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Roland Barthes y las estrategiasdel nuevo realismo

SEPARATA

ESTÉTICA:PERSPECTIVAS CONTEMPORÁNEAS

Ediciones Universidad

SalamancaAQUIlAFUENTE, 142

Roland Barthes y las estrategiasdel nuevo realismo

SEPARATA

ESTÉTICA:PERSPECTIVAS CONTEMPORÁNEAS

Ediciones Universidad

SalamancaAQUllAFUENTE, 142

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Roland Barthes y las estrategiasdel nuevo realismo

VíCTOH DEL RíoUniversidad de SalamClJlca

EN 197°, en Cahiers dll cilléma, en un texto titulado.EI tercer sentido·', Roland Banhes asumía el reto deexplicar una serie de fotogramas de Eisenstein desde

un punto de vista insólito. En estas imágenes detenidas seperciben algunos aspectos, combinaciones de elementos,sin una función clara en el conjunto simbólico y visual dela escena. Gesros en apariencia insignificantes, pero queno dejan de perturbar la recepción de la imagen. Este ter­cer nivel es descrito bajo el concepto de «significancia"que procede de .Julia Kristeva>, quien, por otro lado, había

1 Recogido en R. BAlnlIES, Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos,voces. Trad. C. FenÜndez Medrana. Barcelona, Paidós, 1995. pp. 49 ss.

2 -En oposición a los otros dos niveles, el de la cOl1l1i1laciólI )' elde la significación, este tercer nivel -por más azarosa que siga siendosu lecrura- es el de la sigllijicallcia; este término tiene la venlaja de

Roland Barthes y las estrategiasdel nuevo realismo

VícrOH DEI. RíoUniversidad de Salamanca

EN 197°, en Cabiers dll cinéma, en un texto titulado.EI tercer sentido. l , Rolanel Barthes asumía el reto eleexplicar una serie ele fotogramas ele Eisenstein elesele

un punto de vista insólito. En estas imágenes eletenielas seperciben algunos aspectos, combinaciones ele elementos,sin una función clara en el conjunto simbólico y visual elela escena. Gestos en apariencia insignificantes, pero queno elejan ele perturbar la recepción ele la imagen. Este ter­cer nivel es elescrito bajo el concepto ele .,significancia.,que proceele ele .Julia Kristeva2 , quien, por otro laelo, había

1 Recogido en R. BAlfn lES, Lo ohvio y lo obtuso. Imágenes, ges/os,voces. Tnl.d. C. FernÚnclez Medrana. Barcelona, P'lidós, 1995, pp. 49 ss.

1. .En oposición a los otros dos niveles, el de la comunaciólI y elde la signifialci6n, este tercer nivel -por más azarosa que siga siendosu Iecrura- es el de la Sigllifictlllcitlj este término tiene la ventaja de

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,88 VicroR l)f.l Rio ROI.ANU BARllU':S y lAS I"STRAn:GIA'i nf.l Ntr~'\,O REAUS.\K)

abordado la relación entre lo artístico y literario y el con­cepto ele lo verosímil en su vínculo con lo real y con lagénesis elel senrielo). Ba,thes recurre a los ejemplos con laintención ele aclarar en la meeliela ele lo posible ele quéestá hablando, y sólo con el apoyo ele esos fotogramas seaventura a proponer lo que denomina un sentido ~obtl1­

SO~1 característico del cine de Eisenstein, pero extensible aO(nlS imágenes. De la foto fija, en cieltos casos, emanaeste sentielo que se elefine como un -significante sin signi­ficaclo-4, incleteetable estructuralmente5, invisible al meta­lenguaje crítico y, por ello, en cielto moelo .inexplicable-.

referirse al campo del significldo (no de 1:1 signifialción) y de l'onec·t~lr con una semióticI del texto, a través de la VÍ<.1 abierta por JuliaKristcva que es quien lo ha propueslÜ". ¡bid., p. 51.

} .Si la función de "scnlido- del discurso es una función de seme­janza por encima de la diferencia, de "idemidad

w y de -presencb ensí-, como lo ha moslr~1do la admirable lectura de Husserl realiz:lc!a porDerrida, se podría decir qlle lo t;erosfmil (el discurso "Iilerario~) es ungrado segt/udo de la relación simbólica de semej~lnza. Siendo elauténlico querer-decir (husserlbno) el querer-decir verdadero, la ver­dad scría un discurso que sc asemeja a lo real; lo verosímil, sin serverdadero, sería el discurso qlle se asemeja al discurso que se asemejaa lo real. Un "real" desf:lsado, que llega hasta a perder el primer gradode semejanza (discurso-real) para acaecer Únicamente en el segundo(discurso-discurso), lo verosímil no tiene más que una ÚniGI caracte­rístiGI constante: quiere decir, t:S un seNtido-. j. Klu:nl-:vA, Semiótica 2.M~ldrid, fundamentos. 1981. pp. 10-11 .

.. -Igual incertidumbre st: experimenta cuando se pretende descri­bir el sentido obtuso (d~lr una ide~l aCerGl de dónde viene o adóndeV.I); el sentido oblUso es un signifk~lnte sin significado; (X>r ello resul­la tan dificil nombmrlo: mi lectu"l se queda suspendida entre la ima­gen y su descripción. entre la definición y la aproximación•. R.BARllIES, Lo obvio y lo oblllso. Ed. cil.. p. 61.

s -En otnlS palabras. el st:ntido obtuso no tiene un lugar eslmctll­..11, un sematólogo no le concedería existencia objeliva (pero ¿hay una

Tales perturbaciones del sentido ·obvio. (aquel que seimpone en cualquier descripción trivial elel cuaelro), habi­tan en los fondos ele foto, en los maquillajes y tocadosanormales ele los actores, en los gestos elel rostro o ele lasmanos: pequeños tics indescifrables cuya aportación alconjunto de la escena no se descodifica ni se acomoda alrelato que ésta contiene. Lo obtuso de la imagen hace ine­vitablemente abstruso el discurso crítico, boicotea el meta­lenguaje que tiene como referencia la fotografía y elaudiovisual.

El concepto de ·10 obtuso. fotográfico se remonta a lasMitologías que Barthes escribiera entre '954 y '956, concre­tamente en un texto referido a una exposición en la gale­ría el'Orsay eledicaela a -foto-impactos., elonele la ieleaaparece Iiter'"lmente mencionaela. L1 obra expuesta en lagalería el'Orsay pretenelía recoger imágenes ele impactoproceelente de la fotografia ele prensa y ele otros contextos.Banhes constata el fracaso ele esta intención ele chocar alespectaelor y para ello explica, ele modo negativo, el ámbi­to de lo vereladeramente pelturbador ele la fotografía. Enaquellas imágenes, ·Ia legibilielad perfecta de la escena, suconjormación, nos dispensa ele captar lo escandaloso quela imagen tiene profundamente; reducida al estaelo depuro lenguaje, la fotografía no nos desorganiza.-.

