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SEMINARIO SOBRE DEHESAS Y SISTEMAS

AGROSILVOPASTORALES SIMILARES

SEMINAIRE SUR DEHESAS ET SYSTEMES

AGRO-SYLVO-PASTORAUX SIMILAIRES

UNESCO

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Composición del Comité Español del Programa M A B (El hombre y la biosfera) de la U N E S C O (diciembre de 1988)

D . Tomás Azcárate y Bang Presidente

D . Luis Maestre Muftiz Vicepresidente primero

D . Francisco García Novo Vicepresidente encargado de Proyectos de Investigación

D . Ignaci Castelló i Vidal Vicepresidente para Reservas de Biosfera

D . Bona Cardelús Muñoz-Seca Vicepresidente para Educación, Información y Publicaciones

D . Javier Castroviejo Bolívar Vicepresidente para la Cooperación Internacional

D . Antonio López Lillo Secretario General

D . Ramón Floch i Guillen Secretario General

Dña. Cristina Herrero Molino Secretaria Ejecutiva

Vocales D . José Luis Aboal García Tuñón D . Enrique Balcells Rocamora D . Josep Maria Camarasa Castillo D . Emilio Fernández-Galiano D . Fernando Fuentes Bodelón D . Jesús Garzón Heydt D . José María Gaseó Montes D . Fernando González Bernáldez D . José Miguel González Hernández D . Jaime Montaner Roselló D . Cosme Morillo Fernández D . José Manuel Naredo Pérez D . Angel Ramos Fernández D . Felipe Ruza Tarrío Dña. Concha Sáenz Lain D . Pedro Salvador Palomo D . Jaime Terradas Serra D . Manuel Valenzuela Rubio D . Arturo Valls Medina

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PROGRAMA

30 de marzo de 1987

10:00 horas Inauguración oficial por el Excmo . Sr. D . Luis Maestre Muñiz, consejero de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid.

11:00 horas Sesión I. Informes nacionales de los países participantes.

16:00 horas Sesión II. Informes nacionales de los países participantes (continuación).

17:45 horas Sesión III. Coloquio sobre las problemáticas nacionales y regionales.

31 de marzo de 1987

10:00 horas Llegada a San Agustín de Guadalix. Visita a la Dehesa de Moncalvillo. Monte n ú m . 132 del Catálogo de Utilidad Pública. Explicación en campo y sobre paneles de los estudios realizados.

14:30 horas Regreso a Madrid.

16:00 horas Sesión IV. Primera Ponencia. T e m a : Aspectos conceptuales y metodológicos.

17:00 horas Coloquio.

18:30 horas Sesión V . Segunda Ponencia. T e m a : Situación actual y estado de conocimientos.

19:00 horas Presentación de comunicaciones a la Ponencia.

19:30 horas Coloquio.

1 de abril de 1987

9:00 horas Sesión VI. Tercera Ponencia. T e m a : Utilización racional.

9:30 horas Presentación de comunicaciones a la Ponencia.

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10:00 horas Coloquio.

11:30 horas Sesión VIL Cuarta Ponencia. T e m a : Perspectivas de la investigación y necesidades de formación.

12:00 horas Presentación de comunicaciones a la Ponencia.

12:30 horas Coloquio.

16:00 horas Sesión VIII. Comunicaciones libres.

17:00 horas Coloquio.

18:30 horas Sesión IX. Comunicaciones libres.

19:30 horas Coloquio.

2 de abril de 1987

10:00 horas Llegada a Navalmoral de la Mata (Cáceres). Visita a la Escuela de Capataces Agrícolas y Forestales de la Junta de Extremadura. Información y recorrido sobre experiencias en dehesas.

11:30 horas Llegada a Valdesequera (Badajoz).

15:00 horas Información y recorrido sobre experiencias en dehesas.

23:00 horas Llegada a Sevilla.

3 de abril de 1987

11:00 horas Visita a la dehesa «El Pinto y Moran» (Cazalla de la Sierra).

13:00 horas Visita a la dehesa «Aguacorchos» (El Pedroso).

4 de abril de 1987

9:30 horas Sesión X . Quinta Ponencia: Conservación del patrimonio natural.

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10:00 horas Presentación de comunicaciones a la Ponencia.

10:30 horas Coloquio.

11:30 horas Elaboración y aprobación de conclusiones.

12:00 horas Lectura y aprobación de conclusiones.

13:00 horas Clausura por el limo. Sr. D . Francisco Vázquez Sel, presidente del Instituto Andaluz de Reforma Agraria.

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R E S U M E N

Hay que destacar diversos aspectos: a) Se intentó que asistieran al Seminario expertos en la materia o que de alguna

forma tuvieran relación con el tema. El sistema seguido fue el siguiente: Se dirigieron cartas-circulares a los Comités Nacionales del Programa M A B de los

países ribereños mediterráneos, quienes enviaron representantes. Para los participantes españoles se remitió una carta-circular a todos los asistentes a la última reunión que sobre dehesas ibéricas tuvo lugar en Badajoz. Igualmente, se enviaron circulares a los participan­tes en el estudio sobre la dehesa salmantina, patrocinado por el Programa M A B . También se remitieron cartas-circulares a cátedras universitarias relacionadas con el tema, a miem­bros del Comité Español del Programa M A B y, en general, a todo el que estuviera intere­sado con el tema.

Para favorecer la asistencia también se admitió a todos aquellos que se dirigieron al Comité organizador exponiendo sus deseos de acudir al Seminario y justificando su inte­rés. Es decir, que se admitió a todos los solicitantes, incluso a representantes de fuera del ámbito mediterráneo, como lo prueba la asistencia de representantes de Alemania, Canadá y Chile.

b) Se permitió la participación activa de todos los asistentes al Seminario, destacando que tuvieran ocasión de intervenir, dando lectura a sus comunicaciones, todos los partici­pantes que las presentaron. Tuvieron participación oral, con el tiempo que desearon, todos los comunicantes extranjeros y todos aquellos españoles que lo desearon. Quedaron por leer algunas de las comunicaciones españolas presentadas, ya que los participantes no cre­yeron conveniente intervenir.

c) Los coloquios estuvieron m u y animados, incluso, a veces, con fuertes debates entre los asistentes, lo que ha permitido un importante intercambio de opiniones que ha enri­quecido las discusiones y el trabajo final.

d) La aportación de comunicaciones ha sido m u y numerosa, abarcando práctica­mente todos los aspectos de estos sistemas, lo que ha demostrado el gran interés que presentan las reuniones sobre esta temática.

e) Se desarrollaron interesantes visitas a diversas dehesas de Madrid, Cáceres, Bada­joz y Sevilla, donde se pudieron apreciar sobre el terreno los diversos estudios, trabajos y experiencias que se están llevando a cabo sobre estos sistemas, así como las diversas for­mas de gestionarlos. Hay que resaltar que se contrastaron diversos tipos de dehesas.

f) H u b o una importante colaboración por parte de los asistentes en las tareas del Seminario, participando ampliamente en las tareas desarrolladas por los grupos de tra­bajo. Actuó como relator del Seminario y coordinador de los grupos de trabajo el limo. Sr. D . José María de Abreu y Pidal, con amplios conocimientos en la temática y en reuniones internacionales.

g) La organización corrió a cargo del Servicio del Medio Natural de la Comunidad de Madrid, que contó con personal del mismo. Igualmente, jugó un papel importante la Casa de Velazquez a través del director de Estudios, Dr. Francis Fourneau, que coordinó toda la colaboración del Comité Francés del Programa M A B y participo eficazmente en la organización del Seminario.

h) Para llevar a cabo las tareas se constituyó un comité organizador que preparó y puso en marcha todos los detalles y aspectos del desarrollo del Seminario.

i) Prestaron una inestimable colaboración la Junta de Extremadura, la Junta de Andalucía y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes.

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RELACIÓN D E PARTICIPANTES

Comité de honor

Excmo. Sr. D . Carlos Romero Herrera Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación

Excmo. Sr. D . Joaquín Leguina Herrán Presidente de la Comunidad de Madrid

Excmo. Sr. D . Juan Carlos Rodríguez Ibarra Presidente de la Junta de Extremadura

Excmo. Sr. D . José Rodríguez de la Borbolla Presidente de la Junta de Andalucía

Excmo. Sr. D . Luis Maestre Muñiz Consejero de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid

Excmo. Sr. D . Francisco Amarillo Doblado Consejero de Agricultura y Comercio de la Junta de Extremadura

Excmo. Sr. D . Eugenio Alvarez Gómez Consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura

Excmo. Sr. D . Miguel Manaute Humanes Consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía

Excmo. Sr. D . Francis Gutmann Embajador de Francia

Excmo. Sr. D . Luis Ramallo Presidente de la Comisión de Cooperación con la U N E S C O

Excmo. Sr. D . M . Skouri Secretario Internacional del Programa M A B de la U N E S C O

Excmo. Sr. D . Emilio Fernández Galiano Presidente del Comité Español del Programa M A B

Excmo. Sr. D . Gilbert Long Vicepresidente del Consejo Internacional del Programa M A B Presidente del Comité Francés del Programa M A B

limo. Sr. D . Jordi Carbonell Sebarroja Secretario General Técnico del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

limo. Sr. D . Mariano Sauz Pech Director General del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza

limo. Sr. D . Fernando Martínez Salcedo Director General del Medio Ambiente ( M O P U )

limo. Sr. D . Angel del Castillo Gordo Director General del Medio Rural de la Comunidad de Madrid

limo. Sr. D . José Santamaría Pérez Director General de Política Alimentaria e Investigación Agraria de la Comunidad de Madrid

limo. Sr. D . Benito Cantó Diez Director General de Producción Agraria de la Comunidad de Madrid

limo. Sr. D . Enrique Musiera de Pardo Director General de Producción Agraria de la Junta de Extremadura

limo. Sr. D . Federico Tomás Barrera Director General de Estructuras Agrarias de la Junta de Extremadura

limo. Sr. D . Fernando Mejias Guisado Director General de Extensión, Investigación y Capacitación Agraria de la Junta de Extremadura

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limo. Sr. D . Jesús Garzón Heydt Director General del Medio Ambiente de la Junta de Extremadura

limo. Sr. D . Gerardo de las Casas Gómez Director General de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta de Andalucía

limo. Sr. D . Tomás Azcárate Bang Director de la Agencia del Medio Ambiente de la Junta de Andalucía

limo. Sr. D . Rodolfo Carretero Carrero Director de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes

limo. Sr. D . Didier Ozanam Director de la Casa de Velázquez

Comité Organizador

Presidente Excmo. Sr. D . Luis Maestre Muñiz

Consejero de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid

Vocales limo. Sr. D . Angel del Castillo Gordo

Director General del Medio Rural de la Comunidad de Madrid limo. Sr. D . José Santamaría Pérez

Director General de Política Alimentaria e Investigación Agraria de la Comunidad de Madrid

limo. Sr. D . Jesús Garzón Heydt Director General del Medio Ambiente de la Junta de Extremadura

limo. Sr. D . Gerardo de las Casas Gómez Director General de Agricultura, Ganadería y Montes de la Junta de Andalucía

Dr. D . Pablo Campos Palacín Consejo Superior de Investigaciones Científicas

Dr. D . Francisco Díaz Pineda Catedrático de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid

Dr. D . Francisco García Novo Catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla

Dr. D . Francis Fourneau Director de Estudios de la Casa de Velázquez

Dr. D . Luis Sierra Granados Secretario de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes

Dr. D . Jesús Vázquez Souto Jefe del Servicio de Información y Documentación de la Comunidad de Madrid

Dr. D . Jesús Hernando Velasco Jefe del Servicio de Investigación Agraria de la Comunidad de Madrid

Dr. D . Antonio López Lillo Jefe del Servicio del Medio Natural de la Comunidad de Madrid. Secretario General del Comité Español del Programa M A B

Secretaria de Organización

Consejería de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid D . José Miguel Montoya Oliver D . Jacobo Ruiz del Castillo Navascués D . Antonio Sanjuán Bericat D . Juan Antonio Vielva Juez Dña. Concepción García Cocho Dfia. Asunción Luque Benito 12

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Dña. María Teresa Garcia Reina Dña. Angeles Pascual de la Fuente

Relator General: limo. Sr. D . José María Abreu y Pidal. Jefe del Servicio de Aprovecha­mientos del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA)

Asistentes nacionales

D . José María Abreu y Pidal Dña. Josefina Trigueros Cerezo (señora de Abreu) D . Miguel AUúe Camacho (sólo Madrid) D . Exiquio Alvarez García D . Félix Arias Fernández D . Diego Ayuso González D . Jacinto Ayuso González Dña. Olivia Barrantes Díaz D . Clemente Baños Moreno D . Juan Carlos Barrios Montenegro (sólo Madrid) D . Felipe Bravo Oviedo (sólo Madrid) D . Miguel Angel Beltrán Gallardo D . Abelardo Casado Sal D . Isabel Casado López (sólo Madrid) D . Juan Clavero Salvador Dña. María Paz Elvira González Dña. Rosario Fanlo Domínguez Dña. Rocío Fernández Ales Dña. María Belén Fernández Santos Dña. Teresa Fuentes Castañeda D . Juan Gallardo Lancho D . Ignacio Santa Regina Rodríguez D . Alfonso Escudero Berián D . Angel Prieto Guijarro D . Antonio García Abril D . Luis Fernando García Barrón (sólo Sevilla) D . Balbino García Criado Dña. Mercedes Rico Rodríguez D . Eutimio Garrote Flores D . José Manuel Gómez Gutiérrez D . Antonio Gómez Sal Dña. María Elena González Chavarría D . Fernando González Bernáldez Dña. Helen Groóme Dña. Ana Jesús Hernández Sánchez D . Gregorio Hernández Silva D . Jesús Infante Lobete D . Joaquín Jiménez M o z o Dña. María José Leiva Morales Dña. Catherine Levassor Riché D . Esteban Lozano Benítez D . Alvaro Llorca Casanueva D . José Manuel Llórente Pinto D . José R a m ó n Marino González D . Teodoro Marañón Arana Dña. Amalia Martín Ramos D . Julián Membrillo Moreno

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Dña. Teresa Mendizábal Aracama (sólo Madrid) Dña. María José Moro Cuadrillero D . Pedro Montserrat Recoder Dña. Amelia Moyano D . Antonio Muñoz Bautista Dña. María del Carmen Muñoz López D . José Javier Nicolás Isasa D . Fernando Ortega Alegre D . Higinio Pascual Terrats D . Francisco Peiró López Dña. Begoña Peco Vázquez D . José Luis Pérez Armero D . Jesús Pastor Piñeiro (sólo Madrid) D . Carlos Javier Porras Tejeiro Dña. M . Valeria Ríos Insua D . Jacobo Ruiz del Castillo D . Juan Pedro Ruiz Sanz D . Manuel Ruiz Pérez D . Francisco Sánchez Herrera Herencia D . Juan Rafael Sánchez Montahud D . Santiago María Soria Carreras D . Salvador Talavera (sólo Sevilla) D . Juan José Uso Montoliú D . Benito Valdés Castrillón (sólo Sevilla) D . Alberto Valdevira Salazar D . Enrique Balcells D . Leopoldo Yoldi Enriquez D . Carlos Manuel Valdés (sólo Madrid) D . Francisco García Novo D . Pablo Campos Palacín D . Francisco Diaz Pineda D . José Manuel Naredo D . Manuel Martin Bellido D . Adolfo Rupérez D . Rodolfo Carretero D . Emilio Fernández Galiano D . Joaquin Terceño Ramos D . Teodoro Montes Pérez D . Aureliano Blanco de Pablos Dña. Ester Sáez P o m b o D . Juan Sesmero Novillo D . Julio Otal Salaverrj

Asistentes extranjeros

Portugal -María Teresa Cabrai Jorge Manuel Frazzo Cancela Inocencio Seita Coelho Fernando Oliveira Baptista Lucio Pires do Rosario Fernanda Amárco Paula Isabel Pereira Dos Santos Alves Fernando Xavier Tavares D a Nata Fernando Louro Alves 14

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Rui Gabriel García Nogueira Dos Reis Irene San Payo Cadima Edmundo Manuel Rodrigues D e Sousa Arlinda Leal Franco de Oliveira Luis Sive Ferreira Carlos Cerrón Nogueira Manuel Joaquín Ribelho Francisco López Alemania Thomas M a y Francia D . Ozanam, director de la Casa de Velázquez M . Skouri G . Long G . Martin M . Jollivet B. Roux D . Hubert M . Etienne J. P . Chassany J. de Montgolfier M . Thiault M . Dubost J. B . Casanova B. Hubert M . Barbero M . Joffre C . de los Llanos C . Ovalle F. Fourneau Marruecos Ahmed Achhal Túnez M a h m o u d Chahed Abderrahman Ben Boubaker Argelia Kouider Mediouni Neuredine Letreuche Belarouci Italia Orazio Fiancio

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PONENCIAS

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ASPECTOS CONCEPTUALES Y METODOLÓGICOS EN LA GESTION RACIONAL DEL SISTEMA

AGRARIO ADEHESADO

Pablo C a m p o s Palacín Instituto de Economía y Geografía Aplicadas del CSIC, Madrid

José Manuel Naredo Ministerio de Economía y Hacienda, Madrid

Prólogo

¿Qué sentido tiene que el Programa M A B organice un Seminario sobre la dehesa y no sobre cualquier otro sistema o conjuntos de aprovechamientos agrarios? Teniendo en cuenta que el Programa M A B apunta a establecer las bases científicas y técnicas que requiere «el manejo racional de los recursos naturales», pensamos que el sistema agrario de la dehesa ofrece un marco de discusión especialmente adaptado a este objeto. En primer lugar, porque en este sistema la gestión se vincula con facilidad a la conservación de los recursos naturales evitando el divorcio que corrientemente se ha observado entre conserva­ción y gestión, contra el que el Programa M A B se ha enfrentado desde sus inicios. En segundo lugar, y en relación con lo anterior, porque la «utilización recional de los recursos naturales» reclama en el caso de la dehesa nuevos enfoques y conocimientos que el Pro­grama M A B debería propiciar. Valgan, pues, estas jornadas para facilitar la necesaria reconversión de enfoques que permita reconciliar lo económico con lo ecológico y la con­servación con la producción. Reconversión que no sólo debe afectar a científicos y técni­cos, sino también a políticos y gestores, pues mientras éstos sigan evaluando los proyectos con los criterios actuales difícilmente se conseguirá la deseada utilización racional de los recursos naturales.

Aproximación desde la perspectiva productiva al concepto de sistema agrario adehesado

Caracterización productiva El sistema agrario adehesado se localiza en el área de secanos del oeste y sureste peninsular en el que las limitaciones del medio físico para la intensificación agrícola da origen a una gestión de los recursos con aprovechamientos múltiples agrícolas, ganaderos y forestales, cuyos rendimientos productivos guardan un equilibrio precario potencialmente compatible con la conservación de los recursos naturales implicados.

Las tierras adehesadas, con o sin arbolado de la especie queráis, se caracterizan por la semiaridez del clima y la acidez de los suelos, «duplicidad poco corriente en el mundo» (L. Olea y J. Paredes, 1984), y se explotan en régimen extensivo, generalmente con mano de obra asalariada.

Las limitaciones de su medio físico para el monocultivo es la condición productiva esencial del sistema adehesado. Es precisamente la imposibilidad del monocultivo lo que permite el logro de una mayor diversidad de aprovechamientos conjuntos en la explota­ción de la dehesa. La complementariedad de sus recursos agrícolas, ganaderos y forestales propios garantiza, mediante la aplicación de técnicas culturales adecuadas, la superviven­cia productiva del capital natural.

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£1 sistema adehesado exporta un reducido número de productos animales y vegetales en relación a la elevada diversidad de bienes y servicios que genera. Esto se debe a la utilización por la ganadería y a las mejoras por cuenta propia de la mayor parte de los flujos materiales y energías obtenidos. L a intensa contribución de las producciones vegeta­les en la alimentación del capital ganadero es otro de los rasgos productivos esenciales del sistema adehesado.

La imposibilidad de alcanzar cosechas agrícolas adecuadas en rotaciones cortas con destino directo al consumo h u m a n o justifica la presencia de la ganadería autóctona, «dotada de gran rusticidad, perfectamente adaptada al aprovechamiento de los recursos naturales» (José María Prat Frigola, 1980).

La gran diversidad de especies y razas de ganados, domésticos y silvestres, de la dehesa constituyen el intermediario imprescindible para hacer disponible al consumo h u m a n o los recursos de pastoreo dispersos de imposible utilización directa por el hombre.

El ganado autóctono juega en todo el sistema el papel fundamental de catalizador del conjunto de aprovechamientos que tienen lugar en la explotación. El reempleo de recursos que el hombre sólo puede utilizar indirectamente a través del ganado constituye un factor crucial en la gestión productiva de la dehesa. Es el nivel de aprovechamiento del reempleo potencial uno de los indicadores más solventes de la adecuada gestión productiva de la dehesa.

El medio físico de la dehesa limita las posibilidades de incidencia de los precios forma­dos en el mercado en las orientaciones productivas tanto ganaderas c o m o forestales. «La dedicación a vacuno, ovino o porcino... debe venir más condicionada por las característi­cas de la finca que por las alternativas de los precios del mercado, ya que de ninguna manera podemos prescindir del medio ecológico en el que va a desenvolverse el animal y que inevitablemente se va a comportar c o m o factor limitante de la empresa» (Enrique Musiera de Pardo, 1980). El turno biológico del arbolado de quercus está fuera de cual­quier consideración relativa al mercado. «El mercado no puede asignar recursos a las gene­raciones futuras, por el sencillo motivo de que, para hacerlo —y dejemos ahora de lado si justa o injustamente, eficaz o ineficazmente— éstas deberían concurrir a él, lo que es físi­camente imposible» (Antoni Domenech) 1 .

Intervención humana El sistema agrario adehesado presenta en su funcionamiento productivo una fuerte inercia al precoz deterioro del capital natural ante el abandono e inadecuada realización de las prácticas culturales conservadoras y potenciadoras de sus recursos naturales. La crisis de gestión de los recursos naturales del sistema adehesado de las últimas décadas ha puesto de manifiesto la necesidad, indiscutible, de la convergencia entre el interés de la conservación de los recursos y el mantenimiento estabilizado de la extracción sobre los mismos a medio y largo plazo.

La productividad vegetal (Y) puede espresarse c o m o función (J) del medio natural y de la gestión h u m a n a (Fitts, 1959).

Y=f (planta, suelo, clima, gestión)2

El rendimiento vegetal determinado sólo en función del medio natural, figurando nece­sariamente implícita la intervención humana , puede variar extrarodinariamente según sea el ambiente cultural en el caso de la dehesa. La forma de gestión humana , de los recursos del suelo, arbolado y ganados en el sistema agrario adehesado hace posible que a igualdad de los valores potenciales del índice del medio natural para la productividad vegetal ésta presente rendimientos sustancialmente diferentes. La creación de los «majadales» es un claro ejemplo de la influencia de la intervención h u m a n a en la mejora de la productividad vegetal a través del manejo de la ganadería.

El estado en el que hoy se encuentra el bosque mediterráneo es la consecuencia de una intervención humana . El trabajo tiene lugar en un medio físico caracterizado por su acu­sada rigidez para responder a las circunstancias de precios vigentes en los mercados de los recursos empleados y de los productos obtenidos. Quizá sea esta falta de flexibilidad para adaptarse a la evolución de las coyunturas de los precios relativos del mercado una de las causas que han favorecido su persistencia en el tiempo. Las dificultades que el medio físico

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ofrece a la intensificación agrícola ha constituido una defensa para la pervivencia de los estratos arbóreo y arbustivo. Desde el punto de vista productivo el trabajo h u m a n o tiene una influencia decisiva. Las potencialidades del capital natural sólo pueden hacerse efecti­vas con la continua realización de las labores culturales. Estas, realizadas de manera ade­cuada en tiempo y en técnicas, son la única garantía de mantenimiento del capital produc­tivo natural compatible con la extracción de excedentes de bienes y servicios útiles para la vida.

Las técnicas culturales más decisivas en los rendimientos de la dehesa se refieren al laboreo en rotaciones largas de las superficies de pastos temporales, al manejo del ganado en pastoreo y a la regeneración y podas del arbolado de quercus..

El acusado carácter antrópico del sistema adehesado es, al mismo tiempo que factor favorable, también, asimismo, limitante de sus rendimientos. El abandono de las técnicas culturales de conservación y aprovechamiento de los pastos y del arbolado da lugar al rápido deterioro de los rendimientos. Pero la inadecuada intervención h u m a n a «producti-vista» conduce a la destrucción de los recursos de capital natural de suelo y arbolado. Por esta razón la regulación de las técnicas culturales en la dehesa se hace imprescindible.3

Por todo ello, el sistema agrario adehesado es, en términos productivos, el resultado de la gestión h u m a n a sobre la base de un capital natural de suma fragilidad. Es suficiente el abandono de algunas prácticas culturales para que las potencialidades productivas se vean a medio plazo negativamente afectadas. Esta es hoy la situación que define a la dehesa. El abandono o inadecuada ejecución de los trabajos culturales sobre el arbolado y el suelo en las últimas décadas representa una elevada hipoteca que se manifiesta en los bajos rendi­mientos de los recursos del capital arbolado, y cuyos efectos perdurarán en las próximas décadas. Por tanto, la realización de las labores culturales que se consideran imprescindi­bles para la conservación del capital natural de suelo y vuelo seguirán siendo el factor decisivo para su pervivencia y desarrollo.

Crisis de gestión de los recursos naturales de la dehesa Hasta comienzos de los años sesenta, el sistema adehesado funcionaba sobre dos pilares económicos que no han persistido. El primero, y m á s importante, era el uso intensivo de una fuerza de trabajo que era retribuida a niveles bajísimos, que a su vez no estimulaba la mecanización. El segundo pilar era la fuerza de tracción animal, que por sus características técnicas permitía la rotación en turnos largos de una gran parte de las superficies adehesa­das, evitándose con ello el deterioro y la invasión por el matorral de los pastos. L a alimen­tación del ganado de trabajo detraía recursos al ganado de renta y al consumo h u m a n o . El menor coste relativo de la tracción mecánica desde, al menos, mediados de los años cin­cuenta produjo una rápida mecanización de las labores agrícolas en la dehesa, reducién­dose drásticamente las necesidades de tracción animal y de fuerza de trabajo. E n estas circunstancias, la gran propiedad acumulaba grandes beneficios de la dehesa tradicional a la vez que perpetuaba el subconsumo del resto de la población del área adehesada.

L a emigración constituyó desde finales de los años cincuenta la válvula de escape de la m a n o de obra y dio lugar a que los salarios subieran rápidamente. Al m i s m o tiempo, en el país la demanda de productos cárnicos se orientaba hacia las especies avícola y porcina precoces, en detrimento de los productos grasos del cerdo ibérico. Por otro lado, la meca­nización no era posible en una gran parte de la superficie adehesada. C o n todo ello se produce la denominada crisis de la dehesa tradicional, cuyas manifestaciones m á s notables se pueden resumir en: a) una fuerte caída de la rentabilidad económica por la subida de costes salariales y el derrumbe del cerdo ibérico, y b) una crisis de gestión incentivada por las administraciones públicas, que, interesadas en un modelo ganadero de productos bara­tos basado en las razas avícola y porcina precoces, no tuvieron en cuenta el aprovecha­miento de los recursos piscícolas y forestales de la dehesa. L a gran propiedad amparada en la dimensión de sus explotaciones resiste la crisis, aunque van reduciéndose progresiva­mente las rentas productivas obtenidas.

El arranque de encinas, las repoblaciones de pinos y eucaliptos y el absentismo, en detrimento de la capitalización de los recursos naturales, es el comportamiento de una parte de los propietarios en respuesta a la crisis.

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El comportamiento de los responsables de la gestión de la dehesa, ya scan propietarios particulares o institucionales privados o públicos, puede resumirse en tres modelos básicos: el absentista, el productivista y el patrimonial.

La intervención absentista es característica de aquellos propietarios incapaces de asu­mir la nueva estructura de costes, en la que los salarios y las compras de fuera requieren un elevado manejo de circulante. Suelen ser los propietrarios menos aptos para la introduc­ción de mejoras sustitutivas de trabajo y con una inercia cultural reacia a la inversión pecuniaria en la explotación. Estos propietarios consiguen mantener elevados excedentes netos durante un cierto tiempo en los inicios de la crisis, pero la ausencia de técnicas culturales conservadoras de los recursos pascícolas y forestales ha provocado un paulatino descenso de las rentas de la explotación. Las consecuencias productivas son: la invasión del monte bajo y, por tanto, la reducción de la superficie de pastos, la caída de la produc­tividad pascícola, el deterioro y fosilización del arbolado y, con frecuencia, la baja fertili­dad del ganado reproductor. E n definitiva, la actitud absentista se manifiesta en la descapi­talización de los recursos naturales de las explotaciones que a su vez ocasionan bajos niveles de carga ganadera, de rentas y de empleos.

L a gestión productivista está representada por aquellos propietarios de dehesas aparen­temente susceptibles de un laboreo intensivo y mecanizado. Los precios relativos del cereal en las décadas de los años sesenta y setenta favorecieron la extensión del cultivo y el acortamiento de las rotaciones en detrimento de la superficie ganadera. El proceso de intensificación del laboreo se ha sostenido, en parte, por el consumo de una parte del capital biológico. Es decir, por la actualización en forma de renta, sin considerar coste alguno, de la fertilidad del suelo acumulada por los usos productivos tradicionales conser­vadores y mejorantes de la misma. L a tendencia intensificadora se ha prolongado mediante la sustitución de la pérdida de fertilidad natural por la fertilización química. Pero esta práctica intensificadora que sólo busca la rentabilidad adicional a corto plazo originada por la actualización a renta del capital natural, no puede sostenerse a lorgo plazo. Las subidas de los precios relativos de los fertilizantes químicos y la energía fósil reducen los márgenes de rentabilidad del cultivo a niveles m u y bajos. L a experiencia ha demostrado que la'orientación hacia el laboreo intensivo de una parte del área adehesada está abocada a la vuelta a las prácticas extensivas con mayor peso de la ganadería de renta debido a la ineludible imposición a largo plazo de las vocaciones productivas del medio físico, única forma de gestión racional del aprovechamiento económico de la dehesa. Los costes eco­nómico y ambiental de esta tendencia productiva han sido elevados por la importante destrucción del arbolado y los pastos naturales a que ha dado origen, cuya recuperación sólo podrá tener lugar en el transcurso de las próximas generaciones.

L a actitud patrimonialista entre los propietarios está representada por aquellos que, aceptando las limitaciones del medio natural, no han destruido los recursos, si bien han abordado en grado suficiente la regeneración del encinar y del alcornocal.

Superficie ocupada por la dehesa Se ha delimitado el área de la dehesa a las diez provincias (Ministerio de Agricultura, 1979) comprendidas por Zamora , Salamanca, Extremadura, Ciudad Real, Jaén y Andalu­cía Occidental. L a superficie ocupada por los pastos y el matorral en esta área es de 5,8 millones de hectáreas, equivalentes al 43 por 100 de toda la S A U de la zona ( M A P A , 1981). Esta es la superficie mínima que tendría la dehesa en el oeste y suroeste español, siendo su importancia m u c h o mayor al considerar las superficies sembradas y barbechadas anualmente, que no se han tenido en cuenta por desconocerse para todo el área adehesada. T a m p o c o es esta zona toda la dehesa española, ya que no han sido incluidas otras comar­cas ganaderas de las provincias de Avila, Segovia, Madrid, Toledo y Málaga, en las que la dehesa tiene también importancia a nivel comarcal.

L a dehesa arbolada de quercus (encinar, alcornocal, robledal, quejigal, etc.) es el modelo de explotación ganadera extensiva más representativo de la dehesa, siendo la dehesa desarbolada una degradación de la primera.

El área de encinar y alcornocal en España podría situarse en torno a los tres millones • de hectáreas ( I C O N A , 1964-1975).

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E n la delimitación de la superficie ocupada por la dehesa en el oeste y suroeste español sólo se han tenido en cuenta las superficies de pastos y matorral. Por tanto, la dehesa tiene en dichas zonas más importancia de la señalada al no haberse incluido la superficie labrada. Si en el oeste y suroeste consideramos una participación de la superficie labrada del 22,4 por 100 sobre el total de la superficie potencialmente ocupada por la dehesa, c o m o hemos estimado para Extremadura, entonces la dehesa del oeste y suroeste ocuparía 7,5 millones de hectáreas que representan más del 55 por 100 de la S A U de toda la zona.

El área de la dehesa extremeña la hemos calculado a partir de la superficie pastable, la superficie total ocupada por el encinar y el alcornocal ( M A P A , 1981) y aceptando la hipó­tesis de que un 30 por 100 de la superficie de pastos desarbolados se labra anualmente. Estos criterios dan c o m o resultado que la superficie de la dehesa extremeña es de 2.678.700 hectáreas, que representan el 68,7 por 100 de la S A U regional.

La superficie labrada anualmente en la dehesa extremeña alcanza un 22,4 por 100 de su extensión total. La utilización del suelo de la dehesa extremeña que resulta de nuestras estimaciones es de 11,2 por 100 sembrado, un 11,2 por 100 barbechado, un 65,3 por 100 de pastos y un 12,3 de matorral. Este último alcanza mayor importancia real, ya que una parte significativa de la superficie que figura como pastos arbolados se encuentra invadida de matorral.

Censo ganadero de la dehesa E n la dehesa pastan más de 9,2 millones de ovejas reproductoras equivalentes (1982).

La distribución entre las cuatro especies consideradas es de un 45,6 por 100 de bovino, 43,7 por 100 de ovino, 9,2 de caprino y 1,5 de porcino. Esta carga ganadera representa el 80 por 100 de todos los efectivos de hembras reproductoras de las cuatro especies citadas del oeste y suroeste español.

Las razas autóctonas constituyen la mayoría de las hembras reproductoras de la dehesa, con el 80 por 100 de su censo; las razas extranjeras sólo significan el 2,7 por 100 del mismo.

Enfoque sistemático-patrimonial de la gestión de los recursos naturales de la dehesa

Para gestionar bien un sistema cualquiera es necesario, en primer lugar, saber c ó m o fun­ciona y, en segundo, disponer de un aparato conceptual que permita seguir su evolución y guiar su gestión atendiendo a los rasgos esenciales del mismo. Por las razones que m á s adelante se señalan, existen serias lagunas en los dos aspectos señalados que dificultan la buena gestión económica de la dehesa.

D e acuerdo con lo expuesto en el apartado anterior, la gestión del sistema agrario de la dehesa se encuentra estrechamente vinculada a la de los recursos naturales de los que depende. Por lo que hay que dar importancia a los aspectos patrimoniales y al tratamiento de bienes fondo que no pueden reponerse a voluntad. Sin embargo, c o m o ya hemos expuesto en otras ocasiones,4 la versión usual de sistema económico tal y c o m o aparece recogida en las contabilidades nacionales, regionales o empresariales, adolece de serias limitaciones en el tratamiento de los recursos naturales y, en general, de los objetos patri­moniales no reproductibles o cuya reproducción exige periodos m u y delimitados de tiempo, al centrarse habitualmente en el análisis de flujos monetarios y al presuponer de m o d o más o menos implícito el carácter inmediatamente reproductible de los bienes-fondo sujetos a deterioro.

Sinteticemos primero las fronteras a las que se circunscribe la versión cuantitativa del sistema económico. Partamos para ello de las sucesivas reducciones de que ha sido objeto el campo de la útil.

Recordemos que para la corriente de pensamiento que se ocupó en la época de Linneo (siglo xvín) de la economía de la naturaleza, «todo lo creado era útil a nuestras necesida­des» de forma más o menos inmediata, habida cuenta de las múltiples relaciones o interde­pendencias que —se suponía— anudaban entre sí a las criaturas de los «tres reinos» (ani­mal, vegetal y mineral) en el marco de un mutualismo providencial. Esa economía de la

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naturaleza extendía su estudio al conjunto de la biosfera y los recursos. Sin embargo, el dominio del enfoque mecánico y causal redujo pronto el campo de estudio a aquellos objetos que se consideraban directamente útiles para ser usados por el hombre en activida­des de producción o de consumo (Ud). Pero es necesario practicar nuevos recortes sobre esta noción restringida de lo útil para acercarnos al campo de los objetos económicos al que se refiere tal sistema. El primer recorte viene dado al considerar sólo aquel subcon-junto de lo útil que es objeto de apropiación afectiva por parte de los agentes económicos pasando a integrar sus respectivos patrimonios (Uda). El segundo recorte se practica al retener solamente aquel subconjunto de los objetos apropiados que tienen valor de cambio (Udav) (subconjunto que puede aproximarse al de los objetos apropiados mediante la imputación de valores a aquellos objetos que no tienen un valor explícito). El tercer recorte tiene lugar al tomar del campo de lo apropiable y valorable solamente aquellos objetos que se consideran productibles (Udavp).

El gráfico 1 recoge la reducción practicada en el campo de lo económico desde aquel propio de la economía de la naturaleza hasta el más restringido en el que se desenvuelve la idea actual de sistema económico que aparece recogida en los sistemas de contabilidad nacional. Y fácilmente se aprecia que la producción de utilidad referida al conjunto Udavp suele entrañar un recorte de las utilidades preexistentes de los otros conjuntos que perma­necen al margen del registro contable. Tal es el caso de la producción de minerales, que supone un trasvase de las reservas de minerales apropiadas y valoradas incluidas en el conjunto Udav al Udavp mediante su simple extracción y puestas en venta. O de las elabo­raciones industriales que amplían Udavp, pero que, al contaminar el aire, pongamos por caso, reducen U d . O cuando el aumento de Udav que se deriva de la construcción de nuevos edificios o instalaciones entraña la destrucción de suelo fértil o la demolición de edificios antiguos de valor no sólo cultural y estético, sino también funcional y pecuniario. Estos recortes en diversos subconjuntos de lo útil que entraña la ampliación del subcon­junto Udavp explica la oposición corriente entre los economistas y los empresarios que propugnan esta ampliación y los movimientos sociales que protestan por aquellos recortes.

A la luz de lo anterior queda claro que el registro del sistema económico, se mantiene sólo sobre aquella fracción de objetos útiles que, además de ser apropiados y valorables, se consideran productibles, haciendo abstracción del consumo de aquellos que no lo son o presentándolo, todo lo m á s , c o m o algo accidental, imprevisible y ajeno al funcionamiento normal de tal sistema y que, por tanto, no tiene cabida en su esquema contable. Hipótesis éstas cuya aceptación implícita viene facilitada por el empleo de la contabilidad de flujos c o m o el instrumento básico y prácticamente exclusivo de la representación del sistema económico.

Al circunscribir el c a m p o de lo económico a aquel de lo productible, se hace abstrac­ción del hecho de que buena parte de los procesos denominados de producción —y de consumo— entrañan la destrucción o la degradación para el uso de ciertos recursos natu­rales que no habían sido, ni pueden ser en gran escala, producidos por el hombre. Y al no recoger en sus cuentas esta destrucción o degradación ni siquiera en el caso en el que esos recursos hayan sido apropiados y valorados, las contabilidades nacionales suponen un paso atrás con relación a las contabilidades privadas: con tal de conformar su esquema contable a los equilibrios atribuidos al sistema económico, aquéllas no practican la distin­ción tan estrictamente aplicada en éstas entre los resultados de explotación que arroja la actividad corriente de la empresa y los resultados extraordinarios, derivados de enajenar o consumir parte del patrimonio de la misma.5 Esta insuficiencia comparativa de las contabi­lidades nacionales no resulta, sin embargo, fácilmente solucionable. Pues no cabe atri­buirla a dificultades de orden estadístico o, mucho menos, a incapacidades de los contables que la diseñaron, sino que viene impuesta por las limitaciones que comporta la idea de sistema económico que trata de reflejarse contablemente con su equilibrio permanente entre recursos y empleos.

