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Cuadernos de Lingüística del I. U. I. Ortega y Gasset 2007, vol. 14, pp. 51-72 51 © 2007 IUIOG, Irene Gil, Héctor Fernández, Raquel González Sobre las categorías nulas en la frase nominal * MARTA LUJÁN Resumen Los elementos vacíos que se asumen para explicar varios significados del SD son superfluos si se equipara D(eterminante) y PRON(ombre) (Bello 1970, Abney 1987). En este trabajo se desarrolla un análisis que unifica la función anafórica del D transitivo e intransitivo ampliando la noción de correferencia, entendida como inclusión de clase, frente a la referencia disjunta, ambas relaciones definidas en los términos de la teoría de conjuntos. Los Ds se analizan como ligaturas discursivas que indican el modo en que se correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales en la oración y el discurso. La flexión de Caso y demás rasgos formales de concordancia contribuyen con la función relacional del D, la cual es en última instancia un mero cómputo de la referencia nominal. Este se funda en el significado y forma del D correlacionado, de su complemento y flexión concordante, por lo que es innecesario invocar principios de (anti)correferencia, como los de Binding. Varias consecuencias empíricas se siguen, entre ellas, la unificación y ampliación del área de los fenómenos anafóricos y el análisis de los sintagmas considerados elípticos como simples sintagmas anafóricos. Abstract The null categories that are generally assumed to explain several meanings of DP are superfluous if D(eterminer) is equated with Pronoun (Bello 1970, Abney 1987). An analysis is put forth which unifies the anaphoric function of the transitive and intransitive D, while it broadens the coreference notion, seen as class inclusion, opposite to anti-coreference, both relations defined in set-theoretic terms. Ds are analyzed as discourse linking functions that indicate the way in which nominal arguments are referentially correlated with one another in the clause and in discourse. Case inflections and other formal features contribute in the relational function of Ds, which is merely a computation of nominal reference. This is mainly based in the form and meaning of the D, its complement and agreement inflection, all of which render unnecessary the specialized Binding principles. Some empirical consequences that follow are the unification of a broader area of anaphoric phenomena, and an analysis as anaphoric for DPs that are generally considered elliptical. 1. Introducción Se han propuesto diversos tipos de categorías virtuales para dar cuenta de las lecturas cuantitativa y/o anafórica de la frase nominal en ciertos contextos. Existen propuestas sobre un núcleo cuantificador (Q) virtual con o sin D(eterminante), como se representa en (1a), 1 un núcleo pronominal nulo, como se muestra en (1b), y más recientemente, un N(ombre) tácito complemento del núcleo D, como en (1c): 2 * Una versión abreviada del presente artículo fue presentada en la SEL-36 reunida en Madrid, Diciembre 2006. Agradezco a la Comisión Directiva de la Sociedad Española de Lingüística por brindarme la oportunidad de presentarlo en su foro. Agradezco a Claudia Parodi sus valiosas sugerencias y su generoso apoyo en la redacción. También doy gracias a Sandra Alexandrino, por su asistencia técnica en la presentación oral y a Marcos Maldonado por su atenta lectura del manuscrito. 1 Véase Contreras (1996); Plann (1984). 2 Por ejemplo, Brucart (1987, 1999), Eguren (1989), Bernstein (1993), Raposo (1998), Parodi (1994), Sleeman (1996), Uriagereka (1995) asumen un N or pro nulo en la estructura de DP con Adjetivo ‘nominalizado’ en las

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Cuadernos de Lingüística del I. U. I. Ortega y Gasset 2007, vol. 14, pp. 51-72 51 © 2007 IUIOG, Irene Gil, Héctor Fernández, Raquel González

Sobre las categorías nulas en la frase nominal*

MARTA LUJÁN Resumen

Los elementos vacíos que se asumen para explicar varios significados del SD son superfluos si se equipara D(eterminante) y PRON(ombre) (Bello 1970, Abney 1987). En este trabajo se desarrolla un análisis que unifica la función anafórica del D transitivo e intransitivo ampliando la noción de correferencia, entendida como inclusión de clase, frente a la referencia disjunta, ambas relaciones definidas en los términos de la teoría de conjuntos. Los Ds se analizan como ligaturas discursivas que indican el modo en que se correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales en la oración y el discurso. La flexión de Caso y demás rasgos formales de concordancia contribuyen con la función relacional del D, la cual es en última instancia un mero cómputo de la referencia nominal. Este se funda en el significado y forma del D correlacionado, de su complemento y flexión concordante, por lo que es innecesario invocar principios de (anti)correferencia, como los de Binding. Varias consecuencias empíricas se siguen, entre ellas, la unificación y ampliación del área de los fenómenos anafóricos y el análisis de los sintagmas considerados elípticos como simples sintagmas anafóricos. Abstract

The null categories that are generally assumed to explain several meanings of DP are superfluous if D(eterminer) is equated with Pronoun (Bello 1970, Abney 1987). An analysis is put forth which unifies the anaphoric function of the transitive and intransitive D, while it broadens the coreference notion, seen as class inclusion, opposite to anti-coreference, both relations defined in set-theoretic terms. Ds are analyzed as discourse linking functions that indicate the way in which nominal arguments are referentially correlated with one another in the clause and in discourse. Case inflections and other formal features contribute in the relational function of Ds, which is merely a computation of nominal reference. This is mainly based in the form and meaning of the D, its complement and agreement inflection, all of which render unnecessary the specialized Binding principles. Some empirical consequences that follow are the unification of a broader area of anaphoric phenomena, and an analysis as anaphoric for DPs that are generally considered elliptical. 1. Introducción

Se han propuesto diversos tipos de categorías virtuales para dar cuenta de las lecturas cuantitativa y/o anafórica de la frase nominal en ciertos contextos. Existen propuestas sobre un núcleo cuantificador (Q) virtual con o sin D(eterminante), como se representa en (1a),1 un núcleo pronominal nulo, como se muestra en (1b), y más recientemente, un N(ombre) tácito complemento del núcleo D, como en (1c):2

* Una versión abreviada del presente artículo fue presentada en la SEL-36 reunida en Madrid, Diciembre 2006.

Agradezco a la Comisión Directiva de la Sociedad Española de Lingüística por brindarme la oportunidad de presentarlo en su foro. Agradezco a Claudia Parodi sus valiosas sugerencias y su generoso apoyo en la redacción. También doy gracias a Sandra Alexandrino, por su asistencia técnica en la presentación oral y a Marcos Maldonado por su atenta lectura del manuscrito.

1 Véase Contreras (1996); Plann (1984). 2 Por ejemplo, Brucart (1987, 1999), Eguren (1989), Bernstein (1993), Raposo (1998), Parodi (1994), Sleeman

(1996), Uriagereka (1995) asumen un N or pro nulo en la estructura de DP con Adjetivo ‘nominalizado’ en las

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(1) a. (D) - ØQ - SN b. D - proN

c. D - ØN - SAdj/ REL (Cláusula relativa)

Siguiendo las conclusiones de Bosque y Moreno (1990) para las construcciones con lo como frases de núcleo pronominal (hipótesis de Bello), doy argumentos contra las categorías virtuales que se suponen internas al sintagma nominal para dar cuenta de su interpretación. En su lugar, desarrollo un análisis alternativo que explica los hechos semánticos dentro del cuadro general de la referencia anafórica, sin apelar a categorías nulas especializadas. Tales elementos nulos son superfluos, si (i) se generaliza la idea de Bello sobre la común identidad de D y PRON(OMBRE) a toda especie de D, y (ii) se extiende la función anafórica reconocida en el Pron a todos los demás determinantes, ya sea que estén o no construídos con un complemento.

En trabajos anteriores he sostenido el análisis de Bello en su forma más fuerte o general, notable en dos aspectos importantes. Primero, el D con complemento, o sea, la frase nominal léxica, puede funcionar anafóricamente, al igual que el D escueto (o PRON). Segundo, la anaforicidad es atributo de todo tipo de determinante, incluso los D cuantificadores y/o indefinidos. Bajo estas premisas se puede explicar la interpretación contextual de los llamados ‘adjetivos sustantivados’ por la función anafórica del D, sin necesidad de recurrir a categorías virtuales, o elementos no pronunciados. Se sigue además que todo sintagma nominal es potencialmente anafórico. Por tanto, las frases de D+Adj (/SP/Cláusula Relativa) son anafóricas por su Determinante, no son frases elípticas, como generalmente se asume.

El análisis generalizado de la función anafórica del D lleva a una revisión de la tradicional relación de correferencia, hasta ahora sólo reconocida en el D pronombre y limitada a la identidad de individuos referentes. La caracterización que resulta es más amplia y se define por la relación de inclusión de clase, en contraposición a la obviación o referencia disjunta. La relación de correferencia y la referencia disjunta destacan la función puramente relacional del Determinante en el cómputo de la referencia de los argumentos nominales en la oración y en el discurso. La clase y la forma del D anafórico, la presencia y tipo de su complemento, evaluados en relación con la clase y forma del D en el sintagma antecedente y su complemento, entran en el cálculo de la correferencia y la obviación (o anti-correferencia) de los argumentos nominales en la cláusula y en el discurso.

