sobre las tesis benjaminianas

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2015 Universidad de Murcia, Facultad de filosofía Carlos Lencina Quílez [SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA: W. BENJAMIN]

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Trabajo para la asignatura "Siglo XX (II)" de la Universidad de Murcia sobre las "Tesis de la filosofía de la historia" de Walter Benjamin.

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  • 2015

    Universidad de Murcia, Facultad de filosofa

    Carlos Lencina Qulez

    [SOBRE EL CONCEPTO DE HISTORIA: W. BENJAMIN]

  • 1

    1. Introduccin2

    2. El papel de la teologa y qu entender por Espritu....3-5

    3. De la historia como representacin artstica y otras historias7-13

    4. Algunas conclusiones13-14

    5. Bibliografa..15

  • 2

    La vida humana es un drama, y el historiador aspira a reproducirla. [] No

    explica los motivos de las acciones: hace que los mismos personajes nos las

    refieran. [] Esculpe a sus hroes predilectos en actitudes picas y sublimes,

    y a sus enemigos y mulos los rebaja y los ennegrece. [] La historia clsica

    es grande [] por su parcialidad manifiesta; [] comunicando al que lee,

    este amor y este odio [] porque es un pual y una tea vengadora; no porque

    abarque mucho y pese desinteresadamente la verdad, sino porque abarca

    poco y descubre slo algunos aspectos de la vida, encarnizndose en ellos

    con fruicin artstica.

    De la Historia, Considerada como obra de arte. Menndez y Pelayo

    1. Introduccin

    Benjamin redact Sobre el concepto de historia, sin la intencin de publicarlo, en

    1940, poco antes de su intento de huida de la Francia de Vichy, cuyas autoridades

    entregaban a los refugiados alemanes judos o marxistas a la Gestapo -interceptado por

    la polica franquista en la frontera espaola, decidi suicidarse. Impuls a su redaccin

    el pacto germano-sovitico, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y la ocupacin

    de Europa por las tropas nazis, y, como recoge Lwy, en una carta a Adorno, Benjamin

    explica el objetivo del texto: establecer una escisin irremediable entre nuestra manera

    de ver y las supervivencias del positivismo que asedian aun las concepciones histricas

    de la izquierda: historicismo vulgar, evolucionismo socialdemcrata, marxismo vulgar.1

    Esto es, realiza una crtica a la izquierda imperante y derrotada con una reinterpretacin

    del materialismo a la luz de la teologa juda, fundando un pensamiento innovador e

    inclasificable.

    1 Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Michael Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 37-38

  • 3

    Este es un trabajo que, ms que riguroso -dadas mis carencias en el alemn, el

    judasmo y dems muebles del espritu benjaminiano, me es imposible una exgesis

    erudita-, pretende ser una interpretacin infantil y romntica, un juego inspirador e

    inspirado, pero, a la benjaminiana, al servicio de la praxis revolucionaria. El texto de

    Benjamin a esto se presta, cargado de figuras literarias y smbolos teolgicos de muy

    diversa procedencia, ya sea por el esoterismo consciente de la autocensura o un

    trabajoso cuidado esttico. Se presenta al nefito el texto como una finalidad sin fin que

    llama al libre juego de las facultades, como Kant dijera. El trabajo de Lwy me resulta,

    dada mi condicin, insuperable. Con esto, ir comentando las tesis y los comentarios del

    francs.

    2. El papel de la teologa y qu entender por espritu

    Como Lwy seala, Benjamin anuncia en la Tesis I la asociacin entre materialismo

    y teologa: el autmata remite al materialismo histrico de la Segunda y la Tercera

    Internacional, concepcin maquinal de la historia que promete el triunfo del socialismo,

    que, afirma el berlins, no podr ganar la partida, esto es, interpretar correctamente la

    historia frente a la visin del opresor y, entonces, vencerlo. Le es necesaria la

    consciencia de las huellas teolgicas ocultas en s. La teologa, representada por el

    enano, es espritu mesinico y vivificante, amo y siervo del autmata, la lucha del

    oprimido, fuente de su fuerza explosiva, mesinica, revolucionaria.2 Cuestin

    problemtica es la introduccin, si acierta Lwy en su interpretacin, del concepto de

    espritu, en posible conflicto con el materialismo monista marxista. Podra entenderse

    en el contexto de la teologa juda o el idealismo alemn, de que Benjamin bebiera en su

    juventud. De igual manera, con Gustavo Bueno,

    (es errneo el) que, para Hegel, el Ser brotaba de la conciencia y de

    sus Ideas [] mientras que para el materialismo eran las ideas y la

    conciencia la que brotaba de la materia. [] A la Filosofa del Espritu

    de Hegel le corresponde en el sistema un lugar posterior a la Filosofa

    de la Naturaleza.3

    En este sentido, podramos hablar de mente -con menor carga religiosa-,

    considerando sta una propiedad emergente con respecto a propiedades materiales,

    2 Ibid., pp. 46-54

    3 http://nodulo.org/ec/2008/n076p02.htm Segundo prrafo.