Al haber postulado que los objetos económicos a registrar tienen c o m o único origen la producción y c o m o único destino el consumo (más o menos diferido en el tiempo) la noción de amortización aparece también c o m o único mecanismo para evitar la degrada­ción del patrimonio de los agentes económicos: éstos deben establecer unas reservas m o n e -

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Gráfico 1

L O S O B J E T O S UTILES Y SU R E L A C I Ó N CON LA IDEA USUAL DE SISTEMA ECONÓMICO

U = todos los objetos que componen la biosfera y los recursos naturales

Vd — sólo aquellos objetos directamente útiles para ser usados por el hombre o empleados en sus elaboraciones o industrias

13 da = sólo aquellos objetos directamente útiles que han sido apropiados

\¡dav = sólo aquellos objetos apropiados que han sido valorados

XJdavp = sólo aquellos objetos apropiados y valorados que se consideran productibles

Vdavp C Vdav C Vda C W C U

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tarias que compensen el coste del desgaste de sus activos físicos para asegurar su reposi­ción cuando lleguen al final de su vida útil. El problema estriba en que muchos de los recursos patrimoniales que podrían incluirse bajo la denominación de stocks o de bienes fondo no son renovables o productibles, o no lo son a los ritmos a los que se consumen, no pudiendo, por tanto, reponerse.

E n el caso particular de una empresa, este problema se resuelve asegurando, en su contabilidad privada, que la venta de sus productos le permita amortizar el valor moneta­rio de los buienes fondo adquiridos. U n a vez consumidos estos bienes fondo no réducti­bles, la empresa podrá trasladar así su actividad a otros recursos, sin quebranto de su patrimonio medio en términos monetarios. Sin embargo, si se amplía la escala de razona­miento al nivel estatal o incluso planetario, los límites absolutos que comportan las dota­ciones de stocks o de bienes fondo disponibles hacen inadecuados los principios que inspi­ran el razonamiento y el registro contable propios de la empresa privada. Se plantea así una contradicción entre los intereses pecuniarios inmediatos de individuos o empresas y aquellos otros colectivos que atienden a la conservación y mejora de los recursos naturales de los que depende la vida de los hombres, razonando sobre ámbitos espaciotemporales m á s amplios. E n el caso de la dehesa esta contradicción se hace patente tanto por las fuertes restricciones que limitan una utilización productiva compatible con la estabilidad del sistema c o m o por las dificultades que plantea la restauración de las potencialidades productivas del área adehesada una vez deterioradas. Así, un propietario que desatienda el mantenimiento de las potencialidades productivas de la dehesa, ya sea por forrzar la extracción m á s allá de lo aconsejable o por simple abandono, originaría un deterioro patrimonial difícilmente reversible, cuya restauración reclama plazos y costes inabordables con los solos ingresos de la finca. L a noción de amortización pierde su sentido para atajar procesos de degradación patrimonial que se muestran globalmente irreversibles o inamor-tizables.

E n estos casos el destino de los bienes fondo a registrar debe apuntar más bien a su conservación y mejora, y el de los stocks, hacia un reciclaje y no hacia su simple consumo, y corresponde a los poderes públicos velar por que tal cosa ocurra, evitando que las actua­ciones individuales de los explotantes redunden en un empobrecimiento colectivo, que sería difícilmente reversible.

E n resumen, que si nos atenemos a la idea usual de sistema económico, la amortización aparece c o m o suficiente para evitar el deterioro patrimonial Bajo los postulados de tal sistema, el objetivo de conservar las dotaciones de determinados recursos no monetarios carece, pues, de sentido económico. El objetivo de la conservación queda así desvinculado de la gestión y relegado a otros planos —éticos, estéticos... o «medioambientales»— ajenos a tal sistema económico, pudiendo todo lo m á s ocasionar costes computables en éste. El empeño de salvaguardar o preservar determinados territorios de las actuaciones humanas para conservarlos en su estado natural, aunque resulte injustificado, se muestra asimilable dentro de tal enfoque: la conservación aparece aquí contrapuesta a la gestión y desvincu­lada de ésta, que puede seguirse rigiendo sin problemas por la idea usual de sistema económico.

A u n considerando el interés (científico, paisajístico, etc.) que ofrece el afán de preservar de las intervenciones humanas determinados espacios a fin de conservarlos en su estado natural, c o m o hemos indicado, tal proceder se revela poco viable cuando se plantea de espaldas a la gestión realizada en el resto del territorio. Y al limitar por motivos supuesta­mente extraeconómicos el objetivo de la conservación a casos m u y particulares, se sigue aceptando implícitamente que en la generalidad de los casos la gestión no debe tener en cuenta dicho objetivo.

E n el caso que nos ocupa, el del sistema agrario de la dehesa, el objetivo de la conser­vación sólo cobra sentido si se vincula estrechamente con la gestión del conjunto del terri­torio adehesado, trascendiendo tanto de la idea usual del sistema económico c o m o del afán de identificar la conservación con la no intervención. El monte «hueco» adehesado es una creación h u m a n a y, c o m o tal, desaparece si se abandonan las prácticas culturales y gana­deras que lo hacen posible, preservándolo de la invasión del matorral que da lugar a las típicas «manchas» en las que el espesor de la vegetación corre parejo al carácter arbustivo

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de la misma, siendo difícil que destaquen en ellas encinas, alcornoques, robles u olivos de gran porte c o m o ocurre en las dehesas.

E n consecuencia, hablar seriamente de economía de la dehesa exige ligar la gestión con la conservación y mejora de los recursos patrimoniales que van a condicionar los resulta­dos de aquélla. Y para ello es necesario trascender los sistemas contables al uso, para desarrollar otros que tomen constancia explícita de tales recursos (aptitudes productivas del suelo, del arbolado, etc.), permitiendo su seguimiento en el tiempo y registrando su degradación o su mejora. Ello exige admitir, en contra de los presupuestos sobre los que se asienta la idea usual de sistema económico, que es posible consumir determinados objetos económicos que no han sido producidos o que no pueden reponerse al ritmo al que se consumen, concluyendo que el concepto de amortización resulta insuficiente para evitar la degradación patrimonial derivada de la pérdida irresistible de tales objetos económicos, y la amortización, el único medio de evitar la degradación patrimonial para sus propietarios. Ello presupone la exigencia de diferenciar los objetos económicos que constituyen un flujo renovable de aquellos otros que responderían mejor a la calificación de bienes fondo o de stocks no reproducibles, al menos a los ritmos en que se consumen o utilizan. E n este caso la conservación y la mejora de los bienes fondo o el reciclaje de loa stocks aparecen c o m o objetivos económicos m á s prioritarios que su simple consumo y amortización, ya que de ellos depende la supervivencia de los propios sistemas (por ejemplo, en los casos en los que el sistema agrario de la dehesa es el m ás adaptado a las condiciones edafoclimáticas, la destrucción del arbolado o el abandono de las prácticas culturales acabarían dando al traste con las aptitudes productivas del suelo, lo mismo que el deterioro de las cercas, las charcas y bebederos o los riegos de apoyo reducirían la carga ganadera que cabe en las fincas). Ello exigiría, en suma, una noción de sistema económico que, a diferencia de la usual, incluya dentro de su objeto de estudio los recursos sobre los que actúa y su evolu­ción previsible, siendo capaz de registrar situaciones desequilibradas con pérdidas o ganancias netas de tales recursos (por ejemplo, pérdidas o ganancias de suelo fértil origi­nadas por sus usos o mejora). Debería implantarse un nuevo marco conceptual y estadís­tico que hiciera posible una buena gestión de los recursos naturales, tanto a escala agre­gada c o m o a escala de proyecto. E n este último nivel habría que superar la mentalidad extractiva que domina buena parte de las actividades empresariales y acompañar la eva­luación meramente financiera de los proyectos con otra que contemplara su viabilidad en términos físicos trascendiendo del particularismo del laboratorio, la parcela o la empresa para considerarlo a los distintos niveles de agregación y atendiendo a las posibilidades y limitaciones que ofrecen los recursos naturales. L a discusión del sistema agrario de la dehesa ofrece, c o m o hemos indicado, un marco propicio para promover esa reconversión de mentalidades, conceptos y aparatos analíticos que reclama una gestión económica más razonable que se preocupe de la conservación y mejora de los bienes fondo disponibles.

Hasta ahora hemos centrado nuestra exposición en señalar las limitaciones que ofrecen las aplicaciones contables de la noción usual de sistema económico para enjuiciar la ges­tión de los recursos naturales, en general, y aquella de la dehesa en particular, y hemos definido los rasgos esenciales del enfoque y de la información con que debe contar un esquema de gestión más propio para ello. Advirtamos ahora que la aplicación al caso de la dehesa de un esquema de gestión plantea serios problemas. E n primer lugar, c o m o se precisa en el apartado siguiente, por falta de datos sobre el funcionamiento del sistema: por desgracia, la investigación apenas ha aportado datos útiles para la gestión sobre el funcionamiento del sistema adehesado y sobre sus respuestas a las intervenciones h u m a ­nas. E n segundo lugar, por el divorcio que se plantea entre las potencialidades productivas del sistema y los valores monetarios, expuesto en el último apartado. Cuando el valor monetario de una finca depende m u c h o m ás de su proximidad a un centro urbano o turístico que de la calidad de los recursos que contiene; cuando los ingresos monetarios de la finca no están a corto plazo relacionados con el mantenimiento de sus potencialidades, o cuando las plusvalías originadas por la revalorización de la tierra aportan lo fundamental de sus ganancias, resulta difícil exigir a los propietarios que investiguen por su cuenta y que afinen en la gestión de algo que desde el punto de vista pecuniario puede resultarles poco relevante. A u n q u e a plazos m ás largos no cabe pensar que tal cosa ocurra. Pues el

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subconjunto de lo apropiable, valorable y productible da lugar a los flujos monetarios recogidos en la contabilidad corriente, no suele estar desvinculado de los otros subconjun-tos de lo útil que se recogen en el gráfico 1: si proliféra el deterioro de las potencialidades productivas de las fincas de dehesa al que estamos asistiendo, a la postre ello redundaría en perjuicio de la producción vendible y, en general, de las plusvalías con relación a las de las fincas mejor conservadas.

V e m o s , por tanto, que el interés de la colectividad en.mantener toda una serie de elementos no directamente monetizables que componen el patrimonio natural de la dehesa, se muestra coincidente con los intereses a largo plazo de los propietarios. A la vez que, a corto plazo, las producciones vendibles permiten financiar la realización de las labores culturales que reclama la estabilidad del sistema adehesado con una realidad aceptable, tal y c o m o se expone en el último apartado. D e ahí que parezca razonable que los poderes públicos se preocupen por el futuro del sistema adehesado y establezcan un marco institu­cional y financiero más favorable a su mantenimiento.

Utilización y rendimientos de los recursos de la dehesa

Utilización de la superficie L a mayor parte de la superficie de labor de la dehesa se labra con el objeto de mantener la productividad pascícola en niveles adecuados. La periodicidad con la que se lleva a cabo no puede establecerse con un criterio general. Las rotaciones de la superficie labrada anualmente en la dehesa, barbecho y siembra, pueden oscilar entre dos y diez y más años respecto del total de superficie de labor. Las rotaciones más frecuentes de la superficie labrada suelen ser de entre tres y seis años. El cultivo en rotaciones cortas está limitado en la dehesa a las reducciones superficiales de suelos más fértiles.

L a superficie no labrada en la dehesa, que ocupa menor extensión que la superficie de labor, está formada por cuatro tipos de superficies pastables: los majadales, los pastizales permanentes, los eriales y el matorral con o sin arbolado. Los majadales son los pastos de mayor productividad y tienen su origen en la gestión humana a través del ganado de los pastos. Los pastizales permanentes tienen gran protagonismo en la superficie de pastos. Los eriales son la superficie de pastos marginales que ocupan las zonas de suelos más pobres, no tienen una gran importancia en el conjunto del área adehesada del oeste y suroeste español. El matorral es el recurso de pastoreo marginal en la dehesa cuando ocupa espacios propios, con una fuerte inercia a la invasión del resto de las superficies, sobre todo las de pastos temporales. Esto hace que tienda a ocupar rápidamente importan­tes superficies de la dehesa, provocando no sólo el deterioro de los rendimientos pascíco-las, sino también del estado vegetativo del arbolado de encinar y alcornocal.

L a superficie arbolada no labrada de dehesa se sitúa en los suelos no mecanizables, ya sea debido a factores físicos (pendiente, pedregosidad, etc.) o a la elevada densidad del arbolado.

Las superficies arboladas dominantes en la dehesa son la encina y el alcornoque. L a primera suele ocupar suelos con laboreo itinerante; la segunda también ocupa las superfi­cies de pastos permanentes y de matorral.

Las vocaciones productivas naturales predominantes de las superficies de monte alto y denso son la obtención de bienes forestales y de servicios ambientales. Entre los productos forestales destacan el corcho, la bellota, el ramón y la leña. L a extracción de pastos tiene un rendirniento menor. L a utilización alimentaria de los forrajes arbustivos representados por los productos de las podas y las cortas pueden alcanzar una importancia estratégica durante el otoño-invierno. La producción de servicios ecológicos está representada por la gran riqueza y variedad de los recursos ambientales de la fauna y la flora.

El monte aclarado, 30-50 pies adultos/ ha, es dominante en la dehesa arbolada. L a conservación del suelo y las producciones de bellota, corcho y pasto alcanzan valores relativos altos en este tipo de monte «hueco».

Los pastos son una superficie en gran parte intercambiable con las superficies de mato­rral y cultivos itinerantes. El matorral no es otra cosa, en muchas ocasiones, que un pasti-

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zal degradado. Las rozas del monte bajo reducen, temporalmente o de forma permanente, la superficie de matorral aumentando la de pastos. Por tanto, la superficie de pastizal es un valor relativo al igual que la de matorral. Las variaciones en las rotaciones de los cultivos amplían o reducen las superficies de pastos temporales.

El matorral ocupa las zonas menos productivas y ejerce funciones protectoras frente a la erosión. Tiende a ocupar las zonas de pastos por ausencia de laboreo y de pastoreo.

Rendimientos de los recursos alimenticios L a mayor parte de los recursos naturales alimenticios son aprovechados en pastoreo por la ganadería autóctona. La producción vegetal cosechada procede mayoritariamente de culti­vos agrícolas en rotaciones largas.

Los recursos de pastoreo más importantes de la dehesa están constituidos por el pasto, la bellota, la rastrojera, la rama, el matorral y el pastoreo de cultivos agrícolas no cosechados.

El pasto es el recurso de pastoreo cuantitativamente más importante. Los rendimientos son m u y irregulares debido a las variaciones inter o intra anuales de la pluviometría. Las mediciones conocidas de la productividad media de los pastos naturales de la dehesa se sitúan entre los 900 y 2.300 kg de materia seca por hectárea y año (L. Olea y J. Paredes, 1983).' Estos rendimientos de los pastos naturales de la dehesa representan una carga gana­dera potencial de 1,9 y 4,6 ovejas reproductoras tipo por hactárea.

Los pastos de la dehesa proceden de diferentes usos del suelo. Los pastos temporales pertenecen a la porción de superficie agraria que se labra en rotaciones superiores a los dos años. El cultivo tiene en estos casos la finalidad de evitar el deterioro productivo de los pastos, más que la obtención de cosechas agrícolas. Los pastos temporales ocupan la mayor parte de la superficie de la dehesa. La otra clase de superficie de pastos de la dehesa comprende a los pastos permanentes correspondientes a la superficie que nunca se labra. La fertilización orgánica mediante el redileo y el pastoreo del ganado da lugar a la apari­ción de zonas de pastos permanentes de un elevado rendimiento, que en la dehesa reciben el nombre de «majadales» (L. Olea y J. Paredes, 1984).

La producción de bellota por el arbolado de quercus (encinar, alcornocal, robledal y quejigal) es el segundo recurso en importancia cuantitativa de la dehesa. Los rendimientos fruteros del encinar son los más elevados, entre los distintos tipos de quercus. E n Extre­madura, en zonas de aptitud frutera y densidad de encinar de tipo medio, los rendimientos se sitúan entre 400 y 500 kg de bellota fresca por hectárea arbolada y año (L. Olea y A . Fernández de Mesa , 1979). Los rendimientos de bellota del arbolado están estrechamente vinculados a las podas productivas y a los tratamientos sanitarios.

Las podas deformación y productivas del arbolado de encinar y alcornocal son indis­pensables para el desarrollo del arbolado, pues sin ellas la dehesa arbolada se convertiría en un monte leñoso con escaso interés productivo para el hombre. El retraso en la realiza­ción de las podas, desde el turno m á s frecuente ocho-doce años hasta períodos de veinte y treinta años, está representando un acusado deterioro en el estado vegetativo del arbolado y una fuerte disminución de los rendimientos fruteros del mismo.

La producción de bellotas es el recurso más singular de la dehesa, dando lugar a la explotación de la raza de porcino ibérica en régimen extensivo, que recibe el nombre de «montanera». Este régimen de explotación alcanzó a mediados de los años setenta el mínimo de efectivos reproductores. E n la actualidad se observa una recuperación de los efectivos cruzados con la raza Duroc-Jersey. El resto de los ganados de la dehesa destina­dos a la venta no aprovechan con un índice de transformación adecuado la bellota, por lo que la disminución desde 567.424 cabezas de cerdas reproductoras ibéricas en 1955 a las 67.143 cabezas de cerdas «registradas» en el censo ganadero de 1982 ha representado una notable pérdida de eficacia en la transformación de la carne de la bellota producida en la dehesa ( M A P A , 1982).

Los rastrojos de la superficie sembrada anualmente en la dehesa son el tercer recurso de pastoreo en importancia cuantitativa. L a reducida superficie de siembra anual de la dehesa hace que este recurso sólo pueda tener, en realidad, un carácter complementario en la misma.

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Las podas del arbolado de encinar y alcornocal ofrecen la oportunidad de aprovechar las hojas verdes mediante el pastoreo de las ramas por el ganado. Este recurso tiene un carácter estratégico, ya que puede constituir un recurso adicional importante en los años de sequía invernal (Miguel Granda Losada, 1982).

El aprovechamiento alimentario del matorral ofrece escaso interés en la dehesa. Su tipo de matorral predominante es aprovechado, principalmente, por por los ganados caprino, cinegético y apícola. Este recurso representa una degradación, en muchos casos, de los pastos. E n algunas ocasiones ofrece una acción protectora de los suelos de elevada pendiente.

Los bajos rendimientos de los cultivos agrícolas itinerantes suelen dar lugar hoy al pastoreo de los mismos por el ganado doméstico.

Los recursos de pastoreo son el soporte alimentario de la ganadería adehesada. El ganado reproductor tiene escasa dependencia de la suplementación a excepción del por­cino ibérico. La suplementación, de una muestra de dehesas, del ganado reproductor y renuevo de las especies bovina, ovina y caprina sólo representan el 17,5 por 100 (Pablo C a m p o s Palacín y Juan Sesmero Novillo, 1987) de sus necesidades totales, mientras que el ganado de cerda (cabezas reproductoras, renuevo y cebo) recibe una suplementación del 73 por 100 de sus necesidades totales.

También se ha estimado la suplementación de todas las clases de ganados domésticos de la dehesa (reproductoras, renuevo y crías) en Sierra Morena y Cádiz, siendo en este caso la suplementación para el conjunto de especies y animales presentes en la dehesa del 25 por 100 sobre sus necesidades totales (José Pérez Almero y J. Carlos Porras Tejeiro, 1983 y 1984).

La carga ganadera potencial de la dehesa no viene determinada sólo por los recursos de pastores. Los cultivos cosechados abastecen de suplementos de concentrados, henos, forra­jes y pajas a la ganadería.

Los rendimientos de los cereales grano cosechados en la dehesa no suelen superar los 2.000 kg por hectárea, siendo los rendimientos más corrientes los comprendidos entre 900 y 1.200 kg por hectárea. Cuando los rendimientos son inferiores, los cultivos suelen pasto­rearse (Pablo C a m p o s Palacín y Juan Sesmero Novillo, 1987).

El cultivo de heno más frecuente en la dehesa es la mezcla cereal-leguminosa (veza-avena), siendo en este caso los rendimientos comparativamente superiores a los obtenidos para los cereales de grano. Por lo que se refiere a este cultivo, los rendimientos más fre­cuentes que hemos observado en dehesas extremeñas oscilan entre 3.500 y 6.000 kg por hectárea.

L a producción de forrajes está poco extendida en la dehesa. Ello es lógico si se tiene en cuenta que no se practica en ensilado (Miguel Elena Rossello y J. A . López Márquez, 1983) y que su ciclo vegetativo coincide con el de la hierba. Los rendimientos obtenidos para el centeno se sitúan entre los 12.700 y 13.500 kg por hectárea.

Las pajas son un recurso importante en la suplementación del ganado bovino, ovino y caprino. Los estudios demuestran que los rendimientos actuales son bajos por el tipo de cereal sembrado, tallo de mediana altura, oscilando en la muestra entre los 500 y los 800 kg por hectárea.

La mayor parte de los recursos de los cultivos se destinan a la suplementación del ganado, siendo las ventas agrícolas de escasa importancia.

La carga ganadera potencial de la dehesa sobre la base de recursos propios comprende la carga ganadera en pastoreo más la carga ganadera debida a la suplementación equiva­lente de los recursos agrícolas y naturales cosechados.

E n la muestra de dehesas analizadas para Extremadura, la carga ganadera de recursos propios oscila entre 2 ovejas reproductoras-tipo por hectárea de pastos en la Sierra de San Pedro y 3,3 en Trujillo. Estas cargas ganaderas superan a las cargas de pastoreo respecti­vas en un 16 y un 52 por 100.

Los recursos de la dehesa son aprovechados no sólo por la ganadería doméstica, sino que las especies cinegéticas pueden tener una gran importancia en algunas zonas, en las que son un competidor de notable importancia por el uso de los recursos de pastoreo y de siembra.

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Manejo de la ganadería doméstica La rusticidad de las razas autóctonas, de las cabanas citadas (vacas: retinta, avileña, negra ibérica y morucha; ovejas: marina, manchega y castellana; cabra serrana y cerdas ibéricas, etc.) no constituye hoy un obstáculo a la productividad de las mismas cuando existe un manejo adecuado (Pablo C a m p o s Palacín y Juan Sesmero Novillo, 1987). La precocidad en la reposición cárnica de las crías cebadas se está logrando por medio del cruce de hembras reproductoras autóctonas con reproductores extranjeros (charoles, merino pre­coz, Duroc-Jersey, etc.).

L a gran importancia de los recursos de pastoreo permite en la dehesa un coste bajo de concentrados por unidad de carne vendida. Por especies, el bovino es el de menor necesi­dad de piensos concentrados, en parte porque su suplementación de henos es mayor que en las demás especies. Se consumen en la suplementación de todos los animales de la especie bovina entre 1 y 2 kg de concentrados por 1 kg de carne peso vivo vendida. E n la especie ovina el cebo de corderos eleva el consumo de concentrados entre 2 y 3,5 kg por 1 kg de carne vendida. La especie porcina es de mayor consumo de concentrados, puesto que su dependencia del pastoreo es menor, con un consumo por todas las clases de ganados de la especie porcina comprendido entre 3,5 y 5 kg de concentrados por 1 kg de carne vendida (Pablo C a m p o s Palacín y Juan Sesmero Novillo, 1987).

E n el conjunto de las distintas especies ganaderas de la dehesa el consumo de concen­trados se sitúa entre los 2 y 3,5 kg de carne vendida.

Eficiencia energética de la ganadería autóctona La producción cárnica es un proceso de una gran ineficacia energética. Los animales con­vierten solamente entre un 2 y un 20 por 100 de la energía almacenada en los vegetales que consumen en energía contenida en el despiece de la carne que el hombre aprovecha (Roger Revelle, 1978, y Janick y otros, 1978).

Los recursos de pastoreo, al no presentar usos alternativos adecuados, significan una ganancia neta de energía para el hombre, ya que sólo la ganadería hace posible que aqué­llos sean útiles a éste. E n cambio, los recursos de concentrados representan una pérdida energética, ya que el hombre los puede usar en su alimentación directamente, y al emplear a ese intermediario, de un pésimo rendimiento energético, c o m o es la máquina animal, está ocasionando una costosa e ineficaz utilización de la energía vegetal. Si bien recibe a cam­bio materiales esenciales para la nutrición h u m a n a que de otra manera no dispondría de ellos.

La dehesa, al sostener el capital ganadero sobre alimentos fibrosos, recursos de pasto­reo que el hombre no puede utilizar directamente, representa un modelo energético eficaz, al tener una escasa dependencia de la energía fósil.

Extracción de corcho y leña L a producción de corcho se aproxima al concepto de economía «minera». El alcornoque procede de regeneraciones naturales aclaradas y formadas mediante las distintas clases de podas. Las sacas en el oeste y suroeste español tienen lugar en turnos de nueve y diez años. L a mayor parte de los alcornoques ha sufrido ya un número de sacas elevadas. L a falta de regeneración natural y sementera y cultivo conducirá en las próximas décadas a un des­censo notable de la extracción de corcho. La gestión del alcornoque se enfrenta ante el reto de pasar de su actual extracción «minera» a la necesidad de su cultivo, esto con independencia de que su renovación proceda de regeneración natural o sementera.

Los rendimientos estimados de corcho verde en cada saca se sitúan en torno a los 1.000-2.000 kg/hectárea para densidades de 45-60 pies adultos/ hectárea, siendo el rendi­miento por pie adulto y saca más frecuente en torno a los 20-30 kg (Pablo C a m p o s Pala­cín, 1985; Pablo C a m p o s Palacín y Carlos Abad Balboa, 1986, y Manuel Martín Bellido, 1984).

L a producción de leña procedente de las podas es inferior en el alcornoque que en la encina. E n las zonas de pluviometría alta y elevada cabida cubierta del arbolado, la poda de producción del alcornoque sólo tiene el carácter de suave limpieza de ramillas secas. Se ha detectado que la poda productiva de encina en turno superior a los diez años genera

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unos 250 kg de leña verde y en t o m o a un kilo de picón por pie adulto (Pablo C a m p o s Palacín y Juan Sesmero Novillo, 1987).

Problemática de la cuantificación de los rendimientos físicos El cálculo de los rendimientos físicos del sistema agrario adehesado requiere del conoci­miento previo de la estructura de la dotación inicial de los recursos físicos de capital natural implicado en el proceso productivo. Las carencias de investigaciones básica y apli­cada sobre el funcionamiento de los pastos, el arbolado de quercus, el matorral y las especies cinegéticas impide la cuantificación directa y precisa de los rendimientos de los recursos citados.

Los rendimientos de los recursos aprovechados en pastoreo por la ganadería doméstica y cinegética no son conocidos. La ausencia de investigación básica sobre la productividad alimentaria del matorral (jara, brezo, escobón, etc.), de los pastos y de otros recursos alimentarios de origen forestal (ramón, bellota, acebuchina, madroño, algarroba, etc.) impide el conocimiento directo de la cantidad de alimentos extraídos en pastoreo.

L a investigación sobre la productividad de los pastos es el único recurso sobre el que existe alguna investigación aplicada en la dehesa (L. Olea y J. Paredes, 1983, y Miguel Granda Losada, 1982).

L a fertilización de los pastos naturales y la siembra de pastos permite aumentar los rendimientos entre dos y tres veces respecto a los pastos naturales sin fertilizar (L. Olea y J. Paredes, 1984). N o obstante, aún no están resueltos los problemas de no persistencia de la siembra de pastos en las zonas semiárídas ( U N E S C O , 1982), resultando todavía incierta la generalización de esta innovación. Pero no cabe duda de que su introducción supondrá un importante aumento de la productividad pascícola de la dehesa.

El problema de falta de conocimientos adecuados m á s graves se encuentra en el trata­miento del arbolado de encinar y alcornocal. Se desconoce, de forma científica, el cultivo con sus rendimientos asociados y sus diversos ambientes del alcornocal y del encinar. Esta carencia tecnológica representa un grave problema a medio plazo, por la ausencia actual de renuevo de las masas envejecidas del arbolado de quercus. Apenas sabemos las razones por las que las producciones fruteras y de corcho varían entre distintos tipos de árboles y distintas zonas. «La encina es un árbol de una variabilidad extraordinaria, lo que proba­blemente refleja diferentes formas genéticas de las que no conocemos casi nada» (Carlos A . Gracia, 1985).

L a productividad del matorral no ha sido investigada. L a cantidad de alimento extraída por las razas ganaderas domésticas y silvestres de la gran variedad de especies arbustivas de la dehesa hace imposible la determinación precisa del potencial de carga ganadera del matorral.

L a gestión cinegética racional en la dehesa no existe. L a práctica de la extracción «minera» alcanza aquí su m á x i m o exponente. El manejo científico de las poblaciones cine­géticas en relación con la dotación de recursos del medio en el que pastorean en la dehesa aún no se ha iniciado.

La producción de corcho se realiza sin el conocimiento de las variaciones de la estruc­tura poblacional del alcornocal. Sólo en el supuesto de exigir una estructura estable de densidades y edades de la masa del alcornocal puede calcularse el rendimiento corchero. E n otro caso, las variaciones de capital arbolado determinarán si las extracciones de las sacas incorporan el consumo de capital arbolado, y en tal caso no cabe hablar de rendi­miento en su sentido propio. L a gestión del alcornoque se realiza sin criterio alguno de reposición de los pies secos o caducos que se originan anualmente. E n estas circunstancias, el cálculo de los flujos anuales de rendimiento carece de significado productivo.

L a gestión de los recursos naturales de la dehesa referida a los pastos, el matorral, el arbolado y las especies cinegéticas tiene lugar sobre la transmisión de las prácticas cultura­les locales conocidas por los trabajadores m á s viejos. Estos son los depositarios de la cultura del tratamiento cultural del arbolado, el manejo de los pastos y los hábitos de las especies cinegéticas. El tratamiento cultural del alcornoque responde a la «intuición» sobre la base del «costoso» aprendizaje de la gestión y no a la existencia de conocimientos cientí­ficos consolidados.

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L a cuestión de si son adecuados o no para la conservación de los recursos naturales y su eficaz aprovechamiento las prácticas locales de gestión del bosque mediterráneo es uno de los aspectos más necesarios de investigación. El «practicismo» c o m o fuente esencial de criterios de gestión de los recursos naturales del sistema adehesado no puede ser la solu­ción a su utilización racional. L a crisis de gestión de los recursos naturales de la dehesa representa uno de los problemas más importantes que tiene planteado el área adehesada, tanto desde el punto de vista productivo c o m o de la conservación de los recursos renova­bles y los no reproductibles.

La cuantificación de los rendimientos físicos de los recursos naturales de la dehesa no puede realizarse por carecerse de investigaciones aplicadas sobre los mismos. Es necesario el desarrollo de la investigación aplicada detallada sobre los subsistemas adehesados más relevantes para que pueda iniciarse su conservación y aprovechamiento sobre bases cientí­ficas, evitando con ello que la gestión del bosque mediterráneo quede sólo al arbitrio de la intuición y el «practicismo».

La racionalidad financiera de los propietarios de la dehesa

Bienes y servicios apropiados y libres H e m o s visto que el análisis económico corriente vigente se refiere a los bienes producidos sobre los que se ejerce un derecho de propiedad. Los bienes producidos (espárragos, tagar­nina, setas, palmito, zorro, buitre leonado, etc.) sobre los que los propietarios no ejercen derecho de propiedad pueden ser de tanta utilidad c o m o los primeros, pero no son consi­derados bienes económicos. Asimismo, los servicios productivos (valores ecológicos, paisa­jísticos, etc.) sin apropiación por la propiedad no forman parte del análisis económico de las rentas monetarias. Estos bienes y servicios de libre recolección y disfrute por parte de cualquier ciudadano son abundantes en el caso del sistema adehesado. Por tanto, el análi­sis que sigue de las rentas pecuniarias no puede ser considerado, en sí mismo, c o m o sufi­ciente para la valoración del conjunto de los flujos de bienes y servicios de todas clases aportados por el sistema agrario adehesado.

Las rentas monetarias provienen sólo del conjunto de bienes y servicios susceptibles de intercambio y valoración sobre los que la propiedad tiene el derecho de dominio exclusivo.

Las rentas productivas Las rentas productivas tienen su origen en la actividad productiva del sistema. Están for­madas por los costes de la m a n o de obra ( M O ) y las rentas productivas de capital o excedente neto ( E N E ) . Estos dos componentes de las rentas productivas equivalen, en términos de la contabilidad nacional, al valor añadido neto al coste de los factores (VANcf).

La escasa información disponible sobre las rentas productivas de la dehesa permite afirmar que en torno a los dos tercios de las rentas derivadas de la actividad productiva se destinan a la retribución de la m a n o de obra, y el tercio restante, a la retribución del capital implicado. El excedente neto por unidad de superficie alcanza valores, general­mente, inferiores a las 3.500 ptas/hectárea. Por tanto, la dehesa actual genera una renta productiva de capital por hectárea escasamente remuneradora.

Las ganancias de capital El valor de la tierra, suelo y vuelo supera en la mayoría de las explotaciones adehesadas el 80 por 100 del capital total. E n estas circunstancias, las plusvalías debidas al aumento de los precios de la tierra suelen superar en varias veces al excedente neto obtenido de las actividades productivas. Es frecuente que las ganancias de capital representen m á s de los dos tercios de las rentas totales de la propiedad ( E N E + G C ) .

Las rentas totales El consumo de las rentas de trabajo ( M O ) y de capital ( E N + G C ) por unidad de superficie superan las 25.000 ptas/ hectárea. Esta renta total se distribuye en m á s de las tres cuartas

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Rentas monetarias del sistema agrario adehesado (1984)

Clase

Rentas productivas (VANcf) M a n o de obra ( M O ) Excedente neto (ENE)

Ganancias capital (GC)

Rentas totales (RT)

Capital medio (K)

Rentabilidad corriente (ENE+ GC/K) Rentabilidad real (ENE/K)

Montes propios de Jerez de la Frontera *

Ptas/ha %

7.606 100 5.812 76 1.794 24

18.120 -

25.726 -

156.000

12,8 1,5

%

30 23

7

70

100

Extremadura **

Ptas/ha

9.065 5.516 3.549

17.900

26.965

158.411

%

100 61 39

13,5 2,2

%

34 21 13

66

100

* Carlos Abad Balboa y Pablo Campos Palacín (1986). ** Pablo Campos Palacín y Juan Sesmero Novillo (1987).

partes para la propiedad, y la cuarta parte restante, en concepto de retribución de la m a n o de obra utilizada.

La rentabilidad de la propiedad L a rentabilidad corriente del sistema agrario adehesado se sitúa en tasas porcentuales por encima del 10 por 100. L a tasa de rentabilidad real, obtenida una vez descontada la infla­ción, se encuentra en torno al 2-3 por 100 c o m o valores más frecuentes.

Estos resultados tienen una trascendencia fundamental para la actividad productiva en las zonas de dehesa. Los grandes propietarios pueden obtener importantes tasas de rentabi­lidad, pero procedentes de plusvalías (que además tienen una fiscalidad reducida), al mismo tiempo que mantienen al mínimo las actividades productivas corrientes y de capita­lización, y en consecuencia, la sociedad deja de percibir las rentas de trabajo y los bienes y servicios que la realización de mayores grados de actividad producirían. Aquí radica la asimetría de la racionalidad capitalista en la gestión productiva de unos recursos de capital que al producir generan, fundamentalmente, rentas de trabajo y reducidas rentas producti­vas de capital y sometidas, además, a incertidumbres. Los intereses privados, lógicamente, favorecen una estrategia de gestión extractiva frente a una estrategia de conservación y mejora del capital natural, cuyos frutos tardan en recogerse.

Pero todo el razonamiento anterior se sostiene a corto y medio plazo, en economía del bosque mediterráneo, quizas, hasta 40-50 años. A largo plazo, la ausencia de trabajos de conservación de suelos y capitalización forestal, sobre todo de formación y regeneración, dará al traste no sólo con las rentas productivas de trabajo y capital, sino que, además, también con las plusvalías, ya que los precios relativos del sistema adehesado bajarán en relación a los de otras tierras.

Liquidez L a capitalización de los recursos de la dehesa en lo relativo a la regeneración de su arbo­lado autóctono no genera rentas productivas de capital adicionales hasta varias décadas después de la realización de la primera inversión monetaria. Los costes actuales de la regeneración en grados significativos, del encinar y alcornocal, hacen inviable la autofi-nanciación con cargo a la liquidez monetaria del sistema agrario adehesado. L a subven­ción ha sido admitida c o m o el mecanismo necesario en la política forestal de cualquier

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signo; en el caso del encinar y el alcornocal su necesidad es obvia, m á x i m e cuando otras alternativas de usos forestales madereros, en general, deben ser peores incluso en términos de rentabilidad monetaria.

E n ausencia de capitalización forestal, también la liquidez monetaria neta de amortiza­ciones económicas alcanza valores reducidos. Las mejoras del suelo, pastos y ganados en la dehesa también requieren de financiación exterior al sistema.

La racionalidad capitalista L a conservación de los recursos de la dehesa no es posible en las condiciones de la «racio­nalidad» del mercado. L a propiedad particular ha dejado de obtener rentas adecuadas por las actividades productivas. Las inversiones en mejoras productivas tienen escasas rentas de capital adicionales y, además, suponen grados de incertidumbre importantes; la gran propiedad basa la obtención de sus rentas m á s importantes en la revalorización del activo territorial.

E n estas circunstancias, la gestión productiva de la dehesa, sistema agrario de natura­leza antrópica por excelencia, se convierte para la propiedad en un activo que «produce» rentas de capital sobre la base de un mínimo de rendimientos físicos en relación a la potencialidad de sus recursos.

Otra cuestión es, y m u y importante, las consecuencias generales: que la ausencia de conservación de la dehesa represente una grave pérdida del patrimonio natural, de empleo y de rentas de trabajo en muchas de las zonas agrarias del oeste y suroeste de la España peninsular. N o cabe esperar que la «racionalidad» de sus propietarios les convierta en «benefactores» públicos en detrimento, a corto y medio plazo, de sus intereses c o m o per­ceptores y consumidores de las escasas rentas productivas que aún genera el sistema adehesado.

Conclusiones

El sistema agrario adehesado ocupa m á s del 50 por 100 de la superficie agraria del oeste y suroeste español. E n el m i s m o pasta una gran variedad de razas de ganados autóctonos de las especies bovina, ovina, porcina y caprina. Las hembras reproductoras de las cuatro

Beneficio neto y rentabilidad de las explotaciones madereras y de dehesas en el oeste y suroeste (197S)

Explotaciones

Capital (ptas/ha) Beneficio neto (ptas/ha) Subvención (ptas/ha)

Rentabilidad (con subvención)

Rentabilidad (sin subvención)

Pino pinaster *

14.866 185,2 165

2,35%

1,25%

Eucalipto **

18.859 320 432

3,98%

1,69%

Dehesas ***

37.550 1.825

4,86%

4,86%

* 3 explotaciones. '* 2 explotaciones. '* 11 explotaciones.

Fuente: Elaboración propia sobre la base del trabajo del Consejo Económico y Social de Extremadura: Estudio económico de las explotaciones agrarias más representativas en las distintas comarcas de la región compuesta por las provincias de Cáceres, Badajoz y Huelva. Badajoz. C E S E Y H , 1976.

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especies citadas existentes en la dehesa superan el 80 por 100 del censo total de dichas especies ganaderas de las diez provincias en las que la dehesa tiene mayor importancia.

Los recursos naturales de la dehesa presentan una elevada rigidez respecto de las con­diciones de precios del mercado. Las vocaciones productivas deben estar determinadas por el medio natural, en la medida que éste ha de ser conservado para hacer posible la extrac­ción productiva compatible con su estabilidad.

