sierra politicas de comunicacion y educacion

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COMUNICACIÓN EDUCATIVAColección dirigida po r

Roberto Aparici

En este nuevo siglo ya no es suficiente la escolarización básica paraadquirir competencias sociales e interpretar la realidad. De hecho,niños y jóvenes pasan más tiempo en contacto con la televisión o los

ordenadores que en la escuela, por lo que laincorporación a los planesde estudio de asignaturas que favorezcan laalfabetización audiovisual

permitirá a los estudiantes desarrollar una lectura crítica del discursode los medios masivos.Esta colección tiene como objetivo analizar de qué manera el contex-to audiovisual y tecnológico condicionarán las formas de aprender yde enseñar a escala local e internacional y se ha de convertir en herra-mienta imprescindible para estudiantes, docentes, comunicadores, ani-madores socioculturales, organizaciones no gubernamentales y admi-nistraciones que deseen integrar o desarrollar aspectos vinculados conlos medios de comunicación y las tecnologías digitales de la informa-ción en contextos educativos.

AGUSTíN GARCíA MATILLA Una televisión para la educaciónLa utopía posible

ALFONSO GUTIÉRREZ MARTíN Alfabetización digitalAlgo más que ratones y teclas

THEODORE ROSZAK El culto a la informaciónUn tratado sobre alta tecnología,

inteligencia artificialy elverdadero arte de pensar

MARCO SILVA Educación interactivaEnseñanza y aprendizajepresencialy on-line

POLÍTICAS

DE COMUNICACIÓNy EDUCACIÓN

Crítica y desarrollo de la

Sociedad del Conocimiento

Francisco Sierra Caballero

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© Francisco Sierra Caballero, 2005

Diseño de cubierta: SylviaSans

Primera edición: enero de 2006, Barcelona

cultura Libre

Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

© Editorial Gedisa, S.A.

Paseo Bonanova, 91°-la08022 Barcelona (España)Te!. 93 253 0904Fax 93253 0905correo electrónico: gedisa's'gedisa.comhttp://www.gedisa.com

Preimpresión:Editor Service S.L.Diagonal 299, entresolla- 08013 Barcelona

ISBN: 84-9784-111-5Depósito legal:B. 2355-2006

Impreso po r Romanyá VallsVerdaguer 1- 08786 Capellades (Barcelona)

Impreso en EspañaPrintedin Spain

Q ~ e d a p r ~ ~ i b i d a la reproducciónparcial o total po r cualquiermediode rmpresron, en forma idéntica, extractada o modificada de esta versióncastellana de la obra.

Índice

AGRADECIMIENTOS ......................•.•.........•..

INTRODUCCIÓN '" ..........•..............•...........

l. Pol ít icas de comunicación y cultura.Un nuevo marcopara el desarrollo .

1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social ..2. Criterios de evaluación .3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crí tico .4. Comunicación educativa, cultura y desarrollo.

Una aproximación interdisciplinaria .5. E c o n ~ , : , í a Política de la Comunicación y Capitalismo

Cognitivo .

n. Políticas educativas ySociedadde la Información .

1. La agenda política de la sociedad-red .2. Telecomunicaciones y educación .3. Cultura digital y derecho público .

4. Financiación y reorganización del sistema educativo ..5. Problemas y lógicas sociales del nuevo escenariocultural .

1Il. Políticas públicas de la sociedadcognitiva.Retos y contradicciones .

1. El reto de la ciudad educativa .2. Pluralismoinformativo y educación intercultural .3. Cibercultura y ciudadanía .

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4. Comunicación, educación y desarrollo local.

Horizontes y posibilidades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

IV. El espacio europeo de convergencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

VII. A modo de epílogo. Conclusiones y anotaciones

almargen .

V. Hegemonía e industria cultural. Elmode!o de desarrolloestadounidense . . . . . ...............................

VI. Iberoamérica: dos continentes, un solo espacio cultural

El problema de la integración y la dependenciainformativa .......................................1. Diagnóstico de las utopías posibles .

2. De laTe!evisión Educativa Iberoamericana

a Ibermedia .3. Mercosur. Un proyecto emergente por definir .

4. Mercado, economíay políticas de recolonización .

Todo texto, como en general cualquier obra teórica o pensamientocientífico, es un producto social, un hipertexto de voces yecos múlti

pies, un palimpsesto, alfin y al cabo, que debe su productividad evocativa alprocesamiento cognitivo de! saber social acumulado en los no

dos y terminales que conforman en cada momento la cul tura. Así,como no podía ser de otra forma, e!libro que sostiene e!lector en sus

manos esresultado de un trabajo de «traducción» y diálogo intelectualcon numerosos colegas y autores con los que el responsable de este tra

bajo académico viene desplegando sus avances y principales resultadosde investigación en e!tema objeto de! presente texto.

En primer lugar, hago público y manifiesto mi más sincero agradecimiento a los estudiantes de posgrado de! Máster en Comunicación y

Desarrollo (www.us.es/cico), así como a los colegas de! programa de

Doctorado "Comunicación y Crítica de la Cultura» de! Departamento de Periodismo I de la Univers idad de Sevilla, por su inestimable

aliento y respaldo académico en las actividades docentes e investigado

ras realizadas como responsable de! programa de estudios en "Comu-

nicación, política y desarrollo social». En especial, quisiera agradecer alcatedrático Dr. Antonio García Gutiérrez su permanente voluntad de

crítica y exce!encia académica, además de su decidida vocación ética ypolítica por una nueva cultura dialógica en la Universidad. En e! mis

mo sentido, agradezco alprofesorVázquez Liñán y a los miembros de!Grupo de Investigación en Comunicación, política y cambio social

(COMPOLITICAS) e!compromiso social con una idea de lacomunicación que nos compromete y vincula más allá de la Academia. Igual

mente, no sería justo omitir en este capítulo de agradecimientos lava

liosa aportación de! equipo docente de! Máster en Nuevas Tecnologías

de la Información de la Universidad Nacional de Educación a Distan

cia. Especialmente, quisiera destacar el trabajo de! profesor Roberto

Agradecimientos

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. . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1. Planteamientos comunitar ios.2. Programas e iniciativas: de E u r ~ k ~ ·ai · P I ~ ~ .

Media Plus .

3. El giro liberal de laUnión Europea .

4. Nuevas bases políticas. El reto de laSociedad de!

Conocimiento .5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la

info-exclusión . ...........................

1. G e n e a l o l ? ~ a de!sistema internacional de comunicacióny educación .

2. Experienciasy aprendizajes .

3. La revolución digital .4. Europa versus Estados Unidos. De laconvergencia a la

dependencia .5. Horizontes de cooperación. La experiencia de! Tratado

de Libre Comercio .

FUENTES DOCUMENTALES

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Aparici, sin cuya agudeza crítica y consideraciones muchas de estas pá

ginas no hubieran visto la luz. Este libro ha sido posible también por

la labor del profesor Agustín García Matilla, responsable del 1Másteren Televisión Educativa en España, y animador de uno de los colecti

vos y líneas de investigación más relevantes en estos momentos en Es

paña en materia de Comunicación Educativa y Teoría y Técnica de laInformación Audiovisual en laUniversidad Carlos Il l deMadrid. Gra-

cias a su gentil invitación, los escritos y comunicaciones dispersas quehabía venido produciendo a lo largo de más de tres años fueron tomando forma. A partir del año 2000, nuestros estudios pudieron ade

más enriquecerse, conformando una línea consolidada de investigación

en el Centro Iberoamericano de Comunicación Digital, merced al trabajo realizado con colegas de la Unión Latina de Economía Política de

la Información, la Comunicación y la Cultura (ULEP-ICC), especial

mente con laDra. Delia Crovi, deMéxico, y elprofesor César Bolaño,de Brasil. En este empeño, me acompañaron también otro muchos do

centes e investigadores de América Latina y España; entre ellos, losprofesores Fernando Quirós, Luis Albornoz, Carlos Del Valle, Gui

llermoMastrini, Valerio Brittos, Enrique Bustamante y Ramón Zallo,

que aportaron, en unos casos, sugerentes ideas y líneas de interpretación a través de sus textos y, en otras ocasiones puntuales, contribuye

ron a una revisión crítica de las primeras versiones de algunos capítulos del libro,

Por último, quisiera apuntar, a modo de reconocimiento institucio

nal, que el capítulo dedicado a América Latina, en concreto el epígrafesobre Mercosur, es resultado del disfrute de una becaposdoctoral otor

gada por la Dirección General de Universidades del Ministerio de Edu

cación y Ciencia (PHB2004-0091-PC) a través delprograma «Políticaspúblicas de comunicación y desarrollo regional en España y Brasil»,

que nos permitió conocer de primera mano las iniciativas y planes

gubernamentales en materia de Comunicación Educativa y SociedadGlobal de la Información, durante una estancia de dos meses en las ciu

dades de Aracaju (Universidad Federal de Sergipe) y Brasilia (Universidad Nacional de Brasilia). Nuestro más sincero agradecimiento al

convenio CAPES-MEC po r la ayuda económica prestada a la investi

gación que aquí devolvemos en forma de libro.Decía Jesús Ibáñez que todo conocimiento esfunción de la organi

zación del sujeto que conoce, pero también, añadiríamos nosotros, delentramado institucional y del entorno que haceposible este proceso de

ordenamiento de la realidad. El autor, por fortuna, ha contado con las

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condiciones favorables para esta sistematización, ~ u ~ a mirada, com.o

todo proceso de producción científica, a f ~ e r z a limitada y c ~ ~ s t r U 1 -da colectivamente. Sin el ánimo de eludir cnncas o r e s p o n s ~ b l h d a d e scomo autor, tome en consideraciónel lector que este t e x t ~ , . d e c I ~ m o s , como cualquier otro, esun espacio abierto a la m t e r l o ~ u c I O ' : , solo que, adiferencia de cualquier otro libro, pretendemos que este sl:va al m ~ n o scomo una aplicación posible de compromIso con la praXIS, c ? n t n b ~ -yendo a definir una Pedagogía la C o m u n i c a ~ i ó ~ como m s t a n c I ~productiva, como «caja de herramIentas» para eldiseño de una red plu

ral de caminos alternativos.

Sevilla,septiembre de 2005

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Introducción

El impulsomásdeterminante paradefinir la políticacultural es eldeseode

convertir el aprendizaje en partedelproceso mismo de cambio social.

R. WILLIAMS

La transformación de la sociedadque exige nuestro tiempo se revela

como inseparable de laautosuperación.

C. CASTORIADIS

La comunicación-escribe DanielBougnoux- prolonga elcampo de re

flexión de la filosofía actualizando las grandes cuestiones tradicionales

sobre lo real, ellazo social, las representaciones cognitivas o el mito de

la cultura. Tres marcas distintivas determinan, en este sentido, el pen

samiento comunicológico, de acuerdo con Bernard Miege:

1. La vinculación de la acción social en las sociedades industriales de

sarrolladas y las cuestiones vitales de las funciones especializadas enla mediación cultural y la transmisión de los conocimientos.

2. La transversalidad y la propensión a establecer articulaciones entre

campos separados a partir de los procesos de mediación.

3. La facultad de integrar y religar problemáticas provenientes de co

rrientes teóricas distintas.

La centralidad de nuestro objeto de estudio en la cultura contemporá

nea tiene no obstante su razón de ser en la propia naturaleza y evolu

ción de lamodenidad. El libro que aquí se presenta trata por ello de si-

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tuar en.su debido contexto sociohistórico las prácticas, los procesos in-

formativos y los modelos conceptuales de la Comunicación Educativa

en elhorizonte problemático de la praxis social, de las radicales muta-

ciones y cambios estructurales que experimenta la cultura moderna en

nuestro tiemp? Pues, acuerdo con Binswanger, las formas origina-

les de pensamiento se Introducen en un determinado contexto socio-

cultural que hace de la historia la única forma de exégesis pertinente a

modo de crítica teórica de las condiciones científicas de producción del

conocimiento y comprensión del mundo que nos rodea.La ciencia depende, a este respecto, de la adecuada formulación de

problemas y preguntas pertinentes en cada momento histórico. En el

campo . « d e s l i m i ~ a d o " de la Comunicación Educativa, este principio se

torna SI cabe mas determinante para la consolidación de dicho ámbito

de conocimiento, máxime cuando, en laera de las redes globales, las po-

l í . t ~ c a s de comunicación y cultura tienen una función estratégica en rela-

C10n Conel proceso de desarrollo social, lo que exige pensar tal realidad

formulando inteligentemente los problemas estratégicos de integración

pedagógica de los nuevos med!os de interacción desde un enfoque o

perspectiva global. Una tarea Sin duda más que difícil en el actual en-

torno.social pu;es elcambio acelera.doy transversal de los «dispositivostecnoinforrnacionales» de producción y reproducción de las sociedades

modernas perfila, en las últimas décadas, un nuevo ecosistema cultural

cuya configuración y lógica organizativa es manifiestamente inestable

y compleja. La incertidumbre derivada de esta situación es comprensi-

?le en un m ~ m . e n t o de transición de la sociedad capitalista que afectapor

1 9 u . ~ 1 a los c<;>dlgos culturales, a las formas de configuración y represen-

t ~ c l O n e s p a ~ l O . - t e m p o r a l , a los hábitos y formas de interacción y Cono-

cimiento publico y a los modelos de regulación y control en torno a las

redes e infraestructuras telemáticas. Las transformaciones de la esfera

pública y de las formas socioculturales dominantes en nuestra «semio-

esfera" pueden ciertamente ser calificadas de revolucionarias. Alteran

de raíz las relaciones entre capital, trabajo y conocimiento; y reestruc-

turan, como resultado, los vínculos entre sistema educativo y mediosde comunicación social.

En el umbral del cambio civilizatorio que inaugura, con sus incerti-

dumbres y amenazas, elcomienzo del nuevo milenio, retos estimulan-

tes, ilusiones y recelos varios conforman el horizonte de construcción

colectiva de una sociedad en crisis que debe Ser redefinida atendiendo

r ~ s p ? n s a b l e m e n t e a las formas tradicionales del pasado y a las discon-

tinuidades y rupturas de las formas de mediación contemporáneas, a fin

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de proyectar un modelo cultural equilibrado. En este empeño, la edu-

cación cumple una función fundamental. Problemas como la relación

Universidad/sistema social, comunicación/educación, práctica teóri-

ca/práctica profesional, programa/mapa curricular o texto/contexto de

aprendizaje son hoy cuestiones estratégicas que, lejos de resultar asun-

tos de exclusivo interés académico o pedagógico, definen opciones cru-

ciales para el futuro modelo de desarrollo y de organización social.

Nunca como hoy, sin embargo, ha sido tan notoria la falta de defini-

ción, la ausencia de bases sólidas de orientación del discurso y laprác-tica educativa. En todos los sentidos y a todos los niveles, lacrisis de la

educación pública, y de laUniversidad en concreto, agudiza lapercep-

ción caótica y desesperanzada del curso de los acontecimientos que es-

tamos viviendo, sin que sepamos dar respuestas convincentes a los pro-

blemas acumulados a lo largo de los últimos veinte años de historia. La

Pedagogía de la Comunicación se enfrenta hoya un horizonte cultural

marcado po r la crisis de la representación y del saber en el desarrollo

de nuestras prácticas culturales, difícilmente concebible incluso al en-

frentarse a un universo fragmentado, deterritorializado, variable y ex-

pandido de representaciones múltiples e hibridadas de expresión, en el

que se tiende a percibir la comunicación desde la diferencia. Por otraparte, la identificación del sujeto de la educación es incierta y comple-

ja po r su carácter itinerante, sometido como está a un permanente pro-

ceso de emplazamiento y de disciplinamientos, de desterritorializa-

ciones y reterritorializaciones varias, cada vez más aceleradas, y desde

luego continuas, siendo lacultura el objeto particular de la técnica que

replantea las funciones tradicionales del sistema educativo. En este

marco general, cabría no obstante observar, más allá de las visiones pe-

simistas sobre el futuro de la educación, que la ausencia de garantías y

programas consistentes de actuación puede ser considerada, haciendo

de la necesidad virtud, la constatación de un futuro abierto al cambio

y a la transformación colectiva de las condiciones culturales que defi-nen las formas dominantes de vida y organización social.

Frente al peligroso empeño de identificar respuestas predefinidas,

de buscar a conciencia fórmulas de intervención y control fiables, se-

gún la lógica cartesiana de ordenamiento del mundo y la realidad so-

cial, la asunción de esta nueva lógica puede ser vista, más que como un

problema, como una situación propicia para la libertad y laproducción

ilimitada de nuevas posibilidades. Pero para ello es preciso aprender a

mirar el campo de intersecciones entre lacomunicación y la educación

desde nuevos parámetros y supuestos, politizando prioritariamente la

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cuestión cultural como eje de articulación y «recurso» de las nuevas estrategias de desarrollo socioeconómico.

El reconocimiento de la importancia de las políticas educomunicativas es vital en un momento de incrementada complejidad tecnológi

ca en el desarrollo del capital físico e intelectual que, acompañada de

una fuerte demanda de conocimiento del propio sistema de producción, parece cuando menos vislumbrar la emergencia de un nuevo modelo de socialización cultural:

El aumento del número de escuelas de educación media, profesional y su-

perior, así como de la actividad extraescolar, anuncia un cambio de rumbo

que podríamos considerar como síntoma de una nueva revolución cultural,

ligada al progreso tecnológico así como a los c amb io s e n las c on dicion es

generales de lavida humana; ésta encarna una revolución de magnitud com-

parable a la que en su tiempo representó la introducción de la educación

primaria general, pero de un alcance mucho mayor, porque el nivel al que

se abocael desarrollo actual prevé un papel muydiferente de laeducaciónen la vida delhombre y de la sociedad, confiriendo a las transformacionesen laeducación el carácter de una revolución cultural COn importancia pro-

pia,que no dependeya inmediatamente del progresotecnológico (Labar

ca, 1989: 98).

El estudio de las políticas públicas en materia de comunicación educativa trata precisamente de comprender esta transformación, analizando

cómo evoluciona la integración complementaria de recursos y me

dios de comunicación pública con el sistema educativo a partir del reconocimiento de la diversidad de formas y modelos potenciales de articulación social. Las complejas relaciones entre capital económico y

capital cultural, el papel de la escuela en la reproducción o cuestiona

miento de las relaciones dominantes y eldiseño de los contenidos y estructura curricular pueden, en efecto, ser planteados desde diferentes

perspectivas. De ahí que la aplicación de programas y contenidos educomunicativos deba ser analizada políticamente.

Afirmábamos por otro lado al comienzo de esta introducción elcarácter estratégico de la comunicación y su capacidad dinamizadora co

mo eje central de las transformaciones y proyección del cambio histó

rico en nuestras sociedades. La centralidad económica de laproducciónde bienes inmateriales como el conocimiento, la información y la cul

tura de forma genérica plantea la necesidad de pensar la política edu

comunicativa como campo problemático determinante de los procesosde cambio y desarrollo social. Pero, además, la definición de las rela-

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ciones discursivas y materiales del poder en las sociedades avanzadas

depende cada veZmás de la capacidad reflexiva de los agentes encargados de organizar socialmente el capital cultural sobre los supuestos y

principios filosóficos que guían y condicionan su actividad productiva.En función de esta capacidad reflexiva, de este conocimiento explícito

y formal de las premisas de partida que gobiernan el desarrollo públi

co del capital económico y simbólico en cada sociedad, podemos definir políticamente alternativas y estrategias adecuadas de planeación de

la Comunicación Educativa capaces de discernir coherentemente la

propiedad, regulación y acceso a la producción cultural y al conocimiento de los diferentes actores y agencias culturales, así como la lógi

ca de la construcción de los valores, ideología y prácticas sociales hegemónicos en el campo de la comunicación y la educación.

En esta línea, al identificar qué agencias diseñan las reformas edu

comunicativas y con qué fines, qué filosofía pública inspira los pro-

yectos de integración en la materia y quiénes son los principales bene

ficiarios de las mismas, podemos además reconocer, por ejemplo, qué

concepción teórico-práctica de las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIC) sustenta el desarrollo de los siste

mas educomunicativos, además de comprender mejor los criterios deidentificación de las necesidades culturales y de estructuración de losprogramas de comunicación para el desarrollo con relación a las for

mas de poder simbólico y material que imperan en cada época y sociedad. El estudio de las políticas culturales es, desde este punto de vista,

una tarea prioritaria en el diseño de la cultura pública. Más aún en el

actual proceso de transformación del capitalismo.

Desde la segunda mitad de la pasada década, los países y bloques

económicos regionales se enfrentan al reto y exigencias de la nueva So

ciedad Global de la Información (SGI), un proyecto de alcance uni

versaly vocación totalizadora que determinará no sólo la división del

trabajo cultural, sino, más importante aún, el modelo de organizaciónsocial, las formas de desarrollo económico y la propia gobernabilidad:

«Las características de las políticas públicas, o la ausencia de políticas

públicas, determinarán si vamos todos a entrar en la sociedad del conocimiento, o si las formas que actualmente adoptan la producción,

distribución y apropiación del conocimiento significarán un enorme

retraso para el conjunto de la humanidad" (Braslavsky, 2004: 79).Sabemos que las nuevas políticas de información y comunicación

que gobiernan actualmente el desarrollo de las autopistas telemáticas

están revolucionando las bases y las formas convencionales de sociali-

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zación y conocimiento. Ahora bien, la radical transformación de las

pautas culturales que han dominado tradicionalmente nuestra cultura

no esdesde luego reciente. Desde el origen mismo de las industrias de

la conciencia, los medios de información y conocimiento han sido de

finidos en el ámbito de los sistemas nacionales como poderosos instru

mentos de desarrollo y normalización disciplinaria al servicio de la so

cialización cultural, a condición de su regulación económico-política

según las lógicas y formas dominantes del capitalismo monopolista de

Estado. Hoy, sin embargo, elproyecto de construcciónde la SGI inau

gura una etapa política de apertura y desplazamiento del marco regula

dor de los Estados nacionales hacia la configuración de un sistema de

mediación cultural supranacional en el que las formas de saber y poder

s?clal pasan a estar fuertemente concentradas en torno al capital finan

ciero ya los operadores de telecomunicaciones, de acuerdo con un siste

ma normativo ?asado en la «autorregulación» del mercado y la estrategia

de convergencia económica, industrial y tecnológica, paralelamente a la

ambigua y contradictoria estrategia competitiva y de integración eco

nómica en mercados como el TLC, la VE o Mercosur.

Así, hoy toda política o representación de la convivencia, de la vida

social contemporánea, pasa necesariamente po r la comunicación y lasmediaciones de lo nacional a lo global, de la lógica de la manufactura a

la lógica de la circulación de sujetos, mercancías y capitales, así como

po r el desplazamiento de la lógica de lo social por lalógica de la cultu

ra. Scott L a ~ h constata en este sentido la necesidad de tratar de carto

grafiar el capitalismo del modo de información (Poster dixit) obser

vando cómo las clases sociales, las identidades individuales y colectivas

y los proyectos de vida dependen cada vez más no tanto de lalocaliza

ción en el sistema de producción como de la circulación y acceso a los

bienes simbólicos merced a lo que el «capitalismo de la desorganiza

ción» define como nuevas condiciones de «agenciamiento colectivo».

La reconfiguración de los flujos de signos, medios, capitales, tecnologías y personas exige po r ello una nueva teoría de la mediación, consi

derando sobre todo que elprincipio de informacióndomina la realidad

e incluso la propia producción teórica.

De acuerdo con Mark Poster; podemos dis tinguir dos t ipos o eras

de los medios: la primera era gobernada po r el discurso público y el

modelo de representación periodístico típico de lamodernidad; y la era

actual definida, más allá de McLuhan y Paul Virilio, po r la lógica ma

ter ia l de los medios de información como una nueva naturaleza que

marca el paso de la representación a la presentación, de la audiencia a

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los usuarios de los textos a los objetos neotecnológicos. En esta nueva

cultura mediática, el poder depende no sólo de lapropiedad de los

dios de producción, sino cada vez más del control los bienes Slll:

bólicos y del capital intelectual que excluye y terntonalIza los d l ~ p o s l -tivos de control a partir de los sistemas de informacióny c o n o C l m l e . ~ t o .Constatación esta que subyace a lallamada «cnsrs de la representaclOn»

sobre la que tanto y tan acertadamente ha discutido. L u c i ~ n Sfez.En efecto, lamutación experimentada en el espacio social por la cul

tura posmoderna ha llegado a trascender a tal punto la capacidad de conocimiento del individuo que se hace necesano por tanto un nuevo

posicionamiento del sujeto en la o r g a n i ~ a c i ó n de un entorno ' < n e c e s . ~ -riamente cartografiable». El problema, Slllembargo, es que la compleJI

dad de la gran red global comunicativa, :",ultinacional.y descentralIzada

ha terminado opacando las bases matenales de la SOCIedad y la cultura

como parte de la inestable dinámica de transformación estructural « ~ n -tre el cristal y el humo" (Atlan). No en vano Lash d e ~ ~ n b e el o.rden informacional como un orden marcado por la compresión, la rapidez y la

discontinuidad que, con el paso de la narrat iva y la pedagogía a laper

formatividad de la información y la comunicación pública, hace menos

identificable las bases materiales del sistema de control y poder, cada vezmenos disciplinario y más nomádico y vivencial, c ~ , : , b i o . Com? ad

vierte Guattari, «todos los problemas de redistribución de los bienes

económicos y sociales se han transformado e s e n c i a l ~ e n t e encuestionespolíticas; a condición de extender elconcepto política,de integrar en

elmismo elconjunto de dirnensiones mlcropolItlcas que [nvolucran los

.distintos modos de vida, del sentir, de hablar, de proyectar el futuro, de

memorizar la historia» (Guattari, 2004: 84).Los estudios sobre la naturaleza informacional de la sociedad con

temporánea dibujan así en nuestro tiempo un e s ~ e n a r i o c o ~ t r a d i ~ t o r i ocuyo gobierno por las máquinas y sistemas de información, leJOS de

facilitar un conocimiento detallado de los procesos de desarrollo, ha

favorecido, en la práct ica y la teoría social, la asunción de un pensa

miento fatalista sobredeterminado por un «metarrelato posmoderno»

incapaz de otra cosa que la denuncia de los p r o y e ~ t o s m o v i l i z ~ ~ i ó ny democratización del conocimiento y de los m ~ ~ l O s de l l l f o r m a C l ? ~ yexpresión cultural.De forma que la desrrealIzac.lOn del mund.o cotidia

no y la pérdida material de las formas de anclaje .IaexpenenCla porefecto de la colonización de los Simulacros mediáticos termman por

bloquear el imaginario político-ideológico emancipatorio en un p r o c ~ -so de mixtificación de laposmodermdad y las nuevas formas de dorni-

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nio flexible que, de raíz, niega toda posibil idad de una «nueva carto

g : a f í ~ del tardocapitalismov, pese a la pertinencia y necesidad de este

eJerCIcIO intelectual y de compromiso histórico en un tiempo como el

presente marcadopor un proceso intensivo de globalización cuyo desa

rrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultural y descon

cierto de las comunidades locales, paralelamente al proceso de des

centralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.

En este escenario de crisis recurrentes y de renuncia a la crítica teórica

del capitalismo basado en el modo de producción informada, cabe situa:,la colonizaciónindustrialdel sistema educativoy lacrisis de laedu

cacion moderna. La enseñanza, decíamos, se sitúa hoy en el centro de

las críticas y contradicciones sociales altiempo que asume y cumple una

función estratégica en las políticas económicas y de desarrollo social.

Ahora bien, la ausencia de políticas culturales consistentes que su-

peren la rigidez de las actuales estrategias educativas en la mayoría de

países para la aplicación sistemática de los medios de comunicación en

la enseñanza y la orientación del sistema informativo desde las necesi

dades de desarrollo colectivo y democrático del conocimiento consti

tuye hoy una tarea aún pendiente de acometer y debatir públicamente.

A este respecto, el proyecto interdisciplinario que aquí se presenta

sobre las políticas públicas en materia de Comunicación Educativa tie

ne por fin cubrirlas carencias existentes en este ámbito mediante laCon

s ~ c u c i ó n de dos objetivos fundamentales: analizar, primero, las condi

ciones y desarrollo de las industrias de la comunicación, así como las

transformaciones del sistema educativo a propósito del proyecto de

convergencia económica regional; para, en segundo término, aprehen

der.Ias políticas, reglamentación e iniciativas de los poderes públicos

nacionales y supranacionales en relación con elproceso de integración

educomUlllcatlva. En el presente libro, se analizan las lógicas sociales

de la economía política de la comunicación y la educación en elproce

so de c o n ~ t ' : t l c c i ó n de la SociedadGlobal de la Información y los pro-

blemas teoncos centrales que denvan del estudio de la ComunicaciónEducati:va en el actual contexto histórico como un área de investigación

progresivamente sobredeterminado por la fijación de los límites clau

suras y condiciones de producción, distribución y consumo de las industrias culturales.

Por otra parte, el texto que presentamos al lector pretende discutir

las transformaciones globales en materia de políticas públicas, medios

de c o m u n i ~ a . c i ó n y desarrollo educativo en el marco del nuevo capita

lismo cognitivo, más allá de las visiones dicotómicas, ya sea tecnocrá-

20

ticas o idealistas, sobre las nuevas tecnologías de la información. El ob-

jeto, en definitiva, del presente trabajo de investigación es aportar un

enfoque político que contribuya a a ~ r i r un debate social s ? ~ r e los p.royectos históricos conocidos de SOCiedad de la Información y su Im-

pacto en diferentes países y bloques regionales. ," "N o pretendemos abordar en este estudio un análisis en terrmnos de

Política Comparada. Sibien este tipo de análisis puede contribuir a re

formar las instituciones y políticas públicas como resultado del cono-

cimiento de otras formas de acción gubernamental y,en algunos casos,puede resultar hasta subversivo por el reconocimiento,de parámetros y

elementos innovadores para el cambio de sistema político al dar a co

nocer otras posibilidades y lógicas de mediación alternativas, nuestra

intención ha sido presentar básicamente las líneas de fuerza de las po-

líticas públicas en materia de comunicación y educación de los princi

paes bloques de integración e c o n ó m i c a ~ introduciendo los p r o ~ l e ~ ; , sestratégicos de la SOCiedad del Conocimiento a partir de ladescripción

de los ejes políticos que definen internacionalmente los proyectos c o ~ -temporáneos de Sociedad de la Información. Al ser ésta una línea ori

ginal de investigación, poco o nada explorada académicamente hasta la

fecha, dejaremos para posteriores investigaciones el análisis c o m p a r ~ -do de las políticas públicas, los marcos reguladores y fundamentos fi

losófico-políticos de la Comunicación Educativa para el Desa:r<.'lloSocial, a fin de ir sentando consistentemente las bases epistemológicas

de este ámbito de conocimiento.

El libro, de acuerdo con este criterio, ha sido estructurado en dos

partes diferenciadas: laprimera parte, en la que se plantean los objeti

vos de análisis de las políticas culturales y laaportación de laEconomía

Política al conocimiento del nuevo Capitalismo Cognitivo (Capítulo

I), describiendo los ejes, principios y lógicas sociales de la agenda po-

lít ica de la Sociedad Global de la Información (Capítulos II y III); y

una segunda parte, en la que se abordarán las polít icas concretas de la

DE (Capítulo IV), elTratado de Libre Comercio (CapítuloV) y Amé

rica Latina (Capítulo VI). Cierran el volumen unos apuntes para la re

flexión en los que tratamos de definir los problemas teóricos y de orden

práctico neurálgicos para pensar y politizar la cultura c o n t e m p o r á n ~ adesde una óptica crítica y emancipadora. Al fin y al cabo, como escn

biera Wright Milis, lo pragmáticamente posible no está fijado con

dependencia de nuestra imaginación, sino configurado por nuestras VI-

siones. Esto y no otra cosa es la ciencia de la política educomunicativa:

el arte de habitar lo posible.

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1Políticas de comunicación y cultura.Un nuevo marco para el desarrollo

La primeralibertadde prensaconsiste en no ser una industria.

K.MARX

Introducir una disciplina nueva

no significa producir nuevos conceptos,

sino explicar con antiguos conceptos

un nuevo modo de ver.

G. SIMMEL

Hace más de treinta años, la mayoría de los responsables nacionales de

las políticas de comunicación y educación manifestaban una crecientepreocupación ante la crisis cultural de los sistemas públicos de formación por la creciente penetración de las industrias de la cultura en e!sis

tema educativo sin que muchas de sus iniciativas y actuaciones alcanzaran los objetivos y relevancia necesarios de acuerdo con e! nuevo

contexto de hipermediatización informativa. Transcurrido este tiempo,hoy nos encontramos con un sistema en e!que el desarrollo cultural y .

e!conocimiento dependen, cada vez más, de las transformaciones y e!

impacto de los procesos de industrialización y desarrollo del mercado

informativo, con la implantación social de las nuevas tecnologías electrónicas, al tiempo que e!desarrollo de! proyecto Sociedad Global de

la Información (SGI) y la integración económica regional se ven erecientemente determinados por los recursos y estrategias «educomuni-

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c a t i v a , s ~ en la formación los usos sociales y las prácticas culturales

específicas torno a l? s SIStemas y tecnologías electrónicas de procesamrento de información.

La incidencia o efectos de la introducción de nuevos sistemas de in

formación y comunicación en el sector educativo po r la convergencia

de la informatice, las telecomunicaciones y el audiovisual vuelven así a

ser considerados problemas prioritarios en la agenda pública y de in

vestigación. Pues además de jugar un rol impor tante en las tendencias

de integración y globalización económica, la Comunicación Educativaes hoy un campo estratégico de las transformaciones culturales que

emergen en el actual contexto informacional, tal y como se advierte-de

forma mucho más notoria- en proyectos de integración regional comoel Tratad.o de LIbre Comercio (TLC) o la Unión Europea.

.Considerando este nuevo marco de regulación económica, elpensa

miento político ha de tratar de imaginar consecuentemente las nuevas

condiciones de un entorno sociocultural tecnológicamente organizado.

La C o m u n i c o ~ o g í ~ debe yara ello ampliar su objeto de estud io par a

prestar a las Ciencias jurídica, y a la Teoría Polít ica del Estado herra

mientas conceptuales y líneas de pensamiento y argumentación en el

esfuerzo po r redefinir el marco social de un sistema de mediación de

pendiente de los flujos virtuales de información y de los objetos telemáticos de socialización cultural y desarrollo cognitivo.

En las siguientes p á g ~ n a s , vamos a tratar de fi jar las bases concep

tuales y los pnncipios teorrcos desde los que interpretar esta nueva rea

hdad y, de paso, comprender en su globalidad las políticas públicas

dommantes en la integración del sector informativo v las Nuevas Tec

nologías de la Información y de laComunicación con elsistema formal

de enseñanza. En este empeño, la primera exigencia o condición teóri

ca .de partida es, lógicamente, reconocer nuestro objeto de estudio, el

objeto material de investigación y crítica científica, que en nuestro ca

so es una tarea doblemente compleja,pues, po r un lado, delimita el ám

bito de análisis de las políticas de comunicación, pero, por otra parte, elrmsmo ha de ser pensado en correlación con el desarrollo de las actua

les políticas educativas en el marco de las problemáticas de la Sociedad

del C o n o c i m i ~ n t o , .10 que, sin ni?gún género de dudas , nos plantea lanecesidad de identificar las políticas culturales como el cen tro de las

cuestiones estratégicas en materia de Comunicación Educativa.

Los siguientes epígrafes abundan sobre esta idea, apuntando las lí

neas básicas y nociones fundamentales de lo que hoy podemos reconocer como nuevo Capitalismo Cognitivo.

24

1. Políticas de Comunicación. Objeto y función social

El término «Políticas de Comunicación" comprende la definición de

objetivos, disposiciones y actividades de las instituciones y actores po

líticos conducentes a organizar y lograr desarrollos específicos con re

lación a las condiciones de materialización de la comunicación pública

moderna (prensa, radio, cine, televisión, nuevas tecn<:logías, etcétera).

Como disciplina de estudio, la investigación en Políticas de Comuni

cación aborda su objeto material desde una mirada pluridisciplinariaentre la Ciencia Política, la Estructura de la Información, la Comuni

cación y elDesarrollo, elDerecho y la Economía Política de la Comu

nicación.

En la justa medida que las relaciones de poder, elpropio espacio pú

blico, están hoy definidos po r el acceso a la información, los derechos

sociales y la actividad ciudadana dependen cada vez más de la c a h d ~ dde los flujos de información diversificada y plural, del acceso al espacIo

comunicacional, de la capacidad, en fin, de hacer visible su discurso en

la praxis. De aquí la necesidad de abordar un estudio sistemático de la

influencia política de la comunicación y de sus formas de desarrollo y

transformación institucional desde los poderes púb li co s. Al fin y alcabo, lapolítica presupone una relación comunicativa: «El poder po

lítico es básicamente una relación con intercambio de información y

de recursos po r ambas partes" (Laiz y Román, 2003: 23). Es así que, es

pecialmente a partir de los es tudi os en ma te ri a de comunicación y

desarrollo y la conformación definitiva del sistema internacional de in

formación, con sus desigualdades y desequilibrios, sus formas de con

trol y resistencia cultural, elconceptode Políticas de C 0 1 " u n i c a c ~ ó nmienza a ser explorado con apoyo de la Unesco que, tras la publicación

del Informe McBride, tratará de promover de forma activa las primeras

políticas nacionales de comunicación en mayor ía de los p a í ~ e s del

Tercer Mundo, concebidas como unC«conJunto integrado, explícito y

duradero de políticas parciales, organizadas en un conjunto coherente

de principios de actuación y normas, aplicables a procesos o activida

des de comunicación en un país" (Bustamante, 1986: 126).

En su origen, las Políticas Nacionales de Comunicación surgen pa

ra tratar de definir flujos equilibrados de información y un mayor con

t rol nacional sobre los recursos y sistemas de difus ión cultural, eva

luando, en algunos casos, los agentes, condiciones y contenidos del

sistema nacional de comunicación. Las primeras políticas públicas de

los Estados nacionales se l imitaron no obstante a inver ti r en inf raes-

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tructura de telecomunicaciones, otorgar préstamos para la compra de

equipos, conceder ayudas a la formación y la investigación, y regular

los contenidos de difusión de los medios masivos. Se trataba de pro-

poner líneas de acción y mecanismos para generar canales de informa

ción eficientes en los que el sistema de medios no constituyera un inst rumento de dominio económico sino espacios de interlocución y

comunicación alternativa, evaluando los procesos comunicativos en un

sentido genérico y global desde el punto de vista de los intereses na

cionales. La propuesta de laUnesco pretendía evitar así,de paso, ladispersión y duplicidad de esfuerzos entre los diferentes organismos quedesarrollaban sus actividades en e! sector. En algunos casos también,

«las Políticas Nacionales de Comunicación, tan denostadas en los paí

ses más ricos, buscaban otra forma de comunicación para e!desarrollo,sin renunciar a los procesos de mediación técnica propios de los mass

media, procurando dinamizar las economías subdesarrolladas, multi

plicando las relaciones sociales, aplicando sus recursos al bienestar social, entendiendo la comunicación como un motor del desarrollo y no

como un mero negocio, como una ampliación de un mercado exterior»(Murciano, 1992: 12).

Esta apuesta po r la socialización de los derechos comunicacionalestomabaforma a partir de un conjunto coordinado de dispositivos y recursos como los sistemas de regulación (derechos de autor, derecho a

la información, protección de datos...), los programas económicos sectoriales (concentración, liberalización, inversiones, transnacionaliza

ción, asignación de recursos, políticas tecnológicas... ) o los planes deintegración social y articulación de los medios de comunicación y las

necesidades culturales (ayudas a la creación, regulación del acceso pú-

blico, democratización cultural, definición de contenidos, disposiciones educativas, etcétera).

Toda política nacional de comunicación trataba, en este sentido, de

desarrollar en su origen normas y estrategias para:

1. Planificar los objetivos y áreas de actuación.

2. Ordenar y planear en el tiempo la toma de decisiones y desarrollo

de programas.3. Identificar las agendas y organismos encargados del desarrollo de

los objetivos políticos.

4. Abrir un debate y facilitar la participación de los agentes del sector.5. Aplicar los planes de desarrollo.6. y evaluar su impacto.

26

Ahora bien, hoy, el término «Políticas de Información y Comunica

ción» (PIC) comprende la integración de objetivos de organización de

los medios, tecnologías y contenidos de la comunicación pública, i ~ t e -grando diversos actores, niveles de análisis y formas de intervencIóndistintos, así como problemas políticos, económicos y culturales.rela

cionados con el proceso general de desarrollo de los Estados nacIOna

les, las regiones y comunidades locales y hasta de orgamzaCl?neS supranacionales como la Unión Europea. Así pues, a diferencia de las

primeras Políticas Nacionales de Comunicación, el objeto de las políticas públicas en la materia concierne hoy tanto al ámhito m a c r ~ de losEstados modernos y los organismos internacionales o supranacionales

como a las relaciones de participación y conflicto que tienen lugar a nivel micro en la educación, el consumo cultural o el trabajo de los pro

fesionales del sector pues incluso en este nivel es donde mejor se ob

servan los intereses y formas de representación de! poder, así como las

consecuencias sociales y resultados de la acción pública y del funcio

namiento de los sistemas dominantes de desarrollo de la comunicación

según las formas de desigualdad material y s i m b ó l i c ~ que sostienen.A este respecto, cabe decir que, frente a las teorras jurídicas libera

les del Estado, un análisis político crítico exige una reflexión sobre elpoder como relación desigual, interactiva, entre actores, actitudes y ac

ción política a partir de la desigual distribución de recursos materialesy de saber e información. La política, ciertamente, presupone una rela

ción de fuerza y, conceptualmente, una reflexión sobre e!poder, sobre

los diversos, antagónicos y múltiples intereses que atraviesan sistemaspúblicos como la comunicación y la educación. En virtud de este su-

puesto, todo análisis de las políticas públicas enmateria de C o m u n ~ c a -ción Educativa debe partir del reconocimiento de asimetrías, desniveles y contradicciones determinantes en el modelo de desarrollo de los

sistemas de mediación. Estos, ciertamente, se transforman y modifican

en cadacontexto y momento históricode acuerdo con laconfrontación

de intereses que mediatizan y dominan ideológicamente el d ~ b a t e p ú -blico sobre las funciones de la socialización cultural y su funcionalidad

económica. Así, las políticas de comunicación han evolucionado de los

sistemas de control centralizado por e!Estado e incluso de la censuray regulación monopolística a la descentralización y a p ~ r t u r a a. la iniciativa privada. La convergencia digital de! sector de las industrias cul

turales y e!sistema educativo sitúa hoy por ejemplo a los poderes públicos ante e! reto de la planif icación y definición de políticas de

organización y desarrollo de! campo educomunicativo como eje arti-

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culador de la denominada «nueva economía». En definitiva, las políti-

cas de comunicación deben ser pensadas como respuesta a una com-

ple ja y mudada realidad que condiciona ciertas bases de desarrollo y

modelos de mediación cultural específicos, en función del contexto his

tórico-social. Desde este punto de vista, la comunicación, en un siste

ma democrático, está llamada a cumplir funciones básicas de:

Conocimiento del entorno sociopolít ico y del ejercicio del poder.

Monitoreo del espectro público.Formación de plataformas de diálogo y debates.

y de movilización ciudadana y educación cívica.

Las políticas culturales de comunicación y educación participan en es

te sentido de las polí ticas de desarrollo en la medida que proyectan las

representaciones colectivas sobre los intereses, necesidades y decisio

nes de pro?reso en el horiz0l;' te de desenvolvimiento de la propia co-

munidad, Ill tegrando a los diferentes grupos y actor es social es en la

construcción de las alternativas posibles de transformación y desarro-

llo s?cial. El establecimiento de polít icas públicas es, desde este punto

de VIsta,un factor regulador de control social democrático que puedefiscalizar y definir una esfera públicaplural y colectiva. De acuerdo con

esta idea, las polí ticas culturales y de comunicación pueden ser defini

das como «las acciones y omisiones de las instancias estatales de todo

tipo que, de acuerdo a las concepciones y legit imaciones de cada socie

dad y cada tiempo histórico, determinan u orientan los des tinos de la

creación, la producción, difusión y consumo de los productos cultura-

les y comunicativos» (Bustamente, 2004: 10).

Cuatro t ipos de agentes intervienen en este ámbito de actuación:\ '.- \ .

Las instituciones culturales del Estado: entre ellas, el sistema educati

vo y las diversas agencias de Bellas Artes, ciencia, cultura y tecnología.

Las industrias culturales especializadas en la producción y distribución de comunicación, cultura, conocimiento y formación a distancia.

Los grupos de interés público que luchan po r políticas y modelos

específicos de configuración cul tura l y de realización de los dere-

chos sociales.

Y, po r supuesto, los ciudadanos y profesionales del sector.

Las polít icas públicas en materia de comunicación y educación pueden,

a este nivel, ser abordadas desde cuatro perspectivas posibles de análisis:

28

Desde un enfoque empírico, orientado a describir y analizar las re

laciones entre fenómenos para su explicación concluyente.

Desde un análisis normativo, proyectando las mejores formas de ac

ción gubernamental y principios de las políticas públicas.

El análisis político en sentido estricto.Yel análisis semántico, que t rata de analizar el discurso y significa-

dos de las políticas públicas.

El presente estudio va más allá de las est ra tegias y los planes de c?mu-nicación y educación concretos para tratar de comprender las loglcas

sociales de la nueva mediación educomunicativa en la era digital .

Cuando hablamos de políticas de comunicación nos situamos, desde

el punto de vista filosófico, en el ámbito de los principios, normas, vi

siones y proyectos socioculturales, mientras que en las estrategias de co-

municación nos si tuamos en el de los fines, objetivos y previsiones pro-

cedimentales de realización del proyecto pol ít ico y,en los planes, en el

campo de las acciones o prescripciones precisas para su materialización.

En el presente estudio, vamos a tratar de analizar la dimensión norma-

tiva y eldiscurso público sobre las consideraciones de laintegración del

sistema educativo y las nuevas tecnologías de la información, aportan-

do algunos elementos empíricos que avalan las conclusio?es im-

portantes de nuestro estudio. Para ello tomaremos en consideración las

iniciativas o líneas de acciónnacionales y supranacionales, además de los

programas de actuación de organismos internacionales, y el sistema o

estructura institucional que determina este proceso con los resultados y

consecuencias más relevantes del proceso de incorporación de los Esta

dos y bloques regionales a la denominada Sociedad del Conocimiento.

Esto es, en el fondo el objeto de consideración de nuestro estudio es la

discusión política del Derecho a la Comunicación la SGI, que, ?re-

supone el análisis de las políticas de acceso, las políticas de f o r m a c ~ o n y

competencia comunicativa, los problemas de inclusión y uso SOCIal de

los sistemas de información y tecnológicos, y el análi si s de las formasde exclusión, equidad y participación, entre otros derechos básicos que

podríamos sistematizar, con Cees Hamelink, en cinto tipos:

- Derechos de información.

Derechos culturales.

Derechos de protección.

- Derechos colectivos.

Derechos de participación.

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A nuestro entender, desde su enunciación en los años sesenta por lean

D'Arcy y el reconocimiento internacional del Derecho a la Comuni-

cación a nuestro tiempo, las ideas que alumbraron iniciativas como el

Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NO-

MIC) siguen plenamente vigentes y deberían por principio guiar el es-

tudio y evaluación de las políticas públicas que promueven y desarro-

llan actualmente la denominada Sociedad de la Información (SI). Más

aún en un contexto de creciente concentración informativa y de paula-

tinapérdida de libertades públicas en los sistemas de mediación digital.BIen es cierto que las políticas públicas encuentran hoy numerosos

obstáculos y dificultades para formular propuestas reguladoras frente

a la concentración de poder en el sector. La extensión de controles y

sistemas restrictivos de regulación de la acción política por la imposi-

ción de marcos reguladores transnacionales, la flexibilidad legislativa o

la ambivalente definición de las políticas de concentración hacen polí-

ticamente casi inviable instrumentar restricciones a la participación en

medios en defensa del pluralismo interno, marcando límites a la con-

centración vertical y horizontal en pro de la diversidad de contenidos.

Quizás po r ello mismo han proliferado lo que Claude lean Bertrand

denomina «Sistemas de Control de Medios», instrumentos pensados

como fórmula de mejora de los contenidos y reforzamiento de lacon-

fianza pública y de la democratización informativa en la medida que

tienen po r misión procurar atender las necesidades y reclamaciones

ciudadanas. Los Consejeros de Prensa, las revistas y órganos de auto-

control local, los Consejos de Medios, las comisiones técnicas de eva-

luación de contenidos y los auditores externos son algunas de las ac-

tuales formas de supervisión y acción pública que han favorecido las

políticas de comunicación frente a la influencia del dominio político y

económico en los medios. Claro que éstos son dispositivos de escaso

alcance y capacidad de transformación estructural del sistema informa-

tivo frente a la regulación antimonopolista del Estado. Las iniciativas

de los poderes públicos en materia de comunicaciónhan de ser ponde-radas por tanto en función de la naturaleza y los objetivos de interven-ción en el sistema informativo.

2. Criterios deevaluación

De manera general, el tratamiento y análisisde las políticas públicas pue-

de ser acometido considerando almenos cuatro criterios fundamentales:

30

1. La eficacia en el logro de los objetivos señalados por laspolíticas sec-

toriales.Toda acción pública tiene por fin realizar una función social,

modificar el estado de cosas existente, cumplir unas metas realizan-

do ciertas expectativas o decisiones colectivas. El criterio de eficacia

indica, en fin, el objeto de la acción pública según una racionalidad

instrumental: la consecución de los fines identificados por las insti-

tuciones responsables de la regulación y gobierno del universo de

mediación. Las políticas públicas, estructuradas conforme a este en-

terio, proyectan como resultado una visión «positiva» que trata deconocer y aplicar las soluciones más ventajosas para lacomunicación

y la educación, consolidando las instituciones y poderes públicos en

eldesarrollo de las prescripciones no cuestionadas parael ámbito ob-

jeto de intervención. La acción política es así desprovista de su espe-

cificidad, pasando a desplegar sus recursos como mera técnica reso-

lutiva de conflictos, como espacio de fabricación del consenso y

distribución del poder mediante la individualización de la experien-

cia y el cercamiento institucional de lo público.

2. La pertinencia de los objetivos y medios instrumentados. Frent':' a la

idea de competencia y eficacia, la discusión sobre la pertinencia de

las políticas públicas nos sitúa ante problemas como la i d e n t i f i c ~ -ción del interés público y la visión y misión social de la Comuni-

cación Educativa. En otras palabras, la pertinencia pone en juego la

dimensión más normativa de las políticas públicas, presupone una

valoración, mientras que la eficacia remite a una racionalidad ins-

trumental, no atiende a razones sustantivas, a laideologíao a las cre-

encias de la acción política sino a su funcionalidad. «El genérico efi-

cacia alude a la capacidad para encontrar soluciones a los problemas

básicos con los que se enfrenta todo sistema político y que son per-

cibidos más como satisfactorios que como insatisfactorios por los

ciudadanos conscientes» (Laiz y Román, 2003: 28), mientras que el

cuestionamiento sobre la pertinencia o no de tales políticas u obje-

tivos políticos más que atender a las respuestas indaga sobre los ver-daderos problemas de fondo. Así, po r ejemplo, un gobierno puede

cumplir o no la exigencia de conectividad de las escuelas, puede, en

fin, ser más o menos eficaz en laincorporación del sistema escolar a

Internet, pero desde el punto de vista de la pertinencia de tales po-

líticas, la cuestión de las nuevas tecnologías puede ser valorado de

acuerdo con otro universo de problemas. Como advierte1avier Bo-nilla, «las nuevas tecnologías no fueron concebidas para la educa-

ción, no surgen naturalmente en los sistemas de enseñanza, no son

31

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demandados por la comunidad docente, no se adaptan fácilmente al

uso pedagógico, y,muy probablemente, en el futuro se desarrolla

rán apenas de forma parcial en función de las demandas provenien

tes del sector educativo. Por tanto, espreciso tener en cuentaun gra

do l m p o r t a n t ~ de extrañeza en las políticas públicas que hoy nos

ocupan» (Bonilla, 2004: 222). Esto es, conviene interrogarnos sobre

la conveniencia o no de priorizar la conexión o de importar tecno

logía paramodernizar la escuela o, po r elcontrario, apostar en nues

tras políticas po r atender otras prioridades socioeducativas.3. La eficiencía de los recursosdestinados a la consecución de los resul-

tados obtenidos. La eficiencia, complementariamente a la idea de efi

cacia, define la capacidad racional de adoptar medidas políticas de

acuerdo con los objetivos fijados. Esta evaluación suele ser cuanti

tativa (porcentaje del PIE, incremento de la productividad, coste de

la red, inversión pública...) prevaleciendo así, por ejemplo en el ca

so de las políticas de Sociedad de la Información, una visión tecno

lógica y económica que termina po r obviar u omitir la dimensión

sociocultural. La eficiencia como prioridad de las políticas públicas

d e ~ p l i e g a así una racionalidad técnica, jerárquica y centralizadora

uniformando, según un criterio supuestamente objetivo, los indicad ~ r e s de evaluación y seguimiento de los resultados de las políticas

publicas: No se trata po r tanto de una concepción política delibera

trva, SOCIalizadora y participativa de la acción gubernamental. A lo

sumo, desde la lógica de esta racionalidad, que podríamos calificar

como tecnocrática, las políticas públicas se plantean como ret o o

compromiso público la rendición de cuentas (<<accountability»),es

to es, la responsabilidad vertical y horizontal que gobernantes e ins

t 1 t u ~ i o n . e ~ públicas despliegan en la esfera pública para la defensa yrealización material de los intereses colectivos. Ahora bien, el pro-

blema de pensar las políticaspúblicas como, básicamente, una cues

tión de eficiencia técnica es que hoy la gobernabilidad tiene lugar en

un contexto de cuestionamiento permanente de la democracia formal representativa y de notoria y creciente incompetencia para re

solver los problemas básicos de la acción gubernamental, desde el

punto de vista de la legitimidad y la eficacia. La DE, po r ejemplo,

propugna en sus políticas públicas centrar el desarrollo de la SI en

el factor humano y su capacidad creativa con el objetivo de aprove

char la s oportunidades que nos brindan las nuevas tecnologías pe-

ro, sin embargo, en la práctica, las políticas comunitarias descuidan

los factores y estrategias de formación y creación cultural para pri-

32

vilegiar las redes (medios) y el rendimiento de los sistemas de in

formación (costes). Indicadores estratégicos para la era de las redes

como la cal idad del desar rollo de competencias para el uso de las

nuevas tecnologías o elnivel de acceso, que no de conexiónen lared,

no son tomadas en cuenta en las polít icas públicas. De tal manera

que, aun siendo eficientes técnicamente dichas políticas, r e ~ i s t r a nf inalmente en su balance global un manifiesto fracaso al olvidar el

contexto estructural más amplio que sobredetermina, orienta y li

mi ta la acc ión del Estado, o en este caso de la Comisión Europea,en materia de Nuevas Tecnologías de la Información y de laComu-

nicación (NTIe) y educación. En otras palabras, las políticas públi

cas renuncian a reconocer en la SG1un proyecto supranacional que

desborda y trasciende el marco de actuación de las políticas públi

cas y del gobierno nacional. .4. La equidad de laspolíticas públicas en relación con la democrati-

zación y ponderación equilibrada de las o p o r t u n i d a ~ e ~ o discrimina-

ción de losdiferentes grupos y agentes sociales. Por ultimo, desde es

te punto de vista, debemos observar qué posibilidades disponen los

diversos grupos sociales para comunicarse internamente y entre sí,

qué capacidad de organización y qué necesidades ven satisfechas a

través del sistema informativo. Por otra parte, es necesano evaluar

el grado de acceso alconsumo, producción y gestión de la informa

ción. E, igualmente, lacalidad del servicio desde elpunto de.v.lsta de

la representación simbólica, facilitando la democracia parncrpanva

de los diferentes colectivos ciudadanos como grupos SOCIalmente

responsables en la acción afirmativa de su identidad, sentando las

bases relativamente igualitarias de producción, gestión y desarrollo

de las culturas y los conocimientos: P l a n t ~ a r elproblema de la equidad en las políticas educomumcatlvas eXIge, en definitiva, cuestio-

narse si la conectividad escondición de la igualdad o si, por el con-

t rario, el acceso público de las escuelas no es sin.o una forma de

distr ibución de la miseria. Esto es, el reto de la equidad en el accesoa las NTIC, la información y el conocimiento es un problema com

plejo que afecta a la organización territorial (por ejemplo, lo urba-

no y lo rural), al nivel de competencias, a los usos y consumos, pe-

ro también al poder de decisión e influencia en las propias políticas

públicas de promoción de los contenidos digitales y de impulso de

la economía informacional. Toda política educomumcatlva debe en

este sentido tratar de definir sus programas de socialización cultu

ral cuestionándose para quién y para cuántos ha sido proyectada la

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acción de gobierno, quiénes lideran e!desarrollo tecnológico, a par-

tir de qué intereses y modelo de organización social.

La respuesta a éstas y otras cuestiones similares nos sitúa ante la impe

riosa exigencia de comenzara pensar las políticas públicas en materia de

comunicación y educación observando las necesidades radicales dela co

municación que se realizan o postergan en e!actual sistema de conver

gencia digital desde e! punto de vista de la información (conocimiento

de! entorno), de! diálogo (democracia), de! desarrollo cultural y de! reconocimiento (atención a la diversidad y al desarrollo de la diferencia).

Este último aspecto, e!de la diversidad, es un problema estratégico en

las políticas públicas, desde e! punto de vista de la equidad, po r la cre

ciente monopolización y homogeneidad cultural que tiende a colonizar

y penetrar e!conjunto de la industria mediática con motivo del proceso

de modernización tecnológica y de integración económica regional.

Al pensar la diversidad cultural, podemos distinguir con McQuail

cuatro tipos: la diversidad de medios; la diversidad de emisores que

concurren en e! espacio público; la diversidad de contenidos y, final

mente, la diversidad de audiencias. Las dos primeras dependen de las

políticas públicas y de las decisiones estratégicas en e! interior de losmedios, mientras que los contenidos y la mayor o menor homogenei

zación de las audiencias pueden ser consideradas a nivel de los infor

madores o productores inmediatos de lacomunicación. En estos rubros

podemos considerar tanto la cantidad como la calidad de opciones. Por

ejemplo, evaluando e!pluralismo en función de la capacidad de cober

tura social (estructura, valores, discurso... ), de articulación institucio

nal (política, social y cultural) , de enriquecimiento de la experiencia

subjetiva y de mejora de las condiciones contextuales (geográficas, pro-

ductivas, histórico-culturales). Hoy, esta problemática es si cabe más

compleja porque además de la diversidad de contenidos o la atención a

las especificidades lingüísticas, norma por ejemplo de algunas políticas

europeas en materia de comunicación, espreciso incluir e!problema delos estándares técnicos según grupos específicos de población con ne

cesidades especiales, o e!uso de sistemas de código de fuente abierta y

la participación de las minorías. En cualquier caso, e!criterio de equi

dad exige que toda política cultural sea evaluada considerando:

Qué posibilidades de comunicación tiene un grupo minoritario in

ternamente y a la hora de definir en los medios sus intereses, nece

sidades e identidad cultural.

34

Qué opciones dispone de accedercomo grupo minoritario a los me

dios, en sus propios términos._ Qué alternativas dispone para recibir los medios de comunicación

de la sociedad en general.Qué calidad y representación de la minoría predomina en e!espacio

público.

Esto es, qué grado de acceso a los medios tienen las minorías, qué am

plitud tienen las voces disidentes y qué apertura ciudadana manifiestanlos medios.

A este respecto conviene apuntar un problema básico de la igualdad

en las políticas de comunicación: e!problema de! acceso y la democra

cia participativa. Las nociones de acceso y participación constituyen,

desde la década de los setenta, e!ejede articulación de las políticas de

mocratizadoras de la comunicación en los planes nacionales y las ini

ciativas de cooperación regional en países de! TercerMundo. La Unes-

ca en su Conferencia de Be!grado (1977), define el acceso como e!

grado de libertad de elección informativa o, en segundo término, como

e!margen de retroalimentación. La participación, en cambio, es conce

bida según tres niveles o formas de interacción:

La participación en la producción informativa.El concurso y capacidad de decisión en la comunicación pública.

El poder de def inir planes estra tégicos y polít icas públicas en e!

sector.

El Informe McBride definía, en lamisma línea, la democratización de

la comunicación como e! proceso po r e! cual"1)e!individuo pasa a ser

un elemento activo y no un simple objeto de la comunicación; 2) au

menta constantemente la variedad de los mensajes intercambiados; 3)

aumenta también e!grado y la calidad de la representación social en la

comunicación" (McBride, 1987:289). Ahora bien, este proceso, su materialización concreta, puede ser "imaginado" de diferentes formas.

Así, po r ejemplo, lapolíticaliberal de lacomunicación procede por

doble lógica reduccionista de la participación a la política p a r t i d a ~ l a y

de ésta a la elección representativa, despolitizando así, como critica

Roncagliolo, la economía, la sociedad y la cultura en función de! con

sumo (Roncagliolo, 1983).Desde un enfoque sociocrítico, en cambio, la participación ciudada

na y e!acceso público a los medios exige un análisis de laestructura 10-

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y gl?bal de la información, describir y conocer el sistema políticoinstitucional y las formas de organización y cultura mediática de la po-blación para articular espacios de diseño y diálogo social. Toda políticade participación pasa, en esta línea, por considerar las formas de ciudad.anía tanto bajo la delegación y representación política de la democraCIa formal representativa y la acción pública de las organizaciones nogubernamentales de filiación social (sindicatos, movimientos sociales,etcétera) como, por supuesto, por el consumo cultural igualitario y

equilibrado del capital simbólico, pero también, a nuestro entender, porla ~ e m o c r a c i a directa y participativa en los contenidos, la gestión y planificación política de la comunicación. Esta idea contradice y reformula la lógica de o r ~ a n i z a c i ó n del modelo liberal imperante, con especialintensidad en la ultima década.

Desde 1995, la idea de acceso universal propugnado por el Informede Rand Corporation «Universal Access to e-mail» es objeto privilegiado de todas las políticas, programas e iniciativa públicas en torno a la redde redes. Las nociones de servicio y acceso universal, de origen anglosajón, han reemplazado así el principio de servicio público, instaurandouna concepción instrumental de la comunicación como norma:

El acceso universal consiste en la disponibilidad de al menos un serviciobásico de telecomunicaciones y constituye la definición que más se ajusta

a d e c i s i o n e ~ de pol ítica en los países en desarrollo, en los que la p e n e ~tración telefónica rural es baja. En cambio, el servicio universal es un con-

cepto que está asociado al nivel de servicios accesibles que puede proveer

laredpública, incluidosdiversosnivelesde servicios avanzados, definiciónapropiadapara países que tienenmayor grado de desarrollo y un alto nivel de penetración. Así definidas, se puede considerar al acceso universal

comoun subcoujuntodel servicio universal (Rossi, 2000).

Éste comprendería un principio de equidad distributiva, de coberturageográfica y de igualdad material en el acceso físico a los recursos de

información y comunicación.Ahora bien, el acceso como elección y consumo limita el derecho ala comunicación a lacobertura territorial y la diversidad de la oferta oen lo mejor de los casos, a la retroacción entendidacomo laposibilidadde l n t e r c a m b ~ o entre productores y receptores de programas. Sila parncipación eXige una presencia activa y orgánica de personas y representantes de entidades sociales y de diferentes sectores de la poblacióne? el dise.ño de la Sociedad del Conocimiento, la idea de acceso y SerVICIO Umversal plantea hoy los problemas de equidad desde el hori-

36

zonte comercial como una función reproductora del consumo ampliado en un mercado global y una economía de escala diversificada en suoferta y servicios de información que tiende a comercializar.c?ntenidos y estrategias de operadores y trata de superar la brecha dl.gltal po rrazones simplemente de intercambio económico. En este sentido, cabeadvertir con Nicholas Garnham que el acceso a latecnología no constituye el acceso al modo de comunicación, por lo que el problema delacceso a los medios debe ser observado holísticamente:

1. Reinterpretar y criticar los artefactos, manejos, ideologías y pro-

ductos comerciales del modelo dominante de comunicación.2. Proyectar y representar los intereses hegemónicos.3. Ejercer las funciones democráticas de la comunicación.

El acceso cumple o realiza el ideal de esfera pública democrática determinado por la racionalidad económica y del Estado, en la medida quecontribuye a definir un foro de expresión que permite la reinterpretación y refutación de las formas de significación social.De lo contrano,la comunicación y las políticas públicas que se implementan en pro-

yectos como laSI terminan por reproducir las desigualdades existentescercenando el potencial liberador de las nuevas tecnologías. El problema de laequidad y lademocracia en laSociedad del Conocimiento es,desde este punto de vista, un problema de filosofía social, de visión eimaginarios sobre el espacio público.

Del mismo modo que en Comunicación Educativa podemos distinguir distintos paradigmas, desde los modelos transmisores y liberal-humanistas a los enfoques constructivistas y de educación crítica para laresistenciacultural, en Políticasde Comunicaciónpodemos distinguir tantovisionesautoritarias y modelos paternalistas como enfoques liberalizadores o, por el contrario, radicalmente participativos. Sinánimo de plantearen estas páginas, pues no sería oportuno, un cuadro detallado de tipolo

gíasde políticas culturales en lamateria, sí que podemos ~ e c o n o c e r , amodo de síntesis, cinco tipos básicos de políticas de comunicación y educación, de acuerdo con laclasificación que hace el profesor Bustamante:

1. El modelo liberal. Las políticas públicas en comunicación y culturason originariamente concebidas como estrategias subsidiarias de corrección de errores o desequilibrios en la dinámica del mercado,asumiendo los poderes públicos una función de regulación y reequilibrio del libre juego de la oferta y la demanda.

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2. El modelo estatalista. Otras políticas públicas conciben el Estado

cama árbitro y garante del desarrollo cultural según tres roles fundamentales:

a. Gestor de la producción y difusión de productos cul turales enmonopolio o en competencia.

b. Promotor de las actividades del mercado y de la sociedad civil.

c. Regulador para fijar las condiciones de concurrencia y actuaciónde los agentes sociales.

3. El modelo híbrido. La mayor parte de los Estados apuestan hoy, como advierte el profesor Bustamante, por modelos mixtos de inicia

tiva estatal y participación del sector privado, bajo liderazgo de este último, siguiendo la tradición estadounidense.

4. El modelo cultural. Frente al modelo liberal o híbrido, existen sin

embargo políticas públicas que tratan de articular la democratiza

ción cultural, promoviendo la participación de la ciudadanía como

receptora activa de los productos comunicativos de acuerdo a una

visión social y equitativa del campo informativo.

5. El modelo mercantil. Por último, el modelo mercantil se distingue

por la explotación intensiva de las industrias culturales y una con

cepción de las polít icas públicas completamente instrumental, en

función de las necesidades comerciales de las industrias de lacomunicación y las exigencias de valorización.

En la últ ima ~ é c a d a , advierte el profesor Bustamante, das políticas na

cionales y regionales se han orientado crecienternenre hacia la distribu

ción, lapromoción y la venta, en paralelo a la hegemonía clara del valle

en los sectores industriales y comunicat ivos y que en la producción

misma han premiado los criterios objetivos de ventas, también en co

rrespondencia con esa filosofía dominante de primar el éxito refrenda

do por el mercado. Aunque el principio de primar el éxito en el mer

cado para administrar las ayudas estatales resulta más tributaria de la

política industrial que de una política cultural cuyo principio básico-el

apoyo a la creatividad y al pluralismo, la compensación de las fallas del

mercado-queda desvirtuado en buenamedida» (Bustarnante, 2004: 15).

Esta nueva etapa coincide con la crisis de las polít icas públicas delEstado de bienestar:

Así lo evidencia simbólicamente el deterioro general del concepto y lapráctica del servicio público en la cultura y la comunicación, basados en

launiversalidad del servicio y la persecución tarifaria o subvención cruza-

38

da (mercados ricos subvencionan a mercados pobres, como en las teleco

municacioneso enelcorreo,o la televisión),y sometidos ala gestióndirectay monopolistaen laEuropaOccidentalo al oligopolio de licencias sobre labase de utilidadpúblicaenlos EstadosUnidos;porqueambosmodelos handerivado en paralelo hacia el ambiguo concepto de servicio universal, dominadomáspor la ideade accesibilidad y conectibilidad de las redes quepor la real asequibilidad a los usuarios. En todo caso, y en líneas generales,

la intervención estatal ha ido perdiendo peso como operador o gestor di

recto (sometido siempre ya a la competencia público-privada como en la

radiodifusión), con tendenciaa destacar su papelarbitral y a disminuirinclusosu rol como instrumento de fomento (Bustamante, 2004: 16).

Podemos en definitiva hablar de una crisis de las políticas públicas en

materia de comunicación y cultura caracterizada por:

El desplazamiento del Estado-nación como principal actor político.

La desideologización en las formas de mediación cultural.

El individualismo y la atomización social.

La reducción de la participación pública.

La transnacionalización del sistema comunicativo.

y la emergencia de múltiples canales y nuevos actores en competencia tanto en el campo de la comunicación como, desde luego, en

el sector educativo.

Desde este punto de vista, la denominada «revolución digital» puede

ser considerada, en las políticas públicas, como el proyecto ideológico

por el cual el Estado se hace cargo del pasado mient ras deja el futuro

de la comunicación y la cultura en manos del mercado (Martín Barbe

ro, 1999).En este proceso, la educación se ha convertido en un espacio privi

legiado de valorización.

3. Líneas y directrices. Un enfoque histórico-crítico

Desde el origen de la cultura de masas, el interés de las industrias cul

turales por colonizar el sistema educativo ha sido una constante en la

historia de la Comunicación Educativa, penetrando con éxitos dispa

res y también con numerosos fracasos el sistema formal de enseñanza

(Sierra, 2002). No viene al caso tratar aquí en detalle tales antecedentes.

Pero síal menos reconstruir cómo se han sentado las bases polít icas de

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constitución del actual proyecto de convergencia educomunicativa ini

ciado con la revolución digital, entendiendo que, como es obvio, elre

planteamiento de las políticas culturales que hoy t iene lugar no es re

ciente. Una genealogía crítica de la Comunicación Educativa ilustra

cómo, desde aproximadamente 1920, el proceso de disciplinamiento

social a través de los modernos medios de comunicación colectiva re

volucionó las formas de saber y poder social alterando los usos y con

cepciones tradicionales de la educación y, en consecuencia, las estrate

gias públicas de planeación del sistema educativo, de acuerdo con lasnecesidades de mediación ideológica y el modelo dominante de repro

ducción social. Desde entonces, hemos asistido a un lento y largo pro-

ceso de reconstitución paulatina de las funciones estructurales de so

cialización y reproducción cultural marcado por cuatro etapas:

1. La primera etapa comprende desde el nacimiento de la Unesco

(1946) al desarrollo experimental de los primeros programas nacio

nales de educación para la recepción (1960). En esta fase explora

toria, las polít icas nacionales y los estudios prospectivos de or-

ganismos internacionales como la OCDE o el Consejo de Europa

definen por vez primera estrategias sistemáticas de integración delos sistemas informativos en las políticas educativas y de desarrollo

cultural tanto en relación con la televisión educativa como en rela

ción con los medios impresos y de radiodifusión. Con la emergen

cia de los primeros conglomerados informativos en Europa y Esta

dos Unidos, las políticas de modernización pedagógica favorecerán

en esta línea programas de socialización cultural con elconcurso de

las corporaciones mediáticas. Se trata sin embargo de políticas pú-

blicas fragmentarias, inconexas y básicamente sectoriales, esbozadas

más como proyección teórica, de forma exploratoria, que como

programa práctico de integración.

2. Sólo a partir de la década de los sesenta podemos hablar, en sentido

estricto, de polít icas de comunicación y educación (1960-1980),cuando los gobiernos europeos y norteamericanos, junto a países

como Japón, México, Brasil o Australia, implementan programas

nacionales destinados a integrar los medios de información en el au

laya no tanto de forma experimental como más bien desde una con

cepción integradoravinculada alproceso de internacionalización in

tensiva del sector da la comunicación. La reunión de la Unesco en

Bogotá (1974) anticipó entonces elproyecto de definición interna

cional de políticas públicas para la comunicación y la educación pa-

40

ra eldesarrollo con la recomendación a los gobiernos nacionales de

definir políticas que democraticen los medios y mejoren la contri

bución de los sistemas informativos al servicio del desarrollo nacio

nal. Idea ésta criticada por las asociaciones de propietarios y direc

tores de medios de comunicación que, desde elprincipio, calificaron

como grave amenaza a la libertad de expresión, lo que originó una

dura campaña contra el movimiento internacional por la democra

cia enlos medios que dos años después, en 1976, enSanJosé deCos-

ta Rica, daría lugar a una declaración de principios cuya aplicaciónestaba, de antemano, condenada al fracaso incluso en países como

Venezuela, cuyo gobierno fue más que activo en este compromiso.

La 1 Conferencia Sobre Polít icas Nacionales de Comunicación

constituyó no obstante el primer intento serio de reforma pública

de la comunicación que en adelante inspirará los primeros esfuerzos

públicos por coordinar el control y desarrollo de las nuevas tecno

logías y los modernos sistemas de comunicación en la defensa de la

soberanía nacional. Las recomendaciones emanadas de la reunión de

Costa Rica no sólo fueron orientativas en este sentido de la deman

da de un intercambio internacional de información más justo y

equilibrado, sino también el punto de partida de las primeras medi

das para garantizar el acceso y la participación en los medios de to-

dos los miembros y grupos de lasociedad, especialmente en los paí

ses del Sur. Esto es, el texto y las recomendaciones de San José no

eran tan sólo documentos históricos. Como bien señala Elizabeth

Fax, «debajo de lapreocupación central por las políticas nacionales

de comunicación había preocupaciones nuevas, como el surgimien

to de una comunicación alternativa» (Fax, 1989: 22). Pero tales for

mulaciones se producen en un nuevo marco crítico para el alcance

de la acción gubernamental en la materia. El cambio experimentado

en las dos primeras décadas de este período en el sistema económi

co internacional no sólo modifica las bases materiales del modelo

fordista de regulación y acumulación capitalista diferenciando y especializando la producción a partir de modelos flexibles de organi

zación productiva. Paralelamente, el sistema educativo es objeto de

programas intensivos de modernización que, en congruencia con las

transformaciones generales del mundo del trabajo, tratan de hacer

evolucionar el sistema público de educación de modelos masivos,

uniformes y centralizados a sistemas polivalentes, innovadores y

personalizados de formación flexible y a distancia a través precls.a

mente de los medios informativos. En este empeño, cobran especial

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importancia las iniciativas nacionales de introducción de los siste

mas automáticos de información en el aula y los programas nacio

nales de comunicación y educación para el desarrollo impulsados,en la mayoría de los casos, al servicio del proyecto globalizador de

la economía capitalista, siguiendo las recomendaciones de informes

como «Aprender a ser» de la Unesco. La crisis de acumulación delmodelo fordista da lugar además en esta etapa a laconsideración pú-

blica del conocimiento como un factor productivo de primer orden.

Vinculados a la carrera aeroespacial, las políticas de comunicación yeducación y los programas de ciencia y tecnología son identificados

por primera vez, en Estados Unidos, como vectores esenciales del

proceso general de desarrollo capitalista, proyectando las necesidades fundamentales en materia de comunicación educativa en re

lación con elproceso de integración del mercado mundial. Las teo

rías dominantes por esta época sobre capital humano o experiencias

internacionales de teleeducación como Barrio Sésamo anticipan, en

esta dirección, los principios filosóficos que hoy alumbran los pro-

yectos institucionales de modernización educomunicativa, cuestio

nando las políticas sociales compensatorias del Estado de bienestary los sistemas nacionales de regulación y organización cultural. Las

relaciones educativas y culturales pasan así al primer plano de las relaciones internacionales.

3. Latercera etapacomprende de 1980a 1993,un período marcado por

la crisis y reorientación de las políticas culturales en el sistema in

ternacional y la definición de las bases del nuevo modelo de desarrollo del Capitalismo Cognitivo. El fracaso del NOMIC y del

proyecto político-cultural del Informe McBride revela, en este sen

tido, no sólo la clausura de una etapa histórica en la comunicación

internacional, sino también la reorientación y crisis de las políticas

públicas, inaugurando un nuevo ciclo histórico caracterizado por la

liberalización y desregulación de los sistemas nacionales de COmu-

nicación y educación y el desplazamiento de los resortes del podercultural del ámbito de los Estados nacionales a los medios y corpo

raciones globales. En este proceso, la educación y la comunicación

pública serán objeto de interesadas críticas por las fuerzas políticas

y económicas hegemónicas. Las políticas culturales contrarrefor

mistas lideradaspo r laAdministraciónde Reagan y el gobierno con

servador de Margaret Thatcher inician, en los años ochenta, bajo el

argumento legitimador de la necesaria modernización competitiva,

un programa de desmantelamiento de los servicios públicos que so-

42

meterá a los medios de comunicación y al sistema educativo a losimperativos del capital de acuerdo a los requerimientos de la ofer

ta y demanda del mercado de la cultura. El conservadurismo neo

liberal y su programa de privatizaciones, corporativismo extremo y

competitividad exacerbada influirán a tal grado las políticas públi

cas en comunicación y educación que todo proyecto democrático

de integración cultural será desestimado en favor de criterios productivistas o instrumentales, relegando el papel de los poderes pú-

blicos en materia educomunicativa a una función meramente subsidiaria. Esta situación favorecería lo que Herbert Schiller critica

como la apropiación corporativa del espacio público, redefiniendo

los objetivos de la educación y las funciones y modelo de organiza

ción de la comunicación pública según los intereses del capitalismo

global. La base ideológica de esta lógica política será la explotación

intensiva del conocimiento del nuevo sujeto posfordista mediante la

movilización individual en interés de la valorización del capital por

la que se niega toda perspectiva cultural contraria a las necesidades

del proceso de acumulación. El sujeto de la educomunicación «se

limita a encajar con lamayor perfección en los valores y normas ca

pitalistas, a ser más racional, más competitivo,mejorestimulado por

las recompensas extrínsecas, más sensible a las fuerzas del mercado

y al cambio social y económico dentro del marco capitalista» (Mar

tín Carnoy, 1988: 18), lo que, paradójicamente, redunda en su pro-

gresiva descualificación como fuerza de trabajo, acelerada especial

mente con la automatización intensiva de la industria que dio lugara la Educación Asistida por Ordenador en los centros educativos

más avanzados, como demuestra por ejemplo la experiencia británi

ca. Años antes, el gobierno de JimmyCarter trató de «domesticar»

el discurso del nuevo orden mundial de la comunicación inventan

do soluciones «imaginarias» como el Programa Internacional para

el Desarrollo de las Comunicaciones (PIDC) a fin de controlar, vía

diplomática, los alcances de las propuestas tercermundistas de democratización cultural. El PIDe tenía por propósito superar el es

caso desarrollo de las comunicaciones en el Tercer Mundo median

te el procedimiento de la transferencia de tecnologías siguiendo los

preceptos modernizadores de la teoría de difusión de innovaciones.

«Estados Unidos insistió en sus propuestas instrumentar lo que al

gunas delegaciones calificaron de Plan Marshall de las comunica

ciones donde los países en desarrollo expondrán sus necesidades y

los industrializados elegirán como en una gigantesca feria aquellas

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que les interesen para su propia economía y desarrollo, generando

así una dependencia más sutil y corrosiva que acentuará en defini

tiva la desigualdad» (Casares, 1984: 126). Se trataba de apoyar el

nuevo orden con el f in paradój ico de consolidar aún más firme

mente la vieja situación que se resistía a cambiar: el programa, que

permitió crear iniciativas estratégicas como el ILPEC (Costa Rica),la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (Cuba) o ERBOL

(Bolivia), mantuvo, sin embargo, una precaria financiación. El as

censo al poder del Partido Republicano, bajo la presidencia de Ronald Reagan, significaría poco tiempo después la renuncia a cual

quier tipo de consenso, saboteando el PIDC que su antecesor en la

Casa Blanca había instrumentado a fin de bloquear toda reforma de

mocratizadora en materia de comunicación internacional. La Ad

ministración de Reagan inició entonces una amplia ofensiva en con

tra de la Unesco que culminaría con su salida de la organizacióndependiente de las Naciones Unidas, después de reuniones y suce

sivos vetos a las propuestas del desarrollo del PIDC, como la susci

tada por la Federación Latinoamericana de Periodistas. Si bien el

programa «Lacomunicación alservicio del hombre» daría prioridad

absoluta en sus declaraciones, al menos conceptualmente, a la idea

del NOMIC, proponiendo fortalecer el PIDC en materia de desarrollo endógeno mediante la introducción de políticas de educación

de los usuarios en elhorizonte de lademocratización de las comu

nicaciones, lo cierto es que para entonces las políticas públicas de la

Unesco quedaron definitivamente desprovistas e inhabilitadas para

transformar el sistema de comunicación y educación a escalainternacional. El ambicioso Programa Internacional para el Desarrollo

de las Comunicaciones (PIDC) se convirtió así básicamente en un

compendio de soluciones tecnológicas estimuladas por Estados

Unidos. Problemas de fondo como lacreciente transnacionalización

cultural, la transferencia de tecnologías y de modelos de comunica

ción occidentales o la redefinición del Estado mínimo fueron sesgando los términos del debate para naturalizar las reformas estruc

turales de corte privatizador. La «domesticación» de la política del

NOMIC queda ejemplificada con el significativo viraje que marcó

el desplazamiento del eje de la discusión desde el espacio institucio

nal de la Unesco a la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

Yaen 1987, cuando Federico Mayor Zaragoza accede a la dirección

general con apoyo de los países occidentales, la Unesco comienza a

adoptar una posición en materia de comunicación internacional ba-

sada en la defensa del tradicional principio del libre flujo de la in

formación. El Tercer Plan a Plazo Medio (<<La comunicación al servicio de la humanidad») representa el eclipse casidefinitivo del mo

vimiento por un nuevo orden internacional de la comunicación,

justo cuando los temas que dieron origen al Informe McBride re

querían una respuesta urgente. El PIDC terminará así convirtiéndose en un proyecto de orientación exclusivamente técnico. Un año

antes de la publicación del InformeMcBride, laOCDE avanzaba el

nuevo modelo de modernización capitalista a seguir planteando larevolución tecnológica como el primer paso hacia la denominada

«sociedad posindustrial», La revolución electrónica --concluía la

OCDE- cambiará la faz de las sociedades industriales. La produc

ción, transmisión y procesamiento de los más variados tipos de in

formación pasarán a ser el corazón de la actividad económica y la

vida social.. . A través de sus lazos con elprocesamiento de datos ylas telecomunicaciones, el complejo electrónico será, en el próximo

cuarto de siglo, el polo principal alrededor del cual se reorganizará

la estructura productiva de las sociedades industrializadas. La revo

lución electrónica podía crear, de acuerdo a las prospecciones de la

OCDE, un nuevo entorno de disponibilidad económica que exigía

también la automatización de los flujos de información educativa.La reducción de costos, gracias a la miniaturización basada en mi

croprocesadores, el aumento de la capacidad productiva y de lave

locidad de transmisión mundial de datos a través de los sistemas de

telecomunicaciones basados en fibras ópticas y eluso de satélites es

taban llamados a transformar la faz de la estructura económica, por

lo que la educación debía responder a los mayores niveles de cuali

ficación y a los nuevos criterios de aumento de laproductividad. El

contexto en el que se produce la expansión de la era electrónica y,

posteriormente, la alfabetización informática es el de un tardocapi

talismo monopolístico en crisis que tratará de resolver sus principa

les contradicciones con el proyecto de reestructuración conservadora de Estados Unidos e Inglaterra bajo elparaguas tecnológico de

la Sociedad de la Información, introduciendo una nueva forma de

organización de las formaciones sociales a partir de una concentración más intensiva del poder y del capital al margen del Estado, cu

ya función quedará reducida a garantizar las condiciones de repro

ductib ilidad del capitalismo como dique de contenc ión de las

demandas sociales, canalizando políticamente la democracia fuera

del ámbito económico hacia la esfera comunitaria de los valores tra-

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dicionales. La dialéctica entre las estructuras internacionales eco

nómicas e informativas ilustra a este respecto la verdadera función

de la informática en la comunicación educativa. Con la creciente

comercialización de los recursos informativos, el surgimiento de

u.na economía computerizada dependiente de la empresa transna

cional y la apropiación privada de las nuevas tecnologías de la in

formación y de informatización social tenderá a priorizarse la mer

canti lización del sector educativo. Como advierte Schiller, «al

avanzar la computerización y procesamiento de información en laec?nomía, c ~ e c e la influe.ncia de las compañías que se lucran con

la información. Las cuesnones de producción, organización, alma

c ~ n . a m i e n t o y disemin.ación de la información son analizadas y decididas sin la presencia de representantes de lo público» (SchilJer,

1993: !01). El desarrollo de la industria telemática y la apertura de

los flujos transfrontenzos no sólo significarían el dominio hegemóruco de la empresa transnacional y del capitalismo financiero. Más

allá aún, el flujo de datos transfronterizos supondría el inicio de la

~ e c a d e n C 1 a del sector público y el inicio de la pérdida de monopo-

ha sancionador por par te de los Estados nacionales. De hecho, el

primer efecto que desencadena la formación de los grandes trust de

la informática será el progresivo desmantelamiento y privatizaciónde los grandes servicios públicos, incluida la educación. La década

de larevolución de las comunicaciones es también elperíodo en que

las grandes corporaciones electrónicas se erigen entre las diez pri

meras empresas productivas de materiales pedagógicos. Xerox,

RCA, ITT, General Electric y Litton, entre otras, inician una lenta

pero eficaz penetración en el campo educativo. En elsector de lain

dustria informática, los grandes fabricantes de hardware inundan las

e s ~ u e l ~ s con pr<;>gramas y contenidos educativos en un entorno y

baJO. ~ o r m u l a s distractoras, «Las asociaciones que consagran la ex

tensión de las normas de la producción de masas y su aplicación a

~ e c t o r e s . que, como la educación, habían quedado al margen de lasImpOSICIOnes del beneficio máximo se producen (entonces) en un

momento en que los aparatos ideológicos del Estado capitalista han

alcanzado otra madurez» (Mattelarr, A. y M., 1981: 58). La contra

ofensiva liberal coincide así, por un lado, con el proceso de t rans

nacionalización económica y de renovación del sistema educativo

obligado a iniciar su apertura pragmática a los requerimientos del

~ e r c a d o para adoptar las nuevas tecnologías de la industria electro

mea, mientras que, por otra parte, se promovía desde las empresas

transnacionales un creciente vacío de lo público que, en última ins

tancia, deslegitima el papel educativo del Estado.

