simón bolívar, héroe de américa

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Simón Bolívar, héroe de América 550 REGLAME CON ESTE NÚMERO AFICHE DEL LIRERTADOR El pavo real, un ave señorial de M vistoso plumaje 577 Delhi; evolución de 1 una ciudad hindú 586 El laqueado: uñarte milenario 600 La Navidad tradicional en México 609 El Vaticano: diminuto estado con proyección universal 618 70.00 Sucres m REVISTA MENSU iíiÍ

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La última voluntad del Libertador Simón Bolívar, en lo concerniente al descanso de sus despojos mortales, no habría de cumplirse hasta doce años después de su muerte. "Es mi voluntad que después de mi fallecimiento mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal".

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Page 1: Simón Bolívar, héroe de América

Simón Bolívar,héroe de América 550

REGLAMECON ESTENÚMERO

AFICHE DELLIRERTADOR

El pavo real,un ave señorial de Mvistoso plumaje 577 •

Delhi; evolución de 1una ciudad hindú 586

El laqueado:uñarte milenario 600

La Navidadtradicional en México 609

El Vaticano: diminutoestado con proyecciónuniversal 618

70.00 Sucres

m

REVISTA MENSU

iíiÍ

Page 2: Simón Bolívar, héroe de América

CONTENIDOBolívar: sesquicentenariode la muerte del Libertador 550

El pavo real, el ave que heredólos cien oj'os de un héroe mitológico 577

Delhi: evolución de una ciudad hindú 586

El laqueado: arte milenario del Lejano Oriente 600

La Navidad tradicional en México 609

El Vaticano: su proyecciónuniversal 618

PAGINA 580

©1980 por EDITORIAL AMERICA, S.A.,Arias, Fábrega & Fábrega, Edificio Bankof América, Calle 50 (Piso 16), Panamá 5,República de Panamá. Todos los derechosreservados. Oficinas Centrales de Ventas:Ferrenquín a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.

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PAGINA 614

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Director de Arte

CARLOS J. HERBELLO Jr.

Asistente de Arte;ZORAIDA CARÚS

Coordinación EditorialCLARA PORRO

Control de InformaciónLILIANA G. DE CHÁVEZ

Redactores

JOSÉ I. CABRERARALPH REWES

Secretaria de RedacciónYOLANDA GONZÁLEZ

PAGINA 550

PAGINA 634

PresidenteARMANDO DE ARMAS

VicepresidenteMARTÍN DE ARMAS

Gerente GeneralGUILLERMO R. BERMELLO

Director General de PublicidadCARLOS ESCALLÓN

Consejeros EjecutivosROBERTO C. SÁNCHEZGUSTAVO GONZÁLEZ LEWIS

A M REVISTA MENSUAL

GEGiMunDODICIEMBRE 1980

Page 3: Simón Bolívar, héroe de América

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SIMÓNBOLÍVAREL LIBERTADOR

Sonó su voz; '^Peruanos,Mirad allí los duros opresoresDe vuestra patria. Bravos Colombianos,En cien crudas batallas vencedores,Mirad allí los enemigos fierosQue buscando venís desde Orinoco;Suya es la fuerza, y el valor es vuestro;Vuestra será la gloria;Pues lidiar con valor y por la patriaEsel mejor presagio de victoria.Acometed; que siempreDe quien se atreve más el triunfo ha sido;Quien no espera vencer, ya está vencido".

"Canto a la Victoria de Junín"José J. Olmedo, ecuatoriano (1780-1847)

POR PEDRO ROMANACH MOUSSETAsesoría técnica: Prof. Pedro P. Alcántara

La última voluntad del Libertador Simón Bolívar, en loconcerniente al descanso desus despojos mortales, no

habría de cumplirse hasta doceaños después de su muerte/'Es mivoluntad que después de mi fallecimiento mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mipaís natal", reza la décima cláusulade su testamento, otorgado ante elescribano público José CatalinoNoguera en la hacienda San PedroAlejandrino, cercana a la ciudadcolombiana de Santa Marta, el 10de diciembre de 1830.

Casi doce años más tarde, el 29de noviembre de 1842, los restosde Bolívar eran exhumados y confiados a la goleta venezolana Constitución, expresamente enviada aSanta Marta por el Congreso de Venezuela con la misión de recogerlos y trasladarlos a La Guaira.

En Santa Marta, la comisión venezolana encargada de la tarea sereunió con la comisión colombiana, designadas ambas para que eltraslado de los restos se hiciera conla debida pompa y solemnidad. Lacomisión ecuatoriana, debido a lalentitud de las comunicaciones enaquella época, no pudo llegar atiempo. La corbeta Circe, francesa;el bergantín Aibatross, británico, yel Venus, holandés, escoltaban a laConstitución. En la travesía poraguas del Caribe, se les agregó unbuque de guerra danés. Todoseran navios enviados por sus res

pectivos gobiernos europeos pararendirle homenaje al Libertador.

Por último, el día 17 de diciembre de aquel mismo año, fecha deldecimosegundo aniversario de sumuerte, tenían lugar en la Catedralde Caracas las solemnes exequiasde Bolívar. Allí, en la capilla de laSantísima Trinidad de la misma Catedral, fue donde primeramentereposó, en tierra venezolana, la urna que guardó sus cenizas.

Jimón Bolívar había muerto, en lamisma hacienda San Pedro Alejandrino donde había testado, el día17 de diciembre de 1830. Se con

memora, por tanto, en este mes, elsesquicentenario de su desaparición, fecha de recordación para toda la América, pero de modo muyespecial para las naciones boliva-rianas, las herederas más inmediatas de la grandeza de un héroe quetrasciende las fronteras de los países que liberó.

Bolívar muere joven, con sólo 47años de edad, pero pocos hombreshan vivido tan intensamente como

él, completando —en el brevísimoespacio de menos de medio siglo—una obra patriótica y política tanrevolucionaria y trascendental como la suya. Sin embargo, precisamente aquella vida le había desgastado cruel, implacablemente. Encarta al prócer cartagenero JoséMaría del Castillo y Rada, fechada el 13 de enero de 1830 (apenas

dos días antes de su última entradaoficial en la ciudad de Bogotá), ledecía: "Si usted me viera en estemomento. ¡Parezco un viejo de sesenta años!"

El Libertador, que mil y una veces había desafiado a la muerte enlos campos de batalla, venía presintiendo, desde tiempo antes, suprematuro final. Ya en agosto de1829 había sufrido un ataque graveal cual él mismo, en su correspondencia, se refería como "de bilisnerviosa". En carta a su gran amigoDaniel Florencio O'Leary (que había sido su edecán desde la muertede José Antonio Anzoátegui), almes siguiente de dicho ataque, leconfiaba: "... mi constitución seha arruinado en gran manera, loque no deja duda es que me sientosin fuerzas para nada y que ningúnestímulo puede reanimarlas ..."¡Tristes palabras para que las escriba un héroe! Las mismas, sin embargo, sirven para acentuar la humanidad de Bolívar, su vulnerabilidad frente a las enfermedades y a lamuerte, lo que —lejos de rebajarlo— lo engrandece más.

Su largo viaje desde Guayaquil aBogotá, que duró casi cuatro meses (septiembre de 1829-enero de1830), después de formalizado eltratado de paz con Perú, dejó unsaldo muy negativo sobre su salud,ya demasiado quebrantada.

Bolívar —el hombre tan injustamente acusado de ambicioso porsus detractores— resuelve renun-

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Fotografías: M. Peña Almenar

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Simón Bolívar Palacios, caraqueño, nació el 24 de juliode 1783, en la casa situada frente a la Plaza de SanJacinto, entre las esquinas de SanJacinto y Traposos. Supadrino, el Pbro. Félix Xerex, fue quien quiso darle elnombre de Simón. La casa natal del Libertador fuereconstruida en 1916 por el Ejecutivo Nacionalvenezolano. El óleoquevemos en la foto de la izquierda,del pintor Tito Salas, representa la boda de Bolívar conDña. María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza,celebrada en Madrid el 25 de mayo de 1802, cuandoBolívar no tenía aún 19 años.

Fotografía: Mario Algaze

Fotografía: M. Peña Almenar

J

ciar a la presidencia de Colombia yalejarse para siempre de la vida pública. Quiere marchar a Europa ypasar allí, tranquilo, el tiempo quele resta de vida. Pasa una temporada en el campo, reponiéndose, yregresa a Bogotá, ciudad de la quedefinitivamente se despide el 8 demayo de 1830, rumbo a Cartagena,la colonial ciudad de la costa delCaribe. Sólo va con él un grupomuy escaso de amigos que aún lepermanecían fieles.

Fotografía: Mario Algaze

''Bolívar debía pagar eldoloroso precio de la grandeza

humana: la soledad. Esta fríacompañera de los hombres

célebres se iba acercando a él amedida que se encumbrabasobre sus contemporáneos"

—Indalecio Liévano Aguirre

ú

Para viajar hacia Cartagena, Bolívar tuvo que encaminarse hacia elpuerto fluvial de Honda, a orillasdel río Magdalena, donde tomauna embarcación el día 16 demayo. Le faltan, exactamente, sietemeses y un día para morir.

El recorrido lo llena de nostalgias, pues atraviesa por muchos delos lugares que, años antes (no tantos), fueron escenario de sus grandes triunfos militares. Como nosdice el sociólogo colombiano Indalecio Liévano Aguirre en su biografía Bolívar, editada en Caracas en1974: "Barrancas, Mompós, El Banco, Tenerife, revivieron en su espíritu entristecido el recuerdo de

aquellos días heroicos ..."En Cartagena, sin embargo, le es

peraba a Bolívar un dolor muchomayor aun que todas las tristezasnostálgicas; el enterarse del alevoso asesinato cometido en la persona del Mariscal Sucre. Bolívar conoce la noticia el día primero dejulio y, poco después, llega a susmanos la última carta que Sucre lehabía escrito, ya que no había podido llegar a tiempo a Bogotá paradespedirse en persona del Liberta-

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dor. En líneas conmovedoras, Sucre le decía: "... me conoce mucho tiempo y sabe que no es supoder, sino su amistad, la que meha inspirado el más tierno afecto asu persona. Lo conservaré cualquiera sea la suerte que nos quepa,y me lisonjeo que usted me conservará el aprecio que me ha dispensado . . . Sea usted feliz y en todaspartes cuente con los servicios y lagratitud de su más fiel amigo."

En Cartagena, su salud continúadebilitándose por días. Deben haber influido, desde luego, factoresfísicos, orgánicos, pero casi todossus biógrafos coinciden en señalarque el factor moral —la honda pe-

"Los sueños de Bolívar,por transformación ascendente,han llegado al sueño colectivo.

