stone lawrence

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9r HISTORTOGRAFÍA =WS b¡'W*v^ a. ú «o) €-\g -*¡s--y,-! p"<ge,^,-ta, f C.E ., {t "/,ra. -==-=- t III. EL RESURGIMIENTO DE LA NARRATIVA: REFLEXIONES ACERCA DE UNA NUEVA Y VIEJA HISTORIAI. I / Los historiadores siempre han contado .elatos.,iDesde Tucfdides y Tá- cito hasta Gibbon y Macaulay, la composición de r¡na narrativa expresada en una prosa elegante y vívida se conside¡ó siempre como su más grande ambición. La historia se juzgaba como una rama de la retórica. Empero, du¡ante los últimos cincuenta años e§ta función abocada a contar ¡elatos - se ha visto desprestigiada entre aquellos que se cousideran como la van- 3 guardia dentro de ta profesióu, es decir, quienes practican la así llamada ''- irro.r" historia" de ú era posterior a la segundá Guerra Mundial.Ttn ! Francia, este contar relatos se tildó como "l'historie hténetnentielle" . Ac' . tualmente, sin embargo, he encontrado pruebas respecro a una corriente j sübiebti&'que está absorbiendo de nuevo a muchos de los prominenres i'luevos historiadores" deutro de cierta forma de narrativa. ¡ I Eltoy co¡lidd¿bt.úat. .n d.uda cotr mi e3Pda, y con fni! colcga! ld Profeiore. Robdt Dám- ton, t¡"á1tu Oa'i", Fclü Gilb.n, Chárlé GitlitPi., Th.odorc R¿bb, C'rl Schorslc v 'on mu'hc orG oor ru v¿lio6at criricas a un prioer boradár de 6t. Bavo. Hc ¿ccPtado la Eavor P¿¡t' d' ta susaincias, aunque la repoosabiida d por la redacción fmal mc concicr¡c a mi únicaú' c' "I No d.b"l.a co"{"rdi'!. ¿ c.GG S Po rtci.Dt d. "nucvo! h¡tori.do.6" coa lo' "uucvo' hi!!o- ¡i¡dorer" nortcaúeri.anoÉ perto".ci."t . "na gdación aDtúio!, cooo charle! B'¿rd vJaEes t P¡¡¿ hi¡tqia de urntiv¡, véaD!. L G@úeD' "Autu¡tio Thi¿rrv erd Ubcr¡l Hüto- ilograph\", H;ttoD an¿Th¿ory, 15, l9?9 yH.whit Metdhston: Ih' Histoi'tt InaE na' ¡;; in ti. N;""¿";nh C.,,¿¿'r; Báttimo!., l9?5. (¿!toy cr dcud¡ cor cl P¡of6or R Sr'¡¡ Por h'bcr [ú.do úi ¡rocióE I ..t últiño.) ,,í¡ ) Asimismo, los inducirá a abandona¡ las técnicas de muestreo, que con f¡ecuencia resultan perfectarnente adecuadas a sus propósiros, y a empe- ñarc cn inverigacio¡cs estadfstica¡- -que dcmaaáal mucho tiempá _ acerca de poblaciones totales, lo cual viene a ser en muchos casos un pro- - cedimiento enteramente innecesario. Es posible que otros historiadores lleguen a considerar la computadora cadá vez mái como una amenaza a su predominio intelectual, y se retiren aún más a los oscuros ¡incones de la metodología impresionista. Lo que viene a agravar la situación es que se dan fuertes alusiones de carácte¡ nacional en favo¡ de dicha divisián, puesto que tanto los norteamericanos como los franceses tienen un acceso y una confianza mucho mayores en la computadora que sus colegas ingle, ses; hay también fuertes alusiones cuhurales " ar,a.aapaa,o, q,rl "-ar,"- an con una nueva batalla campal entre los antiguojy los modernos, y ent¡e.las humanidades y las ciencias; e incluso alus'iones filosóficas donde s€ subr¿ya un choque üolcnto cntre los Hechos y la Fantasia, entre Mr. Grad.grind y Sissy Jupe.. Como resulrado de ásto, podría i.anscurri, mucho tiempo antes de que se alcanza¡a un total acuá¡d.o de opiniones. 5m embargo, la prosopografia conlleva [a potencialidad de a¡riar en la rec¡eaclon de un campo unificado a partir de la dispersa confederación de temas y técnicas, empedernidamente independientes, que conforman en el preccnrc lgs dominios de! historia_dqr- iambién ésti oodría ser un medio para viucular a la histo¡ia ins¡irucional y constituciánal, por una p"lli:..ol la biografia personal, por la otra, las cuales constitufen las dos hab¡lrdades más antiguas y.mejor desarrolladas del historiador, p..o qu. hasta el.pres€nre han seguido rrayectorias más o menos paralelasi Asimis. mo, pod¡Ía combinar el talento humano para la reconsÉucción hisrórica, -1^,1."ra., d. un concentrado y minucioso análisis d.e los d.etalles significati- - :::l--lii eleTptos pa[iculares, con las preocupaciones t;ricds i sraouitrcas d€ los cientÍficos en el campo social; también pod.ría confor- mar el nexo faltante ent¡e [a historia poiltica y ta histori. ,á.i"i,-q"e .".r p¡esente se abordan con excesiva frecucncia dentro de compartimientos bastantc herméticos, ya s€a a través de diferen,., -ooogr"iilJo aif...rr- tes capÍtulos dentro de un único volumen. Además, poárfa ayudar a re- conciliar a la historia con la sociologfa y la psicología.'i poá.iá i_.lrrr.rr. te formar un hilo conductor .o, 6, d.ir.á, ."ú., ""'.i;;; qo.a"r.r, eat¡elazados los estimula¡te¡ adel¿nros dc la historia ."l,,lJ É ir,t.f".- , tual con su su¡trato social, económico y político. U 1".i" p."rrp"gr.fÍ" haya de aprovechar o no todas o atguíai ae ."", opl.*Já"á.ll a.p."- de¡á de la pericia, el refinamiento,-la moa."i" y .ir."iiáo .á-lr, a" r" _ siguiente generación de historiad.ores. . P.r.o!¡i! dG r. rov€ra d. Ti¿dpo! üftih,. lE.l

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9r HISTORTOGRAFÍA =WSb¡'W*v^ a. ú «o) €-\g -*¡s--y,-!

p"<ge,^,-ta, f C.E ., {t "/,ra.-==-=- t

III. EL RESURGIMIENTO DE LA NARRATIVA:REFLEXIONES ACERCA DE UNA NUEVA Y VIEJA

HISTORIAI.I

/ Los historiadores siempre han contado .elatos.,iDesde Tucfdides y Tá-cito hasta Gibbon y Macaulay, la composición de r¡na narrativa expresada

en una prosa elegante y vívida se conside¡ó siempre como su más grandeambición. La historia se juzgaba como una rama de la retórica. Empero,du¡ante los últimos cincuenta años e§ta función abocada a contar ¡elatos

- se ha visto desprestigiada entre aquellos que se cousideran como la van-3 guardia dentro de ta profesióu, es decir, quienes practican la así llamada''- irro.r" historia" de ú era posterior a la segundá Guerra Mundial.Ttn! Francia, este contar relatos se tildó como "l'historie hténetnentielle" . Ac'. tualmente, sin embargo, he encontrado pruebas respecro a una corriente

j sübiebti&'que está absorbiendo de nuevo a muchos de los prominenresi'luevos historiadores" deutro de cierta forma de narrativa. ¡

I Eltoy co¡lidd¿bt.úat. .n d.uda cotr mi e3Pda, y con fni! colcga! ld Profeiore. Robdt Dám-

ton, t¡"á1tu Oa'i", Fclü Gilb.n, Chárlé GitlitPi., Th.odorc R¿bb, C'rl Schorslc v 'onmu'hc

orG oor ru v¿lio6at criricas a un prioer boradár de 6t. Bavo. Hc ¿ccPtado la Eavor P¿¡t' d' tasusaincias, aunque la repoosabiidad por la redacción fmal mc concicr¡c a mi únicaú' c'

"INo d.b"l.a co"{"rdi'!. ¿ c.GG S Po rtci.Dt d. "nucvo! h¡tori.do.6" coa lo' "uucvo' hi!!o-

¡i¡dorer" nortcaúeri.anoÉ perto".ci."t ."na

gdación aDtúio!, cooo charle! B'¿rd vJaEes

t P¡¡¿ l¡ hi¡tqia de t¡ urntiv¡, véaD!. L G@úeD' "Autu¡tio Thi¿rrv erd Ubcr¡l Hüto-ilograph\", H;ttoD an¿Th¿ory, B.ihcft 15, l9?9 yH.whit Metdhston: Ih' Histoi'tt InaE na'

¡;; in ti. N;""¿";nh C.,,¿¿'r; Báttimo!., l9?5. (¿!toy cr dcud¡ cor cl P¡of6or R Sr'¡¡ Por h'bcr[ú.do úi ¡rocióE I ..t últiño.)

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Asimismo, los inducirá a abandona¡ las técnicas de muestreo, que conf¡ecuencia resultan perfectarnente adecuadas a sus propósiros, y a empe-ñarc cn inverigacio¡cs estadfstica¡- -que dcmaaáal mucho tiempá _acerca de poblaciones totales, lo cual viene a ser en muchos casos un pro-- cedimiento enteramente innecesario. Es posible que otros historiadoreslleguen a considerar la computadora cadá vez mái como una amenaza a

su predominio intelectual, y se retiren aún más a los oscuros ¡incones dela metodología impresionista. Lo que viene a agravar la situación es quese dan fuertes alusiones de carácte¡ nacional en favo¡ de dicha divisián,puesto que tanto los norteamericanos como los franceses tienen un accesoy una confianza mucho mayores en la computadora que sus colegas ingle,ses; hay también fuertes alusiones cuhurales

"ar,a.aapaa,o, q,rl

"-ar,"-an con una nueva batalla campal entre los antiguojy los modernos, yent¡e.las humanidades y las ciencias; e incluso alus'iones filosóficas dondes€ subr¿ya un choque üolcnto cntre los Hechos y la Fantasia, entre Mr.Grad.grind y Sissy Jupe.. Como resulrado de ásto, podría i.anscurri,mucho tiempo antes de que se alcanza¡a un total acuá¡d.o de opiniones.

5m embargo, la prosopografia conlleva [a potencialidad de a¡riar en larec¡eaclon de un campo unificado a partir de la dispersa confederaciónde temas y técnicas, empedernidamente independientes, que conformanen el preccnrc lgs dominios de! historia_dqr- iambién ésti oodría ser unmedio para viucular a la histo¡ia ins¡irucional y constituciánal, por unap"lli:..ol la biografia personal, por la otra, las cuales constitufen las doshab¡lrdades más antiguas y.mejor desarrolladas del historiador, p..o qu.hasta el.pres€nre han seguido rrayectorias más o menos paralelasi Asimis.mo, pod¡Ía combinar el talento humano para la reconsÉucción hisrórica,

-1^,1."ra.,d. un concentrado y minucioso análisis d.e los d.etalles significati--

:::l--lii eleTptos pa[iculares, con las preocupaciones t;ricds israouitrcas d€ los cientÍficos en el campo social; también pod.ría confor-mar el nexo faltante ent¡e [a historia poiltica y ta histori. ,á.i"i,-q"e .".rp¡esente se abordan con excesiva frecucncia dentro de compartimientosbastantc herméticos, ya s€a a través de diferen,.,

-ooogr"iilJo aif...rr-tes capÍtulos dentro de un único volumen. Además, poárfa ayudar a re-conciliar a la historia con la sociologfa y la psicología.'i poá.iá i_.lrrr.rr.te formar un hilo conductor .o, 6, d.ir.á, ."ú.,""'.i;;;

qo.a"r.r,eat¡elazados los estimula¡te¡ adel¿nros dc la historia ."l,,lJ É ir,t.f".-, tual con su su¡trato social, económico y político. U 1".i" p."rrp"gr.fÍ"haya de aprovechar o no todas o atguíai ae ."", opl.*Já"á.ll a.p."-de¡á de la pericia, el refinamiento,-la moa."i" y .ir."iiáo .á-lr, a" r"

_siguiente generación de historiad.ores.

