sentido de la semana santa

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SENTIDO DE LA SEMANA SANTA DÓNDE Y CÓMO RENOVAR - Benjamín Forcano – Preliminares No deja de resultar paradójico que, después de celebrar la Semana Santa año tras año, y desde nuestra niñez, nos preguntemos ahora cuál es el sentido de ella. Es verdad que tenemos una experiencia de la Semana Santa, bien porque la hemos vivido en nuestro pueblo o ciudad o hemos viajado para presenciarla en otras ciudades, o la hemos contemplado por televisión y hasta muy probable que hayamos participado directamente en su preparativo, ceremonias, procesiones, etc. Sin embargo, hay más que razones para hacerse algunas preguntas. ¿Qué es para ti la Semana Santa? ¿En qué medida la Semana Santa influye en tu vida y con qué consecuencias? ¿ O es un acontecimiento que sirve para unos días de piedad , de recogimiento, de memoria de ciertos hechos históricos y que , con ocasión de ello, nos programemos unos días de descanso, consumo y vacaciones? ¿Qué queda de la Semana Santa? ¿Seguimos tal cual o la renovamos? Yo creo que necesitamos recuperar el sentido original de la Semana Santa y ver luego cómo lo vivimos en una sociedad como la nuestra, industrializada,

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Una breve descripción para aprenden y comprender el sentido de la semana santa.

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SENTIDO DE LA SEMANA SANTA DNDE Y CMO RENOVAR - Benjamn Forcano PreliminaresNo deja de resultar paradjico que, despus de celebrar la Semana Santaao tras ao, y desde nuestra niez, nos preguntemos ahora cul es el sentidode ella. Es verdad que tenemos una experiencia de la Semana Santa, bienporque la hemos vivido en nuestro pueblo o ciudad o hemos viajado parapresenciarla en otras ciudades, o la hemos contemplado por televisin yhasta muy probable que hayamos participado directamente en su preparativo,ceremonias, procesiones, etc.Sin embargo, hay ms que razones para hacerse algunas preguntas.Qu es para ti la Semana Santa? En qu medida la Semana Santa influye entu vida y con qu consecuencias? O es un acontecimiento que sirve paraunos das de piedad , de recogimiento, de memoria de ciertos hechos histricosy que , con ocasin de ello, nos programemos unos das de descanso,consumo y vacaciones? Qu queda de la Semana Santa? Seguimos tal cual ola renovamos?Yo creo que necesitamos recuperar el sentido original de la Semana Santay ver luego cmo lo vivimos en una sociedad como la nuestra, industrializada,cientfica, tecnolgica, secularizada y semiatea. Cmo se sitan, y sesienten, los jvenes de hoy ante la Semana Santa?Estamos viviendo una innegable y grave crisis religiosa. En pocos aos,situaciones que antes se vivan religiosamente , ahora se las ladea comoimpropias de nuestro tiempo. Normas, ritos y costumbres religiosas, que seaceptaban con normalidad, han cado en desuso. Parece como si hubiramosdespertado de un sueo: la religin no la necesitamos, se puede vivir bien sinella, incluso se puede vivir con mayor libertad, sin ninguna culpabilidad, sin quela eches a faltar para lograr tu felicidad.Sin embargo, hay momentos como el de la Semana Santa en que lareligiosidad aflora, se siente popularmente, afecta a personas, familias y gruposenteros. Entonces, qu relacin tiene todo eso con la grave crisis que estamospadeciendo?Ha habido, indiscutiblemente, un gran cambio. Pero , ese cambio a quse refiere? A la religin , o a unas formas de religiosidad que se consideran anticuadas, incluso contradictorias con nuestra manera de vivir hoy, desde unamayor autonoma, racionalidad y libertad?Es un hecho que andamos sumergidos en la modernidad, que nos hatrado cosas importantes: el advenimiento de la razn con la mayora de edaddel ser humano, la marginacin de la religin con la consiguiente indiferencia yatesmo, y la incompatibilidad sostenida por muchos de querer unir religincon