santos, francisco - las tarascas de madrid

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  • 8/2/2019 SANTOS, FRANCISCO - Las Tarascas de Madrid

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    FRANCISCO SANTOS

    Las tarascas de MadridLas tarascas de Madrid

    y tribunal espantosoy tribunal espantoso

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    [Preliminares] .................................................................................................................................................3Prlogo .......................................................................................................................................................... .9Pintura de la ingratitud del hombre ..............................................................................................................10Abusos del segundo da, lunes .....................................................................................................................15Abusos del tercero da martes ......................................................................................................................20Abusos del cuarto da mircoles ............................................................................................................. .....29

    Abusos del quinto da jueves ............................................................................................................... ........37Abusos del sexto da viernes ....................................................................................................................... .44Abusos del sptimo da sbado santo ...........................................................................................................52

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    [Preliminares]

    A DONMANUEL BALVNY VERRIZ,

    Oficial de Estado en el de Guerra y Oficial Mayor de Cruzada

    Conozco tan corto mi aliento, que por s solo no se atreviera a consagrar a V. m. estepequeo tratado a no haber conocido su amante cario, y afable obrar: alentme mihumildad, reparando, que los que se atreven ms son los que valen menos; y aquellos quecon ms solicitud buscan amparo, se exponen a conocidos riesgos; pero reparando en elsujeto a quien se arriman, se alientan a sacar a pblica almoneda su caudal; y no negarque el arrojo de los que menos valen, suele ser doctrina de los que ms saben. Atrvome aaferrar con el ncora del rendimiento esta humilde barquilla a la roca firme de su

    afabilidad. En muchos que han escrito han entrado noticias del temor de los que muerdensin saber tomar la pluma. Este libro ya sabe correr la carrera del valle de lgrimas, puescon sus verdades desterr los capirotes de las procesiones de la Semana Santa: abuso vilde la antigedad, tapar el rostro para ejecutar indecencias. La gran falta que haba de estetratado, y lo buscado de muchos, es la causa de su nueva impresin; recbale V. m. con elcario que ya me ofrezco, que es a lo que aspiro, pues conozco que no son las dichas parael ocio, porque los triunfos son hijos de los desvelos; y pues yo le tuve en escribirle,triunf de la envidia de los incapaces de razn; que son solos los que muerden obrasajenas, sin reparar que slo a s se muerden, porque ms los inquieta la envidia, que elconocimiento. De todos me libre mi buen celo, y su amparo de V. m. a quien rendido meconsagro. Nuestro Seor le d larga vida.

    De V. m. Q. S. M. B. FRANCISCO SANTOS

    DEDON ANTONIO RUIZDELA CARRERA,

    Caballero del hbito de Santiago,

    Capitn en los Estados de Flandes

    A los que dedica sus obras Francisco Santos

    SONETO

    Vuela el tiempo veloz, llega el olvido,

    sepulcro triste de esperadas glorias,importuno borrn de las Historias,

    que perturba el amparo merecido.

    Oh, cmo la pobreza ha consumido,

    con envidia a la fama sus memorias!

    pues siendo al mundo todo tan notorias,

    entre esperanzas se halla confundido.

    Este es Francisco Santos, que dedica

    a vuestro amparo su esperada suerte,

    sus glorias reduciendo a breve suma

    pues por su protector hoy os publica,

    y a pesar de la envidia, y de la muerte,por sombra os busca, y ala de su pluma.

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    DEDON AGUSTNDE BUSTAMANTEY CRDENASA FRANCISCO SANTOS

    SONETO

    Quin eres t que riges la elegancia,

    y formas nuevo ser a la noticia,sin que el mrito salte a la justicia,

    ni la razn admita repugnancia.

    En chanza, y en verdad, tal consonancia!

    tan alta, que la ignora la malicia,

    haciendo que el infierno, y su malicia,

    pregone su fiereza y vigilancia.

    Quin eres? Ms dirsme que lo lea:

    un soldado, que siempre desvelado,

    ha llegado a s mismo a conocerse.

    Quin si no es Santos habla en tal idea?

    Quin escribe sin l tan avisado?Quin sin su ingenio puede ennoblecerse?

    DEDOA ANADE BUSTAMANTEY CRDENASA FRANCISCO SANTOS

    DCIMAS

    Aguila sois, pues el vuelo

    tan cerca del sol lleg,

    que a vuestra pluma, crey

    pincel, retratando al Cielo:

    norabuena y sin recelo,tremle vuestra esperanza,

    Santos, con feliz bonanza,

    y el mundo, de agradecido,

    jams os eche al olvido,

    pues os debe la alabanza,

    sendas de la eternidad.

    Pintis, oh famoso numa!

    debindose a vuestra pluma

    tan cristiana piedad:

    Santos, cantad, pues, cantad,

    con discurso tan glorioso,pues asombra lo ingenioso,

    retratando vuestra lid,

    las Tarascas de Madrid,

    y Tribunal espantoso.

    DEDON ANTONIODELA CUESTAA FRANCISCO SANTOS

    DCIMA

    Canta con voz piadosa

    tu armona lastimada,la juventud mal guiada,

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    entre la salud dudosa.

    Oh, pluma en todo gloriosa!

    Oh aliento en todo real!

    que eternizas lo mortal,

    y as, a todo el mundo asombre,

    de que seas mortal hombre,siendo tu nombre inmortal.

    DON JUAN FRANCISCODE LARAA FRANCISCO SANTOS

    DCIMA

    Reducir a breve suma

    de dos mundos el obrar,

    slo lo pudo lograr

    los realces de tu pluma.

    Santos, tu fama presumaregia accin, con tal accin,

    muy digna de aclamacin,

    pues ya tu desvelo alcanza

    cumplida toda esperanza,

    y absorta la admiracin.

    DE PEDRODE GUZMN,AMIGOYCOMPAERODELAUTOR

    ROMANCE

    Francisco Santos, no scmo explicar tus loores;

    mas ya tus escritos mismos

    dan doctas explicaciones.

    La elegancia de tus obras

    con tal dulzura propones,

    que segunda vez parece

    se imprime en los corazones.

    Dgalo aquella primera,

    donde con desvelos nobles,

    en admiraciones causas,

    se hable de ti, da y noche.La segunda, que a Mara

    en cien dcimas conformes,

    su concepcin retrataste,

    es digna de abrirse en bronce.

    No por tercera a esta obra

    el da y noche se opone;

    pues sin Crepsculo el Alba

    por grande la reconoce.

    En esta obra presente

    se holgarn mis presunciones,

    el poder con su alabanza

    dejar la alabanza inmvil.

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    No he dicho bien, que movible,

    a ms la alabanza corre;

    que lo inmvil, no es capaz

    de tantas aclamaciones.

    Repita la fama el eco,

    eternizando tu nombre;y por vctima, a tu acierto

    se ofrezca en admiraciones.

    Hoy, por dar ms que notar,

    le das Tarascas por nombre,

    para que entre lo imperfecto

    se admiren tus perfecciones.

    Ya de gigante presumes,

    pues con pincel, y colores,

    hasta los Cielos retratas,

    para enamorar al hombre.

    Madrid por de fuera ofrecescon fiestas de Gigantones:

    Oh pluma, en todo dichosa!

    Oh acierto, en todo el ms noble!

    Perdona el atrevimiento,

    pues mi amistad reconoces,

    que quisiera en tu alabanza,

    tener la pluma de Lope.

    CENSURA

    Del P. Fray Pedro Mexa.

    Lector de Prima, jubilado en las dos Universidades de Alcal y Salamanca.Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo. Principal que ha sido de esta provinciade Castilla. Vicario General de Espaa en la Orden de los Mnimos, y Predicador de suMajestad.

    Las Tarascas de Madrid, y tribunal espantoso, pasos del hombre perdido, y, relacindel espritu malo, feliz empleo de la erudicin de Francisco Santos, criado de su Majestaden la Real Guardia Vieja Espaola, que V. m. manda pase por mi examen, he visto conatencin, y estn tan ajustados al asunto, que aun el ms escrupuloso, no tiene qucensurar; antes en semejante sujeto se debe admirar la elegancia del estilo, la verdad de

    los sucesos, y la eficacia de los argumentos con que prueba sus asuntos; y as dijo que enotra ocasin Posidonio (lib. I, epst. 3) registrando las obras de un su amigo: Est opuspulchrum, varium, elegans, purum, etc. Es obra hermosa, no slo por la pureza del estilo,sino por la variedad de discursos con que le adorna. Es varia, por la multiplicidad dedoctrina que junta pues es admiracin grande, que un hombre, sin profesin cientfica, usede muchas, sin que haya solecismo en ninguna. Es elegante, porque del libro pueden sacarerudicin muchos que la profesan. Y es pura, porque no contiene cosa que contradiga alservicio de entrambas Majestades, y as se le puede dar la licencia que pide, salvo, etc. Eneste Convento de la Vitoria de Madrid a primero de agosto del ao de 1664.

    FR. PEDRO MEXA

    LICENCIADELORDINARIO

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    Nos el Licenciado Don Garca de Velasco, Vicario de esta Villa de Madrid, y suPartido, por la presente, y por lo que a Nos toca, damos licencia para que se puedaimprimir, e imprima el libro, intitulado Las Tarascas de Madrid y Tribunal espantoso,

    pasos del hombre perdido y relacin del espritu malo, compuesto por Francisco Santos,criado de su Majestad en la Guardia vieja Espaola, atento por la censura de suso parece

    no haber en l cosa contra nuestra Santa Fe, y buenas costumbres. Dada en Madrid aprimero de Agosto, ao de 1664.DON GARCADE VELASCO,

    Por su mandado,DIEGODE VELASCO,

    APROBACIN

    del Padre Maestro Fr. Toms de Avellaneda, uno de los cuatro

    Maestros de su Religin de Premoste, y Examinador Sinodal de

    este Arzobispado de Toledo

    Estos discretos asuntos, que se reconocen en las Tarascas de Madrid, en el Tribunalespantoso, en los pasos del hombre perdido, y relacin del espritu malo, que saca a luzFrancisco Santos, criado de su Majestad, los he atendido con cuidado, por obedecer a V.A. y los veo muy tiles para la enmienda de las costumbres, y muy provechosos para lamejor enseanza; porque todo el asunto es mostrar las sendas del bien, y los laberintos delmal. Gran destreza del ingenio en el cuerpo de lo entretenido, descubrir por alma,verdaderos desengaos! Reconozco estos ingeniosos discursos por unos vigilantesdespertadores del hombre, faroles para no zozobrar en los peligros del mar de este mundo.Luciente antorcha, que dulcemente aprisiona los ms libres ojos. Hacha encendida, quecon violencia apacible senderea al ms ciegamente errado, en la noche de su ignorancia.

    Que es lo que dijo muy del intento el gran Isidoro Pelusiota, lib. 4. Epstola.Quem admodum enim fax in illam, ni nocte apparens sua sponte oculos allicit, sic hac ineditatioomnes illuminare nata est.

    Alabo de hoy ms a los ingenios, que obligados a probar semejantes libros, en vez decensores, se van a ser sus panegiristas; pues tales libros, tanto ensean, y se deben estimaren tanto, como se ve en ste que escribe Francisco Santos, que entre rebozos de susTarascas, ensea aprovechamientos tan seguros. Por esto, y porque no hay cosa que seoponga a las verdades de nuestra Santa Fe, y buenas costumbres, no hallo ninguna cosaque censurar, mucha s que alabar, porque merece muy bien la licencia que pide. En esteConvento de nuestro Padre San Norberto de Madrid, a dieciocho de agosto de milseiscientos sesenta y cuatro aos.