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HTSTORIOGR.AFTA

co./La narrativa es un modo de escritura histórica, pero es un modo quericra. también y es afectado por el conteaid.o y .i ríJ,"i_ ¡-.,,,,".

..rt,"*i*T;_ffi t'?Heqrr€¡rre.noesladelsimpleinf ormador

"i*¡u+!n..!üqj;;",o.l}T"::"# ill. *:,:::-T-::=y*

EL RESURGIMTENTO DE LA NARRATIVA 97

propone izar bandera alguna o comenzar una revolución. No se está ins,tando a nadie a que se deshaga de su calculadora y cuente un relato.

#iji",-i,i¡¡i',1g5-r$üf4i*li[:;ilt*ii":rti:-:t$7 jts+s.si-¡d;:.;di¿:':üÜ;r".1ffi,*lmfi**ffi;

el 11 o,-S9dgg!"mqate¡o¡.-comenta¡ios ingeDiñy rro.¡",i.t. rvo t.,i"::,."j.: :,,Í]::ili:í11':'"i:i':'il"r"'i' ¿? ""ipaii?'liil"""' o.''p..,.*,o a. q,,. ;u.r,á 0r.i"1"."'9". "t

vaca en medio de un campo, bajo

oe arte alguno.tutona es una ciencia

no.equie.. [a ayuá.

t{sqffi ' quqjPg§ee un t.r¡, v "ñ ártr.

:*j:iiiii",*',l"lt.ijilt Iil,i",f;.:p:;,;.5,,.:t?,[.j t".:

II

Antes de considerar las tendencias recientes, es preciso ¡emonta¡se en eltiempo_con objeto de explicar el que mgg!p{!¡¡9¡!g!9¡9L[3yan 3b ando_rtador*..a¡á unos cincuenta a¡or, "l idrs! de ¡11;;¡m;;;;!iua-áedos mil años. En primer lugar, a pesar de las apásián-ááas asercio-nei-encontra, se admitió en general, y con cie¡ta justicia, que el responder alquJ y al cómo de una mane¡a cronológica. incluso bajo Ia orienración deúna argumentación central, no permitia avanzar mucho de hecho haciala respuesta d.el porqué. Además, en ese entonces los histo¡iadores sehallaban bajo la fuerte influqncia rAqlq dq !a ideolosía marxisra co;o dÉla metodol-ogfa d§. la.cje!¡cia social. Como res.ritif,i?i e!ú""q,iü..é"-..rolas- sociedJdes, no los individuos" y confi4b.n en qr" pááil lf;;";r"

".rU.

uB4jhisterie-eie¡¡¡Í§C4 ! que con et tiemp- pioau¡eri'iifrgene.alizad.as

_p3ra-_explicarlastran¡!-ulc_r_o:tslittóricas_Aquí debemos déienernos de nuevo para de$gir-_g¡¡É se. e-ntien{e por."hiti9I,u-sicotlf*r:. La primera "hisioria cieniifiiá" fui' formulad a-plr-Rankecn el siglo xlx, y tenia comobase eLanálisis de nuevas fue¡,¡e-s.Se_dio_ por hecho que una detenida critiea texrual de,Ios regisr¡os no ¡eve-ltdos hast.r ese momento, que se hallaban sepultados en loi archivos esta_tales, esta,tlecería de uoa vez por todas los hecho¡, de la hisroria política.Du¡ante los úkimos treinra años, se han dado tres tendenciai muy dife-rentes deh!"tq"i4 Éf4¡[{ic¡rodentro de la profesión, tur cuuláng E..._b_-as¿.gen nuev.s 4AE¡i sino en nuevos modelos o nuevos mélgdq-sl. si tr"ia aqlimodelo _económico ¡g3qi¡ta, el modelo ecológic-o-dempgráfiio francés, y-

.

ta metodología "cuáilefriá': noneame¡caü §ig,a" ii.oii-goo -oa.romarxsta, la iustona sigue un proceso dialéctico de tesis y antítesis, a tta-

vés de un conflicto de clases, las cuales se crean por los cambios en cuantoal cont¡ol de los medios de producción. En los ireinras esta idea rerminóen un determinismo económicq/social bastante simplista, el cual afectó amuchosjóvenes eruditos de la época. Esta noción dthisro¡ia científica fuetuertemente defendida por los marxistas hasta finales de los ci¿cuenras,como lo di:muestra el hecho de que cl cambio en el subtftulo de past andPesez¡. de "Un diario de historia cientlfica" a ,.Un diario de estudios his-tóricos", no ocurriera hasta 1959. Debe advertirse que Ia actual genera-ción de "neomarxistas" parece haber abandoaado giun pa"te de iios dog-mas básicos de lo¡ historiado¡es marxistas tradiciónalei de los treintas,puesto que actualnente se ocupan del F¡tado, la política, la religióu y la

*ffi¡E:ffieir-H,il:ffi0üffi:eqEelirf lsaru!-canljo-_"+EE,olqe..:.¡;ñ.3,ñáiiil,er-método. y.r .s¡.i.li-Crn¡raje una dimingta,

"uoqo.d"r..iIá- iñ prominen-

;;É"?.T,t,i*:tf ü::,.#,.ffi *l:;klH,,:.Ttriirorecer cn el futuro. E,.t"¡&!9j,rs,i1"_-á;-1ü' ;.:il;;gr*-¡.i#?ffii;.*q-ffi#ffi ffi,.::ljJ.?:"-':".""'á""iipáái:'i."1ü.i,,i".i¿o--ocurrido. Hay alguncs paísesrte§

Todo§ sabemos de casos en que estohael que los "nuevos historiad.ore lftitucione" en que ha resultaáo malsano

du¡la¡te los ffi;;H.;::t-hayanhecho-las cosas como han querido

*mil*t'# lIT:t ffi';': :'ii

"SflTff

:'.fr*Til ;l :HXjEs ¡ambién fundamental d

r- 9g§iy.g intenta ,.rr"iT*-.i-itJtt sentado de una vez Por todas que este

"xxil:H:iili::+1*:#':"'"?H:*',1".Hitrti:,1H":l';*q,r .""o á" lürilü;.',:i#ffi.ii'ffi

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it

I

HISTORIOGRAFIA EL RESURGIMIENTO DE LA NARRATIVA

ideologia al igual que sus colegas no marxistas, y en este proceso parecenhaber dejado de lado la afirmación de aspirar a una "histo¡ia cientifica".f fl segundo significado de "histor!4

-c.ie4¡!fiqa" es aquel u¡4¡lg desde

]9J§ por la eslgÉla de historiado¡es f¡anc_eses !e-lo: Annales, cuyo vocero¡si bien ¡adical, podría ser el profesor Le Roy Ladurie. Según esta escuela,l¿_ye:Elle L1qdarg§!!4lef-r- la histori_a so¡- Ios cambios en el equilibrioecológicq-enrre el

suminisrro de alimenros y la población- un equilibrio quedebe¡á determina¡se necesari¿menre mediante análisis cuantitativos alargo- plazo sobre productividad agricola, cambios demográficos y pre-cios de los alimentos¡ Esta clase de "historia científica,' surgió de [a com-binación de un añejo inrerés en Francia por la geografÍa histórica y lademografía histódca, aunado a la metodología de la cuantificaciónJLeRoy Ladurie nos dijo categóricamente que ,,la histoi-ia que no es cuantifi_

. cable no puede pretender se¡ científica'.3l,' EI re¡cer_signiñcado de "historia cientifica,'es primordialmente norte-'americano, y se basa eq[a afirmación, exoiesad.a con claridad. v en voz alta

pa¡-los--clio¡e trisra"", ái q". iato í;lfpeculiar merodálogía cuan.titativa puede aspirar a ser cienrífica. a S9gr1¡r !¡t-a, la cogruni4ad-bistó¡ica

* puede dividirse err dos. Existen "los t¡adicionalistas., que iniluyen tanto a

los historiadores con un estilo narrácivo a la an¡igr¡i, üs cuales se oc¡¡¡ranprincipalmence de polírica de Escado y a. hi"t..i..áir.,iruci;;J. co;o alos "nuevos" hisroiiadores ecooómicos, demográfiios y sociaiéi-á.e las es-cuelas de los l¿n¿ les y de Past and, Pr¿Je7¿¿ - no obst¿nte ei liiño de quelos segundos emplean Ia cuantificación y de que por varias décadas ambosgrupos fueron enemigos acérrimos, especialmenie en Francia - /.Los his-roriadores científicos. o cliomerristas, ionstituyen un .u.o apa.t., ya ql.rése deñnen po¡ una metodología más que por algún tema o interpretación

::P_-.-.1!:i.a!g§q-+-.E "1qf4ga de las trans.formaciones históricasf Son

hlsroriadores que coustruyen modelos paradigmáticos, algunas vecescontrafácticos, acerca de mundos que jamás existieron en realid.ad; yprueban Ia- validez_de -los modelos mediante las fórmulas matemáticasy algebraicas más refinadas. aplicadas a cantidadea muy vastas áEdatoselectrónicamente procesados. Su campo especifico es la historia económi-ca, misma que han conguistado virtualmente en los Estados Unidos; asi-mismo, han hecho grandes i¡rcursiones en la historia de la pollticademográfica reciente mediante la aplicación de sus métodos al compota-

3 Le Roy Ladu¡ie, The Tñ¡¡ory of th¿ Hittorün, Nu€va york, l9?9, p. 15 y pdre r,

-a Uu cosayo no publicado d. R. w. FoglI, ..Scicnrilic Hütory ¿trd T¡adirionat History (1929),

oh.c. cl .e má! pmuásivo ¡i qu."r

p6ibtÉ rcf€riñ€ par¿ co¡liácrar a tur. como ta ú¡ica "hiltoriaci.nt¡fic¿" er 3€ltido v€¡d¿d6o. p.rc si8o dn est¡¡ <o;vúcido dc c o.

mie¡ro electo¡al, tanto del electorado como de aquellos que son electos.

Estas grandes empresas son necesadamente el resultado de un trabajo de

equipo similar a la cons.rucción de pirámides: contingentes de asiduos

asistenaes compilan datos, los cuales codifican, programan y Pasan a tra-vés del "tracto digestivo" de la computadora, todo esto bajo la direcciónaurocrá¡ica de un lÍder del equipo. Los resultados no Pueden verifica$e

mediante ninguno de los métodos t¡adicionales, puestoque las pruebas se

hallan sepultadas en cintas privadas de computadora, en lugar de expre-saÉe en notas de pie de página destinadas a la publicación. En cualquiercaso, los datos se exhiben con f¡ecuencia en una forma matemáticamenteran abst¡usa, que resultan ininteligibles pa¡a la mayoría de quienes ejer-

cen la profesión histórica. Lo único tranquilizador para los perplejos legos

es que los miembros de esta o¡den sacerdotal discrepen furiosa y pública-mente sobre la validez de los resultados de unos y de otros.

Estos tres-tipos de 'jhistoria_ cientílfa" se hallao traslapados en algunamedida, pero son lo suficientemente distintos, ciertamente a los ojos de

quienes los practican, para justificar Ia creación de esta tipología triPartita.otras exolicaciones "científicas" sobre las t¡ansformaciones históricas. -lé-

se han visto-Iávóre-cilaT i;"t EÉa¡&npq, para luego pasar de moda. El

esrrucruralismo fralgijrodujo cierta labor teórica brillante. pero nin'gtrn r.al-{lEisrOriqoS¡pecíñco de importancia - a menos que se conside'ren los escritos de Michel Foucault como trabajos primordialmente histó-ricos, más bien que como una filosofía moral en la que se aluden ejemplostomados de la historia - . El funcionalismo parsoniano. al que precedió laobra Scientific Theory ofZliílli "dá Malinow-skiltirvo una t¡ayectoriabastante larga, a pesar de su incapacidad para dar una explicación acer-

ca de las transformaciones er¡ el tiempo, y del hecho evidente de que lacorrespondencia ent¡e las necesidades mate¡iales y biológicas de una so'

ciedad, y las instituciones y los valores por los que ésta üve, ha distadosiempre mucho de ser.perfecta, mostrándqss con frecuencia !g!!31!e I

pobre en verdad,-.Tanto el..est¡ueturalismo como el funcionalismo han,- I

propg¡cionado valiosas aportaciqoes, pero ninguno. ha podido aproxi- '

marse sduTe-áá una explicación cientifica global acerca de las transfor-mléÍon"s hisróricas a las que pudieran recurrir los historiadores.