  • 4

    aunque, para una mayor apertura interpretativa, digamos que no reductibles a cuerpos.

    Esto es compatible con la remisin del espritu de que habla a la teologa, a que atribuye

    un efecto vivificador y sita en el lxico del profano materialismo histrico.

    Sigamos desgranando la cuestin con la interpretacin de Lwy de la segunda tesis.

    Segn ste, Benjamin introduce y remite en ella el concepto teolgico de redencin a la

    esfera del individuo, cuya felicidad concierne a la redencin de su pasado, realizacin

    de lo que pudo ser y no fue. Transita despus al terreno de lo colectivo y lo histrico: no

    hay progreso sin atencin a las exigencias de los oprimidos del pasado, a quienes

    redimir con la rememoracin y reparacin del sufrimiento mediante el cumplimiento de

    sus objetivos de lucha. Introduce adems su mesianismo: identifica al Mesas con la

    humanidad oprimida presente, a que es otorgado poder mesinico para la revolucin, la

    salvacin. 4

    Interesan en la tesis los conceptos, en que Lwy no se detiene, de Bild y

    Vorstellung, imagen y representacin, que usa sin distincin. En las imgenes de

    la felicidad y el pasado, dice Benjamin, vibra la imagen de la redencin. Es posible

    interpretarlos como imitacin o presentacin de algo ausente y/o como estado mental en

    sentido laxo. En relacin a la imagen de la felicidad individual, aparece la de un pasado

    en que pesa la carencia de lo irrealizado, negatividad construida y re-presentada in

    mente no sin efecto emocional: una desolacin que exige reparacin. Retorno de lo

    reprimido que como ensueo tensa los nervios. Como recoge Esposito, segn la

    antropologa moderna alemana, de que particip la Escuela, nuestra nada constitutiva

    torna potencial y, con ella, se ordenan formas para la supervivencia -roles, instituciones

    y otras objetivaciones en la exterioridad peligrosa con un control de la fuerza vital.5 En

    esta tensin violenta de la opresin podra cifrarse la intuicin benjaminiana, adems de

    servir de puente para la consideracin de las representaciones en lo colectivo e histrico.

    La del pasado es, como dice, apropiada por la historiografa, pero sirve tambin de

    humus, por ejemplo, a las artes. En este caso, la representacin no es ya eminentemente

    mental, sino material y de alcance pblico y transgeneracional. El trnsito benjaminiano

    es de la antropologa a lo poltico y moral, y de fondo una reflexin esttica y una

    secularizacin de lo teolgico, remitido, quiz, a contenidos mentales en sentido

    relacional concepcin que explicar despus- o a, digamos, una naturaleza humana.

    Las tesis se dirigen precisamente a las nociones de la historia del opresor y la izquierda

    4 Ibid., pp. 54-62 5Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires, Amorrortu, 2005

  • 5

    derrotada, que hace de sta una mquina cuya fra imagen, desalmada, en nada sirve a la

    revolucin. Han de ser pintadas en lienzo imgenes vivas y vivificantes, los gritos de los

    ancestros oprimidos que exigen su rememoracin y llaman a la reparacin del

    sufrimiento humano mediante la praxis revolucionaria.

