sonetos aretino

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1 Sonetos Aretino SONETO I (Un poeta recita a su amada bellos versos, hasta que ésta, furiosa, reclama menos palabras y más hechos) -Amémonos sin tasa ni medida puesto que para amar hemos nacido adora mi gorrión cual yo tu nido pues sin ellos ¿valdría algo la vida? Y si aún luego de ésta extinguida fuese posible amar, bien querido, a gritos pediría el bien perdido para seguir gozándote todavía. Gocemos cual lo hizo regiamente la primera pareja de mortales bien aconsejados por la serpiente. Que nos perdieron por amar, se dice blasfemia son dichos tales que sólo a quién no ama satisface. -Pues calla y ama y también, ¡castigo! Calla y méteme hasta los pendones jueces de amor y del amor testigo. SONETO XI (Una pareja dialoga sobre sus deseos) -Separa bien los muslos, alma mía que quiero bien de cerca ver tu rosa ¡Oh, suavísimo vello! ¡Oh, rica cosa! ¡puerta de mi ilusión! ¡Miel! ¡Ambrosía! Un capricho me llena de alegría; voy a comerme fruta tan golosa;

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Sonetos Aretino

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Sonetos Aretino

SONETO I

(Un poeta recita a su amada bellos versos, hasta que sta, furiosa, reclama menos palabras y ms hechos)

-Ammonos sin tasa ni medidapuesto que para amar hemos nacidoadora mi gorrin cual yo tu nidopues sin ellos valdra algo la vida?Y si an luego de sta extinguidafuese posible amar, bien querido,a gritos pedira el bien perdidopara seguir gozndote todava.Gocemos cual lo hizo regiamentela primera pareja de mortalesbien aconsejados por la serpiente.Que nos perdieron por amar, se diceblasfemia son dichos talesque slo a quin no ama satisface.-Pues calla y ama y tambin, castigo!Calla y mteme hasta los pendonesjueces de amor y del amor testigo.

SONETO XI

(Una pareja dialoga sobre sus deseos)

-Separa bien los muslos, alma maque quiero bien de cerca ver tu rosaOh, suavsimo vello! Oh, rica cosa!puerta de mi ilusin! Miel! Ambrosa!Un capricho me llena de alegra;voy a comerme fruta tan golosa;me volver y ser treta graciosapues a tu boca ir mi mercanca.-Que me aplasta! Aguarda! Ay, mi pecho!Jams tan cerca vi verga tan tiesaMas juro que he de dejarte satisfecho.-Hola al cabrn! Miren la permuta!El lame en el panal como en barbechoy ella cree que la verga es una fruta-Vieja, quieres aqu poner tu morro?-Hijo no me pongis los dientes largosque tan slo de veros ya me corro.

SONETO XVI

(Una pareja, ardiendo de deseo, rodeada de hijos; el marido medita sobre la posibilidad de embarazar a su mujer)

-No llores, nene mo, tenla quieta,tu mtemela toda sin cuidado,dame tambin la lengua, bien amado,y avvame el hornillo con tu teta.-Puesto que as lo quieres loca, sea,anda, vulvete del otro lado.-Cuando me digas qu hacer de gradopero, durmete nio. Que ms sea.Mecer, cantar, coger, que maravillason tres cosas que a un tiempo ejecutocual si fuese la cosa ms sencilla.Esto es aprovechar las ocasionesuna mano en mi pipa, el pie en la cuna,la otra acariciando los cojones.Pero no te retires que me viene!-Es que te har otra tripa de seguro.-Aunque me hagas cuarenta, reviene!

DIALGO DE CORTESANAS (Fragmento)

Por: Pietro Aretino (1492-1556)

SEGUNDA PARTE PRIMERA JORNADA

Comienza la primera jornada de los agradables discursos de Aretino, en la cual la Enana le ensea a su hija Pipa a ser una prostituta.

