sociedad, política y diccionario: del diccionario de la lengua
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Sociedad, política y diccionario: del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia al Diccionario de Uso del Español de María Moliner1
Esther Forgas Berdet Universidad Rovira i Virgili
1. Preliminares La mayoría de los autores de los diccionarios no oficiales que han aparecido en
nuestra lengua, especialmente en los siglos XIX y XX, se apresuran a señalar en
sus prólogos respectivos las novedades que su compendio lexicográfico aporta en
relación con modelo oficial, el Diccionario de la Lengua Española de la Real
Academia (DRAE): reducción de entradas, aportaciones de extranjerismos y de
neologismos de las artes y las ciencias, palabras coloquiales o nuevas voces
americanas no presentes en los diccionarios académicos, etc. y se atreven incluso
a criticar abiertamente algunos aspectos del diccionario oficial, pero, eso sí,
tomándolo en todo momento como modelo, eso es, acogiéndose a su criterio de
autoridad (Lara, L.F. 1997:70). Sin embargo en pocos estos diccionarios,
exceptuando casos muy especiales, se hace referencia explícita o se insinúa
veladamente en el prólogo que el autor o autores se hayan dedicado a revisar con
mirada crítica no ya la macroestructura sino la microestructura del diccionario
académico, en especial la expresión y el contenido mismo de las definiciones
consagradas como ‘oficiales’. Muy al contrario, en la lexicografía hispana las
definiciones académicas parecen sancionadas de por vida, de tal manera que ni la
propia Academia, que estaría absolutamente legitimada para ello, ha considerado
necesario ni sobre todo perentorio echar una mirada nueva sobre el contenido de
dichas definiciones. Solamente en el 2001, a raíz de la aparición de la última edición
del DRAE, el director de la Academia, Víctor García de la Concha ha reconocido
ante los medios de comunicación que “sería necesario revisar una por una todas las
definiciones del diccionario”.
Y no puede decirse que no haya recibido la docta corporación incentivos para ello.
Desde muy distintos estamentos sociales – lingüistas, filólogos, especialistas en
lexicografía, profesionales de la comunicación, asociaciones, entidades públicas y
privadas y usuarios particulares - se viene reclamando desde hace tiempo una
1 La investigación llevada a cabo para este estudio ha sido financiada, en parte, por el Proyecto de la DGICYT (BFF2000-1277) “Diccionario y subjetividad lingüística: análisis de los modelos actuales y propuestas de cambio”de la que la autora es I.P.
revisión a fondo de las definiciones, incluso algunos académicos reconocen
públicamente los problemas que comporta esta falta de ‘aggiornamento’ del
diccionario (que se suma a los de las pistas perdidas, la circularidad, los
anacronismos, definiciones de palabras inexistentes, errores en las etimologías y en
la marcación diatópica, imprecisiones léxicas, etc.) y, que se demuestra
especialmente en las definiciones de ciertos lemas, a las que podemos calificar
como tendenciosas, socialmente desfasadas o ideológicamente sesgadas.
Porque un diccionario no es, como bien se ha demostrado, un texto ideológicamente
neutro (Forgas, E. 1996), sino, muy al contrario, es el fiel reflejo de las ideas, los
valores y los conceptos morales de quienes lo elaboran, y, en ese sentido,
representa un compendio que de la visión que del mundo y de una sociedad
concreta tiene la persona o personas que lo han redactado y, con ellas, el grupo
social que las sustenta, grupo que resulta ser, con muy escasas excepciones, el
grupo políticamente hegemónico en cada sociedad.
Nuestro diccionario oficial, el DRAE heredó de Autoridades virtudes y vicios, las
primeras son las que le han permitido a la Academia continuar ininterrumpidamente
su labor edición tras edición, los segundos son los que con el tiempo se han ido
limando y de los cuales queda todavía mucho por eliminar. Sin embargo, justo es
decir que en el plano que nos ocupa, el ideológico, el DRAE ha ido mejorando en
sus sucesivas ediciones. A partir de la edición de 1984 ya no define ‘sabotaje’ como
Daño o deterioro que para perjudicar a los patronos hacen los obreros en la
maquinaria, productos, etc. 2sino que el lenguaje bélico de clases se ha substituido
por otro más moderado: Daño o deterioro que en las instalaciones, productos, etc.,
se hace como procedimiento de lucha contra los patronos, contra el Estado o contra
las fuerzas de ocupación en conflictos sociales o políticos. 2 ||Oposición u
obstrucción disimulada contra proyectos, órdenes, decisiones, ideas, etc.
