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Fernando Rojas Meneses

MIS PRIMEROS SUEÑOS

Cuentos de niño

Loja, 1 de junio de 2012

Portada:

William Brayanes

Dibujos:

Del mismo autor

Corrección de estilo:

Dr. Antonio Quizhpe

Levantamiento de texto y diagramación:

Editorial ObraViva

Teléfonos 2540852 - 097547439

[email protected]

Beatriz Cueva Torres

[email protected] - Cel. 085283263

Impreso en: Imprenta Cosmos.

Prohibida la reproducción total o parcial del texto sin autorización del autor

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A mis mamás María Cristina y Ruth, dueñas de mis sueños y sangre de mi sangre.

Para mi papi Jaime, que dio el soplo de vida a mis primeros cuentos.

Y para mi ñañito Jaime, que inspiró con su nobleza mi corazón.

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AgradecimientoA Dios, la inocencia infantil para transformar mis sueños en mis primeros cuentos.

A la CCE-L, en la persona del Lic. Mario Jaramillo Andrade por su ayuda en esta publicación.

A los miembros del taller literario “Pa´labrar” de la CCE-L, por su amistad y compañerismo.

Y a todos mis profesores que me enseñaron el abecedario.

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Decía Calderón de la Barca: “La vida es sueño”, y los sueños, sueños son”, claro, poéticamente, aunque en el fondo, la existencia es efímera, pasajera; si se quiere, dialéctica.

Los sueños nos traen cada noche universos insólitos, personajes misteriosos, visiones angelicales o infernales, episodios maravillosos que no podríamos vivir despiertos. Ellos son una especie de evasión de las emociones positivas y negativas.

Soñar es abrir una puerta de la mente. Todas las esperanzas, ambiciones, deseos, miedos, fantasías, amigos, tiempos buenos y malos residen allí, son parte de la mente primitiva y constituyen una vía de acceso a realidades que están más allá de la lógica; han sido objeto de estudio a través de los siglos y forman una parte importante del psicoanálisis moderno.

Se sabe que los sueños son únicos. Ninguna otra persona puede tener los mismos antecedentes, las mismas emociones, las mismas experiencias. Cada sueño se conecta con su propia “realidad”. Los sueños parecen ser una manera por la cual el subconsciente considera, clasifica, procesa todos los problemas que se encuentran en la vida despierta.

Recordemos que un sueño unifica al cuerpo, mente, espíritu. Prevé conocimientos sobre nosotros mismos y medios para

¿Los sueños, sueños, son?

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Mis Primeros Sueños

la exploración de la propia personalidad. De ahí que, si comprendemos nuestros propios sueños, nos habremos conocido y entendido un poco mejor y posiblemente podremos llegar a conocer y mejorar aspectos de nuestro propio comportamiento.

Los sueños son parte de la vida cotidiana. A veces, hasta nos guiamos por ellos, pero pocos, los registramos. Sería buena costumbre escribirlos, para así cavilar sobre los misterios de la vida.

Fernando Rojas Meneses, los ha escrito, justamente para no olvidar aquellas experiencias vitales sueños. Y lo ha hecho con una ingenuidad propia de su infancia, de ocho años. No sabemos si son sueños lúcidos, pesadillas, recurrentes o proféticos, lo cierto es que están plasmados en su libro: “Mis primeros sueños”.

El texto es un acopio de veintisiete historias sencillas, inocentes, donde se fortalece la actividad lúdica con el desarrollo de la imaginación autosuficiente, mágica y vital del autor. Su curiosidad abre horizontes hacia la imaginación, magia, juego y descubrimientos.

Es una suerte tenerlo como miembro del Taller de la Casa de la Cultura a Fernando Rojas Meneses, destacado integrante que en tan temprana edad ha cosechado lauros en concursos de narrativa en los años 2008 y 2009, promovidos por instituciones públicas y privadas; y que hoy nos entrega su primera creación.

Luis Antonio QuizhpeCoordinador del Taller de

Literatura de la CCE-L

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Enorme es la sencillez con la que Fernando Rojas Meneses enfrenta sus años infantiles, colmado de ilusiones, que escapan de su interior para tener forma y concretarse desde ya en pequeñas manifestaciones literarias, de un ser que deja fluir en su cauce de esperanzas la imaginación, y que promete desde ya hacer de la pluma el bastón de mando de su vida.

Conocer a un niño que demuestra estas potencialidades, nos invita a buscar los mecanismos necesarios para aportar a su formación, la oratoria entonces ha sido un espacio pleno para consolidar su talento y fue aquí donde lo conocí, donde he escuchado su esclarecedora voz y su apasionamiento como un orador de primavera, que comparte la tribuna con sus nacientes letras y sus ímpetu sublime de soñar.

Estoy seguro que Fernando con los años, podrá caminar en los grandes escenarios de la oratoria, la literatura y la política.

Diego Naranjo

La sencillez de Fernando

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2008

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Era una noche que dormía a pierna suelta que comencé a soñar en cosas hermosas. Soñé que estaba cerca de un hospital, donde había muchos jóvenes estudiantes de medicina y unos profesores que nos enseñaban un cuerpo humano. Yo también estaba en ese grupo y vestíamos zapatos, mandil, pantalón y camisa blanca. Llevábamos un estetoscopio conectado a nuestras orejas y todos poníamos atención a nuestro profesor.

MI PRIMER SUEÑO

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La anatomía parecía muy difícil al principio, pero después todo se iba haciendo más fácil y nos creíamos ya unos médicos perfectos.

En un momento de esos estudiábamos un cuerpo humano y reconocíamos los músculos, venas y arterias. Parecía que el muerto nos habló: -“aprendan doctores todo en mi cuerpo que ya está muerto para que después puedan curar a los vivos y no mueran como yo”.

Toda mi vida yo he anhelado con ser un buen médico y ahora que he soñado esto, siento que mi vocación será dentro de la medicina, para ayudar a los que sufren el dolor.

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Les voy a contar un sueño muy hermoso y lleno de recuerdos.

Soñaba que era mi cumpleaños. En ese día especial, jugaba pelota con mis amigos y primos; otros bailaban con los payasitos en la sala y unos simplemente conversaban entre amigos.

Cuando la fiesta se acabó fui a mi cuarto a dormir. Apenas abrí la puerta vi a mi papito Segundo (en realidad es mi

MI PAPITO SEGUNDO

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bisabuelito con quien nos queríamos muchísimo, pero que ya murió).

Él me dijo: -Feliz cumpleaños hijo mío. No te vayas a dormir porque yo he venido a jugar un partido de futbol contigo. Yo me puse en el arco, él pateaba el balón, claro, despacito para yo poder tapar y así ganar el partido.