ciencia y racionalidad, con libertad y progreso.Un enredo fantstico, devastador, pero que en gran parte consideronecesario, originado por no pocas patologas de la religin y que puedeayudarnos a superar errneos o insuficientes planteamientos del pasado yavanzar hacia otros ms positivos y equilibrados.2. Mi objetivoEs muy claro y lo voy a concretar en dos cosas elementales: presentar elsentido original de la pasin y muerte de Jess y ver en qu medidarespetamos y vivimos ese sentido original.La muerte violenta de Jess , su crucifixin, es una consecuencia de sumodo de vivir. Lo importante en ella son las causas por las que hubo deafrontarla y los responsables de ella que, bajo capa de piedad y respeto a laley, decidieron eliminarlo. Quines y por qu mataron a Jess? Quines y porqu siguen matndolo hoy?Son esclarecedoras las palabras del telogo E. Schillebeeckx: La muertede Jess en cruz es la consecuencia de una vida en servicio radical a la justicia y alamor; secuela de la opcin por los pobres y desheredados; de la opcin por su pueblo,que sufra explotacin y extorsin. En este mundo, toda salida a favor de la justicia ydel amor es arriesgar la vida.Nuestra sociedad sigue reproduciendo, en grado y condiciones diversas, lamisa trama que en tiempo de Jess y que hoy lo llevara de nuevo a sercrucificado. Seguimos con el mismo dilema: o apuntarnos a los que creen queeste mundo est destinado para la injusticia o de quienes creen que est hechopara vivir en fraternidad universal y, en consecuencia, para una convivenciasolidaria, que nos haga vivir en paz y felicidad.En este sentido, la derrota de Jess, celebrada por sus enemigos, seconvirti paradjicamente en victoria para cada uno de los humanos y de lahumanidad entera. La vida, muerte y resurreccin de Jess alumbran con luzindita el destino de la humanidad, seala que la vida de todos, peroespecialmente de los desheredados y desechados, no quedan perdidas parasiempre.3.Significacin de la CuaresmaLa vida entera es una Cuaresma y es tambin una Pascua. Pero eso, noquita para que acotemos un tiempo especial para la Cuaresma y otro para laPascua. Es cuestin de pedagoga y de ver cmo asimilamos gradualmente unacosa y otra.La Cuaresma significa tiempo de camino, de maduracin y, por tanto, detrabajo, de dificultades , de fallos, de rectificacin. Entrar en Cuaresma oestar en cuarentena es este tiempo de prueba, por el que pasamos todos. Untiempo de alerta, de esfuerzo y paciencia, de conversin y de enmienda. Todocomo preparacin para la fase posterior: la Pascua.Pero la Cuaresma cristiana ha revestido en su desarrollo histrico uncarcter especial de renuncia y sacrificios, de ayunos y abstinencias, deprivaciones, de cilicios y mortificaciones y creo que, en buena parte, esteaspecto es todava dominante en una teologa y espiritualidad de la piedadcomn y popular.La enseanza de Jess, a este respecto, es original y novedosa.Jess no aborda directamente este asunto, ms bien alude a l cuandole preguntan quienes lo consideran un heterodoxo, que se aparta de la Ley.En su respuesta es terminante. Lo hace con ocasin de algunas preguntas quele hacen sus enemigos:- Por qu tus discpulos, a diferencia de los de Juan, de los nuestros y denosotros mismos, no ayunan? (Mr 2,18-22, Lc 5, 33-39).- Por qu tus discpulos comen con manos impuras, es decir, sin lavrselasantes, como manda la tradicin de los mayores? (Mr 7, 1-23).Superacertada la respuesta de Jess: Es que pueden ayunar los amigosdel novio mientras duran las bodas? Es que se puede romper un vestido nuevo pararemendar uno viejo? Es que se puede anteponer el precepto de los hombres a la leyde Dios, aprobndolo como superior y celebrndolo con el culto? Pero no entendisque lo que mancha al hombre no es la comida que toma o deja de tomar, sino lo quesale de su corazn: las intenciones y deseos malvados, que son raz de todas lasacciones malas?4. Domingo de Ramos Todos recordamos la