san juan d.e la cruz la nueva evangelización

24
San Juan d.e la Cruz y la nueva evangelización CAMILO MACCISE (México) El título de este artículo puede parecer desconcertante o, por lo menos, da lugar a pensar que se pretende artificialmente rela- cionar a un santo del siglo XVI con desafíos propios de nuestra época. Esta primera reacción desaparece si consideramos que S. Juan de la Cruz, como todos los grandes místicos, por haber vivido una experiencia profundamente evangélica y por haberla expresado en sus escritos a partir de sus rasgos fundamentales y permanentes, conserva una actualidad constante en la Iglesia. A pesar de ser hijo de su tiempo y de estar sujeto a los condiciona- mientos socioculturales y eclesiales de esa época, orienta con su ejemplo y con su doctrina a los valores esenciales del evangelio. En los últimos años se ha puesto de relieve la importancia y la necesidad de conectar la experiencia actual de América Latina con la de la tradición espiritual de la Iglesia. Se ha redescubierto "que la enseñanza de los místicos no está llamada a formular la experiencia cristiana según nuestros términos y lenguaje, sino que está llamada a dar a nuestra fe una inspiración fundamental y un arraigo en la verdadera experiencia de Dios oo., pues su valor reside precisamente en que pueden ser leídos por cualquier gene- ración, también por la nuestra, con una perspectiva y relectura adecuadas" l. Como otros místicos españoles del siglo XVI, S. Juan de la Cruz estuvo, de algún modo, presente en la primera evangeliza- I S. GALILEA, E/futuro de nuestro pasado, Bogotá, 1983, p. 87. REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 49 (1990) 543-566

Upload: others

Post on 29-Jun-2022

5 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

San Juan d.e la Cruz y la nueva evangelización

CAMILO MACCISE

(México)

El título de este artículo puede parecer desconcertante o, por lo menos, da lugar a pensar que se pretende artificialmente rela­cionar a un santo del siglo XVI con desafíos propios de nuestra época. Esta primera reacción desaparece si consideramos que S. Juan de la Cruz, como todos los grandes místicos, por haber vivido una experiencia profundamente evangélica y por haberla expresado en sus escritos a partir de sus rasgos fundamentales y permanentes, conserva una actualidad constante en la Iglesia. A pesar de ser hijo de su tiempo y de estar sujeto a los condiciona­mientos socioculturales y eclesiales de esa época, orienta con su ejemplo y con su doctrina a los valores esenciales del evangelio.

En los últimos años se ha puesto de relieve la importancia y la necesidad de conectar la experiencia actual de América Latina con la de la tradición espiritual de la Iglesia. Se ha redescubierto "que la enseñanza de los místicos no está llamada a formular la experiencia cristiana según nuestros términos y lenguaje, sino que está llamada a dar a nuestra fe una inspiración fundamental y un arraigo en la verdadera experiencia de Dios oo., pues su valor reside precisamente en que pueden ser leídos por cualquier gene­ración, también por la nuestra, con una perspectiva y relectura adecuadas" l.

Como otros místicos españoles del siglo XVI, S. Juan de la Cruz estuvo, de algún modo, presente en la primera evangeliza-

I S. GALILEA, E/futuro de nuestro pasado, Bogotá, 1983, p. 87.

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD, 49 (1990) 543-566

Page 2: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

544 CAMILO MACCISE

ción de América Latina. Se trata de una presencia inspiradora en cuanto que nutría la espiritualidad de los evangelizadores como testigo y maestro de "la época que produjo las raíces de nuestra espiritualidad actual ... Las devociones y actitudes más válidas de la espiritualidad popular latinoamericana ... históricamente tienen raíces ibéricas, y en muchos casos se identifica con los temas y experiencias de los místicos"2.

Con estas premisas vamos a intentar un acercamiento al Santo de Fontiveros desde algunos de los desafíos y de las exigencias de la nueva evangelización en América Latina. Creemos que su ex­periencia y su doctrina son una brújula que señala el norte de un auténtico seguimiento de Jesús y de una "fe que actúa por medio del amor" (Gál 5,6).

En una primera parte señalamos las grandes líneas de la refle­xión latinoamericana sobre las características de una nueva evan­gelización. A partir de ellas buscaremos en las orientaciones san­juanistas aspectos iluminadores para un discernimiento de los caminos de Dios en el compromiso evangelizador a quinientos años de distancia de la primera evangelización, realizada precisa­mente en el siglo en el que vivió S. Juan de la Cruz.

1. CARACTERÍSTICAS DE LA NUEVA EV ANGELlZACIóN

EN AMÉRICA LATINA

Con el Concilio Vaticano II y, especialmente con la II Asam­blea General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Me­dellín (1968), se inició en América Latina el proceso de una nueva evangelización. La Exhortación Apostólica Evengelii nuntiandi (1975) y la III Asamblea del CELA M (Puebla, 1979) confirmaron y actualizaron la corriente pastoral que buscaba esa evangeliza­ción más de acuerdo con los signos de los tiempos. A partir de la invitación del Papa Juan Pablo II en Haití (1983), la expresión "nueva evangelización" adquirió carta de ciudadanía y se trans­formó en programa: "nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión"3.

Las reflexiones sobre el sentido y el alcance de ese proyecto se

2 lb íd. , p. 17. J JUAN PABLO n, Discurso en la catedral de Puerto Príncipe, Haití, 1983.

Page 3: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 545

han hecho desde diversas claves de lectura. Se han tenido en cuenta las luces y sombras de la primera evangelización realizada en una época de cristiandad penetrada por intereses expansionis­tas, económicos, sociales y políticos. La preocupación es la de tratar de llevar adelante lo positivo que existió desde el principio y de superar, en el nuevo contexto histórico-eclesial, los aspectos negativos que "dentro del contexto histórico vivido, lamentable­mente" estuvieron presentes 4. Eclesiologías diversas y visiones socioculturales contrastantes acentúan sea las luces, sea las som­bras. En el primer caso se preparan celebraciones más bien triun­falistas; en el segundo, críticas, orientadas a una memoria peni­tencial que genere una conversión y facilite una actitud profético­liberadora en la nueva evangelización.

A la base de la búsqueda de nuevos caminos de evangelización se encuentra la constatación, hecha en Medellín y reafirmada en Puebla, de la contradicción qúe supone el hecho de un continente mayoritariamente católico que coexiste con un sistema socioeco­nómico-político y cultural que oprime y domina a las mayorías empobrecidas 5. Una nueva estrategia evangelizadora trata de vol­ver los ojos al mensaje y a las prácticas de Jesús. Desde allí se han ido delineando algunas características y se ha ido generando una espiritualidad de la evangelización. Un examen de ellas nos per­mitirá conectar con la experiencia y la doctrina de S. Juan de la Cruz, enraizada precisamente en el seguimiento de Jesús tratando de conformar la vida con la de Él.

l. Una evangelización al estilo de Jesús

La Exhortación Apostólica Evangelii nutiandi presentó a Je­sús como el primero y el más grande evangelizador que "como núcleo y centro de su Buena Nueva anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre" 6.