Sigue siendo bien bueno y gentil como era en vida.

Cuando lo teníamos, yo era muy pequeño aún. Jugábamos futbol junto a mi mamacita Julia y reíamos mucho.

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Una vez soñé que era corredor de la fórmula 1 y me esforzaba para construir mi carro que no era muy lujoso ni muy grande; era de madera y tenía un poco de metal. Mi carrito no tenía motor pero se podía mover por pedales. Mi papá me dio la pintura para pintarlo y también me dio una gran noticia: -“la carrera de fórmula 1 va a empezar dentro de 3 días, apúrate”.

Entonces saqué mi carro del garaje y me fui a la pista de carreras. Cuando llegué me sorprendí al ver corredores profesionales con carros lujosos como: Ferrari, BMW, Jaguar,

FUI CAMPEÓN DE FÓRMULA 1

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Audi, etc., con potentes motores. Cuando empezó la carrera todos los carros me dejaron demasiado lejos, completamente empolvado; pero eso, no fue un obstáculo para mí. Siempre pensé que iba a ganar la carrera; por lo que me esforcé a lo máximo para lograr alcanzar y pasar a la mitad de carros.

Parecía que iba a explotar las llantas cuando pasé a la otra mitad de carros. Estaba casi a 100 metros de la meta, me cansé, miré que mi familia me hacía barra, me dieron más ánimos y de repente vi que se alzaba la banderola delante de mí y supe que había ganado la carrera. Fui campeón de fórmula 1.

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En este sueño hay un poco de misterio y miedo: Fue una mañana muy tranquila y silenciosa. Los pájaros cantaban mientras toda mi familia tomaba el desayuno apurada porque debíamos ir a la finca de San Pedro de la Bendita, por carnaval. Con mis primos y otros familiares llegamos a las doce del día y empezamos a mojarnos a las 2 de la tarde, descansamos un rato y un primo empezó otra vez la guerra del agua; pero esta guerra no fue todos contra todos, sino que mojamos solamente a un primo que le decimos Jota (su verdadero nombre es Jaime José). Acabamos el baño a las

EXTRATERRESTRES EN SAN PEDRO

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9 de la noche. Después de cambiarnos de ropa yo estaba mirando los árboles y vi algo fosforescente que se movía por todas partes.

Llamé a mi familia y cuando ella llegó se quedó sorprendida. Pudimos ver una sombra con una enorme cabeza, ojos rojos y era muy grande. Cuando se prendieron las luces vimos un gran cilindro de luz en forma de platillo y esa sombra se transformó en un sujeto de color verde, posiblemente era un extraterrestre. Cuando abrimos los ojos, todo había desaparecido.

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Tuve un sueño que siempre recuerdo. Desde que nací realizaba misiones secretas, iba a mi finca y me entrenaba en misiones de combate: Escalaba árboles, montañas, nadaba y me imaginaba que luchaba con animales salvajes.

Iba creciendo y me compraban cosas de agentes, las combinaba para cambiarlas en detectores y armas sofisticadas.

Me hice más grande y pude meterme en una academia de agentes que duraba seis años. Me hice profesional, me

MISIÓN EN EL PLANETA M

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mandaron a unas misiones especiales como: recuperar joyas, apresar extraterrestres malos, etc. Un día unos marcianos llegaron a la Tierra y se llevaron todas las pizzas del mundo.

Me enviaron a recuperarlas.

No disponían de una nave espacial, así que me dieron un caballo que volaba. Mi misión secreta era resolver el problema en 24 horas.

Llegué al planeta M y unos guardias gigantes me recibieron con misiles; era mi primer reto y debía ganarles con una pistola que disparaba láser; mientras esquivaba los misiles encontré armas, combustible de jet pack y municiones. Logré ganarles a los guardias y llegar al castillo del rey marciano, lo capturé y lo obligué a que devuelva las pizzas. Regresé al planeta Tierra repleto de felicidad y con mis vacaciones merecidas.

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En mis sueños he jugado mucho futbol y he sido futbolista profesional. Desde que estaba en pre básica jugaba mucho con mis amigos, todos hacíamos chilenitas, pero el que más hacía era Tuco (su verdadero nombre es Antonio).

Cuando jugábamos con otros grados entre todos hacíamos goles.

No nos importaba que nos ensuciemos ni tampoco éramos egoístas, nos hacíamos pases, metíamos goles y ganábamos los partidos.

FUTBOLISTA

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Y así fue también en el colegio y en la universidad. Luego fui jugador profesional. Jugué en el Barcelona y quedamos campeones de Ecuador. También fui jugador de la Selección del Ecuador, ganamos todos los partidos. Nuestro último reto fue Brasil. Pudimos ganarles y eso que Pelé jugaba con ellos.

Los dirigentes del AC Milán estaban mirando el partido; cuando salimos me invitaron a su club y cuando les iba a decir que sí, me desperté.

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Era una tarde cuando Tadeo y yo pasábamos por una tienda de mascotas y vimos un perrito chiquito, lindo, alegre y juguetón, era de raza chigua gua. Queríamos comprarlo pero no teníamos dinero. Cuando llegamos a nuestras casas nos pusimos a pensar cómo comprarlo. Al día siguiente nos reunimos con Tadeo pero nos faltaba el dinero.

Siempre lo mirábamos que estaba triste, especialmente después que vendieron a su hermano mayor.

CIENTO UN CHIGUA GUAS

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Llegué a mi casa muy triste y me puse a dormir, soñé que era navidad, todas las casas estaban adornadas y con luces. Nuestra sala estaba con bombillos y el nacimiento de Jesús.

En el sueño me fui a la casa de mis primas, nuestras mamás jugaban cartas y los papás hablaban entre ellos. Nosotros jugábamos alegremente. Regresamos a nuestra casa a las doce de la noche y, a las 2 de la mañana me levanté, fui a la sala y miré con gran sorpresa que habían 101 chigua guas para mí y 101 chigua guas para mi amigo Tadeo.

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Era una noche muy tranquila, cuando estaba con mamá y papá en el campo donde vimos que cayó un meteorito del cielo y fuimos a verlo.

Llegué al lugar de los hechos y me causó una gran sorpresa porque el meteorito se abría poco a poco y había un reloj muy raro. Con un palo quería tocar el meteoro, me acerqué demasiado y el reloj saltó a mi mano, sin querer aplasté un botón y apareció un dibujo en el reloj, se oyó un sonido y me había convertido en un alien. No sabía qué hacer hasta

SUPERHÉROE

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que hice un puño con mi mano y salió una bola de fuego que provocó un incendio forestal.

Mi mamá y mi papá fueron a investigar lo que pasaba, me miraron y sospecharon lo que me había pasado.

