sesión 01 - rodolfo arango - el lento tránsito hacia la paz

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Rodolfo Arango - El Lento Tránsito Hacia La Paz

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El lento trnsito hacia la paz. Hobbes, Locke y KantRodolfo Arango (Depto. de Filosofa, Universidad de los Andes, Bogot)

Estamos en mitad de unas negociaciones que muchos quisiramos ver selladas con un gran acuerdo que nos posibilite transitar hacia la paz. Las Farc-ep han presentado hasta ahora a la opinin pblica dos documentos, con diez propuestas cada uno. El primero referido al desarrollo rural y el segundo a la soberana alimentaria y al buen vivir. Estamos en espera de otros documentos, referidos a participacin poltica, vctimas, finalizacin del conflicto y consolidacin del proceso de paz. Falta mucho para arribar a la meta. Sea esta una ocasin propicia para reflexionar, desde la filosofa poltica, sobre factores relevantes para entender el proceso y apoyar su continuacin. En la presente ocasin quisiera plantear inquietudes ms que certezas. Hacer preguntas es abrir mundos y sealar como bien lo ha dejado claro la hermenutica caminos a recorrer en bsqueda de algunas respuestas, as sean provisorias. En este sentido, me pregunto si la paz pasa por la construccin de un Estado, esto es, si la idea misma de una persona artificial o ficticia, que ejerza monoplica y efectivamente el poder coercitivo, debe ser una condicin necesaria para alcanzar la paz en Colombia, dado la situacin de cosas existente en la actualidad. Un segundo interrogante versa no sobre la existencia misma del Estado sino sobre el carcter que debiera adoptar dicho Estado para asegurar que la paz sea estable y duradera. Quisiera aqu adelantar dos hiptesis: 1. La salida del conflicto armado en Colombia pasa necesariamente por la construccin de ms y mejor Estado que el existente. 2. Dicho Estado debe adoptar la forma republicana, esto es, debe adoptar los principios, estructuras y organizacin que aseguren las disposiciones mentales indispensables para cosechar los frutos de la civilizacin, la justicia, la solidaridad y el bienestar. Para formular mis inquietudes y esbozar algunas respuestas tentativas me apoyar en una lectura de Hobbes, Locke y Kant. Se trata de pensadores modernos que avocaron las mismas problemticas y formularon sus tesis sobre lo que lleva a los seres humanos a abandonar el uso de la violencia para aceptar sujetarse a un pacto social que asegure la estabilidad y el bienestar individual y colectivo. Luego, en un segundo punto, adelantar algunos comentarios a las propuestas de rgimen de desarrollo rural y de soberana alimentaria presentadas por las Farc-ep. Los siglos XVII y XVIII fueron un laboratorio civilizatorio; en especial en Inglaterra y Francia, pueblos escindidos y golpeados por las luchas religiosas y de poder. El pensamiento poltico de Thomas Hobbes, John Locke, Jean Jaques Rousseau e Immanuel Kant representantes de la modernidad ofrece pistas o indicios en el proceso de superacin de la violencia armada y su sustitucin por el Estado de derecho. En esta ocasin quisiera referirme a las reflexiones de algunos de los autores que reflexionaron sobre el paso del estado de naturaleza al estado de civilidad, y sobre el papel del derecho positivo o ley civil en el proceso. La idea es examinar el paso del estado de naturaleza al estado de civilidad segn tres pensadores, contrastar sus diferencias y sacar conclusiones provechosas para nuestra situacin. El cambio fundamental de mentalidad en la modernidad, que intenta abandonar sin lograrlo plenamente el iusnaturalismo y el pensamiento onto-teolgico, consiste en adoptar una disposicin mental experimental, no dogmtica como actitud propiciadora de una paz estable y duradera. Miremos el primer punto desde la teora poltica de estos autores.1. Motivaciones, regulaciones e incentivos En Hobbes lo que motiva a las personas en conflicto a abandonar el estado de naturaleza, donde reinan la arbitrariedad del ms fuerte y el miedo de los sometidos a su voluntad, es el clculo racional. Contrastado el riesgo de muerte que supone vivir sin seguridad con la vida bajo proteccin de un Leviatn invencible, existen suficientes razones prudenciales para preferir entrar en un pacto social a permanecer en estado de zozobra. Ms cuando el Estado todopoderoso emana de un pacto por el cual todos se someten a la misma organizacin del poder, sin excepciones. La libertad, antes natural e ilimitada, se trona, en virtud del trnsito al Estado de derecho, en libertad jurdica. El Estado es visto como una estructura de poder que limita la libertad natural, un mal necesario que debemos aceptar si deseamos superar definitivamente el temor a una muerte violenta y cosechar los frutos del progreso.Por su parte, lo que persuade a los seres humanos a pasar de la violencia a la civilizacin es, segn Locke, el