sociologÍa ambiental y ambientalismo en cuba

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SOCIOLOGA AMBIENTAL Y AMBIENTALISMO EN CUBACandice Knepa y Lilia NezFuncionarias del Centro de Inspeccin y Control Ambiental y del Centro de Investigaciones Psicolgicas y Sociolgicas, en Cuba

Ambientalismo y concepcin del ambiente La estructura social se comporta como organismo generador de alteraciones en los ecosistemas naturales y, a la vez, como receptor de las consecuencias de dichas alteraciones. stas son sustancialmente resultado del carcter de las relaciones de apropiacin de la naturaleza, las cuales se definen de acuerdo a los modelos de desarrollo aplicados, a los ndices de desarrollo alcanzados, a las prcticas productivas, a las desigualdades socioestructurales, a los elementos culturales de identidad y a las particularidades de los conflictos sociopolticos. La produccin de bienes materiales constituye la esencia de la interaccin dialctica entre la sociedad y la naturaleza y, coincidentemente, el desarrollo tecnolgico aplicado al incremento de la productividad ha devenido causa principal de la crisis actual del medio ambiente. La profundizacin de la crisis econmica mundial, en la ltima dcada, ha acelerado el proceso de maduracin de la conciencia colectiva acerca de los problemas ambientales globales, lo que repercute en la actual contradiccin entre la vocacin generalizada de modernidad, sustentada en concepciones filosficas antropocentristas, y la ideologa del ambientalismo. La evolucin del ambientalismo se establece, en general, paralelamente al planteamiento de las teoras del desarrollo (vase: Pichs, 1997). El primer perodo se ubica en los aos 50 con la aparicin del trmino desarrollo sostenido de recursos, paradigma asociado al liberalismo que adquiere una expresin aparentemente novedosa con el neoliberalismo. Este paradigma contempla la naturaleza como un conjunto de mercancas que producen ganancias y que el hombre tiene derecho a explotar para su beneficio individual, potenciando el consumismo. La transformacin del futuro se basa en la innovacin permanente y la construccin del orden social parte del proceso de adaptacin - sustitucin del medio natural. Una segunda etapa puede situarse en la dcada de los 60, determinada por la proliferacin del movimiento ecologista principalmente en Estados Unidos, Canad y los pases ms desarrollados de Europa, manifestando la voluntad social de frenar la explotacin indiscriminada de los recursos naturales. Tal movimientos asumi la concepcin de la conservacin de la naturaleza como esencia de un sistema de valores universales con expresas influencias biocentristas. En

contradiccin con las aspiraciones de los ecologistas, el paradigma conservacionista evolucion hacia posiciones extremas que contienen, de manera implcita, el riesgo de acentuar la significacin de otras especies respecto de la especie humana, generando teoras segregacionistas y exacerbando actitudes conservacionistas a ultranza como el ecofacismo, el ecologismo autoritario o la ecologa profunda. Los aos 70 se caracterizan por un enfoque ecologista ms flexible, respaldado por la ONU, que promovi, principalmente en los pases desarrollados de Europa Occidental y en Estados Unidos, la aparicin de nuevos espacios de participacin social y la emergencia de demandas polticas sostenidas por los partidos verdes. En 1972 se celebr en Estocolmo la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano y se cre el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), propiciando un marco oficial internacional para la concertacin de acciones hacia el medio ambiente. En 1975, la Unesco, a travs del PNUMA, lanz el Programa Internacional de Educacin Ambiental con el fin de extender el conocimiento sobre el medio ambiente a los pases subdesarrollados de Asia, frica y Amrica Latina, empleando materiales didcticos con efecto multiplicador. Ms tarde, en la Conferencia Intergubernamental sobre Educacin Ambiental, en Tbilisi, URSS, 1977, se definieron el mtodo y los objetivos de la educacin ambiental, que a partir de este momento se convirti en un instrumento primordial en el proceso de maduracin del pensamiento ambientalista. Algunos especialistas identifican esta etapa como el inicio de la profesionalizacin de la gestin ambiental (Ibid.). Las catstrofes ambientales producidas por los accidentes en las plantas nucleares de Three Miles Island -Pennsylvania- y Chernobyl -Ucrania-, en 1979 y 1986, respectivamente, generaron cambios cualitativos en la percepcin social de los problemas ambientales. Esta etapa se caracteriza por la generalizacin de una concepcin que propone la proteccin de la naturaleza en tanto condicin sine qua non para la vida humana, hecho que contribuy a la adopcin de un discurso ambientalista que enfatiza en el papel de sujeto de la participacin en los procesos de transformacin social, determinando la reorganizacin poltica de los movimientos ecologistas. Con el objetivo de crear un escenario poltico internacional propicio para la concertacin de los conflictos entre el Norte industrializado y el Sur subdesarrollado, aparecen en 1987 las conclusiones de la Comisin Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, conocidas como Informe Brundtland o Nuestro Futuro Comn, donde se defini el concepto de desarrollo sostenible como "proceso que permite satisfacer las necesidades de la poblacin actual sin comprometer la capacidad de atender a las generaciones futuras". La adopcin de una definicin oficial de desarrollo sostenible que reconoce el carcter de las relaciones econmicas como esencia de los vnculos entre la sociedad y la naturaleza, cre las bases para la legitimacin social del discurso ambientalista, pero no logr atenuar la contraposicin existente entre las principales tendencias culturales que determinan las actitudes hacia el medio ambiente. A pesar de las