    El M. FR. TOMSDE AVELLANEDA

    PAPELADON PABLODE SAAVEDRA,ENVINDOLEELAUTORESTELIBROMANUSCRITO

    Las obligaciones conocidas una vez, han de durar hasta la muerte; yo que hallo logroen que v. m. vea mis obras, antes que las lenguas Zoilas muestren su hambrientacondicin, le envo sta para que sus atenciones la enmienden. Guarde Dios a v. m. como

    puede, y yo deseo.FRANCISCO SANTOS

    RESPUESTADEL

    CAPITNDON PABLODE SAAVEDRA

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    Si a Jano pintan con dos caras, slo fue por lo prudente; pues dice Plutarco que fuetan sagaz, que de lo pasado y presente sacaba y conjeturaba lo venidero; y da otra razn elmismo Plutarco, que fue Rey tan apacible y benigno, que redujo a vida urbana a la gentems bruta, tosca y sin crianza. Si a ti te conociera Plutarco, no alabara tanto a Jano; pues

    pintndote con el alma a la vista, y en las manos el corazn, dijera: "Mirad en este cuerpo

    entretenido un alma de desengaos. Mirad cmo ofrece el corazn a su prjimo,senderendole a la patria de Dios, avisndole dnde puede peligrar, ofreciendo paz a todoel mundo, pues ha cerrado las puertas a la malicia, manifestando su hambrienta saa".Oh, discurso sin pasin! cundo te concede tiempo el tiempo, para escribir tansentenciosos avisos, admirando al mundo tu Da y Noche, manifestando su ingenio la

    pureza de su estilo en el Alba sin Crepsculo, en que supiste pintar la mayor belleza enaquella pursima Rosa, que cri Dios, sin las espinas de humana; y sin descansar tudesvelo, das hoy a la estampa esta tercera obra, escritas todas tres en menos de ao ymedio, sin dos comedias, que me han admirado, la una para devocin, y la otra paradesengaos del mundo: Oh, quin pudiera asegurarte el plato, para que ejercitaras la

    pluma, sin los miedos de la necesidad! Este es mi sentir, sin sentir en tus obras que

    enmendar; pues sobradas de admirable doctrina, las leo, respetndolas como a Maestro.El Capitn don PABLODE SAAVEDRA

    FEDEERRATAS

    Este libro, intitulado las Tarascas de Madrid, y Tribunal espantoso, pasos del hombreperdido, y relacin del espritu malo, con estas erratas corresponde, y est impresoconforme a su original. Madrid a 15 de diciembre de 1664.

    LIC. D. CARLOS MURCIADELA LLANA

    SUMADELATASA

    Tasaron los seores del Consejo Real este libro, intitulado Las Tarascas de Madrid,etc., a cinco maraveds cada pliego, como ms largamente consta de su original,despachado en el Oficio de Luis Vzquez de Vargas.

    SUMADEL PRIVILEGIO

    Tiene privilegio Francisco Santos, o quien su poder hubiere, para poder imprimir estelibro, intitulado Las Tarascas de Madrid, etc., como ms largamente consta de su original,despachado en el Oficio de Luis Vzquez de Vargas.

    A todos los que nacieron para morir

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    Prlogo

    Amantsimo prjimo mo, de quien tan bien recibido ha sido mi libro delDa y nochede Madrid, si en su Prlogo te ofrecaLa Tarasca, all va ella, y las que ha formado; y asdir que ah tienes las Tarascas de Madrid. Procura que no te espanten; porque son muycontrarias a las que sacan el da del Corpus, que aqulla espanta a la sinceridad de latierna infancia, y stas a la malicia de la crecida edad: pues es muy cierto que slo hiere, yespanta el ltigo de la razn a aquel que sin razn vive; y tambin es probable el que no

    puede espantar el demonio al hombre que est en gracia, pues estndolo, el hombreespanta al demonio (tanto puede la gracia de Dios). Bien s que ha de parecer bueno estelibro al bueno; porque admirar en sus luces la ignorancia del perdido, y podr ser, que

    parezca mal a aquel que siempre anda cegado con el demonio, sin reparar que sloprocura la presa del alma batallando siempre con el humano poder, y que siendovencedor, es fuerza que se lleve lo que tuviere el vencido: Gloria futura est victoris. Lagloria es del vencedor: Ex damno alterius utilitas. Del dao del uno, es el provecho delotro. El aspirar del demonio es, ya que perdi la gracia de Dios, procurar que la perdamoslos mortales; y as, al hombre en pecado le llamo yo Tarasca, o como a tal le retrato; puesel que est enojado con Dios, qu forma puede tener? que aunque parezca hombre no loes; y aunque tome la forma de serpiente puede borrarla, buscando la gracia que ha

    perdido: y aunque no parece hombre, ni es serpiente: Quod nec est homo, nec est draco,puede quedar Tarasca si se descuida, que ser lo mismo que demonio. Cuidado,amantsimo lector mo, no dirs que soy perezoso, pues antes del ao, sale a buscar unabrigo mi tercera obra; pues la segunda, que se sigui al Da y Noche fue el Alba sin

    crepsculo, pequeo volumen; pero el mayor asunto, que fuera de Dios, tiene el cielo y latierra, pues habla del privilegio, en cuyo original jams hubo errata. Te prometo que nohallo trabajo en escribir, en no tener lugar hallo trabajo; y as si la fortuna me fuere msfavorable que hasta aqu, te prometo los Gigantones en Madridpor defuera. Suplcale t ala fortuna (si la conoces) me favorezca, que yo procurar el logro de mi palabra, pues enescribir obras, que hallan tan buen hospedaje en tu amor, poco har en rendirlas a tuagrado: tu cordura es el norte que me gua, a ella aspiro.

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    Pintura de la ingratitud del hombre

    Confusa la luz, ausente el sol, el cielo rebozado de tristes y obscuras nubes;temblando la tierra, gimiendo el aire, llorando el agua, triste y turbado el fuego; las

    piedras, negando al centro que las produjo, pareca que se arrancaban de su albergue,intentando hacerse pedazos unas con otras; las aves, dando articulados suspiros; las fieras,

    buscando amparo donde no le haba, pareca que sujetas se humillaban, mostrandorendimiento por tristeza; los peces huan del cristal en que nacieron, vindole vuelto uncenagoso abismo. En fin, todo fuera del ser en que fue criado, batallaba tan confuso queapenas se conoca si el primer caos se desplegaba o si se plegaban las luces del mundo

    para negarse a tantas ingratitudes como fragua el hombre, pues olvidado de que nacipara morir, tan a rienda suelta corre desbocada su vida, que parece que olvida todo su ser,sin acordarse que la Gloria, Patria de Dios, fue para l creada. Navegando va por lacampaa del mundo el hombre, descuidado de la muerte, cuyos avisos suelen ser tal vezla enfermedad, y tal la desprevenida fortuna o repentino suceso; cuando impensadamentede un monte de culpas, en cuyo pie se vea una cueva bruta, paca o bostezo de la tierra,que entre las malezas de unas peas espantosas haba formado el continuo azote de unarroyo, nacido del olvido, de cuya abertura sala una figura tan seca, como fea, ocupadassus manos con un alfanje corvo y una amarilla asta, despreciando sus pies coronas ycetros, tiaras y laureles; y al mirar un seco tronco de un funesto ciprs, que sin vida niverdor era un dechado su plida arquitectura de la ruina fatal, y asiento del ltimo fin oalbergue de la hoz de la humanidad, pues en sus pesadas ramas buscaba aliento quien sinl viva; cuando perdido el tacto, ajeno del sentido y extrao a la potencia, guiaba el

    hombre a su perdicin, y pisando encima de su propia materia tropez en el tronco delciprs; y al aplicar las manos para valerse de ellas, se abraz con el esqueleto espantoso,que al caer entre sus brazos abri los ojos, cerrados de tantos tiempos y a tantas lucesnegados, sordos a tantos avisos y a tantos golpes mudos: y sintindose precipitado, entresusto y aliento, anhelando levantarse, aunque con flacas fuerzas, se enlaz con su mismaimagen y luchando con los alientos, gastados, pero no perdidos, le rindi la media anatade la vida; pues cayendo en tierra, con el golpe grande que dio, aplic el odo dandolicencia a la lengua para que obrase y entre tanto pilago de congojas procurase asilo; yobedeciendo, por la fuerza de la necesidad en que se hallaba, dijo as:

    Ay, de m, triste!, cmo tan ciego he vivido, surcando gustos, embarcado en miceguedad, sin haber reparado en este tropiezo, que casi con el horror me oscurece el

    sentido y me enajena del amparo humano? Triste de m! Qu confusin es sta! Quhorror! Qu espanto! Qu abismo de congojas me cercan! Qu cerco de culpas measaltan!

    Aqu llegaba con el aliento harto cansado, cuando volviendo la vista a mirar aquelbulto, que al principio le pareci ramas peladas de un seco tronco, repar en la corona deaquella espantosa arquitectura en un retrato de la muerte; y volviendo su voz al continuo"ay, de m!", por huir de aquel espanto con quien se vive y tanto se olvida dando vueltas

    por la triste campaa sobre agudas y punzantes espinas y atrevidos abrojos (frutos que latierra produjo despus de maldita), herido y triste, sin poder conseguir el levantarse, sehall dentro de la espantosa cueva, tan postrado, enfermo y cansado, falto de humanasfuerzas, que no pudiendo hacer ms que aplicar la vista a todas partes, todas le obligaban

    a cerrar los ojos por no ver los tristes y fnebres aparatos del horrendo cuarto.

