skorzeny, otto - la guerra desconocida

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    OTTO SKORZENY

    LLAAGGUUEERRRRAADDEESSCCOONNOOCCIIDDAAMIS MEMORIAS SECRETAS

    El libro pstumo de un hroe de la II Guerra Mundial

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    SINOPSIS

    El coronel Otto Skorzeny, a quien la leyenda ha considerado como el

    "hombre ms peligroso de Europa", no es nicamente el oficial alemn que sehizo clebre con la liberacin de Benito Mussolini, en 1943, es, sobre todo, elautor de una nueva estrategia que revolucion las artes militares.

    A esta conclusin llegaron cuatro oficiales del Ejrcito aliado queestudiaron con todo detalle la actuacin del coronel Otto Skorzeny y de sus"Unidades Especiales" durante la Segunda Guerra Mundial. Los cuatrorindieron homenaje a los resultados excepcionales y sorprendentes obtenidospor el que fue algo ms que un "magnfico aventurero".

    En cualquier caso, bien puede llamarse Desconocida la guerra que OttoSkorzeny cuenta en este libro, porque l, como actor y testigo, descubre en susmemorias muchas de las incgnitas que su genio militar plante al mundo.

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    NDICEPRLOGO ..................................................................................................................... 6PRIMERA PARTE ...................................................................................................... 11

    1.SOBRE EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DISPONER DE ELLOS MISMOS................... 122.ANSCHLUSS............................................................................................................ 243.WAFFEN SS ............................................................................................................. 344.POR QU NO DESEMBARCAMOS EN INGLATERRA Y NO FUIMOS A GIBRALTAR? . 435.DE LA MANCHA A LOS BALCANES........................................................................ 556.VERDADES IGNORADAS SOBRE LA MISIN DE RUDOLF HESS,EL 10DE MAYO DE1941 ............................................................................................................................ 667.BARBAROSSA........................................................................................................... 768.LA TRAICIN PERMANENTE................................................................................... 859.POR QU NO TOMAMOS MOSC? ....................................................................... 105

    SEGUNDA PARTE .................................................................................................. 1241.LA CAPITULACIN SIN CONDICIONES.LA VERDAD SOBRE STALINGRADO......... 1252.NO TIRAR.............................................................................................................. 1393.POR QU HITLER NO HIZO FABRICAR LA BOMBA ATMICA?LAS ARMAS V ..... 1544.DEL SUBMARINO ABSOLUTO A LOS SUCEDNEOS................................................ 1685.DE SICILIA A REMAGEN....................................................................................... 1816.OPERACIONES IMAGINARIAS................................................................................ 197

    TERCERA PARTE .................................................................................................... 2191.ORDEN DEL FHRER:BUSQUE AL DUCE Y LIBRTELE.LA OPERACIN ALARIC.................................................................................................................................. 220

    2.EN BUSCA DEL DUCE............................................................................................ 2373.EL DUCE LIBERTADO............................................................................................ 2544.EL 20DE JULIO... ................................................................................................... 2735.OPERACIN PANZERFAUST.................................................................................. 290

    CUARTA PARTE ...................................................................................................... 3391.VLASSOV Y BANDERA.NICOLAI CANARIS Y GEHLEN......................................... 3402.FREISCHTZ.......................................................................................................... 3613.ADRIAN VON FOELKERSAM DESAPARECE.EL LTIMO RAID DE WALTER GIRG. 3714.SCHWEDT-SUR ODER.ADIS A VIENA................................................................ 3855.NUREMBERG......................................................................................................... 403

    6.EL HOMBRE MS PELIGROSO DE EUROPA............................................................. 424EPLOGO ................................................................................................................... 433

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    A los verdaderos hroesde la Segunda Guerra mundial:

    los simples soldados rusos y alemanes.

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    Prlogo

    Cuatro oficiales, generales de los ejrcitos aliados del Oeste, hanexaminado la accin del coronel Otto Skorzeny y de sus unidades de destinoespecial durante la Segunda Guerra mundial.

    El primero ha sido el general Robert E. Laycock (C.B., D.S.O.), Jefe de lasOperaciones combinadas britnicas desde 1943 a 1947, quien en el prefacio dellibro de Charles Foley, Comando Extraordinario, compara a Skorzeny conDavid Stirling, coronel que mandaba el Servicio Especial Areo (S.A.S.), delcual se tratar en este libro.

    Por su manera de concebir las operaciones, escribe Laycock, Stirling y Skorzenyhacen pensar en esos Jugadores de ajedrez que, burlndose de las defensas del adversario,

    se apoderan de su reina en dos jugadas tan rpidas como inesperadas.

    Afirma: Estos dos hombres tuvieron que luchar contra la desconfianza quedespertaron sus ideas. Es verdad, si bien fue precisamente Hitler quien escogi aOtto Skorzeny para encargarle grandes operaciones que l mismo habaimaginado. Pero, en el seno de los Estados mayores, Stirling y Skorzenychocaron con la misma incomprensin por no decir con la misma hostilidad.

    En el prefacio de la edicin americana del libro de Foley fue el generalamericano Telford Taylor, quien escribi:

    El nombre del coronel Otto Skorzeny est asociado sobre todo a empresas dondelos factores sicolgicos han sido la clave del xito... Ha vuelto a poner de relieve mtodosque generalmente haban cado en desuso, ha demostrado la unidad esencial de losobjetivos polticos y militares y ha obtenido con audacia, imaginacin y una graneconoma de mediosresultados verdaderamente sensacionales. Teniendo en cuenta lapoca y las circunstancias, es equitativo decir que son nicos. Aqu est la razn por lacual su fama sobrepasa en brillo y duracin a la de otros altos aventureros de laSegunda Guerra mundial.

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    En 1972 apareci en los Estados Unidos el libro de Charles Whiting, OttoSkorzeny, con una introduccin del general Peter Young (D.S.O., M.A.) ex-jefede la 1. Brigada de comandos britnicos y profesor de historia militar en laAcademia real de Sandhurst.

    El general Young pone en paralelo la accin del jefe de las UnidadesEspeciales de Friedenthal y la del legendario coronel T.E. Lawrence, el autor delos Siete Pilares de la sabidura, quien durante la Primera Guerra mundialmand en el Oriente Medio las fuerzas de guerrilla rabes contra los Turcos,desde 1916 a 1919.

    Otto Skorzeny escribe Peter Young fue un jefe enrgico, inteligente eimaginativo. Si le sonri la suerte fue porque era un verdadero lder, con el magnetismo,la originalidad, el dinamismo y el golpe de vista necesarios al gran jefe de las fuerzas

    especiales...

    Sin embargo, hace notar el general, Skorzeny demostr en el transcurso dela ltima batalla que libr, la de la cabeza de puente de Sscwedt-sur Oder, quees la menos conocida, que tambin era un jefe de guerra convencional deprimer orden.

    Primero, a la cabeza de un millar de hombres escribe el coronel Skorzenypudo reunir en unos das 15.000 combatientes para formar su Divisin Scwedt. Resisticon xito durante un mes a fuerzas infinitamente superiores.

    El general Young concluye:

    Sera equvoco pensar que aquello fue nicamente el feliz resultado de unaimprovisacin. Yo creo, sin embargo, que aqu tenemos la prueba de que Skorzeny noestaba dotado solamente para el golpe brillante y sensacional, sino que era un jefe tenaz,astuto, obstinado, que mereca ampliamente ese grado de oficial general que se le rehus

    de manera tan mezquina.

    He conocido a uno de los mejores oficiales de Estado Mayor del generalDouglas MacArthur, el mayor-general Charles A. Willoughby, del cual hetraducido en 1953 el libro Shanghai Conspfracy. Antiguo profesor de historiacomparada en la Escuela de Guerra de U.S.A., Willoughby se interesparticularmente, despus de la guerra, en los hechos de guerra de Skorzeny y

    justamente porque haban tenido lugar en escenarios de operaciones que l nohaba podido conocer.

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    Lo que caracteriza a las grandes operaciones del coronel Skorzeny me dijoesprimeramente que pudo verificar l mismo y sobre el lugar la veracidad de lasinformaciones que le eran comunicadas. Mejor an, esos informes los reuni l gracias aun team que diriga en persona. Esto es lo ideal. En lo concerniente a la batalla del

    Pacfico, no nos era posible verificar las informaciones que nos llegaban de un frente debatalla que distaba cinco mil kilmetros.Las hazaas ms conocidas de Otto Skorzeny corresponden a un gran estratega.

    Sacar al Dulce de Melbourne, de Singapur, de las Filipinas, de New York o de Yokyo,tendra igual resonancia.

    Yo me he preguntado a menudo si alguna vez Eisenhower y Bradley se tomaronla molestia de estudiar seriamente la ofensiva alemana de mayo de 1940, de la que, laofensiva de las Ardenas de diciembre de 1944 era, en cierta forma, una repeticin. Losresultados tcticos de la operacin Griffon fueron felizmente mediocres, porque la

    brigada blindada que tuvo que improvisar Skorzeny no pas el Mosa y tuvo que jugarun papel puramente convencional. Pero los resultados obtenidos por sus pequeoscomandos son nicos en lo que se puede denominar la historia de la guerra deimaginacin.

    Estos juicios son compartidos por oficiales, generales, especialistas, en lasoperaciones de comandos. Charles Willoughby nos explic que l mismo tuvoque organizar tales operaciones en el Pacfico. Hazaas de capa y espada, medeca l.

    En operaciones de esta naturaleza es esencial conseguir el objetivo. Peroest la manera de hacerlo. Veremos que los servicios especiales britnicosraptaron realmente a Rudolf Hess en mayo de 1941. Sin embargo, losprocedimientos que fueron utilizados para este fin son muy diferentes a los quepermitieron sacar al Duce o la captura de Burgberg en Budapest.

    Otto Skorzeny supo actuar con bro y esto es lo que impresion en elcampo contraro a los jefes de comandos, como el coronel David Stirling y elcomodoro de la RAF Forrest Yeo Thomas, que estimaban y admiraban aSkorzeny. El mismo les tena en muy alta estima. Si estos hombres fueronadversarios puede decirse que no se consideraban como enemigos. Hay entreellos una evidente solidaridad y Yeo-Thomas en Dachau testimoni a favor deOtto Skorzeny de un modo que le hizo honor.

    Los rusos, siempre realistas, mostraron tambin que hacan un gran casoal valor de un oficial como Otto Skorzeny cuando despus de la guerra trataronde tenerlo a su servicio. Los americanos hicieron lo mismo sin mayor xito.

    Es muy natural que el Generaloberst Paul Hausser, fundador de losWaffen SS, escribiese:

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    Otto Skorzeny no ha sido nunca un combatiente convencional. Su camarada yantiguo jefe de divisin es feliz de poder manifestarle toda su estima. No slo ha llevadoa cabo acciones con audacia e inteligencia, sino que ha sabido encontrar soluciones ensituaciones que parecan verdaderamente desesperadas.