deseo de proteger la propiedad privada, la vida y la libertad. El Estado se justifica en la medida que sirva al aseguramiento o a la garanta de los derechos naturales. La legitimidad del Estado depende precisamente del respeto y de la proteccin de dichos derechos. El derecho a la resistencia, a la rebelin, incluso al tiranicidio, termina por justificarse cuando estn en peligro los derechos naturales. El mdico y filsofo ingls admite en su reflexin el uso de la violencia legtima contra la violencia procedente del gobernante. En Locke la prevalencia del derecho a la resistencia se justifica porque en estado de naturaleza los seres humanos son libres e iguales, siendo la necesidad de abrazar un estado de derecho slo una instrumental: garantizar la intervencin de un aparato de justicia imparcial que logre zanjar las controversias entre propietarios. Con Locke parece perderse lo previamente ganado por Hobbes, quien condena resueltamente el uso de la violencia por parte de los asociados una vez stos han acogido el pacto social. Mientras en Hobbes la justicia se reduce a cumplir el pacto, para Locke la justicia abarca principios abstractos anteriores al Estado, los derechos naturales, que dan legitimidad al poder instituido. Lo que Hobbes haba ganado en certeza jurdica al excluir la invocacin a razones de justicia sustantiva para rebelarse y desconocer el orden jurdico establecido, se pierde en la justificacin que Locke da al uso de la violencia en aras de hacer prevalecer los derechos naturales sobre la autoridad tirnica.Por su parte, en Kant lo que explica el establecimiento de un Estado para salir de la inseguridad jurdica que prima en un estado natural son razones pragmticas, al igual que en Hobbes: las personas tienen muchos ms que ganar si abandonan la violencia privada y establecen una constitucin republicana que si se mantienen en un estado natural donde la falta de certeza jurdica impide la prosperidad y la paz. Kant es consciente de que una constitucin debe pensarse para un pueblo de demonios, no para uno de ngeles que de hecho no necesitaran de normas externas que guen la conducta por ser ella perfecta. Por demonios entiende personas que se guan ms por su propio provecho o beneficio que por razones morales o altruistas. Es por ello que el filsofo de Knigsberg rechaza el intento de hacer mejores a los seres humanos por mandato constitucional o legal. La moralidad no puede ordenarse de jure; slo la conveniencia colectiva puede mostrarse a las partes en conflicto cuando se les invita a formar parte del pacto social para superar la violencia. No obstante, Kant es consciente que una cosa es establecer una constitucin y otra diferente y ms exigente es que los ciudadanos quieran conjuntamente conservarla y mantenerse fieles a ella, incluso en momentos de crisis o anormalidad. Para asegurar que las personas tengan las motivaciones suficientes para conservar su estado de civilidad, Kant considera que la constitucin debe adoptar la forma de una constitucin republicana. El Estado constitucional y republicano incluye necesariamente dentro de sus principios la libertad, la igualdad y la dependencia de todos bajo una legislacin comn. En la corta exploracin sobre pensadores decisivos para la consolidacin del Estado en la modernidad, es importante mencionar, adems del factor psicolgico que mueve a las personas a abandonar la violencia y abrazar el estado de civilidad, otros dos aspectos: la concepcin que tienen del derecho y la relacin que establecen entre propiedad y forma de gobierno. Sobre lo primero puede afirmarse, as sea esquemticamente, que para Hobbes las leyes civiles (el derecho positivo) son un poderoso instrumento para llegar a acuerdos, una alternativa real al uso de la violencia a partir de propiedades del ser humano como el lenguaje, la discusin y el pacto. La ley es lmite a la libertad natural, pero lmite necesario para posibilitar la convivencia en la ciudad. Por su parte, Locke deposita su confianza en un derecho que busque, por va del consenso general, consonancia con un derecho superior o divino, representado en los derechos naturales de todos y su observancia por el poder establecido, dependiendo su legitimidad precisamente de tal observancia. De nuevo lo ganado en neutralidad legaliforme en Hobbes se pierde al vincular el derecho positivo con un iusnaturalismo que no contribuye a superar concepciones particulares de la justicia y posibles conflictos entre ellas por va de una justicia consistente en respetar el pacto acordado.Es quizs Kant, inspirado por Rousseau y la voluntad general como fundamento del orden poltico, quien formula de manera ms precisa el concepto de derecho pblico: es el conjunto de normas que permiten hacer compatible la libertad externa de los unos con la de los otros segn una ley universal. En Kant los llamados a formular la ley son sus propios destinatarios, asegurndose as