sistemas de agua dulce l - tecsuma

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Los servicios más importantes tienen que ver con el suministro de agua: suficiente abastecimiento para el consumo doméstico y las actividades agropecuarias, mantenimiento de la calidad del agua, y reposición de los acuíferos que alimentan las aguas subterráneas. Pero los ecosistemas de agua dulce proporcionan muchos otros bie- nes y servicios cruciales: hábitats para los peces (con fines ali- menticios y de ocio), mitigación de inundaciones, mantenimiento de la biodiversidad, asimilación y dilución de desperdicios, opor- tunidades de entretenimiento y rutas de transporte. Ayudados por represas, estos sistemas también producen energía hidroeléctrica, una de las fuentes renovables más importantes del mundo. Antes del siglo XX, la demanda mundial de estos bienes y ser- vicios era pequeña en comparación con lo que los sistemas de agua dulce podían proveer. Pero con el crecimiento poblacional, la industrialización y la expansión de la agricultura de regadío, la de- manda de esos servicios ha aumentado de forma drástica agotan- do la capacidad de los ecosistemas de agua dulce. Los responsables de la formulación de políticas son cada vez más conscientes de la creciente escasez de agua, aunque tal escasez es sólo apenas una de las presiones a las que estos ecosistemas se enfrentan hoy en día. Extensión y modificación L os sistemas de agua dulce han sido alterados desde los albores mismos de la historia; sin embargo, el ritmo de esos cambios se aceleró notablemente a principios del siglo XX. Los ríos y lagos han sido modificados por vías fluviales que los alteran, por la desecación de humedales, la construcción de represas y canales de riego, y el establecimiento de conexiones entre las cuencas mediante estructuras como ca- nales y acueductos para transferir agua. Aunque estos cambios han mejorado la producción en las fincas, el control de las creci- das y el suministro de energía hidroeléctrica, también han alte- rado radicalmente el ciclo hidrológico natural de la mayoría de las cuencas hidrográficas del mundo (Cuadro 2.24. Inventario de los ecosistemas de agua dulce). RÍOS La modificación de los ríos ha alterado radicalmente su caudal, sus crecidas y la manera en que éstos influyen en el paisaje. En 105 Capítulo 2: Inventario de los ecosistemas SISTEMAS DE AGUA DULCE L os ecosistemas de agua dulce en ríos, lagos y humedales contienen sólo una ínfima fracción —la centésima parte del 1%— del agua de la Tierra y ocupan menos de un 1% de la superficie terrestre (Watson et al. 1996:319; McAllister et al.1887:18). Aun así, estos sistemas vitales prestan servicios de enorme valor, que según algunas estimaciones ascienden a varios billones de dólares (Postel y Carpenter 1997:210). (continúa en la pág. 108)

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Page 1: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Los servicios más importantes tienen que ver con el suministrode agua: suficiente abastecimiento para el consumo doméstico y lasactividades agropecuarias, mantenimiento de la calidad del agua,y reposición de los acuíferos que alimentan las aguas subterráneas.Pero los ecosistemas de agua dulce proporcionan muchos otros bie-nes y servicios cruciales: hábitats para los peces (con fines ali-menticios y de ocio), mitigación de inundaciones, mantenimientode la biodiversidad, asimilación y dilución de desperdicios, opor-tunidades de entretenimiento y rutas de transporte. Ayudados porrepresas, estos sistemas también producen energía hidroeléctrica,una de las fuentes renovables más importantes del mundo.

Antes del siglo XX, la demanda mundial de estos bienes y ser-vicios era pequeña en comparación con lo que los sistemas deagua dulce podían proveer. Pero con el crecimiento poblacional, laindustrialización y la expansión de la agricultura de regadío, la de-manda de esos servicios ha aumentado de forma drástica agotan-do la capacidad de los ecosistemas de agua dulce. Los responsablesde la formulación de políticas son cada vez más conscientes de lacreciente escasez de agua, aunque tal escasez es sólo apenas una delas presiones a las que estos ecosistemas se enfrentan hoy en día.

Extens i ón y mod i f i cac i ón

Los sistemas de agua dulce han sido alterados desde losalbores mismos de la historia; sin embargo, el ritmo deesos cambios se aceleró notablemente a principios delsiglo XX. Los ríos y lagos han sido modificados por

vías fluviales que los alteran, por la desecación de humedales, laconstrucción de represas y canales de riego, y el establecimientode conexiones entre las cuencas mediante estructuras como ca-nales y acueductos para transferir agua. Aunque estos cambioshan mejorado la producción en las fincas, el control de las creci-das y el suministro de energía hidroeléctrica, también han alte-rado radicalmente el ciclo hidrológico natural de la mayoría delas cuencas hidrográficas del mundo (Cuadro 2.24. Inventario delos ecosistemas de agua dulce).

RÍOSLa modificación de los ríos ha alterado radicalmente su caudal,sus crecidas y la manera en que éstos influyen en el paisaje. En

105C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

S I S T E M A S D E A G U A D U L C E

Los ecosistemas de agua dulce en ríos, lagos y humedales contienen sólouna ínfima fracción —la centésima parte del 1%— del agua de la Tierra yocupan menos de un 1% de la superficie terrestre (Watson et al. 1996:319;McAllister et al.1887:18). Aun así, estos sistemas vitales prestan servicios de

enorme valor, que según algunas estimaciones ascienden a varios billones de dólares(Postel y Carpenter 1997:210).

(continúa en la pág. 108)

Page 2: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Condición y capacidad de cambio

Excelente Buena Mediana Deficiente Mala Sin evaluar

Condición

En aumento Mixta Disminuye Desconocida

Capacidadde cambio ?

Símbolos

La condición evalúa la producción y calidad actuales de los bienes y servicios de un ecosistema en comparación con su situación hace20-30 años.

Las calificaciones reflejan las opiniones de expertos sobre los bienes o ser-vicios de cada ecosistema a lo largo del tiempo y sin considerar los cambiosen los otros ecosistemas. Asimismo estiman la condición y la capacidadque predominan en el mundo, equilibrando la validez y fiabilidad de los dis-tintos indicadores. Cuando los hallazgos regionales difieren, si no hay datosde calidad mundiales, se le da peso a los mejores datos, a la mayor cober-tura geográfica o a las series cronológicas más prolongadas. Las diferenciaspronunciadas en las tendencias mundiales se califican como «mixtas» enaquellos casos en que no se puede determinar un valor neto. La seria insu-ficiencia de los datos actuales se califica como «desconocida».

La capacidad de cambio evalúa la capacidad biológica subyacentede los ecosistemas para continuar proporcionando el bien o servicio.

P R O D U C C I Ó N D E A L I M E N T O S

Aunque la calidad del agua de superficie ha mejorado en Es-tados Unidos y en Europa Occidental durante los últimos 20años (por lo menos en lo que a concentraciones de fósforo se re-

fiere), en casi todas las demás regiones del mundo las condiciones pa-recen haberse deteriorado con la intensificación de la agricultura y de laexpansión urbana e industrial. En la mayoría de los sistemas de aguasinteriores se están documentado con mayor frecuencia proliferacionesde algas y eutrofización. Las enfermedades producidas por la contami-nación de las aguas de superficie con materias fecales continúan siendouna de las principales causas de mortalidad y morbilidad en el mundo endesarrollo.

C A L I D A D D E L A G U A

La construcción de presas ha contribuido a abastecer de agua a lamayor parte de la población del mundo, al tiempo que ha permi-tido el aumento de la producción agrícola mediante el riego, fa-

cilitado el transporte, proporcionado energía eléctrica y ayudado a con-trolar las crecidas. Actualmente la gente extrae cerca de la mitad delagua ya disponible de los ríos. Entre 1900 y 1995 las extracciones deagua aumentaron seis veces, es decir, más de dos veces la tasa de creci-miento de la población. Muchas regiones del mundo cuentan con muybuen abastecimiento de agua; aun así, cerca del 40% de la población delmundo padece de escasez grave del líquido, y se proyecta que ésta conti-nuará aumentando de forma drástica en las próximas décadas debido alcrecimiento demográfico. En casi todos los continentes, la modificación delos ríos ha afectado a su flujo natural hasta tal punto que muchos de ellosno logran llegar al mar durante la estación seca. Este es el caso de los ríosColorado, Huang-He (Amarillo), Ganges, Nilo, Syr Darya y Amu Darya.

C A N T I D A D D E A G U A

La biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce está muchomás amenazada que la de los terrestres. En décadas recientescerca del 20% de los peces de agua dulce del mundo han que-

dado extintos, amenazados o en peligro. La alteración física, la pérdi-da y degradación de los hábitats, las extracciones de agua, la sobreex-plotación, la contaminación y la introducción de especies no nativas sontodos factores que contribuyen a la disminución de las especies de aguadulce. En muchas regiones del mundo los anfibios, peces y aves que de-penden de los humedales se enfrentan a un riesgo elevado.

B I O D I V E R S I D A D

Principales hallazgos

■ Aunque los ríos, lagos y humedales contienen apenas el0,01% del agua dulce del mundo y ocupan solamente el 1% dela superficie de la Tierra, se estima que el valor total de losservicios que prestan asciende a varios billones de dólares.

■ La construcción de represas es la actividad que mayor efectoha tenido en los sistemas de agua dulce. Desde la década delos años cincuenta la cantidad de represas grandes ha au-mentado siete veces; actualmente estas estructuras retienenel 14% de toda la escorrentía del mundo.

■ Debido a la construcción de represas, canales o desvíos deagua, cerca del 60% de los 227 ríos más grandes del mundoestá ligera o fuertemente fragmentado.

■ En 1997 se capturaron 7,7 millones de toneladas métricas depescado en lagos, ríos y humedales, un nivel de producciónque se estima supera el rendimiento máximo sostenible deestos sistemas.

■ La acuicultura de agua dulce produjo 17 millones de tonela-das métricas de pescado en 1997. Desde 1990, el rendimientode esta actividad ha aumentado más del doble y ahora repre-senta el 60% de toda la producción de la acuicultura mundial.

■ Se estima que durante el siglo XX se ha perdido la mitad delos humedales del mundo, a medida que éstos han sido con-vertidos a actividades agrícolas o de desarrollo urbano, o de-secados para combatir enfermedades como la malaria.

■ En el mundo hay por lo menos 1.500 millones de personaspara quienes las aguas subterráneas constituyen la fuenteprincipal de agua de beber. En muchas regiones la sobreex-plotación y la contaminación están amenazando estas fuen-tes, pero no hay datos completos sobre la calidad y la canti-dad del agua de origen subterráneo.

Cuadro 2.24 I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

d e a g u a d u l c eLa pesca de captura continental ha venido aumentando desde1984, principalmente en Asia, África y América Latina. En cam-bio en América del Norte, Europa y la antigua Unión Soviéti-

ca ha disminuido, mientras que en Oceanía y Australia ha permanecido es-table. En muchas regiones se ha mantenido el incremento vía repobla-ción e introducción de especies no nativas. La principal amenaza para lasostenibilidad a largo plazo de las pesquerías continentales es la pérdida dehábitat y la degradación del medio ambiente terrestre y acuático.

106R E C U R S O S M U N D I A L E S

Page 3: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Tarjeta de Agro. Costas Bosques Agua PraderasCalificación dulce

Producción dealimentos/fibra

Calidaddel agua

Cantidadde agua

Biodiversidad

Almacenamientode carbono

Recreación

Protección dela línea costera

Producciónde leña

?

?

Calidad de los datos

P R O D U C C I Ó N D E A L I M E N T O S

C A L I D A D D E L A G U A

C A N T I D A D D E A G U A

B I O D I V E R S I D A D

107

Los datos sobre la pesca de captura continental son escasos, especial-mente en los países en desarrollo. No se notifican muchas de las captu-ras por especie, como tampoco la cantidad de pescado que se consumelocalmente. No se hace una recolección sistemática de datos sobre la re-población de las pesquerías continentales, o sobre programas de rein-troducción de peces y otros esfuerzos de mejoramiento. Sólo existen ten-dencias históricas de las estadísticas de pesquerías para los pocos ríosque han sido plenamente estudiados.

Los datos sobre la calidad del agua en el mundo son escasos y existen po-cos programas continuos de vigilancia. Por lo general la información secircunscribe a los países industrializados o a pequeñas áreas muy loca-lizadas. La vigilancia se limita casi exclusivamente a la contaminaciónquímica en vez de ser de carácter biológico, lo cual permitiría tener unmejor conocimiento de las condiciones y capacidad del sistema. Para re-giones como Europa, donde sí se efectúan programas de vigilancia, lacomparación de datos es difícil debido a las diferencias en las medidasy enfoques utilizados.

Las estadísticas sobre uso y disponibilidad del agua, y sobre las áreasirrigadas a nivel mundial son deficientes. Por lo general las estimacio-nes se basan en una combinación de datos modelizados y observados.Existen cifras nacionales pero éstas difieren de las que aparecen en elpresente estudio, pues éstas corresponden a la cuenca hidrográfica o decaptación del río.

No hay muchas mediciones directas sobre la condición de la biodiversi-dad en los sistemas de agua dulce. Se carece de información básica so-bre especies de agua dulce para muchos países en desarrollo y tampocohay estudios sobre las amenazas a las que muchas de ellas se enfrentana nivel mundial. Esto imposibilita el análisis de tendencias de las po-blaciones o lo limita a aquellas especies muy conocidas. La informaciónsobre especies no nativas es por lo general anecdótica y se circunscribe alregistro de una en particular, sin que se documenten los efectos sobre lafauna y flora nativas. Se dispone de datos espaciales sólo para muypocas especies invasoras, principalmente en América del Norte.

C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Page 4: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

muchas ocasiones, los ríos quedan desconectados de las planiciesde inundación y humedales. Las represas —estructuras éstasque han tenido el impacto más significativo en los sistemas deagua dulce— han reducido la velocidad del agua en los sistemasfluviales, y han convertido a muchos de ellos en cadenas de em-balses conectados. En consecuencia, esta fragmentación ha mo-dificado los patrones de transporte de sedimentos y nutrientes,afectado a los patrones migratorios de algunas especies de peces,alterado la composición de los hábitats de ribera, creado sende-ros de desplazamiento para especies exóticas y contribuido apropiciar cambios en los ecosistemas costeros.

Represamiento de ríosLa cantidad de represas grandes (de más de 15 m de altura) ha au-mentado casi siete veces desde 1950 —de cerca de 5.750 a más de41.000 (ICOLD 1998: 7-13)—, confinando el 14% de la escorren-tía anual del mundo (L’vovich y White 1990:239). Aunque el ritmode construcción ha disminuido bastante en los países desarrolla-dos, en las naciones en vías de desarrollo, particularmente en Asia, lademanda y el potencial no utilizado son muy elevados. Hasta 1998se estaban construyendo 349 represas de más de 60 metros de altu-ra en varias partes del mundo (IHHD 1998: 12-14). Los lugaresdonde esta actividad es más intensa son Turquía, China, Japón,Iraq, Irán, Grecia, Rumania, España y la cuenca del río Paraná enAmérica del Sur. Las cuencas hidrográficas donde se están constru-yendo las represas más grandes son las del Yangtsé en China (38), ladel Tigris y el Éufrates (19), y la del Danubio (11).

Los investigadores del APEM evaluaron la mayoría de losríos más grandes del mundo (aquéllos con una descarga anual depor lo menos 350 m3/segundo) para cuantificar hasta qué puntolas represas y canales han fragmentado las cuencas hidrográficas,y para determinar la manera en que los aprovechamientos deagua han alterado sus caudales. El APEM muestra que de las227 cuencas hidrográficas estudiadas, el 37% está muy afectadopor la fragmentación y la alteración de los caudales, el 23%moderadamente afectado, mientras que el 40% no lo está (Dy-nesius y Nilsson 1994: 753-762; Revenga et al. [PAGE] 2000)(Cuadro 2.25. Fragmentación y regulación del caudal). Entre lossistemas «muy afectados» figuran aquéllos donde menos de uncuarto de su cauce principal está libre de represas, así comoaquellos ríos cuya descarga anual ha disminuido sustancialmen-te. Los «ríos no afectados» son aquéllos que no tienen ningunarepresa en su cauce principal y que, en caso de que sus afluenteshayan sido represados, la descarga ha sido almacenada en em-balses o no ha disminuido en más de un 2%.

En total, los sistemas muy o moderadamente afectados re-presentan cerca del 90% del volumen total del agua que fluye através de los ríos analizados. Los únicos ríos grandes que todavíafluyen libremente se encuentran en las regiones de tundra deAmérica del Norte y Rusia, y en cuencas más pequeñas de Áfricay América Latina.

Caudales más lentosEs evidente que los desvíos y las extracciones de agua han afec-tado profundamente los caudales de los ríos en todo el mundo.

En casi todos los continentes, el caudal natural de uno o más delos ríos principales ha disminuido hasta tal punto que no lo-gran llegar al mar durante la estación seca; el río Colorado, elHuang He (Amarillo), el Ganges, el Nilo, el Syr Darya y el AmuDarya se secan del todo en sus bocas durante esa estación (Pos-tel 1995:10). El Amu Darya y el Syr Darya descargaban 55.000millones de m3 de agua anualmente en el mar Aral antes de1960, pero los desvíos para riego redujeron ese volumen a unpromedio anual de 7.000 millones de m3, esto es, el 6% del cau-dal anual anterior, entre 1981 y 1990 (Postel 1995:14-15).

Al desacelerar el movimiento del agua, las represas tambiéninterrumpen el transporte normal de grandes cantidades de se-dimentos aguas abajo hacia los deltas, estuarios, bosques inun-dados, humedales y mares interiores. Esto puede privar a esasáreas de los sedimentos y nutrientes de los cuales dependen, loque afectaría a su productividad y a la composición de las espe-cies. La retención de sedimentos también interfiere con la ope-ración de las represas y acorta su vida útil. En Estados Unidosanualmente se pierden cerca de 2 km3 de la capacidad de alma-cenaje de los embalses por retención de sedimentos, con un cos-to anual de US$818 millones (Vörösmarty et al. 1997:217). Esaretención también elimina o reduce la escorrentía de primavera(o pulsos de inundación), que por lo general cumple un papelcrítico en el mantenimiento de comunidades ribereñas y hume-dales aguas abajo (Abramovitz 1996:11).

La retención de agua y sedimentos también afecta la calidadde aquélla y la capacidad que tienen los ríos para procesar des-perdicios, esto es, su habilidad de descomponer contaminantes.En los embalses, el agua se mueve más lentamente, no se mezclabien y aparece estratificada en capas, donde las del fondo seencuentran frecuentemente privadas de oxígeno. Éstas puedenproducir un gas tóxico de sulfito de hidrógeno que empeora lacalidad del líquido. Además, las aguas sin oxígeno suficienteque liberan las represas tienen una capacidad menor de procesardesperdicios hasta 100 km río abajo, porque esa capacidad de-pende directamente del nivel de oxígeno disuelto presente enellas.

Un indicador de hasta qué punto las represas han afectado lacapacidad de almacenar agua y retener sedimentos a nivel mun-dial es el cambio en el «tiempo de residencia» de aguas que deotra manera fluirían libremente, esto es, la cantidad de tiempoque le toma a una gota de tamaño promedio llegar al mar.Vörösmarty et al. (1997:210-219) calcularon los cambios en eltiempo de residencia o «envejecimiento» del agua de río en lasbocas de cada una de las 236 cuencas de desagüe (véase tambiénRevenga et al. [PAGE] 2000). A nivel mundial, el tiempo de re-sidencia promedio del agua de río se ha triplicado hasta llegar aser de más de un mes. Entre las cuencas más afectadas están lasdel Colorado y el Río Grande en América del Norte, las del Nilo yel Volta en África, y la del Río Negro en Argentina.