Elsueño de él es y seráel sueño de millares de

hombres, de millares de suscontemporáneos, de

generaciones por venir.Soñarán con la libertad de

América, la dignificación deAmérica, el engrandecimientomoral y material de América"

—S. Key-Ayala

na que le había causado la muertede Sucre— fue decisivo. Ai fin, ainstancias del Cral. Mariano Monti-lla, su leal amigo, Bolívar accede adejar Cartagena, para marcharse adescansar en la quinta de recreoSan Pedro Alejandrino, en las afueras de Santa Marta, que generosamente le ha ofrecido el caballeroespañol Joaquín de Mier.

Pero casi no puede Bolívar llegara este destino. En el trayecto, enBarranquilla, se agravan sus dolencias. Se queja de fuertes dolores enel bazo y el hígado, y también dereumatismo. Este último padecimiento debe habérsele hecho especialmente difícil de sobrellevar.

pues en su juventud se había caracterizado, precisamente, por unagran agilidad física, por el amor a lanatación y otros deportes, por lainclinación a la vida activa al airelibre. Las limitaciones físicas impuestas por el reuma deben haberle resultado intolerables. "... Estoy inconocible. Necesito con mucha urgencia de un médico y deponerme en curación para no salirtan pronto de este mundo . . . ", leescribe al Cral. Montilla.

Bolívar no quiere morir, pero nose le oculta la gravedad de su estado. Desde Barranquilla, escribe alGobierno en Bogotá, solicitando elrápido envío de un pasaporte. Tiene la esperanza de ir al extranjeroen busca de médicos que puedancurarle. En carta al Presidente de laRepública, refiriéndose ai pasaporte pedido, dice: "... aunque puede suceder que llegue tarde; yaestoy casi todo el día en la cama pordebilidad; el apetito se disminuyey la tos o irritación del pecho vadepeor en peor..."

Joaquín de Mier pone su bergantín Manuel a disposición de Bolívar, para que éste haga la corta travesía hasta Santa Marta. Por fin, elprimero de diciembre, desembarcael Libertador en este puerto. Llegacon fiebres altas y muycerca ya dela muerte, costándole mucho trabajo mantenerse en pie. Allí se instala provisionalmente en una casaque antes había estado ocupadapor el Consulado de España, donde fue visitado por el Dr. AlejandroPróspero Révérend, facultativofrancés que habría de atenderlo ensus últimos días.

El Dr. Révérend recomendabapara Bolívar un absoluto reposo,pero éste, sintiendo aun en medióde su enfermedad la poderosaatracción del campo, se empeñó,el 6 de diciembre, en marcharse áSan Pedro Alejandrino. Se produjoentonces una levísima mejoría, pero que apenas se mantuvo por poco más de 36 horas. El día 7, por lanoche, ya volvía a empeorar y atener ratos de desvarío. El día 9,dándose cuenta de su gravísimo estado y aprovechando unas horas de

ersion del pintor Tito Salas de la boda de Simón Bolívar yMaría Teresa(mismo cuadro mostrado en las páginas precedentes). En lahacienda de San

Mateo, en los Valles de Aragua, la joven pareja, recién llegada de España,vivió una breve etapa de felicidad. María Teresa falleció de fiebre amarilla, en

Caracas, el 22 de enero de 1803. Bolívar sufrió amargamente esta pérdida.

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lucidez, dicta su última proclama,que muchos fervientes bolivaria-nos conocen de memoria, la quetermina con sus generosas palabras: ""Mis últimos votos son por lafelicidad de la patria; si mi muertecontribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yobajaré tranquilo al sepulcro".

Al día siguiente, recibe los auxilios espirituales de la religión yotorga testamento, que encabeza"en el nombre de Dios Todopoderoso", dando a continuación testimonio de su fe: "... creyendo yconfesando como firmemente creoy confieso el alto y soberano Misterio de la Beatísima Trinidad, Padre,Hijo y Espíritu Santo, tres personasdistintas y un solo Dios verdadero;y en todos los demás misterios quecree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica, Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hastala muerte como católico fiel y cristiano, para estar prevenido cuandola mía llegue ..."

Bolívar, que en sus años mozoshabía conocido los placeres que eldinero puede proporcionar, muerecon muy escasa fortuna: sólo lequedan "las tierras y minas deAroa, situadas en la provincia deCarabobo (que él había pensadovender para marcharse a Europa,las cuales estaban sometidas a juicio por demanda de un tercero quereclamaba su propiedad), y unas alhajas que constan en el inventarioque debe hallarse entre mis papeles .. . " En la cláusula decimocuarta del testamento, instituye herederos universales a sus dos hermanas María Antonia y Juana Bolívar, ya sus tres sobrinos: Juan, Felicia yFernando Bolívar.

El testamento incluye otras disposiciones dignas de mención. ElLibertador ordena que le sea devuelta al Congreso de Bolivia la medalla que ese Cuerpo le había concedido a nombre del pueblo boliviano; deja la suma de ocho milpesos a su mayodormo Palacios, ypide que le sea devuelta a la viudade Sucre la espada que le habíaregalado "el Gran Mariscal de Aya-cucho". También dispone que pasen a la Universidad de Caracas dosde sus libros —El Contrato Socialde Rousseau y El Arte Militar deMontecuculi— que habían pertenecido a la biblioteca de Napoleón.

Los días subsiguientes fueron

duros. Bolívar empeoraba por momentos. El día 16, a media tarde,delirante, entró en su última agonía. El día 17, a la una en punto dela tarde, expiraba. El médico y losamigos, en la habitación mortuoria, permanecieron mudos unosinstantes, sobrecogidos. Sólo lossollozos del mayordomo José Palacios rompían el silencio.

Uno de los grandes héroes deAmérica —y también gran boliva-riano— el cubano José Martí (1853-95), en su poema Yugo y Estrellaincluye estos dos versos:

Cual un monstruo de crímenescargado,

todo el que lleva luz se quedasolo.

Los mismos son de aplicación alos últimos años del Libertador Bolívar. Aclamado hasta el delirio porlas multitudes de los pueblos queliberó, terminó por verse traicionado, calumniado, escarnecido, y lanoticia de su muerte llegó inclusivea despertar alegría en muchos. La

verdad histórica, sin embargo, pese a las invectivas de sus numero

sos detractores, se ha encargadode reivindicarlo plenamente.

Bolívar, hombre perspicaz ybuen conocedor de las flaquezashumanas, sufrió amargamente enla fase final de su vida. Este sufrimiento, sin embargo, no le tomódesprevenido. Parecía intuirlo y,más que intuirlo, estaba conscientede la causa que lo ocasionaría. Noes extraño, pues, que cuando planeaba hacer público su gran idealde establecer la unidad de las naciones andinas, manifestara profé-ticamente, en carta que dirigió alGral. Santa Cruz: "Voy a entrar enun laberinto horrible".

Hoy, analizando retrospectivamente esa última etapa, comprendemos que el adjetivo horrible noencierra exageración alguna, porque horrible fue, en verdad, la hostilidad contra su persona y contrasus ideas que el Libertador tuvoque soportar, hostilidad que —sinduda alguna— contribuyó a precipitar su fin. En algunos casos,aquella enemistad procedía de motivaciones mezquinas y sórdidas;en otros, no se originaba en la maldad, sino en la incomprensión quemuchos —aun entre los mejoreshombres de la época— tuvieronfrente a la grandeza del pensamiento bolivariano.

Si Bolívar hubiera sido el ególatraque sus enemigos han querido veren él, hubiera aprovechado el esplendor de su gloria para aceptar lacorona que, casi simultáneamente,le ofrecían el Gral. peruano Agustín Gamarra, desde el Cuzco, y elGral. José Antonio Páez desde Venezuela. Bolívar —que tanto habíaadmirado a Napoleón, aunquenunca quiso imitarlo— hubiera oscilado hacia las tentaciones de lamonarquía y, aunque hubiera encontrado fuerte oposición, no lehubiera faltado decisivo apoyo."No hay otra cosa que hacer: o Bolívar o nadie", le escribía Gamarra.El Libertador, sin embargo, no sedejó seducir, y quiso y supo buscar

En esta página, miniatura ovaladasobre marfil, de autor anónimo, quemuestra a Bolívar en 1804, a la edad de 21 años. Perteneció a Fanny de

Villars, conquien Bolívar tuvo amores en París. Pág. opuesta: También deTitoSalas, el bien conocido cuadro del juramento en el MonteSacro, pronunciado

por Bolívar juntoa su venerado maestro Don Simón Rodríguez.

Fotografía: Del libro Iconografía del Libertador, - Edíc. Lerner

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alternativas más nobles y elevadas,aun a costa del sufrimiento personal que él sabía le aguardaba.

Tampoco se había aferrado Bolívar a la Presidencia de la Repúblicade la Gran Colombia, creada formalmente en 1819 por el Congresode Angostura. La aceptó, sí, perosólo en forma nominal, ya que, dehecho, no quiso desempeñarla; noquiso dejar de ser soldado, libertador de pueblos, para convertirseen gobernante de la nación reciénestablecida. Lejos de ello, prefirióproseguir la lucha y dejar el gobierno de la Gran Colombia en manosde los tres vicepresidentes que habrían de representarle mientras élcontinuaba en campaña para llevarla guerra al Perú: el Gral. Franciscode Paula Santander, para Cundina-marca; el Gral. Carlos Soublette,para Venezuela (después de la ba-

"Bolívar no es un dios provistode todas las excelsitudes. Es un

hombre de carne, hueso ysangre y,por tanto, hecho consu debido porcentaje de cosaspositivas y negativas; pero un

bombre así bien puede contenerla llama de la energía

cristalizada en genio, como laban tenido otros grandeshombres de la historia''

—Gabriel Trómpiz

talla de Carabobo), y, finalmente,para Quito —cuando esta región seindependizó— el Gral. Antonio José de Sucre.

Como bien dice José Gil Fortoulen su Historia Constitucional deVenezuela, "Colombia (se refiere aaquella Gran Colombia original) nopodía vivir sino al amparo del genioque la creó: ausente él, en lejanasguerras, irá perdiendo ella, con susestériles conmociones, toda esperanza de vida perdurable". Comocorolario de estas palabras, no podemos pasar por alto el hecho histórico de que la disolución definitiva de la Gran Colombia se produjera precisamente en 1830, inmediatamente después de la prematuramuerte del Libertador.

No tardaron en aparecer —sobre todo después del Congreso deCúcuta de 1821, que dio a la GranColombia su primera Constitución— las discrepancias entre Bolívar y Santander, discrepancias queentonces fueron, y todavía siguensiendo —por algunos historiadoresmiopes— mal interpretadas.

No se puede enjuiciar a la ligeralas actitudes de estos dos grandeshombres. Por suerte, la serenidadque da el tiempo ha permitido después, a la gran mayoría de los estudiosos de las convulsiones políticasde aquella época, reconocer sin reservas —y con desapasionada justicia— los extraordinarios valores deambos. Quizá el mejor tributo a lamemoria de los dos sea el hechode que, en la Colombia actual.