    Sigamos con el esclarecimiento de este trnsito de lo individual a lo colectivo y el ser

    del espritu o la mente. Nos dice Lwy que en la tesis III afirma Benjamin que el pasado

    exige la redencin de la humanidad, la realizacin del mundo mesinico. Entonces, todo

    acontecimiento habr sido salvado del olvido y toda lucha cumplida. La historia

    universal nos pertenecer y la humanidad ser restituida, salvada, restablecida, trminos

    que remiten al tikkun judo -para Scholem, la tradicin mesinica juda est animada por

    el deseo de restablecimiento del estado originario de las cosas y por una visin utpica

    del porvenir en iluminacin mutua. Benjamin hace al marxismo heredero y albacea de

    siglos de luchas y sueos emancipatorios.6 Lwy realiza la interpretacin del texto

    partiendo del supuesto de una verdadera creencia benjaminiana en lo judaico, es decir,

    piensa a Benjamin como un judo de fe.7 Mi anlisis, traicione o no al berlins, trata no

    despegarse del materialismo monista, no concediendo, pues, al pasado y al futuro

    entidad inmaterial, es decir, concibindolos en la inmanencia de lo material. Cmo

    interpretar entonces este pasado exigente, activo? No slo remitir el pasado a una

    representacin mental interna, imaginaria, sino tambin a roles, normas, instituciones y

    dems objetivaciones a que hiciera referencia, adems de libros, pinturas, esculturas,

    filmes, etc., productos de seres humanos concretos y finitos a que sobreviven para

    preceder a las siguientes generaciones. En esta supervivencia del producto humano, en

    su transgeneracionalidad, subsisten pedazos de madera y manchas de tinta que, en

    relacin con el ser humano, son potencialmente significativos y multisignificativos.

    Ahondando en la concepcin de la mente que delineamos, diremos de sta ser una

    propiedad emergente de lo material que no slo reside en el sujeto, en el cuerpo en

    conversacin consigo, sino que reside tambin en la relacin entre el ser vivo concreto y

    lo circunstante; es decir, la relacin es la propia mente. As, el artificio humano material

    condiciona y es parte de los estados mentales de los seres humanos finitos, que a su vez

    resignifican tales productos en su relacin con los mismos. La generacin presente no

    puede sino observar lo precedente como pasado. En todos los artificios de nuestros

    6 Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 62-66 7 Ibid., p, 41

  • 6

    ancestros habr de hacer ver el materialista histrico, con su literatura y dems

    producciones, incluidas las artsticas, la huella de la barbarie y el sacrificio de los

    oprimidos para la revolucin y la realizacin plena del comunismo, cargando de

    espiritualidad los objetos.

    2.2 De la concepcin del tiempo

    Como recoge Lwy, en la Tesis XIV, Benjamin enfrenta el kairos al chronos, el

    tiempo histrico lleno frente al formal.8 En la Tesis XV, Benjamin realiza una original

    disertacin sobre el calendario y el reloj iluminadora: el primero, tpico del tiempo

    revolucionario-mesinico, frente segundo -relativo a la industrial-capitalista concepcin

    homognea y vaca del tiempo, mecnico, automtico, cuantitativo- expresa un tiempo

    histrico, heterogneo, cargado de actualidad y memoria, fijados en s acontecimientos

    redentores y en que cada instante habita una posibilidad nica.9 As, opone la visin

    cualitativa y discontinua del tiempo, el tiempo de la memoria, al tiempo formal de la

    repeticin eterna de lo mismo, que tienen consecuencias para con la situacin presente.

    El presente es el nico tiempo realmente existente, mientras que pasado y futuro

    estn contenidos en representaciones y en la supervivencia de lo material significado,

    que tienen efectos emocionales e impulsan a determinadas conductas. La obsesin

    benjaminiana es la representacin por y para la revolucin. En este sentido, el tiempo

    cualitativo, constelacin entre una situacin presente y la representacin de un aconteci-

    miento del pasado en que brilla la chispa de la esperanza por la felicidad y la

    redencin, es inseparable de la lucha por la sociedad sin clases y rompe con el

    determinismo de los historicistas y su visin lineal y evolucionista del curso de los

    acontecimientos, que en el contexto de la temporalidad formal produce pasividad y

    conformismo, perpetuando el sufrimiento. Episodios representados de rebelin pasados

    producen en la conciencia una interrupcin de la continuidad histrica y llaman a la

    revolucin. Se pasa de un tiempo de la necesidad a un tiempo de las posibilidades,

    aleatorio y abierto a la irrupcin imprevisible de lo nuevo.10

    La revolucin, dada en un

    presente abierto y sin mediaciones, es un salto dialctico fuera del continuum del tiempo

    formal que salva la herencia de los oprimidos en las representaciones y construcciones