Se refiere Balthes a un pequeño nÚmero ele imágenesque aelemás proceelen de agencias ele noticias y que en susimplicielael elejan hablar a los hechos de moelo muchomás eficaz. Este elejar hablar a los hechos se vincula conla catarsis crítica ele Brecht7 y con la presencia larvaela ele

6 R. BARTIIF.s, Mitologfas. Trad. Héctor Schmucler. Madrid. SigloVeinliuno, 2000, p. 108.

7 -Carenle lanlo de ale~~lto como de exolicación, lo nalural de

188 VicToR Uf.l Rio

abordado la relación entre lo artístico y literario y el con­cepto de lo verosímil en su vínculo con lo real y con lagénesis del sentidoJ. Barthes recurre a los ejemplos con laintención de adarar en la medida de lo posible de quéestá hablando, y sólo con el apoyo de esos fotogramas seaventura a proponer lo que denomina un sentido .obtu­so-, camcterístico del cine de Eisensrein, pero extensible aotras imágenes. De la fOlO fija, en ciertos casos, eJnanaeste sentido que se define como un .signiflcante sin signi­flcad<?'l, indetectable estrucn.ralmente', invisible al meta­lenguaje crítico y, por ello, en cieno modo .inexplicable>.

referirse: ~t1 C"dmpo del signifiGldo (no de la significación) y de conec­tar con una semiótica del texto. a trav~ de la vía abien:t por JuliaKrislcva que es quien lo h:1 propuesto-. Ibitl., p. 51.

) .si la función de -sen(ido~ del discurso es un:1 función de semc­jan7..a por encima de la diferencia, de -idemidad" y de -presencia ensí", como lo ha mostrado hl admirahle lectura de Husserl re.t1izacla porDerrida, se podría decir que lo verosímil (el discurso -literario") es ungrado segl/lldo de hl relación simbólit:.l de semejanza. Siendo elauténlico querer-decir (husserli:ll1o) el querer-decir verdadero, la ver­dad sería un discurso que se asemeja a lo real; lo verosímil, sin serverdadero, sería el discurso que se .¡semeja al discurso que se asemejaa lo real. Un "re.I!" desfasado. que llega hasta a perder el primer gradode semej'lOza (discurso-real) para :lc'leccr únicamente en el segundo(di.scurso-discurso), lo verosímil no tiene más que una únic;.1 c.1r'Jete·rístiCJ constante: quiere (/(;'cir, es un seuJi(/o-, J. KRISI,.:VA. SemióJica 2.

M.tdrid, Fund.lmentos, 1981. pp. 10-11 .

.. •Igual incenidumbre se experimenta cuando se pretende descri­bir el sentido obtuso (dar una ide<1 acerc.l de dónde viene o adónde\'3); el sentido oIxuso es un signific.lntc sin significddo; por ello resul­t:J Lan dificil nombrarlo: mi lecturJ se queda suspendida entre la una­gen y su descripción, entre la definición y la aproximación-o R.BARnl~. Lo obvio )/10 obtuso. Ed. cit.. p. 61.

s .En Olms palabras. el sentido oIxuso no tiene un lugar estructu­ral. un sematólogo no le concedería existencia obtetiva (pero ¿hay una

Tales perturbaciones del sentido -obvio· (aquel que seimpone en cualquier descripción trivial del cuadro), habi­tan en los fondos de foto, en los maquillajes y tocadosanormales de los actores, en los gestos del rostro o de lasmanos: pequeños tics indescifrables cuya aportación alconjunto de la escena no se descodifica ni se acomoda alrelato que ésta contiene. Lo obtuso de la imagen hace ine­vitablemente abstruso el discurso crítico, boicotea el meta­lenguaje que tiene como referencia la fotogmfía y elaudiovisual.

El concepto de ·10 obtuso- fotográfico se remonta a lasMitologías que Banhes escribiera entre 1954 y '956, concre­tamente en un texto referido a una exposición en la gale­ría d'Orsay dedicada a .foto-impactos., donde la ideaaparece literalmente mencionada. La obra expuesta en lagalería d'Orsay pretendia recoger imágenes de impactoprocedente de la fotografla de prensa y de otros contextos.Barthes constata el fracaso de esta intención de chocar alespectador y para ello explica, de modo negativo, el ámbi­to de lo verdademmente perturbador de la forografía. Enaquellas imágenes, "la legibilidad perfecra de la escena, suconformación, nos dispensa de captar lo escandaloso quela imagen tiene profundamente; reducida al estado depuro lenguaje, la fotogmfía no nos desorganiza.6.

Se refiere Barthes a un pequeño número de imágenesque además proceden de agencias de noticias y que en susimplicidad dejan hablar a los hechos de modo muchomás eficaz. Este dejar hablar a los hechos se vincula conla catarsis crítica de Brecht7 y con la presencia larvada de

ti R. BARnl~. Mitologías. Trad. Héctor Schmuc!er. Madrid. SigloVeintiuno. 2000. p. loS.

1 -Carente tantO de alestato como de explicación. lo natui.ll de

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VJcTOII 1)[L Rio '9'

un principio perturbador en la imagen que en este breveal1ículo es anticipado de modo muy fugaz y que se nospresenta hoy como un origen de lo obtuso y del concep­to mucho más conocido del PIlUCflfl11.

Es lógico, pues, que las (micas fOlOs-impaclOs ele la expo­sición (cuyo principio sigue siendo lllUY lmlhle) resultenser, precisamente, las fotografías ele agencia, en las que elhecho sorprendido estalla en su terquedad, en su literali­dad, en la evidencia misma de su naturaleza obtusa8.

Más tarde, en una obra de espíritu marcadamente inti­mista como es La cámara l1ícida, sustituirá la idea de .10obtuso- por el concepto de P"l7ctllll1Y, es decir, algo pun­zante que asalta al espectador. El cambio sólo es nominal

encamina a un juicio que él mismo elabora sin ser molcswdo por bpresencia demiÜrgica del fotÓgr.lfo. Se trata, exact.amente, de la catar­sis crítiGI pregonada por Brechl y ya no de una purga emotiva, comoen el C~ISO de la pintura fem:.íliGI. Quizás aquí se vUelv~1O a encontmrlas dos categorías de lo épico y de lo tdgico. La fOlografí~1 literal intro­duce el esdndalo del horror, no :t1 horror mismo-o ¡bid., p. 109.

