclo pertenece, por ejemplo, el trabajode Fernando Ortiz «Martí y las razas», que legitima, desde una plataforma martiana,la lucha contra los racismos.

Habría que recordar también las valoraciones sobre la Guerra del 95, porquecon anterioridad se había estado estudiando la Guerra del 68, pero la del 95 habíaquedado en un segundo plano. Comienzan los estudios sobre la Guerra del 95, y se

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impulsa el proyecto de lograr una tumba digna para José Martí. Esto fue tambiénpor cuestación popular, como el monumento del Parque Central. Se empieza areunir dinero; lo hace Guido García Inclán a través de la radio, y se le hace elmausoleo que conocemos, en el cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba,y que inaugura Prío en 1951. Hoy sabemos que el discurso que leyó, en realidad loescribió el intelectual dominicano Juan Bosch, quien vivía exiliado aquí.Roberto Fernández Retamar: Creo que no debemos dejar de mencionar a EmilioRoig de Leuchsenring. Cuando Ana habló del excelente trabajo de Julio Le Riverendsobre el Partido de José Martí, y del ciclo de estudios dedicados a él, yo pensaba enEmilio Roig, quien, casi paralelamente a Mella, inicia la lucha porque se reconocieraen profundidad, desde la perspectiva del historiador, el antimperialismo de Martí.Emilio Roig va a ser una de las fuerzas formadoras de las nuevas hornadasrevolucionarias cubanas, cosa que fue reconocida desde el principio de la Revolución.Pedro Pablo Rodríguez: Creo que habría que agregar un punto más en el tema dela política. Después del 30, son los grupos revolucionarios y los reformistas losque, en buena medida, influyen en la expansión internacional del conocimiento y elinterés por Martí. No es casual que los que después fueron los auténticos, y muchosde los de la revolución del 30 que no lo fueron, así como otros con fuertes vínculoscon los movimientos contra las dictaduras latinoamericanas —con los venezolanos,los peruanos, los dominicanos, los guatemaltecos, con Puerto Rico— sean los quetienden a emplear a Martí, justamente en su discurso latinoamericanista. Ni que unhombre que no era socialista, pero sí con una posición antidictatorial y con ciertosconceptos entonces revolucionarios, como Carlos Andrés Pérez, haya dicho muchasveces que conoció a Martí cuando estuvo en Cuba y trató a los martianos cubanos.Es el mismo caso de Juan Bosch, que Ana mencionaba. Pero me llama la atenciónque esto se mantendrá como acción de gobierno. Nos hemos olvidado de esto, perohay un interesante estudio de José Tabares sobre la posición del gobierno de Prío enel caso de Guatemala, que le trajo por cierto bastantes roces con los yanquis. Unopuede decir que había una posición reformista, no se aspiraba realmente a unatransformación revolucionaria en Cuba, pero se buscaba el desarrollo de unademocracia burguesa contra las tiranías, y esto implicaba una conciencia de queMartí era útil, era conveniente y les abría camino para lo que estaban buscando.Ana Cairo: El doctor Retamar abordó un tema relacionado con Roig de Leuchsenringque atañe también a lo que decía Pedro Pablo. Es indudable que tanto Marinellocomo Emilio Roig se preocuparon por crear en el mundo de los intelectualeslatinoamericanos una línea de acción para promover la obra martiana. Hay querecordar, por ejemplo, el exilio de Marinello en México, sus gestiones para que allíse investigara sobre la estancia de Martí entre 1875 y 1876; o el vínculo de amboscon Joaquín García Monge, director de la revista costarricense Repertorio Americano,quien continuamente republica lo aparecido en La Habana, o lo que estos remitencomo primicia editorial. En el caso de Roig, aparte de la iniciativa de los años1941-1942, en 1953 publica su gran libro sobre la república martiana, que es tambiénun modo contestatario contra el golpe de Estado. Como decía Retamar, en los años1959-1960, Ernesto Che Guevara —que había leído a Roig en la Sierra Maestra—quiso irlo a conocer para que le firmara un libro, y le dijo que él se daba cuenta porqué todas las generaciones de revolucionarios contra Batista lo admiraban tanto. ElChe se percataba de que Roig era un pilar de la formación de las generacionescubanas, y es verdad que desde el año 1927 hasta su muerte, fue uno de los grandesadmiradores de Martí, de la república democrática martiana, y de su antimperialismo.Esa plataforma la convirtió incluso en la bandera por la cual, en el año 1927, seconstituyó en Cuba la Junta Cubana pro Independencia de Puerto Rico, que presidió

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Roig y trajo a La Habana a Pedro Albizu Campos e hizo que en Cuba, precisamentebajo la advocación de cumplir el legado martiano, se estuviera apoyando, como sehace hasta ahora, la lucha por la independencia de Puerto Rico. Marinello y Mañachtambién pertenecieron a la Junta. Quizás la mención a estos historiadores nos permitapasar al área literaria de la recepción martiana, marcada justamente por la vindicaciónque van a hacer los poetas de su legado. El mismo Rubén Martínez Villena lo haráen ese interesante poema que es «El gigante», y en alguna otra zona de su poesía,que hacen recordar los Versos libres. Cuando entre los años 1924 y 1925, un equipode jóvenes que lidereaban José Antonio Fernández de Castro y Félix Lizaso, sereúnen en casa de Rubén para hacer la antología, La poesía moderna en Cuba, que vaa aparecer en España, en 1926, deciden que sea José Martí la figura que abra laantología. Quizás este hecho pudiera ser el punto para comenzar a meditar sobre lazona cultural de la recepción martiana.

Roberto Fernández Retamar: En realidad, en Cuba había habido otras antologías,incluso en el siglo XIX: entre ellas, la de López Prieto, por ejemplo. Al principio delXX apareció Arpas cubanas, que prologó el Conde Kostia. Pero lo cierto es que laque Ana acaba de mencionar es la primera gran antología de la poesía en la Repúblicay es verdaderamente una gran obra: La poesía moderna en Cuba, que compilaron—o que firmaron, para ser más exactos— Fernández de Castro y Lizaso, pero quefue la obra de un equipo integrante de la segunda generación republicana, y que sepublicó, significativamente, no en La Habana, sino en Madrid, porque todavía nohabía posibilidades editoriales de hacerlo en el país. Es muy significativo que estaantología, hecha por la generación que va a encarnar la vanguardia, no comiencerenegando del modernismo. Eso es algo verdaderamente importante, y ha sido biencomentado por Celina Manzoni en un libro muy reciente, Un dilema cubano,nacionalismo y vanguardia, que fue Premio de ensayo artístico y literario Casa de lasAméricas el año pasado y acaba de ser publicado. Un libro, por cierto, donde sehacen aportes muy estimables, pero no se estudian materiales que hubiera sidointeresante analizar: por ejemplo, la revista América Libre, de Martínez Villena, conlo cual ignora dónde apareció por vez primera el trabajo de Julio Antonio Mella,«Glosas al pensamiento de José Martí», que vio la luz en el número inicial de estarevista.

Volviendo a la antología, el hecho de que comience con Martí, y además conCasal, los considera —como son— los padres fundadores de la poesía modernacubana. Este hecho le da gran vigencia a esta obra. Creo que ahora se ve más quenunca que así son las cosas y no como se presentó antes; como yo mismo lo creíacuando hice mi tesis de grado, La poesía contemporánea en Cuba, donde veía una rupturaentre el modernismo y la vanguardia, que ya hace mucho tiempo dejé de ver. Es elmodernismo de Martí y Casal el que trae realmente novedad a nuestra poesía, y, engeneral, creo que es el modernismo en Hispanoamérica y en lengua castellana elque trae la verdadera novedad. Es Darío y no la vanguardia quien trae novedad,para decirlo en términos extracubanos. Esta antología tiene, por eso, esa gran virtud,en lo que toca a Martí y a otros muchos aspectos. Para mí, es una gran antología.

Cronológicamente, la presencia de Martí en la poesía cubana solo se hizoposible —al menos de una manera ostensible— a partir de 1913, cuando en lacolección Obras, de Quesada y Aróstegui, ya mencionada, aparece el tomodedicado a los versos de Martí, Ismaelillo, Versos sencillos y una selección de Versoslibres, que hasta entonces habían permanecido inéditos. Bueno, Ismaelillo y Versossencillos casi habían permanecido inéditos, porque Martí hizo tiradas muy limitadas,tiradas no venales, fuera de comercio, y apenas conocieron vida pública. A partirde 1913, se hace presente la poesía de Martí en nuestra literatura, y en la poesíade la lengua en general.

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1913 es en Cuba un año muy curioso; ya mencioné que es el año en que Gandarillapublica Contra el yanqui; es el año en que empieza a publicarse Cuba Contemporánea,la revista intelectual de la primera generación republicana; es el año en que apareceel libro de versos de Martí que acabo de nombrar, y es el año en que aparece Arabescosmentales, de Regino Boti; el primer gran libro de nuestra poesía en veinte años,desde Bustos y rimas, de Julián del Casal. Así que es un año curioso; es un azar, peroun azar singular. En general, se ha dicho muchas veces que 1913 implica el momentoen que comienza un renacimiento de la poesía cubana en el siglo XX, y se atribuyeeste hecho, no sin bastante razón, a Arabescos mentales, de Boti; pero se olvida quetambién es el año en que prácticamente Martí ingresa en la poesía cubana. A partirde entonces su presencia se va a hacer sentir en nuestra poesía, y creo que el primerpoeta en que se hace sentir, al menos de manera parcial, la impronta de Martí ennuestra poesía es, precisamente, Boti. Desde luego, no en su libro de 1913, queestaba escrito ya para la fecha, sino en uno posterior. Boti publica en 1921 —haceahora, por lo tanto, ochenta años— El mar y la montaña, un poemario memorable.Los guantanameros, con toda razón, van a valerse de la fecha para volver sobrelibro tan singular. Pero antes de este poemario, Boti había producido otro librointermedio entre Arabescos mentales y El mar y la montaña, que escribió entre 1912 y1919, y solo vino a publicar en 1926, cinco años después de El mar y la montaña. Setrata de La torre del silencio. Boti no está aquí forzando la mano, estilísticamente seve que es un poemario anterior, no cabe ninguna duda. Es un libro de transición enla obra de Boti, y uno de los elementos que él incorpora en su poesía, hasta llevarlaa la excelencia de El mar y la montaña, es la influencia en él, por primera vez en lapoesía cubana, de Versos sencillos. Es una de las vías por las que Boti va simplificandoy depurando su poesía. No es una presencia muy fuerte, pero si se tiene en cuentael aspecto ornamental, lujoso, que había sido característico de Arabescos mentales,impresiona mucho un poema como este con el que rompe La torre del silencio, que sellama «Autorretrato» y que es, evidentemente, un arte poética del libro: «Soy unhombre natural,/ sigo a la naturaleza/ que en un mismo punto empieza/ lo que esbien y lo que es mal.// Cultivo mi voluntad/ como si fuera una planta/ y adoro elmar cuando canta/ su canción de inmensidad.» Aquí está presente Versos sencillos, yesto —sobre todo si se tiene conoce que Boti había sido un secuaz lúcido yapasionado de ese gran poeta que fue Julián del Casal— entra en contradicción conel poema justamente famoso de Casal: «Tengo el impuro amor de las ciudades/ y aeste sol que ilumina las edades/ prefiero yo del gas las claridades...». Boti respondeque es un hombre natural que sigue a la naturaleza. Se ha pasado, por decirlo así, aotra poética distinta, sin dejar de admirar a Casal, como lo admiramos todos hastael día de hoy.

Boti, por otra parte, no fue solo un gran poeta, sino un gran estudioso de muchascosas, de historia, de poesía. Es uno de los grandes críticos de la poesía que hatenido la República que termina en el 58, año en que, por cierto, también muere elpropio Boti. Entre las cosas que estudió con acuciosidad estuvo la obra de Martí, lapoesía de Martí, la presencia de Martí en Darío, por ejemplo; y no sé si habrámencionado la presencia de Martí en él mismo.Ana Cairo: Efectivamente, Boti inaugura esa forma de asumir poéticamente aMartí. Porque hubo mucha poesía en la República que toma a Martí como asunto,pero pocos logran interiorizar su poética, sin dejar de ser originales en su expresión.Estoy pensando, por ejemplo, en Agustín Acosta, que habla de Martí, pero con unestilo que viene de Darío.Roberto Fernández Retamar: El segundo gran latido de la poesía de Martí en lospoetas cubanos del siglo XX —ya lo mencionó Ana Cairo—, está en Rubén MartínezVillena. No sé si fue la primera persona que lo dijo, pero por lo menos el primero a

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quien se lo leí, que destacó la continuidad espiritual de los Versos libres en aquelpoeta cubano, fue Cintio Vitier, cuando comentó «El gigante», un poemaimpresionante de esa figura extraordinaria que fue Rubén Martínez Villena. Aquíestá Ricardo Hernández Otero que es nuestro gran especialista en Rubén, perocreo que todos nosotros tenemos un gran amor por esa figura maravillosa, que megustaría que se pusiera cada vez más de relieve, porque tengo la impresión de queno se le da toda la importancia que requiere. Ana ha dicho con razón cómo Martíestá vivo en Rubén. En «Mensaje lírico-civil» hablará de cumplir «el sueño de mármolde Martí», pero «El gigante», uno de los grandes poemas de la lírica cubana, uno delos grandes poemas escritos por un cubano, es evidentemente una continuidadintelectual de Versos libres.

Y ahora quisiera dar un salto hacia otra presencia poderosa de José Martí en otrogran poeta nuestro: no un poeta, sino una poeta, que afortunadamente vive todavíay ojalá lo haga por una eternidad, y que también estudió acuciosamente a Martí. Enel año 1951, Fina García Marruz —de quien estoy hablando—, publica su preciosolibro Las miradas perdidas. Este también es el título de una serie de poemas en ellibro, que es de una notable belleza. Yo quisiera simplemente comenzar, sin máscomentarios, a leer un poema, y después saltar a otros más, de Las miradas perdidas:«Yo vi en el viejo almacén/ de ropa, en la tarde ajada,/ a los abuelos encajes/ abrirpradera de casa.// En la silla la señora/ se caló seria los lentes./ Superior, audaz,mostraba/ sus telas el dependiente...» Aquí está como nunca la presencia de losVersos sencillos de Martí. Desde Boti, que es apenas una insinuación, a Fina, quienlee la serie completa ve la presencia tremenda. Que esto no es un azar está probadopor mil razones, entre otras porque por la misma época en que apareció este libro,Fina publicó uno de los más hermosos textos sobre Martí que nunca se han escrito,que se llama sencillamente «José Martí». Después se ha republicado, perocuriosamente creo que ella no lo recogió en los Temas martianos, y es un trabajoimpresionante sobre Martí. Yo lo leí cuando tenía veintiún años, edad en que, cuandolas cosas se leen y llegan al corazón, no se olvidan nunca. He querido llamar laatención sobre estos tres instantes, de tres grandes poetas cubanos de la Repúblicaentre 1902 y 1958 y la presencia en ellos de la poesía de Martí.

Ana Cairo: Bueno, me parece que al profesor se le olvidó hablar de un poeta quecuando era joven escribió un poema que se llama «Patrias», y que también formaparte de los grandes poetas cubanos del siglo XX. No vamos a decir más, perorealmente, el propio Retamar es uno de los poetas imantados por la presencia de lapoesía martiana y bastaría recordar ese poema.

Carmen Suárez León: Coincido con Ana. Quisiera hablar de otra imantación: laque sufre José Lezama Lima, y en general, muchos de los poetas de Orígenes. Ya eldoctor Retamar mencionó, con razón, a Fina; y creo que en los demás también, deuna manera u otra, se produce ese diálogo entrañable con Martí. Hacia el año 37comienza la serie de publicaciones de Lezama, que va a dar lugar a todo elmovimiento que conocemos hoy como el Grupo Orígenes. Estos creadores tambiénrealizarán una recepción especialísima de la figura de José Martí. Con toda lacomplejidad que caracterizó a esta época, de una gran intensidad de pensamiento ya la vez de una gran frustración nacional, este grupo de poetas consigue vertebrarun cuerpo poético resistente, con el propósito —teóricamente expresado porLezama, como figura central—, de alcanzar para los cubanos y para su cultura unaexpresión del más alto nivel estético. Independientemente de la diversidad notablede sus voces, tanto en forma como en pensamiento, las revistas que, como Verbum(1937), Espuela de plata (1939-1941), Clavileño (1942-1943) y sobre todo Orígenes(1944-1956) animó y dirigió Lezama, muestran ese quehacer concienzudo y creador,

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orientado hacia José Martí, más que todo en espíritu, ya que no se caracterizaronpor citarlo y menos por imitarlo, sino que asumieron el esencial impulso martianode afirmación nacional desde una incorporación incesante de lo universal, y conuna profunda vocación de autenticidad y honradez.

Como he dicho antes, hay una recepción múltiple de Martí por esos años. Juntocon el laboreo origenista, se publica Revista Cubana (1935-1957), de José MaríaChacón y Calvo, y comienza también a publicarse Archivo José Martí (1940-1952),de Félix Lizaso. No se puede perder esta perspectiva coral, ya que frente a lafrustración republicana de los años 30 y los 40, Martí sigue operando en la concienciacubana, y muy diversos grupos de creadores recepcionan su obra. Digamos que apartir de «Glosas al pensamiento de Martí», escritas por Mella, los hombres ilustradoscubanos ya no podían soslayar la estación martiana y su incorporación.

Los poetas de Orígenes cumplieron ese mandato generacional de manerasustancial. Las obras de Fina García Marruz y Cintio Vitier, en especial, nos hanlegado una impresionante exégesis martiana para hoy y para mañana. Hubo jóvenesque comenzaron a publicar sus versos en la órbita de Orígenes, como es el caso deRetamar, quien también ostenta huellas martianas en su verso, pero además continuóy realizó una sustanciosa labor como estudioso de José Martí y propagador e intérpretede su pensamiento.

En el caso de Lezama, se va a producir una evolución; el mismo Cintio, en Martíen Lezama, libro que se acaba de publicar, habla de ese proceso que va desde unasposiciones un tanto europeístas, hacia una manera entrañable de ir asumiendo aMartí y de ir acercando sus teorías de la insularidad a Martí. Es un pensamiento quehay que estudiar en su desarrollo y en sus distintos momentos; cómo va acendrándosela figura de Martí en la misma reflexión que hace de la poesía, dentro del sistema deLezama, y dentro de su pensamiento en particular, que no es exactamente el mismode los otros poetas de Orígenes.

Si uno examina la revista, tiene que recurrir siempre al número del centenario,donde aparece el famoso texto «Secularidad de Martí», escrito por Lezama, y dondeaparecen también unas décimas del padre Gaztelu y un poema de Eugenio Florit,dedicados a Martí. Pero lo esencial no serán los textos que escriban sobre él, sino lamanera —desde ese silencio creador— como se ponen frente a la corrupción ycómo aspiran, desde la producción poética, a fabricar lo que ellos llaman un cuerporesistente, que enriquezca la cultura de la nación y el sentido de nacionalidad y depertenencia a lo cubano, desde un Martí central, absolutamente esencial y comouna suerte de fuerza impulsora, que es la que va generando ese humanismo a locubano. Hay un momento en que Lezama —entre los diversos momentos en queaborda su obra, que no son muchos, porque él no se caracteriza por escribir muchostextos sobre Martí—, desde una especie de recogimiento, y siempre económico ypreciso en su abordaje, lo considera un modelo ético de vida. Por ejemplo, en unode esos textos dice: «La poesía de Martí es la más esencial de sus dimensionesporque enseña cómo debe vivir y morir un cubano». Es desde ese tipo de postuladoo especie de doctrina de vida, como ellos quieren leer a José Martí y ponerlo enpráctica como cubanos. Así van incorporándolo textualmente como creador, perosobre todo como modelo, como el gran modelo de conducta y de dignidad nacional,ante aquellas circunstancias.Marlen Domínguez: A mí me parece también que, en este mismo sentido, Martíestá visto no desde la intelectualidad, sino desde la gente. En una época, como diceCarmen, con un conjunto de frustraciones, con un conjunto de márgenes muycircunscritos, la actitud de la gente se revierte en una búsqueda de la moral personal,de un modelo moral, y encuentran a Martí, no solo desde el punto de vista de suliteratura, sino como el ser que fue, como patriota, como persona. Todos loselementos que lo describen lo convierten en un modelo. Creo que para la gente

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común, que posiblemente no conocieron a los origenistas ni a Lezama, eso es algoque me parece importante, cómo Martí es un manadero de fuerzas para mirar elfuturo, para enfrentar las frustraciones. Y por otro lado, hay una cosa que no sepodría dejar de decir y es que todas estas producciones, en sus diferentes niveles ycon sus diferentes orientaciones, algunas más poetizadas y otras más auténticas,unas que lograron ver a un Martí más íntegro, y otras que se quedaron en unafaceta, yo creo que todas ellas sirvieron para dar a conocer a Martí, para que Martífuera una necesidad de conocimiento de la gente que tenía que construir la nación.Yo tengo el absoluto convencimiento de que todo este gran conjunto deproducciones con sus virtudes y sus defectos pudo lograr un conocimiento mayor.Tengo la seguridad de que las «Glosas» de Mella fueron conocidas en un mediomucho más reducido que otras, digamos, menos profundas. Y creo que en ese sentidocumplieron un objetivo que probablemente no habían contemplado.

Ricardo Hernández Otero: Quiero comentar, en relación con lo que decíaCarmen, que en la declaración de principios de la Unión de Escritores y Artistas deCuba (UEAC), que se crea en el año 38, y que redacta Guy Pérez Cisneros con lacolaboración expresa de Lezama —gracias a la cual queda tan buena, según dice élmismo—, uno de los puntos que se destaca allí es precisamente la concepción estade que había que buscar una unión de escritores, y una república, donde se hicierarealidad, donde se llevara a la práctica la máxima martiana que después estaría ennuestra Constitución actual: «el derecho de todos los cubanos a la dignidad plenadel hombre». Me parece que esa frase está explícita en esa declaración, que no esfinalmente la que se hace pública después.

La que se publica en la prensa es otra, firmada por los miembros del ComitéNacional. Ángel Augier me aseguró que ese proyecto se había aprobado, pero yo nolo he encontrado publicado. Tengo la versión mimeografiada que circuló, y es laque está en el archivo de Augier, pero la que sale después, firmada por José AntonioPortuondo, Mirta Aguirre, Juan Marinello, Nicolás Guillén, y otros, tiene un tonodistinto, cambia bastante. Pero esto es importante, porque es del año 38, y es undocumento público que está hecho por los que pudieran ser entonces los pre-origenistas. Además de Guy Pérez Cisneros y Lezama, estaba aprobado por otrosque después serán también del Grupo Orígenes.Ana Cairo: Podríamos hablar también de la prosa. En ese sentido y en relación conlo que decía Ricardo sobre el sentimiento martiano en los jóvenes de los 20 y los30, quiero recordar que también en la oratoria algunos de ellos se inspiraron en elestilo martiano. Ahí están los textos de Rubén, existentes gracias a las actas de lapolicía, que mandaba espías a los mítines del Movimiento de Veteranos y Patriotasy uno se da cuenta, revisando las versiones de las palabras de Rubén, hechas por lapolicía en los años 1923 y 1924, de que quizás sea él quien más tenga en su estilolas marcas de la huella oratoria martiana en los jóvenes.

