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Stanley Kubrick Temporada de Cine Arte del Sodre 2016 Lunes de octubre y noviembre, Auditorio Nelly Goitiño, 18 de julio 930

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Stanley KubrickTemporada deCine Arte del Sodre 2016Lunes de octubre y noviembre,Auditorio Nelly Goitiño,18 de julio 930

Presidencia de la RepúblicaDr. Tabaré VázquezPresidente

Ministerio de Educación y CulturaDra. María Julia MuñozMinistra

Mtra. Edith MoraesSubsecretaria

SodreSr. Doreen Javier IbarraPresidente

Sra. Élida GencarelliVicepresidente

Lic. Hortensia CampanellaConsejera

Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra del SodreJuan José MugniDirectorAuditorio Nelly Goitiño Director: Fernando Couto | Asistente de Dirección: Ingrid Rodríguez | Director de Escena: Jorge Medero | Jefe de Escenario: Pedro López | Jefe de Maquinaria: Máximo Silva | Jefe de Luminotecnia: Batlle da Cunha | Jefe de Sonido: Alejandro Fuksbrauner | Jefe de Sastrería: Teresita Rodríguez | Jefe de Zapatería: Fermín Castillo | Jefe de Utilería Teatral: Rogelio Pérez | Jefe de Utilería Musical: Julio Zerboni | Coordinadora Técnica: Gabriela ArriagaRelaciones Públicas y Comunicación Institucional del Sodre:Director: Marcelo Ceriani | Prensa: Magela Camelo, Julio Zuasnábar | Diseño Gráfico: Elena Maldonado, Jorge Sayagués

Auditorio Nelly Goitiño | Comentarios y sugerencias: [email protected] advierte a los espectadores que por disposición de la Intendencia Municipal de Montevideo está prohibido encender fuego, hacer ruido, arrojar desperdicios y cubrirse la cabeza en la sala. En caso de alarma, debe mantenerse la serenidad y salir sin correr por la puerta más próxima.El Auditorio Nelly Goitiño tiene cobertura médica de UCM.

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Stanley Kubrick (Nueva York, 26 de julio de 1928 - St. Albans, 7 de marzo de 1999) fue un director de cine, guio-nista, productor y fotógrafo estadounidense. Considerado por muchos como uno de los cineastas más influyentes del siglo XX, destacó tanto por su precisión técnica como por la gran estilización de sus pelícu-las y su marcado simbolismo.

Kubrick nació en el barrio neoyorquino del Bronx, en el seno de una familia judía de clase media-alta de orígenes polacos, austríacos y rumanos, a pesar de ello no tuvo una educación religiosa.

Stanley mostró desde muy joven su interés por la foto-grafía, que practicaba con una cámara réflex que le regalaron sus padres, la música y el aje-

drez. Estos tres hobbies serían fundamentales para su futura carrera como director. Su afi-ción a la fotografía le permitió, en primer lugar, trabajar para la revista Look, donde hizo re-portajes fotográficos a impor-tantes estrellas del momen-to y se labró una reputación profesional. Su melomanía le permitió a lo largo de toda su carrera poder discutir todos los aspectos relacionados con la banda sonora de sus pelí-culas, llegando en ocasiones a prescindir de compositor y escogiendo personalmente piezas de música clásica para sus largometrajes. Su afición al ajedrez quizás pulió el per-feccionismo y la futura frialdad profesional del director.

En su juventud comienza su afición por el cine frecuentan-

Stanley Kubrick

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do el Loew’s Paradise o el Museo de Arte Moderno de Nueva York; y de a poco nació la idea de abandonar su trabajo en Look para dedicarse a la realización de películas. Kubrick en entre-vistas se refería a Max Ophüls y Sergéi Eisenstein como sus dos referencias cinematográfi-cas más influyentes, el primero por su trabajo con la cámara, y el segundo por su técnica de montaje.

En cuanto a sus relaciones amorosas, Kubrick se casó tres veces. La tercera fue durante la filmación de La patrulla in-fernal (Paths of glory) cuando comenzó una relación con la actriz alemana Christiane Harlan, que tuvo un peque-ño papel en dicha película, se casaron en 1958 y estuvieron juntos por cuarenta años hasta su muerte en 1999. Además de su hijastra, tuvieron dos hijas juntos; Anya Renat en 1959 y Vivian Vanessa en 1960.

Sus primeros filmes fueron documentales relativamente exitosos, luego con sus dos primeros largometrajes de fic-ción (Fear and desire, 1953) y Marcado para morir (Killer’s kiss, 1955) realizados con precarias condiciones financieras, con-siguió un aprendizaje formal y logró llamar la atención por su calidad fotográfica. Fue con-tactado por James Harris pro-ductor de la NBC, con quien creó su primer compañía pro-ductora. De su unión surgió Casta de malditos (The Killing, 1956), su primer gran film, con un presupuesto de 320.000 dólares y un reparto de impor-tantes actores de Hollywood, protagonizado por Sterling Hayden sobre guion de Jim Thompson, Kubrick relató la historia del atraco a un hipó-dromo. La utilización del tiem-po cinematográfico hecha por Kubrick supuso una innova-ción para la época.

La película atrajo la mi-rada de personalidades de Hollywood como Kirk Douglas,

quien firmó con Harris-Kubrick un contrato para cinco pelícu-las. La primera de ellas sería La patrulla infernal (Paths of Glory, 1957), que interpretaría el pro-pio Douglas haciendo el papel del coronel Dax, encargado de defender a sus soldados, acu-sados de cobardía ante el ene-migo, en el marco de la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial. El mensaje antibelicista de la cinta hizo que en Francia, a cuyo ejército pertenecían los protagonistas, estuviera prohibida durante décadas y significó la primer gran controversia de una de sus obras.

Tras la película, Kubrick estu-vo trabajando junto a Marlon Brando en la preproducción de El rostro impenetrable (One-Eyed Jack, 1961), aunque tras varios meses sería despedido por desavenencias con el ac-tor quien terminó dirigiendo la película.

Kirk Douglas buscaba un di-rector para sustituir a Anthony Mann al frente de Espartaco (Spartacus, 1960) y se lo pro-puso a Kubrick quien aceptó pensando que una película de tan alto presupuesto podía su-poner un empujón a su carrera como director. Apenas inter-vino en el guión como había hecho antes y haría después en todas sus películas. Para el verdadero autor, Dalton Trumbo, el filme supuso el fin de las listas negras al colocar el nombre real del guionista en los créditos. La película obtuvo tres premios de la Academia y fue un éxito comercial. La ca-rrera de Kubrick estaba defini-tivamente lanzada.

