sobrino jose a - asi fue la iglesia primitiva

Upload: cesar-nav

Post on 20-Jul-2015

151 views

Category:

Documents


8 download

TRANSCRIPT

As Fue La Iglesia primitivaVida Informativa de los Apstoles. Por Jos A. de Sobrino. S. I.

Contenido:

Presentacin.

Esta necesitado nuestro mundo, cada vez ms, de escuchar la Palabra de Dios. De tal manerase multiplican y difunden las palabras humanas, frecuentemente parciales y aun a veces equivocadas, que se hace cada da ms apremiante que los hombres, y en particular los cristianos, se acerquen a leer y escuchar la Palabra de Dios, que nos dijo, por boca de Jess, que El mismo era el Camino, la Verdad y la Vida. Nos atreveramos a decir que en la topografa humana hay una multitud tan confusa de direcciones, que cada vez se hace ms difcil encontrar el camino de la Paz y del Amor. El libro que hoy nos presenta el P. Sobrino es una aportacin valiosa a la Verdad hecha Camino en la vida primitiva de la Iglesia. En medio de nuestro afn continuo de cambio y de novedades, se hace tambin necesario mirar al pasado de nuestros orgenes cristianos, porque en ellos se nos ofrecen verdades y experiencias muy valiosas. Porque nuestro mundo, que a veces paradjicamente se inmoviliza y avejenta, necesita el ejemplo de una Iglesia joven que comentaba a caminar por el mundo, conducida por los apstoles, porque eran a la vez amigos de Jess y portadores de su Palabra. Para los que hayan ledo. As fue Jess, de este mismo autor, la presente obra es como una continuacin de la primera, y, por tanto, se mueve en la misma lnea de invitar a la reflexin y proporcionar un rico material informativo, que nos acerca al mundo helenstico, donde se hallan algunas races de nuestra cultura. La lectura de sus pginas nos permite acompaar a una Iglesia que aprenda a dar sus primeros pasos por el mundo. Los pastores nos alegramos de disponer de este libro, que no slo ser lectura provechosa para la familia, sino material homiltico para la predicacin. El libro, en una palabra, une la fidelidad en el contenido con una expresin en el modo de pensar y de hablar de nuestro tiempo, como deca el Santo Padre en su mensaje a los telogos espaoles en la Universidad Pontificia de Salamanca. Noble empeo al que todos debemos servir sin fatiga en el necesario dilogo con la cultura y los hombres de hoy, que tantas veces buscan a Otros aun sin saberlo. Septiembre de 1986. Cardenal-Arzobispo de Toledo Primado de Espaa

Prologo.

Nosotros, los creyentes de hoy, no de la Iglesia primitiva, sino de la viva y presente y tambinla del ao 2000, como nos gusta soarla , necesitamos este testimonio y esta informacin sobre la primitiva Iglesia. Han pasado tantos siglos sobre la Historia, que se hace necesario retrasar el camino. Este libro es la segunda parte de otro anterior, As fue Jess: vida informativa del Seor. Ahora les presento la segunda tabla del dptico informativo: As fue la Iglesia primitiva. Esa Iglesia, fundada por Jess durante los primeros aos de su existencia. Cuando todava vivan los apstoles, que fueron sus amigos personales. Cuando todava Jess, sus palabras y milagros y la experiencia de su resurreccin eran recuerdo y testimonio para muchos de aquellos primeros cristianos. El talante literario de esta obra es el mismo de la Vida de Jess. Por consiguiente, les ofrece una informacin con sus mismas caractersticas, y que, como aqulla tambin, antes de ser un libro, fue un programa radiofnico que vol por las ondas de Espaa, en el Viejo y en el Nuevo Mundo. Lo he subtitulado Vida informativa de los Apstoles. Ya que la informacin nos ha sido principalmente transmitida por los Hechos de los Apstoles, que escribi San Lucas, y por las Cartas de algunos de ellos, especialmente por las de San Pablo. Por eso en nuestro relato, aunque la protagonista es la Iglesia primitiva, lo que se refiere a Pedro y sobre todo a Pablo adquiere un especial relieve y colorido en el cuadro. Para los que conocen la primera tabla Vida informativa de Jess , este libro no puede ser una novedad ni una sorpresa, aunque me atrevera a decir que esta segunda parte resulta an ms cercana a nosotros; porque el mundo greco-latino y helenstico en el que se desenvolvi la primitiva Iglesia se halla ms prximo al nuestro que aquel otro, ms caractersticamente semtico, en el que se movi Jess. Encontraremos, por tanto, en estas pginas, cmo fue la primera catequesis que predic Pedro. Presenciaremos la bajada del Espritu Santo, no slo en el Pentecosts cristiano, sino en otros mltiples en el que se repiti el fenmeno. Veremos derramar la primera sangre vertida por aquel dicono apasionado que se llamaba Esteban. Cmo se convirti el primer etope y el primer centurin romano. Cmo la fe comenz a navegar bajo una vela griega o fue en una nao romana. Cmo se enfrent el cristianismo con la cultura de aquellos grandes centros del helenismo, como eran Atenas, Efeso o Corinto. Llegaremos a conocer quines eran guila y Priscila, la primera pareja catequista. Y Bernab, y Silas, y Juan Marcos. Todo eso queremos contrtelo para que lo percibas cerca de ti, con la proximidad de un transistor o de las imgenes de una tele. Es tu Iglesia y la ma. Y todos tenemos derecho a estar bien informados sobre aquello que fue ayer, pero sigue vlido hoy y lo seguir siendo maana. Pienso, sin quitar su tarea ni competencia a los especialistas en historiografa de la Iglesia ni a los biblistas neotestamentarios, sin cuyos estudios este libro sera imposible, que nuestro mundo actual necesita tambin de este tipo de libros, como el que les presento. Porque estamos rodeados y penetrados por los medios de comunicacin social, que tantas veces nos inducen a dudas y errores, y aun excitan nuestro materialismo. Por eso se hace ms necesario el testimonio de la fe cristiana de unos hombres que vivieron en un mundo que, como el nuestro, se les haca

nuevo y les resultaba difcil. La figura de un santo no es la de una estampita de papel entre las pginas de un devocionario. Ni tampoco la de una vidriera policroma de una catedral gtica. Es la de un hombre, la de un ser humano como nosotros. Un hombre o una mujer de cuerpo entero y de alma entera en un paisaje concreto. En donde el paisaje no anula la figura. Estn tan llenos nuestros espacios publicitarios e informativos de espectculos de noticias sobre anormales, criminales y esperpentos, que nos hace falta para los ojos y el corazn la luz detergente de los santos. Y eso es en parte la Informacin que les presento. No es, por tanto, un estudio exegtico de las Epstolas de San Pablo, aunque las citaremos frecuentemente: ya hay otros excelentes comentarios, y cada da se van mejorando en su contenido. No es tampoco una historia de la Iglesia que maneje todo el aparato crtico para valorar hechos a veces tan dispares. Es simplemente una lectura reposada del Libro de los Hechos de los Apstoles, que figura en cualquier edicin del Nuevo Testamento a continuacin de los Evangelios. En l se nos describe la permanencia activa de Jess en su Iglesia, despus de su Resurreccin, bajo el soplo del Espritu. No hay contradiccin en el reloj del tiempo. Para una Iglesia del ao 2000 hay que contar con la Iglesia del ao 0. Sin Jess, ciertamente, no habra salvacin ni fe cristiana. Sin la Iglesia primitiva, ese Jess no nos habra sido anunciado. Seguira brotando la fuente, pero el agua no llegara a nuestros labios.

Los Hechos de los Apstoles: Introduccin.

El ttulo que actualmente tiene el libro es Hechos de Los Apstoles, que es la .traduccin delttulo en griego, Praxeis apostolon., con que ya se le conoca en el siglo u. Es decir, Hechos de Apstoles., sin el artculo determinado los; y con razn, porque los apstoles, para nosotros, para el lenguaje comn de los fieles, son los Doce, y en cambio la narracin de este libro casi se reduce a los hechos de Pedro y de Pablo, y algo tambin de Juan; aunque, por otra parte, narre tambin algunos otros sucesos de quienes no fueron apstoles en su estricta denominacin, como son Esteban, Bernab y otros all nombrados. El ttulo de Hechos de los Apstoles tiene precedentes en algunos escritos de la Antigedad, como fueron los Hechos de Alejandro, escritos por Calstenes, o los Hechos de Anbal. Y la palabra sugiere inmediatamente un relato de acontecimientos centrados en una persona. No se trata, por tanto, de una biografa que nos muestre el carcter y el curriculum vitae del biografiado, sino ms bien de un conjunto de hechos protagonizados por algunos apstoles, como continuadores del mensaje y de la obra de Cristo, que nos desbordan hasta convertirse en una historia de la marcha y progreso de la fe cristiana en los aos que siguieron a la muerte de Jess.

Autor del Libro. El autor de este libro es el evangelista San Lucas, segn afirma una antiqusima tradicin y confirma el anlisis interno del texto.

La tradicin se remonta a San Ireneo, obispo de Lyn en el ltimo tercio del siglo u. Ireneo era originario de Asia, probablemente nacido en Esmirna, y haba sido discpulo de San Policarpo. Este conoci en su juventud a Juan Evangelista y a otros que haban visto al Seor, y haba sido nombrado despus obispo de Esmirna por el propio Juan Evangelista. Es Ireneo quien en doce citas de sus escritos atribuye la autora de los Hechos a Lucas, inseparable compaero de San Pablo y colaborador con l en la predicacin del evangelio. Asimismo en el Canon de Muratori (que lleva el nombre del investigador que lo descubri), y que probablemente data de finales del siglo n y contiene un testimonio cualificado de la Iglesia romana, que podra ser de San Hiplito, se afirma asimismo la paternidad de Lucas respecto al libro de los Hechos de los Apstoles. Y en el mismo sentido escriben Orgenes y Tertuliano.

