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ISBN 84-87903-73/8, Depósito legal NA 1380/2006 Gráficas Lizarra, S. L., Ctra. De Tafalla, km. 1 - 31132 Villatuerta, Navarra San Francisco de Javier Cartas selectas

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ISBN 84-87903-73/8, Depósito legal NA 1380/2006Gráficas Lizarra, S. L., Ctra. De Tafalla, km. 1 - 31132 Villatuerta, Navarra

San Francisco de Javier Cartas selectas

San Franciscode Javier

Patrono de las Misiones

Quinto Centenario de su nacimiento

(1506-2006)Fragmento del cuadro deElías Salaverría (+1952)

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Introducción

En 1953, el P. Félix Zubillaga, S.I., pu-blicó las Cartas y escritos de San Fran-cisco Javier. En total, 137 documentos,cartas en su mayor parte.

Tres años después, el P. José Luis Sempe-re, S.I., dió a la imprenta las Cartas selec-tas de San Francisco Javier. El texto y lanumeración de los 26 documentos elegi-dos, sigue la edición del P. Zubillaga.

La presente selección de cartas de SanFrancisco Javier contiene los 26 docu-mentos publicados por el P. Sempere. Heañadido solamente la breve Biografía, al-gunas introducciones y notas –éstas nor-malmente internas al texto–, el documen-to 14, sobre la Doctrina cristiana, y unFinal.

Con esta modesta obra, la FundaciónGRATIS DATE ha querido honrar la me-moria del gran santo y patrón de las mi-siones católicas, San Francisco Javier, enel quinto centenario de su nacimiento, yha pretendido al mismo tiempo darle oca-sión al Santo de seguir encendiendo el celoapostólico de los cristianos.

Las cartas de San Francisco Javier ex-presan de modo impresionante su celoapostólico devorador, y constituyen subiografía más exacta e íntima. Ya en vidasuya, fueron copiadas y traducidas a va-rios idiomas, y leídas en todo el mundo

cristiano. Suscitaron muchas vocacionespara la recién nacida Compañía de Jesús,y también innumerables vocaciones mi-sioneras.

Javier escribió sus cartas normalmenteen portugués o en castellano. Las intro-ducciones y notas las he fundamentadoen las siguientes

Biografías

–Brodrick, James, San Francisco Javier,Madrid, Espasa-Calpe 1960.

–Recondo, José María, San Francisco Javier,vida y obra, Madrid, BAC maior 1987.

–Recondo, José María, San Francisco Javier,Madrid, BAC popular 1994.

–Recondo, José María, San Francisco Javier;cartas selectas, Pamplona, Fundación Diario deNavarra 2003.

–Schurhammer, Georg, Francisco Javier, Suvida y su tiempo, Pamplona, Gobierno de Nava-rra - Compañía de Jesús - Arzobispado de Pam-plona, 1992, 4 vls.

–Sempere, José Luis, S. I., Cartas selectasde San Francisco Javier, Madrid, Apostolado dela Prensa 1956.

–Zubillaga, Félix, S.I., Cartas y escritos deSan Francisco Javier, edición crítica, Madrid,BAC 1980.

Al final de este cuaderno hay un Mapacon los lugares misionales de Javier.

Introducción

San Francisco de Javier. Cartas selectas4

Biografía

Los padres de San Francisco Javier fue-ron Juan de Jaso Atondo, natural de laBaja Navarra –hoy Francia– y María Azpi-licueta Aznárez, nacida en el navarroBaztán o quizá en Javier. El padre, doctoren leyes por Bolonia, fue presidente delReal Consejo de Navarra. Y la madre, co-mo Aznárez, aportó al matrimonio el Cas-tillo de Javier, edificado en el siglo XIIIsobre otro más antiguo, un castillo fuer-temente defensivo, frente al vecino Reinode Aragón.

Este matrimonio profundamente cristia-no, según afirma el padre Juan de la Peña,maestro y amigo de Javier en París, «te-nía especial empeño de criar bien a sushijos y enseñarles bien en la Ley de Dios,aficionándolos a la virtud, conociendo serésta la mejor herencia que les podían de-jar».

Hermanos de Javier fueron Miguel deJaso, el heredero del Castillo, y Juan, co-nocido como el Capitán Azpilicueta, am-bos dedicados a las armas. Y tuvo dos her-manas, Magdalena, primero dama de ho-nor de Isabel la Católica, y después clarisa,abadesa de Gandía, y Ana de Jaso, casa-da con el señor de Beire, en Navarra.

Francisco, el menor de los hermanos,nace el 7 de abril de 1506, martes de laSemana Santa. A los dieciocho años, en

1524, con grandes ambiciones de triun-far en la vida, va a estudiar a la Universi-dad de París, donde lleva una vida bas-tante alegre y disipada. Las costumbresde alumnos y profesores son entoncescon frecuencia ligeras e inmorales, y aun-que «salían del colegio por la noche conuno de los profesores y le llevaban a él»,el Señor le guardó especialmente, y pasópor ello «sin haber experimentado corrup-ción de la carne».

En el Colegio universitario internacio-nal de Santa Bárbara vive Javier once añoscompletos. Es buen estudiante, Bachilleren Artes, en 1529, y al año siguiente Li-cenciado. Ya Maestro, en 1530, enseñatres años filosofía en el vecino Colegio deBeauvois, mientras estudia teología.

Francisco, después de ocho años en Pa-rís, ya cerca del fin de sus estudios, cono-ce a Ignacio de Loyola, un guipuzcoanomuy espiritual y devoto, cojo, dieciséisaños mayor que él, y que en las murallasde Pamplona había luchado, al serviciode Castilla, contra sus dos hermanos Mi-guel y Juan, partidarios de la dinastía fran-cesa del Reino de Navarra.

Quiso la Providencia divina que Igna-cio y Javier llegaran a hospedarse en lamisma habitación del Colegio de SantaBárbara. De los primeros hombres de laCompañía de Jesús, es Francisco el últi-mo de los conquistados por Ignacio: «¿dequé le sirve al hombre ganar todo el mun-do, si al final pierde su alma?»... En agos-to de 1534, a los veintiocho años, hacecon sus compañeros en Montmartre susvotos. En septiembre se retira para prac-ticar los Ejercicios espirituales. Terminasus estudios de teología y viaja a Veneciaen 1537 con sus ocho compañeros, parareunirse con Ignacio.

Esta incipiente Compañía tenía intenciónde embarcarse para Tierra Santa, pero elpeligro de las naves turcas hizo imposible

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el proyecto. Trabajaron entonces en hos-pitales de Venecia. Fueron después a Ro-ma, donde se pusieron a la disposicióndel Papa. Él les permitió ordenarse sacer-dotes y les autorizó peregrinar a Jerusa-lén. El 24 de junio de 1537 recibió Javierel orden sagrado sacerdotal.

Al persistir la imposibilidad de viajar aTierra Santa, permanecen en Italia, don-de se ocupan en diversas obras apostóli-cas y asistenciales. El Papa Pablo III aprue-ba la Compañía de Jesús en septiembrede 1540. Y poco después, solicita misio-neros jesuitas para evangelizar la India,sujeta entonces al protectorado portugués.Es elegido Javier, que enviado así por elPapa y por la Compañía, parte con granentusiasmo para evangelizar el LejanoOriente.

Bajo el impulso del Espíritu Santo, lavida misionera de San Francisco Javierdura once años y medio, y en ella, sincontar otros viajes menores, realiza cua-tro grandes viajes principales.

Muere en la isla de Sanchón, muy cer-ca de la costa de China, el 23 de diciem-bre de 1552. Su cuerpo se conserva in-corrupto en Goa. Fue canonizado por elpapa Gregorio XV en 1622, y San Pío X,en 1904, lo nombró Patrono de las Misio-nes.

En 1624 las Cortes de Navarra acorda-ron declarar Patrono del Reino a Javier,recientemente canonizado. El Ayuntamien-to de Pamplona protestó, porque ese pa-tronazgo venía a suprimir el del santo obis-po mártir San Fermín. Después de enfren-tamientos no pequeños, Alejandro VI de-claró en 1657 como copatronos del Rei-no de Navarra a San Fermín y a San Fran-cisco Javier.

La fiesta litúrgica de Javier es el 3 dediciembre, aniversario de su muerte. Y aprimeros de marzo se celebran las cono-

cidas javieradas, peregrinaciones masi-vas, de jóvenes sobre todo, al Castillo deJavier.

Una última cuestión, ésta acerca del sunombre personal. El nombre de Francis-co Javier está asimilado completamenteen la tradición popular, y son muchos loscristianos que se honran llevando ese nom-bre. En todo caso, recordemos que Ja-vier firma al principio sus cartas comoFrancés de Xavier (en 1535, doc. 1, des-de París), como Francisco de Xavier des-pués (años 1540-1542, docs. 8,10,11,12,15,16,17,19), y finalmente, hasta su muer-te, firma simplemente Francisco. En pa-ralelo, pues, a otros nombres, como Fran-cisco de Asís, Ignacio de Loyola, Fran-cisco de Sales, parece que su más propionombre es Francisco de Javier, aunquesin duda sea Francisco Javier el más po-pularizado y el que seguiremos usando.

Biografía

San Francisco de Javier. Cartas selectas6

Primer viaje: a la India (1541)

El 7 de abril de 1541, el día en que Ja-vier cumplía 35 años, parte de Lisboa enuna expedición de cinco galeones del Reyportugués rumbo a Goa. Fue un viaje lar-go y accidentado. Tras una larga paradaen Guinea, por falta de viento, pasa el Cabode Buena Esperanza, y después de recalarseis meses en Mozambique, donde Javierse dedica sobre todo a cuidar enfermos, lle-ga el 6 de mayo de 1542 a Goa, la capitalde la India portuguesa.

La India, el primer destino misionero deJavier, fue el pueblo que más largamenterecorrió, y donde, en Goa, reposan sus res-tos. País inmenso, profundamente religio-so, fascinante por la riqueza de su cultura,su arte, sus tradiciones, ganó el corazón deJavier para siempre ya desde su llegada.

Al llegar en 1542, trabaja muy al sur dela India, en la Costa de Pesquería, con losparavas, pescadores de perlas. Hace demediador en la guerra con los badagas.Misiona Comorín, Travancor, también Cei-lán y la costa este. En 1545, de abril aagosto, permanece en Santo Tomé, dondese venera la tumba de Santo Tomás após-tol, y decide viajar más al Oriente, máslejos.

De este tiempo son los documentos quesiguen.

Doc. 11

A los Padres Ignacio de Loyolay Juan Coduri, Roma

IHUS

[Jesús Salvador de los hombres]

Lisboa 18 de marzo 1541

1. La gracia y amor de Cristo nuestroSeñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor.

Recibimos vuestras letras de nosotrosmuy deseadas, con las cuales gozaron tan-to nuestras ánimas, cuanto la obligacióntenemos para ello, así en saber de la saludde toda la Compañía, como de las ocupa-ciones tan santas y pías en que todos osocupáis; es a saber, en edificar así espiri-tuales casas como materiales, para quelos presentes y por venir, teniendo me-dios necesarios para trabajar en la viñadel Señor [Mt 20,1], puedan llevar ade-lante lo que tanto en servicio de Dios nues-tro Señor está comenzado. Plegue a nues-tro Señor que a nosotros, ausentes sólocon el cuerpo, aunque presentes con elespíritu [2Cor 5,3], nunca más que ahoranos dé su santa gracia para imitaros, puesasí nos mostráis la vía para servir a Cris-to nuestro Señor.

2. De acá os hago saber cómo el rey,paresciéndole bien nuestro modo de pro-ceder, así por la experiencia que tiene delfruto espiritual que se hace, como espe-rando mayor cuantos más fueren, estádeliberado de hacer un colegio y una casade los nuestros, es a saber, de la Compa-ñía de Jesús; y para edificarlas, quedanacá tres, maestro Simón [Rodríguez], maes-tro Gonzalo [Madeyros] y otro sacerdotedocto en cánones [Manuel de Santa Clara]y otros muchos se van descubriendo paraentrar en la Compañía; y ha tomado elrey de hacer estas casas muy a pechos yde veras.

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Las veces que lo habemos visitado nosha hablado siempre en ello, sin jamás no-sotros haberle hablado, ni por nosotros nipor terceras personas, sino de su mera ypura voluntad se ha movido a quererlasedificar. Este verano en la universidad deCoímbra edificará el colegio, y la casa,pienso que en la ciudad de Evora; y creoque escribirá a su Santidad para que leenvíe algunos o alguno de la Compañíapara estos principios, para que ayuden amaestro Simón.

El rey en ser tan aficionado a nuestraCompañía, y desear el aumento de ella,como uno de nosotros, y todo por sóloamor y honra de Dios nuestro Señor, anosotros nos ha obligado por Dios a serleperpetuos siervos, paresciéndonos que auna voluntad tan crescida, con obras tancumplidas, si no conosciésemos la obli-gación que tenemos a los que en serviciode Dios nuestro Señor así se señalan, de-lante del acatamiento divino caeríamos enmucha falta; y así en nuestras oracionesy indignos sacrificios conoscemos tantaobligación, que pensaríamos caer en pe-cado de ingratitud, si los días que vivié-semos, nos olvidásemos de su Alteza.

Micer Paulo [Pablo Camerte, jesuita] yun otro, portugués [Francisco Mansillas,aún no sacerdote] y yo partimos esta se-mana a las Indias; y según la mucha dis-posición que hay en aquellas tierras paraconvertir ánimas, a lo que nos dicen to-dos los que han estado allá muchos años,esperamos en Dios nuestro Señor que ha-bemos de hacer mucho fruto.

3. Envíanos el rey muy favorescidos, ynos ha mucho encomendado al visorrey[Martín Alonso de Sousa] que este añova a las Indias, en cuya nao vamos noso-tros, y muéstranos mucho amor, tanto quehasta nuestra embarcación él no quiereque otro entienda, si él no, y de las cosasnecesarias para el mar ha tomado cargo

de proveernos hasta ponernos a su mesa.Estas particularidades solamente os escri-bo porque sepáis que, con su favor, mu-cho fruto podremos hacer entre aquellosreyes gentiles, por el mucho crédito queun visorrey tiene en aquellas partes.

4. El visorrey que este año va a las In-dias, ha estado en ellas muchos años. Eshombre mucho de bien; tal fama tiene entoda esta corte, y allá en las Indias muyquisto de todos. El me dijo este otro díaque en la India, en una isla de solos genti-les, sin mixtura de moros ni judíos [Cey-lán], que habíamos de hacer mucho fru-to, y él no pone dificultad de hacerse cris-tiano el rey de aquella isla con los de sureino.

5. Creo que Dios nuestro Señor, por lamucha fe de algunas personas que denosotros tienen alguna opinión, y por lanecesidad que tienen de nuestros peque-ños y flacos servicios, gentes que no co-nocen a Dios y dan culto a los demonios,no podemos dudar, puesta toda nuestraesperanza en Dios [1Tes 4,5], sino quehabemos de servir a Cristo nuestro Se-ñor, y ayudar nuestros prójimos, trayén-dolos a verdadero conoscimiento de la fe.

6. Por amor y servicio de Dios nuestroSeñor, os rogamos que nos escribáis parael marzo que viene, cuando partirán lasnaos de Portugal para la India, muy a lar-go de las cosas que allá os paresciere,acerca del modo que debemos de tenerentre los infieles; porque, dado que la ex-periencia nos mostrará parte del modo quedebemos de tener, esperamos en Diosnuestro Señor que lo demás placerá a sudivina Majestad darnos por Vosotros aconoscer de la manera que lo habemosde servir, como lo ha hecho hasta agora,y temiéndonos de lo que suele ser ya mu-chos acaescer, que, o por descuidos, opor no querer demandar y tomar de otros,suele Dios nuestro Señor negarles muchas

Doc.11 – Carta a los P.P. Ignacio de Loyola y Juan Coduri

San Francisco de Javier. Cartas selectas8

cosas, las cuales daría si bajando nues-tros entendimientos, pidiésemos ayuda yconsejo en lo que habemos de hacer, prin-cipalmente a aquellas personas por mediode las cuales ha placido a su divina Ma-jestad darnos a sentir en qué de nosotrosse manda servir: os rogamos, Padres, yos suplicamos una y otra vez en el Señor[1Tes 4,1] por aquella nuestra estrechísi-ma amistad en Cristo Jesús, que nos es-cribáis los avisos y medios para más ser-vir a Dios nuestro Señor, que allá os pa-resciere que debemos de hacer, pues tan-to deseamos la voluntad de Cristo nues-tro Señor por vosotros sernos manifesta-da; y en vuestras oraciones ultra de laacostumbrada memoria, otra más parti-cular os pedimos que tengáis, pues la lar-ga navegación y nueva contratación [tra-to familiar] de gentiles, con nuestro pocosaber, pide más y más favor del acostum-brado.

7. De las Indias os escribiremos más alargo con las primeras naos que de allávinieren, dándoos entera información delo de allá. El rey me dijo, cuando dél medespedí, que por amor de nuestro Señorle escribiese muy alargo de la disposiciónque allá hay para la conversión de aque-llas pobres ánimas, doliéndose mucho dela miseria en que están metidas, y muydeseoso que el Creador y Redentor dellasno sea perpetuamente ofendido de las crea-turas, a su imagen y similitud criadas, ycon tanto precio compradas.

Es tanto el celo que su Alteza tiene de lahonra de Cristo nuestro Señor y de la sal-vación de los prójimos, que es cosa paradar infinitos loores y gracias a Dios dever un rey que tan bien y píamente sientede las cosas de Dios: y es así que, si yono fuera testigo de todo, como soy, nopudiera creer lo mucho que en él he vis-to. Plegue a Dios nuestro Señor leacresciente los días de su vida por mu-

chos años, pues tan bien los emplea, y estan útil y necesario para su pueblo.

8. De acá os hago saber cómo esta corteestá muy reformada; y tanto, que partici-pa más de religión que de corte. Son tan-tos los que sin faltar de ocho a ocho díasse confiesan y comulgan, que es cosa paradar gracias y loores a Dios. Somos tanocupados en confesiones, que, si fuése-mos doblados de los que somos, tendría-mos sobrados penitentes, ocupándonostodo el día entero, y parte de la noche, yesto de solos cortesanos, sin entrar otragente.

Los que venían a negociar a la corte,cuando estábamos en Almerín [casa decampo del Rey], estaban maravillados dever la gente que se comulgaba todos losdomingos y fiestas; y ellos, viendo el buenejemplo de los de la corte, hacían lo mis-mo: de manera que, si fuéramos muchos,no fuera ningún negociante que primerono buscara de negociar con Dios que conel rey. Por las muchas confesiones nohabemos tenido espacio para predicar; yjuzgando servir más a nuestro Señor enocuparnos en confesiones que no enpredicaciones, por haber muchos predi-cadores en esta Corte, habemos dejadode predicar.

9. De acá no hay más que haceros sa-ber más de cuanto estamos para embar-car. Cesamos rogando a Cristo nuestroSeñor nos dé gracia de vernos y juntar-nos en la otra vida corporalmente, puesen ésta no sé si más nos veremos, así porla mucha distancia de Roma a la India,como por la mucha mies que allá hay sinirla a buscar a otra parte. Y quien primerofuere a la otra vida y allá no encontrará alhermano que ama en el Señor, ruegue aCristo nuestro Señor que a todos allá ensu gloria nos junte.

De Lisboa a 18 de marzo, año 1541.

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Por todos estos vuestros en el Señordilectos,

FRANCISCO DE XABIER.

Doc. 13

A sus compañerosresidentes en Roma

Mozambique 1º de enero 1542

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor.

1. De Lisboa os escribí, a mi partida,de todo lo que allá pasaba, de donde par-timos a siete de abril del año de 1541. An-duve por la mar mareado dos meses, pa-sando mucho trabajo quarenta días en lacuesta de Guinea, así en grandes calmascomo en no ayudarnos el tiempo. QuisoDios nuestro Señor hacernos tan grandemerced de traernos a una isla [Mozam-bique], en la cual estamos hasta el díapresente.

2. Porque soy cierto que habéis de hol-gar en el Señor, si Dios nuestro Señor seha querido servir de nosotros para servirsus siervos. Luego que llegamos aquí to-mamos cargo de los pobres dolientes quevenían en el armada; y así yo me ocupéen confesarlos, comulgarlos y ayudarlosa bien morir, usando de aquellas indulgen-cias plenarias que Su Santidad me conce-dió para las partes de acá. Casi todos mo-rían con grande contentamiento en ver queplenariamente a la hora de la muerte lospodía absolver. Micer Paulo y micer Man-cilla se ocupaban acerca lo temporal. To-dos posábamos con los pobres, segúnnuestras pequeñas y flacas fuerzas, ocu-pándonos así en lo temporal como en loespiritual. El fruto que se hace, Dios losabe, pues él lo hace todo.

3. A nosotros alguna consolación noses, y no pequeña, estar al cabo el señorgobernador y todos los nobles que vienenen esta armada, ser nuestros deseos mu-cho diferentes de todo favor humano, sinosolo por Dios; porque los trabajos erande tal calidad, que yo no me atreviera sóloun día por todo el mundo. Gracias hace-mos a Dios nuestro Señor grandes, porhabernos dado este conoscimiento y ha-bernos dado fuerzas para el complirlo. Elseñor gobernador me tiene dicho que tie-ne esperanza muy grande en Dios nues-tro Señor que adonde nos ha de mandar,se han de convertir muchos cristianos[muchos paganos se han de hacer cris-tianos]. Por amor de nuestro Señor os ro-gamos todos que en vuestras oraciones yen vuestros sacrificios tengáis especialmemoria de rogar a Dios por nosotros,pues nos conoscéis y sabéis de cuán bajometal somos.

4. Una de las cosas que nos da mucha con-solación y esperanza muy crecida, queDios nuestro Señor nos ha de hacer mer-ced, es un entero conoscimiento que denosotros tenemos, que todas las cosasnecesarias para un oficio de manifestar lafe de Jesucristo, vemos que nos faltan; ysiendo así que lo que hacemos sólo espor servir a Dios nuestro Señor créscenossiempre esperanza y confianza, que Diosnuestro Señor para su servicio y gloria,nos ha de dar abundantísimamente en sutiempo todo lo necesario. Si allá hubiesealgunas personas muy deseosas de servira Dios nuestro Señor, mucho fruto se se-guiría que mandásedes algunos a Portu-gal, porque de Portugal, con la armadaque de allá viene todos los años, vendránpara la India.

5. Viniendo por el mar prediqué todoslos domingos, y aquí en Mozambique lasveces que podía. La voluntad y afecciónque el señor gobernador nos muestra y el

Doc.13 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas10

amor que nos tiene es tanto, que todo fa-vor para servicio de Dios nuestro Señorestá muy cierto en el señor gobernadorpara nos lo dar.

6. Mucho deseara poder escribir máslargo, mas por cuanto [ahora] la enfer-medad no lo sufre; hoy me sangraron lasetena vez y hállome en mediocre dispo-sición. Dios loado. A todos nuestrosconoscidos y amigos mandaréis dar misencomiendas.

De Mozambique el primer día de enerode 1542.

FRANCISCO.

Doc. 14

Doctrina cristiana

Catecismo breve

Este catecismo breve, compuesto por SanFrancisco Javier en 1542, reproduce casi exac-tamente el texto que Juan de Barros había pu-blicado en Lisboa en 1539-1540. Tiene estetexto, sin embargo, gran interés porque nosmanifiesta la Doctrina católica enseñada porel Patrón de las Misiones. También nos mues-tra cómo el Santo, fiel a la tradición antigua,catequizaba tomando como base las oracio-nes vocales de la Iglesia. Siempre une Javierla oración y la evangelización.

1. Señor Dios, ten misericordia de no-sotros. Jesucristo, Hijo de Dios, ten mi-sericordia de nosotros. Espíritu Santo, tenmisericordia de nosotros.

2. Creo en Dios Padre todopoderoso,criador del cielo y de la tierra. Creo enJesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.Creo que fue concebido del Espíritu San-to y nació de la Virgen María. Creo quepadeció bajo el poder de Poncio Pilato,fue crucificado, muerto y sepultado. Creoque descendió a los infiernos; al tercerdía resucitó de los muertos. Creo que su-bió a los cielos y está sentado a la diestra

de Dios Padre todopoderoso. Creo queha de venir de los cielos a juzgar a losvivos y a los muertos. Creo en el EspírituSanto. Creo en la Santa Iglesia Católica.Creo en la comunión de los santos y en laremisión de los pecados. Creo en la resu-rrección de la carne. Creo en la vida eter-na. Amén.

3. Verdadero Dios, yo confieso de vo-luntad y corazón, como buen y leal cris-tiano, la Santísima Trinidad, Padre, Hijo,Espíritu Santo, tres personas, un solo Dios.Yo creo firmemente, sin dudar, todo loque cree la santa madre Iglesia de Roma,y también yo prometo, como fiel cristia-no, vivir y morir en la santa fe católica demi Señor Jesucristo. Y cuando a la horade mi muerte no pudiere hablar, ahora,para cuando yo muriere, confieso a miSeñor Jesucristo con todo mi corazón.

4. Padre nuestro, que estás en los cie-los; santificado sea el tu nombre; venga anos el tu reino; hágase tu voluntad así enla tierra como en los cielos. El pan nues-tro de cada día dánosle hoy; y perdóna-nos nuestras deudas, así como nosotrosperdonamos a nuestros deudores, y nonos dejes caer en la tentación, mas líbra-nos de todo mal.

5. Dios te salve, María, llena de gracia,el Señor es contigo; bendita tú eres entrelas mujeres, y bendito es el fruto de tuvientre, Jesús. Santa María, Madre deDios, ruega por nosotros pecadores, ahoray en la hora de mi muerte. Amén.

6. Los mandamientos de la ley del Se-ñor Dios son diez. El primero es amar aDios sobre todas las cosas. El segundoes no jurar el nombre de Dios en vano. Eltercero es guardar los domingos y fies-tas. El cuarto es honrar a tu padre y a tumadre, y vivirás muchos años. El quintono matarás. El sexto no fornicarás. Elséptimo es no hurtarás. El octavo es nolevantarás falso testimonio. El nono es no

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desearás las mujeres ajenas. El décimo nocodiciarás las cosas ajenas.

7. Dice Dios: los que guardaren estosdiez mandamientos irán al paraíso. DiceDios: los que no guardaren estos diez man-damientos irán al infierno.

8. Ruégoos, Señor mío Jesucristo, queme deis gracia hoy, en este día, en todotiempo de mi vida, para guardar estos diezmandamientos.

9. Ruégoos, Señora mía Santa María,que queráis rogar por mí a vuestro bendi-to Hijo, Jesucristo, que me dé gracia hoy,en este día, todo el tiempo de mi vida,para guardar estos diez mandamientos.

10. Ruégoos, Señor mío Jesucristo, queme perdonéis mis pecados que hice hoy,en este día, en todo el tiempo de mi vida,en no guardar estos diez mandamientos.

11. Ruégoos, Señora mía Santa María,Reina de los ángeles, que me alcancéisperdón de vuestro bendito Hijo Jesucris-to, de los pecados que hice hoy, en estedía, en todo tiempo de mi vida, en noguardar estos diez mandamientos.

12. Los mandamientos de la Iglesia soncinco. El primero es oír misa entera to-dos los domingos y fiestas de guardar. Elsegundo es confesarse el cristiano una vezen la Cuaresma o antes, si se espera en-trar en algún peligro de muerte. El terce-ro es tomar comunión, por obligación, endía de Pascua, o antes o después, segúnla costumbre del obispado. El cuarto esayunar, cuando lo manda la santa Iglesia,a saber, vigilias, cuatro Témporas y la Cua-resma. El quinto es pagar diezmos y pri-micias.

13. Dios te salve, Reina, Madre de mi-sericordia, dulzura de la vida, esperanzanuestra, Dios te salve. A ti clamamos losdesterrados hijos de Eva. A ti suspiramosgimiendo y llorando en este valle de lágri-mas. Ea, pues, abogada nuestra, vuelve anosotros esos tus ojos misericordiosos.

Y después de este destierro, muéstranosa Jesús, fruto bendito de tu vientre. Ohclemente, oh piadosa, oh dulce siempreVirgen María. Amén. Ruega por nosotros,que seamos merecedores de las prome-sas de Jesucristo. Amén Jesús.

14. Yo pecador, muy errado, me con-fieso al Señor Dios y Santa María, a SanMiguel, el ángel, a Juan Bautista, y a SanPedro y a San Pablo y Santo Tomás, y atodos los santos y santas de la corte de loscielos. Y a vos, Padre, digo mi culpa, quepequé grandemente por pensamiento y porpalabra y por obra, del mucho bien quepudiera hacer que no hice, y del muchomal de que me pudiera apartar, y no meaparté: de todo me arrepiento y digo a Diosmi culpa, mi grande culpa, Señor, mi cul-pa. Pido y ruego a mi Señora, Santa Ma-ría, y a todos los santos y santas, quequieran rogar por mí a mi Señor Jesu-cristo, que me quiera perdonar mis peca-do presentes, confesados, pasados y ol-vidados, y de aquí para adelante me dé sugracia, que me guarde de pecar y me lle-ve a gozar la gloria del paraíso. Amén.

15. Los pecados mortales son siete. Elprimero es soberbia. El segundo es avari-cia. EL tercero es lujuria. El cuarto es ira.El quinto es gula. El sexto es envidia. Elséptimo pereza.

16. Las virtudes morales contra los pe-cados mortales son siete. La primera eshumildad contra la soberbia. La segundaes largueza contra avaricia. La tercera escastidad contra lujuria. La cuarta es pa-ciencia contra la ira. La quinta es tempe-rancia contra la gula. La sexta es caridadcontra la envidia. La séptima es diligenciacontra la pereza.

17. Las virtudes teologales son tres. Laprimera fe; la segunda esperanza; la ter-cera caridad.

18. Las virtudes cardinales son cuatro.La primera prudencia; la segunda fortale-

Doc.14 – Doctrina cristiana

San Francisco de Javier. Cartas selectas12

za; la tercera templanza; la cuarta justi-cia.

19. Las obras de misericordia corpora-les son siete. La primera es visitar los en-fermos. La segunda dar de comer a quientiene hambre. La tercera dar de beber aquien tiene sed. La cuarta es redimir a loscautivos. La quinta es vestir a los desnu-dos. La sexta es dar posada a los peregri-nos. La séptima es enterrar a los muer-tos.

20. Las obras de misericordia espiritualson siete. La primera es enseñar a los sim-ples sin doctrina. La segunda, dar buenconsejo a quien lo ha menester. La terce-ra es castigar a quien ha menester casti-go. La cuarta es consolar a los tristes des-consolados. La quinta es perdonar al queha errado. La sexta es sufrir las injuriascon paciencia. La séptima es rogar a Diospor los vivos, que los guarde de pecadosmortales, y por los muertos, que los sa-que de las penas del purgatorio y los lleveal paraíso.

21. Los sentidos corporales son cinco.El primero es ver. El segundo es oír. Eltercero es oler. El cuarto es gustar. Elquinto es palpar.

22. Las potencias del alma son tres. Laprimera memoria la segunda entendimien-to; la tercera voluntad.

23. Los enemigos del alma son tres. Elprimero es el mundo. El segundo es lacarne. El tercero es el diablo.

24. Oración a la Hostia. Adórote, miSeñor Jesucristo, bendígote pues por tusanta cruz redimiste el mundo y a mí.Amén.

25. Oración al cáliz. Adórote, sangrede mi Señor Jesucristo, que fuista derra-mada en la cruz por salvar a los pecado-res y a mí. Amén.

26. ¡Oh mi Dios!, poderoso y Padre pia-doso, Criador de todas las cosas del mun-do; en vos, mi Dios y Señor, pues sois

todo mi bien, creo firmemente, sin poderdudar, que me tengo de salvar por losméritos infinitos de la muerte y pasión devuestro Hijo Jesucristo, mi Señor, aun-que los pecados de cuando era pequeñosean muy grandes, con todos los demásque tengo hechos hasta esta hora presen-te, pues es mayor vuestra misericordia quela maldad de mis pecados. Vos, Señor, mecriasteis, y no mi padre ni mi madre, yme disteis alma y cuerpo y cuanto tengo.Y Vos, mi Dios, me hicisteis a vuestrasemejanza, y no los pagodas [ídolos], queson dioses de los gentiles en figura debestias y alimañas del diablo. Yo reniegode todos los pagodas, hechiceros, adivi-nadores, pues son cautivos y amigos deldiablo.

Oh gentiles, ¡qué ceguera de pecado lavuestra tan grande, que hacéis de Diosbestias y demonio, pues lo adoráis en susfiguras!

Oh cristianos, demos gracias y loores aDios, trino y uno, que nos dió a conocerla fe y la ley verdadera de su Hijo Jesu-cristo.

27. Oh Señora, Santa María, esperan-za a los cristianos, Reina de los ángeles yde todos los santos y santas que estáncon Dios en los cielos; a vos, Señora, y atodos los santos, me encomiendo, ahoray para la hora de mi muerte, que me guar-déis del mundo, de la carne, del diablo,que son mis enemigos, deseosos de lle-var mi alma a los infiernos.

28. Oh señor San Miguel, defiéndemedel diablo a la hora de mi muerte, cuandoestuviere dando cuenta a Dios de mi vidapasada.

Pesad, Señor, mis pecados con los mé-ritos de la muerte y pasión de mi SeñorJesucristo, y no con mis pocos mereci-mientos: así seré libre del poder del ene-migo e iré a gozar para siempre, sin fin delos fines.

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39. A la bendición de la mesa. Bende-cid: Resp.: El Señor. Bendíganos el Se-ñor, Dios trino y uno, a nosotros y lo quehemos de comer. Bendigamos al Señor.Resp.: A Dios sean dadas las gracias. Vers.:Alabanza a Dios, paz a los vivos, descan-so a los difuntos. Amén. Dios nos junteen el paraíso. Amén.

Doc. 15

A sus compañerosresidentes en Roma

Goa 20 de septiembre 1542

Goa, capital de la India portuguesa, con másde cien clérigos, era entonces una ciudad cris-tiana, aunque tenía muchísimos paganos. Enla ciudad y alrededores había catorce iglesiasy ermitas. De Mozambique a Goa viajó Javiercon el gobernador. Sus dos compañeros viaja-ron más tarde.

La gracia y paz de Cristo Señor nuestrosea siempre con nosotros. Amén.

1. Cuando de Lisboa partimos micerPaulo, Francisco de Mansillas e yo, osescrebí muy largo de nuestra venida parala India; y así agora hago lo mismo, dán-doos parte de nuestro viaje y llegada en laIndia, pues cuando de vosotros partí, memandasteis que fuese solicito en escre-biros muy largo de nuestra llegada en es-tas partes de la India, todas las veces queser pudiese.

2. Hágoos saber que nosotros partimosde Lisboa para la India a siete de abril,año de 1541, y llegamos a India a seis demayo del año 1542; de manera que pusi-mos en el camino un año y más de Portu-gal a India, donde comúnmente no suelenponer más de seis meses. En la nao todoel tiempo que navegamos, siempre veni-mos de salud; todos veníamos en la naodonde venía el señor gobernador y muy

favorecidos dél. El tiempo que navega-mos, no faltaban en la nao confesiones,así de los que venían enfermos como delos sanos. Los domingos predicaba. Loa-do sea Dios nuestro Señor, pues fue ser-vido hacerme merced, que, navegandopor el señorío de los peces, hallase a quiensu palabra manifestase, y el sacramentode la confesión por la mar no menos ne-cesario que en la tierra administrase.

3. Antes que pudiésemos pasar a estaspartes de la India, llegamos en una islaque se llama Mozambique, donde inverna-mos cinco naos muy grandes con muchagente, en la cual Isla estuvimos seis me-ses, donde el rey de Portugal tiene unafortaleza. En esta ínsula hay un lugar deportugueses y otro de moros de paces.Adoleció mucha gente el tiempo que aquíestuvimos: murieron algunos ochentahombres. Nosotros posamos siempre enel hospital con los enfermos, teniendocargo de ellos. Micer Paulo y Mansilla ocu-pábanse de lo corporal e yo en confesar ycomulgar de continuo, no pudiendo aca-bar de cumplir con todos. Los domingossolía predicar: tenía mucho auditorio porestar el Señor gobernador presente. Eramuchas veces importunado de ir a con-fesar fuera del hospital; y no podía dejarde ir cuando algún hombre de maneraestaba enfermo, o en otra cualquiera nece-sidad se ofreciese.

De manera que no faltaron ocupacio-nes espirituales todo el tiempo que estu-vimos en Mozambique. El señor gober-nador y todos los nobles nos mostrabanmucho amor y voluntad, y toda la gentede guerra, y por la gracia de Dios nuestroSeñor, a edificación de todos ellos estuvi-mos en aquella isla por espacio de seismeses.

4. De Mozambique a India hay 900 le-guas; y cuando el señor gobernador deesta ínsula partió para venir a estas partes

Doc.15 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas14

de la India, a esta sazón había muchosenfermos. Rogónos el señor gobernadorque tuviésemos por bien de quedar en Mo-zambique algunos de nosotros, para mi-rar por los enfermos que quedaban enaquella tierra, los cuales no estaban endisposición de poderse embarcar. Y asímicer Paulo y Mansilla quedaron ahí, porparecer del señor gobernador, y a mímandóme que viniese con su señoría, porcuanto él venía mal dispuesto, para con-fesarlo hallándose en necesidad; y asíquedaron micer Paulo y Mansilla en Mo-zambique, e yo vine con el gobernador.Agora cada día espero por ellos en las naosque han de venir de Mozambique este mesde septiembre.

5. Ha cuatro meses y más que llegamosa India, a Goa, que es una ciudad toda decristianos, cosa para ver. Hay un monas-terio de muchos frailes de la orden de SanFrancisco y una seo muy honrada y demuchos canónigos, y otras muchas igle-sias. Cosa es para dar muchas gracias aDios nuestro Señor en ver que el nombrede Cristo tanto florece en tan luengas tie-rras y entre tanto infieles.

6. De Mozambique a Goa pusimos másde dos meses. Pasamos por una ciudadde moros los cuales son de paces: llámasela ciudad Milinde [hoy Malindi, Kenia], enla cual el más del tiempo suele haber mer-caderes portugueses: y los cristianos queahí mueren, entiérranse en unas tumbasgrandes, las cuales hacen con cruces.Junto con esta ciudad hicieron los portu-gueses una cruz grande de piedra, dora-da, muy hermosa [puesta en 1498 porVasco da Gama]. En verla, Dios nuestroSeñor sabe cuánta consolación recebi-mos, conociendo cuán grande es la vir-tud de la cruz, viéndola así sola y contanta vitoria entre tanta morería.

7. El rey desta ciudad de Milinde vino aver el señor gobernador al galeón donde

estaba, mostrándole mucha amistad. Enesta ciudad de Milinde fui a enterrar a unhombre, el cual murió en nuestro en nues-tro galeón, donde se edificaron los morosde ver el modo de proceder que tenemoslos cristianos en soterrar a los finados.

8. Un moro de esta ciudad de Milinde,de los más honrados, me demandó que ledijese si las iglesias, donde nos solemosorar, si son muy visitadas de nosotros, ysi somos férvidos en la oración, dicién-dome cómo entre ellos se perdía muchola devoción, y si era así entre los cristia-nos; porque en aquella ciudad hay dieci-siete mezquitas, y la gente ya no iba másde a tres mezquitas, y a éstas muy pocagente era la que iba. De manera que esta-ba muy confuso en no saber dónde pro-cedía perderse así la devoción: decíameque tanto mal no podía proceder sino dealgún grande pecado.

Después que hubimos razonado un granpedazo, él quedó con un parecer, yo conotro: de manera que no quedaba satisfe-cho de lo que le dije, que Dios nuestroSeñor, siendo en todas sus cosas fidelí-simo, no descansaba con infieles, y me-nos con sus oraciones; y que ésta era lacausa porque Dios quería que la oraciónentre ellos se perdiese, pues della no eraservido. Un moro muy docto en la sectade Maomet, el cual era el caciz [jefe reli-gioso musulmán], esto es, maestro, esta-ba en aquella ciudad: decía que si dentrode dos años Maomet no viniese a visitar-los, que no había de creer más en él ni ensu secta. Propio es de infieles y grandespecadores vivir confiados: merced es quenuestro Señor les hace sin ellos conocerla.

9. De esta ciudad de Milinde, viniendonuestro camino para la India, fuimos adar a una isla grande de 25 ó 30 leguas, lacual se llama Socotora, tierra desampara-da y pobre; no se coge en ella trigo, niarroz, ni millo, ni vino, ni fruta: es muy

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estéril y seca. Hay muchos dátiles; el pande aquella tierra es de dátiles. Hay muchoganado, y mantiénense de leche, dátiles ycarne.

10. Es una tierra de grandes calmas. Lagente de esta ínsula son cristianos, al pa-recer dellos: por tales se tienen. Préciansemucho de ser cristianos en los nombres,y así lo muestran. Es gente muy ignoran-te: no saben leer ni escrebir ni tienen li-bros ni escrituras: son hombres de pocosaber. Hónranse mucho de decir que soncristianos. Tienen iglesias y cruces y lám-paras. Cada lugar tiene su caciz ; éste escomo clérigo entre nos. No saben estoscacizes ni leer ni escrebir, ni tienen librosni escrituras. Estos cacizes saben muchasoraciones de coro: van a la iglesia a medianoche y a la mañana, y a hora de víspe-ras, y a la tarde a horas de completas, cua-tro veces al día. No tienen campanas; conlos palos llaman a la gente, como hace-mos nosotros en la Semana Santa. No en-tienden los mismos cacizes las oracionesque rezan, porque no son en su lengua;creo que son en caldeo. Yo escrebí tres ocuatro oraciones de estas que ellos rezan.

Fui dos veces a esta ínsula. Son devo-tos de Santo Tomé; dicen ellos que sonlos cristianos que hizo Santo Tomé en estaspartes. En las oraciones que rezan estoscacizes, dicen algunas veces alleluia,alleluia, casi así pronuncian la aleluyacomo nosotros. Estos cacizes no bauti-zan ni saben qué cosa es bautizar. Lasveces que fui a estos lugares, bauticémuchos mochachos; holgaban sus padrese madres porque los bautizaba. Con mu-cho amor y voluntad, de su pobreza medaban de lo que tenían, e yo contentábamecon la voluntad con que querían darmede sus dátiles. Rogáronme mucho quequedase con ellos, y que todos, grandesy pequeños, se bautizarían. Dije al señorgobernador que me diese licencia, que yo

quería quedar ahí, pues hallaba mies tanpreparada. y porque a esta isla vienen tur-cos y no es habitada de portugueses, ypor no me dejar en peligro que me lleva-sen preso los turcos, no quiso el señorgobernador que quedase en aquella ínsulade Socotora, diciéndome que me habíade enviar a otros cristianos que tienen tan-ta o más necesidad de doctrina que los deSocotora, donde haría más servicio a Diosnuestro Señor. Estuve a unas vísperas quedijo un caciz. Detúvose una hora en de-cirlas. Nunca otro hacía sino incensar yrezar; en todo tiempo incensaba.

Estos cacizes son casados. Son gran-des ayunadores: cuando ayunan, no co-men pescado, ni leche, ni carne; antes sedejarán morir. Hay mucho pescado en estaisla, mantiénense con dátiles y yerbas.Ayunan dos cuaresmas, y la una es dedos meses. Los que no son cacizes, siestas cuaresmas comen carne, no entranen las iglesias. Las mujeres no van a laIglesia en estas cuaresmas.

11. En aquel lugar había una mora, lacual tenía dos hijos pequeños; yo quíselosbautizar, pensando que no eran hijos demoros. Ellos fueron huyendo de mí a sumadre y dijéronle cómo yo los quise bau-tizar; y ella vino llorando a mí, que no losbautizase, porque ella era mora y no que-ría ser cristiana, ni menos quería que sushijos lo fuesen. Los cristianos de la tierrame dijeron que en ninguna manera losbautizase, aunque su madre quisiese, por-que ellos no eran contentos que morosfuesen merecedores de ser cristianos, nihabían de consentir que lo fuesen. Es gen-te muy enemiga de moros.

12. Llegamos a la ciudad de Goa a seisde mayo del año de 1542. Partimos al finde febrero de Mozambique. Las cinconaos de mediado marzo partieron, de lascuales la principal se perdió; la gente casitoda se salvó. Perdióse cerca de tierra.

Doc.15 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas16

Era nao muy rica; traía muchas merca-durías; era nao de 700 toneles y más.

Aquí en Goa posé en el hospital. Con-fesaba y comulgaba los enfermos que ahíestaban; eran tantos los que venían a con-fesarse, que, si estuviera en diez partespartido, en todas ellas tuviera que confe-sar. Después de cumplir con los enfer-mos, confesaba por la mañana los sanosque me venían a buscar: y después de me-diodía iba a la cárcel a confesar los pre-sos, dándoles alguna orden e inteligenciaprimero del modo y orden que habían detener para confesarse generalmente. Des-pués de haber confesado los presos, toméuna ermita de nuestra Señora, que estabacerca del hospital, y ahí comencé a ense-ñar los mochachos las oraciones, el Cre-do y los mandamientos; pasaban muchasveces de trescientos los que venían a ladoctrina cristiana. Mandó el señor obispo[Juan de Alburquerque, franciscano, muyamigo de Javier, primer Obispo de la In-dia Oriental] que por las otras iglesias sehiciese lo mesmo, y así se continúa ago-ra, donde el servicio que a Dios nuestroSeñor en esto se hace, es mayor de loque muchos piensan.

13. Con mucho amor y voluntad de losde aquesta ciudad habité aquí todo el tiem-po que estuve; los domingos y fiestas pre-dicaba en aquella ermita de nuestra Seño-ra, después de comido, a los cristianosde la tierra un artículo de la fe. Iban tantagente que no cabían en la ermita. y des-pués de la predicación enseñaba el Paternoster, Avemaría, el Credo y los manda-mientos de la ley. Los domingos iba fuerade la ciudad a decir misa a los enfermosdel mal de San Lázaro [la lepra]: confesélosy comulguélos todos cuantos en aquellacasa había; prediquélos una vez; queda-ron muy amigos y devotos míos.