Pero lo que ahora nos interesa señalar es cómo en la década de los sesenta, María
Moliner, una mujer sola, armada simplemente de paciencia, buen hacer lingüístico y
una infinita sensibilidad hacia las palabras y las cosas introdujo en su diccionario
algunas pequeñas variaciones, insuficientes, sin duda, pero tremendamente
representativas de ‘otro’ hacer lexicográfico, aquel en que el lexicógrafo –la
lexicógrafa en ese caso- no pretende someter a las palabras a su propio tamiz y
reorientarlas según sus particulares tendencias sociopolíticas, ya que, en definitiva,
no se considera ‘el Señor de las Palabras’, legitimado para juzgarlas, al juzgar los
referentes, sino simplemente la persona dedicada a transmitir la competencia
lingüística atesorada por una comunidad de hablantes.
María Moliner aunque se basó sin duda alguna –no podía ser de otra manera- en el
modelo académico para elaborar su Diccionario de Uso del Español, publicado en
los años 1965-66, introdujo tanto en la selección de entradas como en la definición
de los lemas y de sus acepciones una serie de variantes originales que nos han
parecido de gran interés desde el punto de vista del discurso social, por tratarse
especialmente de lemas relacionados con cuestiones tan delicadas – recuérdese la
época de aparición de su diccionario- como lo eran en aquel momento la política, la
historia social, los movimientos obreros, la lucha de clases y otros temas candentes
de ámbito social y humanístico.
La aportación personal de la lexicógrafa aragonesa en el campo del léxico político-
social se muestra tanto en relación con la novedosa adición de varias entradas que
no formaban parte de macroestructura de los diccionarios académicos anteriores
como en la supresión de muchas otras que consideraba innecesarias u obsoletas,
pero, sobre todo, se evidencia en la reforma del texto de las definiciones
académicas, en la que demostró la finura lexicográfica, la precisión histórica y el
tacto social que la caracterizaba y que hicieron del Diccionario de Uso del Español
un diccionario diferente, innovador para su época y sumamente cuidadoso con
algunos detalles de sesgo ideológico.
Ello no obsta para que señalemos que la neutralidad en lexicografía es un bien
inalcanzable, ya que un cierto grado de subjetividad lingüística deviene
imprescindible para definir cualquier vocablo, especialmente los relacionados
directamente con cuestiones de índole ideológica. Reconocemos, por tanto, que la
labor depuradora de María Moliner en cuanto a cierto léxico sesgado, tendencioso o
claramente discriminatorio presente en el diccionario académico quedaba en
ocasiones contrarrestada por su propia inclusión de términos a su vez valorativos,
aunque en el sentido contrario. Véase si no, el redactado del lema conservador en
ambos diccionarios, y como la combinación sintagmática de ciertos vocablos
2 El término había entrado en la Academia en la edición de 1939 y su definición transparentaba nítidamente el ambiente social de la época. Hasta la edición de 1984 se mantuvo igual, en esa edición, la vigésima, la Academia se mostró, en este y en otros lemas de contenido político (Forgas, E., 1996) extremadamente consciente del cambio político que se había producido en España dos años antes.
finamente elegidos puede variar el sentido de una definición. La Academia, en su
edición de 1956, definía el término como
conservador. 3. Que profesa las doctrinas políticas que toman en gran consideración la continuidad del espíritu nacional. (DRAE)
definición que adjunta al término conservador elementos lingüísticos valorativos
sutilmente positivos, como ‘gran consideración’ y ‘espíritu nacional’, a la vez que
identifica conservador con ‘continuidad’, término neutro o al menos no negativo, al
contrario que el diccionario de María Moliner, que en 1965 escribía:
conservador. 3 Se aplica a la persona que, particularmente en política, es partidaria de mantener la tradición y frenar las reformas. (V.: «Derechista, moderado, tradicionalista. Misoneísta. Reaccionario».) (DUE)
y que al emplear el verbo ‘frenar’ junto al sustantivo ‘reformas’ introducía un sesgo
de negatividad, notorio aunque sutil, en el redactado del artículo.
2. Política y sociedad en el DUE de María Moliner María Moliner no fue solamente “la mujer que escribió un diccionario”, como reza el
título de un artículo de G. García Márquez, no fue únicamente la escritora solitaria
encerrada en su casa, que vemos reflejada en las fotografías de su época de
elaboración del DUE, sino mucho más que eso, aunque el solo hecho de haber
elaborado las 3000 páginas de su Diccionario del Uso del Español apoyándose
únicamente en el Diccionario de la Lengua de la RAE, el Diccionario Etimológico de
Corominas, el Diccionario Ideológico de Casares, su máquina de escribir “Olivetti” y
su pluma “Mont Blanc”, la eleva directamente a nuestros altares lexicográficos,
aunque, eso sí, sin pasar por la antesala del sillón académico.