Jesús parte siempre de la realidad en su predicación. Con un lenguaje vital manifiesta los designios del Padre, su proyecto de salvación. Él es la revelación plena, la palabra definitiva de Dios

4 Puebla, 10. s Cfr. ibíd., 28,437. ó Evangelii nuntiandi, 7.9.

Page 4: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

546 CAMILO MACCISE

(Hebr 1,1). Asume las esperanzas y anhelos de la gente. Se dirige, ante todo, a los pobres (Lc 4,16-21). No impone las cosas con poder. Dialoga y propone el plan de Dios. Al mismo tiempo que habla del Reino con palabras lo comienza a hacer presente con hechos: se pone de parte de todos aquellos que eran marginados por el sistema imperante: pecadores, leprosos, samaritanos, po­bres. Denuncia y combate las divisiones creadas por los hombres: división entre las personas, las obras, los tiempos. Jesús busca liberar a las personas de los males que las afligen: del pecado y de todas sus consecuencias a nivel personal y social.

Jesús asume la conflictividad de su mensaje, que sacude las bases de una religiosidad desconectada de la vida y centrada en los ritos, y los de una sociedad edificada en la injusticia y la opresión. Su predicación religiosa tiene fuertes consecuencias so­ciales. Aquí se encuentra una de las causas históricas de su muerte asumida en obediencia al Padre para liberarnos del pecado.

En su itinerario evangelizador Jesús vive abierto a la acción del Espíritu que lo lleva a vencer la tentación de una imposición del Reino a través del poder y la fuerza, y lo conduce a establecer el Reino con la lógica de la cruz y de la humillación; de la solida­ridad con los pobres y del aparente fracaso (Flp 2,6-11).

Desde este renovado contacto con el Jesús de la historia se está adquiriendo en América Latina una nueva comprensión del horizonte desde el cual deben enfocarse y enfrentarse las exigen­cias de la nueva evangelización. Aquí radica especialmente el nuevo método que debe guiarla.

2. Una evangelización liberadora

La primera evangelización condicionada por una estructura social, un modelo de Iglesia y una teología fue necesariamente colonizadora y no pudo plantearse el problema de la incultura­ción del anuncio de la Buena Noticia.

La toma de conciencia actual, en cambio, está exigiendo llevar adelante la dimensión liberadora del evangelio y buscar la incul­turación del mismo. La evangelización inculturada se transforma en motor de libe·ración integral: una liberación "de todas las servidumbres del pecado personal y social, de todo lo que desga-

Page 5: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 547

rra al hombre y a la sociedad y que tiene su fuente en el egoísmo, en el misterio de iniquidad y la liberación para el crecimiento progresivo en el ser, por la comunión con Dios y con los hombres. Es una liberación que se va realizando en la historia, la de nues­tros pueblos y la nuestra personal y que abarca las diferentes dimensiones de la existencia, lo social, lo político, lo económico, lo cultural y el conjunto de sus relaciones"7.

Esta evangelización liberadora se realiza especialmente en diá­logo con las culturas dominadas que son las de los pobres y marginados. Supone una opción por ellos y una inserción que llevan a descubrir la presencia de las "semillas del Verbo" en las culturas y, en América Latina, el potencial evangelizador de los pobres. Éstos, al vivir muchos valores evangélicos, inlfCrpe1an al evangelizador y lo evangelizan 8.

El compromiso con una evangelización liberadora "implica la opción fundamental por compartir la cruz de América Latina en el horizonte de la Pascua. El pobre es el sacramento de la inme­recida cruz de Jesús, el pobre es la vida negada que gratuitamente el Dios de la vida da a todos por igual. Él es el que protagoniza con su protesta y escandaloso sufrimiento el querer de Dios: que todos tengan vida"9.

Desde la opción por los pobres la evangelización liberadora se dirige a todos los hombres para llevarlos a vivir la pobreza evangélica hecha de apertura confiada y disponible frente a Dios y de solidaridad concreta y eficaz con el hermano. Este es el punto de encuentro que se transforma en una nueva expresión evangelizadora en una Iglesia Pueblo de Dios y sacramento del Reino.

3. Una evangelización generadora de una nueva espiritualidad

Evangelizar con nuevo ardor significa algo más que un reno­vado entusiasmo. Indica también y sobre todo la nueva experien­cia cristiana que brota del compromiso evangelizador y lo nutre: la espiritualidad.

7 Puebla, 482-483. g Cfr. ibíd., 1147. 9 CLAR, Formación y Nueva Evangelización, Quito, 1989, p. 123.

Page 6: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

548 CAMILO MACCISE

La espiritualidad, entendida como estilo o forma de vivir la vida cristiana, se diversifica por la riqueza del evangelio y por las circunstancias diferentes y cambiantes en las que se desarrolla. La realidad sociocultural y eclesial de América Latina con sus desafíos y opciones peculiares está generando una espiritualidad de la evangelización cada vez mejor caracterizada. Algunos de sus rasgos han ido adquiriendo contornos más definidos.

La espiritualidad de la evangelización en América Latina tiene como característica fontalla de ser una espiritualidad encarnada en la realidad. Surge de un acercamiento solidario al pueblo pobre y sencillo. Tiene allí, en situaciones de injusticia, muerte y opresión, la experiencia del Dios de la vida; del Dios que libera y salva. El contexto sociocultural visto desde la fe descubre una situación de pecado social opuesta al plan de Dios que cuestiona e interpela al evangelizador sobre su responsabilidad y lo que puede y debe hacer.

Los conflictos suscitados por el compromiso de una evange­lización liberadora exigen vivir una espiritualidad de éxodo, en el que la cruz es el camino del desierto que conduce a la vida y a la resurrección. Se trata de una cruz vivida en la solidaridad y cercanía con el pueblo pobre (Is 58,6-7) hasta la muerte martirial.

La evangelización liberadora anuncia dónde se manifiesta el Espíritu, cuáles son sus signos y denuncia todo lo que va contra el proyecto de Dios. De este modo la vida cristiana subraya fuertemente la espiritualidad profética que suscita conflictos (Lc 12,51-53; Mt 10,34-36).

El tejido comunitario de una Iglesia en la que las Comunida­des Eclesiales de Base favorecen una vida más evangélica en el seno del pueblo "y explicitan la vocación de comunión con Dios y con sus hermanos" l0, da una dimensión fuertemente comunita­ria a la espiritualidad de la evangelización en América Latina. Es en la comunión eclesial en la que se tiene el discernimiento de los caminos de Dios en el compromiso de una nueva evangelización.

