sennett richard - el declive del hombre publico

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Richard Sennett EL DECLIVE DEL HOMBRE PÚBLICO ediciones península ®

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  • Richard SennettEL DECLIVE

    DEL HOMBRE PBLICO

    ediciones pennsula

  • La edicin originai en Ingls fue publicada por Alfred A Kn~1~~~t97~ab~' IDc~;~~ ~~~~Itt~tulo de The Fall ot Pubiic J~~. Inc.Traduccin de GERARDO DI MAssa.

    cultura LibreCubierta de Jordi Fornas.

    Prim~ra edcin: noviembre de 1978.pr~:pleda)~ de .e~ta edicin (Incluyendo la traduccin y el disefia de lacu ierta): EdiclOns 62 sla., Provenza 278, Barcelona-RImpre~o en Alfonso Impresores, Carreras Candi 12 B IDepstto legal: B. 37.259-1978. ' arce ona.ISBN: 84-297-1445-6.

    AGRADECIMIENTOS

    Deseo agradecer a Clifford Curzon y a Murray Perahia el ayu-darme a definir el propsito de este lbro. Durante el transcursode su ejecucin fui ayudado por los debates mantenidos conPeler Brooks, Clifford Geertz, Richard Gilman, Caroline RandHerron, Anne Hollander, Herbert Menzel, Orest Ranum, CarlSchorske, Richard TrexIer y Lonel Trilling. Deseo agradecer as-mismo a Ben Barber, Juan Corradi, Marion Knox, Leo Marx yDavis Riesman por sus observaciones sobre el manuscrito. Debouna especial deuda de gratitud a Davis HeITOo, quien me otorgcl beneficio de una exhaustiva Iectura de este texto.

    La investigacin realizada para este libro fue dirigida con laasistencia de Marcia Bystryn, Bemard McGrane, Mark Salmony Christina Spellman. Deseara agradecer particularmente a Mar-cia Bystryn su competente y muy paciente labor.

    Por ltimo, deseara agradecer a Robert Gottlieb y AngusCameron su asesoramiento editorial. Bobbie Brstol orient eIlibra a travs de la produccn y Jack Lynch me ayud a depurarel Ienguaje dei texto.

    Deseo agradecer a bibliotecarios y encargados por su assten-ela en las bibliotecas dei Institute for Advanced Study, el LincolnCenter for lhe Performing Arts, el Metrapolitan Museum de Nue-va York, Harvard University, la Bibliothque Natonale, Carnbrid-ge University y New York University. EI apoyo financlero parala Investgacn y ejecucin de este libro provino de la generosaayuda dei Institute for Advanced Study, la Jobn Simon Guggen-heim Foundation y la Ford Foundation. EI manuscrito fue meca-nografiado por eI equipo deI Center for Polcy Research y deseoque tengan mi agradecimiento por su eficiencia colectiva y subuen humor.

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  • Cada persona, retirada dentro de si mis-ma, se comporta como si fuese un extrafioal destino de todos los dems. Sus hijos ysus buenos amigos constituyen para l la to-talidad de la especie humana. En cuanto asus relaciones con sus conciudadanos, puedemezclarse entre ellos, pero no los ve; lostoca, pera no los siente; l existe solamenteen s miemo y para l solo. Y si en estastrminos queda en su mente algn sentidode famlia, ya no persiste nngn sentido desociedad.

    TOCQUEVILLE

  • Primera parte

    EL PROBLEMA PBLICO

  • I. EI dominio pblico

    A menudo, los tiempos modernos son comparados con aque-llos afos en los que comenz la decadencia del Imperio Romano:deI mismo modo en, que la podredumbre moral supuso eI soca-vamiento del poder romano para gobemar el Occdente, se hadicho que ha socavado el poder moderno de' Occdente ' paragobernar el mundo. A pesar de la smpleza de esta concepcin,la misma contiene uo elemento de verdad. Existe un. escabrosoparalelo entre la crisis de la sociedad romana eOD posterioridada la muerte de Augusto y la vida moderna; se refiere aI equilbrioentre la vida privada y la vida pblica.

    Cuando la era de Augusto se fue apagando, los romanos co-menzaron a considerar sus vidas pblicas como una cuestin deobligacin formal. Las ceremonias pblicas, las necesidades mil-tares deI imperialismo, los contactos rituales con otrosromanosfuera del crculo familiar, todo se transform en una obligacnen la que los romanos participaban con un espritu cada vez mspasivo, de acuerdo a las normas de la Res Publica. pero confi-rendo una pasin cada vez menor a sus actos de conformidad.A medida que la vida pblica se volvia incruenta, el romanobusc6 en privado un nuevo foco para sus energas emocionalesun nuevo principio de compromiso y creencia. Este compromisoprivado era mstico, relativo a una huida de! mundo a todo nively de las fOrnlaJidades de la res pubtica COlXIb}1lll"t de ese mundo.Este eompromso estaba relacionado con diferentes sectas deIPrximo Oriente, de entre las cuales el Cristianismo pas6 a serpaulatinamente la dominante. Finalmente el Cristianismo dejde representar un compromiso espiritual practicado en secreto,se expand por el mundo y se transform en un nuevo princi-pio de orden pblico.

    Actualmente la vida. pblica tambin se ha transformado enuna cuestin de obligacin formal. La mayora de los ciudadanosmantienen sus relaciones con el Estado dentro de un esprtu deresignada aquiescencia, pero esta debilidad pblica tiene un al-cance mucho ms amplio que los asuntos polticos. Las costum-bres y los intercambios rltuales con los ex.traics se perciben, enel mejor de los casos, como formales y fros Y. en el peer de loscasos, como 1also.. 11 p)"Opjo ntraio representa una figura ame-nazadora y pocas personas pueden disfnItar plenamente en esemundo de extrafios: la ciudad cosmopoll1lll. Una res publica semantiene en general para aquellos vnculos de asociacin y com-

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  • promiso mutuo que existen entre personas que no se encuentranunidas por lazos de familia o de asociaci6n -ntima; se trata deivnculo de una multitud, de un pueblo, .de una poltica, msque de aquellos vnculos referidos a una familia o a un grupode amigos. Asi como en los tiempos romanos, actualmente la par-ticipacin en la res publica es demasiado a menudo una cuestinde seguir adelante, 'I los foros para esta vida pblica, como laciudad, se encuentran en estado de descomposici6n.

    La diferencia entre el pasado romano y el presente modernoreside en la alternativa, en lo que significa la ntimidad, Los ro-m~os busc~b,,:n. en privado otro principio para oponerlo aI p-blico, un prmcrpio basado en la trascendencia religiosa del mun-do. En privado no buscamos un principio sino una reflexin,aquella que se refiere a la naturaleza de nuestras psiques, a lo

    qp.~ _. es autntico en nuestros sentmentos. Hemos tratado detransformar en un fio en s rnismo el hecho de estar en la int-~i~d, solos con nosotros rnisrnos o con la familia y los amigosmtmos,

    Las ideas modernas sobre la psicologia de esta vida privadason ~onfusas.. Actualmente pocas personas podran sostener quesu VIda psquica su!ge I\Or generacin espontnea, ai margen delas condiciones sociales- y de las influencias dei medio. No obs-tante. Ia psique es tratada como si, tuviera una vida interna pro-pia.. Esta vida psquica se percbe de maneta tan preciosa y deli-cada que podra llegar a marchitarse si se la expusiera a lasduras realidades del mundo social, y slo florecera con la con-dicin de que estuviera protegida 'I aisIada. EI 'lo de cada per-sona se ha transformado en su carga principal; conocerse a 51mismo constituye un fn, en lugar de ser un media para conocerel mundo. Y precisamente porque estamos tan autoabsorbidosse nos hace extremadamente difcil Ilegar a un principio privadou ofrecer cualquier valoracin clara a nosotros mismos o a losdems acerca de la naturaleza de nuestras personalidades. La ra,&IIi radica en que, cuanto ms privada es la psique. menor es su

    estl~u!acln y ms difcil para nosotros sentir O expresar lossentmentos,

    En el romano de la poca posterior a Augusto, Ia bsquedade sus dioses privados, orientales, estaba separada en 5U mentedel mundo pblico. Acab imponiendo esos dioses sobre el mun-do pblico por medio de la subordinacin de Ia Iey militar 'Ila costumbre social a un principio elevado y claramente diferente.Bajo el cdigo .moderno de intencin privada las relaciones en-tre la experiencia mpessona y la ntima noevidencian esacla-ridad. Vemos a la sociedad como significante solamente si laconvertimos en un enorme sistema psquico. Podemos entenderque el trabajo de un poltico sea el de redactar o ejecutar unalegislacin detetn:riftada, pera ese trabajo no nos interesa hastatanto percbamos eI papel de la personalidad en Ia Iucha politi-

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    ca. Un lder poltico candidato a un ministerio es consideradocorno confable o autntico segn la clase de hombre .que cs,ms que de acuerdo a las acciones o programas que defiende.La obsesin con las personas a expensas de relaciones soeialesms impersonales es como un filtro que descolora nuestra com-prensi6n racional de la socedad, oscurece la persistente impor.taneia de la clase en la sociedad industrial avanzada, nos lleva aereer que la comunidad es la resultante de un acto de autodes-cubrimiento mutuo y' a subestimar las relaciones comunitariasde' extrafios, particularmente aquellas que tienen lugar...eu lascudadesi Irnicamente-esta concepcin psicolgica tambnjn,hibe el desarrollo de las fuerzas de la personalidad bsica; talescomo el respeto hacia la intimidad de los dems, o la compren-si6n de que, ya que cada yo es en alguna medida una vitrina dehorrores, las R1allioDes ci.-i!izadas entnl1os _ humanos sloP1.\CIl!eI! prqspetar en tnto pernumezcan~ aquelk>s de-8lIllCadables secretos de desee, codida yenvidia.

    EI advenimiento de la psicologa moderna, y del psicoanlisisen particular, fue establecido sobre la creencia de que en lacomprensi6n de los trabajos internos dei yo sui generis, sin ideastrascendentales acerca del demonio o del pecado, las gentes po-dran zafarse de estos horrores y ser liberadas para participarms' plena y racionalmente en una vida mera de los limites desus propios deseos. Multitud de personas estn comprometidascomo nunca antes con sus singulares historias vitales y emocio-nes particulares; y este inters ha demostrado ser una trampams que una Iiberacin.

    Debido a que esta imaginacin psicolgica de la vida tienevastas consecuencas socales, deseo denominaria con un nombreque al principio puede parecer inadecuado: esta imaginacin re-presenta una visin ntima de, la sociedad. Intimidad connotatw.or~ .confianza y una abierta expresi6n de sentmlento, Pera.preclsamente porque a 10 largo de nuestra experiencia hemos lle-gado a esperar estos beneficios psicolgicos, y justamente porquedemasiada vida social con un significado concreto no ,puede pro-ducr estas gratificaciones psicolgicas, el mundo exterior, el mun-do impersonal, parece abandonamos, parece estar viejo y vaco.