María Moliner fue una mujer fuerte y preparada que destacó en una época difícil
para las mujeres que dio, sin embargo, personajes femeninos ilustres desde el
punto de vista científico y social. Una mujer que maduró en la época republicana,
que creció a la sombra de los intelectuales librepensadores herederos de Giner de
los Ríos, que fue, además, licenciada en Historia en una época en que pocas
mujeres accedían a la Universidad, archivera de Simancas por oposición, y
pedagoga vocacional durante la República, en sus años de Valencia, en los que
trabajó junto con su marido en un proyecto de marcado carácter social, la escuela
Cossío, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza. Como la describe su
compañera, la pedagoga Carmen Caamaño (Martín , Mª A. 2000:18) “Era una
mujer muy natural, que se comportaba y se manifestaba con una soltura y una
seguridad que no eran corrientes entre las mujeres de su generación; se advertía
que se había educado en un colegio no religioso, con muchachos y muchachas, y
que estaba acostumbrada, tras su paso por la Universidad, al trato con los
profesores y con los compañeros”.
Es curiosa la referencia a la escuela laica como fundamento de su formación inicial,
quizá en ello podamos ver una base para justificar lo que señalaremos en este
estudio. También su matrimonio con Fernando Ramón, catedrático de física catalán
(nacido en Mont-Roig, provincia de Tarragona) de tradición carlista pero
profundamente liberal, próximo a los socialistas, influyó en María Moliner, de
manera que en Valencia el matrimonio Ramón/Moliner “estaba vinculado a todos
los movimientos pedagógicos e intelectuales, tanto con la Institución Libre de
Enseñanza como con la escuela Cossío, el Instituto Escuela, las Misiones
Pedagógicas, luego con la Junta de Adquisición de Libros e Intercambio
Internacional”. “Allí estaban todos los amigos, en un ambiente intelectual
extraordinario”, nos cuenta su hija Carmina Ramón Moliner3.
Queda claro, pues, que María Moliner fue algo más que la paciente mujer que
rellenaba fichas en la quietud de su hogar madrileño; fue una mujer activa política y
socialmente –aunque sin estar afiliada a ningún partido- que perdió la guerra y las
ilusiones y con ellas la posibilidad de un futuro compromiso social y que se dedicó a
una obra monumental, su legado, que quizá si la trayectoria histórica hubiera sido
otra, no hubiera nunca llegado a realizar.
3. El Diccionario de Uso del Español y el Diccionario de la Lengua de la RAE de la época: dos estilos y una sola lengua Una de las objeciones que siempre ha recibido el DUE de María Moliner ha sido la
de una excesiva fidelidad al texto del DRAE, crítica que nos parece algo injusta por
cuanto otros muchos diccionarios no solamente han mantenido esa fidelidad, sino
que sus entradas y su redactado se ha limitado a una mera copia, casi textual, del
diccionario académico. Queremos suponer que este reproche nace precisamente de
la admiración y la valoración de la figura de María Moliner como lexicógrafa, puesto
que quienes lo hacen presuponen en ella la competencia suficiente como para
elaborar en solitario un diccionario de nueva planta, algo que, como se ha
demostrado sobradamente, no está al alcance de cualquiera, por muchos méritos
lexicográficos que lo adornen.
Por esta razón lo que queremos destacar aquí es que María Moliner introdujo
algunas variaciones muy significativas, al menos así lo hizo en ciertos artículos de
carácter sociopolítico, que no eran precisamente los de más fácil retoque, dadas las
circunstancias históricas de la época. Y si como asegura su hija, a pesar de que ella
preguntaba el parecer de los demás miembros de su familia, “finalmente ella era el
filtro de todo”, no podemos menos que adjudicar a María Moliner la responsabilidad
última de todos y de cada uno de esos cambios.
3.1. Nuevas acepciones: de cuando la masonería entró en el diccionario Como ejemplo de lo dicho podemos señalar la aparición absolutamente inesperada
en el Diccionario de Uso del Español de 1965-66 de una serie de veintiséis
entradas léxicas relacionadas todas ellas con la masonería, institución que había
sido borrada del panorama político-social español desde hacía más de dos décadas
y cuyo léxico nunca había formado parte de la macroestructura de los diccionarios
académicos. El Diccionario de Uso del Español introduce las entradas de los lemas:
acolada, aprendiz, carbonario, compañero, compás, delantal, durmiente, escuadra,
francmasón, francmasonería, Gran Oriente, logia, maestro, mandil, masón,
masonería, masónico, orador, rosacruz, secretario, taller, templo, tenida, triángulo,
venerable, vigilante, de las cuales 19 son entradas absolutamente nuevas con
relación al diccionario académico.
