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    Pintando a Travs de Nmeros.Fuentes Estadsticas de Conocimiento y Gobierno Democrtico de la

    Cuestin Criminal en la Argentina.

    Mximo Sozzo (UNL)1

    En la Argentina slo muy recientemente se ha problematizado la necesidad decontar con adecuadas fuentes estadsticas de conocimiento como un elemento central parael diseo, evaluacin y control de las polticas pblicas a travs de las cuales se gobierna lacuestin criminal. Esta problematizacin reciente ha sido el fruto de una crecienteconciencia tanto en el mbito poltico como acadmico de las serias deficiencias en cuantoal conocimiento de la fenomenologa de la cuestin criminal en nuestro pas.

    En este sentido, la sancin este ao de la Ley 25266 de estadsticas criminolgicasconstituye un momento importante en la profundizacin de esta preocupacin, central parael desarrollo de un gobierno democrtico de la cuestin criminal. Se trata de unaoportunidad que debe ser explorada minuciosamente. Este documento de trabajo pretendeser una contribucin al debate acadmico y poltico en torno a esta cuestin y a esta

    oportunidad.

    a. La Cuestin Criminal como Objeto Complejo: Problema Cognoscitivo/ ProblemaPoltico.

    Lo que es hecho, el objeto, se explica por lo que hasido el hacer en cada momento de la historia: es unsinsentido que nos imaginemos que el hacer, laprctica, se explica a partir de lo que es hecho(Veyne, 1978: 219).2

    De la criminali dad (formal o sustancial ) a la cuestin crimi nal: una perspectiva

    construccionista.

    En los cimientos de la racionalidad penal moderna la relacin punitiva se construydiscursivamente en base a un a priori poltico: el contrato social. De all que los delitos ylas penas, en tanto elementos centrales de la misma, no fueron asumidos como naturales,sino como artificios en tanto productos de una convencin (Pavarini, 1994, 132). En elmarco de un esquema formalista era concebido como delito slo aquello definido como talpor la ley penal en un momento y un lugar dados. En este sentido, Beccaria en su "DeiDelitti e delle Pene" (1764) sealaba que la nocin de delito (como la de honor o la devirtud) "...cambian con las revoluciones del tiempo que hace sobrevivir los nombres a lascosas, cambian con los ros y las montaas que son casi siempre los confines, no slo de lageografa fsica sino tambin de la moral" (1997, 37). La ley penal, producto del pacto

    1Deseo agradecer la colaboracin brindada constantemente a lo largo de la redaccin de este documento detrabajo de Hernn Olaeta de la Direccin Nacional de Poltica Criminal. Por supuesto, la responsabilidad porerrores, omisiones, etc es slo ma. Los comentarios, crticas, etc sern bienvenidos, por favor enviarlos [email protected] en Pires (2000).

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    social, define que es delito y todas aquellas conductas que no son calificadas de talesresultan permitidas -el sustrato del principio de legalidad como articulador del derechopenal liberal. La ley penal vara en el tiempo y en el espacio y con ello la consideracin delo que el delito es.

    Los intentos por revertir el formalismo como manera de pensar el delito se han sucedidoa lo largo de la modernidad en los diferentes contextos culturales y siempre han respondido

    a necesidades precisas de legitimacin de formas de gobierno del delito. En esta direccin,uno de los hitos fundamentales ha sido las criminologas positivistas de fines del siglo XIXy principios del siglo XX. As, por ejemplo, en nuestro propio contexto, Jos Ingenierossostena que en su "Criminologa" (1916) que los agregados sociales evolucionan enforma dispar en los diferentes contextos geogrficos y con ellos evolucionan lasexperiencias sociales, el conjunto de creencias y hbitos mentales. Estos agregados socialesconstituyen asociaciones para la lucha por la vida. Las creencias y hbitos mentales entanto propios de las colectividades humanas, son las costumbres que se plasman eninstituciones. Costumbres e instituciones son expresin de la adaptacin colectiva a lascondiciones del medio en la proteccin de la existencia de los agregados sociales. Laformacin de criterios a travs de los cuales se distinguen los actos humanos en tiles ynocivos se produce en ese seno, pues todo juicio de valor es colectivo ya que se refiere a la

    proteccin no del individuo sino del grupo. Esos juicios de valor en estos dos campos -costumbres e instituciones - que son las condiciones que limitan la lucha por la vida son lamoral y el derecho. El derecho es especular con respecto a la moral, y pese a que ambosson dinmicos no lo son isocrnicamente. De all la existencia de desfasajes entre moral yderecho en un tiempo y un lugar dado. El delito es para Ingenieros todo medio amoral delucha por la vida en detrimento de otros miembros del agregado social, que ven atacado suderecho a la vida, directa o indirectamente. Esta "definicin natural del delito" muchasveces no coincide con el delito jurdico debido a este desequilibrio entre la evolucin de latica y aquella del derecho. Por tanto existen delitos naturales y delitos jurdicos, losprimeros son correlativos de las opiniones morales de la sociedad, los segundos soncorrelativos de su estructura jurdica. (Ingenieros, 1962, 268-272).

    Pero los alcances de estas iniciativas de reversin del formalismo exceden ampliamente

    los confines de la "escuela positiva", arribando bajo nuevos ropajes a nuestracontemporaneidad. Las discusiones actuales sobre las "incivilidades" como componentescentrales de la "inseguridad urbana" y como objeto de intervencin de las agenciastradicionalmente encargadas del gobierno de la criminalidad (en especial, la polica)constituyen un muy buen ejemplo al respecto (Cfr. Kelling-Cole, 1997; Young, 1998;Mathews, 1992; Crawford, 1998; Baratta, 1992 y 1998; Waqcuant, 2000) A la vez, todosestos intentos han compartido -aun cuando en ltima instancia o de manera inconfesada (einconfesable)- una vocacin sustancialista y, por ende, ya sea que hipostacien el derechopenal histricamente existente como expresin de una voluntad general metahistrica o quepostulen la existencia de intereses y/o necesidades "naturales", presentan a la criminalidad(o sus epifenmenos) como la violacin de normas no contingentes, fundadas en otrolugar del que el derecho penal mismo extrae (o debera extraer) su sentido y legitimidad

    (Pitch, 1989, 63) - en sus direcciones ms tradicionales, estas elaboraciones secorresponden con lo que Pires ha denominado el "paradigma del hecho bruto" (Pires, 1993y 2000).

    La artificialidad predicada de los delitos y de las penas tiene en el contexto de losclsicos del derecho penal moderno el significado evidente de reconocer su carcter de

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    invenciones humanas. Esta cualidad fue rescatada y reconstruida, ms all del formalismo,por ciertas criminologas sociolgicas norteamericanas de las dcadas del 60 y el 70 -fundamentalmente, los "labelling theorists" (cfr., Becker, 1971; Lemmert, 1967; Matza,1981; Ericson, 1977; Kitsuse, 1977) - que cimentaron una perspectiva "construccionista",que se ha venido desarrollando en el debate acadmico como una alternativa tanto alformalismo como al sustancialismo.

    El proyecto de estas criminologias sociolgicas implicaba introducir la importancia dela reaccin social en la produccin de la desviacin social (y de la criminalidad). En laclsica formulacin de Howard S. Becker: "...los grupos sociales crean la desviacin alhacer las reglas cuya infraccin constituye la desviacin y al aplicar dichas reglas a ciertaspersonas en particular y calificarlas de marginales. Desde este punto de vista, la desviacinno es una cualidad del acto cometido por la persona sino una consecuencia de la aplicacinque los otros hacen de las reglas y las sanciones para un ofensor. El desviado es unapersona a quien se ha podido aplicar con xito dicha calificacin; la conducta desviada es laconducta as llamada por la gente" (Becker, 1971, 19).

    En el marco de esta perspectiva construccionista se presentaron diversas versiones -sobretodo en las dcada del 60 y el 70- que se acercaron a posiciones "idealistas" tantodesde el punto de vista cognoscitivo como poltico (cfr. Pires, 1993 y 2000) Sin embargo,

    la perspectiva construccionista sobre la criminalidad no tuvo (ni tiene) un alto grado decoherencia interna, es menos (saludablemente) que una teora general sobre la criminalidad- basta recordar al respecto las diferencias que en los aos 60 separaban aetnometodologos, interaccionistas simblicos y fenomenolgos- por lo que nonecesariamente debe producirse una simple asociacin entre idealismo y construccionismo- como la que opera en buena medida en sus crticas el "realismo de izquierda" (cfr. entreotros, Matthews-Young, 1992; Matthews-Young, 1993; Young, 1991 y 1993; Young-Lea,1993; Lea, 1996)3.

    Una perspectiva construccionista, que se site ms all de las originarias formulacionesde los tericos del etiquetamiento -aunque en una clara recuperacin de la mismas- y entrance de evitar el "idealismo" -un proyecto ya inaugurado en un artculo seminal porMelossi (1983)-, implica con respecto a los clsicos del derecho penal liberal extender la

    consideracin del delito como un artificio, en tanto conjunto de tipificaciones en el texto dela ley penal, a las conductas efectivamente realizadas en el mundo social que pueden serasociadas a aquellas en funcin de la actividad concreta de agentes estatales -el sistemapenal- y no estatales. Y si resulta obvio que el "derecho penal en los libros" es artificial enel sentido de que es el resultado de un complejo proceso de construccin social -la creacinde la ley penal- esta peculiar cualidad resulta aun ms obvia en cuanto al "derecho penalen los hechos" - la aplicacin de la ley penal por actores estatales y no estatales a uncomportamiento concreto. Se trata de lo que Massimo Pavarini ha denominado, en tantovirtud de un saber crtico sobre la criminalidad, la "conciencia de la ficcin" (Pavarini,1994b y 1995b). En la puesta en marcha de esta virtud intelectual -legado de ladeconstruccin de los saberes criminolgicos de los aos 60 y 70-, la realizacin efectiva

    3 En este sentido, en los aos 80 se asociaba frecuentemente a estas visiones idealistas, las de losdenominados abolicionistas, incurriendo muchas veces en simplificaciones e injusticias -sobretodo en cuantoal problema cognoscitivo- de las que no es posible dar cuenta detalladamente aqu. Esta asociacin seobserva en los textos de los llamados "realistas de izquierda", pero tambin en otros autores, por ej. Pavarini(1987). Cfr. sobre los autores "abolicionistas", entre otros, Hulsman (1986), Hulsman-Bernat de Celis (1984),Christie (1984, 1989, 1992), Steinert (1989) y Van Swaaningen-Bianchi (1986).