HUMEDALESLos humedales contienen una gran variedad de tipos de hábitatmuy productivos que van desde bosques y planicies de inunda-ción hasta lagos poco profundos y ciénagas. Como componentes

108R E C U R S O S M U N D I A L E S

Page 5: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

esenciales que son de los ecosistemas de agua dulce, los hume-dales prestan servicios de control de crecidas, almacenamiento decarbono y purificación de agua, y proporcionan bienes comopescado y mariscos, madera y fibra. Aunque los humedales sonun rasgo significativo de muchas regiones, en un estudio recien-te del Convenio de Ramsar sobre humedales se concluyó que lainformación disponible está demasiado incompleta como paraarrojar una estimación fiable sobre la extensión global de loshumedales (Finlayson y Davidson 1999:3).

Dado que a los humedales se les considera valiosos por supotencial como tierra agrícola —cuando no se les teme por al-bergar enfermedades—, su conversión ha sido masiva en todo elmundo, y en ocasiones con costos económicos y sociales consi-derables. Sin embargo, como no se posee información precisa anivel mundial sobre su extensión original, los científicos no pue-den decir con precisión hasta qué punto se han perdido; a partirde varios archivos históricos y fuentes, Myers (1997:129) estimóque durante el siglo XX la mitad de los humedales desapareció.Otros estudios más detallados han hecho un seguimiento de lapérdida de humedales en regiones y países específicos. Por ejem-plo, los expertos estiman que el 53% de los humedales de 48 es-tados de la Unión americana se perdió entre 1780 y 1980 (Dahl1990:5). En Europa, la pérdida ha sido aún más grave, ya queúnicamente la desecación y la conversión para fines agrícolashan reducido el área de humedales en un 60% (EEA 1999:291).

Eva luac i ón de b i enes y serv i c i os

CANTIDAD DE AGUAEl agua, tanto para el consumo doméstico como para las activi-dades agropecuarias y la industria, es claramente el bien más im-portante que ofrecen los ecosistemas de agua dulce. Cada año losseres humanos retiran 4.000 km3 de agua, esto es, el 20% delcaudal normal de los ríos del mundo (su «caudal base», no decrecida) (Shiklomanov 1997:14, 69). Entre 1900 y 1995, los re-tiros aumentaron en más de seis veces, lo cual equivale a más deldoble de la tasa de crecimiento poblacional (WMO 1997:9).

Los científicos estiman que la cantidad media anual de es-correntía mundial oscila entre 39.500 km3 y 42.700 km3 (Fe-kete et al. 1999:31, Shiklomanov 1997:13). Sin embargo, lamayor parte se produce en episodios de crecidas o no está dis-ponible para el uso humano. De hecho, sólo cerca de 9.000km3 están inmediatamente disponibles para el consumo huma-no, mientras que otros 3.500 km3 se almacenan en embalses(WMO 1997:7).

Si se consideran el suministro limitado de agua dulce y elnúmero creciente de habitantes, es evidente que la cantidad deagua por persona ha ido disminuyendo. De acuerdo con uncálculo global, entre 1950 y 2000, la disponibilidad de aguapor persona disminuyó de 16.800 m3 a 6.800 m3 al año (Shiklo-manov 1997:73). Sin embargo, tales promedios mundiales no re-flejan con precisión la situación hídrica del planeta, pues el su-ministro de agua no está equitativamente distribuido: algunasáreas tienen agua en abundancia mientras que en otras el abas-

tecimiento es limitado. Por ejemplo, la zonas áridas y semiáridasdel mudo reciben sólo el 2% de la escorrentía global aunqueocupan aproximadamente el 40% de la superficie terrestre(WMO 1997:7).

Demanda elevada, poca escorrentíaEn las cuencas hidrográficas donde la demanda es elevada en re-lación con la escorrentía disponible, el problema de la escasez deagua va en aumento. De hecho, los expertos en el tema con fre-cuencia advierten que la disponibilidad de agua será uno de losmayores desafíos de la sociedad en el siglo XXI, mientras que lafalta de agua será uno de los factores limitantes del desarrollo(WMO 1997:1, 19). En un análisis realizado en 1997 se estimóque aproximadamente una tercera parte de la población delmundo vive en países donde la tensión hídrica es entre modera-da y alta. Indudablemente esta cifra será mayor a medida queaumentan tanto la población como la demanda de agua per cá-pita (WMO 1977:1).

Con el propósito de comprender mejor el equilibrio entre lademanda de agua y su disponibilidad, y de determinar con ma-yor exactitud la dimensión del problema hídrico en el mundo, losinvestigadores del APEM emprendieron un nuevo análisis sobrela escasez del líquido usando un método un tanto diferente alaplicado en el estudio de 1997. Esta vez calcularon la disponi-bilidad de agua y la población en cuencas hidrográficas, en vezde hacerlo a nivel nacional o por estado1, con el propósito deidentificar aquellas áreas donde la disponibilidad anual por per-sona es inferior a 1.700 m3. Los expertos dicen que tales áreasestán experimentando «tensión hídrica», situación en la cualpueden ocurrir perturbaciones causadas por las escasez periódi-ca. En aquellas áreas donde el abastecimiento anual es inferior a1.000 m3 por persona las consecuencias son normalmente másgraves: problemas de producción de alimentos, saneamiento, sa-lud, desarrollo económico y pérdida de ecosistemas. Estas con-secuencias son ineludibles salvo que la región sea lo suficiente-mente rica como para usar nuevas tecnologías en materia deconservación o reutilización del líquido (Hinrichsen et al.1998:4).

Según el APEM, el 41% de la población mundial (2.300 mi-llones de personas) vive en cuencas hidrográficas que experi-mentan tensión hídrica, donde la disponibilidad per cápita es in-ferior a 1.700 m3 por persona (Revenga et al.[PAGE] 2000)(Cuadro 2.26. Cantidad y calidad del agua dulce). De ese total,1.700 millones de personas viven en cuencas hidrográficas don-de la tensión hídrica es muy alta, esto es, donde la disponibilidadpor persona es inferior a 1.000 m3. Suponiendo que los patronesde consumo actual continúen, los investigadores del APEM pre-vén que para el año 2025 por lo menos 3.500 millones de per-sonas (48% de la población mundial) vivirán en regiones dondese presenta tensión hídrica. De ese total, 2.400 millones viviránen condiciones de tensión hídrica elevada.

Incluso algunas regiones cuyas existencias de agua estaríannormalmente por encima de los niveles de escasez pueden expe-rimentar reducciones serias en su abastecimiento durante la es-

109C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

(continúa en la pág. 114)

Page 6: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

110R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.25 F r a g m e n t a c i ó n y r e g u l a c i ó n d e l c a u d a l

Durante varios siglos, en todo el mundo los seres huma-nos han modificado ríos y lagos con el propósito de me-jorar la navegación, han desecado humedales para abrir

paso a los asentamientos, y han construido represas y canalespara controlar el caudal de las aguas y satisfacer sus necesida-des. Estos cambios han conducido a aumentar la producciónagrícola pues a través de ellos se ha incrementado la cantidadde tierra y riego disponibles, se ha facilitado el transporte, sehan controlado las inundaciones y se ha generado energía eléc-trica.

Pero las modificaciones humanas también han tenido efec-tos de largo alcance en los ciclos hidrológicos y las especiesque de ellos dependen. Los ríos han sido desconectados desus planicies de inundación y humedales, y la velocidad delagua se ha reducido a medida que los sistemas fluviales se con-vierten en cadenas de embalses conectados. Estos cambioshan alterado las migraciones de peces, creado rutas de accesopara especies no nativas, y reducido o transformado los hábitatsribereños. La consecuencia ha sido la pérdida de especies yuna reducción general en el nivel de servicios ambientales quepueden proporcionar los ecosistemas de agua dulce.

La construcción de represas ha afectado a la mayor parte delos sistemas fluviales del mundo. Existen más de 41.000 represasde gran tamaño en el mundo, lo cual ha incrementado en sieteveces la capacidad de almacenamiento de agua desde 1950(ICOLD 1998, Vörösmarty et al. 1997). El mapa ubicado en laparte superior de la página siguiente muestra el nivel de frag-mentación o interrupción de los flujos naturales en 227 sistemasfluviales importantes a causa de la intervención humana (Dyne-sius y Nilsson 1994; Nilsson et al. 1999; Revenga et al. [PAGE]2000). Casi todos los grandes sistemas fluviales de las regionestempladas y áridas se encuentran clasificados como alta o mo-deradamente afectados, y casi todos los no afectados están enel Ártico o en las regiones boreales. Esta tendencia habrá decontinuar a medida que se sigan construyendo grandes repre-sas en Asia, el Oriente Medio y Europa Oriental.

La represas disminuyen la tasa de flujo natural, incremen-tando así la sedimentación y reduciendo los niveles de oxígenodisuelto. Entre los sistemas fluviales más afectados, en los quela duración de la retención de agua ha aumentado en más deuna año, figuran los ríos Colorado y Grande en América delNorte, Nilo y Volta en África y el río Negro en Argentina.

Retención de aguas continentales en las principales cuencas hidrográficas

Page 7: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

111C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Fuentes: Revenga et al. [PAGE 2000]. El mapa de retención de aguas continentales en la página anterior proviene de Vörösmarty et al. (1997). El mapasobre fragmentación en la parte superior se basa en Revenga et al. (1998). Dynesius y Nilsson (1994) y Nilsson et al. (1999). El mapa que muestra lasrepresas en construcción se basa en datos de IJHD (1998).

Fragmentación de los cauces de los ríos y regulación de flujo

Nuevas represas en construcción por cuenca, 1998

Page 8: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

112R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.26 C a n t i d a d y c a l i d a d d e l a g u a d u l c e

Los sistemas de agua dulce proporcionan el bien más esen-cial de todos: agua para beber, cocinar, lavar, enjuagar,mezclar, cultivar, procesar y otros usos incontables. El

crecimiento poblacional, así como la producción industrial y lademanda agrícola, han hecho que la tasa de consumo de aguahaya aumentado dos veces más rápido que la de crecimiento de-mográfico (WMO 1997:9).

La cantidad y la calidad del agua disponible en los sistemasde agua dulce están determinadas en gran medida por el tipo deuso del suelo dentro de la cuenca de la cual se extrae el líquido.El mosaico de ciudades, vías, agroecosistemas y áreas naturalesafecta a su transpiración, drenaje y escorrentía, y en muchasocasiones influye en la cantidad de contaminación que el aguacarga. Las aguas naturales tienen concentraciones bajas de ni-tratos y fosfatos, pero estos niveles aumentan en aquellos ríosque se alimentan de la escorrentía que proviene de los agroe-cosistemas (especialmente en Europa y América del Norte, don-

de los fertilizantes sintéticos se usan de forma generalizada). Elexceso de nutrientes estimula el crecimiento de las plantas, locual puede afectar a las especies que habitan en el sistema,atascar las vías de distribución y afectar a la salud humana.

Así como el agua pura es muchas veces víctima del desarro-llo, este último puede también ser víctima de la falta de aquélla.Muchos expertos anuncian la posibilidad de que la carencia deagua pura sea uno de los factores limitantes claves del creci-miento económico en el siglo XXI. En 1995, más del 40% de la po-blación del mundo vivía en condiciones de tensión hídrica (estoes, menos de 1.700 m3 de agua por persona por año) o de esca-sez de agua (menos de 1.000 m3 por persona por año). Se estimaque para el 2025 este porcentaje aumentará al 50% de la pobla-ción del mundo. Las cuencas con poblaciones superiores a los10 millones que para el 2025 experimentarán una situación detensión hídrica son las del Volta, el Farah, el Nilo, el Tigris y elÉufrates, el Narmada y el Colorado (Brunner et al. 2000).

Contaminación por nutrientes en ríos seleccionados,1994

Área(millones Concentración (mg/l)

Región Río de km2) Nitratos Fosfatos

África Zaire 3,69 n.d. n.d.Nilo 2,96 0,80 0,03

Asia Huang-He 0,77 0,17 0,02Bramaputra 0,58 0,82 0,06

Europa Volga 1,35 0,62 0,02Sena 0,06 4,30 0,40

Norteamérica Mississippi 3,27 1,06 0,20St. Lawrence 1,02 0,22 0,02

Oceanía Murray Darling 1,14 0,03 0,10Waikato 0,01 0,30 0,10

Sudamérica Amazonas 6,11 0,17 0,02Orinoco 1,10 0,08 0,01

Disponibilidad de agua en el mundo, 1995 y 2025

1995 2025Suministro Población Porcentaje Población Porcentaje

Estatus (m3/persona) (millones) del total (millones) del total

Escasez <500 1.077 19 1.783 25500-1.000 587 10 624 9

Tensión 1.000-1.700 669 12 1.077 15

No asignada 241 4 296 4

Suficiencia > 1.700 3.091 55 3.494 48

Total 5.665 100 7.274 100

Page 9: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

113C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Fuentes: El cuadro sobre contaminación por nutrientes se basa en PNUMA-GEMS (1995). El cuadro sobre disponibilidad de agua proviene de Re-venga et al. [2000]. Las proyecciones sobre escasez de agua se basan en las que hace Naciones Unidas con un crecimiento demográfico bajo o contendencia a disminuir, y no consideran los efectos de la contaminación y el cambio climático.

Disponibilidad de suministro anual de agua por persona en las cuencas hidrográficas, 1995

Disponibilidad de suministro anual de agua por persona en las cuencas hidrográficas, 2025

Page 10: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

tación seca. El APEM identificó varias cuencas donde se puedepresentar esta situación, especialmente en el noreste de Brasil, elsur de África, el centro de India, el oriente de Turquía, el noro-este de Irán y el sudeste asiático continental.

Fuentes de agua subterráneaLa preocupación por la escasez no sólo tiene que ver con el aguade superficie sino también con las fuentes subterráneas, de lascuales dependen más de 1.500 millones de personas y cuyas ex-tracciones anuales oscilan aproximadamente entre 60 y 700 km3

por año (20% de los retiros mundiales totales) (Shiklomanov1997:53-54). Parte de esta agua —de origen fósil— proviene defuentes profundas aisladas del ciclo normal de escorrentía, aun-que en su mayor parte se encuentra en acuíferos no muy hondosque se alimentan de la misma escorrentía que los sistemas su-perficiales. En realidad, la extracción excesiva de agua sub-terránea puede privar a arroyos y ríos de un porcentaje impor-tante de su caudal. De la misma manera, la contaminación deacuíferos con nitratos, plaguicidas y químicos industriales por logeneral afecta a la calidad del líquido en los ecosistemas adya-centes de agua dulce. Aunque se sabe que ambos problemas songeneralizados y van en aumento (PNUMA 1996:4-5), no existendatos completos sobre recursos de agua subterránea y tendenciasen materia de contaminación.

CALIDAD DEL AGUALos sistemas de agua dulce, particularmente los humedales,cumplen un papel esencial en lo que se refiere a mantener la ca-lidad del agua eliminando los contaminantes y ayudando a de-sintegrar y dispersar los desperdicios orgánicos. Sin embargo, lacapacidad de filtración de los humedales y otros hábitats es li-mitada y puede verse superada por el exceso de desperdicioshumanos, escorrentía agrícola y contaminantes industriales. Enrealidad la calidad del agua degenera diariamente por la acciónde un amplio conjunto de contaminantes como aguas residuales,desperdicios provenientes de la producción de alimentos y lamanufactura de papel, fertilizantes, metales pesados, microbios,disolventes industriales, compuestos tóxicos como el petróleo y

los plaguicidas, sales provenientes del riego, lluvia ácida y sedi-mentos.

La información sobre la calidad del agua a nivel global nosólo es deficiente sino también difícil de obtener por varias ra-zones. Los problemas relativos a la calidad son por lo general lo-cales y varían ampliamente dependiendo de la ubicación, esta-ción, e incluso hora del día. Además, la vigilancia de la calidaddel agua está lejos de ser universal y los estándares normalmen-te varían de forma significativa de un país a otro.

Aun así, la información existente deja claro que hay coinci-dencia en muchas de las tendencias en materia de contaminacióndel suministro de agua en el mundo. Hace cien años, los princi-pales problemas se originaban en la contaminación fecal y orgá-nica de los desperdicios humanos no tratados y los subproductosde las primeras industrias. Estas fuentes de contaminación se hanreducido significativamente en la mayoría de los países indus-trializados, lo cual ha tenido consecuencias positivas para la ca-lidad del agua. Sin embargo, un nuevo grupo de contaminantesprocedentes de la agricultura intensiva y de las actividades de de-sarrollo en las cuencas ha impedido que se concluya plenamenteesa limpieza. Mientras tanto, en la mayoría de los países en de-sarrollo se combinan los problemas de las fuentes tradicionalesde contaminación con los de las nuevas —como son los plagui-cidas— con lo que se degrada la calidad del agua de formasignificativa, particularmente cerca de centros industriales yáreas donde se practica la agricultura intensiva (Shiklomanov1997:28; PNUMA/GEMS 1995:6).

Otra causa importante del aumento de la contaminación enlas fuentes de agua dulce ha sido el uso cada vez mayor de es-tiércol y fertilizantes manufacturados (fuentes importantes denutrientes como nitratos y fósforos), especialmente cerca de losgrandes centros urbanos y zonas de agricultura intensiva. Lasconcentraciones de fósforo y nitrato son bajas en los sistemasnaturales pero aumentan con la escorrentía proveniente de losagroecosistemas y de los efluentes industriales. Es por ello que seha documentado una presencia cada vez más frecuente de pro-liferaciones de algas y eutrofización en los sistemas de aguas in-teriores. Las concentraciones más altas de nitratos se encuentranen Europa, aunque también es posible detectarlas en cuencasque han sido intensivamente utilizadas y modificadas por laactividad humana en China, Sudáfrica, y en las del Nilo y elMississippi (PNUMA/GEMS 1995:33-36). A su vez, estos nive-les elevados de nitratos están asociados a la eutrofización extre-ma causada por la escorrentía agrícola, por lo menos en dosáreas: el mar Mediterráneo y el norte del golfo de México en lasbocas del río Mississippi. La contaminación causada por la es-correntía agrícola sigue siendo un problema imposible de tratardebido a su naturaleza difusa, lo que dificulta su control inclu-so en los países industrializados.

Aunque las mediciones de calidad que se centran en los nive-les de contaminantes son útiles, no nos dicen directamente de quémanera la contaminación afecta a los ecosistemas de agua dulce.Para determinarlo es necesario vigilar las comunidades acuáticas.El Índice de Integridad Biótica (IIB) —que incluye informaciónsobre la riqueza de especies de insectos y peces, su composición y

114R E C U R S O S M U N D I A L E S

El estado de cuenta de la cantidad de agua. Actual-mente estamos retirando cerca de una quinta parte delcaudal normal (no de crecida) de los ríos del mundo,

pero en las cuencas hidrográficas de regiones áridas y muy po-bladas la proporción puede ser mucho mayor. Esto tiene impli-caciones para todas las especies que viven en esos sistemas odependen de ellos, así como para el abastecimiento de agua enel futuro. Actualmente más del 40% de la población del planetavive en cuencas donde escasea el agua. En la medida en que lapoblación sigue creciendo, se prevé que la escasez de agua au-mentará significativamente en las próximas décadas y que parael año 2025 afectará a la mitad de los habitantes del mundo. Elagotamiento generalizado y la contaminación de las fuentes sub-terráneas —que aportan el 20% de las extracciones de agua—son problemas cada vez más graves, dado que los acuíferossubterráneos normalmente están ligados a las fuentes superfi-ciales.

Page 11: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

su condición— es uno de los enfoques más ampliamente utiliza-dos para evaluar la salud de la comunidad acuática en una cier-ta masa de agua o en un segmento determinado de un río (Karry Chu 1999). En Estados Unidos, varios estados usan diversosenfoques IIB, método éste que también ha sido aplicado en Fran-cia y México; hasta el momento su utilización ha sido muy limi-tada como para tener una idea precisa sobre las condicionesacuáticas a nivel global (Oberdorff y Hughes 1992; Lyons etal. 1995).