entrada popular de Jess en Jerusaln. La gente enpoco tiempo lo haba conocido, estaba entusiasmada, disfrutaba escuchndole yal verlo camino de Jerusaln se le fue sumando y coreaban: Bendito el que viene en nombre del Seor! Bendito el reinado que llega, el de nuestro padreDavid. Viva! Viva! Jess iba esos das a Jerusaln, la capital, donde los judos sepreparaban para celebrar la Pascua (conmemoracin anual de su liberacin, el logrode la tierra prometida). Todo estaba en ebullicin, la poltica sobre todo, puesllevaban ms de 25 aos bajo el poder romano y la afluencia de ms 125.000peregrinos calentaba el ambiente y lo haca propicio para movilizaciones ylevantamientos.Jess llegaba a Jerusaln por el camino de Betania, hasta alcanzar laaltura del monte de los olivos. Y, desde ella, contemplaba directamente lasmurallas y el templo. El evangelista Marcos recoge con fuerza el conflicto que ya para esosdas se traan las autoridades con Jess. El buscaba proclamar lo que era elcentro de su vida: el reino de Dios, la buena Noticia de un Dios misericordia yamor que nos quiere a todos unidos como hermanos, por encima de todas laleyes y barreras humanas inventadas. Y lo iba a hacer en la capital, en mediodel templo, ante las autoridades.-Entr en Jerusaln y se fue derecho al templo, y aunque era tarde , dio un vistazo atodo alrededor (Mr, 11, 11).- Llegado al templo, se puso a echar a los que vendan y compraban all. Y se puso aensear: Pero, mi casa no ser casa 0 1 66.7eF2 1 rSRwt%M^utaXQo

configurado a lo largo de los siglos , es insuficiente para alimentar el contacto vital conCristo que necesita hoy la Iglesia.El alejamiento silencioso de tantos cristianos que abandonan la misadominical, la ausencia generalizada de los jvenes, incapaces de entender y gustar lacelebracin, las quejas y demandas de quienes siguen asistiendo con fidelidadejemplar, nos estn gritando a todos que la Iglesia necesita en el centro mismo de suscomunidades una experiencia sacramental mucho ms viva y sentida. Sin embargo,nadie parece sentirse responsable de lo que est ocurriendo.Somos vctimas de la inercia, la cobarda o la pereza. Un da, quizs no tanlejano, una iglesia ms frgil y pobre, pero con ms capacidad de renovacin , emprender latransformacin del ritual de la eucarista, y la jerarqua asumir su responsabilidad apostlicapara tomar decisiones que hoy no nos atrevemos a plantear.Por lo menos, es tiempo de cuestionarnos sobre el ritual cotidiano de lamisa. Y a ello nos lleva este sencillo razonamiento: 1. Sin Jess no haycristianismo, ni Iglesia ni Misa. valga. 2. Quien conoce medianamente a Jess,sea creyente o no, le reserva un tributo alto de admiracin y enaltecimiento.3.Luego, la crisis, no afectara propiamente a Jess, sino a la iglesia que dicecontinuarlo y a prcticas que afirma serle esenciales, como es en primer lugar laMisa. 3. Por Tanto, el alejamiento, l abandono o indiferencia se debera a laforma de presentar la Misa y no la vida y enseanza de Jess.7. Presentar la Eucarista como un sacrificio contradice la imagen deDios enseada por Jess.Cuando muri el Papa Juan Pablo II, me preguntaba yo y se lo preguntabaa millones de catlicos por qu tanta misa y qu es lo que intentaban con aquelsin fn de misas celebradas en plazas y templos de toda la cristiandad. Fueronhoras y horas, en un desfile interminable. Los que nos miraban desde fuera, nos qu pensaran , pero yo no dejaba de sentirme perplejo: Qu sentido tienepedir a Dios por el Papa con tantas misas y misas?Un ao, el da 4 de marzo, primer viernes de del mes, pude comprobar laafluencia masiva de madrileos para expresar su devocin al Cristo deMedinaceli. El guardin de la baslica me confirm que en 24 horas habanpasado medio milln de devotos y haban llegado 53 peregrinaciones de fuerade Madrid. Y en ese tiempo, se haban se haban tenido 35 misas seguidas, unatras otra. El ambiente era de circulacin continua: rezos y cantos, inclinacionesy gestos, salidas y entradas mientras segua el mecnico y aligeradodesenvolvimiento de las misas. Rezar, rezar y ms rezar, y con el ritoapenas interrumpido de 35 misas.Creo que es importante analizar este fenmeno. Sin ms intencin que lade comprender, explicar, ajustar y renovar. Se trata, como digo, de la Misa. Ytengo la impresin de que aqu son muchas y difciles las cosas a cambiar. 