Por último, al buscar una nueva evangelización que llegue hasta lo hondo, hasta la raíz y la cultura del pueblo, la Iglesia latinoamericana se vuelve a María como estrella de esa evangeli­zación 11. La espiritualidad tiene también un sello mariano muy

10 Puebla, 642. 11 efr. ibíd., 303; Evangelii nuntiandi, 81.

Page 7: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 549

presente ya en la religiosidad popular que la percibe en su realidad hondamente humana que conoce la pobreza, la persecución, el exilio 12 y que recorre el camino de la fe y de la esperanza.

11. ENSEÑANZAS DE S. JUAN DE LA CRUZ PARA LA NUEVA

EVANGELIZACIÓN EN AMÉRICA LATINA

U na aclaración se hace necesaria al iniciar esta segunda parte. Al buscar en S. Juan de la Cruz -en su experiencia y en su doctrina- una luz para responder desde una actitud evangélica a los desafíos de la nueva evangelización no pretendemos hacerle decir lo que no dijo o pensó, ni queremos caer en fáciles anacro­nismos. Nos interesamos más bien por el núcleo de su mensaje que puede ser rescatado de su ropaje cultural. Pretendemos más bien leerlo desde un acercamiento al itinerario hacia el Dios de nuestro Señor Jesucristo. Él es el camino para todos nosotros, cualquiera que sea la época y el contexto en el que vivimos.

1. Una nueva evangelización necesita "poner los ojos totalmente en Cristo" (2S 22,5) 13

La primera gran orientación que nos da S. Juan de la Cruz para asumir los desafíos de la nueva evangelización es la de "po­ner los ojos totalmente en Cristo" 14. Hay que volverse a Él para escuchar la definitiva revelación del Padre y hay que contemplarlo en su existencia terrena para conformarnos con su vida: para "haberse en todas las cosas como se hubiera Él" 15.

En Cristo, Dios "todo nos lo habló junto y de una vez" 16.

Mirando a Jesús, el evangelizador debe guiarse en el trabajo de la

12 Cfr. Marialis cultus, 37; Puebla, 291. 13 Las siglas que utilizaremos para las citas de los escritos de S. Juan de

la Cruz son las siguientes: C: Cántico espiritual; D: Dichos de luz y amor; Ep.: Epistolario; L: Llama de amor viva; N: Noche oscura (precede el número del libro, y siguen capítulo y párrafo); S: Subida del Monte Carmelo (los números como en Noche). Seguimos la 4. a edición de Vida y obras de S. Juan de la Cruz, Madrid, 1960.

14 2S 22,5. 15 IS 13,3. 16 2S 22,3.

Page 8: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

550 CAMILO MACCISE

nueva evangelización. En Él, Palabra del Padre, encontrará la respuesta a los interrogantes humanos del momento actual para responder a ellos desde la fe.

Mirar a la humanidad de Jesús es, por tanto, la primera gran enseñanza sanjuanista para estar a la altura de las exigencias del compromiso evangelizador en América Latina en el dintel del año dos mil: "mírale a Él también humanado, y hallarás en eso más que piensas" 17.

Poner los ojos en Cristo implica varias cosas en el trabajo de la nueva evangelización. El Santo de Fontiveros las condensa en el conocimiento de Jesús, entendido en toda su densidad bíblica que incluye el seguimiento con todas sus consecuencias, el testi­monio y la interpelación de una realidad que se aparta de quien es camino, verdad y vida (Jn 14,6).

El conocimiento de Jesús comienza cuando lo escuchamos, convencidos de que al darnos Dios a su Hijo, "que es una Palabra suya", nos ha dicho ya todo y ya no se deben buscar sus caminos y su voluntad por medios diferentes: revelaciones especiales o comunicaciones extraordinarias 18. Este oír a Jesús pide un acer­camiento a las fuentes bíblicas, en particular a los evangelios, en los que se nos transmiten su vida y su mensaje; sus hechos y sus palabra. La nueva evangelización, a la luz de la doctrina sanjua­nista sobre la centralidad y la totalidad de la revelación en Jesús, debe hundir sus raíces en el contacto con la Escritura. Descono­cerla sería desconocer a Cristo, Palabra del Padre, luz del mun­do.

Desde esta perspectiva, aparece la importancia y la necesidad de evangelizar leyendo la Biblia con el pueblo y desde el pueblo. Al entrar de este modo en relación directa con la Palabra de Dios, el anuncio del evangelio resuena como lo que es: buena noticia liberadora principalmente para los pobres. Desde la ac­ción y las enseñanzas de Jesús el pueblo se da cuenta de su dignidad de hijo de Dios; de que el mundo, como está, no respon­de al plan de Dios y que Él, por medio de Cristo, ha venido a comunicar su Reino o proyecto sobre la humanidad: proyecto de libertad, fraternidad, solidaridad. La queja de S. Juan de la Cruz al constatar que Cristo "es muy poco conocido de los que se

17 2S 22,6. 18 Cfr. 2S 22,5.

Page 9: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 551

tienen por sus amigos" 19 resuena cuestionadora para la nueva evangelización que no puede reducirse a un anuncio intimista o individualista o a una transmisión de datos y verdades ya filtradas por la reflexión teológica y los condicionamientos culturales.

La categoría bíblica del seguimiento es vital en el sistema sanjuanista y subraya la doctrina evangélica al respecto. El segui­miento de Jesús tiene como punto de partida la invitación que Él hace al creyente para que recorra su camino, "haciéndose seme­jante a Él en vida, condiciones y virtudes yen la forma de desnu­dez y pureza de su espíritu"20. Esto no se realiza sino a través de la cruz que purifica e identifica con Cristo.

Las "negaciones" y las "noches oscuras" sanjuanistas no se dan al margen de la vida y de la historia. Se viven en el empeño por vivir lo que el Padre nos ha revelado en su Hijo asumiendo la cruz de la abnegación evangélica. El compromiso de la nueva evangelización, basada en el ejemplo y las enseñanzas de Jesús evangelizador, ha confirmado la verdad de las orientaciones que da S. Juan de la Cruz a quienes se deciden a recorrer el camino de Jesús. El santo pone de relieve lo diferente del "modo que en este camino deben llevar del que muchos de ellos piensan ... [y] no llegan a la desnudez y pobreza o enajenación o pureza espiri­tual"21. Nunca hay que buscar a Cristo sin la cruz 22. En el padecer que trae consigo la fidelidad a Dios y a la propia misión es donde el hombre se va haciendo semejante a Jesús, "Dios nuestro, hu­millado y crucificado"23.