buenas intenciones, este concepto carece de una fundamentacin terica que refleje los condicionamientos histricos, econmicos y culturales de los problemas estructurales que caracterizan las relaciones entre la sociedad y la naturaleza, y de un diseo que permita analizar los conflictos del medio ambiente segn el contexto de sus manifestaciones espaciales y temporales. Tampoco define las responsabilidades especficas que deben asumir los pases de acuerdo a la magnitud de los impactos que ocasionan al medio ambiente. -En cuanto al empleo del trmino desarrollo sostenible o sustentable, que es un replanteamiento del concepto desarrollo sostenido de recursos de los aos 50, existe mucha polmica entre los especialistas. En este trabajo se adopta el trmino desarrollo sostenible puesto que as aparece definido en el Programa Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo, de 1993 (Citma, 1993), adecuacin cubana de la Agenda 21, y en la Ley n 81 del Medio Ambiente, de 1997 (Gaceta, 1997). Estas ambigedades constituyen la causa de que, al aplicar dicha definicin a los modelos particulares de desarrollo, se impongan intereses polticos y econmicos, convirtiendo los principios del desarrollo sostenible en un mecanismo de regulacin del mercado a travs del cual la ecologizacin de los procesos productivos hace ms rentables los costos de inversin y ms altos los beneficios financieros. Esta situacin, conjuntamente con la socializacin del discurso del desarrollo sostenible, ha generado un estilo de vida, aparentemente ecolgico y sustentable que se reafirma en una cultura elitista de "consumo verde" y de "tecnologas y productos ambientalmente idneos", donde los recursos naturales son valorados a travs de su percepcin simblica. La lite ambientalista que tiene el poder de orientar los recursos financieros, en la mayor parte de las ocasiones prefiere invertir en programas que, sin dejar de ser nobles, sean lucrativos. Desgraciadamente, an en la actualidad, resulta menos complicado gestionar financiamiento para proyectos de proteccin a especies de animales en peligro de extincin que para garantizar condiciones elementales de subsistencia a grupos humanos. Con la intencin de superar las ambivalencias de este concepto se convoc a la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Ro de Janeiro en 1992, en cuyo marco se evidenci las intenciones evasivas de los gobiernos de los pases ms industrializados respecto de sus responsabilidades ante la crisis ambiental mundial. A pesar del consenso alcanzado en esta ocasin, expresado con la firma del Programa Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, o Agenda 21, Estados Unidos se pronunci abiertamente en contra de los postulados del documento, y tambin otros pases desarrollados han dilatado el cumplimiento de los compromisos asumidos. Sin embargo, no slo las asimetras socioeconmicas entre el Norte y el Sur determinan las proyecciones socioculturales hacia los problemas globales del medio ambiente, sino que este fenmeno se torna ms complejo cuando se analiza desde la perspectiva de la estructura social especfica de cada pas, con sus formas particulares de apropiacin de la naturaleza y el desigual acceso a sus beneficios. El aumento acelerado de los ndices de pobreza, incluso en los pases

ms ricos e industrializados, condiciona que las diferencias socioestructurales se manifiesten independientemente del rea geogrfica de pertenencia y del nivel de desarrollo. La urgencia de adoptar modelos de desarrolloarticulados estructural y racionalmente con los procesos ecolgicos ha generado un problema terico y metodolgico que se expresa en la contraposicin entre la necesidad de implementar estrategias de desarrollo socioeconmico basadas en la justicia social y la lgica irracional del capitalismo. En la bsqueda de soluciones para este dilema se precisa el diseo de nuevos mtodos de accin que concedan a la participacin su papel de sujeto en la transformacin social. La aparicin de una definicin oficial de desarrollo sostenible, la consolidacin del discurso ambientalista, el consenso logrado internacionalmente en cuanto a la integracin de la dimensin ambiental en todas las disciplinas cientficas y la legitimacin de una concepcin de medio ambiente que contempla la interaccin dialctica entre la sociedad y la naturaleza constituyeron las premisas para la socializacin del pensamiento ambientalista en la ltima dcada. En el debate ambientalista toman parte nuevos paradigmas alternativos, posiciones crticas de corte neomarxista y movimientos ambientalistas antimperialistas. La situacin insostenible del mundo actual acelera el proceso de cambios radicales en el pensamiento y la accin internacional mediante la identificacin de las fuerzas progresistas, la fusin de las demandas polticas de los movimientos de izquierda con la ideologa del ambientalismo y la transformacin cualitativa de los partidos ecologistas en movimientos sociales de estructura pluriclasista. Como consecuencia de los devastadores efectos de la crisis mundial para los pases subdesarrollados, particularmente en Amrica Latina y el Caribe han surgido renovados movimientos sociales que incluyen en sus agendas polticas la perspectiva del medio ambiente, generando espacios alternativos de accin popular. El nuevo pensamiento ambientalista acta, en este contexto geogrfico, como una barrera de resistencia cultural que promueve su discurso partiendo de la crtica a las ambigedades presentes en la definicin oficial de desarrollo sostenible y proponiendo nuevos conceptos de racionalidad social y productiva. Desde esta perspectiva se plantea la cuestin ambiental como una construccin social, crtica y transdisciplinaria de paradigmas provenientes de disciplinas y saberes preexistentes que no se erige sobre conclusiones absolutas ni programas triunfalistas. El ambientalismo en Cuba La evolucin del ambientalismo en Cuba no se ha comportado al margen de las tendencias internacionales, aunque los especialistas reconocen cierto desfase histrico respecto del proceso de maduracin de la conciencia colectiva acerca de los problemas del medio ambiente. La conquista espaola de la isla no slo impuso nuevas relaciones de explotacin socioeconmica, sino tambin un nuevo rgimen de apropiacin de los recursos naturales. Los vnculos espirituales con la naturaleza propios de las primitivas

culturas aborgenes y africanas sobrevivieron slo en la sabidura popular y cultos sincrticos. Durante siglos el pas fue dominado por diversas formas de dependencia econmica donde prim la explotacin desmedida de sus recursos naturales, imponindose adems, un sistema de monoproduccin econmica con consecuentes deformaciones socioeconmicas y estructurales que ocasionaron formas distorsionadas e irracionales de apropiacin de la naturaleza. Ya en los primeros aos del siglo XX, las estadsticas ilustran el control que ejercan las transnacionales norteamericanas sobre los principales recursos naturales de la isla. Tanto el perodo de la colonia como el de la pseudorrepblica se caracterizaron por la inexistencia de mecanismos para la conservacin de los recursos naturales. Desde 1959, el proyecto revolucionario asumi una estrategia de desarrollo social basada en las doctrinas del pensamiento martiano. En la Estrategia Ambiental Nacional (Citma, 1997) se enumeran los logros alcanzados en materia de medio ambiente, entre los que resaltan la erradicacin de la pobreza extrema, los resultados obtenidos en el sistema de salud pblica y la educacin popular, los ndices de calidad de vida alcanzados, el desarrollo del potencial cientfico, el trabajo sistemtico de ordenamiento territorial y localizacin de inversiones, la evaluacin ambiental en proyectos priorizados, los programas de reforestacin y las campaas de reciclaje. La voluntad poltica de difundir el conocimiento de la naturaleza y la proteccin del medio ambiente se evidenci con la creacin de la Academia de Ciencias de Cuba, en 1960, y a travs de su incorporacin en los programas docentes de la enseanza elemental y en las vas no formales de educacin. Un momento muy importante en el proceso de institucionalizacin de la gestin ambiental en Cuba fue, en 1976, la promulgacin de la Constitucin de la Repblica de Cuba, que en su artculo 27 introdujo el tema de la proteccin de los recursos naturales y el medio ambiente, quedando definido ste como "sistema de elementos abiticos, biticos y socioeconmicos con el que interacta el hombre, a la vez que se adapta al mismo, lo transforma y lo utiliza para satisfacer sus necesidades". Esta definicin, vigente desde entonces, contempla la interaccin sistmica de los componentes ambientales. Ms tarde, en 1981, se aprob la ley n 33, denominada De la Proteccin del Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos Naturales (Gaceta, 1981) que estuvo vigente hasta 1997. Ante la carencia de referentes tericos y culturales de experiencias similares en la construccin del socialismo, fue acrticamente asimilado el modelo desarrollista sovitico, aplicado tambin por extensin en los pases ex socialistas de Europa del Este. La atencin priorizada a las grandes tareas gestadas por el gobierno revolucionario, como el acceso masivo a la salud y la educacin, las grandes zafras, etctera, esenciales para el desarrollo econmico del pas y el bienestar social, condicionaron que la gestin ambiental no se proyectara de manera coherente y sistematizada, ni se incorporara de forma consciente a la prctica