Roberto Fernández Retamar: Con respecto a la recepción de la prosa de Martí,habría algo que decir también. Yo quisiera leer, porque es muy curiosa, unaobservación —que me atrevo a calificar de extrañamente ácida—, a propósito dela impronta martiana en la prosa de otros escritores. Se debe a Jorge Mañach, en sulibro Historia y estilo. Habla muchas cosas sobre lo que significó Martí, cómo se creóel culto a Martí, que él pone entre comillas. Dice: «De ese “culto” se derivó lanatural liturgia, con su estilo literario correspondiente», y añade entonces Mañach:«El “martismo” del estilo ha sido también un matiz en la prosa cubana posterior, yno siempre para bien, por lo fácil que resulta imitar del genio solo el gesto. Unbarroquismo más o menos apostolar de expresión quiere con demasiada frecuenciaproyectarse sobre nuestra prosa como la sombra —más que el fulgor— de aquella

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inimitable llamarada». También recuerdo, cuando leí por primera vez lo dicho porMañach, el estremecimiento que me produjo, aunque es posible que haya acidezpolémica circunstancial. Pero hay algo de verdad, es decir, hemos podido mencionartres grandes poetas cubanos en los que es visible y estimulante la presencia deMartí, pero en cuanto a su prosa, inimitable como dice Mañach, a mí no me seríafácil señalar una continuidad estilística, como puedo hacerlo con la poesía.Carmen Suárez León: Quiero anotar una pequeñísima cosa, porque me llama laatención especialmente. Es el ensayo de Regino Boti, «De re martiana». Me pareceque también es un momento muy importante. Porque es ese Martí escritor y poetaque, en el plano intelectual va siendo abordado por los creadores. En ese ensayo seaprecia cómo los poetas, al acercarse a sus técnicas, se dejan tomar por el ritmomartiano y por su poética. También en el aspecto de la crítica estos poetas se dejaninfluir por Martí. Una de las señales de la modernidad es que los creadores reflexionanintensamente sobre la poesía. Esa línea nunca la abandona la poesía cubana: losgrandes poetas cubanos son también, generalmente, grandes pensadores sobre lapoesía. Es un fenómeno que se sitúa en la tradición crítica de la modernidad, perolos cubanos también debemos esa marca a Martí. Su obra reflexiona sin cesar sobresu propia poética y sobre la poesía en términos generales. Al leer el texto «De remartiana» de nuevo, me traslado al momento en que aparece Ismaelillo, en 1882.Martí se lo envía a Vidal Morales y Morales, y este se lo da a Carlos Navarrete yRomay para que lo reseñe; pero cuando este lo lee, lo devuelve y escribe: «no puedojuzgar lo que no entiendo». Pero al mismo tiempo que confiesa su incompetencia,dice algo sorprendente: «Puede que Martí sea el precursor del Wagner literario».Imagínense. Este hombre, aquí en La Habana finisecular y colonizada, asocia ya aMartí con una de las figuras paradigmáticas del simbolismo francés de fines de losaños 80. Descubre el simbolismo del poemario martiano.

Luego, en los primeros años republicanos, pasa mucho tiempo para poder iniciar eltrabajo de reflexión sobre la poesía martiana porque se necesita publicar los textos.«De re martiana» es del año 38, ya existen otros acercamientos, otros trabajos hechospor extranjeros sobre su poesía en general, y aun algunos trabajos de críticos cubanossobre Martí. Sin embargo, es interesantísimo, inteligente, este trabajo de Boti. Porejemplo, esto que dice Boti pone el dedo en uno de los resortes estilísticos de la obramartiana: «Porque todo en Martí tiene un acento parabólico, él no llega a los hondonesde nuestro conocimiento por la vía de la expresión directa, sino que usando un estilou otro se desdobla siempre por medio de perífrasis, alegorías, comparaciones e imágenes,evidenciando de ese modo que fue la Biblia una de sus más remotas fuentes culturales.Hombre de una voz, tuvo la del símbolo, fue simbolista por cuenta propia, no veníade los libros, sino de la naturaleza». Es sorprendente cómo él logra esa lucidez paraacercarse al texto martiano y decir que es un simbolista por cuenta propia. La reflexiónestética sobre el simbolismo y su despliegue como escuela pertenecen a la últimadécada del XIX, o sea, está más allá de la obra escrita de Martí, de su vida incluso, peroMartí se puede igualar con ellos. Fue un lector atento de Baudelaire, ya lo sabemos.Aunque es por sí mismo que consigue llegar a ese punto, a partir de sus reflexionesacerca de la gran literatura de la época, y Boti lo ve con una claridad tremenda.Después de que existe esa fundamentación textual, constituida por sus poemarios ysu prosa, ningún creador cubano puede escapar a la lectura de los textos martianos ypronunciarse. Tienen que tomar una posición frente a estos textos y los incorporanpor diversas vías; en este caso por la vía crítica, y es una de las joyas de la críticaliteraria que se acercan a Martí.Pedro Pablo Rodríguez: Roberto decía una cosa que sigue llamándome la atención:se puede decir que el siglo XX entendió a Martí, y asumió al político y, en el planoliterario, al poeta, pero no al prosista ni al periodista. Sin embargo, los contemporáneos

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de Martí conocieron sobre todo al prosista, porque lo leían en los periódicos. Yosigo considerando que Darío lo leyó más frecuentemente en las crónicas que en lapoesía. ¿Por qué sucede esto? Yo diría que solo a partir de la segunda mitad delsiglo XX, y quizás sobre todo a partir de los años 60 —lo que tiene que ver sin dudascon la historia de estos años, o sea, con el triunfo de la Revolución—, es que unoempieza a apreciar, en ciertas zonas de la prosa y sobre todo del ensayo, la presenciade Martí en los escritores cubanos: en Retamar, en Cintio Vitier. En Cintio, inclusive,uno lo nota más acentuado, justamente después de los 60. Esto habría que estudiarlotambién. Y no quiero hablar del periodismo. ¿Por qué el periodismo republicanoestuvo tan alejado del periodismo martiano, cuando, sin embargo, desde las primerasObras completas, buena parte de lo que se publicaba y lo que se daba a conocer eranlos escritos de Martí en los periódicos? Creo que esto quizás tenga que ver, sobretodo, con la impronta casi absoluta que marcó el periodismo norteamericano en elcubano. Aquí entraron decididamente las leyes del periodismo moderno a lanorteamericana —que habría que analizar hasta qué punto Martí incorporó. Creoque Martí no las desconoció. Pero aquí entró la regla del lead: hay que cumplir ellead, hay que cumplir en la crónica y en el artículo la regla de presentar la historia através de un hombre común.Ana Cairo: Pienso que Manuel Pedro González es el que abre, en los años 40, lavalidación de la prosa martiana. En la polémica sobre el modernismo, con Marinello(ya en los 50) dice que Martí fue primero modernista en la prosa. Ahí comienza unareivindicación de la prosa martiana, con una excepción: entre los grandes textosmartianos conocidos fuera de fecha, uno de los que más influencia van a tener es elDiario de campaña, conocido en 1940. Lezama decía que era el más grande texto depoesía. Creo que el Diario también estremeció, ya después del 13; pero efectivamente,los acercamientos a la prosa de Martí son casi todos de la década de los 50: lostrabajos de Manuel Pedro, la reivindicación de Lucía Jerez, la reivindicación dealgunas de sus semblanzas biográficas. Todo eso es de la década de los 50, porquehasta en el propio centenario lo que prima es la validación del poeta, más que la delprosista.Carmen Suárez León: Pedro Pablo hablaba del periodismo y de la crónica y nohay que olvidar que se trata de la crónica modernista. Eso entra dentro de esaórbita, con independencia de que el periodismo martiano sea único, y eso es unproblema especial dentro de la crónica del modernismo, que es un momento delperiodismo que no se va a repetir. Es el momento en que los escritores empiezan adepender de sí mismos y buscan un mercado, se hacen todos periodistas y comienzana hacer literatura en los periódicos. Esa es la crónica literaria finisecular, característicade ese momento; después el periodismo va a ser para todo el mundo, o sea, se vana escindir la literatura y el periodismo; van a ser campos separados y a tener suspropias leyes. Me parece que eso de alguna manera debe tener alguna incidencia enque el periodismo de Martí no haya tenido verdaderos seguidores. El periodismodel XX es ese de corte norteamericano, con otros objetivos y métodos, y ya no sevan a hacer más crónicas modernistas. Incluso, cuando se estudian los modernistas,generalmente se estudia la poesía —o se estudiaba, porque hay un momento derecuperación, en las últimas décadas, de la crónica modernista y de todo su valor.Ese es todo un fenómeno que también debe incidir de alguna manera en losacercamientos a la recepción de la prosa y el periodismo martianos.Pedro Pablo Rodríguez: De todos modos, es bueno decir que el periodismo cubanodel XX es riquísimo en crónicas. Solo voy a mencionar dos nombres que merecenpasar a la historia literaria por sus crónicas periodísticas: Alejo Carpentier y NicolásGuillén.

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Carmen Suárez León: Esto que voy a decir no lo he estudiado. Pero cuando eracorrectora y tuve que revisar todas aquellas crónicas de Carpentier de «Letra ySolfa», recuerdo que comentaba, leyendo algunas de las primeras, que se me parecíaa Martí. Es impresionista lo que estoy diciendo, pero yo tenía esa sensación, y algode eso había.Marlen Domínguez: No voy a intervenir en el debate sobre las crónicas y susinfluencias, aunque sí pienso que habría que revisarlas con detenimiento desdeel punto de vista de la lengua. Creo que pudiera ser de las evidencias másrigurosas de las influencias martianas en algunos prosistas. Varona puede seruno, y Mañach otro.Ana Cairo: Algo parecido se puede decir sobre el ejercicio crítico. Por ejemplo, en1928, Jorge Mañach pronuncia una conferencia que se llama «Goya». Para mí, esaconferencia de Mañach ya denota en él la lectura de los juicios martianos sobre elgran pintor, y también su acercamiento a la semblanza biográfica. Yo creo queMañach hace una semblanza biográfica de Goya que, en buena medida, también esun homenaje a las semblanzas biográficas de Martí y que yo pondría en el punto departida de ese proyecto que va a asumir alrededor de 1931, que es enfrentar el retode hacer una biografía de Martí. Y es bueno aportar el hecho de que Mañach habíaentrevistado a Amelia Martí; posiblemente en esas conversaciones se encuentrenotros estímulos para el mencionado reto.Marlen Domínguez: Sobre este punto de las biografías, hay una cosa que meinteresa preguntar porque no tengo un criterio formado, mas que en el campo muyestrecho en que yo trabajo: cuando yo revisaba, por ejemplo, el trabajo de PedroPablo sobre las biografías, y los trabajos que hay sobre otras biografías, se me hacíamuy evidente que en los primeros momentos de la república neocolonial no seproducen trabajos biográficos, prácticamente ninguno, y que en cambio luego, en ladécada del 30 al 40 y en especial del 40 al 50 hay un pico extraordinario. Hayrazones evidentes de condicionamiento socio-histórico que pueden influir en eso,pero quería saber la percepción de los demás al respecto, y si lo que pasa con lasbiografías, pasa también en otras direcciones.Pedro Pablo Rodríguez: Efectivamente, a partir de los años 30 hay razones socialesy políticas que influyen en esto notablemente, y se ha escrito sobre ello a menudo.Hay un florecimiento de la biografía en general en ese período en Cuba, no solo deMartí; un florecimiento de las biografías de los próceres de la patria, y es lógico quese incluya a Martí de manera especial. Pero también hay ciertas razones técnicas,que lo permiten. Era mucho más difícil que se produjera en los primeros años de laRepública, con los acontecimientos tan cercanos y sin un acopio de documentacióny de información procesada con cierta frecuencia y sistematicidad. La biografía dela persona en vida o recientemente fallecida resulta, sin dudas, más difícil, y solo eluso de técnicas muy modernas, de la proliferación de la entrevista, la grabación ydemás, permiten que hoy en día se pueda producir una biografía de cierto rigorsobre una persona viva o muy recientemente fallecida. En esa época había queesperar a acceder a archivos, a recibir una buena cantidad de documentación y, enbuena medida, ese es el papel que están desempeñando las publicaciones de losprimeros años del siglo.

En los 30, se dio la feliz circunstancia de que coincidieron ambas cosas: hay unaurgencia social de las biografías de los hombres de la nación. Cuando digo esto noestoy pensando solo en los políticos, también aparecen biografías de hombres quefundamentan la nación, desde Heredia hasta Céspedes, Agramonte, Martí, y MáximoGómez —de quien también aparece la primera, y casi la única, en ese momento. Encuanto a Martí, ya hay un suficiente volumen de sus textos al alcance de quienes

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van a escribir, al igual que información socialmente acumulada, que permiten haceruna biografía que vaya más allá de fechas, y que trate de interpretar al hombre.Pero, sin dudas, como resultado también de las luchas políticas de los años 30, elhombre central sería Martí.

El centenario de su nacimiento también influyó en esto, porque realmente hubouna política del Estado y de muchas instituciones al respecto. Se organizaron cuatroo cinco concursos. Las biografías que salieron en el 53 y el 54 son resultados deconcursos que estaban buscando, justamente, estimular su producción en el momentodel centenario.

Ahora bien, escribir una biografía como la de Mañach, que abre, en buena medida,el período y sigue resultando hoy sumamente importante y atractiva, no quierodecir que fuera imposible, pero era bastante difícil para cualquiera haberla escrito,por ejemplo, en 1910, por muy martiano que fuera y por muy talentoso que fuera elpotencial biógrafo, porque no había un acopio de información, ni un ordenamientosistemático de la que hubiera, que facilitara la labor de síntesis que siempre tieneque hacer el biógrafo.Ana Cairo: Félix Lizaso, en 1929, dedicó una sección permanente en la RevistaBimestre Cubana a publicar testimonios sobre Martí e incitó a Blanche Zacharie deBaralt para que escribiera su librito El Martí que yo conocí. Sobre las biografías, a míme parece interesante el diálogo que se va a producir. Es quizás uno de losfenómenos que tiene que ser estudiado, porque justamente las contracríticas altexto de Mañach suscitaron muchísimas formas de acercamiento, por ejemplo, Martíhombre, o Martí: biografía familiar, de Raúl García Martí (el hijo de Amelia) frente aMartí el apóstol, de Mañach, o Martí místico del deber, la de Lizaso, Martí santo deAmérica, de Rodríguez Embil. Uno se da cuenta de que el debate también se lleva alcampo de la biografía como un espacio de búsqueda de cuál es mi Martí.

En este mismo sentido de las diversas interpretaciones, de las biografíaspudiéramos pasar a la estatuaria, como otra de las zonas polémicas, donde lasimágenes simbólicas de Martí entran en contradicción.María de los Ángeles Pereira: Antes de hablar de las esculturas a mí me gustaríadedicar un breve comentario a otros artistas plásticos, no precisamente escultores,que lograron representaciones muy audaces de Martí en esa misma tesitura deasimilación a través de un proceso también recuperativo y de profundización en elconocimiento de la obra martiana.

En este sentido, hay ejemplos de incuestionable valor artístico en el campo de lapintura académica y es obligatorio mencionar los retratos realizados por FedericoEdelmann y por Esteban Valderrama; el de Valderrama, que es quizás más conocido,está inspirado en la famosa foto de Martí en Jamaica; el de Edelmann, por su parte,tiene la peculiaridad de haber sido ejecutado por una persona que había conocidopersonalmente a Martí y tiene entonces ese atractivo singular de constituir unarepresentación retratística inspirada en la vivencia.

Pero me interesa destacar aquellas obras que pudiéramos considerar tres grandesclásicos de la iconografía plástica de José Martí. Me refiero, en primer lugar, a la deJorge Arche con ese retrato que, en mi opinión, por vez primera en la pinturahumaniza a Martí y lo coloca en un diálogo casi íntimo e inmediato con el espectadorsuperando con creces cualquier tipo de esquema o de estigmatización de la imagenmartiana. En segundo lugar hay que mencionar «La muerte en Dos Ríos», realizadapor Carlos Enríquez, que es una de las interpretaciones de mayor novedad y bellezaplástica de las tantas que se han hecho sobre el Maestro, que nos ofrece la visiónmuy personal del artista, pero que al mismo tiempo propicia infinitas posibilidadesde interpretación o de recepción por parte del público con quien Carlos entabla unasidero de comunicación muy emotivo; me llama poderosamente la atención el

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hecho de que, tratándose de una obra sobre la muerte de José Martí, esta pinturanos ofrece la interpretación más viva y más plena de su figura. Y en tercer lugarsobresale también la representación que aporta Eduardo Abela, específicamentedesde el ejercicio de la caricatura. Incorporada como un figura recurrente en variascaricaturas del personaje de «El Bobo», la representación de Martí que nos ofreceAbela es de una novedad interpretativa y de un poder de síntesis impactante, tal ycomo ha valorado Adelaida de Juan en un enjundioso estudio sobre este personaje.En el plano conceptual se distingue especialmente la conversación del Bobo conMartí en la caricatura titulada «En la gloria», donde se pone de relieve uncuestionamiento directo sobre el verdadero estatus de aquella República tanincompleta.

Pero creo que, en efecto, la escultura tuvo un protagonismo notorio en laiconografía plástica martiana a lo largo de estos años republicanos. Las versionesde Juan José Sicre y de Teodoro Ramos Blanco en la escultura de pequeño formato,para referir trabajos dentro de la línea de la vanguardia plástica, se adelantancronológicamente a los ejemplos de las obras pictóricas que he mencionado, yconstituyeron también un salto cualitativo excepcional con respecto a lainterpretación académica tradicional que se expresó en un sin número de bustos ycabezas colocados en las escuelas y parques de prácticamente todas las ciudades ypueblos del país. La primera versión de Sicre de la cabeza de Martí es de finales dela década de los años 20, y en ella se manifiesta una fuerza expresiva contenida,pero plena, resumida en los rasgos faciales fundamentales, con un poder de síntesisextraordinario que justifica, al igual que en las interpretaciones que Ramos Blancorealizó, el calificativo de «racionalismo escultórico» que el doctor Luis de Sotoutilizó para caracterizar este primer momento de nuestra escultura de vanguardia.

Sin embargo, la obra escultórica que marca el momento cumbre en la concepcióny en la recepción de la iconografía plástica martiana en esta época —también por elalcance de la polémica que se suscitó a su alrededor— es el Monumento a JoséMartí en la llamada Plaza Cívica de La Habana. Y es interesante destacar que,aunque la obra fue culminada en 1958, sus antecedentes se remontan a uncomplicado concurso internacional, cuya primera etapa comenzó en 1937, cuandose libra la convocatoria para la realización de la Plaza Cívica y el Monumento a JoséMartí que debía presidirla. Después de cuatro etapas sucesivas —porque se tratóde un evento que parecía no terminar nunca— se consideró definitivamente laureadocon el primer premio el proyecto presentado por el arquitecto Aquiles Maza y elescultor Juan José Sicre. Sin embargo, después de un largo período de silencio einactividad total en torno a la ejecución de las obras, específicamente cuando lallamada Comisión para los actos por el centenario del nacimiento de José Martí y elcincuentenario de la República decidió retomar el proyecto de la tal Plaza Cívica,se da a conocer la increíble noticia de que se ha sustituido el Monumentoconcebido por Maza y Sicre y en su lugar se ha decidido ejecutar el diseñadopor el arquitecto Enrique Luis Varela, cuyo equipo inicial incorporaba a unescultor norteamericano que había esbozado una escultura de Martí previstapara ser ubicada en la cúspide de la torre estrellada (donde, naturalmente, nopodría ser vista). Aquel proyecto de Varela había sido relegado al cuarto lugardel concurso en lo que fue la cuarta y última de sus etapas (en 1943). No obstante,la denominada Comisión... —entre cuyos integrantes se encontraba el propioVarela— consideró que era mucho más atinado, más a tono con la expresividadsimbólica y con la energía que debía presuponer el Monumento a Martí, que seconstruyera la gran torre estrellada en lugar del templo helénico que planteabael proyecto de Juan José Sicre y de Aquiles Maza.

Me parece importante comentar, especialmente para ilustrar los términos en losque se manifestó la polémica en torno a la figura de Martí, algunas de las ideas

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expresadas públicamente por prestigiosos intelectuales cubanos acerca de la soluciónescultórica que Sicre había propuesto para el Monumento premiado en 1943 y que,como se sabe, fue la que finalmente se ejecutó como complemento de un espacioarquitectónico bien distinto al originalmente concebido.

Creo que habría que empezar recordando la frase lapidaria que Gonzalo deQuesada y Miranda pronunció a propósito de este Monumento en el momento enque aún no se había iniciado su ejecución, cuando, citando a Goethe, afirmó: «Sepueden cometer todos los errores, menos construirlos». Gonzalo de Quesada fueuna de las voces que se pronunció enérgicamente en contra de aquel Martí «desnudo»que proponía Sicre; no podía aceptar la idea de una interpretación tan audaz de lafigura del Maestro.

El arquitecto Luis Bay Sevilla, quien a través de las páginas de la revistaArquitectura había criticado al jurado que dictaminó en el Concurso —integrado poruna gran cantidad de coroneles, generales, y apenas unos cuantos abogados yperiodistas— consideró que solo «la composición del jurado explica que se hayanemitido votos condicionales, concediendo el primer premio a base de que se vistieraa la figura de Martí, como si fuera posible llevar a cabo ese cambio sustancial en laconcepción de la obra sin que sufra un grave quebranto la unidad artística delproyecto».

Y quiero citar al menos un fragmento de la opinión de Gonzalo de Quesada—también publicada en Arquitectura— para que se pueda apreciar bien cuál fue supunto de vista sobre ese particular: «En plena era de humanización de los hombres—asegura— Sicre quiere darle nada menos que al pueblo cubano un Martí casidesnudo, un Martí distinto por completo a como lo concibe el pueblo cubano, porquedígase lo que se diga, el cubano solo puede imaginarse a Martí en su traje sencillo,tal y como lo llegaron a querer y a admirar los emigrados revolucionarios en Tampa,Cayo Hueso, Nueva York».

