sociología rural: nueva agenda de investigación, viejos problemas sin solución
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Libro escrito por Armando Sanchéz Albarrán. Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural.TRANSCRIPT
Sociología Rural: nueva agenda de investigación, viejosproblemas sin solución
Armando Sánchez Albarrán
EN
Globalización y agricultura. Nuevas perspectivas en la sociología rural
Lorenzo Alejandro López BarbosaGilberto Aboites ManriqueFrancisco Martínez Gómez(Compiladores)
UAAAN – UAdeCSaltillo, Coahuila, mayo 2012
ISBN: 978-607-506-071-2
Globalización y agricultura.Nuevas perspectivas en la sociología rural
PRIMER PRE- CONGRESO INTERNACIONAL ALASRU 2014 GLOBALIZACIÓN YAGRICULTURA: NUEVAS PERSPECTIVAS DE LA SOCIOLOGÍA RURAL Saltillo,Coahuila, 3 y 4 de mayo del 2012. Las ponencias y resúmenes deberán ser enviadas a:[email protected]
"Sociología Rural: nueva agenda de investigación, viejos problemas sin solución"
Armando Sánchez Albarrán1
Dr. Armando Sánchez Albarrán, profesor investigador del Departamento deSociología de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. AvenidaSan Pablo 180 colonia Reynosa Azcapotzalco, teléfono 53189138 ext. 140, [email protected]
En la literatura específica sobre la sociología rural y, en términos muy generales en eltema de la cuestión agraria en México y América Latina, en los últimos treinta años,parece existir un común denominador en torno a que el cambio social en la sociedadrural ha sido muy radical. Destacan nuevos temas, conceptos y terminología como el dela nueva ruralidad, la autonomía indígena, los nuevos movimientos sociales, o bien, eldesarrollo sustentable entre otros que han ampliado las nuevas ópticas para observar a lasociedad rural. La nueva ruralidad es uno de los conceptos que atrae mucho la atenciónentre los especialistas al evidenciarse los enormes cambios entre la población rural yurbana en términos de empleo, ingresos, población, indicadores de pobreza y de nivelesde bienestar. Sin embargo, se hace caso omiso de cómo los grupos domésticoscampesinos establecen múltiples alternativas de reproducción social como lasmigraciones, la búsqueda de ingresos extra rurales que lo llevan hacia la pérdida gradualde su condición como campesinos pero eso no es lo nuevo, lo nuevo es que aún estánahí, lo que no se ha hecho en el ámbito académico es el ejercicio de la sociologíacomprensiva de entender la interacción entre la comunidad y la sociedad y todo lo quede ahí se deriva. La autonomía indígena, los nuevos sujetos indígenas, la nuevaidentidad indígena, la recuperación del territorio son otras formas de designar a un viejoproblema en México y América Latina, el del nulo reconocimiento como ciudadanoscon derechos iguales y diferenciables, problema que se arrastra nada menos que desdelos inicios del siglo XIX, para tener frente a nosotros a pueblos discriminados. Losnuevos movimientos sociales, altermundistas, los nuevos sujetos sociales y otros tantosadjetivos “nuevos” en México y América Latina ocultan problemas ancestrales noresueltos como la discriminación, la violación de derechos humanos y vulnerabilidadsocial de la población pobre rural y expone, también, la aridez de conceptos adaptados anuestra propia realidad. El desarrollo sustentable, el movimiento ecologista, laecosociología y otras movilizaciones del movimiento verde enfrentan el problemaantagónico entre la obtención de la máxima ganancia, a pesar del deterioro ambiental yla vía campesina en la defensa de la Madre Tierra y de sus formas de vida. Lo quetenemos en esencia es la necesidad de construcción de la sociología rural y de enfrentar
1 Profesor investigador del Departamento de Sociología, Grupo de Sociología Rural, de la UniversidadAutónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco. Correo: [email protected]
los retos de buscar una explicación a los problemas de ¿por qué en la sociedad rural deMéxico y América Latina aún no podemos hablar de un proceso de ciudadanización?¿Cuáles son las particularidades de los movimientos sociales en nuestro continentediferentes a la perspectiva analítica europea y norteamericana? ¿Cuáles son lasrepercusiones sociales de la incorporación de las nuevas tecnologías en la vida cotidianade la sociedad rural?
IntroducciónEl interés de este trabajo es el de identificar, en la agenda de investigación de
sociología rural, los lugares donde hay un avance en el conocimiento que se
tiene de la sociedad rural. Se tratará de responder a las siguientes cuestiones:
¿Cuáles son los problemas ya superados y cuáles los problemas sin una
solución? ¿Cuál es el significado real de los nuevos temas de la agenda de
investigación en los temas económicos efectos sociales, políticos y culturales?
¿Cuáles son los efectos sociales y culturales en el espacio tiempo de las
nuevas tecnologías en la vida rural: en referencia a las migraciones; en las
familias rurales; en los proceso de empoderamiento de las mujeres; en el
deterioro/recuperación de la ecología; o en la religión?
Para fines de la exposición se considera una introducción; el primer
apartado se refiere a las características de un programa de investigación fuerte
en sociología rural en el contexto de la globalización en el campo; El segundo,
redimensiona el problema de la sociología rural en América Latina y el contexto
de la globalización; el tercero, aborda los límites entre los nuevos temas y los
problemas que pretende dar solución como la nueva ruralidad, las nuevas
migraciones y el desarrollo sustentable o la ecosociología, entre otros posibles
temas; el cuarto, se refiere al problema de la democracia en el campo en el
contexto de la transición a la democracia y se señalan los rasgos de los
movimientos altermundistas y movilizaciones en el campo.
1. Programa de investigación fuerte de sociología rural y el contexto de laglobalizaciónEn otro lugar, he expuesto la necesidad de diferenciar entre un programa de
investigación débil de uno fuerte en la sociología rural. Ahí sostengo que la
sociología rural surgió con un programa débil de sociología rural ya que desde
sus inicios, en los años setentas, predominó un programa fuerte de desarrollo
rural. Éste fue reforzado por los requerimientos institucionales de desarrollo
agropecuario y de la situación de crecimiento de las instituciones en el campo
que exigían de un profesionista que pudiera hacerse cargo de los programas
de desarrollo rural, de programas asistenciales y de programas de desarrollo
agrario.