Kubrick y Harris lograron res-cindir el contrato que les unía con Douglas por otras tres pe-lículas. Las aspiraciones artísti-cas y comerciales de Kubrick le llevaron a hacer Lolita (1962) su siguiente trabajo. Convenció a Vladimir Nabokov para que le vendiese los derechos de su novela y que él mismo adapta-

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se el guion. La película estuvo envuelta en escándalo y pe-didos de censura por narrar la historia de la seducción de una menor de edad por parte de un hombre maduro. Kubrick nuevamente trabajó a partir de una narración no lineal, cosa que no ocurría en el libro, con el fin de darle más suspen-so a la trama. El rodaje se rea-lizó en estudios en Inglaterra, donde Kubrick finalmente se estableció definitivamente, en el condado de Hertfordshire. A pesar de vivir y trabajar en Inglaterra, al inicio por proble-mas coyunturales, nunca se sintió un expatriado.

Tras el éxito de Lolita, se permitió afrontar proyectos más arriesgados. Se separó de su socio y amigo Harris para producir su nueva película en solitario. Así que, en medio de la guerra fría y de la crisis de los misiles cubanos, Kubrick comenzaría a rodar Doctor Insólito (Dr. Strangelove or how I learned to stop worrying and love the bomb) en 1964. Basada en la novela de Peter George que era un relato serio, deci-dió realizar una comedia de humor negro en función a las partes más ligeras del libro, el actor británico Peter Sellers, sería el encargado de dar vida a tres personajes de la cinta. Kubrick contrató al decorador Ken Adam para llevar a cabo los ambiciosos escenarios, muy adelantados a la épo-ca (la sala de guerra, la base militar, y el interior del bom-bardero) en los ingleses estu-dios Shepperton. La película encontró a un Kubrick plena-mente instalado en la campiña inglesa haciendo gala de su obsesión por el detalle en fun-ción a los recursos que tenía a su alcance.

En 1968 Kubrick alcanzaría la cumbre de su carrera con 2001, Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey). La película no solo buscó elevar el estatus de un género menor en aquel

momento, la ciencia ficción, sino además narrar una audaz parábola sobre la evolución del hombre: una elipsis de 4 millones de años.

Basada en un relato corto de Arthur C. Clarke, El centinela, Kubrick realizó el guion junto al autor. Con unos efectos es-peciales sin precedentes (di-señados por el mismo Kubrick y ejecutados y supervisados por Douglas Trumbull), y una confianza ciega en sí mismo, Kubrick realizaría finalmente una de las películas más com-plejas, vanguardistas y arries-gadas de la historia del cine. (la inteligencia, la soledad, la muerte, la evolución, la in-mortalidad, la auto reflexión, la inteligencia artificial...) que hacen del trabajo un motivo continuo de reflexión, mante-niéndola vigente hasta la ac-tualidad. En la música descartó la banda sonora que original-mente había compuesto Alex North, usando las composicio-nes clásicas que empleó en la sala de edición. Entre las obras utilizadas hay compositores como Richard Strauss, Aram Jachaturián, György Ligeti. Con esta película Kubrick ganó su único Óscar a título personal (por el diseño de efectos espe-ciales) y varios premios BAFTA, entre otros.

La historia de Napoleón, proyecto en el que pensaba recrear la vida y las batallas más importantes libradas por el dirigente francés, fue un sueño largamente ansiado por Kubrick, quien desarrolló una investigación de pre-produc-ción enorme a finales de los años sesenta, que finalmente no se concretó debido a sus descomunales costos. Sin em-bargo leyó centenas de libros y preparó los planos minucio-samente. Le atraían tanto su épica como su vida sexual, que fue “digna de Arthur Schnitzler”.

Durante aquellos años, Kubrick recibió la novela La

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naranja mecánica (A clockwork orange) de Anthony Burgess. Kubrick leyó el libro de un tirón y pensó en Malcolm McDowell para interpretar el papel prin-cipal. La historia narra a modo de sátira las correrías de Alex, un joven violento cuyas dis-tracciones son la violación, la ultraviolencia y Beethoven como rezaba la promoción de la película. La naranja mecáni-ca presenta algunas innova-ciones en los aspectos técni-cos como el empleo de lentes más rápidas, cámaras ligeras de mano y los micrófonos es-peciales.

La música fue nuevamente otro elemento destacable al usar la electrónica para ade-cuar las melodías a las escenas por parte de la compositora Wendy Carlos, quien recrea mediante sintetizadores mú-sicas de Beethoven, Purcell o Rossini.

La película despertó en su estreno una controversia nunca antes vista en el Reino Unido para un film, en torno al contenido de la misma y sus repercusiones en los espec-tadores; dividió a los críticos, generó debates públicos en la prensa escrita, la televisión y la radio. A todo esto se sumó el hecho de que hubo varios delitos cometidos similares a los de la película y serias ame-nazas al director y su familia. Kubrick presionó a Warner Bros., su nueva distribuidora, a cancelar cualquier exhibición pública de la película en 1973 en cualquier sala del Reino Unido hasta el año 2000. La película obtuvo 7 Premios BAFTA, 2 Premios Globo de oro, 4 nominaciones a los Premios Óscar, 2 Director Guild of America, entre otros. Quizá el logro más importante que obtuvo Kubrick con esta cinta fue asegurar formalmente por parte de Warner Bros., a través de un lucrativo contrato, el control total sobre sus cintas, a nivel técnico y sobre todo ar-

tístico, incluso de distribución. El éxito en taquilla del filme le permitió al director sustentar su contrato.

El trabajo de preproduc-ción que había hecho para Napoleón le ayudó a estable-cer las bases de su siguiente producción, Barry Lyndon. Basada en la novela victo-riana de William Makepeace Thackeray de 1884 , que na-rra la historia de la ascensión y caída de un muchacho en la Europa del siglo XVIII, y fue protagonizada por Ryan O’Neal y Marisa Berenson en 1975. Nuevamente el extre-mo cuidado por el detalle de Kubrick se hace manifiesto en el proceso de la película usan-do libros de arte y documentos de la época para buscar locali-zaciones, crear objetos, coches y el vestuario que fue confec-cionado usando como modelo ropa de aquel siglo, siguiendo las técnicas de costura que se emplearon originalmente y contratando a 35 sastres que trabajaron durante 6 meses. Los interiores se rodaron ex-clusivamente con la luz de las velas, gracias a unos objetivos especiales de la casa Carl Zeiss diseñados para la NASA. La pe-lícula fue filmada en Irlanda y en Inglaterra.