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    Era el suelo una mesa de diferentes y espantosas sabandijas, como fieros y ansiososgusanos, escarabajos y otras figurillas asquerosas y unos fiersimos moscones, que dabandesatentos golpes en el rostro; las paredes cubiertas de huesos y calaveras; el techo dabaespanto por ser de una pea que pareca venirse abajo. Baaba la entrada de la espantosacueva un cenagoso y negro arroyo o laguna, que de las crecientes de la vida all haba

    quedado para solo dar horror en el fin de la caduca edad, en cuya hediondez se criabansapos y culebras que para descansar se salan del negro lago y arrimaban a la lbregacueva. Entrbala una triste y pequea luz, animada de un negro farol, tenindole en lasmanos una figura como de gigante, desnudo el cuerpo, y el rostro cubierto de una barbacana y larga; y de los hombros le salan unas alas, estando coronado de un laurel. Volviel hombre a abrir los ojos y vio que, con espantoso ruido, entraban por la estrecha puertacinco leones espantosos: tena el primero grandes ojos y muy relucientes, con que en uninstante registr cuanto haba en la cueva que ver; el segundo tena grandsimas orejas ytodo se ocupaba en aplicar el odo al ruido y meneos del hombre; el tercero tena el hocicoms fiero que el de un puerco y ms espantoso, con que todo lo ola, levantndole a loalto para coger aire y prevenir olfato; el cuarto tena disforme boca, tan espantosa que as

    que entr se empez a ocupar en lamer los huesos secos y dar espantosos crujidos; elquinto len tena el cuerpo de mala hechura, fiero sobre todos, tropezando con cuantohaba en aquel triste albergue. As que estuvieron juntos empezaron a batallar al son quenacan tres figuras que tambin entraron por la puerta, hermosas a la vista y adornadascon sus adargas, en cuyas tarjetas haba unos carteles, que el primero deca: "De todo meacuerdo y de todo dar cuenta." El segundo deca: "Todo lo penetro; pero no me saprovechar." El tercero deca: "Todo lo apetezco y todo me daa". Servale de pena ytormento al hombre cuando la vista registraba, y levantndola a la luz, que pareca irseacabando, vio que el que la tena se haba dividido en otras tres figuras muy espantosas: launa tena la forma de un demonio; la otra de una mujer en carnes y la tercera una figuraadornada de ricas galas y costosos apreos con el rostro risueo y apetecible a la vistahumana. Vio el miserable hombre a otro lado un horrible monstruo entre una cuna y unatad, que iba sacando papeles de la cuna y leyndolos y luego los arrojaba debajo delatad. Todo era espanto cuanto se vea; cuando a este tiempo entr por la puerta la triste y

    plida figura que dej sentada en el funesto ciprs y llegando donde el hombre estaba, seech encima del agonizante cuerpo, con cuya carga (aunque pareca ligera por ser dehuesos) sinti tanta pena que deshecho en llanto empez a decir as:

    Ay, de m, triste y miserable!, dnde hallar yo quien se apiade de m y mesocorra en tanta angustia y pena como tengo por haber vivido tan ajeno de semejantetropiezo? Ay de m, que siendo tan cierto, tan olvidado lo tena! Esposa amada, pues mehiciste compaa en las holguras, cmo de dejas ahora entre las penas que padezco?

    Socrreme, que soy tu esposo. Ea, a cundo aguardas, que no vienes a mi llanto?Amados hijos del corazn, buena ocasin es sta en que os podis mostrar amantes devuestro padre. Ea, para cundo es el favor a quien os engendr? Padre mo repetaentre lgrimas, aqu est el hijo que engendraste, socrrele, que yace entre las mayores

    penas que se pueden imaginar. Madre amada, vuelve por ste a quien pariste; mira quesoy aquel a quien llamaste hijo amado, cuando crindole le diste tus pechos y por ellos tusangre. Amigos y deudos, amados hermanos mos, socorro; mirad que soy quien fuevuestro amigo y compaero en las adversidades y en los gustos. Mirad que padezco tristey abatido sin poderme valer; valedme vosotros.

    A todas estas ansias y peticiones nadie entraba por la puerta a darle socorro ni ayuda,ni cesaban las luchas y batallas del triste aposento; dbanle pesadumbre aquellos cinco

    leones, acongojbanle las tres figuras de los carteles. Causbanle horror las otras tresespantosas visiones y atemorizbale el que barajaba los papeles, entre la cuna y el atad.

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    Qu triste que estaba el hombre, qu acongojado, qu desamparado se vea! Pero enmedio de estas aflicciones levant la vista a lo alto y se acord que haba Dios. Oh,miserable gusano, que lo ms cierto y verdadero dejas para el fin, para cuando no hayquien te valga, ni hallas quien te d la mano! Cuando te ves lleno de miserias, decongojas, de sustos y desdichas, entonces te acuerdas del que ms has menester y mejor te

    favorece. Con articuladas slabas, mal formadas, falto de aliento y cerca del ltimo valede su vida triste, pidi a Dios socorro, mojando los senderos de los ojos y clavndolos enel cielo, al pronunciar: "Piedad, Divino Dios y Seor", desapareci toda aquella confusamquina, volvindose la cueva una hermossima quinta o casero de placer y el tristearroyo una cristalina corriente, que naciendo de una abundante fuente hua de la mismaque le daba aliento, encubrindose entre murtas y arrayanes y copetudos lamos; el campotroc las zarzas y abrojos a hermossimas y fragantes flores. Cuando me pareci quevolviendo yo de una suspensin en que estaba, vea un hombre ufano y contento que slocontemplaba en la gala que le adornaba o tapaba la fbrica mortal; y llamando a lamemoria, la hall ajena de todo lo pasado y slo le acord de una belleza que habamirado con atencin, formando audiencia en su loca mente, que para hablarla era

    menester pulimento y adorno, pues con l se atrae los simples albedros; y olvidado dedesdichas pasadas, se empez a pintar a s mismo, idolatrando su pelo y adorando en las

    puntas que por toquilla cubran al sombrero, se empez a sacudir los zapatos y parahacerlo a gusto, levant el pie a una piedra, contemplando las medias, que enredaroncuatro agujas; y al mirar un madero, que sala de las entraas de la piedra, vio que era unacruz con un rtulo que deca: "Aqu mataron a un hombre, rueguen a Dios por l", y sinhacer reparo en un aviso tan cierto, que representa lo caduco de la vida, gui slo a suapetito, olvidando las fortunas que por la navecilla de su ser haban pasado cuando oyuna voz que deca: "Hombre divertido y olvidado; dnde vas que guas al despeadero?"

    Entonces, levantndome del sitio, donde ni bien dormido, ni despierto, vi lo que hedicho; hice reparo que todo cuanto haba pasado era verdadera copia de la perdicinhumana, ceguedad del hombre y poca atencin que tiene a su Criador; pues sabiendo quehay muerte, juicio, infierno y gloria, de todo se olvida, y slo se acuerda de sus gustos, sinreparar lo que postra una enfermedad, pues negando la salud, oscurece la hermosura,ofreciendo la dolencia plaza a la batalla de los cinco sentidos con recuerdos de las

    potencias, viendo presente los enemigos del alma; sin mirar que el tiempo se acaba y seva llegando la cuenta, ms cierta que imaginada, pasando de la infante cuna a la senectudde la tumba, sin reparar que en las necesidades, no llega el socorro de los hijos ni de lamujer, padres, parientes ni amigos; no sirviendo de cosa alguna y que slo Dios alivia yda gloria; todo lo olvida y enajena de s, sin mirar, que en una hora, el que era respetado,querido, colmado de salud y hacienda, brioso y galn, se mira entre una triste mortaja,

    causndolo un repentino suceso de su prevenida fortuna.As camina el hombre, embarcado en la tartana de sus vicios, arbitrando galas,desplegando pensamientos y especulando memorias; lince de ojos, ligero de pies, sin quese le ofrezcan dificultades en cosa que toque a su gusto, sin atender a un tiempo santo deuna cuaresma, cuando deba la criatura parecer y ser santa, procura entoncestransformarse en demonio (siendo formado a la imagen de Dios), hacindolo con lasocasiones que ruedan en el juego del mundo; aplicando a s lo que otros dejan, con hartodolor del cuerpo, sin dolerse del alma que van infeccionando; aguardando muchos a quelas lenguas de metal publiquen que ya resucit Cristo y entonces resucitan para volver asus apetitos y perdiciones con ms fuerzas que antes Oh, triste montoncillo de tierra, quean no quieres creer tu fragilidad y lo robusto de la muerte, pues vence la ms fuerte y

    lozana juventud!

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    En este tiempo santo, en que la Iglesia celebra (revuelta en tristeza) un silencioprofundo, enlutando sus hermosos adornos. Pero qu esposa, amando como debe, noobra como Dios manda y viendo padecer a su esposo tantas penas y afrentas no arroja delas entraas suspiros que llamen agua a los ojos? Desndase, en fin, la esposa amante sushermosos adornos y viste triste luto, y entonces parece que los elementos muestran

    tristeza; pues el aire gime fuerte y ruidoso, mostrando en su esfera sentimiento natural; elagua llora y pesada se arroja, para ser ultrajada, parecindola que muerto el Criador todoel bien muri; el fuego macilento no tiene bros para alumbrar y la tierra turbada seestremece, porque ve que se va a poner el sol hermoso que la fertiliza; y el hombre, aquien alientan los cuatro elementos, est ms hecho tarasca en este tiempo que en todo elao. De ste, que con poco temor cierra las orejas, por no or cmo le reprenden susvicios, procurando la hoz de la razn podarle tan malas ramas como ha criado, quedandotan bastardo que casi pierda la forma de hombre por la de dragn, tapando los ojos por nover al que llorando, revuelto en tristezas, siente con el tiempo y llora por quien muere. Deeste desagradecido bruto o tarasca he de hablar, pues negado de su materia frgil,contemplndose eterno, sintindose robusto, gozndose con salud, ofende a Dios y le trae

    por testigo a lugares horribles, llamndole con juramentos a donde comete sus infamias,sin tener atencin ni reparo.

    Es la Tarasca una imagen del pecado, sacnla en espantosa visin, vencida yultrajada, a la vista de un Dios Sacramentado. Sale en los hombros de la humildad, que afuerza de su trabajo se regocijan en servicio de su Dios; y la inocente edad la apedrea ycorre como a un vencido tan soberbio. Saca sobre sus hombros los trajes indecentes delmundo, como quien dice: "Con esto que me ofrece la vanidad estoy contenta, aunquevencida." Lnzase este fiersimo monstruo en la gente perdida de Madrid, dividindose encuantas partes hay; con que donde hay perdido, hay tarasca, en un tiempo que deba elhombre ser un santo.

    Cri Dios al hombre despus de haber criado todas las otras criaturas, y crile tandiferenciado, como criarle en pie, con el rostro levantado al cielo para que slocontemplara en la Gloria y en su Criador; y a los dems animales cri el rostro bajo a latierra, para que como brutos, slo tratasen de comer y buscar sus apetitos; y sin reparar elhombre en que tiene alma eterna, para el bien o para el mal y que la vida no es durable yel cuerpo est sujeto a miserias, de todo se olvida habiendo sido criado tan hermoso; encuya fbrica vinieron las Personas de la Santsima Trinidad, dndole memoria,entendimiento y voluntad y un cuerpo tan perfeccionado, con un discurso tan penetrante,que llega a los cielos. Todo lo olvida, dando fuerzas al demonio por medio del pecado,

    para que con sus mismas armas le deje hecho tarasca. Prohibe y veda Dios en su sexto ynoveno Mandamiento la nube horrenda de la sensualidad, y el hombre deja el camino

    ancho por donde poda huir de este peligro y toma la vereda llena de trabajos, de sustos,de perdiciones, de desasosiegos, de inquietudes, de aflicciones, de gastos de hacienda,salud y honra y a veces de vida y alma, y slo por buscar la fruta vedada, que letransforma de hombre en tarasca, arriesga la forma mejor que cri Dios sin reparar queaunque se mire al espejo y se contemple hombre racional y de buen rostro, no advierte enque el alma es la que se desfigura, y slo cree en un cristal de tierra; sin advertir queLuzbel pec y perdi la imagen de ngel y qued en la de tarasca; y que el hombre peca, yle quiere Dios tanto, que consiente el que busque su enmienda, y desagradecido todo esofender a Dios y a su prjimo, quedando de hombre vuelto dragn, sin escuchar al clarnde la verdad, que dice: "Dios consiente y no para siempre"; y que no le castiga en estavida, como a otros o como a Seferio, hombre poderoso que siempre que pecaba

    mortalmente se le volva el rostro tan espantoso que atemorizaba a cuantos le vean;sucediendo que una vez llam a la puerta de su casa y saliendo su esposa a una ventana a

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    ver quin era, se entr la casa adentro dando voces, diciendo que un demonio llamaba asu puerta, y viendo Seferio que no le abran y que la gente que le miraba hua, se fue altemplo; y vindole un sacerdote, se puso una estola, tom agua bendita y le empez aconjurar, hasta que Seferio llor y con el agua del corazn lav lo fiero del rostro, y parasu enmienda bastaba la memoria en acordarle el castigo que le aguardaba, con que se

    apart de muchos pecados que adquira con el poder (como muchos lo hacen hoy), enlugar de reparar que son administradores de los bienes que tienen y que no se los da Diospara emplearlos mal, obran al contrario de lo que les protesta la razn, y pudiendo hacersengeles con facilidad (pues en el camino del Cielo, aunque pintan espinas, no hieren aquien las busca), todo lo olvidan, y slo procuran hacerse tarascas.

