VIAJES

UNA RUTA ‘CON ENCANTO’ POR ALEMANIA

< RUTAS EN COCHE >

Valles del Rin y del Mosela, un recorrido en coche por la región de Renania-Palatinado

TEXTO Y FOTOS PEDRO GRIFOL

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D os caudalosos ríos, el Rin y el Mosela, surcan una de las regiones más hermosas de Alema-nia, Renania-Palatinado, a cuyas orillas se asoman varios pueblos medievales repletos de atractivos turísticos. Ciudades romanas, so-berbios castillos y extensos viñedos en vertigi-

nosa pendiente pintan un paisaje de ensueño… donde el verde tiene mil tonos. Lo mejor para recorrer la región es hacerlo en coche, y por etapas. Podemos emplear desde una semana hasta un mes, depen-diendo del tiempo que dispongamos. Y si bien las carreteras alema-nas ofrecen la posibilidad de pisar el acelerador a voluntad -ya que en algunos tramos no existe el límite de velocidad-, un viaje de placer no es eso. Lo recomendable es llegar vía ae-ropuerto de Frankfurt, alquilar un coche en el mismo aeropuerto, colocar el GPS en nuestro idioma (los nombres de los luga-res alemanes ya son bastante complicados como para hacer más esfuerzos) y poner rumbo a la histórica ciudad de Neustadt por la autovía (100 kilómetros). Probable-mente hay ya lugares encantadores que nos perdamos si viajamos por la autovía, pero para no perderse los ‘imprescindi-bles’... algo tenemos que sacrificar.

Neustadt es un buen lugar para empezar el viaje, tiene una Oficina de Turismo operativa que nos proveerá de mapas de la zona y rutas alternativas por carreteras secundarias sal-picadas de encantadores pueblecitos con encanto. La ciudad presume de tener el mayor número de casas con fachadas de vigas de madera entramadas y pintadas de rojo del Palatinado, así que podemos ir pensando en fotos pintorescas. Neustadt figura en los folletos turísti-cos como ‘la capital secreta del vino’; y como estaremos rodeados de bodegas, podemos empezar la ruta con alguna visita enológica para ir estimulando los sentidos e ir probando alguno de los vinos elabora-dos con la uva de culto de la zona, la Riesling.

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Postales: Una vista de los viñedos del Palatinado.

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Proseguimos el camino -ya no por la autovía- hasta la ciudad más antigua de Alemania (así figura en las guías), que tiene nombre ro-mano: Treverorum -ahora Trier (Tréveris en español)-, fundada por César en el año 50 a.C. La romana Tréveris (www.burgen-rlp.de) es ahora una metrópoli universitaria con más de cien mil habitantes y sede del Instituto Superior filosófico-teológico, herencia de uno de sus sobresalientes hijos que vio nacer: Karl Marx-. Naturalmente, como cualquier ciudad universitaria que se precie, a la caída de la tarde se ponen en funcionamien-to los locales para los estudiantes. No es Ber-lín... ¡pero hay mucha marcha!

CARRETERAS SORPRENDENTES El río Mosela recorre casi 200 kilómetros desde Tréveris hasta su desembocadura en el magnánimo Rin. Su curso sinuoso ofrece pai-sajes espectaculares en cada curva, no se cansa de dar vueltas y re-

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EL RÍO MOSELA RECORRE CASI 200 KILÓMETROS DESDE SU NACIMIENTO EN TRÉVERIS HASTA SU DESEMBOCADURA EN EL MAGNÁNIMO RIN

PARA DISFRUTAR DE LA RUTA PODEMOS EMPLEAR DESDE UNA SEMANA HASTA UN MES, DEPENDIENDO DEL TIEMPO QUE DISPONGAMOS

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vueltas que recortan laderas repletas de viñas. A 30 kilómetros de Tréveris, hacemos obligatoria parada en Leiwen para contemplar el gigantesco bucle que hace el Mosela. Subimos la cuesta -en coche- hasta el Hotel Zummethof, e instalados en el mirador, no hay que esperar mucho tiempo para ver pasar algún diminuto tren por la gi-gantesca panorámica que abarcan nuestros ojos. Parece que estemos ante el escaparate de una juguetería ocupado por una maqueta con trenes eléctricos que van y vienen entre puentes, túneles, ríos y montañas; y que atraviesan diminutas aldeas con campana-rio puntiagudo. En-trañable panorámica.

El Mosela descien-de hasta Coblenza para unirse al gran Rin. Decidimos hacer nuestro particular bucle por carretera y visitar algunos lu-gares de la orilla iz-quierda del Rin. A 20 km. de Coblenza -río arriba- ubicada en un remanso en forma de herradura, se en-cuentra la ciudad de Boppard, que luce un corte más clásico que los pequeños pueblos bañados por su afluente, el Mosela. El paseo por la ciudad, paralelo al Rin, ofrece un ambiente muy señorial, salpicado por terrazas de elegantes hoteles situados en primera línea de río, y flanqueado por los embarcaderos de los ferrys y algunas de sus bodegas más peculiares, como la Weingut Heilig Grab, la vinatería más antigua de las 10 familias que producen vino

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UN PUEBLO DE CUENTO

Bernkastel-Kues es uno de los coquetos pueblos con casas repintadas, tiestos en las ventanas, plazoletas con pilón y calles adoquinadas. Es una delicia deambular por sus calles, y también para disfrutar del turismo gastro-

enológico, ya que, instalado en las antiguas bodegas del Hospital St. Nicolaus, se encuentra la Mosel Vinothek (www.moselvinothek.de), un espacio dedicado a la cultura y cata de vinos con denominación Mosela, donde tenemos la oportunidad de catar más de 140

vinos diferentes (por el precio de 18 euros), y la posibilidad de contratar a un experto para que nos guíe en la cata. Todos los vinos están a la venta… Y si nos pilla la hora de comer, es el lugar ideal para probar la flammkuchen (pizza alemana) con nuestro vino elegido.