La música que empleó fue el resultado de la recopilación de composiciones del siglo XVIII que Kubrick consiguió pero con algo de Schubert. Precedida de gran expecta-ción debido a sus dos títulos anteriores y su efecto en el público, la película fue recibida con críticas mixtas a mediados de los setentas, y falló en la re-caudación de taquilla inicial a pesar de los 4 premios Óscar que obtuvo en 1975. Desde entonces la película ha gana-do estatura dentro del legado del director por sus logros téc-nicos y artísticos.

La novela del popular es-critor de finales de los años setenta Stephen King y un

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género como el terror, moti-varon a Kubrick a realizar su siguiente película. A partir de la novela El resplandor rees-cribió el guion junto a Diane Johnson, y el resultado fue una de las mejores adaptaciones cinematográficas de alguna obra de King. La película fue filmada en los estudios Elstree en Inglaterra, mientras los exteriores recrearon el Hotel Overlook en Oregon (EEUU). Kubrick hizo uso extensivo del Steadicam, un giroscopio esta-bilizador que permitía a la cá-mara desplazarse a través del espacio sin vibraciones, lo cual le permite filmar de manera efectiva por ejemplo a un niño en su triciclo a través de los co-rredores del hotel. La música nuevamente recae en manos de Wendy Carlos, quien mo-difica nuevamente a través de la electrónica música original de Berlioz, György Ligeti, Béla Bártok, Krzysztof Penderecki. La película obtuvo buena res-puesta del público y taquilla, pero la crítica volvió a dividirse en torno este trabajo del direc-tor estadounidense.

Tienen que transcurrir siete años hasta que aparezca su siguiente película, Nacido para matar (Full Metal Jacket, 1987), donde vuelve a tocar el tema bélico, esta vez la Guerra de Vietnam. La película tiene dos partes claramente diferencia-das: la preparación de los sol-dados en la base de Marines de Parris Island en Carolina del Sur, Estados Unidos y la gue-rra en sí, ubicada en la ciudad vietnamita de Huế. La película se rodó en Inglaterra, los exte-riores recrearon la ciudad viet-namita para lo cual llevaron 66 palmeras. La música fue escri-ta por Abigail Mead, un alias que utilizó Vivian Kubrick, em-pleando un sintetizador. Para las canciones, Kubrick recurre a las listas de éxitos del perio-do 1962 – 1968. A pesar de que el filme se estrenó poco des-pués del hit Pelotón (Platoon,

1986) de Oliver Stone, obtuvo buenas críticas y buena taqui-lla durante su exhibición.

Tras esta película Kubrick comenzó a evaluar nuevos proyectos. En primer lugar, Inteligencia Artificial, la historia de un niño robot abandonado por su madre. Kubrick siempre había querido adaptar el relato de Brian W. Aldiss, pero no fue hasta que vio Parque Jurásico (1993), del director estadouni-dense Steven Spielberg, que supo que la tecnología ne-cesaria para filmar la película estaba por fin a su alcance. Su amigo Spielberg lograría llevar a la pantalla esta novela en 2001 con una dedicatoria es-pecial para Kubrick. También estaba interesado en The Aryan Papers, una película sobre dos refugiados judíos durante la persecución nazi, sin embar-go, el mismo Spielberg se ade-lantaría con el filme La lista de Schindler (1993). La semejanza de la película de Spielberg con su propio proyecto y proble-mas de diversa índole le harían desistir.

Finalmente Kubrick realizó Ojos bien cerrados (Eyes Wide Shut, 1999), basada en la no-vela de Arthur Schnitzler, que había elogiado años antes. La historia original está situada en la Viena del siglo XIX pero la película se ubica en la Nueva York de finales de siglo XX, narrando la vida una pareja de neoyorquinos de clase alta que viven aparentemente una feliz vida en común, pero que los sueños y fantasías sexuales manifestados en un momen-to de intimidad empiezan a desestabilizar su relación. La película contó con una pareja en la vida real de las estrellas de Hollywood de aquel mo-mento, Tom Cruise y Nicole Kidman.

La película fue filmada en Inglaterra incluso en las tomas exteriores, con sólo algunas tomas generales hechas en Nueva York. El trabajo final es

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un despliegue del habitual virtuosismo de Kubrick para filmar y componer, jugando intensamente con los colores y la luz, especialmente la arti-ficial para reforzar ciertas sen-saciones, llegando incluso a forzar el revelado de las cintas para darle a la imagen el aura buscada. La banda sonora fue muy variada, compuesta para la ocasión por Jocelyn Pook incluyendo en la mis-ma trabajos de György Ligeti, Franz Liszt, Chris Isaak o Dmitri Shostakóvich. Después de casi 12 años, Kubrick volvía con una película, generando una fuerte expectación en el público, en parte por los rumores que cir-cularon en la prensa sobre sus hábitos de vida, especialmen-te su misantropía, lo cual fue desmentido por el director en sendas entrevistas durante su vida. La película nuevamente generó una cierta polémica, en torno a la censura que reci-bió la cinta en la versión para los Estados Unidos donde di-gitalmente se taparon las zo-nas genitales a ciertos actores extras durante una orgía, por lo demás bastante pudorosa para ser tal. El film, de gran calidad narrativa, fue recibido con cierta tibieza por parte de un sector de la crítica en un ini-cio, y con entusiasmo por otros sectores, especialmente la crí-tica francesa que incluso le dio el premio a la mejor película extranjera del año.

El 7 de marzo de 1999, cua-tro días después de una sesión privada para su familia y acto-res de su último film, Kubrick murió de un ataque cardíaco mientras dormía; tenía 70 años. Su funeral se celebró el 12 de marzo en su finca inglesa, en presencia solo de amigos y familiares cercanos. Fue en-terrado junto a su árbol favo-rito en Childwickbury Manor, Hertfordshire, Inglaterra. En su libro dedicado a Kubrick, su es-posa Christiane incluyó una de las citas preferidas del cineas-

ta, de Oscar Wilde: “La tragedia de la vejez no es que uno sea vie-jo, sino que sigue siendo joven”.