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    de una conducta en el mundo social y la calificacin de la misma como delito esconsiderada el resultado de una combinacin extremadamente compleja de variablesmltiples, de peso tan diverso como cambiante a lo largo del tiempo y, a su vez,interactuantes entre ellas que atraviesa prcticas de agentes estatales y no estatales(Pavarini, 1996,9).

    De este modo, una perspectiva construccionista, simultneamente, desnaturaliza ydesformaliza la criminalidad, ponindose como objeto, como problema cognoscitivo ypoltico a la "cuestin criminal" (Pitch, 1989, 64). Pensar en trminos de "cuestincriminal" significa que la criminalidad no es imaginada como independiente de losprocesos sociales e institucionales que la definen y tratan como tal. Se funde laproblematizacin (cognoscitiva y poltica) en "un rea construida por acciones,instituciones, polticas y discursos delimitada por confines mviles" (Pitch, 1989, 65).

    Pensar al delito como invencin humana, como construccin social, en el contexto deuna problematizacin de la "cuestin criminal", no le quita "realidad", es decir, noimplica tratarlo como una ilusin. Tampoco implica desconocer la existencia de actossingulares o complejos de actividad que producen consecuencias negativas para la vida, losintereses, los valores de individuos o grupos sociales, es decir, "situaciones problemticas"(Hulsman, 1986) que as son consideradas por los actores involucrados en relaciones

    conflictivas (Christie, 1992). S implica reconstruir su configuracin cognoscitiva y polticacon respecto al formalismo y al sustancialismo, asumirlo como un objeto complejo y estoposee serias implicancias tanto para la empresa de conocer como para la empresa degobernar.

    Desde el punto de vista de la empresa del saber, implica, por un lado, asumir queconocer con absoluta precisin cuantas veces han sido realizadas efectivamente en la vidasocial las conductas tipificadas abstractamente como delito por la ley penal, lo quepodramos denominar la "criminalidad real", es dudosamente factible. Solo podemosconocer aquellas que resultan concretamente calificadas como delitos por determinadosagentes estatales o no-estatales y slo en el caso en que se hacen aparentes en virtud dehaber sido registradas de alguna manera - lo que por oposicin podramos denominar la"criminalidad aparente" (Pavarini, 1995,7). Podemos conocer cuantos y cuales hechos

    presuntamente delictuosos han sido denunciados por las vctimas ante la institucinpolicial, cuantos y cuales hechos presuntamente delictuosos han sido conocidos por lainstitucin policial mas all de las denuncias de los particulares, cuantos y cuales hechospresuntamente delictuosos han dado lugar a una accin penal, de cuantos y cuales hechospresuntamente delictuosos los ciudadanos recuerdan haber sido vctimas en un determinadotiempo, etc. Estos diversos datos nacen de distintas fuentes, o sea, vas de registracin,oficiales o no oficiales. Estos diversos datos, distintas visiones de la "criminalidadaparente", colocan luz en ciertas zonas del continente de la "criminalidad real" pero, almismo tiempo, proyectan tambin ciertas sombras, que podramos definir siguiendo aBarbagli-Santoro la "criminalidad sumergida" (1995, 21). Todos los datos construidos apartir de las diversas formas de registracin, oficiales y no oficiales, son extremadamenteimportantes para acercarnos a la cuestin compleja del conocimiento del delito pero a partir

    de ellas no podemos afirmar que conocemos con certeza y precisin la evolucin, elvolumen, la morfologa de la "criminalidad real" en determinadas coordenadas temporo-espaciales. Todos los datos que hacen a la "criminalidad aparente" resultan tambin delimpacto de elementos externos a la evolucin de la "criminalidad real": la mayor o menorpropensin de los ciudadanos a denunciar, la mayor o menor eficacia de la institucin

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    abstracto", entendido como la aprensin sobre el problema, en general, como uno de lostemas centrales que turban la sociedad en la que vivimos ("crime concern, anxiety"), del"miedo a la criminalidad en concreto", entendida como la preocupacin sobre la posibilidadde ser vctima de un delito ("fear of crime") (Hale, 1996; Schwarzenegger, 1991; Mosconi -Toller, 1998). Entre estos dos planos, abstracto y concreto, no se registran empricamentecorrelaciones coherentes, es decir que, frecuentemente, quienes presentan un alto nivel de

    preocupacin en abstracto sobre el delito, presentan un bajo nivel de preocupacin enconcreto y viceversa. Las dinmicas de ambos son por lo general diferentes en tiempos ylugares especficos y responden a la diferente incidencia de distintas variables subjetivas ysocioterritoriales. (cfr Mosconi, 1995; Mosconi - Guarnieri, 1996; Mosconi: 1997; Pavarini:1996b; Mosconi-Toller, 1998).

    A su vez, se han operado en el marco de esta distincin general, diferenciacionesconceptuales ms sutiles. Por un lado, Mosconi-Toller (1998) sealan la necesidad dedistinguir por grados de intensidad emotiva, en el marco del miedo al delito en concreto,entre la valoracin cognitiva de la probabilidad de ser vctima, la preocupacin por unapotencial probabilidad de sufrir un delito ("potential fear") y el estado de ansia o pnicoverdadero y actual frente a la percepcin del riesgo de poder ser vctima ("actual fear").Por otro lado, Schwarzenegger (1991) distingue en ese mismo marco, diversos

    componentes: el cognitivo, el emotivo y el comportamental -este ltimo estara dado porlos comportamientos de hecho que el sujeto asume en relacin a situaciones especficaspara la autoproteccin o el evitamiento con respecto al riesgo de ser vctima de un delito.Tambin entre estas expresiones diversas del miedo a la criminalidad en concreto seregistran empricamente diferentes dinmicas y la diferente incidencia de variablesdistintas, subjetivas y socioterritoriales (por ejemplo, con respecto a los comportamientosde autoproteccin y evitamiento ver Mosconi-Guarnieri, 1996).

    En la indagacin emprica se registra una perpetua contradictoriedad en lassensibilidades colectivas con respecto al delito -no slo entre los planos abstractos yconcretos y entre los grados de intensidad emotiva del miedo al delito en concreto, sino enrelacin con la realizacin de comportamientos de autoproteccin y evitamiento, lasactitudes ante las polticas de control del delito, las opiniones sobre la gravedad de los

    delitos, etc. La sensacin de inseguridad no constituye pues una entidad homognea y en sucomplejidad se observa su evidente carcter de constructo social. La heterogeneidad de lasensacin de inseguridad y su complejidad en tanto construccin social se observan en laincidencia que la investigacin emprica revela de diversas variables subjetivas. 4

    4As, por ejemplo, los mayores de 50 aos por lo general se sienten muy inseguros aun cuando nohayan sido victimas de delitos -y an cuando, en general, estas franjas etarias son las que poseen menorriesgo efectivo de victimizacin- (Ruidiaz Garcia, 1994; Hale, 1996; Hale-Palk-Salked, 1994; Mosconi, 1995;Mosconi-Guarnieri, 1996; Schwarzenegger, 1991). Por otro lado, el genero es extremadamente importante enla configuracin de la sensacin de inseguridad: las mujeres son aquellas que temen mayormente ser en elfuturo victimas de un delito (Mosconi, 1995; Mosconi-Guarnieri, 1996; Pavarini, 1996b) y se registracomunmente miedos a diferentes tipos de delitos entre varones y mujeres - de acuerdo a las configuracionesde lo femenino y lo masculino en cada contexto social y cultural particular (Mosconi, 1995; Mosconi-

    Guarnieri, 1996; Schwarzenegger, 1991). Tambin el nivel de instruccin es una variable que trae aparejadadiferencias importantes en lo que se refiere al miedo a la criminalidad: en general los mas instruidos sesienten mas seguros (Toharia, 1994; Mosconi, 1995; Mosconi-Guarnieri, 1996; Ocqueteau-Perez Diaz, 1990)y los diferentes niveles de instruccin se correlacionan con distintos tipos de delitos temidos. Con unaincidencia muy similar, que acompaa muchas veces el nivel de instruccin, se registra la variable del nivelde ingresos: quienes poseen mayor nivel de ingresos, se siente mas seguros y a la inversa (Toharia, 1994;

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    La sensacin de inseguridad no se relaciona directa y linealmente con el riesgo deser vctima de un hecho calificado como delito por la ley penal, ya que en su produccinsocial influyen otros factores de idntica importancia de aqul. 5Frente al estereotipo deque aquellos que han sido vctimas de un delito necesariamente se sienten ms inseguros,esto no se verifica comnmente en las investigaciones empricas al respecto.

    En este sentido, ms que las experiencias de victimizacin, la fragilidad de las

    posiciones sociales (mujeres, ancianos, pobres, poco instruidos) se asociasignificativamente a la produccin de sensacin de inseguridad (cfr.Mosconi, 1995;Mosconi-Guarnieri, 1996): "En general, mas all de las variaciones que es posibleencontrar, todo confirma que el miedo a la criminalidad... representa mas que la expresinde una demanda realista de mayor seguridad, el lenguaje de un malestar debido a la propiasituacin social y existencial, a la dificultad, bajo la presin de las urgencias cotidianas, deabrirse a expectativas menos estereotipadas y convencionales; a la bsqueda implcita oinconsciente de una mayor seguridad social considerada en trminos globales, de una msslida pertenencia social, al temor de ir contra aquellos que son considerados los principiosprevalentes de una colectividad de la cual se siente excluido; o ms simplemente, aldesahogo agresivo por las frustraciones sufridas, orientado hacia el desviado, en clsico rolde chivo expiatorio" (Mosconi-Toller, 1998, 179-180).

    Ambos planos de la inseguridad urbana, el riesgo de victimizacin y la sensacin deinseguridad, se encuentran vinculados pero son independientes, es decir, si se produce unatransformacin en uno no necesariamente se producir una transformacin equivalente -otransformacin alguna- en el otro. En esta direccin es preciso reconocer la entidadespecfica de la sensacin de inseguridad.

    El reconocimiento del proceso de construccin social de la sensacin de inseguridad, nole quita -al igual que al delito- "realidad", no la hace una ilusin, ni rebaja su peso en ladeterminacin de la calidad de vida de los ciudadanos, pero si le otorga complejidad a labsqueda de estrategias para su conocimiento Y al mismo tiempo representa un desafopara la empresa de gobernar una "cuestin criminal" que se amplia al inseguro terreno delos sentimientos sociales.