8 ¡bid.9 .El segundo elemento viene ;¡ dividir (o escindir) el sflldilfll/. Esta

vez no sólo soy yo quien va a bUSClrlo (del mismo mcxlo que invistocon mi conciencia sobemna el campo del studillm), es él quien salede la escena como una necha y viene a pllnzarme. En latín existe unapalabra para designar esta herida, este pinchazo, esla m~lrGI hecha porun inSlrtllnCnlO puntiagudo; esta palabra me iria tanto mejor cuantoque remite también a la idea de punllwción y que las fotos de quehabla eSlán en efecto como puntuad'ls, a veces incluso mote;:lClas porestos puntos sensibles; precisamenle esas maralS, esas heridas, sonpuntos. Ese segllndo elemento que viene a perturbar el slIIdillm lo lIa~

maré punctum; pues PUIlC/UIn es también: pinchazo, agujerito, peque­ña mancha, pequeño corte, y también Glsualidad. El punc/lan de unafoto es ese azar que en ella me despunta (pero que también me lasti­ma, me punza)~. R. BARTIIE."i, La clima"" lÚcida. Notas sobre laJotogra­jit,. Tr.l<1. jo,lquim Sélla-Sanahuja. B~lrcelona, Paidós, 1989, pp. 58-59.

porque ambas expresiones están muy cerca en el esque­ma teórico, aunque cieltamente La cámara /lÍcida amplíael dominio de esos ·significantes sin significado- y atesti­gua un desplazamiento en el alcance e1el concepto. Peroel recurso a un término antinómico con el significado dela palabra previamente elegida (ele lo obtuso a lo pun­zante) no hace sino confirmar la indeterminación lingÜís­tica que plantea el an~lIisis de la imagen. Mientras la ideade punc/uln retiene un mayor interés por el efecto de undetalle sobre el espectador, -lo obtuso- alude precisamen­te a la inhabilitación de la palabra en el desglose del men­saje fotográfico lO• La nota del ediLOr en la versión francesanos pone sobre aviso respecto a la selección y agrupaciónde los artículos que bajo este significativo t;tulo de Loobvio y fo obtuso, es póstuma, siguiendo tan sólo las tra­zas que había dejado el autor para un tercer volumen desus Essais critiques. Esto puede ser importante por lo querespecta a la noción de ·10 obtuso- como una categoríaque engloba, en su dialéctica con .10 obvio., la investiga­ción desvelaelora de Balthes en aquel momento respectoa buen nÚmero ele fenómenos audiovisuales. En palticu­lar nos interesará por su aplicabilidad a la teoría del arteen relación al estatuto de lo fotogr{¡fico y su intento deaproximación a la imagen desele ·La escritura de lo visi­ble-. Éste es el título elel primer bloque ele ensayos reco­gido en Lo obvio y lo obtuso. Se trata de una toma eledecisión del editor que surge de la necesidad de organizarel abundante material que queda tras la muelte de Balthes,disperso en su escritura en publicaciones periódicas, y

10 AÚn así, la idea pervive en su Obr.l de 1980 a pesar de la Illuta­ción terminológica: ·Lo que puedo nombrar no puede realmente pun­Zarme. La inalpadd'ld de nombrar es un buen síntoma del trastorno~.

¡bid., p. 100.

190 VlcroR DEL fuo ROL\.'IID BARTIIF_ y L\S ESTRATI;GI DEL tl'YO HE U \10

un prin ¡pio perturbador en la imagen que en t brevearticulo e.. anticipado de m d muy fugaz y qu se nospre enra h y como un rigen de lo obtuso y del concep­to mu ha má conocido del punctum.

Es lógico, pues, qLI las Únicas fotos-impactos d la expo­'ición (cuyo principio sigue siendo muy 10al11 r sultenser precisamente las fotografía' de agencia, en las que elhe ha sorprendido e 'talla en 'u terquedad en su literali­dad, en la evidencia misma de u naturaleza obtu -a8.

Má tard en una obm d píriru mar adam nre inti-mi ta como La cámam Itícída, su tituirá la idea de ·10obtu O· por el concepto d pU17etuml, es decir algo pun­zante que asalta al espectador. El cambio ólo nominal

encJmina a un juido que él mismo labora in el' mol st'ldo por lapresenda demiúrgica del fotógrafo. e trata exactamente, de la catar­si crítica pregonada por Brecht y ya no de uml purga motiva, comoen el ca'o le l¡l pintura temática. Quizás aquí se vuelvan a encontrarlas dos categorías de lo épico y de lo trágico. La fotograña liteml intro­duce el escándalo del horror, no al horror mismo·. lbid., p. 109.

8 lbid.9 .El segundo elemento viene a dividir (o esdndir) el slUdillm. Esta

vez no '610 soy yo quien va a buscarlo (del mismo modo que invistocon mi conciencia soberana el campo del studium, es él qui n salede la e 'cena como una tlecha viene ¡I punzarme, En htín exi. te unapalabra par" de ignar esta herida, este pindlazo, esta marca hecha porun inslnlmento puntiagudo; e 'ta palabra me iría tanto mejor cuantoque remite también a la idea de puntuación y que la foto' de quehabla están en efecto como punruaclas. a vece incluso m teada. pore-lO punto sensibles' pre isamcnle a marcas esa herida, sonpuntos. Ese segundo elemento qu viene a perrurbar el tudillmlo Ua­maré punctum; pues pUllctl/m es lambién: pinchazo, agujeril _peque­ña manclla, pequeño corte, y lambién ca ualidad. El plll/cl1lm de unafoto e. e azar que en ella me despunta (pero que también m la ti­ma, m punul)" R. BARn ,Ltl cámara lÚcida. atas sobre la fotogra­fia. Trad. Joaquim ala- anahuja. Barcelona Paidó 1989, pp. 58-59.

porque ambas expr .-ione e tán muy c rca en el e que­ma teórico, aunque ci rtamente La cámara lÚcida amplíael dominio de e o ... ignificante sin ignillcado- yate ti-

lia un desplazamienro en el alean del concepto. Peroel recurso a un término antinómico con l significado dela palabra previam me elegida (de lo obtuso a lo pun­zante) no hace sino confirmar la indeterminación lingÜís­tica que plantea el análisis de la inlagen. Mientras la ideade punctUln retiene un mayor interé - por el efecto de und talle obre el esp tador .10 obtuso- alude preci amen­t a la inhabilitación d la palabra en el de glo. e del men-aje fotográficolO• La nota del editor en la el' 'ión france a

no pone obre a i re pecto a la elección y agrupaciónde lo artículo qu bajo e te ignificati o título de Loob io y lo obtu o pó tuma, iguiendo tan ólo la tra­za que había d jad I autor pam un tercer volumen deu Essais critiques. Esto puede el' importante por lo que

re pecta a la noción de ·10 obtu o. como una categoríaque engloba, en u dialéctica con .10 ob io. la investiga-ión de veladora de Balthe en aquel momento respecto

a buen número de ~ nómenos audiovisuales. En particu­lar nos interesará por su aplicabilidad a la teoría del arteen relación al estatuto de lo fotográfi o y su intento deaprox,imación a la imagen desde .La escritura de lo vi i­ble•. Este es el título d 1 primer bloqu d ensayos reco­gido en Lo obvio y lo obtuso. e trata de una toma dedeci ión del editor qu urge de la nec idad de organizarel abundante material que queda tra la muerte de Barrhedi per o en su critura en publicacion - p riódicas y

.0 ún a í la idea pervi e en u obrd de 1980 a pe al' de la muta­ción temúnológica: -Lo que puedo nombmr no puede realmenre pun­zarnle. L'l incapacidad de nombrar e un buen -ímoma del trastorno-.lbid., p. 100.