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"4

haya dos departamentos limítrofesque lleven, precisamente, los nombres de Bolívar y Santander.

Santander aspiraba —noble empeño— a consolidar la paz en laNueva Granada que él amaba tanentrañablemente. Quería que losneogranadinos se estrenaran en lademocracia e hicieran buen uso dela libertad que tan duramente habían ganado en las guerras.

A Bolívar el sino de Nueva Grana

da no le era, desde luego, indiferente. Él quería, igual que Santander, la felicidad y el progreso paraeste pueblo, pero soñaba —nobleempeño también— con liberar asus hermanos del Perú, y el altocosto de tan magna empresa tendría que recaer, precisamente, so-

(sigue en la p. 567)

GeoMundo / 557

Page 7: Simón Bolívar, héroe de América

TRAYECTORIADEL LIBERTADOR

Corría el año de 1805. La expansiónnapoleónica por Europa se hallaba ensu apogeo y, con ella, la propagaciónde las ideas de libertad de la Revolución Francesa, aunque bajo la égida dela figura autoritaria del Emperador. El15 de agosto, tres hombres ascendieron al Monte Sacro en Roma, y uno deellos, un joven de sólo 22 años, prestóante sus dos amigos un juramento solemne e insólito: el de no dar reposo a ^su alma ni descanso a su brazo hasta mhaber liberado a Hispanoamérica deldominio de España.

El que concebía aquel sueño era Simón Bolívar, quien, por su tempera- |tímentó y formación, era una de laspo- (I-cas personas realmente equipadas paracumplir tai empresa. Sus compañerosasí lo creían. Eran Fernando Toro y Simón Carreña. Este último, por capricho de su carácter excéntrico, se habíapuesto el nombre de Simón Rodríguez, y había sido el maestro que másinfluyera en Bolívar, el mentor que lolanzara al ideal de democracia poiítica,dignidad individual y hermandad humana, propagado por los filósofos delsiglo XVIII, como Rousseau y Voltaire.

El joven Bolívar, viudo en enero de1803, ai cabo de sóio ocho meses dematrimonio, se había trasladado esemismo año, de su Caracas natal a Europa, por donde viajó extensamente. EnParís, donde se encontró con su antiguo maestro Rodríguez, presenció lacoronación de Napoleón Bonapartecomo Emperador de los franceses.

El entrenamiento militar de Bolívarhabía constituido parte de su educación. De ésta encargáronse sus tíosmaternos, bajo cuya tutela estuvo desde la muerte de su madre en 1792. Nacido el 24 de julio de 1783, Bolívar había perdido a su padre, un aristócratacriollo, a los tres años. En 1798, el joven Simón recibe el grado de subteniente. El año siguiente, pasa por México y La Habana, rumbo a España. EnMadrid estudia, y luego viaja por Europa Después de su boda en 1802 con laespañola María Teresa del Toro, vuelvea Caracas. Allí se dedica a ¡a agricultura

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y al comercio, y es ascendido a teniente. Pocodespués, su esposa muere de

illa.fiebre amarihTras su nuevo viaje al Viejo Mundo,

la invasión napoleónica de la PenínsulaIbérica motivaría la guerra de independencia en España, cobrando vigor enlas colonias hispanas de América el fermento separatista.

Precisamente en 1806, el año en queBolívar retorna una vez más al NuevoMundo, el Precursor, Francisco de Miranda, gallardo venezolano de ideasavanzadas y vasta experiencia militaren la Guerra de Independencia nortea-

mericana y en los ejércitos revolucionarios de Francia, realiza dos expediciones para libertar a Venezuela. Ambas resultaron fallidas. Mientras tanto,Bolívar efectúa un lento regreso a Caracas, adonde llega en 1807, tras visitarvarias ciudades estadounidenses.

En 1808, se produce la insurrecciónespañola contra Napoleón, en tantoque Bolívar y otros patriotas conspiranactivamente contra Madrid. La voluntad de emancipación, por tada América, es ya incontenible. Para 1810,proli-feran los intentos secesionistas. En elnoroeste de Sudamérica, el de Ecuadores aplastado en breve por fuerzas realistas, pero los de Nueva Granada yVenezuela logran prender.

Bolívar, yacapitán de las tropas sepa-s, oesratistas, desempeña un papel impor

tante en el nuevo gobierno, el cual loenvía a Inglaterra a recabar el apoyobritánico. Su misión diplomática fracasa, pero en Londres persuade a Miranda a ponerse al frente de las tropasrevolucionarias venezoianas. Ei propioaño de 1810, ambos vuelven a Caracas,donde Miranda es hecho General enJefe. Al año entrante, Bolívar se revelaría como orador sugestivo y profundoal pronunciar el discurso en que abogaríapor la total independencia, la cualse declaró el 5 de julio.

Pero las fuerzas españolas, capitalizando las disensiones entre los patriotas, e incluso las divergencias entre Bolívary Miranda, consiguen ponerse a laofensiva. En medida de emergencia,Miranda es nombrado Dictador. Bolívar se encarga de la defensa de PuertoCabello. Su primer gran combate concluye en derrota, por la deserción departe de la tropa al enemigo. PuertoCabello cae, lo mismo que Ta República, en 1812. Miranda es hecho prisionero y enviado a España, donde moriría en la cárcel cuatro años más tarde.Bolívar escapa a Nueva Granada, queaún sostiene su independencia.

En Cartagena, Bolívar emite su célebre Manifiesto, definiendo su idealpolítico de un gobierno democrático, pero fuerte, para las futuras naciones deAmérica Latina. Y, desde Cartagena,emprende la brillante ofensiva militar,la llamada Campaña Admirable, queculminaría en 1813 con la creación dela segunda república venezolana. Primero al servicio de los neogranadinos,Bolívar repelea ios españoles, libertando punto tras punto a lo largo del río

Magdalena, hasta la liberación de Cú-cuta en decisiva batalla, tras la toma deTenerife, Ocaña, Mompós, Guamal ySan Antonio de Táchira. El PresidenteCamilo Torres lo autoriza entonces a

. invadir Venezuela.En la batalla de La Grita, donde Bolí

var cosecha el primer triunfo de sucampaña venezolana, el entonces joven sargento mayor colombiano Francisco de Paula Santander decide el desenlace mediante hábil maniobra. Deentonces data la amistad entre los dosgrandes hombres que, al cabo, habríande distanciarse. Victoria tras victoria,en Mérida, en Trujillo, a todo lo largode la vía a Caracas, Bolívar entra finalmente en su ciudad natal, donde esproclamado Capitán General de losejércitos de Venezuela, con el título deLibertador, y asume la dictadura política y militar a fin de dar mayor eficacia ala lucha contra España.

Mas a la guerra política, pronto seunió la guerra civil y social. El españolJosé Tomás Boves, al frente de la caballería de los llaneros, indisciplinada pero avasalladora, siembra la destrucciónen las filas de Bolívar, quien es derrotado en la batalla de la garganta de LaPuerta. Boves toma Caracas, y cae lasegunda república de Venezuela. Corría el año 1814.

Una vez más, Bolívar emprendió laretirada a Cartagena. Y una vez más sepuso al servicio de los asediados neo-granadinos, que lo nombraron Generalde División y, más tarde. Capitán General de Nueva Granada. En 1815, nuevos triunfos lo aguardaban en la contienda por lo que mucho después seríala actual Colombia. En una segundacampaña, somete a Cundinamarca yexpulsa a los españoles de Bogotá. Y,ya cumplido su cometido en NuevaGranada, por segunda ocasión se dispone a liberar a Venezuela.

La poderosa expedición españoladel Gral. Pablo Morillo cambió la marea de la guerra en favor de los españoles. Éstos finalmente tomaron Cartagena. El Libertador intentó en vano ocupar Santa Marta. Los refuerzos peninsulares resultaron determinantes. Larepública neogranadina sucumbió vir-tualmente, al igual que ia venezolana,y Simón Bolívar se trasladó a Jamaica,donde escribió su célebre Carta en quecompendia su perspectiva de un mundo hispanoamericano distinto y unido.El 31 de diciembre, llega a Haití, donde

Dela seriepictóricade Tito Salas, este cuadro (óleosobre tela) representa aBolívar en la batalla de Araure, una de las más gloriosas de la justamentellamada CampañaAdmirable,que condujo velozmente a Bolívardesde NuevaGranada (hoy Colombia) hasta la ciudad de Caracas, a la queentró triunfalmente el 6 de agosto de 1813. Lapintura data del año 1927.

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Page 8: Simón Bolívar, héroe de América

Fotografía; Del libro iconografía del Libertador- Edic. Lerner

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el Presidente Pétion le ofrece ayuda.Dos veces desembarcó Bolívar, al

año siguiente, en la costa venezolana,debiendo regresar a Haití en el intervalo. En la segunda oportunidad, en1817, decide cobrar fuerzas en la remota región del Orinoco, hacia donde sedirige en triunfal ofensiva. Rendida laplaza de Angostura, establece en ellasu capital provisional. Al año siguiente,el caudillo venezolano José AntonioPáez se pone con sus ¡laneros a lasórdenes de Bolívar, quien derrota aMorillo en la batalla de Calabozo y,luego, en La Puerta, al también Cene-rai español Francisco Tomás Morales, acuya ayuda acude Morillo con éxito.

Es en 1819 que Bolívar reúne susfuerzas con las del General colombiano Francisco de Paula Santander,quien se había hecho fuerte en los llanos de Casanare tras ¡a caída de NuevaGranada. Robustecido, Bolívar abandona su proyecto de atacar Caracas yconcibe el magistral plan de conquistarprimero la posición central que constituía Nueva Granada. Y si audaz fue suestrategia, no menos osada fue su táctica de eludirá los españoles en tierrasbajas y efectuar ¡a inesperada acciónde cruzar los Andes por el paso de Pis-ba. Tras la batalla del Pantano de Vargas, Bolívar vence el 7 de agosto en lade Boyacá, por ¡a que cae Bogotá yqueda sellada la independencia de loque hoy es Colombia.

Ese mismo año, a instancias del Libertador, el Congreso de Angosturacreó ¡a República de Colombia (llama-

En la foto superior, Bolívarcon su Estado Mayor dirige la batallade Carabobo, pintura por MartínTovary Tovar, conservada en elSalón Elípticodel Capitolio Federalen Caracas. La célebre batalla,determinante de la independenciavenezolana, tuvo lugar el 24 de juniode 1821. Izq.: La Expedicióna losCayeses el título de esta pintura queTito Salas realizó en 1927-28. Elmomentoque recoge corresponde alabordaje del navio español ElIntrépido, durante la expedición quese dirigía a la Isla Margarita. Bolívarhabía llegado a Los Cayos de SanLuis, en Haití, a fines de 1814, y allíencontró acogida y ayuda por partedel Presidente Pétion. "Esperomucho de su amor por la libertad y lajusticia," había dicho Bolívar, alllegar a Haití, refiriéndose a Pétion.

da históricamente la Gran Colombia,para distinguirla de la moderna nacióncolombiana), un estado federado quecomprendía las actuales Colombia(con el territorio de Panamá), Venezuela y Ecuador. Bolívar acepta las provisiones liberales del Congreso, y es designado Presidente y, por el momento.Dictador. Ecuador y Venezuela eran,por lo pronto, segmentos teóricos delnuevo país, y Bolívarse da a la tarea deliberarlos. Al año siguiente, el Libertador hace sus preparativos para atacaren Venezuela, al tiempo que el General argentino José de San Martín, en sucampaña libertadora desde el sur, llegaa Perú y estalla la rebelión en Ecuador.