14. Agora me manda el señor goberna-dor para una tierra, donde todos dicen que

tengo de hacer muchos cristianos. Llevoconmigo tres de aquella tierra, los dos sonde epístola y evangelio; saben la lenguaportuguesa muy bien, y más la suya na-tural; el otro no tiene sino órdenes meno-res. Creo que hemos de hacer mucho ser-vicio a Dios nuestro Señor. En viniendomicer Paulo y Francisco Mansillas de Mo-zambique, hame dicho el señor goberna-dor que luego los mandará donde yo voy,que es a 200 leguas de Goa. Llámase latierra donde voy el Cabo de Comurín [In-dia meridional, o sea Pesquería y Travan-cor]. Placerá a Dios nuestro Señor que,con el favor y ayuda de vuestras devotasoraciones, no mirando Dios nuestro Se-ñor a mis infinitos pecados, que me ha dedar su santísima gracia para que acá enestas partes mucho le sirva.

15. Los trabajos de tan larga navega-ción, cuidado de muchas enfermedadesespirituales, no pudiendo hombre cumplircon las suyas, habitación de tierra tansujeta a pecados de idolatría, y tan traba-josa de habitar, por las grandes calmasque hay en ella; tomándose estos trabajospor quien se deberían tomar, son grandesrefrigerios y materia para muchas y gran-des consolaciones. Creo que los que gus-tan de la cruz de Cristo nuestro Señor, des-cansan viniendo en estos trabajos, y mue-ren cuando de ellos huyen o se hallan fuerade ellos. ¡Qué muerte es tan grande vivir,dejando a Cristo, después de haberlo co-nocido, por seguir propias opiniones oaficiones! No hay trabajo igual a éste, ypor el contrario, ¡qué descanso vivir mu-riendo cada día, por ir contra nuestro pro-pio querer, buscando no los propios inte-reses sino los de Jesucristo! [Flp 2,21].

Por amor y servicio de Dios nuestro Se-ñor os ruego, hermanos carísimos, queme escribáis muy largo de todos los de laCompañía: porque ya que en esta vida noespero más veros cara a cara, sea a lo

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menos por enigmas [cf. 1Cor 13,12], estoes, por cartas. No me neguéis esta gra-cia, dado que yo no sea merecedor de ella;acordaos que Dios nuestro Señor os hizomerecedores, para que yo, por vosotros,mucho mérito y refrigerio esperase y al-canzase. Del modo que tengo de tener conestos gentiles y moros donde agora voy,escrebidme muy largo, por servicio deDios nuestro Señor, pues, por medio devosotros, espero que el Señor me ha dedar a entender el modo que acá tengo detener en convertirlos a su santa fe.

Las faltas que en este medio, que res-puesta destas no tuviere, espero en nues-tro Señor que por vuestras cartas me hande ser manifestadas, y en lo por venir en-mendarme. En este medio, por los méri-tos de la santa madre Iglesia, en quien yomi esperanza tengo, cuyos miembros vi-vos vosotros sois, confío en Cristo nues-tro Señor que me ha de oír y concederesta gracia, que use deste inútil instrumen-to mío, para plantar su fe entre gentiles;porque, sirviéndose su Majestad de mí,gran confusión sería para los que son paramucho, y acrecentamiento de fuerzas paralos que son pusilánimes; y viendo que,siendo yo polvo y ceniza [Gén 18,27], yaun esto de lo más ruin, que presto paraser testigo de vista de la necesidad queacá hay de operarios, cuyo siervo perpe-tuo sería de todos aquellos que a estaspartes quisiesen venir, para trabajar en laamplísima viña del Señor [Mt 9,37].

Así ceso, rogando a Dios nuestro Se-ñor que, por su infinita misericordia, nosjunte en su santa gloria, pues para ella fui-mos criados, y acá, en esta vida, nos acre-ciente las fuerzas, para que en todo y portodo lo sirvamos como él manda y su san-ta voluntad en esta vida cumplamos.

De Goa a 20 de setiembre, año de 1542.Vuestro inútil hermano en Cristo,

FRANCISCO DE XABIER.

Doc. 16

Al Padre Ignacio de Loyola, Roma

Goa 20 de septiembre 1542

La gracia y paz de Jesucristo Señornuestro sea siempre con nosotros. Amén.

1. En esa cibdad de Goa movió Diosnuestro Señor algunas personas para quele sirviesen en hacer un colegio, el cualera más necesario en estas partes que otracosa, y cada día se va haciendo más. Escosa para dar muchas gracias al Señor,que tales edificios materiales para edifi-cación de muchos templos espirituales,doctrina y conversión de muchos infielesmanda a sus siervos hacer. Dos que tie-nen cargo de edificar el colegio, son hom-bres muy honrados y principales. El se-ñor gobernador da todo el favor para queeste colegio se haga; paresce a su señoríaser tanto servicio de Dios nuestro Señoredificar esta casa, en estas partes tan ne-cesaria, que por su causa se ha de acres-centar y en breve tiempo acabar. La igle-sia que hacen dentro del colegio, es muyhermosa. Los fundamentos son ya aca-bados y las paredes ya alzadas; agora lacubren. Este verano dirán misa en ella.

Es mayor la iglesia, cuasi dos veces,que la iglesia del colegio de Sorbona. Tie-ne ya renta, con la cual puede ya mante-ner mas de ciento estudiantes. De cadadía ha de ser muy dotada, según parescea todos muy bien. Los de acá confiamosen Dios nuestro Señor que de este cole-gio, antes de muchos años, han de salirhombres, los cuales han de acrescentaren estas partes mucho la fe de Jesucristoy cumplir los límites de la santa madreIglesia.

2. Creo que antes de seis años ha dehaber pasados de trescientos estudiantes,entre los cuales ha de haber de varias len-guas, naciones y gentes. Espero en Dios

Doc.16 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas18

nuestro Señor que de esta casa han desalir hombres, antes de muchos años, loscuales han de multiplicar el número de loscristianos. El señor gobernador, dándoleDios nuestro Señor paz con estos infie-les, porque acá quasi siempre vivimos deguerra, ha de hacer los edificios materia-les de este colegio en breve tiempo, porparescerle la cosa más pía y santa de todala India; pues tales edificios como éstos,fundados en Cristo, son causadores demuchas victorias contra los infieles, con-tra los cuales su señoría ha alcanzado mu-chas y grandes victorias por lo pasado, yagora, por lo por venir, espera en Diosnuestro Señor que le ha de dar muchasmayores. Por tanto os manda rogar, poramor y servicio de Dios nuestro Señor,que en vuestras oraciones y de toda laCompañía tengáis en especial memoria deMartín Alfonso de Sosa, de encomendar-lo a Dios nuestro Señor le dé gracia parabien gobernar esta India grande, y de talmanera se ocupe de los negocios tempo-rales, que no pierda los eternos.

3. Y si de mi parte pensase que hay ne-cesidad de rogaros que no olvidéis dél envuestros devotos sacrificios, encomendá-roslo hía [os lo encomendaría] como ami ánima propria, por serle yo tanto enobligación. Obligóme a ser tanto suyo suvirtud, y también por ser él tan mío; to-das estas obligaciones, así suyas comomías, por la gracia de Dios son en Cristo;y si dél algún tiempo me olvidase, lo quenunca nuestro Señor permita, parécemeque, por solo este descuido, Dios nuestroSeñor me había de castigar por ofendelloen tan grave pecado de ingratitud. El se-ñor gobernador escribe sobre este cole-gio al rey, para que su alteza escriba aRoma a su Santidad, rogándole que tengapor bien de mandar a esta tierra algunosde nuestra Compañía, para que sean edi-ficios espirituales de este tan santo cole-gio. Aquí algunos lo llaman la Conversión

de San Pablo, y otros Santa Fe. Este últi-mo nombre me paresce más conforme,según ha de ser predicada y plantada.

4. Díjome el señor gobernador que osescribiese muy largo de este colegio y desu fundación. Fue fundado para que ahífuesen enseñados en la fe los naturales deestas tierras, y de estos que fuesen de di-versas naciones de gentes; y después quefuesen bien instruidos en la fe, mandarlosa sus naturalezas [lugares de origen] paraque fructificasen en lo que eran instrui-dos. Está el señor gobernador tan bien connuestra Compañía y modo de proceder,que no lo podría acabar de escribir; parés-cele, pues Dios nuestro Señor por vos nosllamó a todos los que somos de una Com-pañía, que cumple con Dios y con suconsciencia en presentaros la necesidadque hay, para enseñar los de este colegio,que vengan algunos de nuestra Compa-ñía, y que a vos toca esta impresa de pro-veer de fundamentos espirituales para estecolegio, y a su señoría de acabar y acres-centar los edificios materiales dél.

Dice el señor gobernador, que los quehan de venir, sería cosa santa y de muchaestima, y causa de mucha gran devociónen estas partes, si para el altar mayor delcolegio trujesen de su Santidad una gra-cia y privilegio, que todos aquellos que enel dicho altar celebraren misa por un di-funto, saquen una ánima de purgatorio,así como si en los altares privilegiados deRoma dijesen.

Desea mucho el señor gobernador, paraque en cosa tan santa no intervenga ava-ricia de los que ahí vinieren a celebrar,que la concesión fuese de esta manera:que todos los que dijesen misa en el dichoaltar sea gratis y por amor de Dios, sinninguna esperanza de premio temporal, yque de otra manera no gocen del privile-gio; y el que la hace decir, que se confie-se y comulgue en aquella misa; porque en

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mucha razón cabe que, quien es causaque saquen una ánima de purgatorio, quesaque la suya primero del infierno; y a losque dijeren misa en el dicho altar gratis,etc., que su Santidad concediese algúnpremio, espiritual, o indulgencia plenaria,o otra, cual su Santidad mandase; y estoporque los sacerdotes, por amor del pre-mio espiritual, holgasen de decir misa gra-tis, y por amor de Dios, sin ninguna es-peranza de premio temporal; y de estamanera dice su señoría que desea muchoesta gracia en este colegio, porque de estamanera sería causa de mucha devoción,y estimarse hía como es mucha razón.Por esta y otras gracias espirituales quemanda pedir, podéis juzgar el ánimo y celoque tiene, pues tan bien siente de cosastan santas y pías, y así las procura.

5. Cierto soy que los que han de venirde nuestra Compañía, que ha de venir per-sona o personas que vos mucho confiéis,pues han de tener cargo de un tal colegiocomo éste, han de pasar muchos traba-jos, porque los de esta tierra son grandes,según ella debilita a los que no son cria-dos en ella. Pensad una cosa: que así elmar como la tierra los ha de probar paracuánto son. No es esta tierra sino parahombres de gran complexión y no demucha edad; más es para mancebos queno para viejos, aunque para los viejos hol-gantes es buena. Con mucha caridad yamor de los de esta tierra han de ser reci-bidos los que de nuestra Compañía vi-nieren. Han de ser muy importunados demuchas confesiones, Ejercicios Espiritua-les y predicaciones. Pensad que hallaránmucha mies. Hay ya más de sesenta mo-chachos naturales de la tierra, de los cua-les tiene cargo un padre reverendo. Estoseste verano habitarán en el colegio. Entreéstos hay muchos, y cuasi todos, quesaben leer y rezar el oficio, y muchosdellos escrebir. Están ya para podellosmonstrar [enseñar] gramática. Esta cuenta

os doy para que de allá proveáis quien acáse ocupe en sólo enseñar gramática, quetendrá mucha ocupación.

6. De los que han de venir, desea el se-ñor gobernador que entre ellos viniese al-gún predicador, el cual se ocupase conlos clérigos en Ejercicios Espirituales, oen leerles alguna cosa de la Sagrada Es-critura o de materia de sacramentos, por-que los clérigos que vienen a India, noson todos letrados; y con esto juntamen-te, poniendo por obra lo que les leyese yenseñase, los moviese e inflamase en elamor de Dios y salvación de los prójimos,viendo ellos en el poner por ejecución loque les leyese, pues las obras son las quemueven más que palabras; y los otros seocupasen en confesiones, ministrar los sa-cramentos y conversar con los gentilesde esta isla, porque habrían de convertirmuchos, y hacer infinito fruto en las áni-mas dadas a la idolatría, que, muchas deellas, por no saber quien las ayude a salirde tanta ignorancia, vienen en tanta infide-lidad, sin conoscer a su Criador y Señor.

Espera el señor gobernador que de Romahan de venir tres clérigos y un maestrode gramática, porque así me paresce queescribe al rey, para que su alteza escriba asu Santidad demandándole cuatro denuestra Compañía, y también acerca denuestras indulgencias que en la otra cartaos escribo, para que el rey provea en Ro-ma cómo se despachen, las cuales, si tru-jeren los que de nuestra Compañía vinie-ren, pensad que las voluntades de todoslos portugueses que hay en la India ten-drán ganadas, y mucha autoridad y cré-dito con todos ellos, que es grande partepara imprimir en sus ánimas todas cosasespirituales. Sobre todas las naciones quehe visto, creo que la portuguesa hace ven-taja a todas en estimar las gracias, indul-gencias de Roma. Y esta concesión deestas gracias será causa que muchos más

Doc.16 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas20

se alleguen a los sacramentos, y ansí poresta razón, como por ser los portuguesesmuy obedientes, vendrá en concederleslas indulgencias que esperan. Todas lasgracias que de allá trajeren los de nuestraCompañía, traerlas han muy autorizadaspor bulas de su Santidad, para mayor au-toridad y mayor aumento de devoción.

7. El señor gobernador, a lo que creo,os escribe; y aunque no os conosce devista, mucho vuestro devoto y de todoslos de la Compañía. No dejéis de escribir-le y mandarle un par de rosarios de cuen-tas, unas para su mujer y otras para él,con todas las gracias, indulgencias quede su Santidad pudiéredes alcanzar: halasmucho de estimar, ansí por las gracias,indulgencias que su Santidad le ha de con-ceder, como por enviárselas vos. Más ospide el señor gobernador, que por la mu-cha confianza que en vos tiene, que le al-cancéis esta gracia, y privilegio de su San-tidad, que todas las veces que se confesareél y su mujer, hijos y hijas, que le conce-da su Santidad aquellas indulgencias queganarían, si todas las siete iglesias de Ro-ma en persona visitasen. En esto recibiráel señor gobernador gran caridad de vos,y pensaría de mí que algún crédito tengocon vos, si por escribiros yo de su parte,alcanzáredes de su Santidad estas graciasy las otras.

Así acabo rogando a Cristo nuestroSeñor, pues por su infinita misericordianos juntó en esta vida, que después de lamuerte nos lleve a su santísima gloria. DeGoa a 20 de setiembre, año de 1542.

Vuestro hijo en Cristo,

FRANCISCO DE XABIER.

Doc. 19

Al Padre Ignacio de Loyola, Roma

Tuticorín 28 de octubre 1542

La gracia y paz de Jesucristo Señornuestro sea siempre con nosotros. Amén.

1. De la ciudad de Goa os escrebí muylargo de toda nuestra peregrinación des-pués que partimos de Lisboa, hasta nues-tra llegada en la India; y también cómoestaba de partida para Tutucurín [capitalprincipal de la Pesquería], en compañíade unos padres de aqueste lugar, los cua-les de pequeños fueron llevados para laciudad de Goa, donde fueron enseñadosen las cosas eclesiásticas, de manera queagora son de evangelio [diáconos].

2. Venimos por lugares de cristianos,que agora habrá ocho años que se hicie-ron cristianos [probablemente Manapar].En estos lugares no habitan portugueses,por ser la tierra muy estéril en extremo ypaupérrima. Los cristianos de estos luga-res, por no haber quien los enseñe ennuestra fe, no saben más de ella que decirque son cristianos. No tienen quien lesdiga misa [había solo un sacerdote], ni me-nos quien los enseñe el Credo, Pater nos-ter, Ave María, ni los mandamientos.

En estos lugares, cuando llegaba, bau-tizaba todos los mochachos que no eranbautizados; de manera que bauticé unagrande multitud de infantes que no sabíandistinguir la mano derecha de la izquier-da. Cuando llegaba en los lugares, no medejaban los mochachos ni rezar mi ofi-cio, ni comer, ni dormir, sino que los en-señase algunas oraciones. Entonces co-mencé a conocer por qué de los tales esel reino de los cielos [Mt 19,14]. Comotan santa petición no podía sino impía-mente negarla, comenzando por la con-fesión del Padre, Hijo y Espíritu Santo,por el Credo, Pater noster, Ave María, asílos enseñaba. Conocí en ellos grandes in-

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genios; y si hubiese quien los enseñase enla santa fe, tengo por muy cierto que se-rían buenos cristianos.

3. Viniendo por el camino, llegué en unlugar de gentiles [quizá Kombuture], don-de no había ningún cristiano, ni se quisie-ron hacer cuando sus vecinos se convir-tieron a la fe, diciendo que eran vasallosde un señor gentil, el cual él no queríaque ellos fuesen cristianos.

En este lugar estaba una mujer con do-lores de parto, había tres días, y muchosdesconfiaban de su vida; y como las in-vocaciones de los gentiles desplazcan aDios, por ser todos los dioses de los gen-tiles demonios [Sal 95,5], sus peticionesno eran oídas ni vistas en la presencia delSeñor [Sal 101,1]; fui con uno de aque-llos padres que venían conmigo, a aquellacasa, donde estaba aquella cuitada mujercon dolores de parto. Entrando en casa,comencé confiadamente a invocar el gran-de nombre de Cristo [Hch 19,13], no pen-sando que estaba en tierra ajena, sino cre-yendo más bien que del Señor es la tierray lo que la llena, el mundo y los habitan-tes de él [Sal 23,1]; y comenzando por elCredo y el Padre, mi compañero, decla-rando en su lengua de ellos [tamul], vinoella, por el favor divino, a creer en losartículos de la fe. Demandéle si quería sercristiana. Respondióme que de muy ente-ra voluntad quería serlo. Recé entonceslos evangelios en aquella casa, los cualescreo que en aquella casa nunca fueron di-chos, y después bauticéla. ¿Qué más? Des-pués del bautismo inmediatamente dio aluz la que confiadamente esperó y creyóen Jesucristo. Después bauticé a su ma-rido, hijos y hijas, el infante nacido aqueldía, con todos los de casa. Sonóse por ellugar lo que Dios nuestro Señor en estacasa obró.

Acabado esto, fui a los principales deeste lugar, y requeríles de parte de Dios

que creyesen en Jesucristo, su Hijo, enquien únicamente está la salvación [Hch4,12]. Ellos me respondieron que, sin li-cencia del señor del lugar, que no se osa-rían hacerse cristianos. Fui a un criadodel señor del lugar, el cual era venido paracobrar ciertas rentas de su señor. Des-pués que le hablé, dijo él que ser cristianoera buena cosa, y que él les daba licenciapara hacerse cristianos. Este cuitado dió-les buen consejo, y él no le quiso tomarpara sí. Entonces bautizáronse los másprincipales del lugar, con todas sus ca-sas; y después que los principales fueroncristianos, bauticé los del lugar, así gran-des como pequeños. Acabado esto, vinemi camino para Tutucurín. Cuando llega-mos los padres e yo, fuimos recebidos delos de este lugar con mucho amor y cari-dad. Esperamos en Dios nuestro Señorque hemos de hacer mucho fruto.

4. El señor gobernador tiene muchoamor a estos cristianos que nuevamentese hicieron en estas partes: Favoreciólosmucho en tiempo que los moros los per-seguían y maltrataban; y estos cristianosestán todos pegados con el mar, y vivende solas las riquezas del mar: son pesca-dores. Los moros tomáronles sus navíoscon los cuales se mantenían. El señor go-bernador, como esto supo, en persona fuecon una armada tras los moros, de mane-ra que los alcanzó y mató mucha multi-tud de ellos; desbaratólos a todos. Tomólestodos sus navíos, sin dejarles ninguno, ylos que llevaban de presa de los cristianosde esta tierra; tornó a todos los cristianossus navíos y a los pobres que no teníannavíos ni con qué podellos comprar, diolos que tomó de presa a los moros; demanera que tuvo una grande victoria y demucha memoria; y así como nuestro Se-ñor le ayudó, así lo supo conocer, puestan liberal fue con los cristianos.

Agora no hay memoria de moros, ni hayentre ellos quien ose alzar cabeza. Mató

Doc.19 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas22

el Señor todos los principales y los queeran para alguna cosa. Los cristianos deésta tienen al señor gobernador por pa-dre, y el señor gobernador los tiene porhijos en Cristo engendrados [cf. 1Cor4,15]. Dios nuestro Señor sabe cuánto metiene encomendadas estas nuevas plantasde Cristo. Agora está el señor gobernadorpara hacer una cosa de mucha memoriay servicio de Dios nuestro Señor, que es,de juntar todos estos cristianos, los cua-les están lejos unos de otros, y ponerlosen una isla, y darles rey que mire por ellos,manteniéndoles justicia, y con esto, jun-tamente quien mire por sus ánimas.

Si su Santidad supiese cuánto acá elseñor gobernador le sirve, agradecerle híalos servicios que acá hace; por tanto, ha-ced que le escriba, agradeciéndole los ser-vicios que acá le hace, no encomendán-dole los cristianos, porque él lo tiene acargo, mas dándole las debidas graciasque sus servicios merecen, pues tanto mi-ra por sus ovejas, y tan solícito es en vi-gilar sobre ellas, que los infieles, lobosrapaces, no las devoren [Mt 7,12]. Nodejéis de escrebirle, porque con vuestrascartas soy cierto que tomará mucho pla-cer; y con esto juntamente encomendán-dole a Dios nuestro Señor, así vos comotodos los de la Compañía, que le dé su san-tísima gracia para siempre perseverar enbien, pues nuestra salvación no consistesolamente en bien empezar, mas en bienperseverar hasta el fin [Mt 10,22].

Yo, confiando en la infinita misericor-dia de Dios nuestro Señor, con el muchofavor de vuestros sacrificios y oracionesy de toda la Compañía, espero que, si enesta vida no nos viéremos, será en la otra,con más placer y descanso del que en estemundo tenemos.

De Tutucurín a 28 octubre, año 1542.

Vuestro hijo en Cristo,

FRANCISCO DE XABIER.

Doc. 20

A sus compañerosresidentes en Roma

Cochín 15 de enero 1544

IHUS

Ésta carta de Javier es quizá la más impor-tante, y ciertamente la que tuvo mayor difusióny más grandes efectos. Es una Carta Magnasobre las misiones.

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor nuestra ayuda y favor. Amén.

1. Ha dos años y nueve meses que partíde Portugal y después acá os tengo escri-to tres veces con ésta. Solas unas cartasvuestras tengo recebidas después que acáestoy en la India, las cuales fueron escri-tas a 13 de enero del año de 1542, y conellas la consolación que recebí Dios nues-tro Señor sabe. Estas cartas me dieronhabrá dos meses; y llegaron tan tarde a laIndia, porque la nave en que venían invernóen Mozambique.

2. Micer Paulo, Francisco de Mansillasy yo estamos en mucha salud. Micer Pauloestá en Goa en el colegio de Santa Fe:tiene cargo de los estudiantes de aquellacasa. Francisco de Mansillas y yo esta-mos con los cristianos del Cabo de Como-rín. Ha más de un año que estoy con es-tos cristianos, de los cuales os hago sa-ber que son muchos [encontró en la Pes-quería unos 20.000 bautizados] y se ha-cen muchos cristianos cada día.

Luego que llegué a esta costa, dondeellos están, procuré de saber dellos elconoscimiento que de Cristo nuestro se-ñor tenían; y demandándoles acerca delos artículos de la fe, lo que creían, o te-nían más ahora que eran cristianos quecuando eran gentiles, no hallaba en ellosotra respuesta, sino que eran cristianos,y que por no entender ellos nuestra len-gua, no sabían nuestra ley, ni lo que ha-bían de creer; y como ellos no me enten-

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diesen, ni yo a ellos, por ser su lenguanatural malavar [tamul] y la mía vizcaína,junté los que entre ellos eran más sa-bedores, y busqué personas que enten-diesen nuestra lengua y suya de ellos.

Y después de habernos juntado muchosdías con gran trabajo, sacamos las ora-ciones, comenzando por el modo de san-tiguar, confesando las tres personas serun solo Dios: después el Credo, manda-mientos, Pater noster, Ave María, SalveRegina y la confesión general de latín enmalavar. Después de haber sacado en sulengua y saberlas de coro, iba por todo ellugar [Tuticorín] con una campana en lamano, juntando todos los muchachos yhombres que podía, y después de haberlosjuntado, los enseñaba cada día dos ve-ces; y en espacio de un mes enseñaba lasoraciones, dando tal orden, que los mu-chachos a sus padres y madres, y a to-dos los de casa y vecinos, enseñasen loque en la escuela deprendían.

3. Los domingos hacía juntar todos losdel lugar, así hombres como mujeres,grandes y pequeños, a decir las oracio-nes en su lengua; y ellos mostraban mu-cho placer, y venían con mucha alegría.y comenzando por la confesión de un soloDios, trino y uno, a grandes voces de-cían el Credo en su lengua, y ansí comoyo iba diciendo, todos me respondían; yacabado el Credo, tornábalo a decir yosolo; decía cada artículo por sí, detenién-dome en cada uno de los 12, amonestán-dolos que cristianos no quiere decir otracosa sino creer firmemente, sin dubita-ción alguna, los 12 artículos, pues ellosconfesaban que eran cristianos, deman-dábales si creían firmemente en cada unode los doce artículos.

Y así todos juntos, a grandes voces, hom-bres y mujeres, grandes y pequeños, merespondían a cada artículo que sí, pues-tos los brazos sobre los pechos, uno so-

bre otro, en modo de cruz; y así les hagodecir más veces el Credo, que otra ora-ción ninguna, pues por sólo creer en los12 artículos, el hombre se llama cristia-no. Y después del Credo, la primera cosales enseño los mandamientos, diciéndo-les que la ley de los cristianos tiene solosmandamientos, y que un cristiano se dicebueno, si los guarda como Dios manda, ypor el contrario, el que no los guarda, esmal cristiano. Están muy espantados, asícristianos como gentiles, de ver cuán san-ta es la ley de Jesucristo y conforme atoda razón natural.

Acabado el Credo y mandamientos, digoel Pater noster y Ave María, y así comovoy diciendo, así ellos me van respon-diendo. Decimos 12 Pater nuestros y 12Ave Matías a la honra de los 12 artículosde la fe, y acabados éstos, decimos otros10 Pater nuestros con 10 Ave Marías a lahonra de los 10 mandamientos, guardan-do esta orden que sé sigue. Primeramen-te decimos el primer artículo de la fe; yacabado de lo decir, digo en su lengua deellos, y ellos conmigo: Jesucristo, hijo deDios, dadnos gracia para firmemente creersin dubitación alguna el primer artículo dela fe; y para que nos dé esta gracia, deci-mos un Pater noster. Y acabado el Paternoster, decimos todos juntos: Santa Ma-ría, Madre de Jesucristo, alcanzadnosgracia de vuestro hijo Jesucristo, para fir-memente y sin dubitación alguna creer elprimer artículo de la fe; y para que nosalcance esta gracia, le decimos el AveMaría. Esta misma orden llevamos en to-dos, los otros 11 artículos [es el modo pri-mero de orar que San Ignacio propone enlos Ejercicios].

4. Acabado el Credo y los 12 Pater nues-tros y Ave Marías, como dije, decimoslos mandamientos por la orden que se si-gue: primeramente digo el primer manda-miento, y todos dicen como yo; y acaba-

Doc.20 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas24

do de lo decir, juntamente decimos todos:Jesucristo, hijo de Dios, dadnos graciapara amaros sobre todas las cosas. De-mandada esta gracia, decimos todos elPater noster; el cual acabado, decimos:Santa María, Madre de Jesucristo, alcan-zadnos gracia de vuestro Hijo para quepodamos guardar el primer mandamien-to. Demandada esta gracia a nuestra Se-ñora, decimos todos el Ave María. Estamisma orden llevamos en todos los otrosnueve mandamientos. De manera que a lahonra de los 12 artículos de la fe decimos12 Pater nuestros con 12 Ave Marías de-mandando a Dios nuestro Señor graciapara firmemente, sin dubitación alguna,creer en ellos, y 10 Pater nuestros con 10Ave Marías a la honra de los 10 manda-mientos, rogando a Dios nuestro Señorque nos dé gracia para los guardar.

Estas son las peticiones que por nues-tras oraciones les enseño a demandar, di-ciéndoles que, si estas gracias de Diosnuestro Señor alcanzaren, que él les darátodo lo demás más cumplidamente de loque ellos lo sabrían pedir. La confesióngeneral hago decir a todos, especialmen-te a los que se han de bautizar, y despuésel Credo; y interrogándolos sobre cadaartículo, si creen firmemente, y respon-diéndome que sí, y diciéndoles la ley deJesucristo que han de guardar para sal-varse, los bautizo. La Salve Regina deci-mos, cuando queremos acabar nuestrasoraciones.

5. Los muchachos espero en Dios nues-tro Señor que han de ser mejores hom-bres que sus padres, porque muestranmucho ardor y voluntad a nuestra ley, yde saber las oraciones y enseñarlas, y lesaborrece mucho las idolatrías de los gen-tiles, en tanto que muchas veces peleancon los gentiles, y reprenden a sus pa-dres y madres cuando los ven idolatrar, ylos acusan, de manera que me lo vienen a

decir; y cuando me dan aviso de algunasidolatrías que se hacen fuera de los luga-res, junto todos los muchachos del lugary voy con ellos adonde hicieron los ído-los; y son más las deshonras que el diablorecibe de los muchachos que llevo, queson las honras que sus padres y parien-tes, les dan al tiempo que los hacen y ado-ran. Porque toman los niños los ídolos ylos hacen tan menudos como la ceniza, ydespués escupen sobre ellos, y con lospies los pisan; y después otras cosas que,aunque no parece bien nombrarlas por susnombres, es honra de los muchachos ha-cerlas a quien tiene tanto atrevimiento dehacerse adorar de sus padres. Estuve enun lugar grande de cristianos [Tuticorín],sacando las oraciones de nuestra lenguaen la suya, y enseñándoles cuatro meses.

6. En este tiempo eran tantos los quevenían a buscarme, para que fuese a suscasas a rezar algunas oraciones sobre losenfermos y otros, que con sus enferme-dades me venían a buscar, que sólo enrezar evangelios, sin tener otra ocupación,y enseñar los muchachos, bautizar, sacaroraciones, satisfacer a preguntas, que nome dejaban; y después en enterrar los quemorían; era de manera que en cumplir conla devoción de los que me llevaban y ibana buscar, tenía ocupaciones demasiadas;y porque no perdiesen la fe que a nuestrareligión y ley cristiana tenían, no era enmi poder negar tan santa demanda. y porcuanto la cosa iba en tanto crescimiento,que con todos no podía cumplir, ni evitarpasiones sobre a cuál casa primero habíade ir, vista la devoción de la gente, ordenécómo a todos pudiese satisfacer: Manda-ba a los muchachos que sabían las ora-ciones, que fuesen a las casas de los en-fermos, y que juntasen todos los de casay vecinos, y que dijesen todos el Credomuchas veces, diciéndole al enfermo quecreyese y que sanaría; y después las otrasoraciones.

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De esta manera cumplía con todos yhacía enseñar por las casas y plazas elCredo, mandamientos, y las otras oracio-nes; y así a los enfermos, por la fe de losde casa, vecinos y suya propria, Diosnuestro Señor les hacía muchas merce-des, dándoles salud espiritual y corporal.Usaba Dios de mucha misericordia conlos que adolecían, pues por las enferme-dades los llamaba y cuasi por fuerza losatraía a la fe.

7. Dejando en este lugar quien lleve locomenzado adelante, voy visitando losotros lugares haciendo lo mismo; de ma-nera que en estas partes nunca faltan píasy santas ocupaciones. El fruto que se haceen bautizar los niños que nascen, y en en-señar los que tienen edad para ello, nuncaos lo podría acabar de escribir. Por loslugares donde voy, dejo las oraciones porescrito, y a los que saben escribir mandoque las escriban y sepan de coro, y lasdigan cada día, dando orden cómo los do-mingos se junten todos a decirlas. Paraesto dejo en los lugares quien tenga cargode lo hacer.

8. Muchos cristianos se dejan de haceren estas partes, por no haber personasque en tan pías y santas cosas se ocupen.Muchas veces me mueve pensamientosde ir a los estudios de esas partes, dandovoces, como hombre que tiene perdido eljuicio, y principalmente a la universidadde París, diciendo en Sorbona a los quetienen más letras que voluntad, para dis-ponerse a fructificar con ellas: ¡cuántasánimas dejan de ir a la gloria y van al in-fierno por la negligencia de ellos! Y asícomo van estudiando en letras, si estu-diasen en la cuenta que Dios nuestro Se-ñor les demandará de ellas, y del talentoque les tiene dado, muchos de ellos se mo-verían, tomando medios y ejercicios es-pirituales para conoscer y sentir dentroen sus ánimas la voluntad divina, confor-mándose más con ella que con sus pro-

prias afecciones, diciendo: «Señor, aquíestoy, ¿qué quieres que yo haga? Envía-me adonde quieras; y si conviene, aun alos indios».

¡Cuánto más consolados vivirían, y congran esperanza de la misericordia divina ala hora de la muerte, cuando entrarían enel particular juicio, del cual ninguno pue-de escapar, alegando por sí: «Señor, cin-co talentos me entregaste, he aquí cincomás que he ganado con ellos»! [Mt 25,20]. Témome que muchos de los que es-tudian en universidades, estudian más paracon las letras alcanzar dignidades, bene-ficios, obispados, que con deseo de con-formarse con la necesidad que las digni-dades y estados eclesiásticos requieren.

Está en costumbre decir los que estu-dian: Deseo saber letras para alcanzar al-gún beneficio, o dignidad eclesiástica conellas, y después con la tal dignidad servira Dios. De manera que según sus desor-denadas afecciones hacen sus elecciones,temiéndose que Dios no quiera lo que ellosquieren, no consintiendo las desordena-das afecciones dejar en la voluntad de Diosnuestro Señor esta elección [preámbulopara hacer elección, en los Ejercicios deSan Ignacio].

Estuve cuasi movido de escribir a la uni-versidad de París, a lo menos a nuestroMaestre de Cornibus [Pedro Cornet, fran-ciscano] y al doctor Picardo [amigos dela Compañía de Jesús, grandes teólogosy predicadores], cuántos mil millares degentiles se harían cristianos, si hubieseoperarios, para que fuesen solícitos debuscar y favorecer las personas que nobuscan sus propios intereses, sino los deJesucristo [Flp 2,21].

Es tanta la multitud de los que se con-vierten a la fe de Cristo en esta tierra don-de ando, que muchas veces me acaescetener cansados los brazos de bautizar, yno poder hablar de tantas veces decir el

Doc.20 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas26

Credo y mandamientos en su lengua deellos y las otras oraciones, con una amo-nestación que sé en su lengua, en la cualles declaro qué quiere decir cristiano, yqué cosa es paraíso, y qué cosa infierno,diciéndoles cuáles son los que van a unaparte y cuáles a otra. Sobre todas las ora-ciones les digo muchas veces el Credo ymandamientos; hay día que bautizo todoun lugar, y en esta Costa donde ando, hay30 lugares de cristianos. El gobernadorde esta India es muy amigo de los que sehacen cristianos, y hizo merced de 4.000piezas de oro cada año, y éstas para quesolamente se gasten y den a aquellas per-sonas que, con mucha diligencia, ense-ñan la doctrina cristiana en los lugares delos que nuevamente se convierten a la fe.Es muy amigo de todos los de nuestra Com-pañía: desea mucho que vengan a estaspartes algunos de nuestra Compañía, yasí me parece que lo escribe al rey.

9. El año pasado escribí acerca de uncolegio que se hace en la ciudad de Goa,en el cual hay ya muchos estudiantes, yson de diversas lenguas, y todos de gene-ración de infieles; entre ellos, dentro delcolegio, donde hay muchos edificios he-chos, hay muchos que aprenden latín yotros a leer y escribir. Micer Paulo estácon los estudiantes de este colegio: dícelesmisa cada día y confiésalos, y nunca cesade darles doctrina espiritual: tiene cargode las cosas corporales de que tienen ne-cesidad los estudiantes. Este colegio esmuy grande, donde pueden estar más dequinientos estudiantes, y tiene rentas quelos puede mantener. Son muchas las li-mosnas que a este colegio se hacen, y elgobernador que lo favorece largamente.Es cosa para todos los cristianos dar gra-cias a Dios nuestro Señor de la santa fun-dación de esta casa, la cual se llama elColegio de Santa Fe. Antes de muchosaños espero en la misericordia de Diosnuestro Señor, que el número de los cris-

tianos se multiplicará grandemente, y loslímites de la Iglesia se ampliarán por losque en este santo colegio estudian.

10. Hay en estas partes, entre los genti-les, una generación que se llaman brah-manes: éstos sustentan toda la gentilidad.Tienen cargo de las casas donde están losídolos: es la gente más perversa del mun-do. De éstos se entiende el salmo que dice:«De la gente no santa, del hombre inicuoy fraudulento, líbrame» [Sal 42,1]. Esgente que nunca dice verdad, y siemprepiensan cómo han de sutilmente mentir yengañar los pobres, sencillos y ignoran-tes, diciendo que los ídolos demandan queles lleven a ofrecer ciertas cosas, y éstasno son otras sino las que los brahmanesfingen y quieren, para mantener sus mu-jeres, hijos y casas.

Hacen creer a los sencillos que comenlos ídolos, y hay muchos que, antes quecoman ni cenen, ofrecen cierta monedapara el ídolo. Dos veces al día con gran-de fiesta de atabales comen, dando a en-tender a los pobres que comen los ídolos.Antes que les falte lo necesario a los brah-manes, dicen al pueblo que los ídolos es-tán muy enojados contra ellos, porque noles mandan las cosas que por ellos le man-dan pedir, y que si no proveen, que seguarden de ellos, que los han de matar, odarles enfermedades, o que han de man-dar los demonios a sus casas: y los tristessencillos, creyendo que será así, de mie-do que los ídolos no les hagan mal, hacenlo que los brahmanes quíeren.

11. Son estos brahmanes hombres depocas letras [no conoció Javier a otrosmuy doctos]: y lo que les falta en virtud,tienen de iniquidad y maldad en grandeaumento. A los brahmanes de esta Costadonde ando, pésales mucho de que yonunca otra cosa hago sino descubrir susmaldades: ellos me confiesan la verdadcuando estamos a solas, de cómo enga-

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ñan el pueblo: confiésanme en secreto queno tienen otro patrimonio sino aquellosídolos de piedra, de los cuales viven fin-giendo mentiras.

Tienen estos brahmanes para sí, que séyo más que todos ellos juntos. Mándanmevisitar, y pésales mucho porque no quie-ro tomar los presentes que me mandan.Todo esto hacen porque no descubra sussecretos, diciendo que ellos bien saben queno hay sino un Dios y que ellos rogaránpor mí. En pago de todo esto dígoles demí a ellos lo que me parece; y después alos tristes sencillos que por puro miedoson sus devotos, manifiéstoles sus enga-ños y burlas hasta que canso; y muchos,por lo que les digo, pierden la devoción aldemonio y se hacen cristianos. Y si nohubiese brahmanes, todos los gentiles seconvertirían a nuestra fe.

Las casas donde están los ídolos y brah-manes, llámanse pagodes. Todos los gen-tiles de estas partes saben muy pocas le-tras; para mal saben mucho. Sólo un brah-mán, después que estoy en estas partes,hice cristiano: es mancebo muy buen hom-bre. Tomó por oficio enseñar a los mu-chachos la doctrina cristiana. Andandovisitando los lugares de cristianos, pasopor muchos pagodes, y una vez pasé poruno, donde había más de 200 brahmanes,y viniéronme a ver; y entre otras muchascosas que pasamos, demandéles una cues-tión, y era, que me dijesen qué les man-daban sus dioses y ídolos, en los cualesadoraban, que hiciesen para ir a la gloria.Fue grande contienda entre ellos sobrequién me respondería: dijeron a uno delos más antiguos que respondiese; y elviejo, que era de más de ochenta años,me dijo que le dijese yo primero lo quemandaba el Dios de los cristianos que hi-ciesen.

Yo, entendiendo su ruindad, no quisedecir cosa alguna hasta que él dijese: en-

tonces fuele forzado manifestar sus ig-norancias. Respondióme que dos cosasle mandaban hacer sus dioses para ir don-de ellos están: la primera es no matar va-cas, en las cuales ellos adoran; y la se-gunda es hacer limosnas, y éstas a losbrahmanes que sirven en los pagodes. Oí-da esta respuesta, pesándome de los de-monios señorear nuestros prójimos en tan-ta manera, que en lugar de Dios se hacenadorar de ellos, levantéme, diciendo a losbrahmanes que estuviesen asentados, y agrandes voces dije el Credo y mandamien-tos de la ley en su lengua de ellos, hacien-do alguna detención en cada mandamien-to: y acabados los mandamientos, hícelesuna amonestación en su lengua de ellos,declarándoles qué cosa es paraíso y quécosa es infierno, y diciéndoles los que vana una parte y cuáles a otra.

Después de acabada esta plática, levan-táronse todos los brahmanes y me dierongrandes abrazos, diciéndome que verda-deramente el Dios de los cristianos esverdadero Dios, pues sus mandamientosson tan conformes a toda razón natural.Demandáronme si nuestra ánima junta-mente con el cuerpo moría, así como elánima de los brutos animales: diome Diosnuestro Señor tales razones conformes asus capacidades de ellos, que les di a en-tender claramente la inmortalidad de lasánimas, de que ellos mostraron muchoplacer y contentamiento. Las razones, quea esta gente idiota se han de hacer, no hande ser tan sotiles como las que están es-critas en doctores muy escolásticos.

Demandáronme que, cuando un hom-bre moría, por dónde le salía el ánima; ycuando un hombre dormía, que soñabaestar en una tierra con sus amigos yconoscidos (lo que a mí muchas vecesacaesce, estar con vosotros carísimos),si es que su ánima va allá dejando de in-formar el cuerpo. Y más me rogaron: que

Doc.20 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas28

les dijese si Dios era blanco, si negro, porla diversidad de los colores que ven enlos hombres; y como todos los de estatierra son negros, paresciéndoles bien sucolor, dicen que es negro, y así los másde los ídolos son negros; úntanlos mu-chas veces con aceite: hieden tanto, quees cosa de espanto: son tan feos, que enverlos espantan. A todas las preguntas queme hicieron, les satisfice a su parecer deellos; y cuando con ellos venía a conclu-sión, para que se hiciesen cristianos, puesconoscían la verdad, respondían lo quemuchos entre nosotros suelen responder:¿qué dirá el mundo de nosotros, si estamudanza de estados hacemos en nuestromodo de vivir? y otras tentaciones en pen-sar que les ha de faltar lo necesario.

12. Un brahmán sólo hallé en un lugarde esta Costa, el cual sabía alguna cosa,por cuanto me decían que había estudia-do en unos estudios nombrados. Procuréde verme con él, y tuve manera cómo nosvimos. El me dijo en grande secreto, quela primera cosa que hacen los que ense-ñan en aquellos estudios, es dar juramen-to a los que van a aprender, de nunca de-cir ciertos secretos que enseñan: e a míeste brahmán díjome estos secretos engrande secreto, por alguna amistad queconmigo tenía. Uno de los secretos eraéste: que nunca dijesen que hay un soloDios, creador del cielo y de la tierra, elcual está en los cielos: y que él adoraseeste Dios y no los ídolos, que son demo-nios. Tienen algunas escrituras, en lascuales tienen los mandamientos. La len-gua que en aquellos estudios enseñan [elsánscrito] es entre ellos como latín entrenosotros.

Díjome muy bien los mandamientos,cada uno dellos con una buena declara-ción; guardan los domingos estos que sonsabios, cosa para no se poder creer. Nodicen otra oración a los domingos sinoésta y muchas veces: «Om cirii naraina

noma», que quiere decir: «Adórote, Dios,con tu gracia y ayuda para siempre»; yesta oración dicen muy paso y bajo, porguardar el juramento que hacen. Díjomeque les defendía la ley de natura tenermuchas mujeres; y que tienen ellos en susescrituras que ha de venir tiempo, en elcual todos han de vivir debajo de una ley.Díjome más este brahmán: que enseñanen aquellos estudios muchas encanta-ciones.

Requirióme que le dijese las cosas másprincipales que los cristianos tenían en suley, y que él me prometía que a ningunolas descubriría. Yo le dije que no las diríasi primero no me prometiese de no teneren secreto las cosas más principales quede la ley de los cristianos le diría; y así elme prometió de publicarlo. Entonces dijey declaré mucho a mi placer estas pala-bras de importancia de nuestra ley: «Elque creyere y se bautizare, se salvará»[Mc 16,16].

Estas escribió en su lengua con la de-claración de ellas, que le dije todo el Cre-do; en la declaración puse los mandamien-tos, por la conformidad que hay entre ellosy el Credo. Díjome que una noche soñócon mucho placer y alegría que había deser cristiano, y que había de ser mi com-pañero y andar conmigo. El me rogó quelo hiciese cristiano oculto, y más, con cier-tas condiciones, las cuales, por no serhonestas y lícitas, dejé de hacer. Esperoen Dios que ha de ser sin ninguna de ellas.Dígole que enseñen a los sencillos queadoren un solo Dios, criador del cielo yde la tierra, el cual está en los cielos: él,por el juramento que hizo, temiéndose deldemonio que no le mate, no lo quiere hacer.

13. De estas partes no sé más que escri-biros, sino que son tantas las consolacio-nes que Dios nuestro Señor comunica alos que andan entre estos gentiles, con-virtiéndolos a la fe de Cristo, que, si con-

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tentamiento hay en esta vida, éste se pue-de decir. Muchas veces me acaesce oírdecir a una persona que anda entre estoscristianos: ¡Oh Señor!, no me deis mu-chas consolaciones en esta vida; o ya quelas dais por vuestra bondad infinita y mi-sericordia, llevadme a vuestra santa glo-ria, pues es tanta pena vivir sin veros,después que tanto os comunicáis interior-mente a las criaturas. ¡Oh, si los que es-tudian letras, tantos trabajos pusiesen enayudarse para gustar de ellas, cuantos tra-bajosos días y noches llevan para saber-las! ¡Oh, si aquellos contentamientos queun estudiante busca en entender lo queestudia, lo buscase en dar asentir a losprójimos lo que les es necesario para co-noscer y servir a Dios, cuánto más con-solados y aparejados se hallarían para darcuenta, cuando Cristo les demandase:«Dame cuenta de tu administración»! [Lc16,2].