Estos tres grupos principales de historiadores científicos, que flore-cieron, respectivamente, de los treintas hasta los cincuentas, de los ci¡r-

c:uéntas-hasta mediados de los sesentas, y de los sesentas hasta comieouos

de los setentas, tenían una absoluta co¡fianza en que los problemas más

irrportantes con respecto a la explicación histórica eran resolubles, y de

q.,i "r, ,.,r, momento dado serlan ellos quienes les darían solución.Suponían que llegarían a proporcionarse finalmente soluciones ir¡eba-tibles en lá tocante a cueitiones hasta hoy día desconceitante§, tales

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IOO ' HI§TORIOCRATIA

como las causas de "las grandes revoluciones" o los cambios del feudalis.mo al capitalismo, o bien dc las sociedades t¡adicionales a las moder¡as.Este vehemente optimismo, que se hizo tan osteosible de los treintas a lossesentas, fue refor¿ado ent¡e los dos primeros gmpos de ..historiadorescientilicos" por la creencia de que las condicionis materiales tales comolos cambios en la relación entre la población y el suminist¡o de aiimenros.

olos

cambios en los mcdios de producción y en el conflicto de clases,constitufan las fuerzas directrices de la historia. Muchos de ellos, aunqueno todos, consideraban los acontecimientos intelectuales, culturale§, r;ü-giosos, psicológicos, jurídicos, e iacluso políti,:os, como meros epifenóme-nos. Debido a que un determinismo económico y/o demográiico fue loque lijó en gran medida el contenido del tuevo género de investigaciónhistó¡ica, resultó-que un procedimiento analítico más bien que nairativoera el que se ajustaba ópticamenre pára la orfrinización y la presentaciónde los datos, y que estos úl¡imos debÍan ser hasta donde fuera posiblecuantitativos en su naturaleza-

, I,gr listoriadore¡ !4qggsgs, que en los cincuentas y los sesentas se halla-ban a la cabeza de esta valiente empresa, desar¡gll¿¡gn una clasificac.i_ón

, je¡lquica- estándar: en primer rérmino, ranro fliii posición corno por

- 1u or{gr-..de..impon3n-cia, e-staban -los hechos ecánómicos y demográficos;; Cespués de la estructura social; y finalr[ente los aconteci¡niintoJinietéc_tuales, religio§ls, culturales y politicos.-Estos tres renslones fueron conce-

' bidos como los pisos de una casa: cada uno descansarido sobre los cimien-tos del de abajo,- pero ejerciendo los superiores un efecto reclproco-nñmo, por no decir nulo, sobre los inferioris. En ciertas manos, la iuevametodología y las nuevas cuestiones produjeron resultados que fueronpoco menos que sensacionales, Los primeros libros de Fernand Braudel,Pierre Gouberr y Emmanuel Le Rot Ladurie figurarán entre los escritoshistóricos más gran<ies de todos los tiempos. s poi sí solos justificari sobra-damente la adopción hecha por toda uná generación del enfoque aaaliti-!9_yl§!tug!_ural. - _-_-/La conclusión, sin embargo, fue un revisionismo histárico exacerbado.l

Puesto que sólo el_pliluer -re!.glón era€l rea.lmetrte impo&ante, y puestoque el rema de estudio se referla a las condiciones mate¡iales de las masas,y no a la cultura o a las éJ¡t¿s, üao a ser posible hablar acerca de Ia historiadc-la Europa continental cornpreadida ántre los siglos xtv y xv[I ¡omo de'.'l'hútoire inrnobile". El profesor Le Roy Ladurie arguyó que nada, abso-lutarnent€ nada, habla cambiado du¡ante eso"

"incJsiglÁ, ya que la so-

ciedad habfa permauecido obstinadamente encerrada jentró de su tradi-

EL RESURGTMIENTO DE LA NARRATIVA IOI

cional e inalterada " éco-démographie" 'ÉOrrSO=rs rlodelo histó¡ico,movimientos tales como el Renacimienfó, la Reforma, la Ilustración y el

surgimiento del Estado moderno simplemente desaparecieron.f Se pasa'ron por alto las transformaciones masivas en cuanto a [a cultura, el arte,la arquitectura, la literatu¡a, la religión, la educación, la ciencia, el de-

recho, la constitución, la construcción del Estado, la burocracia, la orga'

nización militar, las disposiciones fiscales, etc., que tuvieron lugar entre]os niveles jerárquicos superiores de la sociedad durante esos cinco siglos.

/Esta curiosa ceguera fue el ¡esultado de una firme creencia en que todas

estas marerias venían a ser partes del tercer renglón, una mera suPer'estmcrura superficial;/Cuando, ¡ecientemcnte, algunos eruditos de esta

escuela comenzaron a emplear sus métodos sobradamente probados en

proble¡nas tales como la alfabetización, los contenidos de las bibliotecas y

el auge y la caída de ta piedad c¡istiana, describieron sus actividadescomo la aplicación de la cuantificaciót a "le troisiéme niteau" .

U-!a+!rngfa caqJa--para e[ resurgimiento de la narrativa seria el extendi'do dJsencanto con respeto al modelo económico determinista de explica'ción. históriea-. lo mismo que a la clasificación jerárquica tripartita a quedio lugar. La escisión entre la }¡iitoria social, por uha párte, ! la historiaintelectual. por btia. ha tenido consecuencia¡ bastante desafortunadas.AmEl; ü; vueko aisladas, introveriiáis y estrechas en cuanto a sus

enfoques. En los Estados Un-idos. la histo{a*intelectual que una vez fuerala insignia distintiva de la profciian, atravesó por tiempos difíciles y du'rante álgún tiempo per!!,co¡Lfianza en ella ¡nisma;7 la historia social hai.ilio ,i" n"...i-ii"'tá q"l jitt a. tt"üi" eihiüidó, pero su arroganciacon respecto a sus logro! aislados no vino sino a presagiar un fiqa-l declina'mienlgsglgjyitalidad, cuando la fe en las explicaciones Purament€ eco'nifmicas y sociales comenzó a decaer.fil registro de la historia ha obligado

aciualmeriCe a muchos de nosotros a ádmitir que existe un flujo recíprocoextraordinariamente complejo de interacciones entre los hechos referen-res a la población, el suministro de alimentos, el clima, las reservas en oroy plata, Ios precios, egc., por una parte, y los valores, las ideas y las cos'

tumbres, por la otra/Conjuntamenre con las relacione§ sociales de J¿a¡¡¿J

o de clase. todo lo anterior conforma una única red de significado.

6 r. Lc Roy Laa";c. 'L'hisloire idlmobilc', .n ts Le T.ffitoír¿ d. !'Hit/oa;¿, It, Paú 1978

(clcrito .[ l97lr).7 R. Damtoo, "I¡rtlliciüai ¡Dd C¡rltu¡¡t Hütor,", ¡ft!¿D n oú Tiñe' @rnp lf. Kanñ'n,

tth¡ca, ¡ 98O.- ' F. Br¿Ydd, Ij ¡t.d¿.n a¿¿ al T.rn,! & ptib:pfzr¿ p¡rh. 1949; p. coubü t. B.a&.¿is ¿¿ b¡tqt úút.t Iót )tt 1?t¿. Pü4, 1965i E. Lc Roy Ltds,i., L., pa,l¿f,., d; Iagu.doc, pztlr, tg66.

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HISTORIOCRAFÍA EL RESURGIMIENTO DE LA NARRATIVA

:üü?,,H:::"flT,:f; :i:,1:,"É:1;1..1:,:i:tT:, ..:,#.0:;"",1:portantes -,por lo menos potencialmente _ ao-o1", fua.r", iñp.r.o.,"-l:.^:..:ry:T,:,f.t

o. ra producción material y el crecimiento demágráfico.r\o exrcte nrnguna razón teórica para que los segundos facrores ditermi.n-en a los primeros, más bien q.l. ui..r..r", y a. [..t o n"y ,nu

"iuna"n.::]i-.T."cl"nen cuanro a ejemplos

que indican lo conuario.s La anri-concepc¡on por eJemplo, e§ claramente tanto el producto de un estadomenral, como de circr¡nstancias económicas o d.esáubri-ienios tecnofagi-

ll^r:a^1.!T:-f. de este argumento puede ha[arse en t"

"_pii"-i,op"g"-ron que esra práctica ruvo en toda Francia, mucho anies áe Ia in-dustrialización, sin que hubiera tanta presión demográfica excepro en lasp,equeñas granjas, y casi un siglo ante, q,r. .o .u"lqr'i., oi.o ,"i..o..ia."-l:i.::,y-:"o.,".:,ambién que Ja famitia nuctear precedió i ta sociedadtllustrtal, y que los concepros de privacidad, amoi e individualismo su¡-treron de manera similar en el seno de algunos de los sectores más tradi_cionates de la sociedad r¡adicional. d. l"'I"gi";;;; á;i","""i.'J'á.r ,igr.xvII y comienzos del xvrrr, más bien qr. .á-o ...,rioáo-iJ-Jt.rto..,procesos económicos y sociales de modernización. La érica pu.i,io. fr.n producto

derivado de un movjmiento ,.tigio.o;p;i;;j;i") qr. ,.rraigó en las sociedades anslosajonas a. rngi",..ri"y ;;ñ".r. rrgf".rerra durante los siglos anteri-ore, ""r .á"."iii?.. á. J"i-""r"."',¡rr.¡* necesarios de rrabajo o a la consrru..io" ae U p.ii..'a?u'.-á.*po,

o,."parte, existe una correlación i¡versa, en ,oao ."'ro .i r" rr"rr.i" i.r ,igtoLlI-l ,.1.,* l_a alfabetización y [a urbanización, po. ,"" o"ri" , I" in-uusrna¡Eaclon, por la otra, Los niveles dc alfabetlzación ri.ult"r, s..t.rrraq.1r-l p"b:: -: resp:cjla las actitudes -.",.t., :ioá..o;;;;;';" ,.r.¿l-lullcs moqe¡nas .

yrlre este modo, los vÍnculos enrre la cultu¡a v la so.cleoao son a todas luces muv complejos en verdad, y parecen variai segúnlas épocas y su ubicación. /

_,4.: *T,,]::,lllla sospecia de que ta declinación en cuanto al compro.mlso loeotóg1co enrre los intelectuales occidentales ha tenido rambién que

ver en esto. Si se conside¡an Ias tres batallas his¡a.i.", -a,.fr.Lrrua"" ydisputadas a lo largo de los cincuenras y b, ;;;;:;:;;. j;.i":..rr"o^el d:scenso de losiidalg_os en la tnglaterra del siglo *"r,

"."r-.llj."fr..a DaJa ctel rngreso real de la clase trabajadora áurante las primeras eta.pas de la industrialización, y acerca d. l;, ."*.;, i;;;,;;;[r;;i;"""-

- -e M. Zr¡ckerman, .Dr..als üat Ma Darc ro D¡e¿m: thc Roie of tdea5 in W6temod.mizario", So¿ü¿ S6¡'.2c. If.rroD. rcI. 2. g, t978.'¡. Furc¡ yJ. Ozouf, ¿re .¿ Écrn.. parrs

,tut N¿u E^ahn.¿, N\.ya yo .. ts(l9?7 véas' tambiétr K LñLndgc' Ld'¡aq in colo'

s€cuencias de la esclavitud,¡en los Estados Unidos-, puede verse que se

rraró en todos los casos dy'debates desencadenados en el fondo por pre-ocupaciones ideológicas en bog/ Parecia que en ese entonces era de im-portancia crucial el saber si la iiterpretación marxista era o no correcta, ypor lo ranto estos problemas histó¡icos cobraban importancia al tiempoque apasionaban, El silencio impuesto sobre la controversia ideológica

por el declinamiento intelectual del marxismo y la adopción de eco¡omíasmixtas en el Occidente, ha coincidido con una disminución en el impulsode ta investigación histórica con respecto al planteamiento de preguntas de

peso sobre el Porqué de los hechos, por lo que resulta válido sugerir queexiste cierta relación entre ambas tendencias.

