seel. estética aparecer

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SEEL, Martin. Estética del aparecer. PRÓLOGO El libro sugiere pensar la estética no a través de los conceptos de apariencia o de ser, sino desde el concepto del aparecer. Todos los objetos estéticos comparten la realidad del aparecer. o La percepción de cosas y acontecimientos que aparecen a nuestros sentidos es una forma primordial de experimentar el mundo. En tal percepción alcanzamos una percepción del presente de nuestra existencia. En tal sentido, la atención al aparecer es una atención a nosotros mismos. El arte del siglo XX parece rehuir al aparecer, por ejemplo en el arte de Duchamp o Kilómetro vertical de Walter de María (o podríamos hablar de la Fuente Invertida de Hoheisel). Muchos críticos consideran que el arte en estas piezas va más allá del aparecer sensible. Así pues, ya no se trataría de considerar a lo sensible como parte fundamental de la teoría del arte. o Ahora bien, en estos casos (sobre todo De María –y yo agrego a Hoheisel–) precisamente el arte juega con el aparecer, con la expectativa del aparecer y hace de la obra una fuente del desaparecer. El aparecer, pues, no queda simplemente ignorado del arte contemporáneo. “La particularidad del arte debe pensarse precisamente en su particularidad estética: no sólo en la diferencia de sus objetos frente a los de cualquier otro tipo, sino en su diferencia frente a cualquier objeto o acontecimiento estético”. o “La filosofía del arte comprende por lo tanto una región particular de la estética en general ; solo puede desarrollarse adecuadamente en ese marco. El arte se encuentra, en la existencia humana, en medio

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SEEL, Martin. Estética del aparecer.

PRÓLOGO

El libro sugiere pensar la estética no a través de los conceptos de apariencia o de ser, sino desde el concepto del aparecer. Todos los objetos estéticos comparten la realidad del aparecer.

o La percepción de cosas y acontecimientos que aparecen a nuestros sentidos es una forma primordial de experimentar el mundo. En tal percepción alcanzamos una percepción del presente de nuestra existencia. En tal sentido, la atención al aparecer es una atención a nosotros mismos.

El arte del siglo XX parece rehuir al aparecer, por ejemplo en el arte de Duchamp o Kilómetro vertical de Walter de María (o podríamos hablar de la Fuente Invertida de Hoheisel). Muchos críticos consideran que el arte en estas piezas va más allá del aparecer sensible. Así pues, ya no se trataría de considerar a lo sensible como parte fundamental de la teoría del arte.

o Ahora bien, en estos casos (sobre todo De María –y yo agrego a Hoheisel–) precisamente el arte juega con el aparecer, con la expectativa del aparecer y hace de la obra una fuente del desaparecer. El aparecer, pues, no queda simplemente ignorado del arte contemporáneo.

“La particularidad del arte debe pensarse precisamente en su particularidad estética: no sólo en la diferencia de sus objetos frente a los de cualquier otro tipo, sino en su diferencia frente a cualquier objeto o acontecimiento estético”.

o “La filosofía del arte comprende por lo tanto una región particular de la estética en general; solo puede desarrollarse adecuadamente en ese marco. El arte se encuentra, en la existencia humana, en medio de una variedad de ocasiones estéticas que no están sujetas a una coreografía artística”. Estético debe considerarse como parte de toda una filosofía del arte. Esto porque el arte y la experiencia estética no está aislada de otras experiencias humanas.

“Desde Baumgarten y Kant hasta Valéry y Adorno, la estética está guiada por reflexiones acerca de lo ‘indeterminable en las cosas’. Esta idea desemboca en una determinación de la posición estética como un ámbito de la filosofía a la vez independiente e irrenunciable”. Cierto. Estética se independiza desde Baumgarten y se convierte en dimensión fundamental de cualquier proyecto filosófico de comprensión de la condición humana.

UNA HISTORIA DRÁSTICA DE LA ESTÉTICA MODERNA

“La estética es un ámbito irreductible de la filosofía porque comprende una parte irreductible tanto de la filosofía práctica como de la filosofía teórica. La independencia (relativa, como siempre en filosofía) de esta disciplina sólo es comprensible a partir de esta doble pertenencia”.

