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aqui una lista de los salmos que componen la liturgia de las horas del rito moderno dela iglesia catolica. espero sea de su agrado!

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salmos

128

www.marianistas.org

LITURGIA DE LAS HORAS

Salmos,

INDICE NUMERICO DE SALMOS

Salmo 1

Los dos caminos del hombre

Salmo 2

Por qu se amotinan las naciones?

Salmo 3

Confianza en medio de la angustia.

Salmo 4

Accin de gracias

Salmo 5

Oracin de la maana de un justo perseguido

Salmo 6

Oracin del afligido que acude a Dios

Salmo 7

Oracin del justo calumniado

Salmo 8

Seor, Dios nuestro

Salmo 9

Accin de gracias por la victoria

Salmo 10

El Seor, esperanza del justo

Salmo 11

Invocacin a la fidelidad de Dios contra los enemigos mentirosos

Salmo 12

Splica del justo que confa en el Seor

Salmo 13

Corrupcin y necedad del impo.

Salmo 14

Quin es justo ante el Seor?

Salmo 15

El Seor es el lote de mi heredad

Salmo 16

Dios, esperanza del inocente perseguido

Salmo 17

Accin de gracias despus de la victoria

Salmo 18

El cielo proclama la gloria de Dios

Salmo 19

Oracin por la victoria del Rey

Salmo 20

Accin de gracias por la victoria del rey

Salmo 21

Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

Salmo 22

El Buen Pastor

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo

Salmo 24

Oracin por toda clase de necesidades

Salmo 25

Oracin confiada del inocente

Salmo 26

Confianza ante el peligro

Salmo 27

Splica y accin de gracias

Salmo 28

Manifestacin de Dios en la tempestad.

Salmo 29

Accin de gracias por la curacin de un enfermo en peligro de muerte

Salmo 30

Splica confiada de un afligido

Salmo 31

Accin de gracias de un pecador perdonado

Salmo 32

Himno al poder y a la providencia de Dios

Salmo 33

El Seor, salvacin de los justos

Salmo 34

Splica contra los perseguidores injustos

Salmo 35

Depravacin del malvado y bondad de Dios

Salmo 36

La verdadera y la falsa felicidad

Salmo 37

Seor, no me corrijas con ira

Salmo 38

Splica de un enfermo

Salmo 39

El justo espera en el Seor

Salmo 40

Oracin de un enfermo

Salmo 41

Deseo del Seor

Salmo 42

Deseo del templo

Salmo 43

Oracin del pueblo en las calamidades

Salmo 44

Las nupcias del Rey

Salmo 45

Dios, refugio y fortaleza de su pueblo

Salmo 46

El Seor es rey de todas las cosas

Salmo 47

Himno a la gloria de Dios en Jerusaln

Salmo 48

Vanidad de las riquezas

Salmo 49

El verdadero culto a Dios

Salmo 50

Misericordia, Dios mo

Salmo 51

Contra la violencia de los calumniadores

Salmo 52

Necedad de los pecadores

Salmo 53

Peticin de auxilio

Salmo 54

Oracin ante la traicin de un amigo

Salmo 55

Confianza en la Palabra de Dios

Salmo 56

Oracin matutina de un afligido

Salmo 57

Oracin indignada del justo

Salmo 58

Oracin pidiendo la proteccin de Dios contra los enemigos

Salmo 59

Oracin despus de una calamidad

Salmo 60

Oracin de un desterrado

Salmo 61

La paz en Dios

Salmo 62

El alma sedienta de Dios

Salmo 63

Splica contra los enemigos

Salmo 64

Solemne accin de gracias

Salmo 65

Himno para un sacrificio de accin de gracias

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Seor

Salmo 67

Entrada triunfal del Seor

Salmo 68

Me devora el celo de tu templo

Salmo 69

Dios mo, ven en mi auxilio

Salmo 70

T, Seor, fuiste mi esperanza desde mi juventud

Salmo 71

Poder real del Mesas

Salmo 72

Por qu sufre el justo

Salmo 73

Lamentacin ante el templo devastado

Salmo 74

El Seor, juez supremo

Salmo 75

Accin de gracias por la victoria

Salmo 76

Recuerdo del pasado glorioso de Israel

Salmo 77

Escucha, pueblo mo, mi enseanza

Salmo 78

Lamentacin ante la destruccin de Jerusaln

Salmo 79

Ven, Seor, a visitar tu via

Salmo 80

Solemne renovacin de la alianza

Salmo 81

Invectivas contra los jueces inicuos

Salmo 82

Oracin indignada del justo

Salmo 83

Aoranza del templo

Salmo 84

Nuestra salvacin est cerca

Salmo 85

Oracin del pobre ante los problemas

Salmo 86

Himno a Jerusaln, madre de todos los pueblos

Salmo 87

Oracin de un hombre gravemente enfermo

Salmo 88

Las misericordias del Seor sobre la casa de David

Salmo 88, 39-53

Lamentacin por la cada de la casa de David

Salmo 89

Baje a nosotros la bondad del Seor

Salmo 90

A la sombra del Omnipotente

Salmo 91

Alabanza del Dios creador

Salmo 92

Gloria del Dios creador

Salmo 93

Invocacin a la justicia de Dios contra los opresores

Salmo 94

Venid, aclamemos al Seor

Salmo 95

El Seor, rey y juez del mundo

Salmo 96

Gloria del Seor, rey de justicia

Salmo 97

El Seor, juez vencedor

Salmo 98

Santo es el Seor, nuestro Dios

Salmo 99

Alegra de los que entran en el templo

Salmo 100

Propsitos de un prncipe justo

Salmo 101

Deseos y splicas de un desterrado

Salmo 102

Bendice, alma ma, al Seor!

Salmo 103

Himno al Dios creador

Salmo 104

El Seor es fiel a sus promesas.

Salmo 105

Bondad de Dios e infidelidad del pueblo

Salmo 106

Accin de gracias por la liberacin

Salmo 107

Alabanza al Seor y peticin de auxilio

Salmo 108

NO APARECE EN LA LITURGIA DE LAS HORAS

Salmo 109

El Mesas, Rey y Sacerdote

Salmo 110

Doy gracias al Seor de todo corazn

Salmo 111

Felicidad del justo

Salmo 112

Alabado sea el nombre del Seor

Salmo 113

Israel liberado de Egipto

Salmo 113B

Himno al Dios verdadero

Salmo 114

Accin de gracias

Salmo 115

Accin de gracias en el templo

Salmo 116

Invitacin universal a la alabanza divina

Salmo 117

Himno de Accin de gracias despus de la victoria

Salmo 118

Meditacin sobre la Palabra de Dios revelada en la Ley

I (Aleph) 118, 1-8

II (Beth) 118, 9-16

III (Ghimel) 118, 17-24

IV (Daleth) 118, 25-32

V (He) 118, 33-40

VI (Vau) 118, 41-48

VII (Zain) 118, 49-56

VIII (Heth) 118, 57-64

IX (Teth) 118, 65-72

X (Iod) 118, 73-80

XI (Caph) 118, 81-88

XII (Lamed) 118, 89-96

XIII (Mem) 118, 97-104

XIV (Nun) 118, 105-112

XV (Samech) 118, 113-120

XVI (Ain) 118, 121-128

XVII (Phe) 118, 129-136

XVIII (Sade) 118, 137-144

XIX(Coph) 118, 145-152

XX (Res) 118, 153-160

XXI (Sin) 118, 161-168

XXII (Tau) 118, 169-176

Salmo 119

Deseo de la paz

Salmo 120

El guardin del pueblo

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusaln

Salmo 122

El Seor, esperanza del pueblo

Salmo 123

Nuestro auxilio es el nombre del Seor

Salmo 124

El Seor vela por su pueblo

Salmo 125

Dios, alegra y esperanza nuestra

Salmo 126

El esfuerzo humano es intil sin Dios

Salmo 127

Paz domstica en el hogar del justo

Salmo 128

Esperanza de un pueblo

Salmo 129

Desde lo hondo, a t grito, Seor

Salmo 130

Abandono confiado en los brazos de Dios

Salmo 131

Promesas a la casa de David

Salmo 132

Felicidad de la concordia fraterna

Salmo 133

Oracin vespertina en el templo

Salmo 134

Himno a Dios, realizador de maravillas

Salmo 135

Himno pascual

Salmo 136

Junto a los canales de Babilonia

Salmo 137

Accin de gracias

Salmo 138

Dios est en todas partes y lo ve todo

Salmo 139

T eres mi refugio

Salmo 140

Oracin ante el peligro

Salmo 141

T eres mi refugio

Salmo 142

Lamentacin y splica ante la angustia

Salmo 143

Oracin por la victoria y la paz

Salmo 144

Himno a la grandeza de Dios

Salmo 145

Felicidad de los que esperan en Dios

Salmo 146

Poder y bondad de Dios

Salmo 147

Accin de gracias por la restauracin de Jerusaln

Salmo 148

Alabanza del Dios creador

Salmo 149

Alegra de los santos

Salmo 150

Alabad al Seor

INDICE ALFABETICO DE SALMOS

Salmo 102

Bendice, alma ma, al Seor!

Salmo 2

Por qu se amotinan las naciones?

Salmo 14

Quin es justo ante el Seor?

Salmo 90

A la sombra del Omnipotente

Salmo 130

Abandono confiado en los brazos de Dios

Salmo 4

Accin de gracias

Salmo 114

Accin de gracias

Salmo 137

Accin de gracias

Salmo 31

Accin de gracias de un pecador perdonado

Salmo 17

Accin de gracias despus de la victoria

Salmo 115

Accin de gracias en el templo

Salmo 29

Accin de gracias por la curacin de un enfermo en peligro de muerte

Salmo 106

Accin de gracias por la liberacin

Salmo 147

Accin de gracias por la restauracin de Jerusaln

Salmo 9

Accin de gracias por la victoria

Salmo 75

Accin de gracias por la victoria

Salmo 20

Accin de gracias por la victoria del rey

Salmo 150

Alabad al Seor

Salmo 112

Alabado sea el nombre del Seor

Salmo 107

Alabanza al Seor y peticin de auxilio

Salmo 91

Alabanza del Dios creador

Salmo 148

Alabanza del Dios creador

Salmo 99

Alegra de los que entran en el templo

Salmo 149

Alegra de los santos

Salmo 83

Aoranza del templo

Salmo 89

Baje a nosotros la bondad del Seor

Salmo 105

Bondad de Dios e infidelidad del pueblo

Salmo 26

Confianza ante el peligro

Salmo 55

Confianza en la Palabra de Dios

Salmo 3

Confianza en medio de la angustia.