social. Por otra parte, durante aos el debate especializado sobre la problemtica ambiental prcticamente se concentraba en el crculo de profesionales provenientes de las ciencias naturales, hecho que incidi en la exclusin de las ciencias sociales y en la parcializacin del pensamiento ambientalista. En 1979, se cre la Comisin Nacional para la Conservacin del Medio Ambiente y los Recursos Naturales, Comarna, entidad responsabilizada de la gestin ambiental y la salvaguarda de la naturaleza. En mismo ao se realiz el Primer Seminario de Educacin Ambiental, coordinado por Unesco, Comarna y el Mined, el cual constituy la primera accin concreta en la integracin del estudio de los problemas ambientales en las diferentes disciplinas de las ciencias naturales. Los ecos de este evento fueron, durante los aos 80, acciones aisladas promovidas por iniciativas personales en torno a problemas puntuales de contaminacin en ecosistemas naturales, sin mayor trascendencia fuera del crculo de las ciencias naturales (Roque, 1999. Com. pers.) Desde 1985, el Instituto de Planificacin Fsica, IPF, era la entidad autorizada para ejecutar el proceso de evaluacin de impacto ambiental, EIA, en algunas inversiones priorizadas (Terry, 1997). Esos estudios eran realizados fundamentalmente por gegrafos y arquitectos, y en ellos se conceda mayor importancia a los componentes fsicos y naturales del medio ambiente. Slo en determinados proyectos se incluan algunos aspectos econmicos y demogrficos. De este modo, el anlisis de los impactos socioambientales se reduca a improvisaciones eventuales de algunas tcnicas cuantitativas, con sus consecuentes errores tericos y metodolgicos arrastrados an en la actualidad. La estrategia de desarrollo econmico adoptada a inicios de los 90 abri nuevas oportunidades para la proliferacin de actividades que producen impactos ambientales significativos. Especficamente, la inversin de capital extranjero a gran escala y el aumento y extensin de la actividad turstica influyeron de forma directa en el perfeccionamiento y especializacin de los mecanismos de regulacin y control ambiental. Las transformaciones promovidas por la nueva estrategia de desarrollo diversificaron los componentes de la estructura social, apareciendo nuevos actores socioeconmicos que complejizaron las relaciones de apropiacin sobre la naturaleza, las posibilidades de acceso a sus beneficios y las percepciones socioambientales. Por otra parte, la adopcin de una estrategia de desarrollo que recurre a soluciones alternativas ha promovido, sin que constituya su objetivo expreso, actitudes sociales compatibles con el ambientalismo asociadas fundamentalmente al ahorro de combustible, al aprovechamiento ptimo de los recursos escasos, a la incentivacin de innovaciones para suplir el difcil acceso a las tecnologas de punta en algunos sectores y al rescate de procedimientos productivos de carcter artesanal. De forma paralela, la activa participacin de Cuba en la Cumbre de la Tierra, en 1992, promovi cambios cualitativos y cuantitativos en el enfoque de las cuestiones del medio ambiente dentro de las esferas jurdica, institucional y docente. A raz de este acontecimiento se modific el artculo 27 de la

Constitucin de la Repblica con el fin de incorporar la definicin de desarrollo sostenible contenida en el Programa Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo (Citma, 1993), adecuacin cubana de la Agenda 21. La creacin del Ministerio de Ciencia, Tecnologa y Medio Ambiente, Citma, en 1994, y el establecimiento de la Agencia de Medio Ambiente -Ama- con sus entidades adscritas, fueron los momentos ms importantes del proceso de institucionalizacin de la gestin ambiental en la ltima dcada, que culmin con la aparicin de la Ley N 81 del Medio Ambiente, en 1997. Como parte del proceso de estructuracin del Citma, entre otras entidades adscritas a la Ama, surgen, en 1995, el Centro de Informacin, Gestin y Educacin Ambiental, Cigea, y el Centro de Inspeccin y Control Ambiental, Cica. En la contribucin del Cigea se destaca la elaboracin de la Estrategia Nacional de Educacin Ambiental, en 1997. Este documento demostr que la participacin social en la gestin ambiental slo se identifica con tareas de movilizacin popular promovidas por organizaciones polticas y de masas, realizadas fundamentalmente a nivel de barrios. Otras dificultades sealadas se refieren al poco conocimiento que sobre este tema tienen los "tomadores de decisiones" locales y la orientacin estrictamente conservacionista de la educacin ambiental (Cidea, 1997). Por su parte, el Cica fue designado autoridad responsable de la actividad regulatoria del medio ambiente y dentro del sistema de regulaciones se aprobaron las resoluciones ministeriales N 130/95 y N 168/95, reglamentando el desarrollo de la inspeccin ambiental estatal y el proceso de evaluacin de impacto ambiental, respectivamente. A partir de este momento el proceso de EIA se aplica a todos los proyectos de inversin. Sin embargo, sus instrumentos de prediccin y control an no resultan efectivos para prevenir y atenuar los impactos socioambientales. Acerca de los logros alcanzados en el perfeccionamiento de estos instrumentos, profundizaremos en el epgrafe referido a la contribucin de la sociologa a la gestin ambiental en Cuba. En relacin con el tratamiento de la problemtica ambiental a travs de los medios de difusin masiva, se puede sealar, tras un anlisis crtico retrospectivo, que stos no abordaban temas referentes a la proteccin y conservacin del medio ambiente. Fue a partir de 1992 que los medios informativos se vieron precisados a concederle una amplia cobertura a la participacin de Cuba en la Cumbre de la Tierra y su consecuente repercusin nacional. A pesar de lo alcanzado, an no se ha logrado que la prensa se refiera a los problemas del ambiente con el rigor conceptual, la sistematicidad y la coherencia que requiere la proyeccin social de stos, cuestin que es calificada por algunos especialistas de la comunicacin como analfabetismo ambiental. La evolucin del ambientalismo en Cuba no se ha dado de forma lineal ni exenta de obstculos, sino que se han producido errores circunstanciales que inciden directamente en la proyeccin social de la gestin ambiental, aun en la actualidad. Entre ellos resaltan los siguientes: adopcin de un modelo de desarrollo que