14. Las recreaciones que en estas par-tes tengo, son en recordarme muchasveces de vosotros, carísimos hermanosmíos, y del tiempo que por la mucha mi-sericordia de Dios nuestro Señor os co-noscí y conversé, conosciendo en mí, ysintiendo dentro en mi ánima cuánto pormi culpa perdí del tiempo que os conver-sé, en no haberme aprovechado de losmuchos conoscimientos que Dios nues-tro Señor de sí os tiene comunicado. Há-ceme Dios tanta merced por vuestras ora-ciones y memoria continua que de mí te-néis en encomendarme a él, que en vues-tra ausencia corporal conozco Dios nues-tro Señor, por vuestro favor y ayuda, dar-me a sentir mi infinita multitud de peca-dos, y darme fuerzas para andar entre in-fieles, de que doy gracias a Dios nuestroSeñor muchas, ya vosotros, carísimoshermanos míos.

Entre muchas mercedes que Dios nues-tro Señor en esta vida me tiene hechas y

hace todos los días, es ésta una, que enmis días vi lo que tanto deseé, que es laconfirmación de nuestra Regla y modode vivir [Paulo III aprobó la Compañía deJesús en Bula del 27 de septiembre de1540]. Gracias sean dadas a Dios nues-tro Señor para siempre, pues tuvo por biende manifestar públicamente lo que en ocul-to a su siervo Ignacio y padre nuestro dioasentir.

El año pasado os escribí el número delas misas que en estas partes de las Indiaspor el Rmo. cardenal Guidación dijimosmicer Paulo y yo: y las que de un año acádijimos, no sé el número de ellas: creedque todas nuestras misas son por él. Porconsolación nuestra hacednos saber cuán-to se señala en servicio a Dios S. S. Rma.,y también para acrecentarnos la devocióna micer Paulo y a mí, para que seamosperpetuos capellanes suyos. No deje de es-cribirnos del fructo que en la Iglesia hace.Acabo rogando a Dios nuestro Señor que,pues por su misericordia nos juntó y porsu servicio nos separó tan lejos unos deotros, nos torne a juntar en su santa gloria.

15. Y para alcanzar esta merced y gra-cia, tomemos por intercesores y aboga-dos todas aquellas santas ánimas de estaspartes donde estoy, las cuales, despuésque por mi mano bauticé, antes que per-diesen el estado de inocencia, Dios nues-tro Señor las llevó a su santa gloria, cuyonúmero creo que son más de mil. A todasestas santas ánimas ruego, que nos alcan-cen de Dios nuestro Señor esta gracia,que todo el tiempo que estuviéremos eneste destierro, sintamos dentro en nues-tras ánimas su santísima voluntad y aquéllaperfectamente cumplamos.

De Cochín a 15 de enero, año de 1544.

Vuestro carísimo en Cristo hermano,

FRANCISCO.

Doc.20 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas30

Doc. 22

A Francisco Mansilhas, Punicale

Manapar 14 de marzo 1544

Los únicos escritos de Javier en 1544 sonlas veintiseis cartas que escribió a Mansilhas,docs. 21-54. Punicale, entre Tuticorín yManapar, era una gran población de paravas,con un buen número de cristianos.

Carísimo en Cristo hermano:

1. Mucho holgué con vuestras cartas.Ruégoos mucho que con esa gente os ha-yáis, como se ha un buen padre con ma-los hijos. No os canséis por muchos ma-les que veáis, porque Dios a quien tantasofensas hacen, no los mata, pudiéndolosmatar, no los deja desamparados de todolo necesario para su mantenimiento, pu-diendo quitarles las cosas con que se man-tienen.

2. No os canséis, porque más fruto ha-céis del qué pensáis, y si no hacéis todolo que queréis, contentaos con el que ha-céis, pues la culpa no es vuestra. Allá osmando un alguacil que sirva hasta que yovaya allá. Yo le doy por cada mujer quebebe urraca [vino de palmas] un fanón[moneda de oro]; y más, que esté presatres días. Y así lo haréis publicar a todo ellugar; y diréis a los patangatinos que, siyo sé que de aquí en adelante se bebe másurraca en Punicale, que me lo han de pa-gar muy bien pagado.

3. A Mateo [niño indígena, ayudante enlas misiones] diréis que sea muy buen hijoy yo le haré más bien del que le han dehacer sus parientes. Hasta que yo vaya allá,haréis con estos patangatinos que mudende costumbres, porque de otro modo atodos los tengo de mandar a Cochín pre-sos, y no vendrán más a Punicale, puesellos son la causa de todos los males queahí se hacen.

4. A las criaturas que nacen, bautizaréiscon mucha diligencia, y a los niños ense-ñaréis como os tengo recomendado, y losdomingos las oraciones a todos con algu-na predicacioncilla. Prohibid que se ha-gan pagodas [ídolos]; y aquella carta queme mandó Alvaro Fogaça [caballero por-tugués], me la guardaréis hasta que ven-ga. Dios nuestro Señor os dé tanta conso-lación en esta vida, y en la otra cuantapara mí deseo.

De Manapar a 14 de marzo de 1544.

Vuestro carísimo hermano en Cristo,

FRANCISCO.

Doc. 23

A Francisco Mansilhas, Punicale

Manapar 20 de marzo 1544

Carísimo en Cristo hermano.

1. Mucha consolación fue para mí elque me escribierais cuán consolado vivísy pues Dios tanto se acuerda de vos, acor-daos también vos de él, no cansándoosde hacer y perseverar en lo que comen-zasteis. Dad siempre gracias a Dios, por-que os escogió para un oficio tan grandecomo ese que tenéis. No os quiero enco-mendar más de lo que por aquel recuerdoos di. Acordaos de mí, pues yo nunca osolvido. Decid a Mateo que sea buen hijo,y que yo le seré buen padre; y mirad mu-cho por él y decidle que los domingoshable alto lo que vos le dijereis, que looigan todos, y que aun estando en Mana-par [a 30 kms.] lo oigan. Hacedme sabernuevas de los cristianos de Tutocurín, siles hacen algunos agravios a los portu-gueses que allí quedaron, y si hay nuevasde gobernador que venga a gobernarCochín.

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2. Aquí se va descubriendo una cosamuy grande de servicio de Dios. Rogadal Señor Dios que tenga efecto, de modoque venga a luz. Ruégoos mucho que conesa gente, digo con los principales, y des-pués con todo el pueblo os hayáis conmucho amor; porque si el pueblo os ama,y está bien con vos, mucho servicio ha-réis a Dios. Sabed aliviar sus flaquezascon mucha paciencia, pensando que siahora no son buenos, que algún tiempo loserán.

3. Y si no acabáis con ellos todo lo quequeréis, contentaos con lo que podéis, queasí lo hago yo. El Señor Dios sea siemprecon vos, y nos dé su gracia para que siem-pre lo sirvamos.

De Manapar a 20 de marzo de 1544.

Vuestro hermano en Cristo,

FRANCISCO.

Doc. 41

A Francisco Mansilhas, Punicale

Manapar 11 de septiembre 1544

Carísimo en Cristo hermano:

1. Nunca acabaría de escribiros el de-seo que tengo de ir por esa Costa [a Pu-nicale]. Yo os certifico que es verdad, quesi hoy hallase embarcación para partirme,que luego me fuese. Ahora me vinierontres gentiles, hombres del rey, con quejasque un portugués prendió en Patanán[próxima a Manapar] a un criado de estepríncipe de Iniquitriberín [rey de Travan-cor], y que lo llevó preso a Punicale, yque decía de ahí lo había de llevar a Tuto-curín. Sabiendo lo que es, escribiréis alcapitán sobre eso; y si estuviere ahí aquelportugués, quienquiera que fuere, que losuelten luego; y si alguna cosa le debieraese gentil, que venga delante de este prín-

cipe a requerir su justicia y que no levan-ten la tierra más de lo que está levantada:por causa de éstos, nosotros nunca hace-mos más. Si no, paréceme que dejaré deir a ver al rey, según esta gente está irrita-da, porque así los deshonran y los pren-den en su tierra: lo que nunca hicieron entiempo de los pulas [tiranos locales temi-bles]. No sé qué haga, sino que no perda-mos más tiempo, estando entre gente queno tiene cuidado, y todo esto por falta decastigo. Si los que fueron a robar aquelparó [pequeña barca], fueran castigados,no hicieran los portugueses lo que ahorahacen. No será mucho que este príncipehaga algún mal a estos cristianos, porquele prendieron a su criado.

2. Escribiréis al capitán cuánta afliccióntuve con la prisión del criado de este prín-cipe. No quiero escribir más, pues estagente dice que ha de hacer mal y que nin-guno ha de hablar ni irles a la mano. Si elhombre que prendió aquel portugués, estáen Tutocorín, id luego, por amor de Dios,adonde está el capitán, y hacerlo heis sol-tar, y que venga el portugués acá a reque-rir su justicia.

3. Porque así como pareciera mal que,yendo un gentil adonde están los portu-gueses, se prendiesen allá a un portugués,estando allá el capitán y lo trajesen a tie-rra firme; así a éstos les parece mal queun portugués prenda aun hombre en sutierra de ellos, y lo lleve al capitán, tenien-do ellos justicia en la tierra y estando depaz. y si vos no pudiereis ir, mandaréis conuna carta vuestra a Paulo Vaz al capitán.

4. Yo os certifico que fue tanta la aflic-ción que tuve, que no os lo sabré decir.Nuestro Señor nos dé paciencia pira su-frir tantos atropellos. Escribirme heis luegolo que pasa sobre este criado de este prín-cipe: si es verdad que lo prendió un por-tugués, y por qué, y si lo lleva a Tutocurín;porque, si esto es verdad, no me decido a

Docs.22-23-41 – Carta a Francisco Mansilhas

San Francisco de Javier. Cartas selectas32

ir adonde está Iniquitriberín. De los cria-dos, cuánto esta gente sintió que se lesprendiese en su tierra, y lo que de noso-tros se dice, ya lo podréis juzgar.

5. Por no oír estas cosas, y tambiénpor ir adonde deseo, la tierra del Preste[Abisinia], donde tanto servicio se puedehacer a Dios nuestro Señor, sin tenerquien nos persiga, no será mucho que to-me aquí en Manapar un tone, y me vayaa la India sin más tardar. Nuestro Señoros dé su ayuda y gracia. Amén.

De Manapar a 11 de septiembre de 1544.

Vuestro en Cristo carísimo hermano,

FRANCISCO.

Doc. 46

A Juan III, Rey de Portugal

Cochín 20 de enero 1545

Señor.

1. Bien deseo que vuestra Alteza tengapresente y le suplico lo medite consigomismo, que Dios nuestro Señor a vuestraalteza principalmente, prefiriéndolo a to-dos los príncipes cristianos, le ha conce-dido el imperio de estas Indias, para vercon qué fidelidad cumple el encargo quese le ha dado, y con qué agradecimientocorresponde a los beneficios recibidos.Porque en esto no tanto miró el Señor aenriquecer el real fisco de vuestra Altezacon el producto de frutos preciosos traí-dos de lejanas tierras, o con la importa-ción de peregrinos tesoros, cuanto con laocasión de heroicas empresas, ofrecerbenignamente a la virtud y religiosidad devuestra alteza oportunidad de distinguir-se, y mostrar su ardiente celo aplicandoal trabajo apostólico activos misionerosque por vuestra Alteza traigan al conoci-miento del Criador y Redentor del mundoa los infieles de estas regiones.

2. Con toda razón, pues, recomienda in-sistentemente vuestra Alteza a los que en-vía a estas regiones, que trabajen infati-gablemente en la propagación de nuestrasanta fe y aumento de la religión, puessabe vuestra Alteza que Dios le ha de pe-dir cuenta de la salvación de tanta multi-tud de gentes, dispuestas a seguir mejorcamino, si hay alguno que se lo muestre;sin embargo, por escasez de maestros, su-mergidos en oscuras tinieblas e inmundi-cias de gravísimos crímenes, ofendencontinuamente a su Criador, y ellos mis-mos precipitan miserablemente sus almasen la muerte eterna.

3. Miguel Vaz, que ha sido aquí vicario[Vicario general en la India, muy aprecia-do por Javier], y ahora va a verse con vues-tra Alteza, le referirá lo que él ha visto,por sí mismo, de la docilidad de estas na-ciones, para abrazar la fe, y las demáscircunstancias favorables que aquí hay,para la cristianización de ellas. Este señores tan deseado por los cristianos de aquí,que conviene lo envíe acá vuestra Altezael año que viene para consuelo y protec-ción de los mismos. Además de que losintereses mismos de vuestra Alteza recla-man esta determinación; pues la graveobligación que pesa sobre vuestra Altezade procurar en estos parajes la gloria di-vina, la descarga en tan idóneo y laborio-so delegado. Porque estando al frente deesta obra administrador tan fiel y experi-mentado, puede vuestra Alteza descansartranquilamente, seguro de que él, con suexcelente virtud que, sometida a pruebapor tantos años, ha merecido la venera-ción de todo este pueblo, no dejará pasarocasión alguna para la defensa y dilata-ción de la religión.

4. Una y otra vez ruego y suplico a vues-tra Alteza que, si quiere mirar por el ser-vicio de Dios y por los intereses de la Igle-sia, si quiere galardonar de algún modoen esta vida a tantas personas probas y

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honradas que moran en la India, a los cris-tianos convertidos recientemente a nues-tra santa fe y a mí mismo, mande quevuelva a nosotros el vicario Miguel Vaz,que dentro de poco saldrá de aquí. Nome mueven a pedir esto otras razones,sino la gloria divina, el aumento de nues-tra santa fe y el descargo de la concienciade vuestra Alteza. Dios nuestro Señor mees testigo que digo la verdad; porque sécuán deseado es en estas partes varón taneximio, y cuánta necesidad hay de él. Demanera que, para cumplir con mi oficio ydescargar también yo mi conciencia; digoy aseguro a vuestra Alteza que se pro-mueva y dilate nuestra santa fe; y que losque han sido agregados a la Iglesia, nosean arrancados de ella y vuelvan a susnaturales supersticiones, ofendidos y ate-rrados con las muchas injurias y gravesvejámenes que reciben principalmente delos ministros de vuestra Alteza; pues Mi-guel Vaz tiene fortaleza y constancia, paraoponerse a los perseguidores de los cris-tianos.

5. Aunque el obispo es de virtud tan con-sumada [Juan de Alburquerque, francisca-no], no ignora vuestra Alteza que en suvejez y achaques, aunque le sobren fuer-zas espirituales, y aumenten cada día,carece de las corporales para soportar losextraordinarios trabajos que supone el di-ligente cumplimiento del gobierno de es-tas partes.

Bien es verdad que Dios le concede tantagracia, que, cuanto más se debilita en elcuerpo, más se robustece en el espíritu.Este es el galardón que Dios nuestro Se-ñor concede a los que perseveran muchosaños en su servicio y emplean toda su viday fuerzas en llevar por su causa los ma-yores trabajos, hasta obtener casi com-pleta victoria de su cuerpo, rebelde siem-pre al espíritu. A los tales concede Dios,en los últimos años, el fruto de sus conti-

nuas luchas, para ejemplo de perseveran-cia de sus súbditos; de manera que se sien-ten como rejuvenecerse y que sus fuer-zas espirituales se renuevan precisamen-te en una época en que la naturaleza lan-guidece, oprimida por los males de la ve-jez decrépita. Y así en la misma medidaque decaen las fuerzas con el ejercicio dela virtud, el cuerpo se cambia de terrenoen espíritu celestial. Por tanto urge que alobispo se le dé ayuda, para que pueda lle-var la carga de su oficio.

6. Pido y suplico a vuestra Alteza por lagloria de Dios que, con la rectísima in-tención y verdad sincerísima con que es-cribo estas líneas, con la misma equidady benevolencia acepte vuestra Alteza misindicaciones. Con el único deseo del ho-nor y de la gloria divina y de descargar laconciencia de vuestra Alteza, le ruego ins-tantemente que recomiende a sus minis-tros de la India las cosas del servicio divi-no, no sólo por cartas; sino también apli-cando justas penas a los que fueren negli-gentes en el cumplimiento de sus debe-res, sancione sus recomendaciones conejemplares castigos. Porque existe el pe-ligro de que cuando Dios nuestro Señorlo llame a juicio (y esto ha de sucedercuando menos se espera, y ese juicio esabsolutamente ineludible), tenga que oírde Dios airado: ¿por qué no vigilaste a losque en la India recibían la autoridad de tiy eran súbditos tuyos y enemigos míos;cuando a esos mismos, si los hubieseshallado negligentes en la vigilancia y cui-dado de los impuestos y del fisco, los hu-bieses castigado severamente?

Y no sé qué valor tendrá para excusar avuestra Alteza en aquel trance su respues-ta: todos los años, al escribir allá, reco-mendaba las cosas de vuestro divino ser-vicio. Porque se le replicará inmediatamen-te: a los que tomaban con indiferencia estossantos mandatos, los dejabas impunes;

Doc.46 – Carta a Juan III, Rey de Portugal

San Francisco de Javier. Cartas selectas34

cuando al mismo tiempo, a los que se mos-traban poco fieles o diligentes en el go-bierno de tus cosas, les aplicabas las de-bidas penas.

7. Pido y ruego cuan encarecidamentepuedo a vuestra Alteza, que, por el celoen que arde de la gloria de Dios, y por elcuidado que siempre tiene en cumplir suoficio, en lo que se refiere a Dios, y paradescargo de su conciencia: envíe a la In-dia un ministro idóneo, con la necesariaautoridad, cuyo único cuidado sea mirarpor la salvación de innumerables almasque peligran en estas provincias; y éste,en el desempeño de su cargo, reciba laautoridad de vuestra Alteza, y no dependade las órdenes y jurisdicción de aquellosa los que vuestra Alteza confía sobre todoimpuestos y negocios de vuestro reino.Así se evitarían en adelante los muchos ygraves inconvenientes y escándalos queen tiempos anteriores ha sufrido aquí lareligión.

8. Reflexione bien vuestra Alteza y hagaexacta cuenta de todos los beneficios ybienes temporales que, por la gracia deDios, percibe de estas Indias. Separe dela suma total lo que en estas regionesemplea en servicio de Dios y bien de lareligión, y así, estableciendo un serenocotejo entre los intereses de la corona realy los de Dios y su gloria, haga la reparti-ción que el ánimo agradecido y religiosode vuestra Alteza crea buena y equitativa,teniendo cuidado de que el Criador de to-das las cosas que tan pródigo se ha mos-trado en concederle bienes, no parezcaque recibe de vuestra Alteza una remune-ración escasa y parca. Ni vacile por mástiempo ni lo retarde vuestra Alteza, puespor mucho que se apresure, toda diligen-cia es poca. El amor verdadero y ardienteque tengo a vuestra Alteza me mueve aescribir esto: pues me imagino que de laIndia se elevan al cielo voces de queja,

porque vuestra Alteza se muestra avarocon ellas; pues de los abundantes benefi-cios que de aquí van para enriquecer elreal erario, sólo una partecita dedica vues-tra Alteza al remedio de las gravísimasnecesidades espirituales que hay en estasregiones.

9. Creo no desagradará a vuestra Altezaconocer a qué punto y en qué estado seencuentra el negocio de la salvación delas almas en estos sus pueblos de la In-dia, a los que, por su cargo, tiene obliga-ción de atender. En Jafanapatán [Jaffna,en Ceylán] y en la costa de Coulán [surde Malabar] fácilmente, dentro de este mis-mo año, se agregarán a la Iglesia de Jesu-cristo más de cien mil personas. No ha-blo de la isla de Ceylán; ojalá que el mu-cho favor que vuestra Alteza concede asu rey suavizara la dureza con que se em-peña aquel príncipe en excluir a Jesucristode todos los territorios de su jurisdicción.

10. Le ruego envíe vuestra Alteza a es-tas partes muchos de la Compañía quebasten no sólo para bautizar e instruir enla doctrina cristiana a tantas personas quese sienten movidas a abrazar la fe de Je-sucristo; sino sean tan numerosos, que sepuedan enviar a Malaca y regiones cir-cunvecinas, donde son muchísimos losque se hacen cristianos. El padre maestroDiego [de Borba] y micer Paulo [Camerte]están en el colegio de Santa Fe. Porqueellos escriben muy menudamente a vues-tra Alteza de aquella santa casa, nada másdigo de ella, sino pedirle a vuestra Alteza,como última gracia, que no tenga a malescribir a Cosme Anes [tesorero real en laIndia, fundador del Colegio de Goa], paraque lleve a término y concluya aquel san-to colegio que él comenzó y promovió; yque no se canse de aquella obra, pues Diosen primer lugar y también vuestra Altezale galardonarán como se merece tan pre-clara obra.

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11. Francisco Mansilhas y yo nos encon-tramos en el Cabo de Comorín con loscristianos que hizo Miguel Vaz, vicario delobispo de la India. Ahora tengo conmigotres sacerdotes naturales de esta tierra. Elcolegio de Cranganor [al norte de Cochín],obra del padre fray Vicente [franciscano],va en notable aumento; y si vuestra Alte-za continúa favoreciéndolo, como hastaahora lo ha hecho, irá de bien en mejor.Hay motivo para dar muchísimas graciasa Dios por el enorme fruto que de aquelsanto colegio deriva para gloria de Jesu-cristo nuestro Señor. Y se espera funda-damente que, después de pocos años,saldrán de allí varones religiosos que sus-citarán en todo Malabar, sumido actual-mente en vicios y errores, vergüenza sa-ludable de su miserable estado, e ilumina-rán aquellos entendimientos ciegos, conla luz de Cristo nuestro Señor, y manifes-tarán su nombre, gracias a la labor y mi-nisterio de los discípulos del padre frayVicente. Ruego y suplico a vuestra Altezaque, por la causa de Dios, se digne favo-recerlo, manifestándole su regia benigni-dad y concediéndole la limosna que pide.

12. Pues espero exhalar el último sus-piro en estas regiones de la India, y ya nohe de ver a vuestra Alteza en este mundo,ruégole me ayude con sus oraciones, paraque en la otra vida, con más descanso delque ahora tenemos, nos veamos mutua-mente, y pida a Dios nuestro Señor pormí, lo que yo le pido por vuestra Alteza:que en esta vida le dé gracia para sentir yhacer lo que, en la hora de la muerte, de-searía haber hecho.

De Cochín a 20 de enero de 1545.

Siervo de vuestra Alteza,

FRANCISCO.

Doc. 48

A sus compañerosresidentes en Roma

Cochín 27 de enero 1545

IHUS

La gracia y amor de nuestro Señor seasiempre en nuestra ayuda y favor.

1. Dios nuestro Señor sabe cuánto másmi ánima se consolara en veros, que enescribir estas tan inciertas cartas, por lamucha distancia que de estas partes haya Roma; mas pues Dios Señor nos sepa-ró a tan distantes tierras, siendo tan con-formes en un amor y espíritu, si no meengaño, no causa desamor ni descuido,en los que en el Señor se aman, la distan-cia corporal, pues casi siempre nos ve-mos, a mi parecer, dado que familiarmentecomo solíamos, no nos conversemos. Pe-ro esta virtud tiene la mucha memoria delas noticias pasadas, cuando son en Cris-to fundadas, que cuasi suplen los efectosde las noticias intuitivas. Esta presenciade ánimo tan continua, que de todos losde la Compañía tengo, más es vuestra quemía, pues vuestros continuos y aceptossacrificios y oraciones que por mí, tristepecador, siempre hacéis, son las que cau-san en mí tanta memoria. De manera quevosotros, carísimos en Cristo hermanosmíos, imprimís en mi anime continua me-moria vuestra; y si la que en mí causáises grande, confieso ser la vuestra que demí tenéis, mayor. Dios nuestro Señor osquiera dar por mí el pago que en ello me-recéis, pues yo no puedo pagaros con otracosa, sino puramente confesando mi im-potencia para poder satisfacer a vuestrascaridades, quedándome un conosci-mien-to impreso en mi ánima de la grande obliga-ción que tengo a todos los de la Compañía.

2. Nuevas de estas partes de la India,os hago saber cómo Dios nuestro Señor

Doc.48 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas36

movió, en un reino donde ando [en Tra-vancor], mucha gente a hacerse cristia-na: fue de manera, que en un mes bauticémás de diez mil personas, guardando estaorden: cuando llegaba en los lugares delos gentiles, los cuales me mandaron lla-mar para que los hiciese cristianos, hacíajuntar todos los hombres y muchachosdel lugar a una parte, y comenzando porla confesión del Padre y del Hijo y del Es-píritu Santo, los hacía tres veces santi-guar y invocar las tres personas, confe-sando un solo Dios.

Acabado esto, decía la confesión gene-ral, y después el Credo, mandamientos,Pater noster, Ave María y la Salve Regina;y todas estas oraciones saqué habrá dosaños en su lengua y las sé de coro; y pues-ta una sobrepelliz, a altas voces decía lasoraciones por la orden que dicho tengo. yasí como yo las voy diciendo, todos mevan respondiendo, así grandes como pe-queños, por la orden que las digo: y aca-badas las oraciones, les hago una decla-ración sobre los artículos de la fe y man-damientos de la ley en su mismo lenguaje[tamul]. Después hago que todos deman-den perdón públicamente a Dios nuestroSeñor de la vida pasada, y esto a altasvoces, en presencia de otros infieles queno quieren ser cristianos, para confusiónde los malos y consolación de los buenos.

Espántanse todos los gentiles en oír laley de Dios, y confúndense en ver cómoviven sin saber ni conoscer que hay Dios.Muestran los gentiles mucho contenta-miento en oír nuestra ley, y me hacenhonra, dado que no quieren consentir enla verdad conosciéndola. Acabado el ser-món que les hago, demando a todos, asígrandes como pequeños, si creen verda-deramente en cada artículo de la fe; res-póndenme todos que sí; y así, a altas vo-ces digo cada artículo, y a cada uno lesdemando si creen: y ellos, puestos los

brazos en modo de cruz sobre los pechos,me responden que sí; y así los bautizo,dando a cada uno su nombre por escrito.Después van los hombres a sus casas ymandan sus mujeres y familia, las cuales,por la misma orden que bauticé los hom-bres, bautizo.

Acabada la gente de bautizar, mandoderribar las casas donde tenían sus ído-los, y hago, después que son cristianos,que quiebren las imágenes de los ídolosen minutísimas partes. No podría acabarde escribiros la mucha consolación quemi ánima lleva en ver destruir ídolos porlas manos de los que fueran idólatras. Encada lugar dejo las oraciones escritas ensu lengua, dando orden cómo cada díalas enseñen una vez por la mañana y otraa horas de vísperas. Acabado de haceresto en un lugar, voy a otro, y de esta ma-nera ando de lugar en lugar, haciendo cris-tianos; y esto con muchas consolaciones,mayores de las que por cartas os podríaescribir, ni por presencia explicar.

3. En otra tierra a cincuenta leguas deesta donde ando, me mandaron decir losmoradores de ella que querían ser cristia-nos, y que me rogaban que fuese a bauti-zarlos; yo no pude ir por estar ocupadoen cosas de mucho servicio del Señor.Rogué a un clérigo que fuese a bautizar-los; y después de haber ido y bautizándo-los, con muchos de ellos el rey de la tie-rra [rey de Jaffna] hizo grandes estragosy crueldades, porque se hicieron cristia-nos. Gracias sean dadas a Dios nuestroSeñor que en nuestros días no faltan már-tires; y pues por piedades tan despacio seva poblando el cielo, permite Dios nues-tro Señor, por su grande providencia, que,por crueldades que en la tierra se hacen,el glorioso número le los electos se vayacumpliendo.

El gobernador de la India, del cual ostengo escrito muchas veces de cuánto es

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nuestro amigo y de toda la Compañía, sin-tió en tanta manera la muerte de estoscristianos, que así como le hablé, mandógrande armada por mar a prender y des-truir aquel rey, de manera que me fue ne-cesario aplacar su ira santa. El rey quemató estos cristianos, tiene un hermano,el cual es verdadero heredero del reino, yestá fuera del reino, por temor que tieneel rey su hermano que lo mate. Dice estehermano del rey que si el gobernador lopusiere de asiento en el reino, que él serácristiano con los principales y los demásdel reino; y así manda el gobernador asus capitanes que, haciéndose cristianoeste hermano del rey con los suyos, leentreguen el reino, y al rey que mató loscristianos que lo maten, o hagan lo queyo de parte del gobernador les dijere. Es-pero en Dios nuestro Señor y en su infi-nita misericordia, y en las oraciones devo-tísimas de los le martirizó, que vendrá enconoscimiento de su yerro, demandandoa Dios misericordia, haciendo saludablepenitencia.

4. En un reino de estas partes [Cota,junto a Colombo], que es cuarenta leguas,donde andamos Francisco de Mansilhasy yo, el príncipe [Yugo] de aquel reinodeterminó de hacerse cristiano; y el rey,siendo sabedor, mandólo matar. Dicen losque presentes se hallaron, que vieron elcielo una cruz de color de fuego, y en ellugar donde lo mataron se abrió la tierraen cruz; y dicen que muchos infieles quevieron estas señales, están muy movidospara hacerse cristianos.

Un hermano de este príncipe, como vioestas señales, requirió a los padres deaquellas partes [dos franciscanos] que lohiciesen cristiano, y así lo bautizaron. Ha-blé con este príncipe cristiano [Juan], elcual va a demandar socorro al goberna-dor [Sousa], para defenderse del rey quemató a su hermano. Paréceme que, antes

de muchos días, aquel reino se converti-rá a nuestra santa fe, porque la gente estámucho movida por las señales que vieronen la muerte del príncipe, y también por-que el heredero del reino es el príncipeque se hizo cristiano.

5. En otra tierra muy lejos [Macassar,Célebes occidental], cuasi 500 leguas deésta donde ando, se hicieron habrá ochomeses tres grandes señores cristianos conmucha otra gente. Mandaron aquellos se-ñores a las fortalezas del rey de Portugala demandar personas religiosas, para quelos enseñasen y doctrinasen en la ley deDios, pues hasta ahora habían vividocomo brutos animales, que de aquí enadelante querían vivir como hombres,conosciendo y sirviendo a Dios; y así loscapitanes de las fortalezas del rey prove-yeron de clérigos, para hacer aquel santoministerio.

Por estas cosas que os escribo, podéissaber cuán dispuesta está esta tierra paradar mucho fruto. Orad, pues, al dueño dela mies que envíe operarios a su viña.Confío en Dios nuestro Señor que esteaño haré más de cien mil cristianos, se-gún hay mucha disposición en estas par-tes.

Micer Paulo está en Goa en el colegio deSanta Fe. Es confesor de los estudiantes;ocúpase en las enfermedades, así espiri-tuales como corporales, de ellos continua-mente. Hace tanto el rey de Portugal poracrescentar esta santa casa, que es cosapara dar gracias al Señor. Los que a estaspartes por sólo amor y servicio de Diosnuestro Señor vinieren, para acrescentarel número de los fieles y límites de la san-ta Iglesia, madre nuestra –pues hay tantadisposición en esta tierra–, hallarán todofavor y ayuda necesaria en los portugue-ses de esta tierra con mucha suficiencia,y serán de ellos recibidos con mucha ca-ridad y amor, por ser la nación portugue-

Doc.48 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas38

sa tan amiga de su ley, y deseosa de verestas partes de infieles convertidas a la fede Cristo nuestro Redentor, y aunque nofuese por más que por satisfacer a la ca-ridad de ellos y al amor que a nuestra Com-pañía tienen, deberíades mandar a estaspartes algunos de la Compañía, cuántomás habiendo tanta disposición en estaspartes para hacer cristianos. Y así ceso,rogando a Dios nuestro Señor que nos déa conoscer y sentir su santísima volun-tad, y, sentida, muchas fuerzas y graciaspara en esta vida cumplirla con caridad.

De Cochín a 27 de enero de 1545.

Vuestro hijo mínimo en Cristo,

FRANCISCO.

Segundo viaje: a Indonesia (1545)

Javier, por lo que él mismo declara, sesentía muchas veces llamado por Dios pa-ra ir a misionar más lejos, más al orien-te. Y en setiembre de 1545, llegados losvientos favorables, se embarcó para Mala-ca, llevando consigo una reliquia de San-to Tomás, que siempre conservó colgadaal cuello.

Pasó, pues, de la India a la isla de Cey-lán –actual Sri Lanka–, donde había fuer-tes luchas entre reinos locales. Viajó mástarde a Malaca, la ciudad real de los ma-layos, el puerto comercial más importantedel Asia. Desde allí, a lo largo de cincoestancias diferentes, preparó sus viajes aMolucas, Japón y China.

Las Molucas, con sus mil islas, en Indo-nesia, recibieron durante quince meses laacción evangelizadora de Javier. Afrontan-do peligros muy grandes, visitó varias delas islas, en las que había pequeñas comu-nidades cristianas. Aún perdura en ellas lamemoria del Santo.

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Doc. 55

A sus compañeros de Europa

Amboina 10 de mayo 1546

Carísimos en Cristo hermanos: La gra-cia y amor de Cristo N. S. sea siempre ennuestra ayuda y favor. Amén.

1. En el año de 1545 os escrebí largohaciéndoos saber cómo en una tierra lla-mada Macassar se hicieron dos reyes cris-tianos con mucha otra gente: y por lamucha disposición que en aquella tierrahabía para se acrecentar nuestra santa fe,según la información que me dieron, par-tí del Cabo de Comorín para Macassarpor mar, por cuanto no se puede ir portierra. Hay del Cabo de Comorín hasta lasislas de Macassar más de 900 leguas. Diorden primero que del Cabo de Comorínpartiese, cómo los cristianos de aquellatierra fuesen proveídos de cosas espiri-tuales, dejando con ellos cinco padres, lostres naturales de la tierra, y a Franciscode Mansillas con otro padre español [Juande Lizano]. Con los cristianos de la islade Ceylán, que está cerca del Cabo de Co-morín, quedaron cinco frailes de la ordende S. Francisco, con dos otros clérigos.Viendo que no era necesario, ni menoshacía falta con los cristianos del Cabo deComorín ni con los de Ceylán –porqueno hay otros cristianos nuevamente con-vertidos en la India fuera de las fortalezasdel Rey, y los que están en las fortalezas,los vicarios tienen cargo de enseñarlos ybautizarlos– determiné de partir para Ma-casar.

Y yendo al puerto [de Santo Tomé] delcual me había de embarcar para hacer miviaje, hallé un mercader [Juan de Eiro]con un navío suyo, el cual me rogó quelo confesase. Y lo que con mucha pru-dencia humana no acabara de determinar,con mucha violencia se venció y escogióel camino del cielo. Quiso Dios por su

misericordia darle tanto dentro de su áni-ma a sentir, que un día se confesó, y enotro siguiente se determinó (en el mismolugar donde mataron a Santo Tomé Após-tol) de vender el navío y todo lo que te-nía, dando a los pobres todo, sin guardarnada para sí, como liberal despensero[más tarde se hizo franciscano]; y así nosembarcamos camino de Macassar.

2. Llegamos en la mitad del camino auna ciudad llamada por nombre Malaca,en la cual el rey [de Portugal] tiene unafortaleza. Y el capitán de esta fortaleza medijo cómo había mandado un clérigo[Viegas], persona muy religiosa, con mu-chos portugueses en un galeón bien aper-cebido de todo lo necesario para favore-cer a los que se hicieron cristianos, y hastaque hubiésemos nuevas suyas, no le pa-recía que debía partir para aquella isla; yasí estuve en Malaca tres meses y medioesperando nuevas de los macassares.

En este tiempo no me faltaron ocupa-ciones espirituales, así en predicar los do-mingos y fiestas, como en confesar mu-chas personas, así los enfermos del hos-pital donde posaba, como otros sanos. Entodo este tiempo enseñé a los muchachosy cristianos nuevamente convertidos a lafe la doctrina cristiana. Con la ayuda deDios N. S. hice muchas paces entre lossoldados y moradores de la ciudad, y lasnoches iba por la ciudad con una campa-na pequeña encomendando las ánimas delpurgatorio, llevando conmigo muchos ni-ños de los que enseñaba la doctrina cris-tiana.

3. Pasados los tres meses y medio, aca-baron de ventar los vientos con que vie-nen los navíos de Macassar. No sabiendoningunas nuevas del padre [Viegas], de-terminé de partir para otra fortaleza delrey, llamada Maluco, y es la última de to-das. Cerca desta fortaleza, 60 leguas deella, hay dos islas [Amboina y Moro]; la

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una es de 300 leguas en redondo, muchopoblada, la cual se llama Ambueno.

De esta isla tiene hecha merced el rey aun hombre mucho de bien y buen cristia-no [Jordán de Freytas, de Madeira], el cualha de venir a vivir en ella de aquí aun añoy medio con su mujer y casa. En esta islahallé siete lugares de cristianos: los niñosque hallé por bautizar bauticé, de los cua-les murieron muchos después de bautiza-dos; y parece que Dios N. S. los guardóhasta que estuviesen en camino de salva-ción. Después de haber visitado todos es-tos lugares, llegaron a esta isla ocho na-víos de portugueses.

Fueron tantas las ocupaciones que tuveen tres meses que aquí estuvieron, en pre-dicar, confesar, visitando los enfermos,ayudándolos a bien morir, lo que es muytrabajoso de hacer con personas que novivieron muy conformes a la ley de Dios.Estos mueren más desconfiados de la mi-sericordia de Dios, de lo que vivían muyconfiados viviendo en pecados continuos,sin querer desacostumbrarse de ellos.Hice, con la ayuda de Dios, muchas amis-tades entre soldados que jamás viven enpaz en esta isla de Ambueno. Ellos se par-tieron para la India en mayo, y mi com-pañero Juan de Hierro y yo nos partimospara Maluco [Malaca], que está de aquí60 leguas.

4. De la otra costa de Maluco está unatierra, la cual se llama El Moro, a sesentaleguas de Maluco. En esta isla de El Moro[en las Molucas] habrá muchos años quese hicieron grande numero de cristianos,los cuales, por muerte de los clérigos quelos bautizaron [uno fue muerto, el otrohuyó herido], quedaron desamparados ysin doctrina y por ser la tierra de O Moromuy peligrosa, por cuanto la gente de ellaes muy llena de traición, por la muchaponzoña que dan en el comer y beber;por esta causa dejaron de ir a aquella tie-

rra de O Moro personas que mirasen porlos cristianos. Yo, por la necesidad queestos cristianos de la isla del Moro tienende doctrina espiritual y de quien los bauti-ce para salvación de sus ánimas, y tam-bién por la necesidad que tengo de perdermi vida temporal, por socorrer a la vidaespiritual del prójimo, determino de me iral Moro, por socorrer en las cosas espiri-tuales a los cristianos, ofrecido a todopeligro de muerte, puesta toda mi espe-ranza y confianza en Dios N. S., desean-do de me conformar, según mis peque-ñas y flacas fuerzas, con el dicho de Cristonuestro Redentor y Señor, que dice: «Puesquien quisiere salvar su vida, la perderá;mas quien perdiere su vida por amor demí, la encontrará» [Mt 16,25].

Y aunque sea fácil de entender el latín yla sentencia en universal de este dicho delSeñor, cuando el hombre viene a lo parti-cularizar, para disponerse a determinar deperder la vida por Dios, para hallarla enél, ofreciéndose casos peligrosos, en loscuales probablemente se presume perderla vida sobre lo que se quisiere determi-nar, hácese tan oscuro, que el latín, sien-do tan claro, viene a oscurecerse; y en talcaso me parece que sólo aquel lo viene aentender, por más docto que sea, a quienDios N. S., por su infinita misericordia,lo quiere en casos particulares declarar.En semejantes casos se conosce la con-dición de nuestra carne, cuán flaca y en-ferma es. Muchos de mis amigos y devo-tos procuraron conmigo que no fuese atierra tan peligrosa; y viendo que no po-dían acabar conmigo que no fuese, medaban muchas cosas contra ponzoña. Yo,agradeciéndoles mucho su amor y buenavoluntad por no cargarme de miedo sintenerlo, y más por haber puesto toda miesperanza en Dios, por no perder nada deella, dejé de tomar los defensivos que contanto amor y lágrimas me daban, rogán-doles que en sus oraciones tuviesen con-

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tinua memoria de mí, que son los másciertos remedios para contra ponzoña quese pueden hallar.

5. En muchos peligros me vi en esteviaje del Cabo de Comorín para Malaca yMaluco, así entre tormentas del mar,como entre enemigos [piratas de Achem,junto a Sumatra]. En uno especialmenteme hallé en una nao en que venía de 400toneles: con viento recio navegamos másde una legua, tocando siempre el leme entierra. Si acertáramos en todo este tiem-po con algunas piedras, la nao se deshi-ciera; o si halláramos menos agua en unaparte que en otra, quedáramos en seco.Muchas lágrimas vi entonces en la nao.

Quiso Dios N. S. en estos peligros pro-barnos y darnos a conocer para cuántosomos, si en nuestras fuerzas esperamos,o en cosas criadas confiamos; y paracuánto cuando de estas falsas esperanzassalimos, desconfiando de ellas, esperan-do en el Criador de todas las cosas, encuya mano está hacernos fuertes, cuan-do los peligros por su amor son recebi-dos. Y tomándolos por sólo su amor, creensin dudar los que se hallan en ellos, quetodo lo criado está a obediencia del Cria-dor, conociendo claramente que son ma-yores las consolaciones en tal tiempo quelos temores de la muerte, dado que el hom-bre acabase sus días. Y fenecidos los tra-bajos y acabados de pasar los peligros,no sabe el hombre contar ni escrebir loque por él pasó al tiempo que estaba enellos, quedando una memoria imprimidade lo pasado, para no cansar de servir atan buen Señor, así en lo presente comoen lo porvenir, esperando en el Señor, cu-yas misericordias no tienen fin, que le daráfuerzas para lo servir.

6. Estando en Malaca, Que es la mitaddel camino de la India a Maluco, me die-ron nuevas cómo llegaron tres compañe-ros nuestros en Goa en el año de 1545

[Criminali, martirizado por los badagas en1549, Lancillotto y Beira]. Ellos me es-crebieron y me mandaron las cartas quede Roma traían con las cuales Dios N. S.sabe cuánta consolación recebí en sabertan buenas nuevas de nuestra Compañía.El uno de ellos venía para enseñar gramá-tica en el colegio de Santa Fe, y los otrosdos para andar por las partes que a mí mepareciese que harían más servicio a DiosN. S. Yo les escrebí que quedase uno deellos, el que venía para leer gramática, enSanta Fe, y los dos que fuesen al Cabo deComorín, a tener compañía a Franciscode Mansillas. Agora les escribo en esteaño de 1546 que vengan a Maluco para elaño que viene, pues hay mayor disposi-ción para servir a Dios en estas partesque no donde están.

7. Estas partes de Maluco todas son is-las, sin ser descubierta hasta ahora tierrafirme. Son tantas estas islas que no tie-nen número y cuasi todas son pobladas.Por falta de quien les requiera que seancristianos, dejan de lo ser. Si hubiese enMaluco una casa de nuestra Compañía,sería mucho el número de la gente que seharía cristiana. Mi determinación es cómoen este cabo de mundo de Maluco se hi-ciese una casa, por el mucho servicio quea Dios N. S. se haría.

8. Los gentiles en estas partes de Malucoson más que los moros. Quiérense mallos gentiles y moros. Los moros quierenque los gentiles o se hagan moros o seansus cautivos, y los gentiles no quieren niser moros ni menos ser sus cautivos. Sihubiese quien les predicase la verdad, to-dos se harían cristianos, porque más quie-ren los gentiles ser cristianos que no mo-ros. De 70 años á esta parte se hicieronmoros, que primero todos eran gentiles.Dos o tres cacices que vinieron de Meca,que es una casa donde dicen los morosque está el cuerpo de Mahomet, convir-

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tieron grande número de gentiles a la sec-ta de Mahomet. Estos moros lo mejor quetienen es que no saben cosa ninguna desu secta perversa. Por falta de quien lespredique la verdad, dejan estos moros deser cristianos.

9. Esta cuenta os doy tan particular,para que tengáis especial sentimiento ymemoria de tanta perdición de ánimas,cuantas se pierden por falta de espiritualsocorro. Los que no tuvieren letras y ta-lento para ser de la Compañía, sobrarlesha el saber y talento para estas partes, situvieran voluntad de venir para vivir ymorir con esta gente [Paulo III concedióen 1546 que los coadjutores fueran tam-bién miembros de la Compañía]; y si deéstos viniesen todos los años una doce-na, en poco tiempo se destruiría esta malasecta de Mahoma, y se harían todos cris-tianos, y así Dios N. S. no se ofendería tan-to como se ofende, por no haber quien re-prenda los vicios y pecados de infidelidad.

10. Por amor de Cristo N. S. y de suMadre santísima y de todos los santos queestán en la gloria del paraíso, os ruego,carísimos hermanos y padres míos, quetengáis especial memoria mía para enco-mendarme a Dios continuamente, pues vi-vo con tanta necesidad de su favor y ayu-da. Yo, por la mucha necesidad que tengode vuestro favor espiritual continuo, pormuchas experiencias tengo conocido có-mo, por vuestra invocación, Dios N.S.me tiene ayudado y favorecido en mu-chos trabajos del cuerpo y del espíritu. Ypara que jamás me olvide de vosotros, porcontinua y especial memoria, para mu-cha consolación mía, os hago saber,carísimos hermanos, que tomé de las car-tas que me escrebisteis, vuestros nom-bres, escritos por vuestras manos pro-prias,juntamente con el voto de la profesión quehice, y los llevo continuamente conmigopor las consolaciones que de ellos recibo.A Dios N. S. doy las gracias primeramen-

te, y después a vosotros, hermanos y pa-dres suavísimos, pues os hizo Dios tales,que tanto me consoláis llevando vuestrosnombres*. Y pues presto nos veremos enla otra vida con más descanso que en ésta,no digo más.

De Ambueno, a 10 de mayo, año de1546. Vuestro mínimo hermano e hijo,

FRANCISCO.

*Cuando murió Javier, en el relicario deSanto Tomás que llevaba siempre al cuello, sehalló la fórmula de su profesión y la firma deSan Ignacio, recortada de una carta suya.

[Carta añadida, escrita en el original enpapel separado]

11. La gente de estas islas es muy bár-bara y llena de traición. Es más baza [mo-rena] que negra, gente ingrata en grandeextremo. Hay islas en estas partes, en lascuales se comen unos a otros; esto escuando unos con otros tienen guerra y sematan en pelea, y no de otra manera. Cuan-do mueren por enfermedad, dan por gran,banquete las manos y calcaños a comer.Es tan bárbara esta gente, que hay islasdonde demanda un vecino a otro (cuandoquiere hacer una fiesta grande) su padre,si es muy viejo, emprestado para comer,prometiéndole que le dará el suyo, cuan-do fuere viejo y quisiere hacer algún ban-quete [noticia al parecer falsa].