Muy por el contrario, desde las páginas de la revista Grafos, Renée Méndez Capotese manifestó a favor de la propuesta plástica de Sicre y declara: «Todo, la actitud,las vestiduras, las proporciones, los planos, la factura, están hechos para dar al quecontempla la sensación viva de las fuerzas en acción creadora: Martí estáconstruyendo. El provenir de la República, que todavía no es como él la concibiera,le preocupa, y desde la piedra Martí trabaja. El interés máximo de la figura seconcentra en la cabeza, cabeza de pensador, y en las manos, manos de constructor;y no pueden esa cabeza y esas manos salir de otra cosa que no sea la pura desnudezdel torso y los brazos...». La suya fue, sin dudas, la opinión más valiente y rotundaen torno a la legitimidad de esta nueva propuesta iconográfica que Sicre estabaformulando desde la escultura.

Las polémicas no se agotaron en los años 40, en torno a los resultados de lacuarta y última etapa del concurso, sino que fueron retomadas diez años más tarde,en 1953, cuando se conoció la nueva decisión acerca de la ejecución del Monumentoy la Plaza a partir del otro proyecto. Esta vez fue el Colegio Nacional de Arquitectosquien propició un debate público, que incluso fue trasmitido por la radio y recogidopaso a paso en su órgano oficial (le revista Arquitectura). Y es realmente curioso,paradójico y finalmente lamentable en el orden ético lo que ocurrió en este forumen el que el propio Juan José Sicre defendió fervorosamente su propuesta, aludiendoal carácter escultórico que caracterizaba al proyecto arquitectónico diseñado porsu colega Aquiles Maza y, en plena consonancia con aquel, al carácter arquitectónicoque distinguía a su propuesta escultórica como complemento esencial del conjunto.«Nunca me gustó la estatua de Martí como elemento exterior —argumentó Sicre—con un pedestal, presidiendo un edificio, en una plaza circular... Martí parado allí,no lo concibo de esa forma, por su dignidad, por su condición...».

Martí en la República

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Y ya sabemos cuál fue el resultado. Cinco años después, los hechos negaron laspalabras. Tal vez Sicre no pudo sustraerse a la tentación de incorporar mayor gloriaa su trayectoria artística, que la que ya tenía ganada en su inobjetable condición defundador y maestro de la vanguardia escultórica cubana; tal vez mediaron tambiénotras ofertas a las que tampoco pudo sustraerse. Lo cierto es que finalmente accedióa colocar su Martí sobre un pedestal, frente a una estructura arquitectónica quenada tenía que ver con aquella concepción olímpica a la que aludía Renée MéndezCapote, y «el coloso de Cuba», como fue llamado también su Martí, resultódefinitivamente emplazado en la Plaza Cívica en el año 1958.

Aun así, con todo y lo polémica que resulta la historia y la prehistoria de esteMonumento, pienso que es la obra que consigue y expresa el nivel de interpretaciónplástica más acabado de la iconografía martiana en los años de la República, unainterpretación de altísima modernidad, muy por encima de otras muchas obrascontemporáneas y posteriores que no pueden emular con los atrevimientos formales,la excelente factura y la novedad artística con que Sicre resuelve esta representaciónescultórica de Martí.

Ana Cairo: Hay otro tema, básico para la total comprensión del pensador y elartista que fue Martí, y Marlen pudiera desarrollarlo con cabal conocimiento. Fuejustamente una poeta, Gabriela Mistral, la que abrió el análisis de la lengua deMartí, y creo que también en relación con el estilo martiano se han dicho juiciosmuy valiosos que no debemos obviar.

Marlen Domínguez: Si me preguntan de manera general, creo que todos los queescribieron sobre Martí, en esa etapa, cubanos y no cubanos, de algún modo hicieronreferencia a la importancia que tenía la consideración de la lengua, el estudio de lalengua como responsable de la originalidad, de la novedad, de la singularidadmartiana. Estoy pensando en las primeras figuras que hablaron sobre Martí, enDarío, en Unamuno. Hay trabajos más orgánicos, por ejemplo el de Díaz Plaja, quees un texto muy interesante que creo que habría que revalorar. Hay muchas cosasinéditas y que creíamos nosotros que las habíamos descubierto, pero ya estaban enDíaz Plaja, y dichas muy lindamente, creo. También pienso en otras figuras,propiamente cubanas. Medardo Vitier tiene reflexiones, Cintio y Fina, con unasensibilidad muy especial para la raíz poética de la novedad martiana. Y hay otrasreferencias en Raimundo Lazo, que no se ha mencionado aquí, en el mismo Mañach.Hay muchas figuras, prácticamente todas, que en algún momento trabajan sobreeste aspecto. Si nada más hacemos una revisión de las dos grandes recopilacionesque se encuentran, la del Boletín de la Academia Cubana de la Lengua, que creo es del52, una obra extraordinaria; igualmente la compilación de Manuel Pedro Gonzálezmás tarde. Ahí se puede ver lo que estoy diciendo. Se hace referencia a diferenteselementos: las características sintácticas, el modo de unir los vocablos de diferentesesferas del conocimiento, las características léxicas, los neologismos, aunque sinentrar en un estudio detenido; y sobre los elementos simbólicos, las alegorías. Entrelos trabajos de más cuerpo, que inaugurarán un estudio más cercano a nosotros,están los de Gabriela Mistral, sus dos trabajos. Aunque uno se llama «La lengua deMartí» y el otro se dedica a estudiar Versos sencillos, en los dos hay elementos muysustanciales acerca de la novedad lingüística de Martí y qué elementos eranresponsables de ello; por ejemplo, la atención al participio, cómo le da una dinámicaa la lengua y cómo entonces el adjetivo cobra más vida.

Otro trabajo posterior, no recuerdo exactamente la fecha, escrito en la décadade los 50, es el de Marinello, «Caminos en la lengua de Martí». Se trata de un textoextraordinariamente revolucionario. Muchas personas también habían visto lasinfluencias y los matices, pero Marinello hace un inventario de problemas que creo

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que constituye una guía muy buena para la investigación. Por otro lado, se vabuscando algo que a veces falta en otros acercamientos —algo que también está enGabriela—, la coherencia de toda la obra de Martí, la unicidad intrínseca que tienesu obra, y cómo el elemento de la producción literaria, y el elemento del protagonismode la lengua, van en perfecta consonancia con su superobjetivo. En una épocaposterior estaría también el trabajo de Herminio Almendros, «Martí innovador enel idioma», que igualmente habría que mencionar.Ana Cairo: Hemos tratado de meditar, multiaspectualmente, sobre la recepciónmartiana desde su muerte hasta 1958. La complejidad de las problemáticas nosreafirman en la idea de que es necesario construir un libro donde se amplíen lostópicos aquí comentados y se añadan otros. Por ejemplo, faltaría mucho por decirsobre sus aportes a la historia de la prensa cubana, a la historia de la crítica literariay artística, o sobre las originalidades como narrador testimonial, o sobre sus vínculoscon el teatro. La recepción de La Edad de Oro debería ser materia para un panelpropio. El impacto de la eticidad martiana en las ideologías y mentalidades religiosascubanas también puede debatirse como asunto específico. Y, por último, losproblemas de continuidad y ruptura en la recepción martiana en la transformacióndel período republicano, que marca la victoria revolucionaria del Primero de enerode 1959, son reflexiones pendientes.

En las horas de diálogo, hoy, hemos avanzado algo. En nombre de todos agradezcoa la doctora Denia García Ronda su eficiente y autosilenciosa colaboración, muydentro del espíritu martiano que nos une, a este fructífero análisis colectivo.Esperamos que los lectores lo amplíen, enviando a Temas nuevas meditaciones.

Participantes:

Ana Cairo Ballester. Profesora y ensayista. Facultad de Artes y Letras. Universidadde La Habana.

Marlen Domínguez. Profesora. Facultad de Artes y Letras. Universidad de LaHabana.

Roberto Fernández Retamar. Poeta y ensayista. Presidente de la Casa de lasAméricas.

Ricardo Hernández Otero. Investigador literario. Instituto de Literaturay Lingüística «José Antonio Portuondo Valdor».

María de los Ángeles Pereira. Profesora. Facultad de Artes y Letras. Universidadde La Habana.

Pedro Pablo Rodríguez. Historiador. Centro de Estudios Martianos.Carmen Suárez León. Poeta y ensayista. Centro de Estudios Martianos.

Federico Álvarez

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no. 26: 108-112, La Habana, julio-septiembre de 2001.

Profesor. Universidad Nacional Autónoma de México.

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Espacios y tiempos rEspacios y tiempos rEspacios y tiempos rEspacios y tiempos rEspacios y tiempos realesealesealesealesealese imaginarios en el artee imaginarios en el artee imaginarios en el artee imaginarios en el artee imaginarios en el arte

Causa vértigo considerar por un momento que ellienzo en el que están pintadas Las Meninas fue, antes

de que Velázquez pusiera sobre él los primeros trazosde su carboncillo, un lienzo vacío. Sabemos que el vacíofísico no existe, pero, indudablemente, el vacío espiritualsí. Los espacios siderales están llenos; pero ¡cuántosespacios vacíos hay en nuestras mentes! ¡Qué tareaacezante la de ir llenándolos —siempre de maneradesesperadamente parcial— con imágenes yconocimientos! ¿Qué era lo que había, ante los ojos deVelázquez, en aquel enorme lienzo blanco? Losfantasmas de unos espacios y de unas figuras existentessolo en la imaginación del pintor. «Los ojos —decíaHeráclito— son testigos más exactos que los oídos». YDewey: «la vista es el más intelectual de los sentidos».Y Leonardo da Vinci: «La pintura e cosa mentale».Podemos pensar que, en definitiva, se referían a esaindecible actitud del pintor frente al lienzo vacío, capazde generar espacios imaginados.

Lo mismo sucede cuando el escritor se enfrentacon la famosa página en blanco de la labor literaria.Hay también aquí un vértigo, un miedo casi. El espacioblanco de la hoja, como el del lienzo, adquiere una

vida extraña, una realidad desconcertante. ¿Por qué?Porque está pidiendo calladamente que le seasobrepuesta otra realidad: la realidad imaginada.Saramago hablaba no hace mucho de la angustia quesignificaba empezar a escribir una novela, llenar una ycinco y diez páginas y no oír todavía nada; y de laenorme alegría que supone el empezar a oír las vocesclaras de sus personajes en el espacio de esas páginasque, desde entonces, empiezan a llenarse de vida, esdecir, de un espacio de tres dimensiones alzadomágicamente sobre la blancura del papel gracias alsentido del oído que imagina. Bachelard, siempre sutily fino, nos recuerda, a otro propósito, «el rumor demar de la concha vacía»: se imagina un espacio a travésdel oído…

¿Y cómo experimentamos ese espacio en tantoespectadores de la pintura o lectores de la novela?Reinhardt Koselleck lo ha llamado «espacio deexperiencia».1 Pondré un ejemplo personal que todoshan vivido. Llego a la casa; no está lista la cena. Tomoal azar un libro del librero, La Ilíada, y después desentarme lo abro en cualquier página. He aquí queHéctor se prepara para salir fuera de los muros de

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Troya a combatir a los aqueos. Sus arreos de guerra(coraza, casco, espada) resuenan en los corredores depalacio cuando va a despedirse de su madre, Hécubadesconsolada, y cuando camina hacia su esposaAndrómaca bañada en llanto. Su pequeño hijo está juntoa ella, y empieza a llorar asustado al no reconocer a supadre cubierto de hierros, con el rostro tras la celada.Héctor se arrodilla junto a él para abrazarlo, y el niñose espanta y grita. Andrómaca le pide a Héctor que nosalga en busca de la muerte, que se quede al resguardodel Palacio y se duela de su aflicción y del tormento desu hijo, pero… De repente, «la cena está en la mesa»,oigo, y con un sobresalto, salgo abruptamente delpalacio de Príamo.

¿Cómo pueden yuxtaponerse esos dos tiempos, esosdos espacios casi infinitamente separados? El arte haceesa maravilla. Dice Lukacs:

Los hombres viven, en las grandes obras de arte, el pasadoy el presente de la humanidad […], se produce una elevacióndel individuo desde lo cotidiano, y vive así realidades que leserían de otra manera inaccesibles […] El arte levanta untrozo de realidad de su singularidad y lo hace representar launiversalidad […] El individuo se hace así hombre detodas las épocas [y de todos los espacios, podría añadirse].2

Pero no todos los individuos, desgraciadamente,gozan este viaje en la máquina del tiempo que es el arte;como dice Serres, «el mundo se da a ver al mundo quelo ve». Es aquí donde entra la capacidad imaginativadel ser humano, la intuición sensible que se hacepoderosa en el cultivo de los sentidos.

¿Y qué decir de la música? ¿A dónde nos llevan, enla semioscuridad casi siempre melancólica del atardecer,los acordes irrespirables de «Muerte de amor», de Tristane Isolda, de Wagner? A un espacio infinito «liberado delos lazos de la gravedad», como dice Baudelaire, y, sinembargo, interior, al que podemos llegar con los ojoscerrados. Infinito e interior. No estamos ya en el terrenoestrictamente testimonial del ojo heracliteano. CuandoDewey dice que la vista es el más intelectual de lossentidos, no le quita carácter intelectual al oído pero lohace dependiente de las emociones. «En sí mismo—dice— el oído es un sentido emocional» y alcanza suintelectividad a través de las emociones. Al decir, pues,«espacio interior» revelado por la música, recreo sudiferencia del «espacio exterior» y recuerdo la frasefamosa con la que Kant ponía de manifiesto susmáximos asombros: la infinitud exterior de los espaciossiderales y la hondura igualmente infinita del mundomoral. Dos espacios en los que la imaginación y elespíritu se pierden anonadados.

Pero el espacio puede ser también finito, concreto,real. A diferencia del espacio de Las Meninas, del espaciotroyano, del espacio de Isolda, espacios imaginados,hay otros cuyos límites se pueden tocar. La escultura

es, por ejemplo, según un viejo lugar común, laocupación de un espacio tridimensional; pero estambién, acaso más que la ocupación, la definición deese espacio, su descubrimiento, la imposición de suslímites. Pero esos límites del espacio escultórico, ¿sonlímites del espíritu, de la imaginación? Un nuevo espaciocrece, a partir del espacio físico: el «aura» de la quehabló bellamente Walter Benjamin: la irradiación delobjeto físico. Pero nada sería más erróneo quesobrevalorar esta aura irradiante en detrimento de loslímites estrictos del espacio físico. Eduardo Chillida hapensado en ello con su conocida sabiduría: «¿Existenlímites para el espíritu?», se pregunta. Y se responde así mismo: «Gracias al espacio existen límites en el mundofísico, y yo puedo ser escultor. Nada sería posible sinese rumor de límites y el espacio que los permite. ¿Quéclase de espacio permiten los límites en el mundoespiritual?».

Parece decir: «no hay más espacio real que el de laescultura». Y cuando esculpe su maravilloso «Elogiodel horizonte» intenta relacionar —como él mismo hadicho— «lo que alcanzamos y lo que no alcanzamos».Pero siempre desde los límites del espacio real. Se sabeque ha pretendido y pretende vaciar una montaña. Ypiensa en su factibilidad. ¿Por qué? Porque «muchoscanteros que trabajan en la montaña —dice—, cuandosacan la piedra, no piensan que están metiendo el espaciodentro de la montaña». Si dirigimos esa tarea, «dentrode esa montaña quedará un espacio para todos loshombres. Como un templo». Es lo que él llama «atraparel espacio», darle forma. Crearlo y arroparlo. O, comoha dicho un poeta francés: «yo soy el espacio dondeestoy» («Je suis l’espace où je suis»). Convertirlo en hueco,en vacío, sin dejar de ser espacio real: siéndolo aún más.Y, a veces, agredirlo, cercarlo, reducirlo. En ciertosentido, es una actitud musical. Sigue Chillida: «Yo veo lamúsica de Bach». Es decir: en el tiempo ve el espacio.La música de Bach, como toda música, es, por supuesto,un arte temporal, pero, ¿no se perciben acaso espaciosbien delimitados en sus maravillosas construccionessonoras que justifican la idea de lo arquitectónicokantiano? Cuando un director de orquesta muyexpresivo (digamos, el Stokowski de nuestra juventud,el Bernstein de ayer y, en el mejor de los casos,Furtwängler) mueve con pasión los brazos armadosde la batuta marcando el tiempo, ¿qué hay entre susbrazos? Un espacio que quiere apresarse, que a vecesse escapa entre ellos, pero que va formulando, en esoshuecos dinámicos creados por el cuerpo y la batuta, lasestructuras arquitectónicas de la música; el espacio, endefinitiva metafórico, del tiempo: un espacio lleno node sonidos, sino de formas ideales.

Esta, pues, aparente concreción de espacios no reales,de espacios pensados o imaginados (en realidad, de

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espacios representados en la pintura, en la música y enla poesía), nos deja en la frontera que los separa de losespacios reales. Cuando caminamos en una antiguaciudad colonial (o europea medieval) por una estrechacalle empedrada, adosada de rejas y balcones queparecen asomarse unos a los otros, y desembocamosrepentinamente en la plaza abierta del ayuntamiento ode la catedral, sentimos —se ha dicho ya— que la callees tallo y que la plaza es flor. Es decir, el espacio realrecorre el camino inverso del que recorrimos en losespacios imaginados de la poesía o de la pintura, y sehace irreal, espiritual (sensible e imaginado a un tiempo,estético e intelectual). Eso mismo ocurre, por ejemplo,en el convento jesuita de Tepozotlán, convertido hoyen museo del arte novohispano. Lleven a un turistaamigo, paséenlo por los corredores y patios delconvento, enséñenle tallas, cerámicas, muebles, armas,y por esa puerta pequeña que un avisado museógrafoha abierto para dar paso a la iglesia, introdúzcanlo derepente en aquella deslumbrante maravilla del barrocomexicano. Por poca sensibilidad que tenga, quedarápasmado. Como en el caso de la plaza colonial omedieval, estamos aquí ante los espacios realesconstruidos, inventados, dominio —ya lo hemosvisto— de la escultura y, sobre todo, de la arquitectura.El espacio del arte arquitectónico se crea a partir de unespacio real al que se le ponen paredes.

La arquitectura, alguien ha dicho, es «músicacuajada», espacio silencioso de tiempo detenido: lo queno puede decirse debe mostrarse. Luckacs, en el tomocuarto de su monumental Estética, comienza su estudiode los aspectos estéticos de la arquitectura con sendasreferencias a dos conocidos conjuntos de arteprehistórico: Stonehenge y las Cuevas de Altamira, alos que ingleses y españoles, en uno y otro caso, handefinido —abusivamente tal vez— como «la catedralde San Pedro», y la «capilla sixtina» del arte prehistórico.Son, sin duda, ejemplos paradigmáticos, en el mundodel arte, de lo trasatlántico que entendemoscomúnmente por espacios reales, exteriores e interiores,respectivamente. En alguna ocasión, el doctor SantiagoGenovés, antropólogo eminente y balsero ilustre (AcalliI y II), comparaba, con su característico estilo paradójico,el espacio de una celda de tres por cuatro metros conel de una balsa de iguales dimensiones impulsada porcorrientes y vientos en pleno océano. Físicamente soniguales, pero el ámbito, el aura de una y otra son muydistintos. No quiere decir esto que se plasme aquí unadiferencia entre libertad y clausura. La dialéctica entre«dentro» y «fuera» adquiere una extraña complejidad.Jules Supervielle, mirando en su rededor la inmensidadde la pampa argentina, la sentía convertida en celda:«La pampa tomaba para mí el aspecto de una cárcelmás grande que las otras». ¿Cómo se sale de un espacio

enorme rodeado de un horizonte redondo del cualuno mismo es centro? En el caso opuesto, los límitespueden ser libertad. En Stonehenge, se trata, dice Lukacs,de «la refiguración de un claro de bosque», es decir,una vez más, de un vacío. Esquemáticamente, los treintamonumentos megalíticos que conforman el círculo encuyo centro se encuentra el altar, no tienen más objetoque el de crear un espacio ritual a partir de la hipóstasisdel claro de bosque imaginado. «No se tratasimplemente —dice Luckacs— de una mimesis de losárboles mismos, sino de una mimesis de la función deestos en la delimitación del particular espacioproducido».3 Lo extraordinario es, pues, que losconstructores de Stonehenge lograron la «creaciónsimultánea de un espacio externo y un espacio interno».Celda y balsa. Templo y plaza.

Después de muchos siglos en los que, con pocasexcepciones, la arquitectura hizo de la diferencia entrelo de afuera y lo de adentro un concepto metodológico,Fredric Jameson nos dice hoy que el posmodernismoha venido a abolir precisamente la distinción entre loexterior y lo interior, y que está haciendo de losproliferantes corredores de las tiendas pordepartamentos (tenemos ya una cuantiosa muestra deestos mall en el Distrito Federal mexicano) nuestras callesbajo techo más burguesamente concurridas, dejandolas verdaderas calles de la ciudad, para no hablar delZócalo o de la Alameda, al usufructo —cada vez menosfruitivo, menos gozoso—, del pueblo, o a la meratraslación automovilística. «Las calles son como tubos—cita Bachelard a Max Picard— donde son aspiradoslos hombres».4 Para Jameson, esta confusión entre loexterior y lo interior puede ser, a la vista de ciertosejemplos ya vigentes en Japón, «la estructura interiorsecreta y el concepto de la ciudad posmoderna»,novedad paralela a la de la conversión de la monedametálica en tarjeta de crédito.¿Y cuál es el exterior deestos edificios en cuyo interior se cruzan las primerascalles posmodernas? Jameson nos dice: «muchos deellos parecen estar diseñados para la fotografía». Lafachada —como, parcialmente, el interior— puede serexterioridad pura; ni semblante ni faz: máscara. De aquíla nostalgia del espacio llamado jardín, el jardín de laúltima línea del Cándido de Voltaire —después de subrevísima referencia a algunos barrios miserables deParís—, el jardín-huerta, porque, no olvidemos queVoltaire nos comprometía a cultivarlo.