sobredimensionaba la variable econmica respecto de la capacidad de carga de los ecosistemas; predominio de una concepcin filosfica antropocentrista que legitimaba el sometimiento de la naturaleza a los designios de la voluntad humana, aunque se sustentara en paradigmas de bienestar social; asignacin de un papel preponderante a la actividad cientfica y tecnolgica en la gestin ambiental, en contraste con la pasividad creciente del sujeto social; valoracin simplista de la contribucin de las ciencias sociales, con la consecuente crisis de representatividad de stas en el debate ambientalista; copia de patrones y normas extranjeros no adaptables a las caractersticas socioeconmicas, culturales y naturales de nuestro pas; concepto de medio ambiente, generalizado socialmente, que se reduce a su dimensin fsico natural, y falta de concertacin entre los tres niveles que conforman el pensamiento ambientalista: el nivel de los especialistas (acadmicos, cientficos e investigadores), el nivel de los tomadores de decisiones (dirigentes, funcionarios y planificadores) y el nivel de la poblacin en general. El campo de la sociologa ambiental Aunque el ambientalismo se ha ido imponiendo como campo transdisciplinario del conocimiento con discurso y categoras propios, no se ha consolidado un cuerpo terico y metodolgico para el estudio de los fenmenos ambientales debido, fundamentalmente, a que el estudio de la realidad se realiza de manera fragmentada, sin lograr una integracin coherente de los paradigmas y mtodos de investigacin particulares de cada ciencia. Los problemas ambientales se caracterizan por su naturaleza hbrida -en ellos se mezcla elementos fsicos y sociales (vase: Mora, 1995)-, lo que condiciona graves distorsiones de la realidad cuando son analizados slo a travs de esquemas metodolgicos propios de las ciencias naturales, frmulas matriciales o tcnicas de investigacin cuantitativa. La experiencia ha demostrado que los conflictos producidos en el campo del ambientalismo son muy complejos y heterogneos, por lo que deben ser interpretados a travs de construcciones tericas transdisciplinarias, apoyadas en la aplicacin de instrumentos metodolgicos de enfoque cualitativo. El ambientalismo contempla categoras intervinculadas con manifestaciones espaciales y temporales aplicables a las dimensiones natural y social del medio ambiente. Los especialistas identifican los fenmenos ambientales como los hechos de la realidad donde se articulan componentes de la sociedad y la naturaleza, en tanto constituyen expresiones culturales de apropiacin adaptacin transformacin del medio ambiente. Los problemas ambientales se producen dentro de los fenmenos, cuando la articulacin entre la sociedad y la naturaleza padece defectos de racionalidad, que, a su vez, suscitan conflictos de intereses entre los sujetos sociales. Los conceptos son los instrumentos tericos que permiten distinguir los problemas dentro de su manifestacin fenomnica, de donde emergen los posibles indicadores para interpretar las relaciones. Entre los conceptos ms relevantes dentro del discurso ambientalista aparecen algunos ya definidos por las ciencias sociales, tales como: cultura, tica, civilizacin, actores sociales, participacin social, movilizacin social y gestin comunitaria (vase:

Fernndez, R., 1999), los que interactan con otros, como desarrollo sostenible, ecosistemas, biodiversidad, etctera. El socilogo costarricense Eduardo Mora afirma que los problemas ambientales se asientan en una serie de oposiciones que estn presentes en la relacin entre la sociedad y la naturaleza, siendo las ms importantes de ellas las siguientes: la aplicacin de modelos de desarrollo econmico y el mantenimiento del equilibrio en los ecosistemas, las orientaciones ideolgicas productivistas y consumistas y la ideologa del ambientalismo, el crecimiento socioeconmico planificado y el crecimiento errtico, la ignorancia de las acciones con incidencia en los ecosistemas naturales y la participacin consciente de la sociedad, el acceso a las tecnologas ecolgicas ms modernas y la imposibilidad de acceso a stas y, por ltimo, la legitimacin social de un sistema legislativo de proteccin y regulacin del ambiente y su desobediencia (Mora, 1998). Entre las categoras del ambientalismo definidas por el socilogo mexicano Enrique Leff (1994) se encuentra la racionalidad ambiental, construida a partir de la inclusin de elementos de la racionalidad productiva de Marx, la racionalidad instrumental de Weber, la racionalidad historicista y relativista de Foucault y la crtica a la lgica irracional del capitalismo planteada por Marcuse (Fernndez, R., 1999). La racionalidad ambiental se articula mediante cuatro niveles de racionalidad: sustantiva, terica, tcnica y cultural. sta constituye "el ordenamiento de un conjunto de objetivos explcitos e implcitos a travs de medios e instrumentos, reglas sociales y culturales, normas jurdicas y valores estticos, sistemas de significacin y de conocimiento, teoras y conceptos, mtodos y tcnicas de produccin" (Leff, 1994). Su funcionamiento se expresa en la formacin de una lgica ambiental, en la elaboracin transdisciplinaria del saber, en la legitimacin social de la ideologa del ambientalismo, en la transformacin democrtica del estado, en la dinmica que le imprime a la sociedad civil la participacin directa de los actores sociales en el diseo de estrategias de desarrollo y en la reorganizacin de las polticas gubernamentales, las instituciones de la administracin pblica y los instrumentos jurdicos. Lo expuesto hasta aqu demuestra que para el proceso de construccin del andamiaje terico y metodolgico del ambientalismo resultan imprescindibles los aportes de la sociologa, disciplina cientfica que, al aplicarse a este campo del conocimiento, adquiere atribuciones especiales para interpretar y describir el medio ambiente como un sistema complejo donde coexisten subsistemas en interaccin, aparentemente independientes, como la produccin cientfica e intelectual, la participacin social, el desarrollo econmico, intereses clasistas y de gnero, la poltica internacional, etctera. El anlisis sociolgico no slo permite interpretar el carcter de las interrelaciones sistmicas entre la sociedad y el ambiente, sino que descubre el origen multicausal de los conflictos polticos, econmicos y sociales que convergen en el campo del ambientalismo. Actualmente, la sociologa orienta su reflexin epistemolgica hacia la recuperacin de la nocin de totalidad, al rescate de posturas ticas y humanistas,