La caída de las rentas productivas de capital, en las últimas décadas, ha supuesto el abandono en la realización de las labores culturales conservadoras y potenciadoras de la productividad de sus recursos naturales de suelo y vuelo. La propiedad, al no percibir a corto y medio plazo rentas adicionales por la capitalización forestal, no renueva el arbo­lado, produciéndose un retroceso notable de las densidades y superficies arboladas autóctonas.

Los valores patrimoniales de flora y fauna de la dehesa, en la medida que no contribu­yen a las rentas monetarias de la propiedad, no son tenidos en cuenta en la gestión produc­tiva de la dehesa. El análisis económico corriente aplicado a la dehesa no es adecuado para la conservación de todos sus recursos naturales. La conservación y el aprovechamiento de la dehesa requiere de una metodología integradora y patrimonial que considere el conjunto de los flujos de materiales, energía y servicios ambientales que se originan. Este enfoque permitiría abordar de forma adecuada la necesaria compatibilidad entre la mejora y con­servación de los recursos naturales y el mantenimiento de actividades extractivas que el hombre realiza en el sistema agrario adehesado.

B I B L I O G R A F Í A

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NOTAS

1. Citado por M A R T Í N E Z A L I E R , Joan: «Economía y ecología: algunos puntos de contacto», en Semi­nario de Antropología ecológica. Coulé, febrero de 1987.

2. El subrayado es nuestro. 3. La Ley de Dehesas (1986) de Extremadura regula algunas labores culturales obligatorias, prohibi­

das y recomendadas en la dehesa. 4. N A R E D O , J. M . : «La axiomática de la versión usual de sistema económico y sus consecuencias» (con

especial referencia al tratamiento de los recursos naturales y a la naturaleza de los agregados resul­tantes), en Información Comercial Española, n.° 634, junio de 1986.

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Véase también N A R E D O , J. M . : «L'axiomatique de l'enregistrement comptable du système économi­que et les limites de l'intégration d'une comptabilité nationale de patrimonie» en Etudes de Comptabi­lité Nationale, E . Archambault y 0 . Arkhipoff, eds. Ed. Económica, París, 1986.

S. Asi, por ejemplo, las empresas mineras evalúan las reservas de mineral contenidas en los yacimien­tos para asegurarse de que no se agoten antes de haber amortizado las inversiones necesarias para su extracción y beneficio. Mientras que las contabilidades nacionales dan a los ingresos derivados de las «industrias extractivas» un tratamiento similar al de las otras actividades, haciendo abstrac­ción de la vida limitada de los yacimientos, lo mismo que abordan los derivados de la agricultura, con independencia de la fertilidad del suelo: ni la fertilidad consumida por prácticas esquilmantes, ni los minerales extraídos, figuran c o m o consumos de las actividades agrarias o extractivas sino que solamente tienen su reflejo en el valor de sus producciones vendidas y estrictamente contabilizadas. Esta asimetría que surge entre el razonamiento en ciclo cerrado del sistema económico y el ciclo obligatoriamente abierto de energía y materiales sobre el que ha de asentarse la vida de los h o m ­bres, no sólo aflora en el tratamiento de la minería o de la agricultura, sino en el de todas las actividades —de producción o de consumo— que se benefician del entorno en el que se desenvuel­ven y contribuyen a degradarlo (o a mejorarlo).

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ETAT DES CONNAISSANCES SUR LES SYSTEMES DEHESAS OU APPARENTES DE

L'AIRE ISOCLIMATIQUE MEDITERRANEENNE SUB-HUMIDE ET HUMIDE

Gilbert L o n g Directeur de recherche au C N R S

Président du Comité français du M A B

Cette conférence introductive sur l'état des connaissances et le panorama des études réali­sées, ou en cours, sur les systèmes dehesas, ou apparentés, de l'aire isoclimatique médite­rranéenne sub-humide et humide ne saurait être exaustive, puisque tel est l'objectif princi­pal du Séminaire et la raison pour laquelle des communications seront présentées. Il ne nous appartient pas ici d'être le rapporteur général des auteurs de ces communications, sous peine d'en réduire l'intérêt lors de leur présentation. Nous nous contenterons, en conséquence, de souligner quelques-uns des problèmes essentiels qui se posent pour la compréhension du fonctionnement des systèmes considérés, de rappeler les efforts du M A B dans ce domaine et d'indiquer enfin sur quelles bases la recherche pourrait progresser.

Pour une approche écologique dynamique du fonctionnement des dehesas et des systèmes apparentés

Ces systèmes appartiennent à l'aire isoclimatique méditerranéenne intercontinentale où les précipitations sont de 400-500 m m à 2.000 m m par an. Ainsi, aux conditions climatiques déjà favorables pour la production des ressources végétales des moyennes latitudes (en référence aux régimes photopériodiques et thermopériodiques), s'ajoutent théoriquement des conditions hydriques potentiellement favorables qui pourraient laisser espérer des productions végétales nettes, récoltables ou utilisables chaque année, de plusieurs tonnes de matière sèche à l'hectare. Nous savons que tel n'est pas le cas puisque, en général, ces productions sont le plus souvent inférieures à 1 tonne de M S . h ' • a n ' . D'autre part, et quelle que soit la nature dominante des sols en conditions zonales, sur roches siliceuses ou sur roches calcaires, la succession écologique secondaire, déclenchée à partir du processus d'abandon des usages agricoles et pastoraux des terres, notamment dans les systèmes traditionnels de gestion des ressources de l'espace rural, conduit inéluctablement à un phénomène d'embroussaillement (matorralisation) et, ensuite, à un pseudo-climax arbores­cent ou forestier, dans la mesure où des porte-graines efficaces des arbres pré-existants sont encore présents.

O n ne sera pas étonné que m o n exposé mette, ainsi, plus l'accent sur les aspects écologiques, voire agro-écologiques, du sujet, plutôt que sur d'autres aspects, par exemple socio-économiques, qui sont traités ailleurs, ou à propos desquels j'ai une compétence limitée.

E n effet, c'est à partir d'une approche écologique dynamique, fondée sur le fait que les stades herbacés, producteurs essentiels, mais non exclusifs, de ressources végétales destinées à l'alimentation d'herbivores, dans le cadre de la succession écologique secondaire, qu'il faut situer la problématique générale de nos débats.

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Q u e ces stades herbacés procèdent: — soit, du renouvellement des strates herbacées constituées d'espèces annuelles à

reproduction autonome par voie de réensemencement quasi naturel à l'issue des cycles de reproduction, ou d'espèces perennes privilégiant la voie de la reproduction végétative;

—soit, de l'intervention volontaire de l 'homme, créateur de ressources végétales finalisées, para la voie du semis d'espèces herbacées fourragères, annuelles our perennes, jugées de meilleure qualité pour satisfaire les besoins alimentaires des herbivores domestiques ou sauvages, cela no change rien au problème auquel on est confronté: aucune des phytocéno-ses herbacées du système agro-sylvo-pastoral ne peut être considérée c o m m e étant suffi­samment stable, en l'absence d'une intervention raisonnée, volontaire et permanente de l 'homme, celui-ci agissant ainsi pour favoriser la constitution de telles phytocénoses herba­cées et pour en assurer, s'il en a le pouvoir et les moyens, leur maintenance, dans le cadre d'un système de production approprié et évolutif.

Ainsi, pouvons-nous affirmer dès le début de notre exposé que se passer d'une expérimentation in situ, comportant des traitements contrôlés relatifs à la gestion des ressources pastorales en présence des animaux au pâturage, selon divers dispositifs contrates, c'est s'interdire de comprendre le fronctionnement et le devenir des systèmes écologiques en présence et de formuler des avis éclairés sur l'éventail le plus large des réponses biologiques des espèces herbacées, productrices de ressources alimentaires.

Par ailleurs, que ce soit en présence des systèmes les plus traditionnels de gestion des ressources pastorales, ou en présence de systèmes faisant appel à des paquets de techniques modernes, considérées c o m m e agronomiquement innovatrices, et performantes pour la création de ressources fourragères, dès le m o m e n t où les practiques de gestion et d'entre­tien cessent, le devenir végétal des milieux considérés est irrémédiablement tiré vers un modèle d'accumulation de phytomasse ligneuse sur pied à faible valeur pastorale, affectant les différentes strates des phytocénoses, reconstituant ainsi progressivement la succession écologique.

C e phénomène évolutif est général dans la zone écologique considérée. Il est déjà quasi totalement accompli, c'est-à-dire qu'il a atteint un certain niveau de

plénitude, pour tous les territoires représentés par des terres agricoles marginales, autrefois productrices de ressources agricoles et pastorales, du Sud de la France et de la Corse. Il suffit de rappeler que la majorité des terres aujourd'hui occupées en Corse par des maquis bas (Cistus monspeliensis...) ou des maquis hauts (Erica arbórea, Arbutus unedo...), étaient, il y a 100 ans seulement, des terres à céréales conduites selon le modèle de la rotation «céréale-jachère pâturée», encore en vigueur dans plusieurs zones du Sud-Ouest de l'Espagne.

Si la matorralisation de l'espace rural corse est ainsi achevée, on observe qu'elle est en expansion dans les zones des dehesas de l'Espagne où la productivité agricole des terres est jugée trop faible, selon les normes des modèles économiques dominants, ou pour d'autres causes. Le phénomène est seulement plus récent en Espagne, deux ou trois décennies tout au plus. C'est, bien entendu, aussi le cas en Californie américaine et, à un moindre degré en Basse Californie mexicaine, où les phytocénoses herbacées constituées d'espèces annuelles xénophytes, qui représentaient l'une des formes de végétation issues de la transformation de la végétation sclérophylle initiale des chaparrals et des forêts de Quercus sp.pl. en systèmes agro-pastoraux, cèdent aujourd'hui la place à des formations ligneuses constituées massivement à'Adenostoma sp.pl., Eriogonum, Caenothus, etc. C'est aussi le cas au Chili, par exemple dans la zone agricole dite du secano intérieur de la Vile Région, où l'absence d'un système de gestion approprié des stades herbacés post-culturaux conduit progressive­ment à un stade de ligneux bas dense, fermé, à Acacia caven. Enfin, le m ê m e processus s'observe dans Sud-Ouest australien, par exemple dans les Darling Ranges, à proximité de Perth, où l'abandon d'une gestion très dirigiste des formations herbacées pastorales (toutes artificiellement constituées à leur origine) conduit à un envahissement rapide par les espèces ligneuses du «mallee», puis par diverses espèces d'Acacia et d'Eucalyptus.

Ces considérations préalables tendraient à démontrer: 1) qu'il ne paraît pas possible d'étudier les systèmes agro-sylvo-pastoraux de la région méditerranéenne à précipitations relativement élevées, sans les situer para rapport aux modèles de la succession écologique

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secondaire, analysée au moins au niveau de chaque petite région écologique, et en fonction des principaux types de systèmes de production et des pratiques sociales qui se sont succédées dans le temps; 2) que les phénomènes observés procèdent d'une loi générale propre au fonctionnement et à la reproduction des écoystèmes méditerranéens des divers continents et, qu'à ce titre, il serait souhaitable de pouvoir comparer les résultats de la recherche dans le cadre d'un réseau intercontinental de projets-pilotes.

Concernant ce dernier point, je voudrais souligner que le présent Séminaire nous offre l'occasion d'une présentation du système agro-sylvo-pastoral à Acacia caven du Chili médi­terranéen sub-humide. Les résultats qui nous seront présentés montrent, quant à leurs tendances, des concordances ou des discordances avec certains résultats qui seront présen­tés par nos collègues espagnols et français au cours de ce Séminaire. Ceci devrait être l'occasion d'un débat qu'il ne m'appartient pas de lancer avant que les communications soient présentées. Il est clair, cependant, que ce débat tournera, je l'espère, autour de la question suivante: Y a-t-il des convergences ou des divergences écologiques, agronomiques ou économiques, liées à la pression naturelle des végétaux ligneux (arbustes ou arbres) dans les systèmes pastoraux de l'aire écologique méditerranéenne considérée?, et, complé-mentairement à cette première question: C o m m e n t agir afin que les stades herbacés, asso­ciés ou non à des éléments arbustifs et arborescents, soient les plus durables et les plus productifs, compte tenu de ce que l'on sait de la succession écologique?

Les forces phytogénétiques en jeu

Ces interrogations, projetées dans le débat qui nous préoccupe ici de la comparaison des réponses des écosystèmes méditerranéens à l'échelle intercontinentale (pays du Bassin méditerranéen et pays du Nouveau M o n d e ) , doivent être complétées par un autre in­terrogation sur la nature et la puissance des forces phytogénétiques en présence dans les diverses aires. Si l'essentiel du débat sur les systèmes dehesas ou apparentés doit porter, c o m m e on est fondé de la croire, sur les caractéristiques des systèmes herbacés, associés aux systèmes complexes de la dehesa, et producteurs de ressources pastorales destinées principalement à l'alimentation d'animaux domestiques, on est conduit à faire le constat que les forces phytogénétiques des pays du Bassin méditerranéen offrent, par rapport à celles des pays du Nouveau M o n d e (Californie, Chili, Australie...), une g a m m e plus diversifiée de biotypes, notamment de taxons appartenant aux familles des Graminées et des Légumineuses.

Ainsi, la diversité des réponses écologiques devrait être analysée en relation avec la diversité des pools génétiques. Elles pourraient, ensemble, déterminer des avantages dont nous pouvons dire que les pays du Bassin méditerranéen ont très peu profité au regard des efforts qui ont été faits par les pays du Nouveau M o n d e , l'Australie par exemple; ce pays, faute d'avoir un stock génétique local satisfaisant d'espèces herbacées à bonne valeur fou­rragère, a été contraint de prospecter systématiquement certains biotypes de la région méditerranéenne (s. str.), à partir desquels les chercheurs ont créé des cultivars les mieux à m ê m e de répondre aux besoins australiens de développement de ressources fourragères et pastorales, compatible avec les systèmes de gestion et de production en vigueur dans ce pays.

L a question posée, à l'interface entre l'approche agronomique et l'approche écologique, est donc celle de la coexistence de systèmes agro-fourragers et de systèmes pastoraux, de leur complémentarité dans l'espace et dans le temps pour la satisfaction des besoins ali­mentaires des animaux d'élevage, ou des autres herbivores destinés à d'autres usages, tels la chasse. C e Séminaire devrait cependant se concentrer sur les apports possibles d'une approche agro-écologique favorisant le développement de ressources renouvelables autoch­tones, de préférence dans une perspective d'usages multiples de ces ressources. Cette posi­tion, sans doute restrictive à l'égard d'une approche strictement agronomique producti-viste, ne prétend pas dire quelle serait la meilleure solution. C e genre de réponse n'a de sens qu'en présence de situations très concrètes, telles qu'elles se présentent au niveau requis: celui de l'exploitation agricole et d'élevage, voire celui de telle ou telle parcelle dans

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un système d'exploitation donné. Les visites que nous ferons sur le terrain permettront, je le souhaite, de bien faire prendre conscience de ce problème.

Pourquoi le M A B ?

C'est le m o m e n t de rappeler sans doute ici pourquoi le Programme M A B ( l ' H o m m e et la Biosphère) de l ' U N E S C O est concerné paries problèmes que nous abordons à l'occasion de ce Séminaire.

Sur le plan conceptuel, le Programme M A B est fondé sur l'idée qu'une approche écologique du développement local ou régional, de l'utilisation et de la gestion des ressources renouvelables et de leur conservation sur le long terme, est possible dans la mesure où la recherche écologique finalisée serait capable d'apporter des arguments vérifiables et reproductibles sur les avantages socio-économiques de modèles de dévelop­pement et de gestion des ressources, plus économes et plus autonomes dans leur mise en oeuvre et dans leur fonctionnement, mieux adaptés à la g a m m e diversifiée des situations environmentales et des systèmes d'appropriation des terres et de gestion des ressources, et mieux à m ê m e d'assurer, sur le long terme, la préservation de l'environnement, la renouve-labilité des ressources vegetables et animales et leur conservation au niveau des espèces (stocks génétiques) et des écosystèmes.

Certains concepts clés de l'écologie doivent être évoqués pour bien souligner à partir de quelles bases on souhaite fonder un dialogue entre écologues et chercheurs des autres disciplines scientifiques, notamment des Sciences de l 'homme et de la société, mais aussi avec les phyto-et-zootechniciens, en général nos collègues agronomes et forestiers, puis avec les aménageurs, les développeurs, les gestionnaires, les élus et les producteurs ruraux, seuls détenteurs du pouvoir de décision en matière de développement rural. Les quelques concepts sur lesquels nous entendons ci-après mettre l'accent sont aussi les principaux objectifs finalisés que l'on pourrait assigner à la plupart des recherches écologiques entreprises dans l'esprit du M A B .

Concept de productivité L'argumentation des écologues doit cesser d'être strictement qualitative, pour s'étendre enfin dans le champ de l'écologie quantitative, selon des modes d'expression seuls capables d'aller à la rencontre des modèles susceptibles de rendre compte de l'efficacité des systèmes de production proposés, puis décidés, par l ' homme. L 'on doit ainsi s'attacher à promouvoir une vision quasi productiviste de l'approche écologique qui puisse mettre l'accent sur un objectif de «production biologique utilisable aussi élevée que possible», mais cependant obtenue au moindre coût, c'est-à-dire privilégiant, autant que possible, par le biais d'une gestion appropriée les propiétés et les fonctions les plus naturelles, ou les plus autonomes, des systèmes écologiques.

C e concept de productivité implique, en conséquence, un objectif de rendements soutenus ou durables (sustained yields), obtenus par le biais d'une maximisation de l'efficacité du fonctionnement des constituants biotiques pour tirer le meilleur parti de la variabilité de l'environnement, des réponses adaptatives des végétaux et des animaux aux contraintes de cet environnment et, enfin, des modalités d'intervention de l 'homme dans le cadre de la mise en oeuvre d'un système d'utilisation et de gestion des ressources le plus économe possible.

Concept de diversité L'hétérogénéité spatiale et temporelle des conditions environnementales de l'aire écologique considérée, à l'échelle des petites régions naturelles, voire des unités d'exploitation agro-sylvo-pastorales, est telle qu'il n'est pas possible de la réduire sans engager des moyens d'intervention prohibitifs. Le mieux serait donc de chercher à s'accommoder de cette hétérogénéité, déjà bien décrite dans les travaux classiques des phytosociologues, des géomorphologues et des pédologues, voire des agro-climatologues, et d'en tirer le meilleur profit. Argumenter sur la diversité des constituants biotiques (espèces, populations,

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peuplements, communautés) dans leurs rapports avec le milieu, c'est-à-dire en regard de la diversité écologique, offre des opportunités pour la mise en oeuvre de multiples solutions aptes à conduire le développement rural dans une voie respectueuse de l'environnement.

Concept de stabilité Nous avons conscience qu'aucun système écologique ne peut être considéré c o m m e réellement stable, s'agissant par excellence de systèmes soumis à toutes sortes de perturba­tions et, par ailleurs, aux diverses conséquences des presions de sélection sur les constituants biotiques appelés à subir les lois de l'évolution. Aussi, nous préférerons parler d'un objectif de métastabilité et de régulation autonome, exprimant les équilibres dynamiques qui s'établissent spontanément ou qui sont voulus par l ' homme dans le cadre de la mise en oeuvre d'un système approprié d'utilisation des ressources. A ce concept, il convient d'ajouter celui de durabilité (sustainability) qui sous-entend notre volonté de créer ou de favoriser des systèmes écologiques métastables, producteurs de ressources utilisables à un niveau quantitatif et qualitatif satisfaisant et sur le long terme, sans qu'il ait détérioration de l'environnement, autrement que celle qui serait facilement réparable: ici interviennent, de plus, les notions de réversibilité des états successifs des systèmes écologiques et de capacité de restauration des propriétés et des fonctions de ces systèmes. Il nous faut enfin évoquer le concept de resilience qui représente la capacité d'un système écologique, soumis à des perturbations, de recouvrer plus ou moins rapidement et facilement son état initial qui, dans notre hypothèse, est jugé écologiquement, économiquement et socialement le plus intéressant.

Cette conception écologique du développement se différencie d'une conception agrono­mique et strictement productiviste, en ce sens qu'elle ne vise pas un objectif de maximisa­tion de quelques rendements biologiques des ressources utilisables (en termes de produits végétaux et/ou animaux), mais de préférence un objectif d'optimisation, sur la base de rendements biologiques sans doute moins performants quant au niveau des productions, mais obtenus sur une g a m m e plus diversifiée de systèmes biologiques et de produits, et à un coût de fonctionnement globalement moindre; ceci impose, bien entendu, que l'on se donne les moyens de mesurer ce coût à l'aide d'outils économétriques appropriés.

Les avantages principaux que l'on devrait attendre de la mise en oeuvre de ce modèle pour les zones défavorisées et fragiles qui retiennent notre attention, pourraient être:

a) U n amortissement, ou une plus faible amplitude des écarts à la moyenne, pour un ensemble de paramètres intervenant dans la fonction productrice des systèmes écologiques, c'est-à-dire une moindre sensibilité des systèmes écologiques producteurs aux contraintes naturelles ou liées à l'action de l 'homme.

b) Une diminution des risques qui seraient induits par une spécialisation trop poussée de l'utilisation des terres, ce qui signifie une plus grande flexibilité des réponses biologiques.

c) L a garantie de la réversibilité des usages des terres et des ressources renouvelables, dans l'hypothèse de l'émergence future d'autres besoins socio-économiques.

d) U n e diminution appréciable des risques environnementaux (ou leur suppression) qui entraînent aujourd'hui des coûts élevés, supportés par la société dans son ensemble, coûts qu'il serait alors possible de transférer pour partie aux agents socio-économiques chargés de la gestion des espaces ruraux considérés.

e) U n e garantie de conservation sur le long terme du patrimoine naturel (terres, eaux, végétaux, animaux, paysages...).

Il est clair que ce genre de scénario nécessite au préalable une bonne connaissance du fonctionnement des systèmes écologiques et des systèmes sociaux en présence: tel est, pré­cisément, l'un des objectifs essentiels du M A B dans une perspective d'aide à la décision, pour ce qu'il est convenu d'appeler le développement durable.

Qu'en est-il au sujet des systèmes dehesas ou apparentés? Q u ' a fait le M A B ?

Depuis son origine, au début des années 70, le M A B a été préoccupé, dans le cadre de la conception et de la mise en oeuvre de ses projets 2 (forêts méditerranéennes) et 3 (impact

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des activités humaines sur les terres à pâturage), de promouvoir des activités de recherche, de formation et de démonstration tendant à aller dans le sens de la problématique que nous venons d'évoquer. Si des résultats semblent avoir été obtenus dans le domaine de la recherche, voire de la formation, je pense pouvoir dire que, faute des moyens appropriés et d'absence de continuité des projets de recherche, voire de l'impossibilité de transférer les résultats de la recherche vers le développement, l'objectif de démonstration m e paralt loin d'avoir été atteint.

Si j'ai personnellement souhaité que ce Séminaire se tienne en Espagne, et j'en en pro­fite pour remercier le Comité espagnol du M A B de m'avoir ainsi donné satisfaction, c'est que j'ai acquis la conviction, depuis plusieurs années, que ce pays dispose de la g a m m e la plus complète de situations écologiques, ou socio-économiques, permettant d'aborder, avec toute la diversité nécessaire, les questions qui se posent dans la plupart des pays méditerra­néens. D e fait, c'est en Espagne, qu'a été lancée, dès 1973-1974 «¡'étude intégrée et multi-disciplinaire sur la dehesa salmantine» qui a donné lieu à la publication des résultats des recherches d'une première phase descriptive sous la forme de trois volumes accompagnés de cartes thématiques (1977, 1978, 1979). Ces travaux rassemblent une vingtaine d'articles relativement indépendants les uns des autres, c'est-à-dire à tendance disciplinaire marquée. Plusieurs chercheurs ayant participé aux études de cette première phase, mais aussi de nouveaux chercheurs de l'Université de Salamanque, ont prolongé les études qui, à m a connaissance ont cependant conservé leur caractère disciplinaire et plutôt descriptif. Mais je n'ai pas connaissance, faute peut-être d'une information actualisée, qu'une deuxième phase, plus interactive entre les disciplines, ou surtout plus à m ê m e de traiter du fonction­nement des systèmes en présence, ait pu être planifiée et exécutée. Peut-être serai-je con­tredit au cours du Séminaire.

Le Comité espagnol du M A B a aussi rendu compte, en diverses circonstances, d'autres travaux réalisés sur les dehesas d'autres provinces espagnoles. Je dois ici marquer m a sur­prise quant à la difficulté qui semble exister dans la réalisation d'un projet global sur les dehesas, capable de mobiliser, par exemple, tous les chercheurs compétents de l'INIA, des Universités et des institutions de recherche du C S I C , sur une opération de recherche c o m ­m u n e , à portée plus expérimentale que descriptive. J'ai m o i - m ê m e rencontré cette difficulté lors de la programmation des recherches en coopération sur les dehesas de l'Andalousie occidentale. Nous voulons ici rendre un h o m m a g e particulier aux collègues espagnols et andalous, et au Comité espagnol du M A B , pour nous avoir permis de participer à la conception et à l'exécution d'un programme de coopération scientifique bilatérale sur les dehesas de la Sierra Norte de Seville, auquel le Comité franpais du M A B a apporté son soutien, tout en encourageant la participation de chercheurs franpais. C'est en effet dans le cadre du programme pluridisciplinaire de la Casa de Velazquez sur la transformation des paysages andalous, que cette coopération a vu le jour et s'est développée de 1980 à nos jours. Les recherches exécutées sur les dehesas de la Sierra Norte ont tenté d'aborder quelques-uns des principaux problèmes du fonctionnement agro-écologique et agro-écono­mique des dehesas. Des résultats seront présentés au cours de ce Séminaire et, de plus, nous aurons le plaisir de visiter la zone d'étude. A l'occasion du déroulement des deux premières phases de ce programme, une phase descriptive suivie d'une phase sur le fonc­tionnement de quelques systèmes, nous avons pu apprécier les difficultés inhérentes à une trop grande sectorialisation de la recherche, de sa sur-spécialisation institutionnelle, aggra­vée par les inconvénients qui résultaient de la politique de régionalisation, ce qui nous a sans doute privés du concours de certains chercheurs espagnols localisés hors de l'Anda­lousie.

S'agissant de la contribution de l'Espagne au P r o g r a m m e M A B , je ne saurais oublier aussi que de très intéressantes études ont été poursuivies sur les dehesas de la région cen­trale (El Pardo) et que des études, hors programme M A B , ont été faites sur les dehesas de l'Extremadoure. Je m e réjouis de l'occasion qui m'est donnée de visiter ces zones d'étude.

Les difficultés rencontrées pour la programation des activités du M A B en Espagne, ne sont pas spécifiques à ce pays. Tel est aussi le cas, en France, où il a été impossible de conduire à leur terme des projets de recherche interdisciplinaire lancés dans les années 70, d'une part en Corse et, d'autre part, sur les garrigues du Bas-Languedoc, respectivement

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sur les systèmes de maquis et de garrigues, traités dans le but de restaurer leur capacité productive pastorale et de diminuer les risques d'incendie. Les aspects expérimentaux de ces projets, visant l'application de traitements contrôles, aptes à dégager les potentialités pastorales des différentes formations végétales et de réduire leur combustibilité, elle-même fortement liée à la présence de strates denses buissonnantes de végétaux sclérophylles, ont néanmoins conduit à des résultats originaux qui ont été partiellement transférés au niveau du développement, sous le couvert de l'expression communémen t admise de «méthode du le C E P E » en référence à l'un des organismes de recherche qui en avait conpu le scénario dès 1969, dans la zone des garrigues proches de Montpellier. A u cours du présent Sémi­naire, des références seront certainement faites aux recherches expérimentales conduites dans le Sud de la France, entre autres, par les chercheurs du C N R S , de 1 1 N R A et des Universités.

Plus récemment, les recherches poursuivies dans l'esprit du M A B , ont été conduites sur ley systèmes arbres-herbacés du Causse Méjean, au Sud du Massif central (opération P I R E N - C N R S , comportant l'étude fonctionnelle des interactions entre une strate arborée plus ou moins claire à Quercus pubescens et une strate herbacée bénéficiant de traitements visant l'amélioration du bilan trophique et soumise à une gestion pastorale appropriée), de la Vallée des Duyes dans les Alpes de Haute Provence (opération INRA-Ecodéveloppement: peuplements de Quercus pubescens et de Pinus nigra) et d u Parc du Mercantour dans l'arrière-pays nipois (opération C E M A G R E F - I N E R M sur les formations herbacées d'alti­tude liées à Larix decidua). Diverses communications seront présentées au cours de ce Séminaire; elles conduiront, je l'espère à une discussion intéressante, notamment avec nos collègues espagnols et portugais, en raison du fait que si nous n'avons pas à proprement parler de dehesas en France méditerranéenne, nous faisons néanmoins le projet qu'il serait avantagueux et possible d'en créer progressivement à partir des peuplements forestiers den­ses, actuellement sous-productifs et très sensibles aux feux. E n tour état de cause nous faisons l'hypothèse, depuis quelques années, après avoir pris l'exacte mesure des coûts sociaux entraînes par l'abandon de l'espace rural marginalisé, que le modèle du laisser-faire, favorisant la progression de la succession écologique secondaire en direction de for­mations végétales à forts risques de combustibilité, devrait être remplacé para un modèle de développement sylvo-pastoral plus ourvert à des usages multiples de l'espace et assez apparenté de ce fait aux «dehesas».

Quelques considérations pratiques sur les recherches écologiques ou agro-écologiques entreprises sur les dehesas et les systèmes apparentés

1) Les dehesas et les systèmes apparentés ne peuvent être analysés, sur les plans scienti­fique et technique, que si l'on accepte de considérer qu'ils sont, principalement, des systè­mes écologiques producteurs de ressources végétales destinées à des usages pastoraux, c'est-à-dire susceptibles de satisfaire aux besoins alimentaires d'herbivores domestiques et sauvages. Ainsi, les mécanismes de llierbivorie et les contraintes introduites par les ani­m a u x au pâturage constituent donc des sujets essentiels. Accessoirement, le système dehesa est, de plus, producteur d'autres ressources biologiques pour d'autres usages. Il est aussi producteur d'aménités, c'est-à-dire de biens et services gratuits, en relation avec les besoins culturels, esthétiques et de santé des populations humaines, domaine où le qualitatif l'em-potre sur le quantitatif. O n trouve, dans quelques-uns des travaux publiés en Espagne, la plupart des aspects évoqués ci-dessus (voir la bibliographie générale sur ce sujet que le Comité espagnol du M A B a établi pour ce Séminaire).

2) Les dehesas et les systèmes apparentés appartiennent, de toute évidence, à la catégo­rie des systèmes écologiques complexes interactifs. Il conviendrait donc de leur appliquer des méthodes de recherche qui soient aptes à mettre en évidence les systèmes de relation qui existent entre les divers sous-systèmes en présence.

3) Aucun de ces systèmes ou sous-systèmes ne peut être considéré c o m m e strictement naturel. E n effet, tous sont hérités de pratiques sociales séculaires, qui ont contribué, à partir d'un pool de taxons donné, à moduler les compositions taxonomiques des biocéno-

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ses, leur structure, leur organisation, leur fonctionnement et leur évolution. Ils ne peuvent donc être analysés, décrits, classifies, interprétés ou expliqués que par rapport aux connais­sances que l'on a acquises, parallèlement, sur le fonctionnement et l'évolution des techno-socio structures induites par les activités humaines; d'où, pour notre propos, l'importance de recherches d'écologie historique. L a principale difficulté réside ainsi dans le fait que le degré d'artificialisation, ou d'anthropisation (que l'on peut opposer à un degré de «natura-lité»), est difficile à caractériser, ou à mesurer, d'une manière efficace, reproductible et globale. Sans doute peut-on distinguer en priorité les éléments biotiques du système dont les dispositifs de reproduction sont le moins soumis à l'action volontaire de l 'homme et, à l'opposé, ceux qui seraient sous la dépendance, très étroite de la techno-sociostructure. Ainsi, à titre d'exemple et schématiquement, deux strates coexistent dans les phytocénoses des dehesas, l'une arborée, héritée d'une intervention volontaire de l ' h o m m e et dont la renouvelabilité reste aujourd'hui entièrement soumise à une décision de reproduire artifi­ciellement cette strate par le biais de pratiques sylvicoles très finalisées, l'autre herbacée, le plus souvent post-culturale et capable de se reproduire spontanément dans les limites des premiers stades de la succession écologique, sous la réserve que des techniques réitérées de rajeunissement fapons culturales et de systèmes de gestion pastorales appropriés, soient appliquées. Ces deux strates coexistantes sont le témoignage de l'existence de deux degrés d'artificalisation affectant le système écologique complexe, fondés sur la capacité des espè­ces de ces deux strates principales à se reproduire, avec ou sans le concours volontaire de l ' h o m m e , dans les conditions actuelles de la gestion agrosylvo-pastorale du système.

Par ailleurs, il est facile de considérer qu'une dehesa où l'élevage d'animaux domesti­ques (bovins, ovins, caprins, porcins) est prépondérant, est plus artificialisée qu'une dehesa où les animaux sauvages (grand et petit gibiers) se reproduisent spontanément.

Ainsi, le degré d'artificialisation, qui est l'une des expressions simplifiées du fonction­nement global du système complexe, peut être déterminé selon ce critère de la reproduction plus ou moins autonome, ou aidée par l 'homme, des éléments biotiques majeurs du système.

4) Mais il faut bien avoir présent à l'esprit que toute approche trop disciplinaire, ou trop sectorielle, des problèmes écologiques, sociologiques et économiques qui se posent à propos des dehesas, reste limitée quant à la signification des résultats obtenus et quant à la capacité de leur généralisation. U n e approche multi-niveaux et systémique, sur problèmes, est donc nécessaire pour appréhender la complexité des principales interactions. Cela nécessite l'accomplissement de recherches interdisciplinaires mettant de préférence l'accent sur un petit nombre de problèmes précis, voire sur des propriétés, des fonctions ou des mécanismes, et capables de permettre un transfert des résultats aux divers niveaux d'orga­nisation des systèmes et sous-systèmes en présence.

U n e apparente banalisation de la morphologie ou de la physionomie des dehesas, observées à un m o m e n t donné, masque une réelle hétérogénéité environnementale, à laque­lle se superpose une hétérogénéité liée au poids des interventions historiques et actuelles de l'homme. U n e approche par niveaux spatiaux hiérarchisés semble nécessaire; elle peut être mise en oeuvre, par exemple, en considérant successivement les réponses agro-écologiques aux niveaux suivants: 1) régions naturelles (ou régions écologiques); 2) systèmes d'exploita­tion agricole et d'élevage contrastés; 3) parcelles et stations contrastées; 4) sous-stations sous le couvert de la canopée des arbres et hors du couvert de la canopée. Telle est l'appro­che écologique qui a été suivie, avec quelques ajustements, lors de l'étude sur les dehesas de la Sierra Norte de Seville, dont les résultats obtenus seront présentés au cours de ce Sé­minaire.

Aucune typologie, ou classification, à caractère disciplinaire (phytosociologique, géo­morphologique, pédologique, etc.) ne peut exprimer, seule, la réalité et la diversité du fonctionnement des systèmes écologiques. Qui plus est, s'agissant de systèmes évolutifs, donc dynamiques, le facteur temps doit être pris en considération pour chacun des sous-systèmes de la dehesa. Ainsi, il est clair que les pas de temps du fonctionnement, de l'évolu­tion et du renouvellement de la strate arborée ne sont pas les m ê m e s que ceux qui c o m ­mandent les propriétés, les fonctions et le renouvellement des strates herbacées pastorales sous-jacentes ou situées à l'extérieur des canopées des arbres.

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5) C o m m e on le voit, les exigences pratiques et méthodologiques sont nombreuses et complexes. Il n'est donc pas étonnant de constater que la plupart des activités de recherche sur les systèmes dehesas et apparentés, se soient souvent limitées à des aspects les plus disciplinaires, correspondant à la spécialisation des chercheurs et des techniciens. D e plus, la tendance à privilégier la simplification des systèmes écologiques, notamment sous la forme des systèmes agro-forestiers, ou agro-fourragers, au cours des deux dernières décen­nies, à la faveur du développement de la recherche agronomique et forestière, a souvent conduit à donner la priorité à l'acquisition de connaissances sur les systèmes simplifiés tels, par exemple, les systèmes de ley farming, ou de la prairie temporaire, à base de Trifolium subterraneum, si vigoureusement soutenus par nos collègues agronomes de Badajoz et d'Elvas.

Malheureusement, il faut reconnaître que les moyens affectés a la recherche écologique n 'ont pas permis de comparer sur un même territoire et sur des pas de temps suffisants (au moins 10 ans) a partir de dispositifs d'expérience pertinents, les performances écologiques, agronomiques et économiques de systèmes simplifiés et de systèmes complexes, tous deux producteurs de ressources pastorales. U n e telle expérimentation devrait concerner les réponses biologiques de tous les constituants majeurs du système complexe, strates arbo­rées, strates herbacées annuelles, strates herbacées perennes des différentes phytocénoses de la succession écologique secondaire, soumis à des traitements contrôlés aptes à fournir les bases d'une comparaison à fort pouvoir de discrimination.

6) Nous devons ainsi constater que, dans la plupart des cas, l'absence de dispositifs comparatifs empêche de dresser des bilans écologiques, voire économiques, capables sans doute de réhabiliter les systèmes complexes de dehesas, ou les systèmes agro-sylvo-pastoraux similaires, dans le cadre d'une stratégie de développement rural intégré à moyen et long terme. C'est regrettable, car cela gêne l'émergence d'une autre politique de dévelop­pement dans les zones fragiles et sensibles de la région méditerranéenne.

Faute de pouvoir effectuer eux-mêmes la comparaison peut-être très ambitieuse que nous venons d'évoquer, et à la mesure des faibles moyens à leur disposition, certains cher­cheurs en Espagne, en France, au Chili... ont pu cependant démontrer, à l'aide de modèles simples, les types de relations qui peuvent exister entre la strate herbacée et la strate arbo­rée de quelques systèmes écologiques complexes. Ainsi, l'hypothèse des effets synergiques, quant au rôle bénéfique de l'arbre sur le comportement et la production pastorale de la strate herbacée sous le couvert des canopées, a été récemment démontrée, quant au fonctionnement interactif des deux sous-systèmes, dans les travaux sur les dehesas de Salamanque et de la Sierra Norte de Seville et sur le système sylvo-pastoral à Acacia caven du Chili (voir les résultats qui seront présentés à ce Séminaire). II est clair que, dans des conditions particu­lières de gestion des troupeaux (donc des modalités d'action de lTierbivorie), et sous réserve de la disponibilité de ressources génétiques végétales initiales (présence de popula­tions d'espèces capables de donner des réponses biologiques significatives), la coexistence de Graminées perennes de bonne qualité fourragère (Dactylis glomerata, Lolium perenne, etc. en Espagne, c o m m e en Corse) et d'un couvert arboré plus ou moins clair de Quercus sp. pi., entraîne des conditions plus favorables de croissance et de développement de la strate herbacée, une plus grande efficacité de l'utilisation de l'eau du sol et des nutrients et, en conséquence, un meilleur rendement de la machine biologique. E n l'absence, pour des causes diverses, de Graminées perennes dans le cortège floriotique local, au Chili, c'est cependant la meilleure Graminée fourragère annuelle, ¡ci Lolium multiflorum (espèce introduite et naturalisée) qui, dans des conditions optimales de gestion des troupeaux témoigne, par sa production totale de matière sèche consommable et par l'étalement de sa période de végétation active, des effets synergiques liés à la coexistence des arbres (ici Acacia caven) et de la strate herbacée pastorale.