En este punto recuerdo inevitablemente ladesazonante versión que de la arquitectura dio WladimirWeidlé en su amargo balance del Destino actual de lasletras y las artes, hace hoy ya 62 años. Hemos dicho queel espacio puede ser real o imaginado, y que el reino dela arquitectura es, justamente, el del espacio real. Peroese espacio real, además de su cuarta dimensión, que es

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el tiempo (que acaso lo destruya) tiene una quinta quees, precisamente, la de la imaginación. Imaginamos elespacio irreal de la pintura (el de Las Meninas), y el de lapoesía (el de La Ilíada) y el de la música (el de «Muertede amor»), pero también imaginamos el espacio realde la arquitectura, y no porque todavía no lo hayamosplasmado en su realidad concreta, sino porque aundespués de creado ha de tener la posibilidad de escapara su concreción física (vivible, habitable) yemocionarnos. Todo el bello y sugestivo libro deBachelard dedicado a La poética del espacio está centradoen uno de esos valores: el de la intimidad. Todo él estárecorrido por esa mágica poeticidad de los rincones,los sótanos, las buhardillas, las puertas, los umbrales, obien de la choza, la casa del bosque, la casa de la infancia,que provocan a veces una nostalgia dolorosa. Dice Rilke,citado por Bachelard: «¡oh, nostalgia de los lugares queno fueron bastante amados en la hora pasajera!»… Laemoción metida en el espacio real. Esta vez en el espacioíntimo porque, según Bachelard «la intimidad es laregión donde el peso psíquico domina»…5

Pero la recíproca es cierta. Igual que en la poesía, lamúsica o la pintura triviales, también en la arquitecturapuede haber esa falta de valores poéticos (¡y con quéfrecuencia!), lo que Weidlé, como enseguida veremos,llama «pérdida de estilo».6 Ahora que entramos en laposmodernidad, sin que nadie nos haya pedido nuestraopinión al respecto, no resisto la tentación de transcribirsus amargas palabras. Weidlé ha dicho, poco antes delpárrafo que voy a citar, que el escritor, al usar para suexpresión artística (la novela o el poema o el drama) elmismo lenguaje que el de la comunicación cotidiana (lacharla callejera, la noticia) «puede poner la palabra alservicio de la comunicación simple de los pensamientos,de los deseos, de las intenciones y de los sentimientos,es decir, al servicio de fines en sí mismos ajenos al arte».Y continúa:

Pero el arquitecto, en su lenguaje de piedra, puede soloencarnar, y no comunicar completamente desnuda, la ideadel edificio que construye; el músico no puede relatar, enforma de sonata, las intenciones que podía tener al escribirla.[…] Aun cuando se haga abstracción de esa particularidaddel arte y de la palabra, se reconocerá que la falta de estilo hadebido manifestarse de manera peculiar en el dominio dela arquitectura. La arquitectura, al perder el estilo,compromete irremediablemente su unidad formal; lapoesía puede seguir existiendo contentándose, según lasépocas, con una unificación reconstruida de nuevo contodas sus piezas, y valedera para un solo poema; lo cual,empero, aun cuando de una manera más lenta, la mata.Ello implica la desaparición de los fundamentos irracionalesde la creación, que el estilo sostenía y que en cierto modoeran su garantía. La arquitectura, como arte viviente, hadejado de existir a principios del siglo pasado, la poesíasiguió viviendo a expensas del poeta que se consumía paramantener el fuego sagrado; la música resplandecía; secreaban estatuas y cuadros, pero el acto creador era cada vez

más doloroso, y las fuerzas de disolución, liberadas por lamuerte del estilo, acentuaba su obra destructora. Cuantomás nos acercamos a nuestro tiempo tanto másuniformemente se hace sentir la acción de esas fuerzas entodo el dominio del arte, amenazando destruir en todaspartes la unidad individual de las obras.7

Creo que los años transcurridos no le han dado larazón a este abogado del diablo, y que en su teoría hayuna considerable carga conservadora de tradición y deminoritismo. Pero tal vez los años que se acercan acabendándosela. Porque, como decía el buen Juan de Mairena(y hay que repetirlo a cada rato) «el diablo no tienerazón, pero tiene razones, y hay que escucharlas todas».

Al escapar hoy —cuando puede— de eseminoritismo tradicional conservador que se finca en elestilo (es decir, que se finca en esa quinta dimensiónimaginativa de la que acabo de hablar), el arte y laarquitectura asumen caracteres (valores) extraestéticos.No hay que asustarse. Cuando un labriego sale delMuseo del Prado diciendo que lo que más le ha gustadoha sido La maja desnuda, no es precisamente de valoresestéticos de lo que está hablando. Pero no por eso dejande ser valores culturales. Él está hablando desde sucultura, al igual que la madre romana que pide llorandoa una madonna de Rafael la curación de su hijo. Y esto,curiosamente, nos lleva de nuevo al espacio, pero alespacio cultural urbano, a la geografía.

El espacio ha sido por definición unido, como sucontraparte estática, al tiempo que, en su dinamismo,lo mata. Pero no solo lo mata el tiempo. Podemos ver,en casi cualquier parte de nuestra ciudad, el espacioviolado, acuchillado, destruido, rebanado por las vallaspublicitarias que invaden y ciegan toda perspectivaabierta, diáfana. Esto pone de manifiesto que el espaciopuede ser también agredido aprovechando, para su mal,la riquísima diversidad de sus relaciones; diversidad quelo convierte en una categoría muy dinámica y compleja.

En Andalucía, después de la guerra, un pueblo estabadividido en dos partes por un río. Sobre una de susmárgenes se extendía el pueblo propiamente dicho: elcentro administrativo, el centro comercial, el barrioresidencial, el cine, la iglesia, etc.; sobre la otra margense amontonaban en desorden las casas de los obrerosy campesinos. A este segundo villorrio los del primerolo llamaban sencillamente «Rusia». En Miami existe,como ustedes saben, la «pequeña Habana». Hay unbarrio en Londres al que llaman «el estado libre deIrlanda». Y en todas las ciudades importantes de Europay de los Estados Unidos existen enclaves de latinos, deturcos, de argelinos… son como las viejas juderías delas ciudades medievales o los barrios chinos de noimporta qué ciudad norteamericana; pasaron lostiempos en los que un hombre como Kant podía vivirtoda su vida sin salir de su ciudad natal. Eso ya soloqueda para los campesinos más atrasados y para los

Federico Álvarez

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habitantes de los cinturones de miseria de las ciudadesmás opulentas. En un interesante artículo de hace yaalgunos años, Doreen Massey pudo decir que «loslugares son procesos», es decir, los espacios sontiempos. Como dice Bachelard, «el espacio conservatiempo comprimido». Y, en dura reciprocidad, comoya decía Marx, «el tiempo aniquila al espacio». Laposmodernidad y el multiculturalismo son acaso, entreotras cosas, eso. El mundo se dispersa venciendo lasbarreras espaciales. Los espacios se rompen en milfragmentos: turcos de Berlín, moros de Madrid,argelinos de París, pakistaníes de Londres, mexicanosde Los Ángeles… ¿Es necesario promover, en talescircunstancias —como dice Doreen Massey— un«sentido de lugar», un «deseo de fijeza», una fuente deidentidad no problematizada»? El espacio —el de LaIlíada, el de Las Meninas, el de «Muerte de amor», elespacio vaciado de la montaña de Chillida, el deStonhenge y el de Tepoztlán—, el espacio imaginado oel real, se convierten, en la problemática actual, engeografía. De modo creciente, la gente tiene múltiplesidentidades, no siempre conscientes, y lo mismo sucede—continúa diciendo Massey— con los espacios. Lascomunidades culturales, sociales, étnicas, no presuponennecesariamente la unicidad del espacio. En contra desu propia etimología, la comunidad carece hoy de lugarcomún. La solución no puede ser sino la creación deun nuevo concepto de lugar, de espacio, que tenga muyen cuenta la capacidad de movimiento, su relacióntemporal, y que pueda hacer frente a los problemasderivados: autonomías, fronteras, lenguas, relación conel otro, unidad de lo interior y lo exterior y, sin embargo,unicidad vivencial de un espacio en tanto que focoirradiante. «Un sentido global de lo local», sugiereMassey. De nuevo, un sentido del espacio imaginado.

Diría con Leibniz: un espacio que sea lugar decoexistencias.

Hemos ido de los espacios irreales de la pintura, dela poesía y de la música, a los muy reales de la esculturay de la arquitectura. Hemos pasado del espacio abiertoal espacio cerrado, de lo de afuera a lo de adentro, delespacio público al espacio privado, de lo social a loíntimo. Y, en la antesala del siglo XXI se nos pide unaprofecía. Tal vez debamos esbozar tan solo undesideratum: que el espacio se haga plenamente humano.Que el espacio se humanice. Que ese espacio real seuna al irreal, que lo de dentro se haga exterior y lo defuera interior, que el intimismo se haga social y lasociabilidad íntima, y que en todos puedan reinar losvalores estéticos y los valores extraestéticos, los del artey los de la cultura.

Notas

1. Paul Ricoeur, Tiempo y narración, III, Siglo XXI, México, 1996,p. 940 y ss.

2. Georgy Lukacs, Estética, Editorial Era, México, D.F., 1971.

3. Georgy Lukacs, ob. cit.

4. Gaston Bachelard, La poética del espacio, Col. Breviarios, Fondode Cultura Económica, México, D.F., 1965.

5. Ibídem.

6. Wladimir Weidlé, Destino actual de las letras y las artes, 1935.

7. Ibídem.

© , 2001.

Nombrar la Revolución

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no. 26: 113-119, La Habana, julio-septiembre de 2001.

María del Pilar Díaz CastañónMaría del Pilar Díaz CastañónMaría del Pilar Díaz CastañónMaría del Pilar Díaz CastañónMaría del Pilar Díaz CastañónProfesora. Universidad de La Habana.

Liliana Rodríguez SuárezLiliana Rodríguez SuárezLiliana Rodríguez SuárezLiliana Rodríguez SuárezLiliana Rodríguez SuárezInvestigadora. Centro de Estudios sobre la Juventud.

Nombrar la RNombrar la RNombrar la RNombrar la RNombrar la Revoluciónevoluciónevoluciónevoluciónevolución

El triunfo revolucionario del Primero de enero de1959 no fue un mero suceso político, si se asume

la política en el sentido usual de corriente de ideas máso menos explícitas, definida en pro o contra del poderestablecido. Generó una serie de rupturas y cambiosen todas las esferas de la realidad social, al transformarcon increíble velocidad la imagen del mundo de quienvivió los acontecimientos revolucionarios.

El propósito de este artículo1 es abordar, desde elprisma del sujeto de la época, el modo en que el lenguajeexpresa la progresiva subversión de valores ocurridadurante los primeros diecisiete meses de la jovenRevolución cubana. Ello no implica abordar el lenguajedesde sus determinaciones semióticas o estructurales,sino como indicador de la contradictoriedad delcambio en la totalidad social.

La ambivalencia del lenguaje permite tanto laincorporación de nuevos significados a viejos signoscomo el surgimiento espontáneo de otroscompletamente nuevos, de significado aún impreciso,cuyo contenido —paradójicamente evidente para elsujeto en virtud de su propia indeterminación— se iráprecisando con el devenir del acontecer revolucionario.

Por supuesto, todo ello coexiste con la persistencia designos anteriores que rehúsan el cambio y quesobreviven cual fósiles indicativos del estilo de la épocaque se pretende subvertir.2

El lenguaje, al cumplir con su función de designarlo real, es el vehículo que objetiva el acontecer de laconvulsión social y le ofrece así al partícipe la posibilidadde nombrar los nuevos eventos en que está inmerso.

A todo cambio revolucionario le es consustancialun lenguaje propio: la nueva realidad es rápidamentecodificada en signos cuyo significado asumedeterminaciones variadas, y a veces efímeras, que porexpresar la rápida dinámica del cambio son asumidascoyunturalmente como definitivas, sin que ello nieguela posibilidad de su reformulación, ajuste odesaparición ante un nuevo imperativo de lacotidianidad social.

Desde luego, el análisis que aquí se propone puederealizarse a través de diferentes medios: radio, televisión,cine, entrevistas, prensa escrita. La pérdida dedocumentos sustanciales en los tres primeros mediosen el período que nos ocupa, amén de la falibilidad dela memoria histórica del sujeto —que siempre tiende a

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legitimar su protagonismo—, condujo a realizar larevisión diaria de cinco exponentes de la prensa escritade la época, que tienen además la ventaja de mostrar laprogresividad del cambio.

El entramado periodístico de la época era biendiferente del que conocemos hoy: periodismo deempresa, expresión de las más disímiles tendencias, secaracterizaba en general por poseer voluminososejemplares (40 páginas promedio), financiados por losdiversos anuncios que publicaban. Como tendencia, supropósito era realizar un periodismo ágil, informativoy orientador, mediado, por supuesto, por la directrizque el propietario imponía. El rango noticioso transitabadesde la actualidad nacional e internacional hasta elobituario, las noticias religiosas, la cartelera deespectáculos y un amplio espacio para la crónica social.Secciones de modas, el buen humor cubano y artículosdirigidos a la mujer, la juventud, o a los niños, aparecíanpor lo menos una vez por semana. El sensacionalismoevidente en la crónica roja caracterizaba también la luchapor la obtención de la primicia o «palo periodístico».

Contrasta con este estilo el de los órganos vocerosde la lucha insurreccional. Rechazan la crónica social yhacen un periodismo comprometido y combativo, querefleja la progresión de la lucha. Con un lenguajeorientador y explicativo pretenden «conversar» con elpueblo y, aunque lo intentan, no pueden ignorar latradición periodística de los años 50.

Es interesante constatar el cambio que cada uno delos periódicos consultados sufre desde los primerosmeses del triunfo revolucionario. La prosa culterana yestática del Diario de la Marina3 propende a una ironíaagresiva y sombría, en su carácter de vocero de unaclase cuya unidad solo se encuentra en sus páginas; ellaresulta el contrapunto ideal para la oratoria de barricadade Revolución,4 cuyos constantes ataques a Hoy5 tienen sumejor expresión en el desafío que representa la apariciónde Lunes de Revolución, su suplemento cultural.

El Mundo,6 por otra parte, se erige en concienciacrítica nacional, con un lenguaje directo y reflexivo queapoya el proyecto revolucionario sin partidismosestrechos. Combate7 requiere mención especial comomedio de un grupo que luchó por el proyecto, perocarece de poder en su realización. Voz que alerta contratropiezos y novatadas, su propósito en nada se distinguedel gubernamental, salvo por el reclamo de un espaciopolítico, y la legitimación, en la historia propia, de laorganización que representa. Ella lo autoriza a criticarcon agudeza y lenguaje ameno y coloquial el menordesliz que la prisa de la joven revolución propicia.

Cada uno de estos diarios es responsable, por lacarga de información que trasmite, de generaropiniones, implantar modas, promover estereotipos de

comportamiento; de ahí su valía para el estudio de laformación y variabilidad del lenguaje revolucionario.

¿Señor o compañero?

El término mismo que califica el recién estrenadoestado de cosas en la Cuba del 59 prendió como consensoen el ámbito social. Naturalmente, la prensa se hace ecode ello, al nombrar la situación como «la Revolución».El mejor ejemplo lo ofrece el Diario de la Marina, que elPrimero de enero se refería en un sobrio y corto editorialal derrocamiento de la dictadura como «el advenimientode un nuevo orden de cosas», y ya el día 5 afirma: «porquelo realizado aquí el pasado día de año nuevo ha sido ungran hecho histórico que sirve para separar y diferenciardos épocas. Lo llamamos ya, revolución».8

El descrédito del término «revolución», luego deque la del 33 «se fue a bolina», amén de la desconfianzaque desde la lucha clandestina se impregna en los gruposdominantes, por la identificación batistiana de«revolucionarios» con «revoltosos», hace aún más curiosala rápida aceptación y difusión general del términocomo signo que cualifica el proceso. No en balde elórgano de prensa que nació como representante delmayoritario Movimiento 26 de Julio (M-26-7) asumeel nombre que engloba el proceso mismo.

A partir de la segunda mitad de 1959 todo lo nuevoque se crea en materia de organizaciones o simplementede eventos tradicionales que pretenden adquirir unsentido distinto comienzan a denominarse «nacionales»y «revolucionarios». La realidad exige nuevos nombrespara los que quieren diferenciarse del régimenprecedente. Surgen así la Biblioteca NacionalRevolucionaria, el Buró de Empleo Revolucionario ylas Brigadas Femeninas Revolucionarias, junto con laPolicía Nacional Revolucionaria y las Fuerzas ArmadasRevolucionarias. En muchos casos, se creanorganizaciones gremiales que se escinden de las yaexistentes para rivalizar con ellas, contando para ellocon el poder del adjetivo que las distingue. Aparecen elPartido Médico de la Revolución Cubana, los MúsicosRevolucionarios e incluso la Junta Revolucionaria deOptometristas.

Los edificios, centros escolares u hogares de tránsitoinaugurados por el Gobierno Revolucionario llevan elnombre de héroes o hechos de la lucha insurreccional.También quedan sin validez las denominacionesextranjeras de numerosos repartos de La Habana, lascuales son sustituidas por nombres relacionados conlas tradiciones cubanas. El reparto Biltmore, el NuevoBiltmore y el Country Club se convertirían,respectivamente, en Siboney, Atabey y Cubanacán.9

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Algunas palabras utilizadas durante la lucha contrala dictadura son incorporadas al contextorevolucionario. El vocablo «operación» fue objeto deun uso indiscriminado en 1959. Un conjunto deacciones, cualquiera que fuese su carácter, eraconsiderado sin más como una «operación», en la viejaacepción militar o clandestina del término. De modoque proliferan, desde la «Operación Verdad», alentadapor la prensa; la «Operación Alegría», referida a loscarnavales; la «Operación Sierras de Cuba», para atenderlos problemas de los campesinos, hasta la «OperaciónCultura», propuesta por la Federación de EstudiantesUniversitarios.

Desde aquella gigantesca «Operación Verdad», queestremeció a todo el continente americano [...] las llamadas«operaciones» han florecido en Cuba con una rapidezextraordinaria.Tanto se ha empleado el vocablo que, sinceramente,creemos va siendo la hora de sustituirlo por uno de sussinónimos.10

El contemporáneo llegó a aburrirse de la aplicaciónindiscriminada del término. Sin embargo, otros tantos,originados también en el período insurreccional, cobrancada vez más fuerza en la nueva realidad. Ejemplo deello es el apelativo «compañero», empleado durante lalucha contra Batista solo entre miembros del mismogrupo conspirativo.

Pero «compañero» no se difundió tan rápidamentecomo parecería a más de cuarenta años de distancia.Pese a la creciente atmósfera revolucionaria, era muyviolento el choque con los arraigados códigos decortesía en el trato personal, que distinguían entre«señor», «señora», «señorita» y quienes no lo eran. Eltriunfo de 1959 no eliminó totalmente el viejo modode decir, expresión de la arraigada diferenciación social.Antes bien, su uso irradia a sectores antes excluidos, ala vez que sigue siendo empleado para referirse, inclusopor órganos de prensa revolucionarios, a representantesde los grupos tradicionales de poder. Así, Combatecritica: «En una entrevista de Revolución al presidente delBanco de Seguros Sociales se le confiere el título deDon por el redactor anónimo. Eso estaría muy bien enel Diario de la Marina».11

Es que durante los primeros meses de la revoluciónen el sujeto conviven cómodamente sus viejos hábitos,incluido el de los estereotipos de comunicación, con

las formas novedosas. Ello se hace evidente en la tenazpersistencia de la crónica social, donde el lenguaje siguesiendo halagador, cargado de adjetivaciones extremas,rimbombante y estático. La crónica social de enero amarzo del 59, por citar solo un lapso, no se distingueen absoluto de la producida en los mismos meses de1944, 1956 ó 1958. El cambio —que transcurre en untempo muy lento— solo se aprecia en la sutil distinciónentre los adjetivos empleados para los «nuevos ricos» ylos reservados para la vieja aristocracia, adinerada ono. El uso y abuso de frases o adjetivos en otros idiomases también una constante, reservándose como tendenciapara las mujeres el francés («la jeune fille», «la charmantedébutante») y para los hombres el inglés («el jovensportsman/clubman»). Unas breves líneas mostrarán, sinembargo, que no hacía falta recurrir a otros idiomaspara ser ramplón y cursi: «Con motivo del feliz arriboa los suspirados quince años, la edad rosada de losquiméricos ensueños de la blonda y sugestivaseñorita...».12

Si se tiene en cuenta que el cronista social cobraba—y bastante— por adjetivos, se comprenderá mejorsu arraigo al recordar que cuando Rufo López Fresquet,Ministro de Hacienda, pretendió, en julio de 1959,imponer el «impuesto a la vanidad» (un gravamen sobreel pago por adjetivos) se desencadenó una fuerteprotesta social, por considerar la vanidad un legítimoderecho social.13

Este estilo invade también buena parte de la prensa(deportes, espectáculos, negocios). Pero el dinámicosector de la publicidad y la propaganda no tarda enadaptarse a las circunstancias. En su afán de vender,comienza a emplear distintos referentes que muestranla identificación con la Revolución de una firma decerveza o una tienda por departamentos. El mejorejemplo de ello fue la campaña por el consumo deproductos cubanos, —consigna que se generaliza a partirde la Asociación Nacional de Industriales de Cuba—,lanzada, no bajo la idea de la mejor calidad del productoo su menor precio, sino en apelación directa alsentimiento nacional del consumidor: «Consumir lo queel país produce es hacer patria».

Poco a poco, en la vida cotidiana del sujeto se vanintroduciendo términos de un modo u otrorelacionados con la impronta de la Revolución. Suprincipal vocero será el partícipe y actor del cambio,

El término «revolucionario» no solo adquiere su lógicaacepción de subversión de lo establecido, sino especialmentede subversión continua de lo existente, impuesta por ladinámica social.

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que al asumirlo activamente conforma un grupo cadavez mayor. Por ello se distingue con rapidez de latotalidad, y comienza a imponer un nuevo patrón demovilidad social. Recrea así el estereotipo decomportamiento social reinante, y aporta modismos ygiros coloquiales que, merced al lenguaje, contribuyena definirlo absoluta y genéricamente como «elrevolucionario».

La Revolución toma la palabra

Si antes de 1959 los «revolucionarios» eran losmiembros de las organizaciones que dirigían la lucha—M-26-7 y Directorio Revolucionario 13 de Marzo—tras el triunfo de enero el término comienza ageneralizarse. Al recorrido del Ejército Rebelde —queculmina con la entrada de Fidel Castro en La Habanael 8 de enero— se suman verdaderas multitudes,calificadas con el gracejo popular como «revolucionariosdel 2 de enero», para distinguirlos de quienes realmentehabían participado en la contienda. Poco a poco, elestereotipo de comportamiento social que se acoge bajoel sello «revolucionario» se irá definiendo merced a laprecisión de su opuesto: el «contrarrevolucionario». Lamagia del lenguaje capta gráficamente las rápidastransformaciones de la realidad social y las funde en untodo único abstracto, cuya precisión se omite porconsiderarla evidente.

A partir de enero, el término «contrarrevolucionario»identificará a los batistianos y los criminales de guerra.Pronto incluye a quienes tuvieron algún tipo de relacióncon Batista, y a los que abandonan el país —trátese deburgueses amedrentados o de ex revolucionarios— y,por supuesto, a quienes se oponen o directamentevulneran la legalidad revolucionaria. De los«insumergibles» y los «manengues», pasando por los«reaccionarios» y «siquitrillados» hasta los«rosablanqueros» y «siperos»,14 se va formando laabstracción que ya en marzo de 1959 se acuña conelegante simplicidad: «contra» es quien se opone depalabra u obra a la Revolución, mientras«revolucionario» será quien no solo concuerda con ella,sino que lo demuestra con su participación. Lageneralidad de ambos términos hace que su oposiciónsea cada vez más excluyente, y es el discurso político elresponsable de destacar cada matiz de la confrontación.