    Hale, 1996). Tambin se descubre la heterogeneidad y complejidad de la sensacin de inseguridad comoconstruccin social al interrogarla desde variables que no son subjetivas sino socioterritoriales: as, porejemplo, en los grandes centros urbanos, la sensacin de inseguridad es mayor que en los centros urbanosmedianos y pequeos. (Hale, 1996; Mosconi, 1995; Mosconi-Guarnieri, 1996)

    5As Duprez-Heili (1992) han sealado como el sentimiento de inseguridad se encuentra menos difundido enaquellos barrios que son precisamente los mas inseguros objetivamente. Como sealan Mosconi-Toller (1998)esto se puede deber a diversas razones: la presencia de un proceso de remocin autoasegurativa en la zonas enriesgo; el acostumbramiento a un cierto nivel de ilegalidad como dato de contexto, la prevalencia, respecto ala objetividad del riesgo, de otras variables subjetivas en la determinacin de las representaciones delcontexto, etc.6De hecho, en la investigacin realizada por Schwarzenegger (1991) slo las victimas de delitos violentosposeen, por lo comn, ms miedo frente al delito que las personas que no han sido vctimas -y en elloimpacta mucho mas que la experiencia de victimizacin el gnero y la edad. (cfr. tambin Hale, Pack, Salked,1994; Hale, 1996). En los casos de investigaciones empricas en las que se ha comprobado un nexo entre

    experiencia de victimizacin y sensacin de inseguridad -cualquiera sea el tipo de delito de que se trate- secomprueba que el impacto de dicha victimizacin es limitado en el tiempo - refirindose al lmite de un ao,ver Schwarzenegger (1991). Y en esos casos, como seala Schwarzenegger (1991), la sensacin deinseguridad tiene un carcter predominantemente cognitivo -se reconoce como probable que se pueda sufrirun delito- pero esto no implica un verdadero estado de ansiedad.

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    b. Fuentes Estadsticas de Conocimiento de la Cuestin Criminal: Tipos,Caractersticas, Alcances y Limitaciones en la Argentina.

    "Si uno toma seriamente el argumento de que las secuencias deactividad humana se transforman individualmente en definibles ycuantificables como "delitos" solo como el producto final de un

    conjunto de procesos sociales interactivos e interpretativos complejosy perpetuamente cambiantes, la idea de un total de delitos "real"empricamente descubribles se hace un absurdo. Un metfora msapropiada para la produccin de conocimiento criminolgico podraser un constante repintar -por un ejercito de artistas con diferentesestilos y tcnicas- un lienzo de tamao indeterminado, cada veziluminando nuevas reas o pintando nuevamente viejas reas enmayor detalle o de forma diferente" ( Maguire, 1997, 142).

    La cuestin criminal en tanto objeto complejo resulta difcilmente asible a travs de unanica estrategia de investigacin emprica. De all que se apele contemporneamente cadavez ms, acadmicamente, a la combinacin del anlisis de diversas fuentes de informacin

    emprica que pueden tener como sustrato tcnicas de produccin cuantificada o nocuantificada de datos sobre la cuestin criminal.

    Tradicionalmente las ciencias sociales sobre la cuestin criminal, han desarrolladoinvestigaciones empricas tanto de corte cuantitativo como de corte cualitativo sobre esteobjeto complejo. Basta como ejemplo de las primeras, las obras pioneras de Quetelet yGuerry (cfr. al respecto Beirne, 1993, 65-142) y como ejemplo de las segundas, losnumerosos estudios -tambin pioneros- de la Escuela de Chicago (ver, al respecto, Melossi,1992). Sin embargo -como en buena medida suceda en las ciencias sociales en general-ests dos lneas de investigacin emprica corrieron en paralelo en las ciencias socialessobre la cuestin criminal durante el siglo XX -salvo ciertas excepciones- mantenindosecomo bandos divididos frreamente por trincheras ontolgicas y gnoseolgicas difciles deatravesar. Desde la dcada del 60, desde posiciones epistemolgicas y metodolgicas ms

    flexibles en el contexto de la reconfiguracin del objeto a conocer, se observa elcrecimiento progresivo de una clara tendencia a la interaccin entre las diversas fuentes deconocimiento de la cuestin criminal. Esta interaccin posee menos el carcter de unasolucin general -aunque en algunos casos, tambin se trate de ello- frente a los problemasde la investigacin emprica en este campo, que un conjunto de salidas contingentes ms omenos amalgamadas frente a los dilemas de la complejidad que nos ofrece la cuestincriminal en el presente.

    La produccin de datos a travs de tcnicas cuantificadas sobre la cuestin criminal, hatenido siempre un rol central en las ciencias sociales sobre la cuestin criminal; y no sloen ella, pues este "lenguaje de los nmeros" tambin se ha impuesto ampliamente en losdiscursos en torno a la criminalidad y al sistema penal en los medios masivos decomunicacin y la poltica.

    A travs de nmeros es posible pintar -para seguir con la metfora de Maguire- uncuadro de la cuestin criminal. Pero es slo eso, un cuadro entre los posibles. Los diversostipos de fuentes de conocimiento producen aperturas diferentes a la cuestin criminal,poniendo luz y sombra, con distribuciones distintas. Ninguna de ellas debe ser consagrada,

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    jerarquizada, priorizada, frente a las otras posibles, sino que es preciso asumirlas en suscaractersticas y limitaciones, para a partir de all explorar su riqueza. Por eso, en el pintarcon nmeros, la cautela debe ser extrema pues las posibilidades de errar en el trazo sonmltiples. Slo a travs de la cautela, el cuadro alcanzar algunos rasgos aproximativos alas caractersticas reales de la cuestin criminal en la vida social.

    El uso de los nmeros para pintar la cuestin criminal ha estado, en cierta medida,

    asociado a las instituciones estatales dedicadas especficamente al gobierno de lacriminalidad. Es en este sentido, la fuente de conocimiento de este objeto complejo ms"comprometida" -y de all surge un buen nmero de sus limitaciones. Sin embargo,tambin se han desarrollado investigaciones empricas sobre la cuestin criminal ms alldel Estado que han producido datos a partir de tcnicas cuantificadas (por ejemplo, ennuestro pas, las investigaciones llevadas adelante por el CELS sobre la violencia y lacorrupcin policial, ver, por ejemplo CELS, 1999). En este documento de trabajo nosconcentraremos slo en las primeras.

    Existen diversas fuentes estadsticas de conocimiento de la cuestin criminal producidaspor instituciones estatales pero no todas ellas se refieren a los mismos componentes de lacuestin criminal. Es decir, que las diversas fuentes estadsticas ofrecen usos posibles parailuminar sectores de este objeto complejo. No todas las fuentes estadsticas de

    conocimiento de la cuestin criminal tienen idntico grado de desarrollo en la Argentina y,por ende, no en todos los casos nos brindan los colores necesarios para pintaradecuadamente. Podramos decir, siguiendo con la metfora, que en el presente, a partir delos materiales disponibles, slo es posible realizar bosquejos. Las fuentes estadsticas deconocimiento de la cuestin criminal producidas desde las instituciones estatales pueden serdistinguidas inicialmente en cuanto a los componentes de la misma que tiendenfundamentalmente a iluminar -mas all de sus ambivalencias- en estadsticas sobre lacriminalidad y estadsticas sobre el sistema penal.

    Estadsticas sobre la Cr iminal idad.

    Algunas de las fuentes estadsticas de conocimiento de la cuestin criminal han sido

    visualizadas como "estadsticas sobre la criminalidad", es decir, exclusivamente referidas alos comportamientos efectivamente producidos en la vida social que son consideradosdelito por la ley penal y como tal definidos por determinados agentes estatales o noestatales. Es cierto, que el foco de estas fuentes estadsticas est orientado en esta direccin,pero sin embargo, tambin ilustran sobre los procesos a travs de los cuales determinadosagentes estatales y no-estatales constituyen a dichos comportamientos como delictivos, lasdecisiones que toman y las formas de experimentarlos y tratarlos a partir de ellas.

    1. Estadsticas Oficiales.

    Las llamadas "estadsticas oficiales" sobre la criminalidad son aquellas informacionescuantificadas sobre comportamientos efectivamente producidos en la vida social,

    presuntamente delictuosos, generadas en los procesos de definicin y registracin por partede instituciones estatales en el marco de sus actividades de gobierno de la criminalidad. Ladefinicin y registracin de un comportamiento como presuntamente delictuosos por partede estas instituciones estatales, lo "oficializa". Estas "estadsticas oficiales" se subdividena su vez en dos tipos, de acuerdo a la institucin estatal de cuya actividad emanan: las

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    estadsticas policiales y las estadsticas judiciales. Ambas poseen caractersticas diferentesen funcin de ser confeccionadas a partir de la actividad cotidiana de diversas institucionesestatales, en momentos diferentes con respecto al proceso de "transformacin de un hechobruto en hecho institucional" (Pires, 1993 y 2000), con metodologas y finalidades distintas.En Argentina, coexisten instituciones policiales y judiciales provinciales coninstituciones policiales y judiciales federales lo que complejiza an ms la configuracin de

    ambas fuentes estadsticas "oficiales". Ambas presentan en la actualidad diverso grado decentralizacin y sistematizacin a escala nacional.

    a. Estadsticas Policiales

    Las estadsticas policiales sobre la criminalidad son el conjunto de las informacionescuantificadas sobre los comportamientos efectivamente producidos en la vida social,presuntamente delictuosos, que nacen de la actividad de definicin y registracin por partede las instituciones policiales y fuerzas de seguridad. En la Argentina coexisten, en elplano federal, la Polica Federal Argentina, la Gendarmera Nacional y la Prefectura NavalArgentina y en el plano provincial, veinticuatro policas provinciales (Palmieri, 1997). Estohace que cada una de dichas instituciones estatales produzca su propia informacin sobre

    los comportamientos presuntamente delictuosos registrados.Las estadsticas policiales en la Argentina presentan como primer antecedente las

    estadsticas elaboradas desde 1887 por la Polica de la Capital Federal y elevadasanualmente al Ministerio del Interior de la Nacin (cfr. Blackwelder-Johnson, 1984; Ruibal,1993). A partir de 1971 los registros mensuales elaborados por las diferentes institucionespoliciales y fuerzas de seguridad de la Argentina pasaron a ser reunidas y sistematizadaspor el Registro Nacional de Reincidencia y Estadsticas Criminales. La carencia de recursosdurante estas tres ltimas dcadas haba permanentemente obstaculizado la elaboracincompleta de los registros enviados por las instituciones policiales y fuerzas de seguridad ysu recoleccin y procesamiento adecuado por parte del RNREC, lo que haba influido en lacalidad de las estadsticas policiales producidas y haba repercutido en la ausencia deanlisis de las mismas.