La misma definición del término masonería, contrastada con la del diccionario
corporativo de la época, el DRAE de 19564, nos da un claro ejemplo del punto de
vista de María Moliner en relación a esta cuestión, puesto que nada tiene que ver la
descripción escueta del DRAE con la pormenorizada y a todas luces positiva de
María Moliner (el subrayado es nuestro)
masonería. Asociación internacional cuyos orígenes se encuentran en cierta hermandad de albañiles del siglo VIII. Con el tiempo se ha convertido en una asociación que a los fines de ayuda
francmasonería. Del fr. francmaçonnerie. f. Asociación secreta en que se usan varios símbolos tomados de la albañilería; como escuadras, niveles, etc. (DRAE 1956)
3 Véase el número de la revista Trébede dedicado a la insigne aragonesa. 4 A partir de ahora, la columna de la izquierda mostrará las definiciones del Diccionario de Uso del Español de María Moliner (1965-66) y la de la derecha las del Diccionario del la Lengua Española de la RAE, en su edición 18ª, de 1956)
mutua entre sus miembros, que forman una hermandad cerrada, ha unido la defensa de una ideología racionalista en política y religión; sus miembros forman una jerarquía con grados y celebran reuniones con ciertos ritos. (DUE)
Por otra parte, la existencia de las nuevas entradas referentes a los miembros,
organización y símbolos masónicos hace pensar en alguna relación especial entre
María Moliner y la masonería, bien a través de su esposo o bien por amigos
comunes, o, simplemente, por mero conocimiento de una organización que en
época republicana, los años más socialmente representativos de María Moliner, no
solo era comúnmente aceptada, sino también bien considerada entre los
intelectuales de los círculos progresistas en los que el matrimonio se movía:
aprendiz,-a. 2. Grado primero de la masonería.
(No existe esta acepción)
carbonario, -a. (adj. y n.). Se aplica a los miembros de una asociación secreta revolucionaria, afín a la masonería, que actuó principalmente en Italia y en Francia a principios del siglo XIX. En masculino plural, esa asociación.
(No se menciona la masonería en la definición)
compañero, -a. 2. Individuo del grado segundo de la masonería.
(No existe esta acepción)
compás. 1. Instrumento de dibujo que se emplea para trazar arcos de circunferencia y para medir, formado por dos puntas articuladas entre sí por uno de sus extremos. Es uno de los símbolos de la masonería.
(No se menciona la masonería en la definición)
delantal. «Mandil». Prenda de vestir que se coloca por delante del cuerpo, encima de los otros vestidos, para evitar que se manchen éstos. Mandil de los masones. (…)
(No se menciona la masonería en la definición)
durmiente. 2. Se aplica al individuo perteneciente a la masonería al que se permite permanecer durante algún tiempo apartado de las actividades de ella.
(No existe esta acepción)
escuadra. (No se menciona la masonería en la
1. Utensilio de dibujo de forma de triángulo rectángulo cuyos ángulos no rectos miden el uno 60 y el otro 30 grados, o formado por dos reglas unidas en ángulo recto; sirve para trazar líneas perpendiculares o, con el auxilio de una regla, líneas paralelas. Lo usan como emblema los masones.
definición)
francmasón; francmasonería. Masón; masonería.
francmasón, na. Del fr. francmaçon. 1. m. y f. Persona que pertenece a la francmasonería.
francmasonería. Del fr. francmaçonnerie. 1. f. Asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales, y se agrupan en entidades llamadas logias.
francmasónico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo a la francmasonería.
oriente Logia de provincias. gran oriente Logia de la capital, formada por representantes de las logias provinciales.
(No existe esta acepción) (No existe esta acepción)
logia. 2. Lugar donde celebra sus sesiones una agrupación masónica. 3. La misma agrupación. 4.La sesión celebrada.
logia. Del it. loggia. 1. f. Local donde se celebran asambleas de francmasones. 2. [f.] Asamblea de francmasones.
maestro. 1.Título dado a los individuos de los grados tres a treinta y tres de la masonería.
(No existe esta acepción)
mandil. (Del ár. «mandil», proced. del lat. «mantelede donde «MANTEL».) 1. Delantal, particularmente cuando es de cuero o tela muy fuerte; como el que usan los zapateros remendones y otros artesanos. También se llama así el que usan como emblema los masones.
mandil. Probablemente del ár. mandil. 3. [m.]Insignia que usan los masones, en representación del mandil de los obreros. Se hace de seda de varios colores, según los grados, y lleva bordados con oro o plata diversos atributos o emblemas.