PRODUCCIÓN ALIMENTARIA: PESQUERÍASCONTINENTALESEl pescado es una de las principales fuentes de proteínas y mi-cronutrientes para un gran porcentaje de la población del mun-do, especialmente para los pobres (Bräutigam 1999:5). Las pes-querías continentales —las existencias de peces y mariscos enríos, lagos y humedales— constituyen un componente impor-tante de esta fuente de proteínas. La población de Camboya, porejemplo, obtiene aproximadamente el 60% de toda su proteínaanimal de los recursos pesqueros de Tonle Sap, un lago de aguadulce de grandes dimensiones (MRC 1997:19). En Malawi, lacaptura de peces de agua dulce proporciona entre el 70 y el75% de la proteína animal de las familias rurales y urbanas debajos ingresos (FAO 1996).

Captura continental. En 1997 la captura proveniente de laspesquerías continentales totalizó 7,7 millones de toneladas mé-tricas. Sin contar el pescado proveniente de la acuicultura, estorepresenta cerca del 12% de todo el pescado para el consumo di-recto (de agua dulce y agua salada) (FAO 1997a:7-10). La cap-tura de pesquerías de agua dulce en zonas continentales estáconfigurada fundamentalmente por pescado, aunque tambiénse extraen moluscos, crustáceos y reptiles acuáticos que tienen al-guna importancia regional y local (FAO 1999a:9) (Cuadro 2.27.Cambios en las pesquerías continentales).

Se cree que tal captura se encuentra subestimada por un fac-tor de dos o tres (FAO 1999b:4). Asia y África se encuentran a lacabeza de la producción. Según la FAO, la mayor parte de la

captura (todo el pescado salvo el proveniente de la acuicultura)se está explotando a tope o por encima de su rendimiento soste-nible. En todo el mundo, la producción de las pesquerías conti-nentales (incluyendo acuicultura) aumentó a un ritmo del 2% alaño entre 1984 y 1997, mientras que en Asia la tasa se elevó al7% desde 1992. Este crecimiento es el resultado parcial de unaexpansión deliberada de las pesquerías ya sea mediante el aumento artificial de existencias o la introducción de especiesnuevas. Esto ha sido particularmente importante en Asia, regiónque produce el 64% de toda la captura mundial de pesqueríascontinentales (FAO 1999b:6). Irónicamente, es posible que otrofactor en el aumento de la producción sea la eutrofización de lasaguas, lo cual, en su versión moderada, puede aumentar la pro-ducción de algunas especies de peces en la medida en que elevael suministro de alimentos en la base misma de la cadena trófica(FAO 1999b:7).

Acuicultura. Aunque evidentemente la captura de pescado enlas pesquerías continentales es de gran importancia, en la ac-tualidad se encuentra eclipsada en tamaño, valor e importancianutricional por la acuicultura de agua dulce, cuya producción al-canzó 17,7 millones de toneladas en 1997 (FAO 1999b:6). En suconjunto, la acuicultura de agua dulce y la de agua salada pro-porcionaron el 30% del pescado consumido directamente porlas personas en 1997; más del 60% de esta producción es pesca-do de agua dulce o que migra del agua dulce al agua salada(FAO 1999a:7; FAO 1998). Asia, y en particular China, domi-nan este aspecto (FAO 1999b:7).

Pesca recreativa. En Europa y América del Norte, el consumode pescado de agua dulce ha disminuido en décadas recientes yla mayor parte del esfuerzo pesquero está dedicado al ocio,que constituye una contribución significativa para algunas eco-nomías. Por ejemplo, los canadienses que practican la pescapara entretenerse invirtieron 2.900 millones de dólares localesen productos y servicios relacionados directamente con la pes-ca (McAllister el al. 1997:12). Sus colegas estadounidenses se gastaron US$447 millones en 1996, solamente en permisos de pesca (FAO 1997b:42). Las pesquerías recreativas tambiéncontribuyen al abastecimiento de alimento puesto que los pes-cadores por lo general consumen lo que capturan, aunque hayuna tendencia nueva a liberar lo que se ha extraído (Kapetsky1999). Se estima que la captura recreativa asciende a dos mi-llones de toneladas al año (FAO 1999b:42).

Situación de las pesquerías continentales. La principal ame-naza que se cierne sobre la captura de las pesquerías continen-tales es la pérdida de hábitat y la degradación ambiental (FAO1999b:19); aunque en ciertas áreas como la cuenca del Mekongen Asia, la sobrepesca y las prácticas pesqueras destructivastambién las hacen peligrar (FAO 1999b:19). Además, las espe-cies no nativas que han sido introducidas en lagos, ríos y embal-ses —sea por accidente, o con fines alimenticios o de ocio—afectan a la composición de las comunidades acuáticas nativas, lo

115C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

El estado de cuenta de la calidad del agua. La ca-lidad de las aguas de superficie ha mejorado en EstadosUnidos y Europa Occidental durante los últimos 20 años,

pero la contaminación por nitratos y plaguicidas continúa siendoun problema. En otras regiones del mundo los datos sobre cali-dad se encuentran dispersos, pero parece que se ha degradadoen casi todas las regiones donde se practica la agricultura in-tensiva y donde la urbanización es acelerada. Desafortunada-mente es poca la información que existe para evaluar hasta quépunto la contaminación química ha limitado las funciones bioló-gicas del agua dulce. Sin embargo, las frecuentes proliferacio-nes de algas y la eutrofización generalizada son indicadores deque estos sistemas están gravemente afectados por la contami-nación. Además, la pérdida masiva de humedales a nivel mundialha disminuido ostensiblemente la capacidad de filtración de ta-les sistemas.

(continúa en la pág. 118)

Page 12: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

116R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.27 C a m b i o s e n l a s p e s q u e r í a s c o n t i n e n t a l e s

La producción de las pesquerías continentales representacasi el 12% del total del pescado consumido por la pobla-ción del mundo (FAO 1999a). En muchos países sin salida

al mar como Malawi, el pescado de agua dulce constituye unaproporción elevada del consumo total de proteínas, especial-mente entre los pobres (FAO 1996).

En todo el mundo, la producción de las pesquerías conti-nentales (peces en estado natural capturados con sedal, red otrampa) ha aumentado un 2% en promedio por año desde 1984hasta 1996. Sin embargo, las tendencias regionales muestranvastas diferencias, pues disminuye en Australia, América delNorte y la antigua Unión Soviética, mientras que en buena partede Asia y África se registran aumentos. A partir de 1987 la acui-cultura sobrepasó a la pesca de captura como fuente principalde pescado de agua dulce; la mayor producción está en los paí-ses de Asia (FAO 1999a).

Según la FAO, la mayor parte de las pesquerías continenta-les que dependen de la producción natural está siendo explota-da a niveles por encima de lo sostenible. Los efectos del apro-vechamiento excesivo están siendo agudizados por la pérdida odegradación de los hábitats de agua dulce causada por factores

como la construcción de represas y la contaminación. El creci-miento de la producción total se ha logrado mediante la reposi-ción y la introducción de especies más productivas en los prin-cipales países productores como China.

Fuentes: Revenga et al. [PAGE] 2000. Este mapa se basa en FAO (1999b). La figura se basa en FAO (1998). El cuadro de la página opuesta se basaCarlson y Muth (1989), Bacalbasa-Dobrovici (1989), Postel (1995), Abramovitz 1996 (citando a Missouri River Coalition 1995), Hughes y Noss(1992), Sparks (1992), Kauffman (1992) y Liao et al. (1989).

Tendencias en la producción de las pesquerías continentales, 1984-97

Page 13: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

117C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Cambios en la composición de especies de peces y pesquerías de ríos, lagos y mares continentales seleccionados

Principales bienes ySistema de agua dulce Cambio en especies ictícolas y pesquerías Principales causas del descenso servicios que se han perdido

Río Colorado, EE UU La población de peces históricamente nativa in-cluye 36 especies, 20 géneros y 9 familias, delos cuales el 64% era endémico. El estado ac-tual de las especies según el Decreto 2 sobreEspecies en Peligro es el siguiente: 2 extintas,15 amenazadas o en peligro, 18 propuestas paraser incluidas en la lista o en estudio.

Represas, desvío de ríos, creaciónde canales y pérdida de hábitats ri-bereños.

Pesquerías y biodiversi-dad.

Danubio Desde comienzos del siglo XX, la pesquería deesturión en el Danubio ha desaparecido casicompletamente. Las pesquerías actuales semantienen mediante acuicultura e introducciónde especies no nativas.

Represas, creación de canales,contaminación, pérdida de áreasde planicie de inundación, bom-beo de agua, extracción de arena ygrava e introducción de especiesno nativas.

Pesquerías y biodiversi-dad, y cambio en lacomposición de espe-cies.

Mar Aral De las 24 especies ictícolas 20 han desapareci-do. La pesquería comercial, que antiguamentedaba una producción de 40.000 toneladas y ge-neraba 60.000 empleos, ya no existe.

Desvíos de agua para riego y con-taminación por fertilizantes y pla-guicidas.

Pesquerías importantesy biodiversidad. Efectospara la salud por las sa-les tóxicas originadasen la exposición del le-cho lacustre.

Rin Entre 1890 y 1975 cuarenta y cuatro especies de-saparecieron o se las encuentra raramente. Laspesquerías de salmón y esturión ya no existen, ylos rendimientos de la pesquería de anguila handisminuido, aunque se la mantiene mediante re-posición.

Represas, creación de canales,contaminación excesiva e intro-ducción de especies no nativas.

Pesquería importante ybiodiversidad.

Missouri Las pesquerías comerciales han decaído en un83% desde 1947.

Represas, construcción de cana-les y contaminación por escorren-tía agrícola.

Pesquería y biodiversi-dad.

Grandes Lagos La composición de especies ha cambiado y hahabido pérdidas en la pesquería de salmónidos.Cuatro especies nativas han desaparecido yotras siete están amenazadas.

Contaminación proveniente de laagricultura y la industria e intro-ducción de especies no nativas.

Pesquería, biodiversi-dad y ocio.

Illinois En la década de los años cincuenta las pesque-rías comerciales disminuyeron en un 98%.

Aumento de sedimentación porerosión del suelo, contaminacióny eutrofización.

Pesquería y biodiversi-dad

Lago Victoria Se ha producido una extinción masiva de pe-ces cíclidos. La composición de especies hacambiado, y ha desaparecido la pesquería desusbsistencia a pequeña escala de la cual de-pendían muchas comunidades residentes.

Eutrofización, aumento de sedi-mentación por deforestación, so-brepesca e introducción de espe-cies no nativas.

Biodiversidad y pesque-ría artesanal.

Río Xi Jiang (Perla) En la década de los años ochenta los niveles derendimiento de las pesquerías cayeron al 37%de los niveles de los años cincuenta.

Sobrepesca, prácticas pesquerasdestructivas, contaminación y re-presas.

Pesquería.

Page 14: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

que incrementa a veces la producción y a veces la disminuye. Lasespecies introducidas pueden ser depredadoras o competidoras, opueden traer consigo nuevas enfermedades que afecten a la fau-na nativa, en ocasiones con graves consecuencias (véase Cuadro1.9. Contraprestaciones: balance de pérdidas y ganancias dellago Victoria, pág. 21).

Uno de los factores que complica la evaluación actual de laspesquerías interiores es la dificultad que existe de reunir datoscompletos y fiables sobre desembarcos pesqueros. La mayorparte de la captura proviene de pesquerías de subsistencia y re-creativas, las cuales son particularmente difíciles de supervisarpues este tipo de aprovechamiento no llega a mercados centrali-zados ni entra en el comercio (FAO 1999b:4).

En cualquier caso, existe información sobre captura y ten-dencias de ciertas pesquerías que han sido bien estudiadas, ydonde se registran cambios en los desembarcos pesqueros de es-pecies comerciales importantes y en la composición de especiesde ríos bien estudiados. Sin excepción, todas las pesquerías exa-minadas han experimentado una caída dramática durante el si-glo XX.

La información de la FAO proyecta una imagen un tanto di-ferente. Mediante un análisis de las estadísticas de captura entre1984 y 1997, la FAO encontró tendencias positivas en el sur y elsudeste asiático, América Central, partes de África y América delSur. Las tendencias de aprovechamiento eran negativas para Es-tados Unidos, Canadá, partes de África, Europa Oriental, España,Australia y la antigua Unión Soviética (FAO 1999b:9-18, 51-53).Dependiendo de la región, el aumento del aprovechamiento do-cumentado por la FAO podría deberse a varios factores: la explo-tación de un recurso previamente desaprovechado, la explota-ción excesiva de una pesquería que muy pronto entrará en crisis,o la mejora de pesquerías vía reposición o introducción de especiesmás productivas. Para cada región, la FAO encontró que la prin-cipal amenaza a la que se enfrentan las pesquerías es la degrada-ción ambiental de los hábitats de agua dulce (FAO 1999b:19).

BIODIVERSIDADAl igual que otros ecosistemas principales, los de agua dulce

albergan una impresionante variedad de especies. Del total de es-pecies animales, el 12% vive en sistemas de agua dulce (Abra-movitz 1996:7), mientras que muchas otras están asociadas aellos. En Europa, por ejemplo, el 25% de las aves y el 11% de losmamíferos usan los humedales de agua dulce como centros vita-les de alimentación y reproducción (EEA 1994:90).

Aunque los ecosistemas de agua dulce tienen un menor nú-mero de especies que los hábitats marinos o terrestres, su ri-queza es elevada cuando se considera la extensión limitada de lasáreas acuáticas y ribereñas. Según estimaciones de Reaka-Kud-la (1997:90), existen 44.000 especies acuáticas descritas, lo cualrepresenta el 2,4% de todas las especies conocidas; esto teniendoen cuenta que los sistemas de agua dulce ocupan sólo el 0,8% dela superficie de la Tierra (McAllister et al. 1997:5).

Algunas regiones son particularmente importantes, bien por-que contienen un gran número de especies, bien por su ende-mismo (especies que se encuentran exclusivamente en ese lugar)(Cuadro 2.28. La biodiversidad en los ecosistemas de agua dul-ce). Las faunas más diversas de peces se encuentran en los tró-picos, particularmente en África Central, el sudeste asiático con-tinental y América del Sur, aunque en Norteamérica y en variascuencas de China e India también es posible encontrar una am-plia variedad.

La alteración física, pérdida y degradación del hábitat, las ex-tracciones de agua, la sobreexplotación, la contaminación y la in-troducción de especies foráneas son todos factores que contribu-yen directa o indirectamente al deterioro de las especies de aguadulce. Las distintas presiones que afectan a los sistemas acuáticosse presentan en todo el mundo, aunque sus efectos particularesvarían de una cuenca a otra.

Amenazas y extincionesQuizás la mejor manera de medir la situación actual de la bio-diversidad de agua dulce es definiendo hasta qué punto las es-pecies corren peligro de extinción. Los científicos opinan quemás del 20% de las especies de agua dulce —de las cuales10.000 han sido identificadas— se ha extinguido o se encuentraamenazado o en peligro (Moyle y Leidy 1992:127, citados porMcAllister et al. 1997:38; Bräutigam 1999:5). Según la ListaRoja de Especies Amenazadas de la UICN de 1996, 734 especiesde peces han sido clasificadas como tales; de esas, el 84% es deagua dulce (UICN 1996:37. Introducción; McAllister et al.1997:38). En Australia, el 33% de los peces de agua dulce estáamenazado, mientras que en Europa la cifra asciende al 42%(Bräutigam 1999:4).

En Estados Unidos —uno de los países que cuenta con buenosdatos sobre especies de agua dulce—, el 37% de las especies depeces de agua dulce, el 67% de los mejillones, el 51% de los can-grejos de río y el 40% de los anfibios están amenazados o ya ex-tintos (Master et al. 1998:6). En el noroeste de América delNorte, las estadísticas de 1997 muestran que más del 10% de lasespecies de peces corre peligro en la mayoría de las ecorregiones(regiones ecológicas distintas), mientras que en 11 de ellas la

118R E C U R S O S M U N D I A L E S

El estado de cuenta de la producción alimentaria.El pescado de agua dulce cumple un papel enormemen-te importante tanto en la nutrición humana como en las

economías locales. En décadas recientes el aprovechamiento haaumentado significativamente hasta llegar a su nivel actual de 7,7millones de toneladas de pescado de captura y 17,7 millones depescado de criaderos. No se dispone de información que permi-ta establecer rendimientos sostenibles para la mayoría de laspoblaciones en estado libre, pero en aquellos casos en que exis-ten datos, éstos muestran que la capacidad de los ecosistemasde agua dulce para sostener poblaciones en estado libre de pe-ces ha disminuido significativamente debido a la degradacióndel hábitat y a la sobrepesca. Sin embargo, la producción piscí-cola de agua dulce ha ido aumentando aceleradamente y se es-pera que continúe haciéndolo. El rendimiento de algunas pes-querías continentales de especies introducidas también se haincrementado, aunque a veces en detrimento de las especiesnativas.

Page 15: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

119C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

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Page 16: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

proporción asciende a un 25% (Abell et al. 2000:75). Las ranasy salamandras amenazadas muestran los mismos patrones. Apartir de tasas recientes de extinción, se estima que en Américadel Norte cada década se perderá el 4% de las especies de aguadulce, una tasa casi cinco veces superior a la de las especies te-rrestres (Ricciardi y Rasmussen 1999:220).

No es asombroso que las especies más amenazadas de loshumedales sean por lo general las de aquéllos localizados en tie-rras áridas, donde se carece de agua suficiente para satisfacer lasnecesidades del lugar. Por ejemplo, de las 391 «áreas importan-tes por sus aves» en el Oriente Medio identificadas por BirdLifeInternational, la mitad son humedales (Evans 1994:31), queademás fueron considerados como los más amenazados (Evans1994:35).

Disminución de anfibiosUno de los mejores métodos para medir la situación de especiesindividuales y grupos de especies es estableciendo las tendenciasde la población. Aunque no existen datos a nivel mundial y re-gional sobre tendencias poblacionales para muchas especies de-pendientes de sistemas de agua dulce durante períodos prolon-gados, durante los últimos 15 años esta información ha idoaumentando de forma notoria para un grupo taxonómico: los an-fibios. Esto ha ocurrido a medida que los científicos se han pro-puesto conocer las causas de la disminución aparente de ranas yotros anfibios a nivel mundial (Pelley 1998). Las estadísticasmuestran un descenso claro en todas las regiones a lo largo devarias décadas. Por ejemplo, de las aproximadamente 600 po-blaciones de anfibios estudiadas en Europa Occidental, el 53%disminuyó a partir de la década de los años cincuenta (Houlahanet al. 2000:754). En América del Norte, el 54% de las poblacio-nes estudiadas disminuyeron, mientras que en Sudamérica lohizo el 60%. En Australia y Nueva Zelanda sucedió lo mismohasta en el 70% de las poblaciones estudiadas, que en este casofueron menos. Se piensa que entre los factores causantes de estadisminución figuran una mayor exposición a los rayos ultravio-leta tipo B como consecuencia del adelgazamiento de la capa deozono de la estratosfera; la contaminación química por plaguici-das, fertilizantes y herbicidas; la lluvia ácida; los patógenos; laintroducción de depredadores y el cambio climático (Lips 1998;Pelley 1998; DAPTF 1999).

Especies invasorasLa cantidad y abundancia de especies no nativas es otro de losindicadores importantes del estado de la biodiversidad del aguadulce. Las especies introducidas son una de las causas principa-les de extinción; esto afecta a la fauna nativa por medio de lapresencia y competencia de depredadores, así como por la inte-rrupción de las cadenas tróficas y la introducción de enfermeda-des. En los ecosistemas de agua dulce la introducción de especiesha demostrado ser extremadamente «exitosa». Por ejemplo, dostercios de las variedades introducidas en los trópicos han que-dado posteriormente establecidas (Beberidge et al 1995:500).