    En el captulo II de la tercera parte encontramos la hermosa dedicatoriadel mariscal Albert Kesselring al libertador del Duce.

    Skorzeny es uno de los soldados alemanes que durante la ltima guerraobtuvo distinciones ms altas. Titular de la Cruz de caballero con hojas deroble, cruces de hierro de primera y segunda clase, cruz alemana en oro. Fue,igualmente, citado en la Orden del Da del Ejrcito en diciembre de 1944 por suparticipacin en la batalla de las Ardenas. Es adems Comendador de la Ordende la Corona de Hungra con atribucin de un ttulo nobiliario y de una

    tierra y Mussolini le condecor con la Orden de los Cien Mosqueteros. ElDuce y el Archiduque Jos de Habsburgo, quien ofreci a Skorzeny enBudapest un soberbio caballo blanco, le distinguieron as como una especie deD'Artagnan viens. El archiduque se revisti simblicamente para dichacircunstancia con el uniforme de mariscal de campo de la armada imperial yreal.

    De naturaleza muy diferente es el largo comentario que sir Basil LiddellHart consagra a la operacin Griffon en su Historia de la Segunda GuerraMundial. Habla a este respecto de un xito fantstico.

    Que este episodio haya encontrado lugar en la obra a la vez tan vasta y tancondensada de uno de los mejores historiadores militares contemporneos,prueba que sir Basil ha sabido ver la importancia histrica del papel de laimaginacin en los modernos conflictos armados.

    La mayora de los generales ms clebres de la Segunda Guerra mundialse han limitado en sus memorias a explicar su accin pasada. Muy raros son losque, dotados de una visin sinttica de la guerra, han considerado primero lasverdaderas causas del acontecimiento.

    Esta visin sinttica y esta concepcin original que tena Skorzeny de laaccin guerrera son utilizadas aqu con un fin histrico que interesa tambin alporvenir.

    En su clebre obra Vom Kriege, Karl von Clausewitz hace notar: Labsqueda de las causas de los fenmenosyel examen de los medios apropiados paralos fines que ellos sirven deben ir a la par en el estudio crtico de una accin.

    Cuando el coronel Skorzeny cuenta sus operaciones abarca un campomucho ms vasto que el de la estrategia y el de la tctica. Su visin de losacontecimientos nos revela una nueva perspectiva de la guerra en lo que

    respecta, tanto a la poltica, la economa y la sicologa, como a la logstica y a lainformacin.

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    Primera parte

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    1. Sobre el derecho de los pueblos adisponer de ellos mismos

    Un triunvirato imaginativo: BORGUESE-DE MARCH-

    SKORZENY.

    Mi juventud en Viena.Dramas de un pueblo alemn en un Estadoaustraco.Estudiante: los duelos.Supresin por Baldur Von Schirach de lasasociaciones de estudiantes: yo expongo ms tarde a Hitler por qu deben renacer.Ingeniero: trabajo, deporte y compromiso poltico en favor de una unin con

    Alemania.Goebbels en Viena.Dollfuss pone fuera de la ley a marxistas ynacionalsocialistas.Cosas extraas en el putsch frustrado.Planetta arroja un tiro

    sobre Dollfuss que queda mortalmente herido por dos balas.Viaje de bodas aItalia.La represin.

    Desde hace casi treinta aos, ciertos cronistas, periodistas y telereporteros, proclaman que soy el hombre ms peligroso de Europa. He aquel ejemplo ms reciente del espantoso peligro que represento.

    Al finalizar noviembre de 1973 trabajaba en mi oficina en Madrid cuandoal dar una ojeada a los peridicos italianos y espaoles, me enter de que yopreparaba un golpe de Estado en Roma. No me sorprendi porque, en la

    imaginacin de numerosos periodistas, ya he organizado innumerables golpesde Estado, complots y raptos, no slo en Europa nobleza obliga, sinotambin en frica y en las Amricas. Esta vez, la conspiracin romana estabadirigida por un triunvirato compuesto por el prncipe Valerio Borghese, elabogado genovs De Marchi, dirigente del M.S.I. y yo mismo. Dejando todo aun lado, tena que proveer a la insurreccin italiana de cuatro aviones Fokker.De dnde podra sacarlos?

    Declar a Manuel Alcal, enviado del diario madrileo

    INFORMACIONES que vino a interrogarme (23-11-73):

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    Cosa extraa, cada vez que el Gobierno italiano tiene que hacer frente a gravesdificultades, descubre un complot que le amenaza. No es menos curioso constatar que esla segunda vez en poco tiempo que el Gobierno italiano, al descubrir un complot,

    pretende que formo parte de 1, Hace ms de un ao que encontraron en casa del

    prncipe Borghese cartas que yo le dirig, lo que no tiene nada de sorprendente: nos uneuna vieja amistad de combatientes desde 1943 Pero esta correspondencia no tiene nadaque ver con un complot o una conspiracin contra el Gobierno italiano. Hace ms de seismeses que no he tenido el menor contacto con Valerio Borghese; en cuanto a M. De

    Marchi no le he visto en mi vida e incluso ignoraba que existiese. Quiero precisar, unavez ms, que, desde el fin de la guerra, no me he mezclado jams en asuntos militar o

    poltico alguno que interese a un Estado y que rehusara cualquier proposicin que seme pudiera hacer en tal sentido.

    Esta vez pude desmentir y mi mentis fue publicado. Pero poseo miles de

    artculos de peridicos o de revistas la mayora enviados por amigos queme atribuyen las acciones y los proyectos ms fantsticos, ms viles o msabsurdos. En el mundo entero, miles de publicaciones han multiplicadotambin fbulas y calumnias, a veces ayudando al juego de algn sistemapoltico muy poderoso. Por tanto, no siempre me es posible desmentir, aunquequisiera hacerlo, y las mentiras inventadas vienen a menudo de fondos muybajos.

    Adems no soy so solo el que entra en este juego. Pienso en los camaradascon los que he combatido, en los bravos soldados que he mandado y que han

    desaparecido en la tormenta, cados en el campo de honor o tragados parasiempre en las estepas, los bosques o los campos de prisioneros en la URSS.Creo es necesario que se sepa que aquellos hombres, si fueron alistados en unasucia guerra no hicieron nunca una guerra sucia. El mismo adversario, loveremos, les ha rendido homenaje.

    A pesar de los sarcasmos que estn de moda, creo muy firmemente queexiste el honor militar y que existir hasta el da en que no haya ms soldados yen el que la mitad del planeta haya hecho saltar la otra mitad. En el camino del

    progreso no hemos llegado a eso an. Querramos pararnos e incluso, algunasveces, volver hacia atrs. Imposible: hay que avanzar siempre.Pero siempre es posible buscar la manera de distinguir la causa del efecto,

    es decir, interrogar al pasado. Este libro no quiere constituir un mentis. Es ellibro de un testigo que ha tenido tiempo de reflexionar sobre losacontecimientos y sobre los hombres, sobre las situaciones y las intenciones ycuya primera mala suerte es haber sido un patriota alemn, nacido en Viena,capital de Austria-Hungra, en 1908.

    No sin cierta nostalgia, hablando hace un momento del imaginario

    triunvirato Borghese-De Marchi-Skorzeny, evocaba yo otros dos que estudiabaen mi historia romana en el Liceo de Viena en 1919: el primero entre Csar,

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    Craso y Pompeyo, el segundo entre Octavio, Antonio y Lpido: TriumviriReipubllcae constituendae...

    Tena diez aos. Acababa de derrumbarse el imperio de los Habsburgo.Austria no era ms que un Estado de seis millones de habitantes (de los cuales

    cerca de dos millones vivan en Viena) y 83.000 kilmetros cuadrados, privadade las industrias de Bohemia, de los territorios agrcolas de Hungra y de todasalida al mar. Estaba condenada a la miseria o a la unin con Alemania.

    Se habla siempre de la violacin de Austria por Hitler en marzo de 1938.Pero como Hitler, nacido asimismo en Austria, ramos alemanes!. Con elmismo ttulo que los sajones, los bvaros, los suavos, los wurtemburgueses, ytodos los dems miembros de la Confederacin germnica de la que Austria fueexcluida despus de la batalla de Sadowa (1866).

    Durante nueve siglos y medio, Austriasterreichs Reich del Estefue

    parte del imperio alemn. Por eso, la inmensa mayora de los austracos erapartidaria del Anschluss (unin entre ambos pases). Desde 1918 a 1922, ennuestra angustia de vencidos, por una especie de instinto de conservacin nosvolvamos hacia la patria. De tal manera todos los partidos militaban en favorde volver a unirse con Alemania, que el 12 de noviembre de 1918 y el 12 demarzo de 1919 se votaron dos leyes por la Asamblea Nacional austracadeclarado: Austria se constituye en parte integrante del Reich alemn. Estafrase fue inscrita en la Constitucin. El nuevo Estado se llamaba oficialmente,por otra parte: Deustsche Osterreich (Austria alemana). Los filatlicosconservan nuestros sellos emitidos en 1918 con la marca de Deutsche Osterreichy que fueron prohibidos por los vencedores.

    Amparndose en el derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos,los Aliados rehusaron en Versalles y en Saint-Germain tener en cuenta lavoluntad de los austracos y no fuimos unidos al Reich. En septiembre y octubrede 1919, las repblicas alemana y austraca, fueron intimadas por los Aliadospara que derogaran los artculos de sus Constituciones respectivas queproclamaban la unin de los dos pases.

    El Gobierno austraco intent conmover a la opinin democrtica yorganiz referndums nacionales en el Tirol y en Salzburgo (abril/mayo, 1921):145.302 Tiroleses votaron por el Anschluss y 1.805 en contra. En Salzburgo58.546 votos por la unin con el Reich, 877 en contra. En vano. Sin embargo,estas consultas populares no estaban controladas por los nazis.

    En todas las escuelas, en el Liceo, en la Universidad, estudibamos lahistoria alemana como propia de nuestra patria. En el Liceo de Viena, nuestromejor profesor de historia era un sacerdote catlico, el doctor Binder, quienexaltaba al Reich ms que milenario: el emperador Otn el Grande (912-973) era

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    su hroe. Todas las asociaciones escolares y universitarias, con sus tradiciones,sus campeonatos deportivos, eran austro-alemanas. Hoy an lo son.