En su marcha hacia Caracas, el Libertador derrota decisivamente, el 24 deúlio de 1821, a los realistas en la batallajJe Carabobo, que le abre las puertasde laciudad yplasma laindependenciade Venezuela. El Congreso de Cúcutacorrobora las disposiciones liberalesde Angostura e incorporaa Venezuela.Bolívar, como Presidente, deja la administración pública en manos del Vicepresidente Santander, yseencamina alSur, a proseguir su misión libertadora.

En 1822 está ya en Ecuador, tras ha-jer derrotado a los españoles en la ba

talla de Bomboná. Mientras el Liberta-Jor avanza por las montañas al nortede Quito, su brillante lugarteniente,Antonio José de Sucre, penetra desde

|a costa. A Sucre toca ganar, el 24 delayo, en Pichincha, la batalla que de

termina la independencia de Ecuador,íue es también incorporado a la República de Colombia. Poco después, Bo-fvar ySan Martín sereúnen en Guayaquil, y el general argentino deja al Libertador la faena de completar la^mancipación del Perú, del cual había¡ido declarado Protector.

Ante la resistencia española, Bolívarfcs designado Dictador en Lima, en\823. Y, al año siguiente, realiza otralaniobra considerada inconcebible:

ivanza al encuentro de los realistas enfjena sierra, derrotándolos el 6 deAgosto en Junín, en medio del inviernoheridionai. Correspondió a SucreCompletar la obra. Elque fue luego lla-pado Gran Mariscal de Ayacucho de-'rotó a las últimas fuerzas españolasPnportantes, el 9 de diciembre, en di-\ha localidad peruana, coronando ¡aiberación del Perú. En 1825, el propio^ucre limpiaría de los remanentes his-}anos el Alto Perú, que se convirtió en3 República de Bolivia, primero bajo ¡aResidencia del mismo Bolívar, y lue-fo, en 1826, bajo ¡a de Sucre.' De las cinco principales batallas deas campañas bolivarianas (Boyacá, Ca-qbobo. Pichincha, Junín y Ayacucho),<1 propio Libertador había ganado tres,tejando las otras dos victorias a su fielUgarteniente. La guerra con España batía así concluido.

í

bre Nueva Granada, ya que Venezuela, a la sazón, se encontrabamás desgastada y empobrecida. Nopodía, pues, haber una coincidencia total de criterios entre SimónBolívar y Francisco de Paula Santander, pero ello no constituye razónválida para la condenación de ninguno de ellos.

A pesar de todo, los dos grandespatriotas no provocaron una ruptura. Por el contrario, lograron unaavenencia —a veces precaria, escierto, pero operante— y supieronmantener un esfuerzo común porespacio de varios años, lo que permitió a Bolívar y a Sucre completarla liberación de los pueblos del sur,mientras Santander —a pesar demil y un obstáculos— desarrollabaen Colombia una ingente obra degobierno altamente constructivo.

Las discrepancias entre Bolívar ySantander giraron fundamentalmente en torno a la cuestión delorden constitucional que debía regir en la Gran Colombia. Era unadiscrepancia de alto nivel, y de ambas partes siempre hubo altura demiras. El conflicto probablementenunca hubiera tenido el triste desenlace que tuvo si caudillos demenor estatura no lo hubieran ex

plotado deliberadamente, con fines egoístas y mezquinos, en beneficio propio.

Santander —se le ha llamado "elhombre de las leyes"— era firmedefensor de la Constitución de Cúcuta. Bolívar, en cambio, propugnaba para la Gran Colombia el mismo Proyecto de Constitución queél habia elaborado para Bolivia.

Las diferencias entre ambasconstituciones eran grandes. La deCúcuta, sin duda bien inspirada enprincipios liberales y democráticos, quizá pecara de poco realista,por no tomar suficientemente encuenta las profundas diferenciasque se daban dentro de un territorio tan amplio y complejo como elde la Gran Colombia.

La llamada Constitución boliviana, calurosamente defendida porel Libertador, también descansabaen un profundo respeto a la voluntad popular (evidenciado explícitamente en la creación de un cuartopoder, el Poder Electoral, que Bolívar agregaba a los tres poderes clásicos; Ejecutivo, Legislativo y Judicial), pero establecía la polémicainstitución de la Presidencia Vitalicia, que tanto recelo despertaba,pues Bolivar creía que tan alto oficio público debía ser sustraído a las

contiendas electorales periódicas.Esa Presidencia Vitalicia —cosa

que deliberadamente pasan por alto muchos detractores de Bolívar—

no convertía al Presidente en amo yseñor de pueblos. Lejos de ello, laConstitución boliviana le asignabafacultades extremadamente limitadas. Nunca fue Bolívar propulsorde tiranías. Al contrario, reiteradasveces profesó su creencia en el respeto máximo a la voluntad populary también manifestó su confianzaen la capacidad de los pueblos paradecidir con acierto sobre sus propios destinos. El propio Santander—y esto también suelen callarlo losdetractores de Bolívar— en un primer momento no rechazó de planola Constitución boliviana.

Entre los múltiples testimoniosirrebatibles dados por el Libertadorsobre su íntimo respeto a la voluntad del pueblo, baste recordar sus

''Bolívar, Libertador,no conquistador ni opresor,

se inmoló por la libertad.Su revolución quiso ser

en el orbe el primer intentomagno de un movimiento

de libertad integraly —conjuntamente— de

contenido económico-social"

—j. i. Salcedo Bastardo

claras palabras en el mensaje quedirigió a la Junta Preparatoria delCongreso peruano:

"Nada es tan conforme con lasdoctrinas populares como consultar a la nación en masa sobre lospuntos capitales en que se fundanlos estados, las leyes fundamentales y el magistrado supremo. Todoslos particulares están sujetos alerror o a la seducción; pero no asíel pueblo, que posee en gradoeminente la conciencia de su bieny la medida de su independencia".Y en el mismo documento agregacon convicción; "Yo tengo pruebas irrefragables del tino del pueblo en las grandes resoluciones; ypor eso siempre he preferido susopiniones a las de los sabios".

El encuentro de Simón Bolívar yJosé de San Martín en la históricaentrevista de Guayaquil, celebrada

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los días 26 y 27 de juliode 1822 esla confrontación de dos grandeshombres —ambos grandes patriotas— que profesan y defiendenideas antitéticas en cuanto a la organización política que debía regiren la América libre.

San Martín era el hombre defuertes inclinaciones monárquicasconfiado en la efectividad de instituciones tradicionales, partidariode ofrecer la monarquía americanaa principes europeos. Bolívar, encambio, era el republicano íntegramente convencido de que las dinastías carecían de lugar en lasnuevas naciones. Los dos creían

para la felicidad y el progreso de América, ylos dos fueron sinceros —despuésde ciertos tanteos preliminares alexponerse mutuamente en Cuaya-qui! sus puntos de vista.

Aquélla, como es bien sabidofue una entrevista secreta y de larga duractón, que se extendió porespacio de varias horas cada uno

Mo h K lugar.No hubo testigos presenciales. Nohubo transcripciones verbatim yesta quiza sea una de las máximaslagunas que quedarán para siem-pre sin llenar en el curso de lacompleja historia de América.

Sí conocemos, sin embargo, elinforme rendido por Bolívar ll Co-bierno de Bogotá, según el cualSan Martm planteó, para el caso es-pecifico del Perú, "que debería venir de Europa un príncipe". Liéva-no Aguirre nosdice, en su ya citadabiografía Bolívar. "El Presidente deColombia consideró llegado el momento de demostrar igual franqueza y mariifestó al Protector su intención de oponerse a la coronación de príncipes europeos enAmérica, por considerar a la opinión popular ya fijada en el continente en favor de la República".

Y agrega el mismo historiadorunos pocos renglones más

adelante: Nunca, como en estemomento, quedaron más francamente enfrentadas las dos concepciones que aspiraban imponer suespíritu y anhelos a la empresa histórica de la emancipación americana. San Martín buscaba un sistemacapaz de permitir la liberación delNuevo Mundo sin destruir las relaciones tradicionales de sus clasessociales . . . Para Bolívar, en cambio, la destrucción de las relaciones tradicionales de las clases en

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América, no era asunto que pudiera evitarse oponiéndole compuertas desacreditadas, como lo eranlas ideas monárquicas".

San Martín no era un hombreviejo ni vencido cuando se celebróla decisiva entrevista. Bolívar teníaentonces 39 años de edad, y SanMartín apenas le llevaba cinco. Susalud era excelente, y estaba llenode vigor físico y mental, con un

"Cuando la pátina de unalegendaria antigüedad se

extienda desde el Anáhuachasta el Plata, si el sentimientocolectivo de la América libre

y una no ha perdidoesencialmente su virtualidad,

esos hombres verán, comonosotros también, que en la

extensión de sus recuerdos nadahay másgrande que Bolívar"

—José Enrique Rodó

prestigio muy bien ganado. Nopuede atribuirse, pues, a debilidadpor su parte la decisión que toma,a raíz de la entrevista, de retirarsede la vida militar y política.

Algunos historiadores señalanque esta resolución de San Martínobedeció al hecho de que se sabíaincapaz, con las fuerzas con quecontaba y sin una alianza con Bolívar, de completar él solo la tareaque se había impuesto de liberar alPerú. Cabe que nos preguntemos,sin embargo, si San Martín no llegaría a comprender, en el largo diálogo con el Libertador, que la América efectivamente estaba entrandode lleno en un mundo de ideas políticas nuevas y que su posiciónpromonárquica, por tanto, resultaba insostenible ante las nuevas realidades. Estas dudas nunca hanquedado satisfactoriamente resueltas ... y quizá no lo serán jamás.

Esa decisión del Gral. San Marthdetermina que Bolívar deba enfrentarse, más de lleno aun, a litarea de completar la guerra. Es justamente por eso que pospone stregreso a Bogotá, desde dondeSantander reclamaba insistentemente su presencia. Pero Bolíva-quiere ahora reunir un ejército deno menos de cuatro mil hombres,para mandarlos él y hacer la guemen el Perú. "No sé a quién confiárselos", le escribe a Santander, "esun país muy difícil y muy enredado". No olvidemos que al Libertador le interesa la expulsión de losespañoles del Perú no sólo por suambicioso ideal de emancipar a este país, sino porque sabe muy bien,que la permanencia de España ensuelo peruano representa una for-;midable amenaza para las naciones jsudamericanas ya independizadas.

