spinoza en alemania (1670-1789) - solé, maría jimena

392
7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Solé, María Jimena http://slidepdf.com/reader/full/spinoza-en-alemania-1670-1789-sole-maria-jimena 1/392

Upload: juan-elias

Post on 17-Feb-2018

228 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    1/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    2/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    3/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    4/392

    Spinoza en Alemania(1670-1789)

    Historia de la santicacinde un Filsofo maldito.

    Mara Jimena Sol

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    5/392

    2011 Editorial Brujas

    1 Edicin.

    Impreso en Argentina

    ISBN: 978-987-591-282-3

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723.

    Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de tapa, puede serreproducida, almacenada o transmitida por ningn medio, ya sea elec-trnico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o por fotocopia sinautorizacin previa.

    www.editorialbrujas.com.ar [email protected]

    Tel/fax: (0351) 4606044 / 4691616- Pasaje Espaa 1485 Crdoba - Argentina.

    Sol, Mara Jimena

    CDD 190

    http://www.editorialbrujas.com.ar/mailto:[email protected]://www.editorialbrujas.com.ar/mailto:[email protected]
  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    6/392

    5

    ndice

    Palabras preliminares...........................................................7

    Introduccin .......................................................................11

    Captulo ISpinoza, el Filsofo maldito ..................................................27

    Captulo IIPrimera reaccin frente a Spinoza en Alemania ................... 55

    Captulo IIIAteo, virtuoso, absurdo, sistemtico, fatalista, mstico yemanacionista. La paradjica imagen de Spinoza en el cambiode siglo................................................................................89

    Captulo IVSpinoza en el nacimiento de la Ilustracin alemana. De laclandestinidad a la polmica losca..................................117

    Captulo VSpinoza segn Mendelssohn................................................155

    Captulo VIEl spinozismo de Lessing.....................................................187

    Captulo VIIJacobi y la Polmica del spinozismo ...................................223

    Captulo VIIILa crisis de la Ilustracin alemana: atesmo, spinozismo yfanatismo ............................................................................263

    Captulo IXKant en defensa de la Ilustracin: el spinozismo comodogmatismo ........................................................................299

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    7/392

    6

    Captulo XEl spinozismo en Weimar. Herder y Goethe ........................329

    Conclusin..........................................................................365

    Bibliografa..........................................................................373

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    8/392

    7

    Palabras preliminares

    Mi inters por el problema de la recepcin del spinozismoen Alemania surgi a partir de la lectura del captulo que Hegelle dedica en sus Lecciones sobre la Historia de la Filosofa. Serspinozista es el punto de partida esencial de toda la losofa, escribeall. Intentando comprender los motivos por los que Hegel concedea Spinoza un lugar tan central, descubr que otros hombres de letrasalemanes de esa poca se haban expresado de un modo similar

    respecto de Spinoza y del spinozismo. La enftica exaltacin de supersona y la defensa de su doctrina Schleiermacher, por ejemplo,presenta a Spinoza como un hombre embriagado de Dios yGoethe lo caracteriza como cristiansimo contrastaban con lageneralizada condena por parte de los pensadores de nales del sigloXVII y principios del XVIII. En efecto, Spinoza haba pasado ala historia como un ateo peligroso, como el autor de un sistemamonstruoso, como el Filsofo maldito. Pareca que hacia nales del

    siglo XVIII, el spinozismo haba dejado de ser un pecado loscopara convertirse en la religin oculta de Alemania, tal como loexpresa Heine. Pens que de no haber sido por estos pensadoresy poetas alemanes, quizs Spinoza no sera considerado hoy unlsofo fundamental, infaltable en cualquier programa de FilosofaModerna. Sus textos, durante tantos aos prohibidos y condenados,tal vez hubiesen quedado en el olvido, extraviados en la historia.

    Comenc, adems, a reexionar acerca de lo problemtico quepuede ser el uso que una poca hace de una determinada doctrinalosca del pasado y acerca de la importancia que tiene la historiade la recepcin e interpretacin de una losofa para su comprensinprofunda y acabada. Sin duda, la lectura que hacemos de Spinozaen la actualidad se encuentra indefectiblemente mediada por lasinterpretaciones que nuestros predecesores han hecho de su obra alo largo del tiempo.

    Pronto descubr que el proceso de recepcin de la doctrina deSpinoza en el territorio alemn constituye un tema de investigacinsumamente rico, con un profundo trasfondo losco e inmensasramicaciones problemticas. En tanto objeto de estudio, cuentaadems con una larga tradicin. Decid entonces centrar mi

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    9/392

    8

    investigacin doctoral en este tema. La Dra. Beatriz von Bilderlingaccedi a dirigir el proyecto y en 2006 me fue otorgada una Becadoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Cientcas y

    cnicas (CONICE). La inexistencia en las bibliotecas del pasde la bibliografa necesaria me motiv a solicitar una Beca deinvestigacin al Deutscher Akademischer Austausch Dienst(DAAD).Gracias a esta institucin, realic una primera estada anual en laHumboldt Universitt de Berln bajo la tutela del Prof. Dr. Rolf-Peter Horstmann. Luego de la redaccin de una versin preliminarde la esis, una segunda Beca del DAAD de tres mese de duracin

    me permiti concluir mi trabajo en la Leibniz Universitt deHannover con la invitacin del especialista en este tema, el Prof. Dr.Manfred Walther, quien con gran generosidad accedi a examinar ydiscutir los resultados de mi investigacin. Quisiera expresar aqu mireconocimiento a las instituciones que cooperaron en la nanciacinde este proyecto y mi profunda gratitud al Dr. Horstmann, al Dr.Walther, y especialmente a la Dra. von Bilderling, cuyos comentariosy consejos han contribuido a mejorar signicativamente mi trabajo.

    La esis Doctoral resultado de esa investigacin, que dio origena este libro, fue defendida en la Facultad de Filosofa y Letras de laUniversidad de Buenos Aires el 22 de junio de 2010. Por sus pre-guntas, acotaciones y sugerencias, agradezco a quienes ociaron deJurado en la defensa: el Dr. Jorge E. Dotti, el Dr. Leiser Madanes yel Dr. Diego atin. Es en gran medida por el impulso que recib decada uno de ellos, que me atrevo a publicar estas pginas.

    Este libro, que lleva el ambicioso ttulo de Spinoza en Alemania,pretende ofrecer un panorama general de la recepcin del spinozis-mo en ese territorio durante el perodo que va desde la publicacindel ratado teolgico polticode Spinoza hasta la denominada Pol-mica del spinozismo o del pantesmo, que constituye un momentocentral tanto en el proceso de recepcin de la doctrina de Spinoza enAlemania como en el desarrollo mismo de la losofa alemana. De

    este modo, no slo me propongo presentar mi propia visin sobrela signicacin de este proceso y los problemas loscos que ladiscusin en torno al spinozismo motivaron en los pensadores ale-manes durante este perodo, sino que espero asimismo contribuir,mediante la publicacin en espaol de un texto que aborda esta

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    10/392

    9

    temtica, a difundir los entretelones de un episodio fascinante de laHistoria de la Filosofa que ha sido sin embargo descuidado por losinvestigadores de habla hispana.

    Algunos de los resultados parciales de este trabajo han sido obje-to de presentaciones en reuniones acadmicas y de artculos publi-cados en diferentes revistas a lo largo de los ltimos aos, as comotema de clases a mi cargo en la Facultad de Filosofa de la Univer-sidad de Buenos Aires y de charlas en el marco de diversos gruposde investigacin. De modo que he tenido oportunidad de poner endiscusin mi trabajo con amigos, colegas y estudiantes, a quienes

    tambin quisiera agradecer aqu por sus preguntas, comentarios ycrticas, que me han animado a continuar estudiando.

    Finalmente, me permito dedicar este libro a mi familia, especial-mente a mi compaero, Javier, sin cuyo apoyo todo hubiese sidoinnitamente ms difcil, y a nuestra hijita, Elosa, que desde sureciente llegada colma mis das de pasiones alegres.

    Buenos Aires, agosto de 2011

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    11/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    12/392

    11

    Introduccin

    El proceso de recepcin de Spinoza en Alemania desde nalesdel siglo XVII y durante todo el XVIII constituye un caso nicoen la Historia de la Filosofa. En principio, durante este perodo lalosofa de Spinoza no recibi tanta atencin en ningn otro lugardel mundo, como en el territorio alemn. Fue all que el ratadoteolgico polticoencontr sus primeros crticos pocos meses despusde su aparicin y fue all donde, durante las dcadas siguientes, nue-

    vas y numerosas refutaciones continuaron siendo publicadas, ledasy discutidas en mbitos acadmicos y eclesisticos. A esto se aadeel hecho de que dos de las tres biografas clsicas de Spinoza queaparecieron en el cambio de siglo fueron escritas por alemanes: Se-bastian Kortholt y Johannes Colerus, quienes presentan a Spinozacomo un ateo y a su doctrina como una construccin absurda, peli-grosa e inaceptable. Estas exposiciones tendenciosas de su vida y supensamiento no slo revelan la existencia, ya hacia nales del siglo

    XVII, de cierto inters por Spinoza, sino que adems contribuyerona la mayor difusin de su fama y su nombre en Alemania durante lasprimeras dcadas del siglo XVIII. De este modo, la curiosidad poresta doctrina se mantuvo sumamente viva, lo cual se corrobora alobservar que las obras de Spinoza no slo fueron vertidas al alemnantes que a otras lenguas sino que incluso aparecieron numerosastraducciones en un perodo relativamente breve de tiempo.1

    1 La primera traduccin alemana de laticadata de 1744: La tica de B d. S. refu- [ ], traduccin yedicin de Johann Lorenz Schmidt, Leipzig/Frankfurt am Main. En 1783 aparecela traduccin del Prefacio del bajo el ttulo Spinoza acerca de [ ],traduccin y notas de H. F. von Diez. En 1785 se publican juntas las traduccio-nes del Tratado de la reforma del entendimientoy del bajo el ttulo [

    Demokratie], traducidos, editados y con un prefacio de Schack Hermann Ewald,que se reimprime en Praga al ao siguiente. En 1787 aparece la primera traduc-cin completa del , tomo inicial de la serie de Spinoza[ ] cuyos segundo y tercer tomos contienenrespectivamente la Primera y la Segunda Parte de la tica y son publicados en

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    13/392

    12

    Pero adems de generar curiosidad e inters, desde nales delsiglo XVII y durante el XVIII, la doctrina spinoziana fue el dispara-dor y el ncleo central de una serie de polmicas que tuvieron gran

    impacto en la escena losca alemana. La primera de estas pol-micas data de 1688 y fue desencadenada por Christian Tomasius,uno de los padres de la Ilustracin en Alemania, quien denunci aWalther von schirnhaus por difundir ideas anes al spinozismo ensu libroMedicina de la mente(Amsterdam, 1687). La segunda con-troversia tuvo como escenario las aulas y pasillos de la Universidadde Halle, donde en 1723 el telogo Joachim Lange acus a Chris-

    tian Wolff el otro padre de laAufklrung de atesta y spinozista.A estas polmicas loscas se aade una larga lista de episodiosen los que diferentes pensadores fueron acusados de spinozismo yse vieron obligados a defenderse, muchas veces ante los tribunalesde la justicia. Estos procesos a menudo llevaron a la conscacin yquema de sus libros, e incluso a castigos como la crcel y el destie-rro. Finalmente, es clebre la denominada Polmica del pantesmoo del spinozismo (Pantheismusstreito Spinozismusstreit), que se ini-

    ci en 1783 como un enfrentamiento privado entre F. H. Jacobi yM. Mendelssohn, luego de que el primero comunicara al segundoque, pocos meses antes de morir, Lessing le haba confesado su totalacuerdo con Spinoza. Para aquel entonces, el proceso de recepcindel spinozismo en Alemania haba conducido a la identicacin deesta doctrina como atesta. De modo que armar que Lessing, unode los principales exponentes de la Ilustracin, haba sido un spino-zista convencido equivala a acusarlo de enemigo de la religin y delEstado y a sospechar del destino del proyecto ilustrado. La publica-cin en 1785 de esta escandalosa noticia puso a Spinoza en el centrode un debate pblico de gran resonancia, en el que se encontraba enjuego mucho ms que la reputacin de Lessing.