Antes de un mes espero de ir a una isla,en la cual se comen unos a otros, cuandose matan en la guerra, en la cual isla tam-bién se emprestan unos a otros los pa-dres, cuando son viejos, para hacer ban-quetes. Los de esta isla quieren ser cris-tianos, y ésta es la causa para que voyallá. Hay abominables pecados de lujuriaentre ellos, cuales no podríades creer, niyo me atrevo a escrebir.

12. Son estas islas templadas y de gran-des y espesos arbolados. Llueve muchasveces. Son tan altas estas islas de Maluco

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y trabajosas de andar por ellas, que entiempo de guerra suben a ellas para sudefensión, de manera que son sus forta-lezas. No hay caballos, ni se puede andara caballo por ellas. Tiembla muchas ve-ces la tierra y el mar, tanto que los navíosque navegan, cuando tiembla el mar, pa-rece a los que van en ellos que tocan enalgunas piedras. Es cosa para espantar vertemblar la tierra, y principalmente el mar.Muchas de estas islas echan fuego de sí,con un ruido tan grande, que no hay tirode artillería, por más grande que sea, quehaga tanto ruido, y por las partes por don-de sale aquel fuego, con el ímpetu grandeque viene, trae consigo piedras muy gran-des. Por falta de quien predique en estasislas los tormentos del infierno, permiteDios que se abran los infiernos, para con-fusión de estos infieles y de sus abomina-bles pecados.

13. Cada isla de éstas tiene lengua porsí, y hay isla que cuasi cada lugar de ellatiene habla diferente. La lengua malaya,que es la que se habla en Malaca, es muygeneral por estas partes. En esta lenguamalaya (el tiempo que yo estuve en Mala-ca) con mucho trabajo saqué el Credo,con una Declaración sobre los artículos,la confesión general, Pater noster, AveMaría, Salve Regina, y los mandamientosde la ley, para que me entiendan, cuandoles hablo en cosas de importancia. Tie-nen una grande falta en todas estas islas,que no tienen escrituras, ni saben escrebirsino muy pocos; y la lengua en que escri-ben, es malaya, y las letras son árabes,que los moros cacices enseñaron a es-crebir y enseñan al presente. Antes quese hiciesen moros, no sabían escrebir.

14. En esta isla de Ambueno tengo vistauna cosa que jamás en mi vida vi, y esque vi un cabrón, el cual continuamentetiene leche y engendra mucho: no tienemás de una teta junto a los genitales, y da

cada día más de una escudilla de leche;los cabritos le beben la leche. Por cosanueva lo lleva un caballero portugués a laIndia, para lo enviar a Portugal. Yo pormis manos proprias le saqué una vez le-che, no creyendo que era verdad, pare-ciéndome ser cosa imposible.

15. Un portugués mercader hallé enMalaca, el cual venía de una tierra de gran-de trato, la cual se llama China. Este mer-cader me dijo que le demandó un hombrechino muy honrado que venía de la cortedel rey [Pekín], muchas cosas, entre lascuales le demandó si los cristianos co-mían carne de puerco. Respondióle el mer-cader portugués que sí, y le dijo que porqué le demandaba aquello. Respondió elchino, que en su tierra hay mucha genteentre unas montañas, apartada de la otragente, la cual no come carne de puerco,y guarda muchas fiestas [quizá cristianosnestorianos]. No sé que gente es ésta, osi son cristianos que guardan la ley viejay nueva, como hacen los del Preste Juan[cristianos monofisitas de Abisinia], o sison las tribus de los judíos, que no se sabede ellos, porque ellos no son moros, comotodos dicen.

16. De Malaca van todos los años mu-chos navíos de portugueses a los puertosde la China. Yo tengo encomendado amuchos para que sepan de esta gente, avi-sándoles que se informen mucho de lasceremonias y costumbres que entre ellosse guardan, para por ellas se poder sabersi son cristianos o judíos. Muchos dicenque Santo Tomé Apóstol fue a la China yque hizo muchos cristianos; y que la Igle-sia de Grecia, antes que los portuguesesseñoreasen la India, mandaba obispos paraque enseñasen y bautizasen los cristianosque S. Tomé y sus discípulos en estaspartes hicieron. Uno de estos obispos dijo,cuando los portugueses ganaron la India,que después que vino de su tierra a la In-

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dia, oyó decir a los obispos que en la In-dia halló, que Santo Tomé fue a la Chinay que hizo cristianos. Si supiere cosa cier-ta, yo os la escribiré para el año que vie-ne; os escribiré lo que por experiencia deestas partes tuviere visto y conoscido.

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A sus compañerosresidentes en Roma

Cochín 20 de enero 1548

Hoy no es fácil para nosotros imaginar lospeligros y sufrimientos que pasa Javier en susinnumerables navegaciones. Esta carta losrefleja claramente, y en ella, en los nn. 21-22,describe también «la perfecta alegría» que elSanto encuentra en la adversidad más absolu-ta. Es la misma alegría perfecta de San Fran-cisco de Asís (Florecillas I,7).

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. Carísimos padres y hermanos enCristo Jesús. En el año de 1546 os escrebílargamente de las islas de Ambueno, lascuales están a 60 leguas de la ciudad deMaluco [Ternate]. Esta ciudad de Malucoestá poblada de portugueses, donde el reyde Portugal tiene una fortaleza, y señoreanlos portugueses todas las islas que danclavo, y no a otras islas que dan clavo,sino estas de Maluco. En las islas de Am-bueno estuve tres meses donde hallé sietelugares de cristianos. El tiempo que ahíestuve, me ocupé en bautizar muchas cria-turas que estaban por bautizar a falta depadres; porque uno que tenía cargo deellos, murió había ya muchos días.

2. En acabando de visitar estos lugares,y de bautizar los niños que estaban porbautizar, llegaron siete navíos a estas is-las de Ambueno de portugueses, y entreellos algunos castellanos que vinieron de

las Indias del emperador [Nueva España,México] a descubrir nuevas tierras. Es-tuvieron en Ambueno toda esta gente tresmeses. En este tiempo tuve muchas ocu-paciones espirituales en predicar los do-mingos y fiestas, en confesiones conti-nuas, en hacer amistades y visitar los do-lientes. Eran de manera las ocupacionesque para estar entre gente no santa y deguerra, no esperaba hallar tantos frutosde paz; porque a poder estar en lugares,en todos ellos hallara ocupaciones espiri-tuales. Alabado sea Dios para siempre ja-más, pues comunica tanto su paz a laspersonas que hacen cuasi profesión de noquerer paz con Dios ni menos con susprójimos.

Pasados estos tres meses, se partieronestos navíos para la India del rey de Por-tugal, y yo me partí para la ciudad de Ma-luco, donde estuve tres meses. En estetiempo me ocupé en esta ciudad en predi-car los domingos y fiestas todas y confe-sar continuadamente; todos los días en-señaba a los niños y cristianos nuevamenteconvertidos a nuestra fe la doctrina cris-tiana [el Catecismo breve, doc. 14]; y to-dos los domingos y fiestas, después decomer, predicaba a los nuevamente con-vertidos a nuestra fe el Credo, en cadadía de fiesta un artículo de la fe. De ma-nera que todos los días de guardar hacíados predicaciones, una en la misa a losportugueses y otra a los nuevamente con-vertidos, después de comer.

3. Era para dar gracias a nuestro Señorel fruto que Dios hacía en imprimir en loscorazones de sus criaturas cantares de suloor y alabanza en gente nuevamente con-vertida a su fe. Era de manera en Maluco,que por las plazas los niños, y en las ca-sas, de día y de noche, las niñas y muje-res, y en los campos los labradores, y enla mar los pescadores, en lugar de vanascanciones cantaban santos cantares, comoel Credo, Pater noster, Ave María, man-

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damientos, obras de misericordia, y la con-fesión general, y otras muchas oracionestodas en lenguaje, de manera que todoslas entendían, así los nuevamente conver-tidos a nuestra fe, como los que no loeran. Quiso Dios nuestro Señor que enlos portugueses de esta ciudad y en la gentenatural de la tierra, así cristianos comoinfieles, que en poco tiempo encontrémucho favor a los ojos de ellos.

4. Pasados los tres meses, partí de estaciudad de Maluco para unas islas que es-tán 60 leguas de Maluco, que se llamanlas islas del Moro, porque en éstas habíamuchos lugares de cristianos y eran pa-sados muchos días que no eran visitados,así por estar muy apartados de la India,como por haber muerto los naturales dela tierra un Padre que allá fue [Simón Vaz,muerto en 1535]. En aquellas islas bauti-cé muchas criaturas que hallé por bauti-zar, y estuve en ellas tres meses y visitéen este tiempo todos los lugares de cris-tianos; consoléme mucho con ellos y ellosconmigo.

Estas islas son muy peligrosas por cau-sa de las muchas guerras que hay entreellos. Es gente bárbara, carecen de escri-turas, no saben leer ni escribir. Es genteque dan ponzoña a los que mal quieren, yde esta manera matan a muchos. Es tie-rra muy fragosa: todas son sierras y mu-cho trabajosas de andar. Carecen de man-tenimientos corporales. Trigo, vino deuvas no saben qué cosa es. Carnes ni ga-nados ningunos hay, sino algunos puer-cos, por grande maravilla. Puercos mon-teses hay muchos. Muchos lugares care-cen de aguas buenas para beber. Hay arrozen abundancia y muchos árboles que sellaman sagueros [palmera sagú], que danpan y vino, y otros árboles que de su cor-teza hacen vestidos, con que todos se vis-ten [una faja en la cintura era todo el ves-tido].

Esta cuenta os doy para que sepáis cuánabundosas islas son éstas de consolacio-nes espirituales: porque todos estos peli-gros y trabajos, voluntariosamente toma-dos por sólo amor y servicio de Diosnuestro Señor, son tesoros abundosos degrandes consolaciones espirituales, en tan-ta manera, que son islas muy dispuestasy aparejadas para un hombre en pocosaños perder la vista de los ojos corpora-les con abundancia de lágrimas consolati-vas. Nunca me acuerdo haber tenido tan-tas y tan continuas consolaciones espiri-tuales, como en estas islas, con tan pocosentimiento de trabajos corporales; andarcontinuamente en islas, cercadas de ene-migos, y pobladas de amigos no muy fi-jos, y en tierras que de todos remediospara las enfermedades corporales carecen,y cuasi de todas ayudas de causas segun-das para conservación de la vida. Mejor esllamarlas islas de esperar en Dios, que noislas de Moro.

5. Hay en estas islas una gente que sellaman tavaros. Son gentiles, los cualesponen toda su felicidad en matar los quepueden, y dicen que muchas veces ma-tan sus hijos o mujeres cuando no hallanque matar. Estos matan muchos cristia-nos. Una isla de éstas, cuasi siempre treme[tiembla], y la causa es porque en estamisma isla hay una sierra que continua-mente echa fuego de sí y mucha ceniza.Dicen los de la tierra que el grande fuegoque debajo está, quema las sierras de pie-dra que están debajo de tierra; y esto pa-rece ser verdad, porque muchas veces seacontece salir en fuegos piedras tan gran-des como grandísimos árboles y cuandohace grande viento, echan los vientos deaquella sierra tanta ceniza para bajo, quelos hombres y mujeres que están traba-jando en los campos, cuando vienen a suscasas, vienen todos llenos de ceniza, queno les parece sino los ojos y narices yboca, que parecen más demonios que

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hombres. Esto me dijeron los naturalesde la tierra, porque yo no lo vi. El tiempoque ahí estuve, no fueron estas tormen-tas de viento. Más me dijeron, que cuan-do aquellos vientos reinan, que la muchaceniza que los vientos consigo traen, cie-ga y mata muchos puercos monteses,porque pasados los vientos los hallanmuertos.

6. Y también me dijeron los de la tierra,que cuando estos tiempos cursan, quehallan a la orilla de la mar muchos pesca-dos muertos, y esto que lo causaba la mu-cha ceniza que los vientos traen de aque-lla sierra; y que los pescados que bebíanagua mezclada con tal ceniza, morían. Ycuando ellos me preguntaban qué eraaquello, les decía que era un infierno,adonde iban todos los que adoraban enídolos. Era el tremor de la tierra tan gran-de, que un día de San Miguel, estando enla iglesia diciendo misa, tremó tanto la tie-rra, que tenía miedo que no cayese el al-tar: tal vez San Miguel, por virtud divina,los demonios de aquellas partes que im-pedían el servicio de Dios, los ponía ymandaba que se fuesen al infierno.

7. Después de haber visitado todos loslugares de cristianos de estas islas, tornéotra vez para Maluco, donde estuve otrostres meses, predicando dos veces todoslos domingos y fiestas, una por la maña-na a los portugueses, y otra después decomer a los cristianos de la tierra, confe-sando continuadamente por la mañana ypor la tarde y a mediodía, enseñando to-dos los días la doctrina cristiana; y des-pués de la doctrina cristiana acabada, enlos domingos y fiestas predicaba a loscristianos de la tierra los artículos de lafe, guardando esta orden: que en cada fies-ta declaraba un artículo de la fe, repren-diéndolos mucho de las idolatrías pasa-das. En estos tres meses que estuve en Ma-luco de esta segunda vez, predicaba los

miércoles y los viernes a las mujeres delos portugueses solamente, las cuales erannaturales de la tierra, y les predicaba so-bre los artículos de la fe, y mandamien-tos, y sacramentos de la confesión y co-munión, porque en este tiempo era Cua-resma, y así por la Pascua muchas se co-mulgaron, que antes no se comulgaban.Con ayuda de Dios nuestro Señor en es-tos seis meses que estuve en Maluco, sehizo mucho fruto, así en los portuguesesy sus mujeres, hijos y hijas, como en loscristianos de la tierra.

8. Acabada la Cuaresma, con muchoamor de todos, así de los cristianos comode los infieles, partí de Maluco para Mala-ca. Por la mar no me faltaron ocupacio-nes y en unas islas [las de Amboina] enque hallé cuatro navíos, estuve con ellosen tierra algunos 15 ó 20 días, donde lesprediqué tres veces, confesé a muchos,y hice muchas paces. Cuando me partíde Maluco, por evitar lloros y plantos demis devotos, amigos y amigas, en la des-pedida, me embarqué cuasi a media no-che. Esto no me bastó para los poder evi-tar, porque no me podía esconder de ellos;de manera que la noche y el apartamientode mis hijos y hijas espirituales me ayu-daron a sentir alguna falta que, por aven-tura, mi ausencia les podría hacer para lasalvación de sus ánimas.

9. Dejé ordenado antes que de Malucopartiese, cómo todos los días se conti-nuase la doctrina cristiana en una iglesia,y una Declaración que en breve hice so-bre los artículos de la fe, se continuasen, yla supiesen en lugar de oraciones los nue-vamente convertidos a nuestra fe. Un pa-dre clérigo, devoto y amigo mío [Rodri-go Vaz], quedó que en mi ausencia los en-señaría todos los días dos horas, y un díaen la semana predicar a las mujeres de losportugueses sobre los artículos de la fe, ysacramentos de confesión y comunión.

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Y también el tiempo que estuve enMaluco, ordené que todas las noches porlas plazas se encomendasen las almas delpurgatorio, y después todos aquellos queviven en pecado mortal; y esto causabamucha devoción y perseverancia en losbuenos y temor y espanto en los malos. Yasí eligieron un hombre los de la ciudad,vestido en hábitos de la [Cofradía de la]Misericordia, que todas las noches, conuna linterna en la mano y una campana enla otra, anduviese por las plazas, y decuando en cuando se parase encomen-dando con grandes voces las ánimas delos fieles cristianos que están en el purga-torio, y después por la misma orden lasánimas de todos aquellos que perseveranen pecados mortales, sin querer salir deellos [la misma costumbre introdujo SanIgnacio en Azpeitia en 1535], de los cua-les se puede bien decir: «Sean borradosdel libro de los vivientes y no sean inscri-tos entre los justos» [Sal 68,29].

10. El rey de Maluco [Hairun] es moroy vasallo del rey de Portugal, y hónrasemucho de lo ser, y cuando en él habla, lollama «el rey de Portugal mi señor». Ha-bla este rey muy bien portugués. Y lasprincipales islas de Maluco son de mo-ros. Maluco no es tierra firme, son todasislas. Deja el rey de ser cristiano por noquerer dejar los vicios carnales, y no porser devoto de Mahoma. No tiene otra cosade moro sino ser de pequeño circuncida-do, y después de grande ser cien vecescasado, porque tiene cien mujeres princi-pales y otras muchas menos principales.Los moros de aquellas partes no tienendoctrina de la secta de Mahoma; carecende alfaquis [sacerdotes mahometanos], ylos que son, saben muy poco, y cuasi to-dos extranjeros.

11. Este rey me mostraba muchas amis-tades, en tanto que los moros principalesde su reino le tenían a mal; deseaba que

yo fuese su amigo, dándome esperanzasque en algún tiempo se haría cristiano:quería que lo amase con esta tacha demoro, diciéndome que cristianos y mo-ros teníamos un Dios común, y que enalgún tiempo todos seríamos unos. Hol-gaba mucho cuando lo visitaba; nuncapude acabar con él que fuese cristiano.Prometióme que haría uno de sus hijoscristiano, de muchos que tiene, con estacondición, que después de cristiano fue-se rey de las islas del Moro. De aquí atres meses, Dios nuestro señor querien-do, le mandará el gobernador de la Indiatodos los despachos que le manda pedir,para que su hijo, después de cristiano, searey de las islas del Moro.

12. En el año de 1546 escribí de Ambue-no, antes que partiese para Maluco, a losde la Compañía que aquel año vinieron dePortugal, que para el año de 1547, en lasnaos que partiesen de la India para Malaca,viniesen para aquellas partes algunos deellos, y así lo hicieron. De manera quepartieron de la India para Malaca tres dela Compañía, dos de misa, Joán de Bera yel padre Ribeiro, y Nicolás, lego, los cua-les hallé en Malaca, cuando de Malucovenía para Malaca. Con ellos recebí mu-cha consolación un mes que estuvimosjuntos, en ver que eran siervos de Dios, ypersonas que en aquellas partes de Malucohabían de servir mucho a Dios nuestroSeñor. Ellos partieron de Malaca para Ma-luco en el mes de agosto del año de 1547.Es navegación de dos meses. Diles estetiempo, que con ellos estuve en Malaca,larga información de la tierra de Maluco,de la manera que se había de hacer enella, conforme a la experiencia que de ellatenía. Están tan lejos de la India, que nopodemos haber nuevas de ellos sino unavez en el año. Mucho les encomendé queescribiesen todos los años muy largamen-te para Roma, dando cuenta menudamente

Doc.59 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas48

de todo el servicio que a Dios nuestroSeñor hacen en aquellas partes, y de ladisposición que en ellas hay; y así queda-mos que lo habían de hacer.

13. En Malaca estuve 4 meses esperan-do tiempo para navegar y venir a la India.En estos 4 meses tuve muchas ocupacio-nes, espirituales todas: predicaba dos ve-ces todos los domingos y fiestas, a losportugueses por la mañana en la misa, ydespués de comer a los cristianos de latierra, declarando en cada fiesta a los nue-vamente cristianos un artículo de la fe.Acudía tanta gente, que fue necesario ir ala iglesia mayor de la ciudad. En confe-siones continuas era muy ocupado; tantoque, por no poder cumplir con todos, es-taban muchos mal conmigo; y por seréstas unas enemistades fundadas en unaborrecimiento de pecados, no me escan-dalizaba de ellos, mas antes me edifica-ban viendo sus santos propósitos. Los do-mingos y fiestas eran muchos los que secomulgaban.

Todos los días después de comer ense-ñaba la doctrina cristiana. A esta doctrinaacudía mucha gente. Venían los hijos yhijas de los portugueses, mujeres y hom-bres de la tierra nuevamente convertidosa nuestra fe; y la causa por que veníanmuchos paréceme que era, porque siem-pre les declaraba alguna parte del Credo.En este tiempo fui muy ocupado en hacermuchas amistades, por causa que los por-tugueses de la India son muy belicosos.Acabada de enseñar la doctrina cristiana,enseñaba a los niños y a la gente cristianade la tierra una Declaración, que hice so-bre cada artículo de la fe en lenguaje quetodos entienden, conformándome con lascapacidades de lo que pueden alcanzar aentender los naturales de la tierra, nueva-mente convertidos a nuestra santa fe.

Y esta Declaración, en lugar de oracio-nes, les enseñaba así en Malaca como lo

hice en Maluco, para hacer en ellos firmefundamento de creer bien y verdadera-mente en Jesucristo, dejando de creer envanos ídolos. Esta Declaración se puedeenseñar en un año, enseñando cada díaun poco, 20 palabras que pueden bien de-corar. Después que van entendiendo la his-toria del advenimiento de Jesucristo, y re-petidas muchas veces estas declaracionessobre el Credo, quedan más fijas en la me-moria; y de esta manera vienen en conos-cimiento de la verdad, y aborrescimientode las vanas ficciones que los gentiles pa-sados y presentes escriben de sus ídolosy de sus hechicerías.

14. En esta ciudad dejé muy encomen-dado a un padre de misa, que enseñaseaquella doctrina todos los días de la ma-nera que yo enseñaba, y así me lo prome-tió de hacer. Espero en Dios nuestro Se-ñor que lo llevará adelante. Fui muy re-querido a mi partida de todos los princi-pales de Malaca, para que fuesen allá dosde la Compañía a predicar a ellos y a susmujeres y cristianos de la tierra, y a ense-ñar la doctrina cristiana a sus hijos y hi-jas, y a todos sus esclavos y esclavas, dela manera que yo hacía. Fui tan importu-nado de ellos, y veo que es tanto serviciode Dios nuestro Señor, y una deuda queles debemos todos, por lo mucho queaman a nuestra Compañía, que me pare-ce que tengo de hacer todo lo posible paraque vayan dos de la Compañía este mesde abril del año de 1548, porque en estetiempo parten los navíos de la India paraMalaca y para Maluco.

15. Estando en esta ciudad de Malaca,me dieron grandes nuevas unos mercade-res portugueses, hombres de mucho cré-dito, de unas islas muy grandes, de pocotiempo a esta parte descubiertas, las cua-les se llaman las islas de Japón, donde,según parecer de ellos, se haría muchofruto en acrecentar nuestra santa fe, más

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que en ningunas otras partes de la India,por ser ella una gente deseosa de saber engrande manera, lo que no tienen estos gen-tiles de la India.

Vino con estos mercaderes portugue-ses un japón, llamado por nombre Angeró[Anjiró, noble samurai, nacido en Kagos-hima, bautizado en Goa en 1548], en bus-ca mía, por cuanto los portugueses queallá fueron de Malaca, le hablaron de mí,Este Angeró venía con deseo de confe-sarse conmigo, por cuanto dio parte a losportugueses de ciertos pecados que en sujuventud tenía hechos, pidiéndoles reme-dio para que Dios nuestro Señor le per-donase tan graves pecados. Diéronle porconsejo los portugueses que viniese a Ma-laca con ellos a verse conmigo, y así lohizo, viniendo a Malaca con ellos; y cuan-do él vino a Malaca, era yo partido paraMaluco, de manera que se tornó a em-barcar para ir a su tierra de Japón, comosupo que yo era ido para Maluco.

Estando ya a vista de las islas de Japón,dioles una tormenta tan grande de vien-tos, que se hubieron de perder. Tornó en-tonces otra vez el navío en que iba, cami-no de Malaca, donde me halló; y holgómucho conmigo y me vino a buscar conmuchos deseos de saber cosas de nues-tra ley. El sabe hablar portugués razona-damente, de manera que él me entendíatodo lo que yo le decía, y yo a él lo queme hablaba.

16. Si así son todos los japoneses tancuriosos de saber como Angeró, paréce-me que es gente más curiosa de cuantastierras son descubiertas. Este Angeró es-cribía los artículos de la fe cuando veníaa la doctrina cristiana. y iba muchas ve-ces a la iglesia a rezar: hacíame muchaspregunta; es hombre muy deseoso de sa-ber, que es señal de un hombre se apro-vechar mucho, y de venir en poco tiem-po en conoscimiento de la verdad. De ahí

a ocho días que Angeró llegó a Malaca,partí para la India, y holgara mucho queviniera este japón en la nao en que yo ve-nía; mas por el conoscimiento que teníacon otros portugueses que venían a la In-dia, no le pareció bien dejar la compañía,de la cual tenía recebidas muchas honrasy amistades. Espero en Cochín por él deaquí a 10 días.

17. Pregunté a Angeró, si yo fuese conél a su tierra, si se harían cristianos los deJapón. Respondióme que los de su tierrano se harían cristianos luego, diciéndomeque primero me harían muchas pregun-tas, y verían lo que les respondía y lo queyo entendía, y sobre todo si vivía confor-me a lo que hablaba; y si hiciese dos co-sas, hablar bien y satisfacer a sus pregun-tas, y vivir sin que me hallasen en qué mereprender, que en medio año, después quetuviesen experiencia de mí, el rey y la gentenoble, y toda otra gente de discreción seharían cristianos, diciendo que ellos noson gentes que se rigen sino por razón.

18. A un mercader portugués, amigo mío[Jorge Alvares], que estuvo en Japón mu-chos días en la tierra de Angeró, le roguéque me diese por escrito alguna informa-ción de aquella tierra y de la gente de ella,de lo que había visto y oído a personasque le parecía que hablaban verdad. El medio esta información tan menuda por es-crito, la cual os envío con esta carta mía.Todos los mercaderes portugueses quevienen de Japón, me dicen que, si yo alláfuese, haría mucho servicio a Dios nues-tro Señor, más que con los gentiles de laIndia, por ser gente de mucha razón.Paréceme, por lo que voy sintiendo den-tro en mi ánima, que yo, o alguno de laCompañía, antes de dos años iremos aJapón, aunque sea viaje de muchos peli-gros, así de tormentas grandes y de la-drones chinos que andan por aquel mar ahurtar, donde se pierden muchos navíos.

Doc.59 – Carta a sus compañeros residentes en Roma

San Francisco de Javier. Cartas selectas50

19. Por tanto rogad a Dios nuestro Se-ñor, carísimos padres y hermanos, porlos que allá fueren, porque es una nave-gación donde muchos navegantes se pier-den. En este tiempo Angeró deprenderámás la lengua portuguesa, y verá la Indiay los portugueses que en ella hay, y nues-tra arte y modo de vivir; y en este tiempocatequizarlo hemos, y sacaremos toda ladoctrina cristiana en lengua de Japón, conuna declaración sobre los artículos de lafe, que trata la historia del advenimientode Jesucristo nuestro Señor copiosamen-te, porque Angeró sabe muy bien escribirletra de Japón.

20. Ocho días ha que llegué en la India,y hasta agora no me he visto con los pa-dres de la Compañía, y por esta razón noescribo de ellos ni del fruto que en estaspartes tienen hecho después que llegaron.Paréceme que ellos os escriben largamen-te. En este viaje de Malaca para la Indiapasamos muchos peligros de grandes tor-mentas, tres días con tres noches, mayo-res de los que nunca me vi en la mar.Muchos fueron los que lloraron en vidasus muertes, con prometimientos gran-des de jamás navegar, si Dios nuestroSeñor de ésta los librase. Todo lo quepudimos echar en el mar, echamos porsalvar las vidas.

21. Estando en la mayor fuerza de latormenta, me encomendé á Dios nuestroSeñor, comenzando de tomar primero porvaledores en la tierra todos los de la ben-dita Compañía de Jesús con todos losdevotos de ella; y con tanto favor y ayu-da, entreguéme todo en las devotísimasoraciones de la esposa de Jesucristo, quees la santa madre Iglesia, la cual delantede su esposo Jesucristo, estando en la tie-rra, es continuadamente oída en el cielo.No me descuidé de tomar por valedorestodos los santos de la gloria del paraíso,comenzando primero por aquellos que, en

esta vida fueron de la santa Compañía deJesús, tomando primeramente por vale-dora la beata ánima del padre Fabro [muer-to en Roma en 1546], con todas las de-más que en vida fueron de la Compañía.

Nunca podría acabar de escrebir lasconsolaciones que recibo, cuando por losde la Compañía, así de los que viven comode los que reinan en el cielo, me enco-miendo a Dios nuestro Señor. Entreguéme,puesto en todo peligro, a todos los ánge-les, procediendo por las nueve órdenesde ellos, y juntamente a todos los patriar-cas, profetas, apóstoles, evangelistas, már-tires, confesores, vírgenes, con todos lossantos del cielo; y para más firmeza depoder alcanzar perdón de mis infinitísimospecados, tomé por valedora a la gloriosaVirgen nuestra Señora, pues en el cielodonde está, todo lo que a Dios nuestroSeñor pide le otorga.

Y finalmente, puesta toda mi esperanzaen los infinitísimos merecimientos de lamuerte y pasión de Jesucristo nuestro Re-dentor y Señor, con todos estos favoresy ayudas halléme tan consolado en estatormenta, tal vez más de lo que fui des-pués de ser libre de ella. Hallar un grandí-simo pecador lágrimas de placer y con-solación en tanta tribulación, para mí,cuando me acuerdo, es una muy grandeconfusión; y así rogaba a Dios nuestroSeñor en esta tormenta que, si de ésta melibrase, no fuese sino para entrar en otrastan grandes o mayores, que fuesen demayor servicio suyo.

Muchas veces Dios nuestro Señor metiene dado asentir dentro en mi ánima, decuántos peligros corporales y espiritualestrabajos me tiene guardado por los devo-tos y continuos sacrificios y oraciones detodos aquellos que debajo de la benditaCompañía de Jesús militan, y de los queestán agora en la gloria con mucho triun-fo, los cuales en vida militaron y fueron

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de la dicha Compañía. Esta cuenta os doy,carísimos en Cristo padres y hermanos, delo mucho que os debo, para que me ayu-déis a pagar todos, lo que yo solo ni a Diosni a vosotros puedo.

22. Cuando comienzo a hablar en estasanta Compañía de Jesús, no sé salir detan deleitosa comunicación, ni sé acabarde escribir. Mas veo que me es forzadoacabar, sin tener voluntad ni hallar fin paraello, por la prisa que tienen las naos. Nosé con qué mejor acabe de escribir queconfesando a todos los de la Compañía,que si alguna vez me olvidare de la Com-pañía del nombre de Jesús, sea entregadaal olvido mi diestra [Sal 136,5], pues portantas vías tengo conoscido lo mucho quedebo a todos los de la Compañía.

Hízome Dios nuestro Señor tanta mer-ced por vuestros merecimientos, de dar-me, conforme a esta pobre capacidad mía,conoscimiento de la deuda que a la santaCompañía debo; no digo de toda, porqueen mí no hay virtud, ni tanto talento, paraigual conoscimiento de deuda tan cres-cida; mas para evitar en alguna manerapecado de ingratitud, hay, por la miseri-cordia de Dios nuestro Señor, algún co-noscimiento, aunque poco. Así ceso ro-gando a Dios nuestro Señor, que, puesnos juntó en su santa Compañía en estatan trabajosa vida por su santa misericor-dia, nos junte en la gloriosa compañía suyadel cielo, pues en esta vida tan apartadosunos de otros andamos por su amor.

23. Y para que sepáis cuán apartadoscorporalmente estamos unos de otros, esque, cuando en virtud de la santa obe-diencia nos mandáis de Roma a los queestamos en Maluco, o a los que fuéremosa Japón, no podéis tener respuesta de loque nos mandáis en menos de tres años y9 meses: y para que sepáis que es así comodigo, os doy la razón. Cuando de Romanos escribís a la India, antes que reciba-

mos vuestras cartas en la India, se pasanocho meses: y después que recebimosvuestras cartas, antes que de la India par-tan los navíos para Maluco, se pasan ochomeses esperando tiempo: y la nao queparte de la India para Maluco, en ir y tor-nar a la India, pone veinte y un mes, yesto con muy buenos tiempos; y de la Indiaantes que vaya la respuesta a Roma, sepasan ocho meses: y esto se entiende cuan-do navegan con muy buenos tiempos, por-que, a acontecer algún contraste, alarganel viaje muchas veces más de un año.

De Cochín, a 20 de enero de 1548. Mí-nimo siervo de los siervos de la Compa-ñía del nombre de Jesús.

FRANCISCO.

Doc. 63

Al Padre Simón Rodrigues,Portugal

Cochín 20 de enero 1548

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre nuestro favor y ayuda.Amén. Carísimo en Cristo hermano:

1. Por amor y servicio de Dios N. S.,hermano maestro Simón, os encomiendoque trabajéis de mandar algunos predica-dores de nuestra Compañía, por cuantohay mucha necesidad de ellos en la India.De todos los que mandasteis, no tengovistos sino a Juan de Beira y el padre Ri-bero, y Nicolás [Nunes], lego, los cualesestán en Maluco, y Adán Francisco [co-adjutor, como Nunes] que hallé en Cochín.Pregunté por los demás; dijéronme queno hay ninguno que predique entre ellos.

Mas os encomiendo mucho, por amory servicio de Dios nuestro Señor, quecuando ordenáredes de mandar algunosde la Compañía, que no son predicado-

Doc.63 – Al P. Simón Rodrigues

San Francisco de Javier. Cartas selectas52

res, para estas partes de la India para con-vertir los infieles, que sean personas demucha probación en la Compañía y demuchas experiencias, de manera que ha-yan alcanzado muchas victorias por es-pacio de algunos años; y que no sean do-lientes, porque los trabajos de la India re-quieren también fuerzas corporales, aun-que sean más necesarias las espirituales.Muy grande servicio a Dios N. S. haría elRey, si mandase muchos predicadores denuestra Compañía a la India, porque ha-béis de saber, que la gente de la India ca-rece mucho de doctrina. Esto os hagosaber por la experiencia que tengo.

2. Y si las cosas del acrescentamientode nuestra santa fe entre los infieles tie-nen muchos impedimentos en estas par-tes, no os espantéis, porque en nosotroshallan la primera y más fuerte contrarie-dad. Por tanto, me parece que es necesa-rio acudir a nosotros primero, y despuésa los gentiles. Para el año que viene, porservicio de Dios N. S., que hagáis todo loposible por mandar predicadores. No osescribo las cosas de la India por causaque no ha sino ocho días que llegué deMalaca, y no sé nada de ellas y de algu-nas que sé, me pesa de las saber [como ladesobediencia de Mansillas, por la queJavier lo despidió de la Compañía]. Paré-ceme que nuestros compañeros os escri-ben largamente todo lo de acá.

Las personas que de nuestra Compañíamandáredes para convertir infieles, esnecesario que de cada uno de ellos sepueda confiar de lo enviar o solo o acom-pañado a cualquiera parte que se ofrescierede más servicio de Dios N. S., como a Ma-luco, China, Japón o Perú, etc. A cual-quiera de estas partes pueden ir personasque, aunque no tengan muchas letras, situvieren mucha virtud que los acompañe,pueden hacer mucho servicio a Dios nues-tro Señor.

3. Por descargo de la consciencia delrey, a quien toda la Compañía debe mu-cho, por ser tan amigo de ella, le cumplemucho favorecer primero en las cosasespirituales a los suyos, y después a losinfieles [ésta fue la orden dada a Javierpor Paulo III al nombrarle su Nuncio].Deseo mucho, para honra y servicio deDios N. S. y descargo de la conscienciadel rey, que provea todas las fortalezas dela India de predicadores de nuestra Com-pañía, o de la religión de San Francisco,y que no tuviesen otra ocupación espe-cial y principal estos predicadores, sinopredicar los domingos y fiestas a los por-tugueses, y después de comer, a los es-clavos y esclavas, y cristianos libertos dela tierra, sobre los artículos de la fe, y undía en la semana a las mujeres y hijas delos portugueses sobre los mismos artícu-los de la fe, y sobre los sacramentos de laconfesión y comunión, porque sé por ex-periencia la mucha necesidad que de estotienen.

Trabajaréis con el rey por descargo desu consciencia, porque me parece, y plegaa Dios que me engañe, que el buen hom-bre a la hora de su muerte se ha de hallarmuy alcanzado acerca de la India; porqueen el cielo me temo que Dios N. S. contodos sus santos dice de él: «El rey mues-tra buenos deseos por cartas para que seacreciente mi honra en la India, pues consólo este título en mi nombre la posee, ynunca castiga a los que sus cartas y man-datos no cumplen, y prende y castiga alos que encomienda su provecho tempo-ral, si por cualquiera vía que sea no acre-cientan sus rentas y haciendas».

4. Si tuviese para mí que el rey está alcabo de un amor desengañado que le ten-go, pedirle hía una merced para le hacerservicio con ella, y es ésta: que todos losdías se ocupase un cuarto de hora en pe-dir a Dios N. S., que le dé a bien entender

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y mejor sentir dentro en su ánima aquelloque dice Cristo: «¿De qué le sirve al hom-bre el ganar todo el mundo, si pierde sualma?» [Mt 16,26; son las palabras quedecidieron la vocación religiosa de Javier]y tomase por devoción que al fin de todassus oraciones añadiese: «¿De qué le sir-ve?», etc. Tiempo es, carísimo hermanomaestro Simón, de dar un desengaño alrey, pues la hora está más cerca de lo quepiensa, en la cual Dios nuestro Señor loha de llamar a dar cuenta, diciéndole:«Dame cuenta de tu administración» [Lc16,2]. Por tanto haced que provea la In-dia de fundamentos espirituales.

5. Hermano mío dilectísimo maestroSimón: sola una vía y camino hallo paraque las cosas del servicio de Dios N. S.en estas partes de la India vayan en mu-cho crescimiento, por la experiencia quetengo, y otra ninguna no, y es ésta: quemande el rey un regimiento [un régimen,una orden] a cualquiera gobernador de laIndia que fuere, en el cual diga a su go-bernador, que de ningún religioso de laIndia tanto confía como de él (nombran-do primero nuestra Compañía), que enestas partes de la India acresciente la fede Jesucristo; y por tanto que le mandaque la isla de Ceilón la haga cristiana yque acreciente los cristianos del Cabo deComorín, y para esto que busque en es-tas partes religiosos, dándole todo podersobre nuestra Compañía para disponer ymandar en ella, y hacer de nosotros y delos demás todo lo que quisiere el gober-nador y bien le pareciere para acrecenta-miento de nuestra santa fe.

Y si así no lo hiciere, de hacer cristianatoda la isla de Ceilón y acrecentar muchonuestra fe, que le promete, y para mástemor y crean los gobernadores que ha-bla el rey de veras, hacer un juramento ycumplirlo; porque merecerá mucho enhacerlo, y más en cumplirlo; que si nodescargaren su consciencia haciendo en

estas partes muchos cristianos, que lle-gando a Lisbona los ha de mandar pren-der en fierros, dándoles cárcel de muchosaños, confiscando toda su hacienda: y siel rey mandare, y los gobernadores nocumplieren el tal mandamiento, y por estolos castigare grandemente. De esta ma-nera se harán todos cristianos en estaspartes, y de otra manera no.

6. Ésta es la verdad, hermano maestroSimón; lo demás callo. Y de esta maneracesarán los agravios y robos que hacen alos pobres cristianos, y a los que estánpara lo ser darán grande ánimo para quese hagan; porque cuando estas cosas dehacer cristianos encomienda el rey a otrapersona que a su gobernador, no esperéisningún fruto. Creedme que digo la ver-dad y tengo experiencia; y el porqué yo losé, no es necesario decirlo. Dos cosas de-seo ver en la India: la 1ª, los gobernado-res con esta ley; la 2ª, ver en todas lasfortalezas de la India predicadores de nues-tra Compañía; porque creed que seríamucho servicio de Dios, así en Goa comoen todas las otras partes de la India. Diosnuestro Señor sea en nuestra continuaguarda. Amén.

De Cochín, a 20 de enero, año de 1548.

Vuestro carísimo hermano en Cristo,

FRANCISCO.

Doc. 70

Al Padre Ignacio de Loyola, Roma

Cochín 12 de enero 1549

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

Padre mío en las entrañas de Cristo úni-co:

1. Por las cartas principales que escre-bimos por la vía de maestro Simón, to-

Doc.70 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas54

dos vuestros mínimos hijos de la India,será informada vuestra santa caridad delfruto y servicio que a Dios nuestro Señorse hace en estas partes de la India, con laayuda de Dios y de sus devotos y santossacrificios y oraciones, y se hará en lopor venir. Por ésta le hago saber particu-larmente algunas cosas de estas partes tanremotas de Roma. Primeramente de lagente india natural de estas partes, queson gente, cuanto tengo vista, en generalhablando, muy bárbara. Los de la Compa-ñía llevamos mucho trabajo con los queson ya cristianos y se hacen cada día: esnecesario que especial cuidado tenga vues-tra caridad de todos sus hijos de la India,en encomendarlos a Dios nuestro Señorcontinuadamente, pues sabe cuán grandetrabajo es tener que entender con genteque no conoce a Dios, ni obedece a larazón por la muy grande costumbre devivir en pecados.

2. Las tierras de estas partes son muytrabajosas por causa de las grandes cal-mas en el verano, y de vientos y aguas enel invierno, sin haber frío: los manteni-mientos corporales en Maluco, Socotoray Cabo de Comorín son pocos, y los tra-bajos del espíritu y del cuerpo son gran-des a maravilla, en tratar con gente de talcualidad, y las lenguas de estas partes sonmalas de tomar; y más, los peligros deambas vidas muchos y trabajosos de evi-tar. Y para que todos los de la Compañíabendita de Jesús den gracias a Dios nues-tro Señor incesables, os hago saber queDios nuestro Señor, por su infinita mise-ricordia, tiene especial cuidado de todosestos vuestros mínimos hijos de la Indiaen guardarlos de caer en pecados. Somostan bien quistos y aceptos a todos los por-tugueses, así eclesiásticos como seglares,y también a los infieles, que es cosa de lacual todos viven espantados. Somos mu-chos, pasamos de treinta.

3. Los indios de esta tierra, así moroscomo gentiles, son muy ignorantes todoslos que hasta agora tengo visto. Para losque han de andar entre estos infieles, con-virtiéndolos, son necesarias muchas vir-tudes: obediencia, humildad, perseveran-cia, paciencia, amor al prójimo y muchacastidad, por las muchas ocasiones quehay para pecar, y que sean de buenos jui-cios y cuerpos para llevar los trabajos.Esta cuenta doy a vuestra caridad por lanecesidad que me parece que hay paraque pruebe los espíritus de los que de aquíadelante ha de mandar a estas partes de laIndia; y si no fueren probados por vues-tra Caridad, sean por personas de quienmucho confiéis, porque hay necesidad deesto: requiérense personas de mucha cas-tidad y humildad, de manera que no seanotado de soberbia.

4. El que hubiéredes de mandar, padremío, para que tenga cargo del colegio deSanta Fe de Goa, y de los naturales de latierra estudiantes, y de los de la Compa-ñía, es necesario que tenga estas dos ca-lidades, dejando aparte todas las otras, queha de tener el que ha de regir y mandar aotros.

La primera mucha obediencia para sehacer amar, primeramente de todos nues-tros mayores eclesiásticos, y después delos seculares que mandan la tierra, de ma-nera que no sientan en él soberbia, masantes mucha humildad. Esto digo, padremío, porque la gente de esta tierra, asíeclesiástica superior nuestra, como secu-lar que manda la tierra, quiere ser muyobedecida; los cuales, cuando sienten ennos esta obediencia, hacen todo lo que lesrequerimos y nos aman; y cuando ven, osienten lo contrario, desedifícanse mucho.

La segunda, que sea afable y apaciblecon los que conversa, y no riguroso, usan-do de todos los modos que puede; parase hacer amar, principalmente de los que

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ha de mandar, así naturales indios, comode los de la Compañía que acá están yhan de venir; de manera que no sientanen él que por rigor o temor servil se quie-re hacer obedecer; porque sintiendo en élrigor o temor servil, saldrán de la Com-pañía muchos, y entrarán en ella pocos,así indios como otros que no lo son. Estoos digo, padre mío de mi alma, porque acápoco se edificaron los de la Compañía deun mandado que trujo N. para prender ymandar en fierros presos a Portugal a losque a él pareciese que acá no edifican.

5. Hasta ahora a ninguno me pareciópor fuerza, contra su voluntad, si no fue-se fuerza de amor y caridad, de tener enla Compañía; mas antes a los que no eranpara nuestra Compañía, los despedía, de-seando ellos de no salir de ella; y a los queme parecía que eran para la Compañía,con amor y caridad tratarlos, para máslos confirmar en ella, pues tantos traba-jos llevan en estas partes por servir a Diosnuestro Señor; y también por me parecerque Compañía de Jesús quiere decir Com-pañía de amor y conformidad de ánimos,y no de rigor ni temor servil. Esta cuentadoy a vuestra santa caridad de estas par-tes, para que provea de personas suficien-tes a este cargo para el año, de maneraque sepa mandar sin que se enjergue en éldeseos de querer mandar, o de ser obede-cido, mas antes de ser mandado.

6. Por la experiencia que tengo de estaspartes, veo claramente, padre mío único,que por los indios naturales de la tierra nose abre camino como por ellos se perpe-túe nuestra Compañía; y que tanto duraráen ellos la cristiandad, cuanto duraremosy viviremos los que acá estamos, o deallá mandáredes: y la causa de esto es lasmuchas persecuciones que padecen losque se hacen cristianos, las cuales seríanlargas de contar; y por no saber en cuyasmanos estas cartas podrán venir, las dejo

de escribir. En todas las partes de estaIndia, donde hay cristianos, hay padresde la Compañía. En Maluco hay cuatro;en Malaca, dos; en el Cabo de Comorín,seis; en Colón [Coulao], dos; en Bazáin,dos; en Socotora, cuatro. Y por estar es-tos lugares tan remotos unos de otros,como Maluco más de mil leguas de Goa,Malaca quinientas, el Cabo de Comoríndoscientas, Colón ciento veinticinco, Ba-záin sesenta, Socotora trescientas, en to-dos estos lugares están padres de la Com-pañía, a quien dan obediencia los otros dela misma Compañía que están con ellos,por cuanto son personas de mucha edifi-cación; y donde están estas personas dela Compañía, a quien dan obediencia losque están con ellos, no hago ninguna falta.

7. También hago saber a vuestra cari-dad, que los portugueses en estas partesno señorean sino el mar y los lugares queestán a la orilla del mar; de manera que enla tierra firme no son señores, sino en loslugares que ellos viven. Los indios natu-rales de estas partes son de esta calidad:por sus grandes pecados no son nada in-clinados a las cosas de nuestra santa fe,mas antes les aborresce mucho y les pesamortalmente, cuando les hablamos y ro-gamos que se hagan cristianos, de mane-ra que al presente consérvanse los cris-tianos que están hechos. Con todo, si fue-sen muy favorecidos los infieles de estaspartes de los portugueses, hacerse híanmuchos cristianos; mas ven los gentilesque son tan desfavorecidos y persegui-dos los que son cristianos, que por estacausa no se quieren hacer.