2 masón, -a. (Elipsis de «francmasón», deriv. del fr. «francmaçon», albañil libre, deriv. del lat. «machio, -onis», por haberse desarrollado esta asociación al
masón2, na. Del fr. maçon, albañil. 1. m. y f. Persona que pertenece a la masonería.
amparo de los privilegios concedidos a los albañiles; v. «mazonar», etc. Adj. y, aplicado a las personas, t. n.) De la masonería. Miembro de ella. masónico, -a. De la masonería.
masónico, ca. De masón2. 1. adj. Perteneciente o relativo a la masonería. Signos MASÓNICOS.
orador, -a 2. (masonería). Cargo de uno de los cuatro ayudantes de cada «venerable».
(No existe esta acepción)
rosacruz. 2. Cierto grado de la masonería.
(No existe esta acepción)
secretario, -a. 6. (masonería). Uno de loscuatro auxiliares de un venerable.
(No existe esta acepción)
2 taller. (Del fr. «atelier», deriv. de «astele», hermano del esp. «astilla», del lat. «ástula», variante de «ássula», dimin. de «axis»; v. «EJE».) 2. «Logia». Lugar donde tienen sus reuniones los masones.
(No existe esta acepción)
templo. (Del latín «témplum»; véase «contemplar»2. Lugar reservado donde los masones celebran sus reuniones y realizan sus traba
(No existe esta acepción)
tenida. (Hispam.). Reunión. Sesión de una logia masónica.
tenida. De tener, sobre el fr. tenue. 1. f. Sesión de una logia masónica.
triángulo, -a. 2. (n., en masc.). Figura geométrica formada por tres lados. Símbolo de la masonería consistente en esa figura.
(No se menciona la masonería en la definición)
venerable. 3. (n.). Presidente de una logiamasónica.
(No existe esta acepción)
vigilante. 4. (masonería). Nombre dado ados de los cuatro auxiliares de un venerabl
(No existe esta acepción)
No son únicamente las de contenido masónico las nuevas entradas del diccionario
de María Moliner en relación con términos de carácter político-social. Otros artículos
del DUE como Cominform, Cominterm, nazi, Falange Española, o Internacional, en
su sentido político, no aparecían tampoco en la lexicografía oficial. Los dos primeros
no llegaron nunca al diccionario académico, nazi no entró hasta la decimonovena
edición (1970), mientras que la suerte de Falange Española ha sido diversa,
apareció en el mismo año pero solamente permaneció dos ediciones en la
lexicografía oficial, ya que desapareció del horizonte lexicográfico – por lo que
parece, para siempre- a partir de la vigesimoprimera edición:
Cominform. Nueva denominación aplicada al «Comintern» (V.) al ser reorganizado después de la última guerra mundial. Comintern. Abreviación de Internacional Comunista: organización comunista internacional o «Tercera Internacional».
(No existe esta acepción) (No existe esta acepción)
Falange Española Tradicionalista y de las Jons (criptograma de Juventudes Obreras Nacional-Sindicalistas). Abreviadamente, «la Falange» o «Falange Española». Agrupación fundada por José Antonio Primo de Rivera con un ideario basado en el del fascismo italiano, la cual dio el tono político al levantamiento militar con que se inició la última guerra civil española y sigue siendo el soporte del actual régimen español.
(No existe esta acepción)
Cabe señalar en relación con la definición que de esta organización política hace el
diccionario de María Moliner la evidencia de que no se escatimaron las alusiones
directas a la situación política del momento, aunque su inclusión debió resultar algo
incómoda para su autora5. Por su parte, la entrada internacional contiene en el
María Moliner una acepción relativa a las distintas organizaciones políticas que han
venido tomando ese nombre: Primera, Segunda; Tercera Internacional, etc., además
de una mención especial a La Internacional como sustantivo que designa el himno
asumido como propio por todos los partidos de izquierda. Como era de esperar, el
diccionario académico no tiene en cuenta ninguna de estas posibilidades:
internacional. (n., en fem., escrito con mayúscula). Con el numeral correspondiente, se aplica a cada una de las organizaciones socialistas que, abarcando todas las naciones, han ido sucediéndose: «Primera Internacional, Segunda Internacional» y «Tercera Internacional» o «Internacional Comunista». Himno socialista
(No existe esta acepción)
.
5 Por otra parte, ya hemos defendido anteriormente que no resulta aceptable desde el punto de vista lexicográfico el hablar de ‘actual régimen’ (Forgas, E y Herrera, M, 2000: 1040), aunque en ese caso se entiende que la autora introdujera este anclaje temporal debido a la incomodidad que hubiera significado hablar de ‘régimen franquista’ en ese momento histórico.
