salsa en cali

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"La Salsa en Cali: Cultura Urbana, Música y Medios de Comunicación" Este artículo es una condensación del libro "La Salsa en Cali: Cultura Urbana, Música y Medios de Comunicación" escrito comoresul- tado de una investigación hecha en la ciudad de Cali, entre 1982 y 1987. tiste ¡itlíenlo se refiere n la formación en proceso tic uiii) oillur;i popular iirtniíui, gestada en función del consumo y l:i recepción, esto es, la apropiación de los géneros de la música popular afrocubana, producida a lo largo del siglo 20 y de su derivada "La Salsa", creada hacía 1960, ya no en Cuba sino en Nueva York y Puerto Rico. Este ensayo se estructura a partir de una pregunta-problema, hilo conductor de una reflexión fundamentada en la visión interdis- ciplinaria que nos permite hoy el conocimien- to desarrollado por las ciencias sociales sobre nuestra realidad histórica, local, regional y nacional. Alejandro Ulloa Sanmlguel* •Profesor del Dcpa ría memo de Ciencias de la Co- municación, Universidad del Valle, Cali. ¿Porqué la Salsa en Cali? Es esta la pregunta, que trans- formada a lo largo de la exposición, propicia, en oír» nivel, el análisis de un nltjcUi cultural tomo la música popular Lal inoaiuuricana y sus condiciones de recepción, lie las prácticas con- figuradas a su alrededor, y de los usos que de ella hacen sectores específicos, en una ciudad lat¡nosuramericana como Santiago de Cali. Creemos que no sólo es necesario estudiar las culturas tradicionales y las raíces de una identidad, sino también aquellas culturas e identidades locales y regionales que se están configurando actualmente en America Latina, en sus centros urbanos, como expresión de una nueva sensibilidad, contemporánea, que a pesar de sus vínculos con el pasado se ha for- mado enteramente -para el caso de Cali- en la joven ciudad, en la ciudad adolescente de los últimos 50 años, cuando llega a ser propiamente un centro urbano, comercial e industrial, "polo de desarrollo" y epicentro receptor de migraciones ínter regionales que junto a los

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cali una sociedad salsera

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  • "La Salsa en Cali: Cultura Urbana,Msica y Medios de Comunicacin"

    Este artculo es una condensacin dellibro "La Salsa en Cali: Cultura Urbana, Msicay Medios de Comunicacin" escrito comoresul-tado de una investigacin hecha en la ciudadde Cali, entre 1982 y 1987.

    tiste itlenlo se refiere n la formacin enproceso tic uiii) oillur;i popular iirtniui, gestadaen funcin del consumo y l:i recepcin, esto es,la apropiacin de los gneros de la msicapopular afrocubana, producida a lo largo delsiglo 20 y de su derivada "La Salsa", creadahaca 1960, ya no en Cuba sino en Nueva Yorky Puerto Rico.

    Este ensayo se estructura a partir de unapregunta-problema, hilo conductor de unareflexin fundamentada en la visin interdis-ciplinaria que nos permite hoy el conocimien-to desarrollado por las ciencias sociales

    sobre nuestrarealidad histrica,local, regional ynacional.

    Alejandro Ulloa Sanmlguel*

    Profesor del Dcpa ra memo de Ciencias de la Co-municacin, Universidad del Valle, Cali.

    Porqu la Salsa enCali? Es esta lapregunta, que trans-

    formada a lo largo de la exposicin, propicia,en or nivel, el anlisis de un nltjcUi culturaltomo la msica popular Lal inoaiuuricana y suscondiciones de recepcin, lie las prcticas con-figuradas a su alrededor, y de los usos quede ella hacen sectores especficos, en unaciudad latnosuramericana como Santiago deCali.

    Creemos que no slo es necesario estudiarlas culturas tradicionales y las races de unaidentidad, sino tambin aquellas culturas eidentidades locales y regionales que se estnconfigurando actualmente en AmericaLatina, en sus centros urbanos, como expresinde una nueva sensibilidad, contempornea, quea pesar de sus vnculos con el pasado se ha for-mado enteramente -para el caso de Cali- en lajoven ciudad, en la ciudad adolescente de losltimos 50 aos, cuando llega a ser propiamenteun centro urbano, comercial e industrial, "polode desarrollo" y epicentro receptor demigraciones nter regionales que junto a los

  • uourriN socio OCONOM ico NI
  • LA SAI,SA l!N CALI: CULTURA UIU1ANA

    emerge como indicador del proceso socio-cul-lural surgido en la ciudad contempornea.Es pues, una pregunta histricamenteelaborada; deviene como resultado del procesoen desarrollo, implicando de paso una in-stitucin; pero, cmo transformar nuestras in-stituciones en conceptos, o en reflexiones sis-tematizadas? Como sallar el abismo cpis-lcinnlf>kxi que se par i las evidencias cmpnrasik' l:i i.'.l:ibiir;icii Ic-rk'i' l-i uxi^v-iici esmayor cuando se [rata de un Iciimcno alque adherimos de antemano; por lo tanto esnecesario un distandamiento que evite la den-I i Tica ci ti fcil y acrlicu del sujclo con et ob-jeto. Estos problemas, de orden metodolgico,son tambin asumidos en conjunto como parlede la investigacin.

    Las evidencias son muchas, los in-dicadores se multiplican por doquier, en lacapacidad de convocatoria que esta msicatiene para ambos sectores de la ciudad; en lacomunicacin establecida a travs del lenguajecorporal; en el barrio donde se arma una rumbaa ritmo de salsa, para recoger los fondos conlos cuales se pueda terminar la escuela queel estado ha sido incapaz de concluir. En cier-ta literatura que registra la nueva sen-sibilidad gestada en la joven ciudad: ("Que vivala msica", "Bomba Cmara","Celia Cruz reinerumba", "Acelere", "Pepe Botellas", "San Car-los: te acords Hermano?"). Es un discoque aparece como un homenaje a la cam-pana y al campanero, un instrumento y unintrprete ignorados en la tradicin orquestalde los salseros; en los campaneros adolescen-tes que un buen da aparecen en las esquinasde los barrios populares, y en los colegios,acompaando con su instrumento y su "tilico",la cancin de moda en la radio; en la orquestalocal, que con msicos de Cali y Palmira, recogelas vivencias del campanero adolescente y lastraduce al sentimiento musical. El reciclajemismo por el que pasan estos acontecimientos,las prcticas de produccin, recepcin y con-sumo de la salsa, as corno los usos y los modosde apropiacin que diferentes sectores socialeshacen de ella, constituyen sin duda, indicadoressuficientes para pensar que "la salsa en Cali"es algo ms que una moda o un nuevo objetode consumo y de mercado.