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'9' ViCTQN DEL Rfo I{OIA-"l> 13AMTIIES y !.AS t::sTRAll,GIAS DEL NI'EVO Ilf.AlJ~MO '93

que, sin embargo, consutLlJ3 un corpus de reflexionescoherentes entre sí. Aquellas destinadas a la fotografía, elcine o la pintura son incluidas en la primen¡ parte delvolumen que se presentará como el tercero de sus Ensa­yos crilicosfl . Esto es especialmente interesante cuando seconstata que la reflexión de Barthes se inscribe en unaserie más amplia de asociaciones entre la imagen y el len­guaje. Por otra parte, los ensayos de Lo obvio y lo ob/I/sosuponen un tratamiento, anterior al de La cámara lÚcida,de conceptos como el de pl/ne/lIm, que rompen con ladisciplina semiótica de clasificación de los signos quehabitan las imágenes, 0, cuando menos, señalan los lími­tes posibles de esa disciplina. Las tesis desarrolladas en laObr'd más conocida de Barthes en torno a la fotografía,publicada poco antes de su muerte en 1980, aparecen anti­cipadas y completas en este ensayo diez años antes.

Algunas de las cuestiones sugeridas por Barthes pue­den enlazarse históricamente con los debates y revisionesen torno a la eficacia política de la imagen documentalque ¡utistas conceptuales, entre ellos Martha Rosler, pro­ponían en sus ensayos y en sus obras. En cualquier caso,la recepción de las ideas de Barthes debe verse en el con­texto de una inquietud generalizada por las virtualidadesde la imagen que justificaba sus textos anticipatorios enlos años cincuenta y sus reflexiones posteriores en los

11 «Una vez hecha la selección, b vaSiedad de los escritos que que­daban erJ. impresionanle -par:.l muchos insospechada. Se evidencióentonces la importancia de las investigaciones sobre aquello que, afalla de una expresión mejor, podríamos llamar -esCrilUl.l de lo visi­bl~. (fotografía, cine, pintura), y sobre música: ha parecido por tantooportuno organizar esto conjuntamenle, reenviando los ensayos sobred t~xlo literario a una próxima compilación-o F. \VI., .Nota del edilor­...n D ll"l>'nn:.. {'"J,,,;ooIJ',,hllH' J:<;:'-Fl;"r"¡ti""f(~'lIl P~ri.. ""Pllil lolh

sesenta y setenta más implicadas en la lectura sem.ióticade la publicidad y el cine. La indeterminación de lo foto­gráfico, que afecta como una reacción en cadena a otrosmuchos ámbitos sociológicos, será una constante en elpensamiento de un amor decisivo tanto para los debatesteóricos del momento como para las herencias posterio­res. La figura de Barthes se vuelve así paradigmática e ine­ludible en cualquier concepción de lo fotográfico. Nopuede disociarse, pues, la idea de un .efecto de realidad.de lo que podríamos considerar una .documentalidadparadójica-, aspectos que se despliegan en la ambigÜedadesencial que subyace a toda recepción de las imágenestécnicas.

Sin embargo, la base de estos conceptos habría quebuscarla en los estudios de Barthes en el campo literario.De nuevo el -efecto de realidad· amplía su repercusión ysus raíces aludiendo de modo a veces solapado a cues­tiones de fondo sobre la construcción de nuestras estruc­turas narrativas y a la conciencia histórica en su conjunto.Tales implicaciones explicarían el calado del tema tantoen la obra de algunos autores contemporáneos como enlas prácticas attísticas,

En un artículo publicado en Communica/ions, en 1968,con el significativo título de ·El efecto de realidad., Bart­hes se preguntaba por cieltos excesos descriptivos que lasemiótica no recupera para el análisis por su -insignifican­cia- en la estructura narrativa. Con ello, se refiere a paItesde un relato que no ocupan una función en el argumen­to o en el desarrollo de la trama, que no pueden ser iden­tificadas como elementos necesarios y que, sin embargo,aportan algÚn tipo de presencia en la atmósfera descripti­va que acompaña a la acción. Se contemplan entoncescomo una suerte de suolemento o luio narrmivo, Este

VIcn.>K I>I-:L KJo '9)

que, sin embargo, conslltUla un corpus de reflexionescoherentes entre sí. Aquellas destinadas a la fotografía, elcine o la pintura son incluidas en la primera parte delvolumen que se presentará como el tercero de sus Ensa­yos Crí/iC08'. Esto es especialmente interesante cuando seconstata que la reflexión de Banhes se inscribe en unaserie más amplia de asociaciones entre la imagen y el len­guaje. Por otra parte, los ensayos de Lo obvio y lo ob/l/sOsuponen un tratamiento, anterior al de la cámara ltícida,de conceptos como el de punc/um, que rompen con ladisciplina semiótica de claSificación de los signos quehabitan las imágenes, o, cuando menos, señalan los lími­tes posibles de esa disciplina. Las tesis desarrolladas en laobra más conocida de Banhes en torno a la fotografía,publicada poco antes de su muene en '980, aparecen anti­cipadas y completas en este ensayo diez años antes.

Algunas de las cuestiones sugeridas por Barthes pue­den enlazarse históricamente con los debates y revisionesen torno a la eficacia política de la imagen documentalque artistas conceptuales, entre ellos Martha Rosler, pro­ponían en sus ensayos y en sus obras. En cualquier caso,la recepción de las ideas de Banhes debe verse en el con­texto de una inquietud generalizada por las virtualidadesde la imagen que justifical a sus textos anticipatorios enlos años cíncuenta y sus reflexiones posteriores en los

11 -Una vez hecha la selección, la vastedad de los escritos que que­daban em impresionante -para muchos insos¡x:.chada. Se evidencióentonces la importancia de las investigaciones sobre aquello que, afalta de una expresión mejor, podríamos )Jamar -escritura de lo visi­ble· (fOlografia. cine, pintura). y sobre músicd: ha parecido por tantooportuno organizar esto conjuntamente. reenviando los ellS3Yos sobreel te>..'lo liter.uio a una próxima compilación-o f. W.,. Ola del editor­...... Q f.hUTU"';: 1 r.J~..io 01 /',.hl"f; "'"ni" rritinllP'i! 11/ P::tñ.. ",,"lIil lolh

sesenta y setenta más inlplicadas en la lectura semióticade la publicidad y el cine. La indeternunación de lo foto­gráfico, que afecta como una reacción en cadena a otrosmuchos ámbitos sociológicos, será una constante en elpensanliento de un autor decisivo tanto para los de!Ydtesteóricos del momento como para las herencias posterio­res. L~ figura de Banhes se vuelve así paradigmática e ine­ludible en cualquier concepción de lo fotográfico. 'opuede disociarse, pues, la idea de un -efecto de realidad.de lo que podríamos considerar una .documentalidadpamdójica., aspectos que se despliegan en la ambigüedadesencial que subyace a toda recepción de las imágenestécnicas,

Sin embargo, la base de estos conceptos habría quebuscarla en los estudios de Barthes en el campo litemrio.De nuevo el -efecto de realidad· amplía su repercusión ysus mices aludiendo de modo a veces solapado a cues­tiones de fondo sobre la constnlcción de nuestms estruc­turaS narrativas y a la conciencia histórica en su conjunto.Tales implicaciones explicarían el calado del tema tantoen la obra de algunos autores contemporáneos como enlas prácticas ~1I1¡sticas.