    8 Ibid., pp. 138-142

    9 Ibid., pp. 142-147

    10 Ibid., pp. 160-163

  • 7

    supervivientes e, inspirada en ellas, interrumpe el eterno retorno y trae consigo el

    cambio profundo. As, las representaciones del pasado contienen material explosivo

    para el tiempo-ahora, pero no toda representacin. El materialismo histrico ha de

    captar las representaciones bomba en su fugacidad para hacer estallar el continuum de la

    historia.11

    La rememoracin ha de construir constelaciones, momentos arrancados a la

    continuidad histrica vaca que vinculen presente y pasado. Mnadas, que a la

    conciencia se presentan como concentrados de la totalidad histrica, llenos,

    constituyen una detencin mesinica de los acontecimientos, posibilidad

    revolucionaria.12

    La prefiguracin de la sociedad sin clases es, por otro lado, en la

    representacin en la mnada, una referencia poltica e histrica que sirve de meta al

    combate de los oprimidos y de criterio para juzgar los sistemas de opresin del pasado y

    el presente.13

    La Tesis B, ltima de las tesis, es reveladora a la luz de Lwy: aquel que intenta

    predecir el futuro aquel cuya concepcin de la temporalidad y de la historia es lineal,

    evolutiva, causal, teleolgica- se condena a la espera de lo inevitable, al conformismo, a

    la pasividad. En cambio, se ha de rememorar el pasado en busca su eterna

    contemporaneidad. As, el revolucionario, en la accin presente, extrae su inspiracin y

    fuerza combatiente de la rememoracin y escapa al encanto del porvenir garantizado.

    No se trata de esperar al Mesas, sino de provocar su venida.14

    Es clara la influencia en

    el pensamiento benjaminiano de la concepcin anarquista de la revolucin espontnea,

    ms an en su texto Para una crtica de la violencia. Los efectos de tales imgenes

    salvadoras, explosivas para la burguesa, como vengo tratando de defender con la

    reduccin de lo pasado y lo futuro a lo representacional mental, interno y relacional,

    dependeran del condicionamiento material en sentido marxista-, institucional,

    lingstico, cultural en general, y en dependencia de tales condicionamientos, la

    ideologa del momento presente, lo nico existente, el tiempo-ahora abierto a la

    posibilidad, tanto de la revolucin como de la barbarie.

    3. De la historia como representacin artstica y otras historias

    11

    Ibid., pp. 138-142 12

    Ibid., pp. 150-154 13

    Ibid., pp. 158-160 14

    Ibid., pp. 163-167

  • 8

    La interpretacin de Lwy de la tesis XII recoge uno de los ejes centrales de la

    intencin benjaminiana a la que vengo apuntando desde un principio: una historiografa

    al servicio del presente. En este sentido, contra la concepcin del materialismo histrico

    como conocimiento neutral y recogiendo las ideas de Lkacs, el marxismo es una forma

    de conocimiento superior en tanto que lo es del proletariado, cuya consciencia, ajena a

    la teorizacin del intelectual, resulta de la prctica de la lucha. Su carcter subversivo,

    no instrumentalizable por el poder, precisa, sin embargo, del recuerdo colectivo vivo y

    concreto de los ancestros martirizados, fuente de energa emocional, moral y espiritual

    para la lucha, la accin revolucionaria. La fuerza acumulada de las tentativas de

    liberacin pasadas torna materia explosiva para la interrupcin de la opresin.15

    Como

    es claro, el presente es la piedra angular de las tesis y hay un rechazo a la densa

    teorizacin fra de carcter positivista y pretendidamente cientfica, el clculo y la

    prediccin. Sin embargo, una defensa del recuerdo como imagen, una fotografa

    vivificante, que despierte las pasiones y sirva de gua para la lucha.

    Volviendo a la relacin entre materia y espritu o mente, que como vimos emerge de

    lo material, apunta Lwy sobre la Tesis III que, con ella, una dialctica de lo material y

    lo espiritual desborda el modelo mecanicista de la historia: no hay salvacin sin

    transformacin revolucionaria de la vida material, pero cruciales son en la lucha las

    fuerzas espirituales. Con los vencidos, la historia aparece como una sucesin de

    victorias de los poderosos. La visin evolucionista de la historia como acumulacin de

    conquistas y progreso, para la que el sol del porvenir ilumina el presente, se le aparece

    como justificacin de las victorias del opresor. En cambio, cada combate, desde su

    perspectiva, cuestiona la legitimacin de la dominacin presente y las victorias del

    pasado. Las fuerzas espirituales de la lucha actual se proyectan en el pasado, y este torna