    1790 y 1793 (traduccin y edicin de Schack Hermann Ewald, Verlag Bekmann,Gera, 1787-93). A principios del siglo XIX Paulus publica su edicin de las

    de Spinoza en latn, Opera quaeomnia(2 tomos, edicin prefacio

    Akademische Buchhandlung, Jena, 1802-03) y poco despus aparece una nuevatraduccin del : Benedictus de Spinoza,

    , edicin, traduccin, prefacio y notas de Carl Philipp Conz, VerlagSteinkopf, Stuttgart, 1806.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    14/392

    13

    Este breve bosquejo de las polmicas en torno al spinozismo des-de nales del siglo XVII y hasta nales del XVIII pone en evidenciaque esta doctrina fue un objeto de meditacin obligado para los

    lsofos prominentes de la escena intelectual alemana a lo largode todo ese perodo. Nadie pudo permanecer en silencio frente a ladoctrina de Spinoza. Jakob Tomasius, Musaeus, Leibniz, Chris-tian Tomasius, Dippel, Edelmann, Wolff, Mendelssohn, Lessing,Jacobi, Reinhold, Kant, Goethe, Herder, Hamann y muchos otrosse vieron obligados a denir y a expresar ante sus contemporneossu posicin respecto de Spinoza y respecto de los problemas que su

    losofa planteaba.Finalmente, el caso de la recepcin de Spinoza en Alemaniapresenta la peculiaridad de que su doctrina gener reacciones muydismiles entre sus lectores alemanes. Desde un primer momentofue objeto de violentos ataques y de fervorosas defensas. Spinoza,denunciado por algunos comoformalis Atheus, como un engaador,incluso como el enviado del diablo, fue proclamado por otros unhroe de la losofa, theissimum y christianissimum y hasta alaba-

    do como un santo. Su doctrina, criticada en algunos crculos comoabsurda, como una hiptesis monstruosa, como dogmtica y comoconducente al fanatismo mstico o Schwrmerei fue reivindicadapor otros como el sistema losco ms acabado y perfecto de larazn humana.

    eniendo en cuenta todos estos elementos que hacen a la recep-cin de Spinoza en Alemania un caso sumamente complejo, mi ob-jetivo es reconstruir conceptualmente este proceso con la intencinde indagar qu es lo que transforma a Spinoza en un pensador tanatrayente, tan polmico y, como espero poder poner en evidenciaa lo largo de las prximas pginas, tan fecundo para los lsofosalemanes.

    As planteada, esta investigacin se enmarca en una largatradicin de estudios y publicaciones. El fenmeno de la recepcin

    de Spinoza en Alemania durante los doscientos aos posterioresa su muerte ha sido objeto de numerossimas investigaciones porparte de especialistas alemanes, como de otras nacionalidades.2La

    2 Es notable que a excepcin de Len Dujovne, quien dedica dos captulos del

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    15/392

    14

    produccin y publicacin de textos abocados a este tema comienzaya a nales del siglo XIX y desde entonces el inters parece no haberdesaparecido.

    Ahora bien, la mayora de las investigaciones acerca de este temase concentran ya sea en un perodo acotado del proceso de recep-cin de Spinoza en Alemania o en la interpretacin del spinozismopor parte de algn pensador en particular. Entre aquellos que se hanocupado del problema de la recepcin del spinozismo a lo largo delsiglo XVIII y hasta el XIX de manera global y han ofrecido algunahiptesis interpretativa, existe la tendencia a abordar este proceso

    en funcin de una divisin en diferentes etapas segn la reaccinpredominante hacia su doctrina, as como a explicar las distintasvaloraciones del spinozismo a partir de la modicacin que progre-sivamente se da en el contexto losco-teolgico y en la cosmovi-sin dominante en cada una de estas etapas.

    En cuanto a la periodizacin, Moses Krakauer propone una tri-particin: un primer perodo a principios del siglo, en que Spinozaes atacado por sus adversarios y tergiversado por sus partidarios; una

    segunda etapa, a nales del siglo, cuando la losofa spinoziana esaceptada, exaltada y elogiada por los representantes de las nuevascorrientes de pensamiento y un tercer momento, a principios delsiglo XIX, cuando se estudia por primera vez de manera metdicael autntico sistema de Spinoza y se comienza a meditar acerca desu lugar en la historia y de su inuencia.3En esta misma lnea, Alt-wicker distingue un primer momento, de un siglo de duracin, enel que la crtica apunta slo a rechazar la doctrina spinoziana y enque se la interpreta nicamente con el n de refutarla. A este sigueun segundo momento, hacia nales del siglo XVIII, en el que sedescubre su pensamiento, se lo retoma y se lo adopta abiertamente.El tercer momento coincide con el verdadero estudio y la autnticacomprensin del spinozismo durante las primeras dcadas del si-glo XIX, que incluye asimismo la crtica de su recepcin anterior.4

    -mente este asunto.3 Cf. Moses Krakauer, , Schottlaender, Breslau, 1881, p. 5.4 Cf. Norber Altwicker, Tendenzen der Spinoza-rezeption und -kritik en Texte zur , Wissenschaftliche Buchgesellschaft, Darmstadt, 1971, pp.3-4.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    16/392

    15

    Walther tambin divide la historia de la recepcin de Spinoza entres fases. Primero, una etapa de total rechazo, que va desde la pri-mera reaccin contra el ratado teolgico polticopor parte de Jakob

    Tomasius en 1670 hasta Kant, una segunda fase, que va de Lessinghasta Hegel, en la que se aceptan algunos aspectos de la doctrinaspinoziana y una tercera fase, que desemboca en el monismo de lalosofa positivista del siglo XIX y el nihilismo de Nietzsche, en lacual el spinozismo es reivindicado.5

    En cuanto a las razones que los diferentes autores ofrecen paraexplicar el trnsito de una etapa a la siguiente, es justo decir que

    sus tesis no son contradictorias ni entran en pugna unas con otras.Bck sostiene que hacia nales del siglo XVIII, la losofa leibniz-wolffiana haba perdido su poder y que esto contribuy a que elspinozismo comenzara a ser valorado por primera vez de modo des-prejuiciado. El hecho de que la doctrina de Spinoza se basara enun Dios inmanente y culminara en el amor a Dios y al prjimo,habra permitido que, en un momento en el que los hombres em-pezaban a alejarse de las opiniones religiosas tradicionales, muchos

    vieran en esa doctrina una religin que pareca ofrecer una nuevanocin de revelacin y felicidad, que presentaba todas las venta-jas de la religin tradicional y ninguno de sus inconvenientes. Porotro lado, segn Bck, tambin podan adherirse a Spinoza aquellosque profesaban una especie de espiritualismo natural. Los poetasromnticos recurrieron, pues, gustosos a su pantesmo.6Altwicker,por su parte, propone una hiptesis complementaria. Segn l, fuela creciente emancipacin del pensamiento losco de las tutelasteolgicas y polticas, lo que permiti nuevas formas de pensar ydespert intereses teorticos que no slo contribuyeron a la reha-bilitacin histrica de Spinoza sino incluso a su utilizacin comoun medio para legitimar las propias posiciones. Conforme lo inter-preta, los idealistas alemanes encuentran en Spinoza y heredan de

    5 una superposicin temporal entre ellas y que ms bien representan las concepcio-nes que, sucesivamente, han dominado la conciencia de cada poca y que deter-minan la reaccin que cada una tuvo frente a la doctrina de Spinoza (Cf. Manfred

    Walther en Spinoza Les Cahiers de Fontenay n 36 a 38, 1985, p. 17).6 Cf. Leo Bck, , Mayer & Mller, Berlin,1895, pp. 85 y 86.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    17/392

    16

    l numerosos motivos, como el espritu de sistema, el principio dela razn autnoma, el pensamiento de la unidad de la totalidad ensu identidad y diferencia, y, por ltimo, la conciencia y la convic-

    cin de que la verdad eterna y nica se fundamenta a s misma y secomunica por s misma.7eniendo en cuenta estas contribuciones,Manfred Walther sostiene que la recepcin de Spinoza en Alemaniaha sido determinada por el hecho de que su losofa opera la ne-gacin radical de ciertos elementos que se encuentran en el centrodel pensamiento losco tradicional, en particular, la nocin deun Dios extramundano que crea al hombre y al mundo ex nihilo, la

    concepcin de una moral basada en los mandamientos divinos ex-teriores al hombre y la idea de una economa divina de la salvacin,de una providencia.8

    Las tesis interpretativas sostenidas por los investigadores poste-riores no contradicen estas hiptesis ni proponen una estructura-cin del tema diferente, sino que las ratican o se concentran enespecicar alguno de sus aspectos. Winfried Schrder, por ejemplo,establece que el rechazo y el combate que durante la primera mitad

    del siglo XVIII se dirige contra Spinoza, se explica por el hechoevidente de que su doctrina era inaceptable en una sociedad regi-da por la ideologa cristiana.9Rdiger Otto arma, en el mismosentido, que un anlisis de la reaccin anti-spinozista a lo largo delsiglo XVIII pone de maniesto que Spinoza, si bien fue consideradocomo un fenmeno singular, era principalmente entendido comouna amenaza frente a las convicciones tradicionales cristianas.10

    Creo que este modo de abordar la recepcin del spinozismo enAlemania presenta algunas dicultades. Es cierto que, tal como sos-tienen estos investigadores, desde 1670 y durante las primeras d-cadas del siglo XVIII existe una actitud generalizada de denuncia,crtica y rechazo del spinozismo, y que, hacia nales de ese sigloy principios del XIX, sta se transforma en la actitud opuesta. Lo

    7 Cf. Altwicker, op.cit., p. 3.8 Cf. Walther, ,op.cit., p. 16.9 Cf. Winifried Schrder, , Knigshausen& Neumann, Wrzburg, 1987, p. 15.10 Rudiger Otto, , PeterLang, Frankfurt a.M., 1994, p. 17.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    18/392

    17

    cual justicara hablar de un proceso de santicacin de Spinoza.Sin embargo, un anlisis ms detallado muestra que a lo largo detodoeste perodo, Spinoza encuentra tanto amigos como enemigos

    entre sus lectores alemanes. A esto se aade que en ciertos casosno es sencillo determinar inequvocamente cul es la actitud de al-gunos lsofos alemanes frente al spinozismo: en ciertos casos, loque aparentemente es una reivindicacin se revela en realidad comoun profundo rechazo, lo que explcitamente se presenta como unacrtica es en realidad una alabanza encubierta o bien la crtica de unaspecto de la doctrina puede ir unida a la vehemente recuperacin

    de algn otro aspecto.Adems, al estructurar la reconstruccin del proceso de recep-cin del spinozismo en Alemania en funcin de la valoracin po-sitiva o negativa hacia esta doctrina por parte de los pensadoresalemanes, se acepta el supuesto de que Spinoza y el spinozismo sig-nicaron lo mismo para los diferentes protagonistas de su recepciny que, segn distintos factores loscos, ideolgicos, polticos oreligiosos, stos reaccionaron de determinado modo frente a ella.