    Y, sin embargo, esta voluntad popular de unin de las Alemanias eracombatida sistemticamente. As, en 1931, cuando el doctor Ignaz Seipel,

    sacerdote catlico y primer ministro, consigui concluir un acuerdo aduanero ycomercial con la Repblica de Weimar, la S.D.N. y la Corte de JusticiaInternacional, declararon este acuerdo, especie de Anschluss econmico,incompatible con el artculo 85 del tratado de Saint-Germain. No obstante, losacuerdos de 1931 hacan pasar a la accin el proyecto de federacin europea deArstides Briand. Todas estas contradicciones y decisiones arbitrarias, noteniendo en cuenta para nada las realidades econmicas, sociales, tnicas ehistricas, tenan que desembocar en el caos y en la revolucin sangrienta. Lahistoria de Austria, desde 1918 a 1938, es un drama que tuvieron que sufrir los

    hombres de mi generacin.Mi padre, arquitecto, oficial de reserva de artillera en el ejrcito imperial,

    haba tenido la suerte de volver del frente.1. Aunque me atraa la medicina, resolv hacerme ingeniero como l y segu

    el ejemplo de mi hermano mayor. Me inscrib en 1926 en la Escuela TcnicaSuperior de la Universidad de Viena, donde me encontr en compaa deantiguos combatientes, mucho mayores que yo, que terminaban sus estudios,interrumpidos por las hostilidades y por la terrible crisis que las haba seguido.Estos hombres que haban luchado y posean una experiencia que nosotros notenamos, ejercieron sobre nosotros una influencia que no fue desdeable.

    De opiniones liberales, mi padre pensaba que un rgimen democrticoconstitua un progreso con respecto a la anacrnica monarqua bicfala. Segnl, la poltica deba ser conducida por especialistas elegidos, altamentecualificados, de una moralidad irreprochable, sin que los ciudadanos tuviesenque mezclarse con los negocios del Gobierno. Pero este Gobierno ideal noexisti ni con los social-demcratas ni con los cristiano-sociales que lessucedieron. He de confesar que su poltica interesaba mediocremente a los de

    mi generacin y a m no me apasionaba en absoluto.Lo primero que me apasion fue la actividad de la asociacin de

    estudiantes a la que perteneca: laSchalagende Burschenschaft Markomannia. Estoscuerpos, como la Saxo-Borusia, la Burgundia, la Teutonia, son clebres enAlemania y en Austria desde los movimientos revolucionarios de 1848, de loscuales eran las expresiones ms activas y ms distinguidas. Ya se conocen lastradiciones de estas viejas asociaciones estudiantiles: los duelos a Schalager,larga hoja de dos filos, les dan renombre. Frente a su adversario, la regla es noretroceder jams, ni siquiera el rostro. Se baten, pues, con la cabeza hacia

    1El Ejrcito austro-hngaro tuvo 1.200.000 muertos en el transcurso de la primera guerra mundial.

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    adelante. Escuela de valor, de sangre fra y de voluntad, segn mi punto devista. Evidentemente no ramos de los noviolentos y me bat catorce veces: deah vienen mis cicatrices. Heridas tradicionales, yo me atrevera a decirhonorables, de las cuales, los periodistas que le llamaron el Sealado como

    Enrique de Guisa el Acuchillado o tambin Scarface, quizs no hancomprendido muy bien el sentido.

    Estas asociaciones tradicionales fueron suprimidas en Alemania en 1935 apeticin de Baldur von Schirach, futuro Gauleiter de Austria, y entonces jefede la Juventud hitleriana. No faltaron algunos que acusaron a Baldur dehaberse vengado as de una expulsin pronunciada en tiempos contra l, por suasociacin estudiantil por haberse negado a batirse en duelo.

    Sea lo que fuere, yo estaba en contra del discurso demaggicopronunciado en esta ocasin por el jefe de la Juventud evocando una pequea

    pandilla de snobs y fanfarrones que se embriagan y parlotean mientras queAlemania trabaja. Todos los miembros de las fraternidades y cuerpos deestudiantes no eran snobs ni borrachos. Ellos tambin trabajaban por la patria, ysi me decepcion la reforma nacional-socialista de Baldur, tuve la ocasin dedecirlo desde 1938 fecha en la que entr en vigor en Austria y en 1943 aGustavo Scheel,Reichstudentfhrer(jefe de los estudiantes del Reich).

    l estuvo de acuerdo conmigo: los antiguos cuerpos de estudiantes debanrenacer, ya que la reforma de Baldur no haba aportado nada de positivo en loque concerna a la educacin de la juventud austraca.

    El asunto me llegaba tan dentro que en el curso de una audiencia hablbrevemente de ello al Fhrer canciller al final de aquel mismo ao. Le expuseque los cuerpos de estudiantes haban nacido en 1948 en todo el Reich, en elmomento en que la juventud alemana afirmaba su voluntad revolucionaria yque esta tradicin se haba mantenido tan bien en Austria que los estudiantesde las corporaciones hacan all durante sus vacaciones un servicio de trabajovoluntario en compaa de obreros y campesinos, con un verdadero espritusocialista y nacional. La gran mayora haba combatido en la calle contra el

    Frente Rojo. No haban comprendido que se les tratase de snobs.Se tena la impresin de que era imposible exponer ante Hitler ideas

    contrarias a las que l haba expresado. Sin embargo, esta vez tambin meescuch con la mayor atencin y me dijo finalmente:

    Sus razones son justas y aceptables, Skorzeny. Le agradezco que las hayaexpuesto con franqueza. Pero, por el momento, el duelo es de otra envergadura.Es necesario que ganemos esta guerra. Despus volveremos a hablar juntos deestas cuestiones.

    En laMarkomannia llevbamos gorra blanca y la banda negra-blanco-oro

    cea nuestro pecho. Cada ao, el primer domingo de septiembre, todas las

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    asociaciones de escolares, alumnos de liceos y estudiantes se mezclaban con lamuchedumbre de los vieneses, en la Helden-platz, para manifestarseoficialmente, bajo los estandartes negro-blanco-rojo, en favor de la unin conAlemania. Esa fue la nica manifestacin poltica en la que particip

    regularmente desde 1920 a 1934.Por el contrario, haca mucho deporte: ftbol, y despus atletismo, ski,

    kayak sobre nuestro hermoso Danubio, vela en nuestros lagos alpinos. Participtambin en los campeonatos universitarios de tiro con pistola y me clasifiqusegundo con 56 puntos sobre 60. Mi vencedor, un estudiante de Graz, me batipor un punto, pero festejamos su victoria tan bien que tom, vaso en mano, unabrillante revancha. Ms tarde puede pasar con xito las duras pruebas delcertificado superior militar: atletismo, natacin, marcha forzada de 25kilmetros con un saco de 15 kilogramos y, para terminar, tiro con carabina.

    El deporte de competicin no me impeda en modo alguno trabajar muyseriamente en la universidad y, asimismo, ganar algn dinerillo dando clasesparticulares de matemticas. En 1931 hice mi examen final para sacar eldiploma de ingeniero. Las pruebas escritas duraron seis interminables das: laprincipal era el trazado de planos para la fabricacin de un motor diesel paraautomvil. Pas el escrito y el oral con bastante fortuna. Desde aquel momentoera ingeniero diplomado.

    Sin embargo, el porvenir que se abra ante los jvenes austracos, acualquier clase social que pertenecieran, era bien oscuro. Como otras tantasfamilias de la burguesa austraca, la nuestra haba conocido el malestar, a vecesla miseria, antes e inmediatamente despus de la guerra; en tiempo de inflacinla falta de alimentos, carbn y otros artculos de primera necesidad. Durantemucho tiempo, el paro forzoso se convirti en profesin.

    Despus de una neta mejora durante los aos 1926 a 1930, sobrevino lacrisis econmica mundial y Austria caa de nuevo en el marasmo en elmomento en que yo buscaba trabajo. Lo encontr, pero mal pagado, antes dedirigir, por pura suerte, una importante empresa de andamiajes, la nica de

    Austria que montaba andamios pesados. Si no disponamos an,evidentemente, de tubos metlicos desmontables, al menos habamosimaginado un sistema de ensamblar nuestros soportes de madera con ayuda detornillos. As, porejemplo, pudo ser felizmente reparada la cpula de la catedralde San Esteban que amenazaba ruina.

    ...Como era tradicional en la construccin, mis empleados y obreros eran,bien socialistas-marxistas, bien comunistas, lo cual no nos impeda, en modoalguno, trabajar en estrecha colaboracin.

    Sin embargo, la situacin poltico-econmica empeoraba. Como viva de

    emprstitos, la nacin permaneca tributaria de acreedores extranjeros rapaces,

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    cada vez ms exigentes, de los cuales no poda o no saba librarse el Gobiernodemcrata-cristiano. La inmensa tragedia de la Segunda Guerra Mundial nopuede comprenderse si no se estudia el drama de mi patria. Eldescuartizamiento de Austria en Saint-Germain-en-Laye dej un vaco

    peligroso en el corazn de Europa. All no se imaginaba la amenaza comunista.Yo tena diecinueve aos cuando el Arbeiter Zeitung, rgano de lossocialistas-marxistas, lanz su orden de movilizacin general en Viena. Esto eraen julio de 1927 y yo vi como esa manifestacin en masa degeneraba ensublevaciones sangrientas. Vi a los comunistas asaltar la prefectura de polica eincendiar el Palacio de justicia que pronto se convirti en una inmensa hoguera.Todos los ttulos de propiedad que se encontraban all depositados fueronquemados: tal era, sin duda, uno de los objetivos de esta movilizacin marxista.Estas violentas batallas callejeras me parecieron de una rara estupidez, pero,

    ciertamente, los burgueses tuvieron mucho miedo.Los marxistas fueron los primeros que organizaron una milicia armada, la

    Republikanischer Schutzbund, a la cual se opusieron pronto la Heimwehrdel romntico prncipe Starhemberg y la Heimschutz del Mayor Frey. Estasdos formaciones, que hubieran debido quedarse por encima de los partidos,se convirtieron ellas mismas en facciones polticas. En efecto, las ambiciones deStarhemberg y de Frey no eran flacas y si sostuvieron la dictadura del cancillerDollfuss fue con la esperanza de reemplazarlo. Gracias al apoyo de Mussolini,Starhemberg soaba con convertirse en el regente de Austria, como el almiranteHorthy era regente de Hungra. Pronto se desvanecieron sus esperanzas.Finalmente, se consol con la actriz de cine Nora Gregor, de la que estabaperdidamente enamorado. El canciller Schuschnigg, de quien deca el Duce quepareca un sacristn melanclico, se aprovech de ello para liquidarlepolticamente en mayo de 1936.

    Despus de las revueltas de 1927, los marxistas haban intentado,asimismo, imponer su ley en la universidad. Queramos trabajar en paz y sefund la Legin acadmica: yo fui su porta-estandarte en septiembre de 1927

    en la poca de la clsica manifestacin de la Heldenplatz. Pero esta legin fuepronto sofocada, despus absorbida por las milicias de Starhemberg y seconvirti en la Heimatblock: entonces abandon aquel movimiento.

    Fue a partir de 1929 cuando el partido obrero alemn nacionalsocialistahizo reales progresos en Austria. Muchos jvenes partidarios de la unin conAlemania consideraban con mucha simpata este movimiento. No poda ser deotro modo. Hitler, que haba servido en un regimiento bvaro durante la GranGuerra militaba resueltamente en favor de la unin de todos los pueblosalemanes. En este punto estbamos, por as decir, todos de acuerdo y esto es lo

    que explica, sobre todo, el xito del nacional-socialismo en Austria desde 1929.