Jesús, fiel al proyecto del Padre y al anuncio del Reino, está dispuesto a dar la vida por ello. Unido al Padre, en diálogo con Él en la oración, Cristo cumple hasta el final la voluntad del Padre. Realiza así su plan liberador y con su praxis nos da las orientaciones básicas para nuestro comportamiento como segui­dores de Él en el hoy y aquí de nuestra vida y de nuestra historia comprometidas en la nueva evangelización liberadora. Desde esta experiencia, el seguimiento de Jesús aparece ligado al sufrimiento y a la cruz. El evangelizador no necesita buscarlos artificialmente.

19 2S 7,12. 20 D Pról. 21 2S 7 5 22 Ep. ;1 ·P. Juan de S. Ana (Ed. Silverio de S. Teresa, n. 23). 23 Ep.23.

Page 10: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

552 CAMILO MACCISE

Por el simple hecho de trabajar por lo que trabajó Jesús: la liberación integral de la humanidad, encontrará más de una cruz. Una determinación sólida y firme de llevarla es "un determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajos en todas las cosas por Dios" 24. Esta negación de sí mismo en la fidelidad al compromiso evangelizador y a Jesús-camino, siguiendo su camino, es la única cosa necesaria. Por ello "todo espíritu que quiere ir por dulzuras y facilidad y huye de imitar a Cristo, no le tendría por bueno"25.

La experiencia del trabajo en una evangelización liberadora está mostrando la verdad y los alcances de la doctrina sanjuanista sobre la cruz de Cristo que se hace parte de la vida de sus segui­dores. Jesús vive en profundidad la noche de la pasión al experi­mentar el abandono de sus amigos, el alejamiento del Padre y la angustia de la muerte. Es. entonces cuando realiza la "mayor obra" de la historia de la salvación 26. En su praxis liberadora y desde ella formó una comunidad de seguidores para que anuncia­ran su causa, la causa del Reino, y fueran fermento de fraternidad entre los hombres. Los creyentes en Él deben ser los continuadores de esa presencia suya y de ese anuncio liberador del evangelio.

El ejemplo y el mensaje de Jesús proclamados en la nueva evangelización requieren, más que nunca, ser testimoniados por los evangelizadores. En la medida en que ellos vivan como hijos de Dios que asumen responsablemente su misión en la historia; estén abiertos a la fraternidad con los hermanos y se relacionen con las cosas con la libertad que lleva a compartirlas estarán siguiendo a Jesús e interpelando a quienes rechazan su proyecto en la vida personal y social.

San Juan de la Cruz tiene también en este sentido una doctri­na iluminadora y actual. Son sus enseñanzas sobre la transforma­ción del hombre en Dios, que lo lleva a vivir en grado máximo su condición de hijo y lo introduce en un mundo nuevo de relaciones con los demás y con las cosas. La fidelidad al seguimiento de Jesús va avanzando a través de las purificaciones que se dan en el corazón de la vida y del cumplimiento de la propia misión hasta que se tiene la experiencia de que se posee a Dios "con posesión hereditaria, con propiedad de derecho, como hijo de

24 2S 7,7. 25 2S 7,8. 26 2S 7,11.

Page 11: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 553

Dios adoptivo"27. Esto hace crecer el amor a Dios y cuanto más crece, tanto más aumenta el del prójimo 28. Al mismo tiempo vuelve a las creaturas de una manera nueva: se relaciona con ellas y las utiliza con plena libertad y un desprendimiento que permite comunicarlas a los demás: "adquiere más gozo y recreación en las criaturas con el desapropio de ellas, el cual no se puede gozar en ellas si las mira con asimiento de propiedad ... , en quitar el gozo de los bienes temporales adquiere virtud de liberalidad -que es una de las principales condiciones de Dios~, la cual en ninguna manera se puede tener con codicia" 29.

Poner los ojos en Jesús, seguir su camino, es un don de Dios. "En Jesucristo, el misterio de Dios y su plan salvífico entran en vías de realización y tiempo. Se hacen humanos, asequibles, pe gajosos. Todo lo que Dios es, tiene y hace, pasa a propiedad del hombre. Todo lo que el hombre tiene, vive y hace, es propiedad de Dios. En la persona de Cristo, la ansiada unión del hombre con Dios se convierte en la unidad fundamental Dios-hombre. Lo que Cristo es y tiene se hace también del hombre por partici­pación" 30. Los caminos de la nueva evangelización en América Latina no pueden ser otros que los de ese Jesús a quien el Padre nos dio como camino, verdad y vida, y junto con Él a todas las cosas y a Él mismo. A partir de esta convicción experiencial, la nueva evangelización podrá ser como la de Jesús. El sufrimiento y la cruz del testimonio y de la interpelación de una vida de acuerdo con el proyecto de Dios deberán ser asumidos con la libertad de hijos desde la cual se contempla todo:

"No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero oo. Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí." 31

27 L 3,78. 28 Cfr. 3S 23, l. 29 3S 20,2 . .10 F. RUIZ, Místico y Maestro S. Juan de la Cruz, Madrid, 1986, p. 123 . .11 Oración de alma enamorada, D 26.

Page 12: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

554 CAMILO MACCISE

2. Una nueva evangelización liberadora de todos los "asimientos" y "posesiones"

La doctrina sanjuanista sobre el desapego y el desasimiento de todo lo que no es Dios posee un dinamismo liberador que puede releerse desde el horizonte de la nueva evangelización. N o sólo tiene perspectivas individuales o intimistas. Creemos que llega al ámbito de lo comunitario y social. En efecto, para poder compro­meterse en una evangelización liberadora hay que tratar de supe­rar todo aquello que nos impide entrar por los caminos de la liberación personal y social: la esclavitud de nuestras ideas o imágenes de Dios; la del apego a los bienes; el dominio de las ideologías que condicionan nuestra visión de la realidad del mun­do y de la historia. Una vez liberados podemos anunciar la Buena Noticia que libera de todo eso.

Es normal que el hombre se forme ideas o imágenes de Dios. Con frecuencia, sin embargo, ellas tienen poco que ver con el Dios de nuestro Señor Jesucristo. Están más bien en la línea del Dios de los paganos o de los filósofos: un Dios hecho a imagen y semejanza del ser humano o bien un Dios trascendente, lejano, inmutable, inaccesible. En ocasiones la evangelización mezcló estos elementos y favoreció la formación de una imagen de Dios que veló más bien que reveló su verdadero rostro y que nada tenía que ver con el Dios del Evangelio 32. Un Dios juez severo, propenso a la ira y dispuesto habitualmente a castigar a quienes infligían las múltiples leyes divinas y eclesiásticas. La nueva eva­gelización debe presentar al Dios que nos ha revelado Jesús: Padre que ama a los ingratos y malos (Lc 6,35) y que llama a todos a la conversión, a la vida y a la felicidad.