la legitimidad y la obediencia de la ley que a todos gobierna.El planteamiento de la contribucin de nuestros tres autores modernos a la bsqueda de la paz no estara completo si a los factores psicolgico y jurdico no aadiramos un factor econmico y poltico tematizado por pensadores como James Harrington (contemporneo de Hobbes) o Carlos Marx; el primero en su crtica al liberalismo naciente y el segundo en su crtica al idealismo alemn. Me refiero a la relacin entre propiedad y formas de gobierno. A grosso modo, la propuesta de Hobbes, con su concepcin de la libertad como no interferencia de otros en mi mbito de autodeterminacin, es la de un individualismo posesivo (Macpherson) en el cual el Estado asume las funciones de gendarme para proteger a los propietarios y su libertad de accin. La propiedad es presupuesta por Hobbes como anterior al Estado y ste como medio para asegurarla. Tambin Locke dar al Estado la misin fundamental de asegurar la vida, la libertad y la propiedad de las personas aun cuando reconoce que es el trabajo personal el origen de la propiedad privada. Interesante resulta el proviso lockeano, a saber, que la ley protege los bienes que pueda la persona efectivamente disfrutar siempre y cuando exista para todos los dems la posibilidad de acceder a la propiedad si trabajan para ello. Kant no se apartar de este enfoque esencialmente liberal, en el sentido de que admite una diferencia entre la Repblica y el republicanismo. Si bien en la idea de la repblica toda persona estara llamada a ser un ciudadano copartcipe en la formulacin y elaboracin de la ley, en la prctica distingue entre ciudadanos activos (plenos) y ciudadanos pasivos. Los primeros son hombres adultos y con patrimonio con capacidad (sui juris) de ser autnomos y decidir polticamente, mientras los ciudadanos pasivos entre ellos mujeres, pobres, nios y esclavosquedan por fuera del ejercicio efectivo de los derechos polticos. En los tres casos, la ausencia de propiedad en cabeza de una amplia porcin de la poblacin haca en la prctica del rgimen poltico republicano uno monrquico o aristocrtico, tirnico u oligrquico, bien si se trata de formas puras o desviadas de gobierno. No obstante, un contemporneo de Hobbes, el ingls James Harrington en su libro La repblica de Oceana, exhibir una comprensin de la libertad radicalmente diferente a la de Hobbes, Locke o Kant. Para Harrington slo si somos esclavos de las leyes podremos ser libres. La ley hace posible la libertad en la medida que canaliza su ejercicio y lo limita, impidiendo as la arbitrariedad. Pero Harrington no se queda en esta formulacin abstracta de la ley como condicin de posibilidad de la libertad civil, como en Kant, sino que va un paso ms all. Considera que debe adoptarse una ley agraria que asegure la distribucin de la propiedad rural mediante la garanta de una igualdad de oportunidades para todos, ya que de la distribucin de la tierra depende la forma de gobierno. En su concepto, el Estado debe asegurar el acceso a la propiedad de la tierra a todas las personas en particular el pueblo pobre o desamparado como condicin de existencia de una repblica propiamente dicha. Bajo este enfoque, son las mayoras las llamadas a dictar libremente sus propias leyes, no una camarilla integrada por una lite selecta no representativa de la poblacin. Dos siglos despus, Marx retomar la relacin entre rgimen de propiedad y forma poltica, con su crtica a la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 o en sus comentarios editoriales sobre el robo de lea. El filsofo alemn denunciar la manipulacin del discurso de los derechos para mantener dominada y subyugada a una mayora trabajadora por parte de una clase capitalista ocupada en enriquecerse a costa de la explotacin de los sectores ms pobres de la sociedad que venden su fuerza de trabajo para poder sobrevivir. La solucin radical ser la eliminacin de la propiedad privada y la instauracin de un Estado socialista como estadio transitorio a la sociedad comunista donde la emancipacin humana se haga una realidad. Como bien lo haba previsto Fichte, la evolucin de la conciencia humana conducira finalmente a la desaparicin del Estado y del derecho como vetustas e innecesarias estructuras representativas de estadios brbaros de la humanidad.2. Anlisis de las propuestas: es necesario el Estado? Cul Estado?Las propuestas de las Farc-ep en la mesa de negociaciones de la Habana son ms visibles a la luz de las reflexiones filosficas modernas. El modelo de desarrollo rural y el propsito de la soberana alimentaria y el buen vivir de la poblacin son el aporte de este grupo guerrillero al proceso de bsqueda y consolidacin de la paz. El modelo rural propone una redefinicin del territorio, la creacin de zonas de reserva campesina con carcter de entidades territoriales; con derecho a recursos del presupuesto nacional; con autonoma poltica, administrativa, econmica, social, ambiental