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    Se ha escrito que yo era un nazi de la primera hora. Esto no es exacto.Francamente, yo dudaba de que mis compatriotas pudiesen aceptar entonces larevolucin profunda que reclamaban unos agitadores cuya actitud y lenguajeespantaban. Algunos les tenan por comunistas de una especie particular. Los

    intereses amenazados por ellos me parecan demasiado poderosos y laorganizacin nacionalsocialista demasiado superficial en nuestro pas paraafrontar a la vez a marxistas y demcratas-cristianos.

    Sin embargo, cuando el doctor Goebbels vino a hablar a Viena, enseptiembre de 1932, el acontecimiento fue decisivo. El partido no estaba anprohibido y la reunin, que se desarroll en la pista de patinaje Engelmann, acielo abierto, con un tiempo excepcionalmente caluroso, tuvo una inmensaresonancia. Cuntos ramos, amontonados en aquel lugar donde,habitualmente, bamos a patinar o a aplaudir a Karl Schaefer, mi condiscpulo y

    a Fritzi Burger, campeones olmpicos? Ciertamente ms de 20.000. Si el serviciode orden exterior estaba asegurado por la polica austraca, el servicio de ordeninterior era asunto de los S.A. en uniforme. Las banderas con la cruz gamada,los cantos, el ceremonial, daban al mitin un aspecto impresionante. El pblicoviens tena la reputacin de no ser cmodo y el orador oa a menudo tacos.Pero Goebbels no fue nunca interrumpido. Los numerosos vendedores derefrescos y de sandwiches que, ordinariamente, ejercan ruidosamente sucomercio, tambin estuvieron en silencio: por lo dems, estbamos demasiadoapretados para que pudiesen circular a travs de la muchedumbre.

    Goebbels habl durante dos horas como l saba hacerlo en sus mejoresdas. Lo que me llam particularmente la atencin fue que su discurso era antidemaggico por excelencia. El anlisis que hizo de la situacin internacional,del estado lamentable de la Europa salida de Versalles, de las luchas estriles delos partidos, de la posicin de Austria con respecto a Alemania, era slido,perfectamente razonable, basado en hechos positivos y en una voluntad deconstruccin por medio del trabajo de un pueblo al fin unido. El orador tuvo unenorme xito. Y ni un solo incidente, en el interior ni el exterior, cuando salimos

    de la reunin.Confieso que di mi adhesin, imitado por numerosos compatriotas,

    algunas semanas ms tarde. El partido nacional-socialista dio en Austria unenorme salto hacia adelante. Al ao siguiente, el 19 de junio de 1933, el cancillerDollfuss no encontr ms que un solo medio para parar aquella progresin: loprohibi. Este fue su primer error.

    De hecho, apoyndose en las milicias de Starhemberg y de Frey quepronto dejaron de entenderse, el desgraciado canciller instituy unaverdadera dictadura, la del pretendido Frente patritico. Liquid el

    Parlamento y se agarr a las organizaciones de izquierda confundiendo lucha

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    contra el marxismo con la caza de trabajadores. Fue horrible. Durante losatroces das de febrero de 1934, la sangre corri a raudales en Linz, Graz yViena. No solamente se tiraba contra los manifestantes con fusil yametralladora, sino que, por orden de Dollfuss, se utilizaron carros de combate.

    La artillera, fulmin las casas obreras de la ciudad Karl Marx de Fiorisdorfdonde se haban fortificado finalmente los insurgentes del Schutzbund. Loscombates duraron cuatro das y no cesaron hasta el amanecer del 15 de febrero.

    Las vctimas? Ms de 400 muertos y 2.000 heridos, de los cuales habanmatado alrededor de 280 y herido gravemente a 1.300 del lado de lostrabajadores. La represin de la polica no fue menos despiadada. El dictatorialFrente patritico se separ as definitivamente de las fuerzas obreras. Social-demcratas y nacional-socialistas, igualmente prohibidos, se ayudaron entre s.Desde el comienzo del ao precedente Hitler era el jefe del Gobierno alemn y

    algunos de mis camaradas creen que ha llegado el momento; que larevolucin nacional-socialista en Austria no es ms que una cuestin desemanas.

    No era esto lo que yo crea. Hay que tener presente que desde septiembrede 1932 a junio de 1933 mi actividad en el seno del partido nacional-socialistano fue muy considerable. En efecto, los cuadros dirigentes del partidoaustracos se desbordaron un poco por las adhesiones masivas registradasdespus del mitin de Goebbels y, sobre todo, por el nombramiento de AdolfoHitler como canciller del Reich. El partido tema, no sin razn, verse ahogadopor las trnsfugas de otras formaciones. Por esto, a los que se adheran entoncesy que venan de los ms diversos horizontes polticos, se les consideraba comoaspirantes que tenan que ser puestos a prueba antes de asignarles tareasconformes a sus aptitudes.

    Por esto, el movimiento nacional socialista austraco se disolvi. Desdeentonces yo me limit a socorrer a los camaradas arrestados o a los que sebuscaba y que vivan en clandestinidad. No era siempre fcil. No es casinecesario precisar que yo tampoco dejaba de prestar mi ayuda a varios

    miembros del Schutzbund, muchachos muy valientes a quienes habanamenazado con el arresto. No se trataba de defender una ideologa marxista,sino de sacar del atolladero a gente estupenda que haba sido arrastrada a unaaventura siniestra.

    Uno de mis contramaestres, Oehler, comunista de buena tinta, que se batien las barricadas, cumplira ms tarde tan valientemente su deber en Rusia,que, siendo simple soldado, sera condecorado con la cruz de hierro de primeraclase. De 1934 a 1938 se asiste, pues, a una verdadera unin, bajo el signo de laclandestinidad, de los rprobos marxistas y nacional-socialistas.

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    Pero muy pocas personas, entre los partidarios de la unin con Alemania,podan prever el increble acontecimiento que se preparaba en este comienzo de

    julio de 1934: el putsch nacional-socialista en el curso del cual deba encontrar lamuerte el canciller Dollfuss.

    Hoy sabemos que el 9 de abril de 1934, Hitler haba dirigido a losembajadores del Reich, con puesto en el extranjero, un informe secreto (cf.Documenta on Germn Foreign Policy, vol. II serie C-459), en el cual se precisaba:

    Por el momento, es evidente que Alemania no puede arreglar el problemaaustraco en el sentido del Anschluss. Hay que dejar que los asuntos austracos sigan sucurso, porque cualquier tentativa de esta naturaleza sera aprovechada por las potenciaseuropeas de la Pequea Entente. En estas condiciones, nos parece preferible esperar.

    Los dirigentes del partido nacional-socialista austraco clandestino nopodan pretender que ignoraban estas directrices. No tard en organizarse uncomplot para obligar a Dollfuss a que dimitiera. En su lugar sera nombradocanciller uno de sus hombres de confianza, el doctor von Rintelen, embajadorde Austria en Roma. Todo fue improvisado. Hubo indiscreciones y el MayorFrey fue prevenido. La historia oficial dice que Dollfuss fue herido mortalmentepor uno de nuestros camaradas, Otto Planetta, en un oscuro pasillo de lacancillera donde se encontraba el dictador en compaa de Frey, del mayor-general Wrabel, de Karwinsky nuevo secretario de la Seguridad del Estado ydel consejo Hedviscka (25 de julio 1934). Despus he credo comprender que elpapel del ministro Frey y la autopsia del cadver del canciller, hecha deprisa yen circunstancias extraas, podan permitir considerar este tenebroso asuntode manera diferente.

    Los que, contra las directrices de Berln, queran colocar al Reich ante elhecho consumado obraban, ciertamente, de buena fe. Lo que ellos ignorabanes que muchos altos funcionarios jugaban un doble juego. Los jvenesconjurados que no tenan la intencin de asesinar al canciller ignoraban,

    sobre todo, que todos sus movimientos eran vigilados desde el comienzo deaquella maana del 25 de julio por agentes de Frey. Hubiera sido, pues, fcilarrestarlesantes deque tomasen por asalto la cancillera y la Casa de la Radio.Perose les dej actuar.

    Tenan orden de no hacer uso de sus armas ms que en caso deabsolutanecesidadyen tal caso tirar a las piernas. Fue hacia las 13 horas cuando Planettatir sobre una sombra en el pasillo que conduca a los archivos del palacio:tendra que haber sido prendido tres horas antes por lo menos.

    Mayores que yo, los putschistas eran ya activistas con galones de

    antigedad antes de la disolucin del partido. Yo no los he conocidopersonalmente. Pero lo que puedo revelar es que Planetta no ces de afirmar

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    que l no haba disparado ms queuna solavez. No obstante, el canciller recibidos balas, de las cuales una, que se aloj en la columna vertebral, parece habersido mortal. Cuando se denunci espontneamente, a fin de evitar que suscompaeros fuesen ejecutados, Planetta no se haca ninguna ilusin: saba que

    sus das estaban contados. Si alguno de los camaradas presentes a su lado habatirado, Planetta, tambin para salvarlo, habra declarado ciertamente que habahecho fuego dos veces. Hay aqu alguna cosa muy turbia que jams ha sidoaclarada.

    Que no se molesten ciertos cronistas, pero yo no he participado ni en laorganizacin del complot ni en el putsch. En efecto, acababa de casarme enmayo con una joven que conoca desde haca ya cuatro aos y que tenadiecinueve, Gretl, y nos habamos marchado a Italia en una moto con Side-car.En el transcurso de este viaje de bodas, muy deportivo, visitamos Bolonia,

    Venecia, Rvena, Pisa, Florencia, Roma y los Abruzzos.En Roma, en la plaza de Venecia, o por primera vez a Benito Mussolini

    que arengaba a la muchedumbre desde el balcn de la antigua embajada deAustria, confiscada en 1916. Si el Duce me hizo buena impresin, tambin meapercib que viviendo entre los italianos, mis prevenciones contra Italia sedesvanecan. En mis viajes despus por diferentes pases de Europa, hube dehacer la misma constatacin: somos una gran familia y podemos fcilmenteentendernos con todo el mundo, a condicin de que nos respetemosmutuamente y que cada uno de nosotros conserve lo que constituye suoriginalidad. Europa es un arco iris de naciones cuyos colores debenpermanecer distinguibles.

    Pero en fin, apenas haba vuelto de este viaje italiano cuando me encontren plena efervescencia poltica: ya haba llegado a Styria, a Carintia, al Tirol,pues la radio haba anunciado que el putsch haba tenido xito y que el doctorvon Rintelen haba sido encargado de formar un nuevo Gobierno. En realidad,Rintelen, cado en la trampa, haba intentado suicidarse.