La introducción y dominio del discurso publicitario en el espacio

público será utilizada por los sectores conservadores como una espe

cie de cruzada educativa para hacer comprender a la gente común el

funcionamiento de la economía en términos favorables a la empresa

privada. Pablo Casares ilustra cómo la nueva derecha utilizará laedu

cación y la comunicación en la batalla por un nuevo orden, integran

do todo tipo de movimiento social a través de las nuevas tecnologíasinformáticas mediante el manejo del sistema global de información y

conocimiento al servicio de los intereses capitalistas definidos en la

nueva educación económica. «Para lograr estos objetivos, se propor

cionan cursos a los maestros de escuela a través de centros especiali

zados y universidades, y así promover una actitud favorable hacia los

planteamientos neoconservadores [...] También se promueve la for

mación de organizaciones a favor de la libre empresa en universida

des y sefinancian plazas de maestros para que fomenten actitudes fa

vorables al sistema capitalista. En suma, para enfrentar a los medios

de comunicación y a la contracultura, los empresarios han desarro

llado una amplia estrategia educativa y de comunicación: capacita

ción empresarial, campañas publicitarias y programas de relaciones

públicas, cursos a empleados, propaganda en las empresas y progra

mas dirigidos a la comunidad; cursos para maestros, promoción de

materiales didácticos en las escuelas y de organizaciones favorables al

capitalismo monopolístico. Así, los empresarios, las compañías y las

grandes corporaciones norteamericanas lanzan lo que conciben co

mo la evangelización a través de la educación económica» (Casares,

1984: 105). La informática resulta en definitiva no sólo un nuevo tó-

tem tecnológico para la empresa transnacional, sino también el ve

hículo de propaganda y organización capitalista que dará pie a un

nuevo paradigma neoliberal basado en la educación, el control y la

información de los ciudadanos, en función de una nueva «culturaor-ganizaciona1».Las promesas de la era de la información en la Aldea

Global son resul tado, en fin, de un programa de propaganda co

mercial de las empresas suministradoras de bienes de equipo y soft

ware informático al servicio de la nueva norma de consumo y pro-

ducción posfordista, de forma similar a como surgió la radiodifusión

comercial.

4. Esta misma lógica anima el auge de las polít icas educomunicativas

en la primera mitad de lapasada década y,desde luego, aún hoy ins-

47

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piran las múltiples iniciativas públicas de desarrollo de la SGI. A

partir de 1995, con la definición del proyecto norteamericano de

g I o ~ a l i z a c i ó n c u l t u ~ a l asumido por el G8, la dialéctica de recornpo

SIClOn de los servicios públicos de comunicación y educación y el

desmantelamiento del Estado de Bienestar keynesiano modifican lascondiciones socioculturales del modelo de desarrollo económico

impulsando una política cultural basada en la «delegación de pode

res» y en el «proceso del iberado de subterfugios , deformación,

ocultación y dejación voluntaria» dirigido a reproducir el sistemaasimétrico de dominación en elcampo de lacomunicacióny la edu

cación. De acuerdo a estas condiciones, elEstado seva a orientar endos sentidos: «uno está relacionado con la necesidad de encubrir o

por lo menos, desplazar laresponsabilidad de las insuficiencias y

sigualdadesintrínsecas del capitalismo. El segundo tiene que ver con

el requisito de j u ~ t i f i c a r sus propias actividades, disimulando, por

e J e ~ p l o , sus relaciones con el capital mediante una postura de neu

tralidad benevolente. Cuando el capitalismo no consigue aportar

prospendad y oportumdades, se COrre el riesgo de que la gente no

repare sólo en los problemas estructurales del sistema educativo, sino en los fundamentos del modo de producción» (Whitty, Power y

Halpin, 1999: 64). Las políticas culturales contemporáneas foment ~ n . por ~ I l o un discurso y una cultura pública de laresponsabilidadCIVil l imitada que pone el acento no tanto en los aspectos políticosde los programas modernizadores de competencia y productividad

como en los criterios económico-empresariales que gobiernan la acción institucional de los responsables públicos en materia de comunicación y educación:

Más aún, las acciones del Estado, Con cada vez menos recursos desti-

nados a estos fines, tienden a abrir caminos a lamercantilización de la

cultura, e incluso se impregnan en su propia actuación directa de ladi-

námica del mercado, por lavía de la racionalización de costes y renta-

bilidades (Bustamante, 2004: 18).

Actualmente, las dimensiones económicas y culturales de la comunicación no pueden ser disociadas del proceso general de intercambio y de

las políticas estratégicas de integración económica regional, del mismo

modo que «el sentido último de las políticas audiovisuales resulta difícil de entender fuera del marco de las políticas de comunicación y. en

un plano más general, de las propias políticas culturales» (Giordano y

Zeller, 1999: 32). La exposición detenida y consistente de las bases de

48

la política de comunicación y educación en la era telemática exige, por

lo mismo, vincular este ámbito almarco general de desarrollo de las po

líticas culturales, especialmente, como veremos, por las características

definitorias del proyecto Sociedad de la Información, en el que con

vergen no sólo el audiovisual y las nuevas tecnologías de la informa

ción y la comunicación, sino, más alláaún, la propia política cultural y

educativa y el desarrollo económico y territorial.

4.Comunicación educativa, cultura y desarrollo.Una aproximación interdisciplinaria

La información y los flujos de datos son hoy elmás formidable instru

mento político y económico de nuestro tiempo. Toda acción social apa

rece. en la actualidad, filtrada por modelos de representación mediada

del mundo cuya función jerarquizadoray «configuracional» performa,

individual y colectivamente, el proceso de adquisición de conciencia,

estructurando en la práctica nuestra percepción acerca del mundo. Así,

los procesos, técnicas y medios públicos de informaciónmediatizan los

patrones culturales, las actitudes y valores del conjunto social, influ

yendo poderosamente en las formas de acción y organización colecti

va. Al introducir nuevas condiciones de sociabilidad, la influyente ac

tividad de las industrias de la cultura plantea, a este respecto, cuestiones

teóricas significativas para el desarrollo social que demandan, imperio

samente, una definición clarificadora como objeto de estudio y,en co

herencia, una nueva lógica de producción del conocimiento social en

comunicación. La constatación reflexiva del campo sobre estepunto ha

motivado en parte una ruptura epistemológica -s i es posible, como tal,

afirmar categóricamente la emergencia de un giro o evoluciónhacia una

nueva cultura de investigación- en nuestro ámbito, que tiende a inte

grar las cuestiones centrales de investigación en comunicación desdeuna filosofía productiva y materialmente consistente con las necesida

des y potencialidades subjetivas y sociales de la realidad. En este mar

co u horizonte cognitivo, para intentar comprenderel papel a jugar por

los medios y nuevas tecnologías de la comunicación en el proceso de

enseñanza-aprendizaje, conviene preguntarse acerca de las relaciones

entre el sistema educativo y la sociedad, con el fin de saber entender

después cómo interviene la comunicación en los procesos de transfor

mación educativa que experimentan las sociedades tardocapitalistas.

49

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El análisis global en el que seinsertan estas nuevas condiciones pon-

drá en evidencia las relaciones permanentes entre los requerimientos detransformación de la escuela del sistema productivo y elsentido de las

actuales propuestas de renovación pedagógica. Esta ampliación de

perspectivas no tiene por qué invalidar la investigación pedagógica dedicada al análisis de la aplicación didáctica de los nuevos medios. Pero,

de acuerdo con el profesor Bernard Miege, parece lógico reconocer la

necesidad y pertinencia de este enfoque globalizador como prioridad

para elpensamiento político sino sequiere disociar elsentido de las lógicas sociales de la comunicación respecto de la educación en campos

de estudio separados, tal y como sucede en la actualidad, almargen incluso de las determinaciones económicas. En el análisis de las diversas

expresiones y políticas educativas de aplicación de los medios de enseñanza, podremos de este modo distinguir entre algunos intentos de pe

netración de las nuevas tecnologías en la escuela y/o eluso como auxiliar pedagógico de las mismas, y la alternativa del desarrollo educativo

de los nuevos medios como formas de expresión y comunicación dinámica y como herramientas de renovación y compromisodemocráti

co desde el punto de vista del interés público.Desde el punto de vista político, el abordaje teórico de esta articu

lación se nos antoja estratégico. Máxime cuando:

Las disciplinas sociales y las ciencias socioeducativas contemporáneas son

fundamentales a la hora de crear narrativas de salvación e imaginerías na-

cionales. Las ciencias educativas sirven para consagrar las representaciones

culturales que son históricamente fabricadas para producir una nacionali-

dad (nation-ness) y tambiénofrecenun terreno en el que seproducen lasdisputas sobre las imaginerías nacionales y el alma. Los discursos cicntffi

cos sobre la reforma escolar que circulan entre naciones y en foros inter-

nacionales son más que formas de representar aproximaciones a la educa-

ción más eficientes: representan imágenes y principios del ciudadano que

hadeparticipary actuardentro de cadauno de losdiferentes sistemas na

cionales (Popkewitz,1999: 144).

Las cuestiones relativas a la información/comunicación y su impacto en

los procesos de desarrollo constituyen por lo mismo un tema prioritario de la agenda pública de organismos internacionales y sociedades

científicas, delimitando, prácticamente, un campo problemático que sin

lugar a dudas determina nuestro presente, configurará el futuro y hastaprevisiblemente modificará culturalmente, si pensamos en los sistemas

de información digital, las bases culturales de la memoria colectiva.

50

En general, las políticas públicas tienden a a s ~ m ~ r la e d u c a c i ~ n como un factor estratégico para el desarrollo econorruco desempenandola comunicación un papel central en el nuevo escenano complejo de

transformaciones multidimensionales que tienen lugar en la economía

mundo. El desarrollo informacional global -argumenta el profesor

Castells (1997)- es social porque es g o b e r n a ~ o por el d e s a r r o l l ~ de re

des sociales, por la inteligencia y las i n s t i ~ c l O n e s de a p r e ~ d l z a J e , e ~ t oes, por la dimensión subjetiva de lacreacion y la innovacion. De ah! el

círculo virtuoso entre desarrollo y bienestar, a partir de las complejasrelaciones entre ciencia, tecnología y producción social.

Ahora bien, como demuestra Mattelart (1993), la historia del desa

rrollo de este supuesto círculo virtuoso ilustra cómo elprogreso de las

fuerzas productivas y los medios y sistemas información, no ha idoacompañado por el desarrollo de las potencialidades t e c n ~ l o g l c a s para

el desarrollo cultural por la apropiación privada y el Illst.rumentalde la «comunicación como dominio», Antes bien, las industrias cultu-

rales están por lo general sobredeterminadas, de acuerdo con el profe

sor Bustamante (2004), por cuatro lógicas o tendencias dominantes:

1. La intensiva concentración tanto vertical como horizontalmente en

grupos multimedia.

. .. . ,

2. La dependencia del capital financiero para la viabilidad del mercad,o.

3. La orientación mercadológica a través de campañas de promoclOn

intensiva sobre éxitos ya comprobados.

4. La globalización cultural.

El protagonismo actual de las políticas ~ u l t u r a l e s . p u e d e ser interpreta

do, en este sentido, como la reeditada Idea mixtificadora del desar:ol1ismo de la teoría de difusión de innovaciones que vuelve a depositar

en los medios y tecnologías de la información las bases modernizado

ras de la economía y elpropio progreso social,.toda vez que,.hoy sí, la

comunicación, la educación y la cultura constituyen un activo sectorpara la economía. La novedad esque lanoción misma de desarrollo ha

sido radicalmente modificada, en la década de los noventa, como resultado de la transformación de la estructura global de la comunica

ción, que ha redefinido su participación en el d e s a r r o l l ~ social y los

principios rectores de articulación con el sector productivo desde los

parámetros e intereses de la economía global. ,La recuperación o redescubrimiento social de los problemas de Co-

municación y Desarrollo en la agenda pública tiene lugar, en este sen-

51

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t ~ d o , en un contexto de despolitización de la investigación comunico

lógica y de dominio de un nuevo funcionalismo cultural basados en

una concepción científica y un discurso público que reedita el mito de

la transparencia y restringida teoría liberal de los medios como ca

n ~ l e s , dlfusor?s o .slmplemente ventanas abiertas al mundo exterior.

Ejemplo c ~ m u n e I l ~ s t r ~ ( ¡ v o de esta lógica es la definición del proceso

de expansión comunicacionn] contemporánea a partir de la noción macluhiana de Aldea Global:

En este.es,,?acio de ~ o d i f i c a c i ó n profunda de las estructuras productivas

d:l c a ~ J t a h s m o posmdustrial, lo social como proyecto ha caído en el Va-

ClO -Lipoverskvc, lacultura sepresenta como un proceso de combinación

de formas y fotmalización del gusto, de presentación neobarroca, demoda.y superficialidad, lo que no resulta extraño porque si se sustituyela SOCIedad por el mercado, inmediatamente la cultura se convierte en

moda. El posmodernismo c?mo lógica cultural del capitalismo tardío se

aparta de ~ u a l q U 1 e ~ vinculación ~ n t r e la cultura y la políticacotidiana ac-

tiva, rompiendo as! p ~ a n t e a m l e ~ t o que había sido básico y fundarnen

en los nu.evos movimienros SOCIales de los años sesenta, tal como han

s e n ~ l a d o r e ~ t e r a d a m e n t e sus más conocidos estudiosos, por ejemplo

Alam Tourame o Alberto Melucci, y que no era otro que el de convertir

en todo momento laCulturay la vida cotidiana en política (Alonso 1992'132). ' .

Ho y las estrategias de articulación de la comunicación para el desarro

llo y los sistemas telemáticos de aprendizaje tratan, en consecuencia de

ocultar las formas de rel ac ión y poder simbólico y material. Un'es

fuerzo del todo inútil, pues, como recuerda Apple:

Qué se acepta como conocimiento, Cómose organiza, quién está capacita-

do para ense,ñarlo, qué se considera muestra adecuadade haberlo aprendido y -tan cntico como lo antenor- quién tiene lapotestad de preguntar y

responder todas e s t ~ s c u ~ s t i o n e s son aspectos y parcelas de cómo la domi

n ~ c l O n y la subordinación se reproducen y alternan en cada sociedad.

SIempre hay, I.'0rtanto, política de conocimiento oficial, una política

que lleva conslg? contlicto con respecto a lo que algunos consideran co

mo m ~ e ~ a s d e s c n p c I ~ n e s neutrales ?; l mundo y otros como concepciones

de la élite que capacitan para la accron a unos grupos mientras incapacitana otros (Apple, 1996: 48).

La forma! d iseño de los contenidos socialmente sancionados como

cultura, aSI como los procesos de producción y planeación educomu-

52

nicativa, constituyen pues un campo estratégico de antagonismo y lu

cha de intereses pues:

A medidaque sevahaciendo cada vez más patente que lapolítica de lacultura constituye una fuente esencial y no secundaria para la conformación

de la política cotidiana y global, la cultura de la política proporciona losmarcadores ideológicos necesarios paraestablecer los referentes éticos y pú

blicos para pensar en los l ímites de esta nueva unión entre tecnología y

política. La cultura ya no está relegadaal Olimpo de la cultura elevada,ni

se desestima sumariamente como un simple reflejo de la base económica.

sino que ha conseguido ocupar finalmente un lugar apropiado en el ámbi

to institucional y productivo como objeto esencial de debate, una podero-

sa estructura creadora de significadosque no se puede abstraer del poder,y un ámbito de lucha intensiva sobre cómo deben perfilarse lasidentida

des, definirse la democracia y recuperarse la justicia social como elemento

fundamental de la política cultural (Giroux, 2001b: 16).

Toda política educomunicativa se produce -por ello- inevitablemente

«a partir de conflictos, tensiones y compromisos culturales, políticos y

económicos que organizan y desorganizan un pueblo» (Apple, 1996:

47). Un claro ejemplo de este princip io es el de las nuevas pol ít icas decomunicación y educación que orientan actualmente el desarrollo de

las autopistas telemáticas.

Un reto prioritario, en este sentido, es desarrollar la capacidad críti

co-reflexiva de la investigaciónen Comunicación Educativa para, ante la

nueva economía política del conocimiento, trascender las contradiccio

nes y lógicas consustanciales a este tipo de políticas públicas, diseñando

las bases de una alternativa democrática consistente frente a la crisis y

vaciamiento de la racionalidad pública, la complejidad cultural del cam

bio tecnológico, la autonomía, descentralización y competitividad edu

comunicativas y la progresiva mercantilización del conocimiento.

Desde un enfoque sociocrítico, el análisis de las políticas culturales

pasa prioritariamente, a nuestro entender, po r cartografiar el contexto

de determinaciones múltiples de la sociedad capitalista relacionando la

educomunicación con el proceso de acumulación de capital social y

cultural, po r un lado, e integrando el análisis de las polít icas de comu

nicación y educación con las condiciones de trabajo y las necesidades

de calificación del sistema productivo, por el otro:

Los trabajadores culturalestendrán por tanto quevolver a abordar unapolítica de representaciones y el discurso de laeconomía política, tratando de

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sus diversas interrelaciones como una forma de trabajo cultural que recha-

za la dicotomíamaterial/cultural. El resultado podría ser comprender cómo tales modalidades se interrelacionan dentro de contextos diferentes

másallá de lasfronteras nacionales (Giroux, 2001a: 121).

Pues ho y la planeación de las políticas culturales viene además condi

cionada po r procesos de deslocalización y globalización económica, de

apertura y mutaciones tecnológicas a escala planetaria, que traspasan el

marco tradicional de los Estados nacionales. La recomposición de losservicios públicos ha redefinido el rol del Estado rearticulando las rela

ciones entre comunicación, educación y gobierno en virtud de una filo

sofía de lalibre competencia que reduceel aparato del Estado a una fun

ción básicamente evaluadora, mientras se acentúan las contradicciones

entre medios globales, educación pública y currículo nacional. Espe

cialmente en las industrias culturales elproceso de concentración y pri

vatización es ya más que notorio, imponiéndose el principio de «todo

mercado" con un retroceso significativo del peso del sistema público:

La concentración digital tiende a dar un salto cualitativo en los últimos

años, aunque en muchos casos puede diagnosticarse como un movimiento

preventivo ante el cuestionamiento del poder de las redes de distribución

clásicas. En todo caso, asistimos a estrategias sistemáticas de control de esas

redes físicas (como las logísticas parala venta off-fine), a una carrera hacia

la acumulación de enormes carterasde derechos de contenidos, a la absor-

ción de los nuevos agentes (como Time Warner-MP3/Sony; o NapsterBMG)y al intento demonopolizar lasredesdigitales y loscontenidos a untiempopor fusiones(AOL-TimeWarner,Vivendi-Seagram-Usa Network)o alianzas, con serios interrogantes sobre su neutralidad y garantíasde no

discriminación (Bustamante, 2004: 24).

En este escenario de concentración y convergencia de las redes digita

les, la articulación del sistema de formación reglada co n un modelo

económico productivista de integración global, de organización de medios educomunicativos en un escenario de obsolescencia y aceleración

tecnológica intensiva y creciente dualización social, y de acreditación y

validación cultural según la lógica de mercado, perfila nuevas bases de

actuación política marcando límites y condiciones originales a la inter

vención pública que cuando menos exigen una identificacióny elreconocimiento consciente de los paradigmas y objetivos políticos-econó

micos en materia de Comunicación Educativa . Pues en juego está la

respuesta y tratamiento equilibrado de múltiples retos como:

54

La reforma institucional del sistema público de enseñanza.

La investigación y evaluación de los programas de innovación y de-

sarrollo.La extensión de redes de aprendizaje.La redefinición de roles y funciones culturales básicas.

La alfabetización tecnológica.La organización y gestión social del cor;oómiento. .' ,O la regulación local y global de las actividades de cornurucacion y

educación.

El primer paso en esta dirección debe t r a d u c i r ~ e . en la redefinición delas relaciones entre políticas culturales y la política g e n e r a ~ y entrepolíticas culturales y pedagogía des.deun e n f ~ q u e mas generauv,: J:' radicalmente democrático qu e conciba la pol ít ica como una acuvldad

formativa comprometidaco n lavinculación de los textos culturales con

los contextos institucionales que da n sentido a los marcos y normasde

acción en los que habita el sujeto de la nueva econo,mía P?lític.a del co

nocimiento. «Convertir la política en algo pedagógico implica p1a?

tearse cómo funcionan verdaderamente la dominación y la resistencia,

cómo se viven, qu é las mueve y cómo ambas despliegan poder y son en

símismasun a expresión de poder» (Giroux,2001b: 138); Setratade di

señar «una política abierta, más comprometida: P?lmca que r e ~ p e -te la especificidad y los distintos lugares, sin prescindir de las conside

raciones globales; una política que proporcIOne nuevos e s p a c I ~ s don?e

gestar una labor colaboradora, comprometida con el cambio SOCial

productivo (Giroux, 2001b: 141). , . .Frente a la concepción instrumental de las políticas de comunica-

ción y educación, el análisis y diseño democráti,co. de los p r o g r ~ m a seducomurucativos se plantea pues como :rna practica.de reflexividad

social colectiva de discusión pública dialógica sobre los.mtereses y con

tradicciones internas de los proyectos de estructuración y coordina

ción sociocultural: de las estrategias de comprensión a las iniciativas decompromiso y transformación social.

5. Economía Política dela Comunicación y Capitalismo

Cognitivo

En las páginas anteriores hemos fijado el n,'arco y presupuest,o,' filosóficos de una aproximación interdisciplinana al problema político de la

55

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Comunicación Educativa apuntando la importancia y neces idad de

desplegar la potencia reflexiva de la investigación educacional a partir

del contexto sociopráxico. El ámbito de actuación y pensamiento de es

ta apuesta cultural es el tardocapitalismo, un modelo de mediación que

presupone no sólo una específica relación capital/trabajo, sino sobre

todo un sistema organizador y un lenguaje que privilegia la racionali

dad económica sobre la política. Por ello es necesario pensar problemas

como el de la comunicación y la educación desde la Economía Políti

ca, máxime cuando se vienen estableciendo nuevos fundamentos polí-ticos en la relación comunicación/educación desde la racionalidad eco

nómica como base del modelo de desarrollo.

La demanda de cooperación y adaptación de las instituciones edu-

cativas al mundo empresarial para una formación a lo largo de la vida,

flexible, de calidad y efectiva, desde el punto de vist ade los retos de la

globalización, es la punta de lanza de un nuevo modelo de organiza

ción social del Estado y del espacio público en torno al campo cultural

en el que el capitalismo es tanto un modo técnico de control como una

lógica de socialización y articulación social, de potenciación y evalua

ción del cambio histórico posmoderno que está colonizando todos los

mundos de la vida. Ciertamente, la historia misma del capitalismo es,

desde su misma génesis, la narración épica de un proceso incesante de

ampliación de fronteras y subsunción de formas productivas tradicio

nales, a través de la continua refuncionalización de los procesos y rela

ciones sociales de producción según las exigencias del capital. Por eso

decimos que la globalización ha sido siempre una tendencia histórica

natural del capitalismo. La revoluciónde los sistemas de mediación cul

tural, denominada Sociedad de la Información, Sociedad del Conoci-

miento, Sociedad-red o Nueva Economía, representa en fin una muta-

c ión sustanc ia l y, desde luego, contradic toria, del gobierno y del

dominio del capital. Podemos hablar de revolución tecnotrónica, de

sociedad cognitiva o sociedad digital, las denominaciones a este res

pecto son numerosas y no vamos a repet ir aquí los lugares comunesque abundan en la literatura sobre la materia. Lo que, en verdad, es de

finitorio del nuevo modelo de mediación es la explotación intensiva de

la producción inmaterial como eje de articulación y organización del

desarrollo social. A esta nueva forma de gobernanza la vamos a deno-

minar "Capitalismo Cognitivo", para designar un sistema cuya lógica

del valor basada en la d ifus ión del sabe r y la producción del conoci-

miento hoy disciplina y coloniza también sectores como la enseñanza,

la producción cultural, la Investigación y Desarrollo, la innovación tec-

56

nológica o, en general, la industria del entretenimiento de acuerdo con

las necesidades expansivas del capitalismo posfordista. Definimos este

Capitalismo Cognitivo como un modelo de integración mundial regi

do po r interacciones y flujos de información constan.te.s y acelerados

entre países y el control y subsunción total de toda actividad social po r

el capital. Resultado de este cercamiento es la fragi lidad del conocí-

miento como mercancíay el empobrecimientode la función pública in-

telectual y de la comunicación y la cultura en general. .

Justamente, en el marco actual del capitalismoque t iende a trans-formar en mercancía todo tipo de valor de uso e informatizar la pro-

ducción de toda actividad económica hay que entender el proceso de

subsunción del espacio público educativo po r el capital. Al t iempo que

el trabajo y la sociedad son atravesados por las redes telemáticas, se in-

formatizan y hacen inteligentes, la creación inmaterial es hegemónica

en el ecosistema social, no tanto cuantitativa como cualitativamente.

"En otras palabras, el trabajo inmaterial se encuentra ahora en la situa

ción en que estaba el trabajo industrial hace ciento cincuenta años,

cuando representaba una pequeña fracción de la producción global y

se hallaba concentrado en una parte reducida del mundo, pese a lo cual

ejerció su hegemonía sobre t odas las demás formas de producción"

(N egri y Hardt, 2004: 138).. . . .., ,Actualmente, la gestión del capital del conocirruento, la partlCIpaClOn

creativa del trabajador y la extensión de los afectos son identificadas

como factores fundamentales en la productividad del capitalismo. Los

círculos de calidad, la gestión participativa, las jerarquías suaves y el tra

bajo como juego, la dirección 50ft y la producción flexible constituyen

exigencias elementales del modelo do"?inante de p r o d ~ c c i ó ? El p . r o ~ e -so productivo puede así cumplir las exigencras de valorización capitalis

ta po r medio del proceso de cooperación que t r a s c i ~ ? d e f ~ r m a s dejerarquía y dependencia típicas de! modo de producclOn.capitalista, me

diante la disposición del conocimiento teórico o expenmental entre e!

conjunto social, entre las redes de interacción gracias a las NTIC:

Agudizamiento y mayor complejidad de las formas de competencia, modificaciones de lacomposición interseetorial de la acumulación, y cambios

espectaculares en la división internacional del trabajo, acumularon sus

efectos para hacer de los f a c ~ o r e s p ~ o p i a m e n t e i n d ~ ~ t r i a l e s en j u ~ g ~ -en

tendidos aquí como estrategias conjuntas de selección de procedimientos

y de productos- el terreno central donde se decide la competitividad y la

capacidad relativa de las diferentes economías para avanzar en el seno de

57

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las turbulencias y de la incertidumbreesencial quedesdehoy caracterizanla economía mundial. En ese nuevo entorno, el tipo de uso hecho de las

nuevas tecnologías, pero más generalmente del conjunto de las innovacio-

nes técnica, organizacionales o sociales que acompañan a la era de la elec-

trónica,ocupaun lugarclave (Coriat, 1993: 13).

De acuerdo con esta lógica, la determinación del trabajo intelectual por

la lógica del valor irá proporcionalmente in crescendo COn la dependen

cia del capital y del proceso de producción de laciencia y latecnología.

Por ello, en las dos últimas décadas, las políticas públicas han comen

zado a reconocer el papel motor del conocimiento científico en el de

sarrollo económico Conelconsiguiente aumento de la inversión públi

ca, resultando por ejemplo que el gasto en I+D en Europa entre 1998

y 1999 ha sido de casiel 40%, y la tendencia en los últimos cinco añoscontinúa al alza.

Pero ladimensión económica de laformación y elconocimiento no

es nueva. A partir especialmente de la década de los setenta, cuando co

mo hemos visto surgen las primeras políticas de comunicación y edu

cación, tres historias conexas, explica el profesor Coriat, convergenpara convertir la electrónica en eje articulador de la producción pos

fordista: la disciplina y organización del trabajo; en segundo lugar, lasestrategias de valorización de los capitales; y, finalmente, el desarrollo

científico-técnico. Ello exigirá una vigorosa y activa política de inver

sión en recursos humanos superiores (investigación, educación conti

nua, formación tecnológica.. .) en respuesta al nuevo modelo de traba

jo product ivo. La idea de que, sin una capaci tación adecuada de la

mano de obra, el sistema productivo tiene pocas posibilidades de hacer

frente a la competencia internacional, encontrará por ello como corre

lato complementario los conceptos-panacea de calidad total y globali

zación para explicar los retos educativos del nuevo contexto.

En la medida que la productividad económica cambia radicalmente

en su forma y contenido, en elorigen, las exigenciasde competitividadindustrial apuntarán la necesidad de una nueva política de recursos

humanos. «Al penetrar este vector informacional en laproducción ma

terial ha convertido la producción en masa en especialización flexible,donde la configuración del producto y la producción asistida por or

denador antes que adaptarse al consumo masivo se dedican a segmentar

y adecuar su oferta a nichos muy específicos de demanda personaliza

da [...] El neofordismo o posfordismo intenta introducir -y a sea en la

gran fábrica, robotizada y modularizada ahora, ya sea en redes de pe-

58

queñas empresas coordinadas en distritos industriales-:-la s';lficienteflexibilidad para satisfacer las demandas de mercados mas articulados, sin

perder niveles de productividad Iordista» (Alonso, 1992: .128). Lo queconsecuentemente proyectará un nuevo modelo de trabajador, nuevas

competencias cognitivas:

La distribución y la organización de las tareas en trabajos directos e indi-

rectos, su asociación o disociación enperfiles de puestos, así como los m.o-

dos de coordinación entre entidades, se convierten enla condición de exts

tencia y de posibilidad de las economías de gama y de variedad, de laseconomías de organización o incluso de las economías de aprendizaje y de

experiencia (Coriat, 1993: 178).

En otras palabras, asistimos, como en su momento describiera Grams

ci en su análisis de la «revolución fordista americana», a Unproceso de

metamorfosis y disciplinamiento del trabajo, cuyas condiciones y re

gulación hoy secentran en elcampo comunicológico y en elfactor sub

jetivo. La centralidad de esta dimensión subjetiva responde: en realidad,

a la subsunción social de lavida en su conjunto por el capital. El hom

bre mismo, dirá Marx, pasa a ser el capital fijo más valioso del proceso

de producción, y su actividad creativa la base y posibilidad misma dedesarrollo y sostenibilidad del capitalismo. En la llamada por Gramsci

«revolución americana», el filósofo italiano observa la organización

científica del trabajo como un sistema de transformación autoritariadel

proceso de producción que altera significativamente la relación exis

tente entre las condiciones domésticas y la lógica del mercado para la

reconstitución de la fuerza de trabajo y, en suma, del proceso de valo

rización capitalista mediante el control físico y social. Hoy, en cambio,la noción de desarrollo sostenible y la producción flexible e informada

presupone un modelo constituyente de regulación social «democráti

co» y cooperante. Esto es, la reconstitución posfordista del trabajo se

traduce en elestímulo de laproductividad humana por medio de la cooperación y los programas de informacióny comunicación interna, que

adaptan y actualizan la cultura corporativa de la empresa en VIrtudde

las demandas aleatorias del mercado, altiempo que seamplía la explo

tación intensiva de la comunicación y las formas culturales acelerando

los procesos de intercambio simbólico, colonizando los mundos de la

vida y de relación social, y promoviendo la cooperación y redes de in

teracción y conocimiento compartidas, primero a nivel del consumo, y

en segundo término desde el punto de vista de laproducción.

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La progresiva integración global y laconvergencia de las nuevas tec

nologías de la información y el conjunto de las actividades sociales en

torno a los modos de valor izac ión capita li sta en el campo de la co

municación y la cultura han favorecido en las dos últimas décadas una

ampliación significativa de los espacios de reproducción económica

mediante el desarrollo de nuevas formas de industrialización y comer

cialización del trabajo creativo, y de la esfera simbólica en general, que,

como consecuencia, han transformado la lógica de reproducción,

modificando las condiciones materiales de socialización y expresión

~ u l t u r a l . La conciencia de este papel jugado por la información y laindustria de la cultura ha llevado a la teoría económica a un replantea

miento de su objeto de estudio, desplazando la concepción neoclásica

po r una perspectiva informacional de los procesos de producción e in

t ~ r c a m b i o en virtud básicamente de la constatación de la elevada capa

cidad de producción de plusvalía en la acumulación intensiva de capi

tal del sector comunicativo. La constatación de la preponderancia de

los bienes y servicios de información y conocimiento en la economía

capitalista reformula la idea avanzada por Marx sobre elpapel indirec

to jugado por el saber abstracto en el incremento de laproductividad,

al demostrarse que el «intelecto general», lo inmaterial de la informa

ción y el conocimiento, es hoy una fuerza directamente incisiva en laproductividad y desarrollo del Capitalismo Cognitivo. La creación, el

tratamiento y la transmisión de información son pues hoy fuentes es

tratégicas de productividad y poder con la revolución digital . En los

términos de Marx, elconjunto de los conocimientos tiende hoya transformarse en una «potencia productiva inmediata».

Tradicionalmente relegado al ámbito improductivo de la actividad

social general, el estudio de la economía del campo inmaterial de la in

formación y de lacultura cobra así en nuestro tiempo una función es

tratégica en relación con los procesos de desarrollo y crecimiento eco

nómico, así como en la actual configuración de lo que, vinculado al

proceso de globalización, algunos autores han convenido en denomi

nar «economía-mundo», una nueva etapa del modo de producción y

acumulación de capital a partir de las transformaciones iniciadas con la

Revolución Científico-Técnicay las políticas de Investigación y Desarrollo (I+D) en los años setenta del pasado siglo.

De acuerdo con Marx, en la medida que el capitalismo y la revolu

ción industrial se desarrollan la creación de riqueza efectiva depende

menos del tiempo de trabajo y cobra mayor importancia la influencia

del estado general de la ciencia y del progreso de la tecnología aplica-

60

da a la producción. Pero esta función directamente productiva es pro

blemática:

En el circuito productivo del capitalismo industrial, el trabajo generaconocimiento y el conocimiento, a su vez, genera valor.De este modo el ca

pital, paravalorizarse, no sólo debe subsumir-con arreglo a términos mar

xistas- eltrabajo vivo, sino también elconocimiento que generay que pone

en elcircuito.Ahí residen precisamente las dificultades de esta subsunción,

que impiden reducirdemanerasimple el ~ o ~ o c i m i e n t o . capitaly 9ue, por

consiguiente, dan sentido a la ideade capitalismo cogrunvo (MoulierBoutang, 2004: 100).

Frente a este obstáculo, las políticas neoliberales confían en el poder

demiúrgico de las tecnologías electrónicas como tabla de salvación:

La irrupciónde lastecnologías nuevases unade las causas centralesde la

crisis actual; sin embargo,su difusión en toda la economía y el desarrollo

de losnuevosproductos que favorecen, serán la salida[...] Seanunciaentonces el fin del sistema de producción en serie, y su cambio a otra orga

nización general de lafigura central y la clave de un sistemaque pone enpráctica principios nuevos de coordinación entre agentes, y en donde do-

minauna innovaciónfuerte y permanentede productos [...] De la empresa individual, de las condiciones de su valorización, a la organización in

dustrial de conjunto, es decir a la acumulación de capital considerado a

nivel social, nos enfrentamos con una cadena de transformación continua

(Coriat, 1993: 143).

En este contexto de transformaciones aceleradas como base de repro

ducción del capitalismo adquiere sentido elempeño de las políticas pú

blicas por garantizar la socialización de las nuevas tecnologías electró

rucas.

Decíamos en la introducción que el objeto principal de nuestro es

tudio es el análisis de las «lógicas sociales» de ampliación del modo de

producción capitalista, las formas de implantación transnacionales ! lamicropolítica de lacomunicación educativa, así como los agenclamlen

tos y lucha de clases que atraviesan los espacios de articulación con

vergencia del sector de la educación y laformación con los medios de

comunicación y las nuevas tecnologías especialmente, porque, en efec

to, el comienzo de todo es la producción. Debemos proceder a captar

la abstracción real del modo de producción capitalista, y su conforma

ción en cada contexto histórico, para entender la centralidad de laCo

municación Educativa y sus políticas públicas.

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Las tendencias !mperantes en laindustria de lacultura requieren, eneste sentido, trabajos de investigación que observen, dentro y fuera de

lasfronteras n.aclOnales, la vinculación entre Estado, mercado, corpo

r a ~ l O . n e s multimedia, procesos de concentración industrial, políticas

p ~ b ] ¡ c a s y desarrollo económico, a fin de generar un mayor conoci

miento sobre los escenarios globales que permita arrojar luz sobre las

nuevas formas, dispositivos e interplanos del poder político-ideológi

co en el campo de la educomunicación, para el diseño de alternativas

socialmente viables de control democrático de lainformación y del conocimiento mediante:

1. El análisis de la estructura de propiedad de los medios de informa

ción y las empresas productoras de tecnología y contenidos culturales.

2. El estudio de los procesos de producción y distribución cultural yde reproducción ideológica.

3. El análisis de las lógicas económico-financieras y su influencia en la

c?nformación y dinámica mercantil de la comunicación y la educaClono

4. El reconocimiento del impacto y estructura del consumo culturalen

relación con las formas de desigualdad material y simbólica.

Como marco teórico fundamental, el conocimiento que nos ofrece en

esta línea de e s t u d . i ~ s la Economía Polí tica de la Comunicación y la

Cultura puede clarificar no sólo lalógica y evolución de laindustria te

lemática en elcontexto de la construcción de la Sociedad Global de la

Información, sino además el propio objeto de estudio, la problemática

y las posibles respuestas que necesariamente deben ser alentadas in

terdisciplinariamente, en las Ciencias de la Comunicación la E c ~ n o -mía, la Política y las Ciencias de la Educación, en relación'con las ac

tuales r e f ? r m a ~ educativas y los procesos de convergencia del sector de

la comurucacron y los srsternas formales de enseñanza:

Laprincipalventajade un enfoqueabierto y dinámico como el de laEconomía.Política es que proporciona un marco teórico integrado, en el cuales posible engar.zar, . a ~ l mismo tiempo, tanto los diferentes niveles del pro-

ceso de cornumcacion de masas, como las dimensiones centrales de la

estructura social. Una Economía Política concebida de esta manera permi-

te; su vez, cuenta de las mutaciones del sistema de producción sim-

bohca de laSOCIedad, perode formaarticulada con lasdiferentes transfor-

62

maciones que se producen en otros sistemas, como el tecnológico, el eco-nómico, y el político, así como de la estructura de dominio que se estable-

ce en el sistema de los intercambios internacionales, en la que también están

presentes los medios de comunicación y los productos que difunden, y

donde, por otra parte, constituyen un mecanismo fundamental para elmantenimiento de las desigualdades estructurales (Murciano, 1995: 20).

La conexión entre los aspectos culturales y comunicativos, los tecnoló

gicos y económicos, y los político-informativos favorece una compren

sión global de lainterrelación existente entre los diferentes niveles de acción merced a una metodología de análisis estructural muy oportuna

para el campo de las transformaciones socioculturales que estamos ex

perimentando. La centralidad y el liderazgo de las industrias de la co

municación en la proyección de las autopistas y redes multimedia, así

como en los actuales usos socialesy educativos de los nuevos medios de

aprendizaje, justifican, en este sentido, tanto la fundamentación teórico

metodológica del estudio de los procesos de integración de la comuni

cación y la educación en la Economía Política de la Comunicación y la

Cultura, como la definición del objeto de estudio y tratamiento de las

políticas públicas en este campo a partir de las «lógicas sociales»que ri

gen los procesos de expansión y desarrollo internacional de las industrias culturales y de otros agentes económicos.

Ahora bien, si la principal aportación del método materialista his

tórico esla construcción del conocimiento y lateoría social desde larea

lidad concreta, elmodo de concebir e interpretar elmundo debe adap

tarse a su configuración cambiando en cada momento histórico. Cada

realidad necesita su teoría, pues conforme la historia avanza y la reali

dad social cambia, nuestro conocimiento del mundo no puede perma

necer inalterable. El método y la sustancia, laforma y el contenido del

conocimiento, deben guardar correspondencia. Hoy, por ello, la Eco

nomía Política de la Comunicación debe replantear sus fundamentos

para comprender en su totalidad la hegemonía de laproducción inmaterial que, cualitativamente, está transformarndo la economía, las for

mas de vida y,desde luego, la propia comunicación y la cultura. Con-

cebida como Economía Política del Conocimiento, esta disciplina debe

pensar la relación entre trabajo y valor a partir del reconocimiento del

carácter común y colectivo de toda produccióninmaterial. Más aún, «el

trabajo y el valor se han hecho biopolíticos, en el sentido de que vivir

y producir tienden a hacerse indistinguibles. En tanto que lavida tien

de a quedar completamente absorbida por actos de producción y re-

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producción, lavida social mismase convierte en una máquina produc

tiva» (Negri y Hardt, 2004: 179). La constatación de esta idea exige, endefinitiva, una reformulación de nuestra perspectiva de estudio. Po rotra parte, es preciso reconstruir una Economía Política de la Comu

nicación Educativacapaz de explicar de manerasatisfactoria: «I. Las relaciones entre la comunicación social y las formas de distribución de lariqueza y el poder en lasociedad; 2.Cómo se estructuran y reproducen

las relaciones de legitimación social, es decir, las formas de dominio y

desigua ldad y cuál es el papel de la comunicación social; 3. Cuáles sonlas consecuencias socioculturales del intercambio de comunicación enun sistema económico y cultural mundial» (Murciano, 1995: 21).

Desde hace más de dos décadas, las políticas públicas de integracióneconómica regional constituyen un problema de conocimiento apenastratado por los estudiosos del campo de la Comunicación Educativa,menos aún desde una visión sociocrítica y/o económico-política.Si b ien en la era de las redes globales las pol ít icas de comunicación

y cultura tienen una función estratégica en relación con el proceso dedesarrollo social, el estudio de las políticas culturales, así como el análisis de las lógicas de la economía política de la comunicación y la educación, no ha sido prácticamente explorado al tratar el proceso de construcción de la Sociedad Global de la Información o los problemas

teóricos centrales que derivan del estudio de la Comunicación Educa

t iva en el actual contexto histórico. Y ello pese a dominar en las políticas públicas en esta mater ia una clara orientación econornicista que

tiende a asignar a las tecnologías multimedia una función específica derentabilidad y modernización productiva en el ámbito educativo, entérminos de coste/beneficio. En consecuencia, parecería lógico pensar

lapertinencia de un análisis de los procesos de información y aprendizaje que tome como referente tal dimensión económica.La aplicación intensiva de las nuevas tecnologías de aprendizaje en

el reforzamiento de las pol ít icas de competi tividad y modernización

industrial mediante lacualificación de los recursos humanos, en elmarco de las transformaciones aceleradas del mercado de trabajo, siempreha procurado sin embargo ignorar, más o menos conscientemente, lasimplicaciones y el trasfondo económico-político de este proceso, desplazando el núcleo de las preocupaciones en torno a las lógicas de producción y control social, a nivel macro, po r un enfoque didáctico, metodológico y microsocial sobre las tecnologías de la información, losprocesos educomunicativos y las metodologías de integración de los dispositivos mediáticos y las dinámicas de formación; mientras que las

64

políticas culturales y la propia Com':lllicación E d u c a t i v ~ c o ~ t r i b u y e n ,como práctica teórica, a realizar, a nivel micro, la v a l o n ~ a c l O n delpital, a través de los usos educativos de los bienes y eqUipos telernáticos de la industria electrónica y la definición de las «funciones» SOCIO-

pedagógicas de los nuevos medios de producción y pr?cesamiento deinformación, asumiendo como propia y natural la opacidad de las relaciones capital/trabajo en las que t iene lugar el proceso de «acomodamiento» de los nuevos sistemas de socialización del saber social acu

mulado.Éste, como hemos dicho, es el e lemento central de la actua l reestructuración productiva. El plusvalor se produce hoy mucho más a partir de la extracción de las energías mentales de los trabajadores que apartir de sus energías físicas. Un proceso generalizado de intelectualiz ación de la produccion y del consumo incide sobre las c a p a ~ l d a d e scognitivas de los hombres y mujeres, formando u.nexte,ndldo «intelecto general» que caracteriza, según Marx, una S l t u ~ C I ~ l l l en la ladominación capitalista se muestra anacrónica, al exisnr la posibilidadconcreta de su superación, en función de dos lógicas intrínsecas al capitalismo tardío: lavirtualización de los espaci?s sociales y los mund?s

de la v ida y la extensión de la lógica b iopol ít ic a a partir del bllloml.ociencia-tecnología, lo que directa o indirectamente convierte al domi

nio del conocimiento o, en un sentido amplio, a los sistemas de pro

ducción y conformación de sentido, en dispositi:vos estratégicos.control y cambio social. Seproduce en esta nueva lógica de producciónla denominada por Paolo Virno «ambivalencia del desencanto», «unaabstracción real, un espacio público de cooperación,una intelectualidadde masas depositaria de saberes no separables del conjunto de los sUJetos vivos. En este espacio, político en un sentido, fuerte, lapresencia delotro es a la vez instrumento y objeto del trabajo. La actividad sin obra,que reposa sobre el general intellect, entendido ~ o m o aptitudes generales del espíritu -facultad de lenguaje, disposición al aprendizaje, capa

cidad de abstracción y de puesta en relación, acceso a la aurorreflexión-,deviene una acción en concierto» (Moulier Boutang, 2004: 34).Al hablar de la comunicación, la producción inmaterial y el conoci

miento no podemos eludir las contradicciones Capital/Trabajo y, másespecíficamente, las contradicciones cualitativas e x i s t e ~ ~ e s entre lasfuerzas productivas (energía) y las relaciones de p ~ o d u . c , c l O n ( ~ n f o r m a -ción) que definen los modernos sistemas de orgarnzacion SOCial. Éstassobredeterminan las complejas formas de interacción entre la ciencia yla técnica aplicadas a la producción y el paro estructural, entre el crecí-

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miento económico y los desequilibrios territoriales y sectoriales, entre

e!nivel de vida y lacalidad de la misma, entre la internacionalización y

concentración de los poderes económicos y los Estados nacionales,

y po r últ imo y no po r ello menos importante, entre los derechos hu -

manos y la realidad sociopolítica y cultural a uno y otro lado de! cen

tro y la periferia de! sistema global. De ahí lanecesidad de su estudio y

análisis crítico, pero sobre todo de su transformación política.

Visto el carácter depredador de! mercado y los desequilibrios que

provocan las políticas comunicativas de corte l iberal, no es de reciboseguir dejando abandonado e!sector al gobierno de los intereses priva

dos, cada vez más agresivos, pues está en juego e!pluralismo político y

social, incompatible co n los existentes oligopolios informativos que

pervierten la naturaleza de! servicio público esencial a la comunicación

y la educación. Po r tanto, e!Estado debe utilizar cuantas competencias

le so n legalmente atribuidas para planificar políticas nacionales de edu

comunicación coherentes e integrales desde e! punto de vista de! servi

cio a la humanidad y al desarrollo social. En este empeño, los análisis

de la Economía Política de la Comunicación y la Educación so n fun

damentales, al apuntar tendencias, lógicas sociales y contradicciones es

tratégicas en e!desarrollo de las industrias de la comunicación y e!co

nocimiento. El estudio de los vínculos estructurales entre sistema

educativo y desarrollo económico es, más qu e un reto científico, una

prioridad práctica. Pues sólo a partir de un análisis económico-políti

co de los proyectos de construcción de la SG1, y de las implicaciones

socioeducativas, es posible conocer los límites y alternativas culturales

en la sociedad cognitiva.

De la capacidad de mapeo y descr ipción de las car tograf ías y me

diaciones de la industria cultural en las nuevas modalidades de ense

ñanza dependerá, sin duda alguna, e! proyecto de universalización de -

mocrática de! saber y del conocimiento y la aspiración emancipadora

de las fuerzas de progreso en su apuesta po r la construcción de una So

ciedad Global de la Información inspirada en la utopía de! espíritu MeBride: un solo mundo, voces múltiples.

66

11

Políticas educativas y Sociedadde la Información

En un país civilizado sólose pueden conseguir resultados políticos

con una enseñanza firme y concreta;

sin ella, en efecto, no se ha logrado hasta ahoramás que ruido, una excitación nefasta y a veces

la ruina de lacausa que se trataba de defender.

K.MARX

La libertad está en la instrucción;

la igualdad está en la instrucción;

la fraternidad está en la instrucción.

A. BLANQUI

«La comunidad internacional se ha condenado a ver e! árbol y a igno

rar el bosque, a prescribir paliativos allí donde se impone una i n ~ e r -vención quirúrgica. Al

n e ~ a r s ea remontar hasta

l a ~ , f u e n . t e sde la

m ~ s : -ria, está co rri endo e! peligro de reduc ir la noci on de ~ o o p e r a c l O ninternacional a la de una ayuda que se par ece cada vez mas a una hu -

millante caridad. Po r c ie rto que, cuando e! mal ha llegado a las pro-

porciones qu e ho y tiene, se requieren socorros urgentes, p er o c on la

condición de qu e no sean sólo una mera excusa y f o r ~ e n parte de un

esfuerzo global encaminado a que finalmente e! asistido'pueda p ~ e s -eindir de la ayuda. Ahora bien, la cooperación, como ha SIdopractica

da la mayor parte de las veces, ha tenido po r resultado acrecentar la de-

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pendencia de muchos países de! Tercer Mundo en lugar de for talecer

sus capacidades autónomas de desarrollo. Aun cuando algunos han al

canzado aquí o allá una victoria, varios se encontraron, l lcgado e! ba

lance, debilitados, e incluso más débiles, desde ciertos puntos de vista»

(M'Bow, 1980). La cita de! discurso pronunciado ante e!undécimo pe

ríodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Nacio

nes Unidas po r e! ex director general de la Unesco Amadou-Mahtar

M'Bow, es, cuando menos, representativa hasta la fecha de un debate

pendiente de materializarse en acciones políticas concretas. En ciertomodo, muchas de las ideas contenidas en su discurso son de plena vi

genera. El problema de! conocimiento y la t ransmisión cul tural de las

s ~ c i e d a d e s ' ; I0dernas viene siendo e! mismo que se planteó hace tres

decadas y aun antes en los años sesenta, en torno al problema de la es

cuela paralela. Hoy, en cambio, el objeto de las Polít icas de Comuni

cación y Educación se ha susti tu ido por e! concepto-fctiche de Socie

dad de la Información. No se trata sólo de un mero desplazamiento

c?ncepmal smo,. más allá aún, de un viraje ideológicoen la polít ica y e!SIstema internacional:

En concreto: laONU y laUIT [Unión Internacional de Telecomunicaciones] de ayer, de cuyos claustros salieron pOtejemplo la Declaraciónsobre

un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI, en 1974); o el Informe

M ~ t l a n d : El Eslabón Faltante (1985), ya no existen,y sobre su menguantecarácter mtergubernamental todas las dudas son lícitas(Pasquali, 2003).

E ~ t a rcorientación se produce además en un proceso de desmantela

mrento y bloqueo de la ONU, reemplazada en sus deliberaciones re

presentativas de la Asamblea General po r organismos internacionales

como la OMC, el G8, la OCDE o e! propio FMI. La crisis de! multi

la:eral Ismo y de las propias Naciones Unidas amenaza la posibilidad

misma de la cooperación internacional al desarrollo y el compromiso

solidario Con v ~ l o r e s desuso que inspiraron en su origen las primeras propuestas internacionales de políticas públicas en comunicación y

cultura po r la predominancia de los grandes intereses económicos e in

dustriales. La propia UI T cuenta ahora con un Consejo Consultivo de

más de, e.mpresasprivadas que juegan un activo pape! de presión enlas políticas internacionales.

Objeto de negocio de las corporaciones multimedia, de las grandes

empresas de información y comunicación, la idea de SI representa un

nuevo proyecto educativo y de modernización basado en e! imperio de

68

la técnica y de los intereses comerciales que hoy privatizan los j>roce

sos de socialización de! conocimiento. La escuela paralela, e! sistema

informativo, ya no se limita a convivir en t : n s i ó ~ y c o m p e t e n ~ i a con

un modelo público de educación que sólo I l u s o r ~ ~ m e n t e m a n t I e n ~ e!monopolio de! saber. Sociedad de la,Informac.lOn exige hoy la

plantación de estrategias de c o m u m c a c ~ o n educativa capaces de mo.vllizar e! conocimiento. El problema radica en que e! sistema educativo

se muestra incapacitado paraforjar un proyecto de ~ e d i ~ c i ó n que p r ~ -mueva una nueva cultura tecnológica desde una racionalidad democratica e igualitaria. Pues carece, como ha señalado Bernar? ~ i e g e , de unmovimiento social externo que apoye una transformación institucional

de tal envergadura:

La formulación de este proyecto es tanto más compleja cuanto que no se

puede proceder a la misma independientemente de la movilización de los

docentes y formadores (y, por tanto, de criterios de o r d ~ n estratégico) y de

que las normas de usos de los materialesy de los proP.lOS programas seanampliamente fijados por los fabncantes y editores (Mlege, 1992: 76).

Lo macro y lo micro se articulan aquí dialécticamente en la definición

de un conflicto que, lejos de toda tentación dualista o de interpretaciones poco fructíferas, vincula en torno a las lógicas sociales de la comu

nicación internacional las dinámicas e intereses de las industrias de la

cultura con los obstáculos locales a una renovación pedagógica que en

frentan los poderes públicos nacionalesen e!marco de! proceso de con

vergencia y globalización económica. .La revolución dig ital y el acceso a sis temas de t r a n s p o r t ~ y c o ~ u -

nicaciones más ágiles han permitido al capital un redlmenslOna';llen:

to a escalaplanetaria de los mercados y economías nacionales, mas alla

de las limitaciones fronterizas que establecía tradicionalmente e! SIS-

tema nación-Estado, originando numerosos conflictos y contradiccio

nes culturales. La incidencia y desarrollo de nuevos sistemas de información y comunicación en el sector educativo po : la convergencia. de

la informática las telecomunicaciones y el audiOVIsual no han suscita

do, sin e m b a r ~ o , en nuestro ámbito académico, el interés científico que

cabría esperar, a la luz de las transformaciones culturales que se o b s ~ r -van enel nuevo escenario mediático. Según apuntábamos en nuestra In -troducción, pese a jugar un rol determinante las tendencias de inte

gracióny globalización económica, laComunicación ~ d u c a ~ ' . " a es hoyun campo estratégico apenas explorado en su dimensión política, Omi-

69

sión ésta más que ~ i g n i f i c ~ t i ~ a en un momento en el que, paradójica

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mente, las I n s t l ~ u c l O n e s públicas y la mayoría de los agentes sociales

coinciden en a f m r ~ ~ r su compr?miso y completa disposición a Coope

rar la construcción de la Sociedad Global del Conocimiento, de una

sociedad de información democrática, diversa y accesible para todos,

que haga factible el mito de la «transparencia social» imaginada por elposmvrsmo (Sierra, 1999: 31-75).

El d i s c ~ r s o dominante sobre la SI ha proclamado así elderecho de

acceso, el Ideal de la democratización del conocimiento a través de In

ternet y elprincipio de diversidad y pluralismo informativo de las nue

vas plataformas digitales, eludiendo por principio la discusión y el de

bate políticos sobre los programas que se proyectan en el horizonte de

llamada Sociedad Cognitiva, con la notoria indiferencia de la mayo

na de los estudiosos de la Comunicación Educativa, preocupados -en

una f o r ~ ~ v ~ r g o n z a n t e : de.«miopía intelectual»- por los usos, Contextos y didácticas de aplIcaCión de los nuevos sistemas informativos en

los <:entros de e n s e ñ a n ~ a y la educación no reglada, sin otro afán que

gesnonar elproyecto cibercapitalisra de calidad total en la enseñanza y

la cultura unidimensional ?e1 nuevo sujeto posfordista, dominantes en

e!nuevo p e n s a m w ~ l t o social que hoy :oloniza el trabajo de los profe

sionales de: la ensenanza y de los trabajadores intelectuales, en general.Al analizarno obstante las condiciones y desarrollo de las industrias

la c o m u ? l ~ a c i ó n , así como las transformaciones del sistema educa

tivo a p r o p o s l : ~ del p ~ o y ~ e t . o de convergencia económica regional, evaluando políticas e inICiativasde los poderes públicos nacionales y de

los o r g a m ~ m . o s InternaCIOnales, los Ideales pregonados po r los intelec

tuales orgamcos del nuevo -tecnocratismo pancomunicacional» así

como las « b ~ e n a s intenciones constructivistas» de los e d u c o m u ~ i c a dores y estudiosos de la comunicación y la educación en su aislamien

to e c o n ó ~ . i c o - p o l í t i c o ? e las lógicas sociales que g U í a ~ todas y cada una

sus irucranvas e ~ p ~ n m e n t a l e s de innovación en elcampo de la ense

nanza yel

aprendizaje, revelan significativas contradicciones e inconsistcncias persistentes.

Como trata.remos de demostrar, la política de apoyo y financiación

del uso educativo de los nuevos medios electrónicos es, en este punto,

perf?ctamen:e coherente Con las necesidades y condiciones de valori

z a c l O ~ de la industria cultural, urgida en elproceso de construcción de

la s?cledad global de la información de iniciativas públicas que hagan

posible la ~ m p l i a c i ó n de los mercados de consumo, de los que hoy forma parte, inevitablemente, la educación.

70

En el marco de la llamada Sociedad de la Información urge por ello

una reflexión crítica sobre las decisiones y políticas públicas que se es

tán adoptando en materia de Comunicación y Educación, a fin de en

tender el proyecto estratégico de la Sociedad Cognitiva y sus derivas y

consecuencias sociales desde el punto de vista del impacto y resultados

de las políticas públicas que configuran hoy el campo cultural. Convie

ne para ello, en este punto, conocer las lógicas políticas que las institu

ciones globales definen estratégicamente subordinando las políticas

educativas nacionales y de comunicación mediante la definición de nuevas jerarquías, de formas de poder y control innovadoras que hoy mar

can eldesarrollo de la Sociedad de la Información y del Conocimiento

agudizando las contradicciones y conflictos emergentes del campo cul

tural. Los Estados nacionales, por supuesto, siguen desempeñando un

papel crucial en la determinación de cómo ordenar el sistema educati

vo y reorientar sus funciones productivas modernizando sus estructu

ras con las redes telemáticas, pero sus políticas están orientadas cada vez

más no hacia los intereses nacionales, sino más bien hacia la estructura

del poder global, transformados en espacios de reorganización funcio

nal del nuevo mapa de producción y organización del capitalismo.

Como proceso contradictorio y paradójico atravesado de desigual

dades y desequilibrios múltiples, la globalización es, en este escenano,

el horizonte cognitivo del nuevo modelo emergente de mediación que

debemos pensar antes de formular y descr ib ir las polí ticas públicas

concretas en materia de comunicación y educación.

Desde esta perspectiva, tales políticas vienen predeterminadas por

los discursos y documentos oficiales que, internacionalmente, sostie

nen y propagan organismos como la Unesco (Organización de las Na

ciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cul tura), la OCDE

(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el

BM (Banco Mundial) o elBID (Banco Interamericano de Desarrollo),

traduciendo a escala local la filosofía de la convergencia tecnológica en

el sistema educativo. La labor de estos organismos internacionales através de diagnósticos y sugerencias basados en trabajos de investiga

ción acerca de la situación educativa de algunos países, así como los lineamientos adecuados de la educación del futuro y las nuevas tenden

cias para la certificación y estandarización internacional de profesiones

y oficios, viene marcando la agenda de gobiernos y organismos supra

nacionales como la Comisión Europea. Y ha logrado revrvir el espejis

mo de que las innovaciones tecnológicas dan cumplida respuesta a los

múltiples rezagos y necesidades que el sector educativo experimenta en

71

los países menos desar:ollados mientras, contradictoriamente, y como proveedor monopolista de la educación, traspasando a manos de insti-

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consecuenCIa de la crisis e c o n ó m i c a ~ u e experimentan los sistemas pú-

blicos y:1 propIO Estado, la reducción de los presupuestos destinadosa la ensenanza ha sido referencia re.currente en las políticaspúblicas de-

f e n d I d ~ s po r estos organismos obligando a las instituciones educativasa m o d I f I ~ a r s u ~ t a : ' C l a l m e n t e sus criterios, prioridades y formas de or-

g a m z a c ~ o n al Iímite casi de la privatización. De hecho, en algunos paí-ses el numero de inStitucIOnes de educación privada comienza a supe-rar al sistema público.

En s.u análisis prospectivo, la OCDE identifica a este respecto seisescenanos de futuro:

1. La desintegración. El rápido cambio que experimenta la sociedadglobal llevará a las escuelas a un paulatino proceso de desintegracióncon currículos flexibles y personal docente mal remunerado2. Retraimiento privado. El proceso de concentración p e r m i ~ i r á un

SIstema educativo dual en el que los sectores pudientes financiaráncurrículos privados y servicios de profesionales de la educación queejerzan en calidad de preceptores.3. La mercantilización. El proceso de concentración económica limita

el ámbito de.actuación.del Estado, que cede el control de la gestiónde los serVICIOS educatIVos al sector privado, con unas institucioneseducativas que compiten más entre sí obligadas a innovar.4. La ¡era.rquización. El sistema educativo se estructura como un sis-

t ~ m a piramidal concurrículos r ígidos y densos y el modelo tradi-cional de escuela bajo control monopolÍstico del Estado.5. El modelo comunitarista. La descentralización del sistema educati-

vo favorece la construcción de contenidos de aprendizaje centradose? el contexto y apoyados por grupos sociales según currículos fle-XIbles y creativos definidos po r los actores locales.6. El desarrollo reticular. Al igual que el mode lo comuni tar ist a se

c o n s t ~ y e n c?munidades de aprendizaje que compiten entre sí, 'pe-ro almismo tiempo desarrollan diversas formas de cooperación e in-tercambio articulando redes locales y globales de enseñanzay apren-dizaje (OCDE, 2001).

La evolución, en los últimos años, del sistema educativo se orienta endirección a modelo de educación mercantilista, privatizado y públi-camente desintegrado, En la mayoría de países, se observa un cambiode perspectiva que tiende a desplazar paulatinamente al Estado como

72

tuciones privadas de orden diverso como las universidades privadas yotras de nuevo cuño, como las corporaciones multimedia y las entida-des mixtas sostenidas por los usuarios, las principales competencias deformación especializada, que por supuesto son costeadas po r quienesacceden a estos servicios educativos. El concepto mismo de servicio pú-

blico sufre hoy un desplazamiento hasta el punto de que ahora se po-

ne en tela de juicio el derecho universal a la educación.A partir de estos antecedentes generales, elpropósito del presente ca-

pítulo esanalizar los cambios que está experimentando la agenda públi-caen materia de educación (sobre todo laeducación superior) en elcon-

texto de laSociedad Global de la Información, para tratar de definir losprincipales problemas que se derivan de los cambios experimentadospor lamodernización tecnológica, enunciando los principales escenariosde futuro y los principios básicos de laSociedad del Conocimiento.

Partimos de la premisa de que estamos ante polít icas públicas na-cionales cuyo origen, como ya se mencionó, es originada en los dis-cursos y documentos producidos por diversos organismos internacio-nales, en par ti cu la r la Unesca y la OCDE. Por ello, nos referiremoscon insistencia a las aportaciones de ambas organizaciones al tratar de

ejemplificar la incorporación de la vis ión hegemónica de la SI en elmarco de los Estados nacionales, identificando las formas materiales deorganización y transformación económica del sistema educativo segúnlas exigencias modernizadoras del sistema tecnológico de informacióny conocimiento del capital global.

1. Laagenda política de la sociedad-red

La revolución multimedia y la convergencia económica de la industriadel cine, la radiodifusión y la industr ia de programas con las teleco-

municaciones, las empresas editoriales y las industrias de tecnologíadealta definición inauguran un complejo escenario de interacciones y ori-ginales vínculos entre sistemas tecnológicos, procesos industriales y re-alidad cultural que, a lavez que favorece laconcentración y estrategiasde alianzas entre operadores de televisión, propietarios de derechos au-diovisuales y fabricantes de equipos, contribuye a una concatenaciónde productos, medios, géneros y usos sociales de consecuencias impre-vistas para el sector. Hace varias décadas elInforme Nora y Mine (1980)manifestaba la necesidad de una política nacional para el desarrollo de

73

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las nuevas tecnologías de la información, ante el preocupante fenómeno de! oligopolio informático dominado po r las empresas transnacionales. «La informatización de la sociedad» expresaba entonces la in

c e r t i d u ~ b r e pol ít ic a de una cul tu ra liberal somet ida a los riesgos yoportumdades de la nueva economía tardocapitalista totalmente com

p ~ t e r i z a d a , y,en la ,;"isma medida, vulnerable. Hoy parece haberse perdido toda conciencia o preocupación ante los cambios y contradictonas mudanza s en el unive rso de la comun icac ión y los s is temas de

ciencia-tecnología, mientras asistimos a nuevos regímenes de soberanía, a la reformulación de las tradicionales funciones estructurales deactores e instituciones culturales fundamentales en la socialización cultural en virtud de una lógica de la gobernabilidad basada en la economía de redes que exp lo ta el conocimiento en la nueva soc iedad deapr:ndizaje alimentando los procesos de innovación y organizaciónsocial, Estas transformaciones globales operan en larelación entre economía y desarrollo social y se manifiestan de forma más radical y evidente e.n las formas de organización de la empresa, que hoy se traspasan al s l s ~ e m a educativomediando, almismo tiempo, elespaciopúblicoy las políticas gubernamentales en materia de comunicación y cultura.

La agendade ladenominada por Castells sociedad-red asume, en esta l.ínea, como vectores estratégicos, cuatro condiciones básicas priori-

tartas:

1. La desregulación. De acuerdo con el profesor OthonJambeiro tresdinámicas interrelacionadas estimulan la desregulación comperinvey definen actualmente el modelo de desarrollo de laSGI: 1. La formación de conglomerados de empresas, vinculadas a escala internacional hasta por pequeños negocios de carácter local; 2. La globalización del mercado de la producción intelectual según la cultura deconsumo t r a n s ~ a c i o n a l ; y 3. .La privatización, caracterizada por e!pr.edommlO de intereses particulares en detrimento del interés pú-

blico en e!campo de la comunicación y la cultura (jambeiro, Bolaño Brittos, 2004: 73). Esteproceso tiene lugar con la retirada pro-gresIva del Estado, en beneficio del interés privado, y una crecienteinstrumentalización de las acciones públicas contraria a la democratización de lacomunicación y de los bienes y servicios culturales, engeneral. este marco, las políticas nacionales deben tratar de aplicar y definir programas de acción para e!desarrollo de sistemas formales y no formales de educación que procuren la adaptación delpaís a los retos de la economía digital.

74

2. La desintermediación. La desarticulación del Estado m.oderno P? r

poderes supraestatales tiene como p r i m e ~ a c o n s e c u e n C l ~ un vactamiento del espacio público. El desplazamIento de lo político . ~ o r laeconomía del conocimiento, con la emergencia en la educaclOn delos grandes agentes económicos y e!capital financiero, ha l??rado

subordinar la autonomía educativa a las formas de valorizacióncapital con la progresiva pérdida de i m p o r t a ~ c i a de la m e d l a c ~ o npolítica cultural. Al m l s m ~ tiempo que, paradoJlcamente, «la t e o ~ ' -cadesintermediación predicada de las nuevas redes, con la relaclO,ndirecta creador-usuario como virtud extrema, queda cada vez mascuestionada. Porque esas potencialidades ciertas s: enfre,ntan en mu-

chos casos al surgimiento de nuevos intermediarios, mas potentes einsidiosos a veces que las anteriores: desde los grandes portales obuscadores integrados de Internet, que orientan Y. dirigen a m l l l ~ -nes de consumidores, a los mayores grupos mediáticos con multimillonarias inversiones en marketing para reforzar su poder debranding, o a los operadores de los EPG. ( e l e c ~ r o n i c s program gUI-

de o gathering), que e jercen en la televisión d l g l ~ a l programa-

ción más constrictiva y eficaz que la programaclOn clásica» (Busta-

mante, 2004: 26).3. La desagregación. La revolución digital alt:ra las fodrnlaS die pro-

ducción de contenidos desagregando [nnciones tra iciona ~ e n t econcentradas de producción, registro y difusión de! c o n o C 1 ~ l I 1 e n t oen la enseñanza clásica. La desagregación reformula las funcIOnes yroles tradicionales de! docente e inaugura nuevas lógicas en la cadena de! valor que, segúnlos discursos más optimistas sobre laSI, con-tribuirán significativamente a una democratización c u l t u r ~ L El pro-blema eS que la política de financiación públ!ca de adqUlslclón deequipos y conexión a Internet puede contnbUlr a una estructura socialmente dual por asignar al mercado y al se.ctor p n v a d ~ .e!desarrollo de la SI en lugar de las políticas solidarias de-rnserclOn (te!ecentros, comunidades y redes de aprendizaje) de las NTIC, p o r . ~ omencionar la creciente concentración en el proceso de producción

de contenidos simbólicos que se está originando con la r e a c o ~ o d a -ción de actores y agentes económicos en el nuevo escenano detransformación tecnológica de! sector. .

4. La diferenciación. Por último, la definición de la S O ~ d ' e d a d d dell Co -

nocimiento aspira a diversificar la o f e ~ t a de . c o n t ~ m os e as mdustrias culturales. La ampliación y la d,verslÍJcaclOn de contenidos,géneros y formatos con destino al consumo son identificados como

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flictos y críticas de la Sociedad Civil Mundial que para l legar a otras

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parámetros indicativos del acceso y materialización de la Sociedad

de la Información que contribuyen, según la versión liberal, al de

s a r r o l ~ o de las redes y sistemas digitales, pero, fundamentalmente, al

pluralismo y la personalización al gusto del usuario de los servicios

avanzados de comunicación y, po r supuesto, de los itinerarios cu

r;lculares. La liberalización de las telecomunicaciones demuestra

sm.embargo? que la ampliación de la oferta, la diferenciación de ser:

VICIOS y la diversificación de agentes tienden a med io y largo plazo

a d e s ~ p a r e c e r , tras un período de proliferación de agentes y ofertas,para Imponerse la homogeneidad. De hecho, en elcaso concreto de

la educación, la tendencia esa estandarizar contenidos y perfiles for

mativos, S 1 ~ t e m a s tecnológic?s de t e ~ e f o r m a c i ó n y hasta actitudes y

coml'etenClas. docentes po r In;poslclon de los principales organis

mos internacionales y exigencras de los acuerdos comerciales lide

rados po r el capital global.

De acuerdo con Negri y Hardt, podemos distinguir tres tipos de acuer

dos entre las fuerzas lilobales del mercado de la comunicación y la cul

tura y los poderes publicas que afectan a las políticas educornunicati

vas hoy día:

1. Acuerdos privados y formas privadas de autoridad en el mercado

global son creados y gestionados por las propias corporaciones.

2. Mecanismos reguladores establecidos mediante acuerdos comercia

les.entre p ~ í s e s para el control del comercio y la producción a esca

la internacional,

3. Normas generales que operan a escala i n ~ e r n a c i o n a l o globa l y que

cuentan con el respaldo de instituciones mternacionales o suprana

cionales.

< ~ E l primer nivel el de la aut?rregulación de las interacciones capita

l I ~ t a s con el objetivo de garantizar el beneficio; el segundo implica mediaciones entre los Estados-nación que construyen consenso en el pla

no internacional; y d tercero es el proyecto constituyente de creación

de una nueva autoridad global» (Negri y Hardt, 2004: 208). La propia

Cumbre Mundial de la SOCIedad de la Información es indicativa de es

ta hegemonía absoluta del capital global. Que las empresas multinacio

nales del sector y, significativamente, que la UIT , y no la Unesco, ha

yan protagonizado .las dos sesiones y las reuniones prepara torias ,

pensadas, como advierte el profesor Pasquali, más para aliviar los con-

76

conclusiones distintas a las previstas por las grandes compañías trans

nacionales, confirman dicha hipótesis. Como resultado:

Lejos de constituir una real familia humana de información ~ b i e r t a ,mundo es hoy un archipiélago de sociedades asimétricamente informan

zadas: una velocidad para los ricos, otra para los pobres. El abaratamiento

de las tecnologías ha democratizado en algo la conectividad,pero empeorado los viejosdesequilibrios; el 20% pudiente de la humanidad ha acapa

rado, y con creces, el ochenta por ciento de las riquezas tecnológicas en in

focomunicación (Pasquali,2003).

Para acelerar el proceso de modernización tecnológica en la era digital

y superar tales brechas, los defensores de la SGI preconizan:

La competitividad en un mercado mundial abierto.La integración de sus estructuras en función de la sociedad iníor-

macional.El desarrollo de la creatividad y la identidad cuhurallocales.

El crecimiento económico y la creación de empleo.

En el ámbito educativo, la filosofía de esta política, concretada en los

objetivos de la Declaración de Barcelona (2001), es aprenderpara em-

prender, vinculando la universidad a la empresa para tratar en todo mo-

mento de:

1. Asegurar la aceptación. Para ampliar el mercado es necesario favo

recer la aceptación del uso del entorno multimedia, interactivo, en

tre la población en los procesos formativos. Esto es, convencer a la

ciudadanía de la necesidad de invertir en tales bienes y adaptarse a

sus usos.2. Favorecer la incorporación de los profesionales de laeducación eli-

minando los obstáculos y resistencias al cambio y asegurando acti

tudes positivas favorecedoras del uso de la tecnología educativa.

3. Financiar, con fondos públicos y privados, con participación de los

operadores de la red, la industria, los sectores comerciales y las ins

tituciones de educación pública, el proceso de modernización tec

nológica del sistema de enseñanza.4. Favorecer el l ibre acceso a la red. Usar el modelo de Internet, mul

tiplicando los usos pedagógicos en la escuela a bajo coste.

77

5. Reducir la brecha entre educación y formación, fortaleciendo los la En este sentido, la revolución digital y la convergencia entre telemáti

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z.o.s entre sistemas públicos y proveedores comerciales de formacron, .acomodando los mapas curriculares a las necesidades de la industna.

6. Establecer mecanismos de control de calidad.

7. Desarrollar contenidos y sistemas funcionales para el desarrolloeducativo,

Estas recomendaciones estratégicas de la Declaración de Barcelona son

c o ~ e r e n t e ~ COn una polít ica pública que trata de «tecnificar la educa

cion», o b l ~ ? «escolarizar la tecnología», en función de tres creencias olecturas rrnticas de la comunicación educativa:

a. La incorporación de las NTIC en la enseñanza redunda en la mejora de la calidad educativa.

b. La personalización de la enseñanza favorece el aprendizaje autóno-mo frente a la disciplina escolar.

c. La transparencia comunicativa (Huergo, 2000).

Como resultado, concluye Huergo, son tres obsesiones las que marcan

la agenda pública:

1. La clar.idad,y por ende, la seguridad y la certeza en un mundo global mcrerto y mutable.

2. La eficiencia, la productividad y la excelencia.3. y la velocidad.

Estas e ~ i g e . n c i a s , con la progresiva imbricación de la industria de tele

comun;caclOnes y la informática con el audiovisual, se han traducido

en los ~ ~ t l m o s años en una radical transformación del concepto de in

:ormaclOn, que pasa a ser l?ensado como mercancía y materia prima ob-

Jeto de dIferentes estrategias de valorización:

El model? de SIno puede Ser (en consecuencia) comprendidofuera de lafU?C1onahdad del cambio enge.ndrado por las necesidades de recomposi

C I O ~ del proces". de acu?,ulaclOn de capital y la mutación del patrón tecn o l ~ g l . c o (es decir, economlco y social) del mundo industrialacaecidos enlas u l t l m a ~ t r e ~ décadas. En estos procesos, la información aparece Como

unamatena prima y una mercancía fundamental (Becerra, 1999: 139).

78

ca y audiovisual constituye básicamente un proceso de:

Eliminación de las barreras entre sectores y laemergencia de nuevas

áreas de negocio.

Reconversión global de las redes y servicios de comunicación.

Creación de nuevas formas de comercialización.

La contradictoria definición de este orden queda en evidencia cuando

observamos que la comunicación global, hoy por hoy, es una topo-

grafía asimétrica de relaciones políticas, económicas y culturales. La

creciente concentración en conglomerados financieros, industriales y

mediáticos, la expansión de economías de escala en mercados desre

guiados y la privatización de las telecomunicaciones convierten por

ejemplo la teleeducación en un proceso de vaciamiento del interés pú-

blico en los Estados nacionales. «Las nuevas tecnologías y el favora

ble entorno pol ít ico de los años recientes han proporcionado a las

compañías multinacionales la capacidad de redistribuir la división

global de la fuerza de trabajo por medio de las asignaciones de inver

sión directa en el extranjero» (Herman y McChesney, 1999: 57). El

desarrollo de las teleconferencias, de la enseñanza a distancia y las telecomunicaciones en general constituye en esta línea un objeto privi

legiado de promoción del marketing corporativo, divulgado por la

nueva teoría de difusión de las innovaciones, con elentusiasta apoyo

de la UIT, el Banco Mundial , la OMC, la OCDE, la propia Unesco y

otros organismos internacionales, abanderados del nuevo futuro tec

nológico en la Sociedad de la Información, que desde hace años vie

nen pregonando como principios básicos:

1.0) Que las telecomunicaciones benefician a la sociedad y la econo

mía.

2.0) Que las nuevas tecnologías mejoran la relación costes/beneficiosen el conjunto de la producción social.

3.°) Que el desarrollo de los nuevos medios permite una distribución

y acceso igualitario a la información y al conocimiento, con el

consiguiente reparto equilibrado de los beneficios económicos y

culturales.4.°) Que la aplicación de las nuevas tecnologías es un factor determi

nante que facilita el cambio social y el desarrollo de mejores con

diciones y calidad de vida.

79

Obviamente, en este tipo de razonamientos sobre la sociedad tecnoló educación, coste de productividad), distinguiendo dos !?rmas posibles

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gica y la supuesta democratización que del saber realiza la tecnologíase pasan po r alto, de prmcipio, los problemas est ructurales de desi

g u a l d a ~ y poder en los que tiene lugar el desarrollo del capital culturaly econorruco. En los planteamientos en bogasobre modernización tecnológica y reforma educativa, la educación pierde así el sentido igualitarro entre clases y entre los hombres, porque supuestamente caminamos hacia un mundo sin clases, cuyo modelo es la c iudad cableadacomo ciudad educativa. Ahora bien, en el modelo de la nueva c iudad

i n f o r m a c i o n ~ 1 que se está configurando históricamente, «lo que nadienos dice es como desaparecerán las clases hoy existentes. Seconcibe latecnología como un instrumento para mejorar al hombre mejor, o pa

ra elya mejorado, pero nunca se nos plantean las oportunidades de lasclases d e s f a v ~ r e c i d a s [...] para incorporarse al mundo feliz y aséptico

la formación permanente (para los ya formados) y de autonomía individual» (Colom y Melich, 1993: 107).

! ~ n t o la socialización de la fuerza de trabajo a través de la alfabetizacion universn] po r medio de la extensión de la educación pública ygratuita para todos como la estandarización de las prácticas producti

vas gracras a la automatización del sistema de producción iniciado en

los años sesenta con la r e v ~ l u c i ó n informática, tienen así lugar hoy, paralelamente, a la introducción de una política educativa adecuada a lasnecesidades de ~ 1 U e ; ~ economía de la información a través del pro

ceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia derecursos y poder político y e c ~ n ó m i c o públicos al sector privado, un

proceso que el Grupo de los Siete sancionó, en relación con la Sociedad Global de la Información, como un modelo de desarrollo universal, asumido por la mayoría de países y organismos internacionales enforma de «alternativa de progreso para la igualdad de oportunidades»,preclsan;ente c,uando más profundamente desequilibrada y desigual esla relación capital/trabajo resultante de la informatización de los pro

cesos productivos y de industrialización de las prácticas socioculturales (Venturelli, 1999).

Estas concepciones al uso remiten a las célebres teorías del capitalhumano y a propuestas como «invirtiendo en la gente» (Schultz, 1985),las cuales reducen el valor social del conocimiento a una inversión defuturo a través del sistema educativo. Gary Becker (1968) define el ca

p I t ~ 1 humanocomo el conjunto de capacidades productivas que un individuo adquiere po r acumulación de conocimientos generales (know

how). Para ello, es necesario una inversión (gastos iniciales, coste de

80

de formación: la general y la específica. La agenda política de la sociedad-red nos propone asumir tales gastos para, s u p e ~ a d o el nempo delEstado obsoleto e ineficiente como agente monopolístico de la educación invertir en nuestro futuro pagando la formación específica y, conel tiempo, cubrir, como es previsible, los gastos de la educación generalbásica como inversión de futuro en un mercado laboral desregulado yferozmente competitivo. En definitiva, la ideología empresarial ha hecho mella en el cuerpo social, al pasar a un régimen de verdad anclado

en torno a la empresa , al interés privado y al l ibre juego de las fuerzasdel mercado (Mattelar t, 1989) del que la educación no ha quedado almargen. La ofensiva ideológica iniciada p ~ r , los grandes grupos de po

der económico interesados en la pnvatIZaClOnde un sector tradicionalmente protegido y monopolio de los Est ados a fin de ampliar los mercados de consumo y formas de v a l o r i ~ a c i ó , n del capital c . o n s t ~ t u y e eneste sentido una priondad para lamvestrgacion en C o m u ~ l 1 c a c l O n Edu

cativa. Pero para ello es necesario pensar, como h e m ~ s dicho, las,experiencias de e-learning y los programas de teleeduc.aclOnen r e l a c l O ~ con

el proceso de liberalización y desarrollo económico de la industr ia detelecomunicaciones y la permeabilidad de los intereses del gran capital

que hoy colonizan el sistema formal de enseñanza.