Dos consecuencias importantes de la nueva perspectiva se siguen. Primero, el más simple sintagma de sustantivo común es un término descriptivo sin referencia propia o independiente, más que como un constituyente en una oración o unidad de discurso. Segundo, si el cálculo de la referencia de los argumentos nominales se lleva a cabo según propongo, la existencia de principios específicos que estipulen la anticorreferencia, como los principios B y C de la teoría de Ligamiento (o Binding) se vuelve innecesaria.

2. La hipótesis del SD

En los estudios de gramática generativa, el análisis de la estructura nominal según la hipótesis del Sintagma Determinante (SD) se encuentra establecido desde hace casi dos décadas, a partir de la tesis doctoral de Abney (1987). La hipótesis significó extender la noción previamente establecida para la cláusula de que la categoría funcional encabeza todo sintagma. Bajo esta hipótesis el núcleo de la frase nominal es el D, no el sustantivo o N. Por tanto, la frase nominal es un SD.

Otras nociones anteriores dentro del mismo marco son consistentes y combinan bien con la hipótesis del SD. Entre ellas, ideas tempranas como el análisis de Postal (1969), que equipara el PRON con el D, y la hipótesis de Bach (1968) sobre la frase nominal, con el N y el Adj(etivo)

lenguas romances; Kester (1996) propone una noción similar para las lenguas germánicas. Más recientemente, Panagiotidis (2002, 2003a, 2003b) desarrolla la tesis de “empty nouns”.

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como Pred(icados). Estas hipótesis generativistas, si bien más generales y explícitamente formalizadas, son similares en esencia al análisis de Bello para la frase nominal de D+Adj (o cláusula relativa) en las que identifica el D definido con el PRON personal, y lo considera núcleo del sintagma.3 En Luján (1999, 2001, 2004a, 2004b) desarrollo una versión generalizada del análisis de Bello, e intento investigar la naturaleza pronominal y función del Determinante a la luz de la hipótesis del SD.

No obstante, a pesar del avance aportado por la hipótesis del SD, la mayoría de los análisis estructurales que actualmente circulan para dar cuenta de la forma y significados del SD, tanto en las lenguas romances como en las germánicas, paradójicamente ignoran y dejan de lado el carácter pronominal del Determinante, aspecto que es en cambio enfatizado por Bello en su propia propuesta. Pues en estas hipótesis modernas el determinante carece de función denotativa y no pasa de ser una forma meramente portadora de los rasgos típicos de concordancia.

3. Categorías nulas postuladas

Al examinar las propuestas más recientes sobre la estructura de la frase nominal con lectura cuantificada y la del llamado Adj ‘sustantivado’ se observa de inmediato que difieren poco o nada de propuestas que ya circulaban antes de la aparición de la hipótesis del SD, o sea, cuando se analizaba la frase nominal bajo la noción del N como núcleo del sintagma. Por ejemplo, Contreras (1986) y Plann (1984) postulaban una estructura de SN con un núcleo cuantificador (Q) no pronunciado, como se representa en los sintagmas (dados en cursiva) de los ejemplos en (2)-(3), respectivamente:

(2) a. Quiero ØQ café.4 b. Faltan ØQ libros. c. Siempre veo ØQ gente cruzar la calle sin cuidado.

(3) a. Tendrías que ver los ØQ novios que ha tenido Raquel.5 b. Me asombro de los ØQ libros que leyeron. c. No sabía los ØQ problemas que le había ocasionado a su mujer.

Mientras que Contreras le atribuye al cuantificador vacío de sus ejemplos en (2) el significado de cantidad indeterminada, semejante al cuantificador algo, Plann equipara el elemento virtual de sus ejemplos en (3) con el cuantificador muchos. Estas propuestas, que anteceden a la hipótesis de SD, se formulan en base a la tradicional estructura del SN de núcleo N.6

Posteriormente, aparecen otras categorías vacías, como proN y ØN, representadas en los ejemplos de (4), que provienen de diferentes estudios que se enmarcan tanto bajo la estructura de SN como de SD:

(4) a. El atleta de Israel superó al ØN de Gran Bretaña. (SN, Brucart 1987) b. El ØN que perdió el tren llegó tarde. (SD, Eguren 1989) c. Prefiero dejar el proN fácil para mañana. (SD, Bernstein 1993)

Estas categorías N vacías nominales parten del análisis de Postal (1969) de los pronombres personales del inglés como formas del D definido. En base a la estructura de SN de núcleo N, Postal considera el pronombre personal como un D con complemento N vacío o ØN, como se muestra en (5a), y el artículo como un D con un complemento nominal, como se representa en (5b): 3 Véase Bello (1970): Cap. XIV: §273-277, y Nota V. 4 Ejemplos adaptados de Contreras (1986, 1996). 5 Estos ejemplos, adaptados de Plann (1984), son en realidad ambiguos; pueden referirse tanto a la cantidad,

cualidad o clase, y a los elementos individuales del conjunto, como se verá en §4. 6 Aunque Contreras (1996) reformula su análisis en base a la hipótesis del SD.

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(5) a. SN b. SN ei ei D N’ D N’ | | | | we Ø we linguists

Con la aparición de la hipótesis del SD (Abney 1987), autores como Uriagereka (1995) y Raposo (1998), adoptan una versión modificada del análisis de Postal para los pronombres del español, con un presunto proN vacío como complemento del D léxico, como se representa en (6):7

(6) SD ei

D N’ | | ellos proØ

En estos análisis el Determinante es un elemento puramente funcional portador de los rasgos de Persona, Género y Número, mientras que el complemento vacío (ØN o proN) lleva la carga semántica, en forma de papel semántico o theta-rol proveniente del Verbo o Preposición con que el SD se combine. Además, el elemento nulo tiene la función de determinar la referencia del SD por correlacionarse con otro argumento nominal que concurre en el mismo dominio de cláusula.

Otro tratamiento común y no muy diferente del de las categorías vacías es el borrado o elipsis de un núcleo N o frase N+XP.8 Tanto la categoría (pro)nominal vacía como el borrado elíptico se asumen hoy por hoy para dar cuenta de la interpretación contextual de las frases de D+Adj (/SP/REL) en las lenguas romances y germánicas. Obviamente, estos análisis no difieren de los que precedieron a la hipótesis del SD. O sea, parece ser que (al menos) con respecto al Adj (/SP/REL) nominalizado, el cambio de perspectiva acerca de la categoría que encabeza al sintagma (D vs. N) no ha hecho ninguna diferencia. En ambas alternativas se asume que este tipo de frase contiene una categoría N no pronunciada, elidida o que debe reconstruirse, de la cual depende el significado adicional subentendido en el SD.

Sin embargo, hay una tercera posible estructura para los Determinantes PRON; ésta es la hipótesis inicial de Abney (1987), que no involucra ninguna categoría nula o vacía. A saber, el D construido con un complemento nominal es el artículo, mientras que el D sin complemento es el PRON. Es decir, el D intransitivo es un pronombre, según se representa en (7a), a la par del D transitivo o artículo, como en (b):9

(7) a. SD b. SD | ei D D SN | | | ellos los niños

Esta idea coincide con la de Bello, es la que adopta Radford (1997) para los pronombres del inglés, y es la misma que he sostenido en estudios anteriores para dar cuenta de varias lecturas, tanto anafóricas como no anafóricas, incluso la lectura genérica, de la frase nominal.10 Esta

7 Mediante este análisis dan cuenta de la enclisis pronominal en romance asumiendo el movimiento nuclear de D. 8 Panagiotidis (2003a, 2003b) presenta argumentos contra las categorías virtuales o elípticas, y contra la noción del

D intransitivo (2002), a la vez que desarrolla una teoría de N vacíos para el PRON personal con una estructura de D-Número-eN, donde la categoría virtual eN tiene su contrapartida en el pronombre léxico one, visto como un N carente de contenido descriptivo. Una nueva propuesta para el español hace Llombart-Huesca (2002, 2003).

9 Estas ideas eran familiares en las gramáticas clásicas y tradicionales, véanse Jespersen (1924), Sánchez de las Brozas, 1587 (En Riveras-Cárdenas, ed., 1976).