Pero se trata de un discurso político nuevo. Laoratoria de los líderes revolucionarios es directa, clara,sincera, sencilla, y hace uso de una prédica nacionalistaque toma en ocasiones tonos agresivos y exaltados. Parala arena política cubana —harta de la retóricaalambicada y demagógica, habitual en la República—,

el discurso revolucionario resulta más que atractivo, sise añade a lo dicho el hábito de dialogar con losparticipantes de cada acto multitudinario y la fuerte cargaemotiva que su mejor exponente, Fidel Castro, trasmiteal hacerlo. El diálogo, y la incorporación en el discursode las anónimas proposiciones populares, amén delhábito de consultar sobre la viabilidad de la legalidadrevolucionaria, logran una interacción tal, que convierteal asistente de espectador en actor. La clara intenciónrevolucionaria de propiciar un sujeto participativo esrecogida elogiosamente por la prensa de la época, queconsidera positivo que el líder de la Revolución hable

con sentencias repetidas, machaque insistentemente susverdades y las exponga con magistral pedagogía, hastagrabarlas profundamente en el corazón del pueblo, [...] Siel pueblo es actualmente el protagonista de su propiodrama, nada mejor que incluirlo en los debates de losasuntos que lo afectan.15

Es a través del nuevo hábito participativo que seproduce la primera definición del carácter de laRevolución, asumida en los primeros momentos comosimple negación del régimen derrocado. La rapidez yradicalización de los cambios exigía una respuesta a laincertidumbre general, resuelta por breve lapso por elhumor criollo como «revolución con pachanga». Eldiscurso político califica a la Revolución de «humanista»para responder a las interrogantes de la opinión pública,sobre todo foránea, acerca del curso del proceso. Dehecho, el adjetivo toma los atributos del nombre quecualifica: el proceso es humanista por ser revolucionario.Pese a la insistencia de la prensa revolucionaria,16 elhumanismo solo fue reivindicado en los primerosmeses, pues la radicalización que la propia actividaddel sujeto genera trasciende un término tan elusivo. Yaa fines de 1959 se empieza a llamar Unión Soviética ala otrora «Rusia», y a inicios de 1960 los Estados Unidosse convierten definitivamente en «el imperialismoyanqui». En un contexto tan saturado de la propagandade la Guerra fría, no se trata de un simple cambio depalabras, sino de una actitud diferente: el país socialistaha ofrecido la posibilidad de beneficiosas relacioneseconómicas, mientras se atribuye al vecino del norte laautoría moral del sabotaje al vapor La Coubre.

Ello es posible porque el término «revolucionario»no solo adquiere su lógica acepción de subversión delo establecido, sino especialmente de subversión continuade lo existente, impuesta por la dinámica social. Nadaindica mejor el valor y claridad que para el protagonistatiene el vocablo que el nombre oficial de «GobiernoRevolucionario» fuera mayoritariamente sustituido en1960 por «nuestro Gobierno». La omisión no soloindica la apropiación del proceso, sino también laasunción de un papel protagónico decididamente

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insurgente. La joven revolución ha sido resultado deun consenso social de cambio y se ha desarrolladogracias a la participación común. Por ello, el sujeto tieneel derecho —y lo ejerce— de elegir e imponer susdefiniciones. Y, paradójicamente, la rápida cohesión entorno al proceso, explícita en el lenguaje, también leotorga el derecho de criticar la obra común.

No es cosa de risa

El ejercicio de la crítica se identificó con el interésrevolucionario por «cambiar las cosas». Si tanto laRevolución como sus dirigentes son jóvenes,precisamente por ello son falibles, y es deber delrevolucionario poner el dedo en la llaga para noperjudicar al proceso. Subyace en esta actitud el miedoa que la inexperiencia y la prisa dañen un derrotero quela mayoría quiere radical e irreversible. De modo queno puede permitirse que la inexperiencia justifiqueerrores o tardanzas:

¿Qué pasa con la Compañía de Teléfonos? ¿Qué pasa en laCompañía de Electricidad? Estas preguntas se las hace adiario el pueblo sin haber hallado aún la respuestasatisfactoria. Hace más de siete meses que la Revoluciónllegó al poder, casi igual tiempo ha transcurrido desde quedichas compañías fueran intervenidas oficialmente, pero lasolución a los viejos males no acaba de llegar [...] Ya hoy noson pulpos ni monopolios extranjeros. Al frente de ellasse encuentran los interventores designados por el gobierno,pero la gestión de estos no acaba de dar en el blanco.17

Por supuesto, el amplio diapasón de la crítica recogedesde el consenso revolucionario hasta la oposiciónsolapada. Nada contrasta más con la interpelaciónfranca de Combate que el tono pausado y argumentativoempleado por el Diario de La Marina al manifestar sudiscrepancia con una medida tan definitoria como laReforma Agraria, pero aún no con la Revolución:

No hay razón alguna para que ciertos señores insistan enllevar al ánimo de los gobernantes la falsa idea de que lareforma es necesariamente una violencia y un golpe audazcontra la propiedad.No hay necesidad alguna de tocar lo que está enfuncionamiento, en producción: esas fincas que suspropietarios han trabajado por años y años, que han puestoa producir en grande o en mediana escala, no deben sertocadas porque no es justo y porque además no se necesita.18

Se juzga cada paso de la joven revolución, y poreso la crítica deviene indispensable a la lógica de sudiscurso. No se limitaba a las nuevas medidas tomadas:también incluía a los dirigentes revolucionarios, aquienes se enjuicia generalmente a través del humor.Así recoge El Mundo la jocosidad popular respecto alas largas comparecencias televisivas del Primer Ministro:«Veinte años después: Y ahora queridos televidentes,

para dar fin a este programa, hará uso de la palabra,como todas las noches, el Dr. Fidel Castro».19

El humor va ilustrando la vida en la cotidianidadrevolucionaria, al subrayar sus aristas satíricas. Sinembargo, los retos exigidos por el año 60 imponencerrar filas en torno a la Revolución, ante la amenazade agresiones externas e internas. Los enemigos delproceso emplean el humor para circular chistescontrarrevolucionarios, mediante la tradicionaltendencia del cubano de reírse de sí mismo con totaldesenfado. Ante tal coyuntura, el lenguaje abandonarápaulatinamente su matiz jocoso y crítico, como puedeconstatarse en la prensa de la época:

Desde que la Revolución está en el poder, ya los chistes noson como antes. En otras épocas, el humor iba de abajohacia arriba. La agudeza del cubano humilde «que se estabacomiendo un cable y que tenía que inventar para comer» fluíaespontáneamente, francamente. [...] Ahora los chistes salendesde temprano de los bares con aire acondicionado de losclubes elegantes. Y en cada barrio chic se chismea, se balbucea,se pierde el tiempo. Ahora los chistes nacen, se repiten ydivulgan a partir de los barrios elegantes. Ahora lacontrarrevolución se ha vuelto chistosa.20

Desde luego, ello no implica que el revolucionarioabandone uno de sus rasgos nacionales más distintivos.Pero sí existe la presión social para no compartir elchiste «contra», pues ello significaría asumir la posturade quienes lo generan. De igual modo, se espera que larespuesta sea inmediata, en cualquier lugar y coyuntura.Un redactor de Combate refiere complacido el unánimerepudio suscitado en una guagua habanera por elcomentario de una pasajera acerca de «ciertos hombresque poseían ideas cortas y cabellos largos», que motivócasi agresiones físicas.21 Toda broma que huela a políticadebe ser rechazada enérgicamente, aun cuando —ysobre todo— su contenido no sea explícito.

Por supuesto, se asume la lucha frontal contra el chistepolítico, ese viejo hábito criollo, en especial cuando losblancos predilectos son Ernesto Guevara, Raúl Castro yFidel Castro. La difusión de este estado de ánimo propiciógestos tan extremos como el realizado en 1960 por elSindicato de Oficinistas de la Provincia de La Habana,quienes comunican a Combate el acuerdo tomado de«no permitir a ninguna persona en los centroslaborales que trate de correr bolas ni hacer chistescontrarrevolucionarios».22 Aunque concuerda con talactitud, Combate considera harto extrema la propuestade sancionar al chistoso con la expulsión del trabajo.

Sin palabras de más

Como se ve, ser revolucionario no era sencillo.Suponía, de hecho, el cambio total de hábitos y valoresarraigados, que van desde el tradicional choteo cubano

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hasta la redefinición de la política. La transformacióndel lenguaje no solo significa la incorporación a la vidacotidiana de términos que diecisiete meses antes le erancompletamente ajenos, sino también la asunción decódigos sorprendentes para el estudioso, pero muynítidos para el contemporáneo. La frase «Sea felizrevolucionariamente en Pascuas de Cuba Libre» apareceen todos los órganos de prensa consultados, así comola sustitución de Santa Claus por Don Feliciano, bajo lageneral consigna de «Navidades Cubanas», o la seriedadcon que el periódico Hoy argumenta que es válidoconsumir turrones en las fiestas navideñas, pues aunqueno es un producto cubano, su uso es tradicional.

Con el decursar del proceso, la dinámica de lasconsignas cambia. Si las iniciales describen —mejor opeor— la actividad que se pretende socializar, másadelante la unánime recepción social del significado delsigno hace innecesaria la descripción. La movilizaciónpara la llegada de los campesinos a La Habana en juliode 1959 se realiza bajo el slogan «A cada hogar uncampesino»; los pasos preparatorios para la Campañade Alfabetización se realizaron bajo la consigna «A cadaalfabeto un analfabeto». Pero ya en mayo del 59, antelas expectativas acerca de la promulgación de laReforma Agraria, el sujeto genera por sí mismo unaque advierte: «¡La Reforma Agraria va!!». A partir deeste momento, las consignas revolucionarias se iránhaciendo cada vez más cortas y genéricas, portadorasde un valor tan incorporado que su descripción se haceinútil. Por eso, cuando tras el sabotaje a La Coubre, enmarzo de 1960, se lanza el «Patria o Muerte», esunánimemente aceptado.

Difícil resulta, a más de cuatro décadas de distancia,comprender cómo una alternativa tan antinómica ydefinitoria –la Patria o la Muerte— fue tan rápida yvoluntariamente asumida por la gran mayoría de lapoblación. Pero ya —en virtud de acontecimientoscuyo análisis trasciende el marco de estas páginas—se había producido la identificación de la Revolucióncon la soberanía de la nación cubana. La prontacohesión que se establece en torno al proyecto desubversión explica el cambio radical en la esferavalorativa, analizada hasta aquí a través de las grácilesmetamorfosis del lenguaje. Si ya existe un modelosocialmente aceptado de «revolucionario», con sulenguaje también revolucionario, este oculta y exige a

la vez la subversión de los hábitos, tradiciones ycostumbres del sujeto.

La coexistencia de viejos y nuevos estereotipos decomunicación y el triunfo del nuevo modelo encubrentanto el cambio que se está produciendo en la esferavalorativa no pública del sujeto como su resistencia aél, pues la apropiación del lenguaje revolucionario erarelativamente sencilla. Mas, la asunción real del patrónde conducta que del «revolucionario» se espera en lavida cotidiana no era tan simple. Como se ha visto, ellenguaje expresa la progresiva subversión valorativa queexperimentó el sujeto revolucionario al participar en elproyecto cubano. Pero «nombrar la revolución» no es—ni fue— suficiente: se impone explorar los disímilesámbitos sociales a través de los cuales la Revolucióncambió a su protagonista, y a sí misma.

Notas

1. En abril de 1995 Elaine Acosta, Katia Rodríguez, Nivia Brismat,Boris Nerey y Liliana Rodríguez obtuvieron la Licenciatura enSociología con la tesis Ideología y Revolución: Cuba, 1959-1960,defendida en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidadde la Habana, bajo la tutoría de María del Pilar Díaz, quien conLiliana Rodríguez (socióloga, Centro de Estudios de la Juventud)continuara más tarde un estudio más amplio del lenguajerevolucionario. En el Diploma se analiza la rápida subversiónvalorativa que el proyecto social propicia y genera, a partir de lafuente ofrecida por cinco importantes periódicos de la época. Enjulio de 1999, María del Pilar Díaz Castañón obtuvo el grado deDoctora en Ciencias Filosóficas defendiendo el tema «Ideología yRevolución: Cuba, 1959—1962: el problema de la formación de laimago mundi revolucionaria».

2. Para un análisis más explícito del lenguaje revolucionario, véaseMaría del Pilar Díaz, «Gramsci: el sencillo arte de pensar», Revista dela División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades, Ediciónespecial décimo aniversario de la Licenciatura en Sociología, n. 11,Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Tabasco, México, mayo-agosto de 1995, pp. 43-53.

3. Diario de la Marina, fundado en 1844, se erigía en vocero de lagran burguesía y en portavoz de los valores más conservadores;empleaba periodistas de gran renombre.

4. Revolución, órgano del Movimiento 26 de Julio, que reaparecelegalmente el 2 de enero de 1959, se tipifica por la insistenteconvocatoria a la participación revolucionaria, empleando unlenguaje directo y agresivo.

5. Hoy, órgano de los comunistas cubanos, sale de la clandestinidadel l de enero de 1959; se caracterizaba por una prosa dogmática, ecode las tradiciones marxistas de la época.

«Nombrar la revolución» no es —ni fue— suficiente: se imponeexplorar los disímiles ámbitos sociales a través de los cualesla Revolución cambió a su protagonista, y a sí misma.

Nombrar la Revolución

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6. El Mundo, fundado en 1902, defendía el desarrollo posible de lanación cubana desde una tradición nacionalista, democrática ycrítica.

7. Combate, órgano del Directorio Revolucionario 13 de Marzo,fundado el 15 de marzo de 1959, ofrece una visión crítica y a la vezcomprometida con el acontecer revolucionario.

8. Editorial, Diario de La Marina, 5 de enero de 1959, p. 1.

9. Diario de La Marina, 15 de enero de 1960, p. 1-A.

10. Ramón Peñate, Combate, 1 de octubre de 1959, p. 2.

11. Combate, 11 de agosto de 1959, p. 2.

12. Crónica social, El Mundo, 15 de enero de 1959, p. 2.

13. Por supuesto, el Diario de La Marina combatió enérgicamenteesta propuesta, calificándola entre otros adjetivos de «inoperante,negativa y poco feliz». Véase «La Reforma fiscal», Diario de LaMarina, 28 de julio de 1959, p. 4-A.

14. «Insumergibles»: políticos tradicionales que servían a cualquiergobierno; «manengues»: personajes de poca monta vinculados a ladictadura, generalmente a través del juego o el control de zonaspolíticas; «siquitrillados»: aquellos cuyos bienes fueron confiscados,fuese por su relación con la dictadura o porque simplementeabandonaron el país; «rosablanqueros»: partidarios o miembros dela organización clandestina La Rosa Blanca, que pretendía subvertirla Revolución; «siperos»: partidarios de la Sociedad Interamericana © , 2001.

de Prensa (SIP), que desde octubre de 1959 toma posicionesantagónicas a la Revolución.

15. Carlos M. Lechuga, El Mundo, 10 de enero de 1959, p. A-6,C-7, 8.

16. Carlos Franqui, «El regreso de Fidel», Revolución, 6 de mayo de1959, p. 1.

17. «3 puntos», Combate, 19 de agosto de 1959, p. 8.

18. Editorial, Diario de La Marina, 13 de marzo de 1959, p. 4-A.

19. Carlos Robreño, El Mundo, 15 de marzo de 1959, p. A-4.

20. Jaime Sarusky, «Humor y contrarrevolución», Revolución,5 de mayo de 1960, p. 2.

21. «El 13», Combate, 7 de agosto de 1959, p. 3.

22. Mesa Revuelta, Combate, 5 de abril de 1960, p. 4.

Roberto M. Yepe

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no. 26: 120-128, La Habana, julio-septiembre de 2001.

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Con la Primera Cumbre Hemisférica, en Miami,1994, y el lanzamiento de la iniciativa del Área de

Libre Comercio de las Américas (ALCA), laadministración Clinton logró, en buena medida,redimensionar e imprimir un mayor dinamismo a lasrelaciones interamericanas en el plano multilateral. Elsistema institucional de la Organización de EstadosAmericanos (OEA), inmerso entonces en una profundacrisis, adquirió en el contexto del proceso de cumbrespresidenciales una nueva razón de ser, con la queenriqueció su agenda tradicional.

Esta nueva dinámica —a pesar de enfrentardeterminados sucesos coyunturales, vacilaciones yfracasos que han afectado sensiblemente su ritmo dedesarrollo1 — logró mantener su continuidad durantela década de los 90 y proyecta metas importantes parael futuro cercano.

Las Cumbres hemisféricas han propiciado un nuevoentramado institucional multilateral para el ya largoproceso de redefinición del sistema de seguridadinteramericano. El proceso de Cumbres y el conjuntode foros y reuniones que se derivan de él, hacontribuido, objetivamente, a facilitar la comunicación

política, el debate, y determinado nivel de aproximaciónconceptual en el contexto hemisférico, aunque losresultados concretos están aún muy distantes de lasmetas inicialmente previstas.

El sistema interamericano

En este artículo definimos el Sistema interamericanocomo el conjunto de procesos e institucionesmultilaterales del continente, conformado por elproceso de las Cumbres de las Américas, el sistemainstitucional de la OEA y el Banco Interamericano deDesarrollo (BID) —como su núcleo central—, asícomo por una serie de instituciones y foros colateralesde mayor o menor peso.

Todo análisis realista de ese sistema deberá partirde un hecho evidente. Se trata de un conjuntodesequilibrado, dado el papel hegemónico de losEstados Unidos —acentuado durante los años 90—,lo que determina el mantenimiento de su carácteresencial de instrumento de la política exteriornorteamericana hacia América Latina y el Caribe. Como

Especialista en Relaciones Internacionales.

La seguridad hemisférica y el sistema interamericano

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norma, los Estados Unidos imponen los límites de lopermitido y lo deseable, y tienen un peso decisivo ensu agenda y sus resultados.2

Esta realidad requeriría de un necesario matiz. LosEstados Unidos tratan, en la medida de lo posible, deno actuar unilateralmente en el marco interamericano,y para ello suelen tener una buena base de apoyo, aliadosy subalternos, cuya composición es variable, de acuerdocon el tema en cuestión. Esto no impide que, llegado elcaso, recurran a su capacidad de «veto» —un veto dehecho y no de derecho—, basada en su posiciónhegemónica y, de manera particular, en el peso decisivode las cuotas norteamericanas al presupuesto de laOEA.3

Dada la acentuada y tradicional propensión de losEstados Unidos a actuar unilateralmente en elcontinente, el sistema interamericano representa, desdela perspectiva de los gobiernos latinoamericanos ycaribeños, un marco multilateral del que no puedenprescindir, y mediante el cual se intenta contrarrestarde alguna forma el unilateralismo norteamericano ybalancear la «agenda negativa» que históricamente haprevalecido en la proyección de los Estados Unidoshacia la región y que, en esencia, se extiende a losmomentos actuales.4

También debe tenerse muy presente la funciónesencial del sistema interamericano como mecanismode defensa del orden político y socioeconómicoprevaleciente en los países del continente, y soporteinstitucional de su «legitimidad». Este es un puntofundamental de coincidencia entre los Estados Unidosy las élites gobernantes transnacionalizadas ydependientes de la región y, por tanto, constituye labase de apoyo central del sistema. Tal noción resultaparticularmente relevante para el análisis del estado actualy la probable evolución del tema de la seguridad, puesalrededor de ella se articula el «núcleo duro» del procesode redefinición de la institucionalidad y los enfoquesinteramericanos en esta materia.

En la siguiente caracterización de la evolución y elestado actual del tema, nos limitaremos a la dimensiónmultilateral del sistema de seguridad hemisférica, queaunque no es precisamente la más dinámica ni su fuerzamotriz, tiende a reflejar y complementar lo unilateral,lo bilateral y lo subregional, y sirve de marco a procesosde mayor o menor importancia relativa que generanuna dinámica institucional propia. Es, al mismo tiempo,la dimensión más visible de un fenómeno mucho máscomplejo, en el que concurren y se evidencian losdiversos intereses geopolíticos, económicos, coyunturasinternas y rivalidades históricas entre los países delcontinente.

La seguridad hemisférica

Según la argumentación convencional, el fin delconflicto Este-Oeste condujo al sistema de seguridadhemisférica a una situación de crisis, tanto desde el puntode vista doctrinal como institucional.

En realidad, este cambio estructural global acentuóuna situación de crisis prexistente, que tuvo su origenfundamental en el conflicto de las Malvinas, cuandolos Estados Unidos decidieron privilegiar su vínculotrasatlántico con el Reino Unido y desconocer lasdisposiciones del Tratado Interamericano de AsistenciaRecíproca (TIAR). Esta manifiesta inoperancia delTIAR no solo afectó sensiblemente la credibilidad delsistema interamericano de defensa, sino también generóuna severa crisis de confianza política hacia la OEA ensu conjunto, como institución.

Sucesivas intervenciones unilaterales norteamericanasen el continente (Granada, Panamá y —aunque concaracterísticas peculiares— Haití), respecto a las cualesel papel de la OEA fue prácticamente nulo o simbólico,contribuyeron a acentuar esta crisis de credibilidad.

No obstante, es evidente que el fin de la Guerra fríatuvo una particular relevancia en este proceso, en lamedida en que socavó los fundamentos conceptualesque servían de base al sistema de defensa continental,sobre todo en lo relativo a sus presupuestos deamenazas.

La cuestión de las amenazas constituye un factorclave en cualquier mecanismo de seguridad colectiva.Todo sistema de este tipo requiere una percepción odefinición clara o común de las amenazas y, porconsiguiente, del «enemigo». Para inicios de los años 90el sistema interamericano carecía —y en buena medidatodavía carece hoy— de este basamento doctrinal.

Desde esa fecha y hasta la actualidad, el problemade la revitalización institucional y la redefiniciónconceptual del sistema continental de seguridad ha sidouna constante en la agenda interamericana, con unreconocimiento, de hecho, de la situación de crisis uobsolescencia de los enfoques e instituciones aúnvigentes. En los últimos tiempos, el debate sobre eltema pareciera haber cobrado un nuevo dinamismo,aunque el anunciado objetivo de lograr surestructuración y redefinición clara se ha mostradomarcadamente elusivo.5

Por otra parte, este proceso de redefinición varesultando ya bastante prolongado y conduce apreguntarse si realmente representa una metacompartida a nivel hemisférico. Otra interroganteasociada es si deberían esperarse avances relevantes oimpactantes, o si, por el contrario —partiendo de lasmuy diversas percepciones y tendencias contrapuestasen materia de seguridad existentes en el continente, la

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persistencia de rivalidades históricas y conflictostradicionales, así como las siempre presentes aprensionesrespecto al papel de los Estados Unidos en la región—,resultaría impracticable el rediseño multilateral de unsistema hemisférico coherente y operativo, en materiade seguridad.

