salud en el perú

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SALUD EN EL PERÚ Cuando analizamos los factores que promueven u obstaculizan el desarrollo de la salud, nos vemos enfrentados a grandes retos que nos exigen plantear estrategias para realizar una acción intensificada y focalizada en los determinantes que generan inequidades. La educación es un factor esencial en la calidad de vida de las personas y en su nivel de salud, y es uno de los pilares sobre los cuales se sostiene el desarrollo humano. Los estudios realizados demuestran que el estado de bienestar aumenta de acuerdo con el nivel de educación, lo cual refleja el impacto positivo de éste en el cuidado de la salud, en el cambio de comportamientos e, igualmente, en el acceso y la utilización efectiva y oportuna de los servicios de salud. El abordaje de la salud desde el marco conceptual de la promoción de la salud implica emprender un proceso orientado a desarrollar habilidades y a generar mecanismos políticos, organizativos y administrativos que permitan a las personas y a sus comunidades tener un mayor control sobre su salud y mejorarla. En tal sentido, la educación juega un rol fundamental. Actúa de manera directa sobre la inteligencia y las habilidades cognoscitivas, y también en el desarrollo de competencias y de estilos de vida saludables. Asimismo, tiene un fuerte impacto en los niveles de ingreso y crecimiento económico, en el

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Page 1: Salud en El Perú

SALUD EN EL PERÚ

Cuando analizamos los factores que promueven u obstaculizan el desarrollo de

la salud, nos vemos enfrentados a grandes retos que nos exigen plantear

estrategias para realizar una acción intensificada y focalizada en los

determinantes que generan inequidades.

La educación es un factor esencial en la calidad de vida de las personas y en

su nivel de salud, y es uno de los pilares sobre los cuales se sostiene el

desarrollo humano.

Los estudios realizados demuestran que el estado de bienestar aumenta de

acuerdo con el nivel de educación, lo cual refleja el impacto positivo de éste en

el cuidado de la salud, en el cambio de comportamientos e, igualmente, en el

acceso y la utilización efectiva y oportuna de los servicios de salud.

El abordaje de la salud desde el marco conceptual de la promoción de la salud

implica emprender un proceso orientado a desarrollar habilidades y a generar

mecanismos políticos, organizativos y administrativos que permitan a las

personas y a sus comunidades tener un mayor control sobre su salud y

mejorarla. En tal sentido, la educación juega un rol fundamental. Actúa de

manera directa sobre la inteligencia y las habilidades cognoscitivas, y también

en el desarrollo de competencias y de estilos de vida saludables. Asimismo,

tiene un fuerte impacto en los niveles de ingreso y crecimiento económico, en

el desarrollo social, en la alimentación y la nutrición, así como en las

diferencias de género y posición social.

Al reconocer que la educación es uno de los determinantes sociales de la

salud nos vemos en la necesidad de analizar tanto la dimensión global de esta

relación como cada una de las interacciones que se producen con otras

variables del desarrollo humano. Esto implica una intervención política y social

que articule los esfuerzos del Estado y de la sociedad civil, y cuyos actores

compartan los objetivos de equidad, solidaridad y derechos.

Sólo así estaremos en condiciones de construir un país más saludable.

Page 2: Salud en El Perú

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió, en 1948, que la salud es

“Un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la

ausencia de enfermedad o dolencia”. Se trata de un concepto positivo que

acentúa los recursos sociales y personales, así como las aptitudes físicas y

mentales. Así mismo, la salud es un proceso de desarrollo de capacidades

personales para lograr autosuficiencia y bienestar, de acuerdo con el sexo, la

edad y las necesidades sociales. Es mantenerse indemne de incomodidades

profundas, de insatisfacciones y de grandes frustraciones, libre de incapacidad

y malestar crónico, y comportarse de modo tal que se propicie la creatividad, el

aprendizaje, el desarrollo de las potencialidades y el disfrute pleno de la vida.

En ese sentido, la salud es un recurso para la vida diaria, no el objetivo de la

vida.