Sin embargo, un diccionario tan ‘distraído’ en cuestiones políticas como el DRAE de
1956 no se olvidó de incluir otros términos cargados de ideología, pero, eso sí,
definiendo alguno con exquisita y sospechosa neutralidad – es el caso de ‘campo de
concentración’: recinto en el que, por orden de la autoridad, se obliga a vivir a cierto
número de personas, por razones políticas, sanitarias, etc.- mientras otro, como
‘checa’ se definía con un ensañamiento igualmente sospechoso : Comité de policía
secreta en la Rusia soviética. 2. Organismo semejante que ha funcionado en otros
países y que sometía a los detenidos a crueles torturas.6
3.2. Adiciones en la microestructura: inclusión de terminología sociopolítica de carácter progresista en el redactado de los lemas del DUE. Entre las diferencias observables en las definiciones de contenido político cabe
destacar algunas de las variaciones –a veces sutiles, pero extremadamente
importantes- que introdujo María Moliner en el redactado de ciertos artículos de
carácter sociopolítico. Pondremos como ejemplos los del término democracia, en el
que introdujo la relación inequívoca existente entre la democracia como forma de
gobierno y la organización de ésta mediante el sufragio universal, algo que evitaba
mencionar el DRAE de la época y que continúa sin nombrar en la edición del 20017,
y el del lema fascismo, que se acompaña en el DUE de 1965 del adjetivo ‘totalitario’,
calificativo que no apareció en la definición académica de este término hasta la
edición de 19928:
democracia. Sistema de gobierno en que los gobernantes son elegidos por los ciudadanos mediante votación.
democracia 1. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. [f.]Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.
fascismo. Partido político italiano, nacionalista y totalitario, fundado por Mussolini. Doctrina de este partido y de los semejantes de otros países
fascismo. m. Movimiento político y social, principalmente de juventudes organizadas en milicias bajo el signo de las antiguas fasces, que se produjo en Italia después de la primera guerra mundial.
6 En la edición de 2001, checa se define como Comité de policía secreta en la Rusia soviética. || 2. Organismo semejante que ha funcionado en otros países y que no respetaba los derechos humanos. || 3. Local en que actuaban estos organismos. 7 democracia. f. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado. 8 fascismo. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, por iniciativa de Benito Mussolini, después de la Primera Guerra Mundial. || 2. Doctrina de este partido italiano y de las similares en otros países.
Del mismo modo, en el artículo liberal, que, en su sentido político, había entrado en
la Academia en la edición de 1852 y que en 1956 seguía redactado de la misma
manera, introdujo María Moliner el sintagma regímenes democráticos, muy poco
empleado en la época, y, desde luego, casi nunca con un sentido positivo:
liberal. 2. (aplicado a personas por sus ideas políticas, a las ideas, a los partidos políticos y a los regímenes). Partidario de la libertad. Partidario de la tolerancia. Partidario de las libertades que disfrutan los ciudadanos en los regímenes democráticos.
liberal. 5. Que profesa doctrinas favorables a la libertad política en los estados.
3.3. Supresiones en el redactado: cambios o eliminación de los valorativos Tanto o más importantes que las adiciones de sintagmas en el redactado de los
diferentes artículos son las variaciones experimentadas en muchos de los lemas
sociopolíticos que en el DRAE de la época –y en ediciones posteriores – estaban
definidos desde un óptica sospechosamente ‘oficial’, cargando las tintas negativas
ante cualquier referente de carácter liberal o progresista. Es el caso de los términos
soviet y bolchevismo o bolcheviquismo,
soviet. (Del ruso «sovièt», consejo.) Nombre de ciertos organismos fundamentales del régimen comunista ruso; el primero es una asamblea de trabajadores que elige su representante para el soviet local; cada uno de éstos elige su delegado para el soviet provincial, y así sucesivamente hasta llegar al soviet supremo.
soviet. (voz rusa) m. Órgano de gobierno local que ejerce la dictadura comunista en Rusia
bolchevismo. « Comunismo». Doctrina que inspiró la revolución comunista.2. Sistema político inspirado en ella.
bolchevismo. m. Bolcheviquismo bolcheviquismo. m. Sistema de gobierno establecido en Rusia por la revolución social de 1917, que practica el colectivismo mediante la dictadura que ejerce en nombre del proletariado.
en cuyas definiciones quedaba muy claro la relación inequívoca entre dictadura y
comunista, que en los textos oficiales de la época se presentaba casi como una
‘colocación’.
Es curioso señalar en este apartado las variaciones que han sufrido en especial tres
lemas del diccionario académico: socialismo, comunismo y marxismo, desde el
DRAE contemporáneo al DUE de María Moliner, el de 1956, hasta nuestros días.
Es especialmente significativa la edición de 1984, en la que de manera harto
justificada se cambió el sesgo negativo que los tres vocablos habían mantenido
inalterado en las anteriores ediciones9.