8. La misa no es un sacrificioComienzo por lo principal. Est claro que en Occidente ha cado endesuso el ofrecimiento de sacrificios como un acto de culto. Pero, el sacrificioest presente en todas las religiones. Los cristianos no matan animales paraofrecerlos a Dios y expresar as el derecho que El tiene sobre la vida y lamuerte. Los devotos, que encienden cirios y dejan caer monedas en lasalcancas de ofrendas, no viven estos actos como acto ritual de sacrificio,aunque de hecho lo sea.1.Qu es lo que caracteriza el sacrificio de culto?El que ofrece el sacrificio a la Divinidad pretende ofrecerle un bien, en elcaso de sacrificio de los animales mediante su destruccin y de ese modosatisfacer a la Divinidad y lograr recibir de ella lo que se le pide. Grangearse sufavor, hacerle intervenir en su provecho o aplacarle por crmenes cometidos.Sacrificar es ofrecer algo a la Divinidad como don y, por consiguiente, perder lo quese ofrece, pero siempre bajo el principio del do ut des, te doy par que t me des, esdecir, para ganar algo, para recibir algo mejor que lo que se ha ofrecido o perdi. Yesto que es mejor es la ayuda de la Divinidad, su favor, su perdn ( RogerLenaers, Otro cristianismo es posible, Ed. Ab-yayala, , 2088, p. 186).( Un poco al estilo de lo que vemos hoy en nuestras sociedad: regalos a los que tienenpoder para sobornarlos, corromperlos)2.Presupuestos que llevan a una prctica sacrificial- Quien procede as con la Divinidad es porque cree que a Dios le faltaalgo y se lo quiere dar. Le ofrecemos a Dios un sacrificio porque es vido decosas materiales: animales, oro, plata, joyas, vino, aceite, incienso, etc. o msbien porque queremos demostrar su reconocimiento supremo dando odestruyendo en su honor lo que poseemos?- Se parte de que el sacrificio de vidas humanas agrada a Dios, El da yquita la vida, y lo hara con pestes y desastres que son castigos. Entonces se leofrecera la vida de otro ser humano para evitar que tome la propia vida, o se leofrecera la propia vida para salvar la de otros. El sacrificio de expiacin servira para aplacar a un Dios que se sienteenojado. Si Dios es justo y obra segn razn y derecho, qu es lo que lo queesperamos cuando le ofrecemos sacrificios de intercesin: que cambie, querevoque algo que no nos conviene, que se deje sobornar?3. Resulta extrao que estas prcticas hayan calado en la cristiandadEs un hecho que durante milenios se ha procedido as en las religionescon la Divinidad. Pero, resulta extrao que estas prcticas hayan calado en lacomunidad cristiana, desde la imagen que Jess nos da de Dios.Jess fue crtico con el culto sacrificial: Misericordia quiero y no sacrificio(Mt 9,13). A pesar de ello, una manera de pensar y de hablar cercana a lasacrificial no slo revivi con fuerza en la Iglesia y penetr toda la piedad,sino que se impuso como interpretacin oficial y exclusiva incluso de lamuerte de Jess, as como del culto central de los cristianos, la eucarista. Estainterpretacin de la muerte en cruz de Jess y de la eucarista crecintimamente unida con la tradicin cristiana y por eso pretende ser valedera(Idem, p. 189).4.Qu queda , pues, y qu aceptamos de la tradicin?La muerte de Jess no se la puede seguir interpretando como un sacrificioy menos como un sacrificio de expiacin. El ajusticiamiento de Jess nopodemos verlo desde ese punto de vista y afortunadamente no lo ve as muchade nuestra gente. Pero todava se presenta la sangre de Jess como un preciode rescate exigido por Dios.Sabemos cules fueron las razones de la muerte de Jess. El