seminario de periodismo juvenil: una experiencia de construcción de ciudadanía juvenil

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SEMINARIO DE PERIODISMO JUVENIL: Una experiencia de construcción de ciudadanía juvenil Por: Fulvia Márquez Corporación Región Al pensar en unas palabras que expresaran y contaran la experiencia de 14 años del Seminario de Periodismo Juvenil, fue inevitable hacer una mirada al camino recorrido, de la década de los 90s hasta hoy, sobre todo por el significado que tiene que un espacio como el seminario haya logrado permanecer en un contexto tan complejo y adverso como el de nuestro país y en particular el de Medellín. Las dos últimas décadas en nuestro país han hecho que sean las urgencias sociales, políticas y económicas, las que descubran y re- conozcan a la juventud como una población en crisis, tanto en el sentido de amenaza como de oportunidad. Por esta vía se ha sobrecargado a este sector de la población de sentidos y de expectativas diversas desde lo político y lo social bien contradictorias “o son lo peor o lo mejor del país”. Es en medio de la guerra entre carteles del narcotráfico, en el ya largo conflicto armado donde en el escenario tanto rural como urbano, de grandes ciudades o pequeños municipios que hacen presencia y actúan diferentes actores armados y se vive una grave situación de pobreza, cuando aparece en escena a finales de la década de los años 80s, la juventud, ya no como estudiantes rebeldes, sino como delincuentes, sicarios, vulnerables, drogadictos, desempleados, en situación de desplazamiento, etc. En este contexto tan complejo en lo político y económico de nuestro país, es en el que se inicia un recorrido en la construcción de las políticas públicas de juventud, primero surgen una serie de ofertas, de experiencias locales, desarrolladas en sus inicios fundamentalmente por ONGs y luego desde instancias gubernamentales, cuando a mediados de los 90s aparecen las primeras oficinas de la juventud en ciudades como Cali y Medellín. Desde muy diversas miradas y enfoques de intervención se empieza a atender a la juventud, predominando en la mayoría de los casos las miradas peligrosistas,

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Al pensar en unas palabras que expresaran y contaran la experiencia de 14 años del Seminario de Periodismo Juvenil, fue inevitable hacer una mirada al camino recorrido, de la década de los 90s hasta hoy, sobre todo por el significado que tiene que un espacio como el seminario haya logrado permanecer en un contexto tan complejo y adverso como el de nuestro país y en particular el de Medellín.

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SEMINARIO DE PERIODISMO JUVENIL: Una experiencia de construcción de ciudadanía juvenil

Por: Fulvia Márquez Corporación Región

Al pensar en unas palabras que expresaran y contaran la experiencia de 14 años del Seminario de Periodismo Juvenil, fue inevitable hacer una mirada al camino recorrido, de la década de los 90s hasta hoy, sobre todo por el significado que tiene que un espacio como el seminario haya logrado permanecer en un contexto tan complejo y adverso como el de nuestro país y en particular el de Medellín. Las dos últimas décadas en nuestro país han hecho que sean las urgencias sociales, políticas y económicas, las que descubran y re-conozcan a la juventud como una población en crisis, tanto en el sentido de amenaza como de oportunidad. Por esta vía se ha sobrecargado a este sector de la población de sentidos y de expectativas diversas desde lo político y lo social bien contradictorias “o son lo peor o lo mejor del país”. Es en medio de la guerra entre carteles del narcotráfico, en el ya largo conflicto armado donde en el escenario tanto rural como urbano, de grandes ciudades o pequeños municipios que hacen presencia y actúan diferentes actores armados y se vive una grave situación de pobreza, cuando aparece en escena a finales de la década de los años 80s, la juventud, ya no como estudiantes rebeldes, sino como delincuentes, sicarios, vulnerables, drogadictos, desempleados, en situación de desplazamiento, etc. En este contexto tan complejo en lo político y económico de nuestro país, es en el que se inicia un recorrido en la construcción de las políticas públicas de juventud, primero surgen una serie de ofertas, de experiencias locales, desarrolladas en sus inicios fundamentalmente por ONGs y luego desde instancias gubernamentales, cuando a mediados de los 90s aparecen las primeras oficinas de la juventud en ciudades como Cali y Medellín. Desde muy diversas miradas y enfoques de intervención se empieza a atender a la juventud, predominando en la mayoría de los casos las miradas peligrosistas,