    En cuanto a los putschistas vieneses, despus de haberles asegurado dos

    veces que seran conducidos sanos y salvos a la frontera bvara, haban rendidosus armas... e inmediatamente haban sido encarcelados. Las cifras de lasprdidas oficialmente publicadas fueron de 78 muertos y 165 heridos por partedel Gobierno y ms de 400 muertos y 800 heridos por parte de nuestros amigos.Muchos militantes nacional-socialistas pudieron huir a Alemania. Miles deotros menos dichosos se unieron con sus camaradas y los marxistas en camposde concentracin, creados desde el 23 de septiembre de 1933 por Dollfuss y a losque se llamaba pdicamente campos de internamiento administrativo. Los deWoellensdorf y Messendorf, cerca de Graz, se han hecho tristemente clebres.

    Ms de doscientos conjurados fueron citados en corte marcial y rpidamente

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    juzgados. Unos sesenta condenados a muerte "vieron su pena conmutada por lade trabajos forzados a perpetuidad por Miklas, presidente de la Repblica. Perosiete jefes nacional-socialistas, entre los que se encontraba Franz Holzweber, jefedel comando que se apoder de la cancillera, Otto Planetta, Hans Domes, Franz

    Leeb, Ludwig Maitzen, fueron colgados en compaa de dos jvenesmiembros del Schutzbund, Rudolf Ansbck y Joseph Gerl, en casa de los cualeshaban descubierto explosivos.

    La amplitud de la represin ejercida por la dictadura autoritaria ycristiana se revela por la ley de amnista promulgada en julio de 1936 por elcanciller Schuschnigg, sucesor de Dollfuss: 15.583 detenidos polticos fueronentonces liberados.

    Dos aos antes los que iban al suplicio haban muerto valerosamente.Cuando suban al patbulo todos los nacional-socialistas gritaban:

    Viva el pueblo alemn! Heil Hitler!

    En este 25 de julio de 1934, en Bayreuth, Hitler asista a una representacinde El Oro del Rhin, de Ricardo Wagner. Con estupor y clera se entera deestos acontecimientos y al mismo tiempo se le informa que Mussolini movilizacinco divisiones sobre el Brenner y que Yugoslavia coloca tropas en la frontera,frente a Styria y Carintia.

    Gran Dios, protgenos de nuestros amigos!, dice a Goering. Es otro Sarajevo...

    Enseguida, de acuerdo con la presidencia del Reich, enva a Viena a Franzvon Papen, camarero secreto del Papa: lo esencial es que las relaciones entreViena y Berln no sean rotas. En efecto, se mantienen, pero la tragedia austracano se ha terminado desgraciadamente.

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    2. Anschluss

    Gimnasia en el DEUTSCHER TURNVEREIN.SINGULARREFERENDUM PROPUESTO POR SCHUSCHNIGG, O EL AISLADO SIN

    AISLADOR.LA NOCHE DEL 11 DE MARZO DE 1938.SEYSS-INQUART,CANCILLER.EN EL PALACIO PRESIDENCIAL; DRAMA EVITADO ENTRE

    SA Y GUARDIAS FEDERALES.Hitler visto desde lo alto de nuestros andamio.PALINODIAS Y PLEBISCITO TRIUNFAL.LOS HOMBRES DEL OTRO LADODEL MAIN.

    El 11 de julio de 1936, el sucesor de Dollfuss, Kurt von Schuschnigg,reconoca oficialmente que Austria era fundamentalmente un Estado alemn.Sin embargo, l estaba en contra de la unin con Alemania y movilizaba a supolica para tratar sin piedad a todos los que manifestasen sentimientos pro-alemanes.

    La entrevista Hitler-Schuschnigg, el 12 de febrero de 1938, no dio

    solamente la esperanza de que se normalizaran las relaciones entre Alemania yAustria, sin que nos pareciese posible una pronta entrada en el seno de lamadre patria. Se volvi a autorizar el partido nacional-socialista bajo ciertascondiciones. Pero yo me haba adherido desde 1935 al Deutscher Turnverein,asociacin deportiva que exista a la vez en Alemania y en Austria. Por unacasualidad me haba vuelto a encontrar all con numerosos antiguos miembrosy simpatizantes del partido disuelto. Quizs es intil precisar que los 60.000miembros delTurnvereineran totalmente partidarios de la unin. En el interiorde esta sociedad de gimnasia estbamos organizados en secciones de defensa(Wehrzge). Yo era jefe de seccin. Sabamos muy bien, en efecto, que loscomunistas y los social-demcratas se haban hecho maestros en el arte decamuflar a sus tropas. Sabamos, sobre todo, que Mosc haba dado rdenesprecisas a los dirigentes austracos: preparar un frente popular con direccincomunista y tomar en Viena la revancha de Berln.

    Ciertamente que, despus de su vuelta de Berchtesgaden, Schuschnigghaba vuelto a manejar su gabinete y haba nombrado ministro del Interior aSeyss-Inquart. Este era un brillante abogado, catlico practicante que, como la

    mayora de los austracos, era partidario del Anschluss sin ser an miembro delpartido nacionalsocialista. Pero, al mismo tiempo, el canciller haca todos sus

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    esfuerzos para entenderse con los dirigentes de las asociaciones de extremoizquierda en contra nuestra. Pronto se hizo la presin de Mosc ms fuerte ySchuschnigg resolvi lanzarse a una aventura que deba decidir la suerte deAustria.

    El mircoles 9 de marzo de 1938 son el trueno. En Innsbruck, el cancilleranuncia para el domingo 13 de marzo un plebiscito para o contra una Austrialibre y alemana, independiente y social, cristiana y unida!.

    Enseguida, Berln le acusa de violar deliberadamente los acuerdos deBerchtesgaden, de seguir el juego de Mosc, de querer instalar en Viena unarepblica sovitica. De hecho, como lo hace notar un historiador francs,

    Jacques Benoist-Mchin (cf. Historia del Ejrcito alemn, tomo IV): Se asistir aun espectculo extrao del cual se apresurar a sacar partido la propagandahitleriana: aparte del Frente patritico (Vaterlndische Front), los nicos que

    harn abierta campaa en favor del plebiscito sern los comunistas.Hoy sabemos que el canciller fue vctima de diversos espejismos y, sin

    duda, de promesas que no podan ser cumplidas. Haba empezado por dar delado a la derecha monrquica, al responder negativamente a una proposicin derestauracin hecha por el archiduque Otto de Habsburgo quien haba firmadosu manifiesto: Otto, LR., es decir, Imperator Rex, ni ms ni menos que comoCarlos V. Como resultado de esto, nueve das ms tarde, el 26 de febrero, elministro de Asuntos Exteriores, Yvon Delbos, dio al canciller de Austria,delante del Parlamento Francs, este testimonio de satisfaccin:

    Francia no podra desinteresarse de la suerte de Austria: hoy afirma que laindependencia de Austria es un elemento indispensable del equilibrio europeo.

    En sus Memorias, Franz von Papen escribir que fue el embajador deFrancia en Viena, M. Puaux, ntimo amigo de Schuschnigg, quien concibi laidea de plebiscito.

    Para impedir, o al menos retardar el Anschluss al tener xito el

    referndum, el canciller cuenta, pues, con apoyos exteriores queinmediatamente le fallan. En Londres, Anthony Eden, ministro de AsuntosExteriores, acaba de dimitir. Chamberlain, que ha sido remplazado por lordHalifax considera el proyecto de referndum austraco como a hazardousbusiness (un negocio arriesgado). El doctor Masny, ministro de Checoslovaquiaen Berln, tena que dar almariscal Goering la seguridad de que el presidenteBenes no tenalaintencin de mezclarse en los acontecimientos austracos.

    El 7 de marzo, al final de la maana, el coronel Liebitsky, agregado militaraustraco en Roma, entrega a Mussolini copia del discurso que Schuschnigg va

    a pronunciar en Innsbruck. Sinceramente espantado interviene enseguida el

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    Duce para que el canciller renuncie a su proyecto que puede volverseinmediatamente contra l. A pesar de todo, Schuschnigg no tiene en cuentaeste aviso. Acaso recibi oficialmente seguridades en firme del lado francs?Hay que ponerlo en duda. Algunas semanas antes, el Gobierno Chautemps

    haba obtenido una amplia confianza del Parlamento con 439 votos contra 2. Al(ta siguiente del discurso de Innsbruck, en la maana del 10 de marzo, CamiloChautemps toma la palabra brevemente en la Cmara. Baja de la tribuna y semarcha de la sala; sus ministros le siguen en silencio: el gabinete Chautemps hadimitido sin haber sido puesto en minoras!

    Al mismo tiempo que hacamos gimnasia en el Turnverein, leamosmuchos peridicos extranjeros: el Times, el Daily Telegraph, el FrankfurterZeitung, leTemps, la prensa suiza y, en la tarde del 10 de marzo, nos enteramosde que Schuschnigg haba perdido la razn: se haba aislado l mismo.

    Es necesario saber que el referndum deba desarrollarse de la siguientemanera: como la ltima eleccin para la Asamblea nacional haba tenido lugaren 1929, no existan listas electorales; se nos explic que eran intiles. El Frentepatritico, nico organizador del referndum se encargara de todo.Primeramente, los funcionarios tendran la obligacin de votar en su oficina;todo ciudadano que estando en Viena hubiera cumplido veinticinco aos, oveinticuatro si estaba en provincias, podra votar con la simple presentacin deun libro de familia, de un recibo de inquilinato, de gas o de electricidad, de unacartilla de ahorros, de una tarjeta del Frente patritico o de la Liga agraria(Landbund), etc. Los electores conocidos de los escrutadores no tendran siquieranecesidad de muestra de identidad. Se haba especificado que el voto serapblico y que no habra ms que papeletas marcadas con SI en las oficinas devotacin. Nada de aisladores. Los ciudadanos que quisieran votarnegativamente tendran que llevar una papeleta marcada con un NO y pedir alos escrutadores un sobre oficial para guardarla!

    En estas condiciones, una panda de unos cincuenta barbianes,comenzando temprano a darse una vuelta por las oficinas de votacin y

    favorablemente acogidos por los amigos escrutadores, podan fcilmente dar aSchuschnigg varios miles de votos. Al mismo tiempo, la radio y la prensagubernamental repetan: Todo ciudadano que vote No se har culpable de altatraicin. De modo que todos los que hubieran tenido la ingenuidad de llevaruna papeleta marcada con un NO se habran designado ellos mismos comotraidores.

    Estos procedimientos no son muy honrados sin duda; pero a losorganizadores les parecan admirables.