Tras la entrevista de Guayaquil.Bolívar —que se da plena cueritade la magnitud de las responsabilidades que ahora recaen sobre él—quiere volver junto a ManuelitaSáenz, la atractiva quiteña de quiense ha enamorado tan apasionadamente, a la que había conocidocuando, poco antes, él había hecho su entrada triunfal en Quito.

Manuelita le había correspondido con todo el apasionamiento de :su naturaleza sensual, de su temperamento indomable, y él sabeahora que sólo ella podrá aliviar lasfuertes tensiones que no le dejarmomento de descanso. Este nuevoencuentro, sin embargo, no es fácipara ninguno de los dos. Ni Bolíva'puede volver a Quito, ni puede ell.'—casada— correr junto a él, aunque es lo que más desea. Ella, po'su matrimonio, y él, por vivir enfunción de la magna obra a realizar, tienen que resignarse al dolorde la ausencia.

Pueden, sin embargo, disfrutarde un breve paréntesis de amor igracias a la comprensión que en- !cuentran en unos amigos de Quitoquienes les proporcionan la oportunidad de que pasen juntos unos

Página opuesta: Emigración a Oriente, óleo sobre tela pintado por Tito SaKven 1913. Ese éxodo de veinte mil personas (hombres, mujeres y niños) fue

organizado y comandado por el Libertador, en 1814, para abandonar Caracaíante la imposibilidad de defender la ciudad frente a los ataques de Boves.

Fueen ese mismo año que el Presidente Camilo Torres le dijo a Bolívar estashistóricas palabras; "Vuestra Patria no ha perecido mientras exista vuestraespada. Habéis sido unmilitar desgraciado, pero sois un grande hombre".

días en El Garza!, una rica haciendasituada en las márgenes del ríoGuayas, donde el amor entre Simón Bolívar y Manuelita Sáenz llega a las cumbres de la exaltaciónromántica y pasional.

Nada hubiera sido más grato para ambos que prolongar aquellosdías en que, cada vez más profundamente enamorados, lo compartieron todo. Pero las urgencias imperiosas de la guerra se impusieronmuy pronto a las delicias del amor.Bolívar tiene que marcharse aCuenca para volver a ser, íntegramente, el militar dedicado a unacausa absorbente.

En el Perú, la situación es seriapara los patriotas, y a Bolívar le llaman con urgencia. Pero él no tienefacultades omnímodas. Bolívar esel Presidente de Colombia y, aunque no está al frente de la administración por encontrarse inmerso enel quehacer bélico, tiene gravesresponsabilidades constitucionales, políticas y jurídicas ante elCongreso colombiano, sin cuya autoridad no puede tomar ciertas decisiones trascendentales.

En un primer momento, pues, selimita a designar a Sucre como enviado suyo ante el gobierno de Lima. Esta ciudad y una vasta zonaperuana habían sido ya liberadasde España, gracias a la acción deJosé de San Martín, quien habíaproclamado la independencia delPerú el 28 de julio de 1821, coronando así los esfuerzos libertariosque los valientes peruanos veníanhaciendo desde 1780, cuando tuvolugar la insurrección de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Ama-ru). Bolívar, por otra parte, noquiere pasar al Perú con facultadeslimitadas. Necesita plena libertadde decisión y de acción para enfrentarse al enemigo español.

Sin embargo, a mediados de1823, el Libertador está conscientede que las cosas en el Perú, lejosde adelantar y mejorar, se complican por días. Las tropas de los patriotas peruanos han sufrido gravísimas derrotas, e incluso ha habidointentos de llegar a un entendimiento con los españoles. Éstos sesienten cada vez más fuertes en sus

posiciones de la Sierra. Bolívar,pues, al fin se resuelve a responderal llamado que le hace el Congresoperuano y, en el bergantín Chim-borazo, embarca en Guayaquil condestino a El Callao, puerto al que

llega en los últimos días de agostode 1823, dirigiéndose a la cercanaLima casi inmediatamente.

Allí le aguardaba la confrontación con una dura realidad: hacerla guerra, con un ejército de pocomás de cinco mil hombres, a lastropas españolas fortalecidas en laSierra, que contaban con un efectivo de 18 mil combatientes.

Hombre práctico, su primera decisión es pedir al VicepresidenteSantander, en Colombia, el envíode 12 mil hombres, a sabiendas deque esta solicitud suya tropezarácon gran oposición en la lejana Bogotá. Mientras tanto, aconseja algobierno peruano gestionar un armisticio con los españoles, procurando así evitar un ataque inmediato de éstos contra Lima y otros sectores de la Costa.

En medio de tan complejos pro

blemas, el Libertador tiene, al menos, un gran alivio: la presencia deSucre en el Perú, hombre en quienpuede confiar plenamente, compartiendo con él responsabilidadesy trabajos. Bolívar se había desplazado, con sus divisiones colombianas, a la región septentrional delPerú, pero allí, sabedor de lo precaria que era la situación en Lima,se decidió a dejar a Sucre en lazona norte, para regresar él a lacapital. Y, precisamente en esteviaje de retorno a Lima, es que susalud física empieza a verse seriamente quebrantada.

En Pativilca, la fiebre se apoderade él y no le queda otra alternativaque la de hacer un alto en su viaje.La dolencia conocida como tabardillo (una fiebre tífica) llega a debilitarlo en extremo y a ponerlo enun estado de verdadera gravedad

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que se prolonga varios días. Es elcomienzo de su progresiva decadencia orgánica, pero no le impedirá completar su obra.

Allí, para agravar su mal, se entera de que las fortalezas de El Callaohan caído en manos españolas, loque implica un sustancial revés,pues así adquiría el enemigo elcontrol del Pacífico. Muchos combatientes, además, habían perdidola fe en la victoria final. La situaciónno podía ser peor, precisamenteen los momentos en que la enfermedad le impedía a Bolívar actuardecisivamente. Amigos que le visitaron en Pativilca aseguran que ladepauperación física del Libertador, en aquellos días, llegó a serrealmente patética.

A pesar de todo, desde Pativilca,Bolívar da órdenes, como la deconstituir una sólida fuerza de caballería en el departamento deTrujillo, con la que poder vencer alos españoles si éstos se decidían alfin a descender de sus posicionesen la Sierra. Pero las cosas marchaban bien para las tropas de España,que llegaron a apoderarse de Lima.'La noticia desmoraliza tanto a lospatriotas, que hasta un valiente héroe de calidad humana excepcional, como Sucre, llegó a aconsejarle al Libertador que abandonara lacampaña del Perú. Sin embargo, senecesitaba mucho más que eso para convencer a Bolívar de renunciara su ambicioso ideal.

Mientras Bolívar —con todos losfactores combinados en contrasuya y de sus ejércitos— intensificalos preparativos para proseguir laguerra, un acontecimiento inesperado en el Alto Perú (Bolivia) vienea favorecerlo. El comandante de lasfuerzas españolas en esa región,Cral. Oiañeta, sorpresivamente serebela contra el Virrey Laserna delPerú, negándole obediencia.

El Gral. Oiañeta era fanático partidario del absolutismo español delRey Fernando VII, y no transigíacon el constitucionalismo de Laserna y de sus principales generalesPara Oiañeta, el VirreyLaserna, porser.hombre de ideas liberales, debía ser considerado como traidor ala Corona, a pesar de que luchabatenazmente por mantener lo quetodavía quedaba del Imperio colonial hispano en América del Sur.Oiañeta se refería muy despectivamente a la Constitución de Cádiz,

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votada en 1812, como "ese papel".Esto fuerza a Laserna a posponer

el ataque aplastante que proyectaba llevar a cabo contra las fuerzasde los patriotas, y a dirigirse militarmente contra el rebelde Oiañetaen el Alto Perú. Cuatro mil españoles son destinados a dicha región, yesto disminuye, bastante sustan-cialmente, el poder del enemigo alque Bolívar tiene ahora que enfrentarse. Queda, sin embargo, un obstáculo casi insuperable para queBolívar se lance contra los españoles de la Sierra: la barrera natural,prácticamente infranqueable, de laCordillera de los Andes. Cruzarla

"Lospobres indígenas se hallanen un estado de abatimiento

verdaderamente lamentable. Yopienso hacerles todo el bien

posible: primero, por el bien dela humanidad, ysegundo,

porque tienen derecho a ello"

—Simón Bolívar, en cartaal Vicepresidente Santander

por aquellos parajes significabaatravesar la región conocida como"Cordillera Blanca", con alturas dehasta más de cinco mil metros, como el portachuelo de Yanasha-llahs, donde la tropa habría de padecer el llamado soroche o "mal dealtura", que produce vértigos, desvanecimientos y delirios.

Bolívar, no obstante, no se dejaarredrar. Cinco años antes, también había tenido que cruzar lasmontañas andinas para pasar deVenezuela a Nueva Granada, hazaña que había culminado con el resonante triunfo de Boyacá. Ahora,pues, habrá que repetirla: cruzarlas montañas con el máximo de rapidez posible, para caer implacablemente sobre el enemigo español, no esperar pasivamente a queéste descienda de la Sierra para atacar a los patriotas en la Costa.

Sus oficiales oponen toda suertede objeciones al plan, por juzgarlodemasiado audaz y aventurado. Inclusive el propio Sucre se declarapartidario de esperar a que lleguenlos refuerzos tantas veces pedidosa Colombia, antes de acometer tancolosal empresa como la planteada

por el Libertador. Pero Bolívar insiste. No tiene ya mucha fe en queesos refuerzos lleguen, y está convencido de que debe aprovecharsela oportunidad única que inesperadamente ha brindado la rebeliónde Oiañeta. Así, en contra del parecer de sus más cercanos consejeros, Bolívar, en la histórica reuniónde Huamachuco, hace que triunfeal fin su criterio: atacar sin demoraal enemigo.

Si aquel otro cruce de los Andeshabía conducido a la victoria deBoyacá, éste sería rematado por elapoteósico triunfo de Junín. El poblado peruano de Huaylas fue elpunto de partida. Los habitantesdel lugar obsequian al Libertadoruna corona de flores y, para ofrecérsela, escogen a una linda muchacha, Manuelita Madroño, "dedieciocho años, codiciada por todos los mozos del pueblo y hastapor los hombres graves". Y Bolívarno es insensible a los encantos dela airosa mujer.

No es mucho lo que se sabe concerteza acerca de la vida de Manuelita Madroño, pero todas las fuentes coinciden en destacar su belle

4

<1 • N

za. Muy pronto, los paseos de Bolívar y Manuelita por el valle deHuaylas se hicieron cosa frecuente,y el amor floreció avasalladoramen-te entre ellos, hasta el punto deque, al llegar la hora de la partida,Manuelita sigue a Bolívar, primeroa Huánuco y luego a Pasco, puntoescogido por Bolívar y su alto mando para cruzar las montañas. Bolívar cuenta ahora con un ejército deocho mil hombres, mayoritaria-mente de la Gran Colombia, peruanos, argentinos y chilenos.