2. Telecomunicaciones y educación

El discurso y la retórica de las políticas públicas de t e l e c o m u n i c ~ c i o n e sse alimentan hoy de los mitos de la ideología?, la e c o n o m í ~ po]¡tI,ca liberal. La asincronía, personalización, ilexibilidad y dlverslÍ1caCI?n ?e

la teleeducación conforman en coherencia una imagen de acceso indiscriminado a la educación y, por ende, de democratización cultural, quepoco o nad a se ajusta a la realidad cuando se observa el p roce so detransformación mercantil de la enseñanza po r la que el derecho a laeducación pasa hoya depender directamente de la ~ a p a c i d a d de com

pra del individuo. Seinsiste, por ejemplo, en la necesidad de adapt;<rlossistemas educativos al entorno cambiante de las nuevas tecnologías enfunción de las necesidades sociales de lapoblación para equiparar, en lapráctica, estas transformaciones con la red estructural del m e r c a ~ o laboral y los requerimientos del capital. ~ s í , para que una. economía seacompetitiva y el bienestar de la población posible, se exige a la educación innovación y calidad a través de las nuevas tecnologías, de los en-

81

tornos y nuevos sistemasde i n f ? r m ~ c i ó n , sin una consideración públi- escala mundial. Los consorcios transnacionales expanden su dominio so-

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ca y al margen de la pamcipacion ciudadana y de los mtereses colectivos, como ya sucediera décadas atrás.

,Objeto privilegiado de la modernidad liberal eficientista y de las

P?htlcas de Calidad Total, la teleeducación nació subordinada a la ló

gica mercantil y hoy actualiza sus prerrogativas modernizadoras fren

te a la enseñanza formal con la promesa no cumplida de mejora de los

r e n d i ~ ~ e n t . o s escolares. Como apunta el profesorWalter Braga, «la res

tauracion liberal, al mismo tiempo que sitúa la cuestión de la centrali

dad del tra,bajo, c?nfiere relevancia a las tecnologías, al conocimiento yla e . ~ u c a c l O n . [sugiriendodealgún modo] que las tecnologías y la edu

cacion constituyen las principales alternativaspara la eliminación de las

desigualdades sociales» a m b e i r o , Bolaño y Brittos, 2004: 153).

. A h ~ r a bien, a diferencia de la década de los setenta , la educación a

dlst,a?C1a a través de las nuevas tecnologías hoy obedece a proyectos

políticos cuyos efectos perniciosos se dejan notar en los sistemas re

glados de enseñanza: primero, por la privatización indirecta que intro-

duce la ? , o ~ e r n i z a c i ó n tecnológica de la educación superior y, en se

gundo terrmno, por la pérdida de calidad y eldeterioro de laenseñanza

con la consiguiente exclusión social ante el dominio de indicadores de

calidad b . a s a d o ~ ,en la l ó g i ~ a económica de costes y eficiencia producti-va. Esta mversron propicia la configuración de un mercado educacio

nal en beneficio de las grandes corporaciones transnacionales que po r

su capacidad financiera y el volumen alcanzado en economías de esca

la tras dive;sas fu:iones y p r o ~ e s o s de concentración pueden disputar

con garantlas de exito y amplia rentabilidad los mercados periféricos.

En este proceso, el capital financiero comparte con las tradicionales

empresas de comunicación y entretenimiento,ye l sector educativo pri-

vado, un n u e v ~ proyecto de hegemonía cultural que amplía y desplie

un p r ? c ~ s o imparable de concentración y control global de los serVICIOS públicos de educación.

De hecho, la industria de telecomunicaciones y las experiencias de

e-learmng cumplen hoy una función estratégica de privatización cul

rural por su alto valor en el mercado y su contribución a la formación

de.consorcios y plataformas de educación a distancia que tienden a am

phar su «base territorial natural» para diversificarlas áreas de inversióny el desarrollo de economías de escala:

La educación a distancia se convierte en el dominio en el cual estas estra-

tegias se intensifican promoviendo la comercialización de la enseñanza a

82

bre los mercados educacionales periféricosvaliéndosedel poderío económico, de lainfluencia política y del progreso tecnológico para intervenir en

políticas y programas educacionales a escalaglobal (jambeiro, Bolaño y

Brittos, 2004: 156).

En este marco de la nueva sociedad-red,el sistema público de comuni-

cac ión y el conjunto de las instituciones educativas se van a ver radi

calmente transformados po r las exigencias propias de tres lógicas de

configuración de las mediaciones:

1. El modelo centralizado de gestión de la información y del conoci

miento está experimentando un proceso de i ~ p l o s i ó n y eXl?losión

reticular que flexibiliza y multiplica en poco tiempo las opcIOnes y

campos de intervenciónen esta materia, diferenciando, como hemos

apuntado, la oferta desde grupos globales y centralizados de comu-

nicación educativa.2. La lógica informacional, característica de la organización escolar

bancaria y del modelo comunicativo de los efectos: está SIendo p ' r ~ -gresivamente desplazada, en la teoría y en la práctica, por una lógi

ca interaccional constructiva y dialógica que, consecuentemente,exigirá de los p:ofesionales implicados en el c a m p ~ las activid,ades educomunicativas nuevos métodos de planeación y definición

de las experiencias en comunicación y ducac i ón . . .

3. Del mismomodo, se observa un paulatino proceso de mtcmaciona-

lización y globalización de los sistemas de teleeducación, y de los

públicos cautivos, tradicionalmente delimitados por, las fronteras

nacionales, con la emergencia de modelos de regulación transnacio

nales y diversificados de información y educación, proceso que

inaugura un escenario de incertidumbre y nuevos nesgas s?bre la

función del conocimiento, la identidad cultural, el saber e incluso

la propia actividad de investigación.

El dominio económico-financiero de la comunicación educativacontem

poránea en el proceso de configuración de la sociedad del c ~ n o c i m i e . n t oinaugura así nuevas formas de control y hegemonía transnacionales lide

radas por las empresas de telecomunicaciones y los conglomerados mul

timedia, realizando materialmente elprograma postergado hace más de

tres décadas de internacionalización de las comunicaciones vía satélite.

Al respecto cabe afirmar que el modo de inserción de la tecnología de

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satélites en la década de los setenta es demostrativo de cómo la indus 1. Cada tecnología implica una estructura institucional determinada,

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tria de telecomunicaciones recurrió al campo cultural de la educación

para su expansión comercial a partir de la alianza estadounidense entre

las corporaciones privadas y. el.aparato del Estado, que hoy de nuevo

g ~ r a n t l z a , en termmos econormcos, la expansión transnacional del capital privado en el sector cultural:

Lahistoria de ~ s t a estrecha e. ~ p e r a c i ó n entre el organismo estatal y las fir-

mas aeroespaciales y electrónicas permite adivinar cómo en una relación

dialéctica empresas de industria más desarrollada constituyen un fac-tor de presion sobre el antiguoaparato burocrático del Estado imperialista y lo obligan a a d o p ~ a r su c r ~ t ~ r l O de modernización, y cómo esas em-

presas.son llevadas a ejercer oficialmente funciones que pertenecían antes

exclus,lvamente a las instituciones gubernamentales(...] El desagüede tecnologías de defensa y del espacio al dominio civil tiende a precipitar laapertura del a p a ~ a t o de Estado a lospropietarios de la alta tecnología convertidos planificadores s.ociales. Hecho que se puede comprobar cuan-

do se percibe la Importancia creciente de las firmas transnacionales en elcampo de la educación(Mattelart, 1977: 110).

Así, . ~ o y e! c ~ n t r o l o l i ~ o p o l í s t i c o de las nuevas tecnologías de la infor

ma.clOn constltuye elprincipal factor de sostenimiento de las actuales relaciones económicas po r medio de su socialización educativa. A través

de! poder financiero, las c0!1?0raciones transnacionales invierten gran

des sumas de dinero en políticas de I+D, privatizando e! uso de las in

n o v a c l ~ I . t e s . t e c n o l ó g i c ~ s , lo cual amplía y agudiza las desigualdades y

deseqUlhbnos, económicos, «La estructura desigual que les dio origen

dU,ranteelperíodo de laposguerra no sólo ha prevalecido, sino que ade

mas se ha reproducido en diferentes países generando al mismo tiempo

desequilibrios tanto en el acceso como en e! control de esta tecnología:

es decir, subdesarrollo dentro del subdesarrollo» (Santacruz, 1993: 89).

SI analizamos la doctrina de! libre flujo de la información impulsa

da p,:r Estados Unidos en su programa de expansión económica y co

mercial a lo largo de las últ imas décadas , comprenderemos el actual

orden desequilibrado de la comunicación y e! verdadero sentido de

la proclamación de una nueva eradel conocimiento que, en el marco de la

actual estructura desigual de poder bajo el dominio absoluto de Esta

dos U ~ i d o s , condiciona las m ~ e r a s en que muchos países adaptan

y c o n c l ~ e n las tecnolog¡as al servicio del desarrollo, la educación y la

eultu:a, IgI.t0rando que toda transferencia tecnológica genera formas deidentificación cultural y dependencia, pues, como señalara Hame!ink:

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por lo que su importación introduce unas complejas tramas insntu-

cionales nada neutrales.2. Esta tecnología importada en los países dependientes se orienta en

general a un alto nivel de consumo. No soluciona los problemas so

ciales básicos, porque resulta inadecuada a la estructura SOCial re

ceptora.3. La dependencia se reproduce además en este proceso porque el co

nocimiento técnico y científico básico forma parte del derecho de

propiedad de las corporaciones privadas, que sólo transforman elproducto según la lógica del mercado.

4. Finalmente, elcosto de investigación y desarrollo estan.e1evad,o que

sólo pueden sustentarlo los recursos y grupos económicos mas po-

derosos (Hamelink, 1983: 33-34).

Así ha sido históricamente si analizamos la evolución reciente del sec

to r de las telecomunicaciones, un sector que ha sentado las bases, aña

diríamos nosotros, de la arquitectura contemporánea de la red de re

des. En este escenario, la cooperación internacional y el desarrollo

educativo fueron sólo una estrategia estadounidense para intensificar

su liderazgo internacional a través del control de la i n d u ~ t r i a de telecomunicaciones a escala global. De acuerdo con esta lógica, la Irrup-

ción intensiva del capital privado en el campo educativo y el uso f ~ r -mativo de las nuevas tecnologías están significando una progresiva

sustitución de lafunción cultural y fiscalizadora del Estado po r las ins

tancias supranacionales y los grandes grupos telemáticos, justo .en un

momento de estabilización, desde los años noventa, de las actividades

culturales como ramas industriales, «abriéndose crecientemente mer

cados muy remuneradores que expresan además el peso, creciente del

gasto comunicativo-culturalen elconjunto del gasto domestico y.la ren

ta nacional" (Zallo, 1992: 15). Así, hoy emergen sistemas comerciales de

educación a distanciacon

vocación planetaria que comienzan a conformarse según las lógicas de la economía de escala en la, ~ f e r t a de forma

ción de grado y posgrado. Entre el marketing y la política neoliberal, la

ideología educomunicativa transfronteriza que articulan,estos nue:vos

actores prefigura en nuestros días un mercado y nuevas l o g l ~ ~ s mstitu

cionales basadas en la ideología del capital global que, paradoJlcamente,

sostienen y amplían los gobiernos a escala nacional. .Estimulada po r el mercado que alientan los poderes públicos, co

mienza a desarrollar paulatinamente una activa industria educacional

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que supone cerca del 15% del PIE de muchos países, conformando unsultados obtenidos hasta la fecha. Por el momento, en efecto, las p o l í ~

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sector que, como advierte]oaquín Brunner, imprime un aura de mo

dernidad global cuyas expectativas distanmucho de materializarse, pe

r? que en la práctica representa un espacio de negocio más que atrae

trvo, Sólo en el año 2000, el me rcado de la industria educativa fue

estimado en más de dos trillones de dólares, una cifra superior a la su

madel gasto público en educación de todos los países. No esde extra

ñar po r tanto que la globalización multiplique la oferta transnacional

de programas y productos de educomunicación por medio, sobre todo, de Internet mientras se intensifica la inversión en cualificación de

personal po r la empresa y surgen nuevos agentes prestatarios de servi

cios y acreditación profesional. Con toda seguridad, a medio y largo

plazo, «los procesos de privatización de la oferta educativa continua

!ncrementando la participación de las empresas privadas en la pro

VISlOn educativa , en la ges tión de establecimientos y en el f inancia

~ i e . n t o de ,sistemas de formación; a esto se agrega, desde ya, larápida expansion de las demandas formativas por parte de las empre

sas. El gradual desarrollo de la sociedad de la información llevará tam

bién a aumentar la inversión de las empresas privadas en programas

bienes y servicios de la indus tr ia educat iva» (Brunner, 2004: 51). '

A ~ o r a bien, esto no significa, desde luego, que el Estado haya desa

parecido como uno de los principales agentes de la política cultural.

Antes bien, lo que se está produciendo es una reformulación de sus

funciones estratégicas en las dinámicas de organización de la educación

y la cultura. El Estado actúa ahora en calidad de instancia mediadora

los límites, parámetros y vínculos históricos de la industria y la so-

Cl.edad, así como en la administración del saber y del poder social, me

diante la desregulación de las actividades de reproducción de la fuerza

de trabajo y su valorización por la adquisición del conocimiento, a la

vez que promueve, cofinancia y regula las relaciones del capital y los

organismos supranacionales en relación con la administración social de

los medios de información y reproducción de lafuerza laboral por vías externas a las instituciones socialmente legitimadas para la adquisi

ción y reproducción del saber social acumulado. Este cambio estructu

ral sitúa al Estado en una posic ión y función pública subsidiaria

enmendando o corrigiendo, en el mejor de los casos, los efectos indi

rectos y secundarios de la desigual distribución del capital cultural, pa

ra atender r r ~ b l e m ~ s de c ~ n s u m o no e s t r ~ t é g i c o s como la brecha digital, un objetivo pnontano de las políticas públicas que i lustra las

contradicciones e insuficiencias del modelo liberal po r los negativos re-

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ticas de formación para superar la brecha digital no son s u f ¡ ~ I e n t e s muniversales en su empeño por fomentar la apertura, el aprendIZaje con-

tinuo y la disposición o acceso a la red.. . ' .Tales diferencias revelan el carácter mítico, SI no propagandIstIco,de

nociones como Servicio Universal. La OCDE define como talla acce

sibilidad geográfica, el acceso no discriminatorio y el costo. razonable

del servicio para los usuarios. El Departamento de Comercio de .Esta

dos Unidos define por su parte la brecha dIgItal comola d I f ~ r ~ ~ C l a entre el acceso y el conocimiento de la información y ImposIb,IlIdad de

disfrutar de los contenidos disponibles en las redes dIgitales. Esto.e:, la

defensa del Servicio Universal es un objetivo político de distribución y

acceso al consumo que tiene por objeto procurar, de acuerdo con las

yes de la oferta y la demanda, la libre disposición de los bienes y servi

cios de telecomunicaciones para dIsfrute de los usuarios, concebIdos ya

no como ciudadanos en posesión de derechos y deberes, SInO exclusi

vamente como clientes. Esta racionalidad económica elude, frente a la

noción de servicio público, definir la propiedad p ú b l i ~ a de los S ~ r v I -cios los intereses colectivos y las obligaciones y servICIOS esencIales

que'ha de procurar toda red ~ a c i o n a l de t e l ~ c o m u ? i c a ~ ~ o n e s . C o r r e l ~ -to de esta lógica, el discurso Idealista de universalización de los servicios de telecomunicaciones que defienden los apologistas de la S.GInos

presenta Internet como un territorio de libertad, como un medio y

pacio de participación y contracultura a la vez que una poderos.a In

dustria del bit, de servicios e inrercambios comerCIales cuyo I n t e l I ~ e n -te aprovechamiento por los agentes económicos puede garantIzar

amplias ventajas competitivas y un prometedor futuropara el desarro

llo sostenible de las economías periféricas. Sabemos, SInembargo, que

«las telecomunicaciones internacionales crecieron y sirvieron. al apara

to militar comercial, diplomático y de propaganda estadOUnIdense al

rededor del mundo, al grado de que se identificaron como una vía pa

ra mantener los intereses de Estados Unidos» (Santacruz, 1993: 30).La nueva economíade redes tiene, en efecto, sus dueños:

Las grandes corporaciones multinacionales de la t e c n ~ l o ? í a son en ..la

tualidad sus verdaderospropietarios.Los datos deCreClffi!Cnto.eC?nOmICO

de dichasempresashan superado lasprevisionesde losmas optimistas, Es

tas empresas han impuesto sus leyes de m e r c a d ~ en, red de caraa l ~ c r e -mentar sus beneficios, lo que ha supuesto ladesiluslOn una.red umv.c.r

sal y solidaria puesta en práctica por sus pioneros, es decir, la información

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y el conocimiento humano al alcance de cualquier persona. No obstante, do con las necesidades del mercado. Así, las políticas públicas han

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no estátodo perdido; en laeducación, donde las tecnologías jugaránun im-

portante papel,podrá desatarseuna verdadera batallaque decidiráquiénesserán los verdaderos propietarios del ciberespacio: las corporaciones o los

ciudadanos (Busón, 2000).

De momento, elinterés privado y lalógica del valor se impone al inte

rés público ciudadano, falto de una visión política y un imaginario de

la educación alternativo por influencia del discurso de la «responsabi

lidad social limitada». Como apunta el profesor Carlos Ossa:

La globalización en nombre del imperativo geotécnico-financiero conmi-

na a la sociedada que acepte los desarreglos del Estado de derecho comosi se tratara de algo inexorable [...] Lavelocidad financiera y su imaginario

rcleccmunicacionalprometen una escena posrcrítica y postsocial que libe-

rade épicas y compromisos militantes, rearticulando los espacios públicos

con ofertas fragmentarias de orden y seguridad, muchas de las cuales son

realizadas en los formatos comunicacionalcs (Ossa, 2004: 267).

Como resultado, toda política educomunicativa de convergencia digi

tal y de adaptación del sistema formal de educación superiora la nueva

economía no consiste en otra cosa que en sustituir las políticas redistributivas del Estado de bienestarporun proyecto de «modernización so

cioeducativa», eufemismo que designa el proceso de recomposición y

desarticulación cultural bajo el paraguas de las nuevas tecnologías y su

poder capilar de conexión y organización cornunitarista de un espacio

social pensado para procurar adaptar el espacio público de la comuni

cación, la educación y la cul tura a imagen y semejanza de la empresa

privada, desplazando o reemplazando los derechos colectivos y la me

moria cultural, sea en forma de conocimiento °patrimonio histórico,

po r el principio sagrado del derecho de propiedad.

3. Culturadigital y derecho público

Destacábamos al comienzo del libro cómo todos los países están tra

tando de definir estrategias de inserción de las tecnologías educativas

en el nuevo contexto de la SI diseñando políticas sectoriales como la

promoción de la producción de contenidos, la formación del profeso

radoo la producción de hardware y software informático. En estas po-

líticas, la regulación de los medios digitales ha sido pensada de acuer-

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apostado en la mayoría de los casos po r reforzar la industria de conte

nidos alser ésta no sólo lafuente y factor de desarrollo de la n ~ e v a economía y el núcleo central indispensable para el progreso de la industria

cultural sino también el eslabón que vincula a los creadores y a las em-

presas de producción y distribución comercial. . . ,Esta política se ha implementado con normativas sobre proteccion

de la privacidad y los datos personales y derechos de autor, a fin de

asegurar, se argumenta, la libre competencia y garantIzar la segundad

en la red de transacciones y consumo de productos culturales. Desta-

camos aquí elcaso de laVE, que estudiaremos más tarde, por estar a la

vanguardia de los esfuerzos por desregular y p n v a t l ~ a r l l l d u s t r ~ a s de

la tecnología de la información y de las telec<;mumcactones haciendoque el imperio del negocio sea la norma continental sobre los merca

dos nacionales. Así, en la Directiva Sobre Tratamiento de Datos P ~ r -sonales y Protección de la Privacidad en el Sector de las ComUmCaCl?

nes Electrónicas (2002), Y en iniciativas como eContent, la COmlSl?n

ha tratado de impulsar los servicios digitales favoreCiendo la aprop.la

ción privada incluso de c o n t ~ n i d o s d ~ información y acceso púbhc,o

como po r ejemplo de la Administración, un mercad? valorado en . ~ a sde 25 billones de euros. La modernización electrónica de la Administración Pública, el desarrollo telemático de los servicios de saludy edu

cación, junto a la integración de los grupos discapacitados. son ejes de

la acción política que, al calor del discurso de la de:nocracla y el ~ c c e -so público, trata de desarrollar en elMercado Común nuev,:sservicios

y mercados de altas prestaciones a través de las redes telemáticas. Pro-

yectos como lnfo 2000 han f a v o r e c i . ~ o en este empeño el consumo y

fomento de la demanda para la creacron de nuevos mchos.de consurm

dores y la construcciónde sistemas paneuropeos,de.usuanos. Las cam

pañas de sensibilización y los programas e C ? ~ O m I C O s , de .momento,sólo han favorecido sin embargo la valorización multimedia de la in -

formación del sector público y el patrimonio his tórico de los países

miembros. Está por ver la mejora de la cualificación de los protesiona

les del sector y el despegue de laindustria de contenidos a ~ s , t e mve,l,. taly como se proponía originariamente esta línea de actuacion política.

Pero lo interesante que quisiéramos apuntar aquí es cóm? ,Europa, la

VE , realiza hoy la experiencia estadoumdense de apropiacion y explo

tación privada de los bienes de infor,:,ación y culturales. púbhcos. Eldesplazamiento de las cuestiones relativas a la concentración, la demo-

cracia y el equilibrio global por problemas relativos a los derechos de

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autor ilustra a este respecto un claro giro hacia el conservadurismo po duetos colectivos, al prevalecer no una economía p o l í t ~ c a la escasez

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lítico en los proyectos comunitarios de integración cultural, de pareci

das características al experimentado por Estados Unidos en la década

de los ochenta, tal y como analiza Herbert Schiller (1993).

El acento en proteger los derechos de propiedad intelectual, los de

rechos de autor del software informático o contra la piratería musical

pone de manifiesto el empeño de las políticas públicas en lamateria por

defender los intereses monopolísticos y las posiciones privilegiadas de

los grandes conglomerados multimedia.Paradójicamente, las políticas públicas norteamericanas y europe

as han pasado de la doctrina liberal del consumo y comercio electró

nico auto(des)regulado al intervencionismo activo en la vigilancia ycontrol policial de las redes, especialmente en los últimos años. Des

de los atentados del lIS en Nueva York, las políticas públicas en ma

teria de tecnologías electrónicas y convergencia digital se han dirigi

do a intervenir las redes telemáticas militarmente, reforzando los

dispositivos de seguridad en nombre de los imperat ivos de la lucha

antiterrorista. En iniciativas como la "Propuesta de Decisión-marco

del Consejo relativa a los ataques de los que son objeto los sistemas

de información" (COM/2002/0173-CNS 2002/0086), Bruselas, como

antes laCasa Blanca, manifiesta una visión instrumental de lasociedadred, al tiempo que impulsa la privatización del conocimiento a través

de instiruciones como la Oficina de Patentes Europea, tratando de cer

car los derechos colectivos en materia de software y sistemas de infor

mación y codificación informática. En esta línea de acruación, la Co

misión Europea parece que sólo atiende las reclamaciones de las

grandes corporaciones informáticas y los conglomerados multimedia

para ir arrinconando, si no directamente ilegalizar, el pujante movi

miento social de software libre.

La criminalización de los usos creat ivos de la cul tura digital da

cuenta de la estrategia policial que hoy el capitalismo aplica para la

apropiación privada de la cultura común pues «en el paradigma dela producción inmaterial se produce una extensión de la propiedad inmaterial, todavía más volátil e incontrolable, lo cual plantea nuevos

problemas de seguridad. A medida que lapropiedad se hace etérea tien

de a eludir todos los mecanismos de protección existentes, lo que re

quiere una extensión del esfuerzo protector por parte de la autoridad

soberana" (Negri y Hardr , 2004: 213). El problema es que la repro

ducribilidad de la información, la comunicación y el conocimiento en

la era digital hace insostenible elcarácterprivado de estos bienes y pro-

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sino más bien de la abundancia y la reproductibilidad infinita, Los ar

gumentos sostenidos por laOrganización M';Indial de la P ~ o p i e d a d Intelectual sobre la necesidad de proteger los bienes inmateriales, las Ide

as y el conocimiento , como propiedad p r i v a ~ a para promover la

creatividad y la innovación resultan en este sentido cuando m ~ n o s fa

laces, porque si en verdad algo frena hoy la ~ r e a t l V l d a d precIsamen

te la privatización y restricción del acceso público a las Ideas, la iníor-

mación y el conocimiento.

. .La defensa ultraliberal de la propiedad pnvada pierde hoy su razon

de ser ante lacreciente intelectualizacióndel trabajo y laproducción so

cial en la medida que esta inteligencia productiva que anima el desarro

llo económico es una potencia colectiva. Sólo la violencia expropiado

ra, la enajenación por la fuerza y el poder -aún ~ e g a l - de la r ~ q u e z acomún hace posible la anulación de lavoluntad SOCIal y cooperativa del

conocimiento. El problema, no obstante, con el que nos e n c o n t ; a m ~ ses que hoy la ciencia y la educación pueden quedar bloqueadas s,lla VI-

da social de la información y el conocimiento pasan de 10 comun a lo

privado. Sabemos que nuestras grandes a c u m u l a c i ~ n ~ s de ~ o n o c ~ m i e n to información y cul tura son resul tado de su socialización y circula

ción social. Negar este principio es negar la ciencia misma, así comotoda posibilidad de desarrollo futuro. La propia red Internet fue posible

gracias a la cooperación colectiva, a la apertura y f a C l h d ~ d de .a,cceso a

la información y las tecnologías. Hoy en cambio la a;tlculaclOn p r ~ ductiva de redes físicas, de códigos, lenguajes y contenidos de c o m ~ m -cación social se pretende controlar desde los intereses pnvados capita-

listas.Así, el empeño de la OMC por imponer lo s aspectos jurídicos de

los derechos de propiedad intelectual en toda a c t l V l d a ~ de intercambioha llegado a obligar a los países del a adoptar los SIstemas copy-

right, patentes y derechos de propiedad intelectual e s t a d o u m ~ e n s e s .Como bien concluye Mattelart, «la SOCIedad de las redes esta leJOS,pues, de haber terminado con el etnocentrismo los tiempos Impe

riales. Antes que resolver elproblema, latecnologla lo desplaza" (Mat-

telart, 2002: 162). .Desde este punto de vista, parece lógico pensar que no es posible

sostener un sistema de propiedad intelectual que favorece más a las

grandes industrias culturales que al interés p ú b l i c ~ . ,Convendría, en este sentido, como propone Smiers, una n o r m a h ~ a c l O n del m e ~ c a d ? restringiendo los derechos de propiedad en beneficio del interes público

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( S ~ i e r s , 2004). Éste es uno de los retos estratégicos de las políticas pú des de telecomunicaciones como la potencia creativa del conjunto de

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blicas en la construcción de la nueva Sociedad del Conocimiento. Sinduda alguna, se nos antoja más que urgente que la teoría del desarrolloanalice las formas de valorización del capitalismo cognitivo para conocer las l ó g i c a ~ de valo.ry los derechos'públicos que deben regular susbienes, servicios y actividades económicas, Sila producción intelectuales la forma general de organización de la producción de riqueza,esta Impenosa necesidad de conocer la afirmación colectiva de la cul

tura debiera reformular la naturalezade la economía política capitalista a medio y largo plazo. Pues:

Los tiempos de formación, los tiempos de comunicación, los tiempos de

construcción de redes semánticas y sociales ahoraparecen serreconocidos

implícitamente como tiempos de producción de riqueza esenciales en la

producción contemporánea de valor (Moulier Boutang,2004: 95).

Ello e x i g i r í a ~ de a ~ u e r d o con Lazzarato (Moulier Boutang, 2004), replantear la hipótesis de Gabriel Tarde, a saber: la economía trata efectivamente a los bienes simbólicos como riqueza económica, como valores-utilidad, al igual que elresto de mercancías, pero los conocimientos

poseen un modo de producción que no puede reducirse a la divisióndel trabajo, un modo de socialización y de comunicación social que no

puede estar organizado po r el mercado y po r el intercambio. La transm i ~ i ó n de un conocimiento compartido no pierde valor ni expropia aqUIenlo comunicade su nqueza. Antes bien, ladifusión y socializaciónes una condición exigida al saber para que adquiera valor, como si im

perara una especial lógica del don en su génesis y desarrollo. Toda economía del conocimiento exige por ello una socialización de las compe

tencias, la reducción de las desigualdades en la difusión y el acceso als a b e ~ . , H?y, sin embargo, el Capitalismo Cognitivo exige que la pro

ducción Intelectual y creativa se subordine a las necesidades económi

de intercambi?, limitando su acceso y uso público, la libre disposicl.ondel c ~ : l n o c l m l e n t o mismo. Las medidas de protección en las redesd l g l t ~ l e s tienen en este sentido por misión garantizar la explotación co

~ e r C 1 a l ; por ello las decisiones sobre derechos, depósito legal, registro,intercambio y cooperación en la circulación de las obras multimediason prioritarias hoy en las políticas públicas de SI.

Ahora bien, estas medidas se encuentran con numerosos obstáculos.Los medios de producción de la nueva economía política del conocimiento es tanto infraestrucrura material y soportes informáticos y re-

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signos, competencias comunicativas y saberes de la fuerza trabajoque circula públicamente, y que posee toda cultura O colectivo. S O ~ l a l .«Este proceso de desmaterialización de 1 0 s ~ e d l O s de producción tien

de a invertir la lógica tradicional de la relación salanal: de fuerza de trabajo abstracta e intercambiable, el salariado se torna codetentador,ya que no copropietario, de este conjunto de herramientas> (Moulier

Boutang, 2004: 35). .La segunda transformación importante de la economía políticade la

comunicación en elCapitalismo Cognitivo es, como avanzamos, el paso de un sistema de valor fundado sobre laescasez, elconsumo y la destrucción de recursos, mercancías y capacidades (la céleb:e destruccióncreativa de Schumpeter) a una economía de la a . b u n d a ~ C 1 a , dado que lainformación y el conocimiento son formas de nqueza incluyentes y de

crecientes externalidades.En la era de la red lanueva economía políticadel conocimiento in-

vie rte la lógica del valor de cambio y de la necesidad po r la lógica del

uso y la abundancia:

La reproductibilidad indefinida, con un coste casi nulo del conocimiento,

hace prácticamente inoperantes, inaplicables, las ~ e g l a s y lassanciones previstaspara obligar a los consumidores a pagar. DIcho de otro modo, laneteconomy, como empresa pionera incluso en las burbujas financieras destinadas a explotar, acaba de demostrar a tamaño natural, con el f r a ~ a . s o dele-business o con su carácterdecepcionante en el plano del beneficio, losverdaderos obstáculosque el capitalismo deberá resolver. Por ejemplo, lasreglasde compatibilidad de los activos,en los que colocación de los salarios en el pasivo del balance de las empresasno tleneyasentldo en unaeconomía dominada por el capital humano inmatenal-mdlvldual,wetw,a

re, o colectivo, netware- y por las inversiones materiales en la amplt.a-

mente financiadas por la intervención pública o por rransferencias de ~ l S -tinto tipo. Se falsea totalmente la apreciacióndel valor cuando se aplicanlos criterios de rentabilidad de los capitalesinvertidos (Mouher Boutang,

2004: 110).

El abaratamiento por otra parte de costes en la difusión p o t ~ n c i a l deconocimientos convierte a las comunidades de la red en espacios necesarios de libre acceso cuya potencia como ecosistema d ~ ~ e n d e de la.capacidad de conectividad, de la espI:al del uso y la.creaclOn compartida,de la socialización, en fin, de los bienes mformacJOnales y los contem-

dos simbólicos.

93

La división del trabajo sólo esposible en este punto con la concen

tración y expropiación del capital cognitivo y la planificación centraliLibreproducción,propiedad colectiva y circulación gratuitade los valores-verdad y de losvalores-belleza son las condiciones dedesarrollode las

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z ~ d a de las condiciones de un ecosistema (o territorio) en la articulación las dinámicas cooperativas de movilización del trabajo y la

creatividad intelectual, Los debates sobre derechos de propiedad inte

lectual o los programas de comunicación y desarrollo de explotación

intensiva del t e r n t o ~ l O y del patrimonio histórico y cultural como va10r de cambio el a m b l ~ ~ local da cuenta de esta nueva lógica constituye;1teque exige una crrnca de la «expropiación de lo común», lane

gacion del modo dominante de apropiación del conocimiento, de lainformación y dela cultura. De acuerdo con Negriy Hardt, d o común

se h ~ , c o n v . e r t 1 d o en ellocus de la plusvalía. La explotación es la aproplaCI?n privada de una parte o de la totalidad del valor producido en

comun.La s relaciones y la comunicacióD; producidas so n comunes po r

su propia naturaleza, pero elcapital consigue la apropiación privada departe de su riqueza» (Negri y Hardt, 2004: 181).

En este sentido, la dinámica concentracionista del sector informacionalconstituye ho y un serio obstáculo alprogreso tecnológico, y aun a

la libertad de expresión y desarrollo de lacultura. El control de la tec

n?logía.por grandes corporaciones como Microsoft desmiente elprinci

libre competencia que sostienen laspolíticas liberales po r laaproplaClO? p;lvada del cono,ci:niento del ecosistema informativo, po r la

a r r o p l a ~ l O ~ prIva?a del c o ~ l g o fuente, que.frena lainnovación y creatividad científico-técnica unrversitana en VIrtud de los intereses domi

nantesen elsector.. En c.ontra de esta inercia, la propiedad social del conocunrenro que reivindica el software libre reformula la división social

del t.rabajotransformando al consumidor en coproductor y al trabaja

do r ; ~ t e l e c t u a l en coprorietario de su saber-hacer como creador y copartICIpe de la mtelIge,nCla SOCial general. "Este fenómeno contribuye areequilibrar la relación propietarIo/productor/consumidor. En estas

c o n d l c l o ~ e s , los bienes inmateriales producto del trabajo y de la propiedad cornun ya no pueden ser considerados mercancías, con todas las dela ley,que pueden ser confiscadas, acumuladas y capitalizadas en bene

ÚClO e x c l u s l v . ~ de un pequeño número» (Moulier Boutang, 2004: 42).. extension de fo.rmas inéditas de cooperación productiva y socialización del conocimiento eXige pensar y definir un nuevo horizontepara la economía política a partir del reconocimiento de las funciones

c o m ~ n i c a t i v a s , sociolingüísticas y cognitivas que realizan en la organizacion del desarrollo social las formas modernas de sociabilidad queho y hacen visibles lasNTIC:

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fuerzas sociales dentro de la economía de la información. Cada una de es-

tas cualidades de la producción intelectual contradicelos fundamentos delaeconomíade la información en laque losdesafíos quehoy representa Internet cristalizan en futuras oposiciones (MoulierBoutang, 2004: 137).

Así, po r ejemplo, la interactividad de las tecnologías digitales abre un

proceso de transformación del trabajo creativo que sostiene, indirecta

mente, los rendimientos crecientes de adopción de las innovaciones enlared conforme a ladialéctica de imitación-difusión como fuente deva

lor, resultando la función innovadora de los usuarios determinante en

la adopción transformadora de la tecnología (función modificadora).

Un a tecnología no se eligeporque esla mejor, sino que se toma la me

jor porque es elegida. La lógica coproductiva de la red genera así un

proceso legamoso de intercambio de saber, aptitudes y utilidades que

permite la innovación continua. Y agudiza, añadiríamos nosotros, las

contradicciones entre la capacidad productiva y la creatividad de la in

dustria digital y su apropiación privada po r el capital, debido al:

Carácter público de los bienes de información.A la crisis del monopolio de los canales.

Al cuestionamiento de la apropiación privada de los bienes de pro-

ducción y datos po r el capital.

A lacrisis de centralización de los Estados en las nuevas redes de in

teracción y comunicación po r la autorregulación social.

La contradictoria deriva del sistema social tardocapitalista que tiende a

superar las barreras de acceso a la comunicación, el saber y la cultura

socializando el conocimiento al tiempo que se privatiza y restringe su

apropiación social po r los propietarios de los medios de producción y

comunicación de acuerdo con las exigencias de valorización del proceso mismo de socialización tecnológica es ilustrativa en este sentido del

problema de fondo del Capitalismo Cognitivo y las políticas públicas

que ho y impulsan la revolución digital. La extensión de la lógica mer

cantil a las formas virtuales de comunicación y los servicios avanzados

de consumo cultural está en elorigen de muchos de los problemas que

podemos observar en las políticas públicas de la Sociedad del Conoci

miento. Y da cuenta de la contradictoria dinámica de apropiación so

cialy de colonización económica de las funciones del saber y del apren-

95

dizaje. El problema de la valor ización del conocimiento y su notable

influencia en eldebate sobre los modelos de e-Learning y el desarrollo

El tiempo de valorización. Las dinámicas de produccióny valoriza

ción tienen un ciclo corto de vida, mientras que eltiempo de apren

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de la Sl bien merece que nos detengamos siquiera brevemente en este

punto para c o ~ p r e n d e r mejorla revolución digital. Partimos de laidea

de que las particulares f o r m a ~ y,procesos de generación del saber y la

a ~ t e s a n a l íorma d,e su transrrusrón ~ e s d e el punto de vista del apren

dizajc-- hacen difícilmente mercantilizable el conocimiento. Si bien es

reconocible su valor de uso y laproyección social que hoy adquiere en

los procesos de desarrollo, no es tan fácilmente determinable su valor

de cambio en virtud del Coste de producción. «Los bienes como el saber y la información no representan los caracteres de exclusividad de

n ~ a l I d a d , de divisibilidad, de credibilidad, de dificultad de reproduc

cron y d ~ , e s c a s e z que permitían mercantilizar su uso, su fruto y su re

producción y, de esta suerte, hacer aplicables los derechos de propie

de u:, modo efectivo. No se tra ta de un problema de eficacia en ladistribución de los bienes y servicios, entendiendo po r ello la elección

entre tal y cual precio para el usufructo o la s imple propiedad de talo

cual bien, Siempre encaminada a satisfacer lo mejorposible a los agentes Implicados- (Moulier Boutang, 2004: 117).

Por otra parte, lavariabilidad en las formas de difusión y en los es

p.aclOs d,; recepción, así como las diversas lógicas de aprendizaje y socialización cultural en la cadena de valorización, hacen difícilmente

realizable la optimización económica del conocimiento desde el punto

de VIsta de su consumo o realización como mercancía:

La r ~ z ó n e s t r i ~ a e n l a ~ a ~ u r a l e z a localizada, específica, en parte autorrcfe

r ~ ~ c l a l , del ~ a p I t a ~ cognrnvo, que elcapital financiero pretendenivelar y dinglr. El capital-dinero no llega, en realidad, a afirmar su homogeneidad ano s er 9 ue se a s e p ~ ~ a n d o el nivel financiero del nivel productivo, en el que

los capitales cognmvos son y permanecen profundamente diferenciados.

Las dos almas capital, es.d e c i ~ , la forma conocimiento -capital cogniti

vo- y la forma dinero -capiral fmanciero-, no se basan la una en la otra:permanecen distintas, y dan lugar a rodauna serie de mismatchings e incoherencias (Moulier Boutang, 2004: 104).

Especialmente tres contradicciones atraviesan la dialéctica de articulación de la Sociedad del Conocimiento:

- La difuúón y apropiaciónprivada. El conocimiento adquiere valor

SI essocializado, pero esta difusión comunitariahace difícil su apropiacion.

96

dizaje y acumulación de saber son largos, toda una vida incluso.

El riesgo y la inversión cognitiva. El conocimiento exige arriesgar

capital para facilitar el proceso de aprendizaje social y, a largo pla

zo, la producción de valor. Sise trata de minimizar los riesgos y no

se arriesga capital, no es posible implementar procesos de cambio e

innovación tecnológica.

Sabemos que el aprendizaje es un proceso creativo y aleatorio (en sustiempos, lógicas y resultados), y que el saber, como hemos dicho, no es

un bien escaso que se consume con el uso. Antes bien, todo conoci

miento adquiere valor en lamedida que escompartido. Luego en laso

ciedad cognitiva, más exactamente en el capitalismo cognitivo, «el va

lor de uso del conocimiento no es ya el punto fijo sobre el que basar el

valor de cambio, tal y como sucede con la utilidad marginal en la teo

ría neoclásica del valor. De hecho, con independencia del valor de uso

para los usuarios, en un régimen de libre competencia, elvalor de cam

bio de una mercancía cuyo coste de reproducción es nulo tiende inevi

tablemente a cero. El valor de cambio del conocimiento está entonces

enteramente ligado a la capacidad práctica de limitar su difusión libre,es decir , de limitar con medios jurídicos -patentes, derechos de autor,

licencias, contratos- o monopolistas laposibilidad de copia, de cita, de

reinventar, de aprender conocimientos de otros» (Moulier Boutang,

2004: 102). Esta apropiación espo r tanto factible sólo restringiendo los

canales de acceso y difusión, imponiendo a la fuerza la comercializa

ción de la comunicación y concentrando, desde luego, las redes multi

media y las telecomunicaciones donde tiene lugar el intercambio. Sólo

así, en efecto, la valorización es factible.

Ciertamente, con las formas de registro y difusión digitales, al sepa

rar los procesos cognitivos de su soporte material mediante la virtuali

zación, resulta difícilmente reproducible y, por lo tanto, intercambiable

para el capital el trabajo creativo de los intelectuales y profesionales de

la enseñanza. Pero esta dificultad no es insalvable. La complejidad del

ecosistema cultural emergente no es uniforme ni estable en el tiempo.

Admite diferentes adaptaciones como plurales son los contextos y po

líticas que hoy hacen posible este proceso. Así, po r ejemplo, el movi

miento de software libre representa, en la actualidad, una innovación

económica, una apuesta po r una lógica social de la economía coope

rante, alabrir no sólo los códigos fuente del software (GPL), sino ade-

97

más reconocer un derecho público como «derecho moral de continui

dad», como bien de uso y consumo público, po r tanto reproducible lisiendo la información la conexión crucial entre ambas. «Durante muchos años ha sido evidente eldominio de laideología de laempresa pri

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b r e ~ e n t e . La defensa de los derechos «comrnons» cuestiona en estesentido las leyes de la propiedad intelectual y los derechos exclusivos

sobre la producción y acceso a los bienes inmateriales. La cultura del

copylefi contribuye a este respecto a impulsar la cultura de la réplicapo r que el espectador puede convertirse en creador o artista no sólo

digiriendo las obras, sino -e n una suerte de palimpsesto colectivo-pro

yectando también nuevas escrituras y mestizajes.

Ahora bien, la ofensiva jurídica de organizaciones como laOM C enla defensa de la propiedad inteleetl;'al a ún h o y garantiza la seguridad y

propiedad pnvada de la inteligencia colectiva, la apropiación en suma

del v a l ? ~ de uso para el control po r elcapital del conocimiento y laco

operacion de las redes productivas. Negando el carácter colectivo delproceso de acumulación del conocimiento po r lavalorización del saber

como m e r c ~ n c í a o stock de conocimientos dispuestos para ser valorizados econorrucamente según la ley general de intercambio merced a

r e g u l a c i ó ~ mixta, el d e ~ a r r o l l o de la SI demuestra que la'capacidadde ImpugnaclO';'de la propiedad pnvada po r el movimiento de fuente

a b l ~ r t a no significa, con todo, una superación o cuestionamiento delcapitalismo, Encuentros como la Open Source Business Conferenceapuntan de hecho a un desarrollo del «capitalismo open source»,

~ o y , en fin, parecen compatibles las políticas que tratan de impulsistemas colectivos de procesamiento de información -corno po r

e J e ~ p l ~ en Extremadura o Andalucía- co n sistemas telemáticos de so

cialización y desarrollo de las tecnologías y los servicios avanzados de

comunicación bajo control del sector privado. La existencia de un sec

t? r público y de formas colectivas de propiedad y desarrollo del conocimiento y lacultu:a esposible a condición de garantizar lahegemonía

d.el capital en laSociedaddel Conocimiento. Lasreformas y evolucióndelsistema formal de enseñanza así lo demuestran.

4. Financiación y reorganización del sistema educativo

Si la línea diviso:ia entre el sector público y las instituciones privadas

p.a,rece que ho y tiende a,dlfuminarse po r la progresiva lógica de expansion del m e r c ~ d o , especñicamenre en elcaso de laUniversidad y laem

~ r e s a , la relatlv.a convergencia de intereses tiende a equiparar la ensenanza a cualquier otra actividad lucrativa según criterios comerciales,

98

vada en el sistema educativo en gcneral. Sin embargo, los [actuales]arreglos institucionales [oo.] permiten a la corporación asumir una fun

ción educativa directa». Esto es, en palabras de Schiller, «el sector cul

tural-informativo ha sido literalmente entregado al mercado»:

La dinámica desreguladora corporativa en el campo cultural-informativo

corre por dos vías principales. Primero, trata de promover y proteger las

actividades generales de información comercial que realiza el sistematransnacional corporativo. Su segundo objetivo es satisfacer las necesida

des específicas de mercadeo de las corporaciones productoras de bienes y

servicios de consumo, cuyas ventas requieren de un acceso fuerte y conti

nuo a losmediosnacionales de difusión (Schiller, 1993: 160).

Pero esta lógica no es nueva; ya en la década de los ochenta laspolíti

cas públicas de educación, aligual que en elsector comunicativo y otras

actividades económicas, sometieron a las instituciones de enseñanza a

una reforma estructural basada en ladesregulación, la descentralizaciónlocal y la autonomía de los centros escolares, a la vez que tenía lugar la

reducción proporcional de la inversión pública y la privatización de

la enseñanza, obligada a adaptarse masivamente a la informática y otrastecnologías educativas. Hoy, en esta misma dirección, «se han puesto

en marcha distintos mecanismos: desde la incorporación de represen

tantes de las grandes empresas a los órganos de gobierno en las universidades a través de los Consejos Sociales, como El Corte Inglés o Tele

fónica en el caso de laUniversidad Complutense, hasta la financiación

directa (y po r lo tanto el control) de las nuevas Agencias, como es el

caso de la Cátedra Repsol-YPF de la Universidad Politécnica de Madrid. Incluso la propia financiación pública, a través de la evaluación

que realiza la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acredi

tación (ANECA), ha quedado en gran medida condicionada al éxito

po r la obtención de financiación privada: en efecto, uno de los criterioscentrales para la evaluación de la calidad (de la que depende gran par

te de la financiación) esel interés social de las investigaciones y éste só

lo se prueba mostrando que en lasociedad hay alguien de verdad inte

resado en ellas (y no sólo que diga estarlo), es decir, alguien dispuesto

a cofinanciarlas»:

La actual revolución educativa pretende, en definitiva, la colonización del

espacio académico por la lógica empresarial que ya domina otros ámbitos,

99

de modo que larentabilidad social se impone a cualquier otro criterio cien-

tífico. Lo que está ocurriendo en la Universidad es comparable a lo que

pea para la Investigación y el Desarrollo, en cuyas ~ o n c l u s i o n e s desta

ca que la VE no está adaptándose al ritmo necesario al c a ~ b l O tecn.o:

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ocurrió en los años ochenta cuando las conquistas sindicales, que se habían

consolidado durante duras décadas de lucha, fueron desmanteladas (Fernández Liriay Alegre, 2004)

Un ejemplo ilustrativo de esta nueva lógica es el caso británico. Toda

la polít ica y reforma escolar del nuevo laborismo fue articulada por

agencias paraestatales como la Oficina de Niveles de Educación o la

Agencia parala Formación de Docentes, externalizando además las es

trategias, programas y proyectos educativos hacia compañías privadas.

Así, siete años después se puede constatar realmente que las sociedades

y empresas privadas, actuando a título lucrativo o gratuito, son hoy en

día los actores centrales del sistema educativo y están a la vanguardia

de la modernización tecnológica de la enseñanza. El gobierno se apo

ya en ellas, ya se trate de métodos pedagógicos, de programas curricu

lares o de la administración de los establecimientos, ofreciéndoles con

tratos millonarios como el últ imo firmado por el gobierno británico

por un total de 177 millones de libras (253 millones de euros) con Ca

pita, la principal sociedad de negocios de la educación en Inglaterra

(Hatcher, 2005).Esta política es coherente con el discursode laOCDE de liberaliza

ción de laenseñanza. Aunque no todos los Estados miembros de laUE

están a favor de lafirma del Acuerdo General sobre elComerciode Ser

vicios (AGCS), es previsible que la educación, como otros servicios pú

blicos, terminen cediendo su actividad al mercado y la comercialización

internacional. Por lo pronto, elproceso de construcción de laSociedad

Europea de Educación Superior ha iniciado un programa de reformas

estructurales marcado, en la línea del gobierno británico, por la:

Falta de debate público.

Proliferación de agencias paraestatales de evaluación.Pérdida de autonomía universitaria.

Mercantilización de la enseñanza.

Orientación instrumental del conocimiento.

- Cultura de calidad como centralización y control tecnocrático del

sistema educativo.

La filosofía que anima la transformación del sistema universitario es

ejemplificadapor el Informe del Comité Asesor de la ComisiónEuro-

100

lógico y la revolución científico-técnica, por lo que concluía el cormtc

de expertos:

La cualificación y capacidad innovadora de los recursos humanos

demandan un sistema educativo activo y productivo.

Los cambios que acompañan al proceso de construcción la so

ciedad de lainformación requieren una estrecha colaboraclOn entre

mundo educativo, empresa y sociedad.

En esta línea, la Asociación Española de Representantes de Escuelas de

Dirección de Empresas concluye en su estudio de los nuevos escena

rios de la formación superior:

La necesidad de conocer las necesidades de la sociedad para traba

jar desde la demanda y analizar la competencia ~ o r m ~ precisa.

La definición de campos emergentes de especlahzaclOn debe ser

prioritaria. . "El anquilosamiento de las estructuras de trabajo.acadenucas de.beser

reemplazado por una gestión ágil y con mentalidad empresarial. .Los equipos de profesores deberán tener un componente multidis

ciplinar y una sólida competencia profesional avalada por el campo

laboral.La consecución de la calidad con servicios de apoyo y logística pa

ra lograr la excelencia ha de ser una norma institucional en los cen

tros de educación superior.

En otras palabras, las empresas deben indicar a las instituciones e ~ u c a -tivas las necesidades globales del mercado, qué competer.rclas exige la

formación productiva y cómo -e n fin- adaptarse al cambio SOCIal:

Ahora bien este nuevo imperativo educativo introduce cambios significa-

tivos en c ó ~ o aprender y en cómo se practica y es l e g ~ t i m a d a socialmen:e

la educación más alláde los muros de la escuela. Obviamente, la rnayona

de estos cambios toman la forma de una acreditación de logros o compe-

tencias que no habían sido previamente temas de interés público; y, a su

vez, engloban ciertas áreas de la vida cotidiana. t r a n ~ f o r m a ? ~ o aspectos

significativos de la experiencia en forma de pedagogía expllClta; En.estecontexto, la enseñanza y los requisitos crecientes que ponen el énfasis en

101

lascompetencias y laacreditación han tornadoeltrabajoy elhogaren nuevos espaclOSpara la educación. Mientras tanto, los proveedores de ocio -los

c e n t r ? ~ de deporte, los museos, las asociaciones juveniles, las artes...- han

te los años ochenta los servicios de telefonía en tres grandes compañías

pues el mercado no es suficiente para atender y mantener tantos ope

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a ~ q u l ~ l d ~ ~ a d a vez ~ r e s p o ? s a b i l i d a d e s educativas, requeridos como es

tan a justificar su función social en esos mismos términos (Buckingham yScanlon, 2000: 2)

Este imperativo categórico gobierna hoy toda institución de enseñan

za, introduciendo nuevas formas de rendición de cuentas de la univer

sidadc o ~ o

servicio público. Si analizamos por ejemplo la Guía delPlan Nacional de Evaluación de la Calidad de las Universidades de Es

paña encontramos claramente definidos algunos de los principios deesta filosofía política:

La aportación del sistema universitario al desarrollo económico como principal exigencia.

La c a l i d ~ d y eficiencia del sistema para la competencia en un marcointernacional de producción y enseñanza.

La atención al usuario, concebido como cliente, en un sistema mer

cantil de oferta y demanda que ha de garantizarla capacidad de elección al «consumidor».

La eficaciay rendimiento de los recursos humanos.

La enunciación de conceptos fetiche como «Sociedad del Conocimien

to», liberación del tejido escolar, flexibilidad o calidad educativa di

fundidos po r organizaciones como la OCDE, encubre de este m'odo

lógicas sociales sustantivas que tiene visos de cercar la escuela, hacien

do aceptable de partida las desigualdades, con la consiguiente renuncia

a un proyecto público y colectivo de socialización cultural. Reformu

ladas las nociones convencionales de capital humano, la idea de Socie

de la Información y eldiscurso de la educación permanente de ca

lidad nos presentan como razonables e inevitables los procesos de

r e e s t r u c t l ~ r a c i ó n productiva, la flexibilidad laboral y la desregulaciónde las actividades económicas en virtud de una concepción de la vida

pública basada en . a d a p t a b ! l i ~ a d productiva de laeducación y elprin

CIpIO de responsabilidad individual. Estas estrategias educativas coinci

además con las fusiones aceleradas de las empresas de telecomuni

caciones dentro y.fuera de nuestras fronteras. En Estados Unidos, por

ejemplo, la situación se asemeja al período liberalizador de la era Rea

gan, concentrando po r ejemplo con más intensidad si cabe que duran-

102

radores, lo que favorecerá probablemente un proceso de concentración

oligopolista del mercado en manos de un reducido número de compa

ñías transnacionales (Pozzi, 2005). Este club restringido de grandes

empresas como Comcast es el que está liderando el proyecto educati

va de la SI, orientando las líneas directrices de la convergencia digital

que organismos como la Unesco sostienen especialmente en países pe

riféricos.

La penetración de las compañías comerciales en el sector educativode los países del sur tiene lugar en varios ámbitos: desde la formación dela alfabetización digital al patrocinio de campañas de educación de la

familia y la conexión de centros escolares. El gran capital no ha asumi

do, por el momento, la dirección y gestión del sistema educativo. Másbien, por lo pronto, trata de orientar la formación del capital humano

en sus propios términos y según sus propios objetivos, alconstituiraún

el negocio educomunicativo un sector débil y menor en el conjunto de

la economía. La experiencia británica demuestra que «el lobby del ne

gocio de la educación apunta principalmente a la enseñanza posobliga

toria y no a lagestión de los centros y lo hace mediante los sistemas deenseñanza a distancia o la creación de campus universitarios en el ex

tranjero» (Hatcher, 2005).La OCDE marca, en esta línea, los ejes y principales funciones de la

institución escolar. En un documento presentado en el encuentro de

Ministros de Educación celebrado en Dublín (18-19 de marzo de 2004)

se concluye que el gobierno es el principal responsable en materia de

formación inicial. Los empleadores y las empresas contribuyen traba

jando con el gobierno y las instituciones educativas para asignarles ob

jetivos claros en función de las necesidades del mercado. Con la explo

sión y desarrollo exponencial de laeducación superior, laOCDE piensa

directamente en la inversión y liderazgo del capital privado solicitandode la Administración Pública una relación más equilibrada entre gasto

público en educación reglada y desarrollo de la formación permanentepara así facilitar lalibre concurrencia de los operadores del mercado en

la enseñanza universitaria. En esta estrategia política se califica directa

mente al sector público como anquilosado, disfuncional y poco prepa

rado para elcambio, y al sector privado como un actor económico di

námico, transparente e innovador, hasta el punto de que, como advierteHenry Giroux (1999),la proliferación burocrática del capital intelectual

y sus ataduras a la maquinaria del capital y el surgimiento de las aso-

103

ciaciones de comercio industrial han contribuido a crear por parte de

quienes ven la educación como un vehículo para la democracia muchadesconfianza hacia las instituciones de aprendizaje superior.

Si la revolución de las nuevas tecnologías -se afirma- afectará al in

dividuo, a su vida doméstica, social y laboral y la economía digital fa

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Esta falta de confianza ha reforzado la idea de que la adaptación de

laU niversidad a las auténticas necesidades de la sociedad no puede lo

grarse a t;ravés de Unproceso planificador gestionado en régimen de

monopolio po r los poderes públicos «porque carecemos de la infor

mación y del conocimiento preciso para saber qué necesidades va a

plantear elfuturo» (Moreno de Albarán, 1999).Es necesario por tanto

f o r t a l e c e ~la

c o m p e t ~ m c i aentre sector público y privado y aun dentro

del propIO sector p ~ b l I c o para hacer posible esta adaptación. Así, el

presidente del Comité de Gestión Empresarial y Productividad del

Círculo de Empresarios comienza por insistir en introducir mecanis

mos de m e r ~ a d o en elcampo de la educación, siguiendo el ejemplo de

Estados Unidos y,consecuentemente, reducir de paso el gasto público,

para termmar dictando la oferta, organización y misión del sistema

educativo, según supuestamente las necesidades de la población. Para

h a c e ~ e f e c t l v ~ esta reforma, las políticas de libre competencia y priva

u ~ a c l ó n del SIstemapúblico universitario han recurrido al discurso jus

tificativo de la calidad y al papel modernizador de las nuevas tecno

logías. Las palabras del entonces rector de la Universitat Oberta de

Catalunya, Gabriel Ferraté, son ilustrativas de esta visión instrumental:

La enseñanza u . n i ~ e r s i t a r i a b a s ~ d a en la presencialidad como distintivo ga-

rantede!conocirruento y lacalidad hatocado techo.Un método queha sacrahzado la figurade!profesor y ha permitido quela retórica sustituya aldebatey al aprendizaje individua] y permanente,y queha vaciado demasiadas aula.s del espíritu uni:crsitario para convertirlas, en elmayor de los

casos, en SImples conferencias. Hemos olvidado que nuestra misión es en-

señar a aprender más que transmitir lo que sabemos -tan caduco y fácil-

m e ~ 1 t ~ obsoleto-, que nuestra misión es cultivar el espíritu crítico y es, en

definitiva, estimular el interés de las personas en el conocimiento como ba-

sede su propia conciencia individual y social(Ferraté,2001).

Nadie, ciertamente, certificaría lo contrario. El problema es que, al ca

lor de esta defensa de laexcelencia y lainnovación de Unasociedad del

c . o n o c i ~ i e n t o sin fronteras, y adaptada al estudian'te, se justifican politicas e intereses ocultos, e mconfesables, afines a la «retórica" de las

grandes empresas tecnológicas de las que el ex rector de la UOC for

ma parte destacada. N o es casual por tanto la inocente e idílica visión

de las TIC en el discurso público sobre la reforma de la enseñanza.

104

cil itará nuevos yacimientos de empleo en sectores como la salud, la

educación y, en general, el sector servicios, Internet brinda u?a opor

tunidad de negocio a todos aquellos que qUieran innovar y dltl!?lr sus

propios proyectos empresariales y de autoernpleo frente al ~ o m m o de

las grandes corporaciones que no debe ser desde luego desesuma?a. En

este contexto, la formación electrónica constituye un factor crucial pa

ra superar las brechas y exclusiones digitales. Por ello, la educación ha

de transformarse, adaptar sus contenidos, redefinir procesos, actualizarlas formas de organización y evaluación de los aprendizajes, al tiempo

que los gobiernos deberían adaptar políticas e d u c ~ t i v a s flexibles y mo

dernas. Como argumenta un informe para el gobIerno estadounidense

en materia de teleeducación y reforma educativa:

La nueva economía requiere una fuerza de trabajo capaz de manejar y res-

ponder eficazmente a la «explosión» del conocimiento. En este proceso, la

empresa demanda de la instituciónuniversitaria la,educación y ~ n s t r u c c i ó nnecesarias para responder a este reto. Pero ademas de esta preSIDn son cre-

cientes las exigencias financieras que deben cumplir las i n s ~ t u c i o n e s de .edu-

cación superior: colleges y u n i v e r s ~ d a d e s deben controlar e . m , c 1 ~ s o reducir

costos, así como desenvolverse eficazmente en lanueva dinámica compeuuva,mientras tratande responder a demandas crecientes del entorno social. En

sí mismos, cada uno de estos factores son más que significativos; colectiva-

mente, todos ellos desafían lasestrategias fundamentales de la educación superior ene!nuevomilenio (Haterick, Mingle y Twigg, 1997: 21).

Desde el punto de vista de las políticas públicas, los ejes estratégicos de

estas transformaciones son, en consecuencia, la modernización tecno-

lógica, la financiación de desarrollos y aplicaciones informáticas, la

convergencia jurídica transnacional, la innovación y liderazgo del mer

cado y lacaptación de capital riesgo. En definitiva, e!desarrollo de una

política pública de la educación pensada I ; ~ r a i.mpulsar la e c o . n o m í ~ deInternet con la más conservadora regulación fiscal y legal bajo el lide

razgo del mercado.

Sólo en este marco escomprensible e!omnipresente mito de Internet

y las TIC como herramientas de formación a medida y/o de p e r s o ~ a l i -zación de! servicio educativo. Ahora bien, si analizamos las Cornunida

des Utilitarias de Aprendizaje que representan hoy las experiencias más

innovadoras en materia de educación a través de las NTIC, observamos

que la noción de libre acceso a la educación para todos setraduce en:

105

La autofina.nciación de la infraestructura educomunicativa.

La m t e g r a c I ó ~ , y confusión de lo público y lo privado .

La orgarnzacion flexible de comunidades de aprendizaje local, re

Tales declaraciones, contundentes y en un tono que podría calificarse co-

mo desafiante, parecen estar dirigidas a los grupos que se han pronuncia

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gional y nacionalmente,

La a J : ' r o p i a ~ i ó ~ ~ n d i v i d u a l de las nuevas tecnologías.

La dIversIflcacIOn de materiales estilos y formas de d". , d ' apren izajc en

srstcmas estan ar y homogéneos de teleformación.

El pago po r los servicios de formación.

y !a vinculación de la enseñanza con el ocio y el consumo (hogar)

mas que con la producción (trabajo).

Tal r e a l i ~ a d dista mucho de los objetivospregonados po r laUnesco pa

ra este ~ ' u l e m o , la cual defme la educación cama un espacio abierto que

debe b n ~ d a ~ una amplia g ~ m a de opciones y dar la posibilidad de en

trar y salir facllmente del SIstema garantizando la adecuación entre lo

que la sociedad espera de las instituciones y lo que éstas hacen en rna

tena .educatIva. Para lograr tales objetivos, la Unesco defiende e! uso

c r e ~ ~ I v o de las redes y tecnologías informativas favoreciendo la reali

zacion de t r a n s f e r ~ ~ c I a s tecnológicas, la formación de recursos huma

para estas actl.vIdades y. también la elaboración de materiales di

dácticos que contnbuyan al intercambio de conocimientos.

Desde .una p o s i ~ i ó n un tanto optimista, se mencionan las posibilidades que

estos ~ l s t e m a s tienen de ayudar a corregir las graves desigualdades existen

tes: Sin e ~ . b a r g o , no hace referencia a cuestiones ineludibles como el

d1Sffi?digital, entendido COmo las diferencias que existen entre los países

el :nmer ~ u n d o y losno desarrollados en materia de infraestructura tecnologlca, as!COmo ensu uso, apropiación y dimensióncultural, diferencias

que como s a b e ~ o ~ representan un r e t ~ a v e n c e ~ antes de comenzara apro

vechar los beneficios dela convergencia (Crovi y Sierra,2005: 156-157).

Tres años después de la Declaración Mundial sobre la Ed . , S. l ' ucacron u-pe;IOr en e SIglo XXI, la Unesco recomienda sin embargo, en la reu -

mon llevada a ~ ~ b o P? r e! Grupo E-9 en Beijing, durante agosto de2001, la.educacIOn a distancia a través de la red como instrumento pa

ra erradicar e! analfabetismo, advirtiendo que esta línea de actuacióndebe ser llevada a efecto «aun po r enc ima y al margen de 1 . .di' di ' a resrstencrae os SI? 1cato.s magisteriales, [pues] la educación a distancia repre-

s ~ n t ~ la ~ m c a via para alcanzar t.UedIanteun mismo modelo tres obje

tlv.os. mas oportumdades educativas, calidad en los servicios masivos ybajo costo de la inversión»

106

do en contra de los nuevos modelos educativos, basados en lavisión y en

las acciones que delimita el documento para la educación superior. Estos

grupos, que se han manifestado de distintas maneras tanto en Latinoamé

rica como en Europa, constituyen una respuesta crítica a los programas

que han surgido desde elgobierno y el sector privado a partir de laDecla

ración de laUnesco de 1998, cuestionando lacreciente monopolización de

las redes y circuitos de valorización de laindustria de lacomunicación y el

control y organización de las nuevas formas de descentralización econó-mico-cultural de las industrias de la información por el capital transnacio

nal como resultado del actual proceso de globalización de una política liberalizadora asumida y pensada al servicio de los intereses estratégicos de

importantes operadores multimedia como Sony, Time Warnero Microsoft

(Crovi y Sierra,2005: 158).

En e! fondo, e! documento de laU nesco expresaun conflicto latente de

intereses que cuestiona y evidencia e! proceso de reestructuración glo

bal de! sistema educativo. Como señala McLaren, «los pactos regiona

les y de liberalización que surgieron durante la pasada década (la Or

ganización Mundial de! Comercio, el Tratado de Libre Comercio, la

Unión Europea, e! Mercosur latinoamericano y las negociaciones recientes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico

alrededor de! Acuerdo Multilateral acerca de la inversión) están for

mando el nuevo orden mundial de acuerdo con las condiciones más

idóneas de inversión para las corporaciones transnacionales» (Mcl.a

ren, 1999: 102).

En este proceso, la asimilación de las instituciones de! sector públi

co a los modos de gestión propios de! ámbito privado está significan

do la transposición de la f ilosof ía de la gestión empresarial al ámbito

educativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia, po r me

dio de las polít icas de Calidad Total y e! uso de las tecnologías educa

tivas y los sistemas de comunicación en la organización de la enseñanza. El pensamiento utilitarista que impregna las prácticas culturales con

los medios y los procesos de modernización educativa bajo la retórica

populista de! neo liberalismo imponen así la racionalidad económica en

la integración de los recursosy procesos de comunicación y educación,

de acuerdo con las necesidades de expansión de! capital:

Las redes, y más generalmente las NTIC, se inscribirían así con absoluta

naturalidad en esta corriente de la gestión de las empresas que, levantando

107

acta delagotamiento de laorganización científica del trabajo, pone el acen

to sobre todo en laproducción de información como condición de lasu

nergético de la comunicación como técnica y de la.supuesta capacidad

de autonomía del individuo como sujeto del trabajo y la cultura pos

moderna, a condición, claro está, de aceptar el orden de c o s ~ ~ existen

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pervivencia económica de la empresa: tanto en la imagen social de lasmis

mas, c omo en l a conti nua f or mu la ci ón de p ro ye ct os de empres a, e n la

experimentación permanente de losmétodos de producción y en la elabo

ración de productos que integren mucha creatividad (Miege, 1992: 54).

El recurso a tales técnicas parte de una «ficción" elemental. El nuevo

modelo de gestión solicita de los trabajadores su adhesión al proyecto

de empresa a través de laproducción audiovisual y elmodelo cultural dela industria del ocio orientado a la explotación de las profundas aspira

c iones y deseos del ind iv iduo , imponiéndoles precisamente el total

abandono de dichas aspiraciones individuales en función del objetivo

general de la producción. Las políticas tecnocomunicativas se imple

mentan así paralelamente al proceso de proletarización de los trabaja

dores, disciplinando al nuevo sujeto posfordista y desplazando las for

mas de saber -hacer y las habi li dades y competenc ias cogni ti vas en

beneficio del capital, que anula las formas de autonomía e independen

cia del trabajo creativo.

La consideración del papel determinante de la comunicación educa

tiva como lucha po r la ciudadanía no sólo en el plano social, sino tam

bién, y sobre todo, en el ámbito de la organización y estructura de la

producción económica, tiene en este sentido su razón de ser en el uso

de las técnicas de comunicación para la gestión, organización y forma

ción de la mano de obra, que reemplaza progresivamente al modelo de

organización cient íf ica del t rabajo y, más allá aún , reformula todo el

conjunto de formas tradicionales de organización social. Como ad

vierte Popkewitz en el caso de la educación:

Las reformas educativas actuales reconstruyen los registros de la adminis

tración social. Las identidades colectivas y sociales, y las normas universa

les de las que hacían galalas reformas previas, son sustituidas por imáge

nesde una identidad local,comunal y flexible.Las reformas conciben a unindividuo que resuelve problemas, que parece serun individuo descentra

lizado que actúa y participa manteniendo la distancia respecto a la inter

vención estatal (Popkewitz, 1999: 138).

La ilusión del fetichismo tecnológico que la mayoría de autores expre

san, a este respecto, al aislar la variable «nuevas tecnologías" en la in

terpretación de las transformaciones del sistema productivo, resulta en

esta línea solidaria de las pretensiones «demiúrgicas» del potencial si-

lOS

te y someterse a la disciplina del capital . «El modelo de g e s t l ~ n de co

municación y de construcción de la eorporate image se ha ~ m p u e s t o[así] en la sociedad como único modo de comumcar, Se consIdera que

la comunicación concebida de est a manera constituye una excelente

tecnologia de la gestión social. C o ~ ~ ejemplo,. ?astaria con. señalar. la

t nsión del modelo de comumcaClOn de gesnon hacia las ¡nStltUCIO-ex e . , h .nes estatales, las colectividades territoriales y las asociacrones umaru-

tarias. Todas ellas han redefinido su relación con los CIUdadanos y la so

ciedad civil recurriendo al know how y al imaginario del marleeting»

(Mattelart, 1998: 86):

El desarrollo del sistema de medioscomerciales globalesque tiende a con

siderar el dominio corporativo como algo naturaly bene:-olente era y es la

consecuencia lógicade la política de comunicación del libre mercado que

ha ido dominando globalmente en los ochenta y noventa. Los medios glo

bales son los misioneros de esta época, que p r o m u e v ~ n las virtudes lo

comercial y del mercado a grandes voces y de forma incesante a traves de

sus rapaces empresas y programas (Herman y McChesney, 1999: 63).

La emergencia de un modelo informativo t r a ~ s n a ~ ~ o n a l bajo elli?:

razgo del capital estadounidense y la c o m e . r c t a h z a ~ l O n de educación

no formal han impuesto como consecuenCia u.na lo?,ca politica, cultu

ral y educativa estructurada po r los intereses , d e o l ~ g ' c o s del ~ o r p o r a -tivismo capitalista, una l ógi ca en la que, posibilidades mismas de

ejercicio de la ciudadanía, de la cultura C I V I C ~ y de los derech.os socia

les son ocluidas por la determinación s u b ~ r d m ~ d a : las neceSIdades de

reproducción del conocimiento como capital simbólico.valonzab!e. .El consumo, las desigualdades de clase y de o ~ ? r t ~ m d a d e s , . el.,?d,

vidualismo radical y la competencia po r la adqulSlclOn, aproptacron y

compra del conocimiento (de la e d u c ~ c i ó n , e,:, suma) son hoy realidades indiscutibles en las políticas públicas nacionales, q u e ~ a n d o desle

gitimada toda opción política que no responda a las n : ~ e s , d a d e s d:

productibilidad del capital, como t o ~ a aq,;,ella política democratlca

de la Comunicación Educativa contrana o mcluso, en a ! ~ n o . s casos

simplemente diferente de los dictados de la eco?omla política liberal y

sus beneficiarios: los conglomerados corporativos del sistema global

de medios.

109

En suma, el mercado de los medios globales, orientado po r la agre

sividad competitiva de las grandes firmas corporativas estadouniden

la economíade la educación. Lafunción ideológica de estas teorías! e n ~ ~ -brir lascontradicciones y problemas existentes del proceso de .valonzaclOnde!capital,conduce,por otra parte,al alejamientode la práctica (Labarca,

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ses, en asociación con los grupos líderes europeos, favorecidos desde

una posición relativamente privilegiada por situaciones de monopolio

natural o virtual heredadas, refuerza un proceso de «concentración cul

tural» cuyo efecto más inmediato es la acentuación de los desequili

brios territoriales, la desigualdad y jerarquización social en el acceso y

participación en la distribución del conocimiento y el capital cultural

de las regiones y culturas locales que conforman elheterogéneo mapa dela cultura global (McChesney, 1998).

Un ejemplo ilustrativo de esta filosofía es, como hemos señalado, el

caso de la Comisión Europea que, preocupada po r el fomento de nue

vos conocimientos y la alfabetización tecnológica, ha puesto en mar

cha diversas iniciativas en materia de comunicación educativa desde

una visión instrumental de las nuevas redes de aprendizaje que han ter

minado fracasando po r la propia lógica constituyente de esta política

cultural, basada en el recorte presupuestario y el adelgazamiento del

sistema público a la vez que se exige, en programas y declaraciones pú

blicas institucionales, grandes esfuerzos de modernización tecnológi

ca para la transformación de la enseñanza formal, con el resultado ya

conocido de mayor endeudamiento y transferencia de fondos públicosa los operadores privados, sin que los proyectos de innovación peda

gógica del aula virtual multimedia hayan alcanzado siquiera la mitad

de los parabienes pregonados po r organizaciones internacionales co

mola OCDE.

El origen del notorio f racaso de estas polít icas se debe al propio

planteamiento de partida de la economía neoclásica de la información

y su incapacidad para transformar (cualitativamente) de forma signifi

cativa la sociedad emergente divisable con la revolución del conoci

miento:

La proyección de la organización de las empresas sobre la economía na-cional, en la que se basala teoría de los neoclásicos, encubre (por la injus-tificadatransferenciade la racionalidadde la empresa individual) lasdificultades del capital para optimizar e! sistema educativo, en e! sentido desubordinarlo a sus intereses de valorización. Las pretensiones contradicto-rias de lasdiferentes fracciones del capital;el proceso por e! que lasfuerzas económicas más poderosas, los monopolios y los oligopolios, imponensus intereses como los decisivos y dominantes paratoda lasociedad;la pro-blemática de una transformación institucional de los intereses dominantesno están de ninguna manera en las reflexiones de los modelos analíticos de

110

1989: 293).

La visión idealista de la modernización educativ.a d i g i t ~ l y lapolítica de

apropiación por desposes ión de las competenCias s?cIahzadas del

nacimiento se están traduciendo, como consecuencia, p ~ ~ c a n -zación de los trabajadores intelectuales, junto con la ~ n V a t 1 Z a C I O ~ de

los sistemas de formación, con el reforzamlento segun hemos VIsto

de las políticas de regulación de la p r o p i ~ d a d intel,ectual y de derechos de autor ampliados, así como la [inanciación ohgopdlstlCa del

sector ciencia-tecnología. La degradación del sector educativo -con la

descualificación de la potencia creativa de docentes, programadores y

analistas- esreveladora a este respecto del nuevo marco n o r m ~ t 1 v o que

impera en el proyecto de laSociedad Global de la Información.

5. Problemas y lógicas sociales delnuevo escenario cultural

Las lógicas sociales de la comunicación son aquellas reglas de funcio

namiento que ayudan a comprender las evoluciones c o y u n t u r ~ l e s y losmovimientos erráticos o de carácter táctico de los actores sociales .r

m

plicados, lógicas que el profesor Miege relaciona con los «movimien-

tos estructurantes!estructurados» de Bourdleu. .En el análisis de las políticas de comunicación y e d u c a C l ó ~ p ? d e m ~ s

distinguir dos lógicas básicas en la p o l ~ t i c a cultural: las d l l l ~ I C a Sblicas de socialización y democratlZaclOn de los recursos y s.lstemas d,l-

gitales y, por otro lado, la lógica social p r i v a t i z a d o : ~ . Las mIsn:as e s t ~ nrelacionadas con cosmovisiones y proyectos políticos, con ftlosoftas

sociales antagónicas, según advierte Apple:

Entre los intentos democráticos de reforzar los dere.ch?s de per?onassobre las políticas y prácticas e ~ c o l ~ : i z a c i ó ~ , y la m S l s t e n ~ l a neo!lberalen la mercantilización y la p n v a u z a c l o ~ hay Impor.ta.ntes d l f e r ~ n c . l a s . Elobjetivo de laprimera es ampliar lapolítica,para : ~ v l v l f t c a r la practica de-mocrática hallando formas de reforzar la discusión, el debate y la negociación pÓblicas. Está intrínse.camente ~ a s a d o en una v is ión de la demo-

cracia considerada como práctica educat.lva.Por otra ~ ~ r t e , la segunda t:atade contener la política. Pretende reducir toda la política a la economía, auna éticade elección y consumo (Apple, 1996: 55).

111

Las políticas públicas hoy dominantes apuntan en esta última dirección

h a c i e n d . ~ prevalecer elprincipio de libre flujo de la información y la

nanciacion de fuertes inversiones públicas para la adquisición de sis-

distintas alternativas y obstáculos que aparecen en el escenario mediá-

tico en relación con las necesidades actuales y futuras de la sociedad, la

economía y la cultura posmodernas. Un a tarea ésta altamente difícil y

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temas telemáticos de educación en lo que se considera, en línea co n la

t ~ o r í a de difusión de innovaciones, un indicador privilegiado demoder-

nización a. través de la comunicación para el desarrollo según una visión

evolucionista y orgámca de las tecnologías que reduce y limita la COm-

plejidad y potencia constituyente del nuevo ecosistema cultural cuando

en realidad «el'proceso de innovación es un proceso de aprendizaje, Un

proceso ~ o g m t l v o con un el?vado grado de irreversibilidad, que condu-ce a considerar que las soluciones que se alcanzan no son necesariamen-

te, en teoría, las más eficientes, porque dependen de las oportunidades

abandonadas en etapas anteriores" (Moulier Boutang, 2004: 96).

. Si, como h ~ ~ o s afirmado al comienzo de este libro, una experien-

CIa define los itmerarros culturales de la experiencia comunicativa tar-

domoderna, ésta essin duda la complejidad. La desterritorialización y

aculturación producidas po r la dialéctica acelerada del cambio social en

la época contemporánea convierten ho y la comunicación itinerante

en norma del consumo cultural, desformalizando los puntos de ancla-

?e la experiencia, al punto de condensaren la metáfora de lanavega-

C I ? ~ el umco marco posible, y deseable, de! actual orden social y sim-

bólico, con e! que se construyen los campos del imaginario social. Tallógica sociocomunicativa está dando lugar, en consecuencia a numero-

sos y complejos problemas de difícil resolución y conocimiento. La

polivalencia y t:ansversalidad de los procesos de información y cono-

cirruento a traves de las nuevas tecnologías electrónicas prefiguran el

enclave teórico de un contexto emergente cuya potencia exige, en este

sentido, un mayor esfuerzo de reflexividad de parte de los investiga-

dores, como ya de hecho sucede con las prácticas culturales a las que seven abocados e! conjunto de los actores sociales.

En esta línea, la nueva ecología de la comunicación exige una ética

y Unaculturadel diálogo y del aprendizaje de las multimediaciones cul-

turales que haga factible la apropiación simbólica, y material, del uni-ve rso de la información a partir de la problemática tensión entre la

identidad y la diferencia, la unidad y la pluralidad, que invariablemen-

te nos muestra la experiencia cotidiana en la que vivimos y materiali-

zamos la producción y reproducción de las representaciones sociales.

El reto de la comunicación educativa es anticipar en este sentido un a

mirada de futuro, un intento de proyección histórica sobre la utiliza-

ción y desarrollo educativo y cultural de! entorno, capaz de esbozar las

112

contradictoria.

Un a de las trabas primeras es el acceso a los datos comerciales, a la

información sobre patentes y nuevos productos, análisis de mercados,

previsiones de precios y de lademanda, m o v i ~ i e n t o s financieros. y.netarios y resultados de las investigaciones industriales; en definitiva,

las restricciones en el acceso a los datos científicos, tecnológicos y co-

merciales para que los países en desarrollo y las economías locales pue-da n planificar sus políticas públicas en condiciones de igualdad frente

a las empresas transnacionales y grupos extranjeros en contra de la su-

puesta disponibilidad de recursos y fuentes de información que preco-

niza el discurso sobre la Sociedad del Conocimiento. «Una contra-

dicción que tiene su base en esos mismatchings de la economía del

conocimiento, en los desajustes derivados de la inadecuación del prin-

cipio de escasez y en lalógica de los rendimientos crecientes; en última

instancia, una crisis que derivaba de la dificultad para establecer un a

medida, no arbitraria, no convencional, de la productividad, en el mo-

mento en el que el capital fi jo cor respondía menos con el sistema de

máquinas y con las instalaciones industriales que co n la cooperación

entre cerebros» (Moulier Boutang, 2004: 21).

Hemos visto cómo eldenominado Nuevo Orden Mundial de la In-

formación y la Comunicación del Capitalismo Cognitivo está basado

en el control de la producción y dis tr ibución de la cultura y la comu-

nicación públicas, integrando los bienes simbólicos como parte de un

sector mundial de servicios electrónicos dirigido po r las multinaciona-

les a partir de la eliminación de barreras al comercio de bienes y servi-

cios, elfavorecimiento de la competencia, la liberalización de las inver-

siones, el establecimiento de procedimientos administrativos conjuntos

efectivos y lacreación de una base para laextensión del acuerdo en fu-

turas conversaciones bilaterales y multilaterales. En este contexto, Es-

tados Unidos está presionando a la Organización Mundial de Comer-

cio para que incorpore el comercio único en las previsiones de servicio

(comunicación y educación incluida, por. supuesto). como parte. del

proceso de liberalización de los intercambios comerciales. Esto elimi-

naría muchos de los apoyos co n que contaban los gobiemos de E ~ r o -pa y América Latina para aplicar sus políticas nacionales de comunica-

ción y cultura desde una visión equilibrada de servicio público. Esta

iniciativa, que se está materializando merced a tratados bilaterales, esel

113

nuevo producto cultural a exportar po r el Imperio como marco regulador de las industrias de la conciencia. El profesorVincent Mosco sostiene, en este sentido, que, frente a la tríada de poderes (Estados Uni-

ras nacionales sucumben ante el arrollador poder de uniformizaciónmercantil, como prueban las iniciativas aisladas y sin solución de continuidad en las comunidades autónomas de España. El respeto y fo

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dos, Japón y UE), hoy tenemos el superdominio estadounidense comoauténtico Imperio global basado en la superioridad informativa. Aunperdiendo terreno en el aspecto económico, Washington todavía controla las metáforas, las imágenes y las expectativas que motivan a granparte de lahumanidad. Lo que vende es elmodo de vida americano. Lametáfora del libre comercio como visión política es, en sí misma, elob

jeto de exportación y principal resorte del Imperio.La concentración vertical y multimedia crecientes, la transnacionalización del sector y la simbiosis del poder informativo con el económico-político se alimentan de ello. Estas líneas de evolución, estrechamente interrelacionadas con el desarrollo de la economía, restan comoresultado autonomía a las decisiones de tipo localista o nacional. En esta línea, desde 1986 funciona el Programa Intergubernamental de Informática que asiste a los Estados miembros en lapreparación y aplicación de políticas nacionales para el desarrollo de la informática, asícomo la creación de redes de telemática para el correo electrónico y elacceso a los bancos de datos al margen o sobre las decisiones políticasde los gobiernos nacionales favoreciendo oligopolios privados de comunicación en función de su elevada capacidad de servicio ante las crecientes demandas de la Sociedad del Conocimiento.

En un sector de tanto crecimiento como el de las telecomunicaciones, se observa, se constata así finalmente, tras un detenido análisis dela situación y prestaciones del servicio, una oferta deficiente y de pocacalidad. Si analizamos el caso de España o de muchos otros países deEuropa y América Latina, se observa, además de una insuficiente densidad de líneas telefónicas en territorios y áreas rurales, grandes desequilibrios estructurales entre las regiones y una oferta excesivamenteenfocada a la demanda de los negocios empresariales. La política tarifaria, que puede introducir aspectos redistributivos en las rentas entre

los diferentes estratos socioeconómicos mediante la subvención deunos servicios por otros, es un indicador de la discriminación clasistaque hoy hace recaer en los usuarios más modestos los costos de pro-ducción sin establecer distinciones en positivo sobre los usos socialmente necesarios y aquellos otros que utilizan elservicio como una herramienta de mejora en la gestión de su negocio.