10 Véase Luján (2004a, 2004b).

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variedad de interpretaciones del SD derivan puramente del núcleo funcional D, que, siguiendo a Bello, considero como un elemento esencialmente pronominal, esté o no construido con un complemento. 4. El determinante como pronombre

En un interesante estudio, Bosque y Moreno (1990) analizan las frases del neutro lo+Adj y sus denotaciones bajo la hipótesis de Bello, y proponen una estructura de SPRON, de núcleo PRON para la frase nominal. A diferencia de los estudios que solo enfocan la interpretación cuantificada del SD, Bosque y Moreno presentan una visión más amplia del significado de estas frases, a partir de los posibles significados de los sintagmas con lo, que clasifican del siguiente modo:

(8) a. Lo individuativo (entidades) b. Lo cualitativo (propiedades) c. Lo cuantitativo (cantidades)

Según Bosque y Moreno, el pronombre neutro, como otras formas del PRON de 3ª persona, funciona como las variables en el cálculo de predicados. Las denotaciones indicadas más arriba dependen del rango que pueda tener la variable, según el predicado complemento que modifica al Determinante, a saber, un conjunto de entidades, un conjunto de propiedades o un conjunto de cantidades. Estas posibilidades denotativas del lo producen la ambigüedad de ejemplos como el siguiente:

(9) ¿Puedes imaginar lo que nos contaron? a. las cosas (x1, x2,.., xn) que nos contaron b. la clase de cosas que nos contaron c. la cantidad de cosas que nos contaron

Conforme con el análisis de Bosque y Moreno, he defendido en un trabajo anterior (Luján 2001) que las demás formas del D, incluso cuando su complemento es un N común, también dan lugar a la misma gama de significados. Esto puede verse en los ejemplos dados en (10)-(11), que contienen sintagmas de N común, en plural y en singular para mostrar que el Número del SD no incide en sus posibles interpretaciones.11

(10) Ya he notado los libros que lees. a. los libros (x1, x2,.., xn) que lees b. la clase de libros que lees c. la cantidad de libros que lees

(11) la dificultad que han encontrado a. la dificultad de … que han encontrado b. la clase de dificultad que han encontrado c. la intensidad o el grado de dificultad que han encontrado

Bosque y Moreno no recurren a ninguna categoría nula para explicar la varias denotaciones de las frases con lo, sino que las derivan de su naturaleza pronominal, como variante átona de ello y como núcleo de la estructura de SPRON que postulan para la frase nominal. Este sintagma se compone simplemente de PRON+Complemento, que puede ser un SAdj, un SP, o una cláusula relativa (REL). Además, estos autores sugieren extender el análisis a los demás sintagmas encabezados por D definido, incluso los de N común (vg. los libros, las niñas, etc.), ya que 11 La ambigüedad de estos ejemplos es similar a la de los ejemplos de Plann (1984) antes citados en (3).

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consideran que el predicado atributo SN, al igual que un SAdj, SP o una cláusula relativa, funciona como un modificador que restringe el rango de la variable designada por el D-PRON, núcleo del sintagma.12

Concurro básicamente con la perspectiva elaborada por Bosque y Moreno, sólo que llamo a la frase nominal SD y a su núcleo D, sea artículo o pronombre, siguiendo el uso y rationale de Abney (1987), de que el artículo es el D modificado o D transitivo, y el pronombre es el D sin complemento o D intransitivo. El valioso aporte de Bosque y Moreno, además de elucidar los significados de la frase nominal, destaca la naturaleza pronominal del D, núcleo funcional del sintagma.13 Esto es sumamente útil y relevante, pues una vez identificado el D con el Pron (la hipótesis de Bello) se facilita plantear la cuestión de si el D transitivo o artículo (i. e. el D seguido de complemento) mantiene la función anafórica típica del D intransitivo o pronombre. Esta cuestión no ha sido debidamente investigada, ni siquiera planteada, que yo sepa, en el contexto de la hipótesis del SD, fuera de mis propios escritos. En ellos he formulado una versión generalizada del análisis estructural de Bello para explicar la interpretación contextual de las frases de D+Adj.

Si el D-PRON en todas sus formas funciona como una variable, esta característica debe tener su correlato en una representación estructural adecuada del SD. Dado que en el marco de la gramática generativa la copia (o huella) que resulta del movimiento de un elemento estructural corresponde a una variable, será natural suponer que la interpretación del SD en los ejemplos considerados se basa en que el Determinante modificado debe integrar una estructura de ‘operador-variable’ como resultado de su desplazamiento sintáctico. En trabajos anteriores he presentado argumentos de que la estructura del SD definido no contiene ninguna otra categoría u operador virtual fuera de la copia (o huella) del D-PRON.14 La especificidad, la anaforicidad, la genericidad y demás características de la significación del SD provienen del mismo Determinante en su carácter de operador y en combinación con los diferentes predicados nominales que lo complementan.15

5. Anaforicidad del Determinante

El análisis del pronombre como D intransitivo lleva naturalmente a la siguiente cuestión: si el D intransitivo determina su referencia por correlacionarse con un antecedente contextual, hay que preguntarse si el D transitivo tiene esta misma capacidad anafórica. La hipótesis nula indica una respuesta afirmativa, y hay buenas razones empíricas que prestan apoyo a tal respuesta.16

5.1. El Determinante definido

Dado que en español el D puede construirse directamente con un N, Adj o cláusula REL, si el Determinante mantiene la función anafórica de su uso intransitivo, pueden explicarse bajo el mismo rótulo su capacidad de relacionarse por identidad de referencia con un SD antecedente 12 Esta caracterización estructural, según Bosque y Moreno, permite “reducir la llamada determinación a un proceso

de precisión de la referencia que consiste esencialmente en restringir el rango de una variable categorizada”, lo cual a su vez “ayuda a comprender la naturaleza deíctica del artículo, la tradicional analogía entre artículo y pronombre, e incluso la evolución diacrónica del primero a partir del segundo”.

13 Véase además Lázaro Carreter (1980) y Bosque (1989). 14 En Luján (2000, 2001, 2004a) desarrollo las siguientes derivaciones del SD a partir de las estructuras de Holmberg

(1993) y Campbell (1996), aunque sin los operadores virtuales que estos autores asumen: (i) a [SD D [CM ellas pequeñas ]] (CM: cláusula mínima) b. [SD ellasQu [CM tQu pequeñas ]] las pequeñas (ii) a. [SD elloQu [SC tQu que tú sabes tQu ]] lo que tú sabes b. [SD ellosQu [SC tQu que tenemos tQu ]] los que tenemos 15 Véase Luján (2004a, 2004b). 16 Véase Luján (1999, 2000, 2001).

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en su contexto oracional o discursivo. Son bien conocidos los usos anafóricos del SD de N común, como en los ejemplos siguientes:

(12) a. Hay un libro que debes leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. b. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente.

La típica anaforicidad del SD definido se explica si el Determinante modificado mantiene la capacidad de correferencia del Determinante escueto. Innumerables ejemplos atestiguan este uso anafórico universal del D definido.17 En los ejemplos de (12a)-(12b) los predicados nominales libro y mujeres, que modifican al D definido en los sintagmas anafóricos (dados en negrillas), le permiten al Determinante el/las seleccionar el mismo referente que el de sus antecedentes, un libro y unas mujeres, respectivamente, ya que contienen un N común idéntico al complemento en el sintagma antecedente.

De un modo similar se explican otros usos referenciales anafóricos del D definido, los cuales pueden interpretarse unívocamente en función del contexto discursivo, como en los siguientes datos:18

(13) a. Cuando se lo digas a Susie, es probable que la pobre no te lo crea. b. Trajeron a Paquito dormido, pues el niño había correteado todo el día. c. Es una reseña de Chomsky en la cual el lingüista analiza el discurso político. d. La casa es cómoda, pero los cuartos tienen ventanas pequeñas.

Estos ejemplos se asemejan a los anteriores en que el D definido del SD anafórico selecciona un referente que es fácilmente desentrañable de un SD previamente dado o que es deducible o se integra con el mismo en un contexto de discurso. De este modo, en (13a) el adjetivo pobre funciona como modificador no restrictivo del determinante la, el cual selecciona a Susie como su referente. De igual modo funciona el niño en (13b) en relación con el posible antecedente Paquito, y en (13c) el lingüista respecto de su antecedente, Chomsky. En cambio, en (13d) el determinante los denota los cuartos que debe tener la casa previamente mencionada.

Otro uso anafórico, que es muy típico en las lenguas con formas diferenciadas de Género y Número para el Determinante, se da con la frase compuesta de D+Adj (el adjetivo sustantivado de la gramática tradicional). Tal sintagma anafórico envuelve la correferencia por identidad de clase, pero no de individuos referentes. Esto puede verse en el ejemplo dado en (14), donde el SD destacado en negrillas tiene una lectura ligada o anafórica y otra libre o deíctica, según se indica mediante las paráfrasis que acompañan al ejemplo:

(14) Es evidente que este libro contradice al vecino. a. Es evidente que este libro contradice al libro vecino. b. Es evidente que este libro contradice al hombre vecino.

Siguiendo la tesis de Bello, considero que en este ejemplo, el uso anafórico de el vecino, como se muestra en la paráfrasis dada en (a), es pura función del Determinante, que aunque modificado no pierde su carácter de pronombre. Corrobora la tesis el hecho de que, al igual que el PRON (o D escueto), el Determinante el en el sintagma el vecino también puede interpretarse como un pronombre no ligado o libre, sin relación al antecedente este libro, con la lectura obviativa indicada en (b). La ambigüedad por tanto se sigue de la naturaleza pronominal del determinante el.