En contrapartida, el campo teórico de la sociología rural, en particular,
los estudios de la modernidad rural, resultaron opacados por el predominio del
marxismo en sus distintos matices durante los años setentas y ochentas
(leninista, trotskista, maoista, etcétera). Otros enfoques mantuvieron un
desarrollo a la sombra del paradigma predominante en especial las distintas
perspectivas de la ecología cultural con tintes de economía campesina con Erik
Wolf, Ángel Palerm, Arturo Warman, entre otros. A mediados de los años
ochentas resurgió una discusión interesante, especialmente en el Colegio de
México, que resultaba en una síntesis entre aspectos del marxismo, de la
ecología cultural, de la economía campesina y de autores como Bordieu y
aterrizaron en el análisis de las estrategias de reproducción social.
Si embargo, la etapa conocida como crisis de paradigmas a finales de
los ochentas, que coincide con la caída del muro de Berlín, permitió recuperar
reflexiones en torno a los sujetos sociales, desde una perspectiva no marxista,
Al mismo tiempo, durante estos años, se flexibilizó la oposición entre ciencias
sociales y ciencias naturales lo que dio pié para el análisis de temas como la
ecología y la biotecnología. En el ámbito económico el neoliberalismo comenzó
a abrirse pasó de cara al intervencionismo estatal que, en el campo, resultaba
en excesos. Por estos años, sobre todo a partir de 1988, se discute en el
terreno político los conceptos de transición a la democracia que avizora un
cambio político, a más de setenta años de predominio del partido en el
gobierno, hacia la democracia.
El contexto intelectual anterior permitió salir de rígidos esquemas
teóricos tanto del estructural funcionalismo como del marxismo, para dar
entrada a un programa abierto que permita recuperar lo rural desde lo social, y
no desde los enfoques económicos.
Por programa “fuerte” de sociología rural se entiende aquel que, desde
una perspectiva sociológica, parte de un análisis de conjunto que incluye un
examen de las perspectivas teóricas, metodológicas y analíticas para el estudio
de los problemas de la sociedad rural.
En ese sentido se dirigen algunos esfuerzos por la comunidad latinoamericana
de sociólogos rurales:
Los congresos de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) o el
Congreso Latinoamericano de Sociología Rural (ALASRU), dan cuenta de
ese esfuerzo. Entre los libros y revistas dedicadas a la sociología rural
podemos señalar el artículo de Luis Llambí (1996) “Los retos teóricos de la
Sociología Rural Latinoamericana ante la globalización”; el libro compilado
por Diego Piñeiro (2000) “30 Años de Sociología Rural en América Latina”
en la que destacan los trabajos de Carlos A. Amtmann, Sergio Gómez y
Claudio González (2000) titulado “Sociología rural en Chile”; el de Alberto
Riella (2000) “Desafíos teóricos y empíricos de la sociología rural
contemporánea: Una mirada desde Uruguay”; y el de Carlos Jiménez (2000)
“Un ejercicio de metateorización de la sociología rural contemporánea. Tres
décadas de vida disciplinar en México”, donde encontramos un estado de
la cuestión de la sociología rural en Chile, Uruguay y México; para el caso
de Argentina encontramos un trabajo que analiza los problemas teóricos y
metodológicos en Norma Giarraca (2000) “Estudios rurales: teorías,
problemas y estrategias metodológicas”; Norma Giarraca (2002) “¿Una
nueva ruralidad en América Latina?; Diego Piñeiro escribió el libro “En
busca de la Identidad. La acción colectiva en los conflictos agrarios de
América Latina”; el libro coordinado por Mónica Bendini, Salete Cavalcanti,
Miguel Murmis y Pedro Tsakouma (2003) “El campo en la sociología actual”
se ocupa de varios trabajos que analizan algunos de los efectos de la
globalización en el campo desde la perspectiva de la sociología rural; el
coordinado por Anita Brumer y Diego Piñeiro “Agricultura latino-americana.
Novos arranjos e velhas questoes” (2005), en el que se retoman algunas de
las discusiones sobre el carácter interdisciplinario de la sociología rural y su
importancia en foros académicos; también se puede destacar el esfuerzo de
la edición de libros por parte de asociaciones académicas con énfasis en lo
rural entre las que destacan ALASRU y AMER. En el caso de ALASRU
destinó un número a la reflexión teórica: “ALASRU. El debate teórico rural
contemporáneo”, o las publicaciones con libros temáticas de la Asociación
Mexicana de Estudios Rurales, por citar algunos. También vale la pena
destacar la publicación coordinada por César Ramírez y otros “Desarrollo
Rural Regonal, hoy. Tema I: el debate teórico” (2006), en particular el
trabajo de Blanca Rubio “El panorama teórico rural contemporáneo”; En
síntesis se puede afirmar que en la reflexión de lo rural predomina la
producción de artículos interdisciplinarios y, en cambio, la elaboración de
trabajos teóricos es mínima. En el análisis de los movimientos campesinos
e indígenas encontramos suficientes muestras de una reflexión global
latinoamericana que evidencia la aparición de: nuevos actores en escena
como: ecologistas, feministas o indígenas; y las reivindicaciones materiales,
sino la aparición de otras de carácter simbólico o de valores que tienden
hacia la búsqueda del bienestar social y la defensa de valores comunitarios
de igualdad y libertad, o que ideológicamente reivindican valores
nacionalistas.
2 Sociología rural latinoamericana y globalización
En otros trabajos he reflexionado en torno a la necesidad de dilucidar entre los
problemas que se derivan del nuevo orden alimentario mundial dominado por
un grupo de empresas transnacionales y sus repercusiones sociales en el
campo latinoamericano. También ha sugerido que en el marco de la
mundialización ya no es posible únicamente hablar desde lo que sucede en
cada país, sino que más bien, en tanto las lógicas económica y políticas
dominantes son mundiales, entonces se requiere retomar como objeto de
estudio el continente latinoamericano. Lo que sigue es entender en qué
consiste la globalización, para poderla deslindar del modelo económico previo.
El análisis de la globalización es el punto de partida de la sociología
reflexiva de autores como Ulrich Beck (Beck, 1998) quien aclara el contenido
de globalismo entendido como: “…según la cual el mercado mundial desaloja o
sustituye al quehacer político; es decir, la ideología del dominio del mercado
mundial o la ideología del liberalismo” (Beck, 1989: 27). Por globalización
entiende a: “los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales
soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus
respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados
varios” (Beck, 1989: 29; Beck, 2003; Beck, 2006; Castells, 2006).