    Por qu la Salsa en Cali? Es la preguntaque nos impulsa a considerar estos problemas.La hiptesis que me propongo discutir aqu,buscan una respuesta que slo puede ar-ticularse si tenemos en cuenta la formacin dela ciudad contempornea. De aqu que, en estesentido, "la sulsu en Cali" se entienda como unpretexto para pensar en la configuracinsociociillural de nuestra urbe a lo larpti delas 1111'un as dcadas. Y elln niplk-ii, por supues-to, un dcsplu/ainiunlo metodolgico: El problema tratado aqu se enmarca en

    lo que el Socilogo Alvaro CamachoGuizado ha definido como la segunda va parael estudio de la nacionalidad: "El conocimien-to y Reinterpretacin de la Colombia Contem-pornea. Esta tendencia incluye estudios decomunidad, de procesos regionales, de estruc-turas locales y nacionales y de coyunturas so-ciales. La gama es variada... y puede asimilarsepara el examen de las posibilidades de estmulode un sentimiento de nacionalidad que le salgaal paso al machismo chovinista, basado en la ig-norancia de lo que es nuestro pas y lo queen l sucede...!/

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  • l)OLEnNSOClOCCONOMICONe19

    Este ensayo se enmarca en "el conocimien-to y la reintcrpretacin" de la Colombia actual;especficamente en una de sus principalesciudades: Santiago de Cali, centro industrialy comercial fundado hace 450 tinos, de loscuales, 4(K) son la historia de "un pueblo", y losltimos 50, los de la ciudad, los que en verdadnos interesa explorar aqu.

    Los Puntos de PartidaDos "punios de partida" estn a la base

    de esle anlisis: el primero consisle en con-siderar "la salsa en Cali" como fenmeno cul-tural, (y no exclusivamente musical, o comer-cial), caraclcrslico de la segunda mitad de estesiglo, en los pases caribellos, enl re ellos Colom-bia, donde se manifiesta parcialmente en al-gunas ciudades y de manera muy especial enCali. El segundo punto presume la convergen-cia en esta ciudad de las causas estructuralesdeterminantes en la configuracin de unproceso socio-cultural urbano en el que hanparticipado varias generaciones.

    Me propongo entonces desarrollar los dos"puntos de partida" para explicar porqu unfenmeno caribeo se produce en unaciudad enclavada en un valle de la cordillera delos Andes. En ltimas, se (rala de explicarporqu en algunos aspectos Cali pertenece msa la cu l tu ra "Caribea" que a la Andina a pesarde estar geogrficamente lan lejos del Caribe ytan cerca de los Andes: o en oirs palabras,para entender porqu a pesar de haber depen-dido polticamente de ciudades Andinas comoQuito y Popayn, Cali lermin asimilando lacultura musical cubana y el hedonismo delCaribe.

    Por que la Salsa en Cali? LasHiptesis

    La industrializacin de la ciudad, sucrecimienlo urbano y la concentracinpoblaeional, (a raz de la violencia poh'liea queexpuls a los campesinos de su habitat desdefines de tos aos 40) son 3 fenmenos ocurridosparalelamenle en los ltimos 50 aos: son anuestro juicio, los aspectos ms importantes enla configuracin socioeconmica de Santiagode Cali. Es en la dinmica conflicliva de esleproceso donde ubicare los modiis de

    ADRIL DE 1989

    apropiacin de la msica popular, particular-mente la afrocubana, la de vieja guardia, (aos30-50) y despus, a partir de los 60, laapropiacin-produccin de la salsa y las im-pl (canfines derivadas de su presencia enCali, < ,

  • LA SA15A EN CALI: CULTURA URBANA

    desarrolladas que hoy en el nuevo contextociudadano participan del proceso objeto denuestro ensayo.

    Estos elementos aparecen como indicadoresde la presencia de una cul tura negra y un tasadoAfricano, proyectados cu la conformacin deCali, umi ciudad que termin estando ms cercaculluralmcnlc del Caribe, que de los Andes;cercana, determinada histricamente porhaberse dado en ambas regiones el esclavismobajo el dominio estructural del modo deproduccin capitalista. En el Caribe, a travsde la plantancin esclavista que produca parael mercado mundial; en el Valle del ro Cauca,y en Cali, a travs de la Hacienda Esclavistaque produca para el consumo interna. Enambas cultivaban la caa de azcar, el cacao,el tabaco, el pltano y los fruales. En ambosescenarios el esclavo negro fue (esligo,protagonista y vctima.

    Sinembargo, mientras la plantacin extendila explotacin hacia otros productos como elalgodn y el caf, la hacienda se dedic a laganadera extensiva. Esta diferencia no es tanimportante, porque en ltimas la diferencia fun-damental fue la demanda de fuerza de trabajo,o lo que es igual, el aumento en la trata y lacompraventa de esclavos. Micnliisi 'nCu1>;i au-ment el comercio cscluvisla promediando elsiglo XIX, en el Valle del Cauca, luc sis mineraorigin su cada desde el siglo X V I I I . Aun-que unidos por el tronco coinn de la esclavitud,los dos procesos implicaron diferencias cul-turales en su momento y en la historia posterioi,

    Plantacin esclavista y Hacienda esclavis-ta, dos espacios de produccin econmica,de deculturizacin y sincretismo, de desarraigopara el nativo africano; pero tambin, dosespacios para sembrar en sus descendientes,rasgos fsicos y culturales, de los cuales, lamsica y la danza son los ms expresivos detodos.

    Creemos que Cali, al igual que las ciudadesdel Caribe, pertenecen a una configuracin so-cial comn a varios pueblos de! continente, esosque Darcy Ribero ha llamado "Los pueblosnuevos", es decir los pueblos que en AmricaLatina surgieron bajo la influencia y la heren-cia de la plantacin esclavista. Diferentes de

    "Los pueblos Testigo", donde predomin la in-fluencia aborigen, y de los "pueblos transplan-tados", donde prevaleci la influencia Europea.

    Creemos que Cali (y su rea de influenciaregional) entra en la categora de los pueblosnuevos, en virtud de la hacienda esclax ist a, prin-cipal unidad econmica durante la colonia, quesin ser igual a la plantacin s produjo re acionesde interaccin tnica y social, en algunos aspec-tos comunes con la plantacin del Caribe. Laherencia Africana, me/ciada y mediatizada atravs de varias generaciones en complejos es-tadios del desarrollo social, permanece latenteen el ritmo y en la danza; en la pigmentacin yel mulataje extendidos por toda la ciudad, quetermin rodeada de poblaciones de "color",y en ella misma donde prevalecen asentamien-tos negros y mualos, que a causa de laspresiones sociales han do convergiendo en laciudad. Adems de la poblacin negra y mulatanativa de Cali, estn las migraciones de la CostaPacfica Colombiana y del norte del Cauca quefueron llegando a medida que se precipit ladescomposicin, del campesinado que habacolonizado las orillas de los ros y los intersticiosde las grandes haciendas, una vez liberados dela esclavitud en la segunda mitad del siglo XX.