Salmo 51

Contra la violencia de los calumniadores

Salmo 13

Corrupcin y necedad del impo.

Salmo 35

Depravacin del malvado y bondad de Dios

Salmo 129

Desde lo hondo, a t grito, Seor

Salmo 119

Deseo de la paz

Salmo 41

Deseo del Seor

Salmo 42

Deseo del templo

Salmo 101

Deseos y splicas de un desterrado

Salmo 138

Dios est en todas partes y lo ve todo

Salmo 21

Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

Salmo 69

Dios mo, ven en mi auxilio

Salmo 125

Dios, alegra y esperanza nuestra

Salmo 16

Dios, esperanza del inocente perseguido

Salmo 45

Dios, refugio y fortaleza de su pueblo

Salmo 110

Doy gracias al Seor de todo corazn

Salmo 62

El alma sedienta de Dios

Salmo 22

El Buen Pastor

Salmo 18

El cielo proclama la gloria de Dios

Salmo 126

El esfuerzo humano es intil sin Dios

Salmo 120

El guardin del pueblo

Salmo 39

El justo espera en el Seor

Salmo 109

El Mesas, Rey y Sacerdote

Salmo 15

El Seor es el lote de mi heredad

Salmo 104

El Seor es fiel a sus promesas.

Salmo 46

El Seor es rey de todas las cosas

Salmo 124

El Seor vela por su pueblo

Salmo 10

El Seor, esperanza del justo

Salmo 122

El Seor, esperanza del pueblo

Salmo 74

El Seor, juez supremo

Salmo 97

El Seor, juez vencedor

Salmo 95

El Seor, rey y juez del mundo

Salmo 33

El Seor, salvacin de los justos

Salmo 49

El verdadero culto a Dios

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo

Salmo 67

Entrada triunfal del Seor

Salmo 77

Escucha, pueblo mo, mi enseanza

Salmo 128

Esperanza de un pueblo

Salmo 132

Felicidad de la concordia fraterna

Salmo 145

Felicidad de los que esperan en Dios

Salmo 111

Felicidad del justo

Salmo 92

Gloria del Dios creador

Salmo 96

Gloria del Seor, rey de justicia

Salmo 134

Himno a Dios, realizador de maravillas

Salmo 86

Himno a Jerusaln, madre de todos los pueblos

Salmo 47

Himno a la gloria de Dios en Jerusaln

Salmo 144

Himno a la grandeza de Dios

Salmo 103

Himno al Dios creador

Salmo 113B

Himno al Dios verdadero

Salmo 32

Himno al poder y a la providencia de Dios

Salmo 117

Himno de Accin de gracias despus de la victoria

Salmo 65

Himno para un sacrificio de accin de gracias

Salmo 135

Himno pascual

I (Aleph) 118, 1-8

II (Beth) 118, 9-16

III (Ghimel) 118, 17-24

Salmo 81

Invectivas contra los jueces inicuos

Salmo 116

Invitacin universal a la alabanza divina

Salmo 11

Invocacin a la fidelidad de Dios contra los enemigos mentirosos

Salmo 93

Invocacin a la justicia de Dios contra los opresores

Salmo 113

Israel liberado de Egipto

IV (Daleth) 118, 25-32

IX (Teth) 118, 65-72

Salmo 136

Junto a los canales de Babilonia

Salmo 121

La ciudad santa de Jerusaln

Salmo 61

La paz en Dios

Salmo 36

La verdadera y la falsa felicidad

Salmo 73

Lamentacin ante el templo devastado

Salmo 78

Lamentacin ante la destruccin de Jerusaln

Salmo 88, 39-53

Lamentacin por la cada de la casa de David

Salmo 142

Lamentacin y splica ante la angustia

Salmo 88

Las misericordias del Seor sobre la casa de David

Salmo 44

Las nupcias del Rey

Salmo 1

Los dos caminos del hombre

Salmo 28

Manifestacin de Dios en la tempestad.

Salmo 68

Me devora el celo de tu templo

Salmo 118

Meditacin sobre la Palabra de Dios revelada en la Ley

Salmo 50

Misericordia, Dios mo

Salmo 52

Necedad de los pecadores

Salmo 108

NO APARECE EN LA LITURGIA DE LAS HORAS

Salmo 84

Nuestra salvacin est cerca

Salmo 123

Nuestro auxilio es el nombre del Seor

Salmo 140

Oracin ante el peligro

Salmo 54

Oracin ante la traicin de un amigo

Salmo 25

Oracin confiada del inocente

Salmo 5

Oracin de la maana de un justo perseguido

Salmo 60

Oracin de un desterrado

Salmo 40

Oracin de un enfermo

Salmo 87

Oracin de un hombre gravemente enfermo

Salmo 6

Oracin del afligido que acude a Dios

Salmo 7

Oracin del justo calumniado

Salmo 85

Oracin del pobre ante los problemas

Salmo 43

Oracin del pueblo en las calamidades

Salmo 59

Oracin despus de una calamidad

Salmo 57

Oracin indignada del justo

Salmo 82

Oracin indignada del justo

Salmo 56

Oracin matutina de un afligido

Salmo 58

Oracin pidiendo la proteccin de Dios contra los enemigos

Salmo 19

Oracin por la victoria del Rey

Salmo 143

Oracin por la victoria y la paz

Salmo 24

Oracin por toda clase de necesidades

Salmo 133

Oracin vespertina en el templo

Salmo 127

Paz domstica en el hogar del justo

Salmo 53

Peticin de auxilio

Salmo 71

Poder real del Mesas

Salmo 146

Poder y bondad de Dios

Salmo 72

Por qu sufre el justo

Salmo 131

Promesas a la casa de David

Salmo 100

Propsitos de un prncipe justo

Salmo 66

Que todos los pueblos alaben al Seor

Salmo 76

Recuerdo del pasado glorioso de Israel

Salmo 98

Santo es el Seor, nuestro Dios

Salmo 8

Seor, Dios nuestro

Salmo 37

Seor, no me corrijas con ira

Salmo 64

Solemne accin de gracias

Salmo 80

Solemne renovacin de la alianza

Salmo 30

Splica confiada de un afligido

Salmo 63

Splica contra los enemigos

Salmo 34

Splica contra los perseguidores injustos

Salmo 38

Splica de un enfermo

Salmo 12

Splica del justo que confa en el Seor

Salmo 27

Splica y accin de gracias

Salmo 139

T eres mi refugio

Salmo 141

T eres mi refugio

Salmo 70

T, Seor, fuiste mi esperanza desde mi juventud

V (He) 118, 33-40

Salmo 48

Vanidad de las riquezas

Salmo 79

Ven, Seor, a visitar tu via

Salmo 94

Venid, aclamemos al Seor

VI (Vau) 118, 41-48

VII (Zain) 118, 49-56

VIII (Heth) 118, 57-64

X (Iod) 118, 73-80

XI (Caph) 118, 81-88

XII (Lamed) 118, 89-96

XIII (Mem) 118, 97-104

XIV (Nun) 118, 105-112

XIX(Coph) 118, 145-152

XV (Samech) 118, 113-120

XVI (Ain) 118, 121-128

XVII (Phe) 118, 129-136

XVIII (Sade) 118, 137-144

XX (Res) 118, 153-160

XXI (Sin) 118, 161-168

XXII (Tau) 118, 169-176

SALTERIO

Ordenado numricamente

Salmo 1

Los dos caminos del hombre

Dichoso el hombre

que no sigue el consejo de los impos,

ni entra por la senda de los pecadores,

ni se sienta en la reunin de los cnicos;

sino que su gozo es la ley del Seor,

y medita su ley da y noche.

Ser como un rbol

plantado al borde de la acequia:

da fruto en su sazn

y no se marchitan sus hojas;

y cuanto emprende tiene buen fin.

No as los impos, no as;

sern paja que arrebata el viento.

En el juicio los impos no se levantarn,

ni los pecadores en la asamblea de los justos;

porque el Seor protege el camino de los justos,

pero el camino de los impos acaba mal.

Salmo 2

Por qu se amotinan las naciones?

Por qu se amotinan las naciones,

y los pueblos planean un fracaso?

Se alan los reyes de la tierra,

los prncipes conspiran

contra el Seor y contra su Mesas:

"rompamos sus coyundas,

sacudamos su yugo".

El que habita en el cielo sonre,

el Seor se burla de ellos.

Luego les habla con ira,

los espanta con su clera:

"yo mismo he establecido a mi Rey

en Sin, mi monte santo".

Voy a proclamar el decreto del Seor;

El me ha dicho:

"T eres mi hijo:

yo te he engendrado hoy.

Pdemelo:

te dar en herencia las naciones,

en posesin, los confines de la tierra:

los gobernars con cetro de hierro,

los quebrars como jarro de loza".

Y ahora, reyes, sed sensatos;

escarmentad, los que regs la tierra:

servid al Seor con temor,

rendidle homenaje temblando;

no sea que se irrite, y vayis a la ruina,

porque se inflama de pronto su ira.

Dichosos los que se refugian en l!

Salmo 3

Confianza en medio de la angustia.

Seor, cuntos son mis enemigos,

cuntos se levantan contra m;

cuntos dicen de m:

"ya no lo protege Dios".

Pero t, Seor, eres mi escudo y mi gloria,

t mantienes alta mi cabeza.