Véase que la correferencia en el ejemplo en (14) se basa en la identidad de clase, no la de individuos referentes. Esto se debe a que el Determinante el puede seleccionar la misma clase (libro) que la del término antecedente (este libro), pero no el mismo referente individual. Esto se debe a que el predicado vecino que modifica al Determinante anafórico agrega una restricción adicional a la clase denotada, de lo que resulta que los individuos referentes denotados no 17 Véase Enç (1991), Holmberg (1993), Campbell (1996), y Leonetti (1999), entre otros. 18 Garrido (1991) y Leonetti (1999) dan numerosos ejemplos de estos usos.

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pueden estar en el mismo subconjunto. Por tanto, las frases nominales que en el ejemplo de (14) se correlacionan sólo por identidad de clase designan dos entidades distintas de ‘libros’.

En general, las frases de D+Adj(/SP/REL) tienen una lectura de correferencia de clase. Típicamente, se contraponen a su antecedente en que seleccionan un referente individual distinto pero de la misma clase general que la del sintagma antecedente. Veremos que este hecho obliga a adoptar una perspectiva más amplia de la relación de correferencia, como se verá en detalle en la sección §6.2.

La interpretación del Determinante definido modificado por una cláusula REL es semejante a la interpretación que resulta cuando el modificador es un Adj, como puede comprobarse en los siguientes ejemplos:

(15) El sombrero que llevas tiene la misma forma que el que me regalaron.

(16) Los que no moderan sus pasiones son arrastrados a lamentables precipicios.

Obsérvese que la interpretación ligada del Determinante el por correferencia de clase resulta en el ejemplo (15), que contiene un posible antecedente del cual este Determinante selecciona la clase sombrero. En cambio, el Determinante los en el conocido ejemplo de Bello (1970: §324), dado en (16), se interpreta como un pronombre libre o deíctico (no correlacionado con un antecedente), que sólo está restringido por la denotación de la cláusula restrictiva que lo modifica, en base a cuyo predicado selecciona la clase genérica hombres o individuos humanos.

5.2. Los Determinantes cuantificadores

Ahora bien, si el Determinante transitivo definido es anafórico, o sea, preserva la función anafórica del D escueto o intransitivo, cabe plantearse una segunda cuestión. Esto es, si la función pronominal (o capacidad de ligamiento) es exclusiva del Determinante definido, o si, por el contrario, es función general de la categoría D, y es por tanto compartida por el Determinante indefinido y los determinantes cuantificadores. La hipótesis nula nuevamente sugiere una respuesta afirmativa a favor de que la capacidad anafórica es función de todo elemento de categoría D.

Puede observarse que si generalizamos la capacidad de ligamiento por correferencia de clase al Determinante indefinido y los determinantes cuantificadores, podemos explicar como fenómenos de común esencia anafórica, todos los casos similares a los ejemplos en:

(17) a. Llevaba una blusa roja y su hermana también vestía una. b. Como ya tienes dos lápices rojos, te daremos uno azul. c. Muchos estudiantes votaron a favor. Unos pocos votaron en contra. d. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. e. Se corrigieron los exámenes. Todos resultaron satisfactorios.

En los ejemplos de (17) los sintagmas indefinidos o cuantificados dados en negrilla tienen una interpretación específica de clase que depende de la clase denotada por el antecedente contextual que aparece en cursiva en cada caso. Por tanto, una en (17a) denota una blusa roja, uno azul en (17b) se refiere a un lápiz azul, y unos pocos en (17c) a unos pocos estudiantes. Es obvio que en estos ejemplos no se establece una correferencia de individuos referentes, sino solamente de clase. En cambio, los cuantificadores de los ejemplos restantes denotan subconjuntos que se encuentran incluídos en los de cada antecedente, por tanto envuelven la correferencia de clase así como la de individuos. Por tanto, algunos en (17d) se refiere a algunos profesores de los previamente mencionados (i. e. un subconjunto), y todos en (17e) denota todos los exámenes que se corrigieron, o sea una clase co-extensiva con la denotada por el antecedente.

Los ejemplos de este tipo son tratados en la literatura de nuestros días como fenómenos de elipsis, con estructuras que requieren un borrado de los elementos que se encuentran repetidos,

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o la asunción de categorías virtuales para representar elementos subentendidos en la interpretación contextual del SD. Tales alternativas no se diferencian en su esencia, y es obvio que las mismas obligan a distinguir como fenómenos no relacionados la correferencia pronominal y los casos considerados como sintagmas elípticos, como también los usos anafóricos comunes y universales del SD definido de N común de la sección §5.1. En cambio, bajo la perspectiva basada en la naturaleza pronominal del Determinante, esté o no modificado, se hace posible no solo ampliar el área de los fenómenos de anaforicidad incluyendo todos los casos previamente observados, sino que permite además entender con mayor precisión la naturaleza misma de la correferencia.

La fragmentación de los fenómenos interpretativos por correlación de referencia con un antecedente que se deriva en los análisis que apelan a elementos nulos o procesos elípticos es una consecuencia que resulta extraña e insostenible, visto el cambio de perspectiva estructural impuesto por la hipótesis del SD en el marco de la gramática generativa. Pues esta hipótesis, al implicar la equiparación del pronombre con el Determinante, —en efecto, la unificación de estas categorías—, obliga a priori a un nuevo planteamiento de la función anafórica del Determinante, cosa que además se sigue ipso facto de un somero examen de los principios de Ligamiento (o Binding), el módulo de la gramática que regula la referencia de los sintagmas nominales. Esto es básicamente lo que he explorado en varios artículos anteriores, y lo que procedo a exponer en lo que sigue.

6. Nueva perspectiva de la relación anafórica

6.1. La teoría de Ligamiento (o ‘Binding’)

Los principios de Ligamiento (Binding) restringen la referencia de los argumentos nominales, según sean estos (a) anáforas (reflexivos o recíprocos), (b) pronombres, y (c) expresiones referenciales (R-expressions: nombres propios o frases de D más N común). Según el principio A, una anáfora debe construirse con un antecedente en su dominio local. En cambio, por el principio B, un pronombre no puede tener su antecedente en su dominio local, mientras que el principio C prohibe que una expresión-R tenga antecedente en cualquier dominio que la mande-c. Estos principios determinan la agramaticalidad de los ejemplos en (18) en la interpretación de correferencia según la coindización dada:19

(18) a. *Mi hermanai desea que sei observe. (Principio A) b. *Los muchachosj losj admiran. (Principio B) c. *Ellak dice que Anak es competente. (Principio C) d. *Raúlg dice que el hombreg es responsable. (Principio C)

En (18a) se infringe el principio A, pues el antecedente del reflexivo no se encuentra en su dominio local, i. e. la cláusula subordinada. (18b) contraviene al principio B, pues el antecedente del pronombre está en su dominio local, mientras que en (18c) y (18d) las expresiones-R Ana y el hombre, respectivamente, aparecen coindizadas con dos términos c-comandantes, en infracción del principio C.

Es obvio que los principios de Binding separan los reflexivos de los pronombres, y estos de los artículos. Tal estado de cosas es en principio incompatible con la unificación del PRON y el D en la hipótesis del SD. Además, la correferencia o coindización por los principios de Binding se refiere sólo a la identidad de individuos referentes. Esta limitación denotativa separa la correferencia pronominal de la correferencia denotada por las frases de D+Adj(/SP/REL), que se ligan a un antecedente por inclusión de clase, aunque denoten individuos diferentes. De igual

19 Para una versión explícita y actualizada de Binding, véase Chomsky (1995).

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modo se sitúa la correferencia de clase o de individuos denotada por los sintagmas anafóricos con D cuantificador vistos en §5.2.

Sin duda, la integración de todos los fenómenos de correlación anafórica, ya sea por identidad de clase o de individuos, o que involucre diferentes especies de D, parece intuitivamente más afín con la equiparación del D y el PRON, implicada en la hipótesis del SD. Es también consistente con la versión más fuerte y generalizada de la hipótesis de Bello que he defendido en otros escritos de que la función anafórica es atributo de todo D. Esta tesis fuerte encuentra amplio apoyo en el vocabulario y la distribución de los elementos D en el léxico de la lengua. Tal vocabulario muestra que cada Determinante puede darse solo (como los pronombres de la gramática tradicional), o acompañado de un complemento N léxico, para formar una frase nominal léxica (equivalente a las expresiones-R de Binding). (19) es una lista parcial:

(19) D escueto (=intransitivo) D modificado (=transitivo)

él el hombre uno un hombre alguno algún hombre ninguno ningún hombre varios varios hombres muchos muchos hombres tres tres hombres

6.2. ‘Pertenencia’ e ‘Inclusión’ en la correferencia

La correferencia expresada por el pronombre personal indica la identidad de individuos referentes. Un pronombre que se correlaciona con un antecedente contextual, por concordar en Persona, Género y Número, selecciona los mismos individuos referentes que los del antecedente, que puede ser uno, o más de uno, según su número. Esta idea simple de la denotación de la correferencia está implícita en los estudios de gramática tradicional, como también en la teoría de Binding de la gramática generativa.