estigmatizantes y el desarrollo de programas remediales, asistenciales o de choque. Esto ha llevado que desde diferentes instancias, estudios realizados y experiencias desarrolladas se conciba a los y las jóvenes como: a) Consumidores/consumistas (de modas, espectáculos, internet, etc,) de nuevos estilos de vida. b) Como simples objetos y receptores de políticas y programas que supuestamente tienden a mejorar sus condiciones de vida. c) Como “soldados de primera fila” de partidos y grupos políticos, de ejércitos legales e ilegales en conflicto armado, de circuitos ilícitos de consumo y mercadeo de drogas al servicio del narcotráfico y la delincuencia organizada. Desde otras instancias y perspectivas se les ve como los salvadores, o como un sector poblacional que es necesario “integrar” a la sociedad, como sino fueran ya parte de ella, encontramos entonces que se les ve, como multiplicadores/mediadores/líderes de discursos y contenidos que se imparten en talleres y procesos diversos que desarrollan instituciones gubernamentales y privadas. De manera afortunada últimamente en el desarrollo y diseño de políticas y programas para diferentes organizaciones sociales e instancias gubernamentales, ya son sujetos de derechos, actores fundamentales para los procesos de desarrollo y de construcción de dinámicas cada vez más incluyentes y democráticas.1 Lo desafortunado es que estos avances en enfoques y ofertas más acordes a la realidad juvenil, aún no logran incorporarse de manera decidida a las políticas sectoriales, a los planes de desarrollo de los gobiernos locales y a muchas experiencias de ONG y mucho menos a la Escuela. De acuerdo con un estudio reciente de la CEPAL sobre la Juventud Iberoamericana igualmente se plantea, que, para comprender de mejor manera lo que ocurre con la juventud, es preciso entender que los y las jóvenes hoy viven con mayor complejidad que otros sectores de la sociedad una serie de tensiones y paradojas, es decir logran mayores niveles de estudio que sus padres, pero tienen menores posibilidades de acceder al mundo del trabajo, están más informados por el acceso a la nuevas tecnologías, lo que los hace más aptos para el cambio productivo, pero están más excluidos de este y de los espacios de poder, hoy son más receptores de políticas, pero menos protagonistas del cambio, y se mueven en una sociedad que plantea

1 Ver para ello: Plan Estratégico de Juventudes 23003-2013 de Medellín, Plan decenal de Juventud Bogotá...., y la Política Nacional de

Juventud: Bases para el Plan Decenal de Juventud 2005-2015.

una expansión cada vez mayor de los consumos simbólicos, pero con una gran restricción al acceso del consumo material y finalmente se mueven entre el contraste de la autodeterminación a través de la organización y el protagonismo juvenil y entre la desmovilización y la fragmentación. (diapositiva problemáticas juveniles) Estas pinceladas anteriores entonces es para contextualizar el surgimiento y desarrollo de la experiencia particular denominada SPJ. Y aquí comienza esta pequeña historia, que nace a principios de la década de los Noventa, como respuesta a esas dinámicas de violencia que saturaban los ambientes de ciudad, se buscaba urgentemente alternativas que brindaran luces para salir de la “crisis”. Recuerdo que era lugar común señalar a los jóvenes de sectores populares como protagonistas importantes de esa situación y por eso ahí se concentraron las intervenciones institucionales, las medidas coercitivas, los medios de comunicación y la preocupación de algunos investigadores. Medellín temía, intervenía y hablaba sobre los jóvenes de sus Comunas. En 1992 desde la iniciativa de varias instituciones (DIAPOSITIVA INSTITUCIONES) quisimos ensayar un tipo de oferta que oxigenara un poco nuestra forma de relacionarnos y comprender a los jóvenes. Nos preocupaba además que esa violencia cotidiana que animaba los esfuerzos institucionales fuera reproducida exitosamente como pan caliente por ofertas culturales como los medios de comunicación juveniles, la radio, los periódicos, el cine y el video y por los medios masivos de comunicación. (Diapositivas fotografías seminarios) Si queríamos arriesgar otras formas de mirar la ciudad, de acercarnos a las potencialidades y problemáticas juveniles, nos tocaba renunciar parcialmente a nuestras acostumbradas formas de hacer y retomar para ello uno de los lenguajes más apreciados y asequibles para los jóvenes: la imagen en movimiento, los procesos comunicacionales diversos, escritos, audiovisuales, etc. Se nos ocurrió entonces convocar a un evento de ciudad, el Seminario de periodismo juvenil, con el cual pretendíamos alternativas a la melcocha de violencias dispersas en las calles, en los medios, en la literatura de época, en los espacios deliberativos, en los modelos preventivos...Asunto que hoy pervive, con otros actores si se quiere más definidos y diseminados por todos los rincones de nuestra ciudad. (Diapositivas seminarios)