    Desde enero del ao 1999, las instituciones policiales y fuerzas de seguridad,comenzaron a enviar el registro mensual de todos los hechos presuntamente delictuososocurridos que contaron con su intervencin en las respectivas jurisdicciones, a la DireccinNacional de Poltica Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nacinque en el marco del Sistema Nacional de Informacin Criminal haba asumido la tarea derecabar, sistematizar y analizar las estadsticas policiales, pretendiendo paliar las carenciasevidenciadas en el pasado, avanzando progresivamente en el mejoramiento de la calidad dela informacin producida. En julio del ao 2000 ha sido sancionada la Ley 25266 deEstadsticas Criminolgicas que le da una nueva redaccin al art. 13 de la L. 22117estableciendo que: "Todos los tribunales del pas con competencia penal, los representantesdel Ministerio Publico ante ellos, la Polica Federal Argentina, las policas provinciales, lasotras fuerzas de seguridad y los servicios penitenciarios deben remitir a la Direccin

    Nacional de Poltica Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nacinlos datos que esta dependencia les requiera a los fines de confeccionar anualmente laestadstica general sobre la criminalidad en el pas y el funcionamiento de la justicia". Apartir de esta nueva legislacin, este organismo pblico es el nico encargado de laconfeccin de todas las estadsticas oficiales sobre la criminalidad, incluidas las estadsticas

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    policiales7-por ello se renombr legalmente al antiguo RNREC como Registro Nacional deReincidencia.

    Los registros mensuales desde el ao 1999 se han realizado en base a una planillaprincipal confeccionada por la DNPC, que ha ido sufriendo diversas alteraciones a lo largodel tiempo9. Esta planilla era completada originariamente por cada institucin policial ofuerza de seguridad con respecto a la totalidad de hechos presuntamente delictuososregistrados en cada jurisdiccin. La Gendarmera Nacional y la Polica Federal Argentinaenviaban la informacin relativa a la totalidad del pas, a diferencia de la Prefectura NavalArgentina que enviaba la informacin desagregada por provincias. A partir de septiembrede 1999 se avanz en la desagregacin geogrfica de dicha informacin y cada institucinpolicial provincial informaba sobre cada departamento provincial, en planillas separadas .En el caso de la Polica Federal Argentina, se distingui la informacin referida a la Ciudadde Buenos Aires y en particular, la referida a las diversas seccionales policiales existentesen la misma.

    Desde enero del 2000, a su vez la informacin de la Prefectura Naval Argentina seencuentra desagregada por cada departamento de cada provincia y la producida por laGendarmera Nacional se encuentra desagregada por provincias. Tambin partir de enerodel 2000 se avanz aun ms en la desagregacin geogrfica de la informacin provista por

    las instituciones policiales provinciales pues se completa una planilla mensual por cadaseccional policial emplazada en el departamento capital de la jurisdiccin -aunque slo el50% de las instituciones policiales provinciales cumple actualmente con esta exigencia.

    La tipificacin de los hechos presuntamente delictuosos en esta planilla, continuandocon la tradicin de relevamiento llevado a cabo por el Registro Nacional de Reincidencia yEstadstica Criminal, se encuentra fuertemente asociada a las figuras y tipos penalesdescritos en el Cdigo Penal. Se agrupan siguiendo en parte la tipificacin del CdigoPenal -la excepcin ha sido losDelitos contra el Estado - de modo tal que puedan a simplevista identificarse grupos segn los bienes jurdicos afectados, distinguiendo: Delitoscontra las personas, Delitos contra la honestidad y el honor, Delitos contra la propiedad,

    Delitos contra el Estado, Delitos contra la libertad, Delitos contra el estado civil yDelitosprevistos en leyes especiales, con la excepcin de la ley 23.737 de Estupefacientes -que,

    por tratarse de aquella que dentro de las leyes especiales concentra la mayor frecuencia dehechos, ha sido considerada aparte. Por ltimo se registran lasFiguras Contravencionales.

    Se solicita tambin informacin en los registros mensuales, discriminadamente, sobredeterminados tipos de delitos en particular, en el marco de las familias antes mencionadas;a saber: homicidios culposos en hechos de trnsito, lesiones culposas en hechos de trnsito,

    7En este punto, se legalizaba de esta manera la prctica que se desarrollaba ya desde enero de 1999.8Sin embargo, esto no impide que las diferentes instituciones policiales y fuerzas de seguridad configuren la

    informacin estadstica sobre su propia actividad de registracin de hechos presuntamente delictuosos,destinada no slo al "consumo interno", ya que tambin la brindan tanto a los medios de comunicacin comoa los funcionarios polticos, y en ciertas ocasiones se ha dado que no coinciden con aquella que sobre losregistros mensuales que envan esas mismas instituciones policiales y fuerzas de seguridad ha elaborado la

    DNPC -un ejemplo de ello recientemente se dio en la Provincia de Buenos Aires.9La planilla es acompaada con un instructivo, en el que se aclaran los trminos empleados en la misma y seestablecen ciertas reglas para completarla.

    10Sin embargo haba policiales provinciales que no cumplan con este requerimiento, continuando enviandosolo una planilla por toda la provincia, como Mendoza, Salta y Catamarca. Las dos ltimas desde enero del2000 comenzaron a enviar por departamentos y unidades regionales, respectivamente; pero Mendoza sigueenviando slo una planilla para toda la provincia.

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    homicidios culposos por otros hechos, lesiones culposas por otros hechos, homicidiosdolosos, homicidios dolosos en grados de tentativa, violacin, robo, tentativa de robo,hurto, tentativa de hurto, delitos contra la seguridad pblica, delitos contra el orden pblico,delitos contra la seguridad de la nacin, delitos contra los poderes pblicos y el ordenconstitucional, delitos contra la administracin pblica y delitos contra la fe pblica.

    A partir del ao 2000 se introdujeron algunos cambios con respecto a la planilla

    empleada en 1999. En primer lugar, se introdujo el pedido de informacin sobredeterminados tipos de delitos en particular que no estaban comprendidos en la planilla de1999: lesiones dolosas y amenazas. Tambin se solicit que se distinguiera a los robosagravados por el resultado de lesiones y/o muertes del resto de los robos - al igual que alnivel de las tentativas. Por otro lado, para todos los tipos de delitos se solicit que sedistinga si el conocimiento del hecho presuntamente delictuoso ha nacido de la denuncia deun particular o de la intervencin policial. Por ltimo, con respecto a los delitos contra laspersonas y contra el honor, se solicita informacin sobre la cantidad y gnero de lasvctimas.

    En las estadsticas policiales se abordan como objeto central los hechos presuntamentedelictuosos. Se trata de hechos presuntamente delictuosos, y no simplemente delictuosos,ya que se trata de informacin brindada por las instituciones policiales y fuerzas de

    seguridad que constituyen la puerta de entrada del sistema penal y nada impide que unhecho que es considerado como delictivo en los registros mensuales que envan lasdiferentes instituciones policiales y fuerzas de seguridad sea negado como talposteriormente en el marco del proceso penal. En el mismo sentido, es posible que ladefinicin de un hecho como exponente de un determinado tipo de delito por parte de lasinstituciones policiales y fuerzas de seguridad sea luego alterada en el marco de lasinvestigaciones policiales y judiciales. Es necesario tambin distinguir los "hechospresuntamente delictuosos" de los "casos" ya que muchas veces una accin singular o uncomplejo de actividad que se considera un caso policial puede albergar varios hechospresuntamente delictuosos. Las estadsticas policiales se refieren siempre a estos ltimos -como lo aclaran los instructivos elaborados por la DNPC.

    Como decamos ms arriba, si bien el objeto central de las estadsticas policiales son los

    hechos presuntamente delictuosos, desde el ao 2000, en ciertos tipos de delitos -contra laspersonas y contra el honor y la honestidad- se produce una limitada cantidad deinformacin sobre las vctimas.

    Por otro lado, tambin desde enero de 1999 se envan a ciertas instituciones policialesprovinciales, a saber, las de las provincias de Crdoba, Santa Fe y Tucumn, unas planillascomplementarias para que informen mensualmente y por cada departamento provincial,en particular, sobre los homicidios dolosos y los homicidios culposos en accidentes detrnsito registrados en cada departamento provincial. A partir de febrero del ao 2000 seincorpor tambin la Ciudad de Buenos Aires -en donde la informacin se desagrega porseccional policial- y desde octubre del 2000 se ha extendido a todo el pas -aunque slo locumplen un 60 o 70% de las instituciones policiales o fuerzas de seguridad.

    Con respecto a los homicidios dolosos, por cada hecho se registra:

    - la fecha y hora del hecho;- el nombre de la calle o ruta y la altura o kilmetro en que tuvo lugar;

    11Cada una de las planillas es acompaada con un instructivo, en el que se aclaran los trminos empleados enla misma y se establecen ciertas reglas para completara

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    - la localidad en que sucedi;- el tipo de lugar en que se produjo, distinguiendo entre: va pblica, domicilioparticular, comercio, interior de rodados, crcel o comisara u otro lugar aespecificar;

    - la clase de arma empleada, distinguiendo entre: arma de fuego, arma blanca u otraarma a especificar;

    -

    si el hecho se produjo en ocasin de otro delito, distinguiendo en caso afirmativo, sise realiz en ocasin de: un robo, una violacin u otro delito a especificar.

    - los datos de la vctima y del imputado, a saber: sexo, edad y clase -distinguiendo eneste ltimo caso: si se trataba de un civil, de un polica en servicio, de un policafuera de servicio, de un agente de seguridad privada o de un miembro de otra fuerzade seguridad.

    Con respecto a los homicidios culposos en accidentes de trnsito, por cada hecho seregistra:

    - la fecha y hora del hecho;- el nombre de la calle o ruta y la altura o kilmetro en que tuvo lugar;-

    la localidad en que sucedi;- si se produjo en una interseccin de calles o rutas;- si exista un semforo y eventualmente, si funcionaba bien o no;- el modo de produccin del hecho, distinguiendo entre: colisin vehculo-persona;- colisin vehculo-vehculo, colisin vehculo-objeto; vuelco o despiste u otro modo

    a especificar;- las condiciones climticas en las que se produjo, distinguiendo entre: normal,

    niebla, lluvia o llovizna, nieve o granizo u otra condicin.- los datos de la vctima; a saber: sexo, edad, clase -distinguiendo entre conductor,

    acompaante, pasajero, peatn u otra a especificar- y tipo de vehculo (excluyendo alos peatones) -distinguiendo entre: micro de larga distancia, colectivo, camin,camioneta, automvil, motocicleta, ciclomotor, bicicleta, tren u otro a especificar.

    -

    los datos del imputado; a saber: sexo, edad y tipo de vehculo-distinguiendo entre:micro de larga distancia, colectivo, camin, camioneta, automvil, motocicleta,ciclomotor, bicicleta, tren u otro a especificar.