En un alticulo publicado en Communications, en 1968,con el significativo título de -El efecto de realidad., Bart­hes se preguntaba por ciertos excesos descriptivos que lasemiótica no recupera para el análisis por su .insignifican­cia· en la estructura narrativa. Con ello, se refiere a partesde un relato que no ocupan una función en el argumen­to o en el desarrollo de la trama, que no pueden ser iden­tificadas como elementos necesarios y que, sin embargo,aponan algún tipo de presencia en la a1111ósfera descripti­va que acompaña a la acción. Se contemplan entoncescomo una suene de suolemento o luio narrativo. Eo;¡te

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'94 Vil.lOR l>El Río RotA.'1> BAKTlU:.... ,. L\S ESllL\TI:GIAS DEL 1\1'[\0 REAUS.\IO '95

excedente de significación que parece matizar los avata­res del relato es el origen de un cierto tipo de signos cuyafunción debe ser comentada. Tales tramos de narración­descripción no estructurales llaman poderosamente laatención de Barthes y utiliza por ello exactamenre elmismo argumento que sirve para comentar el sentidoobtuso, o el punclUm en la fotografia. En los márgenes dela funcionalidad estas formas adquieren una dimensiónsintomática. Resulta especialmente significativo que seauna lectura narratológica la que reproduce un modelointerpretativo presente en la imagen y, en particular, en lafotografía.

El procedimiento de Barthes parte, como en otras oca­siones, de una demanda disciplinaria sobre la semióticaque, segÚn su criterio, tradicionalmente elude los plante­amientos que a continuación se encarganl de poner derelieve. Balthes describe estos -detalles- como fuera deloda función, como -lujos- narrativos cuyo suplemento esde la máxima importancia. La pregunta por la función deestos excedentes de significación replantea el objetivomismo de la disciplina. Banhes la formulará como unapregunta por la significación de la insignificancia.

La singularidad ele la descripción (o del ·detalle inÚtil.)en el tejido narrativo, su soledad, designa una cuestiónde la máxima impol1ancia para el an[llisis estructural delos relatos. Esta cuestión es la siguiellle: todo, en el rela­to, es signíficallle y cuando no, cuando en el silllagmanarrativo subsisten ciertas zonas insignificames, ¿cuálsería, en definitiva, si nos podemos permitir hablar enestos términos, la significación de esta insignifi<--::lI1cia?ll

12 H. BAMlllES, El SUSl/rro del lenguaje. lHás allá de la palabra y laescrilllra. Trad. C. Fernánciez Medrano. Barcelona, Paidós, 1994, p. 181.

A partir de Flaubert y las escenas de la descripción eleRouen en Maclamme BovalY, Barthes detecta una autoe­xigencia de veracidad en el relato. Al analizar aislada­mente estos rastros, en su carácter afuncional, se desvelauna suplantación ele los imperativos argumentales y de losde belleza, por uml adecuación mucho más elemental yperfecta entre el signo y la voluntad de referencialielad.De algÚn modo, su función se convierte en ofrecer unafantasía de referencialidad que ha suplantado a otras tra­dicionales funciones estéticas: .. las exigencias estéticasestán entonces penetradas de exigencias referenciales.IJ.Barthes resume la variedad de -pIlIlCIIII1J!» narrativos enun mínimo comÚn denominador:

Los residuos irreductibles del an{llisis funcional tienenesto en común, la denotación de lo que comúnmente sellama la ~realidad concreta- (pequeños gestos, actitudestransitorias, objetos insignificantes, palabras redundan­tes). L1 .representación. pura y simple de la .realidad.,la relación desnuda de ·10 que es· (o ha sido) parece deesa manera como una resistencia al sentido ... 14.

Otro elato revela el papel ele la nueva c1escriptividaclcuando ésta se aquilata en el análisis de la construcciónde la historia como estructura narrativa. El tratamiento del

I} .Sin embargo, la finalidad estétiGI de la descripción Oaubeniamlestá complclamentc mezclada con imper.uivos "realist'IS-, como si laexactitud del rcfercnlc, superior o indiferenlc a cualquier 011<1 fun­ción, ordemlr.1 )' justificara ¡XlI' sí sola, aparenlemente, el hecho dedescribirlo. o -en el C:'ISO de las descripciones reducidas a una pala­bra- el 11<:.-'(.-110 de denotado: las exigencias cstétic:'ls están enloncespenetr.ldas de exigencias referenciales, tomaebs al menos como excu­sas..... ¡bid., p. 183.

14 Ibid., p. 184.

'9' VJeroN na Rio '9'

excedeme de significación que parece matizar los avata­res del relato es el origen de un cieno tipo de signos cuyafunción debe ser comemada. Tales tramos de narración­descripción no estructurales llaman poderosameme laatención de Banhes y utiliz" por ello ex"ct"mente elmismo argumento que sirve para comentar el sentidoobtuso, o el pune/11m en 1" fotografía. En los márgenes dela funcionalidad estas formas adquieren una dimensiónsintomática. Resulta especialmente significativo que seaun" lectura narratológica 1" que reproduce un modelointerpretativo presente en la imagen y, en particular. en lafotografía.

El procedimiemo de B"nhes p"ne, como en otras oca­siones, de una demanda disciplinaria sobre la semióticaque, según su criterio. tradicionalmeme elude los plame­amiemos que" continuación se encargará de poner derelieve. Banhes describe estos ·detalles· como fuera detoda función, como .lujos. n"rrativos cuyo suplememo esde la máxima imponancia. L" pregunt" por la función deestos excedentes de significación repbme" el obje¡ivomismo de la disciplina. Barrhes la formulará como unapregunta por la signific"ción de 1" insignific"ncia.

La singularidad de la descripción (o del ·detalle inútil.)en el tejido narnnivo, su soledad, designa una cuestiónde la máxima importancia para el análisis estructural delos relaros. Esta cuestión es la siguiente: todo, en el rela­lO, es significdnte y cuando no, cuando en el Sintagmanarnllivo subsisten cienas zonas insignificantes. ¿cuálseña. en definitiva, si nos podemos permitir hablar enestos ténninos. la significación de esta insignificdncia?11

'1 R. BARTIIES, El susurro del lenguaje. Más alltí di! Itl palabra JI laescritura. Ti.ld. C. Fem:índez Medrano. Barcelona, Paidós, 1994. p. 181.

A panir de FI"uben y l"s escenas de 1" descripción deRouen en Madamme BoualY, Banhes detecta una "utoe­xigencia de vemcidael en el relato. Al analizar aislada­mente estos mstros, en su carácter afuncional, se desvelauna suplantación ele los imperativos argumentales y de losde belleza, por una adecuación mucho más elemental yperfecta entre el signo y la voluntad de referencialidad.De algÜn modo, su función se conviene en ofrecer unafantasía de referencialidad que ha suplantado a otras tm­elicionales funciones estéticas: ·las exigencias estéticasestán entonces penetradas de exigencias referenciales.J}.

Banhes resume la variedad de .pllne/lIm~ narrativos enun mínimo común denominador:

Los residuos irreductibles del análisis funcional tienene 10 en comÚn, la denotación de lo que comÚnmente sellama la ·realidad concreta- (pequeños gestos, actitudeslrnnsitorias, objetOS insignificanres, palabras redund~lO­

tes). La .representación. pura y simple de la .realidad·,la relación desnuda de ·10 que es. (o ha sido) parece deesa manera como una resistencia al sentido... 14.

