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Sábado Sábado – 18ª semana T.O. 18ª semana T.O. – 2018 2018 Clara de Asís, religiosa (1253) Habacuc 1, 12 - 2, 4 / Salmo 9 / Mateo 17, 14-20 Oración inicial Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor. † Lectura del santo Evangelio según san Mateo (17,14-20) Sana a un niño epiléptico (Mc 9,14-29; Lc 9,37-43a) 14 Cuando volvieron adonde estaba la gente, un hombre se le acercó, se arrodilló ante él 15 y le dijo: “Señor, ten compasión de mi hijo que es epiléptico y sufre horriblemente. Muchas veces se cae en el fuego o en el agua. 16 Se lo he traído a tus discípulos y no han podido sanarlo”. 17 Respondió Jesús: “¡Qué generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Tráiganmelo aquí”. 18 Jesús reprendió al demonio, y éste abandonó al muchacho que desde aquel momento quedó sano. 19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” 20 Él les contestó: “Porque ustedes tienen poca fe. Les aseguro que, si tuvieran la fe del tamaño de una semilla de mostaza, dirían a aquel monte que se trasladara allá, y se trasladaría. Y nada sería imposible para ustedes”. CLAVES para la LECTURA - Estamos ante un típico fragmento evangélico que presenta una vez más a Jesús en su actividad milagrosa curadora, aspecto que produjo un fuerte impacto en las primeras comunidades cristianas. Éstas, inmersas en el ambiente judío y pagano, exaltaron la figura de Cristo como médico. Aquí se trata de un caso especial. La enfermedad reviste formas patológicas de carácter psíquico, achacables, por consiguiente, a fuerzas malignas y superiores que no es difícil atribuir, en este contexto religioso, a la acción de Satanás, el enemigo de Dios y, por tanto, enemigo del hombre. Para nuestra mentalidad científica, los síntomas descritos por el padre de este desgraciado muchacho presentan las características de una crisis de epilepsia. Jesús aparece una vez más, como sucede con frecuencia en estas primicias de su evangelización, en contraste implacable con el diablo, origen del mal y de todos los males. - La indicación de que los discípulos no han conseguido curar al muchacho sirve para dejar bien claro que Jesús cuenta con una evidente superioridad sobre ellos. Para estar a la altura de Jesús, para realizar sus mismos milagros, es preciso contar con una fe auténtica, fuerte, que permite a los discípulos identificarse con él, con su persona, su misión y su fuerza. Sin embargo, su fe es todavía débil e insuficiente. Jesús, con unas palabras que tienen el sabor de la retórica y el lenguaje típicamente orientales, les invita a mostrarse atrevidos a la hora de pedir, a creer en su poder, hasta el absurdo. - La exclamación de Jesús (v.17: «¡Generación incrédula y perversa!») expresa la resistencia que le opone la dureza de corazón de sus contemporáneos, puesta ya de manifiesto por el evangelista en otras ocasiones (11.16ss.39ss). Es Jesús quien proporciona explícitamente la enseñanza: los discípulos, si están animados por una fe cierta en él, pueden realizar el gran signo de comunicar a los hombres la salvación otorgada por Dios (v.20; Jn 14,12; Hch 3,16); por el contrario, la falta de fe, que los separa de la comunión con Jesús, hace prácticamente imposible la liberación del mal (v.17). CLAVES para la VIDA - Se nos vuelve a ofrecer la lucha que mantiene Jesús contra todo aquello que aplasta al hombre, sea la enfermedad o el mal que fuere, ya que ello está en conflicto con el proyecto de vida de Dios, del que Jesús es su portador y su rostro visible. Así evangeliza Jesús, superando tanto al demonio, como también “llegando” donde no alcanzan sus discípulos. La clave de esta superioridad de Jesús está en su FE, en la fuerza que dimana de ella. Éste es su secreto. - Al contrario, “esta generación incrédula y perversa” (v.17) es precisamente la que se resiste a aceptar ese don de Dios, del que Jesús es portador; la dureza de corazón es lo contrario de lo que el mismo Jesús vive y le anima; son sus contemporáneos los que se resisten a acoger la novedad de Jesús. - Acoger la salvación de Dios que en Jesús se me (nos) ofrece; vivir animado/a (animados/as) por esa fe, al estilo del mismo Jesús, para afrontar la realidad y la vida con la misma actitud que el Maestro; y luchar

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Page 1: Sábado – 18ª semana T.O. – 2018 · Sábado – 18ª semana T.O. – 2018 Clara de Asís, religiosa (1253) Habacuc 1, 12 -2, 4 / Salmo 9 / Mateo17, 14-20 Oración inicial Ven,

Sábado Sábado –– 18ª semana T.O. 18ª semana T.O. –– 20182018 Clara de Asís, religiosa (1253)