De acuerdo con el médico e historiador Henry Sigerist (1941), la salud se

promueve a través de un patrón decente de vida, buenas condiciones de

trabajo, educación, actividad física, descanso y recreación. Sigerist también

había dicho que la salud no era sólo la ausencia de enfermedad, sino además

una actitud positiva hacia la vida y la aceptación de las responsabilidades que

ésta nos brinda, siendo la creación de ambientes y entornos saludables un

aspecto fundamental.

La promoción de la salud, según la Carta de Ottawa (1986), consiste en

proporcionar a los pueblos los medios necesarios para mejorar su salud y

ejercer un mayor control sobre ésta. Para alcanzar un estado adecuado de

bienestar físico, mental y social, un individuo o un grupo debe ser capaz de

identificar y satisfacer sus necesidades, de cambiar y adaptarse al medio

ambiente. Es un proceso social y político que no solamente se dirige a

fortalecer las habilidades y el conocimiento de los individuos en el tema de la

salud, sino también a cambiar las condiciones sociales, ambientales y

económicas para aliviar su efecto en la sociedad y en la salud de cada

persona.

Desde una perspectiva integral, la salud es el resultado de una serie de

factores determinantes como la educación, los estilos de vida, el género, el

ingreso económico, la alimentación, el acceso a los servicios de salud, la

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cultura, etcétera. Estos factores no actúan directamente como causa y efecto,

sino que interactúan en diferentes magnitudes

y sincronizada mente para lograr un particular estado de salud. Podemos

afirmar, en tal sentido, que la relación es multidireccional. Existen

determinantes que tienen una acción más directa sobre la salud, en tanto que

otros actúan a través de intermediaciones.

1.1 Determinantes sociales de la salud

La determinación de la situación de salud no es un proceso simple, mecánico,

con claras relaciones de causa efecto, sino más bien un proceso complejo,

dinámico, cambiante de una realidad a otra, en el que los factores

determinantes actúan como una red de interacciones y no en forma lineal.

La educación tiene repercusiones importantes en otras variables cuyos efectos

sobre la salud son determinantes, y de esta manera también actúa

indirectamente sobre ésta. Entre las más importantes variables con estas

características están:

- El tipo de ocupación, que está relacionado con los niveles de ingreso y, por

ende, con la capacidad adquisitiva de la población y sus posibilidades de

acceso a servicios y medios de subsistencia.

- La calidad del entorno o medio ambiente, que juega un papel crucial en la

salud por sus características protectoras y de provisión de insumos básicos

para una vida saludable.

- La alimentación y nutrición, que se constituye en el elemento esencial y de

soporte para una vida saludable, y cuyo déficit crea las condiciones para la

adquisición de diversas enfermedades.

- Las redes de apoyo social, que amplían las posibilidades de satisfacer las

necesidades individuales. Este apoyo social no sólo está relacionado con la

existencia de instituciones y organizaciones públicas y de la sociedad civil, sino

con la confianza que los ciudadanos tienen en ellas y que les permite

establecer un vínculo efectivo y aprovecharlas con eficacia.

Page 4: Salud en El Perú

- La equidad de género, que además de garantizar las mismas oportunidades

en el acceso a los servicios y a los medios de generación de recursos para

hombres y mujeres, permite una distribución equitativa de responsabilidades y

de disfrute de derechos entre géneros en la vida cotidiana, con repercusiones

también en el bienestar de los hijos, aspectos fundamentales para una vida

saludable.

La relación de los niveles educativos con cada una de las variables no es

unidireccional: todas ellas actúan a la vez sobre la educación e interactúan

entre sí.

Se ha demostrado que la educación es uno de los determinantes sociales con

mayor influencia en el bienestar físico, mental y social.

Su efecto determinante puede ser medido de manera directa, pues la

adquisición de conocimientos permite el desarrollo de competencias y

habilidades para resolver problemas cotidianos, tomar decisiones acertadas y

oportunas, cambiar actitudes impregnadas por creencias culturales represoras

por otras más autónomas, etcétera, todo lo cual redunda en el cuidado y la

preservación de la salud, así como en la búsqueda de la atención adecuada

cuando aparecen problemas que atentan contra ésta.