    Hasta cierto punto, estoy girando en tomo al argumento ex-puesto por David Riesman en La muchedumbre solitaria. Riesmancontrastaba una sociedad dirigida hacia el Interior, en la que loshombres desarrollan acciones y contraen compromisos basadosen metas y sentimientos que sienten internamente, eon una so-ciedad dirigida hacia el exterior en la cual estas pasiones y com-promisos dependen de aquello que las gentes perciben como lossentmentos de los dems. Riesman crea que la sociedad nor-teamerjcana, y en su despertar Europa occidental, se estaba mo-viendo desde una condicin interna hacia una condicin externa.La secuencia debera invertirse. Las sociedades occidentales se

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  • mueven desde algo asi como una condicin externa hacia unainterna, excepto que en media de la autoabsorcin nade puededecir qu es interno. Como consecuencia, se ha producido unaconfusin entre la vida privada y la pblica las gentes estnresolviendo en trminos de sentmentes ~sonles aquellas cues-tiones pblicas flUe 'sQIo 'Ttlden ser correctamente tratadas akavs de Cdigos de sillnlfleltdo mpersonal,

    Esta confusin podra parecer un problema especficamentenorteamericano. El. valor que la sociedad norteamericana otorgaa la experiencia individual podrfa conducir a que-sns tiudadanosconsideraran a toda la vida social segn e1 sentmento personal.Sn embargo, no es el spero individualismo el que se experi-menta actualmente: en cambio, es la ansiedad sobre el sentmen-to individual la que expermentan los individuos en funcin deIeamino que sgue el mundo. El origen de esta ansiedad se en-cuentra en los grandes cambias sufridos por el capitalismo yla creencia teligiosa. Estas fenmenos no son estrechamente na-cionales en sus fronteras.

    La ansiedad acerca de lo que uno siente ,podra ser consde-l'ada tambifi como la expansin, y la vulgarzacn, de la Momdnticlll bsqueda de la personaldad, Dicha bsqueda no hasido eonducida en un vaco social; son las condiciones de lavida cotidiana las' que han impulsado a las gentes a esta bs-queda romntica de la autorrealizacin. Ms an, ha Ilegado msaIl deI alcance de los estudios Iiterar'ios de esta bsqueda paraelevar los costes de Ia sociedad resultante, y estas costes sonelevados.

    .sI .desgaste de Ia vida pblcacexige tambin una espece ,deanlss aI margen de los modos' habituales de .la histeria sodal.Hablar de la expresin en pblico conduc najuralmente a lapregunta: iDe qu clses de expreson es -capaz el ser humanoa nivel de las relaciones sociales? Por ejemplo, cuando un hom-bre le hace un cumplido a un extrafio, ist actuando expresi-vamente ~n la forma en que 10 harfa un actor de teatro? Bs dff-clj referrse a una vacudad .de expresin en {Ia vida" pblca-sndisponer de alguna teora acerca de lo que representa la expre-sin en sociedad. i Existe, por ejemplo,. alguna diferencia en Iaexpresin apropiada para Ias relaciones pblicas y aquella -quees apropiada para' Ias 'relaciones en la f intimidad.? .-

    He tratado de crear una tebra de la expresin enpblico atravs de un proceso de accin recproca entre histori y .teoria.Los cambias' concretos' en la conducta pblica, el Ienguaje, lavestimenta y la creencia son utilizados en este libra como-evi-dencia para la construccinde una' teora acerca de Ia naturalezade la expresin eo sociedad; As como l hlstcriaha propuestoguas a la' teora, yo he tratado de tomar los insights abstractosobtenidos como guias en su curso hacia nuevos interrogantesque formular a la crnica histrica.

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    Una nterrogacn dialctica significa que Ia argumentacinest acabada. slo cuando el libra ha sido terminado. No sepuede establecer Ia teoria sbitamente y Iuego dejarla comosi fuese un mapa sobre el terreno de Ia histora. No obstante,con el objeto de disponer de cierta claridad, aI principio ai me-nos, me gustara analizar en el presente captulo las dimensionespoUdcas y soeiaJes dei problema pblico tal como se ha desarro-lIado en la sociedad moderna y en el captulo prximo presentarlas dimensiones de una teoria de expresin en pblico. Los inte-rrogantes histricos y tericos sern analzados una y otra vezen Ias pginas subsiguientes de este libra.

    EZ amor [uera el dominio pblico

    ...ELproblema pblico de la sociedad contempornea presentados aspectos: la conducta y los temas que son impersonales no'SllSittlfl ck:masiado inters, ya que comienzan a despertar interscuando Ias gentes los consderan, falsamente, como si fuesencuestones de personalidad. Pera debido a que este doble proble-ma. existe, crea otro problema' dentro de Ia vida privada. :w.,mundo, de los sentimientos privados pierde cualesquera ltnites,ya no se eneucntra constredo por un mundopblcoen el cuallas gentes hacen de s mismas una alternativa y una inversinCompensada. Por lo tanto, el descaste de una vida pblica pode--rosa deforma Ias relaciones ntimas que se apoderan deI ioterssincero de las gentes. En ias-'ttttfias cuatro generaciones no seha producido una instancia grfica de. esta deformacin salvoen el caso de la ms ntima de Ias experiencias: el amor fsico.

    En el curso de estas cuatro generacones, el .amor fsico hasido redefinido desde trminos de erotismo a trminos de sexua-lidado El erotismo victoriano implicaba relaciones sccales; lase""li1,lidafl implica la dentdad Jler~pnal. ~tisbio s!llificabflque la expresin -.l trascendla meroed a acciones. de elec;ctoorepresin e )tracoin. La sexualidad DP os una tIIlCio lIlDo uhestado deI ser, en el cual el acto fsico deI amor se produce casicomo una consecuencia pasiva, un resultado natural, de gentesque se sienten ntimamente ligadas unas a atraso

    Entre Ia burguesia del sigla XIX, los conceptos .de _erotismo seexpresaban casi exclusivamente con temor y; en consecuencia, atravs deI filtro de la represin, Toda accin sexual era oscure-cida por un sentimiento de volacn, una vioIacin deI cuerpo'de Ia mujer por parte del hombre, violacin deI cdigo social pordos amantes, violacin por dos. homosexuales de un cdigo moralms profundo. Grandes estamentos de la sociedad moderna sehen rebelado contra el temor y Ia. represin. y todo. esta es pos-tivo. Pera a raiz de la manera en que los ideales de intimidadtifien la imaginacin moderna, se ha producdo tambin una reac-

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  • ci6n contra la dea de que el amor fsico consttuye una acci6nen la cual las gentes se comprometeu y como cualquie r otraacci6n social debera tener reglas, limites y ficciones necesariasque otorgaran a la accn un significado especfico. Eu cambio,el sexo es una revelacin del YQ. Por lo tanto, una nueva esclav-tud sustituye a la antgua,

    Imaginamos que la sexualidad sirve para definir un vastoterritorio. relativo a quines somos y qu sentimos. Sin embargo,la sexuahdad, como un estado expresivo ms que como un aetaexpresivo, es entrpica, Cualquier cosa que experimentemos d.ebeconcernir de alguna manera a nuestra sexualidad, pera Ia sexua-lidad es, Nosotros la revelamos, Ia descubrimos, aceptamOS suscondiciones, pero no la dominamos. Eso seria manipulativo, ns-trumental, insensible; y asimismo colocara a la sexualidad en unpie de igualdad con las emociones que intentamos molc.lear yno COD aqulIas a la que deseamos someterla, Los victorianosquienes tomaron al sexo segn esta ltima expresn, podan, po;lo tanto, hablar de aprender de su vida ertica, a pesar de que elaprendizaje fuese tan dolorosamente difcil debido a los filtros dela represin, -":tua1mente, nosotros no aprendemos deI sexo por-que esa circunstanda coloca a la sexualidad fuem de!t lO; CUcambio nos dirigimos. frustrada e intenninablemellte, en m..cade nosotros mismos a travs de los genital."..

    Pensad, por ejemplo, en Ias diferentes connotaciones de la pa-!abra catracci6n en el siglo XIX y el trmino moderno asuntos,Atraccin significaba que una persona despertaba en otra un senotimiento de tal magntud que los c6digos sociales eran violados.Dicha violacin ocasionaba el entredicho temporario de todas lasdems relaciones sociales de esa persona: el c6nyuge, los hjos,los propios padres de la persona eran relacionados smblca-mente por la culpa, y prcticamente si se descubra que la vola-ci6n haba tenido lugar. El trmino moderno. asunto echa tie-ITa sobre todos estos riesgos porque reprime la idea de que elamor fsico es un aeto social; se trata ahora de un problemade afinidad emocional que in esse permanece al margen de latrama de otras relaciones sociaIes en la vida de una persona,Actualmente parecera ilgico que .una persona que tuvera unasunto, ya sea dentro o fuera de los Imites de un matrimoniolo viera nnatamente conectado a las relaciones panentales, d~modo que cada vez que hiciera el amor con otra persona sustatus como hijo de otro se viera alterado. Podramos decir quese trata de una cuesti6n de casos individuales, de factores de lapersonalidad y no de una cuesti6n social. Entre espritus mslibres se podra plantear el mismo argumento referido a un asun-to en relaci6n con un matrimonio. La misma palabra asunto-tan vaca, tan amorfa- indica una especie de devaluaci6n dela sexualidad, como una imagen que puede ser socialmente os-curecida por medio deI Ienguaje. AI rebelamos contra la repre-16

    sin sexual nos hemos rebelado' contra la dea de que la sexuali-dad posee una dimensin sociaL

    ,For qu los esfuerzos haca la Hbertad sexual, tan bien es-tmcturados en la mente, deberan terminar en mgicos e nsolu-bles problemas dei yo? En una sociedad donde el sen~~1Iintimo QOlIStituye un modi\lo total de la reall~, la expenen~l~se organiza eu dos sentidos que conducen haca esta destructv-dad involuntaria. En una socedad semejante, Ias energias in>-manas bsicas de narcisismo se movlzan de tal modo que ao-ceden a las relaciones humanas en forma sistemticay )JOfVlIl'Sl\oEn dcha sociedad Ia prueba de si las gentes son autnticas yhonestas con la~ dems representa un modelo particular deintercambio de mercado en Ias relaciones ntimas.

    En un sentido clnico, el narcssmo difiere de la idea popularque consiste en nterpretarlo como el amQI a la propia bel~.En un sentido ms estricto, y como una perturbacin deI carc-ter es la autoabsorcin la que impide la comprensi6n de aquello

    qu~ pertenece aI domino deI yo y de la a~t,?gratificacin Y loque es exterior a ellos. Por lo tanto, el narcisismo es una 00....sn con aquello que estapersona o este. suceso significan params, Esta cuesti6n acerca de la importancia personal de. otraspersonas y hechos externos se plantea con tanta frecuenca quese oscurece una percepci6n clara de dichas personas Y sucesos,

    ~,~ en eJ yo, bastante deSllJ.uaI. impide la .....-.~ d. Ias. necesidades dei yo y haee que una persona~que ....to. DO es 111 q\lC yo q1

  • En el domlnio de la sexuaIidad. el narcisismo despoja al amorfsico de cualquier tJ:po de Ollll1PWlilisoI ya sea personal Q soaial.El hed10 cabal dei eamprolniso por patte de una persona parecelimitaria las oporfUnidades de una experiencia suficente comopara~ qUin es y Como para encontrar a la persona .ad.,.cuad. que lo O la complemente. Toda relacin sexual baja elpnc!ula dei narcisismo se torna menos satisfactoria cuanto msse 'flI'ldongue la unin de los amantes.

    Se puede trazar una relacin primaria entre narcisismo ysexualidad, segn las imgenes que la gente tiene de sus propioscuerpos, Un interesante estudio, efectuado en Pars a lo largode varios afios, ha evidenciado que, a medida que las gentesllegan a tomar a sus cuerpos como definiciones cada vez mscompletas de su propia sexualidad, la esfmbolzacn deI cuerpose va haciendo cada vez menos sencilla. Ya que la sexualidad setransforma en un estado absoluto cristalizado en la forma deicuerpo, los que poseen esos cuerpos presentan una crecentedificu1tad para imaginarse formas fticas en organismos natu-rales como las plantas o para percibir una relaci6n entre el mo-vimiento corporal y la accin de un cilindro o un fuelle. La san-tlfil:ecin del cuerpo como un estado sexual absoluto es narcisistaPlJNU'I'bace de! l;l llXualidad exclusivamente ao atributo de la~. UD estado del ser ms que una actividad y. en conseci!llW-ca, -.;i81_te aiBlada de la experiencia sexual que la personapueda o no poseer. Del estudo se infiere que el resultado de estenarcisismo configura una disminucin de la imaginacin me-tafrica deI cuerpo, es decir, un empobreci.riJ.iento de la actividadcognoscitiva de erear un smbolo a partir de un objeto fsico.