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Se rechaza la idea según la cual la estética no sólo debía ser independiente, sino también superior con respecto a otros ámbitos de la filosofía. (Es decir, la estética no tiene por qué ser ni una ética mejorada ni una epistemología mejorada.)

Ocho historias breves

Baumgarten

Baumgarten, a mediados del siglo XVIII, presentó a la estética como “una forma nueva y hasta el momento descuidada de la teoría del conocimiento”. En tal sentido, para él la estética no se refería solo a los objetos bellos del arte y la naturaleza, sino también a una facultad de la percepción. A esto Baumgarten le dio el nombre de conocimiento sensible.

o “A diferencia del conocimiento conceptual, claro y distinto, el conocimiento sensible es, según sostiene Baumgarten remitiéndose a la terminología de Leibniz, cognitio confusa”.

o Pero esta referencia a lo confuso no se refiere a la falta de claridad, sino a un carácter distinto del conocimiento. “El conocimiento alcanza una claridad diferente de la de las ciencias, y sus méritos se complementan con los de estas”.

o Para Baumgarten, sólo se puede alcanzar un conocimiento pleno en tanto que se da una conjunción del pensamiento de las ciencias y el pensamiento estético: “cada tipo de conocimiento toma en consideración lo dado de un modo fundamentalmente diverso”.

Para Baumgarten, “el conocimiento estético se especializa en la percepción de fenómenos complejos”, no para analizarlos en su composición, sino para “hacer presente su densidad perceptual”. La percepción del fenómeno complejo no está para determinar al objeto sino para percibir la exuberancia de los diversos caracteres.

o “La meta de este conocimiento no es lo genérico –alcanzado por medio de la clasificación y la generalización– sino la atención a lo particular. Conocer lo particular en su particularidad es justamente el logro de la cognitio sensitiva, inalcanzable para cualquier ciencia”.

Siguiendo un esquema de división tradicional, Baumgarten llama forma inferior de conocimiento al conocimiento sensible.

Este conocimiento sensible no es exclusivo al ámbito del arte: puede operar en cualquier momento y en cualquier parte, “gracias a una apreciación sensitiva capaz de demorarse ante una cosa o una situación en la individualidad de su aparecer”.

Kant

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Para Kant, sin embargo, la percepción estética no tiene por objeto brindar conocimientos. Las fuerzas del conocimiento se emplean en la percepción estética, pero ellas no tienen el fin de conocer.

“A diferencia de la contemplación teórica, la contemplación estética no se interesa por determinadas ideas que deban extraerse a partir de la observación del objeto. El objeto no debe reducirse a un concepto –o a una serie de conceptos–, ni tampoco subsumirse en una determinada finalidad práctica [moral]”. Así entonces, el objeto se percibe en el presente de su aparecer.

De aquí se desprende una primera caracterización de la estética: “Kant vincula el análisis del objeto estético, de modo aun más explícito que Baumgarten, con el análisis de la percepción del objeto (y al mismo tiempo entrelaza el análisis de esa percepción con el análisis de los juicios que dan cuenta de ella)”.

o El objeto estético y la percepción estética se reconocen como conceptos dependientes entre sí. El objeto estético es objeto de una forma de percepción particular que “no se interesa por apariciones aisladas, sino por el aparecer procesual de sus objetos”.

“Kant considera la experiencia de lo bello (y mucho más la experiencia de lo sublime) como el ejercicio de las facultades más elevadas del ser humano. En la contemplación estética, la plenitud de lo real se experimenta entonces como una confirmación placentera de su amplia determinabilidad a través de nuestras facultades”.

Hegel

Hegel, en las lecciones de 1820 [Lecciones sobre estética], define a la estética como filosofía del arte.

“La obra de arte es, como dice Hegel sucintamente en una ocasión, ‘una aparición que significa algo’”. Lo particular de la obra es que su significado “está sujeto a la realización sensible de la obra particular”. Tal como el objeto de la naturaleza, la obra de arte hace aparición en su forma individual, pero se trata de un aparecer articulado: un aparecer capaz de articular.