Es obvio que la correferencia limitada a la identidad o ‘semejanza’ de individuos resulta estrecha e inadecuada para acomodar los sintagmas considerados en §5.2 que se correlacionan con un antecedente sólo en cuanto a clase. Para estos se necesita una noción de correferencia más amplia, como es la correferencia basada en la identidad de clase, que puede definirse muy naturalmente a partir de la relación de ‘pertenencia’, según los términos de la teoría de conjuntos.

Basándome en tal noción, propongo que el Determinante designa uno o más individuos o elementos que pertenecen a la clase denotada por el predicado nominal que lo complementa o, en su defecto, que complementa a un Determinante contextual concordante que se encuentra fuera de su complejo funcional mínimo (CFM). La opción por defecto claramente identifica la correferencia pronominal, o sea, la correlación de referencia del D intransitivo con un antecedente contextual. Esta relación se define del modo más económico, ya que se basa en la relación de pertenencia de individuos o entidades a una clase o conjunto, el mismo concepto que debe caracterizar el significado o denotación del D+Complemento. La concordancia (de Género, Número y Persona) simplemente facilita que un D intransitivo asuma su identidad de clase y/o de individuo(s) del complemento de otro Determinante que concurre en su contexto, aunque fuera de su CFM.

La correferencia del D intransitivo es la más simple, pero no la única instancia de relación anafórica. Pues la relación de pertenencia también se da entre clases o conjuntos y se denomina ‘inclusión’. En base a esta noción, se puede definir otras variedades de correlación que naturalmente se establecen entre los Determinantes transitivos, o sea, entre los sintagmas léxicos, dado que los predicados nominales en sus complementos designan clases o conjuntos de elementos/individuos. Las clases denotadas por los complementos de los Determinantes que concurren en una misma cláusula o unidad de discurso, se encuentran necesariamente en

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relación de inclusión, si comparten elementos, o de disjunción, si no comparten ningún elemento. Según la teoría de conjuntos, la inclusión comprende tanto la identidad (o co-extensión) de las clases, como la inclusión propia, por la cual al menos un individuo o elemento no pertenece a un subconjunto propiamente incluído en otro.20

Los sintagmas anafóricos en los datos previamente examinados en la sección §4 ilustran cada uno de los casos identificados de la correlación de referencia con un antecedente contextual según las nociones de pertenencia e inclusión. Por ejemplo, las instancias del D definido con un complemento idéntico al complemento en el sintagma antecedente en los ejemplos de (12), son casos de inclusión de clase, con coextensión de clase, y por ende, identidad de individuos. Repito en cada caso los ejemplos citados para conveniencia del lector:

(12’) a. Hay un libro que debes leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. b. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente.

En cambio, los ejemplos (14) y (15) con D+Adj(/SP/REL) observan la correlación de clase, o inclusión de clase, pero designan distintos individuos referentes, debido a la restricción adicional del complemento en los sintagmas anafóricos. Aquí la relación de correferencia se basa en la relación de inclusión propia. En los ejemplos citados el SD anafórico designa un subconjunto que excluye el elemento o entidad designada por el sintagma antecedente:

(14’) Es evidente que este libro contradice al vecino. (lectura ligada)

(15’) El sombrero que llevas tiene la misma forma que el que me regalaron.

De igual modo se describe la correferencia en los ejemplos de (17a) y (17b), con la única diferencia de que el determinante anafórico un, por su significado y función, según veremos en la sección §7, aunque permite la correlación de correferencia por inclusión de clase, excluye la correferencia por identidad de individuos:

(17’) a. Llevaba una blusa roja y su hermana también vestía una. b. Como ya tienes dos lápices rojos, te daremos uno azul.

Por su parte, los ejemplos (17c), (17d) y (17e) con D cuantificador en los sintagmas anafóricos, se correlacionan por inclusión de clase, que, según el significado de cada D, puede ser inclusión propia, como en (17c) y (17d), o inclusión con coextensión de clase, como en (17e). Por consiguiente, estos sintagmas anafóricos denotan identidad de clase y, en (17e) también de individuos:

(17’) c. Muchos estudiantes votaron a favor. Unos pocos votaron en contra. d. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. e. Se corrigieron los exámenes. Todos resultaron satisfactorios.

Por otro lado, las frases anafóricas de D definido con complemento no restrictivo, como en (13a), (13b) y (13c), deben funcionar como el D intransitivo, o sea, asumen la referencia del antecedente; denotan por consiguiente la identidad de individuos:

(13’) a. Cuando se lo digas a Susie, es probable que la pobre no te lo crea. b. Trajeron a Paquito dormido, pues el niño había correteado todo el día. c. Es una reseña de Chomsky en la cual el lingüista analiza el discurso político.

Por su parte, los casos de disjunción se ilustran en la lectura deíctica de los ejemplos (14) y (16). Veremos otros casos de referencia disjunta en la sección §7, que se basan en la diferencia de los complementos que restringen al Determinante anafórico, como también en la clase de Determinante que encabeza al SD correlacionado:

(14’) Es evidente que este libro contradice al vecino. (lectura no ligada) 20 Véase Garrido (1994: 13-38) sobre estos conceptos de la teoría de conjuntos.

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(16’) Los que no moderan sus pasiones son arrastrados a lamentables precipicios. (Bello 1970)

En resumen, las nociones de pertenencia e inclusión de la teoría de conjuntos son suficientes para caracterizar semánticamente la versión alternativa de la correferencia y su contrapartida, la anti-correferencia, entre los sintagmas nominales, versión que es necesaria en la perspectiva más amplia de los fenómenos anafóricos. Ambas relaciones se definen puramente a partir de la forma y función del D correlacionado, más la clase y denotación de su complemento, si lo hubiere, y según como se comparen tales categorías con el D y complemento del SD que funciona como su antecedente, gracias a la concordancia de Persona, Género y Número con el D intransitivo, o solo la concordancia de Género con el D transitivo. Otros detalles relevantes adicionales sobre la función semántica de los diversos tipos de D, y la diferencia de concordancia se detallan en las secciones §7 y §8, que especifican respectivamente la función relacional discursiva del Determinante, y la función de la flexión morfológica en el cómputo de la referencia de los sintagmas nominales.

6.3. La relación de anti-correferencia

El módulo de Ligamiento (o Binding) tiene dos principios de referencia disjunta que restringen por separado la coindización del D intransitivo y el D transitivo. Así, los casos típicos de referencia disjunta, como en los ejemplos (20a, b), son caracterizados por los principios B y C, respectivamente:

(20) a. Los niños los vigilaban a ellos. los niños � ellos (Principio B) b. Los niños vigilaban a los niños. los niños � a los niños (Principio C)

En la perspectiva tradicional de Binding estos datos no se relacionan, pues los sintagmas pronominales y léxicos obedecen a principios diferentes. Por un lado, el principio B dicta que un pronombre, como ellos en (20a), sea “libre” en su dominio local, por lo que el SD sujeto los niños no puede ser su antecedente.21 Por otro lado, una condición diferente restringe la referencia de la expresión-R los niños en (20b). Por el principio C, tal término debe ser “libre”, no coindizado en ningún dominio de mando-c. Por tanto, los niños en (20b) no puede tener el mismo índice de referencia que el sintagma sujeto que lo manda-c.

Bajo la perspectiva generalizada del D transitivo, los datos de (20) deberían relacionarse por dos sencillas razones. La primera tiene que ver con el encuadre mismo de la estructura nominal de núcleo D, que equipara el PRON con el D. La segunda razón, que se desprende de tal encuadre, reside en que no debe asumirse ninguna diferencia esencial de función anafórica entre el D transitivo y el D intransitivo. Se plantea, entonces, cómo dar una explicación unitaria a los datos de referencia disjunta en (20), si se abandonan los principios B y C.22

No obstante, la morfología y la concordancia de Caso ofrecen una solución para alinear los dos casos de anti-correferencia ejemplificados en (20). A saber, cabe relacionar la restricción de cláusula mínima con la forma reflexiva vs. no reflexiva del D, haciendo que dicha restricción sea función de este contraste morfológico. Si se asume que solo el D reflexivo, como en (21b), puede tener un antecedente local, entonces, el D no reflexivo en (21a), que reproduce (20a), se excluye ipso facto de ligarse con un antecedente local:

(21) a. Los niños los vigilaban a ellos.

21 Conviene destacar que la restricción de cláusula del principio B es inconsistente con la correferencia de clase. Los

datos indican que no hay tal restricción de cláusula para la correferencia de clase. Véase, por ejemplo, que las frases de DET+Adj pueden tener su antecedente en el mismo dominio local, como se ilustra en:

(i) a. Esta escena precede a la anterior la = la escena b. Los tonos claros no van con los oscuros los = los tonos 22 La validez de estos principios ha sido fuertemente cuestionada por varios autores, entre ellos Burzio (1989, 1991).

Más recientemente, Hornstein (2006) presenta nuevos contraargumentos basados en los desarrollos metodológicos del Programa Minimalista de Chomsky (1995).

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b. Los niños se vigilaban a sí mismos.