San Juan de la Cruz da en este punto una clave fundamental: debemos ir purificando y destruyendo nuestras imágenes de Dios; superando el asimiento a ellas y la posesión que se crea hacia las mismas, porque no se encuentra uno con Dios "entendiendo ni arrimándose al gusto, ni al sentido, ni a la imaginación, sino creyendo su ser, que no cae en entendimiento, ni apetito, ni ima­ginación, ni otro algún sentido, ni en esta vida se puede saber"33. A Dios hay que buscarlo "en fe y amor", ya que "son los pies con

32 Cfr. GS, 19 . . 13 2S 4,4.

Page 13: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 555

que el alma va a Dios"34. Éste es el Dios que hay que anunciar y éste el camino que se debe señalar: el de "la fe que actúa por medio del amor" (Gál 5,6) porque "a Dios nadie lo ha visto jamás" (Jn 1,18). A través de la fe, la esperanza y el amor cristia­nos testimoniados y anunciados la nueva evangelización se hará capaz de transmitir la imagen bíblica de un Dios liberador de todas las esclavitudes personales y sociales.

A la luz de la doctrina del Santo de Fontiveros, la nueva evangelización deberá presentar a un Dios que se manifiesta y nos cuestiona en la realidad, en la creación y en las personas. Allí se hace cercano. El camino teologal es el único que garantiza la autenticidad de nuestras imágenes o ideas de Dios. Es un camino liberador porque purifica el egoísmo por la acción del Espíritu 35.

Es precisamente esta purificación del egoísmo la que hace posible la comunión de amor con Dios y la entrega solidaria a los herma­nos. La noche oscura que transforma y purifica las imágenes e ideas que se tenían de Dios, hace ver de manera diferente a los demás, a uno mismo y a la realidad 36. De este modo se supera una idea de Dios como el que mantiene el statu qua y garantiza el orden establecido que ha sido fuente de opresiones e injusticias innumerables a lo largo de muchos siglos.

Otra de las principales causas que generan estructuras sociales opuestas al plan de Dios que proclama el anuncio de la Buena N oticia es el apego a los bienes temporales, especialmente a la riqueza material. San Juan de la Cruz habla de ello y hace análisis finísimos de la esclavitud que imponen al que se deja dominar por el atractivo que ejercen. Insiste en que hacen olvidar lo que el evangelio pide, y servir "al dinero y no a Dios, y se mueven por el dinero y no por Dios, poniendo delante el precio y no el divino valor y premio, haciendo de muchas maneras al dinero su princi­pal dios" 37. A ese dios sacrifican sus vidas. Se apartan de los pobres no preocupándose de sus necesidades y despreciándolos faltando al amor hacia ellos "como tuvo con Lázaro aquel epulón que comía cada día espléndidamente" 38. Los acentos sanjuanistas

1"

34CI,I1. 35 Cfr. 2S ce. 4-10; 1 N c. 1 I. 36 Cfr. 1 S 12,4-9. )7 3S 19,9. )B 3S 25,4-5.

Page 14: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

556 CAMILO MACCISE

-que son profundamente evangélicos- parecen resonar en el Documento de Puebla cuando afirma, hablando de la evangeliza­ción liberadora, que "los bienes de la tierra se convierten en ídolo y en serio obstáculo para el Reino de Dios, cuando el hombre concentra toda su atención en tenerlos o aún en codiciarlos. Se vuelven entonces absolutos"39. Una evangelización liberadora debe denunciar la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres que se convierte en pecado social y que contradice el plan de Dios al engendrar la pobreza de las mayorías e impedir el establecimiento de la justicia. San Juan de la Cruz orienta a apartar el gozo y el apego de las cosas temporales. Al lograr esto, automáticamente el hombre se abre a sus hermanos y a las exigencias de la justicia y del amor. Eso posibilita el compartir los bienes que Dios ha puesto para uso de todos: "en quitar el gozo de los bienes tempo­rales adquiere virtud de liberalidad -que es una de las principales condiciones de Dios-, la cual en ninguna manera se puede tener con codicia"4o. Al mismo tiempo se adquiere la libertad y el desapropio en el uso de los bienes 41. La nueva evangelización no puede ser liberadora si no parte de una denuncia profética de la injusticia y se presenta en íntima conexión con la promoción humana y el desarrollo 42.

La visión que se tiene de la realidad desde el ángulo del egoís­mo y de la manipulación ideológica es causa también de apegos e injusticias opresoras en uno mismo y en el prójimo. El mensaje evangélico ofrece un horizonte completo del mundo, del hombre y de la historia que ayuda ajuzgar los valores y antivalores de las ideologías y, sobre todo, a liberarse de los condicionamientos y bloqueos que cierran el corazón del hombre para no escuchar y poner en práctica las exigencias del proyecto de Dios. Una evan­gelización liberadora debe cuestionar los límites y las ambigüeda­des de las ideologías que hoy buscan imponerse a través de la propaganda, los medios de comunicación, los centros educativos. San Juan de la Cruz subraya la fuerza liberadora de la Palabra de Dios que revela el verdadero sentido de lo que existe. Ella es capaz de liberar y transformar al hombre poco a poco, como el

39 Puebla, 493. 40 3S 20,2. 41 Cfr. 3S 20,3. 42 Cfr.Evangelii nuntiandi, 31.

Page 15: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 557

fuego que embiste el madero y lo va haciendo instrumento de luz y calor 43. La Palabra de Dios escuchada en la Escritura y en la vida descubre como "música callada y soledad sonora" la armonía del plan de la creación-salvación: "echa de ver el alma una admi­rable conveniencia y disposición de la Sabiduría en las diferencias de todas sus criaturas y obras, y todas ellas y cada una de ellas dotadas de cierta respondencia a Dios, en que cada una en su manera dé su voz de lo que en ella es Dios"44.

La doctrina sanjuanista sobre la liberación de los asimientos y posesiones en toda la esfera relacional del hombre señala derro­teros seguros para una nueva evangelización liberadora que quie­ra anunciar el verdadero rostro de Dios Padre y Señor de la historia que tiene un proyecto para la humanidad: el Dios de Jesús, y que haga comprender el verdadero sentido y valor de las realidades humanas y temporales desde la revelación 45. De este modo se irán viviendo, como don y tarea, la libertad del corazón y de la inteligencia para entrar con dinamismo responsable en el compromiso con los valores del Reino de Dios que ya comienza a abrirse paso en la historia personal y social.