    fuerza presente, que nutre la conciencia de clase. 16

    Cual cineasta, Benjamin busca el

    plano perfecto, encuadra y enfoca. Ante el progreso como norma histrica, que vendra

    a justificar en sus pinturas la opresin en virtud de una promesa de futuro

    supuestamente ineluctable, concediendo el perdn al opresor, el cuadro pictrico del

    oprimido en lucha pica contra el opresor. Recordar el papel de la teologa, el espritu o

    la mente relacional de que hablara: auxilia y determina la batalla por lo material, eje en

    torno al que gira el marxismo revolucionario. Lo material es, pues, el objetivo

    15

    Ibid., 126-135 16

    Ibid., pp. 66-71

  • 9

    primordial de la revolucin, pero Benjamin rescata del olvido la necesidad de la pasin,

    del odio y la venganza por el mundo nuevo, y resulta necesario un enemigo, un opresor

    heredero del opresor victorioso del ayer que modifique la visin del continuum de la

    historia que la clase dominante difunde, dejando espacio a una ruptura con el mismo. Al

    ser humano finito presente individual le duele el tiempo perdido, lo irrealizado, y de

    muy diversas formas es capaz de expresar tal dolor. El progresismo llama al

    conformismo y la contencin del impulso por la felicidad, manteniendo de tal manera

    roles, normas, instituciones y dems objetivaciones, alienaciones, en pie. En cambio, la

    imagen de una situacin a los ojos similar en un pasado remoto y el recuerdo de la

    esperanza y la lucha del ancestro oprimido, llena de igual manera de esperanza al

    humano presente y lo llama a la lucha por s y por los que lo intentaron, a la reparacin

    del dao histrico repetido y el an perpetrado, sealando adems al enemigo, las trabas

    a la libertad y los objetos causa de nuestra alienacin. El momento revolucionario es

    siempre ya. He aqu la dialctica entre presente y pasado recordemos- representado, en

    que se cifra el pacto generacional.

    De la Tesis V, dice Lwy, Benjamin opone, a la actitud contemplativa, el

    compromiso activo del materialismo histrico. ste habr de, como decimos, descubrir

    la constelacin crtica que tal fragmento del pasado forma con el presente para la

    revolucin. Hay una dialctica entre las representaciones del pasado posibles y el

    presente cambiante en que descubrir la imagen salvadora, que supera estas

    contradicciones -mejor dicho inadecuaciones- entre pasado y presente para la

    revolucin, teora y praxis. La verdad inmvil no corresponde, dice Benjamin, a la de

    verdad en materia de historia. Imgenes nicas del pasado, que como vimos contienen la

    totalidad de la historia como mnadas, se desvanecen con cada presente que no se da

    por aludido por ella. Se ha de salvar el pasado en el presente con la percepcin de una

    semejanza que los transforma: inscripto en las lneas de lo actual puede desaparecer en

    el olvido. Esto significa la historizacin de la verdad histrica. Mientras la historia no se

    detenga, no habr ltima palabra sobre el pasado. 17

    Como expresara, la relacin entre la

    imagen del pasado y el ser humano concreto determina, junto con las condiciones

    materiales, la lucha contra la opresin, la praxis revolucionaria. La dialctica entre

    pasado y presente y la imagen salvadora como superacin significara la superacin del

    conformismo, perpetuado con la proliferacin y normalizacin de imgenes de cierta

    17

    Ibid., pp. 71-75

  • 10

    manera pintadas del pasado en el presente. Esto es, la imagen que resultara en una

    consciencia histrica que delimitara la lnea entre el opresor y el oprimido y llamara a

    la revolucin por el presente y todo aquel que yaci en la lucha, imagen en nada

    semejante a la verdad fra del hecho ni el clculo econmico. La imagen ha de ser un

    apasionado gesto esttico vivificante, un grito de hartazgo. Pero no cualquier imagen

    resultar ser la salvadora, dado el carcter histrico de la verdad histrica. Entre las

    lneas cambiantes de lo actual, el historiador revolucionario ha de captar la fugaz

    imagen salvadora. Adems, hacer notar que no se trata de una narracin histrica lineal

    de Atapuerca a Aznar, sino la fotografa de un instante que recoja en s el potencial de

    representar, en relacin con el momento presente, toda la historia a los ojos del

    oprimido. No es irrelevante aqu su escrito La obra de arte en la poca de su

    reproductibilidad tcnica, en que ve un gran potencial revolucionario tambin

    contrarrevolucionario- y en que presenta su concepcin de las formas de percepcin

    colectivas. Es ms, dira que en el texto es posible encontrar la concrecin de una tctica

    para prender la mecha revolucionaria, y en las tesis una gua para el contenido de las

    obras a reproducir, acompaada de una crtica a las teorizaciones y la propaganda

    generalizada de las izquierdas marxistas de la poca.