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en la ciudad, donde en un acogedor entorno ajardinado podemos sa-borear su peculiar vino Sagrado Sepulcro, y degustar algunos quesos de la zona. Para la vista panorámica (foto ineludible) hay que tomar el telesilla (www.sesselbahn-boppard.de) hasta el mirador Vierseen-blick, un trayecto de 20 minutos ‘sobrevolando’ viñedos y donde em-belesarnos con el soberbio panorama sobre el Rin.

El broche final del recorrido quisimos que fuera de leyenda, por eso conducimos 10 kilómetros, río abajo desde Boppar, hasta Sant Goar-hausen, para ver de cerca la roca Lorelei, una enorme peña de pizarra que obliga al río a girar bruscamente hacia el norte, que debe su fama a la leyenda relatada por los poetas románticos alemanes y que hoy forma parte patrimonio cultural de los lu-gareños de la zona. Cuenta la leyenda que en este alto promontorio, cuya pared cae a plomo sobre el río desde 132 metros de altura, vivía una mítica doncella de cabe-llos dorados (como es habitual en estos cuentos) cuyo canto era tan hermoso que distraía a los navegantes, y que atraídos por él acababan estrellando el barco con-tra las rocas. Una escultura de la bella rubia, preside la punta que penetra en el enorme Rin.

Frente a Lorelei, en la otra orilla del río, se yergue el castillo de Rheinfels. Se puede cruzar el río con el coche porque hay servicio de transbordadores, y merece la pena visitar el castillo más grande del curso del Rin. Su sorprendente tamaño; su estructura laberíntica; y sus túneles y pasadizos serán aliciente de sobra para imaginarnos cómo pueden ser las decenas de castillos me-dievales, algunos en ruinas y otros en perfecto estado de revista, que se asoman al curso del Mittelrheintal (www.welterbe-mittelrheintal.de), que es el Valle Alto del Rin Medio, otro de los destinos más atractivos del Rin Romántico. Pero eso ya es otro viaje. ·

Boppard: Tiene un corte más clásico que otros pueblos del Mosela.

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Si quieres descubrir los Valles del Rin y del Mosela y otros viajes Myway:

www.race.es

GUÍA DE VIAJE VALLES DEL RIN Y DEL MOSELA

CÓMO LLEGAR: Al aeropuerto internacional de Frankfurt vuelan, desde Madrid y Barcelona, casi todas compañías aéreas. En Renania-Palatinado también está el aeropuerto de Hahn. Se trata de una antigua base aérea estadounidense a la que la compañía de bajo coste Ryanair decidió dar un nuevo uso comercial valiéndose de su estratégica situación geográfica.

www.ryanair.com

CÓMO MOVERSE: Alquilar un coche para desplazarse es imprescindible para recorrer los Valles del Mosela. En el aeropuerto de Frankfurt (Terminal 2 / Planta 2) tiene todas las opciones imaginables (Avis, Europcar, Hertz, etc…). En Alemania no existe límite de velocidad, pero hay que estar

atento a las continuas señalizaciones porque las carreteras se reparan continuamente y la limitación para pisar el acelerador es constante.

DÓNDE ALOJARSE: En Neustadt algunos hoteles también son bodegas, como es el caso de Mugler Weinhotel, un coqueto hotel decorado en tonos claros y suelos de madera, con un floreado jardín perfecto para desayunar. .

www.weingut-mugler.de

En Tréveris, al ser una ciudad universitaria y muy turística, la oferta de hoteles es muy amplia. El hotel Deutcher Hof es una buena opción alejada del bullicio de la calle principal.

www.hotel-deutcher-hof.de

En Boppard, el Bellevue Rheinhotel es el hotel estrella ¡con 4 estrellas! La quinta generación de hoteleros

de la familia Gawel mantiene la excelencia de la belle époque y la imaginación del art nouveau en el histórico establecimiento situado en primera línea del paseo Rheinalle.

www.bellevue-boppard.de

DÓNDE COMER: Cerca de Naustadt se encuentra la pequeña localidad de Deidesheim, donde se encuentra el Deidesheimer Hof un conocido hotel-restaurante que tiene menús con ofertas regionales como Saumagen (elaborado con castañas) y el Schwarzer Hahn, un menú largo compuesto de varios platos a varios precios (70/80/90 euros). En el mismo pueblo se encuentra el Leopold Restaurant, que tiene una de las mejores cartas de vinos de la zona, incluidos los famosos vinos Spätburgunder (Pinot Noir) alemanes, elaborados por la

familia Knipser, maestros de los vinos tintos en Alemania.

www.deidesheimerhof.de

www.von-winning.de

Tréveris, como buena ciudad estudiantil que se precie, está plagado de lugares para comer; la terraza de la bodega Kesselstatt, frente a la catedral, puede que sea muy turística pero también es encantadora, y también se pueden visitar sus centenarias bodegas del sótano.

www.weinstube-kesselstatt.de

MERCADILLOS DE NAVIDAD: Si viajas en diciembre no puedes perderte los famosos mercadillos de Navidad, con las calles decoradas con adornos, llenos de coros y con músicos ambulantes. Disfrutar del sonido de las campanas durante el Adviento, los numerosos y de callejear e ir de compras. EN VIAJES RACE han preparado una escapada perfecta.

www.kuoni.es

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Boppard: El Bellevue Rheinhotel.

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