En la misma tónica, la ausencia de una política nacional de comunicación refuerza los desequilibrios interregionales. Las lenguas y cultu-

114

mento de las minorías y nacionalidades culturales constituyehoy día elcentro de las contradicciones entre el viejo Estado-nación y el nuevoorden mundial de espacios supranacionales de integración como UE.En el caso modélico de España, las administraciones autonÓmIcas seenfrentan al denominado "doble déficit democrático»: primero, por laconcentración del poder ejecutivo y legislativo del E s t a d ~ y, ~ e ~ n d o ,por la transferencia de competencias a las autondades e mstituciones

comunitarias.La investigación en comunicación tiene sin duda por delante a este

respecto una compleja tarea de r e d e f i ~ i c i ó n de,las!,olíticas públicas enel nuevo escenario económico transnaclOnal.Mas aun SI consIderamos elcrecimiento de las alternativas de los sistemas de distribución digitalque amplía signicativamente el espectro y diversidad de formas de regulación. Como advierte el profesor Bustamante:

Los riesgos de desestabilización que entraña la irrupción de los gigantes

empresariales de las telecomunicaciones, la informática u otros sectores

ajenos hasta ahora a la comunicación y la cultura (eléctricas, empresas de

agua, bancos.. . ) no son [sin e m b a ~ ~ ~ ] c o n t e ~ p l a d o s ensu vertiente e c ~ -nómica(opacidad, abusosde poslClon dominante) ru en laculturaly politica(reducción delpluralismo). Tampoco lospelIgros dela IUtegraclOn vertical entre difusión y producción entre redes y c o n t e m ~ o s r e c l ~ e n mucha

atención, ahogados por los imperativos de la competencia mundial (Busta-

mante,2004: 15).

En este sentido, llama poderosamente la atención cómo la afirmaciónde la valiosa contribución de las políticas culturales al desarrollo e.co-

nómico se produce paralelamente a la d e s p o l i t i ~ a c i ó n de las políticaspúblicas, delegadas a organismos paraestatales «independientes»:

Con la eliminación o los cambios progresivos de las funciones de interme-

diación del gobierno o de la administración entre el Estado central y , l ~ sinstituciones de enseñanza, la política convencional y el control b u r o c ~ a t I -co a cargo de organismos públicos se sustituyen con instituciones casi au-

tónomas con presupuestos propios que compiten por los clientes en elmercado, un sistema de rendición mercantil de cuentas que, con f r e c ~ e n -cia, está regulado por las llamadas agencias no gubernamentales. Estas I ~ S -tituciones casi autónomas,financiadas por el Estado, aunque en su funcio-

115

n a m i e ~ t o intervenga un número considerable de elementos privados y vo-

luntarios, hacen que la educación parezca tener un carácter menos político(Whitty, Power y Halpin, 1999: 63).

Los principios de contabilidad de costes de eficiencia, estimación, predic-

ción y control del orden empresarial han modificado de muchas maneras

el significadoy propósito de la educación [...] En la actualidad, a muchos

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~ s í , las p o l í t i ~ a ~ c u l t u ~ a l e s son desprovistas de todo control y raciona-

Iidad d e m o c r a t ~ c a , .vacla,ndo de c o ~ t e n i d o la discusió? pública, parale-

lamente a la pnvanzación de la universidad , los medios de comunica

~ i ó n , ~ i , s t e m a s de telecomunicaciones e incluso los programas de

investigacion y desarrollo en beneficiode las grandes corporaciones in

dustnales y del capital financiero.En esta línea, estrategia de despolitización de las políticas públi

cas en cornurucacion y educación debe ser situada dentro de una diná-

mica ideológica mucho más globa l en la que estamos asistiendo al in

tento del nuevo bloque hegemónico por transformar nuestras ideas y

filosofía acerca de la función de la comun icac ión y la educación de

acuerdo c? n nuevos parámetros; una dinámica que -como advierte Ap

ple- habna hecho estremecerse a Dewey y que se caracteriza, básica-

m:nte, por la,c.onversión de la dem.ocracia en un concepto más econó

mICO .que político, en el qu,:, el s e n t l d ~ y noción de bien público queda

ma.rgrnado de las deliberaciones sancionables po r los intereses corpo

ranvos de las industrias de la conciencia.

. , Los valor,:,s e m p r ~ s a r i a l e s de flexibilidad, competencia y produc

Clon. racionalizada bajo demanda son los principios posfordistas que

mspiran hoy esta filosofía pública en comunicación educativa. En tor

no a ellos, se esbozan diversas medidas y programas de actuación cul-

tural que tratan de integrar el sistema educativo y los medios de co

municación procurando:

1. La liberalización de las ofertas formativas y posibilidades electivas

de acuerdo con principios de economía de mercado.

2. La calidad y excelencia en función de objetivos y conocimientos cu

rriculares básicos y sistemas de validación y evaluación nacionales.

3. El dis eño de contenidos de instrucción formal convencionales.4. La orientación empresarial de los programas y actividades académi-

cas en función de las necesidades de la industria y del mercado detrabajo.

Estos cuatro objetivos son especialmente constatables, po r ejemplo, en

los proyectos de modernización de la enseñanza superior. Como criti-ca Giroux:

11 6

decanos se les confiere el título de presidentes, los programas académicos

se racionalizan para recortar gastos y, en muchas universidades, los nuevos

directores ejecutivos trabajan activamente para entablar relaciones estre-

chasentre sus universidadesy el mundo de la empresa(Giroux, 2001b: 57).

Al mismo tiempo, las políticas de privatización y concentración cultu

ral refuerzan desigualdades estructurales que, agudizadas po r el objeti-vo de la competencia, reducen las expectativas sociales respecto al sis-

tema público, favoreciendo una lógica darwinista de selección que

obliga a la Universidad a incidir con mayor énfasis si cabe en las polí

ticas modernizadoras de calidad total, productividad y desarrollo tec-

nocomunicativo para la formación virtual y flexible a distancia, cuyos

efectos son cada día más perjudiciales para la formación y conocimien

to universitario, al reproducir un círculo vicioso a escala global, sólo

superable desde un discurso y acción política alternativa al modelo ca-

pitalista. En este escenario, cabe destacar, de acuerdo con Shalini Ven-

turelli, cinco problemas estratégicos para el desarrollo de la Sociedad

delConocimiento:

1. El servicio universal. Las limitaciones de acceso en un marco supra

nacional de libre mercado cuestiona la retórica liberal y las prome

sas integradoras de las TI C po r la lógica discriminatoria, competiti

va y poco transparente que imponen hoy las políticas privatizadoras

del sector informativo.

2. La política de competencia. Se habla de terminar con el monopolio

público para la libre competencia, pero la lógica mercantil está con

figurando una oligarquía de la información que restringe y empo

b rece la o fe rt a cul tu ra l en mate ri a de comunicación y educación,

agudizando las contradicciones en torno al potencial emancipador

de las nuevas tecnologías.

3. La propiedad intelectuaL ¿Qué t ipo de régimen legal en los merca-

dos internacionales puede democratizar la comunicación, cuando,

en realidad, se trata de la expansión de los int ereses p rivados y la

apropiación del espacio público? El problema de la propiedad pri

vada o común de los bienes culturales constituye, en este sentido,

una encrucijada problemática para eldesarrollo de la Sociedad de la

Información.

117

4. El gobierno electrónico. Igualmente, resulta problemática la con-

formación de las formas participativas de democracia digital. Qué

criterios y cómo se articula la ciudadanía virtual en el gobierno elec-

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trónico centra hoy buena parte de los discursos en torno a la go-bernabilidad en la era de la cibercultura.

5. La producción de contenidos. Por último, las políticas de ayuda a la

producción de contenidos multimedia debe tratar de resolver cómo

pueden participar desde sus referentes culturales los sectores mino-

ritarios en la producción, edición y distribución de información y

conocimiento teniendo en cuenta que las redes globales están hoyhiperconcentradas (Venturelli, 1999).

El actual desarrollo de las políticas educativas y tecnológicas de cons-

trucción de la Sociedad Global de la Información está resolviendo en

falso éstas y otras preguntas fundamentales en la acción pública guber-

namenta l y en las propuestas de los expertos que asesoran a los orga-

nismos internacionales. El modo de acomodar y pensar las iniciativas

públicas en estos cinco ámbitos, resulta, a nuestro entender, crucial pa-

ra definir alternativas democráticas en las actuales circunstancias histó-ncas.

Como trataremos de ver en el próximo capítulo, la promesa del de-

sarrollo a escala local, del desarrollo endógeno y sostenible de la c iu-

dad educativa en la era digital, depende cada vez más de la inteligencia

política y de la episteme educomunicacional con la que nos enfrenta-

mos los profesionales de la comunicación y la cultura.

118

111

Políticas públicas de la sociedad cognitiva.Retos y contradicciones

La inteligenciaha dejado de serla capacidad de resolver problemas

para ser la capacidad de ingresaren un mundo compartido.

F.VARELA

Los modos deproducción y socializaciónpropios de la cultura son los que

es preciso introducir en la economía.

G. SIMMEL

Hasta aquí hemos aseverado, de forma ~ o n ~ ~ u y e n t e , que las,tendencias

imperantes en la industria de la comumcacion y la educación.contem-

poránea, así como los procesos de privatización y desregulación de la

economía en la dinámica de convergencia regional, dibujan en la ac-

tualidad un escenario complejo y contradictorio en el que cada día,es

más evidente la necesidad de conocimiento sobre los problemas POh;l-cos y culturales que t ienen lugar en t ~ r n o al proceso de construccion

de la Sociedad Global de la Información, .

Sien los sesenta tuvo lugar la apertura del sector educativo a lacre-

ciente internacionalización económica de las industrias c u l t u r a l ~ ~ , des-de ladécada de los noventa la transnacionalización de educación y la

cultura, alcalor del proceso de concentración y expansión ~ e l s e ~ t o r delas telecomunicaciones, viene introduciendo cambios significativos en

119

la renovación de las visiones y los contenidos culturales de la educa

ción, en virtud de las posibilidades de la comunicación instantánea y

del acceso universal y personalizado al conocimiento.

Las nuevas tecnologías de la información han propiciado el desarro

La definición de la información y el conocimiento y las nuevas for

mas de saber como objetos de consumo cultural, identificando los

actores de la educación y la comunicación social como receptores y

clientes de los servicios y bienes simbólicos.

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llo de nuevos modelos de mediación que, aplicados a laformación per

manente y a distancia, empiezan a modificar las estrategias institucio

nales de gestión, regulación y organización de la socialización del sabery del conocimiento y de reproducción de la fuerza de trabajo, cambios

éstos sin duda trascendentales desde elpunto de vista del desarrollo so

cial, pues «las nuevas tecnologías impactan en los subsistemas de pro-ducción, distribución y consumo, por un lado, y en los mecanismos de

reproducción social y del poder, por otro. Cambian, también, las no

ciones de tiempo y espacio, de poder y libertad, lo individual y colec

tivo, lo público y privado, [las culturas] nacional e internacional, [y elámbito de lo] productivo e improductivo» (Zallo, 1992: 45).

La reestructuración cultural del medio educativo por acción de losnuevos sistemas de información no sólo impugna en este sentido lacen

tralidad del monopolio formal de la enseñanza en la socialización del

saber con los instrumentos multimedia y el proceso de semiotización

de la vida cotidiana, además significa un proceso de reconversión de la

dinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la indus

tria electrónica, un cambio en definitiva de la lógica de la articulacióndel conocimiento y de la producción social general.

La actual revolución educativa constituye, básicamente, una pro-

puesta de cambio de las pautas de regulación social en función de lasnecesidades de adaptación a las demandas que formula el modelo he

gemónico de reproducción social, organizando y confiriendo valor a

determinado tipo de saberes; legitimando formas institucionales y de

relación social concretos, y valorando determinados estilos de racioci

nio, clasificación y ponderación coherentes con el proceso de expan

sión y competencia de la industria cultural capitalista (Popkewitz,1991).

Así, se aprecia en las líneas generales de las políticas de Comunicación Educativa:

El dominio de un discurso «modernizador» de la educación y el

aprendizaje según criterios técnicos e instrumentales.

La subordinación de la política educomunicativa a los objetivos

económicos, despolitizando el proceso de integración en el marco

de construcción de la sociedad global de la información.

120

La notoria contradicción entre los enunciados y propuestas, a nivelde discurso, de la Sociedad Global de la Información y la realidad

cotidiana del sistema educativo y de las clases subalternas, despla

zadas del proceso de distribución del capital cultural por el nuevo

proyecto demodernización de laenseñanza y laprivatización de los

servicios públicos de educación y socialización cultural.

La nueva disposición institucional del sistema de enseñanza restringe

así finalmente el alcance de las potencialidades tecnológicas de la nue

va estructura telemática de información aluso dominante que establece

la lógica social de la economía política liberal, en función de los intere

ses de acumulación de la industria cultural, un aspecto, paradójicamente negado por acción y omisión en las políticas educomunicativas,

pese a la creciente determinación del sector educativo por lasindustrias

culturales.Las decisiones públicas relativas al proyecto de construcción de la

Sociedad Global de la Información definen, como consecuencia, un

marco cultural de desarrollo del sistema de producción por el que losdispositivos de socialización y educación pública se pliegan y desplie

gan en torno a las industrias de la conciencia, favoreciendo una nueva

pedagogía cultural mediática que mina y cuestiona el sistema formal deenseñanza en virtud de intereses más que educativos comerciales, por

lo que las necesidades capitalistas de valorización subsumen y colonizan la esfera pública como un objeto más de intercambio. En este pro-

ceso de subsunción de la sociedad entera por el capital, las políticas de

comunicación y educación han redefinido sus objetivos desde paráme

tros claramente economicistas, modificando la función y sentido del

conocimiento 'social a partir de criterios éticos, políticos y legales tec

nocráticos.Así, paradójicamente, la función productiva del conocimiento que

determinalas necesidades de comunicacióny educación en lanueva So

ciedad Cognitiva favorece un enfoque de las políticas culturales acor

de con los designios globales del capital vaciando, como veremos, de

contenido la discusión pública sobre la economía política del conocimiento en virtud de un discurso tecnocientífico que trata de abolir las

diferencias de clase y de funciones (entre trabajadores manuales e inte-

121

lectuales) po r razones de eficiencia, eficacia e idoneidad de las políticas

culturales, independientemente de la per tinenc ia y equidad de dichas

políticas; esto es, abstrayendo las contradicciones y el contexto histó

rico-cultural en relación con los intereses ideológicos que median los

nuevo modelo de configuración urbana, junto con elespaci? de.los flu

jos inmateriales de organización de las prácticas.sociales, . d I S O C I ~ la ex

periencia del espacio físico haciendo posible la simultaneidad v l r t u ~ 1 y

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programas de ciencia y tecnología, comunicación, educación y desa

rro llo, en el modelo de integración dominante del mercado mundial,

cuando, como decimos, toda experiencia en materia de comunicación

educativa presupone una posición, un interés, un compromiso y con

cepción ideológica determinada del poder cultural que pueden, y de

ben, ser analizados históricamente.En este capítulo, trataremos de esbozar, sucintamente, las tenden

cias de integración y globa lización económica de la Comunicación

Educativa a partir de las políticas públicas de convergencia telemática

en el campo de la educación como objeto privilegiado, además de pro

blema estratégico, para el futuro desarrollo del proyecto SGI y las nue

vas formas mediáticas digitales que hoy reformulan conceptualmente

el sistema convencional de medios articulando dinámicas originales de

producción y organización de la mediación cultural.

1.Elreto de la ciudad educativa

Las mutaciones que introduce la «galaxia Internet" en la nueva morfo

logía social se manifiestan con especial intensidad en las perturbaciones

e irrupciones de la actividad social que afectan a la cultura; transfor

maciones reticulares y centrífugas de lanueva ecologíacultural que hoy

permiten sobremanera al sujeto de la posmodernidad permear la reali

dad misma, personalizar el mundo, apropiarse con la imaginación de

mundos posib les y reales de interacción, y proyectar nuevas lógicas

de participación y desarrollo local a partir del nuevo ecosistema in

formativo.

En la nueva cultura mediática, el proceso de comunicación se ha li

berado po r completo de las coordenadas espaciotemporales descritaspo r Descartes en los a lbores de la modernidad con formas ampliadas

de experiencia que trascienden el horizonte local de los acontecimien

tos. Más aún, la espacialización del tiempo en la red anticipa una nue

va concepción de lo local.

Castells habla en este sentido de una nueva lógica espacial basada en

flujos de información frente a la lógica de la organización social arrai

gada en la historia de los lugares y territorios locales inmediatos. El

122

el espacio fragmentado atemporal. Tales transformaclOnes se manifies

tan y repercuten con especial intensidad en la planeaCIón urbana.

En las dos últimas décadas, se ha iniciado como resultado un pro

ceso contradictorio de transformación urbana en torno a las redes tec

nomediáticas y comunicacionales y la revolución digital, reorganizan

do las bases de articulación de las ciudades y megalópohs modernas que

trasciende las formas históricas conocidas de territorialidad. La reformulación informacional de lo urbano nos plantea a este respecto SIg

nificativos interrogantes sobre las lógicas de:planificación ygestión co

municac iona l en las pol ít icas de ordenación del terntono y e:n las

políticas culturales, apenas explorados en el campo de,la.Comumcolo

gía. Pero sobre todo nos sitúa ante. un problema I d e o l ~ g l c o fundamen

tal de legitimación y fundamentación del contrato SOCIal que reformu

la la función social de la comunicación, la educaCIón y la cultura.

Sobre las formas convencionales del lazo social, sobre las prácticas

y representaciones s i ~ b ó l i c a s m o d ~ r n a s , _el c i b e r e s p a ~ i o introduce

nuevos hábitos y relaclOnes. Como bien senala Echevarna, los proble

mas técnicos de acceso, circulación o transmisión rápiday segurade la

información a t ravés de Internet son importantes, pero resulta mucho

más urgente reflexionar sobre la conformación de la red como nuevo

espacio ciudadano. La conformación de una nueva telépolis c o n s t I t u ~ ea este respecto el principal reto que debe afrontar la agenda de mvesti

gación en comunicación.La ruptura de los l ~ m l t e s mtern?s y exter?os

de la ciud ad y de los terntonos, la mtegracion y contusión los arn

bitos público y privado, tradicionalmente concebidos en el ?1SCUrSO y

en la comunicación política moderna separadamente, no solo a p u ~ t anuevas pautas culturales. de organización y ~ o ~ i a l i d a d h u m a n ~ s , SI.no

también a través de las diversas formas electromcas demteraccion e m

tercambio de información, la constituciónde un nuevo espacio de iden-

tidad y participación política. . .

..La cultura de la navegación, la cultura de la crisis comumcaclOnal,

de las migraciones y mediaciones c u l ~ u r a l e s h i b ~ i d a d a s y descentradas,

polivalentes y diversas, ha transgredIdo defm1tlvamente las leyes cul

turales de la proxemia, del territorio y las fronteras, de los modos de

identificación de lo propio y lo a jeno, de lo cosmopoli ta y lo local,

ra ir instaurando definitivamente una lógica transversal y constructiva

-autónoma, diríamos- de producción de las diferencias culturales, en

123

función de una nueva forma de organización espaciotemporal de laex

periencia, del sentir y del sentido, que por necesidad ha asumido comoprincipio la interculturalidad, el reconocimiento del otro, de la alteri

01 0 Vidali, la virtualidad de la nueva cultura mediática pone en juegono sólo la reivindicación de lo singularde toda experiencia, sino lapo-

tenciación y extensión de los sentidos recuperadores de la imaginación como medio productivo de conocimiento (Bettetini y Colombo,

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dad como identidad, y asimismo la asunción de una cultura del diálo

go. Ello supone, desde luego, un cambio cultural sin precedentes que

incide de forma especial en la memoria colectiva.

Hoy, de hecho, la red se está convirt iendo en el espacio o entor

no/memoria de la cultura popular. Pero, como advierte Héctor Sch

mueler, la velocidad de escapede la «galaxia Internet» plantea un pro-

blema:

Entre memoria y comunicación existe una relación inquietante: se exclu-

yen y se necesitan almismo tiempo. La idea de comunicación generaliza-

da en nuestros días evoca la instantaneidad, la simultaneidad y, en ellími-te, el no tiempo. Lamemoria siempre exigió la duración, la persistencia;elconcepto de velocidad le es ajeno. Paraque lamemoria se adaptaraa la no-

ción de comunicación sin tiempo tuvo que excluirse de los cuerpos y alo-

jarseen la abstracción de señales electrónicas. La comunicación como pu-

ro contacto se corresponde a la memoria digital: almacenamiento de

sucesivas oposiciones de insignificantes unos y ceros. En ambos sólo se re-

conoce un cúmulo de fragmentaciones; parcelación indefinida que desva-

nece el reconocimiento de un origen y que se libera de cualquier perte-nencia. La memoria, así, se vuelve un repertorio idiota de datos y la

comunicación una serie de mecanismos que los interconectan. Tautológi-

co, este orden tecnoinstrumcntal en que se han inscrito memoria y comu-

nicación no haceotra cosaque repetirse a símismo (Schmucler, 1997: 12).

Pensarla aportación de lasNTIC a lamemoria y aldesarrollo local exi

ge, po r ello, en primer lugar, modificar las estrategias de análisis, cues

tionar los métodos y técnicas de investigación, integrar disciplinas y

perspectivas de estudio, cambiar la mirada en un sentido productivo

y ecológico. Los entornos complejos del ciberespacio y las redes tec

nológicas demandan una investigación crítica reflexiva y un nuevo

marco teórico capaz de describir y comprender las condiciones técnicas del mundo electrónico posmoderno desde una aproximación en

dógena y generativa sobre elcomplejo tecnomundo de los nuevos me

dios, pues sólo una observación de segundo orden permitirá proyectar

nuevos procesos de mediación.

En el actual entorno telemático es necesario en definitiva un cono

cimiento más elástico de la comunicación como flujo. Y un enfoque

más creativo de la investigación en comunicación. Como advierte Pa-

124

1995: 270).El desarrollo exponencial de medios inteligentes de conexión y

documentación informativa nos plantea a este respecto una reflexión

fundamental sobre lapropia naturaleza del pensamiento y la cogniciónhumanas. La sociedad telemática nos ha hecho comprender, al fin, re

flexivamente, la relación ecosistémica que mantenemos con nuestro sistema y con el entorno que observamos y transformamos a través del

proceso de conocimiento. El cambio de paradigma comunicológico

parte, en este sentido, de una consideración creativa de la complejidad

social en torno a los nuevos procesos de mediación informativa, pro-

yectando el campo social del entorno urbano como un espacio plural,

constructivo y contradictorio de las identidades culturales múltiples,como un espacio de encuentro, de nuevas realidades, de socialización,

migración y transformación del terri torio, como una red de redes y

vínculos sociales.La metáfora de la red aquí más que un juego lingüístico da cuenta

de un proceso imaginario que trata de convertir a los actores sociales

en tejedores de sueños, en artífices de los procesos materiales, simbóli

cos y político-sociales de la ciudad. Setrata de desplegar en esta líneauna cultura de investigación generativa que contribuya, como resulta

do, a desarrollar procesos colectivos de apropiación de las tecnologías

y saberes comunicacionales, ampliando la cultura de información vi

gente mediante una concepción comunicativa dialógica, emancipadora

y productiva de la cibercultura.Paraello, debemos comenzar a preguntarnos cómo searticulala red,

qué niveles de análisis y de qué modo se pueden comprender los pro-

cesos comunicativos a través de estas redes, más alláde la polarización

entre elindividuo y lared global. Y definir al mismo tiempo una nue

va política de la representación, pues, como advierte ]ameson, no hayproyecto de investigación sin racionalidad social e histórica, ni inter

vención cultural sin proyecto político.Para el diseño de la ciudad educativa o las ciudades del conoci

miento en la sociedad-red, una nueva política cultural exigiría a este

respecto la apuesta decidida por el empoderamiento del Tercer Sector

y de la ciudadanía, así como una decidida voluntad de configuración de

las condiciones propicias para una comunicación no burocratizada, ni

125

mercantilizada, en virtud de un modelo genuino y diferente de creati

vidad s ? c I ~ 1 ,que se inspire en la investigación-acción y la capacidad decornumcacion de las organizaciones no gubernamentales y los sectores

tradlclO."almente excluidos de!. proceso de modernización tecnológica,

pública local como un complejo entorno de participación pluralmente

constituido en el reconocimiento de las múltiples voces y actores que

lo conforman, rescatando la palabra, las prácticas comunicativas que se

generan desde los propios ciudadanos, en la definición de un nuevo

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con e!Iin de reconstruir espacios comunitarios, de participación y en

c u e n t r o ~ de diálogo y cooperación, que pueden sin duda contribuir al

fortalecimiento de la gobernabilidad y de las instituciones de la ciudad.

esta línea, toda ,idea compleja de comunicación pasa por la extensron de redes telemáticas, lapromoción de grupos autónomos de in

tervenci?n y e!diseño de proyectos comunitarios a partir de! lenguajede los vínculos y la cooperación productiva para construir comunica

ción local democrática multiplicando tres formas estratégicas de la comunicación alternativa:

La r e ~ e x i v i d a d colectiva y liberadora sobre las prácticas de comurucacion.

La cultura dialógica de construcción de! consenso.

y el reconocimiento de la multiplicidad y la diferencia.

La política de redes de pensamiento e intervención social en lacomu

nicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura otra

forma de organizar lacomunicación y la participación ciudadana'en laciudad educativa:

- Articulando dinámicas de consenso e integración de los diferentes

actores sociales de la ciudad en la discusión de! modelo organizativo de la comunicación pública.

Garantizando la cobertura y acceso de todos los usuarios.

Observando e!principio de igualdad en la participación pública de!

sistema cultural orgamzado por las industrias de la comunicación.

Facilitando lamultiplicidad de emisores y e!pluralismo real en laestructura de la información local.

y promoviendo e! uso creativo y crítico de los medios a partir deuna pedagogía de la comunicación transformadora.

Concebida como. una dimensión estratégica para reconstruir la ciudad

y dmamlz.ar la CIUdadanía y la gobernabilidad local, los espacios de

convivencia que.las redes sociales construyen en este proceso en los ba

rnos y los distritos de la ciudad para definir un nuevo marco de rela

ciones sociales hacen posible, desde una mirada ecológica, una esfera

126

modelo de desarrollo basado en la confianza ciudadana por mani

festarse, por hacer propuestas y llegar a acuerdos, en definitiva, por

transformar la participación en lavida política en un compromiso con

la comunidad y la convivencia. De acuerdo con esta filosofía, la comu

nicación se vincula de forma directa al desarrollo local en todas las fa

ses de! mismo, de forma transversal, tratando en todo momento de observar qué posibil idades hay de codeterminación, de proyección y

cambio histórico, de definición y afirmación de! deseo de una política

de autogobierno de la comunicación en la red global.

Tal dinámica presupone, en consecuencia, una intervención en red

con otras ciudades, experiencias y programas de trabajo nacionales e

internacionales, tratando en todo momento de pensar los macroproce

sos de configuración de la Sociedad Global de la Información a partir

de las dinámicas locales, próximas y concretas de los ciudadan@s. Esta

visión de las ciudades de! conocimiento parte en fin de una filosofía

praxiológica de la comunicación basada en cuatro principios básicos

que deberían adoptar las políticas culturales, y que podrían ser defini

dos como retos de la nueva sociedad cognitiva:

El liderazgo y capitalización del proceso por e!Tercer Sector y la

ciudadanía, conformando un modelo de organización, planeación y

gestión social de los planes de desarrollo local con las nuevas tec

nologías de la información y la educación con participación pública

y autonomía social.

La definición de un modelo reticular de organización y concepción

de! proyecto consciente de lalógica de desterritorialización que, aun

siendo un proyecto de base local, amplíe las estrategias de coopera

ción, intercambio de información y conocimiento, e intervención

con otros grupos, iniciativas y programas.La apuesta por un modelo de participación con énfasis también en

la economía social. Además de la prestación de esta función verte

bral estratégica para la Sociedad de la Información y la gobernabili

dad local, las políticas culturales en torno a las TIC deben tratar de

promover sinergias productivas, dinámicas de innovación y recon

ducción económica, con impacto en e! territorio, albergando pro-

gramas tanto de formación específica en e!campo de las nuevas tec-

127

nologías, como el asesoramiento y desarrollo virtual del pequeño y

mediano comercio local, y lacreación de nuevos servicios y redes de

producción, distribución y organización económica-social.

La promoción de una nueva cultura del ocio participativa y demo

dalidadesde acceso: lacomercializaciónde losdatos almacenadosacabaporconstituir otro criterio, esta vez de naturaleza económica, que.opera t a ~ ; oenla fase de seleccióncomo la de interrogación. El valor de lamfo,rmaclOn

no estáya determinado sólo por parámetros internos a la mstitucion docu

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crática, favorecedora de sinergias y procesos de configuración del

espacio público y la gobernabilidad local como resultado de las ini

ciativas de creación de los diferentes grupos sociales de la ciudad, es

pecialmente de los sectores marginados del proceso de innovación

tecnológica y desarrollo de la nueva economía de la información y

la comunicación.

A nuestro entender,las nuevas redes telemáticas abren un escenario

tencial de múltiples sinergias productivas de cooperación, organización

y autonomía comunitaria que debe ser explorado y conocido para un

mejor desarrollo de la comunicación local en las lógicas globales de la

nueva sociedad de la información. Las redes cívicas, los telecentros co

munitarios o plataformas públicas que generan formas innovadoras de

apropiación y uso de las NTIe, deben po r lo mismo ser revitalizadas

en los procesos creativos de organización y desarrollo social. En este

sentido, podemos decir que las comunidades locales en el ciberespacio

están en condiciones de articular procesos constituyentes de inteligen

cia colectiva para el cambio social a partir de las necesidades radicales

de los sujetos y conjuntos humanos. Al favorecer diversas formas de

interacción, cooperación e intercambio basadas en la participación ac

tiva, las comunidades locales disponen con las nuevas plataformas di

gitales de una herramienta poderosa de organización y desarrollo en

dógeno, favorec iendo además " la democrat ización de la creación

cultural y la ruptura de la barrera histórica entre productores y consu

midores de objetos culturales» (Abril, 1998: 72).

La transferencia de poder creativo a las máquinas de procesamiento,

depósito y programación informativa plantea, a este respecto, proble

mas estratégicos de corresponsabilidad y cogestión cultural en materia

de comunicación y desarrollo. La gestión de los bienes informacionales y de la exomemoria telemática, así como las formas de planificación

y desarrollo del patrimonio cultural, apuntan significativos interrogan

tes sobre las relaciones entre poder, información y desarrollo que ape

nas comenzamos a definir. Así, po r ejemplo:

Son determinantes, obviamente, las decisiones de política de la documen

ración, esdecir,lasrelativas a lasfinalidades del banco de datos y a lasmo-

128

mental, sino que se ve afectado por las leyes.de un verdadero ~ e ~ c a ~ o , . amenudo competitivo; así, la apertura al públIco -controla.da o indiscrimi

nada, gratuita o de pago- o la decisión de gestionar sól.o mtername?te las

informaciones almacenadas influyen tanto sobre la a ~ q U 1 t e c t ~ : ~ del SIstema

como sobre las convenciones adoptadas y, en un último análisis, sobre los

contenidosmemorizados (Bettetiniy Colombo, 1995: 226).

La apuesta, en este sentido, por una perspectiva virtual de las nue,:as

municaciones na debe entenderse en oposición a lo real, sino bien

a 10 actual, coma potencia, como realidad conceptual, c o m ~ u W ~ l a , pe

ro por lo mismo como una propuesta política de, c o m u m ~ a c l O n ~ a r ael ámbito local concreto. Pues sin proyecto esrrategico y política definí-

da no es posible la realización de la ~ ~ l t u r ~ m e d i á t i ~ ~ suger:da. .El modelo organizativo de planificación y g ~ s t l O n s o ~ ' a l de la ClU-

dad educativa parte de la necesidad de una decidida p ~ l 1 t l c a ~ o n s -trucción de redes púb lica s, de redes cr ít ica s de d ~ m l m o publico y

gestión social, con p a r t i c i p a c ~ ó n del gobierno municipal, las orgam-

zaciones sociales y la universidad. .. .

El reto comunicológico de estavisión de laSOCiedad cognmva en

resumen, tratar de realizar la producción y desarrollo de redes cl;,da

danas y experiencias de socialidad y comum.dades de. ' :Ida a partir de

los nuevos sistemas y entornos complejos de iníormación. Un reto po

co o nada fácil, de acuerdo con el profesor Artur Serra:

Sabemos que la ingeniería se basa en el d i s e ~ o , pero.no es lo mi.sIDo d i ~ e -ñar un sistema informático que una comumdad SOCIal con un SIstema

formático incorporado. La complejidaddel diseño esdo_ble, y los conocimientos necesarios paraabordarlo también. Y a ello se anade un ~ r o b l ~ m adifícil de tratar: ¿quiéndiseñauna comunidad?¿Se puede concebir eldise

ño de una comunidad por una minoría que lo l m ¡ ~ ) Q n g a al resto: a finde ser consecuentes con los principios de una SOCIedad democrática ha de

ser un d iseño de al menos una mayoría de dicha s o c i e d a d ~ ¿Tenem<:>s me

todologías paraque las comunidades se autodiseñen a sí mismas? (Finque

lievich, 2000: 195).

N o tenemos respuesta a éstas y otras muchas cuestiones. Sólo s a b e ~ o ~ ,por el momento, que las condiciones del cambio SOCial hiperrnediati-

129

zado exigen actitudes y competencias de los investigadores en comunicación completamente distintas para lainnovación y eldesarrollo de la

nueva cultura mediática. Hablamos por supuesto de una nueva lógica

de lamediación social entre los científicos de lacomunicación y su ob

identifica las líneas de fuerza que configuran el actual modelo societa

rio, prestando especial atención a los perfiles de la organización social

que emerge con el uso de las nuevas tecnologías de lainformación y de

la comunicación, cabe al menos dudar si este potencial tecnológico de

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jeto de estudio o, lo que es lo mismo, entre conocimiento comunicacional y realidad informativa.

Para ello, la comunidad académica de la comunicación, además de

hacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y metodológicas

de la investigación señaladas, debe tratar de articular nuevas formas de

organización que faciliten la autonomía social y la construcción del co

nocimiento complejo vinculando física, material y socialmente los nodos de la red de interacción mediática de lo local a lo global.

Parafraseando a Aristóteles, tenemos la certeza de que nuestra t e c ~nología no se justifica por su capacidad de dar respuestas, sino por ser

una creación de posibilidades, la posibilidad po r ejemplo de organiza

ción cooperativa del trabajo intelectual, de movilización y concentra

ción territorial para el desarrollo local endógeno a partir del conoci

miento socialmente dispuesto. Ahora bien, la definición de nuevos

«campus urbanos» dista mucho de aproximarse a la filosofía y visión

estratégica que aquí venimos apuntando. Entre otras razones porque

tales proyectos de socialización cultural tienen lugar en un marco de

cambios globales definido por:

El debilitamiento de los lazos de confianza entre los ciudadanos ylas instituciones políticas locales.

- El vaciamiento del espacio público y microsocial de intervención.

El pragmatismo de las políticas públicas municipales.y la desterritorialización cultural de las economías locales.

El desarrollo de la Sociedad Cognitiva viene así prefigurado por un or

den social en el que las nuevas tecnologías han superado, al menos su

puestamente, las restricciones de tipo espacial y temporal en la exten

sión del imperio de la comunicación a la producc ión, el ocio y elconocimiento social, sin que en modo alguno hayan transformado ra

dicalmente las lógicas dominantes de mediación. Sitomamos en cuenta

como único o fundamental punto de partida las características de lasTIC, cabría pensar, en efecto, que estamos ante laemergencia de un nue

vo modelo social. Ahora bien, si, como esde desear, el analista observa

atentamente otros criterios y aspectos significativos en elprocesode desarrollo económico y, desde una lectura histórica y social más amplia,

130

termina un modelo social transformador que libera alindividuo y a la

colectividad de las tradicionales barreras y controles políticos, económicos y culturales, o más bien estamos asistiendo a laimposición de un

nuevo sistema panóptico basado en un régimen de regulación y control

social difuso, tecnocrático y totalitariamente articulado, alimentandomitos como la ciudad global, la telépolis como ciudad cableada, como

ciudad educativa, siguiendo el espíritu del Informe Faure (1986).

En esta línea, las políticas públicas de comunicacióny desarrollo lo

cal que piensan da cultura como recurso» manifiestan, en palabras de

George Yúdice (2002), una visión pobre y limitada de la ciudad como

espacio de formación y conocimiento para el cambio social. La mayo

ría de los planes urbanos de desarrollo de la sociedad cognitiva se cen

tran en cinco líneas de actuación:

El desarrollo de infraestructuras y redes de telecomunicaciones. Aldescribir el llamado «capitalismo desorganizado", Scott Lash distin

gue entre zonas vivas y zonas muertas en función de laconectividad

o no a los flujos de datos, capitales y mercancías en la economíamundo. Estos flujos dependen de lacapacidad de conexión de los te

rritorios, es decir, de la extensión y calidad de las infraestructuras de

telecomunicaciones disponibles por las localidades. De ahí que las

políticas públicas hayan privilegiado por ejemplo la inversión en re

des de banda ancha. Este aspecto, con ser básico, no garantiza sin

embargo por sí mismo el desarrollo económico local. Es necesarioademás la apropiación y uso productivo de las redes.

La promoción de servicios especializados en información, comuni

cación y conocimiento. Es precisamente en este ámbito donde las

políticas públicas manifiestan sus principales carencias. En la mayo

ría de países, los poderes públicos han tratado de conectar sus regiones y local idades en red importando el hardware y software

necesario para ello, sin desarrollar la industria de programas, los

servicios especializados y nuevas oportunidades para las empresas y

agentes económicos locales. Setrata así, sin más, de un proceso que

reedita el paradigma de transferencia de innovaciones y extensión

tecnológica auspiciado por el paradigma modernizador en los añossesenta con apoyo de laUnesco desde el Norte o centros del capi-

131

talismo global hacia los países del Sur o la periferia del sistema internacional.

El apoyo a las empresas mediante planes de formación, digitalización y organizacióninteligente del conocimiento productivo. Igual

mente, los planes de formación y capacitación de los recursos hu

No podemos sin embargo obviar las grandes dificultades que los pode

res públicos enfrentan en un contexto institucional de aplicación de las

políticas de comunicación que escapa a la racionalidad administrativa y

elinterés público. El proyecto de territorialización y fortalecimiento de

las economías locales tiene lugar en un momento de continuo cerca

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manos de las economías locales han sido instrumentados sin una

idea clara y definida, de forma lenta e inconsistente. Por citar el ca

so de España, prácticamente ninguna de las regiones con competen

cias en la materia están realizando esfuerzos sostenidos en materia

de formación para elsalto a laeconomía digital de los principales ac

tores económicos, por más que en regiones como por ejemplo Andalucía se insista en el discurso de la Segunda Modernización y en

la importancia de la Sociedad de la Información para el desarrolló

regional. Existen, bien es cierto, iniciativas, programas y experien

cias de evaluación, pero básicamente marginales y con poca inci

dencia en eldesarrollo local y regional, salvo desde el punto de vis

ta de la corrección de los desequilibrios intraterritoriales.

La socialización del conocimiento descentralizando los servicios y

ofreciendo acceso público y participado a la sociedad civil. Si algún

elemento hay que destacar como común a la mayoría de las políti

cas públicas es precisamente el de la lucha contra la brecha digital.

En regiones periféricas del sur de Europa como Andalucía, programas del tipo Guadalinfo han permitido superar las distancias co

nectando a las comunidades rurales mediante la dotación de infra

estructura pública de acceso a la red Internet. Los servicios apenas

se han descentralizado sin embargo en grandes núcleos urbanos, y

los programas hasta ahora implementados se han venido planifican

do además sin participación ciudadana en la mayoría de países, lo

que constituye sin duda una tarea pendiente para la democratización de la cultura digital.

La cooperación interregional. Aunque existen redes institucionales y

alianzas entre territorios para posicionarse mediante sinergias o in

tercambios productivos en la economía global, lo cierto esque la co

operación entre ciudades y regiones es insuficiente para ir maduran

do una industria, experiencias sólidas y proyectos de alcance en

materia de comunicación y desarrollo endógeno, limitadas en lama

yoría de los casos a compartir físicamente la infraestructura o la in

versión en medios en algunas ocasiones puntuales, pese a que la ex

periencia demuestra que esta vía esla mejor opción para eldesarrollosostenible de los programas de SI.

132

miento de los derechos públicos en materia de comunicación y cultura

que hace difícilmente viable laposibilidad de una política pública de so

cialización y articulación productiva del desarrollo sociocultural. La dinámica del capitalismo cognitivo tiende a imponer la reestructuración

permanente de los territorios, almargen de las fuerzas sociales y los po

deres públicos, expropiando la cultura, el patrimonio histórico, la memoria y sociabilidad cotidiana como objeto de intercambio, especiali

zación y posicionamiento de los espaciosde proximidad en la economíaglobal. La crisis del Estado de bienestar y elvaciamiento de la Hacien

da Pública hacen por otra parte difícilmente sostenible la continuidad

de políticas públicas en materia de comunicación, cuyas inversiones exigen cuantiosas dotaciones presupuestarias sin garantía a corto y medio

plazo de resultados significativos para el desarrollo y bienestar social de

las regiones y las entidades locales. La dotación de estructuras y formasde institucionalidad para pensar y proyectar el desarrollo autónomo en

torno a lacomunicación y lacultura esquizás laúnica opción viable de

inmediato. En este sentido, cabría pensar hasta qué punto deben seradecuadas las nuevas redes telemáticas, qué aplicaciones a escala inter

media son posibles y de qué modo pueden ser aprovechadas de mane

ra productiva las posibilidades de la era digital, evaluando en todo mo

mento el potencial económico y la singularidad sociocultural de cada

territorio antes de tratar, como en la mayoría de los casos, de incorpo

rarse a la Sociedad de la Información sin definir una dirección, una fi

losofía y prioridades políticas claras.

En definitiva, las ciudades y los poderes públicos deben tratarde de

finir su posición en el espacio global antes de tratar de identificar co

mo prioritario el acceso y conectividad a las redes. Silos Estados na

cionales han renunciado a su papel mediador a favor del mercado, laincidencia social y la proximidad con los actores y el tejido social obli

gan a los poderes públicos locales y regionales a ser más sensibles y

atentos con respecto a su entorno de referencia, considerando espe

cialmente las limitaciones de los actuales modelos de inserción en la

economía-mundo. De 10 contrario, propuestas como la definición delaAgenda 21 de lacultura como guíade actuaciónestratégica de los go

biernos locales sólo contribuirán, en elmejor de los casos, a abrir nue-

133

vos frentes estratégicos de desarrollo de la sociedad de la información,

con elreconocimiento de lanecesidad de políticas culturales para elde

sarrollo local por los poderes públicos de cada municipio o ciudad y lavisualización de la cultura Comoun problema neurálgico de construc

ción de la ciudadanía y el espacio público con apenas la defensa de un

reconsideración a profundidad de los modelos curriculares, organiza

tivos y paidológicos heredados de la escuela moderna premediática

desde criterios de interés público y una concepción dialógica y plural

de la cultura, más allá de la diversidad formal del mercado. Un reto sin

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tímido compromiso de participación de las culturas marginadas de la

mediación en la gobernabilidad local, que no hace sino reforzar final

mente las lógicas neoliberales de planificación estratégica de los territorios, facilitando la eficaz definición del «impacto cultura¡" que afec

ta a la modernización tecnológica y a proyectos de ordenación del

territorio y gestión urbanística de la industria del turismo. Una nuevaciudadanía, una ciudadanía activa, pasa más bien por la realización tanto del derecho a la cultura y acceso al patrimonio histórico de la ciu- .

dad, como por la capacidad de autonomía y determinación pública delas condiciones de desarrollo y convivencia en el contexto inmediatode desenvolvimiento individual y colectivo:

El desarrollo culturalno esgenerary plantearcomo objetivos despertarlaconciencia, tomada ésta como un concepto abstracto alejado de las estruc-

turas sociales [...] Cuando las culturas o grupos subordinados política y

económicamente, desde su interior, logran niveles de organización y movi-

lización popularparasuperarlos niveles de hegemonía, apropiarsedelproceso histórico y lograr mejoras en su nivel material, recuperar el circuito en

la producción simbólica de los objetos culturales, controlar su universo

simbólicounidoprofundamentea lavidacotidiana, podemoshablarde desarrollo integral; donde la cultura y la memoria histórica logran ser articu-

ladoras[del proyecto cotidianode lautopía] (Ortega, 1991: 27-28).

La pretensión de la Agenda 21 de definir políticas culturales que encuentren el equilibrio entre el interés público y la lógica de valoriza

ción capitalista condena en este sentido al fracaso la idea misma de de

sarrollo integral, renunciando a la comunicación educativa como bien

público en beneficio del interés mercantil de las industrias de la conCIenCIa.

Si, como proceso social, la educación consiste básicamente en latransmisión y desarrollo del patrimonio cultural de una generación a

otra, ampliando los horizontes cognitivos de visualización históricapor medio del análisis, la crítica y la reflexión sobre sí mismo, parece

lógico pensar que el universo sensorial de estímulos, señales, experiencias, memorias y expresiones culturales producidas por los medios au

diovisuales y las nuevas tecnologías en particular debe ser objeto de una

134

duda problemático que de momento no está siendo considerado en la

reconversión tecnomediática de las economías locales impulsada conlos proyectos de modernización de las ciudades educativas.

2. Pluralismo informativo y educación intercultural

La amplia e intensiva mercantilización de la cultura experimentada en

los últimos años ha llegado a tal extremo en el marco de iniciativas co

mo la SI que incluso actualmente se llega a cuestionar la función pú

blica de las políticas de comunicación a escala nacional, a fin de invali

dar los derechos públicos de patrimonio, el acceso público a los medios

y hasta la libertad de consumo cultural. La creciente conciencia social y

la constatación pública de esta crítica situación de partida ha alentado

como consecuencia los debates entre creadores, representantes públicos y agentes culturales en citas como Interacció 04 (www.diba.es/in

teraccio) y elForo de lasCulturas (www.barcelona2004.org) para defi

nir una nueva agenda internacional en materia de políticas culturalesfrente a los desequilibrios que horadan las brechas de desigualdad y re

fuerzan las lógicas oligopolistas amenazando las formas locales y dife

renciadas de expresión y cultura popular.

Desde la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Cultura

les para el Desarrollo celebrada en Estocolmo (1998), el máximo orga

nismo de las Naciones Unidas enmateria de comunicación y educaciónpara la paz ha expresado su preocupación por los límites a la diversi

dad cultural en la Sociedad Global de la Información. La propia Declaración Universal de la Unesco sobre Diversidad Cultural (noviem

bre de 2001) confirmala persistente amenaza de las minorías y culturas

dependientes y/o periféricas ante el arrollador empuje de la hegemoníaangloamericana, de acuerdo con la lógica económico-política que ac

tualmente liquida la compleja biodiversidad cultural, suprimiendo losfundamentos vitales de la ecología social y política en los ámbitos de

proximidad. Esta iniciativa representa un primer paso en el reconoci

miento de los graves problemas de pluralismo informativo derivados

del dominio de un modelo de mediación de las industrias globales de

la comunicación que, hoy por hoy, tiende a reforzar las formas de ho-

135

mogeneidad cultural, si bien -como documento matriz- el t ex to no

aborda las raíces de fondo del problema estructural del desequilibrio y

la desigualdad en la economía-mundo, pues sigue sin ser reconocido el

carácter público de los bienes culturales e informativos, mientras la

. d d rse a aprobar una directiva en es-concentraciones de propie a y nega

te sentido»:

. . " di bien elmensaje, los editores -ajenos a cual-Por si la Comrsionno e n ~ e n la . . Delots al que expresaron que:· ·1 mmaron a VISItar a d

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presión de la OMC y la Organización Mundial de la Propiedad Inte

lectual «cercan» las diversas iniciativas públicas de socialización de las

nuevas tecnologías, limitando el alcance de las propuestas de solidari

dad y superación de las brechas digitales entre clases, países y regiones

en vir tud del principio de propiedad privada de los medios de comu

nicación. Un problema sin duda estratégico desde el punto de vista delinterés público y las políticas de reequilibrio territorial que centra hoy

la reflexión y preocupaciones sociales exclusivamente de académicos y

responsables de la Administración, lo que sin duda limita los resulta

dos y esfuerzos po r democratizar lacultura en la Aldea Global.

El desarrollo de la comunicación termina, de este modo, po r pro

fundizar e incidir en los tradicionales desequilibrios sociales, al primar

la concentración y regulación de la propiedad de los canales a través de

políticas neoliberales y la desregulación del campo de la cultura y de

la política educativa, de acuerdo con las nuevas condiciones de pro

ducción. Un ejemplo ilustrativo de esta evolución en los debates inter

nacionales a este respecto es el caso de la UE. Desde hace más de dos

décadas, los profesionales de la industria cinematográfica y los académicosde la comunicación y la educaciónvienen demandando de las au

toridades comunitarias una política de comunicación que apoye y pro

mueva la diversidad cultural, limite la concentración de la industria y

fomente la educación y la cultura locales. El propio Parlamento Euro

peo solicitó de la Comisión medidas concretas frente alproceso inten

sivo de concentración del sector y la homogeneización de los conte

nidos informativos sin que hasta la fecha la UE haya acometido

decididamente su compromiso con la diversidad cultural y el pluralis

mo. Antes bien, en contra de los criterios apuntados po r el Parlamen

to Europeo, la Comisión ha optado po r omitir toda referencia y deci

sión explícita en relación con las propuestas de articulado en defensadel pluralismo y la diversidad cultural en el sistema informativo euro

peo. Ni el Dictamen Barzanti (COM 146 final-62-38/86) ni la solicitud

del Parlamento instando, en febrero de 1990, a regular los procesos de

concent ración del sec tor en la UE merecieron las consideraciones

oportunas de las autoridades de Bruselas.

En esta tes itura , la pos ic ión oficial de los líderes pol ít icos de la

Unión era más que definida: «mirar hacia otro lado en el asunto de las

136

qurer suu eza- se enea 1 d s contra los abusos del po ercoma guatdianes de la libertad y a erta orle . lau d 1 CEE. Las pre-

.,. 1 ecros egls auvos e aveían con seria ~ r e o c u p a c l 0 n p ~ t y 11 poseedores de licencias de radio

siones de los edItores,lalmayona

de el 01smentableconclusiónfinaldel Li-1 .. ,. nade as causas e a a . '"

y te evrsron, son u .,. d Medios de ComumcaClOn

d b PI r mo y ConcentraClOn e .broVer e so re ura lS 1 - hib: -. delosgobiernosy susaltan-

enelMercadoInterior.La otra es am 1 l l C l O ~ e estaforma [era]imposiblezascon los grandes empresanos nacrona els. (Q - ós 1998: 160)_que laUnión Europea [lograra]avancea guno uiros,

_ d sobre Pluralismo YConcentración de Medios deEl Libro Ver e do Intcri (1992) concluiría en consecuenCia

. - , I Merca o ntenormumcacion en e _ 1 f CI·o'n de los nuevos monopo-

idi d - emr en a con armadeci len o no mterv d d 1 s grupos una mayor transpa-. . I y recomen an o a ohas contmenta es . _, d las disposiciones relativas a las res-

- í corno la armonlzaClOn e - . ,rencia, aSI co _ - d d d medios de comumcaClOn que,tricciones nacionales a la propi e a e

dlaración de intenciones para

en este caso sí, dejaría de -ali una mera leceliminación definitiva de losfavorecer no tanto el plura l s m ~ como a

obstáculos a la l i b ~ e . c o m p e t ~ n C l ~ . nal del lur al ismo como un proble-Frente al prmclplo constltuClO . , - i lógica de diferentes mino

ma de acceso público r ¿ r e s ~ n : a c l O n t ~ por organizar el mercadorías y grupos SOCiales, a omrsron op d io s ru os dominantes en

de la televisión preservando l o s l n t e r e s e ~ e gl;baGzación cultural deel mercado de acuerdo con un iscurso hecho calificaba co

las econNnías informativa: l ~ c a : e : ~ ~ : : : s b : : U ~ o m e r a l o s multimedia,mo benehclOsa la formK,onf.edo I Directiva TV sin Fronteras .en contr a de los objet ivos IJa os por a

d- Eduardo Giordano y Carlos Zeller:

Como a vierten

. os de concentración es incoherente con laEste resultado finaldelos proces d talla al cine estadounidensey,1- d mponer cuotas e pan 1

inca europea el,. d defensa de laproducción audiovisua eu-

masen general, la r e , t o r ~ ~ n ~ i a l del Comercio (OMC)- En efecto, losropea en ? r ~ a m Z a c l O n 1 nuevo escenario audiovisual europeo no son

grupos privilegiados en 1 ndo de estOS consorcios televisivos inclu

completamenteeuropeos- e ~ e g ~ i d e n s e (Murdoch, propietario de la proye un Importante SOClO esta ou) _ 1tándemKirch-Berlusco-ductora y cadena televisivaFOX nuentras que e .

137

ni siemp:e se ha caracterizado or sfondoscInematográficos de HP

lluPjel central enla distribuciónde los

Igual f ~ r m a , Canal Plus m a n t i ~ n : ~ ? O para las televisiones europeas. De

teamencano de televisión or cable anzas Con TeI, el mayor grupo nor

les de cable y satélite así c ~ m o 'DPara la producción conjunta de cana-

n 1S '1' ' Con ¡sney' 1

todo intercambio: información y conocimiento, pero sobre todo co

munidad, siendo su objetivo supremo la comprensión humana, la coo

peración y el desarrollo social y cultural, esto es, la formación para el

cambio sociaL Históricamente, el hombre tiene la necesidad vital de

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a ate rte se cuenta el gru o Ti ' Y ~ n t r e os accionistas de Ca-p me Warner (GlOrdano y Zeller, 1999: 49),

r ~ s u l t a d o s de esta política de liberalizacióna,,mas que perjudiciales a e fectos del r son, Comoconsecuen_

paClO audIOVIsual europeo b d IP oyecto de construcción del esles.A« asa o en a di id d es: SI, po r ejemplo, entre 1995 1996 I v ~ r ~ I , a y creat ividad loca-se mcrementó del 11 al 180/, y di el deflclt comercial de laCEEla ' 0, aseen iend., la 'nza comercIal comuni ta ri a Con E d ~ u e n t a negatIva de la ba-l l o ~ s y medio de dólares, sta os Umdos a más de cinco mi-

ay, cuando seplantea en Euro 1 'ye a desarrollar la Sociedad de la a n q ~ : z a cultural que contribu_~ T I C , no cabe sino cuestion o r ~ a c l O n Con la introducción deaSIstIendoa la configuracio'nd a r s e senamente si en verdad estamos

' , , e Unmodelo 1 1 d' f~ u ~ r c a C l o n y cultura o, por el can ' 1 pura y I e renciadode co-dlalogrca, los nuevos modelos d trano, ~ J o s del Ideal de la educación

produci ry ampl iar los d ilibri Intercu tural idad no hacen SInoese ut 1 " re-turales del capitalismo, Pue; re l nos, aSI,metnas y contradicciones cul-

YPe1"

, a mente as prom d d' ,, rsona IZaClOn de la ciudad di ital " esas e rverslficaciónnca, exactamente a todo I g , mas brencontribuyen en laprá

o contrano, 'c-

3. Cibercultura y ciudadanía

La l iteratura s obre c iberde .ciedad-red bascula entre l a ~ p o r c r a c 1 la y Pdarticipación ciudadana en la so-Iín I id oc amas e una

ea con, as leas de Masuda las I ,nueva «computopía» en

de ~ e l r m I t a c i ó n jurídico-polít!ca d e t c t ~ a s mas realrstas y funcionalesparametros del sistema dorni d or en de la Interactividad en 10. , mante e m d . , s

cron que trate de abordar elmod 1 ló tacron, P ~ r e c i e r a que toda ac-

tal pasa por visiones políticas soci oglco mediación en la era digi

errores y lecturas encriptadas :ntre e ~ l ~ ~ P ~ ? p l c l a t o r i a s de tradicionalesun OptImIsmoh iStórico infund d I ea ismo futunsta, marcado porque procura regular y restrin ,ala' e pragmatIsmo más conservadorbercultura conformea los p glr. desarrollos socioculturales de la CI' 'di 1 nnclplOS el d 1 d -iciona , Por ello, convendr ía record mo leo e represen tac ión t ra-

ar que a comunicac ión es sobre

138

expresarse, debiendo garantizársele por tanto lafacultad libre y espon

tánea de relacionarse en el espacio social, Es un derecho humano -pro

mulgado en la PrimeraConferencia Intergubernamental sobre Políticas

de Comunicación de laU nesco- el acceso a todos los bienes culturales

y laparticipación libre y democrática, La Comunicación Educativa de

be en este sentido ser más competente que competitiva, más dialógicaque monológica, más interactiva que hiperactiva, y más diversa que

densa o saturada, El problema es que las políticas públicas en materia

de Sociedad de la Información reproducen las lógicas del modelo he

gemónico de mediación, sin alterar los procesos de dominación políti

ca ni la lógica de reproducción ampliada del capitalismo. Ahora bien,

como advierte el profesor Bolaño, herramientas como Internet pueden

ser potencialmente democratizadoras si promuevenuna comunicación

más horizontal, interactiva y solidaria y persiguen un orden más justo

e igualitario mediante la consecución de mayor autonomía social fren

te al Estado y el Mercado. Las NTIC pueden colaborar en la creación

o sustento de órganos de poder y participación ciudadana que, sin pretender reemplazar los mecanismos convencionales de modificación de

consensos en las sociedades posmodernas, amplían y reformulan las

formas de acción e interlocución del sujeto en el espacio social, contri

buyendo a una mayor transparencia y a la gobernabilidad de la demo

cracia con la radicalizaciónde la potencia y creatividad social de laciu

dadanía que hoy acompaña la generación de espacios de consenso e

interlocución, de acceso y participación concretas, que hacen factibles

los derechos universales de la educación y la cultura:

El derecho a saber leer y escribir.

El derecho a formular preguntas y reflexionar.

El derecho a laimaginación y a la creación.El derecho a interpretar elmedio circundante y ser protagonista de

la historia.

El derecho a tener acceso a los recursos culturales.

El derecho a desarrollar las competencias individuales y colectivas.

Apostar en esta vía por la cibercultura desde una visión ciudadana no

es otra cosa pues que tratar de «recuperar la capacidad de la gente pa-

139

ra controlar su propia vida, de promover los medios adecuados para

una participación democrática verdadera, de resguardar la soberanía de

los colectivos y de las individualidades frente a cualquier intento auto

ritario que provenga del Estado, de promover y colocar enel centro de

ionad n progresivamente1

" d I poder sanCIOna or sea alnopolio y centra izacron e I rporativos transnacion es,

bf ' de os actores ca

disgregados en ene IC1? mina el «Estado Nacional de Com-

dando lugar a lo que H'rschd

deno 110 tardocapitalista no sólo ha lleva-, I f se de esarro " ' ,

Pet enC a" , La actua a , f al' I funciones de adnunlstraClOn,

vada ISC Ice as " d

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la política democráticalos derechos humanos» (Rodríguez Fuenzalida,

1992: 135), En este empeño, la participación ciudadana garantiza una

forma inteligente de reterritorialización de la vida pública que, al ins

trumentar los medios y tecnologías informativas de acuerdo con las ne

cesidades locales de mediación, hace posible la idea de un solo mundo

tramado de voces múltiples como una nueva forma de cultura de la ré

plica y del diálogo,

Si la palabra no sólo simboliza elmundo; si elverbo tiene además la

capacidad de activarel universo de la praxis, ordenando el cosmos social

a través de los procesos de significación y conocimiento; si todo sujeto

es una conversacióncon los otros, esdiálogo; sila palabra resuelve laco

munidad en la palabra; si la cultura, como sentenciara Cassirer, es antes

que nada, y sobre todo, un universo simbólico constitutivo de la natu

raleza, del arte, los usos, actos y obras compartidos colectivamente; si

«ciertamente, a todo ello pertenece el poder tomar distancia, como con

la palabra, [Si]la palabra -corno escribe Gadamer- proporciona elreco

nocimiento en otros y el reconocersecon

otros, en lo conveniente, en lafinalidad, en lo justo, en lo que es afirmado po r todos aunque sea duro

para cada individuo y exija abandonar o renunciar a algo [oo,] [Si]en la

palabra [en fin] reside elsecreto de la transmisión de la cultura humana"

(Gadamer, 2000a: 16y 17), no cabe duda, como sostiene el filósofo ale

mán, que la labor de nuestra tradición cultural y una garantía de su in

tegridad, y de todo futuro, reside en cultivar entre nosotros las formas

excelsas de la palabra: lapalabra de lapregunta, que se lleva a sí misma;

la palabra de la fábula, que se acredi ta a sí misma; y la palabra de la re

conciliación, que es como la primera y la ú lt ima , Pues «sólo po r la

reconciliación es superable la otredad, la irreductible alteridad que se

paraa un hombre de otro, y es encumbrada en la maravillosa realidad de

un vivir y de un pensar común y solidario» (Gadamer, 2000a: 21),Ahora bien, esta forma de reaniculación social e inteligente sóloes po

sible desde la función activa de la ciudadanía, exigencia ciertamente aje

na a laestructura de organización de lasociedad cognitiva en elnuevo es

píritu del capitalismo que tiende a limitar la concurrencia y acción social

de los sujetos en función de los parámetros de valorización del capital,

Hoyes un hecho aceptado como natural elque, aunque el Estado si

gajugando un papel importante en las relaciones internacionales, elmo-

140

ldo a que a empresa pn '1 ' d d de los bienes y serVICIOS e

d" sumo de la cast tata Ia l" d n

pro uCClon y con 'nsión de las oglcas e ca -

interés público, A ~ e ~ á s , ,I,a n e ~ e s a n ~ a l : ; : á n significando el control he-

Centración YmundlahzaClon defcap, " Ivica de la ciudadanía en las'1 ' ' , ormaClOn cgemónico de la SOCIa izacionY, ' de los pat rones de apro-

lib I d conVIvenCia, a partlr 'd ' I Inormas neo I era es d mo de competenCia ra ica en e, ' , osesiva de objetos e c onsu Y ,placlOnP , dií actores colectlvOs,espacio púbhco de los 1 e r e ~ \ e s laneta- ha identificado los fundamen-El foro «Las otras v o ~ e s eP I " d inante en elNuevo Orden

1, d t discurso po meo om l' "

tOS ideo óglcos e es e , " básicos de raciona izacron-'1 a tres pnnclplOS b' '

InternaclOna en torno 11 mantenido como o jetlVO y

Prácticamente universales: el desarrdo la'humanidad, La globalización

, I a el conjunto e a , 'destino umversa par id d hi stór ica Y como umco ca-

, d como necest ade la econorma, acepta a I d es arrollo a todo el mundo, y la compe-

mino para lograr extender el ' ' o instrumentO capaz de regular de

titividad, conSIderada como, e u n ~ ~ la economía globalizada, ,modo óptimo el funclOnamlentlod' de la globa li zación económl -

, " b nte en e IScurso ,El prmctpro su y ~ c e 'rde endencia, Un térmmo cuyo pro-

ca es el concepto pohtlco de l ? t ~ Pd' ctamente a la inevitabilidad de, 'n la practlca ire I bal

nunciamlento remite, e 11 '. ca internacional. Lo g o ex-la ley de hierro del desarro o economl ptO un solo orden, una sola

dada en este conce hi "Presa de manera con ens di 'n en el desarrollo rston-

dIo curso o IrecclO , d 1

función pro uctora, un so , el,'nevitable impeno e ad

' 'niflca en suma,ca La interdepen enClaSlg, sible desvincularse como, , ' , ' al' t de la que na es po '

globahzaclOn caprt 15 a, 'H l ink (1983)- salvo a nes-h - propUSIera ame I ,

tendencia -como ace anodsl' de producción y comerCIO mun-

d l en e sIstema , 'go de que ar a ~ a r g , la Aldea Global certificana, en este sentí-

diales, La comumcaclOn,en , ," c'ludadana en los problemasdibl if , n y partlClpaClOn l' 'do la inelu I e uru ICaclO , "1 l d la autonomía po inca

, , ' d lIt La af¡rmaclon oca e ,humamtanos e p ane a, id da en esta perspectlva, una res-y las identidades culturales,es dconbs' era ; ervi cios una «reacción con-, ' , I lib IrculaclOn e lenes y ,

mccion a a I re e dernización totalitaria,se rvadora» al p roceso de mo , 'n los modelosde consumo na se de-Las exigenCIasde la producclO

ly I I s que impelidas por la ne-

fde las cu turas ocae, fi

tienen en las ronteras " d izarse para una más e Icaz ycesidad, son obligadas a dIlUIrsey estan ari

141

rápida circulación de los bienes, servicios y capital circulante de la in

dustria de la comunicación y otros sectores económicos, El carácter

ideológicamente mixtificador del discurso público sobre la Aldea

Global queda, no obstante, en evidencia cuando se comprueba que la

, . ' 's i cabe más determinante en lasTras elllS esta dinámrca ha SidoA . hoy la democraciaY lapaz uru

líticas de control de laclbercultlura. . sd" d de lainformación vinculan a

I d f s de a socre a , dversales que os e ensote " des achan en térmmos e segu-

las nuevas tecnologías electrom;::sseue a) a construcción de un o:den

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única mercancía que velimitada su capacidad de circulación transfron

ter iza es precisamente la mano de obra. La fuerza de traba jo es sis te

máticamente marginada en las políticas de liberalización transfronte

r iza e integración regiona l, s iendo somet ida a un duro proceso de

disciplinamiento para reterritorializar su permanente disponibilidad

económica al servicio del gran capital. El orden «solipsista» y desigual

de la sociedad mundial globalizada impone a tal fin nuevas formas de

adoctrinamiento ideológico sobre nuestra naturaleza económica a p a r ~tir de la tradicional distinción dualista y tecnocrática entre los técnicos

expertos, poseedores del saber y del control de laingeniería social, y la

mayoría de la población, convertida --como presumiera Platón de los

esclavos- en ilotas sin habla, corazón ni espíritu.

Si arduo ha sido el camino que las modernas sociedades han reco

rrido para garantizar el reconocimiento de la libertad y la democracia

como derechos fundamentales, más difícil se antoja, en el actual con

texto histórico, la aplicación efectiva de los derechos humanos en laera

tecnocrática de control y colonización del espíritu, pese a las prometedoras potencialidades de Internet. La globalización unidimensional del

capitalismo tardío ofrece, para la mayoría de la población mundial, un

horizonte opaco cargado de borrascosas nubes de incertidumbre sobre

el futuro democrático de la comunicación y la cultura en el nuevo mi

lenio. En «Democrac ia y mercados en el Nuevo Orden Mundial»,

Noam Chomsky advierte, po r ejemplo, cómo a raíz del trágico capítu

lo de la operación Tormenta del Desie rto en la Guerra del Golfo , la

nueva doctrina de seguridad nacional del Pentágono diseñada durante

la Administración de Clinton inaugura una amplia ofensiva militar en

las comunicaciones internacionales bajo control del Pentágono, cuya

implementación estratégica po r la política exterior estadounidense tra

ta básicamente de imponer un modelo de democracia televigilada, siguiendo el razonamiento del padre de los estudios norteamericanos de

Opinión Pública, Walter Lippmann, según el cual las clases populares

son poco más que ignorantes y manipulables, debido a su manifiesta

incapacidad para el ejercicio del buen gobierno, po r lo que su partici

pación en los asuntos de interés general debe reducirse al mínimo. La

historia de la comunicación se construye así, una vez más, como una

auténtica crónica de guerra.

142

ridad nacional, contribuyendo d [de] voces múltiples») a la vlgilan

global y solidario (<<un solo mun ~ t e n c i a s económicas de la OCDE y

cia y control del planeta por las P al s me rceda lcontrol y propiedad

I"les empresas transnaclOn e ,

as prmcipa , d" '

de las nuevas redes I n t e ~ m ~ ( ~ a ; ~ ~ ) s ' l a expansión tecnológica de los Gnule

Como apunta Hame m ' "de la anhelada Aldea ovos medios no ha significado la c O A n s t l r u ~ c l O M n uros sino más bien al con-

d M Luhan u a sin , ducci . 1bal o el cel eb ra o por e , I n la que la pro UCClOn y e

1 d Id empresana e , altrario un mode o e a ea. onciben el mundo como un gran zoc, .0

marketing a escala planetanale d amos libres todos somos partrcr-

. aesto OS S ' .-universal. Todos somos 19u d' al Ahora bien, de qué maneraYcomo par-esdel Nuevo Orden Mun l. " ue nos vincula, quién decide s.o-~ i c i p a m o s en lainmensa red ~ e c n o l ~ ; l c ~ ~ n procesa, transmite y clasiíica

bre cómo gobernar red, e s t ~ '1q or estas redes, pero sobre todo,la información estrateg,ca que

l~ r c u a f¡ y configuración del nuevo en

quién toma decisiones sobre e e s a r r ~ d ~ a ciertas élites o directamente

torno cultural, s,on C u ? s n o n e ~ reser: or razones de seguridad n a ~ l O n a l .ocultas al escrunlllOpubhco, mclus p modelo de articulaclOn so-.d ante un nuevo ,

Estamos en este sentt o 'd muy poco del sistema panop-h luciona o ' bi

cial que, pol ít icamente , a evo d 'lustrado por Ben tham, Si len

tico, y vertical, del . ~ s t a d o r:'0, e r ~ ~ ;as redes informacionales abren

la nueva configuraclOn l a b ~ n n t l ~ ~ al diálogo público. Por ello con

nuevas alternativas a la parncI p ~ ~ l O n d . Y ué en el canal entreverado del, " dose qUien Ice q . b d

viene segUIr cuestlonan nicacián planetano, so re to onuevo sistema de información!comu

dende la desigualdad y falta de

, di do el viejo or f'l 'Para no segUir ree itan d II dominante per I a a rraves

. I odelo de esarro o . d I hoportumdades que e m tecnológico para el conjunto e a u-del nuevo discurso o metarrelato " id lista de los escenariospoSibles

manidad, merceda lar e p ~ e s ~ n t a ~ ~ ' ; , 7 I ~ ~ ~ i l i z a t o r i o

que proporciona laYdeseables del proceso e esa, I

, I " del espectacu o. " ente'Industna te ematlca y rido de que el mito constltuy

. n este sen 1 .-

Hay que ser consCientesel' d I transparencia, escaractens-. ' , derna e mito e a

de la comulllcaclOn mo . ' , nal ue royecta Inter net , un SIS-

tico del sistema de control m d f o r m a C a I O r q u i t ~ c t ! r a abierta y transparente,b ' 1 anencla e una

tema que, a ap., spanóptica» del poder.facilita la eíicaz gesnon "po

143

No quisiéramos ahondar más de lo preciso en esta idea. Pero antes

de cerrar este punto es necesario advertir, a este respecto, la clara con

tinuidad del nuevo discurso público «tecnoespectacular» de la globali

zación con la teoría clásica del funcionalismo y elpensamiento realista

La versión restringida de la configuración y el desarrollo de la de

mocracia en el sistema internacional limita así la acción del sistema glo

bal a los intereses estratégicos del centro del sistema de integración me

diante el control económico, político y militar de los dispositivos y

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en las relaciones internacionales . La vaga noción de «nuevo orden

mundial» y el discurso de raíces teológicas de un «mundo sin guerras»

merced a la fuerza tecnológica de los nuevos medios de comunicación

y unificación cultural y elpoder transformador de la política interna

cional demostradopo r las comunicaciones internacionales al facilitar el

encuentro entre diferentes culturas y estilos de vida tienen su fundamento y más directo antecedente en la teoría funcionalista de la inte

gración y en experiencias históricamente trágicas como las guerras de

propaganda y contrainsurgencia en América Latina. Hoy queda a d e ~más en evidencia su racionalidad tras los últimos acontecimientos in

ternacionales que confirman el revelador sentido original de tales dis

cursos.

Cabe por ello tomar en cuenta que aportaciones como la de Brze

zinski y su explicación de los procesos de integración del sistema polí

tico internacional a partir del proceso de desarrollo de las comunica

ciones internacionales en «comunidadesde seguridad» como elTratado

delAtlántico Norte no son sino la abstracción científica de una volun~ x p r e s a y co.nstante po r difundir la propaganda de un orden que

distribuye premios y casngos , conforma las formas de vida y pensa

miento y define los objetivos y políticas de desarrollo de acuerdo con

una concepción hobbesiana de la comunicación y la cultura modernas,

cuyos efectos son po r todos conocidos.

Así, la comunidad de intereses enlas relaciones entre los Estados na

cionales deriva, según esta teoría de la integración, de un proceso de

entrelazamiento tecnológico que transforma el sistema internacional

vinculando más estrechamente las diferentes culturas y sociedades na

cionales en un entorno política y económicamente complejo. Surge así,

gradualmente, la visión política de la globalización, que privilegia la in

teracción entre los distintos segmentos de las sociedades internacionales en formación, a partir de múltiples intereses específicos, dentro de

un mundo progresivamente conectado en el que seimponen conceptos

como «interdependencia» y «bienestar económico», cuando en reali-

dad la política internacional se basa en los intereses de las grandes po-

tencias y grupos económicos, dando lugar a la formación de bloques y

esferas de influencia en cuyo interior los países hegemónicos dirimen

sus conflictos, en un permanente estado de confrontación.

144

recursos de poder que hacen posible y necesario este proceso de aper

tura y dominación transnacional en el que los medios tienen una clara

y decisiva función, a juzgar por las ilustrativas palabras de Reagan,

aprendidas de su modelo político Richard Nixon: habla suavemente y

utiliza bien el garrote.

No podemos analizar aquí cómo la cibercultura desarrolla esta lógica, ampliando o reproduciendo las formas de control que alentaron

la genealogía de la Sociedad de la Información, siguiendo la estela de

anteriores industrias culturales, tal y como demuestra Mattelart (Mat

telart, 2002). Pero sí cabe concluir, atendiendo a tales antecedentes, que

la democracia digital y la definición de una nueva ciudadanía serán en

el futuro próximo determinados por la lucha p o l í t i ~ a y cultural.

construcción del nuevo orden emergente y la centralidad que adquie

ren la comunicación y la educación en el nuevo Capitalismo Cogniti

vo están ampliando las funciones que hoy asumen las políticas cultura

les en los procesos de desarrollo y producción de lo social para facilitar

la confluencia entre información, cultura y nuevas tecnologías. En es-

te proceso, se observa lainstauración de nuevas formas de s o ~ i a b i l i d a dbasadas en lapreeminencia del hogar sobre la calle y de 10 privado so-

bre 10 público, creando como critica Flichy una densa membrana de

aislamiento del espacio individual y social.Frente a esta lógica, la rearticulación pública de la Comunicación

Educativa debe hacer explícita esta racionalidad instrumental y aisla

cionista y desarrollar una crítica constituyente que haga posible la I'ro

ducción de una nueva subjetividad en los espacios locales. Máxime

considerando que en laera del Imperio, la guerra y lapaz y toda la bio

política contemporáneapasa por las formas de mediación,po r la acción

comunicativa (Zemelman, 1995).

4. Comunicación, educación y desarrollo local.

Horizontes y posibilidades

Desde finales de la década de los setenta , la noción de desarrollo cul-

tural viene vinculando elcampo de la comunicación al problema com

plejo y recurrente de las necesidades sociales del desarrollo en ámbi-

145

tos tan dispares como la economía, lapolítica, la educación y la cultu

ra, integrando la creatividad y las identidades plurales en un nuevo pa

radigma constituyente del modelo de reproducción modernizadora

bajo el auspicio fundamentalmente de las Naciones Unidas (ONU).

Los programas de organismos como la FAO o la OMS han procura

Lejos de criticar el universo material de nuestros objetos de investi

gación, esta apuesta reflexiva debía, a nuestro juicio, tratar de observar

-d e dentro hacia fuera-la lógica del conocimiento, la economía política

comunicológica que hoy transfiere los modelos de la cultura del desa

rrollo capitalista de acuerdo con la nueva reserva espiritual del funcio

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do desde entonces pensar la comunicación en sus programas sectoria

les y las polít icas de cooperación internacional en virtud de un de

nominador común: la vi sión ins tr umenta l de los medios y r ecur sos

informativos como fuente de progreso y dispositivo servomotor del

crecimiento y bienestar económico. Así, si bien las Naciones Unidas

validaron en la agenda pública internacional un enfoque integrador de

la comunicación como factor determinante del desarrollo, las políticas

de promoción de la cultura y la educación quedaron desplazadas a un

segundo plano ante el empuje privatizador de las industrias culturales.

Las formas marginales de participación pública, de la creatividad so

cialde lapoblación y del intercambio y lacooperación multilateral en

tre países, lejos de garantizar la diversidad ecológica del sistema me

diático en los países del Sur, resul taron, en muchos casos, coartadas

para legitimar un proceso, calificado po r otra parte como imparable,

en función del modelo capitalista de desarrollo económico liberal, que

hoy llega a resultar cuando menos alarmante incluso para la propia

Unesco, a la luz del diagnóstico de la situación crítica de dependenciade las «culturas periféricas» en el mercado global de la comunicación.

La experiencia acumulada en los fracasos y rezagos de la historia de la

comunicación para el desarrollo exige, desde este punto de vista, re

novar la teoría y métodos de planeación considerando los vectores es

tratégicos del Capitalismo Cognitivo para redefinir nuevas alternati

vas antiestratégicas.

Hace exactamente siete años tuve el honor de dictar una conferen

cia en el IV Encuentro Nacional de Comunicación de la Universidad

Intercontinental en Ciudad de México sobre política educativa y for

mación de comunicadores. La ideaexpuesta en mi presentación fue bá

sicamente la necesidad estratégica para el campo de la comunicacióneducativa de acometer un ejercicio de reflexividad colectiva a fin de

adaptarse a los vientos de cambio que entonces prefiguraban muchas

de las tendencias hoy visibles en el ámbito profesional. Recurrí para

ello a la metáfora del caracol: una mirada hacia dentro para comenzar

a vis lumbrar los horizontes del camino. .. de un horizonte histórico

siempre lejano, de lentos cambios y difícil alcance para la efímera vida

del investigador.

146

nalismo culturalista, con el objeto de liberar el imaginario político-ideo

lógico emancipatorio bloqueado po r el proceso de mixtificación de la

posmodernidad y las nuevas formas de dominio flexible que de raíz

niegan toda posibilidad de una «nueva cartografía del tardocapitalis

mo», pese a, como hemos argumentado, la pertinencia y necesidad deeste ejercicio intelectual y de compromiso histórico en un tiempo co

mo el presente marcado po r el proceso intensivo de la globalización,

cuyo desarrollo se está traduciendo en diversas formas de crisis cultu

ral y desconcierto de las comunidades locales, paralelamente al proce

so de descentralización de las instituciones económicas, políticas e informativas.

Tanto en los debates del NOMIC (Nuevo OrdenMundial de la In

formación y la Comunicación), como durante la planeación de las pri

meras políticas nacionales de comunicación, esta dialéctica global/local

ha sido una cuestión relevante en la planificación del campo comunica

cional. La paradoja de este proceso es que hoy la globalización econó

mica exige la creciente fragmentación y localización con la emergencia

y territorialización de las identidades culturales replegadas sobre sí mis

mas. Esta dialéctica plantea el problema crucial de la localización y des

centralización informativa, paralelamente a la concentración del poder

cultural y del capital simbólico, como parte de lalógica social del capi

talismo global, en el entendimiento de que los principios de territoria

lización -e intervención local- y de totalización -desde la perspectiva

teórica-, o, para recordar la premisa del movimiento ecologista, pensar

globalmente y actuar en lo local, sin duda pueden constituir vectores

estratégicos para una visión transformadora del desarrollo social que

sea capaz de superar lainacción discursiva del posmodernismo y la re

clusión tautológica de la globalización a partir de una praxis investigadora fundada en el sujeto y sus redes sociales como base de una nuevareflexividad e interacción colectiva dialógicas.

Considerando que en la administración municipal tienen lugar im

portantes transformaciones de la gobernabilidad y estructura de los ser

vicios sociales a través de las nuevas tecnologías que plantean dudas y

demandas de una planeación integral de los recursos y políticas en ma

teria de comunicación, parece cuando menos determinante abordar el

147

estudio y consideración práctica de las políticas locales desde la teoría yla práctica de la comunicación emancipadora. Nuestra hipótesis es que

un modelo de planificación territorial localizada permitiría articular productivamente la comunicación para el desarrollo democrático.

En elcampo cultural de los territorios locales sepueden forjar nue

munes, y a los procesos de mediación comunicativa en los ámbitos deproximidad» (López, 2004:29).

En la era virtual de la cibercultura, sigue prevaleciendo sin embargo

la dimensión físico-territorial. Como resultado de una visión instru

mental que trata de privilegiar tecnopolos y grandes centros territoria

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vos procesos de legitimación y gobierno social, abriendo espacios pro-

ductivos de activismo y agenciamiento que a medio plazo provean los

medios necesarios de autoafirmación y desarrollo endógeno a partir de

una política que, integrada en las estrategias generales de desarrollo te

rritorial:

Fomente la cohesión social.

Incremente la productividad económica.Promueva las capacidades locales de acción de sectores marginales.

Impulse la expresividad artística.

y favorezca la cultura de la autoformación y apropiación pública delos medios de información y conocimiento.

En este proceso hay que tomar en cuenta el capital informacional disponible por las economías locales:

El acceso a la infraestructura telemática.

El grado de conocimiento o competencia comunicativa con las nue

vas tecnologías y recursos de comunicación.

La visión política de adaptación local de la Sociedad de la Informa

ción.

El proyecto social de organización y dinamización cultural en red.El uso productivo de las fuentes y recursos informacionales.

Ahora bien, la definición local de la información no viene sólo deter

minada por el ámbito territorial. Con tal referencia, indicamos además

elproceso de apropiación social inmediata, por la comunidad, del con

tenido y procesos vinculados con la mediación cognitiva y la represen

tación del discurso periodístico. De acuerdo con Xosé López, «lo localno podemos, pues, considerarlo un concepto estable en el campo de la

comunicación, sino que debemos analizarlo en el contexto del escena

rio mediárico. Y los cambios de la era digital han afectado especial

mente a los espacios de comunicación. El territorio ya no esel elemento

definitorio del pasado, aunque sigue manteniendo un gran peso [...] Pe

ro ahora tenemos que prestar también mucha atención a laidentidad, a

la creación de comunidades con valores compartidos, con intereses co-

148

les del capitalismo industrial, estas políticas han generado desequilibrios significativos, jerarquizando territorios vivos y muertos para el

flujo y valorización del capital. La emergencia de formas singulares ydiversas de apropiación local y regional tiene lugar, en este sentido, co

mo contratendencia compensatoria de la globalización. A decir delprofesor Zallo (2003), muchos de los cambios en el lugar social yeco-

nómico de los terri torios no se derivan de la mundial ización o de la

digitalización, sino, a pesar de ellas, como resultado del esfuerzo hu

mano y sostenido de gestionar lo cercano, su identidad y bienestar a

partir de las luchas históricas y las formas de acomodación local. Es de

cir, paralelamente a la globalización, los fenómenos de localización y

descentralización son también tendencias que marcan y reformulan lasbases culturales del proceso de desarrollo.

No obstante, la primera hipótesis que quisiéramos anticipar aquí es

que, en el marco de la globalización capitalista, las regiones y las enti

dades locales no son objeto de las políticas públicas, y menos aún prio

ndad para los Estados nacionales, en medio de una crisis de descomposición y gobernabilidad po r las porosas racionalidades del mercado

transnacional de la comunicación y la cultura. Como resultado, en las

nuevas formas de intermediación nos encontramos, como advierte el

profesor Zallo (2003), con que las regiones y autoridades locales debenreorganizar sus estrategias para dar una respuesta «inteligente» a la di

námica contemporánea de la competencia y la centralización territorial,recurriendo para ello a las políticas culturales y de comunicación des

de su propia especificidad y como reacción proteccionista a los efectos

uniformadores de la globalización. La articulación de medidas poten

tes de contribución aldesarrollo autónomo requiere no obstante del re

conocimiento elemental de las características singulares de cada región,de su situación económica, política y social diferenciada. No es viable

una política pública coherente sin tomar en consideración la realidad

concreta y diferenciada de la región o de cada municipio en concreto.

Igualmente, en cada momento y sobre todo considerando el cambioacelerado de la comunicación, los poderes públicos necesitan favorecer

una evaluación sistemática de las políticas públicas en la materia. Estoes, no existe una receta única, ni tampoco un método único, y menos

149

aún un momento puntual de evaluación y diseño de las políticas de co

municación para e! desarrollo regional. Como reconocía en un docu

mento interno la UE, «cada región tiene que encontrar la combinación

correcta de políticas para su propia senda de desarrollo, dadas sus pro

pias características económicas y sociales, culturales e institucionales»

versibles y, segundo, porque no se trata de una posición ideológica que

se resuelva mediante el voluntarismo, sino anticipando las nuevas ba

ses de! sistema de dominio.