    En la Tesis VI, segn nos dice Lwy, Benjamin seala, como si de un francotirador

    buscando el lugar en que su olor no asuste a los animales se tratara, el momento en

    que echar la fotografa: el momento de peligro: En ste, el enemigo, que no habra

    cesado de triunfar, amenaza con la instrumentalizacin de la historia y del sujeto

    histrico actual, el oprimido, surge la imagen salvadora de las derrotas, que disuelve la

    visin progresista, sensibiliza a las derrotas anteriores y llama al combate. Arrancar la

    tradicin al conformismo del progresista devuelve a la historia su dimensin de

    subversin del orden establecido. El materialista histrico habr de hacer brillar en el

    pasado la chispa de la esperanza, captar ese momento nico slo identificable y

    comprensible desde el presente, oportunidad fugaz y precaria de salvamento que

    puede hacer saltar el polvorn de hoy. En este sentido, dice Benjamin, el Mesas -clase

    proletaria- no viene slo como redentor, sino como el vencedor del Anticristo -clases

    dominantes. 18

    El momento es, pues, el instante del peligro. El enemigo, en la fotografa

    igual hoy que ayer, trata de hacer suya la historia y, con ello, hacer del oprimido un

    conformista amnsico, conformista y dcil. La imagen salvadora habr de hacerlo

    18

    Ibid., pp. 75-80

  • 11

    consciente de la derrota y la vergonzosa traicin a los ancestros por parte el enemigo

    que la misma imagen seala y que vincula con los enemigos de las anteriores

    generaciones, es decir, cuyo yugo los aplast, nos aplasta y pretende hacernos olvidar.

    En tal instante ha de desenfundar su pincel el materialista histrico, instante en que el

    precipicio es pronto, y devolver a la historia su dimensin de subversin del orden

    establecido y la esperanza de la posibilidad del comunismo, neutralizada por el

    progresista. Ha de captar la histrica imagen til al presente por la revolucin, la

    redencin y derrota, imprescindible para la revolucin, del Anticristo por el Mesas, de

    la clase histrica clase dominante por la histrica clase de los oprimidos por una

    sociedad sin clases.

    En la Tesis VII, Benjamin arremete contra el historicismo en trminos parecidos. Tal

    como explica Lwy, el historicismo empatiza con los vencedores de hoy y siempre dada

    su concepcin maquinal de la historia, que despoja de valor a las praxis y lleva al

    sometimiento al orden de lo existente. Hay que cepillar la historia a contrapelo

    oponiendo a la historia oficial la tradicin de los oprimidos y llamar a la revolucin y la

    redencin. La virtud del historiador consiste en oponerse a la tirana de lo real y luchar

    contra ella, contra Civilizacin, Progreso y Modernidad, la cultura, de reverso brbaro

    en su origen, transmisin y funcin, en manos del opresor y prohibida al oprimido. Se

    han de redescubrir los momentos utpicos o subversivos en ella y protegerla del

    establishment cultural, la clase dominante y su instrumentalizacin para el

    conformismo.19

    El historicista es aquel que hace el juego al opresor, aquellos que

    escriben la historia de sus hazaas y ensalzan sus obras y legado, que adornan su cortejo

    y llaman al conformismo y la sumisin al victorioso hombre de xito. El historiador

    materialista, al contrario y luchando contra el historicista y sus mojones materiales por

    lo tanto transgeneracionales-, deshacindose de la concepcin maquinal de la historia y

    rechazando la limosna, ha de cepillar la historia a contrapelo, oponerse a esa historia

    oficial y el orden existente por la revolucin y la redencin con los oprimidos dejando

    en lo material su material explosivo. Ha de mostrar el reverso oscuro y brbaro de la alta

    cultura, la civilizacin, el progreso y la modernidad, reverso que llama a la subversin y

    que el enemigo trata de ocultar. Y no slo del arte musestico y los grandes edificios se

    trata, ni de las picas narraciones del victorioso, tambin de cada producto fabricado,

    del ms cotidiano a lo ltimo en tecnologa, producido en explotacin. Ante la narracin