    Rematar con aconsejar al lector que lea cada da esto que se sigue: Florn, espaoljusto, haca coger ratones en dos molinos que tena y luego los soltaba en una salaespaciosa donde echaba gatos, para slo ver con la fiereza que aquel animal caseroembesta al ratn y cmo les despedazaba entre sus unas y sepultaba en sus entraas. Y

    preguntndole su esposa que de aquel entretenimiento qu sacaba, la respondi as:"Amiga ma, contemplo en la accin de estos animales la infernal crueldad con que los

    demonios se entregan en un alma que sale de la crcel del cuerpo, condenada a lasperpetuas llamas." Oh, espaol santo, imtente todos los hombres! pues tu entendimientopenetra los cielos para que hacindolo as no pierdan la memoria de las postrimeras onovsimos para que el hombre sea siempre imagen de su Hacedor y no imagen de suenemigo, el demonio, que slo procura pierda el hombre lo que ya perdi l y quedehecho tarasca.

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    Abusos del segundo da, lunes

    Enamorado del hombre estaba Dios, habindole formado en su soberana mente; y as,deseoso de verle viviente, quiso primero aderezarle la posada y adornrsela de todo lonecesario, y para ello cri el cielo y juntamente en l puras criaturas y hermossimas, conque le dej con gloriosos moradores para que hubiese quien con alegre alborozo recibiereal hombre cuando a l fuese; y en pago de este soberano amor, slo aspira a ingrato ydesconocido. Cri la tierra vaca, sola y entre tinieblas. Oh, misericordia divina!, puesdiste en eso avisos a la criatura para que salga de la tiniebla del pecado; y para msmajestad a la tierra (o destierro de la humanidad) hizo la luz, apartndola de la tinieblaoscura, a quien llam noche y a la luz da; avisando en esta accin tan generosa a lacriatura, que estando en pecado, ser imagen de la triste noche; y saliendo de l, ser daclaro que alumbrar para ver el camino del cielo.

    Dio a la luz maana y tarde, con que qued hecho de la poderosa mano el primer dadel mundo; algunos dicen que fue esta luz una nube resplandeciente que hizo Dios ysirvi despus para que de ella se hiciese el sol o, como dicen otros, la esencia de la luz,movindola el primer mvil, siendo da en el hemisferio, donde presente habitaba, ynoche donde ausente; y cuando acab de rodear todo el universo, qued hecho el primerda, que fue domingo. Hzose este da por marzo y por marzo padeci Cristo muerte y

    pasin, que la ingratitud del hombre aguard al tiempo cuando Dios le hizo tantos bienespara pagarle en pasin, dolores y muerte.

    A este da, domingo, sucedi el segundo da, lunes; del Lunes Santo, cuando Diosandaba tan cerca de la Pasin Santsima, he de hablar: Pues habiendo criado el

    firmamente o cielo estrellado, fijando en l tanto diamante, al paso que iba Diosmostrando su amor a la criatura, quiso la criatura mostrar su desagrado, pues penetrandoaquel ngel (a quien Dios cri tan hermoso) los Misterios Divinos y especulando que unade las tres Personas se haba de hacer hombre y morir en cuanto hombre, y resucitarglorioso, y subir en cuerpo y alma a los cielos, sentndose a la diestra de su Eterno Padre,empez el ngel a desvanecerse soberbio y decir entre s: "Yo haba de doblar la rodilla aun hombre? Eso no." Imaginando en lo vano de su pensamiento, public guerra, de dondesali vencido y descalabrado, y desterrado de la presencia de Dios para siempre jams,habitando en espantosos senos de la tierra, donde padece gravsimas e intolerables penas,siendo la mayor carecer de la Gloria donde fue criado y de la presencia de Dios que lecri; y para su venganza orden al instante haber guerra eternamente al hombre por ser

    imagen de Dios. En el segundo da, lunes, dicen algunos (y es opinin de los hebreos)haber sido la cada de este soberbio, y parece ser as por lo que dir: Que en diversasiglesias de la Cristiandad se tiene devocin de decir este da misas a los ngeles, como enalabanza y gloria, de los que permanecieron en el cielo, y le da mucha fuerza a mi razn,el que vido Dios en cada uno de los seis das que era bueno lo hecho y no dice esto dellunes; pudo ser que no diese a este da semejante ttulo de bondad por la traicin que en lhizo Lucifer y todos los de su bando. Todo lo dicho aprueban con muchos santos ydoctores de la Iglesia, Alonso de Villegas, toledano insigne, y el seor Obispo Palafox. Y

    para ms autoridad dice San Jernimo que no ech Dios su bendicin en el da segundo.Este es lunes de la Semana Santa; llamada as porque celebra la Iglesia de Dios su pasiny muerte. Y pues ya queda sentado lo que es tarasca y lo ingrato que es el hombre, a quien

    tantos beneficios le ha hecho, pintar lo que al hombre le hace parecer tarasca.

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    Sale de su casa un hombre, que slo le alienta la vida el sustento que adquierepersonalmente, gastando afn y sudor. Sale de lo lbrego de un pobre aposento que lecuesta el feudo de vivirle ocho reales cada mes; y como se ha vestido a poca luz y algotemprano, sale a la claridad de la calle, mrase los pies y repara que se ha puesto unamedia al revs. Vuelve adentro, desclzase, enmienda el yerro y vuelve por segunda vez a

    salir a la calle; y al poner en ella los pies ve un tuerto, mrase uno a otro, aunque noigualmente, y tomndolo por agero, se vuelve a entrar en su choza. La mujer, que lesiente volver, entre las mantas de la pobre cama, desperezndose y abriendo la boca, le

    pregunta: "A qu vuelves?" Y como lo dice con tanta boca abierta y el labio no hiere,parece que habla como el que sale de unciones. Responde el marido: "Que ha topado conun tuerto." Y ella que tal oye, le dice: "Desndate, hermano, y vulvete a la cama." El laescucha con chanza y todo l me parece chanza, pues se espanta de un tuerto y no de smismo, siendo bruto y vil agorero, e ilusionero infame, sin reparar que el que tiene algunafalta personal dice con ella al que no la tiene: "Dale gracias a Dios que te pudo poner peorque a m y no lo hizo." Vuelve a salir y oye graznar un cuervo (que cuando el da esttriste van estas aves bajas, buscando el calor de la tierra, guiando su vuelo a donde haya

    de comer); parcele el peor agero el haber visto esta ave y metiendo el cuerpo hacia laparte de adentro la deja pasar. Sale de casa, guiando sus pasos a la Plaza Mayor, y en elcamino se encuentra con otro amigo tal como l; y sin darse los buenos das, dice el uno:"Qu hay, hombre, dnde vas?" Respndele: "Voy en casa del maestro a trabajar."Vuelve el primero y dice: "Hoy, lunes, y tan de maana? Ven conmigo, que voy en casade nuestro amigo Fulano para que todos juntos nos lleguemos a la casa de un mayordomo,que saca veinticuatro hombres de luz el Mircoles Santos y da tnicas nuevas, y hachas, yde merendar." "Vamos responde el amigo, que en verdad que yo de muy mala ganaiba a trabajar."

    Parten juntos, ms contestos que pobre que hereda. Empiezan a charlar alto y a contarvalentas, sin perdonar a cuantas gorronas topan en el camino, ya pellizcndolas omanosendolas, o adelantndose a otras cosas harto excusadas; con este divertimientollegan a la casa del amigo sin haber mojado el paladar en todo el camino, porque aunquese acordaron, falt la morusa, que as llaman estos guapos a la moneda. Hallan al amigoriendo con su mujer porque no habiendo blanca en la casa, la estaba pidiendo unoscuartos y porque no se los daba la llamaba hija de un tal y un cual; y como llegaron losamigotes, ces la pasin y dejando temas y mujer, se vuelve a los amigos, con el tonillode: "Qu hay, hombres? Cmo estis, hombres? Dnde vais, hombres? Qu se ofrece,hombres?" Dcenle a lo que van y todos tres guan en casa del mayordomo, preguntan porl, responde la mujer con rostro desabrido, como conoce que van a gastar por muchoscaminos; yelos el mayordomo y sale a recibirlos con agasajo y para que lo conozcan

    (porque conoce la gente que es) enva por vino para que se desayunen, porque repara quelos ha menester. Ellos muy contentos empiezan a charlar; llega el vino, sacan pan yembisten al consumo; que tales hombres no tan solamente se acuerdan cundo es da deayuno, pero creo que ni aun si hay alma, muerte e infierno. Apuran el jarro y empiezan atratar de sus negocios: el ms letrado de los tres toma por su cuenta el hacer y deshacer; y

    pregunta: "Qu tnicas nos tiene vuesa merced? Que yo me encargo de traerleveinticuatro amigos, gente honrada y mozos de buen talle." A lo que responde elmayordomo: "Amigos mos, iremos a buscar las mejores que se hallaren." "Mire vuesamerced dice otro que han de ser nuevas y muy al uso, porque si no tienen una varade cola que arrastre y muy ajustadas al cuerpo, no es cosa para la gente que es." Otro dice:"Tambin es menester que los capirotes sean de a dos varas y cuarta de alto y los cartones

    dobles; porque si llueve, no se pasen con la brevedad que sencillos." El primero vuelve apreguntar si las hachas son de a cuatro pavilos. Responde el paciente mayordomo que s, a

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    lo que dice uno: "Pues para que vuesa merced saque su cuadrilla muy lucida es menesterque nos d guantes, colonias y ceidores y que vamos luego a prevenirlo todo, porque yase sabe que quien se descuida en tales ocasiones halla lo peor; y no ser razn quellevemos tnicas que quien las viere se ra de nosotros y no sean cosa para sacerle deempeo".