Si grito invocando al Seor,

El me escucha desde su monte santo.

Puedo acostarme y dormir y despertar:

el Seor me sostiene.

No temer al pueblo innumerable

que acampa a mi alrededor.

Levntate, Seor;

slvame, Dios mo:

t golpeaste a mis enemigos en la mejilla,

rompiste los dientes de los malvados.

De ti, Seor, viene la salvacin

y la bendicin sobre tu pueblo.

Salmo 4

Accin de gracias

Escchame cuando te invoco, Dios, defensor mo;

t que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de m y escucha mi oracin.

Y vosotros, hasta cundo ultrajaris mi honor,

amaris la falsedad y buscaris el engao?

Sabedlo: el Seor hizo milagros en mi favor,

y el Seor me escuchar cuando lo invoque.

Temblad y no pequis,

reflexionad en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legtimos

y confiad en el Seor.

Hay muchos que dicen: "Quin nos har ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?"

Pero t, Seor, has puesto en mi corazn ms alegra

que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque t slo, Seor, me haces vivir tranquilo.

Salmo 5

Oracin de la maana de un justo perseguido

Seor, escucha mis palabras,

atiende a mis gemidos,

haz caso de mis gritos de auxilio,

Rey mo y Dios mo.

A ti te suplico, Seor;

por la maana escuchars mi voz,

por la maana te expongo mi causa,

y me quedo aguardando.

T no eres un Dios que ame la maldad,

ni el malvado es tu husped,

ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,

destruyes a los mentirosos;

al hombre sanguinario y traicionero

lo aborrece el Seor.

Pero yo, por tu gran bondad,

entrar en tu casa,

me postrar ante tu templo santo

con toda reverencia.

Seor, guame con tu justicia,

porque tengo enemigos;

allname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,

su corazn es perverso;

su garganta es un sepulcro abierto,

mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,

con jbilo eterno;

protgelos, para que se llenen de gozo

los que aman tu nombre.

Porque t, Seor, bendices al justo,

y como un escudo lo rodea tu favor.

Salmo 6

Oracin del afligido que acude a Dios

Seor, no me corrijas con ira,

no me castigues con clera.

Misericordia, Seor, que desfallezco;

cura, Seor, mis huesos dislocados.

Tengo el alma en delirio,

y t, Seor, hasta cuando?

Vulvete, Seor, liberta mi alma,

slvame por tu misericordia.

Porque en el reino de la muerte nadie te invoca,

y en el abismo, quin te alabar?

Estoy agotado de gemir:

de noche lloro sobre el lecho,

riego mi cama con lgrimas.

Mis ojos se consumen irritados,

envejecen por tantas contradicciones.

Apartaos de m, los malvados,

porque el Seor ha escuchado mis sollozos;

el Seor ha escuchado mi splica,

el Seor ha aceptado mi oracin.

Que la vergenza abrume a mis enemigos,

que avergonzados huyan al momento.

Salmo 7

Oracin del justo calumniado

Seor, Dios mo, a ti me acojo,

lbrame de mis perseguidores y slvame,

que no me atrapen como leones

y me desgarren sin remedio.

Seor, Dios mo: si soy culpable,

si hay crmenes en mis manos,

si he causado dao a mi amigo,

si he protegido a un opresor injusto,

que el enemigo me persiga y me alcance,

que me pisotee vivo por tierra,

apretando mi vientre contra el polvo.

Levntate, Seor, con tu ira,

lzate contra el furor de mis adversarios,

acude, Dios mo, a defenderme

en el juicio que has convocado.

Que te rodee la asamblea de las naciones,

y pon tu asiento en lo ms alto de ella.

El Seor es juez de los pueblos.

Jzgame, Seor, segn mi justicia,

segn la inocencia que hay en m.

Cese la maldad de los culpables,

y apoya t al inocente,

t que sondeas el corazn y las entraas,

t, el Dios justo.

Mi escudo es Dios,

que salva a los rectos de corazn.

Dios es un juez justo,

Dios amenaza cada da:

si no se convierten, afilar su espada,

tensar el arco y apuntar.

Apunta sus armas mortferas,

prepara sus flechas incendiarias.

Mirad: concibi el crimen, est preado de maldad,

y da a luz el engao.

Cav y ahond una fosa,

caiga en la fosa que hizo,

recaiga su maldad sobre su cabeza,

baje su violencia sobre su crneo.

Yo dar gracias al Seor por su justicia,

taendo para el nombre del Seor altsimo.

Salmo 8

SEOR, DIOS NUESTRO

Seor, Dios nuestro,

que admirable es tu nombre en toda la tierra,

en toda la tierra.

Cuando contemplo el cielo,

obra de tus dedos,

la luna y las estrellas que has creado.

Qu es el hombre para que te acuerdes de l;

el ser humano, para darle poder.

Qu es el hombre para que te acuerdes de l;

el ser humano, para darle poder.

Lo hiciste poco inferior a los ngeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies.

Rebaos de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

todo lo sometiste bajo sus pies.

Salmo 9

Accin de gracias por la victoria

Te doy gracias, Seor, de todo corazn,

proclamando todas tus maravillas;

me alegro y exulto contigo,

y toco en honor de tu nombre, oh Altsimo.

Porque mis enemigos retrocedieron,

cayeron y perecieron ante tu rostro.

Defendiste mi causa y mi derecho,

sentado en tu trono como juez justo.

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impo

y borraste para siempre su apellido.

El enemigo acab en ruina perpetua,

arrasaste sus ciudades y se perdi su nombre.

Dios est sentado por siempre

en el trono que ha colocado para juzgar.

El juzgar el orbe con justicia

y regir las naciones con rectitud.

El ser refugio del oprimido,

su refugio en los momentos de peligro.

Confiarn en ti los que conocen tu nombre,

porque no abandonas a los que te buscan.

Taed en honor del Seor, que reside en Sin;

narrad sus hazaas a los pueblos;

l venga la sangre, l recuerda

y no olvida los gritos de los humildes.

Piedad, Seor; mira como me afligen mis enemigos;

levntame del umbral de la muerte,

para que pueda proclamar tus alabanzas

y gozar de tu salvacin en las puertas de Sin.

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,

su pie qued prendido en la red que escondieron.

El Seor apareci para hacer justicia,

y se enred el malvado en sus propias acciones.

Vuelvan al abismo los malvados,

los pueblos que olvidan a Dios.

El no olvida jams al pobre,

ni la esperanza del humilde perecer.

Levntate, Seor, que el hombre no triunfe:

sean juzgados los gentiles en tu presencia.

Seor, infndeles terror,

y aprendan los pueblos que no son ms que hombres.

Salmo 10

El Seor, esperanza del justo.

Al Seor me acojo, por qu me decs:

"escapa como un pjaro al monte,

porque los malvados tensan el arco,

ajustan las saetas a la cuerda,

para disparar en la sombra contra los buenos?

Cuando fallan los cimientos,

qu podr hacer el justo?"

Pero el Seor est en su templo santo,

el Seor tiene su trono en el cielo,

sus ojos estn observando,

sus pupilas examinan a los hombres.

El Seor examina a inocentes y culpables,

y al que ama la violencia El lo odia.

Har llover sobre los malvados ascuas y azufre,

les tocar en suerte un viento huracanado.

Porque el Seor es justo y ama la justicia:

los buenos vern su rostro.

Salmo 11

Invocacin a la fidelidad de Dios contra los enemigos mentirosos

Slvanos, Seor, que se acaban los buenos,

que desaparece la lealtad entre los hombres:

no hacen ms que mentir a su prjimo,

hablan con labios embusteros

y con doblez de corazn.

Extirpe el Seor los labios embusteros

y la lengua fanfarrona

de los que dicen: "la lengua es nuestra fuerza,

nuestros labios nos defienden,

quin ser nuestro amor?"

El Seor responde: "por la opresin del humilde,

por el gemido del pobre,

yo me levantar,

y pondr a salvo al que lo ansa".

Las palabras del Seor son palabras autnticas,

como plata limpia de ganga,

refinada siete veces.

T nos guardars, Seor,

nos librars para siempre de esa gente:

de los malvados que merodean

para chupar como sanguijuelas sangre humana.

Salmo 12

Splica del justo que confa en el Seor.

Hasta cuando, Seor, seguirs olvidndome?

Hasta cuando me esconders tu rostro?

Hasta cuando he de estar preocupado,

con el corazn apenado todo el da?

Hasta cuando va a triunfar mi enemigo?

Atiende y respndeme, Seor, Dios mo;

da luz a mis ojos

para que no me duerma en la muerte,

para que no diga mi enemigo: "le he podido",

ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Porque yo confo en tu misericordia:

alegra mi corazn con tu auxilio,

y cantar al Seor por el bien que me ha hecho.

Salmo 13

Corrupcin y necedad del impo.

Dice el necio para s:

"No hay Dios".

Se han corrompido cometiendo execraciones,

no hay quien obre bien.

El Seor observa desde el cielo

a los hijos de Adn,

para ver si hay alguno sensato

que busque a Dios.

Todos se extravan

igualmente obstinados,

no hay uno que obre bien,

ni uno solo.

Pero no aprendern los malhechores,

que devoran a mi pueblo como pan

y no invocan al Seor?

Pues temblarn de espanto,

porque Dios est con los justos.

Podis burlaros de los planes del desvalido,

pero el Seor es su refugio.

Ojal venga desde Sin

la salvacin de Israel!

Cuando el Seor cambie la suerte de su pueblos,

se alegrar Jacob y gozar Israel.

Salmo 14

Quin es justo ante el Seor?

Seor, quin puede hospedarse en tu tienda

y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente

y prctica la justicia,

el que tiene intenciones leales

y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prjimo

ni difama al vecino,

el que considera despreciable al impo

y honra a los que temen al Seor,

el que no retracta lo que jur

an en dao propio,

el que no presta dinero a usura

ni acepta soborno contra el inocente.

El que as obra nunca fallar.