Veamos ahora las variantes que introdujo María Moliner en la definición del lema
socialismo, de las que queremos destacar la supresión de algún subjetivema
académico sutilmente corrosivo, como ‘supone’, ‘absoluta’ y ‘extremando’, y de
términos ideológicamente marcados, como ‘derechos individuales’ (dando por hecho
su existencia). Notemos, además, la aparición en el texto del DUE de un punto de
vista muy cercano a la idea, algo utópica pero muy propia del círculo intelectual de
la autora, de que el socialismo resolvería los problemas de la clase obrera,
mejorando su estatus, algo que no aparece ni siquiera en la actual edición del
DRAE:
socialismo. 1 Sistema de organización políticoeconómica en el cual todos los medios de producción se consideran de propiedad común. (V.: « Comunismo, laborismo, marxismo. Internacional».) 2 Movimiento universal o tendencia a favor de la mejora de condiciones de vida de los trabajadores.
socialismo. Sistema de organización social que supone derivados de la colectividad los derechos individuales y atribuye al Estado absoluta potestad de ordenar las condiciones de la vida civil, económica y política, extremando la preponderancia del interés colectivo sobre el particular
Por su parte, comunismo y marxismo habían estado definidos desde una
perspectiva ideológica muy marcada en las sucesivas ediciones del DRAE, desde
su aparición en 1869 y 1936, respectivamente, hasta la 18ª edición, contemporánea
del DUE. En las definiciones de María Moliner destacamos en el lema comunismo la
supresión del sintagma que venía apareciendo desde 1869 y que se mantuvo hasta
la edición de 1984 mediante el cual se continuaba considerando la propiedad
privada como un derecho, y en cuanto al artículo marxismo, que aparece en la
9 Los tres artículos cambiaron en la edición de 1984, coincidiendo con la subida al poder en España. del Partido Socialista Obrero Español. Las definiciones, que se habían mantenido inalterables hasta la vigésima edición, se modificaron sustancialmente, eliminando los valorativos ideológicamente marcados: socialismo. Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes. (…) comunismo. Sistema de organización social y económica en que los bienes se consideran de propiedad común y predomina lo colectivo sobre lo individual.(…) y marxismo. m. Doctrina derivada de las doctrinas de Karl Marx (1818-83) y Friedrich Engels (1820-95), consistente en la interpretación económica (materialismo histórico) de la dialéctica hegeliana, la tesis de que la lucha de clases, que conducirá inevitablemente a la destrucción del capitalismo, a la dictadura del proletariado y, finalmente, al establecimiento del comunismo y a una sociedad sin clases.
edición de 1936, resaltamos la diferencia, favorable a la lexicógrafa aragonesa,
entre el enciclopedismo tendencioso de la definición de 1956 - que cambió, como
hemos dicho, en 1984, y que se ha afinado y reducido positivamente en la última
edición del 200110- y la del DUE, exquisitamente neutral:
comunismo. Posesión o administración de bienes en común. Específicamente, doctrina y organización social y política basadas en la posesión y administración de todas las fuentes de riqueza por el Estado. (V. «Bolchevismo. Cominform, Comintern. Soviet».)
comunismo. m. Sistema por el cual se quiere abolir el derecho de propiedad privada y establecer la comunidad de bienes.
marxismo. Doctrina de Carlos Marx, base del socialismo. Conjunto de doctrinas derivadas de ésa.
marxismo. m. Doctrina de Carlos Marx y sus secuaces, que se funda en la interpretación materialista de la dialéctica de Hegel aplicada al proceso histórico y económico de la humanidad, y es la base teórica del socialismo y del comunismo contemporáneos. 2. Movimiento político y social que en nombre de esta doctrina pretende imponer en el mundo la dictadura del proletariado.11
4. A modo de reflexión A través de estos ejemplos hemos podido corroborar la opinión antes expresada de
que no puede esperarse que diccionario defina sus lemas desde la completa
neutralidad, puesto que la neutralidad ideológica no existiendo en ninguna actividad
humana resulta poco menos que imposible aplicarla al lenguaje, que es en sí mismo
el elemento primario modelizador y transmisor de cualquier ideología. Es evidente
que el redactado de una definición lexicográfica no puede sino reflejar el punto de
vista del emisor, otra cosa es que éste ponga mayor o menor empeño en que su
definición sea representativa de la opinión del mayor número posible de hablantes,
tanto en su momento social como a lo largo de la historia. Así esta pretendida
neutralidad no sería otra cosa que la plasmación de que un diccionario aspira a ser
lo que Lara llama “depósito de la memoria social” (1997:97). Sin embargo, la misma
tarea de seleccionar las palabras que pudieran reflejar este consenso social no es
10 Leemos en la última edición del DRAE: marxismo. m. Doctrina derivada de las teorías de los filósofos alemanes Friedrich Engels y Karl Marx, consistente en interpretar el idealismo dialéctico de Hegel como materialismo dialéctico, y que aspira a conseguir una sociedad sin clases. 2. Cada uno de los movimientos políticos fundados en una interpretación más o menos estricta de este sistema. 11 ¿Puede haber una definición más tendenciosa que ésa? No se escatiman sintagmas ideológicamente marcados, tales como ‘dictadura del proletariado’ e ‘interpretación materialista’ , así como valorativos de carácter negativo como el sustantivo ‘secuaces’, la frase verbal ‘pretende imponer’ y la estructura ‘en nombre de’, siempre ligada a conceptos valorados negativamente.