Habacuc 1, 12 - 2, 4 / Salmo 9 / Mateo 17, 14-20

Oración inicial Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (17,14-20)

Sana a un niño epiléptico (Mc 9,14-29; Lc 9,37-43a) 14 Cuando volvieron adonde estaba la gente, un hombre se le acercó, se arrodilló ante él 15 y le dijo: “Señor, ten compasión de mi hijo que es epiléptico y sufre horriblemente. Muchas veces se cae en el fuego o en el agua. 16 Se lo he traído a tus discípulos y no han podido sanarlo”. 17 Respondió Jesús: “¡Qué generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes y soportarlos? Tráiganmelo aquí”. 18 Jesús reprendió al demonio, y éste abandonó al muchacho que desde aquel momento quedó sano. 19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” 20 Él les contestó: “Porque ustedes tienen poca fe. Les aseguro que, si tuvieran la fe del tamaño de una semilla de mostaza, dirían a aquel monte que se trasladara allá, y se trasladaría. Y nada sería imposible para ustedes”.

CLAVES para la LECTURA - Estamos ante un típico fragmento evangélico que presenta una vez más a Jesús en su actividad milagrosa curadora, aspecto que produjo un fuerte impacto en las primeras comunidades cristianas. Éstas, inmersas en el ambiente judío y pagano, exaltaron la figura de Cristo como médico. Aquí se trata de un caso especial. La enfermedad reviste formas patológicas de carácter psíquico, achacables, por consiguiente, a fuerzas malignas y superiores que no es difícil atribuir, en este contexto religioso, a la acción de Satanás, el enemigo de Dios y, por tanto, enemigo del hombre. Para nuestra mentalidad científica, los síntomas descritos por el padre de este desgraciado muchacho presentan las características de una crisis de epilepsia. Jesús aparece una vez más, como sucede con frecuencia en estas primicias de su evangelización, en contraste implacable con el diablo, origen del mal y de todos los males. - La indicación de que los discípulos no han conseguido curar al muchacho sirve para dejar bien claro que Jesús cuenta con una evidente superioridad sobre ellos. Para estar a la altura de Jesús, para realizar sus mismos milagros, es preciso contar con una fe auténtica, fuerte, que permite a los discípulos identificarse con él, con su persona, su misión y su fuerza. Sin embargo, su fe es todavía débil e insuficiente. Jesús, con unas palabras que tienen el sabor de la retórica y el lenguaje típicamente orientales, les invita a mostrarse atrevidos a la hora de pedir, a creer en su poder, hasta el absurdo. - La exclamación de Jesús (v.17: «¡Generación incrédula y perversa!») expresa la resistencia que le opone la dureza de corazón de sus contemporáneos, puesta ya de manifiesto por el evangelista en otras ocasiones (11.16ss.39ss). Es Jesús quien proporciona explícitamente la enseñanza: los discípulos, si están animados por una fe cierta en él, pueden realizar el gran signo de comunicar a los hombres la salvación otorgada por Dios (v.20; Jn 14,12; Hch 3,16); por el contrario, la falta de fe, que los separa de la comunión con Jesús, hace prácticamente imposible la liberación del mal (v.17).

CLAVES para la VIDA - Se nos vuelve a ofrecer la lucha que mantiene Jesús contra todo aquello que aplasta al hombre, sea la enfermedad o el mal que fuere, ya que ello está en conflicto con el proyecto de vida de Dios, del que Jesús es su portador y su rostro visible. Así evangeliza Jesús, superando tanto al demonio, como también “llegando” donde no alcanzan sus discípulos. La clave de esta superioridad de Jesús está en su FE, en la fuerza que dimana de ella. Éste es su secreto. - Al contrario, “esta generación incrédula y perversa” (v.17) es precisamente la que se resiste a aceptar ese don de Dios, del que Jesús es portador; la dureza de corazón es lo contrario de lo que el mismo Jesús vive y le anima; son sus contemporáneos los que se resisten a acoger la novedad de Jesús. - Acoger la salvación de Dios que en Jesús se me (nos) ofrece; vivir animado/a (animados/as) por esa fe, al estilo del mismo Jesús, para afrontar la realidad y la vida con la misma actitud que el Maestro; y luchar

Page 2: Sábado – 18ª semana T.O. – 2018 · Sábado – 18ª semana T.O. – 2018 Clara de Asís, religiosa (1253) Habacuc 1, 12 -2, 4 / Salmo 9 / Mateo17, 14-20 Oración inicial Ven,

contra todas las expresiones de mal que se dan... ¡he ahí toda una PROPUESTA de vida y de acción! Hermano/a, nos queda tarea…

ORACIÓN para ESTE DÍA “Señor Jesús, la experiencia me enseña que, con tu ayuda, puedo hacer cosas importantes y que yo solo no podría. ¡Aumenta mi fe y clarifícala desde la experiencia de una RELACIÓN de amistad contigo!”.