8. Por estas causas y otras muchas, queserían largas de contar, y por la muchainformación que tengo de Japón, que esuna isla que está cerca de la China, y por-que son todos en Japón gentiles y no haymoros ni judíos y gente muy curiosa y de-seosa de saber cosas nuevas, así de Dios

Doc.70 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas56

como de otras cosas naturales, determi-né de ir a esta tierra con mucha satisfac-ción interior, pareciéndome que entre talgente se puede perpetuar por ellos mesmosel fruto que en vida los de la Compañíahiciéremos.

Están tres mancebos en el colegio deSanta Fe de Goa de esta tierra de Japón,que vinieron el año 1548 de Malaca, cuan-do yo vine [uno era Anjiró, noble conver-so antes aludido; otro Juan de Torres, sucriado, traído del Japón, y el tercero An-tonio, de Kagoshima, puesto al serviciode Javier], los cuales dan grande infor-mación de aquellas partes de Japón, y sonpersonas de buenas costumbres y de gran-des ingenios, principalmente Paulo, el cualescribe a vuestra caridad por vía de maes-tro Simón muy largamente. Paulo en ochomeses aprendió a leer y escribir y hablarportugués; agora hace los ejercicios, yhase de aprovechar mucho; está muy in-troducido en las cosas de la fe.

Tengo grande esperanza, y ésta toda enDios nuestro Señor, que se han de hacermuchos cristianos en Japón. Yo voy de-terminado de ir primeramente adonde estáel rey [en Miyako], y después a las uni-versidades donde tienen sus estudios, congrande esperanza en Jesucristo nuestroSeñor que me ha de ayudar. La ley queellos tienen, dice Paulo que fue traída deuna tierra que se llama Chengico [Tenjiku,en la India; el budismo fue de la India alJapón, pasando por China], que está pa-sada la China y después Tartao [Tartaria],según dice Paulo, y en ir de Japón a Chen-gico y tornar a Japón ponen en el caminotres años. De Japón escribiré a vuestrasanta caridad muy larga información, asíde sus costumbres, y de sus escrituras, yde lo que enseñan en aquella grande uni-versidad de Chengico [gran escuela budis-ta de bonzos].

9. Porque en toda la China y en Tartao,que es una tierra muy grandísima entre la

China y Chengico, según dice Paulo, notienen otra doctrina sino la que enseñanen Chengico. Como viere las escrituras deJapón y tratare con los de aquellas, uni-versidades, escribiré muy largamente detodo, y no dejaré de escribir a la universi-dad de París, y por ella serán avisadastodas las otras universidades de Europa.Llevo conmigo un padre de misa, valen-ciano, llamado por nombre Cosme de To-rres, que acá entró en la Compañía, el cualos escribe muy largo, y también los tresmancebos de Japón. Partiremos, con laayuda de Dios, este mes de abril del año1549.

10. Habernos de pasar por Malaca y porla China primero y después a Japón, quehabrá de Goa a Japón mil y trescientasleguas o más. Nunca podría acabar deescribir cuánta consolación interior sien-to en hacer este viaje, por ser de muchosy grandes peligros de muerte, de grandestempestades, de vientos, de bajos y de mu-chos ladrones: cuando de cuatro navíoslos dos se salvan, es grande acierto. Yono dejaría de ir a Japón, por lo muchoque tengo sentido dentro en mi ánima,aunque tuviese por cierto que me habíade ver en los mayores peligros que nuncame vi, por cuanto tengo muy grande es-peranza en Dios nuestro Señor que enaquellas partes se ha de acrecentar mu-cho nuestra santa fe. Por la informaciónque nos dio Paulo de aquella tierra de Ja-pón, veréis la disposición que hay en aque-llas partes para servir a Dios nuestro Se-ñor: la información os mando con estascartas.

11. En estas partes de la India hay ca-torce o quince fortalezas, en las cuales deasiento viven portugueses, y no viven sinoen fortalezas. En estas partes se haríanmuchos colegios, si el rey favoreciese enlos principios dando alguna renta. Yo es-cribo muy largo a su Alteza sobre estoscolegios, y también a maestro Simón, dán-

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dole mucha información de estas partes,diciéndole que acertaría mucho si, convuestro parecer, obediencia y mandado,viniese a estas partes con muchos de laCompañía, entre los cuales viniesen pre-dicadores; porque fácilmente se haríancolegios con su venida, con tal que vinie-se muy favorecido del rey.

A mí me parece, padre mío observan-tísimo, que acertaría maestro Simón si aestas partes viniese; pues es tan acepto ael rey, vendría muy favorecido de S. A.,así para acrecentar colegios, como parafavorecer a los que son ya cristianos; y alos que serían, si tuviesen favor. Verá vues-tra caridad lo que en esto le parece paraproveer en ello, escribiendo a maestro Si-món, porque me dijo Antonio Gómez, queestá maestro Simón determinado paravenir a estas partes con muchos del cole-gio de Coímbra.

12. Algunas personas de la Compañíaque no tienen habilidad para letras ni parapredicar, que allá no hacen falta, así enRoma como en otras partes, me pareceque acá servirían más a Dios, si fuesenmuy mortificados y de muchas experien-cias, con las demás virtudes que se re-quieren para ayudar entre estos infieles;sobre todo que fuesen muy castos, y tu-viesen edad y fuerzas corporales para lle-var los grandes trabajos de estas partes.Provea en esto vuestra caridad como me-jor le pareciere. Haría mucho servicio aDios nuestro Señor vuestra caridad, si atodos sus mínimos hijos de la India nosescribiese una carta de doctrina y avisosespirituales, como testamento, en que partecon estos desterrados hijos suyos, cuan-to es de la vida corporal, las riquezas queDios nuestro Señor, le tiene comunicado.Por amor y servicio de Dios nuestro Se-ñor, que si pudiese ser que nos escriba.

Un padre de misa de la Compañía estáen el Cabo de Comorín, el cual vino de

Portugal, por nombre Enrique Enríquez,muy virtuosa persona y de mucha edifi-cación, el cual sabe hablar y escribirmalabar [tamul], que hace más fruto quedos otros, por saber la lengua, al cual loscristianos de la tierra aman cosa de es-panto, y le dan grande crédito por las pre-dicaciones y pláticas que en su lengua leshace. Por amor de Dios nuestro Señorque le escribáis y consoléis, pues es tanbuena persona y hace tanto fruto.

13. A cinco leguas de esta ciudad de Co-chín está un colegio muy gracioso [enCranganor], que hizo un padre de la or-den de S. Francisco: es capuchino, pornombre fray Vicente [de Lagos], compa-ñero del obispo [Juan de Alburquerque],que es también fraile de la orden de SanFrancisco, capuchino. No hay en toda laIndia más que un obispo, y éste es muygrande amigo de nuestra Compañía; de-sea el señor obispo conocer a vuestracaridad por cartas. Por servicio de Diosnuestro Señor que, si pudiere ser, que leescribáis. En el colegio que hizo el padrefray Vicente, hay cien estudiantes natura-les de la tierra. Este colegio está en unafortaleza del rey. Yo soy muy amigo deeste padre, y él mío, y pide un padre denuestra Compañía sacerdote, que lea enel colegio gramática a los de casa, y tam-bién para que los domingos y fiestas pre-dicase a los moradores que viven en lafortaleza, ya los del colegio: alderredor deeste colegio hay muchos cristianos deltiempo de Santo Tomé; hay más de se-senta lugares, y los estudiantes de estecolegio son hijos de los principales cris-tianos.

14. En esta fortaleza, donde está estecolegio, hay dos iglesias, una de la invo-cación de Santo Tomé, y la otra, que estádentro del colegio, se llama Santiago.Desea mucho el padre fray Vicente que eldía de S. Tomé y el día de Santiago con

Doc.70 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas58

sus octavas hubiese en estas iglesias in-dulgencia plenaria para mayor devociónde los cristianos de la tierra, los cualesdescienden de los que hizo Santo Tomé,y son muy devotos suyos; llámanlos cris-tianos de Santo Tomé.

El padre fray Vicente os ruega muchoque le mandéis algún padre de la Compa-ñía para el colegio de Santiago de Cran-ganor para predicar y enseñar gramática,y también las indulgencias y gracias quepide para estas iglesias de la fortaleza deCranganor; y con esto lo consolaréismucho y lo obligaréis a que en vida y enmuerte sea nuestro. Encomendóme mu-cho estas indulgencias: no podríades decreer cuánto las desea; y también seríaconsolado con una carta vuestra.

15. Deseo mucho, padre mío, que porespacio de un año todos los meses enco-mendase á algún padre de la Compañíaque me dijese una misa en S. Pedro deMontoro, en aquella capilla, donde dicenque S. Pedro fue crucificado. Por amorde nuestro Señor pido a vuestra caridadque dé cargo a alguna persona de casaque me escriba nuevas de todos los pro-fesos de la Compañía, así del númerocomo dónde están, y de cuántos colegioshay, y las obligaciones a que son obliga-dos los profesos, y así muchas otras co-sas del fruto que hacen los de la Compa-ñía. Yo dejo ordenado en Goa cómo memanden las cartas a Malaca, y en Malacame las trasladen por muchas vías, parame las mandar a Japón.

16. Así ceso rogando a vuestra santacaridad, padre mío de mi ánima obser-vantísimo, las rodillas puestas en el sueloel tiempo que ésta escribo, como si pre-sente os tuviese, que me encomendéis mu-cho a Dios nuestro Señor en vuestros san-tos y devotos sacrificios y oraciones, queme dé a sentir su santísima voluntad en estavida presente, y gracia para la cumplir per-

fectamente. Amén. Y lo mismo encomien-do a todos los de la Compañía.

De Cochín, a 12 de enero año 1549.

Vuestro mínimo y más inútil hijo,

FRANCISCO.

Doc. 85

A la Compañía de Jesús, Europa

Malaca 22 de junio 1549 Jesús.

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. Este enero pasado de 1549 os escri-bí muy largamente del fruto que en lasalmas se hace, en estas partes de la India,así en las fortalezas del rey, como en lastierras de los infieles, por lo cual se vaacrecentando nuestra santísima fe; y asítodos los hermanos de la Compañía es-cribirán del fruto que en las almas Diosnuestro Señor por ellos hacía.

2. Yo partí de la India para Japón en elmes de abril, con dos compañeros míos,uno de misa [Cosme de Torres] y otro le-go [Juan Fernández], con tres japonescristianos [Pablo, Juan y Antonio], los cua-les se bautizaron después de ser bien ins-truidos en los fundamentos de la fe denuestro Señor Jesucristo. Fueron doctri-nados en nuestro colegio de Santa Fe deGoa, donde aprendieron a leer y escribir,e hicieron los Ejercicios Espirituales, conmucho recogimiento y deseo de aprove-charse en ellos. Hízoles Dios tanta mer-ced, dándoles asentir dentro en sus almas,muchos conocimientos de las mercedesy beneficios que de su Criador, Redentory Señor tienen recibidos. Aprovecháronsetanto en los Ejercicios y fuera de ellos,que, con mucha razón, todos los que acáandamos, deseamos participar de las vir-tudes que Dios en ellos puso.

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3. Saben leer y escribir, y se encomien-dan a Dios por libros de rezar. Preguntélesmuchas veces en qué oraciones hallabanmás gusto y consolación espiritual; de-cíanme que en rezar la Pasión, de la cualson ellos muy devotos. Tuvieron grandessentimientos y consolaciones y lágrimasen el tiempo que se ejercitaron.

4. Antes de los Ejercicios, por muchosmeses los ocupamos en declararles losartículos de la fe, y los misterios de la vi-da de Cristo, y la causa de la encarnacióndel Hijo de Dios en el vientre de la VirgenMaría, y de la redención de todo el géne-ro humano, hecha por Cristo. Preguntélesmuchas veces qué les parecía, qué era lomejor que teníamos en nuestra ley; res-pondiéronme siempre que era la confe-sión y comunión, y que les parecía queningún hombre de razón podía dejar deser cristiano.

Y después de serles declarada nuestrasanta fe, oí decir a uno de ellos, por nom-bre Paulo de Santa Fe, con muchos sus-piros: «¡Oh gentes de Japón, cuitados devosotros que adoráis por dioses a las cria-turas que Dios hizo para servicio de loshombres!» Preguntéle por qué decía esto;respondióme que lo decía por la gente desu tierra, que adoraban al sol y a la luna,siendo el sol y la luna como mozos cria-dos de los que conocen a Jesucristo, queno sirven para más, sino para alumbrar eldía y la noche, para que los hombres, conesta claridad, sirvan a Dios, glorificandoen la tierra a su Hijo Jesucristo.

5. Llegamos a esta ciudad de Malacamis dos compañeros y tres japones y yo,el último de mayo del año de 1549. Lle-gando a esta ciudad de Malaca, nos die-ron muchas nuevas de Japón, por cartasde mercaderes portugueses que de allá meescribieron, en que me hacían saber queun señor grande de aquellas islas de Ja-pón quería ser cristiano, y para esto pe-

día, por una embajada que mandaba al go-bernador de la India, padres que le decla-raran nuestra ley.

6. Más me escribieron: que en cierta tie-rra de Japón llegaron unos mercaderesportugueses, y el señor de la tierra losmandó agasajar en unas casas deshabita-das, porque los de la tierra no querían mo-rar en ellas, por razón de que eran habita-das del demonio; y después que los por-tugueses fueron aposentados en ellas, sen-tían tirarles de las vestiduras, y mirandoquiénes eran, no veían ninguna cosa, deque estaban espantados qué podía ser.

Y una noche apareció una visión a unmozo de los portugueses, y comenzó adar grandes gritos; acudieron los portu-gueses con sus armas, pensando que eraotra cosa; preguntando al mozo por quégritó, dijo que viera una visión que lo asom-brara mucho, y por esta razón gritara; yel mozo, asombrado de la visión que vie-ra, puso muchas cruces alrededor de lacasa. Preguntaron los de la tierra a losportugueses qué gritos eran los de aque-lla noche; respondieron que era un mozoque se espantara. Entonces les descubrióel señor de la tierra, que aquella casa erahabitada del demonio. Preguntando losremedios para botarlos fuera, dijéronlesque no había otro mejor, que la señal de lacruz. Y después que los portugueses pu-sieron cruces en casa y fuera de ella, vi-nieron los de la tierra a hacer lo mismo, yasí por todas aquellas partes ponían cruces.

7. Escríbenme de aquella tierra los por-tugueses, que hay grande disposición paraacrecentarse nuestra santa fe, por ser lagente muy avisada y discreta, allegada arazón y deseosa de saber. Confío en Diosnuestro Señor, que se ha de hacer muchofruto en algunos y en todos los japones;digo en sus almas, si nuestros pecadosno nos impidieran, para no querer Diosnuestro Señor servirse de nosotros.

Doc.85 – Carta a la Compañía de Jesús, Europa

San Francisco de Javier. Cartas selectas60

8. Mucho tiempo estuve, después detener información de Japón, si iría o noallá, para determinarme; y después queDios nuestro Señor quiso darme a sentir,dentro en mi alma, ser él servido que fue-ra a Japón, para en aquellas partes servir-lo, paréceme que, si lo dejara de hacer,fuera peor de lo que son los infieles deJapón. Mucho trabajó el enemigo paraimpedirme esta ida; no sé lo que recela deque vayamos nosotros a Japón. Llevamostodos los aparejos para decir misa. Parael año que viene, queriéndolo Dios, escri-biré muy más largamente de todo lo queallá pasare.

9. Cuando lleguemos a Japón, vamosdeterminados de ir a la isla [Hondo, la prin-cipal de Japón], donde está el rey, y ma-nifestarle la embajada que, de parte de Je-sucristo, llevamos. Dicen que hay gran-des estudios cerca de donde el rey está.Muy confiados vamos de la misericordiade Dios nuestro Señor, que nos ha de darvictoria contra sus enemigos. No recela-mos vernos con los letrados de aquellaspartes, porque quien no conoce a Dios nia Jesucristo, ¿qué puede saber? Y los queno desean sino la gloria de Dios y la ma-nifestación de Jesucristo, con la salvaciónde las almas, ¿qué pueden recelar ni te-mer? No tan solamente yendo entre infie-les, mas donde hay multitud de demonios,pues ni la gente bárbara, ni los vientos, nilos demonios, no nos pueden hacer másmal ni enojo, sino cuando Dios les permi-te y da licencia.

10. Sólo un recelo y miedo llevamos,que es temor de ofender a Dios nuestroSeñor, porque cierto tenemos la victoriacontra nuestros enemigos, si nos guarda-mos de ofender a Dios. Y pues a todosDios nuestro Señor da gracia suficiente,para servirlo y guardarse de pecar, así es-peramos en su divina Majestad que nos ladará. Y por cuanto todo nuestro bien o

mal está en usar bien o mal de su gracia,confiamos mucho en los merecimientosde la santa madre Iglesia, esposa de Cris-to nuestro Señor, y particularmente en losmerecimientos de todos los de la Compa-ñía, del nombre de Jesús, y de todos susdevotos y devotas, que nos alcanzarántanto sus merecimientos, que vendremosa gozar bien de la gracia del Señor Dios.

11. Grande es la consolación que lleva-mos en ver que Dios nuestro Señor ve lasintenciones, voluntades y fines por quevamos a Japón. Y pues nuestra ida es so-lamente para que las imágenes de Diosconozcan a su Criador, y el Criador seaglorificado por las criaturas que a su ima-gen y semejanza crió, y para que los lími-tes de la santa madre Iglesia, esposa deJesucristo, sean acrecentados, vamosmuy confiados que tendrá buen sucesonuestro viaje. Dos cosas nos ayudan a losque en este viaje vamos, para vencer losmuchos impedimentos que el demoniopone por su parte: la primera es ver queDios sabe nuestras intenciones; la segun-da, ver que todas las criaturas dependende la voluntad de Dios, y que no puedenhacer cosa sin permitirlo Dios. Hasta losdemonios están a obediencia de Dios,porque el enemigo, cuando quería hacermal a Job, pedía licencia a Dios [Job 1,9-12; 2,3-6].

12. Esto digo por los muchos trabajosy peligros de muerte corporal, en que an-damos metidos con tantos riesgos en es-tas partes. Este viaje a Japón es muy pe-ligroso, de grandes tempestades, de mu-chos bajos y de muchos ladrones, princi-palmente de tempestades, porque, cuan-do de un puerto de estas partes partentres navíos, y van los dos a salvamento,es grande acierto.

13. Muchas veces pensé que los mu-chos letrados de nuestra Compañía que aestas partes vinieren, han de sentir algu-

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nos trabajos, y no pequeños, en estospeligrosos viajes, pareciéndoles que serátentar a Dios acometer peligros tan evi-dentes, donde tantas naos se pierden; perovengo después a pensar que esto no esnada, porque confío en Dios nuestro Se-ñor que las letras de los de nuestra Com-pañía han de estar señoreadas de espíritude Dios que en ellos habitará, porque, deotra manera, trabajo tendrán y no pequeño.

Casi siempre llevo delante de mis ojos yentendimiento, lo que muchas veces oídecir a nuestro bienaventurado padre Ig-nacio, que los que habían de ser de nues-tra Compañía, habían de trabajar muchopara vencerse y lanzar de sí todos los te-mores que impiden a los hombres la fe yesperanza, y confianza en Dios, tomandomedios para eso [Ejercicios ignacianos];y aunque toda la fe, esperanza, confianzasea don de Dios, dala el Señor a quien leplace; pero comúnmente a los que se es-fuerzan, venciéndose a sí mismos, toman-do medios para eso.

14. Mucha diferencia hay del que con-fía en Dios teniendo todo lo necesario, alque confía en Dios sin tener ninguna cosa,privándose de lo necesario, pudiéndolotener, por más imitar a Cristo. Y así mu-cha diferencia hay de los que tienen fe,esperanza y confianza en Dios, fuera delos peligros de muerte, a los que tienenfe, esperanza y confianza en Dios, cuan-do por su amor y servicio, de voluntad seponen en peligros casi evidentes de lamuerte, pudiéndolos evitar si quisieren,pues queda en su libertad dejarlos o to-marlos. Paréceme que los que en peligroscontinuos de muerte vivieren, solamentepor servir a Dios, sin otro respeto ni fin,que en poco tiempo les vendrá aborrecerla vida y desear la muerte, para vivir yreinar para siempre con Dios en los cie-los, pues ésta no es vida, sino una conti-nuada muerte y destierro de la gloria, parala cual somos criados.

15. Dícenme los japoneses, nuestroshermanos y compañeros que con noso-tros van a Japón, que se escandalizarande nosotros en Japón los padres [bonzos]de los japones, si nos vieran comer carneo pez. Vamos determinados de comer con-tinuamente dieta, antes de dar escándaloa ninguno. Dícenos quien de allá viene,que es grande el número de los padresque en Japón hay; y dícenme por nuevamuy cierta, que son muy obedecidos delpueblo estos padres, así de los grandescomo de los pequeños. Esta cuenta osdoy, porque estéis al cabo de cuánta ne-cesidad tenemos los que vamos a Japón,de ser favorecidos y ayudados con lasdevotas oraciones y santos sacrificios detodos los hermanos de la bendita Compa-ñía del nombre de Jesús.

16. El día, o vísperas de San Juan delaño de 1549 partimos de Malaca para Ja-pón; pasamos a vista de la China, sin to-mar tierra ni puerto ninguno. De la Chinaa Japón hay doscientas leguas. Dicen lospilotos que a diez o quince de agosto delmismo año llegaremos a Japón. De alláhe de escribir tantas cosas y tantas parti-cularidades de la tierra, de las gentes, desus costumbres y vidas, y de los engañosen que viven acerca de sus escrituras, loque tienen, los estudios que en la tierrahay, y los ejercicios que en la tierra hay ytienen.

17. Una cosa me dijo Paulo de SantaFe, Japón, nuestro compañero, de quequedo muy consolado; y es que me dijoque en el monasterio [budista zen] de sutierra, donde hay muchos frailes, y estu-dio, tienen entre ellos un ejercicio de me-ditar, el cual es éste: el que tiene cargo dela casa, superior de ellos, que es el másletrado, llámalos a todos y háceles una plá-tica, a manera de predicación, y entoncesdice a cada uno de ellos que mediten, porespacio de una hora, sobre este punto:

Doc.85 – Carta a la Compañía de Jesús, Europa

San Francisco de Javier. Cartas selectas62

Cuando un hombre está expirando, queno puede hablar, cuando el alma se despi-de del cuerpo, si entonces pudiese hablar,en la tal separación y apartamiento del al-ma, ¿qué cosas diría el alma al cuerpo?; yasí también de los que están en el infiernoo en el purgatorio, si a esta vida tornasen,¿qué dirían? y después, pasada la hora, pre-gunta el superior de casa a cada uno deellos lo que en la tal hora que meditó, sin-tió; y si algunas cosas buenas dice, alába-lo; y por el contrario lo reprende, cuandodice cosas que no son dignas de memoria.

Dicen que estos padres predican al pue-blo de quince en quince días, y acudemucha gente a sus predicaciones, asíhombres como mujeres, y que lloran enlas predicaciones, principalmente las mu-jeres; y que el que predica, tiene pintadoel infierno y los tormentos de ellos, y quemuestra aquellas figuras al pueblo: y estome lo contó Paulo de Santa Fe.

18. Preguntéle si se acordaba de algunasentencia que oyese a algún predicador;díjome que se acordaba que oyó una veza un padre de aquéllos predicando, queun mal hombre o una mala mujer es peorque el diablo, diciendo que los males quepor sí no podía hacer, con ayuda de unmal hombre o de una mala mujer los ha-cía, como hurtar y levantar testimonios,y otros pecados de esta calidad. Dícenmeque es gente muy deseosa de saber. Cuan-do de allá tuviere experiencia, os escribi-ré muy largo. Dios nuestro Señor, por suinfinita misericordia, nos junte en su san-ta gloria, porque en esta vida no sé cuán-do nos veremos; pero la santa obediencialo puede hacer, y lo que parece difícil, esfácil cuando la obediencia quiere.

Desde Malaca a 22 de junio, año de1549.

Siervo inútil de todos los hermanos dela Compañía del nombre de Jesús,

FRANCISCO.

Tercer viaje: a Japón (1549)

El 24 de junio de 1549, en el junco de unpirata chino, embarca Javier rumbo al Ja-pón con el P. Cosme y el Hno. Juan Fer-nández. Después de una navegación terri-ble de unos cuatro mil kilómetros, entre tor-mentas y piratas, llegan el 15 de agosto,fiesta de la Virgen, a la ciudad japonesa deKagoshima. Ese mismo día, quince años an-tes, había hecho Javier sus votos en Mont-martre.

San Francisco Javier vive en Japón vein-tisiete meses, de agosto 1549 a noviembre1551. En ese tiempo, aún estando en unpaís tan diferente y desconocido, aprendeel lenguaje básico japonés, conversa congentes de todas clases, discute con bozos ysamuráis, es recibido en sus cortes por va-rios de los principales nobles del Japón. Ysiempre tiene y expresa por los japonesesun altísimo aprecio y amor.

En la historia del Japón, hasta nuestrosdías, el nombre de Javier ha quedado ins-crito como una gran figura de la historianacional.

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Doc. 90

A sus compañerosresidentes en Goa

Kagoshima 5 de noviembre 1549

En esta preciosa y larga carta Javier escri-be sobre el Japón que él conoció y amó.

JESUS

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. De Malaca os escrebí muy largamen-te de todo nuestro viaje, después que par-timos de la India hasta llegar a Malaca, ylo que hicimos el tiempo que estuvimosen ella; agora os hago saber cómo Diosnuestro Señor, por su infinita misericor-dia, nos trujo a Japán. Día de San Juan,en la tarde, del año de 1549 nos embarca-mos en Malaca, para venir a estas partesen un navío de un mercader gentil chino,el cual se ofreció al capitán de Malaca denos traer a Japán; y partidos, haciéndo-nos Dios mucha merced, dándonos muybuen tiempo y viento, como en gentilesreina mucho la inconstancia, comenzó elcapitán de mudar parecer en no querervenir a Japán, deteniéndose sin necesidaden las islas que hallábamos.

2. Y lo que más sentíamos en nuestroviaje eran dos cosas: la primera, ver queno nos ayudábamos del buen tiempo yviento que Dios nuestro Señor nos daba,y que se nos acababa la monzón para ve-nir a Japán, y así nos era forzado esperarun año, invernando en la China, aguar-dando por otra monzón; y la segunda eralas continuas y muchas idolatrías y sacri-ficios que hacían el capitán y los gentilesa el ídolo que llevaban en el navío, sin laspoder impedir, echando muchas vecessuertes, haciéndole preguntas si podíamosir a Japán, o no, y si nos durarían los vien-

tos necesarios para nuestra navegación;y a las veces salían las suertes buenas, alas veces malas, según lo que ellos nosdecían y creían.

3. A cien leguas de Malaca, camino dela China, tomamos una isla en la cual nosapercibimos de timones y de otra maderanecesaria para las grandes tempestades ymares de la China. Después de esto he-cho, echaron suertes, haciendo primeromuchos sacrificios y fiestas a el ídolo,adorándolo muchas veces, y preguntán-dole si tendríamos buen viento, o no; ysalió la suerte que habíamos de tener buentiempo y que no aguardásemos más, yasí levamos las áncoras, y dimos la vela,todos con mucha alegría, los gentiles con-fiando en el ídolo que llevaban con mu-cha veneración en la popa del navío concandelas encendidas, perfumándolo conolores de palo de águila, y nosotros, con-fiando en Dios, criador del cielo y de latierra, y en Jesucristo su hijo, por cuyoamor y servicio veníamos a estas partespara acrecentar su santísima fe.

4. Viniendo nuestro camino comenza-ron los gentiles de echar suertes y hacerpreguntas a el ídolo, si el navío en queíbamos, había de tornar de Japán a Ma-laca, y salió la suerte que iría a Japán,mas que no tornaría a Malaca; y de aquíacabó de entrar desconfianza en ellos parano ir a Japán, sino de invernar en la Chinay aguardar otro año. Ved el trabajo quepodíamos llevar en esta navegación, es-tando al parecer del demonio y de sus sier-vos si habíamos de venir a Japán o no,pues los que regían y mandaban el navío,no hacían más de lo que el demonio porsus suertes les decía.

5. Viniendo despacio nuestro camino,antes de llegar a la China, estando juntoscon una tierra que se llama Cochinchina[reino de Annam], la cual es ya cerca dela China, nos acontecieron dos desastres

Doc.90 – Carta a sus compañeros residentes en Goa

San Francisco de Javier. Cartas selectas64

en un día, víspera de la Magdalena. Sien-do los mares grandes y de mucha tor-menta, estando surtos, aconteció, por des-cuido, la bomba del navío estar abierta yManuel China, nuestro compañero, a pa-sar por ella; y al balanceo grande que dioel navío, por causa de los mares ser gran-des, no se pudiendo tener, cayó por labomba abajo.

Todos pensábamos que era muerto porla caída grande que dio, y también por lamucha agua que había en la bomba. Qui-so Dios nuestro Señor que no murió. Es-tuvo gran espacio la cabeza y más de lamitad del cuerpo debajo del agua, y mu-chos días doliente de la cabeza de un he-rida grande que se hizo; de manera que losacamos con mucho trabajo de la bom-ba, sin dar acuerdo de sí un buen espacio.Quiso Dios Nuestro Señor darle salud.

Acabando de lo curar, continuando latormenta grande que hacía, meneándosemucho el navío, aconteció una hija delcapitán caer en el mar; y por ser los ma-res tan bravos, no pudimos valerle; y asíen presencia de su padre y de todos seahogó, junto del navío. Fueron tantos loslloros y voces aquel día y noche, que erauna piedad muy grande en ver tanta mi-seria en las almas de los gentiles, y peli-gro en las vidas de todos los que estába-mos en aquel navío. Pasado esto, todoaquel día y noche sin reposar, hicieronlos gentiles grandes sacrificios y fiestasal ídolo, matando muchas aves, dándolede comer y beber. En las suertes que echa-ron, preguntáronle la causa por que su hijamurió; salió la suerte que no muriera nicayera en la mar, si nuestro Manuel, quecayó en la bomba, muriera.

6. Ved en qué estaban nuestras vidas,en suertes de demonios, y en poder desus siervos y ministros. ¿Qué fuera de no-sotros si Dios permitiera el demonio ha-cernos todo el mal que nos deseaba?

Viendo tan manifiestas y grandes ofen-sas que a Dios nuestro Señor se hacíanpor respeto de las muchas idolatrías, noteniendo posibilidad para las impedir, mu-chas veces pedí a Dios nuestro Señor, an-tes que en aquella tormenta nos viésemos,que nos hiciese tan señalada merced queno permitiese tantos yerros en las criatu-ras que a su imagen y semejanza crió; oque si los permitía, que a el enemigo, cau-sador de estas hechicerías y gentilidades,que le acrecentase grandes penas y tor-mentos, mayores de lo que tenía, todaslas veces que movía y persuadía al capi-tán a echar suertes, creyendo en ellas, ha-ciéndose adorar como Dios.

7. El día que nos acontecieron estosdesastres y toda aquella noche, quiso Diosnuestro Señor hacerme tanta merced dequererme dar a sentir y conocer por ex-periencia muchas cosas acerca de los fie-ros y espantosos temores que el enemigopone, cuando Dios le permite, y él hallamucha oportunidad para los hacer, y delos remedios que el hombre ha de usar,cuando en semejantes trabajos se halla,contra las tentaciones del enemigo; porser largos de contar, los dejo de escrebir,y no por no ser ellos para notar.

En suma de todos los remedios en talestiempos, es mostrar muy grande ánimocontra el enemigo, totalmente desconfian-do el hombre de sí, y confiando grande-mente en Dios, puestas todas las fuerzasy esperanzas en él, y con tan grande de-fensor y valedor, guardarse hombre demostrar cobardía, no dudando de ser ven-cedor [Ejercicios, primera semana, regla12 de discernimientos]. Muchas vecespensé que, si Dios nuestro Señor a el de-monio acrecentó algunas penas mayoresde las que tenía, que bien se quiso vengaraquel día y noche; porque muchas vecesme ponía aquello delante, diciendo que entiempo estábamos que se vengaría.

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8. Y como el demonio no pueda másmal hacer de cuanto Dios le da lugar ensemejantes tiempos, más se ha de temerla desconfianza en Dios que el miedo delenemigo; permite Dios al demonio des-consolar y vejar aquellas criaturas que depusilánimes dejan de confiar en su Cria-dor, no tomando fuerzas esperando en él.

Por este mal tan grande de pusilanimi-dad, viven desconsolados muchos de losque comenzaron a servir a Dios, por no iradelante, llevando la suave cruz de Cristocon perseverancia. Esta miseria tan peli-grosa y dañosa tiene la pusilanimidad que,como el hombre se dispone a poco, porconfiar en sí, siendo una cosa tan peque-ña, cuando se ve en necesidad de mayo-res fuerzas de las que tiene, que le es for-zado totalmente confiar en Dios, carecede ánimo en las cosas grandes para usarbien de la gracia que Dios nuestro Señorle da para esperar en él; y los que se tie-nen en alguna opinión, haciendo funda-mento en sí para más de lo que son, des-preciando las cosas bajas sin haberse mu-cho ejercitado y aprovechado, vencién-dose en ellas, son más flacos en los gran-des peligros y trabajos que los pusiláni-mes; porque no llevando a el cabo la quecomenzaron, pierden el ánimo para cosaspequeñas, así como lo perdieron en lasgrandes.

9. Y después sienten tanta repugnanciaen sí e vergüenza de se ejercitar en ellas,que corren mucho peligro de perderse ode vivir desconsolados, no conociendo ensí sus flaquezas, atribuyéndolas a la cruzde Cristo, diciendo que es trabajosa dellevar adelante. ¡Oh hermanos!, ¿qué seráde nosotros a la hora de la muerte si en lavida no nos aparejamos y disponemos asaber esperar y confiar en Dios, pues enaquella hora nos habemos de ver en ma-yores tentaciones y trabajos y peligros quejamás nos vimos, así del espíritu comodel cuerpo?

Por tanto, en las cosas pequeñas, losque viven con deseos de servir a Dios,deben trabajar a humillarse mucho, des-haciendo siempre en sí, haciendo gran-des y muchos fundamentos en Dios, paraque en los grandes peligros y trabajos, asíen la vida como en la muerte, sepan espe-rar en la suma bondad y misericordia desu Criador, por lo que aprendieron ven-ciendo las tentaciones, donde hallabanrepugnancia, por pequeñas que fuesen,desconfiando de sí con mucha humildady fortificando sus ánimos, confiandomucho en Dios, pues ninguno es flacocuando usa bien de la gracia que Diosnuestro Señor le da.

10. Y por muchos impedimentos que elenemigo le ponga en la perseverancia dela virtud y perfección, más peligro corremanifestándose a el mundo, viéndose engrandes tribulaciones desconfiando deDios en ellas que no en pasar por los tra-bajos que el enemigo le representa. Si loshombres, el temor que tienen al demonioen las tentaciones, miedos y fieros queles pone delante para estorbarles el servi-cio de Dios, lo convirtiesen en temor desu Criador, dejándolo de hacer, teniendopara sí por cierto que más mal le ha devenir dejando de cumplir con Dios de loque les puede venir por parte del demo-nio, ¡cuán consolados vivirían y cuántose aprovecharían conociendo de sí porexperiencia cuán para poco son, y, porotra parte, viendo claramente cómo abra-zándose todos con Dios son para mucho,y el demonio cuán confuso y flaco que-daría en verse vencido de los que en al-gún tiempo fue vencedor!

11. Tornando agora a nuestro viaje,amansando los mares, levamos las áncorasy dimos la vela, todos con mucha tristezacomenzamos a ir nuestro camino, y enpocos días llegamos en la China, al puer-to de Cantón. Todos fueron de parescerde invernar en el dicho puerto, así los

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marineros como el capitán; nosotros so-lamente se lo contradecíamos con rue-gos y con algunos temores y miedos queles poníamos delante, diciéndoles que es-cribiríamos a el capitán de Malaca e que di-ríamos a los portugueses cómo nos traíanengañados y que no cumplían con noso-tros lo que prometieron. Quiso Dios nues-tro Señor ponerles en voluntad de no que-dar en las islas de Cantón [Sanchón e is-las cercanas], y así levamos las áncorasy fuimos camino de Chincheo, y en po-cos días, con buen viento, que siempreDios nos daba, llegamos a Chincheo, quees otro puerto de la China.

Y estando ya para entrar, con determi-nación de invernar en él, por cuanto ya seiba acabando la monzón para venir a Ja-pán, vino una vela a nos, la cual nos dionuevas cómo había muchos ladrones enaquel puerto y que éramos perdidos sientrábamos en él. Con estas nuevas quenos dieron, y con ver nosotros los navíoschincheos estar una legua de nos, vién-dose el capitán en mucho peligro de per-derse, determinó de no entrar en Chin-cheo, y el viento era por la proa para tor-narnos otra vez a Cantón, y servíanos apopa para venir a Japán; y así, contra lavoluntad del capitán del navío y de losmarineros, les fue forzado venir a Japán.

De manera que ni el demonio ni sus mi-nistros pudieron impedir nuestra venida,y así nos trujo Dios a estas tierras, quetanto deseábamos llegar, día de nuestraSeñora de agosto año de 1549. Y sin po-der tomar otro puerto de Japán, venimosa Cangoxima [Kagoshima], que es la tie-rra de Paulo de Santa Fe, donde todosnos recebieron con mucho amor, así susparientes como los que no lo eran.

12. De Japán, por la experiencia que dela tierra tenemos, os hago saber lo que deella tenemos alcanzado; primeramente, lagente que hasta agora tenemos conversa-

do, es la mejor que hasta agora está des-cubierta, y me parece que entre gente in-fiel no se hallará otra que gane a los ja-panes. Es gente de muy buena conversa-ción, y generalmente buena y no malicio-sa, gente de honra mucho a maravilla,estiman más la honra que ninguna otracosa, es gente pobre en general, y la po-breza entre hidalgos y los que no lo son,no la tienen por afrenta.

13. Tienen una cosa que ninguna de laspartes de los cristianos me paresce quetiene, y es esta: que los hidalgos, por muypobres que sean; los que no son hidalgos,por muchas riquezas que tengan, tantahonra hacen al hidalgo muy pobre cuantale harían si fuese rico, y por ningún pre-cio casaría un hidalgo muy pobre con otracasta que no es hidalga, aunque le diesenmuchas riquezas; y esto hacen por lesparescer que pierden de su honra casan-do con casta baja; de manera que más es-timan la honra que las riquezas. Es gentede muchas cortesías unos con otros, pre-cian mucho las armas y confían muchoen ellas; siempre traen espadas y puñales,y esto todas las gentes, así hidalgos comogente baja; de edad de catorce años traenya espada y puñal.

14. Es gente que no sufre injurias nin-gunas ni palabras dichas con desprecio.La gente que no es hidalga, tiene muchoacatamiento a los hidalgos; y todos loshidalgos se precian mucho de servir a elseñor de la tierra, y son muy sujetos a él;y esto me parece que hacen por les pare-cer que, haciendo el contrario, pierden desu honra, más que por el castigo que delseñor recebirían, si el contrario hiciesen.Es gente sobria en el comer, aunque en elbeber son algún tanto largos, y beben vinode arroz [sake], porque no hay viñas enestas partes. Son hombres que nunca jue-gan, porque les parece que es grande des-honra, pues los que juegan, desean lo que

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no es suyo e de ahí pueden venir a ser la-drones. Juran poco, y cuando juran es porel sol.

Mucha parte de la gente sabe leer y es-cribir, que es un gran medio para con bre-vedad aprender las oraciones y las cosasde Dios. No tienen más de una mujer. Tie-rra es donde hay pocos ladrones, y estopor la mucha justicia que hacen en losque hallan que lo son, porque a ningunodan vida; aborréceles mucho en grandemanera este vicio del hurtar. Es gente demuy buena voluntad, muy conversable, ydeseosa de saber.

15. Huelgan mucho de oír cosas deDios, principalmente cuando las entien-den. De cuantas tierras tengo vistas enmi vida, así de los que son cristianos comode los que no lo son, nunca vi gente tanfiel acerca del hurtar. No adoran ídolosen figuras de alimañas; creen los más deellos en hombres antiguos, los cuales, se-gún lo que tengo alcanzado, eran hom-bres que vivían como filósofos. Muchosde éstos [fieles de la religión Shinto] ado-ran el sol y otros la luna. Huelgan de oírcosas conformes a razón; y dado que hayavicios y pecados entre ellos, cuando lesdan razones, mostrando que lo que elloshacen es mal hecho, les parece bien loque la razón defiende.

16. Menos pecados hallo en los secula-res, y más obedientes los veo a la razónde lo que son los que ellos acá tienen porpadres, que ellos llaman bonzos, los cua-les son inclinados a pecados que naturaaborrece, y ellos lo confiesan y no lo nie-gan; y es tan público y manifiesto a to-dos, así hombres como mujeres, peque-ños y grandes, que, por estar en muchacostumbre, no lo extrañan ni lo tienen enaborrecimiento. Huelgan mucho los queno son bonzos en oírnos reprender aquelabominable pecado, pareciéndoles que te-nemos mucha razón en decir cuán malos

son y cuánto a Dios ofenden los que talpecado hacen.

A los bonzos muchas veces decimosque no hagan pecados tan feos; y ellostodo lo que les decimos les cae en gracia,porque de ello se ríen y no tienen ningunavergüenza de oír reprensiones de pecadotan feo. Tienen estos bonzos en sus mo-nesterios muchos niños, hijos de hidal-gos, a los cuales enseñan a leer y escribir,y con éstos cometen sus maldades, y estáeste pecado tanto en costumbre, que, aun-que a todos parezca mal, no lo extrañan.

17. Hay entre estos bonzos unos que setraen a manera de frailes, los cuales an-dan vestidos de hábitos pardos, todos ra-pados, que parece que cada tres o cuatrodías se rapan, así toda la cabeza como labarba. Estos [bonzos pardos, casados, dela secta budista Ikko] viven muy largos,tienen monjas de la misma orden y vivencon ellas juntamente, y el pueblo tiénelosen muy ruin cuenta, pareciéndoles maltanta conversación con las monjas. Di-cen todos los legos que cuando alguna deestas monjas se siente preñada, tomamelezina, con que luego echa la criatura,y esto es muy público, y a mí me parece,según lo que tengo visto en este mones-terio de frailes y monjas, que el pueblotiene mucha razón en lo que de ellos tieneconcebido. Pregunté a ciertas personassi estos frailes usaban algún otro pecado,y dijéronme que sí, con los mozos queenseñan a leer y escribir. Y estos que an-dan vestidos como frailes y los otros bon-zos que andan vestidos como clérigos, sequieren mal los unos a los otros.

18. De dos cosas me espanté muchoen esta tierra: la primera, ver que grandespecados y abominables se tienen en poco,y la causa es porque los pasados se acos-tumbraron a vivir en ellos, de los cualeslos presentes tomaron ejemplo. Ved cómola continuación en los vicios que son con-

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tra natura, corrompe los naturales; asítambién el continuo descuido en las im-perfecciones destruye y deshace la per-fección. La segunda, en ver que los legosviven mejor en su estado de lo que vivenlos bonzos en el suyo, y con ser esto mani-fiesto, es para maravillar el estima en quelos tienen. Hay muchos otros yerros en-tre estos bonzos, y los que más saben lostienen mayores.

19. Con algunos de los más sabios ha-blé muchas veces, principalmente con unoa quien todos en estas partes tienen mu-cho acatamiento, así por sus letras, viday dignidad que tiene, como por la muchaedad, que es de ochenta años, y se llamaNinxit, que quiere decir en lengua de Japán«corazón de verdad». Es entre ellos comoobispo, y si el nombre le cuadrase, seríabienaventurado. En muchas pláticas quetuvimos, lo hallé dudoso y no saberse de-terminar si nuestra alma es inmortal o simuere juntamente con el cuerpo; algunasveces me dice que sí, otras que no. Témo-me que no sean así los otros letrados. Eseste Ninxit tanto mi amigo, que es mara-villa.

Todos, así legos como bonzos, huelganmucho con nosotros, y se espantan engrande manera en ver cómo venimos detierras tan lejanas, como es de Portugal aJapán, que son más de seis mil leguas,solamente por hablar de las cosas de Diosy cómo las gentes han de salvar sus al-mas creyendo en Jesucristo, diciendo queesto a que nos venimos a estas tierras escosa mandada por Dios.

20. Una cosa os hago saber para quedeis muchas gracias a Dios nuestro Se-ñor: que esta isla de Japán está muy dis-puesta para en ella se acrecentar muchonuestra santa fe, y si nos supiésemos ha-blar la lengua, no pongo duda ninguna encreer que se harían muchos cristianos.Placerá a Dios nuestro Señor que la apren-

deremos en breve, porque ya comenza-mos de gustar de ella, y declaramos losdiez mandamientos en cuarenta días quenos dimos a aprenderla.

Esta cuenta os doy tan menuda, paraque todos deis gracias a Dios nuestro Se-ñor, pues se descubren partes en las cua-les vuestros santos deseos se puedan em-plear y cumplir, y también para que osaparejéis de muchas virtudes y deseos depadecer muchos trabajos por servir aCristo nuestro Redentor y Señor, y acor-daos siempre que en más tiene Dios unabuena voluntad llena de humildad con quelos hombres se ofrecen a él, haciendo obla-ción de sus vidas por sólo su amor y glo-ria, de lo que precia y estima los serviciosque le hacen, por muchos que sean.

21. Estad aparejados, porque no serámucho que antes de dos años os escribapara que muchos de vosotros vengan aJapán. Por tanto, disponeos a buscar mu-cha humildad, persiguiéndoos a vosotrosmismos en las cosas donde sentís o debe-ríades sentir repugnancia, trabajando contodas las fuerzas que Dios os da para co-noceros interiormente, para lo que sois, yde aquí creceréis en mayor fe, esperanzay confianza y amor en Dios y caridad conel prójimo, pues de la desconfianza pro-pia nace la confianza de Dios, que es ver-dadera, y por esta vía alcanzaréis humil-dad interior, de la cual en todas partes, ymás en éstas, tendréis mayor necesidadde lo que pensáis.