No obstante, el mayor peso que tiene la fuerza determinante de la educación

se percibe cuando ésta interactúa con otros determinantes sociales de la salud.

Así, la influencia de la educación es crucial en el acceso diferenciado al empleo

y, por ende, a los ingresos y a la capacidad adquisitiva, lo cual, a su vez,

permite un acceso segregado al hábitat y a la conformación de entornos

saludables. Hemos visto también cómo la educación tiene un poder

determinante en los cambios en las relaciones de género, que permite que las

mujeres puedan tomar decisiones en forma más autónoma respecto a diversos

aspectos que atañen a su salud y al control sobre su propio cuerpo, tales como

decidir cuándo acudir a los servicios de salud independientemente del permiso

del marido, negarse a tener relaciones sexuales cuando saben que su pareja

es portadora de una ETS, proveerse de anticonceptivos cuando deciden

controlar su fecundidad, o tener mejores condiciones para enfrentar la violencia

de su pareja contra ellas.

Page 5: Salud en El Perú

A mayor nivel de educación de los padres de familia, hay mejores indicadores

de salud. La educación tiene efectos diferenciados en diversos aspectos de la

salud.

Hemos podido comprobar cómo en todos los asuntos referidos a la salud del

niño, el nivel educativo de la madre tiene un peso muy fuerte. En diversos

aspectos del desarrollo infantil —tales como la nutrición, la prevención de

enfermedades, la atención adecuada y oportuna cuando se presenta algún

problema de salud—, a mayor nivel educativo de la madre, mayor garantía para

la vida y la salud del niño. En parte, esto se refleja en un indicador global como

la tasa de mortalidad infantil, cuyo nivel guarda una relación perfecta e inversa

con el grado de educación de la madre. Para los niños mayores de un año, la

influencia de la educación de su madre se refleja, entre otros, en el porcentaje

de desnutrición crónica, el cual se eleva enormemente a medida que el grado

de escolaridad disminuye.

Hemos podido comprobar que se produce un salto muy importante en el

cuidado de algunos aspectos de la salud cuando se pasa de la educación

primaria a la secundaria. Esta diferenciación notable se da en el descenso de la

mortalidad infantil, pues a pesar de que para el año 2000 su nivel se había

reducido considerablemente, el paso de la primaria a la secundaria de las

madres significa una caída de la tasa en 44%.

Hay aspectos que, al parecer, están asociados a este hecho, tales como el

acceso desigual a los medios de comunicación —y, por ende, a la información

—, pues es considerable el incremento en este acceso cuando las mujeres

tienen nivel educativo secundario respecto de las que tienen apenas primaria.

Este estudio también comprueba cómo esta situación se ve reflejada en una

diferencia ostensible en conocimientos elementales de salud entre las mujeres

con educación secundaria y las que tienen primaria, tales como el uso de sales

rehidratantes en caso de infecciones diarreicas agudas, o respecto a cuándo

llevar al niño a un establecimiento de salud en caso de evidentes signos de

emergencia. Todo esto juega un papel importante en determinar la vida o la

muerte de los niños.

Page 6: Salud en El Perú

Por otra parte, hay aspectos relacionados con la propia salud de la mujer que

sólo se ven impactados considerablemente por la educación cuando ella tiene

estudios superiores. Éste es el caso, por ejemplo, de la violencia física, puesto

que ocurre un cierto descenso —a pesar de que también en este nivel

educativo la prevalencia es alta— sólo cuando ellas tienen educación superior.

Lo mismo ocurre cuando se les pregunta si tienen la última palabra en

decisiones respecto a su propia salud. Así, estos resultados brindan indicios de

que las mejores condiciones para un mayor empoderamiento femenino y de

equidad de género empiezan a configurarse únicamente cuando las mujeres

alcanzan este nivel educativo.