7) Ces effets synergiques, images du fonctionnement écologique, sont appréciés en fonc­tion de la capacité du sous-système herbacé sous la canopée des arbres, soumis à des conditions de gestion appropriée, à produire plus régulièrement une plus grande quantité de ressources pastorales consommables para les animaux au pâturage, en comparaison avec ce qui se passe pour les strates herbacées adjacentes hors du couvert des arbres, dans les m ê m e s conditions générales de gestion pastorale. Certes, «une plus grande quantité» ne

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veut pas dire «la meilleure qualité». Celle-ci, en effet, et de toute évidence, serait obtenue par le biais d'une plus grande participation des Légumineuses. L'obtention de la produc­tion pastorale la plus élevée, régularisée sur un pas de temps pluri-annuel et, simultané­ment, de la meilleure qualité, nous parait correspondre à un modele biologique utopique dans les conditions des zones qui nous concernent ici. Entre autres, un tel modèle nécessi­terait un coût de recherche, d'établissement et de maintenance relativement prohibitif, tout en présentant, sur le plan écologique, une moins bonne stabilité ou durabilité que le modèle associant des Graminées perennes productives, capables grâce à leur plus grande plasticité, dans des conditions de gestion impliquant le pâturage en rotation, de mieux occuper durablement le terrain et, surtout, de couvrir une g a m m e plus diversifiée de types de milieux.

8) N o u s évoquons ainsi, au passage, plusieurs des propriétés ou des fonctions écologi­ques sur lesquelles il convient de mettre l'accent dans les programmes de recherche sur les systèmes dehesas, en tant que systèmes producteurs de ressources pastorales. L'objectif de maximisation de la production végétale de la strate herbacée, entre autres sur la base d'un critère privilégiant l'aspect qualitatif du rendement, à savoir la valeur protéique de la pro­duction pastorale, compte tenu des contraintes environnementales et de gestion les plus courantes dans les milieux qui nous occupent, conduit logiquement à essayer de p r o m o u ­voir les techniques du ley farming à base de Légumineuses annuelles, mais aussi entraîne une perte de flexibilité, une diminution de la diversité biologique. El l'apparition d'effets de seuils qui se traduisent dans la pratique par des ruptures assimilables à des catastrophes écologiques (cf. échecs généralisés, après 2 ou 3 années consécutives de sécheresse climati­que relative, des systèmes trop artificialisés, fondés sur le ley farming à base de Trifolium subterraneum, dans la Sierra Norte de Seville, entre 1980 et 1984).

Peut-être serait-il alors préférable de viser un objectif qualitatif moins ambitieux pour la plus grande partie du territoire des dehesas, objectif qui pourrait être atteint à partir d'une hypothèse de gestion pastorale différente (pratique de la rotation des parcelles, pré­servant, entre autres, des périodes de repos dans le cycle végétatif). Moindre qualité fou­rragère mais production en moyenne plus élevée, plus diversifiée et mieux stabilisée dans l'espace et dans le temps, pourraient bien être considérées comme des valeurs acceptables, optimales, d'un autre modèle de fonctionnement et de gestion pastorale des systèmes «dehesas».

J'insiste sur le fait, qu'en l'état actuel de nos connaissances, la controverse qui s'est établie entre agronomes et écologues est utile, dans la mesure où aucune généralisation abusive n'est faite ni par les uns, ni par les autres.

9) Faut-il enfin parler de l'arbre? Plusieurs travaux anciens ou récents ont apporté des justifications pertinentes sur la participation des Chênes à l'alimentation des animaux au pâturage. D e ce fait, dans la plupart des modèles arbres-herbacés que nous connaissons, l'arbre est aussi un producteur de ressources alimentaires. Mais, de plus, il joue un rôle essentiel dans l'atténuation des dysfonctionnements. Des recherches récentes, dont les résultats seront présentés à ce Séminaire, apportent un éclairage intéressant sur l'améliora­tion des bilans hydriques et trophiques sous le couvert des arbres. Ainsi, le processus de valorisation biologique d'une plus grande quantité de l'eau stockée dans le sol et d'éléments biogènes recyclés dans le cadre de la décomposition de la matière organique de la litière, par la strate herbacée, est un fait acquis. Cependant, les interactions biologiques au niveau de la flore, de la faune et des micro-organismes entre la strate arborée et la strate herbacée, notamment pour ce qui concerne les phénomènes affectant le sol, son à peine explorées. Ainsi, si l'on s'est habitué à évoquer le rôle médiateur des mycorhizes pour favoriser la nutrition minérale des arbres, et en conséquence leur développement, on ne sait encore quasiment rien sur une hypothèse d'effets synergiques entre systèmes mycorhiziens et systè­mes arbres-herbacés dans les dehesas. Des recherches, effectuées en Californie sur les Gra­minées perennes pastorales (introduites ou spontanées) ont montré que de tels systèmes complexes (mycorhizes-Graminées perennes) entraînent une augmentation significative de la production herbacée et induisent une meillure régulation dans l'utilisation du phosphore; en conséquence, ils contribuent à l'efficacité et à la stabilité du système global. Ceci n'est qu'un exemple relatif à l'amélioration de la nutrition minérale de végétaux supérieurs.

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D'autres problèmes, relatifs au rôle de la faune du sol, par exemple des vers de terre, sont à peine abordés.

10) Dans un autre domaine, les expériences de dégagement des potentiels pastoraux herbacés réalisées dans les garrigues du Sud de la France et dans les maquis corses, sans travail du sol, simplement par suppression de la strate ligneuse basse, par coupe et broyage de cette strate avec création d'un mulch, puis fertilisation et recours à la charge animale en rotation avec des niveaux variables de densité de charge, nous interpellent, par la nature des résultats obtenus (accroissement par un coefficient multiplicateur de plus de 10 de la production herbacée initiale), sur la conception et la mise en oeuvre d'écotechniques plus respectueuses de l'environnement, et néanmoins productives.

11) Plus récemment, les chercheurs ont entrepris d'utiliser les aptitudes de divers herbi­vores pour utiliser les ressources pastorales grossières de ces formations de végétaux lig­neux sclérophylles, dans le cadre de dispositifs d'expérience comportant, entre autres, des modalités variables de la complémentation alimentaire (notamment azotée) des animaux au pâturage. Des résultats seront présentés à ce Séminaire et ouvrent le débat sur les positions nuancées qu'il faudra prendre à l'égard de certaines de ces strates ligneuses basses de nos matorrals méditerranéens. Il n'est pas indifférent de constater que le contrôle de l'envahissement par les ligneux bas pourrait être réalisé, au moins en partie, para un con­trôle biologique impliquant la manipulation de certaines catégories d'animaux au pâturage.

Cette dernière reflexion de notre exposé, qui sera étayée par des résultats présentés à ce Séminaire, et obtenus sur les maquis à Erica arbórea et Arbutus unedo, sous forêt de Quercus suber du Roussillon (France), avec des bovins, intervient à bon escient pour sug­gérer tout le poids qu'il faudrait accorder au système de gestion et au système de produc­tion dans l'étude intégrée des systèmes dehesas et apparentés. C e sera notre conclusion à ce panorama.

N O T A : C'est volontairement qu'aucune référence bibliographique n'accompagne ce texte. D'une part, nous estimons que le lecteur intéressé puisera cette information documentaire dans les communications présentées au Séminaire; d'autre part, nous avons suggéré plus avant que le Comité Espagnol du M A B constitue une base de données documentaires sur le «dehesas».

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L'ECONOMIE DES DEHESAS: SITUATION ACTUELLE ET ETAT

DES CONNAISSANCES

Bernard Roux INRA. Station d'Economie et de Sociologie Rurales de Grignon

U n m o m e n t crucial pour les recherches économiques sur les dehesas

Pour les exploitations de dehesa et des systèmes apparentés de l'aire méditerranéenne, localisées sur des terres à faible potentiel agricole, les prochaines années vont être impor­tantes, et ceci au moins pour deux raisons: la première découle de l'élargissement de la C E E à l'Espagne et au Portugal, la seconde vient de la redéfinition de la Politique Agricole C o m m u n e ( P A C ) .

C o m m e conséquence de l'élargissement, de nouvelles concurrences interrégionales sont en train de se développer, d'une part entre régions aux caractéristiques analogues, par example de part et d'autre de la frontière hispano-portugaise, d'autre part entre régions inégalement dotées en facteurs, donc entre systèmes de production aux productivités diffé­rentes. Ces concurrences, qui vont s'accentuer progressivement pendant la période transi­toire de l'adhésion, vont provoquer des ajustements et des relocalisations des productions, sur le marché européen élargi, pour lesquels les régions de dehesas ne seront pas les mieux placées.

Pour ce qui est de la redéfinition de la P A C , dont on sait qu'elle est guidée par le souci de réduire les excédents et par des contraintes budgétaires, de nouvelles orientations se dégagent qui, autant que les mécanismes concurrentiels du marché, concernent les exploi­tations de dehesa. C'est notamment la prise en compte d'une tendance déjà inscrite dans la réalité et qu'il s'agira selon toute vraisemblance d'encourager: l'apparition d'une agriculture duale, d'une agriculture à «deux vitesses»: d'une côté l'agriculture des exploitations les plus productives, commercialement les plus agressives, de l'autre l'agriculture des exploitations moins productives, généralement celle des régions les moins bien dotées en facteurs.

Dans ce schéma de concurrence interrégionale accentuée et de différenciation interne du secteur agricole, apparaît une hypothèse, très souvent évoquée, d'abandon d'une frac­tion importante des terres pauvres, parmi lesquelles se trouve une bonne partie des dehe­sas, abandon devant se traduire soit par le passage à la friche, soit par le transfert à d'autres usages.

Pour ces raisons, les exploitations de dehesa, dont on ne cesse par ailleurs de dire qu'elles sont à l'extrême limite de la rentabilité et m ê m e qu'elles ne sont pas viables, vont être placées à l'avenir dans un environnement économique encore moins clément que celui du passé récent.

L a question posée est donc de savoir si ces exploitations vont se maintenir dans la sphère de la production agricole. Pourront-elles être assez compétitives pour que leur reproduction soit assurée dans les conditions du marché communautaire? Feront-elles par­tie, au contraire, de l'agriculture assistée, qui assurera essentiellement une fonction d'entre­tien de l'espace rural? O u encore, leurs terres cesseront-elles de fournir des produits agrico­les et, dans ce cas, trouveront-elles, dans une campagne dépeuplée, de nouveaux acquéreurs pour de nouvelles fonctions?

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C e sont ces perspectives et ces questions qu'il faut avoir à l'esprit au m o m e n t d'évoquer nos connaissances économiques sur les dehesas et ce sont elles qui incitent aussi à dire dès à présent qu'un examen approfondi de leur économie est indispensable pour affronter un avenir qui s'annonce extrêmement préoccupant.

Cet examen, nécessaire pour mieux se préparer au futur, passe obligatoirement par une compréhension du passé, en raison du caractère extrêmement pregnant des éléments struc­turels produits par l'histoire, qui marquent les dehesas: structure fonctière, m o d e de ges­tion, systèmes de production. L'étude de longue période fait donc partie intégrante de l'analyse économique. En fonction de cette démarche, il faut rappeler l'importance des années de forte croissance économique d'après la seconde guerre mondiale pour l'ensemble des économies occidentales. Dans la péninsule ibérique, et notamment en Espagne, ce sont les années 60 qui ont constitué la période charnière. C'est ainsi que les exploitations de dehesa ont vu leur économie très affectée pendant cette décennie: avant elles assuraient la mise en valeur de leur milieu, alors qu'après, leur propre existence économique s'est trou­vée compromise.

Dans ces conditions, trois questions ont été posées aux chercheurs: a) Dans quelles conditions économiques et sociales étaient réalisées les anciennes formes de mise en valeur? b) Quelles sont les causes, internes ou externes aux unités de production, qui expliquent les difficultés économiques des dehesas, depuis les années 60? c) Quelles peuvent être à l'avenir les fonctions économiques et sociales de celles-ci? Pour répondre à ces interrogations, la réflexion s'est développée dans deux champs complémentaires et étroitement liés: d'une part celui des rapports entre l'économie des exploitations de dehesa et l'évolution de l'en­semble de l'économie, d'autre part celui de la dynamique et des caractéristiques de l'éco­nomie interne de ces unités de production. Bien entendu l'un ne va pas sans l'autre, mais le premier champ peut être abordé sans que l'on soit contraint à un réel approfondissement du second. C'est d'ailleurs ce qui s'est passé, c'est-à-dire que les liens entre micro et macroéconomie ont pu être bien comprins sans que l'on soit arrivé à une connaissance fine, technique et économique, des exploitations. Or , si on peut se satisfaire d'une telle situation pour une réflexion théorique, il n'en est rien en ce qui concerne le rôle de la recherche économique c o m m e facteur d'aide aux décisions politiques relatives à l'agricul­ture, à l'environnement, à l'aménagement du territoire, etc.

Il est donc important, en ce m o m e n t crucial où la politique de la C o m m u n a u t é euro­péenne prend un cours différent, de faire le point sur les connaissances acquises et de préciser des nouveaux axes de recherche. Les travaux du séminaire vont s'y attacher. J'esp­ère que ce sera en considérant que le déclin des systèmes de dehesas et apparentés n'est pas inéluctable et que la recherche peut aider à définir les conditions techniques et économi­ques, mais aussi sociales et politiques, de leur amélioration et de leur reproduction. C'est en tout cas m a position, telle qu'elle s'exprime dans cette communication, basée sur mes propres recherches sur ces systèmes dans la péninsule ibérique.

Les conditions économiques de l'équilibre écologique des dehesas dans les anciens systèmes de mise en valeur

L'une des interrogations auxquelles il faut répondre pour comprendre l'économie des dehe­sas concerne la pérennité du système lui-même. O n ne peut pas ne pas s'étonner, en effet, de la permanence de cette forme d'élevage extensif sur des centaines de miliers d'hectares de mauvaises terres. Il y a dans ce fait une apparence d'archaïsme frappante pour celui qui prend contact pour la première fois, c o m m e ce fut m o n cas au début des années 70, avec ces domaines arborés qui rappellent certains paysages de savane africaine. Mais l'ancien­neté de ces systèmes n'est pas seulement la marque de la tradition et d'une part d'inmobi-lisme, c'est aussi le produit d'un remarquable équilibre, entretenu par l ' homme sous climat méditerranéen entre l'arbre, la couverture herbacée et l'animal. D e fait, avec ces exploita­tions participant pleinement aux échanges économiques, cet équilibre a permis la mise en valeur d'amples régions aux faibles potentialités agricoles et l'entretien d'un paysage perpu c o m m e une sorte d'idéal bucolique.

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O r , à quelle réalité économique et sociale étaient associés, avant les années 60, dans tout le quart sud-ouest de la péninsule, ces grands élevages extensifs commerciaux trans­formant les productions fourragères issues de cette association originale arbre-her­bacées? Chacun le sait: à une inégalité criante entre une poignée de nantis, les grands propriétaires, et la masse des paysans sans terre. Le rapport salarial était la règle et la rémunération des ouvriers pouvait se limiter au strict m i n i m u m de subsistance tant le marché du travail était favorable aux employeurs. Les systèmes de production condui­saient à une faible productivité du travail, sans que cela empêchât la rentabilité des exploitations car le très bas niveau des salaires et la grande dimension des domaines permettaient d'amples marges bénéficiaires.

Mais c'est au-delà des conditions de l'échange de la force de travail, à savoir dans les caractéristiques globales de l'économie, que l'on trouve les raisons ultimes de l'existence des exploitations de dehesa sous leur forme ancienne. Celles-ci sont en effect le produit de sociétés aux caractéristiques propres: à dominante rurale (c'est-à-dire peu industrialisées), protectionnistes et socialement très inégalitaires, c o m m e le sont restées celles de l'Espagne et du Portugal jusqu'au milieu du siècle actuel. U n tel était avait pour conséquence de générer una économie dont une partie de la demande était en accord avec l'offre issue des domaines de dehesa.

Le produit essentiel de ces derniers était le porc de races rustiques, excellente machine biologique à valoriser la glandée, abattu très lourd à un âge avancé, fournissant de consi­dérables quantités de gras (tocino). Pendant très longtemps l'Espagne et le Portugal ont trouvé dans cet animal la principale offre commerciale de produits carnés et une source importante de matières grasses. A l'élevage des porcs, étaient associés des troupeaux de ruminants dont la fonction était de transformer les apports herbacés obtenus sous l'arbre et dont la production (viande, lait, laine, fromages) trouvait aussi des débouchés c o m m e r ­ciaux. U n e céréaliculture servant de préalable à l'obtention de l'herbe, mais aussi d'appoint alimentaire aux animaux et aux h o m m e s , s'ajoutait sur certaines parcelles au dispositif productif animal. Enfin, les sous-produits forestiers (bois de chauffage, charbon de bois, liège) venaient compléter la g a m m e des productions commerciales de la dehesa.

Si la dehesa trouvait preneur pour tous ces produits, c'est aussi que son économie fonctionnait à l'abri d'un protectionnisme sans faille. Protégées aux frontières, les entrepri­ses d'élevage extensif pouvaient se reproduire dans l'économie sous-développée de la péninsule ibérique. Elles fournissaient des biens adaptés à une demande structurée par l'extrême inégalité des revenus: le gras de porc et le charbon de bois allaient aux pauvres, la charcuterie et les agneaux aux classes aisées et aux naissantes classes moyennes. Par ailleurs les domaines de dehesa n'avaient pas à affronter des systèmes de production éco­nomiquement plus performants à l'intérieur des frontières, tous les élevages utilisant des techniques peu productives. Mieux m ê m e : la dehesa, par ses faibles coûts de production, était bien placée pour satisfaire la demande solvable.

C'est avec la généralisation de la grande propiété au XlXè siècle que ces entreprises produisant pour le marché s'étaient consolidées, acquérant tout à la fois le monopole fon­cier et monopole de l'élevage extensif. Pendant un siècle elles ont pu se reproduire sans progrès technique significatif et pourtant sans difficulté car elles ont toujours pu puiser à peu de frais dans une main d'oeuvre guettée en permanence par le chômage. Le succès économique des exploitations de dehesa, qui s'est accompagné d'un coût social très élevé —la pauvreté de la grande majorité de la population agricole— est attesté par l'extension et la qualité de la forêt claire de chêne à la fin des années 50. U n indice qui ne trompe pas: au Portugal, les statisticiens ont enregistré une augmentation de 250 % des surfaces des montados de chêne liège et de chêne vert entre 1877 et 1963 (de 370.000 ha à 1.300.000 ha).

E n résumé, la splendeur des domaines de dehesa, jusqu'aux années 50 comprises, s'ex­plique selon moi par trois faits économiques: la concentration de la propriété foncière, le sous-développement économique général, le protectionnisme. Il est donc évident que la persistance tardive de dehesas en équilibre écologique en Espagne et au Portugal résulte avant tout du moindre développement économique de ces pays.

L a comparaison avec les régions méditerranéennes aux caractéristiques naturelles pro­ches des régions de dehesa, dans les pays industriellement plus avancés, confirme cette

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analyse. Mises en concurrence dès le XlXè siècle avec des économies régionales plus produc­tives car mieux dotées en facteurs naturels, mieux placées par rapport aux marchés de consommation et ayant adopté plus tôt le progrès technique, ces régions sont depuis long­temps entrées en régression. Tel est le cas par exemple des moyennes montagnes des Alpes du sud, de la Corse.

Les mécanismes de la régression des dehesas depuis les années 60

Avec le véritable démarrage de la croissance industrielle au début des années soixante les exploitations de dehesa allaient commencer leur régression. Placées devant de nouvelles concurrences elles n'allaient pas pouvoir se transformer pour les affronter dans de bonnes conditions. L a principale de ces concurrences fut celle qui s'exerpa sur le marché des vian­des. Pour éviter les tensions entre l'offre peu élastique des systèmes traditionnels et une demande en forte croissance du fait de l'augmentation rapide des revenus, les autorités décidèrent l'importation de la technologie et des matières premières (mais et soja) améri­caines pour créer de toute pièce un élevage hors sol moderne de porcs et de volailles. Cette stratégie, complétée par l'importation massive de viande bovine pendant une bonne décen­nie, mit inmédiatement en difficulté les systèmes extensifs de porcs et de bovins, en particu­lier l'élevage du porc ibérique dont les carcasses lourdes et grasses cessèrent d'être deman­dées sur le marché de grande consommation. Les effectifs des races rustiques porcines chutèrent et il fallut attendre un certain temps pour que cet élevage récupère une place sur le marché misant sur la qualité de la charcuterie traditionnelle.

Mais la concurrence ne s'exprima pas seulement sur la nature du produit commercial principal, elle joua aussi sur les coûts de production. Dans les systèmes anciens, le poste essentiel des dépenses était constitué par les salaires. O r la croissance de l'économie s'ac­compagna d'une hausse rapide des salaries réels, nécessaire pour l'élargissement du marché des biens de consommation et qui se diffusa dans les campagnes. E n quelques années les marges bénéficiaires des dehesas disparurent car il n'était pas facile de compenser la hausse du coût de la force de travail par des gains de productivité, pas plus qu'il n'était facile de trouver un succédané à l'élevage porcin.

E n outre, parmi les produits forestiers, seuls le liège continua à intéresser le marché car le bois de chauffage et le charbon furent déplacés par les sources d'énergies industrielles, le gaz butane notamment. L a dévalorisation de ces productions n'était pas anodine car elle signifiait plus qu'un manque à gagner: elle remettait en question l'entretien de l'arbre, élément clé système écologique de la dehesa. Pour comble de malheur pour les domaines extensifs, la peste porcine africaine vint affecter gravement les élevages que continuaient la production traditionnelle.

Dans la concurrence avec les élevages hors sol, les exploitations de dehesa ne pouvaient pas surmonter le handicap d'une productivité très inférieure: la «viande extensive» dû céder le pas à la «viande intensive». Cette construction d'un élevage dépendant de l'extérieur fut l'un des faits essentiels de la «modernisation» des agricultures espagnole et portugaise. Elle a été bien analysée en Espagne (Sobrino, 1981).

Ainsi en l'espace d'une décennie, l'histoire rattrapa le temps perdu: les systèmes d'éle­vage de dehesa sur les terres pauvres, florissants dans le contexte du sous-développement, furent très affaiblis dès que commença le développement accéléré des forces productives. Les formes diverses que prit la régression s'expliquèrent par la rente foncière différentielle. Sur les terres de dehesas les plus fertiles on passa à la cerealicultura mécanisée après arra­chage des chênes verts (pas les chênes lièges, dont le marché continuait à réclamer l'écorce). Sur les terres les plus pauvres, les voies furent diverses: boisement (eucalyptus, pins) à proximité des usines de pâtes à papier (province de Huelva), chasse commerciale, ou tout simplement abandon suivi de l'envahissement par le matorral. Quant aux terres intermé­diaires, elles ont donné lieu aux tentatives de «modernisation» qui ont permis à de n o m ­breux domaines de dehesa de se maintenir en production jusqu'à maintenant.

E n quoi a consisté cette «modernisation»? O n peut la résumer à un combat désespéré pour améliorer la productivité du travail. Diminution de l'emploi compensé par des inves-

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tissements (mécanisation, clôtures), substitution, quand la fertilité le permettait, des m o u ­tons par les bovins, semis de fourrages (trèfle souterrain), pratique du croisement indus­triel, apport d'aliments achetés dans les phases terminales des élevages, telles furent les méthodes utilisées par les éleveurs. Malgré tous ces efforts la productivité du travail dans les exploitations de dehesa est restée très inférieure à ce qu'elle est dans les systèmes inten­sifs, d'où leurs difficultés économiques.

Ainsi, les transformations survenues depuis 25 ans confirment, a contrario, l'analyse faite pour la période qui a précédé le «boom» de la croissance: l'équilibre écologique et économique des dehesas était bien le produit du sous-développement et les déséquilibres sont survenus dès qu'ont commencé à jouer les mécanismes de l'accumulation rapide du capital. La conséquence a été cette régression qui se poursuit depuis un quart de siècle et qui se manifeste de façon diverse. Il y a tout d'abord la forte diminution des surfaces sur lesquelles se maintiennent les élevages extensifs, qu'on ne connaît d'ailleurs pas avec préci­sion. Il y a ensuite la moindre valorisation de la biomasse sur beaucoup des espaces restés en production, en raison de l'entretien insuffisant, ou l'absence d'entretien des arbres. Il y a aussi la suppression de l'élevage porcin dans beaucoup d'exploitations. Il y a enfin la réduction considérable des marges bénéficiaires, pour ne pas dire, dans beaucoup de cas, le déficit qui doit être comblé par des apports extérieurs de capitaux privés ou publics.

La situation économique actuelle des dehesas: une connaissance insuffisante

Les modalités de l'action des déterminants qui expliquent le fonctionnement des domaines de dehesa, analysées à travers les relations entre l'ensemble du système économique et les caractéristiques de ces unités de production, sont donc connues. Ainsi peut-on avoir une idée des grandes tendances de l'évolution de ces systèmes agro-sylvo-pastoraux si particu­liers. Par contre, c o m m e je le disais au début de cette communication, notre connaissance de l'économie des exploitations reste succinte. Il ne s'agit que d'un paradoxe apparent car les lois d'évolution générale peuvent être appréhendées sans que soient explorés en profon­deur les rouages économiques des entreprises. U n e interprétation globale est possible à partir d'indicateurs qui ne s'appuient pas forcément sur les résultats d'une analyse détaillée. Par contre cette lacune devient une grave carence lorsqu'il s'agit d'étayer un programme d'action visant, par example, à intervenir en faveur de la relance économique de certaines exploitations.

Or , c'est précisément la situation actuelle: alors qu'il est devenu indispensable de repen­ser les formes d 'un encouragement aux éleveurs, on ne dispose que d'une information sommaire sur les indicateurs techniques et économiques des unités de production et sur les paramètres sociologiques des éleveurs. Les recherches qui ont été effectuées jusqu'à présent ont été sporadiques, isolées et très localisées. Leur insuffisance quantitative reflète la régression du système de production lui-même et, ce qui va de pair, le faible intérêt que lui portent les pouvoirs publics. Elle s'explique aussi par l'absence de tradition des enquêtes de terrain en économie rurale dans les pays de dehesa, ainsi que par les petits effectifs de cette discipline scientifique. L a liste des travaux contribuant à mieux connaître l'économie des dehesas n'est donc pas longue.

L a première enquête par sondage a été réalisée en 1974 dans la province de Huelva. U n échantillon représentatif de 85 exploitations de plus de 100 ha (47.000 ha au total) a été analysé. Les résulstats ont permis de mettre en évidence les caractéristiques des systèmes de dehesa des zones défavorisées d'Andalousie après la période cruciale des années 60 et de décrire les mécanismes de la crise de reproduction des entreprises (B. R o u x , 1975).

U n travail approfondi sur le cas d'une dehesa de 1.500 ha a été effectuée en Extrema-doure à partir d'informations recueillies en 1975. U n e comparaison a pu être effectuée avec les systèmes anciens grâce aus données obtenues pour 1953-1955 d'une exploitation c o m ­posée de trois dehesas de 2.404 ha au total (P. C a m p o s Palacín, 1984).

L'enquête réalisée en Andalousie en 1981 auprès d'un échantillon représentatif de 218 exploitations dans la Sierra Morena et de 33 exploitations dans la province de Cadix a déjà apporté d'intéressants résultats partiels (J. C . Pérez Almero, C . Porras Tejeiro, 1983,

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1984a, 1984b, 1985a, 1985b, 1986a, 1986b). Elle donnera une utile photographie de la situation technico-économique des dehesas andalouses au début des années 80.

L'étude de six exploitations (pour un total de 5.324 ha) a été réalisée plus récemment en Extremadoure et constitue la continuation de la recherche mentionnée ci-dessus. Portant sur deux années, 1983 et 1984, elle a donné lieu à une analyse détaillée des paramètres techniques et économiques de la production (P. C a m p o s Palacin, J. Sesmero, 1986).

U n e recherche sur l'évolution structurelle (sur 25 ans) des dehesas d'un municipe de grande extension géographique de la Sierra Norte (province de Seville) a été effectuée en 1983 (C. de Los Llanos, 1985). C e travail a été suivi dans la m ê m e région par l'analyse technico-économique de quatre exploitations pour la période 1980-1986 (2.278 ha au total) avec notamment c o m m e objectif d'étudier la forme de production, selon qu'elle est avec salariés ou familiale (C. de Los Llanos, 1986). Ces deux travaux s'inscrivent dans la ligne de l'enquête réalisée dix ans plus tôt dans la province de Huelva.

Bien que ne prétendant pas à l'exhaustivité, cette courte liste représente l'essentiel de ce qui a été réalisé dans le domaine économique sur les dehesas. D'autres travaux poursuivis en Extremadoure par des auteurs mentionnées dans la bibliographie seront peut-être pré­sentés à ceux qui concernent les centres de recherches de Badajoz ( M . Elena Rosselló, 1984) et de Salamanque (L. Jiménez Díaz, 1978).

A u Portugal, à m a connaissance, aucune recherche de ce type n'a été menée à bien, mais un travail semble heureusement en train de se mettre en place en collaboration avec des chercheurs espagnols.

Ceci étant dit, peut-on tirer des travaux disponibles quelques indications qui permet­traient de caractériser la situation actuelle des exploitations de dehesa? Il s'agit d'un exer­cice quelque peu risqué car les résultats des recherches ne fournissent qu'une vision très partielle, dans le temps et dans l'espace, d'une réalité très variée. Malgré tout je profite de l'occasion que m'est donnée de confronter m o n point de vue à ceux de connaisseurs des dehesas ibériques pour avancer quelques avis.

L a première constatation est celle de la très grande hétérogénéité des exploitations de dehesa, en partie masqué par la relative homogénéité du système arbre-herbacée sur lequel elles sont fondées. Les facteurs qui expliquent cette hétérogénéité sont nombreux et il est bon de rappeler les principaux:

— Les conditions de milieu (fertilité, pluviosité, topographie), bien-sûr. — L'occupation du sol (facteur lié au précédent): présence plus ou moins importante

d'espaces non boisés de chênes et pouvant être très peu productifs (matorral), proportion de chêne liège et m ê m e présence de cultures qui n'entrent pas dans la définition de la dehesa mais jouent un rôle dans l'équilibre économique de l'entreprise, c o m m e l'oliveraie.

— Les types d'élevages (facteur lié aux deux précédents): présence ou non de porcs, choix du ou des type(s) de ruminants, choix des systèmes de conduite des animaux (croi­sements industriels, intensification).

— Les cultures: présence ou non de céréales, de fourrages cultivés pour la conserva­tion, de prairies améliorées.

— L a forme de production: entreprise à salariés (gestion directe ou par administra­teur), exploitation familiale.

— L a place de l'exploitation dans l'économie familiale du chef d'exploitation: seule source de revenu (exploitation familiale), source secondaire (propriétaire ayant une profes­sion principale non agricole).

— L a superficie. — Les formes de commercialisation. — Les activities associées à l'activité d'élevage (essentiellement la chasse). Les combinaisons de tous ces facteurs (et d'autres encore) aboutissent à un nombre

considérable de types de dehesa et conduisent à un large éventail de résultats économiques, dans le temps et dans l'espace. A une époque où l'on prend de plus en plus en compte la notion de diversité, la dehesa constitue un c h a m p d'expérience remarquable.

Dans ces conditions, est-il raisonnable de parler de phénomènes dominants, de moyen­nes, ou de tendances? C'est en effect un exercice hasardeux en raison du petit volume des recherches; on peut tout de m ê m e s'y risquer.

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En ce qui concerne tout d'abord la rentabilité des dehesas. Dans la largue fourchette de variation des résultats, l'élevage continue à n'apporter que des marges très modestes, parmi les plus faibles qui soient en Europe. L a comparaison entre systèmes de production et entre grandes régions européennes met les élevages de dehesa au plus bas de l'échelle pour la production finale par ha et par travailleur. L'équilibre financier n'est très souvent atteint que grâce à l'apport de capitaux extérieurs ou grâce à l'absence de prélèvement sur l'ex­ploitation de la part de son propriétaire lorsque celui-ci a d'autres sources de revenu. L a vente de liège, la vente d'olives (cas atypique mais singificatif), le produit de la chasse sont des compléments quelquefois vitaux. Cette situation est celle qu'on recontrait déjà il y a quinze ans.

E n conséquence la reproduction des exploitations de dehesa est toujours aléatoire et le gestionnaire que applique les règles de l'entreprise capitaliste observe des taux de rentabi­lité dans l'ensemble très bas, et m ê m e négatifs certaines années. Dans ces conditions il n'est pas encouragé à l'investissement, qu'il a tendance à limiter au strict m i n i m u m . Quant à l'exploitant familial pour qui l'exploitation est un outil de travail, il est évidemment poussé à investir mais c'est au détriment de son revenu qui se situe quelquefois au-dessous de celui des salariés permanents. D u moins cet éleveur a-t-il un emploi.

Q u e la productivité ne s'améliore qu'à un rythme très lent semble malheureusement prouvée. C'est une règle pour les exploitations extensives, dans lesquelles l'apport de capi­tal ne permet qu'une faible économie de main-d'ouvre et une faible augmentation des pro­ductivités de la terre et des animaux. U n indice de la faible productivité du travail est donné par le rapport terre/travailleur, critère très significatif pour ces systèmes de produc­tion directement liés à la terre. Les valeurs fournies par les recherches récents sont les m ê m e s que celles mises en évidence par mes propes travaux au début des années 70: de l'ordre de 130 à 150 ha par unité de travail. A lui seul ce ratio rend compte de la position relative des systèmes de dehesa. O n sait par example que la cerealicultura andalouse offre le m ê m e ordre de grandeur pour le rapport homme/terre alors que la production par hectare est infiniment plus élevée que dans les systèmes d'élevage extensif.

Les autres composantes de la productivité, c o m m e la charge animale instantanée ou encore la production par tête de bétail n'ont pas non plus accompli des progrès significatifs et quand il en existe, ils proviennent davantage de l'utilisation d'imputs achetés que d'une amélioration zootechnique. Il est remarquable de constater, par example, que dans les dehesas de la Sierra M o r e n a les seuls investissements réalisés avec une notable fréquence sont ceux de toujours: la mise en clôture et l'enlèvement du matorral. Les techniques con­sidérées c o m m e «modernes», c o m m e le semis de prairies, l'apport systématique d'engrais, l'ensilage ne sont que très peu appliquées, les éleveurs ne les considérant pas rentable ou trop coûteuses, c o m m e on voudra.

O n a donc l'impression qu'après la période de crise intense des années 60, les exploita­tions de dehesa qui ont continué dans la voie de l'élevage survivent tant bien que mal, en équilibre instable, sans que se produise le progrès dans la productivité qui permettrait d'améliorer les résultats économiques. Dans les dernières années les rapports de prix se sont stabilisés, notamment le rapport du coût de la main-d'ouvre aux prix des produits, sans qu'un véritable redémarrage soit perceptible. E n définitive, l'impression qui domine (et qu'il faut vérifié) c'est que la dehesa qu'on pourrait appeler pure, celle qui ne dispose que d'élevages et de chênes verts, ne peut se reproduire par elle-même (c'est-à-dire en investissant) dans les exploitations à salariés et avec les techniques dominantes. C e sont des facteurs externes à l'élevage que j'ai évoqués ci-dessus qui permettent la poursuite de l'acti­vité. Dans le cas d'une exploitation familiale c'est, c o m m e toujours, la sous-rémunération du travail qui est à la base du fonctionnement de l'exploitation.

Q u e faire?

Après cet examen conduisant plutôt au pessimisme, on peut se demander si, à long terme, il y a encore un avenir pour les exploitations de dehesa dans l'Europe communautaire. Les lois du marché ne vont-elles pas tout simplement les exclure de la sphère de la production

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agricole, leurs terres subissant des sorts variés, fonction de multiples facteurs économiques et sociaux?

Pour répondre à cette question, je considère que nous ne s o m m e s pas encore suffisam­ment armés en ce qui concerne la connaissance technique, économique, démographique, sociologique. Les Cassandre ont beau jeu de prévoir le pire si l'on n'est pas à m ê m e de leur opposer un bilan approfondi de la situation. C'est pourquoi la première tâche consiste à améliorer notre connaissance scientifique des dehesas. D e multiples questions demeurent actuellement sans réponse: quelles sont les exploitations qui ont un successeur probable et à quelles conditions? Quelle est la place des dehesas dans les patrimoines et les économies familiales? Y a-t-il ou non concentration foncière? Quelles parts respectives ont les diffé­rentes activités liées à la dehesa dans l'économie des exploitations? C o m m e n t se différen­cient les dehesas dont la production s'effectue avec des salariés de celles qui ont un carac­tère familial? U n type présente-t-il des avantages sur l'autre? Ces questions, dont la liste n'est nullement exhaustive, devraient être croisées avec des interrogations sur l'influence des conditions du milieu afin de parvenir à une cartographie significative des résultats. Il y a donc urgence à intensifier les travaux dans les domaines économique et sociologique, en paralele avec ceux, tout aussi nécessaires, que réclame l'amélioration des techniques.

U n e question revient alors: est-il encore temps d'engager ce travail, compte tenu des orientations de la P A C et des politiques agricoles nationales? Il faut rappeler, c o m m e je le faisais au début de cette communication, que la politique communautaire s'inscrit claire­ment dans une perspective de diminution des terres agricoles. Pour la France, on avance en ce m o m e n t des chiffres qui vont jusqu'à 20 % de la S A U . Les terres «marginales» sont donc plus que jamais menacées. C o m m e n t défendre dans ces conditions le maintien en production des terres de dehesa, c'est-à-dire, en définitive, l'auttribution d'aides économi­ques en leur faveur?

Le dossier à plaider devra avoir deux dimensions: l'une concerne l'économie interne des exploitations, l'autre l'articulation des activités de dehesa à l'économie locale. Pour élabo­rer la partie liée aux dehesas en tant que telles, il existe quelques éléments favorables: les bonnes structures d'exploitation; un élevage fournissant un produit dont l'Europe est défi­citaire, la viande ovine; un autre élevage produisant un article de luxe très demandé (la charcuterie du porc ibérique). L'énumération des atouts est malheureusement limitée, car pour le reste il s'agit plutôt d'obstacles: les faibles potentialités du système arbre-herbacées, la peste porcine africaine, les faibles capacités de financement des exploitations, l'insuffi­sante formation des h o m m e s , la forme de production basée sur l'emploi salarié, la très faible importance de l'organisation coopérative. Pourtant, on peut se dire que si l'élevage extensif a une chance de se maintenir dans l'Europe du Sud c'est bien sur les terres de dehesa, mais encore faut-il apporter la preuve qu'à long terme cela est possible au moindre coût pour la société. Il reste de ce point de vue beaucoup à faire pour disposer des argu­ments convaincants.

Mais, en ce qui concerne l'utilité sociale, il n'y a pas que l'approche par les coûts de production et par les prix sur le marché mondial. Il y a aussi la prise en compte de l'intérêt général. C'est là que la dehesa a un rôle essentiel à jouer. Avec le schéma des deux agricul­tures tel que je l'ai évoqué plus haut, les régions les moins bien dotées du point de vue économique vont voir diminuer encore un peu plus leur place relative sur l'échiquier de la production. Cependant on peut supposer —et espérer— que des mesures d'ordre politique seront prises pour ne pas laisser gagner complètement, dans ces régions, la dépopulation et la friche. Cet espoir n'est pas déraisonnable car notre société urbaine ne s'imagine pas sans des espaces ruraux, conservant une certaine harmonie, où elle puisse trouver des éléments symboliques d'une regénération périodique.