Para Hegel, el aparecer de la obra de arte no se reduce a su ser sensible ni a una apariencia engañosa (en oposición a alguna realidad verdadera). La obra de arte deja aparecer sus contenidos y “sólo resulta accesible para una percepción que interpreta y observa, con una atención sensible, las constelaciones y las correspondencias de la aparición plástica, visual y sonora de la obra”.

o “El contenido de las obras está engastado en la configuración del material artístico. Por ello, las obras no son sólo meros eventos indescriptibles del aparecer, sino, y por sobre todo, una expresión inagotable del espíritu humano”.

o La obra de arte presenta su propio aparecer, en donde surgen las formas humanas de experimentar el mundo. Se posibilita, pues, al ser humano, “un encuentro consigo mismo más allá de su condición personal”.

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“Según la concepción hegeliana, las obras de arte son siempre medios de un conocimiento estético. Todo aquello que Baumgarten afirmara acerca de la totalidad de las formas de la percepción estética es acertado respecto de la percepción de las obras artísticas”.

o Las obras de arte son perceptibles como tales sólo cuando se perciben, de modo específico, con conocimiento.

o Hegel recuerda que el arte, en la Antigüedad, representaba el medio supremo de conocimiento, para luego ser superado por la religión y luego por la filosofía.

o Pero Hegel sostiene que el arte es una forma de conocimiento entre otras: una forma que “se ha distanciado cada vez más de su función tradicional de conocimiento de lo absoluto”.

Para Hegel, el arte “se torna más bien una presentación de puntos de vista y de formas de vida históricos, una expresión ejemplar de mundos subjetivos, íntimamente entrelazados, y con un acusado sentido para la autopresentación del material y de los procedimientos artísticos”.

Para Hegel, el arte, junto a la religión y la filosofía, cargan con una herencia histórica en la cual se continúa la antigua actividad por la que se hace presente la constitución fundamental de lo real.

Para Hegel, la contemplación pensante del arte es una dimensión irrenunciable de la vida que se libera del apocamiento de la existencia cotidiana.

Schopenhauer

En Schopenhauer la estética se entrama con la teoría y la ética.

En El mundo como voluntad y representación, Schopenhauer reivindica la idea de Kant y Hegel según la cual la percepción estética posibilita un distanciamiento del conocimiento conceptual y de la acción instrumental. Sin embargo, en “su tesis fundamental sostiene que en la percepción estética el sujeto abandona el mundo de las apariciones empíricas, por mor de una contemplación de las ‘ideas’ platónicas”.

Para Schopenhauer, “la percepción de un arroyo silvestre no se dirige al rumor y a los destellos de ese arroyo particular, sino a la idea general de un arroyo”. La percepción estético, entonces, no tiene por objeto la aparición individual, esta sólo es un pretexto inevitable. Contemplar una obra no implica dirigirse a la presencia de cada obra, sino “a la posibilidad de que quien la contempla se transforme, por obra de su percepción, en un sujeto intemporal”.

o “Para Schopenhauer, el sentido de la contemplación estética no consiste en un encuentro con el mundo empírico transfigurado, sino en su superación por medio del conocimiento”.

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o En el mundo empírico impera el principio de causalidad, que es hilvanado por el entendimiento humano. Allí nos arrastramos por los apetitos de la volición, sin perspectiva de satisfacción. Pero mediante la percepción estética es posible develar ese mundo como ilusión (aunque ilusión inevitable) y alcanzar una intuición en la que se da un conocimiento privilegiado y una posición ética preeminente.

“Las actitudes estética, teórica y ética son reducidas a un único fundamento. La percepción estética es interpretada como el acceso a un conocimiento y una acción óptimos, como la conquista de la visión justa de las cosas”.

o El precio que la estética de Schopenhauer para por esta consideración es que se torna ciega para el aparecer individual de los objetos estéticos. Estos se degradan al rango de simple medio para facilitar la conquista teórica y ética. La atención a la individual tiene el fin del olvido de la individualidad.

o “En lugar de un acceso distinto al mundo de los fenómenos, la estética de Schopenhauer predica su abandono”.

Nietzsche

Para Nietzsche, en El origen de la tragedia, la experiencia del arte es una ruptura con la actitud natural, lo que no implica un ascenso al espíritu objetivo o a las ideas puras, sino un descenso al ruido libre de ideas.