Salmo 15

El Seor es el lote de mi heredad

Protgeme, Dios mo, que me refugio en ti;

yo digo al Seor: "T eres mi bien".

Los dioses y seores de la tierra

no me satisfacen.

Multiplican las estatuas

de dioses extraos;

no derramar sus libaciones con mis manos,

ni tomar sus nombres en mis labios.

El Seor es el lote de mi heredad y mi copa;

mi suerte est en tu mano:

me ha tocado un lote hermoso,

me encanta mi heredad.

Bendecir al Seor, que me aconseja,

hasta de noche me instruye internamente.

Tengo siempre presente al Seor,

con l a mi derecha no vacilar.

Por eso se me alegra el corazn,

se gozan mis entraas,

y mi carne descansa serena.

Porque no me entregars a la muerte,

ni dejars a tu fiel conocer la corrupcin.

Me ensears el sendero de la vida,

me saciars de gozo en tu presencia,

de alegra perpetua a tu derecha.

Salmo 16

Dios, esperanza del inocente perseguido

Seor, escucha mi apelacin

atiende a mis clamores,

presta odo a mi splica,

que en mis labios no hay engao:

emane de ti la sentencia,

miren tus ojos la rectitud.

Aunque sondees mi corazn,

visitndolo de noche,

aunque me pruebes al fuego,

no encontrars malicia en m.

Mi boca no ha faltado

como suelen los hombres;

segn tus mandatos, yo me he mantenido

en la senda establecida.

Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,

y no vacilaron mis pasos.

Yo te invoco porque t me respondes, Dios mo;

inclina el odo y escucha mis palabras.

Muestra las maravillas de tu misericordia,

t que salvas de los adversarios

a quien se refugia a tu derecha.

Gurdame como a las nias de tus ojos,

a la sombra de tus alas escndeme

de los malvados que me asaltan,

del enemigo mortal que me cerca.

Han cerrado sus entraas

y hablan con boca arrogante;

ya me rodean sus pasos,

se hacen guios para derribarme,

como un len vido de presa,

como un cachorro agazapado en su escondrijo.

Levntate, Seor, hazle frente, doblgalo,

que tu espada me libre del malvado,

y tu mano, Seor, de los mortales;

mortales de este mundo:

sea su lote esta vida;

de tu despensa les llenars el vientre,

se saciarn sus hijos

y dejarn a sus pequeos lo que sobra.

Pero yo con mi apelacin vengo a tu presencia,

y al despertar me saciar de tu semblante.

Salmo 17

Accin de gracias despus de la victoria

Yo te amo, Seor; t eres mi fortaleza;

Seor, mi roca, mi alczar, mi libertador.

Dios mo, pea ma, refugio mo, escudo mo,

mi fuerza salvadora, mi baluarte.

Invoco al Seor de mi alabanza

y quedo libre de mis enemigos.

Me cercaban olas mortales,

torrentes destructores me aterraban,

me envolvan las redes del abismo,

me alcanzaban los lazos de la muerte.

En el peligro invoqu al Seor,

grit a mi Dios:

desde su templo l escuch mi voz,

y mi grito lleg a sus odos.

Entonces tembl y retembl la tierra,

vacilaron los cimientos de los montes,

sacudidos por su clera;

de su nariz se alzaba una humareda,

de su boca un fuego voraz.

y lanzaba carbones ardiendo.

Inclin el cielo y baj

con nubarrones debajo de sus pies;

volaba a caballo de un querubn

cernindose sobre las alas del viento,

envuelto en un manto de oscuridad;

Como un toldo, lo rodeaban

oscuro aguacero y nubes espesas;

al fulgor de su presencia, las nubes

se deshicieron en granizo y centellas;

y el Seor tronaba desde el cielo,

el Altsimo haca or su voz:

disparando sus saetas, los dispersaba,

y sus contnuos relmpagos los enloquecan.

El fondo del mar apareci,

y se vieron los cimientos del orbe,

cuando t, Seor, lanzaste un bramido,

con tu nariz resoplando de clera.

Desde el cielo alarg la mano y me agarr,

me sac de las aguas caudalosas,

me libr de un enemigo poderoso,

de adversarios ms fuertes que yo.

Me acosaban el da funesto,

pero el Seor fue mi apoyo:

me sac a un lugar espacioso,

me libr porque me amaba.

El Seor retribuy mi justicia,

retribuy la pureza de mis manos,

porque segu los caminos del Seor

y no me rebel contra mi Dios;

porque tuve presentes sus mandamientos

y no me apart de sus preceptos;

Le fui enteramente fiel,

guardndome de toda culpa;

el Seor retribuy mi justicia,

la pureza de mis manos en su presencia.

Con el fiel, t eres fiel;

con el ntegro, t eres ntegro;

con el sincero, t eres sincero;

con el astuto, t eres sagaz.

T salvas al pueblo afligido

y humillas los ojos soberbios.

Seor, t eres mi lmpara;

Dios mo, t alumbras mis tinieblas.

Fiado en ti, me meto en la refriega,

fiado en mi Dios, asalto la muralla.

Perfecto es el camino de Dios,

acendrada es la promesa del Seor;

El es escudo para los que a El se acogen.

Quin es dios fuera del Seor?

Qu roca hay fuera de nuestro Dios?

Dios me cie de valor

y me ensea un camino perfecto;

El me da pies de ciervo,

y me coloca en las alturas;

El adiestra mis manos para la guerra,

y mis brazos para tensar la ballesta.

Me dejaste tu escudo protector,

tu diestra me sostuvo,

multiplicaste tus cuidados conmigo.

Ensanchaste el camino a mis pasos,

y no flaquearon mis tobillos;

yo persegua al enemigo hasta alcanzarlo,

y no me volva sin haberlo aniquilado:

los derrot, y no pudieron rehacerse,

cayeron bajo mis pies.

Me ceiste de valor para la lucha,

doblegaste a los que me resistan;

hiciste volver a la espalda a mis enemigos,

rechazaste a mis adversarios.

Pedan auxilio, pero nadie los salvaba;

gritaban al Seor, pero no les responda.

Los reduje a polvo, que arrebataba el viento;

los pisoteaba como barro de las calles.

Me libraste de las contiendas de mi pueblo,

me hiciste cabeza de naciones,

un pueblo extrao fue mi vasallo.

Los extranjeros me adulaban,

me escuchaban y me obedecan.

Los extranjeros palidecan

y salan temblando de sus baluartes.

Viva el Seor, bendita sea mi Roca,

sea ensalzado mi Dios y Salvador:

el Dios que me di el desquite

y me someti los pueblos;

que me libr de mis enemigos,

me levant sobre los que resistan

y me salv del hombre cruel.

Por eso te dar gracias entre las naciones, Seor,

y taer en honor de tu nombre:

tu diste gran victoria a tu rey,

tuviste misericordia de tu Ungido,

de David y su linaje por siempre.

Salmo 18

El cielo proclama la gloria de Dios

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona

la obra de sus manos:

el da al da le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra.

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregn

y hasta los lmites del orbe su lenguaje.

All le ha puesto su tienda al sol:

l sale como el esposo de su alcoba,

contento como un hroe,

a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,

y su rbita llega al otro extremo:

nada se libra de su calor.

Salmo 19

Oracin por la victoria del Rey

Que te escuche el Seor el da del peligro,

que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;

que te enve auxilio desde el santuario,

que te apoye desde el monte de Sin.

Que se acuerde de todas tus ofrendas,

que le agraden tus sacrificios;

que cumpla el deseo de tu corazn,

que d xito a todos tus planes.

Que podamos celebrar tu victoria

y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;

que el Seor te conceda todo lo que pides.

Ahora reconozco que el Seor

da la victoria a su ungido,

que lo ha escuchado desde su santo cielo,

con los prodigios de su mano victoriosa.

Unos confan en sus carros,

otros en su caballera;

nosotros invocamos el nombre

del Seor, Dios nuestro.

Ellos cayeron derribados,

nosotros nos mantenemos en pie.

Seor, da la victoria al Rey

y escchanos cuando te invocamos.

Salmo 20

Accin de gracias por la victoria del rey

Seor, el rey se alegra por tu fuerza,

y cunto goza con tu victoria!

Le has concedido el deseo de su corazn,

no le has negado lo que pedan sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el xito,

y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.

Te pidi vida, y se la has concedido,

aos que se prolongan sin trmino.

Tu victoria ha engrandecido su fama,

lo has vestido de honor y majestad.

Le concedes bendiciones incesantes,

lo colmas de gozo en tu presencia;

porque el rey confa en el Seor,

y con la gracia del Altsimo no fracasar.

Levntate, Seor, con tu fuerza,

y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Salmo 21

Dios mo, Dios mo, por qu me has abandonado?

Dios mo, Dios mo,

por qu me has abandonado?

a pesar de mis gritos,

mi oracin no te alcanza.

Dios mo, de da te grito,

y no respondes;

de noche, y no me haces caso;

aunque t habitas en el santuario,

esperanza de Israel.

En t confiaban nuestros padres;

confiaban, y los ponas a salvo;

a t gritaban, y quedaban libres;

en t confiaban, y no los defraudaste.

Pero yo soy un gusano, no un hombre,

vergenza de la gente,

desprecio del pueblo;

al verme, se burlan de m,

hacen visajes, menean la cabeza:

"acudi al Seor, que lo ponga a salvo;

que lo libre si tanto lo quiere".

T eres quien me sac del vientre,

me tenas confiado

en los pechos de mi madre;

desde el seno pas a tus manos,

desde el vientre materno t eres mi Dios.

No te quedes lejos,

que el peligro est cerca

y nadie me socorre.

Me acorrala un tropel de novillos,

me cercan toros de Basn;

abren contra m las fauces

leones que descuartizan y rugen.

Estoy como agua derramada,

tengo los huesos descoyuntados;

mi corazn, como cera,

se derrite en mis entraas;

mi garganta est seca como una teja,

la lengua se me pega al paladar;

me aprietas

contra el polvo de la muerte.