O r , du point de vue de l'occupation et de l'entretrien de l'espace méditerranéen, la dehesa constitue actuellement tout à la fois un considérable patrimoine et un excellent instrument. C'est pourquoi elle doit être reconnue c o m m e le support de l'activité indispen­sable à maintenir dans les espaces peu peuplés et peu productifs où elle constitue l'élément principal du paysage. Autour d'elle, localement, doivent être pensées d'autres activités pour ne pas laisser descendre le seuil de peuplement en dessous de la limité socialemente suppor­table. Cela n'est pas facile car les régions de dehesa ne sont favorisées sur aucun plan: on y

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observe l'absence d'industrie, l'absence de tourisme, le manque d'infrastructures et de ser­vices, une population vieillie. Pourtant c'est à cette condition que l'activité agricole se maintiendra: si elle s'insère dans un tissu d'activité suffisant pour que les éleveurs n'aient pas le sentiment de vivre dans un désert. Si non, ils ne résisteront pas longtemps. Deux idées se rejoignent finalement: d'une part il n'y a pas d'entretien de l'espace rural sans paysans et, d'autre part, il n'y a pas de paysans sans un minimum de vie économique.

Pour évidents qu'elles soient, ces deux idées de simple bon sens n'empêchent pas que la friche et le désert humain soient des éventualités qui ne font pas peur à tous. Pour beau­coup, la mise en valeur des espaces par l'homme subit des mouvements historiques de grande ampleur et le balancier ne vas pas toujours dans la m ê m e sens. Si le paysan est, par nature pourrait-on dire, un défricheur, il n'en est pas moins soumis aux lois de sa société. Il peut arriver un moment où il n'est plus possible du point de vue de l'économie privée, d'empêcher la friche d'occuper à nouveau le terrain. C'est pourquoi, aider le paysan à se maintenir sur les espaces où il s'est implanté peut devenir un engagement collectif. Encore faut-il qu'il en existe la volonté, depuis Bruxelles jusqu'à Badajoz et Evora et aussi locale­ment, dans ces gros bourgs d'Extremadoure, de l'Alentajo et de la Sierra Morena.

Certes, la disparition de la dehesa, c o m m e unité de production agricole, n'est pas iné­luctable mais le temps presse...

B I B L I O G R A F Í A

C A M P O S P A L A C Í N , P.: Economía y energía en la dehesa extremeña. Instituto de Estudios Agrarios Pesqueros y Alimentarios. Serie Estudios. Ministerio de Agricultura, Madrid, 336 págs.

C A M P O S P A L A C I N , P. , y S E S M E R O , J.: «Análisis económico de un grupo de dehesas de Extremadura». Comunicación a las Primeras jornadas técnicas sobre evolución y desa­rrollo de las dehesas portuguesas y españolas, Badajoz, 27-29 de enero de 1985, 31 págs. + tableaux.

E L E N A R O S S E L L Ó , M . : «La dehesa: génesis y situación actual», en V V . A A : Curso sobre pastos y ganadería extensiva de Extremadura. Badajoz, Universidad de Extremadura, Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola, 1984, págs. 9-28.

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Los L L A N O S , C . de: Les transformations récentes de l'agriculture andalouse; étude sur des exploitations céréaltères, viticoles et d'élevage extensif des provinces de Seville et Cadix. Thèse. Institut National Agronomique Paris-Grignon, Paris, 2 tomes, 1985.

Los L L A N O S , C . de: Etude agro-économique des dehesas de la Sierra Norte de Seville. Casa de Velazquez, 1986, págs. 90-179.

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P É R E Z A L M E R O , J. L . , y P O R R A S T E J E I R O , C : «Estructura y características de la m a n o de obra utilizada en las explotaciones de dehesa de Sierra Morena». Comunicación al Congreso sobre agricultura y desarrollo rural en zonas de montaña, Granada, noviem­bre de 1985, 17 págs. + tableaux.

P É R E Z A L M E R O , J. L . , y P O R R A S T E J E I R O , C : «Intencionalidad de los empresarios de dehesa de Sierra Morena sobre la continuidad de sus explotaciones y sobre la dimen­sión, carga y especies a explotar». Comunicación a las Primeras jomadas técnicas sobre evolución y desarrollo de las dehesas portuguesas y españolas, Badajoz, 27-29 de enero, 1986, 13 págs. + tableaux.

P É R E Z A L M E R O , J. L . , y P O R R A S T E J E I R O , C : «Evolución en la década de los setenta de la dimensión, carga y especies ganaderas explotadas en las dehesas de Sierra Morena». Comunicación a las Primeras jornadas técnicas sobre evolución y desarrollo de las dehesas portuguesas y españolas, Badajoz, 27-29 de enero, 1986, 25 págs. + tableaux.

R O U X , B. : La crise du capitalisme latifundiaire dans les Sierras de l'Andalousie occiden­tale. Université Paris X , U E R de Sciencies Economiques, 1974, 292 págs.

R o u x , B . : Crisis agraria en la Sierra Andaluza. Instituto de Desarrollo Regional, Univer­sidad de Sevilla, 1975, 224 págs. (Traduction espagnole de l'ouvrage précédent.)

S O B R I N O I G U A L A D O R , F.: «Evolución de los sistemas ganaderos en España», en Revista de Estudios Agrosociales, num. 116, julio-septiembre de 1981.

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UTILIZACIÓN RACIONAL DE LA DEHESA. UNA DEHESA TESTIGO: LA DEHESA

DE MONCALVILLO José Migue l M o n t o y a Oliver

J a c o b o R u i z del Castillo Consejería de Agricultura y Ganadería de la Comunidad de Madrid

María Luisa Mesón García Universidad Politécnica de Madrid

I. ASPECTOS GENERALES

Interés de las dehesas

Aunque en el último siglo han variado muchos hábitos humanos y algunas condiciones por las que se crearon y mantuvieron las dehesas, subsisten muchas razones para su conserva­ción e incluso pueden valorarse más en muchos aspectos. Algunas de esas razones son:

— La conservación de una gran parte de los elementos del bosque original. — La explotación equilibrada y estable, evitando la roturación del suelo en unos

terrenos generalmente pobres y poco aptos para el cultivo. — La multiplicidad de aprovechamientos (principalmente ganaderos; también foresta­

les, cinegéticos, agrícolas...). — Su riqueza en formas de vida, e incluso su poder creador de adaptaciones. — Sus valores paisajístico y protector crecientes. — Las formas de propiedad y aprovechamiento, en nuestro caso comunales; otras

veces, mancomunadas, concejiles, etc. — El riesgo relativamente bajo de incendio, importante en unas zonas en las que el

fuego ha llegado a ser un azote anual. — En la explotación de la dehesa se tiende a conservar los procesos cíclicos, objetivo

especialmente ejemplar para la sociedad actual. Pero en el origen y conservación de las dehesas ha habido, además, una conjunción de

factores de orden climático, fisiográfico e histórico. Conviene, en primer lugar, distinguir entre las dehesas ligadas a la actividad agraria de

la mayor parte de los pueblos de la España seca —como es el caso de las «dehesas boyales»— y el paisaje de dehesas con destino puramente ganadero o agropastoral. Muchas de estas últimas y algunas de las primeras se han conservado especialmente en zonas marginales para la agricultura, dadas las características de su suelo y de su clima.

Factores climáticos

La dehesa materializa en el paisaje la explotación ganadera en las condiciones de clima mediterráneo. El verano seco y cálido impone al manto herbáceo un severo agostamiento; los inviernos fríos añaden en muchas zonas un segundo periodo crítico. La pobreza del suelo y la escasez y mala repartición de las lluvias dificultan o impiden el mantenimiento o cultivo de pastos perennes. Se hace asi indispensable la conservación de una buena parte

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del dosel arbóreo que ofrece protección al ganado y constituye, con su ramón y sus frutos, una alternativa al pasto en los períodos críticos. La función del arbolado es también importante en los ciclos de muchos elementos.1

Las zonas en las que mejor se han conservado estos paisajes y formas de explotación se sitúan en la mitad occidental de la península, sobre sustrato silíceo, en las que predominan los climas expuestos en el cuadro.

Estos climas se caracterizan por la influencia atlántica invernal, que disminuye de S O -clima IV ( V ) - a N E —climas IV6 y IV7.

Zonas con paisaje de dehesas Climas predominantes

Región

Sierras de Huelva Bajo Guadalquivir Extremadura-Andalucía Borde meseta-Rampas Meseta-Valle del Ebro

Clima

IV (V) IV, IV, iv6 IV,

p

700-900 400-700 500-700 500-700 350-500

If 7-10 10-13 5,5-10 1,5-6 1,5-4

Tm

13,5-17 16-18

13,5-17,5 10,5-14 10,5-15

l'c

17-25 22,5-26,5 23-24,5

19-25 19-25

i

1-2 4-6

3-4,5 1.5-3,5 1,5-3,5

Tipos (Gaussen) según i

Supramediterráneo Meso-termomeditenáneo Mesomediterráneo Mesomediterr. + S u b m . Meso-termomediterrineo

Clima: Notación de Walter P: Precipitación media anual, en m m t'f: Temperatura media del mes más frío Tm: Temperatura media anual l'c: Temperatura media del mes más cálido í: Período seco (Gaussen) en meses Fuente: Los datos utilizados se han extraído del mapa y cuadros de J. L . Allue: «Subregiones fitoclimáticas de España». IFIE, Madrid, 1968.

Las sierras de Huelva, aunque poseen buenas dehesas, tienen posibilidades más diver­sas; en el otro extremo, las mesetas y valle del Ebro presentan los mínimos pluviométricos; por otro lado, su topografía y su sustrato, generalmente arcilloso, las hace aptas para el cultivo extensivo o el regadío. Quedan, pues, c o m o zonas de mayor vocación para la dehesa las que se extienden de Extremadura a Andalucía, así c o m o importantes sectores marginales de las mesetas, páramos y rampas, y algunos enclaves del bajo Guadalquivir. A una zona de rampa, con clima de tipo IV6, corresponde Moncalvillo.

Aspectos históricos

Es importante señalar la antigüedad y persistencia de la forma de los aprovechamientos que han modelado las dehesas. Los realizados en la dehesa de Moncalvillo, documentados en parte desde el siglo xiv, y con referencias m u y anteriores, pueden servir de ejemplo.

E n el siglo XI, la Sierra de Guadarrama estaba despoblada, por lo que su manto vegetal no estaba m u y deteriorado. C o n la Reconquista se inicia la repoblación con gentes proce­dentes de Segovia. Sus hábitos predominantemente pastoriles y las características de la sierra le dan una orientación preferentemente ganadera.

L a existencia de un pequeño pueblo en lo que es hoy dehesa (despoblado en 1364) debió de conllevar la roturación de pequeñas porciones dedicadas a huertas y cultivos, de los que seguramente proceden buena parte de los prados y majadales. La autorización a los pueblos vecinos para unos aprovechamientos mancomunados, de carácter exclusiva­mente ganadero, incluye la prohibición de talas o roturaciones.

Repartida posteriormente (1591) la dehesa entre los dos pueblos de San Agustín y Pedrezuela, siguieron las dos partes suertes m u y diferentes. En la parte asignada a San Agustín (la actual dehesa de Moncalvillo) se observaron, con las excepciones que se han

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señalado en otro lugar, las condiciones iniciales; mientras que en la otra parte cesó el sistema de propiedad y de explotación propuestos. Las diferencias hoy día son ostensibles a uno y otro lado de la tapia de separación, tanto en cuanto a suelo c o m o a vegetación.

Llegado el siglo XIX y sus leyes desamortizadoras, esa parte de la dehesa pudo salvarse de la venta por ser «dehesa boyal» (es decir, dedicada al sustento del ganado de labor). C o n el tiempo, el ganado caballar y ovino que sustentaba tendría otros destinos; pero se salvó un difícil momento que acabó con muchas dehesas españolas.

El proceso de desruralización, iniciado a principios del siglo en toda la falda de la sierra2, está hoy casi colmado. Las dehesas que, c o m o la de Moncalvillo, han logrado superar ésta y otras pruebas necesitan atención y apoyo para que sigan cumpliendo sus funciones milenarias, en armonía con nuevas circunstancias y formas de de vida. Los prin­cipales problemas, vencida la presión urbana, pueden surgir del abandono u olvido de una auténtica cultura rural en la próxima generación.

Algunos aspectos fisiográficos

Los climas referidos rara vez llegan a cotas de 1.500 m ; por otra parte, a esas latitudes la topografía suele ser accidentada. El paisaje típico de dehesas se extiende por zonas margi­nales o de transición, generalmente por debajo de la cota de 1.500 m . Abunda en las penillanuras de rocas duras, así c o m o en las rampas de los macizos cristalinos y en sus estribaciones bajas, c o m o es el caso de Moncalvillo. E n algunos casos se extiende por «rañas», páramos e incluso terrazas.

Los sustratos m á s frecuentes son los silíceos, pobres y duros, poco aptos para el cul­tivo, principalmente granitos, gneises, pizarras y cuarcitas. N o faltan sustratos sedimenta­rios pobres, c o m o las gravas de las rañas, arcosas, arenas y, en menor medida, calizas, arcillas, margas y yesos.

E n el caso de Moncalvillo, la situación de transición es patente en todos los aspectos. Aunque la dehesa se asienta en su mayor parte en una rampa gnéisica, su borde S E está constituido por un flanco cretácico, que introduce variedad litológica y fisiográfica en el conjunto.

II. UTILIZACIÓN RACIONAL

Introducción

El término dehesa corresponde a tres significados diferentes: un régimen de propiedad derivado de las «defesas» o defensas frente al ganado trashumante de la meseta, un sistema de producción y un tipo de monte característico de un paisaje concreto. Esos tres significa­dos convergen en una realidad esencialmente única. L o que explica la utilización del tér­mino «dehesa».

Las dehesas son, en síntesis, sistemas agrosilvopastorales mediterráneos complejos internamente y diversos entre sí. Se distinguen fundamentalmente unas de otras por sus formas de integración, exterior e interiormente, y se caracterizan en conjunto por su dependencia del arbolado (ecológica y /o productiva) y por generar una producción comer­cial de carácter agrosilvopastoral en un sistema sometido a las características propias de la ecología y la economía forestal: 1. Dependencia del medio natural (presencia de limitacio­nes agrológicas y riesgos de degradación del medio). 2. Dificultad de separar el capital de su renta (lo que obliga a la fijación de las existencias arbóreas normales y conduce al riesgo de explotaciones escasas o abusivas). 3. Economía de largo plazo (que dificulta la regeneración del arbolado, especialmente en las dehesas de propiedad privada). 4. Externa-lidad productiva.3 5. Actuación sobre espacios productivamente marginales, lo que a su vez impone: a) pequenez del capital circulante frente al fijo; b) costosa infraestructura; c) dinero para mejoras escaso, y, dados los limitantes agrológicos del terreno, sistemas de

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aprovechamiento de carácter forestal (el aprovechamiento es la base de la mejora); d) variaciones productivas inter e intraanuales importantes; e) multiplicidad de usos e intere­ses afectados, y f) extensividad: del espacio (latifundios) y de la gestión (llegándose al absentismo). 6. Valor habitual y acusadamente residual de los productos vendidos.

Es bueno señalar que ni el monte alto ni la producción de frutos forestales son caracte­rísticas esenciales de las dehesas. Dehesas a monte bajo de rebollo (Quercus pyrenaica Willd.) o de trasmochos de fresno (Fraxinus angustifolia Vahl.), probarían su no depen­dencia de los perennifolios de fruto (Quercus rotundifolia o Q. súber L , esencialmente) y la diversidad de las técnicas del silvopastoralismo mediterráneo, disciplina con m u y esca­sos estudios en sus aspectos forestales.

Para avanzar en el conocimiento de las normas generales conducentes a la utilización racional de las dehesas, decidimos abordar el estudio de una dehesa en funcionamiento y sometida a un uso estable y racional. Elegimos para ello la Dehesa de Moncalvillo (San Agustín de Guadalix, Madrid) por cumplir dichas condiciones; por presentar peculiarida­des ecológicas, de propiedad y de gestión diferentes de las generales, lo que le da un gran valor c o m o testigo a la hora de comparar diferentes sistemas de utilización, y por estar sometida a un tipo de aprovechamiento comunal m u y próximo al existente en los montes del norte de Africa, lo que nos pareció importante parta los participantes en este seminario del Programa M A B procedentes de aquellos países. La ausencia durante siglos de laboreo del suelo y el control logrado del matorral mediante el puro efecto acumulativo del pasto­reo nos parecieron de interés científico relevante en las actuales circunstancias de la inves­tigación en los montes mediterráneos.

Contenido del trabajo

E n este trabajo comenzamos revisando la «Integración de la dehesa con el entorno exte­rior» y su «Integración interior», así c o m o «Las interacciones ocultas árbol-pasto». Anali­zamos después el papel de «El árbol en el sistema pastoral de la Dehesa de Moncalvillo», para pasar luego al estudio de «Los aprovechamientos actuales de la dehesa», «Normativa de intervención selvícola» y «La producción pastoral y su mejora». El trabajo concluye con el «Esquema espacial recomendado para la ordenación del arbolado» y con las «Conside­raciones finales» sobre los aspectos fundamentales y, a nuestro juicio, generalizables, de la gestión que ha llevado al actual uso racional de esta dehesa, cuyas condiciones de conser­vación del arbolado y del suelo y elevada producción la hacen ejemplar, aunque siempre susceptible de mejora.

E n esta breve presentación nos limitaremos a detallar las condiciones finales que se deducen de este trabajo.

Consideraciones finales

La Dehesa de Moncalvillo constituye una isla de naturaleza en un entorno degradado. Es claramente visible que el estado de conservación de su arbolado y de sus suelos es m u y superior a los de su entorno y que ello se traduce en una alta calidad de sus pastos y en una elevada producción. Sólo ello sería motivo para revisar la gestión que ha llevado a esta utilización racional; pero el hecho de que ésta se produzca en un régimen "de aprove­chamiento comunal de pastos y leñas, régimen repetidamente acusado de ser origen de la degradación y baja producción de los sistemas silvopastorales en el norte de África, realza más aún el interés de buscar los aspectos más generalizables de esta gestión.

A nuestro juicio, y comparando la gestión de la Dehesa de Moncalvillo con la de otras dehesas españolas y con la de otros sistemas silvopastorales similares del norte de Africa, los aspectos más destacables y generalizables de esta gestión son:

1. U n a correcta integración con el espacio exterior agrícola. Esta integración permite la descarga estival que tal vez esté en el origen de la suficiente regeneración del arbolado que se observa y que, en todo caso, permite suplir parte de los déficits alimentarios del

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ganado. Existe también una correcta integración interior causada esencialmente por cir­cunstancias del relieve. El relieve de las dehesas es, por tanto, un dato fundamental y característico, pues, junto con la infraestructura y las prácticas pastoriles, regula la exten­sión relativa de las querencias y descansaderos del ganado y, por tanto, los niveles de evolución del pasto. D e todos modos , las integraciones legislativa, institucional y social parecen las m á s relevantes y suele ser en estos aspectos donde se observan las principales disfunciones en la mayor parte de los sistemas agrosilvopastorales (por ejemplo, declara­ción de «domanialidad» de los bosques norteafricanos, ausencia de control forestal en los españoles, insuficiente formación profesional en casi todas las áreas mediterráneas).

2. Presencia de un cierto control y gestión del arbolado por parte de los servicios forestales que, unidos al reconocimiento por parte de los ganaderos y vecinos del monte de la necesidad del arbolado y de ese control forestal, conducen a un manejo relativamente aceptable del arbolado que no parece presentar mayores problemas de regeneración. Sin este control forestal, la dehesa comunal de Pedrezuela y las fincas particulares que perte­necieron al antiguo término de Moncalvillo están hoy defores tad as y, entre otros efectos, su pasto no logra por ello niveles aceptables de producción.

3. El ganado con un régimen de pastoreo temprano, continuo, intenso, diversificado y bien integrado en la agricultura y en el bosque es, unido a los efectos visibles y ocultos del arbolado que se describen en este trabajo, la causa principal de la mejora de los pastos. Esto en ausencia de erosiones o de exportación de nutrientes, lo que exige, otra vez, un relieve concreto, la conservación del arbolado y la permanencia del ganado dentro del monte a lo largo de todo el día. Es visible en muchos otros lugares, c o m o , por ejemplo, en las cañadas colindantes, la degradación del pasto que genera la no permanencia del ganado dentro del monte y la consiguiente exportación de nutrientes. Desgraciadamente, esto ha llegado a ser una norma legislativa en algunos lugares del ámbito mediterráneo, en donde se obliga al ganado a salir del bosque durante la noche, lo que genera la degradación del pasto. El uso comunal suele poder lograr fácilmente las cargas elevadas que se precisan para la mejora del pasto, al tiempo que puede desarrollar una buena integración con los espacios agrícolas y suele producir beneficios sociales importantes.

Si las normas indicadas (continuo, intenso, diversificado e integrado en agricultura y montes) son m á s bien generales en el medio mediterráneo, en cada caso concreto los pro­blemas esenciales de la ordenación pastoral se derivan de la necesidad de reducir en forma económicamente rentable las distancias entre la producción potencial y la actual, y entre ésta y la realmente utilizada por el ganado. D e esta forma, toda la «mística» del desarrollo pascícola acaba teniendo que afrontar el «ascético» hecho real del valor estrictamente resi­dual que corresponde a las unidades forrajeras pastorales, valor residual al fin típico de casi todos los aprovechamientos forestales.

4. Los perniciosos y persistentes efectos a largo plazo, tanto del adehesamiento del monte mediterráneo c o m o del laboreo en los suelos de clases agrológicas forestales, queda demostrado en este trabajo, al tiempo que se comprueba la calidad que puede alcanzar el pasto en los suelos adehesados bien tratados. L a irreversibilidad de la degradación de los suelos del entorno de la dehesa a causa del laboreo y m á s en ausencia del arbolado —dañado gravemente por y para ese laboreo— es un hecho que obliga a meditar profun­damente antes de toda «mejora de pastos» en zonas silvopastorales (suelos forestales, por tanto) que incluya el laboreo del suelo, pues a la larga, y tras la explotación de la fertilidad acumulada, conducirán a la degradación irreversible del pasto, de los suelos y del arbolado.

5. El continuado respeto a los puntos anteriores, claves en la utilización racional de la dehesa, conduce con el tiempo a un control suficiente del sotobosque leñoso y a la mejora del tapiz herbáceo sin daños ni al arbolado ni al suelo. Poa bulbosa, Trifolium subterra-neum, Juniperus oxycedrus y Queráis rotundifolia, que son las especies m á s interesantes aquí, son a la vez las m á s adaptadas a ese tipo de tratamiento que parece inadecuado para la mayor parte del resto de las especies.

L a investigación debería profundizar en el conocimiento de esos puntos e integrarse en sistemas reales. Posiblemente, el estudio de estos sistemas adehesados en sí mismos podría dar lugar a avanzar en dichos conocimientos a mayor velocidad que mediante los rutina-

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rios experimentos desintegrados habituales. Especialmente alármente resulta la escasez de estudios sobre las técnicas de manejo silvopastoral, cuyo desarrollo actual es m u y defi­ciente y claramente inferior al desarrollo logrado por los cultivos de pastos.

N O T A S

1. E S C A R R E , A . , y otros: «Ecología del bosque esclerófilo», en Investigación y Ciencia, núm. 95,1984. M O N T O Y A , Miguel: «Efectos del arbolado de las dehesas sobre los factores ecológicos que actúan el nivel del sotobosque», en AN. INIA, núm. 5, 1983.

2. V A L E N Z U E L A , M . : «Urbanización y crisis rural en la sierra de Madrid». IEAL, 1977. 3. La externalidad productiva abarca todos los beneficios que el monte produce pero que la propiedad

no cobra. Ese «producir para fuera» genera que los recursos que el propietario de los terrenos forestales puede dedicar a la mejora del monte son inferiores al óptimo social. Se deriva de aquí la necesidad de una «asunción de responsabilidades forestales» por parte de la sociedad.

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ANEXO 1

Guión de visita a la Dehesa de Moncalvillo

Datos generales Propiedad del Ayuntamiento de San Agustín de Guadalix (Madrid). Tiene una extensión de 1.348 ha. Totalmente cercada con tapia de piedra seca. Sometida a uso comunal de pastos, caza y leñas por parte de los vecinos de San Agustín de Guadalix. Declarada Monte de Utilidad Pública.

Históricamente sometida a pastoreo intenso de invernada con salida a «lo libre» o resto del término durante el verano; prohibición de laboreo del suelo, y antigua e intensa utiliza­ción de leñas.

Datos ecológicos — Altitud media de 850 m . Varía entre 650 y 1.025. — Roca madre, predominando el gneis, con algún pequeño islote calizo. Suelos áci­

dos, pobres, con abundante arena gruesa y característica escasez de limo y arcilla. — Temperatura media anual de 12,25 e C , con extremos absolutos desde —15,5 Q C a

+ 39,5 e C . Precipitación media anual de 600 m m . Unos seis meses de helada probable y uno de ellos de helada segura. Unos tres meses secos al año.

— Vegetación predominante de encinar silíceo continental, en estado de monte algo claro con acentuada escasez de matorral y pasto m u y evolucionado por pastoreo.

— Buen estado general de conservación del arbolado y de los suelos, así como de la fauna, con presencia de varias especies protegidas.

Aprovechamientos — Pastoreo exclusivo con ganado mayor desde el 1 de noviembre a finales de junio

c o m o fechas indicativas. Autorizado el pastoreo de 670 vacunos, 1.560 lanares (que se introducen en forma de vacuno) y 140 caballares. Pastoreo comunal adjudicado, a precio inferior al de mercado, en 1.100.000 ptas/año.

— Caza actual de unas 3.000 piezas de caza menor por año (conejo casi exclusiva­mente). Adjudicada en precio próximo al de mercado, en 1.200.000 ptas.

— Leñas de uso comunal y diversas formas de adjudicación según años y mercado. — El consumo real actual de pasto es estimable en unas 626 unidades forrajeras por

hectárea y año. La unidad forrajera consumida por el ganado se paga hoy a 1,57 ptas.; la consumida por la caza, a 9,03 ptas. (precio de mercado en torno a 5-6 ptas.).

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A N E X O 3

Series de vegetación

A ) PISO MESOMEDITERRANEO (menos de 900 msnm)

Aa. Series climatófüas 1. Serie meso-supramediterránea Guadarrámico-Ibérica silicícola de la carrasca

(Junípero oxycedrí-Querceto roíundifoliae sigmetum). Subasociaciones: quercetosum roíundifoliae (typicum), quercetosum fagineae. Matorral de degradación: As. Rubo ulmifolii-Rosetum corymbiferae As. Cytiso scoparii-Retametum sphaerocarpae (subasociación: typicum, y subasociación: pistacietosum terebinthi) As. Rosmarino oficcinalis-Cistetum ladaniferi Pastizal evolucionado: As. Poo-Trifolietum subterránea

2. Serie mesomediterránea Manchego-Aragonesa basófila de la carrasca (Bu-pleuro rigidi-Quercetum roíundifoliae sigmetum)

3. Serie meso-supramediterránea Castellano-Manchega basófila del quejigo (Ce-phalanthero longifoliae-Quercetum fagineae sigmetum).

A b . Seríes edafófilas 4. Serie mesomediterránea riparia Carpetano-Ibérico-Leonesa del aliso (Galio

broteriani-Alneto glutinosae sigmetum). 5. Serie mesomediterránea riparia sobre suelo arenoso-silíceo (Ficario ranuncu-

loides-Fraxinetum angustifoliae sigmetum).

B) PISO SUPRAMEDITERRANEO (más de 900 msnm)

Ba. Serie climatófila - . 6. Serie meso-supramediterránea Guadarrámico-Ibérico-Leonesa de la carrasca

(Junípero oxycedrí-Querceto roíundifoliae sigmetum). Subasociación: teucrieíosum scorodoniae.

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INTERÉS CIENTÍFICO DE LA DEHESA: PERSPECTIVAS DE LA INVESTIGACIÓN

F. Díaz Pineda Departamento de Ecología, Universidad Complutense de Madrid

L a dehesa constituye un tipo de ecosistema propio del ambiente mediterráneo que ocupa actualmente unos dos millones de hectáreas en la Península Ibérica. S u localización afecta a parte del centro, oeste y suroeste peninsular. El interés de este ecosistema es múltiple, tanto desde un punto de vista alimentario y de producción de energía c o m o desde las perspectivas que ofrece en ámbitos de estudios científicos —académicos o aplicados— y la cultura y conocimiento tradicional que mantiene.

Desde todos estos puntos de vista se han desarrollado estudios por científicos, técnicos y humanistas desde hace m u c h o tiempo. Las conclusiones de éstos, relevantes por la información aportada y por su aplicabilidad a la gestión de este ecosistema, han tenido sin embargo una débil influencia en la política agraria española, siempre condicionada por el control a que se ven sometidos los canales de comercialización, mercado internacional de piensos, abonos, maquinarias agrarias, etc., lo que ha conducido a una lamentable situa­ción de destrucción de paisajes, culturas ancestrales y ganadería extensiva en importantes extensiones territoriales de la Península.

L a recopilación bibliográfica elaborada por C . Prieto para este seminario recoge, en efecto, una importante relación de contribuciones científicas. Estas aparecen clasificadas en cinco grandes apartados y subapartados en donde los estudios realizados se han orien­tado al conocimiento botánico de sus pastos, árboles y matorrales, relaciones ecológicas, suelos, producción, aprovechamiento alimentario y energético, percepción del paisaje por diferentes tipos de usuarios, aspectos históricos e institucionales, etcétera.

Esta ponencia pretende resaltar algunos de los aspectos m á s significativos de la investi­gación realizada en la última década, tanto en sus aspectos teóricos c o m o aplicados, y describir particularmente algunos de los resultados de trabajos realizados en los departa­mentos de Ecología de las universidades de Madrid.

Las investigaciones en torno a la dehesa realizadas durante los últimos años han estado especialmente motivadas por varios tipos de fenómenos:

— Los condicionamientos impuestos por el clima y las fluctuaciones propias del ambiente mediterráneo.

— Las modalidades de gestión del pasto y aprovechamiento de éste por los herbívoros. — L a interacción arbolado-vegetación herbácea. — L a percepción e interpretación del paisaje, tanto por sus usuarios tradicionales

c o m o por otros ajenos a la gestión de la dehesa. — L a organización espacial observable a diferentes escalas de detalle. Junto a los aspectos anteriores, otros relacionados con los cambios de uso del territo­

rio, cuestiones históricas e institucionales, económicas, sociales y conservacionistas han dado lugar también, recientemente, a un buen número de trabajos interesantes.

Ambiente climático

El ecosistema de dehesa está comprendido en un marco de referencia climático caracteri­zado por un déficit hídrico importante en verano y un periodo de frío invernal bien mar­cado. A m b a s circunstancias determinan la existencia de intervalos de crecimiento en otoño

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y primavera, una paralización de la producción de hierba más o menos marcada en invierno y una m u y patente terminación de cada ciclo biológico anual en verano. Los suelos, de perfil escasamente desarrollado por el tipo de relieve característico del territorio adehesado y por las circunstancias anteriores, son generalmente poco profundos y erosio­nares. Su variabilidad espacial viene condicionada por una topografía de ondulaciones suaves, presentando un mejor desarrollo y fertilidad en las vaguadas que en lomas y medias laderas. Esto proporciona una heterogeneidad especial considerable, una variabili­dad intraanual denunciada por la fenología del pastó y una respuesta diferencial de las plantas a períodos de sequía o humedad según la reserva hídrica de los suelos.

Las características climáticas mencionadas vienen a su vez a complicar la estructura y funcionalidad de la dehesa debido a la fluctuación meteorológica interanual. Esta es denunciada principalmente por la imprevisible variación de la precipitación total anual y el m o m e n t o en que se registran las lluvias de otoño-invierno.

E n este ambiente, las especies esclerófilas mediterráneas, arbóreas y arbustivas, así c o m o los terófitos, mantienen un protagonismo notable. Los valores máximos de produc­ción primaria registrados en la dehesa pueden ser considerados óptimos para las condicio­nes que el ambiente físico impone, pero no los máximos alcanzables con una mayor c o m ­binación de temperatura y humedad a lo largo del año: las lluvias otoñales, cuando ocurren en septiembre-octubre, proporcionan unos valores de producción primaria impor­tantes que determinan altos valores de consumo de los herbívoros; sin embargo, en los años en que tales lluvias se retrasan a noviembre, el frío impide alcanzar esos valores altos de producción. Algo parecido ocurre frecuentemente al comienzo de la primavera, cuando las heladas dañan el pasto existente o cuando no llueve en el m o m e n t o en que es mayor el requerimiento de agua por el pasto. Las circunstancias anteriores favorecen, por una parte, la persistencia de especies esclerófilas mediterráneas, con un sistema de raíces m u y desarro­llado y una importante producción de frutos comestibles en otoño-invierno —capaz de paliar los imponderables meteorológicos anteriores—. Por otra parte, estas circunstancias vienen a proporcionar cierta ventaja selectiva a la presencia de especies de terófitos frente a las herbáceas perennes, debido a los cortos ciclos de vida e importante banco de semillas en el suelo que presentan aquéllos. A m b a s cosas proporcionan una capacidad de acomo­dación y respuesta m u y efectiva en estas especies.

El marco abiótico impuesto por el clima ha motivado el desarrollo de estudios cuyas conclusiones permiten un mejor conocimiento de la estructura y funcionalidad de la dehesa. Estos estudios han contemplado los aspectos siguientes:

Desarrollo fenológico del pasto, trashumancia y comportamiento del ganado L a fenología se manifiesta en el pasto condicionada por tres fenómenos:

— L a variación a lo largo de gradientes altitudinales —que determinan cambios más o menos bruscos en los tipos de pastizales (la existencia de pisos de vegetación)— y lati­tudinales.

— L a variación a lo largo de los sistemas ladera-vaguada, que aparece condicionada por gradientes edáficos y microclimáticos locales bien marcados.

— L a eficacia o claridad con que se diferencian fenofases en la dehesa, según el des­arrollo de la sucesión ecológica o grado de madurez que presenta el pastizal.

D e estos tres aspectos, solamente el primero ha sido históricamente el que ha dado lugar al desarrollo de la trashumancia en sentido estricto, aunque los segundos han servido para descubrir fenómenos interesantes sobre la intensidad de consumo del ganado a lo largo de la sucesión y sus efectos en la tasa de renovación del pastizal en las zonas altas y bajas de las laderas.

Sustitución de las comunidades de pasto H a n sido detectados diferentes mecanismos de sustitución espaciotemporal de comunida­des herbáceas en relación con la meteorología y la madurez sucesional del pasto. E n pastos jóvenes —por ejemplo, procedentes de la colonización de terrenos roturados en aquellas dehesas en que se practican cultivos itinerantes— la alternativa más o menos regular de años lluviosos y secos proporciona valores respectivamente elevados y bajos de producción

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primaría. Sin embargo, son las mismas comunidades vegetales las que se muestran frondo­sas o raquíticas en unos y otros años. Por el contrarío, en majadales y pastos sucesional-mente maduros es distinta la respuesta a estas alternancias meteorológicas: la sequía con­diciona, desde luego, una menor producción en el pasto, al contrarío que la aparición de años de pluviosidad importante, pero las comunidades vegetales protagonistas de la pro­ducción en años secos y húmedos son propias de cada uno de esos años, sustituyéndose unas y otras en el mismo espacio según el carácter meteorológico del año. Se trata, por tanto, de estrategias diferentes en la capacidad de responder a condicionantes impuestos por el clima, las cuales dependen de la madurez del sistema.

Sistemas ladera-vaguada Condicionan la variación local del pasto. Las zonas altas, de exportación de agua y mate­riales, representan un extremo del gradiente de variación de la dehesa, conocidas local-mente como «cerrillos», frente al extremo opuesto representado por las zonas bajas, fértiles y húmedas —«badenes»—. Las fluctuaciones antes aludidas condicionan el desarrollo intraanual del pasto de diferente manera en las zonas altas que en las bajas. E n las prime­ras con m u y marcadas las diferencias entre años húmedos y secos. E n las segundas, estas diferencias se encuentran amortiguadas.

La composición florística del pasto guarda una estrecha relación con los gradientes geomorfológicos. L a tipología de las comunidades expresa —además de un diferente valor máximo de producción en las zonas altas que en las bajas— un desfase en el tiempo en que esta producción se alcanza. Esto hace particularmente interesante el aprovechamiento del pasto por el ganado, que puede prolongar su consumo en las zonas bajas hasta bien entrado el verano.

Gestión del pasto y aprovechamiento de los herbívoros

La gestión de la dehesa ha de enfocarse al mantenimiento de una producción óptima —no máxima— compatible con la conservación del sistema a largo plazo. L a ordenación pasto­ral se dirige esencialmente a conducir al ganado al lugar donde la producción es máxima en un momento determinado del año. Esta circunstancia viene determinada por un factor esencial: la disponibilidad de agua a lo largo de los meses del año. El comportamiento del ganado respecto a las posibilidad de consumo del pasto está condicionado por varios factores:

— El desarrollo fenológico y la complementación alimentaría con forraje procedente de otros sitios.

— L a acumulación de agua en vaguadas. — El aprovechamiento del pasto seco y el consumo de especies leñosas en periodos

estivales e invernales. — La roturación del terreno y el incremento puntual de la producción del pasto.

Fenología La trashumancia, considerablemente en desuso en la actualidad, constituye el tipo de ges­tión idóneo para aprovechar los picos de producción que se registran a lo largo de gradien­tes latitudinales y altitudinales. E n la actualidad, el traslado del ganado en camiones cons­tituye una modalidad de gestión en la que los picos de producción aprovechados suelen ser únicamente los propios de los extremos de estos gradientes ambientales. E n otros casos es la complementación alimentaría la que, con mayor costo energético, permite «mover el alimento» procedente de varios puntos a lo largo de estos gradientes, manteniendo el ganado en una misma área todo el año. La rentabilidad energética de estas tres modalida­des es objeto de estudio en estos momentos.

C o n mayor detalle que en la presente ponencia, la comunicación presentada por Llorca y Ruiz describe el estado de una investigación en marcha sobre la trashumancia actual. Resumidamente, puede destacarse en ésta la notable vigencia actual de esta gestión gana­dera, la todavía considerable cantidad de ganado que se mueve a través de las cañadas, su

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importancia en el modelado de las dehesas y el interés de lo que se ha denominado «cor­dura ecológica» —complementariedad, uso de recursos de un. m o d o completo.

El estudio del comportamiento del ganado en dehesas en que el ganado no es trashu- ' mante ofrece información m u y interesante sobre la gestión y potencialidades del sistema. Los estudios realizados en Madrid contemplan una amplia g a m a de pautas de conductas cuantificadas a lo largo del día en observaciones semanales realizadas durante año y medio. Existe una clara tendencia de variación anual de comportamientos relacionada con la disponibilidad de la hierba en las distintas estaciones. Durante la primavera, todas las pautas de comportamiento se orientan al consumo, variando sustancialmente en verano e invierno. La necesidad de completar la alimentación mediante ramoneo llega a representar en invierno el 50 por 100 de la actividad total del ganado dedicada a alimentación. Las pautas de desplazamiento adquieren también un diferente matiz en primavera que en invierno. E n la primera es errática. E n el segundo, dirigida, predominando movimientos a primeras horas de la mañana desde las zonas de monte, donde se refugia el ganado durante la noche, hacia las zonas con pastos secos o de suministro de forrajes. E n estos desplaza­mientos los animales utilizan una extensa red de rutas que conectan distintos tipos de paisajes.

La concurrencia de determinadas pautas y localidades dentro de la dehesa ha permitido también reconstruir, a partir del análisis cuantitativo del comportamiento, determinados tipos de comportamientos. Algunas coincidencias paisajes-conductas son bien conocidas por pastores y ganaderos —«mosquines» o lugares altos venteados, etc.—. Otros tipos son desconocidos por la complejidad de las relaciones que mantienen.