Llegaron unos robots para quitarme el reloj, aplasté el botón y me convertí en un alíen mitad perro mitad tigre. Con ese alien gané a los robots; pero llego otro más grande. En el reloj apareció un alíen que parecía de hielo y con el derrotamos al robot. Y yo también logré des transformarme y el sueño se acabó.

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Una noche soñé que mi mascotita virtual me visitaba y ahora les voy a contar como fue:

Era una tarde pacifica, estaba en la computadora alimentando a mi mascotita que se llama Travieso, aún tiene un año de edad, es juguetón, limpio y muy comilón; es un pingüino.

Cuando le cuidaba, brilló la computadora y le pude ver a Travieso, fuimos a pasear por todo Loja, llegamos a mi casa

MI MASCOTA

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y mi papá nos invitó a nuestra finca, llevamos una cámara de fotos, tomamos imágenes de paisajes y vimos desde lejos muchas montañas.

Llegamos a mi finca y Travieso me dijo: Mejor juguemos en la piscina porque hace mucho calor y no estoy acostumbrado a este clima. “Entonces jugamos carreras en el agua, vóley acuático, natación, etc. Llegó la hora de regresar a casa en Loja, mi papá nos compró muchos helados en San Pedro de la Bendita y cuando llegamos a la Toma me desperté.

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Caminaba por el Podocarpus cuando vi que unas abejas me saludaban, de entre los arboles salían monos que se reían conmigo, los tigres me miraban y los elefantes me hacían calle de honor.

No sabía qué pasaba; pero me sentía bien hasta que un mono llamado Chita me dijo que yo era Tarzán de la selva.

TARZÁN DEL PODOCARPUS

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Me gustó la idea y comencé a subirme a los árboles y saltar de rama en rama.

Mi primer grito fue muy malo; pero todos me hacían caso y estaban a mis órdenes. Me subía a los elefantes y ellos jugaban conmigo, los leones me llamaban de urgencia cuando estaban en peligro y todos los loros decían mi nombre.

Al cruzar el río, un cocodrilo quería morderme, pero yo estaba con un puñal en la mano con el que me defendía. Al escuchar el grito del cocodrilo me desperté y en mi mano tenía el control remoto del televisor con el que me defendía de mi enemigo.

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Un Domingo tarde me quedé dormido en el cuarto de mi ñañito Jaime, él es estudiante de medicina y estudiaba el corazón humano; yo pensaba, como funcionará ese órgano.

Soñé que era un inventor y al mismo tiempo un constructor de corazones para ponerlos en los humanos. Construía unos chiquitos y otros más grandes, unos eran de madera y

EL INVENTOR

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otros de carne, todos eran muy bonitos y funcionaban a la perfección.

Me vino una excelente idea y me puse a trabajar. Lo hacía día y noche, no dormía y construía muchos, muchos corazones. Mi invento era genial y muy sencillo, consistía en un chip que transformaba en hombre bueno a los malos y los convertía en seres de bien y en humanos cariñosos.

Fue un sueño pero quizás mañana alguien que no sea yo, lo haga realidad.

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Me gustaría ser un gran orador y convencer a todos a los que no creen en el respeto al hombre.

Iría por los campos y ciudades hablando del amor y junto a los buenos formaríamos un ejército de paz para convencer al humano que no cree en los demás. Leeríamos muchos libros para aprender más y jugaríamos amigablemente para no estar peleando contra nosotros mismos.

Quisiera ser orador para hablar de Dios y que mis palabras sean semilla de buena voluntad.

EL ORADOR

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Cuando era más chiquito quería ser astronauta, porque yo había visto hacer muchas cosas interesantes y peligrosas. Los astronautas eran valientes y bien podían pelear en la lucha de Titanes por el título de campeones de lucha libre. Así quería yo enfrentarme a seres espaciales, descubrir muchos planetas y mirar el mundo desde lo más lejos de las montañas.

Para ser astronauta primero tenía que aprender a pilotar un avión y tener licencia, bueno esto era fácil, podía pedir

ASTRONAUTA

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prestada la licencia de mi papito Jaime; pero... ¿y el traje de astronauta? ¿Con qué plata podía cómpralo? Yo no tenía un solo centavo, de todas formas empecé haciendo simulaciones en la computadora, fui al curso de pilotaje y me convertí en un gran aviador. Aprendí a pilotear una nave espacial y me fui más allá del cielo. Veía muchas nubes que escondían a los angelitos, yo a todos ellos les alzaba la mano y las estrellas iluminaban mi camino.

Ya de regreso a la tierra, no se abría el paracaídas y sentí un golpe duro en mi cabeza que me despertó del sueño. Había caído desde la cama al piso y un chichón en la frente era el único recuerdo de mi vida de astronauta.

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Estaba viviendo un sueño y todo era tan bonito que sentí deseos de ser un verdadero escritor. Me veía sentado en un escritorio frente a mi laptop, muchas hojas de papel, una taza de café, ideas que iban y venían y dibujos animados que venían a las pantallas de mis ojos.

YO ESCRITOR

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Pensaba, las ideas fluían y mis manos tecleaban mientras la computadora ponía letras para llenar mi libro que nunca se acababa. Nacían más y más ideas y el final de la película interesante no llegaba.

Volaban los días y llegué a ser un hombre viejo; pero el libro aún no se acababa de escribir, me veía dando autógrafos, pero el libro nada. En eso apareció un ángel de inspiración y me dijo: “Fernando dame un autógrafo hoy, cuando acabes el libro yo vendré para firmar constancia de que viviste para escribir”.

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Cada vez que voy a Cuenca el viaje se hace muy largo: subidas, bajadas, lomas, huecos en la carretera, derrumbes por allá, piedras y tantas otras cosas que lo aburren en el camino.

¡Cómo me gustaría que mi sueño se haga realidad!

Me gustaría que en todas las carreteras del mundo, existan

VIAJE RÁPIDO

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muchos túneles que crucen las montañas y muchos puentes largos, bien largos que unan las montañas con otras, así las ciudades estarían más cercanas y los humanos más cerca los unos de los otros. Tal vez tocaríamos con nuestras manos las nubes y encontraríamos muchos soles perdidos en el cielo y tal vez encontraríamos a las mamacitas que han muerto y han dejado a sus niños en la Tierra; entonces, tal vez el viaje sea más rápido y la vida más feliz.

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Una vez soñé en mis compañeros de clase, los veía a todos, sin excepción, teníamos una profesión, un hogar, en fin éramos muy felices porque siendo ya hombres teníamos el alma todavía de niños.