Cabe recordar a este respecto que las comunidades locales son un

objeto preferente de mediación entre el Estado-nación y los intereses

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(Quesada, 200S: 96).La propuesta que esta idea apunta, en la revisión de! modelo domi

nante de la globalización cultural, debería contribuir en este sentido a fa

cilitar una lectura endógena y participativa de! desarrollo que, identifi

cando la comunicación, la educación y la cultura como fuerzas matrices(y motrices) de! cambio histórico contemporáneo, vincula a la dialécti

ca social de las redes comunitarias la posibilidad de un proyecto tecno

cultural en e!que los procesos de mediación informativa surjan a partir

de!aprendizaje y las iniciativas movilizadoras de!conocimiento, basadas

en prácticas de investigación colectiva e intercultural «dialógicas".En este escenario emergen las experiencias locales de edutaintment

integrando e! sector informativo y la educación pública local, que co

mienzan a tener un peso creciente en e!TercerSector y la educación no

formal. Pero más allá aún la apuesta por la mediación dialéctica de las

políticas culturales de base local e intervención en redes pueden con

tribuir significativamente a redefinir los tres ejes estratégicos de la co

municación política contemporánea, a juicio de Martín Barbero, a sa

ber: la reconstrucción de lo público, la constitución de un espacio de

reconocimiento social y el ejercicio de una nueva ciudadanía (Martín

Barbero, 2001).y aquí tenemos, sin duda, un nodo de la red , un punto crítico de

condensación y confrontación social: la afirmación local de los territo

rios, identidades, culturas y voluntades políticas de la ciudadanía, que

debe ser tomada en cuenta como campo propiciatorio de articulación

y construcción de la alternativa comunicacional al modelo dominante

de mediación informativa. Así, mientras e!capitalismo global subsume

y somete la circulación de mensajes, sujetos y territorios e identidades

culturales a la lógica de! valor, anulando y extrañando la singularidadde voces y presencias, como verdaderos espectros de! capital, «e!orden

local funda la escala de lo cotidiano y sus parámetros son la copresen

cia, la vecindad, la intimidad, la emoción, la cooperación y la sociali

zación con base en la contigüidad" (Vizer, 2003: 312). Es un error, no

obstante, confrontar los poderes del Estado-nación y las políticas co

municacionales de base local a los procesos globales de ampliación de

los mercados. Primero, porque éstos son procesos estructurales irre-

150

de! capital transnacional, de ahíla pertinencia y necesidad de pensar có

mo la sociedad civil puede renegociar y apropiarse de los bienes co

municacionales y sus propuestas de consumo cultural en esta dialécti

ca desde nuevas bases y criterios.

Como recuerda Boaventura de Sousa Santos (2003a), el desarrollomoderno ha sido históricamente marcado por lógicas contrapuestas de

regulación y emancipación entre e!Estado, e!mercado y lacomunidad,

po r un lado, y la expresión, e! conocimiento y la esfera moral-prác

tica, po r e!otro. Una característica distintiva de toda política de comu

nicación es la de mediar, la de rediseñar los procesos de globalización

económico-política de! capitalismo, contribuyendo a la descentraliza

ción del poder de! centro hacia laperiferia, del núcleo hegemónico a los

espacios intersticiales y locales de la ciudadanía. De acuerdo con este ra

zonamiento, el sentido de las políticas locales de comunicación sería bá

sicamente e! de fomentar un ethos democrático y emancipador a partir

de la expansión de las esferas públicas locales, las cuales garantizan que

no prevalezca una concepción unívoca y sobredeterminada de ciudada

nía, y la facilitación de! conocimiento y expresión de las culturas loca

les por medio de una política de planificación democrática del desarro

llo terri torial y de las ident idades específicas de la comunidad como

construcción participativa de! lazo o vínculo social, como proceso de

acción y normalización local de los procesos de mediación radicalmen

te democrático y participativo, basado en e!acceso a los medios de in

formación y conocimiento de! desarrollo social. No se trata sólo de

favorecer estrategias identitarias de afirmación cultural ante e!proceso

de globalización, tal y como viene haciendo e!marketing urbano y las

teorías funcionalistas del capital social. Además es necesario construir

formas avanzadas de ciudadanía... politizar, en suma, el campo de lacomunicación y la cultura a escala local y asumir diversos retos como:

La innovación de contenidos, géneros y procesos de comunicación.

El diálogo intercultural.

La afirmación de las necesidades y lógicas de proximidad.

El desarrollo creativo.

O la proyección exterior (López, 1999).

151

El problema es que, po r lo general, no hay una polít ica local de comu

nicación planeada sistemáticamente, no existen concejalías de la comuni

cación que velen, en el ámbito municipal, por las formas de producción

cultural del territorio, por la igualdad, acceso y proporcionalidad de los

contenidos informativos de los medios locales, aun siendo, como suce

de en España, muchos de ellos de titularidad pública. Es muy común

sivapérdida de peso del Estado en favor de las formas de regulación po-

lítica global y de espacios y centros de concentración político-económi

cacomo laUnión Europea o de actores transnacionales como Microsoft,

con la consiguiente emergencia de lo local como espacio de resistencia,

territorialización y construcción del poder ciudadano de oposición y ar

ticulación comunitaria del derecho a la comunicación. De aquí la per

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que en los ayuntamientos falte conocimiento y voluntad manifiesta de

planificar estratégicamente la comunicación como un instrumento de

transformación del territorio y la comunidad, promoviendo eldiálogo

entre agentes sociales y e l reconocimiento de proyectos diferentes y

modelos culturales alternativos en laplaneación del desarrollo local. Esnecesario por ello evaluar las posibilidades de institucionalización que

pueden albergar estas políticas en el marco de los procesos de descen

tralización del Estado y de localización de las industrias y medios glo

bales de comunicación por la sociedad civil.De ladefinición de los ins

trumcntos y marcos jurisdiccionales apropiados a las necesidades del

proceso de localización cultural depende el modelo de desarrollo de la

autonomía de las territorialidades a este respecto.

De acuerdo con este razonamiento, las políticas locales de comuni

cación deben tratar de comprender que su posibilidad viene determi

n a d ~ por nueva división internacional del trabajo cultural que, como

advierte Yúdice (2002), yuxtapone la diferencia local a la administración e inversiones capitalistas transnacionales. De ahí que podamos ob-

servar actualmente una marcada tendencia por parte de las entidades

l ~ c a l e s y regionales a demandar espacios y lógicas de afirmación espe

cíficas. En la medida que el modelo de acumulación y organizac ión

productiva flexible permite a las industrias culturales localizar servicios

y medios de intercomunicación, la nueva división internacional del tra

bajo cultural se profundiza afectando a las unidades y territorios loca

les. La centralidad de lacultura en los programas internacionales de co

operación y desarrollo da cuenta, en este sentido, del acoplamiento de

las prácticas locales comunitarias a las necesidades y estrategias de valonzación económica del capital global.

Una primera consideración a discutir y desarrollar colectivamente

es, por lo mismo, la articulación de poderes locales de comunicación y

cultura: de producción de autonomía informativa desde los espacios

cornumtarros. La apuesta por esta estrategia política deriva de la cons

tatación del carácter difuso y disperso de los conflictos posmodernos

de n u ~ ~ t r a contemporaneidad, tal y como describen Negri y Hardt en

su análisis del orden imperial hegemónico. Pero también de la progre-

152

tinencia de atender a estos espacios y formas de resistencia local, tradi

c ionalmente relegados u omitidos en la teoría y la práct ica pol ít ica

ernancipatoria. Atendiendo a los escenarios y tendencias económico

políticas de la comunicación global, estas realidades adquieren sin em

bargo cada día mayor relevancia, lo que hace necesario intervenir ycomprometer la acción democrática y la lucha política por la ciudada

nía y la cultura local en laconstrucción dcl socialismo como estrategia

prioritaria de las fuerzas de progreso.

Toda política radical en materia de comunicación y cultura pasa, en

este sentido, po r definir programas de investigación y transformación

social a este nivel, como también regionalmente. No podemos dete

nernos en detalle en ejemplos como elcaso europeo, que analizaremos

en las siguientes páginas, pero amodo de apunte, cabe observarcómo en

la Europa de las regiones, como en otros espacios de integración comer

cial y libre circulación del capital, existe un amplio universo de opor-

tunidades abierto a laacción y movilización política sin definir que debe ser abordado como campo propicio para la tr ansformación del

sistema informacional, rompiendo con las lógicas dominantes de valo

rización de la industria cultural y con los intereses y las redes cliente

lares que vinculan tales unidades territoriales con las necesidades de

valorización y desarrollo del capital (Zallo, 2003). Tal tarea parece des

de luego prometeica, pero sin duda se nos antoja necesaria y posible, a

condición de ser conscientes de cómo este campo de actividad puede

ser intervenido concentrando las fuerzas de oposición en un tiempo

de declive del Estado moderno.

En esta línea, convendría prefigurar un programa político y un pro-

yecto de trabajo cultural en el ámbito local y regional, a escala europea

y global, que a medio plazo soporte y haga posible la organizac ión

transnacional de movimientos sociales de transformación de la comu

nicación-mundo. Las fuerzas políticas y sociales deben comenzar a de

finir políticas locales y regionales de comunicación, planes de movili

zación y organización de alternativas culturales de base comunitaria y

regional, organismos de intermediación como los Consejos Locales

y/o Regionales de Comunicación, plataformas transversales de coope-

153

ración y desarrollo productivo de la industr ia y de los derechos cultu

r a l ~ s de la c i ~ , d a d a n ~ a , . si en verdad existe claridad y voluntad políticasde intervención decidida en el sector. Esta condición, sin embargo, no

se c.umplede momento porque la izquierda política y los movimientos

s o ~ ' a l e s en ~ e . n e r a l tienen todavía una cuenta pendiente en su teoría y

practica política: replantearse .en serio la comunicación como un pro

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blema no medios o uso Instrumental de los mismos para un dis

c u ~ s o político radical, sino como un espacio de diálogo, de consenso y

articulación de voces plurales, voluntades divergentes y solidaridades

precarias. Antes bien, po r el contrario, lapolítica de la izquierdaha fa

vorecido usos y concepciones restr ictivas de la comunicación que re

producen, desde un funcionalismo progresista, las formas de control ydominación conservadoras.

Pero; como decimos, no viene al caso t ra ta r aquí los espacios de

oportunidad y los ejemplos de potencia creativa de los movimientos al

termundialistas en el e ~ p a c i o europeo. En las siguientes páginas, vamos

a tratar, po r el contrano, de formular una crítica general al desarrollo

dela S o ~ i ~ ? a d del Conocimiento en Europa, describiendo las políticas de

la Comisión Europea y las tendencias o líneas generales de evolución

de la comunicación educativa en el continente. Más adelante, en nues

tro epílogo, retomaremos, según hemos señalado, algunas de las ideasapuntadas sucintamente bajo éste y anteriores epígrafes.

154

IV

El espacio europeo de convergencia

Hace ya algo más de una década, el profesor alemán Harry Pross ad

vertía en el II Simposium Internacional de Políticas Informativas cele

brado en Madrid sobre los riesgos culturales que asumía Europa cuan

do los responsables de la polít ica cultural comunitar ia optaban por

retirarse de la escena pública para ceder el mando del proceso de Inte

gración a los «eurocapitalistas». Tal ~ e n ~ n c i a significaba, ~ e s d e el pun

to de vista de la pol ít ica de comunicación , el t riunfo -citaba Pross a

Werner Sombart- de la «era americana» y, culturalmente, el fracasomismo de toda política de medios (Pross, 1989). Concluido. el milenio

e iniciada una nueva etapa cultural en los albores de la SOCIedad de la

información la advertencia de Pross cobra hoy viva actualidad en for

ma de amenaza real a las identidades culturales que integran la Unión

Europea a raíz del proceso de mutación tecnológica que atraviesa lain

dustria de la comunicación, reorganizando los diferentes sectores cul

turales y las formas de hegemonía y control mediátic? de la c o m ' : I n i ~ a -ción y la cultura locales, sin que las polít icas públ:cas c0r.numtanas

hayan demostrado capacidad alguna de t r ~ n s f o r m a c l O n del sistema au

diovisual y de información continental, bien po r InOperanCIa o, en su

defecto, po r el escaso margen de maniobra en la a ~ t u a l estructura del

mercado. Como resultado, Europa es hoy un espacio abierto bajo con

trol de la industr ia americana, que ha penetrado el sector de la comu

nicación europeo, a escala continental, tanto a través del control del s i ~ -tema de dis tr ibución y consumo, como po r medio de la transferencia

de modelos organizativos y profesionales, el dumping comercial e in

cluso las estrategias de cooperación con cabezas.de p u e ~ t e com?,

glaterra en la promoción de sus intereses económicos, haciendo difícil-

155

mente viable larealizaciónde las primeras aspiraciones comunitarias de

construcción de un Espacio Comunicacional Europeo plural, autónomo y competitivo.

En los últimos años, las iniciativas estratégicas de la Comisión han

tendido además a acentuarla brecha de! déficit cultural existente enma

teria de comunicación, desregulando e!sector audiovisual e informati

jo las directrices de! departamento de Te!ecomunicaciones, Mercados

de Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII), de acuerdo

con los intereses de ampliación económica de las actividades de la in

dustria cultural. Así, por ejemplo, en e! proyecto INFü 2000, la co

munidad educativa, lejos de ser considerada como actor estratégico en

el proceso de construcción europea, es definida como un sector de

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vo d.e. acuerdo una lógica -criticada por Schiller (1993)- de «apro

piacion corporativa de!espacio público»; y elloen un momento de vital

im!':orta?cia para e! desarrol!o cultural y económico de la región quehacía mas que nunca necesanos los esfuerzos de laUnión Europea por

coordinar las iniciativas públicas en esta materia al objeto de aprovechar, ante e! proceso de transnacionalización económica y globalización cultural, las potencialidades tecnológicas, estéticas y culturales de'

países miembros de la Comunidad. En lugar de esta apuesta decidida por la cultura como «fuerza motriz de la sociedad y la economía

europeas», las autoridades comunitarias han renunciado a una políticacultural coherente, delineando un modelo de mediación que, sin un

p r o y e ~ t o de desarrollo claramente definido, ni un programa estratégi

co de mtegración con las políticas sectoriales en materia de innovaciónt ~ c n o l ó g i c a , desarrollo industrial, educación o planeación territorial,

tiende a fav?recer una clara dependencia de la gran industria pesada dela mformaclOn y la comunicación.

La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educación con las estrategias y directrices de! sistema global de información

es constatable a dos niveles:primero, a través de la desregulación de los

sistemas y estructuras institucionales de organización de la educación

pública impulsada por la ideología neoliberal con la apertura de un

mercado educomunicativo de consumo y adquis ic ión de bienes de

equipo electrónico y software formativo por los centros de educación

básica; y, en segundo lugar, en la financiación indirecta de los grandes

conglomerados multimedia y las empresas productoras de programas,

tecnologías y contenidos de informaciónpara e!aprendizaje, bajo e!ar

gumento.de la defensa de industrias culturales europeas en e! carn

p.o ~ s t r a t e g l c o para laIdentidad comunitaria de la educación y e!conocmuento,

De la orientación liberal de! modelo europeo de construcción de la

s o . c i . e d ~ d global de! ~ o n o c i m i e n t o da cuenta además e!hecho de que lasm l c l ~ t 1 v ~ s . en m a t e ~ l a de nuevas tecnologías de la información y moderr;lzaclOn educativa sean coordmadas desde e! principio por la Dirección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) ba-

156

consumo ampliado en e!que se incluyen tanto alumnos y estudiantes

de educación superior como técnicos, profesionales, directivos, traba

jadores y hasta profesionales de la enseñanza, en función del estímulode lademanda y el desarrollo potencial de la industria multimedia eu-

ropea. . . .Desde ladécada de los ochenta, los diversos programas, dISpOSICIO-

nes y directivas de laUnión Europea en materia de política audiovisual

e integración regional de los sistemas de radiodifusión han jalonado el

desarrollo continental de la comunicación favoreciendo, en e! marco

del proceso de construcción del Mercado Común, e!paso de un enfo

que predominantemente cultural y político del desarrollo del sector a

un enfoque más tecnológico y economicista. De acuerdo con e!profe

sor Bustamante (2000), podríamos distinguir en este proceso tres eta

pas claramente definidas:

1. El inicio de las políticas de información y comunicación, orientadopor la búsqueda del equilibrio político y económico y la d ~ c i d i d avoluntad integradora de la comunicación y los diversos Sistemas

culturales de base nacional de la Unión (1981-1984).

2. El proceso de liberalización y despolitización de la política de co

municación comunitaria con elmantenimiento aún de una filosofía

cultural basada en la democratización, e! acceso público y el desa

rrollo social. Esta etapa va a estar marcada sin embargo por la firme

decisión de Bruselas de favorecer eldesarrollo de grandes grupos de

comunicación capaces de competir en los mercados internacionalespartiendo del dominio territorial, por la uniformidad lingüística o

nacional, de los mercados cautivos, lo que terminará polanzando

aún más los territorios y actividades industriales en el campo de lacomunicacióny lacultura regional por la concentración intensivade

capital, la liberalización comercial y la creciente estructu;a oligopo

lística de los diferentes sectores de lacomunicación en e!mtenor de!

Mercado Común (1985-1993). Con elobjetivo de reunir en e!seno

de grupos únicos de comunicación, de base nacional, toda.s com

petencias necesarias para e! desarrollo a escala de los servicios mul-

157

timedia en las autopistas telemáticas, la política comunitaria reforzará en esta línea, a partir de 1993, la competitividad y concentración intensivas en el sector.

3. Y la e t ~ ~ a liberal de d e s r e ~ l a c i ó n , presentada públicamente po r laComisión como la adaptación norrnatrva a las exigencias del mercado in:ernacion.al, revitalizando así el viejo principio de «libre flujode la información» en la concepción económico-política del sector

tria cultural, cuyo efecto más directo, razonan las autoridades comunitarias, es ineficiencia productiva contraria a.la demanda delmercado y a los gustos y neces idades del c o n s ~ m l d o r . El Infor?,econcluirá proponiendo, en coherencia, una política de desarrollo Industrial competitiva apoyada en los grandes operadores de telecomunicaciones, capaces de competir con los gigantes llll;'ndlales de la

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a corto y medio plazo favorecerá la adopción de medidas legisÍativas y r?glamentarias beneficiosas para los conglomerados con

una ~ o s I c l O n dominanre en el mercado interior, así como la participacron capitales foráneos en el desarrollo de nuevos medios yoportumdades de negocio, El acento en la coordinación de los sistemas y disposiciones normativas nacionales representa, en esta línea, la constatación de la ausencia de una clara voluntad interventora d.e los poderes públicos de la Unión más allá de las reglaspresentas ellibre Juego del mercado, al asumir una filosofía pú -blica gestión de las políticas comunicacionales sin mayor voluntad de incidencia que la puntual reforma parcial de aspectos formales o secundanos del sector como la cualificación profesional o laplaneación mercadológica de la producción. De hecho, en la actual

p o l í t i c a . c ? m . u n i t a r i ~ , ~ r e v a 1 e c e , de forma determinante, el principiode s u b ~ I d I a n e d a d , Íirnitandr, los márgenes de actuación de las polítrcas públicas a la apertura de los mercados nacionales, la promoción

y d,stnbuclón de programas y la formación y coordinación de lasactividades industriales. El propio Tratado de Maastricht sancionaría este principio ins is tiendo en la estra tegia de "protección de lacultura europea" limitando elalcance institucional de las acciones dela Comisión de Bruselas al mantenimiento de las señas de identidadeuropea con respecto a la libre concurrencia de los operadores, pro-ductores y arustas en el mercado abierto de la Unión. El Libro Verde de Opciones Estratégicas para Reforzar la Industria Audiovisual(64-1994) materializa esta idea anticipada en elLibro Blanco de De-lors al proponer el desarrollo de la industria europea de programas

mediante la apertura y mundialización del sector, justificando estalínea de actuación política po r los requerimientos 1iberalizadoresque debían acompañar la revolución digital. Así, la creciente pérdida de cuota de mercado registrada en este período en beneficio deEstados Unidos, en lugar de ser reconocida como lógico resultadode una política liberalizadora, se asociará, en adelante, con los per-versos efectos de los SIstemasde protección y fomento de la indus-

158

comunicación po r nuevos mercados como Europa ?nental y ofrecer nuevos servicios avanzados a segmentos específicos de consumidores movilizando el talento, los recursos tecnológicos, los capItales d i s ~ o n i b l e s y las posibilidades de rentabilidad favorecidos po rlas nuevas sinergias empresariales resultantes.de las fusiones entremedios audiovisuales, empresas de telecomunicaciones y producto-ras de contenidos e informática que la propia Comisión años anteshabía venido propiciando.

La defensa de esta política tiene lugar en un p.rofundo proceso de reestructuración de las industrias nacionales mientras se concentran lasactividades informativas de laUnión en apenas media docena de compañías internacionales, incluyendo desde luego grupos japoneses y es-

tadounidenses.En este marco, el desarrollo del proyecto Sociedad Global de la I? -

formación sitúa como vectores estratégicos de desarrollo de la UmonEuropea la convergencia entre el t ra tamiento: la co, :,unicació? y elcontenido de la información en las actividades industriales y SOCIales yellogro de la competitividad y desarrollo s o s t ~ ? i d o de la actividad pro-ductiva en el continente a través de la aplicación de los nuevos mediosde producción y comunicación electrónicos transfronteriz?s: ,Uno delos campos de mayor crecimiento identificados po r la Comisión es,. ?nesta línea, el uso de las nuevas tecnologías informativas en la educaciónpresencial y a distancia. ,

En las siguientes páginas, trataremos de observar los enfoques políticos, los argumentos y directrices básicos de la política europea decomunicación y la educación, tomando en cuenta las alternatl."as políticas y las opciones delimitadas po r las auro:ldades c o m u ~ I t a n a s desdeel contexto general de los intereses e c o n ó m l c o ~ que atraviesan e Influyen decisivamente en el proceso de c o n s t r u ~ c l O n cultu:al ~ u r o p ~ a .

Una visión integral de las políticas públicas comumtanas eXIge, eneste sentido, una comprensión histórica de las iniciativas europeas enmateria identificando no sólo los instrumentos, programas y n o r m ~ t l -vas definidos po r las instituciones comunitarias, sino además los dife-

159

rentes discursos oficiales y los cambios económicos y políticos en re

lación con los procesos de desarrollo y el contexto social general. Ca

be considerar po r tanto las relaciones entre la economía de la comuni

cación y la cultura, el proceso de internacionalización del capital y los

modelos de desarrollo del sector en relación con las políticas públicas

de información y comunicación y las formas de poder y hegemonía

gencia europea como "White Paper On Education And Training, Tea

ching And Learning. T o w a r ~ s The Learning Society» (1996); «Lear

ning In The Information Society Action Plan For An European Edu

cation Initiative (1996-1998»>; «Informe de Comi:ión al Consejo y

al Parlamento Europeo. Concebir la Educación del Futuro. Promover

la Innovación con las Nuevas Tecnologías» (Bruselas, 2000); o el "Plan

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cultural local y globales como el trasfondo determinante y explicativo

de las leyes reguladoras del audiovisual , de los programas de ayuda

económica al sector, de lapropia política tecnológica y,desde luego, de

los discursos y omisiones sistemáticas de cada una de las actuacionespúblicas de los agentes involucrados en el sector.

Al objeto de identificar las principales directrices y elmodelo de de

sar rollo en Europa, así como las alternativas y retos prioritarios del

proceso de integración transnacional de las ramas y sectores de la in

dustr ia de la comunicación y la cultura regional, ofrecemos a conti

nuación allector, en el presente capítulo, un breve y esquemático aná

lisis de las polít icas públicas de la Unión Europea, presentando los

principales programas, estrategias y discursos públicos dominantes

en las ins ti tuciones de la Unión a fin de ilustrar las lógicas de confi

guración y proyección actual del Espacio Audiovisual Europeo en

el Programa Marco de la Sociedad Global de la Información. Con es

te propósito, en las siguientes páginas trataremos de introducir las

políticas comunitarias de Sociedad de la Información analizando los

ejes y tendencias de la experienciade construcción económico-cultural

del proceso de convergencia mediática europea al objeto de, posterior

mente, comparar los datos y decisiones públicas en esta materia con la

experiencia de México en elseno del TLC y la Iniciativa de las Améri

cas, así como con relación a las iniciativas adoptadas en la cooperación

bilateral para el desarrollo de la industria iberoamericana de comuni

cación, observando los enfoques políticos, las directrices y programas

estratégicos avanzados por la Comisión Europea con relación a los intereses económicos dominantes en el sector.

Lógicamente, trataremos de conocer en primer lugar las políticas de

comunicación y educación de la UE, qué objetivos definen hoy el proyecto de Sociedad Europea de la Información, qué modelo de desarro

llo cultural implícito se está configurando hoy en las políticas comuni

tarias, qué consecuencias y resultados más significativos pueden hoy

observarse en la actual COyuntura histórica de concentración del sector,

liberalización y conformación de la unión política a partir de algunos

de los documentos básicos de este proceso de construcción y conver-

160

de Acción e-Learning. Concebir la Educación del Futuro» (Bruselas,

2001). " hi " " d ILa completay sistemática r e c o n ~ t : U , c c l O n istorico-criuca .e a p?-

lítica educomunicativa europea exigma, para su mayor c o n : ' i ~ s t e n c l ~ ,identificar y jerarquizar los actores determinantes en las políticas pu

blicas comunitarias, los supuestos ideológicos de cada actor,en d ~ s a -rrollo del sector, la comparación y evaluación de las f ¡ J o s o f ¡ ~ s ~ u b l I c a simplícitas en dichos supuestos y la interpretación tales pnnClpIOS en

relación con el proceso de cambio social y polít ico que tiene lugar

en Europa. Pero, como podrá presurrur el lector, el cumplimiento de

esta tarea sobrepasa, ampliamente, los límites y c,;,metldos que motiva

ron la escritura de este libro. No quisiéramos, Sin embargo, perder la

oportunidad de llamar la atención sobre lanecesidadXrelevancia de es

te trabajo enla actual coyuntura histórica de planeación y desarrollo de

la sociedad informacional. . .

En un momento decisivo de aceleradas y contm.uas transíormaciones de la industr ia en la región, hoy son pocos lo : investigadores que,

d d labo r dedicada y atenta a los cambios diarios en el sector, sees e una . , 'd .manifiestan dispuestos y capaces de contextualizar l<;s ra.F;I os y continuos cambios empresariales y los procesos de liberalización del merca

do informativo desde una crítica económica y política fundadas".

Si una lección cabe obtener de la lectura atenta este t r a b a J ~ ' es

precisamente que sólo cuando aprenda?",os a pensar c n ~ I c a m e n t e comose construye el espacio cultural y mediático de la regron estaremos en

condiciones de empezar a inter rogarnos sobre el papel que. estosmomentos desempeña la sociedad civil respecto a la articulación de las

nuevas redes y sistemas informativos, liberando nuevos l I d e r ~ z g o s ypotencialidades ocluidas que g a r a n t i ~ e n , en el ~ ~ e v o escenano internacional, una política de desarrollo mas democrático y equilibrado de la

industria de la comunicación en Europa, capaz ':'0 'ya de p e n s a ~ la eco

nomía de las industrias culturales desde otras pnondades y p a ~ a m e t r o spolíticos sino incluso de redefinirla correlación de fuerzas sociales que

hoy ven'ebran el desar rollo de la Unió.n E u r o p ~ ~ como una s l l ~ p l eagregación de Estados y, cómo no, también lapolítica de la comunica-

161

ción como una mera y despótica -aun ilustrada- comunicación per

suas.iva de los intereses privados de la industria transnacional euroa

mericana.

proponiendo la armonización de las políticasi;>formativas nacionales

en el marco del Tratado de Roma y la promocion de medidas de coor

dinación de las legislaciones nacionales en materia de publicidad,radio

y televisión, derechos de autor y protección a la j ~ v e n t u d y a lamfa.ncia para la supresión de las restriCCIOneS y trabas existentes a la libre CIr-

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1. Planteamientos comunitarios

Si por políticas de comunicación entendemos el conjunto de normas,

programas e iniciativas a través de las cuales los poderes públicos con

tribuyen a la configuración y desarrollo específico del sistema comunicativo en un ámbito determinado, la política europea de comunicación

da apenas sus primeros pasos en la década de los ochenta, como parte

de la lógica preocupación de las autoridades comunitarias por el desa

rrollo de la identidad y la cultura europea en elproceso de integración

económica. Laimportancia de lacultura con relación alfuturo del Mer

cado Común va a estar presente en los discursos públicos de laUnión

como una contradicciónde fondo que, de forma recurrente, actuará co

mo contrapunto en los debates, las dudas y vacilaciones mostradas en

los momentos cruciales por los poderes públicos europeos.

Desde el principio, la política cultural comunitaria ha revelado, en

efecto, graves incoherencias, discrepancias internas, voluntarismos y

discontinuidades múltiples que dan cuenta tanto del fracaso de los ob

jet ivos polít icos de la Comisión, en su proyecto de construcción del

Espacio Audiovisual Europeo, como de la ausencia de una clara vo

luntad integradora de los intereses nacionales en el marco supraestatal

del Mercado Común como espacio idóneo de realización y desarrollo

de las culturas locales.

Hasta la fecha, quizás los únicos logros destacables del impulso cul

tural favorecido po r la política europea han sido:

1. La organización de un sistema de difusión de la información insti

tucional consolidado.

2. La toma de conciencia sobre la neces idad de unificar las inf raestructuras de información y de lograr el desar rollo endógeno de la

industria audiovisual europea.

3. y la armonización y convergencia jurídica.

En estadirección apuntarían, de hecho, medidas de la Comisión como

el Libro Verde Sobre elMercado Común de la Radiodifusión, cuando

la CEE esboza su primer proyecto de integración comunicacional,

162

culación de programas. El paso de un sistema regulador centralizado

por los Estados nacionales a u;> escenario t r a n s n ~ c i o , n a l compennvo enel marco de integración economlca regIonal hacía l o g l ~ a m : n t e necesa

ria una estrategia de armonización jurídica que compatlblhzara las dis

tintas tradiciones político-administrativas de los países ?,iembros de laUnión y las diferentes políticas nacionales de proteccIOn del mercado

y de regulación del audiovisual. . . "La acción estratégica de armonización y convergencIa jurídica de la

Unión Europea fue entonces diseñada pensando en:

1. Promover un espacio propio para el desarrollo de las industrias y

del mercado interior.2. Liberalizar los servicios audiovisuales. d3. Suprimir las trabas a la libre circulación transfronteriza de pro uc-

tos culturales.

Ahora bien, la apuesta por una política de normalización l e g i ~ l a t i v a seproduce precisamente en un momento de cnsis del sector c m e m a t ~ -gráfico y de transnacionalización del s i s t e m ~ relevisivo rermmarta

por agravar la situación de debilidad i n ~ u s t n a l del a u d I O v I ~ ~ ~ 1 europeoincidiendo en la tradicional dependencia del sistema mediático cornu-

nitario de la producción norteamericana. . ' .El acento en la armonización de los sistemas y dISposICIOnes nor

mativas nacionales ha significado, en realidad, la constatación de la au

sencia de una clara voluntad interventora de los poderes públicos de la

Unión más allá de lasreglas preestablecidas por ellibre juego del mer

cado. En aproximadamente veinte añosde p o l í t i c ~ s . c u l t u r a l e s , la

munidad Económica Europea ha carecido de suficientes recursos financieros y de eficaces medidas de intervención d i r e ~ t a en el mercado

con las que modificar las actuales estructuras industriales del sector en

respuesta a los retos de la competencia e s t a d o u n ~ d e , , : s e , al as,:,mlrunafilosofía pública de gestión de laspolíticas cornunicacionales sin mayor

capacidad de incidencia que la puntual r e f o ~ I T , ' a p ~ ~ C l a l de a s p e c t o ~ formales o secundarios del sector como la cuahf¡cacIOnde los profesiona

les o la planeación mercadológica de la producción.

163

P? r añadidura, a d e m ~ ~ , lacomplejidad del entramado legislativo y delos sistemas de regulación del espacio cultural europeo ha impedido

de m , o m ~ n t o una m ~ ? , o r i n t e g r a c i ~ n jurídica de las políticas públicas comumtanas, manteniéndose una diversidad excesiva «tanto en el grado

de motivación y regulación de las actividades audiovisuales como de los

instrumentos para gestionarlos. Es más, dada la intervención cada vez

vación del sector, jalonando -J e acuerdo con el profesor Bustamante

(2000)- las discusiones públicas en la materia a lo largo de tres etapas

que, como hemos señalado antes, marcan latrayectoria económico-po

lítica del sector cultural en Europa:

1. Una primera fasede equilibrio político y económico y decidida vo

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más relevante de nuevos agentes públicos de ámbitos tanto internacio

nales -Unión Europea, Consejo de Europa.. .- como locales -autorida

des regionales, municipal.esoo.- que han comenzado, también, a implan

tar estrategms ?e promoción y desarrollo del audiovisual, lavariedad de

normas y medidas escada vez mayor» (Azpillaga e Idoyaga, 2000: 247)., .Como resultado, esta política de liberalización y armonización ju-

rfdica ha se.':tado las bases de un nuevo mapa económico-político de la

comurncacron en Europa poco favorable a los propósitos iniciales dela Unión.

2. Programas e iniciativas: de Eureka al Plan Media Plus

Por lo que refiere altema que nos ocupa, lapolítica cultural europea

c o m p r ~ n d e inicialmente «el conjunto de leyes reguladoras del sistemaa u d I O v I s ~ a l , . i a s reglamentaciones y concesiones de frecuencias, las ayudas e c o n o ~ 1 1 l c a s , la reestructuración de la televisión pública, el desarrollo de opciones tecnológicas (cable, satélite, etcétera), la omisión de las

diferentes formas de televisión comunitaria, la adaptación a las norma

tivas de laUnión Europea [oo.] [y] un conjuntomuy heterogéneo de ac

crones desarrolladas po r la administración pública en sus distintos ni

veles» (Giordano y Zeller, 1999: 33), desde elEstado a las comunidades

local?s: pasando po r los poderes públicos de ámbito regional.

, BasIcam,en,te, SIn embargo, las instituciones y organismos interna

cionales mas Importantes en la coordinación y desarrollo cultural eu

ropeo son la Comisión, el Consejo de Europa y, en últ imo término, el

P a r ~ a m e n t o Europeo. Dentro delaComisión cabe además apuntar, es

pecificamente, el papel que juega la Dirección General de Información

Comunicación, Cultura y Audiovisual (DGX), junto a la D i r e c c i ó ~Genera,l Mercado Interior (DGIII), Competencia (DGIV) y Tele

comUnICaCIOnes (DGXIII) y, en los últ imos años, la nueva DirecciónGeneral para la Sociedad de la Información (DGXXIII).

. Cada un? de ~ s t o s departamentos viene elaborando una amplia vanedad de dISpOSICIOnes, reglamentos y programas específicos de actí-

164

luntad integradora (1981-1984).

2. Una segunda etapa de liberalización y «despolitización» de la polí

tica cultural comunitaria (1985-1993).

3. Y una etapa de convergencia tecnológica e industrial orientada po r

los objetivos del programa de construcción de la Sociedad Europea

de la Información y el p ro tagonismo de las redes y ope radores de

telecomunicaciones (1993-2000).

Vamos a tratar de describir a continuación, lo más sintéticamente posi

ble, esta evolución.

Desde los años ochenta, en la primera etapa, la política europea fa

vorece el desarrollo de grandes grupos de comunicación que han ter

minado dominando el panorama del sector audiovisual y la polariza

ción regional de espacios territoriales de control del mercado al norte

y sur de Europa (Giordano, 1995; Giordano y Zeller, 1988). Será ~ l l a -boratorio audiovisual británico el que antICIpeesta nueva estrategia deliberalización radical que, años más tarde, habría de afectar a la mayo

ría de los países europeos:

La liberalización del sector audiovisual permitió [entonces] la entrada denuevas fuerzas económicas que buscaban beneficios de su actividad em-

presarial [...] Dos sectores que hasta ese momento no tenían en Europa la

presenciaen losmediosde laque disfrutabanen losEstadosUnidos irrumpen en elmapamediáticodelViejoContinente: los conglomeradosindustriales y los bancos (Quirós, 1998: 148).

La reestructuración de las empresas de comunicación favorecería, co

mo consecuencia, la emergencia continental de conglomerados multimedia dominados po r corporaciones transnacionales orientadas al

dominio monopolís tico de los espacios nacionales y cul tura les (lin

güísticos) cautivos:

1. A partir de una concentración intensiva de capital.

2. La unificación empresarial de la producción cultural diversificada.

3. La oligopolización de los sectores estratégicos de edición.

165

En este escenario: y en apenas una década, se consolidan los grandesgrupos multimedia comunitarios multiplicándose el número de cade

nas privadas de cuatro a treinta canales en manos de empresarios como

Rupert Murdoch, Silvio Berlusconi, Leo Kirch, Axel Springer, Bertels

mann y otras corporaciones multimedia que, instaladas en la seguridad

y el control de las principales cadenas audiovisuales y la propiedad de

La adaptación de un modelo competitivo, a imagen y semejanza de Es

tados Unidos, va a prefigurar así el desarrollo del sector y las políticas

públicas de comunicación en Europa en los años noventa. Sibien la d!

mensión del mercado, de más de 300 millones de personas, y la capacI

dad económica financiera e industrial, juntoal reconocido talento crea

tivo y a la alta cualificación profesional de los trabajadores del sector,

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los más prestigiosos grupos editores de prensa, guiarán los objetivosestratégicos de la política comunitaria en el sector.

. El poder económico y político acumulado por los nuevos protagomstas del Mercado Europeo de la Información definirá no sólo las re

g l a ~ ,del juego y distribución del mapa económico y polít ico de laUnión, La influencia notoria de los nuevos <euroconglomerados» que

dará además sellada en las iniciativas de los poderes públicos de la

Unión cuando impongan como objetivos estratégicos fundamentalesde la política europea sus propios intereses empresariales:

Lograr ventajas competitivas frente a los competidores.

Encontrar nuevas oportunidades de crecimiento fuera del mercadode origen en vías de saturación.

Aprovechar la propia experiencia en mercados vírgenes.Obtener economías de escala.

Aprovechar la coyuntura que favorece elpoder adquisitivo de la diVIsa.

y escapar de las normas antitrusr nacionales.

C a ~ e recordar a este respecto que las primeras políticas públicas de la

U m ~ n ~ u r o p e a . en materia audiovisual coinciden precisamente concrisis irreversible de los sistemas estatales de radiodifusión y el ini

cIO de la fase comercial y privatizadora del sistema televisivo en Euro-

p ~ , ( R i c h e r i , 1994) en un mercado complejo y competitivo que, en opiruon de los representantes empresariales, demandaba:

El desarrollo de economías de escala.

La integración de nuevas fuentes de financiación.La multiplicación de la oferta.

- La convergencia industrial con otros sectores mediáticos.

y la definición de nuevas sinergias productivas entre operadores de

televisión, propietarios de catálogos, creadores y distribuidores delaudiovisual.

166

situaban a la Unión Europea en la mejor disposición para liderar el

mercado global de las comunicaciones, para la década de los noventaEuropa es un espacio abierto bajo control de la industria americana,

que ha penetrado el audiovisual europeo, a escala continental, tanto a

través del control del sistema de distribución y consumo, como por

medio de la transferencia de modelos organizativos y profesionales.

Cuando laUnión Europea define a principios de los noventa los ejes

de actuación de una política específicapara el audiovisual,las autoridades

comunitarias se encuentran con un panorama económico marcado por:

La crisis de los servicios públicos.

La internacionalización del mercado.

La agudización de la competencia.

La concentración multimedia.

y la transformación de las culturas mediáticas.

En este escenario, la Comisión y elConsejo de Europa observan, en su

diagnóstico, numerosas dificultades y obstáculos para el normal desarrollo del mercado europeo:

Debilidad financiera y organizativa de la industria de programas.

Escasa capacidad productiva de lascadenas nacionales de televisión.

Control estadounidense de la industria cinematográfica.

Diversidad cultural y lingüística extrema.

Posición industrial dependiente en relación aJapón y Estados Unidos.

Desequilibrios territoriales entre los Doce.

Déficit industrial del sector espiral y crónico.Baja tasa de distribución y circulación entre los países miembros.y escasa capacidad financiera para acometer los retos de la moder

nización tecnológica.

Cuatro, sin embargo, van a ser los problemas fundamentales i d e ~ t i ~ i -cados en los documentos de la Comisión y en las reuniones de rrurus

tros como retos estratégicos:

167

a) El crecimiento de las normas nacionales e internacionales que limi

tan una aceren coherente y concertada de las diferentes políticas públicas.

b) La fragmentación del público po r el aumento de canales la di

mensión de los diferentes mercados nacionales y la diversidad lingüística.

-por ineficaz- el principio de equilibrio político/económico cn las de

cisiones de la Comisión Europea.

Las palabras del Comisario de Información,Cultura y Audiovisual,

Marcelino Oreja, resume la tesis de la política comunitaria en los no

venta. "A Europa le interesa tener grupos audiovisuales fuertes, capaces

de competir con los colosos de la industria estadounidense», de ahí la

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c) El fue rte aumento de los precios de los derechos de emisión.

d) y el ~ o n t i n u o incremento de los cos tes de producción y progra

macion en un horizonte económico de creciente competencia en elmercado.

En respuesta a estos retos, las autoridades comunitarias definen una es

trategia política de integración centrada en cinco ejes fundamentales:

1. La creación de un mercado transfronterizo competitivo frente a losproductores estadounidenses.

2. La reorganización del m e r c ~ d o interior mediante procesos de cen

tralización de c a ~ l t a l y de integración de la televis ión privada en

grupos multimedios y estructuras económico-financieras transnacionales.

3. El desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación en laindustria

del cable, las transmisiones vía satélite y la televisión de alta definición.

4. El desarrollo de una industria de programas de origen europeo con

la que alimentar los nuevos canales de distribución frente a la corn-

p etencia extranjera.

5. Una normativa común para la protección del cine europeo median

te l.aimposición de un s is tema de cuotas de panta lla que l imite laemisión de películas y series de ficción extracomunitarias.

En definitiva, la liberalización del sector y la modernización industrial

j u n ~ ~ a la adopciónde medidas de protección y ayuda alsector, a fin

eqUlh?rar las políticas económicas liberales, al paso que -disociando

los objetivosculturales de lapolítica industrial en laestrategia-se apos

taba firrnemenn- po r la defensa del plura lismo, la difus ión de las len

guas y culturas minoritarias y elprotagonismo de las regiones en elpro

ceso de construcción del Espacio Audiovisual Europeo como líneas

maestras. de vertebración de la política cultural en la región.

El alfil de la balanzasería sin embargo finalmente favorable a las me

didas de integración y liberal ización del sector , dejando en el olvido

168

necesidad de favorecer las condiciones políticas y legales necesarias en

el proceso de fusiones, OPAS y absorciones del mercado común de

comunicación y la apertura económica hacia los países del Este. Así, «Si

[bien] a mediados de los años ochenta, con lallegada de latelevisión pri

vada a varios países, ya podía observarse un compacto núcleo europeo

de compañías multimedios con vocación monopolística y con intereses

en la televisión de distintos Estados de laUE, al promediar los años no

venta este proceso concluye con la propiedad cruzada de empresas au

diovisuales y launificación de esos grupos a través de sucesivas alianzas

y fusiones que desembocan en verdaderos monopolios de televis ión

hertziana, po r satélite y po r cable» (Giordano y Zeller, 1999: 48).

La paradoja de esta política es que -como advierte irónicamente el

profesor Quirós- mientras «los euroburócratas de la Comunidad Eu

ropea se felicitaban por el activo papel de Berlusconi como productor

en el Año Europeo del Cine y laTelevisión, éste (como Leo Kirch) es

taba comprando masivamente producciones norteamericanas para exhibir en sus salas de cine y emiti r po r sus cadenas de televisión» (Qui

rós, 1998: 209).

Las nefastas consecuencias derivadas de la aplicación de tales tesis

no impedirán que la Comisión empiece a considerar la actividad tele

visiva un sector regulable como cualquier otro de libre prestación de

servicios, eliminando así todo obstáculo a la l ibertad de empresa en el

Mercado Común. La crisis de las televisiones públicas dejará en evi

dencia el sesgo ideológico de las políticas públicas comunitarias.

Tras la privatización paulatina del audiovisual en la segunda mitad

de los años ochenta , la UE no sólo renuncia a una noción del audiovi

sual como bien colectivo -n o sujeto, po r tanto, a la lógica de la librecompetencia- regulable de acuerdo con el principio de no exclusión,

ahora «violado» po r la proliferación de canales de acceso restringido y

diversas modalidades de "pago po r evento»; antes bien, en los docu

mentos de la Comisión se identificará peyorativamente la situación de

monopolio con la propiedad estatal de los medios de comunicación, al

paso que elTribunal de Justicia se pronunciaba en contra de la forma

ción de una central de compras de las televis iones públicas y se daba

169

rienda suelta a la participación empresarial de los principales magnates

europeos de lacomunicación en diversos sectores de laindustria infor

mativa, en régimen de virtual monopolio. Pero el olvido y los ataques

sistemáticos a las televisiones públicas no eran para entonces una no

vedad. Una década antes, en 1974, elcaso Sacchi supone elprimer cues

tionamiento serio sobre la compatibilidad del monopolio público tele

Europa debate en la actualidad el problemafundamental de siguenteniendoalgunasignificación los operadorespúblicos de televlslOn, y lasdemás cuestiones vinculadas a este dilema, es decir, el sentido actual de las

empresas de capital público en este sector de la economía, la s i ~ n i f i c a c i ó nde la noción de servicio público de televisión, las consecuenCIas de e s ~ eprincipio sobre la programaci?n de las t ~ l ~ ~ i s i o n e s , el problema subsi

guientede si las empresas púbbcasde televlSlOn debenquedar ,total o par

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visivo con elTratado de la Unión. Aunque lapropuesta fue finalmente

desestimada por improcedente, la publicidad del caso sirvió para iniciar

una campaña de sojuzgamiento del sistema público televisivo que, en

años sucesivos, dará alas a los sectores conservadores para criticar a losmedios públicos a lo largo y ancho de toda Europa, en reclamo de la

ampliación de las posibilidades de prestación de los servicios audiovi

suales a operadores privados, de acuerdo con un mínimo de obligaciones básicas como las horas de emisión informativa.

La carrera po r los índices de audiencia, el proceso de globalización

televisiva y la agudización de la competencia, unidos a la ausencia de

un proyecto y de sistemas adecuadosde evaluacióny control delos ser

vicios públicos a escala nacional y europea, legitimaron así un discur

so que, haciendo borrón y cuenta nneva de la jurisprudencia en lama

teria, cuestionará seriamente en los primeros años noventa la viabilidad

económica de las televisiones públicas, La campaña impulsada por los

principales lobbys europeos caló incluso, en elcontexto de la nuevaeuforia liberalizadora, entre los responsables de lapolítica audiovisual co

munitaria que, en reiteradas ocasiones, hicieron gala de una manifiesta

aversión hacia los sistemas públicos televisivos. Tanto que laUE no le

gisló ni aprobó programa alg tno de apoyo y ayuda al sector público

audiovisual, Cuando la Comisión u otras instancias de laComunidad

Económica Europea han tratado de reordenar el sector ha sido siem

pre en relación con lainiciativa privaday con miradas a lacesión de es

pacios y posibilidades de negocio a las grandes corporaciones transna

cionales. Ciertamente, no existe -corno reclama el profesor Muñoz

Machado- un desarrollo suficiente de la doctrina de la Comisión y el

T r i b u n ~ l , de Justicia Luxemburgo en materia de competencia y financiacion de las televisiones públicas. Pero éste no es elproblema, sal

vo que asumamos la tesis de la patronal del sector, tan preocupada por

la existencia de mercados duales y de distorsiones a lalibre competencía de las cadenas públicas. Lo significativo de esta ausencia de doctri

na es elhecho mismo de la omisión de una polít ica públicamente con

trastada sobre el papel del sector público en el nuevo panorama

audiovisual:

170

cialmente al margen de las reglas de la c o m ~ e t ~ ? C l a , y en . f l ~ , merecen

ser atendidos mediante un sistema de financiación peculiar distinto del de

las televisiones comerciales (MuñozMachado,1998: 151).

Las palabras del profesor Muñoz Machado son, en este sentido, más

que elocuentes. Los términos del debate púbhco que semantiene en los

principales foros europeos sobre el futuro del a,,:dlO':lSual conflrl','an la

completa desvalorización de la noción de ,serVIcIO público, hoy a J ~ s t a -do a los criterios económicos del prmClplo de libre empresa (artículo

85del Tratado de laCEE) y amenazado por demandas de competencia

desleal como las que la Asociación Europea de Televisiones Comercia

les (ACT) viene planteando en su reivindicación de la separación de

contabilidades de las televisiones públicas. .Al respecto es interesante observar, en los documentos de laComi

sión cómo la fi losofía de la libre concurrenCIa y la competitividad se

t r a d ~ c e en la inversión economicista del principio de ~ e r v i c i o púbhcopara asignar a las empresas radiotelevisivas estatales CIertas exigencias

de rentabilidad económica (o en el extremo opuesto, de prestacIOnes

culturales), altiempo que se las atribuye todos. los males del m f r a d ~ ~ a -rrollado sector audiovisual, e incluso la carenera misma de una p o h t l ~ acultural adecuada a las necesidades del desarrollo europeo pO,r el tradi

cional proteccionismo y dependencia clientelar de la I?dustna pro:

gramas respecto a las grandes e m p r ~ s a s públicas de r a d l O t e l e ~ l S l o n . ASI,

latautología del discurso sobre el libre Juego del mercado srrve hoy deargumento tanto para atacar las ineficiencias de la ,gestión pública y la

legitimidad política de las inversiones presupuestanas.del Estado en los

medios de titularidad estatal como para, al mismo tiempo, denunCIar

públicamente las perversas dinámicas introdl;lcidas en el natural ¡ue.gode las fuerzas del mercado por la competencIa desleal de las teleVISIO-

nes públicas y su doble sistema de financiación, " ,El debate sobre la clarificación jurídica de la actual situacron de las

empresas de titularidad estatal en relación con los operadores privadosmultimedia es, en este sentido, sintomátIco de la falta de voluntad de

Bruselas para proporcionar los medios necesarios a fin de que las tele-

171

visiones públicas tengan un papel relevante en el ámbito de las nuevas

tecnologías y en el escenario de la construcción de la Sociedad Euro

pea de la Información, La evidente marginalidad del servicio público

en los nuevos soportes y canales de explotación audiovisual amenaza

i?cluso la existencia y estabilidad jurídica de estas empresas que, impe

h,dasa competir en un escenario desigual, vienen reclamando la dispo

zados de comunicación, como la consolidación de una política indus

trial autónoma.

El nuevo tríptico audiovisual en la política comunitaria -esrableci

miento claro de las reglas del juego, apoyo a la industria de programas

y desarrollo de las nuevas tecnologías- ha quedado así básicamente re

ducido al fomento de la l ibre competencia y al apoyo económico a la

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sición de un marco jurídico y financiero estable que garantice su desarrollo empresarial en los nuevos mercados secundarios.

Los responsables europeos han dejado, en resumen, el campo abier

to a los grupos económicos interesados en las polít icas l iberales, la

competencia, consumo y eficiencia productiva, principios todos ellosenarbolados po r las políticas neoliberales estadounidenses y asumidos.

po r el lobby europeo de la comunicación, de acuerdo con una lógica

cuya culminación ha representado, en la práctica, la paulatina sustitu

c ión de la noción de servicio público po r el concepto de servicio uni

versal, tal y como hemos visto en capítulos anteriores.

La ideología de la racionalidad económica y el lenguaje mercado

l ó ~ i c ~ , impo:tados de E s t a d ~ s Unidos, fascinan hoya tal punto a losprincipales l íderes empresanales y de la profesión que, asumiendo

los valores de base del mercado, respaldan y «santif ican» las medidas

liberalizadoras de la Comisión, convirtiendo la idea de servicio públi

co en una «noción fantasmal y hasta nostálgica».Por lo mismo, no debe l lamar la a tenc ión el hecho de que en las

políticas públicas europeas, llegue a identificarse el excesivo peso del

Estado en la comunicación con un problema de restr icción a la liber

tad y al pluralismo informativo, un razonamiento recurrente que será

utilizado con insistencia por los grupos empresariales cuando la Co

misión pretenda desarrollar estrategias de intervención más activas como la Directiva Televisión Sin Fronteras.

La aplicación po r la UE de esta filosofía política tiene, sin embargo,

su talón de Aquiles . Hasta la fecha, el cumplimiento de los objetivos

programados con relación al desarrollo del audiovisual se ha saldado

con resultados más bien negativos. La constataciónde este fracaso pue

de observarse especialmente en proyectos como EUREKA la Televi

s ión de Alta Definición o en iniciativas del sector público como EURONEWS.

Las aspiraciones iniciales de la Comisión expresadas al Consejo y

al Parlamento Europeo sobre el futuro de la polít ica audiovisual

(COM 90 78, Bruselas 28 de febrero de 1990) quedarían así f ranca

mente diluídas al fracasar tanto la apuesta po r nuevos servicios avan-

172

producción. Como consecuencia, los problemas de p l u r a l i s ~ o con

centración, la industrialización y fomento de las culturas mmontanas

y la apertura del audiovisual a las nuevas tecnologías digitales son, en

lo sucesivo, relegados al principio de libre competenCia, concentrando

los poderes públicos de laUE en el Programa MEDIA los esfuerzos de

actuación comunitaria.

El diagnóstico de la Comisión es, a este respecto, preocupante. El

futuro del audiovisual europeo en la sociedad digital cor re el pel igro

de quedar definitivamente anclado en la fragmentación, la d ~ ~ e n d e n -cia y el subdesa rrol lo indus tri al . Y no parece que la Comisión haya

comprendido a estas alturas las limitaciones y graves consecuencias de

una política pública basada en un sistema de ayudaspuntuales sin ma

yor incidencia en la.s estructuras del m e r c ~ ~ o ~ ~ d l O v l s u a l que el fomento de obras particulares o la mejor cualificación de los profesiona

les del sector.

Aunque éste y otrosprogramas específicos de la U ~ i ó n Europea ponen el acento en las relaciones entre productores, medios audiovisuales

y nuevos operadores de telecomunicaciones, desde una persp,ec:iva.i?dustrial, el acento en las estrategias de marketing y comercialización

global de la producción, ya iniciada en los años ochenta por las pro

ductoras estadounidenses, no deja de poner en evidencia una contra

dictoria fe ciega en las fuerzas del mercado que h?y, p a r a d ó j i c a m ~ n t e ,están favoreciendo un movimiento regresivo de la industria audiovisual

europea en favor de las grandes empresas multimedia de capital norte

americano.

La producción y explotación c o m e r ~ i a l todo t ipo de a r t í c u l ~ scon cada unidad fílmica o producto (revistas, Juguetes, CD-ROM, VI deos interactivos, libros y merchandising en general) como exigencia de

las nuevas condiciones del mercado, si bien está funcionando con al

gunas producciones europeas, en muchos casos sólo a escala nacional,

reproduce esquemas tópicos poco enriquecedores culturalmente para

el imaginario de las identidades regionales dentro y fuera de, E u r o p ~ ,contribuyendo indirectamente a lafalta de competencia de laindustria

comunitaria en relación con la industria norteamericana.

173

Desde 1984, Hollywood ha iniciado un proceso de reconversión y

adaptación de sus estrategias productivas a los nuevos medios y cana

les de distribución del capital cultural que muestra el escaso «realismo

político» de la Comisión Europea en su apuesta po r liberalizar el sec

tor. «El nuevo mundo del vídeo, la informática y la interacción audiovisual depende ya [desde hace más de una década] de conglomerados

mediáticos estadounidenses. Además, cuando dentro de una década co

criterios del mercado. El impulso de lainiciativa estadounidense de li

beralización de las telecomunicaciones en foros internacionales comoel G7 a raíz de la Agenda para la Acción del vicepresidente Al Gore

ha determinado en esta línea decisivamente el desarrollo de las tele

comunicaciones y el audiovisual europeos en torno a cinco principios

básicos:

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máximo lafibra óptica invada nuestros hogares y puestos de traba

JO con más productos y seacreciente ladiversificación y elpoder de losconglomerados mencionados más arriba, éstos acabarán ganando la ba

tallapo r el control de los quinientos canales de televisión po r cable, dela misma manera que Hollywood se apoderó en un pasado del merca

do del videocasete» (Gomery, 1998: 163). Pues, ho y po r hoy, el domi

fila de la producción deriva no tanto de la capacidad mercadotécnica

o del gusto del consumidor y la capacidad narrativa de los profesiona

les del audiovisual, como del control de la distribución y exhibición-esto es, de laposición dominante en el mercado-, en los que se apoya

el oligopolio estadounidense para imponer su lógica económico-polí

ricatanto en televisión como en laindustria del cable y las telecomuni

caciones y,en general, en los nuevos canales y tecnologías de consumocultural.

La principal baza jugada po r la UE en la construcción del EspacioAudiovisual Europeo -l a Directiva Televisión sin Fronteras- hubiera

sido el instrumento más eficaz para revertir la espiral de dependenciacrónica y subdesarrollo del sector audiovisual comunitario con rela

ción al poder económico, y político, estadounidense. Sin embargo, el

pr?yecto deintervención activa de la Comisión mediante la implanta

Clande un sistema de cuotas fue truncado en sus primeros borradorespo r las presiones del lobby empresarial y las veladas amenazas de guerra comercial de la administración norteamericana.

Po r otra parte, elfin de la separación entre industria televisiva e informática y las telecomunicaciones ha abierto el paso a nuevas fusio

nes y a la competencia económica entre sectores y mercados disímiles, dejando elaudiovisual de ser un sector autónomo paraconvertirse

en un segmento de la industria de información sometido a las reglas,estrategias y lógicas del gran capital industrial y el sector financiero.

En este escenario, la Comisión ha optado po r promover un sistema

normativo basado en la apertura y la competencia. El propio Tratadode Maastricht sanciona el principio de subsidiariedad insistiendo en

una pol ít ica de protección de la cul tura europea de acuerdo co n los

17 4

Competencia.Libre acceso.

Servicio Universal.

Desregulación.Inversión privada.

Las conclusiones de la APEC, enVancouver, elEncuentro de las Amé

ricas, en Miami, y los acuerdos de laWorld Telecommunication Devc

lopment Conference, en Buenos Aires, han m a r ~ a d o de hecho el c ~ n : l 1 -no a seguir po r la Comisión Europea, transfiriendo, en la política

pública, elpoder regulador del Estado a laempresa privada tanto en re

lación con las reglas del juego como desde el punto de vista de la res

ponsabilidad informativa. La Conferencia celebrada en Praga po r el

Consejo de Europa (1994) ilustra perfectamente esta lógica. Mientras

el Parlamento Europeo vincula la noción de servicio público a las cadenas de titularidad del Estado, los líderes europeos van a dar vía libre

a los operadores privados para desarrollar las misiones de servicio pú

blico, de acuerdo con los objetivos estratégicos del Libro Blanco de

Delors:

1. La actuación desde una perspectiva mundial a través de alianzas in

ternacionales.2. La atención a las especificidades europeas.

3. El desarrollo de las condiciones competitivas de la industria comu

nitaria.

La defensa apasionada de la cultura empresarial, el fetichismo tecnoló

gico, lamodernización industrial y financiera y elculto a la «economíavirtual» de las autoridades comunitarias será, en lo sucesivo, una cons

tante en las políticas de convergencia audiovisual y telemática, convir

tiéndose po r momentos en dogma de fe y propaganda, más alláde to

da pretensión razonable de articulación consistente de los mercados

emergentes de la Comunidad.

175

3. El giro liberal de la Unión Europea

A parti r de 1993, el sesgo l iberal izador de la pol ítica cul tural de laUnión Europea es ostensible.

En esta dirección, el Informe Bangemann «Hacia la Sociedad de la

Información en Europa: un plan de acción» define en junio de 1994 el

de actuación de la Comisión de acuerdo con los principios dis

Para la consecución de los objetivos fijados en esta nueva estrategia,

Bruselas delimitará en el Libro Verde de la Convergencia (1997)dos re

tos prioritarios en el desarrollo de la Sociedad Europea de la Informa

ción:

La certidumbre reglamentaria en la regulación de los nuevos pro-

ductos y servicios.

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m a ~ c ocut idos en el Encuent ro de Corfú (fomento de una mentalidad em

prendedora, mejora de la competitividad, eliminación del proteccionismo y liderazgo del mercado):

Las tres ideas-fuerza que guían la construcción de la SI están basadas en

lanecesidad de profundizar el proceso de internacionalización de la eco

nomía, encaminado a la mejora de la competitividad mundial- en la pre

sión a los Estados paraque cedan a las fuerzas de mercado -a;torcs entrelos que los documentos oficiales parecen omitir a los Estados nación- la

gestión y usufructo de los bienes relacionados con las industrias de la in-f ? ~ m a c i ó n y el entretenimiento, mediante la herramienta de laprivatiza

cion; y el consecuente cambio de legislación llamado desregulación,

que en ngor tratade un período de transición entre un tipo de legislación

con acento en el carácter público de los servicios de información y co

municaci?nes, y otra que enfatiza el rol de las fuerzas de mercado y que,

por consiguiente, sería atinado calificar como transregulación (Becerra,1999: 142).

Europa, de acuerdo con la fi losofía Bangemann, debía controlar los

nesgoS y optimizar los beneficios a través de una polít ica activa de li

?eraliz:cióndirigida por. p a r ~ m e t r o ~ de mercado bajo liderazgo de lamversion pnvada y subsidiaridad pública. Una política que la autoridad comunitaria considerará adecuada a los nuevos tiempos frente al

«furor reglamentario» de otros «tiempos pasados». En esta dirección,

la Conferencia Ministerial sobre la Sociedad Global de la Información

celebrada en Bruselas (1995) dio lugar a un proyecto de desarrollo y

c?operaclón económica ajustado punto po r punto a los preceptos exi

gidos po r la OCDE y la UIT, identificando como principios rectores

de la SI: . la viabilidad comercial , la interoperatividad, el alcance y la

sostenibilidad de las nuevas comunicaciones. Exigencias todas ellas

planteadas, paradójicamente, con el concurso y asesoramiento de los

expertos norteamericanos a través de plataformas de cooperación ins

t itucional como el foro de la Sociedad de la Información y la Educación (Comisión Europea, 1994a).

176

Las exigencias económicas.

En los últ imos años toda lectura de la Comisión sobre los escenarios

dibujados en el nuevo horizonte informacionalpasa por tres niveles deanálisis: la tecnología, la industria y el mercado. Cualquier r e f e , r e n c ~ apolít ica a la cultura, la sociedad o los agentes la cornurucacron pu-

blica ha quedado proscritade los documentos oficiales comurutarros en

virtud de una filosofía de la competencia centrada en elfomento del de

sarrollo tecnológico y la apertura comercial. Desde la publicación del

Libro Blanco de Delors, la aplicación de las normas de l ibre c o ~ p e -tencia en elsector esuna de las prioridades políticas para la Comisión,

que ha impuesto en las normativas nacionales directrices desregulado

ras que allanen los obstáculos a la convergencia de acuerdo c o n ~ nsupuesto modelo específico e u ~ o p e o ?e Sociedad la Información

que, como el estadounidense, cifra el exrto de las políticas contemporáneas de la comunicación en:

El acceso y consumo de los productos y servicios audiovisuales.

La política liberal de precios.

La disponibilidad de contenidos.

La innovación tecnológica.

La eficiencia productiva.- y el incremento del volumen de negocio.

De ahí que la Comisión comience por proponer como recomendación

a los Estados miembros abstenerse de «regular por regular>' para con

cluir defendiendo la autorregulación del mercado y la asignación a

organismos como elTribunal de laCompetencia de lacapacidad de de

cisión en respuesta a problemas puntuales y concretos que e X l g e ~ soluciones aplicables en corto plazo de tiempo. En «Principios y lmeas

directrices de la política audiovisual de la Comunidad en la era d l g l t ~ ¡ "(COM, 1999, 657), por ejemplo, la Comisión ha diseñado una política

de adaptación reglamentaria a la nueva lógica de la SOCiedad de la I n-

177

formación, introduciendo mecanismos de autorregulación económica

para maximizar el crecimiento y potencial de creaciónde empleo y op-

timizar la competitividad, definiendo como prioritarias:

1. La limitación al mínimo necesario del sistema reglamentario en la

realización de los objetivos de la política comunitaria.

cado multimedia mediante la implementación de medidas de explo

tación de los recursos públicos y promoviendo contenidos multi

media paneuropeos para el desarrollo de la industria regional.

Así, en 1995, el Libro Blanco «La sociedad cognitiva», promovido po r

la comisaria E. Cresson, definía cinco objet ivos prioritar ios para la

Comisión en elnuevo escenario económico europeo y transnacional de

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2. El reforzamiento de la seguridad jurídica de acuerdo con las de

mandas del mercado.

3. La autorregulación del sector.

4. La neutralidad tecnológica.

De acuerdo con estos puntos, la Comisión se propone revisar el esta

tuto jurídico de la radiodifusión de servicio público según el interés

económico general, así como disposiciones específicas de la Directiva

TV Sin Fronteras, conforme a las exigencias del nuevo entorno digital,

para facilitar la accesibilidad y comercialización de los contenidos au

diovisuales, la innovación tecnológica, la publicidad y la transferencia

de capitales, garantizando la autonomía del mercado.

La exigencia de autorregulación del sector es, en los últimos años,

una propuesta recurrente en los documentos oficiales de la Comisión,

sin que se especifique claramente el papel de los agentes y los poderes

públicos en este proceso, implícitamente bajo control de los lobbys em-presariales que tienen una posición dominante en el mercado. En defi

nitiva, la «elaboración de un modelo reglamentario independiente» y

un marco previsible y seguro de normalización del sector está supo-

niendo, en la práct ica, la ces ión plena de poder regulador y de inter-

vención a los propios agentes del mercado, modificando la función so

cial de la comunicación y el marco regulador preexistente.

El programa INFO 2000 esilustrativo de esta política, alindicar dos

líneas básicas de actuación en la VE:

1. Fomento de la demanda y actividades de sensibilización para esti

mular el consumo e incorporar al mercado a las regiones periféricaso menos desarrolladas. En este sentido, la VE ha procurado crear

nuevos mercados proporcionando acceso a las colecciones y catálo

gos de información, asesorando a los usuarios sobre fuentes de in -

formación y organizando campañas de sensibilización a escala na

cional o regional con laformación de los usuarios.

2. La explotación de la información del sector público europeo valo

rizando el patrimonio cul tura l y la información pública en el mer-

178

las nuevas tecnologías e instrumentos telemáticos:

1. Estimular la adquisición de nuevos conocimientos y nuevas formas

de certificación de las competencias profesionales.

2. Apoyar la integración de la escuela y la empresa fomentand? un

modelo de aprendizaje práctico, vinculado almundo del trabajo.

3. Luchar contra la exclusión y el fracaso escolar.4. Garantizar el dominio entre la población de tres lenguas comuni-

tarias.

5. Estimular la inversión en formación por parte de los individuos y

las empresas a través de medidas fiscales y financieras de apoyo a la

oferta de actualización de los conocimientos educativos.

La socialización del proyecto telemático fue entonces vinculado desde

el punto de vis ta ciudadano en tres ejes: mundo laboral (teletrabajo),cultura y educación. La VE evalúa hoy de facto el consumo cultural

como uno de los ejes económicos más interesantes y un prometedor

mercado de la industria europea multimedia, capaz de ampliar los ser

vicios en línea y los contenidos comerciales:

Nuestro rico patrimonio cultural hace de Europa lo que es: poseemos los

fondos arqueológicos más extensos y variados del mundo; las colecciones

de historia natural más importantes, datando muchasde ellasde hacevarios siglos, con pruebas de valor inestimable sobre la biodiversidad deantaño de nuestro planeta; las creaciones más ricas en los ámbitos de las

bellas artes, escultura, moda y arquitectura; por no mencionarnuestro pa-

trimonio industrial y marítimo: Este patrimonio es uno de los pilares de laenseñanza escolar, el objeto principal de nuestros pasatiempos, lafuente de

la creaciónpublicitaria y de la concepción de nuevosproductos y lamateria prima de la investigación académica. Como han destacado los parnci

pantes en el Foro sobre la Sociedadde la Información elGrupo de Expertos de Alto Nivel , todos los europeos se beneficiarán SI se realiza

esfuerzo concertado para poder acceder a estos fondos culturales a traves

de las redes electrónicas(Comisión Europea, 1996d: 16).

179

En esta línea, en la segunda mitad de los noventa los grandes museos,

centros de arte o institutos nacionales de patrimonio han ido firmando

con las grandes empresas telemáticas acuerdos de registro y producción

de matenales y productos multimedia con destino al mercado interior.

Por lo que respecta a la educación, el informe valoraba como inminen

te la extens.ión del apre?dizaje permanente merced a las iniciativas pú

bhcas y pnvadas que vienen acercando a la ciudadanía los nuevos re

nanciación de los programas nacionales de investigación. Esta pobre y

limitada política de inversión en I+D es en parte el motivo de la conti

nua fuga de cerebros de la UE a Japón y Estados Unidos. La fuga de

recursos humanos altamente cualificados constituye uno de los pro

blemas no resueltos por la política comunitaria y especialmente g ~ a v een países como España, con una pobre y subdesarrollada política cien-

tífico-tecnológica. . ' ,

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cursos educativos. La UE era po r las mismas fechas más que optimista.

Según la Comisión, «en los centros escolares, la posibilidad de acceder

f á c i l m e ~ t e a un amplio abanico de productos educativos multimedia, ya

sea en línea o en modo autónomo, está empezando a l iberar a los profesores de las ~ ~ f i c u l t a d e s tradicionales» (Comisión Europea, 1996d: 2).

Las metas fijadas no obstante en la iniciativa estratégica «e-Europa»

para poner al alcance de las empresas y ciudadanos europeos la Socie

dad de la Información apenas se han cumplido. Los logros del V Pro

grama Marco no han paliado las lagunas en materia de investigación y

d.e;,arrollo tecnológico, como tampoco han revertido en la incorpora

Clan de capitales al sector informacional, por más que los esfuerzos co

munitarios en cooperación y est imulac ión de la industria electrónicahan sido notables en esta dirección.

Si b ien ha tenido lugar un notorio crecimiento del comercio elec

t ~ ó n i c oy de la educaci,?n virtual, la investigación y desarrollo tecnoló

gico sector electrómc.o muy insuficiente, especialmente por com

paracion con nuestro principal competidor. Mientras que la inversión

tecnotrónica de Estados Unidos asciende a alrededor del 6% del PNB,

la.UE la media no supera el 4% , exceptuando el caso de los países

nórdicos, a la cabeza en el desarrollo de los sistemas móviles de comu

nicaci?n. El fortalecimiento. de las redes de cooperación y encuentro

entre mverso":s de capital nesgo y creadores de nuevas ideas con po

tencl.al c?mefCIal de los mayo.res logros de laúltima política co

m u m ~ a n a : Se han iniciado con esta filosofía nuevos proyectos piloto y

expeTle.nclas productivas que dan cuenta de las amplias potencialidades

c o m ~ m t a ~ l a s en m a t e n ~ mformación y conocimiento, pero las dife

rencias existentes son difícilmente salvables considerando la estructura

del mercado y elsistema internacional de información. Continúan exis

tiendo demasiadas disparidades entre los países miembros en su pol ít i

ca c i e n t í f i c o - t ~ c n o l ó g i c a . La.política europea de 1+D, factor crucial pa

ra elrelanzamienro de la SOCIedad del Conocimiento, carece de un nivel

de . . o o ~ d i n a c i ó n e integración suficiente, apreciándose grandes dese

quilibrios en relación con los objet ivos y nive les de gasto para la fi-

180

La lentitud de las aplicaciones y la rezagada y desigual extenSlOn de

los medios digitales están limitando por otra parte el potencial europeo

en la revolución informaciona1. Como concluye el profesor Ballestero,

un análisis compara tivo de la SI en Europa con otras regiones de laOCDE nos sitúan muy por debajo de lo que podría corresponder al

potencial económico de laUE si se arlicara una polític,a c o h e r e n t ~ con

los retos de la soc iedad del conocirmento y otros parametros mas ra

cionales de planificación y decisión pública. Pero tal condición dista

mucho de ser a tendida en la lógica de las pol ít icas europeas que mar-

can la agenda de Bruselas. .El conocido Informe Bangemann insta, desde 1994, a confiar

mecanismos del mercado como fuerza motriz del desarrollo econorm

ca y el empleo. En dicho documento (Bruselas, 26 de mayo de 1:94),

la UE se compromete a preparar a los europeos para el advemmlento

de la soc iedad de la información como tarea prioritaria, pues la educación, la formación y la promoción desempeñarán u?papel f u n ~ a m e n -tal en el nuevo escenano de futuro. Esta preparaclOn queda sin em

bargo relegada a las exigencias económicas y a la necesidad , clara y

estratégica, de constitución de nuevos mercados. De modo que ya <;n

este documento, la información, las Nuevas Tecnologías y laformación

se conciben como un sec to r más de consumo, liderado po r las empre

sas y el sec tor privado, relegando al sistema educativo?, a los agentes

culturales a un papel meramente paSIVO, pese a las continuas apelacio-

nes a la socialización del proyecto comunitario con las TIC. .

El Informe Bangemann sigue , en esta l ínea, la f ilosof ía del LIbro

Blanco de Delors «Crecimiento, competitividad y empleo», analizado

en la reunión de Corfú (junio de 1994), que influirá de forma determi

nante en el plan de acción de la iniciativa europea para la S o c l e d ~ d de

la Información excluyendo al sector público ante lo que el corrusano

Martín Bangemann consideraba el verdadero peligro para el desarrollo

europeo: la euforia reglamentaria. .' .El plan Bangemann coincide en este p u ~ t o con el discurso idealista

de la globa lización y la retór ica de la doctrina del libre flUJO que pro-

181

mueve el gobierno norteamericano a partir de banales constataciones

(«lainversión es móvil, la tecnología es revolucionaria y la ambición de

una vida mejor es univera]») que no pueden dar cuenta de las razones

del notorio fracaso competitivo de la industria de la comunicación eu

ropea ante nuevas s ituaciones de hecho como la fusión AOLrrime

W a ~ ~ e r . El proyecto de fusión con el grupo EMI respondidapo r la Co

mision con vacilaciones y amenazas de regulación ante el poderoso

ciones transitorias y normas abiertas en materia de interoperabilidad.

De hecho, la obligator iedad de redifundir los programas de los sumi

nistradores públicos por las redes de telecomunicación («must carry»)

desaparece en 1999.

La política europea termina justificando, de este modo, el fomen

to de la libre competencia industrial y la eficiencia económica como

vectores estratégicos de actuación de las instituciones comunitarias en

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conglomerado estadounidense deja en evidencia el estrecho margen de

maniobra de la UE en su apuesta política por el desplazamiento de los

p o d ~ r e s públicos beneficio del mercado, alaceptar finalmente las ga

rantias de AOL/Tlme Warner de no controlar la industr ia musical através de Internet como única opción viable para las autor idades deBruselas.

. . Más aún, la tentativa de prohibición de estas fusiones, que sería ca

lificada por The Wall Street Journal como un intento de atemorizar a

las compañías, ha dejado claramente en entredicho la contradictoria

asuncióndel derecho de competencia y los objetivos y necesidad de in

tervención en un sector estratégico, sin duda, para el futuro económi

co de la r eg ión que, por lo mismo, exige un mayor protagonismo del

sector público y las autoridades responsables de la UE.

No sorprende por 10 mismo que la UE proponga como estratégico

par a el desa rro llo de la pol ít ica cul tu ra l la ampliac ión de los paísesmIembros. del M e r ~ a d o Común, la cooperación con terceros países y

orgaruzaciones regionales como Mercosur, y la participación en foros

internacionales como el Global Business Dialogue on Electronic Co

merse, a lavez que insiste en «mantener los márgenes de maniobra» en

la negociación multilateral de organismos como la OrganizaciónMun

dial de Comercio (OMC), cuando, como bemos apuntado, la apuesta

pare!. ~ o d e l o privatizador de las comunicaciones ha restado eficacia yposibilidades de acción pública a las instituciones comunitarias.

y es ~ u e , , c u ~ n d o la Comisión reclama el compromiso de pro

teger el interes público en el fomento de los nuevos servicios audiovi

suales d i g i t ~ l e s , la co.ntinua defensa de claridad, proporcionalidad y

transparencia normauva del mercado, con la separación reglamentariadel transporte y los.contenidos culturales, termina siempre por con

centrar en el pnnClplO de competencia todas las expectativas de futuro

del sector cultural comunitario, con el consiguiente fracaso del interés

público y la renuncia a los «compromisos culturales», más allá de «ga

rannzar la Igualdad de oportunidades a los agentes del mercado» y la

<competencia de acceso» mediante el establecimiento de reglamenta-

182

el sector, como el único marco posible y deseable de desar rollo eco

nómico.A partir de 1993, la volubilidad que criticábamos al comienzo del

capítulo es más que manifiesta, agudizándose las contradicciones e iniciativas entre las diferentes direcciones generales de la Comisión con

competencias en el desarrollo del sector cultural europeo. Aun osci

lando dubitativamente entre una política de extensión de las redes e in

fraestructura de telecomunicaciones y el apoyo a la producción y dis

tr ibución de contenidos adecuados a lanueva ecología de medios, eleje

de actuación política de laComunidad hasido lapromoción de los pro

ductos culturales identificando la industria de contenidos como la ba

se y garantía de un prometedor futuro para el empleo en la Sociedad

Europea de la Información. «El repetido reconocimiento de la impor

tancia estratégica de los contenidos no ha tenido sin embargo influen

cia real en el monto presupuestario de los programas de acción, diezveces menores por t érm ino med io y en el me jo r de los casos que los

destinados a las redes. Las telecomunicaciones siguen siendo el eje cen

tral de las políticas comunitarias en el campo de la comunicación, con

su nítida acepción de negocios, su carácter tangible y sus grandes gru

pos empresariales instalados que mantienen una política de club, para

grandes operadores con lobbies dominantes» (Bustamante, 2000: 12)..

En última instancia, la política europea de promoción de contern

dos limita el análisis de la estructura del mercado y la ofe rta de conte

nidos «competitivos» en términos de producción, y no como un pro

blema de distribución, o mejor dicho, como un problema de control de

las condiciones de circulación de los productos culturales en el merca

do inter ior de la Unión. El reconocimiento de la problemática de los

contenidos -n o tanto la ausencia de industria propia (hecho éste indis

cutible) como la dificultad del surgimiento de fondos y catálogos au

diovisuales comunitarios en la actual estructura de mercado- exigiría

en realidad una intervención más decidida de la Comisión, pensando

en el horizonte de convergencia digital a largo plazo y no en función

de los espúreos y puntuales intereses corporativos de los grandes gru-

183

pos de presión que hoy dominan el negocio audiovisual en el interior

de la Comunidad.

Pero el modelo de desarro llo de la Sociedad de la Información es

un,a imposic ión del capital t ransnacional en su afán po r ampliar los

margenes de beneficio y ganar la batalla regional y global po r los mer

cados de información, cultura y conocimiento, incidiendo en los tradi

cionales desequilibrios territoriales y sociales de la Comunidad Eco

hayan resultado operativos en la práctica po r las directrices de las po

l ít icas culturales. Todo lo más han sido diseñados programas como

PROMISE (1998) para la difusión e incorporación de los ciudadanos

europeos al programa l iberal de desarrollo de la SI s e n s l ~ l h z . a ? d o a la

población sobre la importancia del I:rograma, h a ~ l e ? d o mas VISIble Eu

ropa en el mercado mundial y, obVIamente, optimizando las vanables

socioeconómicas en la línea del Libro Blanco de Delors,

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nómica Europea.

La transnacionalización de la nueva comunicación se está confor

mando así según los patrones normalizados del mercado y los intere

ses de la estructura empresarial transnacional con clara dependencia de

Estados Unidos. En este sentido:

1. El Libro Verde sobre la producción audiovisual en Europa no toma

en cuenta elriesgo de ver ladiversidad de programas y lalibertad de

expresión sometida al monopolio de los operadores de telecomuni

caciones en el mercado internacional.

2. La influencia y los intereses divergentes de los grupos mediatices no

contemplan que el actual modelo económico de expansión indus

trial garantice un desarrollo equilibrado del espacio cultural en elin

terior de la Comunidad Europea.

En definitiva:

La dimensión político-cultural queda subsumida en los criterios

económicos (competitividad, crecimiento, empleo).

- El desarro llo de la ident idad cul tura l local y regiona l queda reduci

da a un problema de desarrollo industrial.

La política comunicativa deja de ser un proyecto global unificador

(proyecto cultural y educativo, plan cable, plan telemático...) y ad

quiere una presencia discreta en beneficio del mercado, la justicia o

las instancias de mediación (Alta Autoridad, CNCL, Corte Consti

tucional...) subestimando la eficacia de la intervención pública co

munitaria para contrarrestar la hegemonía estadounidense.

Así, tanto en elinforme «Europa y la sociedad mundial de la informa

ción» como en elplan de acción «Europa en marcha hacia la sociedad

de la información» y la Directiva «Europa. Una sociedad de la infor

~ ~ c i ó n para todos» se insiste en un modelo equitativo, accesible y par

ticipado po r la CIUdadanía sin que la proclamación de estos principios

184

Una primera revisión detenida de l o s p : ~ g r a m a s europeos en curso

sobre nuestra materia demuestra, en definitiva:

1.0) Que las autoridades y departamentos comunitarios responsables de

las políticas de construcción de la Sociedad Global de la ! n f o r m ~ -ción en Europa no tienen definido un programa y mec"',"smos, fI-

nancieros e institucionales, específicos para el desarrollo integral de

las nuevas tecnologías de la información en la enseñanza. Se o?ser

va además en los documentos de laComisión una persIstente inde

finición respecto al objeto y tratamiento de la problemática . ~ o n -temporánea relativa a laintegración de los medios de inforruación y

conocimiento en las políticas culturales europeas, en VIrtud de una

difusa e imprecisa -por contradictoria- concepción de los ?bJetlvos

de las políticas públicas a este nivel. La ausencia de unapolítica ed.u

comunicativa integradora y democrática en la Unión Europea vl,e-ne dadapor dos razones fundamentales: primero, por l a o n e n t ~ c ~ o nneoliberal de las propuestas comunitarias en esta matena al}'nv.lle

giar elprincipio de subsidiaridad, según el cual en aquellos a';lbltos

en los que los Estados tengan competencias y recursos la U T I l ~ ~ Eu

ropea no intervendrá; y segundo, por el prmclplo adaptación de

las directrices comunitarias al mercado y a las necesidades de cuah

ficación de la fuerza de trabajo (PETRA, FORCE, COMETI).

2.0) Que las acciones de integración europea. de los sistemasde infor

mación y educación continentales son Implementadas irregular

mente, manifestándose:_ Una profunda disparidad de criterios y o?jetivos sectoriales.

Una preocupante dispersión en el rrararruento del problema dela Comunicación Educativa en diferentes programas y departa

mentos de la Administración Pública.Una notoria falta de adecuac ión a los retos y demandas de los

operadores y agentes sociales del sector educativo y cultural.

Un desacompasamiento y retraso en la toma de decisiones con

relación al sector privado de las telecomUTIlCaClOnes.

185

y una descoordinación entre países en los proyectos de armonización y convergencia de los sistemas formativos y las nuevastecnologías de la información.

