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  SENECA Gustavo Mejía Fonnegra En sus comentarios a la División de los seres según Pl atón, (Séneca. carta LVIII, Pag.148)*, Séneca nos dice que la sexta clase de los seres existentes corresponde a l a de esos que casi existen: como e l vacío, como el tiempo( LVIII, 22. P ág. 152) Siguiendo a He ráclito, agrega que Nuestros cuerpos son llevados a manera de los ríos y se sorprende por la locura de que amemos en grado sumo el cuerpo, una cosa muy fugaz, y d e que temamos morir alguna vez, ya que todo momento es la muerte de nuestra condición anterior. No temas, por tanto, que suceda una vez lo que sucede cada día. (LVIII, 23. Pág. 152) La filosofía tiene que ver pues con el enfrentar todo lo que la vida depara, los golpes de la vida solo pueden ser enfrentados y superados a partir de sí, del gobierno de sí mismo, suprema autarquía. Filosofar es enfrentar las vicisitudes del destino. ¿De qué te sirve la filosofía si se está en manos de la fatalidad? La filosofía no es un arte [para deslumbrar] al vulgo ni un aparato para la ostentación; no reside en las palabras, sino en l os hechos (XVI, 2. Pág. 56)) Ante la impermanencia que signa nuestras vidas, sólo la filosofía nos posibilita un timón confiable para navegar a través del tiempo. Sin ésta, nadie e stá seguro; cada hora suce den innumerables cosas que exigen una resolución que debe pedirse a ella. Alguien dirá: ¿De qué me servirá la filosofía, si existe el destino?, ¿de qué me sirve, si Dios es el que gobierna?, ¿de qué me sirve, si manda el azar? Pues no pueden cambiarse las cosas [ya] seguras y nada puede prevenirse contra lo in cierto, si o Dios se ad elantó a mis propósitos y decretó que haría yo, o l a suerte nada me permite hacer con arreglo a mi decisión. Cualquier cosa que sea de éstas, Lucilio, o si son todas éstas, se debe filosofar: ya el destino nos encadene con su ley inexorable, ya Dios, árbitro del universo, lo haya dispuesto todo, ya el azar empuje y arroje los sucesos humanos, l a filosofía debe protegernos (XVI, 3, 4,5. Págs. 56-57)) Como nos dice Paul Veyne: Todo hombre es un buen grano cuando sale de manos de la naturaleza, pero el desarrollo de este grano es pronto falseado por la sensación del placer y el dolor; la sociedad repite sobre cada individuo este error de todos. Entonces, ¿estaría mal hecha la naturaleza? No, pues ha hecho posible la elaboración de la sabiduría o filosofía, y nuestro mérito personal consistirá en seguir sus lecciones que nos permite rectificar nuestra perversión inicial. Esta sabiduría es conocida a fondo desde siempre; la doctrina estoica no hace más que recordarnos con insistencia ese saber inmemorial y común a todos los hombres. (Veyne, Séneca y el estoicismo, -se tu propio liberador-, Pág. 72) Michel Foucault en La hermenéutica del sujeto, insiste en el papel liberador de la práctica de sí, resaltando que ésta tiene más la función de una corrección de los malos hábitos que de la formación de un saber: La práctica de sí se impone contra un fondo de errores, de malos hábitos, de deformación y dependencia establecidas y arraigadas que es preciso sacudir.  _______________________________________________ *. Cartas a Lucilio, Traducción d e Vicente López Soto, ed. Juventud, Barcelona, 2000, 464 Págs.

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  SENECA

Gustavo Mejía Fonnegra

En sus comentarios a la División de los seres según Platón, (Séneca. carta LVIII, Pag.148)*,Séneca nos dice que la sexta clase de los seres existentes corresponde a la de esos que casiexisten: como el vacío, como el tiempo( LVIII, 22. Pág. 152) Siguiendo a Heráclito, agrega queNuestros cuerpos son llevados a manera de los ríos y se sorprende por la locura de queamemos en grado sumo el cuerpo, una cosa muy fugaz, y de que temamos morir alguna vez,ya que todo momento es la muerte de nuestra condición anterior. No temas, por tanto, quesuceda una vez lo que sucede cada día. (LVIII, 23. Pág. 152) La filosofía tiene que ver pues conel enfrentar todo lo que la vida depara, los golpes de la vida solo pueden ser enfrentados ysuperados a partir de sí, del gobierno de sí mismo, suprema autarquía. Filosofar es enfrentarlas vicisitudes del destino. ¿De qué te sirve la filosofía si se está en manos de la fatalidad? Lafilosofía no es un arte [para deslumbrar] al vulgo ni un aparato para la ostentación; no reside