a la integracin y sntesis de paradigmas, al reconocimiento de la transdisciplinariedad como mtodo de estudio aplicado a sistemas complejos, a la contraposicin orden - caos y a la reivindicacin de la capacidad transformadora de la sociedad a partir de la construccin de modelos utpicos; lo que le concede, dentro del concierto interdisciplinario de las ciencias, una posicin de campo transdisciplinario por excelencia dada su capacidad para captar e integrar datos econmicos, histricos, antropolgicos, etnolgicos, psicolgicos, de carcter subjetivo o estructural, de naturaleza cuantitativa o cualitativa, provenientes de micro o macroprocesos, con un alto poder de generalizacin y sntesis (Espina, 1999). La eficacia metodolgica de la sociologa proporciona al ambientalismo la adecuada conjuncin de los enfoques cuantitativo y cualitativo, la reconstruccin histrica y el anlisis multicausal de los fenmenos, la interpretacin de las interdependencias entre sistemas y subsistemas y la utilizacin de hiptesis generales e integradoras (Novo, 1997). La aparicin del trmino sociologa ambiental, o ambientalista, puede ubicarse en la dcada de los 70 para identificar estudios acerca de conductas, valores y percepciones socioambientales, movimientos ambientalistas, poder y participacin social, articulacin de las ciencias, evaluacin de riesgos y nuevas tecnologas, poltica ambiental, ambiente construido y evaluacin de impactos sociales. En el desarrollo de esta especialidad ha incidido la carencia de sistematicidad en la integracin del conocimiento cientfico y de mecanismos para la negociacin exitosa de conflictos que, a menudo, se reducen slo a la aplicacin de tcnicas participativas como parte de investigaciones, realizadas casi siempre por encargo, que producen datos pero no constituyen reflexiones tericas sobre la dinmica de los procesos de transformacin social. Los especialistas sealan, adems, que la sociologa ambiental evidencia ms desarrollo donde ha tenido que enfrentar los obstculos impuestos por los intereses financieros, polticos y de clase, factores que limitan la capacidad transformadora de la participacin popular a las condiciones determinadas por el sistema sociopoltico. En la actualidad, la sociologa ambiental (vase: XIV Congreso, 1998) se ha consolidado como disciplina aplicada al estudio del sistema de relaciones, espacial y temporalmente establecidas, entre la sociedad y el medio ambiente, enfatizando en la participacin social y los estudios transdisciplinarios, como meta y contexto para el desarrollo de esta especialidad (Mora, 1995). Los estudios tericos reflexionan sobre los problemas de las diversas construcciones sociales del medio ambiente, principalmente, a travs de la concepcin antropocentrista predominante en el pensamiento filosfico occidental, sin excluir al marxismo, que propone el dominio y la transformacin de la naturaleza a travs del desarrollo cientfico y tecnolgico. La aplicacin de la teora del conocimiento a esta problemtica, refleja los procesos de asimilacin y adaptacin social al desarrollo cientfico y la influencia de estos cambios en la conciencia colectiva. Respecto de los movimientos ambientalistas, se ha realizado estudios comparativos, en pases desarrollados y subdesarrollados, referentes a su estructura, participacin en los procesos de transicin social, relaciones con el

poder, capacidad de movilizacin, convocatoria popular y contenido de sus demandas polticas. Su desempeo poltico se enfoca segn las relaciones que establecen a travs de la sociedad civil con el estado, distinguindose por las formas alternativas de hacer poltica. Su estrategia de lucha se caracteriza por la ruptura con las formas tradicionales de enfrentamiento con el poder y el rechazo a sus canales de intermediacin y acceso, diversificando los espacios de confrontacin, negociacin y concertacin poltica, hecho que les otorga un alto grado de flexibilidad, adaptabilidad y capacidad de respuesta que, a la vez, les facilita la radicalizacin de sus demandas y les ofrece ventajas estratgicas ante organizaciones polticas institucionalizadas, tales como partidos polticos y sindicatos. Sus principales demandas se concretan en la diversificacin de los espacios de accin y participacin social, la reivindicacin de estilos tradicionales de vida, los derechos tnicos, culturales, religiosos, femeninos y sobre el patrimonio ancestral de los recursos naturales, contra el sometimiento y explotacin de grupos sociales y por la reapropiacin y autogestin del medio ambiente. La estructura de los movimientos ambientalistas es muy heterognea, abarcando todo el entramado social y articulndose con otros movimientos y organizaciones populares. Desde esta perspectiva, la participacin social se trata de modo diferenciado; entre las ms recurrentes aparecen la gestin comunitaria, la cuestin de gnero, los grupos juveniles, la vanguardia intelectual y estudiantil y las organizaciones religiosas. Algunos resultados han permitido establecer tipologas urbanas y rurales, clasificando las actitudes sociales hacia el medio ambiente de acuerdo a las formas de apropiacin de la naturaleza, a la variedad de percepciones socioambientales y a la resistencia a la introduccin de tecnologas importadas. El nivel de desarrollo repercute en los patrones culturales de comportamiento y estilos de vida, generando tendencias que coexisten de forma simultnea y que pueden clasificarse en desarrollistas, inmediatistas o equilibradas segn sus condicionamientos econmicos, sociales y culturales. La marginalidad, como expresin del comportamiento social hacia el medio ambiente, ha sido abordada en referencia a grupos humanos segregados tnica y culturalmente, reconocindose un comportamiento tradicional de autosuficiencia basado en relaciones de respeto hacia la naturaleza. Otras corrientes de investigacin abordan el papel de los medios de difusin en diversos contextos sociales en tanto resultan un mecanismo esencial en la conformacin de criterios y percepciones respecto de los problemas del medio ambiente. Los medios de difusin suelen elaborar su discurso ambientalista respondiendo a intereses financieros y mercantiles, donde los problemas ambientales son minimizados o hiperbolizados segn los intereses. La influencia de los medios masivos de informacin sobre la poblacin condiciona la existencia de un pblico especialmente sensible que emite sus opiniones en concordancia con el sentido de la informacin transmitida y, a la vez, se impone, por parte de los medios, la necesidad de satisfacer las expectativas de la audiencia. De este modo se establece un ciclo comunicativo que no siempre refleja las causas reales y