    ~ste es uno de los motivos' por el cual las fuerzas psicolgicasdestructivas acceden a un primer plano. en tanto una sociedadvaria deI erotismo a la sexualidad y de' la creencia en las acco-nes emocionales del ser a la creencia en los. estados emocionalesdel mismo. Cuando una socedad Ie niega 'incluso a Eros unadimensin pblica es sefial de una destructividad desenfrenada.

    La forma ms comn en la que el nercssme se man.sta auna persona es a travs de un preceso de inversin; si sola-meaee pudiera sentir ms, o si slo pudiera realmente se11l4r.llIldna entonces relacionarse con otros o entablat relaciones ..,.er-daderas~ con ellos, Pera en ning(ln encuentro me parece sentlrlo IUfidei1tea EI contenido obvio de esta inversin es una autoacu-sacin, pera enterrada debajo de ella existe la sensacin de queel mundo me est fallando.

    Una segunda fuerza destructiva reafirma esta infructuosa bs-queda de una identidad integrada por elementos internos. La me-jor forma de describir esta fuerza es ofreciendo un ejemplo deella en el entrenamiento de aprendices de entrevistadores diag-nsticos.

    Con frecuencia, en sus primeras sesiones, los entrevistadores

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    debutantes se muestran ansiosos por demostrar que ellos cons-deran a sus sujetos como a verdaderas personas ~ no como ameras fuentes de datas. Los entrevistadores desean tratar consus sujetos como iguales haciendo descubrimie~tas.en ~o~aconjunta. Este encomiable deseo produce una sltuacln. l~lclalsingular: cada vez que el sujeto revele algun detalle o sentmentode su vida privada, el entre..cvstador le corresponder revelandoalgn detalle de la suya propia. Tratar a alguien como a unaverdadera persona en esta situaci6n se transforma en a~go as!como una transaccin de intimidades: te muestran un naipe, tules muestras otro.

    Los entrevistadores tienden a apartarse de este mercado derevelaciones mutuas cuando comienzan a percibir que, exponin-dose ellos mismos estn perdiendo la oportunidad de descubrirlos sentimientos del sujeto. Esta oportunidad se presentar si elentrevistador formula preguntas, a tan s610 si permanece ensilencio, esperando que la otra persona conti:t;le con s?, relato.Luego de un tiempo, los entrevistadores sensbles co~enzan asentirse incmodos con la idea de que para tratar a alguien comoa un igual emocional se debe mantener con l una r.elacin reci-proca, revelndole algn dato como forma de reaccn frente aaquello que la persona nos muestra, Y eo. este punto los ~trevistadores se encuentran en la senda que dscurre desde una deade intimidad basada en un trueque hacia una intimidad msautntica. En ella, los lmites deI yo no estn aislados sino quepueden estimular efectivaI:t;lente la com~cac~~ .con los

  • relaciones o de otras personas. Nos referimos a si podemos rela-c:onarnos per~?nalmentecon otras personas o acontecimientos ysl.eu esa relacfcn las personas estn abertass unas a otras Lapr'rmera es .una palabra encubierta para medir al otro eu fun~inde ~ es~ejo de ~?toint~rs, y la segunda es una cubierta parame~r Ia 1~~eracclOn SOCIal en. funcin deI trueque de confesin.

    . La famlia burguesa dei sglo XIX procuro preservar algunadferenca entre el sentido de la realidad privada y las caracterjs,tcas totalmente, distintas que presentaba eI mundo pblico fueradeI hcgar, La lnea entr~ ellos era confusa, a menudo violada,sumida eu la esfera ertica como consecuencia dei temor peraal menos se.;haba hecho :m intento para mantener la sep~acinY la,compleJI

  • temporneas acer.ca de la vida pblica, y por certo estn entrelos pocos profesionales que de Ia necesidad expresan cdigosy haeen que stos sean manifiestos a los dems.

    Uno de los primeros rascacielos que la International Schoolconstruy despus de Ia Segunda Guerra Mundial fue Ia Lever

    Housed~ Gordon Bunshaft en Park Avenue, Nueva York. Laplanta baja de la Lever House es una plaza aI aire libre, un patioeon una. torre que se eleva en la parte norte y, a una planta so-bre el nvel del suelo, hay una estructura de poca altura rodeandolas o~ras tres seccines. Sn embargo, uno pasa desde la calle por

    d~baJo de esta baja herradura para entrar aI patio; el propionlve~ de la calle es un espada muerto. No hay actividad Di di-yersl~d en la planta baja, es solamente un media de acceder aInteror. La forma de este rascacielos International prototipo

    es~ de ~~ta con su funci6n, ya que una minscula plaza p-blica revvfcada es enunciada s610 formalmente, pero la funcndestruye la natu~a~eza de una plaza pblica, que es la de combi-nar gentes y actvidades diversas.

    Esta co~tradiccin es parte de una controversia an mayor.~ I';1t.er.n.atlOnal School fue destinada para una nueva concepcinde :Vl~lbl1idad en la construccin de grandes edificios. Los muroseas mtegram~n,te de crist~, ex;unarcados con soportes de acerodelgado, permtan que el mtenor y el exterior de un edificio se

    desvaneciese~ hasta el mnimo grado de diferenciacin. Esta tec-no~oga permite la realizacin de aquello que S. Giedion denominael Ideal deI muro permeable, lo fundamental en visibilidad. Peroestos muros constituyen tambin barreras hermticas. La Lever1I0use fue la precursora de un concepto de dsefo en el cual el

    "'U:~' aunque permeable, aisIa tambin de Ia vida de Ia caIle IasictiVldades qu~ s~ desarrollan en el interior del edifcio. En este

    ~~pto .de disen? se combinan Ia esttica de Ia visibilidad yel 8l8lllIl11ento SOCIal

    .La .paradoja deI aislarniento en medio de la visibilidad no espnvat~va de Nueva .York, ni tampoco los especiales problemasdel crunen en esa ciudad representan una explicaci6n suficiente

    s~bre Ia muerte deI espacio pblico en dicho dseo. En el Bruns-wck Centre construido en el sector de Bloomsbury en Londresy en,elo complejo ~e oficinas dei Centro de la Defen~a erigido e~los Imites de Parfs, se presenta la msma paradoja y da comoresultado la misma rea pblica muerta.

    En el Brunswick Centre, dos enormes complejos de aparta-mentos s~, elevan desde una seccn central de hormig6n; laconatruccin de los apartamentos est escalonada piso tras pisode modo que cada complejo parece una ciudad babil6nica ele-vada y asentad~ sobre una colina. Las terrazas de los apartamen-tos dl Brunswck Centre estn cubiertas por cristal en su mayorparte; po:: lo ta~.to, el morador del apartamento dispone de unapared de mvemaculo que permite la entrada de gran cantidad de

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    luz y que anula la barrera entre el interior y el exterior. Estapermeabilidad entre la casa y el ext~;ior es. curiosamente a,?S:tracta; se tiene una agradable sensacon d~ celo; pero los e~cios se encuentran tan esquinados que no tle~en runguna relacncon, ni vista hacia, los edifcios que rodean Bloomsbury. Porcierto el extremo posterior de uno de los bloques de apartamen-tos r~vestido de s6lido hormign, mira. hacia una de las plazasms herrnosas de tod? Lon~~',., o ms bien Ia i~ora. El edifcioest ubicado como SI pudese estar en ~ualquler lugar, 10 ~uesignifica que los disefiadores no tenan idea de ~u 10caliza~lnen un lugar concreto y mucho menos en un media extraordina-rio urbano. .

    La leccn real deI Brunswick Centre est contemda en susecci6n central. Existen aqui unos pocos negocios y vasta~ .reasde espaco vacto. He aqu un rea de paso, no para ser utilizada;sentarse en uno de los pocos bancos de hormign durante todo e1tiempo que uno desee es llegar a sentirse profundamente incmo-do como si uno estuviese en exhibici6n en un enorme vestbulo

    va~o. En efecto, la zona pblica deI .Centre se encuentra res-guardada de Ias principales caUes contguas a Bloomsbury pordos enormes rampas con cercas en los costados. La zona centralpropiamente dicha est elevada varios pies sobre el nvel de 'Iacalle. Nuevamente todo ha sido concebido para aislar el rea p-blica del Brunswick Centre de cualquer ncursn accidentaldesde Ia calle, o deI simple] vagabundeo, deI mismo modo queel emplazamiento de los dos bloques de apartamentos asla efec-tivamente de lacaUe, Ia zona central y Ia plaza, a aquellos quelos habitan, El planteamiento visual producido por el detalle deImuro de nvernculo se basa en que el interior y el exterior deuna vivienda no presentan diferenciacin alguna; el planteo so-cial representado por la zona central, la localizacin deI complejoy las rampas sfgnfica que una imnensa. barrera separa en elBrunswick Centre el interior deI exterior.

    La elmnacin del espada. pblico viviente est relacionadacon una idea an ms perversa: la de volver al espaco contn-gente para el movmiento. En el Centro de Defensa, ?-s.como enla Lever House y el Brunswick Centre, el espacio publico es unrea de paso, no de perrnanencia. En el C~tro de ~efensa, lsterrenos que circundan las torres de oficinas que mt~an elcomplejo contienen unos pocos almacenes, pero el propsito con-creto es el de que sirvan como un rea de.pa~o para; trasladarsedesde el automvil o el bus hasta los edifcios. EXIste una pe-quena evidencia de que los proyectis~as del CeD;tro de D~fensaconcibieran este espacio para que tuvera cualquer valor ntrn-seco para que las gentes de los distintos bloques de apartamentospuderan desear quedarse all. El terreno, seg.n Ias, palabras deuno de los proyectistas, es el nexo.soporte-s.all~a-trfico para latotalidad vertical. En otras palabras, esto significa que ,t~

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  • cio ~lico se ha transfonnado eu un derivado deI movimiento.La idea deI espaco como derivado deI movimiento parangona

    exactamente la~ .relacion~s de espaco a movimiento producidaspor lo~ ~utomov~les particulares. Uno no utiliza el coche propiopara vstar .1a ci~dad; eI automvl no es un vehculo para tu.nsmo o, melar dicho, no es utilizado como tal, excepto en aque-110s adolescentes que 10 utilizan subrepticiamente. En cambio elautom6vil otorga libertad de movimiento; uno puede viajar .sinpreocuparse por paradas formales como ocurre eu eI metro sincambiar el modo de Iocomocin desde un bus, el metro o el fe-

    r~o~arril areo al movimiento pedestre, cuando se efecta unviaje desde eI lugar A aI lugar B. En la ciudad, la calle adquiereentonces una funci.n particular, Ia. de pennitir eI movmento:si"~'reguIa, de,!,asiado el movmento, COn semforos, calle~~,unasola direccn, etctera, los automovilistas se vuelven ner--. p violentos.. . ~!ualmente disfrutamos de una facilidad de movimiento des-

    ~ para cual'llui~ otra civilizacin urbana precedente s, sln'~~,W"o, este movmente. se ha transformado en elmayor por-,. .. ,i .... aDSiedad de hls actividades cotidianas. La ansiedad

    provlene deI hecho de tomar aI movimiento incontrolado comoun derecho absoluto deI individuo. El automvil particular es elinstrumento lgico para ejercer ese derecho, y su efecto sobreel' espaco pblico, especialmente sobre el espaco 'de las -. aliesIff~' es que eI espacio se vueIve Insignificante o Incluso rr-tante' a' -.- que pueda subordinarse ai movimiento Iibre, Latecnologia deI movimiento moderno reemplaza el hecho de estaren la calle por un deseo de anular Ias represiones de la geo-grafia.