Sistemas ladera-vaguada La acumulación de agua en vaguadas condiciona un comportamiento no dirigido en el ganado. El herbívoro acelera la tasa de renovación del pasto al segarlo continuamente. Esta circunstancia proporciona una notable ventaja selectiva a unos tipos de plantas frente a otros. Las especies más palatables tienden a ser las que presentan una tasa de renovación elevada, predominando sobre otros tipos de plantas que detienen su crecimiento si son cortadas, no producen semillas y terminan desapareciendo del pasto. E n las zonas altas de ladera, el consumo del pasto por el ganado mantiene una evolución durante el período de crecimiento anual que tiene signo opuesto a la que caracteriza las zonas bajas. E n las primeras el consumo disminuye al avanzar el año, en las segundas aumenta. L a explicación puede encontrarse en la disponibilidad de agua: las zonas altas de las laderas se secan antes, de forma que el ganado dirige su consumo hacia las zonas bajas a medida que la primavera avanza. L a evolución temporal es, pues, diferente a la que se presenta a lo largo de gradientes latitudinales y altitudinales; la trashumancia se dirige en sentido contrario en los gradientes geográficos que en el del sistema ladera-vaguada: durante el verano el con­sumo se traslada a regiones de mayor altitud y latitud, mientras que en invierno el movi­miento es inverso.

Pastos secos en períodos estivales El pasto seco constituye una reserva alimentaria importante cuando el déficit hídrico alcanza su mayor valor. Lógicamente, la reserva es mayor cuando el año ha sido húmedo y el ganado ha consumido sólo una parte de la producción primaria conseguida. Sin embargo, el intervalo de disponibilidad es m u y corto. Las lluvias otoñales, cuando tienen lugar en septiembre y octubre, proporcionan, por una parte, la posibilidad de disponer de nuevo pasto verde hasta bien entrado el invierno, cuando el frío impide el crecimiento de la hierba; pero, por otra parte, estas lluvias aceleran la descomposición del pasto rema­nente del verano, que se pudre y no se aprovecha. Si las lluvias ocurren m á s tarde (noviembre-diciembre), el pasto seco ha podido ser aprovechado, pero el crecimiento del nuevo pasto no tiene lugar por la proximidad del frío. Igualmente, las heladas ocurridas al final del invierno provocan una disminución considerable de la fitomasa disponible en primavera. Todas estas circunstancias, que hacen poco aprovechable en ciertos períodos la producción de los pastizales, otorgan en cambio un notable protagonismo a la vegetación leñosa, cuyos frutos y renuevos constituyen un importante reservorio alimentario.

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Roturación itinerante del terreno La roturación itinerante del terreno presenta dos fundamentos en la gestión del ecosistema de dehesa. U n o es de tipo alimentario para la población humana. Tradicionalmente, la dehesa ha proporcionado parte de su producción vegetal directamente para el consumo humano . Esto viene a conseguirse por la roturación itinerante del terreno y su siembra generalmente con cereales —aunque también constituyen objeto de cultivo las leguminosas y recientemente el girasol—. Otro fundamento se encuentra en el control de la invasión del matorral en aquellas dehesas en que el fenómeno es importante —por ejemplo, en suelos arenosos, pastos no estabilizados, etc.—. E n estos casos, el terreno es roturado simple­mente, sin cultivarse, progresando con el tiempo la invasión del terreno por un pasto natural que alcanza rápidamente una importante acumulación de biomasa, principalmente debido a la mineralización de la materia orgánica existente antes de la roturación. E n ocasiones, el terreno roturado se siembra con centeno, que no se recolecta y es consumido directamente por el ganado.

La roturación favorece la porosidad y fertilidad edáfica. Al eliminarse el matorral y la competencia de sus raíces, la roturación favorece también el crecimiento y producción de frutos de los árboles. N o obstante, el pasto que caracteriza a los terrenos recientemente roturados presenta una palatabilidad baja y es poco consumido por el ganado. C o n la sucesión ecológica es nuevamente la disponibilidad de agua en el suelo el factor que deter­mina las posibilidades de crecimiento del pasto, su variabilidad espacial y su consumo por el ganado. El suelo esponjoso que resulta tras la roturación permite un crecimiento seme­jante del pasto en las zonas altas y bajas de las laderas. C o n el tiempo, el suelo se c o m ­pacta y el agua se acumula preferentemente en las zonas bajas. La tasa de renovación de la hierba y el consumo de los herbívoros se centra progresivamente en estas zonas, más férti­les y productivas, donde el pasto mantiene un cierto retraso fenológico respecto al de las zonas altas. Es evidente que una alta tasa de renovación del pasto (alta relación produc­ción/fotomasa) y un elevado consumo sólo pueden mantenerse si es posible una disponibi­lidad alta de agua edáfica, lo que caracteriza a las zonas bajas de ladera.

Interacciones del arbolado

El arbolado más característico de la dehesa es perennifolio (encina, enebro, alcornoque y coscoja en la mayor parte del área de distribución de la dehesa, así c o m o algarrobo y acebuche en las zonas más térmicas preferentemente localizadas en el sur del área de dis­tribución de la dehesa). Algunas especies marcescentes y caducifolias caracterizan determi­nadas dehesas localizadas en ambientes relativamente más húmedos o fríos (quejigo, rebo­llo, fresno). Las dehesas de pino constituyen una rareza, aunque en la actualidad parecen verse potenciadas en muchas localidades, constituyendo modelos de gestión y potenciali­dades diferentes que los de los casos más conocidos. El efecto más inmediato de los árboles está determinado en la mayor parte de los casos por el suministro alimentario de frutos y renuevos en épocas del año en que el pastizal no crece o está seco. Junto a esto," la profun­didad y extensión de sus sistemas radicales en relación con los aéreos proporciona la posi­bilidad de disponer del agua profunda en períodos de sequía y transpirarla por sus hojas, proporcionar nutrientes y materia orgánica en la hojarasca, mantener en condiciones de biostasia los suelos de pendientes acusadas, sombra, cobijo en invierno, etc. L a diversidad espacial que el arbolado proporciona al pasto de dehesa viene condicionada por dos facto­res: por una parte, la densidad de árboles y distancias medias mantenidas entre los mis­m o s , y por otra, la tipología de los aportes químicos y de materia orgánica sobre la super­ficie del suelo.

La densidad del arbolado no es aleatoria y la distancia entre árboles parece calculada en la mayoría de los casos de forma que el pasto mantiene la mayor diversidad espacial posible. Esta diversidad espacial viene condicionada por la variación de la composición florística en relación con la proximidad al tronco de los árboles y al borde de sus copas. L a circunstancia guarda relación a su vez con las modificaciones microclimáticas impuestas por el árbol (velocidad del viento, intercepción de la lluvia, radiación) y los aportes de

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hojarasca. El árbol ofrece además una barrera material al arado en las localidades en que se practican roturaciones, lo que añade una nueva fuente de variabilidad en el pasto rela­cionada con la persistencia de teselas de diferentes grados de madurez, inapreciables a simple vista en el tapiz continuo que constituye el pasto.

Percepción e interpretación del paisaje D o s tipos de estudios se han desarrollado sobre este aspecto. U n o es relativo al compor­tamiento y motivaciones mostrados por los usuarios habituales de sistemas agro-süvo-pastorales (pastores y ganaderos). El otro tipo de estudios contempla las respuestas de usuarios ajenos a la dehesa. E n el primero de los casos ha llamado la atención el concepto de paisaje ideal o «canónico» concebido por los ganaderos, asi c o m o las reglas bastante precisas que subyacen en esta apreciación. Los sistemas ladera-vaguada antes aludidos y el tipo de gestión del territorio —densidad de arbolado, reservas alimentarias posibles para el invierno, etc.— se manifiestan en la percepción del usuario habitual c o m o elementos clave en la amortiguación de las fluctuaciones de un ambiente adverso —imprevisibilidad meteorológica—. E n el caso del usuario no habitual, m á s o menos ajeno a la dehesa, se descubren conflictos de uso ganadería-conservación-recreo y una ignorancia o no conside­ración de los problemas de la gestión racional, optimización versus maximización de la producción, etc., en la percepción del entorno.

Usuarios habituales (pastores y ganaderos) Los ganaderos tradicionales de las tierras altas de Madrid —pedimento y faldas de la Sierra de Guadarrama (zonas de predominio de dehesas)— ponen de manifiesto en su quehacer cotidiano la idea de un paisaje canónico o ideal que contiene especificaciones m u y detalladas acerca del arbolado y vegetación leñosa (clases de especies según ubicacio­nes, densidad, forma debida a la poda), la hierba (textura, color según estaciones, ausencia de rehusos, altura) y a la estructura de las fincas de acuerdo con sus límites o cercas (toda unidad de esplotación debe incluir los «altos», o «cerrillos», y los «bajos», o «badenes», que son utilizados alternativamente en invierno o verano). Las lindes no deben separar estas áreas, considerándose los «altos» c o m o hierba m á s fina (Trifolium ssp, Poa bulbosa, etc.), m á s precoz y drenada, y los badenes (influidos por el agua freática), en cambio, c o m o hierba «basta».

Los experimentos con fotografías muestran preferencia por una densidad de piedras y rocas crítica que refleja la operación de «escantado», pero refleja la existencia de «badenes» bien drenados asociados a ciertos afloramientos rocosos.

El análisis del paisaje canónico pone de manifiesto un modelo de gastión basado en el amortiguamiento de la fuerte fluctuación estacional (uso del ramón y vegetación leñosa). Se ha estudiado también le correspondencia entre la terminología científica para el suelo y la vegetación y la terminología vernácula para las «clases de terrenos» y los «yerbíos» o «clases de hierbas».

Turistas y visitantes Distintos estudios han establecido las tendencias de variación de los gustos o preferencias. Estos se refieren a características tales c o m o la densidad y la colocación aleatoria o no de los árboles, el que las masas de vegetación estén estructurados o no, individualizados o formando masas no estructuradas. L a legibilidad (interpretación de las ramificaciones o estructura del árbol). L a transparencia o capacidad de ver a través del paisaje. L a predicti-bilidad frente al carácter aleatorio (por ejemplo, presencia de pautas rítmicas y compleji­dad de formas, etc.). A d e m á s de las características formales —generalmente de tipo cogni-tivo, abstracto, relacionadas con el contenido de información—, existen características figurativas o de contenido (por ejemplo, el vigor de la vegetación, la cantidad de biomasa, la presencia de agua, las connotaciones agresivas o amenazadoras de la escena, c o m o for­m a s vegetales o de roca, etc.).

Las distintas influencias de las características visuales sobre la preferencia han podido explicarse por su relación con la edad, el nivel cultural, la profesión, el sexo y la personali­dad psicológica.

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Se deduce que el paisaje de «dehesa» con densidades de árboles grandes —del orden de 50-100 ha— resulta de gran aceptación por parte del público por combinar características favorables tanto de contenido c o m o formales (que actúan a través del tratamiento de la información). Woodcock , en experimentos de comparación por preferencias de «biomasa», ha sostenido que la sabana es preferida frente a otros (desierto, bosque templado, tropical húmedo, maquis, etc.) atribuyendo este hecho a una predilección ancestral por el medio en que evolucionó el hombre. Sin embargo, los estudios citados atribuyen su preferencia a combinaciones equilibradas de legibilidad, individualización de siluetas, estructuración, junto a suficiente biomasa arbórea, valorando la dehesa c o m o un tipo de paisaje especial­mente adecuado desde el punto de vista de la evaluación subjetiva o emocional.

Organización espacial

La dehesa presenta una notable variación espacial de su composición florística, modos de gestión y tipología de paisajes. Estas tendencias se aprecian a diferentes escalas de detalle condicionadas por el ambiente físico y la variabilidad de los usos. La composición florís­tica depende principalmente de la posición de los pastos a lo largo de gradientes altitudina-les y latitudinales. A bajas altitudes es frecuente encontrar que el pasto esté sometido a un marcado estrés hídrico durante el verano en todas las latitudes ocupadas por la dehesa en la geografía peninsular; sin embargo, el frío invernal es m u y marcado en el centro y oeste, y más suave en las dehesas del sur. Esta circunstancia determina el m o m e n t o de aparición de los picos de acumulación de fitomasa en diferentes lugares y ha condicionado históri­camente la práctica de la trashumancia de invierno hacia áreas de inviernos más suaves.

U n a escala intermedia en el detalle de apreciación de la organización espacial de la dehesa permite distinguir dos tipos de heterogeneidad en el territorio. U n o derivado del carácter más o menos montaraz que resulta de la gestión de la dehesa (especialmente entre árboles, densidad del matorral, tamaño de los árboles, intensidad de las podas, etc.). El otro tipo se refiere a la práctica de la roturación itinerante de ciertas localidades. La varia­bilidad espacial derivada de este m o d o de gestión ha sido estudiada con bastante detalle. L a mayor variabilidad en el pasto viene condicionada principalmente por la roturación y la circunstancia de sembrarse o no los terrenos roturados. Esto determina en el paisaje la configuración de un mosaico de teselas con terrenos roturados, cultivados con una cierta variedad de cultivos —a veces praticultivos— y pastos con diferentes edades sucesionales. La persistencia de zonas con arbolado denso y matorrales en zonas altas de ladera y lomas erosionables —mantenidas c o m o reservorio alimentario de los periodos del año desfavora­bles para el pastizal— añade una heterogeneidad adicional al mosaico anterior y hace más evidentes los procesos vectoriales de exportación de nutrientes desde estas zonas hasta las más bajas, donde los suelos permanecen húmedos un tiempo mayor y son, en consecuencia, más fértiles.

Pautas de variación espacial de diferente carácter que las anteriores —impuestas al pasto por el tipo de manejo— son las asociadas a los procesos de autoorganización que subyacen en los cambios sucesionales. Estos procesos se desencadenan con claridad tras las perturbaciones derivadas de la roturación del terreno, podas, talas, aclareos, incendios, etc. Los fenómenos de organización espacial más estudiados son los que se producen en el pasto durante la sucesión tras la roturación del terreno. Esta organización ha sido descrita mediante el análisis de la diversidad beta a lo largo de laderas vecinas roturadas en diferen­tes fechas y observadas en sucesivas campañas anuales de muestreo. Esta uniformidad desaparece con la sucesión, sustituyéndose las especies pioneras —de distribución espacial homogénea y gran amplitud de nicho— por otras especies propias de la madurez del pasto —de distribución m á s especialista y de una tolerancia diferencial a los diferentes grados de humedad, fertilidad y compactación del terreno que ocurren a lo largo de las laderas—. El pasto maduro es una estructura espacial que se aleja del azar propio de los pastos que colonizan los suelos recién roturados. Al contrario que éstos, en el pasto estabilizado cada comunidad ocupa un nicho espacial definido, las relaciones de competencia se palian y la productividad alcanza mayor diferenciación espacial.

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EXTRACTOS DE LAS COMUNICACIONES

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LA DEHESA COMO MODELO DE LA NUEVA TENDENCIA MUNDIAL HACIA LA SILVICULTURA TRIDIMENSIONAL

Helen Groóme Departamento de Geografía. Universidad Autónoma de Madrid

Se hace referencia a la aproximación del sistema de la dehesa ibérica al nuevo modelo de silvicultura social tridimensional que se propone a nivel mundial como alternativa al modelo silvicultural actual de finalidad casi exclusivamente maderera. Los rasgos funda­mentales de este modelo —producción sostenida, a largo plazo, de múltiples recursos, proporcionando un alto nivel de empleo rural y conservando, a la vez, el medio ambien­te— están ya desarrollados en la dehesa ibérica, que debe recibir mayor apoyo de la Administración para su adaptación a las tecnologías y situaciones modernas, sin menos­precio a las prácticas de la gestión tradicional.

DIFICULTADES PARA LA GESTION Y EL APROVECHAMIENTO INTEGRAL EN LOS GEOSISTEMAS ADEHESADOS

José M a n u e l Llórente Pinto Departamento de Geografía. Universidad de Salamanca

El sistema dehesa es el resultado de un estilo de aprovechamiento que ha permanecido invariable en sus premisas básicas durante períodos seculares, dando lugar fisionómica-mente a un paisaje característico (un pastizal al que superpone una malla relativamente poco densa de árboles). Ahora bien, la consecución efectiva de este m o d o de utilización del medio se lleva a cabo dentro de un marco más restringido: el de la explotación. La viabili­dad económica y, en última instancia, la pervivencia de estos geosistemas dependen de una gestión cada vez más acertada de los recursos de las dehesas. Ahora bien, la gestión de estas fincas está llena de complejidades, tanto por el carácter agrosilvopastoral de las mis­mas y su notable extensión espacial c o m o por circunstancias extrínsecas. L o que preten­demos es describir cuáles son los problemas que, desde nuestra perspectiva, atosigan más a las fincas adehesadas (organización del pastoreo en función de la variabilidad topoecoló-gica, simplificación de la estructura de la cabana, compatibilización de recursos, gestión del monte...) y esbozar, en su caso, algunas alternativas. Y todo ello utilizando el marco de referencia de las dehesas salmantinas.

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EL T E R M I N O D E H E S A EN LA PROVINCIA D E S A L A M A N C A Y PROVINCIAS

LIMÍTROFES D E CASTILLA Y L E O N

J. M . Gómez Gutiérrez J. A. García Rodriguez

Departamento de Ecología. Universidad de Salamanca

Son varios los trabajos publicados que hacen referencia al origen, no m u y claro, y desde luego discutible, del término «dehesa». Actualmente, esta denominación se aplica en situa­ciones m u y diversas, relacionadas con el tamaño de la propiedad, independientemente de su fisonomía o de los elementos que la constituyen. Pero también es frecuente que se utilice en función del aspecto e incluso de sus antecedentes históricos, aunque no consti­tuya coto redondo.

Se observa, por otra parte, una divergencia creciente en el significado del término, según que sea utilizado en medios cultos o científicos, o en el medio rural.

Es, asimismo, conflictivo el uso, en términos genéricos, de las expresiones: «monte adehesado», «bosque adehesado», «monte aclarado», «bosque aclarado», «dehesa».

Finalmente, es digno de tenerse en cuenta, dada la evolución social, y por supuesto la política, que debido a sus antecedentes históricos el término «dehesa» conlleva unas conno­taciones peyorativas de confrontación pobreza frente a riqueza, que conviene matizar, dado que la explotación de tierras marginales sólo es viable en propiedades de más de 50 ha, y generalmente de más de 100 ha.

Se discuten estos extremos y se hacen las correspondientes propuestas.

EFICIENCIA PREDICTIVA D E L SISTEMA BIOCLIMATICO E M B E R G E R I A N O EN E S P A Ñ A

Miguel Allúe Comunidad de Castilla y León

El objeto de este trabajo es la revisión del Sistema Bioclimático Embergeriano, tanto en las formulaciones originales del autor c o m o en las procedentes de su escuela. Entre otras muchas cuestiones se ha encontrado que la síntesis bioclimática (m, Q 2 ) da lugar a una ambigüedad considerable en sus diagnósticos fítoclimáticos. L a comprobación de este extremo fue realizada por medio del análisis de la vegetación de 1.069 puntos, correspon­dientes a otras tantas estaciones termopluviométricas españolas. E n consecuencia, estamos en condiciones de denunciar la existencia de indiscriminación ñsionómica múltiple en, al menos, un 62 por 100 de los casos. El 38 por 100 restante se caracteriza, en su mayor parte, por valores extremos de precipitación y temperatura (m).

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CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LAS DEHESAS

José María Abreu y Pidal Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA)

El autor analiza el concepto de equilibrio agrosilvopastoral según lo concibe G . Long. Analiza someramente los sistemas agrosilvopastorales de las zonas de montaña españolas según su evolución histórica.

Contempla la dehesa c o m o un caso especíñco del bosque mediterráneo, y considera sus características estructurales, su ubicación en España, analizando la «gestión agrosilvopas­toral» de la misma.

Por último, considera las limitaciones que la «asignación de usos» en un terreno agrario condiciona la gestión de un sistema agrosilvopastoral.

DISTINTOS TIPOS DE DEHESAS

J. J. Nicolás Isasa Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA)

Las palabras «dehesa» y «adehesar» han tenido distintos significados a lo largo del tiempo, resultando también diferentes los sistemas a los que se aplica en las diversas regiones españolas.

Se pasa revista a las definiciones que aparecen en algunos diccionarios y en trabajos especializados en varios autores.

Se concluye que, actualmente, lo esencial para que a un terreno se le denomine «dehesa» es la presencia de un arbolado claro y el aprovechamiento de sus pastos. L o demás, la producción de fruto, de leñas o la agricultura rotativa, ha ido perdiendo entidad, al menos en algunas zonas.

Por último, se apunta la idea de que, si se acepta el concepto de que la dehesa es un monte claro con aprovechamiento de pastos, cabría distinguir cuatro tipos bien diferencia­dos de estas formaciones:

a) El de la dehesa típica de pasto, labor y monte, que se da en el S y O de España, con arbolado principal de encina, aunque también de alcornoque, quejigo y rebollo.

b) El de las llamadas dehesas boyales del centro, con arbolado de encina, rebollo, quejigo y fresno.

c) El procedente del aclareo de montes bajos de quercíneas, que durante siglos fueron tratados por cortas a matarrasa para la obtención de leñas y cuyo aprovechamiento gana­dero ahora se quiere recuperar.

d) El procedimiento del aclareo de pinares de piñonero, para fomentar la producción de pina y del pasto, que se están realizando en el centro y sur de la Península y que présenta cierta similitud con la dehesa típica.

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SITUACIÓN A C T U A L Y ESTADO D E LOS CONOCIMIENTOS EN LAS DEHESAS SALMANTINAS

J. M . Gómez Gutiérrez B. Fernández Santos

Departamento de Ecología. Universidad de Salamanca

La superación del período de intensa deforestación y deterioro del sistema pasto-árbol es más aparente que real. La crisis energética ha acrecentado la demanda de leña de quercí-neas y, sobre todo, de carbón. E n Salamanca existe una factoría de empaquetado y expor­tación de carbón de encina. La quema de rastrojos quema y mata a la vez a las encinas. La crisis económica en las grandes ciudades vuelve a acrecentar la presión sobre el campo de tierras marginales; se inicia otra etapa de roturación de pastizales, que desembocan en matorral sin arbolado.

Desde el punto de vista humano, la situación económica de estos sistemas, potencial-mente m u y pobres, hace que la m a n o de obra realmente cualificada siga emigrando. Esto supone un auténtico respiro para el arbolado de las zonas rurales, que se recupera según etapas a veces ya avanzadas de la sucesión secundaria, pero también una grave pérdida para el manejo de las dehesas propiamente dichas. Por otra parte, es notorio el acceso a la propiedad de grandes dehesas de profesionales de la medicina, la jurisprudencia y la Administración, absolutamente ignorantes del funcionamiento de las dehesas. Las secuelas son discutibles.

Normalmente, conoce infinitamente mejor el sistema que nos ocupa el campesino que el investigador, por lo que el estado de los conocimientos es discutible según el estamento desde el que se consideren.

A V A N C E S D E RESULTADOS D E L ESTUDIO D E LOS ECOSISTEMAS FORESTALES D E LA DEHESA

D E CANDELARIO (SALAMANCA)

I. Santa Regina J. F. Gallardo C . San Miguel

C . Pérez Centro de Edafología y Geología Aplicada. CSIC, Salamanca

La dehesa de Candelario pertenece a la provincia corológica Carpetano-Ibero-Leonesa, pero con peculiaridades geológicas, climáticas, edáficas, ecológicas y de utilización antro-pógena de los recursos claramente diferenciadas de la dehesa típica del centro charro o de la extremeña. Estamos en el sector Bejarano-Tormantino.

Actualmente se pueden distinguir tres pisos bioclimáticos: a) supramediterráneo; b) oromediterráneo fanerofítico, y c) oromediterráneo cespitoso.

a) Está comprendido entre altitudes de 1.000-1.6S0 m . La serie climática de vegeta­ción corresponde a la supramediterránea carpetano-occidental y leonesa húmeda perhú-meda silicícola del roble melojo Holco mollis-Querceto pyrenaicae signetum, quizá influen­ciada por la serie subhúmeda silicícola del roble melojo Genisto falcatae-Quercetum pyrenaicae signetum.

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b) Caracterizado por la alianza Pino cytision purgantis, predominando el Cytisus purgans.

c) Situado entre 2.000 y 2.400 m . La asociación ñtoclimática es la Agrosti-Minuar-tielum recurvae.

Repetidos incendios y un sobrepastoreo continuo desde tiempos históricos, sin descar­tar las eventuales roturaciones, han determinado la aparición de una comunidad fruticosa con predominio de papelonáceas áfilas. E n la parte alta de la dehesa, la vegetación climá­tica correspondiente a un bosque caducifolio con predominio del roble melojo (Queráis pyrenaica), ha sido sustituida por un monocultivo de pino albar (Pinus sylvestris).

Dentro de la zona se han estudiado tres ecosistemas forestales: un rebollar climático de Quercus pyrenaica, con una producción de 8,5 t m / h a año y un índice de descomposición de la hojarasca del 18,5 por 100; un castañar paraclimácico de Castanea sativa, con una producción de 5,8 t m / h a año y un índice de descomposición de su hojarasca alrededor del 22,3 por 100, y un pinar disclimácico de Pinus sylvestris, con una producción de 8,8 t m / h a año y con un índice de descomposición del 12,8 por 100.

CARACTERÍSTICAS DEL FACTOR TIERRA EN LAS DEHESAS DE SIERRA MORENA

José L . Pérez Almero Carlos J. Porras Tejeiro

Dirección General de Investigación y Extensión Agraria de la Junta de Andalucía

E n base a 218 encuestas realizadas en explotaciones de dehesa de Sierra Morena se presen­tan a esta comunicación las características observadas del factor tierra de las mismas: dimensión, tenencia, tipo de acceso a la propiedad, distribución de cultivos y arbolado, etc.

También se estudia las interacciones entre algunas de estas características entre si y con otras variables (otras fuentes de ingresos).

Por último, se presenta la evolución de la superficie de las explotaciones en la década de los setenta.

INFLUENCIA DEL ÁRBOL SOBRE ALGUNOS ELEMENTOS DEL MEDIO: MICROCLIMA Y SUELO

Carlos Ovalle Julia A v e n d a ñ o

U n estudio experimental fue conducido sobre el sistema ecológico complejo de Acacia caven (espinal) de la región mediterránea subhúmeda de Chile. Se estudió el efecto del medio. Los efectos más importantes de la cubierta del árbol son la disminución de la radiación incidente a nivel de la estrata herbácea; sin embargo, la radiación que llega al suelo parece ser suficiente para mantener la actividad fotosintética de las especies herbá­ceas, y ésta actúa en interacción con la disponibilidad hídríca del suelo. Conjuntamente, el

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árbol contribuye a atenuar las temperaturas extremas y reduce la capacidad evaporativa del aire. Estos efectos se traducen a nivel del suelo en una mayor disponibilidad hídrica para las plantas herbáceas, a causa de una disminución de las pérdidas de agua por evapo­ración. Acacia caven contribuye a mejorar el balance trófico del suelo. Este mejoramiento se caracteriza por el aumento del contenido de materia orgánica, nitrógeno y potasio. Estas modificaciones de algunos factores ecológicos ligados a la estrata leñosa de Acacia caven son relacionadas con los cambios de composición botánica y de producción que se producen en la estrata herbácea.

INFLUENCIA DEL ÁRBOL SOBRE LA COMPOSICIÓN BOTÁNICA, LA PRODUCCIÓN Y LA FENOLOGÍA

DE LA ESTRATA HERBÁCEA

Carlos Ovalle Julia A v e n d a ñ o

Fueron estudiados varios aspectos de la composición botánica, de la estructura y del fun­cionamiento del sistema ecológico complejo de Acacia caven con el objeto de mejorar considerablemente la gestión de los recursos silvopastorales de este sistema, ampliamente repartido en la zona del secano interior del Chile mediterráneo subhúmedo y húmedo. El estudio de la vegetación fue abordado según un enfoque diacrónico: partiendo de un bos­que denso y homogéneo de Acacia caven fueron aplicados raleos simulando diferentes grados de cubierta de la estrata leñosa. L a hipótesis de base a probar concierne la determi­nación de los eventuales efectos sinérgicos de la estrata arbórea de Acacia caven sobre la composición botánica y el funcionamiento de la estrata herbácea, en comparación con comunidades herbáceas situadas fuera de la cubierta de los árboles. Los resultados obteni­dos muestran la influencia positiva de la estrata herbácea. Además , la vegetación herbácea bajo las copas de Acacia caven, constituida por especies de ciclo biológico más largo, muestra una prolongación significativa del período de vegetación: 25 a 35 días más larga que la estrata herbácea situada fuera de las copas.

EL ÁRBOL EN LA CULTURA GANADERA TRADICIONAL

Juan P. Ruiz Manuel Ruiz

Departamento de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid

L a cultura ganadera ha modelado los paisajes de la dehesa de la Peninsula Ibérica. A partir de un estudio de la percepción y gestión tradicional del paisaje por los ganaderos de la Sierra de Madrid y su pedimento granítico, se deduce el papel básico del arbolado como elemento estabilizador geomorfológico, microclimático y alimentario. Las diversas funcio­nes del monte se perciben de forma diferente según el tipo de ganadero que consideremos, y esta percepción ha cambiado en un brusco proceso de evolución reciente. Se describe, pues, el modelo canónico tradicional y las pautas de evolución más características.

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«ADEHESAMIENTO» DE UN «COTO REDONDO» PREPIRENAICO PARA LA PRODUCCIÓN

DE RESES VACUNAS

A . Valdelvira-Salazar Ingeniero técnico forestal de Jaca

E . Balcells R o c a m o r a Vicedirector del Instituto Pirenaico de Ecología de Jaca

Los 17.500 k m 2 del sector central del Prepirineo español constituyen un singular territorio montañoso, accidentado, cuya vocación productiva se apoya en el pasto, la labor y el monte, paralelamente a la clásica dehesa occidental, asentada en penillanos mesetarios. N o obstante, pese a lo antiguo de su utilización silvoagricolapastoral, no se había llegado a modelos de explotación tan acabados.

Durante la presente centuria, el territorio ha sufrido los efectos del abandono por la población dispersa que lo atendía. La reforestación se practicó en buena parte de la franja indicada. Se redujo así la presencia del hombre a m u y concretos lugares y estaciones de pastoreo y a incontroladas visitas estivales y sus secuelas de peligro de incendios y deterioro.

Los autores presentan los primeros y sumarios resultados de un ensayo de explotación extensiva modernizada, de una unidad territorial prepirenaica, difícil en el aprovecha­miento de sus recursos. El experimento goza del apoyo de la Administración. Se dedica al fomento de la raza vacuna «pirenaica» y su selección adaptada, dado su carácter de mejor recurso para la producción cárnica de calidad en ámbito submediterráneo.

Lo reciente del experimento no permite presentar un balance económico. La exposición informará sobre la labor en infraestructura, la recuperación de antiguos cultivos en marco conservacionista y la productividad biótica general. Dicho ensayo pretende obtener un modelo de explotación apto y fomentar recursos de ocupación rentables, rindiendo pro­ductos de calidad.

LOS BOSQUES PIRENAICOS MERIDIONALES Y SU FUNCIÓN COMPLEMENTARIA DE LA EXPLOTACIÓN

GANADERA DE MONTAÑA

B. Alvera C . Chocarro

R. Fanlo F . Fillat

T . Lasanta J. Puigdefábregas

Instituto Pirenaico de Ecología. Jaca La mayor reserva forestal española suele coincidir con las zonas de montaña, parajes ale­jados a los que todavía no llegó la explotación abusiva. Son bosques de umbría donde no fue posible una generalización del cultivo cerealista extendido en la etapa de la superpo­blación. Junto a estos bosques de abeto-haya y pinos coexisten los quejigales adehesados,

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conocidos en Aragón c o m o «boalares» o dehesas boyales. Son porciones de bosque c o m u ­nal que se pastoreaban con los animales de labor (antes bueyes). Forman parte del bosque termófilo que también sirvió de apoyo a los ovinos trashumantes en las épocas intermedias («ahórrales» para primavera y otoño). Se hace un inventario de los actualmente existentes en el Alto Aragón, se indican algunas características biogeoquímicas del Boalar de Jaca y se generalizan las características ecológicas y de gestión.

L a pradería sustituyó a las explotaciones autosuficientes y fue posible una especializa-ción ganadera con la que se respondió a las distintas demandas que se iban generando en el llano (de tiro, primero; cárnica y lechera, después). La transformación de los antiguos campos de cereal en prados ha tenido distintas fases y no se ha dado al mismo tiempo en todos los valles. Se presenta un estudio de las etapas de abandono en los valles altoarago-nesés occidentales.

Los prados del Pirineo sólo han sido sembrados con especies pratenses seleccionadas durante estos últimos años, pero toda la etapa expansiva se hizo con las especies autócto­nas. A d e m á s , las características continentalizadas de gran parte del Pirineo hacen del árbol forrajero un complemento interesante en los años de penuria de hierba. Estos dos aspectos: el conjunto de especies herbáceas, su procedencia y distribución en mosaico y las caracte­rísticas de los setos forrajeros forman el tercer apartado del estudio.

E n las dos etapas, la tradicional y la actual, se estudia la complementaríedad entre la explotación ganadera y el recurso al bosque.

LA PROBLEMÁTICA FITOSANITARIA DEL ENCINAR. ESPECIAL REFERENCIA A LAS DEHESAS

Francisco S á n c h e z - H e r r e r a Servicio de Agricultura. Comunidad de Madrid

E n este trabajo se hace mención, en primer lugar, a la gran riqueza entomológica en gene­ral, y lepidopterológica en particular, del encinar, relacionándose a continuación las espe­cies de lepidópteros m á s frecuentes en dicha asociación citadas en el territorio de la Comunidad de Madrid.

E n segundo lugar, se hace referencia a las múltiples dificultades de orden práctico y teórico que el seguimiento y control de tal diversidad faunistica (insectos auxiliares y fitó­fagos) conlleva, así c o m o los problemas que acarrea la restauración del equilibrio bioló­gico cuando el mismo se rompe en favor del fitoparasitario, en especial en los encinares adehesados, en los que las interacciones pueden incrementarse debido a su carácter agroforestal.

Por último, se hace un breve resumen del trabajo realizado por la Administración en la lucha contra las plagas del encinar en nuestro país a lo largo del último medio siglo.

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FUNDAMENTACION DE LA GESTION DE LA DEHESA

José M a r i a A b r e u y Pidal Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ICONA)

El autor analiza las características de los recursos naturales renovables y los condicionan­tes para una utilización racional de los mismos.

Posteriormente se consideran las características estacionales y silvopascícolas de las dehesas para analizar un modelo de estructura de la población arbórea que sustenta aquéllas.

Por último, se resumen las directrices a que deben ajustarse la gestión de la dehesa y sus recursos naturales (dasocracia).

PRIMEROS RESULTADOS DE UNA REPOBLACIÓN ARTIFICIAL DE ENCINA (QUERCUS ROTUNDIFOLIA LAM.) EN LA ZONA INTERIOR DE LA COMUNIDAD VALENCIANA

R . Curras F . Peiró

Departamento de Biología Vegetal. Universidad de Valencia

Se exponen los primeros resultados de una repoblación artificial con encina (Quercus rotundifolia Lam.) realizada en el interior de la Comunidad Valenciana al cabo de dos años. La repoblación se efectuó por medio de plantación de plántulas de una savia y por medio de siembra directa. Las dos modalidades se ensayaron en dos variables ecológicas diferentes: la altitud (600 y 1.000 m ) y la exposición (N y S).

Plantación Los plantones de una savia, a su vez, se cultivaron en el vivero con distinto sustrato (tierra de vivero y tierra más un tercio de turba).

Ni la altitud ni la exposición han dado diferencias significativas; en cambio, el sustrato con un tercio de turba ha dado mejores resultados que el de tierra solamente. La interac­ción entre la altitud y la exposición también ha sido significativa, obteniéndose el siguiente orden según sus mejores resultados: umbría a 600 m , solana a 1.000 m , solana a 600 m y umbría a 1.000 m .

Siembra La siembra se ha ensayado en las mismas variables de altura y exposición que la planta­ción y además a las semillas se les ha aplicado dos pretratamientos (humectación y estrati­ficación en arena).

La altitud no presenta diferencias significativas; la exposición, sí, poseyendo la umbría un porcentaje de germinación mayor al de la solana. Los pretratamientos también presen­tan diferencias significativas, siendo menores que el testigo y, entre ellos, la humectación mayor que la estratificación.

Las interacciones entre altitud y la exposición también han dado diferencias significati­vas, estando ordenadas las parcelas de mejor a peor nascencia-supervivencia como sigue: umbría 600 m , umbría 1.000 m , solana 1.000 m y solana 600 m .

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EL PROCESO DE INTENSIFICACION-EXTENSIFICACION DE LA SUPERFICIE AGRÍCOLA EN LOS ESPACIOS

AGRARIOS SALMANTINOS

A . Prieto L . Jiménez Díaz

G . Arévalo Centro de Edafología y Biología Aplicada. Salamanca

Se pretende en esta comunicación tratar el problema de la intensifícación-extensifícación en agricultura con el fin de intentar responder a la pregunta: ¿es pertinente la intensifica­ción para reducir los costes de producción? Para ello, después de una breve introducción, se expone el proceso de intensificación-extensificación como resultado de un mecanismo de ajuste entre factores productivos donde la superficie por trabajador es el elemento determinante. Esta idea se aplica a los espacios agrarios salmantinos (comarcas) caracteri­zados por la explotación silvopastoral relativamente extendida.

Con objeto de caracterizar la agricultura salmantina según la orientación productiva y su localización geográfica se utiliza el concepto de margen bruto siguiendo la metodología de la C E E . Una vez realizada la tipología se utiliza como índice de intensidad la variable margen bruto por hectárea de superficie agraria útil, y como resultado del proceso intensi-ficador el margen bruto por unidad de trabajo. Por último, se analiza el impacto del tamaño en la orientación productiva y en la localización gráfica y se miden los efectos comarca y tamaño en las variaciones del índice de intensidad.

SOBRE LOS «YERBÍOS», «LEÑAS» Y «MONTE» DE LAS DEHESAS MADRILEÑAS: UN ESTUDIO

DE LA CULTURA GANADERA TRADICIONAL

J. C . Barrios M . T . Fuentes

J. P. Ruiz Departamento de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid

Los conocimientos que los ganaderos poseen sobre comunidades de herbáceas, arbustos y árboles —sujeto de esta comunicación en el caso de la Sierra de Madrid— representan un elemento fundamental de lo que se ha denominado cultura ganadera tradicional. Estos conocimientos, junto al mantenimiento de unas prácticas de gestión adecuadas que permi­tan la potenciación de estos recursos, resultan imprescindibles para la conservación de sistemas de uso extensivo como son las dehesas.

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" ¿ÄLlR&Mlf mScENHjAS DEHESAS ;

H . Pasciial Verrats Servicio de Investigación Agraria. Comunidad de Madrid

Pensamos que en suelos de dehesa que periódicamente se labran y se cultivan de cereales y en otros peores sin apenas horizonte superficial,'se puede y debe sfemttrar altramuces dul­ces o amargos de las especies L. albus, L , lufeus y L angustifolius. Estos suelos han de drenar bien, pues los altramuces nö. resisten él encharcamientp. Estas siembras se efectúan con el fintie ser cosechadas mecánicamente. ' . V " ,' '

Otro asunto es el de sembrar loa'peores suélate, incluso los de terrenos montuosos, poco o nada mecanizables, con sus poblaciones silvestres de altramuz, con el fin de obtener una perfecta adaptación 'ecológica del cultivo à lä localidad tfe síetnbra y conseguir que, al ser aprovechada;estapbrélganküd,'cuandolasemíllapor dehiscencia bae al suelo en vetanb, se obtenga una siembra ájie mantenga establecida la fíradera-piehsb durante un húmero ihdefniido dé;áftós: C o n este sistema se pretendeconseguir q̂ ué' suelos prácticamente improductivos suministren un afimehto alganado óv;rio o caprino eil pleno verano, Consi­guiéndose, además, un : áü tóñto ' de fertilidad d e 'dichos suelos. L a s especies idéales d e la Península baírá llevar a c a b o éste tratamiento sdn: X . hispánicus, L. Meus y L. donsëritirin.