3.°) Que los e s f u e r ~ o s económicos y los planes previstos son, po r e!momento, insuficientes para la consecución de las directrices básicas perfiladas en el Informe Delors, de cara a la construcción de laSociedad Educativa Europea.

población en los bienes informacionales de las nuevas autopistas te

lemáticas.e) Por otra parte, las políticas públicas no han definido con claridad ycoherencia las necesidades educativas en materia de información ycomunicación. El campo de laComunicación Educativa aparece como una cuestión difusa tratada, en los documentos ministeriales, enunos casos como una problemática tecnológica, como un problema

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Siobservamos tales deficiencias a escalanacional la aplicación de laspo-

líticas comunitarias manifiesta aún mayores carencias. Así, por ejemplo,en ~ s p a ñ a , las políticas públicas en Comunicación y Educación revelansenas y preocupantes insuficiencias desde e!punto de vista económico,social y científico. Un diagnóstico económico-político al respecto demuestra:

a) La tendencial dependencia de las estructuras tecnoindustriales delc ~ p i t a l externo, lo que impide un desarrollo equilibrado de las políticas de I+D, con apoyo tanto del sector público como del sectorprivado.

b) La estructura económica nacional no está en condiciones de dar respuestas satisfactorias a los objetivos trazados por la Comisión Eu-

ropea en elplan de acción para el desarrollo de la Sociedad Globalde la Información. Las debil idades históricas y la escasa infraestructura y equipamiento tecnológico avanzado en el sector empresarial hacen difícil su incorporación, y menos aún su liderazgo, enel desarrollo de polít icas de 1+D que hagan factible no sólo el usoeducativo de los nuevos medios, sino, más allá aún, también su innovación.

e) Por o:ra parte, no existeuna industria audiovisual, telemática y mulrimedia consolidada, capaz de producir software y programas deformación y educación que alimenten las nuevas redes informacionales, reforzándose así las nuevas formas de dependencia cultural en

el sector informativo, hoy también presentes, por extensión, en elcampo de la Comunicación Educativa.d) Socialmente, el alcance de las políticas públicas se limita por el momento alconsumo de bienes de equipo y soportes electrónicos. Esta orientación ha repercutido negativamente en la incorporación deamplios sectores de lapoblación a las redes de información y aprendizaje, aun con la subvención indirecta de las nuevas tecnologíaselectrónicas. Se aprecia así una desigual participación pública de la

186

administrativo, vinculado a las reformas y modernización e d u c ~ t i -va, 0 , en otras ocasiones, como una cuestión pedagógica. existeuna división ni un programa marco con directrices específicas que

vinculen los diferentes niveles educativos y los sectores comprometidos en e!proyecto de construcción de laSociedad Global de la InformaciÓn para la Educación coordinando las iniciativas a d o ~ t a d a sen este campo por los organismos públicos y las instituciones mter-

nacionales.f) La armonización de las polít icas nacionales de información y comunicación con los objetivos y directivas comunitarias en e!proceso de construcción de la sociedad global de la información en Europa estodavía un reto pendiente que incide de forma muy negativaen e!logro de los objetivos fijados por la C o m i s ~ ó n para e!desarrollo de la educación basada en las nuevas redes informativas, espe

cialmente por lo que serefiere alsector de las telecomunicaciones ye! audiovisual.

g) Por últ imo, se observa además en e!caso español una notoria contradicción entre los objetivos de las políticas industriales en e!sector informativo y los criterios y actuaciones desarrollados desde laAdministración Pública en e! campo de la educación en e! empeñopor integrar las tecnologías y los s o p ~ r t e s e ! ~ c t r ó n i c o s ~ o m o m e d i ~ sde aprendizaje, en una situación de insuficiente establltdad economica de! sistema universitario y educativo en general, por e! proceso de transferencias competenciales a las administraciones autonómicas y locales y e!crecimiento acelerad? de! s ~ s t e m ~ p ú ~ l i c o en losúltimos veinte años, sin la correspondIente financiación, factores

ambos que dificultan notablemente la . a r t . t ' 0 n i z a c . i ~ n y e! equilibrionecesarios en la consecución de los objetivos anticipados por e!In-

forme Bangemann.

Como resultado, en España con mayor intensidad y en e!resto Eu-

ropa, la Sociedad de la Información se conforma como una sociedaddual, con una estructura agudizada de clases y una elevada concentra-

187

ción de la riqueza y el capital simbólico muy desequilibrada en térmi

nos ya no tanto de desigualdad como de exclusión. En este escenario,

h a ~ l a r po r tanto de sociedad de lainformación y educación para todos,

eXIge,. tanto en España como en la Unión Europea, otro tipo de consideraciones.

junto a iniciativas comunitarias como el programaRACE, sentó las ba

ses de lainvestigación y desarrollo de la actual cultura política de laSo

ciedad Europea del Conocimiento.

En documentos de laComisión Europea como el presentado por el

Comité para la Innovación y el Desar rollo I n d ~ s t r i a l bajo el título.

«Calidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los diri

gentes comunitarios vienen estableciendo en esta línea f u n d a m ~ n -

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4. Nuevas bases políticas. El reto de la Sociedaddel Conocimiento

La n o c i ó ~ de Sociedad Cognitiva define nuevas bases políticas culturales a parnr de la contradictoria constitución de la merma política del

E s ~ a d o de bienestar y exigencias económicas del mercado global.

ASI, las reformas educativas de la UE seplantean en términos de cons

trucción de la identidad cultural, a la vez que, como en el Tra tado de

Maastrichr, se afirma ladiversidad y respeto de las peculiaridades cultu

rales de las regiones y nacionalidades históricas de acuerdo con criterios

productivos. Esta defensa de la diversidad cultural se ha traducido en

una vacilante política de integración educativa, reducida, práctica

m ~ n t ~ , a la estra tegIa de homologación, intercambio y def inición de

cntenos europeos a nivel curricular, delimitando las estrategias de mo-

dernizac.ión educativa a los Estados nacionales, mientras globalmentelas políticas comunicativas son dirigidas por parámetros económicos

t r a n s ~ a c i o n a l e s de ~ e s a r r o l l o . El problema, en consecuencia, es que

«las loglcas transnacionalec Impugnan los fundamentos institucionales

de los sistemas de comunicación (y educación) de los Estados-nacio

nes. Al conectarlos con las normas de redes planetarias, resulta que el

proceso de desregulación prefigura una profunda mutación del mode-

lo económico y social» (Mattelart, 1998: 81).

La primera toma de conciencia comunitar ia de esta dimensión es

tratégica de la comunicación educativa en la sociedad de la información

t uvo lugar el 6 de mayo de 1996 cuando el Conse jo de Minis tr os de

Educación de la UE, a propuesta de la Comisión de Bruselas, aprobó

resolución para impulsar el diseño de materiales y software educatIVO para la formación a distancia. Un año más tarde, el 22 de septiem

bre de 1997, la Comisión adoptaba las Conclusiones sobre Educación,

Tecnología de la Información y de la Comunicación y Formación del

Profesorado perfilando las líneas de actuación futuras. Años atrás, a

medIados.de los años ochenta, la articulación del programa ESPRIT y

de los pnmeros proyectos de aplicación telemática en la educación,

188

tos de lanueva política europea en matena de comurucacion educativa

como una cuestión central para la economía, la competitividad indus

trial y el bienestar de los ciudadanos que hace necesaria la estrecha

laboración entre las instituciones educativas y el mundo empresanal,mediante una formación permanente, f lexible, efectiva y de calidad,

adaptada a los retos inmediatos de la g l o b a ~ i z a c i ó n . La c u ~ s ~ i , ó n c e n t r ~ len esta mater ia para los exper tos de alto nivel de la Comisión es defi

nir qué aportación puede hacer la formación flexible y a distancia con

las nuevas tecnologías y s is temas de comunicación en la mejora de la

competitividad de la industria europea a través de una precisa respues

ta en cada momento a las neces idades de formación y educación del

mundo del trabajo.

Un objetivo éste no casualmente coincidente con los retos identifica

dos en el Plan de Acción del Subcomité de Investigación y Desarrollo

parala Educación y la Formación del gobierno e s t a d o ~ n i d e n s e , cura estrategia de integración global de los recursos de la SOCIedad de la Infor

mación y el sistema educativo condicionará en un futuro esta filosofía

política (Redding y Fletcher en Comisión E u r o ~ ~ a , 1994a: y ss.).Así, de acuerdo con el proyecto de construcción de la SOCIedadGlo-

bal de la Información, el primer seminario europeo sobre formación y

nuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no ca

sualmente la necesidad de una educación y formación orientadas por el

«espíritu de la empresa», basadas en la apertura del mercado de valores

instruccionales mediante la integración del sector público y privado, la

liberalización y modernización de la industria de contenidos e d ~ c a t i -vos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos Internacionales con instituciones norteamericanas alobjeto de lograr los ob-

jetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad c o ~ e r c i a l ,interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y c o m e r c I a h z ~ c l ó n ) e.n

mater ia de comunicación y educación. La creación de una industria

competitiva en la producción de contenidos y servicios de comunica

ción educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con el

asesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los propios

189

consultores de alto nivel de laUnión Europea defenderán e! estableci

miento de ,«fuertes lazos» de cooperación educativa en e! proceso de

const,rucclOn de! modelo específico de sociedad europea de la informacion,

~ e ~ e a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuestasera SI? embargo coherente con e!proceso de asimilación europea delas tesis hberales de! gobierno estadounidense anticipadas en su pro-

yecto hegemónico de mundialización de la Nueva Infraestructura de

considerando e!pape! vital que adquiere este sector enel PIE de los paí

sesmás desarrollados.

Las políticas de comunicacióndefinidas po r las instituciones y fuer

zas políticas comunitarias en la organización de las condiciones so

ciales de la comunicación educativa regional deben analizarse, por lomismo, no como e!conjunto integrado, explícito y duradero de las po-

líticas nacionales de cada país miembro de la Unión, ni tampoco, des

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Información.

.Así, en la Cumbre de Bruse!as de! G7 (1995), los dirigentes corpo

rativos n?rteamencanos sancionaron para Europa y los bloques regionales asiatrcos y amencanos e!modelo a seguir en la construcción de

la s ~ c i e d a d global de l a i n f ~ r m a c i ó n a partir de la desregulación de losse:VlclOs ?e t e ! e ~ o m u . m c a c l O n e s , la supresión de los monopolios pú-blicos, la mversion mixta en el desarrollo de las autopistas de la infor

mación, e!liderazgo de la iniciativa privada, e!fomento de las reglas de

la libre competencia y laaccesibilidad de laciudadanía aluso de lared.

Objetiv?s todos ellos previamente i d ~ n t i f i c a d o s como prioritarios porlos tecnocratas :stadoumdenses en e!Informe «Agenda para laacción»,

desplazando as! e! debate europeo de! problema de! desarrollo social(según una concepción política y cultural de la construcción de! mo

de!o informacional) hacia una discusión técnica y económica en tornoalfuturo delasredes de información y conocimiento, conforme alnue

vo marco global de! pensamiento orgánico de! capital que tanto e!

GATT como la Organización Mundial de! Comercio o en materia

educativa, laOCDE venían promoviendo en sus recomendaciones a laUnión Europea.

Especialmente a partir de! Cuarto Programa Marco (The Task For-

ce Educational Software and Multimedia 1994-1998), la Unión Euro

pea ha promovido como objetivos prioritarios de lapolítica en materia

de Co,?unicación Educativa e!fomento de la productividad, la com

p e t e ~ c l a y el. desarrollo empresarial de los operadores multimedia y la

gran industria de la comunicación y la cultura, favoreciendo las condi

ciones de reproducción y concentración de! capital económico y cultural en este sector.Ya corto plazo esprevisible como escenario de fu

turo la adopción de un marco regulador como e! Acuerdo General de

Comercio de Servicios (AGCS) para garantizar, según pretende la

OMC, un Intercambio comercial activo en los servicios avanzados de

comunic.ación y educación a distancia haciendo posible que empresastransnaclOnales se conviertan en proveedoras de enseñanza a distancia

190

de luego, como un problema únicamente limitado al propio espacio oterritorio de la Comunidad, sino más bien, po r e! contrario, como un

problema transnacionalligado al proceso de globalización económica

y cultural.

5. Críticas y derivas. Las lógicas sociales de la info-exclusíón

La historia de la UE es la historia de un proceso de configuración te

rritorial, de diseño y ordenamiento económico, jurídico, político y,en

menor medida, cultural que ilustra fehacientemente la lógica de la con

vergencia y configuración interterritorial y económico-política de las

regiones y el desarrollo en ámbitos de proximidad según las exigencias

de! nuevo Capitalismo Cognitivo. Desde su creación, las autoridades

comunitarias han procurado en este sentido unificar los mercados, salvando las distancias y diferencias territoriales. Prácticamente desde los

años cincuenta, Europa ha venido tratando de integrar las regiones eu

ropeas y sus economías a escalaglobal procurando almismo tiempo re

equilibrar diferencias y salvar distancias sociales y físicas. Ya e!Trata

do de Roma establecía explícitamente la necesidad de garantizar un

desarrollo equilibrado comenzando por superar las diferencias entre

lasregiones europeas, por lo que e!Mercado Común se dotaría de ins

trumentos económicos como e!Banco Europeo de Inversiones o siste

mas de cohesión como e!Fondo Social (FSE). Años más tarde iniciati

vas como la Pol ít ica Agraria Común han permitido impulsar una

política regional sostenida en e!tiempo. Sibien no esen realidad hasta

1975cuando podemos hablar de Política Regional en Europa (lato sen-

su). Para entonces, en la CEE existe una amplia experiencia suprana

cional de planificación y diseño de políticas de desarrollo regional que

será reforzada con programas como el Fondo Europeo de DesarrolloRegional (FEDER). El impulso de este tipo de iniciativas da cuenta de

las directrices de la política comunitaria en la materia en virtud de tres

principios básicos:

191

1. La solidaridad financiera de las regiones más desarrolladas del norte de Europa con las regiones de los países del sur.

2. El reequilibrio territorial en infraestructuras entre regiones y en elinterior de las mismas. '

3. La integración y cooperación interregional.

En elmarco de esta filosofía, se articula la política comunitaria de tele

comu,mcaclOnes con dos programas básicamente: el programa STAR

tados miembros de la CEE, ha tratado desde 1994de impulsar actua

ciones dirigidas al tejido económico de la economía regional facilitando

sinergias entre capital privado, Fondos Estructurales, conocimiento lo

cal y recursos de cada región. Pese a laimportancia no obstante de estos

programas, lo cierto esque no es si no hasta la aprobación de laAgen

da 2000 cuando laComisión fija un nuevo rumbo político para la UE

que pasa a vincular más estrechamente las políticas regionales y el pro

grama SI como motor del desarrollo de los territorios de proximidad.

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(Special Telecommunication Action for Regional Development) y elTELEMATIQUE:

a) El p ~ o g r a m a STAR tiene como objetivo contribuir a corregir los desequilibrios regionales en materia de infraestructuras y redes públicas de telecomunicación.

b) Po r su parte, elprogramaTELEMATIQUE surge como una inicia

tiva,complementariapara promover en Europa las aplicaciones te

lematl?as y de servrcios avanzados de valor añadido para la moder

ruzacion del sector enproceso de liberalización (especialmente entre1991 y 1993).

Junto a estos antecedentes, y a partir especialmente de 1994 la Comi-

sión ha venido articulando la SI con la Política Regional concentrando

esfu,:,:zos en la dotación de fondos estructurales pensados para la pro-

mocion de la nueva economía. Así, en elPrimer Informe sobre la Co -

h e s i ó ~ Económic.a y Social de la UE (1996) o el Libro Verde "Vivir y

trabajar en la SOCIedad de la Información. Prioridad para las personas»

se insiste en vincular las ventajas competitivas de los territorios que

forman la,UE a las nuevas condiciones y entornos tecnológicos de laI n f o r m a ~ l O n , cooperando entre empresas y regiones para una mayor

productividad y mejoras relativas en educación y calidad del empleo,

en el entendimiento de que si bien las TI C no pueden favorecer el de

sarrollo t ~ r r i t o r i a l po r sí mismas, su incorporación afecta a la capaci

dad econorrnca de las regiones para explotar sus recursos materiales y

humanos, especialmente po r lo que se refiere a las PYMES el sec torpo r el momento peor incorporado en las regiones menos favorecidascomo Andalucía.

Esta idea-fuerza j ~ s t i f i c a r í a así la Iniciativa IRISI (Interregional Information Society Initiative) que, a partir del principio de subsidiariedad

de laUE, y con una metodología de sensibilización de la opinión pública y los responsables de decisiones de las políticas regionales en los Es-

19 2

Así, po r ejemplo, en el Consejo Europeo celebrado en Feira (junio de2000) se marcan las líneas preferenciales de los fondos estructurales

de cohesión para favorecer el desarrollo de la Sociedad de la Información como eje estratégico de fortalecimiento de la nueva economía en la

Unión Europea. Así, durante elperíodo comprendido en el actual pro

grama (2000-2006) un tercio del presupuesto comunitario, en total más

de 210.000 millones de euros, ha sido destinado a apoyar con fondos de

cohesión a las regiones menos favorecidas. Tanto el Fondo Europeo

de Desarrollo Regional como elFondo SocialEuropeo o los programas

de coordinación en agricultura, pesca e integración territorial tratanho y de contribuir a paliar los efectos de la competencia entre regiones y

ciudades en el espacio de convergencia económica de la UE. Tales ayu

das han sido aplicadas en lamayoría de los casos (70% del presupuesto)

para la recuperación de regiones subdesarrolladas, pero también en

menor medida para lareconversión económica de sectores (11%) o lafi

nanciación de procesos demodernización económicay empleo (12,3%).

Lamenor cuantía paradójicamente se asignaa lainnovación (0,51%), pe

se a que ésta se considera un factor estratégico para la SI, y a las inicia

tivas de cooperación interregional y transfronteriza como Interreg o

Urbano Llama la atención en este sentido que lo que, al menos como

principio, es considerado po r laUE un eje estratégico de laSI, las Accio

nes Innovadoras, apenas ha sido objeto de atención po r lasregiones. Es

te hecho es cuando menos relevante y merece la pena que nos detenga

mos sobre el particular pues la UE trata de crear laboratorios de ideas

que permitan a lasregiones desfavorecidas posicionarse como territorios

líderes en la nueva economía, experimentando nuevos servicios, formasde articulación de sinergias productivas y generación de nuevos cono

cimientos tecnológicos en la era digital. Este tipo de iniciativas son pen

sadas además mediante un proceso de planificación de abajo a arriba a

partirde lademanda, mediante lacolaboración del sector público y pri

vado y distintos tipos de agentes (empresas, universidades, centros tec

nológicos, autoridades locales y regionales, etcétera).

193

Ahora bien, por qué han fracasado las políticas comunitarias en la

materia, a qué sedebe elescaso éxito o compromiso de las regiones conla innovación. ¿Es coherente elproyecto del Consejo Europeo de Lis

boa (2000) de tratar de planear eldesarrollo de las regiones europeas en

torno al proyecto estratégico de Sociedad de la Información o se trata

sin más de una proclama o un discurso carente de consistencia y relevancia en lapráctica de las políticas públicas de laUE? Dos respuestas

tre los Estados miembros, capacidad de inversión y tradiciones cul

turales.Entre las contradicciones que se observan en esta materia, cabe ade

más señalar la diferencia entre la dotación de infraestructura y produc

tos educativos y los usos sociales. Consolidada esta «brecha» en documentos como el Informe de la Comisión al Consejo y al Parlamento

Europeo «Concebir la Educación del Futuro. Promover la Innovacióncon las Nuevas Tecnologías» queda nítida la falta de visión y la renun

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posibles explicarían esta contradicción. Primero, las políticas públicasde integración regional son sólo en laUE un objetivo normativo que,

en lapráctica, ha sido limitado por elnulo o escasopapel asignado a las

regiones en el proceso de integración comunitaria, al tiempo que laorientación «correctiva', más que generativa de las políticas públicas en

la materia, en parte debido al principio de subsidiariedad, condiciona

significativamente, en segundo término, el alcance de los programas europeos destinados a corregir las desigualdades interiores en elmercado

común po r medio de los fondos estructurales y los programas de reequilibrio territorial, sin que po r elmomento las regiones hayan conta

do para el diseño y evaluación de las políticas públicas implementadaspo r la Comisión en esta materia.

Así, si bien es cierto que, en la actualidad, la existencia de esta polí

tica ha permitido que tres de cada cuatro regiones de laUE desarrollen

programas de promoción territorial con fondos FEDER, facilitandoademás redes independientes sobre ejes como la economía, el urbanis

mo o la promoción subregional del tipo de ELANET, TELE REGIONS o LOCREGIS, la capacidad de innovación, desarrollo yapro-

piación de las nuevas herramientas de la sociedad del conocimiento

resulta irrelevante y poco favorecedora de los proyectos de desarrolloequilibrado en los ámbitos de proximidad.

En definitiva, la construcción del mercado global en la UE es un

proyecto histórico al margen de la Europa de las Regiones. La integración y las políticas públicas de sus Estados miembros definen hoy

la Sociedad Europea de la Información desde la centralización, no apartir de la diversidad de regiones, mercados y agentes. Pese a la exis

tencia de espacios de institucionalidad y de iniciativas de descentralización significativas en los Estados miembros, como el caso alemáno español, los gobiernos locales y regionales son sólo las instancias

de coordinacióny acomodación de los actores globales que hoy pien

san y lideran las políticas públicas en comunicación y cultura dentro

de la UE. Como resultado, la convergencia constituye aún un pro-

blema. Siguen existiendo divergencias entre sistemas normativos en-

194

cia a un proyecto propio con la excusa de la dificultad de definir un

proyecto político claro ante la cambiante .e inestable lógica de innova

ción de las TIC. Pues la llamada «estrategia de Lisboa» sanciona comoválida una educación al servicio del usuario o destinatario de acuerdo

con las demandas del mercado laboral como en Japón o Estados Uni-

dos sin políticas de alcance estructural significativas. La Comisión Eu-

ropea trata así de reformular un derecho colectivo y un bien público en

un lucrativo negocio siguiendo las directrices del BM, el FMI y, en es

pecial, de laOCDE, una acariciada idea que en Latinoamérica se ha experimentado desde los años ochenta, con los desastrosos resultados co

nocidos. En Europa, la formulación de esta política podría sintetizarseen la célebre fórmula del gobierno Berlusconi para la educación com

petitiva: Inglese+Informatica+Impresa (Inglés+Informática+Empresa).Dentro del Plan de Acción eEurope (2001-2004) no se han desa

rrollado sin embargo significativamente los ejes del Plan de Acción

eLearning previstos, salvo la de volver a insistir, en el plano norrnan

vo, en la apuesta de la UE por convertirse en una economía del conocimiento, con dinamismo y capacidadde crecimiento sostenible para el

empleo y la cohesión social.Hoy el desarrollo de este plan tiene continuidad con el programa

eEurope 2005, iniciativa estratégica de planificación de la políticaco

munitaria de Sociedad de la Información que pretende conseguir la

conexión de todas las instituciones a la SI, implantando la banda anchadesde las administraciones públicas a partir de tres ejes:Salud, Gobier

no Electrónico y Educación. Para el 2010, de acuerdo con lo indicado

en elConsejo Europeode Estocolmo (2001), laUE debe garantizar sistemas de educación y formación de calidad, accesibles y abiertos a todo elmundo. En las políticas nacionales y los objetivos de los Sistemas

Educativos Europeos para 2010, se trata así:

1. De modernizar tecnológicamente los sistemas de enseñanza-aprendizaje aumentando el número de estudiantes, mejorando la cualifi-

195

cación del profesorado para impulsar los valores y actividades ade

cuadas a las necesidades del mercado laboral. Sevincula así las TIC

con la calidad y mejora de los controles y gestión del sistema educativo.

2. De garantizar además un entorno de aprendizaje abierto, atractivo

y flexible, adaptado a las necesidades específicas de la población.

3. Y,po r último, adaptar en general la educación al mercado laboral y

al espíritu competitivo de la «destrucción creativa» (Schumpeter di-

res y visión estratégica. Ciertamente, la práctica totalidad de los cen

tros de enseñanza están conectados pero en laevaluación no setoma en

cuenta qué tipos de usos, iniciativas y apropiación social se están lle

vando a cabo con estas herramientas. Por lo que se refiere al proyecto

eEurope, laUE sigue la estela de Estados Unidos dos décadas después,

volcando bibliotecas, centros de conocimiento e información pública

en las redes y operadores privados de telecomunicación, descapitali

zando el sector público en la coordinación y liderazgo de este proceso.

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xit) en el corazón de los contenidos y los métodos de enseñanza.

Tales objetivos coinciden punto por punto con la filosofía Bangemannde construcción de la Sociedad de la Información:

- Liberalización de los servicios y mercados de telecomunicaciones,

asegurando lalibre competenciafrente al abuso de operadores y po-

siciones dominantes en el sector.

Impulso de la producción, distribución y consumo de las TIC para

paliar la desventaja significativa con competidores como Estados

Unidos en sectores estratégicos como la teleformación, conectando

para ello a las escuelas, centros educativos y la Administración Pú-

blica en general.

- Desarrollo de una cultura y una conciencia europea resultado de la

promoción del mercado único.

- Creación de un marco jurídicode libre flujo de lainformación, ajustando los desequilibrios entre territorios dentro de la UE.

- Protecciónde los derechos de autor y otros derechos privados vinculados a la comunicación.

Potenciación de las iniciativas europeas de innovación, así como de

nuevos productos y servicios que compitan en los mercados globales con la industria estadounidense y japonesa.

Como hemos explicado, estas medidas son resultado de la coordina

ción con la UIT, la OMC, la Organización Mundial de la Propiedad

Intelectual, laOCDE y el Acuerdo General de la OMC sobre Comer-cio de Servicios, convergiendo, en definitiva, con el modelo estadouni

dense de la NIl (Nueva Infraestructura de Información).

En consecuencia, pese a lo alentador de los resultados evaluados en

larevisión intermediadel plan (Comunicación de la Comisión de 18de

febrero de 2004. COM (2004) 108 final), los avances en gobierno on-

[me y educación telemática son más bien pobres por falta de indicado-

196

La idea de la Comisión de favorecer las sinergias entre infraestruc

tura, tecnologías, servicios, aplicaciones y contenidos para impulsar,

po r medio de la educación, una nueva economía digital en la región seve así obstaculizada po r el control oligopolístico privado de la gran in

dustria transnacional. Por otra parte, laUE no puede avanzar, en ma

teria educativa, porque las competencias dependen en buenamedida

los Estados miembros. La adopción en Lisboa del método de coordi

nación del Consejo ha facilitado, no obstante, la adopción de medidas

que favorecerán previsiblemente el avance del ~ e c t o r e d u c ~ t i ~ o entanto en materia de teletrabajo como en inclusióny accesibilidad digi

tal. Pero aquélla quedará, previsiblemente, restringida po r los intere

ses privados. De hecho, lasocialización de la fuerza de trabajo a través

de la alfabetización universal po r la extensión de la educación pública

y gra tuita para todos en Europa y la estandarización de l.a,s p r ~ c ~ i c a sproductivas po r la automatización del sistema de producción iniciado

en los años sesenta con la revolución informática tienen lugar hoy pa

ralelamente a la introducción de una política educativa adecuada a las

necesidades de la nueva economía de la información a través del pro-

ceso de comercialización de la cultura y de la masiva transferencia de

recursos y poder pol ít ico y económico públicos al sec tor privado

(Venturelli, 1999).La consideración pedagógica, sociocultural y política del problema

de la Comunicación Educativa está ausente del debate de la construc

ción de lasociedad global de la información en Europa en virtud de un

enfoque economicista del desarrollo social a partir de planteamientos

netamente liberales no sólo en el proceso general de modernizacióntecnológica sino, como hemos analizado, en la crítica al Capitalismo

Cognitivo incluso en la aplicación misma, a nivel micro, de las nuevas

tecnologías de la información para el «aprendizaje autónomo» que hoy

proclama a los cuatro vientos elnuevo idealismo tecnocrático. La d?c-

trina del l ibre flujo de la información, envuelta en la aureola populista

de lacompetencia y lamodernidad del mercado, preside así hoy, en el

197

ámbito comunitario, el desarrollo de políticas comunicativas regiona

les basadas en la privatización sistemática, la concentración exacerbada

y la desregulación , bajo el l iderazgo y pro tagonismo de los grupostransnacionales de comunicación.

Hemos visto cómo especialmente a partir de los años noventa , los

debates sobre política cultural en Europa han estado marcados po r las

necesidades y deseos de las grandes compañías transnacionales de tele

comunicaciones e información, inmersas entonces en una oleadade fu

ción y el conocimiento. De la orientación liberal del modelo europeo

de construcción de la sociedad global del conocimiento da cuenta ade

más elhecho de que las iniciativas en materia de nuevas tecnologías de

la información y modernización educativa sean coordinadas por la Di-

rección General de Educación, Formación y Juventud (DG XXII) ba

jo las directrices del departamento de Telecomunicaciones, M e r c ~ d o sde Información e Investigación y Desarrollo (DG XIII): así, po r ejern-

plo, en el proyecto INFO 2000, la comunidad educativa, lejos de ser

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siones y adquisiciones aceleradas, sin predecentes en la historia del ca

pitalismo mundial. En su empeño por establecer el mercado único, la

Unión Europea sesituaría entonces a lavanguardia de los esfuerzospo-líticos por desregular y privatizar las industrias de tecnología de la in

formación y telecomunicaciones, con el objet ivo de hacer efect iva la

construcción de un imperio europeo cuya piedra angular sería un ne

gocio tradicionalmente dominado po r las grandes compañías capitalis

tas estadounidenses.

Asumido el objetivo político de la competitividad y la convergencia

económica en torno a los procesos de expansión y concentración in -

dustrial con la adopción de las normas de libre cambio definidas por el

GATT y la supresión de los dispositivos de protección cultural esta

blecidos por Europa en iniciativas como la Directiva de Televisión Sin

Fronteras, el espacio de comunicación europeo ha terminado favoreciendo así un proceso de construcción regional bajo la hegemonía de

los medios globales americanos. Hoy, de hecho, «los problemas de las

industrias culturales europeas no son comprensibles sin una referencia

al contexto de transnacionalización de la cultura, hegemonizada en va

rios capítulos por la industria cultural norteamericana y [sólo] com

partida en [algunos] otros por el capital europeo» (Zallo, 1992: 210).

La vinculación de las políticas europeas de comunicación y educa

ción con las estrategias y directrices del sistema global de información

es manifiesta, decíamos, a dos niveles: primero, a través de la desregu

lación de los sistemas y estructuras institucionales de organización de

la educación pública impulsada po r la ideología neoliberal con la aper

tura de un mercado educomunicativo de consumo y adquisición debienes de equipo electrónico y software formativo po r los centros

de educación básica; y,en segundo lugar, en la financiación indirecta de

los grandes conglomerados multimedia y las empresas productoras de

pr?gramas, tecnologías y contenidos de información para el aprendi

zaje, bajo el argumento de la defensa de las industrias culturales euro

peas en el campo estratégico parala identidad comunitaria de la educa-

198

considerada como un actor estratégico en el proceso de construcción

europea, es definida como un sector de consumo ampliado en elque se

incluyen tanto alumnos y estudiantes de educación superior como técnicos, profesionales, directivos, trabajadores y hasta profesionales de la

enseñanza, en función del potencial estímulo de la demanda y el desa

rrollo potencial de la industria multimedia europea.Otro claro ejemplo de esta fi losofía empresarial es el programa

DELTA, primer intento de proporcionar a Europa una estrategia edu

cativa a través de las nuevas tecnologías de la información. Creado con

motivo del Plan Exploratorio de laUnión Europea, este programa co

munitario nació con la intención de fomentar las condiciones adecua

das requeridas para lapuesta aldía del mercado y la implementación de

las tecnologías de aprendizaje flexible y a distancia por los servicios te

lemáticos a escala continental, evaluando el impacto de los nuevos me

dios según los criterios propios de la rentabilidad comercial a través de

tres tipos de actividades:

1.0 ) El análisis de los requerimientos y oportunidades del mercado con

objeto de prepararun plande implementacióny escenarios paralas

amplias infraestructuras europeas destinadas al aprendizaje.

2.0 ) La identificación y desarrollo de una estructura común parala eva

luación de las tecnologías educativas que proporcionará normas y

propuestas concretas.3.0 ) La creación de redes humanas para proporcionar una entrada de

información para el desarrollo técnico, aumentando la conciencia

de los usuarios potenciales sobre eluso de estos nuevos medios para la educación permanente.

Proyectos como el programa ECOLE buscarán prioritariamente, de

acuerdo con esta lógica, lograr la comercialización del Servicio Paneu

ropeo de Educación a Dis tancia , merced a la cooperación de los ope

radores de lared, infraestructura y producción de contenidos y los cen-

199

tros públicos de educación superior a escala regional, con la vista pues

ta en la c reac ión de un modelo competitivo y flexible de formación adistancia.

El resultado, en cambio, ha sido hasta ahora elincremento del con-

trol corporativo y oligopolístico de los grandes conglomerados multi

media del sistema global de comunicación, bajo liderazgo estadouni

dense , cuya experiencia en producción audiovisual, multimedia y

educomunicativa, en general, es notoriamente ventajosa ante el proce

formación es identificado, básicamente, como un problema de alfabe

tización, o, de otro lado, como un problema, en fin, de acceso, de pro-

moción y def in ic ión de las condiciones idóneas para que las comu-

nidades locales accedan al uso y consumo de los nuevos medios de

información, conocimiento y expresión cultural. De ahí que gran par

te de las iniciativas europeas en este ámbito se hayan dirigido a:

1.0) Invertir partidas presupuestarias para la dotación de recursos tec

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so de liberalización que se promueve desde la Comisión Europea bajoel discurso de «sociedad global de la información para todos»,

La apuesta po r un modelo educativo eficiente, de mínimo coste yatención personalizada, coincidirá no en vano con los principios de la

política norteamericana de liberalización del sector propuesta en Esta

dos Unidos por el Consejo Nacional de Coordinación de la Tecnolo

gía Educativa para la Formación, al definir, entre otros objetivos de lapolítica cultural:

La colaboración del sector público y privado en la inversión y desarrollo de la enseñanza.

La coordinación de las recomendaciones, evaluación y diseminación

de resultados de 1+D en el ámbito de la comunicación educativa.

La coordinación de los esfuerzos de las diferentes agencias públicas

en materia de comunicación y educación.

Así, a la pregunta de las necesidades reales de lapoblación europea en

materia de educación y nuevas tecnologías, los expertos de alto nivel

consultados po r la Comisión identifican hoy dos vías de acc ión ur -gente:

1.0) La dotación de abundantes recursos económicos para la adquisi

c ión y uso de los nuevos medios de aprendizaje , tanto por la po-

blación como po r las ins ti tuciones de educación pública (IMPACT).

2.0) La formación de la ciudadanía y los profesionales de la educaciónen el uso de los lenguajes , recursos, s is temas y estra tegias de co

municación avanzada de cara al óptimo rendimiento de una «edu

cación y conocimiento de calidad y productivos» (DELTA).

En los documentos oficiales de la Unión Europea, el reto de laComu-

nicación Educativa en la construcción de la sociedad global de la in-

200

nológicos suficientes en los centros educativos, creando redes tele

máticas transeuropeas de enseñanza que introduzcan nuevas for

mas de formación a distancia adecuadas a las nuevas modalidadesde teletrabajo.

2.°) Formar a los formadores de recursos humanos y al profesorado,

en general, en el uso y adaptación educativa de las nuevas tecnolo

gías de la información.

3.°) Ampliar la adquisición de saberes y medios telemáticos entrela po-

blación para su uso doméstico y cualificación laboral.

Los principios de construcción de la sociedad de la informació? y del

conocimiento en Europa asumen, en otras palabras, como propIOS, los

principios de la Agenda Al Gore, definiendo como estratégicas, en el

campo de las telecomunicaciones y los usos sociales para la educación

ye l aprendizaje con las nuevas tecnologías de la información, cuatro lí

neas de fuerza:

1. La universalidad del servicio. La no discriminación, la igualdad y

acceso universales son consagrados po r la Unión Europea como el

principal problema en la modernización de las.e c o n o m ~ a , s naci?nales y el desarrollo de la sociedad global de la información. ASI,.en

materia educativa, la cuestión central parecería ser el acceso e in -

terconexión de todos los centros educativos, integrando territorial,

socia l y cul turalmente a los ciudadanos de la Unión en el disfrutede los nuevos medios de comunicación, cul tura y aprendizaje . La

política de Comunicación Educativa se ha concebido por ello,hasta la fecha en términos de acceso, como un problema tecnológico

y económico, más que un problema político. Un ejemplo de esta

estrategia es el programa INFü XXI desarrollado po r el Ministe

r io de Indus tr ia , en España, para financiar proyectos de inversión

que potencien la cul turay las indus tr ias de la sociedad de la infor-

mación, con una partida presupuestaria de cerca de 66.350 mI110-

201

nes de pesetas para la subvención en forma de «anticipos reembol

sables» de aquellos proyectos de innovación de contenidos, gestión

inteligente y sistemas electrónicos que contribuyan a la competiti

vidad de la industria. O, recientemente, la subvención a los consu

midores en la compra de equipo informático conectado a la red In-

ternet.

2. La competitividad. Frente a los monopolios tradicionales en el sec

tor de las telecomunicaciones, la «realidad» de un mercado abierto

por los derechos de propiedad intelectual en el proceso de expan

sión y enriquecimiento económico derivados de la «revolución in

formativa» en el espacio público europeo. La protección moral y

económica de la actividad creativa de los autores encargados de pro-

ducir y «al imentar» los programas y espacios de la red con infor

mación y conocimiento es otra de las preocupaciones básicas de las

políticas de comunicación europeas.

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y competitivo ha sido identificadapo r la Comisióncomo uno de los

retos estratégicos de la industria europea. El desarrollo de un sector

informativo eficiente y capaz de competir con las empresas norteamericanas en eldesarrollo de la sociedad global de lainformación o,

en el caso que aquí se aborda, en el desar rollo del sector de la co-

municación educativa concentra actualmente gran parte de los es

fuerzos políticos, y presupuestarios, de la Comunidad. De ahí que

la Comisión haya promovido insistentemente en sus programas pa

ra el desarrollo del sector de las redes de telecomunicaciones, el au

diovisual, la industria de medios y,por supuesto, los servicios y pro-

ductos telemáticos de educomunicación, la dimensión comercial y

competitiva (la eficiencia en términos de coste y beneficio) como

principio básico de regulación y subvención del sector.

3. La producción de contenidos. En esta línea, la Comisión identifica,

en los documentos básicos sobre la sociedad global de la informa

ción, como prioritaria la producción y creación de nuevos conte

n idos cul tu ra le s que a limenten las r edes de ocio y enseñanza en

Europa, promocionando ruevos servicios y empresas que «explo

ten» el potencial cultural de la historia y patrimonio del continente.

En el IV Programa Marco en mater ia de Educación, Telemática y

Desarrollo de la Comunicación (Comrnission's Task Force on Mul

timedia Educational Software), la Comisión ha aprobado, según

hemos destacado, como línea fundamental la promoción de la in

dustria de programas, reforzando así la polít ica comunitaria en

combinación con las iniciativas de los Estados miembros y el sector

privado, a fin de hacer posible la explotación de las posibilidades ybeneficios de la SOCIedad de la información emergente.

4. Los derechosde propiedad. En correspondencia, el acento de las po-

líticas públicas de comunicación y educación de la DE en el conte

r:ido y los medios para una educación abierta, moderna, «competi

trva» de calidad, a la altura d: las necesidades de la sociedad global

de la información, la ComISIOn ha demostrado un especial interés

202

El análisis de gran parte de los proyectos gubernamentales asociados a

las nuevas tecnologías educativas en Europa demuestra, sin embargo,un

preocupante desconocimiento y,peor aún, un absoluto desinterés por larealidad concreta de laeducación y elcontexto cultural en el que deben

desarrollarse las aplicaciones tecnológicas en materia de comunicación

educativa, hasta el punto de que, en la casi totalidad de las experiencias

conocidas, la evaluación ha sido escasa o muy determinista tecnológica

mente. O, en el caso, poco habitual, de un serio esfuerzo de investiga

ción evaluativa por parte de los responsables de las políticas culturales,

las autoridades comunitarias han obviado los aspectos económicos y

políticos de la modernización tecnológica, ignorando el h ~ c h o de que el

proceso de consecución de un modelo de enseñanza a distancia total

mente abierto y no formal, el recurso a las nuevas tecnologías y la co

mercialización multimedia de nuevos productos didácticos está signifi

cando, de hecho, la desregulación del sector educativo, con la progresiva

retirada del Estado, y la descualificación del personal docente, despla

zado por la apropiación del conocimiento técnico-informático logrado

con la ejecución de programas previamente diseñados por la industria,

por parte del capital. .La asunción de esta filosofía pública se produce precisamente en un

momento de profundas transformaciones industriales y tecnológicas

que reclaman de la Comisión un enfoque activo e integral de las polí

ticas en esta materia en respuesta a las múltiples cuestiones emergentes

que pueden hoy ser vislumbradas en el h o r i z ~ n t e digital de la nr:eva

ecología de medios, a saber: ¿Qué papel deben Jugar los Estados e ms

tituciones públicas en el nuevo espacio cultural de la DE? ¿Cómo lograr una polít ica ponderada de equil ibrio en los flujos, ter ri torios y

agentes sociales de la comunicación? ¿Hacia dónde dirigir los esfuer

zos e iniciativas comunitarias de construcción de la SI? ¿Qué opciones

seofrecen a los medios de implantación local y regional? ¿Ylos medios

de titularidad pública, qué papel deben jugar en el proceso de interlo

cución de los nuevos operadores multimedia?

203

Son numerosas las preguntas en un momento precisamente de cri

sis de la UE. La incorporación de los países del Este plantea un esce

nario problemático para el desarrollo equilibrado de la Sociedad de la

Información con la desintegración de los medios estatales a manos de

grupos centroeuropeos, paralelamente a la desintegración de los otrora poderosos estudios cinematográficos húngaros o checoslovacos, que

anticipan la profundización a medio plazo de una brecha considerable

en el poder informativo de estos países y en las regiones más subdesa

los analistas prevén un escenario geoinformativo controlado por ape

nas cinco grupos con una más que discreta participación de los intere

ses económico-políticos europeos.

El objetivo fijado por elConsejode Europa para el2010 en laCum-

bre de Lisboa de conectar laUE «a la economía del conocimiento máscompetitiva y dinámica del mundo, capaz de un crecimiento económi

co sostenible con más y mejores empleos y mayor cohesión» dista un

abismode ser alcanzado al hipotecar elproyecto europeo deSI a las po

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rrolladas del Mercado Común. A ello cabría añadir lapenetración en el

mercado de países como Polonia de poderosos grupos extracornunita

rios como Time Warner, de indudable atractivo para la población delantiguo bloque del Este, y el reeditado problema político de la sustracción de las decisiones públicas ante la progresiva centralización del

poder decisorio de las instancias de representación ciudadana en las bu

rocracias, las élites económicas y tecnocráticas, responsables en Bruse

las de definir el mapa político-económico de laUnión sin que, de mo

mento, prosperen las aspiraciones constituyentes del proyecto federal

de laUE que hiciera posible la democratización y desarrollo equilibrado de las políticas públicas en la materia.

La revolución digital y la convergencia entre telemática y audiovi

sual cobra así forma como un proceso de eliminación de las barreras

entre sectores, la emergencia de nuevas áreas de negocio y actores, la

reconversión global de las redes y servicios de comunicación y la creación de nuevas formas de producción y comercialización en materia de

información y comunicación. La idea de «desigualdades no injustas» de

la actual política liberalizadora reduce en esta línea el alcance de la in

tervención de los poderes públicos en torno a cuatro principios centrales: seguridad, oportunidad, democracia y justicia, objetivos todos

ellos de una visión transnacional y multimedia de la Sociedad Europea

de la Información definida punto por punto por la racionalidad eco

nómica. En esta dirección apunta el programa e-Europa de la Admi

nistración de Prodi al inspirarse en el legado Delors de defensa de la

modernización tecnológica, de promoción del crecimiento del sector y

de fortalecimiento financiero de la industria. Los acuerdos aprobadosen la Cumbre de Lisboa (mayo de 2000) por el Consejo de Europa

apuntan de hecho a promover el desarrollo de Internet y las NTIC a

favor de la igualdad y los derechos de acceso a la sociedad del conoci

miento desde una concepción culturalmente restrictiva e idealista sobrelas condiciones materiales del legado histórico de las diferentes nacio

nes y pueblos que integran laUnión Europea en un momento enel que

204

líticas monetaristas y macroeconómicas que subordinan la Europa delEstado Socialde Derecho a los parámetros econométricos del gran ca

pital financiero e industrial, al tiempo que el Consejo Europe? de Lisboa sanciona un modelo de política educativa para la UE onentado a

formar el capital humano necesario para la competitividad económica.

Sinos atenemos a los datos, por ejemplo, de la presencia europea en

la industria informática, los resultados no pueden resultar más desa

lentadores. La industria informática comunitaria es un terreno abona

do a los intereses de las compañías estadounidenses, un terreno de pug

na donde se dirime la competencia entre empresas como Compaq oMicrosoft y compañías niponas aliadas con empresas europeas como

Siemens. El volumen de empresas de telecomunicaciones como Deutsche Telekom y Telecom. Italia, aun fusionadas, no alcanzan elvolumen

potencial financiero de operadores como Nipón Telegraph and Tele

phone. Apenas algún grupo de capital europeo como Bertelsman, be

neficiado en su proyección iberoamericana por la alianza de Telefóni

cay Lycos, puede competir a la altura del volumen de negocIOscon las

industrias culturales foráneas, pero cabe discutir el futuro de un grupobasado en el sector editorial en un entorno dominado por la industria

informática y los operadores de telecomunicaciones, sobre todo vista

la fragilidad financiera de otros gigantes multimedia como el grupoKirch. La crisis del gigante alemán, la primera po r sus dimensiones de

una compañía europea del sector de la comunicación, pone en entredicho la apuesta liberalizadora de la competitividad comercial defendida

por Bruselas. Pese a su exitosa ampliación comercial hacia los países de

Europa oriental, los esfuerzos de Kirch por crear un poderoso polomediático global han dado al traste por las dificultades financieras que

lavoraz expansión multinacional plantea ante el desarrollo global de la

Sociedad de la Información. Así, entre los veinte grandes grupos tele

máticos del mundo, apenas encontramos una compañía europea, do

minando por abrumadora mayoría las empresas norteamericanas, se

guidas muy de cerca por los operadores nipones.

205

Por otra parte, la revolución silenciosa anunciada por el presidente

de la Comisión, Romano Prodi, no parece que sehaya traducido en el

anunciado salto cualitativo de Europa en la Sociedad del Conocimien

to, ante la falta de capitales y voluntad política de la Comisión para si

tua r a la UE a la altura de países como Japón, aun reconociendo los

avances significativos de la política comunitaria en esta materia. En es

ta dirección apuntan los datos registrados en los últimos trimestres al

evaluar la acción política comunitaria, datos que ponen de manifiesto

mación. En efecto, la apuesta po r una Administración Pública local y

regional en línea ha contado con numerosos programas y recursos fi

nancieros que, a medio plazo, están representando un notable avance

modernizador, salvo en algunos casos excepcionales como España o

Grecia. Datos del eurobarómetro de abril del año 2002 indicaban ya

que más del 54% de los servicios públicos comunitarios estaban acce

sibles en la red, lo que demuestra el verdadero Impacto de las propues

tas defendidas en el Libro Verde sobre el Sector Público de Informa

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la progresiva profundización de los contrastes y desigualdades dentro

de la Unión, ampliándose las distancias con Estados Unidos, así como

también entre grupos sociales. Taly como documenta laComunicaciónde la Comisión e-Europa (COM 2002 62), las personas desfavorecidas

socialmente siguen estando rezagadas en cuanto a la formación informática y el acceso a los servicios digitales avanzados que ofrece la So

ciedad del Conocimiento. El programa apenas introduce novedades

respecto a la perspectiva privatizadora anticipada con el giro liberal dela Comisión en diferentes documentos como los hechos públicos po r la

Conferencia Europea del Sector (1998)cuando se puso en marcha lapo-

lítica de reforzamiento de las medidas de ayuda al audiovisual y de

modernización industrial y comercial del sector de la comunicación a

través de iniciativas como el ProgramaMEDEA de acuerdo con los ob

jetivos de:

1. Aumento del volumen de empleo en el sector.

2. Apertura a la nueva economía.

3. Regulación de lapropiedad intelectual.

4. Fomento de la competitividad.

La concepción comunitaria de los nuevos servicios digitales de comunicación pasa desde entonces por un programa de privatización, fusio

nes y alianzas internacionales bajo liderazgo de los grandes operadores

multimedia, con la consiguiente implantación de un modelo oligopoIístico de redes y circuitos de valorización del audiovisual en torno al

dominio del capital financiero y de sectores ajenos tradicionalmente ala industria de la comunicación y la cultura.

Ilustrativa de esta política es la conversión de los sistemas de infor

mación pública en las redes digitales. Sin llegar a los extremos privati

zadores de las bibliotecas y servicios estatales de Estados Unidos, la

UE ha priorizado la digitalización del gobierno en la red como uno de

los mayores logros de su polít ica en materia de Sociedad de la Infor-

206

ción como recurso clave para la Sociedad Europea de la Información

(1999). En los próximos años, es previsible que la disposición de re

cursos físicos y materiales para el gobierno electrómco sea con segundad un hecho.Ahora bien, el capital intelectual europeo carece de la suficiente ca-

pacidad de liderazgo en NTIC. La falta de personal c u a l i f i c ~ d o amenaza la viabilidad de los objetivos fi jados en la cumbre de Lisboa. Lanecesidad de más de millón y medio de especialistas enNTIC para que

la UE pueda ser competitiva en la nueva economía dista b a s : a n ~ e de sercubierta y la previsión no es más posit iva en este sentido. SIbien en elaño 2004 setenta y siete millones de trabajadores utilizaron Internet en

su actividad laboral, lo cierto es que cada vez es más difícil atender las

necesidades de conocimiento en las empresas. y las reformas educativas son lentas e insuficientemente financiadas por el paulatino adelga

zamiento económico-político del Estado. Los planes de choque como

el español para paliar la grave carencia de técnicos cualificados en sis

temas y tecnologías de la información con la creación del Centro de

Referencia de Formación en Nuevas Tecnologías contrastan, por otra

parte, con las limitadas iniciativas de alfabetización digital y acceso.de

la población a los conocimientos primarios a nivel usuano para m

corporación a la red. Las pequeñas y medianas empresas mantienen

además una pobre y limitada presencia en el ciberespacio por falta de

formación y medios financieros suficientes, pero sobre todo por la m

suficiente dotación de los recursos humanos adecuados para la pro-

yección mediática en Internet. Las notorias carencias de l'ersonal ~ o m -petente en programación, gestión del conocimiento, innovacion ydesarrollo tecnológico han obligado incluso a algunos países de laUE

a importar mano de obra asiática y americana. En Europa, según algu

nos informes prospectivos, existe un déficit de más de medio millón de

empleos cualificados en NTIC, aumentando progresivamente la nece

sidad de personal especializado sin que la educación responda a la cre

ciente solicitud de las industrias de gestores y técnicos formados en la

207

implantación de las redes digitales. Las políticas de formación para la

Sociedad de la Información han reducido por otra parte la educación

pública a un segmento más del mercado sin que la Carta Social Euro-

pea defina un papel más activo en el gobierno de las redes digitales por

parte del sistema público de educación, más allá que el de la activación

de la industria electrónica como potencial mercado de destino de la

producción telemática o, en línea con las necesidades arriba indicadas,

para capacitar la fuerza de trabajo necesaria con destino a la industriay servicios de información en la nueva economía.

terra y el reforzamiento del eje Londres-Berlín-Madrid han favorecido

una concepción instrumental de la política común europea que, Junto

a delicadas situaciones de dependencia puestas en evidencia con las dis

cusiones del Parlamento Europeo en torno a la Red Echelon o el pro

yecto norteamericano GPS, pone en evidencia ladebilidad de laposición

europea en las comunicaciones internacionales, pese a la propaganda

que define elmodelo europeo como autónomo y específico en materia

de SI. El nuevo plan de acción e-Europe 2005 refuerza sin embargola política preventiva de control e inteligencia en la red mediante la

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Pero es que además elcompromiso fijado po r la Comisaria de Edu

cación y Cultura, Vivianne Reding, de reducir las distancias con Esta

dos Unidos conectando las escuelas y formando a los docentes en técnicas digitales y programas de software educativo no se ha alcanzado

po r la escasa inversión aplicada. Y el nuevo proyecto de e-Learning pa

ra el bienio (2004-2006) previsiblemente incide en lamisma política deadquisición de equipos y modernización tecnológica que refuerza la si

tuación de dependencia industrial de la UE en la materia, aldesarrollar

básicamente el sector servicios prestatarios de formación en red, pero

no nuevas aplicaciones, modelos y experiencias originales de uso del ciberespacio para la educación superior.

Es sintomático en este sentido que el objetivo planteado en elCon-

sejo Europeo de Lisboa, laformación del profesorado en eluso de nue

vas tecnologías de lainformación, aún hoy resulte un objetivo difuso ylejano en la planeación educativa de los sistemas de formación nacio

nales. Y es difícil, si no imposible, que el acceso electrónico a los servi

cios públicos en línea sea una realidad efectiva por la acentuación de la

brecha digital. A ello hay que añadir lagran disparidad en elacceso en

tre países que oscila entre el 66% de lapoblación holandesa que accede a Internet y apenas el 15% de Grecia.

Las iniciativas previstas desde laCumbre de Sevilla insisten sin em

bargo en esta dirección reforzando las políticas de consumo de la redmediante la extensión de Internet a las escuelas o lapromoción de pro-gramas de cooperación intercentros.

En los últimos años, además, eldiscurso de la seguridad nacional hafavorecido disposiciones legislativas y reglamentarias que han refor

zado la posición estadounidense en el ciberespacio europeo, aprove

chando la lucha contra el terrorismo como estrategia de control de la

información pública, las comunicaciones civiles y las veleidades de au

tonomíapolítica de las autoridades civiles y militares de laUE. Los pa

quetes de medidas a cargo de algunos Estados miembros como Ingla-

208

creación del Grupo Operativo sobre Ciberseguridad y la política de

propaganda sobre cultura de seguridad e inversión en sistemas de pro-tección y filtro de flujos de información en colaboración con Estados

Unidos, principal país exportador de armamento y sistemas de inteli

gencia y control de redes.La adopción de este tipo de medidas amparadas en laseguridad pú-

blica, la lucha contra elcrimen y la salvaguardia de derechos y liberta

des fundamentales se lleva a la práctica paradójicamente con la siste

mática conculcación del derecho a la intimidad, cuya realización se

adecua al principio de libre competencia del mercado, sin que directi

vas para la protección de laprivacidad y los datos personales en la in

dustria electrónica garanticen por el momento una decidida voluntad

comunitaria de respaldar las libertades y derechos individuales frente

a las exigencias del mercado y ahora además de los intereses y estrate

gias militares europeos y estadounidenses. De tal manera que el pro

yecto e-Europa ha pasado de una sociedad de la información para to

dos y de una política más transparenteen las decisiones de laComisión

a una política ultraconservadora en migración y comunicación inter

cultural y en la propaganda y control del espacio y las redes públicas

de información.

En resumen, y a modo de conclusión, cabe señalar que:

- Las prácticas culturales e informacionales tienden a estar fuerte

mente discriminadas en correlación con la adscripción territorial,

social y cultural de los usuarios dentro del espacio único de laUnión Europea. La creciente diversidad y heterogeneidad ciudada

na contrasta, en este punto, con las lógicas de distinción de los con

sumos públicos y privados de grupos, regiones e individuos de

acuerdo con su posición en laestructura económico-social del Mer

cado Interior. La llamada «brecha digital» es, en este punto, algo

más que un problema colateral o específico de la política de cornu-

209

nicación comunitaria. Setrata de un problema estructural revelador

de unas directrices y lógicas sociales que abundan en los tradicio

nales desequilibrios en el interior del mercado común entre países

del N arte y del Sur, entre Occidente (CEE) YOriente (Bloque del

Este), entre centros urbanos y áreas rurales, así como entre clases,

grupos y minorías sociales. Estos desequilibrios tenderán además,

previsiblemente, a acentuarse con la paulatina supresión de los fon

dos estructurales y los sistemas de ayudaal desarrollo y la cohesión

territorial existentes hasta lafecha en la UE. A fin de superar la bre

La transformación de la estructura global de información y su in

terpenetración con el sistema educativo y cultural están contribu

yendo a redefinir las condiciones de desarrollo social, configurando

nuevas bases de participación del Estado y las comunidades localesde acuerdo con los estándares de inversión, organización y valori

zación del gran capital transnacional y el complejo sistema norma

tivo que rige actualmente el proceso de expansión y acomodamien

to del sistema de comunicación global, tanto en el ámbito del gran

mercado del ocio como, inicialmente, en el campo de la educación

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cha tecnológica en materia de infraestructura, laUE ha impulsado

proyectos como Research and Development in Advanced Com-

munication Technologies (RACE) y Advanced Communications

Technologies and Services (ACTS) sin que, al menos por el mo

mento, se haya revertido la habitual tendencia a marcar distancias

en el control de la información territorial, social y culturalmente.Sin embargo, su tratamiento político está siendo acometido desde

una orientación tecnológica, instrumental y mercantil, subsumien

do la dimensión político-cultural de la actual lógica de desarrollo informacional dentro de objetivos económicamente restrictivos de

competitividad, crecimiento y empleo. Esta orientación política

neoliberal ha favorecido elliderazgo económico-político de los me

dios globales, la apertura de fronteras y sistemas nacionales de co

municación, la concentración cultural, la privatización audiovisualy la mercantilización del sistema de información y conocimiento.

Las cuestiones relativas a ladiversidad cultural y al desarrollo de las

identidades culturales locales y regionales han sido, como conse

cuencia, relegadas en las directivas comunitarias en función de las

necesidades de globalización económica del sector, paralelamente al

vaciamiento público de las decisiones de Bruselas en lamateria, ins

piradas en una política sin coordinación y visión global del proceso

po r la presencia más que discreta de los poderes públicos comuni

tarios frente a los dictados del mercado, las instancias profesionalesde intermediación o el poder judicial.

- La regulación de la función pública y las políticas activas de desarrollo de la comunicación en el ámbito local y regional continúanmientras tanto indefinidamente aplazadas sin que laUE atienda una

necesidad percibida de descentralización entre el Estado y los órganos de decisión supranacionales de laUE en el desarrollo específi

co de las vías de transformación territorial y cultural inmediatas en

el proceso de construcción de la Sociedad del Conocimiento.

210

y la formación tecnológica.

En la misma línea, los proyectos de cooperación e integración cultural con otras regiones, como América Latina o el Mediterráneo,terminan reproduciendo similares esquemas de desvertebración y

desequilibrio territorial que reproducen, en parte, los modelos asis

tenciales de ayuda al desarrollo habituales en otras organizaciones

internacionales como las Naciones Unidas. Así se observa en inicia

tivas como la Alianza por la Sociedad de la Información (@LIS),

programa de cooperación con Latinoamérica que en realidad es resultado de la cristalización de los intereses económicos de operado

res de telecomunicaciones y empresas de comercio electrónico en la

región más que un proyecto para el diálogo político-cultural entre

ambos territorios. Otras iniciativas como NATP (New Approaches

To Telecom Policy) demuestran el escaso valor de las regiones y eldébil compromiso comunitario con los países del Sur del Medite

rráneo pese a iniciativas como EUMEDIS.

La UE enmudece cuando se trata de la relación público-privado, la

significación del servicio público o el régimen de los derechos espe

ciales, aspectos todos ellos excluidos de este sector cuando más re

sulta evidentemente necesario el paso de una filosofía del Mercado

Común de la Información a un concepto integral y sociocultural de

Sociedad de la Información. El sector público de la comunicaciónestá siendo sistemáticamente relegado y reducido a su mínima ex

presión en la política comunitaria. Un ejemplo de este papel margi

nal de los grupos de titularidad pública en la Sociedad de la Información es la experiencia de la BBC británica, desplazada, pese a su

excelente gestión y estrategia de alianzas con Pearson o Cox Com-

munications, a un segundo plano en el universo mediático de las plataformas digitales. y es que, po r lo general, elsistema público de co

municación tiende a reducir su alcance y función social amenazado

como está por la creciente instrumentación gubernamental, la com-

211

petencia de los grupos privados y la regulación discriminatoria de

las políticas culturales nacionales y comunitarias que hoy favorecen

el desarrollo privado del audiovisual y de las redes telemáticas, ca

da vez más lideradas po r empresas transnacionales foráneas. De tal

modo que, además de marginado, elsector público está en elpunto

de mira de las críticas y cuestionamientos de las políticas neolibera

les europeas, que exigen a los operadores públicos competitividad,

equilibrio financiero y una reestructuración y reorganización efi

ciente de los servicios. El reto de cumplir las exigencias de servicio

visuales digitales, la continua defensa de claridad, proporcionalidad

y transparencia normativa del mercado, con la separación regla

mentaria del transporte y los contenidos culturales, la política de SI

europea termina por concentrar en el principio de competencia to-

das las expectativas de futuro del audiovisual comunitano, con el

consiguiente fracaso del interés público y la renuncia a los c o m ~ r o -misos culturales, más allá de garantizar la igualdad de oportumda-

des a los agentes del mercado y la competencia de acceso mediante

el establecimiento de reglamentaciones transitorias y normas abier

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público,de una programación de calidad, alservicio de laeducación,

de manera productiva y en apoyo de la mayoría de las audiencias, setorna, en consecuencia, una tarea imposible.

Igualmente, un reto po r redefinir en lapolítica comunitaria es elpa-

pel de la economía social y elTercer Sector en la construcción y de

sarrollo cultural de la Sociedad del Conocimiento frente a la actual

polarización de las diferencias acentuada po r las políticas neoliberales.

Lacomplejidad del entramado legislativo y de los sistemas de regu

lación del espacio común informacional está limitando además lain

tegración y coordinación de las polít icas públicas en la mater ia al

prevalecer el principio de soberanía nacional en la protección de los

mercados nacionales, lo que multiplica la diversidad de escenarios,

contextos jurídicos e instrumentos culturales en el desarrollo equil ibrado de la sociedad europea de la información. La neces idad de

un marco jur ídico homogéneo y fiable para las transacciones elec

trónicas que suprima los obstáculos a la comercialización de los ser

vicios digitales avanzados es aún una asignatura pendiente en la UE.

- Asimismo, también deben ser desarrollados aún más los sistemas de

información y evaluación de las políticas públicas y los sistemas te

lemáticos de comunicación, aún insuficientemente consolidados, en

comparación con Estados Unidos, para la toma de decisiones fun

dada. Aun habiéndose producido notables avances en la armoniza

ción de los indicadores de acceso e integración informacional de la

ciudadanía, la f iabi lidad y validación del conocimiento sobre losprogramas y dificultadesde lapolítica comunitaria en materia de in

formación requiere un empuje adicional para llegar a disponer de

medios idóneos para el aprovechamientos de recursos e iniciativasinstitucionales.

Ahora bien, cuando la Comisión reclama el compromiso de prote-

ger el interés público en el fomento de los nuevos servicios audio-

212

tas en materia de interoperabilidad.

Por lo que se refiere a las previsiones observadas en el desarrollo dela televisión digital, los datos no son tampoco esperanzadores para

Europa. Salvo Inglaterra, el resto de países comunitarios acceden a

la implantación de sus plataformas digitales con notable retraso en

comparación con Estados Unidos. La privilegiada condición oligo

polística de grupos como Direct TV ocupa además ventajosas ~ o . s i -ciones de liderazgo en Europa y en otras regiones como Amenca

Latina, donde los conglomerados europeos tienen intereses directos

vinculados al desarrollo de la Sociedad de la Información.

El proceso de concentración digital en la televisión de países como

España o Italia apunta, por otro lado, un panorama audiovisual ho-

mogéneo ante el que la Alta Autoridad Europea de laCompetencia

no está tomando decisiones contundentes frente a grupos foráneos

comoNews Corporation. Si observamos, po r ejemplo, el sector edi

torial en países como Alemania o España más del 60% del mercado

está bajo control de las tres mayores compañías internacionales y

po r grandes grupos como Planeta, y no parece que elproceso seha

ya estabilizado ni dentro ni fuera de los mercados nacionales y co

munitarios.

En definitiva, quedan por definir las potencialidades y alternativas de

la UE en el contexto internacional, su posición y modelo diferencial

de Sociedad de la Información. La posibilidad de la articulación de un

eje Londres-Berlín-Madrid para el desarrollo de los sistemas e d u c ~ t i -vos y lasociedad del conocimiento a fin de implantaruna red educativa

paneuropea no essi no una reedición de la ilusoria política pragmática

liberal. Como concluye elprofesorAguilar, «laspolíticas en plural pre

siden el proceso de construcción europeo, desvirtuando su carácter po-

lítico; si se pretende llevar a cabo un proceso de construcció?de laciu

dadanía, no se puede obviar el sentido intrínsecamente político de ésta.

213

Incluso si e!contenido político de esa construcción se resume en la libre circulación de ciudadanos -europeos alfin-, sus políticas, almenosen e!ámbito educativo, lo desmienten. La convergencia de las políticaseducativas remite a imperativos globales y persigue la liberalización delos mercados educativos, desde la instalación de los modos de gestióny la lógica cliente!ista -l a perversión de la lógica escolar, al fin y al cabo - y su control-los sistemas de indicadores- en una tensión desreguladora y uniformante, donde lapropia desregulación no es sino launiformidad misma (iguales criter ios de gestión y financiación para

En lapropia Constitución Europea, e!acceso igualitario a la educación es concebido como e!acceso alconsumo, validando así la idea dela OMC sobre e! acuerdo libcralizador del sector servicios. Se observan, no obstante, ciertas resistencias entre algunos Estados miembrosde ceder soberanía y competencias en materia educativa a laUE. "Pero la lógica mercantil ista no distingue lugares, ni actores, y parte deunas mismas reglas; es decir, e!interés -maximizar la tasa de rentabilidad de! capital- es e!mismo. Y el capital está encarnado por las grandes corporaciones multinacionales. Su pape! en la orientación de las

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todos)» (Aguilar, 1999: 85).La convergencia económica y la circulación de capitales han hecho

necesario e! proceso de integración de! sistema universitario para homogeneizar capacidades, aptitudes y disposición laboral de! capital humano a escala regional. Ésta, se argumenta, es la base de! desarrolloeconómico y social frente a la globalización y la deslocalización productiva, siendo sus directrices fundamentales:

Fortalecer la cualificación de la fuerza de trabajo.Impulsar políticas públicas de integración.E inverti r en I+Ds-i,

La decidida vocación pública de cumplimiento de estos preceptos se

p l a ~ t e a , lógicamente, desde e! liderazgo de! mercado, integrando laUniversidad y la Empresa, y su objetivo es la modernización tecnológica y e! desarrollo de la productividad mediante la introducción,como hemos visto, de modelos flexibles de organización institucional de las agencias educativas a través de modelos no formales y deeducación a distancia que aportan las nuevas tecnologías de la información.

Ahora bien, la emergencia de nuevos actores educativos, como laempresa privada y la sociedad civil, dibuja un nuevo escenario parala educación superior no exento de conflictos. La Declaración de Bolonia (1999) abre en este sentido un nuevo período que concluirá en e!

año 2010 con la integración de! Espacio Europeo de Educación Superior. El objetivo de la integración es, supuestamente, facilitar la inserción laboral y la movilidad de los europeos, fortalecer la posición de!sector universitario comunitario internacionalmente, mejorar los indi-

cadores y criterios de calidad y facili tar lapromoción de la I+D para lanueva SOCIedad Europea de! Conocimiento, pero siempre a condiciónde colonizar económicamente su inserción y desarrollo.

214

políticas económicas -resuelto por la mediación de organismos internacionales como e! FMI o e! Banco Mundial, con e! referente últimode! G7- es, a todas luces, determinante. La pretensión no es otra queextender la lógica mercantilista al conjunto de las relaciones sociales yobtener nuevos territorios para la explotación; su versión ideológicamás acabada, e!neoliberalismo, niega precisamente cualquier ideología,tal es su vocación totalizadora» (Aguilar, 1999: 83).De ahí la emergencia de nuevos conflictos y movimientos de resis

tencia a las actuales reformas educativas. En este escenario cabe situarlos Foros Sociales Europeos de Florencia, París y Londres, las movilizaciones en Italia (15-10-2004) contra la Reforma Moretti, la huelga enFrancia contra la Ley de Orientación o las protestas en España contrala LOU.

Ante este panorama político-económico, cabe desde luego pensarque son posibles otras alternativas democráticas de reorganización dela industria local desde nuevos parámetros de servicio público para e!desarrollo de la educación. No es e!momento aquí de considerar algunas conclusiones o propuestas de acción, que por otra parte abordaremos como hemos dicho en e!último capítulo de! libro. Conviene ahora analizar detalladamente la hegemonía estadounidense y la funciónideológica de la Comunicación Educativa definida en e! discurso público de! plan de Al Gore para una Nueva Infraestructura de la Información en la Sociedad Global de! Conocimiento. Al fin y alcabo no esposible delinear nuevas propuestas sin e! estudio crítico de! desarrollo

y la dialéctica de la mediación contemporánea.

215

v

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Hegemonía e industria cultural.Elmodelo de desarrollo estadounidense

En elcapítulo anterior, hemos visto cómo elproceso de integración re

gional de la UE ha incumplido muchos de los objetivos previstos con

la convergencia digital y el proceso de construcción de la SGI. Otros

procesos de integración económica como elTratado de Libre Comer-

cio (TLC) han generado igualmente amplias expectativas de reforma en

la educación desde el punto de vis ta de la mejora de la productividad

y la aplicación tecnológica de los conocimientos a la industr ia sin losresultados inicialmente esperados. En éste y otros proyectos suprana

cionales de integración, el sector educativo ha jugado no obstante un

papel central en los programas de modernización económica. La estra

tegia globalizada del capital fundamenta hoy en Nor teamér ica su re

productibilidad en la explotación intensiva de la calidad de lamano de

obra. Por lo que la educación constituye algo más que un recurso neu

rálgico para el desarrollo nacional. Mediante la utilización de las nuevastecnologías, la formación y cualificación de la mano de obra se univer

saliza temporal y espacialmente. La economía política de la educación

tiende así a ser predeterminada por la economía de la información. De

modo que elaparato educativo en conjunto se ve obligado a una reforma de su organización. Seintroducen po r ejemplo, según hemos visto,

cambios sustanciales en el modelo ter ri torial de poder . Una de las es

trategias de reorganización del sistema educativo suele ser, de hecho, la

mayor descentralización de responsabilidades y recursos para que las

decisiones se puedan tomar más cerca de donde suceden las cosas. La

razón pragmática de la descentralización educativa obedece a la inca-

217

pacidad del Estado para administrar socialmente las funciones repro

ductoras del capital. En el caso, po r ejemplo, del TLC, la educación y

la cultura constituyen como veremos un objetomás de intercambio,re

gido según la racionalidad de la acumulación, dependiendo del sistema

dominante de comunicación. Cabe decir en este sentido, como advier

te McChesney, que el dominio económico de la educación y la cultura

po r los medios globales tiene consecuencias importantes:

El progresivo dominio del sistema comercial globalde lasgrandes compa~ í a s transnacionales de comunicación es más que un asunto económico;

plo de la inf luencia y control la. industria cultural y la universaliza

ción de modelos y formas de VIdaajenos a las realidades socioculturales

de los países menos desarrollados. Las tesis del ~ i t a d o informe apunta

ban entonces en la formación de la comurucacion internacional:

a) La crecien te privatización de los f lu jos y procesos mundiales de in

tercambio de información y tecnología.

b) La concentración del poder informativo en unos pocos pa íses y en

unos pocos grupos transnacionales de comunicación. .

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llene ademásimplicaciones clarasdesde e!punto de vista del contenido de

los medios, lapolítica y la cultura. En muchos sentidos, e!surgimiento delsistema global de medios es una extensión del sistema depoder estadouni-

dense y su cultura que comparten muchos de los atributos de! sistema hi

percomercial de medios. En este sentido, se puede observar cómo las fir-

ma s q ue d om in an el siste ma infor ma tivo e n E stad os U nid os d om in an

también el sistema global, que opera de la misma forma reproduciendo allímite esta lógica (McChesney, 1998).

El modo de vida americano se erige así en la versión única del proceso

de globalización. Todos los est ilos de vida acaban siendo absorbidos

po r el mito estadounidense de la nueva cultura cibernética. El modelo

de desarrollo del Consenso de Washington, basado en la privatización

y la liberalización radical, constituye de hecho e! paradigma dominante del Capitalismo Cognitivo.

En las siguientes páginas, vamos a tratar de desvelar en esta d irec

ción las l íneas de fuerza y el alcance e inf luencia ideológica de la es

tructura dominante de información y las bases históricas y estructura

les de la hegemonía cultural angloamericana describiendo e! desarrollo

de la Soc iedad del Conocimiento en el marco del Tra tado de Libre

Comercio de América del Norte (TLCAN).

1. Genealogía del sistema internacional de comunicacióny educación

Desde 1980, con la publicacióndel InformeMcBride, la Unesco ha ve

nido constatando cómo las deSIgualdades de acceso, producción y cir

culación de información en e! mundo han reproducido diversas situa

ciones de colonización cultural, afectando al orden económico en favor

de los intereses de las grandes potencias capitalistas, a través po r ejern-

218

e) La agudización de las desigualdades informativas y tecnológicas en

tre los países del Norte y de! Sur.

d) Ye ! aislamiento de regiones, países y continentes enteros de! procesode circulación y transferencias tecnológicas en la economía-mundo.

El modelo dominante de desarrollo de! sistema mundial de informa

ción ha venido conformándose así acentuando progresivamente tales

t endenc ia s a lo la rgo de la historia más reciente de c o m u n i c ~ c i ó , n .Ahora bien, el despliegue de esta estructura hegemónica de mediación

tiene lugar desde e! origen mismo de la comunicación internacional:

1. Ya durante la «etapa diplomática" (1945-1973) e! desarrollo de! sis

tema internacional de comunicación será determinado po r la con

cepción contrainsurgente de los medios de comunicación ~ o l e c t i v acomo soportes estratégicos de la política extenor estadounidense y

componentes fundamentales de la d o c t r i n ~ de segu:ldad nacional en

la defensa de los intereses y el modo de VIdaamencano, po r lo que

los medios de información serán definidos, en palabras de los estra

tegas norteamericanos, como los principales agentes de la nueva di-

plomacia pública moderna (Hoffman, 1976). "

2. La crisis de! sis tema mundial de dependencia (1973-1980), también

denominada «etapa de! giro tercermundista", cuestionará sin em

bargo e! orden mundial de la comunicación sus desequ,ilibrios en

relación con las necesidades de desarrollo SOCIal de los paIses menos

favorecidos, países que en la segunda mitad de,los años s e t e n t ~ comienzan a reclamar u n Nuevo O rd en Económico Internacional

(NOEl) y un Nuevo Orden Mundial de la I n f o r m a c i ó ~ y de Co

municación (NOMIC) frente al dominio cultural de la industria es

tadounidense y algunos países europeos, la difusión desequilibrada

y oligopolística de las noticias internacionales po r las ~ u ~ t , r o grandes agencias de prensa (AP, FP, Reuters y UPI), la restnccion de ac-

219

ceso al sistema mundial de radiodifusión controlado por Estados

Unidos (COMSAT) y las transferencias de tecnologías de la infor

mación del Norte al Sur, factores todo ellos que estaban contribuyendo a una creciente dependencia informativa y al subdesarrollosocial y cultural de los países del Tercer Mundo.

3. En los años ochenta, tiene lugar sin embargo la reestructuración dela hegemonía estadounidense (1980-1991),liderada por el movimien

to conservador en Inglaterra y Estados Unidos, e iniciada con la reorganización de la división internacional del trabajo y la imposición

que hoy está liderando el desarrollo de la nueva comunicación educativa. Compañías como Hughes Electronics y Microsoft son algunos de

los proveedores que están participando en los programas innovadores

de universidad virtual impulsados desde la Casa Blanca. Proyectos co

mo las librerías digitales de instituciones como elMIT son patrocina

dos por Hewlett Packard. Otros actores como la Fundación Mellan,

artífice en los años setenta de la televisión educativa en Estados Uni

dos, financian hoy el Virginia Fedore Project (www.fedorc.info), una

de las iniciativas estratégicas más importantes en la materia.

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de la doctrina del libre flujo de la información en organismos inter

nacionales como laU nesco frente a las aspiraciones de lospaísessub

desarrollados en su defensa de un nuevo sistema mundial de las co

municaciones, cuyo proyecto político será finalmente boicoteado.

4. La era del Nuevo Orden Mundial de la globalización capitalista,sancionada ideológicamente po r la exitosa "guerra mediática» con

tra Irak y la aprobación de laAgenda para la Acción del vicepresi

dente Al Gore para el desarrollo de la Nueva Infraestructura de Información asumida por el G7, inaugura una década más ta rde el

nuevo marco doctrinario de construcción de lared mundial de telecomunicaciones en la llamada "Aldea Global», con la definición de

las bases político-ideológicas de la Sociedad Global de la Información, bajo liderazgo y control hegemónico de Estados Unidos.

Como resultado de esta lógica definitoria de la Aldea Global, en la ac

tualidad, la orientación ideológica liberal de las discusiones en curso

sobre el papel de la comunicación y los sistemas informativos en elpro-

ceso general de desarrollo tiene lugar, paradójicamente, junto al fe

nómeno de la «planetarización de la conciencia» que hace hayal fin

posible, y también necesario, el compromiso histórico de los actores

sociales ante elconjunto de problemas civilizatorios que enfrentala humanidad en su horizonte vital más inmediato. El problema del desa

rrollo informativo se nos antoja, en este sentido, un problema de civi

lización, hoy de momento claramente bajo la hegemonía, en palabras

de Vicente Verdú, del «planeta americano».

2. Experiencias y aprendizajes

La superioridad informativa del imperio cultural estadounidense se

sostiene en la vitalidad y potencia de su industria electrónica, un sector

220

Todas estas iniciativas y propuestas de modernización tecnológica

están siendo implementadas de acuerdo con cinco objetivos políticos:

1. Extender el acceso al ciberespacio de jóvenes y personas adultas.

2. Promover sistemas de acceso para la educación continua.

3. Liberar la educación de calidad, productiva y económica.

4. Financiar lamodernización educativa con un sistema de costes efec

tivos.

5. Capitalizar las fuerzas del mercado para diseñar entornos de aprendizaje flexibles y competitivos.

Al amparo de estas exigencias, el gobierno estadounidense ha favoreci

do la participación del capital privado en la enseñanza, ampliando los

mercados y servicios educativos dentro y fuera de sus fronteras, lo que,sin duda, ha repercutido favorablemente en sus intereses, especialmen

te en el sector de la comunicación y los mercados internacionales.

La propagación de redes mundiales de comunicación social lidera

das por Estados Unidos no sólo ha representado en este sentido la su

peración de la vieja idea del derecho a la l ibertad de expresión, sino

sobre todo la naturalización de los nuevos procedimientos de depen

dencia y control hegemónicos. Pese a que hoy se identifica la fuerza de

lo tecnológico y el poder de las «tecnologías del espíritu» como el eje

de estructuración de lo que, se entiende, es un nuevo orden social, re

almente la interconectividad ser humano-máquina constituye hoy un

argumento de legitimación y desarrollo del único futuro deseable quees posible pensar, obviando, desde luego, el papel represivo y de con

trol social con el que se implantan las máquinas administrativas y cul

turales de información pública en las relaciones internacionales. Cabría

recordar, en este sentido, que las tecnologías contemporáneas de infor

mación y transmisión cultural han tenido su origen en la alianza de las

grandes empresas industriales con el aparato militar. Como recuerda

221

Mattelart, la computadora, el satélite, la electrónica misma, procedendirectamente de esta asociación permanente que se materializó en un

tipo de Estado que surgió al finalizar la Segunda Guerra Mundial: elEstado de seguridad nacional.

A partir de ladécada de los sesenta, el modelo de crecimiento de laindustria electrónica y aeroespacial, según la lógica de la economía de

guerra, ha venido favoreciendo la centralización de las comunicaciones

internacionales por parte del Pentágono, supeditando al proyecto im

penalista de agresión ideológica y penetración masiva de los sistemasde información e inteligencia de las naciones periféricas del sistema

Como resultado de esta política de expansión, hoy el control de redes

como Internet es un hecho. Estados Unidos, a través de iniciativas como ECHELüN, tiene una clara superioridad informativa, intercep

tando las comunicaciones electrónicas y espiando a líderes políticos y

económicos y potenciales competidores como la UE. La Agencia N a

cional de Seguridad de Estados Unidos gobierna Internet controlandola información desde el continente europeo (Londres) a Fort Meade.

Todos los caminos llegan a laCasa Blanca. Washington, ciertamente, es

la nueva Roma que controla las rutas y nodos de distribución territo

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mundial toda dinámica de innovación tecnológica y socialización cul

tural de los medios informacionales. Las técnicas, métodos y tecnologías de la información y la comunicación colectiva han ido así perfec

cionándose, desde lasegunda mitad del siglo xx, en un contexto global

dominado por las transformaciones económicas del sistema y estruc

tura de producción del capitalismo bajo la órbita de la hegemonía imperialista estadounidense, que ha venido determinando el curso de la

política de expansión transnacional del sistema fordista, conforme a lospatrones culturales de la industria cultural norteamericana, en un pro

gresivo entrelazamiento de los grandes monopolios capitalistas con el

complejo industrial-militar del Pentágono, siguiendo las directrices de

seguridad nacional en el desarrollo de infraestructuras y la asistencia

social a los países informativamente dependientes mediante:

1. El control de la red satelital y el espacio geoestacionario, mediantelaexpansión y apoyo del oligopolio económico de laindustria de te

lecomunicaciones, para el control de la información geográfica, meteorológica y de inteligencia.

2. El desarrollo de programas de cooperación y asistencia técnica en el

?,arco de políticas de intercambio y liberalización económica paraintegrar el frente civil y el militar en programas de modernizacióntecnológica.

3. La subvención y financiación de medios de comunicación locales,

afines a las tesis e intereses geoestratégicos del imperialismo norteamericano, así como el apoyo a organizaciones internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

4. la aplicación de campañas específicasde relaciones públicas, publi

cidad y propaganda en situaciones conflictivas de insurgencia emergente o de guerra abierta a escalalocal y regional, con elconcurso in

directo del Pentágono en tareas de coordinación y apoyo logístico.

222

rial del Imperio por los caminos porosos de la telecomunicación. La

historia nos muestra, en este sentido, que la comunicación educativa

sirve en las experiencias conocidas, y según se comprueba con elapren

dizaje y lamemoriade lo vivido, básicamente como ilustracióndel nue

vo despotismo imperial.

Hoy, como ayer, los medios de comunicación albergan las espe

ranzas de bienestar y desarrollo modernizador po r la proliferación de

discursos públicos idealistas que encubren y ocultan las relaciones

de poder y dominación cultural que acompañan las medidas de socia

lización de Internet y las nuevas tecnologías educativas (Sierra, 2002a).

Conviene por ello analizar la estructura, principios y bases materiales

de las políticas de comunicación y educación imperiales a fin de com

prender el verdadero alcance de la «galaxia Internet» y el sentido po

lítico e ideológico de la cul tura global que inspira el mito del «Aulasin Muros».

3. La revolución digital

Hablar en Estados Unidos de revolución digital es, implícitamente,

describir un proceso de reestructuración económica empresarial sin

precedentes en el sector. El mercado de las industrias informativas, yafines, se encuentra hoy en un momento de indefinición, de creciente

incertidumbre y rápidas transformaciones con procesos continuos de

adquisición y fusiones y laapertura desreguladora de los nuevos servicios avanzados de comunicación. Sólo en 1996 las fusiones y adquisi

ciones en el sector informativo aumentaron un 40% y en años sucesi

vos se multiplicaron por cinco con la extensión y desarrollo de nuevos

servicios digitales.Alianzas comoAüL-Time Warner dan cuenta de una profunda re

organización de sectores estratégicos de la nueva economía sin que de

223

momento haya concluido elproceso de reformas políticas que guían ysostienen el proyecto de SGI:

La Ley de Telecomunicaciones de 1996, tal como señaló un observador,

abrió una cajade Pandora de laconsolidación en la industria de los medios,ya quela desregulación estabaa la orden deldía.Alentadopor elcabildeo de poderosos grupos mediáticos, este espíritu comercial permea

[hoy]todos losdebatesnacionales relacionadoscon losmedios.Eso también es cierto con respectoa los entes regionales de laUnión Europea, po-

seedora de excelentes sistemas públicos de telecomunicación, pero hoy

co-

El reduccionismo tecnológico de Al Gore se fundamenta en que el

desarrollo y expansión de la red f a v o r ~ c e indiscriminadamcnt,e por

igual a todos sus usuarios, dadas la propIa estructura y caractensticas

de nuevos canales como Internet. De ahí elpoder transformador y «re

volucionario" de las nuevas telecomunicaciones en relación con el de

sarrollo social. Los países menos favorecidos pueden, en consecuencia,

superar sus dificultades a partir de las recomendaciones de la agenda

para el desarrollo.