Clemente de Alejandra. Si la atribucin a Lucas no fuese real, sino fingida, como alguien ha pretendido, no hubiera preferido la Iglesia primitiva escoger como autor a alguna otra persona ms relevante, como hubiese sido alguno de los apstoles? La coincidencia, pues, de la tradicin establece indubitablemente la paternidad de los Hechos en favor de Lucas. Veamos ahora algunas rajones internas, apoyadas en el mismo texto de los Hechos. A. Se trata de un escritor que se presenta como el mismo autor del tercer evangelio. Ahora bien, este evangelio, segn mltiples testimonios, es la obra de Lucas. B. Este Lucas parece un pagano convertido, y as lo dice expresamente el Canon de Muratori; pero lo mismo se deduce de ciertas expresiones que se encuentran en el libro, que difcilmente hubieran podido salir de la pluma de un judo educado en la tradicin hebrea. C. El texto de los Hechos manifiesta un especial y detallado conocimiento de lo que sucedi en la Iglesia de Antioqua. Ahora bien, Lucas, segn la tradicin, haba nacido en Antioqua de Siria. D. El autor es un compaero de Pablo, es decir, de aquellos que le acompaaron en sus expediciones y viajes apostlicos por causa del evangelio. De estos compaeros, los ms asiduos fueron Bernab, Juan Marcos, Timoteo, Tito y Silvano; pero el autor no es ninguno de ellos, porque, al narrar los sucesos, se contra distingue y los menciona como terceras personas. Por otra parte, el texto contiene cierto nmero de fragmentos narrativos en los que el escritor usa el pronombre nosotros, es decir nosotros viajamos, nosotros subimos al barco, nos detuvimos, etc. Son los conocidos fragmentos Wir de la crtica textual. Este pronombre nosotros, usado en unas ocasiones y no en otras, parece probar una participacin activa en dichos sucesos. Ahora bien, estos fragmentos Wir son originales de Lucas, como lo demuestra el vocabulario y la sintaxis comparativa con el texto del tercer evangelio. Ms an, la informacin que Lucas nos da en esos fragmentos autobiogrficos no est sacada de las cartas de San Pablo; y se dira que Lucas conoce al protagonista Pablo, posee contactos ms directos con l, y no tiene por qu acudir a sus cartas para informarse. Esto explica bien una cierta independencia que se advierte entre las epstolas de San Pablo y el material paulino de los Hechos. Lo cual es perfectamente lgico, ya que una persona que conoce y trata a otra con cierta intimidad no tiene por qu consultar las cartas que l escribe a otros para saber lo que hace y piensa. La experiencia inmediata de Lucas, como compaero temporal de las expediciones de Pablo, se confirma por la exactitud de los datos topogrficos y etolgicos que recoge en su

itinerario. Ramsay ha recorrido los caminos de San Pablo en Asia y Europa, y ha podido comprobar la precisin de las informaciones de los fragmentos Wir, propias de un testigo ocular. Algunos comentaristas contemporneos, separndose de las pruebas de la tradicin, ponen en duda la autenticidad lucana de los Hechos, y lanzan la hiptesis de que Lucas, en los fragmentos Wir, estaba copiando de otra fuente, digamos de un diario de viaje de un testigo que no era l. Pero se hace muy extrao que Lucas, cuya probidad historiogrfica nos es bien conocida, y que nos ha narrado mltiples sucesos apoyndose en informaciones ajenas, vaya precisamente en estos fragmentos Wir a hacerse falsamente protagonista de sucesos, utilizando incluso un lenguaje muy semejante al del resto de la obra. Finalmente, otras congruencias menores apoyan lo dicho, como es la insistencia y precisin de ciertos trminos mdicos y sabemos que Lucas lo era y tambin la cultura literaria del escritor, que posee un estilo peculiar, que emplea giros del griego tico, desconocido en el resto del Nuevo Testamento, y utiliza un vocabulario propio en un 29 por 100 de las palabras, lo cual coincide con otros datos que ya poseemos de Lucas. El libro est dedicado a Tefilo, la misma persona a quien tambin dedic su evangelio, y cuya identidad real o ficticia todava no se ha esclarecido. Mas lo importante es conocer cul fue la verdadera intencin de Lucas al escribir los Hechos.

Catequesis y Reflexin Histrica. Los Hechos es un escrito catequtico. Lucas supone la fe de los lectores y pretende profundizar en ella y asegurarla, darle esa asfaleia, esa firmeza y seguridad que prometa al comienzo de su evangelio (Lc. 1-4). Lucas se dirige a destinatarios del mundo helenstico y posiblemente tiene ante sus ojos a los que viven en la regin de Efeso. Pero de esto trataremos ms adelante, cuando lleguemos en nuestra lectura a dicha regin. Es una comunidad cristiana que ya no pertenece l primera generacin contempornea de los apstoles. En esta comunidad han surgido problemas internos y externos. Y Lucas pretende esclarecerlos y resolverlos, narrando para eso los orgenes de la Iglesia y mostrando que hay una identidad entre el anuncio o kerigma primitivo y la catequesis activa que se va estableciendo por la tradicin. Es posible que la comunidad cristiana tenga que reflexionar sobre su identidad. Muchas de esas comunidades deben su origen a la predicacin de Pablo, pero es esa predicacin, esa fe que Pablo les ha trasmitido, la misma que predicaban los Doce que convivieron con Jess? Por otra parte, pasado el primer fervor de la conversin, se presenta la monotona de la vida cristiana y el cansancio que hay que superar en la vida de cada da, para lo cual puede ser modlico el recuerdo de los orgenes. Finalmente, al irse desarrollando la Iglesia se refuerzan las dificultades externas provenientes del judasmo y del paganismo, y, frente a ellas, Lucas recoge las tradiciones originales que muestran por dnde va el verdadero camino, la salvacin que Jess vino a traer al mundo. Recientemente algunos comentaristas retrasan la composicin de los Hechos hasta despus del ao 80; aunque otros, siguiendo en esto una bien fundada tradicin, le atribuyen una fecha ms primitiva.

Podra decirse que la redaccin de Lucas es anterior a la destruccin de la ciudad de Jerusaln por el ejrcito romano, que tuvo lugar, como sabemos, en el ao 70. La razn es que no hay rastro alguno en los Hechos de esta noticia, que sin duda caus un enorme impacto en todo el mundo judo, siendo as que se recogen en el texto acontecimientos de menor importancia. Por otra parte, la lectura del texto da la impresin de que la Iglesia naciente se encuentra en buenas relaciones con el Imperio Romano, cuyos funcionarios muestran a los cristianos una actitud benvola. Ahora bien, este comportamiento del Estado Romano cambi radicalmente con la persecucin desencadenada por Nern en el ao 64. Si Lucas hubiese escrito despus, muy probablemente nos habra dejado una indicacin de este cambio tan radical en el talante de las autoridades romanas. Finalmente, el relato de los Hechos se interrumpe abruptamente, dejando a Pablo en la crcel de Roma, de la que sabemos que sali. Lo cual parece indicar que la obra se termin de escribir hacia los aos 62 63. Respecto al lugar, habra slo que aadir que, si tal fue la fecha de la composicin, el lugar debi de ser Roma. Y as es la opinin de San Jernimo, aunque otras tradiciones hablan de Beocia. Abramos esta obra, que es a la vez historia y catequesis, y que puede considerarse dividida en las dos partes ya clsicas en los comentaristas: a la primera parte se le ha llamado Actas de Pedro, y comprende los doce primeros captulos; y a la segunda parte, Actas de Pablo, que llega hasta el final del libro, es decir, hasta su captulo 28.

Relato y Topografa de la Ascensin. En mi primer libro, querido Tefilo, trat de todo lo que hizo y ense Jess desde el principio hasta el da en que, despus de dar instrucciones a los apstoles que haba escogido, movido por el Espritu Santo, fue llevado al cielo. Fue a ellos a quienes se present despus de su pasin, dndoles numerosas pruebas de que estaba vivo. Y, dejndose ver de ellos, durante cuarenta das les habl del Reino de Dios. Una vez que coman juntos, les recomend: No os alejis de Jerusaln; aguardad a que se cumpla la promesa del Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautiz con agua; vosotros, en cambio, dentro de pocos das, seris bautizados con Espritu Santo. Entonces los que se haban reunido le preguntaron: Seor, es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel? El les contest: No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha reservado a su autoridad. Pero recibiris una Fuerza, el Espritu Santo que descender sobre vosotros, para ser testigos mos en Jerusaln, en toda Judea, en Samara y hasta los confines del mundo (Hech. 1:1-8). Con esta mencin del Espritu Santo, a quien llama la promesa del Padre y la Fuerza, se va preparando el relato de la venida del Espritu Santo. Las dos denominaciones del Espritu son muy lucanas. La primera, promesa del Padre, epangela, solamente es empleada por Lucas en la conclusin de su evangelio (24:49); ahora la repite, al comienzo de los Hechos, un par de veces (1:1-4; 2:33). Respecto a la palabra dynamis, la Fuerza, es muy usada en los evangelios y en mltiples sentidos. Lucas, muy caractersticamente, usa la expresin Fuerza del Altsimo al abrir su evangelio con el coloquio del Arcngel Gabriel y Mara, y de nuevo lo cierra en la ltima recomendacin de Jess, cuando vuelve a hablar de la Fuerza del Altsimo, que es sin duda el Espritu Santo.

La pregunta que le hacen a Jess sobre la restauracin del Reino puede sorprendernos, y es indicacin de cmo todava no estaba erradicada de la mente de los apstoles la antigua idea de un mesianismo temporal y triunfalista. La comida que precedi a la Ascensin, y que probablemente tuvo lugar ese mismo da, tiene un nombre muy descriptivo en griego, cuya etimologa ms acertada es tomar juntamente la sal, que es una manera de nombrar un convite de amistad. El relato de la Ascensin tiene la sobriedad caracterstica del evangelio, tan lejos de las fantasas apcrifas. Dicho esto, lo vieron subir, hasta que una nube lo ocult a sus ojos. Mientras miraban fijos al cielo vindole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, qu hacis ah plantados mirando al cielo? El mismo Jess que se han llevado de aqu al cielo, volver como lo habis visto marcharse (Hech. 1:9-11). El relato menciona una nube a la que San Juan Crisstomo llama poticamente La carroza real del Seor. Es una nube que sigue la vieja tradicin bblica de las teofanas, en las que acompaa la aparicin de Yahveh, del que a veces la nube hace de vehculo: nube que a la vez manifiesta y oculta. Nuestro insigne poeta Fray Luis de Len escribi sobre esta nube unos versos memorables: Y dejas, Pastor Santo, tu grey en este valle, hondo, oscuro, en soledad y llanto, y tu, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro? Los antes bienhadados y los agora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposedos, a do convertirn ya sus sentidos? Oh nube envidiosa de aqueste breve gozo! qu te aqueja? do vuelas presurosa? cuan presto t te alejas! Cuan pobres y cuan ciegos, ay!, nos dejas.

Los Apstoles Regresan a Jerusaln. Con el retorno a Jerusaln despus de la Ascensin del Seor comienza propiamente la primera parte del Libro de los Hechos, que podra llamarse Las Actas de Pedro. Cuando los apstoles hubieron entrado en la villa, subieron a una habitacin alta, que es la misma donde haban recibido las primeras apariciones de Cristo resucitado. El hecho de que Lucas (22:12) llam en su evangelio a la sala donde se celebr la Ultima Cena anagaion, y en cambio ahora a sta la llame yperon, no significa que se trate de dos recintos distintos, ya que ambas palabras significan una habitacin alta; es decir, no al ras del suelo. El primer vocablo lo poda haber tomado Lucas del evangelio de Marcos (14:15); mas despus, escribiendo con ms independencia el Libro de los Hechos, utiliz una palabra de factura ms helenstica.