Desde entonces hemos convocado a las y los jóvenes que hacen medios de comunicación juvenil cada año con propósitos y acciones tales como: Trabajar permanentemente en el fortalecimiento de un espacio de encuentro y de cualificación de las iniciativas de comunicación juvenil en la ciudad y en el país, haciendo de ellas una posibilidad didáctica y de promoción y reconocimiento de las expresiones juveniles, que se proponen la construcción de ciudad y ciudadanía. Favoreciendo la reflexión con y entre jóvenes y adultos (comprometidos con los medios de comunicación), acerca de las condiciones sociales necesarias para que las diversas manifestaciones, sentires y necesidades de los jóvenes pudiesen ser escuchadas, negociadas y decididas de manera democrática por los actores involucrados en la construcción de las ofertas y las políticas públicas. Dos razones centrales nos han movido para el desarrollo de esta experiencia: uno, para el Seminario de Periodismo Juvenil siempre ha sido fundamental conocer las múltiples posibilidades que brindan los medios de comunicación juvenil (Informar, recrearse, formar, cuestionar, proponer, participar, disentir...) para que desde ellos se pueda contribuir a los diversos procesos de construcción de ciudadanía y de convivencia, con un énfasis en el reconocimiento de los y las jóvenes como actores propositivos de la sociedad; Dos, la experiencia y las múltiples y permanentes reflexiones sobre la comunicación, la juventud, la educación, nos muestran cada vez con más fuerza que precisamente la comunicación no solo es, ni esta reducida a los medios de comunicación, sino que son muy diversas las formas y medios a las que recurrimos y en particular los y las jóvenes de nuestra ciudad para narrar, expresar la manera como construyen sus preguntas sobre el mundo y sobre si mismos, como crean interacciones, nos hablan de sus angustias, relatan sus propuestas, se resisten a la guerra, y le dan sentido a sus proyectos de vida. Si bien, reconocemos que en el mundo actual, las nuevas tecnologías, el video clic, el ciberespacio, el hipertexto ha venido ganando fuerza en las nuevas generaciones, no podemos desconocer que existen

otras muy diversas maneras de expresión a las que acuden los y las jóvenes para manifestar sus miedos, sentires, esperanzas, sueños, propuestas y contrapuestas, y que tienen que ver con lenguajes que han que parezcan muy tradicionales para algunos, son permanentemente recreados y validados por ellos y ellas, el lenguaje de la palabra convertida en poesía, música, danza, cuerpo escenificado, tatuado, desde las reflexiones hechas es posible reconocer estas distintas maneras de expresión, narración, que hoy las y los jóvenes de la ciudad tienen para hacerse sentir, ver, para oponerse, resistirse, proponer, construir, participar en la construcción de ciudad. Planteados los propósitos, se hace necesario entonces exponer a esta alturas que entendemos o definimos la ciudadanía y la participación, que han sido búsquedas y apuestas del seminario, reconocer y potenciar las nuevas maneras como hoy muchos jóvenes hombres y mujeres ejercen y construyen la ciudadanía, y como crean sus propias propuestas de participación y de organización social. Partimos de reconocer que la noción de ciudadanía esta relacionada con el concepto de nación, no se refiere únicamente a la ciudad, es una construcción social, cultural y política y tiene que ver con las relaciones de poder, donde hay preocupación y se tiene derecho a participar en los asuntos públicos. Pero también creemos que este concepto se ha venido ampliando como resultado del desarrollo social y civil del Estado democrático, que es reflejo a la vez del progreso civil (extensión hacia las mujeres y los jóvenes), social (Estado del Bienestar) y político (mecanismos de participación y representación más amplios y eficientes). Y que la ciudadanía se hace evidente en la socialidad; es la manera en que cada individuo se inserta en el mundo, participando del ámbito público en condiciones de igualdad. La vida social implica unos acuerdos mínimos sobre los cuales interrelacionarse y desarrollarse colectivamente, dando cabida a los proyectos individuales y colectivos, los cuales son llevados desde la dimensión política al ámbito de lo público por la vía de la socialización, la reflexión y la confrontación¡‟ (diapositivas fotos Seminarios) Estos tres modelos de ciudadanía (civil, política y social) son las que han estado presentes a lo largo del siglo XX, y aunque estas definiciones han venido operando de manera más o menos incluyente,

por la vía de los hechos, ha generado terribles y dolorosas exclusiones, desigualdades e injusticias. En el plano de la reflexión política-académica, expertas como Rossana reguillo nos planteas que “hoy se añade a las dimensiones ya planteadas, lo que desde el análisis cultural ha venido denominándose “ciudadanías culturales”, cuya virtud (y fortaleza) es que coloca en el debate aspectos que no fueron considerados en las otras dimensiones: la cultura como plataforma para la ciudadanía o en otras palabras, la consideración de las pertenencias y adscripciones de carácter cultural como componentes indisociables en la definición de la ciudadanía”2.