E|:lS¡e@idsms eqg1ógrco y ge_mográfico no sólo.h-4 !id,--sp,-9¡-y3{oooila aceotación de las ideas, la cultu¡a, e incluso la voluntad individual,.amo-rer-,u"61.. iñdeDenaiente§. Tambiélse ha visto-debilitado Dor el re-co¡rofimññi6?-viraíizaaó-aé que el poder lolÍtico y

"iítiri.,-"[^,Foá-e ta

fuer¿a bruta, ha determinado con muéhifrecuencia la estructura de [a so-cléiláil ]á distríbiüeión-ile [a iiqueza, el sistema agrario, e incluso la cultu-ra de la élite. Los ejemplos clásicos a este respecto son la conquista nor-manda de Inglaterra en 1066, y probablemente también Ios divergentes

caminos económicos y sociales seguidos por Europa Oriental, EuropaNoroccidental e Inglaterra durante los siglos xvl y xvII.Ioy'os nuevoshistoriado¡es" de los cincuentas y los sesentas serán sin duda severamentecriticados por su obsesión por las fuerzas sociales, económicas y demográ-ficas de la historia, y por su incapacidad para tomar suficientemente encuenta la organización politica y la toma de decisiones, al igual que tas

veleidades observadas en las batallas, en los sitios militares, en la destruc-ción y en la conquista,¡Ét ascenso y la caída de las civilizaciones han teni.do como causa las fluétuaciones en Ia autoridad polÍtica y los cambios enlas vicisitudes de la guerra. Es realmente insólito el que estos asuntos hu-bieran sido descuidados durante tanto tiempo por aquellos que se consi-deraban a sí mismos como la vanguardia de la profesión histórica. En lapráctica, gran parte de la profesión siguió ocupándose de la historia

política, como lo había hecho siempre, no obstante que no es aquí dondeen térr¡rinos generles se pensó que residia la arista cortante de Ia innova'ciónln reconocimiento tardío de la importancia del poder, de las deci-siones polfticas personales por parte de los individuos, y de las posibilidadesde baralla, ha obligado a algunos fistoriadores a volver a Ia modalidadnarrativa, sea que lo quieran o no.ilPara emplear la terminología de Ma-quiavelo, no es posible t¡atar acerca de la ¡¿¡¿u ni de la Jo una si to es de

ro Mc rcfiBo al d.baG deac¡dcnado Por R. P. Br.úcr, "Agrana¡ clast Structúc and E onó'mic D.v.t6pE t in Pr.-tndut¡i¡l Europ. , PLt. aad. Pra¿n¿,70, 1976.

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HfSTORIOCR FÍA

una forma narrativa, o incluso anecdótica, ya que la primera es un atri-. buro humano, mientras que la segunda rn ac.idÉnre feíiz o d.esafortunado.'. -

ELcrcg,a,cEltccimic¡co qu€ ha vcDido a arsta¡ un du¡o soloe a la histo-ri¡_analggaf ggcqll4 6 cl registro mixto, empleado ¡as]ta ja fec'Éii6i

; ^ ]l^:". n¡-t,1:-t_r-.Ti::9:logía más cáiactéiisrica' - a saber, ra §,u¿Eridsa;.c!q0=. La cuantiticación ha madu¡ado sin lugar a dudas, y-coasriruye.I hoy dla

uiii.ineio_dologia

escncial_dentró a. *'r.f,* 7..i, ae la investi-ga-c1$hptórica.- especiálmentc en lo que se refiere"

t" t irro.l"T.-.iJgr?tig4.,la hisroria. de [a estrucrura social y de la movilidad-soci4l, la hisi;;.i;e-conómica, y la.historia de las jtautai etecto.ale, y"Cii;lmpor,.-i."iáelecto¡al dentro de los sistemas polÍticos democráticás. pr,!¡sá- !1-19_düadg-considerablemente la calidad gene."r a.f air.uir" i,irt iiL--|, at exigrr larefere¡c.la *a,4[1¡ j::.:T:n lugir del empleo anterior y disp*;ó'áffilaDras. Los nlstorradoiés ño pueden ya conrentarse con decir,.más, , ,.me-nos", "creciente", "declinanie", erc,, que son rérminos que lógicamenteimplican comparaciones numéricas, pero con ,arp.a,'o u los cualesaquéllos no dererminan jamás el fundamenro explíciü de sus ase¡ciones.Bto ha propiciado también quc las argumentaciones con base en ejemplosno parezcan digaas de crédito. Los críticos erigen actualmence una

prueba estadistica de soporte que muestre que losijemplos son típicos yno meras encepciones a la regla- Es indudable q,r. ir,oi procedimienroshan mcjorado el podcr lógico y la fuena persuasiva de Ia 'arcumentación

lj!l1l" No hay.discrepancia- alguna dc quc siempre que-los rcgistroscrstcnret-lo p€rmiran, y E€a adccuado y provechoco, el his«¡-riadoi-deberccur¡ir al conleo.

:ÉmÉ;;:¿iid una diferencia básica entre la cuantificación a¡resanalefectuada por un solo investigador que recaba cif¡as en una calculado¡amanual y genera simplcs tabtas y porcentajes, y la labor de los cliometris-tas. Esros últimos se especializan en la compilición d.e vastas cantidadesd¡ da¡o1 mediante equipos de asistentes, el uso de la computadoraelectrónica para ru procesamiento cabal, y la aplicación de procedimien-tos de un alto grado de refinamien¡o matémático

a los resuliados. Se hansuscitado dudas respecto a todas las etapas de este procedimiento. Haymuchos que ponen en tela de juicio si loc áatos históricos son cr, algún cásufi.cientemente ñdedigrros para justificar tales procedimienros; si esposible confiar en que los equipoi de asistentes ailican procedimientosuniformes de codificación a cantidadaa a*,u*", qra aon frecuencia se re.fieren a documentos bastante diversos e incluso ambiguos; si acasomuchos detalles cruciaies no se pierdcn en el procedimienio de codifica_ción; si en algún momento es posible .,rporr.i q... todos los errores deprogramación y de codifrcación han sido áliminaáos; y si el refinamientode las fórrnulas matemáticas y algebraicas no hace que sean a fin de cuen_

EL RISURGIMIENTO DE LA NARRATIVA 105

tas contraproducentes, puesto que desconciertan a la mayoría de lqs his-roriadores. Finalmente, a muchos perturba el hecho de la virtual imposi-bilidad de ve¡ifica¡ la conñabilidad de los resultados finales, ya que éstosno dependen de noras de pie de página destinadas a Ia publicación, sinode cinras privadas de computadora, a su vez el resultado de miles de hojas decódigo privadas, las cuales han sido abstraídas a partir de los datos no ela-

borados.Estos problemas son reales y persistirán. Todos sabemos de las dise¡ta.cioncs doctorales o dc la impresióu de €¡¡s¿yos o monograflas en donde seha hecho uso de Ias técnicas más refinadas, ya sea para probar aquelloque es obvio o para pretender demost¡ar lo improbable, recu¡riendo afórmulas y a un tipo de lenguaje que hacen que la merodologla sea inveri-ficable en el caso del historiador común. Los resultados combinan en oca-siones los vicios de la ilcgibilidad y la trivialidad. Todos conocemos lasdisertaciones doctorales que languidecen inacabadas debido a la incapa-cidad del investigador de mantener bajo su control intelectual el volumentotal de copias impresas arrojado por [a computadora, o por el hecho deque al haber éste invertido un esfuerzo excesivo en [a elabo¡ación de losdatos, su tiempo, su paciencia y su dinero han terminado por agotarse.Cie¡tamente, una conclusión clara de esto es que, siempre que sea po-sible, el mucstreo manual resulta preferible, más rápido, y tan confiablecomo el intento de cruzar el universo a través de una máquina, Todos sa.bemos de los proyectos en los que un error de lógica en la argumentacióno el simple dejar de usar el scntido común, han traÍdo consigo el que lasconclusiones resulten viciosas o dudosas. Todos estamos también ai rantode otros proyectos en los que el omiti¡ el registro de un pedazo de infor-mación-en la etapa de codificación. ha conducido a la pérdida de algúnresultado importante. Todos conocemos otros en donde las fuentes dJin-formación son ella¡ mismas tan poco fidedignas, que podemos tener lacerteza de que es poca la confianza que puede depositaise en las conclu-siones basadas en su manejo cuanritativo. Los registros parroquiales son

un ejemplo clásico de esro: en la actualidad se les dedica un enorme es-fuerzo en muchos países. no obstante que sólo es probable que cierta par-te del mismo produzca resultados valiosos.

A pesar de ¡us incontes¿able logros, no puede negarse que la cuantifi-cación no ha realizado las elevadas erpectativas que sobre illa se tuvieranhace veinte años. La mayoria de los grandes problemas históricos perma-necen tan irresolubles como siempre, si no es que más. El consenso res-pecto a las causas de las revoluciones inglesa, francesa o norteamericanase mu€stra tan §os de ser alcanzado como siempre, a pesar del enormeesfuerzo que se ha llevado a cabo para elucidar los orígenes sociales y eco-nómicos de las mismas. Treinta años de investigación cxhaustiva acerca

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106 HISTORIOGR{FIAEL RfSL RGIYIENTO DE LA NARRATIVA

de la histo¡ia demográfica nos han dejado poco más que perplejos. Igno-ramos po¡ qué Ia población cesó de c¡ece¡ en la mayoría de las á¡eai deEuroPa entre 1640 v 1740t tampoco sabemos por qué comenzó a crecerde nuevo en 1740; ni incluso si la causa pudo haber sjdo una crecienre fe¡.tilidad o una declinación en la tasa de morralidad¡lLa cuanrificación nosha dicho mucho acer(a de cue-sciones concemiñG-al-[7-?e--ii

{¡¡loggj!_hista li c-a. -pero hasra ahora ieiarivamenre poio icerca-¡lelporgy.e-lLas prrnctpa¡es cues!iones sobre Ia esclavitud en los Es¡ados Uni.dos sigúen siendo ran euasivas como de costumbre, a pesar de haberseaplicado a las mismas los análisis más extensos y refinados que jamás ha-van.sido elaborados. Su publicación, lejos de resolver la mayorÍa de losproblemas, simplemente hizo más candenre el debate. u Empero, ruvo elbenéfico efecto de cen¡ra¡ la arención sobre aspecros impoirantes ralescomo la diera, la higiene, la salud y la estrucruia familiai d.e los negrosno¡teame¡icanos bajo la esclavitud;.pero a la vez distrajo la arención delos igualmente importantes, si no es que más, efectos psiálógicos de dichofenómeno tanto sob¡e los amos como sobre los esclavos, sim"plemenre po,el hecho de que eslas cuestiones no son mensurables a rravés de la comou-¡adora. Los historiado¡es u¡banos se d.ebaten deso¡denad"-.r,r"

"r.,

,i.-dio d.e esradisticas, y a pesar de ello las rendencias que seña)an el grado dernovilidad siguen siendo aún oscuras. Hoy nadie eitá cornplerariente se-guro de si la sociedad inglesa era más abie¡ta y móvil que ü francesa du-ranre 1os siglos xvll y xvftl, o incluso si los hidalgos á la aristoc¡acia sehallaban en ascenso o en decadencia en la Inglarerra que p¡ecedió a laCue¡¡a Civil. Nuest¡a situación no es nada mejór a este rispácto que Ia deJames Harrington en el siglo xvII o la de Tocqueville .n il ,iglo'xtx.