    En esta noche del 10 de marzo, Schuschnigg da la orden de movilizar a la

    quinta de 1935. Las milicias del Frente patritico estn en estado de alerta. Y lo

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    ms inquietante es que las viejas tropas del Schutzbund, ultra marxistas, hanhecho su reaparicin, algunas disfrazadas bajo el uniforme gris claro de lasOstmrkische Sturmscharen, unidades de combate del Frente patritico. Se digalo que se quiera. Schuschnigg utiliza todos los medios y en los camiones que

    circulaban por Viena en esta maana del 11 de marzo, podamos ver a lospropagandistas del Frente patritico con el puo levantado. Sabemos queSchmitz, el burgomaestre de Viena, convoc la vspera por la noche a losresponsables de las milicias de fbricas y estamos seguros de que sedistribuyeron armas. Procedentes de los suburbios, venan restos de lascolumnas de camiones llevando en triunfo la bandera roja con la hoz y elmartillo. Obreros iban levantando el puo, cantando la Internacional ygritando:

    Por la libertad, votad SI!Abajo Hitler! Viva Mosc!

    Mientras tanto, aviones con divisa blanca y roja arrojaban sobre la capitaltoneladas de manifiestos:VOTAD SI!

    Cul puede ser el significado de este bizarro referndum, organizado ensetenta y dos horas por un poder que no tiene base popular real alguna? Desdela vspera por la noche, discusiones cada vez ms speras tienen lugar en lacancillera. Cambio de escena: el Wiener Neuesten Nachrichten publica unmanifiesto del doctor Jury, adjunto de Seyss-Inquart en el Ministerio delInterior, en el que se proclama que el referndum es arbitrario e ilegal einvitan al pueblo a boicotearlo. No fue posible secuestrar el peridico.

    Qu va a ocurrir? Despus de muchas vacilaciones hacia las 13 horas deese mismo 11 de marzo, el canciller declara que modificar la frmula delreferndum. Quiere ganar tiempo cuando, desde Berln, el mariscal Goeringexige telefnicamente la dimisin pura y sencilla del Gobierno (16,30 horas). Sesabe que hay tropas alemanas motorizadas concentradas en la frontera,

    Schuschnigg pregunta entonces al doctor Zehner, secretario de Estado de laDefensa, si el Ejrcito y la polica estn dispuestos a resistir. Pronto comprendeque nada podra impedir a las tropas del Reich llegar a Viena, si no fuera,quizs, el grandsimo entusiasmo de los pueblos.

    Desde que se conoci la movilizacin de las milicias de fbricas, los jefesdelDeutscher Turnvereinconvocaron a las secciones de defensa de la asociacin.No queramos revivir a ningn precio los sangrientos das de 1927 y de 1934.

    Delante de la cancillera se haba concentrado al caer la tarde una enormemuchedumbre. All estbamos, mis camaradas y yo, angustiados o llenos de

    esperanza, segn las noticias que atravesaban por la multitud. De repente, a las

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    20 horas, fue Seyss-Inquart quien lanz una llamada general a la calma e invita las fuerzas de polica y de seguridad nacional-socialistas que velasen pormantener el orden. Con gran extraeza me di cuenta de que un gran nmerode gente, comprendidos policas, llevaban el brazalete con la cruz gamada.

    Todos se convirtieron en buenos nacional-socialistas en cuanto supieron que elpresidente de la Repblica haba aceptado la dimisin de Schuschnigg.

    En su lugar, el presidente Miklas rehus en principio nombrar, a Seyss-Inquart, aunque era el nico ministro que haba quedado en funciones apeticin del mismo presidente. Este presidente era un hombre venerable quetena principios y catorce hijos. Lo que ignoraba es que dos de ellos eranmiembros de las SA clandestinas!

    Lo que se llam la violacin de Austria empez entonces, en aquellanoche, con una alegre retreta con antorchas por las calles de Viena y ante la

    cancillera. En la Heldenplatz, la gente lloraba, rea, se abrazaba. Cuando lasbanderas de la cruz gamada aparecieron en los balcones de la cancillera, hacialas 23 horas, fue el delirio.

    Siempre obstinado, mientras que sus hijos gritaban en la plaza HeilHitler!, el presidente Miklas busc mucho tiempo un sucesor del dimitidoSchuschnigg. No quera a Seyss-Inquart, recomendado y luego impuesto porGoering, quien tena que colocar a dos cufiados austracos. Instalado en lacancillera, Miklas intent sondear a una docena de personalidades que seinhibieron, entre las cuales se encontraba el doctor Skubl, secretario de Estado;el doctor Ender, antiguo jefe de un Gobierno social-cristiano, y, en fin, aSchilkawsky, inspector general de la armada, preocupado, sobre todo, porevitar un enfrentamiento fratricida. Hacia la media noche, cansado de estalucha, Miklas nombr a Seyss-Inquart, quien, enseguida, entreg la lista de losnuevos ministros.

    Mis camaradas y yo estbamos an ante la cancillera cuando Seyss-Inquart apareci en un balcn: una formidable ovacin lo acogi ycomprendimos que ya era canciller. Pronunci una corta alocucin de la cual no

    entendimos ni una palabra por el tumulto. De repente, se hizo un gran silencioy, con la cabeza descubierta, la inmensa muchedumbre cant el himno alemn.

    Jams olvidar aquel minuto que nos compens de tantas penas, sacrificios yhumillaciones.

    Le que en aquella ocasin los principios democrticos fueron violados.No haba sombras de una democracia en Austria. El canciller Dollfuss habaliquidado el Parlamento el 15 de marzo de 1927. Schuschnigg haba sidonombrado canciller por Miklas despus de la trgica muerte de Dollfuss sin quelos austracos hubiesen sido consultados. Para comprender nuestra actitud son

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    necesarios la buena fe y el conocimiento aunque sea superficial de lahistoria.

    An me veo, durante aquella noche memorable, en compaa de miscamaradas delDeutscher Turnverein. Desde el comienzo de la tarde estbamos

    alerta, vestidos con gabanes de montas que en un apuro poda pasar porchaquetones de uniforme, calzones de jinete o pantalones de ski. No tenamosbrazaletes.

    ramos tan felices que no sentamos ni el hambre ni el fro. Sin embargo,ya no haba nada que hacer en la Heldenplatz y, siempre acompaado de miscamaradas, me dirig hacia una calleja que se encontraba detrs de la cancillera.Haba aparcado mi coche no lejos de all. Pasado el primer entusiasmo, apenaspodamos creer que no estbamos soando. Era posible que Seyss-Inquartfuera verdaderamente nacional-socialista? Hasta entonces lo habamos

    considerado como un hombre de enlace. Cul iba a ser la reaccin de laextrema izquierda? Era verdad que el Fhrer haba dado orden a las tropasalemanas de entrar en Austria, como se oa decir?

    En aquel momento, de un portaln sali lentamente a la acera de la callejauna limousine negra y cuando nos habamos colocado en fila para dejarlaspasar o que desde lejos me llamaba un hombre que, en compaa de otraspersonas, sala tambin del palacio. El personaje vino rpidamente hacia m yreconoc entonces a Bruno Weiss, presidente de nuestro Deutscher Turnverein.Pareca nervioso y me pregunt si dispona de un coche.

    Muy bien, me dijo. Es una suerte que le encuentre aqu. Necesitamos unhombre tranquilo y sensato! Ha visto usted la gran limousine que acaba desalir? Bien. El presidente Miklas va dentro. Se vuelve a su palacio de la calleReisner, ocupado por un destacamento de guardias federales. Acabamos deenterarnos que en este mismo momento un destacamento de SA de Florisdorfha recibido la orden de dirigirse a la calle Reisner, porque el presidente federaldebe ser protegido por el nuevo Gobierno. Por consiguiente, no conviene enmodo alguno que haya una agarrada entre las dos formaciones. Me

    comprende?Perfectamente, querido presidente. Pero yo no tengo poder...Me par con un gesto:En nombre del nuevo canciller le encargo que personalmente vaya

    inmediatamente a la calle Reisner e intervenga con calma, pero resueltamente,para evitar todo incidente. Rena algunos camaradas, pero to pierda unminuto. Voy a prevenir al canciller que usted se ha encabado de esta misin.Voy a tratar de arreglar las cosas por telfono, pero es preferible que usted esten su sitio. En cuanto se encuentre all telefonee a la cancillera. Andando

    querido. Los minutos son preciosos...

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    Desde luego lo eran! Afortunadamente reclut all mismo unos diezcamaradas que se apretujaron en dos o tres coches o montaron en su moto. Noshundimos en la noche a travs de la muchedumbre que se deslizaba y llegamosante el palacio en el momento que penetraba en l el presidente. Nos

    precipitamos detrs de l, mientras que yo ordenaba cerrar la gran puerta de laentrada.

    Estaba el presidente subiendo la escalera cuando nosotros irrumpimos enel hall. Un joven teniente de la guardia federal surgi de la galera del primerpiso y sac su pistola. La confusin lleg al colmo con las exclamaciones de losguardias, de la gente del squito presidencial y la aparicin de la seora Miklascompletamente enloquecida. Yo grit ms fuerte que los dems:

    Silencio, por favor!Carguen sus armas!, orden el teniente.

    Este oficial, que despus se hizo mi amigo y al que tres semanas ms tardevolva a encontrar siendo capitn en la Wehrmacht, no haca ms que cumplircon su deber. Felizmente, nosotros no tenamos ni armas ni brazaletes, peronuestra vestimenta heterclita no hablaba nada en nuestro favor. La situacin sepresentaba de la manera siguiente: en pie, a lo largo de la primera galera y enlo alto de los escalones, nos apuntaban una veintena de guardias federales; enmedio de la escalera se haba parado el presidente y miraba a su mujer sin decirnada; un tumulto que vena de la calle se iba haciendo cada vez mayor. Los SA,que se apeaban de sus camiones, exigan que se les abriese la puerta. Yo deseque fuera muy slida.

    Calma seores!, grit una vez ms. Seor presidente, tenga la bondad deescucharme, por favor...

    Se volvi hacia m y me consider con sorpresa:Quin es usted, seor, y qu quiere?Permtame presentarme: ingeniero Skorzeny. Me ha enviado el canciller

    federal para que est al lado de su persona, seor presidente. Puede llamar portelfono al canciller? l podra certificarte que estoy aqu por orden suya.

    Ciertamente. Pero, dgame, sabe usted lo que significa todo ese tumultode ah fuera?

    Yo conoca la causa del tumulto sin poder revelarla an. Podra pensarseque los SA queran tomar por asalto el palacio presidencial: poda organizarsequizs un fusilamiento.

    Le ruego tenga la bondad de excusarme seor presidente, voy aenterarme inmediatamente.

    Con mi adjunto, Gerhard y nuestros camaradas del Turnverein pudimoscalmar al fin a los unos y a los otros. En presencia del doctor Miklas telefone a

    la cancillera y el doctor Seyss-Inquart se puso pronto al aparato: Bruno Weiss

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    haba hecho lo necesario, afortunadamente, y el canciller habl algunosinstantes con el presidente federal, quien volvi a pasarme el aparato. Seyss mefelicit por la prontitud de mi accin. Me rog que me quedara en el palaciohasta nueva orden, que tomara el mando del destacamento de la guardia

    federal y que con sta velara por la seguridad interior del palacio, mientras quelos SA se ocuparan de la seguridad exterior.