Kubrick fue uno de los direc-tores de cine más influyentes en la historia del cine. Su in-fluencia en el cine contempo-ráneo es enorme y difícil de definir en su real dimensión. No sólo por la gran cantidad de libros dedicados a su per-sona y a su trabajo, las com-pilaciones que lo sitúan entre los más importantes de la his-toria, así como documentales televisivos sobre su vida y en-sayos publicados en diversos medios de comunicación, sino también por los logros fílmicos que alcanzó en vida y el aporte que realizó al statu quo del rol del director dentro la industria cinematográfica.

Kubrick luchó y logró el tan ansiado control total sobre sus películas, con el fin de que su visión fílmica no se viera afectada más que por lo que él entendía como coherencia artística. Sin estudios forma-les de cine, participó en cada etapa de la producción de una cinta, aprendiendo las técnicas y el oficio, llegando a aportar innovadores procedimientos técnicos (efectos especiales, sistema de filmación, nuevas cámaras, focos, luces y lentes) y narrativos que le permitieron a la industria en general avanzar varios años.

Otro apartado donde fue decisivo fue en el empleo de la banda sonora en las cintas que dirigió, anticipándose a varias tendencias, incorporando tan-to la enciclopédica revisión de la música perteneciente a la época en la que se ambientaba la película de turno, así como también empleando los apor-tes de la electrónica cuando ésta se aplicaba mayormente en el campo experimental.

Sus películas no dejaban de incorporar sus propios intere-ses intelectuales y la reflexio-nes sobre el hombre y su lucha constante con su entorno, ya

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sea físico, social, psicológico o metafísico. Su observación del ser humano siempre guar-daba una distancia prudente, que en vez de frialdad (como lo tachaban algunos críticos), podría más bien leerse como un verdadero interés y abier-ta curiosidad por entender el proceder del personaje como pieza dentro de un engranaje más complejo que lo pura-mente cultural.

Un tema final podría ser su obsesión con los detalles y la calidad del producto. Pocos directores hicieron de esto un tema mayor: entender el fil-

me como acto de aprendizaje extremo del entorno del per-sonaje, sobre la base de una sólida investigación que llevó, junto a su perfeccionismo, a dilatar sus rodajes y aumentar el aura mítica que proyectaba en la prensa.

Además, Kubrick inspi-ró a directores como Martin Scorsese, Steven Spielberg, James Cameron, Woody Allen, Terry Gilliam, los hermanos Coen, Ridley Scott y George A. Romero. Incluso, Orson Welles comentó: “Entre los que yo lla-maría ‘la generación joven’, Kubrick me parece un gigante”.

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Lunes 3 de octubre a las 18:00 horasLa patrulla infernal (Paths of glory) EE.UU., 1957, 97 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: James B. Harris. Guion: Stanley Kubrick, Calder Willingham, Jim Thompson sobre novela de Humprey Cobb. Música: Gerald Fried. Fotografía: Georg Krause. Protagonistas: Kirk Douglas, Ralph Meeker, Adolphe Menjou, George Mcready.

El ataque suicida del Ejército francés contra las posicio-nes alemanas en una colina y punto estratégico de vital importancia para el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, se convierte en un fracaso es-trepitoso. Para escarmentar a las tropas con un castigo ejemplar, el general Mireau (George Macready), uno de los principales responsables del ataque y de su fracaso, convo-ca un consejo de guerra: tres soldados elegidos al azar por sus superiores son acusados falsamente de cobardía ante el enemigo y se enfrentan a la pena de muerte por fusila-miento.

La película, a pesar de su modesta recaudación, fue todo un éxito de crítica, sien-do considerada aún hoy una de las mejores películas de Kubrick y un clásico intempo-ral antimilitar. Fue la película con la que Stanley Kubrick en-tró en el rango de los grandes directores que no abandonó nunca.

El hecho de que mostrara de forma descarnada la sucia realidad de la guerra, en la que a menudo la muerte de seres humanos sirve para satisfacer ambiciones personales y as-censos en la jerarquía de man-do, la convirtió en una película extremadamente incómoda. Aunque fue estrenada sin pro-blemas en EE.UU., el film em-pezó a tenerlos cuando fue estrenado en Europa. Se llegó a proyectar en Bruselas, Suiza prohibió su proyección y la productora simplemente no se atrevió a presentar el film en Francia hasta 1972.En España hubo que esperar hasta octu-bre de 1986 para que se pro-yectara dentro de una retros-pectiva de Kubrick. También se prohibió en Marruecos y Canadá.

Stanley Kubrick declaró: “La película no transmite mensaje alguno. En ningún caso es una película que vaya en contra ni a favor del ejército. Como máxi-mo, es una película contra la guerra, que puede llevar a los hombres a semejantes conflic-tos de conciencia.”

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Lunes 3 de octubre a las 20:00 horasCasta de malditos (The killing) EE.UU., 1956, 86 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: James B. Harris. Guion: Stanley Kubrick, Jim Thompson, ba-sado en la novela de Lionel White. Música: Gerald Fried. Fotografía: Lucien Ballard. Montaje: Betty SteinbergProtagonistas: Sterling Hayden, Coleen Gray, Vince Edwards, Jay C. Flippen, Elisha Cook Jr., Marie Windsor.

Después de pasar por la cár-cel, Johnny Clay (Hayden) ha decidido dar el último golpe de su vida, el que le permita retirarse junto a su amada Fay. El plan es llevarse la recauda-ción de las carreras de caballos de un hipódromo. Después de una meticulosa selección de colaboradores, planea la estra-tegia del asalto con una pre-cisión insospechada. Tratará de provocar un altercado en la sala de apuestas y matar al caballo favorito de la séptima carrera. Clay cuenta con la ayu-da de Randy, un policía sobor-nado, George, el cajero de las apuestas, y Mike, barman del hipódromo. El atraco se desa-rrolla según lo previsto, pero los problemas se presentan con el reparto del botín.

Tras sus dos primeras pelícu-las Fear and desire y Marcado para morir que fueron básica-mente de aprendizaje, Kubrick realizó The Killing (Casta de mal-ditos) con 28 años demostran-

do por qué es uno de los más grandes directores de cine de todos los tiempos. La película que pasó prácticamente des-apercibida en su día (a excep-ción de un artículo de la revista Time y una nominación de los premios Bafta). El film sin llegar a ser una obra maestra es mag-nífica y cuenta con muchas co-sas en su favor.

Las interpretaciones son ex-celentes con gran reparto. La fotografía es particularmente notable, precisamente la gran especialidad de Kubrick, ya que él era fotógrafo. Y luego los diálogos de Jim Thompson son mordaces, secos y brillan-tes.