Parece ser una condición privativa de los reflexivos de forma invariante coexistir con un antecedente en un dominio estrictamente local. Según esto, cabe suponer que la obviación del D coclausular resulta de restringir la correferencia local al D reflexivo.23 Esta noción sería natural y consistente no solo con la existencia del reflexivo (sí, se), que es una forma especializada no diferenciada en Género/Número/Caso, sino también con el contraste de Caso en los argumentos nominales. Obsérvese que ambos ejemplos canónicos de anti-correferencia en (20a)-(20b) se asocian al contraste Nominativo-Acusativo, indicado por las formas no reflexivas y diferenciadas en Género/Número (ellos, los) de los Determinantes en el complemento verbal, mientras que el ejemplo con el complemento reflexivo en (21b) solo muestra el Nominativo. La diferencia también se hace explícita en (21a)-(21b) mediante la flexión concordante (los, se), destacada en gruesillas, que corresponde al contraste de Acusativo vs. Reflexivo y las lecturas no reflexiva vs. reflexiva, respectivamente.

La correspondencia entre la morfología y los contrastes de Caso no puede ser un mero accidente en un sistema flexional que incluye un reflexivo de forma invariante en contraste con las formas diferenciadas no reflexivas. Por el contrario, cabe asociar el contraste explícito de los argumentos marcados Nominativo-Acusativo (o Dativo) en el CFM de cláusula con la lectura no reflexiva o disjunta, frente a la interpretación reflexiva, o de correferencia de la combinación Nominativo-Reflexivo.24 La misma razón puede dar cuenta de la relación de anti-correferencia del D con complemento de N común idéntico en (20b), repetido a continuación, que también se marca con Acusativo, contrastando con el argumento de Nominativo en el mismo CFM:

(20b’) Los niños vigilaban a los niños.

A pesar de que el SD objeto los niños tiene un complemento idéntico al del SD sujeto y concuerda con el mismo, no puede establecer correferencia porque su D no tiene la forma reflexiva, ni la concordancia con la forma se, para ligarse con un antecedente local. Obsérvese que los ejemplos con argumentos nominales idénticos en el mismo CFM son extraños aún cuando se los interprete con lectura obviativa.25 Veremos que este hecho es consistente con la función relacional del D, cuestión que se considera en la sección 7.1.

En conclusión, una misma razón responde por los dos casos de referencia disjunta de los sintagmas dados en gruesillas en (20). A saber, el D del SD complemento no tiene la forma reflexiva no diferenciada requerida para la correferencia local, sino se marca Acusativo, con morfología diferenciada que se asocia con la lectura no reflexiva y, por ende, la relación de anti-correferencia. De este modo, nuestra perspectiva también unifica los datos de la referencia disjunta, sea que involucren un D escueto idéntico, como en (20a), o un N común idéntico, como en (20b). En la sección 8 se trata más en detalle la propuesta acerca del papel que tienen la morfología y el Caso en el cómputo de la referencia nominal.

Otras instancias de SD de lectura ligada (correfencial) vs. obviativa se definen de una manera similar, esto es, en base a la forma (reflexiva vs. no reflexiva) y función del D, más el tipo de su complemento si lo tuviere, y de acuerdo a como se compare con el D y complemento de un antecedente potencial. Los casos adicionales que son relevantes a esta tesis general se discuten más adelante.

7. La coreferencia y la referencia disjunta

Hemos visto que la noción del D como pronombre implica una versión de la relación anafórica que, aunque aún restringida por la concordancia de Género, es más amplia que la correferencia entendida en los términos tradicionales. Siendo locus de la referencia del sintagma, los 23 Para un estudio detallado de los reflexivos, véase Reinhart y Reuland (1993). 24 Esto parece válido para las lenguas que utilizan una forma y flexión invariante de Reflexivo (vid. §8.2). 25 La anomalía debe atribuirse al uso inapropiado del D, más que a la repetición del N complemento (vid. §7.1).

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Determinantes deben verse como funciones ligatorias del discurso, pues ellos relacionan las denotaciones de los sintagmas nominales a sus correspondientes antecedentes en el dominio de discurso, por medio de la relación de pertenencia e inclusión de clase, como también por medio de la relación opuesta, la disjunción de clase u obviación. Esta función correlativa es específica del D en cualquiera de sus formas y clases, entre las cuales incluyo los cuantificadores.

7.1. Función relacional del Determinante

Tomando el D como una categoría denotativa con su significado propio, es natural relacionar su función discursiva con su esencia semántica. En los ejemplos (17) de la sección §5.2 hemos visto Determinantes anafóricos que son correferenciales con un antecedente contextual con el que comparten identidad de clase, con o sin identidad de individuos referentes. Independientemente de la presencia de un complemento, una distinción semántica se determina inicialmente por el significado de ‘demostrativo’ del D definido, como pronombre de 3ª. persona o demostrativo, en contraste con el significado de ‘enumerativo’ del D indefinido, equiparado con el pronombre uno.26

Según nuestra noción general de la correferencia, esta función pertenece al D, sin importar su clase, ya que el D individualiza los conceptos denotados por los predicados nominales y los hace argumentos de un predicado verbal, a la vez que los relaciona con otros argumentos contextuales. La relación ligatoria del D consiste en igualar o contrastar, según sea el caso, la identidad referencial de los argumentos nominales en un dominio dado de discurso. La función relacional del D se expresa como inclusión de clase o como disjunción de clase. La inclusión de clase a su vez comprende la identidad o semejanza de clase o de individuos, como en los ejemplos (12)-(13), y derivativamente, el contraste de subclase y/o de individuos, como en los ejemplos de las frases de D+Adj/REL en (14), (15) y (17) dados en la sección §5.

Según el tipo de D, un aspecto de la relación ligatoria en el discurso deriva de su naturaleza semántica. Como variante del pronombre personal, el D definido es una forma átona de demostrativo. Por tanto, tiene figurativamente la función demostrativa/ ostensiva de ‘indicar/señalar’ un antecedente previamente mencionado o establecido en el discurso, a semejanza de la forma tónica del D demostrativo, que generalmente se acompaña con gestos y sirve para indicar una entidad en el contexto de habla.

Por contraste, el D indefinido, identificado con el pronombre uno, pertenece a la clase de los numerales. Como tal, su función es ‘enumerar’ —como se hace con los elementos de una lista— los argumentos nominales que se introducen por primera vez en un dominio de discurso. Dado el contraste entre el D demostrativo y el D enumerativo, parece obvio que el D definido, además del D reflexivo, se especializa en la correferencia de individuos, como hemos visto en el ejemplo en (12), que contiene un SD anafórico definido de complemento idéntico al complemento del SD antecedente. Por su parte, el D indefinido es compatible sólo con la correferencia de clase, como en los ejemplos (17a, b), siendo intrínsecamente excluido de la correferencia de individuos. Por su función enumerativa, el SD anafórico de D indefinido introduce como ‘nuevo’ un individuo referente en un dominio de discurso. Por tanto, tal individuo/entidad puede ser de la misma clase o subconjunto que otro individuo referente establecido en el discurso, pero no puede ser idéntico a un individuo/entidad referente ya introducido en tal dominio discursivo.

Los funciones distintivas discursivas del D se designan como ‘demostrativa’ vs. ‘enumerativa’, correspondiendo con las dos clases de D, definido vs. indefinido. Las funciones ligatorias de discurso se indican y se ejemplifican, respectivamente, en (22)-(23):27

26 Esta noción procede de Perlmutter (1970); era también reconocida por los gramáticos tradicionales. 27 Estas ideas corresponden a las condiciones formuladas por Karttunen (1976) para el uso apropiado de los

sintagmas definidos e indefinidos. También son afines con las nociones desarrolladas por Heim (1982).

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(22) Función Demostrativa: a. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente. b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Unas mujeres discutían animadamente.

(23) Función Enumerativa: a. Unas mujeres esperaban en la sala. Un hombre las observaba.

b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Una/ Otra mujer las observaba.

Ahora bien, si se toma la función ligatoria de discurso como el valor por defecto del D, las diferencias de acceptabilidad de discurso para una mínima secuencia de oraciones dependen principalmente del tipo de D en los argumentos nominales relevantes, como se puede ver en los ejemplos dados. Así, en (22a) el D de función demostrativa (las) en el SD sujeto de la segunda oración relaciona el par de oraciones dadas en secuencia, ya que este D se complementa con el mismo predicado nominal (mujeres) que el del antecedente en la primera oración de la secuencia. Obsérvese que la correlación establecida resulta en la correferencia de individuos, al igual que la correferencia del D intransitivo; pues como en el caso del D intransitivo, la denotación de las clases designadas es coextensiva, o sea, incluye todos los individuos del conjunto denotado por el antecedente.