Son precisamenre este tipo de proyectos los que han sido más pródiga-m€n¡e llnanclados, los que se han mostrado más ambiciosos con.respectoa la compilación de v¿stas canridades de datos - medianre ejérciros de in-vestigadores asalariados - , los que han sido procesados de li manera másclen[Ítrca por Ia más recienre tecnologia compuracional y los que hanexhibido el más alto grado de refinamiento maremárico

en su modo dep_resen_ración, ios que han resultado se¡ los más decepcionanres de rodos.Hoy, dos décadas y millones de dóla¡es, libras y franios después, se cuen_ta únicamenre con resultados más bien modestos a cambio dil gasto de ralcantidad de riempo, esfuerzo y dinero. Ésros consis¡en en enorries rime¡osde ve¡dosas copias impresas empolvándose en los cubículos de los e¡udi-tos; hay también muchos tomos voluminosos y exrremadamente lediososque contienen tablas numéricas, absrrusas ecuaciones algebraicas y por-

.l] 1; w. F:q.t y s-: E:s.E^n.

riñe on the cro',. B«ro¡, ls74:.p. A. Da-d et at., R¿.aon¡¡s!ñth Sl¿v¿r, Nnaa y ork, 1976; H. cutD¡n, SI¿ut atd th¿ Numia Cé,n¿. tJñana. ts75_

t07

cenrajes proporcionados hasta el segundo punto decimal. Asimismo, es

posible encontrar muchos hallazgos nuevos v valiosos, a ia vez ql¡e unaspocas contribuciones importanres en lo tocante al relarivamente pequeñocorpus de obras históricas de valor permanente. Sin embargo, el ¡eñna-miento de la metodologla ha tendido en general a exceder a la confiabili-dad de los datos, cn ranto que la urilidad de los resultados pa¡ece - hasra

cierto punio - esta¡ en co¡¡elación inversa con la complejidad maremáti-ca de la metodología y la monumental escala de la ¡ecabación de datos,

En el caso de los análisis de be.eñcio-de co!to_s. !os_15r_o_s_d_9¡939¡1pg¡¡aobtenidos per _l-a_bi$or!¿._ggnpl¡¡llieade ?_gra ¡ esqa lá h an justi ficadomuv ra¡a ve2, hasta la fech4- I¿.inversión de tiempo y de dinero, lo que hallevado a los historiadores a lanzarse a la búsqueda de orros métodos deinvestigación acerca del pasado, que arrojen luz sobre los hechos sin tan-ros problemas. En 1968, Le Roy Ladurie profetizó que para los ochenras"el histo¡iador será un programador o no será nada".12 La profecla no se

ha¡umplido. ! mucho menos en el caso del mismo profera.

/Lo, historiado¡es se ren obligados a regTesar. por lo ranro. al principiode indete¡miñación, al reconocimiento de que las variables son tan nume,rosas qge en el mejor de los casos sólo es posible hacer generalizaciones de

medio alcance con respecto a la hisrori/ cal como Robert Merton sugi-¡iera hace ya mucho tiempo. Ei modelo rgacroeconómico es un sueño de -'opio. v la lhisro¡ia cienrÍñca- u¡ mico-y'Las explicaciones monocausalessimplemenre no funcionanr/El uso de modelos explicarivos de ¡er¡oali-men(a(ión construidos en tórno a las "afinidades elec¡ivas" weberianas, alparecer proporcionan mejores he¡ramienras que puedan revelamos algoacerca de la verdad evasiva con respecto a la causalidad histórica, espe.cialmente si abandonamos cualquier pretensión de que esta merodologíasea en algún senrido cienrÍfica.ll d...rrcunro con respecro al dererminismo monocausal de carác¿ereconómico o demográfico, lo mismo que a Ia cuanrificación, ha llevado alos histo¡iadores a comenzar a formula¡ un conjunto enteramente nuevo

de preguntas, muchas de las cuales habían quedado anterio¡menteexcluidas de sus perspectivas debido a la preocupación po¡ una metodolo-gía específica de indole estructu¡al, colectiva y estadfstica./Acrualmente - \soo cada vez más los "nuevos histo¡iadores" que se esfuerzan por descubrir --

)

qué ocurría dentro de las men¡es de los hombres del pasado, y cómo era - ]

vivir en é1. pregunras que inevitablemente conducen de régreso al uso de - |

la na¡rativa.Un subgrupo significativo de la Sran escuela francesa de histo¡iado¡es,

encabezado po¡ Lucien Febv¡e, ha conside¡ado siempre los cambios inre.

» E. L. Roy Laduri.. L¿ Te¡ñoir. de I Hírtoie,, vol. l, Paris, 1973, p. 1.1.

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HJSTORIOGRáFIA

[:,.:',,H ::::.t:e's:: v.]l',""I" como varia b res indepe n d ien t es de im -

i j[Ti.H1sÉ;:jr#iir:ü:.i:,:*:,"#,::#:;:,xi:::;.il:tu¡al en su organización

":]:-"^1,:::jtten cuanto a su totttttido, .rt.,r.l

.*.."¡" ,oi."i." ;#: i.:lllj['l:: ;: #,H,,::.,,".fl"r-in"na"ba y

, lps que dichos historiadores se i",.;;;.::;^':':ll(c' dqucuos asuntos por

\1" otg..¡"i,po;;;u:;;;

*''tt'esaban

han vuelto a esta' súbitamente

X¡#f1áL_fi lÉ.-l'i j"üil1ij::rjtr##;::i,"-,::[:dirrrEsl.$r.n?,.n1:lT:1/.:l^:.t'il',"i:di;#,:r::ífi .[:m-,T ".:: i*1*',:j:'::Ir,:: "" ^

t:'-" r*['''

".i','i.á ril' n .- o

"..H',:T.*:#ii1=:Ti':,:il1ili:T:J:mil"U:llm".,*::ff :*",Hr::l*llE:::.tf :t-'-mfi ;ili:'il":"T j:T::,i.'Ji::,riai¿.1".."i*;;_"."lliH::ililI;.::ihf".,::,J","t[i:ií:: nT:::1*:,'r"#1 ¡¡"0"" l'.r-:.,ipi.ü.'.,.?iüllsl'descripción,,gallos d.e los baüneses. rJ poha

por clifford Geertz acerca a' tu. p.i.", a.

::t"...".i"r.il'.*"i,-:iff ',1';:ii;:::i"j['fi [T;:ffi:#il::'.::l1,. ::"m :""' :i**' o * a"' I u r."* I i"'il"" {, i v"

r ra nosd;'i.i" ." .i ii,'#;:1"".tilt":"'e pueden decirnos cómo rue ha'

,uno de tos cambios recieuí.onr.,,iiá-¿.-ü;il",;:'T:t: 3t: miás.l.la man Ia atención con respeqlot* ..rrtr-i.ot*,i;':;;,*" "ot 't

súbita intensificación del intere¡ pár

_f*t**t*s**rttf*[*rffi'gíu coqno r" .a""rn""."L-l

ra soc¡olo8ía y Ia economía por Ia antropolo.

ior,i..á.i" rigr. ,i;;;á'J'::"J-' r"t:cias sociales /No obit'nte q,,e Iá p¿-.. a e "",;'i;r.; ffi ,",,,i1tffi:..::1J;"i:.j,Íi,:ff ::,::";:f,I'il{:venaron poco después de haberse puesto en ;.;;:;;:i:.loga mis.a ha renido rambién su efecto sóbre ,"" g.r..".i0. qrf"l..,r"r.n.rrr"nenta su atención hacia los

v-r¡culo§ emociona,.r, .r, ," il1:o.1'exuales'Ias ¡elacio"tt t'urnlli""t y toinedrcta en que afecran al individuo, y hacia

"# "h:¡rrYPr¡v: Not.l o& rh. B¿rin.lc cocr.r8ht, .

"n "o.^,nrn*rn , ,,0,u,.

FL RESURGIMIENTO DE LA NARRATIVA

las ideas, las creencias y las costumbres, en la medida en que afectan algrupo, Este cambio con respecto a las preguntas que se están formulandoriene que ver probablemente con el escenario contemporáueo exhibidopor los setentas. futa ha sido una década en la que los iáeales y los intere-ses más personalizados han asumido la prioridad sobre los asunros públi-cos, como resultado del extendido desencanto con rFpecro a las expecra-

tivas de cambio a t¡avés de la acción políticay'or lo tanro, resultaplausible el vincular el súbito auge en cuanto al ifterés por estos temas enel¡asado. con preocupaciohes similares en el presente.7l/lF,sg:-wuevo iaterés por las estructurls. -mgntales se ha visto estimuladoior el derrumbamiento de la historia iotelectual tradicional, tratadacomo una cacéiía ile documentos para rastrear las ideas a través de las di-versas ép-ocás (prócádiniienió que no. .imente termina en A¡istóteles o

-enPlatón). Los "grandes libros" se estudiaban en medio de un vacÍo his.

tórico, haciéndose pocd ó cási ningún esfuerzo por ubicar a los autores o a'rsu terminología lingüística denró.de su verdidero ma¡io histó¡icolla

histo¡ia del pensamiento político occidental está volviendo a escrili¡sehoy dÍa, principalmenre por los profesores J. G. A. Pocock, euenrinSkinner y Bernard Bailyn, medianre una penosa reconstrucción dil con-texto y el significado precisos de las palabras y las ideas del pasado,mostrando cómo éstas han cambiado su forma y su color a t¡avés deltiempo, como camaleones, a Iin de adaptarse a nuevas circunstancias ynecesidades.

La historia tradicional de las ideas está siendo orieatada concu¡renre-mente hacia el estudio de auditorios cambiantes y de los medios de comu-nicación, Ha nacido una nueva y boyante disciplina abocada a la historiade la imprenta, los libros y la alfabetización, lo mismo que a sus efectossobre la propagación de las ideas y la t¡aruformación de los valo¡es.

: ptrl de las ¡glones por la que varios de los "nuevos historiadores" estánvolviendo a la nar-ratlva-parece se¡ el deseo de hacer qug_st1q.b4ll4-lgos re; ..'sulten accesibles una vez más a un círculo inteligente de lectores. que sin\ser

expéñóleñ Íi-mariria se hallen ávidos por-aprender lo.er"üdo en

''-'

estos nuevos e in¡bvativbs planteamientos, métodos y datos, pero sean in-capaces de asimilar las indigestas tablas cstadísticas, las f¡í¿s argumenta-ciones analíticas y los enredidos galimatías/Los historiadores cuanti¡ati-vos, analíticos y estructutales.h,an gncontrado que cada vez hablan máspara sí mismos y para nadie más. Sus re¡ultados han aparecido en diariosprofesionales o en monograflas ra¡¡ costosas y de tan reducido tiraje (pordebajo de los mil ejemplares), que en la práctica han sido las biblioteiaslas que han absorbido su compra casi por completo. Y sin embargo, eléxito de sus publicaciones periódicas históricas de Índole popular comoHistory Tod,ag y L'Hittoiie prueba que existe un extenso auditorio dis-

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HISTORIOGRAFIA

puesto a escuchar, y que los nuevos historiadores se hallan ahora ansiososde hablar a dicho audito¡io, en lugar de dejar que se nut¡a del pábulo debiografias populares y libros de texto. Después de todo, las preguntas for-muladas por los uuevos historiadores son aquellas que nos preocupan atodos hoy dfa: la naturaleza del poder, la autoridad y el liderazgo ca-rismático; la ¡elación de las instituciones pollticas con las normas so.ciales implÍcitas y los sistemas de valores; las actitudes hacia Ia juventud,la ancianidad, las enfermedades y la muerte; el sexo, el matrimonio y elconcubinato; el nacimiento, la anticoncepción y el aborto; el trabajo,el ocio y el consumo ostentoso; la relación ent¡e la religión, [a ciencia y lamagia como modelos explicativos de la realidad; la intensidad y la direc-ción de emociones tales como el amor, el miedo, el placer y el odio; losefectos que sobre las vidas de las personas tienen la alfabetización y laeducación, y las maneras de mira¡ el mundo a través de ellas; Ia impor-tancia relativa adscrita a las diferentes agrupaciones sociales tales como lafamilia, el parentesco, la comunidad, la nación, la clase y la raza; la fuer-za y el sigaificado del ritual, el sl¡¡¡bolo y la costumbre como formas decohesión de una comunidad; los enfoques morales y filosóficos con respec-to al crimen y al castigo; las pautas de tolerancia y las explosiones del

igualitarismo; los conflicto¡ estructurales entre los grupos o las clases conrrcr6,' los medios, las posibilidades y las ümitaciones de la movilidad so-cial; la naturaleza y la importancia de la protesta popular y las expectati-vas milenarias; el cambiante equilibrio ecológico entre el hombre la uatu-raleza; las causas y los efectos de las enferm€dades. Todos estos sonproblemas candentes e¡r este ruomento y coociernen a las ma¡as más bienque a las á&'les. Tienen uaa mayor "rclevancia" para nuestras propias vi'das que las gestas de monarcas, presidentes y gcnerales difuntos.