Otro dmo revela el papel ele la nuev" descriptividadcuando ésta se aquilata en el análisis de la construcciónde la historia como estructura narrativa. El tratamiento del

IJ oSin embargo, la finalidad estética de la deS<..npción naubc:rti<lO<Iestá completamente mezclada con imper..uivos ~re::llistasw. como si hleX¡1ditud del n:fen:nte. superior O indiferente a cualquier otra fun­ción. ordenara y justifiG.li.l por sí 501::1. ap~rentemente. el hecho dedescribirlo. o --en el caso de las descripciones reducidas a una p¡Jla­bra- el hecho de denOlarlo: las exigencias l--stc:... icds eslán enlom.:c..--spenetntdas de exigencias referenciales. tomadas al menos como eXf.."l!­

sas.. .". /bid., p. '8}.'-4 Ibit/., p. 184.

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Vieroll DEL Rlo ROL\ND BAII11 lES Y L\S ESTKATI.GIAS DEL NUEVO IIEAUS~IO '97

asunto del realismo en la literatura procede de la escriturade la historia y de la pregunta por la especificidad de laliteratura, según la secuencia de ensayos que Barthesreúne bajo el titulo .De la historia y la realidad•. Previa­mente ha analizado los shifters, segÜn la terminología dejakobson, que aparecen como instancias reguladoras deldiscurso en la escritura de la historia. De moclo que secompleta su análisis con una reflexión sobre el papel delos hechos en esa modalidad literaria. En ellos, la factici­dad opera como instancia legitimadora de la narración,algo que aparentemente no debía tener el mismo peso enel relato de ficción. El nuevo modelo se basará precisa­mente en las formas de la historia y en sus instancias deregulación discursiva sobre la figura del narrador-autor. Esen este punto donde la vinculación con la fotografía explt­ca la pulsión autentificadora en un planteamiento neta­mente comprometido con una interpretación factográficadel alte y la historia.

La historia (el discurso histórico: historia rerum gesta­rum) es, de hecho, el modelo de esos relatos que admi­ten el relleno de los intersticios entre sus funciones pormedio de anotaciones estructllralmente superfluas, y eslógico que el realismo literario haya sido, con pocosdecenios de diferencia, contemporáneo del imperio dela historia -objetiva-, a lo que habría que añadir el desa­rrollo actual de las técnicas, las obras y las institucionesbasadas sobre la necesidad incesante de autentificar lo•real-: la fotografía (mero testigo de -lo que ha sucedidoahí.), el reportaje, bs exposiciones de los objetos anti­guos (. ..), el turismo acerca de monumentos y lugareshistóricos. Todo ello afirma que lo -real. se consideraaUlOsuficiente, que es lo bastante fuerte para desmentirtoda idea de .función-, que su enunciación no tiene nin­guna necesidad de integrarse en una estructura y que el

.haber estado ahí- de las cosas es un principio suficien­te de la palabrals .

Los planteamientos de Barthes aparecen articuladospor un diagnóstico en el que se atestigua una homologa­ción de la historia en tanto que relato y un arte que hadesalojado las exigencias estructurales de la ficción al con­tacto con la realidad. De este modo, ·el desarrollo actualde las técnicas, las obras y las instituciones basadas sobrela necesidad incesante de autentificar lo real· configuranun nuevo escenario factográfico que en la tesis de Barthestiene un alcance histórico. El texto no escatima la impor­tancia de este devenir en el que confluyen fenómenos tansignificativos como la difusión ele la fotografía, el turismo,la exposición de objetos antiguos o la musealización delmundo. El vínculo entre el relato de la historia y el realis­mo literario (que poclríamos hacer extensible al realismotécnico del arte) se alinea con la aparición de las técnicasde reproducción de la imagen. Esta alianza, que encon­trábamos anticipada en los textos programáticos de la fac­tografía, incide, como hicieran los teóricos y artistassoviéticos, en una autosuficiencia estética ele la realidael l6 .

Esto es considerado por Barthes una suelte de disfunción,un desplazamiento de la estructura normativa del relatoclásico o de los programas iconográficos mediados por ladoctrina para afirmar tautológicamente la realidad y el·haber estado ahí· (fórmula a su vez antecesora del ·estoha sido- de La cámara lÚcida) como un principio sufi­ciente.

15 ¡bid., p. 185..6 Conviene recordar que este concepto de .faclOgrafía- aparece

igualmente vinculado con la literatura en el contexlO productivist<! yestablece una analogía entre imagen y textualid.ld .1 partir de la cró­nica y el reportaje.

VfCTOR DEL RJo Ro.....,..'D BARnIES y LAS f.S11lATEGlAS DEL l\'UEVO KF.AI.b.\1O "7

asunto del realismo en la literatura procede de la escriturade la historia y de la pregunta por la especificidad de laliteratura, según la secuencia de ensayos que Barthesreúne bajo el útulo ·De la historia y la realidad•. Previa­mente ha analizado los shifters, según la terminología deJakobson, que aparecen como instancias reguladoras deldiscurso en la escritura de la historia. De modo que secompleta su análisis con una reflexión sobre el papel delos hechos en esa modalidad literaria. En ellos, la facuCt­dad opera como instancia legitimadora de la narración,algo que aparentemente no debía tener el mismo peso enel relato de ficción. El nuevo modelo se basará precisa­mente en las formas de la historia y en sus instancias deregulación discursiva sol re la figura del narrador-autor. Esen este punto donde la vinculación con la fotografía expli­ca la pulsión autentificadora en un planteamiento neta­mente comprometido con una interpretación factográficadel arre y la historia.

La historia (el discurso histórico: historia rerum gesla­nnn) es, de hecho, el modelo ele esos relatos que admi­ten el relleno de los intersticios el1lre sus funciones pormeclio de anotaciol1~s estTucturalmente superfluas, y eslógico que el realismo (iterario haya sido, con pocosdecenios de diferencia, cOl1lemporáneo del imperio dela hisroria -objetiva., a lo que habría que añadir el desa­rrollo actual de las técnicas, las obras y las institucionesbasadas sobre la necesidad incesante de autentificar lo-real-: la forogrdfía (mero testigo de -lo que ha sucedidoahía), el reportaje, las exposiciones de los objetos anti­guos (. .. ), el turismo acerca de monumentos y lugareshistóricos. Todo ello afirma que lo areal· se consideraaUlosuficiente, que es lo bastante fuene para desmentirtoda idea de -funcióna, que su enunciación no tiene nin­guna necesidad de integrarse en una estruerura y que el

ahaber estado ahí- de las cosas es un principio suficien­te de la palabra's.