Gracias a eso el mundo era divertido, todas las personas muy amigables, honestas y siempre compartían lo que tenían. No se pagaba ni un solo centavo en los hospitales, la salud era

SUEÑO ESPECIAL

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lo más importante y por supuesto completamente gratuita. La educación era primordial, tecnificada y al alcance de todas las personas. Las carreteras eran de primer orden y en invierno no se inundaban las ciudades. Todos pagábamos impuestos y no había gente mala por las calles.

No había contaminación, cortábamos árboles solo para hacer libros y cuadernos, estos no se desperdiciaban, se los reciclaba y teníamos libros nuevos cada año. La ropa no se la lavaba con máquinas, era a mano y se las secaba poniéndolas al aire libre. Había parques por ahí y por allá, todos eran muy coloridos, las aves cantaban, los niños reían y todos respiraban aire puro.

Miré a mis amigos, unos eran profesores, otros empresarios, algunos médicos, otros ingenieros también habían economistas, abogados, políticos y científicos.

En este mundo tan hermoso me di cuenta que mis compañeros del Quinto B éramos los que dirigíamos el mundo. El presidente y los ministros, los diputados y los alcaldes, los grandes empresarios y profesionales, todos éramos compañeros de escuela. Administrábamos con responsabilidad y con la alegría propia de niños, no teníamos odio contra nadie, tampoco envidia, respetábamos la libertad y el derecho a la vida.

Espero algún día que este sueño se haga realidad. Y ¿si no?....bueno luchemos juntos para tener un mundo mejor.

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Mis papás me dicen que soñar no cuesta nada; pero yo creo que todo cuesta en la vida.

Si estando dormido uno tiene un mal sueño, le cuesta sudor y mucho miedo. Si es uno bueno le cuesta soñar alegría y buenos recuerdos. Si estando despierto la persona comienza a soñar, el tiempo pasa volando, se vive momentos felices, se va y se vuelve de la Luna mil veces, se vuelve pobre y rico al mismo tiempo, se llora y se ríe sin parar. Pero todo esto paga su precio: se han perdido minutos de la vida.

SOÑAR SI CUESTA

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Me gustaría que exista un remedio especial, para cuando juegue videojuegos volverme pequeñito, meterme en el televisor y ser actor principal.

Me gustaría ser parte del juego de Bob Esponja y ser su compañero de lucha contra todos los robots que quieren destruir su ciudad para que nadie encuentre la corona del Rey Neptuno.

También me gustaría estar en el juego de Narnia, el Príncipe Caspian y ayudarlos a que recuperen el trono.

UN REMEDIO ESPECIAL

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En la lucha libre, yo podría combatir contra los mejores peleadores del mundo como con: Rey Misterio, Big Show, Edge, Batista, John Cena, etc. Y llegar a convertirme en el campeón del mundo.

Y así también podría estar en todos los juegos que se inventen en el mundo. Además quisiera estar en el juego de la vida y cambiar el chip malo en el corazón humano por un chip de hermano para que el mundo sea feliz.

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Ahora estoy soñando despierto y estoy soñando en mi libro de sueños desde cuando escribí mi primer sueño en el que quería ser un gran médico. Un sueño que me llena de recuerdos como es el de mi Papito Segundo. También soñé ser campeón de la Formula 1; en otro, peleaba con extraterrestres, también fui un agente secreto y un buen jugador de futbol.

Llene mi casa con 101 chigua guas y a mi mascotita virtual la hice realidad. Alguna vez fui inventor de corazones buenos y en otro fui Tarzán del Podocarpus.

SOÑAR DESPIERTO

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Me gustaba ser astronauta y también un buen orador y escritor. Quería que los viajes fueran cortos y mi mayor sueño ver a todos mis compañeritos profesionales y muy felices en la vida.

Ahora sigo soñando despierto y pienso que Adrianita me va a calificar este libro de sueños con un veinte sobre veinte.

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Segundo lugar en el Concurso Provincial Escolar

y Colegial de Cuento Ecológico 2008

Era época de navidad cuando Juan Ignacio preparó con mucho entusiasmo su regalo para llevar a la escuela y colaborar en el agasajo a los niños pobres. Llegó el día tan esperado, él y todos sus compañeros escogieron sus mejores juguetes para jugar con los invitados. El más pequeño llamó la atención de Juan Ignacio ¿sería por su ropa? ¿Sería por su nombre que sonaba casi igual?... Pues yo creo que por las dos razones, su nombre era Juan Diego, un niño pequeñito, juguetón y con unos ojos muy vivaces. Juan Diego lo invitó a jugar con sus juguetes muy caros; para Juan Diego todo era muy bonito y desconocido, solamente sus grandes ojos negros se habrían cada vez más cuanto más sofisticado era el juguete. Fue una mañana hermosa de juegos, música, caramelos y helados. Juan Diego muy agradecido invitó a su amigo que lo visitara en su casa para indicarle también sus juguetes.

Y así pasó el tiempo hasta que una tarde, después de muchos ruegos a sus papás, Juan Ignacio consiguió el permiso para ir

JUAN IGNACIO

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a visitar a su amigo de Navidad.

Era una tarde muy soleada cuando la sorpresa fue muy grande para Juan Diego. En su humilde casa los perros comenzaron a ladrar, el niño salió a calmarlos y no podía creer, junto al cerco de pencos se encontraba su amigo, con ropa muy fina y muy limpiecito. ¡Juan Diego!... ¡Juan Ignacio!... corrieron a abrazarse como viejos amigos.

Luego de la sorpresa, Juan Diego orgulloso presentó a sus perros que aún estaban un poco celosos de aquella visita; sonrieron mucho y pateando piedrecillas se fueron alejando del portón que daba entrada a su casa. Juan Diego tenía como deber esa tarde, trasplantar algunas lechugas en la huerta de atrás de la casa y debía de hacerlo porque era orden de su padre; enseñó a Juan Ignacio como hacerlo y ambos arrodillados sobre la tierra recién preparada, sembraron una tras otra las lechuguinas. Al terminar el trabajo hubo satisfacción en los dos amigos y mientras frotaban sus manos para limpiarse la tierra, Juan Ignacio se sentía feliz, nunca antes había hecho algo así, nunca antes había jugado con tierra, nunca antes había sembrado.

Se sentaron a descansar a la orilla de la acequia donde pequeños renacuajos los tentaban a jugar. A voz en cuello gritaron ¡¡sí!! Y ambos se metieron al agua que corría mansamente hasta llegar a la quebrada. Jugaban a las escondidas con todos los renacuajos, no había mejor forma de esconderse que debajo de las pequeñas piedras y entre el barro movedizo cubierto de agua y para ellos qué alegría

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poderlos encontrar.

Juan Ignacio se había olvidado de su ropa limpia y sus zapatos lustrados, todo estaba sucio, manchado de tierra, barro y los zapatos… bien mojados, pero qué felicidad y a costo de nada.