    Sin embargo, un recorrido por los textos que abordan la doctrinaspinoziana desde nales del siglo XVII y durante el XVIII pone enevidencia que el trmino spinozismo no reri unvocamente a unmismo conjunto de ideas para todos sus lectores.

    As pues, creo que el problema puede ser planteado de otra ma-nera. Para comprender el proceso de la recepcin de Spinoza en Ale-mania, dilucidar las diferentes actitudes hacia su doctrina por partede los lsofos alemanes y revelar la importancia del spinozismo enel desarrollo de la losofa alemana del siglo XVIII hay que investi-gar, en primer lugar, de qu modo cada uno de ellos entendi estadoctrina en el contexto de sus propias convicciones loscas y delas polmicas en las que el spinozismo fue protagonista. Consecuen-temente, en vez de preguntar cul es la actitud adoptada frente alspinozismo en los diferentes momentos del proceso de su recepcin,preero estructurar mi investigacin a travs de esta otra pregunta:

    qu es lo que se discute cuando se discute acerca del spinozismo enAlemania?Creo que este interrogante apunta al aspecto ms problemtico

    de esta cuestin, pues con Spinoza se da el caso de que es una ima-gende su persona y su losofa, que se difunde por toda Alemania,

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    19/392

    18

    lo que determina en gran medida el carcter de su recepcin. Enefecto, los especialistas aceptan que esta imagen no siempre estu-vo ligada a la lectura directa de sus textos.11Dada la dicultad de

    conseguir sus libros especialmente las Obras pstumas y dada ladicultad de acceder a la hermtica doctrina de la tica, los pensa-dores alemanes de nales del siglo XVII y del XVIII a menudo sefamiliarizaron con sus ideas a travs de exposiciones fragmentariasy tendenciosas, que apuntaban nicamente a refutarlo y difamarlo.Muchas de esas crticas pronto se transformaron en lugares comunesy poco a poco surgi aquella imagen de Spinoza que, aunque basa-

    da en ciertos elementos autnticos, no era sino una simplicaciny en muchos casos deformacin de su verdadero sistema. Inclusola reivindicacin del spinozismo por parte de algunos personajessediciosos o ciertos protestantes disconformes, contribuy a la cons-truccin de esta imagen negativa.

    A esto se suma el hecho de que, entre los pensadores alemanesde los siglos XVII y XVIII que produjeron una lectura propia, existeun gran desacuerdo respecto de cul es la interpretacin correcta

    de la doctrina spinoziana. Desde muy temprano circularon diferen-tes versiones, muchas veces contradictorias. Algunos lo redujeron aotras doctrinas existentes, como las de Hobbes o Platn, o denun-ciaron su conexin con la Cbala juda. Unos pocos se esforzaronpor encontrar la especicidad de su sistema e incluso stos no co-incidieron en sus conclusiones. De modo que podra decirse que eltrmino spinozismotuvo un signicado diferente para cada uno delos que se ocuparon de l. Fue interpretado como un naturalismoy un fatalismo, como una doctrina atesta, materialista, pantesta,emanacionista y acosmista, como una losofa dogmtica y comouna posicin mstica. La reaccin de los pensadores alemanes frenteal spinozismo se relaciona, pues, con la interpretacin a la que cadauno de ellos adhiri. Y consiguientemente su doctrina desencadendistintas discusiones, conectadas a diversas constelaciones proble-mticas.

    Ahora bien, esta imagen de Spinoza, que incluye rasgos incohe-rentes y hasta contradictorios entre s, contiene un elemento que lamayora de sus crticos e incluso algunos de sus defensores estu-

    11 Cf. Schrder, ,op.cit., p. 23; Otto, op.cit., p. 25.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    20/392

    19

    vieron de acuerdo en adjudicarle: el atesmo. En efecto, spinozismoyatesmoson trminos que poco a poco devinieron sinnimos.

    La caracterizacin del spinozismo como un atesmo contribuye,

    sin embargo, a complicar la historia de la recepcin de esta doctrina.Esto es as porque el concepto de atesmoes en s mismo complejoy se ha utilizado en diferentes sentidos y se ha aplicado a diferentesfenmenos y teoras.12omado en su sentido ms habitual, segnsu uso vulgar, por atesmo se entiende la negacin de la existenciade Dios. Sin embargo, esta negacin puede realizarse de diferentesmodos y el Dios que es negado tambin puede entenderse de dis-

    tintas maneras.En primer lugar, se suele distinguir entre un atesmo tericoy un atesmo existencial-prctico.13La primera clase se reere auna posicin que se conrma a partir de las expresiones orales oescritas de una persona. De modo que, siguiendo a Wucherer, elatesmo terico es negativo cuando simplemente arma el desco-nocimiento o la ignorancia respecto de la existencia de Dios y de suverdadera esencia, es de indiferencia cuando consiste en una ac-

    titud de desinters general respecto de la pregunta por la existenciade Dios y, por lo tanto, una carencia de respuesta a esa pregunta; oes positivo si se trata de una negacin de la existencia de Dios y/ode la posibilidad de su conocimiento basada en una argumentacinactiva, consciente y objetiva, esto es, en tesis claras y comunicablesque son el resultado de una investigacin sistemtica. La doctrinade Spinoza, en tanto que muchos la entendieron como una doctri-na losca atesta, caera bajo esta ltima caracterizacin atesmoterico positivo pues su posicin pretende ser el resultado de undesarrollo argumentativo convincente.

    El atesmo prctico-existencial, por su parte, implicara vivircomo si Dios no existiera, sin que ello vaya necesariamente acompa-ado de una expresin verbal o de la consciencia explcita de esaconviccin terica. El problema de la relacin entre el atesmo prc-tico y el terico ser signicativo para el caso de Spinoza, quien pas

    12 Vase Fritz Mauthner, , Stuttgart,Deutsche-Verlag, 1922 (reimpr.: Georg Olms Verlag, Hildesheim/Zrich/New

    York, 1985).13 Cf. Augustinus Karl Wucherer, - en A. K. Wuchererer, J. Figl y S.Mhlberger, , Viena, 1979, pp. 37-39.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    21/392

    20

    a la historia como un ateo virtuoso. Esta tensin, recogida por susprimeros bigrafos, har que algunos Goethe, por ejemplo du-den de que Spinoza hubiese sido un autntico ateo, har que otros

    como Mendelssohn estn dispuestos a atribuir su atesmo tericoal error, y no a la maldad de su persona. Finalmente tambin habrquienes como Bayle, Colerus, Kortholt enfaticen algn otro as-pecto de su biografa y su carcter para establecer que a pesar de suaparente virtud Spinoza habra sido un hombre malvado.

    Pero aun distinguiendo entre un atesmo prctico y uno terico,la pregunta acerca del sentido ms especco de este concepto per-

    siste. En principio, hay que admitir que el a-tesmo es esencialmenteun fenmeno reactivo y relativo.14Efectivamente, se trata de la ne-gacin de una posicin determinada: el tesmo. Juzgar una doctrinacomo atesta o a una persona como atea depende, pues, de consi-derar que sus convicciones son opuestas a las usualmente atribuidasal tesmo, esto es, la postulacin de un Dios trascendente, personal,libre, dotado de entendimiento y creador del universo, que se revelaa los hombres.

    La negacin del Dios testa puede realizarse de diferentes mane-ras: ya sea negando absolutamente la existencia de un Dios, inclui-do all el del tesmo, ya sea proponiendo una divinidad diferente,incompatible con la del tesmo. A la primera clase podramos lla-marla atesmo absolutoo atesmo en sentido vulgar y su principalconsecuencia es la negacin de todo tipo de religiosidad y de todadimensin espiritual en el hombre. La segunda clase podra deno-minarse atesmo en sentido estricto, pues no niega la existencia detoda divinidad, sino nicamente al Dios del tesmo y deja abierta laposibilidad de que exista otra divinidad y, por consiguiente, subsistela posibilidad de una religiosidad diferente e incluso de una moraly un orden poltico basados en ese Dios. Este ltimo concepto deatesmo englobara bajo s, a su vez, un gran espectro de posicionestericas, esto es, todas aquellas que propongan la existencia de algu-na divinidad que diera en algn aspecto del Dios del tesmo.

    Si bien muchos de sus crticos consideraron al spinozismo sinms como un atesmo en sentido vulgar, la mayora comprendi

    14 Cf. Wucherer, op.cit., pp. 42-44. Vase tambin Emmanuel J. Bauer, , Peter Lang, Frankfurt am Main, 1989,pp. 232 y ss.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    22/392

    21

    que esta doctrina niega la existencia del Dios testa, pero arma laexistencia de una divinidad diferente. En efecto, la sexta denicinde la primera parte de la ticaestablece que por Dios se entiende

    el ente absolutamente innito, una sustancia que consta de innitosatributos que expresan su esencia eterna e innita15y las catorceprimeras proposiciones estn dedicadas a probar su existencia ne-cesaria. El Dios de Spinoza, la nica sustancia, se identica con latotalidad de lo real y, por lo tanto, puede ser denominado tambinnaturaleza. Efectivamente, la expresin Deus sive Naturaha servidocomo un lema del spinozismo y ha sido interpretada por sus con-

    temporneos y por sus lectores posteriores de diferentes maneras.De este modo, el spinozismo fue considerado como un naturalismo,destacando la identicacin de Dios con la naturaleza, unpantes-mo, acentuando la mera igualacin de Dios con la totalidad de loreal, un fatalismo, al considerar el hecho de que Spinoza niega laexistencia de una voluntad libre tanto en Dios como en los sereshumanos, un acosmismo, basndose en que al identicar a Dios conla totalidad, lo que realmente se aniquila es el mundo creado, un

    fanatismo(Schwrmerei), a partir de una lectura mstica de su siste-ma, que permitira una unin inmediata del hombre con Dios, y,nalmente, un dogmatismo, pues este Dios spinoziano no sera sinoun concepto armado por la razn especulativa, postulado comoverdadero a partir de una denicin arbitraria e ilegtima. Y todasestas denominaciones fueron asimismo utilizadas como sinnimosde atesmo, pues aun aceptando que en el sistema spinoziano haylugar para una divinidad, sus crticos vieron que cualquiera de estasposiciones excluye la nocin testade Dios y todo lo que sta impli-ca, especialmente, la idea tradicional de revelacin y la posibilidadde fundamentar en la verdad revelada un orden religioso, moral ypoltico.