Gran película de género, aunque no al nivel de La jun-gla de asfalto con la cual es frecuentemente comparada, que ha tenido la suerte de que su director se convirtiera con el tiempo en uno de los más grandes.

Casta de malditos pertene-ce a esas cintas que nunca se las ha juzgado cinematográ-ficamente con objetividad, ni cuando se estrenó, que sufrió un ninguneo escandaloso tra-tándose de una estupenda película, ni con posterioridad cuando se la revisitó y descu-brió por otros atraídos por la marca Kubrick.

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Lunes 10 de octubre a las 18:00 horasEspartaco (Spartacus) EE.UU., 1960, 184 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: Edward Lewis. Guion: Dalton Trumbo, basado en novela de Howard Fast. Música: Alex North. Fotografía: Russell Metty. Montaje: Robert Lawrence.Protagonistas: Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, Tony Curtis, Woody Strode, John Gavin.

Años 73 y 71 AC. Espartaco (Douglas), esclavo tracio de las minas de Libia, es vendido a Léntulo Batiato (Ustinov), titular de la escuela de gladia-dores de Cápua. Enamorado de Varinia (Simmons), cuan-do ésta es vendida al patricio Marco Licinio Craso (Olivier), encabeza una revuelta de es-clavos que ansían libertad. Sus mejores amigos son Draba (Strode), gladiador etíope, y Antonino (Curtis), poeta sicilia-no, esclavo de Craso. Espartaco es valiente, hábil, tiene cuali-dades de líder y cree que todo el mundo tiene derecho a ser libre. Craso es rico, poderoso, solitario, bisexual y vanidoso. Como líder del partido patri-cio es senador y general. Cree que la dictadura es el mejor sistema de gobierno de Roma. Sempronio Graco (Laughton), líder del partido republicano, es enemigo de Craso, descon-fía de las dictaduras y es inteli-gente, sutil, manipulador, intri-

gante, vengativo y pragmático.El promotor de la obra fue

Kirk Douglas, que quería re-sarcirse del hecho de no ha-ber protagonizado Ben-Hur. La obra está concebida desde un estricto punto de vista laico, por lo que prescinde de todo tipo de referencias cristianas. Por lo demás, la obra trasunta aires liberales diferentes de los que se derivan de concepcio-nes que inspiran otros trabajos.

El guion aporta unos diá-logos fluidos y brillantes, una buena definición de caracte-res y una evolución razonable de los mismos. Al comienzo la dirección estuvo a cargo de Anthony Mann durante la pri-mera semana de rodaje, dedi-cada a escenas en el desierto, que se incorporan a la cinta y aparecen hacia el final. Mann fue sustituido precipitadamen-te por Kubrick, que deja en el film huellas inequívocas de su autoría. En varias escenas re-produce esquemas utilizados en obras anteriores. Su mano se advierte en la creación de escenas de gran lirismo, como el emotivo encuentro final entre Varinia y Espartaco. También se advierte en la utili-zación del sonido como factor de agudización de la tensión (escena bélica a ritmo de tam-bor), en el uso de travellings inversos entre otros elementos del lenguaje cinematográfico.

La obra consagra a Kubrick como realizador de relieve

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internacional. Las interpreta-ciones son excepcionales de un reparto notable, especial-mente las de Olivier, Ustinov, Simmons, Laughton y otros. Son escenas memorables las de la segunda batalla entre es-clavos libres y el ejército roma-no, la secuencia tras la batalla, la lucha a muerte de Espartaco y Antonino (evocación de las frustraciones interiores de Craso), la lucha de Draba y Espartaco en la escuela de Cápua, el regreso de Craso al interior de las murallas de Roma convertido en amo del mundo y otras.

La música, de Alex North, ofrece una partitura de reso-nancias épicas y dramáticas. La orquesta incorpora instru-mentos antiguos romanos y no romanos, el tema de amor es sencillo y emocionante. La fotografía, de Russell Metty y Clifford Stine, en technico-lor y panavisión, se apoya en perspectivas generales y de profundidad, encuadres está-ticos, planos largos y emotivos travellings inversos.

El film aporta una magnífica descripción de la opresión y la tiranía. Añade una pesimista visión sobre su fortaleza y per-durabilidad.Nominada a 6 Oscars, gana 4: actor de reparto (Peter Ustinov), dirección artística, fotografía y vestuario.

Habrá un intermedio de 10 minutos.

Lunes 17 de octubre a las 18:00 y a las 20:30 horasLolita, EE.UU./Reino Unido, 1962, 152 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: James B. Harris. Guion: Vladimir Nabokov basado en su novela. Música: Nelson Riddle. Fotografía: Oswald Morris. Montaje: Anthony Harvey.Protagonistas: James Mason, Shelley Winters, Sue Lyon, Peter Sellers.

Una obra polémica que narra la pulsión sexual entre una niña y un adulto. Es el retrato de una gran obsesión, el amor como degradación moral, adaptada por el propio escritor, una pe-lícula de una profunda perver-sión y misoginia. Nacida entre rumores de escándalo, no cabe duda que Lolita fue uno de los acontecimientos literarios del pasado siglo. Se entiende, por la presión de la época, el aligeramiento por Nabokov y Kubrick de la carga erótica y transgresora que alienta en la turbadora novela.

La vida itinerante del pro-fesor de literatura francesa Humbert Humbert (un James Mason notable), que padece sus obsesiones sexuales mien-tras recorre los EE.UU., de una a otra universidad, viviendo en habitaciones alquiladas. La viuda que acoge a Humbert, Charlotte Haze (Shelley Winters), siente celos ante el crecimiento de su hija Lolita (Sue Lyon), y ve en el profesor

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una ocasión única para recom-poner su soledad y su deterio-rada vida sexual, sublimada en acontecimientos sociales pro-vincianos y visitas de famosos como el dramaturgo Quilty, un impagable Peter Sellers, que exagera con destreza e intro-duce sin desentonar calidad de farsa en la tragedia y se pre-para en su papel múltiple para el siguiente filme de Kubrick, Dr. Insolito.