Se quedaron callados por unos minutos y volvieron a mirarse, cuando una rana verde y media gris, llamó su atención y entre brinco y brinco los invitó a saltar. Ni cortos ni perezosos se pusieron a jugar y qué sorpresa poco a poco más amiguitas ranas y saltamontes salían a saltar, corrían y volvían, iban hasta el cielo y bajaban a la tierra; todos felices y hasta el sol no quería terminar la tarde para jugar, jugar y jugar.

¿Quieres ver unos pichoncitos? preguntó Juan Diego. ¡Claro que sí! contestó su amigo. Los dos se abrazaron y caminaron juntos por un sembrío de maíz, no muy lejos de ahí. Entre las ramas de un árbol de capulí, estaba un nido con dos pequeños pajaritos que abrían sus picos posiblemente llamando a su mamá. Ahora era Juan Ignacio quien abría sus ojos cada vez más y más, al saber de tanta magia que había en el campo.

Las aves cantaban a su alrededor y Juan Diego, silbaba, como si estuviera conversando con ellos. Juan Ignacio quiso aprender a silbar y su amigo le enseñó. Después de tanto practicar salió un silbido de sus labios y una avecita que los miraba desde la punta de un árbol contestó a su llamado,

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amigablemente.

Que tarde aquella, tantas cosas nuevas, tantos juegos lindos, aquella tarde no podría olvidar jamás, que diferencia a las tardes de la ciudad: TV, Game Boy, Play Station y celular.

Juan Diego mostró a su amigo unos cuantos muñecos y carros de barro, que cual guardianes estaban cerca del gallinero y puso a todos ellos en manos de Juan Ignacio para que los llevara a su casa.

El sonido de un carro se escuchó a lo lejos: pi…pi…pi Juan Ignacio ¿dónde estás? Era la voz de su padre que venía a recogerlo. ¡Aquí papá! Espérame, ya voy, contestó el niño.

Sabían que esa tarde se había acabado, se acabó el juego y con un fuerte abrazo los amigos se dijeron adiós.

Juan Ignacio corrió al carro y al sentirse muy cansado, se quedó dormido en el asiento de lado de su padre. Mientras dormía soñó ver a su amigo Juan Diego, cabalgando en un arco iris y en desesperado galope alcanzar el auto de su padre; pero era difícil el auto iba más veloz y el polvo que levantaba en la carretera asfixiaba al caballito de su amigo.

Era imposible quedarse con Juan Diego, un niño indígena de raza Saraguro que le enseñó a amar la naturaleza y a jugar con el viento mismo. Brotaron dos lágrimas de sus ojos cerrados y al mirar su padre la dulzura de su rostro, depositó un beso en Juan Ignacio, dormido.

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2009

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Soñé que hacía mandados a Dios. Mis alas pequeñitas se movían muy rápido y del cielo a la Tierra llegaba en un instante. Cuidaba que nada pase a los seres humanos y daba un beso en la frente a todas las mamacitas que acurrucaban a sus hijos.

Di la vuelta a la almohada y comencé a soñar que era diablo. Asustaba a los niños y reía con los hombres malos; peleaba con todo el mundo y mataba las ilusiones.

¡Qué vergüenza! Eso, es ser malcriado.

ANGELITO O DIABLO

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Me crucé en la cama y comencé a soñar que era humano, sudaba mucho y mi sudor mojaba a mis amigos, quienes se hacían a un lado para que no les mojen. Quitaba los juguetes a los niños de mi edad y hacia muecas a todo el mundo; luego cambiaba; me volvía muy tierno y bueno. Ayudaba al necesitado y era obediente con mis papás, compartía mis juguetes, rezaba a Dios y sentía paz. Como este sueño era tan bonito, me tapé bien con las cobijas para seguir soñando toda la vida.

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Cuando llegué a la otra orilla me di cuenta de mi habilidad. Había cruzado al nado un lago inmenso o tal vez el mar, y digo inmenso porque no alcanzaba a ver a mis papás que quedaron al otro lado haciéndome barra.

No había podido nadar desde que nací y tenía miedo al agua. Hasta cuando me duchaba, mi mamá tenía que estar cerca porque de otra forma no me bañaba, y tenía miedo ahogarme. En carnavales solo me gustaba mojar y lloraba cuando me mojaban. Así fui yo hasta este día.

MI CUMPLEAÑOS

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Comencé a ser un gran nadador, fueron tantos kilómetros de nado, yo solito, sin ayuda, sin entrenador y sin mamá que me cuidara de no ahogarme. Solamente una gaviota con el movimiento de sus alas guiaba mi camino y me daba fuerzas para seguir adelante.

Yo tiritaba de frío y las fuerzas en brazos y piernas me decían: ya no más. Estaba muy cansado, pero tuve fuerzas para gritar ¡siiiiiiiiiiii¡

Fue tal mi sorpresa que alrededor de mi cama mi familia me aplaudía, el frío que sentía no era nada más que estaba destapado de las cobijas y me faltaba el aliento porque movía mis brazos y piernas con todas las fuerzas de mis 9 años.

Despertaba el día de mi cumpleaños, mi papá (abuelito), mis dos mamás (abuelita y mamá) y mi hermano (tío) me felicitaban, no por el nado, ellos no sabían de mi sueño, me felicitaban por mi cumpleaños.

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Tercer lugar en el Concurso Provincial Escolar y

Colegial de Cuento Ecológico 2009

Era una tarde como tantas otras de un fin de semana. En una pequeña finca, por allá por San Pedro de la Bendita. Las aves cantaban y el viento juguetón acariciaba a los árboles que se inclinaban de un lado para otro; parecía que jugaban a las topaditas, por los quites que se hacían.

Yo, como siempre junto a mi papá y con un pequeño carrito que lo hacía rodar en la tierra, al pie de un árbol de mango, que nos daba bastante sombra.

Mi papá, conversaba con don Miguelito, un viejito que cuidaba nuestra finca. Don Miguelito pongamos abono químico a las plantas, están muy tristes… escuché decir a mi papá.

Nooo, eso sí que no jefecito, daña a la tierra y es como el diablo mismo que huele a huevo podrido –Contestó don Miguelito.

LA FAMILIA HORMIGA

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Seguían hablando de aquel diablo que yo no entendía; mientras que mi carro se encontraba con muchos manifestantes en su camino. Era un desfile de ir y venir de miles de hormigas que protestaban porque mi carrito interrumpía su paso; una de ellas me llamó la atención, y algo me quería decir; pero yo no le entendía.