    Estas consideraciones ponen en evidencia que la identicacindel spinozismo como un atesmo transri toda la ambigedad de

    15 en B. d. S. , - , Jan Rieuwertsz, Amsterdam, 1677; trad. cast.: Vidal Pea en Ba-ruch Spinoza, , introd., trad, y notas de VidalPea, Ed. Orbis, Barcelona, 1980. A partir de aqu, cito esta obra con la sigla E, escolio (esc.), corolario (cor.) en nmeros arbigos, y siempre segn esta traduc-cin castellana.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    23/392

    22

    este segundo concepto a la doctrina de Spinoza. Efectivamente, alobservar la historia de la recepcin de Spinoza en Alemania, se com-prueba que fue acusado de atesmo en casi todos los sentidos que este

    concepto recubre. Incluso quienes negaron que el spinozismo fuerauna doctrina atesta contribuyeron a la confusin, pues utilizaronese trmino con signicados muy distintos.

    Creo que descubrir los diferentes sentidos en que la doctrina deSpinoza fue considerada como un atesmo as como los sentidosen los que no fue considerada como tal es la va que permite poner

    en evidencia qu signic esta doctrina para sus diferentes intr-pretes y comenzar a comprender la reaccin por parte de cada unode ellos frente al spinozismo. Esto permitir revelar qu es lo que sediscute, cuando se discute acerca del spinozismo en Alemania y, deeste modo, comprender el proceso de su recepcin por parte de lospensadores alemanes en toda su complejidad, as como determinaren qu medida el spinozismo constituy una verdadera inuenciaen el desarrollo de la losofa alemana.

    La tarea que emprendo es, pues, la de reconstruir conceptual-mente el proceso de recepcin de Spinoza por parte de los pensa-dores alemanes desde nales del siglo XVII hasta la Polmica delspinozismo tomando como hilo conductor el concepto de atesmoy procurando analizar, en cada caso, qu sentido se le atribuy a estetrmino al aplicarlo a la doctrina de Spinoza y a qu constelacionesproblemticas hace referencia. Para ello, analizo una serie de fuentesy textos de pensadores alemanes a travs de los que considero, juntocon la mayora de los especialistas en este tema, que este proceso derecepcin se llev a cabo.

    Por ltimo, me gustara referirme brevemente a las dicultadesmetodolgicas a las que se enfrenta una investigacin que pretendeabordar el proceso de recepcin de una doctrina por parte de unaserie de pensadores a lo largo de un siglo, y la inuencia que sta

    pudo haber tenido sobre ellos as como la que las distintas interpre-taciones de Spinoza pudieron haber tenido unas sobre otras.En primer lugar, es evidentemente problemtico intentar medir

    la inuencia de un autor sobre otro basndose nicamente en el in-dicio de saber si un autor posterior ha ledo a uno anterior. Walther

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    24/392

    23

    indica al respecto que la reduccin de la recepcin del spinozismo asu estructura supercial hace perder de vista que una losofa puedehaber modicado sensiblemente las constelaciones de dicultades

    y el espectro de soluciones posibles, sin que esto se realice siemprede un modo consciente ni incluso explcito.16De este modo, si bienhay que aceptar que el mbito de lo inconsciente y de lo implcitopermanecer siempre incierto y sesgado al investigador que nica-mente puede fundamentar su estudio en la evidencia escrita a laque se tiene acceso, confo en que la consideracin del contexto dediscusin y del trasfondo problemtico en el que se da la recepcindel spinozismo permita vislumbrar las profundidades propiamenteloscas de este proceso.

    En segundo lugar, me enfrento aqu al dilema propio del inves-tigador de la Historia de la Filosofa, que Detlev Ptzold comparacon la tarea de tener que navegar entre Escila y Caribdis,17estoes, entre la ingenua pretensin de lograr una narracin objetiva y lapeligrosa adopcin de una hermenutica entendida de un modo de-masiado absolutista. Efectivamente, por un lado, es claro que la bs-

    queda de un punto de vista neutral, el intento de ser meros observa-dores de un proceso histrico, se revela como imposible. Al abordarlos diferentes textos existe siempre el componente interpretativo ypropiamente losco del lector, que selecciona las fuentes, las or-ganiza e intenta descifrar sus signicados con su propio horizontede comprensin. Hay que admitir, pues, que toda lectura implicauna interpretacin. Sin embargo, la radicalizacin de esta posturaconduce a la absolutizacin del crculo hermenutico. Es decir, a

    armar que cada individuo proyecta su propia historia, su propiocampo de comprensin, de modo que toda empresa en referenciaa lo histrico quedara indefectiblemente vedada, adems de quecualquier intento de comunicacin entre individuos sera ocioso.Atenta a ambas amenazas, espero encontrar el paso intermedio quepermita sortearlas, al encarar la tarea de hacer hablar a los autores atravs de sus textos, sin olvidar quin los interroga.

    16 -dad, sostiene (Walther, ,op.cit., p. 15).17 Cf. Ptzold, , Peter Lang,Frankfurt am Main, 1995. Segunda edicin: Koninklijke van Gorcum, Aassen,2002,op.cit., pp. 4-6.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    25/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    26/392

    25

    Captulo I

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    27/392

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    28/392

    27

    Spinoza, el Filsofo maldito

    La fama de Spinoza como un ateo comenz a forjarse muy tem-prano en su vida, con su expulsin de la comunidad juda. Se pro-fundiz mediante rumores y habladuras. Se rearm luego de lapublicacin, en 1670, del ratado teolgico poltico. A pesar de viviren un Estado que garantizaba la libertad de consciencia, el lsofofue testigo del poder que tena la comunidad juda para separar asus miembros as como la inuencia que ejerca la Iglesia Calvinista

    en las autoridades civiles holandesas con el n de prohibir la circu-lacin de ciertos textos considerados heterodoxos. De modo que lamala fama de la cual goz Spinoza entre sus contemporneos tuvouna inuencia determinante en su vida, y tambin en su obra.1

    Ahora bien, la acusacin de atesmo en su contra provino desectores y personas muy diferentes y, asimismo, remiti a mltiplessignicados. En efecto, el atesmo atribuido al lsofo judo exco-

    1 y curiosidad que la de Spinoza. Su biografa ha sido objeto de investigacin de Die , quecontiene una edicin crtica de las biografas antiguas y una serie de documen- noticias tomadas a partir de fragmentos de textos de sus contemporneos. Pocodespus, en 1904, Freudenthal public , obra en la que desarrolla

    del holands K. O. Meinsma (Spinoza en zijn kring/ , Vrin, Pars, 1983), ambas obras representan un documentos. Este trabajo fue continuado por personas como Dunin, Dujovne y

    Vries. Tambin Vaz Dias, Van der Tak y Rvah publicaron algunos aos despusnuevos documentos que aportan ms datos acerca de la juventud de Spinoza (va-se la Bibliografa). Desde entonces, diferentes fuentes y textos relevantes han sidodescubiertos, otros han sido rescatados del olvido motivando reinterpretacionesy nuevas versiones acerca de la vida de Spinoza, de modo que su biografa con-tina siendo objeto de estudio, a pesar de que algunos episodios y datos tal vezpermanezcan siempre en el misterio. Los trabajos de Moreau, Klever y Nadler sonalgunas de las contribuciones ms recientes (vase la Bibliografa). Algunos de losaspectos de la vida de Spinoza discutidos en este captulo se encuentran esbozadosen mi artculo Spinoza y la acusacin de atesmo en Diego Tatin (comp.), Spino- , Editorial Brujas, Crdoba, 2009.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    29/392

    28

    mulgado no consisti en la atribucin de una vulgar negacin de laexistencia de Dios sino que abarc desde el atesmo prctico hastael terico, remiti al atesmo como pantesmo y como fatalismo. La

    imagen de Spinoza como un ateo se revela, pues, ya desde el ini-cio, como compleja y controvertida y los problemas que su doctrinapuso en discusin entre sus conciudadanos se muestran, tambindesde un primer momento, como multifacticos.

    1. Maldito ycasi un ateo

    El 27 de julio de 1656, en la Sinagoga de la ciudad de Amsterdam,Baruch Spinoza fue expulsado de la comunidad juda medianteun anatema que arroja sobre l todas las maldiciones contenidasen el Libro de la Ley. La causa de esta decisin, segn lo expresael documento, es la conrmacin de que Spinoza practicaba yenseabahorrendas herejas.

    El texto del anatema es conocido, pero vale la pena reproducirlo

    una vez ms:

    Los seores del Comit directivo hacen saber a sus seoras cmohace das, teniendo noticias de las malas opiniones y obras deBaruch de Espinoza, procuraron por distintas vas y promesasapartarlo de sus malos caminos; y que, no pudiendo remediar-lo, antes al contrario teniendo cada da mayores noticias de lashorrendas herejas que practicaba y enseaba y de las enormesobras que obraba; teniendo de ello muchos testimonios dedig-nos, que presentaron y testicaron todo en presencia del suso-dicho Espinoza, y quedando ste convencido; que examinadotodo ello en presencia de los seores rabinos, decidieron, con suacuerdo, que dicho Espinoza sea excomulgado y apartado de lanacin de Israel, como por el presente lo ponen en excomunin,con la excomunin siguiente: Con la sentencia de los ngeles

    y con el dicho de los santos, con el consentimiento del DiosBendito y el consentimiento de toda esta Comunidad Santa,y en presencia de estos santos libros, con los seiscientos trecepreceptos que en ellos estn escritos, nosotros excomulgamos,apartamos y execramos a Baruch de Espinoza con la excomu-nin con que excomulg Josu a Jeric, con la maldicin con

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    30/392

    29

    que maldijo Elas a los jvenes y con todas las maldiciones queestn escritas en la Ley. Maldito sea de da y maldito sea de no-che. Maldito sea al acostarse y maldito sea al levantarse, maldito

    sea al entrar y al salir; no quiera el Altsimo perdonarle, hastaque su furor y su celo abrasen a este hombre; lance sobre l todaslas maldiciones escritas en el libro de esta Ley, borre su nombrede bajo los cielos y seprelo, para su desgracia, de todas las tribusde Israel, con todas las maldiciones del rmamento, escritos enel Libro de la Ley.2

    Si bien no se ofrecen detalles que permitan establecer en quconsistan exactamente estas herejas, se sabe que desde haca tiem-po Spinoza cuestionaba la autoridad de los textos sagrados as comola interpretacin que sus maestros hacan de ellos. En el Prefacio alas Obras Pstumas de Spinoza, Jarig Jelles explica este cambio en laactitud del joven Spinoza del siguiente modo:

    Desde su infancia fue instruido en las letras y en su juventud se

    ocup durante largos aos especialmente de la teologa. Cuandoalcanz aquella edad en que la inteligencia madura y es capazde investigar la naturaleza de las cosas, se entreg a la loso-fa. Mas, como no se sintiera plenamente satisfecho ni con susmaestros ni con los escritores de estas ciencias y experimentara,en cambio, un ardiente deseo de saber, decidi ensayar l mismoqu lograra en tal materia con sus propias fuerzas. Los escritosdel clebre Renato Descartes, que le precedieron en el tiempo,le prestaron gran ayuda en tal empresa.3

    El pecado imperdonable de Baruch no consista sino en laconviccin de que la razn era suciente para descubrir todaslas verdades permitidas a los hombres. Si los textos sagrados y larevelacin enseaban alguna verdad, sta deba poder ser descubierta

    2 J. Freudenthal / M. Walther

    , Frommann-Holzboog, Stuttgart-Bad Cannstatt, 2006 , t. Ip. 262, doc. 73; trad. cast.: Domnguez en ., (comp.), ,

    Alianza, Madrid, 1995, pp. 186-187.3 Jarig Jelles, Prfatioen B.d.S., , Jan Rieuwertsz, Amsterdam, 1677,p. 1; trad. cast.: Domnguez (comp.), ,op.cit., p. 46.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    31/392

    30

    tambin por vas puramente racionales. En la escuela de latn delmdico Franz van den Enden, el joven judo se haba convertidoa la losofa racionalista inaugurada por Descartes y su nuevo

    credo losco era irreconciliable con la aprobacin acrtica de lasenseanzas de los rabinos.