En cambio, en el mismo contexto el D unas de (22b) produce un discurso malformado, pues aún cuando este tipo de D puede ligarse por correferencia de clase, al tener el mismo complemento que el de su antecedente, no define un subconjunto. A menos que las subclases se indiquen o contrasten mediante un predicado nominal adicional, el D de función enumerativa debe explícitamente indicar con la forma especializada (otra), como en (23b), que un conjunto de individuos diferentes o nuevos se introduce en el discurso que es de la misma clase que un conjunto previamente mencionado. Esta necesidad no surge en (23a), donde un, modificado por hombre, introduce un nuevo SD de referencia disjunta en relación con el SD antecedente (unas mujeres).28

Puede notarse que con la ampliación de la noción de correferencia en la presente perspectiva se extiende también la noción de ‘antecedente’ más allá del uso tradicional de este término. Esto es fácil de ver en los minidiscursos bienformados dados en (22)-(23). En el ejemplo (22) un SD es el antecedente de un SD correferencial, mientras que en (23) el mismo SD funciona como antecedente de un SD de referencia disjunta. Es decir, ambas relaciones, igualdad o diferencia de referencia, necesitan dos miembros, uno de los cuales funciona como el antecedente. De este modo, tanto los D demostrativos como los D enumerativos son ligaturas discursivas, pues determinan cómo los sintagmas nominales se relacionan referencialmente, por correferencia o anti-correferencia, en modos que son pertinentes en una estructura discursiva.

La disjunción de clases se opone a la correferencia y puede relacionar dos o más sintagmas en un mismo dominio de discurso. Un sintagma que se evalúa como de ‘distinta’ referencia requiere un antecedente respecto del cual se diferencie. Así, puede observarse que hay oraciones que son ambiguas. Tal es el caso con las que contienen un SD con un Adj escueto, pues tal SD puede interpretarse correferencial o disjuntamente respecto de un SD contextual. Veamos el siguiente ejemplo ilustrativo:

(24) El libro francés desmiente al inglés. a. El libro francés desmiente al libro inglés. b. El libro francés desmiente al hombre inglés.

La lectura correfencial de el inglés, como en la paráfrasis dada en (a), envuelve la inclusión de clase en relación con su antecedente este libro. Por otro lado, la interpretación disjunta resulta

28 Naturalmente, la función ligatoria de discurso en (23a) se facilita también por el D las en el complemento de

observar, y en la secuencia apropiada de tiempos verbales asociados con los verbos de las oraciones dadas.

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de tomar el Determinante el como un pronombre libre o deíctico. Como tal se refiere a una persona, como en (b), si el complemento designa un atributo de persona.29

La disjunción referencial u obviación puede resultar, ya sea porque un SD está encabezado por un D enumerativo, o porque el complemento de un D demostrativo impone la denotación de una clase disjunta de elementos. Por tanto, un ejemplo como el de (25) no es ambiguo:

(25) Este libro desmiente al profesor.

En este ejemplo el SD el profesor tiene referencia disjunta del SD sujeto este libro, como se determina simplemente por el predicado nominal que modifica al D definido en el complemento directo del ejemplo dado. Este complemento denota una clase disjunta de la del SD sujeto. Con tal complemento el D definido no puede correlacionarse con ese sujeto, sino que debe entenderse de forma deíctica y/o disjunta.

El análisis se extiende a los Determinantes cuantificadores, que también pueden establecer correferencia, como se ilustra en (26)-(27). En estos ejemplos el D cuantificador en la segunda oración se interpreta contextualmente por correlacionarse con el SD sujeto en la primera oración. Esto corrobora la noción de los determinantes como ligaturas discursivas.

(26) Varias niñas tomaron el examen. Tres resultaron aplazadas.

(27) Todos ellos tomaron el examen. Unos pocos resultaron aplazados.

Hay que notar que las lecturas de correferencia y de anti-correferencia de los sintagmas nominales en cuestión deben estar libremente disponibles, pues estas alternativas dan la distinción esperada entre una unidad de discurso y una lista de oraciones. Es decir, si los sujetos cuantificados en la segunda cláusula de los ejemplos en (26)-(27) no se correlacionan con los sintagmas sujetos en las cláusulas precedentes, para especificar un subconjunto del conjunto de entidades denotado por estos sujetos, los pares de oraciones no pueden integrar una unidad de discurso, debiendo entenderse como oraciones disociadas o en una lista. Es sólo gracias a la interpretación en que los sujetos se correlacionan en su referencia que cada par de oraciones puede formar una unidad de discurso.

En resumen, puede verse que el presente enfoque provee una manera simple y consistente de entender la función relacional de los Determinantes en el cálculo de la referencia de los argumentos nominales en un contexto dado de discurso. Específicamente, esto implica determinar si tienen igual vs. diferente referencia (de clase y/o individuos). La noción que defiendo es que el proceso se basa enteramente en la combinación de la forma y significado del D correlacionado (o anafórico), más la forma y significado de los términos que lo complementan en el SD. Parece evidente que la presente propuesta para describir y explicar la función relacional del D hace innecesaria la distinción de definido vs. indefinido, como también los principios de anti-correferencia de Binding. Veamos en lo que sigue cómo inciden la concordancia morfológica en la determinación de la referencia nominal.

8. Función significativa de la morfología

8.1. La concordancia de género

Para el D definido intransitivo (o pronombre personal) la igualdad (vs. diferencia) de referencia se determina, como ya se sabe, por medio de la presencia (vs. ausencia) de la concordancia de Género, Persona y Número con un antecedente. En cuanto al D transitivo (o artículo), dependiendo de su tipo, la semejanza o correferencia solo requiere la concordancia de Género.

29 El hecho de que existan palabras que funcionan como Adj o N es consistente con la naturaleza pronominal del D,

como joven, viejo, rico, en un joven vs. uno joven, un viejo vs. uno viejo, un pobre vs. uno pobre, etc. El SD femenino es ambiguo; v.g. una vieja puede denotar tanto una mujer anciana, como una entidad o cosa vieja.

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Esta diferencia entre la concordancia del D intransitivo y el D transitivo se sigue del presente enfoque por la siguiente razón. Dado que el D intransitivo carece de complemento debe utilizar sus rasgos de Persona y Número para determinar su identidad de referente individual, y su rasgo de Género para fijar su clase. Por el contrario, el D transitivo designa una variable cuyo rango ya se halla especificado por un complemento léxico; por tanto, solo necesita la concordancia de Género para determinar una correlación referencial de inclusión (o disjunción) de clase respecto de otro D transitivo. La correlación por inclusión de clase, como ya vimos previamente, puede envolver los mismos o distintos individuos referentes, por lo que el Número de los sintagmas correlacionados es irrelevante.

La flexión diferenciada de Género en español permite que el Determinante concurra con un Adj escueto en un SD cuya interpretación se determina contextualmente, como en los ejemplos de (29):

(29) a. Trajo la mesa grande, pero dejó la pequeña en su despacho. b. Trajo una mesa grande, pero dejó una pequeña en su despacho.

Siendo la única condición formal para el ligamiento por correferencia de clase, la concordancia de Género en el D transitivo debe ser estricta y sin excepción. Esta exigencia encuentra apoyo en el comportamiento contrastivo de las formas variantes de Masculino un/uno del D indefinido en el contexto de un Adj, como pequeñ- en (30).

(30) a. Ya tiene un florero grande. Ahora necesita uno pequeño. b. Ya tiene un florero grande. Ahora necesita *un pequeño.

Como puede verse la forma flexionada uno, con su terminación -o indicadora del género Masculino, puede funcionar en un SD anafórico en (30a). En cambio, la forma apocopada un en (30b) no puede actuar de igual modo por carecer de flexión de Género. Su uso produce además una diferencia de aceptabilidad de discurso en los ejemplos dados. Así, la forma flexionada uno en (30a) da lugar a una unidad de discurso apropiado, ya que el sintagma uno pequeño puede asociarse al antecedente contextual un florero grande, para denotar un florero pequeño. En cambio, la forma no flexionada un en el SD un pequeño no puede ligarse de igual modo, por lo que su concurrencia en la segunda cláusula produce un SD disjunto, como también un discurso incoherente.

En resumen, la correferencia del D transitivo requiere la concordancia explícita de Género en las formas del D.30 Las condiciones son necesariamente diferentes para la correferencia del D intransitivo. Esto se corrobora con el hecho de que las formas del pronombre personal son universalmente distintas en cuanto a Género, Número y Persona, independientemente de las distinciones de Número y Género que se den en los sustantivos léxicos de una lengua.31

8.2. El Caso en el cómputo de la referencia nominal

Si la morfología es la base para evaluar la semejanza vs. diferencia de referencia de los argumentos nominales, se plantea la pregunta de si este cómputo en el dominio de discurso necesita un mecanismo más allá de lo que se requiere a nivel de cláusula. Me refiero al sistema de distinciones de Caso en los argumentos nominales dentro de la cláusula.

Según vimos previamente (§6.3), hay que reconocer que los argumentos nominales dentro del CFM de la cláusula se mantienen identificados y diferenciados en cuanto a su referencia mediante los contrastes expresados por la flexión de las concordancias de Caso, bajo los términos de la teoría de cotejo de rasgos formales (Chomsky 1995). Los contrastes de Caso se corresponden con los argumentos nominales en un sistema de Nominativo-Acusativo (o

30 En su ausencia, se necesitan formas adicionales que especifiquen las distinciones de Número, como las formas

one(s) en el inglés que concurren con las formas del D. Véase también Masullo y Depiante (2004). 31 Obsérvese que esta es la regla general, aún para las lenguas que no hacen distinciones de Género o cuya flexión de

Número es inexistente o escasa en el D, como en el inglés.