Obviamente, Al Gore eludía tomar en cuenta, en el marco de la

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dedicados a establecer un mercado único europeo para los medios

merciales. Como regla general, la única base de los debates relativos ala

política de los medios en el ámbito nacional se refiere a los conflictos en-

tre los poderosos grupos mediáticos, de tal manera que, localmente, han

logrado obtener protección estatutaria a causa de la intrusión de los me-

diosglobales bajoformadeprorratas y medidassimilares. Peroestascampañas a favor de la protección nacional se han enfrentado con una enor-

me resistencia; en cada nación existen poderosas fuerzas que defienden la

integración plena en el mercado global de los medios (Herman y McChesney, 1999: 84J.

Desde la publicación po r el Departamento de Comercio estadouni

dense de la Agenda para la Acción, la industria electrónica ha venido

presionando a favor de medidas liberalizadoras que amplíen elmargen

de beneficios de las compañías y logren hacer crecer los mercados den

tro y, especialmente, fuera de las fronteras de Estados Unidos, objeti

vo prioritario de Washington. Siguiendo estos mismos designios, la de

nominada Agenda Al Gore vaticinaba a principios de la pasada década

que la NI I podría capacitar a las firmas estadounidenses para competiry ganar en la economía-mundo, generando abundante empleo y creci

miento económico, lo que cambiaría integralmente la vida de los ame

ricanos mediante la reducción de las distancias geográficas y las barre

ras sociales, al brindar una valiosa y merecida oportunidad a todos los

ciudadanos para llegar tan lejos como su talento y ambición lo permi

tieran. Más de un lustro después las consecuencias de esta política co

municacional arrojan, sin embargo, un saldo negativo en el sentido

contrario, en buena medida debido a la interesada negación del punto

de partida que señalábamos en páginas anteriores sobre la relación in

formación y poder, oculta en este caso a la discusión pública sobre los

modelos, políticas e iniciativas sociales de la nueva comunicación desde el punto de vista del desarrollo social.

224

Agendapara laAcción, los costos reales de estebenéfico modelo de de

sarrollo en los países tecnológicamente dependientes, D e s ~ e la Econo

mía Política de la Comunicación, no es ningún secreto, SInembargo,

que la tecnología se implanta y transfiere un sistema de relaciones

sociales que reproduce asimetrías y d I ~ P O S I t I V O S de p ~ d e r . ~ r e e x I s t e n -tes. Cualquier informado y atento analista de la comurucacron,Interna

cional puede observar, en este sentido, que la nueva ~ c o n o ~ I a . ' la re

voluc ión digital, obedece más bien a una tendencia c a p ' t a l I s ~ a deconcentración y acumulación de plusvalía segúnobjetivos espeClfIc?s

de las corporaciones transnacionales y sus necesidades de circulación

acelerada y global de bienes y servicios en la nueva economía-';1Undo,

que a la democratización social y cultural que preCOnIza la retonca lI

beral y la investigación administrativa en la propaganda g u b e r n a ~ e n -tal de promoción de Internet como expresión de la partIClpaClOn, laigualdad y el desarrollo económico e ' ) ~ , l I b r a d o , cua?do en r e a l I d ~ d n.o

se están sino reeditando ancestrales visrones orgamcistas de las maqui

nas de administración y representación social.La idea matriz de laWorldwide Information Superhighway obede

ce en suma a la consolidación de un mercado global de circulación deJ , •• •

servicios como red viaria universal de información y conocirmento, In-

dependientemente de c o n d i c i o n ~ n t e s materiales, políticos y econó

micos de los actores sociales y los SIstemasafectados por este proceso.El Estado, como regulador, aplica para ello políticas a través de re

glamentos y normas c o n s u e t u d i : , a ~ i a s que organismos paraestatales

dictaminan y sancionan con la mision de controlar.y definir el marcode organización administrativa de lalibre competencIa en elsector desde

los parámetros de los medios e industrias globales. En ~ s t . e marco, se

gún hemos razonado, Estados Unidos ha exportado y definido las reglas

del juego posicionándose c o m p a r a t I v a m ~ n t e en franca v e n t ~ J a otros

países y economías que, en el caso particular de la comurncacion educativa, son si cabe más notorias.

225

Desde hace años, Estados Unidos tiene programas como EDU-

CAUSE para el análisis político y las relaciones gubernamentales en

materia de educación y nuevas tecnologías que tratan de coordinar las

políticas de comunicación y alentar la discusión especializada a través

de foros como Net@EDU, CIOlist o la National Learning Infrastructure Initiative (NLII) que apoyan e inspiran propuestas gubernamen

tales comola Digital Millenium Copyright Act o «The UniformCom-

puter Information Transactions Act".

De todas estas iniciativas gubernamentales cabe destacar elpapel del

NLII, que desde 1994viene promoviendo alianzas para proveer recur

La regulación de la certificación limitándose, en este sentido, el Es

tado a autorizar a los operadores privados y a supervisar sus resul

tados educativos a medio y largo plazo.

El establecimiento de parámetros estandarizados a nivel técnico (se-

guridad, interoperatividad.. .). .El desarrollo de políticas económicas y sociales apropiadas eva

luando los impactos de las TIC en la educación desde el punto de

vista de su eficacia.

Los supuestos de partida de esa concepción privatizadora de la educa

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sos electrónicos y acceso a las nuevas tecnologías de la información en

la e d u c a c i ó ~ ,superior; El objetivo de laNLII esidentificar tópicos y líneas de aceren estratcgicas para el desarrollo de las nuevas redes telemáti.cas con fines pedagógicos. Nacida como coalición de colegios, uni

versidades, compañías de software y productores de tecnologías que

tratan de proponer el nuevo modelo de educación universitaria del siglo XXI a través de aplicaciones tecnológicas innovadoras la NLII

identifica seis ejes temáticos de actuación en las políticas públicas estadounidenses:

a. La productividad académica con las NTIC.

b. El desarrollo de recursos y normas estándar para la teleeducación.

c. Los usos y desarrollo de la Universidad Virtual.d. La creación de una estructura de mercado para los productos mul

timedia interactivos.

e. El análisis de costes y beneficios y la viabilidad de proyectos deTIC.

f. Las políticas públicas e institucionales para promover el desarrollode la nueva infraestructura de telecomunicaciones.

Las propuestas del NLII guían en consecuencia la acción guberna

mental del Estado en esta materia orientando las políticas públicas preferencialmente hacia:

La creación de un clima para el cambio educativo liderando el gobierno la respuesta a las necesidades de la era digital.

El diseño de un nuevo mercado desregulando la educación universitaria para facilitar la actividad de proveedores y desarrolladores de

servicios de teleeducación frente a la ineficacia, la regulación y laeconomía anticompetitiva.

226

ción que acompaña a tales medidas son básicamente tres:

La educación universitaria es una industria altamente regulada por

lo que es preciso una mayor presencia del sector privado, facilitan-

do su ya de por sí notoria presencia. .La excesivaregulación limita la innovación, luego el sector educan

va debe quedar reglamentado lo menos posible para adaptarse a loscambios transformadores que acompañan a la revolución digital.

La tecnología es una ventana abierta a nuevas oportunidades, por lo

que las instituciones educativas han de procurar facilitar su inserción social como proveedor de conocimiento y factor determinante

de la democracia cultural.

Estas ideas de la libre convergencia sustraen, no obstante, al escrutinio

público las desiguales condiciones sociales de adquisición de las tecno

logías y de las competencias culturales necesarias para un buen uso de

los nuevos sistemas de información y conocimiento, del mismo modo

que la política estadounidense escamotea en organismos internacionales como laUnesco ladialéctica de ladependencia que favorece lacon

vergencia telemática en la era digital de la mayoría de países, comen

zando por sus socios del TLCAN y terminando por lapropia UE.

4. Europa versus Estados Unidos. De la convergenciaa la dependencia

Un ejemplo clarividente de este contradictorio discurso público en lapolítica internacional en materia de comunicación y educación nos la

ofrece la UE. En Europa, como dictamina el patrón político-cultural

estadounidense, hoy prevalece el principio de libertad individual y el

227

derecho al consumo sobre los derechos colectivos y la justicia social

pertenecientes a la tradición jurídica de servicio público que habían re

gulado estos servicios en el marco del Estado de bienestar. Las alianzas

internacionales, los pactos entre corporaciones y la propiedad cruzada

entre capitales, sectores y grupos en el campo de la comunicación, jun

to al cambiante universo económico de reestructuración y especializa

ción productiva del mercado cultural, hacen difícilmente viables los

objet ivos comunitar ios de construcción de un sis tema autónomo y

equilibrado de Sociedad de la Información dentro del marco territorial

de laUnión. El supuestomodelo europeo es como consecuencia un su

(<<accountability»)según la tradición anglosajona. Esta influencia ideo

lógica abonaría el terreno para el desarrollo educativo de una filosofía

polít ica extraña a muchos de los países del continente europeo, c.uya

hegemonía cultural se está viendo además reforzada po r el dominio

global de la industria informativa estadounidense. .

Cabe advertir a este respecto que «en Estados Unidos se halla la se

de de diez de las dieciséis compañías más grandes de telecomunicacio

nes del mundo, y éstas son las que más se benefician del libre comercio.

Asimismo, Estados Unidos exige agresivamente el libre comercio glo

bal en el mercado de los ordenadores , otra industria que dominan sus

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cedáneo de laversión estadounidense de la NII, dictado desde la OCc

DE y el G8 según una visión angloamericana. Esta dependencia cultu

ral del proceso de convergencia es especialmente notable en el caso de

la educación, cuya reforma obedece a esquemas, indicadores y principios ideológicos foráneos. Como critica el profesor Aguilar:

Más allá de la convergencia explicitadaen documentos y proyectos, dosson básicamente los instrumentos de la misma. En primer lugar, el énfasispuesto en el diseño, laconstrucción y aplicación de paquetes de indicado-

res educativos que se deberán utilizar en la evaluación de los distintos sis-

temas ".Es decir, al margen de cuáles sean las peculiaridades curriculares y

vericuetos estructurales de los distintos sistemas, lanorma desde laque

seJuzgaráa todos ellos serála misma: elcontrol de los productos, que con-diciona también elsesgode los distintos programas. De hecho, la preocupación secular por los niveles de rendimiento se encuentra también pre-

sente en las acciones del Comenius. LaUnión Europea no constituye sus

propios sistemas de indicadores porque no lo s necesita, se los proporcio-

na laOCDE (aunque sí dispone de su propia agenciaestadísticaEurostat).La OCDE es uno de esos organismos internacionales con capacidad para

orientar laspolíticasde los Estados, entre ellas-y muy especialmente--Ias

~ d u c a t i v a s . empeño es construir grandes sistemas de indicadores para

Juzgar la cahdad de los sistemaseducativos (Aguilar, 1999: 84).

Un ejemplo de lo anter ior es el proyecto PISA (1998). A través de es

te tipo de iniciativas, desde laOCDE se han popularizado, eficazmen

te, nuevos modelos de gestión y polít icas públicas. Especialmente a

partir de la década de los ochenta, la universalización de los medios de

gestión empresarial con la popularización de las estrategias toyotistas

del posfordismo nipón, que la OCDE comenzará a defender en el sis

tema educativo a través del discurso de la Calidad Total, transfiere a los

servicios públicos de enseñanza la exigencia de rendición de cuentas

228

compañías» (Herman y McChesney, 1999: 182). La privilegiada p ~ s i -ción de Microsoft en eldominio del mercado del software y su paruci

pac ión en la red, junto al pujante augede empresas como N e t ~ c a p e ,Oracle o SunMicrosystems, ponen en evidenciala desigual posicron eu

ropea en el desarrollo de la sociedad informaciona!. El crecimiento de

empresas como News Corporation en el espacio cultural e u r ~ p e o ter

mina por otro lado por contribuir al desar rollo de un escenano de de

finitivo desdibujamiento de la política de comunicación europea frente

al claro predominio de grupos foráneos de origen estadounidense. Más

aún, es previsible que, como concluyen Herman y McChesney, la des

regulación y privatización de las telecomunicaciones en Europa conclu

ya con ladominación del mercado a ~ a r g o de empresas c o ~ o ATT.

Desde ladécada de los noventa, asistimos a un proceso intensivo dedesregulación del sistema de medios, iniciado con la agresiva política

de la Administración de Reagan, que incidirá muy negativamente en el

mercado audiovisual europeo, con el resultado conocido de un proce

so de concentración espectacular en beneficio de empresas como Time

Warner y AOL.

La abolición de la polémica prohibición de 1970 por la que la FCC

impedía a las compañías de televisión la participación. accionaria! .en

empresas de cable ha dado lugar en pocos años a una intensa política

de liberalización y concentración económica que al tiempo terminará

cuestionando, por consideraciones estrictamente financieras, todo tipo

de barreras a la libre competencia, incluso los límites a laparticipaciónextranjera en medios de comunicación, no sólo desde luego en el inte

rior de Estados Unidos, sino también en otras regiones del mundo co

mo la UE, al amparo del principio del libre flujo de la inf.ormació.n(<<free flow information»). La liberalización del espectro radiotelevisi

va privilegia como consecuencia los objetivos económicos y financie

ros que la UE imita a escala continental siguiendo el modelo estadou-

229

nidense: no sólo por la participación activa de la banca en los nuevos

consorcios mediáticos, sino además -o sobre todo-por la supresión de

todas aquellas restricciones que fijaban o daban sentido a la idea mo

dernizadora del principio de «libre flujo de la información» (Collins y

Murroni, 1996: 14-16).

El resultado de esta polít ica ha sido, como decimos, negativo para

elsector en Europa. Informes publicados sobre la situacióncomunita

ria en cuanto a la amplitud de disponibilidad de servicios y el acceso

tecnológico a Internet no pueden ocultar eldesfavorable balance de las

políticas públicas comunitarias respecto a la situación comparativa con

ca europea en materia de comunicación educativa como una cuestión

central para la economía, la competitividad industrial y el bienestar.de

los ciudadanos a partir de la estrecha colaboración entre las msntucio

nes educativas y el mundo empresarial, mediante una formación per

manente, flexible, efectiva y de calidad, adaptada a los retos inmediatos

de la globalización. La cuestión central en esta materia para los exper

tos de alto nivel de la Comisión es definir qué aportación puede hacer

laformación con las nuevas tecnologías y sistemas de comunicación en

la mejora de la competitividad de la industria europea a través de unaprecisa respuesta en cada momento a las necesidades de formación y

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Estados Unidos y Japón. Como reconocía elpropio comisario MartínBangemann, Europa está quedándose atrás en inversiones profesiona

les en tecnologías de la información y equipos de comunicaciones pa

ra empleados, sobre todo personal de oficinas, y hay preocupantesdiferencias en la compra y uso de las tecnologías y servicios de la in

formación para uso personal y doméstico entre elnorte y elsur de Europa.

La ventaja comparativa de las grandes compañías estadounidenses

en el mercado internacional, al poder distribuir sus productos por to

do el mundo sin gastos excesivos por medio de los canales de distribu

ción y programación vía satélite, cable y plataformas digitales -en las

que históricamente mantienen posiciones dominantes-, se está viendo

además reforzada por los vientos modernizadores de la Comisión Eu

ropea, sin que los responsables políticos de Bruselas asuman ni discu

tan responsablemente las consecuencias de esta política liberalizadora.

Antes bien, para evitar estas limitaciones y desventajas comparativas,

Bruselas insiste en:

Preparar en la escuela a las nuevas generaciones de usuarios.

Incentivar la creación de contenidos específicos de origen europeo.

Sensibilizar a la ciudadanía.

Socializar localmente los recursos disponibles en TIC.

Estas directrices tenían por cometido garantizar el tránsito rápido a laSI como eje de promoción de la política europea de crecimiento, com

petit ividad y empleo. En el anterior capítulo destacábamos cómo en

muchos de los documentos de la Comisión como elpresentado por el

Comité parala Innovación y elDesarrollo Industrial bajo eltítulo «Ca

lidad y Relevancia. El cambio de la educación europea», los dirigentes

comunitarios vienen estableciendo los fundamentos de la nueva políri-

230

educación del mundo del trabajo. Un objetivo éste no casualmente

coincidente con los retos identificados en el Plan de Acción del Subco

mité de Investigación y Desarrollo para la Educación y la Formación

del gobierno estadounidense, cuya estrategia de i n t e ~ r a c i ó n global. de

los recursos de la sociedad de la información y el sis tema educativo

condicionará en un futuro la fi losofía polít ica de la UE (Redding y

Fletcher, en Comisión Europea, 1994a:57 y ss.).

Así, de acuerdo con elproyecto de construcciónde laSociedad.Glo

bal de la Información, el primer seminario europeo sobre formación y

nuevas tecnologías celebrado en Bruselas concluiría destacando no ca

sualmente la necesidad de una educación y formación orientada por el

«espíritu de la empresa», basada en la apertura del mercado de valores

instruccionales mediante la integración del sector público y privado, laliberalización y modernización de la industria de contenidos e d ~ c a t i -vos y, curiosamente, el establecimiento de vínculos y contactos mter

nacionales con instituciones norteamericanas alobjeto de lograr los ob

jetivos globales de la sociedad de la información (viabilidad comercial,

interoperatividad, accesibilidad, sostenibilidad y ~ o m e r c i a l i z a c i ó n ) en

materia de comunicación y educación. La creación de una industria

competitiva en la producción de contenidos y servicios de comunica

ción educativa será paradójicamente planteada, de este modo, con el

asesoramiento de los expertos norteamericanos, con quien los p r o p i ~ sconsultores de alto nivel de laUnión Europea defenderán el estableci

miento de «fuertes lazos» de cooperación educativa en el proceso deconstrucción de la sociedad de la información.Los contactos internacionales con instituciones norteamericanas, de

acuerdo con esta política pragmática, debía ajustarse a las exigencias de:

- Viabilidad comercial.

- Interoperatividad.

231

Accesibilidad.- Sostenibilidad.

Internacionalización.

Pese a lo contradictorio de este tipo de conclusiones, la propuesta será

SIn embargo coherente con el proceso de asimilación de las tesis liber ~ l e s del g o b i ~ r n . o estadounidense anticipadas en su proyecto hegemónICO de mundialización de la Nueva Infraestructura de Información.

. Así, en la c u ~ b r e de Bruselas del G7 (1995), los dirigentes corporativos ~ o r t e a m e n c a n o s sancionaron paraEuropa y los bloques regiona

ligarla en parte de objetivos finalistas. Siseguimos empeñados en ver a

la ciencia únicamente como una productora potencial de aplicaciones

técnicas, perderemos lainfluencia de laciencia en la cultura y crearemosun divorcio entre una tecnología mercantil y una sociedad acientífica

que comprará algunos productos científicos y sufrirá pasivamente, a ve

ces horrorizada, a otras de sus aplicaciones» (Casacuberta, 2005). Pero

más allá de esta contradictoria política de modernización, elproblema

quizás para Bruselas es que, asumido el discurso político liberal an

gloamericano, los resultados pueden calificarse, en general, cuando

menos negativos, consolidando el limitado alcance de la inversión en

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les asiatrcos y amencanos el modelo a seguir en la construcción de la

sociedad global de la información a partir de la desregulación de losservicios de telecomunicaciones, la supresión de los monopolios públi

cos, la inversión mixta en el desarrollo de las autopistas de la informa

ción, elliderazgo de la iniciativa privada, el fomento de las reglas de la

libre competencia y la accesibilidad de la ciudadanía al uso de la red.

Objetivos todos ellos previamente identificados como prioritarios po r

elgobierno estadounidense en elinforme "Agenda para la acción», des

plazando así el debate sobre el problema del desarrollo social (según

una concepción política y cultural de la construcción del modelo in

formacional en Europa) po r una discusión técnica y económica en tor

no al futuro de las redes de información y conocimiento, tal y como

hemos ViStO en anteriores capítulos.En este proceso, la asimilación de las instituciones del sector públi

co a los modos de gestión propios del ámbito privado está significan

do la t;ansposición de la filosofía de la gestión empresarial al ámbito

educativo de acuerdo con criterios de rentabilidad y eficacia en relación

con eluso de las tecnologías educativas y los sistemas de comunicaciónen la organización de la enseñanza.

Esta ampliación de la lógica empresarial incluye, como hemos vis

to, el campo del conocimiento. Las políticas públicas en ciencia y tecnología refuerzan hoy una tendencia instrumental incrementando las

directrices y proyectos dirigidos a privatizar el saber mediante la pe

netración de.l campo de la ciencia por el capital financiero. En el pro-grama «HaCIa una Europa de conocimiento e innovación» parael im-

pulso de la investigación en la UE se apunta en la misma línea: la

generación de ciencia parala competitividad, almínimo coste y con las

mayores garantías de éxito. El problema, como apunta ]osep Casacu

berta, : s que "para mantener una ciencia capaz de crear cul tura , detransmitir nuevos conceptos que nos ayuden a pensar, esnecesario des-

232

ciencia y tecnología que el sector privado lidera en Europa para cons

truir la Sociedad del Conocimiento. Más aún, la política científica de

la UE es además de pobre tendencialmente regresiva, con la consi

guiente fuga de cerebros hacia Estados Unidos. En España, por ejem

plo, la situación cabe calificarla de poco alentadora. La tasa de crecI

miento de I+D+i del sector empresarial es aún muy bajo y las políticas

públicas no han logrado mejora alguna en esta línea. El Informe

Randstad sobre la Sociedad del Conocimiento en España y el espacIo

europeo (Instituto de Estudios Laborales-ESADE) ilustra a este respecto la gravedad de la situación de rezago de los países del sur en es

te proceso de convergencia. En España, por poner un caso, los esfuer

zos del MEC y del Centro Nacional de Información y Comunicación

Educativa han sido considerables, pero, como concluye el presidentede laAsociación parael Desarrollo de laInformática Educativa, los re

sultados son muy modestos y limitados.Pese a la evidencia de los infructuosos resultados, Bruselas sigue

confiando sin embargo en superar estas brechas de la nueva sociedad

cognitivafinanciando campañas de propaganda comunitaria a través de

grupos empresariales como Salomón Smith Barny (SSB), de origen es

tadounidense, en su empeño por convencer a los líderes europeos de

subirse al tren de Internet pilotado por Washington.

La publicidad no puede ocultar sin embargo el hecho de que no se

han alcanzado los objetivos políticos definidos por Bruselas. Frente a

la deseada convergencia económica, cultural y territorial, la política decooperación ha agudizado aún más si cabe las contradicciones de de

pendencia y subdesarrollo competitivo con Estados Unidos, perdiendo de vista otras posibles alianzas y estrategias de intercambio. Así,

mientras Bruselas parece definir una ambiciosa estrategia de coopera

ción de la UE con América Latina a través del programa Alianza para

la Sociedad de la Información (@LIS,2002-2005), que trata de sentar

233

las bases de un diálogo y un proceso de normalización en materia de

comercio electrónico y políticas de telecomunicaciones entre ambas re

giones, la política de integración euromediterránea continúa a la deri

va y la esperada disposición de grandes fondos de capital r iesgo y de

mercados decapitalesno ha sido posibleen elinteriorde Europa orien

tal po r la escasa confianza que ofrece la mal llamada nueva economía.

El horizonte del año 2010 como límite para el despl iegue de la so

ciedad del conocimiento y pleno empleo en Europa no es tampoco na

da prometedor. Observando la evolución de los países miembros pare

ce difícil que en elaño 2010 Europa alcance e13% del PIE en I+Dcomo

domino de monopolios vir tuales de base nacional como Telefónica.

Desde 1999, e!tráfico de Internet europeo ha descendido de! 75al 50%.

Considerando los indicadores más importantes de desarrollo de la so

ciedad de la información (los datos generales de! nivel de desarrollo del

sector, e! mercado informático y de telecomunicaciones, los actores y

reglas de la competencia, los equipamientos de bienes de telecornuni

caciones, las conexiones electrónicas, el comercio en red o los usos pú-

blicos), la UE está en franca desventaja y desigual situación en.las po-

líticas de convergencia digital respecto a Estados Unidos. Los sistemas

de información y evaluación, a diferencia de Estados Unidos, siguen

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pretende la Comisión Europea. El retraso del desarrollo de la SI res

pecto a sus competidores norteamericanos y japoneses no ha sido pa-liado con las decisiones asumidas en la Cumbre de Lisboa, resultando

en algunos casos errática y caótica la política de algunos Estados miem

bros como España. La media de 15 alumnos por ordenador dista mu-

cho de ser a lcanzado en la mayor ía de los países del Sur de Europa.

Tanto el Programa de Intercambio de Datos entre Administraciones

Públicas (IDA) como el proyecto e-Learning (2004-2006) no parece

que modifiquen sustancialmente el panorama, pese a la amplia exten

sión de los campus virtuales en la mayoría de las universidades del con-

tinente. La llamada convergencia, además de traducirse en una privati

zación sistematica de las redes y servicios avanzados de información,

hoy ha supuesto además un empobrecimiento de la calidad cultural, laoferta y los límites a la l ibertad de expresión. Pues, como advierte elprofesorMcQuail:

Los nuevos medios no han resultado realmente tecnologías de la libertad,

menos aún desde elpunto de vista del alcance y extensión del libremerca-

do. Pocos podrían hoy afirmar que hay más libertad de expresión en latelevisión europea como resultado del cambio y expansión de este proce-

so. El nuevo orden eslibre de ampliary extenderlo que elmercadoaceptay permite, eliminando las barrerasexistentes entre sectores de medios y las

fronteras nacionales en interés de la libre competencia y la convergencia

económica. Pero esta liberalización es restringida en función del papel tra-

dicional que lasdistintas fuerzaspolíticashan desempeñadoen el ámbitosocial y cultural. Estas fuerzas incluyen tanto los intereses económicos y

políticos regionales de Europa como lasdemandas políticas nacionales, con

frecuencia apoyadaspor la opinión pública(McQuail y Siune,1998: 230).

En Europa, prevalece además una «cultura telefónica" cuya política ta

rifaria obstaculiza el desarrollo de la sociedad de la información po r el

234

siendo deficientes para la toma de decisiones fundada. En países como

España, po r ejemplo, la falta de cultura de información e investigación

de las empresas hace difícilmente evaluables los progresos en el sector.

No existe una armonización de los indicadores de acceso, integración

y modernización tecnológica fiable y validada para elconocimiento de!

desarrollo de la SI desde la propia perspectiva europea. Por otra parte,

la venta ja de más de dos años en el l iderazgo del comercio electrónico

de Estados Unidos frente a Europa limita el alcance del proyecto co

munitario de colaboraciónestrechaentre entidades públicas y privadas.

Los conglomerados informativos comunitariosparten de unamuy des

favorable posición en la competencia con los grupos líderes del merca

do, abrumadoramente de capital estadounidense como América On

Line, Microsoft, N ews Corporation, Disney o General Electnc. Apenas Vivendi Universal y el grupo Bertelsman pueden competir por ta

maño y proyección internacional con los amos de la información en e!

mundo.

Pero sería errado po r nuestra parte interpretar la convergencia co

mo un proceso completamente dependiente de construcción de la So

ciedad del Conocimiento sólo por razones económicas. Además, cabe

incidir en los factores cul tura les o más exactamente en la hegemonía

ideológica. Por ejemplo, considerando la extensión del idioma y la c ~ l -tura angloamericana corno lengua franca en las relaciones mternacio-

nales. Como advierte Bernard Cassen, «existe un vínculo lógico entre

la sumis ión voluntaria o res ignada a la hiperpotencia americana y laadaptación de su lengua como única herramienta de comunicación in

ternacional»:

La renta de los países anglófonos es también económica, ya que son los

demás paíseslos que deben financiar los costes de aprendizaje y de traducción del, o al, inglés. Laenseñanza de este idioma, en términos demé-

235

todos, i n s t ~ m e n t o s de evaluación y de personal, se ha vuelto una ver-

dadera industria y una partida de exportación nada despreciable para Est ~ d o s Unidos y elReIn0Ynido, Cuando la Comisión Europea, despre~ l a n d o el reglamento lIngUIstlco delaUnión, publicaalgunosprogramasy

~ l ~ 1 t a C I O n e s c o m ~ m t a r ~ a s sólo en inglés, y exige que se responda en ese

idioma, f a ~ o r e c e mdebI?amente a las empresas e instituciones de los países

de lengua Inglesa y oblIgaa los demás a pagar sobrecostes de traducciónpara poder presentarse (Cassen,2005).

Ello explicaría, po r ejemplo, la destacada posición económica en el sec

to r de la comunicación y laeducación de países socios de Estados Uni-

5. Horizontes de cooperación. La experiencia del Tratado

de Libre Comercio

Cuando el vicepresidente Al Gore calificó el reto de la educación y la

formación en las nuevas autopistas de la información como la «nueva

frontera» de la sociedad americana, probablemente en su discurso no

pretendió hacer apología de laDoctrina Monroe, que puede sin duda

incomodar a sus socios del Tratado de Libre Comercio. Pero lo cieno

es que la historia polít ica y social de Estados Unidos está marcada, de

acuerdo con Howard Zinn, po r la conquista de terri torios y de sus po-

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dos en el TLC como Canadá, cuyapenetración en el mercado europeo

de p l a : a ~ o r m a s com? WebCT o la reciente firma de SMART y Red.es

para digitalizar las pizarras de los colegios de España po r una suma de

unos 749.000 euros confirman el auge y dominio de este modelo cul

tural que favorece la inversión de operadores privados con niveles deconcentración superiores al 50%.

Fina!mente, la diferencia además de usuarios de Internet entre Esta

dos Unidos (más de lam!tad de la población)y Europa (apenas el 30%)

es ~ t r o factor de desequilibrio contrario a los intereses de la UE en la

SOCiedad G l o b ~ l !nformación frente a su principal competidor,

c u a ~ ~ o la Com.1Slon fijó en el año 2000 que al menos la mitad de la po -b l a c l ~ n (136 millones de europeos) navegaría po r Internet frente a los63 millones de personas conectadas. Po r lo que previsiblemente la

a p u e ~ t a política po r el pleno empleo de Bruselas para lograr el 70% de

actividad laboral de la población activa en el año 2010 no debe ser ob-

ser:vado con optimismo en un mercado global cuya red Internet sigue

~ a J o liderazgo de EstadosUnidos, que encabeza más del 60% de los si

tIOS ,más;is.i tados y el 75% del total de páginas consumidas, siendo el

I ~ g l e s practicamente la lengua oficial de casi lamitad de los contenidosvlttu.ales. SI a.ello añadimos el hecho de que los nodos más importan-

tes siguen bajo control de Estados Unidos, configurándose más que

una red una estrella cuyo centro son los grandes núcleos metropolira

nos,como N u ~ v a Y?rk que se extienden hacia ciudades como Londres,

Pans, Helsinki o Milán, es obvio y más que pertinente el título asignado a este epígrafe para tratar de comprender elproceso de convergen

cia de la era d ~ g l t a l . E ~ t o nos debería llevar a pensar qué sentido tiene

el proceso de mtegraclón económica regional, desde el punto de vista

de los modelos de ~ o o p e r a c i ó n , para el intercambio cultural y eldesarrollo del conocirruento en países como México o, incluso, Canadá.

236

bladores allende sus fronteras. Más aún, el mito de lafrontera inspira y

fundamenta el sistema consti tuyente americano y performa la idea de

Imperio queNegri y Hardt deconstruyen con inteligencia política. Por

lo que, con razón, podemos escudriñar en las palabras del autor inte

lectual de la SGI elsentido ideológico de una visión que hoy coloniza

las políticas públicas de países dependientes como México, condicio

nando la acción de gobierno y las líneas estratégicas de laeducación na

cional, en las que se relega al Estado en el control público de los saté

lites de telecomunicación, parafavorecer el dominio del sector cultural

bajo intereses privados y capital extranjero. Por ello, según advierte el

profesor Esteinou, durante po r ejemplo las negociaciones del TLC la

comunicación quedó almargen de las discusiones bajo la consideración

optimista de la fortaleza de la cultura mexicana y su irrelevancia para

el desarrollo nacional dejando así el diseño de las políticas culturales a

las libres fuerzas del mercado.

En la f irma del acuerdo, «se han considerado las bases sobre el ac

ceso a los mercados, los reglamentos del comercio, la ley de inversio

nes, la propiedad intelectual, los servicios, la reglamentación bancaria,

la transformación de las telecomunicaciones, el acceso al sector de ser

vicios, etcétera, pero no se ha contemplado lo crucial y estratégico que

es normar el funcionamiento de los flujos culturales y la operación de

las industrias comunicacionales para conservar una nación unida, sóli

da y con existencia propia»:

De estaforma, en lugar de reflexionar y proponer cómo los medios esta-

talesde comunicaciónpueden colaborara impulsar eldesarrollo delpaís através de la producción de los nuevos niveles de conciencia colectiva que

requiere el urgente proyecto de crecimiento materialy espiritual de la so-

ciedad mexicana, la propuesta neo liberal anula la raquítica función social

de promoción de la cultura, impulso a la educación, aliciente a la partici-

237

p a c ~ i ó n democrática, foment.o a la concientización, apertura a la pluralidad,etcetera, <"!.ue de f o ~ m a débil y contradictoria diariamente desempeñaron

estos en anos anteriores, y ahora los convierte bajo el velo de modernidad

en medios r ~ a l i ~ a c i ó n intensiva del proceso de circulación de capital al

volverlos pnontanamente aceleradores del circuito de venta de las mer-cancías (Esteinou, 1997: 2).

Los m o v ~ m i e n t o s de capitales y la desregulación del mercado bajo la

h e g ~ m o m a de E s t a ~ o s Umdos tiende así a situar a grandes compañías

nacionales, otrora ejemplos modélicos de la modernización como TE-

L E ~ ~ S A , en ;,na posición de dependencia real en el p r o c ~ s o de inte

VI

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gracion econorrnca del TLC.

La exigencia además de Estados Unidos de negociar una sólida nor-

matl.vade p ~ t e n t e s y protección de la Propiedad Intelectual para ga

rantizarlos intercambios de información, cultura y conocimiento en los

mercados g l o b ~ l e ~ vaticinanpara México un horizonte adverso parasus

Intereses ec?nomlcos. Hablar, en este sentido, de cooperación desde el

sur de.A?,enca del N ( m ~ en S o c i e d ~ d del Conocimiento adquiere

otro significado bien distinto SI se analizan los resultados de estudios

como el Proyecto Monarca (Crovi, 1996) que, comparativamente re

sultan más que desalentadores si además consideramos la situación de

o t r ~ s países del subcontinente latinoamericano que han confiado en la

S . o C l e d ~ d G ! o ~ a ! de laInformación para superar todos los rezagos y re

sistencias históricas en la modernización de sus economías.

238

Iberoamérica: dos continentes, un

solo espacio cultural. El problema de laintegración y la dependencia informativa

En anteriores capítulos, hemos analizado cómo se materializan los pro-

yectos de modernización tecnológica del sistema educativo y la sociali

zación de los nuevos sistemas telemáticos en las políticas de integración

regional de los dos principales proyectos de convergencia económica in

ternacional: elTLC y la UE. A fin de comparar su impacto en regiones

periféricas y razonar las verdaderas dimensiones y alcance de la denominada «sociedad cognitiva", proponemos a continuación detallar, gros

so modo, algunas de las principales tendencias y lógicas sociales de laSo

ciedad de la Información en Latinoamérica, una región tradicionalmente

dependientede los sistemas de información estadounidenses y europeos

pero con una dilatada experiencia de índole práctica en Comunicación

Educativa. Debido en par te a la inf luencia de Paulo Freire y laeduca

ción de adultos, en experiencias no regladas de formación, América La

tina ha albergado una amplia variedad de conocimientos, iniciativas y

programas de intervención en materia de educomunicación. Brasil se si

túa a lacabeza con programas aplicados en las favelas, así como con cam

pañas del tipo «La radio y la televisión en la escuela» (1979), que han

venido ampliando una valiosa laborcorrectora de las enormes desigual

dades clasistas en elpaís. En Chile, elCentro de Indagación y Expresión

Cultural y Artística (CENECA) lideró décadas atrás servicios yactivi-

dades dirigidas a la participación activa de la población ante la televisión;

en el mismo país, hace tiempo que se introdujeron materias extracurri

culares como «Aprender a ver» o asignaturas facultativas como «Educa-

239

ción del telespectador>' para alumnos y estudiantes de magisterio respectivamente. En Perú, es conocida la actividad asociativa de colectivoscomo Calandria, que, desde hace más de dos décadas, viene realizandoactividades de promoción de una comunicación popular, autogestionaria y transformadora, de educaciónpermanente, con campañas prácticascomo los «Comités de Vaso de Leche».

Éstas y otras muchas experiencias han impulsado la educomunicación como materia obligatoria en los planes de estudio de la enseñanzaprimaria y secundaria en beneficio de una formación reglada innovadora y productiva en la socialización de los conocimientos con los nuevoscódigos y lenguajes utilizados socialmente en muchos de los países lati

los países del subcontinente latinoamericano. En la actualidad, en tor-

no al 90% de los internautas se encuentran en los países del Norte. Sólo entre Estados Unidos, Canadá y la UE concentran más del 60% dela población conectada a la red. Apenas 20 millones de latinoamericanos (el 4% del total de usuarios del mundo) estaban conectados a In-ternet hace dos años, representando un ínfimo porcentaje del conJunto global de la l lamada nueva economía, pese al número de poblaciónconcentrada en el subcontinente.

Si abordamos la estructura económica de la Sociedad Global de laInformación, los datos son aún más negat ivos para la región. Las em

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noamencanos. Hoy, sin embargo, la Comunicación Educativa se plantea en un escenario de recomposición de los actores que administran lacultura, la comunicación y, por supuesto, el sistema educativo, en una

región cuya tradicional apuesta po r una visión crítica de la comunicación actualmente se ve reformulada desde otros parámetros ideológicos.

América Latina se enfrenta hoya un contexto de urgentes y com-

plejas demandas que resolver que anula y bloquea el imaginario transformador haciendo además difícil su conectividad social con las nuevastecnologías debido a los históricos desequilibrios culturales.

Las conclusiones suscritas en elSeminario Internacional sobre Edu-cación y Nuevas Tecnologías del Instituto de Planificación Educativa

de la Unesco, celebrado en Buenos Aires (2001), destacan las dificultades ordinarias. de los responsables públicos para innovar y aprendercon inteligencia cultural el desarrollo de las nuevas formas de mediación cultural en la región. Esta constatación ha l levado a la Unesco apromover diferentes políticas de fortalecimiento institucional en lospaí ses del Sur. Así, en su XXVIII Conferencia General (1995) (<<La

Unesco y laSociedad de laInformación para Todos»), el Secretario Ge-neral de este organismo de las Naciones Unidas defendía la necesidadd.e.reforzar la c ~ o p ~ r a c i ó n entre los países en vías de desarrollopara facilitar su participación en la Sociedad Global de la Información y superar las brechas digitales.

En la misma línea, el campo académico de la comunicación latinoamericano viene reseñando las dif icul tades y rezagos de los países deAménca Latina en su incorporación a la sociedad-red, Durante el IIEncuentro de Facultades de Comunicación Social del Cono Sur celebrado en la Universidad de Chile (2002), los académicos y profesionales de lacomunicación de América del Sur destacaron elimpacto negatrvo que las políticas de globalización informativa están significando en

240

presas transnacionales de capital foráneo acaparan más del 60% de los

beneficios de 1+D, concentrando los procesos de innovación en materia de nuevas tecnologías de la información según un modelo de Implantación orientado po r la demanda de alto consumo, y no tanto de

las necesidades sociales de la mayoría de la población, Como critica

el Informe del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas(PNUD, 2001), los países de la OCDE, con sól o el 19% de la pobl ación mundial, registran un dominio del 99% de las nuevas patentes generadas en el sistema ciencia-tecnología mientras que la participaciónde las naciones latinoamericanas, salvando algún caso excepcional como México, Brasil o Argentina, resulta prácticamente marginal.

Frente a este desigual escenario, el G8 (Okinawa) y el Foro de Da-

vos sehan propuesto no obstante informatizar las economías del sur como solución al subdesarrollo y la pobreza informativa. Con tal propó-sito, grandes empresas como Aleare], ATT, Cisco Systems, Hewlett

Packard, Sony y America On Line-Time Warner crearon en el ForoMundial de Davos , en el año 2000, el Digital Oportunity Task Force(DOT Force), un grupo de alto nivel ideado para promover el uso de lastecnologías informáticas y las telecomunicaciones en los países del sur,y ampliar de este modo mercados, al amparo de la lucha contra la brecha digital. Tanto elBanco Interamericano de Desarrollo (BI.D) ~ ? m o elBanco Mundial vienen de este modo Impulsando la modernización tecnológica de la educación en América Latina con el objetivo de f a v o r e c ~ r

la educación compensatoria y la gobernabilidad deuna

enseñanza eficiente a través de las TIC, principalmente en el sector privado.En esta línea, en casi todos los países de la región están s iendo im

pulsados canales y portales educativos, comunidades de aprendizaje ypolíticas nacionales de desarrollo tecnológico y educativo matenade Sociedad de laInformación y del Conocimiento. Segúnlos mformesde International Data Corporation, los gastos en TI (Tecnología de la

241

Información) en América Latina alcanzan elaño 2005 en torno a 27 billones de dólares, un 20% más que en los últimos dos años. Sólo IBMlogró en el 2004 más de 1 billón de dólares en asistencia a corporaciones y empresas latinoamericanas. Por volumen y geopolítica internacional, A I ; ' é r i c ~ Latina representa un mercado atractivo para las operaciones financieras en el sector educat ivo. De hecho, el 60% de lasinversiones del International Finance Corporation (más de 8.400 billones de dólares) se desarrollan en laregión por su potencial valorizacióndesde el punto de vista industrial y de los nuevos mercados emergentes en i n ~ o r m a c i ó n y conocimiento. No es casual po r tanto que el gigante MIcrosoft decida privilegiar sus estrategias de penetración en

lasociedad civil en el diseño y ejecución de políticas de integración, pero hasta ahora no son satisfactorios los mecanismos institucionalescreados para incorporarlos» (Cortés, 2004: 163).Esta exclusión sistemática de la ciudadanía en las políticas de mo

dernización tecnológica tiene lugar justamente mientras en las esferasgubernamentales y económicas de los países desarrollados se multiplican las tomas de posición sobre la necesidad de concebir la nueva división internacional del trabajo a partir de la divisoria representada porel capital del conocimiento (Mattelart y Schmucler, 1983: 13).

Un análisis pormenorizado de la experiencia latinoamericana desvela en este sentido las líneas de fuerza y matrices ideológicas del pro

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la televisión digital en América Latina experimentando la televisión a .la carta en México a través de la empresa Cablevisión, que ya ha aplicado, como en Washington, la nueva plataforma de teledifusión en lacapital federal. Así, previsiblemente, la oferta de nuevos servicios avanzados de comunicación digital, incluyendo las plataformas de teleformación y vídeo digital a la carta, será con toda seguridad liderada porel gigante estadounidense.Este escenario prospectivo viene prefigurado por la liberalización

de las telecomunicaciones. Durante la década de los noventa AméricaLatinalideró los procesos de privatización con una media anual de ventas de empresas estatales de 26,55 billones de dólares entre 1990y 2003.

Pese a la aplicación escrupulosa de los lineamientos del Banco Mundial en sectores estratégicos como los transportes y la energía, ademáspor supuesto de las telecomunicaciones, el colapso económico en la región ha sido sin embargo notorio, con impactos muy negativos en países como Argentina y Bolivia. La incorporación de las empresas a latelefonía y las nuevas tecnologías ha sido además poco efectiva elevandolos ~ o s t e s de las empresas que, en los dos últimos años, tienden a utilizarel sistema VoIP por los elevados precios de las tarifas de telefonía fija.Estas políticas privatizadoras han sido diseñadas sin participación

efectiva y contra el parecer mayoritario de los usuarios y la poblaciónen general. Sibien existen numerosos documentos -como el elaboradopor e! S i s t e m ~ Económico Latinoamericano- en los que se insiste en lanecesidad de mtervención activa de laciudadanía en los procesos de integración económica para garantizar la viabilidad y permanencia de laspolíticas de desarrollo e inserción de los países de América Latina en laeconomía mundial, en la práctica esta recomendación nunca se atiendeni materializa. «En muchos casos se han emitido declaraciones oficialesdel más alto nivel donde se reconoce esta necesidad de comprometer a

242

yecto globalizador de laSociedad de laInformación como una estrategia de reformulación de la hegemonía y el dominio cultu ral de losintereses económicos transnacionales en la región. N o tenemos aquí laocasión de estudiar con detenimiento el desarrollo regionallatinoamericano, ampliamente explorado por otros autores al tratar eldebate sobre la integración cultural. Pero sí al menos podemos puntualizar algunas ideas o realidades significativas de las utopías posibles y los retosde la Sociedad del Conocimiento en elsubcontinente.A lo largo del presente capítulo, vamos a tratar de señalar sucinta

mente algunas de las principales notas distintivas de esta realidad emergente y las contradicciones constituyentes que gobiernan y guían laac

ción política y cultural de la Sociedad del Conocimiento en la región.

1. Diagnóstico de las utopías posibles

N o es posible entender el desarrollo de las políticas públicas en América Latina en materia de SI sin situar, en su debido contexto sociocultural, una historia que está indisolublemente ligada con los anhelos yaspiraciones de autonomía y democracia, de descolonización y justiciasocial, desde elMovimiento de Países N o Alineados y el InformeMeBride a los nuevos movimientos sociales altermundialistas y a la crítica económico-política académica, que hoy reivindican laSociedad de laInformación para Todos en la región. En este escenario, se hacen hoy

visibles nuevos actores y prácticas de comunicación alternativa, perono así históricos compromisos político-culturales de parte de la educomunicación. El movimiento internacional de Comunicación Educativa ha sido sustancialmente modificado desde la segunda mitad de losaños ochenta. Tanto en África y Asia como en América Latina ellide-

243

r ~ z g o ha pasad.o,desde p r ~ s u p u e s t o s liberales y mercantiles, de la Iglesra,los ?,ovlmlentos eclesiales de base y la educación popular y de or

garuzacrones como laUNDA o la OCIC a las instituciones del Estado

y fundaciones privadas. Un ejemplo de esta reorientación política, pe

ro también conceptual, es elcambio de énfasis en los criterios de eva

luación del desarrollo educativo. Como observa el profesor AncízarNarváez:

Ya desde la década de 1980 se habían incluido lasvariables culturales enforma de variables educativas, como base paralo que entonces se llamaba

industria computacional, las cuales incluían: a) tasa de analfabetismo; b)

y conexión a Internet. Las políticas públicas de los países latinoameri

canos son sin embargo manifiestamente contradictorias, incoherentes

y dispersas, procurando en todo momento promover iniciativas de ac

tivación de la sociedad informacional a través de inversiones y respal

do del sector público en laconformación de las redes y servicios de te

lecomunicaciones siempre bajo liderazgo de capital privado. «Todas las

reuniones internacionales acerca de las Tecnologías de la Información

y la Comunicación giran en torno a una contradicción básica: es nece

sario universalizar el acceso a las TIC, por un lado, y por otro, es necesario establecer condiciones para que la empresa privada pueda in

vertir en TIC y llevarlas a toda la sociedad» (Narváez, 2004: 5).

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pro1?orción de estudiantes inscritos en la enseñanza secundaria o superior;

e) nive] de educación técnica. Desde entonces no han vuelto a aparecer y

cuando lo hacen esen el sentidoinverso, es decir, como si laeducación de

pendiera de las nuevas tecnologías y no alrevés; con lo cual se creauna dis

torsión evidente en la orientación de la política, pues se trataríade que el

Estado invirtiera en equipos y conexiones -con lo cual se beneficiarían las

transnacionales del softwarey elhardwarey de las telecomunicaciones-,yno enprofesoresy escuelas (Narváez,2004: 4).

Ciertamente, las políticas difieren en cada país del subcontinente, así co

mo el marco o contexto de aplicación, también notoriamente diferente,

desde e! punto de vista educativo, por la realidad mediática, la ideología

que ha inspirado estos proyectos, los modelos de desarrollo nacional y

las formas de insercióninstitucional propias de cada país, pero podemoshablar de unas reglas o lógicas sociales comunes a la región.

Una primera nota distintiva es la ausencia de un proyecto coheren

te de modernización tecnológica del sistema educativo. En América

Latina se ha dado lo que el profesor Pereira calificacomo «la política

de las no políticas de comunicación y cultura» (Pereira, 2001). El Ban

co Mundial constata que, en general, la mayoría de los países de Amé

rica Latina carece de una estrategia definida para incorporar los nuevos

sistemas de información en el sistema educativo, pese a que vienen in

virtiendo cuantiosas sumas de dinero en modernizar la escuela (World

Bank Human Network, 2000). Entre 2003 y 2008 las inversiones en

América Latina en elsector de lasTIC crecerá anualmente en torno al19%, pasando de 117 millones de inversión a más de 230 millones en

el año 2008, s ~ g ú n estudios prospectivos de International Data Corporation. Especialmente en Brasil y México, existen programas integrales

a nivel del Estado en materia de informática educativa. La mayoría de

países de la región disponen de programas de inversión, equipamiento

244

Dado el dominio del mercado y lanula intervención de los poderespúblicos en el desarrollo de las nuevas infraestructuras t e l e ~ á t i c a s , elEstado se limita en consecuencia a establecer un marco de libre com

petencia bajo hegemonía de operadores como Telefónica que actualiza

las formas de hegemonía y control colonizador bajo el manto retórico

de la modernización y lavanguardia tecnológica foránea. En palabras de

la profesora Rossana Reguillo, «si la estrategia metropolitana de la co

lonia fue la de infanti lizar e inferiorizar a sus sometidos otros , en la

llamada sociedad de la información, los dispositivos mediáticos de re

presentación de la otredad latinoamericana dotan a laidea de inferiori

dad de nuevas metáforas y tropos que sólo contribuyen a ensanchar las

asimetrías en el sistema de identidades vigentes» (Reguillo, 2002).Las carencias, anotadas y reconocidas por el profesor Treja Delar

bre, sobre lanoción autóctona de SI,su desarrollo y modelo propio deinstitucionalización, definen en fin la visión latinoamericana en mate

ria de políticas públicas y apropiación cultural de las nuevas tecnolo

gías de la información. El análisis de las implicaciones y consecuenciaseconómico-políticas de las transformaciones tecnológicas en el sub

continente apenas ha ocupado de hecho la atención de los estudiosos

en América Latina:

De ladesconfianza queparecíaprevalecetamediados delos años90-cuandomuchosignorabana laRedo laconsideraban un simple instrumentode

imposiciones ideológicas- al entusiasmo desmedido y sin contexto críticoque propagaban las posturas mimetizadas con el ánimo prevaleciente en elanálisis estadounidense sobre la Red, la investigación latinoamericana ha

avanzado a una atención sistemática y en algunos casos creativa acerca de

estos temas. Sin embargo, la indagación latinoamericana sobre la Red to-

davía se realiza fundamentalmente apartir de esfuerzosmás personales que

institucionales (Trejo Delarbre,2004: 2).

245

Esto se ha traducido en una interpretación limitada y reduccionista deInternet como espacio político de desarrollo y construcción de la nueva gobernabilidad social. Así, la principal discusión latinoamericana

acerca de la red ha sido e!problema de la brecha digital. Pero sabemos

que e!problema de la democracia cultural y e! acceso a las nuevas tecnologías no es sólo una cuestión de conectividad. Como concluyó en

su estudio la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), las

brechas no sólo selimitan a estar o no en la red, sino en qué condicio

nes económicas, con qué equipamiento, qué calidad de conexión tele

fónica define este acceso y para qué usos. Atender a estas cuestiones

centrales exige un enfoque estructural de! problema que amplía la mi

La implementación de esta política educativa se diseña considerando

como objetivos irrenunciables:

1. La ampliación de la cobertura en todos los niveles formativos y pa

ra toda la población, vinculando e!sistema formal de enseñanza con

e! sector técnico vocacional, a fin de generar nuevas vías o itinera

rios formativos y mayores oportunidades adaptadas al mercado de

trabajo.

2. La reformulación de! ciclo escolar según e! enfoque de aprender a

aprender para lograr una mayor flexibilidad y pragmatismo educa

tivo.

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rada sobre e! hecho informacional de la Sociedad de! Conocimientom á x i ~ e cuando se observa que «laspolíticas de comunicación y c u l t u ~ra aplicadas por los diferentes Estados en las últimas dos décadas han

acelerado la a r t i c ~ l a c i ó n de los principales grupos de comunicación y

cultura de la reglan con los grandes operadores a nivel mundial en e!

marco de un sistema que McChesney denomina global comercia/en infa-comunicación» (Becerra y Mastini, 2004: 4).

Tales metamorfosis impactan y afectan más notoriamente en una re

gión cuya ~ o n f i g u r a c i ó n político-institucional es débil, además de pola

rizada socialmente y económicamente dependiente. A comienzos de

2003, laevaluación de laCEPAL sobre e!desarrollo de laSociedad de la

Información en América Latina constataba las dificultades estructurales

de una política de integración social digital que podría ser calificadacla

ramente como dependiente. Como resultado, e! discurso y los progra

mas modermzadores de laspolíticas públicas enmateria de SIampliaron

las b r e c h a ~ sociales de partida en los países latinoamericanos, siguiendolos designios de laOCDE, e!BM, e!BID o lapropia Unesco.

Dos textos básicos de referencia marcan en la segunda mitad de la

década de los noventa este impulso político en la región según nos recuerda la profesora De!ia Crovi: «La educación encierra un tesoro»

(1996) y !a «Decl:ración mundial sobre educación superior en e!sigloXXI. Visión y aceren». En ambos documentos, sevincula e!futuro de la

enseñanza al proyecto transformador de la sociedad digital a partir de

dos estrategias básicas de adaptación de! sistema educativo a los nuevos modelos de mediación:

1. La educación continua a lo largo de la vida para todos basada en lainstitucionalización en redes.

2. y la educación a distancia.

246

3. La vinculación de la enseñanza a la actividad laboral trazando interfaces entre e!sistema productivo y lainstitución educativa, así co

mo nuevas agencias evaluadoras y promotoras de la productividad

de la enseñanza.4. El aumento de la diversidad educativa impulsando la industria de

contenidos y servicios educativos a fin de valorizar e!mercado y dar

entrada a nuevos agentes en e!sector de la capacitación profesional.

El eje de esta política es tradicionalmente la te!eeducación:

En América Latina la influencia más destacada de las TIC en educación seda en los programas a distancia, empleados históricamente como un re-

curso para abatir rezagos.Esto no quiere decirque su incorporación no ha-ya propiciado innovaciones en el aula. Aunque estos cambios existen, de-pendenmás de actores individuales y situaciones coyunturalesque de planesy propuestas institucionales. Es posible, incluso, sostener que las primerasincursiones de lasTIC en las instituciones educativas se dan en el ámbitoadministrativo más que en el académico y, para algunos planteles, lamen-tablemente, tales innovaciones han quedado encerradas tras las puertas deladirección o de la administración. En este contexto, instituciones privadaso mixtas comienzana visualizar las posibilidades económicas de los nuevosmedios , que pasan a convert irse en un recurso de promoción de lapropiainstitución. La disponibilidad deTIC en escuelas privadas se convierte asíen un argumento que lesidentifica con lamodernidady loscambios pro

movidos por las políticas neoliberales: libremercado, individualismo y enseñanza instrumental. Como resultado de estas tendencias, privatizar laenseñanza y reducir el presupuesto educativo fueron las acciones aplicadas,sin enunciarlas, por los gobiernos de la región. ASÍ, en lamedida en que el

Estado de bienestar pasa a ser un Estado mínimo, se van recortando recur-sos para la educación, en tanto que avanza el sector privado como posiblerespuesta a lasnecesidades existentes (Crovi,2004: 3).

247

Las justificaciones para incorporar, en esta misma línea, las NTIC en elsistema educativo son, por lo general, coincidentes en toda América

Latina, como observaJosé Joaquín Brunner. Así, se argumenta:

1. Las NTIC habilitan a los estudiantes para el aprovechamiento de

instrumentos que son estratégicos para la vida y para el t rabajo.

2. Internet y los nuevos medios favorecen un aprendizaje productivo

y el desarrollo intelectual y científico-técnico.

3. Estas nuevas tecnologías educativas contribuyen a ofrecer al profe-

sorado una fuente inagotable de información y conocimiento.

4. Las NTIC favorecen una enseñanza más efectiva y product iva,

articulación de las industrias culturales de la región. Las políticas deberían

orientarse con la finalidad de evitar la fragmentación, aprovechar el domi-

nio de una lengua mayoritariamente común, articular el desarrollo de la

producción de bienes y servicios inío-comunicacionales, y estimular la di-

versidadproductiva (Becerray Mastrini, 2004: 6).

De acuerdo con Juan Carlos Tedesco (2004), la incorporación de las

nuevas tecnologías en la educación debería por otra parte pensarse en

América Latina a partir de una estrategia global de política educativa

que cumpliera al menos cinco condiciones:

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transformando las formas de organización y trabajo, así como elrendimiento del sistema social.

s. La conexión de las escuelas a las comunidades contribuye a una me

jor comunicación de profesores y gestores educativos con las fami

lias, facilitando nuevas formas de evaluación de las escuelas y de responsabilidad social del sistema educativo.

6. Las NT IC, incorporadas en la escuela, pueden disminuir la brechadigital.

7. La informática educativa puede resolver viejos problemas de la en

señanza como el acceso, la equidad y la calidad educativas (Brunner,2004: 56-57).

Como resultado de esta panoplia de razonamientos en pro de la galaxia Internet, los gobiernos y principales actores de la comunicación y

la educación latinoamericanos han renunciado a las utopías posibles.

Hoy, de hecho, la integración latinoamericana no se plantea frente a la

hegemonía del Norte. Como advierte Rafael Roncagliolo (2003), el in

tegrarnos latinoamericano ha sido reemplazado ahorapo r un integrar

se panamericanista acorde con la vieja doctrina Monroe,

La transformación de la cadena de valor de la economía cultural, la

sustitución del valor de las materias primas y de la energía como facto

res estratégicos de la división internacional del trabajo por bienes de in

formación, o po r competencias tecnológicas, han contribuido paralela

mente a ampliar aún más las di ferencias ent re el Norte y el Sur. Alpunto que podemos llegar a afirmar que las condiciones de incorpora-

ción y desarrollo de las nuevas tecnologías para la educación en Amé-

rica Latina están resultando notoriamente desfavorables:

Ante este panorama, resulta necesario repensar viejas propuestas que ins-

taban a definir políticas de comunicación y cultura, y a lograr una mayor

248

1. La planificación de estrategias de comunicación dirigidas a cualificar las demandas educativas y definir un contexto más favorable a la

incorporación equilibrada y en orden de los nuevos sistemas cogni

tivos.

2. Las alianzas entre el sector público y el sector privado, particular

mente entre los poderes públicos en materia de educación, comuni-

cación e investigación universitaria.

3. La formación y l iderazgo de los profe sores procurando la forma

ción docente en el nuevo contexto educativo.

4. La cooperación regional e internacional para desarrollar la investi

gación y formación de recursos humanos y la promoción de con-

sensos políticos.s. El intercambio de experiencias, innovación y conocimientos para el

desarrollo de nuevas formas de inclusión.

Estas cinco premisas deberían plantearse a partir de una visión y mar-

co conceptual necesariamente sociocrítico. La vinculación de los es

tudios latinoamericanos en comunicación con el contexto cultural y

las necesidades sociales de la población es una tradición que ha de ser

recuperada en materia de Comunicación Internacional, superando así

la visión metodológicamente autocentrada (cómo investigar) que hoy

prevalece en el campo académico en beneficio de una perspectiva so

cia lmente referenciada del lugar y los fines de la enunciación teórica

que apuntan las necesidades del cambio h i s t ó r i ~ o y social regionales.

Esta, sin lugar a duda s, es la mejor contribución que puede hacer el

pensamiento educomunicativo a la sociedad del conocimiento en

el subcontinente. Más aún cuando las políticas públicas en América

Latina no sólo resultan muy deficientes y con poca coherencia y ade

cuación al contexto local, sino que en la mayoría de países se observa

249

además una inhibición que renuncia a laresponsabilidad de la Administración Pública.

2. De la Televisión Educativa Iberoamericana a Ibermedia

El campo de estudios sobre la televisión es el ámbito reflexivo más re

velador de las contradicciones y alternativas posibles del proyecto de

modernización que hoy define elsistema de comunicación y educación

en América Latina, al presentar, en su original dinámica, elproceso de

constitución y cambio social que hace posible la dialéctica de media

cimiento de las grandes cadenas nacionales latinoamericanas sobre su

propia actividad.

En los últimos años, no obstante, esta laguna científica se está em

pezando a subsanar con diversos estudios que, cuando menos, merecen

ser destacados po r su contribución al conocimiento general de un es

pacio sujeto a radicales transformaciones institucionales como resulta

do de las políticas de signo neoliberal que dominan la organización del

sistema radiotelevisivo en la región. Y que, en cierto modo, hoy nos

permiten conocer una realidad, y una historia, apenas percibida por la

ciencia social de la comunicación.

Bien por la urgencia de conocimiento para afrontar las turbulentas

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ción con la que se tejen y reformulan los discursos públicos, se pro-yectan las ideologías de la vida cotidiana y conforman los programas

de desarrollo cultural sobre los que se construyen los cimientos de la

identidad colectiva en las naciones latinoamericanas. Como tecnología,como sistema de programación, como productora y distribuidora de

contenidos para el consumo cultural, como metamedio, como lengua

je o institución económica, como medio rey por excelencia, la televisión ha sido po r ello objeto privilegiado de atención de los estudios en

comunicación pública en la región, confirmando así su centralidad y

hegemonía en el proceso de desarrollo cultural. En América Latina,

particularmente, la producción social del imaginariopor laindustria te

levisiva convierte este medio en un referente obligado para la comprensión de las formas colectivas de identidad, así como de las lógicas

de acomodamiento de los imperativos de la globalización en las trans

formaciones y cambios de largo alcance que las culturas nacionalesproyectan ante la compleja trama de la comunicación-mundo. El co

n.ocimiento regional del medio televisivo ha sido, sin embargo, insuficrentcmente cultivado. O digamos que limitadamente definido po r el

predominio de los análisisde recepción o la proliferación de monogra

fías sobre acontecimientos dispares de la historia de la televisión en es

tos países. Y ello pese a,como decimos, el crucial papel que ha tenido

la televisión como medio de masas en la construcción nacional de los

países latinoamericanos, presente en la actualidad en más del 95% de

los hogares.

A la escasez de estudios en la materia, cabe añadir además, como li

mitación, la inaccesibilidad de los datos de audiencia, la ocultación y

secretismo empresarial de los porcentajes de producción y de la orga

nización industrial que han mantenido los principales actores y protagonistas de esta historia, por la pobre cultura de información y cono-

250

transformaciones que experimenta la industria, bien por la madurez ysolidez científica que ha ido alcanzando la investigación regional, lo cier

to es que, en las últimas décadas, elcampo de estudios sobre latelevisión

se ha ido consolidando en América Latina favorecido por el empeñopionero de destacados teóricos latinoamericanos que han venido dando

el rango de importancia que merece a este tipo de estudios, incluso ensus manifestaciones socialmente marginadas por el discurso y la estética

dominante, como es elcaso de la telenovela. Hablamos por supuesto de

investigadores como Jorge González, Jesús Martín Barbero, Valerio

Fuenzalida, Enrique Sánchez Ruiz y Guillermo Orozco, entre otros.

Por fortuna, hoy, lalabor continuada y atenta a los cambios del me

dio iniciada fundamentalmente por estos investigadores tiene soluciónde continuidad en nuevas miradas y programas de investigación, mira

das que tejen y esclarecen relaciones problemáticas y nuevos procesos

de articulación entre elEstado y el mercado, la cultura y lapolítica, la

economía y el desarrollo de identidades individuales y colectivas, so

bre las que la televisión opera y desarrolla su función social, haciendo

necesario un renovado esfuerzo metodológico y conceptual.

Del medio centralizado y la escasez de canales y oferta programática

al boom de la neotelevisión como medio audiovisual a la carta, estas re

laciones culturales del medio televisivo en América Latina revelan lasmúltiples conexiones de la institución mediática por antonomasia en la

región con la identidad nacional de estos países, así como la riqueza degéneros, lenguajes, formas ideológicas y estéticasculturales que con ma

yor o menor éxito han influido en la vida de millones de televidentes,

fieles seguidores de un medio que ha ejercicio en muchos casos la fun

ción primordial de socialización en la cultura popular latinoamericana.

Con independencia de las periodizaciones múltiples de la que es ob

jeto elmedio en distintos países, conforme a la tradición investigadora o

251

a la diferente naturaleza y desarrollo institucional de las estaciones, una

historia regional del medio contribuiría notablemente al conocimientomás detallado de lahistoria cultural de la región, así como del propio de

sarrollo nacional del medio televisivo y de sus estrechas articulaciones

con otros procesos socialesmás amplios o específicoscomo la educación.

Tales vínculos estructurales sólo son analizables situando en la his

toria, a ras de suelo, como diría Williams, la institución televisiva, par

ticular empeño teórico apenas realizado en un tiempo como el nuestro

marcado po r lanotoria falta de proyección histórica, alrenunciar lain

vestigación en comunicación a una mirada productiva sobre el fenó

meno televisivo, en virtud de análisis etnográficos, estudios de caso y

volucionaria transformación tecnológica e institucional del medio, si

no fundamentalmente nuevas condiciones político-económicas que

amenazan la pervivencia del imaginario y narrativa audiovisual especí

fica de cada nación.

Los cambios en curso que se proyectan en la televisión latinoame

ricana han acentuado además fallas estructurales legadas po r el tradicional modelo de desarrollo cultural de la televisión en América Lati

na, históricamente regido por la supremacía de operadores privados y

estaciones de carácter comercial, pese a la significativa pervivencia de

múltiples iniciativas y proyectos pioneros de servicio público y tele

visión educativa. Así, por ejemplo, la defensa de los intereses nacio

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reconstrucciones históricas parciales o específicas de estaciones, períodos o personajes destacados del medio, a escala nacional.

El análisis sin embargo de cada uno de los sistemas televisivos nacionaes planteado contextualmente en relación con la realidad políticay social de cada país i lustra -en línea de otros trabajos como los de

Cunningham y Sinclair, o Fox y Waisbord- la existencia de un marco

regional común que ha condicionado el desarrollo de la televisión en

estos países, pese a la disímil historia nacional del medio y a las nota

bles diferencias entre sistemas con amplia capacidad exportadora y ex

pansiva (Brasil y México), mercados fundamentalmente importadores

y dependientes de la producción foránea o sistemas televisivos en vías

de internacionalización (Argentina y Venezuela).La constatación de esta diversidad de experiencias en la articulaciónde los modelos de regulación televisiva no puede ocultar, en efecto, la

existencia de pautas comunes en la planeación del sector en los paíseslatinoamericanos. Omitiendo las habituales y más que conocidas simi

litudes y coincidencias del modelo paradigmático de desarrollo del sistema televisivo en México (TELEVISA) y Brasil (GLOBO), las histo

rias locales de la televisión muestran en América Latina un recorrido y

evolución coincidente, vinculado a las clases medias y bajas, estructu

rado sobre un mercado cultural prácticamente cautivo, con vocación

expansiva y proyección internacional en algunos casos, pero escasa o

nula actividad de intercambio dentro de la región; características todas

ellas presentes y acentuadas con motivo de las transformaciones quehan tenido lugar en los últimos años con la revolución digital.

En sus más recientes trabajos, Octavio Getino (2004) demuestra có

mo la expansión del cable y la integración de las telecomunicaciones

han alterado radicalmente el panorama del audiovisual y las formas de

producción y organización empresarial, introduciendo no sólo una re-

252

nales en países como México o Brasil ha dado paso, en el nuevo marco jurídico de regulación del audiovisual, a un proceso de penetración

y control de la propiedad por operadores extranjeros en una intensa

e inestable competencia po r los mercados internacionales que previ

siblemente termine afectando a la propia supervivencia y viabilidad de

la mayoría de las cadenas nacionales. Luego los procesos de liberalización e integración económica regional no sólo han favorecido, en

esta línea, la modernización industrial y tecnológica de la televisión

latinoamericana; el proceso de globalización audiovisual ha traído co

mo consecuencia añadida diversas formas de fragmentación cultural,

de dependencia y privatización de la esfera pública, así como lógicas de

homogeneización en sus contenidos que modifican de raíz el escenario tradicional de los operadores y actores dominantes hasta ahora en

el sector. Tanto que algunos actores como el grupo O Globo en Bra

sil están presionando al gobierno para frenar el proceso de conver

gencia digita l en la Sociedad de la Información a fin de mantener la

posición dominante en el mercado nacional.En este escenario, la investigación latinoamericana en comunicación

vuelve como antaño a pensar problemas estratégicos para el desarrollo

regional como:

Las formas de articulación y determinación del interés público y

privado en el desarrollo cultural.Los cambios estructurales (jurídicos, políticos, organizativos... ) que

han modificado las pautas de producción y relación del medio tele

visivo con la sociedad.

Los nuevos géneros y formatos y su consumo cultural entre las di

ferentes clases sociales y culturas minoritarias.

Los cambios tecnológicos e industriales.

253

Una de las aportaciones más destacadas en esta dirección esel estudio,coordinado po r elprofesor Luis Alfonso Albornoz, tituladoAl fin so-los..., una excelente guía de conocimiento y detallada descripción de lastendencias y lógicas económico-políticas que han regido el curso de

las transformaciones actuales en la industria televisiva de los países in

tegrantes del Mercosur. En los análisis recopilados po r elprofesor Albornoz se aprecia un nuevo escenario televisivo en Argentina, Brasil,

Uruguay y Paraguay que da cuenta de la compleja configuración económico-cultural del medio en laregión tras los cambios en la estructura industrial de la televisión de estos países en elmarco más amplio de

los procesos de convergencia económica favorecidos tras la firma del

análisiscomparado de laslegislaciones, laspolíticas y los desarrollos culturales del medio (contenidos, géneros, hábitos de consumo.. .), así co

mo la articulación de modelos experimentales de innovación y uso

social de los dispositivos tecnológicos e institucionales del audiovisualque trasciendan los actuales parámetros de convergencia con el sistema

de telecomunicaciones y la industria de componentes electrónicos.En esta línea, Ornar Rincón nos propone pensarla ciudadanía en la

era del consumo cultural global perfilando nuevas estrategias y res

puestas públicas al reto de la globalización mediática. De acuerdo conel profesorValerio Fuenzalida (2000), espreciso plantear la superación

de la crisis económico-política de las empresas públicas televisivas en

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Tratado de Asunción de 1991 (Albornoz, 2000). Desde esta lógica regional-globalizada, se observan nuevas pautas de organización en el ac

tual escenario económico de una industria amenazada gravemente de

esclerosis múltiple y crecientemente limitada en su diversidad y vocación innovadora.

En este marco, Murilo Ramos (Orozco, 2002) concluye la necesidad

de políticas públicas de comunicación, problema que vuelve a estar en

el centro de la discusión pública sobre los medios, tras un largo perío

do de despolitización académicapor influencia de las lógicas posfordis

tas de reestructuración empresarial y las campañas de desmovilización

del reformismo conservador que gobiernos como el de Reagan inicia

ron en ladécada de los ochenta contra propuestas reguladoras de instituciones internacionales como la Unesco, tan importantes en la organi

zación de numerosas experiencias formativas y de educación a distancia

en la región. Desde entonces, las tendencias económicas de reorganiza

ción del sector han tenido lugar en elmarco de políticas desreguladoras

y estrategias de planeación nacional del sector sin apenas intervención

de los poderes públicos. El caso de México (TLC) y Brasil (Mercosur)

son emblemáticos, a este respecto, de una renuncia a proyectar mode

los de integración subregionales, lo cual está afectando seriamente alfu

turo y autonomía de la industria audiovisual latinoamericana.

En estesentido, cabecoincidir con elprofesor Bustamante (2003)que

no esposible volver a situar en la discusión pública en la agenda regionalla política de la comunicación televisiva sin conocimiento del entor

no que hace posible elactual modelo de mediación. Y para ello será ne

cesario abrir la investigación en comunicación a una nueva cultura del

conocimiento comunicacional: dialógica,pluridisciplinar, colectivay so

cialmente responsable. De acuerdo con estos principios, los estudios re

gionales sobre televisión deben impulsar en Latinoamérica proyectos de

254

la región reivindicando la idea de servicio público audiovisuallatinoamericano frente a las lógicas privatizadoras del sistema televisivo que

compañías como O Globo o el Grupo Cisneros arguyen ahora con el

concurso de los grandes operadores de telecomunicaciones. Esta rei

vindicación pasa por abrir espacios de participación, de acuerdo con el

profesor Del Valle,que analiza el caso de Chile como paradigma de la

nueva agenda digital en la región (Del Valle, 2005). Destacamos este

país por ser además el modelo de referencia de las políticas neolibera

les en América Latina desde la década de los ochenta. La aplicación

puntual de las recomendaciones del Banco Mundial y elFMI de las po-

l ít icas de ajuste y desarrollo económico nacional no han situado, sin

embargo, al país en una posición favorable ante los retos de la Sociedad de la Información.

Cuando Castells analiza el caso chileno, observa en su valoración

positiva de la evolución del modelo autoritario liberal excluyente almodelo democrático liberal incluyente, o más bien formalmente de

mocrático, que lacobertura y elrubro ciencia, tecnología e innovaciónson negativos desde elpunto de vista de la competitividad de la econo

mía informacional global en el país (Castells, 2005).Si analizamos por otra parte el desarrollo del sector público televi

sivo como punta de lanzade lateleeducación y acceso a la Sociedad del

Conocimiento de amplios grupos de poblaciónpodemos observar, con

Fuenzalida (2000), la prevalencia de un discurso modernizador que liga las políticas de desarrollo del sistema radiotelevisivo con intereses

ajenos a las verdaderas necesidades básicas del país por el dominio de

un discurso público sobre el audiovisual basado en lo que Capparelli yDos Santos (Orozco, 2002) denominan «coronelisrno electrónico", en

referencia al tradicional clientelismo político y a la estructura oligopo

lística que han determinado hasta la fecha eldesarrollo de la televisión

255

de la mayoría de países latinoamericanos. En esta línea, apunta Fuen-

zalida, se ha renunciado a un compromiso con políticas públicas acti-

vas de formación de la audiencia familiar (educomunicación), de pro

ducción de una culturapara eldesarrollo, de fomento de lainformación

plural y eldiálogo público y de impulso de una ética y una política cul-

tural identitaria auténticamente latinoamericana, próxima a la vivencia

y modo de ser de la cul tura popular que distinguen a la región.

En los próximos años, estas exigencias deberían regir el esfuerzo,

teórico y práctico, de los investigadores y profesionales latinoameri-

canos y de las pol ít icas públicas en la región, si en verdad existe una

decidida voluntad de cambio dirigida a corregir los actuales desequi-

euros compartidos po r la Comisión y algunos países de América La

tina, trata de priorizar:

El establecimiento de redes de cooperación y estrategias conjuntas

en materia de políticas públicas y normativas para la regulación co-

mún de la Sociedad de la Información.La promoción de sinergias entre comunidades de investigación.

y lapuesta en marcha de proyectos de innovación en materia de in-

tegración, salud, formación y gobierno local a través de las redes di-

gitales.

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librios y fracturas culturales en las políticas de cooperación e interna-

cionalización de las televisiones nacionales y la industria cultural en

los procesos de modernización tecnológica. La tendencia observada

en el sector apunta sin embargo en dirección contraria. En la actuali-

dad, incluso ha l legado a ser común la explotación privada con fines

mercantiles de la televisión educativa. Es el caso, po r ejemplo, de Mé

xico y Brasil.

No existe po r otra parte continuidad en las políticas regionales de

cooperación como po r ejemplo sucede con el programa Ibermedia o

la ATEI (Asociación de Televisión Educativa Iberoamericana), elúni

ca canal iberoamericano que hoy hace factible el intercambio y dis-

tribución a escala continental de una programación y producción propia de carácter educativo y cultura l. Si bien a través de ATEI hoy se

desarrollan programas internacionales de formación y actualización

profesional en modalidad a distancia, la limitada capacidad de recur

sos y estabilidad financiera ha dado al traste con la idea de un medio

iberoamericano de educación, actualmente además con notables reza-

gos en su apues ta po r liderar la convergencia tecnológica digital en

materiade comunicación y educación (Moreno Domínguez, 2005). El

fracaso de esta apuesta audiovisual se debe en buena medida a la falta

de voluntad política y al objetivo instrumental que inspiran muchas de

las iniciativas de cooperación con América Latinadesde países del Nor

te. Es el caso, po r ejemplo, del programa ALIS. Esta iniciativa de la

UE ilustra con claridad la decidida política comunitaria de expansión

y control de las telecomunicaciones po r transnacionales como Tele-

fónica en países estratégicos como Argentina, así como la destacada

presencia del capital financiero en la región con intereses en medios de

comunicación social y servicios avanzados de telecomunicaciones. El

programa, que nace con un presupuesto asignado de 85 mil lones de

256

Dado el enfoque mercantil y restrictivamente difusionista del progra-ma, que como decimos sirve a los intereses de a m p l i a c i ? ~ de los.mer-

cados de los grandes grupos telemáticos europeos, América Latina ha

tomado la iniciativa de articular las políticas de cooperación organi-

zando encuentros como elde Ciudad de México con expertos de lare-

gi ón y de la UE para elevar conclusiones y propuestas ala Cumbre de

Jefes de Estado de ambas regiones celebrada en Guadalajara con el ob

jetivo de establecer alianzas estratégicas entre los países de la UE y

América Latina diversificando los mercados y ofertas culturales. Pero

de momento este tipo de iniciativas ha contado con escaso eco y desi-

gual respuesta. Existen, ciertamente, proyectos como el foro VIRTUAL

EDUCA, iniciativa iberoamericana del año 2000 con apoyo de laAgen-cia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo (OEA), la UE

y el p rograma Info XXI del Gobierno de España, que están tratando

de potenciar el desarrollo tecnológico y el e-learning como forma de

superación de la brecha digital en la región. .' .Ahora bien, lavoluntad de conformar un ámbito Ibero amencano

certificaciones, capacitación y cooperación y apoyo mutuo no consti-

tuye aún un objetivo estratégico de los programas internacionalesde

cooperación de América Latina y la UE. La opción clara definida

de futuro eslavíade propuestas como UNIVERSIA,un claro ejemplo de

vertebración comercial de la Sociedad del Conocimiento. La mayor

plataforma universitaria de información y servicios que existe en In

ternet -con más de 840 universidades de España, Portugal y América

Latina, con un tráfico de más de 65 millones de páginas vistas po r los

usuarios- confirma la apuesta gubernamental de países como Españay

del propio sector educativo de los países latinoamericanos por unmo

delo de integración liderado por empresas privadas y grandes compa-

ñías de telecomunicaciones, bajo tutela del capital financiero, al objeto

257

básicamente de garantizar la explotación de las redes educativas en el

ámbito iberoamericano a escala global.La renuncia política de los gobiernos latinoamericanos a tratar de

definir proyectos autónomos de cooperación regional e integración

tecnológica en materia de comunicación, educación y cultura se apre

cia incluso en las más avanzadas iniciativas de intercambio y conver

gencia económica.

1. Mercosur,Un proyecto emergente por definir

tellano y portugués- los intercambios comerciales y educomunicativos

son más fluidos que en elMercado Común Europeo.De nada ha servido pues el apoyo que la Unesco ha brindado al

Grupo Mercado Común de Mercosur para ofrecer apoyo técnico en

materia de educación y comunicación social. Las políticas de integración regional han quedado marginadas sistemáticamente de la agenda

pública al ser sancionada la liberalización como principio básico del

Tratado, sin ningún tipo de excepcionalidad:

Lacomunicación [en resumen] es unamercancía más. Al no establecer nin-

guna excepción paracon los productos culturales, éstos quedan asimilados

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El acuerdo comercial deMercosur esel ejemplo paradigmático de apues

ta por una vía regional de integración económica cuyas expectativas de

progreso han frustrado lasalternativas emergentes en elsubcontinente latinoamericano. La iniciativa argentina y brasileña con el concurso de Pa

raguay y Uruguay, y hoy también de Bolivia y Chile como Estados asociados, apenas ha madurado desde el Tratado de Asunción (1991), en

parte debido quizás a su propia concepción original. De hecho, en elartículo primero delTratado de Asunción, la creación delMercado Común

del Surquedó circunscrita a la libre circulación de bienes, serviciosy fac

tores productivos entre los países signatarios; e! establecimiento de un

arance! externo común y la adopción de una política comercial única; la

coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados miembros; y la armazón legislativa en áreas estratégicas para el for

talecimiento del proceso de integración. Quedaron excluidos por tantoaspectos centralescomo laintegración cultural y educativa, pese a que en

tre los gobiernos integrantes del acuerdo existeconsenso sobre laimpor

tancia que tienen las políticas culturales para profundizar la alianza estratégica regional.No obstante, los esfuerzos de cooperación en elmarco

de Mercosur de momento no han avanzado significativamente en iniciativas estratégicas que hagan operativa la incorporación de las industrias

culturales al desarrollo regional, pese a la existencia de diversos foros de

agentes culturales y poderes públicos con e!propósito de conocer la realidad que comparten los paísesmiembros firmantes del acuerdo y poder

asídefinir indicadores y políticas culturales a este nivel.Las expectativas

depositadas en el Mercado Común del Sur en 1991 se han visto además

frustradas por lacrisiseconómica de algunos de sus paísesmiembros y la

falta de voluntad política para una integración político-económica más

avanzada. Y ello pese a la ventaja comparativa respecto por ejemplo a laUE por la uniformidad lingüística.Con sólo dos lenguas oficiales --{;as-

258

a cualquier otra mercancía y, por lo tanto, comprendidos en este ~ é g ~ r n e n .Toda política o medida posible de ser interpretada como p r o t e c c l O m ~ t a o

reguladora, esdenunciable comoviolatoriadelTratado,lesiva paralalibertad de comercioy de empresay atentatoriadel principiode librecompetencia, dando lugar a sanciones económicas rigurosas paraelpaís infractor

(Mendes de Barros, 1994: 59).

En el sector educativo, en cambio, se observa una política más activa

de intervención. Como en Europa y en Estados Unidos, los países deAmérica Latina han comenzado a desarrollar sistemas de acreditación

de las carreras universitarias. Los responsables de educaciónde los paí

ses del Mercosur han iniciado, por ejemplo, elproceso con las carreras

de ingeniería, medicina y agronomía. Para ello seha adoptado e!criterio estadounidense de distinguir entre la acreditación institucional, re

ferida al buen gobierno y funcionamiento de la Universidad, y el pro-

grama de acreditaciones de las titulaciones, modelo por cierto tambiéninstaurado en la UE, de forma que se ha universalizado un sistema de

control que introduce en la educación un proceso empresaria! de jus

tificación y control de calidad en los procedimientos en forma de evaluación de resultados según criterios e indicadores estandarizados. El

objetivo es orientar las funciones educativas y vincular la mediación

cognitiva (informaciona! y cultural) a la capacitación de los recursoshumanos según las necesidades y principios de eficacia del sector pro-

ductivo, tratando para ello de modernizar las formas de canalización ytransmisión de! conocimiento por medio de las NTIC.La experiencia en países como Argentina es ilustrativa a este res

pecto de la nueva visión latinoamericana de la educación:

Los lineamientos educativos oficiales (al menos a partir de la ReformaEducativaemprendidapor los gobiernosnacional y provinciales) refuer-

259

zan laproducción de representaciones tecnoutópicas. Por un lado, se pro-

mueve la incorporación de las tecnologías a los conocimientos básicos en

elmarco de una proclamada transformación educativa. Pero la transfor-

mación propuesta no torna en cuenta las condiciones concretas de la so-

ciedad argentina, ni sus conflictos estructurales, ni sus contradiccionesma-

teriales, ni menos aún lasituación de un sistema educativo profundamente

segmentado. Más bien esa transformación está profundizando la segmen-

tación, la discriminación y laselectividad. En realidad, se supone que ladi-

rección tccnocrática de la sociedad serála garantíade una vida armónica,

equilibrada y feliz (mucho de esta dirección está presente en las ideas de

calidad, competencia, eficacia, eficiencia, racionalidad en la gestión, etcé-

tera). Sin embargo, la presunta autonomía del imperativo tecnológico es-

Al mismo tiempo, el gobierno de Lula ha favorecido líneas de arti-

culación en proyectos como UNIREDE y e!Programa de la SI con re-cursos de! Fondo de Universalización de los Servicios de Te!ecomuni-

caciones (FUST) para promover experiencias creativas entre e! sector

educativo, las TIC y los movimientos sociales, ampliando así las posi-bilidades y formas de organización de las redes digitales. Desde 1994,e!

sistema educativo brasileño ha experimentado sin embargo un proceso

de reestructuración sin precedentes que ilustra e! alcance de las refor-mas de integración cultural de! actual gobierno. En aquel entonces, la

alianza liberal conservadora adoptó e!discurso tecnológico de la revo-

lución silenciosa, convirtiendo la educación en una plataforma política

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conde su propia historicidad, el juego de intereses que lo ponen en mar-cha y las reglas de exeIusión que operan sobre otros intereses (Huergo,2000: 3).