    Esta poblacin es portadora de influenciasculi trales, prcticas, costumbres y tradiciones,ms o menos constituidas en las com-unidades de origen; destacamos entre ellas unacompetencia cultural, sto es, el sistema desabeies asociados a una prctica artstica quecomo la msica, es fundamental en la existenciacotidiana de lalcs comunidades, sobre lodo enla Costa Pacfica colombiana donde estaban loscentros mineros. Esta compeiitencia musical,se traduce en una capacidad productiva de ladanza (del currulto) y sus variantes, los in-strumentos, el modo de hacerlos, tocarlos etc.,hasta e! texto de las canciones. Hemos desuponer que en estesenlido la competencia cul-tura l de los migrantes de la Costa Pacfica hubode transformarse, integrada, a tradiciones yprcticas de la ciudad, ya. constituidas o enetapa de gestacin.

    Estas consideraciones nos llevan a pensarque en Cal se conserv desintegrada ymediatizada (sto es, en estado no puro) la

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  • ROLlTINSOCIOnCONOMICONT AHRH.DE19R9

    herencia africana de la hacienda esclavista val-lecaucana y los epiccnlros mineros. Una heren-cia que sobrevive en los loques tic! comino,el incisa y la marimba; en el cin rulan y sus dan-/.as; en la brujera del tabuco y la super-sticin negra; en la imaginera que recoge yelabora fantasas colectivas sobre sus bondadessexuales; en la cultura del chonladuro y elboroj provenientes del pacfico colombiano;en milos y leyendas urbanas como la del negroHarona en el barrio La ['laya de Culi {an-tigua sede del Ingenio Melmlcz), o la manodel negro en la Loma de la Cruz; en elhumor negro que tiene como protagonista a lara7,a, y en cicrla ideologa discr minadora... Eslaherencia afioidc de la hacienda esclavista seperpetu tambin mezclada en una mitologa yen una visin del mundo que combina creen-cias medievales Europeas, con interpretaciones"negras" contemporneas.

    Concluye sla hiptesis sealando que lascorrientes de migracin negra llegadas a Calien diversas pocas, desde el norte del Cauca,del Choc, de Buenaventura, del Palia, y engeneral de todo el Litoral Pacfico son por-tadoras del sentimiento y IH predisposicin cul-lural Afroide que se reencuentra en lamsica afrocubana de la vieja guardia.

    Este reencuentro fue activado despus delos aos 30 con el proceso de desarrollocapitalista gestado alrededor de la agroin-dustria azucarera en la regin. Mediatizado porla radio, el disco y el cine Latinoamericano delos aos 40-50 y ubicado ya en el contextocitadino, el reencuentro goz de una base cul-tural, de una sintona amplia que facilit la iden-tificacin y la adhesin al ritmo que vena deCuba y Puerto Rico, cantndole a la caa, altabaco, el azcar, el negro, la esclavitud, lamsica, el amor y los tambores.

    La recepcin activa de esle objeto culturalsera determinante en la posterior adhesin ala salsa, que traa -en lo fundamental- patroneslmbricos y meldicos similares, aunque enri-quecidos con el aporte negro y mestizo delCaribe, que encontrara en Cali un escenariopropicio para su arraigo definitivo.

    Segunda Hiptesis: El Proceso de In-dustria lizacin en Culi y en ti Valle del Cmicn.

    Esta hiptesis se refiere al surgimiento denuevos sectores sociales. De un lado, la oligar-qua terrateniente, comercial e in-diislriali/adoia que sae adelante su proyec-to econmico social, no sin antes cobrar las con-secuencias de su realizacin. De otro lado,los estratos de poblacin popular que fueronidentificndose paulatinamente en la jovenciudad: obreros, empleados, trabajadores de losservicios pblicos, del ferrocarril, de los in-genios, de la industr ia del papel, ilc loslaboratorios y las fbricas; pequeos comer-cian i es, artesanos, poblacin flotante que vay viene de municipios o veredas en intercambioincesante con el nuevo espacio, el de la dudadesclusa que abre sus puertas bajo el espejismode la civilizacin y el progreso. Hay all enaccin nuevas industrias, nuevas relaciones,nuevos productos materiales, nuevos productossociales, nuevas lneas de consumo, nuevos con-sumidores. Al lado del proletariado agrcolaque vena conformndose en pueblos ypequeos municipios Val e caucan os, se fue for-mando el proletariado industrial urbano deCali. Bajo las nuevas condiciones de produc-cin capitalista, el proceso de industrializacinmoviliz miles de personas procedentes de dis-tintas regiones, enganchadas como mano deobra a una economa crccicnle, desariolladaante todo en Cali y ciudades intermedias,que crecieron tnmbifn en este siglo al r i tmo dela ndusiriali/acin y i;l comercio. En ste elcaso tpico de Cali que lleg a ser una ciudadpropiamente dicha, despus de los aos 30, oincluso despus de los 50, as haya tenido desdesu fundacin, el ttulo postizo de "Muy noble yleal ciudad".

    Msica de Vieja Guardia y Nuevos SectoresSociales,

    Vamos a suponer que la formacin de lasnuevas masas luvo lugar no slo por su accesoa la ciudad, cuanto por su participacin en losprocesos econmico-sociales en los que direc-ta o indirectamente aparecan involucradas. Enotras palabras, hemos de creer que dichasmasas no llegaban a la ciudad ya hecha, sinoque, por el contrario, participaron activamenteen la formacin misma de la urbe que los acoga.Tanto los nativos, "caleos de cepa", como losinmigrantes que arriban a lo largo de este

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  • LASA1.SA UN CA.I: CULTURA URBANA

    perodo, contribuyeron a ensanchar y lejerun nuevo espacio. Al lado de quienes inter-vienen como protagonislas en la produccin seamontonan ciertos y miles de marginados|iic la maquinaria no alcan/a a digerir, pero(uc sobreviven a la espera ir/a mientras seacomodan en algn rincn o se instalan en laperiferia de la urbe. Con ellos se completaba elelenco de los nuevos actores sociales. Muypronto cada clase se diferenciara no slo de surelacin con el capital, como por el sistema derepresenlacionesy prcticas sociales que harande .su cotidianidad mundos diferentes. Laoligarqua industrial I erra te ni en le queprevaleca como propietaria del suelo ur-bano, y del poder poltico, extendi sustentculos a los medios de comunicacin; laprensa y la radio fueron despus de los anos 50,presa de sus intereses. Cada vez ms cerradasobre s misma, sus relaciones econmicasatravesaron lazos familiares mediantevnculos incestuosos entre el poder y la sangreque engrandecan a las familias ilustres... la liteen el poder ampliaba as su radio de accin amedida que estrechaba el crculo, y construasu propio universo de reconocimiento enmodelos econmicos, arquitectnicos yestticos procedentes de las metrpolis gringaso europeas.