fácil, ni siquiera a veces posible, dada la heterogeneidad de los hablantes de una
lengua y la gran riqueza de matices de ésta.
En los ejemplos que nos han precedido hemos intentado reflejar cómo María
Moliner puso empeño en suavizar una emergencia léxica demasiado explícita de la
ideología representativa del grupo social del que surgía el diccionario oficial: el de
los intelectuales asentados, el del círculo de la Academia y el de los órganos
públicos ligados al poder político y económico. Sin embargo, ya lo hemos señalado,
tampoco ella pudo librarse totalmente de que las páginas de su diccionario dejaran
entrever sus particulares filias y fobias12, ni pudo evitar a veces que su mundo
personal asomara por entre el texto de sus definiciones. Veamos, si no, para
terminar, la definición del artículo depurar:
depurar. 3. (no figura en el D. R. A. E., aunque sí ha sido incluida en la edición de 1956 la acep. 4.a).Tiene actualmente significado político: someter a investigación a un cuerpo u organismo para eliminar de él a las personas consideradas peligrosas o desafectas al régimen que impera. El complemento directo puede ser el organismo, los que lo forman o cada uno de éstos en particular: ‘Depurar la administración [el partido, a los catedráticos]. N. fue depurado y expulsado de su cargo’. 4. Rehabilitar mediante expediente a alguien que estaba separado de su empleo por causas políticas.
En ella nos ha llamado la atención por una parte el hecho de que introdujera una
acepción, la de depuración como castigo o purga política, que no figuraba en el
DRAE de la época; cosa curiosa, dada la lamentable presencia de tal práctica en el
panorama social español, y, por otra parte, queremos destacar especialmente el
hecho de que la autora eligiera para su ejemplificación del lema depurar una frase
cuyo contenido le era, por desgracia, muy cercano: “depurar a los catedráticos”.
Curiosa elección, cuando sabemos que su esposo, precisamente catedrático de
Física y antiguo decano de la Facultad de Ciencias , fue depurado tras la derrota
republicana y desterrado a Murcia durante cuatro años, y que la misma María
Moliner si bien no lo fue en el sentido estricto del término, sí fue degradada de su
puesto de archivera y trasladada a la biblioteca de la Escuela de Ingenieros
Industriales de Madrid, donde, por cierto, tuvo que sufrir algunas humillaciones de
compañeros y alumnos, que siguieron llamándola “la roja”13. Se demuestra con ello,
12 cf. “La sensibilidad lingüística de María Moliner: enunciación y subjetividad en el Diccionario de Uso del Español”, Actas XXIII Congreso de la AILFH, Salamanca, 2001, en prensa. 13 Explica Carmen Ramón Moliner “(…) Mi padre tuvo enemigos por sus ideas ‘peligrosas’. Recuerdo con pena cómo nombraba a la gente que lo fastidiaba , a los que lograron que lo echaran de la cátedra. Un poco más y los fusilan a los dos”. en “El sillón vacío de la Academia”, Trébede, nº 36, marzo 2000, p. 27.
una vez más que el diccionario termina inevitablemente por reflejar no solamente la
historia social de las palabras, sino también, en muchos casos, las concepciones
personales y la trayectoria vital de quienes lo escriben.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
Pardo Lancina, Víctor (2000) “El sillón vacío de la Academia”, en Trébede, nº 36,
23-31.
Forgas Berdet, Esther y Herrera Rodrigo, María, (2000) "Diccionario y discurso: la
emergencia de los fenómenos enunciativos" en Lengua, discurso, texto, J.J. de
Bustos et al. (eds.), Madrid: Visor, 1035-1048.
Forgas Berdet, Esther. (1996) "Lengua, sociedad y diccionario: la ideología", en
Forgas, E, (coord.), Léxico y Diccionarios, Tarragona Dep. de Fil. Románicas.
Martín Zorraquino, Mª Teresa (2000), “Claves para el centenario”en Trébede, nº 36,
16-22.
VVAA, María Moliner en su centenario, nº 36 de Trébede, marzo 200.