    Con respecto a estos dos tipos de delitos en particular se produce, entonces, unaimportante cantidad de informacin tanto con respecto a la modalidad del comportamientoy a su contexto espacial y temporal como con respecto a los ofensores y ofendidos,profundizando lo que se elabora a partir de la planilla principal.

    Desde octubre del 2000 -en forma experimental y para que funcione plenamente a partirdel ao 2001- se ha comenzado a enviar a todas las instituciones policiales y fuerzas deseguridad del pas una planilla complementaria a ser completada por departamento de cadaprovincia por mes con respecto a los delitos contra la propiedad.12En ella se registra la

    siguiente informacin:

    12La planilla es acompaada con un instructivo, en el que se aclaran los trminos empleados en la misma y seestablecen ciertas reglas para completarla

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    - cantidad de hurtos, robos, robos de bancos, robos de autos, extorsiones, secuestros,estafas, usura, quiebras, usurpacin y daos, distinguiendo entre la cantidad dehechos en que los inculpado son conocidos de aquellos en los que no.

    - con respecto a los hurtos, robos y robos de autos, el tipo de lugar en que estoshechos se produjeron, distinguiendo entre; va pblica (calles, plazas, etc),comercios, domicilio particular u otro lugar a especificar.

    -

    con respecto a los hurtos, robos, robos de autos y robos de bancos, el momento delda en que se produjeron estos hechos, distinguiendo cuatro franjas horarias,

    - con respecto a esos mismos tipos de delitos contra la propiedad, la cantidad dehechos en los que se empleo arma y la cantidad en los que no se empleo,distinguiendo en su caso entre arma de fuego y otras armas a especificar.

    - con respecto a esos mismos tipos de delitos contra la propiedad, la cantidad deinculpados, distinguiendo entre aquellos de sexo masculino y aquellos de sexofemenino.

    - con respecto a esos mismos tipos de delitos contra la propiedad, la cantidad deinculpados distinguiendo por edades, entre los menores de 18 aos, los entre 18 y21 aos y los mayores de 21 aos.

    Con respecto a tipos de delitos en particular se producir, entonces, una importantecantidad de informacin tanto con respecto a la modalidad del comportamiento y a sucontexto espacial y temporal como con respecto a los ofensores y ofendidos, profundizandolo que se elabora a partir de la planilla principal y avanzando en las posibilidades de hacercomparables las estadsticas policiales con las estadsticas de victimizacin.

    La DNPC produce un informe anual sobre las estadsticas policiales en el pas, queincluye la principal informacin estadstica y un anlisis de la misma (cfr. DNPC, 2000a) yun reporte semestral con los principales datos estadsticos con respecto a la totalidad delpas. Tambin ha comenzado a desarrollar paralelamente informes sobre jurisdicciones enparticular en los que se pretende ampliar la cantidad de informacin estadstica yprofundizar en el anlisis de la misma -hasta ahora se ha desarrollado un informe sobre laCiudad de Buenos Aires incluyendo las estadsticas policiales sobre el ao 1999 y el primer

    cuatrimestre del 2000, a los fines de contribuir al desarrollo del diagnstico sobre el estadode la seguridad urbana en el marco de la implementacin del Plan Nacional de Prevencindel Delito (cfr. DNPC, 2000b).

    b. Estadsticas Judiciales.

    Las estadsticas judiciales sobre la criminalidad son el conjunto de las informacionescuantificadas sobre los comportamientos efectivamente producidos en la vida social,presuntamente delictuosos, que nacen de la actividad de definicin y registracin por partede las instituciones judiciales penales, en el marco del desarrollo de los procesos penales.En la Argentina, existe una administracin federal de justicia penal con jurisdiccin sobretodo el territorio nacional con competencia sobre determinados tipos de delitos, una

    administracin "nacional" de justicia penal cuya jurisdiccin es la Ciudad de Buenos Airesy veinticuatro provinciales administraciones de justicia penal. Esto hace que cada una dedichas instituciones estatales produzca su propia informacin sobre los comportamientospresuntamente delictuosos procesados.

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    A diferencia de lo que sucede con las estadsticas policiales, ms all del mandato legalque emerge de la Ley 25266 que le confiere a la Direccin Nacional de Poltica Criminaldel Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nacin el deber de confeccionar lasestadsticas judiciales sobre la criminalidad para todo el pas, aun no se ha avanzado endicha centralizacin y sistematizacin13. Existe entonces una pulverizacin de esta fuenteestadstica de conocimiento sobre la cuestin criminal en torno a, por un lado, el poder

    judicial federal y por el otro, los diversos poderes judiciales provinciales. Esto se traduce enuna diversidad de criterios para la recoleccin y produccin de informacin estadstica enmanos de oficinas administrativas de los diversos poderes judiciales, dependientes de lasdistintas cortes supremas o tribunales supremos. Y no en todos los casos esta informacinestadstica es editada y publicada -por ejemplo, en la Provincia de Tucumn. Si bienexisten algunos datos que resultan claramente comunes y por ende, comparables en lasdiversas jurisdicciones (por ejemplo, la cantidad de procesos penales que se han iniciado enun ao), en la mayor parte de los casos esto no es as.

    Podemos tomar como ejemplo, la Ciudad de Buenos Aires. Las estadsticas judicialescon respecto a esta jurisdiccin son elaboradas desde 1991 por la Oficina de Estadsticasdependiente de la Secretara de Superintendencia Judicial de la Corte Suprema de Justiciade la Nacin. En ellas se hace alusin a los procesos penales tramitados por los Juzgados

    en lo Criminal y Correccional Federal y los Tribunales Orales en lo Criminal Federal conasiento en la CBA, los Juzgados en lo Criminal de Instruccin, los Tribunales Orales en loCriminal, los Juzgados Nacionales en lo Penal Econmico, los Tribunales Orales en loPenal Econmico, los Juzgados Nacionales en lo Correccional y los Juzgados Nacionalesde Ejecucin Penal. Anualmente la Oficina de Estadsticas publica un informe con lasestadsticas judiciales de todos los fueros, incluidos los vinculados a la criminalidad. Elltimo informe es el referido al ao 1999. (CSJN, 2000)

    Estas estadsticas judiciales sobre la criminalidad poseen como objeto central dereferencia los procesos penales iniciados y desarrollados en el contexto de la administracinde justicia penal - a diferencia de los "hechos presuntamente delictuosos"- y en estesentido, ofrecen una apertura evidentemente ms acotada que aquella de las estadsticaspoliciales a la "criminalidad real" -en cierta medida se observa cuantitativamente, en todas

    las jurisdicciones, la imagen de un embudo, cuya boca es la institucin policial y que se vaangostando en la medida en que se van atravesando las diversas etapas del proceso penal.No se presenta ningn tipo de informacin sobre las vctimas de los delitos -a diferenciatambin de las estadsticas policiales. Sobre los potenciales ofensores, slo se presenta lainformacin referida a si se encuentran detenidos o no durante en el proceso penal.

    En estas estadsticas judiciales penales con respecto a la Ciudad de Buenos Aires,por ejemplo, se presentan los siguientes datos:Con respecto a los Juzgados en lo Criminal y Correccional Federal.- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad de causas elevadas a juicio por ao.- Cantidad de causas sobresedas por ao.

    13 Actualmente en la DNPC se est elaborando un diseo para la creacin y funcionamiento de un sistemanacional de estadsticas judiciales sobre la criminalidad.14Es cierto que las regulaciones procesales penales son diferentes en la esfera federal y en las diversas esferasprovinciales, pero esto no implica necesariamente que resulte imposible la construccin de criterioshomogneos para la produccin de una estadstica judicial sobre la criminalidad general para todo el pas.

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    - Cantidad de causas desestimadas por ao.- Cantidad de causas en resueltas de otras formas por ao.- Cantidad de causas prescritas por ao.- Cantidad de causas apeladas por ao.- Cantidad de causas recurridas por ao.- Cantidad de causas archivadas por ao.

    -

    Cantidad de causas resueltas por ao y cantidad de las que continan tramitando.- Cantidad de causas en las que hay querellante particular por ao.- Cantidad de causas en las que hay actor civil por ao.- Cantidad y gnero de personas detenidas por ao.- Cantidad de sentencias condenatorias y absolutorias dictadas por ao.- Cantidad de sentencias de condena efectiva y de condena en suspenso dictadas por ao.

    Con respecto a los Tribunales Orales en lo Criminal Federal:- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad y gnero de personas detenidas en procesos penales ante los tribunales orales

    por ao.

    -

    Cantidad de causas resueltas y que continan tramitando a travs del juicio abreviado yde debate oral por ao.

    - Cantidad de causas archivadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas desestimadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas prescritas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas resueltas de otras formas a travs del juicio abreviado y del debate

    oral por ao.- Cantidad de sentencias condenatorias y absolutorias a travs del juicio abreviado y de

    debate oral por ao.- Cantidad de sentencias de condena efectiva y de condena en suspenso a travs del juicio

    abreviado y del debate oral por ao.- Cantidad de causas en las que se presenta un recurso por ao.

    -

    Cantidad de causas por tipo de hecho y tipo de resolucin tramitadas por ao.

    Con respecto a los Juzgados en lo Criminal de Instruccin.- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad de causas elevadas a juicio por ao.- Cantidad de causas sobresedas por ao.- Cantidad de causas desestimadas por ao.- Cantidad de causas archivadas por ao.- Cantidad de causas en las que se declara rebelda por ao.- Cantidad de causas que se resuelven por otras formas por ao.- Cantidad de causas prescritas por ao.

    -

    Cantidad de causas resueltas por ao y cantidad de las que continan tramitando.

    Con respecto a los Tribunales Orales en lo Criminal.- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.

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    - Cantidad y gnero de personas detenidas en procesos penales ante los tribunales oralespor ao.

    - Cantidad de causas resueltas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas archivadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas sobresedas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de personas condenadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.

    -

    Cantidad de personas absueltas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de sentencias con condenas de cumplimiento efectivo y ejecucin en suspenso

    en juicio abreviado y debate oral por ao.- Cantidad de causas con resolucin pendiente ante un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas con querellante particular ante un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas en las que se declara la incompetencia en un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas por tipo de hecho tramitadas por ao.

    Con respecto a los Juzgados Nacionales en lo Penal Econmico:- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad de causas sobresedas por ao.