    Desde el pimo de vista de nuestra hiptesis,la mfsica jug aqu un papel crucial comomarea distintiva en el plano de las rcpre-senl aciones colectivas de los sectores en con-flicto.

    Las masas populares que no tenan acceso ala produccin musical (exceptuando aquellos"creadores" de! folclor en la ciudad, inmigran-tes, paisas nativos de bambuco y carriel,tolimenses de guitarra y tiple o negros e cur-rulao y tambor), adoptaran eclcticamente losgneros musicales nfisinales o extranjeros quela industria cultural difunda a travs de la radio,el disco y el cine.

    Los gneros de la msica popularLatinoamericana, prevalecieron en la for-macin de una conciencia para el consumo yen la configuracin de una memoria musicalafincada como representacin de lo esttico enlos estratos pobres. El tango, el bolero, la

    msica afrocubana (de "vieja guardia"), elpasodoble, el fox trot, la ranchera y la "msicacolombiana", conviviran masivamente en unprimer momento de recepcin simultnea,mientras el gusto popular, moldeado bajo lasnuevas condiciones sociales en la ciudad,decantaba tos pblicos para cada genero ydefina los usos que crearan signos de iden-tidad adscritos :t sectores especficos de lapoblacin.

    En la zona de tolerancia {creada en 1931),en los quioscos de los barrios pobres en for-macin, en los radio-lealros (despus de! 40) yen las salas de cine, se concentrara la recep-cin masiva de los objetos musicales y losvalores simblicos implicados en los rituales delespectculo consumista.

    Entre lodos los gneros, la msicaafrocubana terminara por imponerse en losestratos populares, incluidos negros y mulatos,que acabaron teniendo como jefe a Daniel San-tos, mientras la burguesa escandalizada serefugiaba artificialmente en la msica cultade origen Europeo o se regocijaba con rit-mos tropicales como las cumbas de LuchoBermdez o los porros de Bulos Caracas. Claroque, algunas veces, a la oligarqua tambin sele sale e! negro, como cuando llevaron aCelia Cru7, y la Sonora M;i!mcera, al t'lubColombia, y despus, n MigucliUi Vakls,Mr. Bitbal, promediando la dcada del 50.

    Si afirmamos que la msica Afrocubana(precursora de la salsa), predomin sobre lasotras, es porque ella se asoci una prctica so-cial especfica que como el baile estuvo ausenteen los dems gneros musicales, cultos opopulares. En oirs palabras, quiero decir queni la ranchera, ni el baile, ni la msica colom-biana, ni el folclor negro de nuestras costas, niel folclor andino y ni siguiera el tango, con todolo que lleg a gustar en Cali, fueron recep-cionados o consumidos colectivamente, a travsdel baile. Slo la guaracha, el son, el boleto, elguaguanc, la rumba, el mambo y el chachachllegaron a predominar en el ambiente citadinocomo un onjeto que no slo era para oirlo sinopara gozarlo poniendo en movimiento un cuer-po que antes y despus de la fiesta, era dis-ciplinado por la produccin, es decir, domes-

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  • BOLETN SOCIOECONMICO N"19 ABRIL DE 1989

    ticado para el trabajo en el proceso in-dustrializador. Los dems gneros quedaransujetos a una recepcin pasiva en la que sloparticipaba el corazn. El gesto ertico, el acer-camiento y el recnciicnlro de los cuerposquedara corno palrinmnio exclusivo de losgneros afrocubanos, adoptados como suyospor un pueblo que no tos produca. Unpatrimonio sonoro y danzante que sera indis-pensable para activar en las nuevasgeneraciones el fenmeno de la salsadespus de los aos 60.

    Y as, mientras los trabajadores seapropiaban de la rumba Cubana y desplegabanla organizacin y la lucha sindical en varios sec-(orcs tic la produccin, la oligarqua industrialterrateniente por su parle, se ideaba -al finalizarla decada del 50- la realizacin de una fiestaque tendra como ttulo el nombre del produc-to ms rentable para ellos: "La Feria de la Caade Azcar". Hasta ella se trasladaran lasdiferencias sociocullurales de los nuevos sec-tores, que para la dcada en mencin, eranya sectores en conflicto.

    Tercera Hiptesis: El Proceso fie Ur-banizacin en Cali

    Al mismo tiempo que se desarrollaba la in-ihislruili/.adn cci Cali y el Departamento delValle cid Cauca, se gest uri proceso de ur-b.tm/;icin acelerada que en medio siglo trans-form radicalmente esta capital hasta ser lasegunda ciudad con mayor lasa de crecimientoen Sur Amrica despus de Sao Paulo. En 50aos, Cali, creci transformndose como no lohaba hecho nunca antes en cuatro siglos de his-toria.

    La historiografa burguesa, oficial lia con-struido y legitimado una mirada de la ciudad yde su historia, como expresin al fn de unavisin de clase que desde la fundacinmisma, hace 450 aos, se instaur en el Centrode la ciudad e impuso los patrones desegregacin en la apropiacin del espacio.En efecto, el centro de Cali, al igual que elde la mayora de las ciudadesLatinoamericanas, fue desde sus albores unprivilegio para quienes ostentaban el poderpollico, econmico, social y religioso. Y desdeel centro se dirigi la ciudad, se lia c.onlnilado

    su desarrollo y se ha contado su historia. Desdeel centro, es decir, desde el poder, se han resal-tado los hroes, los personajes, sus hazaas yse han ignorado otros protagonistas y otrosprocesos asenlados en la periferia, sa quepretendemos reivindicar aqu musicalmente.Esta mirada centralista -o sea, vc'r la ciudaddesde su centro, en tanto lugar del poder vistopor s mismo- se ha expresado en las reflexionesurbansticas oficiales, en las informaciones-mensaje de los medios de comunicacin y enuna imagen exacerbada de la ciudad,legitimadora de un orden simblico desde elcual tambin se ejerce la dominacin. Por eso,la confrontacin con una mirada alternativa dela ciudad se hace indispensable en los actualesmomentos. Esla oir visin se erige, paulatina^-mcnlc, desde la dinmica de los conflictos y,desde la investigacin cien tilica desarrollada enla Universidad del Valle en los ltimos 20 aos,sobre nuestra realidad social. Y aunque cir-cunscrita todava a los mbitos acadmicos odlos especialistas, proporciona los fundamen-tos crticos para una interpretacin capaz deconfrontar en otro nivel, la racionalidad y lavisin impuesta por los sectores dominantesdurante los 450 aos de historia de Santiago deCali.

    Ms que en la expansin puramentegeogrfica, la hiptesis sobre urbanizacin seconcentra en los procesos hislrico-socialesque provocan el crecimiento urbano, llamandola atencin sobre las formas de poblamienloy los modos de ocupacin del sucio en diferen-tes perodos; en las estructuras de propiedad ylos usos que del espacio hacen sus habitan-tes. En ltimas, nos preguntamos por lasr37.011 es estructurales que hacen posible el des-bordamiento continuo de lodos los lmites y elsurgimiento de la marginalidad, para ex-tender desde all, desde las orillas y no desdeel centro, otra mirada de la ciudad quehabitamos y de la ciudad que nos habita.