Sea lo que fuere del recinto, en l se reuni esta Iglesia pre-pentecostal, que comprenda tres grupos: uno, de los apstoles; otro, que era de algunas mujeres, probablemente familiares de ellos; y, finalmente, como tercer grupo distinto, Mara, la madre de Jess y sus parientes. La lista de los nombres de apstoles presenta algunas variantes respecto a las anteriores contenidas en los evangelios, y denota algunas modificaciones curiosas. Sabido es que la lista de los Doce se descompone en tres grupos cuaternarios, en cada uno de los cuales se nombra a los mismos apstoles aunque no siempre en el mismo orden. Mientras que en los evangelios el orden es: Pedro y Andrs, Santiago y Juan, es decir, dos binarios de dos hermanos, en los Hechos se nombran Pedro y Juan, Santiago y Andrs, es decir, que Juan est asociado con Pedro, como vamos a verlos despus en la narracin de los Hechos. Y asimismo Toms sube de preferencia, quiz por su confesin terminante de la divinidad de Jess, en la segunda aparicin a los apstoles. Se encuentran all, adems, los parientes de Jess; y, aunque no se especifiquen quines eran, ya estn integrados en el resto de la comunidad cristiana, y no en aquella postura conflictiva en que los evangelios nos los mostraron en otras ocasiones (Mc 3:20-21; Jn 7:2-5).La Iglesia del Pentecosts. No existen datos en el Nuevo Testamento para localizar en Jerusaln dnde estuvo situada la habitacin en la que tuvo lugar el Pentecosts; por tanto, hay que apoyarse en algunos otros datos de la tradicin. Los ms antiguos provienen de San Epifanio, que escribe en el siglo IV, recogiendo una antigua tradicin segn la cual, cuando el emperador Adriano pas por Jerusaln rumbo a Egipto, encontr que la villa, que haba sido destruida por Tito, todava estaba en ruinas, a excepcin de algunas casas y de la pequea Iglesia de Dios que se levanta all, adonde los discpulos, despus de la Ascensin del Salvador en el monte Olvete, regresaron y subieron a una habitacin alta. Dicha iglesia se encontraba en la parte de Sin que haba escapado de la destruccin posterior al asedio, por haberse all establecido la guarnicin romana dejada por Tito. Ms adelante, en el mismo siglo IV San Cirilo nos habla de una nueva iglesia, que llama Iglesia de los Apstoles, que despus fue ampliada hasta convertirse en una baslica conocida por el nombre de Santa Sin. Esta baslica fue visitada por la peregrina hispano-romana, la monja Eteria, que escribe que all el da de la Pascua cristiana se conmemoraba la aparicin de Jess resucitado a los Apstoles, y que el domingo siguiente se lea el evangelio de la aparicin de Jess a Toms. Y de nuevo se repeta la procesin litrgica en el da de Pentecosts. Por tanto, consta que hacia la mitad del siglo IV ya exista una tradicin slida que conoca el lugar de la Iglesia de Pentecosts. Si bien es verdad que toda esta tradicin no prueba que esa habitacin de Pentecosts sea la misma en que Jess celebr la ltima Cena con sus discpulos.

Eleccin del Apstol Matas. Asistamos ahora a una primera reunin, que podamos llamar administrativa o constitucional, en la que Pedro va a tomar por vez primera la palabra: Uno de aquellos das, estando all reunidas unas 120 personas, Pedro se puso en pie delante de los hermanos y dijo: Hermanos, tena que cumplirse lo que el Espritu Santo haba anunciado de antemano en la Escritura, por boca de David, acerca de Judas, que se hizo gua de los que prendieron a Jess. Judas adquiri un campo con el salario de la iniquidad, y habiendo cado de cabeza, revent por medio y se le salieron todas sus entraas, y esto se hizo notorio a todos los habitantes de Jerusaln; de suerte que aquel campo fue llamado en su propia lengua hakeldama, esto es, campo de sangre. Porque escrito est en el Libro de los Salmos: que su finca quede desierta y que nadie habite en ella, y que su cargo lo ocupe otro. Por tanto, hace falta que uno que haya sido testigo de su resurreccin se asocie a nosotros: uno de los que nos acompaaba mientras viva con nosotros el Seor Jess, desde los tiempos en que Juan bautizada hasta el da en que se lo llevaron al cielo (Hech 1:15-22).

Pedro aparece desde el primer momento tomando la palabra, con conciencia de jefatura y de cabeza de grupo. La versin que da de la muerte de Judas difiere ligeramente de la que se halla en el evangelio de San Mateo (27:3-10); mas lo importante de las palabras de Pedro es su mencin del nmero de los Doce, en el que los apstoles vean una eleccin de Jess que haba que reintegrar y conservar. Las condiciones de los candidatos son terminantes: tienen que ser testigos, y, para eso, haber estado con Jess desde el bautismo en el Jordn hasta la Ascensin, lo cual quiere decir que los candidatos haban de pertenecer a un grupo de discpulos muy asiduo a las enseanzas del Maestro. De los discpulos presentados uno se llama Jos, se apellida Barsab y tiene por sobrenombre Justo, que no significa piadoso o santo, sino que es un nombre personal romano. El otro se llama Matas, nombre hebreo que quiere decir don de Dios. De ninguno tenemos datos precedentes, si bien, como ya adelant el escritor Eusebio de Cesrea, probablemente Matas perteneci al grupo de los Setenta y dos discpulos de Jess. Su adscripcin al apostolado no va a ser obra de ningn examen ni expediente humano, sino del propio Seor Jess, a quien la Iglesia hace una primera oracin comunitaria profundamente emotiva: Seor, t penetras el corazn de todos, mustranos a cul de los dos has elegido. Echaron suertes, le toc a Matas y lo asociaron a los Once apstoles (Hech 1:24-26). La oracin que la Iglesia hizo en aquella ocasin invocando la respuesta de Dios es conmovedora. A Jess se le llama Kyrios, Seor, y se le dice que es Kardiognostes palabra griega slo usada en documentos cristianos , capaz de hacer la diagnosis del corazn humano y del interior del hombre; y a ese conocimiento se remite la designacin del nuevo apstol, sobre el que no hay que imponer las manos porque es como si Jess, respondiendo a la plegaria de la comunidad, le sealase como apstol. As fue la eleccin de Matas, que habra de sustituir a Judas Iscariote y completar el nmero de los Doce. De su vida posterior y de su muerte no se nos ha conservado informacin alguna con garanta histrica. Aunque s la tiene que sus reliquias se conservan en la Baslica de Santa Mara la Mayor de Roma. Como en el caso de Matas, en el correr de los siglos, el nmero de los apstoles de Cristo contina aumentndose con la agregacin de nuevos nombres. La comunidad eclesial lamenta la decepcin de algunos y persevera en oracin, mientras que Jess, misteriosamente, prosigue en sus diagnosis del corazn humano.Las Suertes en la Biblia. El procedimiento de tomar una decisin mediante el azar, echndolo a la suerte, era conocido en el rea de los pueblos limtrofes con Israel, como, por ejemplo, en Babilonia. Uno de estos procedimientos se asemejaba a nuestro juego de dados, que, segn la cara que mostraban al caer, sealaban un significado. El pueblo hebreo conoci decisiones por suertes, y en concreto sabemos de un sorteo llevado a cabo por el Sumo Sacerdote, y que se llamaba Urim y Tummim. En qu consista este juego de suertes y cmo funcionaba pertenece todava al misterio, aunque hay ciertas hiptesis para explicarlo. El Urim y Tummim parece que eran como dados, tallados quizs en piedras preciosas, que el Sumo Sacerdote llevaba en su pectoral. Este consista en un pao cuadrado, llevado sobre la tnica y adornado con piedras preciosas que representaban las doce tribus de Israel. Repetimos que no se conoce el funcionamiento de estas suertes. Ya que unos suponen que eran ms bien unos bastoncitos, mientras que otros afirman que eran las mismas piedras preciosas del pectoral cuyos reflejos de luz eran interpretados con un s o un no. La Biblia nos informa de varios casos, casi todos relacionados con la guerra, en los que el Sumo Sacerdote consult a Dios por medio del Urim y Tummim. Todo esto, aunque sea difcil de concretar, nos indica que en el pueblo hebreo exista una tradicin segn la cual poda invocarse la respuesta de Dios echando suertes.

La Venida del Espritu Santo.

Pentecosts es un adjetivo que significa quincuagsimo, y que se haba convertido, en elvocabulario hebreo, en una palabra para designar una de las tres grandes celebraciones religiosas del calendario, constituido, como ya sabemos, por la triloga de la fiesta de la Pascua, la de las Tiendas o Chozas y sta del Pentecosts. Se celebraba, como su nombre indica, el da quincuagsimo despus de la fiesta de Pascua. Si la crucifixin de Jess tuvo lugar, como corrientemente se acepta, el da 7 de abril, la bajada del Espritu Santo habra acontecido el 28 de nuestro mes de mayo, que muy probablemente fue el ao 31 de nuestra era. La fiesta juda del Pentecosts habra tenido su origen, como las otras fiestas, con un sentido popular de celebracin agraria. Mientras que la Pascua festejara el corte de las primeras espigas de cebada, el Pentecosts representara el momento de la recoleccin de la mies ya madura y la ofrenda de los panes amasados con la nueva harina. Con el tiempo, se aadi al Pentecosts una conmemoracin festiva de la promulgacin de la Ley del Seor sobre el monte Sina; aunque no sabemos si ya en la poca de Jess se le haba comenzado a atribuir este significado. Si as fuese, hallaramos aqu de nuevo paralelismo entre la promulgacin de la antigua ley, en medio de una teofana de fuego y de voces sobre el Sina, y este descenso del Espritu Santo para confirmar la Nueva Ley, con acompaamiento de viento, de lenguas de fuego y de palabras. Al llegar el da de Pentecosts, estaban todos reunidos en el mismo lugar, cuando, de repente, vino del cielo un estruendo, como de viento que irrumpe impetuoso, el cual llen toda la casa donde estaban. Y vieron sendas lenguas, como de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos. Se sintieron todos llenos de Espritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn que el Espritu les conceda expresarse (Hech 2:1-4). Ciertos intrpretes se preguntan si algunos de los rasgos con los que Lucas describe la bajada del Espritu Santo no habrn sido tomados precisamente de las tradiciones judas que sealaban ese da como el de la Teofana del Sina. Ya hemos dicho que no sabemos si ya, en tiempos de Jess, el Pentecosts judo tendra ese sentido de promulgacin de la ley mosaica que ms adelante adquiri. Pero aunque as fuera, eso no quita nada del sentido histrico y real de la venida del Espritu Santo en el Pentecosts cristiano, ya que se trata de un hecho indubitable, que es una clave de interpretacin para la vida primitiva de la Iglesia, que remite y alude a esta bajada en mltiples pasajes del libro que estamos comentando. Por otra parte, entra dentro del estilo de la locucin religiosa hebrea utilizar smbolos naturales y aun fsicos para expresar otras realidades espirituales y trascendentes. El viento y el fuego han sido, no slo en Israel, sino en otras culturas, smbolos de la Divinidad. Y la misma palabra Espritu, en las lenguas hebreas, griega y latina, sirve para designar el viento, el hlito de la respiracin y el Espritu divino, ya que desde el comienzo el genio popular que forma la lengua encontr afinidades entre estos tres elementos. Tambin se explica la aparicin de las lenguas de fuego sobre las cabezas de los congregados, ya que la posesin del Espritu se va a manifestar inmediatamente, y a lo largo de los tiempos, precisamente por la predicacin del mensaje de Cristo. Los pintores de esta estampa del Pentecosts han representado la bajada del Espritu con unas lenguas de fuego que se posan sobre los presentes. Es sin duda una representacin acertada, aunque realmente no sepamos cmo fue el fenmeno, ya que Lucas, siempre cuidadoso de su vocabulario, dice expresamente

que el estruendo era como de viento y que las lenguas eran como de fuego, lo cual atena la expresin de un excesivo realismo. En una palabra: podramos decir, con lenguaje ms moderno, que la bajada del Espritu Santo fue acompaada de un fenmeno audiovisual, que la manifest no slo a los all congregados, sino tambin a una muchedumbre que pronto acudi al suceso; porque tambin los que estaban fuera del Cenculo percibieron ese ruido como de viento y comenzaron a escuchar y a entender lo que los apstoles y discpulos les predicaban, de suerte que cada uno de ellos los oa hablar en su propia lengua. Y, ante todo, quines eran los que formaban tal muchedumbre? Partos, medos, lamitas y los habitantes de Mesopotmica, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y d Pnfila, de Egipto y de la regin de Libia, que est junto a Cirene, y los peregrinos romanos, tanto judos como proslitos, cretenses y rabes (Hech 2:9-11). Esta fue la geografa del Pentecosts. Diramos el mapa carismtico de la primera Iglesia por donde se va a extender la fe cristiana. Ha habido diversas explicaciones sobre el orden en que Lucas nos relata esta geografa tnica. Algunos piensan que las naciones estn ordenadas segn una amplia perspectiva geogrfica yendo desde oriente a occidente. Comienza con los Partos, Medos y Lamitas, que habitaban al este del ro Tigres, fuera de las fronteras del Imperio Romano. Despus se nombra Mesopotamia, situada entre el Tigris y el Eufrates. Y a continuacin Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, enumeradas de noroeste a sudoeste y todas ellas en Asia Menor. Finalmente, en el occidente se enumeran Egipto, Libia, los Cretenses y Roma. En cuanto a la mencin de Judea, se estima comnmente que es una leccin aberrante, que no est colocada ahora en su lugar original. No se trata slo de una ancha banda geogrfica de pueblos, sino que tambin se comprende una variedad de lenguas, que es un aspecto importante en el contexto del Pentecosts.