“Nietzsche describe la constitución de las obras de arte como el contrapunto entre una construcción ‘apolínea’ y la destrucción ‘dionisiaca’. La obra de arte parte del proceso caótico de la naturaleza para crear un orden sensible y un orden de las ideas; en esa medida, deviene una construcción e la apariencia. Sin embargo, a diferencia de otras producciones culturales, la obra de arte devela su propio origen a partir del caos. En el juego de sus formas sumerge a quien la contempla en el proceso de una realidad informe”.

o Así, el sujeto de la percepción estética, para Nietzsche, queda perplejo, se enfrenta a un aparecer que se resiste a incorporarse a cualquier otro orden de las apariciones.

o En el arte, entonces, el mundo empírico cambia su rostro: ya no aparece como continuidad de formas sino como movimiento de constante desaparición de las formas. Esto se da sólo en el interior de una constelación de significados, dentro de una cultura y como producto de la competencia de un sujeto.

3 aspectos en que Nietzsche cambia el lugar de la estética tal como fue concebido por Kant y Hegel:

o Corrigió el supuesto kantiano sobre el placer estético. La fuente del placer estético no se halla en la determinabilidad del sujeto, sino en la indeterminabilidad: en la imposibilidad de dominar lo real. En el estado estético, por ello, se supera la creencia en la posibilidad de una determinación absoluta de lo dado.

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o Nietzsche reformula la consideración kantiana sobre la experiencia estética como una que no provee conocimiento. Dice que en muchas obras de arte experimentamos fases de un ruido acústico y visual, un acontecimiento sin acontecer reconocible, que no puede comprenderse con el conocimiento, pero sí seguirse con los sentidos. La percepción sensible sobrepasa las fronteras de la conciencia que conoce (en Kant es al revés: la razón sobrepasa las fronteras de lo sensible).

o Nietzsche abandona la integración entre forma y contenido que hizo Hegel. Es cierto que se le da significación a las obras de arte en tanto que obtienen su significado a partir de su forma individual, pero esa configuración es entendida por Nietzsche como un proceso que otorga forma.

Valéry

“La teoría de Valéry acerca de la experiencia estética desemboca en un resuelto elogio de la finitud y del presente que caracterizan la existencia de los mortales. En la experiencia estética ellos toman conciencia, de un modo extático, de su finitud; experimentan que precisamente en esa limitación se halla un sin límite de posibilidades de la percepción y de la creación”.

Valéry es quien por primera vez desarrolla una estética que se concentra en el fenómeno del aparecer. Le atribuye al arte el poder de originar un edificio de apariciones, de eventos indefinibles. Con esta aparición se da lugar a algo que antes no existía en la naturaleza.

“En su significado, la obra de arte no revela un orden interno de la naturaleza o del ser, sino un campo infinito de posibilidades que de por sí permanece abierto en todo orden semejante”. Para Valéry, “el don del artista es ver un caos en el orden de las cosas, una plenitud inconmensurable de apariciones”.

Adorno

“Para Adorno, la obra de arte es un objeto que articula y que pone su lugar continuamente a disposición. Como tal, ofrece resistencia a las condiciones de vida petrificadas del presente; procura introducir el caos en un orden social compulsivo”.

o Se apoya en un aparecer que irrita y exige interpretación sensible para descubrir, mediante conceptos, lo que carece de conceptos (sin que se convierta a la obra de arte en un repositorio de conceptos).

La obra de arte, según Adorno, revela a sus espectadores que la realidad es más rica que tocas las apariciones que nos es dado determinar en el lenguaje por medio del conocimiento conceptual.

o “el arte deviene para Adorno en símbolo del mundo; es símbolo de un mundo que no comprendemos cuando apenas lo comprendemos de modo conceptual, y que no nos pertenece cuando tan sólo nos lo apropiamos por medios técnicos”

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La estética como parte de la filosofía

“La moraleja que me interesa se refiere al lugar de la estética en el concierto de la filosofía. Si se observa la organización académica actual de la filosofía, esta posición es bastante marginal. Si se observa en cambio la historia de la filosofía, al menos la germanoparlante, esta posición se revela en grado sumo central”.

“Percibir algo por los sentidos en el aparecer y por su aparecer mismo: es este un punto esencial de toda percepción estética” “la percepción de la obra de arte incluye necesariamente una atención capaz de conocer e interpretar. Sin embargo, la finalidad de estas formas de conocer e interpretar es, en primer lugar y antes que nada, estar frente al aparecer elocuente de los objetos”.