La introducción de especies foráneas de peces es común y estáaumentando en varias partes del mundo. Por lo general esto se

hace de forma deliberada para aumentar la producción alimen-taria o para establecer o expandir las pesquerías recreativas o laacuicultura. Por ejemplo, la introducción de especies es respon-sable del 97% de la producción de pescado en Sudamérica y el85% de la de Oceanía (Garibaldi y Bartley 1998). Sin embargo,la introducción de peces foráneos tiene por lo general costosecológicos elevados. En un estudio sobre especies introducidas enEuropa, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda realizadoen 1991 se encontró que en el 77% de los casos las poblacionesnativas disminuían o eran eliminadas después de la introducciónde peces no nativos (Ross 1991:359). En América del Norte,las especies introducidas han cumplido un papel primordial en laextinción del 68% de los peces que han desaparecido en los últi-mos 100 años (Miller et al. 1989:22).

Los costos económicos de la introducción accidental tambiénpueden ser elevados. Por ejemplo, la introducción de la lam-prea de mar (Petromyzon marinus) en los Grandes Lagos deAmérica del Norte fue uno de los factores en el hundimiento de lapesquería de truchas en las décadas de los años cuarenta y cin-cuenta. En 1991, los esfuerzos por controlarla por medios me-cánicos y químicos le costaron a Estados Unidos y a CanadáUS$8 millones, más US$12 millones adicionales invertidos enrestaurar las pesquerías de trucha en los lagos (Fuller et al.1999:21). De la misma manera, entre 1989 y 1995, la erradica-ción de los mejillones cebra (Dreissena polymorfa) en EstadosUnidos y Canadá totalizó mucho más de US$69 millones, puesalgunas estimaciones ascienden a US$300-US$400 millones(O’Neill 1995:2; O’Neill 1999). En el aspecto ecológico, la inva-sión de mejillones cebra ha reducido de forma dramática laspoblaciones de almejas nativas en 17 estaciones de muestreo, yconducido a la cuasi extinción a muchas especies.

La introducción de la tilapia (Oreochromis niloticus y O.mossambicus) y la carpa común (Cyprinus carpio) ilustra algunasde las contraprestaciones más dramáticas entre beneficios eco-nómicos y costos ecológicos. Estas importantes especies de lapiscicultura ya se han introducido en todo el mundo. En 1996 seprodujeron 1,99 millones de toneladas de carpa común y600.000 de tilapia del Nilo a través de la acuicultura (FAO1999a:14). Pero en aquellos lagos y ríos donde se las ha intro-ducido, las especies nativas han sufrido. La carpa aumenta la se-dimentación y turbiedad del agua pues se alimentan en el fondode lagos y ríos; esto disminuye la transparencia del agua y oca-siona daños a las especies nativas (Fuller et al. 1999:69). En Ar-gentina, Venezuela, México, Kenia, India y otros lugares, su pre-sencia se ha asociado con la desaparición de peces nativos(Welcomme 1988:101-109).

El jacinto acuático (Eichhornia crassipes) es otro ejemplo deinvasión generalizada por parte de una especie que está cau-sando un daño ecológico y económico considerable en muchaspartes del mundo. Esta planta —que se cree es nativa de las par-tes altas de la cuenca amazónica— se propagó rápidamente portodo el planeta con propósitos ornamentales a mediados del sigloXIX y ahora tiene presencia a lo largo y ancho de los trópicos(Gopal 1987:1). El jacinto acuático crea problemas prácticospara la pesca y la navegación, además de ser una amenaza para

120R E C U R S O S M U N D I A L E S

Page 17: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

la diversidad biológica, pues afecta a plantas, animales y otrasformas de vida de agua dulce. La planta se propaga rápida-mente a ríos y lagos en los trópicos, tapona las vías fluviales yafecta gravemente al sustento de las comunidades locales que de-penden de los bienes y servicios derivados de estos ecosistemas(Hill el al. 1997). Además, el jacinto y otras plantas acuáticas ac-túan como vectores en los ciclos de vida de insectos transmisoresde enfermedades como la malaria, la sistosomiasis y la filariasislinfática (Bos 1997).

121C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

cias para la biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce,cuya condición está más deteriorada que la de los otros ecosis-temas examinados en este informe. Desde el punto de vista desu capacidad para sostener la diversidad biológica, los ecosis-temas de agua dulce son los que están en peores condiciones.De las 10.000 especies de peces de agua dulce identificadas, el20% ya está extinto, amenazado o en peligro, una situación a laque se ha llegado en décadas recientes. En Estados Unidos, paísque posee los datos más completos, se sabe que el 37% de lasespecies de peces de agua dulce, el 67% de los mejillones, el51% de los cangrejos de río y el 40% de los anfibios están ame-nazados o ya extintos. El aumento de la demanda mundial dealimentos y agua incrementará las presiones ya considerablesque actúan en los sistemas de agua dulce.

El estado de cuenta de la biodiversidad. Las altera-ciones físicas, los vertidos y extracciones, el aprove-chamiento excesivo y la introducción de especies forá-

neas son todos fenómenos que han tenido graves consecuen-

Page 18: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA
Page 19: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Históricamente los ecosistemas de pradera han sido funda-mentales para el abastecimiento alimentario de las sociedades.Los ancestros de la mayoría de los cereales se desarrollaron ori-ginalmente en las praderas: trigo, arroz, centeno, cebada, sorgo ymijo. Aunque muchas praderas han sido reemplazadas por agro-ecosistemas, todavía cuentan con recursos genéticos para mejorarlos cultivos alimentarios y son una fuente potencial de productosfarmacéuticos e industriales.

Las praderas son hábitats importantes para muchas especiescomo las aves que las utilizan para reproducirse, hibernar o mi-grar, además de mantener a muchos animales salvajes y especiesdomésticas de pastoreo. La vegetación y los suelos de pradera

también almacenan una cantidad considerable de carbono. Asi-mismo proporcionan otros bienes y servicios como carnes y lác-teos; productos de lana y de cuero; energía proveniente de la leñay energía eólica canalizada a través de estaciones de aprovecha-miento; servicios culturales y de ocio como el turismo y la caceríaque proporcionan gratificación espiritual y estética, así comolos de regulación y purificación del agua. Los investigadores delAPEM examinaron cuatro de esos bienes y servicios: produc-ción de alimentos, mantenimiento de la biodiversidad, almace-namiento de carbono y turismo (Cuadro 2.29. Inventario de losecosistemas de pradera).

123C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

E C O S I S T E M A S D E P R A D E R A

Los bienes y servicios que proporcionan las praderas han recibido mucha me-nos atención que los de los bosques tropicales y arrecifes coralinos —por citarsólo un par de ejemplos—, aunque se puede argumentar que son más impor-tantes para una proporción mayor de la población, puesto que albergan 938

millones de personas, el 17% de los habitantes de la Tierra (White et al. [PAGE] 2000).Las praderas se encuentran en todo el mundo, tanto en zonas húmedas como áridas,aunque son un rasgo definitorio de las tierras secas. Cerca de la mitad de la gente quevive en regiones de pradera está ubicada en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedassecas del mundo (White et al. [PAGE] 2000). La escasez de lluvias hace que estas re-giones secas sean particularmente susceptibles al daño originado por una gestión hu-mana deficiente, y que su recuperación de la degradación ocasionada por el sobrepas-toreo o prácticas de cultivo precarias suceda más lentamente.

(continúa en la pág. 126)

Page 20: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Principales hallazgos

■ Las praderas cubren el 40% de lasuperficie terrestre y albergan a casi1.000 millones de personas, la mitadde las cuales habita en tierras áridas delicadas.

■ Las praderas están siendo transformadas por la agricultura yla urbanización. En algunas partes de América del Norte laconversión llega al 100%. La construcción de vías y los in-cendios provocados están transformando la extensión, com-posición y estructura de las praderas.

■ Los principales granos —maíz, trigo, avena, arroz, cebada,mijo, centeno y sorgo— povienen de las praderas. Los pastossilvestres pueden proporcionar material genético para mejo-rar los cultivos alimentarios y ayudar a que las variedadescultivadas de pastos desarrollen resistencia a las enferme-dades.

■ La praderas atraen a los turistas que gustan de recorrer largasdistancias o participar en safaris para cazar o para observar lafauna silvestre. En las praderas tienen lugar algunos de los fe-nómenos naturales más extraordinarios del mundo: despla-zamientos migratorios masivos de manadas de ñús en África,caribús en América del Norte y antílopes tibetanos en Asia.

■ En su calidad de hábitat de flora y fauna de importancia bio-lógica, las praderas constituyen el 19% de todos los núcleosde diversidad de plantas, el 11% de las áreas de endemismosde aves y el 29% de las ecorregiones dignas de destacar porsus características biológicas.

Cuadro 2.29 I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

d e p r a d e r a

Condición y capacidad de cambio

Actualmente muchas praderas mantienen elevadas densida-des de ganado y una producción sustancial de carne, pero la de-gradación del suelo es un problema que va en aumento. La in-

formación diponible muestra que el 20% de las tierras áridas sensibles—donde se localizan muchas de las praderas— están degradadas. En ge-neral, la capacidad de las praderas para sostener la producción ganaderaparece estar disminuyendo. Lás áreas motivo de mayor preocupación seencuentran en África, donde las densidades de ganado son elevadas, y enalgunos países la producción de carne está disminuyendo.

Excelente Buena Mediana Deficiente Mala Sin evaluar

Condición

En aumento Mixta Disminuye Desconocida

Capacidadde cambio ?

Símbolos

La condición evalúa la producción y calidad actuales de los bienes y servicios de un ecosistema en comparación con su situación hace20-30 años.

Las calificaciones reflejan las opiniones de expertos sobre los bienes o ser-vicios de cada ecosistema a lo largo del tiempo y sin considerar los cambiosen los otros ecosistemas. Asimismo estiman la condición y la capacidadque predominan en el mundo, equilibrando la validez y fiabilidad de los dis-tintos indicadores. Cuando los hallazgos regionales difieren, si no hay datosde calidad mundiales, se le da peso a los mejores datos, a la mayor cober-tura geográfica o a las series cronológicas más prolongadas. Las diferenciaspronunciadas en las tendencias mundiales se califican como «mixtas» enaquellos casos en que no se puede determinar un valor neto. La seria insu-ficiencia de los datos actuales se califica como «desconocida».

La capacidad de cambio evalúa la capacidad biológica subyacentede los ecosistemas para continuar proporcionando el bien o servicio.

P R O D U C C I Ó N D E A L I M E N T O S

Los datos regionales de América del Norte muestran disminu-ciones drásticas en el número de especies de aves que habitanen estos ecosistemas, y para algunas zonas entre el 10 y

el 20% de las plantas se clasifican como no nativas. En otras áreas,como el Serengueti en África, las tendencias de crecimiento para las po-blaciones de especies de herbívoros grandes no han cambiado significa-tivamente en las dos últimas décadas.

B I O D I V E R S I D A D

Las praderas almacenan cerca de un tercio de las existencias decarbono de los ecosistemas terrestres. Esto es menos que elcarbono almacenado en los bosques, aunque las praderas ocu-

pan el doble de superficie terrestre. A diferencia de los bosques, donde lavegetación constituye el principal depósito de carbono, en las praderasson los suelos los que lo contienen. Si estos continúan degradándose porla acción de la erosión, la contaminación, el sobrepastoreo o por elpastoreo estático, es posible que disminuya la capacidad futura de laspraderas para almacenar carbono.

A L M A C E N A M I E N T O D E C A R B O N O

En todo el mundo la gente utiliza las praderas con fines deocio, caza, pesca y actividades religiosas o culturales. El valoreconómico del ocio y el turismo puede ser bastante alto en al-

gunas praderas, especialmente cuando se trata de áreas receptoras desafaris y excursiones de caza. Unas 667 áreas protegidas del mundo in-cluyen por lo menos un 50% de superficie de pradera. Aun así, a medi-da que sufren modificacionas a causa de la agricultura, la urbanizacióny las quemas provocadas, es probable que las praderas pierdan parte desu capacidad para sostener sus servicios recreativos.

R E C R E A C I Ó N

124R E C U R S O S M U N D I A L E S

Page 21: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Tarjeta de Agro. Costas Bosques Agua PraderasCalificación dulce

Producción dealimentos/fibra

Calidaddel agua

Cantidadde agua

Biodiversidad

Almacenamientode carbono

Recreación

Protección dela línea costera

Producciónde leña

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P R O D U C C I Ó N D E A L I M E N T O S

B I O D I V E R S I D A D

A L M A C E N A M I E N T O D E C A R B O N O

R E C R E A C I Ó N

Aunque es posible determinar globalmente la degradación del suelo, lasevaluaciones por lo general se apoyan en la opinión de los expertos y laescala de los datos es muy general como para poder aplicarlos en las po-líticas nacionales. La cobertura de los datos sobre densidad ganadera enlas praderas es mundial y a veces regional, pero sólo para animales decría. Todavía carecemos de los estudios correspondientes sobre vegeta-ción, condición de los suelos, prácticas de manejo y capacidad de resis-tencia y adaptación a largo plazo. Existen datos mundiales sobre pro-ducción de carne, pero no se puede separar la que proviene de piensos oparcelas forrajeras de la originada en animales que pastan en libertad.

Las tendencias a largo plazo de las poblaciones de aves que habitan enlas praderas se pueden evaluar a partir de datos regionales completospara Estados Unidos y Canadá. Algunos datos regionales sobre tenden-cias a largo plazo de África muestran niveles estables de crecimientopara las poblaciones de hervíboros más grandes, pero la cobertura geo-gráfica es limitada. Otros datos regionales, nacionales y locales sobrelas especies que habitan en las praderas no muestran las tendencias alargo plazo. La cobertura regional y local de las especies invasoras esmás descriptiva que cuantitativa.

Los métodos para estimar la capacidad de almacenamiento de carbonoen la biomasa y los suelos continúan evolucionando. Este estudio se haapoyado en estimaciones previas a escala mundial para vegetación sub-terránea y de superficie, actualizadas para hacerlas coincidir con elmapa sobre cubierta terrestre del International Geosphere-BiosphereProgramme; a esto se agregaron las estimaciones sobre almacena-miento de carbono en los suelos. Se requieren modelos que incorporenaquellas modificaciones en el almacenamiento de carbono derivadas delas diferentes prácticas de manejo.

La información regional evalúa la explotación de la vida silvestre en laspraderas, pero los resúmenes se basan principalmente en las opinionesde los expertos. Los gastos por país en el capítulo del turismo interna-cional proporcionan estimaciones para todo tipo de turismo, pero no es-pecíficamente para los ecosistemas de pradera. Los datos regionales so-bre turismo y safaris son fiables para algunas áreas, aunque muy pocasveces informan sobre las tendencias a largo plazo.

C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Calidad de los datos

Page 22: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

Extens i ón y mod i f i cac i ón

Los investigadores del APEM definieron los ecosistemasde pradera como «aquellas áreas donde predominauna vegetación de pastos mantenida mediante un régi-men de incendios, pastoreo y sequías o temperaturas

bajo cero». Según esta definición amplia, los ecosistemas de pra-dera —presentes en todos los continentes— comprenden pasti-zales no leñosos, sabanas, tierras leñosas, zonas de arbustos ytundras. Entre los más extensos figuran las sabanas de África, lasestepas de Asia Central, el cerrado brasileño y los llanos y pam-pas de otras partes de Sudamérica, así como las praderas deAmérica del Norte y Australia.

ExtensiónLos cálculos sobre la extensión de los ecosistemas de pradera delmundo oscilan entre aproximadamente 41 y 56 millones de km2,cubriendo entre el 31 y el 43% de la superficie terrestre (Whit-taker y Likens 1975:306, Cuadro 15-1; Atjay et al. 1979:132-133; Olson et al. 1983:20-21). Las diferencias entre los cálculosse deben fundamentalmente a las diversas definiciones que exis-ten de las praderas; por ejemplo, algunos investigadores incluyenuna mayor área de tundra o zona arbustiva, mientras que otrosincluyen menos.

Basándose en mapas sobre cubierta vegetal generados a par-tir de datos recientes de satélite, los investigadores del APEMprodujeron uno nuevo sobre la extensión de las praderas (Cuadro2.30. Extensión de las praderas del mundo). Algunas de las quefiguran en este mapa son en realidad mosaicos de pradera y tie-rras convertidas a otros usos como la agricultura, aunque se lasconsidera todavía praderas cuando las «otras» tierras cubren el40% o menos del área. Así las cosas, los ecosistemas de praderaabarcan 52,5 millones de km2 o el 41% de la superficie terrestre(excluyendo la Antártida y Groenlandia): mucho más que losbosques o los agroecosistemas. Ciertamente a nivel de país, laspraderas forman una de las cubiertas vegetales más comunes yextensas. En 40 naciones, las praderas cubren más del 50% de lasuperficie, y en 20 de ellas —la mayoría en África— las praderascubren más del 70%.

Asimismo, las praderas son el ecosistema predominante enmuchas de las cuencas más importantes del mundo: la del ríoAmarillo en China; las del Nilo, Zambezi, Orange y Niger enÁfrica; la del río Colorado en América del Sur y la del río Colo-rado y río Grande en América del Norte (White et al. [PAGE]2000). La extensión de las praderas en estas cuencas señala laimportancia de manejarlas de forma tal que retengan todas susfunciones de cuenca: absorber las aguas de lluvia para recargarlos acuíferos, estabilizar los suelos y moderar la escorrentía.Normalmente estos servicios constituyen un aspecto de las pra-deras que no se aprecia lo suficiente.

ModificacionesAl igual que los bosques, las praderas han perdido la mayorparte de su extensión original debido a las actividades humanas,y especialmente a través de la conversión a la agricultura. Para

los científicos no ha sido fácil determinar la extensión de laspraderas antes de que comenzaran a ser intervenidas por loshumanos, lo cual dificulta hacer el cálculo de lo que se ha per-dido a través del tiempo. Aun así, los investigadores del APEMobtuvieron un cálculo aproximado de la pérdida histórica com-parando su extensión actual con aquellas áreas con «potencial»de pradera, esto es, en las que se esperaría que existieran hoy (se-gún el tipo de suelo, la elevación y las condiciones climáticas) silos humanos no hubieran intervenido.

Utilizando este enfoque, los investigadores del APEM exa-minaron en profundidad cinco regiones donde la vegetación muyprobablemente sería un cien por ciento de pradera en ausenciade la intervención humana. Entre las regiones identificadas, lapradera de pastos altos de Norteamérica exhibe el cambio másprofundo, con un 71% cubierto de tierras de cultivo y un 19%ocupado por áreas urbanizadas. En contraste, las regiones depradera de Asia, África y Australia mantienen por lo menos el60% de su área en pastizales, menos del 20% en tierras de cul-tivo y un 2% en áreas urbanizadas o edificadas.

INCENDIOSLos incendios ocurren de forma natural en la mayoría de los eco-sistemas de pradera y configuran una de las principales herra-mientas utilizadas por los humanos para gestionarlas. El fuegoimpide la invasión de matorrales, remueve la vegetación seca yrecicla nutrientes. Sin estos incendios aumentaría la densidad ar-bórea en las praderas, y se convertirían eventualmente en bos-ques. El fuego también ayuda a los cazadores a acechar a suspresas y a los agricultores a controlar las plagas (Menaut et al.1991:134).