Geografa Pentecostal.

Nos encontramos aqu ante la geografa pentecostal de la primitiva Iglesia, y por ello vamos aidentificar a algunos de estos grupos humanos que podran resultar menos conocidos. Partos: eran un pueblo perteneciente al grupo racial iranio, que ocupaban una regin situada entre el ro Eufrates, el mar Caspio y el ocano Indico. Eran muy diestros combatiendo a caballo, y los romanos mantuvieron con ellos interminables guerras fronterizas. Los partos incluso haban llegado a invadir Jerusaln, en el ao 40 antes de Cristo. Medos: naturales de Media, que era una regin situada al noroeste del Irn y que limitaba al norte con Armenia. Era un pueblo de pura raza aria, y que form parte del gran imperio persa, y uno de cuyos grupos o castas fue la de los Magos. Elamitas: es una denominacin de origen aplicada a los pueblos de Elam, regin situada al sudoeste del Irn. Se trata de un pueblo de una rica tradicin cultural, relacionado con los imperios de Sumer y Acad. Hablaban una lengua no semtica ni indoeuropea, aunque escrita en caracteres cuneiformes. Capadocia: es una regin situada en el centro del Asia Menor, que no tena salida al mar, y que Tiberio convirti en provincia romana. San Pedro nombra a la Iglesia de Capadocia como uno de los destinatarios de su primera carta.

Ponto: es palabra griega que significa mar, pero que tambin se aplicaba a una regin del Asia Menor que limitaba al norte con el mar Negro, y que fue conquistada y desmembrada por los romanos. De all era natural Aquila, un amigo de Pablo, a quien encontraremos despus en nuestra lectura de los Hechos. Frigia y Panfilia: eran asimismo dos regiones del Asia Menor. Frigia ubicada ms hacia el interior, y Panfilia ms bien como una franja costera que daba al Mediterrneo, en cuyo litoral haba algunas colonias griegas. Ambas fueron regiones evangelizadas por San Pablo en sus viajes misionales. Respecto a Asia, el nombre no se aplicaba, como hoy, al continente, puesto que era una provincia romana que comprenda algunas regiones situadas hacia la costa occidental mediterrnea de lo que hoy llamamos Asia Menor, y tambin algunas islas adyacentes. Efeso era su capital. Finalmente Cirene, que es la ciudad, y Cirenaica, que es la regin, estaban situadas en la costa mediterrnea norteafricana de lo que hoy llamamos Libia. All exista una confederacin de colonias helnicas, la llamada Pentpolis lbica, que posea una fuerte colonia juda. Respecto a las otras regiones, ya nos son conocidas por nuestra geografa actual, como son: Mesopotamia, Judea, Egipto, Creta, las regiones rabes y, finalmente, Roma. Porque los Partos y Medos hablan el zend, que es un idioma indoeuropeo, de las comarcas septentrionales de Persia; Mesopotamia, Judea y Arabia utilizan lenguas semticas, y las otras regiones se expresan en griego, koin y dialectos. Finalmente, Roma aparece como un centro de universalidad de donde proceden tanto judos como proslitos no judos. Todo este abigarrado conjunto racial y lingstico oye predicar a los apstoles, que eran unos galileos casi analfabetos, y los entienden cada uno en su lengua. Paraban entonces en Jerusaln judos devotos, procedentes de todos los pases que hay bajo el cielo. Al producirse este ruido, se congreg la muchedumbre, y no salan de su asombro al orlos hablar cada uno en su propia lengua. Estaban como fuera de s, y maravillados decan: Pero no son galileos todos estos que hablan? Pues cmo nosotros los omos, cada uno en nuestra propia lengua nativa, expresar las grandezas de Dios? Estaban todos fuera de s y perplejos, y se decan unos a otros: Qu significa esto? Otros, en plan de burla, decan: Estn borrachos (Hech 22:5-13). Muchas son las interpretaciones que se han dado de este fenmeno de la locucin en diversas lenguas. Unos dicen que los apstoles hablaban en su propia lengua o dialecto arameo, y que eran entendidos por la pluralidad lingstica de los oyentes. En cuyo caso el milagro no habra sucedido en los apstoles, que hablaban lenguas, sino en los oyentes, que los entendan. Otros piensan que se trata del mismo fenmeno carismtico de la glosolalia o habla en lenguas, que se repiti ms adelante en Corinto y que nosotros comentaremos en su lugar. Segn l, los apstoles no hablaban en un idioma determinado, sino que emitan sonidos inarticulados o voces, que eran interpretados por los diversos oyentes. Otros, finalmente, y quiz sta sea la explicacin ms razonable, entienden que los apstoles hablaban en otras lenguas diferentes de la suya propia, y que eran las lenguas del auditorio all presente congregado. De suerte que los entendan cada uno en su lengua materna, sin que esto significase que todos los oyentes entendiesen a todos los predicadores. Simplemente, haba una pluralidad lingstica de predicadores impulsados por el carisma del Espritu. En todo caso, este fenmeno tan inusitado causa la curiosidad de muchos y la admiracin de todos, y no faltan tampoco quienes piensan que se trata de unos hombres embriagados,

exactamente con mosto o vino no fermentado, y que no saben lo que se dicen. Entonces Pedro interviene.

Primer Discurso de Pedro. Puesto Pedro de pie, con los Once, levant la voz y les dirigi este discurso: Hombres de Judea y vosotros todos los que habitis en Jerusaln, quede esto bien claro, y escuchad mis palabras: no estn borrachos estos hombres, como vosotros suponis, puesto que es la hora tercera del da (Hech 2:14-16). Pedro comienza descartando la sospecha en los oyentes de una borrachera, a la que l llama estar lleno de mosto (de gleukos, vino reciente y dulce, todava no fermentado) Es posible que la manera de hablar de los apstoles en aquella elocucin entusiasta y carismtica pudiera dar la impresin de que algunos de los que hablaban estaban ebrios, sobre todo para aquellos que no comprendan el idioma de los otros. Tambin Pablo, ms adelante, sealar esa misma impresin que le producan a l algunos de los creyentes de la Iglesia de Corintio. Pero aade Pedro ste no es el caso, por lo temprano de la hora. Ya que es sabido que los judos, respetuosos de la tradicin, y los apstoles sin duda lo eran, solan permanecer en ayunas hasta la hora cuarta, despus del oficio matutino del Templo, y este acontecimiento tena lugar precisamente a la hora de tercia, inmediatamente despus del soplo del viento del Espritu. Podrn quiz parecer embriagados admite Pedro , pero no es por causa del vino, sino por el Espritu de Dios, ya que ahora se est cumpliendo lo que haba anunciado el profeta Joel: En los ltimos das, dice Dios, derramar mi Espritu sobre todo hombre. Profetizarn vuestros hijos e hijas, vuestros jvenes tendrn visiones y vuestros ancianos soarn sueos, y sobre mis siervos y siervas derramar mi Espritu en aquellos das y profetizarn. Habr prodigios arriba en el cielo y signos abajo en la tierra: sangre y fuego, y columnas de humo. El sol se tornar tinieblas y la luna se teir de sangre, antes de que llegue el Da del Seor, da grande y deslumbrador, y ser as que todo el que invocare el nombre del Seor se salvar. (Hech 2:17-21). Joel fue un profeta cuya vida puede situarse alrededor del ao 400 a. de C. En su profeca hay una referencia claramente escatolgica del final de los tiempos mesinicos, en los que habr una efusin abundante del Espritu, hasta el punto de que se ha llamado a Joel el profeta del Espritu Santo. Ese fin va acompaado de un cuadro de catstrofes csmicas que no hay que interpretar como fenmeno fsico, ya que se trata de formas literarias con que se revisten los grandes acontecimientos de la historia, de una manera semejante a como lo hicieron Mateo y Lucas en el discurso escatolgico (Mt 24:29-30; Lc 21:25-26). El profeta anuncia en este lenguaje el nacimiento de una nueva era, el parto de una nueva criatura que nacer del Espritu. Y Pedro seala que esa criatura est naciendo ante los ojos y odos de los all presentes. La promesa de Joel tiene sentido universal: El Espritu llenar a hombres y mujeres, a jvenes y ancianos, e incluso tambin a los esclavos, ya que se es el significado original que se encuentra en la profeca de Joel. El final de la cita proftica ofrece a Pedro la ocasin de introducir a Jess en su predicacin; dice el Profeta que todo el que invoque el nombre del Seor ser salvo. Ese Seor, para Joel, es Yah-veh, el Dios de Israel; mas para Pedro ese Seor, cuya invocacin salva, es tambin Jess.