,'u,/Como resultado de esras tendencias convergentes, un número significati-/ vo de los exponentes mejor conocidos de la "nueva historia" están volyien-

do actualmente al otrora menospreciado modo narrativo. Y sin embargo,los hiscoriay'ores -e incluso los editores- parecen un poco turbados poractuar aslrlEn 1979, el Publishe¡\ Weekly -él mismo un órgano del co-me¡cio- tesaltó los méritos de un nuevo libro, un relato acerca deljuiciode Luis XVI, con estas peculiares palabras: "La elección hecha por Jor-dan de un t'rata,miento nafidtioo más bien que académico flas cursivasson mías]. es un modelo de claridad y síntesis."l4 Es evidente que el

r'D. P. Joldatr. ?¡áá ¡(¡i¡gr Tñdl: Lotit Xn !. th¿ Frach R.toh/tio,t, Bc¡yrLy, l9?9. R.Gñado.n Públithds' W@*lt, l3 dc .8§610 de 1979.

Il0 EL RESURCIMIENTO DE LA NARRATIVA

libro le agradó al crltico, pero pensó que la narrativa es por definición no

académica. Cuando un miembro distinguido de la escuela de la "Nueva Hi¡'toria" escribe eu forma narativa, sus amigos tienden a disculparlo, dicien'

do: "Por supuesto que sólo lo hizo por el dinero, " A pesar-de

estas excusas

más bien pudorosas, las tendencias referentes ala historiogralia, el contenido,

el rnétodo y la modaüdad, resultan evidentes dondequiera que uno mire-Después de haber languidecido sin ser leído dutante cuarenta años, el

libro precursor de No¡be¡t Elias ace¡ca de las costumb¡es, The CivilisingP¡oc¿ss, ha sido traducido repentinamente al inglés y al f¡ancés.15 El doc'tor Zeldin ha escrito una bri.llante historia en dos volúmenes acerca de laFrancia modema, en una serie estándar de lib¡os de texto, que hace omi-sión de casi todos los aspectos de la historia tradicional, y se concentracasi exclusivamente en las emociones y en los estado§ mentales.l6 El profe-sor Philippe Ariés ha estudiado, tomando en cuenta un parámetro de

riempo muy vasto, las diferentes resPuestas con resPecto al trauma uni've¡sal de la muerte.lT La historia de la brujería se ha vuelto súbitamenteuna indust¡ia en c¡ecimiento en todos los países, Io mismo que la historiade la familia, incluyendo la referente a la infancia, la juventud, la an-cianidad, las mujeres y la sexualidad (estas dos últimas se hallan en pe-

Iigro de sufrir un exceso de intelectualismo). Un excelente ejemplo de la

trayectoria que los estudios históricos han tendido a asumir durante los

últimos veinte años, nos lo proporcionan los intereses de investigacióomostrados por el profesor Jean Delumeau. Éste comenzó en 1962 con unanálisis sob¡e un producto económico (el alumbre); seguido en 1969 porel de una sociedad (Roma); en 1971, por el de una religión (el catolicis'mo); en 1976, por el de un comportamiento colectitto (Les Pals d,e Cocag'ne); y ñnalmente, en l9?9, por el de una emoción (el miedo).18

El francés tiene una Palabra para describir este ouevo tema de estudio

- mentdlité- , pero desafortunadamente ésta no está muy bien definidani es fácil de traducir. En cualquiel!-caso, el contar relaJo-s, la -n4rracióncircunstancial minuciosa de u¡ro o más "acontecimientos" con base en elteEiñonio'de-lollSlifos"6lutaiis y los participantes, es claramente una

forma de recapturar algo de las manifestaciones externas de la,nentalité

del pasatlo. Ciertamente el análisis permanece como la Parte e§encial de

tt N. EIis. Iá¿ c'i,l'§'"g Proc.$, Nucva York. I9?8.t6T.Z.Áin, F

^ce18a8.IrlJ, vo¡!. I, II, Odord, l9?5, 1979 (traducida coño H*toi¡¿ d¿s Pa.t'

tiois F@c,,ases, Pdís, l9?E). Véd taEbién R. Mand¡o\, Int¡odb.t;o4 d b Froñ." Modene (1t00'

1610), g.tt',7961.tt P- A.i¿s, L Hotu,ne .le'.ant La Mo , Pari6, 1917.r8J. D€lum.ru, ¿'a¿¿z d¿ Ro,í¿, Pztl6, t962i I¿ vie éconmiqae et tocwL .L¿ Rorn. ddú t¿ !¿'

conde ñoitié dú XyI' n¿cte- Pz¡É, 19691 Le Catholiclsñ¿ entr¿ Lúth¿r et yoltoie, PaÍis l9?l) LaMo d,¿s Pqs de Cocag¡.: Co,r|onm¿nts Co .ctifs dé l4 Re,l,ai\n¡c¿,i I'Age Clasique' Pú1',1976i L'H¡t oie de b Pd', P¿ír, l9?9.

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ll2 HIllroRtoGRAFlA

Ia empresa, ta cual se basa en una inlerPretación antropológica dc la cul-tu¡a-q-uq¡r-c$ndeseitantosiiiemZiia¡-colr-t-.lgg{q,-*Empero,estonopuede ocultar el papel del estudio dáG. m¿n¿dlité corl respccto al renaci.miento de modos no aaalfticos de discurso histórico, de los quc el contarrelatos es sólo una forma.TDor supuesto que la__larrativa no es la única manera en que p-u;de -

lscribirsJla historia de lá mlnialité,la cualje

Iia hecho posible graci4q.4l-desencánto con rcspecto 1,1 anátisis cstrucruraly'ómese por ejemplo esa

extremadamente brillante reconstrucción de uña estruc!ura mental desa-parecida, me refiero a la evocación del mundo de la antigüedad tardíahecha por Peter Brown.19 En clla sc ignoran las usuales y claras categorÍasanaliticas - la población, la economla, la estructura social, el sistema ¡o-lltico, la cultura, etcétera - . En lugar de ello, Brown elabora un retrato deuna época más bien a la manera de un a¡tista posimpresionista, dandopinceladas que sc traducen en groseras manchas de color aquí y allá, peroque si alguien se aleja lo suficiente de ellas c¡ean una asombrosa visión dela realidad, al mismo tiempo que si se les examina de cerca se disuelvenen algo borroso y sin significado. La imprecisión deliberada, el enfoquepictórico, la lntima yuxtaposición de la historia, Ia literatura, la religión y

el arte, la preocupación por lo que ocurría dentro de las mentes de laspersona§, son rasgos caracterlsticos de una forma fresca de mira¡ la histo-ria. El método no es trarrativo, sino que consiste más bien en una manerapointil¿iste de escribir historia. Pero también se ha visto estimulado porel nuevo interés en la ñertto,lité, a la vez que se ha hecho posible gracias aldescenso en el enfoque estructural y analítico, el cual habla prevalecidoen extremo durante los últimos treinta años.

Incluso se ha dado un renacimiento en cuanto a la narración de u¡ úni-co suceso. El profesor Georges Duby se ha at¡evido a hacer lo que pocosaáos at¡ás habría sido imper»able. Ha dedicado un libro a [a narraciónde una única batalla -Bouvines-, y a través de ésta ha esclarecido lasprincipales caracterlstica! de la incipiente sociedad feudal francesa del

siglo XIII.ro Carlo Ginzburg nos ha proporcionado una minuciosa narra-ción acerca de la cosmologla dc un oscuro y humilde molinero del nortede Italia de principios del siglo xv¡, y a través de esto ha buscado de'mostrar [a conmoción intelectual y psicológica causada en los estratospopulares por la infiltración de las ideas reformistas.2¡ El profesor Emma'nuel Le Roy Ladurie ha trazado un retrato único e inolvidable acerca dela üda y la muene, cl trabajo y el sexo, la religión y las costumbres dentro

re P. R. L. B--, Thc MdLinA oÍ t r¿ An ¡j{úrr, C¡Ebrid8r. M¿s., 1978.s C. orby, tz Dimanch. d. AouñB: 27laiú¿t t2la, P¿¡is. t9i3.tf c. ci,.Lo.g, Th¿ ch.B. d d ¡he ro;, B¡himorc, 19s0.

EL R¡sURGIMTL^¡TO DE LA NARRATIVA I 13

de una aldea dc loc Piri¡eos de comienzos de¡ siSlo xlv. Montaillou es

sig¡if¡cativo po¡ dos razones: la primera es que ha llegado a ser uno de los

IiÚros históricos más vendidos eq Francia en el siglo XX; y la segunda es

que no no!¡ cuenta un relato de manera directa -ya que tal relato no

existe - , sioo que vaga de un lado a otro por el interior de las mentes de

las personas. No es accidental el que ésta sea una de las maneras en las

qui la norela modernase difcrencia de aquellas dc épocas ar¡terrores'

Más ¡ecientemente, Le Roy Laduric nos ha contado e[ relato de un únicoy sangriento episodio ocurrido en un Pequeño pueblo del sur de Francia

en 1580, v¿liéndose de él para revela¡ las tendencias antagónicas indicati-va¡ del odio que desgarraba a la estructura social de dicho pueblo.z2 Elprofesor Carlo M. Cipolla, quien hasta la fecha ha sido uno de los más

acérrimos t, i¡rllexibles estructuralistas económicos y demográñcos, acaba

de publicar un libro que muestra una mayor preocupación Por hacer una

recónstrucción evocadora de las reacciones personales ante la ter¡ible cri-sis suscitada por t na pandemia, que Por establece¡ las estadisticas conrespecto al grado d€ morbosidad y de mo¡talidad. Por primera vez, lo quehaie es cootarrn ¡elato.23 El profesor Eric Hobsbaw¡n ha descrito loodioso, brrLtal y effmero de las vidas de los rebeldes y de los bandidos en

todo el mundo, con objeto de deñni¡ la naturaleza y los objetivos de sus"rebeldes prirritivos" y sus "bandidos sociales"'34 Edward Thompson hanarrado la lucha esceoificada en la Inglaterra del siglo xvIII entre los ca'zadores furtivos y la¡ autoridades en cl bosque de Windsor, con objeto dcreforza¡ su argumentación acerca del choque entre plebeyos y patriciosocurrido en esa época.z5 El último libro del profesor Roben Darnton nos

nar¡a cómo la $att Enqclo|édie fra¡cesa llegó a publicarse, y al hacer

esto ha logrado escla¡ecer conside¡ablemcnte y bajo una nueva luz el pro-ceso de la propagación del pesamiento de la Ilustración en el siglo xvur, ylos problemas de complacer a un mercado nacional -e internacional-de ideas.26 La profesora Natalie Davis ha presentado una narración acer'ca de cuatro charivaris o procedimientos rituales de iglominia en las

ciudades de Lyoo y Ginebra del siglo xvII, con objeto de ilustrar los es'

fuerzos comunita¡ios para reforzar el cumplimiento de los estánda¡espúblicos referentes al honor y la propiedad.2?