    Fiel a su nuevo compromiso con la investigacin racionalista,Spinoza se haba negado a aceptar el soborno que le haban ofre-cido los rabinos a cambio de que continuara cumpliendo, aunquesolo fuera en apariencia, con el culto religioso. El rechazo por partede Spinoza a mantener las formas exteriores motiv la decisin de

    expulsarlo de la comunidad en la que haba nacido. El acta de ex-comunin contina con la prohibicin para todo judo de dirigirlela palabra, hacerle algn bien, habitar con l bajo un mismo techo,leer sus escritos y aproximarse a l a menos de cuatro codos de dis-tancia.4

    As pues, antes de haber publicado ninguna de sus obras, antessiquiera de haber delineado los fundamentos de su sistema, Spinozafue expulsado de la comunidad juda porque sus nuevas conviccio-

    nes loscas, de inspiracin cartesiana, haban despertado en l eldeseo de buscar la verdad sin el auxilio de la revelacin o la autori-dad y esto lo transformaban en un enemigo de su religin.

    El joven lsofo no estuvo presente durante la lectura del anate-ma. Como nica reaccin, redact un escrito de descargo, segn secree, en espaol.5Abandon su nombre hebreo y adopt la versinlatina, Benedictus, de modo que, para fastidio de quienes lo acusa-ban de hereje, no dej de ser el bendecido por Dios. Spinoza se ganas, con solo 23 aos, el ttulo de Filsofo maldito, maldecido por lacomunidad en la que haba nacido, por su familia, por sus maestros.A partir de entonces, su fama como ateo empez a difundirse msall de las murallas de la Sinagoga de Amsterdam.

    En el Archivo Histrico Nacional de Madrid se conserva untestimonio temprano acerca de la fama de Spinoza como ateo. Se

    4 Cf. Freudenthal/Walther, op.cit., t. I p. 262, doc. 73; trad. cast.: Domnguez en., (comp.), ,op.cit., p. 187.5 Domnguez ofrece datos para sostener la existencia de este escrito que pudohaber servido de base para algunas partes del (vase AtilanoDomnguez, Introduccin Histrica en Spinoza, trad.,introd. y notas de A. Domnguez, Ed. Alianza, Madrid, 1988, p. 19).

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    32/392

    31

    trata del alegato que prest ante el inquisidor de esa ciudad, el 8de agosto de 1659, el capitn Miguel Perez de Maltranilla, quienarma haber conocido personalmente a Spinoza y a Juan de Prado

    en su paso por Amsterdam, en casa de un caballero oriundo de Ca-naria, Don Joseph Guerra, a la que stos acudan regularmente. All,les habra escuchado decir que ellos haban sido judos pero que sehaban apartado de esa religin porque no era buena y era falsa, quepor eso los haban excomulgado y que desde entonces buscaban culera la mejor religin para profesarla. Sin embargo, Maltranilla aadeque le pareci que ellos no profesaban ninguna.6

    Si se acepta el testimonio como autntico, ste conrma que elatesmo de Spinoza remite al hecho de no aceptar como verdaderani la religin juda ni ninguna de las otras religiones. La bsquedade la verdad sirvindose nicamente de su razn, puede suponerse,lo haban conducido al alejamiento de todas las religiones, conside-radas por l como falsas. En este sentido, Spinoza fue, desde muy jo-ven, considerado como partidario de un atesmo terico positivo, quefundamenta su no pertenencia a ninguna iglesia en una reexin

    consciente, en un anlisis racional.

    Luego de su excomunin, Spinoza abandon la ciudad de Ams-terdam y su actividad en el negocio familiar. Primero en Rijnsburgy luego en Voorburg, vivi como invitado en casa de amigos a quie-nes la maldicin depositada sobre l tena sin cuidado. En ambasciudades frecuent los crculos de colegiantes, pensadores liberalesvinculados al racionalismo cartesiano que practicaban la toleranciareligiosa y se reunan para leer y discutir en conjunto los textos b-blicos.7Durante este tiempo se dedic a desarrollar su ocio como

    6 Freudenthal/Walther, op.cit., t. I. p. 274 doc. 78.7 Luego del snodo de Dordrecht (1618/9) triunfa dentro de la Iglesia Calvinista, - tolerante, pertenecientes a comunidades religiosas diferentes, adoptaran la prcticade leer las Sagradas Escrituras e interpretarlas ms libremente. As surge, primero .Muchos de los amigos de Spinoza eran colegiantes, como Jarig Jelles, Peter Ballingy Simn de Vries. Probablemente Spinoza ya frecuentaba estos crculos antes desu excomunin. Al respecto, vanse Koenrad O. Meinsma, op.cit., pp. 147 y ss.;Carl Gebhardt, Spinoza, Losada, Buenos Aires, 1977, pp. 47 y ss; Dujovne, op.cit.,t. I, pp. 122 y ss.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    33/392

    32

    pulidor de lentes, a hacer investigaciones en ptica y fsica, a estu-diar y a ensear la losofa de Descartes.

    A pesar de que durante estos aos no public sus ideas ni las dio

    a conocer por fuera de su crculo de amigos y discpulos, el rumor deque Spinoza, el judo excomulgado, no slo rechazaba toda religinsino que adems era el autor de una losofa que fundamentaba esterechazo, se esparca entre sus conciudadanos. As lo conrman algu-nos pasajes del diario personal del dans Olaus Borch, un mdico, bo-tnico, qumico y luego profesor de lologa, que por aquel entoncesviajaba por los Pases Bajos.

    El 10 de septiembre de 1661, instalado en la ciudad de Leiden,Borch escribe que se diceque en Rijnsburg habita un cristiano queantes haba sido judo y que por entonces era casi un ateo, queno concede valor al Antiguo estamento y considera que el Nuevoestamento y el Corn valen tanto como las Fbulas de Esopo.8Elatesmo de Spinoza consista, segn este rumor, en negar la veraci-dad de los textos sagrados y, consecuentemente, en el rechazo de lasreligiones que se fundan en ellos. Pero Borch suaviza su armacin

    con un casi. al vez esto se deba a que, segn admite, Spinozallevaba una vida virtuosa. En efecto, Borch brinda el primer tes-timonio de la virtud prcticade Spinoza. Declara que a pesar deno pertenecer a ninguna religin, se dice que Spinoza se comportabien y vive sin hacerle el mal a nadie, ocupado en la construccinde telescopios y microscopios. A pesar de que una posicin atestaterica no tiene por qu implicar una posicin atesta en la prctica,esta aparente contradiccin transforma a Spinoza en una especie deenigma y representa uno de los principales atractivos de su gura,inuyente a lo largo de toda la historia de su recepcin.

    Sin embargo, parece haber otro motivo para no declarar a Spi-noza un ateo en sentido absoluto, esto es, como un negador ter-minante de la existencia de Dios. Ese mismo mes, Borch informa

    8 Cf. Freudenthal/Walther, op.cit., t. I, p. 276, doc. 80. Klever plasma sus des-

    cubrimientos respecto de ms menciones a Spinoza en el diario de este via-jero en Klever, ,Studia Spinozana N 5, 1989, pp. 311-327. Al respecto, vase tambin MichaelCzelinski-Uesbeck, , Knighasen u. Neumann, Wrzburg, 2007, pp. 40y ss.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    34/392

    33

    que un mdico alemn de nombre Menelaus le comunic que enRijnsburg habitaba Spinoza, que haba sido judo, cristiano y queen ese momento era, nuevamente, casi un ateo, que conoce muy

    bien la losofa cartesiana y que incluso supera a Descartes en mu-chos aspectos, en la claridad y probabilidad de sus pensamientos.9

    Por un lado, este testimonio conrma el compromiso por parte deSpinoza con el racionalismo cartesiano. Dadas las acusaciones deatesmo que pendan sobre esta losofa, la identicacin de Spino-za como un seguidor e incluso un perfeccionador del cartesianismosin duda trasladaba a l la sospecha. Pero al matizar la acusacin con

    la palabra casi, tal vez hiciera referencia a que, si bien Spinoza niegael tesmo religioso como un resultado de su posicin losca, pos-tula sin embargo la existencia de otra divinidad, una que resulta desu nuevo credo racionalista.

    Esto parece conrmarse mediante otro testimonio brindado porBorch unos meses ms tarde. En abril de 1662, de vuelta en Ams-terdam, apunta en su diario que en esa ciudad hay algunos ateosqueson principalmente cartesianos y que ensean sus convicciones a

    otros. Entre ellos, nombra a Franz van den Enden, antiguo maestrode latn de Spinoza, y arma que, a pesar de que a menudo hablande Dios, no entienden por Dios sino la totalidad del universo yremite a un escrito holands annimo que recogera esta doctrina.10

    Dado que se saba y as lo conrman los estudios de especialis-tas que Spinoza perteneca tambin a ese crculo, Klever arriesgaque este reciente escrito al que se reere Borch, en el que, segn sutestimonio, se habla de un modo ordenado y sistemtico de Dioscomo el universo, podra tratarse del ratado Breve acerca de Dios, elhombre y su felicidadde Spinoza.11

    El testimonio de este viajero revela que incluso antes de la publi-cacin de cualquiera de sus obras, Spinoza era ya considerado comoun atesta en sentido tericoypositivo, pues se saba que pertenecaa un crculo de hombres que cultivaban y transmitan una doctrina

    9 .10 Cf. Klever, ,op.cit., p. 318.11 , pp. 320 y 321. Vase tambin Klever, , en DonGarret, , Cambridge University Press, Cam-bridge, 1996, p. 24. Dos manuscritos del Tratado breve fueron encontrados en elsiglo XIX.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    35/392

    34

    particular que se opona a la posicin testa y que se fundaba sobreuna reexin racional y sistemtica. No se trataba, sin embargo,de una negacin absoluta de la existencia de la divinidad. Segn