Antecedentes: las Cumbres

La celebración de la Cumbre de Miami en 1994despertó expectativas en el sentido de que sirviera deoportunidad para diseñar un nuevo concepto deseguridad hemisférica. La configuración de un nuevocontexto político y económico en la región y lapercepción prevaleciente de que habría emergidoaceleradamente otro sentido de comunidad valóricaen las relaciones hemisféricas, contribuyeron de mododecisivo a alimentar tales expectativas.

Con el beneficio del análisis retrospectivo, losresultados fundamentales de la Cumbre de Miamipueden limitarse razonablemente al lanzamiento delproceso del ALCA —que hoy continúa su curso conímpetu renovado, pese a la ausencia de la «vía rápida»—y a la generación de un proceso institucional multilateralque no se limita a las propias Cumbres, sino que incluyetodo un conjunto de mecanismos sectoriales, enparticular a nivel ministerial. Igualmente, como resultadode la Cumbre, el sistema institucional de la OEA, hastaentonces inmerso en una severa crisis, adquirió unarenovada razón de ser, al otorgársele un papelimportante como apoyatura institucional para laimplementación de los acuerdos a nivel presidencial.

En el marco de las siempre difíciles y complejasrelaciones entre los Estados Unidos y América Latinay el Caribe, este relanzamiento del multilateralismocontinental constituyó un resultado importante quealimentó esperanzas respecto al posible surgimiento deuna dinámica superior en las relaciones interamericanas,y un punto de ruptura con las pautas prevalecientes enel pasado. El desarrollo posterior del proceso de lasCumbres, los vaivenes de la política norteamericanahacia la región6 y ciertos acontecimientos coyunturales,han determinado una matización importante de esteoptimismo, aunque tiende a predominar unapercepción básica sobre la década de los 90 como unaépoca diferente, en la cual se habrían sentado las bases

para unas relaciones hemisféricas crecientes y máscooperativas.7

En lo referido específicamente a la seguridadhemisférica, los acuerdos de la Cumbre de Miami nocubrieron las expectativas de llenar el vacío conceptualexistente. En sus documentos finales, el tratamiento máso menos explícito del tema resulta muy limitado,disperso y retórico; y no tuvo una relevancia especial,hasta el punto de no ser identificado como un tópicoindependiente.8

Esto no significa que el tema de la seguridad hayaestado ausente: en los documentos finales de la Cumbreresulta reconocible una aproximación conceptual básica,a menudo implícita, que tiene como eje central lavinculación o la asociación entre el concepto deseguridad y la «estabilidad democrática», y se asumeuna definición de la seguridad lo suficientemente ampliay difusa, en la que pueden caber cuestiones tan diversascomo la democracia, los derechos humanos, elnarcotráfico, el terrorismo, la corrupción y el lavadode dinero, entre otras. Sin embargo, esta vinculación norepresentó un aspecto novedoso de la Cumbre, puesde hecho se trata de una noción conceptual promovidacon fuerza desde la década de los 80. En este sentido,el significado específico de la Cumbre quizás radicó enla adopción de este enfoque desde el punto de vistaformal, en un marco multilateral al más alto nivel.

El problema de una conceptualización de este tipoestá determinado, como ampliaremos más adelante,por las grandes dificultades que presenta para servir debase a un sistema de seguridad colectivo coherente yoperativo. Por otra parte, como elemento positivo parasus signatarios, provee la ambigüedad suficiente paraser aplicado convenientemente a situaciones muydisímiles, a partir de intereses políticos de carácterconcreto, tanto en el plano regional como en el interiorde los países.

Pero el resultado más significativo de la Cumbredebe encontrarse en el lanzamiento de un nuevoconjunto de procesos multilaterales hemisféricos, comovía de continuidad al tratamiento del tema. De estaforma, a partir de la cita de Miami, se constituyó unentramado institucional de carácter sectorial que incluyediversos niveles, a saber:! Las Conferencias Ministeriales de Defensa, iniciadas

en 1995 en Williamsburg, Estados Unidos, y

Parece muy probable que el estado actual del sistemainteramericano en materia de seguridad persista por untiempo más o menos prolongado.

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continuadas en Bariloche, Argentina (1996);Cartagena, Colombia (1998); y Manaos, Brasil(2000). La quinta reunión se realizará en Chile en elaño 2002.

! Las Conferencias Regionales sobre Medidas deFomento de la Confianza y de la Seguridad,celebradas en Chile y El Salvador en 1995 y 1998respectivamente, a las que está previsto darlesseguimiento.9

! La Comisión de Seguridad Hemisférica, comoestructura del Consejo Permanente de la OEA parael seguimiento del tema.A diferencia de la Cumbre de Miami, el Plan de

Acción de la Segunda Cumbre de las Américas,celebrada en 1998 en Santiago de Chile, reflejó untratamiento de la cuestión de la seguridad bastante máselaborado y con proyecciones más ambiciosas. Estoparecería reflejar el mayor dinamismo del tema en losdebates, si bien no en cuanto a resultados tangibles.

Entre las proyecciones o iniciativas contenidas en elPlan de Acción de Santiago de Chile cabría mencionarlas siguientes:! Estimular el diálogo regional en la perspectiva de

revitalizar y fortalecer el sistema interamericano enmateria de seguridad, teniendo en cuenta la nuevarealidad continental.

! Llevar a la práctica las medidas y recomendacionesemanadas de las Conferencias Regionales sobreMedidas de Fomento de la Confianza y de laSeguridad.

! Apoyar los trabajos de desminado en el ámbitocontinental, en el marco de los esfuerzos paratransformar el hemisferio occidental en una zonalibre de minas antipersonales.

! Promover la transparencia en materia de políticasde defensa.

! Fortalecer los mecanismos de solución pacífica delos conflictos existentes en el marco interamericano.

! Encomendar una serie de tareas a la OEA, a travésde la Comisión de Seguridad Hemisférica: a) elseguimiento y profundización de los temas relativosa las medidas de fomento de la confianza y laseguridad; b) realizar un análisis sobre el significado,alcance y proyección de los conceptos de seguridaden el hemisferio, a fin de desarrollar enfoquescomunes; c) identificar las formas de revitalizar yfortalecer las instituciones del sistema interamericanoen materia de seguridad.10

Esta agenda de trabajo definida en la SegundaCumbre de Santiago de Chile ha constituido durantelos últimos años el principal mandato orientador de laslabores sobre el tema de la seguridad en el marcointeramericano.

De cualquier manera, el papel actual del sistemainteramericano en materia de seguridad continúa siendomuy limitado y tiende a circunscribirse a ciertas iniciativaso situaciones puntuales, respecto a las cuales desempeñaun papel más o menos significativo, y que podríansintetizarse del modo siguiente:! La OEA ha servido de marco a un proceso

relativamente dinámico en el campo de las medidasde fomento de la confianza y la seguridad a travésde las Conferencias Regionales.

! También ha tenido un papel destacado en las laboresde desminado en Centroamérica.11

! Igualmente respecto a Centroamérica, frente a lareciente revitalización de los conflictos fronterizosen la subregión, la OEA ha actuado comomediadora y servido como marco facilitador de lasolución pacífica de estos, si bien su intervención ysus resultados han sido hasta ahora bastante limitadose incluso polémicos.12

! Durante la Asamblea General de la OEA, celebradaen Guatemala en 1999, se adoptó la ConvenciónInteramericana sobre Transparencia en lasAdquisiciones de Armas Convencionales, lo cualrepresenta un resultado significativo para laorganización, siempre en sintonía con las prioridadesnorteamericanas hacia la región en esta materia. En1997, se había aprobado la ConvenciónInteramericana contra la Fabricación y el TráficoIlícitos de Armas de Fuego, Municiones, Explosivosy otros Materiales Relacionados.13

! Finalmente, cabría mencionar los avances de la OEAen materia de narcotráfico y terrorismo. En el primercaso, como referimos antes, se logró la aprobacióny puesta en marcha de un Mecanismo de EvaluaciónMultilateral (MEM).14 En el campo del terrorismo,a fines de 1998 se creó una Comisión Interamericanaespecializada en la materia para fortalecer lacooperación continental, en cuyo marco se prevéutilizar modalidades de trabajo similares a lasaplicadas en el tema del narcotráfico.En un reciente informe del Secretario General de la

OEA, César Gaviria, sobre las proyecciones futurasde la organización hemisférica,15 se señalandeterminados elementos que brindan algunas clavessobre la visión prevaleciente en materia de seguridad:! En el hemisferio existe una oportunidad histórica

para construir un nuevo paradigma de seguridad.! Resulta necesario lograr una aproximación entre las

diferentes concepciones de seguridad existentes enel continente, incluyendo las preocupacionesespeciales de los pequeños Estados insulares.16

! El tema de la seguridad ha encontrado en la OEAun espacio privilegiado de discusión, y han tenido

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un papel clave en ello las Conferencias Regionalessobre medidas de fomento de la confianza y de laseguridad. El paso lógico subsiguiente a estas medidassería el inicio de consultas en temas de control ylimitación de armamentos, incluyendo el desarme.

! Las labores de la OEA se orientarán a partir delmandato básico de la Cumbre de Santiago de Chile,en cuanto a revitalizar y fortalecer las institucionesdel sistema interamericano de seguridad sobre basesconceptuales renovadas. Para ello resulta necesarioalcanzar consensos sobre los fundamentos, los temasy las instituciones e instrumentos que el nuevo sistemarequiere.

! La nueva agenda de seguridad debe partir de losvalores comunes, en particular la democracia y elEstado de Derecho.

! Resulta necesario una creciente participación de lossectores civiles del Estado —incluyendo losparlamentarios— en los temas de la seguridad.

! Se debe tener en cuenta el concepto emergente de laseguridad humana, como complemento del enfoquetradicional de la seguridad nacional. Sin embargo,no todos los elementos de este nuevo conceptodeberían ser incluidos en la agenda de seguridadhemisférica.17

! La seguridad del conjunto de las sociedadesamericanas no se obtendrá mediante la construcciónde una estructura que pretenda englobar todos lostemas y todos los países. En su lugar, la región debepropugnar la creación de esquemas de geometríavariable, articulados y vinculados entre sí. Elpanorama institucional de seguridad en el futuro seráconfigurado por un conjunto de instanciasautónomas que se refuercen mutuamente. En estavisión, la OEA deberá convertirse en el ejeorientador, articulador y coordinador. El sistemahemisférico sería el complemento de los esfuerzosy de los sistemas subregionales.

Indefiniciones e inadecuaciones del sistema

A pesar de la existencia de diversas iniciativas y elmayor dinamismo en cuanto al debate, el sistema deseguridad interamericano continúa atravesando unaindefinición conceptual y una inadecuación institucional,tomando como referencia lo que normalmente seconcibe como un sistema de seguridad colectivocoherente y operativo, que tiene hoy su paradigmaclásico en la OTAN.

En el continente no parecen existir en la actualidadlas condiciones necesarias para alcanzar ese elevadogrado de desarrollo institucional. Parece muy probableque el estado actual del sistema interamericano en

materia de seguridad persista por un tiempo más omenos prolongado.

En este punto, como en todos los temas de laagenda hemisférica, desempeñan un papel clave laspercepciones y proyecciones norteamericanas. El interésbásico de los Estados Unidos respecto a América Latinay el Caribe en cuestiones de seguridad, es garantizaruna región lo más estable y segura posible, a fin depoder concentrarse en otras áreas geográficas percibidastradicionalmente como prioritarias, desafiantes ypeligrosas dentro del contexto de la agenda globalnorteamericana.

En la medida en que los Estados Unidos, a partirde su posición hegemónica, puedan garantizar en lobásico esas condiciones de estabilidad y seguridadcontinental, de modo unilateral o bilateral, no deberíaesperarse un mayor interés norteamericano en laconstrucción de un sistema multilateral con enfoques yreglas claramente definidos.

Es necesario tener en cuenta que un sistemamultilateral siempre sería complementario, instrumental,o subordinado a los intereses norteamericanos y a suprevaleciente propensión a la actuación unilateral. Cabríapreguntarse también hasta qué punto estaría en el interésnorteamericano el diseño de un sistema claro, con reglascomunes, y en cierta medida vinculantes, queeventualmente podría limitar, desde el punto de vistapolítico, su capacidad para intervenir y proyectar supoderío bélico de manera unilateral en el continente,llegado el caso.

La ambigüedad doctrinal existente hoy en el marcomultilateral interamericano en materia de seguridadresulta, hasta cierto punto, conveniente para la políticanorteamericana hacia el continente, porque provee lasuficiente flexibilidad para, de manera pragmática yselectiva, utilizar convenientemente ese marco para hacerfrente a situaciones específicas según sus intereseso, por el contrario, ignorarlo en caso necesario.18

Por otra parte, a la hora de intentar cualquierprevisión, es necesario reconocer que la actual coyunturaregional presenta condiciones de gran inestabilidad yfluidez, a partir de las cuales se podrían generardinámicas novedosas e imprevisibles.

La situación en Colombia, las ya recurrentes crisisde gobernabilidad en Ecuador y Perú, y el procesopolítico venezolano —para solo señalar los casos másconnotados—, constituyen serias preocupaciones paralos Estados Unidos y las élites gobernanteslatinoamericanas, lo que alimenta una percepción comúnde amenaza respecto a un posible efecto de contagiode la acentuada volatilidad e inestabilidad que caracterizahoy al panorama andino.

Para lidiar con la diversidad de situaciones y procesosconsiderados como amenazantes y desestabilizadores,

La seguridad hemisférica y el sistema interamericano

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a lo largo de la década de los 90, y hasta la actualidad,se ha venido articulando una visión del sistemainteramericano como un mecanismo renovado para ladefensa a ultranza del status quo continental frente a las«amenazas a la estabilidad democrática». El problemacon este enfoque, basado en la vinculación seguridad-estabilidad democrática, radica precisamente en requeriruna conceptualización tan amplia de la seguridad que,de ser aplicada de manera estricta, la haría inviable oincosteable como basamento de un sistema de defensacolectivo. En un enfoque de este tipo podrían cabertemas tales como los derechos humanos, el narcotráfico,el terrorismo, la corrupción, el crimen organizado, losdesastres naturales, las relaciones cívico-militares, entreotros; todo ello articulado en el eje central de la«protección a la democracia representativa».

También resulta sumamente compleja la definiciónclara y común del «enemigo», requisito indispensablepara un mecanismo de seguridad colectiva. El procesode «satanización» podría no ser tan problemático, porejemplo, en el caso de los narcotraficantes (y«narcoguerrillas») o de los terroristas, pero esto cambiacuando pudiera tratarse de amplios sectores popularesinsatisfechos y empobrecidos, víctimas de los problemasde fondo de la región, y que son los portadoresnaturales de los deseos de cambio —más o menosradicales— del orden existente.19 Esta amenaza«popular», si bien no suele aparecer de manera explícitaen las nuevas formulaciones doctrinales, constituyeclaramente un elemento presupuesto en el enfoque dela «seguridad democrática».

Lo más probable es que el enfoque democráticode la seguridad hemisférica continúe teniendo unaaplicación pragmática y muy selectiva, frente asituaciones intolerables para el orden hegemónicocontinental y a partir de intereses políticos muy concretosy evidentes. Los acontecimientos en Ecuador en el mesde enero del 2000 resultan muy ilustrativos. En un inicio,la OEA actuó rápidamente para condenar la caída delpresidente Jamil Mahuad; pero una vez escamoteadoslos objetivos políticos del amplio movimiento popular,la organización hemisférica se apresuró a convalidar olegitimar el nuevo gobierno del presidente GustavoNoboa. No obstante, a muchos no escapó que, conesta actuación, la OEA sentó un precedente contrario

a su propia base doctrinal, que tiene como referentesfundamentales la Resolución 1080 (1991) de laAsamblea General sobre la protección de la democraciarepresentativa20 y el Protocolo de Reformas a la Carta,suscrito en Washington en 1992 («Protocolo deWashington»). Si bien la OEA relativizóconvenientemente este hecho, al aducir que el nuevomandatario era el vicepresidente constitucional del país,lo sucedido en Ecuador pudiera servir de precedentepara la remoción de presidentes constitucionales porvías más o menos violentas o coercitivas, y colocar enel poder a otros políticos civiles. Esta posibilidadpudiera tocar muy de cerca a varios países de la región.

Otro caso muy revelador es el de Perú. Duranteaños y hasta una fecha relativamente reciente, losEstados Unidos y el sistema institucional interamericanoen su conjunto, relativizaron o colocaron en un lugarmuy secundario las «insuficiencias» democráticas delgobierno del presidente Alberto Fujimori. Durante eseperíodo, en el caso peruano se manifestó con claridadel tradicional pragmatismo estadounidense y lainconsistencia inherente al enfoque «democrático». Almargen de coyunturales ejercicios retóricos sobre las«preocupaciones» respecto a la situación política peruana—a fin de cuidar las apariencias—, la Administraciónnorteamericana apreció tradicionalmente en Fujimoriun baluarte de estabilidad, sobre todo desde el puntode vista de la lucha contrainsurgente y antinarcóticos.En tal sentido, valoró y apoyo a Perú como unimportante elemento de contención de los posiblesefectos expansivos de la situación colombiana. Cuandola situación interna peruana se hizo intolerable y lostérminos del análisis costo-beneficio se invirtieron, losEstados Unidos, acompañados por Canadá y un grupono despreciable de países de la región, se proyectaronen favor de la máxima aplicación de los instrumentosinstitucionales del sistema interamericano relativos a la«protección de la democracia».

De hecho, el tema peruano monopolizóprácticamente los debates de la Asamblea General dela OEA, celebrada en Canadá en junio del 2000. Lapostura norteamericana encontró claras y fuertesreticencias por parte de un grupo importante de paíseslatinoamericanos, entre los que sobresalieron Venezuela,Brasil y México, los cuales lograron la adopción de una

Lo más probable es que el enfoque democrático de laseguridad hemisférica continúe teniendo una aplicaciónpragmática y muy selectiva, frente a situaciones intolerablespara el orden hegemónico continental y a partir de interesespolíticos muy concretos y evidentes.

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resolución matizada, que no satisfizo las expectativasnorteamericanas. No obstante, el que una AsambleaGeneral de la OEA haya ubicado su foco en la discusiónde la situación interna de un país, así como el papelprotagónico desempeñado por la organizaciónhemisférica —siempre en su función instrumental delpoder hegemónico— a lo largo de la crisis peruana y apartir de su desenlace posterior, resultan hechos muysintomáticos de los tiempos que corren.21

Sin dudas, el caso específico de mayor relevanciapara el tema que analizamos es la situación colombiana.Lo que suceda en Colombia pudiera establecer pautasmuy importantes para el futuro del sistema de seguridadhemisférica. La posible evolución de la situación en estepaís resulta imprevisible, y los escenarios básicosparecerían oscilar entre un mantenimiento, en mayor omenor medida, del status quo, pero con una crecienteparticipación norteamericana dirigida a garantizar uncontrol mínimo de la situación —la clásica intervenciónunilateral de los Estados Unidos—; y una intervencióncon cierto apoyo o cobertura regional, a fin de disminuirel costo político y otorgarle cierta legitimidad. En laactualidad parece prevalecer el primer escenario, perola volatilidad del conflicto colombiano y la definiciónnorteamericana de que este representa el principalproblema para la seguridad continental, pudieraconducir a cualquier desenlace.

La nueva administración norteamericana delpresidente George W. Bush ha insistido claramente enel interés de lograr un «involucramiento regional» enapoyo al Plan Colombia, pero se enfrenta a la oposicióno a las reticencias y aprensiones de paíseslatinoamericanos que resultarían claves en un proyectode ese tipo.22

La situación que atraviesa Colombia ha reactivadola vieja idea de establecer una fuerza militarinteramericana con determinado grado deinstitucionalización. A nuestro juicio, en el continenteno existen hoy las condiciones políticas para elestablecimiento de una fuerza de ese tipo con carácterpermanente, aunque eventualmente podría llegar aresultar factible de manera ad hoc frente a situacionescomo la colombiana.

Otro asunto que merece atención es el nuevoconcepto de seguridad humana, impulsado por Canadá.En esencia, constituye una definición amplísima deltema de la seguridad —que en cierta medida se acercaal enfoque caribeño sobre sus «preocupacionesespeciales»—, centrada en las poblaciones y losindividuos en lugar del Estado o los países. Este nuevoconcepto incluiría tantos temas (derechos humanos,democracia, narcotráfico, delincuencia, violencia, medioambiente, situación de la infancia, educación, salud,etc.), que ha llegado a resultar desconcertante e

incomprensible para una parte importante de los paísesde la región y, al menos por el momento, no pareceríaser operativo. Igualmente, por mucho que se presentecomo iniciativa destinada a la promoción de lacooperación multilateral, resulta inevitable ver en la«seguridad humana» a la canadiense, un enfoque ensintonía con los postulados doctrinales asociados a lainjerencia humanitaria, lo cual ha motivado lascorrespondientes aprensiones y reticencias por partede algunos países latinoamericanos. A pesar de todasestas dificultades, los canadienses llegaron a manejar endeterminado momento que la «seguridad humana» seríauno de los temas principales de la Tercera Cumbre delas Américas, celebrada a fines de abril de este año enQuébec.

Aprovechando su condición de país anfitrión,Canadá pretendió que la «seguridad humana» fuera elasunto principal de la Asamblea General de la OEAdel pasado año. Aunque el tema finalmente quedóeclipsado por las discusiones sobre Perú, llegó aproducirse una sesión de «Diálogo ministerial» paradebatir sobre el nuevo concepto. En ella se hicieronevidentes las importantes divergencias existentes y lasdificultades inherentes a un enfoque de la seguridadconcebido en términos tan amplios.23

La posición asumida por la delegación de losEstados Unidos en este debate, presentando objecionesy reservas a la propuesta canadiense, resulta muyreveladora de su proyección general en el tema de laseguridad hemisférica. Para ellos, el presente estado deindefinición o ambigüedad conceptual e institucionaldel sistema no sería necesariamente un inconveniente,al tiempo que permite lograr determinados avances yresultados concretos en temas puntuales que resultande su especial interés (como el control y la transparenciaen la adquisición de armamentos convencionales, la«protección» y el «fortalecimiento de la democracia», elcontrol civil de las fuerzas militares, entre otros).