En ese intento de ella hablarme y yo entenderla me quedé dormido. Me llevó a su casa y conocí a mamá hormiga, más tarde conocí a sus dos hijos que habían ido a la escuela. Era un hogar feliz, humilde, de hormiguitas trabajadoras y con muchos pedacitos de hojas en la almacena era todo su alimento. Me invitaron a comer una rica miel, tal vez de hojas, tal vez de flores; rica y muy dulce. Mamá hormiga me atendió con cariño; pero la pena de su corazón no podía disimular hasta que estalló en llanto y pidió a papá hormiga que nos contara la verdad de su sufrimiento.

Lentamente y con voz suave dijo: “Los humanos dueños del terreno traerán mañana una máquina y removerán la tierra, nos quedaremos sin casa, todos a la intemperie y luego fumigaran con pesticidas como hicieron el año pasado”. Llegué a saber que el año anterior fue un catástrofe; todos se enfermaron con ese líquido fuerte, el trabajo se puso escaso, la comida muy mala y por último se quedaron sin casita. Tenía coraje y quería gritar; pero no podía mover mis labios; quería salir a defender la propiedad de mis amigos; pero mi cuerpo era inmóvil. Pasaron los días, se quedaron sin casa y mamá hormiga encontró un rincón en el camino, donde cocinaba y preparaba la cama para su familia.

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El más pequeño de las hormiguitas se enfermó de repente, tenía el cuerpo lleno de granos y una temperatura muy alta. Ni los besos llenos de amor de su mamá lo reanimaron, pues cada día iba de mal en peor y así poco a poco cerró sus ojos, dejando muy tristes a la familia hormiga. Murió y se alejó para siempre.

Llovió nuevamente ácido y el aire contaminado penetró en el cuerpo de mis amiguitas poniéndoles más débiles que la pena misma de la muerte de su pequeño hijo.

No sé si la vida o el aire contaminado con gas químico dañaron los pulmones del otro hermanito hormiga. Repentinamente sus ansias de comer se apaciguaron, la tos era fuerte y continua; su sonrisa se acabó desde aquel día.

Papá hormiga llamó al curandero y este recetó agüita de muchos montes, reposo completo y la esperanza de que las fumigaciones ya no se den. Pasaron los días y la enfermedad empeoraba, tenía flema y dolor en el pecho hasta que una tarde escuchó la voz de su hermanito que lo llamaba a jugar en un paraíso lleno de hojas y flores, dejó salir un último suspiro de su cuerpo moribundo y con frases entrecortadas dijo adiós a sus papás.

Papá y mamá quedaron solos; pero luchaban duro día a día para no recordar su tragedia y en las noches miraban el cielo para descubrir a sus hormiguitas juguetonas, jugando con la luna.

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Mientras tanto los agricultores seguían rociando la tierra y las plantas con un líquido hediondo y mortal.

Llegó el día en que papá hormiga dijo a su mujer: “Estoy viejo, enfermo, me duelen los huesos y ya no puedo trabajar; si algún día, de ti me separo, como siempre con mis brazos abiertos te esperaré, donde sea.

Enfermó tanto papá hormiga que ni los más sabios del pueblo pudieron salvarlo; en sus venas ya no había sangre, había solamente veneno mortal. La noche se hizo más noche y mamá hormiga enterró a su esposo en la misma tumba donde estaban sus dos hijos. Ella quedó sola, muy sola y en el umbral de la puerta cocía sus ropas viejas mientras entonaba una canción. No se sabe si enfermó o no; pero un buen día, con la cabeza inclinada a la tierra, dicen que por soledad y amor murió.

Pegué un grito de desesperación y en mi despertar, sentí dos brazos que me aprisionaban, eran los brazos de mi padre que me tenían cerca de su corazón. Un suave beso en mi mejilla, me trajo a la realidad.

Seguía pensando en la familia hormiga y para acabar este cuento, no concuerda la forma clásica de decir: “y fueron felices para siempre”.

Ya sé. A lo mejor deba escribir:

“Colorín colorado el químico los ha matado”.

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Hace muchos años nació un reino en medio del bosque, había muchas flores para que jueguen las mariposas de mil colores, árboles inmensos para que las aves construyan sus nidos y los animales de la tierra sus madrigueras; había agua plateada para que el sol mire su rostro y aire puro para dar vida a los mortales.

Además de las bellezas de la naturaleza había respeto y bondad, creaban música y felicidad, sembraban su propio alimento y lo mejor, en ese reino todos sus habitantes eran reyes. Ellos cuidaban su mundo respetando la naturaleza y así la luz del sol brillaba, la lluvia humedecía, el viento traía el eco lejano de las montañas y la noche daba la sombra para el descanso.

De repente alguien cortó un árbol para construir su casa, otro para hacer leña y cocinar, la naturaleza sonreía y prontamente reponía otro árbol. Pero llegó el día en que se cortaron muchos árboles ya no para subsistir, sino para hacer negocio y el rey se olvidó de reforestar. Se exterminaron los bosques, privando al mundo del filtro natural del aire y entonces vino la tempestad,

UN CUENTITO DE PAPEL

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el aire contaminado, las enfermedades, la muerte.

El rey león se dio cuenta del peligro y con un fuerte rugido alertó a la vecindad. ¿El resultado?... cuatro cazadores con armas automáticas acribillaron al primer protestante que iba contra los intereses de algunos reyes poderosos.

La tierra se debilitó y su fuerza para producir alimentos era cada día menor; la respuesta, abono químico más y cada día más.

El sol enfermó de pena y sus rayos comenzaron a producir cáncer de piel, la luna se escondió, las estrellas tiritaban de frio, los vientos suaves se volvieron tempestades y el cielo lloró tanto que inundó los valles. Mientras por otros lares la sequía quemaba la tierra, incendiaba los pocos bosques que quedaban y el mar rugía de impotencia.

Los reyes siguieron abusando y se creyeron inmortales, buscaban la fuente de la vida y en su andar se mataban los unos a los otros.

Algún rey pensó que todo esto no estaba bien y propuso al resto en la reunión anual:

- Yo creo que debemos poner leyes ecológicas más fuertes.

- Sí, deberían ir a la cárcel quienes no cumplan. Dijo otro.

Y así sucedió. Se llenaron las cárceles del universo; pero el mundo no cambió.

- Yo condenaré a los infiernos quien no respete la casa de los seres humanos. Dijo un alto líder religioso.

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Tampoco resultó, don satán ya no quiso más impíos en su hogar y todo quedó en nada.

- Yo propongo bombardear las nubes con abonos químicos para que llueva y tener buenas cosechas. Dijo un rey científico.

Más lluvia ácida sobre la naturaleza, más sequía, más hambre, más muerte.

- Vayamos a conquistar nuevos mundos y salvarnos de este que nos causa dolor. Dijo un rey adinerado.