    A travs de esta hiptesis hemos allegado lassiguientes conclusiones:

    a) El proceso de urbanizacin, as como eldesarrollo industrial activado con la inversinde capital extranjero despus de los aos 30,son procesos sincrnicos en la historia conten-

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  • LA SALSA EN CA,I: CULTURA URBANA

    poruea de la ciudad. Ambos lienen lugar enel marco de una economa dependiente ybajo el dominio polflico y econmico del paspor parle de los Estados Unidos. Cali ser unadinjnd moderna bajo el influjo del nuevo im-perio, as como Tupaya1 n o Cartagena lo habansido bajo el predominio tic el imperio colonialespaol.

    b) El proceso de urbanizacin iniciado enlos aos 20, e intensificado en Ui dcadasiguiente, se acelera despus de la segundaguerra mundial, particularmente despus de1948 cuando es asesinado el lder popular ydirigente liberal Jorge Elicer Gaitn, y seradicaliza la violencia poltica de los ter-ratenientes contra pequeos y medianos cam-pesinos del Suroccidenle Colombiano. Cali sciepicentro receptor de corrientes migratorias(una de ellas de poblacin negra) y sustradiciones culturales.

    c) Veamos algunos datos demogrficos:Entre 1940 y 1965 se salta de 100 mil habitan-tes a 650 mil. Es decir que en 25 aos habanaparecido 550 mil nuevos pobladores en laciudad. Del total de habitantes, un poco menosde la milad (el 45%) haba nacido en ella. Elproceso era anlogo en toda Colombiadonde en los mismos 25 aos se invirti el ordende poblacin, saltando de un pas rural a unpas urbano. En 19.18 el 70% de la poblacinviva en el campo, fin l%4 era apenas el 48%.El 52% restante viva en las ciudades. Atrados,unas veces por el espejismo del desarrollo y lamodernizacin, y en otras a causa de la expul-sin violenta del campo, Cali se convirti hacia1950 en una ciudad de refugiados. Entre la im-agen de ciudad seductora y de ciudadrefugio, se fue construyendo una nueva urbe.

    S en 1940 Cali tena un poco ms de 100 milhabitantes y hacia 1975 complet el milln, cslosignifica que en 35 aos, casi 900 mil per-sonas poblaron la ciudad. Durante el mismoperodose fundaron 100 nuevos barr os, de ellosel 90% fueron fundados por los sectorespopulares que terminaron construyendo unanueva ciudad sobre la aldea tradicional. Cali seconvirti as en la segunda ciudad con mayortasa de crecimiento poblacional en Suramrica.

    d) Es en estos barrios populares donde seconcentra con ms fuerza la recepcin de lamsica afrocubana de vieja guardia, a partir delos aos 40. El son, el danzn, el bolero, elmanido, la guaracha y el chachach invaden laciudad jimio al tango, el pasodoble, la rancheray los gneros andinos y costeos de la msicanacional, que penetran a travs del disco, laradio y el cine, y muchas veces con la presen-cia en vivo y en directo de las estrellas inter-nacionales, en los radioteatros de lasemisoras.El "Star System"Hispanoamericano llega hasta Cali cuando laciudad vive ya en la etapa de desarrollo in-dustrial y ha iniciado el proceso de ur-banizacin.

    Concluye esta hiptesis reconstruyendo unmapa de los barrios, con los quioscos, clubes ybailaderos que fueron famosos como sede dela recreacin y la lidica popular. Sitios fun-dados por la misma gente (al mismo ritmo quefundaba el barrio) para la recepcin activade la msica alVocubana de vieja guardia.Los festivales bailables realizados en ellos seconvirtieron en el principa! mecanismo pararecolectar fondos con que construir una capil-la, una escuela, un andn, o mejorar el bar-rio. La msica Afrocubana y la salsa, sta ltimaa partir de los aos 60, desempearon un papeldeterminante al aglutinar la energa colectivapara el servicio del bienestar comn en el bar-rio popular de la joven ciudad.

    La msica que haba nacido en los barriosde las ciudades cubanas o Puertoriqueas ydespus en el barrio latino de Nueva York,se afincaba ahora en los barrios de Cali quesurgan en medio de una intensa lucha desar-rollada por las masas pobres en busca de unlugar donde ubicarse. La industria cultural seencargara de mediar la relacin entre el objetomelodioso, mercanca cultural, y esle nuevopblico que emerga al calor de los procesos deindustrializacin y urbanizacin desarrol-lados entre 1940 y 1970.

    Cuarta Hiptesis: El Papel de los Mediosde Comunicacin y i> Industria Cultural

    En sta como en las dems hiptesis, elanlisis se concentra en dos periodos fun-damentales: "La vieja Guardia" (1930-1960)

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  • AD1IL DE 1989

    y "La Salsa" (1960-1987). En el primero se plan-tean "las claves" para una historia de la radiolocal y los modos como se difunde la msicapopular latinoamericana ti part i r de 1930 cuan-do se inicia la radiodifusin en Colombia ypendra la industria discogrifica. La presin deun mercado por hacerse (ransnaconal y eldesarrollo de I IK cadenas radiales formadasbajo los intereses del c:ipilal industrial, ler-minan imponiendo el consumo de una nuevamercanca para el espritu: el disco-can don.Una voz sin rostro invade lodos los espaciosposibles; divulgando masivamente, el disco cataen el ambiente familiar y empieza por desplazarlos grupos de artistas que antes eran con-tratados parn amenizar fiestas y celebracin bes.El disco monta su imperio en victrolas ygramfonos; en las estaciones locales y en laspotentes emisoras Cubanas de onda cortacue en directo entraban a Cali al promediar elsiglo. En 20 aos se impuso un nuevo can-cionero de la msica popular latinoamericana.Una parte del repertorio proviene del viejofolclor campesino que hasta los albores del sigloXX ha representado los estados nacionales deAmrica Latina en su perodo republicano (Elcorrido, La Ranchera, El Son, La Guajira, ElBambuco...). La otra parle corresponde a unnuevo folclor: un folclor ciudadano quedesde Nueva Oreaiis y Chicago, pasando porLa Habana y Saniiago hasta Buenos Aires, seirriga en lodo el continente. Nacido en lasciudades -en los bajos mundos- los nuevosgneros se promueven masivamente por una in-dustria que ve en ellos una mercanca para laexplotacin rentable del ocio. Las dcadas del20 y el 30 sern definitivas para su consagracin.El jazz norteamericano, el tango argentino, eldanzn y el son cubano, que no obstante habernacido en "Monteadentro" siglos ha, se trans-formaron enriquecidos, en la Habana de losaos 20. All mismo y liada la misma pocaemerga el guaguane en los solares del pueblonuevo y Jess Mara, barriadas negras de LaHabana; y en Puerto Rico, a plena, parecidaal guaguane pero originada en la ciudad dePonce, desde comienzos del siglo.