    Borch, esta doctrina atesta consista en la identicacin de Dioscon la totalidad del universo. Spinoza es, pues, considerado parti-dario de una posicin que aos ms tarde sera denominada comopantesmo.12

    2. El peligro del atesmo

    Hacia 1662 Spinoza haba redactado algunas de sus ideas y, sibien podemos suponer que stas tuvieron una buena acogida en loscrculos liberales y cartesianos con los que se encontraba relaciona-do, l saba que ciertos sectores no recibiran sus opiniones con en-tusiasmo. En una carta a su amigo Oldenburg fechada a principiosde 1662, Spinoza le comunica que ha compuesto un opsculo quese ocupa de la cuestin del origen de las cosas y de su conexin con

    la causa primera, pero conesa no tener una decisin rme sobre supublicacin. Pues temo que los telogos de nuestra poca se ofen-dan y me ataquen con el odio y vehemencia que les es habitual,13

    explica. Respecto de estas doctrinas potencialmente escandalosas,Spinoza adelanta dos puntos:

    Muchos atributos que ellos [los telogos], y todos cuantos yoconozco, atribuyen a Dios, yo los considero como creaturas;y, al revs, otras cosas que, por sus prejuicios, ellos considerancomo creaturas, yo deendo que son atributos de Dios y queellos los han entendido mal. Y adems, yo no separo a Dios dela naturaleza tanto como lo hicieron todos aquellos de los quetengo noticia.14

    12 El trmino Toland en 1705, en su obra para referirse a aquel que sostie-ne que Dios y el mundo son la misma cosa.13 Spinoza,, en .,Opera,op.cit., tomo 4, Epstola 6, p. 36. Cito esta obracon la sigla Ep, haciendo mencin del nmero de epstola y la pgina. En todos loscasos, cito segn la traduccin castellana de Domnguez: Spinoza, trad., introd. y notas de A. Domnguez, Alianza, Madrid, 1988.14 Ep 6, p. 36. Por lo que dice Spinoza acerca del contenido de este texto, parece

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    36/392

    35

    Spinoza admite que su posicin losca se opone a laconcepcin testa de los telogos cristianos. La diferencia entre suposicin y la de los telogos reside, segn l mismo lo entiende,

    en dos puntos: los atributos de Dios y la relacin entre Dios y lascriaturas. Consciente de ello y de las consecuencias que sostener unadoctrina tal poda traerle, Spinoza no publica la obra.

    En 1663 apareci su primera publicacin, los Principios de lalosofa de Renato Descartes, con un apndice titulado Pensamientosmetafsicos y un Prefacio de su amigo Lodewjk Meyer. Al aosiguiente se public la traduccin al holands. Fue el nico libroque, en vida de Spinoza, llev su nombre en la primera pgina y, sibien el escrito era una exposicin more geomtricode la losofa deDescartes, la impronta de su autor fue maniesta para los lectoresatentos. El intercambio epistolar con Willen van Blijenbergh, que seextendi desde diciembre de 1664 hasta junio de 1665, lo conrma.

    Blijenbergh se dirigi a Spinoza solicitndole ayuda para com-prender algunos puntos de su libro, en particular la cuestin del

    pecado. Creyendo que se trataba de un hombre comprometido conla bsqueda de la verdad, Spinoza no dud en comunicarle unasntesis de su doctrina sobre la revelacin, la religin y la Biblia.15

    Pero Blijenbergh que haba publicado una obra contra los ateosy publicara, en los aos posteriores, un escrito contra el ratadoteolgico-poltico(1674) y una refutacin de la tica(1682) se de-na como un lsofo cristiano16y consideraba que la revelacinera la fuente principal de conocimiento. Al saber esto, Spinoza se

    convenci de la inutilidad de su conversacin. Su corresponsal noestaba dispuesto a aceptar ninguna demostracin a menos que stafuera acorde a la explicacin que l mismo o los telogos atribuana la Sagrada Escritura. Yo, declara Spinoza, asiento a lo que elentendimiento me muestra, sin la mnima sospecha de que puedoestar engaado o que la S. Escritura [...] puede contradecirlo17yremite, en relacin con este punto, a un pasaje de sus Pensamientos

    plausible que est hablando del Tratado Breve(vase Klever, -,op.cit., p. 38).15 Cf. Ep. 19, pp. 92 y ss. Esta epstola adelanta los puntos centrales de la doctrinaincluida en el .16 Cf. Ep. 20, p. 97.17 Ep. 21, p. 126.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    37/392

    36

    metafsicos, donde argumentando a favor de la identidad entre elentendimiento y la voluntad de Dios, se establece que la verdad nocontradice a la verdad, ni puede la Escritura ensear tonteras, como

    suele imaginar el vulgo.18Spinoza era consciente de que ya en el apndice a su libro so-

    bre la losofa cartesiana estaba insinuada su posicin respecto dela imposibilidad de que la revelacin permita acceder a verdadesinalcanzables para la razn o independientes de ella. Segn l, silas Sagradas Escrituras ensean algo verdadero, esto debe poder serdescubierto de modo independiente, por medio de la razn. Esta

    crtica a aquellos que crean ver en la letra de la Escritura una fuenteinfalible de conocimiento acerca de la divinidad fue rpidamenteadvertida por los cristianos ortodoxos. Las sospechas respecto delas convicciones tericas de Spinoza y su incompatibilidad con eltesmo comenzaban a conrmarse.

    La mala reputacin de la que gozaba Spinoza entre los miem-bros de la Iglesia Reformada de Holanda comenz a traerle conse-

    cuencias. En 1665 el pintor y amigo de Spinoza Daniel ydemanjunto con otros miembros de la feligresa, presentaron un escritoal gobierno de Delf solicitando un determinado pastor para su pa-rroquia. Al saber esto, otro grupo de eles probablemente de con-vicciones ms ortodoxas replic mediante otro documento con eln de suspender el pedido, estableciendo que estos individuos nocontaban con autorizacin de su comunidad y haciendo alusin a lasiguiente circunstancia:

    Adase que el mencionado Daniel ydeman tiene viviendocon l en su pensin a un tal Spinoza, nacido de padres judos, yque ahora es (segn se dice) un ateo o un hombre que despreciatoda religin, y un instrumento perjudicial en esta repblica.

    As lo pueden atestiguar muchos hombres cultos y predicadores,entre ellos el Sr. Lantman, y quienes le conocen. ()19

    18 B. Spinoza, en .,Opera, ed. de C. Gebhardt, Heidelberg,C. Winter, 1972 (1 ed. 1925), 4 tomos, t. I, p. 265. Cito segn la traduccin cas-tellana de Domnguez: Spinoza, . Apndice: - , trad., introd. y notas de A. Domnguez, Alianza, Madrid, 1988.19 Freudenthal/Walther, op.cit., t. I, p. 280, doc. 83; trad. cast.: trad. cast.: Domn-guez en ., (comp.), ,op.cit., p. 192. Gebhardt sostiene que fue Spino-

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    38/392

    37

    Estos habitantes de la ciudad de Voorburg conrman que laimagen de Spinoza como un ateo estaba ya ampliamente difundi-da. Conrman, tambin, que era considerado un ateo en tanto que

    desprecia los cultos religiosos y no abrazaba ninguna fe. Ahora bien,sin preocuparse por los fundamentos de esta posicin, a estos hom-bres les bast con denunciar la principal consecuencia de que unhombre adopte una posicin atesta: Spinoza era un peligro para elorden social.

    Que un hombre sin iglesia sea un peligro para la sociedad, re-mite al supuesto segn el cual nicamente el reconocimiento de un

    Dios con caractersticas testas puede garantizar la obediencia de lasnormas morales y ticas que aseguran la convivencia pacca con losotros hombres. Al igual que las autoridades de la comunidad juda,que intentaron convencer a Spinoza de que se adecuara al menosa los usos exteriores del culto, tal vez con la esperanza de impedirque otros miembros de la comunidad siguieran su mal ejemplo,estos cristianos vieron en el atesmo, en el rechazo de toda religin,un peligro para la paz del Estado. Ms all de que su posicin se

    fundara en razones o pudiese ser enseada, la acusacin de atesmorecubre aqu el sentido de una advertencia. Spinoza era un elemen-to perjudicial, segn estos calvinistas, no slo para la religin a laque ellos pertenecan sino tambinpara la repblica de Holanda. Elpastor solicitado por los eles no fue nombrado para esa parroquia.

    La fama de Spinoza como un ateo aunque an no fuera deltodo claro en qu sentido lo era, pues no se contaba con ningntexto ni ninguna declaracin explcita de su posicin, ni tampoco seposean testimonios prcticos de sus convicciones tericas salvo suno vinculacin a ninguna iglesia se haba difundido por toda Ho-landa. Considerado un peligro no slo para la religin sino tambinpara la repblica, Spinoza era consciente de que su mala fama po-da traerle inconvenientes. En septiembre de ese mismo ao, 1665,escribi a su amigo Oldenburg que estaba decidido a redactar un

    tratado acerca de las Escrituras y ello por tres motivos:

    1) los prejuicios de los telogos, pues s que ellos son lo quems impide que los hombres se consagren de veras a la losofa;

    za quien redact el documento (cf. Gebhardt, Spinoza,op.cit., p. 71).

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    39/392

    38

    por eso me esfuerzo en ponerlos al descubierto y extirparlos delas mentes de los ms sensatos; 2) la opinin que tiene de m elvulgo, ya que no cesa de acusarme de atesmo; me siento forza-

    do a desecharla en cuanto pueda; 3) la libertad de losofar y deexpresar lo que pensamos; deseo armarla por todos los medios,ya que aqu se la suprime totalmente a causa de la excesiva auto-ridad y petulancia de los predicadores.20

    Adems de combatir los prejuicios de los telogos y de defenderla libertad de pensamiento, Spinoza se propona refutar la acusacin

    de atesmo por parte del vulgo. Considerara como parte del vulgoalos feligreses de Voorburg que lo denunciaban como un ateo y, porlo tanto, como un elemento perjudicial para el orden social y pol-tico? Sera ms bien un modo despectivo para referirse a aquellosque, como van Blijenbergh vean en su racionalismo y su crtica a larevelacin una fuente de herejas? O se referira Spinoza a aquellosque esparcan, como Borch, el rumor de que l identicaba a Dioscon la naturaleza? Lo concreto es que mientras Spinoza estaba ocu-

    pado en la redaccin de ese tratado, el caso de Adriaan Koerbaghacusado de atesmo y sospechado de haber recibido la colaboracinde Spinoza, luego condenado a cumplir una condena carcelaria y aldestierro puso en evidencia que las denuncias, aun provenientesdel vulgo, podan tener graves repercusiones en el mbito de la jus-ticia civil.21

    20

    Ep 30, p. 166.21 Adriaan Koerbagh, estudiante de medicina y derecho en Leiden y en Utrecht, yluego discpulo de Spinoza, haba dado a la imprenta en febrero de 1668, un libroen holands titulado , donde expona sus crti-cas a la religin cristiana recurriendo a ciertas ideas que eran tambin atribuidas aSpinoza (cf. Meinsma, op.cit., pp. 329 y ss.). El libro fue condenado por los pastorescalvinistas y su autor denunciado frente a las autoridades civiles. Estas mandaron Mientras tanto, el autor haba compuesto otro opsculo, en el que desarrollabadetalladamente sus crticas a muchos puntos esenciales de la doctrina cristiana yque, segn Klever, puede ser considerado como un paralelo al ,pues existen numerosas coincidencias doctrinales entre las dos obras (cf. Klever, , op.cit., p. 38). El libro, titulado

    , escandaliz al editor, quien habiendoimpreso 13 de los 16 captulos, decidi no continuar, por considerar que las opi-niones all contenidas eran peligrosas. Entreg los captulos impresos al Consejo

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    40/392

    39

    Si Spinoza esperaba que el ratado teolgico polticodetuviera lasdenuncias de atesmo contra l, es justo decir que produjo el efectoopuesto resultado esperable si se atiende a que los otros dos mo-

    tivos que lo animaban a escribir este texto se dirigan inequvoca-mente a denunciar a los telogos como supersticiosos y a defenderel derecho de pensar y expresarse libremente acerca de cuestionesteolgicas y polticas. Adems, el texto no haca sino conrmar losrumores acerca de la doctrina spinoziana, esto es, que identicabaa Dios con la naturaleza y que, por lo tanto, negaba la existencia deuna divinidad trascendente y personal. Pero el tratado provea an

    ms motivos para ver en el spinozismo un peligro para el orden po-ltico que la casa de Orange y el partido realista intentaba imponeren Holanda. La postulacin de la tolerancia religiosa, la defensa dela democracia y la reivindicacin de la libertad realizadas all porSpinoza transformaban al texto en un escrito sedicioso.