    Parten con esto muy contentos, enderezando sus pasos al portal de los roperos deviejo, donde en estos das desembarca la flota del dinero, pues con una tnica que cuestacien reales, sacan en los tres das la cantidad que cost y se quedan con ella para otro ao,que con una poca de tinta cocida con agua cola la vuelven nueva, y con unas mangas deluso que las mudan (que en Madrid cada da hay usos nuevos) vuelven a sacar otros cienreales de alquiler; y cada ao es lo mismo, hasta que por desbrasida, se queda para forrarvestidos viejos, donde paga la mayor parte de lo que cost cuando se hizo. Antes de llegara donde van, encuentran otra media docena de holgazanes conocidos, y todos juntosllegan a donde desean; entran en el portal, donde ven cincuenta hogueras de lea vieja,que al verlas arder tiemblan los garabitos y mesas de la Plaza. Hay en cada una de estashogueras, arrimadas media docena de ollas, como tinajas, llenas de tinta, y a los postes,

    junto a ellas, unas mesas, en cuyas tablas encolan y tien las tnicas cien mozos que parahacer aquello sueltan la esportilla del hombro. Encuentran stos de quien hablo a untratante de tnicas y pregntanle si se atrever a darles veinticuatro tnicas nuevas y muyal uso para el mircoles; dice que s, que hechas las tiene para unos amigos; pero quequien primero llega, se se las calza, que concertndose en el precio, sern suyas;ensalas y parecen bien a nuestros penitentes en ciernes. Trata el mayordomo delconcierto, y despus de tanto ms cuanto, las ajusta a cuatro ducados cada una; deja deseal un dobln de a ocho y parten a ver los capirotes y capillos; hallan unos de a dosvaras y mandan que los aadan unas puntas. Van luego a la calle Mayor, compran guantesy colonias, ceidores... No se los quieren alquilar y a voto de un penitente sacan a dosvaras de colonia para cada uno; parten muy contentos, con guantes nuevos, las manosvestidas muy a la vista, para que se vean los guantes, que como es gente que en toda lavida se los pone, sino en estas ocasiones, tan embarazados van que no les cabe aqueltrasto debajo de la capa. Pasan por una casa, donde lo hay de veintiocho cuartos; avisan almayordomo, entran dentro y saca cada uno un cuartillo en el buche. Salen muy contentos;ya es medioda; pasan por una iglesia, de donde sale mucha gente del sermn que en ellaha habido, y aunque han reparado en que algunos sacan los ojos tiernos de haber llorado,no hacen caso nuestros penitentes, porque van tan divertidos con sus guantes y en esperarel Mircoles Santo, que no reparan en que (pues se andan paseando) se debe or Misa,siquiera por ser el tiempo que es, o rezar para acordarse de Dios. Pasan de largo porqueentre la gente que sale de la iglesia no hay ninguno de los que ellos buscan para llenar su

    nmero de tnicas. Dcelos el mayordomo que miren si quieren algo, porque es tarde ytiene que hacer. Respndele uno: "Y nos hemos de despedir llorando?", con que vuelvena mojar la cuesta vinosa. Despdese y ellos echan una calle arriba, donde se encuentrancon otro mayordomo, que tambin le trae desvelado el buscar gente que le coma mediolado. Traban conversacin, declara en lo que anda, con que se le ofrecen todos y deagradecido los dice que si saben por all dnde lo haya buena, que guen; y ellos, sin

    pereza, le obedecen, con que vuelven a dar socorro al zagun del sorbo; despdense todos,unos de otros, dndose palabra de juntarse a la tarde en casa de Marica la medidora.

    Estos nueve camaradas guan a sus casas; juzguemos por el vino lo que ser de todos.Llega y qutase la capa, y dice: "Comamos." Responde la mujer: "Lo que vuesa merced hatrado podr comer; bravo desenfado gasta! De adonde viene, que he ido en casa de su

    maestro y no ha querido darme dineros?" "Por qu no se los dio?", pregunta el marido, aquien responde la mujer: "Porque dijo que si vuesa merced tomaba la Pascua desde el

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    lunes, que no poda sustentarle tantos das, sobre estar empeado." "Voto a tal dice elpenitente en vsperas que es un tal y un cual, y que tengo de ir ahora a su casa y letengo de decir quin es." "Mejor fuera haber ido esta maana dice la mujer y haberse

    puesto a trabajar y no andar perdido con otros tales como l." El de los guantes nuevos hamenester poco para enfadarse y la sacude cuatro guantadas. Ella levanta el grito

    llamndole pcaro, borracho, y l vuelve a tomar la capa y puesta al revs y el cuello a laparte de adentro, se va.Seor penitente, escuche vuesa merced lo que le dice la razn: Hombre, compuesto

    de cuatro simples a quien sustenta una vital y leve respiracin! Ciego, ms que bruto, obruto, como ciego! Vaso sin capacidad o incapaz montoncillo de tierra, mira que estiempo santo y que debes parecerte al tiempo, y que te vas volviendo demonio! Sordoest, no oye, tiene el sentido en sus amigos y en el mircoles, que ha de merendar muchoy bien.

    Vase al puesto, donde quedaron de aguardarse y ve que no ha llegado ninguno de susamigos; procura hacer tiempo y para ello determina el ir en casa de su maestro. Entra ms

    blando de lo que prometi. Pregntanle cmo no ha ido a trabajar y responde que al salir

    de casa encontr a un amigo a quien haba sucedido un trabajillo y que fue fuerzaacompaarle hasta dejarle en salvo, que para una ocasin han de ser los amigos. Pide quele den dinero y dnselo, aunque de mala gana; despdese diciendo que el martes ir atrabajar y madrugar. Gua muy contento al puesto apalabrado sin acordarse de su casa, nidel estado en que dej a su mujer. Ojo alerta, holgazanes perdidos, que ese modo de vidaes para perderla, y ese obrar es para quebrar el asiento honorfico de la honra, dejandovuestra consorte mal tratada sin causa y mal sustentada. Haya caricia y buen trato, aunquefalte lo dems, reparando que es matrimonio de Dios.

    Llega al puesto dicho, donde est por paranza una picarona que ha sabido hilar,hospedada enfrente del Hospital General y se ha quejado hartas veces en la Casa de SanJuan de Dios y ahora est midiendo vino y ya va pelechando; hase puesto un guardapiscon unos relumbroncillos (que han dado en usar las fregonas), liga de la vareta deldemonio. Sintase nuestro alumbrante y llgase a l la ya nombrada medidora, y tira deun lazo de los guantes; llvasele; l lo tiene a mucho favor, y la dice que tome otro, si lequiere, y ella lo hace sin pereza. Van llegando los amigos, todos traen dineros, sea deadonde se fuere. Empiezan a echar cuartillos, enteros para la paga, mediados para elsorbo; uno va por panecillos y queso, porque pica el hambre. Acbase aquella fiesta ysalen en busca de amigos; topan con brevedad lo que quieren, porque en tales das haymuchos que buscan donde tragar despus de haber alumbrado. Jntase una escuadra deellos, vanse a la plaza Mayor; ve uno una artesilla de piones mondados y gua l, y todoshacia ellos. Empieza a darles piones la que los vende con una cuchara, pudiendo dejarlos

    comer en la artesa, que tales bestias, que no respetan el da santo, no es razn que senombren hombres. Aprtanse de all y ven una mujer que vende unas castaas verdes;llmanla, y uno toma unos cuantos cuartos de ellas a tiempo que otro dice: "Andad achombres, que en tal parte hay un tintillo que puede arder en un candil." Sguenle todos,ms gustosos que si hubiera dicho: "Vamos a or un rato la palabra de Dios", que en talesdas y en todos los del ao ms saludable rato fuera para el alma.

    Llegan y empiezan a echar de tan buena manera, que como andan todo el da fuera des con el sentido en el mircoles que an no ha llegado, y como no han comido cosa de

    provecho y en el beber no se han descuidado, a algunos de ellos ya les forma la demasiadabebida humos, que van buscando lo ms alto de aquel saco de cuartillos. El humo se subea buscar su perdicin, pues el aire le desvanece y acaba; as el tufo de este licor se sube a

    la cabeza y la priva del sentido, obligando a estos penitentes, que se vuelvan Gigantones,y pasen a demonios, tentando adonde arrimarse. Entra un hombre en esta casa a beber

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    yendo en su compaa una mujer; y uno de nuestros penitentes la da a la mujer un pellizcoen un brazo de tan buena manera, como no est en s, que saca de s a la mujer y la hacedar un grito, rematando con decirle: "Est borracho?" Calla, porque est ms paratenderse que para tender lo valiente. El hombre que va con la mujer vuelve a ellos con unvaso en la mano y dcelos que sean ms corteses con las mujeres y reparen en que va con

    un hombre. "Qu hombre o qu nada", responde uno de nuestra cuadrilla porque sesinti con alguna fuerza en la lengua, aunque bien poca en los pies, y el hombrecolrico y mal sufrido, tira el vaso a uno y dale en la cara; hirele y saca la espada;empiezan los gritos y la confusin, unos caen y otros huyen; llega la justicia, asen a dosde ellos y mtenlos en la crcel, ausentndose los dems como pueden.

    Esto hacen el Lunes Santo algunos holgazanes de este lugar, siendo causa de que porestos malos pierdan los buenos. Y sin atencin de que nacieron cristianos, que es lomismo que decir corteses de Dios o cortesanos del cielo, privados del uso natural, quedancados en un da que cay por el pecado el ngel ms hermoso que tena el cielo,quedando de ngel un fiero demonio; y el hombre, que es un retrato de Cristo, quedahecho tarasca.

    Va uno de estos perdidos a su casa (l dir de qu manera, pero yo dir que sinsentido y ausencia de todo un da), llama a la puerta a modo de quien no aciertabrele su mujer y al entrar tropieza con la misma que le abre; y sin hablar palabra suelta lacapa y la espada y se va desnudando, y para conseguirlo con brevedad, procura romper lasagujetas, porque se le anudan al ver tan sin pulso los dedos; y al desabrochar los botoneslos arranca, dejando cada pieza del vestido en diferente parte. Gua a la cama,olvidndosele el descalzarse el un pie; y as que se ve en ella, le parece que ya ha salidode todo el trabajo de aquel da; pero pues en las holguras hay agrazones, por qu habade falta en las gulas ms infames, pues son fomentadas en tiempo santo? As que se vanextendiendo los humores por todo el cuerpo con el calor de la ropa, le empiezan a sacudirunas ansias grandes; la mujer se angustia creyendo que es otra cosa; y los humores viendolo frgil del sujeto en que se hallan, se levantan a mayores con aquel albergue de culpas,tomando posesin del fuerte o cabeza del edificio, con que privado del natural uso, le

    parece que ha llegado a sus umbrales el segador de las vidas. Empieza, con mal formadasrazones, a pedir confesin; la mujer se aflije, como se ve sola, creyendo que le han dadoalgunos hechizos, segn las ansias que hace; alborota la vecindad, viene gente, mranlemortal el color, los ojos abiertos y privado del uso de la lengua; y viendo estas seas, diceuna vecina que no fuera malo llamarle un confesor. Llgase a l un amigo, sele lasmanos, tintale el pulso, mrale el semblante y dice a todos los oyentes:

    "No llamen vuesas mercedes confesor; porque segn las muestras de Fulano, no tienenecesidad de otra cosa que el sosiego y dormir, que para una enfermedad tan conocida no

    ser razn hacer venir el doctor del alma." Procura hablar al enfermo; respndele a ciertaspreguntas, aunque de mala manera, hasta que revienta la cuba podrida de sus entraas,arrojando lo que daaba su cuerpo y alma; pues ocupadas sus potencias entre tantodesacierto, haban perdido la hidalgua con que nacieron. Algunas mujeres curiosas lemiran y dicen: "A este hombre le han dado algo malo; gran dicha ha sido el que hayaarrojado el mal fuera." Mranle todos por mayor, y algunos lo creen, y otros conocen eldao que le hace enmudecer, pues ven que ronca como cochino o como quien es; con que

    poco a poco se van los que haban venido al ruido. La mujer vindose sola, vuelve a mirarcon mucha atencin el rostro de su marido y parecindola que en durmiendo estar bueno,se va a recoger.