en las palabras, sino en los hechos (XVI, 2. Pág. 56)) Ante la impermanencia que signanuestras vidas, sólo la filosofía nos posibilita un timón confiable para navegar a través deltiempo. Sin ésta, nadie está seguro; cada hora suceden innumerables cosas que exigen unaresolución que debe pedirse a ella. Alguien dirá: ¿De qué me servirá la filosofía, si existe eldestino?, ¿de qué me sirve, si Dios es el que gobierna?, ¿de qué me sirve, si manda el azar?Pues no pueden cambiarse las cosas [ya] seguras y nada puede prevenirse contra lo incierto, sio Dios se adelantó a mis propósitos y decretó que haría yo, o la suerte nada me permite hacercon arreglo a mi decisión. Cualquier cosa que sea de éstas, Lucilio, o si son todas éstas, sedebe filosofar: ya el destino nos encadene con su ley inexorable, ya Dios, árbitro del universo,lo haya dispuesto todo, ya el azar empuje y arroje los sucesos humanos, la filosofía debe

protegernos (XVI, 3, 4,5. Págs. 56-57))Como nos dice Paul Veyne: Todo hombre es un buen grano cuando sale de manos de lanaturaleza, pero el desarrollo de este grano es pronto falseado por la sensación del placer y eldolor; la sociedad repite sobre cada individuo este error de todos. Entonces, ¿estaría malhecha la naturaleza? No, pues ha hecho posible la elaboración de la sabiduría o filosofía, ynuestro mérito personal consistirá en seguir sus lecciones que nos permite rectificar nuestraperversión inicial. Esta sabiduría es conocida a fondo desde siempre; la doctrina estoica nohace más que recordarnos con insistencia ese saber inmemorial y común a todos loshombres. (Veyne, Séneca y el estoicismo, -se tu propio liberador-, Pág. 72)

Michel Foucault en La hermenéutica del sujeto, insiste en el papel liberador de la práctica desí, resaltando que ésta tiene más la función de una corrección de los malos hábitos que de laformación de un saber: La práctica de sí se impone contra un fondo de errores, de maloshábitos, de deformación y dependencia establecidas y arraigadas que es preciso sacudir.

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*. Cartas a Lucilio, Traducción de Vicente López Soto, ed. Juventud, Barcelona, 2000, 464 Págs.

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Corrección/liberación, mucho más que formación-saber: en ese eje va a desarrollarse lapráctica de sí, lo cual es evidentemente capital (.) De todos modos, aunque uno no se corrijaen la juventud, siempre puede hacerlo. Aunque nos endurezcamos, hay medios para repararlo,para corregirnos, para que podamos volver a ser lo que habríamos debido ser pero nuncafuimos. Volver a ser lo que nunca fuimos: ahí está, me parece, uno de los elementos, uno delos temas más fundamentales de esta práctica de sí. (Foucault, Págs. 104-105) En la carta 50,citada por Foucault, pero que transcribimos de la edición de López Soto, nos dice Séneca:¿Por qué nos engañamos? Nuestro mal no es extrínseco; está dentro de nosotros, tieneasiento en las mismas entrañas, y por ello llegamos con dificultad a la curación, porqueignoramos que estamos enfermos (.) Nadie es conducido de nuevo a la naturaleza condificultad sino el que se apartó de ella (.) Pero yo no desespero ni del alma endurecida;[pues] no hay nada que no venza un trabajo pertinaz e intenso y un celo incansable. A losrobles, aunque están torcidos, los volverás a enderezar; el calor despliega las vigas curvadas, ya las que de su natural son de distinta manera se les da la forma que nuestra utilidad exige;¿cuánto más fácilmente recibe su forma el alma, que es [que es] flexible y más obediente quetodo líquido! (S. Carta L., 4, 5,6. Pág130) Y continua Foucault: ³Y aquí recupera una fórmula

que era importante en el vocabulario cínico. Dice: virtutes discere es vitia dediscere ( aprenderlas virtudes es desprender los vicios. (50,4-) Esta noción de desaprendizaje era crucial en loscínicos, y volvemos a encontrarla en los estoicos. (F. Pág. 106)