Se cree que los incendios naturales —típicamente causadospor relámpagos— se presentan en las áreas húmedas entre unavez al año y cada tres años (Frost 1985:232), mientras que en lasáreas secas se presentan entre cada año y cada 20 años (Walker1985:85). Sin emabrgo, hoy en día el número de incendios na-turales es insignificante comparado con el de los incendios cau-sados por los humanos (Levine et al. 1999:1). En las áreas de sa-bana, la gente ha causado incendios durante 1,5-2 millones deaños y continúan valiéndose del fuego como medio de manejoefectivo y de bajo costo (Andreae 1991:41). Por ejemplo, enmuchos países africanos la gente usa las quemas para manteneren buenas condiciones el forraje para el ganado y para limpiar elrastrojo (Cuadro 2.31 Incendios en las praderas). Actualmente sequeman al año cerca de 500 millones de hectáreas de sabanastropicales y subtropicales, tierras leñosas y bosques abiertos(Goldammer 1995, citado por Levine et al. 1999:2).

Aunque las quemas pueden beneficiar a las praderas, tambiénpueden ocasionarles daños, especialmente cuando se vuelvenmás frecuentes de lo natural. Cuando esto ocurre, el fuego eli-mina la cubierta vegetal y aumenta la erosión del suelo (Ehrlichet al. 1997:201). El fuego también libera contaminantes atmos-féricos. Dado que una buena parte de la biomasa que se quemacada año está en las sabanas, y que las dos terceras partes de es-tos ecosistemas se encuentran en África, el PNUD informa queese continente se identifica como el «centro de la quema» del pla-

126R E C U R S O S M U N D I A L E S

Page 23: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

127C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

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128R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.31 I n c e n d i o s e n l a s p r a d e r a s

Los incendios cumplen un papel vital para determinar elcarácter y la extensión de las praderas: eliminan la vegeta-ción seca, previenen la invasión de matorrales y reciclan

nutrientes. Sin ellos la mayor parte de las praderas del mundo alfinal se convertiría en tierras boscosas.

Hoy en día, la cantidad de incendios naturales típicamentecausados por la acción de los relámpagos es insignificante si sela compara con el número de quemas provocadas por los hu-manos, quienes se han valido de ellas durante milenios paracazar y clarear el terreno con propósitos de desmonte para cul-tivo o ganadería, así como para eliminar rastrojos y plagas. Laquema deliberada se practica ampliamente en las praderas de

muchos países africanos. Anualmente se quema entre el 25 y el50% de la superficie en la Zona de Sudán árida y entre el 60 y el80% en la Zona de Guinea húmeda (Menaut et al, 1991:137).

Aunque las quemas pueden ser benéficas para estos eco-sistemas, si se aumenta demasiado su frecuencia pueden eli-minar la cubierta vegetal e incrementar la erosión del suelo (Ehr-lich et al. 1997:201). Además, las quemas constituyen una fuentesignificativa de contaminantes atmosféricos y emisiones de car-bono. Es así como los incendios en las sabanas, principalmenteen África, originan una proporción elevada del carbono que selibera hacia la atmósfera como resultado de la quema de bio-masa.

Quemas registradas mediante teledetección en Sudamérica, África y Oceanía, 1993

Fuente: White et al. [PAGE] 2000. Este mapa se basa en Arino y Melinotte (1998) y el Global Land Cover Characteristics Database Versión 1,2 (Lo-veland et al. 2000). Los datos sobre las quemas provienen del satélite de radiómetro avanzado de muy alta resolución (AVHRR por sus iniciales eninglés) de NOAA durante pases realizados a la luz del día en 1993. Los puntos de las quemas se agrandaron para mejorar la visibilidad. Se utilizóuna proyección de Interrupted Goode’s Homolosine.

Sudamérica

África

Oceanía

Page 25: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

neta (Levine et al. 1999:2). Anualmente, las sabanas originanmás del 40% de las emisiones de carbono ocasionadas por laquema de biomasa en el mundo (Andreae et al. 1991:5).

FRAGMENTACIÓNLas sabanas han sido ampliamente modificadas por la actividadhumana y son pocas las grandes extensiones de planicies quepermanecen inalteradas (Cuadro 2.32. Fragmentación de laspraderas en Estados Unidos). Inclusive las más pequeñas se en-cuentran bastante fragmentadas (Risser 1996:265). La frag-mentación puede afectar de muchas maneras la condición delas praderas: aumentando la frecuencia de los incendios, degra-dando el hábitat, y limitando la capacidad de las praderas paramantener la diversidad biológica. La agricultura, la urbanizacióny la construcción de vías son las principales causantes de lafragmentación de las praderas, aunque el levantamiento de cer-cas para el ganado y la proliferación de vegetación leñosa tam-bién pueden contribuir a fragmentarlas de forma significativa,con el consecuente daño a las especies nativas.

La fragmentación se puede evaluar de forma visual por mediode mapas de hábitats y a partir de opiniones de expertos para es-timar su tamaño y el grado de fragmentación en un área deter-minada. Utilizando este enfoque, en un análisis de 90 regiones depradera de América del Norte y América Latina se vio que lasmás fragmentadas se encontraban en la zonas templadas y sub-tropicales de América del Norte donde se ha producido un am-plio desarrollo agrícola (Dinerstein et al. 1995:78-83; Rickets etal.1997:33, 147-150).

Otra manera de evaluar la presión de la fragmentación esmidiendo hasta qué punto las redes viales han contribuido a laruptura de extensos bloques de pradera. Los investigadores delAPEM usaron este enfoque para medir la fragmentación en dosregiones piloto: Botsuana y la Grandes Planicies de Estados Uni-dos. En Botsuana, si no se tiene en cuenta el impacto de lasvías, el 98% de las praderas se encuentra en parches extensos depor lo menos 10.000 km2. La poca fragmentación se originafundamentalmente en el desarrollo agrícola o en factores natu-rales como la hidrografía. Una vez que se incluye la red vialaumenta hasta cierto punto la fragmentación, aunque todavía esposible encontrar parches de 10.000 km2 en el 58% de las pra-deras. En cambio en las Grandes Planicies de Estados Unidos lafragmentación vial es generalizada. Si no se tiene en cuenta elimpacto de las vías, el 90% de las praderas se encuentra en par-ches extensos de 10.000 km2 o más. Cuando se tiene en cuenta,el 70% del área se encuentra cubierta de parches de menos de1.000 km2 y ninguno es superior a los 10.000 km2.

PASTOREOLa fauna de las praderas y el ganado han coexistido durante mi-llones de años. Los grandes herbívoros migradores como el bi-sonte americano, el ñu y la cebra africanos y el antílope tibetanode Asia son partes integrales del funcionamiento de las praderas.A través del pastoreo, estos animales estimulan el rebrote de lospastos y eliminan el tejido más viejo y menos productivo. Eladelgazamiento de los tejidos de las plantas permite que la luz

llegue a los más jóvenes, lo cual promueve su crecimiento, au-menta la humedad del suelo y hace que los pastos consumanagua de forma más eficiente (Frank et al. 1998:518).

El pastoreo de ganado doméstico puede duplicar muchos deestos efectos beneficiosos, aunque los regímenes que se utilizanpara manejarlo también pueden ocasionar daño a las praderas enla medida en que concentran los efectos en un solo sitio. Dadaslas ventajas del cuidado veterinario, así como del control de de-predadores y la utilización de suplementos alimenticios e hidra-tantes, el ganado se encuentra por lo general en cantidades másgrandes que los herbívoros salvajes y puede pedir mayores exi-gencias a los ecosistemas. Además, los hatos de ganado vacuno,lanar y caprino no reproducen los patrones de pastoreo de lasmanadas salvajes. El uso de bombas de agua y cercados dealambre de púas ha conducido a un aprovechamiento más se-dentario y normalmente más intensivo de las praderas por partede los animales domésticos (Frank et al. 1998:519, citando aMcNaughten 1993). Dependiendo de la cantidad y especie encuestión, los animales de pastoreo, manejados en densidadeselevadas, pueden destruir la vegetación, modificar el balance delas especies vegetales y reducir la biodiversidad, además de com-pactar el suelo, acelerar su erosión e impedir la retención deagua (Evans 1998:263).

Eva luac i ón de b i enes y serv i c i os

PRODUCCIÓN DE ALIMENTOSLas praderas son vitales para la producción alimentaria e histó-ricamente han sido el ecosistema que más se ha convertido a usosagrícolas; asimismo dan origen a muchos cultivos alimentarios yson fuente permanente de material genético para mejorar loscultivos modernos. Pero las praderas también suministran ali-mentos e ingresos a través de la producción de carne, lo cual esparticularmente importante para las poblaciones rurales. EnÁfrica, por ejemplo, las praderas mantienen grandes densidadesde ganado (número de cabezas de ganado por hectárea) y sonresponsables de la mayor parte de la producción de carne de res(Cuadro 2.33. Praderas en África).

¿Cuánta carne producen las praderas hoy en día? Las esta-dísticas sobre producción ganadera muestran un crecimiento demás del 5% en la producción de carne de res durante la últimadécada, hasta alcanzar 58 millones de toneladas en 1998. Laproducción de carne de cordero y cabra aumentó aún más, has-ta un 26% en la última década, y ha alcanzado los 11 millonesde toneladas. Pero estas estadísticas no constituyen un indicadordirecto de la condición de las praderas o de su capacidad parasostener ganado. La producción de carne depende no solamentede la condición de las praderas sino también de otros factorescomo la disponibilidad de pozos para beber, suplementos dieté-ticos, cuidado veterinario y los recursos económicos necesariospara adquirir estos bienes. Asimismo, parte del crecimiento en laproducción de carne se ha originado en el aumento acelerado deluso de piensos (sistemas confinados donde los animales no pue-

129C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

(continúa en la pág. 133)

Page 26: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

130R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.32 F r a g m e n t a c i ó n d e l a s p r a d e r a s e n E s t a d o s U n i d o s

La fragmentación de las praderas puede poner en peligrotanto su capacidad de producir bienes y servicios como subiodiversidad. La agricultura, la urbanización y la cons-

trucción de vías son las principales causas humanas de frag-mentación de las praderas, aunque los cercados y la invasión devegetación leñosa también pueden tener efectos adversos sig-nificativos.

En el hemisferio occidental, las ecorregiones de pradera másfragmentadas son las áreas de cultivos intensivos de la Nortea-

mérica templada y subtropical. El grado de fragmentación de laregión de las Grandes Planicies en Estados Unidos ha sidoagudizado por la construcción de vías. Cuando no se tiene encuenta la red vial, el 90% del área de pradera está conformadapor bloques de 10.000 km2 o más de extensión. Cuando sí se laconsidera no quedan bloques continuos de ese tamaño, y el70% del área total aparece configurada por parches de menos de1.000 km2.

Bloques de pradera en las Grandes Planicies, sin carreteras

Bloques de pradera en las Grandes Planicies, con carreteras

Page 27: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

131C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Ecorregiones fragmentadas de pradera de las Américas

Fuentes: White et al. [PAGE] 2000. Los mapas de las Grandes Planicies se basan en Global Land Cover Characteristics Database Version 1.2 (Lo-veland et al. 2000); el mapa que incluye las carreteras se basa en ESRI 1993. El mapa de las Américas se basa en WWF Conservation Assessmentfor North America, Latin America, and the Caribbean.

Page 28: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

132R E C U R S O S M U N D I A L E S

Cuadro 2.33 D e h e s a s e n Á f r i c a

Las praderas sostienen una de las mayores concentracio-nes de ganado en África, donde muchas comunidades ru-rales dependen de éste para su mantenimiento. La alta

densidad ganadera puede indicar que se trata de sistemas pro-ductivos y bien manejados, o de sistemas con exceso de exis-tencias y mal administrados. Las muestras de degradación delsuelo por lo general señalan un manejo deficiente porque loshatos con exceso de existencias contribuyen a que disminuya lacubierta vegetal y a la erosión. En África, una cuarta parte de lastierras secas más sensibles se encuentran degradadas en la ac-tualidad, y de esos 320 millones de hectáreas, una gran parte seconsidera muy o extremadamente degradada. La capacidad delas praderas africanas para continuar manteniendo la produc-ción ganadera parece precaria.

Fuente: White et al. [PAGE] 2000. Este mapa se basa en Livestock Research Institute (1998). El cuadro se basa en FAOSTAT (1999).

Densidad ganadera en África Subsahariana

Page 29: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

den pastar y se les engorda a base de alimentos preparados congranos para maximizar el aumento de peso). La popularidadde la producción intensiva de piensos no está aumentando sola-mente en los países desarrollados donde ya es práctica común,sino incluso en los países en desarrollo (Sere y Steninfeld 1996:40-41). Lo que no está claro es qué tipo de implicaciones va a te-ner el uso cada vez mayor de sistemas de ganadería intensiva enla condición de las praderas en todo el mundo. En 1996 lospiensos daban lugar al 12% de la producción de carne de res yde cordero (De Haan et al. 1997:53).

La información que existe sobre la densidad ganadera para lamayor parte de las praderas del mundo puede darnos una ideasobre las presiones a las que se enfrentan las praderas a causa delpastoreo. Sin embargo, al igual que la producción de carne, ladensidad ganadera por sí sola no constituye una medida precisade la condición de esos ecosistemas. Es por ello que se requiereaveriguar cómo se maneja el ganado, y en particular si se man-tiene en sistemas de pastoreo estables —donde el ganado pastacontinuamente en una parcela determinada— o si es móvil, estoes, cuando el ganado se rota en distintas áreas de pastoreo. Unaalta densidad ganadera puede indicar la presencia de un sistemaaltamente productivo, es decir, que rota eficientemente el gana-do en distintas áreas de pastos, distribuyendo las presiones yevitando el sobrepastoreo. Sin embargo, es posible que señalemás bien la existencia de praderas con demasiado ganado y porlo tanto propensas al sobrepastoreo, donde muy probablementedisminuirá la producción en años subsiguientes.

La importancia de los sistemas de gestión ganadera —sean es-tos móviles o estáticos— se hace evidente en un estudio sobre seisáreas ricas en ecosistemas de pradera en Mongolia, Rusia y Chi-na. En muchas partes de las áreas estudiadas, los sistemas anti-guos de pastoreo caracterizados por la movilidad y la rotación delganado en diferentes pastos y a veces separados por largas dis-tancias, han sido reemplazados por sistemas más sedentarioscaracterizados por el uso de potreros cerrados. Cuando se com-paran las regiones se ve que el mayor nivel de degradación de lospastizales se encuentra donde la movilidad del ganado es baja ylos sistemas estáticos de producción se han convertido en la regla(Sneath 1998:1148) (véase también el Capítulo 3. Preservar laestepa: el futuro de las praderas de Mongolia).

Uno de los indicadores más útiles y visibles de la degradaciónde las tierras de pastoreo es la erosión del suelo. La alta densidadde ganado o un mal manejo de los hatos disminuye la cubiertavegetal y contribuye a la erosión. Esto eventualmente reduce laproductividad de las praderas, si bien algunas áreas de suelosprofundos pueden tolerar tasas elevadas de erosión durante pe-ríodos prolongados. Es así como la información sobre la condi-ción del suelo constituye un buen indicador sobre la capacidad alargo plazo de los ecosistemas de pradera para seguir produ-ciendo alimentos.

GLASOD es la única fuente de información global de ampliacobertura sobre pérdida de suelos en las regiones donde se en-cuentran las grandes explanadas (Oldeman et al. 1991). Esteestudio no cubrió explícitamente las áreas de pradera definidasen el APEM; sin embargo, sí proporciona información sobre las

tierras secas del mundo, en las que las praderas son un rasgopredominante. Las tierras secas en las zonas áridas, semiáridasy áridas subhúmedas se consideran particularmente suscepti-bles a la degradación del suelo, y este tipo de tierras constituyeel 55% de las praderas tal y como se las define en el APEM. Se-gún los hallazgos del GLASOD, la actividad humana ha cau-sado la degradación de un poco más de mil millones de hectá-reas o el 20% de todas las tierras secas susceptibles de serlo(Middleton y Thomas 1997:19). La erosión hídrica es respon-sable del 45% de este tipo de daño, mientras que a la erosióneólica se le atribuye el 42% (White et al. [PAGE] 2000; Midd-leton y Thomas 1997:24).

De todas las regiones, Asia cuenta con el área más extensa depraderas degradadas: 370 millones de hectáreas o el 22% delas tierras secas susceptibles a la degradación. Sin embargo,África tiene una mayor extensión de tierras secas susceptibles yadegradadas: 25% ó 320 millones de hectáreas. Y lo que es toda-vía más crítico, una proporción mayor de esas tierras se clasificacomo «muy degradada» o «extremadamente degradada» (lascategorías de degradación más grave de GLASOD) (Middleton yThomas 1997:19). En el resto del mundo, aunque el área abso-luta de tierras secas degradadas es pequeña, proporcionalmentepuede ser grande. En Europa por ejemplo, 99,4 millones dehectáreas (o el 32% del área de tierras secas) están degradadoshasta cierto punto. En Norteamérica, Australia y Sudaméricalas proporciones equivalentes son 11%, 15% y 13% respectiva-mente (Middleton y Thomas 1997:19).

BIODIVERSIDADComo en los otros ecosistemas, la biodiversidad en las praderasproporciona bienes directos: animales de caza, plantas medici-nales, turismo y material genético con fines reproductores, pormencionar sólo algunos. También es el factor crítico que subya-ce a la capacidad de las praderas para ofrecer bienes y servicios.Muchas de ellas contienen un rico conjunto de especies que enmuchos casos no se encuentran en otros ecosistemas. Por ejem-plo, los investigadores del APEM encontraron que el 19% delos Centros de Diversidad Vegetal reconocidos en el mundo (re-giones que contienen grandes cantidades de especies, especial-mente aquéllas que se encuentran sólo en unas pocas áreas) seencuentra en las praderas (White et al. [PAGE] 2000). Asimis-mo, las praderas contienen el 11% de las áreas de aves endémi-

133C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

El estado de cuenta de la producción de alimen-tos. La producción mundial de carne de res, cordero ycabra nunca había sido tan alta. Sin embargo, esto re-

fleja más la intensificación de la producción en parcelas forraje-ras o piensos que un incremento en la capacidad de los pastiza-les para mantener ganado. De hecho, las estadísticas sobre de-gradación del suelo en aquellas tierras secas del mundosusceptibles a la degradación sugieren que la capacidad de laspraderas para seguir sosteniendo la producción ganadera a lar-go plazo parece estar disminuyendo en muchas áreas. De to-das las tierras secas del mundo propensas a la degradación, el20% ya lo está.

Page 30: SISTEMAS DE AGUA DULCE L - TECSUMA

cas del mundo (áreas que contienen dos o más especies con ran-gos de reproducción relativamente pequeños).

La importancia de las praderas para la diversidad biológicatambién se hace evidente en el índice de originalidad biológicadesarrollado por el WWF. Este índice considera riqueza de es-pecies, endemismo, rareza del hábitat y fenómenos ecológicos,entre otros criterios. Para América del Norte, 10 de las 32 regio-nes clasificadas como «mundialmente destacadas» por su origi-nalidad biológica son parte de ecosistemas de pradera; la cifraequivalente para América Latina es de 9 de 34 (Dinerstein et al.1995:21; Ricketts et al. 1997:33).

La información sobre la situación actual de la biodiversidadde las praderas es mucho menos amplia que aquélla sobre laspresiones que la amenazan, como son la pérdida y fragmentacióndel hábitat. Es por ello que el APEM no incluye mediciones de lacondición de la biodiversidad a nivel mundial. Sin embargo, susinvestigadores se apoyaron en estudios regionales más restringi-dos que pueden dar una idea sobre las tendencias de la biodi-versidad en las praderas.