    Miren el modo que queda un hombre, perdido, notado de cuantos le han visto,

    alborotando la vecindad y dando pesadumbres a su mujer; y si en despertando le dejan lasheces de aquella mala cuba reparar en lo que causa la embriaguez, ser cierto el

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    abstenerse de volver a tan perdido vicio; y ms si se acuerda de Vala, mujer de Jacob,pues embriagada y descuidada, se qued dormida descubiertas sus carnes; con que bastla ocasin para que entrando Rubn, el mayor en edad de los doce patriarcas menores, yviendo a su padre Jacob ausente y presente tan deshonesta ocasin, la goz, ofendiendo aDios y a su padre gravsimamente; siendo causa el demasiado vino. Pero conociendo su

    pecado Rubn, tuvo tan gran dolor de lo que haba cometido, que se abstuvo por tiempode siete aos en no comer carne ni beber vino, ayudndole Dios, viendo sus lgrimas, conun dolor de hijada que le dur siete meses; y aunque hizo pausa al cabo de los siete aos,no la hizo en llorar continuamente el haber ofendido al Padre del alma y al padre delcuerpo; pues avergonzado con la ofensa cometida, no se atreva a mirar al rostro de su

    padre. Mire ahora el penitente cado lo que causa la embriaguez y los daos que atrae; yabriendo los ojos de la razn, repare que es tiempo Santo en el tiempo que obra de lasuerte referida; que no parece hombre, pues la ofensa le transforma en bruto, de hombre

    perfecto con alma racional, y si no procura la enmienda, a vista de la razn, quedeconocido por tarasca.

    Abusos del tercero da martes

    PARALOSDESCUIDADOSYPARAQUIENTIENEHIJAS

    Despus del segundo da, lunes, sucedi el da tercero, martes, misterioso da:tinenle muchos por aciago; enganse, que los sustos y presagios, fortunas ycalamidades, el hombre las causa con su mala vida, no el da; pues slo da luz para lafaccin: ni hay casa de mal pie, engase quien lo dice o cree, que el que la vive, si vivemal, la hace mala; y si bien, buena.

    El nmero impar dicen que no es bueno y alaban el igualado de par, alegndolepara su grandeza el decir que cuando intent Rebeca aquella dichosa bendicin de Isaac,pide a Jacob dos cabritos, bastando uno para su apetito; y que para tal bendicin obr elnmero par. Aqu digo que tengo de alabar el da martes, da de impar, pues a un nombretraidor le llaman hombre de dos caras y de segunda intencin; con que ya le hacen delnmero par. Alegan los de la parte del nmero par que a No mand Dios que en el Arcano entrasen de los animales ms de dos en dos. A esto digo que es tan ruidoso nmero que

    por ser dos Zara y Fars levantaron guerra en el vientre de su madre Tamar, sobre culhaba de presidir en la confusin del mundo. Llaman al da tercero da de presagios; yo lellamo misterioso, y aunque huyen muchos de pretender o pedir en tal da digo quecuando Dios quiso tentar a Abrahn con un gran disgusto en que le anunci la muerte deun hijo querido, le dijo: "Abrahn, Abrahn"; con que para este susto obr el nmero par;y a un reo criminoso, para darle el castigo merecido a su pena, se le dice que merece penadoble. De dos en dos, he ledo, que arrojaban los suspiros los moradores de Babilonia ensu destruccin. Muchas cosas se podan decir, slo dir, para grandeza del nmero impar,que toca al da martes, que cuando Dios envi a su Precursor Juan al mundo, le llamtercero de sus secretos; y la Santsima Trinidad, prometiendo la redencin al hombre, diceque vendr a salvar y quitar el pecado al mundo una de las tres Personas, a quien confiriun solo Dios. Y pues para dar Dios al hombre ilustracin de alma, le dio tres potencias;vencida queda la dificultad de ser gran da el da tercero, da martes.

    Este da Santo cri y descubri la tierra la Deidad Suprema de Dios, apartndola de

    las aguas, de quien se vea cubierta, y separado lo uno de lo otro, llam mar al agua y a loque qued sin agua llam tierra, quedando seca; pero apta para producir hierbas, rboles,flores y frutos, todo en acto presente a la vista, como afirman muchos santos, que en su

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    "Flor" alega Villegas. Oh, misterio incomprensible!, pues en criar la tierra seca, pero aptapara producir, enseaste al hombre a que reparase en que, aunque era hecho de seca ypobre tierra, tena alma y potencias aptas para adquirir la gloria y producirse en ella; ypara que no formase quejas de pobre, le diste cinco talentos, para que emplease y viviese,previniendo tierra en que descansar. Gurdese el mal obrero que camina ciego, sin gua,

    animal o palo, que le adiestre; mire que ya que le dieron caudal no se lo dieron para que leentierre en parte, que no gane con l, y llegue a pedirle su talento el que se le dio; yviendo el mal empleo que ha tenido pues pudiendo adquirir con l se durmi,enterrando entre vicios el caudal que adquiere la gloria atendiendo a su descuido eldueo de todo, no le condene para siempre a donde hay crujir de dientes.

    Este da tercero fue hecho el Paraso terreno, todo para el hombre, y en todo fue elhombre tan desagradecido que parece que al paso que Dios obraba con l mercedes,multiplicaba desagradecimientos; sin reparar que es grande error ser desagradecido a un

    bienhechor, y ms sindolo con el Criador del cielo y tierra, sin respetar el tiempo Santoen que andaba tan cerca de su Pasin y Muerte.

    Martes Santo, guiaba yo mis pasos por una de las infinitas calles que tiene Madrid

    cuando vi un hombre, a quien conoc en la voz y vestido, que en el rostro verdaderamentepareca haberse apoderado algn espritu infernal; y reparando en sus pretensiones, paraexaminarlas mejor, metindome en un portal, not que paseando la calle miraba a unacasa con atencin; donde despus de algn espacio, llam con recios golpes, a tiempo queun pobre zapatero, que remendando estaba en el zagun donde me entr, o que no conmuy mala voz; cantaba divertido as:

    Hombre, falto de razn,

    vuelve en ti, que es yerro grande

    que un perdido as se ande

    detrs de su perdicin.

    Hombre mortal me engendraron,mis padres mortales fueron,

    pues para morir nacieron,

    y a la muerte me entregaron;

    por ajuares me nombraron

    penas, angustia y pasin;

    siendo cierta esta leccin,

    slo me espanta que, al hombre,

    la misma razn no nombre.

    Hombre, falto de razn.

    Si lo que soy considero,por qu a pecar me levanto?

    por qu de m no me espanto,

    contemplndome tan fiero?

    Si la perdicin adquiero,

    es penar que el mortal mande,

    que con l la culpa ande,

    por contemplarle perdido:

    abre la vista y odo,

    vuelve en ti, que es yerro grande.

    Ea, bruto desfrenado,detn el paso, y carrera;

    mira que la muerte fiera

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    te llama a ser condenado.

    Mira, que es tiempo sagrado,

    y si pecas, que Dios mande

    el darte castigo grande,

    si al infierno te condena,

    siendo gran lstima y penaque un perdido as se ande.

    Engao es grande en la suerte,

    de tener el alma asida,

    creer durable la vida

    y olvidarse de la muerte:

    Detn el paso, y advierte

    mortal, que es todo ilusin;

    o que en brbara nacin,

    hombre, naciste precito

    pues te arrastra el apetitodetrs de tu perdicin.

    Bien cre yo, habiendo odo las voces de este humilde hombre, que tambin hicesereparo el que llamaba a la puerta; pero tan ciego estaba que slo atenda en aumentarfuerza en los golpes, hasta que por una ventana, que algo apartada del suelo la tapaba lofranco una traidora celosa, preguntaron: "Quin es?" Levant el rostro este tal hombre

    para responder, y como al levantarle le conociesen, volvieron a callar grande rato sinhacer mencin de haberle odo; pero enfadado este perdido de quien hablo volvi allamar con ms bro, siendo causa que a la porfa de sus golpes saliese a la ventana unadama, que con rostro ms desabrido que carioso, pregunt quin era. A lo que el

    paciente perdido, levantando la vista, dijo:

    Sin duda debe de haber algn impedimento dentro, pues no se me abre a la primerallamada.

    Con esto baj la tal seora y, abriendo la puerta, le dijo que en tal tiempo, qu era loque le quera, pero con tan turbadas y descompuestas razones que no reparaba en quehablaba tan alto que la poda or cualquier vecino, que no hay alguno que no tenga losorejas como las del cipo, que es un animal que se cra en Armenia tan venenoso comoambicioso, pues oye cuando quiere, como el murmurador, que escucha las faltas de suvecino y ensordece cuando haba de or las suyas. Este animal sale de su cueva a slo sercentinela de la de su vecino, desendole ausente para ofenderle, matndole los hijos, sinhacer reparo que con su ausencia da medio para recibir el dao que procura hacer; as sonlos vecinillos de estos tiempos, muy desvelados a escuchar faltas ajenas o descuidos de lahumanidad para slo parlar a su tiempo; sin creer que con la ausencia que hacen a lacordura dan lugar a su dao o se disponen para recibir el mismo dao que procuran hacer,como el que en el juego de la espada tira un codazo al contrario, que al ejecutar el intentoensea descubierto el brazo para que le puedan herir, donde herir procuraba. Peroolvidada de todo esta tal dama, prosigui diciendo, que pues haba despeddose hasta elDomingo de Pascua, a qu volva? A cuyas razones respondi el hombre:

    A slo ver si es cierta mi imaginacin, pues algo confirmada la veo con la tardanzade abrir la puerta; y as, aprtese, que tengo que registrar toda la casa.

    Eso replic la seora ya es falta de confianza y hacer poco aprecio de m; yas, vyase con Dios y mire que soy doa Fulana de Crdoba.