y cultural, adems del reconocimiento de una jurisdiccin campesina autnoma que administrara justicia a travs de los mecanismos de la justicia comunitaria. Los territorios campesinos, destinados a garantizar los derechos del campesinado, deberan, segn la propuesta, tener origen constitucional, apoyo logstico, tcnico y financiero, adems de estar protegidos contra el ejercicio estructural de la violencia y el despojo, representado en formas de uso y explotacin de la tierra ajenos a la proteccin de dichos territorios.Por su parte, la propuesta sobre soberana alimentaria y buen vivir apunta a constitucionalizar el derecho fundamental a la alimentacin y desterrar el hambre y la desnutricin de los campos, mediante polticas, estrategias y medidas conducentes a tal fin. El declogo incluye una renta bsica universal provista por el Estado a todos los ciudadanos, de forma que el consumo de alimentos sea asegurado para posibilitar el mejoramiento de las condiciones de vida.Analizadas las dos propuestas de las Farc-ep la gran ausente es la democracia. Nada se habla en ellas de cul ser el sistema de gobierno, el rgimen electoral, la estructura institucional o las reglas de deliberacin y decisin. Se podra decir que tal materia ser objeto de otros documentos. Pero la verdad es que la autonoma poltica, econmica, social, cultural y judicial reivindicada para los territorios campesinos descarta la participacin de ciudadanos diferentes a la clase campesina en los procesos de autodeterminacin poltica y en la convivencia social en dichas zonas. La ausencia de confianza en el Estado y en los procedimientos democrticos es ostensible. Igualmente no aparece en la visin insurgente un pensamiento que ponga por encima de las reivindicaciones grupales una idea de la cosa pblica (Res publica). Se trata de propuestas impolticas, centradas en la consecucin de objetivos determinados con independencia de su tramitacin por va del proceso democrtico. El profundo escepticismo justificado en buena parte por la corrupcin y la exclusin resultante del actual rgimen poltico respecto de las instituciones y los procedimientos democrticos tiene como fundamento un pensamiento totalizante y hermtico, similar al de sus encarnizados enemigos de ultraderecha. En este momento del proceso nos encontramos lejos de transitar hacia un estado de civilidad que posibilite la paz, menos an la paz perpetua. La razn principal para ello radica, a mi parecer, en que nuestra sociedad sigue siendo una dominada por el miedo, el oscurantismo y el pensamiento mgico religioso. El pensamiento de extremos, absolutista, especialmente visible en la derecha que defiende patria, familia y propiedad, o en la extrema izquierda con su esperanza del advenimiento de una conflagracin purificadora a manos de la violencia divina, impiden el cambio de mentalidad necesario para abandonar el iusnaturalismo. La paradoja mayor es que no deja de asistirle razn a los grupos insurgentes cuando anotan cmo la debilidad o ausencia del Estado social de derecho en amplias zonas del territorio es funcional a las estructuras de poder que han terminado por saquear y corromper la poltica democrtica en el pas. Quedamos as atrapados en un crculo vicioso: para superar el pensamiento iusnaturalista de Hobbes, Locke y Kant se recurre al pensamiento iusnaturalista de la violencia purificatoria, quedando tendidos en el camino los mecanismos intelectuales ideados por los seres humanos para superar las controversias sustantivas en torno a la vida justa y buena, entre ellos la poltica democrtica. ConclusionesLa lgica de la guerra en Colombia ha buscado someter por la fuerza a la insurgencia de forma que se persuada que es mejor ingresar a la vida civil que mantenerse en un estado de naturaleza donde reinan la violencia y el miedo. Pero las sospechas hacia el Estado garante de intereses de clase y defensor del capitalismo hacen el paso a la civilidad algo no del todo atractivo para los alzados en armas. De aceptarse el Estado se hace en condiciones de desconfianza y como mal necesario para asegurar la preservacin de las reivindicaciones elevadas en la mesa de negociaciones. La incredulidad frente al Estado social de derecho y a la democracia como formas institucionales para asegurar los derechos campesinos y aclimatar la paz ha impedido hasta ahora apostarle a un orden normativo comn que permita el retorno de la guerrilla de las Farc-ep a la vida poltica.Lento, lento es el trnsito hacia la paz. Este requiere de un gran cambio de mentalidad: el abandono del pensamiento mgico y teolgico, la adopcin de actitudes mentales abiertas al progreso social, acompaadas del aseguramiento material mnimo e indispensable para potenciar las capacidades humanas y permitir el florecimiento autnomo de toda persona por va de su participacin en la vida poltica comn.

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