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ASPECTOS SlfcVOPASCICOfcAS DE I<AS QUERCINEAS

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Cátedra dé ̂ Selvieultuka # Páscieulmtd Eseuefci Universitaria de Ingkniermn Técnica Forestal de Madrid :'¡",m.<-.iv\-

L o s Q u e r c u s mediterráneos n o p u e d e n competir c o n otras especies arbóreas (pinos, c h o p o s y eucaliptos) para producir m a d e r a , pero sí lo hacen ventajosamente c u a n d o en el c ó m p u t o total de productos se incluyen los pastos y g a n a d o q u e mant ienen sus formas silvopascíco-las, especialmente los m o n t e s aclarados y dehesas. L a silvopascicultura trata incluso a los montes bajos de zonas continentales, a b a n d o n a d o s tras la generalización del uso de los combustibles fósiles, q u e aclarados y convertidos en m o n t e s m e d i o s permiten aprovechar y a u m e n t a r los recursos ganaderos.

L a silvopascicultura se convierte así en la técnica m á s importante de actuación para los m o n t e s de quercíneas, y en u n p u n t o central d e la selvicultura mediterránea.

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IMPLICACIONES ECOLÓGICAS DEL COMPORTAMIENTO DEL GANADO EN EL APROVECHAMIENTO Y GESTION DE

DEHESAS

A. Gómez Sal Consejo Superior de Investigaciones Científicas. León

J. M . de Miguel Departamento de Ecología. Facultad de Biología. Universidad

Complutense de Madrid

E n comparación con los ecosistemas forestales complejos, las dehesas de encinas y alcor­noques representan una forma alternativa de equilibrio en el ambiente mediterráneo ibé­rico. E n su origen y mantenimiento se encuentran antiguos sistemas de producción gana­dera, algunos de ellos aún hoy vigentes, que tienen en c o m ú n la necesidad de buscar complementos para afrontar los períodos críticos de escasez de pasto. Las distintas fórmu­las que se emplearon para ello (trashumancia, cultivos de barbechos largos, roturaciones periódicas, etc.), según cual fuera el objetivo principal de la selección (lana, carne, etc.), dieron lugar a diversas razas de ganado, adaptadas a la explotación de ecosistemas concre­tos y que constituían el elemento esencial de los distintos sistemas de producción.

Aunque en la actualidad las demandas del mercado han transformado dichos sistemas y, en consecuencia, también las razas, se trata en general de animales capaces de sustituir en condiciones de libertad casi completa y que requieren cuidados escasos. Por esta razón, el conocimiento de las pautas que rigen su comportamiento (ritmos de actividad, queren­cias, organización y uso diferencial del territorio) tiene gran interés para optimizar el apro­vechamiento de las dehesas.

E n el presente trabajo se comentan algunos resultados sobre el comportamiento y uso del territorio por parte de un rebaño de vacas Avileña-Negra Ibérica en una dehesa del centro de España. El análisis de las relaciones entre la frecuencia de las distintas activida­des y las variables ambientales más relevantes, permite descubrir determinados modelos o arquetipos de paisajes en la dehesa, en los que cada actividad se realiza m á s asiduamen­te según las diferentes épocas del año. Este resultado es un reflejo de las preferencias de los animales por algunos tipos de estructuras y tramas, según su propio esquema de percepción.

D e acuerdo con los resultados, se discute el interés de estos estudios para la gestión de sistemas adehesados con ambientes diversos. Se señala que la mejora debería afectar al sistema considerado c o m o globalidad y no a componentes aislados del mismo (pastos, ganado, caza, árboles o cultivos); un procedimiento eficaz sería utilizar los instrumentos de control (forrajes, agua, sal...) teniendo en cuenta la manifestación temporal y territorial de las pautas de conducta.

Manejando adecuadamente dichos controles, coordinados con las conductas y c o m ­plementados con algunas actuaciones de apoyo (desbroce, abonado, etc.) puede lograrse la mejora de pastos en las distintas zonas de la finca explotada, de forma similar a un redileo itinerante.

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LA ENCINA Y OTRAS QUERCINEAS. IMPORTANCIA DE SU LEPIDOPTEROFAUNA ASOCIADA Y POSIBILIDADES

DE CONTROL

S. Soria Subdirección General de Sanidad Vegetal. M A P A

F . Sánchez Herrera Comunidad de Madrid

En el presente trabajo se analizan someramente los factores socioeconómicos del encinar en la Península Ibérica.

Entre los enemigos potenciales de la encina y otras quercineas destacan gran cantidad de lepidópteros defoliadores, algunos de los cuales han formado y forman plagas de gran importancia económica, si bien otros aparecen como poco comunes en condiciones norma­les o incluso como esporádicos.

Este estudio relaciona los lepidópteros capturados por el método de vareo en encina (Q. ilex L.) y rebollo (Q. pyrenaica W I L L D ) , entre otras especies, en la zona centro de España durante los últimos seis años, con especial incidencia sobre las que se han locali­zado alguna vez causando daños, o se considera que puedan llegar a causarlos, asi como en otras cuyo interés se centra en algún aspecto entomológico, o en el escaso conocimiento actual sobre ellas.

Dentro de cada especie, cuando se considera necesario, se aporta información de los principales métodos de control utilizados en la actualidad, así como de los diversos traba­jos realizados por los Organismos de Sanidad Vegetal de la Administración española en estos últimos años.

SUCESIÓN Y METEOROLOGÍA EN LA DINÁMICA DE UN PASTO DE DEHESA

B. Peco C. Levassor

Departamento de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid

C. Olmeda M . A . Casado

F. Díaz Pineda Departamento de Ecología. Universidad Complutense de Madrid

La práctica de la roturación itinerante de parcelas, realizada de forma tradicional en algu­nas zonas de dehesa para controlar la invasión de matorrales, produce un rejuvenecimiento constante de los pastos. U n estudio que contempla simultáneamente observaciones de par­celas permanentes con distintas edades sucesionales en el pasto tras la roturación, registra­das durante varias campañas de muestreo, ha permitido reconocer dos fuentes de variación florística: cambios sucesionales y variaciones en respuesta a la meteorología.

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El análisis de là variabilidad toeteorológíca interanual, ocurrida en el área de estudio a \o largo,4e lof a|©s«en'quejSefícali¡5arojj las ea.twpñasfty pjerfijjtidGf resonoçey do? ftipos dç años en función de la pluviôsidad j^ jfjjstrï̂ iieion dejHuvias "éñ el periodo anual.

U n a ordenación de las parcelas permanentes pöne de manifiesto las dos tendencias fundamentalmente en los datos florísticos: sucesión y fluctuaciones meteorológicas. La influencia de un año h ú m e d o sobre la dinámica de la vegetación parece manifestarse en el m i s m o sentido que el progreso de la sucesión. E n los años m á s húmedos todas las parcelas estudiadas tienden ápréseiitar una estructura y cómposición'florístie'a semejante a la de las etapas m á s avanzadas de la sucesión. L o contrario ocurre en años secos.

Se han identificado las especies indicadoras de las-distintas etapas sucesionales, así c o m o de las distintas situaciones meteorológicas registradas.

BALANCE AGRONÓMICO Y ECOLÓGICO DEL IMPACTO DE UNA ORDENACIÓN SILVOPASTORAL EN EL

NOROESTE DE TÚNEZ

Abderrahman Ben Boubaker Oficina, de Desarrollo Silyoppstoral^flel Npr.oeste. Beja (Túnez)

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Desde su introducción eri TéÉtlzi ¡11 Áackiú iéfanbphyU§i se há distinguido por su gran plasticidad ecológica, su capacidad de regeneración y su uso múltiple. Las investigaciones efectuadas por el Instituto Nacional de Investigación Forestal han demostrado el gran interés forrajero de esta especie. Por ellq, desde Í976 esta acacia representa un gran papel en la mejora de los terrenos de pastoreo. JPero la falta de la suficiente investigación relativa a su mejora^ a. su expJo^cjqn; en terrenos ¿le pastoreo arbolados con,esta especie, ha movido a los gestores foréstales" a tomar las correspondientes cautelas. '"'"•''

Desde el punto de vista ecológico, la protección, m u y prolongada puede causar pertur­baciones graves en el equilibrio pastoral,.qué conducen a una evolución en vegetación abundante sin interés. Desde el punto: dé Vista social, la protección constituye una medida radical contraria al mantenimiento de' là' población rural. Crea un desequilibrio entre el sistema -de explotáeióilpára elhombre-y s u m é d i o V . ; • ' ' •.:

Las regiones montañosas y forestales del Noroeste ilustran bien estos problemas. L a utilización creciente dé tierras marginales !ha inducido a una eoncentiracióri de capital sobré terrenos de pastoreo cada S/.tt m á s reducidos y, por èonsigulêntë, ríiás degradados. Esta eVólución produce problemas dé erosión. Ello'ha lleVádoa eréar un programa'dé desarro­l l ó r u r a l . ;•• •'" " ' • -, '' '• '"'•'•"•• ;:' '.'•' "•'•''••'••" '•-:-' ^ - • > • • • > ; - - '-'•'•"•'•;••'• : •'•"' • >:*'-••'••-".-.--.f. :wr.• • • " L a utilización racional'dé terrenos de pastoreo con Acacia cyañophylltt puede represen­

tar un papel importante para solucionar este problema; aprovechando su interés forrajero.

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ESTUDIO DE I-A PRODUCTIVIDAD DE LOS TERRENOS * DE PASTOREO EN LA ZONA D'AIN LEIÎH

(ATLAS MEDIO-MESETA CENTRAL)

;•:•.. ¡- „•:••• •. ••• '-., .'••. ••-?,!• .-.-,> • M , Q a r r o - : . < . , . •• ,••.,- •-;•.•• -i.;.-., isco/e Nationale. Forestière d'Ingénieurs. Tabriquet-Sale, Marrœtas -,,

Los terrenos de pastoreo del Atlas Medio estáaformados generalmente por cuatro, medios, ecológica y geográficamente diferentes (encinar con enebro de la miera, encinar poro, cedrafyzonas desarboladas)^ El estudio llevado a cabo entre 1982 y 1984 en esta zona tiene por objetivo esencialjeí análisis .de las productividades en el transcurso del añ© en diferentes intervalos. E n efecto, la productividad permite estudiar las potencialidades de pastoreo en los diferentes mediosi.y lugares en función de los factores; ecológicos« E n cada medkíse ha elegido un número ¡de subestaciones en función de los principales parámetros estacionales. E n el conjunto de 24 subestaciones definidas se ha aplicado el método de las siegas repetidas en unidades de 2 m 2 de superficie. Este método, que refleja mejor el sis* tema de pastoreo practicado, ha permitido comprobar la reacción del tapiz herbáceo al número de siegas y analizar la productividad en función de los factores .ecológicos, y particularmente los climáticos. ¡: ,• -...,... • Este estudio ha puesto en evidencia la respuesta de los diferentes ecosistemas a las

condiciones climáticas anuales y estacionales, así c o m o a las interacciones de los factores climáticos y estacionales. L a cubierta arbórea superior al 75 por 100 es desfavorable al desarrollo y a la productividad de las especies arbóreas a causa de la falta de luz. Para otras cubiertas, su acción positiva sobre el balance hídrico de los suelos se convierte en factor limitante en año seco. Por contra, en año h ú m e d o este papel está asumido por la luz (iluminación).

Las precipitaciones son las más determinantes al nivel de los medios del semiácido (encinar con enebro) y del subhúmedo (encinar puro). Mientras que, al nivel de otros medios (cedral y pastizal de altura), son las condiciones térmicas las que determinan.

Las potencialidades del tapiz herbáceo se expresan mejor sobre intervalos cortos (un mes, períodos sepciljos) en año menos h ú m e d o , y sobre intervalos largos (períodos c o m ­puestos aéterminadósi'dós irieses o; más) en año rdásliúrnedo en él casó dé encinar con enebro y etiCirW{Ä.'ifilelfÄI» ifei

!otrosfmeä»Si eJSdésafroifóiejiía áelitaflifc herbáceo, en razón de condiciones térmicas' menos favprabjes,; necesita períodos de tiempo m á s lar­gos (dos meses o mas) para uña mejor explotación."'"

ENSAYO DE INSTAJLÀ€ÏÎ)N DÉ ̂ D J i R A BAJO FUSTAL

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Eleasayo s*4esarT©Jlaen«l3NjSroesteí4«sEúnez (Jiefza>«n«l.ipisoiibioclimati«^» mediterrá-neoschúmfidaí'con inviernas tdöjlees bajoíustal de¡alcorjroqw46bre!s;ustrat&ítriásicoí.iu;r-'¡íl Ife* primera pRieba<está constituida por ¡cinco,.parSelasj^Bíedia Jieetárea5eadar.una, bajo vHjIusíaliaadttfo de¡atet toq$%eonHna;demW^de:3<lßipks/Mi, lA,pru^$.co» <

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pastizal mejorado. También se completa con una siembra de especies pastorales con un simple laboreo del terreno. El encargo se viene realizando desde el 27 de diciembre de 1983 de la siguiente forma:

— Una parcela donde únicamente la carga ganadera constituye el tratamiento. — Una parcela como la anterior, pero fertilizada con 100 unidades de nitrógeno y 100

unidades de fosfato por año. — Tres parcelas sembradas y fertilizadas con 100 unidades de nitrógeno y 100 unida­

des de fosfato por año, y pastoreadas en rotación por una fuerte carga ganadera instantá­nea (una parcela con Ray-grass y trébol de Alejandría, otra con festuca y trébol subterrá­neo y una tercera con mezcla de cuatro especies: Ray-grass, Chalaris, festuca, y trébol subterráneo.

Los resultados son satisfactorios, sobre todo en el segundo años, salvo en lo que se refiere a la primera parcela. La fertilización parece tener efecto sobre el crecimiento en diámetro del alcornoque.

La segunda prueba se realiza bajo fustal joven (diez años de edad), con sotobosque de maquis bastante denso. El maquis fue ligeramente desmochado y una de las dos parcelas fue fertilizada lo mismo que las que fueron sembradas. Se mantuvo el principio de fuerte carga ganadera con rotación.

En las otras dos parcelas, las especies de pasto se desarrollan bien o aparecieron espe­cialmente donde hubo fuerte fertilización. Los rebrotes de cepa manifiestan un incremento notable en relación con el testigo.

En las dos pruebas las medidas del suelo (permeabilidad, estructura, etc.) están en pionero de análisis en los laboratorios de ciencias del suelo.

EL USO MULTIPLE DE LA DEHESA: OBTENCIÓN DE CARBON VEGETAL A PARTIR DE RESTOS

DE OPERACIONES SELVICOLAS

R . Carretero Carrero L . Elvira Martín

T . García Andrés F . M a r c o s Martín

A . H e r n a n d o Pertierra S . Villegas Ortiz de la Torre

Departamento de Termodinámica. ETS de Ingenieros de Montes. Universidad Politécnica de Madrid

El mantenimiento en buenas condiciones del monte adehesado obliga a llevar a cabo determinadas operaciones selvícolas, fundamentalmente podas, cuyos productos no encuen­tran fácil salida en el mercado a causa de su deficiente conformación y reducidas dimen­siones. La presente comunicación analiza la obtención de carbón vegetal en España a partir de estos residuos, facilitando asi su evacuación y aprovechamiento. Se describe el proceso de carboneo, distinguiendo los métodos clásicos y modernos, y son citadas las tecnologías europeas, considerando los efectos ecológicos de este aprovechamiento. Por último, se señalan los precios naturales del carbón vegetal en España.

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UTILIZACIÓN D E L ESTRATO VEGETATIVO D E LA D E H E S A C O M O R E C U R S O F O R R A J E R O

Arlinda Leal F r a n c o d e Oliveira Estación Forestal Nacional, Portugal

Las condiciones ecológicas ligadas a los sistemas de explotación de las dehesas de alcorno­que y encina en las regiones meridionales de Portugal con ganado ovino y caprino produ­cen insuficiencia alimentaria en ciertos períodos del año.

Estas ausencias se suplen, en parte, con los recursos de la vegetación espontánea gra­cias a las hojas, frutos e incluso otros componentes de la biomasa del estrato arbóreo, que el ganado busca con avidez.

E n este trabajo se presentan los resultados, tanto desde el punto de vista de análisis bromatológico c o m o de unidades forrajeras (UF/kg) para las jaras Cistus ladanifer (hojas y hojas más ramas anuales) y Cistus populifolius (hojas y hojas más ramas del año y también frutos), tomando los datos cinco veces en el año (ciclo vegetativo completo).

D e la misma manera se van a presentar los datos analíticos forrajeros relativos a las hojas de alcornoque y de la encina, tomadas en verde lo mismo que las toman los animales.

E n este último material también se hace el análisis químico mineral con determinación de macro y microelementos.

Teniendo en cuenta la gran abundancia de jaras en las dehesas portuguesas, se puede explicar mejor c ó m o puede sobrevivir el ganado y la fauna silvestre característica de las dehesas.

EL ANALISIS D E L C O M P O R T A M I E N T O FENOLOGICO D E LAS C U A T R O VARIEDADES D E L TRÉBOL S U B T E R R Á N E O

(TRIFOLIUM S U B T E R R A N E U M )

Irene San Payo Cadima Edmundo Manuel Rodrigues de Sousa

Ingenieros Silvicultores

Entre las leguminosas anuales más utilizadas en Portugal en el establecimiento de pastiza­les en la región de la encina y del alcornoque, se puede destacar el trébol subterráneo, después del altramuz amarillo.

E n esta comunicación se presenta un estudio elaborado, ya hace dos años, sobre las diferencias de desarrollo de ciertas variedades de trébol sometidas a diferentes condiciones edáficas.

La observación directa de la fenología es el método más utilizado para el análisis de los ciclos vegetativos.

Se describe un nuevo código (escala) fenológico para el estudio del ciclo de desarrollo de cuatro variedades de trébol subterráneo (cultivares Seaton Park, Daliak, Woogenelup y Clare), comparando los resultados obtenidos sobre dos suelos, uno derivado de esquistos y el otro, de granitos.

Se han elegido las variables tiempo y fase fenológica para el análisis cualitativo de la dinámica de crecimiento en los dos objetivos siguientes:

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, f̂ ^tçpef et) ttejflpi* #ifi0 |öii\ad^ |>qr; ^g;vmt$a.<$ fnllós'?difèteftA e j ^ á s fonológicos. J B ; Í -:, ¿ ¡í«.'--,,? ^ , ¿ p í'V»fí¿ (i"}- = /íi"i

— Estimar el comieh'zo para" cada estadio feriológico y párá todas las variedades. Después de la comparación efectuada, y considerando únicamente el factor variedad, se

ha verificado que la diferente significación tuvo lugar solamente en el estado de floración. También se ha comrjfobadóque en er m i s m o tipo de Suelos el estado de floración es

m á s largo para las variedades m á s tardías: ••••'''":A

P R O B L E M Á T I C A DEL D E S A R R O L L O D E U N ECOSISTEMA ' '>'' '•'•• C ; y ¿ ' ^"FpR^sTAt;t;N';AR:cELiÄt; ^''/'v.,;,,;' ^i\

Noureddine Letreuch-Belarouci Í Departement de: Foresterie, Institut National Agronomique d'Algerr* ;

E n el tallar de encina ser plantea una problemática, que jse debe valorar en la producción de madera, en e l W t i v o de árboles forrajeros y,en los pastizales* : , -:

E n esta zonas se debe reglamentar el pastoreo. Se trata, pues, de un desarrollo rural integrado agrosilvopastoral, en el que el sistema debe completarse con una valoración forestal de la región.

También es preciso conocer todos los componentes físicos, climáticos y florísticos de la zona, y realizar un inventario del tallar con el fin de encontrar soluciones cuyo objetivo principal esté basado en el enriquecimiento o mejora del sistema.

PRINCIPALES TIPOS uí; D | H E S À S Y TÉCNICAS SILVOPÁSTORÁLES E N LA C A M

María Luisa Mesón García , : i<,. . » ,r-; Cátedra de Botánica y Geobotánica EUITF: Universidad Poluécmwde Madrid

Se describen las dehesas de fresno, rebollo y pino de la Comunidad de Madrid, así c o m o sus formas habituales de utilización y las técnicas silvopastorales que suelen recibir.

Se destacan las comunidades vegetales m á s importantes de las fresnadas, así c o m o el valor de la dehesa con monte bajo de rebollar y la utilización de su r a m ó n bien diferente d e l C l á s i c o . V i;.,;;...'! _'.;•.•.-! :'. :-r't : - : . , ¿ V ¡ J ' A . . . ;,< u:': l :::•••'••' ' ••"'••; '-'.I 'J ; i. :i'li': '.-"n.-.j • ••

¡Finalmente sedestacad peculiar valorr de . ladehesa" dé pino; c o m o esti vadera del? ganado y por su integración con otras dehesas. .¡ , .• »;̂ • El trabajo concluye con la necesidad de proceder al estudio de estos sistemas, asi c o m o

a la actualización y mejora de sus técnicas. .- : ,í .•-,! ;:!-.;;; ; ¡ . > , , • '

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ALTERNATIVAS EN LA UTILIZACIÓN DE LOS RECURSOS ;;;;;;'•; : ' ' ' í ;^ ; ; ;PAS;TOftAE;E$;OE;,CÁÜSSES;. V : ; ^ ; : 1 , ! ; ; ' Y ? 1 ; ; '

J. P . Chassáriy Station d'Economie Rurale

D . Hubert Centre L. Emberger

M . Jollivet Groupe de Recherches Sociologiques

Las G r a n d s Causses, situadas en el límite de la región mediterránea francesa, mantienen u n a actividad de g a n a d o ovino importante.

E n esta región las tierras de cultivo o c u p a n u n a p e q u e ñ a superficie y proporcionan u n a relativa importancia a los pastizales arbolados y n o arbolados. E n esta región, y en parti­cular . m la ^f serva de la Biosfera (Je Çkgvennes, se h a p ^ m p r e n d i d ç jnvestipçipnef desde la ecología hasta la e c o n o m í a y líf socio toáa, y tefepdas í a,-un'mateo 4 m á s amplió q u e los pastizales arbolados . ' ; »* -n ' ' , ; i ! ' i F " i f ; í •'-"'-•' ";•-''«-•*-•

A partir de las experiencias llevadas a cabo por los investigadores, de u n a parte, y por los agricultores, de otra, los autores indican la f o r m a de articular las alternativas de utili­zación de los pastizales arbolados en los dos últimos decenios. Estas alternativas se refieren a la utilización del tallar de Quercus pubésdérís por u n rebaño de g a n a d o ovino de carne, de u n a parte, y por u n rebaño d e ganadóiovüio dé l e che^ör otra. Se analiza la f o r m a de utilizar estos terrenos en términos ecológicos (producción, conservación, gestión), en tér­m i n o s económicos en relación c o n los sistemas dé ganadería (limitaciones económicas externas e internas, limitaciones técnicas ligadas, ,a los sistemas carne-leche) y en términos sociales (lugar de las ganaderías c o m p a r a d a s en la sociedad local, relaciones con los m o d e ­los técnicos dominantes , relaciones con los equipos de, investigación). L o s autores resaltan el f e n ó m e n o d e la innovación en e)¡ ¡medio rural apoyándose en la. integración «siivopasto^ ral», t en iendoen cuenta Içjs cflnocimientos técnicos;de u n a parte y.apoyándosey/por,otra, e n jas ¡experiencias anteriores yen* Sos resultados de la investigación pata-elestahiecinuento de¡¡un-:nuevo,método; para la gs&ttón,¡específica de espacios silvopastoíalesi •.-..•: ,¡, \. 7 • r , /g,n-cQ}ici\)sióni lps ;a»îorçs,iniliçaii, s^bre cosas concretas* c ó m o los ganaderos de u n a

región soportan u n a presión investigadora importante y tienen o n o tienen en cuenta, ya las tendencias paraseguffi modielosde^efarrftîlo agrícola dominantes , ya re$ulíados;de la investigación SB sistemas sily^pastoraks. , r¡ i.-.l..--.-.':,.^^ :.•:;. OKV./,-.-<'.> i 4.vr-.-;-'. >.-.. ••.:<;.

o >¡,"".\ ?Í.-.::;.¡IÍV. i-.,.;: „:.Í '••••!, ¡t ',.:•' V '•-.,•.:{'.'!; ¿<.,: :>;í> ~<>¡)tí'.vr,-y Ï-WY. h ,i¡iu. \-ih \i-i ¡A A l v a r o L l o r c a >:íbv.::,v>i Vit ':>.- •<- :-¡::,><i

á ¡'j^eDépar^ameníO! d&iEcokígtaii WüH>etsidadMutónoíÉa dé Madri&,;v\V!:A\

En'la actualidad; a u n q u e la trasfcumaneia h a p t f erdido parle d e sf ant%ua:imp0rtancía¿ todavMíwpaaduceAimoMimiertospet íóa^os /ap iede l ganadoíeía distendus aaédiasi ¡Dentro de estos mdvimibntós^los recorridos quejelaciofanilosrpaatesaltoside íla¡Siera?a;deíGriidos y Jas áreas d e invernada sitas e n las dehesas d e Toledo -y íEstremadura, atanzanisingular relevancia.

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Se presentan los primeros resultados de un proyecto de investigación sobre la trashu-mancia en el Sistema Central, identificándose las áreas de invernada y agostaderos, y cuan-tificándose el número de animales implicados en esta actividad. Se concluye la importancia de las vías pecuarias y un control de los mecanismos de arrendamiento de las dehesas y pastos de verano que permita su continuidad.

CONTROL DE LA VEGETACIÓN LEÑOSA EN ZONAS ARBOLADAS Y NUTRICIÓN ANIMAL

D . Genin M . Thiault

CEPE I CNRS, Montpellier

B. Lambert Soc. Elevage, Prades

La obtención deseada de una estructura de vegetación del tipo «Dehesas» en la región mediterránea francesa se enfrenta al problema del control de la vegetación arbustiva.

E n efecto, los terrenos de pastoreo están la mayor parte de las veces invadidos por arbustos. La evolución hacia el bosque es lenta y siempre susceptible de ser comprometida por el fuego. La limpia mecánica y, más aún, la limpia manual son prohibitivas. U n con­trol, o un mejor control, de las especies leñosas por el pastoreo animal permitiría resolver parcialmente este problema.

El comportamiento alimentario de la mayor parte de los animales domésticos muestra que las especies herbáceas son seleccionadas prioritariamente. Cuando éstas no están dis­ponibles en cantidad suficiente, se constata un incremento de las especies leñosas en el régimen. Estas últimas, habitualmente de bajo valor nutritivo, parecen presentar un trán­sito digestivo lento, lo que conduce a una disminución de la cantidad total de materia seca ingerida.

Por el contrarío, una complementación alimentaria apropiada, principalmente los aportes de nitrógeno, puede favorecer el desarrollo de la flora bacteriana del rumen y, asi, permitir un mayor consumo de los recursos vegetales provenientes de las especies leñosas. El rol del animal c o m o controlador de los arbustos al igual que sus performances zootéc­nicas se ven asi reforzadas.

Para obtener una acción eficaz de los animales es también necesario utilizar una carga instantánea m u y alta, del orden de los 10 U G B por hectárea, durante aproximadamente diez días. Esta modalidad de utilización de los animales induce una evolución de la vegeta­ción favorable a las especies herbáceas. También es posible activarlas mediante la siembra sin preparación de suelo, durante los últimos días de permanencia de los animales.

Es posible, por tanto, considerar un tipo de manejo en donde el animal tendría a la vez un rol de protección y de aprovechamiento de estas especies, estando integrado en un sistema de producción.

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ENFOQUE AGROECOLOGICO PARA UN MANEJO SILVOPASCICOLA DE LA MEDIA MONTAÑA EN CÓRCEGA

J. B. Casanova Parque Natural Regional de Córcega

R . Joffre Centro L . Emberger, Montpellier

E n el interior de Córcega, el deterioro progresivo del equilibrio agropastoral en el último siglo ha llevado a la existencia exclusiva de un pastoralismo extensivo. Este sistema de ganadería implica una ocupación siempre creciente del espacio que excluye todo otro m o d o de aprovechamiento del territorio. Esta ausencia de limitación del espacio perjudica una utilización racional de los recursos, e hipoteca, por el uso repetido del fuego, la peren­nidad de los sistemas de producción.

Desde hace más de diez años, la doble motivación de renovar la ganadería y de preve­nir los incendios ha llevado a ejecutar experimentos de mejoramiento pastoral. Tras un rápido recuerdo de la situación forrajera, se presentan los principales resultados experi­mentales que conciernen al desarrollo de los recursos pastorales de la montaña corsa. Se presenta y se discute la problemática del mejoramiento pastoral considerándolo a diferen­tes niveles de integración.

PROBLEMAS LIGADOS CON LA CREACIÓN DE SISTEMAS SILVOPASCICOLAS EN LA REGION MEDITERRÁNEA FRANCESA: PRODUCCIÓN ANIMAL Y MANEJO DE

AREAS ARBOLADAS B. Hubert

IN R A - Ecodéveloppement, Montfavet

La diversidad es ün concepto fundamental en la región mediterránea: es la expresión de la heterogeneidad generada por la evolución de los ambientes en función de sus característi­cas pedoclimáticas y del uso practicado por las sociedades rurales desde hace varios miles de años.

Es importante en los sistemas ganaderos, ya que condiciona la realización de sistemas forrajeros basados en cadenas de pastoreo asociando situaciones con productividad c o m ­plementaria, ya sea aprovechando variaciones relacionadas con cambios altitudinales (trashumancia), o valorando diferentes estratos de vegetación y sus interacciones.

Es fundamental para el desarrollo de las áreas arboladas donde es uno de los elementos en la protección contra los riesgos de incendio. E n efecto, el incendio se autogenera con la homogeneización del paisaje vegetal que se reproduce, de m o d o regresivo, después de su pasaje.

T o m a r en cuenta esta diversidad supone desarrollar una reflexión y, en particular, llevar a cabo metodologías de trabajo basadas en una concepción del espacio asociando el conjunto de las actividades que se desarrollan en ¿1, tanto desde el punto de vista ecológico c o m o económico y social. Esto tiene por objeto establecer teorías de organización del espacio dentro del marco de una política de desarrollo adaptada a la región mediterránea.

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Í PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN S03RIÎ * LA> PROiÎÇCCIOrf y iVÂÏiOR AG#N DEL, ÀGROE£QSJSÏEM A

DE LAS DEHESAS DE ENCINA

Rafael Escribano Bombín Santiago González Alonso

Cátedra de Planificación y Prbyeétos/ ETS Ingenieros de Montes, Universidad Politécnica de Madrid

Se esbozan las líneas principales del P r o g r a m a d e Investigación presentado, para su posi­ble financiación, a la C o m i s i ó n de las C o m u n i d a d e s Europeas , Dirección"General d e la Ciencia, la Investigación; y el Desarrollas dentro del epígrafe Protección del Medio Ambiente. - •'• : •:• •••:•; ,--- - •• ••••>••; i-.-1' i•.•!'•.'•'.;. -.•••'•. : T ••••', •.".

L a propuesta h a sido realizada de f o r m a conjunta y coordinada por dos equipos d e trabajo, u n o español y otro portugués, de los q u e f o r m a n parte investigadores de Ja UíuV versidad Politécnica d e M a d r i d , Universidad Complutense, 'Universidad de Navartay U n i ­versidad de Evora y Universidad Técnica d e Lisboa. . - í ' : :- •••:.

L o s objetivos prioritarios; de la investigación propuesta son enjuiciar y analizara ; v E l grado y la velocidad de la regresión de ladehesa de encina española, y el m o n ­

tado portugués. . •-';•.,-.•},••: ,..'-i ..:. ..•*•/.•,.••'..: '••••.•.'•••••' t ' . í - . ' C ; — El consecuente a u m e n t o del riesgo de desertificación. > — L a s causas principales del f e n ó m e n o . A s i m i s m o , se propone el estudio de sistemas alternativos para hacer viable la dehesa de

encina en sistemas culturales m o d e r n o s , ecológica y e c o n ó m i c a m e n t e equilibrados, a m e d i o y largo plazo.

D e s d e u n punto de vista metodológico, el p r o g r a m a cubriría los siguientes aspectos: 1. Delimitación de las principales zonas diferenciadas de la dehesa de encina y el m o n ­

tado de la Peninsula Ibérica. ' iUr , í- ', '••'.{'•'.} >-'i.'\"¡r.-oi:i f ' - i ^ i A & ^ A ' í 2 , Descripción d$ tp$ sistema» |radiçiûïia|ies dej utilización de : tales çsppciqs. j : « 3." áraqtcri^acíó^ií^6 ^ s s i ^ e m a s g u a l e s . , . , v ^ L s • •.*"•,< í¿> ••J:,¡, 4. Efectos sdb're los ecosistemas *de los., sistemas adtb$leVd¿ explotación. '' ;

5. Análisis de los efectos b é n e M o l e s ' * Í e lá presencia de los encinares adehesados. 6. Alternativas técnicas para la explotación sostenida y rentable de la dehesa de encina

y el montado.

tRABAJQS DE INVEStlGACIOH Eft MÁftCHA'.'V UNÍAS FUTURAS EN EL DEPARTAMENTO DE ECOLOGÍA DE LA

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

.£s,cwero Benán„; ¡ICIÍ; r • i . - ; 3 , ¡ : . , ¿ , - . - i Departamento de Ecología. Universidad dé Salamanca .-.,•,;

Herbáceas ,_u \: ,y.,'.¿] '•.'',;,., ' . p - , , , . ',, ,'•, -••> ,y] ,,;'^ ¿¡/yy,', ' . ¿ , c , ..-¡...-.,, :.":,.'_ „ •,. :r; D a d © q u e la vegetación herbácea constituye la base biót^ca fundaßiciital paíajEl man^eni-miento ecológico y económico de Jas dehesas, los aspectos tratados son, m u c h o s , sin q u e entre ellcw existan límites bien defmidos. E n particular, se h a investigado ^obre la p r o d ^

m

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d o n , contenido minefal, fracciones orgánicas, influencia <ie-la geomorfolôgia, <l6l suelo y de 1% leflosas.: de graflí¡¿ótíe'l flnctujaclönes ctimátksaMrá&íeñeia de loi lief b^róí*, diná­mica su^slonaJ, e ^ L & a r ^ profundizar ptá ,̂ cuaniiíjcar « a n ú m f Ï Q ojayoí ó¡e Tjariables ambientales4 y Wscar'ffdorijuncióri de ensayos aislados, eà nuestro objetivó principal. Además , conviene incorporar aspectos prácticos más directos c o m o linea de investigación actual y futura, buscando, a ser posible, la puesta en práctica a gran escala de planteamien­tos limitados. : : ' ; ; í " V "' ""'''' * '

Subarbustivas Se há considerado oportuno dar a estos estudios un enfoque autoécológjcó, comediando por las especies más características, c ó m o é s el ¿asó de Cytísiéhiutíifhrtis. D a d a láimpor­tancia de lä etapa subarbustiva en la sucesión inducida por cualquier acción drástica etí fes dehesas, se aborda él estudió del establecimiento, desarrolló, prodüccióh de biomasa, efec­tos sobré er medió; vegetation herbácea, etc. Este tema se continuará én el futuro.

ÂfbOréUS --.••'.•'•-• : • • : • ' , : : - • ' ' • : • ] ; ' - • ' • • • ' ; ' : • " • • ; " ' : ; ; _ ' -"-''•''•"-'••"- •• [•"•''" :'"; ;

El estrato arbóreo en la dehesa tiene c o m o uno de feus principales efectos la difeïerïcîacion intensa del suelo por sW contenido en nutrientes, a Causa dé la fuerte capacidad de rriövili-zacióñ y captación de hiitriéhtes que posee. Por éllÓ, una "de îas líneas de inVeStigaóión prioritarias consiste en la cüantificación del cicló de los ntitriènteS promovido por el arbo­lado: Algunos aspectos del ciclo hárí sido ya abordados. Otros, fundamentalmente las cuantiflcacioñes dé biömästf y minèràlorhasâv serán estudiados en un futuro proximo.'

ÉL DETERIORO DE ' tAjS TIERRAS MARGINALES

J. M . Gómez Gutiérrez . ;. .;. J V >, / :<,:•>',:. :;•,!,•••.••.r¡ •::• ;;•"..;> ; , M . J D . M a t í a s S á h d i e Z • ,;•!>-:-; -'-v' • ; - > ; ! . , r . '• ;,.

; J"Í •••:{;: Depârtaniehtè de Ecologías ÜnWefäclääíífe StilamaHbá y'y ' !j'

IMdireetriceá económicas son' las qué eií defitóiva màfeiarîàn eî futuro de ïas déhésa's. L a situación actual- permite píanifrtór éc&nomíatf basadas!fen la ç̂iorrééta V^zacíón' de los recursos^ frente a las de Subsistencia^ deípocáS'p^ada^^Esludios^úysOméioS pérrriitóñ á fAárquée l i i rmenso^m^ erríigíafcíóttí'sóte adtóhen «>ntó e i p M en forma di monté adehesado y'èrî ttropiédàdtes !genéràimënte^pèrîore$ a lasf 100 tía,; ,«¡-llfmanèjockrtctö'delos ¿recaíaos s^gún'éseéisféma^êsî;mûy<dificurAénté'plâàniablë;éïi mt& ffflprentà,1 èfr manuales o libros1 aédiVÜlgaeioft^p^eífÜná1 úaizábioh dé;ése:tiptf, correcta y no destructiva, es difícilmente generalizaba sin correr el peligro de inducjf" al prestritó campjésmo a'córáeter gravísimos èrrotes;pïêiisëaé que' ni siquiera fas' laderas con­tiguas pero' dé'distiota^o'riéntació'ndéteifflsmb'vàBë" tepVóaücenia tdérrttéas. '•'. Kíiáspéraidá dfel̂ rímensío '&rVol¿(otüi'aríqüe^iítóric'él'^íiihd>},'d^ las déne'sas;es\«éft a l g ú W ' a í é é c W M e p ^ tfé c M j ü | a f elyeó^elmiehttó'>añte^ ser un tema prioritario que merece una aténéiorï'Udécùàda:;,K; #-y---\»¡•*! ••<-- ••'. ,''.;-!

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UN PROYECTO COMÚN EUROPEO: CICLO DE NUTRIENTES EN BOSQUES DEGENERADOS/BAJA-PRODUCTIVIDAD

EN EUROPA. POSIBILIDAD DE REHABILITACIÓN

J u a n Gallardo L a n c h o y colaboradores Centro de Edafología y Biología Aplicada. Salamanca

La negligencia en el uso ha dañado muchos bosques naturales, lo cual, junto con los incendios y el sobrepastoreo, ha conducido a una reducción de la extensión forestal y a una disminución de su productividad; una gran parte de las áreas boscosas de las regiones mediterráneas de España, Francia e Italia se incluyen dentro de estos bosques degenera­dos; el género Queráis es también importante en los bosques latifolios que restan en Irlanda, Gran Bretaña, Bélgica y Suecia, donde alternan con bosques de abedules de baja calidad y de pino escocés. Estos bosques tienen, por otra parte, un alto valor recreativo y de expansión, y propiamente utilizados, podrían producir una razonable cantidad de madera. Sin embargo, la conversión de aquellos bosques poco productivos en otros renta­bles, conlleva un control del pastoreo y de los incendios, con todas las acciones implícitas (disminución de hojarasca fácilmente combustible, fáciles accesos a los bosques, etc.).