Es posible constatar la coexistencia de un capitalismo comandado por
unas cuantas empresas trasnacionales y nacionales, pero junto a ellas
conviven otras lógicas económicas: la economía neo institucional y, en el polo
más débil, la economía solidaria. De acuerdo con Blanca Rubio En América
Latina la globalización implicó el predominio:
“del capital financiero sobre el productivo, la orientación de la producción de
punta hacia la exportación, el establecimiento de bajos salarios y bajos costos de
materias primas agropecuarias, una fuerte concentración y centralización del
capital, la combinación de formas flexibles de explotación con mecanismos de
sobreexplotación de la fuerza de trabajo, una distribución regresiva del ingreso,
el aumento del grado de monopolio, una nueva base tecnológica centrada en la
informática, una elevada cuota de explotación y mecanismos autoritarios de
poder con fachadas democráticas” (Rubio, 2001).
Como ejemplo, en 1995 diez empresas transnacionales concentraron en
América Latina el 42.4% del total de ventas. Se trata de empresas como Dole,
Chiquita, Albert Fisher, Polly Peck, Del Monte, Samborn Inc, Bud California,
Pepsico, Mirtsubichi, entre otras y ubicadas en países como Brasil, Argentina,
México, Colombia, Venezuela, Chile y Perú (Rubio, 1999; Barbosa, 2005; Tilly,
1985).
El imperio del capitalismo salvaje ha llevado hacia la sobre explotación
de la fuerza de trabajo, por lo regular ocasionando desempleo y pobreza rural y
urbana, así como también agotando los recursos naturales. El resultado de lo
anterior es “La erosión, la deforestación, el ensalitramiento de terrenos
agrícolas, el agotamiento de los acuíferos y su insuficiente recarga, la
sedimentación, el azolvamiento de las presas, la pérdida de especies por el
impacto humano y otras expresiones del deterioro no son problemas
exclusivamente rurales: son nacionales y afectan la vida urbana” (Provencio,
Enrique y Carabias, Julia 1992; Toledo, 1988).
Para hacer frente a los nuevos dictados del mercado los países
subdesarrollados adoptaron un enfoque neointitucional. Las economías
emergentes de los gobiernos latinoamericanos han implementado políticas
públicas que intentan adaptarse a las ventajas y condiciones del libre mercado.
Por otra parte, intentan alejarse de los vicios del Estado Benefactor que llevaba
hacia el populismo y la ineficiencia técnica y económica.
El neoinstitucionalismo surgió en los años setentas con las obras de
Ronald Coase, Douglas North, Oliver Williamson. Parte de la premisa de que el
crecimiento y el desarrollo económico y social, no dependa de variable
macroeconómicas, sino de la reelaboración de las instituciones y su papel en la
creación de mercados competitivos. Este enfoque pretende servir de guía para
la aplicación de políticas públicas. Surge a partir de la crisis del Estado
Benefactor, aunque recupera la crítica a los enfoques económicos
estructuralistas y neoclásica bases del libre mercado. Pretende dar una
explicación al desarrollo económico, institucional, político, geográfico y
territorial. Otros elementos son el énfasis a los factores institucionales y
culturales como elementos que influyen en el comportamiento económico; parte
de la interdisciplinar; en lugar del cálculo de la maximización de las ganancias
parte de los hábitos; utiliza hechos y conjeturas teóricas respecto a los
mecanismos causales; emplea insumos empíricos históricos y comparaciones
respecto de las instituciones socioeconómicas.
Lo ilustran los gobiernos neoliberales de principios de los ochenta, como
Chile, Argentina y México que ponen en práctica dos tipos de programas: por
una parte, aquellos que impulsan a los productores (grandes y medianos) hacia
esquemas de mayor eficiencia. Por la otra, implementan programas dirigidos a
los pequeños productores (considerados como pobres) con política social.
Tanto el Banco Mundial como los gobiernos neoliberales, de los países en
desarrollo, utilizan esquemas de financiamiento a pequeños productores
sustentados en esquemas de coparticipación esquemas organizativos de
capital social. Con ello se intenta que los propios productores se
responsabilicen de los programas de desarrollo rural.
La forma de relación con las organizaciones de productores es mediante
políticas públicas que promueven el manejo del capital social y el
empoderamiento. Dentro de la vertiente neo institucional se retoma el
desarrollo sustentable, la nueva ruralidad y los programas de migrantes 3 X 1.
El desarrollo sustentable y la nueva ruralidad consideran la
pluriactividad, es decir consideran que los campesinos obtienen ingresos de
otras actividades diferentes de la agricultura
Ante el embate del capitalismo salvaje, comandado por grupos reducidos
de empresas transnacionales, algunas organizaciones de asociaciones civiles
(como Oxfam, Green Peace, entre otras) y productores rurales (integradas por
grandes, medianos y pequeñas organizaciones) realizan esfuerzos de carácter
más bien defensivos, protagonizados por organizaciones constituidas por un
densa redes de asociaciones sociales y que se expresan en acciones
vinculadas con las acciones altermundistas desde donde surgen respuestas
desde lo local ante la globalización (Quetglas, 2008; Castells, 2001).
Se trata, en realidad, de espacios restringidos de multitud de
organizaciones que, amprados en una ideología solidaria y del bien común, se
agrupan en: cooperativas o cajas de ahorro; asociaciones de migrantes que
envían dinero a sus países; luchan como productores por los mercados justos
(como los productores de café); constituyen mercados y tianguis de
productores orgánicos (Long, 1996).
En la vertiente radical de la lucha contra el neoliberalismo, el eje de la
organización reside en el capital social desde una perspectiva radical
1) la lucha de los pequeños productores campesinos,
2) la lucha por la autonomía económica y política,
3) La lucha altermundista
4) La lucha por el empoderamiento
Algunas de estas luchas pueden interpretarse más como estrategias de
reproducción social de los grupos domésticos rurales y urbanos para resarcir o
mitigar los efectos negativos del libre mercado surgieron innumerables
estrategias defensivas en el territorio latinoamericano. Algunas de ellas
exitosas protagonizadas por pequeños productores rurales, jornaleros, mujeres,
jóvenes e indígenas con proyectos productivos orientados hacia nichos de
mercado, formas alternativas de crédito, cultivos orgánicos o bienes con mayor
contenido alimenticio. El saldo final en materia económica lo constituye el
dilema de saber si los principales fuentes de ingresos representan apenas una
estrategia de sobrevivencia; o bien, los ingresos provenientes de las diversas
estrategias de reproducción inciden en la calidad de vida de sus protagonistas.