() ENANA.- En tanto que l se acostar al galope desndate t muy lentamente, y musita para ti misma algunas palabras entremezcladas con algunos suspiros. Esto lo forzar a preguntarse, as que t entre en el lecho: Por qu suspiris, alma ma? Entonces, lanza otro hasta desquijarte y responde: Vuestra seora me ha embrujado! Diciendo esto abrzalo apretadamente, bsalo y revsalo y luego haz la seal de la cruz como si hubiera olvidado hacerlo al acostarte; si no quieres decir una oracin o lo que sea, remueve un poco los labios, de modo que parezcas decir: es preciso ser bien educada hasta el final. Durante este tiempo, el pcaro, que aguardaba en la cama igual que un hombre que tiene un apetito rabioso y que se ha sentado a la mesa antes que hayan puesto encima el pan y el vino, se aventurar a manosearte los pechos, hundir entre ellos su cara, como si quisiera besarlos; te recorrer toda la carne, bajar poco a poco su mano hasta la monita y luego de haberle dado algunos sopapos, te toquetear los muslos; pero las nalgas son una verdadera calamidad: te digo que atraen a ellas la mano y cuando l las haya festejado, aunque sea un poco, probar tantearte, deslizndote su rodilla entre las piernas, por ver si tu te vuelves, sin osar todava pedirte esto en la primera entrevista. Mantente firme y si l se pone a maullar, a remedar al nio, a querer tomar posturas extraas, no le vuelvas la espalda.

PIPA.- Y si l me fuerza? ENANA.- No se hace nada por la fuerza a nadie, tontita.

PIPA.- Mas, qu importa que yo deje hacerme eso por delante o por detrs?

ENANA.- Descabezada, que hablas como tonta que eres! Dime, qu vale ms, un julio o ducado? PIPA.- Ensamelo.

ENANA.- Es bonito, que no puede ser ms bonito.

ENANA.- Si todava nuestro hombre insiste y te mete entre los muslos su pierna izquierda, para volverte a su gusto, observa bien a ver si tiene alguna cadenilla al cuello, alguna sortija en el dedo, y en tanto que el goloso gire a tu alrededor, impulsado por la tentacin que le d el olor del asado, mira s l se las deja quitar; si consiente en ello djalo hacer; una vez desvalijado de sus joyas, le hars el juego diestramente; si no, dile con aire despegado: Cmo, vuestra seora se atreve as por detrs a tales cochineras? Soltada la frase se pondr l contigo de buena manera y cuando est sobre ti haz tu obligacin, Pipa, hazla; mira, las caricias por las cuales se ayuda a los buenos justadores a rematar su propia ruina y a procurarles dulzuras, son asesinarlos. Y adems, una prostituta que hace bien esto es como un mercero que vende a alto precio su mercanca. No se pueden comparar mejor que con una rienda de mercero las chanzas, los juegos, las caricias que vende una ramera astuta.

PIPA.- Qu chuscas comparaciones hacis! ENANA.- He aqu un mercero: tiene agujetas, espejos, guantes, rosarios, cintas, dedales para coser, alfileres, agujas, cinturones, gorros, galones, jabones, aceites de olor, polvo de Chipre, moos postizos y cien mil especias de cosas. Asimismo, una prostituta tiene en su almacn dulces palabras, sonrisas, besos, miradas. Pero eso no es ms que eso: tiene en sus manos y en su castaa los rubes, las perlas, los diamantes, las esmeraldas y toda la armona de los mundos. PIPA.- Cmo es eso? ENANA.- Qu cmo? No hay uno que no toque el cielo con la punta de los dedos cuando su buena amiga, a la que tanto ama, en el momento en que ella le introduce la lengua entre los labios, le empua el fulano y oprimindoselo dos o tres veces entre sus dedos, lo obliga a enderezarse y as que se endereza, le administra una pequea sacudida y lo deja a punto. Despus de haber quedado as un ratito, le toma ella las campanillas en el hueco de la mano y las cosquillea voluptuosamente; luego le aporrea las nalgas, le rasca entre el vello y recomienza a impacientarlo tan bien, que el pepino, puesto de buen humor, se asemeja a uno que siente ganas de vomitar y no puede. Nuestro galn, bajo sus caricias, se pavonea como un prior y no cambiara su felicidad por la de un cochino al que se rasca; cuando se ve cabalgando por la que l pensaba cabalgar, cae en espasmo como un hombre que acaba.

PIPA.- Qu oigo? ENANA.- Escucha y aprende a vender tus mercancas. Bajo mi palabra, Pipa, si una mujer que trepa sobre su enamorado hace solamente una partecilla de lo que te enseo, es apta para sacar el dinero de los greguescos con ms habilidad an que de los dados y de los naipes lo sacan los jugadores.

PIPA.- Os creo.

Traduccin de: M. C. Dilogos de cortesanas. Buenos Aires. Emec Editores. 2001. Pgs. 163-165.

Escrito en La Invencin del Astrnomo

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