3. Una nueva evangelización "en una noche oscura"

La nueva evangelización liberadora en América Latina se ha reflexionado con frecuencia desde la experiencia bíblica del éxo­do: camino de un pueblo, guiado por Dios que sale de la servi­dumbre para llegar al servicio de Yahvé liberador. En la década de los ochenta, con el redescubrimiento del valor y de la actuali­dad de los místicos se ha dado un paso adelante en la temática liberadora. Algunos autores, como Gustavo Gutiérrez, han pro­fundizado esa realidad de camino por el desierto desde el simbo­lismo sanjuanista de la "noche oscura"46. Ha sido un acercamien­to hecho con la convicción de que, aun respetando el contexto histórico particular en el que el pueblo de Israel salió de Egipto y aquel en el que San Juan de la Cruz vivió y ahora viven los

43 Cfr. 2S 8,2; 2N c. 10. 44 C 14-15,25. 45 Cfr. AA, 4. 46 Cfr. G. GUTlÉRREZ, Beber en su propio pozo, Lima, 1983, pp. 127-133.

Page 16: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

558 CAMILO MACCISE

cristianos en América Latina, "el paradigma del Éxodo y de las Noches de San Juan de la Cruz se iluminan mutuamente. Que la diferencia de tono no nos engañe. Las dimensiones históricas y personales se entrelazan y enriquecen dentro de un proceso que tiene fundamentalmente la misma plantilla" 47.

A pesar de que estamos convencidos de la validez de poder releer desde una dimensión social lo que el Doctor Místico pre­sentó desde la personal, no queremos aquí hacer esa reflexión. Preferimos, más bien, buscar en su doctrina una luz para com­prender las etapas por las que atraviesa todo aquel que se com­promete en un trabajo de evangelización liberadora.

La noche oscura de la que habla San Juan de la Cruz tiene lugar no sólo en la vida de oración. Afecta toda la existencia cristiana por medio del crecimiento y la purificación de sus tres actitudes básicas: la fe, la esperanza y el amor. Son ellas las que expresan el ser cristiano en camino. En la amplia y profunda enseñanza sanjuanista sobre la vida teologal encontramos pistas muy válidas para analizar el proceso de purificación en una evan­gelización que pasa "por lo que se ha llamado 'la noche oscura de la injusticia' [y que] forma parte del camino espiritual de América Latina" 48.

El evangelizador que asume los desafíos de la nueva evange­lización comienza ciertamente por "modos y términos bajos". El Señor es el único que puede levantarlo con la mano que lo hizo 49.

Eso lo va realizando en el dolor, el sufrimiento, la desolación de unos caminos que no son los caminos humanos, sino que los superan con la distancia del cielo a la tierra (Is 55,8-9; Rom 11,33-35).

El compromiso evangelizador en un continente católico en el que las mayorías viven en situaciones de muerte y de injusticia, lleva a preguntarse en más de una ocasión ¿dónde está Dios? El aparece distante e indiferente. Las crisis de fe no se hacen esperar. El esfuerzo por vivir de acuerdo con el plan de Dios hace percibir las señales de su ausencia en todo aquello que se opone a su proyecto manifestado en Cristo. Son situaciones de angustia. Es a través de esa historia como también llega para los individuos y

47 lbíd., p. 133. 48 lb íd. , pp. 192-193. 49 efr. Oración de alma enamorada, D 26.

l I

Page 17: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 559

grupos evangelizadores su noche oscura. Además, las tensiones intraeclesiales ocasionadas por modos diferentes de entender el sentido y los alcances de la misión de la Iglesia hoy en un mundo plural, aportan su parte en la crisis de fe. San Juan de la Cruz ofrece en sus escritos puntos de luz que ayudan a asumir esas situaciones desconcertantes en medio de las tinieblas que impiden ver el camino y, sobre todo, la verdad de la presencia, cercanía y relación con Dios. Como decíamos, la noche se da no sólo en la vida de oración. Allí más bien se revela la que afecta la existencia normal. Dios comienza a tomar la iniciativa para purificar al creyente "de sus ignorancias e imperfecciones habituales, natura­les y espirituales" 50. Su fidelidad se pone a prueba en las circuns­tancias históricas y en el campo psicológico. Dios invita a asu­mirlas e integrarlas teologalmente. Desde la fe se va muriendo al mundo y a uno mismo "sufriendo con paciencia y fidelidad" 51. Se repite la experiencia paulina en la vida apostólica, de llevar el "tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria es de Dios y no viene de nosotros" (2 Cor 4,7).

La purificación de la fe en el itinerario de una oración como actitud de vida en el trabajo evangelizador tiene como finalidad unir al apóstol con Dios y transformarlo en Él una vez que esté "fortalecido con trabajos y tentaciones y purificado por tribula­ciones, tinieblas y aprietos" 52. A partir de esa noche se aprende a buscar a Dios "no por consideraciones, ni formas, ni sentimientos, ni otros modos algunos de criaturas ni sentido" 53, sino a dej ar que Dios sea Dios y a aceptar libre y responsablemente la forma como Él guía la historia en la que el hombre es sólo instrumento y colaborador.

Unida a la crisis de fe se da la de la esperanza ante el triunfo aparente del mal y, especialmente, ante la inutilidad de los esfuer­zos, las propias incoherencias, la lentitud de los cambios. Los ingentes retos de la nueva evangelización son un terreno fecundo para la purificación de la esperanza activa, motor y dinamismo de la vida cristiana. El Doctor Místico nos da aquí también una doctrina basada en su experiencia y en la de otros. Para él la

502N5,1. 51 L 2,28. 52 L 2,25. 53 e 29,11.

Page 18: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

560 CAMILO MACCISE

esperanza se centra en Cristo y en la transformación en É154, que se va realizando en su seguimiento "por fe en esperanza" 55.

En el compromiso de la nueva evangelización se pueden ali­mentar esperanzas vanas: las de un éxito fácil; la del prestigio y reconocimiento. Cuando no se consiguen, la espera optimista se convierte en pesimismo y desaliento. La noche purificadora arran­ca toda esperanza ilusoria al ser "encubridora de las esperanzas de la luz del día" 56. Al perderse todo apoyo humano la persona queda vacía de todo y abierta a Dios y a sus planes. Sin despreciar y descuidar los valores terrestres; sin dejar de empeñarse en hacer presente el Reino en el hoy y aquí de la historia el cristiano se coloca en el mirador de Dios para contemplar todas las vicisitudes y enfrentarlas con ojos diferentes. No pone su corazón en nada ni espera nada de lo que hay en el mundo o ha de haber en él, pero eso lejos de separarlo de la realidad lo sumerge en ella desde la comunión con Cristo que se agrada tanto en él que, por vivir en esperanza, "tanto alcanza de él cuanto espera"57. "De esta librea de esperanza va disfrazada el alma por esta oscura y secreta Noche que habemos dicho, pues que va' an vacía de toda posesión y arrimo, que no lleva los ojos en otra cosa ni en el cuidado si no es en Dios, poniendo en el polvo su boca si por ventura hubiera esperanza" 58. La fuerza y el poder de Dios se abren paso en la debilidad humana (2 Cor 12,7-10).