Me acorrala una jaura de mastines,

me cerca una banda de malhechores;

me taladran las manos y los pies,

puedo contar mis huesos.

Ellos me miran triunfantes,

se reparten mi ropa,

echan a suerte mi tnica.

Pero t, Seor, no te quedes lejos;

fuerza ma, ven corriendo a ayudarme.

lbrame a m de la espada,

y a m nica vida de la garra del mastn;

slvame de las fauces del len;

a ste pobre, de los cuernos del bfalo.

Contar tu fama a mis hermanos,

en medio de la asamblea te alabar.

Salmo 22

El Buen Pastor

El Seor es mi Pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas;

me gua por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por caadas oscuras,

nada temo, porque tu vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante m,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompaan

todos los das de mi vida,

y habitar en la casa del Seor

por aos sin trmino.

Salmo 23

Entrada solemne de Dios en su templo

Del Seor es la tierra y cuanto lo llena,

el orbe y todos sus habitantes:

El la fund sobre los mares,

El la afianz sobre los ros.

- Quin puede subir al monte del Seor?

Quin puede estar en el recinto sacro?

- El hombre de manos inocentes

y puro corazn,

que no confa en los dolos

ni jura contra el prjimo en falso.

Ese recibir la bendicin del Seor,

le har justicia el Dios de salvacin.

- Este es el grupo que busca al Seor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Portones!, alzad los dinteles,

que se alcen las antiguas compuertas:

va a entrar el Rey de la gloria.

- Quin ese Rey de la gloria?

- El Seor, Dios de los ejrcitos.

El es el Rey de la gloria.

Salmo 24

Oracin por toda clase de necesidades

A ti, Seor, levanto mi alma;

Dios mo, en ti confo

no quede yo defraudado,

que no triunfen de m mis enemigos,

pues los que esperan en ti no quedan defraudados,

mientras que el fracaso malogra a los traidores.

Seor, ensame tus caminos,

instryeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

ensame, porque t eres mi Dios y Salvador,

y todo el da te estoy esperando.

Recuerda, Seor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

no te acuerdes de los pecados

ni de las maldades de mi juventud;

acurdate de m con misericordia,

por tu bondad, Seor.

El Seor es bueno y es recto,

y ensea el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

ensea su camino a los humildes.

Las sendas del Seor son misericordia y lealtad

para los que guardan su alianza y sus mandatos.

Por el honor de tu nombre, Seor,

perdona mis culpas, que son muchas.

Hay alguien que tema al Seor

El le ensear el camino escogido:

su alma vivir feliz,

su descendencia poseer la tierra.

El Seor se confa con sus fieles,

y les da a conocer su alianza.

Tengo los ojos puestos en el Seor,

porque El saca mis pies de la red.

Mrame, oh Dios, y ten piedad de m,

que estoy solo y afligido.

Ensancha mi corazn oprimido

y scame de mis tribulaciones.

Mira mis trabajos y mis penas

y perdona todos mis pecados;

mira cuntos son mis enemigos,

que me detestan con odio cruel.

Guarda mi vida y lbrame,

no quede yo defraudado de haber acudido a ti.

La inocencia y la rectitud me protegern,

porque espero en ti.

Salva, oh Dios, a Israel

de todos sus peligros.

Salmo 25

Oracin confiada del inocente

Hazme justicia, Seor, que camino en la inocencia;

confiando en el Seor, no me he desviado.

Escrtame, Seor, ponme a prueba,

sondea mis entraas y mi corazn,

porque tengo ante los ojos tu bondad,

y camino en tu verdad.

No me siento con gente falsa,

no me junto con mentirosos;

detesto las bandas de malhechores,

no tomo asiento con los impos.

Lavo en la inocencia mis manos,

y rodeo tu altar, Seor,

proclamando tu alabanza,

enumerando tus maravillas.

Seor, yo amo la belleza de tu casa,

el lugar donde reside tu gloria.

No arrebates mi alma con los pecadores,

ni mi vida con los sanguinarios,

que en su izquierda llevan infamias,

y su derecha est llena de sobornos.

Yo, en cambio, camino en la integridad;

slvame, ten misericordia de m.

Mi pie se mantiene en el camino llano;

en la asamblea bendecir al Seor.

Salmo 26

Confianza ante el peligro

El Seor es mi luz y mi salvacin,

a quin temer?

El Seor es la defensa de mi vida,

quin me har temblar?

Cuando me asaltan los malvados

para devorar mi carne,

ellos, enemigos y adversarios,

tropiezan y caen.

Si un ejrcito acampa contra m,

mi corazn no tiembla;

si me declaran la guerra,

me siento tranquilo.

Una cosa pido al Seor,

eso buscar:

habitar en la casa del Seor

por los das de mi vida;

gozar de la dulzura del Seor,

contemplando su templo.

El me proteger en su tienda

el da del peligro;

me esconder

en lo escondido de su morada,

me alzar sobre la roca;

y as levantar la cabeza

sobre el enemigo que me cerca;

en su tienda sacrificar

sacrificios de aclamacin:

cantar y tocar para el Seor.

Escchame, Seor, que te llamo;

ten piedad, respndeme.

Oigo en mi corazn:

"Buscad mi rostro".

Tu rostro buscar, Seor,

no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,

que t eres mi auxilio;

no me deseches, no me abandones,

Dios de mi salvacin.

Si mi padre y mi madre me abandonan,

el Seor me recoger.

Seor, ensame tu camino,

guame por la senda llana,

porque tengo enemigos.

No me entregues

a la saa de mi adversario,

porque se levantan contra m

testigos falsos,

que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Seor

en el pas de la vida.

Espera en el Seor, s valiente,

ten nimo, espera en el Seor.

Salmo 27

Splica y accin de gracias

A t, Seor, te invoco;

Roca ma, no seas sordo a mi voz;

que, si no me escuchas, ser igual

que los que bajan a la fosa.

Escucha mi voz suplicante

cuando te pido auxilio,

cuando alzo las manos

hacia tu santuario.

No me arrebates con los malvados

ni con los malhechores,

que hablan de paz con el prjimo,

pero llevan la maldad en el corazn.

Bendito el Seor, que escuch

mi voz suplicante;

el Seor es mi fuerza y mi escudo:

en l confa mi corazn;

me socorri, y mi corazn se alegra

y le canta agradecido.

El Seor es fuerza para su pueblo,

apoyo y salvacin para su Ungido.

Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,

s su pastor y llvalos siempre.

Salmo 28

Manifestacin de Dios en la tempestad.

Hijos de Dios, aclamad al Seor,

aclamad la gloria y el poder del Seor,

aclamad la gloria del nombre del Seor,

postraos ante el Seor en el atrio sagrado.

La voz del Seor sobre las aguas,

el Dios de la gloria ha tronado,

el Seor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Seor es potente,

la voz del Seor es magnfica,

la voz del Seor descuaja los cedros,

el Seor descuaja los cedros del Lbano.

Hace brincar al Lbano como un novillo,

al Sarin como a una cra de bfalo.

La voz del Seor lanza llamas de fuego,

la voz del Seor sacude el desierto,

el Seor sacude el desierto de Cads.

La voz del Seor retuerce los robles,

el Seor descorteza las selvas.

En su templo un grito unnime: "gloria!"

El Seor se sienta por encima del aguacero,

el Seor se sienta como rey eterno.

El Seor da fuerza a su pueblo,

El Seor bendice a su pueblo con la paz.

Salmo 29

Accin de gracias

por la curacin de un enfermo en peligro de muerte

Te ensalzar, Seor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se ran de m.

Seor, Dios mo, a ti grit,

y t me sanaste.

Seor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Taed para el Seor, fieles suyos,

dad gracias a su nombre santo;

su clera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos invita el llanto;

por la maana, el jbilo.

Yo pensaba muy seguro:

"no vacilar jams".

Tu bondad, Seor, me aseguraba

el honor y la fuerza;

pero escondiste tu rostro,

y qued desconcertado.

A ti, Seor, llam, supliqu a mi Dios:

"qu ganas con mi muerte,

con que yo baje a la fosa?

Te va a dar gracias el polvo,

o va a proclamar tu lealtad?

Escucha, Seor, y ten piedad de m;

Seor, socrreme".

Cambiaste mi luto en danzas,

me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;

te cantar mi alma sin callarse.

Seor, Dios mo, te dar gracias por siempre.

Salmo 30

Splica confiada de un afligido

A ti, Seor, me acojo:

no quede yo nunca defraudado;

t, que eres justo, ponme a salvo,

inclina tu odo hacia m;

ven aprisa a librarme,

s la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

t que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirgeme y guame:

scame de la red que me han tendido,

porque t eres mi amparo.

A tus manos encomiendo mi espritu:

T, el Dios leal, me librars

Salmo 31

Accin de gracias de un pecador perdonado

Dichoso el que est absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Seor

no le apunta el delito.

Mientras call se consuman mis huesos,

rugiendo todo el da,

porque da y noche tu mano

pesaba sobre m;

mi savia se haba vuelto un fruto seco.

Haba pecado, lo reconoc,

no te encubr mi delito;

propuse: "confesar al Seor mi culpa",

y t perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique

en el momento de la desgracia:

la crecida de las aguas caudalosas

no lo alcanzar.

T eres mi refugio, me libras del peligro,

me rodeas de cantos de liberacin.

- Te instruir y te ensear el camino que has de seguir,

fijar en ti mis ojos.

No seis irracionales como caballos y mulos,

cuyo bro hay que domar con freno y brida;

si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;

al que confa en el Seor,

la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Seor;

aclamadlo, los de corazn sincero.

Salmo 32

Himno al poder y a la providencia de Dios

Aclamad, justos, al Seor,

que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Seor con la ctara,

tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;

cantadle un cntico nuevo,

acompaando los vtores con bordones:

Que la palabra del Seor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

el ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Seor hizo el cielo;

el aliento de su boca, sus ejrcitos;

encierra en un odre las aguas marinas,

mete en un depsito el ocano.