El nuevo orden económico mundial, posfordista dejó su huella en esta sub
disciplina: conformando una sociedad en riesgo, en palabras de Ulrich Beck. La
teoría sociológica con temporánea, en los últimos treinta años, le ha
preocupado el distanciamiento entre economía y cultura (Bell, 1990; Touraine,
1997; Beck, 2006b; Giddens, 1998; Bordieu; 1990).
Una consecuencia directa del capitalismo salvaje es la tendencia hacia
las situaciones de riesgo. Riesgo de colapso económico, ejemplo la crisis
económica de 2008 y 2009; los riesgos ecológicos (desertización; disminución
de la capa de ozono; contaminación de aguas, mares y ríos; desaparición de
especies vegetales y animales endémicas; riesgo de inestabilidad política;
riesgos sociales a causa de la pobreza extrema; riesgos de salud, entre otros.
El neoliberalismo no ha respondido de manera positiva a las promesas
que se plantearon en sus inicios. Una de los saldos más documentados han
sido la exclusión social y con ello los relativos a la pobreza. De manera
particular los procesos de diferenciación social a consecuencia del desarrollo
del mercado interno que derivan en, tendencias de procesos de pobreza social
en el campo; ruina de los pequeños productores y de los grupos domésticos. A
partir del siglo XXI se puede constatar el aumento de la sociedad urbana a
costa de la sociedad rural (Beck, 2003)
Nicola María Keilbach “Apuntes para una ruralidad Reflexiva” (2007)
discute la manera en cómo desde la modernidad reflexiva es posible analizar
las características de la nueva ruralidad considerando la relación naturaleza –
cultura de la modernidad. Considera que la ruralidad no debe pensarse en la
dicotomía rural-urbano ya que, en la globalización, la ruralidad es mucho más
compleja ya que: “En la sociedad globalizada, informática y (post)moderna, el
campesino se ha tenido que reinventar y redefinir, ya no como remanente de la
sociedad agraria pre- moderna ni como sobrante de la sociedad industrial, sino
como un actor indispensable, en el continuo proceso del desarrollo de la
sociedad” (Kilbach, 2007). La nueva ruralidad es entendida como el
“…surgimiento de nuevos actores, nuevas actividades y oportunidades
económicas”, pero también en términos de resistencia y conformación de
nuevas identidades que han reposicionado a las comunidades campesinas
como actores indispensables del desarrollo por lo que debe entenderse como
“una consecuencia [no perversa] de la modernidad” en la medida en que los
campesinos participan activamente en la reformulación de los principios y
procesos de desarrollo alternativos al paradigma del crecimiento (Keilbach,
2007).
Una consecuencia directa del nuevo orden económico mundial y que
explica el proceso de “desterritorialización”2 del mundo rural es la imposición
del capitalismo salvaje. También ha significado el reposicionamiento en la
agenda de investigación de temas como las nuevas tecnologías, en particular,
los problemas que se derivan de las modificaciones de los marcos de tiempo y
espacio que supone un enfoque de análisis o programa de investigación
“abierto”, susceptible de constatar en las temáticas de: los programas de
estudio, de revistas, proyectos de investigación de los centros de estudio,
temas y mesas de congresos (Sánchez, 2009).
En esta línea, se pueden incluir los problemas derivados de la
interrelación entre las ciencias sociales y las ciencias naturales, temas que
anteriormente eran considerados por los científicos sociales. A partir de la
relativización de las ciencias naturales, tres temáticas ingresaron a la agenda
de estudio de lo rural: el desarrollo sustentable, la biotecnología, la bioética.
Éstos temas han desafiado y convocado por igual a una multitud de disciplinas
y subdiciplinas, entre las cuales, se encuentra la sociología rural. La cuestión
esencial en estas temáticas gira en torno a conocer cuáles son los efectos
socioeconómicos y políticos de la aplicación de las nuevas tecnologías en la
sociedad rural (Moctezuma-Rosales, 1992; Pardo, 1998; Redclift, et. al. ,1997;
Roitman, 1999; Sánchez, 2009).
3.1 ¿Nueva Ruralidad?
Parte de los efectos económicos, sociales y políticos de la globalización se
derivan del retiro del Estado, de la imposición a la lógica del libre mercado y la
aplicación de nuevas tecnologías en la sociedad rural, ha afectado a:
Los jornaleros agrícolas que perdieron terreno al ser substituidos por la
mecanización de cultivos por nuevos cultivos, ahorradores de mano de
obra, disminución de inversión rural y predominio de cultivos de
exportación.
2 Por desterritorialización se entiende la imposición del libre mercado en el ámbito de la economía, lapolítica y, sobre todo, en el ámbito del consumo. Supone que las grandes cadenas transnacionales se hanexpandido hasta las comunidades rurales más escondidas, pero también han cambiado “muchos” de lopatrones de consumo.
La vía campesina, de los campesinos pobres e indígenas, ya que al
importar alimentos con bajos pecios ocasionó que sus cosechas
perdieran mercado.
También se ha excluido a los campesinos medios ya que el retiro de los
subsidios para productos comerciales como la caña, el café, el tabaco,
etcétera, ocasionó el quiebre de los productores menos organizados.
Los grandes empresarios se enfrentaron súbitamente a la ausencia de
crédito y competencia desleal lo que los llevó al endeudamiento y la
ruina.
El neoliberalismo ha desdibujado la tradicional relación entre el campo y la
ciudad dando lugar a lo que se denomina la nueva ruralidad es, en esencia, un
proceso de inclusión limitada al proceso de globalización caracterizada por la
búsqueda desesperada de fuentes de ingresos. El nuevo modelo económico
crea procesos de diferencias sociales estructurales. (Rubio, 1987; Rubio, 1999;
Rubio, 2001).
La situación de nueva ruralidad es parte de una condición diferenciada
como ciudadano limitado. En esencia es una marginalidad estructural en lo
económico y social, pero se expande al terreno de la política y la cultura.