    -

    Cantidad de causas desestimadas por ao.- Cantidad de causas prescritas por ao.- Cantidad de causas que se resuelven de otras formas por ao. - Cantidad de causas apeladas por ao.- Cantidad de causas recurridas por ao.- Cantidad de causas resueltas por ao y cantidad de las que continan tramitando.- Cantidad de sentencias absolutorias y condenatorias por ao.- Cantidad de sentencias condenatorias de cumplimiento efectivo y de cumplimiento en

    suspenso por ao.- Cantidad de causas elevadas a juicio por ao.- Cantidad y gnero de personas detenidas en procesos penales por ao.- Cantidad de causas con querellante particular por ao.

    -

    Cantidad de causas con actor civil por ao.- Cantidad de causas por tipo de hecho y por tipo de sentencia tramitadas por ao.

    Con respecto a los Tribunales Orales en lo Penal y Econmico:- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad y gnero de personas detenidas en procesos penales ante los tribunales orales

    por ao.- Cantidad de causas resueltas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas archivadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de causas sobresedas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de personas condenadas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.

    -

    Cantidad de personas absueltas a travs del juicio abreviado y de debate oral por ao.- Cantidad de sentencias con condenas de cumplimiento efectivo y ejecucin en suspensoen juicio abreviado y debate oral por ao.

    - Cantidad de causas con resolucin pendiente ante un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas con querellante particular ante un tribunal oral por ao.

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    - Cantidad de causas con actor civil ante un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas en las que se declara la incompetencia en un tribunal oral por ao.- Cantidad de causas por tipo de hecho tramitadas por ao.

    Con respecto a los Juzgados Nacionales en lo Correccional:- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad de causas sobresedas por ao.- Cantidad de causas desestimadas por ao.- Cantidad de causas prescritas por ao.- Cantidad de causas en las que se declara rebelda por ao.- Cantidad de causas que se resuelven de otras formas por ao.- Cantidad de causas apeladas por ao.- Cantidad de causas recurridas por ao.- Cantidad de causas resueltas por ao y cantidad de las que continan tramitando.- Cantidad de sentencias absolutorias y condenatorias por ao.- Cantidad de sentencias condenatorias de cumplimiento efectivo y de cumplimiento en

    suspenso por ao.

    - Cantidad de causas en las que se ha registrado una suspensin del juicio a prueba.

    Con respecto a los Juzgados Nacionales de Ejecucin Penal- Cantidad de causas tramitadas anualmente, distinguiendo ya existentes, ingresadas y

    reingresadas.- Cantidad de causas con suspensin aprueba por ao.- Cantidad de causas con ejecucin en suspenso por ao.- Cantidad de causas de multas por ao.- Cantidad de causas de ejecucin de pena de multa por ao.- Cantidad de causas de detencin domiciliaria por ao.- Cantidad de causas en las que se revoca la suspensin de la ejecucin por ao.- Cantidad de libertades condicionales concedidas, denegadas y revocadas por ao.

    -

    Cantidad de causas en las que se registran medidas de seguridad iniciadas y terminadaspor ao.

    - Cantidad de causas archivadas por ao.- Cantidad de causas que se mantienen en trmite por ao.- Cantidad de causas porjuzgados o tribunal de origen por ao.

    c. Limitaciones de las Estadsticas Oficiales

    Las estadsticas oficiales poseen ciertas limitaciones como fuente de conocimiento de lacuestin criminal, que han sido sealadas internacionalmente en la literatura acadmicadesde la dcada del 60. Las limitaciones de las estadsticas oficiales pueden reunirse bajodos rubros: la cuestin de la "cifra negra de la criminalidad" y la cuestin del "carcter

    manufacturado" de las estadsticas oficiales (Downes-Rock, 1998, 50).La cuestin de la "cifra negra de la criminalidad" es el ms macroscpico problema

    de las estadsticas oficiales de la criminalidad. La "cifra negra de la criminalidad" es laexpresin que se utiliza para referirse al fenmeno que en el primer apartado de estedocumento de trabajo hemos denominado globalmente "criminalidad sumergida", pero slo

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    con respecto a las estadsticas oficiales sobre el delito, en tanto representaciones de la"criminalidad aparente"15. La "cifra negra de la criminalidad" representa el conjunto deconductas realizadas efectivamente en la vida social que presuntamente se asocian a lastipificaciones contenidas en la ley penal, que no han sido registradas y oficializadas por lasagencias estatales competentes, instituciones policiales e instituciones judiciales. Muchasvariables inciden en esta distancia entre "criminalidad real" y "criminalidad aparente" en el

    caso de las estadsticas oficiales: la falta de motivacin de los ciudadanos para denunciar elhecho presuntamente delictuoso a las policas - porque se considera que el dao ocasionadoes demasiado leve como para justificar el costo de llevar adelante ese tramiteadministrativo, porque se considera que las policas son inefectivas u hostiles, porque lavctima puede tener algn grado de involucramiento en el hecho presuntamente delictuoso,porque la vctima puede ser vulnerable socialmente frente a potenciales represalias, etc. -;la institucin policial frente a la denuncia de un ciudadano, en ciertos casos, desestima quese trate de un hecho presuntamente delictuoso, puede directamente no actuar paracomprobar si es o no un hecho presuntamente delictuoso pues no posee capacidadinstitucional o los miembros que reciben la denuncia no desean hacerlo; el ministeriopblico puede desechar la denuncia realizada ante la institucin policial como infundada,etc. Es decir, que existe una larga cadena de interpretaciones, decisiones y acciones entre la

    realizacin efectiva de un hecho presuntamente delictivo y su registracin y oficializacinpor las instituciones policiales y judiciales (Downes-Rock, 1998, 51; Lea-Young, 1993,14).

    Ahora bien, la distancia entre "criminalidad aparente" y "criminalidad real" en lasdiversas fuentes estadsticas oficiales - es decir, la magnitud de la "cifra negra de lacriminalidad" - vara de acuerdo al tipo de delito (Lea-Young, 1993, 19). En el caso delhomicidio la cifra negra no existe o tiene niveles extremadamente bajos, en parte enfuncin de la visibilidad del "cuerpo del delito" y, en parte, en funcin de que encabeza laevaluacin de gravedad de la escala de delitos en el funcionamiento cotidiano del sistemapenal lo que implica la construccin de una peculiar atencin institucional. En el caso delos robos en entidades bancarias o del robo de automotores, tambin la cifra negra noexiste o tiene niveles extremadamente bajos, dado que la denuncia a las instituciones

    policiales y judiciales es un elemento central en el proceso derivado de la existencia demecanismos aseguradores de los bienes patrimoniales que han sido sustrados. En cambio,en los hurtos o robos a personas fsicas en la va publica, en los "delitos de cuello blanco"o en los delitos sexuales, la cifra negra es extremadamente elevada, en funcin de que pordiversos motivos no existe una tendencia a la denuncia o presenta niveles bajsimos comoha sido demostrado internacionalmente a travs de la realizacin de las encuestas devictimizacin (cfr. Barbagli-Santoro, 1995; Barbagli-Colombo, 1996; Downes-Rock, 1998;Lea-Young, 1993).

    Por otro lado, desde un artculo seminal de Kitsuse-Cicourel (1963) se ha venidoproblematizado en las criminologas sociolgicas el "carcter manufacturado" de lasestadsticas oficiales sobre la criminalidad. Es decir, que las estadsticas policiales yjudiciales dependen fundamentalmente de las decisiones de registracin y oficializacin de

    15Existe una relacin de genero a especie entre "criminalidad sumergida" y "cifra negra de la criminalidad",ya que esta ultima se refiere exclusivamente a aquello que escapa a las estadsticas oficiales en tanto fuentesde conocimiento de la "criminalidad real", mientras que la primera se refiere a aquello que escapa, en general,a toda fuente de conocimiento de la "criminalidad real", incluidas las estadsticas de victimizacin.

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    hechos presuntamente delictuosos tomadas por miembros de la institucin policial yjudicial, en funcin de parmetros culturales que no son homogneos a travs del tiempo yel espacio y sobre las cuales inciden mltiples variables de diversa naturaleza. As unejemplo de ello es brindado por Maguire (1997, 150-151): el establecimiento de reglassobre como "contar" los delitos son determinantes del mayor o menor volumen decriminalidad aparente en las estadsticas judiciales y policiales, en Inglaterra y Gales si en

    un mismo incidente criminal varios delitos son cometidos, slo se cuenta el ms serio,salvo que se haya producido un hecho de violencia en cuyo caso la regla es "un delito porcada vctima"; si cambiramos la regla evidentemente va a cambiar la cantidad de hechospresuntamente delictuosos registrados. Y no slo se trata de las cuestiones formales entorno al establecimiento de "reglas para contar", sino tambin de la discrecin constantenacida de reglas informales culturalmente producidas en estos contextos institucionales.Es por eso que Downes-Rock (1998, 52) califican a las estadsticas oficiales de lacriminalidad como "resmenes comprimidos de complejos intercambios entrepersonas...expresiones condensadas de todo el trabajo que es llevado adelante cuando un"sospechoso" es definido como tal, detenido y procesado". Las estadsticas oficiales no sonel producto impersonal de registraciones mecnicas, sino que incorporan asuncionespropias de aquellos agentes estatales que se encuentran involucrados en su produccin

    (Lea-Young, 1993, 14).Una de las variables que han incidido histricamente en la configuracin de las

    estadsticas policiales y judiciales es que las mismas han sido y son un elemento central enel gobierno de las instituciones policial y judicial ya que esta informacin estadstica desdelos distintos segmentos institucionales (comisaras, juzgados, etc.) permite a las autoridadespoliciales y judiciales evaluar el funcionamiento de cada uno de ellos. Esto a pesar de que,al mismo tiempo, sobretodo como indicador de la performance policial siempre hanposedo una cierta ambigedad, ya que permanece irresuelto el dilema de si un alto nivel dehechos presuntamente delictuosos registrados en un segmento policial, por ejemplo,significa que ha aumentado la efectividad del mismo o significa que ha disminuido, ya quees igualmente posible argumentar que el mayor numero se debe a un incremento de lacapacidad de deteccin y detencin del segmento policial, como que se debe a una

    disminucin de la capacidad para prevenir el delito (Lea-Young, 1993, 20-21). Sinembargo, ms all de este problema, la subsistencia de las estadsticas oficiales comoherramienta de gobierno de las instituciones policial y judicial ha sido y es tal vez una delas razones por las cuales en nuestro pas se presentan comnmente dudas en el campoacadmico y poltico acerca de la confiabilidad de las mismas.

    d. Alcances de las Estadsticas Oficiales

    En los ltimos aos, las criticas criminolgicas a las estadsticas oficiales de lacriminalidad construidas en torno a la cuestin de la "cifra negra" y a su "carctermanufacturado", han llevado- sobretodo desde el surgimiento y difusin de las estadsticasde victimizacin como fuente alternativa de conocimiento sobre la cuestin criminal - a

    pensar dichas fuentes como ventanas abiertas no tanto al conocimiento de la "criminalidadreal" como del funcionamiento de las agencias estatales dedicadas al gobierno de lacriminalidad. Esta afirmacin resulta claramente compartible desde una perspectivaconstruccionista como la que se pretende esbozar en este documento de trabajo. En nuestropas, esto es aun ms evidente en el caso de las estadsticas judiciales que en el caso de las

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    estadsticas policiales. Las primeras son fundamentalmente un conjunto de informacionescuantificadas sobre el funcionamiento de las administraciones de justicia penal y slosecundariamente hacen alusin a los comportamientos efectivamente producidos en la vidasocial presuntamente delictuosos -como se observa claramente en el punto b de esteapartado en el ejemplo de las estadsticas judiciales sobre la ciudad de Buenos Aires.