San Juan de la Cruz completa su doctrina sobre la noche oscura de la fe y de la esperanza con lo que dice sobre la purifi­cación del amor. Hallamos en sus obras páginas sublimes. Con razón ha sido llamado el "Doctor del amor divino". Una primera impresión de lo que el santo dice sobre la caridad puede hacernos pensar que no se interesa por el amor al prójimo. En efecto, parece concentrar todo en el amor a Dios. Una lectura más dete­nida revela, en cambio, que su insistencia está en que todo se ame dentro del horizonte de Dios y en Él. En más de una ocasión el amor al prójimo se liga íntimamente al amor a Dios 59. No podía

54 Cfr. C 38,9. 55 3S 13,9. 56 2N 9,8. 57 2N 21,6.8. 5R 2N 21,9. 59 Cfr. 3S 20,2; 23,1; 25,4; 1 N 3,2.

Page 19: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 561

ser de otro modo dada la raíz evangélica de las enseñanzas san­juanistas hechas vida en experiencias concretas.

El amor a Dios y al prójimo alientan y sostienen un auténtico trabajo evangelizador. San Juan de la Cruz se preocupa de educar al cristiano en un amor integral que unifique el ser y el actuar de tal modo que "todo se mueva por amor y en el amor"60. Para alcanzar este ideal hay que atravesar por la noche purificadora del amor. Éste pone en movimiento e impulsa a buscar a Dios y a cumplir sus planes. En su recorrido se van purificando los afectos desordenados que no tienen su raíz en Dios. Más todavía, el amor a Dios evoluciona en la oscuridad que producen su cer­canía y su acción. Al mismo tiempo que crece la comunión trans­formante con el Señor la persona se realiza en todos los aspectos de su ser y de su quehacer. Apostólicamente un amor purificado hace mayor biel1 a los demás que todas las obras hechas sin é1 61 . El amor debe guiar los esfuerzos, trabajos y luchas de la nueva evangelización. Juan de la Cruz señala con finura teologal que como semilla de todo debe estar el amor para que el fruto que se consiga sea el mismo: "a donde no hay amor, ponga amor, y sacará amor" 62. Y, plenamente coherente con el evangelio (efr. Mt 25,31-46), presenta la dimensión escatológica del amor cris­tiano que nos abre a Dios y nos compromete con el hermano cuando afirma: "A la tarde te examinarán en el amor" 63. Se trata de una escatología que ya comienza en la historia, pues su sentido es: "al terminar cada jornada, al final de la vida, después de cada empresa o sufrimiento, todas tus acciones y omisiones serán va­loradas por la calidad de tu amor en ellas"64.

La noche oscura de la injusticia, como ha dicho Gustavo Gutiérrez al referirse a una evangelización liberadora, "forma parte del camino espiritual en América Latina. En esa marcha 'de todo un pueblo hacia su liberación a través del desierto de la injusticia estructural y establecida que nos rodea ... cuenta mucho perseverar en la oración, sin apenas balbucir más que gemidos y clamores, mientras en esa lucha se va purificando, en una singular

60 C 28,8. 61 Cfr. C 29,2. 62 Ep. 24. 63 059. 64 F. RUIZ, Obras completas de S. Juan de la Cruz, Madrid, 1980, p. 119,

nota 112.

Page 20: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

562 CAMILO MACCISE

noche oscura, nuestra imagen de Dios'. La travesía por el desierto no se hace sino en 'profundísima y anchísima soledad', como decía S. Juan de la Cruz. Ella es vivida por muchos de los que buscan ser solidarios con las masas pobres latinoamericanas"65. Para ellos, el Santo de Fontiveros se presenta como maestro y guía auténtico y actual.

4. Una nueva evangelización que discierne los caminos de Dios buscando "en fe y en amor"(C 1,11).

El discernimiento, como actitud permanente del cristiano (Mt 16,3), se hace particularmente necesario y urgente en épocas de cambio como la que estamos viviendo y ante los desafíos de la nueva evangelización. Descubrir qué es lo que hay que hacer y cómo hacerlo por medio de una búsqueda orante de la voluntad de Dios supone un esfuerzo por sintonizar con el Espíritu que nos habla de múltiples maneras; que van desde las mociones e inspi­raciones internas hasta los signos de los tiempos. El magisterio de S. Juan de la Cruz sobre este punto es especialmente lúcido. Él nos ofrece pautas y criterios de discernimiento. La finalidad de sus escritos es precisamente la de orientar en los vericuetos del itinerario hacia Dios que abarca todas las dimensiones de la vida cristiana: la personal y la eclesial; las relaciones con Dios y con las personas y las cosas; la oración y la acción 66.

La doctrina sanjuanista considera a la persona humana como un ser en búsqueda bajo la acción de Dios que la conduce en la noche iluminada por la fe. En esa noche hay momentos de espe­cial oscuridad, incertidumbre y riesgo que requieren orientación y discernimiento 67. Lo que el santo dice acerca del discernimien-

. to personal vale también del discernimiento eclesial dado el para­lelismo que existe entre esas dos búsquedas. Podemos recordar algunos de los principios y criterios que propone.

Un primer criterio, base de otros, es el del respeto de nuestra condición humana que va evolucionando lentamente y por etapas. Esto vale también para lo social y comunitario. La espera de

65 G. GUTIÉRREZ, o. e., pp. 192-193. 66 Cfr. S Pról. 1-3. 67 Cfr. IS 1,1; IN 8,3; 2N 3,2.

Page 21: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 563

resultados inmediatos y la impaciencia por lograr las metas pro­puestas no responden a las leyes del crecimiento humano: "mu­chos se querrían ver en el término, sin pasar por el camino y medio a él"68. Esto es importante y hay que tenerlo presente para aceptar una gradualidad en el proceso de evangelización libera­dora y en sus frutos.

Otro criterio básico es el de confrontar la propia vida con la vida de Jesús para discernir los signos del Espíritu en la propia vida, en la iglesia y en la sociedad. Junto con esa orientación, el santo insiste en la de dejarse guiar por las enseñanzas esenciales de la Iglesia: "Y así, en todo nos habemos de guiar por la ley de Cristo hombre y de su Iglesia y ministros"69.

Finalmente, criterio de discernimiento son para Juan de la Cruz las actitudes teologales: la fe, mediante la cual Cristo ilumi­na al hombre al comunicarse con él 70; la esperanza, que al hacer vacío y oscuridad en la memoria lleva a juzgar con lucidez y libertad las diversas mociones 71; el amor que, a su vez, produce vacío en la voluntad y permite que al crecer el amor de Dios crezca el amor del prójimo 72.