Los españoles se habían mantenido muy al tanto de las maniobrasde Bolívar y, convencidos al fin dela eficacia que podrían tener losmovimientos del Libertador, resolvieron oponérsele. Para ello, fueescogido uno de los oficiales españoles de mayor prestigio y valentía,el Cral. José Canterac. Este bravosoldado dirigió sus tropas hacia elCerro de Pasco, planeando atacar aBolívar por la retaguardia, pero éste tenía otros designios. Resolvióque, lejos de dar tal oportunidad alCral. Canterac, lo mejor sería situarse entre las tropas de éste y elvalle de Jauja.

Los dos ejércitos, finalmente,quedaron enfrentados en el llanode Junín. Ésta, en realidad, es unaplanicie a 4 200 metros de altura. Laposición de las tropas bolivarianas,sin embargo, era desventajosa enextremo, pues solamente dos desus escuadrones de caballería, como el propio Canterac hubo de admitir al describir luego la batalla,habían podido entrar en la citada

En la foto superior, la famosa"Casa de San Isidro," donde existeun oratorio dedicado a este santo.Allí permaneció Bolívar mientraspreparaba y corregía su conocido"Discurso de Angostura", quepronunció en la casa donde secelebró el Congreso (izq.), alinaugurarse el mismo ell 5 defebrero de 1819. Ese discurso es unasíntesis de las ideas democráticas yrepublicanas del Libertador, quetambién se encuentran repetidasreiteradas veces en muchos otrosdocumentos de Bolívar. Angostura sellama hoy Ciudad Bolívar.

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planicie. El resto de los combatientes patriotas, atrapados entre uncerro y un pantano, no podía llevara cabo una eficaz maniobra de despliegue contra el enemigo.

Al comenzar el encuentro, todoparecía favorecer a las tropas deCanterac, pero los patriotas resistieron el tiempo suficiente paraque las demás tropas de Bolívar pudieran por fin sumarse a la acción.

Aun así, las cosas marchabanmal, pues los españoles causarongrandes estragos en el ala derechay en el centro del ejército de Bolívar. Los patriotas tuvieron que iniciar una retirada. Pero sus jefes recurrieron entonces a la táctica llanera de convertir la retirada enventaja. Así, a la orden de ¡Vuelvancaras!, los patriotas hicieron frentede nuevo al enemigo, con vigor talque causaron profundo pánico ensus perseguidores. (Los llanerosllamaban a esta maniobra ternejal,y la realizaban huyendo, revirandoy cargando con sus célebres lanzas.Fijaban las riendas entre las rodillasy, con las dos manos en la lanza,atacaban al enemigo.)

La oportuna intervención del Regimiento Primero del Perú, ya a lacaída de la tarde, selló la imprevisible derrota española, que puso enretirada a Canterac con sus maltrechas tropas. Era el día 6 de agostode 1824. Faltaban exactamente cuatro meses y tres días para el triunfodefinitivo en Ayacucho. La batallade Junín había liberado de España auna vastísima zona serrana del Perú, pero aún quedaba mucho territorio bajo el poderío español. Bolívar todavía tenía muy fuertes enemigos a los que vencer, como eranel ejército español que, al mandodel Gral. Valdés, había marchado alAlto Perú a sojuzgar a Olañeta y,además, la poderosa guarniciónhispana en Cuzco.

Olañeta fue rotundamente vencido en el Alto Perú, y el VirreyLaserna, sabedor del desastre deJunín, dio orden a Valdés de regresar de inmediato a Cuzco. Para España, era imperioso ahora reunifi-car sus tropas y hacer un esfuerzofinal para aplastar a Bolívar de unavez y para siempre. El Libertador ySucre, por su parte, alentados porla victoria alcanzada en Junín, continuaron preparándose para el encuentro decisivo, reanimados también por la noticia de que el Gral.José Antonio Páez, desde Venezue

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la, les enviaba un refuerzo de cuatro mil combatientes. Bolívar resuelve entonces dejar a Sucre almando de sus tropas en la Sierra,haciéndose él cargo de las operaciones militares en la Costa.

Manuelita Madroño seguía aúnjunto al Libertador. Sin embargo,después de seis meses de llevarunidos una vida intensamentecompartida, los amantes se separaron, sin que se conozcan exactamente las causas. Ella nunca habríade olvidarle, y se asegura que, yamuy anciana, cuando la llamabanaún "la mujer de Bolívar" y le preguntaban por el amor que habíahabido entre ellos, el rostro se leinundaba de orgullosa alegría.

Entre preparativos, planes e in-certidumbres pasan los meses siguientes a Junín. No hay seguridadde la estrategia que pondrán en

'̂ Siempre las almas generosas seinteresan en la suerte de unpueblo que se esmera por

recobrar los derechos con queel Criador y la naturaleza le han

dotado; y es necesario estarbien fascinado por el error o

por las pasiones para no abrigaresta noble sensación''

—Simón Bolívar(Carta de Jamaica)

práctica los españoles. Hay momentos en los que el propio Sucrepiensa que no lo atacarán a él en laSierra, sino a Bolívar en la Costa.Pero Sucre se equivocó en esto. Alfin se supo que el enemigo habíadecidido dirigirse contra Sucre porla retaguardia.

Sucre y sus soldados se movilizan hacia el norte del Perú, seguidos de cerca por los españoles,buscando unos y otros las posiciones más favorables para un enfren-tamiento. El 3 de diciembre de1824, en la quebrada de Matará,hubo un choque entre españoles ypatriotas, sufriendo fuertes bajas eldistinguido batallón "Rifles" de lastropas de Sucre.

Tres días después, Sucre decideacampar en una pequeña aldea,Quinua, muy cercana a la altiplani

^

cie de Ayacucho. Los españoles,mientras tanto, habían logradoapoderarse de las alturas circundantes, colocándose en posiciónde ventaja frente a los patriotas.Bolívar, por su parte, ocupaba Limael día 7 de diciembre. En Ayacucho,por esas mismas fechas, la confrontación entre Sucre y los soldadosde España era ya impostergable.

La gloriosa batalla tiene lugar eldía 9. Igual que antes en Junín, enlas primeras horas de combate todo parecía indicar que la victoriasería para España. Sin embargo, yacasi al mediodía, el general colombiano José María Córdoba se lasingenia para, en una audaz maniobra, inutilizar a la artillería enemiga. Los españoles no economizaron esfuerzos ni sacrificios. Lucharon valientemente, con hidalguía,sin miedo a la muerte, pero las tropas americanas, presintiendo eltriunfo, hicieron un increíble despliegue de habilidad y coraje.

Ya casi derrotados los españoles,todavía un grupo de cuatrocientosde ellos hicieron una última intentona. Sucre, admirado del valor deestos enemigos, comprendiendoque los mismos no tenían la menorposibilidad de triunfo, decidiómagnánimamente salvarles la vida,ofreciéndoles un armisticio. Coneste fin, les envió al bravo Generalecuatoriano José de La Mar, quientambién se había distinguido notablemente en Junín. La propuestafue aceptada. Al siguiente día, sefirmaba el Tratado de Capitulación,que Sucre, con legítimo orgullo,remitía a Bolívar.

Bolívar, sin embargo, estaba muyconsciente de que su labor distabamucho de estar terminada. No essólo el hecho de que aún quedarantropas enemigas en el Alto Perú,todavía al mando de Olañeta. Éste,a pesar de haber sido antes derrotado por las fuerzas españolas enviadas contra él por Laserna, comoya referimos, seguía tenazmenteempeñado en mantener el absolutismo. Esas fuerzas, al fin y al cabo,no serían ahora, después de Juníny Ayacucho, muy difíciles de vencer. Lo que más preocupaba a Bolívar era la amenaza que las potencias europeas representaban parala independencia de Sudamérica.

Esas potencias, capitaneadas porel Príncipe de Metternich, el polémico estadista austríaco, habían

Fotografías: Del libro Iconografía del Libertador - Edic. Lerner

Pistola, espuela y estribo del Libertador, en un dibujo de Santiago MartínezDelgado que se conserva en la Quinta de Bolívar, Bogotá. Un óleo del pintorcolombiano J. M. Zamora recoge la epopeya de El Paso de los Llanos. "Parallegar con sus tropas al pie de los Andes," nos dice José Luis Busanicbe, "elLibertador viose obligado a caminar por llanos cubiertos de agua y vadearsiete ríos caudalosos. El ejército se componía de unos 2 500 hombres".Bolívar llegó junto a los Andes el! 1 de junio de 1819, y allí se reuniócon las fuerzas de Santander. José Antonio Páez había quedado en el Apure.

formado la llamada Santa Alianza,fuerza conservadora nada despreciable, coalición poderosa nacidaen el Congreso de Viena de 1815. Yla respuesta de Bolívar—ahora másgenial estadista que aguerrido militar— fue la convocatoria al Congreso de Panamá, para cuya organización delegó amplias facultades enSantander, a pesar de que los puntos de vista de ambos, respecto a laforma en que debía integrarse esteCongreso, no eran precisamentedel todo coincidentes.

Bolívar no pudo de inmediato,como hubiera querido, dedicar todas sus energías al proyectadoCongreso Anfictiónico. Los problemas de la liberación de las provincias del Alto Perú presentaban aspectos muy delicados, concernientes no a la expulsión definitiva delos españoles, sino más bien a loque vendría después de logradaesa meta; la definición del statuspolítico del Alto Perú, ya que tantoPerú como Argentina manteníanciertas pretensiones a la soberaníade ese vasto territorio.

Sucre, sin embargo, vino a aportar la solución. Eliminado al fin el

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enemigo español en el Alto Perú,Sucre se resolvió a dictar su muyaclamado Decreto del 9 de febrerode 1825, por el cual se reconocía elderecho de las provincias altope-ruanas a decidir, en forma soberana y libre, sin interferencias extrañas, cuáles serían sus destinos.

Bolívar, en principio, no aprueba, e inclusive llega a censurar aSucre por su osada decisión. En elfondo, el Libertador sí estaba deacuerdo con lo resuelto por el Mariscal de Ayacucho, pero temía, porencima de todas las cosas, una hostilidad declarada entre Argentina yPerú, cuyas consecuencias podíanser fatales para los pueblos reciénliberados de Sudamérica.

Por fin, en abril de 1825, tras haberlo meditado muy a fondo, Bolívar parte de Lima hacia el Alto Perú. Hace escala en Arequipa, donde le esperan cartas de Sucre en lasque éste insiste en que se dé a losaltoperuanos plena libertad paraescoger su futuro. El Libertador sedirige luego, en viaje de muchasjornadas con numerosas escalas, alCuzco, donde se entera de que elCongreso argentino está dispuestoa enviar ante él una delegación conel objetivo de resolver amigablemente cualesquiera dificultadesque pudiera haber respecto a lasprovincias altoperuanas, y esto alivia sus preocupaciones.