1. En este relato se ve claramente que, en aquella cultura, la epilepsia era interpretada como tener un demonio. La curación del niño se realiza mediante la expulsión del demonio. La ignorancia de los fenómenos o causas naturales busca explicación en fenómenos o causas sobrenaturales. En esos casos, Dios se convierte en un "tapa-agujeros" con el que pretendemos resolver nuestras ignorancias. Las creencias no deben ser eso. Deben ser fuerza de transformación que nos impulse a superar la deshumanización que todos llevamos dentro de nosotros.

2. Jesús entiende la fe como una fuerza que traslada montañas, cosa que el evangelio repite dos veces (Mt 17,20; 21,21), lo que indica que es algo importante para comprender lo que es la fe. No se trata de que la fe consista en la capacidad de hacer lo imposible. En Mt 21,21, Jesús dijo esta misma sentencia cuando estaba llegando a Jerusalén. ¿De qué monte hablaba entonces? Las palabras de Jesús indican "este monte". Ahora bien, allí no podía señalar nada más que al "monte santo" sobre el que estaba edificado el grandioso Templo de Jerusalén, centro de la religión establecida. Por tanto, lo que Jesús afirma es que la fe, que Él presenta, acaba con la religión, sus ceremonias y sus funcionarios.

3. Cuando la fe en Jesús es verdadera y fuerte, derriba la montaña de creencias raras, seguridades supersticiosas y sentimientos de culpa enfermizos que llevamos dentro. Y, en su lugar, pone la fuerza que da vida y hace felices a los humanos.

José María Castillo - La religión de Jesús Ciclo B – Comentario al Evangelio diario – 2017-2018

Queridos amigos: Reaparece el grano de mostaza, esta vez como patrón para medir el tamaño de nuestra fe y de su

eficacia. En el combate contra el mal, en el diario afán por expulsar demonios que sojuzgan o merman la vida de las personas o la propia vida, ¿qué confianza tenemos en Dios, cómo nos apoyamos en Él?

Los discípulos habían recibido el poder de arrojar demonios, como también el de curar a los enfermos. Podían sentirse perfectamente legitimados para la tarea de exorcistas, no los podía acusar Jesús, ni nadie, de que pretendían grandezas que superaran su capacidad. De hecho, fueron enviados en misión con ese poder y ese objetivo. Pero en esta ocasión fracasan. ¿Por qué? Jesús no les había retirado la confianza ni los había destituido de su función. Pero fallan, lo que significa que una vez más van a comprobar el estado de su fe, estado que con tanta frecuencia denuncia el evangelista: era pequeña, raquítica; se dejaba afectar por la duda; necesitaba madurar, crecer, consolidarse.

En nuestro camino de discípulos, ¿en qué momentos flaquea la fe? ¿Ponemos la confianza en Dios? ¿Nos trabaja más bien o acaso nos habita secretamente el sentimiento de que nada puede cambiar, de que todo va a seguir igual, de que no vale la pena creer, amar y servir, de que no tiene sentido vivir y transmitir el evangelio, de que “la cultura dominante” es la verdadera fuerza de la historia que es sensato acoger y acatar?

En el relato que ofrece Marcos de este mismo episodio, el padre suplica a Jesús: «¡Creo, pero ayúdame a tener más fe!». Esta misma puede ser nuestra oración, en particular si se da en nosotros cierta tendencia a ese fatalismo que no deja resquicio a Dios ni acepta la acción de su Espíritu en los hombres.

Ciudad Redonda

• En la meditación de este pasaje hemos observado cómo se sitúan los discípulos ante el epiléptico y ante Jesús mismo. ¿Descubres tu camino de relación con Jesús y con los demás recurriendo a la fuerza de la fe?

• Jesús, desde la cruz, da testimonio del Padre y lo revela totalmente. La palabra de Jesús que has meditado te pide una adhesión total: ¿Te sientes comprometido cada día en trasladar las montañas de tu corazón que se interponen entre tu egoísmo y la voluntad de Dios?

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“Señor, ten compasión de mi hijo”

(Mt 17,14)

Un hombre necesitado se acerca a Jesús con una actitud de fe: le llama Señor y se postra ante Él.

Jesús recrimina a sus discípulos la falta de fe-confianza en su Amor. La fe escondida en lo pequeño y en los pequeños es más fecunda que estar previendo catástrofes.

Pide tú también la pequeña semilla de la fe, a Dios Padre, para quien nada es imposible.

Señor en ti confío. Te alabo y te bendigo por tu gran bondad.