    Ahora bien, este cancioneroAfrolalinoamericaribeo, comprende el folclornacido en las ciudades al ritmo de los procesos

    de urbanizadn gestados con el siglo XX. Engran medida dicho folclor tena un pasadoreligioso, pero ahora, profanado en el barrio yusurpado por la industria cultural se transfor-maba cu su forma y su funcin. Con las nuevastecnologas (el cine, el disco y la radio) se lan-zar al continente lodo, e incluso a la conquis-ta del viejo inundo. La explotacin comercialpor la induslria cul tura l har que el folclor ur-bano trascienda los lmites del solar o del bar-rio porteo y sea escuchado en otras latitudes.Su difusin masiva e indiscriminada crear unamemoria musical que hoy sobrevive a travs devarias generaciones. Todos los ritmos del nuevocancionero entran y conviven en el pas (nopocas veces en conflicto) hacia la misma poca:enlre 1930 y W50. El tango, la milonga, el cor-rido, la ranchera, el jazz, el fox trol, el charles-ton, la rumba, la guaracha, el son, el danzn, elguaguane, el bolero, el bambuco, la cumbia,el merengue, la plena, el tamborito, ydespus (en la dcada del 50) el niambo, elchachach, y el rock and roll. Foco a pocolos gneros irn decantando su propio pblicoy en la recepcin mltiple darn forma a esamemoria musical que bien representaban losPanchos, Jorge Negrete, Gardel, Agustn Lara,Matamoros o la Sonora Malancera. Entre Iodoslos ritmos, los cubanos se consuman "bailable-mente". El "tirar paso" se defini como unmodo de sociuli?acin que en Cali tena susprincipales escenarios en la fiesta familiar, enla zona de lolcrancia, o en el encuentro enquioscos, clubes y bailaderos. La recepcinbailable, en lano prctica social, cre unatradicin -adhesin por la msica Cubana, quesera proclive al comportamiento salsero de lasnuevas generaciones: las generacionesposteriores al medio siglo.

    Desde afuera, la industria cultural, atravs de las multinacionales del disco (R.C.A.Vctor, Ansonia, Seco, Panarl, Deca) y del cine,se pelean el mercado latinoamericano; mientrastanto, internamente, en la competencia porganar ms pblico, las cadenas radales mon-tan su industria del espectculo. La cadena Ar-gentina Kresto con filiales en Colombia, lacadena Bayer azul (Alemana) y despus laR.C.N. (Colombiana) presentaban a las gran-des estrellas de la cancin, en teatros y

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  • LA SALSA EN CALI: CULTiJIA URBANA

    rado!cairos donde concurra la muchedumbrepara presenciar en vivo y en direclo a un can-lanlc al que solo conocan de nido, o acasohalian vLslo en IHII pelcula. Todos ellospasaron por Cali, ;i excepcin de uno que muricitando vena en camino y dej esperando a supoltico a la cnlruda del [cairo. Hablamos de(iirdcl, muerto cu 1'Wi. I-"-1* dems llegarony t r iunfaron : I.ilK'il.id Lamarque, Alfredo deAngelis, ('liarlo, Aiidii/s Talcas, ArmandoMoreno... Rafael Hernndez, Boby Cap,Daniel Sanios, La Sonora Matancera, Bien-venido Granda, Celia Cruz, Miguelito Val-dez, Prez Prado, Xavier Cugat, Juan Arvizu,Toa La Negra, Tony Aguilar, Jos Mojica,Pedro Vargas, Los Panchos, OlimpoCrdenas... Muchos de ellos volveran confrecuencia a la ciudad y quedaran consagradoscomo smbolo de una generacin. Entreellos, los ms importantes fueron "El Jefe"Daniel Sanios y la Sonora Matancera quedejaron en Cal su propia cofrada. Con lapresencia fsica tle Jos artistas se cerraba elcirculo en la creacin de nuevos dolos. Enel disco, ese nuevo objeto de consumo, materialy simblico, real e imaginario. En la radio, esavoz amiga que enlra a ser parle del entornofamiliar; en el bailadero donde el ocio se trans-forma en rumba; y ahora, en tealros yradioteatros hasta donde llegan los artistaspatrocinados por la industria que busca unificarun mercado nacional y por compaas exlran-jeras que tambin sacan partido.

    Ahora bien; toda esta historia ocurre en lasdcadas del 40 y el 50, en esa coyuntura dedesarrollo industrial, de migraciones, deprolelarizacin-lurnpen7acin de vastas capas,de fundacin de barrios populares, de in-timidacin por ia violencia poltica, derepresin y censura oficial; es en ese contex-to global cuando nos invade la msicacubana de vieja guardia, parte vital del can-cionero Afrolalinoamericaribeo que hemosdescrito anteriormenle. Y mientras cam-peaba "la violencia", el radioteatro viva supoca de oro. A falta de pan, ms circo. Ymientras el circo funcionaba, el fascismo criol-lo de los que se repartan el poder adelan-taba su estrategia de persecucin y muerte. Enesla coyuntura, el radioteatro, como el cine

    {sobretodo el Mexicano) y el ftbol (recurdesela poca del "dorado" en e) ftbol colombiano)seran, con toda su importune i a, los principalesdistractores de las t misas, cuando estaspadecan con ms rigor el atropello tle la violen-cia pollica en Colombia.

    Si escudriamos este pas;u)u rccienlc, esp;ira seal ir los antecede ules inmediatos delfi'.nniL-iio salsa, cuya iucr / achia! en ki ciudailno seria posible, cutre otras isas, sin elai'iaijj.0que la msica cubana tuvo en Santiago de Calidurante el perodo de la vieja guardia. Pero,por qu se afinc la msica cubana en Cali,siendo que los artistas que la representanpasaban por las principales ciudades y el discollegaba a todas ellas en igualdad de condiciones,lo mismo que las pelculis o las orquestas?Qu circu nlancias especia leu hicieron que estamsica se enraizara enl re las masas ciudadanasan a sabiendas que su recepcin bailable fue,tal vez, compartida en muchas partes? A mijuicio hay dos factores en relacin con la msicay la radio que incidieron para que la cancinafrocubana (en sus diferentes gneros)colonizara a Cali y fuera apropiada por losestratos pobres formados en las cambiantescondiciones socio econmicas; ellos fueron: A)La Iclra y la msica de las canciones y B) elhecho de que no existiera en Cali una msicaautctona que sirviera como dique de conten-cin para frenar la invasin que la industriatransnacional del disco estaba desarrollando.Estos dos factores fueron determinantes paraque se produjera el efecto de reconocimientoe identificacin, como condicin necesaria parala posterior adopcin de la msica afrocubanay su heredera la salsa. Una apropiacin que sedio en doble va: Porque la msica se meti enel corazn de los nuevos ciudadanos, y slosa su vez se aduearon de su encanio,

    A. Con Respecto n la Letra

    La msica cubana es llena de referen-cias a la caa, el azcar, el trapiche y la molien-da; nos habla de negros, de la zafra, del ingenio,de plantaciones, sol y calor, instrumentos y com-idas. Este universo evocado es uno de sus Leit-Moliv fundamenl ales; y a travs de el involucrlos referentes directos que remitan a unarealidad inmediata vivida por el proletariado

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  • BOLETN SOCIOECONMICO N19 ABRIL DE 1989

    agrcola forjado a lo largo del Valle, una ve?,que la agroindustria azucarera se defini comoesencial para el desuno econmico de estedeparlamento. Bajo las nuevas condicionessocio-econmicas, el contenido verbal canalizla identificacin de sectores poblacionalessemirurales y urbanos (preferencialmcntenegros y mulatos) que reconocieron como suyaslas circunstancias aludidas en las canciones.