    No pude dejar de admirarme de que tan descaradamente se atrevan estas polillas delalma a ser ladronas de apellidos ilustres y grandes, y sin duda alguna se llamar el ms

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    mecnico del mundo; as contemplaba mi discurso cuando vi que porfiaba en que haba demirar la casa, aunque las diligencias de la seora eran en contrario; pero l, viendo laresistencia, dio crdito a la imaginacin, pues apartndola con fuerza, sac la espadasubiendo una escalera arriba; y viendo el pleito de tan mala data, sali la Cardona a lacalle, dando voces y pidiendo favor, que se mataban dos hombres: "Ah, infame!, t y

    quien te sustenta, pues da bros a un enemigo mortal", dije casi en alta voz, y sacando miespada me puse con toda brevedad la escalera arriba, a tiempo que ya se bajabanacuchillando dos hombres. Era el que dentro estaba de buena presencia pero malempleada, pues cubra un alma nada buena, que por las obras exteriores se pinta lointerior. Bajaba descalzo y enchancletados unos zapatos; un jubn y calzoncillos delienzo, con el pelo atado atrs, con una colonia encarnada. Bajaron con brevedad, por serlas escaleras pocas, pero ya heridos los dos, aunque no de cuidado, pseme en medio conalguna diligencia, bastando para que no se volviesen a tirar, a cuyo tiempo, llegando msgente, pude hacer entrar en una casa de pared y, medio al celoso, reportndole ydicindole que aquel hombre no tena culpa, pues tales mujeres son causa en tener tanfranca condicin, que no tienen cosa suya; y as, que a ella se le haba de dar el castigo, si

    acaso mereca una mujer comn ms castigo que dejarla y no hacer caso de ella. Sosegsecon esto el celoso, y yo pas a la casa de la dama, para que el pobre diablo se acabase devestir y tratsemos de las amistades; hzolo con toda brevedad y en el nterin vi que elcuarto de la Cardona se compona de alhajas que un prncipe no las tena tan buenas: erandos escritorios de concha, que si los tuvieran los que se los dieron, no los tuviera ella; unestrado de ocho almohadas de terciopelo carmes que porque no anduvieran tanarrastradas como los que las compraron, rodaban sobre una rica alfombra, y a las doscabeceras dos escaparates muy ricos, sillas de caamazo, y las paredes tapadas con muyricas pinturas, la cama cargada de brocateles, y sobre un bufete, donde estaba un espejogrande y bueno, haba un azafate lleno de cintas de todos colores, dos matas de pelo(adornadas de lazos de agujetas), un rascador de perlas y de perlas las manillas ygargantilla, y en una caja de plata haba unas sortijas; y a otro lado un vestido de raso deflores con un guardapis de ormes con ocho guarniciones de plata: alhajas de harto buengusto, pero harto mal ganadas. Acabse de vestir el asustado seor y baj la escalera,atado el pauelo en la pierna izquierda, donde sali herido; procur hacerlos amigos:consiguise por no haber habido de por medio palabras de las que pesan; y la seoraCardona cerr su puerta con ademanes de aqullos que "es posible que ha de estar unamujer como yo sujeta a un hermano, que toda la vida an no la da una sed de agua?". No

    pude dejar al orla de mirarla al rostro, mostrando el mo en forma que conociese que laconoca; y aun la quise decir, si se acordaba cuando rodaba en los paradores de la calle deAlcal.

    En fin, hechos amigos se fueron los dos opositores y yo me qued admirado, porquemi discurso, revolviendo razones, deca as: "Que tan ciego est un hombre en un tiemposanto de aquella semana, en que Dios obr tantas y tan altas maravillas, y que l perdido yciego haga tan horrendas obras, que al uno le parezca que para con Dios basta el apartarseseis das del pecado, dejando palabra dada de volver a l, y que no conozca su falta einvalide promesa, pues tiene segunda intencin!". Oh, miserable hombre, mira que Diosno puede ser engaado, que slo eres t quien as se engaa, y aun si el abstenerte de lasensualidad aquellos seis das, fuera con propsito firme de no pecar en ellos, pudiera serque aquel tiempo te ayudara con ms tiempo; pero mira con un indicio que tuviste, cmovolviste a ver a aquella lombriz que vive de chupar la sangre humana; aquella carcomaque roe la salud, aquel fiera, rayo, que acaba la vida y deja lo que fue cuerpo mortal fro y

    triste cadver vuelto ceniza; sin reparar este gusano con alma, sentidos y potencias, queaquella vil mujer le admite en aquel tiempo que los ms perversos se abstienen de pecar; y

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    que se pague de un escarpn que han desechado otros, ponindose a riesgo de haberllegado una estocada bien guiada; y quedar de hombre con alma que poda gozar de la

    presencia de Dios, condenado en las penas del infierno a la vista del demonio! Qu norepare el hombre el amor que tales sabandijas tienen, que slo es porque las dan con quadornar el cuarto de casa y el pecador cuerpo que le vive!

    Absorto me tena lo frgil de nuestra mala naturaleza y la ceguedad de nuestrodiscurso, tan rodeado de acciones torpes y horrorosas a la vista de Dios, creyendo quepuede condenarnos, acabando nuestra mala vida, sin saber dnde nos espera la muerte.

    Refiere Plutarco un caso admirable, y porque no disuena del propsito le dir: diceque en Argos dio un hombre muerte a un varn famoso llamado Mistio, varn tan ilustreque haba merecido estatuas; y aunque le mataron, jams se supo quin fuese el daador.Pasaron muchos das, que ya olvidado el caso, acert a pasar el matador por junto de unaestatua del Mistio y levantando el rostro mir aquel bulto tan parecido a su dueo, ytrayendo a la memoria del modo que le dio muerte, cay la estatua sobre l y le mat,quedando hecho cadver y deshecho hombre. Muchas veces dilata Dios el castigo enaquellos que le merecen y en lugar de buscar la enmienda, buscan su perdicin a la vista

    de quien los puede castigar, sin hacer reparo en que puede dejar caer el azote de lajusticia.

    Imaginaba yo entre m la poca vergenza de la Cardona postiza, en haber con tantodesenfado cerrado la puerta sin temor de la justicia; pero reparndome consider, quecomo tienen seguro el que no las ha de hacer mal la justicia del mundo, porque para losmalos ministros est abierta su casa, y ya la saben, y lo franco de su dueo, con esteseguro ran la playa del mundo; que si ellas conocieran que la justicia haba de obrarcomo debe, cierto es que se fueran a la mano y buscaran modo de vida con menos ofensasde Dios.

    Divertido me hallaba en esta contemplacin cuando abriendo la puerta la criada echa la calle a su guapo; admreme, mas no mucho, porque ya se sabe que el discpulo obracomo ve obrar a su maestro, y que tales mujeres no pueden aconsejar al contrario de loque obran; y si no fuera con la libertad que dan no tuvieran tantas criadas como tienensobradas; y para traerlas lucidas a su lado, es fuerza que las consientan tener caudal en lamercadura de sus amas. Estas viles mujeres, fingidas deidades, a fuerza de galas, ofendena Dios a rienda suelta, sin mirar que su modo de vida no es para gozarle, pues se vuelvendemonios en tiempo que haban de ser y parecer ngeles; nunca se atreviera el demonio aEva si no la viera holgazana, mirando deseosa la fruta del rbol del bien y del mal; pues siestuviera dando gracias a Dios, que la haba criado tan hermosa, o estuviera asistiendo asu esposo y no maquinando deseos, no se atreviera la astuta culebra a decirla: "Come,sers como Dios, que porque no le iguales te ha vedado esta hermossima fruta." Qu

    cierto es el dejarse llevar las mujeres del adorno y vanidad; lazo que las deja, como dej aEva y su consorte.Y para que vea el discreto lector lo que la vanidad destruye y el deseo de parecer

    bien, habiendo mal consejero, atienda como cuerdo y sin pasin juzgue, y entretngasecon mi pintura, admirando sus luces.

    Crase en un barrio de Madrid una doncella, hija de padres humildes, y enseada ahumildes adornos, pues para los das de fiesta guardaba hbito de estamea parda, tanangosto y chupado como de ropera. Hllase en la edad cuando la naturaleza descubre

    bien formadas las partes de la hermosura; repara en ella una vecina que toda su vida hahecho obras de demonio; ve que la doncella es en extremo hermosa y llamando a solas ala imaginacin forma un ayuntamiento de viles partes, pues son sus sentidos y potencias.

    Toca la campanilla en la sala de su codicia criminal, y la gula hace oficio de portero ymanda callar. Entran en consejo (como prjimos al mejor lugar) las potencias, como ms

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    llegadas al espritu; dice la memoria (hablando por su infame dueo): "Cuando yo era dela edad de esta muchacha, si tuviera la cara que ella tiene, qu de hacienda que hubieraganado!"

    El entendimiento dice: "Pues ya pasaste a la edad madura, cuando el que te quiso enlo florido te desecha en lo estril; y pues en ti el mayo se volvi diciembre a competencias

    de los das, vlete de esta muchacha, que adornada de galas ha de ser afrenta de Venus; yjugando las armas de Cupido podr herir a los hombres." Con estos dos votos se alienta lavoluntad y facilita los medios, abriendo a todo camino franco y anchuroso. Con estos se

    juzga ya (si surte lo propuesto) mujer rica en breve tiempo. Aprueba estos votos el infamefiscal, diciendo que son buenos, sin dar lugar a que abogue en contra la obligacincristiana, acordndola que hay muerte e infierno. Entran votando los sentidos, y el

    primero, penetrante atractivo, la retrata en su idea adornada de galas. Parcela bien y ya lajuzga fuera de la casa de sus padres, y que con sus infames engaos, diciendo que la llevaa la comedia que se hace, que es de un santo y muy ejemplar; finsela. Penetra en unaposento, el ms obscuro para el caso; parcela que ve entrar al galn que tiene avisado yque ejecuta su intento, y ella sale medrada por haberlo tejido y urdido. Mira por otra parte

    que con achaque del sermn la llevar a donde quisiere. Entra el segundo voto y parcelaque oye la msica, el galanteo, el ofrecimiento y la ddiva, con que imagina pretendientesa montones. Los dems votos, atropelladamente aconsejan a gusto de su dueo, sin hacerreparo en la ofensa de Dios, ni el riesgo a que se pone; recoge esta infame mujer el

    proceso y en el libro de acuerdo sale que lo ponga en ejecucin.Entra como vecina en la casa de la tal doncella, saluda a sus padres; lleva en las

    manos un rosario muy grande y lleno de medallas, y en una toca fruncida, una caraengaosa. Traba conversacin, saca en ella un ejemplo con que los hace estar muy atentosy que la crean buena cristiana, siendo una infame enredadora. Va trabando estrechaamistad: ensea escapularios, reliquias y devociones; hace relacin del rezo que tienecada noche, el semblante muy mesurado, el habla muy relamida, los ojos bajos,admirndose de que haya quien peque; y como los ve tan suspensos, promete que aFulanita la ha de ensear muchas devociones. Los padres, como ven lo exterior de lamujer tan hipcrita, se creen de ligero, como gente sana y sin malicias; y entre s dicen:"Qu buena alma debe de tener esta mujer!" Con esta seguridad dejan pasar a la casa deldemonio a Fulanita, y el infame engaador va poco a poco sembrando el veneno de susentraas en la inocente doncella. Propnela que sus padres son pobres, que tienen msedad que hacienda, que no la pueden favorecer y que compadecida de su cara la ha de

    procurar remediar; y que ella conoce a muchas damas de la corte que estn queridas yestimadas, con muchas galas y muchas prendas, y que tienen coche para salir de casa, yque lo adquieren con peor cara que ella. La doncella se extraa algo y pone rostro spero,

    y la embajadora del demonio, como ve su turbacin, se llega a ella, sela las manos y selas besa. Luego va a una msera arquilla que tiene, que en el color parece alhaja delinfierno por lo ahumada. Saca de ella unos dulces, que con otra ganga adquiri el da

    pasado, dselos a la doncella, excsase de tomarlos; pero en fin los toma. Muerde unarosquilla que por estar seca se le ayuda en la garganta; y con una muchacha que tiene (queno hay hombre de franco vivir a quien no conozca) enva por aloja, y en el tiempo quetarda en venir la entretiene esta vil maestra con diversas lecciones y documentos. Viene laaloja, beben; llega el tiempo de irse la doncella, y por despedida la da una joyita defiligrana de plata, que aunque de poco valor, como se da al pobre, halla agradecimiento.Despdese; pasa este lance, viene otro; a la nia le va pareciendo bien lo que la aconsejaaquella tarasca, y quedando apalabradas de verse otro da, se determina la vil engaadora

    de alquilar una gala de una amiga suya que la gan cuando moza, y tenerla prevenida paracuando la nia vaya. Llega la hora, la nia no se descuida, y as que la ve y ve que es

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    buena ocasin para su intento, la dice: "A ver, Fulanita, cmo te est esta gala, que mequed de cuando moza." La muchacha, simplemente por verse galana, se quita la saya quelleva puesta y se pone la otra; parcela que la est bien, pnela el jubn, adrnala la cara yel pelo, como diestra en la materia; con que queda la muchacha hecha beldad; y vindolaas, dice el engaoso cocodrilo: "Por tu vida, hija ma, que est cifrada en ti toda la

    hermosura; no te lo quites, que as hemos de ir a la comedia; que si enviaren por ti tuspadres y no te hallaren aqu, cuando volvamos diremos que habamos pasado a la casa deuna vecina; a ti no te d cuidado, que yo quedo aqu." La muchacha tambin desea el quedure aquel ensayo; y sin hacerse de pencas, sigue lo spero de aquel cardo vil.