Se puede hablar, en términos generales, de dos vertientes: una crítica
radical al neoliberalismo y otra crítica “propositiva” desde donde se propone la
pluriactividad y multifuncionalidad de los campesinos con actividades como
maquila rural y agro ecoturismo (Harry Clemens, Raúl Rubén y De Janvry). En
la vertiente crítica plantean el retorno del campesino indígena y se reivindica la
lucha por el territorio (Daniel Hiernaux, Thierry Linck y Guillermo Torres Carral).
Esta visión “radical” de nueva ruralidad exige mayor desarrollo de la agricultura
campesina, revalorando sus conocimientos y tecnologías, el empoderamiento,
el empleo rural, la agricultura orgánica.
La nueva ruralidad es entendida como el “…surgimiento de nuevos actores,
nuevas actividades y oportunidades económicas”, pero también en términos de
resistencia y conformación de nuevas identidades que han reposicionado a las
comunidades campesinas como actores indispensables del desarrollo por lo
que debe entenderse como “una consecuencia [no perversa] de la modernidad”
en la medida en que los campesinos participan activamente en la reformulación
de los principios y procesos de desarrollo alternativos al paradigma del
crecimiento (Keilbach, 2008).
Humberto Grammont (2008) explica el proceso de desagrarización por el
que atraviesa la sociedad rural. Para ilustrar uno de los puntos
anteriores el autor expone los siguientes datos: “Según los datos de la
Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), en
1992, 65% de los hogares rurales eran campesinos, el resto (35%) no lo
eran (cuadro 1). Poco más de una década después, en 2004,
constatamos que la situación cambió drásticamente ya que sólo 31% de
los hogares son campesinos, el resto (69%) no lo son (Grammont,
2008).
El autor reconoce que uno de los logros de las organizaciones es la lucha
por mantener la pequeña producción campesina, siempre y cuando sea
consecuente, es en esencia antineoliberal, en este sentido se aproxima a la
lucha altermundista (Grammont, 2008).
En América Latina observamos
que desde 1970 hasta el 2005 se
profundiza la relación entre la
población rural y urbana. Sin
embargo, cómo lo señala
Grammont, para el caso de México,
“En 1921 la población rural ascendía
a cerca de 10 millones y
representaba 68% de la Población
total, actualmente se aproxima a 25
millones y representa 25% de la población del país” (Bartra, 1998; Grammont,
2009: 17). Se prevé que la población rural de México como América Latina se
estabilice entre un 18% a 20% después de 2010.
Arias (2005) señala que en el discurso de la nueva ruralidad existe el
peligro de afirmar que las sociedades rurales se han adaptado rápidamente a
las necesidades del mercado y a las políticas neoliberales (Ramírez, 2006); Por
su parte Blanca Rubio sostiene que: 1.- la nueva ruralidad no explica
históricamente las causas estructurales de los procesos que describe; 2.- las
preguntas se enfocan al espacio, dejando a un lado las relaciones sociales de
Gráfica 1 América Latina Población rural-urbana1970-2025, (CEPAL-2005)
0102030405060708090
1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 2015 2020 2025
Población rural
Población urbana
producción que también se expresan como relaciones de poder (deja de lado
exclusión de los productores, la marginalidad productiva de la agricultura, el
aumento de la migración y la descomposición de unidades productivas); 3.-
considera la relación campo-ciudad como una dualidad que se desvanece y no
como una contradicción ya que la subordinación de la industria al campo se
profundiza (Rubio, 2006: 77).
Sin embargo, la nueva ruralidad únicamente expresa la profundización
de procesos económicos y consecuencias que ya antes el estructural
funcionalismo y el marxismo habían anunciado. El verdadero problema en todo
caso es cómo evitar la catástrofe de la sociedad rural anunciada.
3.2 ¿LAS NUEVAS MIGRACIONES?
La mundialización ha ocasionado que resulte cada vez más difícil situar
al individuo en una escala de calificación y de autoridad, o como lo dice
Touraine “ya que lo define mejor su posición en un mercado sus posibilidades
de manejar el cambio o, al contrario, de ser victima de él” (Touraine, 1997).
Esto mismo sucede con el migrante quien enfrenta una realidad
económica muy adversa en su país de origen (bajos ingresos, disminución de
las prestaciones sociales y de apoyos productivos por parte del estado lo que
agrava la crisis agrícola), pero se ve obligado, contra su voluntad, a salir a otro
país con un alto costo económico y psicológico. Existe una causalidad
económica, fruto de la exclusión a la que lo lleva el nuevo modelo económico,
pero también utiliza mecanismos extraeconómicos como las redes sociales;
una cultura migratoria expresada en un “hábitus”, en ocasiones es parte de un
“ritual de paso”, pero todo esto es parte integrante de un proceso de
desocialización y de vidas quebradas de familias disfuncionales.
Como parte de los nuevos fenómenos migratorios se puede mencionar
el fenómeno de las comunidades transnacionales caracterizado por la doble
ciudadanía que no significa aculturación e integración, sino más bien se trata
de un proceso de ida y vuelta manteniendo su presencia en ambas sociedades
y culturas. El problema de averiguar si el transnacionalismo era una nueva
perspectiva analítica o más bien era un fenómeno novedoso, fue resuelto por
consenso entre la comunidad de estudiosos ya que ahora era posible
reconceptualizar un conjunto de experiencias distintas. Así pues los analistas
reconocen que la sociedad informática ha hecho sus aportes ya que los
adelantos en las tecnologías de transporte y comunicaciones han transformado
cualitativamente el carácter del transnacionalismo inmigrante convirtiéndolo en
un intercambio mucho más dinámico y cuyos aportes culturales juegan un
papel importante, como en la tendencia hacia la empresarialidad y el análisis
de la segunda generación cuyas características son: comunidades
estrechamente unidas y con gran diversidad de recursos, promoción entre los
jóvenes de una aculturación selectiva y un alto nivel de autoestima con una
fuerte orientación hacia el éxito (Portes, 2006)
Los procesos migratorios internos e internacionales abarcan ya a todo el
continente, su importancia es ya global debido a las desiguales relaciones
norte-sur. Las migraciones internacionales hacia Estados Unidos provenientes
no únicamente de México y Centro América, sino de otras partes del sur del
continente permiten hablar incluso de las migraciones transnacionales. En el
análisis observamos la utilización de herramientas conceptuales derivadas de
diversos marcos conceptuales con el propósito de poner a prueba su
rigurosidad. De esta forma algunos autores recuperan la teoría de las
estrategias de reproducción de los grupos domésticos (De Oliveira, Pepin y
Salles, 1989); la teoría del capital social o de las redes a partir de RICHARD
MINES(1981), de MASSEY, ALARCÓN, DURAND Y GONZALEZ (1991), dicha
propuesta se aproxima mucho a la definición weberiana de comunidad. Estas
redes dan origen a circuitos migratorios de circulación de personas, de
información, de dinero y de bienes (Durand y MASSEY,2003:32) y pueden
generar nichos laborales “étnicos” dominados por los migrantes de determinada
región o nacionalidad; Por su parte la teoría de la causalidad acumulada
sugiere que las transformaciones económicas, sociales, y culturales causadas
por la migración en las comunidades expulsoras reproducen a escala ampliada
la tendencia a la expulsión. (Durand, y Massey, 2003: 37); La Teoría de las
Comunidades Transnacionales se refiere a los campos sociales construidos por
los migrantes en el tiempo y el espacio, en ocasión de su desplazamiento y
asentamiento, como los circuitos migratorios transnacionales. Algunos de sus
exponentes son: Luin Goldring (1992), Richard Rouse (1994), Peter Smith
(1994) y Michael Kearney (2000) en Estados Unidos y Canadá, y Miguel
Moctezuma (2000) y otros en México.