Lolita está firmemente apo-yada sobre los actores que di-rige magistralmente Kubrick, la presencia de James Mason con su enfermizo amor, ayu-da a aumentar la intensidad de cada secuencia. Desde sus morbosos títulos de crédito, Kubrick nos anuncia el devenir de los acontecimientos, una película que insinúa mucho más de lo que muestra, el re-curso de la voz en off en su es-tructura narrativa, el flash back y su aspecto iconográfico que nos atrapa desde el principio, al punto que “lolitas” ha pasa-do a ser el nombre genérico con que se alude a las niñas sugerentes. Cine inteligente, vigoroso y arriesgado, ejercicio de puesta en escena seductora que nos muestra al Kubrick en plena posesión de su talento.La película fue candidata al Oscar al mejor guion adaptado.En 1997 se rodó otra versión de la novela dirigida por Adrian Lyne, con las actuaciones de Jeremy Irons y Melanie Griffith.

Lunes 24 de octubre a las 18:00 y a las 20:00 horasDoctor Insólito (Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb) EE.UU./Reino Unido, 1964, 93 minutos.Dirección y producción: Stanley Kubrick. Diseño de producción: Ken Adam. Guion: Stanley Kubrick, Peter George, Terry Southern, basado en novela de Peter George. Música: Laurie Johnson. Fotografía: Gilbert Taylor. Montaje: Anthony Harvey.Protagonistas: Peter Sellers, George C. Scott, Sterling Hayden, Keenan Wynn, Slim Pickens, James Earl Jones.

Convencido de que los co-munistas están contaminando los Estados Unidos, un gene-ral ordena, en un acceso de locura, un ataque aéreo nu-clear sorpresa contra la Unión Soviética. Su ayudante, el capi-tán Mandrake, trata de encon-trar la fórmula para impedir el bombardeo. Por su parte, el Presidente de los EE.UU. se pone en contacto con Moscú para convencer al gobierno soviético de que el ataque no es más que un estúpido error. Mientras tanto, el asesor del Presidente, un antiguo cien-tífico nazi, el Dr. Strangelove, confirma la existencia de la Máquina del Juicio Final, un dis-positivo de represalia soviético capaz de acabar con la huma-nidad para siempre.

La más demoledora sátira sobre la guerra fría y el peligro

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atómico de la historia del cine. El genio creador de Kubrick desborda en cada secuencia y alterna farsa y drama, crítica ácida y apabullante dominio técnico para relatar esta de-lirante odisea. La puesta en escena resulta un prodigio de imaginación visual, redondea una obra maestra absoluta, divertida y angustiosa a partes iguales.

La mítica sala de guerra, el disparatado consejo de guerra en ella celebrado, los inten-tos del capitán Mandrake por evitar la catástrofe frente a la loca tozudez de un fanático anticomunista como el perso-naje interpretado por Sterling Hayden y el discurso de éste a Mandrake sobre la esencia de la vida, así como sobre todo la maravillosa construcción del personaje que da título a la película, Dr. Strangelove, y que Sellers diseña con gran li-bertad son ingredientes justos y necesarios para catalogar a esta obra de Kubrick como una obra maestra del humor satíri-co de la historia del cine.Premios1964: 4 nominaciones al Oscar: Mejor película, director, actor (Peter Sellers), guión.1964: Premios BAFTA: Mejor pe-lícula, Film británico y Dirección artística (B&W). 6 nominaciones.1964: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor Director.

Lunes 31 de octubre a las 18:00 y a las 20:30 horas2001, Odisea del espacio (2001- A Space Odyssey) EE.UU./Reino Unido, 1968, 143 minutos.Dirección y producción: Stanley Kubrick. Dirección artística: John Hoesli. Diseño de producción: Ernest Archer, Harry Lange, Anthony Masters. Guion: Stanley Kubrick, Arthur C. Clarke basado en su novela. Música: Richard Strauss, Johann Strauss Jr., Aram Khachaturian, György Ligeti. Fotografía: Geoffrey Unsworth. Montaje: Ray Lovejoy. Efectos especiales: Stanley Kubrick (diseño), Douglas Trumbull (dirección), Wally Veevers (supervisión).Protagonistas: Keir Dullea, Gary Lockwood, William Sylvester, Daniel Richter.

2001: Odisea del espacio es una película de culto del géne-ro ciencia ficción dirigida por Stanley Kubrick y estrenada en 1968 que marcó un hito por su estilo de comunicación visual, sus revolucionarios efectos es-peciales, su realismo científico y sus proyecciones vanguardistas.

Su trama se centra en un equipo de astronautas, que trata de seguir las señales acústicas emitidas por un ex-traño monolito hallado en la Luna y que parece ser obra de una civilización extraterrestre.

Es una película de ciencia fic-ción transversal, que aborda te-mas como la evolución huma-na, la tecnología, la inteligencia artificial y la vida extraterrestre.

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Se caracteriza por un notable realismo científico, por sus revo-lucionarios efectos especiales, por algunas de sus ambiguas y surrealistas imágenes. En rigor lo único “surrealista” puede en-contrarse en las escenas finales cuando Dave Bowman aparece en una sala estilo Luis XVI con cierto estilo Dalí y cuando se le observa como un feto cós-mico quizás observando a su planeta natal: la (madre) Tierra. Es un rasgo peculiar el uso del sonido en lugar de las tradicio-nales técnicas narrativas. El uso del diálogo es mínimo. La ban-da sonora incluye música de Richard Strauss (la introducción de Así habló Zaratustra), Johann Strauss hijo y György Ligeti que acompañan las imágenes del espacio. La dirección y diseño de los efectos visuales fueron obra de Kubrick, y supervisados por Wally Veevers.

Aunque a su estreno recibió críticas polarizadas, en la ac-tualidad es una de las películas más aclamadas de la cinemato-grafía estadounidense y mun-dial, y sus avanzados efectos especiales lo hicieron acreedor de un premio Óscar en dicha categoría. En 1991 fue anexada en el Registro Nacional de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos debido a su “significancia cultural o histórica” en la vida estadouni-dense. Forma parte además del AFI’s 10 Top 10 en la categoría “Ciencia ficción”.

Lunes 7 de noviembre a las 18:00 y a las 20:30 horasLa naranja mecánica (A cloc-kwork orange) Reino Unido, 1971, 136 minutos.Dirección y producción: Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick, basado en novela de Anthony Burgess. Música: Wendy Carlos, Erika Eigen. Fotografía: John Alcott. Montaje: Bill Butler.Protagonistas: Malcolm McDowell, Patrick Magee, Adrienne Corri, Michael Bates.

Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasio-nes: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la ban-da de los drugos, que dan rien-da suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se so-meterá voluntariamente a una innovadora experiencia de re-educación que pretende anu-lar drásticamente cualquier atisbo de conducta antisocial.