Existen, ciertamente, experiencias innovadoras como los «laboratorios

de informática» en Buenos Aires, y e!programa "Proyecto», dirigido

a mejorar sustancialmente la calidad educativa, así como la igualdad de

oportunidades, a partir de los medios digitales desde parámetros no ne-

cesariamente idealistas o tecnocráticos de educación, pero las políticas

públicas hegemónicas en países como Argentina y e!resto de AméricaLatina se distinguen generalmente por lo contrario.

Quizás laúnica excepción es Brasil, que viene tratando de articular,

no sin numerosos obstáculos, un proyecto de SI no sólo limitado a la

Administración Pública, como suele ser habitual en numerosos países,

sino procurando definir una visión estratégica desde e!punto de vista

político, económico y cultural. Un ejemplo de integración productiva

es e!programa TELECURSO 2000, un proyecto te!eeducativo dirigi-do a más de so millones de receptores potenciales, de la educación bá-

sica a la formación de adultos. El programa, con participación pública

y privada, nació como proyecto de televisión educativa y hoyes plan-

teado como un programa multimedia y de eduentretenimiento variado;

cuenta con e!apoyo de! Ministerio de! Trabajo, con un impacto supe-rior a los 3 millones de alumnos en edad laboral. En lamisma línea, e!

canal FUTURA ha nacido como propuesta multimedia de! Ministeriode Educacióndirigido a comunidades y zonas de Brasildesconectadas de

la SI, con e!apoyo de empresas líderes y fundaciones privadas. El deno-

minado "canal de! conocimiento» es la primera red privada de televi-

sión educativa con gran éxito y aceptación de todo tipo de públicos y

una audiencia de más de nueve millones de telespectadores.

260

de las reformas liberales y en motor, mediante las tecnologías de la in-formación, de la modernización mercantil de la economía nacional:

En nombre de la racionalidad administrativa, de la optimización de recur-

sosy delacalidad de los servicios públicosla restauración liberal empren-dió la acelerada transferencia de patrimonio social a la iniciativa privada.

En Brasil, este proceso resultó un drenaje de recursos presupuestarios de

laUnión, de losEstadosy losmunicipios para agentes externos. La inver-sión de prioridades políticas implicó el financiamiento de operaciones es-

peculativas en detrimento de las inversiones en la producción industrial.

Como enotros países sujetosa lainfluencia ultraliberal hubo pérdidade lacapacidad de decisiones estratégicas y desindustrialización (jambeiro,Bo-

lañoy Brittos, 2004: 158).

Por otra parte, el aparato del Estado fue puesto alservicio de laprivati-

zación de la esfera pública con el concurso de grandes corporaciones

transnacionales que terminaron por desnacionalizar la economía brasile-

ña. Como resultado, "las políticas de educación pública superior fueron

drásticamente afectadas por la reducción presupuestaria. Las restriccio-

nes financieras fueron dirigidas alestímulo de laprivatización de laense-

ñanza, la ampliación del mercado educativo y elfomento de políticas de

autosubsistencia de lasinstituciones públicas. La política educacional fue

orientada para la definición de áreas de intervención estratégicas. Sec-

tores educativos más rentables, gracias a omisiones gubernamentales,

quedaron reservados a la iniciativa privada. La enseñanza fundamen-

tal, masificada y precaria, es contemplada con programas focalizados.

En esta esfera, los programas educacionales tienen viabilidad gracias al

consorcio de instancias de! Estado con organismos no gubernamentales,empresas privadas y agencias financieras» (jarnbeiro, Bolaño y Brittos,

2004: 163).

261

Así, hoy la apuesta po r medidas de inclusión digital no llega sino acorregir los desequilibrios de la llamada «revolución silenciosa», in

corporando a sectores excluidos y socializando parcialmente y de ma

nera desigual la información y el conocimiento a través de programas

que, pese a lo avanzado e innovador de sus contenidos, no logran re

vertir una estructura formal de poder, un sistema educativo y cultural

crecientemente concentrado, que hoy además está en vías de ser pene

trado po r grupos foráneos en lo que podríamos calificar como un nue

vo proceso de colonización cultural.

1. El fomento de la cul tu ra de u so de las TIC entre la comunidad es

colar y los dirigentes del país.

2. La coordinación de iniciativas de cooperación y políticas públicas

entre las regiones.

3. El diseño de modelos didácticos autónomos dentro del aula.

4. El desarrollo y adquisición de materiales educativos.

5. La consolidación y actualización de la infraestructura tecnológica

de producción y transmisión televisiva.

6. La promoción de la diversidad cultural.

7. y la consolidación del Sistema Nacional de Imagen e Información

Educativa po r medio de la digitalización, documentación y sistema

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4. Mercado, economía y políticas de recolonización

México es quizás el país de América Latina que más directamente está

experimentando, a diferencia de Brasil, este proceso de influencia cul

tural. y ello pese a que en materia de polít icas públicas de comunica

ción y educación espionera en la región. Desde los años sesenta, elpaís

viene desarrollando una activa política de comunicación educativa en

muchos casos a la vanguardia de las experiencias internacionales. Pro

gramas po r ejemplo como Telesecundaria vienen implementando la

educación y los satélites de telecomunicaciones como parte de un pro

yecto de articulación sociocultural del desarrollo endógeno, multipli

cando laexperiencia y calidad de la teleeducacióny elconocimiento en

particular en materia de Comunicación Educativa a través de diferen

tes organismos. En la actualidad, el gobierno mexicano viene desarro

llando iniciativas como EDUSAT -sistema digital con 12 canales de te

lev isión y 3 de rad io , al servicio del desar ro llo educativo- y la Red

Escolar de Informática Educativa para laconexión de las escuelas a In

ternet. Como algunos otros países que s iguieron las directivas de la

Unesco y Estados Unidos para modernizar y extender los sistemas de

formación virtual, México ha dispuesto en esta Iínea.un complejo y am

plio aparato tecnológico y un sistema público de información y capa

citación tanto reglado como no formal.

En esta línea, elPrograma Nacional de Educación 2001-2006 del sexenio panista fijó como prioritario la transformación tecnológica de la

educación en México, favoreciendo la convergencia de los medios de

comunicación de masas, las telecomunicaciones y los sistemas de pro

cesamiento de datos para el desarrollo del mercado nacional de cono

cimiento, fijando como objetivos y líneas de acción estratégicas:

262

tización de los acervos educativos pertinentes.

Como señala Delia Crovi, «a partir de estos enunciados podemos en

tender que prioridad para la educación significa más recursos, en tanto

que lacalidad se articula con la transformación global del sistema edu

cativo», por cuanto se busca «alcanzar un sistema de educación infor

matizado, estructurado, descentralizado y con instituciones de calidad,

con condiciones dignas y en las cuales los maestros sean profesionales

de la enseñanza y el aprendizaje». Por su parte, en el concepto «educa

ción de vanguardia» seperfila el uso de las nuevas tecnologías que per

mitirían a lapoblación «estar en contacto con la información y los co

nocimientos necesarios para su desarrollo» (Crovi, 2004a).El proyecto e-México del gobierno de Vicente Fax (2003) apunta en

la misma dirección al fortalecer la inversión en infraestructura comu

nitaria para el acceso de la población adulta:

Lameta esllegaral finalde! año 2006[en e!cual termina el período presidencial de seisaños deVicente Fax] contando con 20.000 plazas comunitarias, que contarán con acceso a Internet y equipo paravídeos. Estas pla-

zas, a lavez de ser centros para e!uso y apropiación de la red de redes,

buscan constituirse en lugares de captación y desarrollo de propuestas de

diversa índole que involucren e!uso de lasTIC. Disponen también de acceso a la red de televisión satelital Edusat que actualmente programa con-

tenidos educativos, entre los que destacan materiales del Instituto Latino-

americano de la Comunicación Educativa y el sistema de Telesecundaria

(Crovi,2004).

Por medio de este t ipo de iniciat ivas , México se ha convert ido en ex

portador y líder en transferencia de programas y tecnologías hacia Cen-

263

troamérica y países c,:,moCuba, Colombia o Bolivia. El propio pro-

y e c ~ o de T e l ~ s e c u n d a n a ha sido aplicado en diversos países de América

Latina capacitando a profesionales de la comunicación y de la enseñan

za en el usa de la televisión educativa. Esta cooperación internacional

no ha SIdo. sin embargo articulada en programas multilaterales, pese a

la existencia de proyectos como el ILCE, sino más bien bilaterales, es

peclaln:.'"ente con Estados Unidos, lo que objetivamente ha limitado las

posibilidades de d ~ s a r r o l l o y crecimiento de un sistema propio de co

municacron edu?atlva en elpaís por latransferencia tecnológica y lade

pendencia economica can los socios del N arte en el marco del TLC.Como advierte Rosa María Torres:

po r el excluyente acceso y el usufructo de los principales bienes y ser

vicios de información, comunicación y cultura. Dado el alto nivel de

concentración de la propiedad y de centralización de los productos la

tinoamericanos, es infundada la visión idílica que alienta las expectati

vas de mayor acceso y democratización cultural con la construcción de

la Sociedad de la Información:

La situación de las industrias info-comunicacionales en América Latina

presenta importantes contradicciones. Po r un lado, desde ladécadade 1990

se asistió a una transformación que implicó que los Estados nacionales se

desprendieran de activos, especialmente en el sector de las telecomunica

ciones,yse consolidara elpredominio del mercado en laproducción

ydis

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Ayuda basada en elconocimiento es, esencialmente, ayuda basada en laasi

m ~ t r í a ~ o r t e / S u ~ , dador/receptor, desarrollado/no desarrollado, conoci

m l e n t o h g n o ~ ~ n C 1 a , e n s e ñ ~ r l a p r e n d e r , pensar/actuar, recomendar/seguir la

recomendación, crear/aplicar, El Norte se ve a sí mismo básicamente co

mo p:oveedor de conocimiento y ve al Sur como un consumidor de

c o n o c l m l e n ~ o . El ~ o r t e piensa, conoce, difunde, diagnostica, planifica,

crea estrategias, realiza y valida investigaciones, proporciona asesoramien

to, modelos, lecciones aprendidasy hasta perfiles deseados. El Surdeseo

ll?Ce, aprende,. r ~ c i b e , aplica instrumentos. El Norte produce, sintetiza ydifunde conocirmento. El Sur ~ ~ o d u c e datos e información.El Norte produce recomendaciones de polít ica global a ser traducidos po r el SUPI . 1 ' r, en

anesNaciona esde Acción (RosaMaría Torres, en vv'AA., 2003: 16).

Desde este punto de vista, en América Latina es cada vez más preciso

Impulsar estu.dlOs c u a ~ 1 t I t a t i v o s y cualitativos comparados para poder

evaluar y definir los ejes de contribución del sistema cultural al desa

rrollo de la región. ~ ' E n este punto se ~ e s t a c a la situación subalterna quepadecen las pequenas, medianas y microempresas del sector debido a

debilidad económica y organizativa, para contar con s i s t ~ m a s pro-p l ü ~ de recolección y procesamiento de datos, pese a que en América

L a : l ~ a representan, aproximadamente, entre el 75Yel 85% de lafactu

r a c ~ o n y el e ~ p l e o d.e las IC (Industrias Culturales). SituacYoll que

obliga a una. n : . ' " ~ s efectiva gestión po r parte de los organismos del Esta

?O para p o s l b ~ l t t a r una mayor equidad en el plano de las competenciasmterempresanales, además de preservar la diversidad cultural repre

sentada por. las PYME del sector» (Getino, 2004: 2).

El estudio de.Ios profesores Martín Becerra y Guillermo Mastrini

sobre las industrias culturales en la región demuestra que el actual de

sarrollo de las industrias culturales en América Latina se caracteriza

264

tribución de bienes y servicios culturales y comunicacionales. Según los

principales impulsores de esa política, la apertura de los mercados facilita

ría laexpansión de los mismos y estimularía el acceso de importantes fran-

jasde la población al consumo de tecnologías y bienesculturales que hasta entonces se hallaban fuera de su alcance. Sin embargo, las estadísticas

reflejan que en lamayoría de lospaíseslos índicesde inequidad en la dis

tribución del ingreso se han agravado. En términos generales, se mantiene

la exclusión del acceso de amplios sectores de lapoblación al consumo de

los bienes y servicios básicos. Cabe destacar, en relación con el sector in

fo-comunicacional, que si bien algunos índices de acceso tecnológico creo.

c ie ron en los años 90, se aprec ia que la posibilidad de un consumo cultu-

ral diversificado queda limitada a una porción minoritaria de la población

(Becerra y Mastrini, 2004: 3).

El acceso universal es po r lo tanto una promesa siempre postergable

considerando las barreras estructurales de acceso a la tecnología y a los

servicios de comunicación en los países del subcontinente, puesto que

la construcción de la SI es abordada desde presupuestos técnicos y eco

nómicos, cuando se trata, sin duda, de un proyecto político e ideológi

co particular.

La def in ic ión de los mapas de t ráns ito y los rumbos sociales que

adopten las nuevas formas de mediación en la sociedad-red conciernen

sin luga r a dudas al Estado y a los poderes púb licos. No se tra ta sólo

de un asunto de productividad y desarrollo, sino antes que nada implica un problema de construcción de la esfera pública y la democracia y

una cuestión de orden social que, po r lo mismo, debe ser objeto de dis

cusión po r la ciudadanía y los agentes culturales, especialmente en so

ciedades polarizadas cuya estructura social inequitativa resulta tan de

sequilibrada como en los países latinoamericanos.

265

VII

A modo de epílogo.

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Conclusiones y anotaciones almargen

La tradición de todas las generaciones muertas

oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.

K.MARX

Progresar es realizar utopías.

o. WILDE

A lo largo del libro hemos comprobado cómo las nuevas tecnologías

digitales han propiciado el desarrollo de nuevos modelos comunicati

vos y de educación aplicados a la formación permanente y a distanciaque empiezan a modificar las estrategias institucionales de gestión, re

gulación y organización de la socialización del saber y del conoci

miento y de reproducción de la fuerza de trabajo de los gobiernos na

cionales y a escala global. La reestructuración cultural del medio

educativo por acción de los sistemas comerciales de información no só

lo impugna la centralidad del monopolio formal de la enseñanza pú-

blica en la socialización del saber por los instrumentos multimedia y el

proceso de semiotización de la vida cotidiana, además significa según

hemos visto un proceso de reconversión de la dinámica científico-tecnológica entre el sistema educativo y la industria electrónica.

Tales transformaciones del ecosistema comunicativo y del entornocultural plantean como consecuencia dudas e incertidumbres cruciales

sobre cómo articular en la sociedad de riesgo esta explosión de diver

sidad e integración en las estrategias curriculares de la educación for-

267

mal con los nuevos medios de difus ión, cómo distribuir equilibradan,tente el capital simbólico en un entorno desigual de distribución de lanqueza y del conocimiento en la sociedad digital y a través de qué estrategias metodológicas implementar los nuevos contenidos formativos en un nuevo ecosistema cultural tan convulso y mudable que apen,as hemos e m p e z ~ d o a c o n o ~ e r las características de sus lenguajes ylógicas de mediación por su visible jncidencja en las prácticas culturales de la ciudadanía, especialmente cuando «nuestras prácticas comunicanvas actuales van muy po r delante de nuestros sistemas reflexivos delenguaje dominantes en la enseñanza" (Pérez Tornero, 2000: 96).

este e s c e ~ a r i o emergente, seplantean, desde una perspectiva necesanamente critica, numerosas preguntas a debatir: ¿Cuáles son las es

Sila «comunicación está relacionada con todos los aspectos de lavida reviste evidentemente la máxima importancia reducir rápidamentey ~ o l m a r progresivamente las grandes d i s p ~ ~ i d a ~ e s que subsisten a este respecto» (McBride, 1987: 434). La cuesnon básicamente consiste endecidir si es razonable seguir con un modelo de desarrollo arbitrario (lamano invisible del mercado) que profundiza dichas disparidades o, po rel contrario, optar po r la planificación democrática para s u p ~ r a r estacaótica situación, más equitativa y racionalmente. La educación es, enesta línea, el único espacio de democratización de las nuevas tecnologías que puede favorecer procesos.de r e c o n s t r u c ~ i ó n . ~ ú b l i c a y movilización social para acometer políticas de cornumcacion educatlv:a que

con uso

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trategias de oposición y resistencia cultural a laprivatización del campo de la comunicac ión y la educación? ¿Cómo articular alternativascomunes más allá de la tradicional oposición entre sector público e intereses pnvados? ¿Es posible un sistema desconcentrado, descentralizado y plural de información y comunicación? ¿Qué estrategias reguladoras pueden ser implementadas para salvar la c rec ien te brechadigital en el acceso, producción y distribución de información y conocimiento? ¿Qué marcos jurídicos y políticos son más adecuados al actual proceso de integración y convergencia de la Sociedad Global de laInformación? ¿Qué papel debe tener la ciudadanía y los profesionalesde la educación en las políticas públicas de comunicación educativa?

En otras palabras, el reto que ha de abordar la Comunicación Edu-cativa : o c i o c r í t i c ~ es vislumbrar cómo pueden los proyectos de comu-

~ 1 ~ a c l O n alternativa y de educación popular articular un proyecto po -

lítico en torno a las nuevas tecnologías de la información. No tenemosmuchas certezas ante t o d ~ s estas cuestiones. Sólo podemos asegurarque la principal tarea política, de orden práctico, y teórico, es tratar deexpandir lo común en la educación y la comunicación colectiva y formular políticas de comunicación que faciliten «los servicios sociales

e ~ u c a t i v o s , científicos y de otra índole" para todos , tal y como p r o p o ~rua el Informe McBnde hace más de dos décadas. «Los riesgos de laap;opiación de la comunicación po r grandes grupos y de la desiguala

cion en el acceso son tan grandes que, lejos de una desregulación, en esépoca de extensión cualitativa de los mercados, se requiere profun-dizar en la regulación, eso sí, con herramientas adaptadas a los ámbitoster;ltonales, a las quiebras estructurales del sector cultural y comunicativo y a las especificidades de los ámbitos digitales" (Álvarez Mon-zoncillo y Zallo, 2003).

268

aborden garantías de éxito la inclusión digital y el inteligentey product ivo de los nuevos s is temas de información frente a la reproducción de los círculos de pobreza y marginación que proliferan como

resultado de las políticas públicas liberales o directamente mercantiles.En el marco de un contexto donde los derechos ciudadanos han SI

do erosionados y objeto de un proceso de transformación individual,los ejes clave de esta apuesta de intervención pasan por:

La democracia participativa.La idea de servicio y responsabilidad pública.El control social.La financiación pública de iniciativas comunitarias autónomas.

El compromiso con estos ejes de actuación presupone reformular laslógicas políticas tradicionales. De acuerdo con el p r o f e s o ~ Bustamante(2004), las políticas culturales deben adaptarse a nuevas circunstanciasconsiderando:

- Que deben repensar sus objetivos y orientaciones, renunciando aplantear una visión totalizadora del Estado como gestor de las redesy creador directo de los servicios. .Que no es adecuada a la cul tura cot idiana un enfoque « d ~ s p ó t l ~ oilustrado» pues cada día es más determinante la partlClpaclOn SOCial

y ciudadana activa.Por otra parte, no es posible pensar las políticas culturales desde unmodelo centralista pues las instancias regionales y locales, más cercanas a las demandas y necesidades de los ciudadanos, son ~ c t o r e sprivilegiados para un desarrollo equilibrado del nuevo ecosistemacultural.

269

En el marco de las políticas transnacionales de convergencia econó

mica como la UE o Mercosur, las políticas públicas de comunica

ción deben además ser concebidas como resultado de consensos de

mocráticos en foros internacionales y ser planificados desde una

nueva cultura de la cooperación.

Los mecanismos de protección y regulación deben, finalmente, ser

revisados promoviendo y fortaleciendo la industria con sistemas

normativos más eficaces y potentes.

Esta apuesta de actualización política ha de trascender, por fuerza, el

marco conceptual del Estado-nación para pensar transversalmente la

cultural global a escala planetaria. Propuestas de creación de autorida

dirección. Pero para ello es preciso pensar c o n s i s t e n t e m e ~ t , e el ~ a r c ohistórico-estrucrural que puede hacer viable esta onentaclOn teorico

metodológica. De acuerdo con la profesora DelIa C r o v ~ " sabemos que

«lacomunicación educativa como campo relacIOnal,medlatlco,,Interdls

cursivo y transdisciplinario tiene frente a laSI y a las:nc d e s a f l o ~ de Investigación que se sitúan en el orden económiCO, político, tecnológico y,

por supuesto, pedagógico" ( C r o ~ i , 2004; 4). Entre tales retos, destaca la

necesidad de los análisis econólt11co-pollticos sobre la emergencia de los

nuevos actores de la enseñanza privada y sus i n t e r ~ s e s compartidos con

la industria mediática y el capital financiero, espeCialmente c ~ a n d o , co

mo observamos, «la educación está pasando de un modelo público a un

mercado abierto donde aparecen nuevos intereses y actores. En este con

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des globales de comunicación similares a la Comisión Federal de Co

municaciones (FCC) de Estados Unidos podrían regular estos proce

sos garantizando la igualdad de acceso y la disposición pública y libre

de la información y el conocimiento, pero no resolverían eficazmente

muchos de los problemas que afectan al sector cultural. No es posible,

en fin, en un nuevo con texto y una nueva d inámica social, t ra ta r de

pensar e intervenir políticamente con los mismos sistemas e instru-

mentos. La teoría crítica debe en este sentido practicar un pensamien

to de la crisis consciente de estas transformaciones complejas, gene

rando nuevas estrategias de intervención y una nueva polít ica de la

complejidad. Del programa al diagrama, el diseño de políticas transformadoras en el actual sistema económico-político debe proyectarse

más como un plano y estrategia de recorrido, a modo de caja de he-

rramientas, que como un plan acotado y definido -o definitivo- de ac

ción. El reto de la convergencia digital, diríamos, debe ser pensado co

mo una política de la reterritorialización nómada, móvil, fluyente y

creativa de conexión y transformación social. Más aún cuando, enla era

de Internet, la ciudadanía dispone potencialmente de medios para dise

ñar el entorno social, "para componer el medio, formar comunidades,

construir identidades, tejer alianzas, forjar nuevas referencias y liberar

la mente de su aspiración a la normalidad" (Guattari, 2004: 40).

Las nuevas propuestas metodológicas de comunicación educativare

conocen, genéricamente en esta línea, que la participación con nuevastecnologías exige una ecología social de la inteligencia colectiva, una cul

tura del aprendizaje activo, definiendo nuevas estrategias de autoobser

vación y construcción social que desarrollen la capacidad de interacción

con otros, de implementación de solidaridades creativas. Parece lógico

pensar que las políticas públicas sean redefinidas también en la misma

270

texto, su relación con la SI reafirma unavez más la necesidad de c o n t ~ rcon investigaciones transdisciplinarias en las c u ~ l e . s la comurucacion

puede jugar un papel destacado analizando,los múltiples modelos y es

tructuras que dan forma a la nueva e d u c a ~ l O n " (CroVI, 2 0 ~ : : 5).En este empeño, el papel de la U l l l v ~ r s l d a d y la f ~ r m a c l O n de ~ o m u -

nicadores y pedagogos esvital. En un tiempo c?mo este de Incertidum

bres y crisis, de turbulencias sistémicasy .camblOs acelerados, f ? r t a l ~ c e relliderazgo social de laAcademia convIrtiendode nuevo laU l l l v e r s ~ ~ a den una escuela de ciudadanía y democracia, de ética y saber proposltiVO

se nos antoja una apuesta estratégica. N e c e ~ i t a m o s ciertament,e una nue-

va formación profesional de los educomulllcadores que contnbuya pro

ductivamente al cambio social. En palabras de María Teresa QUlroz:

Dentro de sus claustros, y frente ala sociedad,la Universidad tiene que de-

fender en voz alta la libertad y la crítica académica y acercarse a c ? m p ~ e n -der y expresar la diversidad cultural de los pueblos [...] La Ulllverstdadpuede y debe batallar por reconciliar el c o n o C l m l e ~ t o , la c l e n c ~ a , y el s a ~ e rcon la prosperidad, el desarrollo, la justiciay la Igualdad, evitando elfraccionamiento entre el pasado y el presente, el conOCImIento [rurnanistt

ca y el científico, la tecnologíay elarte (Quiroz, 2004: 2).

La formación, en fin, de los profesionales de laenseñanza y la i ~ d u s -tria cultural debe ser concebida como un proyecto de c ~ p a c l t a c l O n de

planificadores de la comunica.ción p ~ r ~ el desarrollo social, como unamisión cívica y una responsabIlidad civil que debe ser p e r n ~ a n e n t e m e n -te renovada y atendida en la educación continua por la Ulllversldad:

La formación ya no se agota en el pregrado, y v i ~ i m ~ s .. en permanente

torno de nuestros egresados en busca de actuahzacrón. Pero la actuali-

271

zación no es tecnológica, no es meramente informativa, no es de canti-

dad de conocimientos. Se trata de una actualización o una educación

continua que le dé más sentido al conocimiento, que confronte saberes,

que incentive el desarrollo de proyectos, desde una mirada estratégica,

que forme política y culturalmente, que infunda confianza al estudianro

en su capacidad de apreciar,criticar y proponer de maneralibre (Quiroz,2004: 4).

y ello a partir de nuevas miradas y exigencias productivas que, paulatmamente, asuman como propias lafunción educativa y cul tura l en el

desarrollo de la Sociedad del Conocimiento de acuerdo con los nuevos

horizontes cognitivos y los requerimientos de la cultura digital, lacual

está cambiando significativamente el propio papel de los intelectuales

Las fusiones mediáticas continentales que definirán, a medio plazo,los usos, soportes y modalidades de integración socia l de las n ~ ~ v a stecnologías como medios de información y conocimiento, las políticas

de implantación de las redes telemáticas y su In:pacto en las esferas 0;1-

cropolíticas de los espacios y sistemas institucionales de o r g a m ~ a c l O nlocal de lalógica del valor en relación con el aprendizaje hace? .mas que

nunca necesario, según hemos tratado de argumenur: un análisis de laEconomía Política de la Comunicación y la Educación que apunte las

tendencias, lógicas y principales c o n t r a d i c ~ i o n e s en el desar ro llo delas estrategias de valorización de las industnas ~ u l t u r a l e s , a fin de po

der definir los puntos de intervención y cambio social, CIertamente,

«un discurso pedagógico que anal ice globalmente el Impacto de las

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en nuestras sociedades posmodernas.

De la representación subjetiva del cambio histórico y lafunción ex

clusivamente ideológica, los trabajadores de la comunicación, la edu

cación y la cultura han pasado a participar activamente en el diseño de

la economía semiotizada y a configurar las formas de «producción in

formada». La educación del siglo XXI debe pensar en este contexto la

transformación del trabajo intelectual por la mediación de las TIC an

te la doble modificación de la que es objeto: po r un lado, de acuerdo

con el profesor Bolaño (2005), la expropiación del conocimiento y su

articulación con las necesidades productivas, al tiempo que por otra

parte se produce una intelectualización generalizada de los procesos detrabajo convencionales. En otras palabras, el capital se ha convertido

en cultura, en información. «Se inicia de este modo una revolución del

conocimiento que postula la intrínseca relación entre pensamiento y

acción; se piensa aquello que se puede hacer y se hace aquel lo que se

puede pensar». Este es ellugar, según apunta el profesor García Roca,

donde el conoc im iento, la ética y la pol ít ica se funden y se aúnan de

forma, desde luego, contradictoria, lo que sin ningún género de dudas

exige un análisis económico-político de la construcción de la sociedad

global de la información atendiendo a las complejas articulaciones de

lo público y lo privado , de los procesos de subsunción real de la so

ciedad po r el capital, de la educación por la industria electrónica, del

espacio público (Castells, 1995), Ydel imaginario, con la extensión de

la lógica del valor de las industrias culturales en el proceso de organi

zación del mercado global y de integración de los espacios regionales

de competencia y reproducción del capital financiero e industrial (García Roca, 2004: 215).

272

po

t encia l de las mismas en relac ión con los procesos l O d l ~ l d u a l e s deaprendizaje. Requiere, también, analizar las NNTT en relación con los

cambios sociales, políticos y culturales que las mismas p ~ o . m u e v e n enel interior de nuestras sociedades y en consecuencia identificar las res

ponsabilidades y retos educativos implicados, de cara a promover una

mayor justicia social y [el] progreso democrático» (Area,.1997: 1)'.

requiere, como advierte Orozco, «un e n ~ r ~ e esfuerzo de l r n a g l ~ ~ c l 0 ncientífica para investigar y generar conocimiento sobre las c o n d l ~ l O n e sque permiten reverti r el hecho de que es a partIr de la tecnología des

de donde deben estructurarse los nuevos procesos comunrcativos y

educativos -y no al revés- para propugnar ~ r i e n t a r el nuevo d e s a r ~ o l l otecnológico a partir de los objetivos comurucativos, culturales, SOCIales

y democráticos deseados» (Orozco, 1997:44):. . .

En este sentido, sólo un análisis del neocapitalismo l O f o r m a t l v ~ y lasociedad global de la información en relación con proces?s políticos

e ideológicos que tienen lugar, desde el punto de . ~ I s t a de las implicaciones sociales y educativas, por elproceso de expansión del c a p l t a l t s m ~ ~ o r -porativo global, puede dar cuenta de los límites y opCIones estrateglc,as

que se perfilan en el sistema educativo con elproyecto de construccion

de la llamada «sociedad cognitiva" (Herman y McChesney, 1999: 26).

Economía Política de laComunicación, o más ampltamente laEconomía

Política del Conocimiento, puede en elproceso de c o n s t r u c ~ i ó n dela Sociedad Global de la Información trazar el mapa y cartografías culturales

con las que proyectar formas de h a b i t a ~ e imaginar el.mundo diferentes,

ecológicamente potentes y articuladas, mtegradas s o c l a l ~ e n t e .Y productivas desde elpunto de vista cultural. A tal fin, es n ~ c e s a n o realtzar almenos tres condiciones estratégicas para la teoría crítica comunicacional:

273

1. Identificar, a modo de «lectura sintomática», la trama de problemasy teorías con las que se conciben las realidades persistentes del nue

vo entorno informativo: la red de discursos, tendencias y construccienes conceptuales que la definen, a fin de reconocer el campo dc

luchas y voces.que hoy enmarcan los límites de acción y pensa

rruento emanCipadores. En este empeño, el concepto-fetiche de

«globalizacion» co,:stituye como hemos visto el principal referente

teonco d e ~ e r m l l l a eldebate político e intelectual en elcampo de

la c o m u n ~ c a c l O n . El modo de tratar estos cambios y sus implicaciones ideológicas es, como sabemos, divergente. La tendencia de mun

dialización y convergencia global de la economía y la cultura en el

nuevo sistema-mundo, que está transformando la estructura mate

rial de la información, requiere por ello una revisión de las teoriza

ológicos sobre los que se proyecta todo campo de trabajo intelectual, convirtiendo así la crítica teórica en, como irónicamente apun

ta Eagleton, retórica e ilusionismo posmoderno. En este sentido, la

lógica transversal de los procesos informativos contemporáneos co

mo basede los sistemas de valor del nuevo modelo de regulación so

cial no sólo rompe las fronteras y límites científicos convencionales,sino que además hace visible las contradicciones sociales que traslu

cen los discursos científicos y las políticas públicas que articulan el

proceso de cambio acelerado en la posmodernidad.2. Para que estas contradicciones sean dialécticamente productivas,

parece conveniente, en la actual crisis y marginalidad de los estudios

económico-políticos o, genéricamente, crítico-materialistas de la

comunicación, un análisis genealógico y de reconstrucción históri

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ciones h a b i t ~ a l e s que, m,ás. allá del idealismo pancomunicacional y

del determinismo tecnologlCo, asuma la radical revolución capitalis

ta en elcampo de lacultura, vinculando las actuales formas de desa

rrollo informacional con lagramática del capital, con la lógicadel va

lor y la subsunción realde los mundos de lavida por el capital. Vaya

po r delante pues esta primera conclusión: si la globalización informativa esel principal vector de los radicales cambios que hoy orga

l l 1 Z ~ las formas hegemónicas de poder, pensar sus territorios, el espacto del mercado, de las marcas y marcos políticos de producción

cultural que organiza y atraviesa el capital es, inevitablemente la

condición de todo saber sobre la comunicación. y ello pasa por superar las lecturas distributivas, dejar de observar la circulación ace

lerada de valores simbólicos y mercancías para atender, como criti

cara Marx, los sistemas de producción, desde una visión global de

los problemas y procesos sociohistóricos, en un momento de pro-

gresrva interconexión, convergencia y progresión interrelacionada

de los diversos espacios y realidades humanas. Es precisamente en

esta necesidad de ~ r a s c e n d e r , como siempre procuró elpensamientomarxista, latradicionalfragmentación y compartimentación de lare

a l i ~ a d por el conocimiento científico la que sitúa en una posición

privilegiada la crítica filosófica, política y epistémica de la Economía

Política al conocimiento instrumental que inspira no sólo el funcionalismo sociológico de la Mass Communication Research y sus epí

gonos de la teoría social de la información, sino también la pretendida apertura de los estudios culturales contemporáneos que, en el

campo de nuestros estudios, reproducen la tendencia al aislamiento

de la experiencia histórica y de los condicionamientos político-ide-

274

ca, a modo de retrospección disciplinaria, que haga visible las contradictorias condiciones sociales, académicas y político-culturales

que determinan el alcance del pensamiento emancipador en comu

nicación desde el punto de vista de los temas, métodos, problemas

y saber social acumulado sobre la realidad de las nuevas formas de

mediación. El primer reto sin duda es la reconstrucción histórica

de laformación de nuestros objetos de conocimiento. Y esvital que

este proceso se haga en regiones culturales periféricas como Latinoa

mérica precisamente por su situación dependiente en el sistema glo

bal de información, puesto que lamirada excéntrica y excluida de la

teoría crítica latinoamericana esla que mejor puede favorecer la reconstrucción de las lógicas incluyentes de la Sociedad Global de la

Información, haciendo explícitos, discursivamente y en la práctica

cultural, las reglas, formas de control y dispositivos reguladores del

modelo dominante de globalización informativa, no sólo respecto

de las industrias de laconciencia, sino más alláaún respecto a las ló

gicas de producción del conocimiento comunicacional que determi

nan la actual división internacional del trabajo intelectual. Máxime

si consideramos que el campo de laproducción, circulación y con

sumo acelerado de mercancías culturales es también el ámbito de

producción mediatizada de la vida, de los procesos biológicos y el

núcleo central del control y desarrollo de la sociedad contemporánea. De modo que los problemas de Economía Política de la Co-

municación no pueden ya circunscribirse a ladimensión social de la

comunicación, sino que ha de tratar de concebir y religar tales pro-

cesos con la producción industrial de las mentes y los cuerpos res

pecto altrabajo humano (en un sentido antropológico) y elproble-

275

ma estratégico del conocimiento en la valorización y reproducción

de lavida social y humana y los sistemas de dominación.

3. Finalmente, el programa de la Economía Política de la Comunica

ción no sería epistemológicamente coherente con su lógica científi

caSiesta forma de «triangulación recursiva» no es acompañada por

el cuesuonarrnento de las formas de posicionamiento y compromi

so social de la teoría con lapraxis de los movimientos sociales en su

proyección histórica, religando la actividad investigadora con la mi

rada y el afán emancipador y localizado de estos colectivos. De otra

forma: r e e d i t ~ r í a el fracaso del NüMIC y el aislamiento social, y

en definitiva político, de la teoría crítica, como ya sucediera hace dé

cadas en elámbito de los estudios en comunicación. Si bien las con

alidad liberadora de procesos y lógicas no pensadas ni siquiera imaginariamente po r la Economía Política. Esta incapacidad i n n o v a d ~ r a de

riva de la compleja capacidad de conocimiento y del elevado nivel de

conciencia que los nuevos procesos de comunicación productiva POSI-

bilitan, al exponer a los sujetos, a diferencia de las formas tradicionales

de comunicación, a los requerimientos y cambios incesantes del entor

no complejo e informacionalmente denso de llamada SociedadCog-

nitiva, lo que en consecuencia exige una amplia capacidad reflexiva de

los actores sociales para evaluar las situaciones y dar respuesta en cada

momento a las transformaciones del medio. Las comunidades son, en

otras palabras, comunidades inteligentes, organizadas para la acción.

Por primera vez, en otras palabras, la comunicación se ve expuesta aconvertirse en un saber para el cambio. y ésta es, a nuestro modo de

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t r a d i c c i ~ n e s f u n d ~ m e n t a l e s de este nuevo orden imper ial pueden

parecer Imperceptibles po r el control totalitario del mando infor

macional, mostrándose i1ocalizables, invisibles y elusivos los puntos

de articulación y transformaciones liberadoras, las alternativas de

cambio y movilización colectiva proliferan y se multiplican en los

pliegues del sistema. Así, las formas reticulares de lo «espectacular

Integrado» no sólo organizan los procesos de reproducción, sino

también las formas de cooperación y comunicación social dentro y

fuera sistema. Ahora bien, ¿desde qué bases y perspectivas pue-

de activar el poder de la crítica sus dispositivos emancipadores?,

¿qué alternativas tenemos para la acción transformadora?, ¿cómo

pueden ser reorientados los medios y tecnologías informativas en

un sentido democrático?, ¿qué líneas y ámbitos de actuación son

prioritarios para el diseño alternativo de una Sociedad de la Infor-

mación, en verdad, para todos? Responder a éstas y otras cuestio

nes fundamentales, decíamos al comienzo, exige sin duda un es

fuerzo de reflexión teórica que no es viable plantear en este breve

texto. Pero no nos resistimos a esbozar aquí algunas ideas.

fundación de un pe?samiento para el cambio social es, sin duda, el

primer paso para transitar de la concepción formal y sobredetermina

da de la comunicación multimedia global a la realización material de la

concepción democrática de las redes de interacción simbólica. En esteproceso no sepuede partir de cero. Las redes cívicas, los telecentros co

munitarioso las plataformas públicas antiglobalización están generan

do formas Innovadoras de apropiación y uso de las TIC, revitalizando

los procesos creativos de organizacióny desarrollo social que deben ser

explorados y asumidos conceptualmente, pues se trata de una nueva re-

276

ver, la principal aportación de las TIC, que nos lleva a pensar comu-

nicación vinculada a la acción, al desarrollo y necesidades radicales de

los sujetos y conjuntos humanos. Posibilidad que el propio d e ~ a r r o ' l l otécnico del sistema aporta, pero que no se puede real izar en el mtertor

del mismo sin la acción transformadora organizada de los sujetos, los

trabajadores intelectuales o intelectualizados del nuevo capitalismo.

Ahora bien, para ello, la comunidad académica de la comunicación,

además de hacer frente a las insuficiencias teórico-conceptuales y me

todológicas de la investigación, debe tratar de articular nuevas f?rmas

de organización que faciliten la autonomía SOCial y la construcción del

conocimiento complejo, vinculando física, material y socialmente losnodos de lared que nos produce. De laasunción de una ~ u l t u r a común

reflexiva y críticamente vinculada a las redes SOCIales antnmpenales de

pende, en verdad, elfuturo de la alternativa a la S ~ c i e d ~ d Global de la

Información. La Economía Política de la ComumcacJOn puede ser el

punto de partida para entender, en ese s ~ n t i d o , las ~ e 1 a c i o n e s sociales

desde una perspectiva abierta, no reduccJOlllsta y crrtrca. Pero no des-

de luego el punto de llegada. .Comenzábamos este singular «epílogo» encabezando con una CIta

de Marx nuestras reflexiones. Líneas más arriba hemos insistido en la

necesidad de reconstruir genealógicamente, como crítica teórica del

pensamiento emancipador, ellegado del que partimos. Remitir un pro-yecto alternativo a estas redes cívicas, a estos nodos críticos de trans

formación, significa cumplir una premisa fundamental del pensamien

to crítico: todo producto de la historia, como todo conOCImiento, debe

ser considerado históricamente y, más allá aún, ilustrado económica y

políticamente. La asunción y gobierno del devenir histórico, el propio

277

proceso de identificación y reconocimiento social, necesitan a este respecto de lapedagogía política de lamemoria. N o hay proyecto consistente de comumcaclón y educación popular que no ar ra igue su pro

puesta en experiencia recordada. Pues la fuerza generat iva de lacultura requiere de una memoria histórica rediviva capaz de revelar e!pasado para construir inteligentemente e!futuro. '

En este sentido, algún valor ha de tener lareconstrucciónde 10pa

sado es e! ?e c ~ m p h r una función vicaria de mediación sobre los mun

dos dela VIda dirimiendo laproyección de lo real desde 10potencial. Éste y no otro e! sentido de la utopía y de la libertad informativa como

~ u . t o r r e a h z a c l O n c u l t u ~ a l en e!ejercicio de autodeterminación sociopolítica, Como un eJerCICIO de palingenesia, como laconstrucción, en otras

palabras, de lo social desde lo colectivo, como un pensamiento y una ac

car,problematizar y elegir caminos diferentes: una memoria que no es acumulación de contenidos, sino que se teje corno narración histórico-cultu

ral (Huergo, 2000: 5).

Si, como reivindica el profesor Orozco, los investigadores de la comu

nicación tampoco podemos perder e! derecho a formular utopías, pa

rece procedente concluir que d a recuperación crítica del pasado denuestras prácticas investigadoras y e! análisis de nuestras propuestasde investigación de! presente son dos estrategias que permiten sedimentar imágenes probables de! futuro que buscamos hacer realidad ene! campo de estudios de la comunicación» (Orozco, 1997: 192) frentea la preeminencia de una cultura pragmática y una percepción de! pre

sente perpetuo, marcada, incluso teóricamente, po r el olvido de la his

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cion transformadora, to?a utopía es una forma de determinación denuestro presente y poslblhdades de acción, instituyendo una norma conla que medir la realidad d ~ s d e n ~ e . s t r a s aspiraciones colectivas y nuestros

r e c ~ e r d o s . Tod.a mediación política emancipadora exige po r ello la capacidad de a r t l c ~ l a c i ~ n social, de transformación sociopolítica de lasformas de o r g a m z a ~ l o n y desarrollo cul tural a parti r de la memoria .

~ r n e s g a d a apuesta esta, en un tiempo difícil, marcado po r los oasis utó

pICOS sec?s, abre e!paso -corno denuncia Habermas- a un procesode d e s ~ r t l z ~ c l O n caracterizado po r latrivialidad y el desconcierto.

Comcldlendo con Mattelarr, entendemos que un o de los problemas

f u n ~ a m e n t a l e s de nuestro tiempo esla pérdida de visión histórica De"escnt J . C 1M" . . JO. o ose ar os anategui que, po r lo general, quien no puede ima-glr:ar e! futuro tampoco puede imaginar e! pasado. y, po r 10 mismo,

q ~ l e . n no cultiva la memoriapoco o nada puedeproyectar en elhorizontehlstonc.o, como vemos que sucede actualmente. El desplazamiento de lar:'emona po r cultura del archivo, así como la aplicación de la racionahdad tecnocratlca a la comunicación y la educación, es, de acuerdo conelprofesor Huergo, un problema estratégico para el cambio social:

A d i f e r ~ n c i ~ . de una memoria histórica, el archivo carece de la libertad de

que están tejidos los proyectos genuinamente históricos. En algún sentido,

elreemplazode lamemoria por el archivopone una facultad humana en lacomputadora ,esto p a r e c ~ realización del sueño pedagógico tradicional

de una e d u ~ a C 1 ~ m met.TI0nstIca, pero indultando a los sujetos del peso de

una ~ , e m o n a sm sentido. p ~ ~ o el remplazo de lamemoria por el archivotambl:n puede ser la supresion o anulación de una educación para elpensar,sonar y crear que arraigasu sentido en otra memoria, que permite bus-

278

toria y la negación de toda lectura crítica sobre las cenizas de! pasado.La complej idad y velocidad de los cambios informativos ha pene

trado tan profundamente en las estructuras y formas de sociabi lidadque la naturalización, en los discursos públicos, de las lógicas domi

nantes de mediación se han revestido de tal consistencia y opacidadque, bajo la apariencia de una falsa transparencia, parecen irreductiblesa la crítica científica, mientras e!proceso de estructuración y organizaciónde lacomunicación y lacultura públicas refuerza las lógicas de do

minación y desigualdad material y simbólica características del modo

de producción capitalista. La naturalización de las formas desvertebra

das y alienantes de lacultura contemporánea ha reafirmado, como con

secuencia, un a concepciónindividualizada de la vida social que debeserobjeto de crítica parahacer visible las causas sociales de fenómenos desconcertantes de la «modernidad líquida» que fragmentan y descomponen los marcos axiológicos y de convivencia. En este sentido, dos obstáculos fundamentales para la teoría crítica son, po r un lado, el poder

dominante de la metafísica burguesa, en especial la i lusión extensamente propagada de que e!mercado capitalista y e!régimen capitalistade producción so n eternos e insuperables, y,po r otro lado, el imperiodeuna teoría miope que no es capaz de pensar más allá de los l ímites formales que determina e!proceso o la lógica de acumulación. Esta mio

pía intelectual sobre los dispositivos de control y subsunción social delos mundos de lavida po r e!capital esla clave de la renuncia a un a ideade sociedad de la información crítica y comprometida co n los espaciospróximos de reproduccióncultural y co n la articulación dialógica de lascomplejas relaciones a distancia que median los sistemas desterritorializados de! poder basados en flujos de información, que ho y también

279

colonizan el pensamiento y la producción teórica condicionando unanueva concepción del intelectual y de los trabajadores de lacultura. Eneste sentido, no cabe duda -como indica Mattelart- de que ladiscusiónsobre los mediadores intelectuales, artísticos y técnicos plantea de fondo un cuestionamiento radical de todas las formas de mediación, especialmente en un tiempo de acomodación del pensamiento a las necesidades del modelo dominan te de desarroll o que hoy convierte altrabajador del conocimiento en una «figura desdibujada» y sin perfildefinido en la sociedad (Mattelart, 1981: 159).

Así, proliferan en los medios e industrias culturales lo que JacquesBouveresse califica como «nuevo intelectual deferente», «un tipo de in

telectual que evita cuidadosamente dar la impresión de saber más o detener mayor conciencia que otros y que no pierde ocasión de manifes

cacionismo desde un discurso idealista que anula el potencial conflictivo y cont:adictorio del proceso de integración global del C a ~ i t a l i s n ; oCognitivo. Esta misma debilidad política se observa en la movlh.zaclOnaltermundialista. Cada día parecemás urgente comenzar a orgamzar un«consenso de Porto Alegre» que debe ser articulado políticamente enlo global y en lo local: tanto p r o g r a m á t i c a m e n t ~ como desde el punto

de vista de las alianzas partidarias y político-sociales. Para ello es necesario -como advierte Bernard Cassen (2004)- constituir «una memoriareflexiva y autocrítica» de los foros y e s p a c i o ~ articulación m u n d i ~ lde las voces disidentes para asegurar su continuidad en el espaclO pu

blico y difundir tales logros y síntesis programáticas más.alláde Euro

pa y América, hacia regiones comoÁfnca u O:lente Medio, donde tradicionalmente debates como el NOMIC tuvieron o SIguen hallando

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tar su respeto por todas las formas de poder, económicas, políticas ymediáticas, las autoridades morales y religiosas, las creencias popularese incluso, llegado el caso, los prejuicios», renunciando a la idea adorniana del pensamiento como pura negatividad por una idea-coartada defalsa humildad que no puede ser sino reconocible como la prueba de laacomodación a las formas realmente solidificadas de reiniciación y do-

minación simbólica (Bouveresse, 2004). Por poder simbólico debemosentender aquí lacapacidad de dominio e inducción de representacionesreificantes que determinan lapercepción, descripción y conocimientoacción de los grupos subalternos, de acuerdo con e!sesgo ideológico yla racionalidad de las clases y grupos socialmente dominantes.

Es, en este contexto, donde cabe, con Giroux (1993), hablar de lalucha de los intelectuales, o lIamémosles «trabajadores culturales» o«cognitivos», por la ciudadanía. Pues hoy, el trabajo de producciónsimbólica y la generación del conocimiento han borrado las líneas dedemarcación que establecían una divisoria imaginaria entre tiempo detrabajo y tiempo de ocio, colonizando todo elt iempo de vida de los sujetos, lo que nos plantea de nuevo el problema de la alienación, difícilmente perceptible para la investigación social po r cuanto nos encontramos ante complejas y múltiples relaciones, distribuidas en red, en lasque la cooperación y la comunicación productiva son la forma domi

nante de organización, resultando del todo indiscernible las relacionessociales de cooperación, el trabajo y la producción de comunicación,también, y en primer lugar, para los trabajadores culturales.

Como resultado, la renuncia del pensamiento social a las utopíasmaterialistas coincide, en esta dirección, no casualmente, con el des-plazamiento del campo de trabajo hacia el más sofisticado pancornuni-

280

escaso eco o influencia político-social.Volvemos pues a la centralidad de la m e m o r ~ a . En la filosofía escolás

tica esta facultad humana es una de las potencias fundamentales del espíritu. «Ahora bien, no toda memoria es igual: hay una memo:ia sensible y una memoria inteligible, así como hay una memona ?egatlva y unamemoria positiva» (Ferrater Mora, 2001: 2.357). Q U i ~ I e : a m ? : h ~ b l ~ raquí de lamemoriacrítica y reflexiva.De la,:ece,sana o b J e t ~ v a c I o n dialógicadel sujeto observador y de la práctica científica de análisis de lacomunicación, que diría Bourdieu (2003).Y ello fundamentalmente por ladimensión política y e!potencialtransformador que anncipa, aunquepareciera al lector ociosa esta consideración. Creemos, SIn embargo, comodejó escrito Manue! Sacristán (2003), que los problemas m e t a c i e n t í f i ~ ? sson siempre filosóficos.Y lapolítica a ~ t , i v i d a d r e ~ e x l v " : la valoraciónde ideas, propósitos y programas de ideación y acción SOCial. La ?,emoria crítica y comprometida contribuye en este sentido a una creativadiación entre la experiencia vividay la construcción colectiva de lo social.

Si nos planteamos consecuentemente este e s f u e r z ~ . r e f l e x l v ~ e hIS-

tórico-crítico de mediación, la experiencra de las Políticas Nacionalesde Comunicación nos demuestra que esnecesario y posible pensar másallá del Estado.

El primer reto, por delante, que tienen 'por tanto las fuerzas, de pro

greso es asumir y plantear una agenda SOCial de la c o m u ' : l c ~ c ~ o n ; y subrayo la palabra SOCIAL, porque debemos la fuerza msistir . ~ e c e s a -riamente que no es posible perfilar una polí.tlca de ~ o m u m c a c l O r : queoponga por toda alternativa al modelo p n v a t 1 z ~ d o r h b e r a l l ~ propiedadestatal de la comunicación. Necesitamos una ética y una política de medios que facilite la participación ciudadana incorporando los sectores

281

tradicionales e ~ ~ l u i d o s o marginados de la modernización tecnológica apartir, como d I J l ~ o s , de Unmodelo comunitario y radicalmente participatrvo de planeación, Más aún, deberíamos aprender a pensar sin Estado ( L e w k o ~ c z , 2004). La crisis del Estado-nación, y su incidenciaen elsector educativo y la comunicación, exige reelaborar la filosofía heredada Informe ~ c B r i d e para articularpolíticas de comunicación y educacion con capacidad de Influencia en los mercados transnacionales. Enla medida que el Estado ya no es el artífice, en régimen de monopolio,de la cultura, debemos pensar líneas de acción política más allá del Estado y, por s.upuesto, del poder depredador del capital.

E,n historia moderna de la comunicación todo pensamiento sobrelo público ha tenido lugar si,:, embargo desde una lectura excluyente ymonopolIstlca racionalidad de la Administración o, desde luego,

En laactualidad, hay indicios parapensar que nos encontramos en una fa-

se de transición hacia un cambio de modelo. Las últimas tendencias libe-

rales y economicistas conviven con algunos desarrollos conceptuales inte-

resantes que parecen aflorar desde la sociedad civil, con nuevas exigencias

hacia lo público, y que podrían dar lugar a un nuevo modelo, en lamedida que desde una visión más multidimensional se supera la visión instru-

mental de lacultura que hahecho furor en los años noventa. Esa visiónmás

amplia y equilibrada significa que, junto a los valores atribuibles a la culturaen sí y al lado económico de lacultura, se le solapan otros puntos de

vista: su carácter central para la identidad de un país, nación o región; su

prestigioso papel como factor de integración social; su factor de imagen

identificatoria en el ámbito internacional; y su combinación con políticas

tecnológicas y de telecomunicaciones para las que la cultura es tanto uncontenido, un valor añadido, como un factor central parasu propio desa-

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en torno a! dominio o prevalencia de la racionalidad mercantil, peropoco o casi nada desde la compleja y contradictoria realidad de la Sociedad Civil, ámbito apenas explorado políticamente, salvando algunaque otra excepción de la teoría crítica.

. En este p ~ n t o , conviene reconocer que ante las porosas formas del ' : l t ~ r p e n e t r a C l ó n de lo público y lo privado la relevancia de la sociedad

~ 1 V 1 1 frente a.1 Estado y las formas convencionales de la acción políticaliberal constituye un reto estratégico para la definición de nuevos marcos I n t ~ r p r e t a t i v o s de intervención cultural. En otras palabras, parece

~ e c e s a n o pensar n u e v ~ , g o b e r n ~ c i ó n con participación social a par-

tir de las redes de articulación y crítica cultural. Más aún cuando la biopolítica posmoderna nos s itúa ante el reto de pensar las políticas culturaes como un campo poroso y difuso de articulación horizontal. Lareactualización de la filosofía política contenida en el Informe McBride y propuesta del NOMIC pasan hoy, en este sentido, po r la articulación de redes nacionales, regionales y globales con base en la ciudadanía y el Tercer Sector, si en verdad se aspira a proyectar un sistemapotente de planificación y desarrollo del sector cultural.

Entre el. mercado y el Estado, es posible e imprescindible pensar lac.omun:caClón y las políticas p ú b l i ~ a s en la materia socialmente, a par-tir de formulas de planeaclOn, gestión y control democrático po r parte

de la CIUdadanía y sus representantes sociales, local y regionalmente,SIO q;,e ello suponga tampoco negar la participación del Estado en lapropiedad y control de los sistemas de comunicación públicos. En elnuevo escenario de convergencia digital, las políticas públicas debentratar articular plataformas intersectoriales, con gestión mixta (pú-

blica, pnvada y comunitaria) y participación ciudadana activa:

282

rrollo (ÁlvarezMonzoncillo y Zallo, 2003).

Desde este punto de vista, las políticas comunicativas deben ser capacesde abrir el espacio público a nuevos modos de enunciación y discursos,a nuevas formas políticas de interacción y convivencia social. Para elloes preciso pensar el concepto de servicio público a partir de una críticadel Estado como soberanía monádica de control y administración encomún. «Sería necesario que empezáramos a imaginar una estrategia legal alternativa y un marco de referencia alternativo: un concepto de laprivacidad que exprese la singularidad de las subjetividades sociales (nola propiedad privada), y un concepto de lo público basado en lo común

(no en el control estatal), digamos que una teoría jurídica posliberal ypostsocialista. Es evidente que los conceptos legales tradicionales de loprivado y lo público son insuficientes para esta tarea» (Negn y Hardt,

2004: 240). Aquí lo común no expresa ni la comunidad (en un sentidopremoderno) ni lo público (de acuerdo con el despotismo ilustrado), sino más bien lapotenciaproductiva y de autodeterminaciónde lo común

entre singularidades gracias a los procesos colaborativos. Debemos endefinitiva redefinir el concepto de servicio público a partirde la rupturatanto de las estructuras de poder político del Estado como del modeloprivado de concentración cultural, favoreciendo sistemas mixtos de

municación público-societarias en torno a las redes y plataformas CIU-

dadanas, los movimientos sociales, los profesionales del sector, los usuarios y colectivos educativos, culturales y CÍvicos.

Tal propósito es, desde luego, inviable en las actuales circunstanciassi no tiene lugar la necesaria articulación de espacios de discusión e intercambio de ideas sobre la comunicación y la ciudadanía. La defini-

283

ción de alianzas y espacios de encuentro entre pensadores, profesiona-

les y CIUdadanos frente a las distancias y fallas que entre estos sectores

es habitual debe para ello ser trascendida. Por ello, hoy más que nun-

ca es necesario plantear como reto y tarea práctica inmediata un com-

promiso específico para:

a. Sensibilizar, en forma de pedagogía política, a lapoblación sobre la

necesidad de discutir y participar activamente en el actual desarro-

llo de los sistemas informativos. La articulación de un proyecto de

p e ~ a g o g í a política para trasladar los problemas económicos y pro-

fesionales entre la población es una condición de partida y llegada

para, desde la cultura deliberativa, generar una Sociedad del Cono-cimiento para Todos.

un programa alternativo de desarrollo de la sociedad global de la in-

formación y, a nivel micro, el desarrollo de polít icas públicas de co-

municación local y regional que promuevan el pluralismo y la diversi-

dad cultural, así como la democracia y autonomía ciudadanas.Tal ampliación de espacios presupone traspasar los límites objetivos

de la economía política capitalista y la configuración comunicacional

que la hace posible, mediante la planificación democrática de políticas

públicas adecuadas aldesarrollo social. Pero a condición siempre de re-

novar radicalmente el discurso y la práctica emancipadora del pensa-

miento crítico en comunicación.

El progresivo acceso a la información en tiempo real, sin límites de

tiempo, volumen o distancia es, sin duda, una gran revolución culturalque, convenientemente socializada, puede garantizar muchas de las

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b. Articular espacios de intercambio sectorial entre diferentes colecti-

vos sociales sobre elpapel de la comunicación en áreas como los de-

rechos humanos, la perspectiva de género o la atención a las mino-

rías culturales.

c. Fomentar la integración de plataformas de trabajo y colaboración

CIUdadana en defensa de la democracia informativa y el derecho deacceso a las industrias de la conciencia.

d. I n t r o d ~ c i r en la a g e ~ d a pública el debate sobre pluralismo y la de-mocracia en los medios, retomando el legado de propuestas inter-

nacionales como el Informe McBride en la promoción de una nue-va cultura informativa y la defensa del derecho impostergable a la

comunicación.

e. Así como tejer vínculos con movimientos sociales, medios comuni-

tarios y activistas de la comunicación participativa depositarios de

una experiencia, un capital político e intelectual desaprovechado pa-ra la construcción de alternativas por su desconocimiento y desco-

nexión política, derivada de la dejación o errática política de las fuer-zas de progreso. La redefinición praxiológica de los fundamentos

~ o d e r n o s de la comunicación pública a partir de políticas produc-

trvas que generen nuevas lógicas emancipadoras con base en las nue-

vas tecnologías digitales es a este respecto inexcusable.

En definitiva, la primera condición para trazar un proyecto de futuro

en la. c o m u ~ : ' ¡ c a c i ó n esproceder a reconstruir las fuerzas de progreso ymovilización social transformadora, articulando redes asociativas es-

pacios de discusión, foros de debate profesional y plataformas de coo-

peración e intercambio que, a medio plazo, hagan factible eldiseño de

284

utopías liberales aplazadas desde los albores de la modernidad. Peroello exige una cultura distinta de investigación y organización social.

Primero, es necesario desarrollar el conocimiento empírico y teóri-

co necesario para transformar la estructura de dominación cultural

contemporánea. Un reto es investigar las formas y valores de la socie-dad civil ye l sector informativo en laformación de procesos de acción

colectiva cooperante y dinámicas compartidas entre individuos, grupos

y filiaciones sociales instituidas, formal e informalmente. La investiga-

ción en comunicación debe impulsar en parte este esfuerzo. y orgam-

zaciones como la Unesco apoyarla y conocerla en su trabajo orgánicoy en el diseño de su cultura insti tucional. Nos encontramos, sin em-

bargo, con un panorama de retraimiento y marginación del pensa-

miento crítico en las agendas científicas y los debates públicos de laco-

municación, que hoy se traduce en la escasa influencia social sobre los

espacios de decisión y poder social. Una, po r tanto, de las tareas másurgentes es reagrupar y coordinar los esfuerzos aislados y dispersos de

conocimiento en el área, promoviendo la discusión pública y la socia-

lización del saber científico para la acción frente al neocapitalismo in-

formativo.Instituciones como laUnión Latina de EconomíaPolítica de la Infor-

mación, laComunicación y laCultura (ULEPICC) y organizaciones no

gubernamentales como la Asociación Cristiana para el Desarrollo de laComunicación (WACC) deben a este respecto, por principio, conver-

ger y trabajar juntas en proyectos comunes mediante laconstitución de

plataformas de investigación y desarrollo que multipliquen las siner-

gias y capital social de cada una de estas organizaciones, coadyuvando

al cambio de planteamiento que rige el gobierno de la comunicación

285

mundialmente. Pues sin una alianza de las fuerzas de progreso con la

Academia, los intelec tuales y estudiosos de la comunicac ión, en su

pluralidad de variantes e ideologías dentro de la izquierda, difícil

mente se podrá reorientar el modelo de desarro llo de la SI. Y cabe ad

vertir al respecto que, po r e! momento, la inteligencia crítica no ha

dispuesto de interlocutores y condiciones propicias, políticamente, enesta dirección.

En este empeño, la participación debe ser un principio rector de to

dapolítica y estrategia constituyente, favoreciendo espacios abiertos a

la interpelación social que hagan posible e!acceso a los medios y siste

mas informativos, e!derecho a réplica, la articulación dialógica de la co

n ; ' - ~ n i c a c i ó n local y el pluralismo. Las políticas públicas sin participacron de los trabajadores de la enseñanza y la cultura han fracasado por

Conforme a esta lógica, la defensa de la democracia en los medios

debe ser entendida como e! esfuerzo sostenido y abierto a la interpela

ción de una práctica política que amplíe los espacios de confrontación

de discursos, que «complique» los sistemas de acceso, que distribuya y

agrupe las formas de representación y expresión cultural entre los dIS

tintos grupos sociales.La concentracióninternacional en e!sector culruralplantea,en laac

tualidad, problemas estratégicos como e!pluralismo tanto intern? (de

mocracia y autonomía) como externo (libre c o m p e t e n c I ~ y d l v ~ r s l d a d ) ,los derechos de la ciudadanía para comprender y percibirlas diferentes

voces en e! espacio público, ladiversidad de medios de expresión y re-

cepción y la calidad de! sistema informativo. . ' •En este marco, el valor y defensa de la comumcacion para e! d e s ~

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la falta de voluntad de cambio de! profesorado. Más alláde propuestas

como la de los herederos de! situacionismo y sus estrategias de guerri

lla semiótica dirigidas a la ruptura del acontecer y de! flujo informativo

precodificado, la apuesta más productiva y consecuente con nuestro

tiempo es pensar e! cambio social de progreso haciendo la democracia

dialógica y democratizando la comunicación en línea con experiencias

originales como la de los colectivos de periodistas solidarios, las redes

de intercambio y software libre, las organizaciones no gubernamenta

les de comunicación y desarrollo, los centros de educación popular, las

asociaciones culturales y los medios alternativos que hoy constituyen

un potencial, sin duda imprescindible, en la constitución de un polo de

organización del Tercer Sector y una economía social de la comunica

ción alternativa desde e!lenguajede los vínculos, esto es, a partir deuna

nueva lógica o visión en red.

La denominada «swarm intelligence» (inte!igencia de enjambre) de

signa en computación los procesos y técnicas de resolución de proble

mas colectivamente mediante la distribución de análisis y decisión co

ordinada de agentes. Ho y esta metáfora nos revela que la inteligencia

es fundamentalmente social y depende de la compleja red de informa

ción y distribución de recursos para su comunicación. A partir de la

creatividad individual, la inteligencia colectiva se fragua por la comu-

nicación y la cooperación de lamultiplicidad de actores y contextos deconocimiento. Esta lógica aporta, como resultado, un potente modelo

de mediación, socialmente productivo y ecosistémicamente complejo.

La política de redes de pensamiento e intervención social en la comu-

nicación constituye, en este sentido, otra forma de hacer cultura, otra

forma de organizar la comunicación.

286

rrollo social debe, sin duda, plantearse desde nuevos parámetros: arn-

culando en lo posible una red pública de participación soc!al que Iidere las estrategias y objetivos de progreso de la cornumcacion en VIrtud

de criterios y metodologías colectivas de participación activa en las de

cisiones, en e!diseño y los beneficiosde tales políticas públicas p ~ J r p ~ r te de la población. El valor o la ideade desarro llo en la comurucacron

reemplazaría así las lógicas social-liberales de representación de la C?-

municación pública por un modelo que no sólo produce c o m u n ~ C a C I O ?de acuerdo con necesidades de crecimiento y desarrollo sostenido, SI

no que además lo hace construyendo democracia, tejiendo vínculos,

tendiendo puentes de diálogo entre grupos, culturas y discursos dIS

tintos. Esto es, la apuesta po r la comunicación para el desarrollo supe

ra así la tradicional planificación centralizada de las políticas públicas

por el desarrollo y organización de redes de interacción y aut?o,rgani

zación social capaces de ampliar sIgllIfIcatIvamente potencialidades

culturales de cada grupo, colectivo y territorio, mediante la moviliza

ción y coordinación de las organizaciones empeñadas en la.dernocrati

zación y transformación de! actual orden global. Y ello incluso por

lo que respecta a la generación de conocimientocomunicológico, enla

que todos los actores y la comunidad como conjunto deben conv,ertIr

se en expertos y sujetos activos del conocimiento local, n-ascendiendo

la tradicional división social de! trabajo entre teoría y praxis.Desdeesta perspectiva, los movimientos sociales, los teóricos y pro-

fesionales comprometidos con la democracia informativa y la autono

mía cultural tenemos por delante e! reto de realizar en la práctica una

idea que bulle y zumba cada vez fuerte en ~ u , e s t r o s oídos, pero que,

sin embargo, aún no seha materializado en miciatrvas y programas de

287

acción significativos.No s referimos po r supuesto a laidea matriz del movimiento antiglobalización y de lafilosofíacrítica no realizada del trabajocultural: otro mundo esposible. Otra comunicación es posible: un solo mundo hecho de múltiples voces, construido dialógicamente, trazado po r la participación y la proliferación de vínculos y afectos... Unsolo mundo hecho de múltiples voces, y múltiples culturas visibles y reconocidas en función de otra práctica cultural... de otra comunicaciónposible. Y, po r supuesto, de una nueva concepción crítica, una nueva teoría transformadora de la realidad, aún po r reformular.

Un a primera contribución en este empeño nos la ofrece el polémico y no po r ello menos sugerente trabajo escrito conjuntamente po r

Antonio Negri y Michael Hardt: Imperio. La idea de mantener categorías y modelos de análisis lineales centro-periferia alexplicar los pro

obra de Foucault. Y en este punto nos encontramos, pese a las reticencias de algunos teóricos de la escuela crítica.

En efecto, ho y no es posible la reconstrucción ética y política delpensamiento crítico sin tomar en consideración los trabajos de la arqueología y genealogía crítica del filósofo francés. Sus obras constituyen aún ho y verdaderas «cajas de herramientas productivas» para laComunicación Educativa y el pensamiento social, en general, en la reconstrucción de la memoria, en un tiempo de programación y manipulación de las imágenes y las representaciones con las que formalizamos nuestra vida, para el que lavoz diferenciada de la insurgencia delos sujetos codificados y normalizados nunca o rara vez tiene lugar. La

obra de Foucault constituye además un referente imprescindible en lasactuales «economías de lamente» alplantear lapertinencia de una eco

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cesos de circulación informativa y control de la comunicación mundialen el actual proceso de globalización capitalista debe, como adviertenambos autores, ser superada po r una lectura crítica del imperialismoque, yendo más alláde lavieja concepción marxista-leninista, sea capazde da r cuenta de las complejas tramas de poder y dominación imperialque r igen en un mundo sin adentro ni afuera, un mundo, según con-

c ~ u y e latesis principal de Imperio, sin fronteras, atemporal, integradobiopolíticamenre y atravesado po r la dispersión y multiplicación de losc ~ ) l l f l i c t o s . Hablamos pues de un horizonte sociopolítico distinto que,SI bien no puede ser aún descrito, apunta nuevas formas de solidaridade intervención, de inteligencia y lucha colectiva, de afirmación de la comunicación y la diferencia que ha trascendido los parámetros de lasformas modernas de poder y representación. Estamos, como anticiparanDeleuze y Guattari, ante una Sociedad de Comando Integrado, unaSOCIedad de la comunicación definida po r la intensificación y generalización de los aparatos normalizadores de disciplinamiento burgués através de redes flexibles y fluctuantes que apuntan la emergencia delbiopodercomo sistema de regulación de lavida social desde su interior,esto es, integralmente.

Un o de los principales problemas políticos de primer orden en estenuevo modelo de control social es la lucha po r el código, po r la pro

ducción de la vida, que, en el paso de la subsunción formal a la subsunción real de la sociedad entera po r el capital, ha terminado colonizando los espacios antaño irreductibles del deseo y de la subjetividad.N o podemos pensar alternativas a la comunicación y la cultura globalsin problematizarnos tales cuestiones estratégicas. Así lo supieron veren vida Deleuze y Guattar i. Ése es el legado de la magna y sediciosa

288

nomía política y la dialéctica de la reflexividad y la disidencia en lascomplejas articulaciones de la ciencia, el discurso público y las relaciones de poder. La sustitución, a decirde Ibáñez, de lasociedad de lascuentas po r la sociedad de los cuentos, de la sociedad industrial capitalista clásica po r la sociedad de la información, exige una problematización sistemática. de las relaciones económico-políticas del conocimiento con los procesos de transformación y mediación socialgenerales. De ahí que algunos destacados colegas del campo, como elprofesor Bolaño (2005), concluyan que el reto de la Economía Política de la Comunicación estrazar las bases de una economía política del

conocimiento, de la construcción y socialización del saber científicocodificado y, en consecuencia, la investigación micropolítica de la actividad intelectual vinculada a los dispositivos de control y manipulación de la nueva economía política que proyecta la Sociedad de Co -

mando Informacional a través de sus redes de difusión y distribucióncultural. Esta idea en modo alguno es original. Hace décadas Gu y De -

bord (1995) supo entrever en la nueva cultura de masas las bases de unmodelo de control y acumulación totalitario que exigíade la economíapolítica marxista una lectura y una teoría revolucionaria distintas deacuerdo con la naturaleza de la sociedad del espectáculo. Una sociedadque, aparentemente, multiplica y visibiliza mediáticamente las diferen

cias para reforzar y mantener las formas bárbaras de etnocentnsmo ysegregación exeluyente a través del control de las redes mundiales decomunicación, revelándose bajo elfenómeno migratorio un analizadorexplosivo de lacultura occidental a discutir y estudiar po r la teoría crítica, de acuerdo con las hipótesis de Negri y Hardt, Pues, si los límites y formas culturales de la revolución digital abren un a dimensión

289

biopolí tica fundamental en el viejo debate en torno al sujeto po r la

emergencia de! m ~ d e ! ~ ~ c y b o r g , la proliferación de fenómenos migra

tonos y de comurucacion mtercultural difusa activa, en e!mismo sen

tido, nuevas formas de lucha de clases en las sociedades posmodernas

inaugurando una fuente dinámica de movilización y solidaridad social:

Et.t el s ~ n o de la SOCiedad hipermediatizada y de comando f lexible la

migración y la comunicación i n t ~ r c u l t u r a l abren así la puerta a la

peranza de! comunismo, al intensificar la dialéctica de destrucción de!

modelo de d o m i n ~ c i ó n imperial haciendo proliferar entre la multitud

d e s e a n t ~ formas diversas de organización autónoma, de redes de apo

yo, de vínculos comumtanos y cooperación alternativa en los pliegues

del sistema espectacular integrado.Ahora, e! reto es cómo desarrollar la comunicación como pen

clásica, a fin de comprender la realidad de la comunicación desde laexperiencia singular y fronteriza de grupos marginales y subalternos.

2. La crítica teórica al etnocentrismo de la cultura occidental en las in-

dustrias culturales, poniendo énfasis especialmente en la coloniza

ción del saber y de las formas de expresión periféricas.3. La reinvención de! conocimiento comunicológico como interroga

ción ética para la def inición de formas más construct ivas y coo-

perativas de saber (dialógicas, no monoculturales ni bárbaras, en pa

labras de Edgar Morin [2001]) que tengan en cuenta e!contexto y las

demandas sociales.4. La reconstrucción teórica y la refundación política de! Estado y de

la democracia desde la experiencia radical de voces excluidas social

mente de! modelo de mediación y desarrollo, retomando e! legadointelectual de la teoría feminista y la crítica al androcentrismo, así

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samlen,to para e! c a ~ b l O ~ p o r t a n d o a los colectivos saber y poder para

la accion y liberación social. Pues, sin ningún género de dudas de! es

fuerzo de reconstrucción y p r ~ b l e m a t i z a c i ó n de esta dialéctic;depen

de e! desarr ,ollo de las a l t e r n a t l v a ~ ,culturales en nuestro tiempo. Para

ello, la teona socia!,en cornurucacion debe recuperar su potencia críti

ca en la construcción transgresora de una racionalidad comunicativa

c ~ p a z de a r r ~ e s . g a r otros horizontes posibles a partir de al menos tresejes gnoseológicos y cuatro líneas de reconstrucción teórica.

De ~ c u e ~ d , o con e!profesor Boaventura de Sousa (2003b), una nue

va teona eritrea, capaz de superar los l ímites de la modernidad occi

dental, sus tradiciones y omisiones dolorosas de otras formas de

pensamiento y ~ e H e x i v i d a d históricamente silenciadas, pasa por: (1)

d ~ s ' p l e g a r una ~ n t l c a de las fronteras disciplinarias heredadas de la tra

dición n.ormahzadora p ~ s i t i v i s , t a . Fronteras o límites al pensamiento

que, SI bien en la C O , m u m c o l o ~ l a no son habituales, han lastrado po r lo

g ~ n e r a l nuestra vision compleja y holística de la realidad; (2) transgre

dir las fronteras geográficas y culturales para la proyección de un diá

logo ~ r a n s v e r s a l y multidireccional entre culturas, creencias y pensamien

tos d l ~ e r e n t e s : y (3), finalmente, transformar, en línea con la tradición

emanclpado.ra, la relación teoría y praxis, desde concepciones ancladas o

c0tt.tfrometldas con los grupos subalternos, a partir de estilos de investi

g a ~ l O n t t . t ~ c h o más s ~ c i o p r á x i c o s y nuevas metodologías de investigac I ~ n - a c c l O n p a r t l c l p a ~ v a . En esta lí,:ea, podemos identificar, siguiendo al

rrusrno autor, cuatro lineas de trabajo político y científico a seguir:

1. La ~ e f ü l i c i ó n de una nue,vateoría de la historia que incorpore las ex

penencias sociales margmadas y desacreditadas por la modernidad

290

como las aportaciones de tradiciones religiosas, comunitarias y po-

pulares de los países de! Sur.

Estas líneas de trabajo constituyen, desde luego, sólo un punto de an

claje, apenas e! comienzo de «algo nuevo", pero sobre todo un com-

promiso teórico a definir en diálogo con los movimientos sociales, que,

a nuestro entender, puede hacerposible imaginar una comunicaciónpa-

ra e!desarrollo más productiva que e! cambio social auspiciado por e!

Capitalismo Cognitivo con e! proyecto Sociedad Global de la Infor-

mación; y, lo más impor tante, puede realizar otra forma de habitar y

expresar e!mundo. Ahora bien, volviendo al planteamiento de partida

con e!que comenzábamos este epílogo, conviene acometer tal proyec

to desde los espacios locales de convivencia.Hemos visto cómo a lo largo de las dos últimas décadas la reconfigu

ración de! capitalismo en torno a la información, la cultura y e!conoci

miento ha redefinido e!pape! de las políticas culturales descentralizando

la acción pública en e!contexto de crisis intensiva de! Estado-nación y

de emergencia de las regiones y las entidades locales como agentes regu

ladores de acomodacióny desarrollo de! Capitalismo Cognitivo. Al mis

mo tiempo, en e!complejo diálogo entre lo local y lo global, las políti

cas de comunicación y cultura han procurado las condiciones propicias

para pernlitir nuevas posibilidades de rearticulación de la democracia yla gobernanza a escala local. En este nuevo marco, es preciso pensar las

políticas culturales críticamente reconociendo que:

La comunicación y la educación para e! desar rollo pasa, si de rno

delos integrales, sostenibles y potentes hablamos, po r visiones es-

291

tratégicas basadas en la creatividad social, en la participación ciudadana y en el intercambio de experiencias, visiones y propuestas de

innovación de los municipios y agentes locales.

Las políticas públicas orientadas a la demanda y alconsumo que tra

tan de alentar, por medio de la liberalización del sector, programas de

financiación de aplicaciones por la pequeña y mediana empresa (co

mercio electrónico), el sector público (municipios, sistema de salud,

educación... ) y la ciudadanía no parecen la mejor vía para impulsar

proyectos integradores a escala territorial, vistos los resultados del

caso andaluz y de otras regiones periféricas del sur de Europa.

La potenciación de la Investigación y elDesarrollo en lamateria no

puede ser pensada de acuerdo con una racionalidad instrumental deexplotación aplicada del conocimiento, pues terminará adaptándose

población en sus derechos culturales y articular e s p ~ c i o s de . i n t ~ r -cambio y diálogo entre diferentes colectivos, atendiendo cnterios

como la diferencia de género o la situación marginal o minoritaria

de ciertos grupos culturales.La articulación de los derechos sociales de la comunicación es, en

este sentido, vital para la regeneración democrática y la gobernanza

y debe realizarse con procesos reales de descentralización de los sis

temas de comunicación, favoreciendo la autonomía y competencias

regionales y locales en materia de comunicación y cultura. No es

posible la promoción de las culturas minoritarias en la SI sin una

descentralización territorial y política efectiva.

La educación en comunicación, más alláde losmodelos actualesde alfabetización digital, debe en este empeño ser prioridad política en la

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a la estructura del mercado al margen o sobre las necesidades loca

les y las alternativas posibles de desarrollo regional equilibrado. De

tal manera que la inserción de los investigadores, de las empresas y

agentes del sistema ciencia-tecnología termina favoreciendo la he

gemonía de las regiones y redes dominantes de excelencia, lideradaspo r territorios del norte, potenciales beneficiarios de laSI en lanue

va e c o n o ? , í ~ com.o productores de tecnologías de la información yde conocimiento innovador para el cambio y el desarrollo social.

En este sentido, parece prioritario que las regiones y los municipios

y mancomunidades dediquen más tiempo a la investigación inter

sectorial (comunicación, educación, economía, territorio, socie-

dad...) para evaluar integralmente sus necesidades y seleccionar de

manera más inteligente los planes de desarrollo y los programas pú-

blicos necesarios para el impulso económico. Sólo con conocimien

to inteligente esposible pensar eldesarrollo equilibrado de la SI, do

tando. ?e infraestructuras y sistemas acordes con las demandas y

posibilidades de acceso a los nuevos recursos infocomunicacionales

de fo.rmacreativa. Por ejemplo, es difícil hablar de desarrollo regio

nal SI no disponernos en nuestro terri torio de indicadores y datos

específicos sobre laSI, y los factores o elementos clave para nuestra

economía. De tal manera que el seguimiento de la situación de bre

cha digital se atiende según criterios globales que poco o nada tienen que ver con la realidad material de nuestro territorio.

En lamedida que toda política cultural presupone una filosofía y vi

sión estratégica del cambio social, las políticas de comunicación de

ben, po r otraparte, adaptarse a las demandas de laciudadanía defi

niendo un compromiso específico para educar polít icamente a la

292

articulación de usos sociales y productivos de las nuevas redes de in

tercomunicación. Sibien no es posible, en el ámbito regional y local,

definir modelos de regulación de los servicios públicos y el acceso

universal, pues según hemos visto cada vez dependen más de agentes

privados a escala global, con la anuencia de los organismos interna

cionales, los poderes públicos regionales sí que pueden mvertir en

educación, diseñar planes de inserción y capacitación profesional.

Este cometido debe vincularse a la preparación de un Libro Blanco

sobre la cultura regional y las industrias locales de comunicación

diagnosticando capacidades, estructuras de producción y líneas ins

titucionales de acción gubernamental para el desarrollo del sector.En este documento matriz deben ser fijados los planes plurianuales,

cada tres o cinco años, para prever la explotación colectiva del pa

trimonio histórico, la memoria colectivay los recursos culturales de

la región (redes de centros públicos de educación, bibliotecas, mu-

seos, monumentos, cultura popular, etcétera).Esta labor de diagnóstico y prospección con los agentes del sector y la

ciudadanía debe ser centralizada por un Observatorio de las Políticas

de Comunicación y Desarrollo que, desde laUniversidad y elconoci

miento experto, arroje informacióny monitoree laevoluciónde lacul

tura y su impacto en los planes de desarrollo territorial. Junto con es

tas instancias de investigación y desarrollo aplicado para la toma dedecisiones, esconveniente articular Consejos deComunicacióny Cul

tura con participación de los empresarios, los profesionales del sector,

los poderes públicos y la ciudadanía en ~ e n e r a l , a fm de favorecer.la

participación activaen losplanes estratégIcos, tanto en lo que se refie

re a la política industrial como a las iniciativas de modernización.

293

- La participación, como la política industrial, debe obedecer al principio de transversalidad y contar con la colaboración de diferentesagencias del gobierno coordinando competencias públicas, en especial de Ciencia, Cultura, Educación y Tecnología. Estas políticas pú-blicas deben, en fin, ser intersectoriales pues implican decisiones yproblemas que deben ser planificados de forma coordinada. Esta po-lítica industrial debe además ser acompañada de un esfuerzo sostenido en eltiempo para laproducción propiade contenidos culturales afin de defender la creaciónlocal, los intereses culturales colectivos como bienes públicos, frente al libre comercio, mediante lapromoción,por ejemplo, de normas técnicas de uso libre en línea con movimien

tos como copyleft, que permiten la producción de contenidos de acceso público gratuito (Alvarez Monzoncillo y Zallo, 2003).

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El éxito de éstas y otrasposibles iniciativas depende lógicamente de la capacidad de los poderes públicos para asumir una nueva cultura de la cooperación y del liderazgo como instancias de religación y vinculación interinstitucional. La labor de coordinación y cooperación entre diferentessectores, instancias administrativas, políticas y competencias distintas, yentre regiones limítrofes constituye hoy la clave y elmayor reto que hande enfrentar los poderes públicos en el ámbito local y regional para darrespuesta efectiva y adecuada a los retos de un mundo complejo y conectado que orienta los flujos transversales de información y conoci

miento en diferentes niveles y en diversas áreas de intervención territorial. La cuestión essi están dispuestos a ello. Desde luego muchos de losproblemas y líneas de desarrollo que hemos apuntadono seresuelven só-

lo con voluntad política, pero ésta es una condición a priori todavía nocomprometida por la mayoría de las autoridades locales y regionales pesea la retórica oficial y a los numerosos pronunciamientos públicos.Cabría a este respecto recordar, como enseña Confucio, que si el

lenguaje o discurso enunciado no es correcto ni tiene en verdad sentido para quien lo enuncia, lo que se dice no es lo que significa; y si loque se dice no es lo que se significa, lo que debe ser hecho, queda sinhacer. En la era digital, sobran los discursos sobre la SI y faltan por el

contrario políticas públicas concretas, líneas de acción y trabajo definidas. Fal ta , en suma, una voluntad polít ica decidida a construir so-cialmente el poder cultural.Éste, sin lugar a dudas, es el mayor reto de futuro para un nuevomodelo de desarrollo educomunicativo y de democracia para todos.

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