Así, tras una larga estadía enCuzco, prosigue al fin su peregrinación, y el 19 de agosto, recibidocomo Libertador en La Paz, es aclamado por los representantes de laAsamblea altoperuana, quienes lenotifican la resolución tomada porla Asamblea Constituyente; nombrar Bolívar, en su honor, a la nueva república próxima a nacer (nombre que, poco después, fue ligeramente modificado, cambiando alde Bolivia).

El Libertador agradece, emocionado, tan alto tributo, pero aún nose compromete en firme a garantizar con su palabra la existencia deBolivia como nación soberana, conentidad propia separada de Argentina y de Perú, aunque sí prometeinterponer sus buenos oficios conambos gobiernos para que tal aspiración se logre. Un mes después,sigue viaje a Potosí, donde se reunirá al fin con los enviados del Gobierno argentino.

Los representantes de la Argentina, en las históricas reuniones de

Potosí, no insistieron en las reclamaciones que antaño su país habíamantenido con relación a los territorios del Alto Perú. De hecho, losaltoperuanos ya habían proclamado su independencia en Chuquisa-ca desde el 6 de agosto anterior y,contando ahora con Bolívar y Sucrecomo intermediarios, todo indicaba que no habría amenazas inmediatas a la soberanía de aquel nuevo país americano.

El encuentro de Bolívar con los

plenipotenciarios argentinos sir-

"Asíestá Bolívar en el cielode América, vigilante y ceñudo,sentado aún en la roca de crear,

con el inca al lado y el haz debanderas a los pies; así está él,

calzadas aún las botasde campaña, porque lo que élno dejó hecho, sin hacer está

hasta hoy: ¡porque Bolívar tieneque hacer en América todavía!''

-José Martí

vió, en aquellos difíciles momentos, para consolidar la obra emancipadora, especialmente frente algrave peligro que representaban elImperio de Braganza establecidoen el Brasil y las naciones europeasde la Santa Alianza. El Libertador

había llegado, pues, a las mayoresalturas de su gloria.

Bolívar deja Potosí para marcharse a la población peruana de La Plata, y es entonces que, tras una separación que había durado dosaños, le pide a Manuelita Sáenz

Fotografía: Del libro Icnnografía del Libertador-ídic. Lerner

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que venga a su lado. Ésta, en Lima,aunque le escribe que está dolidapor su alejamiento y lo recriminapor olvidarla, no duda ni por unmomento. "Voy porque usted mellama," le confiesa en una carta.

En La Plata, Bolívar se preocupa ysufre al constatar cómo han progresado las divisiones y rencillaspolíticas en la Gran Colombia. Leangustia, sobre todo, la acusaciónque le han hecho al Gral. José Antonio Páez, gran prócer de la independencia venezolana. Las relaciones entre Páez y el gobierno central en Bogotá nunca habían sidomuy buenas, y Páez, ya desde 1824,había empezado a defender activamente el separatismo.

Bolívar se siente pesimista. Sabeque la situación interna en la GranColombia ya escapa a su control."Si yo me voy a Colombia," le confiesa en una carta a Santander,"puedo evitar una gran parte de losmales que nos amenazan; pero dudo que los evite todos." El año1826, por tanto, va a ser especialmente duro para Bolívar. La paz vaa presentarle complicacionesmayores que las que antaño le presentó la guerra.

El Libertador cree que su Constitución boliviana puede ser el instrumento que más le ayude en supropósito de lograr la unidad política de los países andinos. Él quiere, a toda costa, evitar nuevas divisiones, y no sabe darse cuenta claramente de la casi imposibilidad dealcanzar tal meta. Así, creyendoque la misma no es inasequible,por fin se resuelve a dejar el Perúpara marchar a Colombia y Venezuela. Se embarca en El Callao, hacia el norte, pero ya va a resultardemasiado tarde.

Quizá, si el proceso de independizar al Perú se hubiera logrado enmenos tiempo, y si el Libertador nohubiera prolongado tanto su estancia en Perú y en Bolivia, retornandoantes a la Gran Colombia, las cosashubieran sido distintas. O tal vez,de todos modos, el fraccionamiento de la Gran Colombia hubiera llegado al fin a producirse. No lo sabemos. La historia es algo que nopuede reescribirse a capricho.

Bolívar navega en el bergantín ElCongreso y, al hacer escala enGuayaquil, comprueba una vezmás la gravedad de las disensionesinternas en la Gran Colombia. Seda cuenta, sin embargo, de que el

m

Página opuesta: Manuela Sáenz. Óleo sobre tela, realizado porelpintorPedro Durante, fechado en 1825. Enesta página, el impresionantemonumento dedicado a dos héroes de la independencia americana,el venezolano Simón Bolívar y el argentino José de San Martín,erigido en la ciudadecuatorianade Guayaquil, dondeambos se entrevistarona fines de julio del año 1822. La entrevista de Guayaquil constituyeun momento culminante en los anales de la historia hispanoamericana, sobreel cual los historiadores nunca han cesado de polemizar.

pueblo aún lo mira como a su jefe yconfía en su capacidad para evitaruna crisis definitiva.

Más animado, pues, dicta enGuayaquil su Proclama a los colombianos, que enfatiza la unidad quedebe reinar entre "granadinos y venezolanos", entre "todos los ciudadanos de la gran República", pero sigue preocupándole mucho laenemistad entre Páez y Santander.

El Libertador, influido por el enciclopedismo del siglo XVIií, confía, ante todo, en la decisión popular y, ante un cisma que se le presenta como inevitable, aspira aconvocar un plebiscito, para "devolver al pueblo su soberanía primitiva, para que rehaga su pactosocial". Esta idea no es bien vistaen Bogotá por los constitucionalis-

Fotografía: Darrell Jones.

tas, que se empeñan en aferrarse alos procedimientos establecidos.Santander aboga por una reformaconstitucional, pero rechaza la ideadel plebiscito.

Las divisiones se acentúan, y seintensifica la campaña antiboliva-riana. Gran parte de la prensa bogotana ataca al Libertador. Le acusan de querer coronarse como monarca, y llegan a publicarse artículos favorables al tiranicidio. Parasus enemigos, el Libertador se haconvertido en tirano. Bolívar no seengaña. Al pasar primero por Pastoy luego por Popayán, se enteramuy bien de lo que le aguarda.

Santander se resuelve a hacer unesfuerzo para evitar una rupturadefinitiva entre él y Bolívar, y seanticipa a recibirlo en Tocaima, una

ciudad de Cundinamarca. Hacía

cinco años que los dos patriotas —Presidente y Vicepresidente de laGran Colombia— no se veían.

El encuentro fue alentador. Santander, aunque firme en sus ideas,no cree que a Bolívar le dominenmezquinas ambiciones, y sabeque, si Bolívar busca una reforma através de un plebiscito, lo hace inspirado por la mejor de las intenciones. Sobre esta base, Santander está dispuesto a transigir, a abandonar toda postura inflexible. Y esque, al revivir este difícil períodode la historia, nunca podemos olvidar la grandeza y el patriotismo deestos dos héroes.

Gracias a la actitud de Santandery a la buena voluntad de Bolívar,fue posible —ya en una atmósferade cordialidad— entrar a discutirlas reformas constitucionales y políticas, así como las vías más idóneas para lograrlas. Santander, sinembargo, insiste en un punto: antes de toda reforma, será necesarioque Bolívar vaya a Venezuela y reprima allí las tendencias separatistas de Páez. Para Santander —el"hombre de las leyes"— la restauración de la constitucionalidad es

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un prerrequisito indispensable.Bolívar acepta partir hacia Vene

zuela, y Santander, precediéndolo,regresa de Tocaima a Bogotá. Losdos se sienten más optimistas.Creen que la crisis se ha conjurado, y Bolívar confía en que podrállamar a la unidad a los disidentesde Venezuela. Sin embargo, al llegar a la capital, Santander comprueba que los enemigos de Bolívar se han enardecido. No quierenaceptar la Constitución bolivianapara la creación de una Federaciónque abarque a la Gran Colombia,Perú y Bolivia, y temen que el Libertador, lejos de castigar duramente a los separatistas venezolanos, procure llegar a algún tipo deentendimiento con ellos.

Bolívar hace escala en Bogotá y,aunque es recibido con aclamaciones, se le hace obvio lo mucho quelos bogotanos desconfían de él.Asume, a pesar de todo, la Presidencia de la República y se reservael ejercicio exclusivo del Poder Ejecutivo para el territorio venezolano, aunque delega sus facultadesen el Vicepresidente Santander para los restantes territorios de laGran Colombia.

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"A él, al Libertador de laAmérica española del Sur, debe

mucho, muchísimo,el liberalismo español"

—Miguel de Unamuno

Be'olivar conoce las simpatías deque goza Páez en Venezuela y, enfrentándose a esta realidad, resuelve apaciguar los ánimos con su Decreto de Maracaibo (19 de diciembre de 1826), anunciando una convocatoria a los colegios electorales,para que éstos decidan sobre la celebración de una Asamblea Constituyente. Páez reacciona positivamente. El desplome de la Gran Colombia se ha evitado.

. Í.S

El Libertador, consciente de quelo importante era mantener launión, concede una amnistía a losseparatistas y ratifica a Páez comosuprema autoridad en Venezuela, asabiendas de que estas decisiones,tomadas en Puerto Cabello, irritarían a Santander en Bogotá y a losneogranadinos. Páez, por su parte,acata la supremacía de Bolívar como Presidente, y ordena que todosla acaten en Venezuela. Por cartas,Bolívar trata de convencer a Santander de que ha actuado en la forma más deseable para el futuro dela patria, pero Santander no locomprende así. A partir de aquelmomento, se recrudecen las diferencias entre ambos.

Bolívar se queda un tiempo másen Venezuela, y hace su entradatriunfal en Caracas el 10 de enerode 1627. Las medidas tomadas por

Enesta página, vista de la hacienda San Pedro Alejandrino, tal como seconserva en la actualidad. Lahacienda donde falleció Bolívar en 1830, que en

aquella fecha pertenecía a Don Joaquín de Mier, está cerca del puertocolombiano de Santa Marta. Der.; Lienzo de Tito Salas, en el Panteón

Nacional de Caracas. Representa a Bolívar de pie, sobre la cúspide del Potosí,Bolivia. El cuadroes todo unsímbolo del momentode gloria del Libertador.

I

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el Libertador en esta ciudad, muchas de las cuales fueron favorables para los seguidores de Páez,agudizaron más los desacuerdos yaexistentes entre Bolívar y Santander. Este último, en Bogotá, termina por unirse activamente al partido antibolivariano.