Un maravilloso primerísi-mo primer plano de Malcolm McDowell, que nos mira in-solente abre esta película, mientras su voz, que cabalga entre la malicia y la inocencia nos acompañará a lo largo de la película acercándonos a su personaje, nos presenta a los protagonistas de esta odisea donde la violación, la ultravio-

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lencia y Beethoven tendrán su espacio. Porque La naranja me-cánica no sólo se ve, también se escucha, uno y otro código harán de la visión de esta obra una experiencia única.

La película, con una estruc-tura circular que tanto gustaba al autor, tiene dos partes bien diferenciadas: Por un lado, to-das las fechorías de Alex y sus drugos, que nos será mostrada con todo lujo de detalles y una estética muy particular, ense-ñándonos también el contex-to de estos personajes (la fa-milia de Alex, apuntes sobre la sociedad en la que se mueven, el barrio donde viven, etc); por otro, las fechorías de un Estado (dentro de su civilización igual de violento que Alex) que a fuerza de garantizar la seguri-dad limita la libertad.

La visión de Kubrick es pe-simista (el final no puede ser más desolador), por lo que La naranja mecánica siendo una fábula la tenemos que ver fi-nalmente como una adverten-cia.

La actuación de Malcolm McDowell es sobresaliente y estremecedora, la secuencia cantando Singin’in the rain es un aporte suyo, él es La naran-ja mecánica.

Una obra maestra más den-tro de la filmografía de un maestro singular.

Lunes 14 de noviembre a las 18:00 horasBarry Lyndon, Reino Unido, 1975, 187 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: Jan Harlan, Stanley Kubrick, Bernard Williams. Guion: Stanley Kubrick basado en la novela de William Makepeace Thackeray. Música: Leonard Rosenman, Georg Friedrich Händel, The Chieftains. Fotografía: John Alcott. Montaje: Tony Lawson. Narrador: Michael Hordern.Protagonistas: Ryan O’Neal, Marisa Berenson, Patrick Magee, Hardy Krüger, Steven Berkoff.

La película cuenta las peri-pecias del aventurero irlandés Barry Lyndon (Ryan O’Neal) y su ascensión y caída en la so-ciedad inglesa. La historia co-mienza en Irlanda en el siglo XVIII. El joven Redmond Barry se enamora de su provocado-ra prima Nora Brady y se bate en duelo por su amor aparen-temente matando a su pro-metido el rico capitán inglés Quin. Barry huye, se enrola en el ejército inglés y vive mu-chas aventuras. Barry viaja por Europa como soldado, agente secreto al servicio de Prusia y finalmente como jugador pro-fesional, buscando fortuna.

Seduce y se casa con una rica viuda, Lady Lyndon (Marisa Berenson), a la que no ama. Barry es indiferente a ella y a su hijo, Lord Bullingdon, quien sabe que Barry es simplemen-te un oportunista. Barry se

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convierte en un hombre cínico y un marido egoísta.

Rodada enteramente en decorados de época y con luz natural (con velas en las esce-nas nocturnas o de interior), mediante objetivos de cámara muy luminosos y mediante el tratamiento especial del nega-tivo, esta película presenta una fotografía excepcional, autén-tica proeza técnica que le con-fiere una estética en el tono de la historia y las pinturas de la época. El espectador se en-cuentra dentro de la intimidad de los personajes, tal y como pretendía Kubrick, que quería realizar casi un documental que se desarrollara durante el siglo XVIII.

Esta estética particular está magníficamente apoyada por la banda sonora, con piezas clásicas de Händel, Federico II el Grande, Paisello, un trío de Schubert o de Bach; y del folklore irlandés (The Chieftains).

Kubrick no quiere que lo interesante sea el arribista de espíritu limitado sino el uni-verso que cruzará en su inde-corosa ascensión y lastimosa caída: los países europeos, sus correspondientes sociedades, sus cortes y guerras, sus códi-gos y tabúes, sus palacios, po-sadas, vestimentas y carruajes, todo lo que como una amplia totalidad el cineasta recrea con delicadeza y refinamiento de insólita profundidad.

Kubrick gana nuevos te-rritorios para el cine donde quiere mantener la atención emocionada del espectador, no sólo en la trayectoria lineal de Barry: en la unidad cinema-tográfica con que se integran música, fotografía y narración, tan completamente como en pocas obras.

La película es una bellísima esfera, de muy coherente esti-lo, y la vida de Barry Lyndon es sólo una de las infinitas líneas que contiene.La película ganó cuatro pre-mios Óscar a la Mejor Dirección Artística, Mejor Fotografía, Mejor Vestuario y Mejor Banda Sonora, y fue nominada también a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion Adaptado. Además Kubrick ganó el premio de la Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA) a la Mejor Dirección y John Alcott ganó el de Mejor Fotografía, y el film fue nominado a Mejor Película, Mejor Dirección Artística y Mejor Vestuario. En numerosas encuestas, se la consi-dera una de las mejores películas jamás rodada.

Habrá un intermedio de 10 minutos.

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Lunes 21 de noviembre a las 18:00 horasEl resplandor (The shining) EE.UU., 1980, 143 minutos.Dirección y Producción: Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick, Diane Johnson, basado en novela de Stephen King. Música: Wendy Carlos, Rachel Elkind. Fotografía: John Alcott. Montaje: Ray Lovejoy.Protagonistas: Jack Nicholson, Shelley Duvall, Danny Lloyd, Scatman Crothers, Barry Nelson.

La película relata la historia de Jack Torrance, un escritor ex alcohólico, que acepta un puesto como vigilante de in-vierno en un solitario hotel de alta montaña al que se traslada con su familia para ocuparse del mantenimiento. Una vez allí, empieza a sufrir inquietan-tes trastornos de personalidad. Paulatinamente, debido a la incomunicación, al insomnio, a sus propios fantasmas interio-res y, tal vez, a la influencia ma-léfica del lugar, se verá inmer-so en una espiral de violencia contra su mujer y su hijo, que a su vez parecen víctimas de espantosos fenómenos sobre-naturales.

El relato de Stephen King fue trasladado a la pantalla con una narración inquietante, por momentos angustiosa. El po-der de la imagen del maestro neoyorquino consiguió, ade-más de una atmósfera opresi-va, algunas de las escenas más impactantes del cine de terror de las últimas décadas.