Cuidad que no echéis mano de la buenaopinión en que el pueblo os tiene, si nofuere para vuestra confusión, porque deeste descuido vienen algunas personas aperder la humildad interior, creciendo enalguna soberbia; y andando el tiempo, noconociendo cuán dañoso le es, vienen losque los loaban a perderles la devoción yellos a desinquietarse, no hallando conso-lación dentro ni fuera.

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22. Por tanto, os ruego que totalmenteos fundéis en Dios en todas vuestras co-sas, sin confiar en vuestro poder o sabero opinión humana; y de esta manera hagocuenta que estáis aparejados para todaslas grandes adversidades, así espiritualescomo corporales, que os pueden venir,pues Dios levanta y esfuerza a los humil-des, principalmente aquellos que en lascosas pequeñas y bajas vieron sus flaque-zas como en un claro espejo, y se vencie-ron en ellas. Estos tales, viéndose en ma-yores tribulaciones que jamás se vieron,entrando en ellas, ni el demonio con susministros, ni las tempestades muchas dela mar, ni las gentes malas y bárbaras, asídel mar como de la tierra, ni otra criaturaalguna les puede empecer, sabiendo cier-to, por la mucha confianza que en Diostienen, que sin permisión y licencia suyano pueden hacer nada.

23. Y como sean manifiestas a él todassus intenciones y deseos de lo servir, ylas criaturas todas estén debajo de su obe-diencia, no hay cosa que teman confian-do en él, sino solamente ofenderlo, y sa-ben que, cuando Dios permite que el de-monio haga su oficio y las criaturas lopersigan, es para su probación y mayorconocimiento interior, o en castigo de suspecados, o mayor merecimiento, o parasu humillación; y de esta manera danmuchas gracias a Dios, pues tanta mer-ced les hace, y a los prójimos que los per-siguen, aman; porque son instrumento pordonde les viene tanto bien, y no teniendocon qué pagar tanta merced, por no seringratos, ruegan a Dios por ellos con mu-cha eficacia, y éstos espero en Dios queseréis vosotros.

24. Yo sé una persona [alude a sí mis-mo], a la cual Dios hizo mucha merced,ocupándose muchas veces, así en los pe-ligros como fuera de ellos, en poner todasu esperanza y confianza en él, y el pro-

vecho que de ello le vino, sería muy largode escribir; y porque los mayores trabajosen que hasta agora os habéis visto, son pe-queños en comparación de los que os ha-béis de ver los que a Japán viniéredes, osruego y pido cuanto puedo, por amor yservicio de Dios nuestro Señor, que osdispongáis para mucho, deshaciendo mu-cho en vuestras propias afecciones, puesson impedimento de tanto bien.

Y mirad mucho por vosotros, herma-nos míos en Jesucristo, porqué muchoshay en el infierno que, cuando en esta vidapresente estaban, fueron causa de instru-mento para que otros por sus palabras sesalvasen y fuesen a la gloria del paraíso,y ellos, por carecer de humildad interior,fueron a el infierno por hacer fundamen-to en una engañosa y falsa opinión de símismos, y ninguno hay en el infierno delos que, cuando en esta vida presente es-taban, trabajaron tomando medios con loscuales alcanzaron esta interior humildad.

25. Acordaos siempre aquel dicho delSeñor, que dice: «Porque ¿de qué le sirveel ganar todo el mundo si pierde su alma?»[Mt 16,26]. No hagáis fundamento algu-no de vosotros en os parescer que ha mu-cho tiempo que estáis en la Compañía, yque sois más antiguos los unos que losotros, y que por esta causa sois para másque los que no estuvieron tanto tiempo.

Holgaría yo y sería muy consolado ensaber que los más antiguos ocupan mu-chas veces su entendimiento en pensarcuán mal se aprovecharon del tiempo queen la Compañía estuvieron, y cuánto per-dieron de él en no ir adelante, mas antes,tornando atrás; pues los que en la vía dela perfección no van creciendo, pierdenlo que ganaron; y los más antiguos queen esto se ocupan, confúndense muchoy dispónense para buscar humildad inte-rior más que exterior, y de nuevo tomanfuerzas y ánimo para cobrar lo perdido, y

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de esta manera edifican mucho, dandoejemplo y buen olor de sí a los novicios ya los otros que conversan. Ejercitaos to-dos siempre en este continuo ejercicio,pues os deseáis señalar en servir a Cristo.

26. Y creedme que los que a estas par-tes viniéredes, seréis bien probados paracuánto sois, y por mucha diligencia queos deis en cobrar y adquirir muchas vir-tudes, haced cuenta que no os sobraron.No os digo estas cosas para daros a en-tender que es trabajosa cosa servir a Dios,y que no es leve y suave el yugo del Se-ñor [Mt 11,30], porque si los hombres sedispusiesen en buscar a Dios, tomando yabrazando los medios necesarios para ello,hallarían tanta suavidad y consolación enservirlo, que toda la repugnancia que sien-ten en vencerse a sí mismo, les sería muyfácil ir contra ella, si supiesen cuántosgustos y contentamientos de espíritu pier-den por no se esforzar en las tentaciones,las cuales en los flacos suelen impedir tan-to bien y conocimiento de la suma bon-dad de Dios y descanso de esta trabajosavida; pues vivir en ella sin gustar de Dios,no es vida, sino continua muerte.

27. Témome que el enemigo desinquietealgunos de vosotros, proponiéndoos co-sas arduas y grandes de servicio de Dios,que haríades si en otras partes de las enque agora estáis os hallásedes. Todo estoordena el demonio a este fin de descon-solaros, desinquietándoos que no hagáisfruto en vuestras ánimas ni en las de losprójimos en las partes donde al presenteos halláis, dándoos a entender que per-déis el tiempo. Esta es una clara, mani-fiesta y común tentación a muchos quedesean servir a Dios; a esta tentación osruego mucho que resistáis, pues es tandañosa a el espíritu y a la perfección, queimpide no ir adelante, y hace tornar atráscon mucha sequedad y desconsolación deespíritu.

28. Por tanto, cada uno de vosotros, enlas partes donde está, trabaje mucho deaprovechar a sí primero, y después a losotros, teniendo cierto para sí que en nin-guna otra parte puede tanto servir a Dioscomo donde por obediencia se halla, con-fiando en Dios nuestro Señor que él daráasentir a vuestro superior, cuando fueretiempo, que os mande por obediencia alas partes donde él más fuere servido; yde esta manera os aprovecharéis en vues-tras almas viviendo consolados y ayu-dándoos mucho del tiempo, pues es cosatan rica, sin ser de muchos conocida; puessabéis cuán estrecha cuenta habéis de dara Dios nuestro Señor de él. Porque asícomo en las partes donde os deseáis ha-llar, no hacéis ningún fruto, no estandoen ellas, así de la misma manera en laspartes donde estáis, ni a vosotros ni aotros aprovecháis, por tener los pensamien-tos y deseos ocupados en otras partes.

29. Los que estáis en ese colegio deSanta Fe, debéis mucho de os experimen-tar y ejercitar en conocer vuestras flaque-zas, manifestándolas a las personas queos pueden ayudar y dar remedio en ellas,como son vuestros confesores, ya experi-mentados, o otras personas espirituales dela casa, para que, cuando del colegio sa-liéredes, sepáis curar primeramente a vo-sotros mismos, y después a los otros, porlo que la experiencia os enseñó y las per-sonas que en espíritu os ayudaron.

Y sabed cierto que muchos géneros detentaciones pasarán por vosotros, cuan-do anduviéredes solos o de dos en dos,puestos en muchas pruebas en tierra deinfieles y en las tempestades de la mar,las cuales no tuvisteis el tiempo queestábades en el colegio; y si no salís muyejercitados y experimentados en sabervencer los desordenados y propios afec-tos con grandes conocimientos de los en-gaños del enemigo, juzgad vosotros, her-

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manos, el peligro que corréis cuando osmanifestáredes al mundo, el cual todoestá fundado en maldad, cómo le resisti-réis si no fuéredes muy humildes.

30. Vivo también con mucho temor queLucifer, usando de sus muchos engaños,transfigurándose en ángel de luz [Ejerci-cios, segunda semana, regla 4], dé turba-ción a algunos de vosotros, representán-doos las muchas mercedes que Dios nues-tro Señor os tiene hechas, después queentrasteis en el colegio, en libraros de mu-chas miserias que por vosotros pasaroncuando en el mundo estábades, inducien-do algunas falsas esperanzas para os sa-car de él antes de tiempo, procediendocon vosotros que, hasta agora Dios nues-tro Señor, en tan poco tiempo, estandoen el colegio, os ha hecho tantas merce-des, que muchas más os hará, saliendode él a hacer fruto en las almas, dándoosa entender que perdéis el tiempo.

31. A esta tentación podéis resistir endos maneras: la primera, considerandomucho en vosotros mesmos que si losgrandes pecadores que están en el mun-do, estuviesen donde vosotros estáis, fue-ra de las ocasiones de pecar, y puestos enlugar para adquirir mucha perfección, cuánmudados serían de lo que son, y por ven-tura a muchos de vosotros confundirían.

Esto os digo, para que penséis que elcarecer de las ocasiones para ofender aDios, y los muchos medios y favores queen esa casa hay para gustar de Dios, soncausa de no pecar gravemente, y los queno son en conocimiento de dónde les vie-ne tanta misericordia, atribuyen a sí el bienespiritual que del recogimiento de la casay de los espirituales, de ella les viene; yansí descuidan de aprovechar en las co-sas que parecen pequeñas, siendo ellas ensí grandes, y los que pasan por ellas, le-vemente pequeñas. La segunda es: remi-tir todos vuestros deseos, juicios y pa-

resceres a vuestro superior, teniendo tan-ta fe, esperanza y confianza en Dios nues-tro Señor, que él, por su misericordia, ledará a sentir acerca de vuestro bien espi-ritual lo que más os cumple.

32. Y no seáis importunos con vuestrorector, como hacen algunos, que impor-tunan tanto a sus mayores, y los fuerzantanto, que les vienen a mandar lo que lespiden, siéndoles muy dañoso, y si no selo conceden, dicen que viven muy des-consolados, no mirando los tristes que ladesconsolación nace en ellos, y se acre-cienta y aumenta en querer hacer su pro-pia voluntad después de haberla negadoen el voto de obediencia, haciendo de ellaoblación totalmente a Dios nuestro Señor.

Estos tales, cuanto más trabajan de usarde su voluntad, tanto más viven descon-solados y desinquietos en sus concien-cias; y así hay muchos inferiores que, porser tan propietarios y amigos de sus jui-cios y pareceres, no tienen más obedien-cia voluntaria a sus mayores, sino en cuan-to les mandan lo que ellos quieren.

33. Guardaos, por amor de Dios nues-tro Señor, de ser vosotros del número deéstos. Por tanto, en los oficios de casa,que por obediencia os son dados por vues-tro superior, trabajad con todas vuestrasfuerzas, usando bien de la gracia que Diosnuestro Señor os da para vencer todaslas tentaciones que el enemigo os trae, paraque no os aprovechéis en tal oficio, dán-doos a entender que en otro, más que enaquél, os podéis aprovechar, y lo mismoacostumbra hacer el enemigo con los queestudian.

34. Por servicio de Dios os ruego mu-cho, que en los oficios bajos y humildestrabajéis con todas vuestras fuerzas deconfundir a el demonio más en vencer lastentaciones que os trae contra el oficio,que no en el trabajo corporal que ponéisen hacer lo que os es mandado; porque

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hay muchos que, puesto que sirvan bienlos oficios corporalmente, no se aprove-chan interiormente, por no se esforzar avencer las tentaciones y turbaciones queel enemigo les trae contra el oficio quesirven, para que en él no se aprovechen;y estos tales viven casi siempre descon-solados y inquietos, sin se aprovechar enel espíritu. No se engañe ninguno pen-sando señalarse en cosas grandes, si pri-mero en las cosas bajas no se señala.

35. Y creedme que hay mucha manerade fervores, y, por mejor decir, tentacio-nes, entre los cuales hay unos que se ocu-pan en imaginar modos y maneras, cómo,so color de piedad y celo de las almas;puedan huir una pequeña de cruz, por nonegar su querer en hacer lo que por obe-diencia les es mandado, deseando tomarotra mayor, no mirando que quien no tie-ne virtud para lo poco, menos la tendrápara lo mucho; porque entrando en cosasdifíciles y grandes con poca abnegacióny fortaleza de espíritu, vienen en conoci-miento de sus fervores cómo fueron ten-taciones, hallándose flacos en ellos. Té-mome de lo que podría ser, que algunosvendrán de Coímbra con estos fervores,y en los tumultos de la mar se desearánpor ventura más en la santa compañía deCoímbra que no en la nao; de manera quehay ciertos fervores que se acaban antesde llegar a la India.

36. Y los que llegan a ella, entrando enlas adversidades grandes, andando entreinfieles, si no tienen muchas raíces, apá-ganse los fervores, y, estando en la India,viven con deseos de Portugal. Así, de lamisma manera, podría ser que algunosgustaron de la consolación de esa casa[Colegio de San Pablo, en Goa], y conmuchos fervores salieron a otras partes afructificar en las almas, y después que sehallaron donde deseaban, y sin fervores,viven por ventura con deseos de ese co-legio. Ved en qué paran los fervores que

salen antes de tiempo, cómo son peligro-sos cuando no son bien fundados.

No os escribo estas cosas para impe-diros el ánimo a cosas muy arduas, seña-lándoos por grandes siervos de Dios, de-jando memoria de vosotros para los quedespués de vuestros días vendrán; masdígolas a este fin solamente para que enlas cosas pequeñas os mostréis grandes,aprovechándoos mucho en el conocimien-to de las tentaciones, en ver para cuántosois, fortificándoos totalmente en Dios; ysi en esto perseveráredes, no dudo sinoque creceréis siempre en humildad y es-píritu, y haréis mucho fruto en las almas,yendo quietos y seguros dondequiera quefuéredes.

37. Porque en razón está que los que ensí sienten mucho sus pasiones, y con grandiligencia las curan bien, que sentirán lasde sus prójimos curándolas con caridad,acudiendo a ellos en sus necesidades, po-niendo la vida por ellos; porque así comoen sus ánimas se aprovecharon sintiendoe curando sus pasiones primero, sabráncurar y dar a sentir las ajenas, y por don-de ellos vinieron a sentir la pasión de Cris-to, serán instrumento para que otros lasientan, y por otra vía no veo manera,cómo los que en sí no las sientan, las dena sentir a los otros.

38. En el lugar de Paulo de Santa Fe[Kagoshima], nuestro buen y verdaderoamigo, fuimos recebidos del capitán dellugar y del alcalde de la tierra con muchabenignidad y amor; y así de todo el pue-blo, maravillándose mucho todos de verpadres de tierra de portugueses. No ex-trañaron ninguna cosa Paulo hacerse cris-tiano, mas antes la tienen en mucho, yhuelgan todos con él, así sus parientescomo los que no la son, por haber estadoen la India y haber visto cosas que éstosde acá no vieron, y el duque de esta tierra[el daimyo, Shimazu Takahisa] holgó mu-

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cho con él, y le hizo mucha honra, y lepreguntó muchas cosas acerca de las cos-tumbres y valía de los portugueses; yPaulo le dio razón de todo, de que el du-que mostró mucho contentamiento.

39. Cuando Paulo fue a hablar con elduque, el cual estaba cinco leguas de Can-goxima, llevó consigo una imagen denuestra Señora muy devota, que traíamoscon nosotros, y holgó a maravilla el du-que cuando la vio, y se puso de rodillasdelante de la imagen de Cristo nuestro Se-ñor y de nuestra Señora, y la adoró conmucho acatamiento y reverencia [no engestos propiamente religiosos, sino de ex-trema cortesía oriental], y mandó a todoslos que con él estaban que hiciesen lo mis-mo; y después mostráronla a la madre delduque, la cual se espantó en verla, mos-trando mucho placer.

Después que tornó Paulo a Cangoxima,donde nos estábamos, de ahí a pocos díasmandó la madre del duque un hidalgo paradar orden cómo se pudiese hacer otraimagen como aquélla, y por no haber ma-teriales en la tierra, se dejó de hacer. Man-dó pedir esta señora que por escrito lemandásemos aquello en que los cristia-nos creen, y así Paulo se ocupó algunosdías en lo hacer, y escribió muchas cosasde nuestra fe en su lengua.

40. Creed una cosa, y de ella dad mu-chas gracias a Dios, que se abre caminodonde vuestros deseos se puedan ejecu-tar, y si nos supiéramos hablar, ya tuvié-ramos hecho mucho fruto. Diose Paulotanta priesa con muchos de sus parientesy amigos, predicándoles de día y de no-che, que fue causa por donde su madre,mujer y hija, y muchos de sus parientes,así hombres como mujeres y amigos sehiciesen cristianos; acá no extrañan hastaagora el hacerse cristianos, y, como gran-de parte de ellos saben leer y escrebir,presto aprenden las oraciones.

41. Placerá a Dios nuestro Señor dar-nos lenguas para poder hablar de las co-sas de Dios, porque entonces haremosmucho fruto con su ayuda y gracia y fa-vor. Agora somos entre ellos como unasestatuas, que hablan y platican de nosmuchas cosas, y nosotros, por no enten-der la lengua, nos callamos; y agora noscumple ser como niños en aprender la len-gua, y pluguiese a Dios que en una sim-plicidad y pureza de ánimo los imitáse-mos. Forzado nos es tomar medios y dis-ponernos a ser como ellos, así acerca deaprender la lengua, como acerca de imi-tar su simplicidad de los niños que care-cen de malicia.

42. Y para esto hízonos Dios muy gran-des y señaladas mercedes en traernos aestas partes de infieles, para que no des-cuidemos de nosotros, pues esta tierra estoda de idolatrías y enemigos de Cristo, yno tenemos en qué poder confiar ni espe-rar sino en Dios, por cuanto acá no tene-mos parientes ni amigos ni conocidos, nihay ninguna piedad cristiana, sino todosenemigos de aquel que hizo el cielo y latierra; y por esta causa nos es forzadoponer toda nuestra fe, esperanza y con-fianza en Cristo nuestro Señor, y no encriatura viva, pues por su infidelidad to-dos son enemigos de Dios.

En otras partes, donde nuestro Criador,Redentor y Señor es conocido, las cria-turas suelen ser causa e impedimento paradescuidar de Dios, como es amor de pa-dre, madre, parientes, amigos y conoci-dos, y amor de la propia patria y tener lonecesario, así en salud como en las do-lencias, teniendo bienes temporales oamigos espirituales que suplen en las ne-cesidades corporales; y sobre todo lo quemás nos fuerza a esperar en Dios, es ca-recer de personas que en espíritu nos ayu-den; por manera que acá en tierras extra-ñas, donde Dios no es conocido, hácenos

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San Francisco de Javier. Cartas selectas74

él tanta merced, que las criaturas nos fuer-zan y ayudan a no descuidar de poner todanuestra fe, esperanza y confianza en sudivina bondad, por carecer ellas de todoamor de Dios y piedad cristiana.

43. En considerar esta gran merced quenuestro Señor nos hace con otras mu-chas, estamos confundidos en ver la mi-sericordia tan manifiesta que usa con no-sotros. Pensábamos nosotros hacerle al-gún servicio en venir a estas partes a acre-centar su santa fe, y agora por su bondaddionos claramente a conocer y sentir lamerced que nos tiene hecha, tan inmen-sa, en traernos a Japán, librándonos delamor de muchas criaturas que nos impe-dían tener mayor fe, esperanza y confian-za en él.

Juzgad vosotros agora si nos fuésemoslos que deberíamos de ser, cuán descan-sada, consolada y toda llena de placer se-ría nuestra vida, esperando solamente enaquel de quien todo bien procede, y noengaña a los que en él confían, mas anteses más largo en dar, de la que son loshombres en pedir y esperar. Por amor denuestro Señor que nos ayudéis a dar gra-cias de tan grandes mercedes, para queno caigamos en pecado de ingratitud; puesen los que desean servir a Dios, este pe-cado es causa por donde Dios nuestroSeñor deja de hacer mayores mercedesde las que hace, por no ser en conoci-miento de tanto bien, ayudándose de él.

44. También nos es necesario daros partede otras mercedes que Dios nos hace, delas cuales nos da conocimiento por su mi-sericordia, para que nos ayudéis a dar gra-cias a Dios siempre por ellas; y es que enlas otras partes la abundancia de los man-tenimientos corporales suelen ser causay ocasión cómo los desordenados apeti-tos salen con la suya, quedando muchasveces desfavorecida la virtud de la absti-nencia, de que los hombres, así en las al-

mas como en los cuerpos, padecen nota-ble detrimento.

De donde por la mayor parte nacen lasenfermedades corporales y aun espiritua-les, y vienen los hombres a padecer mu-chos trabajos en tomar un medio; y antesde lo adquirir, muchos abrevian los días dela vida, padeciendo muchos géneros de tor-mento y dolor en sus cuerpos, tomandomelecinas para convalecer, que dan másfastidio en las tomar, de lo que dieran gustolos manjares en el comer y beber: allendede estos trabajos, entran en otros mayo-res, que ponen sus vidas en poder de mé-dicos, los cuales vienen a acertar en lascuras, después de haber pasado muchosyerros por ellos.

45. Hízonos, Dios tanta merced en traer-nos a estas partes, las cuales carecen deestas abundancias, que, aunque quisiése-mos dar estas superfluidades a el cuerpo,no lo sufre la tierra. No matan ni comencosa que crían, algunas veces comen pes-cado y arroz y trigo, aunque poco. Haymuchas yerbas de que se mantienen y al-gunas frutas, aunque pocas. Vive la gentede esta tierra muy sana a maravilla, y haymuchos viejos. Bien se ve en los japanescómo nuestra naturaleza con poco se sos-tiene, aunque no hay cosa que la conten-te. Vivimos en esta tierra muy sanos delos cuerpos. ¡Pluguiese a Dios que así nosfuese en las almas!

46. Casi nos es forzado haceros saberde una merced que nos va pareciendo queDios nuestro Señor nos ha de hacer, paraque con vuestros sacrificios y oracionesnos ayudéis a que no la desmerezcamos,y es, que grande parte de los japanes sonbonzos, y éstos son muy obedecidos enla tierra donde están, aunque sus pecadosson manifiestos a todos; y la causa porque son tenidos en mucho, me parece quees por el abstinencia grande que hacen,que nunca comen carne ni pescado, sino

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yerbas, fruta y arroz y esto una vez cadadía y mucho por regla, y no les dan vino.

47. Son muchos bonzos, y las casasmuy pobres de rentas. Por esta continuaabstinencia que hacen, y porque no tie-nen conversación con mujeres, especial-mente los que andan vestidos de negrocomo clérigos, so pena de perder la vida;y por saber contar algunas historias, o pormejor decir fábulas de las cosas en quecreen, por esta causa me parece que lostienen en mucha veneración. Y no serámucho, por ser ellos y nosotros tan con-trarios en las opiniones de sentir de Diosy de cómo se han de salvar las gentes,ser de ellos muy perseguidos, más que depalabras.

48. Nos, en estas partes, lo que preten-demos, es traer las gentes en conocimien-to de su criador, redentor y salvador Je-sucristo nuestro Señor. Vivimos con mu-cha confianza, esperando en él que nosha de dar fuerzas, gracia, ayuda y favorpara llevar esto adelante. La gente secularno me parece que nos ha de contradecirni perseguir, cuanto es de su parte, salvosi no fuere por muchas importunacionesde los bonzos.

Nos no pretendemos diferencias conellos, ni por su temor habernos de dejarde hablar de la gloria de Dios y de la sal-vación de las ánimas; y ellos no nos pue-den hacer más mal de lo que Dios nues-tro Señor les permitiere; y el mal que porsu parte nos viniere, es merced que nues-tro Señor nos hará, si por su amor y ser-vicio y celo de las almas nos acortarenlos días de la vida, siendo ellos instrumen-tos para que esta continua muerte en quevivimos se acabe, y nuestros deseos enbreve se cumplan, yendo a reinar parasiempre con Cristo. Nuestras intencionesson declarar y manifestar la verdad, pormucho que ellos nos contradigan, puesDios nos obliga a que más amemos la sal-

vación de nuestros prójimos que nuestrasvidas corporales. Pretendemos, con ayu-da. favor y gracia de nuestro Señor, decumplir este precepto, dándonos él fuer-zas interiores para lo manifestar entre tan-tas idolatrías como hay en Japán.

49. Vivimos con mucha esperanza quenos hará esta merced; por cuanto nos deltodo desconfiamos de nuestras fuerzas;poniendo toda nuestra esperanza en Je-sucristo nuestro Señor y en la sacratísimaVirgen Santa María su madre, y en todoslos nueve coros de los ángeles, tomandopor particular valedor entre todos ellos aSan Miguel arcángel, príncipe y defensorde toda la Iglesia militante, confiando mu-cho en aquel arcángel, al cual le es come-tida en particular la guarda de este grandereino de Japán, encomendándonos todoslos días especialmente a él, y juntamentecon él a todos los otros ángeles custodiosque tienen especial cuidado de rogar a Diosnuestro Señor por la conversión de losjapanes, de los cuales son guarda, no de-jando de invocar a todos aquellos santosbeatos, que, viendo tanta perdición de al-mas, siempre suspiran por la salvación detantas imágenes y semejanzas de Dios,confiando en gran manera que todos nues-tros descuidos y faltas, de no nos enco-mendar como debemos a toda la corte ce-lestial, suplirán los beatos de nuestra san-ta Compañía que allá están, representandosiempre nuestros pobres deseos a la San-tísima Trinidad.

50. Son, por la suma bondad de Diosnuestro Señor, más nuestras esperanzasde alcanzar victoria, con tanto favor yayuda, de lo que son los impedimentosque el enemigo nos pone delante para tor-nar atrás, aunque no dejan de ser muchosy grandes; y no dudo sino que haríanmucha impresión en nosotros, si algúnfundamento hiciésemos en nuestro podero saber.

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San Francisco de Javier. Cartas selectas76

Permite Dios nuestro Señor, por su gran-de misericordia, que tantos miedos, tra-bajos y peligros el enemigo nos pongadelante, por nos humillar y bajar, para quejamás confiemos en nuestras fuerzas ypoder, sino solamente en él y en los queparticipan de su bondad. Bien nos mues-tra en esta parte su infinita clemencia yparticular memoria que de nos tiene, dán-donos a conocer y sentir dentro en nues-tras almas cuán para poco somos, puesnos permite que seamos perseguidos depequeños trabajos y pocos peligros, paraque no descuidemos de él haciendo fun-damento en nos; porque haciendo al con-trario, las pequeñas tentaciones y perse-cuciones, en los que hacen algún funda-mento en sí, son más trabajosas de espí-ritu y dificultosas de llevar adelante, de loque son los muchos y grandes peligros ytrabajos en los que, desconfiando total-mente de sí, confían grandemente enDios.

51. Mucho nos cumple para nuestraconsolación daros parte de un cuidadogrande en que vivimos, para que con vues-tros sacrificios y oraciones nos ayudéis;y es que, siendo a Dios nuestro Señor ma-nifiestas todas nuestras continuas malda-des y grandes pecados, vivimos con undebido temor que deje de nos hacer mer-cedes y dar gracia para comenzar a ser-virle con perseverancia hasta la fin, si nohubiere una gran enmienda en nosotros;y para esto nos es necesario tomar porintercesores en la tierra a todos los de labendita Compañía del nombre de Jesús,con todos los devotos y amigos de ella,para que por su intercesión seamos pre-sentados a la santa madre Iglesia univer-sal, esposa de Cristo nuestro Señor y Re-dentor nuestro, en la cual firmemente ysin poder dudar creemos, y confiamos quepartirá con nos de sus muchos e infinitosmerecimientos.

52. Y también que por ella seamos pre-sentados y encomendados a todos losbeatos del cielo, especialmente a Jesucris-to, su esposo, nuestro Redentor y Señor,y a la Santísima Virgen, su Madre, paraque continuadamente nos encomienden aDios Padre eterno, de quien todo bien na-ce y procede, rogándole que siempre nosguarde de le ofender, no cesando de ha-cernos continuas mercedes, no mirandoa nuestras maldades, sino a su bondadinfinita, pues por sólo su amor vinimos aestas partes, como él bien lo sabe, pues leson manifiestos todos nuestros corazo-nes, intenciones y pobres deseos, que sonde librar las almas, que ha más de 1.500años que están en cautiverio de Luciferhaciéndose de ellas adorar como Dios enla tierra; pues en el cielo no fue poderosopara ello, y después de echado de él, vén-gase cuanto puede de muchos, y tambiénde los tristes japanes.

53. Es bien que os demos parte de nues-tra estada en Cangoxima. Nos llegamos aella en tiempo que los vientos eran con-trarios para ir a Meaco [Miyako, actual Kyo-to], que es la principal ciudad de Japán,donde está el rey y los mayores señoresdel reino, y no hay viento que nos sirvapara ir allá, sino de aquí a cinco meses;entonces con ayuda de Dios iremos. Hayde aquí a Meaco trescientas leguas. Gran-des cosas nos dicen de aquella ciudad,afirmándonos que pasa de 90.000 casas,y que hay una grande universidad de es-tudiantes en ella, que tiene dentro cincocolegios principales, y más de 200 casasde bonzos y de los otros como frailes,que llaman Gixu [Jisha, siervo, clase in-ferior de bonzos], y de monjas, las cualesllama Amacata.

54. Fuera de esta universidad de Meacohay otras cinco universidades principa-les, los nombres de las cuales son éstos:Coya, Negru, Fieson, Omy, estas cuatro

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están alrededor de Meaco y en cada unade las cuales nos dicen que hay más de3.500 estudiantes [número exagerado;quizá responda al conjunto de los cincocentros citados].

Hay otra universidad muy lejos de Mea-co, la cual se llama Bandu, que es la ma-yor y más principal de Japán, a la cualvan más estudiantes que a otra ninguna.Bandu es una señoría muy grande, dondehay seis duques, y entre ellos hay un prin-cipal a el cual todos obedecen, y este prin-cipal tiene obediencia a el rey de ]apán.Dícennos tantas cosas de las grandezasde estas tierras y universidades que, paralas poder afirmar y escribir por verdade-ras, holgaríamos primero de las ver; y siasí es como nos dicen, después que ten-gamos experiencia, os las escribiremosmuy particularmente.

55. Afuera de estas universidades prin-cipales, nos dicen que hay otras muchaspequeñas por el reino. Después de vistala disposición del fruto que en las almaspuede hacer en estas partes, no será mu-cho escribir a todas las principales uni-versidades de la cristiandad para descar-go de nuestras conciencias, encargandolas suyas, pues con sus muchas virtudesy letras pueden curar tanto mal, convir-tiendo tanta infedelidad en conocimientode su Criador, Redentor y Salvador.

56. A ellos escribiremos como a nues-tros mayores y padres, deseando que nostengan por mínimos hijos, del fruto quecon su favor y ayuda se puede hacer, paraque los que no pudieren acá venir, favo-rezcan a los que se ofrecieren por gloriade Dios y salvación de las almas, a parti-cipar de mayores consolaciones y con-tentamientos espirituales de los que allápor ventura tienen.

Y si la disposición de estas partes fueratan grande como nos va pareciendo, nodejaremos de dar parte a su Santidad,

pues es vicario de Cristo en la tierra ypastor de los que en él creen, y tambiénde los que están dispuestos para venir enconocimiento de su Redentor y Salvadorya ser de su jurisdicción espiritual, no ol-vidando de escrebir a todos los devotos ybenditos frailes que viven con muchossantos deseos de glorificar a Jesucristoen las almas que no lo conocen, y pormuchos que vengan, sobra lugar en estegrande reino para cumplir sus deseos, yen otro mayor, que es el de la China, alcual se puede ir seguramente sin recebirmaltratamiento de los chinas, llevando sal-voconducto del rey de Japán, el cual con-fiamos en Dios que será nuestro amigo, yque fácilmente se alcanzará de él este seguro.

57. Porque os hago saber que el rey deJapán es amigo del rey de China, y tienesu sello en señal de amistad para poderdar seguro a los que allá van. Naveganmuchos navíos de Japán a la China, lacual es una traviesa que en diez o docedías se puede navegar. Vivimos con mu-cha esperanza que si Dios nuestro Señornos diere diez años de vida, que veremosen estas partes grandes cosas por los quede allá vinieren y por los que Dios en es-tas partes moverá a que vengan en suverdadero conocimiento. Por todo el añode 1551 esperamos de os escribir, muymenudamente toda la disposición que hayen Meaco y en las universidades para serJesucristo nuestro Señor en ellas conoci-do. Este año van dos bonzos a la India,los cuales estuvieron en las universidadesde Bandu y Meaco, y con ellos muchosjapanes [de hecho, llegaron cuatro a Ma-laca] a aprender las cosas de nuestra ley.

58. Día de San Miguel hablamos con elduque de esta tierra y nos hizo muchahonra, diciendo que guardásemos muybien los libros en que estaba escrita la leyde los Cristianos, diciendo que, si era laley de Jesucristo verdadera y buena, que

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San Francisco de Javier. Cartas selectas78

le había de pesar mucho al demonio conella. De ahí a pocos días dio licencia asus vasallos, para que todos los que qui-siesen ser cristianos, que lo fuesen. Estastan buenas nuevas os escribo en el fin dela carta para vuestra consolación, y paraque deis gracias a Dios nuestro Señor.Paréceme que este invierno nos ocupare-mos en hacer una declaración sobre losartículos de la fe en lengua de Japán, al-gún tanto copiosa para hacerla imprimir,pues toda la gente principal sabe leer yescrebir, para que se extienda nuestra santafe por muchas partes, pues a todas nopodemos acudir.

59. Paulo, nuestro carísimo hermano,trasladará en su lengua fielmente todo loque es necesario para la salvación de susalmas. Agora os cumple, pues tanta dis-posición se descubre, que todos vuestrosdeseos sean primero de manifestaros porgrandes siervos de Dios en el cielo, lo cualharéis siendo en este mundo, interiormentehumildes en vuestras almas y vidas, de-jando todo el cuidado a Dios, que él osacreditará con los prójimos en la tierra; ysi lo dejare de hacer, será por ver el peli-gro que corréis, atribuyendo a vosotroslo que es de Dios.

Vivo muy consolado en me parecer quetantas cosas interiores de reprender ve-réis siempre en vosotros, que vendréis enun grande aborrecimiento de todo amorpropio y desordenado; y juntamente entanta perfección, que el mundo no hallarácon razón qué reprender en vosotros; yde esta manera sus alabanzas os serán unacruz trabajosa en las oír, viendo claramen-te vuestras faltas en ellos.

60. Así acabo sin poder acabar de es-cribir el grande amor que os tengo a to-dos en general y en particular; y si los co-razones de los que en Cristo se aman, sepudiesen ver en esta presente vida, creed,hermanos míos carísimos, que en el mío

os veríades claramente; y si no os co-nociésedes, mirándoos en él, sería por-que os tengo en tanta estima, e vosotrospor vuestras virtudes teneros en tanto des-precio, que por vuestra humildad deja-ríades de os ver y conocer en él, y noporque vuestras imágenes no estén im-primidas en mi alma y corazón.

Ruégoos mucho que entre vosotroshaya un verdadero amor, no dejando na-cer amarguras de ánimo. Convertid partede vuestros fervores en amaros los unosa los otros, y parte de los deseos de pade-cer por Cristo en padecer por su amor,venciendo en vosotros todas las repug-nancias que no dejan crescer este amor,pues sabéis que dijo Cristo que en estoconosce a los suyos, si se amaren los unosa los otros [Jn 13,35]. Dios nuestro Se-ñor nos dé a sentir dentro en nuestras al-mas su santísima voluntad, y gracia paraperfectamente cumplirla.

De Cangoxima, a cinco de noviembrede 1549 años.

Vuestro todo en Cristo hermano carísimo,

FRANCISCO.

Doc. 96

A sus compañeros de Europa

Cochín 29 de enero 1552

IHS

La gracia del Espíritu Santo sea siem-pre en nuestras almas. Amén.

1. En el año 1549, a veinte de agosto[error del copista: el 15 de agosto, Asun-ción de la Virgen], llegamos a Japón to-dos con paz y salud, desembarcando enCangoxima, que es un lugar de donde erannaturales los japones que nosotros llevá-bamos [Pablo, Juan y Antonio]. Fuimosrecibidos de la gente de la tierra muy be-

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nignamente, principalmente de los parien-tes de Paulo, japón, los cuales quiso Diosnuestro Señor viniesen en conocimientode la verdad, y así cerca de ciento se hi-cieron cristianos, en el tiempo que estu-vimos en Cangoxima. Holgaron los genti-les de oír la ley de Dios, por ser cosa quenunca oyeron, ni jamás tuvieron conoci-miento de ella.

2. Esta tierra de Japón es muy grandeen extremo: son islas. En toda esta tierrano hay más que una lengua, y ésta no esmuy difícil de tomar. Hace ocho o nueveaños que fueron descubiertas estas islasde Japón por los portugueses [islas Ryu-kyu]. Son los japones gente de muchaopinión, en parecerles que en armas ycaballerías no hay otros como ellos. Gentees que tiene en poco a toda otra genteextranjera. Aprecian mucho las armas,tiénenlas en muy grande estima, y de nin-guna cosa tanto se precian, como de te-ner buenas armas, muy bien guarnecidasde oro y plata. Continuadamente traen es-padas y puñales en casa y fuera de casa y,cuando duermen, las tienen a la cabecera.

3. Confían más en las armas que cuan-ta gente tengo vista en mi vida. Son muygrandes flecheros; pelean a pie, aunquehaya caballos en la tierra. Es gente de gran-de cortesía entre ellos, aunque con ex-tranjeros no usan aquellas cortesías, por-que los tienen en poco. En vestidos, ar-mas y criados gastan todo cuanto tienen,sin guardar tesoros. Son muy belicosos yviven siempre en guerras, y quien máspuede, es mayor señor. Es gente que tie-ne un solo rey; pero hay más de cientocincuenta años que no le obedecen, y poresta causa continúan las guerras entre ellos.

4. Hay en la tierra grande número dehombres y mujeres que hacen profesiónde religión. Los hombres se llaman entreellos bonzos y de éstos hay de muchasmaneras: unos de hábitos pardos, y otros

de hábitos negros; y entre ellos hay pocaamistad, porque los bonzos de los hábi-tos negros quieren grande mal a los delos hábitos pardos, diciendo que los delos hábitos pardos saben poco y viven mal.Entre las mujeres hay unas bonzas de há-bitos pardos y otras de hábitos negros;las de los hábitos pardos están a obedien-cia de los bonzos del mismo hábito; y lasdel hábito negro, a obediencia de losbonzos del mismo hábito. De estos bonzosy bonzas hay grandísimo número en Ja-pón, cosa para no poderse creer, sinoquien lo viere.

5. Afirmáronme personas de muchaverdad, que hay un duque en Japón, encuyas tierras hay ochocientos monaste-rios de frailes y monjas, y cada uno deéstos no tiene menos de treinta personas;y que además de estos ochocientos mo-nasterios, hay otros de cuatro, seis, ochopersonas. Yo por lo mucho que tengo vistode Japón, creo ser así. La doctrina de lassectas que ellos creen, vino de una tierrafirme que está cerca de Japón, la cual sellama China. Tienen ellos escrituras dehombres que hicieron grandes penitencias,a saber, de mil, dos mil, tres mil años depenitencia, cuyos nombres son Xaca [Sha-ka, Sakyamuni, o sea Buda] y Ameda [Ami-da, Buda supremo, del que proceden to-dos los Budas, no persona humana histó-rica], y otros muchos; pero los más prin-cipales son Xaca y Ameda.

6. Hay nueve maneras de doctrinas, di-ferentes unas de las otras; y así hombrescomo mujeres, cada uno según su volun-tad, escoge la doctrina que quiere, y a nin-guno fuerzan que sea más de una sectaque de otra; de manera que hay casas enque el marido es de una secta, y la mujerde otra, y los hijos de otra; y esto no seextraña entre ellos, porque cada uno es-coge de su voluntad. Hay diferencias en-tre ellos y porfías en parecerles que unas

Doc.96 – Carta a sus compañeros de Europa

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son mejores que otras, y sobre esto mu-chas veces hay guerras.

7. Ninguna de estas nueve sectas ha-blan de la creación del mundo ni de lasalmas. Todos dicen que hay infierno y pa-raíso; pero ninguno declara qué cosa esparaíso, ni menos por cuya ordenación ymandato van las almas al infierno. Sola-mente tratan estas sectas que los hom-bres que las hicieron, fueron de grandespenitencias, a saber, de mil y dos mil ytres mil años; y que estas penitencias quehicieron, era habiendo respeto a la perdi-ción de mucha gente que no hacía ningu-na penitencia de sus pecados; y que porrespeto de éstos, ellos hacían tanta peni-tencia, para que les quedase algún reme-dio.

8. Lo principal de estas sectas es decirellos que todos aquellos que no hicieronpenitencia de sus pecados, si llamaren porestos fundadores de estas sectas, que elloslos librarán de todos los trabajos, aunqueno hagan penitencia; y esto, si con gran-de fe, sin poner ninguna duda, llamarenpor ellos, poniendo toda su esperanza yconfianza, hasta prometerles que, aunqueestén en el infierno, si llamaren por ellos,los librarán. Hay en estas sectas muchasfábulas de milagros que hicieron los fun-dadores de ellas, que serían largas de con-tar, y por eso las dejo de escribir.

9. Entre estas sectas hay unas que po-nen trescientos mandamientos y quinien-tos, y otras así; convienen todas en decirque cinco mandamientos son necesarios.El primero es, no matar ni comer cosaque padezca muerte; el segundo, no hur-tar; el tercero es, no fornicar; el cuarto,no mentir; el quinto, no beber vino. To-das las sectas tienen estos mandamien-tos. Los bonzos y las bonzas, declarandoestas sectas al pueblo, les persuadieron queellos no podían guardar estos cinco man-damientos, porque eran hombres que con-

versaban con el mundo, y que no los po-dían guardar.

10. Y que para esto, ellos querían tomarsobre sí el mal que les viniese de no guar-dar estos cinco mandamientos, con estacondición, que el pueblo les diese casas ymonasterios y rentas y dinero para susnecesidades y, sobre todo, que los aca-tasen y honrasen mucho; y que si estohiciesen, que ellos guardarían los manda-mientos por ellos. Y así los grandes y elpueblo, por usar de la libertad para pecar,concedieron a los bonzos y a las bonzaslo que pidieron; y así en Japón son muyacatados estos sus padres y las bonzas.Tiene para sí el pueblo por muy cierto,que estos bonzos y monjas tienen poderpara sacar las almas que van al infierno,por cuanto se obligaron, por respeto deellos, a guardar los mandamientos y ha-cer otras oraciones.

11. Esta manera de padres predican alpueblo ciertos días. En todas sus predi-caciones el principal punto que predican,es que no duden por ninguna cosa, aun-que tengan hechos muchos pecados y loshagan, sino que aquel santo de la ley queescogieron, los librará del infierno, aun-que allá vayan, si los bonzos rogaren porellos, por cuanto guardan los cinco man-damientos: y estos bonzos predican alpueblo de sí mismos que son santos; por-que guardan los cinco mandamientos; ymás predican, que los pobres no tienenningún remedio, para salir del infierno, porcuanto no tienen limosna para dar a losbonzos.

12. Predican más, que las mujeres queno guardan estos cinco mandamientos, notienen ningún remedio para salir del in-fierno; y dan por razón que cada mujertiene más pecados de los que tienen to-dos los hombres del mundo, por causade la purgación, diciendo que cosa tan su-cia como mujer dificultosamente se pue-

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de salvar, pero vienen por último a decirque si las mujeres hiciesen muchas limos-nas, más que los hombres, que siempreles queda remedio para salir del infierno.Más predican, que las personas que a losbonzos en esta vida dieren mucho dinero,que allá en el. otro mundo por uno lesdarán diez, y en la misma moneda de di-nero, para las necesidades que allá tuvierenen el otro mundo. Y hay muchas perso-nas, así hombres como mujeres, que tie-nen dado a los bonzos mucho dinero, paraque en el otro mundo les sea pagado; y losbonzos dan de esto conocimiento a loshombres y mujeres, de quienes reciben eldinero, para pagarlo en el otro mundo.

Tiene para sí el pueblo que da este di-nero a los bonzos, la oncena y reciben es-critura; y cuando mueren, se mandan en-terrar con ese pagaré, diciendo que el dia-blo huye de ese escrito. Engaños predi-can estos bonzos que es penoso escribir.Ellos nunca hacen limosna, mas quierenque todos se las hagan a ellos. Tienenhábitos, modos y maneras para sacar di-nero de las gentes, los cuales dejo de es-cribir, por evitar prolijidad. Grande penaes ver el pueblo cuánto crédito da a lascosas de éstos, y el grande acatamientoque les tienen.

13. Ahora diré lo que nos sucedió enJapón. Primeramente llegamos a la tierrade Paulo, como arriba dije, que se llamaCangoxima, donde, por las muchas pre-dicaciones que Paulo predicó a sus pa-rientes, se hicieron cerca de cien cristia-nos; y se hicieran casi todos los de la tie-rra, si los padres de la tierra no les fuerana la mano. En el dicho lugar estuvimosmás de un año.

Dijeron estos bonzos al señor de la tie-rra [Shimazu Takahisa], que es un duquede muchas tierras, que si él consintieseque sus vasallos tomasen la ley de Dios,que se perdería la tierra, y quedarían sus

pagodas destruidas y desacatadas de lagente, porque la ley de Dios era contrariaa sus leyes y las gentes que tomasen laley de Dios, perderían la devoción quetenían primero a los santos que hicieronsus leyes.

Acabaron los bonzos con el duque de latierra que mandase que, so pena de muerte,ninguno se hiciese cristiano; y así lo man-dó el duque que ninguno se hiciese de laley de Dios. En este año que estuvimosen el lugar de Paulo, nos ocupamos endoctrinar a los cristianos, en aprender lalengua, y en sacar muchas cosas de la leyde Dios en lengua de Japón, a saber, acer-ca de la creación del mundo, con toda labrevedad, declarando lo que era necesa-rio que supieran ellos, cómo hay un Crea-dor, de todas las cosas, del cual ellos notenían ningún conocimiento, con otrascosas necesarias, hasta venir a la encar-nación de Cristo, tratando la vida de Cris-to, por todos los misterios hasta la ascen-sión, y una declaración del día del juicio;el cual libro, con mucho trabajo, lo pusi-mos en lengua de Japón y lo escribimosen letra nuestra; y por él leíamos a losque se hacían cristianos, para que supie-sen cómo habían de adorar a Dios y aJesucristo, para haberse de salvar.