    Durante tres das y tres noches cumpl escrupulosamente mi misin asatisfaccin de todos: no hubo incidente alguno. Todo se termin con uncaluroso apretn de manos del canciller Seyss Inquart. Entonces yo era todava

    joven y pensaba un poco ingenuamente que haba entrado en la poltica activano solamente por casualidad, sino adems por la puerta grande.

    La entrada triunfal de Adolfo Hitler en Viena la vi desde muy arriba: de loalto de uno de nuestros andamios levantado para restaurar un museo que se

    encuentra sobre l Ring. Mis obreros estaban an ms entusiasmados que yo yles comprenda. Era a uno de los suyos al que acogan, uno de los nuestros.Desde lo alto de nuestro andamio mirbamos a aquel hombre prodigioso.Digan lo que quieran hoy, en Viena l se haba muerto de hambre. Ahora, antenuestros ojos, vena a tomar en la Historia el lugar de los ms grandessoberanos austracos, el de los Rodolfo, Maximiliano, Carlos, Fernando, Jos,que haban sido emperadores de Alemania. Era imposible y, sin embargo, eraverdad. Con nosotros, cientos de miles de personas gritaban que era verdad.

    En el cuadro del Ring, el espectculo era digno de acontecimiento,magnfico, suntuoso, con el mar de banderas y flores, las aclamaciones sin fin,las marchas militares, las tropas alemanas aclamadas como ningn otro ejrcitolo haba sido jams en Austria. Hubo un instante en que la inmensamuchedumbre tuvo un movimiento de curiosidad: la guardia personal delFhrer, la SS Leibstandarte Adolf Hitler acababa de aparecer. Su porte nosimpresion, sin que yo pudiera figurarme que un da bien cercano formaraparte de ella.

    Nunca he podido comprender donde haban encontrado mis compatriotas

    aquellas decenas de millares de banderas con la cruz gamada. Era de suponerque cada familia guardaba secretamente una o dos de ellas, en previsin de laviolacin de Austria. Otras muchas cosas me sorprendieron que hoy se hanido olvidando.

    El 10 de marzo, el cardenal Innitzer, arzobispo de Viena, haba sostenidoardientemente el referndum de Schuschnigg declarando, por ejemplo:

    Como ciudadanos austracos que somos, luchamos por una Austria libree independiente... Responderemos SI!

    Ocho das ms tarde, el 18 de marzo, el cardenal Innitzer, Mgr. Waitz,

    arzobispo de Salzburgo; Hefter, obispo de Klagenfurt; Pawlikowski, obispo de

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    Graz; Gfollner, obispo de Linz, declaraban pblicamente lo contrario, a saber:que ellos consideraban era su deber, en tanto que alemanes, pronunciarse enfavor del Reich alemn.

    Y precisaban: Estamos igualmente convencidos que gracias a la accin

    del movimiento nacional-socialista, el peligro del bolchevismo destructor y ateose apartar.

    Pero, qu decir de la actitud de lder social-demcrata Karl Renner,primer canciller de Austria en 1918-1919 y presidente del Consejo Nacionalhasta 1933?

    El 3 de abril de 1938 declaraba al lustrierte Kronenzeitung de Viena:

    Al fin, despus de veinte aos, el pueblo austraco puede dejar la va detestabledonde caminaba y volver a su punto de partida, a su declaracin solemne del 12 de

    noviembre de 1918. El triste intervalo de medio siglo de 1866 a 1918se borra denuevo ahora por el retorno a nuestra comn historia milenaria... En tanto quesocialdemcrata y por ello representante del derecho de los pueblos a disponer de ellosmismos, en tanto que antiguo presidente de la delegacin de paz austraca en Saint-Germain, votar SI.

    An afirma ms el doctor Renner, siempre el 3 de abril, en laNeue WienerTageblatt:

    Sera renegar de todo mi pasado de hombre de Estado austraco alemn no acogercon el corazn desbordante de alegra el gran hecho histrico de la unidad recobrada dela nacin alemana. En mi calidad de primer canciller de la Repblica de Austriaalemana votar SI.

    A estas declaraciones hizo coro Karl Seitz, viejo jefe socialdemcrata yantiguo burgomaestre de Viena.

    Los resultados del plebiscito del 10 de abril de 1938, que fue

    verdaderamente libre y secreto

    todos los austracos de buena fe puedentestimoniarlofueron los siguientes:Por la unin de Austria con el Reich................4.284.295Contra....................................................... 9.852Papeletas nulas............................................ 559

    Se sabe que el doctor Seyss-Inquart, futuro Reichstathalter de los Pases-Bajos, fue condenado a muerte en Nuremberg, que fue colgado, quemado y quesus cenizas fueron dispersadas al viento. Qu ha sido del doctor Renner? En

    1945 fue reelegido canciller de una Austria independiente, por fin liberada delyugo nazi.

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    Por qu era necesario que nos quedsemos un poco decepcionados?Algunos de los que habamos recibido con tanto entusiasmo nos trataron conuna falta de perspicacia y una condescendencia que en otras circunstanciashubiesen sido bastantes cmicas.

    Aureolado por el triunfo que haba obtenido tres aos antes en el Sarre, elGauleiterJos Brckel era un renano al que no faltaba ni sensatez ni inteligenciapoltica. Camisa vieja del partido tena que morir en las parihuelas comoprefecto de la Marcha del Oeste, en 1944. Pero todos los que atravesaron elMain despus de l no se le parecan. Hubiera sido necesario enviar a Austriagente de primera categora: desgraciadamente esto no ocurri siempre as y eltipo de funcionamiento que heredamos muy a menudo era a la vez delinstructor bvaro modelo 1.900 y el del agente de polica. Tampoco nosotrosestbamos libres de defectos. Nos esforzbamos por sonrer y comprender a los

    que no nos comprendan. Hay que decir que la tirantez, a veces la falta de tactodel prusiano o del sajn, constituyeron los verdaderos obstculos para unaunin que desebamos fraternal. Esto es lo que los historiadores que han escritosobre el ANSCHLUSS y que se han cegado por el hecho poltico, no han sabidover.

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    3. Waffen SS

    Dantzig y el pacto germano-sovitico.Si alguna vez perdemos estaguerra...Movilizado en la Luftwaffe y trasladado a los Waffen SS.Errores yconfusiones.Origen de los SS y de los Waffen SS.La Totenkopf.El general PaulHausser.Nada de seor.Espritu de cuerpo e ideologas. Combatientes

    europeos que no reciban rdenes de Himmler.La encuesta de la seccin histrica delEjrcito israel: un ensayo de clasificacin de los combatientes de las dos guerrasmundiales.El prncipe Valerio Borghese.

    El 27 de septiembre de 1938, sir Neville Chamberlain dirigindose por lasondas de la BBC al pueblo ingls, exclamaba:

    Cun horrible, fantstico e increble es que estemos cavando trincheras yprobando mscaras anti gas, a causa de una querella que se ha producido en un paslejano, entre gente de la que no sabemos nada! Y an parece ms inverosmil que esta

    querella, ya arreglada en principio, pueda dar lugar a una guerra!

    Francamente, al verano del ao siguiente yo no crea en la guerra. Losacuerdos de Murrieh nos parecan constituir el preludio de un acuerdo generalde las potencias europeas que revisaran los tratados de 1919-1920, los cuales,escriba un brillante hombre de Estado francs, Anatole de Monzie, habancreado en el corazn de Europa una media docena de Alsacia-Lorena. Mepareca imposible que los europeos, teniendo en comn una cultura y unacivilizacin tan notables no llegasen a entenderse: esto era lo que nos interesaba

    a todos. El asunto checo estaba arreglado: Polonia haba recuperado la reginde Teschense olvida siempre este detalley los 3.500.000 alemanes de lasSudetes se convertan de nuevo en ciudadanos del Reich. Su regreso al seno dela patria alemana haba emocionado profundamente a mi padre, cuya familiaera originara de Eger, en Bohemia. Todos pensbamos que no se negara ms alos alemanes de Dantzig el derecho de ser nuestros compatriotas.

    Todo el mundo saba que la patria de Hevel, de Fahrenheit, deSchopenhauer, capital de la Prusia Oriental en 1918, arrebatada al Reich al ao

    siguiente, estaba poblada de alemanes: los 448 artculos del tratado de Versallesno podan cambiar nada de eso. Nos pareca que nuestro pueblo, dispersado,

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    desgarrado, que haba sufrido terriblemente desde 1918 a 1925, no poda serconsiderado indefinidamente responsable de los errores cometidos por susdirigentes desde 1914 a 1918.

    En agosto de 1939 pasaba yo mis vacaciones en compaa de la familia del

    profesor Porsche, diseador del Volkswagen, al borde del Worthersee, enAustria, cuando la noticia de la firma del pacto germano-sovitico, nossumergi a todos en el estupor ms profundo. La Historia ofrece pocosejemplos de alianza invertida tan sensacional. Si el ao precedente me hubieradicho alguien que un da Hitler pactara con Stalin, ciertamente no le hubieracredo. Desde luego, los dos Gobiernos explicaron que no consideraban susideologas como artculos de exportacin. Pero pronto comprendimos lo quesignificaba ese pacto.

    En vano sugiri Mussolini el 31 de agosto que se reuniese una conferencia

    internacional el 5 de septiembre a fin de examinar las clusulas del tratado deVersalles que, segn l, eran la causa de los disturbios actuales. Nadie leescuch. El 1 de septiembre, a las 5,45 horas, laWehrmachtentraba en Polonia.Al da siguiente, a las 12 horas, Gran Bretaa declaraba la guerra al Reich y a las17 horas, Francia la imitaba, a fin de preservar la independencia de Polonia.

    Ningn alemn se alegr. Y creo que el mariscal Goering fue el intrpretedel pensamiento de cada uno de nosotros cuando dijo a Ribbentrop la noche del31 de agosto:

    Si alguna vez perdemos esta guerra, que Dios tenga piedad de nosotros!

    Yo no haba hecho an mi servicio militar. A punto de pasar las ltimaspruebas del certificado de piloto fui movilizado en la Luftwaffe, donde juzgaronque con treinta y un aos era demasiado mayor para volar. Yo no tena laintencin en absoluto de hacer la guerra como rastrero en cualquier oficina.Ped, pues, ser enviado a lasWaffenSS y despus de una serie de pruebas fsicasy exmenes mdicos muy severos, nueve camaradas y yo sobre cien

    candidatosfuimos aceptados.Me gustara aclarar aqu un equvoco: para muchos historiadores SS es un

    sinnimo de polica. Cmo puede imaginarse que yo haya deseado hacer laguerra en la polica?