'E. L. Roy L¿duric, Mont.iL.tt, yilbg. occn$ d. 1291¿ ,121, Pzt,¡, 1975i Le C.tu'Ál d.R¿a¿'¡r. P¡r3. ¡979.t'c. M. cipoua. F¿,1á. R.aton dnd th¿ Ph9,/. ¡t, SaLe¡.¿d¿h cdtLry Tllr.a¿r, lü¡ca, 1979.

t't.-¡. ll"ucba*m, Priñnioa Rcb.Lt, Múchc.tcr, l95g: rad¡tr, Nucva Yorl. l96gi C¿?t¿in

Sar,s. Nu.Y¡ Yorr, 1969!5 E. P. Thomp.on, whig' an¿ Hu\t.tt, Nu.v¡ Yor¡. l9?5.ft R. D-t"n, Th. BÜJiaatt of th¿ EnligÁ¡r¡tt ¿¿, c¡ab¡idg., M¡!¡., 1979?? N. z. Davi!. 'Ch¡.ivari. Honncur ct Communauté ¡ Lyo¡ .r ¡ Gcnélc au xvtl'si¿cl. cn ¿¿

c¡a'n¿ri, comp6. J. l, Cofi rJ. c schnitt (d. Prótiñr Pübüc¡ciór).

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1I4 Í{ISTORIOCRAFiA

t/El nuevo interés por Ia nlentalité ha estimulado el regreso a las üejas

formas de escribi¡ [a historia.pl relato de Keith Thomas sobre el conflictode la magia y la religión bstá construido en rorno a un "principiofecundo"

-aIo largo del cual se enhebran un sinnúmero de narraciones y

ejemplos.2s Mi reciente libro acerca de las transformaciones en la vidáemocional de la familia inglesa es muy similar en cuanto a su propósito ya su método, si no es que también en cuanto a

sus logros.29/Todos los historiado¡es mencionados hasta aquí son eruditos madurosque

-pormucho tiempo han estado vinculados i l" ,.n,r.u" historia',, ya

sea formulando Duevas preguntas, frobando nuevos métodos, o buscan-do nuevas fuentes. Actualmente están volviendo a la actividad de con¡arrelatos./

= :Si mi diagnósri.o ., .or...,o, f .desplazamiento hacia Ia narrariva por\ parre de los nuevos historiadoies" señala el ñn de una era: el términoáel

[L RESURCIMfENTO DE LA NARRATIVA

E¿!¡gr, sin embargo, cinco diferencias entre sus relatos y aquQlpq de', los hispliadores_E?L¡¡ati'¿os tráiiiciouales. En primer lugar, 8e lnreresan

casi sin excepción por las vidas, los sentimientos y la ionducta de lospobres y los anónimos, más bien que de los grandes y los poderosos-fi,n se-' gundo lugar,fl anáIisis resuha tan esencial para su metádolo$a como ladescnpclón, de manera que sus libros tienden a sakar, un poco desmaña-

-¡. damente, de un modo a otror/En tercer lugar, ,citán abriendo nuevasJfo"rrtes, con frecuencia registlos de ,.ib"";i;;;;;;, [". .irpr..u""procedimientos de derecho romano, puesto que en elloi se con¡ienenapógrafos escritos donde co¡rsra el tesrimonio cabal de testigos sometid.osa interpelaciones e interrogatorios. (El otro uso en boga es.l d.a lo.

"rrt.-edentes penales, que intenta trazar cuantitativaminte los Índices deascenso y desce¡uo de los diversos tipos de desviación, y que a mi juicioconstituye una cmpresa casi totalmente banal, puesto quá lo que se eltátabulando no son los crímenes perpetrados, sino crimináles qui han sid.oarrestados y enjüciados, lo cual es un asullto totalmente diferente. Nohay ninguna razóu para suponer que lo uno mantiene alguna relaciónconTante a través del tiempo con lo otro.) En cuarto lugar, con frecuen-cra Éuentan sus relatos de manera diferente a como lo hacían Homelo,Diikcns o Balzac. Bajo la influencia de la novela moderna y las ideas

freudianas, exploran cuidadosamente el subconsciente en lugar de ape-garse a los hechos desnudos; y bajo la influencia de los antrdpólogos in-lentan valerse del componamiento para revelar el significado'simúólico. y'

¿ En quinto. lugar,fuentan el relato acerca de una persona, un juicio, o urrep¡sodro c,.ramátrco, no por lo que éstos represenran por sí mismos, sinocon objeto de arrojar luz sobre los mecanismos intemás de una cultura ouna sociedad del pasado.

7/

?3 K. v. Thoma, Ret'gio^ dnd th¿ De¿tne ¿/M¿Aü. Nudá york, 197t.ts L. Stone. r¿¿,ir. S.r ¿nd. Mdfrisge in Eñitan¡ rt00.ts0o. Nurvz york, t978.

inrento por producir una explicación coherente y científica sob¡e lasrransformaciones del pasadgll-oi modelos del deteáinismo histórico, los

cuales se basan en la econ6mía, la demografía o la sociología, se hande¡rumbado frente a las pruebas, empero ningún modelo comiletamentedeterminista sustentado en alguna orra ciencii socil- la poliiica, la psi-cología o la antropologla- ha surgido pura ocr.rp"lr,, lugir. El estructu,ralismo y el funcionalismo no han resultado ser mucho májores en absolu-to. La metodologla cuantitativa se ha mostrado semejante a una cañabastante frágil que sólo puede responder a un conjirnto limitado d.eproblemas. Obligados a decidir entre modelos estadísiicos a priori sobreel comportamiento humano, y una comprensión basad.a en la observa-ción, la experiencia, el juicio y la intuición, algunos de los ,,nuevos histo-¡iadores" manifiestan actualmente la tendencia a dejarse llevar hacia elsegundo modo de inrerpretación det pasado.y' pesar de que el resurgimienro del modo na[ativo ent¡e los,.nuevoshistoriadores" es un fenómeno muy recie¡te, es tan sólo un tenue goteo encomparación con la producción constante, vasta, e igualmente rjevanre,de la narrativa polÍrica descriptiva por pa¡te de hisioriad.ores más t.adi-cionales¡/Un ejemplo recienre que ha recibido un considerable reconoci-miento académico, es el libro de Simon Schama acerca de la políticaholandesa d€l siglo xvrrl.30 Trabajos de esta índole han sido vistos pár déca-das con indiferencia, o con un menosprecio a duras penas d.isimulado,por los nuevos historiadores sociales. Esia actitud no eri muyjustificable,pero en años recientes ha estimulado el que algunos de los historiadorestradicionales adapten su modo descriptivá pariformular nuevas pregun-tas., Algunos de ellos no tienen ya uná preoiupación tan marcad.i poi losProblemas ¡eferenres al poder, y por consiguiente a los reyes y a los prime-ros minisrros,. lo mismo-

que a las gue.ras y a la diplomácia, sino lue allgual que los "nuevos hisroriadores ' están dirigiendo su atención a ias vi-das privadas de pe¡sonas bastante oscuras, Lá causa de esta tendencia,si es que puede llamársele asi, no resulta clara, aunque parece estar inspi-rada en el deseo de conra¡ un buen relato, y al hacei esio revelar las suti-lezas de la peronalidad y ta interioridad d.e las cosas dentro de una épocay una culiura diferentes, Algunos historiadores tradicionales se han esta-do,ded-rcando a esto por algún tiempo, En 19bg, el profesor G. R. EltonPuollco un llbro lntegrado por relatos acerca de los disturbios y las muti-

'0S. Sch¡ma, Potiots ¿¡d Lihqd¡o¡s: ReLotution in th¿ Nethe a¿¿r, Nuaa york. 19??

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116 HISTORIOCRáTIA

laciones ocurridos en la Inglaterra del siglo xvl, tomando como fuente losregistros de la Sta¡ Chambe¡.*31 En 1946, el profesor Hugh Trevor-Roperreconstruyó brillantemente los últimos días de Hitle¡.s2 Muy reciente-mente, ha investigado la extraordinaria trayectoria de un compiladoringlés de manuscritos, de fama relativamente (xrcura, y además es:afa'dor y pomógrafo clandesti¡o, que vivió en China durante los primerosaños de este siglo. El propósito de escribir este entretenido e increíble

cueuto parece habcr sido el puro placc¡ dc co¡¡tar u¡r relato por sí mismo,en el afá¡ por perseguir y caprurar un bizarro espécimen histórico. Latécnica es casi idéntica a la que hace años empleara A. J, A. Symons ea sucláaica Quest for Conto,t3 e¡ tanto que la motivación se muestra muysimilar a aquella que inspira a Richard Cobb a registrar dc manera por-menorizada y atroz las sórdidas vidas y muertes de los criminales, las pros-titutas, y otros inadaptados sociales del bajo mundo eu la Francia revolu-cionaria.&

Bastante diferentes en cuanto a su contenido, su método y sus objetivosson los escritos de la nueva escuela inglesa de jóvenes empiristas anticua-rios. Éstos esc¡iben u¡ tipo de narrativa política minuciosa que niegaimplícitamcote la existencia de algúa significado histórico profundo, conexcepción dc los caprichos accideotales de la fo¡tuna y la

personalidad.Encabezados por el profesor Con¡ad Russell y John Keoyon, e i¡utadospor el profesor Jeoffrey Elton, se hallau actualmente ocupados en tratarde suprimir cualquier sentido ideológico o idealista de las dos reyolucionesinglesas del siglo xv[35 No hay duda de que ellos, aJ igual que otros comoellos, dirigirán pro¡to su atcnción hacia otre parte. No obstante quesu premisa no se formula jamás erplícitamnte, su enfoque viene a ser unneonamierismo puro, justo en el momento en que el namierismo está su-cumbie¡do como forma de considerar a la política inglesa del siglo xvIII.Uno se pregunta si su actitud con respecto a la hisroria polltica no podriaoriginarse subconscieate¡¡eate de un sentimiento de desencantq en lo re-fe¡ente a ia capacidad del sistema parlameutario contemporáneo paratratar de resol-¿e¡ el inexo¡able decliramiento económico y de poder de

. Aatiguo úbuaál britárico d€ inquilición, excc¡¡¡lo por la irjurricia y la crueldad de rs !.¡t.n-ci4. [r.]

!r C. R. EIro6, 516r C/i¿1ábd Saoritr, L¡¡¿¡... 1958.t H- R. Trlvor-Ropcr, Th¿ L,;r Dql¡j oJ l*ile?, Lo¡d¡r.. 194?.!r H. R. T¡cvor-Rop.r, Th. H.ñni. of P.A,q, Nucr-¿ Yorl. r97?; A. J. A. Syñlo+ Qlcs, Ío1

t'oñ,o, lrad¡!!, l9!4.r R. Cobb, f¡. Po¿rir c"d ,h. P¿oin , Orlo¡d. l9?0¡ R. Cobb, ¡¿a.¡ i,'t Prm, Nucaa Yo¡},

t978.3! C. R'"rcll, Pa¡lisrn¿]¿ts @d Eng¿th Politics 1621-1629, onto'd, 1979; J. P. Kentor, s¿ú¿l

En$btd, t-oadrr¡', 1978i véa¡rc tzEbiér 16 ürfcl¡Io6 ar d,Iogr¡a¿ o, ito¿¿ñ Hn,,'], \ot. 49 e),19?7-

Inglaterra. Sea como sea, son cronistas tlel pequeño aconteci¡oiento, del'histoie éuénementiellc, d.otad,$ de una grin irudición e intetigeucia, ycgnf3rmaq por ello una de las ouchas vciiertes que ¡l-.oiii.J ."r,r..gimiento de Ia narr¿tiva.¡[-a razót fundamental del viraje observad.o entre los ,,nuevos histo--

riadores" del modo analitico al descriptivo, consiste en orrl-oor,.rr,. _

:,"i}-r._* i.:i.Td con respecto a cuál áeba ser el tema fri"ta¡"o?"ir"7I ::::-., t1.".: depende de supuestos filosóficos anteriores sobre el papei-d€l lrDr€ albedrlo humano en su interacción con la¡ fuerzas de la ¡a¡ura_,leza,.- Ambos polos cootrastantes de pensaniento

"o,*r, -u¡o. .1r.f.ao,

mediantelas siguieotes citas, una d.J elas co_mo ejemplo rle,ini posrur" y

1T_?:11.^,f:..:-" ejemplos de. la otra. E¡ 1973,-Emtaoo.r i.'nly r-"-d.urre rntrtuló a una dc las secciones de uao de los volúmenes de sus ensa-yos "Historia sin gerte". Contrariamente, hace meüo sigl,o L""l"i f"U_.proclamó "Ma proie, c'est lhomme'. [Mi presa .,

"l¡rZ-Ur.i,

-ii.rrt.",que hace un cu-arto de siglo Hugh Tieror:-Roper u*hortob" í t* nir,o-nadores.en su disertación iaaugural al ,.estudü no de las circunstanciassrno del hombre ea medio dc las circunst¿ncias".36 Actuak[enre, el id.ealhistórico dc Febvre sc está volviend.o popol.r.r,

-,r"ho, "lr.riá, "l -ir-o ti€Epo que los estudios anallticosisiuctu¡at , ,ot.. fu"rz"rimp.rso,nales-continúan

publicándosc profuramcnte. po. ."d.,rÉ, ;;;;i.dor., -rc estan drudrendo hoy en cuaEo grupos: los viejos hist6hado¡es narrati- -vos, ¡undamentalmente historiadores y biógrafos políricos: Ios cliometris-tas que persisten en acruar como naiiómÁos .rüdí"ti"*; los accr.iios 7lij:l"1rt":.-.t:les que aúa sc ocupan de aualizar estructuras imperso- _nales; y los historiadores de la mer.ta,lité qt e en la actualidad se vjen de _la narrativa para captr¡rar ideales, valori¡, €structuras mcntales. v nor-mas^de comportamieDto p€rsonal íatimoTL s¡ cual cntre már tntimo sea, lmFJOr.