Desde Baumgarten hasta Adorno, el hilo conductor de la teoría estética es la percepción estética.

“la percepción estética alcanza, como podríamos afirmar con Valéry, una atención a todo lo indeterminable en las cosas. Su propósito es dejar que los objetos estén no como son bajo tal o cual aspecto, sino como aparecen aquí y ahora, en cada caso, ante nuestros sentidos”.

o Y tal concentración en el aparecer de las cosas es también una atención a la percepción de ese aparecer: una reflexión acerca del presente inmediato en el que acontece la percepción.

o “El interés estético o, si queremos atenernos a la expresión kantiana, el especial desinterés estético, se fundamenta en el anhelo de percatarnos del presente de nuestra propia existencia por medio de los sentidos”.

o “Sin conciencia estética no es posible una conciencia del propio presente”.

“la estética se ha convertido en una disciplina de la filosofía independiente e irrenunciable. La estética comprende una disciplina independiente por cuanto trata de una condición del mundo, que no es analizable en términos éticos o teóricos. La estética es irrenunciable para otras disciplinas filosóficas –y por lo tanto para la filosofía misma– porque considera aspectos irreductibles del mundo y de la vida”. Importante.

“Desde la perspectiva de la filosofía teórica, la estética brinda un aporte irrenunciable, pues revela una dimensión de lo real que se sustrae a la determinación por medio del conocimiento, pero que al mismo tiempo es un aspecto de la realidad que puede ser conocido”. “La estética hace visible una frontera de toda comprensión del mundo, ante la cual ni la teoría del conocimiento ni la filosofía de la mente pueden ser ciegas”.

“Desde la perspectiva de la filosofía práctica, la estética brinda un aporte irrenunciable, pues atañe una posibilidad en la vida del ser humano en la que se abre un presente particular de la propia existencia, un presente cuya finalidad se halla en sí mismo”. Muy kantiano. En general muy en la línea que trazó en un inicio Baumgarten también.

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ESTÉTICA DEL APARECER

“Los objetos estéticos son aquellos objetos que en su aparecer se desprenden, de manera más o menos radical, de su aspecto –visual y acústico, táctil y gustativo– conceptualmente fijable”.

“Tanto en la filosofía del arte reciente como en las teorías precedentes predomina la idea según la cual algunos géneros y estilos artísticos se hallan por encima o más allá del aparecer”. Ojo: se usa el término filosofía del arte para referirse a las reflexiones sobre el parecer de los objetos artísticos.

o En Hegel, la poesía abandona el reino de las apariciones para alcanzar el mundo de la imaginación sensible.

Para Arthur Danto, las artes plásticas modernas que siguen los pasos a Duchamp han renunciado a la tentación del aparecer. Así, si existen objetos artísticos que con fenoménicamente idénticos a objetos cotidianos, entonces la fuerza de ese arte no reside en las atracciones de lo sensible. Para Danto, la concepción de la obra adquiere prioridad en el arte contemporáneo: lo determina.

o Hay obras, según la perspectiva de Danto, que si bien presuponen determinadas apariciones, no se consuman en la producción de procesos del aparecer.

o Para Seel, sin embargo, “todas las formas de percepción y de producción estéticas” tienen como elemento constitutivo al aparecer.

1. Lo que aparece

La percepción estética presupone en el ser humano la capacidad de percibir algo conceptualmente determinado. Solo un ser capaz de percibir algo determinado puede prescindir de esta determinación: es decir, de la fijación de determinar.

“Cuando Baumgarten confiere a la percepción estética el título distinguido de conocimiento ‘confuso’, piensa precisamente en la estructura de una percepción que no está atada a caracteres aislados. Esa estructura no persigue distinciones, sino que atiende a un entramado de aspectos, palpitante incluso cuando corresponde a un objeto estático”. “En el encuentro estético no estamos obligados a determinar”. Baumgarten: conocimiento confuso

“Lo que llega a la percepción en la captación estética es un concierto de aspectos presentes a los sentidos. Como correlato de este juego se da una atención que bien puede llamarse un ‘jugar’ [Kant]: una forma de encaminarse con los sentidos a los aspectos y a las interferencias, accesibles simultánea y sucesivamente, que la percepción halla en sus objetos”.