    Esta situaci6n hace que el concepto de disefo deI Centro deDefensa o de una Lever House se una a la tecnologa deI trans-porte. En ambos, en tanto el espada pblico se transforma enuna funcin de movimiento, pierde cualquier significado experi-mental independiente.

    aasto .este punte el aislamiento. ha sido utilizado en dos~s; ~ero, sigtrlfica que los habitantes o trabajado_ de~estruc~urbanadensamente poblada se ven inhibldoiJ.parasendr!3Ja)q!,!)Ct reIacjn con el medio en el cuaI se~la estroetura. Segundo, que en la medida eu que uno pIled ~.1_ "!' un automvilparticufar para disponer de Ilbertad.,ckmovirnlento, deja de creer que eI media PUeda tener algn lllgni:fk:ado, ~Ivo ~omo una forma de lograr eI objetivo deI moviml....to propo, EXIste un tereer sentido de aislamiento social eu espa-cios pblicos, an ms brutal, y es eI que se reiiere ai aisln.mento direetamente producido por la vislbilidad que los demstlenen de uno.

    La idea de diseio deI muro permeable es aplicada por mu-chos arquitectos dentro de sus edficos, como as tambin en eI

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    exterior de los mismos. Las barreras visuales desapareceu mer-ced a Ia supresin de los muros de Ias oficinas, de manera quetodas las plantas se transformen en un vasto espacio aberto, osobre ese permetro habr un grupo de oficinas pdyadas conuna amplia zona abierta eu su in~erior. Esta d~struccln d~ losmuros, segn se apresuran a decir los proyectstas de oficlnas,incrementa la eficiencia en el trabajo porque cuando Ias perso-nas se encuentran todo el da expuestas a Ia mirada de losdems son menos propensas a la murmuracin y a la char~a yse muestran ms dispuestas a mantenerse dentro de sus limites.Cuando cada uno tiene ai otro bajo vigilancia, l sociabI1ll!l!ddeerece Y el silencio constituye la nica forma de protecein.El proyecto de oficinas de planta abierta.lleva a su mayor .expre-si6n la paradoja de visibilidad y aslamiento, una paradoja quetambn puede sustentarse en sentido c~ntrario. Las gentes IODms sociabIes cuanto ms barreras tangibIes tengan entre ellas,as como necesitan lugares pblicos especficos cuyo nicopropsito es el de reunirlas. ExpliqumosIo de otra manera: ,.seres hwnanos necestan mantener cierta distancia con respecte.a la observacin fntima de los dems a Iln de sentirse sociabIes.Si se Incrementa eI contacto intimo se dsmnuye la soclabllided.He aqu la lgica de. W1a forma de eficiencia burocrtica.

    ,EI espacio pblico muerto es una razn, la ms concreta,para que las gentes busquen en eI t~rren~ ntimo lo que se lesha negado en un plano ajeno. EI aislamiento en media de lavisibilidad pblica y la enfatizacin de ,las transacciones psico-lgicas se complementan mutuamente. Hasta el extremo, porejemplo, de que una persona siente que debe protegerse, me-diante el aisIamiento silencioso, de Ia vigilancla que los. demsejercen sobre ella eu eI domlnio pblico, y lo compensa de_brindose ante aqullos eon los que quiere establecer contacto.La 'elacin complementaria existe .porque aqui se dan dos ex-presiones de una nica, general transformacn d~1 las relacionessociales. En ocasiones he pensado en esta stuacon complemen-taria en funcin de las mscaras del yo que crean los modos ylos rituales de la cortesia. Estas mscaras han dejado de tenerimportancia en las situaciones impersonales o parecen ser pri-vativas de los snobs: en relaciones _ms estrechas, aparentanformar parte deI camino que conduce al conocimiento deI otro.Y me pregunto si en reaIidad este desprecio por Ias mscarasritlolales de la sociabilidad no nos ha vuelto culturabnellte m~primitivos que la tribu ms smple de caz~dores Y' agricultores.

    Una relacin entre el modo como consideran las gentes susamqros y aquello que experimentan ,en la. calle ~uede parecerforz'ada. E incluso si se concede ja exstenca de dichas conexio-nes entre los modos de la vida personal y la pblica, se podriaobjetar razonablemente que tienen races histricas pocc pro-fundas. La generacin nacida despus de la Segunda Guerra

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  • Mundial fue la que se volc haca lo interior cuando se siniliberada de las represiones sexuaIes; es en esta rnisma genera-cin donde se ha producido la mayor destruccin fsica deI do-mnio pblico. Sin embargo, la tesis de este libra se refiere aque estas signos altisonantes acerca de una vida personaf dese-quilibrada y de una vida pblica vac1a han estadoen formacindurante largo tiemjlb. Son los resultados. de un cambio que co-m~
  • '" reIKionarse en forma regular. Esta fae la era de la conserue-cin de parques urbanos masivos, de los primeros intentos dehacer que las calles se adaptaran ai propsito especfico da lospaseos eomo una forma de relajamiento. Fue Ia era en la cuallos saIones de caf, luego las cafeteras y las posadas se. trans-formaron en centros socales: en la que eI teatro y Ia pera seabrieron al gran pblico merced a la venta libre de entradas,a diferencia de la antigua prctica en la que patronos aristocr-ticos distribuan los lugares. Las diversiones urbanas se d-fundieron fuera de un pequeno crculo de mnoras y bacia un es-pectro ms amplio de la socedad, de modo que incluso las clasestrabajadoras comenzaron a adaptar algunos de los hbitos desociabilidad, como los paseos por los parques, que consttuanai principio un lugar exclusivo de la minoria, cominando por susjllrdines privados O centregando. una noehe ai teatro.

    En el dominlo de la necesidad como en aquel dei 000, se desa-rroIIaron pautas de nteraccn social que se acomodaban ai inter-cambio entre los extrailos y no dependan de determinados pri-vilegiOl feudales o de un control monop6Iico establecido pordecreto real. EI mercado urbano del sigla XVIII era diferente desus predecesores medievales o renacentistas; era internamentecompetitivo, aqueIlos que vendan en l se disputaban Ia atencinde un grupo de compradores variable y totalmente desconocdo.ew.ndo la economia y las modalidades de crdito se expanc:tieron,.. :CI)Dtaloilidad y la inversin se volvieron ms racionalizadas, losr. los 'se llevaron a cabo en oficinas y almacenes y, sobre unabse' crecentemente impersonal. Por supuesto sera un errar elconcebir a la economia o a Ia sociabilidtfd de estas ciudades en ex-pansin como reemplazando sbitamente a las antiguas modalida-des de negocio y placer. En cambio, se yuxtapusieron modos deobligacin personal an vigentes con nuevos modos de nteraccnadaptados a una vida que transcurra entre extraos y bajo lascondiciones de una expansin empresarial pobremente regulada.

    Tampoco sera correcto imaginar que el falsear un vnculosocial adaptado a una ciudad en expansin, y a una cIase bur-guesa dsemnada, fuese inofensivo o justo. Las gentes tratabanansiosamente de crear modos de expresin, e incluso de VIllItir,que ordenarlan la nuevasituacn urbana y buscaban tambNndelimitar esta vida con respecto ai dominlo privado de la famlliay los amigos. Con frecuencia, y en su bsqueda de principios deorden pblico, recurrieron a modos de Ienguaje, vestimenta ointeraccin adaptados Igicamente a una era que estaba desapa-reciendo y trataron de forzar Ia significacin de estas modosbajo condiciones nuevas y opuestas. En eI curso de este procesomuchas de Ias iniquidades de Ia sociedad medieval, traspIantadasabora a terreno ajeno, se voIvieron dolorosas y opresivas. Nohay necesidad de novelar la vida pblica de las ciudades cosmo-politas dei ancien rgime para poder comprenderla; eI intento

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    de crear repentinamente un orden social en me~i~ de condieio~essocales caticas y confusas lIev a Ias conu:a?icclOnes .d:el anezenrgime a un punto de crisis y cre las con~clOnes postivas paraun grupo cuya vida an deba ser entendida.

    Tanto en conducta como en creencia los habitantes de las ca-pitales deI siglo XVIII intentaron definir lo qu~ ~ra y lo q~e noera la vida pblica. La lnea trazada entre ]0 pu~h~? y ]0 privadoera aquelIa sobre la cual los reclamos ~e la civilldad, .c.ompendiados por la conducta pblica, cosmopohta, estabari equlhbra~?scon los reclamos de la naturaleza, compendiados por la. ~amIha.ElIas vieron a estas reclamos en confficto, y Ia complejidad desu visin se basa en que rehusaron prefe~i~- ~ uno sobr~ el otro,manteniendo a los dos en estado de equilbrio. A mediados delsiglo XVIII, el comportarse cori los _extrafto~ de una manera emo-cionaImente satisfactoria y permanecer, sm. "lDbaJ:80' apartadode ellos fue visto como el medio por el cual el animal hllD1lDOse transform en el ser social. A su vez, las capacidades para lapaternidad y la amstad profunda fueron ~nsideradas como .po-tencialidades naturales ms que como creaciones humanas. MieJl..tras "'. hombre sehaota a s mismo en pblico, realizaba .su ':1"-turaleza eu el dominio privado, sobre -todo _en 5US exIJ:&1CBC18Sdentro dei ncleo familiar. Las tensiones que se produjeron en-tre los reclamos de la civilidad y los d~rechos ~e la na~uraleza,representados por la divisin en~re ]8; vida pblica y privada enel centro cosmopolita, no solo difundieron la elevada cultura dela poca, sino que la extendieron heca dominios m~ mundanos.Estas tensiones aparecieron en los manuales de~tlDI;dos a lacrianza de los nios, en los opsculos sobre la cbligacin moraly en las creencias de sentido com~ sobre los. derechos delhombre. En forma conjunta, lo pbhco Y lo pnva~o crearonaquello que hoy podra denominarse como un Universo derelaciones sociales.

    La lucha por el orden pblico en. Ia ci~~d dei sglo XVIII yIa tensin entre los reclamos de la VIda pblica y privada, cons-tituyeron los trminos de una cultura coherente, 8; pesar de quehubo excepcones, desviaciones y modos alterriatvos como loshay en cualquier perodo. ,.'

    Pera s existi un equilibric de la geografia pblica y ~nvadaen ternpos de la lIustraci6n, y en el se destaca el cambio fun-damental en las ideas de pblico y privado que .r~forzaron lasgrandes revoluciones a ltimos dei sglo y la aparcin de un ca-pitalismo industrial nacional en los tiempos ms ~ode~os.

    Tres fuerzas estaban ai servieio de este cambio. Exista, enprirner lugar, una doble relacin mant~ni~ en eI siglo XJ?C po~el capitalismo industrial eon la vida pblica en l~ gran ~Il;ldad.en segundo lugar, una reformulacin deI seculartsmc originadoeu el siglo XIX y que afectaba el modo en que la gente nterpre-taba lo extrafio y lo desconocido; y, en tercer lugar. una fuerza,

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  • que se.trans!o~m en de?ilidad, erigida dentro de la estructurade I~ vId~ P?bhca en el ancien regime. Esta fuerza signific quela vda pblica no, ~ufriera ~na m?e~te instantnea bajo el pesodel ~ata~hs~o poltico Y SOCIal a ltimos deI sglo XVIII. La geo-grafa pblica ~e prolong dentro deI siglo XIX, aparentementeintacta, .y cambiando, de hecho, desde su interior. Esta herenciaconmov a las nuevas fuerzas del secularismo y deI capitalismot~?to como ~aban estado trabajando sobre ello. (La transforma.cron de la VIda pblica puede verse como un ~ralelo con elcolapso que les sobreviene a los atletas que han sido especial-mente fuertes, de modo tal que sobreviveu ms alI de la juven-tud con poderes aparentemente intactos y que manifiestan enforma sbita la decadencia que ha estado desgastando contnua,mente sus.cuerpos desd: el interior. Debido a esta forma peculiarde supervrvencia, los SIgnOS dei publicismo dei ancen rgimeno se e~cueI:!tran tan lejos de la vida moderna como podrahaberse maginado en un principio.