_4_-1-11_tP:t9"hecha.por este. último grupo de una narratiya descriptiva

mraucrosa o. de una biografla indiüdual no se ha llevado a cabo, si¡ em-

l11p:

tii dj¡t^ dficultades. El problerna es el misrno de a¡raño:que laarguEentacióD mediante eje¡Eplos s€lectivos no es filosóficamcnte cou-vmc?te, que es simplemente un recurso retó¡ico y no una prucba cientl-trcarrla tra¡¡1pa historiográfica fundaDental .o iu qr. hetos caído ha-

§t(lo expuest¿ recienterDente bastante bien por Carlo Ginzburg;sz

Dcsde Galileo, el enfoque cuantitativo y aatiantropocéntrico sob¡e las cicn-cras .te la naturaleza h¿ colocado a la¡ ciencia¡ humanas en uu dcsagradablc

.*

9. q .9r rlau'., 1'h. r¿unoy ofth. Hiroñi¡,, p. ,esi H. R. Trlvo ¡-I.opet, Hiaory, pmÍ6-siolzl and Lca, Orford, 195?. o_ ,t: -

'? C. Gia:burg, "¡toor¡ of r ftic¡.if¡. p¡r¡digD ", Tttaory od Sociay, 1, lg1g, p. 2tG.

EL RBURCIMIENTO DE LA NARR.TTIVA lt7

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rt9t8 HISTORIOGRAFIA EL RESUROIMIENTO DE LA NARRATIVA

dilema: ya que debeu adoptar uo criterio cie¡t-lñco Poco §óüdo con objeto de

ser capaces de obtene¡ resultados signiñcativos, o bien adoptar u¡ critcriocientlfico ñrme que alcance resultadoc que oo tengan una Sran importancia.

El desencanto con respecto al segundo enfoque está trayendo consigo unregreso al primero. Como resultado de esto, actualmente §e está dandoun dcsarrollo del ei'rnplo selectivo

-quecon frecuencia no co¡»iste en un

ejemplo único y detallado - como uno de los modos eu boga del discursohistórico. En u¡ sentido, esto viene a ser únicamente una ampliación lógi'ca del enorme érito de los estudios históricos locales, los cuales ha¡ referi-do su tcmática no a la totaüdad de la sociedad, sino únicamente a una de

sus partes -ya sea una provincia, un pueblo o incluso una atdea- -fiaahistoria total parece que sólo es posible si se coasidera un microcosmd, yde hecho los resultados a este resPecto co¡¡ frecuencia han esclarecidoy explicado mcjor el pasado que todos los cstudios anteriores o co¡lcu¡Ten-tes basados en los archivos del gobierno central. En otro sentido, sin em-bargo, la nueva tcndencia es la antltesis de los eEtudios históricos locales,puesto que abandona la historia total de una sociedad, no importa quétan pequeña sea, considerá¡dola como una imposibilidad, y se aboca a la

narración del discurso sobre una única célula.ftJ segundo problema, que surge del uso del ejemplo detaüado.paraif*tr".l" menlaúté, es cóÁo distinguir lo normal de lo excéntrico.pues'to que el hombre es ahora nuestra cante¡a, la narración de un relato muymi¡ucioso acerca de un úaico i¡cide¡te o una personalidad puede hacerque la lectura sca bueaa y coherenter Pero esto sólo será así en el caso

de que los relatos no narreu solame¡te la trama sorprendente, pero bási-cam€nte irreleva¡te, de algún episodio dramático sobre üstu¡bios o sobre

alguna violación, o bicn sobre la vida de algún excéntrico rufián, villanoo mÍstico, sioo que su selección se haga por ürtud de sus posibilidades de

esclarecimiento de cienos aspectos de una cultura Pasada. Esto signifrcaque dichos relatos deben ser tlPicos, empero, el extendido uso de registrosde ütigación hace que esta cuestión acerca d€ lo típico sea muy diflcil de

resolvir. Las personas que soo llevadas a u¡ t¡ibuaal §on atlPicas ca§i Pordefinición; no obstante, el mundo tan crudamente exhibido por el testi-monio de los testigos no requeriría serlo necesariamente. Por ende, lomás seguro consistc en examitar los docr¡me¡¡tos rro tanto por la evidenciaque proporcionan respecto al excéntrico comportamiento de los acusa-

dos, iomo por la luz que arrojan sobre la vida y las opiniones de aquellosque se vieron implicados en el incidente en cuestión.

lEl tercer problema concierne a la interpretación, y es aún más dillcil dcr{solverr/ Suponieudo que el historiador esté coo§ciente de los riesgos

implicados, el contar relatos es quizá un modo tin satisfactorio como

cualquier ot¡o para obtener una visión -r¡tima del hombre del pasado, ypara tratar de penetrar en su Fente. El problema es que en caso dc quelogre llegar hasta este punto,Tél narrador requerirá de toda la habilidad,experiencia y conocimicnto que haya adqurido en el ejercicio de la histo-ria a¡alítica de la sociedad, la economfa y la cultura, si es que ha de pro-porcionar una explicación plausible sobre los fenómenos tan peculiares

que está sujeto a encontrarlEs posible que también necesite la ayuda deun poco de psicologia amateur, aunque esre tipo de psicologfa es bastanteengañosa para ser manejada satisfactoriamente -y hay quien argüiríaqug es imposible hacerlo.

/Otro peügro eyidente es que el resurgimiento de la narrativa podrlatraducirse en u¡ regreso a una, pura labor de anticüario, a un conlar rela-tos por el hecho de contartosy'Sin embargo, otro es que aquélla centre suatención sobre lo extraordi¡ario, oscu¡ecieDdo así la opacidad y la mo-notonía de las üdas de la vasta mayoría./Tanto Trevor-Roper comoRichard Cobb resultan extremadamente divertidos de leer, y sin embargoestán bastante e¡puestos a las criticas en ambos respectos. Muchos de losque ejercen esta nueva modalidad, incluyendo a Cobb, Hobsbawm, Thomp-son, Le Roy Ladurie y Trevor-Roper (y a mi mismo) §e hallan bajo la fas-

cinación de los relatos de violencia y de sexo, los cuales atraen los instintosescopofílicos que hay en cada uno de nosorros. Por otra parte, puede adu-cirse que el sexo y la violencia son partes integrales de toda experienciahumana, y que por lo tanto resulta tan razonable yjustificable el explorarsus efectos sobre los indiüduos del pasado, como lo es el espe¡ar encontrardicho mate¡ial en las películas, la televisión y las novelas contemporánea§.

Aa, te¡d,etcia hacia la narrativa plantea problemas aún sin resolveracerca de cómp habremos de capacitar a los estudia¡¡tes que se gradfienen el futuro/- suponiendo que haya algunos para capacitar-. ¿En las -antiguas artes de la retórica? ¿En la cftica textual? ¿En la semiótica? ¿En

-la antropología simbólica? ¿En la psicologla? ¿O acaso en la técnica de ,

análisis sobre las estructuras económicas y sociales, las cuales hemos esta-do ejerciendo durante una generación? for consiguie!,te, sigue siendouna pregunta abierta el si esta inesperada resurrección de la modalidadna¡Tativa entre un númc¡o considerable de aquellos que encabezan lapráctica de la "oueva historia", tend¡á efectos satisfactorios o pemiciosospara el futuro de la profesiótl

En l9?2, Le Roy Ladurie esc¡ibfa confradamente:S8 "La historiografladel preseate, con su preferencia por [o cuantificable, lo estadlstico y loestructural, se ha visto obligada a suprimir para sobrevivi¡. En las últimasdécadas ha virtualmente condenado a muerte a la historia narrativa de

s E- Le Roy Laduric, Th¿ TñitoD oJ ¿h¿ Hütor¿:n, p. rrr.

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7/29/2019 Stone Lawrence

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HISTORIOGRAFIA

los acontecimieutos y a la biografla i¡diüdual, " Pero en esta tcrcera dé'-cada, la historia narrativa y ta biografia individual están mostrando sig- -

nos evidentes de u¡l nuevo retomo al mundo de los vivos. Ninguna presen.-ta el mismo aspecto que solla tener antes de su presunta desaparición,empero son fácilmente identiñcables como va¡iantes del mismc género. Apesar de esta resurrección seria muy prematuro proferir una oración fú-nebre sob¡e el cadáver en descomposición de la historia cuantitativa, ana-

lftica y €structural, ya que ésta aún sigue floreciendo y desarrollándose, sies que la tendencia en las dise¡taciones doctorales norteamericanas puedeservir como guía.59

/Es claro q.re en el caso específico de una simple palabra como "narrati-va", que encierra una historia tan complicada tras de sí, ésta no resultaadecuada para describir lo que viene a ser de hecho un amplio conjuatode transformaciones con respecto a la naturaleza del discurso histórico,fExisten indicios de un cambio en el problema histórico cent¡al, cou u¡iénfasis sobre el hombre eu medio de cienas ci¡cuastaacias más bien quesobre las circurutancias que lo rodean; en los problemas estudiados, susti-tuyéndose lo económico y lo demogrífico por lo cultural y lo ernocional;en las fucntes p!-imarias de influencia, recurriéndose a la antro¡rologla ya la psicologfa en lugar dc a la sociologla, la economla y la dcmografla; en

la temática, insistiéndoee sobre el individuo más quc sobrc el gnrpo;en los modclos expücativos sobrc las t¡ansformacione¡ históricas, realzáu-dosc lo interrelaciouado y lo multicawal por sobre lo $tratificado y lomonocausal; en la mctodologla, tendiéndose a los ejemplos individualesmás bien que a la cuantificación de STupo; cn la orgaaización, abocándo-se a lo descriptivo aates que a lo analftico; y eo la coDceptualización dc lafuncióo del historiador, destacándosc lo litera¡io por sobre lo cie¡tfñco.Estos cambios multifacéticos en cuarto a su contenido, lo objetivo de sumétodo y el estilo dc su discurso histórico, los cualcs están dándose todos ala vez, presentan claras afinidades electivas entre sl: todos se ajustan per-fcctamente.Ao existe ningin ténniuo adecuado que los abarque, y porello la palabra "narrativa" rios servirá por el momento como,una es¡recic

de sf¡¡rbolo taquigráfico para todo lo que está sucedieodo.¡/Tengo la esperanza de que al centrar la atención sol¡re el iesurgimientode la narrativa, este artfculo estimulará futuras reflexiones acerca de suimportancia para el porvenir de la historia, y acerca de la cambiante rela-ción -la cual se vuelve ahora cada vez más débil- entre la historia y sushermanas las ciencias sociales, suponiendo que la historia ataña en pri- _-mef término a las ciencias sociales.

te R. Damton, Intclletual aod Cultural Hiltory-, apÉodic..

Segunda parte

EL SURGIMIENTO DEL MUNDO MODERNO