Por otra parte, las intervenciones de otros países,cada cual haciendo uso del nuevo concepto de acuerdocon sus situaciones e intereses específicos, evidenciaronque el enfoque de la «seguridad humana» resultaincómodo para los Estados Unidos, en tanto puedeservir de base de apoyo para reivindicaciones odemandas en los temas más diversos, como elmigratorio, la cooperación para el desarrollo, laeliminación de barreras comerciales proteccionistas y ladeuda externa.24

En los últimos tiempos, los Estados Unidos haninsistido más en la creación de un mecanismo deprevención, presión y reacción colectiva de carácterpolítico-diplomático, basado en la OEA, comoinstrumento de respuesta rápida frente a diversassituaciones que amenacen la «estabilidad democrática», y

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con la posibilidad de recurrir a sanciones multilaterales.En esta línea, en la Asamblea General de la OEAcelebrada en Guatemala en 1999, impulsaron unapropuesta de «diplomacia preventiva» para la protecciónde la democracia representativa. Esta iniciativa encontróuna fuerte resistencia y no prosperó, aunque los EstadosUnidos han dejado claro que siguen trabajando en esadirección.

En una intervención pública relativamente reciente,el representante norteamericano ante la OEA, LuisLauredo, expresó su esperanza de lograr la aprobaciónde un paquete de medidas que sitúen a la OEA enmejores condiciones para defender la democracia en laregión. Lauredo señaló que «la democracia no está losuficientemente consolidada en América Latina, y existeel peligro de una recaída en los malos hábitos de lasdictaduras». Al referirse a las nuevas amenazas a lademocracia, precisó que estas eran hoy más «sutiles ypor tanto mucho más peligrosas», y añadió: «sabemosbien cómo enfrentarnos a los golpes militares, pero noestamos bien equipados para enfrentarnos a lo quealgunos académicos denominan como caudillismodemocrático».25

En conclusión, se abre paso una nueva concepciónde la seguridad hemisférica más amplia y difusa, centradaen la «protección de la democracia representativa». Suaplicación concreta podría ser muy pragmática e inclusocontradictoria, asociada al objetivo básico de la«estabilidad», según los parámetros establecidos por laestrategia de seguridad hemisférica norteamericana,compartidos —en lo esencial— por las élites gobernantesimperantes en la región.

En este escenario, no habría que esperar desarrollosimpactantes o de gran relevancia en la dimensiónmultilateral del sistema de seguridad interamericanobasado en la OEA. Su papel seguiría siendo muysecundario, complementario e instrumental. Lo unilateral,lo bilateral, en alguna medida lo subregional, y hastaposibles coaliciones regionales ad hoc, deberían ser lasmodalidades fundamentales del sistema de seguridadcontinental a la entrada del nuevo milenio.

Notas

1. Entre los fracasos, sobresale la incapacidad de la administraciónClinton para obtener del Congreso la facultad de «vía rápida» paralas negociaciones comerciales.

2. Desde esta perspectiva, la resolución sobre la Ley Helms-Burton,adoptada por la Asamblea General de la OEA, durante su sesión enPanamá en 1996, parecería haber sido una de las excepciones queconfirman la regla. A la larga los Estados Unidos han conseguidodiluir el tratamiento de este asunto en el marco de la OEA (aunqueformalmente se mantiene en agenda), pero es indudable que eldictamen del Comité Jurídico Interamericano sobre la Ley Helms-Burton representó un hecho significativo en cuanto a la reafirmación

de su carácter violatorio del Derecho Internacional. Véase AG/RES. 1364 (XXVI-O/96) «Libertad de Comercio e Inversión en elHemisferio», http://www.oas.org, y CJI/SO/II/doc.67/96 rev. 5«Opinión del Comité Jurídico Interamericano», 23 de agosto 1996.

3. La exclusión de Cuba es un caso paradigmático de la aplicacióndel «veto» estadounidense. La naturaleza «incompleta» del sistemainteramericano es señalada de manera recurrente, desde las másdiversas posiciones, como una de sus principales debilidades entanto sistema multilateral continental.

4. En este empeño, los resultados son muy escasos o marginales.Recientemente se ha evaluado como un éxito importante laadopción de un Mecanismo de Evaluación Multilateral (MEM) enmateria de drogas en el hemisferio, como vía para contrarrestar lacertificación unilateral norteamericana y, eventualmente, contribuira su derogación. Sin embargo, al menos por el momento, los EstadosUnidos no parecen dispuestos a renunciar a este instrumento depresión, y así lo han hecho saber explícitamente de manera reiterada.

5. Una cuestión importante de debate es el futuro del TIAR y de laJunta Interamericana de Defensa (JID). Las posiciones oscilan entrelos países que argumentan la total obsolescencia de estas institucionesy los que, por el contrario, pretenden otorgarles un nuevo papelmás o menos importante. Otro punto en cuestión es la redefinicióndel vínculo institucional entre la JID y la OEA.

6. Por razones de espacio, en este trabajo no hemos profundizadorespecto a la incidencia de la política interna norteamericana en laproyección externa de este país, la cual se manifiesta de maneraacentuada en su política hemisférica, como una variable clave,explicativa de sus contradicciones y sinuosidades. Nos limitamos aponer de relieve la improcedencia de concebir a los Estados Unidoscomo un actor racional y unitario y que, por el contrario, a laAdministración norteamericana le resulta muy problemáticoconstruir los consensos necesarios para proyectar de manerasostenida una estrategia coherente hacia el continente.

7. No obstante, las percepciones individuales o subregionales puedenser muy disímiles. La divergencia más marcada es la que existe entrelos países caribeños anglófonos y los latinoamericanos en sentidogeneral.

8. Véase Declaraciones y Planes de Acción de las Cumbres de lasAméricas, http://www.summit-americas.org/List-Summits-spanish.htm, así como también Isabel Jaramillo «El tema de laseguridad», Cuadernos de Nuestra América, v. XII, n. 24, julio-diciembre de 1995, pp. 63-70.

9. Tanto las Declaraciones de las Reuniones de Ministros de Defensacomo de las Conferencias Regionales sobre Medidas deFomento de la Confianza y de la Seguridad pueden verse enhttp://www.summit-americas.org/Conventions-spanish.htm.

10. Estas tareas asignadas a la Comisión de Seguridad Hemisféricade la OEA deberán culminar con la realización, en los primerosaños de la actual década, de una Conferencia Especial sobre Seguridad,en la cual el nuevo sistema de seguridad hemisférica debería serconfigurado.

11. Recientemente se ha planteado la posibilidad de extender laslabores de desminado a otras regiones, concretamente la fronteraPerú-Ecuador.

12. Este renovado papel de la OEA en la solución de conflictosparecería ser, sobre todo, el resultado de la demostrada incapacidadde los mecanismos institucionales propiamente centroamericanospara lidiar con las controversias surgidas en la subregión, y no tanto

Roberto M. Yepe

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de un aumento en la confianza de la organización en el ejercicio deestas funciones.

13. Ambos instrumentos jurídicos pueden verse enhttp://www.summit-americas.org/Conventions-spanish.htm.

14. Para una información detallada del MEM, véasehttp://www.cicad.oas.org/es/mem/cicad-mem-index.htm.

15. César Gaviria, «Desafíos para un nuevo futuro (1999-2004)»,Organización de los Estados Americanos, Washington, DC,septiembre de 1999. Para un balance de las actividadesfundamentales de la OEA a partir de la Cumbre de Miami, véaseCésar Gaviria, «Senderos hacia el nuevo milenio: el camino recorrido(1994-1999)», Organización de los Estados Americanos,Washington, DC, junio de 1999.

16. En los debates en las Cumbres hemisféricas y la OEA, los paísesdel CARICOM han venido insistiendo en sus preocupacionesespeciales a partir de un concepto amplio y multidimensional de laseguridad alejado de la concepción tradicional. El enfoque caribeñoincluye temas tales como la vulnerabilidad económica, elnarcotráfico, el medio ambiente y los desastres naturales, y enfatizaen la importancia de los flujos de asistencia y cooperación hacia losEstados pequeños. Sin embargo, esta cuestión se ha mantenido,fundamentalmente, en un plano retórico, sin resultados concretossignificativos, y tiende a ser subestimado o relegado por los paísesgrandes del continente, lo cual constituye un serio motivo deinsatisfacción para las naciones caribeñas.

17. El concepto de «seguridad humana» ha sido un tema promovidocon fuerza por Canadá en los últimos años. En la última parte deeste trabajo nos referimos con más detalles al debate alrededor deeste nuevo enfoque.

18. Está de más decir que, en el plano militar, los Estados Unidoscuentan con un poderío mucho más que suficiente para lidiar concualquier situación que les resulte intolerable en la región. En estepunto, debe tenerse en cuenta que la retirada norteamericana dePanamá ha sido compensada rápidamente —y quizás inclusosuperada en términos operacionales—, mediante el establecimientode una red de instalaciones en varios países y territorios de la región,como manera de garantizar una presencia avanzada y una proyecciónmás efectiva del poderío militar estadounidense.

19. Debe tenerse en cuenta que, en dependencia del país de que setrate, estos sectores populares pueden incluir o extenderse a unaparte significativa de las fuerzas armadas y policiales —normalmente

en los estamentos bajo y medio—, quienes suelen encontrarse entrelos afectados por el orden neoliberal-democrático representativo, apartir de la creciente erosión de su estatus económico y político ensus respectivas sociedades.

20. Véase AG/RES. 1080 (XXI-O/91) «DemocraciaRepresentativa».

21. Por otra parte, las discusiones sobre Perú en la OEA pareceríanhaber incentivado el debate y los cuestionamientos sobre el papel ylas facultades de la OEA frente a situaciones y procesos políticos decarácter interno. En particular, se han planteado una serie deinterrogantes sobre las condiciones de aplicación y la propia vigenciade mecanismos intervencionistas como la Resolución 1080, y se hapuesto de relieve el doble estándar que prevalece en el tema de lademocracia y los derechos humanos en la región. También se haacentuado el debate en el interior de la OEA sobre las funciones yfacultades de las misiones de observación electoral.

22. De hecho, aunque oficialmente no estaba en su agenda, el PlanColombia fue un punto muy controversial en la IV Conferencia deMinistros de Defensa de las Américas, celebrada en Brasil en octubrede 2000. Otro punto polémico fue la propuesta venezolana decrear una organización militar latinoamericana, con la exclusión delos Estados Unidos.

23. El documento base de la discusión, preparado por Canadá, asícomo las intervenciones de los países que participaron en el debate,incluidos los Estados Unidos, pueden verse en http://summit-americas.org/XXX-OAS-GA-Discussions/HumanSecurityDialogue-MAIN-sp.htm.

24. Incluso el canciller de Santa Lucía, durante su intervención,hizo un llamado a levantar «el inhumano embargo contra el pueblode Cuba».

25. «Ambassador Luis Lauredo Brings “Corporate Approach” toOAS», 28 de marzo de 2000, Office of InternationalInformation Programs, U.S. Department of State, Archives,http://usinfo.state.gov/homepage.htm.

© , 2001.

Jorge Ibarra

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no. 26: 130-137, julio-septiembre de 2001.

Jorge Ibarra

Puntos de contacto entre la narrativa histórica

y literaria

Los historiadores acudimos de manera invariable a los tropos de la literatura para construir nuestro

discurso. Usamos metáforas, símiles, hipérboles, sinécdoques, metonimias y prácticamente todas las figuras literarias del repertorio de los poetas y los narradores. De hecho, no hacemos otra cosa que apelar a los recursos expresivos del habla cotidiana y a las figuras arquetípicas de la narración literaria: épicas, satíricas, trágicas, cómicas.

La metonimia de White y La Capra

La presencia de los tropos y géneros expositivos literarios en la obra de los historiadores estimuló la elaboración de una teoría formal sobre la historiografía. En 1973, el historiador estadounidense Hayden White publicó, con el titulo de Metahistory, su ensayo general sobre la producción historiográfica. En el prólogo postulaba que las principales historias y filosofías de la historia publicadas en el siglo xix y estudiadas por él encerraban

un profundo contenido estructural, generalmente poético,

y específicamente lingüístico en su naturaleza, y el cual sirve como un paradigma precríticamente aceptado de lo que una explicación distintivamente histórica debía ser.1

O sea, tenía aplicación en casi todos los trabajos históricos, ensayos, síntesis, monografías, que se propusieran contar una historia, o explicar un proceso o un conjunto de hechos. La génesis del discurso historiográfico se encontraba —de acuerdo con White— no solo en los tropos (metáforas, símiles...) y arquetipos estilísticos referidos (sátiras, tragedias...), sino también en los modos explicativos de la argumentación histórica (formales, organicistas, mecánicos, contextuales). A partir de la constatación de la presencia de esas figuras literarias y modos explicativos en las obras historiográficas del xix, White pasaba, sin más preámbulos, a establecer una teoría de la formación o constitución del discurso historiográfico, el cual, según él, era con frecuencia el resultado de un proceso inconsciente.

Llama la atención, sin embargo, que el positivismo y el marxismo —en tanto corrientes del pensamiento constitutivas de las ciencias sociales del siglo xix —así como sus métodos, procedimientos y categorías, no

Historiador. Miembro del Consejo Editorial de Temas.

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aparecieran en la génesis de la historiografía moderna. De hecho, cuando estudió la figura de Marx entre los filósofos de la historia del siglo xix, White definiría el origen de su obra en determinadas configuraciones literarias. No tomó en consideración tampoco el hecho de que Marx fue, ante todo, un científico social que rechazó de manera explícita la orientación idealista de la filosofía de la historia de su época.

A partir del paradigma referido, White abordó de manera parecida el estudio de Michelet, Ranke, Tocqueville, Burkhardt, entre los historiadores, y de Hegel, Nietzche y Croce, entre los filósofos de la historia. Al estudiar a estos autores, se había sentido inclinado —según sus propias palabras— a

postular un profundo nivel de conciencia, en el cual el pensador histórico selecciona una estrategia conceptual de la que se vale para explicar o representar sus datos. En este nivel, creo que el historiador efectúa un acto esencialmente poético, en el que prefigura el campo histórico y lo constituye como un dominio sobre el cual aplicará las teorías específicas de las que se valdrá para explicar lo que estaba en realidad sucediendo. [...] Este acto de prefiguración, puede a su vez, tomar un número de formas, los tipos de los cuales son caracterizables por los modos o maneras lingüísticas en los que son moldeados.2

Estas for mas eran —como enunciar ía a continuación— los tropos, como la metáfora, la metonimia y la sinécdoque, así como la ironía. Como para que no hubiera dudas del carácter prefigurativo, inconsciente, que le atribuía a la génesis de la narrativa histórica, White colocó su obra bajo el exergo de Gaston Bachelard: «uno solo puede estudiar sobre lo que uno antes ha soñado».

Después de aseverar que los filósofos no habían esclarecido hasta qué punto la historia podía ser considerada una clase de ciencia, sin dejar sentado que constituyera algo definido, postulaba en Topics of Discourse, escrito en 1978, que la historia era una «fiction making operation». Se trataba entonces de que

[L]a historia no aportaba más o menos conocimiento de lo real, y que era completamente ilusorio querer clasificar la obra de los historiadores en función de criterios epistemológicos, indicando su mayor o menor pertinencia a rendir cuentas de la realidad pasada, que era su objeto.3

A manera de resumen, se establecía que las narrativas históricas eran ficciones verbales, invenciones, que tenían relación solo con sus contrapartes en la literatura y no con las ciencias sociales.

A pesar de esta posición negativa frente a los avances y progresos de la disciplina histórica en la segunda mitad del siglo xx, así como a la incorporación, a la dimensión temporal del relato, de los métodos y procedimientos de la sociología, la economía, la demografía, la lingüística, etc., White proponía que se integrasen los aportes de

la crítica literaria y la narrativa como fundamentos del análisis histórico. A su modo de ver, este acercamiento contribuiría decisivamente a que la historiografía pudiera finalmente aprehender su objeto. En ese sentido, él y su seguidor Dominick La Capra pensaban que esta nueva alianza debía concentrar su enfoque en el papel que desempeña el lenguaje en las descripciones y concepciones de la realidad histórica. Una mayor atención a los procesos creativos de la narrativa literaria debían hacer más innovadores y conscientes de sus limitaciones a los historiadores. De ahí que sugirieran que se buscasen modos alternativos a la comprensión histórica del mundo. La historiografía había quedado encerrada en los paradigmas del siglo xix y no había incorporado los avances de la crítica literaria y otras ciencias. Los tabúes de la profesión proscribían las introspecciones de la literatura y el arte, en tanto les imponían a los historiadores la obligación de enfatizar las distinciones entre la ficción y el hecho histórico. La dimensión imaginaria debía desempeñar un papel decisivo en la descripción de los hechos.

Desde luego, los escritores de historia y de ficción dependen del ejercicio de la imaginación, una vez que estos géneros son constructos de la mente humana. Pero de lo que se trata es de que difieren fundamentalmente en cuanto a las áreas en las que esta debe ser ejercitada legítimamente. Al respecto, Lawrence Stone ha destacado que el novelista y el creador de ficción usan su imaginación para crear sus datos básicos: personajes, diálogos, tramas, acciones. Ahora bien, para los historiadores resulta imposible inventar o imaginarse hechos que no sucedieron. Su materia prima —los hechos históricos— no puede ser inventada. La imaginación desempeña un papel clave en la formulación de las hipótesis históricas, en la reconstrucción del objeto, en los criterios y técnicas empleados para descubrir las falsedades. De ese modo, la fantasía del historiador se aplica en aquellas áreas del proceso investigativo y de elaboración textual, en las que sus colegas de otras ramas de las ciencias sociales, los arqueólogos, etnólogos, sociólogos, economistas, ejercitan la suya.

La negativa a reconocer que la historia es una disciplina razonada, con criterios de exclusión e inclusión racionales, descubría más de un flanco abierto en la percepción de los estudiosos literarios estadounidenses. La Capra se ha sentido obligado a reconocer que mientras la mayoría de los historiadores localizarían la realidad en determinismos económicos, sociales o políticos, White alega descubrirla rígidamente en los tropos que le dan forma a la escritura histórica; pero en este caso el deseo metafísico de alcanzar una presencia completa, una significación omnicomprensiva y una explicación total, opera como una presunción

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no fundada, ni examinada. De hecho, para White las figuras y tropos literarios constituyen no solo la génesis de la historiografía, sino también la llave de acceso principal a la realidad histórica.4 La oposición de los conceptos de las ciencias sociales a los tropos literarios apenas son tratados, en tanto parece fundirlos en una sola cosa. Por eso aplaude la obra de Foucault, ya que piensa que el propósito «en sus estudios de la evolución de las ciencias humanas es descubrir las estrategias figurativas (y últimamente míticas) que sancionan los rituales conceptuales en las que esas ciencias indulgen característicamente».5

Los problemas que se derivan del empleo de los tropos en los textos de las ciencias históricas y sociales están menos vinculados con su riqueza significativa que con el hecho de que frecuentemente mienten sin remedio. A diferencia de los mitos, que conservan elementos reales, genuinos, los tropos aseveran ser ciertas cosas falsas. Se ha señalado que mientras más falsos, más efectivos son. El poder de las metáforas se deriva precisamente del juego existente entre los significados discordantes que impone simbólicamente en un marco conceptual unitario, y del grado en que esa coerción es exitosa al superar la resistencia psíquica del público al que está dirigida.6 Si por alguna razón la historia puede proclamar que es una disciplina científica, es por su oposición a admitir un vocabulario que adultera la esencia de los hechos. Cuando los tropos funcionan, transforman una falsa identificación en una analogía, y cuando no tienen repercusión se convierten en extravagancias, como destaca Geertz. Hay metáforas con un gran poder de convencimiento, en tanto han sido propagadas por los medios de comunicación masiva como una versión única de los hechos y han devenido verdades evidentes para miles de personas. En Cuba, tropos como «la trata» de haitianos, «la esclavitud» de los haitianos, divulgados por la burguesía plantacionista republicana de occidente, que importaba braceros canarios para la zafra, se convirtieron en evidencias irrefutables para muchas personas, al tiempo que retroalimentaban el mito del peligro negro. Todavía algunos historiadores se hacen eco de estas metáforas. Otros tropos de gran valor persuasivo circulados en las condiciones prácticamente monopólicas de la prensa burguesa en la República, eran los relacionados con

la presencia de los comunistas cubanos en la arena política. Se decía que estos habían sido comprados con «el oro de Moscú», cuando es conocido que la ayuda económica proveniente de la Unión Soviética, en ciertas condiciones difíciles, era empleada en cuestiones organizativas elementales para la actividad política, y los dirigentes vivían en condiciones de extrema modestia. Estos tropos encontraban caldo de cultivo en la errónea política en que se incurría, en algunas ocasiones, de sacrificar intereses nacionales del partido, en aras de acatar consignas trazadas desde Moscú. Las metáforas no son los únicos recursos estilísticos de los que se sirve la ideología,7 pero su aceptación acrítica resulta inadmisible para las ciencias históricas y sociales.

Razón vs. emoción

El empleo de las expresiones figurativas del lenguaje en el texto histórico no implica siempre una ruptura con el tono racional y fundamentado de la exposición. A los procedimientos lógicos de la investigación, les sucede con frecuencia la utilización de formas expresivas literarias en el discurso histórico. De ahí que un crítico historiográfico tan ponderado y ecuánime como Theodor Schieder haya asegurado que, en la novelística y en la poesía,

no se cala la esencia de las cosas mediante la abstracción conceptual, sino mediante la descripción artística. El historiador no puede renunciar totalmente a esos medios y debe aplicarlos con cuidado. El detenerse en la expresión artística no es propiamente una forma científica de enunciado y puede ser, en último caso, traída a cuento en forma complementaria, y en segundo lugar el historiador no puede aplicar este medio libremente como el poeta, sino solo en la medida en que sus fuentes ponen en sus manos algo para ello.8

No obstante, a modo de conclusión, postulaba que en la historia prevalecía el lenguaje conceptual racional.

El maestro de la historiografía contemporánea, Marc Bloch —al comentar el juicio según el cual a Leibiniz le sentaban las definiciones exactas, lo que le privaba de la agradable libertad de abusar en ocasiones de los conceptos—, decía que no podía aseverar que esa libertad fuera agradable, pero ciertamente estaba

Desde luego, los escritores de historia y de ficción dependen del ejercicio de la imaginación, una vez que estos géneros son constructos de la mente humana. Pero de lo que se trata es de que difieren fundamentalmente en cuanto a las áreas en las que esta debe ser ejercitada legítimamente.

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convencido de que era peligrosa. Su cautela, a propósito de la sobrecarga emocional de ciertas formas expresivas literarias, se manifestaba cuando reiteraba: «mucho más peligrosos son los efluvios emotivos de los que nos llegan cargadas tantas palabras. En el lenguaje, las potencias del sentimiento rara vez favorecen la precisión».9 Los historiadores literarios clásicos, que se complacían en hacer resplandecer en sus exposiciones su espíritu y su estilo, como si la historia fuera el campo propicio para sus virtuosismos, pasaron a mejor vida. La retórica de quienes no podían brillar con luces propias en la literatura, y se trasladaban a la historia con la esperanza de ser reconocidos en un campo más favorable, se conjugaba, por lo general, con una débil percepción y sensibilidad histórica.

