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A los catlicos comprometidosSegunda parte Segn el Antiguo Testamento, era la nica tribu de Israel que no posea un patrimonio terreno, sino que, como herencia, le haba tocado exclusivamente al mismo Dios, su palabra y sus signos.

La Iglesia comparte el destino de la tribu de Lev

Ha llegado nuevamente el momento de encontrar el autntico desapego del mundo, de extirpar valientemente lo que hay de mundano en la Iglesia.

Esto no quiere decir retirarse del mundo Sino todo lo contrario. Una Iglesia aligerada de los elementos mundanos, es capaz de comunicar a los hombres, la particular fuerza vital de la fe cristiana.

La Iglesia se abre al mundo, no para obtener la adhesin de los hombres a una institucin con sus propias pretensiones de poder.

l es ms ntimo a m que yo mismo (cf.Conf. 3, 6, 11).Sino ms bien para hacerles entrar en s mismos y conducirlos as a Aquel del que toda persona puede decir, con san Agustn: La fe cristiana es siempre para el hombre un escndalo

Slo la profunda relacin con Dios hace posible una plena atencin al hombre.

Del mismo modo que sin una atencin al prjimo se empobrece la relacin con Dios.

Estar abiertos a las vicisitudes del mundo significa por tanto para la Iglesia "desmundanizada" testimoniar, segn el Evangelio, con palabras y obras, aqu y ahora, el seoro del amor de Dios. Discurso del Papa Benedicto XVI a los catlicos alemanes comprometidos en diversas iniciativas de accin social,el 25 de septiembre 2011, en el Konzerthaus de Friburgo.

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