concretas de los problemas que afectan al medio ambiente, manipulando a la opinin pblica. La crtica se ha dirigido, fundamentalmente, a la incidencia de los intereses econmicos y financieros y de las condiciones polticas que reprimen la participacin social en la gestin ambiental, a los efectos de la globalizacin en las actitudes sociales hacia el medio ambiente, a la ideologa y discurso poltico de la teora de la modernizacin ecolgica y a las ambigedades de la definicin oficial de desarrollo sostenible. Contribucin de la sociologa a la gestin ambiental en Cuba La conocida crisis de paradigmas tericos de las ciencias sociales repercuti en Cuba y, conjuntamente con otros factores de orden interno como la estigmatizacin y el aislamiento de la sociologa, entre los aos 1975 y 1985, condicion a que los estudios sociales fueran realizados por encargos, definitivamente ineludibles, de instituciones estatales y organizaciones polticas y de masas. En este perodo predominaban los estudios aislados, caracterizados por un enfoque descriptivo que no aportaba reflexiones tericas sobre los problemas abordados. Estas limitaciones determinaron que la sociologa slo se desarrollara en algunas de sus especialidades: estudios rurales, sobre religiosidad, sobre problemas generacionales, sobre la familia, sobre el trabajo comunitario y sobre estructura social y poltica, principalmente. La sociedad cubana en los ltimos diez aos se ha caracterizado por intensas transformaciones socioeconmicas provocadas por la adopcin de una nueva estrategia de desarrollo que ha generado procesos de gran complejidad y heterogeneidad social. En esta etapa la sociologa ha abordado un amplio espectro de componentes esenciales de la sociedad, incursionando de modo particular en el estudio de los impactos sociales producidos por las transformaciones estructurales. Actualmente, algunos especialistas identifican un proceso bastante avanzado de gestacin de una sociologa cubana -an no consolidada- en el que el estudio de las diversas relaciones entre sociedad y naturaleza est marginado epistemolgicamente (Espina, 1995). Antes de 1990, la estructura socioclasista se sustentaba en un modelo econmico donde predominaba la propiedad estatal de manera casi absoluta, lo que determinaba una estructura agraria muy concentrada y muy poco espacio para el trabajo en el sector privado, utilizacin de tecnologas avanzadas en unos pocos sectores productivos, poltica de empleo orientada a garantizar la plena ocupacin y muy poca diferenciacin social a partir de las fuentes de ingresos. Alrededor de 1988-1989 comienza el perodo de reajuste estructural, operndose un conjunto de reformas econmicas que incidieron en las condiciones de reproduccin social, apareciendo nuevos componentes socioclasistas. Entre las reformas ms impactantes se encuentra la dolarizacin de la economa, la ampliacin del trabajo en el sector privado urbano, la diversificacin de las formas de usufructuar la tierra y la emergencia del capital extranjero a gran escala en la economa. Estas

reformas produjeron modificaciones cualitativas y cuantitativas en las tradicionales relaciones de propiedad, aumentando las diferencias sociales (Ibid.).

Actores % socioeconmicos fundamentales antes de 1990 Sector estatal Sector mixto Sector estatal Obreros, empleados, 94 intelectuales y dirigentes ------------------------0

Actores socioeconmicos fundamentales en 1998

%

Obr., empl., intelec., dirig. 76 y gerentes Empresarios y gerentes Pequeos privados 4

no Pequeos agricultores 3 privados 2 Campesinos cooperativistas 1 Otros trabajadores no estatales

agricultores 9 7

Campesinos cooperativistas y UBPC Trabajadores por cuenta propia

4

Fuente: Fondos del CIPS, 1998 El anlisis de los condicionamientos histricos incidentes en la respuesta social a los problemas del medio ambiente en la actualidad aporta elementos para encauzar futuros estudios acerca de la participacin popular en la gestin ambiental. La legitimacin social necesaria en los primeros aos de la instauracin del poder revolucionario potenci los sentimientos nacionalistas como fuerza movilizadora imprescindible para la consecusin de las grandes tareas gestadas por la Revolucin, como las campaas de alfabetizacin, vacunacin, zafras, etctera. A la vez que aumentaba el poder de convocatoria de las organizaciones de masas, creadas por el gobierno para el desarrollo de las tareas priorizadas en el pas, se manifestaba un proceso de desarraigo en los sentimientos de pertenencia comunitaria, reducindose la participacin popular en los marcos de la gestin local (Fernndez, A., 1997). Este hecho, unido a los efectos de la generalizacin de una concepcin reducida de medio ambiente, al predominio de un pensamiento filosfico de carcter antropocentrista y a la funcin paternalista del estado, condicion distorsiones en las percepciones socioambientales y en las relaciones de apropiacin sobre la naturaleza, actualmente muy perceptibles en los espacios participativos locales. Dentro de las transformaciones sociopolticas promovidas por la nueva estrategia de desarrollo se destaca por su importancia la creacin de los consejos populares,

en 1992, como expresin legtima y estructura bsica del poder popular, hecho que ha potenciado el proceso de descentralizacin de funciones a nivel local, concediendo mayores responsabilidades al sujeto social dentro de la comunidad. Desde la perspectiva del ambientalismo la comunidad constituye una estructura fsica y administrativa donde se complementan la participacin social y la gestin ambiental, cuya articulacin facilita el intercambio de criterios, el reconocimiento mutuo y el desarrollo de un proceso espontneo de autoeducacin y adquisicin de conocimientos. Aunque se ha acumulado gran experiencia en el trabajo comunitario y, recientemente, va ganando terreno el tema de la participacin, no se ha contemplado su vinculacin a la gestin ambiental como campo de accin popular que diversifica los espacios participativos existentes, generando, adems, alternativas de trabajo y responsabilidad social. Datos estadsticos demuestran que de un total de ms de 11 millones de habitantes, 1,4 millones de ciudadanos son amas de casa, 1,25 jubilados, 1,5 estudiantes, 0,5 desocupados y 165 mil son trabajadores por cuenta propia (Tesoro, 1999). De estos datos se puede inferir que unos 5 millones de ciudadanos permanecen en el barrio casi a tiempo completo sin explotar su capacidad potencial de movilizacin. La participacin de la comunidad en funcin de la gestin ambiental contrarresta las limitaciones de la burocracia institucional, descentralizando las decisiones y las funciones para la solucin de conflictos locales. La definicin de desarrollo sostenible adoptada en el Programa Nacional de Medio Ambiente y Desarrollo (Citma, 1993) y oficializada en la Ley n 81 del Medio Ambiente (Gaceta, 1997) (sta dice que el "proceso de elevacin sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, mediante el cual se procura el crecimiento econmico y el mejoramiento social, en una combinacin armnica con la proteccin del medio ambiente; de modo que se satisfacen las necesidades de las actuales generaciones, sin poner en riesgo la satisfaccin de las necesidades de las generaciones futuras"), contiene implcitamente dos conceptos claves para traducir en voluntad de accin los principios del desarrollo sostenible: actores sociales y participacin social. Ambos conceptos no mantienen un comportamiento lineal, sino que, sobre todo en la ltima dcada, han constituido componentes activos de las transformaciones estructurales de la sociedad cubana propiciando el contexto necesario para la integracin de todos los actores sociales en funcin de su participacin consciente en la gestin ambiental, ya que en el campo de accin del ambientalismo convergen los intereses de todos los componentes de la sociedad, independientemente de su ubicacin en la estructura social. En la actualidad, la participacin no slo se canaliza a travs de las organizaciones de masas y las instituciones estatales, sino que intervienen tambin oenegs, congregaciones religiosas, talleres populares de transformacin integral y otras organizaciones sectoriales, constituyendo espacios alternativos que diversifican la estructura tradicional de la sociedad civil y dinamizan sus vnculos con el estado. El medio ambiente ha devenido un nuevo espacio