Para América del Norte, el Estudio sobre Reproducción de Avespresenta tendencias poblacionales a 30 años para un amplio es-pectro de especies. Las estadísticas desde 1966 hasta 1995 paraaquellas especies cuya reproducción tiene lugar en las praderasmuestra descensos en casi todo Estados Unidos y Canadá. En cam-bio, en un estudio reciente sobre la región del Serengueti en ÁfricaOriental se concluyó que en los últimos 20 años no se habían pro-ducido cambios significativos en las densidades de los herbívoros re-sidentes. En aquellas zonas cercanas a los límites de las áreas pro-tegidas pero menos accesibles a las patrullas de los guardaparques,las poblaciones de fauna silvestre que ya estaban diezmadas expe-rimentaron mayores reducciones (Campbell y Borner 1995:141).

La cantidad y abundancia de especies introducidas tambiénes un indicador de la condición de la biodiversidad. Aunque lainformación que existe sobre especies introducidas no tiene co-bertura mundial, los estudios sobre Norteamérica son ilustrativosde las invasiones de especies que han tenido lugar. La Oficina delCongreso de Estados Unidos para la Evaluación Tecnológica es-timó que en ese país se han introducido cerca de 4.500 especiesexóticas, el 15% de las cuales ha ocasionado un daño grave(USCOTA 1993:3-5). En un estudio realizado por el WWF sobredistribución de plantas no nativas en América del Norte se mues-tra que de todas las especies en todas las ecorregiones dentro delas Grandes Planicies, por lo menos el 10% no era nativo, mien-tras que la cifra para los pastizales del Valle Central de Califor-nia supera el 20% (Ricketts et al. 1997:83).

En vista de las presiones significativas a las que se enfrenta labiodiversidad, y de las condiciones de deterioro a nivel regional,las áreas protegidas pueden cumplir un papel clave en preservarpor lo menos algunas muestras de la diversidad natural de las es-pecies y los hábitats de las praderas. Sin embargo, los investiga-dores del APEM determinaron que menos de un 15% de lasáreas protegidas del mundo tienen por lo menos un 50% de tie-rras de pradera. En total hay 2,1 millones de km2 de praderasprotegidas, esto es, el 4% del área de praderas en todo el mundo(White et al. [PAGE]2000).

ALMACENAMIENTO DE CARBONOLa manera en que se gestionen los ecosistemas tendrá una in-fluencia significativa en las concentraciones de carbono en laatmósfera. Los investigadores del APEM estimaron que el suelo yla vegetación de las praderas de todo el mundo almacenan ac-tualmente entre 405 y 806 millones de toneladas de carbono,esto es, el 33% del total de carbono fijado en los ecosistemas te-rrestres. La cantidad de carbono almacenado en las praderas esaproximadamente la mitad de la que se almacena en los bosques,si bien el área total de praderas es casi el doble.

A diferencia de los bosques tropicales, donde el carbono se fijaprincipalmente en la vegetación de superficie, en las praderas lamayor parte queda almacenada en el suelo (Middleton y Thomas1997:141), especialmente como desperdicios orgánicos y secre-ciones de raíces, y como nutrientes para organismos microbianose insectos. Por ejemplo, en una sabana de Sudáfrica la materiaorgánica del suelo representa aproximadamente dos tercios deldepósito total de carbono, que asciende de 9 kgC/m2 (Scholes yWalker 1993:84).

Existe una serie de actividades humanas que puede perturbarla capacidad de almacenamiento de carbono en las praderas.Cuando éstas se convierten en tierras para la agricultura, la eli-minación de la vegetación y el cultivo subsiguiente reducen la cu-bierta superficial y desestabilizan el suelo, lo cual conduce a la li-beración de carbono orgánico. La degradación de los pastos enlas tierras secas también puede convertirse en una fuente signi-ficativa de pérdida de carbono, lo mismo que la práctica dequemar pastizales para mejorar su valor como tales (Adreae1991:5; Sala y Paruelo 1997:328). Incluso la amenaza crecientede las especies invasoras puede afectar adversamente la capaci-dad de almacenamiento de carbono de las praderas. Por ejemplo,algunos experimentos realizados recientemente sugieren que elpasto espigado, un pasto de raíces poco profundas introducido enlas praderas norteamericanas desde el norte de Asia para mejorarel forraje del ganado, almacena menos carbono que los pastosnativos perennes que cuentan con sus amplios sistemas de raíces(Christian y Wilson 1999:2397).

134R E C U R S O S M U N D I A L E S

El estado de cuenta de la biodiversidad. Las medi-ciones directas de la condición de la biodiversidad enlas praderas son escasas. Sin embargo, aquellos casos

para los cuales existe información muestran que existen gravesproblemas relacionados con la introducción de especies y quelas poblaciones de muchas especies nativas están disminuyen-do. Esto sugiere que, al menos regionalmente, la capacidad delas praderas para sostener la biodiversidad está declinando. Enrealidad, la conversión generalizada de praderas con fines agrí-colas y de urbanización, así como su fragmentación paulatinasugieren la posibilidad de que muchos de esos ecosistemas ha-yan perdido ya su capacidad de producir bienes y servicios rela-cionados con la biodiversidad. De las muchas áreas que hansido identificadas como depositarias de una biodiversidad noto-ria en las praderas, muy pocas están siendo vigiladas o protegi-das ya sea mediante legislación o programas de preservación.

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Por otra parte, los programas dirigidos a controlar la degra-dación del suelo y a rehabilitar la cubierta de pastizales podríanaumentar la fijación de carbono en esos ecosistemas. Si se lleva-ran a cabo programas de rehabilitación de suelos, las proyeccio-nes de 1990 a 2040 sobre almacenamiento de carbono en las tie-rras secas del mundo muestran una diferencia de 37.000millones de toneladas en emisiones de carbono entre un escena-rio «normal» (donde persisten los patrones actuales de degrada-ción) y un escenario de manejo sostenible (Ojima et al.1993:108).

TURISMOLas praderas proporcionan servicios culturales, estéticos y re-creativos muy importantes. Mucha gente las escoge como destinopara hacer caminatas, como áreas de caza y pesca o por su im-portancia histórica, religiosa o ceremonial. Por ejemplo, en laspraderas de Estados Unidos se han preservado muchos sitios deimportancia religiosa, ceremonial e histórica para los indígenasamericanos (Williams y Diebel 1996:27).

La contribución económica de los servicios recreativos quepueden prestar las praderas es significativa. Por ejemplo en Tan-zania, las ganancias del turismo relacionado con la caza de fau-na silvestre ascendieron a US$13,9 millones en 1992-93, unacantidad tres veces superior a la de las entradas obtenidas en1988 (Planning and Assessment for Wildlife Management1996:78). De la misma manera, las ganancias totales de la in-dustria de la cacería en Zimbabue aumentaron de aproximada-mente US$3 millones en 1984 hasta casi US$9 millones en 1990(Price Waterhouse 1996:85).

Otros países en desarrollo con grandes planicies muestranun enorme crecimiento en lo que se refiere a las ganancias enconcepto de turismo internacional en el intervalo de 10 años

entre 1985-87 y 1995-97: en Tanzania aumentaron en 1.441%mientras que en Ghana y Madagascar el incremento fue del800% (Honey 1999:368-369). Es evidente que no todo este cre-cimiento corresponde necesariamente al turismo dirigido haciazonas de pradera, pero en algunos países como Kenia se sabe queestos destinos y su fauna constituyen el principal atractivo (Ho-ney 1999:329).

Dada la creciente importancia del turismo como fuente de in-gresos, es importante reconocer que éste también puede conver-tirse en una presión para los ecosistemas. Los cazadores quevan en pos de los animales salvajes, e incluso los turistas que sólopretenden fotografiarlos, pueden perturbar a la fauna y degradarla planicie con sus excursiones por fuera de los caminos trazados,contaminarla con gran variedad de materiales, incluyendo ba-sura, y aumentar el consumo de agua y otros recursos en áreasfrágiles. Todo esto puede limitar la capacidad de los ecosistemasde pradera para ofrecer a largo plazo su belleza y biodiversidad,que es el principal atractivo para los turistas. En Kenia, Tanza-nia y Sudáfrica se han hecho análisis sobre el turismo que mues-tran impactos mixtos en parques y otras áreas de pradera. Has-ta el momento el daño allí está principalmente confinado aaquellas áreas que reciben el mayor número de visitantes (Honey999:256).

La caza furtiva es otra influencia negativa que induce modi-ficaciones en las praderas y que continúa siendo un problema envarios países africanos. En Kenia, las poblaciones de elefantesdisminuyeron en un 85% entre 1975 y 1990, hasta llegar a20.000; la merma en los rinocerontes fue del 97% y hoy en díasólo quedan menos de 500 ejemplares (Honey 1999:298).

135C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

El estado de cuenta del almacenamiento de carbo-no. Aunque las praderas tienen menor capacidad dealmacenamiento que los bosques, de todas maneras re-

tienen cerca del 33% de todo el carbono que se fija en los eco-sistemas terrestres, fundamentalmente en el suelo. Es por elloque el potencial de degradación del suelo puede implicar unapérdida significativa de capacidad de almacenamiento de car-bono en ellos. Las prácticas actuales de conversión de las pra-deras y la degradación de las planicies secas están reduciendo elpotencial de almacenamiento de carbono en muchas regionesdel mundo, especialmente en las zonas áridas.

El estado de cuenta del turismo. El crecimiento en elnúmero de turistas y en las entradas por ese conceptoen los países ricos en planicies ilustra la significativa

contribución económica de estos ecosistemas en concepto deturismo. Sin embargo, es difícil evaluar la calidad actual y laprognosis a largo plazo del turismo en estas áreas por la falta deestadísticas completas y coherentes sobre la explotación de lafauna silvestre, los impactos del turismo, y el tamaño y calidad delas presas de caza, entre otros indicadores. De cualquier mane-ra, la continua conversión de las praderas a actividades agrope-cuarias o de urbanización, el aumento en la frecuencia de losincendios, la propagación de especies invasoras y el impactode los visitantes sugieren una disminución potencial en la capa-cidad de las praderas para mantener el turismo y los servicios re-creativos a largo plazo.

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La grandeza imponente de los sistemas montañosos ocultacuán delicados son. Los procesos del clima y la gravedadconstantemente extraen rocas, suelo, nieve y agua quese desplazan pendiente abajo, lo que impide que los suelos

se desarrollen. A su vez, la delgadez de la capa de suelo y la inesta-bilidad de las pendientes limitan el crecimiento de plantas, au-mentan la vulnerabilidad de las montañas a las perturbacionescausadas por los humanos, y hacen que su tiempo de recuperaciónsea prolongado una vez que se deterioran. Las regiones montañosastambién tienen una larga historia de abandono político y explota-ción económica.

Con todo, millones de personas que viven lejos de las montañasse benefician del agua y la madera que de allí se originan, asícomo de su rica biodiversidad y asombrosos paisajes. Pero es lagente que vive en ellas y en las regiones de tierras altas —una dé-cima parte de la población del mundo— la que depende más di-rectamente de los ecosistemas de montaña para su subsistencia(Grötzbach y Stadel 1997:17). En las regiones montañosas de lospaíses en desarrollo los vínculos de transporte son por lo general es-casos, el acceso a los mercados deficiente, las tasas de crecimientopoblacional elevadas y las oportunidades de empleo limitadas. Laspoblaciones que habitan en esas zonas de Nepal, Etiopía y Perú, porejemplo, aparecen entre las más pobres del mundo (FAO 1995).

Extens i ón de l o s ecos i s temas de montaña

La definición de región montañosa puede estar basada en varioscriterios, incluyendo altura, pendiente, clima y vegetación. Una

definición simple es «aquellas áreas que están por encima delos 3.000 m», categoría ésta que abarca el 5% de la superficie te-rrestre y 120 millones de personas. En aras de la simplicidad, lasáreas de tierras altas se definen como el 27% de la superficie te-rrestre que está por encima de los 1.000 m (Grötzbach y Stadel1997:17; Ives et al 1997:6-8). Cerca de 500 millones de personashabitan en zonas de tierras altas y de montaña (Ives et al.1997:8). Dependiendo de su elevación y latitud, los ecosistemasde montaña abarcan todo un rango de formas, climas y compo-sición de vegetación y especies animales.

B i enes y serv i c i os de l o secos i s temas de montaña

PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS Y F IBRAEn términos de volumen, los ecosistemas de montaña no son elcentro agrícola del mundo, pero la agricultura de subsistenciaque allí se practica sí es la principal fuente de alimento para mi-llones de habitantes de esas zonas en los países en desarrollo(Messerli e Ives 1997:10). Los agroecosistemas de montaña tam-bién constituyen valiosos depósitos de material genético de cul-tivos alimentarios, teniendo en cuenta que muchos de éstos seoriginaron precisamente en las tierras altas. Se cree que unabuena parte de la diversidad genética que queda en el mundo seencuentra en las parcelas de los agricultores de subsistencia delas montañas o en áreas aún más remotas.

La patata es el ejemplo por excelencia. Los agricultores desubsistencia de la región andina han mantenido de forma activala diversidad genética de este tubérculo. Por ejemplo en Paucar-

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APÉNDICE: Aunque el APEM no cubre los ecosistemas de montaña, polares y urbanos,todos éstos son de fundamental importancia para la salud y el bienestar humanos. Las áreasmontañosas son la fuente de agua de más de la mitad de los pobladores del mundo. Las regio-nes polares cumplen un papel fundamental en lo que se refiere a controlar el clima y el nivel delmar. Las áreas urbanas albergan a más de la mitad de la población del orbe y su número de ha-bitantes sigue aumentando, especialmente en el mundo en desarrollo. En este apéndice se pre-sentan perfiles breves de estos ecosistemas.

E C O S I S T E M A S D E M O N T A Ñ A

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tambo, Perú, se siembran cerca de 21 variedades de patata encada parcela. Asimismo, el Centro Internacional de la Patata enLima mantiene el banco de germoplasma más grande del mun-do, donde se registran 5.000 variedades de papa cultivada (sil-vestres o domesticadas) y más de 160 variedades silvestres nocultivadas (Tripp y van der Heide 1997; CIP 2000). En cambioen la mayoría de los países productores dominan unas pocasvariedades comerciales que, cuando se las produce como mono-cultivos, son susceptibles a epidemias de plagas y enfermedades.

Tradicionalmente las montañas también han contribuido aabastecer de madera al mundo y de leña a sus residentes, aunquela deforestación ha disminuido la cantidad de madera en muchasáreas. En los trópicos, cuando se los compara con todos los otrostipos de bosques de tierras bajas, los de montaña exhiben las ta-sas más aceleradas de pérdida durante las últimas décadas: cer-ca de 1,1% al año (FAO 1993:ix).

CALIDAD Y CANTIDAD DE AGUALa mitad de la población del planeta depende del agua que bajade las montañas, donde nacen todos los principales ríos del mun-do. Esas zonas reciben altos niveles de precipitación (lluvia y nie-ve) que se almacena temporalmente en forma de hielo, y quedespués se libera durante los períodos de derretimiento en laprimavera y el verano (Liniger et al.1998). Allí los bosques ayu-dan a filtrar el agua, y protegen así su calidad. En los ambientesáridos y semiáridos, las montañas proporcionan en promedioentre el 70 y el 95% del agua dulce pendiente abajo. En regionesde abundante precipitación, las montañas abastecen entre el 30y el 60% del líquido (Liniger et al. 1998:18). Muchas de lasplantas hidroeléctricas del mundo se alimentan de las aguasprovenientes de las cumbres. Se espera que para el 2025 lascuencas de montaña satisfagan la mayor parte del incremento enla demanda de agua dulce. ¿Será posible? Aunque se han em-prendido algunas evaluaciones sobre la integridad biológica delos ríos de montaña, las tendencias en materia de crecimiento po-blacional, así como un tratamiento de aguas deficiente, el calen-tamiento global y la creciente destrucción de los bosques mon-

tanos, además de la contaminación, sugieren que la capacidad delos ecosistemas de montaña para suministrar una buena cantidadde agua de alta calidad está siendo diezmada.

Una de las principales amenazas a las que se enfrenta el su-ministro de agua dulce de las montañas es la minería. En muchospaíses las leyes y controles normativos, tanto como su aplicación,son laxos, particularmente en las áreas más remotas donde losciudadanos están por lo general muy mal informados sobre losposibles impactos de la minería. El agua que drena o se bombeadirectamente desde las minas suele ser ácida y contiene cianuro yotros metales pesados. Es posible que los efluentes se bombeendirectamente a las vías fluviales de la localidad o se almacenenen estanques o presas de tierra, donde se pueden rebosar o filtraral suelo. Un estudio parcial sobre fallos ocurridos en presas dedepósito de desechos de minería realizado por una ONG identi-ficó más de 70 derrames y accidentes en las últimas décadas, conel consecuente daño ambiental (D’Esposito y Feiler 2000:5).

BIODIVERSIDADLas montañas comprenden numerosos y variados hábitats de-terminados por la altitud, el tipo de suelo y rocas, la temperatu-ra y la exposición al sol; su aislamiento ha permitido que allí sur-jan la diversidad de especies y el endemismo. Las montañas deAsia central, por ejemplo, albergan más de 5.500 variedades deplantas de flores, y más de 4.200 de ellas se concentran en Ta-yikistán únicamente (Jeník 1997:201). Se estima que el monteKinabalú en Sabah, Borneo, alberga más de 4.000 variedades deplantas (Price et al. 1999:5).

Las montañas también funcionan como santuarios de plantas yanimales cuyos hábitats en las tierras bajas se han perdido víaconversión. Por ejemplo en los bosques montanos tropicales se re-fugian algunas de las especies más raras del mundo, incluyendo losgorilas de montaña de África Central, el quetzal de Centroamérica,el panda rojo de los Himalayas orientales, el oso de anteojos de losAndes y el lince europeo que se encuentra en algunas áreas aisladasde Europa Central. El 10% de todas las especies de aves —ya re-ducidas a rangos restringidos en todo el mundo— se encuentra

138R E C U R S O S M U N D I A L E S

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única o principalmente en los bosques nublados, donde el ambien-te atmosférico está caracterizado por una cubierta nubosa persis-tente, frecuente o de temporada, y usualmente en aquellas monta-ñas tropicales y subtropicales expuestas a climas oceánicos.

La designación de 141 reservas de la biosfera, 150 parques y re-servas (por encima de los 1.500 m) y 39 Sitios de Patrimonio de laHumanidad en áreas de montaña y tierras altas —más que paracualquiera de las otras categorías de paisaje— ha protegido hastacierto punto su biodiversidad. Con todo, tanto los contaminantes at-mosféricos y del agua como la gente, traspasan permanentementelos límites de estas áreas protegidas, e incrementan la presión a laque se enfrentan (Messeri e Ives 1997:20; Schaaf 1999).

ConversiónUn signo de la disminución de la capacidad de las montañas paraproveer biodiversidad es la reducción de algunos de sus hábitatsúnicos —como son los bosques tropicales nublados montanos— ala mitad de su extensión original. Se estima que quizás hasta el90% de los bosques de montaña ya ha desaparecido del norte delos Andes (WCMC 1997, citando a Weutrich 1993). Y aunque lamitad del remanente de bosques montanos nublados cuenta conalgún grado de protección, el WCMC informa que en muchos deéstos continúan la fragmentación y desmonte acelerados con pro-pósitos agrícolas, de recolección de leña, ganadería, minería yconstrucción de vías, y como consecuencia de las quemas que sepropagan desde las áreas cultivadas adyacentes (WCMC 1997:4).

ContaminaciónLa contaminación atmosférica es otra de las presiones que tieneimpactos documentados sobre la biodiversidad de las montañas.En su calidad de masas elevadas de tierra, las montañas inter-ceptan más corrientes de aire y generalmente reciben más preci-pitaciones que otras formaciones de tierra. Muchos investigadoresestán convencidos de que la muerte o el deterioro de extensasáreas de bosques montanos en Estados Unidos y Canadá se debea los elevados niveles de óxidos de azufre y nitrógeno en el am-biente, y también de ozono. Las cordilleras que se extienden a lolargo de la frontera de la República Checa, el sudeste de Alemaniay el sudoeste de Polonia también se han deteriorado como resul-tado de los contaminantes de amplio alcance (FRCFFP 1998:9).