Ya enemistados Santander y Bolívar, se reúne al fin, el 2 de mayo de1827, el quinto Congreso de la República de Colombia, que comenzó sus deliberaciones en Tunja,trasladándose luego a Bogotá. Anteel Congreso están las renuncias deBolívar y Santander a sus respectivos cargos, pero ninguna de lasdos es aceptada.

Aunque muchos desconfían deBolívar, su prestigio no se ha eclipsado. Aún es el Jefe en Armas deColombia, Libertador-Presidenteen Campaña, y su estatura no hasido superada por la de ninguno desus capitanes. A pesar de todo, lasdivisiones son ya tan hondas que,en el Congreso de Colombia, fracasan definitivamente las posibilidades para una futura aceptación dela Constitución boliviana.

También en el Perú cobra mayorcuerpo el sentimiento separatista y

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''Legisladores^ la infracción detodas las leyes es la esclavitud.La ley que la conservara sería

la más sacrilega ...¡Un hombre propiedad!

¡Una imagen de Dios puestaal yugo como el bruto!"

—Simón Bolívar(Mensaje al Congreso

Constituyente de Solivia)

las facciones antibolivarianas intensifican su labor. En Lima, el 22 dejunio de aquel mismo año, el Congreso anula la Constitución boliviana y elige Presidente del Perú alMariscal José de La Mar, en sustitución de Bolívar que detentaba elcargo. Para hacer más complejo elya caótico cuadro, también enGuayaquil y en Bolivia se producendivisiones e insurrecciones de todotipo. Bolívar tiene ahora ante sí unatarea de imposible cumplimiento.Su salud, además, empieza a decaer a pasos agigantados.

A Manuelita Sáenz, que a la sazón se encontraba en Quito, le escribe palabras desgarradoras, y lepide que vuelva a su lado. Por fin,el 10 de septiembre, llega el Libertador a Bogotá. Se le hace una recepción fría, y aun más frías sonsus relaciones con Santander. Tiene, sin embargo, una última alegría: la de que el Congreso apruebe todas las medidas adoptadaspor él en Venezuela. En Bogotá,además, se le unió Manuelita,quien se instaló en una casa cercana a la Iglesia de San Carlos y, aunque con reservas, fue aceptada porla sociedad bogotana.

Llega al fin la fecha del 9 de abrilde 1828, en la que se inaugura enOcaña la magna Convención Constituyente. El Mensaje del Libertador sorprendió a muchos. Bolívar,lejos de insistir en su Constituciónboliviana, propone cambios menosdrásticos, limitándose a plantear lareforma de la Constitución de Cú-cuta, reforma que proponía un régimen presidencial fuerte, a la queSantander se opuso.

Pero la Convención de Ocañafracasó, al no haber posible acuerdo entre los delegados allí reuní-

ú\

Página opuesta: Óleo de Bolívar, realizado porTito Salas en1970, una de lasúltimas obras del artista. El rostro refleja la fatiga y el sufrimiento delLibertador en los últimos años de su vida. Está en el Instituto Nacional

de Cooperación Educativa, en Caracas. Del mismo pintor. Mi Delirio sobreel Chimborazo, cuadro que recoge el ensueño que tuvo Bolívar al ascender lamontaña ecuatoriana despuésde liberar a Venezuela, en insondable y mudodiálogo con la ancianidad del Tiempo. Arriba: La Muertedel Libertador,de E. Yépez Díaz.Seconservaen la Quinta de Bolívar, en Bogotá.

dos. Por fin, el 10 de junio, muchosse retiran de la Convención, quedando ésta sin el quorum reglamentario. Los ánimos están caldeados en el país. Bolívar, sin embargo, a pesar del clima de desconfianza fomentado contra él, conserva aún innegable prestigio.

Así, sorpresivamente, el 13 de junio se produce en Bogotá un movimiento popular que, desconociendo a la fracasada Asamblea de Oca-ña, proclama a Bolívar como Dictador Supremo de Colombia. El movimiento se extiende por el restodel país. La Constitución de Cúcutaqueda sin vigor, por efecto de laacción popular de las masas queinsisten en querer a Bolívar comojefe. Bolívar, muy a su pesar, acepta la Dictadura que se le ofrece.

Sabe que la única otra alternativaes dejar al pueblo sumido en lasagonías de la anarquía y la guerracivil. Su proclama de aceptación refleja su decepción con el triste curso que han tomado los acontecimientos, que ni él ni Santander niel Congreso han podido controlar:"¡Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y delhombre que manda solo!"

Los detractores de Bolívar usan lapalabra "dictador" como un comodín para apoyar en él sus acusaciones, sin darse cuenta de que la pesada carga de la Dictadura nuncafue voluntariamente buscada por elLibertador. Esas acusaciones pretenden borrar de un plumazo la

gravedad de las excepcionales circunstancias imperantes en aquellos caóticos momentos.

Si Bolívar fracasa ahora como gobernante, ello se debe, precisamente, a su falta de vocación por laDictadura, a su afán de no monopolizar el poder en su persona.

Grupos de fanáticos descontentos muy pronto empezaron a conspirar contra el hombre a quien debían la libertad, y el atentado seproduce al fin, en Palacio, precisamente una noche en que Manuelita Sáenz acompaña al Libertador.

Bolívar, ayudado por la valientemujer, logra escapar a tiempo. Armado con su sable y su pistola, yacompañado por su repostero, seoculta por varias horas bajo el cercano puente de El Carmen, lo quedaña gravemente a su salud, y porúltimo llega hasta el cuartel del batallón Vargas. La conjura fracasó yBolívar quiso perdonar a los culpables, pero sus generales no lo toleraron. Días después, su salud seagrava. Sus pulmones están muyenfermos. Manuelita lo cuida fielmente. El representante diplomático de Francia, que lo visitó enaquellos días, advierte el mal esta-

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Page 15: Simón Bolívar, héroe de América

Fotografías: Salomón Watemberg

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do en que se halla el Libertador y,en un informe, se refiere con preocupación a su mal aspecto físico y asu "cara amarilla".

Mientras tanto, el transcurso delos días y las semanas iba ahondando las divisiones en la opinión pública. Bolívar tenía aún fuertes partidarios, pero también los teníaSantander. Surgen planes, además,de establecer una monarquía constitucional, pues algunos escépticospiensan que Colombia jamás podría adaptarse a un sistema republicano de gobierno.

Bolívar, enfermo y, sobre todo,agobiado por los problemas que sedesarrollan en Ecuador, Perú y Bo-livia, tiene que delegar mayores facultades en sus generales, y no todos éstos tienen la misma capacidad ni la misma magnanimidad que

Fotografía: Ralph Rewes

Pág. opuesta: 1. Escultura del Libertador, por Tenerari, en San PedroAlejandrino. Lo representa en su lecho de muerte. 2. Monumento en lapoblación colombiana de Salgar, cercana a Barranquilla. Recuerda el paso deBolívar, poco antes de su muerte, en su viaje de Cartagena a Santa Marta.3. El "Altar de la Patria", en Santa Marta, Colombia. 4. Casa de la Aduana, enSanta Marta. Allí fueron velados tres días los restos del Libertador, antes de suinhumación en dicha ciudad. Enesta página, figura del Museo Oro del Perú,vestida con uniforme auténtico de Bolívar, y punas bolivianas cerca de LaPaz. El Alto Perú se convirtió en Bolivia como tributo al Libertador.

Fotografía: M.P.L. Fodgen - Bruce Coleman Inc.

él. Por otra parte, el conflicto armado con el Perú determina que elLibertador tenga que volver a losarduos trajines de la guerra.

Quiere, sin embargo, evitar nuevos derramamientos de sangre entre hermanos americanos, y da órdenes a Sucre de lograr una avenencia con los peruanos, que endefinitiva se obtiene, no sin que selibraran antes cruentos combates.Pero Bolívar no puede, como hubiera sido su deseo, concentrar susenergías en la reorganización delsur. En Antioquia, empiezan los alzamientos de los partidarios del régimen constitucional, que temenque los ministros, desde Bogotá,quieran instaurar una monarquía.

A Bolívar se le ha censurado porno haber sido mucho más enérgicofrente a los planes monárquicos de

"fh el campamento (Bolívar)mantenía el buen humor conoportunos chistes; pero en las

marchas se le veía siempre algoinquieto y procuraba distraer

su impaciencia entonandocanciones patrióticas;

amigo del combate, acaso loprodigaba demasiado,

y mientras duraba, teníala mayor serenidad''

—José Antonio Páez

sus ministros, y es posible quehaya cierta justicia en esta acusación, pero no olvidemos que, a estas alturas, después de la dura campaña del Perú, ya Bolívar sólo aspira a renunciar definitivamente almando y, resuelto a retirarse a lavida privada, no se considerabacon autoridad para interferir conlos proyectos de sus ministros, verdaderos encargados de la gobernación en estos momentos. Sin em

bargo, siempre estuvo en contradel plan monárquico, y así lo expresó muchas veces.

Y así dejamos a Bolívar en su largoy penoso viaje de regreso a Bogotá,ya antes descrito, amargado por laimposibilidad de mantener la unidad de la Gran Colombia, por nover convertida en realidad a su muy

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amada Federación Andina, por nohaber logrado convencer al Mariscal Sucre de que aceptara suceder-le en el poder, y profundamenteperturbado por la posibilidad deque el gobierno de Colombia fueraa parar en manos de alguna dinastía europea.

El Libertador, que había conocido la hora de la gloria, iba ahora aconocer la hora de la desolación,iniciando el lento camino hacia la

"la educación populardebeserel cuidado primogénitodelamorpaternal delCongreso.

Moral yluces sonlos polosde una República, moral

ylucessonnuestrasprimerasnecesidades"

—Simón Bolívar(Discurso de Angostura,

15 de febrero de 1819)

muerte, el que tendría su términoen San Pedro Alejandrino. Pero lahistoria le ha hecho justicia, y hoy—ciento cincuenta años despuésde su muerte— no es ya el granincomprendido, sino el hombre devisión colosal cuya vida e ideasnunca dejarán de ser fuente de inspiración para las naciones de Hispanoamérica amantes de la libertady la justicia.

Estas naciones, aunque constituidas en países soberanos y conidentidad propia, hoy se dan plenacuenta de la necesidad de intensificar entre ellas lazos de amistad ycooperación, esenciales para enfrentarse a los problemas de hoy ya un futuro lleno de exigencias.(J

Fotografía: M. Peña Almenar

Cortesía de la profesora Horis C. de Sanjur.

Foto superior: La "CuadraBolívar",en Caracas. Se da este nombre a la

vieja casona donde seguardaban lasmonturas de los Bolívar. Fue centro

de reuniones revolucionarias durantela juventud del Libertador, que luego

la donó a su sobrino Fernando.Al centro, antiguoColegio de La

Salle, Panamá, hoysede del InstitutoBolivariano de ese país y, a la

derecha, el SalónBolivariano, quefue sede del Congreso Anfictiónico.

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