Los planteamientos de Barthes aparecen articuladospor un diagnóstico en el que se atestigua una homologa­ción de la historia en tanto que relato y un arre que hadesalojado las exigencias estructurales de la ficción al con­tacto con la realidad. De este modo, -el desarroUo actualde las técnicas, las obras y las institucione basadas sobrela necesidad incesante de autentificar lo real· configuranun nuevo escenario facrográfico que en la tesis de Barrhestiene un alcance histórico. El texto no escatima la impor­tancia de este devenir en el que confluyen fenómenos tansignificativos como la difusión de la fotografía, el turismo,la exposición de objetos antiguos o la musealización delmundo. El vínculo entre el relato de la historia y el realis­mo literario (que podríamos hacer extensible al realismotécnico del arre) se alinea con la aparición de las técnicasde reproducción de la imagen. Esta alianza, que encon­trábamos anticipada en los textos progmmáticos de la fac­tografía, incide, como hicieran los teóricos y artistassoviéticos, en una autosuficiencia estética ele la realidad l6 .

Esto es considerado por Barrhes una suelte de disfunción,un desplazamiento de la estructura normativa del relatoclásico o de los programas iconográficos mediados por ladoctrina para afirmar tautológicamente la realidad y el.haber estado ahí. (fórmula a su vez antecesora del ·estoha sido· de La cámara lÚcida) como un principio sufi­ciente.

If [bid., p. 185.16 Conviene recordar que este concepto de .factogrJ.fia. aparece

igualmente vinculado con la literaruíd en el contexto produetivis13 yestablece un.a analogía enlre imagen y textualidad .1 p"drtir de la cró­njca y el reponaje.

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VíCTOR DEL Rio ROIAND BARTIIE.'i y I.....S fSJl(ATEGIAS I>El 1"UEVO Kf.AU .....'O '99

El aliento profético de estos planteamientos conviertelas tesis de Barthes en mucho más que un comentariosobre el -realismo Iiterario-. Con ello está aludiendo a losprincipios generales de la modernidad entendida como unproceso histórico complejo que se diversifica en un des­plazamiento de la función poética fuera del campo de laficción. Parece ser, por consiguiente, que lo que está enjuego desde una perspectiva global es algo que alude a laestructura misma de la conciencia histórica, a la posibili­dad de una escritura de la historia. Las imágenes técnicasson un síntoma más en el complejo camino hacia unaconciencia factográfica en la que el arte y la historiogt'dfíaaparecen unidas por el imperativo de realidad. El proble­ma de la ..realización- del arte convocará en un segundoplano una dependencia de la historia de su inscripcióncomo relato.

Por tanto, el discurso de Barthes se acerca a la dimen­sión de un pat'ddigma de época, de una forma de fusiónentre historia y arte en la que la realidad ocupa el focoimperativo de la mirada, el sentido mismo de la palabra yla imagen. En la asociación histórica de los fenómenosque relata Barthes, entre los que la aparición de la foto­grafía parece decisiva, se confirma la trascendencia delproblema de la realidad en el 'lite para convertirse en unasunto de la contextura íntima de los signos, y, con ello,un problema semiótico. Este estadio se salda con unaidentidad entre lo que en otro tiempo estaba disociado,esto es, entre la realidad y lQ verosímiP7.

17 .La anolación ~re31", parcelaria, inlersticial, podríamos decir, dela que aquí exponemos el caso, renuncia a esa introducción implíci­ta y se desembaraz.a de toda imención postuladora de que ella formeparte del [ejido estnlctural. Por eso mismo existe lIna ruptura entre lovprn<:ímil ~lnli~JIIn v 1"1 rp~lIism() moderno: Dero también oor eso

La nueva situación instaum una ·ilusión referencial •. Esdecir, .". la misma carencia de significado en provechodel simple referente se convierte en el significante mismodel realismo: se produce un efeclo de realidad, base deesa verosimilitud inconfesada que forma la estética detodas las obras más comunes de la modernidad.'s. Desdeesta perspectiva y a partir de una preeminencia de laempresa de desintegt'dción del signo como principio de lamodernidad, Barthes sitÚa esta cuestión en el centro de lacrisis de la representación.

El problema de la verosimilitud de este ·nuevo realis­mo·, podríamos decir, es su trasgresión de la estructura delo representacional, su capacidad paf"'d eliminar el fenó­meno de sustitución que presupone un término por otro,conculca la relación convencional del signo. Es decir,-procede de la intención de alterar la naturaleza tripartitadel signo para hacer de la anotación el mero encuentroentre un objeto y su expresión.19. Para Barthes esta desin­tegración del signo parece ser la empresa prioritaria de lamodernidad pero mediante un proceso que no se saldacon una ..plenitud referencial., es decir, con una sustitu­ción de la representación por la presentación, sino con unvaciado del concepto mismo de referencia.

El cuestionamiento de la representación se convertiría,entc:>nces, en un objetivo comÚn en esta nueva .empresar:altsta•. Las resonancias del .esto ha sido. de la fotogra­fla, y de los pequeños gestos obtusos aparecen ahora bajo

mismo, nace una nueva verosimilitud que es precisamente el realis­mo (entendemos por realista todo discurso que acepte enunciacionesacreditadas tan sólo por su referen(e)~, R. BARlllf.5, J::1 susun'O dellen­guaje, Más alltí de la palabra y la escritura, Ed. cit., p. 186,

IS Ibid.19 Ibid., p. 187,

VlcrOR UF.L Rio '99

El aliento profélico de eslOS planteamientos conviertelas lesis de Barthes en mucho más que un comentariosobre el -realismo Iiterario-. Con ello está aludiendo a losprincipios generales de la modernidad entendida como unproceso histórico complejo que se diversifica en un des­plazamiento de la función poélica fuera del campo de laficción. Parece ser, por consiguiente, que lo que está enjuego desde una perspectiva global es algo que alude a laestnlctura misma de la conciencia histórica, a la posibili­dad de una escritura de la historia. Las imágenes técnicasson un síntoma más en el complejo camino hacia unaconciencia factográfica en la que el arte y la historiogmfíaaparecen unidas por el impemtivo de realidad. El proble­ma de la -realización- del arte convocará en un segundoplano una dependencia de la historia de su inscripcióncomo relato.

Por tanto, el discurso de Barthes se acerca a la dimen­sión de un pamdigma de época, de una forlllil de fusiónentre historia y arte en la que la realidad ocupa el focoimpemtivo de la mirada, el sentido mismo de la palabra yla imagen. En la asociación histórica de los fenómenosque relata Barthes, entre los que la aparición de la foto­grafía parece decisiva, se confirma la trascendencia delproblema de la realidad en el arte pam convertirse en unasunto de la contextum íntima de los signos, y, con ello,un problema semiótico. Este estadio se salda con unaidentidad entre lo que en otro tiempo estaba disociado,esto es, entre la realidad y I() verosímil'?

17 .La anolación ;'real", parcelaria, inlcrsrici,ll, podríamos decir, dela que aquí exponemos el caso, renuncia a esa inlroducción implíci­la y se desemba~lzade toda imención postuladom de que ella formep'lrte del [ejido eslmcturaI. Por eso mismo existe una ruptura entre lovl"rn"ímil ~lnliDII('l v pi rp~lIi~mo moderno: oero también Dor eso

La nueva situación instaum una -ilusión referencial-. Esdecir, -... la misma carencia de significado en provechodel simple referente se conviene en el significante mismodel realismo: se produce un efecto de ,-ealidad, base deesa verosimilitud inconfesada que forma la estética detodas las obms más comunes de la modernidad-'s. Desdeesta perspectiva y a partir de una preeminencia de laempresa de desintegmción del signo como principio de lamodernidad, Banhes sitÚa esta cuestión en el centro de lacrisis de la representación.