Mensaje valiente: Jess vivo y David muerto. Hombres de Israel, escuchadme: A Jess de Nazaret, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y seales, como bien sabis, a ste, dentro del plan prefijado y definido por Dios, vosotros lo matasteis crucificndolo por mano de los paganos, pero Dios lo resucit, liberndolo de los dolores de la muerte, ya que no era posible que ella lo retuviera en su poder (Hech 2:22-25). La predicacin de Pedro es precisa y valiente. Nada queda de la precipitacin ni timidez aquella que le hizo requerir la espada o negar al Maestro en la noche de la Pasin. Os estoy hablando, les dice, de Jess Nazareno, a quien todos habis conocido y a quien Dios ha acreditado ante vosotros mediante las obras que ha hecho. Y al llegar aqu, Pedro emplea tres palabras para designar estas obras. Jess ha hecho milagros, dynameis, que significa la manifestacin del poder y la fuerza, que lleva el milagro consigo; ha hecho prodigios, terata, que es la palabra que seala su carcter sorprendente y portentoso, y ha hecho adems semeia, es decir, seales, ya que son reveladores de la persona y de la misin de Jess. A este Jess le entregaron a la muerte los judos y ejecutaron la muerte los romanos; pero todo obedeca a un plan previsto y sancionado por Dios, que resucit a Jess. Y este hecho de la resurreccin, afirma Pedro, est apoyado en nuestra experiencia, porque todos nosotros somos testigos de esa resurreccin. Adems, la resurreccin estaba profetizada en las Escrituras. Este sentido de continuidad entre el Nuevo j el Viejo Testamento estuvo muy vivo en la Iglesia primitiva. Y despus pas a las formulaciones ms antiguas y venerables del Credo, cuando en l confesamos que Jess resucit al tercer da, segn las Escrituras. En esta lnea de la confirmacin bblica, Pedro menciona al profeta David, que en el Salmo 16, hablando con Dios dice: Tengo siempre presente al Seor, y mi carne descansa esperanzada; porque no me entregars a la muerte ni dejars a tu fiel conocer la corrupcin (Sal 16:8-11). Y en otro salmo tambin aade el mismo David: Dijo el Seor a mi Seor: sintate a mi diestra, que voy a hacer de tus enemigos estrados de tus pies (Sal 110:1). Sobre estos textos arguye Pedro: - dice David que no ver la corrupcin; pero David muri, y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta hoy entre nosotros. Luego David no habla en nombre propio, sino en nombre de uno de sus descendientes, que es precisamente Jess. Segn David, Dios le dijo a su Seor: Sintate a mi diestra. Pero David no subi al cielo; luego ese Seor a quien se dice que se siente a la derecha de Dios no es David, sino Jess, el Mesas y Seor de la Vida. Incidentalmente, esa misma manera de razonar es la que haba empleado Jess, cuando en una disputa con los fariseos les arguy con este mismo texto sin que sus contradictores supieran cmo responderle (Mt 22:41-46). Y respecto al sepulcro de David, todos los all presentes saban dnde se haliaba en Jerusaln, ya que exista una tradicin atestiguada por el profeta Nehemas (3:16) desde el siglo III; y an no haca mucho tiempo que Hircano haba despojado una de las cmaras sepulcrales llevndose tres mil talentos de plata. Este sepulcro estaba situado en la pendiente meridional de la colina Ofel, aunque su exacta localizacin se perdi tras la destruccin de Jerusaln, y ms adelante, en el Medievo, se localizara, aunque falsamente, en el mismo emplazamiento del Cenculo cristiano. David ya est en su tumba, David no subi al cielo; as concluye Pedro su razonamiento: Pues bien, Dios resucit a este Jess, y todos nosotros somos testigos de ello. Sepa, por tanto,

certsimamente toda la casa de Israel que Dios ha hecho Seor y Mesas a este Jess a quien vosotros crucificasteis (Hech 2:32-36). Estamos ante el primer sermn de la catequesis cristiana a unos judos, en la misma ciudad de Jerusaln donde Jess haba sido crucificado no haca dos meses todava. Y la catequesis brota pujante y definida: sepa certsimamente, sin lugar a dudas, toda la casa de Israel, que Dios ha constituido Mesas y Seor a ese mismo Jess a quien vosotros crucificasteis. La afirmacin es de una absoluta firmeza y exige una entera credibilidad. El adverbio usado por Pedro es asfals (lo que no puede caerse), y es la misma palabra que San Lucas emple en el prlogo de su evangelio, que l escriba para que los lectores tuviesen la asaleta, la seguridad y firmeza en la verdad transmitida. Pedro y Lucas eran dos transmisores que estaban seguros de lo que nos decan. Dos rayos de sol para disipar nuestras dudas y nieblas. Y la trasmisin era sta: la identidad de la persona de Jess, de suerte que el que estuvo crucificado en el Glgota est ahora resucitado en los cielos, y se es el Mesas. Palabra de profundas resonancias en la tradicin hebrea: un Mesas, despojado de todo ese falso triunfalismo poltico que se le haba aadido, porque ha muerto en la cruz, pero est revestido de una divinidad mucho ms trascendente porque es el Seor. Quiz no se pueda todava ver en este ttulo del Seor todos los rasgos estrictamente divinos que Pablo despus trazara en su definicin del Cristo Seor de todos los dioses y seores del paganismo. Quiz la prudencia de la catequesis de Pedro le aconsejara ir gradualmente en la predicacin ante unos judos monotestas que acababan de crucificar a su Mesas. Pero en la calificacin de Jess, como Mesas y Seor, ya est ntegramente la confesin de la fe en la Mesianidad y Divinidad de Jess, que ser la impronta y caracterstica del nuevo Camino que predicarn los apstoles guiados por el Espritu. La reaccin de los oyentes es muy significativa: primeramente les embarga la emocin: las palabras les traspasaron el corazn. Y surge inmediatamente una pregunta: la primera que la sinagoga, que est muriendo, hace a la Iglesia, que est naciendo: qu tenemos que hacer? Y la respuesta de la Iglesia es: Convertos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre del Jesucristo para remisin de vuestros pecados, y as recibiris el don del Espritu Santo; porque esta promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los que, estando lejos del Seor, nuestro Dios se dignase llamar (Hech 2:38-39). Nosotros, que entonces estbamos lejos, nos sentimos as convocados, por aquella primera predicacin de Pedro, cabeza de la Iglesia, en la maana primera del Pentecosts, y sentimos tambin que nuestro corazn se conmueve y que se afianza nuestra fe.

La Comunidad Primitiva.

Al final de nuestro captulo anterior leamos aquella pregunta que la sinagoga juda, que estabamuriendo, diriga a la naciente Iglesia de Cristo: Hermanos, qu hemos de hacer? A lo que Pedro respondi: convertios y bautizaos en el nombre de Jesucristo. Sin embargo, en el final del evangelio de San Mateo omos cmo Jess resucitado, en la aparicin en que se mostr a sus discpulos en un monte de Galilea, les haba encomendado que

fuesen por todo el mundo e hiciesen discpulos de todas las naciones, bautizndolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. Ahora bien, en el texto de los Hechos que estamos comentando se afirma que los primeros cristianos fueron bautizados en el nombre de Jess. Significa esto que la frmula del bautismo era distinta? El tema se ha estudiado y comentado diversamente, y algunos han pretendido que la invocacin trinitaria representa una frmula tarda, ya que el bautismo en nombre de Jess fue lo primitivo. Santo Toms de Aquino lleg a admitir que posiblemente la frmula de bautizar en el nombre de Jesucristo se us primitivamente, y que podra estar apoyada en una revelacin hecha especialmente a los apstoles. Pero el comentario casi unnime de los escrituritas, y el testimonio de todas las fuentes histricas de frmulas litrgicas, aseguran que desde el comienzo de la Iglesia la frmula del bautismo fue la trinitaria, transmitida por San Mateo, y que cuando ste la incluye en su evangelio es no slo porque ya era la empleada entonces por la comunidad cristiana, sino porque tambin originalmente proceda de Jess. La expresin bautizar en el nombre de Jess tiene otras explicaciones, como es la de distinguir el bautismo cristiano de otros ritos bautismales entonces existentes entre los judos, incluido el bautismo administrado por Juan Bautista y sus discpulos. Bautismo de Jess, por tanto, significa el bautismo instituido por El y que reposa sobre la fe en Jess como nico Salvador, aunque la frmula de administracin fuese la trinitaria. El nmero de los que se bautizaron en aquel primer da fue de unos 3.000. Podemos estar ciertos de esta aceptacin masiva, ya que San Lucas, muy cuidadoso al consignar fechas y nmeros, as lo escribe. Y que la cifra es enteramente posible, el texto lo deja entender, ya que Pedro pronunci aquel da otros discursos y exhortaciones, y que adems los otros apstoles pudieron asimismo bautizar a la muchedumbre. Tampoco el texto exige que los convertidos de ese da recibiesen inmediatamente todos ellos el bautismo por inmersin. En suma, la Iglesia, en su primer da, creci desde aquellas 120 personas reunidas en el Cenculo hasta casi 3.000. Sin duda, la red de Pedro repeta la pesca milagrosa, pero esta vez como pescador de hombres.

Cuatro notas de la primitiva comunidad. A continuacin Lucas nos traza con sobria precisin el cuadro de la vida de la comunidad jerosolimitana en sus orgenes. Se mantenan fieles a las enseanzas de los apstoles y a la comunin, a la fraccin del pan y a las oraciones (Hech 2:42). Cuatro trazos de este primer cuadro de costumbres cristianas. El primer elemento lo constituye la doctrina o enseanza de los apstoles, que el texto griego llama la Didaj, palabra que ha servido para designar la catequesis primitiva que constitua el anuncio o kerigma de la nueva fe. Un resumen de esta catequesis lo acabamos de escuchar en el discurso de Pedro. Y es de suponer que la catequesis de aquellos primeros tiempos de la Iglesia de Jerusaln insisti y discurri por las dos vertientes del hecho cristiano. La vida, muerte y resurreccin de Jess se refera a algo que haba sido previsto por Dios y anunciado por los profetas. A lo que se aade que, adems, se trataba de un hecho contemporneo. Jess, este Jess, como Pedro lo seala, era una persona bien conocida cuya predicacin y milagros haban sucedido, y entre ellos mismos. Este Jess haba sido sentenciado a muerte por Pilato, y crucificado y muerto, como era patente a todos. Y este Jess, y aqu estaba la fuerza testimonial, haba sido visto otra vez vivo y resucitado de los muertos por aquellos mismos que lo estaban predicando.

El segundo elemento de la comunidad de Jerusaln fue la comunin, en griego la koinonia, que no significa la reunin eucarstica, sino la unin o comunidad fraterna entre los creyentes. Esta koinonia o unin de nimos se manifiesta de mltiples modos, y en concreto por la participacin comunitaria de los bienes, de la que hablaremos ms adelante. La koinonia como comunidad es un concepto que tambin se encuentra en San Pablo, cuando ensea que los cristianos han sido llamados a la comunin con Cristo y con la Sangre de Cristo (1 Cor 10:16), y con el Espritu Santo (2 Cor 13:13), y tambin a la comunin fraterna con los pobres (Rom 15:25). Y asimismo San Juan, en su primera carta insiste en esta kotnonia que debe realizarse entre los cristianos y que tambin se extiende al Padre y a su Hijo Jess (1 Jn 1:3; 6:7). El tercer elemento es la fraccin del pan: la klasis. Es indiscutible que posteriormente, desde comienzos del siglo II, klasis era el trmino tcnico y preciso empleado en el lenguaje eclesistico para significar el banquete eucarstico en el que se parta o rompa el pan. Sin embargo, tambin parece que ya aqu, en este acto de la fraccin del pan, no se quiere indicar simplemente una comida ordinaria, que no tendra por qu ser caracterstica de la comunidad cristiana, sino que ya se refiere al Banquete Eucarstico instituido por Jess y que constitua desde los comienzos uno de los lazos litrgicos y fraternales de la primera comunidad. Finalmente, el cuarto trazo lo constituye las oraciones, que en absoluto podran ser las que todava los cristianos continuaban haciendo en el Templo de Jerusaln, como herederos de la piedad juda; pero, dado que estas oraciones se mencionan ms adelante en el texto, parece que aqu ms verosmilmente se quiere significar las oraciones o himnos, incluyendo, por supuesto, algunos salmos que acompaaban la fraccin del pan en aquellas reuniones litrgicas celebradas en las casas de los cristianos, que comenzaban a ser as los primeros templos del nuevo culto. Algunos han visto en la agrupacin de estos cuatro elementos una caracterizacin de las partes esenciales de la liturgia comunitaria en la primitiva Iglesia, ya que existe un cierto paralelismo entre ella y nuestra accin litrgica, tal como ha quedado estructurada en la celebracin de la Misa. En efecto, en ella haba una parte dedicada a la enseanza de los apstoles, que puede equipararse a nuestra liturgia de la palabra, con sus lecturas bblicas y homila. Despus vena la kotnonia, que equivale a la colecta de las ofrendas para los pobres, que antes tena lugar en el momento del ofertorio. A esto segua la fraccin del pan, que constituye la accin propiamente eucarstica. Y todo va acompaado por oraciones y cnticos. Completemos ahora la estampa de la comunidad eclesial.