interactivo de relaciones entre la sociedad civil y el estado que involucra al sistema institucional especializado en la gestin ambiental, a los centros acadmicos y de investigacin, a las distintas organizaciones que fomentan acciones proambientalistas y a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la legitimacin social del ambientalismo como espacio participativo demanda profundos cambios en la concepcin de participacin social. sta no puede reducirse slo a un proceso informativo que busca la sensibilizacin y el apoyo de la poblacin para aprobar y actuar sobre la base de las decisiones orientadas por niveles superiores de responsabilidad, sino que debe transformarse en una lgica participativa que conceda al sujeto social mayor responsabilidad en los procesos de toma de decisiones, adquiriendo la capacidad de disear y gestionar las estrategias de desarrollo adecuadas para cada localidad. La relevancia que va adquiriendo en el pas la dimensin social del medio ambiente, conjuntamente con el proceso de reconstruccin epistemolgica que se opera en las ciencias sociales, los resultados obtenidos en algunas reas especializadas de la sociologa y la creciente demanda de sus servicios especializados, sitan a esta ciencia en posicin de subvertir el enfoque tradicional que ha caracterizado a la participacin social en la gestin ambiental. Pero la voluntad de incorporar coherentemente el anlisis sociolgico al ambientalismo es obstaculizada por la parcializacin del conocimiento que an persiste, subvalorando y minimizando la contribucin de las ciencias sociales en general. De tal modo, la pretendida integracin del anlisis sociolgico al estudio de la problemtica ambiental se reduce a la adicin de diseos metodolgicos en los procedimientos establecidos y la aplicacin de tcnicas participativas para la solucin de conflictos. Quedan pendientes la contribucin terica al estudio de los fenmenos sociales en el entorno natural en que se manifiestan, el descubrimiento de significados en las diversas relaciones establecidas entre la sociedad y la naturaleza, la resolucin del problema de la integracin transdisciplinaria del conocimiento cientfico, la superacin de las reducciones impuestas por la parcializacin del conocimiento en el campo del ambientalismo, y la inclusin de la dimensin ambiental en la formacin acadmica en sociologa y en sus perspectivas de investigacin. Entre las contribuciones del anlisis sociolgico a la gestin ambiental se puede citar las investigaciones aplicadas a las relaciones entre gnero y medio ambiente en zonas rurales, la caracterizacin social de comunidades para programas de educacin ambiental, los estudios exploratorios para proyectos constructivos y tecnolgicos y la experiencia del proceso de concertacin, planificacin y ejecucin del Proyecto de Reanimacin del Parque Metropolitano de La Habana -a partir de la cual se confeccion un manual tcnico (vase en: Uriarte, 1998)-. Respecto de los programas de educacin ambiental en comunidades, aunque muchos se conciben como intervenciones comunitarias directas, casi siempre son desarrollados por maestros y pedagogos y muy pocas veces se ha solicitado la colaboracin de socilogos. Los programas que aplican el anlisis sociolgico

apoyado en tcnicas participativas demuestran la transformacin de los actores sociales en sujetos capaces de generar soluciones locales, previniendo distorsiones de la participacin producidas cuando los programas no parten de la identificacin de los actores con sus objetivos educativos y stos son asumidos como metas de cumplimiento obligatorio que impiden la participacin plena de los individuos en la gestin ambiental (vase: I Convencin, 1997) Especficamente, se puede hacer referencia al diseo metodolgico del proyecto de educacin ambiental en comunidades costeras (Boca de Jaruco y Surgidero de Bataban, 1997-2000) del Acuario Nacional de Cuba. En este caso, el anlisis sociolgico permiti definir las tres etapas del programa: la primera, de diagnstico, consisti en la caracterizacin social de los actores y la medicin de percepciones, como conocimiento inicial con vista a la evaluacin de efectividad que debe desarrollarse en la tercera etapa; la segunda, de accin, es la aplicacin del programa de educacin ambiental del Acuario Nacional de Cuba, adaptado a las caractersticas de los actores sociales identificados y de acuerdo a los problemas ambientales especficos de cada comunidad, y la tercera, de evaluacin, es la comprobacin de la efectividad del programa, basado en la comparacin de cunto han variado o no las actitudes de los actores respecto de su medio ambiente. Este anlisis posibilit la adecuada seleccin de los actores a quienes se diriga el programa, la definicin de sus objetivos en correspondencia con las actitudes que requeran ser transformadas mediante los estmulos ms propensos a ser asimilados, el continuo ajuste de los objetivos en las distintas etapas del proyecto y el ptimo aprovechamiento de los recursos humanos y culturales (Nez y Knepa, 1997). El aumento repentino de la inversin extranjera y el desarrollo del turismo producen impactos directos en la redistribucin espacial de los ecosistemas urbanos e impulsan la extensin del proceso de urbanizacin hacia regiones poco antropizadas, evidenciando la urgencia de prevenir y atenuar los impactos socioambientales negativos. Superando limitaciones, paulatinamente, se han incorporado socilogos a algunas entidades adscritas a la Agencia de Medio Ambiente, como el Cica, el Cigea y a muy pocas Unidades territoriales de Medio Ambiente, Uma. La aplicacin del anlisis sociolgico especficamente al desarrollo del proceso de EIA ha permitido elaborar un procedimiento para la realizacin de consultas pblicas y una gua para el diagnstico de impactos socioeconmicos y culturales, que forma parte de la Gua General para Estudios de Impacto Ambiental. Las consultas pblicas constituyen un requisito indispensable dentro del proceso de EIA y, a la vez, un nuevo espacio que posibilita la participacin de la poblacin en las decisiones respectivas al medio ambiente. stas tienen como objetivos informar a la poblacin interesada sobre los posibles impactos directos e indirectos, positivos y negativos de los proyectos con incidencia en su medio ambiente, y consultar la opinin de los actores sociales potencialmente perjudicados o beneficiados por los efectos del proyecto. La sistematicidad de este ejercicio participativo, unida a su esencia movilizativa y consultiva, tiene una