El ejercicio del discernimiento en el compromiso de la nueva evangelización, a la luz de los escritos sanjuanistas, debería llevar a la experiencia vital de que es precisamete el Espíritu el principal agente; el que suscita los anhelos de salvación liberadora y cuida en cada momento de las personas y de los grupos que en la Iglesia tratan de responder a sus interpelaciones en la historia 73. Es también el Espíritu quien garantiza en sus frutos de amor, alegría y paz (Gál 5,22) la autenticidad de las decisiones tomadas.

5. Una nueva evangelización que se inspira en María guiada siempre por el Espíritu (3S 2,10)

La nueva evangelización liberadora descubre a María presente en la vida de los creyentes latinoamericanos con una luz nueva.

68 CA 35,9. 69 2S 22,7. 70 Cfr. 2S 29,6. 71 Cfr. 2S 6,1.3. 72 Cfr. 2S 6,4; 3S 23, l. n Cfr. L 3,46; Puebla, 282.

Page 22: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

564 CAMILO MACCISE

Ella aparece como "el gran signo, de rostro maternal y misericor­dioso, de la cercanía del Padre y de Cristo con quienes ella nos invita a entrar en comunión"74; como "presencia sacramental de los rasgos maternales de Dios"75. En la realidad latinoamericana el pueblo se siente identificado con María, Madre de los oprimi­dos. No sólo en la línea individualista, sino también en la social. Ya no únicamente para experimentar alivio y consuelo, sino sobre todo para comprometerse en una línea de liberación evangélica que transforme la sociedad de acuerdo con la Buena Noticia de Jesús.

De entre los aspectos de la vida de María, la experiencia latinoamericana actual subraya (porque responde a una necesidad existencial y encaja perfectamente en ella) que la Virgen fue una mujer que proclamó que Dios "derriba del trono a los poderosos y exalta a los humildes" (Lc 1,52). Esta experiencia latinoameri­cana de María, como mujer libre y liberadora, ha dejado su huella en algunos documentos recientes de la Santa Sede en los que se habla con insistencia de la "Virgen del Magnificat". Así, por ejemplo, el segundo documento sobre libertad cristiana y liberación, Libertatis conscientia (1986), de la Congregación para la doctrina de la fe, relaciona a la Virgen del Magnificat con las aspiraciones de liberación de los pueblos cuando, comentando el cántico de María, afirma que ella, "al lado de su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la huma­nidad y del cosmos. La Iglesia debe mirar hacia ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su mi­sión"76.

La nueva evangelización a la que convoca el Papa Juan Pablo II está encontrando y debe seguir haciéndolo, un dinamismo renovado en el marianismo de los creyentes latinoamericanos que, sin rechazar la vivencia secular de su devoción a la Virgen como Madre de los oprimidos, compasiva y cercana, la enrique­cen con las nuevas luces que el Espíritu comunica. Son estas luces las que hacen ver en María, mujer libre y liberadora, la Madre y el Modelo que orienta a los cristianos que quieren responder

74 Puebla, 282. 75 Ibíd., 291. 76 Libertatis conscientia, 97; cfr. 98.100,

Page 23: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

JUAN DE LA CRUZ Y LA EVANGELIZACIÓN 565

desde su fe a los desafíos de los signos de los tiempos en el compromiso de una evangelización liberadora.

Hay en la obra de S. Juan de la Cruz un texto que clarifica la libertad de María y que "vale por todo un libro de Mariología" 77.

Es aquél del libro de la Subida, en el que el santo la describe "estando desde el principio levantada a este alto estado" y que, por lo mismo, "nunca tuvo en su alma impresa forma de alguna criatura, ni por ella se movió, sino siempre su moción fue por el Espíritu Santo" 78. Se trata de una pincelada maestra que nos señala la fuente de la libertad que es el Espíritu y la meta de plenitud que es el dejarse guiar por Él como María. Alrededor de esta presentación de la figura de la Virgen el Doctor Místico coloca otras afirmaciones, pocas en verdad, pero que la hacen vivir esa privilegiada libertad en las circunstancias normales de la vida humana en las que responde a Dios, se sorprende, sufre y ora 79.

Otra gran verdad que Juan de la Cruz pone delante del cris­tiano es que Jesús, evangelizador y Buena Noticia al mismo tiem­po, le ha regalado a María como madre y modelo: "Y la Madre de Dios y todas las cosas son mías, y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí" 80. Todo esto es suma­mente enriquecedor para una nueva evangelización cuando la Iglesia latinoamericana "se vuelve a María para que el Evangelio se haga más carne, más corazón de América Latina" en esta hora, "tiempo de un nuevo Pentecostés que ella preside con su oración, cuando, bajo el influjo del Espíritu Santo, inicia la Iglesia un nuevo tramo en su peregrinar"81.

CONCLUSIÓN

La nueva evangelización en América Latina encuentra en la doctrina de S. Juan de la Cruz inspiración orientadora y en su

77 OTlUO DEL N. JESÚS, "Mariología de S. Juan de la Cruz", en Estudios Marianos 2 (1943), p. 396. Citado en S. CASTRO, Hacia Dios con S. Juan de la Cruz, Madrid, 1986, p. 123, nota 10.

78 3S 2 10 79 Cfr. 'R~mance sobre el Evangelio "In principio erat Verbum", 8-9; C

20,10; 2,8. 80 Oración de alma enamorada, D 26. 81 Puebla, 303.

Page 24: San Juan d.e la Cruz la nueva evangelización

566 CAMILO MACCISE

recorrido existencial un testimonio encarnado y vital de lo que es y lo que implica la fidelidad a los caminos de Dios y a las opciones del evangelio.

El Doctor Místico vivió poniendo los ojos en Cristo desde una actitud contemplativa que lo descubre en todas las vicisitudes de la vida y lo sigue cargado con la cruz. Atraviesa las noches de la persecución y de la incomprensión. Es pobre y vive pobremente abierto a la fraternidad del compartir. Vive convencido de que el Espíritu guía todos los acontecimientos y de que Dios está pre­sente en él, en los demás y en la historia. De su contemplación saca la fuerza para atravesar el desierto de las noches y para entregarse a las tareas apostólicas asumiendo los conflictos que suscita la reforma del Carmelo. Profesa una entrañable devoción a nuestra Señora.

La aproximación a San Juan de la Cruz en la perspectiva de la nueva evangelización nos ha permitido rescatar de su ropaje cultural los valores evangélicos que vivió; y descubrir que él -en otras circunstancias y frente a problemáticas diferentes- trató de "vivir los mismos valores que nosotros tratamos de vivir" y que encontró "básicamente las mismas dificultades, tentaciones y conflictos" 82. Esto es una confirmación de la presencia y de la acción del Espíritu que, distribuyendo sus dones, anima la vida de los seguidores de Jesús para que en cada época sean testigos "de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo"83. Esa es la tarea y la responsabilidad de la nueva evangelización a la que nos convoca el Espíritu hoy en América Latina.

82 S. GALILEA, o. C., p. 27. 83 LG,38.