    Sin embargo, evidencias como las sealadas antes con respecto a los diversos

    niveles de cifra negra en los distintos tipos de delitos, planteadas recurrentemente en laliteratura especializada y nacidas de la confrontacin de las estadsticas oficiales y lasestadsticas de victimizacin, hacen pensar que las estadsticas oficiales de la criminalidadpueden ser, tiles en cierta medida, no slo para la descripcin y comprensin delfuncionamiento de la institucin policial y judicial sino tambin para la descripcin ycomprensin de la evolucin de la "criminalidad real" I6. Por ejemplo, en el desarrollo deencuestas de victimizacin locales en la ciudad de Sheffield (Gran Bretaa), Bottoms-Mawby-Walker (1987) comprobaron que aunque las estadsticas policiales no captaban elverdadero volumen de la "criminalidad real" en la ciudad, si revelaban los parmetros dedistribucin de los delitos en diferentes reas urbanas. Si este tipo de afirmacin podra sergeneralizada a travs de investigaciones empricas semejantes se podra sostener masfirmemente la utilidad de las estadsticas oficiales para algo tan importante como la

    descripcin de la distribucin espacial de los delitos (Downes-Rock, 1998, 52; cfr. tambinMaguire, 1997, 156-7).

    Las limitaciones de este tipo de fuentes de conocimiento sobre la cuestin criminal,las estadsticas policiales y judiciales, deben guiarnos hacia una saludable cautelainterpretativa. Como sealan Lea-Young: "No es que carezcan de significado, reflejan lasdefiniciones del delito del pblico, de la polica, de los tribunales, la disposicin derecursos limitados, y la extensin de las infracciones de esta forma definidas; pero lo queno hacen es referirse a una entidad independiente denominada "delito", porque por sunaturaleza no existe tal hecho." (1993, 15) 17

    2. Estadsticas de Victimizacin.

    Las llamadas "estadsticas de victimizacin" son aquellas informaciones cuantificadassobre comportamientos efectivamente producidos en la vida social, presuntamente

    16 Como Lea-Young sealan: "Hemos destacado la naturaleza subjetiva y poltica de las estadsticasoficiales de la criminalidad. Esto no implica sugerir que el problema del delito carezca de realidad; lejos deello. Implica que debemos manejar los nmeros con cautela y ms importante an, que debemos desarrollarun sentido de realismo. Debemos eludir tanto el alarmismo que torna a los nmeros simplemente por suapariencia como la sensacin de falsa calma que insiste en que las mismas estadsticas son meros productosde las prcticas policiales, que es una distorsin total de las amenazas reales a la vida y la propiedad queenfrenta la gran mayora de la poblacin" (1993, 16).

    17Seala Maguire: "...es importante subrayar que la conciencia sobre las bases endebles del conocimientocriminolgico no significa que uno deba abandonar la recoleccin y el uso de datos estadsticos sobre eldelito. Ciertamente, es importante reconocer que si se presentan en forma mecnica, sin ninguna comprensin

    mas profunda de su relacin con la realidad que pretenden representar, pueden distorsionar burdamente elsignificado social de los eventos tal como son entendidos por aquellos que los experimentan u observan... Porotro lado, en tanto sus limitaciones sean plenamente reconocidas, las estadsticas vinculadas al delitoindudablemente ofrecen una valiosa contribucin a la comprensin y explicacin, as como tambin a la muynecesaria tarea de la descripcin" (1997, 142).

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    delictuosos, generadas a partir de encuestas realizadas en domicilios particulares aciudadanos -por lo general mayores de 15 o 16 aos- sobre sus propias experiencias devictimizacin y las de su familia en un cierto perodo de tiempo. A diferencia de las"estadsticas oficiales" estas fuentes estadsticas de conocimiento de la criminalidad partende la actividad de definicin y -en un sentido mas bien metafrico- registracin por partede agentes no-estatales, es por ello que no son "oficiales", aun cuando las produzcan en la

    mayor parte de los casos instituciones estatales -aunque tambin en ciertos casos sonrealizadas por equipos de investigacin independientes, ya sean del mbito acadmico oprivado.

    Las estadsticas de victimizacin surgieron como tipo de fuente de conocimiento de lacuestin criminal a partir de dos estudios experimentales pioneros a fines de los aos 60llevados adelante por Bidermann-Reiss y Ennis en los Estados Unidos, dirigidos a laindagacin de la "cifra negra de la criminalidad" que permaneca ms all de lasestadsticas oficiales. En la dcada del 70, con idnticos propsitos, el Departament ofJustice de los Estados Unidos comenz a financiar el desarrollo de estas encuestas devictimizacin a nivel nacional en forma anual. En Gran Bretaa, se dio tambin un procesosimilar, a partir del estudio experimental de Richard Sparks y su grupo de investigacin de1977. En el ao 1982 el Home Office a travs de la Home Office Research and Planning

    Unit comenz a desarrollar la British Crime Survey, que ha posedo diversas ondas en1984, 1988, 1992, 1994, 1996 y 1998.(cfr. Maguire, 1997; Mayhew et al., 1989; Mayhew-Mirless-Black, 1993; Mirless-Black et. al. 1996). Por otro lado, en Estados Unidos perofundamentalmente en Gran Bretaa, a partir de algunas criticas realizadas a las encuestas devictimizacin a nivel nacional -producidas en buena medida por el "realismo de izquierda"-sobre la forma en que se consideraba la distribucin del riesgo de victimizacin, la formaen que se consideraba al miedo al delito, la existencia de tipos de delitos que permanecanocultos (como los delitos sexuales) o el no prestar atencin adecuadamente al fenmeno dela multivictimizacin, se desarrollaron encuestas de victimizacin a nivel local, financiadaspor las autoridades locales -por ejemplo, la Islington Crime Survey, cfr Jones et al. (1986).

    Otros pases comenzaron tambin en la dcada del 80 a realizar este tipo de encuestas (anivel nacional o local) y producir este tipo de informacin cuantificada como Holanda,

    Canad, Australia, Suecia, Israel, etc. En la dcada del 90 el numero de pases en los queeste tipos de fuente estadstica de conocimiento de la cuestin criminal se ha ampliado,generndose por otro lado el desarrollo de comparaciones internacionales (cfr. Van Dijk etal., 1990)

    Paralelamente a su difusin internacional, las encuestas de victimizacin se fueronperfeccionando como herramientas para producir informacin cuantificada sobre la cifranegra de la criminalidad, tratando de ilustrar de mejor manera que las estadsticas oficialesla "criminalidad real". Pero tambin, simultneamente y de la mano de una crecientepreocupacin terica a la que se ha hecho referencia en detalle en el primer apartado de estetrabajo, comenzaron a desarrollar la indagacin emprica sobre las sensibilidadescolectivas frente a la criminalidad -miedo al delito, ansiedad social con respecto al delito,etc.

    En la Argentina, las primeras encuestas de victimizacin se llevaron adelante en ladcada del 90. Las primeras encuestas de victimizacin en nuestro pas fueron realizadaspor la Direccin Nacional de Poltica Criminal del Ministerio de Justicia y DerechosHumanos de la Nacin.

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    La primera de ellas se realiz en 1995 sobre la ciudad de Buenos Aires,entrevistndose a una muestra 1202 individuos mayores de 15 aos entre el 4 y el 24 deseptiembre de 1996. La muestra fue diseada de acuerdo al mtodo probabilstico porconglomerados de etapas mltiples con seleccin de la unidad final de acuerdo a cuotas desexo y edad. El cuestionario empleado fue una variacin de aquel utilizado por UNICRIpara la realizacin de la encuesta de victimizacin internacional, semiestructurado y pre-

    codificado, con preguntas abiertas de inters cualitativo y de aplicacin domiciliaria. Endicho cuestionario se le preguntaba al entrevistado si l o uno de los miembros de sufamilia conviviente haba sido vctima de un delito en el ao 1995, explorndose a partir deesta primera pregunta diversas experiencias de victimizacin en particular. Dichocuestionario se cerraba con un mdulo con ciertas preguntas sobre sensacin deinseguridad, confianza en las instituciones del sistema penal (especialmente, la polica) ycomportamientos de autoproteccin y evitamiento. Los resultados globales de esta primeraencuesta de victimizacin fueron presentados en el marco de "Hacia una Plan Nacional dePoltica Criminall" (DNPC, 1996).

    Entre el 4 y el 17 de enero de 1997 se realiz la segunda encuesta de victimizacinsobre la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, zona norte y oeste,entrevistndose dos muestras de 1202 individuos mayores de 15 aos en cada distrito. Las

    muestras fueron diseadas de acuerdo al mismo mtodo que en la encuesta de victimizacinanterior. Se empleo el mismo cuestionario que en la encuesta de victimizacin anterior,con ciertas variaciones que no alteraban las posibilidades de comparacin. Los resultadosglobales de esta segunda encuesta de victimizacin fueron presentados en el marco de"Hacia una Plan Nacional de Poltica Criminal II" (DNPC, 1997).

    Sobre las experiencias de victimizacin del ao 1997, la encuesta de victimizacinse realiz en tres universos: la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires (Zona Centroy Norte) y la Ciudad de Rosario. En el primer universo se entrevisto, entre el 22 y el 31 deenero de 1998, una muestra de 1805 casos, presentando error estadstico global +/- 2.35% yun nivel de significacin del 95% . En el segundo universo, se entrevist, entre el 1 y el 20de diciembre de 1997, una muestra de 2006 casos, presentado un error estadstico global de+/- 2.18% y un nivel de significacin del 95%. Por ltimo en el tercer universo, se

    entrevist, entre el 1 y el 20 de diciembre de 1997, una muestra de 1253 casos,presentando un error estadstico global de +/- 2,83% y un nivel de significacin del 95%.Las muestras fueron diseadas de acuerdo al mismo mtodo que en la encuesta devictimizacin anterior. En esta encuesta de victimizacin se empleo el mismo cuestionarioque en la anterior, con ciertas variaciones que no alteraban las posibilidades decomparacin. Los resultados globales de esta segunda encuesta de victimizacin fueronpresentados en el marco de "Hacia una Plan Nacional de Poltica Criminal III" (DNPC,1998).