    Esta feliz coincidencia en cuanto a las con-diciones geogrficas y socio-e cono ni i cas enciertos aspectos, propici el reconocimientobsico para que se fucm dando paulatinamentela subsiguiente adhesin-adopcn-apropiacin de la msica, por capas sociales declara estirpe popular.

    B. Cali una Ciudad sin Msica PropiaSi a lo anterior agregamos el hecho de

    que Cali y el Valle -a diferencias de otrasregiones- no ha tenido msica propia, en-contramos un marco adecuado para facilitar laapropiacin en doble va: de la msica hacia unpublico y de ste por la msica.

    S bien es cierto que Cali est rodeada porun rico caudal folclorico de diversa proceden-cia corno el del litoral Pacfico y el de la reginAndina, lamban es cierto que no hemos tenidouna msica verncula, surgida en ritmo ylelra de nuestras entraas. Podemos verificar-lo si nos comparamos con otras regiones colom-bianas y sus respectivas vertientes musicales.

    Cali ha sido ms bien abierta y receptiva atodas las influencias, que sede y cuna de ungnero propio, como s lo fueron otras ciudadesen Amrica Latina: La Habana, Santiago,Ponce Buenos Aires.

    Esta circunstancia determin una cierta vul-nerabilidad para que entraran ms fcil-mente a Cali los rlmos de Amrica Latina; yentre ellos, el Cubano, que termin por im-ponerse sobre los dems. No hubo ennuestro medio una msica fuertemente ar-raigada que aglutinara a la comunidad demanera homognea para resistir el embale delmercado del disco y la industria cultural, quetena en la radio y el cine sus mayores inter-mediarios y divulgadores. Este hecho se con-stituy en una condicin fundamental para que

    al entrar U salsa en los aos 60, se con-tinuara por la misma senda de la apropiacinde una sonoridad cuyos antecedentes lejanos einmediatos estaban en el Son, el danzn, laguaracha y el guaguanc, que dominaron lasdcadas del 40 y el 50.

    Este predominio cre en una generacin delos jvenes de entonces, una base subjetiva in-dispensable para que sus hijos se adhirierana la salsa 20 aos despus, lo cual fue posibleen el escenario familiar, principal espacio derecepcin de la rado y de la msica.

    En efecto, en la familia, el liogar y la casamaterna, aprendimos a conocer la radio, a oiracon fruicin o rechazo, pero tambin por ser elprimer espacio de reproduccin cultural, en lafamilia los padres trasmitieron a sus hijos volun-tariamente o no, un gusto esttico musical queabarc tambin el consumo de otros universosimaginarios como el melodrama (laradionovela, el cine) y el humor.

    En fin, de este primer periodo ("la ViejaGuardia") podemos concluir que la industriacultural as como la relacin disco-radio-com-unicacin masiva y su recepcin en un contex-to cultural especfico, construyeron una audien-cia y un modo de oir, una educacin delodo, como una de las condiciones necesariaspara la posterior adhesin-apropiacin de lasalsa por parte de sectores populares urbanos.Pero esta incidencia se configur ms como unaactividad de consumo que como una prcticaproductiva con respecto a la msica. Si bienpodemos hablar de la riqueza dancslica, de lacreatividad en el uso del cuerpo y del gusto porel baile, por parte de los estratos sociales"beneficiados", no podemos decir lo mismo dela produccin musical en la que Cali ha sido su-perada por otras ciudades del continente, y enel pas, por oirs regiones de Colombia comolos Llanos Orientales, La Costa Atlntica, LaCosta Pacfica o la Regin Andina, que crearonsu propio folclor, en un repertoriomelodioso, expresin de identidades localeshistricamente determinadas.

    Tal ve?, por su carcter de ciudad adoles-cente, con una identidad por construir, en Calino se ha decantado aun la sntesis que condenselas mejores influencias. A pesar de haber en la

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  • LA SALSA EN CALI: CULTURA URBANA

    actualidad unos 35 grupos dedicadosprofesin alente a la produccin salsera,esta sigue, en lo fundamental, el modelo delnuevo sonido gestado en Nueva York y PuertoRico, i partir de los aos 60, sin (|iic hayamn dura do hacia la elaboracin de un gneropropio.

    Segundo Perodo: la Salsa despus de los 60Para c.sla duenda la JM.lii.sl ra culiliral cucu-

    lii y:t con Un mcrc:tdo fijo ((lie dclx: picscr-var. Las oleadas migralorias del Caribe a NuevaYork despus de concluida la segunda guer-ra mundial, harn crecer el barrio latino, dondegerminar una nueva expresin: La salsa. Enella se recogen todas las manifestaciones musi-cales del Caribe Urbano. Cuba sigue siendo elprincipal punto de referencia pero no el nico.El bloqueo a la revolucin cerr el paso a laproyeccin melodiosa de la isla y permiti lareedicin del viejo repertorio cubano con ar-reglos novedosos. Mientras lano, a su lado ger-minaban otras manifestaciones (muchas deellas experimentales y pasajeras como el"bugal") que conformaran la salsa.

    En la segunda parte de esta cuarta hiptesis,se anali/.a el desarrollo de la programacin sal-sera en la radio local alo largo de 20 aos (1965-1986). Se describe, el patrocinio comercial dediscotecas, griles y vendedores de discos, ascomo se analiza el papel cumplido por loslocutores y su discurso, en lano mediacionesque consolidaron un vnculo estrecho enlre unpblico-masa de la ciudad y la radio quetuvo en la salsa el producto ideal para legitimaruna identificacin rentable, para reciclar unmodo de hablar urbano y contemporneo y parareforzar el consumo de la mercanca culi u ral ysus valores.