    19

    Ibid., pp. 80-96

  • 12

    del continuum de la historia, el materialista histrico ha de vivir y hacer vivir una

    experiencia nica con una imagen del pasado. Percibir aquella constelacin crtica que

    tal fragmento del pasado forma con tal presente interrumpido y libera las energas de la

    Jetztzeit, atadas por el historicismo, que, conformista y seudoobjetivo, neutraliza y

    esteriliza las imgenes del pasado.20

    Segn la Tesis XIII, leda por Lwy, la optimista visin socialdemcrata de la

    historia como lineal, desmentida por el fascismo, confunde el progreso de

    conocimientos y aptitudes con el de la humanidad, olvidando la dimensin moral, social

    y poltica. Adems, no es ste un proceso de perfeccionamiento gradual e infinito.21

    Al

    progresista aparece el fascismo como excepcin inexplicable. Desde el punto de vista de

    los vencidos, la norma es la opresin, el estado de excepcin permanente -de que el

    fascismo es una expresin radical- que el materialista ha de representar. Razn del

    triunfo de tales brbaros es la incomprensin del progresista socialdemcrata y

    estalinista, que ignora la relacin del fascismo con el progreso tecnocientfico, que ellos

    mismos comparten. Para derrotarlo, hay que deshacerse del concepto de progreso y abrir

    una lucha por el verdadero estado de excepcin, la abolicin de la dominacin,

    prefigurado en rebeliones y levantamientos que interrumpieron el continuum de la

    historia.22

    Es precisamente el objetivo revolucionario la interrupcin de este continuum

    histrico, radicalizado con el progreso tecnocientfico de que nace el fascismo, con la

    lucha por el verdadero estado de excepcin. Benjamin trata en Para una crtica de la

    violencia, como recoge Esposito, las relaciones de superposicin fuerza-derecho como

    modalidades de la violencia, que constituye desde fuera al derecho y lo acompaa desde

    dentro de la fuerza al poder y del poder a la fuerza, momento en que mantiene la

    violencia amenazante para subsistir en su legitimacin. El caso de excepcin se

    reproduce en cada caso al que se refiere la ley, que reconduce con violencia los

    momentos del desarrollo histrico a su estadio inicial23

    , reproduciendo el continuum de

    la historia e impidiendo el advenimiento del reino mesinico, el comunismo. El estado

    de excepcin es, pues, violencia estatal fundante de derecho, pero el verdadero estado

    de excepcin es, relacionado con la abolicin de la dominacin, la violencia mesinica

    de la destruccin de la ley y, as, del Estado y las clases sociales, aquella violencia que

    20

    Ibid., pp. 147-149 21

    Ibid., pp. 135-138 22

    Ibid., pp. 96-100 23Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires, Amorrortu, 2005

  • 13

    el materialista histrico ha de despertar con la imagen salvadora.

    En cuanto a la Tesis X, en que Benjamin hace referencias, segn Lwy, de

    carcter ms directo en trminos polticos, recomienda tomar distancia frente a la actua-

    lidad poltica y encontrar sus causas apartados de ilusiones y tentaciones, las doctrinas

    del progreso mentadas, para liberar a los hijos del siglo de los polticos -estalinistas

    que pactaron con Hitler disociando la realidad sovitica y la idea comunista-, de sus

    promesas de efecto paralizante. stas remiten a la fe ciega en el progreso y el partido,

    que, fetiche infalible y fin en s, es dirigido por un aparato burocrtico incontrolable.

    Ensimismados con la acumulacin cuantitativa en un movimiento de progreso lineal,

    irresistible y automtico de progreso, estos polticos fueron derrotados por el

    nazismo.24

    Es esta una crtica de profundidad y largo alcance histrico, y hasta el

    presente resuena. Sealar aqu el carcter anarquista de la misma. El Estado moderno es

    una institucin de gran extensin dedicada, y de forma cada vez ms exclusiva dada su

    estructura y la presin de los poderes fcticos, sobre todo los medios de comunicacin y

    las lites econmicas, el capital transnacional, a la administracin y gestin, con la

    inmensa produccin trabas a la accin directa y la progresivamente exponencial

    burocratizacin que esto supone. La abstraccin de lo econmico le es de hecho

    funcional al establishment, pues de ella se sirven para trazar las lneas rojas en materia