Esta cuarta esfera, que aparece como un tema de discusión en la era de la sociedad global, tiene de un lado, la ventaja de volver visibles los olvidos y exclusiones de las etapas civiles y políticas en la configuración de lo ciudadano y, de otro lado, su irrupción en el debate ha permitido proyectar hacia el futuro los desafíos a los que habrá de enfrentarse la reconfiguración de la ciudadanía en el contexto de las migraciones masivas y de las diásporas que se diseminan hoy a lo ancho del planeta3.

Hay suficiente evidencia para documentar el repliegue del Estado nacional de sus responsabilidades sociales, lo que contribuye a ensanchar la indefensión y vulnerabilidad de numerosos sectores de la sociedad a los que no les basta el cobijo de un territorio nacional ni los alcanza el beneficio de una política social compensatoria. Si bien hemos hecho un recorrido lento durante estos 14 años indagando, reflexionando y construyendo metodologías sobre temas como la participación, la democracia, la responsabilidad, la comunicación, la convivencia, la ciudad, hoy en el seminario 14º nos hacemos junto a los y las jóvenes del seminario las siguientes preguntas: ¿Quiénes son los ciudadanos y ciudadanas de hoy?, ¿Cómo pensar la relación entre jóvenes y ciudadanía en este contexto? ¿Cómo entender las relaciones existentes hoy entre lo local y lo global? Es decir ¿que significa la formación y constitución de

2 Reguillo, Rossana. Ciudadanías y jóvenes en América Latina. Cidpa....... 3 Ibid

ciudadanías en épocas de globalización, desde la construcción de identidades locales? (diapositivas por las preguntas jóvenes y las anteriores). La participación y ciudadanía de los y las jóvenes está cambiando y en este aspecto encontramos también tensiones en relación a si los y las jóvenes hoy se les considera como protagonistas del cambio social y político o como sujetos de derechos y objetos de políticas. Diversos estudios en el país y la experiencia misma del SPJ muestran que cada vez existe mayores niveles de asociación juvenil de carácter informal y relacionadas con prácticas culturales la gran mayoría. Así mismo se observa que los medios de comunicación juegan una parte importante en las nuevas pautas de esta asociatividad juvenil y que existe una tendencia incipiente aún para opinar y participar en temas de interés público mediante la conexión a redes virtuales y una mayor tendencia a participar en redes de voluntariado y de organizaciones propias que en organizaciones políticas y en relación a esto se destaca el descrédito de las instituciones políticas y del sistema democrático manifestado incluso y de manera contundente por parte de los y las jóvenes. (diapositivas fotos) Las organizaciones juveniles, así como sus expresiones y prácticas comunicativas, estéticas y culturales, pueden ser pensadas como nuevas formas de ciudadanías y de re- construcción de lo público, entendiendo así la ciudadanía desde la preocupación de un sentido compartido y común, y que esta se ejerce con especificidades, que exige reconocernos en esas diferencias para construir un proyecto político y social colectivo. “Las organizaciones, los medios de comunicación juveniles se constituyen como tal, respecto a una necesidad, un problema, que un grupo de jóvenes percibe en el contexto en el que viven”4. Más allá de ser una manera de ocupar el tiempo libre o ser un simple “grupo de amigos”; “estos grupos que convocan a los y las jóvenes como amigo(as), pero en los que también se asoma un discurso, una postura, un proyecto (aunque muchas veces más intuido que reflexionado), constituyen un campo fantástico para generar

4 Escobar, Manuel Roberto y otros. ¿De Jóvenes? Una Mirada a las Organizaciones Juveniles y a las Vivencias de Género en la Escuela.