Actualmente, los bosques existentes se encuentran restringidos a los suelos más pobres, por lo que el factor limitante para su adecuado crecimiento y regeneración bien pudiera ser una deficiente nutrición; sin embargo, pocas investigaciones se han realizado en este sen­tido, por lo que los datos existentes no son válidos ni c o m o guia de posibles usos, ni para tomar decisiones apropiadas. Por ello, varios equipos de investigadores europeos estimu­lados por el «Forest Ecosystem Research Network» (iniciativa de la Fundación Europea para la Ciencia), se han unido para elaborar un proyecto relevante y unificado, con objeto de estudiar los bosques de sus respectivas áreas y asegurar la comparabilidad de los resul­tados obtenidos.

Los objetivos de este Proyecto Europeo comunitario son: a) Cuantificar el ciclo de nutrientes en análogas situaciones en bosques de la Europa

occidental y meridional contrastando especies, clima, suelo y otras condiciones que pudie­ran afectar al crecimiento, identificando los factores comunes y teniendo en cuenta los estudios previos; además, la comparación de los resultados con otros incidentes sobre bos­ques de alta productividad (principalmente coniferas) deberá valorar la eficacia de los flujos de nutrientes en los distintos ecosistemas forestales.

b) Establecer si la nutrición es un factor limitante del crecimiento y en qué medida en ecosistemas forestales.

c) Cuantificar las posibles entradas por agua de lluvia, allí donde la polución atmosfé­rica es apreciable y, por comparación, deducir el efecto de ésta sobre el ciclo biogeo-quimico.

d) Elucidar el efecto de las especies y el crecimiento sobre las características del suelo. e) Sobre las bases de los datos finalmente obtenidos, sugerir técnicas forestales que

posibiliten la rehabilitación de los bosques latifolios de Europa. Los equipos participantes proceden de la Universidad de Catania (Sicilia, C E P E / C N R S

de Montpellier (Francia), Universidad de Aberdeen (Escocia), Servicio de Bosques y Natu­raleza (Irlanda), Universidades de Gante y Libre de Bruselas (Bélgica), y C E B A / C S I C de Salamanca, Servicio de Investigación Agraria de Burgos y Universidad de Salamanca, a los que se s u m ó un equipo adherido (no comunitario) de la Universidad de Upsala (Suecia).

E n bosques de Querem rotundifolia trabajarán equipos de Sicilia, Montpellier y Sala­manca. E n bosques de Quercus petraea trabajarán los equipos de Bélgica, Irlanda y Esco­cia. E n bosques de Pinus sylvestris trabajarán equipos de Bélgica, Escocia, Salamanca y Suecia. E n bosque de Betula pendula trabajarán equipos de Suecia y Escocia; de Picea abies, de Irlanda; de P. laricio y de B. alba, de Sicilia; de Fagus sylvatica, el equipo de Burgos, y de Castanea sativa, de Salamanca.

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EL SERVICIO DE INVESTIGACIÓN AGRARIA DE EXTREMADURA: 18 AÑOS TRABAJANDO SOBRE DEHESAS

M a n u e l Mart in Bellido Servicio de Investigación Agraria. Junta de Extremadura

Durante el período 1971-1976 y como consecuencia de la firma de los Convenios Interna­cionales del Gobierno español con el P N U D y con el BIRF, el Centro Regional de Investi­gación y Desarrollo Agrario de la División Octava del INIA ( C R I D A 08) es designado para ser uno de los seis Centros Nacionales de Investigación, especializándose en Pastos, Forrajes y Producción Animal en Zonas Semiáridas Mediterráneas.

Estos dos proyectos estaban estrechamente unidos y sus programas prioritarios con­templaban el estudio de las técnicas necesarias para la producción de pastos y forrajes juntamente con el incremento en la producción de carne.

En estos proyectos se contempló la estancia de científicos internacionales, tanto cortas como largas, en el C R I D A 08. Asimismo, contribuyeron con un programa de becas desti­nado a la formación de jóvenes investigadores en Centros de Investigación y Universidades Extranjeras, principalmente de E E U U , Reino Unido, Australia y Francia.

Los primeros estudios de los problemas realizados con una explotación adecuada y moderna déla Dehesa Extremeña se plantearon en la Finca «El Gaitán» (Cáceres) y en una serie de fincas colaboradoras situadas tanto en Extremadura como en Andalucía.

En el año 1980, el INIA adquiere la finca «Valdesequera» (Badajoz) para realizar traba­jos específicos de la dehesa. En ella se inician grandes proyectos sobre sistemas de produc­ción de tres especies animales que están en la dehesa: vacuno de la raza Retinta y Avileña, ovino de la raza Merina y porcino Ibérico. Asimismo, se estudia la adaptación regional de variedades de trébol subterráneo.

E n 1983 se producen las transferencias de los C R I D A S a las Comunidades Autóno­mas, pasando el C R I D A 08 a depender de la Consejería de Agricultura y Comercio de la Junta de Extremadura con la denominación de Servicio de Investigación Agraria (SIA).

Las líneas de trabajo que se desarrollan actualmente en el SIA con relación a la dehesa son la selección y mejora de especies pratenses y forrajeras, herbáceas, arbustivas y arbó­reas, bien autóctonas o de nueva introducción, así como estudios de nutrición y manejo de estas especies. En producción animal, además de los estudios de sistemas de producción, se llevan a cabo proyectos sobre mejora genética, manejo reproductivo, nutrición y patología de las cuatro especies animales domésticas más representativas en la dehesa extremeña.

INFLUENCIA DE LA ENCINA SOBRE LA COMPOSICIÓN FLORISTICA, LA GERMINACIÓN Y LA PRODUCCIÓN

DEL PASTO SUBYACENTE

R . Fernández Ales O . Barrantes D í a z

Departamento de Ecología. Universidad de Sevilla

Es sabido que la encina produce modificaciones en la composición floristica, fenología y producción del pasto subyacente. Sin embargo, no existe acuerdo entre los autores en cuanto a la magnitud de los efectos ni a la importancia relativa a distintos factores ecológi­cos modificados por el árbol en la determinación de diferencias.

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El prê&nteAe$j&dip;ip>ne e^;a¥id^ci£|la_cimpp$anci£relativa demue lo (fertilidad, materiaíQtónípaVymm(miejodima.inteiisiiiâd ^mho&îpïààifiçtyffipzteéhçwavy, delà préséWaWtiojàr&caerifa dètêrrriinaciôhde làs difoe'nëias'qtie'së éricuéntráh entré el pasto situado bajo copa y fuera de ella, en lo que se refiere a: a) la composición floris-tica; b) la germinación y establecimiento de las herbáceas; c) la producción de materia aérea seca en otoño-invierno. Pata ello sëfe reMiiädö en éondiciones naturales un expe­rimento de trasplante Yécíproco débloques desuelo.-^;r . ^

— Las diferencias en composición florística no son debidas a un efecto de la copa ni de la htijâïasca de la encitíá, siao?qúe se relacionan con la procedencia del suelo. , ,r< ;;

ri_¡ Là-germinación de làs gràinlrleàs es más-ripidá bajo la Copa dfrlaeñcinaí efecto, en. èl qùè es' impbrtafite'là ittfluerïcia del suetö, vuelo y hojarasca :del árbok , . " • . _.-•

- ^ L ä producción dfe materia aeíeaseca delpastóen otoño-invierno es mayor bajoj^ copa que a cielo abierto,-efeetíí debido, fundamentalmente,-ah vuelo deía encina, v

DIVERSIDAD Y MECANISMOS DE COEXISTENCIA

En Sieíra Morena sehan obtenidovalores altosáp densidad d e especies de plantas, (135 especies/O, 1 ha y 45 especies/m2) que sitúan a los pastos de ía. dehesa entre las ¿oinunida-des vegetales más diversas de la Zona Templada. -,•„ :, : s u .;;:.;.,.,

A partir.de esta observación* se discuten los distintos modelos, {Grime, H u s t o n , W h i -ttaker, Tilmañ) que predicen la diversidad vegetaren fundón de diversos factores del medio (fertilidad, intensidad de pa$toreo)¡ y destiempo evplutiyo, ( , ;••>•• t -

Los mecanismos de coexistencia .entre las numerosas, especies que.çonyiyen en los pas­tos mediterráneos se basan en hipótesis de equilibrio, y de, no-equilibrio en ,1a estructura­ción de la comunidad vegetal. E n este marco teorice» se; presentan algunas jnvcstígaciQnes en marcha y se proponen nuevas.líneas dé investigación. ,;

ECOSISTEMAS SEMINATURALES Y CONSERVACIÓN

•„•••n>,'<, i ífí'-j'-í"1 - ; J - v A v H a r P i M ^ ^ S u ? z , » * -xi-->*;,<<• •: -, " *Ûèpariàrhentà ¿fè,ÈcblàM^ t^iWßMd;W,^mmaHÙi *> '•'•''

Si denominamos artificial a todo lo realizado con el concurso de la m a n o del hombre, directamente o a través de su capacidad para utilizar los elementos de la flora y de la fauna, o sus propios artefactos, ià; dehesa^ tal"cual lä conocemos en la actualidad es un sistema artificial, una forma de utilkaciónde los recursos agrobiológicos que permite m a n ­tener los elementos naturales c o m o ninguna, otxa> ,v ..-> .,.-. --..

Observaciones detalladas y conocimiento profundo del sistema permiten deducir la hipótesis de que es.íhuyiposible queisin elsoncurso del hombre, por simple, accipivde los animales salvajes,se desembocaraen auténtiess&abanas,de lasque el hpmbrenothijío otra cosa questomar buena nota de su eyoluçioii ¡̂ tratar de reproducirla cuando¡ sus animales domésticos fueron incapaces poir,sisólos -, de. ¿mantener el equilibrio pastp-tarholado, .,,-

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La conservación de estos ecosistemas no hay que mirarla como pieza de museo, sino como la mejor forma de explotar sin destruir en zonas semiáridas marginales por la pobreza del suelo; es, además, la que produce más beneficios económicos, por los escasos ingresos de energía complementaria. Se trata, pues, de contribuir a la conservación de la naturaleza, con el más alto beneficio económico.

MICROCLIMA, DINÁMICA DEL AGUA Y BALANCES HIDRICOS EN UN ENCINAR ADEHESADO DE SALAMANCA

A. Blanco de Pablos M . Tapia

Centro de Edafología y Biología, Salamanca

El trabajo se comenzó haciendo una revisión del estado en que se encuentra la investiga­ción climatológica sobre el ecosistema encinar.

El estudio microclimático se realizó en una encina aislada. Se midió la temperatura, luz y radiación global en un perfil realizado en el centro de la misma desde el suelo hasta un metro por encima de la copa. Al mismo tiempo, durante los meses de verano de dos años, se realizaron medidas de resistencia estomática y de transpiración desde el amanecer al anochecer, en hojas con diferente orientación. Estos datos, además de mostrar el meca­nismo de cierre y apertura de estomas, han permitido establecer una comparación del consumo de agua con los resultados obtenidos por balance hídrico en el suelo en todo el entorno afectado por las raíces. El balance hídrico se realizó midiendo cada quince días, durante un año completo, la humedad del perfil en treinta tubos de acceso para sonda de neutrones. Asimismo, se conoce la energía con la que el agua es retenida por el suelo mediante otros tantos tensiómetros y bloques de resistencia.

Los resultados obtenidos sobre consumo de agua por los dos métodos presentan buena concordancia, particularmente cuando se comparan quincenalmente.

ESTRUCTURA Y VARIABILIDAD DE LAS NEMATOCENOSIS EN RELACIÓN CON DIVERSOS FACTORES BIOTICOS Y ABIOTICOS EN UNA VAGUADA ADEHESADA DEL

OESTE ESPAÑOL A . Blanco de Pablos

Centro de Edafología y Biología Aplicada, Salamanca

J. J. Ibáñez M a r t í A . Bello Pérez

Instituto de Edafología y Biología Vegetal, Madrid

Se ha analizado la estructura de la nematocenosis edáfica en un modelo de vaguada repre­sentativa de las dehesas del oeste español (Salamanca). Los resultados obtenidos confir­m a n que las comunidades de nematodos de estos ecosistemas silvopastorales presentan

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mosaicos espaciales condicionados por la estructura de la vegetación y sus repercusiones microclimáticas, asi como por la dinámica de los flujos de energía y materiales. La compo­sición en grupos tróficos de las comunidades de nematodos revela características interme­dias entre las que se dan áreas típicamente forestales y pastorales. Los micrívoros o bacte­riófagos adquieren una mayor representatividad bajo el dosel arbóreo, mientras que los fitoparásitos lo hacen en el pastizal descubierto y en relación directa con su biomasa.

Las poblaciones de nematodos incrementan su tamaño desde las zonas altas de las laderas (exportación de fertilidad) hacia las bajas (importación de fertilidad), siendo mayor el incremento en las formas de vida libre que en las fítoparásitas. Asimismo, las nematoce-nosis son más abundantes en el pastizal descubierto que en el protegido por la proyección de la copa. También cabe señalar que las laderas con orientación norte poseen comunida­des de nematodos más numerosas que las que acaecen en orientación sur. Finalmente, se ha estudiado la abundancia y diversidad de esta taxocenosis en relación con los factores bióticos y abióticos anteriormente mencionados, que son representativos de los procesos dominantes en todo el oeste y suroeste de la Península Ibérica.

INCIDENCIA DE LOS FACTORES AMBIENTALES SOBRE LOS TRÉBOLES SUBTERRÁNEOS EN LAS ZONAS

DE DEHESA DEL CENTRO Y SUROESTE DE ESPAÑA

J. Pastor S. Oliver

A . Martín Ramos UEI Biología Ambiental-Instituto de Edafología y Biología Vegetal.

CSIC, Madrid Es del máximo interés para poder alcanzar unos niveles elevados de productividad en los sistema agropastorales, disponer de una serie de tipos de plantas adaptados a una extensa gama de condiciones ambientales, y para su posterior mejora es importante poseer una amplia reserva de diversidad ecológica y genética de tales especies. Entre las del género Trifolium destacan los tréboles subterráneos, ya que éstos poseen una importancia econó­mica de todos conocida, tanto por su valor intrínseco en la producción de pastos, como por su perfecta adaptación a la agronomía ganadera típica de las zonas de dehesa del oeste español. Son además sujeto de interés por su influencia en la recuperación de suelos.

Sus poblaciones, en sus respectivas áreas de distribución natural, poseen un espectro m u y amplio de diversidad tanto genética c o m o ecológica. Por otro lado, la existencia en nuestro país de diferentes variedades en una de las especies nos lleva a tener en cuenta el papel de la variabilidad infraespecífica en la Ecología.

En esta comunicación nos proponemos conocer el plural espectro de variabilidad eco­lógica que poseen en sus respectivas áreas de distribución natural en el sudoeste de España.

Previamente efectuaremos una descripción sintética de las características generales del medio donde crecen las poblaciones de estas especies, desglosado o dividido en un cierto número de «descriptores», para lo cual hemos estudiado diferentes parámetros de índole geográfica, climática, litográfica, edáfica, etc., en cerca de 240 localidades del occidente y sur del país, analizando el grado de representación de los distintos estados de las variables.

Por otra parte, conocidos por un trabajo anterior los factores determinantes de las diferencias ecológicas entre las especies y estimada su importancia relativa, evaluamos a continuación los estados de las diferentes variables más ligados a la presencia de los distin­tos tréboles subterráneos, lo que permite indicar las condiciones ambientales más favora­bles para los mismos en el territorio estudiado.

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HETEROGENEIDAD EDAFICA INDUCIDA POR EL ADEHESAMIENTO DEL BOSQUE MEDITERRÁNEO

J. Ibáñez Martí A . García González

F. Monturiol Instituto de Edafología y Biología Vegetal. CSIC, Madrid

Se ha abordado el análisis de las repercusiones del arbolado en los horizontes superficiales de los suelos sobre sustratos calcáreos y ácidos del macizo de Ayllón. El fin perseguido ha sido contribuir a un mejor conocimiento de las interacciones entre suelos y vegetación tras el aclarado del bosque mediterráneo para su aprovechamiento agrosilvopastoral. Los resultados obtenidos parecen demostrar que las coberturas del estrato arbóreo y arbustivo generan un mosaico que incrementa la heterogeneidad de los suelos respecto al bosque mediterráneo no intervenido y al pastizal asociado.

EFICIENCIA EN EL USO DEL AGUA DEL SUELO EN GRAMÍNEAS Y PERENNES MEDITERRÁNEAS

R . Fernández Ales M . a J. Leiva

Departamento de Ecología. Facultad de Biología. Universidad de Sevilla

R . Joffre Casa de Velázquez, Madrid

Se ha estudiado el crecimiento de las raices y la extracción del agua del suelo en gramíneas anuales (Vulpia spp.) y perennes (Phalaris acuática L) que coexisten sobre un mismo sustrato en una dehesa de la Sierra Norte de Sevilla (Sierra Morena S O de España).

Los resultados muestran que, tras las primeras lluvias otoñales, las raices de Phalaris comienzan a crecer y a explorar el agua del suelo, mientras que Vulpia spp. sufre un retraso debido a la germinación. A finales de octubre, la biomasa radical de la primera es apreciable a 40 c m de profundidad, mientras que en las segundas se concentra en los 10 primeros cm del perfil. Conforme avanza el ciclo, las raices crecen en profundidad, de tal manera que en mayo, Phalaris presenta el 12 por 100 entre 40 y 60 c m y Vulpia spp. sólo el 3 por 100. Esto le permite a la primera explotar el agua de las partes profundas del suelo y completar su desarrollo un mes más tarde que tas últimas, que se marchitan al desecarse la parte superficial.

Phalaris aprovecha más eficientemente los recursos hidricos del suelo que Vulpia spp. lo que le permite sobrevivir en estas condiciones climáticas y mantener un periodo de producción más dilatado en otoño y primavera que las especies anuales.

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E S T R U C T U R A D E LOS SISTEMAS RADICALES D E DIFERENTES C O M U N I D A D E S D E PASTOS EN LAS DEHESAS

D E LA SIERRA N O R T E D E SEVILLA (SIERRA M O R E N A , SO D E ESPAÑA)

R . Fernández Ales M . a J. Leiva

Departamento de Ecología. Facultad de Biología. Universidad de Sevilla

Se ha estudiado la biomasa, longitud y distribución en el perfil del suelo de las raices de comunidades de pastos situadas a lo largo de una ladera en una dehesa de la Sierra Norte de Sevilla. En el mes de mayo, pico de máxima biomasa, se establecieron cuatro parcelas equidistantes desde la parte alta hasta la baja de la ladera en las que se cortó la biomasa aérea y se extrajeron muestras de suelo a distinta profundidad (hasta 40 cm) de las que se separaron las raíces por lavado manual, midiéndose su peso y longitud.

Los resultados muestran diferencias en biomasa total, reparto entre aérea y subterránea y distribución de las raíces en el perfil entre las comunidades estudiadas. Las más impor­tantes se encuentran entre las de la zona más baja dominada por gramíneas perennes y el resto, con especies anuales exclusivamente. Las primeras tienen más biomasa aérea y sub­terránea y una mayor fracción de las raíces en la parte más profunda del suelo. Las comu­nidades de anuales presentan una. biomasa total semejante, aunque desigualmente repar­tida entre radical y aérea. En la parte alta de la ladera, con suelos poco profundos, la primera es mayor y se distribuye más homogéneamente en el perfil que en el resto de las zonas.

Las comunidades de anuales sobre suelos poco desarrollados y las perennes de la parte baja parecen más eficientes en utilizar el agua y los nutrientes del suelo que las anuales de la parte media, ya que fabrican más biomasa a partir de los recursos que tiene disponibles. Se discute el papel que pueden tener el manejo y la competencia en determinar la distribu­ción de las comunidades en la zona.

VARIACIONES EN LA COMPOSICIÓN FLORISTICA Y P R O D U C C I Ó N D E LOS PASTOS Y SU RELACIÓN

C O N LA PRECIPITACIÓN EN LAS DEHESAS D E LA SIERRA N O R T E D E SEVILLA (SIERRA M O R E N A , SO D E ESPAÑA)

F . Ortega R . Fernández Ales

Departamento de Ecología. Facultad de Biología. Universidad de Sevilla

Se ha estudiado la composición floristica y producción aérea de las comunidades de pastos permanentes más representativas de las dehesas de la Sierra Norte de Sevilla durante tres años agrícolas climáticamente muy contrastados (1982-1985). En parcelas permanentes se ha estimado la abundancia de las especies presentes y se ha cortado la biomasa aérea a lo largo del ciclo de desarrollo de la vegetación.

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Los resultados muestran fuertes variaciones en composición florística y abundancia de las especies entre años. La abundancia de gramíneas y leguminosas es más dependiente de la precipitación total y su reparto dentro del año que el resto de las especies consideradas en conjunto. Las gramíneas se ven favorecidas por lluvias tempranas en el otoño (septiembre-octubre), mientras que las leguminosas están afectadas negativamente por períodos de sequía dentro del ciclo de desarrollo. Estas variaciones afectan poco a la cali­dad de los pastos, ya que siempre predominan especies de bajo valor forrajero. L a produc­ción varía entre años en función de la precipitación. Las diferencias se presentan en el pico de la m á x i m a producción de primavera (abril-mayo); durante el resto del año ésta es m u y baja, no existiendo diferencias interanuales importantes.

Los resultados ponen de manifiesto la baja calidad y producción actual de los pastos de la zona. Se discute la importancia que pueden tener, a la hora de plantear una mejora, las distintas relaciones de dependencia del clima que mantienen los grupos de especies.

SUCESIÓN Y METEOROLOGÍA EN LA DINÁMICA DE UN PASTO DE DEHESA

B. Peco C. Levassor

Departamento de Ecología. Universidad Autónoma de Madrid

C. Olmeda M . A. Casado F. Díaz Pineda

Departamento de Ecología. Universidad Complutense de Madrid

La práctica de la roturación itinerante de parcelas, realizada de forma tradicional en algu­nas zonas de dehesa para controlar la invasión de matorrales produce un rejuvenecimiento constante de los pastos. U n estudio que contempla simultáneamente observaciones de par­celas permanentes con distintas edades sucesionales en el pasto tras la roturación, registra­das durante varias campañas de muestreo, ha permitido reconocer dos fuentes de variación florística: cambios sucesionales y variaciones en respuesta a la meteorología.

El análisis de la variabilidad meteorológica interanual, ocurrida en el área de estudio a lo largo de los años en que se realizaron las campañas, ha permitido reconocer dos tipos de años en función de la pluviosidad y distribución de lluvias en el período anual.

U n a ordenación de las parcelas permanentes pone de manifiesto las dos tendencias fundamentales en los datos florísticos: sucesión y fluctuaciones meteorológicas. La influen­cia de un año h ú m e d o sobre la dinámica de la vegetación parece manifestarse en el m i s m o sentido que el progreso de la sucesión. E n los años más húmedos todas las parcelas estu­diadas tienden a presentar una estructura y composición florística semejante a la de las etapas más avanzadas de la sucesión. L o contrario ocurre en años secos.

Se han identificado las especies indicadoras de las distintas etapas sucesionales, así como de las distintas situaciones meteorológicas registradas.

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UNA FRONTERA QUE NOS SEPARA DEL DESIERTO

Fernanda Dos Santos Amaro

Se hace una breve descripción del bosque mediterráneo y, en particular, de la formación de tipo dehesa.

Se considera que la defensa de esta formación pasa por el conocimiento de los procesos de su degradación y que solamente una acción constructiva de este ecosistema podrá impedir su degeneración e incluso su desaparición.

Se apuntan algunas vías de carácter institucional que pretenden dar viabilidad a esa acción constructiva e impedir que se cumpla el viejo proverbio árabe: «El hombre en la tierra es un elemento de unión catre el bosque que le precede y el desierto que le seguirá.»

ESTUDIO DE LAS DEHESAS DE LA SIERRA NORTE DE SEVILLA. ANALISIS ECONÓMICO DEL SISTEMA

DE PRODUCCIÓN

Carlos d e L o s Llanos Casa de Velázquez

Esta comunicación hace referencia a los principales resultados de la investigación empren­dida en economía rural en el marco del programa «Estudio agroecológico y agroeconó-mico de las dehesas de la Sierra Norte de Sevilla» (Casa de Velázquez, Junta de Andalucía, Universidad de Sevilla, Comités francés y español M A B / U N E S C O ) .

Método

La investigación realizada consistió en un análisis profundizado de un pequeño número de fincas en situaciones contrastadas. Los datos técnicos y económicos recogidos permiten reconstituir los balances de explotación en varías campañas (de tres a seis años según los métodos utilizados). Se acompaña de un comentario sobre las posibilidades y dificultades de la investigación en economía rural en el contexto de la Sierra Norte.

Resultados de la investigación

El entorno económico, técnico y comercial de la producción Basándose en las observaciones ya efectuadas en cuanto al origen de la crisis económica de las dehesas, la presente investigación se centra en la caracterización del entorno actual de la producción, subrayando las evoluciones favorables (estabilización de las relaciones de precios, mejora de las condiciones de comercialización) y las limitaciones técnicas existen­tes (semifracaso de los ensayos de intensificación de las producciones animales, mala utili­zación de los pastos).

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Las diferentes producciones de la dehesa A partir de los resultados económicos parciales de las explotaciones estudiadas, están puestas de relieve las posibilidades y dificultades que suponen para los agricultores cada tipo de producción: ganadería de rumiantes (ovinos, caprinos, bovinos), ganadería de cer­dos ibéricos, producciones de corcho y aceitunas.

Los balances económicos de las dehesas y su evolución durante varios años Esta parte de la investigación efectúa la síntesis de los resultados parciales ya mencionados con la presentación de balances económicos de cuatro tipos distintos de explotaciones durante varios años.

Conclusión

La baja rentabilidad de la ganadería en las explotaciones estudiadas se comenta dentro del marco más amplio de un análisis de las capacidades de reproducción de los distintos tipos de dehesas presentes en la Sierra Norte.

EL PAPEL DE LOS ARBOLES EN EL FUNCIONAMIENTO ECOLÓGICO DE LAS DEHESAS.

RESULTADOS EN ESTUDIOS EMPRENDIDOS EN LA SIERRA NORTE DE SEVILLA

R . Joffre J. Otal

Casa de Velázquez

O . Barrantes R . Fernández

Departamento de Ecología, Universidad de Sevilla

Se presentan en esta comunicación los resultados de los estudios comparativos (pastoreo exterior a la cubierta arbórea versus pastoreo bajo la cubierta arbórea) llevados a cabo en la Sierra Norte de Sevilla desde 1983 por la Casa de Velázquez y el Departamento de Ecología de la Universidad de Sevilla.

E n la primera parte se hace referencia al estudio de la influencia del árbol sobre la composición florística, la germinación y la producción de pastizales, mientras que en la segunda, se hacen precisiones sobre algunas características del funcionamiento hídrico y trófico de los pastizales de dehesas.

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PAPEL ECOLÓGICO DEL ÁRBOL EN UN TALLAR DE Q. PUBESCENS SOMETIDO A DIFERENTES

INTENSIDADES DE ACLAREO

M . Etienne B. Msika

INRA Unité d'Ecodéveloppement, Francia

Se presentan los primeros resultados de un programa de investigación referente a las inte­racciones complejas entre los diferentes elementos del sistema silvopascícola (árbol, suelo, pasto, animal) con el fin de lograr un equilibrio y de orientar su manejo.

Se detallan las modificaciones aportadas a la vegetación, el microclima y el suelo, según diferentes niveles de aclareo en un monte bajo de Queráis pubescens.

TRATAMIENTOS SELVICOLAS DE LA ENCINA Y SU INCIDENCIA FITOSANITARIA

Adolfo R u p é r e z Cuéllar Cátedra de Zoología y Patología Forestales. Universidad Politécnica de Madrid

(EUIT Forestal)

María del Carmen Muñoz López Subdirección General de Sanidad Vegetal, Madrid

Se enumeran una serie de enemigos de la encina (Quercus ilex L.) cuya mayor incidencia está relacionada con la metodología desarrollada en el proceso de explotación de la dehesa. A su vez, el oportunismo de intervención contra los agentes perjudiciales obliga a contemplar aspectos fenológicos y fisiológicos de la encina para conseguir los efectos deseados de combate de los enemigos específicos.

C o m o conclusión se indican una serie de recomendaciones a tener en cuenta en los cuidados culturales que deben ser observados en los encinares.

LA PATOLOGÍA DE LA ENCINA EN ESPAÑA

María del Carmen Muñoz López Subdirección General de Sanidad Vegetal, Madrid

Adolfo R u p é r e z Cuéllar Cátedra de Zoología y Patología Forestales. Universidad Politécnica de Madrid

(EUIT Forestal)

En los últimos veinte años hemos desarrollado nuestros trabajos m u y particularmente en el inventario y estudio de la flora micológica de la encina (Quercus ilex L.) . Otros autores también han demostrado interés en el tema, y el resultado ha sido llegar al conocimiento

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de una serie de hongos que, por su comportamiento, pueden considerarse c o m o posibles patógenos.

Quedan muchos aspectos de constatación de patogeneidad que están siendo actual­mente objeto de diversos estudios. Esta presentación es un adelanto que permite catalogar, al menos c o m o sospechosas, algunas especies de hongos que, en los últimos años, están apareciendo frecuentemente en nuestros encinares. Estos hongos aparecen asociados a la presencia de chancros y a la muerte progresiva de ramas e, incluso, de todo el árbol. Su peligrosidad real ha sido sometida a discusión por diferentes especialistas.

UN ECOSISTEMA SILVOPASCICOLA ORIGINAL: LOS ALERZALES DE LOS ALPES MERIDIONALES

M . Dubost CEMAGREF-División INERM

M . Barbero Laboratorio de Ecología Mediterránea, Marsella

E n las áreas pastoreadas de altura de la Europa del Sur, los bosques abiertos de Alerce (Larix decidua) son los únicos ecosistemas aptos para habilitar, a gran escala, una activi­dad de pastoreo, mientras se mantiene presión sobre ellos; estas formaciones están fuerte­mente antropizadas y corresponden a una zona de transición. La evolución del uso y de los paisajes, consecuente con la baja demográfica en las sierras, ha llevado a estudiar el cono­cimiento de los mecanismos de funcionamiento y de dinámica de este ecosistema silvopas-cícola particular, lo cual es uno de los objetivos del programa Altas Montañas del M A B Francia, llamado «Formaciones pastoreadas en altura». Después de una breve reseña sobre la repartición biogeográfica del Alerce y de su biología, los autores presentan el enfoque y los primeros resultados de este programa. Se detallan los métodos y las áreas de estudios según tres niveles de organización: nivel estacional, nivel empresarial, nivel microrregional. Para cada nivel, se discuten los primeros resultados obtenidos.

Los autores concluyen mostrando el interés de trabajos similares a nivel de conocimien­tos básicos y a nivel de aplicación, insistiendo igualmente sobre el interés de un enfoque comparativo con otros sistemas y bajo la perspectiva de trabajos m á s avanzados en el tema.

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CONCLUSIONES

A lo largo de sus trabajos, el Seminario ha constatado: — Q u e las dehesas y sistemas agrosilvopastorales similares han probado histórica­

mente, y sobre grandes extensiones, ser un modelo de manejo de recursos naturales reno­vables flexible y adaptado al clima mediterráneo en medios desfavorables.

— Q u e estos sistemas de utilización continúan siendo válidos y productivos en exten­siones considerables de la Península Ibérica, ofreciendo posibilidades de extensión y adap­tación a otras regiones.

— Su importancia ecológica, y especialmente en lo que se refiere al mantenimiento de una elevada diversidad biológica, de la estabilidad y la conservación del patrimonio natu­ral y cultural.

— La persistencia de los beneficios que la humanidad obtiene de estos usos del suelo se encuentra hoy amenazada por los cambios socioeconómicos y por la aplicación de técnicas de producción insuficientemente evaluadas en cuanto a su compatibilidad con el manteni­miento del sistema.

— Estas amenazas se agudizan en el caso de la Peninsula Ibérica por los presumibles efectos de la política agraria comunitaria.

El Seminario constata también la existencia de una amplia información científica sobre estos sistemas, y propone la continuación de las investigaciones sobre los aspectos básicos de funcionamiento (ecológico, técnico y socioeconómico) de los diferentes sistemas agro­silvopastorales en el área mediterránea, así c o m o el desarrollo de nuevos métodos de manejo para la ordenación, gestión y restauración de estos sistemas.

El Seminario hace observar que estas constataciones y proposiciones están de acuerdo con las directrices adoptadas en la última reunión del Consejo Internacional de Coordina­ción del M A B (París, octubre de 1986) para el desarrollo del Programa durante el quin­quenio 1990-1995:

1. Funcionamiento de los sistemas sometidos a diversos impactos de las actividades humanas.

2. Gestión y restauración de los sistemas que hayan sufrido perturbaciones ligadas a las actividades humanas.

3. Inversiones de carácter h u m a n o y utilización racional de recursos. E a virtud de todo lo expuesto, el Seminario acuerda las siguientes propuestas: La preparación y ejecución de proyectos-piloto nacionales, susceptibles de permitir la

constitución de una red, asi c o m o de un proyecto-piloto de carácter regional para el área mediterránea sometida a precipitaciones relativamente elevadas.

Los programas incluidos en estos proyectos deberán contribuir a mejorar los conoci­mientos sobre el funcionamiento y la utilización racional de las dehesas y sistemas agrosil­vopastorales similares, y servir de base a las actividades de formación, demostración e información, c o m o guía para asegurar el desarrollo mantenido del espacio rural conside­rado, garantizando la preservación del medio a largo plazo.

La creación de un grupo de trabajo cuya misión será la elaboración de un proyecto de cooperación internacional para la concreción y realización del programa propuesto.

Sevilla, 4 de abril de 1987

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INDICE

Composición del Comité Español del Programa M A B (El hombre y la biosfera) de la U N E S C O 4

Programa 5 Resumen 9 Relación de participantes 11 Ponencias Aspectos conceptuales y metodológicos en la gestión racional del sistema agrario

adehesado 19 Etat des connaissances sur les systèmes dehesas ou apparentés de l'aire isoclimati­

que méditerranéenne sub-humide et humide 41 L'économie des dehesas: situation actuelle et état des connaissances 53 Utilización racional de la dehesa. U n a dehesa testigo: la dehesa de Moncalvillo . 63 Interés científico de la dehesa: perspectivas de la investigación 73 Extractos de las comunicaciones La dehesa c o m o modelo de la nueva tendencia mundial hacia la silvicultura tridi­

mensional 87 Dificultades para la gestión y el aprovechamiento integral en los geosistemas adehe­

sados ¿ 87 El término dehesa en la provincia de Salamanca y provincias limítrofes de Castilla y

León 88 Eficiencia predictiva del sistema bioclimático embergeriano en España 88 Consideraciones generales sobre las dehesas 89 Distintos tipos de dehesas 89 Situación actual y estado de los conocimientos en las dehesas salmantinas 90 Avances de resultados del estudio de los ecosistemas forestales de la dehesa de

Candelario (Salamanca) 90 Características del factor tierra en las dehesas de Sierra Morena 91 Influencia del árbol sobre algunos elementos del medio: microclima y suelo . . . 91 Influencia del árbol sobre la composición botánica, la producción y la fenología de

la estrata herbácea 92 El árbol en la cultura ganadera tradicional 92 «Adehesamiento» de un «coto redondo» prepirenaico para la producción de reses

vacunas 93 Los bosques pirenaicos meridionales y su función complementaria de la explotación

ganadera de montaña 93 La problemática fitosanitaria del encinar. Especial referencia a las dehesas . . . 94 Fundamentación de la gestión de la dehesa 95 Primeros resultados de una repoblación artificial de encina (Queráis rotundifolia

Lamb.) en la zona interior de la Comunidad Valenciana 95 El proceso de intensificación-extensificación de la superficie agrícola en los espacios

agrarios salmantinos 96

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Sobre los «yerbíos», «leñas» y «monte» de las dehesas madrileñas: un estudio de la cultura ganadera tradicional 96

Altramuces en las dehesas 97 Aspectos silvopascicolas de las quercíneas mediterráneas 97 Implicaciones ecológicas del comportamiento del ganado en el aprovechamiento y

gestión de dehesas 98 La encina y otras quercíneas. Importancia de su lepidopterofauna asociada y posi­

bilidades de control 99 Sucesión y meteorología en la dinámica de un pasto de dehesa 99 Balance agronómico y ecológico del impacto de una ordenación silvopastoral en el

noroeste de Túnez 100 Estudio de la productividad de los terrenos de pastoreo en la zona D'Ain Leuh

(Atlas Medio-Meseta Central) 101 Ensayo de instalación de pradera bajo fustal de alcornoque 101 El uso múltiple de la dehesa: obtención de carbón vegetal a partir de restos de

operaciones selvícolas 102 Utilización del estrato vegetativo de la dehesa c o m o recurso forrajero 103 El análisis del comportamiento fenológico de las cuatro variedades del trébol subte­

rráneo (Trifolium subterraneum) 103 Problemática del desarrollo de un ecosistema forestal en Argelia 104 Principales tipos de dehesas y técnicas silvopastorales en la C A M 104 Alternativas en la utilización de los recursos pastorales de Causses 105 La dehesa en la trashumancia actual 105 Control de la vegetación leñosa en zonas arboladas y nutrición animal 106 Enfoque agroecológico para un manejo silvopascicola de la media montaña en Cór­

cega 107 Problemas ligados con la creación de sistemas silvopascicolas en la región medite­

rránea francesa: producción animal y manejo de áreas arboladas 107 Programa de investigación sobre la protección y valoración del agroecosistema de

las dehesas de encina 108 Trabajos de investigación en marcha y líneas futuras en el Departamento de Eco-

logia de la Universidad de Salamanca 108 El deterioro de las tierras marginales y su recuperación 109 U n proyecto c o m ú n europeo: ciclo de nutrientes en bosques degenerados/ baja pro­

ductividad en Europa. Posibilidad de rehabilitación 110 El Servicio de Investigación Agraria de Extremadura: 18 años trabajando sobre

dehesas 111 Influencia de la encina sobre la composición florística, la germinación y la produc­

ción del pasto subyacente 111 Diversidad y mecanismos de coexistencia en los pastos mediterráneos 112 Ecosistemas seminaturales y conservación 112 Microclima, dinámica del agua y balances hídricos en un encinar adehesado de

Salamanca 113 Estructura y variabilidad de las nematocenosis en relación con diversos factores

bióticos y abióticos en una vaguada adehesada del oeste español 113 Incidencia de los factores ambientales sobre los tréboles subterráneos en las zonas

de dehesa del centro y suroeste de España 114 Heterogeneidad edáfica inducida por el adehesamiento del bosque mediterráneo. 115 Eficiencia en el uso del agua del suelo en gramíneas y perennes mediterráneas . 115 Estructura de los sistemas radicales de diferentes comunidades de pastos en las

dehesas de la Sierra Norte de Sevilla (Sierra Morena, S O de España) 116 Variaciones en la composición florística y producción de los pastos y su relación

con la precipitación en las dehesas de la Sierra Norte de Sevilla (Sierra Morena, S O de España) 116

Sucesión y meteorología en la dinámica de un pasto de dehesa 117 U n a frontera que nos separa del desierto 118

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Estudio de las dehesas de la Sierra Norte de Sevilla. Análisis económico del sistema de producción 118

El papel de los árboles en el funcionamiento ecológico de las dehesas. Resultados en estudios emprendidos en la Sierra Norte de Sevilla 119

Papel ecológico del árbol en un tallar de Q. pubescens sometido a diferentes inten­sidades de aclareo 120

Tratamientos selvícolas de la encina y su incidencia fitosanitaria 120 La patología de la encina en España 120 U n ecosistema silvopascícola original: los alerzales de los Alpes meridionales . 121 Conclusiones 123