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Ergativo-Absolutivo). La pregunta que se plantea ahora es si se necesita un mecanismo diferenciador a nivel de discurso, separado o diferente del sistema flexivo de Caso que ya distingue los argumentos nominales dentro de la cláusula. La hipótesis nula indica una respuesta negativa, lo que implicará mantener que el mismo sistema formal funciona en los dos ámbitos.

La flexión de Caso en español presenta una diferenciación tripartita de Nominativo vs. Acusativo/Dativo, expresada en la concordancia de Persona y Número de la flexión de Tiempo para el SD sujeto, y la concordancia de Persona, Número (y Género) para los complementos verbales. La flexión de Caso de los complementos del Verbo puede ser reflexiva o no reflexiva, una distinción que debe explicitarse solo para la 3ª Persona, que siempre da lugar a la ambigüedad. En cambio, las flexiones de 1ª. y 2ª. Persona, como por ejemplo, me y te en los ejemplos de (33) y (34), respectivamente, funcionan indistintamente como reflexivas y no reflexivas frente a la flexión del Nominativo de igual o diferente Persona y Número:

(33) a. Me observ-o 1SG.ACU 1SG.NOM b. Me observa-n

1SG.ACU 3PL.NOM

(34) a. Te observa-s 2SG.ACU 2SG.NOM b. Te observa-n

2SG.ACU 3PL.NOM

De hecho, las formas de 1ª./2ª. Persona tampoco se diferencian en cuanto a Acusativo o Dativo, como se muestra en los ejemplos de (35) y (36), respectivamente:

(35) a. Me los otorg-o 1SG.DAT 1SG.NOM b. Me los otorga-n 1SG.DAT 3PL.NOM

(36) a. Te los otorga-s 2SG.DAT 2SG.NOM b. Te los otorga-n 2SG.DAT 3PL.NOM

Los datos expuestos en (33)-(36) indican que la morfología de la concordancia de Caso es económica. Es evidente que no se necesita una forma reflexiva diferenciada de Acusativo ni de Dativo para la 1ª. ni la 2ª. Persona, pues la referencia de estas categorías se identifica unívocamente en el contexto de habla, independiente de su función sintáctica. De acuerdo con esto, si la 1ª. Persona concurre como argumento en función de Sujeto y de Complemento de un mismo Verbo, la única interpretación resultante es la de igualdad de referencia (o sea, la interpretación reflexiva). Lo mismo vale para la 2ª. persona cuando se da como argumento de Nominativo y Acusativo (o Dativo) de un Verbo dado. De este modo, puede entenderse por qué las categorías de 1ª. y 2ª. persona se consideran siempre deícticas en relación con un Tiempo o un acto de habla.

En contraste, en (37) la forma de Acusativo de la 3ª. Persona (sea Singular o Plural) resultaría ambigua en el contexto de la concordancia de Nominativo de 3ª. Persona de igual Número. Por tanto, la forma reflexiva especializada se, como en (34b, c), se hace necesaria para indicar una misma identidad de referencia:

(37) a. Los observa-n3PL.MASC.ACU 3PL.NOM

b. Se observa-nREFL 3PL.NOM

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c. Se observa-ØREFL 3SG.NOM

La forma se no muestra marcas diferenciadas de Número, Género, Persona o Caso. Según Burzio (1989, 1991), es una forma carente de rasgos formales. Por tanto, cabe suponer que funciona como flexión reflexiva para asumir los mismos rasgos identificadores del Nominativo y así indicar la igualdad de referencia con el argumento nominal asociado. En cambio, la concordancia que contrasta con se, como por ejemplo la flexión de Acusativo los en (37a), precisamente porque muestra una forma diferenciada de Persona, Número y Género, debe funcionar para indicar la referencia disjunta (o sea, la interpretación no reflexiva) en relación con la flexión de Nominativo de igual Persona y Número. Por consiguiente, los argumentos nominales que se asocian con las flexiones de Nominativo y Acusativo en el ejemplo (37a) deben estar en relación de anti-correferencia.

El mismo razonamiento cabe para las formas de 3a. Persona de la concordancia de Dativo. Por ejemplo, en (38a) la flexión les está especificada para Persona y Número, lo que la diferencia de la concordancia de Nominativo de 3a. Persona-Plural. En contraste con la forma invariante del reflexivo, la forma de Dativo, por sus rasgos diferenciados de Persona y Número, debe interpretarse con lectura obviativa, o sea, no reflexiva. Su interpretación de referencia disjunta respecto de la flexión de igual Persona y Número del Nominativo en (38a) contrasta con la correferencia de individuos referentes que se indica explícitamente por la forma no especificada e invariante se en (38b):

(38) a. Les irrita-n 3PL.DAT 3SG.NOM

b. Se irrita-n REFL 3PL.NOM

Ahora bien, si el cálculo de la referencia nominal en un complejo funcional mínimo (CFM) envuelve la categoría de Tiempo (o Aspecto) y depende del cotejo de las flexiones de Caso, parece obvio que no hay ninguna necesidad de principios adicionales que restrinjan la correferencia, como los de Binding, ni tampoco un principio especializado como el de Economía morfológica de Burzio (1989, 1991).

Si el sistema de Casos en efecto contribuye en el cálculo de la referencia nominal, entonces dos consecuencias se siguen de inmediato que merecen mencionarse. Una de ellas implica que la flexión de Caso tiene un aspecto o relación de significado, contrario al supuesto general de que el Caso es un sistema puramente formal sin contenido semántico. La otra consecuencia es que la morfología juega un papel central en la estructura relacional del discurso como en la estructura interna de la cláusula. Por tanto, cabe dar una respuesta negativa, que concuerda con la hipótesis nula, a la pregunta inicialmente formulada, sobre si el cómputo de la referencia nominal en el discurso necesita principios adicionales o diferentes de los que ya están en juego en el CFM de la cláusula. En efecto, parece válido concluir que los Determinantes intransitivos reflexivos y no reflexivos tienen diferentes necesidades y maneras de asociarse a un contenido léxico o descriptivo, maneras que son idénticas en el discurso y en la cláusula.

La propuesta que he desarrollado es compatible con los argumentos de Burzio (1991) sobre la base morfológica para los fenómenos de anáfora y contra los principios especializados de Binding. Las ideas que fundamentan la propuesta sugieren fuertemente que los argumentos nominales no tienen referencia independiente propia, sino que la derivan en relación con la referencia temporal de la categoría Tiempo (o Aspecto) en la estructura de una cláusula, o bien de un contexto dado de habla. Finalmente, otra consecuencia del presente análisis es que extiende el enfoque morfológico a la relación que es contraparte de la de anáfora, a saber, la referencia disjunta o anti-correferencia. Esta relación, hemos demostrado, es igualmente importante en la estructura relacional que determina la referencia nominal en el ámbito tanto del discurso como de la cláusula.

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9. Conclusiones

El presente estudio presenta argumentos contra las categorías virtuales que, por lo general, se asumen como complemento estructural del Determinante en la frase nominal y a las cuales se les atribuyen los significados de cuantificación, anaforicidad, especificidad, genericidad, etc. Creo haber demostrado que tales elementos vacíos son superfluos e incompatibles con una perspectiva que equipara las categorías de D y PRON, una vez que se adopta la estructura de la frase nominal como encabezada por el D (o sea, la hipótesis del SD). La perspectiva que he desarrollado unifica la función anafórica del D transitivo e intransitivo, a la vez que determina la necesidad no solo de ampliar la noción de correferencia en base a la relación de inclusión de clase, sino también de contraponerla a la relación de referencia disjunta (o anti-correferencia).

La nueva perspectiva pone de relieve la función relacional del Determinante en los argumentos nominales que integran tanto la cláusula como el discurso. Los determinantes demostrativos, numerales, cuantificadores, etc. son todos funciones ligatorias o verdaderas ligaturas discursivas que indican de qué modo se correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales en las oraciones y en el discurso. La flexión de Caso y los demás rasgos formales de concordancia contribuyen con esta función relacional básica del Determinante, la cual es en última instancia un mero cómputo de la referencia nominal.

La perspectiva desarrollada se funda en el significado y forma de cada tipo de Determinante y en la función de la concordancia en la flexión morfológica, por lo que se hace innecesario invocar principios especiales de correferencia o anti-correferencia en el sistema gramatical. Las consecuencias empíricas del presente enfoque son varias y novedosas, entre ellas, la unificación y ampliación del área de los fenómenos anafóricos y el análisis de los sintagmas léxicos comúnmente considerados elípticos como simples sintagmas anafóricos. Varias áreas quedan sin desarrollar, pero las ventajas empíricas y teóricas señaladas garantizan la validez de mantener sobre el tapete la futura investigación de las mismas y de los fundamentos teóricos en que se apoyan.

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