    Hay en circulacin innumerables libros (y todo hace suponer que habrotros ms) sobre la SS, pero todos estn lejos de dar una idea clara de estaorganizacin. Desde hace algunos aos no faltan historiadores serios queadmitan fue muy compleja y que sus diferentes ramas tuvieron juicios y papelesmuy diferentes. Sin embargo, se confunde muchsimo an WAFFEN SS y

    Sicherheitsdienst (S D), Servicio de Seguridad. No hay confusin posible y al

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    primer golpe de vista poda reconocerse a un miembro del S D por su uniforme:sobre la manga izquierda se lea precisamente Sicherheitsdienst y sobre elescudo de armas del cuello en el lado derecho, las iniciales SS no figuraban enabsoluto. Yo ofrec en 1958 cien mil marcos a quien pudiese descubrir una foto,

    no trucada, donde apareciera un uniforme de miembros del S D. Esta cantidadest siempre a disposicin de los eventuales buscadores.

    Son necesarias aqu otras precisiones. Se ha escrito siempre que fueHeinrich Himmler el fundador y el jefe de los SS. Es un doble error. Nunca dejde ser el primer funcionario de la organizacin.

    El jefe de las Schutzstaffei (SS), desde el punto de vista poltico y militar,era bien evidentemente Adolfo Hitler, y era a l a quien nosotros, soldados delasWaffen SS, prestbamos juramente de fidelidad.

    La primera unidad armada de la SS fue la Leibstandarte Adolf Hitler,

    mandada por un rudo bvaro, antiguo combatiente de carros en la GranGuerra, Sepp (Jos) Dietrich. Este regimiento de parada, con correajes blancos,que habamos visto desfilar impecablemente en Viena, constitua la guardiapersonal del jefe del Estado alemn. Yo conoc bien a Sepp Dietrich. No era unestratega, era unfondead?

    Luego fueron creados otros dos regimientos bajo el nombre de SSVerfgungstruppen, tropas militarizadas de activo de la SS. Al final de 1937 habatres regimientos de infantera SS, el regimientoDeutschland, nico completo, elGermaniay laLeibstandarte.

    La administracin y la instruccin militar haban sido confiadas a PaulHausser, teniente general retirado de la Reichswehr, director de la escuela deoficiales del Hanovre. Yo estaba al lado del general Hausser cuando fuegravemente herido en Borodino, ya veremos en qu circunstancias. Era un jefede guerra de primer orden. Pero su primer mrito, segn creo, fue mostrarse deuna extrema severidad en el reclutamiento de los voluntarios. Estos debanpresentar un certificado de penales virgen y se les haca una encuesta demoralidad sobre su pasado. La seleccin concerniente no era menos seria.

    Resumiendo, Hausser deseaba que losWaffenSS fueran soldados de lite.El entrenamiento diario de los oficiales, suboficiales y soldados era a la

    vez muy duro y muy completo. La disciplina era an ms estricta que en laWehrmacht. Los oficiales compartan enteramente la vida con sus hombres. Lacamaradera, la confianza y el respeto mutuos eran regla. Un detalle:hubiramos enrojecido de vergenza si hubiramos cerrado con llave elarmarito que contena nuestros objetos personales.

    Hitler haba decidido que en las Waffen SS el grado no debera serprecedido de seor. En la Armada se responda a un coronel: S, seor

    coronel. Nosotros decamos sencillamente a un general: S, jefe de grupo!

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    Esta innovacin revolucionaria tena el mrito de abolir toda apariencia deservilismo ante el superior en graduacin. Las relaciones en el seno de la

    jerarqua de los Waffen SS eran ms sencillas, ms humanas y el tipocaricaturesco del oficial prusiano, tieso, spero, lleno de altivez, considerando a

    su subordinado de manera altiva a travs de un monculo, era desconocidoentre nosotros.

    Quizs se sorprendern de saber que en las Waffen SS la libertad deconciencia era absoluta. Se encontraban all tanto agnsticos, protestantes, comocatlicos practicantes. El capelln de la brigada francesa SS Carlomagno eramonseor Mayol de Lup, amigo personal de Po XII y yo tuve en una de misunidades a un sacerdote catlico rumano sirviendo como simple soldado.

    Si los SA eran en su mayora miembros del partido nacionalsocialista, enlas Waffen SS la inscripcin en el partido no era ni obligatoria, ni incluso

    recomendada. Esto es lo que no se quiere comprender. Sin duda ramossoldados polticos, pero defendamos una ideologa por encima de la poltica yde los partidos. No nos privbamos de criticar ciertas concepciones del partidoy las decisiones de ciertos Gauleiters (jefes de cantn). Que pudiesen existir eldesgraciado Streicher y su peridico, nos pareca a la vez lamentable einconveniente. Aquel peridico desdeca. No haba verdaderamente nada decomn entre los editoriales de Das Reich, que escriba Goebbels laselucubraciones del Stiirmer. Lo cual no me impide en modo alguno decir queel trato que se hizo sufrir a Streicher antes de su condena a muerte y ejecucinen la horca, no engrandece a los justicieros de Nuremberg.

    No nos considerbamos soldados superiores a los dems; pero al menosponamos todo nuestro corazn en servir a la Patria de la mejor manera. Otrasdivisiones, pertenecientes al Ejrcito, combatieron soberbiamente durante lalarga y espantosa tragedia de la guerra laGross Deutschland, por ejemplo, porcitar unay sus soldados, como nosotros, miraban de arriba a abajo. No se nospuede reprochar por ello.

    Que haya habido en los Waffen SS un espritu de cuerpo, sera vano

    negarlo; pero este espritu no es un fenmeno nuevo: siempre ha existido en elseno de todos los ejrcitos del mundo. Creo que exista incluso en el seno de laGuardia roja y en ciertas divisiones siberianas, tropas escogidas del Ejrcitosovitico.

    Lo que har originales a los Waffen SS es que a partir de 1942constituyeron un verdadero cuerpo de soldados europeos, dentro del cualsirvieron con distincin, combatientes que hay que citar en orden alfabtico:albaneses, bosnianos, britnicos, blgaros, cosacos, croatas, daneses, estonianos,finlandeses, flamencos, franceses, georgianos, griegos, holandeses, hngaros,

    italianos, letones, lituanos, noruegos, rumanos, rusos, serbios, eslovacos, suecos,

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    suizos, ucranianos, valones, armenios, bielorrusos, indios, kirghicios, trtaros,de Turkmenistn y de Uzbekistn, sirvieron, bajo sus propias banderas, en losWaffen SS. En mis unidades contaba con representantes de casi todos estospueblos. Slo faltaban albaneses, bosnianos, britnicos, cosacos, georgianos,

    griegos y serbios.Hay que precisar adems que, integrados en las formaciones del Ejrcito

    de Tierra (Heer), no tenamos que recibir rdenes de Himmler y desde luego nolas recibamos. El mismo Generaloberst Hausser lo testimoni as delante delos jueces de Nuremberg los das 5 y 6 de agosto de 1946: Los Waffen SS norecibieron jams orden alguna ni de Himmler ni de Heydrich, porque no tenanque recibirlas. Los reporteros silenciaron esta rectificacin. Nosotrosejecutbamos las rdenes que, a travs de la jerarqua militar, nos daban los

    jefes de los ejrcitos de los que formbamos parte. Himmler no era ni un jefe de

    guerra ni siquiera un combatiente, aunque haya intentado hacerlo creer alcomienzo de 1945.

    El espritu de cuerpo, basado en las diferencias que ha he indicado, hacaque nos considersemos, no obstante, como una rama distinta del Ejrcito deTierra (Heer) y yo mismo, como todos los antiguos Waffen SS, tengo lacostumbre de emplear la expresin Ejrcito (Heer) para designar a las fuerzas delaWehrmachtque no eranWaffen SS.

    Siendo soldados, nada tenamos que ver la SS General, (AllgemeineSS),organizacin civil. Desgraciadamente, la mana que tena Himmler de otorgargrados honorficos a los miembros de la SS General: diplomticos,universitarios, industriales el profesor Porsche, por ejemplo etc., crealguna confusin. En la prisin de Nuremberg, en 1946, yo haba deencontrarme en compaa de dos generales SS: el barn Constantin vonNeurath, diplomticos de la vieja escuela, embajador de la Repblica de Wemaren Roma, despus ministro de Asuntos Exteriores y por fin protector deBohemia-Moravia; su sucesor en la Wilhelmstrasse, Joaqun von Ribbentrop, eratambin general SS.

    En el seno de las Juventudes hitlerianas, los Oberfhrer, Brigadefhrerabundaban igualmente y un da tuve que rogar a uno de esos generales quepretenda darme una orden que se alejara rpidamente de mi presencia. Sellamaba Julius Mader. Despus ha hecho una buensima carrera en propaganday prensa de Alemania del Este, como especialistas de las elucubraciones que sepublican de m. Pero, por qu este Mader olvida siempre decir que erageneral de las Juventudes hitlerianas?

    El verdadero creador de los Waffen SS fue, pues, el general Paul Hausser,al que llambamos afectuosamente Pap Hausser, con l, Flix Steiner, un

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    antiguo del Baltikum2 y Sepp Dietrich les dieron un estilo particular y unporte en el combate que puede ser comparado al de la guardia del emperadorNapolen.

    Pero cmo no se dan cuenta de que este ejrcito, que cont con cerca de

    un milln de jvenes europeos, dentro del cual cada combatiente gozaba de unaigual superioridad ante la muerte, constitua una brillante ments a lasvanidosas doctrinas nrdicas del Reichsfhrer SS Heinrich Himmler? Ideasque el mismo Hitler no comparta.

    Asimismo he de confesar que las doctrinas del Relchsleiter AlfredRosenberg me parecieron siempre cubiertas por la espesa niebla de losNibelungos. Rosenberg, a quien conoc personalmente ms tarde, era unhombre de buena fe al que cargaron con responsabilidades que no eran lassuyas. No obstante, nunca he podido leer enteramente su libro Elmito del siglo

    XX biblia de la supremaca de la raza aria lo llaman algunos; y, desde luego,nunca he encontrado a nadie que haya ledo las setecientas pginas del Mito.

    Para concluir sobre este tema, puedo decir que si Himmler pensabautilizar en el futuro a los Waffen SS como instrumentos de cierta polticapersonal, esta poltica, cualquiera que hubiera podido ser, nos fueperfectamente desconocida.

    Cmo se puede enjuiciar la accin de la Waffen SS en el transcurso de laSegunda Guerra Mundial?

    En 1957, la seccin histrica del Estado Mayor del Ejrcito israel envi uncuestionario a ms de mil jefes o expertos militares del mundo entero, ahistoriadores y a corresponsales de guerra. Se trataba de responder a lassiguientes preguntas:

    Durante las dos guerras mundiales, qu ejrcitos considera usted comolos mejores? Qu soldados eran los ms bravos? Los mejor entrenados? Losms hbiles? Los ms disciplinados? Los que dieron pruebas de msiniciativa?, etc.

    Entre los que respondieron a este cuestionario figuraban los generales

    Marshall (U.S.A.), Heusinger (N.A.T.O.), G.F. Fuller (Gran Bretaa), Koenig(Francia) y el famoso crtico militar