El presente es el horizonte del sibi aplicare, del se facere, del ince recedere, del ad se recurrere,del se formare, en suma, del dedicarse, hacerse a uno mismo, retornar a sí, moldearse. Y estepresente, afirmado en su , poiesis, creación de sí como el ave fénix que retorna de suscenizas, es la suprema , pues, ¿puede concebirse mayor felicidad que la derehacerse a sí mismo, rescatarse de la caída? Más, para compartir contigo también lapequeña ganancia de este día, yo he encontrado en nuestro Hecatón que la extinción de losdeseos es un remedio del miedo. Dejarás de temer -dice- si dejas de esperar El miedo sigue

a la esperanza; uno y otro están inquietos por la espera del porvenir Nadie es desdichadotan sólo con el presente (S. V., 7, 8,9. Pág. 29.) Comprendo, Lucilio, que yo no sólo mereformo, sino que también me transformo. Yo no prometo, o ya lo espero así que nada quedóen mí que tenga que cambiarse ¿Por qué no puedo tener yo muchas cosas que debenrectificarse, reducirse, quitarse? Y esto mismo es una prueba de enmendar el espíritu, elreconocer los defectos propios que todavía los ignoraba. (.) En el ínterin, ya que te debo miexiguo salario del día, te diré que me ha complacido hoy en Hecatón: ¿Preguntas-dice- qué headelantado? Ser amigo de mí mismo. Mucho adelantó; nunca estará solo. Sabed que éste esamigo de todos [los hombres] (S. VI.,1,7. Págs. 30-31)

Pero uno sólo puede reformarse y transformarse a partir del saber de la memoria (y delcuerpo), pero memoria que, como nos dice Séneca en la carta XXXIII, no es el acordarse delsaber de los demás, no es nemotecnia: ¿Hasta cuándo te moverás a impulso de otro? Manday di lo que entregas a la memoria, [pero] manifiesta también algo de tu propia cosecha Juzgoque no tienen nada de i lustres a todos esos que nunca son autores, y que nunca se atreven ahacer ni por una vez lo que habían aprendido durante largo tiempo. Ejercitaron la memoria enlas obras ajenas; pero una cosa es el acordarse y otra el saber; el acordarse es guardar unasunto, que se ha encomendado a la memoria; por el contrario, el saber es el hacer cualquiercosa propia y no estar pendiente de los ejemplos y esperar tantas veces al maestro (S. XXXIII.,

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7,8. Págs. 99-100). Trabajo desde la Phronesis, , como la capacidad de considerar elmodo de acción con el fin de producir un cambio, especialmente para mejorar la calidad devida.

Pierre Hadot, en su comentario a la carta XCIII, nos dice a propósito de pasar cada día de lavida como si fuera el último, que: En esta perspectiva, quien presta toda su atención y toda

su conciencia al presente considerará tener todo en el momento presente, porque dispone, eneste momento, al mismo tiempo del valor absoluto de la existencia y del valor absoluto de laintención moral. No tiene nada que desear más allá. Toda la duración de una vida y toda laeternidad no podrán brindarle más dicha: Si se tiene la sabiduría por un instante, no se cederáen dicha a quien la posea por toda la eternidad (Crisipo). La felicidad es por completofelicidad, al igual que un círculo sigue siendo círculo, ya sea pequeño o inmenso (S. LXXIV.,27citado por Hadot. Pág. 212)) Un momento presente así equivale, pues, a toda una vida. Sepuede decir, a propósito de él: realicé mi vida, tuve todo lo que podía esperar de la vida.Puedo entonces morir. (S. XII., 9. CI., 10. Citado por H. Pág. 213) Por consiguiente,apresúrate, Lucilio amigo, a vivir y piensa que cada uno de los días es una vida. El que se ha

adaptado a esta condición de vida, el que ha tenido tosa su vida cada día, está seguro; para losque viven de esperanza, cualquier tiempo que les llega se les resbala y les invade la codicia y eltemor de la muerte, el más desgraciado [sentimiento] y que hace desgraciadas todas lascosas. (S. CI.,10. Pág. 370))