    Van a la comedia, entran en la cazuela, donde se guisa tanto pecado mortal; hcelasentar en un lugar en delantera, y cuantos la ven quedan suspensos o enamorados.Empiezan los lindos a mirar aquel rostro nuevo o nuevo milagro; que los que tratan deeste ejercicio ya conocen a las marcas, marcadas y cachorras primales. Reparan en elcabestro que lleva consigo, que la conocen por haber hecho ms encierros que pelostienen sus cejas. El deseo vuela ligero, y algunos con seas la preguntan: "Qu cosa?"Disimula la tarasca; con que se determinan algunos de esperarla a la salida para hablarla a

    la maestra y preguntarla quin es aquel hermoso discpulo. Ve esta sierpe a un lindo, tanblando como gastador; y con el que vende limas, le enva a decir que all est con unadama de obligaciones, que las enve algo. El enamorado a todos vientos vuelve la vista ala cazuela; ensaselas el de las limas, agrdale el rostro, y sin ms tardanza sale a buscarunos dulces, y con toda brevedad se los remite. Tmalos la maestra; parte con la nia,dicindola que all es permitido tomar cuanto las dieren. Con ello va el pedernal heridoarrojando chispas a montones; porque la gala y la golosina son los embajadores de la

    perdicin. Acbase la comedia; salen del patio, y en la calle estn aguardando todos losque conocen al maestro de danzar. Hablanla, y ella cita a su casa a los que sabe que tienenqu gastar y que no reparan habiendo rostro nuevo y bueno. Vanse las dos a casa,desndase la nia, y al ponerse sus vestidos se queda como el pavo despus de la rueda.Vase en casa de sus padres tan llena de deseos como de traiciones su maestra. El demoniono duerme, halla entrada y propnela galas, regalos, riquezas, estimaciones, holguras yfiestas; con que ordena de dejarse gobernar de su vecina.

    Hasta aqu, amante lector, no me he apartado de la pintura del primer pecado; y sipuedo, no me apartar del tiempo santo, pues slo es mi intento pintar el riesgo para queel discreto le huya, y al que le puede venir, le remedie. Preguntan a la moza sus padres,dnde ha estado, ella dice que pasaron a la casa de otra vecina, muy buena persona, y quela han regalado con dulces; y ellos, muy contentos y agradecidos, dicen que tienen muchoque estimar a su vecina. Ah, padres descuidados, si supieses bien lo que debis a algunasvecinas, con razn hablarais de ellas! A otro da, no ha bien extendido sus rayos el

    luminoso planeta, cuando van llegando los llamados a la casa de la Margaritilla. Entrauno, a quien recibe con agasajo, y hacindole sentar, le pregunta:"Qu se le ofrece?", como si ella lo ignorara. El se declara y pregunta que aquella

    dama, quin es? Ella responde: "Que es hija de un caballero forastero, que ha venido auna pretensin de un Hbito, y que por deudo suele ir la nia a estarse con ella." El

    pretendiente lo cree y la alaba la hermosa. Ella, que huele los albores del primer amor, ledice que no se atrever a decirla nada, sin que se anticipe alguna ddiva; y que aunque es

    pea, a la vista del toma se ablandar. l pregunta: "Qu la parece que la traiga?" A loque responde la rodela de Alcorcen: "Que lo que fuere de su gusto y que pertenezca a unadoncella de sus prendas, que de su parte har cuanto fuere posible; que all est su casa,que no le d cuidado." Con esto el galn se anima a la ofensa, que los galanes de nuestra

    edad no se animan para otra cosa. Ofrece para el da siguiente una gala, y para la tarde delda en que est, una merienda; sin hacer reparo que puede haber llegado la tarde del

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    ltimo da de su vida. La procuradora de lea para el infierno, queda contenta, y elacarreador parte alegre, para que venga otro y otro, sin dejar de venir alguno de los que lo

    prometieron. Qu buena fuera si con tanto cuidado buscara el hombre a Dios como buscasu perdicin! Todos prometen debajo de esperanza ddivas a nuestro caparazn, y ella loscita para diferentes horas del da; despedidos todos, ella sale en busca de su mina; llega a

    la casa, recbenla con amor, agasajo y estimacin, agradecindola el favor recibido (Elvalaor es un animal el ms hermoso que cri naturaleza; tiene los ojos grandes y graves,proporcionado el rostro y adornado de cabello rubio; muestra humildad y agasajo a todoslos moradores que habitan donde l se cra. Entra en las casas y le reciben amablemente;

    pero en viendo ocasin en los descuidados dueos, se come cuanto hay y estercola en loms limpio que halla. Mire ahora el lector si se pueden comparar tales vecinas a esteanimal.) Ella, que oye las estimaciones, que no merece, dice con un rostro hipcrita,traidor: "Qu se ha de hacer? Alguna anchura se ha de dar a las doncellas y ms siendotan decente y lcito que saquen dechado, para vivir temerosas de Dios." Dcelo de talforma, mirando a cada palabra las cuentas del rosario, que la dcil y sana gente lo creen, yla desean presente, parecindoles que en ausentndose se ausenta su bien. Despus de

    alguna conversacin, cita a la nia para que la dejen pasar a su casa a la tarde: ofrcenlo yla nia no lo excusa. Despdese con esto el almacn de culpas, y cuando llega a su casa,ya est el galn que ofreci la merienda, esperando con dos esportilleros cargados. Abrelecon las razones ordinarias de "lo que cuesta una belleza, famoso es el cuidado; pero todolo merece la muchacha, que hermosura ms salada no la ha visto Madrid." Va sacando lostrastos de las dos espuertas, da a los mozos ocho cuartos, dicen que es poco; saca otrosocho y envalos contentos; despdese l tambin, diciendo que se le ha olvidado ciertacosa; y en el nterin viene la nia, algo encendida de rostro, como sabe que aquello va deveras. As que la ve la maestra, la arroja higas a dos manos, dicendo: "Bendgate Dios,qu hermosa vienes! Por tu vida, que te has de vestir por ver con esos colores naturalesqu tal est la gala, que yo apostar que pareces un ngel con ella." Vstela con toda

    brevedad y luego la dice: "Oyes, famosa tarde tenemos, que la merienda ya est en casa:hala enviado un caballero, slo por verte; y as, en que te vea, no vamos a perder nada; yte aseguro que es de los honrados mozos que tiene Madrid, y muy rico, sobre sercaballero muy calificado." Planta la mesa y hcela sentar, y apenas lo hace cuando entrael pagote; qutase el sombrero con muy reverente semblante, y la jubilada en primer clase,le hace sentar y que alcance un bocado de lo que hay en la mesa; de un lance en otro, sacauna sortija el dicho galn y dice si se la quieren feriar; mrala la doncella, tmala en lasmanos, albala de buena y hermosa; vuelve a drsela, y dice el embelesado: "Habiendotenido dicha de verse en tales manos, no ser razn que se ausente de ellas; y as, ya

    parece mejor con tal dueo; de vuesa merced es." Ella se excusa, y la cabestrona,

    desembarazando la boca, dice: "Tmala y calla, nia, pues este seor te la da." Con esto lamete en el dedo, con intento de guardarla, cuando se vaya, porque sus padres no la vean.El galn, de un lance en otro, la toma una mano; y vindolo el demonio, echa la yesca yenciende la materia frgil. Ofrcela la gala y que no ser sola; y la ayudante astuta dice:"En verdad, nia, que has topado tu remedio." Levntanse de la mesa, ctanse para otroda, y al despedirse, la ase una mano y se la besa; la nia se parte de aquella fiera enemigaque la va quitando la sinceridad y hacindola pasar a la malicia lasciva para que pierda ydestruya lo que Dios ms ama, que es la virginidad. Vase a su casa, entra contenta,deseando el otro da que espera; cada hora se le hace un siglo imaginando la gala. Llega elda; la buena vecina no se descuida por lo que se le pega; tiene ms atencin a la ocasinque el demonio a la vista de Eva. Jntanse las partes; trae el galn la gala con mucho

    cuidado; y puede ser que por el camino, al comprarla y traerla, tpase cien pobre tullidos

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    y llagados y no se doliese de dar una limosna, y para la ofensa de Dios se gastan muchosducados.

    Agrada la gala y el buen gusto; el agradecimiento siempre anda con la ddiva;discurra el lector lo dems, que yo slo procuro avisar que en los viajes de la tierra haymuchos barrancos y penas; y como soy marinero, criado en esa mar, advierto donde hay

    bajos en que se puede encallar la navecilla de nuestra frgil naturaleza, tocando el clarnde la verdad para que atentos y cuidadosos escuchen la sordina triste de la Pasin del Hijode Dios, que por librarnos del pecado baj del cielo a la tierra para ensearnos a subirdesde la tierra al cielo. Cuidado, cuidado con una mala compaa que no hay cosa peor enel mundo; y una mala vecina hace esto que tengo dicho. Cuide quien tiene hijas de noentregarlas a tales mujeres como sta que he bosquejado, que hay muchas de su color; ysiempre un malo procura que todos lo sean; y como el malo tiene de su parte al demonio,como tal aconseja.

    Reparando el lector que aunque he pintado la salida a una comedia, que hay otrasocasiones y salidas, pues en lugar de ir a or la palabra de Dios, se suele ir a or la palabradel demonio; y con achaque de la procesin se ve a quien se desea hallar, slo para enojar

    a Dios, sin respetar un tiempo santo, quedando todos hechos tarascas.

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    Abusos del cuarto da mircoles

    PINTURADELAPROCESINYTARASCASQUELA

    Al da tercero, que fue martes, sucedi el da cuarto, mircoles, en que el podersoberano de Dios y suma omnipotencia, hizo dos luminarias grandes, que son el sol y laluna, dndoles el cielo por lugar; el sol, luminaria mayor, ms resplandeciente y hermosa,

    para que diese claridad y luz al da; y a la luna, luminaria menor para que presidiese ydiese claridad a la noche; hizo tambin hermossimas y resplandecientes estrellas,dndolas su lugar en el octavo cielo; la luna qued en el primero y el sol en el cuarto, paraque desde all diese claridad a los siete cielos y firmamento, que fueron criados en elsegundo da, pues todo se