El problema de la verosimilitud de este -nuevo realis­mo-, podríamos decir, es su tmsgresión de la estructura delo representacional, su capacidad para eliminar el fenó­meno de sustitución que presupone un término por otro,conculca la relación convencional del signo. Es decir,-procede de la intención de altemr la naturaleza tripanitadel signo para hacer de la anotación el mero encuentroentre un objeto y su expresión-19. Pam Banhes esta desin­tegmción del signo parece ser la empresa prioritaria de lamodernidad pero mediante un proceso que no se saldacon una -plenitud referencial-, es decir, con una sustitu­ción de la representación por la presentación, sino con unvaciado del concepto mismo de referencia.

El cuestionamiento de la representación se conveniría,ent~nces, en un objetivo común en esta nueva -empresarealIsta-o Las resonancias del -esto ha sido- de la fotogm­fía, y de los pequeños gestos obtusos aparecen ahora bajo

mismo, nace una nueva verosimilitud que es precisamenle el realis­mo (~mendemospor realista lodo discurso que acepte enunciacionesacredtradas tan sólo por su referente)... R. BAR1lIES El susunv dellen­guaje. Más allá de la palabra y la escritura. Ed. cit. p. l86.

18 ¡bid. •19 ¡bid., p. 187.

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'00 Vícrolt DEL Rlo RO~"'D BAKntl~'i y I.AS ES1~n:GIAS DI:I. N"l!EVO II.EI.I.IS.\10

llna misma reflexión sobre lo literario. De cal modo queeste pune/un? literario y prematuro se concretaría en un-efecto de realidad· que suplanta las demandas estéticasde otro tiempo. En el caso de la fotografía, el pune/um segenera al margen de su referencialidad, va más allá de ellay establece un nuevo ámbito de profundización en la bús­queda del sentido. Habida cuenta de que el origen delconcepto de pune/l/mio encontramos en el análisis de losfotogramas de Eisenstein (salvo por el antecedente de lasMitologías), podríamos imerpretar que se trata, en cual­quier caso, de conceptos originariamente lingÜísticos ynarratológicos que son desplegados en un análisis de lasrepresentaciones fotográficas. Esta situación emp~lrema demodo inesperado los análisis de Barthes con el fenómenode la factografía, o, en sus propias palabras, -La escritur-adel suceso·'".

En qué medida las formas argumentativas y de pensa­miento vinculadas con la semiótica se suman a un flujoconstante entre el texto y la imagen es algo que la obradel propio Barthes parece desarrollar de modo programá­tico. Pero resulta especialmente revelador el modo en quese reproducen estos esquemas conceptuales en su obrasin que se establezca una solución de continuidad para elcaso. Su diagnóstico apunta a las consecuencias funda­mentales de un nuevo discurso sobre lo real bajo las con­diciones de producción de las imágenes técnicas que segenemliza y cuyos problemas subyacen tanto a los desti­nos de las prácticas artísticas contemporáneas como a losintentos de comprensión del nuevo escenario posmedialen sus claves culturales e históricas.

lO Ibid., p. 189, texto dedicado .1 los sucesos de mayo del 68.

Entre esas consecuencias una ele las m{ls relevantesserá la transformación de las formas de conciencia histó­rica a través de una nueva narratología de lo real. Las fór­mulas de construcción del relato histórico a través de lafunción documental sustituyen a los antiguos modelos decrónica y determinan una recepción. Si este aspecto pare­ce indisociable de fenómenos como el periodismo con­temporáneo y su connivencia con el poder en lassociedades occidentales, el ámbito especializado de lasartes visuales quedará definitivamente tocado comocampo de pruebas de los nuevos significados de la ima­gen. En este aspecto, la constitución ele lIna poiesis de laverosimilitud necesita de un abordaje de los aspectos queBarthes señalara de modo anticipatorio y mdicalmentelúcido. No parece casual por ello la inquietud de estascuestiones en toda la obm de Barthes, su aparición endiferentes momentos y de modo recurrente, bajo diferen­tes términos y en contextos variados. Debemos pregun­tarnos, dada la importancia de su legado, cómo ha sidoincorporado y desarrollado por otros autores.

V!eroR 1)I!1. Rfo ROlAND BARTIIt-:S y I.AS E:S1ltATF.GIAS I)m. 1\1Jf.VO Rf.AU5.\tO 200

una misma reflexión sobre lo literario. De tal modo queeste punctum literario y prematuro se concretaría en un.efecto de realidad· que suplanta las demandas estéticasde otro tiempo. En el caso de la fotogmfía, el punctu.m segenem al margen de su referencialidad, va más allá de ellay establece un nuevo ámbito de profundización en la bús­queda del sentido. Habida cuenta de que el origen delconcepto de punc/1Im lo encontramos en el análisis de losfotogmmas de Eisenstein (salvo por el antecedente de lasMitologías), podríamos interpretar que se tmta, en cual­quier caso, de conceptos originariamente lingüísticos ynarratológicos que son desplegados en un análisis de lasrepresentaciones fotográficas. Esta situación emparenta demodo inespemdo los análisis de Barthes con el fenómenode la factogmfía, o, en sus propias palabms, ·La escritumdel suceso·20 .

En qué medida la formas argumentativas y de pensa­miento vinculadas con la semiótica se suman a un flujoconstante entre el texto y la imagen es algo que la obradel propio Barthes parece desarrollar de modo programá­tico. Pero resulta especialmente revelador el modo en quese reproducen estos esquemas conceptuales en su obrasin que se establezca una solución de continuidad para elcaso. Su diagnóstico apunta a las consecuencias funda­mentales de un nuevo discurso sobre lo real bajo las con­diciones de producción de las imágenes técnicas que segenemliza y cuyos problemas subyacen tanto a los desti­nos de las prácticas artísticas contemporáneas como a losintentos de comprensión del nuevo escenario posmedialen sus claves culturales e históricas.

10 ¡bid., p. 189, texto dedicado .1 los sucesos de mayo del 68.

Entre esas consecuencias una de las m{ls relevantesserá la transformación de las formas de conciencia histó­rica a través de una nueva narratología de lo real. Las fór­mulas de construcción del relato histórico a través de lafunción documental sustituyen a los antiguos modelos decrónica y detemlinan una recepción. Si este aspecto pare­ce indisoc.iable de fenómenos como el periodismo con­temporáneo y su connivencia con el poder en lassociedades occidentales, el ámbito especializado de lasartes visuales quedará definitivamente tocado comocampo de pruebas de los nuevos significados de la ima­gen. En este aspecto, la constitución de una poiesis de laverosimilitud necesita de un abordaje de los aspectos queBarthes señalara de modo anticipatorio y radicalmentelúcido. No parece casual por ello la inqUietud de estascuestiones en toda la obm de Barthes, su aparición endiferentes momentos y de modo recurrente, bajo diferen­tes términos y en contextos variados. Debemos pregun­tarnos, dada la inlportancia de su legado, cómo ha sidoincorpomdo y desarrollado por otros autores.

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