    . I'fl'P~i! insUuu:J", li! doble ~~Iacin dei capitalismoiadus-~~ hIl,Clltlit'a pblIca urbana se basan en las presonesde lapnY~n que 1'1 capitalismo Prod:ujo en la so~iedad lttrgue-M.~tsltPo XIX. En segunda mstanca, en li! -mlstificacin' deI.. viria ,matmal en pblico, especialmente en cuestin de vesti-~. ClCB810nada por la praduccin y distribucin masivas

    Los traumas deI. capitalismo del siglo XIX lIevaron a aqueilosque. tenan los medos a tratar de protegerse de cualquer- formaposible frente a los choques de un orden econmico que no en-tendan .Di los vencedores ni sus vctrnas, Paulatinamente sedesgasto la voluntad de controlar y dar forma ai orden pblicoy las gentes se dedicaron a protegerse de l. La famlia se trans-fo~m en una de estas defensas, Durante el sigla. XIX, la -familacJ~.J_~. de ser, en forma c~d~ vez ms crecente, el centro de una~eg).nparticular....nopubb~.~, .. y pas a representar uno refugioidealzado, ~ .mUJl5:to. en s.m,i,smo! .ccn un .v~Jor .moral ~toque e!..d"!"Ull()..publico, Se idealz la famlia burguesa como1UU1 ~laa donde el orden y la autoridad no eran desafiados lasegundad de ~a exstenca material poda ser una concomita'ntedeI amor mant~ .real y donde las transacciones entre los miem-~ros je. la fa~~ha no tendran que tolerar .el juico exterior.G. fi la. famlia se transformo en un refugo frente a Im; te-ntIlS' de la sociedad, tambin se volv paulatinamente un pa-~ - para medir 1'1 c1ominio pblico de la ciudad capitill.U"I,!"""", las relaciones familiares como un modelo las gemesP~fon. e1.dominio pblico no como a un grupo lmitad dere1aCJ

  • conviccin antes de morlr de por qu las cosas son como son,una conviccin que dejar de preocuparnos una vez que haya-mos muerto.

    Los trminos seculares cambiaron drsticamente deI sigla XVIIIal XIX. Las cosas y las gentes eran comprensibles en el si-gla XVIII cuando se les poda asignar un lugar en el orden dela Naturaleza, Este orden de la Naturaleza no era una cosafsica, tangible, como tampoco lo era el orden siempre encapsu-lado por las cosas mundanas. Una planta o una pasin ocupa-ban un lugar en el orden de la Naturaleza, pero no la defnanen miniatura y totalidad. Por lo tanto, el orden de la Naturalezaera una idea secular acerca de lo trascendental. Esta idea noslo permiti los escritos de cientficos e intelectuales, sino quepenetr en los asuntos cotidianos en la forma de actitudes diri-gidas .a la disciplina de los nifios o a la moralidad de los asuntosextramatrimoniales.

    EI secularismo que hizo su aparicin en el sigla XIX era deuna especie totalmente antittica. Se basaba en un cdigo de loinrnanente ms que de lo trascendente. Sensacin inmediata,hecho inmediato, sentimiento inmedato, no deban ser ya in-cluidos dentro de un esquema preexistente para ser comprendi-dos. Lo inmanente, el instante, el hecho, constituan una realidaden s misma y de s misma, Los hechos eran ms verosmilesque el sistema o, mejor an, el conjunto lgico de hechos setransform en sistema; en el siglo XVIII, el orden de la Naturalezaen el cual los fenmenos ocupaban un lugar pera en el que laNaturaleza trascenda a los fenmenos fue, en consecuencia, aban-donado. Esta nueva medida de aquello que podia servir Comoelemento para la creencia rigi la psicologa tanto como lo hizocon el estudio de los objetos fsicos. En 1870 parecfa plausibleestudiar una emocin como poseedora de un significado auto-suficiente, si uno era capaz de descubrir todas las circunstanciasconcretas en las que aparecfa la emocin y aquellos signostangibles a travs de los cuales la emocin se haca manifiesta.Por lo tanto, no podan excluirse a priori como irrelevantes oilos signos ni las circunstancias. En un mundo donde la inma-nencia constituye el principio de 'ccnocfmlento secular, todo im-porta porque todo podra importar.

    Esta reestructuracin del cdigo deI conocimiento secular tuvoun efecto radical sobre la vida pblica. Signific que las apa-riencias en pblico, no importa cun mistificadas, todavia debanser tomadas con seriedad, porque podan representar indicios dela persona oculta tras Ia mscara. Cualquier apariencia que tu-viese una persona era real, en alguna medida, porque era tangi-ble; adems, si esa apariencia era un misterio, razn de mspara tomarla seriamente: (sobre qu fundamentos, a priori, podauno olvidarlo o discriminarIo? Cuando una sociedad se dedicaal principio de las cosas que tienen un significado en si msmas,

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    ntroduce, por lo tanto, un elemento de profunda ~uda d~nt~de su aparato cognoscitivo, ya que cualqwer ~JercICl9..?e discr-minacin podra ser un errar. En consec~eD:cIa, surgio una d:las mayores y ms enriquecedoras contradiCClOnes deI siglo XIX:'aun cuando la gente deseaba huir, encerrarse ~n UIl: ,domm~.orp~vado moralmente superior tema que la clasificacin arbtrarade s~s experiencias eu, digamos, dimensiones pblicas y priva-das pudiera representar una ceguera autoinfligida. .

    En este nuevo orden secular, el fantasear que los objetos fsicos tenan dimensiones psicolgicas se transform en.~ hecholgico. Cuando la cr~encia fue. g?b~rnada por el principie deinmanencia desaparecleron las dstncones entre perceptor y per-cbdo dentro y fuera, sujeto y objeto. Si potencialmente todoeuenta, lcmo hago {J?ara trazar un lmite entre aquello que serelaciona con mis necesidades personales y 10 que ~s mpersonal,no relacionado con el dominio inmediato de mi ~xpenencI::"?Todo puede tener importancia, nada puede tener unportanc~a,pero i.cmo saberlo? En consecuenca, no debo establecer Dmlguna distincin entre categorias de objetos y sensaciones porqueai dif4renciarlas puedo estar creando~ falsa.barrera. La ceie-bracin de la objetividad y el compronuso pertinaz de un .hec~lOtan promnentc hace un siglo, todo en nombre de la Clencla,,era apaso una preparacin inconsciente de la era presente desulljetMdad radical?

    Si el impacto dei capitalismo industrial iba a desgasta~ elsentido de la vida pblica como una esfera moralmente legtrna,el impacto de la nueva secularidad desgasta~a esta esf~ra porun carnino contrario, planteando a la humarudad el ~0rJ.SU?D deque 1'10 puede excluirse a priori dei domnio de la VIda pnvadade una ~na nada que produzca sensacn, perpl~jidad. osimple arcnce, o ser despojado de alguna ~dad PSICOlgicaimportante a descubrir. Sin embargo, e~ capitalismo ~ el secula-rismo en forma conjunta an proveen solo una V1SIOh ncompletade aquellos agentes del desorden que trabajaban en el domniopblico o aI menos una visin distorsionada. Ya que la sumade est~s dos fuerzas habra producido un complet? desast;esocial y cognitivo. Todos los habituales cliss catastrficos, alie-nacin disociacin, etctera, tendran que ser echados a rodar.

    Realm~te si en este punto se detuviera la historia acerca decmo fue 'hecha pedazos una dimensi.n pblica,. podramos es-perar que se hubiesen producido catachsmos maSlVOS, torment?-spol1ticas y furores igualmente apasionados entre 1::" ~urguesla,aunque diferentes en esencia a aquellos que los soclahst.as espe-raban que apareciesen entre el proletariado urbano deI sglo XIX.

    La misma expansn de una cultura urbana establecida en elmundo de estas nuevas fuerzas econmicas e deolgicas ~compens y mantuvo cierta aparenca de orden durant;e al~tiempo en medio de emociones muy dolorosas y contradictonas.

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  • Los historiadores estlmulan la ceguera sobre esta herencia. Cuan-do e1los se referen a una revolucin como si fuese una divisariade aguas, o al surgimiento dei captalismo industrial como auna revo!ucin, sugieren a menudo a la imagina.ci6n de loslectores que previamente existia una socedad, que durante larevolucin la sociedad se detuvo, y que luego una nueva sociedadcobrforma. sta constituye una concepcin de la historia hu-mana basada en el ciclo vital de Ia polilla, Lamentablemente, enningn lugar la teora de la crislida de la historia humana haprevalecido eon peor efecto que en el estudio de la ciudad, Frasestales como la revolucin urbana industrial y la metrpolis ca-pitalista (empleadas por escritores de concepciones polticasopuestas) sugieren que antes del sigla XIX la ciudad era una cosay despus que el capitalismo o el modernismo hicieran su tra-bajo totalmente otra. El error es mayor que aquel que se refiereal fracaso en ver c6mo un estilo de vida empana a otro; es elfracaso de no comprender tanto la realidad de la supervivenciacultural como los problemas que este legado, como cualquier he-rencia, crea en una nueva generaci6n.

    La burguesa continu creyendo que las gentes experimenta-ban en pblicos' sensaciones y relaciones humanas que no po-dan experimentarse en ningn otro ambiente o contexto social.El legado de la ciudad del ancien rgime se vincul de otromodo a los impulsos de privatizaci6n del capitalismo industrial.-En pblico significaba all donde se produca y era tolerada laviolaci6n moral; en pblico uno poda quebrar las leyes de la res-petabilidad. Si lo privado era un refugio contra los terrores de laciudad como totalidad, un refugio creado por media de la idea-lizaci6n de la famlia, uno podia escapar de las cargas de esteideal merced a una experiencia especial, uno pasaba entre losextra.os o, 10 que era ms importante, entre personas decididasa permanecer como extrafias entre s.

    Lo pblico, como un domnio inmoral, significaba algo bas-tante diferente para hombres y mujeres. Para las mujeres re-presentaba un lugar donde se corria el riesgo de perder la virtud,de ensucarse, de ser arrastrada hacia un turbulento e impetuosoremolno (Thackeray). !;,Q,pblico y la idea de desgracia estabanestrechamente conectados. Para un hombre burgus, 10 pblico te--ma un tono moral"diferente. Saliendo en pblico, o perdindoseen el pblico segn la frase acufiada en el lenguaje habitual dehace un siglo, un hombre era capaz de despojarse de esos represi-vos y autoritarios caracteres de respetabilidad que se suponanestaban encarnados en su persona, como padre y marido, en el m-bito del hogar. Por 10 tanto, para los hombres, la inmoralidad dela vida pblica estaba unida a una tendencia a concebir la nmo-ralidad como una regi6n de libertad ms que de simple desgraca,como ocurra con las mujeres. Por ejemplo, en los restaurantes deIsigla XIX, una mujer sola, respetable, comiendo con un grupo de34

    hombres, incluso con su marido presente, hubiese causado unasensaci6n pblica, mientras que el hecho d~ que un .h?~?re bl:lr-gus comiera fuera de su casa con una mujer de condcin SOCIalms baja era tcita pera estudiadamente evitado como te!Ua deconversaci6n entre cualesquiera de aquellos allegados a el. Poresta misma raz6n en la poca vietoriana las relaciones extrama-ritales de los ho~bres se desarrollaban ms pblicamente de loque en retrospectiva se pudiese imaginar, porque ocurran e~un espacio social que continuaba estan~o mu~ Iejos de la fam-lia; ellos estaban fuera... en una espece.de.Jmbo.mara]. . .