“En la percepción estética dejamos a un lado el afán exclusivo de determinar y obrar efectos. Nos liberamos de esa sujeción. Nos reservamos para el presente. Nos dejamos

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raptar rumbo al presente. La percepción estética es una forma radical de estancia en el aquí y en el ahora”. En este sentido Kant hablaba del desinterés en la experiencia estética; y sin embargo, existe un interés en demorarse ante la percepción estética: atender algo que en circunstancias no-estéticas parece ignorado.

2. Ser-así y aparecer

“Por aparición no sólo entiendo lo que puede distinguirse en él respectivamente , desde un punto de vista determinado y respecto de determinados intereses”. “Además, me refiero a la aparición de un objeto también en un sentido más general, que no abarca tan solo aquello que, desde una determinada perspectiva y bajo la guía de este o de aquel otro sentido, es distinguido en el objeto por la percepción”. “la aparición comprende todo cuanto es posible distinguir en el objeto a través de los sentidos y mediante conceptos en cualquier respecto y con cualquier intención”.

o “el concepto de aparición abarca todo lo que en principio es posible determinar en un objeto por medio del uso de predicados de la percepción, sin que importe cuáles de sus atributos fenoménicos sean relevantes y accesibles en el respectivo contexto del conocimiento”.

“Empleo el término aparición como síntesis de la amplia variedad de atributos distinguibles en la percepción conceptual de un objeto, y por lo tanto como síntesis de su constitución sensible”. Ojo: no se habla en esta teoría nunca de la belleza, aún menos de lo sublime.

“Las obras de arte se distinguen de los demás objetos del aparecer fundamentalmente por cuanto son presentaciones”.

Constelaciones del arte

Tesis que aquí se defiende: “las obras de are son objetos de un aparecer distinto”. Objeción a esta postura: la aparición es fundamental en muchas obras de arte, pero no es un rasgo esencial del arte, como se muestra en el siglo XX desde la obra de Duchamp. En vez de la aparición, de la presencia sensible, lo fundamental del estatus artístico de un objeto es la concepción y la interpretación que se involucran en la obra.

“Los días del aparecer artístico, reza un supuesto bastante generalizado [hoy], pasaron hace ya tiempo. Según la opinión de muchos, importantes corrientes del arte moderno se rehúsan a cualquier movimiento sensorial y a cualquier contacto con los sentidos. El divorcio de la filosofía del arte y de la estética ya ha sido celebrado por muchos”. Muy importante: se está diciendo que existe una concepción generalizada según la cual el arte ya no tiene que ver necesariamente con la estética (es decir, con el análisis de la percepción sensible), y por tanto la reflexión filosófica del arte ya no se encuentra necesariamente ligada a la disciplina estética. La filosofía del arte puede darse en muchos casos sin acudir a la consideración de la percepción estética del sujeto: otras dimensiones de la vida entran en juego. Se supera la consideración clásica kantiana según esta separación entre filosofía del arte y la estética.

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o Arthur Danto se ha convertido en el más importante defensor de esta postura: “Ha planteado con suma claridad y plasticidad la pregunta por el estatus de las obras de arte”.

Danto parte considerando que, desde Duchamp y Warhol, ciertos objetos de uso cotidiano se pueden convertir en objetos artísticos. No hay, pues, distinción fenoménica entre el objeto cotidiano utilitario y el objeto artístico. Por ello, el aspecto de los objetos –el aparecer de los objetos– ya no puede ser considerado el factor responsable de la condición artística.

o Esto implica, para Danto, que a la hora de preguntarse por el arte se da un giro en el que se abandona la importancia fundamental de la experiencia sensible [estética] para preocuparse por el pensamiento, por la interpretación, por la concepción de la obra [filosofía del arte].

o Esto implica, también, que la belleza deja de ser un asunto importante para la reflexión sobre el arte.

o Considera Danto, entonces, que “La conexión entre el arte y la estética es un asunto de contingencia histórica y no es parte de la esencia del arte”. (Danto, citado de Después del fin del arte)

o Incluso afirma Danto que el arte contemporáneo se caracteriza por no tener intereses estéticos. En efecto, muchos artistas del siglo XX expulsaron a lo estético de lo artístico.