La expansión del capitalismo mundial, sin importar el tipo de país,
reproduce por un lado menos capitalistas más ricos, y por el otro, una masa
cada día más grande de ejército industrial de reserva. Lo que han cambiado
son las categorías, pero las causas del desempleo es el viejo problema de la
explotación del capital.
3.3 ¿El nuevo desarrollo sustentable o la ecosociología?
La cuestión ambiental y la agroecología ante la degradación del
capitalismo de los recursos naturales y el hombre surge una crítica que cuestiona
el orden económico internacional y nacional existente y propone alternativas que
parten de una crítica global tanto a la lógica capitalista dominante y hacia la
recuperación de la calidad de vida (Pardo, 1988; Redclift, 1989). El análisis de la
relación entre sociología (rural) y medio ambiente ha generado en los últimos
treinta años importantes aportaciones en el estado de la cuestión sobre este
tema, que parece llevar hacia la consolidación de la sociología ecológica, sin
embargo las soluciones a los problemas ambientales parecen alejarse e incluso
surgen nuevos desafíos como el cambio climático y sus secuelas, la
disminución de la capa de ozono y los impactos negativos de la biotecnología
(Toledo, 1989; Redclift y Woodgate, 1997).
La crítica que formulada Blanca rubio (2006) a los nuevos temas del
desarrollo rural sustentable son las siguientes: substitución de las relaciones
sociales de producción por el territorio como el espacio visible donde confluyen
los sectores sociales sin cuestionar las relaciones de poder, dominio,
subordinación y explotación. El enfoque agroecológico substituye la
contradicción entre el campo de la ciudad y la agricultura de la industria como
un territorio en el que se borran dichas diferencias. El rechazo a la visión
productivista por la visión territorial se encamina a impulsar la
multifuncionalidad de los productores en un contexto de exclusión productiva,
dependencia alimentaria y sometimiento al poder de unas pocas firmas
agroalimentarias transnacionales (Rubio, 2006).
De nuevo, el marxismo había previsto los nefastos efectos sobre la
economía rural y su población a consecuencia de los procesos de acumulación
capitalista. Lo anterior suponía la reinversión del capital en nueva tecnología
que en el campo ello significaba el paso de la renta diferencial I a la renta
diferencial II. Como corolario lo anterior deviene en la sustitución de materias
primas y de la fuerza de trabajo. De nuevo, se trata de viejos problemas, que el
enfoque del desarrollo sustentable deja sin una solución.
Sin embargo, desde la crítica epistemológica de la ecosociología parece
vislumbrarse no únicamente nuevos problemas sino también nuevas soluciones
que plantean en el centro del discurso al campesino como nuevo sujeto social
ecológico.
4. ¿Transición a la democracia?, organizaciones sociales y políticas y lucha por
la ciudadanía.
Los últimos treinta años América Latina ha transitado de la convulsión de
férreas dictaduras militares hacia lentos y difíciles procesos de transición a la
democracia. Lo anterior no significó necesariamente que la sociedad, y menos
aún la sociedad rural, contara con una cultura política de carácter participativo.
El rasgo más notorio de dicho proceso es la fragilidad de sus instituciones ya
que en situaciones de crisis políticas tiende a predominar más la sociedad
política, el lugar de la fuerza o violencia institucionalizada, que la sociedad civil.
Algunos casos paradigmáticos de esto es Fujimori en Perú, quien llega al poder
mediante procesos democráticos y posteriormente adopta medidas de carácter
dictatorial (Grammont, 1995; Grammont, 2001; Cisneros, 2001; Sorj, 2005;
Smelsers, 1989; )
En los últimos treinta años los países Latinoamericanos franquean
situaciones lucha social encaminada hacia la conformación o constitución del
ciudadano por la demanda de sus derechos humanos y civiles. Los
experimentos democráticos ocasionaron incluso procesos tempranos de
desencanto en la política, lo que se refleja en una tradicional desconfianza del
ciudadano respecto de las instituciones. Por otra parte, la imposición de las
reglas del libre mercado le ha acarreado un debilitamiento ideológico al modelo
neoliberal que se expresa en el ascenso de gobiernos de corte socialdemócrata
en América Latina, donde antes predominaban gobiernos militares, como en los
casos de Uruguay, Venezuela, Brasil, Chile, Ecuador (Harnecker, 2002;
Iturralde, 1991; Montoya, 2003; Oliveira, 2005)
Ante el retiro del Estado, muchas organizaciones corporativas rompieran
con las directrices de partidos políticos oficiales, sin embargo ello no supuso la
democratización de sus estructuras internas. En ocasiones, han venido
reproduciendo los esquemas clientelares, caciquiles y corporativos. En parte, el
problema para la continuidad de la organización es que las bases exigen metas
concretas, recursos, bienes y servicios hacia sus grupos dirigentes
estableciéndose una separación entre grupos dirigentes “profesionales”, con
conocimientos gerenciales y políticos, y, del otro lado, una masa de
productores o socios “despolitizada” y sin conocimientos gerenciales. La
política de reprivatización y repliegue del estado, durante los ochentas e inicio
de los noventa, se expresó también como una tendencia a transferir funciones
técnicas, administrativas y económicas a las organizaciones campesinas
“entendidas éstas, como empresas colectivas; como una suerte de sección
asociativa o "social" de la omnipresente iniciativa privada” (Bartra, 1991; Bartra,
1995; Durand, 1992).