    de guerra de posiciones en democracia, sealando el centro y los extremos, que quedan

    a los mrgenes. Esta demarcacin seala reas de seguridad y peligro, estabilidad o, en

    caso de necesitar apuntalar el sistema, cambio sensato. En este complejo cruce de

    caminos, muy superficialmente descrito, se encuentran los nuevos partidos en Espaa,

    que, con origen en los movimientos, no tienen otra que limar sus asperezas, recortar en

    radicalismo. Benjamin, y su filosofa de la historia en torno a la imagen salvadora, su

    constelacin y dilogo entre tiempos, lucha por una salida con respecto al continuum,

    cuya corriente, se siga con buena intencin o no, debilita la fuerza revolucionaria, la

    posibilidad del advenimiento del reino mesinico, llama a la fuerza mesinica en el

    tiempo-ahora, una explosin interruptora y destructora que pase por encima y

    destruya leyes y normas all donde impidan la avalancha del ajusticiamiento, la

    inundacin violenta de una violencia revolucionaria, mesinica, sorda al opresor y su

    moralismo jurdico-liberal, adems de a cualquier promesa ilusoria y paralizante,

    tranquilizadora. El momento es ya.

    24

    Ibid., pp. 110-115

  • 14

    3. Algunas conclusiones

    La tempestad, el Progreso responsable de la catstrofe sin tregua y la acumulacin de

    ruinas, sopla desde el Paraso expulsando del Edn al ser humano. En las antpodas, el

    Infierno, modernidad y condena a la eterna repeticin de lo mismo en una sociedad

    industrial dominada por la mercanca disfrazada de novedad y moda. El ngel de la

    Historia, ante la imagen de las ruinas, es arrastrado sin posibilidad de reparar el dao.

    La interrupcin de la tempestad y la redencin vendrn de mano de la revolucin

    mesinica, evitadas las trampas de la ideologa progresista. Entonces, se realizar el

    comunismo futuro, retorno al primitivo en sentido dialctico: la historia universal,

    fundada sobre la rememoracin de toda vctima.25

    Esta es, la IX, la tesis ms famosa, y

    en ella introduce gran cantidad de figuras literarias a explotar. Como seala Lwy,

    resume en gran medida el documento. Mesianismo y revolucin, redencin,

    rememoracin y reparacin, progreso y catstrofe, comunismo futuro y originario. Sita

    a las filosofas del progreso como partcipes de una coyuntura insalvable de impotencia

    y dolor ante la visin, de aquel oprimido que observa la historia en sentido

    benjaminiano, de una catstrofe cada vez ms radical, pronta al infierno. El ttulo de la

    obra de Lwy, Aviso de incendio, no podra ser mejor para explicitar el intento

    desesperado del visionario y desgraciado Walter Benjamin. Interesante es, por otro lado,

    el apunte del francs sobre sobre la moda, que a da de hoy invade la vida y multiplica

    las formas de vida para reducirlas a la diferencia indiferenciada con la mediocridad

    decadente como mxima altura. Remitir aqu a El Imperio de lo efmero de Gilles

    Lipovetsky, que trata de recoger, tras un anlisis histrico y sociolgico, las

    potencialidades de esta situacin, siendo, en mi opinin, este tema ineludible para la

    izquierda occidental, que por lo general lo ha despreciado. Walter Benjamin recogi

    precisamente el potencial de la reproductibilidad de la obra de arte, que Adorno,

    encerrado en el pensamiento funcionalista, no supo ver. La obra de Lipovetsky, como

    hiciera Benjamin, apunta a una apertura de miras que podra ventilar el pestoso zulo en

    que los partidos de izquierdas se encuentran, pagados de s.

    25

    Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica, 2012, pp. 100-110

  • 15

    Bibliografa

    Tesis de filosofa de la historia, W. Benjamin en Discursos Interrumpidos I, Madrid,

    Taurus, 1973

    Walter Benjamin: Aviso De Incendio, Lwy, Fondo De Cultura Econmica

    Immunitas: proteccin y negacin de la vida., Roberto Esposito 1 ed., Buenos Aires,

    Amorrortu, 2005

    El Catoplebas, http://nodulo.org/ec/2008/n076p02.htm

    Progrs et catastrophe. La conception de lhistoire de Walter Benjamin, de Michael

    Lwy en la revista Historein: Vol 4 (2003): Public Histories