Séneca no teme a la muerte, Del año 62 o 63 hasta su fin, en 65, Séneca se absorbe en suobra y en su meditación. Dicta a sus secretarios (como entonces se hacía) las Cartas a Lucilio y ,según toda probabilidad, publica los primeros volúmenes. Siente que, con ayuda de la vejez,sus progresos en la sabiduría son considerables, que se está transformando y (recordémoslotambién) que está presto a enfrentar la muerte a pie firme y que puede confiarlo todo a laescena final. (V. Pág168) Igual percepción nos presenta Foucault: Volvamos entonces a ese

prefacio de la tercera parte de las Cuestiones naturales. Séneca recorre el mundo. Ahora bien,es viejo. Cuando uno es viejo, debe ocuparse de su propio dominio. Ocuparse de su propiodominio no quiere decir, sin duda, leer las crónicas de los historiadores que relatan las proezasde los reyes. Significa mucho más: vencer sus propias pasiones, mostrar firmeza ante laadversidad, resistir la tentación, fijarse como objetivo el propio espíritu y estar listo a morir.(F. Pág. 263)

Pero Veyne plantea que su final no es el del filósofo encerrado en su torre de marfil: Lo queSéneca se guarda muy bien de decir es que los filósofos, cuando se dedican así a su vidainterior, hacen al mismo tiempo los asuntos de todo el género humano y que su acción no selimita a su torre de marfil. En total, la carta 73 intenta (pero con una dignidad que hacía su

éxito más que dudoso) desarmar la hostilidad de Nerón, a fin de dejar las manos libres aSéneca para propagar la semilla de la verdad (.) No provocar al tirano, pero tampoco ocultarla verdad bajo la alfombra: esto es lo que hace Séneca en su correspondencia pública conLucilio; más aún: en ella declara que lo hace, y se toma la molestia de revelar su juego, paraque nadie se equivoque. (V. Pág. 174) Pero aquel hombre sincero y sin dobleces que haabandonado el Senado, el Foro y toda la administración del estado, para retirarse a cosas másnobles, quiere mucho a aquellos por quienes le ha sido posible a él realizar esto sin riesgo, ysólo él les devuelve un testimonio desinteresado y les debe un gran beneficio sin que ellos lo

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sepan ¿Te extraña que los hombres suban a los Dioses? Dios llega hasta los hombres; todavíamás, lo cual es más íntimo, Dios llega al interior de los hombres: no existe ningún alma buenasin Dios. Semillas divinas han sido diseminadas en los cuerpos humanos y, si las recibe un buencultivador, producen cosas semejantes a su origen y surgen iguales a estas de las que hannacido; pero si es malo [el cultivador], no de otra manera que una tierra estéril y pantanosa,las mata y luego produce hierbajos en lugar de buen grano. (S. LXXIII., 4,16. Págs. 203-206)

Séneca habita la parrhesía, la libertas, el ser consecuente con su propio discurso. Como diceHadot, este era un rasgo común a toda la f ilosofía antigua: Pero la filosofía antigua nosenseña asimismo a no resignarnos, sino a segur actuando razonablemente y a esforzarnos porvivir conforme a la norma que es la Idea de sabiduría, sin importar lo que suceda, y aún sinuestra acción nos parece muy limitada (H. Pág. 305)

La parrhesía (la libertas, el hablar claro) es entonces esa forma esencial para la palabra deldirector: palabra libre, desembarazada de las reglas, liberada de los procedimientos retóricos,en el sentido de que debe por una parte, desde luego, adaptarse a la situación, a laoportunidad, a las particularidades del oyente; pero sobre todo y fundamentalmente, es unapalabra que, por el lado de quien la pronuncia, equivale a un compromiso, a un lazo,constituye un pacto determinado entre el sujeto de la enunciación y el sujeto de la conducta.El sujeto que habla se compromete Digo la verdad, te digo la verdad. Y lo que autentifica elhecho de que te diga la verdad es que, como sujeto de mi conducta, soy, en efecto, absoluta,integra y totalmente idéntico al sujeto de enunciación que soy, cuando te digo lo que te digo.(F. Págs. 386-387)

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BIBLIOGRAFÍA:

Foucault, Michel. La hermenéutica del sujeto. Ed. F.C.E., Argentina. 2000. 540 Págs.

Hadot, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua? Ed. F.C.E., México. 2000. 339 Págs.

Séneca. Cartas a Lucilio, Traducción de Vicente López Soto, ed. Juventud, Barcelona, 2000. 464Págs.

Veyne, Paul. Séneca y el estoicismo. ? Ed. F.C.E., México. 1996. 267 Págs.