OCIOEl turismo en zonas de montaña genera entre US$70.000 yUS$90.000 millones anuales en todo el mundo, lo cual repre-senta entre el 15 y el 20% de la industria turística global. Estetotal apenas si capta el valor real que tienen las montañas paratodas las principales religiones del mundo y algunas menorescomo lugares para practicar rituales sagrados y hacer sacrificioso peregrinaciones, y como sitios de recogimiento frente a la gran-deza de la naturaleza y la vida silvestre (Price et al. 1999:4).

Sin embargo, es muy posible que las montañas no puedan aco-modar de forma sostenible el número cada vez mayor de turistasque las escoge como destino. Esta línea de la economía puede aumentar significativamente los niveles de empleo e ingreso de lascomunidades que residen en las montañas, y en algunos casos

proporciona fondos para proteger los ecosistemas. Al mismo tiem-po, sin embargo, el turismo puede operar como motor principal dedegradación. Por ejemplo, entre 65 y 70 millones de esquiadoresen todo el mundo practican su deporte anualmente en las monta-ñas (Price et al. 1999:36), consumiendo los alimentos y el aguaque de allí se originan, generando residuos sólidos y aguas resi-duales, y utilizando los caminos, líneas de ferrocarril, aeropuertosy hoteles ubicados en lo que alguna vez fueron áreas prístinas. Elesquí también requiere el desmonte de bosques y el consumo degrandes cantidades de agua para hacer nieve o para aguarla.

139C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

El estado de cuenta de los ecosistemas de monta-ña. La demanda de minerales, madera, paisajes y aguaque albergan las montañas crece a diario. Con todo

hay una carencia crónica de datos e información sobre el estadode estos ecosistemas y sobre la extensión y tasa de crecimientode las actividades que les causan daño. En la Agenda 21 —el«plano» ambiental que surgiera de la Cumbre de la Tierra de Ríoen 1992— se argüía que las montañas, como áreas frágiles queson, requieren un tratamiento integrado al igual que las islas,las regiones polares o la selva tropical húmeda. Aunque cadavez se acepta más este punto de vista, las montañas ocupan unlugar muy bajo entre las prioridades de las agendas nacionales einternacionales. Por ello siguen siendo vulnerables a la explota-ción de las poblaciones de las tierras bajas mediante la extrac-ción dañina de sus recursos naturales y el desarrollo turístico, ytambién a las políticas gubernamentales mal diseñadas que con-tribuyen a la desaparición de los sistemas agrícolas de montañay del conocimiento autóctono que de ellas se alberga.

En las montañas de San Juan, en Colorado, cerca de la línea divisoria continen-tal, la mina de oro de Summitville filtró contaminantes al río Alamosa en 1992,matando toda vida acuática a lo largo de 27 km. La limpieza va a costar 170 mi-llones de dólares (Carlson 2000:10).

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Las regiones polares son los lugares más remotos de laTierra, y aun así sus condiciones extremas —frías, ele-vadas, secas, de mucho viento y alejadas de la vidapública— aumentan su vulnerabilidad. La manera en

que el Ártico y la Antártida respondan a los cambios ambientalesglobales se ha convertido en motivo de preocupación porque es-tas regiones tienen una influencia marcada sobre el sistema cli-mático mundial, albergan una enorme riqueza mineral y bioló-gica, y contienen la mayor parte del agua dulce del mundo enforma de hielo y suelo permanentemente helado. Es posible queel destino de los recursos polares señale los peligros que mástarde se hagan evidentes para el resto del mundo.

El manejo de los ecosistemas polares requiere cooperación.Son ocho los países que tienen jurisdicción sobre el Ártico: Ca-nadá, Dinamarca/Groenlandia, Finlandia, Islandia, Noruega,Rusia, Suecia y Estados Unidos. A su vez, la Antártida está ges-tionada por varios países interesados en base a acuerdos inter-nacionales, si bien varios de ellos han reclamado soberanía —cuestionada en algunos casos— sobre el continente, algunas is-las sub-antárticas y los mares territoriales adyacentes (PNUMA1999:327, 329).

Extens i ón de l o s ecos i s temaspo lares

Las áreas que rodean los dos polos tienen tres cosas en común: cli-ma frío, nieve y hielo. En lo demás, sus ecosistemas marinos y te-rrestres se parecen poco. El continente antártico está cubierto poruna gruesa capa de hielo; aun durante el verano son escasas lasmontañas y áreas costeras que están libres de hielo. El tamaño dela cubierta de hielo oscila entre 4 y 19 millones de km2, depen-diendo de la estación, y su grosor es de 2,3 km. Estas áreas con-tienen el 91% del hielo y la mayor parte del agua dulce del mundo(GLACIER 1998; PNUMA 1998:178). Alrededor de la Antártidahay mares abiertos que tienen una plataforma productiva y áreas

donde esa plataforma se encuentra con aguas más cálidas. Salvolos 4.000 investigadores que van allí periódicamente, la Antártidase halla deshabitada (Watson et al. 1998:89).

En contraste, el Ártico consta de un océano grande y profun-do cubierto de placas flotantes de hielo de pocos metros de gro-sor. En las áreas terrestres que rodean el océano y por lo generalse consideran parte del Ártico, predomina la vegetación de de-sierto polar y tundra, aunque también incluyen casquetes gla-ciares como el hielo continental de Groenlandia. Las aguas ma-rinas del Ártico están compuestas por las aguas al sur y al oestede Alaska, el mar de Barrenas y el Atlántico norte. La tundra ár-tica alberga cerca de 3,5 millones de personas, muchas de lascuales obtienen su sustento de la pesca marina y de agua dulce,de la cacería y la cría de renos (PNUMA 1999:179).

B i enes y serv i c i os de l o s ecos i s temas po lares

Pese a que las regiones polares contienen áreas muy extensasdonde la actividad humana no ha alterado abiertamente el pai-saje, los científicos han hallado evidencia sólida de que tales ac-tividades —aunque con frecuencia se originen en otras partes delmundo— están modificando el medio ambiente polar y los bienesy servicios que éste proporciona.

REGULACIÓN DEL CLIMA GLOBAL, LAS CORRIENTESOCEÁNICAS Y EL NIVEL DEL MARLas vastas placas de hielo polar funcionan como un espejo, re-flejando un buen porcentaje del calor del sol de nuevo hacia elespacio y conservan el planeta fresco. Sin esas placas de hielo elocéano retendría mucho más calor del sol, llevándolo nueva-mente a la atmósfera y alimentando el proceso de calentamiento.

Un clima más cálido también promovería la liberación deuna mayor cantidad de CO2. Durante 10.000 años los ecosiste-mas de tundra del Ártico han fijado carbono de la atmósfera y lo

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E C O S I S T E M A S P O L A R E S

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han almacenado en el suelo; la tundra y la región boreal albergancerca del 14% del carbono del mundo (AMAP 1997:161). Sinembargo, es posible que algunas regiones del Ártico sean ahorafuentes de emisión de CO2, dada la descomposición más acele-rada de materia vegetal muerta en un clima más cálido. Si el sue-lo permanentemente helado que yace bajo la tundra se derrite, laliberación de metano también podría acelerar el calentamientoglobal (AMAP 1997:161).

Los patrones climáticos del planeta están fundamentalmentedeterminados por la circulación del agua en los océanos del mun-do, que a su vez está determinada por los ecosistemas marinos ár-ticos. Las aguas de superficie más tibias, incluyendo las de losnueve principales ecosistemas de agua dulce que drenan en el océ-ano Ártico, se enfrían cuando llegan al Atlántico norte (AMAP1997:11). Allí se tornan más densas y se hunden hasta el fondodel océano —varios millones de kilómetros cúbicos de agua cadainvierno— y lentamente se desplazan hacia el sur a lo largo de lasprofundidades del Atlántico. Estas corrientes de agua afectan a lasprecipitaciones y el clima en todo el mundo (AMAP 1997:12).

Las vastas placas de hielo de la Antártida y Groenlandiatambién controlan el nivel del mar. Si se redujeran, el nivel delmar se elevaría, las corrientes marinas se desplazarían, y los pa-trones climáticos podrían cambiar y causar sequías, fuertes tor-mentas y la propagación de enfermedades tropicales.

Aunque la desintegración gradual y el derretimiento del hieloen las regiones polares forman parte de procesos naturales, loscientíficos están explorando la posibilidad de que el cambio cli-mático esté alterando esos procesos. Comparadas con las medi-ciones de grosor del hielo más recientes, las tomadas desde sub-marinos estadounidenses entre la década de los años cincuenta yla de los años setenta indican que es muy posible que la cubiertade hielo del océano Ártico se haya adelgazado de forma drásticadurante las últimas décadas. Los datos más antiguos provenien-tes de los submarinos mostraban un grosor promedio de 3,1metros, mientras que los datos obtenidos de los mismos sitios en

la década de los años noventa muestran un grosor promedio desólo 1,8 metros (Rothrock et al. 1999:3469). Las observacionesde satélite realizadas a partir la década de los años setenta mues-tran que la cubierta de hielo del mar Ártico se está reduciendo encerca de un 3% por década (USGCRP 1999).

BIODIVERSIDADEn el Ártico, un lugar donde los organismos se han adaptado alos valores extremos de temperatura, luz diurna, nieve y hielo tí-picos de las regiones polares, hay cientos de especies endémicas.El Ártico también sirve de hábitat a varias especies de aves mi-gratorias. Asimismo, algunas islas de la Antártida tienen niveleselevados de especies endémicas; al sur de Nueva Zelanda hay is-las que albergan cerca de 250 especies, incluyendo 35 endémicas.Con todo, queda todavía mucho por aprender sobre la faunaterrestre de la Antártida, así como sobre sus profundidades ma-rinas (PNUMA 1999:183, 191-192).

ContaminaciónLa contaminación puede muy bien ser la amenaza más inme-diata y evidente para la biodiversidad polar, dado que el Árticose ha convertido en una especie de «sumidero» mundial de con-taminantes aerotransportados. Los contaminantes orgánicos per-sistentes (COP) y otros químicos tóxicos viajan en corrientes deaire, agua o viento hasta que se depositan en el Ártico, donde sebioacumulan en la cadena trófica (AMAP 1997:viii); allí tambiénse han depositado materiales radiactivos liberados durante laspruebas de bombas nucleares y el accidente de Chernobyl, asícomo los gases provenientes de las plantas europeas de reproce-samiento de combustibles nucleares. Para la población del Árti-co y el sub-Ártico, los niveles de exposición a la contaminaciónradiactiva son por lo general cinco veces más elevados que losque se esperarían en la zona templada. La exposición de las po-blaciones indígenas, que dependen fundamentalmente de pro-ductos alimentarios de origen terrestre como la carne de reno, es

141C a p í t u l o 2 : I n v e n t a r i o d e l o s e c o s i s t e m a s

Región Ártica Región Antártica

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50 veces más elevada que la de otros ciudadanos del Ártico(AMAP 1997: 126).

Todavía no se conocen plenamente los efectos de los COP enla vida salvaje de los ecosistemas polares, pero es evidente que losefectos de biomagnificación en ciertas especies —aves, focas,osos polares y otras que están en la cima de la cadena trófica—son graves y continuarán empeorando (PNUMA 1999:184-185).Por ejemplo, en los osos polares se han encontrado difeniles po-liclorinados y en concentraciones tales que probablemente afec-tarán su capacidad reproductora (AMAP 1997: 172). La genteque vive en las regiones polares tiene exposiciones similares a to-xinas con niveles de contaminación que son entre 10 y 20 vecesmás altos que en las regiones templadas (AMAP 1997:172).Existen numerosos estudios que han vinculado incluso bajos ni-veles o exposiciones de corta duración a fallos del sistema inmu-nitario, déficits neurológicos, disfunciones endocrinas y cáncer.

Extracción de recursosLa extracción de recursos naturales constituye una crecienteamenaza para la biodiversidad de los ecosistemas polares. La ex-plotación petrolera va en aumento, y su trayectoria en materia decontrol de contaminación ya incluye 103 accidentes significativosen los oleoductos de la Federación Rusa entre 1991 y 1993(AMAP 1997:150). La extracción de recursos naturales causaigualmente daños a la tundra, que también es vulnerable al trá-fico vehicular. Durante la estación de verano sólo se derritenlos pocos pies más superficiales del suelo, creando una capamuy húmeda entre aquél que permanece congelado y la vegeta-ción. La erosión de la vegetación superficial conduce fácilmentea una erosión del suelo a gran escala que, debido a las condicio-nes ecológicas y climáticas del Ártico, necesitará muchos años

para recuperarse, al tiempo que induce un mayor derretimientoen el suelo permanentemente congelado.

Adelgazamiento de la capa de ozonoLa manera en que el adelgazamiento de la capa de ozono va aafectar a las regiones polares no está todavía muy clara. Este fe-nómeno es más pronunciado cerca de los polos que en cualquierotra parte del mundo, y es así como en la primavera de 1985 sedescubrió un enorme adelgazamiento en la capa de ozono sobrela Antártida. En años recientes, la disminución del ozono sobre elÁrtico también se ha manifestado en la existencia de adelgaza-mientos, aunque más pequeños y menos frecuentes (general-mente de algunos kilómetros de diámetro que duran unos pocosdías), pero la tendencia fue claramente hacia la disminución delos niveles de ozono durante toda la década de los años noventaen todas las estaciones (Fergusson y Wardle 1998:8, 19; PNUMA1999:77). Comparados con los de los años setenta, los niveles deradiación ultravioleta (RU) estimados en primavera son ahora130 veces más elevados en la Antártida y 22 veces superiores enel Ártico (PNUMA 1998:1). La mayor exposición de los ecosis-temas polares a los dañinos rayos ultravioleta B del sol podríaaumentar la incidencia de cataratas y de cáncer en los ojos y enla piel de los seres humanos, afectando de paso a las plantas y alplancton que están acostumbrados a una baja radiación ultra-violeta, e incluso a las algas que están en la base misma de la redtrófica marina (PNUMA 1998:xi-xiii).

Cambio de climaEl efecto del cambio del clima en la biodiversidad polar estátodavía por determinarse. Las temperaturas más elevadas po-drían convertir a la tundra en bosques boreales, cambiar los pa-trones migratorios de osos polares y caribús, alterar la distribu-ción de los mamíferos pequeños cuyas fuentes de alimentopueden verse afectadas, y cambiar las especies de peces presen-tes, entre otros efectos (Watson et al. 1998:95-99).

PRODUCCIÓN DE ALIMENTOSLas aguas marinas del Ártico figuran entre las más ricas delmundo en lo que a pesca se refiere y contribuyen significativa-mente a la captura mundial. En buena parte de Terranova (Ca-nadá), Groenlandia, Islandia, las islas Faroe y en el norte deNoruega, la pesca constituye la principal fuente de sustento (Ha-milton et al. 1998:28). Las poblaciones residentes, especialmen-te las comunidades indígenas, dependen casi totalmente de lapesca y la caza. Estos grupos comprenden cerca del 50% de lapoblación del Ártico canadiense. En algunas regiones del Yukónhasta una tercera parte de la población vive de la tierra, mientrasque otro 30% depende de actividades que no son parte de la eco-nomía monetaria (AMAP 1997:57). En una parte significativadel Ártico ruso, la carne de reno es la principal fuente de ali-mento y su pastoreo la ocupación básica. Entre las fuentes se-cundarias de alimentos figuran la carne de alce americano, osomarrón, carnero, liebre alpina, pato, ganso y otras aves y peces.

Durante los últimos años varias comunidades de peces polares—como el salmón, northern char, el bacalao, los arenques y el

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Contaminación polar: regiones donde se origina el airecontaminado

Fuente: AMAP 1997:79.

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capelán— se han visto negativamente afectadas. En las islas Fa-roe, por ejemplo, los desembarcos de bacalao se han reducido de200.000 toneladas a menos de 70.000 entre 1987 y 1993, des-pués de que el aumento de las inversiones locales en captura yprocesamiento condujeron a la sobrepesca (Hamilton et al.1998:30). Uno de los problemas más graves es la pesca furtiva.En los últimos seis o siete años, el aprovechamiento de la aus-tromerluza ha llevado a esa pesquería al punto del colapso en elAntártico debido a la extracción ilegal y a la aplicación laxa delos límites impuestos a su captura. En 1997 la captura legal re-gistrada de austromerluza fue de 10.245 toneladas, mientrasque la captura ilegal se calculó en más de 100.000, y sólo enaquella parte del océano Índico que se encuentra en el océanoSur (UNEP 1999:176).

OCIOEl interés por explorar las zonas polares es cada vez mayor. Aprincipios de los años noventa más de un millón de turistas visi-taron el Ártico (PNUMA 1999:182). Cerca de 10.000 visitaron laAntártida en 1998 y 1999, mientras que se proyectó un aumen-to de más del 50% (hasta 16.000 personas) para 1999-2000(IAATO 2000). Es posible que estas cifras parezcan pequeñascuando se las compara con la vastedad de los territorios, perociertamente existe el potencial para que sus efectos sean negati-vos. Se cree que los turistas asustan a la fauna silvestre —a lospingüinos por ejemplo— en época de reproducción, dejan basu-ra, hacen ruido y contaminan el ambiente.

RETROALIMENTACIÓNLos polos son importantes para el mundo en la medida en queson indicadores tempranos de los efectos que están teniendo las

presiones que ejercemos sobre los recursos. Por ejemplo, podemosusar el análisis sobre las condiciones del Ártico para entendermejor la producción de ozono estratosférico, la limpieza atmos-férica y el transporte de contaminantes en las latitudes más sep-tentrionales. Las inmensas placas de hielo también sirven comouna especie de «cápsula del tiempo» en materia de informaciónsobre actividad volcánica, frecuencia de tormentas, actividadsolar y composición atmosférica (Stauffer 1999:412). Los nú-cleos de hielo recientemente excavados de la estación Vostok enla Antártida oriental muestran que las concentraciones atmosfé-ricas de dióxido de carbono y metano —dos importantes gases deinvernadero— son ahora más elevadas de lo que han sido en420.000 años (Pitee et al. 1999:429).

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Fuente: AMAP 1997:89.

Osos polares en peligro: niveles de contaminantes orgánicos persistentes (COP) hallados en los tejidos de osospolares en varios lugares del Ártico

Clordano PCBs (policlorobifenilos)

ClorobencenoHexaclorociclohexano

El estado de cuenta de los ecosistemas polares.Los ecosistemas polares se conservan todavía relati-vamente intactos cuando se les compara con otros,

pero su condición —alguna vez prístina— ya está mostrando lossignos del cambio climático y otras presiones. Los efectos delcambio climático en las regiones polares son mayores que encualquier otro punto de la Tierra. Todavía no está claro si eladelgazamiento del hielo que se ha notado en ciertas áreas esparte de una variación climática natural o consecuencia de laactividad humana; tampoco queda claro si la masa total de lasplacas de hielo polar está aumentando, disminuyendo o fluc-tuando dentro de parámetros normales. Pero las regiones pola-res proporcionan una evidencia amplia de calentamiento a travésde los núcleos de hielo y la retirada de los glaciares (Watson etal. 1998:90-91). Entre tanto, la perturbación inmediata causadapor la contaminación y por niveles insostenibles de pesca co-mercial de algunas poblaciones de peces es significativa y con-tinúa aumentando.