    Por otra parte, a mediados del siglo pasado, la experienciaobtenida en compafla de extraos vino a representar una cues-

    'ti6n de urgente necesidad en la formacin de la personalidad.Las fuerzas personales podan no llegar a desarrollarse si unono se expona al contacto con los extraos: uno podia.s~r de-masiado inexperto, demasiado ingenuo, como para sobrev~vlr. Enlos manuales de crianza de las triaturas y en las cartillas delectura para ninas en los anos 1870 o 1888, encontramos ~a Yotra vez los temas contradictorios de evitacin de 1m peligrosmundanos en compafia de extrafios y la orden de aprender tanconcienzudamente los peligros del mundo, que uno se vuelve lobastante fuerte para reconocer estas tentaciones ocultas. Bn elancien rgime la experiencia pbcase conect6 con la f0n:na--cin cflo1 ordeu social; en el siglo pasado, la experiencia pdbllCalleg a conectarse con la formacin de la personalidad. La ex-perenca mundana como una obligaci6n para el autodesarrolloapareci en los grandes monumentos de la cu1tut:a del siglopasado, como as tambin en sus cdigos de creen?a ~s cot-dianos: el tema se trata en la obra de Balzac Las ilusiones per-/lidas 'en Souvenirs de Tocqueville y en los trabajos de los dar-winistas socales, Este tema penetrante, doloroso, irracional, fueel resultado de la conjuncin de una creencia sobreviviente en elvalor de la experiencia pblica con el nuevo credo secular r~ferido a que todas las experiencias 'de~en tener. un v~lor equrva-lente porque todas disponen de una mportanca equivalente po-tencial en la formaci6n del ser.

    Finalmente, necesitamos preguntar qu indicias tenemos en lael})eriencia ordiriaria de la poca actual acerca de las Itransfor-aaciones que se produjeron en el sigla pasado. lOe que maneradomnan nuestras vidas fuerzas aparentemente abstractas comoprivatizaci6n, fetichismo del artculo de consumo ~ secu~arismo?Cuatro de estas conexiones con el pasado pueden discernirse den-tro deI domnio de las creencias corrientes sobre la personalidad.

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  • El pasado en el presente

    En la actualdad, en el lenguaje corriente, la gente habla dehacer algo inconscientemente o de cometer un lapsus ncons-ciente que revela sus verdaderos sentimientos a alguna otrapersona, No importa que su empleo sea vaco enun sentidoestrictamente psicoanaltico. Lo que, este lenguajerevea es unacreencia en la revelacin involuntaria de la emoein y esa creen-ela adquiri forma en el sigla pasado cuando se desequilibr Ia

    ~deracin de la vida. pblica y la vida privada. A ltimos deisiglo pasado, la nocon de la revelacin involuntaria de los esta-dos deI carcter se evidenci ms claramente en Ia florecienteprctica de la Irencloga -Ia lectura del caracter a travs de laforma fsica de Ia cabeza- y de Ias mediciones de Bertillon encriminologa, merced a. Ias cuales los psiclogos intentaron den-

    t~~ar a los futuros criminales segn el crneo y otros rasgosfISICOS. En. ambas, aquello que una persona es psicolgicamentefue concebido para ser mostrado tanto fsica como involuntaria-mente; Ia personalidad es un estado que no se encuentra sujetoa una formacin dirigida, segura. En concepciones ms refinadas,como las de Darwin, los estados emocionales transitorios tambineran vistos como revelaciones involuntarias; por cierto, granparte de las primeras investigaciones psicoanalticas se basabanen un principio derivado de Darwin: especialmente que el pro-ceso prmario poda ser estudiado en los adultos porque escapa-ba ai c(.mt~1 y voluntad de ,stos. A un nivel ms amplio, en lapoca victonana la gente creia que sus vestimentas y su lenguajerevelaban su personalidad; temian que estos signos estuvesenll\ualmente;nAs all. de su poder de moldearlos, pero que en cam-blo se hanan manifiestos a los otros en involuntarias bromasdei Ienguaje, gestos corporales o incluso por la manera de ador-narse,

    El resultado fue que Ia lnea entre el sentimiento privado ysu exhbicin pblica pudo ser borrada ms all dei poder vo-Iuntaro por. regularia. EI Imite entre pblico y privado ya noera el trabajo de ~na mano humana resuelta; en consecuenca,aun cuando Ia realdad separada del domnio pblico permaneciverosmil, su gobiemo ya no presentaba las caractersticas deun acto social. Aquello que en la actualidad es denominado erro-~eamente como conducta inconsciente fue anunciado por estasdeas acerca de Ia revelacin involuntaria del carcter en p-blico,

    El segundo indicio de la crisis del sigla XIX se encuentra enel lenguaje poltico corriente de nuestros das. Probablementedescribamos como lder confiable, carismtico o creblc aalguien que puede hacer llamamientos a grupos cuyos interesesestn unidos a sus propias conviccones, distrito electoral o ideo-logia. En la poltica moderna sera suicida para un lder el n-

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    .istir en: (Ilvidaos acerca de rol vida privada; todo lo que voso-tros necesitis saber con respecto a m es cun buen legJ.~I~doro ejecutivo soy y qu accin intento llevar a cabo.en el mnste-rio. En cambio, nos excitamos cuando un presidente francsconservador cena con una familia de la clase. obrera, ~un cu~dohaya aumentado los impuestos sobre los. [ornales ndustrialespocos das antes, o creemos que un pre~ldente norteamericanoes ms autntico y confiable que su infort~o predece~orporque prepara su propio desayuno, Esta eeredblidad polticarepresenta la sobreimposicin de la inIaginacin privada sobrela pblica y nuevamente surge eu el sigla pasado como resultadode las confusiones ideolgicas y de conducta entre estas dosdomnios.

    La inIaginacln psicolgica, como ya se ha sefialado, fue so-breimpuesta sobre las cosas para su venta en pblic~.La .msmaclase de proceso comeJ.?-z con la ,conducta ~e los polticos frent~a las multitudes callejeras, manifestada VIvamente por vez pn-mera durante las revoluciones que tuvieron lugar en 1848. Cuandola gente observaba a alguien que actuaba en pblico, lo quepercba eran sus intenciones, su caracter, de modo que la verdad() lo que l deca parecia depender de la clase ?e.perso~a que61 fuese. Si Ia persona a quien se observaba en pubhco ba]o esostrminos era un poltico, esta sobreimposicin tema un efectoprofundamente antiideolgico, en el sentido m~ puro de I~ pa-labra. i.Cmo puede la visin de los males so.cIales o la VlSl?Dde una sociedad mejor significar algo en si rrusma y de s mIS-'IIl8. Y motivar una accin sostenida si su credibilidad dependedeI modo en que una audiencia simpatiza en un momento deter-1Ilinado con el carcter deI hombre que defiende la causa? Euestas condiciones, el sistema de expresin pblica se transformen un sistema de representacin personal: una figu~~ pblicamuestra a otros lo que sente, yes esta representaccn de susentimiento lo que produce la confanza. Esta sobreimposicinde lo privado sobre-lo..pbJjs> tuvo una atraccin particular-mente fuerte entre Ias audiencias burguesas, pero solo en la me-dida en que logr que otros situados ms abajo en la escalasocial basaran su confianza en los trminos de aqulla, pudodarse la dominacin de clase a travs de la mposicinde los cnones burgueses de respeto por una personalidadautentca, Bn resumen, Ias ideas actuales acerca de la. aute1?'ti-cidad en pblico tienen sus raees en un arma ant.deo~que comenz a ser utilizada en la Incha de clases en el siglopasado .

    La tercera relacin ncluye a los mecamsmo~ de defe!1sa quela pnte utiliz hace cien afies contra su propia cree~cIa 7.n. lareve1acin involuntaria del carcter y contra la. sobreimposicinde la imaginacin pblica y privada. Por medo de uno cammoaccidental. estas defensas vinieron a estimular al pbhco para

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  • que elevara a los ejecutantes artsticos a la categoria especial defiguras pblicas que actualmente disfrutan.

    Si uno no puede evitar demostrar lo que siente, y si la verdadde cualquier emocin, afirmacn o argumento en pblico de-pende deI carcter de la persona que habla, lcmo pueden evitarlas gentes el ser examinadas? La nica defensa segura es la detratar de impedir el sentimiento, no tener ningn sentimientoque mostrar. Actualmente, la represn de la sociedad victorianaes. condenada como una mezcIa de esnobismo social y temorsexual: Pero detrs de estas motivaciones haba algo, si no msatractvo aI menos ms comprensible. En un medio donde lasensacin y el sentimiento, una vez producidos, estn concebi-dos para ser exhibidos ms ali dei poder de la voluntad deocultarlos, la retirada deI sentimiento es el nico medio de man-tener alguna medida de invulnerabilidad. Por ejemplo, las gentestrataban de ocultar sus caracteres a otras personas usando lomenos posble joyas, encajes o pasamanera inusual, de modode no lIamar la atencin; sta fue una de las razones de porqu slo unas pocas matrices para mquinas de coser eran po-pularesen la poca, aunque tcnicamente una variedad de mo-delos podrfan haber sido fcilmente empleados en las mismasmquinas.. ;4-1 mismo tiempo q~e la gente buscaba aparecer tan desaper-

    cibida como fuese posible, comenz a exigir que en el teatro lasv~s.timentas .indicaran exacta.mente los caracteres, historias y po-siciones socales deI dramatis personae. En las piezas histricasejecutadas a mediados de siglo, los actores deban representarexactamente aquelIo que se supona lucan un prncipe dnamar-qus o un emperador romano; en el melodrama, el vestuario ylos gestos en el escenario se volvieron tan estilizados que ai ob-servar a un hombre que entraba a escena con pasos rpidos yafectados, uno pcda decir nstantneamente que se trataba deIvilIano antes de que hubiera dicho una sola palabra. Ms general-mente, en un arte de representacn, a diferencia de la vida,uno deba mostrarse como una persona fuertemente afirmadapersonaImente dominante. RI actor y el msico aparecieron en l~[erarqua social mucho ms alI dei nivel de servilismo que ha-ban ocupado durante el ancien rgime. EI ascenso social deIejecutante estaba basado en la manifestacin de una personalidadexcitante, enrgica, moralmente sospechosa totalmente contrariaaI estilo de la vida burguesa corriente en la cual uno tratabade evitar ser descubierto como persona por medio de la supresinde los sentimientos.