La mundialización ha ocasionado que la sociedad rural de varios países
de nuestro continente, sufra dos procesos contrapuestos: Por una parte, que
compartan los mismos efectos nocivos de dicho proceso, es decir, exclusión,
sustitución de materias primas o flexibilización del trabajo. Y por la otra,
compartan experiencias organizativas de sociedad rural en contra de algunos
de esos efectos como el surgimiento de Vía Campesina, organizaciones en
contra de mujeres o indígenas (Geen Peace, 1999)
Un rasgo de los nuevos tipos de lucha son los movimientos
altermundistas cuyos ejemplos son el EZLN en México, el MST en Brasil, la
CONAIE en Ecuador o el movimiento de cocaleros en Bolivia. Los nuevos
espacios de lucha comandados por los movimientos altermundistas se
conforman por una red de pequeños espacios de lucha, es decir, de ámbitos de
acción social que provienen desde lo “glocal”. Lo mismo en países
desarrollados que en países subdesarrollados (Alberoni, 1981;
La lucha por la tierra y los recursos necesarios para la producción
supone una lucha que reivindica el derecho a la alimentación, al subsidio, a la
educación, a la tierra, entre otros que apelan a un sentido de justicia y sin la
cual las prácticas de libre comercio entre países subdesarrollados y
desarrollados no parte de bases objetivas, como sucede con México frente a
sus socios comerciales Estados Unidos y Canadá. Frente al libre mercado el
campesino se encuentra en situación de desigualdad.
Como plantea Alberto Melucci la pregunta que se formula no se dirige a
conocer: ¿como la acción colectiva contemporánea está a punto de emerger o
no un cambio de tipo estructural en la sociedad? (Melucci, 207). El eje del
análisis consiste en captar las transformaciones y cambios de la lógica interna
capitalista; posteriormente habría que constatar si las transformaciones en la
acción social corresponden o no a los procesos que la acompañan. Los nuevos
movimientos sociales en América Latina suponen:
dar cuenta de cambios en la forma de la lucha campesina de las
acciones por la tierra y por los recursos productivos comandados por
varones, han dado paso a nuevas modalidades de acción rural de
carácter plural, diverso y versátil que traspasan el marco nacional,
integrados por indígenas, mujeres, jóvenes, deudores o pequeños
campesinos que forman parte de los sectores excluidos por el proceso
de mundialización. En Brasil ubicamos la lucha por la tierra por el
Movimiento de los Sin Tierra (MST), quienes luchan en Bolivia por la
legalización de la coca; en México la lucha por la renegociación del
Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN); en México y
Ecuador la demanda de reconocimiento pluriétnico; en Argentina la
lucha de las mujeres o en Uruguay el movimiento de la Mesa
Coordinadora de Gremiales Agropecuarias (Petras, 2006; Piñeiro, 2006;
Bartra, 2006; Manzano, 2006; Almeyra; 2006; Martínez, 2006; Warman,
1988). Estos aspectos de la lucha social en el campo latinoamericano
han sido con templados en una revista de ALASRU ), en Bolivia se gesta
una lucha liderada, en parte por la Central Obrero Boliviana, pero
también por una ancestral lucha indígena por la tierra y por el libre
comercio de la coca, enfrentando las medidas neoliberales impuestas
por los Estados Unidos, que ha llevado al gobierno de Evo Morales a
tomar medidas trascendentales como la elaboración de una nueva
Constitución (Petras, 1998; Zúrita, 2002; García, 2002; Escárcega, 2002;
Montoya, 2003). Movilizaciones que traspasan los marcos nacionales
encontramos Vía Campesina, el Movimiento de los sin Tierra, el Ejecito
Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas (Petras, 1998; da Silva,
2002; da Silva, et. al., 2000; Harnecker, 2002; Sánchez, 2004;
Stavenhagen, 2005) El Movimiento de los sin Tierra, su lucha es
interclasista y plantea demandas económicas, políticas y socioculturales
que van más allá de la tierra y con alianzas estratégicas con sectores
urbanos (Petras, 1998; da Silva, 2002; da Silva, et. al., 2000; Harnecker,
2002). Como puede apreciarse con estos ejemplos, las luchas rurales
en América Latina son complejas, pero al mismo tiempo, suponen un
reto de los estudiosos por responder a interrogantes de carácter político,
político, social y cultural. Por ejemplo Humberto Grammont coordinó un
libro referente al papel de los campesinos y los procesos políticos que
muestra la dificultad de las organizaciones rurales para influir en la
política y en las políticas públicas en algunos países de América Latina
en el contexto de la transición política a la democracia (De Oliveira,
1998; C. de Grammont, 1995). James Petras elabora un balance de las
movilizaciones campesinas e indígenas de un nuevo campesinado que
se ha encontrado influido de la ideología de izquierda, aunque sin
embargo, la relación con la izquierda le ha ocasionado cierto inmovilismo
como lo explica en los casos de Brasil, Bolivia, Paraguay, Colombia,
Chile, Argentina y México (Petras, 1998; Petras, 2006).
Una de las luchas de nuevo tipo susceptibles de caracterizar como
nuevo movimiento campesino es la lucha del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional. En Chiapas no es casual la aparición de un movimiento armado ya se
conjuga la crisis cafetalera, con una tradición de radicalismo político y una larga
experiencia organizativa en los setentas y ochentas. Harvey, Neil (1994) “Las
Organizaciones Sociales Ante el Conflicto Armado de Chiapas”, El Cotidiano,
No 61, marzo-abril, México.
La globalización o mundialización, más las políticas neoliberales en todo
el mundo fue creando un nuevo movimiento internacional que pugna por una
globalización alternativa, es también denominado: altermundista El trabajo de
Tania Sánchez Garrido, “El movimiento social altermundista. La nueva praxis
de la acción política” (Croizier y Friedberg, 1990; Castells, 2001; Beck, 2006).