    El ratado teolgico polticogener una avalancha de escritos ensu contra. A pesar de haber aparecido annimo, el libro fue rpida-

    mente atribuido a Spinoza. Prueba de esto es la refutacin en latnque el telogo alemn J. Melchior hizo circular en Bonn y luego enUtrecht pocos meses despus de la aparicin del libro. Sin nombrar-lo explcitamente, Melchior se reere al annimo autor medianteel anagrama Zinospa o Xinospa, lo desenmascara como elmismo que aos antes haba publicado una obra sobre Descartes

    Municipal de msterdam y dej el asunto en sus manos. Koerbagh se haba dado a lafuga y las autoridades policiales ofrecieron una recompensa a cambio de datos acercadel paradero del blasfemo autor. Un amigo cercano lo traicion y dio aviso de quese encontraba en Leiden, donde fue apresado. Durante el proceso en su contra fueinterrogado acerca de la participacin de Spinoza en sus escritos. La reproduccin dela confesin de Koerbagh, tal como aparece en el de Amsterdam y esrecogida por Freudenthal, establece que Koerbagh niega que otros lo hayan ayudadoa escribir ese libro y que, segn su conocimiento, nadie comparte con l esas ideas.

    Al ser interrogado sobre su relacin con Spinoza, el acta dice que ste confes habertenido contacto con Spinoza y haber estado en su casa algunas veces, pero no haberhablado nunca con l acerca de las cuestiones por las que se lo acusaba (cf. Freuden-thal/Walther, op.cit., t. I, pp. 285-6, doc. 87). Koerbagh fue condenado a pagar unamulta, cumplir diez aos de prisin y diez de exilio. El joven discpulo de Spinozamuri algunos meses despus en la , una crcel del centro de la ciudad de

    msterdam, famosa por sus terribles condiciones.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    41/392

    40

    y lo caracteriza como un monstrum.22 Las autoridades de la IglesiaCalvinista comenzaron inmediatamente con sus reclamos ante lasautoridades civiles para que el libro fuera prohibido. Los Concilios

    y Snodos condenaron el ratado teolgico polticocomo un libroprofano, injurioso de Dios, un tratado de idolatra y supersticin,como el libro ms vil y ms sacrlego que el mundo haya visto ja-ms, como un libro daino.23

    As pues, en vez de mitigar las sospechas, la explicitacin de suposicin y de su propia visin acerca del atesmo, as como la rei-vindicacin de la tolerancia religiosa realizadas por Spinoza en este

    libro, conrmaron la opinin de que se trataba de una posicin lo-sca atea un atesmo terico positivo que implicaban una ame-naza para las religiones y para la paz social. Los snodos y consejoseclesiales pedan la prohibicin de venta del libro y la conscacinde los ejemplares existentes.24

    El violento combate contra el ratado teolgico polticopor partede los telogos probablemente persuadi a Spinoza de que la pu-blicacin de la versin holandesa del escrito poda traerle an ms

    inconvenientes.25Seguramente, tema que si las autoridades civilesiniciaban acciones en su contra, ni siquiera la proteccin del GranPensionario de Holanda, Jan de Witt, podra salvarlo de enfrentarun proceso.

    3. Atesmo puro y libertinaje

    El fracaso de su intento de defensa debi haberse hecho ma-niesto para Spinoza a principios del ao siguiente, cuando suviejo amigo Jacob Ostens le hizo llegar un escrito de Lambert vanVelthuysen, un mdico y telogo de Utrecht, considerado unpen-sador liberal, que haba publicado en 1651 una defensa del De Civede Hobbes. El escrito ofrece una sntesis de la doctrina del ratado

    22 Cf. Meinsma, op.cit., pp. 388 y 410 nota 4.23 Consejo eclesistico de Utrecht 8 de abril de 1670, en Freudenthal/Walther,op.cit., t. I, p. 287, doc. 88; Snodo de La Haya 7 de julio de 1760, en idem., p. 290,doc. 94; Snodo del Sur de Holanda 15-25 de julio de 1670, en idem., p. 290, doc.95; Snodo del Norte de Holanda 5 de agosto de 1670, en idem., p. 292, doc. 97.24 Cf. idem., pp. 293-4, doc. 98.25 Cf. Ep. 44, p. 227.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    42/392

    41

    teolgico-polticoy concluye con la siguiente reexin:

    [Esta doctrina] a mi juicio, elimina y destruye de cuajo todo

    culto y religin; introduce veladamente el atesmo o nge unDios, cuya divinidad no tiene por qu suscitar reverencia en loshombres, ya que l mismo est sometido a la fatalidad; no dejaespacio alguno para el gobierno o providencia divina y suprimetoda distribucin de penas y premios.26

    As, aunque van Velthuysen admite no conocer al autor, ni saber

    qu tipo de vida lleva, no considera injusto denunciarlo por ensear,con argumentos encubiertos, el atesmo puro. Los argumentosencubiertos, podemos suponer, son aquellos que pretendendemostrar la existencia de un Dios que, para un hombre religiosocomprometido con el tesmo y convencido de la veracidad de larevelacin, no puede ser llamado as.

    Este Dios, que no tiene ninguna de las caractersticas queVelthuysen o los telogos cristianos ortodoxos reconoce en el Dios

    verdadero no inspira reverencia, no es libre sino que se encuentrasujeto a la necesidad, no imparte justicia es una ccin, un no-Dios. En este sentido, el atesmo de Spinoza es denunciado por lcomopuro. Se tratara, pues, de un atesmo terico pero en sentidoabsoluto, pues reere a una posicin que demuestra la inexistenciadel nico ser que puede ser denominado Dios. Las consecuencias deesta posicin son evidentemente nocivas: sin Dios no hay religin,no hay providencia, no hay obediencia, no hay orden.

    La fama de Spinoza, que recientemente se haba instalado enLa Haya, alcanz su mxima difusin luego de la aparicin ratadoteolgico polticoy lleg a numerosos rincones de Europa. Su enig-mtica gura un judo excomulgado viviendo entre cristianos, uncartesiano que identicaba a Dios con la naturaleza y negaba la li-bertad de la voluntad, un hombre que pblicamente se pronunciaba

    en contra de la divinidad de las Escrituras suscit el inters de mu-chos de sus contemporneos. Spinoza, transformado en una especiede atraccin para los visitantes de su ciudad, recibi a numerosaspersonalidades del momento, incluido el joven Leibniz.

    26 Ep 42, p. 218.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    43/392

    42

    En este contexto, es especialmente notable la invitacin que Spi-noza recibe del general de las tropas francesas apostadas en Utrecht,Luis II de Borbn, Prncipe de Cond. Spinoza viaja al campamen-

    to del ejrcito invasor en el verano de 1673. Como ste haba sidollamado a Francia, Spinoza se entrevist con el teniente coronelStoupe quien estaba bien informado acerca de las doctrinas spino-zianas.

    Jean-Baptiste Stoupe haba estudiado teologa y haba estado acargo de una parroquia protestante de Londres. Durante su servicioa la corona francesa en la ciudad de Utretch, este protestante que lu-

    chaba a favor de un rey catlico se vio obligado a justicar sus accio-nes y public, hacia nes de 1672, un libro titulado La religin de losHolandeses, en el que argumentaba que no eran calvinistas sincerosy no tenan una verdadera religin sino que toleraban todas las re-ligiones, toda clase de sectas cristianas e incluso a muchos hombresque an buscaban su propio credo. Segn Stoupe, los holandesesslo veneraban a una divinidad: el dinero.27Entre las muchas sectasy religiones que describe, Stoupe se detiene en el caso de Spinoza.

    endra la impresin de no haberle hablado de todas las religio-nes de este pas, si no le ofrezco alguna informacin acerca deun hombre clebre y sabio que, por lo que me aseguran, tieneun buen nmero de discpulos que estn muy persuadidos desus opiniones. Naci judo, se llama Spinoza y ni ha abjuradode la religin juda ni ha abrazado la religin cristiana, por loque es un muy mal judo y no mejor cristiano. Hace algunosaos ha escrito un libro titulado ractatus Teologico-Politicus;su objetivo esencial parece ser la destruccin de todas las reli-giones, particularmente la juda y la cristiana, y la introduccindel atesmo, el libertinaje y la libertad para todas las religiones.28

    Este prrafo constituye un nuevo testimonio de la fama queSpinoza haba alcanzado entre sus contemporneos. Su defensa de

    la libertad de culto, que Stoupe considera una posicin libertina, es

    27 Cf. Meinsma, op.cit., p. 421.28 Stouppe, J.B., -

    , Pierre Marteau,Colonia, 1673, p. 65 (reproducido en Freudenthal/Walther, op.cit., t. II, pp. 37-8).