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Los ecosistemas urbanos figuran entre los espacios másimportantes del planeta en materia de bienestar huma-no, productividad e impacto ecológico. Las ciudadesson centros de comercio, producción industrial, educa-

ción, cultura e innovaciones tecnológicas. En su calidad de nexoscon las economías de mercado del mundo y como lugares de re-sidencia de 2.700 millones de personas (World Bank 2000:152),las ciudades son también núcleo de consumo de recursos natura-les y generadoras de enormes cantidades de desperdicios, lo cualtiene implicaciones ambientales tanto a nivel local como en eco-sistemas distantes.

La tremenda influencia de la urbanización en los humanos yel medio ambiente seguramente continuará aumentando, pues seproyecta que para el año 2030 la población mundial urbanaserá el doble de la actual, y alcanzará los 5.100 millones depersonas (UN Population Division 1996). Pero, ¿es posible quelas áreas urbanas —o partes de ellas— funcionen como ecosiste-mas? ¿Qué define un ecosistema urbano?

Ecos i s temas urbanos : ex tens i ón y mod i f i cac i ón

El concepto de áreas urbanas como ecosistemas es nuevo y con-trovertido. Aunque no existe una definición común de ecosistemaurbano, se le puede ver como «una comunidad biológica dondelos humanos representan la especie dominante o clave y donde elmedio ambiente edificado constituye el elemento que controla laestructura física del ecosistema». La extensión física de los eco-sistemas urbanos está determinada tanto por la densidad de po-blación como por la de infraestructura. Por lo general los límitesadministrativos de las ciudades no coinciden con los de los eco-sistemas urbanos por varias razones. Por ejemplo, la Oficina del

Censo de Estados Unidos define las áreas urbanas como «aqué-llas en que la densidad de población es de por lo menos 1.000personas por milla2 (621 personas por km2)», pero no defineun mínimo de densidad de infraestructura. Otro factor que com-plica las cosas es el hecho de que las áreas urbanas no están cla-ramente delineadas sino que se mezclan con los suburbios y conlas áreas rurales. El APEM estima que los ecosistemas urbanoscubren cerca de un 4% de la superficie de la Tierra (véase elCuadro 1.10 Domesticar al mundo: conversión de ecosistemasnaturales, pp. 24-25).

A diferencia de los ecosistemas naturales, los urbanos se en-cuentran altamente modificados a través de la construcción deedificios, calles, caminos, estacionamientos y otras estructuras ar-

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E C O S I S T E M A S U R B A N O S

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tificiales que forman una cubierta del suelo prácticamente im-penetrable. Las ciudades contienen ecosistemas naturales y se-minaturales —prados y parques, bosques, tierras cultivadas, hu-medales, lagos, arroyos— aunque la vegetación en esas áreastambién puede estar muy alterada o manejada.

La urbanización puede cambiar la estructura y composiciónde la vegetación de una región. Por ejemplo, en lo que era Berlínoccidental, aproximadamente el 40% de las más de 1.400 varie-dades de plantas identificadas no son nativas, y cerca del 60% delas variedades autóctonas está en peligro (Kowarik 1990:47). Enáreas de bosque, el posible reemplazo de la capa de hojas de latierra con una grama que tolere la sombra perturbaría los pro-cesos naturales que crean suelos saludables y reduciría su ido-neidad como hábitats de fauna silvestre (Adams 1994:34).

Las presiones ambientales también modifican los elementosnaturales de los ecosistemas urbanos. Allí los bosques están su-jetos a altos niveles de contaminación, y a los efectos de la salque se aplica a las calles en el invierno, así como a los de la es-correntía, a los de las barreras físicas que impiden el crecimien-to de las raíces, a los de las enfermedades, a los de una calidaddel suelo precaria y los de una menor cantidad de luz solar. Laspoblaciones de aves y animales se ven afectadas por la pérdidade hábitat y fuentes de alimentos, así como por sustancias tóxicasy el tránsito de vehículos, entre otros elementos ajenos.

Tanto los espacios abiertos como la cubierta boscosa varíanampliamente en las ciudades, dependiendo del ambiente naturaly el uso del suelo. En Estados Unidos, en un análisis de más de50 ciudades se encontró que la cubierta boscosa urbana oscilabaentre 0,4% en Lancaster, California, y 55% en Baton Rouge,Louisiana (Nowak et al. 1996:51).

Los b i enes y serv i c i os de l o s ecos i s temas urbanos

Los elementos humanos de la ciudad —su infraestructura y eco-nomía construidas por los seres humanos— ofrecen bienes y ser-vicios de enorme valor, incluyendo un hábitat para la gente, re-des de transporte y una amplia variedad de oportunidades paragenerar ingresos. Pero los espacios verdes, que por lo generalconstituyen el órgano vital de los ecosistemas urbanos, tambiénaportan un amplio rango de bienes y servicios.

MEJORA DE LA CALIDAD DEL AIRE Y REGULACIÓN DE LA TEMPERATURALas temperaturas en las áreas excesivamente urbanizadas puedenser entre 0,6° y 1,3°C más elevadas que en las áreas rurales(Goudie 2000:350). Este efecto de «isla de calor» resulta de laexistencia de grandes áreas de superficies que absorben calor —como las asfaltadas— en combinación con la alta densidad deconstrucción y un elevado consumo de energía. A su vez, esastemperaturas más altas convierten a las ciudades en incubadorasde smog. Los niveles de contaminación atmosférica en megaciu-dades como Pekín, Nueva Deli, Yakarta y la Ciudad de México aveces exceden los estándares de salud establecidos por la OMSpor un factor de tres o más (WRI et al. 1998:63).

Los espacios verdes en las ciudades disminuyen significati-vamente la temperatura y por lo tanto reducen el consumo deenergía y la contaminación atmosférica (Lyle y Quinn 1991:106, citando a Bryson y Ross, 1972:106). Un árbol grande porsí solo tiene la capacidad de transpirar hasta 450 litros de aguapor día, consumiendo 1.000 megajulios (239.000 kilocalorías)de energía calórica para impulsar el proceso de evaporación(Bolund y Hunhammer 1999:296). Los lagos y arroyos urbanostambién contribuyen a moderar las variaciones de temperaturaen cada estación. Los árboles y bosques eliminan dióxido de ni-trógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono y ma-teria particulada. Por ejemplo, se ha estimado que los árboles deChicago eliminan 5.575 toneladas de contaminantes atmosféri-cos por año, un servicio de limpieza calculado en US$9 millones(Nowak 1994:71, 76). Los bosques urbanos en la región deBaltimore/Washington D.C. eliminan 17.000 toneladas de con-taminantes por año, un servicio cuyo costo se ha calculado enUS$88 millones (American Forests 1999:5). Incluso los bos-ques de la periferia contribuyen a conservar la calidad del aireurbano. Las corrientes de viento sobre la ciudad de Stuttgart, enel centro de Alemania, traen un aire más fresco de los cinturonesde bosques que la circundan, que enfría las áreas del centro.Esta es una de las razones por las cuales Stuttgart ha desincen-tivado la expansión urbana (Miller 1997:65, citando a Miller1983).

BIODIVERSIDAD Y HÁBITAT SILVESTRELas ciudades mantienen una amplia variedad de plantas y ani-males: tanto especies nativas que se han adaptado específica-mente al paisaje urbano y sus condiciones ecológicas extremascomo las numerosas variedades introducidas.

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Cubierta boscosa en ciudades seleccionadasLa cubierta boscosa de las ciudades varía tanto por la diferencia de gestióncomo por el medio ambiente natural, en particular las precipitaciones.

Ciudad Cubierta boscosa (%)

Baton Rouge, Louisiana (EE. UU.) 55

Waterbury, Conneticut (EE. UU.) 44

Portland, Oregón (EE. UU.) 42

Dallas, Texas (EE. UU.) 28

Denver, Colorado (EE. UU.) 26

Zurich, Suiza 24

Windsor, Canadá 20

Colina, México 15-20

Hong Kong 16

Los Ángeles, California (EE. UU.) 15

Chicago, Illinois (EE. UU.) 11

Ciudad Juárez, México 4

Fuente: Nowak et al. 1996

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Muchos de los animales, aves y peces que viven en las áreasurbanas son valiosos por el gusto y el placer que proporcionan alos habitantes de la ciudad, aunque algunas especies se conside-ran molestas o peligrosas. Cerca de un tercio de los residentes ur-banos encuestados en Estados Unidos —más de 40 millones depersonas— declaró participar en actividades de observación defauna silvestre en un radio de una milla de sus hogares (U.S. De-partment of the Interior 1997:94).

Parte de la vida silvestre urbana también es valiosa desde laperspectiva de la conservación de la biodiversidad. Los parquesy otras áreas verdes son críticos para las especies migratorias yconstituyen corredores de fauna, aunque por lo general se en-cuentran bastante fragmentados. Con todo, en muchas áreasurbanas de América del Norte predominan los venados y losherbívoros pequeños como las ardillas. También hay presencia deratas almizcleras y castores, y depredadores pequeños comomurciélagos, zarigüeyas, mapaches, coyotes, zorros, visones ycomadrejas se han adaptado bien a los cambios que ha traído elproceso de urbanización (Adams 1994:57-65). En su calidadde escarbadoras de basura, las ratas se han adaptado particu-larmente bien a las condiciones de la vida urbana.

En las ciudades, muchos ríos están contaminados, llenos debasura o canalizados, mientras que sus zonas riparias se encuen-tran sustancialmente reducidas y carentes de vegetación. Por esosólo las especies más tolerantes a la contaminación sobreviven enellos. Aun así, los ríos de la ciudades también tienen un granpotencial de restauración, de manera que retorne la diversidadacuática. Un ejemplo es el Támesis de Londres, que en 1957 notenía ni un solo pez en una de sus secciones; sin embargo, hacia1975 los esfuerzos encaminados a mejorar las condiciones bioló-gicas fueron premiados con el retorno de 86 especies diferentes depeces marinos y de agua dulce (Douglas 1983:137).

La diversidad de aves en las áreas urbanas también puedeconstituir un buen indicador de la calidad del medio ambiente,

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Cambios en la cubierta boscosa en el corredor Baltimore-Washington, 1973-1997

La cubierta boscosa total ha disminuido de manera constante en el corre-dor Baltimore-Washington, D.C., una franja urbana de rápido crecimientolocalizada en la costa este de Estados Unidos. La expansión urbana y su-burbana, así como la reducción de los presupuestos asignados al cuidadode los árboles, han hecho que la cubierta boscosa se reduzca del 51% de lasuperficie en 1973 al 37% en 1997. La tierra con cubierta boscosa frondosa(> del 50% boscosa) disminuyó en una tercera parte, mientras que la su-perficie con poca o ninguna cubierta de árboles aumentó en casi un 60%.

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dado que requieren hábitats diferenciados y se ven afectadaspor la contaminación del aire y el agua a través de la cadena tró-fica. Por ejemplo en 1993, en un estudio sobre especies de avesen Washington, D.C. se identificaron 115 especies, una estima-ción muy cercana a los totales registrados en estudios realizadosen épocas anteriores y casi tan elevado como el de la cantidad deaves encontradas en condados bastante más grandes de las áreascircunvecinas. Esto sugiere que Washington, D.C. —debido qui-zás a sus parques y a una densidad residencial entre baja y mo-derada en el 70% del área metropolitana— ofrece un hábitat di-verso y de buena calidad para las aves. Desafortunadamenteeste tipo de estudios de cobertura de una ciudad entera son es-casos (U.S. National Biological Survey 2000).

CONTROL DE AGUAS DE LLUVIAEn las áreas urbanas, los bosques, los humedales y la vegetacióna lo largo de ríos y arroyos ayudan a amortiguar la escorrentía delas aguas de lluvia, a controlar la contaminación, a recargar lasreservas de agua subterránea y a disminuir las inundaciones.En cambio las edificaciones y calles cubren una gran parte de latierra urbana con superficies lisas que eliminan aquella vegeta-ción con capacidad natural de almacenar agua.

A través de algunos estudios se ha intentado calcular el valormonetario del servicio que prestan los bosques urbanos en loque se refiere al control de las aguas de lluvia. Se ha estimadoque en el corredor Washington-Baltimore los bosques ahorran ala región más de US$1.000 millones, esto es, la suma que de otromodo habría que invertir en construir albercas de retención deaguas de lluvia y otros sistemas necesarios para interceptar la es-correntía (American Forests 1992:2). Lamentablemente, en lamayoría de las ciudades del mundo los árboles corren peligro.Desde la década de los años setenta, tres de las principales áreasmetropolitanas de Estados Unidos — Seattle, Baltimore-Was-

hington y Atlanta— han perdido más de una ter-cera parte de su frondosa cubierta de bosque(Smith 1999: 35).

PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS Y F IBRAMuchas áreas urbanas contribuyen de manera sus-tancial a su suministro de alimentos. Las activida-des agropecuarias urbanas incluyen acuicultura yfrutales, así como cría de animales de finca y huer-tos que se mantienen en los amplios jardines de lascasas y en parcelas vacías, en los techos de las edi-ficaciones o a la vera de los caminos y en pequeñasgranjas urbanas (UNCHS 1996:410). Se estimaque en el mundo la agricultura urbana y periurba-na involucra a 800 millones de residentes (FAO

1999). En Kenia y Tanzania, dos de cada tres familias urbanastienen actividades agrícolas; en Taiwan, más de la mitad de lasfamilias urbanas son miembros de asociaciones de agricultores;en Bangkok, Madrid, y San José (California), buena parte delárea metropolitana se encuentra cultivada o es zona verde. (Smity Nasr 1992:142; Claplowe 1998:47). En Accra, la capital deGhana, la agricultura urbana suministra a la ciudad el 90% delos vegetales frescos que consume (The MegaCities Project 1994).La agricultura urbana también proporciona medios de subsis-tencia y de mejora de ingresos para los pobres, y constituye unamanera de reciclar los elevados volúmenes de aguas residuales yde residuos orgánicos sólidos producidos por las ciudades.

OPORTUNIDADES DE OCIO Y PARAÍSOS ESTÉTICOSLos árboles invitan al descanso visual y favorecen la privacidad,además de que proporcionan sombra y operan como barrerascontra el viento. Junto con los breñales, los árboles tambiénayudan a reducir los altos niveles de ruido que predominan enlas ciudades; un cinturón de 30 metros de árboles altos, combi-nado con superficies suaves, puede ayudar a reducir el ruido enun 50% (Nowak y Dwyer 1996:471). Los parques brindan a losresidentes urbanos un acceso fácil a oportunidades de ocio ydistensión, un servicio sumamente valioso en aquellos lugaresdonde los espacios abiertos y la posibilidad de alejarse del asfal-to tienen un precio elevado. Algunos parques, lagos y ríos urba-nos también ofrecen atracciones turísticas e incrementan el valorde la propiedad en el centro de las ciudades. Más aún, las masasde agua urbanas brindan oportunidades para practicar deportescomo la pesca, el kayac, la navegación y el piragüismo.

La ges t i ón de l as áreas urbanascomo ecos i s temas

Uno de los desafíos principales que entraña el manejode las áreas urbanas como ecosistemas es la falta deinformación. Dado que la ciencia de la ecología urba-na está apenas en su infancia, el conocimiento básico

sobre estos ecosistemas es mucho más escaso que para otros sis-temas naturales. La precariedad de los datos sobre los elementos

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En Cuba, en 1999, la agricultura urbana produjo 800.000 toneladas de pro-ductos orgánicos frescos y empleó a 165.000 personas. La agricultura ur-bana produjo el 65% del arroz, el 43% de las frutas vegetales y el 12% de lasraíces y tubérculos del país.

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«verdes» de las ciudades es particularmente notoria. La calidaddel aire y el agua, las conexiones del alcantarillado, los vertidosde agua y la producción de basura per cápita, así como las ten-dencias en cuanto a la extensión de los bosques urbanos y a la di-versidad de la fauna silvestre, son indicadores críticos de la con-dición y capacidad que tienen las áreas más naturales de losespacios urbanos para proveer bienes y servicios ambientales.

Otro problema es la falta de planificación y presupuestospara el cuidado de los espacios verdes, pues la mayoría de losfondos disponibles se asigna a la eliminación de árboles muertos.Muchas ciudades carecen de programas sistemáticos de cuidadode árboles y prestan muy poca atención a los efectos de la con-dición del suelo, a los elementos que obstaculizan el crecimientode las raíces, a las sequías causadas por la canalización de las llu-vias, al efecto de «isla de calor» y a la ausencia de sotobosque(Sampson 1994:165).

La gestión del consumo urbano y su impacto en los ecosiste-mas circundantes representa quizás el mayor desafío. Las áreasurbanas consumen cantidades masivas de bienes y servicios am-bientales —importados de ecosistemas localizados más allá desus límites— y exportan desperdicios. Se estima que una ciudadcon una población de un millón de habitantes en Europa requie-

re diariamente un promedio de 11.500 toneladas de combustiblesfósiles, 320.000 toneladas de agua y 2.000 toneladas de alimen-tos, la mayoría de los cuales se produce fuera de la ciudad. Estaúltima genera 300.000 toneladas de aguas residuales, 25.000toneladas de CO2 y 1.600 toneladas de residuos sólidos (Stannersy Bordeau 1995:263). El área total requerida para sostener unaciudad se conoce como «su huella ecológica» (Rees 1992). En unestudio sobre las 29 ciudades más grandes de la región del marBáltico se estimó que éstas necesitan áreas de apoyo ecológico en-tre 500 y 1.000 veces más grandes que la superficie misma decada una de ellas (Folke et al 1997:167). Cualquier intento demejorar la sostenibilidad de los ecosistemas urbanos pasa nece-sariamente por identificar las formas en que las ciudades podríanexistir en un mayor equilibrio con los ecosistemas circundantes.

La buena noticia es que las áreas urbanas ofrecen excelentesoportunidades para lograr una mayor eficiencia en el consumo deagua y energía, vivienda y manejo de desperdicios. Las estrategiasque promueven una mejor planificación, la urbanización parausos múltiples, políticas tarifarias en materia de vías urbanas y untransporte público integrado, entre otros esfuerzos, pueden dis-minuir drásticamente los impactos ambientales de miles de mi-llones de personas. Los cambios constantes en el uso del suelo enlas áreas urbanas son un reto importante en materia de planifi-cación, pero al mismo tiempo ofrecen oportunidades. Por ejemplo,el millón o más de «áreas marrones» (parcelas de tierra urbana enlas que alguna vez hubo industrias o comercios pero que en la ac-tualidad permanecen abandonadas o contaminadas) que mar-can las ciudades con sus cicatrices ofrecen la oportunidad paraque se creen nuevos espacios verdes o para disminuir la presión dela congestión y urbanización en las áreas verdes que aún quedan(Mountford 1999). Si se los maneja bien, los espacios verdespueden contribuir a fortalecer los beneficios de salud y educaciónque prestan los ecosistemas urbanos.

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El estado de cuenta de los ecosistemas urbanos.Los ecosistemas urbanos están dominados por las ac-tividades humanas y el medio ambiente construido, aun-

que contienen espacios verdes vitales que prestan servicios im-portantes: desde eliminar la contaminación atmosférica y absor-ber escorrentía hasta producir alimentos a través de la agricul-tura urbana. Los bosques, parques y prados también suavizan laexperiencia urbana y proporcionan lugares invaluables para eldescanso y la diversión. La ciencia de los ecosistemas urbanoses nueva y no existen datos amplios que muestren sus tenden-cias a escala mundial. Sin embargo, algunos datos más locali-zados indican que la pérdida de cubierta boscosa urbana y laconsecuente disminución de espacios verdes constituyen unproblema generalizado. El acelerado crecimiento de la pobla-ción urbana en todo el mundo contribuye a aumentar las ten-siones que afectan a tales ecosistemas. La reducción paulatinade sus componentes verdes disminuirá también otros valoresde carácter económico, educativo y cultural. El crecimiento po-blacional incrementa la necesidad de incorporar el cuidado delos espacios verdes de la ciudades como uno de los elementosclaves de planificación urbana.