    En esta sociedad en camino de volverse ntima donde eIcaracter se expresaba ms alI del control de la v~Iuntad loprivado estaba sobreimpuesto a lo pblico, Ia paralizacin'deisentmento era la defensa para evitar ser descubierto por losdems, la conducta personal en pblico se alter en sus trminos

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    fundamentales. EI silenl;iQ en pblico pas a ser el nico caminoiJ!If1 cid fi'W.. UDO POdia. experimentar la vida pblica, especialmente'. vida de la caJJe sin sentrse abrumado. En la mitad deI si-glo XIX se desarroIl en Parsy en Londres, y desde aIl en otrascapitales occidentales, un modelo de conducta diferente de aquelque se conociera un siglo antes en dichas ciudades, o deI que seconoce actualmente en la mayor parte del mundo no occidental.Se desarroIl la nocin de que los extrafios no tenan derechoa hablarse entre elIos, de que cada hombre posea un escudoinvisible como un derecho pblico, un derecho a que le dejasensolo. La conducta pblica fue materia de observacin, de parti-cipacin pasiva, de cierta clase de voyeurismo. La gastronomia_dei ajo la llam Balzac; uno est abierto a cualquier cosa, norechaza a priori nada que est a su alcance, estando satisfechouno no necesita volverse un participante, cogido en un escenario.Este muro invisible deI silencio como un derecho significabaque el conocimiento en pblico era una cuestin de observacinde escenas, de otros hombres y mujeres, de locales. RI conoc-miento ya no se producira por el intercambio social.

    La paradoja de visibilidad y aislarnento, que obsesion tantoa la vida pblica moderna, se origin en el derecho al silencio enpblico que tom forma en el siglo pasado, RI aislami~nto ~n me-dia de la visibilidad de los otros fue una consecuencia lgica dela insistencia en el derecho propio a permanecer mudo cuandouno se aventuraba en este dominio catico y, sin embargo, to-dava magntico.

    Hablar dei legado de la crisis de la vida pblica dei siglo XIXes hablar de grandes fuerzas tales como el capitalismo y el se-cularismo, por un lado, y aquelIas otras fuerzas referidas a lascuatro condiciones psicolgicas, por el otro: la revelacin invo-luntaria deI carcter, Ia sobreimposicin de Ia imaginacin p-blica y privada, la defensa a 1ravs de la retirada, y el silencio.Las obsesiones eon la personalidad son intentos de solucionar-por 5U negacin estos acertijos dei siglo pasado. La intimidades un intento de resolver el problema pblico negando que elpublico existe. Como ocurre con cualquier negacin, sta s610 haconseguido que los aspectos ms destructivos dei pasado estnms firmemente atrincherados. EI siglo XIX an no ha terminado.

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  • 11. Roles

    La cambiante importancia entre la vida pblica y privada haconcitado la atencin de muchos escritores en la sociedad mo-derna, y tambin les ha confundido. Esta confusin ha sido dedos clases.

    El tpico es tan vasto que es difcil darle forma. Las conse-cuencias implicadas sou tan diversas como lo es el desgaste deIespada pblico en las ciudades, la conversacin dei discurso po-ltico en trminos psicolgicos, la elevacin de artistas ejecu-tantes a una categoria especial como personalidades pblicas yla designaci6n de la propia impersonalidad como un mal moral.'Comeparte del mismo problema, se hace difcil discriminar quclase de experiencia especfica, qu cIase de -edatos estn rela-cionados con el tema general. El sentido comn sugiere, por ejem-plo, que la substitucin por estancias suburbanas de lascallesy plazas de la ciudad como centros sociaIes podra haber tenidorelacin con una creciente absorcin en problemas deI vo, Perol cul es el sentido exacto de dicha conexin, y cules son susramificaciones?

    La segunda dificultad es ms evasiva. A causa de toda la ge-neraIidad de estas temas, los escritores que los asumen parecenestar escribiendo sobre otro tema o aI menos intentan hacerloembebidos en la idea del desgaste del dominio pblico, pera queno aparece en forma inmediata como evidente en dichos trmi-nos deI discurso. Ese problema reside en los trminos socialesen los cuales los seres humanos son expresivos. i:Qu condicio-nes sociales estimulan a las gentes a exhibir sus sentimientos alos dems de manera tal que se produzca aIguna respuesta affn,alguna clase de despertar? lBajo qu condiciones conectan losseres humanos sus poderes creativos para volver expresiva laexperiencia ordinria? Estas lnterrgantes constituyen modos depreguntar cundo, si acaso alguna I vez, apel el ser humano na-turalmente y sin agitacin a las energas que hoy parecen aisIa-das en los muy especiales cotos del Arte. Muchas de las obrascontemporneas sobre Ia obsesin de la sociedad con el yo pro-claman eI hecho de que esta obsesin impide que las personassean expresivas entre ellas, de que somos artistas que carece-mos de un arte. Pero (cul es eI arte erosionado .por las obsesio-nes ntimas?

    Existe una relacin entre el problema deI mtodo y el pro-blenra de la expresin abortada. La capacidad que se malgasta

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  • en la autoabsorci6n es aquella que se refiere a la actuacin;para ser exitosa, la actuacn requiere una audiencia de extraos,pero es insignificante o incluso destructiva cuando se desarrollaentre los ntimos. La actuacin en trminos de maneras, conven-ciones y gestos rituales representa la verdadera materia primaque da forma a las relaciones pblicas, y de la cual las relacio-nes pblicas' drivan sus significados emocifiles, Cuanto mscorroen las condiciones sociales el foro pblico, ms se encuen-tran las gentes rutinariamente inhibdas de ejercer su capacidadde actuar. Los miembros de una sociedad ntima se transformanen artistas privados de un arte. Estos modos de Ia actuaci6n sonlos roles. Por lo tanto, un mtodo para que el cambio entre

    .10 pblico y lo privado en la cultura moderna adquiriese sentidosera el de investigar los cambias histricos en estos rolespblicos. Ese es el mtodo de este libra.

    Debido a que actualmente el anlisis social se conduce enuna Babel de idiomas, podra resultar provechoso comenzar acla-rando algunas de las ideas utilizadas habitualmente para descri-bir el desequilibrio de los reclamos psicolgicos y sociales en lacultura moderna. Aquellos que se han consagrado directamentea este problema se ubican en dos campos bastante diferentes.En uno se encuentran los escritores que estn interesados enla condicin moral de una sociedad desistiendo de la visin psi-colgica; en el otro se encuentran aquellos que buscan explicarlos orgenes histricos de dicho cambio empleando la termino-Ioga de la tradicin marxista-,

    Los moralistas han sido quienes se han mostrado ms inte-resados en Ias cuestiones de Ia expresin humana que surgieronmerced a este desequilibrio histrico; sus intereses, sin embargo,no se refieren tanto a una teora de las potencialidades creativasde una sociedad dada, sino ms bien a la paradoja especfica-mente moderna de que cuando las personas estn interesadas enla expresin de sus propios sentimientos, no son personas muyxpresivas. Esta paradoja anima trabajos tales como T1l' Lan-gua'ge Df Authenticity deI socilogo alemn Theodor Adorno, losataques a la subjetividad-como-verdad conducidos por algunospsicoanalistas franceses s. en forma ms reciente y ms podero-sa, los ltimos escritos de Lional 'I'rilling.

    AI final de su vida, Trilling estaba comenzando a escribiracerca de Ia creencia eu un yo ilimitado eu la cultura mo-derna. En el primero de estos estudios, Sincerity and Authenticity,Trillingjse mostraba interesado por sefialar los trminos ,en loscuales la autorrevelacin no representa un acto de expresirn Sunvestgacn cstaba dirigida especficamente a comprender uncambio en el idioma que corporizaba esta verdad, un cambio delidioma de la sinceridad personal empleado antes dei siglo XIX aun idioma de autenticidad individual utilizado posteriormente.Por sinceridad Trilling significa la exposicin en pblico, de aque-

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    110 que~~ siente en privado; por autenticidad quiere significarIXposlcin directa a otra persona de nuestros propios intentosde sentir. Los modos de autenticidad anulan las diferencias entrepblico y privado. La humanidad podra consistir en ocultarle auna persona los sentimientos agresivos que se experimentanhacia ella: el disfraz y la autorrepresin pueden ser moralmenteexpresivos: estas ideas pierden su significado bajo la gida dela autenticidad. En cambio, la autorrevelaci6n se transforma enuna medida universal de credibilidad y verdad, pero i qu es loque se descubre en la revelacin de uno mismo a otra persona?En este punto Trilling lIega a una dea que hemos expresadoen el concepto psicolgico de narcisismo a travs de un an-lisis de textos literarios, sobre todo merced una crtica a Sartre.Cuanto ms se concentra una persona en un sentimiento autn-tico, ms que sobre el contenido objetivo de aquelIo que sente,ms se transforma la subjetividad en un fin en s mismo ymenos expresiva puede lIegar a ser. Bajo condiciones de auto-absorcin, los descubrimientos momentneos dei yo se vuelvenamorfos. Miradme sentir es un narcisismo obvio, pera Trillingha notado que la frmula menos obvia, slo puedo mostrarosmis intentos por sentir, es inseparable del mismo impulso.

    La comprensi6n evidenciada por David Riesman acerca delas consecuencias implicadas en este cambio hist6rico represen-ta la misma nclnacn que animaba a Lionol Trtlling, aunquela argumentaci6n de Riesman en La muchedumbre solitaria ten-da a un objetivo opuesto. Desde entonces Riesman se ha mo-vido hacia la posicin que sustentara TrilIing en su trabajomenos conocido, pero igualmente importante, acerca de la s.o-ciologa de la educacin. La generacin norteamericana que crecicon La muchedumbre solitaria era propensa a interpretar mallas intenciones dei autor. Pensaron que Resman estaba crrtican-do la tendencia de la sociedad norteamericana a reemplazar lacultura protestante de direccin interna y necesidad privada porotra cultura en la cual las gentes exigieran una mayor aperturahacia las necesidades y deseos de los dems. En efecto, a pesarde todas sus dificultades Riesman pens6 que esta dreccn-hacia-el otro configuraba un cambio positivo en la vida norteamericanay en la sociedad europea si sta seguia el mismo camino. Lamala interpretacin de los valores que sustentaba Riesman fueuna consecuencia lgica de la cultura en la que viva su pblico,ya que esa generacn estaba dominada por el deseo d: utili~rla vida psicolgica como un escape de un mundo SOCIal vacioy como un reproche al mismo. La repulsa y las subsiguientes re-beliones de aquellos elementos pertenecientes a la generacin delos sesenta que evidenciaban el mismo inters en ponerse deacuerdo antes de actuar, no constituan desafo alguno para lacultura dominante, sino que en efecto la intensificacin ncons-ciente del .desequilfbr'io entre un dominio pblico vaco y un

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  • dominio ntimo se sobrecarg de tareas que no pudieron llevara cabo.

    La importancia de Ia obra de Riesman Se hace manifiesta nosmplemente en el hecho de su mala interpretacin. Tampoco setrata de que el propio Riesman malinterpretara un modelo demovirniento histrico, ya que en efecto ha habido un movimientodesde algo parecido a su socedad de direccin externa hacia unasociedad de direccin interna. EI logro de Riesman fue el decr~a~ un lenguaje socio-psi~olgico para este problema general ymltiple, Por otra parte, Resman fue el primero en mostrar' porqu aquellos que se muestran interesados en la sobrecarga dela vida ntima, cuando sta afecta el poder expresivo de lasgentes obsesonadas con el1as rnismas, pertenecen a una tradi-cin especial dei pensamiento social. Esta es la tradicin esta-blecida en el siglo XIX por los trabajos de Alexis de Tocqueville.