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    44/392

    43

    equiparada al atesmo, en el sentido de que conduce a la destruccinde todas las religiones. Pero, adems, este pastor devenido hombrede guerra escribe que, entre los telogos holandeses, ninguno ha

    osado pronunciarse contra las opiniones que Spinoza expone eneste libro y que, hasta el momento, nicamente el telogo Melchiorhaba protestado e intentado mostrar lo absurdo de las doctrinasspinozianas. Stoupe sostiene que, si se obstinan en su silencio, setendr derecho a pensar o bien que no tienen fe, pues dejan sinrespuesta un libro tan pernicioso, o bien que aprueban las opinionesde este autor, o bien que no poseen ni el coraje ni la fuerza de

    combatirlo.29

    Spinoza era un ateo por no adherir a la verdadera religin y pornegar la existencia del Dios del tesmo, y era peligroso por impulsarla libertad de pensamiento y la tolerancia religiosa, que conducanal atesmo de toda la sociedad. Pero, adems, quien no lo refutaray guardara silencio frente a esas opiniones tambin poda ser sos-pechado de atesmo, pues tolerar estas ideas monstruosas era tanterrible como sostenerlas. Este reproche a los telogos holandeses

    tuvo grandes repercusiones. Pierre Bayle informa que en 1675 seimprimi una respuesta al libro de Stoupe, titulada La veritable re-ligion del Hollandois, de Jean Brun, quien critica a Stoupe por nohaber refutado l mismo esas doctrinas y le devuelve la acusacin,insinuando que es l quien ensea el atesmo de modo encubierto.30

    De este modo, la acusacin de atesmo evidencia nuevamente sumultivocidad, pues en este caso se aplica, con diferentes sentidos, alacusado, a los que supuestamente deberan refutarlo y, nalmente,al que denuncia la situacin. Por accin o por omisin, todos elloscontribuyen, sin embargo, a una misma consecuencia: poner en pe-ligro la paz del Estado ya sea por atacar los dogmas fundamentalesde la religin ocial o por no atacar a quien los ataca.

    29 30 Cf. Pierre Bayle, Spinoza en , , Amster-dam/La Haya 1679 (segunda edicin 1702). Reimpreso en ., .

    Volumes supplmentaires I,2 ,Georg Olms, Hildesheim/New York, 1982, p. 1074.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    45/392

    44

    4. Prohibicin y legado

    En 1674, luego de una larga investigacin por parte del gobier-no de La Haya y ya sin la proteccin del Pensionario de Witt, elratado teolgico polticofue prohibido por la Corte de Holanda, porcontener todo tipo de calumnias contra Dios y sus atributos, deestar repleto de proposiciones y atrocidades infundadas y peligro-sas, en perjuicio de la verdadera religin y del ocio eclesistico.31

    La prohibicin ocial dio ocasin a que los pensadores holandesespublicaran sus crticas. Ese mismo ao aparecieron en Holanda los

    escritos refutatorios de J. Batalerius, W. van Blijenbergh y R. vanMansveldt, profesor de teologa de Utrecht, quien en su Adversusanonymum theologo-politicum liber singularis, arma:

    Con no poco arte, aunque diablico, erige el atesmo, que el no-bilsimo Descartes tan poderosamente derrot y, tal como susenemigos mismos reconocen, con valor heroico aplast. Separarla losofa de la fe, que no es la nica preocupacin de los nuevos

    lsofos, no slo aparece en el ttulo, sino tambin en todo sutratado como su principal afn provocando as la ms profundacorrupcin de las costumbres.32

    En 1675 apareci la crtica de J. Bredenburg. Al ao siguiente, lasrefutaciones de Fr. Kuyper, un colegiante de Amsterdam, y de TeophilSpizelius, un telogo luterano. En 1677, fue publicada la de Mastrich.Se sabe, sin embargo, que a pesar de la gran reaccin en su contra,el ratado teolgico poltico era muy solicitado. Su editor y amigo deSpinoza, Jan Rieuwertsz, falsicando el ttulo, logr publicar variasediciones que permitieron que la obra siguiera circulando. Esto, a suvez, hizo que los pastores calvinistas no cesaran de reiterar sus denunciascontra el autor y su doctrina.

    Entre tanto, Spinoza haba retornado al trabajo de redaccin de

    31 Freudenthal/Walther, op.cit., t. I, p. 315, doc. 117; trad. cast.: Domnguez en., (comp.), ,op.cit., p. 198.32 Citado en Ernst Altkirch, , Felix Meiner, Leipzig, 1924, p. 34. Dujovnehace referencia a esta fuente, sin embargo el texto que ofrece es otro (cf. Dujovne,op.cit., t. I, p. 224).

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    46/392

    45

    laticay en julio de 1675 la obra estaba terminada. Viaj a Amster-dam con el manuscrito, para entregarlo a su editor. Sin embargo, seencontr con un obstculo. Su nombre resonaba por toda Europa

    y era denunciado como un ateo que enseaba doctrinas peligrosaspara la religin y el Estado. Su ratado teolgico polticoacababa deser prohibido y las refutaciones a este texto continuaban multipli-cndose. Se sabe, adems, que el consejo parroquial de La Hayaestaba investigando en ese momento si exista un libro de Spinoza apunto de ser publicado, con el n de impedirlo.33De regreso en LaHaya, Spinoza escribe a su amigo Oldenburg:

    Mientras haca estas gestiones [para la impresin de la tica], sedifundi por todas partes el rumor de que un libro mo sobreDios estaba en prensa y que yo intentaba demostrar en l queno existe Dios, y muchos daban crdito a ese rumor. Algunostelogos (los autores, quiz, de dicho rumor) aprovecharon laocasin de querellarse de m ante el prncipe y los magistrados.

    Adems, algunos estpidos cartesianos, que pasaban por simpa-

    tizar conmigo, a n de alejar de ellos tal sospecha, no cesabande detestar por doquier mis opiniones y escritos, ni han cesadotodava.34

    Spinoza se vio obligado a retrasar la publicacin de la obra a laque haba dedicado una dcada del ms arduo trabajo. Su aparicindeba esperar a que la situacin se modicara. Pero Spinoza mismopoda ver que el asunto iba cada da peor.

    Los meses siguientes estuvieron dedicados a la redaccin de suratado poltico, que dej inconcluso. El 23 de febrero de 1677,muri de tuberculosis. El cuerpo de Spinoza fue sepultado en unafosa alquilada en la Nieuwe Kerk, cerca de La Haya. Seis carruajestransportaron a los numerosos amigos y a las muchas guras ilustresque asistieron a su entierro. No hubo placa de mrmol ni ningn

    signo que indicara el lugar de la tumba.La muerte de Spinoza suscit toda clase de rumores. Se esparci

    33 Cf. Freudenthal, ,op.cit., pp. 147-8 y Domnguez, In-troduccin Histrica, op.cit., p. 27.34 Ep 68, p. 299.

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    47/392

    46

    la noticia de que, tembloroso ante la inminencia de su n, imploren voz alta al Seor que se apiadara de l, admitiendo que habasido un pecador. Se dijo que, a causa de los dolores que su enferme-

    dad le provocaba, Spinoza haba bebido un t de mandrgora paranarcotizarse y sobrellevar su agona. La debilidad y la cobarda enla ltima hora sera una nueva conrmacin de su atesmo, pueslos verdaderos creyentes encontraban en Dios consuelo y fortaleza.Se dijo, incluso, que su muerte no haba sido natural, sino que elateo, que despreciaba la vida que Dios le haba obsequiado, se ha-ba puesto n por propia voluntad. Se dijo tambin que se neg a

    recibir al pastor a la hora de su muerte, para morir tranquilo y sindiscusiones, lo que evidenciara que sus convicciones tericas eranrmes an en el nal de su vida. Pero las fbulas podan ser an msfantasiosas. Se rumore que Spinoza haba sido vctima de su propiorenombre, pues haba ido a Francia a entrevistarse con unos hom-bres importantes y el ministro Pompone, que saba de su atesmo,habra mandado que se lo encerrara en la Bastilla por precaucin. Alsaber esto, Spinoza habra emprendido la huda disfrazado de fran-

    ciscano y habra muerto en su viaje de retorno a Holanda.35A pesar de la admitida inverosimilitud de los rumores pues Lo-

    dowic Meyer, quien segn los testimonios fue el nico presente enel momento de la muerte de Spinoza, no dej ningn dato que pue-da conrmar alguno de ellos el solo hecho de su existencia revelacun fuerte fue la reaccin contra la losofa spinoziana, as como lacampaa de desprestigio contra su persona, an luego de su muerte.

    Spinoza haba dejado instrucciones para que su escritorio contodo lo que ste contena fuera enviado a su editor Jan Rieuwertsz.El mismo ao de su muerte se public un volumen titulado Operaposthuma, en latn y slo con las iniciales B. d. S. en la primerapgina, que inclua la tica demostrada segn el orden geomtrico, elratado Poltico, las Epstolas, elratado sobre la reforma del entendi-mientoy un Compendio de gramtica de lengua hebrea. Poco despus

    apareci la traduccin al holands, con el ttulo Nagelate Schriften,en donde se incluyeron las mismas obras, menos la gramtica.Am-

    35 Colerus reproduce algunos de estos rumores (cf. Colerus, en Domnguez (comp.), ,op.cit., p. 136).

  • 7/23/2019 Spinoza en Alemania (1670-1789) - Sol, Mara Jimena

    48/392

    47

    bas ediciones de las obras de Spinoza contaban con un prefacio,escrito por Jarig Jelles y probablemente traducido al latn con al-gunas modicaciones por L. Meyer.36Este breve prefacio, tambin

    annimo, constituye la primera resea de la vida del lsofo y sirvicomo una de las principales fuentes para las biografas posteriores.

    Jelles retrata a Spinoza como un verdadero sabio, cuyo afn porsaber hizo que se dedicara por completo a la meditacin, a sus inves-tigaciones cientcas y especialmente a la ptica, que a pesar de serconocido y requerido por muchsimas personas importantes, dedicmuy poco tiempo a las distracciones del espritu. Respecto de la au-

    sencia del nombre del autor en la primera pgina del volumen, Jellesdeclara que slo se incluyen sus iniciales, segn la voluntad explcitade Spinoza. Este deseo, conjetura, probablemente se explicaba porsu modestia.37Luego de este retrato de Spinoza como un hombre devirtudes morales e intelectuales, el autor del prefacio pasa a ofreceruna apologa de la doctrina spinoziana.

    En primer lugar, Jelles argumenta contra el prejuicio de que Spi-noza confunde a Dios y la naturaleza, tomndolos como una sola

    cosa. Para ello, cita una carta de Spinoza, en la que ste enfatizaque Dios es causa inmanente y que las cosas existen en l. Con-tra el reproche de que Spinoza somete todo, incluso a Dios, a unanecesidad absoluta, Jelles reproduce otro pasaje de una epstola deSpinoza, donde expone su nocin de la necesidad como compatiblecon la libertad y las leyes morales, y remite a la parte cuarta de latica, en la que habla de los hombres libres y su capacidad de viviren concordia unos con otros.

    Jelles pasa entonces a mostrar que esta doctrina es totalmentecompatible con el cristianismo. En efecto, sostiene que en la quintaparte de la ticaSpinoza ensea que lo mejor para el hombre es vivirsegn la gua de la razn y que nicamente mediante el conocimien-to el hombre logra sobreponerse a sus malas pasiones y conquistar

    36 Jarig Jelles, Prfatioen B.d.S., , Jan Rieuwertsz, Amsterdam, 1677.Cito este texto segn su paginacin original. La traduccin al castellano es de Ati-lano Domnguez (en Domnguez (comp.), ,op.cit., pp. 46-79), quien tieneen cuenta tanto la versin latina como la holandesa.37 Jelles remite a dos pasajes de laticaen los que Spinoza acusa de ambiciosos aquienes desean que las doctrinas que ensean lleven sus nombres (cf. Jelles, op.cit.,p. 4; Domnguez (comp.), ,op.cit., p. 48; van