    Sobre las experiencias de victimizacin de 1998, la encuesta de victimizacin de laDNPC se refiri a dos universos: la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires. Seentrevist, entre el 22 de junio y el 23 de julio de 1999, una muestra de 5611 casos,presentando un error estadstico global de +/- 1.33% y un nivel de significacin de 95.45%.

    La muestra fue diseada de acuerdo al mismo mtodo que en la encuesta de victimizacinanterior. En esta encuesta de victimizacin se empleo el mismo cuestionario que en laanterior, con ciertas variaciones que no alteraban las posibilidades de comparacin.

    La ltima encuesta de victimizacin realizada por la DNPC, se ha referido a cincouniversos diferentes: la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, la ciudad de

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    Crdoba, la ciudad de Rosario y el Gran Mendoza. En total se entrevist una muestra de8000 casos (distribuidos de la siguiente manera: 2000 en la Ciudad de Buenos Aires, 3600en el Gran Buenos Aires, 800 en Crdoba, 800 en Rosario y 800 en el Gran Mendoza) entreel 13 de abril y el 30 de mayo de 2000, presentando un error estadstico global de 7- 1.11%y un nivel de significacin de 95.45%. La muestra fue diseada de acuerdo al mismomtodo que en la encuesta de victimizacin anterior.

    En esta encuesta de victimizacin se empleo un cuestionario comparable con losanteriormente empleados, siempre en base al modelo de UNICRI. El primer modulo serefiere fundamentalmente a las variables anagrficas del entrevistado y se cierra con dospreguntas generales sobre si ha sido o no el o un miembro de su familia conviviente,vctima de un delito durante el ao 1999 y en su caso de que delitos han sido vctima.Luego se le pregunta en particular sobre ciertos tipos de delitos y si han sufridoexperiencias de victimizacin en los ltimos cinco aos, si esas experiencias han sucedidoen el presente ao, en 1999 o antes de 1999, para luego preguntar sobre cuantas vecessucedi en 1999. Los tipos de delitos en particular sobre los que se preguntan son:hurto/robo en vivienda, robo de vehculos, robo de motocicletas /ciclomotores/bicicletas,robo de objetos de vehculos, robo con violencia, hurtos personales, lesiones/amenazas ycorrupcin. A partir de all, con los entrevistados que corresponde, se procede a realizar

    preguntas sobre las diferentes experiencias de victimizacin, indagando las caractersticasde la misma (objeto sobre el que recay el delito, circunstancias temporales y espaciales,etc.), si la denunci a algn organismo pblico y las razones de la no denuncia en su caso yla consideracin acerca de la gravedad del hecho. Luego de esta exploracin se abre atravs de una pregunta la indagacin hacia otros hechos delictivos no mencionadosanteriormente de los que el entrevistado haya podido ser vctima: ofensas sexuales,vandalismo sobre vehculos u otros delitos a especificar. Por ltimo, a todos losentrevistados, sean o no vctimas de un delito en 1999, se le pregunta sobre sensacin deinseguridad, comportamientos de evitamiento y autoproteccin y opinin sobre la actuacinde la institucin policial. Los primeros resultados globales de esta encuesta devictimizacin han sido presentados en DNPC (2000c).

    Como se observa, en las encuestas de victimizacin realizadas por la DNPC desde

    1995 hasta el ao pasado, se ha ido incrementando el nmero de espacios urbanos que sehan incluido en el universo a indagar a travs de esta herramienta de investigacinemprica. Estas encuestas de victimizacin muestran en cierta medida -sobretodo a partirde aquella sobre las experiencias de victimizacin de 1999- una cierta tendencia a pasar dediversas encuestas locales a una encuesta nacional - que adems permita la desagregacinentre los diferentes distritos (ver al respecto DNPC, 2000c).

    Paralelamente, en nuestro pas tambin se han realizado encuestas de victimizacindesde los gobiernos provinciales. Es el caso de la Provincia de Santa Fe, ya que elMinisterio de Gobierno, Justicia y Culto realiz conjuntamente con la DNPC la encuestade victimizacin de 1997 sobre la ciudad de Rosario (cfr. MGJC, 1997). Y en 1999, realizuna encuesta de victimizacin independiente, con un cuestionario propio, que tenia puntosde contacto con el empleado por la DNPC pero con algunas diferencias en lo que se refiere

    a las preguntas destinadas a medir la sensacin de inseguridad, los comportamientos deautoproteccin y evitamiento y las opiniones relativas al funcionamiento del sistema penal(especialmente la institucin policial) y a las iniciativas del gobierno provincial en lamateria. Esta encuesta de victimizacin se realiz en tres universos provinciales: la ciudadde Rosario, la ciudad de Rafaela y la ciudades de Santa Fe-Santo Tome, siendo el trabajo de

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    campo en el segundo semestre de 1999 y abarcando las experiencias de victimizacinde 1998 y del primer semestre de 1999.(MGJC, 1999)'8

    Alcances y Limitaciones de las Estadsticas de Victimizacin

    Las estadsticas de victimizacin nacieron como una forma de enfrentar el problema

    de la "cifra negra de la criminalidad" con respecto a las "estadsticas oficiales",presentndose como una estrategia alternativa de pintar el cuadro de la criminalidad real,develando las reas de criminalidad sumergida, en forma detallada y completa -ms cercadel ideal de la fotografa que las estadsticas policiales y judiciales. En cierta medida estaes su promesa fundamental como fuente estadstica de conocimiento de la cuestin criminaly en funcin de ella los gobiernos en diferentes contextos culturales, han destinado grandessumas de dinero a su financiamiento -tanto a nivel nacional como local. Sin embargo, msall de las posiciones apologticas iniciales, contemporneamente en el debatecriminolgico internacional esta promesa se analiza ms crticamente, develando losalcances de las estadsticas de victimizacin -y, por ende, sus limitaciones.

    Las encuestas de victimizacin no exploran a travs de las preguntas que se realizansobre experiencias personales -del entrevistado o de un miembro de su familia conviviente-

    Ios mismos tipos de delitos de los que informan las estadsticas oficiales. Esto se debe a quela taxonoma legal no es tomada al pie de la letra en los cuestionarios que se emplean enaquellas, como si sucede tanto en las estadsticas policiales como judiciales. Es as que los"delitos contra la propiedad" de los que las estadsticas de victimizacin produceninformacin cuantificada, no son exactamente equivalentes a los "delitos contra lapropiedad" de los que las estadsticas oficiales producen informacin. En las estadsticas devictimizacin bajo este rubro se engloban las experiencias de victimizacin con respecto acomportamientos tales como -para emplear el ejemplo de las encuestas de victimizacinrealizadas por la DNPC-: robo/hurto en viviendas, robo de vehculos, robo demotocicletas/ciclomotores/bicicletas, robos en vehculos, robo con violencia o hurtospersonales. En cambio, en las estadsticas policiales -empleando el ejemplo de lasestadsticas policiales elaboradas por la DNPC- bajo la misma etiqueta se renen: estafas,

    usura, quiebras, usurpacin, daos, etc. Es posible afirmar que no existe un espacio muyrestringido de interseccin entre ambas taxonomas actualmente en nuestro pas,comparando las fuentes de la DNPC: los robos de vehculos - a partir solo de la planillacomplementaria introducida en las estadsticas policiales sobre delitos contra la propiedaddesde octubre del 2000- y las ofensas sexuales de la encuesta de victimizacin que puedenasociarse a los delitos contra la honestidad de las estadsticas policiales. Uno podra decir,que todos los otros tipos de delitos contra la propiedad de la encuesta de victimizacin, sepodran englobar en la categora "robo" de las estadsticas policiales, pero la identificacintiene en todo caso unos alcances muy limitados, ya que los hurtos/robos en vivienda de laencuesta de victimizacin pueden ser hurtos o robos en las estadsticas policiales y porqueno se incluyen en la encuesta de victimizacin otros robos de los que si dan cuenta lasestadsticas polciales como los robos a comercios, los robos a bancos, etc. En cuanto a las

    18Tambin, por otro lado, ciertas consultoras privadas ha desarrollado encuestas de victimizacin sobretodoen la ciudad de Buenos Aires, pero carecemos de informacin adecuada de acuerdo a las tcnicas de muestreoempleadas, el cuestionario, etc. Por otro lado, es preciso recordar que este documento de trabajo se restringe alas fuentes estadsticas de conocimiento de la cuestin criminal producidas desde las instituciones estatales.

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    lesiones/amenazas de la encuesta de victimizacin, uno podra pensar en reunir ambascategoras que aparecen separadas en las estadsticas policiales, pero claramente en cuantoa la corrupcin ninguna estrategia de acercamiento entre las informaciones cuantificadas esposible. (cfr. Maguire, 1997)

    En un sentido an ms radical, se podra decir que las estadsticas de victimizacininforman sobre formas de la criminalidad que no aparecen adecuadamente desagregadas en

    las estadsticas policiales y judiciales pero tambin viceversa, que las estadsticas judicialesy policiales informan sobre formas de criminalidad que no aparecen en las estadsticas devictimizacin. As como las estadsticas oficiales son ms exitosas produciendoinformacin sobre ciertas formas de criminalidad y no sobre otras (como, por ejemplo, los"delitos de cuello blanco"), tambin sucede lo mismo con las encuestas de victimizacin,como se lo reconoce internacionalmente. Formas de la criminalidad como los asdenominados "delitos sin vctima" como el trfico y posesin de drogas ilegales, los delitoscontra comercios o empresas, los delitos que tienen como vctimas a los menores de 15 o16 aos, directamente no son indagados a partir de las encuestas de victimizacin. En otroscasos si se introducen preguntas en los cuestionarios de las encuestas de victimizacin perono por ello se obtienen resultados fiables. Esto sucede en el caso de las ofensas sexuales, yaque muchas veces las experiencias de victimizacin en este tipo de delitos se producen en

    el ambiente domstico y en la situacin de entrevista se da la presencia de ofensor yofendido, lo que posee un claro efecto intimidante para el respondente. Y tambin en lacorrupcin, ya que el entrevistado comnmente asocia esta forma de criminalidadsolamente con hechos de corrupcin que lo tienen como vctima directa e inmediata (comola s