En ciertos medios literarios se rinde culto todavía al brillante estilo expositivo de los relatos históricos novelados de Emil Ludwig y Stefan Zweig. Solo que tales relatos no tenían por objeto reconstituir los procesos históricos en sus líneas fundamentales, ni la verdad más íntima de sus personajes, sino aportar una visión personal del mundo a partir de evocaciones nostálgicas. En ese tipo de relatos se encuentran estudios biográficos como el de Jorge Mañach sobre José Martí,10 en el que el conocimiento de las motivaciones fundamentales del protagonista histórico es relegado en ocasiones en aras de un discurso literario estéticamente logrado. No es ese el caso de Emilio Roig de Leuchsenring, cuyo discurso, a juicio de Raúl Roa, pecaba de pobreza expositiva, pero cuyas investigaciones históricas reconstruyeron, en alguna medida, el discurso patriótico y antimperialista de las gestas independentistas. Si se tratase de elegir quién hizo un aporte más importante y duradero a la historiografía —por no hablar de su contribución inestimable a las luchas del pueblo cubano—, muy pocas personas pondrían en duda que ese mérito le correspondió al Historiador de la Ciudad de La Habana. No faltaría hoy algún editor trasnochado que, a título de defensor de las bellas letras, prohibiese la publicación de sus libros, de igual manera que otros colegas de la profesión histórica. A fuer de justo, tendría entonces que vedar la edición de otros tantos narradores literarios, entre los cuales los talentos y las mediocridades se encuentran en parecida proporción que entre los historiadores.

Nos encontramos, sin embargo, ante el hecho evidente de que uno de los déficits más evidentes de la narrativa histórica cubana está relacionado con su capacidad de expresar de una manera estimulante e interesante sus resultados. La situación de la escritura histórica nos lleva a revalorizar algunas de las sugerencias hechas por White y La Capra a los historiadores. Con independencia de sus posiciones negativas sobre la disciplina histórica, expusieron algunas cuestiones que

pudieran contribuir a un acercamiento y enriquecimiento mutuo de perspectivas. La literatura sugiere modos alternativos de conocer y describir el mundo, y usa el lenguaje por imágenes para representar las categorías complejas de la vida, el pensamiento, las palabras y la experiencia. El gran valor de la literatura moderna radica en su disposición a explorar el movimiento del lenguaje y el significado, en todos los aspectos de la vida social y política, y en la experiencia personal, aparte de sus estrategias narrativas y sus renovadas contribuciones a la intriga o trama literaria. Los escritores creativos han ido mucho más allá de la visión estática —que demandaba representaciones copiadas de la realidad— y se percatan de que todas las descripciones del mundo están sujetas a la revisión crítica y a su superación, sin dejar de responder a las expectativas de su público.

Si bien la historiografía ha dado grandes pasos desde la fundación de la escuela de Anales, al integrar los avances y las preocupaciones de las ciencias sociales a su campo de estudio, los problemas relacionados con la escritura propiamente dicha (o sea, con la construcción de la narrativa y la intriga), no han sido discutidos en profundidad.11 A eso puede haber contribuido, sin dudas, el criticismo negativo de White y La Capra, ante sus logros y avances en el decursar del siglo. Una primera cuestión traída a discusión por White, es que, a su juicio, el punto de partida más apropiado para la narrativa histórica debe ser el reconocimiento de que «no hay tal cosa como un único punto de vista correcto de cualquier objeto bajo estudio, sino [...] muchos puntos de vista correctos, cada uno de los cuales demanda su propio estilo de representación».12 Esta concepción pluralista ofrece una variedad de ventajas e inconvenientes, incluyendo una mayor sensibilidad a la inevitable diversidad de perspectivas de la vida social. El historiador que trabajase bajo esa concepción, «podía ser visto como uno que, tal como el artista moderno o el científico, busca explotar una variedad de perspectivas del mundo sin pretender agotar la descripción o el análisis».13

La diversidad de puntos de vista, debía romper con dos principios esenciales del relato histórico tradicional: el punto de vista unificado o único y el narrador omnisciente. Otra sugerencia de White cuestiona las categorías del sentido común en las que se basaba la comprensión histórica en la historiografía moderna. El artista moderno ha enseñado ya cómo la investigación de lo no familiar cambia la forma en que entendemos el mundo, y desde su perspectiva no había razón (excepto el miedo a la ideología) para evadir estos problemas. «Tal concepción de la historiografía es consistente con los objetivos de mucha de la poesía contemporánea o al menos reciente —objetivos que acentúan la importancia de percibir la extrañeza de las cosas ordinarias.14 Esa

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posición no está alejada de los criterios de Carpentier, para quien «cuanto más inverosímil le pueda parecer un acontecimiento (en mis novelas) puede usted estar seguro que es tanto más cierto».15

¿Qué tipo de acontecimientos humanos pueden ser traído a la consideración del saber historiográfico en virtud de estos métodos? ¿Hasta qué punto esos hechos anómalos o inverosímiles, constituyeron en el pasado fenómenos cargados de consecuencias históricas? En este punto, White no elude la posibilidad de que la atención a lo no acostumbrado o no familiar produzca efectos desconcertantes entre sus lectores, pero lo considera inevitable si se quiere progresar en la construcción de un relato que rompa con las tendencias unidimensionales en boga. Estas nuevas formas, según su proponente,

les permitirían a los historiadores concebir la posibilidad de modos de representación impresionistas, expresionistas, surrealistas (quizás) hasta modos de representación accionistas para dramatizar la significación de datos que han descubierto, pero que demasiado frecuentemente les es prohibido considerar seriamente como evidencia.16

El principio en el que se sustenta la propuesta es sumamente polémico. Hasta qué punto esta representación reconstituirá el objeto en sí o lo distorsionará, es la preocupación gnoseológica que nos asalta. En ese sentido, el relato literario de Eduardo Galeano sobre la evolución histórica del continente americano,17 parece encontrarse en los límites de todos estos ensayos de renovación de la narrativa histórica. ¿Hasta qué punto puede considerarse propiamente historia la versión literaria del escritor sudamericano del devenir de nuestra América? El carácter pedagógico-literario de su relato, sin dudas ha contribuido más al conocimiento de hechos fundamentales de nuestra historia que cientos de manuales tradicionales. La grandilocuencia de su esquema épico-histórico, sustentado por una concepción progresista y revolucionaria de la historia, no se aparta, en determinados momentos, de la explicación racional y meditada de la vida, aspiraciones y sueños de millones de seres humanos en las distintas coyunturas de su trayectoria. Resulta muy difícil cuestionar o impugnar ese modo alternativo de hacer historia, esa síntesis grandiosa de nuestro acontecer, en tanto enriquece notablemente la concepción de la sociedad de millones de seres humanos.

La Capra, por su parte, ha propuesto el empleo de la farsa y la comedia en el relato histórico, a los efectos de representar ciertos momentos grotescos de la existencia histórica. Para eso se ha apoyado en el Marx de El dieciocho brumario, cuyo relato ha develado el sentido paródico e irónico de la vida política francesa de mediados del xix. Hay que reírse también de la historia cuando lo amerita, nos dice La Capra. El sentido

del choteo cubano atraviesa también muchos relatos históricos de la República. Los historiadores no han podido sustraerse del discurso festivo, amargo y jocoso de la vida republicana, y han dedicado largos pasajes la descomposición existente.

En una descripción que hago sobre las actitudes de Orestes Ferrara en el curso del alzamiento liberal de 1906, en mi libro Partidos políticos y clases sociales... escribo:

El aventurero italiano Orestes Ferrara lograba unirse a las partidas de Las Villas, después de una serie de peripecias dignas de Tartarín de Tarascón. Las páginas de la revista ilustrada El Fígaro contenían fotografías del romántico condottieri en campaña, ilustrativas de una entrevista suya dirigida a un público femenino, en la que exaltaba la belleza de la mujer cubana y no hacía referencia a la grave situación existente.18

Ferrara no sale muy bien parado en estas descripciones de sus andanzas, las que reflejan, en cierto sentido, aspectos de la mentalidad de la época. Desde luego, este lenguaje solo estaría justificado cuando se hubiera fundamentado la existencia de los fenómenos que se caricaturizan o ironizan. De todos modos, se corre el riesgo de que el lector considere que se le está introduciendo subrepticiamente un sentido al relato, que de algún modo no comparte. Debe pensarse también que el receptor quiere llegar a conclusiones por su propia cuenta, y el narrador omnisciente le impone las suyas. Por eso, el sentido irónico debe suministrarse en muy pequeñas dosis y de manera muy matizada, cuando algo pudiera ameritarlo, de manera excepcional. La apasionada toma de partido —por o contra las tendencias históricas o personalidades que las encarnan— le resta objetividad al relato. Recordemos la frase con la que Lucien Febvre cerró su polémica con Seignobos: «su sinceridad, su honestidad, ¿qué me importan? Lo único que me interesa es que me fundamente o demuestre lo que se propone evidenciar, no sus juicios morales».19

Aunque La Capra concedía que pudiera no ser deseable que los historiadores emulasen con todas las estrategias de las novelas modernas, favorecía claramente la actitud crítica de tales convenciones narrativas, como el punto de vista único o unificado, la cronología y el narrador omnisciente.

El relato rígidamente cronológico de una sucesión de acontecimientos tiende, en determinadas circunstancias, a tornarlo insípido y aburrido. La narrativa y la cinematografía han superado hace mucho tiempo esas limitaciones mediante la técnica del flash back, entre otras. ¿Acaso no puede el historiador retrotraerse o avanzar en el tiempo, emplear ese ir y venir del discurso literario para romper, a veces, con el tedio del relato estrictamente cronológico?

Hay, desde luego, estrategias narrativas —como el

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monólogo interior de Joyce— que pudieran centralizar el relato de la vida íntima de un personaje histórico. Personalidades que legaron diarios y una variada y rica correspondencia de su vida política, familiar y personal, como Carlos Manuel de Céspedes, José Martí y Máximo Gómez, pudieran ser tratadas o evocadas, a partir de la prolija documentación existente, con las técnicas de Joyce. Los métodos de la microhistoria pudieran contribuir también a enriquecer estas perspectivas tomadas de la narrativa literaria. La dificultad radicaría, por supuesto, en que el historiador tendría que interiorizar toda la experiencia de vida del protagonista histórico aportada por la documentación, y reproducir de manera automática, subconsciente, mediante la escritura, las actitudes emocionales de este con respecto a los hechos que vivió.

El historiador no está obligado, como el juez, a dictar sentencia sobre el objeto de su competencia. Cuando no está convencido de que tiene a su favor todas las evidencias necesarias para llegar tentativamente a ciertas conclusiones, puede limitarse a presentar la investigación en el estado en que se encuentra, como una hipótesis inconclusa que pudiera ser dilucidada por él u otros investigadores, cuando accedieran a nuevas evidencias. Como no está comprometido a dar un dictamen final, puede también reconstruir los hechos a partir de dos hipótesis distintas que prefiguren versiones diferentes, sobre las cuales no se puede resumir su sentido final. No estaría haciendo otra cosa que un final abierto, como en la cinematografía y la literatura, cuando no se sabe el desenlace de la trama, pero se deja que el espectador o el lector llegue, por su cuenta, a las conclusiones.

El historiador puede ser uno de los protagonistas del relato, y su búsqueda como investigador constituir parte de la trama o intriga del relato, o una subtrama de este. Tal es el caso de Roots, escrito por Alex Haley, un historiador negro estadounidense, que se propone reconstruir la vida de su familia a partir de investigaciones realizadas por él mismo en archivos y sobre el terreno, en distintas aldeas africanas. A las expectativas que genera la búsqueda en los archivos, se suman las tensiones que engendra el conocimiento de las vicisitudes, venturas y desventuras de una familia de esclavos en el pasado. En tanto aventura del conocimiento, el relato histórico se torna más

interesante y despierta curiosidad en el lector. En un sentido parecido ha trabajado el historiador cubano Rodolfo Sarracino reconstruyendo el regreso a África de esclavos que trabajaron en plantaciones cubanas. A diferencia del químico o el físico —que debe consignar en su dossier o protocolo investigativo todos los pasos que siguió, los procedimientos y técnicas empleados y la evolución de su objeto de estudio—, el historiador no se siente obligado a describir o explicar la trayectoria de su investigación. Hasta qué punto las investigaciones de un científico o un artista pueden constituir una trama amena y atractiva, lo podemos comprobar en películas de corte biográfico sobre las vidas de Freud, Pasteur, o los Curie. Andrej Wadja llevó al cine un filme sobre El capital, de Marx, que tituló La tierra prometida.

Cualquier investigación histórica constituye una aventura del pensamiento capaz de animar, de por sí, cualquier relato histórico. En Partidos políticos y clases sociales me propuse seguir ese camino, pero no pude atenerme a él hasta el final. Me dejé llevar por la escritura, abandonando el propósito de dar cuenta de los procedimientos que había seguido como investigador. De ese modo, no pude conducir al lector por los problemas heurísticos que se me fueron planteando de manera sucesiva, así como por las dudas y certidumbres que me acompañaron en el camino. En ciertos momentos, continuamos la práctica de trasmitir los resultados como un artículo de fe, desde la posición privilegiada que disfrutamos como autores.

Llegamos así a las proposiciones de White encaminadas a subvertir el punto de vista único o unificado y el narrador omnisciente, a partir de una variedad de posibles perspectivas. En realidad sus criterios tienen su origen en ciertas ideas de Nietzche al respecto. Este había atacado «la creencia de que el proceso histórico tenía que ser explicado o insertado en una sola trama o intriga, de una manera determinada»20 por lo que llamaba la atención sobre la posibilidad de múltiples perspectivas históricas. De acuerdo con White, el filósofo alemán había dividido en dos los modos en que los hombres miraban la historia: el que negaba la vida y pretendía encontrar un único y eternamente verdadero o apropiado modo de mirar el pasado y el que se arraigaba en la vida y reconocía la diversidad histórica, valiéndose de tantas visiones de la historia

La fantasía del historiador se aplica en aquellas áreas del proceso investigativo y de elaboración textual, en las que sus colegas de otras ramas de las ciencias sociales, los arqueólogos, etnólogos, sociólogos, economistas, ejercitan la suya.

Jorge Ibarra

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como de proyectos de captar el sentido real de los seres humanos como individuos. El primer modo era, según Nietzche, otro vestigio de la necesidad cristiana de creer en un solo y verdadero Dios.

Lloyd S. Kramer ha reconocido que muchos historiadores probablemente coincidirían en que podría haber muchos puntos de vista para explicar un proceso o un conjunto de hechos y sin embargo, preferirían excluir la visión nietzcheana o literaria de la historia real. Esa actitud puede emanar del hecho de que temían la posibilidad de que el uso de perspectivas literarias alejase a la historia de la ciencia. White, sin embargo, trataba de convencer a estos de la legitimidad de formas no científicas del conocimiento, que tenían su origen en el lenguaje. Asumía que podemos saber muchas cosas sobre el mundo dentro del limitante sistema de la lengua. Según él, el pasado no sería conocido por el tipo de explicaciones y procedimientos científicos que aparecen en las ciencias físicas. Basado en la división que hacía entre el conocimiento científico y el histórico, White establecía que este último es parecido al que la literatura y el arte nos proporcionan. Los modos alternativos con los que proponía construir el relato no fueron especificados por él. Ahora bien, la pluralidad coral de Bajtín —en la que el relato es construido por una variedad de actores, que dan diversas versiones de los hechos y actúan de manera semejante— pudiera constituir esos modos alternativos al unified point of view.

Las cosas pueden ser elaboradas o construidas de distinta manera. En la película Rashomon, de Akira Kurosawa, seis testigos presencian un hecho y ofrecen seis versiones de este. No se sabe entonces qué ha pasado. Cada espectador acepta aquello que le parece más verosímil o se aviene más con su personalidad. En los juicios que se forman los protagonistas de un hecho histórico sobre el papel que desempeñó cada cual, se recoge una diversidad de criterios. ¿Cuántas veces el historiador no encuentra, entre sus informantes sobre un acontecimiento, una variedad de enfoques? ¿Quién pudiera aseverar que violaría las reglas del oficio por el hecho de reconstruir y reproducir esas distintas versiones, a los efectos de que el lector pueda formarse por sí mismo un criterio sobre lo que realmente sucedió, con independencia de que ofrezca, si así lo estimase conveniente, el suyo propio como historiador, sin pretender que sea el juicio definitivo sobre lo acontecido? ¿No sería este un modo novedoso y atractivo de interesar al lector en ciertos hechos e invitarlo a colaborar en el proceso de reconstrucción histórica? ¿No sería una forma de obviar algunas de las certidumbres apodícticas, o repeticiones tediosas de una sucesión de hechos, propias del narrador único, omnisciente y todopoderoso; o sea, del unified point of

view? ¿Otro modo de amenizar el relato histórico, no podría ser —de manera parecida a la forma en que el novelista norteamericano John Dos Passos intercalaba breves relatos históricos en la trama literaria—, la introducción, por nuestra parte, de breves narraciones literarias que iluminen el relato histórico?

Intriga histórica e intriga literaria

Recomiendo al lector que consulte la comparación que establece Paul Ricoeur entre la narrativa histórica y la literaria. A juicio del sabio francés, la narrativa histórica no se diferencia de la literaria, razón por la cual no entiende por qué los historiadores no se aprovechan más de las tensiones y expectativas que se crean en torno al acontecer histórico; en fin, del suspenso intrínseco al devenir histórico, para hacer más amenos sus relatos:

La narratividad y la temporalidad están estrechamente ligadas [...] Un corolario importante de esta hipótesis es que la diferencia entre historia verdadera y relato ficción no es irreductible y que la función narrativa encuentra precisamente su función básica en su poder de articular, ciertamente de modo diferente, la misma temporalidad profunda de la existencia [...] A cada rasgo de narratividad puesto en relieve, ya sea por una reflexión sobre la historia, ya sea por una reflexión sobre el relato de ficción, le corresponderá un rasgo de temporalidad, puesto en evidencia por el análisis existencial del tiempo.21

Es precisamente a partir de estas consideraciones que se llega a la conclusión de que la intriga o trama histórica es de la misma naturaleza que la literaria. En la discusión que sostiene Ricoeur con el historiador Maurice Mandelbaum, se definen algunos de los aspectos más relevantes del relato histórico y literario. Según Mandelbaum, la historia científica se define menos por su origen en el tradicional relato lineal de acontecimientos que por su alejamiento de la forma narrativa. De acuerdo con este, el historiador se interesa menos en contar lo que ha sucedido que en explicar por qué ha pasado así y no de otra manera. En ese sentido, la historia estaría mejor definida como actividad explicativa que narrativa. En lo que a esa argumentación respecta, Ricoeur reconoce que es la más exacta desde el punto de vista etimológico. Ahora bien, a él le interesaba destacar más los rasgos por los cuales la historia era histórica, o sea, los relacionados con el relato, y no aquellos por los cuales era una ciencia. Esa competencia implicaba, ante todo, el estudio de los rasgos temporales del relato histórico y el literario. Lo verdadero de la posición narrativista es que un acontecimiento es histórico solo si contribuye a la progresión de una historia susceptible de ser relatada, o sea, a una intriga narrativa. Un hecho físico, la explosión de un tanque, que no influye en el curso de los acontecimientos, se distingue de un hecho

Puntos de contacto entre la narrativa histórica y la literaria

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histórico en que este último tiene un lugar posible en el relato, en la intriga que configura el acontecer. La intriga puede ser, digamos, tanto histórica como literaria. Según Ricoeur, «esta definición recíproca del acontecimiento y la intriga, asegura la identidad estructural entre la historia y el relato ficticio».22 En virtud de la intriga —en tanto constitutiva o configurativa del relato—, los historiadores y los críticos literarios, motivados principalmente por esta, repudian la concepción cronológica, lineal, del tiempo vulgar como sucesión de hechos en una sola dirección.

He presentado algunas sugerencias que pudieran ser de utilidad para la ardua y difícil tarea de construir una narrativa histórica atrayente, que motive al lector. Lo importante es saber quién de nosotros será capaz de ponerle el cascabel al gato y comenzar a renovar nuestro lenguaje.

Notas

1. Hayden White, Metahistory. The historical imagination in nineteenth century Europe, The Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1990.

2. Ibídem.

3. Hayden White, Topics of Discourse, Essays in Cultural Criticism, Baltimore, 1978, p. 50.

4. Dominick La Capra, «Rethinking Intelectual History», Modern European Intelectual History Reappraisals and New Perspectives, Academic Paperback Editions, Cornell University Press, Londres, 1982.

5. Hayden White, Topics of Discourse..., ob. cit., pp. 46-7.

6. Clifford Geertz, The Interpretation of Culture, Basic Books Inc. Publishers, Nueva York, 1973, pp. 210-2.

7. Algunos ejemplos son: metonimia: «Todo lo que tengo que ofrecer es sangre, sudor y lágrimas», Winston Churchill; hipérbole: «Batista, mil años», Luis Manuel Martínez; oximorón: «La cortina de hierro», New York Herald Tribune; meiosis: «Volveré», General McArthur, sinécdoque: «La Casa Blanca». No siempre las expresiones figurativas literarias referidas a la política están alejadas radicalmente de la realidad. Cuando se dice, por ejemplo,«La guerra es un infierno», no se exagera demasiado.

8. Theodor Schieder, La historia como ciencia, Ed. Sur, Buenos Aires, 1970.

9. Marc Bloch, Apología de la historia o el oficio del historiador, Colección Textos Clásicos, Caracas, 1986, pp. 168, 170.

10. Jorge Mañach, Martí, el Apóstol, ed. Espasa-Calpe, México, D.F., 1942.

11. Eric Hobsbawm, «Has History Made Progress?», On history, Ed. Abacus Books, Londres, 1998.

12. Hayden White, Topics of Discourse..., ob. cit., pp. 46-7.

13. Ibídem.

14. Dominick La Capra, History and Criticism, Ithaca, Nueva York, 1985, pp. 122-4.

15. Fernando Ainsa, «Nueva novela historiográfica y relativización del saber historiográfico», Casa de las Américas, n. 202, La Habana, enero-marzo de 1996.

16. Hayden White, Topics of Discourse, ob. cit., pp. 47-8.

17. Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, Casa de las Américas, La Habana, 1970.

18. Jorge Ibarra, Partidos políticos y clases sociales..., Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.

19. Lucien Febvre, Combats pour l´Histoire, Libraire Armand colin, París, 1952, p. 88.

20. Hayden White, Topics of Discourse, ob. cit.

21. Paul Ricoeur, «La función narrativa y la experiencia humana del tiempo», La narratología hoy, Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1969, p. 244-89.

22. Ibídem, p. 246.