Holgaban mucho los cristianos y los queno eran cristianos, de oír estas cosas, porparecerles que ésta era la verdad, porquelos japones son hombres de muy singula-res ingenios, y muy obedientes a razón; ysi dejaban de hacerse cristianos, era portemor del señor de la tierra, y no porqueno conocían que la ley de Dios era verda-dera y sus leyes falsas.

14. Pasado el año, visto que el señor dela tierra no era contento que la ley de Diosfuese en crecimiento, nos fuimos paraotra tierra, y nos despedimos de los cris-tianos, los cuales con muchas lágrimasse despidieron de nosotros, por el muy

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grande amor que nos tenían, dándonosmuchas gracias del trabajo que llevamosen enseñarles de qué manera se habían desalvar. Quedó con estos cristianos Paulo,natural de la tierra, muy buen cristiano,para doctrinarlos y enseñarlos.

De ahí fuimos a otra tierra [Hirado],donde el señor de ella nos recibió conmucho placer, y estando ahí algunos días[dos meses], se hicieron cerca de cienpersonas cristianas. A este tiempo ya unode nosotros sabía hablar japón [Juan Fer-nández, coadjutor], y leyendo por el libroque sacamos en lengua de Japón, conotras pláticas que hacíamos, se hacían mu-chos cristianos. En este lugar quedó elpadre Cosme de Torres [con Juan, Anto-nio y Amador], con los cristianos que sehacían.

Juan Fernández y yo [con el cristianojaponés Bernardo] fuimos a una tierra deun grande señor de Japón [Ouchi Yos-hitaka, el príncipe más poderoso], la cualpor nombre se llama Amanguche [Yama-guchi]. Es ciudad de más de diez mil ve-cinos, las casas todas de madera. En estaciudad había muchos hidalgos y otra gentemuy deseosa de saber qué ley era la quenosotros predicábamos. Así determina-mos predicar por muchos días por las ca-lles, cada día dos veces, leyendo por ellibro que llevábamos, haciendo algunaspláticas conforme a lo que por el libroleíamos.

Era mucha la gente que acudía a laspredicaciones. Eramos llamados a casasde grandes hidalgos, para preguntarnosqué ley era aquella que predicábamos, di-ciéndonos que si fuese mejor que la suyade ellos, que la tomarían. Muchos mos-traban contentamiento en oír la ley de Dios,otros hacían burla de ella, a otros les pe-saba. Cuando íbamos por las calles, losniños y otra gente nos perseguía, hacien-do escarnio de nosotros, diciendo: «Es-

tos son los que dicen que hemos de ado-rar a Dios para salvarnos, y que ningúnotro nos puede salvar sino el Criador detodas las cosas». Otros decían: «Estos sonlos que predican que un hombre no ha detener más que una mujer». Otros decían:«Estos son los que prohiben el pecado dela sodomía», por ser muy general entreellos; y así nombraban los otros manda-mientos de nuestra ley, y esto por hacerescarnio de nosotros.

Después de haber pasado muchos díasen este ejercicio de predicar, así por lascasas como por las calles, nos mandó lla-mar el duque de Amanguche, que estabaen la misma ciudad, y nos preguntó mu-chas cosas. Preguntándonos de dónde éra-mos, y por qué razón fuimos a Japón;nosotros le respondimos que éramos man-dados a Japón a predicar la ley de Dios,por cuanto ninguno se puede salvar sinadorar a Dios y creer en Jesucristo, sal-vador de todas las gentes. Entonces nosmandó que le declarásemos la ley de Dios,y así le leímos mucha parte del libro, yestuvo muy atento todo el tiempo que leí-mos, que sería más de una hora, y asínos despidió. En esta ciudad persevera-mos muchos días en predicar por las ca-lles y casas; muchos holgaban de oír lavida de Cristo y lloraban cuando venía-mos al paso de la Pasión.

15. Hacíanse pocos cristianos. Deter-minamos, visto el poco fruto que se ha-cía, de ir a una ciudad, la más principalde todo Japón, la cual por nombre se lla-ma Miaco [Miyako]. Estuvimos en el ca-mino dos meses. Pasamos muchos peli-gros en el camino, por causa de las mu-chas guerras que había por los lugarespor donde íbamos. No hablo de los gran-des fríos que en aquellas partes de Miacohace, y de los muchos ladrones que haypor el camino. Llegados a Miaco, estuvi-mos algunos días. Trabajamos por hablar

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con el rey, para pedirle licencia para en sureino predicar la ley de Dios. No pudimoshablar con él. Y después que tuvimos in-formación que no es obedecido de los su-yos, dejamos de insistir en pedirle la li-cencia, para predicar en su reino. Mira-mos si había disposición en aquellas par-tes para manifestar la ley de Dios. Halla-mos que se esperaba mucha guerra, y quela tierra no estaba en disposición.

Esta ciudad de Miaco fue muy grandí-sima; ahora, por causa de las guerras, estámuy destruida. Dicen muchos que anti-guamente había ciento y ochenta mil ca-sas, y paréceme (según el sitio de ella eramuy grande) que sería verdad. Está aho-ra muy destruida y quemada; pero toda-vía me parece que habrá más de cien milcasas.

16. Visto que la tierra no estaba pacífi-ca para manifestarse la ley de Dios, tor-namos otra vez a Amanguche, y dimos alduque de Amanguche unas cartas que lle-vábamos del gobernador [Garcías de Sá]y obispo [Juan de Alburquerque], con unpresente que le mandaba en señal de amis-tad. Holgó mucho este duque, así con elpresente como con la carta.

Ofreciónos muchas cosas, mas no qui-simos aceptar ninguna, aunque nos dabamucho oro y plata. Nosotros entonces lepedimos que, si alguna merced nos que-ría hacer, que nosotros no queríamos otrade él, más que diese licencia en sus tie-rras para predicar la ley de Dios, y paralos que quisiesen tomarla, la tomasen. El,con mucho amor, nos dio esta licencia, yasí mandó por las calles de la ciudad po-ner escritos en su nombre, que él holgabaque la ley de Dios se predicase en sustierras, y que él daba licencia, que los quequisiesen tomarla, la tomasen. Con estojuntamente nos dio un monasterio, a ma-nera de colegio, para estarnos en él.

Estando en este monasterio, veníanmuchas personas a oír la predicación dela ley de Dios, que ordinariamente predi-cábamos cada día dos veces. Al cabo dela predicación siempre había disputas queduraban mucho. Continuadamente éra-mos ocupados en responder a las pregun-tas, o en predicar. Venían a estas predi-caciones muchos padres y monjas, hidal-gos y otra mucha gente; casi siempre es-taba la casa llena, y muchas veces no ca-bían en ella.

Fueron tantas las preguntas que nos hi-cieron, que por las respuestas que les dá-bamos conocían las leyes de los santosen que creían ser falsas, y la de Dios ver-dadera. Perseveraron muchos días en es-tas preguntas y disputas; y después depasados muchos días, comenzaron a ha-cerse cristianos; y los primeros que sehicieron, fueron aquellos que más enemi-gos nuestros se mostraron, así en laspredicaciones como en las disputas.

17. Éstos que se hacían cristianos, mu-chos de ellos eran hidalgos; y después dehechos cristianos, eran tan amigos nues-tros, que no lo podría acabar de escribir.Yasí nos declaraban muy fielmente todoaquello que tienen los gentiles en sus le-yes; porque, como dije en el principio, sonnueve leyes, unas de otras diferentes. Des-pués de tener verdadera noticia de lo quetienen ellos en sus leyes, buscamos razo-nes para probar ser falsas, de manera quecada día les hacíamos nosotros pregun-tas sobre sus leyes y argumentos, a queellos no sabían responder, así los bonzoscomo las monjas, hechiceros y otra gen-te que no estaba bien con la ley de Dios.Los cristianos, como veían que los bonzosno sabían responder, holgaban mucho ycrecían cada día en tener más fe en Dios;y los que eran gentiles, que estaban pre-sentes a las disputas, perdían el créditode las sectas erróneas en que creían.

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18. De esto les pesaba mucho a los bon-zos, viendo que muchos se hacían cris-tianos; por lo que los dichos bonzos re-prendían a los que se hacían cristianos,diciéndoles cómo dejaban las leyes queellos tenían y tomaban la de Dios. Respon-díanles los cristianos, y los otros que es-taban para serlo, que, si ellos se hacíancristianos, era por parecerles que la leyde Dios es más llegada a razón que susleyes; y también porque veían que noso-tros respondíamos a las preguntas queellos nos hacían, y ellos no sabían res-ponder a las que nosotros les hacíamoscontra sus leyes.

Los japones en las doctrinas de sus sec-tas no tienen ningún conocimiento (comoarriba se dijo) de la creación del mundo,del sol, luna, estrellas, cielo, tierra y mar,y así de todas las otras cosas. Paréceles aellos que aquello no tiene principio. Lo quemás sentían, era oírnos decir que las al-mas tenían un criador que las creaba.

19. De esto se espantaban mucho to-dos en general, pareciéndoles que, puesen la doctrina de sus santos no hacíanmención de este Criador, que no podíahaber un Criador de todas las cosas; ymás, si todas las cosas del mundo tuvie-ran principio, que la gente de la Chinasupiera esto, de dónde les vienen las le-yes que tienen. Tienen ellos para sí quelos chinos son muy sabedores, así de lascosas del otro mundo, como de la gober-nación de la república.

Muchas cosas nos preguntaron acercade este principio que crió todas las cosas,a saber, si era bueno o malo, y si había unprincipio de todas las cosas buenas ymalas. Dijímosles que había un solo prin-cipio, y que éste era bueno, sin participarde ningún mal.

20. Parecióles que esto no podía ser,porque ellos tienen que hay demonios, yque éstos son malos y enemigos de la ge-

neración humana; y que si Dios fuera bue-no, no criara cosas tan malas. A lo que lesrespondimos que Dios los criara buenos,y ellos se hicieron malos, y por eso loscastigara Dios y su castigo no tenía fin.

A lo que decían ellos que Dios no eramisericordioso, pues tan cruel era en cas-tigar. Más decían, que si era verdad queDios criara el género humano (como no-sotros decíamos), que por qué causa per-mitía que los demonios, siendo tan ma-los, nos tentasen, pues Dios criara loshombres, para que lo sirviesen (así comonosotros decíamos); y que si Dios fuerabueno, no criara los hombres con tantasflaquezas e inclinaciones a pecados, maslos criara sin ningún mal, y que este prin-cipio no podía ser bueno, pues él hizo elinfierno, cosa tan mala como es, y no tie-ne piedad con los que allá van, pues parasiempre han de estar (según nosotros de-cíamos); y que si Dios fuera bueno, nodiera los diez mandamientos que dio, pueseran tan difíciles para guardar.

21. Y porque en sus doctrinas tienenque, aunque estén en el infierno, si lla-maren por los fundadores de las sectas,serán libres de allá, mucho y muy mal lesparecía de Dios, que los hombres que vanal infierno, no tuvieran ninguna redención,diciendo que sus leyes eran más funda-das en piedad, de lo que era la ley de Dios.A todas estas preguntas, que fueron a losprincipios, por sola la gracia de Dios nues-tro Señor satisficimos, de manera que que-daban satisfechos.

Y para mayor manifestación de la mise-ricordia de Dios, son los japones más su-jetos a razón, de lo que nunca jamás vigente infiel. Son tan curiosos e importu-nos en preguntar, tan deseosos de saber,que nunca acaban de preguntar y de ha-blar a los otros las cosas que les respon-demos a sus preguntas. No sabían ellosque el mundo era redondo, ni sabían el

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curso del sol; preguntando ellos por estascosas y por otras, como por los come-tas, relámpagos, lluvia y nieve, y otrassemejantes; a lo que respondiendo noso-tros y declarándolas, quedaban muy con-tentos y satisfechos, teniéndonos por hom-bres doctos, lo que ayudó un poco paradar crédito a nuestras palabras. Ellos siem-pre platicaban de sus leyes, cuál de ellasera la mejor. Después que nosotros fui-mos allá, dejaban de platicar de las pro-pias leyes, y platicaban de la ley de Dios.Era cosa para no poderse creer, ver enuna ciudad tan grande cómo por todaslas casas se platicaba de la ley de Dios.Escribir el número de preguntas que noshacían, sería nunca acabar.

22. Entre las nueve sectas hay una [aludea la secta Zen] que dice que las almas delos hombres son mortales, así como sonlas de los animales. A todos los otros queno son de esta ley, les parece que es éstamuy ruin secta. Son los de esta sectamalos; no tienen paciencia para oír decirque hay infierno.

En esta ciudad de Amanguche, en es-pacio de dos meses, después de pasadasmuchas preguntas, se bautizaron quinien-tas personas, poco más o menos, y cadadía se bautizan, por la gracia de Dios. Mu-chos nos descubren los engaños de losbonzos y de sus sectas; y si no fuera porellos, no estuviéramos al cabo de las ido-latrías de Japón. Grande en extremo es elamor que nos tienen los que se hacen cris-tianos, y creed que son cristianos de ver-dad.

23. Estos de Amanguche, antes que sebautizasen, tuvieron una grande duda con-tra la suma bondad de Dios, diciendo queno era misericordioso, pues no se manifes-tara a ellos primero que nosotros allá fué-semos; si era verdad (como nosotros de-cíamos) que los que no adoraban a Dios,todos iban al infierno, que Dios no tuvo pie-

dad de sus antepasados, pues los dejó ir alinfierno, sin darles conocimiento de sí.

24. Esta fue una de las grandes dudasque tuvieron para no adorar a Dios. Plugoa nuestro Señor de hacerlos capaces dela verdad y librarlos de la duda en queestaban. Dímosles nosotros razón pordonde les probamos que la ley de Diosera la primera de todas, diciéndoles que,antes que las leyes de la China viniesen aJapón; los japones sabían que matar, hur-tar, levantar falso testimonio y obrar con-tra los otros diez mandamientos era mal,y tenían remordimientos de conciencia enseñal del mal que hacían, porque apartar-se del mal y hacer bien, estaba escrito enel corazón de los hombres; y así los man-damientos de Dios los sabían las gentessin que otro ninguno se lo enseñara, sinoel Criador de todas las gentes.

25. Y que si en esto ponían alguna duda,lo experimentasen tomando a un hombreque fue criado en un monte, sin tener no-ticia de las leyes que vinieron de la China:ni saber leer ni escribir, y preguntasen aeste hombre criado en el bosque, si ma-tar, hurtar, y hacer contra los diez man-damientos era pecado o no; si guardarlosera bien o no. Por la respuesta que éstedaría, siendo tan bárbaro, sin enseñárselaotra gente, verían cómo aquel tal sabía laley de Dios. Pues ¿quién enseñó a éste elbien y el mal sino Dios que lo crió? Y si enlos bárbaros hay este conocimiento, ¿quéserá en la gente discreta? De manera queantes que hubiese ley escrita, estaba la leyde Dios, escrita en los corazones de loshombres. Cuadróles tanto esta razón atodos, que quedaron muy satisfechos. Sa-carlos de esta duda fue grande ayuda paraque se hicieran cristianos.

26. Los bonzos están mal con nosotros,porque les descubrimos sus mentiras.Ellos (como ya arriba dije) persuadían alpueblo que no podían guardar los cinco

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mandamientos, y que ellos se obligaban aguardarlos por ellos, con tal que los hon-rasen y les diesen lo necesario; y que ellosse obligaban a sacarlos del infierno. No-sotros les probamos que los que van alinfierno, no pueden ser sacados por losbonzos y las bonzas, con las cuales razo-nes les pareció ser así, como nosotrosdecíamos, diciendo que hasta ahora losbonzos los engañaran. Quiso Dios por sumisericordia, que hasta los bonzos dije-ran que era verdad que ellos no podíansacar las almas de los que iban al infier-no; pero que si aquello no predicasen, queno tendrían ni qué comer ni qué vestir.

Andando el tiempo, comenzaron a fal-tar las limosnas de sus devotos, y ellos apadecer necesidades y deshonras. Sobreeste infierno fueron todas las discordiasentre los bonzos y nosotros. Parécemeque tarde seremos amigos. Hay entre es-tos bonzos muchos que se salen y se ha-cen legos, los cuales descubren las mal-dades de los que viven en los monaste-rios, por lo que los bonzos y las bonzasde Amanguche en grande manera van per-diendo el crédito. Los cristianos me dije-ron que de cien monasterios de frailes ymonjas que en el lugar había, antes demuchos años se despoblarían, por faltar-les las limosnas.

27. Antiguamente a los bonzos y bonzasque no guardaban los cinco mandamien-tos, matábanlos, cortábanles las cabezaslos señores de la tierra, a saber, por forni-car, comer cosa que padezca muerte, omatar, hurtar, mentir y beber vino. Ahoraya la letra entre ellos va muy corrompida,porque públicamente bonzos y bonzasbeben vino, comen pez escondidamente,verdad no sé cuando la hablan, fornicanpúblicamente, sin tener ninguna vergüen-za; todos tienen mozos con quienes pe-can y así lo confiesan, diciendo que no especado. El pueblo así lo hace, tomandode ellos ejemplo, diciendo que, si los

bonzos lo hacen, también lo harán ellos,que son hombres del mundo.

28. Mujeres hay muchas dentro en losmonasterios. Dicen los bonzos que sonmujeres de sus criados que labran las tie-rras de los monasterios. De esto juzga malel pueblo, pareciéndoles mal tanta con-versación. Las monjas son muy visitadasde los bonzos, a todas las horas del día;también las monjas visitan los monaste-rios de los bonzos. Todo esto parece muymal al pueblo. Dicen generalmente todosque hay una hierba que comen las bonzaspara no poder concebir y otra para echarluego la criatura si quedan preñadas. Yono me espanto de los pecados que hayentre los bonzos y bonzas, aunque hayamuchos en cantidad; porque gente que,dejando de adorar a Dios, adora al demo-nio, teniéndolo por su señor, no puededejar de hacer pecados enormes. Antesme espanto que no hagan más de lo quehacen.

29. Todos los japones, así los bonzoscomo el pueblo, rezan por cuentas; el nú-mero de ellas son más de ciento y ochen-ta. Cuando rezan continuadamente, nom-bran en cada cuenta al fundador de la sec-ta que tienen. Unos tienen por devociónpasar muchas veces las cuentas, y otrosmenos. Los principales de todos estosfundadores son dos, como arriba se dijo,a saber Xaca y Ameda. Las bonzas y bon-zos de hábitos pardos, todos tienen aAmeda; y la mayor parte del pueblo deJapón adoran a Ameda. Las bonzas y bon-zos de hábitos negros, aunque adoren aAmeda, muchos de ellos adoran princi-palmente a Xaca, y a otros muchos.

30. Procuré de saber si este Ameda yXaca fueron hombres filósofos. Rogué alos cristianos que fielmente sacasen lasvidas de éstos. Hallé, por lo que está enlos libros escrito, que no son hombres;porque escriben que vivieron mil y dos

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mil años, y que el Xaca naciera ocho milveces, y otras muchas imposibilidades; demanera que no fueron hombres, sino pu-ras invenciones de los demonios.

31. Por amor y servicio de nuestro Se-ñor, ruego a todos aquellos que leyerenestas cartas, que rueguen a Dios nos dévictoria contra estos dos demonios, Xacay Ameda, y todos los demás; porque, porla bondad de Dios, ya van en la ciudad deAmanguche perdiendo el crédito que so-lían tener.

En esta ciudad hay un señor muy prin-cipal [Naito] que mucho nos tiene favo-recido, principalmente su mujer, dándo-nos todo el favor que podía, para que laley de Dios fuese en crecimiento. Siem-pre les pareció bien la ley de Dios, peronunca la quisieron tomar. La causa eraporque a su costa hicieron muchos mo-nasterios, y dieron rentas a los bonzospara que se pudieran sustentar, para querogasen a Ameda, de quien el marido ymujer son muy devotos, para que en estavida los guardasen de mal, y en la otra losllevasen a descansar donde él está. [Naitofue bautizado con su familia y sus vasa-llos en 1544].

32. Daban muchas razones para no ha-cerse cristianos, diciendo que se señala-ron mucho en servir a Xaca y Ameda,que cómo perderán tantos años de servi-cio, y tantas limosnas como tienen he-chas, y tantas casas edificadas por suamor, y que si ahora se hiciesen cristia-nos, que todo esto lo perderían. Ademásde esto, tienen para sí por muy cierto que,por un cruzado que en este mundo danpor su amor, allá les dan diez, y que hande tener muy grande galardón de los ser-vicios que hicieren a estos dos, Xaca yAmeda: así que, por no perder lo que es-peran tener, dejan de hacerse cristianos.

33. Tienen para sí que allá, en el otromundo, comen y beben, visten y calzan,

y quien allá es más rico, es más honradoy más favorecido de Xaca o Ameda o delos otros. Todos estos yerros tienen en-señados los bonzos, los cuales predica-ban también, y acudía gente a sus predi-caciones, en las cuales decían mucho malde nuestro Dios: que era una cosa no co-nocida ni oída que no podía dejar de serun grande demonio, y que nosotros éra-mos discípulos del demonio; que se guar-dasen de tomar la ley que predicábamos,porque la hora que fuese nuestro Diosadorado en Japón, que Japón estaba per-dido. Más cuando predicaban, interpreta-ban el nombre de Dios como ellos que-rían, diciendo que Dios y «dayuzu» sonde una mismo cosa. Dayuzo en lengua deJapón quiere decir «grande mentira»: poreso que se guardasen de nuestro Dios.[El nombre Deus, introducido por Javieren Japón, pronunciado Deusu, sonabacomo Dai-grande, uso-mentira].

34. Y otras muchas blasfemias decíancontra Dios; y nuestro Señor, por su infi-nita misericordia, convertíalas todas enbien; porque, cuanto más mal predicabande Dios y de nosotros, tanto más créditonos daba la gente, cuando nosotros pre-dicábamos, y tanto más se hacían cristia-nos. Decía el pueblo que los bonzos, conenvidia, decían mal de nosotros.

35. Mucho trabajé en Japón por sabersi, en algún tiempo, tuvieron noticia deDios y de Cristo; y según sus escriturasy dicho del pueblo, hallé que nunca tuvie-ron noticia de Dios. En Cangaxima, don-de estuvimos un año, hallamos que el du-que de la tierra y sus parientes tenían porarmas una cruz blanca; mas no era porconocimiento que de Cristo nuestro Se-ñor tuviesen.

36. Estando en este mismo lugar deAmanguche el padre Cosme de Torres yJuan Fernández y yo, un señor muy grande[Otomo Yoshishige], que es el duque de

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San Francisco de Javier. Cartas selectas88

Bungo, me escribió que llegase adonde élestaba, porque había llegado una nave deportugueses a su puerto y le importabahablar conmigo ciertas cosas. Yo, por versi se quería hacer cristiano, y por ver alos portugueses, llegué a Bungo, quedan-do en Amanguche el padre Cosme de To-rres y Juan Fernández con los cristianosque se habían ya hecho. El duque me hizomucho agasajo y yo fui por muy conso-lado con los portugueses que allá vinie-ron. [Otomo era de la secta Zen, se hizocristiano en 1578 con 70.000 súbditos su-yos, y murió santamente en 1587].

37. Estando en Bungo, el demonio pro-curó cómo en Amanguche hubiese gue-rra; y fue de tal manera, que un señormuy grande, vasallo del duque de Aman-guche, se levantó contra él, y le hizo tan-ta guerra, que lo hizo huir fuera de Aman-guche; e yendo en pos de él con muchagente, pareciéndole al duque que no sepodía librar, por no verse en poder de suenemigo, vasallo suyo, determinó de ma-tarse por sus manos, y a un hijo suyopequeño que consigo llevaba; y así él mis-mo con un puñal se mató, mandando pri-mero matar a su hijo, dejando encomen-dado a los suyos que quemasen los cuer-pos de los dos, para que, cuando viniesenlos enemigos, no hallasen ninguna cosade ellos; y así lo hicieron. Los grandespeligros en que se vieron el padre Cosmede Torres y Juan Fernández, en el tiempode la guerra, por las cartas que me escri-bieron a Bungo, las cuales van con ésta,lo sabréis.

38. Después de la muerte del duque,hallaron los señores de la tierra que nopodía ser gobernada ni regida sin tenerduque, por lo que mandaron embajadoresal duque de Bungo, pidiéndole les diese unhermano suyo, para ser duque de Aman-guche; y ellos se concertaron de maneraque un hermano [Haruhide] del duque de

Bungo vaya a ser duque de Aman-guche.Este duque de Bungo es muy grande ami-go de los portugueses; tiene gente muybelicosa, y es señor de muchas tierras; elcual, informado de la grandeza del rey dePortugal, escribe al rey ofreciéndose porsu servidor y amigo; y en señal de amis-tad, le manda un cuerpo de armas, y alvirrey de la India mandó un criado suyo,ofreciéndole su amistad; el cual vino con-migo, y fue muy bien recibido del señorvirrey, y le hizo muchas honras.

39. Este duque de Bungo prometió a losportugueses y a mí que haría con su her-mano, el duque de Amanguche, que hi-ciese mucho agasajo al padre Cosme deTorres y Juan Fernández, y les favore-ciese; y lo mismo nos prometió su her-mano que haría llegando a Amanguche.

40. En todo este tiempo que estuvimosen Japón, que sería más de dos años ymedio, siempre nos mantuvimos de laslimosnas que el cristianísimo rey de Por-tugal nos manda dar en estas partes; por-que cuando fuimos a Japón, nos mandódar más de mil cruzados. No se puedecreer cuán favorecidos somos de su Al-teza, y lo mucho que con nosotros gastaen dar tan largas limosnas para colegios,casas y todas las otras necesidades.

De Bungo, sin ir a Amanguche, deter-miné venir a India en una nao de portu-gueses, para verme y consolarme con loshermanos de la India, y para llevar padresde la Compañía a Japón, tales cuales latierra los requiere, y también para llevaralgunas cosas necesarias de la India, delas cuales carece la tierra de Japón. [Pa-rece que Javier pensaba entonces regre-sar al Japón al año siguiente; pero viajó aChina].

41. Llegué a Cochín a veinte y cuatrode enero, donde fui recibido del señor vi-rrey con mucho agasajo. Este mes de abril

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del año 1552 irán padres de la India paraJapón, y en su compañía tornará a ir elcriado del duque de Bungo. Espero en Diosnuestro Señor que se ha de hacer muchofruto en aquellas partes, porque gente tandiscreta y de buenos ingenios, deseosa desaber, obediente a razón, y de otras mu-chas buenas partes, no puede ser sino queentre ellos se haga mucho fruto. Que lostrabajos vengan a luz y que duren siempre.

42. En esta tierra de Japón hay una uni-versidad muy grande, la cual se llamaBandou, adonde acude gran número debonzos a aprender sus sectas. Estas sec-tas, como arriba dije, vinieron de la Chi-na, y están escritas en letra de China, por-que la letra de Japón y la de la China sonmuy diferentes. Hay en Japón dos mane-ras de letras, una que usan los hombres,y otra que usan las mujeres. Mucha partede la gente sabe leer y escribir, así hom-bres como mujeres, principalmente loshidalgos e hidalgas y mercaderes. Las bon-zas en sus monasterios enseñan a escri-bir a las niñas; y los bonzos, a los mozos;y los hidalgos que tienen manera, tienenmaestros que les enseñan en sus casas asus hijos.

43. Estos bonzos tienen grandes inge-nios y muy delgados. Ocúpanse muchoen contemplar, pensando qué ha de ser deellos, y qué fin han de tener, y otras con-templaciones así. Hay muchos de éstosque en sus contemplaciones hallan que nose pueden salvar en las sectas, diciendoque todas las cosas dependen de algúnprincipio; y por cuanto no hay libro quehable de este principio, ni de la creaciónde las cosas, los que alcanzan este princi-pio, como no tienen libros ni autoridad,no lo manifiestan a los otros. Estos taleshuelgan mucho de oír la ley de Dios.

44. En la ciudad de Amanguche se hizoun hombre cristiano, el cual estudiaramuchos años en Bandou; era tenido por

muy letrado. Este, antes que nosotrosfuésemos a Japón, dejó de ser bonzo,hízose lego y casó. Dice que, cuando dejóde ser bonzo, era por parecerle que lasleyes de Japón no eran verdaderas; poreso no creía en ellas, y que él siempreadoraba a aquel que crió el mundo. Mu-cho holgaron los cristianos, cuando estehombre se bautizó; porque era tenido enAmanguche por el mayor sabedor quehabía en la ciudad. Además de esta uni-versidad de Bandou, hay otras universi-dades, pero la de Bandou es la mayor.

45. Ahora, placiendo a Dios nuestroSeñor, irán cada año padres de la Compa-ñía a Japón, y en Amanguche ha de ha-cerse una casa de la Compañía, y apren-derán la lengua; y más sabrán lo que cadasecta tiene en su doctrina; de manera que,cuando de allá vinieren personas de gran-de confianza, para ir a estas universida-des, hallarán padres y hermanos de laCompañía en Amanguche que sepan ha-blar muy bien la lengua, y estén al cabode los yerros de sus sectas; lo que serágrande ayuda para los padres que de Eu-ropa fueren escogidos para ir a Japón. Elpadre Cosme de Torres y Juan Fernándezse ocupan ahora mucho en declarar losmisterios de la vida de Cristo, haciendopredicaciones sobre cada uno de ellos.Gustan en la tierra mucho de oír los mis-terios de la Pasión de Cristo, y lloran al-gunas personas de oírlos.

46. El padre Cosme de Torres ocúpaseen hacer las predicaciones en lenguaje[castellano], y Juan Fernández las trasla-da en la lengua de Japón, porque la sabemuy bien, y así los cristianos se van apro-vechando mucho. Ellos, cuando eran gen-tiles, pasaban su número de cuentas, nom-brando el santo en que creían. Ahora, des-pués de haber oído cómo han de adorar aDios y creer en Jesucristo, aprenden to-dos primero a santiguarse.

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47. Y son tan curiosos, que quieren sa-ber qué quiere decir: «En el nombre delPadre y del Hijo y del Espíritu Santo», ypor qué ponen la mano derecha en la ca-beza en diciendo: «En el nombre del Pa-dre», «y del Hijo» en los pechos, «y delEspíritu Santo», en el hombro izquierdoy derecho. Dándoles nosotros la declara-ción de esto, quedan grandemente con-solados. Después de esto, dicen «Kirieeleison, Christe eleison, Kirie eleison», yluego preguntan la significación de estaspalabras; después de esto pasan sus cuen-tas, diciendo a cada cuenta «Jesús, Ma-ría». El Pater noster, Ave María y Credovan aprendiendo poco a poco, por escrito.

48. Un desconsuelo tienen los cristia-nos de Japón, y es, que sienten en granmanera el que digamos que los que van alinfierno, no tienen ningún remedio. Sien-ten esto por amor de sus padres y ma-dres, mujeres, hijos y de los otros muer-tos pasados, teniendo de ellos piedad. Mu-chos lloran los muertos, y me preguntansi pueden tener algún remedio por vía delimosnas y oraciones. Yo les digo que nin-gún remedio tienen.

49. Sienten ellos este desconsuelo; masa mí no me pesa, porque no se descuidende sí mismos, y porque no vayan a penarcon sus antepasados. Pregúntanme si Dioslos puede sacar del infierno, y la causapor que siempre han de estar en el infier-no. A todo les respondo suficientemente.Ellos no dejan de llorar al ver a sus ante-pasados sin remedio. Yo también reciboalgún sentimiento por ver a mis amigos,tan amados y queridos, llorar cosas queno tienen remedio.

50. Esta gente de Japón es gente blan-ca. La tierra de la China está cerca de Ja-pón y, como arriba está escrito, de la Chinales fueron llevadas las sectas que tiene.Es la China tierra muy grande, pacífica,sin tener guerras ningunas; tierra de mu-

cha justicia, según lo que escriben losportugueses que en ella están; es de másjusticia que ninguna de toda la cristian-dad. La gente de la China, la que hastaaquí tengo vista, así en Japón, como enotras partes, es muy aguda, de grandesingenios, mucho más que los japones, yhombres de mucho estudio. La tierra estámuy abastada, en grandísima manera, detodas las cosas, y muy poblada de gran-des ciudades, casas de piedra muy labra-das, y lo que todos dicen, tierra muy ricade muchas sedas. Tengo por noticia delos chinas, que hay mucha gente en laChina de diversas leyes; y según la infor-mación que de ellos tengo, parece quedeben de ser moros o judíos. [En Chinahabía muchos mahometanos]. No me sa-ben decir si hay cristianos.

51. Creo que este año de 52 iré allá,donde está el rey de la China [Pekín], por-que es tierra donde se puede mucho acre-centar la ley de nuestro Señor Jesucristo;y si ahí la recibiesen, sería grande ayudapara que en Japón desconfiaran de lassectas en que creen; porque de Liampo[Ning-pouo, Chekiang], que es una ciu-dad principal de la China, a Japón no haysino una travesía por mar de ochentaleguas.

52. Grandísima esperanza tengo en Diosnuestro Señor que se ha de abrir camino,no solamente para los hermanos de laCompañía, mas para todas las religiones,para que puedan todos los santos padresbienaventurados de ellas cumplir sus san-tos deseos, convirtiendo mucho númerode gentes al camino de la verdad. Y asíruego y pido, por amor y servicio de Diosnuestro Señor, a todas aquellas personasque viven con deseos de manifestar elnombre de Dios en tierras de infieles, quese acuerden de encomendarme a Dios ensus devotas oraciones y santos sacrifi-cios, para que pueda descubrir alguna tie-

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rra, donde ellos puedan venir a cumplirsus santos deseos.

53. De la India no escribo ninguna cosa,porque los hermanos de la Compañía es-criben las nuevas de acá. Yo llegué de Ja-pón con muchas fuerzas corporales, ycon ningunas espirituales; pero espero enla misericordia de Dios nuestro Señor, yen los méritos infinitísimos de la muertey pasión de nuestro Señor Jesús, que medará gracia para hacer este viaje de laChina tan trabajoso. Yo estoy ya lleno decanas, pero, cuanto a las fuerzas corpo-rales, paréceme que nunca tuve más delas que ahora tengo.

Los trabajos de trabajar con gente dis-creta, deseosa de saber en qué ley se hade salvar, trae consigo muy grande con-tentamiento, y tanto que en Amanguche,después que el duque nos dio licencia parapredicar la ley de Dios, era tanto el núme-ro de las personas que venían a preguntary disputar, que me parece que con ver-dad podría decir que en mi vida nuncatanto placer ni contentamiento espiritualrecibí, como en ver que Dios nuestro Se-ñor por nosotros confundía a los genti-les, y la victoria que continuamente te-níamos contra ellos.

54. Por otra parte ver el placer de losque ya eran cristianos, ver que los genti-les quedaban vencidos: el placer de estascosas me hacía no sentir los trabajos cor-porales. Veía también por otra parte cuántotrabajaban los cristianos en disputar, ven-cer y persuadir a los gentiles que se hicie-sen Cristianos; viendo yo sus victorias quecontra los gentiles alcanzaban y el placercon que cada uno las contaba, era suma-mente consolado.

55. Y pluguiese a Dios que, así comoestas particularidades de los gustos y con-tentamientos aquí se escriben, así se pu-diesen mandar de acá los placeres y con-

solaciones a las universidades de Europa,las cuales consolaciones Dios, por su in-finita misericordia, nos comunicaba; biencreo que muchas y doctas personas ha-rían otro fundamento del que hacen, paraemplear sus grandes talentos en la con-versión de las gentes. Siendo sentido elgusto y consolación espiritual que de se-mejantes trabajos se siguen, y conocien-do la grande disposición que hay en Ja-pón para acrecentarse nuestra santa fe,paréceme que muchos letrados darían fina sus estudios, canónigos y otros prela-dos dejarían sus dignidades y rentas, porotra vida más consolada de la que tienen,viniendo a buscarla a Japón.

56. Porque llegué a Cochín en tiempoque las naos estaban para partir, y las vi-sitas de los amigos eran tantas, que inte-rrumpían el escribir, va esta carta hechamuy de prisa, las cosas no puestas pororden, y las razones faltas; recibidme lavoluntad. De Japón hay tanto que escri-bir que sería nunca acabar. Témome quelo que tengo escrito, será enfadamiento,por ser mucha la lectura. Consuélame quelos que se enfadaren de leer, en ellos estáalejar de sí el enfadamiento, dejando deleer. Con esto acabo, sin poder acabar,escribiendo a mis padres y hermanos tanqueridos y amados, y escribiendo de ami-gos tan grandes, como son los cristianosde Japón. y así acabo rogando a Dios nues-tro Señor nos junte en la gloria del paraí-so. Amén.

De Cochín, a los veinte y nueve de ene-ro de 1552 años.

Todo vuestro en Cristo,

FRANCISCO.

Doc.96 – Carta a sus compañeros de Europa

San Francisco de Javier. Cartas selectas92

Doc. 97

Al Padre Ignacio de Loyola, Roma

Cochín 19 de enero 1552

Desde 1548 no recibía Javier cartas de Eu-ropa, y ahora las encuentra en Malaca todasjuntas. Entre las cartas que le esperaban, unapatente de San Ignacio, de 10 octubre 1549,constituía la Provincia de la Compañía de Je-sús en la India y Oriente, y le nombraba Pro-vincial de ella.

IHUS.

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. Verdadero padre mío: Una carta devuestra santa caridad rescibí en Malacaagora cuando venía de Japón; y en sabernuevas de tan deseada salud y vida, Diosnuestro Señor sabe cuán consolada fuemi ánima; y entre otras muchas santaspalabras y consolaciones de su carta, leílas últimas que decían: «Todo vuestro, sinpoderme olvidar en tiempo alguno, Igna-cio»; las cuales, así como con lágrimasleí, con lágrimas las escribo, acordándo-me del tiempo pasado, del mucho amorque siempre me tuvo y tiene, y tambiénconsiderando cómo de los muchos tra-bajos y peligros del Japón me libró Diosnuestro Señor por la intercesión de lassantas oraciones de vuestra caridad.

2. Jamás podría escribir lo mucho quedebo a los de Japón, pues Dios nuestroSeñor, por respeto de ellos, me dio mu-cho conocimiento de mis infinitas malda-des; porque, estando fuera de mí, no co-noscí muchos males que había en mí, has-ta que me vi en los trabajos y peligros deJapón. Claramente me dio Dios nuestroSeñor a sentir, tener extrema necesidadde quien tuviese grande cuidado de mí.Agora vea vuestra santa caridad el cargoque me da de tantas santas ánimas de laCompañía que están acá, conosciendoevidentemente en mí por sola la miseri-

cordia de Dios una grande insuficiencia.A los de la Compañía esperaba que mehabía de encomendar, y no ellos a mí.

3. Escríbeme vuestra santa caridadcuántos deseos tiene de me ver antes deacabar esta vida. Dios nuestro Señor sabecuánta impresión hicieron estas palabrasde tan grande amor en mi ánima, y cuán-tas lágrimas me cuestan las veces que deellas me acuerdo; y en me parecer que pue-de serme consuelo, pues a la santa obedien-cia no hay cosa imposible.

4. Por amor y servicio de Dios nuestrole pido una caridad, la cual, si presenteme hallase, de rodillas echado a sus san-tos pies, le pediría; y es ésta: que manda-se a estas partes alguna persona conos-cida de vuestra santa caridad, para ser rec-tor del colegio de Goa, porque de cosa desu mano tiene grandísima necesidad elcolegio de Goa.

5. La necesidad que hay para mandarpadres de la Compañía a las universida-des de Japón es, porque los seculares sedisculpan de sus yerros diciendo que tam-bién ellos tienen sus estudios y letrados.

6. Y los que fueren han de ser muy per-seguidos; porque han de ir contra todassus sectas, y hanse de manifestar al mundoy declarar cómo son engañosos los mo-dos y maneras que tienen los bonzos parasacar dinero de los seculares.

7. Y en esto no han de tener paciencia,principalmente cuando dijeren que no pue-den sacar las almas del infierno, porquede esto viven, defendiendo el pecado con-tra natura, tan general entre ellos; han depasar trabajos, y por estas y otras causasmuchas, han de ser muy perseguidos engrande manera. Yo escribo al padre maes-tro Simón, y en su ausencia al rector delcolegio de Coímbra, que no manden deallá personas a estas universidades sinopersonas aprobadas y vistas por vuestrasanta caridad.

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8. Han de ser más perseguidos de loque muchos piensan; han de ser muy im-portunados de visitas y preguntas a todaslas horas del día, y parte de las de noche,y llamados a casas de personas principa-les, que no se pueden excusar. No han detener tiempo para orar, meditar y contem-plar, ni para ningún recogimiento espiri-tual; no pueden decir misa, a lo menos alos principios; continuadamente han de serocupados en responder a preguntas; pararezar su oficio les ha de faltar tiempo, yaun para comer y dormir. Son muy im-portunos, principalmente con extranjerosque los tienen en poca cuenta, que siem-pre hacen burla de ellos.

9. Pues ¿qué será diciendo mal de todassus sectas y vicios manifiestos; y más,diciendo que los que van al infierno notienen remedio? Muchos se han de alteraren oír esto del infierno, que no tienen re-medio; otros dicen que no sabemos nada,pues no sabemos sacar las almas del in-fierno; no saben qué cosa es purgatorio.

10. Para responder a sus preguntas sonnecesarias letras, principalmente buenosartistas [filósofos], y los que fueren so-fistas, tomarlos han luego en contradic-ción manifiesta. Córrense mucho estosbonzos cuando los toman en contradic-ción, o cuando no saben responder.

11. Han de pasar grandes fríos, porqueBando, que es la más principal universi-dad de Japón, está muy para el norte, yasí las otras universidades; y los que vi-ven en tierras frías, son más discretos yagudos. Más, no hay que comer sinoarroz. Hay también trigo y otras manerasde yerbas, y otras cosas de poca sustan-cia. Hacen vino de arroz y no hay otro, yéste caro y poco. Y la mayor probaciónde todas es los peligros continuos y evi-dentes de la muerte.

12. No es tierra para hombres viejos,por causa de los muchos trabajos, ni para

muy mozos, si no fueren de grandes ex-periencias; porque de otra manera en lu-gar de aprovechar a otros, se pierden. Estierra muy aparejada para todo género depecados; escandalízanse de cualquieracosa pequeña que ven en los que los re-prenden. Esta cuenta muy menuda escri-bo a maestro Simón, o en su ausencia alrector de Coímbra.

13. Muy consolado sería si vuestra santacaridad mandase a Coímbra que los quehubiesen de mandar para Japón, fuesenprimero a Roma. Yo había pensado queserían buenos para Japón flamencos oalemanes que supiesen castellano o por-tugués, porque son para muchos trabajoscorporales, y también para sufrir los gran-des fríos de Bando, paresciéndome quede estas personas habría muchas por loscolegios de España y Italia, y también por-que carescen de la lengua para predicaren España y Italia, y podrían hacer mu-cho fruto en Japón.

14. También me paresce dar parte avuestra santa caridad que los que de laCompañía han de venir, para estar en laIndia, fuesen personas escogidas por loscolegios de España y Coímbra, aunqueno fuesen más de dos cada año, y éstosfuesen tales cuales la India los requiere,suficientes en perfección, y después parapredicar y confesar; y si le paresciere queprimero fuesen en peregrinación a Roma,experimentándose por los caminos paracuánto son, porque no se hallen nuevos enestas partes, por cuanto los peligros de acáde caer en flaquezas son muy grandes.

15. Por eso es necesario que sean muyprobados, y también porque los que acáestamos, en lugar de consolarnos conellos, no rescibamos desconsolación en des-pedirlos. Sobre esto vea vuestra santa cari-dad si será bien avisar a maestro Simón.

16. De los de la Compañía que están enAmanguchi, y de los que acá están, que

Doc.97 – Carta al P. Ignacio de Loyola

San Francisco de Javier. Cartas selectas94

han de ir, así este año como los otros,Dios nuestro Señor queriendo, no me pa-rece que serán para mandar a estas uni-versidades, más de para aprender la len-gua y lo que ellos tienen en sus sectas,para cuando vinieren los padres de alláser intérpretes para hablar fielmente todolo que les dijeren.

17. Parésceme que ha de ir en grandecrescimiento lo de Amanguchi, porque haymuchos cristianos, y entre ellos muchasbuenas personas, y otras que cada día sehacen. Vivo con mucha esperanza queDios nuestro Señor ha de guardar a elpadre Cosme de Torres y Juan Fernándezque no los maten, porque los mayorespeligros ya son pasados, y también por-que hay muchos cristianos y personasprincipales entre ellos que tienen grandecuidado de guardarlos de día y de noche.Juan Fernández es lego y sabe muy bienhablar japón. Habla todo aquello que elpadre Cosme de Torres le dice. Ocúpanseagora en declarar por continuas predica-ciones todos los misterios de la vida deCristo.

18. Porque la tierra de Japón es muydispuesta para se perpetuar la cristiandadentre ellos, todos los trabajos que se to-man son bien empleados, y así vivo conmucha esperanza que vuestra santa cari-dad mandará de allá santas personas paraJapón, porque entre todas las tierras des-cubiertas de estas partes, sola la gente deJapón está para en ella se perpetuar la cris-tiandad, bien que esto ha de ser con gran-dísimos trabajos.

19. La China es una tierra muy grandí-sima, pacífica, y gobernada con grandesleyes, hay un solo rey, y es en grandemanera obedescido. Es riquísimo reino,y abundantísimo de todos los manteni-mientos; no hay sino una pequeña trave-sía de China a Japón.

Estos chinas son muy ingeniosos y da-dos a estudios, principalmente a las leyeshumanas sobre la gobernación de la re-pública; son muy deseosos de saber. Esgente blanca, sin barba, los ojos muy pe-queños; es gente liberal, sobre todo muypacífica; no hay guerra entre ellos. Si acáen la India no hubiere algunos impedimen-tos que me estorben la partida este año de52, espero de ir a la China por el grandeservicio de Dios nuestro que se puede se-guir, así en la China como en Japón; por-que sabiendo los japones que la ley de Diosresciben los chinas, han de perder máspresto la fe que tienen a sus sectas. Gran-de esperanza tengo que así los chinos co-mo los japones, por la Compañía del nom-bre de Jesús han de salir de sus idolatríasy adorar a Dios y a Jesucristo, salvadorde todas las gentes.