hizo elanuncio del reino de Dios, por l vivi y por ser fiel a su misin, lo crucificaron.Dejemos a un lado definitivamente la idea de que pag por nuestros pecados yque borr con su sangre la deuda contrada con Dios apacigundole.5. La eucarista no es el sacrifico de la cruz El concilio de Trento interpreta la eucarista como la representacin delsacrificio de la cruz y an hoy , en el mismo Vaticano II, se nos dice que Jessest presente en sacrificio de la Misa: Para realizar una obra tan grande ,Cristo est siempre presente a s u Iglesia, sobre todo en la accin litrgica. Estpresente en el Sacrificio de la Misa (SC, 7). Los trabajos apostlicos seordenan a que todos participen en el Sacrificio y coman la cena del Seor(Idem, 10). Orad, invita el sacerdote, para que este sacrificio, mo y vuestro,sea agradable a Dios Padre.Pienso que con ser verdad que la eucarista tiene un puesto central en lavida de la Iglesia, lo es tambin que no encuentro punto de mayor urgencia ydificultad para su renovacin. Apenas hay asunto importante que no loacompaemos con la celebracin de la Eucarista. Y para muchas instituciones ypersonas la Eucarista diaria se ha hecho imprescindible. No hace tantos aos,ningn cura pensaba dejar de decir su Misa aunque anduviera superapretadode tiempo y lo tuviera que hacer slo. Era un estado de opinin colectiva, quenadie discuta. O mejor, sobre el que apenas nadie reflexionaba. La rutina y la uniformidad eran ley. Y, ante la celebracin del sacrifico de la Misa, todopasaba a un segundo lugar.6. Seguimos con la idea de la Misa como sacrificioY hoy? Las cosas no estn del todo superadas. Hay una imagenprecristiana de Dios que se agazapa detrs de la exigencia de las vctimasexpiatorias. Estamos desconectados de una manera racional de pensar y deseguir las ms congruentes interpretaciones exegtico-teolgicas de hoy yfcilmente se sigue cultivando la idea premoderna de la Misa como sacrificio.Creo que debemos comenzar por abandonar el lenguaje de sacrificio tanpresente en nuestra liturgia y hay que introducir otras interpretaciones msvlidas y con otras palabras. Se puede. Debemos superar la idea de que laeucarista es la representacin incruenta de del sacrificio de la cruz y que tieneun valor infinito. Si es una representacin, no es un sacrificio verdadero. Y si esuna representacin, tampoco se lo vuelve a hacer presente, pues un hechohistrico es irrepetible. La muerte de Jess ni se repite ni se la sustiuye.En segundo lugar, la eucarista no es sacrificio porque ni hay vctima (lacual sera Jess) ni l es el sacerdote que la inmola (sera autinmolacin) Jesses vctima, ciertamente, pero vctima de la alianza entre la razn de Estadoromana y el odio de la casta sacerdotal juda.En tercer lugar, cul pudiera ser el sentido de repetir constantemente unsacrificio de un valor infinito? Es de valor infinito y se limita a liberar lasalmas del purgatorio? En qu consistira su eficacia infinita?Cuando decimos ofrecer este sacrificio a Dios, qu es lo que sacrificamoso vamos a sacrificar? Cul es el don ofrecido? Queremos reafirmar que esJess mismo quien se sacrifica y pedimos a Dios que lo acepte? Pero no loacept ya ? Vamos a regalar algo a Dios cuand El nos ha regalado todo? Osomos nosotros los que nos ofrecemos sobre la patena de la oblacin? Todo elmbito semntico del sacrificio se nos ha vaciado de contenido y tal lenguaje no puede serautntico. (Roger Laeners).7. Hablemos , pues, de la eucarista, pero desde otra interpretacin.La ltima Cena es el aspecto privilegiado en el que Jess , ante la proximidadde su muerte, recapitula lo que ha sido su vida y lo que va a ser su crucifixin. En esaCena se concentra y revela de manera excepcional el contenido salvador de toda suexistencia: su amor al Padre y su compasin hacia los humanos, llevado hasta elextremo. Por eso es tan importante una celebracin de la eucarista. En ellaactualizamos la presencia de Jess en medio de