Se construyeron maquinas poderosas y volaron a otras galaxias; pero nadie pudo regresar. Y nuestro reino de mal a peor. Para ese entonces ya todos sabían que había que salvar el medio en que vivían; pero ¿cómo? Habían probado tantos caminos, ninguno les dio buen resultado.

Alguien logró hacerse escuchar, en medio de tanto alboroto y desesperación. Muchos reyes se reían y mofaban; pero con voz firme el rey búho dijo:

- Hay un solo camino que no ha sido probado para salvar al mundo.

-¿Sí?... ¡Dinos pronto! Era la burla general.

El rey búho con lentitud y sabiduría prosiguió:

- Si queremos ser felices como antes, solamente debemos respetarnos a nosotros mismos y a todos los reyes de la creación.

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- ¡ja,ja,ja,ja,ja! Fue una risotada total a pierna suelta.

El rey búho continúo:

-Los males que sufrimos es por nuestra naturaleza irrespetuosa, dañina, irracional y hemos dejado una huella ecológica que aún hay tiempo para repararla. Usemos eficientemente los recursos que nos da la madre naturaleza, menos emisión de gases, dejemos tranquila las entrañas de la tierra. Por favor reciclemos y ahorremos energía. Reciclemos el papel, con una tonelada de papel reciclado salvamos 17 árboles.

El auditorio pensativo ante tanta sabiduría exclamo: Tienes razón, hemos sido necios; pero hasta aquí nomas, salvemos nuestro medio ambiente, nuestra salud y vida.

Pasaron muchos años de duro batallar, racionalizando la energía que el mundo nos regala, usando inteligentemente los frutos que la tierra nos da, gastando moderadamente lo que la naturaleza nos proporciona.

Y la recompensa vino.

Los reyes cambiaron su forma de tratar a la madre naturaleza, el sol, la luna y las estrellas rejuvenecieron, la tierra y los bosques reverdecían, las flores daban nuevamente aroma. Aire y agua limpia purificaban el alma y el cuerpo; el cáncer moría y la vida, daba más vida a todos los reyes de la creación.

Así fue el mundo y solo el hombre podrá mantenerlo así.

Colorín colorado…… que cosas que han pasado.

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Tienes un sobrinito, fueron las palabras de mi hermano Jaime cuando se encontró conmigo. Yo me quedé asombrado y no supe qué contestarle.

Toda la tarde pasé pensando en sus palabras hasta que en la noche llegué a casa y resolví mi duda.

¿Puedes tú imaginarte de qué se trataba? Seguro que no. Mi sorpresa era tal que no creía lo que mi hermanito me indicaba, en su mano derecha tenía una pequeña tortuga que asustada se movía de un lado a otro, la novia le había regalado por San Valentín.

MIS TORTUGUITAS

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Para que no se encuentre muy solita, mi hermano compró otra y me la regaló. La de él tenía el caparazón café claro y la mía un poco más oscuro, la de él era más pequeña que la mía; pero ambas eran dormilonas y muy juguetonas... Les compramos una pecera para que sea su casa y cambiamos el agua todos los días para que crezcan sanas.

Un buen día estaba mirando a través del vidrio de la pecera y escuché una voz que decía: ¿Cómo te llamas? Miré a mi alrededor para ver si había alguien ¡No había nadie! Pensaba que eran fantasmas y me asusté un poco. Luego, oí la misma voz que me dijo: tranquilo, soy yo, tu tortuguita. Yo le dije con palabras entrecortadas: mmm, m, me lla, llamo Fer, Fer, Fernando. No me esperaba tal sorpresa, que mi mascotita hablara; pero era tan feliz conversando con ella.

Alguna vez me pidió que le enseñara a leer y escribir, yo traté de hacerlo; pero sus manecitas tan pequeñas no le permitían sostener el lápiz y tampoco podía aprender a leer porque en sus ojitos no entraban todas las letras del abecedario.

Lo que si aprendió es a escuchar atentamente cuando yo leía mis cuentos.

-Oye Fernando tus cuentitos son muy bonitos, tú deberías ganar el premio Nobel de Literatura – me dijo-... Al escuchar esas palabras desperté a la realidad y estuve muy agradecido con mi tortuguita. Me puse a pensar en sus palabras y yo creo que sí, que tiene razón; mi premio Nobel de Literatura es su amabilidad amigo lector en entregarme un par de minutos de su tiempo para yo contarle mis historias de niño.

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Me puse a jugar tres en raya con las estrellas, mientras su mamacita, la luna descansaba en una cama grande que le había puesto de nombre cielo.

Una estrellita me dijo: Ven Fernando te voy a enseñar cuan rápida soy para ganarte, utilizando solamente el brillo que me da la noche. Y así fue, en un instante me ganó la partida.

Luego una estrellita pequeñita me dijo: ¿Crees que me vas a

MIS AMIGAS ESTRELLAS

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ganar solo porque soy más pequeña que tú? Y la verdad, le gané; pero la competencia estuvo muy reñida.

Reíamos de sus chistes y los míos, ellas me contaban de todo el mundo cosas que yo no sabía; yo con mis bromas las hacia brincar de alegría y en cada brinco titilaban más brillantes aclarando la noche oscura. Se turnaban para cuidar el sueño de su mamá y corrían para estar conversando conmigo, jugando la partida y esperando que el tiempo no pase nunca.

Ya llega mi papá. Dijo una de ellas.

Vamos a recibirlo. Dijo otra. Yo me preguntaba ¿quién será el papá?

Ding Dong Ding Dong

Vayan, abran la puerta es tu papá, dije a todo pulmón. Está sonando el timbre; pero nada seguía el ruido.

Ding Dong Ding Dong

Esa bulla despertó mi sueño. Llamaban al teléfono de mi casa, no tenía ganas de contestar. Estaba tan bien jugando y este timbre me alejó por siempre. Luego de un rato me levanté y miré a través de la ventana al cielo, ellas estaban ahí junto a su mamá, titilaban para decirme hola.

Me quedo con la pena de no saber quién fue su papá. Podrías tú decirme, si descubres quién es el papá de las estrellas.

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Un pajarito llegó a mis sueños y me contó lo siguiente:

Cierto día me desperté con la suave brisa mañanera acariciando mi rostro y con el trinar de las aves besando mis oídos. Abrí los ojos lentamente, vi un hermoso paisaje, el cielo completamente azul donde el sol cubría la selva entera con un gran manto de luz, los árboles se veían más llenos de colorido y la vida misma tenía más vida.

Pensé, ¡Que día más perfecto! Mi mamá voló a la rama donde me encontraba con el resto de mis hermanos, en cuyo nido habitábamos desde que nacimos. Nos llamó para el desayuno, traía en su pico alimento fresco y delicioso que calmó el hambre voraz de 3 pequeños polluelos.