“Danto supone que los objetos fenoménicamente idénticos [dos urinarios] son estéticamente equivalentes. Pero precisamente ese supuesto es falso”. La exposición de objetos ordinarios (como la pala de Duchamp) como objeto de arte sólo se puede dar en la esfera del aparecer artístico.

o “la pala se presenta como un objeto de arte –como un objeto que justamente atrae la percepción que deniega al mismo tiempo–. Se muestra única y exclusivamente como un trivial objeto de uso –pero se presenta como tal ante la mirada de quienes esperan algo distinto y efectivamente encuentran objetos distintos en el mismo salón de exposición–. Su gracia principal es también el aparecer artístico”. Podría decirse que Danto divorcia a la estética del arte, mientras que Seel niega ese divorcio (aunque esto no significa que filosofía del arte y estética sean exactamente lo mismo: se relacionan entre sí íntimamente, eso sí).

Sobre los monumentos invertidos o negativos: “Cuando estamos allí, donde prácticamente no hay nada visible, privados de la situación normal de la percepción escultórica, experimentamos el punto de vista de nuestra propia experiencia más intensamente que ante todos aquellos objetos que se erigen y avasallan al observador. Sentimos el fundamento de nuestra contemplación, fundamento que en la ausencia de algo que esté delante de esa contemplación amenaza al mismo tiempo con desaparecer”. “Lo invisible deviene así también un acontecimiento del aparecer”. Este tipo de obras, como Kilómetro vertical de Walter de María o Fuente invertida de

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Horst Hoheisel, “cumple justamente con una exigencia clásica del arte: otorgar a sus objetos un aparecer improbable”.

Joseph Kosuth: arte conceptual como una investigación sobre la naturaleza del arte: no sólo la construcción de proposiciones del arte, sino la elaboración mediante el pensamiento de las implicaciones de lo que es el arte.

o Después de Danto, Kosuth se refiere a una separación de la estética y el arte.

Reseña al libro de Seel.

Nelson Goodmann : las vanguardias artísticas contemporáneas se han alejado definitivamente de una concepción figurativa del arte como representación meramente sensible. En su lugar se ha otorgado una primacía a la dimensión simbólica del lenguaje artístico.

Arthur Danto : la comprensión del arte posterior a 1950 requiere la previa posesión de una filosofía adecuada capaz de otorgar un correcto significado autorreferencial a los procesos abstractivos propios del arte, a fin de hacer resaltar la dimensión conceptual del propio proceso de creatividad artística, sin que ya sea suficiente abordarlo desde una mera actitud estética o representacionista tradicional.

Ambos autores defienden el divorcio entre estética y arte, al menos tal como se concibió desde la tradición inaugurada por Baumgarten y Kant.

Para Seel, un correcto entendimiento del arte contemporáneo posterior a 1950 debe comenzar por una auténtica recuperación de la tradición cultural que hizo posible el desarrollo de la estética, como fundamento de la teoría del arte, desde Kant a Adorno.

Video: Introducción a teoría del fin del arte de Arthur Danto

El fin del arte se refiere a cómo las obras artísticas, en la segunda mitad del siglo XX, ya no eran piezas diferenciadas estéticamente de los objetos de la vida cotidiana.

Sobre las Cajas Brillo de Warhol, que se veían como idénticas a cajas de supermercados, Danto consideró que se trataba de arte porque se producen en un contexto propio del mundo del arte; es en ese contexto que se las aprecia como obras artísticas y no como meros objetos cotidianos utilitarios.

El arte pop, el arte conceptual, el arte minimalista abandonan las reglas de juego formuladas por la estética moderna. Arte y estética se separan. Se cuestionan los presupuestos del mundo artístico, del arte considerado en relación a la belleza.

El arte de Warhol, así como el de Duchamp, el de Walter de María o el de Horst Hoheisel, ya no se caracterizan por su apariencia o sus cualidades estéticas, sino por el significado, es allí donde tienen su valor: en la interpretación y en la concepción que

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se hace de la obra, no en su mera manifestación. Esto le da su fin al arte, para finales de la década de 1960.