Tema al Seor la tierra entera,

tiemblen ante El los habitantes del orbe:

porque El lo dijo, y existi,

El lo mand y surgi.

El Seor deshace los planes de las naciones,

frustra los proyectos de los pueblos;

pero el plan del Seor subsiste por siempre,

los proyectos de su corazn, de edad en edad.

Dichosa la nacin cuyo Dios es el Seor,

el pueblo que El se escogi como heredad.

El Seor mira desde el cielo,

se fija en todos los hombres;

Desde su morada observa

a todos los habitantes de la tierra:

El model cada corazn,

y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejrcito,

no escapa el soldado por su mucha fuerza,

nada valen sus caballos para la victoria,

ni por su gran ejrcito se salvan.

Los ojos del Seor estn puestos en sus fieles,

en los que esperan su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Seor:

El es nuestro auxilio y escudo;

con El se alegra nuestro corazn,

en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Seor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.

Salmo 33

El Seor, salvacin de los justos

Bendigo al Seor en todo momento,

su alabanza est siempre en mi boca;

mi alma se glora en el Seor:

que los humildes lo escuchen

y se alegren.

Proclamad conmigo

la grandeza del Seor,

ensalcemos juntos su nombre.

Yo consult al Seor, y me respondi,

me libr de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaris radiantes,

vuestro rostro no se avergonzar.

Si el afligido invoca al Seor,

El lo escucha

y lo salva de sus angustias.

El ngel del Seor acampa

en torno a sus fieles y los protege.

Gustad y ved que bueno es el Seor,

dichoso el que se acoge a El.

Todos sus santos, temed al Seor,

porque nada les falta

a los que le temen;

los ricos empobrecen y pasan hambre,

los que buscan al Seor

no carecen de nada.

Venid, hijos, escuchadme:

os instruir en el temor del Seor;

Hay alguien que ame la vida

y desee das de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,

tus labios de la falsedad;

aprtate del mal, obra el bien,

busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Seor miran a los justos,

sus odos escuchan sus gritos;

pero el Seor se enfrenta

con los malhechores,

para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Seor lo escucha

y lo libra de sus angustias;

el Seor est cerca de los atribulados,

salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,

de todos lo libra el Seor;

El cuida de todos sus huesos,

y ni uno slo se quebrar.

La maldad da muerte al malvado,

los que odian al justo sern castigados.

El Seor redime a sus siervos,

no ser castigado quien se acoge a El.

Salmo 34

Splica contra los perseguidores injustos

Pelea, Seor, contra los que me atacan,

guerrea contra los que me hacen guerra;

empua el escudo y la adarga,

levntate y ven en mi auxilio;

di a mi alma:

"yo soy tu victoria".

Y yo me alegrar con el Seor,

gozando de su victoria;

todo mi ser proclamar:

"Seor, quin como t,

que defiendes al dbil del poderoso,

al pobre y humilde del explotador?".

Se presentaban testigos violentos:

me acusaban de cosas que ni saba,

me pagaban mal por bien,

dejndome desamparado.

Yo, en cambio, cuando estaban enfermos,

me vesta de saco,

me mortificaba con ayunos

y desde dentro repeta mi oracin.

Como por un amigo o por un hermano,

andaba triste;

cabizbajo y sombro,

como quien llora a su madre.

Pero, cuando yo tropec, se alegraron,

se juntaron contra m

y me golpearon por sorpresa;

me laceraban sin cesar.

Cruelmente se burlaban de m,

rechinando los dientes de odio.

Seor, cundo vas a mirarlo?

Defiende mi vida de los que rugen,

mi nico bien, de los leones,

y te dar gracias en la gran asamblea,

te alabar entre la multitud del pueblo.

Que no canten victoria mis enemigos traidores,

que no hagan guios a mi costa

los que me odian sin razn.

Seor, t lo has visto, no te calles,

Seor, no te quedes a distancia;

despierta, levntate, Dios mo,

Seor mo, defiende mi causa.

Que canten y se alegren

los que desean mi victoria,

que repitan siempre: "Grande es el Seor"

los que desean la paz a tu siervo.

Mi lengua anunciar tu justicia,

todos los das te alabar.

Salmo 35

Depravacin del malvado y bondad de Dios

El malvado escucha en su interior

un orculo del pecado:

"No tengo miedo a Dios,

ni en su presencia".

Porque se hace la ilusin de que su culpa

no ser descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traicin,

renuncia a ser sensato y a obrar bien;

acostado medita el crimen,

se obstina en el mal camino,

no rechaza la maldad.

Seor, tu misericordia llega al cielo,

tu fidelidad hasta las nubes;

tu justicia hasta las altas cordilleras,

tus sentencias son como el ocano inmenso.

T socorres a hombres y animales;

qu inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,

los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,

les das a beber del torrente de tus delicias,

porque en ti est la fuente viva,

y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,

tu justicia con los rectos de corazn;

que no me pisotee el pie del soberbio,

que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;

derribados, no se pueden levantar.

Salmo 36

La verdadera y la falsa felicidad

No te exasperes por los malvados,

no envidies a los que obran el mal:

se secarn pronto, como la hierba,

como el csped verde se agotarn.

Confa en el Seor y haz el bien,

habita tu tierra y practica la lealtad;

sea el Seor tu delicia,

y l te dar lo que pide tu corazn.

Encomienda tu camino al Seor,

confa en l, y l actuar:

har tu justicia como el amanecer,

tu derecho como el medioda.

Descansa en el Seor y espera en l,

no te exasperes por el hombre que triunfa

empleando la intriga:

cohibe la ira, reprime el coraje,

no te exasperes, no sea que obres mal;

porque los que obran mal son excludos,

pero los que esperan en el Seor poseern la tierra.

Aguarda un momento: desapareci el malvado,

fjate en su sitio: ya no est;

en cambio, los sufridos poseen la tierra

y disfrutan de paz abundante.

El malvado intriga contra el justo,

rechina sus dientes contra l;

pero el Seor se re de l,

porque ve que le llega su hora.

Los malvados desenvainan la espada,

asestan el arco,

para abatir a los pobres y humildes,

para asesinar a los honrados;

pero su espada les atravesar el corazn,

sus arcos se rompern.

Mejor es ser honrado con poco

que ser malvado en la opulencia;

pues al malvado se le rompern los brazos,

pero al honrado lo sostiene el Seor.

El Seor vela por los das de los buenos,

y su herencia durar siempre;

no se agotarn en tiempo de sequa,

en tiempo de hambres se saciarn;

pero los malvados perecern,

los enemigos del Seor

se marchitarn como la belleza de un prado,

en humo se disiparn.

El malvado pide prestado y no devuelve,

el justo se compadece y perdona.

Los que el Seor bendice poseen la tierra,

los que l maldice son excludos.

El Seor asegura los pasos del hombre,

se complace en sus caminos;

si tropieza, no caer,

porque el Seor lo tiene de la mano.

Fui joven, ya soy viejo:

nunca he visto a un justo abandonado,

ni a su linaje mendigando el pan.

A diario se compadece y da prestado;

bendita ser su descendencia.

Aprtate del mal y haz el bien,

y siempre tendrs una casa;

porque el Seor ama la justicia

y no abandona a sus fieles.

Los inicuos son exterminados,

la estirpe de los malvados se extinguir;

pero los justos poseen la tierra,

la habitarn por siempre jams.

La boca del justo expone la sabidura,

su lengua explica el derecho;

porque lleva en el corazn la ley de su Dios,

y sus pasos no vacilan.

El malvado espa al justo

e intenta darle muerte;

pero el Seor no lo entrega en sus manos,

no deja que lo condenen en el juicio.

Confa en el Seor, sigue su camino;

l te levantar a poseer la tierra,

y vers la expulsin de los malvados.

Vi a un malvado que se jactaba,

que prosperaba como un cedro frondoso;

volv a pasar, y ya no estaba;

lo busqu, y no lo encontr.

Observa al honrado, fjate en el bueno:

su porvenir es la paz;

los impos sern totalmente aniquilados,

el porvenir de los malvados quedar truncado.

El Seor es quien salva a los justos,

l es su alczar en el peligro;

el Seor los protege y los libra,

los libra de los malvados y los salva

porque se acogen a l.

Salmo 37

Seor, no me corrijas con ira

Seor, no me corrijas con ira,

no me castigues con clera;

tus flechas se me han clavado,

tu mano pesa sobre m;

no hay parte ilesa en mi carne

a causa de tu furor,

no tienen descanso mis huesos

a causa de mis pecados;

mis culpas sobrepasan mi cabeza,

son un peso superior a mis fuerzas;

mis llagas estn podridas y supuran

por causa de mi insensatez;

voy encorvado y encogido,

todo el da camino sombro.

Tengo las espaldas ardiendo,

no hay parte ilesa en mi carne;

estoy agotado, deshecho del todo;

rujo con ms fuerza que un len.

Seor mo,

todas mis ansias estn en tu presencia,

no se te ocultan mis gemidos;

siento palpitar mi corazn,

me abandonan las fuerzas,

y me falta hasta la luz de los ojos.

Mis amigos y compaeros

se alejan de m,

mis parientes se quedan a distancia;

me tienden lazos

los que atentan contra m,

los que desean mi dao

me amenazan de muerte,

todo el da murmuran traiciones.

Pero yo, como un sordo, no oigo;

como un mudo no abro la boca;

soy como uno que no oye

y no puede replicar.

En t, Seor, espero,

y t me escuchars, Seor, Dios mo;

esto pido:

que no se alegren por mi causa,

que, cuando resbale mi pi,

no canten triunfo.

Porque yo estoy a punto de caer,

y mi pena no se aparta de m:

yo confieso mi culpa,

me aflige mi pecado.

Mis enemigos mortales son poderosos,

son muchos

los que me aborrecen sin razn,

los que me pagan males por bienes,

los que me atacan

cuando procuro el bien.