Era tan feliz y quería conocer el mundo que me rodeaba. La selva era un escenario lleno de flores, música y los árboles danzaban al ritmo del viento juguetón.

Abrí mis alas y surqué en el remolino que producían los árboles danzantes, era mi primera vez que volaba. Subía hasta el cielo y bajaba a la tierra, planeaba y jugando a las tocaditas

ASÍ ME CONTARON

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esquivaba a todas las plantas. Que hermoso que ha sido el mundo en que vivimos, me dije en mis adentros.

Así, se pasó el tiempo y repentinamente escuché un bullicio que roncaba y los árboles que se desmayaban (pero no de tanto bailar con el viento). Mi corazón casi se detuvo por un instante, mis ojos alcanzaban a ver humanos con cierras motorizadas en sus manos que cortaban árboles, que caían al suelo y regando su savia como último suspiro, los destrozaban, los cargaban en camiones para llevarlos lejos; el bosque iba desapareciendo y sus habitantes huían despavoridos hacia lugares más lejanos.

Me di cuenta que iban a mi casa y comenzaron a cortar el árbol. Volé a mucha prisa para avisar a mi familia; pero llegué tarde, el árbol fue cortado, mi casa destruida y mi familia murió aplastada. Lágrimas rodaron por mis mejillas cayendo como gotas de lluvia en la cara de los malvados quienes se secaron el rostro con sus manos criminales y con mayor prisa siguieron cortando mil vidas más. Mataron al bosque entero y al día siguiente volvieron con un líquido plomo para exterminar cualquier indicio de vida vegetal. Todo había desaparecido, reinaba el frio y la desolación, de la naturaleza colorida de anteaño solo quedaba el recuerdo y hasta las hojas secas había volado con el viento.

Algunos días después se comenzaron a construir edificios, unos altos, otros más bajos, pintando las paredes de colores fuertes. Llegaron a habitar muchos hombres, mujeres y niños, la suciedad reinaba por todo lado y el bullicio contaminaba el

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ambiente; unas máquinas llamadas carros emitían un gas negro que obscurecía el cielo y enfermaba el aire paulatinamente.

Llegó el día en que tuve mucha hambre, no había comido la suficiente en el campo, y entonces con mirada agonizante y desesperada regresé a la ciudad, pensé, tal vez ahí pueda alimentarme. Entré a muchas casas pidiendo alimento fui echado de ellas, a escobazos, a piedrazos y de algunas otras formas no tan amigables.

Asustado como estaba, logré llegar a un parque donde algunas migajas de pan cubrían el suelo. Comenzaba mi banquete cuando varios niños llegaron desconcertados a mirarme. Nunca habían visto un ave en la cuidad, pues solamente existía carros, personas y construcciones de cemento. Me miraban como bicho raro y algunos querían llorar en su nerviosidad, otros con piedras querían alejarme de ellos.

Emprendí rápidamente vuelo cuando una piedra golpeó mi ala izquierda, pensé que iba a caer al suelo; pero no, mi desesperación fue más fuerte que el dolor y volé lo más alto posible para alejarme del peligro. Sin darme cuanta aterricé en una pequeña cueva de la montaña, que se convirtió en mi hospital y mi nuevo hogar. Desde ahí podía ver a la ciudad completa y fui testigo como en varias ocasiones los hombres abusaban de la naturaleza, cazaban animales para exhibición y comercio, en otros peores casos mataban tan solo por matarlos.

Algún día pensativo miraba al horizonte cuando escuché llorar a una pajarita, cortaron el árbol donde tenía su casa y en

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su intento de huir chocó bruscamente el ala contra una rama; estaba herida, no podía volar, corrí en su auxilio y cuando ella me vi dijo:

-Por favor ¡ayúdeme!

-Para eso vine, respondí.

Pedí que se subiera a mi lomo y se agarrara fuerte. Salimos de ahí a tiempo y volamos a mi cueva.

Lavé y curé sus heridas, ella depositó un beso en agradecimiento.

Pensaron vivir tranquilos en medio de su orfandad; pero unos cuantos disparos alertaron de que los cazadores ya estaban a las puertas de su hogar.

Muy asustados comenzaron a volar y volar, remontando el universo llegaron a otro planeta, ya sin aliento decidieron descansar; pero que sorpresa, ahí no había agua, no había flora ni fauna, es decir, no había vida. Todo era un desierto incandescente y pensaron que ese iba a ser el futuro del planeta Tierra, Muy preocupados decidieron regresar para alertar a los terrícolas de los que nos podía pasar.

No descansaron, emprendieron vuelo de regreso y cuando llegaron, era ya muy tarde. Lo único que encontraron fue arena y piedras. El mundo viviente se había destruido a sí mismo.

Se abrazaron los dos a llorar y en su cueva esperaron volver al polvo del que nacieron.

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AGRADECIMIENTO ........................................................................................ 5¿LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON? .............................................................. 7LA SENCILLEZ DE FERNANDO .................................................................. 9MI PRIMER SUEÑO ........................................................................................ 13MI PAPITO SEGUNDO .................................................................................. 15FUI CAMPEÓN DE FÓRMULA 1 ................................................................. 17EXTRATERRESTRES EN SAN PEDRO ....................................................... 19MISIÓN EN EL PLANETA M ......................................................................... 21FUTBOLISTA .................................................................................................... 23CIENTO UN CHIGUAGUAS ......................................................................... 25SUPERHÉROE ................................................................................................. 27MI MASCOTA .................................................................................................. 29TARZÁN DEL PODOCARPUS ...................................................................... 31EL INVENTOR ................................................................................................. 33EL ORADOR ..................................................................................................... 35ASTRONAUTA ................................................................................................. 36YO ESCRITOR ................................................................................................. 38VIAJE RÁPIDO ................................................................................................. 40SUEÑO ESPECIAL ......................................................................................... 42SOÑAR SI CUESTA ....................................................................................... 44UN REMEDIO ESPECIAL .............................................................................. 45SOÑAR DESPIERTO ...................................................................................... 47JUAN IGNACIO ................................................................................................. 49ANGELITO O DIABLO ................................................................................... 55MI CUMPLEAÑOS ......................................................................................... 57LA FAMILIA HORMIGA .................................................................................. 59UN CUENTITO DE PAPEL ............................................................................ 65MIS TORTUGUITAS ....................................................................................... 71MIS AMIGAS ESTRELLAS ............................................................................ 73ASÍ ME CONTARON ...................................................................................... 75INDICE .............................................................................................................. 79

Í N D I C E

· pdf filelos sueños parecen ser una manera por la cual el subconsciente considera,...

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