20. Es cosa para mucho notar que loschinas y los japones no se entienden cuan-do hablan, porque son muy diversas laslenguas; mas los japones que saben la le-tra de la China, entiéndense por escrituray no cuando hablan. Esta letra de la Chinaenséñase en las universidades de Japón,y los bonzos que las saben, los tiene laotra gente por letrados; y es de esta ma-nera que cada letra de la China significauna cosa; y así cuando la aprenden losjapones, cuando hacen una letra de la Chi-na, encima de esta letra pintan lo que quieredecir. Si la letra quiere decir «hombre»,pintan encima de esta letra una figura dehombre, y así en todas las otras letras. Esde manera que las letras quedan en voca-blos; y cuando el que es japón, lee estasletras, léelas en su lengua de Japón; y elque es china, en su lengua de China; demanera que cuando hablan, no se entien-den, y cuando escriben, por sola la letrase entienden, porque saben la significa-ción de las letras, y los lenguajes siemprequedan diversos.

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21. Hicimos en lengua de Japón un li-bro que trataba de la creación del mundoy de todos los misterios de la vida de Cris-to; y después de este mesmo libro escri-bimos en letra de la China, para cuando ala China fuere, para darme a entender hastasaber hablar china.

22. Por amor y servicio de Dios nues-tro Señor que vuestra santa caridad, contoda la Compañía, me encomiende conti-nuamente a Dios. Deseo mucho ser en-comendado en todos los padres, especial-mente en los profesos, y esto por inter-cesión de vuestra santa caridad.

23. Y así ceso rogando a Dios nuestroSeñor, tomando en la tierra a vuestra ca-ridad por intercesor con toda la Compa-ñía, juntamente con toda la Iglesia mili-tante; y en el cielo consiguientemente, co-menzando por todos los beatos que en estavida fueron de la Compañía, con toda laIglesia triunfante, para que por sus rue-gos y méritos Dios nuestro Señor me déa sentir en esta vida su santísima volun-tad, y sentida, gracia para bien y perfec-tamente cumplirla.

De Cochín, a 29 de enero año de 1552.

Menor hijo y en destierro mayor,

FRANCISCO.

Doc. 109

A Juan III, Rey de Portugal

Goa 8 de abril 1552

Señor:

1. Este año de 52 escribí a V. A. deCochín, en las naos que fueron al reino,de la cristiandad del Japón, y de la dispo-sición que hay en aquella tierra, y del reyde Bungo cuán amigo era de V. A., y enseñal de su amistad escribió a V. A. y leenvió sus armas.

2. Este año van dos hermanos de laCompañía [Alcáçova y Silva] al Japón, ala ciudad de Amanguche, donde hay unacasa de la Compañía, y un padre y unhermano [Torres y Fernández], personasde mucha confianza; están con los cris-tianos de Amanguche. Será Dios N. S.servido que con el mucho favor de V. A.irán continuamente en aumento las cosasde la cristiandad del Japón.

3. También escribí a V. A. cómo estabadeterminado de ir a la China por la muchadisposición que me dicen todos que hayen aquellas partes para acrecentarse nues-tra santa fe.

4. Yo me parto de Goa, de aquí a cincodías, para Malaca, que es camino de la Chi-na, para ir desde allí en compañía de DiegoPereira a la corte del rey de la China. Lle-vamos un presente muy rico al rey de laChina, de muchas y ricas piezas que com-pró a su costa Diego Pereira. Y de partede V. A. le llevo una pieza, la cual nuncafue enviada de ningún rey ni señor a aquelrey, que es la ley verdadera de Jesucristonuestro redentor y señor. Este presenteque V. A. le envía es tan grande, que, si éllo conociera, lo estimara más que ser reytan grande y poderoso como es. Confíoen Dios N. S. que tendrá piedad de un rei-no tan grande como este de la China, yque por sólo su misericordia se abrirá ca-mino para que sus criaturas y semejanzasadoren a su Criador, y crean en Jesucris-to, Hijo de Dios, su salvador.

5. Vamos a la China dos padres y unhermano lego [Javier, Gago y Ferreira], yDiego Pereira por embajador para pedirlos portugueses que están cautivos, y tam-bién para asentar paces y amistades entreV. A. y el rey de la China; y nosotros, lospadres de la Compañía del nombre de Je-sús, siervos de V. A., vamos a poner gue-rra y discordia entre los demonios y laspersonas que los adoran, con grandes re-

Doc.109 – Carta a Juan III, Rey de Portugal

San Francisco de Javier. Cartas selectas96

querimientos de parte de Dios, primera-mente al rey, y después a todos los de sureino, que no adoren más al demonio, sinoal Criador del cielo y de la tierra que loscrió, y a Jesucristo, salvador del mundo,que los redimió.

Grande atrevimiento parece éste, ir atierra ajena y a un rey tan poderoso a re-prender y hablar verdad, que son dos co-sas muy peligrosas en nuestro tiempo. Ysi entre cristianos es tan peligroso el re-prender y hablar verdad, ¡cuánto más seráentre gentiles! Pero sólo una cosa nos damucho ánimo: que Dios N. S. sabe lasintenciones que en nosotros por su mise-ricordia quiso poner, y con esto la muchaconfianza y esperanza que quiso por subondad que tuviésemos en él: no dudan-do en su poder ser sin comparación ma-yor que el de el rey de la China.

Y pues todas las cosas criadas depen-den de Dios, y tanto obran cuanto Diosles permite y no más, no hay de qué te-mer sino de ofender al Criador y de loscastigos que Dios permite que se den alos que le ofenden. De manera que mayoratrevimiento parece tener osadía para ma-nifestar la ley de Dios personas que venclaramente sus culpas y faltas tan mani-fiestas, que no tener osadía de ir a tierraajena y de un rey tan poderoso, y a re-prender y a hablar verdad.

Pero en esto vamos confiados en la in-finita misericordia de Dios nuestro Señorque, conociendo claramente ser indignosinstrumentos, Dios quiso darnos estos susdeseos siendo pecadores, como somos;y la osadía que parecía en nosotros de notemer manifestar su nombre en tierra aje-na, es necesario que se convierta en obe-diencia, pues Dios es así servido.

6. Muchas mercedes he pedido a V. A.para los que en estas partes le han servi-do, y V. A. por hacerme merced siempreme las ha concedido, de lo que yo quedo

obligado a servirle, y por estas mercedeshumildemente le beso las manos. Ahorale pido una merced en nombre de la cris-tiandad de estas partes, así de los portu-gueses como de los de la tierra, y tam-bién en nombre de toda la gentilidad, prin-cipalmente de los japones y chinos: y esque V. A., atendiendo a la gloria de Dios yconversión de las almas, y obligación queV. A. tiene a estas partes, le pido tan en-carecidamente cuanto puedo que dé or-den y manera V. A. cómo para el año queviene vengan muchos padres de la Com-pañía del nombre de Jesús, y no legos. Yestas personas que sean de muchos añosde probación, no solamente de los cole-gios, sino en el mundo, confesando y ha-ciendo fruto en las almas donde hubierensido experimentados y probados, porquede éstos tiene necesidad la India; porquede letrados sin experiencias y prueba delo que es mundo, no se hace mucho frutoen esta tierra.

Por tanto pido mucho a V. A., en nom-bre de Dios y de sus imágenes y seme-janzas, que escriba al padre Ignacio aRoma para que dé orden para que algu-nos padres de la Compañía muy proba-dos en el mundo, que sean para muchostrabajos, aunque no sean predicadores, losenvíe a estas partes, porque de éstos tie-ne necesidad el Japón y la China y tam-bién la India. Y juntamente con éstos en-viase un padre a estas partes para ser rec-tor de esta casa, persona de quien confíemucho el padre Ignacio por las muchaspruebas de su vida, y que el padre estu-viese muy informado en las cosas de laCompañía.

Y no dude V. A. que con la venida deestos padres de misa se haría mucho fru-to en la India, principalmente en el Japóny en la China, porque estas dos partes re-quieren personas que pasaron muchas per-secuciones y fueron muy probadas en

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ellas; y también, juntamente con esto, quetengan letras para responder a las muchaspreguntas que hacen los gentiles discre-tos y avisados, como son los chinos y losjapones.

Y para encarecer la necesidad que hayde estos padres para estas partes, me pa-reció que fuese un hermano [Andrés Fer-nándes] de esta casa a Portugal para ha-cer presente la necesidad que hay de es-tos padres en la India; y sobre esta nece-sidad escribo al padre maestro Simón y alpadre Ignacio ahora. V. A., por serviciode Dios nuestro Señor, pues aquí no setrata sino de la gloria de Dios y fruto delas almas y descargo de la conciencia deV. A., le pido encarecidamente por mer-ced, en nombre de Jesucristo, que hagaeste servicio tan señalado a Dios, pueses-tá en mano de V. A. escribir al padreIgnacio, para que por toda la religión delnombre de Jesús busque abundancia depadres para estas partes, para el Japón yla China, porque me parece que se halla-rán fácilmente, pues no es necesario seanpredicadores.

7. Del fruto que hacen los padres y her-manos de la Compañía que están esparci-dos por tantas partes de la India, el padreque queda rector del colegio de Goa, es-cribirá a V. A. muy por extenso, dandocuenta de todo.

8. Ahora, por final de esta carta, pidootra merced a V. A.: que tenga especialatención y cuidado de su conciencia, másahora que nunca, acordándole la cuentatan estrecha que ha de dar a Dios N. S.:porque quien en vida vive con este cuida-do, a la hora de la muerte está muy con-fiado y descansado; y quien se descuidaen la vida de la cuenta que ha de dar aDios, se halla tan embarazado en la horade la muerte, y tan nuevo en dar esta cuen-ta, que no acierta. Y así ahora por finalencomiendo a V. A. que tenga muy espe-

cial cuidado de sí mismo, y no deje estenegocio ni se confíe de ninguno, sino desí mismo. Nuestro Señor acreciente losdías de vida a V. A. por muchos años, y ledé a sentir en vida lo que quisiera haberhecho en la hora de su muerte.

Escrita en Goa, a los 8 de abril de 1552años.

Siervo inútil de V. A.

FRANCISCO.

Doc.109 – Carta a Juan III, Rey de Portugal

San Francisco de Javier. Cartas selectas98

Cuarto viaje: a China (1552)

Álvaro de Ataíde de Gama, almirante dela flota portuguesa de Oriente, por envidiay malquerencia contra Diego de Pereira,impide la embajada de éste a la China, ycierra así también a Javier la vía legal parallegar al Imperio prohibido.

Así las cosas, solo los comerciantes dePortugal hacian por su cuenta el viaje,arrostrando muy graves peligros, no solode tormentas, sino también de torturas ycárcel. Ardiendo Javier en deseos de evan-gelizar la China, desoye los consejos de susamigos portugueses, se embarca en abril de1552, y contra todo pronóstico, hace un via-je rápido y tranquilo. Pedro López, que «conmucho ánimo y voluntad» se había ofreci-do a ir con él como intérprete, finalmente«de miedo quedó» [docs.131,7; 135,9]. Solovan con él Cristóbal, criado indio, y Anto-nio China.

Desembarcan en la isla de Sancián oSanchón, muy próxima a la costa china,frente a la gran ciudad de Cantón, y deMacao, colonia portuguesa. El 13 de no-viembre los portugueses abandonan la isla.Javier, enfermo, permanece a la espera deque un chino de Cantón, por un alto pre-cio, se arriesgue a introducirle en una em-barcación pequeña en el continente. Perono llega a presentarse. Y al amanecer del 3de diciembre, en una madrugada de fríoglacial, muere el Santo en aquel islote soli-tario, en una choza de cañas, acompañadopor el chino Antonio.

El Señor y la Virgen están con él. Nadale falta.

Doc. 122

A Diego Pereira

Malaca 25 de junio 1552

Señor:

1. Pues vuestros pecados y los míosfueron tan grandes, que por ellos Diosnuestro Señor no se quiso servir de no-sotros, no hay a quien echar la culpa sinoa nuestros pecados. Y fueron tamaños losmíos, que atrajeron mi perdición y vues-tra destrucción. Con mucha razón, señor,os podéis quejar de mí, que os destruí avos y a todos los que venían en vuestronavío. Os destruí, señor, con gastos decuatro o cinco mil pardâos que por ruegosmíos gastasteis en piezas para el rey de laChina, y ahora la nao y toda vuestra ha-cienda. Pídoos, señor, os acordéis que miintención fue siempre serviros, como Diosnuestro Señor lo sabe y v. m. también; ysi eso no fuese así, de pena moriría.

2. Pídoos, señor, que no vengáis dondeyo estuviere, por no acrecentar el dolorque tengo, pues viéndoos, me aumentáismis tristezas, acordándome que yo os des-truí. Yo me voy a la nao, para estar allá, yno me venga la gente a casa, con las lá-grimas en los ojos, diciéndome que osdestruí. Si mi intención, como arriba dije,no me salvase, de pena moriría. Me des-pedí ya del señor don Alvaro, pues le agra-dó y tuvo por bien impedir nuestra ida.

3. No puedo cumplir con v. m. con otracosa sino con escribir al rey nuestro se-ñor, que yo, señor, os destruí y precipitécon rogaros y pediros como gran favor,que, por servicio de Dios y del rey nues-tro señor, fueseis a China con la embaja-da del señor virrey, a tratar paces entre elrey de China y el rey nuestro señor, loque tanto el rey lo encomienda para hon-ra y crecimiento de su estado, y grandesprovechos que de ahí se le pueden seguir.

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Y pues, por servir al rey nuestro señoros quitaron la embajada que el señor vi-rrey os encomendó, con tantos gastoshechos y pérdida de vuestra nao y hacien-da; para descargo de mi conciencia, meobligo por ésta firmada por mí, a escribiral rey nuestro señor, que está obligado apagaros todos los daños y pérdidas queos vinieren por servirle. Mas no puedo,porque Dios nuestro Señor sabe cuán ape-nado quedo al agraviarme tanto el señordon Alvaro, e impedirme una cosa de tan-to servicio de Dios nuestro Señor; y pé-same que de Dios le ha de venir el casti-go, mayor del que él cree. [Álvaro deAtaíde más tarde fue enviado preso a Por-tugal, donde murió deshonrado y leproso].

De este colegio de Malaca, 25 de juniode 1552.

Vuestro triste y desconsolado amigo,

FRANCISCO.

Doc. 125

Al Padre Gaspar Barzeo, Goa

Estrecho de Singapur 21 de julio 1552

En el estrecho de Singapur, lugar entoncesdeshabitado, que en el siglo XIX se convertiríaen una populosa ciudad-estado, firma Javiersus penúltimas cartas.

IHUS.

La gracia de nuestro Señor Jesucristosea siempre en nuestra ayuda y favor.Amén.

Maestro Gaspar:

1. No podríais creer cuán perseguidofui en Malaca: particularmente no os es-cribo las persecuciones. Al padre Fran-cisco Pérez tengo dado encargo que oslas escriba particularmente. Todo lo que

os escribe el padre Francisco Pérez acer-ca de las excomuniones en que incurriódon Alvaro [de Ataíde], en impedir la idade la China, de tanto servicio de Dios yacrecentamiento de nuestra santa fe, asípor ir contra las bulas concedidas por elpapa Paulo, y de éste que ahora es [JulioIII], a la Compañía del nombre de Jesús,estorbando el servicio de Dios; y tambiénpor la [decretal pontificia] Extravaganteque excomulga a todos aquellos que im-piden a los nuncios apostólicos en su ofi-cio, que no hagan el servicio de Dios enacrecentamiento de nuestra santa fe. Enesto habéis de poner mucha diligencia, enque por la vía del señor obispo vengannotificadas las excomuniones sobre losque impedirán la ida de tanto servicio deDios, para que otra vez los padres que dela Compañía del nombre de Jesús fuerena Japón o China, no sean impedidos.

2. Y haréis con el señor obispo cómoen la provisión que mandare al vicario deMalaca, haga mención cómo el papa Paulome hizo nuncio en estas parte de la India,para ser más favorecido en el servicio deDios. Las letras del papa Paulo las mostréal señor obispo y su señoría las aprobó. Ytambién escribo al señor obispo sobre es-to, para que su señoría reverendísima noti-fique por una provisión la excomunión enque incurrió don Alvaro. Y también meparece que hay en el colegio una bula enque habla cómo soy nuncio apostólico. Ysi hubiera necesidad, mostrarla heis alseñor obispo. Esto lo hago, para que en eltiempo por venir, no pongan impedimen-to otra vez a los de nuestra Compañía.[Ataíde le había insultado llamándole «fal-sario de letras apostólicas»]

3. Yo nunca seré en requerir a ningúnprelado, para que excomulgue a ninguno,y así también en los que son excomulga-dos por los santos cánones y bulas con-cedidas a nuestra Compañía, nunca seré

Doc.125 – Al P. Gaspar Barzeo

San Francisco de Javier. Cartas selectas100

en disimular con ellos, sino en notificar-les, para que conozcan la excomunión yhagan penitencia del mal que tienen he-cho en impedir en el tiempo por venir queno se hagan más males que tanto impidenel servicio de Dios nuestro Señor.

Por eso os encomiendo tanto, que conel padre Juan da Beira, mandéis muy espe-cificadamente la provisión del señor obis-po, en que manda especificadamente alvicario de Malaca que notifique pública-mente la excomunión en que tiene incu-rrido don Alvaro, que impidió el viaje detanto servicio de Dios y acrecentamientode nuestra santa fe. [El Vicario Soares,por temor a Ataíde, no se atrevió a pro-mulgar la excomunión].

4. Yo voy a las islas de Cantón, desam-parado de todo favor humano, con espe-ranza de que algún moro o gentil me lle-vará a la tierra firme de la China; porquela embarcación que tenía para ir a la tierrafirme la impidió don Alvaro forzosamen-te, no queriendo guardar las provisionesdel señor virrey, en que mandaba a DiegoPereira que fuese por embajador al rey dela China, ya mí en su compañía. No qui-so don Alvaro que se cumpliesen estasprovisiones de tanto servicio de Dios, yasí me quitó la embarcación que tenía,para poder ir a la tierra firme de la China.[Había prohibición absoluta de China paralas naves portuguesas, como no llevaranuna Legación autorizada].

5. Las memorias que os dejé, os enco-miendo que no las olvidéis, principalmen-te las que tocan a vuestra conciencia, ydespués las de los otros de la Compañía.

6. Trabajad porque, para el año que vie-ne, vaya alguno a Japón, así como lo dejéencomendado cuando me vine para acá.Este año fue allá Baltasar Gago y Duartey Pedro de Alcáçova, y fueron en muybuen navío y con un muy buen tiempo.Placerá a Dios llevarlos a salvamento a

Amanguche, dónde están el padre Cosmede Torres y Juan Fernández.

7. De las limosnas que pudiereis haber,trabajad cómo podáis mandar alguna ca-ridad y limosna para el año que viene, enla nao que partiere en abril para Malaca; yen caso de que por ninguna vía pudiereismandar a Japón algún padre letrado de laCompañía, mandaréis un lego de bueningenio y mucha confianza, para que vayacon alguna limosna y nuevas cómo parael año siguiente irá algún padre de la Com-pañía. Y mirad bien que no mandéis nin-gún padre que no sea letrado, para Japónni para China, y el hermano que manda-reis, cuando no hubiere padre, sea que ten-ga ingenio para aprender la lengua. Y portodas las vías que pudiereis, así por la víade la [Cofradía de la ] Misericordia, comode otras personas devotas, o por la víadel rey, o por otra cualquiera, trabajad có-mo mandéis alguna limosna a los herma-nos de Japón; y al hermano que viniere,el padre Francisco Pérez le buscará em-barcación en Malaca.

8. A Juan da Beira daréis toda la ayuday favor que pudiereis, así favoreciéndolocon el señor virrey, como dándole los her-manos que pudiereis, para que lo ayudenen las partes de Maluco a hacer cristia-nos y haréis, de todas maneras, cómo elpadre Juan da Beira parta en la nao que vapara Maluco en abril, porque su presen-cia hace mucha falta allí. Si hubiere algúnpadre que pueda ir con él a Maluco, quehaya venido este año de Portugal, aunqueno tenga letras, podrá ir a Maluco con al-gún otro hermano de mucha confianza yvirtud; porque para allá no son necesariasletras, sino virtud y constancia. Y si nohubiere padre que pueda ir con Juan daBeira, en tal caso irán dos legos de mu-cha virtud y perfección.

9. Muy menudamente me escribiréispara el año que viene a Malaca con el pa-

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dre Juan da Beira, porque de ahí me se-rán mandadas a China las cartas; y, lo queDios no querrá, en caso de que yo no vayaa China, tornaré a India por todo el mes dediciembre o enero, dándome Dios nuestroSeñor salud y vida. Escribirme heis nue-vas de toda la India y Portugal, del señorobispo, de los frailes de San Francisco ySanto Domingo, a los cuales daréis muyencarecidamente mis encomiendas, ro-gándoles mucho que en sus santos sacri-ficios y oraciones me encomienden a Diosnuestro Señor.

10. En casa especialmente haréis me-moria a Dios de mí, y de los padres yhermanos que están en Japón; porque sa-bed cierto que tenemos mucha necesidadde la ayuda de Dios. Nuestro Señor nosjunte en la gloria del paraíso, que será conmayor descanso del que en esta vida te-nemos.

Del estrecho de Singapur, a 21 de juliode 1552.

Alvaro Ferreira va conmigo, y AntonioChina que estaba en Cochín, y ambos es-tán enfermos de fiebres, que llevo mayortrabajo y cuidado con ellos de lo que po-dría escribir. Placerá a Dios nuestro Se-ñor que les dará salud.

[Antonio China (Antonio de Santa Fe),así llamado por su origen chino, estudióunos ocho años en el Colegio de Goa, yfue compañero fiel de Javier hasta sumuerte en Sanchón].

Vuestro amigo y hermano en Cristo,

FRANCISCO.

Doc. 128

A Juan Japón, Malaca

Estrecho de Singapur 22 de julio 1552

Esta carta, escrita en portugués, lleva de lamano del Santo esta dedicatoria: «Para Juanel Japonés, mi hijo, del P. Maestro Francisco».Y a un lado: «Hijo mío Juan, Juan Bravo teleerá esta carta».

IHUS.

Juan Japón, hijo mío:

1. Escribo al padre maestro Gaspar, quete busque alguna limosna en Goa, paraque allá la emplees en alguna hacienda ypuedas tornar a tu tierra con alguna cosa.Irás a Goa, cuando fueren las naos de Ma-laca para la India, con el padre Juan daBeira, y darás al padre maestro Gaspar,en Goa, esta carta que te mando con estatuya. Y a los padres que fueren a Japón,los servirás muy bien hasta llevarlos aAmanguchi.

2. Confiésate muchas veces y recibe alSeñor, para que Dios te ayude. Encomién-date a Dios y guárdate de hacer pecados;porque, si ofendieres a Dios, en este mun-do o en el otro has de ser muy bien casti-gado. Por eso guárdate de hacer cosas,por donde vayas al infierno. Encomen-darme has mucho a Marcos y a Paulo[Anjiró], cuando fueres a Japón. Dios tehaga santo bienaventurado, y te lleve a lagloria del paraíso.

Del estrecho de Singapur, a los 22 dejulio de 552 años.

3. Dirás al padre Francisco Pérez, mos-trándole esta mi carta, que, cuando fue-res a la India, que escriba al padre Anto-nio de Heredia a Cochín, encomendándo-le de mi parte que te busque allá algunalimosna, o por la vía de la Misericordia opor otros devotos suyos. Y también si elpadre Francisco Pérez te pudiere dar al-guna limosna, para cuando tornares de la

Doc.128 – Carta a Juan Japón

San Francisco de Javier. Cartas selectas102

India, muéstrale esta carta mía. En lo queél pudiere, poco o mucho, él te ayudará. yno vayas a Cochín sin una carta de Francis-co Pérez para el padre Antonio de Heredia.

Esta mi carta guárdala muy bien, ymuéstrala en Cochín al padre Antonio deHeredia; porque, si él pudiere, te ayudará.y si tú fueres bueno y sirvieres bien a lospadres que fueren a Japón, confío que elpadre Antonio de Heredia te busque algu-na limosna. Juan, hijo, servirás muy biena los padres que fueren a Japón, e iráscon ellos hasta Amanguchi. Tu amigo delalma,

FRANCISCO.

Doc. 129

A Diego Pereira, Malaca

Estrecho de Singapur 22 de julio 1552

Señor:

1. La pena que de vos, señor, llevo, y lamemoria que continuamente tengo de verque quedáis en tierra tan insana, me ha-cen tener mayor memoria de v. m. Acátodos, por su respeto, en esta su nao [lanave Santa Cruz era de Diego Pereira],me hacen mucha honra y merced, dán-dome lo necesario muy en abundancia,así para mí que voy con salud, como paralos enfermos que de allá embarqué, loscuales, por la misericordia de Dios, se vansiempre hallando mejor. Dios sabe los tra-bajos y cuidados que me dan: loado seaDios por todo siempre en los cielos y enla tierra.

2. Allá, señor, mando a v. m. la cartadel rey y del virrey, abiertas [las cartas deJavier al rey y al virrey]; leerlas ha v. m. ycerrarlas. Yo, señor, mucho holgaría, porel mucho amor que os tengo, que la carta

del rey la llevase a Portugal este año algu-na persona de mucha confianza, para quevenga el despacho que espero vendrá. Alseñor don Pedro [de Silva] podrá v. m.leer la carta, para que vea lo que de élescribo a su Alteza. Va la carta por dosvías, la una cerrada y la otra abierta, am-bas sobre lo mismo. Mandarlas heis, se-ñor, a buen recaudo. Una de las vías, sios parece, por la de don Pedro; la otrapor alguna persona muy vuestra, que tengamucho cuidado de negociar las cosas devuestra honra. En esto, señor, haréis loque bien os pareciere.

3. Pídoos mucho, señor, por merced,que miréis mucho por vuestra salud y vida,y con mucho tino cuidéis las cosas, an-dando con el tiempo disimulando con mu-chos que dicen ser vuestros amigos sinserlo.

4. Sobre todo os pido, señor, por mer-ced, que os lleguéis mucho para Dios, paraque de él seáis consolado en tiempo tanatribulado. Por amor de nuestro Señor,os pido una merced que para mí será muygrande: que os confeséis y recibáis al Se-ñor, y os conforméis con su santa volun-tad, porque toda esta persecución es paramás bien y honra vuestra.

5. A Francisco da Villa [criado dePereira], por tener mucha necesidad deél, lo llevo a China conmigo, y tambiénporque es necesario en la China en losnegocios de la nao de v. m., para ayudara Tomás Escander. En el primer bancán[embarcación china menor que el junco]que viniere de la China, queriéndolo Dios,irá a Malaca. Y si Dios nuestro Señor noabriere camino en la China, como yo pue-da ir allá, en la primera cosa que viniere dela China, iré a Malaca; y si pudiere tomarlas naos que van al reino, iré a la India.

6. Al rey nuestro señor me parece quedebe v. m. escribirle muy menudamente,dándole cuenta de los provechos que ten-

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dría su Alteza si en la China hubiese algu-na factoría; y lo mismo al señor virrey,porque yo así lo escribo, como lo veréispor las cartas que van abiertas. Y vues-tras cartas para el rey irán con las mías, yharéis un mazo de ellas y el sobrescritodirá : «Para el rey nuestro señor. Del pa-dre maestro Francisco».

Y la persona que fuere a Portugal, seapersona de mucha confianza, y que tornepronto a la India con respuesta de las car-tas. Si Dios me llevare a China, no deje v.m. de escribirme nuevas suyas, porquecon ellas holgaré mucho en extremo.Nuestro Señor le dé tanta consolación enesta vida y gloria en la otra, cuanta yopara mi deseo. Del estrecho de Singapur,a 22 de julio de 1552 años.

7. El padre vicario [Juan Soares] merogó que escribiese por él al rey. Yo así lohago, aunque no faltó quien me dijese queen esta ida de la China dejó de favorecer,según cumplía, al servicio de Dios y acre-centamiento de nuestra santa fe, por mos-trarse servidor de don Alvaro, parecién-dole que por esa vía le vendría algún pro-vecho temporal. Bien engañado vive quienpiensa que, faltando con Dios, de quientodo el bien procede, por la vía de loshombres ha de ser remediado. Véngomede los que no son amigos míos, hacién-doles bien, porque el castigo de Dios ven-drá. Y vos, señor, veréis por la obra cómoDios dará castigo a los que me desfavo-recieron en el servicio de Dios. Es verdadque tengo mucha compasión de ellos, te-miéndome que les haya de venir mayorcastigo del que ellos piensan. La carta parael rey que habla del vicario, la dará v. m.por su mano.

8. Si Dios me llevare a China, comoespero que me llevará, yo diré a los por-tugueses [cautivos en las cárceles de Can-tón] la obligación en que están para conv. m.; y de su parte daré las encomiendas

a todos ellos, dándoles cuenta de los mu-chos gastos que tenía hechos para irlos aredimir, y dándoles esperanza que para otroaño será, si Dios fuere servido [si Pereirapudiera viajar como legado]. Pídoos mu-cho, señor, por merced, que visitéis mu-chas veces a los padres del colegio [deMalaca], y os consoléis con ellos.

Vuestro muy gran amigo,

FRANCISCO.

Doc. 130

Al Padre Francisco Pérez, Malaca

Sanchón 22 de octubre 1552

La isla de Sanchón está en el golfo de Can-tón, a unos 12 kilómetros del continente, y aunos 180 de esa ciudad. Hasta su muerte, Ja-vier sigue ejerciendo con gran celo su ministe-rio de Provincial jesuita.

IHUS.

Francisco Pérez:

1. Vista esta cédula mía, os mando, envirtud de santa obediencia, que no estéismás en Malaca, sino que vayáis caminode la India en las naos que en esta monzónfueren. Y si esta cédula mía os fuere dadadespués que fueren partidas las naos parala India, iréis en la nao de Choromandelvos y Juan Bravo y Bernardo; y de Choro-mandel iréis a Cochín y en Cochín esta-réis de asiento predicando y confesandoy enseñando, lo que solíais hacer en Ma-laca por la orden y manera que allí os dejé,cuando partí camino de Japón; y por unrégimen que dejé a Antonio de Heredia,que al presente está en Cochín y vos que-daréis en lugar de Antonio de Heredia enCochín.

Y Antonio de Heredia, vista ésta, u otrocualquiera que estuviere en su lugar, irá

Doc.130 – Carta al Padre Francisco Pérez

San Francisco de Javier. Cartas selectas104

camino de Goa, a prepararse para ir a Ja-pón. Y así esta obediencia que os mando,servirá tanto para Antonio de Heredia uotro cualquiera que estuviere en Cochín,como para vos, para que, en virtud de obe-diencia, cumpláis lo que mando. Y desdeel día que entraseis en casa de Cochín,seréis rector de aquella casa, y dejará deserlo el que en ella estuviere, o sea Anto-nio de Heredia u otro cualquiera.

2. En todo lo que fuere mayor gloria yservicio de Dios y perfección de la Com-pañía, os ejercitaréis, según el talento queDios nuestro Señor os dio. Y porque devos confío que esto y más haréis, osmando, en virtud de obediencia, que seáisrector de aquella casa; y estaréis a la obe-diencia del rector de la casa de San Pablode Goa. Y los que a Cochín vinieren, quefueren de la Compañía, así sacerdotes co-mo legos, de cualquier calidad que sean,estarán a vuestra obediencia, salvo si elrector de Goa no mandare lo contrariopor algún caso fortuito. Y esto lo mandoen virtud de obediencia, a todos los que aesa casa de Cochín vinieren, que os obe-dezcan. Y vos, en virtud de obediencia,cumpliréis lo que en esta cédula os man-do, así en la partida de Malaca, como enser rector de la casa de Cochín.

Escrita en esta China, en el puerto deSanchón, a 22 de octubre de 1552 años.

FRANCISCO.

Doc. 131

Al Padre Francisco Pérez, Malaca

Sanchón 22 de octubre 1552

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. Por la misericordia y piedad de Diosnuestro Señor llegó la nao de Diego

Pereira, y todos los que veníamos en ella,a salvamento a este puerto de Sanchón,donde hallamos otros muchos navíos demercaderes. Este puerto de Sanchón estáa treinta leguas de Cantón. Acuden mu-chos mercaderes de la ciudad de Cantóna este Sanchón, a hacer hacienda con losportugueses. Trataron diligentemente conellos los portugueses, por ver si algún mer-cader de Cantón me quisiera llevar. To-dos se excusaron diciendo que ponían susvidas y haciendas a gran riesgo, si el go-bernador de Cantón supiese que me lle-vaban; y por esta causa a ningún preciome querían llevar en sus navíos a Cantón.

2. Plugó a Dios nuestro Señor que seofreció un hombre honrado, morador deCantón, a llevarme por doscientos cruza-dos en una embarcación pequeña, dondeno hubiese otros marineros que sus hijosy mozos, porque el gobernador de Can-tón no viniera a saber por los marineroscuál era el mercader que me llevaba. Ymás, se ofreció a meterme en su casa es-condido tres o cuatro días, y de ahí po-nerme un día, antes de amanecer, en lapuerta de la ciudad con mis libros y otrohatillo, para de ahí irme luego a casa delgobernador, y decirle cómo veníamos parair donde está el rey de la China, mostran-do la carta que del señor Obispo llevamospara el rey de la China, declarándole cómosomos mandados de su Alteza, para de-clarar la ley de Dios.

3. Los peligros que corremos son dos,según dice la gente de la tierra: el primeroes que el hombre que nos lleva, despuésque le fueren entregados los doscientoscruzados, nos deje en alguna isla desiertao nos bote al mar, porque no lo sepa elgobernador de Cantón; el segundo es que,si nos llevare a Cantón y fuéremos ante elgobernador, que nos mandará atormentaro nos cautivará, por ser una cosa tan nuevacomo ésta, y haber tantas prohibiciones

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en la China, para que no vaya ninguno aella sin chapa del rey; pues tanto prohibeel rey que los extranjeros entren en su tie-rra sin su chapa. Además de estos dospeligros, hay otros mucho mayores queno alcanza la gente de la tierra; y contaréstos sería muy prolijo, aunque no dejaréde decir algunos.

4. El primero es dejar de esperar y con-fiar en la misericordia de Dios, pues porsu amor y servicio vamos a manifestarsu ley, y a Jesucristo, su Hijo, nuestro Re-dentor y Señor, como él bien lo sabe. Puespor su santa misericordia nos comunicóestos deseos, desconfiar ahora de su mi-sericordia y poder, por los peligros en quenos podemos ver por su servicio, es mu-cho mayor peligro (que, si él fuere másservido, nos guardará de los peligros deesta vida) de lo que son los males que nospueden hacer todos los enemigos de Dios;pues sin licencia ni permisión de Dios, losdemonios y sus ministros en ninguna cosanos pueden empecer.

5. Y también confirmándonos con eldicho del Señor que dice: «Quien ama suvida en este mundo, la perderá, y aquelque por Dios la perdiere, la hallará» [Jn12,25]: que es conforme a lo que tambiénCristo nuestro Señor dice: «El que ponela mano en el arado y mira para atrás, noes apto para el reino de Dios» [Lc 9,26].

6. Nos, considerando estos peligros delalma que son mucho mayores que los delcuerpo, hallamos que es más seguro ymás cierto pasar por los peligros corpo-rales, antes que ser comprendidos delan-te de Dios en los peligros espirituales. Demanera que, por cualquier vía, estamosdeterminados a ir a China. El suceso denuestro viaje espero en Dios nuestro Se-ñor que ha de ser para acrecentamientode nuestra santa fe, por mucho que losenemigos y sus ministros nos persigan;porque «si Dios estuviere por nosotros

¿quién tendrá victoria contra nosotros?»[Rm 8,31].

7. Cuando la nao fuere de este puertode Sanchón para Malaca, espero en Diosnuestro Señor que llevará nuevas nues-tras, de cómo fuimos recibidos en Can-tón; porque de Cantón a este puerto siem-pre vienen navíos, en los cuales podré es-cribir lo que pasamos de aquí hasta Can-tón, y lo que nos hizo el gobernador deCantón.

Alvaro Ferreira y Antonio China vinie-ron siempre enfermos; ahora, por la mi-sericordia de Dios, hállanse mejor. Halléque Antonio no sirve para intérprete, por-que se le olvidó hablar chino. Ofrecióse air conmigo por intérprete un Pedro López,que fue cautivo de Antonio de López deBobadilla, que murió en el cerco de Mala-ca. Sabe leer y escribir portugués, y tam-bién lee y escribe algún tanto chino. Ofre-cióse con mucho ánimo y voluntad a ir con-migo. Dios se lo pagará en esta vida y enla otra. Encomendadle a Dios nuestro Se-ñor, que le dé el don de la perseverancia.

8. Como llegamos a Sanchón, hicimosuna iglesia, y dije misa cada día hasta queenfermé de fiebres. Estuve enfermo quin-ce días; ahora, por la misericordia de Dios,hállome con salud. Aquí no faltaron ocu-paciones espirituales, como en confesary visitar enfermos, hacer amistades. Deaquí no sé qué más o haga saber, sino queestamos muy determinados a ir a China.Todos los chinas que nos ven, digo hom-bres honrados mercaderes muestran hol-gar y desear que vayamos a China, pa-reciéndoles que llevamos alguna ley es-crita en los libros que será mejor que laque ellos tienen, o por ser amigos de no-vedades. Todos muestran grande placer,aunque ninguno nos quiere llevar, por lospeligros en que se pueden ver.

Escrita en Sanchón.

Doc.131 – Carta al Padre Francisco Pérez

San Francisco de Javier. Cartas selectas106

9. La iglesia de nuestra Señora [delMonte] y el colegio, si fuere nuestro, que-dará todo aquello que es de la Compañíade Jesús, al Padre Vicente Viegas [sacer-dote secular, beneficiado de Malaca], en-tregado todo por vuestra mano, quedán-dole un traslado de la donación que hizoel señor Obispo de la Casa de nuestra Se-ñora a la Compañía del nombre de Jesús;de manera que ni el Vicario ni ningunootro tenga que entender con la iglesia denuestra Señora, ni con el Padre VicenteViegas. Y así rogaréis mucho al Padre Vi-cente Viegas, de vuestra parte y mía, quequiera aceptar este cargo por amor deDios, hasta que de la India el rector deSan Pablo prevea de alguna persona quevenga a estar en Malaca. Y si a vos os pa-reciere bien que quede con él Bernardo,quedará para enseñar a los niños.

10. Yo estoy aguardando cada día unchino que ha de venir de Cantón a llevar-me. Plegue a Dios que venga, así comoyo lo deseo; porque, si acaso Dios no loquiera, no sé lo que haré, si irme a la In-dia o a Siam, para de allí juntarme a laembajada que el rey de Siam manda al reyde China. Esto os lo escribo, porque di-gáis a Diego Pereira que si él ha de ir aChina, y por alguna vía me pudiere escri-bir a Siam, me escriba, para que nos jun-temos allá o en algún otro puerto de Chi-na. Con Diego Pereira tendréis mucha amis-tad, así en Malaca como en la India, en-comendándolo a Dios primeramente, ydespués en todo lo demás que lo pudiereisfavorecer, pues tan amigo de nuestra Com-pañía.

Cristo nuestro Señor nos dé su ayuda yfavor. Amén.

De Sanchón, hoy 22 de octubre, añode 1552.

Vuestro todo en Cristo

FRANCISCO.

Doc. 133

Al Padre Gaspar Barzeo, Goa

Sanchón 25 de octubre 1552

IHUS.

La gracia y amor de Cristo nuestro Se-ñor sea siempre en nuestra ayuda y fa-vor. Amén.

1. Del estrecho de Singapur os escribímuy largamente. Ahora lo que mucho osencomiendo, es que de vos mismo ten-gáis muy especial cuidado, porque si locontrario hiciereis, ninguna cosa de vosespero.

Las memorias que os dejé, no os olvi-déis de leerlas y cumplirlas principalmen-te aquella en que os encomendé que to-dos los días os ejercitaseis; y mirad bienque no os olvidéis de vos, considerandolo que Dios por vos y por los de la Com-pañía hace.

Y mirad bien que yo holgaría mucho,por el bien que os quiero, así a vos comoa todos, que miraseis más lo que Dios dejade hacer por vosotros, que lo que porvosotros hace; porque con lo primero osconfundiréis y humillaréis, y conoceréiscada día más vuestras flaquezas y ofen-sas contra Dios; y con lo segundo, co-rréis riesgo muy grande de una engañosay falsa opinión, haciendo fundamento enlo que no es vuestro, ni hecho por vos,sino solamente por Dios. Y mirad a cuán-tos hizo mal esto; y cuán dañosa peste esésta en la Compañía.

2. A Japón fueron Baltasar Gago, Duartey Pedro de Alcáçova; y fueron en buenaembarcación. Espero en Dios nuestro Se-ñor que los llevará a salvamento a Aman-guchi, donde está el padre Cosme de To-rres y Juan Fernández. Para el año próxi-mo os encomiendo que mandéis allá al-guna persona de gran confianza y que ten-ga letras; y si del reino no vinieran este

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año personas que puedan ir, en tal casoparéceme que será bien que vaya Antoniode Heredia. Y para esto va Francisco Péreza estar en Cochín, en lugar de Antonio deHeredia, o de otro cualquiera que allá es-tuviere; porque no está Malaca ahora endisposición que se pueda hacer tanto fru-to como en Cochín. Y no llevará Antoniode Heredia sino algún lego, y éste muyexperimentado y probado y de ingenio paratomar la lengua.

3. A Maluco mandaréis, en compañíade Juan de Beira, algunas personas que avos bien pareciere, que tienen virtud, paraallá poder hacer fruto; y trabajad por man-dar a Juan da Beira contento; pues en laspartes de Maluco hay ahora tanta dispo-sición para acrecentar nuestra santa fe. Ypor consiguiente todos los años tendréiscuidado de proveer a las partes de Malucode lo necesario; y las personas que allámandareis, no sean sino muy probadas yde mucha experiencia.

4. En virtud de santa obediencia os en-comiendo y mando que, si algún lego osacerdote hace algún pecado público es-candaloso, a ese tal luego lo despidáis, yno lo recibiréis por ruegos de ninguno,salvo si no fuere tanta la penitencia y elconocimiento del yerro; que por esta víasolamente se podrá haber misericordia, ypor otra ninguna no, aunque os ruegue elvirrey y toda la India junta con él.

Y mirad que los que yo despedí, y osmandé en virtud de obediencia que no losrecibieseis, por ninguna vía los recibáis;y si tanta enmienda y penitencia públicapor muchos días hicieren, les podréis daruna carta para el rector de Coímbra; por-que para estas partes no son necesarios,y allá podrán aprovechar.

5. También os encomiendo mucho querecibáis muy pocos en la Compañía; y losque recibiereis, sean personas de quienestiene la Compañía necesidad. y para el

servicio de casa, mirad bien si sería me-jor tomar o comprar algunos negros, queservirse de muchos que quieren entrar enla Compañía. Esto lo digo, por lo que allávi y conocí de los que conmigo vinieron.

6. Yo llegué a este puerto de Sanchón,que está treinta leguas de la ciudad deCantón. Cada día espero a un hombre queme ha de llevar, con el cual estoy ya con-certado que me ha de llevar por doscien-tos cruzados; esto por las grandes prohi-biciones y penas que hay en China paraquien llevare persona extranjera sin cha-pa del rey. Espero en Dios nuestro Señorque todo tendrá muy buen suceso.

7. Por nueva cierta tengo que este reyde China tiene mandado fuera de su reinociertas personas a una tierra, para sabercómo rigen y gobiernan, y las leyes quetienen; por lo que me dicen estos chinosque el rey ha de holgar de ver una ley nue-va en su tierra. [El emperador Che Tsongera taoista, adverso al budismo de sus pre-decesores; destruyó los templos budistasde su ciudad y sus ídolos. Era supersti-cioso y al mismo tiempo deseoso de ins-truirse y conocer sus errores].

Lo que allá pasare, yo os lo escribiré lar-gamente. Nuestro Señor nos junte en lagloria del paraíso. De este puerto de San-chón de China, a 25 de octubre de1552años.

Todo vuestro en Cristo,

FRANCISCO.

8. A todos los hermanos y padres de laCompañía me encomendaréis mucho, ya todos los devotos y devotas de casa. Alos frailes de San Francisco y de SantoDomingo los visitaréis, y me encomen-daréis mucho a ellos y en sus santas ora-ciones y devotos sacrificios. Fue escritatan de prisa esta carta, que no sé cómova; por otra vía, antes que vaya a China,os escribiré más largo.

Doc.133 – Carta al Padre Gaspar Barzeo

Índice

Introducción, 3.

Biografía, 4.

Primer viaje: a la India (1541)

Doc.11 –A los P.P. Ignacio de Loyola y Juan Coduri, Roma, 6.

Doc.13 –A sus compañeros residentes en Roma, 6.

Doc.14 –Doctrina Cristiana; Catecismo breve, 10.

Doc.15 –A sus compañeros residentes en Roma, 13.

Doc.16 –Al P. Ignacio de Loyola, Roma, 17.

Doc.19 –Al P. Ignacio de Loyola, Roma, 19.

Doc.20 –A sus compañeros residentes en Roma, 22.

Doc.22 –A Francisco Mansilhas, Punicale, 30.

Doc.23 –A Francisco Mansilhas, Punicale, 30.

Doc.41 –A Francisco Mansilhas, Punicale, 31.

Doc.46 –A Juan III, Rey de Portugal, 32.

Doc.48 –A sus compañeros residentes en Roma, 35.

Segundo viaje: a Indonesia (1545)

Doc.55 –A sus compañeros de Europa, 39.

Doc.59 –A sus compañeros residentes en Roma, 44.

Doc.63 –Al P. Simón Rodrigues, Portugal, 51.

Doc.70 –Al P. Ignacio de Loyola, Roma, 53.

Doc.85 –A la Compañía de Jesús, Europa, 58.

Tercer viaje: a Japón (1549)

Doc.90 –A sus compañeros residentes en Goa, 63.

Doc.96 –A sus compañeros de Europa, 78.

Doc.97 –Al P. Ignacio de Loyola, Roma, 92.

Doc.109 –A Juan III, Rey de Portugal, 95.

Cuarto viaje: a China (1552)

Doc.122 –A Diego Pereira, 98.

Doc.128 –A Juan Japón, Malaca, 101.

Doc.129 –A Diego Pereira, 102.

Doc.130 –Al P. Francisco Pérez, Malaca, 103.

Doc.131 –Al P. Francisco Pérez, Malaca, 104.

Doc.133 –Al P. Gaspar Barzeo, 106.

Mapa, 108.

Índice, 109.