La Doctrina de la Didaje. El trmino didaj, en el sentido de la doctrina que Jess predicaba, se encuentra tambin en los cuatro evangelios y en otras citas de los Hechos y Epstolas de los Apstoles: era la didaj nueva de la predicacin de Jess, acompaada de demostraciones de poder ante las que se admiraban las turbas (Mt 7:28; 22:33; Mc 1:22; 11:18; Lc 4:32). Y era la misma didaj de la que Jess afirmaba que esta doctrina no es ma, sino del que me ha enviado (Jn 7:17). El trmino de didaj tambin se ha aplicado concretamente a un escrito descubierto en 1875, llamado la Didaj, o doctrina de los apstoles. Algunos piensan que se trata de un documento muy primitivo de finales del siglo I, elaborado en la Iglesia de Antioqua; aunque otros le atribuyen una fecha posterior. El escrito, redactado en griego, contiene una coleccin de instrucciones de

los apstoles que, en cuanto a su redaccin, son independientes de otras fuentes conocidas, como la carta de Bernab, el Pastor de Hermas y las otras cartas del Nuevo Testamento.

Un comunismo cristiano? Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y seales que los apstoles realizaban. Los creyentes vivan todos unidos y lo tenan todo en comn: vendan las posesiones y bienes y lo repartan entre todos, segn las necesidades de cada uno. A diario, y en grupo, frecuentaban el Templo. Partan el pan en las casas y coman juntos alabando a Dios con alegra y de todo corazn, siendo bien vistos de todo el pueblo. Y da tras da el Seor iba agregando al grupo a los que se iban salvando (Hech 2:42-47). Tras los cuatro primeros trazos sintticos, el cuadro descriptivo se ampla y perfecciona. Aparece aqu por vez primera esa nota, caracterstica de la comunidad de Jerusaln, de poseer en comn los bienes y de ayudar con ellos a todos, segn las necesidades de cada uno. Mucho se ha comentado sobre esta prctica, que algunos han llamado comunismo cristiano, y sobre ella volveremos a hablar ms extensamente con ocasin de la historia de Ananas y Safira. Sobre este punto del comunismo: no parece que la venta y reparto de bienes fuese la consecuencia de un principio doctrinal, como exista entre los esenios, que tan slo admitan una propiedad comunitaria, administrada por las autoridades del grupo. Ms bien parece que los bienes de estos primeros cristianos se iban aportando y vendiendo conforme surgan las necesidades de los hermanos. En una palabra: no se trataba de un comunismo doctrinal, apoyado en una teora social de la propiedad, sino ms bien de una expresin del amor fraterno por el que se ayudaban todos mutuamente con sus personas y bienes. Una manifestacin, en suma, de la caridad que Jess haba sealado como el mandamiento principal del Nuevo Reino de los Cielos. Ms claramente, la prctica de este sentido de la propiedad, que alguien podra llamar comunista, pero que nosotros preferimos llamar comunitario, parece ser el resultado de la concurrencia de tres factores. El primero es la existencia en la comunidad de Jerusaln de un grupo bastante numeroso de pobres, llammosles con esa clara palabra, que se hallaban faltos de los recursos ms necesarios para subsistir. Y esto no era extrao, porque poseemos otras informaciones extraevanglicas sobre la presencia de tales personas indigentes, precisamente en Jerusaln. El evangelio ya nos haba mostrado esa presencia de los pobres y de los marginados alrededor de Jess, y cmo ste los atenda y les mostraba una predileccin singular. Ms adelante, en las cartas de San Pablo se menciona esta penuria de la comunidad de Jerusaln a la que San Pablo atiende fraternalmente con sus colectas. En suma, hay un primer hecho: en Jerusaln hay pobres. No es, por tanto, de extraar que bastantes de ellos entrasen a formar parte de la nueva comunidad de fe y de caridad que era la Iglesia primitiva de Jerusaln. Segundo hecho. Tambin hay ricos. Quiz pocos en nmero, pero nos consta de la existencia de quienes tenan posesiones propias u otros tipos de riquezas. Y en el evangelio se nombran ocasionalmente a estos ricos: Zaqueo, Jos de Arimatea, la familia de Betania, algunas de las mujeres que asistan con sus bienes a Jess y a los apstoles, y que constituan lo que podamos llamar la intendencia de aquel grupo; quiz habra que aadir algunos sacerdotes de los que se convirtieron a la nueva fe. Brevemente, haba pobres y tambin ricos en la comunidad jerosolimitana.

Tercer hecho, que es el determinativo de este comunismo cristiano. Jess y su doctrina se hallaban todava muy cercanos: acababa de morir y de resucitar. Y sus palabras no eran pginas de un libro, sino recuerdo vivo en la memoria de muchos de los miembros de la comunidad de Jerusaln. Y hasta ellos, quiz mucho ms que hasta nosotros, haba llegado la invitacin de Jess de dadlo a los pobres y tendris un tesoro en el cielo. Y lo que hacis por uno de ellos, lo hacis por m. Pobres, ricos, y la presencia inmediata de Jess y del Espritu, que se derrama copiosamente en aquella primitiva comunidad. Ah estn las razones del comunismo. Ms adelante, dicha prctica desapareci, como modo ordinario de proceder de una comunidad. Pero conserv el espritu y aun la realidad de una generosa caridad que lleg a formar parte de la celebracin eucarstica, en la que no slo se consagraba el Pan de Vida, sino que se reparta el pan de los pobres. Sobre este extremo podramos recordar un texto escrito por San Justino en su primera. Apologa. Justino, filsofo y mrtir, naci en los primeros aos del siglo u en Flavia Neapolis, la antigua Sikem (la del pozo de la Samaritana) Convertido al cristianismo, conserva, sin embargo, una estima por lo que de verdad haba hallado en la filosofa griega de un Herclito y sobre todo de Scrates, al que presenta como un profeta del Verbo Divino. La vida posterior de Justino nos lo muestra como un acrrimo apologeta de la fe cristiana, que defendi incluso ante el Senado romano. Finalmente fue condenado a muerte por defender su fe. Su martirio, que probablemente ocurri en el ao 166, no carece de cierta irona: el filsofo Justino fue acusado por Crescente, tambin filsofo, y condenado a muerte en nombre de Marco Aurelio, el Emperador Filsofo. Justino nos dej en uno de sus escritos una descripcin de cmo ese comunismo cristiano primitivo haba perdurado en la celebracin de la Eucarista: Los que poseen bienes de fortuna, y quieren, cada uno da lo que bien le parece, y lo que se recoge se deposita ante el que preside, que es quien se ocupa de repartirlo entre los hurfanos y viudas, los que por enfermedad u otra causa cualquiera pasan necesidad, as como los presos y los que se hallan de paso como huspedes. En una palabra, l es quien se encarga de todos los necesitados. Los primeros cristianos permanecieron algn tiempo adheridos a las prcticas rituales del mundo hebreo, de las que slo se iran separando lentamente bajo la gua del Espritu. De momento acudan en grupo cotidianamente al Templo. Y se reunan en las viviendas y casas privadas con el doble propsito de celebrar la Eucarista y otra vez se emplea aqu el trmino tcnico de romper o partir el pan y adems de reunirse en unas comidas o cenas comunitarias. Y todo ello con alegra (Hech 3:46), Lucas emplea la palabra griega agalliasis, que es un trmino cuyo sustantivo y verbo significan no simplemente la alegra que se dice jara y por ello se reservan para las grandes ocasiones de gozo y de exaltacin. Tal palabra la emple el ngel para anunciar a Zacaras el nacimiento de Juan, y tambin la Virgen Mara en su cntico del Magnficat, y Jess en una ocasin memorable al advertir que el Padre Celestial se revelaba a los simples y pequeos. El captulo segundo de los Hechos termina con una nota triunfal: Cada da, el Seor aada nuevos creyentes al grupo de los feles. Lucas ha querido repetir en eco la afirmacin que nos dej en el Evangelio de la Infancia de Jess cuando escribi que el nio iba creciendo en estatura, en sabidura y en gracia. Tambin a unos aos de distancia, por la accin del Espritu, la Iglesia, todava nia, iba creciendo en nmero y en gracia delante de Dios y de los hombres.

El Primer Milagro de los Apstoles.

El captulo tercero de los Hechos se abre con la narracin del primer milagro concreto querealizan los apstoles, de los que ya antes se haba adelantado que hacan muchos prodigios y milagros (Hech 2:43). La ley mosaica prescriba el rito cotidiano de un doble holocausto en el Templo de Jerusaln. Muchos de los judos piadosos que residan en Jerusaln asistan a esta doble liturgia cotidiana, que tena lugar a las nueve de la maana o a las tres de la tarde, y que estaba acompaada de un toque de trompetas, que adverta al pueblo el preciso momento de la ofrenda. En la ocasin que comentamos, Pedro y Juan iban al Templo para asistir a la liturgia de la tarde, y entraron en el recinto sagrado por la puerta Especiosa. En cierta ocasin, Pedro y Juan suban al Templo a la oracin de la hora nona en el momento en que era tambin transportado un hombre rengo de nacimiento, al que colocaban cada da ante la puerta del templo, llamada Especiosa, para pedir limosna a los que entraban (Hech 3:1-2). La puerta, que los textos llaman Especiosa, o Bella, y que no hay que confundir con la de Nicanor, era la que conduca desde el patio de los Gentiles al de las Mujeres, y era sin duda la entrada ms frecuentada del Templo, especialmente en las horas de oracin. Las puertas estaban formadas por dos grandes hojas o batientes de madera de cedro, adornadas de oro y plata; su altura era de 13,5 metros, y la anchura de ambas hojas de casi siete metros. Del nivel del patio de los Gentiles hasta el de las Mujeres, que estaba ms alto, se suba por cinco escalones, donde se solan sentar los mendigos, como el que fue objeto de la curacin que estamos narrando. Este mendigo, viendo a Pedro y Juan a punto de entrar en el Templo, les peda limosna; Pedro fij en l la vista, juntamente con Juan, y le dijo: Mranos. El los miraba atentamente, esperando recibir algo, y Pedro le dijo: Ni oro ni plata tengo, pero lo que tengo, esto te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret: anda! Y tomndolo por la mano derecha, lo levant. Al instante se le fortalecieron sus pies y tobillos y, dando un salto, se puso de pie y andaba. Entr con ellos caminando, dando saltos y alabando a Dios (Hech 3:3-8). Este milagro se realiza instantneamente. Un adverbio preferido de Lucas, que lo usa diez veces en su evangelio. Al cojo se le consolidan las plantas de los pies y los tobillos, que estn aqu expresados con trminos propios de la medicina. Finalmente, Pedro invoca el nombre de Jesucristo de Nazaret, y esta invocacin es a la vez una confesin de su fe en el Maestro, que les haba hecho la promesa de responder a su oracin cuando les tena anunciado: Impondris las manos a los enfermos y sanarn.