nosotros. Reproducir lo que l vivi altrmino de su vida, plena e intensamente fiel al proyecto de su Padre, es la experienciaprivilegiada que necesitamos para alimentar nuestro seguimiento a Jess y nuestro rabajo para abrir caminos al Reino. Hemos de escuchar con ms hondura el mandatode Jess: Haced esto en memoria ma (Jos Antonio Pagola). En la eucarista reiteramos, y lo recordamos, lo que Jess nos encarghacer. Al sentarnos en la mesa de la Eucarista, el pan y el vino que se nosofrece, es un recuerdo vivo, un memorial que se vuelve a hacer presente,creativamente eficaz, en quienes vivimos de esa memoria. Recordamos aalguien que fue capaz de revolucionar la historia, alguien que sedujo con suanuncio a millones y millones de seres humanos, alguien que demostr teneruna talla humana nica, y cuando lo recordamos se nos enciende el deseo deasemejarnos a l de alguna manera. El comer y el beber es un medio que nos lleva al objetivo derecordarlo y percibir el influjo enriquecedor de su enseanza y de su vida. Unaeucarista, con la variedad de elementos que contiene, nos lleva a esta memoriade Jess, a lo que El hizo y vivi, y por lo que muri, y esa memoria resultainquietante, subversiva, comprometedora.8. La Misa como preceptoLa misa como precepto, de forma tan ritualista y repetitiva, no existi enlos primeros siglos del cristianismo ni fue impuesta como precepto hasta el sigloIV y no por mandato de la Iglesia sino de emperadores. No damos a veces laimpresin de que seguimos orando a un Dios ajeno a nuestra historia y que,para sacarlo de su pasividad, debemos rogarle insistentemente mediante ritos,oraciones, sacrificios? Como si Dios, ciertamente todopoderoso, necesitara serpersuadido y convencido. Hay toda una concepcin religiosa mtica que olvida el significado de larealidad creada y transfiere a Dios las responsabilidad del funcionamiento delmundo. Sin embargo, la injusticia, la desigualdad, la opresin de unos pueblospor otros, el machismo, el antifeminismo, la discriminacin son resultado denuestras decisiones humanas.La existencia de ricos y pobres no es efecto de la voluntad divina sinojuego de nuestros intereses y voluntad de dominio. El mal no viene de Dios nipuede evitarlo, como no puede hacer un crculo-cuadrado.(Podra evitarlo depotencia absoluta). Los desajustes, los conflictos , los males son siemprenuestros, pues no somos perfectos ni damos ms de nosotros mismos. El estsiempre a nuestro lado como el anti-mal. Pero, lo mismo que hemos hecho unmundo con mal, podemos hacer otro sin-mal. Dios Padre, el Dios de Jess, no necesita que le recordemos lo quetiene que hacer, no est fuera de nuestra vida ni de este mundo para quetengamos que llamarle, contarle lo que pasa y hacerle intervenir para queponga remedio. Ese Dios - olvidadizo, descuidado, tapaajugueros- no es el Dios ue Jess nos ha revelado. Cuando en nuestras fiestas nos reunimos en lamisa, o cuando rezamos el rosario, o hacemos otras formas de oracin, a quDios rezamos?Cuando a Jess le preguntan sobre el modo de orar dice: No seis comolos paganos que ponen su afn en esas cosas, ya sabe vuestro Padre quetenis necesidad de eso. Buscad que l reine y eso se os dar por aadidura(Lc 12, 31). Cuando recis, no seis palabreros como los paganos, que se imaginanque por hablar mucho les harn ms caso. No seis como ellos, que vuestro Padre sabelo que os hace falta antes de que vosotros se lo pidis (Mt 6,7). No basta decirme:Seor,Seor para entrar en el Reino de Dios; no, hay que poner por obra el designiode mi Padre del cielo(Mt 7,21). A los escribas y fariseos les encanta los asientos dehonor en las sinagogas, que les hagan reverencias por la calles y les llamen seormo. Vosotros no os dejis llamar maestros, ni padres, ni directores (Mt 23, 6-8).Nuestro cambio en el modo de orar, supone un cambio de nuestraconcepcin de Dios. Seguimos fundamentalmente con la imagen de un Diosque, ante las limitaciones o problemas