En éste tipo de luchas se rompe el aislamiento que propiciaba la vieja
dinámica de los movimientos sociales, dirigirlas hacia instancias en las
cumbres de la Organización Mundial de Comercio (OMC) o el Banco
Mundial (BM);
Se conforma por “redes transnacionales de defensa” o bien, “redes de
economía solidaria”, que son redes de activistas internacionales que se
agrupan por la convergencia en relación a ideas y valores basados en
principios como: el derecho a la equidad; el patrimonio común de la
humanidad; la democracia radical; la sustentabilidad; la no violencia;
respeto a la identidad y la diversidad, la subsidiariedad; la economía al
servicio de la persona humana; el derecho a la cultura; la solidaridad; la
creación de estructuras sociales de acuerdo a los principios de libertad,
igualdad y fraternidad.
Utilizan las nuevas tecnologías como el internet y sus primeras acciones
se encuentran en el levantamiento zapatista de 1994 y las
manifestaciones de oposición en las cumbres del Banco Mundial: “en
Seattle en 1999, La reuniones de Bangkok, Washington, Melbourne,
Praga y Seúl en el año 2000; las de Québec, Buenos Aires, Barcelona,
México y Doha en el 2001; las de Monterrey, Madrid, Roma, Sevilla, de
nuevo Barcelona, Toronto, Calgary, México y Copenhague en el 2002, y
finalmente las seis del último año instalaron, de forma definitiva, la
impugnación altermundista en el mapa de la geopolítica mundial
(Sánchez, 2008: 144).
Reivindican demandas locales que, al compartirse, se transforman en
globales y se encuentran constituidos por movimientos sociales que,
desde su particular lucha, conforman en conjunto17 áreas temáticas,
entre ellas: Consumo alternativo; Ecología y bienes comunes;
Producción de bienes para todos; Sistema financiero para la igualdad y
el desarrollo; Tierra y reforma agraria.; Ciudades sustentables; y
Comercio internacional.
Respecto al tipo de movilizaciones éstas son descentralizadas,
autónomas, simultáneas y solidarias, a las acciones se puede incluir la
violencia selectiva contra establecimientos que simbolizan el poder de
empresas comerciales transnacionales; desnudos en la playa, marchas
más allá del punto cero en donde se dio muerte, por propia mano, el
representante campesino coreano Lee Kyung (Sánchez (2004).
El movimiento altermundista se conforma por “sujetos reflexivos, es
decir, aquellos individuos conscientes de su pertenencia a lo glocal,
capaces de autoconfrontar las decisiones tomadas en el pasado, de
imaginar mundos posibles, mejores para todos, a los cuales aspirar y
construir” (Sánchez, 2008)
Vía Campesina surge también como un rechazo a las políticas neoliberales.
La meta principal del movimiento internacional consiste en impulsar la
solidaridad y la unidad en la diversidad entre organizaciones de pequeños
agricultores, para promover relaciones económicas basadas en la igualdad y la
justicia social, la preservación de la tierra, la soberanía alimentaria y la
producción agrícola sostenible. Su objetivo primordial es construir modelos
alternativos de agricultura y enfoca su actuación en la soberanía alimentaria y
el comercio agrícola, la reforma agraria, los derechos de los trabajadores
migratorios y los jornaleros agrícolas; el género, la biodiversidad y los recursos
genéticos, los derechos humanos y los derechos de los campesinos, así como
una agricultura sustentable basada en el productor (Hernández y Desmarais,
153: 90).
Existe una dificultad estructural para que las organizaciones logren una
autonomía plena. Y que al mismo tiempo le permiten inciden en el diseño y
elaboración de políticas públicas. No todas las organizaciones de productores
son nuevas ni su existencia supone remontar procesos de dominación
tradicional como el clientelismo, corporativismo y el caciquismo. Tampoco
supone que su existencia se traduzca en un avance en la democracia interna
de las agrupaciones.
El nuevo entorno económico y político, no soluciona el viejo problema de la
falta de democracia en las organizaciones rurales. Lo que tenemos es la
reproducción del autoritarismo, del clientelismo, caciquismo y de la impunidad.
Conclusión
Un programa fuerte de sociología rural supone recuperar, desde una
perspectiva sociológica, un examen de las perspectivas teóricas,
metodológicas y analíticas para el estudio de los problemas de la sociedad
rural. En este camino, la sociología reflexiva permite contar con una visión de
conjunto, pero también permite sentar las bases de un pensamiento alternativo
ante la globalización en el ámbito de lo económico, político y sociocultural.
El nuevo entorno neoliberal en América Latina abarca la perspectiva
dialéctica de la relación local-global en el que los movimientos alter mundistas
colocan el acento en los sujetos sociales que luchan por la inclusión en el
modelo económico y por sus derechos civiles como ciudadanos.
Uno de los temas recientes que reclama una mayor profundización es el
relativo a la nueva ruralidad. En apariencia muchos indicadores parecen
referirse a un entorno post campesino, en esencia mucho de lo ahora se le
considera nuevo ya formaba parte de las tendencias del proceso de
modernización o bien, del proceso de acumulación de capital en el campo. En
todo caso se trata de constatar dichas teorías. El reto se centra en distinguir
claramente como caracterizar y buscar una solución a los verdaderos nuevos
problemas sociales.
Lo mismo sucede en el ámbito del desarrollo sustentable, al final es la
opción capitalista de búsqueda de oportunidades de inversión, o bien, la
búsqueda de opciones, desde la perspectiva de los nuevos sujetos
campesinos. El capitalismo salvaje no parece ser la solución a los problemas
de la inmensa mayoría de la población del campo, se requieren soluciones más
radicales y sustentables donde se involucre a la población urbana.
Más que temas específicos tenemos conceptos que se producen y
trabajan de manera inter y transdisciplinaria como el de “gobernanza” para
referirse a: asuntos de organizaciones rurales; tratados y convenios
internacionales como el Convenio 169 de la OIT para asuntos de autonomía
indígena o bien el Protocolo de Cartagena referido a utilizar mecanismos para
evitar o frenar la utilización de productos transgénicos.
Al hablar de los nuevos y viejos movimientos sociales en el campo
latinoamericano no hay duda de que aquí interactúan organizaciones que en
parte son viejas y en parte son nuevas. En todo caso en América Latina
requerimos de nuestros propios conceptos que se adecuen a nuestros
problemas.
Los temas de las migraciones internacionales no son nuevos, pero sí los
enfoques, que por ejemplo, recuperen más los aspectos sociales que los
económicos al tiempo en que la dinámica migratoria se ha hecho más compleja
y diversificada. Sin embargo, hay aspectos que apenas han sido investigados
como los relativos a la cultura y la identidad de los migrantes.
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