Kubrick se propuso rodar todas las secuencias con luz abundante, evitando los esce-narios oscuros y lúgubres ha-bituales, pensaba que el terror se trasmite mejor a través de referencias bien iluminadas y claramente visibles. Deseaba construir una historia ambigua y en parte confusa, porque el terror emerge con mayor fuer-za de la duda. Rechazaba cons-truir una historia que se pueda explicar de modo plenamente racional. Será el espectador quien ha de interpretar mu-chos de los aspectos que ten-drá ante sus ojos.

La banda sonora, de Wendy Carlos y Rachel Elkind, com-pone una partitura de sonidos estridentes, inquietantes y perturbadores, que combina con cortes de música culta to-mados de Ligeti, Bela Bartok, Penderecki. La fotografía, de John Alcott rueda espléndidos planos aéreos, el hotel sitia-do por la tormenta y la nieve y del interior del hotel. Crea imágenes magníficas como las del rostro de espanto de Wendy, la mirada enloquecida de Jack a través de la puerta y otras imágenes que el tiempo ha convertido en figuras re-presentativas del autor y del cine. Son sobresalientes los movimientos de cámara con steadycam en los pasillos del hotel acompañando al niño y los travellings nocturnos de persecución en el interior del

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laberinto. Su estreno fue acogido con

frialdad por la crítica, luego El resplandor ha ido ganando adeptos con el tiempo hasta convertirse en una película de culto, e incluso ha llegado a ser considerada una de las mejo-res películas de la historia del cine. Obra emblemática del cine de terror de los 80.

Lunes 21 de noviembre a las 20:30 horasNacido para matar (Full metal jacket) EE.UU./Reino Unido, 1987, 111 minutos.Dirección y Producción: Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick, Michael Herr, Gustav Hasford basado en su novela. Música: Vivian Kubrick. Fotografía: Douglas Milsome. Montaje: Martin Hunter.Protagonistas: Matthew Modine, Adam Baldwin, Vincent D’Onofrio, R. Lee Ermey, Dorian Harewood, Arliss Howard.

Si La patrulla infernal era una película antimilitar, Nacido para matar propone un doble mensaje por antimilitar y anti-bélica. Dividida en dos partes, la primera -excelente- retrata el durísimo entrenamiento de los reclutas (una escuela in-fernal donde se reduce la vo-luntad individual a su mínima expresión). La segunda parte -más convencional pero igual de demoledora- se ocupa de la lucha en el campo de batalla durante la guerra en Vietnam. Kubrick, de nuevo desplegan-

do un talento sin igual, vuelve a proponer otra visión desco-razonadora e implacable en su reflexión sobre el ser humano, entregando un feroz alegato contra la alienación del hom-bre como soldado y la sinrazón de la guerra. Un film magistral despertador de conciencias.

La originalidad de Kubrick es retratar un Vietnam no visto en las anteriores películas que tra-taron este conflicto: la jungla urbana. Al Vietnam nocturno de Apocalyse now, el maestro lo cubre de luz, una luz cru-da y tan descarnada como la guerra, que, para el autor, es el caos, pero no el espectáculo. De hecho, se sirve de un úni-co personaje (una vietcong) para ilustrar las fuerzas que se desatan y que, pese al final de la película, no terminan de apaciguarse pues siguen en nuestro corazón llevándonos hacia un callejón sin salida.

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Lunes 28 de noviembre a las 18:00 y a las 20:30 horasOjos bien cerrados (Eyes wide shut) EE.UU., 1999, 159 minutos.Dirección: Stanley Kubrick. Producción: Brian W. Cook, Jan Harlan, Stanley Kubrick. Guion: Stanley Kubrick, Frederic Raphael, basado en novella de Arthur Schnitzler. Música: Jocelyn Pook. Fotografía: Larry Smith. Montaje: Nigel Galt.Protagonistas: Tom Cruise, Nicole Kidman, Sydney Pollack, Marie Richardson, Rade Sherbedgia, Alan Cumming, Leelee Sobieski.

William Harford (Tom Cruise) es un respetable médico neo-yorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer (Nicole Kidman), tiene una hija y hace un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le ha-bla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de dejarlo por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una congregación secreta dedicada al hedonis-mo y al placer sin límites. A partir de entonces un mundo dominado por el sexo y el ero-tismo se abre ante él.

Todo este drama interno, psicológico, proyectado en la escasa acción de la película, es retratado por Kubrick a base de movimientos lentos de cámara y del uso magistral que hace

de los colores primarios. Todo tiene significado, todo tiene sentido, pero es un sentido tan íntimo como el que cada uno le quiera dar. Pues para eso hacía películas Kubrick. Para liberar sus fantasmas internos y dejar esa sensación de ex-trañeza en los espectadores, la misma que nos deja esta maravillosa cinta posiblemen-te más que ninguna otra. Para Kubrick fue la mejor que hizo, y aunque a muchos les cueste afirmarlo, desde luego habrán de reconocer que sí se trata de la más madura y posiblemente personal de todas sus obras. Todo en ella es retrato de lo que somos, o de aquello que al menos una vez hemos de-seado ser.

Una obra psicoanalítica de-moledora e inolvidable, de una clase y estilo que repre-senta un colofón impecable para el final del siglo XX, siglo cinematográfico por excelen-cia, cerrando la carrera de un cineasta único y por momen-tos genial.

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n 3 de octubre, 18:00 horasLa patrulla infernalcon Kirk Douglas

n 3 de octubre, 20:00 horasCasta de malditoscon Sterling Hayden

n 10 de octubre, 18:00 horasEspartacocon Kirk Douglas, Jean Simmons, Laurence Olivier

n 17 de octubre, 18:00 y 20:30 hsLolitacon James Mason, Shelley Winters, Peter Sellers

n 24 de octubre, 18:00 y 20:00 hsDoctor Insólitocon Peter Sellers, George C. Scott

n 31 de octubre, 18:00 y 20:30 hs2001, Odisea del espaciocon Keir Dullea

n 7 de noviembre, 18:00 y 20:30 hsLa naranja mecánicacon Malcom Mc Dowell

n 14 de noviembre, 18:00 horasBarry Lyndoncon Ryan O’Neal, Marisa Berenson

n 21 de noviembre, 18:00 horasEl resplandorcon Jack Nicholson

n 21 de noviembre, 20:30 horasNacido para matarcon Matthew Modine

n 28 de noviembre, 18:00 y 20:30 horasOjos bien cerradoscon Tom Cruise, Nicole Kidman

Temporada de Cine Arte del Sodre 2016

Stanley KubrickLunes de octubre y noviembre,

Auditorio Nelly Goitiño, 18 de julio 930