Fundación Restrepo Barco. Bogotá D.C. Octubre 2004.

experiencias de formación ciudadana”5 y por ello la importancia vital y política que tiene una experiencia como el Seminario, que además facilita y propone el contacto entre diversos grupos y experiencias. “En Colombia aún se está dando el proceso de consolidación de la cultura de la participación, en unos casos porque las personas no comprenden el verdadero significado de „participar‟, y en otros porque son pocos los espacios creados y dados a conocer en este campo. La participación puede ejercerse a cualquier edad, no solo los mayores de 18 años tienen ese derecho, entre otras porque participar va más allá del concepto político o ejercicio de la democracia que permite votar o hacer parte de la toma de decisiones”6. Es este el ejercicio que cotidianamente hacen los jóvenes en sus grupos y en sus medios de comunicación, el solo reunirse, proponer temas, investigar, decidir colectivamente artículos, textos, formatos, imágenes, gestionar recursos, dialogar con sus públicos, argumentar sus propuestas públicamente, sentirse parte de y reconocidos ya sea en su comunidad o en su institución, de por si es un buen ejercicio de ciudadanía. (Fotografías seminarios) En desarrollos de políticas locales se avanza en definiciones hechas a partir de algunas experiencias particulares, entre ellas el mismo SPJ, donde afirman que: “Por participación vamos a entender la acción de hacer parte de la toma de decisiones y las formas como los y las jóvenes desde sus prácticas y modos de estar en el mundo, transforman y construyen realidades e inciden con decisión y actitud consciente sobre la sociedad. Entendida también la participación como práctica intencionada y consciente, desde la cual los y las jóvenes asumen posturas reflexivas y críticas frente a lo que sucede en su entorno, y desde la cual se ejerce incidencia en la construcción de lo público. Entendiéndose lo público como el espacio de relaciones e interacciones sociales y simbólicas donde los sujetos y los grupos humanos pueden asumir y ejercer su condición de ciudadanía, apropiándose de una capacidad argumentativa y de un discurso que le permite cuestionar y proponer nuevos proyectos que dinamicen marcos jurídicos y legales para incidir en las políticas públicas desde

5 Dueñas, Claudia, “Los grupos Juveniles como u Espacio de Educación Ciudadana, en: Revista Tarea, Nº 45, Lima abril del 2000.

6 Colombia Joven, ICBF, GTZ y UNICEF. “SITUACIÓN ACTUAL Y PROSPECTIVA DE LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD EN

COLOMBIA”.D.C. Noviembre del 2004. página www.colombiajoven.gov.co

la pregunta por la participación juvenil”.7 Y desde otros estudios, se refuerza este concepto cuando se afirma que "... la participación está ligada a lo social, al reconocimiento del otro en su legitimidad como diferente, por lo tanto a la construcción de la democracia en donde nos encontramos para trascender de nuestros intereses individuales a los colectivos. De este modo, la participación hace parte de las características superiores del ser humano, le permite reconocerse como un actor social de la comunidad a donde pertenece. Para participar de forma “madura” se requiere entonces tener conciencia de si mismo y del grupo que lo contiene.”8 En estas definiciones se enmarca entonces la experiencia de SPJ y (Diapositivas sobre los procesos que se desarrollan o se han desarrollado: SPJ, Cátedra, grupo de apoyo, investigación, maestros) Por ello: La idea de “La Comunicación como proceso, como mundo de vida, y como Herramienta Pedagógica”, tiene que ver con que pensemos en las posibilidades que ofrece la existencia de identidades, formas de expresión y representación del mundo muy diversas entre nosotros, todas ellas coexistiendo de manera no siempre armónica por supuesto, buscando eso sí, que nos acerquemos cada vez más hacia una posibilidad de creación de ambientes donde el reconocimiento y el respeto por el otro, lo otro, la capacidad de escucha y ejercicio de la palabra, de la expresión estética, corporal, visual nos permita la construcción de espacios de convivencia y de vida más amables, creativos y propositivos. Sabemos que no basta con que tengamos buenas herramientas o buenos medios para que efectivamente se presenten diálogos sinceros en la sociedad; para este requerimos comunicadores de verdad, comunicadores como constructores de puentes entre bandos en discordia, comunicadoras como programadoras de encuentros entre sujetos distanciados, comunicadores que hacen de abridores de entendimientos, como profetas de la verdad y denunciantes de la infamia, comunicadores o comunicadoras, pedagogos comunicadores, en fin, maestros y maestras que ayudan a tejer con tino y con

7 ALCALDÍA DE MEDELLÍN, Subsecretaría de Metrojuventud. Fundación Universitaria Luis Amigó y Corporación Ser Humano. Plan

Estratégico de Juventudes 2003-2013, Medellín Octubre del 2003. p. 85. 8 Colombia Joven, ICBF, GTZ y UNICEF. “SITUACIÓN ACTUAL Y PROSPECTIVA DE LA NIÑEZ Y LA JUVENTUD EN

COLOMBIA”.D.C. Noviembre del 2004. página www.colombiajoven.gov.co

paciencia la red con que se han de cobijar en hermandad todos los seres humanos sin excepción.