No me abandones, Seor;

Dios mo, no te quedes lejos;

ven aprisa a socorrerme,

Seor mo, mi salvacin.

Salmo 38

Splica de un enfermo

Yo me dije: "vigilar mi proceder,

para que no se me vaya la lengua;

pondr una mordaza a mi boca

mientras el impo est presente".

Guard silencio resignado,

no habl con ligereza;

pero mi herida empeor,

y el corazn me arda por dentro;

pensndolo me requemaba,

hasta que solt la lengua.

Seor, dame a conocer mi fin

y cul es la medida de mis aos,

para que comprenda lo caduco que soy".

Me concediste un palmo de vida,

mis das son nada ante ti;

el hombre no dura ms que un soplo,

el hombre pasa como una sombra,

por un soplo se afana,

atesora sin saber para quien.

Y ahora, Seor, qu esperanza me queda?

T eres mi confianza.

Lbrame de mis inquietudes,

no me hagas la burla de los necios.

Enmudezco, no abro la boca,

porque eres t quien lo ha hecho.

Aparta de m tus golpes,

que el mpetu de tu mano me acaba.

Escarmientas al hombre

castigando su culpa;

como una polilla roes sus tesoros;

el hombre no es ms que un soplo.

Escucha, Seor, mi oracin,

haz caso de mis gritos,

no seas sordo a mi llanto;

porque yo soy husped tuyo,

forastero como todos mis padres.

Aplcate, dame respiro,

antes de que pase y no exista.

Salmo 39

El justo espera en el Seor

Yo esperaba con ansia al Seor;

l se inclin y escuch mi grito:

me levant de la fosa fatal,

de la charca fangosa;

afianz mis pies sobre roca,

y asegur mis pasos;

me puso en la boca un cntico nuevo,

un himno a nuestro Dios.

Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos

y confiaron en el Seor.

Dichoso el hombre que ha puesto

su confianza en el Seor,

y no acude a los idlatras,

que se extravan con engaos.

Cuntas maravillas has hecho,

Seor, Dios mo,

cuntos planes en favor nuestro;

nadie se te puede comparar.

Intento proclamarlas, decirlas,

pero superan todo nmero.

T no quieres sacrificios ni ofrendas,

y, en cambio, me abriste el odo;

no pides sacrificio expiatorio,

entonces yo digo: "Aqu estoy

-como est escrito en mi libro-

para hacer tu voluntad".

Dios mo, lo quiero,

y llevo tu ley en las entraas.

He proclamado tu salvacin

ante la gran asamblea;

no he cerrado los labios:

Seor, t lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,

he contado tu fidelidad y tu salvacin,

no he negado tu misericordia y tu lealtad

ante la gran asamblea.

T, Seor, no me cierres tus entraas,

que tu misericordia y tu lealtad

me guarden siempre,

porque me cercan desgracias sin cuento.

Se me echan encima mis culpas,

y no puedo huir;

son ms que los pelos de mi cabeza,

y me falta el valor.

Seor, dgnate librarme;

Seor, date prisa en socorrerme.

Algrense y gocen contigo

todos los que te buscan;

digan siempre: "Grande es el Seor"

los que desean tu salvacin.

Yo soy pobre y desgraciado,

pero el Seor se cuida de m;

t eres mi auxilio y mi liberacin:

Dios mo, no tardes.

Salmo 40

Oracin de un enfermo

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;

en el da aciago lo pondr a salvo el Seor.

El Seor lo guarda y lo conserva en vida,

para que sea dichoso en la tierra,

y no lo entrega a la saa de sus enemigos.

El Seor lo sostendr en el lecho del dolor,

calmar los dolores de su enfermedad.

Yo dije: "Seor, ten misericordia,

sname, porque he pecado contra ti".

Mis enemigos me desean lo peor:

"a ver si se muere, y se acaba su apellido".

El que viene a verme habla con fingimiento,

disimula su mala intencin,

y, cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se renen a murmurar contra m,

hacen clculos siniestros:

"Padece un mal sin remedio,

se acost para no levantarse".

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,

que comparta mi pan,

es el primero en traicionarme.

Pero t, Seor, apidate de m,

haz que pueda levantarme,

para que yo les d su merecido.

En esto conozco que me amas:

en que mi enemigo no triunfa de m.

A m, en cambio, me conservas la salud,

me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Seor, Dios de Israel,

ahora y por siempre. Amn, amn.

Salmo 41

Deseo del Seor

Como busca la cierva

corrientes de agua,

as mi alma te busca

a ti, Dios mo;

tiene Sed de Dios,

del Dios vivo:

cundo entrar a ver

el rostro de Dios?

Las lgrimas son mi pan

noche y da.

mientras todo el da me repiten:

"Dnde est tu Dios?"

Recuerdo otros tiempos,

y desahogo mi alma conmigo:

cmo marchaba a la cabeza del grupo,

hacia la casa de Dios,

entre cantos de jbilo y alabanza,

en el bullicio de la fiesta.

Por qu te acongojas, alma ma,

por qu te me turbas?

Espera en Dios que volvers a alabarlo:

"Salud de mi rostro, Dios mo".

Cuando mi alma se acongoja,

te recuerdo

desde el Jordn y el Hermn

y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima

con voz de cascadas:

tus torrentes y tus olas

me han arrollado.

De da el Seor

me har misericordia,

de noche cantar la alabanza

del Dios de mi vida.

Dir a Dios: "Roca ma,

por qu me olvidas?

Por qu voy andando, sombro,

hostigado por mi enemigo?"

Se me rompen los huesos

por las burlas del adversario;

todo el da me preguntan:

"Dnde est tu Dios?"

Por qu te acongojas, alma ma,

por qu te me turbas?

Espera en Dios que volvers a alabarlo:

"Salud de mi rostro, Dios mo".

Salmo 42

Deseo del templo

Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa

contra gente sin piedad,

slvame del hombre traidor y malvado.

T eres mi Dios y protector,

por qu me rechazas?,

por qu voy andando sombro,

hostigado por mi enemigo?

Enva tu luz y tu verdad:

que ellas me guen

y me conduzcan hasta tu monte santo,

hasta tu morada.

Que yo me acerque al altar de Dios,

al Dios de mi alegra;

que te d gracias al son de la ctara,

Dios, Dios mo.

Por qu te acongojas, alma ma,

por qu te me turbas?

Espera en Dios, que volvers a alabarlo:

"Salud de mi rostro, Dios mo".

Salmo 43

Oracin del pueblo en las calamidades

Oh Dios, nuestros odos lo oyeron,

nuestros padres nos lo han contado:

la obra que realizaste en sus das,

en los aos remotos.

T mismo con tu mano desposeste a los gentiles,

y los plantaste a ellos;

trituraste a las naciones,

y los hiciste crecer a ellos.

Porque no fue su espada la que ocup la tierra,

ni su brazo el que le di la victoria,

sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,

porque t lo amabas.

Mi rey y mi Dios eres t,

que das la victoria a Jacob:

con tu auxilio embestimos al enemigo,

en tu nombre pisoteamos al agresor.

Pues yo no confo en mi arco,

ni mi espada me da la victoria;

t nos das la victoria sobre el enemigo

y derrotas a nuestros adversarios.

Dios ha sido siempre nuestro orgullo,

y siempre damos gracias a tu nombre.

Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergenzas,

y ya no sales, Seor, con nuestras tropas:

nos haces retroceder ante el enemigo,

y nuestro adversario nos saquea.

Nos entregas como ovejas a la matanza

y nos has dispersado por las naciones;

vendes a tu pueblo por nada,

no lo tasas muy alto.

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,

irrisin y burla de los que nos rodean;

nos has hecho el refrn de los gentiles,

nos hacen muecas las naciones.

Tengo siempre delante mi deshonra,

y la vergenza me cubre la cara

al or insultos e injurias,

al ver a mi rival y a mi enemigo.

Todo esto nos viene encima,

sin haberte olvidado

ni haber violado tu alianza,

sin que se volviera atrs nuestro corazn

ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;

Y t nos arrojaste a un lugar de chacales

y nos cubriste de tinieblas.

Si hubiramos olvidado el nombre de nuestro Dios

y extendido las manos a un dios extrao,

el Seor lo habra averiguado,

pues l penetra los secretos del corazn.

Por tu causa nos degellan cada da,

nos tratan como a ovejas de matanza.

Despierta, Seor, por qu duermes?

Levntate, no nos rechaces ms.

Por qu nos escondes tu rostro

y olvidas nuestra desgracia y opresin?

Nuestro aliento se hunde en el polvo,

nuestro vientre est pegado al suelo.

Levntate a socorrernos,

redmenos por tu misericordia.

Salmo 44

Las nupcias del Rey

Me brota del corazn un poema bello,

recito mis versos a un rey;

mi lengua es gil pluma de escribano.

Eres el ms bello de los hombres,

en tus labios se derrama la gracia,

el Seor te bendice eternamente.

Cete al flanco la espada, valiente:

es tu gala y tu orgullo;

cabalga victorioso por la verdad y la justicia,

tu diestra te ensee a realizar proezas.

Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden,

se acobardan los enemigos del rey.

Tu trono, oh Dios, permanece para siempre,

cetro de rectitud es tu cetro real;

has amado la justicia y odiado la impiedad:

por eso el Seor, tu Dios, te ha ungido

con aceite de jbilo

entre todos tus compaeros.

A mirra, loe y acacia huelen tus vestidos,

desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas.

Hijas de reyes salen a tu encuentro,

de pie a tu derecha est la reina,

enjoyada con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira: inclina el odo,

olvida tu pueblo y la casa paterna;

prendado est el rey de tu belleza:

pstrate ante l, que l es tu seor.

La ciudad de Tiro viene con regalos,

los pueblos ms ricos buscan tu favor.

Ya entra la princesa, bellsima,

vestida de perlas y brocado;

la llevan ante el rey, con squito de vrgenes,

la siguen sus compaeras:

las traen entre alegra y algazara,

van entrando en el palacio real.