El Nombre de Jesucristo. Este primer milagro de los apstoles se hace en el nombre de Jesucristo, invocando su nombre. Es imposible resumir todo lo que significa este nombre. Intentemos una sntesis. Jess tena un nombre por el que le llamaban sus contemporneos, y que podramos decir que era su nombre histrico. Es el nombre que el ngel le anunci a Mara y a Jos: Le llamars Jess. Es la transcripcin a la lengua espaola del nombre hebreo, que a su vez es una contraccin de Ye-hoshuah, que significa literalmente Yahveh es salvacin. Tambin sus

convecinos y conocidos le llamaban Jess, hijo de Mara, y Jess, hijo de Jos. Y despus, durante su proceso y pasin, le dijeron Jess Nazareno. Podramos decir que Jess tena dos gneros de nombre: A) El histrico Jess, 213 veces en San Pablo , como le llamaban la familia y los conocidos; aunque algunos de stos, singularmente los apstoles, no le interpelaban por su nombre personal, Jess, sino por el de su funcin y oficio, como era el de Rabb, o Mari, que significan Maestro y Seor. Por otra parte, tanto los discpulos como la muchedumbre, le llamaron tambin Cristo 379 veces en San Pablo , que es la traduccin griega del hebreo Mesas; es decir, el Ungido del Seor. As lo escribe Juan el Evangelista, refiriendo el encuentro de Andrs con su hermano Pedro: hemos encontrado al Mesas, que significa Cristo (Jn 1:41). Y es indudable que entre amigos y enemigos tambin le llamaron Cristo en diversas ocasiones. B) El otro gnero de nombre, que podramos llamar cristiano, era el del lenguaje de la fe, con el que le nombraron los que predicaron y escribieron de El, y fue, Jesucristo. Supuesto este doble nombre de Jess y de Cristo, la unin entre los dos es una fcil consecuencia, y por ello Marcos escribe: Comienza el evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios (Mc 1:1). Algunos exegetas afirman que Jess nunca us personalmente este nombre de Jesucristo, y que, por tanto, el nombre no pertenece a las propias palabras ipsissima verba del Maestro. En todo caso, los apstoles, despus de que Cristo resucit, y la Iglesia primitiva tras ellos, le llamaban Jesucristo. Y, en concreto, Pedro lo hace con ocasin de este primer milagro de la curacin del paraltico. Pablo, por su parte, repite al comienzo de sus cartas, y tambin en el texto posterior, esta forma compuesta, en los dos sentidos, es decir, Jesucristo y Cristo Jess. Otros muchos nombres se encuentran en el Nuevo Testamento que se aplicaron a Jess, muchos de ellos por autodefinicin propia, como Hijo del Hombre, Esposo, Vida, Luz del Mundo, Camino, Verdad, Resurreccin. Y otros que le aplicaron los dems, como Cordero, Salvador, Primognito, Rey de Israel, Nuevo Adn, Alfa y Omega, Logos, Hijo de Dios, Dios y Seor. Este ltimo ttulo fue uno de los preferidos por San Pablo, para el que tena indudablemente un significado divino, como consta del himno de la Carta a los Filipenses: Dios lo ha exaltado y le ha dado un nombre que est sobre todo nombre., para que toda lengua proclame que Jesucristo es el Seor, para gloria de Dios Padre (Flp 2:9-11). Sin duda que para San Pablo sta es la dignidad suprema; pero no puede olvidarse que tambin la palabra Kyrios tena fuertes resonancias humanas. Porque as se llamaba al emperador. Y este ttulo en el culto imperial lleg a divinizarse. As recobra todo su pleno valor, en el cielo y en la tierra, este ttulo de Seor dado a Jesucristo, como se proclama en la Carta a los Efesios 4:5: Un solo Seor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre. La Iglesia, heredera de esta fe, se complaci desde el principio en confesarla. Y frente a tantos seores terrenos que dominaban el mundo, y tantos dioses que todava se veneraban en el Panten, cant con todas sus fuerzas: porque slo T eres Santo, slo T Kyrios, T solo Altsimo, Jesucristo. Volvamos ahora al milagro. La reaccin de la muchedumbre no se hizo esperar: Todo el pueblo le vio andar por sus pies y alabar a Dios. Y reconocieron que era el mismo que sentado peda limosna junto a la puerta Especiosa del Templo, de modo que se llenaron de estupor y pasmo por lo que haba sucedido (Hech 3:9-10). El suceso no era para menos. El invlido tena ms de cuarenta aos y era sin duda bien conocido de los que frecuentaban el Templo, que lo haban visto all pidiendo limosna y como formando parte del marco humano de la puerta Especiosa. La muchedumbre, excitada por el

hecho, corri hacia Pedro y Juan, de los que el cojo no se separaba; y se reuni un gran gento en el prtico llamado de Salomn.El Prtico de Salomn. Esta galera porticada ya exista en aquel mismo sitio desde tiempos del primer templo edificado por Salomn; aunque haba sido reconstruida dos veces. La galera estaba formada por una triple hilera de columnas, de las que la ms exterior estaba empotrada en la muralla que rodeaba el Templo. Este prtico estaba situado en el lado oriental del Atrio de los Gentiles, que corra paralelo al torrente Cedrn. Sus columnas de piedra blanca, de algo ms de once metros de alto, y techado con una cubierta de cedro, protega a los fieles del calor y de la lluvia, y tambin del viento helado que en invierno soplaba desde el desierto. Y fue precisamente en un invierno, con motivo de la fiesta de la HanukJkah, cuando San Juan nos informa de la presencia de Jess en aquel prtico, donde estuvo predicando (Jn 10:22-34). La Hanukkah se llamaba tambin la fiesta de las Luminarias, por causa de unas lmparas que se encendan y colocaban en los huecos y ventanas de las casas, y conmemoraba la purificacin del Templo, llevada a cabo por Judas Macabeo (Mac 4:36-39).

Segundo Discurso de Pedro. Bajo este prtico de Salomn, tras el milagro de Pedro y Juan que hemos descrito, se reuni una muchedumbre vida de saber lo que haba ocurrido. Y Pedro toma la ocasin de este improvisado auditorio para pronunciar su segundo discurso de catequesis, que esencialmente contiene los mismos elementos apologticos del primero. A) Jess es el Mesas de Israel, prometido por Dios a nuestros Padres y profetas. ) este Mesas vosotros lo habis matado, hacindolo colgar de una cruz por manos de los romanos. C) Pero nosotros lo hemos visto resucitado y damos testimonio de El. D) Consecuentemente, nosotros os predicamos la conversin y la fe en este Jess, por cuyo poder este hombre, que antes era invlido, ha sido curado. Este discurso segundo de Pedro, en la versin que nos ha dejado Lucas, contiene algunas ampliaciones respecto al anterior. Y vamos a ofrecer aqu un resumen con sus mismas palabras. Israelitas, por qu os admiris, como si nosotros hubisemos hecho andar a ste con nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob, el Dios de vuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jess, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato cuando ste haba decidido soltarlo. Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucit, y nosotros somos testigos. Dios cumpli de esta manera lo que haba predicho por los profetas, que su Mesas tena que padecer. Por nosotros, en primer lugar resucit Dios a su Siervo Jess, y lo envi para que os trajera esa bendicin que prometi a Abraham con tal, que os apartis cada uno de vuestros pecados. Mientras Pedro hablaba al pueblo, se les presentaron los sacerdotes, el comisario del Templo y los saduceos, muy molestos porque enseaba al pueblo y anunciaba que la resurreccin de los muertos se haba verificado en Jess. Les echaron mano y, como ya era tarde, los metieron en la crcel hasta el da siguiente. Muchos de los que haban odo el discurso creyeron, y el nmero de hombres lleg a unos 5.000 (Hech 3:12-44). Tal fue el discurso de Pedro. Como hemos ledo, insiste en la doble vertiente que ya se dibuj en su primer sermn de Pentecosts. Jess es el Mesas prometido por los profetas, segn consta en la Escritura, y es adems el Mesas muerto y resucitado, segn los mismos apstoles predican y anuncian con su testimonio. Las dos ideas fundamentales se refuerzan. Se habla claramente del Siervo Jess, y quiz hay aqu un entronque con el Siervo Doliente, anunciado por Isaas, y que ha sido glorificado por el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, despus de su muerte que estaba predicha por los profetas.

Hay en el sermn de Pedro un ttulo con el que se designa a Jess: arjegs tes oyes. Lo hemos traducido antes en el texto como el autor de la vida, pero posee un matiz ms suge-rente. Se trata de una palabra griega, arjs, que significa jefe, principio, primaca, y que ha dado origen a una entera familia de vocablos como arcngel (jefe de ngeles), archisi-nagogo (jefe de la Sinagoga), arquitecto (jefe de los constructores), architriclino (jefe de los sirvientes), etc. De Jess se dice que es el Jefe o el Lder de la Vida, al cual los judos han acusado ante Pilatos, mientras que han indultado a un criminal, homicida y ladrn (Barrabs) Jefe y Lder de la Vida es un ttulo que Lucas no haba usado en el Evangelio, y que tan slo emplea dos veces en los Hechos, y las dos en boca de Pedro. Pedro hace hincapi precisamente en aquello que tanta repugnancia les haba causado a los apstoles y tanto trabajo les haba costado admitir: que el esperado Mesas no era el libertador del poder romano ni el mgico restaurador de una era de abundancia mesinica, sino que tena que morir. Y por eso, cuando ellos, los oyentes de Pedro, lo mataron, estaban cumpliendo las Escrituras. El Mesas, aunque crucificado por ellos, ha resucitado y sigue siendo el Mesas anunciado; y, por tanto, tras su Ascensin a los cielos, tras su Glorificacin en los cielos, ha de volver otra vez en la restauracin universal, que Dios ha anunciado tambin por los profetas. En esta lnea del anuncio que los profetas hicieron de la vida y muerte de Jess, Pedro aade nuevos testimonios. En su primer discurso slo cit al profeta Joel, a propsito de la venida del Espritu Santo, y al profeta David, cuya tumba todava exista en Jerusaln. En este segundo discurso Pedro ampla el horizonte bblico y proftico referente a Jess. Quien lo ha glorificado por medio de la curacin milagrosa que acaba de suceder es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. La muerte de ese Jess, de la que los judos son responsables, aunque con un atenuante de ignorancia, haba sido predicha por boca de los profetas antiguos (as en plural), desde Samuel en adelante. Y no falta la mencin expresa ni de Abraham, el padre de la fe, ni de Moiss libertador de la cautividad de Egipto y legislador. Jess, por tanto, est avalado por todo el Antiguo Testamento. Pedro haba recibido la enseanza iluminadora del Espritu Santo, y haba aprendido bien la leccin. Tan slo queda aade Pedro que os arrepintis de vuestros pecados, y os volvis y convirtis a Dios, aceptando con fe a Jess; como este mendigo que est ante vosotros, que tuvo fe en Jess, y esta fe le dej completamente sano. El efecto del sermn de Pedro tambin fue inmediato y copioso. Muchos de los que haban odo este discurso creyeron. Y Lucas seala una cifra, cinco mil, advirtiendo muy semticamente que se trata de hombres, lo cual nos lleva a la conclusin de que, con las mujeres, sumaran una cifra mucho mayor. Todo esto sucede en el prtico de Salomn, en ese prtico donde la ltima vez que predic Jess quisieron apedrearle e incluso prenderle. A ese mismo prtico ahora llegan esos mismos enemigos de Jess y se llevan presos a los apstoles.