del hombre, tiene obligacin deintervenir para resolverlas y, si no lo hace, ya no es Dios o no existe. Es unDios que se justifica por las carencias o impotencias del hombre. Y, as,incurrimos en el error de tergiversar la naturaleza de Dios, el cual no existe odeja de existir porque nosotros tengamos problemas; y en el error de noaceptar la naturaleza del hombre que, como finita y libre, est expuesta afallos, carencias y contradicciones. Hay limitaciones naturales y hay otras -lasms- que compete a nosotros aceptarlas o remediarlas. Y esa competencia no lapuede suplir -no debe- Dios, pues sera inmoral. Dios y el hombre deben relacionarse, pero de qu manera? Una deellas es la oracin. Dios no es todo y el hombre nada. Dios no est arriba, comoel todopoderoso y abajo el hombre como absolutamente nada. Pensar as esinjuriar a Dios, quien se ha recreado en dotar al hombre con propiedades que leindican cmo tiene que desenvolverse.La oracin no sirve para eludir nuestra responsabilidad y cargarla sobreDios. Dios no bajar a resolver el hambre, el analfabetismo, la pobreza, lamarginacin, la opresin o cualquier otra de nuestras necesidades, sino que nosha hecho para que nosotros nos enfrentemos con ellas y tratemos de darlessolucin. Dios ha hecho lo que tena que hacer, ahora toca a nosotros llevar acabo la obra por El comenzada. El est permanentemente activo en nosotroscomo origen y sustento de nuestro ser, no puede apartarse de nosotros -esms interior a nosotros que nosotros mismos- y precisamente por eso no coartanuestra autonoma, ni la rebaja ni anula. La oracin lo primero que nos pide, en este sentido, es no remandar aDios lo que es responsabilidad nuestra. Eso sera una manera alienante deentender la trascendencia, provocadora al mismo tiempo de atesmo. En la Misa hacemos memoria de Jess y, con l y como l, tratamos derealizar juntos nuestro compromiso por la unidad, la justicia, la fraternidad, elamor, el cuidado por los ms pobres. Y tomamos aliento de la vida de tantosseguidores suyos, recordando su vida, testimonios y enseanzas. En la oracin,Dios est siempre dentro de nosotros, siempre de nuestro lado.Pienso honradamente que son muchas las misas que no estn hechasdesde esta ptica de participacin y compromiso y s desde una ptica deausencia de responsabilidad y de automtica esperanza en una asistencia de loAlto.Ciertamente Cristo est presente en la liturgia cristiana, nos asociamos aEl para acoger su voluntad, colaborar con l y darle gracias. Pero, nos dice elConcilio que, para celebrar bien la liturgia, debemos escuchar la Palabra deDios, convertirnos y cumplir lo que El nos ha mandado. Slo en la medida enque hagamos realidad el seguimiento de Jess podremos celebrar dignamentela Cena del Seor.Una activa participacin de los cristianos en la liturgia sirve para hacer denuestra vida una ofrenda permanente en favor del amor y de la vida. Cuando elConcilio se propuso la reforma de la liturgia, era consciente de que en la Liturgiase haban adherido muchos elementos histricos inapropiados, y as trat deprocurar una reforma que hiciera comprensible la liturgia al pueblo, para lo cualera prioritaria la educacin litrgica del clero. Y seal como contrarias a esareforma una pretendida uniformidad en la liturgia que no respetara lascualidades peculiares de las distintas razas y pueblos, la negacin devariaciones y adaptaciones legtimas a cada lugar, as como que los cristianosasistieran a la misa como extraos y mudos espectadores. En definitiva, como escribe el telogo Andrs Torres Queiruga, se trata deque la teologa cristiana en nuestro tiempo de una vuelta completa al modo deconcebir la relacin de Dios cono nosotros. Dios no falla nunca, est siempre entrenosotros, nos ha creado y esta creando por amor. Nosotros nos debatimos entre larespuesta y la pasividad, la acogida y el rechazo, entre dejarnos amar y salvar ocerrarnos en la apata y perdernos en el egosmo.