    En sus obras TocquevilIe inicia esta crtica modernaen unpunto especfico, en el segundo volumen de Democracia en Am-rica, publicado cinco afias despus que el primero. EI primervolumen vea.a los peligros de la democracia, que eran equipa-rados con la igualdad, basados en la supresin de los descarra-dos y los -dsdentes por obra de la mayora gobernant" En els:gundo volumen de Tocqueville el nfasis se apoya en las con-dccnes de. Ia vida cotidiana en un estado de igualdad, antes queen la poltica, y ahora el peligro de la supresn de los desca-rriados .es reemplazado por un peligro ms complejo y matizado.Los pehgros se encuentran ahora entre, lamasa de ciudadanosms que entre sus enemigos. Puesto que bajo una escabrosagualdad de condiciones, sostena Tocquevllle, las intimidadesde l~ vida se volveran cada vez ms importantes. EI pblicoestaria compuesto por gentes como uno, se podran confiar losasuntos pblicos a burcratas y funcionarios de estado quienesbuscaran los intereses comunes (es decir, iguales). Los atract-vos beneficios de la vida se volveran entonces cada vez mspsicolgicos en su carcter y as tambin los ciudadanos, con-fiand? en el e~tado, abandonaran su inters por aquello queestuvese ocurriendo fuera dei dominio privado. l Cul sera elresultado? I~

    TocquevilIe lo vea como una constriccin de dos aspectos.EI grado de riesgo emocional en el que los hombres desearancomprometerse crecera cada vez menos. Los hombres se mos-traran permanentemente ambiciosos aunque no conservarangrandes pasiones, y mucho menos las expresarfan, porque lapasn ~men~ara la estabilidad de la vida privada. Segundo,Ias gratificacones deI yo se volveran cada vez ms difcilespuesto que, sostena TocquevilIe, cualquier relaci6n emocionalpuede ser significativa solamente cuando se la percibe comoparte de una trama de relaciones socales ms que como el 50-litario fin Inexpresvo dei individualismo.

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    Pocos de aquellos que actualmente escriben segn la tradi-cn de Tocqueville aceptan su base gentica, la reencia deque estos males psquicos son el resultado de una sociedad degualdad de condiciones. Ni en la obra de Trilling oi eo Iade Riesman existe la creencia de, que la igualdad cause la.visin ntima. Pera si no es la igualdad, lqu es entonces? Estaes la dificultad que enfrenta esta escuela en los tiempos mo-dernos como consecuencia de toda Ia complejidad de su insightmoral y su inters humano por el ahogo expresivo creado porla intimidado

    La segunda aproximacin moderna a los problemas, de lavida ntima ha estado ciertamente interesada en estas causasy mucho menos interesada en el emergente moral y las com-plejidades psicolgicas. Esta aproximacin est encarnada ene1 trabajo realizado por los miembros dei Instituto para laInvestigacin Social (la Bscuela de Frankfurt) despus dela Segunda Guerra Mundial. En los das de la preguerra losmiembros de la escuela, fundamentalmente Theodor Adorno, in-tentaron un anlisis a gran escala dei concepto de autenticidaddeI sentimiento, tanto a nivel de la experiencia cotidiana comoen trminos de nociones ms filosficas tales como las susten-tadas por Hegel. Despus de la guerra, miernbros ms jvenescomo Jurgen Habermas y HeImut Plessner afrontaron este tra-bajo en funcin de un cambio en el significado de pblico yprivado. Habermas realiz estudios de encuestas de opininpara deducir lo que las gentes pensaban acerca de la dimensinpblica de la vida social. Plessner vincul los mutables pesosentre pblico y privado con cambias en el carcter de la cu-dado Esta generacin ms joven se apart de algunas de lasprofundidades psicolgicas de Adorno y Max Horkheimer haciauna postura ms econmica, en tanto la economa sea en-tendida en 'el amplio sentido de produccin de los medios devida. AI hacerlo as, ellos retransmitieron nociones desarrolladaspor Marx acerca de Ia privatizacin en la ideologa burguesa,o sea, acerca de la tendencia compensatoria en el capitalismomoderno para que aquellas personas que trabajan en sttuaco-nes impersonales de mercado puedan exhibir aquellos sentimien-tos, que no pueden exhibir en su trabajo, en el domnio dela familia y en la crianza de los nfios,

    El resultado de elIo fue un gran refinamiento de la termi-nologa de prvatlzacin, pera estos escritores, especialmentePlessner, pagaron un precio muy alto por ello. A medida ,quese adentraron eo la ortodoxia marxista, los males resultantespor ellos descritos se volvieron cada vez ms unidimensionales:el hombre se transformo en una criatura suficiente y alienadaeu manos de un sistema horrible, un sistema internalizado ensus propios sentimientos, en vez de una criatura cuyas propiastendencias hacia la autodestruccin y el fracaso expresivo fue-

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  • ~en frtalecidJLOS -P.9.r......wl-. .slstema destructivo. Apareci un Iengua-JC de pura "CIlImizacin.i Eu tanto una vctima pura es unrecepto~ paSIVO de los soplos deI destino, se perdieron todas lasc~:n:npl~J}dades. de la victimizacin real y especialmente la par.tcpacin actva eu la propia degradacin que fuera percibidapor escritores de Ia escuela de Tocqueville. .

    Cada una de es~as escuelas JJosee una fuerza de Ia que la?tr~ carece. La p!lmera presenta un poder descrptvo y uninsght .de los fenmenos de la vsin ntima; la segunda pre-senta un. len~a~~ refinado, aunque reducido al tpico' marxistade la pnvatl~aClOn, sobre la forma en que se producen estasfenmenos. SIn embargo, Ia primera escuela ha sido armonza,da eon el hecho de que detrs del principio de autoabsorcions~ encuentra un pr'incipjn ms fundamental. Los miembros dedicha escuela consld.eran que el potencial expresivo de los sereshumanos puede estmularse por un grupo de condiciones so-cales y tambin que estas condiciones pueden reforzar los impulsos autodestructivos de Ia propia persona. La generaci6n j;ven de la Escuela de Frankfurt ensordeci gradualmente frentea este problema oculto, mientras los males de la sociedad mo-terna se pl~sma~an en todos aquelIos cliss catastrficos fami-lares de alienacin, despersonalizacin y similares.

    P:ua superar estas problemas, por ser ambos histricoss~nslbles ~ las complejidades deI resultado histrico, se nec~SIta. un met?do y una teora aI misrnc tempo. Los cientficos

    ,soclales mahnterpretan con frecuencia a los otros y a ' ,m ibi d ' SI IDIS~o~, escn ien o como si un mtodo fuese un media neutrohaca un fin, de manera que el cientfico aplica una teora aun problema. AI estudlar el desgaste de los roles pblicos es-t~mos adoptando un modo de indagacin, el cual a su vez cons-utuye una teoria acerca de nuestro tema, especialmente en elsent~do de que el tema contiene ms de lo que se puede vercontene el problema oculto de Ias condiciones .bajo las cualeslos seres humanos son capaces de expresarse violentamente en-tre ellos,

    Roles

    . General~ente un rol se define como una conducta apro-p~g:a a crer-tas situaciones, pero no a otras. EI Ilanto "-en smrsmo no es una condueta que pueda ser descrita COmo unro!,. pero el Ilanto en un funeral es una conducta que s puededescnblrse. co~o tal, ya que es esperada, apropiada, especfica~a~ esa situacin. Gran parte dei estudo de los roles ha cons-titU1~o un ca.tlog.o de la clase de conducta apropiada para de-termmad~s sItuaclOnes y las teoras corrientes de los roles enla actuahdad se refieren al modo en que la sociedad crea defini-46

    ciones sobre la propiedad. No obstante, se encuentra habitual-mente omitido en dichos catlogoa el hecho de que los roles noson s610 pantomimas o gestos a travs de los cuales 'las' gentesexhiben mecnicamente los signos emocionales correctos en! elmomento y lugar apropiados. Los roles implcan tambin cdi-gos de creencia, en qu medida y en qu trminos las gentestoman seriamente sus propas conductas, la conducta de losdems y las .situaciones en las que se encuentran comprometi-dos. Ms all de toda la cataloguizacin de cmo se comportanlas gentes, existe la cuestin de qu valor colocan sobre la conducta en situacin especfica. Conducta y cdigos de creencia,en fama conjunta, constituyen un rol y es esto exactamentelo que vuelve tan difcil el estudio histrico de los roles. Puestoque en algunas oportunidades, las nuevas pautas de conductacontinuarn siendo interpretadas mediante viejos cdigos de creen-cia, aIgunas veces la misma c1ase de conducta continuar vi-gente an cuando las gentes arriben a nuevas definiciones acer-ca de suo significado.

    En "los roles estn implicados tipos esenciales de creencias.:Esta circunstanca puede percibirse a travs de la diferencia-cin de esa creenca con respecto a dos palabras conexas: ideo-logia y valor. La creencia puede separarse de la ideologia deuna maneraingenua. La afirmacin los trabajadores son opri-midos por el sistema es una sentencia ideolgica. Dicha afirma-cin 'ideolgica es una frmula de conocimiento, lgico o ilgico,para un determinado grupo de condiciones sociales, ~.j4~log!a se. transforma en .creencia en el momento en que se vuelveconscientemente implicada en la conducta de la persona quel sustenta. ta ideologa se confunde a menudo con la creencia

    i porque el conocimiento es confundido con la creencia. Te amoes, corno fragmento .del lenguaje, una expresin cognitiva cohe:-rente; si es o no verosmil depende de otros factores que SIse tratara de una oracin completa, si es expresada por unapersona a otra en un momento apropiado, etctera. I

    G:ran...l2-:lrte.de la opinin que las gentes sustentan acerca dela , vida s.oci~l1 nunca alcanza o influencia vigorosamente a susconductas. Con frecuencia se descubre una ideologa de estet!p() pasvo en las encuestas de opnin pblica modernas; lasgentes le cuentan ai encuestador lo que pensan acerca de lanegligencia urbana o de la inferioridad de los negros, el encues-tador piensa que ha llegado a una verdad sobre sus sentimien-tos .porque estas opiniones pueden ser relacionadas raconalmen-te con el rango social del informante, su educacin, etctera, yluego las gentes comprometen su comportamiento de un mododiametralmente opuesto a aquel que le han referido ai encues-tador, Un ejemplo grfico de esta situacin tuvo lugar en losEstados Unidos a principios de la dcada de 1970: los bur6cra-tas sindicales condenaban vigorosamente a aquellos que protes-

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  • t~ban contra la guerra de Vietnam por considerarlos eantipatrf-tICOS y, ai mismo tiempo, ejercan una presin concreta sobreel gobierno para que diera fin a la guerra. El estudio de la creen-

    c~a como opuesta a la opinin es, por lo tanto, una investiga-cn sobre aquellos sentimientos y disposcones que estn en-lazados con acciones o que influencian concretamente esas ac-ciones. Los cdigos de creencia en los roles pueden definirseformalmente como l actvacin de la ideologia y esta activacinsurge a travs .de la influencia de las condiciones sociales y nomerced a los dictados de la coherencia lingstica.

    Las expresiones valores sociales y sistemas de valor cons-tituyeIl; barb~rismos que las ciencias sociales han infligido aIl~n~aJe corrrente. Confieso que nunca he comprendido 10 quesignifica un valor. No es una cosa. Es parte dei lenguaje conel cual las gentes racionalizan su mundo social, y por tanto debeser tratada como una parte de la ideologia. Si un valor esuna dea valuada luego el trmino es una completa confusln.

    ~ibertad y justicia ~on ideas valuadas que significan cosasdiferentes para gentes diferentes en pocas diferentes' llamarlasvalores sociales per se no ofrece ningn indicio en cuanto a losfundamentos sobre los cuales estn basados,

    En consecuenca, una creencia ser tomada como una acti-vacin ~el .conocimiento lgico de la vida social (ideologia);esta actvacn se produce aI margen de las regias lingsticaspara la coherencia. RI trmino valor es abandonado por con-fuso. Adems, Ias creencias afines a los roles no se centran enla naturalez~ de Dias o en Ia. constitucin fisiolgica dei hom-bre, estn VInculadas a actos especficos de la conducta. Afec-tan a aquello que una persona cree que experimenta cuandoreza en I.a glesa como opusto a su plegaria espontnea mien-Iras camma por el campo. Suconcepci