Pedro y Juan ante el Sanedrn. Dejamos a los apstoles Pedro y Juan durmiendo en la crcel, adonde haban sido conducidos por el jefe de la guardia del Templo, llamado estratega o tal vez el sagn, ya que se trataba de la ms alta autoridad de la polica. Este sagn era la dignidad inmediata despus del Sumo Sacerdote, y, en este caso, sin duda actuaba por disposicin del Sanedrn.

En esta ocasin, el Sanedrn parece que se reuni casi plenariamente, y Lucas nos menciona algunos de sus componentes. El primero es Anas, el mismo que figur en la Pasin de Jess. Aunque ya no era Sumo Sacerdote desde el ao 15, cuando haba sido depuesto por el procurador romano Valerio Grato, segua ejerciendo una autoridad respetada por todos, y apoyada en el hecho de que sus sucesores en el mando fueron su hijo Eliazar y su yerno Caifas, que a la sazn ejerca de Sumo Pontfice. Lucas cita asimismo a otros dos miembros importantes del Sanedrn, llamados Juan y Alejandro, que algunos suponen que tambin pertenecan a la familia de Anas. Incidentalmente, hallamos aqu una esplndida confirmacin de la resurreccin de Cristo, afirmada delante del Tribunal Supremo de Israel. Algunos de estos mismos sanedritas haban lanzado la calumnia de que Jess no haba resucitado, ya que su cadver habra sido sustrado por los discpulos (Mt 28:12-15). Ahora se les presentaba una indiscutible ocasin para probar su calumnia y negar la resurreccin de Jess. Y no hacen nada de eso, sino que simplemente manifiestan su extraeza ante la audacia y firmeza de dos rudos e ignorantes que se atrevan a afirmar la resurreccin de Jess y, lo que es ms, que El era el nico Salvador de Israel. Y para esto citaban un salmo, el 118, que sealaba a Jess como la piedra angular, y a ellos, los jueces, como los arquitectos que la haban desechado. Todo esto resultaba inslito. Sin embargo, all estaba delante de ellos el rengo curado, para proclamar la verdad de un hecho indiscutible. Y tambin alrededor de ellos se amontonaba el pueblo, que glorificaba a Dios por la curacin. Una vez ms se repeta la misma situacin que se haba producido con Jess: que el pueblo estaba con El, mientras los jefes y letrados le condenaron. Tras haber deliberado, el Sanedrn llama a los apstoles para comunicarles su decisin. Viendo la seguridad de Pedro y de Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instruccin, estaban sorprendidos. Qu vamos a hacer con estos hombres? Porque han hecho un milagro evidente y lo sabe todo Jerusaln y no podemos negarlo. Mas para evitar que se siga divulgando entre el pueblo, los amenazaremos para que no vuelvan a mencionar ese nombre delante de nadie. Y habindolos llamado, les prohibieron terminantemente hablar y ensear en nombre de Jess. Pedro y Juan les replicaron: Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a El? Juzgadlo vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y odo. Y con nuevas amenazas los soltaron. No encontraban manera de imponerles un castigo por causa del pueblo, ya que todos alababan a Dios por lo sucedido, puesto que el hombre curado por el milagro tena ms de cuarenta aos (Hech 4:13-22). Pedro y Juan, vueltos a los suyos, son recibidos por la comunidad con muestras de regocijo y alabanzas a Dios, y brota unnime y espontnea una plegaria. La palabra griega es omozymadn, que slo hallamos una vez en la Carta a los Romanos, pero que Lucas usa 10 veces y todas ellas en este Libro de los Hechos. La alabanza de la comunidad recuerda al salmo segundo de David y posee otras resonancias profticas: Seor, T hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contiene. T le inspiraste a tu siervo nuestro Padre David que dijera: por qu se amotinan las naciones y los pueblos planean fracasos? Se alian los reyes de la tierra y los prncipes conspiran contra el Seor y contra su Mesas (Hech 4:22-26). El tetrarca Herodes ocupa el lugar de los reyes. Pilato el de los prncipes, y las naciones y pueblos estn representados por los judos y romanos que tomaron parte en la pasin de Cristo, a quien se le llama tu siervo Jess, haciendo tal vez eco al Siervo de Yahveh, cantado por Isaas.

El objeto de esta plegaria es pedirle a Dios que les defienda de sus enemigos y les conceda predicar la palabra con fuerza y libertad. La palabra utilizada es predicar con parre-sa, una voz muy usada, como unas 40 veces, sustantivo y adjetivo, en el Nuevo Testamento, y que literalmente significa con palabra total, es decir, un mensaje transmitido libremente, sin recortes ni omisiones, incluso con audacia y valenta. Al final de esta oracin comunitaria interviene visiblemente el Espritu Santo, y la casa donde estaban reunidos sufre una sacudida, y los all presentes fueron llenos del Espritu Santo y anunciaron la Palabra, quiz con un talante carismtico que repeta el don del Pentecosts. Es posible que Lucas haya dado a esta oracin una redaccin literaria ms concreta y personal, pero sin duda respondi a la situacin de aquel momento y a la sintona y entusiasmo que se manifestaba entre los apstoles y su comunidad de creyentes.El Tribunal del Sanedrn. La palabra sanedrn es un vocablo arameizado y derivado del griego synedrin, que significa, etimolgicamente, conjunto de asientos y de sedes, y, por extensin, una reunin de personas que se sientan a deliberar. Viejas tradiciones rabnicas, aunque no comprobadas histricamente, aseguran que el Sanedrn era la antigua Gran Asamblea organizada por Nehemas hacia el ao 410 antes de Cristo, despus del regreso de los judos cautivos de Babilonia. El nmero de los componentes de este Sanedrn alcanzara unos 120 y sus funciones seran las de regular la vida religiosa del pueblo que retornaba del exilio. Histricamente hablando, el Sanedrn comenz en una poca posterior, y se menciona por vez primera en el libro de los Macabeos, donde no se trata de una institucin religiosa, sino de una imitacin, por parte de los judos, del sistema de gobierno senatorial que rega en otras ciudades helensticas. Los primeros documentos slo mencionan entre sus componentes a los sacerdotes y a los ancianos, es decir, a la aristocracia y al alto clero; pero nunca a los escribas, que probablemente slo entraron en el supremo Consejo ms adelante, en la poca de la reina Alejandra Salom, que tanto favoreci a los fariseos. Aunque el Sanedrn tuvo una eficacia muy dudosa durante los tiempos del despotismo de Heredes el Grande, los romanos, ms adelante, le devolvieron algunas de sus atribuciones, ya que Roma favoreca el sistema de administracin local en las provincias conquistadas. En esta poca, el Sanedrn estaba constituido por 70 sanedritas, ms el presidente, que era el Sumo Sacerdote. Este nmero de 70, conservado por respeto a la institucin mosaica de los ancianos-jueces, comprenda tres categoras: la de los sacerdotes, a la que pertenecan tambin los que haban ejercido el sumo sacerdocio, y que eran ordinariamente saduceos. La segunda categora era la aristocracia laica, tambin saduceos. Y la tercera estaba constituida por los escribas o doctores de la ley, en su mayor parte fariseos, quienes, aunque eran una minora numrica, gozaban de gran prestigio y autoridad ante el pueblo.

El comunismo cristiano: Bernab y Ananas. De nuevo Lucas nos lleva a contemplar el cuadro de la vida de la primitiva comunidad cristiana, en el que se repiten los trazos ya anteriormente descritos: unin de nimos, estrecha vinculacin con los apstoles, presencia del Espritu y crecimiento en nmero. Tambin comunidad de bienes, sobre la que ahora se va a insistir, concretndola en dos cuadros antagnicos. La luz, representada por Bernab, y las tinieblas, por Ananas y Safira. En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentan lo mismo, lo posean todo en comn y nadie consideraba suyo nada de lo que tena. De hecho, entre ellos ninguno pasaba necesidad, ya que los que posean tierras o casas las vendan, llevaban el dinero y lo depositaban a los pies de los apstoles, y luego se distribua segn lo que necesitaba cada uno (Hech 4:32-35). Esta es la descripcin ms minuciosa de lo que se ha llamado el comunismo religioso de la Iglesia primitiva de Jerusaln. Tanto por lo que aqu se dice como por otros datos aportados en los Hechos, podemos determinar las caractersticas de aquellas prcticas. Los creyentes pensaban y sentan lo mismo. O, como dice una traduccin clsica, tenan un mismo corazn y una sola alma. Es decir, practicaban puntualmente el precepto de Jess sobre el amor fraterno

y realizaban la peticin que El hizo en su oracin sacerdotal despus de la Cena: Que todos sean uno. Nadie consideraba sus bienes como propios, y por eso todo lo posean en comn. No se trataba de una teora sobre la propiedad privada o colectiva. Ni de una fantasa utpica como la que despus imagine algn filsofo, sino de una voluntad de participacin y de renuncia. No existe una imposicin desde fuera, procedente de una autoridad o apoyada en un consenso comunitario, sino que es algo que sale desde dentro: la comunidad del amor y del corazn se manifiesta en la comunidad de bienes. Examinemos ahora un ejemplo positivo y notable de esta comunidad de bienes. Su nombre era Jos y el sobrenombre Bernab, que quiere decir Hijo de la Consolacin. El era un judo de la tribu de Lev, nacido en Chipre. Lo cual no es extrao, dado que desde tiempos de Juan Hircano, a fines del siglo antes de Cristo, habitaba en Chipre una colonia juda, que haba sido acrecentada despus de las donaciones que Augusto hizo a Herodes de unas minas de cobre. Bernab, cuyo nombre figura en el canon de la misa romana, representa en la historia primitiva de la Iglesia un papel muy importante en la comunidad de Antioqua de Siria, y podemos suponer que all es donde Lucas, que era tambin natural de Antioqua, lo conoci y pudo as obtener de. l informacin sobre este perodo inicial de la Iglesia de Jerusaln. De Bernab se dice que el importe del campo vendido lo deposit a los pies de los apstoles. Es una forma de expresar una transmisin jurdica de dominio; ya que exista la costumbre de colocar las donaciones ante el donatario, que colocaba su pie encima como signo de posesin. Volvamos la hoja para ver la estampa negativa y reprobable. Se trata de un matrimonio. El es Ananas, nombre teofrico, que significa Dios es dadivoso, y su mujer es Safira, la hermosa, nombre que est relacionado en griego con el de la piedra preciosa de zafiro. Un tal Ananas vendi una propiedad de acuerdo con su mujer, Safra, y, a sabiendas de su mujer, retuvo parte del precio, y puso el resto a los pies de los apstoles. Pedro le dijo: Ananas, cmo es que Satans se te ha metido dentro? Por qu has mentido al Espritu Santo, reservndote parte del precio de la finca? No podras retenerla sin venderla, y, si la vendas, no eras dueo de quedarte con el precio? Cmo se te ha ocurrido hacer esto? No has mentido a los hombres, sino a Dios. A estas palabras, Ananas cay al suelo y expir. Y todos los que se enteraron quedaban sobrecogidos. Vinieron unos jvenes, lo amortajaron y se lo llevaron a enterrar. Y unas tres horas ms tarde lleg la mujer, que ignoraba lo sucedido. Y Pedro le pregunt: Dime, vendiste la finca por tal precio? Y ella contest: S, por tanto. Y Pedro le repuso: Por qu os pusisteis de acuerdo para poner a prueba el Espritu