"A cambio de tus padres tendrs hijos,

que nombrars prncipes por toda la tierra".

Quiero hacer memorable tu nombre

por generaciones y generaciones,

y los pueblos te alabarn

por los siglos de los siglos.

Salmo 45

Dios, refugio y fortaleza de su pueblo

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,

poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,

y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y brame sus olas,

que sacudan a los montes con su furia:

el Seor de los ejrcitos est con nosotros,

nuestro alczar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,

el Altsimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;

Dios lo socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;

pero l lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Seor de los ejrcitos est con nosotros,

nuestro alczar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Seor,

las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,

rompe los arcos, quiebra las lanzas,

prende fuego a los escudos.

"Rendos, reconoced que yo soy Dios:

ms alto que los pueblos,

ms alto que la tierra".

El Seor de los ejrcitos est con nosotros,

nuestro alczar es el Dios de Jacob.

Salmo 46

El Seor es rey de todas las cosas

Pueblos todos, batid palmas,

aclamad a Dios con gritos de jbilo;

porque el Seor es sublime y terrible,

emperador de toda la tierra.

El nos somete los pueblos

y nos sojuzga las naciones;

El nos escogi por heredad suya:

gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;

el Seor, al son de trompetas:

tocad para Dios, tocad,

tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:

tocad con maestra.

Dios reina sobre las naciones,

Dios se sienta en su trono sagrado.

Los prncipes de los gentiles se renen

con el pueblo del Dios de Abrahn;

porque de Dios son los grandes de la tierra,

y El es excelso.

Salmo 47

Himno a la gloria de Dios en Jerusaln

Grande es el Seor y muy digno de alabanza

en la ciudad de nuestro Dios,

su monte santo, altura hermosa,

alegra de toda la tierra:

el monte Sin, vrtice del cielo,

ciudad del gran rey;

entre sus palacios,

Dios descuella como un alczar.

Mirad: los reyes se aliaron

para atacarla juntos;

pero, al verla, quedaron aterrados

y huyeron despavoridos;

All los agarr un temblor

y dolores como de parto;

como un viento del desierto,

que destroza las naves de Tarsis.

Lo que habamos odo lo hemos visto

en la ciudad del Seor de los ejrcitos,

en la ciudad de nuestro Dios:

que Dios la ha fundado para siempre.

Oh Dios, meditamos tu misericordia

en medio de tu templo:

como tu renombre, oh Dios, tu alabanza

llega al confn de la tierra;

Tu diestra est llena de justicia:

el monte Sin se alegra,

las ciudades de Jud se gozan

con tus sentencias.

Dad la vuelta en torno a Sin,

contando sus torreones;

fijaos en sus baluartes,

observad sus palacios,

para poder decirle a la prxima generacin:

"Este es el Seor, nuestro Dios."

El nos guiar por siempre jams.

Salmo 48

Vanidad de las riquezas

Od esto, todas las naciones;

escuchadlo, habitantes del orbe:

plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablar sabiamente,

y sern muy sensatas mis reflexiones;

prestar odo al proverbio

y propondr mi problema al son de la ctara.

Por qu habr de temer los das aciagos,

cuando me cerquen y acechen los malvados,

que confan en su opulencia

y se jactan de sus inmensas riquezas,

si nadie puede salvarse

ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,

que nunca les bastar para vivir perpetuamente

sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,

lo mismo que perecen los ignorantes y necios,

y legan sus riquezas a extraos.

El sepulcro es su morada perpetua

y su casa de edad en edad,

aunque hayan dado nombre a pases.

El hombre no perdurar en la opulencia,

sino que perece como los animales.

Este es el camino de los confiados,

el destino de los hombres satisfechos:

son un rebao para el abismo,

la muerte es su pastor,

y bajan derechos a la tumba;

se desvanece su figura,

y el abismo es su casa.

Pero a m, Dios me salva,

me saca de las garras del abismo

y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre

y aumenta el fasto de su casa:

cuando muera, no se llevar nada,

su fasto no bajar con l.

Aunque en vida se felicitaba:

"Ponderan lo que lo pasas",

ir a reunirse con sus antepasados,

que no vern nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente

es como un animal que perece.

Salmo 49

El verdadero culto a Dios

El Dios de los dioses, el Seor, habla:

convoca la tierra de oriente a occidente.

Desde Sin, la hermosa, Dios resplandece:

viene nuestro Dios, y no callar.

Lo precede fuego voraz,

lo rodea tempestad violenta.

Desde lo alto convoca cielo y tierra

para juzgar a su pueblo:

"Congregadme a mis fieles,

que sellaron mi pacto con un sacrificio".

Proclame el cielo su justicia;

Dios en persona va a juzgar.

"Escucha, pueblo mo, que voy a hablarte;

Israel, voy a dar testimonio contra ti;

-yo Dios, tu Dios-.

No te reprocho tus sacrificios,

pues siempre estn tus holocaustos ante m.

Pero no aceptar un becerro de tu casa,

ni un cabrito de tus rebaos;

Pues las fieras de la selva son mas,

y hay miles de bestias en mis montes;

conozco todos los pjaros del cielo,

tengo a mano cuanto se agita en los campos.

Si tuviera hambre, no te lo dira;

pues el orbe y cuanto lo llena es mo.

Comer yo carne de toros,

beber sangre de cabritos?

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,

cumple tus votos al Altsimo

e invcame el da del peligro:

yo te librar, y t me dars gloria".

Dios dice al pecador:

"por qu recitas mis preceptos

y tienes siempre en la boca mi alianza,

t que detestas mi enseanza

y te echas a la espalda mis mandatos?

Cuando ves un ladrn, corres con l;

te mezclas con los adlteros;

sueltas tu lengua para el mal,

tu boca urde el engao;

te sientas a hablar contra tu engao,

deshonras al hijo de tu madre;

esto haces, y me voy callar?

Crees que soy como t?

Te acusar, te lo echar en cara.

Atencin los que olvidis a Dios,

no sea que os destroce sin remedio.

El que me ofrece accin de gracias,

ese me honra;

al que sigue buen camino

le har ver la salvacin de Dios".

Salmo 50

Misericordia, Dios MIO

Misericordia, Dios mo, por tu bondad,

por tu inmensa compasin borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra t, contra t slo pequ,

comet la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrs razn,

en el juicio resultars inocente.

Mira, en la culpa nac,

pecador me concibi mi madre.

Te gusta un corazn sincero,

y en mi interior me inculcas sabidura.

Rocame con el hisopo: quedar limpio;

lvame: quedar ms blanco que la nieve.

Hazme or el gozo y la alegra,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en m toda culpa.

Oh Dios, crea en m un corazn puro,

renuvame por dentro con espritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espritu.

Devulveme la alegra de tu salvacin,

afinzame con espritu generoso:

ensear a los malvados tus caminos,

los pecadores volvern a ti.

Lbrame de la sangre, oh Dios,

Dios, Salvador mo,

y cantar mi lengua tu justicia.

Seor, me abrirs los labios,

y mi boca proclamar tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:

si te ofreciera un holocausto, no lo querras.

Mi sacrificio es un espritu quebrantado;

un corazn quebrantado y humillado,

t no lo desprecias.

Seor, por tu bondad, favorece a Sin,

reconstruye las murallas de Jerusaln:

entonces aceptars los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarn novillos.

Salmo 51

Contra la violencia de los calumniadores

Por qu te gloras de la maldad

y te envalentonas contra el piadoso?

Ests todo el da maquinando injusticias,

tu lengua es navaja afilada,

autor de fraudes;

prefieres el mal al bien,

la mentira a la honradez;

prefieres las palabras corrosivas,

lengua embustera.

Pues Dios te destruir para siempre,

te abatir y te barrer de tu tienda;

arrancar tus races

del suelo vital.

Lo vern los justos, y temern,

y se reirn de l:

"mirad al valiente

que no puso en Dios su apoyo,

confi en sus muchas riquezas,

se insolent en sus crmenes".

Pero yo, como verde olivo,

en la casa de Dios,

confo en la misericordia de Dios

por siempre jams.

Te dar siempre gracias

porque has actuado;

proclamar delante de tus fieles:

"Tu nombre es bueno".

Salmo 52

Necedad de los pecadores

Dice el necio para s:

"No hay Dios".

Se han corrompido cometiendo execraciones,

no hay quien obre bien.

Dios observa desde el cielo

a los hijos de Adn,

para ver si hay alguno sensato

que busque a Dios.

Todos se extravan

igualmente obstinados,

no hay uno que obre bien,

ni uno solo.

Pero no aprendern los malhechores

que devoran a mi pueblo como pan

y no invocan al Seor?

Pues temblarn de espanto,

porque Dios esparce los huesos del agresor,

y sern derrotados,

porque Dios los rechaza.

Ojal venga desde Sin

la salvacin de Israel!

Cuando el Seor cambie la suerte de su pueblo,

se alegrar Jacob y gozar Israel.

Salmo 53

Peticin de auxilio

Oh Dios, slvame por tu nombre,

sal por m con tu poder.

Oh Dios, escucha mi splica,

atiende a mis palabras;

porque unos insolentes se alzan contra m,

y hombres violentos me persiguen a muerte,

sin tener presente a Dios.

Pero Dios es mi auxilio,

el Seor sostiene mi vida.

Te ofrecer un sacrificio voluntario,

dando gracias a tu nombre, que es bueno;

porque me libraste del peligro,

y he visto la derrota de mis enemigos.

Salmo 54

Oracin ante la traicin de un amigo

Dios mo, escucha mi oracin,

no te cierres a mi splica;

hazme caso y respndeme,

me agitan mis ansiedades.

Me turba la voz del enemigo,

los gritos del malvado:

descargan sobre m calamidades

y me atacan con furia.

Se me retuercen dentro las entraas,

me sobrecoge un pavor mortal,

me asalta el temor y el terror,

me cubre el espanto,

y pienso: "Quin me diera alas de paloma

para volar y posarme!

E