    La investigacin nos permiti descubrir queen los aos 60-62 se produce una reestruc-turacin en la programacin de algunas cadenasradiales de la ciudad. Radio El Sol, una potenteemisora de Todelar, lder a un cambio en el quela msica dejaba de programarse en bloques yempezaba a diferenciarse no slo por su formao contenido, sino por su destinatario, por elpblico al que iba dirigida. La readecuacin(que inclua discoteca nueva en radio El Sol)no responda lano a las presiones de un mer-

    cado (cjue lo haba) como a la toma de concien-cia y el reconocimiento de pblicos diferen-ciados en la ciudad. Si hasta entonces la msicapopular se haba radiado indiscriminadamente,a parlir de ahora se programaba identifican-do audiencias particulares y cni re ellos la nuevageneracin formada enteramente en ta ciudad,que sera la primera heredera de la salsa.

    En la dcada del 7(1 se incrementa la recep-cin y el consumo del gdi/ro gracias a la ic-lvacin de mi comercio que lo impulsa. Ello sedebe a la emergencia de una fuerza social,"losnuevos ricos", que aparecen en la escena invir-tiendo en la salsa y negocios a su alrededor: dis-cotecas, clubes, cselas, aumento en la con-tratacin de orquestas internacionales, apoyo agrupos locales y promocin directa a travs dela radio. En efecto, el auge es tal, que alpromediar los anos 70 cada una de las I rescadenas radiales ms importantes del pas(C ara col- R.C.N. -Todelar) ha destinado unaemisora para radiar exclusivamente msicasalsa en la ciudad. Despus habr unasaturacin y un receso en el medio, cuandose empieza a descubrir la conen ntima entrela promocin musical y el negocio de los "emer-gentes". Conexin que ser fortalecida a tolargo de los 81) cuando los nuevos ricos se tomandefinitiva me ni e al pas y la salsa a la ciudad.Entonces "la salsa se viste de cach", permealas clases altas y entra incluso en otras ciudadesdel pas como Bogot y Medelln, mar-ginadas hasta entonces del movimiento salsero.

    A partir de un anlisis de las mediacionesexistentes entre el producto artstico y supblico, la hiptesis concluye en una visincrtica del papel cumplido por la radio y lasempresas disqueras a lo largo de este segundoperodo. Finalmente se analiza el papel secun-dario cumplido por la televisin en la dcadadel 80 cuando el gnero accede a este mediomasivo y empieza a peulcr el estigma de origennegro y de barrio bajo y se coliza como signode estatus en determinados crculos sociales.De este modo se anuncia la reapropiacin quelas clases dominantes hacen de ella paralegitimar una hegemona, que debilita por con-tradicciones de fondo, necesita oigenarseapoyndose en los valores de las culturaspopulares. Es entonces cuando la salsa deja de

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  • DOLE riN SOCIOECONMICO NB19 ABRIL DE 1989

    ser lema exclusivo de las publicaciones defarndula y se convierte en objeto cultural,motivo de reflexin que llega hasta lossuplementos [(erarios de los principalesperidicos colombianos.

    A (nives de las hiptesis enunciadas, l;i in-vestigacin rescinde ton dllcrenles argumen-tos a fu prcgimta central que l:i origina. Pero('.cmo se construyen las hiptesis y i part ir Jeque elementos conceptuales se desarrollan?Esta pregunta nos sita ya en un terrenometodolgico. Y hablar de l nos remile a lascondiciones de produccin de! saber. No meextender en este punto; slo quiero sealarque toda ta reflexin propuesta esl apoyadaen el conocimiento y la investigacin producidaen la Universidad del Valle durante los ltimos20 aos sobre la realidad social de la ciudady la regin. Las investigaciones en historia,economa, sociologa, antropologa, arquitec-tura y en comunicacin social, han propor-cionado e! fundamento terico para armar estavisin de la ciudad contempornea y para pen-sar en ella la formacin en proceso de una cul-tura urbana y popular que hoy tiene en la msicasalsa su principal expresin, pero que requiereas mismo encauzarse hacia la produccintransformadora si quiere sobrevivir comoalgo ms que un objeto de consumo.Creemos tener razones intuit ivas para pensaren que, a pcsur de todo, el cauce corre enesa direccin.

    Para terminar, quisiera poner en discusinla existencia de diferentes modelos de com-petencia cultural adscritos a sectores sociales

    determinados. Se trata de debatir el concep-to d& competencia, en el sentido que tiene parala lingstica y li socionguslica, sto es, lacompetencia como capacidad productiva, sis-tema de reglas que faculta al sujeto para unsaber hacer creativo. En este caso queremospostular una hiptesis sobre la existencia deciHitpctenttm Him el consumo y Iti recepcin, vsdecir, la existencia de saberes construidos nopara la produccin, sino para la icccpdn y elconsumo de bienes culturales. Esto implica porsupuesto otro desplazamiento metodolgico,pues ya no se trata de pensar en na capacidad-sistema de reglas, para producir, sino para per-cibir, leer, interpretar, descodificar los men-sajes y los objetos, y desde la cual se ejercen lasprcticas cultural! alrededor de ellos. De aquse desprenden varias preguntas: Cules sonlos saberes elaborados por las masas en elproceso de apropiacin y reaprociacin delcapital cultural que producen, reproducen oheredan? Desde qu lugares sociales se utilizael capital cultural de una sociedad? Cmose apropian de l las clases sociales, elpoder, sectores de clases O segmentos depoblacin? Cuales son las implicacionessimblicas y sociales (polticas e ideolgicas)que estn en juego como constitutivos de unacul tura popular y urbana? Ks necesario discutirestas prf.gLinKis, ajiimlaiK.lo liada la postulacinterica de modelo de competencia para el con-sumo, histricamente producidos y emprica-mente describibles. La salsa en Cali con-figura un estudio de caso, cuyo proceso no sloevidencia esta hiptesis, sino que nos permiteformularla.

    NOTAS

    1. Pretende entonces dar cuenta de unproceso regional inscrito en medio siglode historia, en el que un gnero de lamsica popular (y ola msica "culta") liadevenido como un smbolo de a vidacitadina; un smbolo que ubicamos entre lopopular y lo masivo de la cu llura urbana.Lo popular en tanto lugar social desde el

    que se produce la creacin musical ydancfsfica que nos identifica; pero tambinpor la relacin a los usos que las clasespopulares hacen de ella, es decir los modoscomo se apropian de una "msica extran-jera " (al decir de algunos) pero vividacomo suya. Lo masivo, en cuanto a lasmediciones tecnolgicas, su coirespoitdcn-cia con un mercado de la industria cultural,y con las huellas que el capital ha trazadoen Informacin de a cultura.

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    boletin 19 completo.pdf1234567pag8pag9pag10pag11pag12pag13pag14pag15pag16pag17pag18pag19pag20pag21pag22pag2324252627282930313233343536373839404142434445464748495051525354555657585960616263646566676869707172737475767778798081828384858687888990919293949596979899100101102103104105106107108109110111112113114115116117118119120121122123124126127128129130131132133134135136137138139140141142143144145146147148149150151152153154155156157