También, en algunos casos, el incremento del nivel educativo trae aparejadas

situaciones adversas para la salud, con relación sobre todo a los estilos de vida

saludable. Hemos comprobado que a mayor nivel educativo, más ingesta de

alcohol y de tabaco, lo cual, probablemente, esté en relación con la mayor

capacidad adquisitiva de quienes tienen más escolaridad y con el estilo de vida

social, que conlleva la mayor frecuencia de eventos festivos y de reuniones

amicales. Creemos que se hace necesario indagar más sobre los cambios en

los estilos de vida saludable de acuerdo con el estatus socioeconómico, y

hacer la diferenciación entre los hábitos adquiridos socialmente en la educación

no formal.

Por la información obtenida, se evidencia también que, en el caso de las

mujeres, el paso de la primaria a la educación secundaria y/o superior les

significa un importante incremento porcentual en las afecciones de ETS. Habría

que considerar que las mujeres que no tienen educación y las que sólo tienen

primaria están concentradas fundamentalmente en las zonas rurales, mientras

que las demás habitan sobre todo en las urbes. La posibilidad de contagio en el

área rural es menor, por el más bajo nivel en el intercambio y la multiplicidad de

parejas sexuales respecto de lo que ocurre en la ciudad, lo cual podría ser una

explicación.

Por último, existen situaciones en las que la educación aún no tiene el peso

que se espera para mejorar el bienestar y la salud. Si bien hay alguna relación

positiva entre educación y cada uno de estos aspectos, los porcentajes para

todos los niveles educativos son muy bajos. Esto ocurre, por ejemplo, con el

Page 7: Salud en El Perú

lavado de manos con detergente o jabón luego del contacto con elementos

contaminantes o como precaución higiénica antes de la preparación de los

alimentos. Ciertamente, a mayor nivel educativo, mayor porcentaje de lavado

de manos, pero en el mejor de los casos esta costumbre resulta poco

frecuente. De la misma manera, hay poca conciencia acerca de la necesidad

de buscar ayuda especializada cuando se percibe algún problema vinculado a

la salud mental. Hay una relación positiva con el nivel educativo pero,

igualmente, en el mejor de los casos apenas se supera la cuarta parte de la

demanda sentida.

Durante los últimos 30 años, se han incrementado significativamente los

niveles de escolaridad la población peruana, que han llegado a extenderse a

todos los rincones del país. Esta realidad constituye un factor determinante en

el mejoramiento de la salud. Sin embargo, también hemos podido notar que, a

la par que la extensión educativa, la calidad de esta educación es muy baja,

teniendo en cuenta el escaso rendimiento de los escolares en los distintos

grados de educación, incluso comparándolos con los puntajes obtenidos por

los demás países de la región.

Si bien es cierto que, a pesar de estas características, la educación actúa

como un poderoso determinante de la salud, esto estaría señalándonos que si

la educación impartida fuera de mayor calidad, los resultados respecto al

bienestar y a la salud serían mucho mejores. Así, comprobamos que en varios

aspectos de la salud el impacto de la educación sólo es efectivo cuando se

pasa de la primaria a la secundaria, pero si se cumplieran los objetivos en la

adquisición de conocimientos, actitudes y competencias, así como en el

desarrollo de capacidades que se ha propuesto para la primaria, no tendría que

ser necesario pasar a la secundaria para que el impacto en la salud fuera más

notorio.

La educación escolarizada, aun si no brindara contenido alguno relacionado

directamente con la salud, otorga una serie de competencias que permite a las

personas acceder a otros servicios de información, los cuales serán asimilados

si se han adquirido las habilidades para hacerlo. De lo contrario, las personas

podrán contar con el medio físico —un aparato de radio o de televisión, o

información impresa— pero no serán capaces de procesar los datos. Al

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parecer, estás competencias mínimas, con todas las deficiencias, se adquieren

recién con el nivel de educación secundaria, y de ahí el probable impacto de

ésta.

La educación es un componente fundamental para el desarrollo; por ende,

requiere toda la atención y priorización del Estado. Una educación de calidad y

con pertinencia se reflejará en una generación de seres humanos que

construya un desarrollo humano sostenible y saludable