funcin educativa no formal sobre los actores sociales involucrados, reforzando los sentimientos de pertenencia sobre su patrimonio natural y contribuyendo al fomento de la cultura ambiental. Por otra parte, la interaccin comunicativa que se produce permite la incorporacin armnica de la sabidura popular al conocimiento cientfico, rescatando elementos tiles para el anlisis y seleccin de las alternativas ms factibles para cada proyecto de inversin (Knepa y Nez, 1999). Los estudios de impacto ambiental abarcan casi todos los componentes del medio ambiente, a los cuales se ha incorporado recientemente el diagnstico de los impactos socioeconmicos y culturales en el rea de impacto del proyecto. Este diagnstico proporciona una imagen real y actual de los actores sociales, posibles beneficiados o perjudicados por los efectos del proyecto, lo que constituye una fuente de informacin muy valiosa para el desarrollo ulterior del proceso de EIA y para las decisiones que se adopten posteriormente referentes al otorgamiento de la licencia ambiental. Esta parte del estudio consiste en la reconstruccin crtica de la evolucin histrico-demogrfica, econmica y social de las comunidades en cada una de las etapas de ejecucin de los proyectos teniendo en cuenta, adems, las diferencias socioestructurales, las formas de apropiacin del medio ambiente, las percepciones y los elementos culturales autctonos que en la actualidad constituyen recursos escasos, que en ocasiones son no renovables dada la irreversibilidad de los impactos socioambientales (Ibid.). Hace unos meses el Centro de Investigaciones Psicolgicas y Sociolgicas, Cips, y el Cigea realizaron un estudio sobre percepciones socioambientales encaminado a explorar el conocimiento, la sensibilidad y la disposicin a la autotransformacin de diferentes actores sociales en el pas, demostrndose que el conocimiento sobre el medio ambiente no se manifiesta de forma homognea en los diversos actores que conforman nuestra sociedad, sino que existe una gran variedad de interpretaciones asociadas a la identificacin de los actores con los trminos medio ambiente y desarrollo sostenible, diferenciados segn su ubicacin en la estructura social, nivel de instruccin, ocupacin, gnero, edad, etctera (Nez, 1999). Conclusiones El ambientalismo constituye un campo de relaciones de poder donde convergen diversos paradigmas universales del conocimiento, tendencias polticas, formaciones ideolgicas, valores ticos y creencias religiosas, prcticas productivas y modelos econmicos de desarrollo. En este campo se articulan juicios de valor cualitativos y cuantitativos que generan o no conflictos antagnicos segn la especificidad de las actividades e intereses involucrados, y en los que intervienen la elaboracin terica y metodolgica, la produccin cientfica, las decisiones polticas y gubernamentales, la planificacin, la accin de facilitadores y promotores de proyectos, la participacin social y el conjunto de percepciones socioambientales que se manifiestan en la conciencia colectiva.

El anlisis crtico de la experiencia internacional, principalmente latinoamericana, en la dcada de los 90, sita el pensamiento ambientalista en una nueva etapa de su evolucin reconocida por algunos tericos del ambientalismo como paradigma de la complejidad. Sin embargo, a pesar de su constante replanteamiento epistemolgico persisten problemas que obstaculizan la integracin del saber ambiental en la investigacin y la docencia, tales como la falta de sistematicidad de las experiencias en las que se ha logrado un enfoque transdisciplinario y la escasa articulacin de los resultados de las ciencias sociales y naturales, que impiden la consolidacin de una teora general acerca de la socializacin del conocimiento ambientalista. El nuevo discurso ambientalista, promovido por la vanguardia intelectual latinoamericana, no slo constituye un punto de referencia terico y metodolgico por su cercana geogrfica, sino tambin por sus enfoques crticos y posturas alternativas ante las posibles estrategias para el desarrollo sostenible, donde se concede especial importancia a la participacin popular en los procesos de transformacin social. En Cuba, apenas empieza a tenerse en cuenta los aportes de la sociologa para el anlisis de los problemas del medio ambiente dada la demanda de servicios dirigidos al diseo de procedimientos especficos dentro de la gestin ambiental. Slo en este sentido puede afirmarse que las relaciones establecidas entre los diversos componentes de la sociedad y la naturaleza intentan abandonar la lista de "temas ausentes" en las investigaciones sociales, aunque no sucede lo mismo en el medio acadmico. Aqu surge una cuestin esencial para el desarrollo futuro de la sociologa ambiental en el pas: cmo puede insertarse esta especialidad en el debate transdisciplinario actual de las ciencias sin transitar todo el camino que ha recorrido en otras latitudes? Planteamos algunas posibilidades: sistematizando las experiencias de la aplicacin del anlisis sociolgico a la gestin ambiental, propiciando la integracin del conocimiento cientfico producido en el campo del ambientalismo en las diversas perspectivas de investigacin de las ciencias sociales, superando la ausencia del saber ambiental en la formacin acadmica en ciencias sociales y participando activa y sistemticamente en el debate actual del ambientalismo. Cuba cuenta con las ventajas que proporciona la existencia de un espacio legal para la participacin de toda la sociedad en la administracin y gestin del medio ambiente, espacio que, aunque padece los lastres del aparato burocrtico, an constituye un objetivo fundamental dentro las demandas polticas de los movimientos ambientalistas en muchos pases. Sin embargo, a pesar de contar con el respaldo jurdico e institucional necesario para la plena participacin de toda la sociedad en la gestin ambiental, todava no se ha logrado la socializacin de una concepcin integral de medio ambiente, ni la transformacin de los principios del desarrollo sostenible en conciencia y voluntad para la accin colectiva, ni tampoco la plena identificacin de los actores con su papel de sujeto en dicha transformacin. La socializacin de los principios del desarrollo sostenible demanda la participacin consciente de toda la sociedad en la gestin ambiental y, en este

punto, la sociologa tiene la responsabilidad de contribuir a la produccin y sistematizacin de un pensamiento ambientalista autnticamente cubano que incorpore la cultura ambiental a la prctica social. El desarrollo de la ciencia y la conciencia del ambientalismo como meta de la estrategia de desarrollo actual conducir, sin dudas, hacia un escenario transdisciplinario del conocimiento.

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